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EL CONFLICTO DE AUXILIIS.

GRACIA SUFICIENTE Y GRACIA EFICAZ

Después del Concilio de Trento, la reflexión teológica hubo de enfrentarse a dos graves
cuestiones. a) ¿Cómo explicar que la gracia suficiente tenga como resultado una genuina capacidad
para obrar el bien?; b) ¿Qué sentido tiene la libertad bajo la gracia eficaz? Las respuestas se dieron
en forma de polémica, la llamada controversia “de auxiliis”, con su dos alternativas. Se trata de una
discusión oscura, difícil de comprender para las mentes de nuestro tiempo. Es, sin embargo,
importante presentarla aquí, a fin de que, con la percepción de los caminos tortuosos que recorrió
la teología en el estudio de la relación entre gracia divina y la libertad humana, cobren sentido las
indicaciones de una teología que recupere el vigor bíblico y la centralidad trinitaria, en la que Dios
y el ser humano no se ven como rivales, sino como aliados en la construcción el Reino.

Por un lado, Domingo Bañez (+1604), dominico, profesor de Salamanca, respondía con la
teoría de la predeterminación física. El concurso divino para todo acto humano es anterior a tal
acto, la causalidad del Creador precede cronológicamente, en la forma de premoción, a la
causalidad de la criatura. Así, es gracia eficaz aquella predeterminación física que implica
infaliblemente la ejecución del acto salutífero, por sí misma y anterior al consentimiento de la
voluntad. La gracia suficiente se diferencia de la gracia eficaz: es la que el ser humano puede
rechazar, por no estar ligada infaliblemente al efecto. Pero sí el ser humano no la rechaza. Dios le
otorgará la gracia eficaz.

Esta teoría tiende a acentuar el teocentrismo de la gracia. Acusada de filocalvinismo,


explica bien la eficacia de la gracia, pero compromete seriamente la libertad humana (quien recibe
la gracia eficaz no puede dejar de convertirla en acto) y la real capacitación de la gracia suficiente
(pues sólo con ella, sería imposible el acto).

Por otro lado, Luis Molina (1535-1600), jesuita, profesor de Évora, en Portugal, respondía
con la teoría del concurso simultáneo. La causalidad divina no actúa sobre (o antes de la)
causalidad creada; sino que se ejerce con ella, al mismo tiempo que ella. No hay, por tanto,
concurso anterior o premoción. Dios y el ser humano son dos causas coordenadas y simultáneas,
incompletas y parciales, que concurren a la producción del mismo efecto. La prioridad de la causa
divino no es de tiempo (no es cronológica), sino de naturaleza (es ontológica9: La gracia eficaz y la
suficiente no se diferencian en su esencia. La misma gracia será eficaz o suficiente si el ser humano
consiente con ella (o disiente con ella). ¿Cómo se salvan, entonces, la iniciativa divina y la eficacia
de su gracia? Molina apela a la “ciencia media”: al dar la gracia, Dios sabe ya si el ser humano
consentirá o no; si consiente, será don de Dios, que escogió aquel orden en el que tal gracia será
acogida por el ser humano y, por tanto, Dios conoce de antemano como gracia eficaz.
En esta teoría, al contrario de la anterior, predomina la preocupación humanista. Acusada
de filopelagiana, deja a salvo la libertad humana, pero a costa de perjudicar la soberanía divina. De
hecho, es el ser humano, y no Dios, el que, a final de cuentas, hace eficaz la gracia con su opción
libre.

De forma sintética estos dos sistemas pudieran ser presentados así:

Molinismo Bañezianismo
Concepto Clave Scientia media Praemotio physica
Centros de interés La libertad humana La omnipotencia divina
Énfasis sobre la gracia suficiente Énfasis sobre la gracia eficaz
Confianza en la voluntad salvífica Necesidad de la predestinación del
universal de Dios individuo
Predestinación tras la previsión de los Predestinación antes de la
méritos del hombre (post praevisa previsión de los méritos del
merita) hombre (ante praevisa merita)
Problemas Pone en peligro la soberanía y la Pone en peligro la libertad y la
omnipotencia divinas responsabilidad humanas

La Inquisición Española, incitada por los dominicos, partidarios de Bañez, proyectaba


incluir en el Indice la obra de Molina. Éste, a su vez, tachó a su adversario de sospechoso de
luteranismo. La polémica se recrudeció, creando facciones entre la escuela dominicana y la jesuita.

