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ISBN 950-23-1451-4
1. Biometriales. I. Título
CDD 612.015
Eudeba
Universidad de Buenos Aires
Impreso en la Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
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1. Introducción a los biomateriales
En los años 70, la serie televisiva El hombre nuclear (The Six Million
Dollar Man) contaba la historia del astronauta Steve Austin (protagoniza-
do por Lee Majors), quien, tras haber sufrido un accidente en el cual per-
dió ambas piernas, un ojo y un brazo, recibió implantes artificiales que
resultaban inadvertidos visualmente, pero que le permitían correr a más
de 100 kilómetros por hora, ver con la precisión de una mira telescópica y
levantar objetos de varias toneladas. Cada capítulo de la serie comenzaba
con una voz en off que decía: “Steve Austin. Astronauta. Su vida está en
peligro. Usaremos la más avanzada tecnología para convertirlo en un
organismo cibernético, poderoso, superdotado”. El hombre nuclear cons-
tó de 103 episodios emitidos entre 1973 y 1978 [1].
En esa época, todos quienes miraban la serie estaban convencidos de
que se trataba de ciencia-ficción. Sin embargo, muchos de ellos no deja-
ban de preguntarse dónde terminaba la ciencia-ficción y dónde comenza-
ba el hecho científico.
Ya han pasado 30 años y en la actualidad es muy frecuente encontrar-
nos con personas que tienen alguna parte de su cuerpo reparada o reem-
plazada artificialmente (prótesis de cadera, implantes dentales, lentes
intraoculares, etc.) con el empleo de componentes fabricados con bioma-
teriales. Ahora sabemos que esto no se trata de ciencia-ficción, pero la
pregunta que hoy nos formulamos es ¿hasta dónde puede llegar la ciencia
en la elaboración de estos dispositivos biomédicos que permiten una me-
jor calidad de vida?
Los biomateriales están preparados para ser utilizados en los seres vi-
vos. Es un tema que tiene un auge indiscutible en la actualidad y que ha
experimentado un espectacular avance en los últimos años, motivado fun-
damentalmente por el hecho de que la esperanza de vida de la población
aumenta de forma considerable. Según datos de las Naciones Unidas [2],
7
dentro de unos cinco años es muy probable que haya más personas de más
de 60 años que niños de menos de 15. Hoy en día una de cada diez perso-
nas tiene 60 años o más, pero en el año 2050 se prevé que será una de
cada cinco. También se prevé que el número de personas que tendrán 80
años se multiplicará por cinco [3]. La longevidad masiva tiene implican-
cias muy importantes relacionadas con mantener la calidad de vida, y ello
implica que harán falta más y más dispositivos biomédicos fabricados con
biomateriales.
En la actualidad, más de cincuenta millones de personas en todo el
mundo tienen implantado algún tipo de prótesis y es un hecho bien cono-
cido en nuestra sociedad la utilidad y necesidad de todo tipo de implantes,
siendo relativamente frecuente que conozcamos algún caso de familiar o
amigo que esté utilizando algún dispositivo biomédico.
Utilizar biomateriales para reconstruir partes dañadas del cuerpo
humano es una realidad, y para ello deben cumplir una serie de condicio-
nes y asegurar una determinada duración. Por otra parte, tienen que apor-
tar las prestaciones específicas que requiera la aplicación a la que vayan a
ser destinados. Hasta hace relativamente poco tiempo, los biomateriales
eran esencialmente materiales industriales seleccionados con el criterio de
que fueran capaces de cumplir ciertos requisitos de aceptabilidad biológica.
Sin embargo, en la actualidad muchos de ellos son diseñados, sintetizados
y procesados con el único fin de tener una aplicación en el campo médico.
Todos estos factores han impulsado un gran avance en el campo de los
biomateriales, potenciando su investigación. Si a esto se le añade la mejo-
ra de las técnicas quirúrgicas, se puede entender el crecimiento acelerado
en la utilización de prótesis, implantes, sistemas y dispositivos médicos
que deben trabajar en contacto con los tejidos corporales.
Estos hechos condujeron a la aparición de una nueva disciplina cientí-
fico-tecnológica denominada ciencia de los biomateriales, cuyos orígenes,
características e implicancias serán abordados a continuación.
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En 1829, H. S. Levert realizó los primeros estudios tendientes a de-
terminar la compatibilidad biológica de materiales para implantes, ensa-
yando plata, oro, plomo y platino en perros. En 1870, el cirujano inglés
Lord Joseph Lister introduce las técnicas quirúrgicas asépticas, las que
reducen la infección y abrió las puertas a las modernas prácticas quirúr-
gicas. En 1886, el cirujano alemán H. Hansmann empleó por primera
vez placas de acero para facilitar la reparación de fracturas de huesos.
Éstas adolecían de defectos de diseño y se deterioraban rápidamente en
el cuerpo humano [5].
Años más tarde, en el 19° Congreso de la Sociedad Alemana de Ciru-
gía se presentaron los primeros conceptos para el trasplante total de cade-
ra, algunos de los cuales todavía están en práctica. En 1893, W. A. Lane
desarrolla un sistema de tornillos de carbón para placas de fijación de
fractura de huesos y, un par de años más tarde, William Roentgen descu-
bre los rayos X, los cuales se transforman en una herramienta insustituible
de diagnóstico en la ortopedia y traumatología.
En el siglo XX comienza a trabajarse con aceros inoxidables (de-
sarrollados a partir de 1912) como material resistente a la corrosión y
adecuado para dispositivos ortopédicos. En 1928, Alexander Fleming
introduce el primer antibiótico, la penicilina, que es seguido posterior-
mente por las sulfamidas (1932). En 1931, un cirujano de Boston, Ma-
rius Smith-Petersen, desarrolla un dispositivo de vidrio destinado a la
aplicación en prótesis parciales de cadera y clavos para la fijación de
huesos. En 1936 se introducen las aleaciones base cobalto para cirugía
ortopédica, gracias a los trabajos de C. S. Venable y W. G. Stuck. Estas
aleaciones se convertirían en las más populares dentro del campo de la
ortopedia. En 1938, cirujanos británicos llevan a cabo el primer reem-
plazo total de cadera, y como consecuencia de los desarrollos generados
por la medicina durante la Segunda Guerra Mundial se introducen nue-
vas técnicas ortopédicas y quirúrgicas [4].
El primer plástico empleado como biomaterial fue el polimetilmetacri-
lato de metilo (PMMA) o acrílico, que se introdujo en cirugía dental en
1937. A partir de estudios llevados a cabo durante la Segunda Guerra
Mundial, se determinó que, implantado en el cuerpo, sólo producía una
leve reacción adversa. Finalizada ésta se experimentó con tela de paracaí-
das (Vinyon N) como prótesis vasculares.
En 1943, P. H. Harmon experimentó con copas de acrílico para reem-
plazo de la articulación de cadera, y tres años más tarde los hermanos
Judet introducen una cadera de acrílico. Ésta, poco tiempo después, de-
muestra ser muy débil, con lo que se concluye que debe realizarse un
9
esfuerzo para estudiar y mejorar las aleaciones metálicas como candidatas
para futuras prótesis [5]. A principios de la década del 50, se desarrollan
las aleaciones base titanio, las que aún siguen empleándose con éxito en
implantes. En esa misma década, las caderas de acero inoxidable comien-
zan a ser implantadas en forma regular.
En 1959 se produce un hito que pasará a ser el más importante dentro
de la historia de los implantes de cadera. El cirujano ortopedista inglés Sir
John Charnley comienza un estudio sistemático de reemplazos totales de
cadera con bajo coeficiente de fricción, siendo el primero en introducir al
polímero Teflón como integrante del reemplazo de cadera y al polime-
tilmetacrilato como cemento para huesos. Posteriormente estos cementos
son refinados a efectos de producir una adhesión a más largo plazo. En la
década del 70 comienza el uso de materiales porosos para asegurar el
crecimiento del hueso alrededor del implante y en la siguiente década se
mejoran sustancialmente tanto los materiales como las técnicas quirúrgi-
cas. En 1984, el cirujano William Harris, en colaboración con el MIT
(Massachusetts Institute of Technology) desarrolla el equipamiento nece-
sario para medir in vivo (en el cuerpo de un ser vivo) la presión real a la
que es sometida una cadera funcional y finalmente, en ese mismo año, se
introduce el sistema modular de reemplazo de cadera, que consistía en
una prótesis formada por varias partes cambiables.
A pesar del extendido uso en medicina de estos materiales, el término
biomateriales aún no había sido empleado “oficialmente”. Es probable
que el campo que se denomina biomateriales se solidificara a partir de los
simposios llevados a cabo en la Universidad de Clemson (Carolina del
Sur, EE.UU.) a partir de 1969 [6]. El éxito científico de estos simposios
llevó a la formación de la Sociedad de Biomateriales de los Estados Uni-
dos de América, quien llevó a cabo su primera reunión en 1975, donde
asistieron 382 participantes de 15 países: se disponía ya de investigadores
e ingenieros que diseñaban materiales con un criterio específico, y cientí-
ficos que exploraban la naturaleza de la biocompatibilidad (cuya defini-
ción se dará más adelante).
En la actualidad existen grupos académicos enteros dedicados a los
biomateriales, muchos programas de estudios de biomateriales en diversas
universidades, e institutos de investigación que se consagraron a la educa-
ción y a la exploración en ciencia e ingeniería de los biomateriales. Parale-
lamente a la investigación y al esfuerzo educativo, se han desarrollado
cientos de compañías que utilizan biomateriales para fabricar dispositivos
biomédicos. Finalmente, es de destacar que recién a partir de 1990 comien-
za la publicación de libros de texto sobre la ciencia de los biomateriales.
10
¿Qué es un biomaterial?
11
i) Como ayuda para diagnósticos y tratamientos: catéteres, electro-
dos específicos, drenajes, etc.
j) En la tabla 1.1 se muestran algunas aplicaciones de biomateriales
sintéticos y naturales, asociados con alguna aplicación particular.
12
Aplicaciones de los biomateriales
13
A continuación se hará una breve mención de algunas de las aplica-
ciones más frecuentes de los biomateriales en el campo de la ortopedia, la
cirugía cardiovascular, la oftalmología, la odontología, la cicatrización y
reparación de heridas y fracturas y en sistemas de distribución de medi-
camentos en el organismo.
Ortopedia
14
Figura 1.2. Esquema de una prótesis total de cadera.
(a)
(b)
Figura 1.3. (a) Prótesis de cadera mostrando cada uno de sus componentes. (b)
Prótesis de cadera armada. (Gentileza: Imeco S.A.; fotografía: E. A. Arva).
15
En forma análoga, también se han desarrollado prótesis para el reem-
plazo completo de la articulación rotuliana (rodilla), fabricadas en diver-
sos materiales: acero inoxidable, polietileno de ultra alto peso molecular,
etc. (figuras 1.4a y 1.4b).
(a)
(b)
Figura 1.4. (a) Prótesis de rodilla mostrando cada uno de sus componentes.
(b) Prótesis de rodilla armada. (Gentileza: Imeco S.A.; fotografía: E. A. Arva).
16
Aplicaciones cardiovasculares
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A su vez, para aquellas enfermedades que implican una modificación
en el ritmo cardíaco, la medicina ha dado la respuesta a este problema por
medio de los marcapasos. Los marcapasos son dispositivos eléctricos que
hacen latir el corazón a base de descargar impulsos eléctricos que reem-
plazan al propio sistema de control del corazón y garantizan un latido
sincronizado y suficiente (figura 1.6). Pueden ser transitorios o definiti-
vos. De cualquier modo, cuando el corazón late normalmente, se quedan
automáticamente en reposo. En general, consiste en un dispositivo que se
implanta debajo de la piel y del cual salen unos contactos flexibles que se
hacen llegar hasta la aurícula derecha por una vena grande bajo la piel. El
dispositivo incluye una batería que dura más de 10 años. Hay marcapasos
de muchos tipos, incluyendo algunos muy especializados para tratar tipos
específicos de arritmias resistentes a medicación. Los marcapasos están
fabricados con una amplia variedad de materiales plásticos y con contac-
tos eléctricos metálicos.
