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Universidad de La Frontera.

Facultad de Educación y Humanidades.


Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica.
Ordenamiento Territorial y Gestión Ambiental.

EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y LA
LEGISLACIÓN INDÍGENA EN CHILE: ÁREAS DE
DESARROLLO INDÍGENA Y EL CONVENIO 169 DE
LA OIT.

Autores:

Andrea Ulloa Benavente.


Jairo Nahuelpan Cereceda.
Roberto Marivil Llancao.

13-abril-2015
Introducción.

Dentro de las actual legislación en Chile se establecen ciertas garantías que


benefician a las poblaciones indígenas y tienen directa incidencia sobre el territorio y la
sociedad, en este sentido como marco legal actual se encuentra la ley Indígena
establecida en 1993 como parte de los nuevos planteamientos y política de la
Concertación de Partidos por la Democracia después de la transición post dictadura, esta
ley concede una regulación propia para los Pueblos Originarios y le asigna al Estado un rol
participativo en la generación de políticas públicas que ayuden al mejoramiento de la
situación de los indígenas y atender sus demandas, es por eso que se crea posteriormente
CONADI institución clave en la relación Estado y Pueblos Originarios. Es en esta relación
que para superar los altos índices de vulnerabilidad y pobreza presente en determinadas
áreas con presencia de población indígena, que se establecen las Áreas de Desarrollo
Indígena con el objetivo de potenciar estos territorios a través de una intervención del
Estado, la cual será guiada por los pueblos indígenas.

El año 2008 el Estado de Chile ratifica el convenio 169 de la OIT el cual establece un
reglamento que debe cumplir y generar el Estado en relación a los Pueblos Originarios
para favorecer su desarrollo y su fortalecimiento dentro de la sociedad chilena.

Ambos instrumentos legales y vigentes en Chile plantean el rol activo del Estado en
temáticas indígenas, además de entregar garantías y mayores derechos para los Pueblos
Originarios, dentro de este aspecto la autogestión y desarrollo sustentable de sus espacios
surge como políticas vinculada a la “autodeterminación” admitiendo su concepción del
territorio como un todo y cosmovisión como elementos claves en la permanencia de su
sociedad en la actualidad.

Es de acuerdo a estas aristas es que mediante el siguiente trabajo Analizaremos las


Áreas de Desarrollo Indígena y el Convenio 169 de la OIT y su relación con el
Ordenamiento Territorial, acercándonos a como estos instrumentos legales intervienen en
los pueblos indígenas y sus territorios, basándonos en la legislación, las investigaciones
relacionadas a dichas temáticas y en las instituciones responsables, para dar cumplimiento
al objetivo planteado.
1. Fundamentos legales de las Áreas de Desarrollo Indígena.

1.1. Fundamentos legales del Estado Chileno


Durante el transcurso del siglo XX y XXI, hemos asistido como sociedad a diversos
procesos reivindicativos de pueblos indígenas, que han contemplado importantes
elementos como recuperación de territorios, recuperación de derechos sociales y
ancestrales, entre otros, pero sin duda esta “deuda histórica” de los estados con “sus
pueblos originarios”, aún es grande y visiblemente, está lejos de encontrar un punto de
equilibrio; autores como José Bengoa llaman a este proceso “La emergencia indígena en
América Latina”, por cuánto, significa la rearticulación de los indígenas entorno a discursos
identitarios, de territorialidad y autonomía en un ambiente internacional propicio de
reconocimiento y sobre todo caracterizado por la serie de reformas constitucionales y
textos legales promulgados en los estados latinoamericanos relacionados a temáticas
indígenas.
raíz de lo anterior, la Ley 19.253 (Ley Indígena), promulgada en el Diario Oficial
el 5 de octubre de 1993 durante el gobierno de Patricio Aylwin, ha sido una de las
conquistas más importantes para los pueblos indígenas, recogiendo los planteamientos
hechos por las comunidades y organizaciones indígenas en más de 2.000 encuentros
sectoriales, comunales y regionales que culminaron con el Congreso Nacional de los
Pueblos Indígenas de Chile, realizado en Temuco entre el 16 y 18 de enero de 1991.
Esta ley proviene de las disposiciones del proceso para ratificar poner en el Convenio
Nº 169 de la OIT, dando paso con esto, al reconocimiento constitucional de los pueblos
indígenas. Este convenio delega en el Estado chileno el deber de ​consultar las medidas
legislativas y administrativas susceptibles de afectar directamente a los pueblos
originarios, estableciendo procedimientos apropiados de consulta a los pueblos
interesados, de buena fe y con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el
1
consentimiento acerca de las medidas propuestas . También hace referencia al derecho
consuetudinario de los pueblos originarios, estableciendo principios acerca del uso y
transferencia de las tierras indígenas y recursos naturales, junto con su traslado o
relocalización. Finalmente, se refiere a la conservación de su cultura y a las medidas
que permitan garantizar una educación en todos los niveles, entre otras materias.

