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Frustración y Manipulación

Todos cuando iniciamos una relación, sea de amistad, trabajo o pareja, esperamos que sea
retributiva. A la vez que deposito mis emociones positivas en el desarrollo de la misma,
también espero que ante los aportes que doy, me sea retribuido sea el mérito, el
reconocimiento o algo material (como en el caso del trabajo). Ahora bien, para que aparezca la
frustración por alguna de este tipo de relaciones, debe pasar tiempo, ya que seguirá una
dinámica que el afectado desconoce por completo.

El manipulador cuando inicia el acercamiento con la persona que elige para obtener sus
ganancias, siempre lo hace sobre la base de la modificación de la percepción sobre sí mismo,
no como es en realidad. Se presenta como un sujeto amable, agradable, con tendencia al buen
humor, siempre atento y gentil. El objeto de comportarse de esta manera, no es más que para
que la persona que será su objeto de utilitarismo, se enfoque en las facetas más positivas que
pueda mostrar, y deposite en él/ella la atención necesaria para cumplir sus objetivos. ¿Por
cuánto tiempo se conduce así? No es la misma temporalidad de un sujeto a otro, porque cada
quien presenta diversas defensas psicológicas que debe vencer, por lo que puede variar
considerablemente de una persona a otra.

Sin embargo, las primeras muestras de que se está enganchado a una persona, es cuando
empiezan requerimientos de cambio que no se refieren a la relación en sí misma, sino que se
refieren a cambiar aspectos de la persona manipulada. Esto se produce con más tendencia en
relaciones de pareja, en las de amistad, y en menor porcentaje en las de trabajo. Ya que la
persona manipulada no es consciente del cambio del que será objeto es para beneficio de su
contraparte, usualmente acepta los primeros pasos y proposiciones al que le induce el otro,
porque regularmente está amarrado a sugerencias del tipo “lo hago (o digo) por tu bien”, “se
te verá mejor”, “así no pensarán mal de ti”, “es porque te quiero tanto que te lo digo”, etc.
Incluso, cuando el manipulador realiza este tipo de sugestiones, sus palabras las dice sin mirar
a los ojos, sino que lo hace al aire, alejándose, o mirando a otra parte. Esto refuerza la idea en
el manipulado/a, ya que una frase escuchada al aire, la hace analizar y pensar sobre la misma,
como un eco en el espacio, lo que hace eco en su propia mente.

Si el manipulado/a realiza los cambios que le indicó su manipulador, entonces este tiene la
seguridad de que su cautivo psicológico está listo para empezar a hacer solicitudes más
exigentes. Es donde el manipulador se percata de que puede empezar a presentar parte de lo
que es, y dejar paulatinamente de mostrarse como el ser amable y genial que solía ser. De tal
manera que cuando su siervo/a se muestre resistente a cumplir alguna que otra requisición,
entonces ya puede mostrarse coercitivo, impidiendo que haga lo que desea hacer. Empiezan
los castigos emocionales al principio, y si no se doblega, las reprimendas irán creciendo cada
vez más.

Ya en esta fase, la persona manipulada se ha convertido en una víctima, sin saber exactamente
que lo es, porque su frustración la hará regresar una y otra vez a la misma relación, sufriendo
con ello el triple de daño emocional. La frustración no es más que la imposibilidad de satisfacer
una necesidad o un deseo, instalando un sentimiento de tristeza, decepción y desilusión que
esta imposibilidad provoca. Funciona en el ser humano para poder luchar y vencer aquellas
barreras para lograr lo que esperamos, sin embargo, en la manipulación funciona en deterioro
del manipulado/a.

Cuando se inició la relación con la persona de la que se es presa, esta mostraba inclinación
positiva a múltiples características de su víctima, le halagaba y premiaba, haciéndole sentir
bien. Conforme la persona se convierte en un cautivo psicológico de esta persona, no sabe que
eran simples herramientas emocionales que la subutilizaban para caer en esa dinámica. Meses
después, cuando la relación ya se ha convertido en coercitiva y dañina, se instala la frustración
en el manipulado, que sólo quiere retornar al tiempo en el que su manipulador la reconocía
constantemente. No encuentra respuesta a la eterna pregunta ¿pero qué pasó, por qué
reacciona así? Era una maravillosa persona al principio, ¿qué salió mal? Y sin ser consciente
decide: Tengo que recuperar a esa persona que me gustaba tanto al principio.

Así que la frustración le hace regresar una y otra vez, trabaja más tiempo, se viste de la forma
indicada, cumple con todos los requisitos, y sin embargo, su manipulador no se siente
motivado por ello. Al contrario, le hará realizar más y más trabajo excedente. Cuando la
persona se siente agotada, prefiere retirarse, trata de alejarse de esa relación dañina. Es donde
se produce el acercamiento de su manipulador que no la quiere “perder”, por las ganancias
que representa para sí, no porque tenga sentimientos propositivos hacia la persona que
manipula. La busca, encuentra, al principio será fácil, le prometerá el cielo, la luna y sus
estrellas, definitivamente se mostrará mal emocionalmente, haciendo caer las bajas defensas
psicológicas que su manipulado/a haya logrado formar. Así que al ver una ventana de
oportunidad para recuperar lo perdido, el tiempo invertido, el manipulado/a se hace la ilusión
de que “puede ser posible el cambio”, y regresa.

Puede que hayan algunos días de tranquilidad al regreso, pero, esto le da permiso al
manipulador a ser más coercitivo que al principio. En su ensoñación, quien sea el prisionero
psicológico-emocional, dará permiso a ser más vejado, humillado y lastimado. Al contrario de
recuperar, perderá cada vez que regrese a la misma relación, sin poder identificar qué le hace
regresar realmente, siendo el punto focal su propia frustración, aquella propiedad humana que
nos hace luchar para alcanzar algo.

Se altera su percepción del mundo, es casi imposible escuchar a otros alrededor que sean más
conscientes del problema porque se encuentran fuera del problema. Le será mucho más difícil
reconocer las variables del problema a resolver, y su toma de decisión se verá alterada. En el
agotador proceso, colabora a su propia anulación como persona.

Si se encuentra en una situación así, es recomendable preguntarse a sí mismo si lo que siente


es emocionalmente sano, intentando ser reconocido por alguien que no es capaz de hacerlo.
Ser un poco más lógico al considerar si sus esfuerzos se dirigen a una meta positiva, o si lo que
sufre en el proceso es más deterioro. Puede ser útil considerar objetivamente a la otra
persona, ¿realmente será capaz de reconocer algo más que no sea a sí mismo o las cosas que
hace o dice?

El camino para salir de una relación viciosa, es la objetividad, las preguntas lógicas que nos
lleven a considerar verdades que definitivamente no está viviendo. Si encuentra más
respuestas orientadas a que no se han cumplido ni el 25% de sus expectativas como persona,
considere cambiar de estilo de vida. Si le es difícil poder hacerse este tipo de cuestionamientos
objetivamente, apóyese en soporte terapéutico, así encontrará lineamientos más sólidos para
orientarse en acciones más positivas para su vida, así como a su bienestar y logro de metas.

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