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Oftalmología
Aplicaciones dentales
Dentro de la boca, tanto los dientes como los tejidos que los sostie-
nen pueden deteriorarse a causa de enfermedades bacterianas o simple-
mente como consecuencia del paso del tiempo. Las caries dentales, la
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desmineralización y la disolución de los dientes asociadas con la activi-
dad metabólica de la placa dental (película viscosa que adhiere las bacterias
a la superficie de los dientes) pueden ocasionar la pérdida parcial o total de
la dentadura [10]. Los biomateriales permiten - a través del empleo de pró-
tesis dentales, fabricadas con diversos cerámicos, polímeros y aleaciones
metálicas (figura 1.8); de llenados directos con amalgamas (aleaciones de
mercurio con determinados metales); de implantes dentales fabricados con
titanio (figura 1.9) y de aparatos de ortodoncia construidos con acero inoxi-
dable - restablecer adecuadamente la función masticatoria, ya sea a través
de reparaciones o del reemplazo total de las piezas dentarias perdidas.
20
Cicatrización de heridas y reparación de fracturas
21
Características de la ciencia de los biomateriales
La ciencia de los biomateriales es una ciencia interdisciplinaria, ya
que reúne a investigadores con diversas bases académicas tales como
médicos, odontólogos, químicos, físicos, ingenieros, veterinarios, etc. Se
involucran varias disciplinas por tratarse de un proceso complejo que
comprende desde la identificación de la necesidad de un biomaterial o
dispositivo hasta su fabricación, venta e implantación [4].
La ciencia de los biomateriales involucra una enorme cantidad de dis-
positivos cuyas necesidades son diferentes y esto genera grandes benefi-
cios comerciales. Por ejemplo, las lentes de contacto ofrecen una mejor
visión y en algunos casos proporcionan un perfeccionamiento estético.
Las articulaciones de cadera ofrecen movilidad a un paciente que, de otra
manera, estaría confinado a una cama o a una silla de ruedas. Las válvulas
del corazón ofrecen vida. Mientras que en el mundo se venden aproxima-
damente 20 millones de lentes de contacto a u$s100 cada una, se reempla-
zan anualmente 500 mil articulaciones de cadera y 100 mil válvulas del
corazón, cuyos costos están comprendidos entre u$s500 y 4.000 cada una.
Un biomaterial no debe ser tóxico, a menos que se lo diseñe específi-
camente para tales requisitos (como, por ejemplo, una "bomba inteligen-
te", que es un sistema de descarga de medicamentos específicos que bus-
can células cancerígenas y las destruye). La regla general indica que hay
que exigirle a un biomaterial que no desprenda nada de su masa a menos
que se lo diseñe específicamente para que sí lo haga. Éste es el caso de las
cápsulas plásticas que incluyen en su interior medicamentos, y que una
vez introducidos en el organismo deben disolverse para poder liberarlos.
A su vez, cuando se introduce en el cuerpo un material extraño, se
pone en funcionamiento un proceso especial denominado "reacción de
cuerpo extraño", que luego conduce a la recuperación del tejido y cuya
intensidad y duración dependerá del sitio anatómico involucrado. Una
comprensión de cómo un objeto extraño altera la secuencia de esta
reacción de recuperación es una preocupación importante en el diseño
de biomateriales.
La consideración del sitio anatómico donde estará localizado un im-
plante implica desafíos para el diseñador del dispositivo biomédico, ya
que se tendrán requerimientos particulares en cuanto a las propiedades del
material a utilizar. Por ejemplo, en cuanto a las propiedades mecánicas,
dependerá del tipo de dispositivo a fabricar. Una prótesis de cadera debe
ser fuerte y rígida; un material para reemplazar un tendón debe ser fuerte
y flexible; una válvula de corazón debe ser flexible y dura; una membrana
22
de diálisis debe ser fuerte y flexible; un reemplazo de cartílago de
articulaciones debe ser suave y elastomérico (estos materiales presentan
alta elasticidad y se puede deformar mucho antes de que se rompa, co-
mo por ejemplo, una banda elástica). En cuanto a la durabilidad, un
catéter sólo debe durar 3 días, una placa de fijación de huesos debe
cumplir su función durante 6 meses o más; una válvula del corazón debe
flexionar 80 veces por minuto sin romperse durante toda la vida del
paciente (se espera que sea durante 10 años o más); una articulación de
cadera no debe fallar bajo cargas pesadas durante más de 10 años. Fi-
nalmente, en cuanto a lo relacionado con las propiedades en volumen,
una membrana de diálisis debe tener una permeabilidad específica; la
copa acetabular de la articulación de cadera debe tener lubricidad, y las
lentes intraoculares deben tener una claridad y requisitos de refracción
específicos. Para reunir todas estas características, se debe recurrir a las
bases de la ciencia de materiales, la química, la física, etc.
Al mismo tiempo que se ha llevado a cabo un gran esfuerzo para in-
vestigar cómo funcionan los biomateriales y cómo perfeccionarlos, mu-
chos de ellos surgieron como resultado de una considerable experiencia
acumulada, pruebas y errores, suposiciones inspiradas, y a veces azar.
Actualmente se dispone de una variedad de materiales que realizan satis-
factoriamente las funciones biológicas en el cuerpo y los médicos pueden
usarlos con razonable confianza, y la función en los pacientes es acepta-
ble. De existir, las complicaciones generadas por los dispositivos biomé-
dicos son menores que las complicaciones de las enfermedades originales.
Las compañías de biomateriales obtienen grandes ganancias comerciali-
zando estos dispositivos, pero previamente han debido hacer grandes
inversiones en la fabricación, control de calidad, comprobación clínica,
regulaciones y distribución de los dispositivos médicos. Muchas compa-
ñías apoyan laboratorios de investigación básica y contribuyen de esa
manera a desarrollos importantes en la ciencia de los biomateriales, que
posteriormente se traducirán en mejoras para los pacientes (y, en forma
concomitante, en incrementos en sus ganancias).
Finalmente, hay que llevar a cabo consideraciones del tipo ético, co-
mo, por ejemplo, si está justificado el uso de animales en la experimenta-
ción; cómo se deben conducir las investigaciones sobre seres humanos y
cómo puede ser balanceada la necesidad de un paciente con los objetivos
comerciales de las compañías proveedoras, entre otras.
El consumidor (el paciente, en este caso) demanda dispositivos médi-
cos seguros. Para prevenir los dispositivos inadecuadamente probados,
existe en los Estados Unidos de América un complejo sistema de control
23
erigido por la Food and Drug Administration (www.fda.org) que en la
Argentina tiene su equivalente en la Administración Nacional de Medica-
mentos, Alimentos y Tecnología Médica (www.anmat.gov.ar). Además, a
través de la Organización de Normas Internacionales (www.iso.org) tam-
bién se han desarrollado normas reguladoras para la comunidad mundial.
Hasta aquí, se ha planteado una introducción que ha pretendido ser
una presentación del mundo de la ciencia de los biomateriales, para pro-
veer al lector de un punto de partida amplio e ilustrativo. En los siguientes
capítulos se hará una breve revisión de las propiedades de los materiales,
cuyo conocimiento permite seleccionar los más adecuados para el cum-
plimiento de una tarea específica; una descripción de cada uno de los
distintos tipos de materiales que se emplean para su uso biológico; y fi-
nalmente se llevará a cabo un breve comentario final sobre el presente y
futuro de este campo de la ciencia.
24
2. Propiedades de los materiales
25
Generalmente, se consideran tres tipos principales de enlaces quími-
cos: iónico, covalente y metálico [13, 14]. Aunque dichos enlaces tienen
propiedades bien definidas, la clasificación no es rigurosa ya que existe
una transición gradual de uno a otro que permite considerar tipos de enla-
ce intermedios. Por ejemplo, la sal común está formada por un no metal,
el cloro, y un metal alcalino, el sodio. En estado puro, ambos son extre-
madamente peligrosos para el hombre; sin embargo, juntos forman una
sustancia que es inocua en pequeñas cantidades. Se dice, por tanto, que
han formado un nuevo compuesto químico, el cloruro de sodio, sustancia
muy diferente de los elementos que la componen. Muchas de las sustan-
cias que conocemos están formadas por uniones de distintos elementos.
26
Figura 2.1. Estructura cristalina del cloruro de sodio donde se observa
que cada ión está rodeado de iones de carga opuesta.
27
Tipos de materiales
Metales
A su vez, los metales están formados por una gran cantidad de crista-
les (o granos) que pueden ser observados al microscopio óptico luego de
atacar a los metales con reactivos químicos determinados mediante un
28
proceso denominado metalografía (figura 2.3a); o mediante la fractura de
dichos materiales bajo determinadas condiciones, y su posterior observa-
ción al microscopio electrónico de barrido (figura 2.3b). En el primer
caso, lo que se observa es la raza de los límites de granos, mientras que en
el segundo se observan los granos directamente.
(a) (b)
Figura 2.3. (a) Metalografía de un acero inoxidable donde se aprecian los límites
de grano de la aleación. (b) Imagen por microscopía electrónica de barrido de
titanio comercialmente puro mostrando los granos que forman el material.
29
sos implantes, como, por ejemplo, en prótesis de cadera, donde se utilizan
acero inoxidable, aleaciones cobalto-cromo y titanio-aluminio-vanadio,
que, pese a los problemas que puedan originar, actualmente no existe
material que los pueda sustituir.
Cerámicas
30
implantes. Las cerámicas se introdujeron como biomaterial en la década
del 70 cuando comenzaban a detectarse fracasos en algunos de ellos utili-
zados hasta ese momento, como eran el acero inoxidable, las aleaciones
base cobalto y el acrílico (polimetilmetacrilato). Los fracasos se debían,
entre otras razones, a la encapsulación de estos materiales (recubrimiento
por un tejido fibroso), lo que hizo dirigir la mirada hacia las cerámicas en
un intento de buscar una buena oseointegración. Sin embargo, la fragili-
dad de las cerámicas restringió en gran medida su campo de aplicación,
seleccionándolas únicamente para aplicaciones que no necesitaran eleva-
das prestaciones mecánicas, a excepción de la alúmina y la zirconia, que
se emplearon y emplean en articulaciones de cadera. Las cerámicas permi-
ten recambiar muchas piezas del cuerpo humano, aunque sus aplicaciones
hoy en día están centradas en la fabricación de dispositivos que no deban
soportar cargas, como es el caso de la cirugía del oído medio, en el relleno
de defectos óseos – tanto en cirugía bucal como en cirugía ortopédica – y
en el recubrimiento de implantes dentales y articulaciones metálicas; pero
su futuro como biomaterial es mucho más ambicioso ya que presentan
determinadas propiedades que son difíciles de imitar con otros materiales.
Polímeros
31
micas en la fabricación de vasos y platos que no se rompen al caer, y
también pueden reemplazar a los metales en la fabricación de tornillos y
otros componentes estructurales en máquinas ligeras.
Los biomateriales poliméricos, ampliamente utilizados en clínica, de-
ben su éxito a las enormes posibilidades que presentan, tanto en variedad
de compuestos como en la posibilidad de fabricarlos de muy distintas
formas, con características bien determinadas, y con facilidad de confor-
marlos en fibras, tejidos, películas o bloques. Pueden ser tanto naturales
como sintéticos y, en cualquier caso, se pueden encontrar formulaciones
bioestables (con carácter permanente y particularmente útiles para susti-
tuir parcial o totalmente tejidos u órganos lesionados o destruidos) o bio-
degradables (con carácter temporal, con una funcionalidad adecuada
durante un tiempo limitado, el necesario mientras el problema subsista).
Existen aplicaciones de polímeros tanto en implantes quirúrgicos,
como en membranas protectoras o en sistemas de dosificación de fárma-
cos y tienen particular importancia los cementos óseos acrílicos, que han
encontrado importantes campos de aplicación, en particular, en odontolo-
gía y traumatología, dadas las ventajas que presentan frente a otros ce-
mentos, como son su fácil aplicación y su rápida polimerización. Sin
embargo, por desgracia presentan desventajas, tales como el calor que se
desprende durante la polimerización, que conduce en muchos casos a
problemas de toxicidad, y a la contracción que sufre una vez endurecido,
lo que origina movilidad de la prótesis fijada. Sin embargo, pese a estos
problemas, su utilización hoy por hoy es prácticamente insustituible.