Para el cumplimiento de dichas disposiciones es que nace en 1993 bajo el alero


de la Ley Indígena 19253, que tiene como objetivos la promoción, la coordinación y la
ejecución de la acción estatal de los planes de desarrollo de las personas
pertenecientes a los pueblos indígenas de Chile. Con el fin de fomentar ese desarrollo
es que nacen las ADI o áreas de desarrollo, surgiendo como un modelo de focalización
1
http://www.consultaindigenamds.gob.cl/qconvenio.html
de la oferta pública en un territorio determinado, de acuerdo a las prerrogativas
legales establecidas en la Ley Indígena. Desde su declaratoria y posterior puesta en
funciones se han realizado esfuerzos, tanto desde la institucionalidad pública local
especializada en materia indígena, como desde las dirigencias indígenas, por ampliar la
participación indígena y otorgarles un marco que implique una verdadera concertación
de actores territoriales en su estructura. Dichos esfuerzos han implicado
modificaciones, entre otros aspectos, a su funcionamiento original, la inclusión de
actores indígenas que no estaban desde un comienzo, y la expulsión de actores
empresariales por presión de los dirigentes indígenas.

Bajo esta lógica se han creado desde la década de los 90´ las siguientes ADI:
● Jiwasa Oraje (03/2001): I Región.
● Alto Andino Arica Parinacota (11/2004): I Región
● Atacama La Grande (03/1997): II Región.
● Alto el Loa (10/2003): II Región
● Te Pito o Te Henua (06/2004): V Región
● Lleu Lleu (03/2001): VIII Región
● Alto Bio Bio (03/1997): VIII Región
● Lago Budi (03/1997): IX Región
● Puel Nahuelbuta (08/2004): IX Región
● Cabo de Hornos (en trámite): XII Región.

En cuanto a las disposiciones legales sobre su funcionamiento, destacan los siguientes


artículos que se desprenden de la ley indígena N° 19.253, que nos aportaran al análisis de
la importancia sobre las áreas de desarrollo indígena:
● Artículo 26, párrafo 2: Delimitación por parte del Ministerio de Planificación,
acerca de qué es un ADI y las disposiciones a considerar para otorgar su
nombramiento.
● Artículo 27: Sobre las disposiciones al planificar en un Área de Desarrollo indígena,
y con quienes se trabaja.

2. Importancia.
2.1. Importancia de las Áreas de Desarrollo Indígena.

La aplicación de Áreas de Desarrollo Indígena (ADIs) implica una forma directa de


