Sei sulla pagina 1di 4

Humo Sólido 9.

Decir la imagen

El número 9 de Humo Sólido1 marca un momento de alta importancia en la historia (breve


pero intensa) de esta hoja de poesía. Es un número que nos marca por dos cosas: primera,
porque Mónica Martz es la primera mujer publicada en la hoja; y segunda, porque el
propósito que los editores, en conjunción con poetas y fotógrafos invitados (Yuri Valecillo,
Érick Marvaz, Rogelio Cruz, Beatriz González Lezama, Chay Martínez y Ana Karen Jiménez,
entre estos últimos) se esforzaron en estructurar, es ya un logro visible. Estamos, pues,
ante un producto que logra la cohesión poético-fotográfica.
Al respecto, no nos resulta ocioso repetir que Humo Sólido es un poemario
reproducido cinco mil veces y que por tanto existen también cinco mil copias de una
fotografía que golpea visualmente a más un lector por hoja. Ahora, por ejemplo, el juego
del espejismo en la fotografía de Bruno Bresani, da testimonio de lo visible y lo invisible:
Martz se mira en el humo y lo que está delante, lo que no está frente al objetivo pero que
el objetivo sí ve, responde. La imagen, luego, es un diálogo entre el sujeto y su entorno.
Una fotografía que me habla de lo desconocido oculto en lo obvio y de lo conocido
enrarecido.
Hablando ahora de los poemas de Mónica Martz: “Gracia primera”, poema
inaugural de esta edición, vuelve a lo que hemos reconocido en la primera cara de la hoja,
y advierte sobre la ruta que seguirán los textos que el lector está comenzando. llumina un
acantilado tormentoso: tormentoso de agua y tormentoso de sombra; sombra como
tejido de lianas. Posteriormente, Martz avanza a “otra” locación de reposo. Así dos
reposos se tejen también, el ya enunciado y el que sugiere Nimbus (segundo poema): el
“hotel de espesor de miedo”, sitio donde el sueño siempre ha sido resguardado y donde el
tiempo tarda en escurrirse. El letargo, la resaca, la lenta comprensión de un cuarto
habitado tantos años. Otra vez el agua; el agua siempre. El flujo. El trayecto. Martz
concluye: "debi ser volcán / imperceptible ". Una nota sobre el espejo para pensar todo lo
que pudo haber sido abrasado por algún incendio.
Cuando leo los dos últimos poemas caigo empero en una trampa o caigo una vez
en algo en lo que ya había caído. Al comentar el número 5 de Humo Sólido, en el cual el
poeta invitado es Roberto López Moreno, yo proponía que el arte más visual es la poesía.
Hoy, con la breve muestra del trabajo de Mónica Martz lo reafirmo. Analizar siquiera muy
superficialmente sus poemas obliga a un ejercicio casi fotográfico. En XXX, por ejemplo, la
imagen dice: "palpar tu triángulo (equilátero) / aspirar los espectros de tus vidas". Una
imagen de Dios consumiendo la vida humana, la vida nacida de ella y aspirada por lo
supremo. Y así cada verso.
Tarkosvki decía que lo que nos hace a imagen y semejanza de Dios es la capacidad
de creación. Reitero por ello que la poesía es un ejercicio divino. Quizá el ejercicio más
cercano a la Imagen (así con mayúscula). Esta selección de poemas de Martz nos acerca
hacia una animación, una entrega de vida a la palabra, que la poeta otorga también a los

11
Humo Sólido: cuando ya todo esté prohibido. Coordinación: Mario Guzmán / Daniel Olivares. // Poeta
número 9: Mónica Martz/ Fotógrafo Bruno Bresani.
elementos con los que cuenta para que avancen y caigan. La experimentación es evidente.
Los recursos líricos no son anticuados y hasta podría decirse que son refrescantes para el
objetivo de la propia Martz que -me aventuraré a decirlo- es invitarnos a ser conscientes
de la vibración de lo que nos rodea y de nosotros mismos; es decir: del dialogo de los
átomos y del dialogo del espíritu con el espíritu.
Cristian Galicia // CDMX 2017

Potrebbero piacerti anche