32
constituyen. Con fibra de vidrio se fabrican desde carrocerías de automó-
viles hasta tablas de surf. Otro ejemplo de plástico reforzado con fibras es
la fibra de carbono que se utiliza para fabricar bicicletas de carrera o ra-
quetas de tenis, debido a que combina una alta resistencia mecánica con
un muy bajo peso.
Su aplicación como biomaterial es de reciente data (aproximadamente
30 años), y su utilización está orientada a la fijación de fracturas, cemento
óseo, reemplazo de cartílagos, tendones y ligamentos, etc.
33
Las fuerzas de compresión son las que, aplicadas sobre el eje longitu-
dinal del material, tienden a acercar los extremos (figura 2.4). Como
consecuencia de ello, se produce una disminución en la longitud de la
pieza y un incremento de área sobre la sección transversal. La resistencia
a la compresión de un material es la máxima tensión de compresión que
puede soportar dicho material sin que se produzca su rotura.
34
Figura 2.5. Material sometido
a fuerzas de tracción donde se
comparan su forma inicial (en blanco)
con su forma final (en gris).
Las flechas muestran la dirección
de la aplicación de las fuerzas.
35
fibras de la cara opuesta se alargan. La resistencia a la flexión de un mate-
rial es la máxima tensión de flexión que puede soportar sin que se rompa.
Figura 2.8. Material sometido a esfuerzos de torsión, donde las flechas indican la
dirección de la aplicación de las fuerzas sobre un material que se encuentra
adherido firmemente a la base donde está apoyado.
36
Ensayos de tracción. Conceptos de tensión y deformación
Es poco probable que sobre un dispositivo biomédico actúe únicamen-
te una de las diferentes fuerzas que se mencionaron anteriormente, siendo
frecuente que en forma simultánea actúe una combinación de dos o más
de ellas. Sin embargo, para llevar a cabo una comparación entre las pro-
piedades mecánicas de varios materiales, es usual que se analice el com-
portamiento de los mismos frente a fuerzas de tracción [22, 23].
El experimento básico para determinar las propiedades mecánicas de
un material es el denominado ensayo de tracción. Este ensayo consiste en
deformar la muestra ensayada (denominada probeta) hasta la rotura in-
crementando gradualmente la tensión que se le aplica uniaxialmente (en
una sola dirección) a lo largo del eje longitudinal de la muestra. Las
muestras normalmente tienen sección transversal circular, como la mos-
trada en la figura 2.9a, aunque también suelen emplearse probetas de
sección rectangular. La muestra se sostiene a la máquina de tracción por
sus extremos a través de mordazas o soportes, que a su vez la someten a
deformación a velocidad constante a través de un sistema de palancas,
mecánico o hidráulico (figura 2.10). La máquina mide simultáneamente la
fuerza aplicada (por medio de un dispositivo denominado celda de carga o
strain-gauge) y la deformación resultante (por medio de un extensóme-
tro). Estos ensayos de tracción duran generalmente unos pocos minutos y
es un ensayo del tipo destructivo ya que la muestra es deformada hasta su
rotura, tal como se muestra en la figura 2.9b.
37
Figura 2.10. Esquema de una máquina para ensayos de tracción
uniaxial donde se muestran sus componentes principales.
Fuerza F
Tensión ( σ ) = =
Superficie de la sec ción A1
38
Figura 2.11. Alargamiento de una varilla cuando se aplica
sobre ella una fuerza unidireccional F.
Cambio de longitud L − L1
Deformación mecánica (ξ ) = x 100 = 2 x 100
Longitud original L1
39
mecánica es utilizada para mover los átomos hacia posiciones de mayor
energía. Las propiedades mecánicas indican en qué medida puede produ-
cirse ese desplazamiento [25].
40
al ser aplicada una energía a nivel interatómico mayor que la energía de la
unión en sí misma, o el material puede seguir deformándose, pero en este
caso en forma irreversible o plásticamente. En este caso algunos de los
átomos han tenido que moverse a una posición nueva como lo indica la
figura 2.13 pero las distancias interatómicas se mantienen dentro de los
límites correspondientes a la deformación elástica.
41
movimiento a lo largo de un plano de deslizamiento encuentran alguna
barrera, tienden a acumularse hasta que la concentración de tensiones es
lo suficientemente grande como para comenzar el movimiento de nuevas
dislocaciones al otro lado. En forma similar, las dislocaciones que se
mueven a lo largo de planos que se cruzan, interfieren unas con las
otras. Por ello la deformación plástica en un material policristalino in-
volucra el movimiento de muchas dislocaciones, pocas de las cuales van
muy lejos y se genera de una estructura interna distorsionada como lo
muestra la figura 2.15b.
Dislocación
de borde
Longitud
deslizada
Fuerza
Fuerza dede tracción
traición
P
desl la no de
iza m
ie nt (a)
o
Planos de deslizamiento
que interfieren entre sí
y con los limites de grano
(b)
Estructura
altamente
alterada
42
Propiedades de tracción
zona plástica
zona elástica
C E
Tensión
A Deformación
43
b) Límite elástico: Si se retira una pequeña parte de la carga aplicada
sobre la probeta, la deformación regresará a cero (el extensómetro marca-
rá cero), indicando que la deformación producida por la carga es elástica.
Si la carga se aumenta continuamente y se libera después de cada incre-
mento y se revisa el extensómetro, entonces se alcanzará un punto en el
que éste no regresa a cero. Esto indica que ahora el material tiene una
deformación permanente; por tanto, el límite elástico puede definirse
como el esfuerzo mínimo al que ocurre la primera deformación perma-
nente. Para la mayoría de los materiales estructurales, el límite elástico
tiene casi el mismo valor numérico que el límite de proporcionalidad.
c) Tensión fluencia (Yield point): Conforme aumenta la carga en la
probeta, más allá del límite elástico, se alcanza una tensión a la cual el
material continúa deformándose sin que haya incremento de la carga. La
carga en el punto C de la figura 2.16 se conoce como tensión de fluencia.
Este fenómeno ocurre sólo en ciertos materiales. La carga puede dismi-
nuir realmente por un momento, resultando en un punto de fluencia supe-
rior y en uno inferior. Como el punto de fluencia es relativamente fácil de
determinar y la deformación permanente es pequeña en el punto de fluen-
cia, es un valor muy importante para considerar en el diseño de muchos
dispositivos cuya utilidad se afectaría si ocurriera una gran deformación
permanente. Esto es válido sólo para materiales que exhiben un punto de
fluencia bien definido.
d) Resistencia a la fluencia (Yield strenght): La mayoría de los mate-
riales no ferrosos y los aceros de alta resistencia no tienen un punto de
fluencia definido. Para estos materiales, la máxima resistencia útil corres-
ponde a la resistencia de fluencia, que es la carga a la cual un material
exhibe una desviación especificada de la proporcionalidad entre el esfuer-
zo y la deformación. Por lo general, este valor se determina por el método
de la deformación permanente especificada. En la figura 2.17 la deforma-
ción especificada AX se marca sobre el eje de la deformación. Enseguida,
se traza la línea XY paralela a AB, localizando de esta manera el punto F,
intersección de la línea XY con el diagrama carga-deformación. El valor
de la carga en el punto F indica la resistencia a la fluencia. El valor de la
deformación permanente especificada suele ser el 0,20% de la longitud
calibrada (correspondiente a AX). Al Yield strenght habitualmente se lo
representa como σ0,2.
44
Y
F
D
Tensión B
A X
Deform ación
45
g) Ductilidad: La ductilidad de un material se determina a partir de la
cantidad de deformación que soporta hasta que se fractura. Ésta se deter-
mina en un ensayo de tracción mediante dos técnicas:
Alargamiento, deformación o elongación a la rotura: Se determina
juntando, después de la fractura, las partes de la muestra y midiendo la
longitud final de la misma y empleando la expresión:
L f − Li
Elongación (%) = x 100
Li
donde Lf y Li son las longitudes finales e iniciales de la probeta utilizada
en el ensayo.
Reducción en área: Ésta también se determina a partir de las mitades
rotas de la muestra utilizada en el ensayo de tracción, midiendo para ello
el área transversal mínima y con la fórmula:
Ai − A f
Reducción de área (%) = x100
Ai
donde Ai es área transversal original y Af es el área transversal final.
Los materiales dúctiles exhiben una curva tensión-deformación que
llega a su máximo en el punto de resistencia a la tensión (figura 2.18). En
materiales más frágiles, la carga máxima o resistencia a la tensión ocurre
en el punto de falla. En materiales extremadamente frágiles, como cerá-
micos, la tensión de fluencia, la resistencia a la tensión y el esfuerzo de
ruptura son iguales (figura 2.18 ).
Material frágil
Material con ductilidad
moderada
Tensión
Deformación
46
La ductilidad es importante para el diseño y la fabricación. El diseña-
dor de un componente preferirá un material que tenga cierta ductilidad, de
manera que, si la tensión aplicada es demasiado alta, el componente se
deforme plásticamente antes de romperse. Un fabricante deseará un mate-
rial dúctil de manera que pueda producir piezas de formas complicadas
sin que el material se rompa durante el proceso.
h) Módulo de la elasticidad o módulo de Young: La pendiente (incli-
nación) de la parte recta de la curva tensión-deformación, obtenida como
el cociente entre la carga y la deformación en el punto B (figuras 2.16 y
2.17), se conoce como módulo de elasticidad o módulo de Young. Este
módulo está estrechamente relacionado con las fuerzas que unen los áto-
mos en el material. Una pendiente muy acentuada indica que se requieren
grandes fuerzas para separar los átomos y producir la deformación elásti-
ca del metal, lo cual indica que éste tiene un alto módulo de elasticidad.
Las fuerzas de unión y, por lo tanto, el módulo de Young, suelen ser ma-
yores para los metales de alto punto de fusión. Como este valor es una
medida de la cantidad de energía necesaria para separar los átomos, lo que
a su vez depende de los átomos del material, el módulo es una propiedad
constante para un material dado. Cada material tiene su propio módulo
elástico y es importante señalar que su valor da una idea de la facilidad
con que un material se deforma elásticamente. No tiene nada que ver con
la resistencia del material sino con la rigidez del mismo.
La figura 2.19 muestra la parte elástica de la curva tensión-
deformación de tres materiales. El material A tiene un alto módulo elásti-
co. Esto significa que, para un valor dado de tensión (Y), la deformación
(X1) es pequeña. Los cerámicos tienen generalmente alto módulo de elas-
ticidad y son, por lo tanto, muy rígidos. El material B tiene un módulo
ligeramente más bajo, lo que da una mayor deformación (X2) ante la ten-
sión Y, y es menos rígido. Finalmente, el material C tiene un módulo de
elasticidad bajo, exhibiendo una deformación grande (X3) al nivel de
tensión Y y es más flexible y fácilmente deformable. Los materiales po-
liméricos se encuentran en esta última categoría, aunque su comporta-
miento es algo distinto del de este modelo simple.
47
A
Tensión B
C
Y
X1 X2 X3
Deformación
48
al impacto, la que es medida como la cantidad de energía que es ab-
sorbida antes de la fractura.
La tenacidad, por otra parte, está referida a la cantidad total de energía
absorbida antes de la fractura y es medida sobre la base del total del área
debajo de la curva tensión-deformación. Un material tenaz es aquel que
resiste tanto grandes deformaciones como tensiones sin fracturarse. Re-
sulta claro que el área que aparece debajo de las curvas 1 y 3 en la figura
2.20 es pequeña, aun cuando el primero de los materiales puede resistir
grandes tensiones y el segundo tiene alta ductilidad. El área que aparece
debajo de la curva 2, y, por lo tanto, la energía ante la fractura, es la ma-
yor y ese material es relativamente tenaz.
1
2
Tensión
Deformación
49
en función de la aplicación requerida. No obstante ello, es frecuente
describir mecánicamente a un material a través de 4 parámetros: el módu-
lo de elasticidad, el límite de fluencia y la tensión y deformación de rup-
tura. En la tabla 2.1 se muestran (a modo de ejemplo) los valores de pro-
piedades mecánicas de diversos materiales comparados con el de algunos
tejidos humanos.
a
Cr, 28%; Ni, 2%; Mo, 7%, C (max.), 0,3%, Co (balance).
b
Cr, 18%; Ni, 14%, Mo, 2 a 1%, C (max.) 0,03%, Fe (balance).