políticas públicas y sociales que apuntan principalmente al mejoramiento de la calidad de
vida de los Pueblos Originarios emplazados en espacios seleccionados, que posean una
alta densidad poblacional y una alta tasa de vulnerabilidad, lo que radica en una
importancia del contexto y del entorno en la aplicabilidad de dichos programas y
proyectos.
Desde las políticas publicas la creación de las Áreas de Desarrollo Indígena velan
por generar una integración progresiva de los individuos de las comunidades al contexto
neoliberal y al afán de progreso generando desarrollo igualable al resto del país,
“Pareciera que los Estados pretenden poner en práctica como si fuera lo mismo, las
“políticas contra la pobreza” y la promoción de los “derechos indígenas”. Es así como
tratan esta problemática en el uso de estas figuras legales” ​(Velasco, 2001) ​vale decir que
los fundamentos de las políticas desde el estado reciben cierto trato homogeneizador
hacia los pueblos originarios, no estableciendo una diferenciación de acuerdo a su cultura
o su contexto, poniendo en práctica políticas afines al Estado y al mercado con enfoque en
el rol activo que puedan asumir los individuos vale decir incorporar a territorios atrasados
al contexto nacional e internacional para ejecutar dentro de estas modelos de desarrollos
que logren desarrollo económico. En este sentido el territorio asumirá un rol activo y su
contexto permitirá que las políticas del Estado se establezcan con mayor prioridad.
Es por eso que dentro de las bases de su programa, la ley Indígena establece
ciertos criterios que deben presentar los territorios para la aplicación de las ADIs como
por ejemplo:

• Ser espacios territoriales en que han vivido ancestralmente las etnias indígenas.
• Alta densidad de población indígena.
• Existencia de tierras de comunidades o individuos indígenas.
• Homogeneidad ecológica.
• Dependencia de recursos naturales para el equilibrio de estos territorios, tales
como manejo de cuencas, ríos, riberas, flora y fauna.

Dentro de estas áreas la importancia de la participación originaria se hace presente


en la coordinación y decisión de que políticas se pueden aplicar y que medidas son las más
acordes al territorio, dando un gran énfasis a la participación de la población que se
encuentre dentro de estos espacios, además de contar con representación, es decir existe
un consejo y un presidente del área los cual representa a las comunidades que se
encuentren dentro de este.

Por su parte el Estado a través de sus instituciones establece una coordinación de


que proyectos se deben desarrollar y dirigir para el logro de objetivos socioeconómicos
para la población, en el plan y desarrollo de las ADIs el estado ejerce un control desde su
punto de vista, la entrega de un rol activo a los pueblos originarios no significa que posean
la capacidad de auto sustentarse o gozar de autonomía, por lo tanto el estado es el que
planifica y maneja desde arriba dichos programas. CONADI es una de las instituciones en
orden mayor de importancia para la aplicación de sus programas de tierras o Chile
Indígena, así como también otras instituciones del estado pueden ejecutar y desarrollar
programas atendiendo las diferentes áreas que sean necesarias como el plano económico,
social o cultural.
El recurso suelo se vuelve indispensable a la hora de generar políticas tanto como
recurso escaso y también limitado, por lo cual la entrega de tierras y generación de
gestión eficiente se vuelve indispensable dentro del territorio comprendido, este territorio
visto como área de tierras divididas y de propiedad privada, pero con recursos cuya
capacidades pueden ser explotables y gestionables mediantes modelos de desarrollos o
actividades productivas como la agricultura, ganadería e incluso el turismo étnico.

2.1.2. Importancia dentro de las comunidades.


El territorio es pilar fundamental de los Pueblos Originarios tanto como la
toponimia que poseen estos espacios así como también para el desarrollo de su forma de
vida, por lo cual el desarrollo de las ADIs se sustenta en una visión dual tanto desde una
mirada desde los Pueblos Originarios y de la institucionalidad ya que el territorio no solo
equivale a un pedazo de tierra con fines económicos, sino un lugar de residencia y arraigo,
por ejemplo: ​“Los pehuenches utilizan sus tierras como un espacio de vivienda o de
residencia, no como unidades productivas que den vida económica a las comunidades, por
lo que sus territorios se han convertido en lugares de “estacionamiento” y“refugio
cultural” de ancianos y niños, desde donde emigra temporalmente parte de la población
activa, para trabajar en actividades forestales, agrícolas y de servicios en los centros
urbanos.” (​Azocar, Sanhueza, Aguayo, Valdés; 2002)

El papel y relevancia de esta política radica principalmente en la capacidad de


autogestión y autodesarrollo de su territorio, vale decir que las mismas comunidades
cumplen un rol activo en el desarrollo de estas, como actores que puedan orientar los
tipos de desarrollo que se ejecuten en sus espacios, además de hacer un uso sustentable y
racional de sus suelos, considerando el respeto y cuidado de los recursos naturales que se
dispongan. Otro aspecto que se considera es el desarrollo de la identidad territorial al
resguardo y al cuidado de esta, con tal de promover el arraigo cultural.