Proliferaron ensayos para mediar el conflicto pero sin solución alguna. Aunque no son
trascendentes los ensayos al menos presentarlos esquemáticamente:

ENSAYOS DE MEDIACION
Nombre Representantes Principio unitario
Congruismo F. Suárez, Gratia congrua: la gracia resulta eficaz cuando es adecuada
R. Belarmino (congrua) al comportamiento del libre albedrío
Codeterminismo B. Mastrius, decretum condeterminans: el decreto de Dios que determina
teólogos la voluntad humana se da simultáneamente con el acto
franciscanos humano libre.
Sistema W. de Ysambert Oración: la gracia suficiente da la libertad de orar, y esa
sorbónico de la A. de Ligorio oración proporciona la gracia eficaz para los actos salvíficos
gracia difíciles
Agustinismo E. Noris, Gratia victrix: la gracia eficaz es el gozo en el bien producido
G. L. Berti por Dios, que se impone victoriosamente bajo la libre decisión
humana.

El papa Clemente VIII, en 1594, remitió el asunto al foro de la sede Apostólica y creó para
el estudio de la cuestión una comisión especial que se ocupó del tema durante nueve años. Cinco
veces, esta comisión propuso la condenación de la doctrina molinista, pero siempre la retuvo la
intervención del superior general de los jesuitas. Finalmente, el papa Paulo V hizo someter a
examen también la doctrina bañeziana dela premoción física. Después de intensos debates en los
que los seguidores de uno pedían la condenación del otro, el papa decidió, por el bien de la paz, no
condenar a ninguno. Y, en 1607, concluyó el proceso con la prohibición a los dos partidos de
censurarse mutuamente (DH 1997). Así las dos teorías se declararon aceptables. Pero, para evitar
que una nueva discusión exacerbase demasiado los ánimos, se decretó que cualquier publicación
ulterior de escritos sobre el problema de la gracia tendría que someterse a la concesión de un
permiso especial.

Como se ve, las dos teorías conducían, por caminos opuestos, al mismo callejón sin salida
de la antinomia entre la gracia divina y la libertad humana. Las dos estaban movidas por el mismo
vicio estructural, de índole más filosófico que teológico. Se aplican a una relación interpersonal
categorías que pertenecen a realidad de orden físico (causalidad eficiente, moción,
predeterminación física, anterioridad cronológica, etc.). Se imagina que entre Dios y el ser humano
fuese posible una especie de sinergismo que concibiese como homogéneas sus respectivas
causalidades (eficiencia parcial, concurso simultáneo entre Dios ye l ser humano equitativamente
repartido.

Sólo en el siglo XX, Sertillanges, contribuyó a encontrar una salida, con la renovación de los
estudios clásicos. Para él, Dios y el ser humano no son dos entidades homogéneas o simétricas. No
es, pues, posible la alternativa: o Dios o el ser humano. Dios trasciende infinitamente al ser
humano, no pueden ser mutuamente competitivos dos seres, cuando uno de ellos hace el otro ser.
Por consiguiente, la causalidad divina es diferente de la humana; no es un impulso físico, una
coacción, una intervención autocrática, como pretendía el bañezianismo; ni concurre en plan de
igualdad con la causalidad humana, como si fuese también una causalidad intramundana, como
sugeriría el molinismo. Dios, que trasciende la esencia del ser humano, trasciende también su
temporalidad; no es una causa anterior ni simultánea, en un sentido cronológico o mecánico. Su
acción procede de un presente eterno y atemporal. Así, el acto saludable/salvífico es totalmente
de Dios (que le da existencia, como causa primera y trascendental) y totalmente del ser humano
(que lo ejecuta, como causa segunda, categorial). La gracia, como acción de Dios, lejos de anular la
libertad, como acción humana, la fundamenta, la sustenta y dinamiza para el acto
saludable/salvífico que es, entera e indivisiblemente, atribuible a Dios y a ser humano.

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