50
ocurre porque ningún material tiene una estructura perfecta y existen
imperfecciones en escala atómica (figura 2.21). La tensión a la cual se
produce la fractura del material es conocida como tensión de ruptura,
tal como se mencionó anteriormente.
51
resulta cada vez más difícil aumentarla. También significa que, eventual-
mente, la estructura está tan distorsionada que no es posible una mayor
deformación y el material se fractura.
Un material que es capaz de deformarse de modo permanente es dúctil.
La ductilidad puede ser cuantificada en términos de la deformación producida
al ocurrir la fractura. Los materiales frágiles tienen ductilidad prácticamente
cero, mientras que un material muy dúctil puede tener entre 50 y 70% de
ductilidad. Algunos polímeros pueden mostrar una ductilidad por encima de
500%. La capacidad de un material para deformarse plásticamente está de-
terminada por su estructura. Considerando las sustancias altamente cristalinas
con uniones iónicas o las sustancias metálicas, la ductilidad está controlada
por las características de los átomos yuxtapuestos y las uniones interatómi-
cas. Así, en un metal puro, cada átomo tiene vecinos cercanos idénticos y
no existen uniones direccionales. No hay por lo tanto restricciones a la
posición de cualquier átomo en el reticulado y por ello los metales puros
tienden a ser muy dúctiles. La situación en las aleaciones es mucho más
compleja. En las uniones iónicas existen dos o más especies iónicas y éstas
son mantenidas ensambladas por uniones fuertes y direccionales. El movi-
miento de los iones en este caso es sumamente difícil y a menudo es impo-
sible, debido a que representaría forzar a un acercamiento a una gran canti-
dad de átomos similares. Las estructuras cerámicas, por este motivo, no
exhiben prácticamente ductilidad.
Los polímeros, por supuesto, son mantenidos en estado sólido princi-
palmente por medio de fuerzas de valencia secundaria. La tensión aplicada
puede alterar estas uniones intermoleculares con facilidad, de manera que el
deslizamiento de las moléculas, las unas sobre las otras, puede dar lugar a
grandes deformaciones plásticas. Es aquí donde podemos ver con claridad
el concepto de la resistencia de un sólido como vinculada a su eslabón más
débil. Es posible encontrar una amplia gama de comportamiento en los
polímeros; sin embargo, así como existen polímeros muy dúctiles como
el descrito, hay otros, como el polimetacrilato de metilo, que tienen
grupos colaterales grandes en las moléculas y ello impide el desliza-
miento de las moléculas entre sí, de manera que los materiales pueden
ser relativamente frágiles.
Dureza
52
ejemplo, es un hecho conocido que el diamante es el material más duro
que existe; no obstante, no es tenaz, ya que si se le da un martillazo se
romperá en muchos pedazos, aunque el acero del martillo sea menos duro.
Sin embargo, las barras metálicas que forman parte de una estructura de
hormigón armado son muchísimo más tenaces que el diamante, aunque el
diamante tenga una dureza mucho mayor.
La dureza se relaciona con la capacidad que tiene un material de so-
portar esfuerzos sin deformarse permanentemente (tal como se verá más
adelante). Hay diversas formas de medir la dureza, si bien la mayoría
consiste en utilizar un indentador, esto es, un dispositivo que trata de
penetrar el material, que podría ser una pequeña cuña o una aguja. Por
ejemplo, si se intenta comparar la dureza de un trozo de plastilina con la
de un vaso de vidrio, podríamos utilizar un lápiz como indentador. El
lápiz penetra sin dificultad la plastilina, demostrando que el lápiz es más
duro que la plastilina. Por otra parte, el lápiz no puede atravesar el vaso
de vidrio, así que el vidrio es más duro que el lápiz. Del resultado de
ambos experimentos también podemos concluir que el vidrio es más duro
que la plastilina.
Por su parte, la tenacidad tiene que ver con la capacidad que tiene un
material para absorber energía sin romperse. Todos los materiales tienen
fisuras internas que se propagan más rápido mientras menos tenaz sea el
material. Cuando el material se deforma con facilidad, es decir, es blando,
la porción del material que rodea la grieta se deforma. Este proceso con-
sume energía, lo que retarda la propagación de la grieta y consigue que el
material sea tenaz. En los materiales más duros, esta deformación no
ocurre por lo que las grietas disponen de mucha más energía para propa-
garse, lo que lleva al material a tener una baja tenacidad. De lo anterior se
podría concluir que entre la dureza y la tenacidad existe una relación
inversa; sin embargo, la situación no es tan simple. La propagación de las
fisuras o fallas depende de otros factores como, por ejemplo, el tipo de
proceso de deformación que ocurre en el material o las dimensiones de la
grieta inicial. Sin embargo, sí es posible decir que una dureza extrema y
una tenacidad extrema nunca se encontrarán juntas en el mismo material.
Cuando se quiere construir una pieza estructural, se requiere que la
pieza resista las fuerzas que se apliquen sobre ella. Para propósitos del
dispositivo, si la pieza se deforma o se rompe, el resultado será el mismo:
una falla de funcionamiento. Para que sea confiable, la pieza no debe
sufrir ningún cambio a partir de su forma original. Si se combina la resis-
tencia a la deformación con la resistencia a la ruptura, se puede definir un
concepto práctico denominado resistencia a la falla. Por lo general, es
53
más común que los materiales muy tenaces fallen por deformación mien-
tras que los materiales más duros lo hagan por ruptura. Cuando la dureza
y la tenacidad son intermedias, cualquiera de las dos fallas puede ocurrir,
según las circunstancias. Por ejemplo, si se deja caer al piso un vaso de
vidrio, una lata metálica y una figura de plastilina, se encontrará que el
vidrio es un material muy duro, aunque poco tenaz, así que se verá cómo al
caer al piso se rompe en muchos pedazos. La plastilina es un material muy
blando y muy tenaz, así que la pieza no se quebrará pero sí se deformará
completamente. Por otra parte, la lata metálica permanecerá casi intacta. Si
se observa con detenimiento, tal vez se encuentre alguna abolladura, pero lo
más probable es que la lata siga siendo utilizable. La combinación de meta-
les de que está hecha la lata no presenta valores extremos de dureza, ni
tampoco de tenacidad. Este compromiso entre dureza y tenacidad es lo que
consigue que la lata sea el objeto que mejor resista la caída.
Retornando al tema de la dureza, es de destacar que resulta difícil de-
finir la propiedad dureza, excepto en relación con la prueba empleada en
particular para determinar su valor [22, 23]. Debe tenerse en cuenta que
un número o valor de dureza no puede utilizarse directamente en trabajos
de diseño, tal como se puede hacer con un valor de resistencia a la ten-
sión, ya que los números de dureza no tienen significado intrínseco. En
general, la dureza de un material es una medida de su resistencia a la abra-
sión, a la indentación y al rayado. Casi siempre es indicativa de la resisten-
cia, ya que los materiales resistentes generalmente tienden a ser duros.
La dureza no es una propiedad fundamental de un material, sino que
está relacionada con las propiedades elásticas y plásticas. El valor de
dureza obtenido en una prueba determinada sirve sólo como comparación
entre materiales o tratamientos. El procedimiento de prueba y la prepara-
ción de la muestra suelen ser sencillos y los resultados pueden utilizarse
para estimar otras propiedades mecánicas. La prueba de dureza se utiliza
ampliamente para inspección y control.
Existen muchas formas para medir la dureza que explicaremos a con-
tinuación. La más sencilla fue ideada por Friedrich Mohs, quien estable-
ció una escala que consta de diez minerales estándar arreglados siguiendo
un orden de incremento de dureza. El talco es el 1, el yeso el 2, la calcita
el 3; la fluorita el 4; la apatita el 5; el feldespato el 6; el cuarzo el 7; el
berilo el 8; el corindón el 9 y el 10 para el diamante. Si un material des-
conocido es rayado apreciablemente por el 6 y no por el 5, el valor de
dureza está entre 5 y 6. Esta prueba no se ha utilizado mucho en ciencia de
materiales, pero aún se emplea en mineralogía. La principal desventaja es
que la escala de dureza no es uniforme. Cuando la dureza de los minerales
54
es examinada por otro método de prueba de dureza (que se mencionarán a
continuación), se encuentra que los valores de dureza de Mohs entre 1 y 9
están muy cercanos entre sí, pero que hay una gran diferencia en dureza
entre 9 y 10. Es decir, la dureza de la apatita (6), feldespato (7), cuarzo (8)
no difiere demasiado entre sí, mientras que la diferencia de dureza entre
corindón (9) y diamante (10) es muy grande.
La forma más frecuente de medir la dureza de un material es hacer
una indentación (una marca) sobre la superficie del material, con un mate-
rial determinado y de forma estandarizada, utilizando una fuerza también
estandarizada y midiendo la magnitud de la indentación (figura 2.22). La
dureza es calculada sobre la base de la geometría de la indentación y es
expresada en una de varias escalas.
55
Cuando se requiere hallar la dureza de pequeñas láminas se realiza
preferiblemente el ensayo de Knoop pues bajo la misma carga que la de
Vickers su indentador de forma piramidal rómbica de diamante penetra
menos que el indentador piramidal de base cuadrada del ensayo de Vickers.
En cuanto a la dureza Rockwell, su medición se basa en la profundi-
dad de penetración del indentador y la carga total no se aplica en forma
continua. Hay una carga inicial y otra adicional (varía según las condicio-
nes de ensayo). El valor se obtiene directamente del dial del indicador. La
dureza está dada por el incremento de penetración debido a la acción de la
carga adicional y una vez suprimida ésta. Las ventajas que tiene este mé-
todo están dadas por su rapidez y porque se puede introducir dentro de
una línea de producción para asegurar calidad, y no necesita absoluta
regularidad de la superficie, pues inicialmente se aplica una carga peque-
ña para acomodar el indentador y luego una carga grande para realizar la
impresión. Su principal desventaja es que no es tan exacto como el de
Vickers, que es el preferido en trabajos de investigación y desarrollo.
Fatiga
Si se aplica una tensión a un material, éste puede ser deformado o
fracturado como se indicó anteriormente. Por ese motivo, un determinado
material puede ser caracterizado por medio de sus valores de resistencia y
ductilidad. Estos valores, sin embargo, están referidos a la aplicación de
una única tensión. Si el material es sometido a tensiones repetidas, puede
ser fracturado con una tensión mucho más baja que la resistencia a la
rotura normal y, a menudo, aun más baja que la resistencia a la fluencia
(este fenómeno se emplea, por ejemplo, para cortar un alambre flexionán-
dolo repetidas veces). Esto se produce porque las fisuras y defectos pue-
den abrirse en los sitios de concentración de tensiones. Inicialmente estas
fisuras pueden ser muy pequeñas, demasiado pequeñas para tener algún
significado en condiciones normales, pero la aplicación repetida de la
tensión las abre y eventualmente puede provocar una fractura [25].
Existen varias cantidades que definen el comportamiento de los mate-
riales ante la fatiga. El ensayo es llevado a cabo aplicando ciclos de ten-
siones y registrando el número de ciclos necesarios para producir la frac-
tura y repitiendo esto a diferentes niveles de tensión, confeccionando un
gráfico de la tensión (esto es, la diferencia entre la tensión mayor y la
menor, en un ciclo) y su relación con la cantidad de ciclos necesarios para
producir la fractura. La figura 2.23 muestra un ejemplo de este tipo de
56
gráfico. Los valores para algunos materiales (curva a de la figura antes
mencionada) muestran una tensión por debajo de la cual no hay falla por
fatiga, cualquiera sea el número de ciclos. Esa tensión se encuentra a
menudo entre 30 y 50% de la resistencia a la rotura. Otros materiales no
presentan límite de fatiga (curva b de la misma figura). Su comportamien-
to está caracterizado por el límite de durabilidad, que es el nivel de ten-
sión con el cual se produce la fractura después de un número especificado
de ciclos, generalmente 107 (10 millones de ciclos).