2.1.3. Fines Socioeconómicos.

Dentro de los objetivos de los programas de la ADIs los que cobran mayor
relevancia son los que apunten al desarrollo económico de la población, de acuerdo a las
características de estas, presentando un alto grado de vulnerabilidad social, por lo tanto
se orientan a la superación de la pobreza y al fortalecimiento del emprendimiento,
entregando ayuda y financiamiento para la mejora de los procesos de autoproducción de
sus tierras, además de proyectos de producción local con una orientación étnica y cultural
al igual que al mejoramiento de la agricultura y ganadería familiar, la artesanía u otras
actividades que se quieran ejecutar, programas que como ya lo mencionamos consideran
la orientación que la población quiera darle a su territorio.

Otro aspecto importante es el acceso a tierras con desarrollo productivo a través


de CONADI, los cuales se enmarcan dentro de la principal demanda de los pueblos
originarios, por lo tanto el rol que juega la tierra y disponer de esta es esencial para el
logro de los programas que se implementen dentro del territorio considerado como área
de desarrollo indígena, pero la tierra no se considera como recurso comunitario sino como
propiedad privada, por lo cual la entrega de tierras le corresponderá a cada familia desde
el punto de vista de lo particular.

Dentro del desarrollo de la población se establece la necesidad de dotar al


territorio de una mejor salud, mayor conexión vial dentro de esta mediante proyectos de
vialidad, y la mejora en la educación mediante el apoyo a los establecimientos
educacionales inmersos dentro del área además de incentivar y aplicar los programas de
EIB (Educación Intercultural Bilingüe) y la entrega de becas con el fin de dar un apoyo a las
familias indígenas.

2.1.4. Áreas de Desarrollo Indígena actuales a nivel nacional.


Fuente: CONADI

2.1.5. Áreas de Desarrollo Indígena en la región de La Araucanía.


Fuente: CONADI.

2.2. Importancia de la OIT.

Desde su puesta en marcha el estado de chile ha debido replantear sus políticas y


considerar elementos que no se tenían en cuenta dentro de la legislación, el convenio 169
cobra relevancia dentro de los pueblos originarios con un rol trascendental a la hora de
plantearse frente al estado, estableciendo al convenio como una herramienta que consta
de derechos que deben ser considerados y ejecutados por el estado hacia sus pueblos
originarios, y asumiendo un respeto y protección de sus culturas su sociedad y sus
territorios.

Uno de los cambios que plantea el convenio 169 de la OIT y que radica en un nuevo trato
es de considerar a los indígenas como pueblos y no como etnia lo que entrega mayores
facultades y consideraciones a una denominación con características más complejas.
La consulta indígena establece que los Pueblos Originarios sean capaces de decidir
qué proyectos se aprueban o desaprueban dentro de su territorio teniendo en
consideración los impactos que estos puedan generar, dichos proyectos pueden ser de
orden público orientados a programas y políticas socioeconómicas y de orden privado
orientado a la inversión de capital o emprendimiento. Es por eso que la importancia del
convenio radica en una participación directa de los pueblos originarios en decidir si
mismas, es decir un derecho a la autodeterminación, y es deber del estado priorizar que
cada artículo y punto del convenio se ejecuten y se respeten, en el plano social, cultural,
religioso, económico y territorial. Dentro de las políticas actuales del gobierno está la
pronta creación de un Ministerio de Asuntos Indígenas la cual permitirá dotar al estado de
una institución que sea capaz de responder satisfactoriamente a los pueblos originarios,
en este proceso se consideró la consulta indígena como un instrumento del convenio que
considera la participación en la creación de dicha institución. Otro aspecto que toma
relevancia es la capacidad de autogestión territorial en la capacidad de protección del
entorno y los recursos naturales lo que radica en mantener la cosmovisión indígena de la
importancia del medio y de la naturaleza.

Por lo tanto el convenio 169 en una herramienta que sirve de intermediario en la


relación Estado -Pueblos Originarios, estableciéndose en las bases del derecho de los
pueblos sobre sus territorios, en este sentido es que este convenio ha sido una barrera en
los procesos de inversión e interés del poder privado y público como lo es el caso de la
Multigremial de la Araucanía y Corma.

3. Instituciones responsables de aplicar las ADIs y Convenio 169 de la OIT.

Dentro del estado el rol activo en el desarrollo de las ADIs la cumple la CONADI,
Corporación Nacional De Desarrollo Indígena dependiente del Ministerio de Desarrollo
Social, institución que cumple un rol fundamental en la atención de las demandas y
derechos de los pueblos originarios en chile, tras su puesta en marcha en 1995 amparada
en la ley indígena se estableció la creación de tres primeras áreas de desarrollo indígena,
Atacama Grande en la región de Antofagasta, Alto Biobío en la región del mismo nombre y
El Budi en la región de la Araucanía atendiendo a población Atacameña, Pehuenche y
Mapuche respectivamente. Posteriormente ese número creció de acuerdo al estudio
nacional y las altas tasas de vulnerabilidad en otros territorios. La última incorporación y
creación de un área de desarrollo indígena se focalizó en Ercilla región de La Araucanía en
poblaciones mapuche el año 2012, favoreciendo a 37 comunidades de la comuna dado el
alto grado de pobreza y conflictividad que iba en aumento en la zona. CONADI en
conjunto con los gobiernos regionales y el consejo presidido por un presidente que
representan a cada territorio de las ADIs son los encargados de planificar e implementar
las políticas focalizadas que se ejecuten dentro de las comunidades o lugares, con un
enfoque múltiple en el plano social, económico y cultural.

Dentro de su reglamento el convenio 169 se plantea que: “Los gobiernos deberán


asumir la responsabilidad de desarrollar, con la participación de los pueblos interesados,
una acción coordinada y sistemática con miras a proteger los derechos de esos pueblos y a
garantizar el respeto de su integridad.” (Art. II, punto 1), por lo tanto en la responsabilidad
de velar de que el convenio se ejecute y se respete la responsabilidad cae en el estado y
sus instituciones derivadas, el convenio se tuvo que ajustar a la legislación y a la estructura
del estado, por lo cual cada institución debe respetar la reglamentación y es deber del
ministerio de desarrollo social a través de CONADI, actualmente como institución de
asuntos indígenas, regular el cumplimiento del convenio 169 de la OIT.

4. El ordenamiento territorial y su relación con las Áreas de Desarrollo Indígena y el


Convenio 169 de la OIT.

Remontándonos a aspectos históricos a lo largo de la intervención del Estado de


Chile en las formas de vida de la población originaria, sobre todo en la mapuche, es
preciso señalar un aspecto coyuntural que no deja de ser menor, las políticas
implementadas a partir del proceso de radicación del territorio indígena, con todas los
efectos de despojo, robo y muerte que trajo consigo y que vino a suplir una de las
principales necesidades que el Estado de Chile requería para su consolidación, el
territorio. Por cierto este proceso no estuvo alejado de la realidad latinoamericana y tal
escenario de reestructuración del territorio, que había dado sus inicios hacia fines del siglo
XIX y principios del XX, se mantuvo latente durante los 90´ y perdura hasta nuestros días.

En relación a aquello el gobierno de Chile ha implementado a lo largo del tiempo


distintas políticas que buscan el fomento de ​“espacios territoriales determinados en los
cuales los órganos de la Administración del Estado deben focalizar su acción para el
mejoramiento de la calidad de vida de las personas de origen indígena que habitan dichos
territorios” (​Áreas de Desarrollo Indígena (s.f) Recuperado el 12 abr. 15 de:
http://www.conadi.gob.cl/index.php/nuestra-institucion/areas-de-desarrollo-indigena​)​, ​pese a ello su
forma legal se estructura a partir de la promulgación de la Ley Indígena N° 19.253 que ya
hemos explorado.