La fatiga es un factor importante, ya que muchos de los dispositivos
utilizados en el cuerpo están sometidos a tensiones repetidas más que a
una única tensión (los implantes de cadera, por ejemplo). Es de importan-
cia notar que las concentraciones de tensiones que inician las fisuras ge-
neralmente se producen en defectos superficiales y que muchas fracturas
por fatiga están asociadas con un deficiente acabado de la superficie.
Amplitud de las tensiones
(a)
Límite de fatiga
del material (a)
(b)
57
una deformación asociada con el tiempo de aplicación de la tensión. Exis-
ten dos fenómenos para considerar en este tema que, aunque relacionados,
conciernen a dos tipos diferentes de material [25]. El primero es denomina-
do viscoelasticidad y está relacionado con los polímeros. Es la respuesta
lenta de un material a una tensión aplicada de manera tal que la deforma-
ción va a la zaga de la tensión. A un polímero puede llevarle varios se-
gundos alcanzar la deformación que está asociada con el nivel de tensión
aplicada. El término es utilizado debido a que el material exhibe caracte-
rísticas de un fluido viscoso, así como las de un sólido elástico. La viscoe-
lasticidad puede ser relevante al analizar el uso de algunos materiales
poliméricos. En segundo lugar está el fenómeno del creep, o escurrimien-
to, que puede ser observado en algunos materiales. Bajo las condiciones
apropiadas la mayoría de los materiales continúa deformándose si la ten-
sión es mantenida, aunque no sea aumentada, después de que ha sido
alcanzado el valor instantáneo de deformación. Con los metales esto re-
sulta evidente sólo a temperaturas cercanas al punto de fusión, de manera
tal que no es observado a temperatura ambiente y por lo tanto no suele ser
de importancia dentro de los biomateriales.
Desgaste
58
Como se habrá podido apreciar a lo largo del presente capítulo, la de-
terminación de las propiedades mecánicas de los materiales no es sim-
plemente un ejercicio dentro de la ciencia de los materiales, sino que es
indispensable para el diseño de estructuras que deberán soportar cargas.
Quienes diseñen estas estructuras deben determinar las tensiones en servi-
cio de todos los componentes estructurales y estar seguros de que en cada
punto estas tensiones estén bien por debajo del límite de fluencia del
material y que, además, si están involucradas tensiones cíclicas, las ten-
siones en servicio deben estar por debajo del límite de fatiga.
59
3. Materiales empleados
en medicina y odontología
Metales
Los implantes metálicos han tenido un gran impacto económico y clí-
nico en el campo de los biomateriales. En los EE.UU., el comercio total
de implantes e instrumentación en ortopedia fue de aproximadamente
u$s2.100 en 1991, donde se incluyen $1.380 millones en prótesis de arti-
culaciones fabricadas con materiales metálicos, más una variedad de
dispositivos e instrumentación (u$s600 millones), accesorios para la
60
cementación de huesos (u$s66 millones), y materiales para el reemplazo
de huesos (u$s29 millones). Las proyecciones para 2002 indicaban que el
mercado total de biomateriales sería de u$s6.000 millones [4]. El núme-
ro de operaciones es también impresionante. De las 3,6 millones de
operaciones ortopédicas llevadas a cabo por año en los EE.UU., el 40%
involucra materiales metálicos: reducción de fracturas, colocación o
reemplazos de articulaciones, artroplastía de rodillas y tobillos, y reem-
plazo total o artroplastía de cadera.
Además de los elementos ortopédicos, hay otro mercado para los
implantes metálicos, que incluyen la cirugía oral y maxilofacial (im-
plantes dentales) y cirugía cardiovascular (partes de corazones artificia-
les, marcapasos, reemplazos de válvulas, clips para aneurismas, etc.). Se
estima que en los EE.UU., en el año 1988, el 4,6% de la población
(aproximadamente 11 millones de personas) tenía al menos un implante.
En nuestro país no se dispone de información centralizada respecto de
pacientes que tengan algún tipo de implante, y que permita llevar a cabo
una comparación de datos.
En vista de la amplia utilización de los implantes metálicos, a conti-
nuación se describirá la composición, estructura y propiedades de los
metales más empleados en la fabricación de implantes, con un énfasis
mayor en los principios metalúrgicos sobre los que se basa su desarrollo y
la relación estructura-propiedades.
Los metales y aleaciones se emplean, básicamente, como componen-
tes estructurales, a fin de reemplazar determinadas partes del cuerpo
humano. De forma más precisa, puede afirmarse que los materiales
metálicos son imprescindibles, hoy por hoy, para aquellas aplicaciones
clínicas que requieran soportar carga, y eso es debido a dos razones
básicas: sus propiedades mecánicas y su resistencia a la corrosión en el
organismo humano. Además pueden ser conformados, o sea, darle di-
versas formas, por medio de una gran variedad de técnicas. Todo esto
explica su frecuente empleo como biomateriales. En efecto, los metales
y las aleaciones encuentran múltiples aplicaciones en ortopedia, espe-
cialmente como materiales estructurales en dispositivos para la fijación
de fracturas y en sustitución total o parcial de articulaciones; pero
también para la fabricación de instrumental. En el ámbito de la odon-
tología se emplean para aplicaciones en ortodoncia para prevenir el
desplazamiento de la dentadura, en la construcción de puentes dentales
y coronas y en la realización de implantes y prótesis. También suelen
emplearse en cirugía para prótesis vasculares y en válvulas cardíacas e
injertos vasculares, y en algunos casos como hilo de suturas en cirugía.
61
En la tabla 3.1 se listan los materiales metálicos más utilizados en la
actualidad. Como puede observarse, si bien las aplicaciones de los bioma-
teriales metálicos son múltiples, el número de familias de aleaciones me-
tálicas que pueden soportar ese medio tan agresivo que es el organismo
humano es muy reducido. Pero, además, los implantes realizados con
estos materiales tampoco son enteramente satisfactorios, ya que en mu-
chos casos se producen fallos en su aplicación tales como desgaste, corro-
sión, liberación de especies iónicas al organismo, pérdida de la unión con
los tejidos óseos y de la transmisión de esfuerzos a los tejidos circundan-
tes. Dentro de las técnicas que tienden a mejorar su comportamiento en
ese sentido, existen algunas expectativas interesantes por la vía de los
tratamientos superficiales, e incluso se dispone de tecnologías que hacen
que la superficie del sustrato metálico sea bioactiva, lo que posibilita su
unión con los tejidos circundantes.
Aleación de cobalto ASTM F75 Cr, 28; Mo, 6; Ni, 2; Co, balance
Aleación de cobalto ASTM F562 Cr, 20; Ni, 35; Mo, 10; Co balance
62
dicha capacidad y que, por tanto, puede degradarse en el organismo. Los
principales procesos degradantes que provocan fallos en el comporta-
miento del material son la corrosión, la fatiga, el desgaste y las combi-
naciones entre ellos. Dada su gran importancia como factores limitantes
de las posibilidades de aplicación de un biomaterial, se los analizará en
forma individual.
Resistencia a la corrosión
63
vista ingenieril el uso de la denominada serie electroquímica, donde los
materiales metálicos son listados en orden creciente a su susceptibilidad a
corroerse en una solución salina (tabla 3.2).
64
del material, conduciendo a la rotura mecánica del dispositivo. Existe una
incidencia pequeña (pero incidencia al fin) de fenómenos de fractura
asociados a la corrosión de implantes. Por otra parte, la liberación de
productos de corrosión puede derivar en una reacción biológica adversa
en el huésped, y varios autores han informado de un gran incremento en
la concentración local de metales asociados con implantes metálicos.
Aunque no hay una evidencia histológica específica de la liberación de
especies metálicas, que se cree siempre ocurre en un implante metálico,
algunas respuestas de los tejidos (decoloración, respuesta a cuerpo extra-
ño, etc.) pueden estar directamente relacionadas con productos de corro-
sión identificables. Estos productos de corrosión pueden estar implicados
en la causa de dolor local e inflamación en la zona del implante, aun en
ausencia de infección.
La presencia de productos de corrosión en forma de partículas (debris) y
los productos originados por el desgaste en los tejidos que rodean al
implante pueden conducir a una cascada de eventos que llevan a la pérdida
del hueso posteriormente a la implantación. La liberación en exceso de
iones metálicos (especialmente cromo, cobalto y níquel) tiene un rol sos-
pechoso en la inducción de tumores (cánceres), y queda aún por demostrar
si algunos informes acerca del desarrollo de tumores en la vecindad de un
implante son casualidad o no. Cuando se observan los valores docu-
mentados de la toxicidad de tales elementos (metabólica, bacteriológica,
inmunológica o carcinogenética), debe enfatizarse que deben aplicarse
exclusivamente a la forma soluble de los elementos (por ejemplo sales) y
que no se aplican a los productos de degradación sólidos de los implantes
protésicos.
A continuación, se hará una breve mención de algunos ejemplos de
corrosión que pueden ocurrir sobre biomateriales metálicos.
La corrosión uniforme o generalizada se refiere a aquella que inevita-
blemente ocurre cuando un metal es sumergido en un electrolito y que lleva
a la liberación de determinada cantidad de iones metálicos al medio circun-
dante. En este sentido, las aleaciones base titanio poseen una baja velocidad
de corrosión comparada con la de los aceros inoxidables y las aleaciones
cobalto-cromo. Pero es de destacar que la presencia de proteínas del suero
pueden formar determinados compuestos con el níquel y el cromo, incre-
mentando su velocidad de ataque uniforme por un factor entre 2 y 10.
La corrosión galvánica es debida al contacto eléctrico entre materiales
que se encuentran muy separados entre sí en la serie electroquímica (tabla
3.2), en el cual el más activo se disuelve a una velocidad mucho mayor
que si se encontrara aislado. Esto ocurre como consecuencia de una in-
apropiada selección de materiales que están en contacto entre sí, como,
65
por ejemplo, el uso de alambres de acero inoxidable en contacto con tallos
femorales de aleaciones de titanio; una cabeza de fémur de aleación de
cobalto en contacto con un tallo femoral de titanio, un tornillo de aleación
de titanio en contacto con una placa de acero inoxidable, o un alambre de
acero inoxidable de un aparato de ortodoncia que ha sido soldado con una
soldadura de plata (figura 3.1).
66
por las vibraciones (cargas cíclicas), ya que, cuando estos materiales no
están sometidos a tensiones cíclicas, el fretting-corrosion no ocurre.
El picado (pitting) es una forma de ataque localizado en el cual se
desarrollan orificios sobre la superficie del metal (figura 3.2). El acero
inoxidable es particularmente susceptible a esta forma de ataque en pre-
sencia de iones cloruro y debido a la presencia de impurezas generadas en
la aleación durante su proceso de manufactura. Sobre esas impurezas se
inicia el fenómeno de picado que puede llevar a la rotura total del compo-
nente. También puede iniciarse en rayaduras y/o daños generados por la
manipulación inadecuada de los dispositivos.
67
Otros problemas típicos se presentan sobre rayaduras en la superficie de
un implante, en la interfase entre el hueso y el implante, la interfase metal-
cemento y cualquier otra superficie aguda en la cual sea posible un cambio
de composición química de la solución en contacto con el material.
68
Figura 3.4. Corrosión intergranular sobre un acero inoxidable tipo 316.
Se observa el ataque corrosivo que avanza siguiendo los límites de
grano de la aleación.
69
debido a su capacidad de pasivarse mediante la formación de capas pro-
tectoras de óxido en su superficie en presencia del medio biológico. Por el
contrario, la resistencia a la corrosión en este medio es mucho menor para
el acero inoxidable 316L. Así, no es de extrañar que el primer material
seleccionado para implantes fuera el titanio, por su comportamiento inerte
frente a los tejidos duros, habiéndose comprobado que los huesos crecen
en estrecho contacto con una capa de óxido de titanio.
También es de destacar que la corrosión en el medio bucal es muy
compleja ya que también lo son las condiciones en que deben trabajar los
dispositivos dentales: fluctuaciones de temperatura, cambios de pH y
descomposición de los alimentos atrapados entre los dientes. Por ello, el
oro sigue siendo el material clave en la elaboración de dispositivos denta-
les fijos. Sin embargo, ante su alto precio se han buscado alternativas de
menor costo tales como aleaciones de oro de baja ley, aleaciones de plata,
aleaciones de plata-paladio y níquel-cromo, siendo estas dos últimas las
más prometedoras en la práctica.