Por otro lado lo referido al Convenio 169 de la OIT ratificado en Chile hacia el año
2008, siendo uno de los últimos países en hacerlo, tiene también sus orígenes en los
distintos problemas territoriales que los pueblos originarios, sobre todo los mapuche,
arrastran a través de los años, además de problemas histórico, culturales, educacionales,
judiciales entre otros. De alguna u otra manera las distintas políticas implementadas por el
Estado de Chile para los pueblos originarios tienen su base en el problema del territorio y
las distintas demandas históricas de los pueblos involucrados, además de regular,
fomentar y utilizar de manera coherente y sustentable los espacios indígenas, aportando
también a su desarrollo e integración al resto del país.

Por último y no por ello menos importante es preciso señalar aquellas


apreciaciones que el propio indígena posee acerca de la implementación del ADI y el
Convenio 169 de la OIT en su territorio, considerando que tales políticas afectan
directamente sus formas de vida y su desarrollo en el territorio. Es importante entonces,
tener presente todas estas aristas que insertan tanto a las políticas estatales como las
miradas originarias acerca de la utilización y resguardo del territorio, no olvidando el
pasado, construyendo el presente y mirando al futuro.

4.1. El Área de Desarrollo Indígena y el Ordenamiento Territorial.

Las Áreas de Desarrollo Indígena nacen legalmente a partir de la Ley Indígena N°


19.253, aunque como hemos dicho existen diversos instrumentos jurídicos y leyes de
orden nacional e internacional que determinan su aplicación, tal como hemos explicado
en los apartados anteriores, sin embargo, es preciso establecer la estrecha relación que el
ADI sostiene con el OT de espacios determinados en territorios indígenas, involucrando
desde aspectos como las costumbres hasta los de índole más ambientales, aspectos que
en su complejidad pretenden ser regulados y organizados bajo políticas estatales
generando constantes diferencias con los espacios territoriales de las comunidades.

Ya hemos establecido que uno de los principales problemas en los cuales se


sustentan las políticas gubernamentales a nivel nacional tienen su origen en desarrollar de
la mejor manera posible aquellos aspectos referidos a la propiedad y el ordenamiento
territorial que afectan directa y principalmente a comunidades indígenas, aunque también
es preciso tener presente a los propietarios no mapuche, que habitan tras un proceso
histórico en dichos territorios. Ante este escenario las Áreas de Desarrollo Indígena vienen
a ser mecanismos legales a través de los cuales se constituye el territorio y las diversas
aristas que lo conforman. De manera concreta la Área de Desarrollo Indígena ​“contempla
el concepto de ser territorios que a través de una adecuada gestión con protagonismo
indígena, puedan ser la expresión concreta de un desarrollo desde la perspectiva del
autodesarrollo y/o la autogestión”​. ​(​Áreas de Desarrollo Indígena (s.f) Recuperado el 12
abr. 15 de: h​ ttp://www.conadi.gob.cl/index.php/nuestra-institucion/areas-de-desarrollo-indigena​)
De esta manera la ADI se plantea diversos objetivos que se ven reflejados de
manera concreta en el territorio, entre ellas la solución de problemas de agua y tierras
además de la reafirmación de aspectos identitarios y organizacionales propios de los
pueblos originarios, de igual forma pretende una adecuada gestión y encauzamiento de
estas problemáticas que fomenten el protagonismo indígena, permitiendo de esta
manera, el desarrollo ​“desde la perspectiva del autodesarrollo y/o la autogestión” (​Áreas
de Desarrollo Indígena (s.f) Recuperado el 12 abr. 15 de:
http://www.conadi.gob.cl/index.php/nuestra-institucion/areas-de-desarrollo-indigena​).

Las ADIs promueve estrategias de ordenamiento y planificación referidos al


escenario mundial de utilización de los espacios, entendiéndolo como un bien escaso,
además que resulta relevante promover un correcto desarrollo del territorio fomentando
la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, en relación a la globalización a la cual
se encuentra sujeto este proceso de desarrollo, la ADI se propone objetivos que permitan
también fortalecer las estrategias promovidas en el territorio, fomentando una pequeña
economía ya sea agropecuaria, artesanal y turística. Sin embargo también promueve el
importante aporte del contacto cultural con los pueblos indígenas, considerando sobre
todo su conocimiento, sus relaciones con el hábitat y las prácticas territoriales. Este
organismo forma parte de un desarrollo estratégico que según la CONADI contribuye, sin
duda, a un Desarrollo de la Identidad, es así que “el territorio asume importancia
estratégica, entendiendo por territorio en espacio geográfico con actores sociales y como
un patrón espacio/ tiempo que refleja la relación entre naturaleza y sociedad” ​(​Áreas de
Desarrollo Indígena (s.f) Recuperado el 12 abr. 15 de:
http://www.conadi.gob.cl/index.php/nuestra-institucion/areas-de-desarrollo-indigena​), de tal
manera que es imposible pensar un desarrollo con identidad sin una base territorial.

4.2. El Ordenamiento Territorial y el Convenio 169 de la OIT.

El Convenio 169 de la OIT, luego de su promulgación, ha sido ratificado por distintos


países latinoamericanos en el transcurso del tiempo, siendo Chile uno de los últimos en
hacerlo hacia el año 2008. Dentro de los principales impactos que el Convenio 169
presenta para los Pueblos Originarios se encuentran el derecho que estos poseen sobre el
territorio y la libre determinación sobre sus espacios, incluyendo también los recursos
naturales presentes en su territorio, determinando de esta manera políticas de carácter
consultivo que permita a los pueblos la utilización, administración y preservación de su
territorio. De manera general es posible evidenciar bajo los distintos artículos los
siguientes análisis referido a los artículos 13 al 16 presentes en este Convenio y que dan
cuenta de su determinación para con el territorio de los Pueblos Originarios (Aylwin,
2014):

A. En primer lugar a través del art. 13.1 que establece el deber de los gobiernos a
“respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los
pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios, o con ambos,
según los casos, que ocupan o utilizan de alguna u otra manera, y en particular los
aspectos colectivos de esa relación”. En relación a ello y de acuerdo a los presente
en Chile desde su ratificación, es posible evidenciar una serie de avances entre
ellos el fortalecimiento de las Áreas de Desarrollo Indígena en cuanto al fomento
del desarrollo de los Pueblos Originarios en la utilización de su territorio, de igual
forma y anexo a la ratificación del Convenio 169 de la OIT se encuentra el derecho
a consulta de los Pueblos Indígenas. En el ámbito netamente territorial la gestión
de compra de tierras por parte de la CONADI, para aquellos pueblos que se
encuentren en conflicto y reclamo de sus territorios ancestrales. Y de acuerdo a las
políticas de fomento en el desarrollo de las poblaciones indígenas, se incentiva por
parte del gobierno los programas de PDTI y PRODESAL por medio de INDAP,
siendo el primero el orientado primordialmente al desarrollo del territorio de la
población indígena.
B. En cuanto al art.14 del Convenio 169 de OIT, Aylwin (2014) señala que “reconoce
los derechos de propiedad y posesión sobre las tierras que tradicionalmente
ocupan”. Sin dudas que este derecho es de carácter histórico, y trasciende aquellos
aspectos jurídicos entregados a la población indígena en el proceso de radicación y
entrega de títulos de merced a las reducciones. Este es uno de los principales
problemas que se ha mantenido en el tiempo y permanece latente hasta nuestros
días, ​“el drama del desarraigo, de vivir en lo propio, pero reconocido jurídicamente
como ajeno, porque el sistema legal que ampara la propiedad no reconocería la
ocupación histórica”​ ​(​Azocar, Sanhueza, Aguayo, Valdés; 2002)
C. De acuerdo al art.15 referido netamente a los derechos de los pueblo indígenas
sobre los recursos naturales, que según lo establecido en el citado convenio,
permite la utilización, administración y conservación de los recursos, de igual
manera se hace referencia a aquellos recursos del subsuelo que según la
constitución pertenecen al Estado, referente a ello se deben establecer políticas
consultivas que determinen su explotación. El gobierno de Chile, si bien ha
realizado dichas consultas, muchas veces quedan plasmadas en el papel y
finalmente terminan realizándose dichos proyectos que afectan el territorio, de
igual manera carecen de una real consulta pues se basan en instrumentos
burocráticos y poco entendibles para la población indígena, partiendo de un
aspecto básico como es la consulta en la lengua materna de cada Pueblo
Originario.