Resistencia a la fatiga
70
Tabla 3.3. Resistencia a la fatiga de diversos materiales metálicos
(en MPa) obtenidos en soluciones salinas
Aleación Co-Cr-Mo
310 240–280
fundida y colada
Aleación Co-Cr-Mo
550 475
con trabajado mecánico
Titanio comercialmente
300 240
puro
71
próximos a la referencia natural (articulación de cadera) corresponden a
las combinaciones UHMWPE/Co-Cr, UHMWPE/Al2O3 y UHMWPE/Ti-
6Al-4V. Una vez más aparece esta aleación de titanio ofreciendo las me-
jores perspectivas. Sin embargo, estas aleaciones tienen una limitada
resistencia al desgaste, debido a su baja dureza. Para salvar este inconve-
niente se ha descubierto que mediante un tratamiento de nitruración su-
perficial en un horno eléctrico (cuatro horas a 1100° C), en atmósfera de
nitrógeno, se obtienen capas de TiN (nitruro de titanio) compactas,
homogéneas y con una dureza tres veces superior a la del material de
partida. Además, la adherencia de estas capas al sustrato es total, sin que
aparezcan grietas en el recubrimiento. Por todo lo cual, esta aleación se
constituye como una de las mejores posibilidades actuales, en combina-
ción con el UHMWPE.
Coeficientes de fricción
Combinación de materiales
dinámicos (µD)
Acero/Acero 0,5
UHMWPE/Acero inoxidable (en suero) 0,07-0,012
UHMWPE/Aleación Co-Cr (en suero) 0,05-0,011
UHMWPE/Al2O3 (en solución salina) 0,05
UHMWPE/Ti-6Al-4V (en suero) 0,05-0,12
Articulación natural de cadera 0,005-0,01
72
una aleación metálica. Luego se lo transformará en lingotes, los que pos-
teriormente, y a través de diversos procesos, se los lleva a la forma de
barras, tubos, alambres, placas, láminas, polvo, etc. A continuación co-
mienza el proceso de fabricación del dispositivo hasta llegar a su forma
preliminar, la que debe ser sometida a modificaciones superficiales que le
darán su forma final de utilización [4].
El fabricante de implantes generalmente compra el material en diversos
formatos (barras, láminas, tubos, alambres o polvos) y lo manipula hasta
darle la forma final por medio de algunos pasos específicos que dependen
de la geometría final del implante, las propiedades de conformado y maqui-
nado del metal y el costo de métodos de fabricación alternativos. La figura
3.5 muestra la evolución en la fabricación de un tallo femoral para implante
de cadera desde el material forjado hasta el producto final.
Figura 3.5. Cuatro pasos sucesivos en la fabricación de un tallo femoral de una próte-
sis de la articulación de cadera. (Gentileza: Imeco S.A.; fotografía: E. A. Arva).
73
maquinar, por eso los implantes se llevan a su forma final ya sea por el
método de fundido y colado (método de la cera perdida) o por metalurgia
de polvos. Por otra parte, el titanio es relativamente difícil de fundir y por
eso es frecuentemente llevado a su forma final por medio de diversas
máquinas (tornos, fresas, amoladoras, etc.) en un proceso denominado
maquinado, aunque es sabido que el titanio no es considerado como un
material fácilmente maquinable.
Otro aspecto de la fabricación de implantes, y que forma parte del tra-
tamiento superficial final, implica la aplicación de recubrimientos macro o
microporosos. Esto se ha transformado en algo popular en los últimos años
como un medio de facilitar la fijación de los implantes sobre el hueso. El
recubrimiento poroso puede adaptar varias formas y requiere de diferentes
tecnologías de aplicación. Este paso contribuye enormemente a las propie-
dades metalúrgicas finales del implante o dispositivo. Por ejemplo, en algu-
nos casos se procede al sinterizado. Éste es un procedimiento en el cual se
calienta una pieza metálica (en este caso, el implante) a temperaturas por
debajo del punto de fusión del material y en presencia de partículas metáli-
cas pulverulentas, las que se sueldan entre sí y con la pieza metálica, confi-
riéndole a ésta determinadas características superficiales. Esto se produce
por medio de un mecanismo difusivo que forma uniones entre las partículas
del recubrimiento entre sí y con la superficie del implante.
Una alternativa al tratamiento superficial de sinterizado es el plasma-
spray de un metal sobre la superficie del implante. En este caso, un plas-
ma de gas de alta velocidad es cargado con un polvo metálico que es
dirigido luego hacia la superficie del implante. Las partículas de polvo
son total o parcialmente fundidas y caen sobre el sustrato metálico, solidi-
ficándose rápidamente y formando una superficie porosa.
Otro tratamiento superficial es la implantación iónica (que mejora las
propiedades superficiales) y el nitrurado (endurecimiento superficial
obtenido por la interacción entre un material metálico y una atmósfera
que provee átomos de nitrógeno). En este último caso, un haz de iones
nitrógeno de alta energía es dirigido hacia el implante bajo vacío. Según
la aleación, este proceso produce una mejora en algunas de las propieda-
des del implante, tales como dureza superficial y resistencia al desgaste.
Finalmente, los implantes metálicos pueden sufrir una serie de pasos
de terminación, que pueden variar con el metal y su fabricante, pero que
típicamente incluyen limpieza química y pasivación en ácidos apropiados,
o tratamientos electrolíticos controlados para remover las impurezas que
quedan embebidas en la superficie del implante y una esterilización poste-
rior. Estos pasos son extremadamente importantes para el rendimiento
74
biológico del implante, ya que es la superficie del mismo la que queda en
contacto con el medio biológico.
Acero inoxidable
A pesar de que en el mercado de materiales hay disponibles varios
aceros inoxidables, el único recomendado para su uso como biomate-
rial es el denominado AISI tipo 316L, cuya composición química
aproximada es: hierro, entre 60 y 65%; cromo, entre 17 y 19%; níquel,
entre 12 y 14%; molibdeno, entre 2 y 3%; manganeso, máximo 2,0%;
cobre, máximo 0,5%; carbono, máximo 0,03%; nitrógeno, máximo
0,1%; fósforo, máximo 0,025%; silicio, 0,75% y azufre, máximo
0,01%. Como se puede apreciar de la composición química, este acero
inoxidable 316L es una aleación mayoritariamente de hierro (60-
65%), con cromo (17-19%) y níquel (12-14%), y con contenidos me-
nores de otros elementos. Cada uno de estos aleantes tiene una función
específica relacionada con la microestructura del material, tanto super-
ficial como en volumen. Por ejemplo, la función principal del cromo
es la de permitir el desarrollo de un acero resistente a la corrosión por
medio de la formación de un óxido superficial fuertemente adherido
(Cr2O3). Sin embargo, la contrapartida es que el cromo tiende a estabi-
lizar la fase ferrítica (bcc), que es más débil que la fase austenítica
(fcc). El nitrógeno y el molibdeno son también estabilizadores de la
ferrita y para contrarrestar esta tendencia se le agrega níquel que esta-
biliza la fase austenítica (más resistente mecánicamente).
75
Una de las características principales de este acero es que tiene menos
de 0,030% de carbono (% en peso) y esto está relacionado con la necesi-
dad de reducir la posibilidad de corrosión en el cuerpo humano. Si el
contenido de carbono en el acero excede de dicho valor, hay un peligro
potencial por la formación de carburos del tipo Cr23C6 que tienen la ten-
dencia a precipitar en los límites de grano cuando la concentración de
carbono y la historia térmica del material favorecen su formación. La
precipitación de dichos carburos produce una disminución en el contenido
de cromo en las adyacencias a los límites de grano, la cual trae como
consecuencia la imposibilidad de formar una película protectora continua
basada en Cr2O3, y en esa región estos aceros dejan de ser inoxidables. La
causa más frecuente de formación de estos carburos de cromo es el esteri-
lizado de las piezas sin ningún control de temperatura. Tal como se men-
cionó anteriormente, los aceros en los cuales se han formado estos carbu-
ros se denomina sensitizados (o sensibilizados), y son susceptibles a fallas
tales como ataque intergranular o fracturas originadas a partir de los lími-
tes de grano sensibilizados.
La pureza del acero inoxidable influencia enormemente su resistencia
a la corrosión y sus propiedades mecánicas. Bajo especificaciones norma-
lizadas, un acero inoxidable 316L debe presentar una única fase denomi-
nada austenítica (del tipo fcc), sin la presencia de ferrita libre (fase bcc) ni
carburos en la microestructura. Además, a pesar de que todos los aceros
contienen inclusiones (precipitados) no metálicos, debe tener la menor
cantidad posible de estas partículas indeseables, ya que predisponen al
acero a sufrir el fenómeno de picado.
El tamaño de los granos de la aleación debe ser uniforme en toda la
estructura y no mayor a 60 µm [4]. Esto es debido a que existe una
relación bien conocida en metalurgia, denominada de Hall-Petch, que
relaciona una serie de propiedades mecánicas con el tamaño de grano
mediante una expresión del tipo
1
propiedad mecánica = f
tamaño de grano
76
Otra característica notable del acero inoxidable 316L es la deforma-
ción plástica en los granos. Generalmente este material es empleado en un
estado en el cual se le ha efectuado previamente una deformación al 30%
en frío, confiriéndole este tratamiento un incremento marcado en el límite
de fluencia, la tensión máxima y la resistencia a la fatiga, comparadas con
las del material sin el mismo tratamiento (tabla 3.5). La contrapartida es
la disminución de la ductilidad, pero esto no es un problema de importan-
cia en productos destinados a implantes.
En dispositivos ortopédicos específicos, tales como tornillos para hue-
sos hechos en 316L, la textura también se refleja en la microestructura. La
textura implica la orientación preferencial de granos deformados. Por
ejemplo, tornillos para huesos fabricados en acero inoxidable muestran
granos elongados en secciones metalográficas tomadas paralelas al eje
mayor del tornillo y esto es consistente con la operación de trabajado en
frío que se lleva a cabo al fabricar estos tornillos a partir de barras. En
secciones metalográficas perpendiculares al eje mayor del tornillo, los
granos aparecen equiaxiados (de iguales dimensiones en todas las direc-
ciones del espacio) [4].
77
Aleaciones base cobalto
78
(de allí que el nombre de la técnica es cera perdida). Finalmente el metal
fundido es vertido al molde así fabricado. Una vez que el metal ha solidi-
ficado bajo la forma que le confiere el molde, se rompe el molde de cerá-
mica y el proceso continúa.
Según los detalles del fundido y colado, este proceso puede conducir a
tres estructuras diferentes que tienen fuerte influencia en las propiedades
del implante. La aleación F75 fundida consiste en una matriz rica en Co
(fase alfa) más carburos interdendríticos y en los límites de grano (genéri-
camente M23C6, donde M representa al Co, Cr o Mo). También pueden
formarse entre las dendritas, intermetálicos fase sigma ricos en Co y Mo.
En promedio, las cantidades relativas de fase alfa y carburos debe ser de
aproximadamente 85% y 15% respectivamente, pero debido a
enfriamientos de no equilibrio, se desarrolla una estructura diferente en
el cual las regiones interdendríticas se transforman en ricas en soluto
(Cr, Mo y C) y contienen carburos, mientras que las dendritas sufren
79
Mo y C) y contienen carburos, mientras que las dendritas sufren una
disminución en el contenido de Cr enriqueciéndose en Co. Ésta es una
situación electroquímicamente desfavorable, ya que se generan zonas con
un bajo contenido en Cr que son las más susceptibles al ataque corrosivo
(ésta también es una situación desfavorable si posteriormente se aplica un
recubrimiento poroso por sinterizado). Un tratamiento térmico posterior a
1225°C durante 1 hora puede ayudar a aliviar esta situación.
La solidificación durante el proceso de fundido y colado no solamente
produce dendritas, sino también granos con tamaños relativamente gran-
des. Esto es generalmente indeseable ya que disminuye el límite de fluen-
cia de la aleación (ver expresión de Hall-Petch).
Es factible que se produzcan defectos durante el fundido y colado
cuando, por ejemplo, algún resto del molde cerámico queda atrapado en el
interior de la pieza mientras el metal solidificaba. Esto dará origen a un
poro, el cual puede generar tensiones internas en el material y finalmente
el implante se fractura por fatiga. Es por esta razón que se debe evitar la
formación de poros durante el proceso de solidificación.
Para evitar estos problemas en la aleación F75 fundida, se emplean
métodos especiales de metalurgia, como por ejemplo el hot isostatic pres-
sing (HIP), en el cual se compacta un polvo fino de la aleación F75 y se lo
sinteriza bajo condiciones apropiadas de presión y temperatura (aproxi-
madamente 100 MPa y 1100°C durante 1 hora), y luego se la forja hasta
la forma final. Esto genera un tamaño de grano más pequeño que el del
material fundido, lo que de acuerdo con la expresión de Hall-Petch pre-
sentará mejores propiedades mecánicas. En general, las propiedades que
se mejoran al emplear HIP frente a la aleación fundida y colada se rela-
cionan con un menor tamaño de grano y una distribución más fina de
carburos, la cual tiene un efecto endurecedor.
Existen prótesis con recubrimientos porosos basados en la aleación
F75 cuyas propiedades dependerán de la manufactura tanto de las esferas
a sinterizar como del sustrato y del proceso de sinterizado empleado para
unir las esferas entre sí y con el sustrato.
La aleación ASTM F799 es una modificación de la aleación F75 la
cual ha sido procesada forjándola a aproximadamente 800°C luego del
colado; mientras que la aleación ASTM F90 tiene agregados de níquel y
tungsteno para facilitar su maquinado. Finalmente, la aleación ASTM
F562 puede ser procesada por tratamiento térmico y trabajado en frío para
producir una microestructura controlada y una aleación de alta resistencia.
80
Aleaciones base titanio
81
Tabla 3.7. Propiedades mecánicas de aleaciones base titanio para
su utilización como biomaterial [4]
Límite de
Módulo de Límite de Tensión de
Aleación y fatiga para
elasticidad fluencia rotura
tratamiento 107 ciclos
(GPa) (MPa) (MPa)
(MPa)
82
El oro fue históricamente el metal de uso predilecto en odontología
restaurativa debido a su nobleza, color, resistencia a la corrosión y buena
compatibilidad biológica. Tiene una capacidad casi exclusiva de mantener
el brillo sin mancharse [31]. Otra de sus propiedades más importante es
que permite una menor acumulación de placa dental comparada con otros
materiales metálicos. Sin embargo, sus desventajas son dos: en primer
lugar, es muy costoso, y en segundo lugar, al igual que la mayoría de los
metales puros, es blando y dúctil e inadecuado para soportar aun tensio-
nes moderadas; por ese motivo se lo combina con otros elementos como
plata, paladio, cobre y cinc para mejorar sus propiedades mecánicas. El
platino es incorporado a la aleación oro-cobre-plata para mejorar aún más
la resistencia mediante la precipitación de una fase rica en platino. Se usa
en coronas, dentaduras parciales fijas, conectores y como base para res-
tauraciones de porcelana fundida sobre metal.
Las aleaciones base paladio, como paladio-plata, se usan en una gran
variedad de aplicaciones dentales incluyendo fusión de porcelana sobre
metal, coronas, dentaduras parciales fijas, pilares de varias formas y den-
taduras parciales removibles. En general, las aleaciones con alto conteni-
do de paladio y baja plata tienen buena resistencia a la corrosión y al
opacamiento generado por compuestos de azufre naturalmente presentes
en la saliva.
Las aleaciones de metales no preciosos fueron desarrolladas para sus-
tituir a las aleaciones preciosas por su alto costo, y hacer accesible la
reconstrucción dental a todos los niveles económicos. Se las utiliza para
la fabricación de coronas, dentaduras parciales fijas, implantes (ya fue
mencionado que para su fabricación se emplean el titanio y sus aleacio-
nes), dentaduras parciales removibles, soldaduras y aparatos de ortodon-
cia (para la corrección de la masticación). Los principales componentes
de estas aleaciones son plata, níquel, cobalto, cromo, cobre, hierro y tita-
nio. En contraste con las aleaciones preciosas, éstas no son termodinámi-
camente estables y su resistencia a la corrosión depende de una delgada
película de óxido (pasivante) que se forma en su superficie.
Las aleaciones base níquel combinadas con cromo aumentan su resis-
tencia a la corrosión, ya que estas aleaciones forman en su superficie una
película de óxido pasivante debido a su alto contenido en cromo (16-
27%). Otros elementos que aumentan la resistencia a la corrosión son el
manganeso y molibdeno [32].
Las aleaciones base cobalto son usadas para fabricar dentaduras par-
ciales removibles e implantes quirúrgicos (en forma de raíz, tornillo,
lámina y subperiósteos). Los elementos agregados a estas aleaciones para
83
fines dentales son cromo, molibdeno, níquel, silicio, tungsteno, mangane-
so y hierro. Estas aleaciones también tienen buena resistencia a la corro-
sión debido a la formación de la película pasivante de óxido de cromo
sobre la superficie del metal.
Las aleaciones base hierro usadas en odontología son los aceros inoxi-
dables fundamentalmente para la fabricación de aparatos de ortodoncia.
Tal como se mencionó anteriormente, sus principales elementos compo-
nentes, además del hierro, son el cromo, níquel y molibdeno. Son
resistentes a la corrosión debido a una película de óxido protector. Sin
embargo, bajo ciertas condiciones, los aceros inoxidables son susceptibles
al picado y a la corrosión por rendija (crevice).
Las aleaciones base cobre se utilizan para fabricar coronas y puentes.
Éstas contienen hasta un 87% de cobre y se lo alea con aluminio, cinc,
níquel, hierro, cobalto y manganeso. Estas aleaciones son más atractivas
por su color amarillo (semejante al oro) que el color gris metálico de las
aleaciones cobalto-cromo o níquel-cromo; sin embargo, su resistencia a la
corrosión en el medio oral es menor.
Las amalgamas son aleaciones de mercurio con uno o más metales
como plata, estaño y cobre [17, 18, 24]. Son empleadas para restauracio-
nes dentales por caries. Es un material que presenta buenas propiedades
mecánicas; sin embargo, posee como desventajas su falta de estética de-
bido a su color metálico y el empleo de mercurio el que puede ser nocivo
para la salud del paciente. En la actualidad se usan dos clases de amalga-
mas: la amalgama convencional o de bajo cobre (no más del 6% de Cu) y
la amalgama de alto cobre (no menos del 12% Cu) siendo esta última la
más utilizada debido a su mayor resistencia a la corrosión.
Polímeros
La palabra polímero proviene de las palabras griegas Poly y Mers, que
significan muchas partes. Son grandes moléculas (o macromoléculas)
formadas por la unión de muchas pequeñas moléculas (denominadas
monómeros) que pueden ser iguales o diferentes [33]. Cuando en particu-
lar se unen entre sí más de un tipo de moléculas (monómeros), la macro-
molécula resultante se denomina copolímero. Como los polímeros se
forman por la unión de un gran número de moléculas pequeñas tienen
altos pesos moleculares. Es frecuente que los polímeros tengan pesos de
100.000 gramos por mol o mayores.
Los polímeros pueden ser de tres tipos:
84
Polímeros naturales: provenientes directamente del reino vegetal
o animal. Por ejemplo: celulosa, almidón, proteínas, caucho natu-
ral y ácidos nucleicos.
Polímeros artificiales: son el resultado de modificaciones me-
diante procesos químicos, de ciertos polímeros naturales. Por
ejemplo: nitrocelulosa.
Polímeros sintéticos: son los que se obtienen por procesos de po-
limerización controlados por el hombre a partir de materias pri-
mas de bajo peso molecular. Ejemplo: nylon, polietileno, y cloru-
ro de polivinilo.
85
pueden refundir, y son degradados o descompuestos por calentamiento a
temperatura elevada. Por ese motivo, los plásticos termoestables no se
pueden reciclar. El término termoestable (la palabra griega therme sig-
nifica calor), deriva del hecho de que el calor es necesario para el endu-
recimiento permanente del polímero. De todos modos existen muchos
plásticos llamados termoestables que han sido endurecidos o vulcaniza-
dos (en el caso de los elastómeros o gomas) a temperatura ambiente
solamente por una reacción química. Muchos plásticos termoestables
constan de una red de átomos de carbono unidos con enlaces covalentes
para formar un sólido rígido. Pero a veces hay átomos de nitrógeno,
oxígeno, azufre u otros enlazados en forma covalente formando parte de
la red estructural termoestable.
a) Polímeros hidrocarbonados
CH2 CH2
n
86
CH3
CH2 CH
n
H
CH2 C C CH2
n
CH3
H CH3
C C n
H C O
OCH3
87
c) Polímeros heterocadena
Además del carbono, hay otros dos elementos que pueden encon-
trarse en el esqueleto de los polímeros, y ellos son el oxígeno (que se
enlaza de forma covalente por medio de dos enlaces) y el nitrógeno
(que se enlaza con tres enlaces). El azufre también se encuentra en
algunos polímeros y, al igual que el oxígeno, se enlaza con dos enla-
ces. El silicio aparece en una familia especializada de polímeros de-
nominada siliconas y, al igual que el carbono, se une de forma cova-
lente mediante cuatro enlaces tetraédricos, pero forma cadenas no tan
largas como lo hace el carbono.
Los polímeros que tienen en su esqueleto dos o más átomos diferentes
se denominan polímeros heterocadena, y son, a menudo, más fuertes y
tienen mayor resistencia térmica que los de cadena carbonada. El más
común de estos polímeros es el Nylon 66, cuya estructura es:
H H
N (CH2)6 N C (CH2)4 C
O O n
CH3
Si O
CH3 n
88
propiedad intermedia entre uno simple y uno doble, lo que les da una
estabilidad química particular.
Este anillo aromático puede presentarse unido al esqueleto del políme-
ro o como un grupo lateral. Esto es muy importante para las propiedades
del polímero, ya que, por ejemplo, los polímeros termoplásticos para usos
a alta temperatura, invariablemente contienen al anillo bencénico en su
estructura. El termoplástico más difundido dentro de este grupo es el
poliestireno (PS):
H H
C C
n
H
89
Como se indicó más arriba, la unidad más pequeña que se repite en la ca-
dena del polímero es llamada un mero. El mero polietilénico es (-CH2-CH2)-
y aparece indicado en la ecuación de arriba. El subíndice n es conocido como
grado de polimerización (GP) de la cadena del polímero y es equivalente
al número de subunidades o meros en la cadena molecular polimérica. La
media del GP para los grupos de polietileno varía desde aproximadamente
3.500 a 25.000, correspondiendo a las masas moleculares medias entre
100.000 y 700.000 g/mol.
El conjunto de reacciones de polimerización del etileno puede ser
dividido en las siguientes etapas: (1) iniciación; (2) propagación; (3)
terminación.
Para la iniciación del proceso de polimerización en cadena del etileno
se debe utilizar uno de los muchos tipos de catalizadores empleados al
efecto. Aquí se considerará el uso de peróxidos orgánicos, los cuales
actúan como formadores de los llamados radicales libres. Éstos son gru-
pos moleculares en el cual uno de los átomos contiene siete electrones en
su última órbita como consecuencia de tener un electrón desapareado.
Esta característica los hace particularmente reactivos, ya que como se
mencionó oportunamente, la configuración más estable de un átomo es
cuando posee 8 electrones en su última órbita.
El peróxido de benzoílo es el compuesto orgánico que se utiliza con
más frecuencia para iniciar reacciones de polimerización en cadena debi-
do a su facilidad para descomponerse en radicales libres como se muestra
a continuación:
calor
C O O C 2 C O
O O O
electrón libre
90
de etileno para formar a su vez otro radical y extender la longitud de la
cadena formada:
electrón libre electrón libre
grupo éster
91
Historia de los polímeros
92
que las cadenas pueden ser lineales o ramificadas pero no presentan en-
trecruzamiento de moléculas entre sí.