d. Por último el art. 16 determina que “los pueblos interesados no deberán ser
trasladados de las tierras que ocupan” y “sólo deberán efectuarse con su
consentimiento, dado libremente y con pleno conocimiento de causa” Uno de los
aspectos más discutidos en torno a este punto, es aquello referido a la reubicación
de comunidades indígenas que tras el proceso de recuperación territorial o por el
asentamiento de algún megaproyecto son prácticamente obligados a dejar su
territorio a cambio de alguno con igual valor comercial, pero que carece de la
identidad territorial sobre el espacio habitado, de esta manera el Estado de Chile
despreocupa los aspectos culturales e identitarios sobre el territorio.

Discusión.

Las políticas indígenas en Chile en general tienen un enfoque que tiende al


desarrollo ruralista y campesina, olvidando en ocasiones que producto de los procesos
vividos luego de la transformación del modelo económico mapuche, un gran porcentaje
de indígenas han sobrevivido al alero de las ciudades y lo que estas por décadas le han
ofrecido; para este grupo las políticas han estado durante la implementación de la ley
indígena, dormida en los laureles, las cuales quizás tenga su cuota de desarrollo en las ADI
de la zona norte de nuestro país; sin contar que la implementación de políticas por la
restitución de tierras y restitución de derechos culturales y políticos ancestrales, tiene una
seria cuota de retraso.
Hay dos concepciones sobre participación y territorialidad deben entenderse
insertas dentro de un modelo de multiculturalismo de Estado, en proceso en Chile desde
principios de los años noventa del pasado siglo. ¿Pero es correcto hablar de
multiculturalismo y de una implementación de políticas para un desarrollo indígena, sin
tener una consulta debida con los actores directos? Para este tipo de acciones, no sólo es
importante ver el capital monetario a invertir, hay un factor más importante que son las
concepciones culturales que los indígenas puedan tener sobre sus territorios, de esto
dependerá como se implementen las políticas sobre los territorios de las ADI; sin tener en
cuenta este factor, las diversas iniciativas (programas, proyectos y en la práctica
gubernamental) y que configura un tipo de sujeto indígena que el gobierno quiere
proyectar, no tendrán resultados. Hay un serio peligro en ello, puesto que las políticas en
Chile vienen desde el poder central, desde arriba, sin consultar debidamente a los
indígenas.

No hay duda alguna que los problemas territoriales presentes en nuestra


cotidianidad y que involucran a los Pueblos Originarios, no solo en Chile sino en gran parte
de Latinoamérica, son problemas que han trascendido a través del tiempo por causas y
consecuencias por todos ya conocidas, pues bien estos problemas se centra
principalmente en aspectos relacionados al territorio de los Pueblos Originarios, a los usos
que el Estado pretende dar a cada uno de ellos y aquellos territorios legítimamente
indígenas pero que se encuentran en posesión de particulares.

Ante estas problemáticas surgen los distintos instrumentos de planificación de


carácter indígena que aquí hemos analizado, instrumentos que presentan distintas aristas
y aspectos de los cuales es preciso establecer que:

-Son instrumentos de carácter estatal, que si bien promueven la conservación de aspectos


propios de la cultura y su identidad, además de sus derechos, carecen de una legitimidad,
pues velan por los intereses propios del Estado o el gobierno de turno.

-Si bien permanecen vigentes en Chile, poseen una escasa relevancia en comparación con
otras normativas. Son, por tanto entes reguladores de orden público, que muchas veces
promueven las acciones del orden privado.

Bibliografía.
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http://www.conadi.gob.cl/index.php/nuestra-institucion/areas-de-desarrollo-indig
ena
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