93
a menos que se tenga un polímero con estructura tridimensional debido
exclusivamente a la presencia de enlaces covalentes, es relativamente
fácil romper su estructura tridimensional (con calor, por ejemplo), aunque
sea difícil romper los enlaces dentro de la molécula misma de polímero.
En su estructura, los polímeros pueden tener diferentes elementos, pero
muy pocos tienen más de cuatro tipos distintos de átomos. A pesar de ello, la
unidad mero de muchos polímeros y la forma en que ellas se unen entre sí
para formar un polímero macroscópico puede ser extremadamente compleja y
esto es debido a que pueden formarse distintos tipos de enlaces y a que los
átomos involucrados pueden ser ordenados de muchas maneras diferentes.
Como se mencionó anteriormente, la mayoría de los polímeros contie-
ne principalmente carbono en su esqueleto debido a una característica casi
exclusiva de este elemento, de formar enlaces covalentes consigo mismo.
Los polímeros y otros compuestos en los que su estructura se basa en esta
propiedad de los átomos de carbono, se denominan compuestos orgánicos.
Aunque la mayoría de los polímeros son orgánicos, existen algunos de
naturaleza inorgánica: por ejemplo, muchos vidrios cerámicos pueden ser
considerados polímeros de este tipo. Sin embargo, debido a que la naturale-
za de los enlaces involucrados en estos vidrios cerámicos es del tipo iónico
(y no covalente), no son generalmente tratados como polímeros.
En los polímeros, el tipo más común de enlace entre átomos de carbo-
no es aquel en que cada átomo tiene cuatro vecinos que están ordenados
en forma simétrica alrededor del átomo central, dando lugar a lo que se
llama estructura tetraédrica (cuando se unen exclusivamente átomos de
carbono a través de estos enlaces tetraédricos, se obtiene la forma conoci-
da como diamante).
Otro tipo de enlace que se encuentra en los polímeros es el doble enla-
ce entre átomos del mismo tipo (entre dos átomos de carbono, por ejem-
plo) o entre átomos distintos (entre un átomo de carbono y uno de oxíge-
no o de nitrógeno, por ejemplo). Aunque estos dobles enlaces conducen a
enlaces mecánicamente fuertes, son más susceptibles al ataque químico.
Otro elemento muy común en los polímeros es el hidrógeno que, a
diferencia del carbono, sólo puede formar un único enlace con otro
elemento. Por ese motivo, el hidrógeno nunca forma parte del esquele-
to de un polímero.
Aunque los polímeros son moléculas muy grandes, sus propiedades
químicas y físicas se pueden explicar con los conocimientos que se tienen
de las moléculas más pequeñas. A continuación se describirá brevemente
algunos de los aspectos importantes de la relación entre la estructura y
algunas propiedades de los polímeros [3].
94
En la figura 3.6 se comparan las curvas tensión-deformación de dife-
rentes tipos de polímeros. Los plásticos rígidos como el poliestireno, el
polimetilmetacrilato o los policarbonatos pueden soportar una gran ten-
sión, pero no demasiada deformación antes de su ruptura, y son poco
tenaces y quebradizos (no hay una gran área bajo la curva tensión-
deformación). Se concluye que estos materiales son resistentes, pero no
muy duros. Además, la pendiente de la recta es muy pronunciada, lo que
significa que estos polímeros son rígidos.
Por su parte, los plásticos flexibles como el polietileno y el polipro-
pileno difieren de los plásticos rígidos en el sentido en que el módulo
inicial es elevado, o sea que resisten por un tiempo la deformación, pero
si se ejerce demasiada tensión sobre estos plásticos, finalmente se defor-
mará, y una vez que se ha deformado lo suficiente, lo hará cada vez con
mayor facilidad.
Polímero rígido
Polímero flexible
Elastómero
Tensión
Deformación
95
una vez que el estiramiento ha terminado, y ésta es una propiedad funda-
mental de los elastómeros (las banditas de goma no servirían de nada si
sólo se estiraran y no recobraran su forma original).
En la tabla 3.8 se muestran algunas propiedades mecánicas de deter-
minados polímeros empleados frecuentemente para la fabricación de
dispositivos biomédicos.
Los polímeros rara vez forman grandes cristales, característicos de
otros compuestos orgánicos, aunque muchos de ellos sí forman regiones
cristalinas microscópicas, llamadas cristalitos. Un polímero muy regular
que se empaqueta bien en una red cristalina será cristalino y, por lo gene-
ral, más denso, fuerte y rígido que un polímero semejante con menor
grado de cristalinidad. El polietileno es un ejemplo de cómo afecta la
cristalinidad a las propiedades físicas de un polímero. La polimerización
por radicales libres forma un polietileno muy ramificado que se constitu-
ye en cristalitos muy pequeños debido a que la ramificación al azar de la
cadena destruye la regularidad de los cristalitos. Se fabrica un polietileno
no ramificado de alta densidad empleando un catalizador específico. La
estructura lineal del material de alta densidad se empaqueta más fácilmen-
te en una red cristalina, de modo que forma cristalitos más grandes y más
fuertes. Se dice que el polietileno de alta densidad tiene mayor grado de
cristalinidad y que por lo tanto es más denso, resistente y más rígido que
el material de baja densidad. La estereoquímica del polímero (cómo crece
espacialmente) también afecta su cristalinidad.
96
Tabla 3.8. Propiedades mecánicas de algunos polímeros
empleados como biomateriales [34]
Polimetilmetacrilato
2,2 30 1,4
(PMMA)
Politetrafluoretileno
0,5 17-28 120-350
(PTFE)
97
con enlaces cruzados pueden permanecer elásticos y no fundir hasta que la
temperatura sea tan alta que el polímero comienza a descomponerse.
En muchos casos, un polímero presenta propiedades deseables para
determinados usos, pero es demasiado quebradizo, ya sea porque su tem-
peratura de transición vítrea (Tg) es mayor que la temperatura ambiente, o
porque el polímero es demasiado cristalino. En tales casos, con frecuencia
se agrega un plastificante para hacerlo más flexible. Un plastificante es un
compuesto que se disuelve en el polímero, disminuyendo la atracción
entre las cadenas poliméricas y permitiendo que se deslicen entre sí. El
efecto general del plastificante es reducir la cristalinidad del polímero y
disminuir su temperatura de transición vítrea (Tg). Un ejemplo común de
polímero plastificado es el cloruro de polivinilo. La forma normal tiene
una Tg de aproximadamente 80°C, muy por arriba de la temperatura am-
biente. Sin un plastificante, el vinilo es rígido y quebradizo. Por ese moti-
vo se agrega al polímero ftalato de dibutilo para bajar su temperatura de
transición vítrea a unos 0°C. Este material plastificado es la película
flexible, un poco elástica, con la que se fabrican los impermeables, zapa-
tos y techos de automóviles. Sin embargo, el ftalato de dibutilo es ligera-
mente volátil y se evapora de manera gradual con el tiempo, el vinilo
pierde su plastificante y se hace duro y quebradizo.
La degradación de los polímeros requiere de la rotura de su estructura
molecular y esto puede ocurrir o bien por la alteración de los enlaces
covalentes a lo largo de la cadena, o por la alteración de la interacción
entre cadenas poliméricas entre sí. Estos fenómenos (que pueden ocurrir
simultáneamente) se deben a procesos denominados hidrólisis (rotura
debida a la presencia de moléculas de agua) y oxidación (serie de reac-
ciones químicas en las que la especie que la genera suele ser el oxígeno o
debida a altas temperaturas). Los productos liberados como consecuencia
de la degradación de los polímeros pueden inducir reacciones adversas en
el organismo que causan complicaciones clínicas. Sin embargo, existe una
familia de polímeros denominados biodegradables (empleados para sutu-
ras, fijación de fracturas o para la liberación controlada de medicamentos)
que en el organismo se degradan en pequeños fragmentos (que inclusive
pueden ser los mismos monómeros) y que son eliminados por el organis-
mo a través de procesos metabólicos normales.
98
Tipos de polímeros más comunes empleados
como biomateriales
CH3 Cl
(C H 2 C H 2 )n (C H 2 C H )n (C H 2 C H )n (C F2 C F2 )n
CH3 O O O
HO ( C O C O )n (N H (C H 2)6 NH C (C H 2)4 C )n
CH3
99
para hacer fibras o soplarse para formar películas delgadas. Según la
tecnología que se emplee se pueden obtener varios tipos de polietileno.
El polietileno de baja densidad se fabrica de dos maneras: a alta pre-
sión o a baja presión. En el primer caso se emplean los llamados iniciado-
res de radicales libres como catalizadores de polimerización del etileno.
El producto obtenido es el polietileno de baja densidad ramificado. Cuan-
do se polimeriza el etileno a baja presión se emplean catalizadores espe-
ciales (denominados tipo Ziegler-Natta) y se usa el 1-buteno como como-
nómero. De esta forma es como se obtiene el propileno de baja densidad
lineal, que posee características muy particulares, como la de poder hacer
películas delgadas y resistentes.
Cuando se polimeriza el etileno a baja presión y en presencia de cata-
lizadores Ziegler-Natta, se obtiene el polietileno de alta densidad (HDPE).
La principal diferencia es la flexibilidad, debido a las numerosas ramifi-
caciones de la cadena polimérica, a diferencia de la rigidez del HDPE. Se
emplea para hacer recipientes moldeados por soplado, como botellas y
caños plásticos (flexibles, fuertes y resistentes a la corrosión).
El polietileno en fibras muy finas en forma de red sirve para hacer cu-
biertas de libros y carpetas, tapices para muros, etiquetas y batas plásticas.
Para aplicaciones biomédicas, el polietileno es empleado en su forma
de alta densidad debido a que el de baja densidad no puede soportar las
temperaturas de esterilización. Es empleado en tubos para drenajes y
catéteres, hilos de sutura, cirugía plástica, etc. En su forma de ultra alto
peso molecular (UHMW) se emplea como componente acetabular en los
reemplazos de cadera (figura 1.3) y en reemplazos de rodilla (figura 1.4).
Este material tiene una buena tenacidad, resistencia a las grasas y aceites
y tiene un costo relativamente bajo.
El polipropileno (PP) se produce desde hace mucho tiempo, pero su
aplicación data de los últimos veinte años, debido a la falta de producción
directa pues siempre fue un subproducto de las refinerías o de la desinte-
gración del etano o etileno.
El polipropileno posee una alta cristalinidad, por lo que sus cade-
nas quedan bien empacadas y producen resinas de alta calidad. Se lo
utiliza para elaborar bolsas de freezer y microondas ya que tienen una
buena resistencia térmica y eléctrica; además de baja absorción de
humedad. Otras propiedades importantes son su dureza, resistencia a
la abrasión e impacto, transparencia, y que no es tóxico. Asimismo se
usa para fabricar carcasas, juguetes, valijas, jeringas, baterías, tapice-
ría, ropa interior y ropa deportiva, alfombras, cables, selladores, partes
automotrices y suelas de zapatos.
100
En cuanto a las aplicaciones biomédicas, el polipropileno está rela-
cionado químicamente con el polietileno y tiene una alta rigidez, buena
resistencia química y alta tensión de ruptura. Su resistencia a la fisura-
ción por tensiones es superior a la del polietileno y es empleado en las
mismas aplicaciones.
El cloruro de polivinilo (PVC) se obtiene polimerizando el cloruro de
vinilo. Existen dos tipos de cloruro de polivinilo, el flexible y el rígido.
Ambos tienen alta resistencia a la abrasión y a los productos químicos.
Pueden deformarse linealmente hasta 4 veces y se suele copolimerizar
con otros monómeros para modificar y mejorar la calidad de la resina. Las
resinas de PVC casi nunca se usan solas, sino que se mezclan con diferen-
tes aditivos.
El PVC flexible se destina para hacer manteles, cortinas para baño,
muebles, alambres y cables eléctricos. El PVC rígido se usa en la fabrica-
ción de tuberías para riego, juntas, techado y botellas. En aplicaciones bio-
médicas, el PVC es usado principalmente en mangueras y bolsas para trans-
fusiones de sangre, alimentación y diálisis; catéteres, etc. El PVC puro es
un material duro y frágil, pero, con la adición de plastificantes, se lo trans-
forma en flexible y blando. El PVC tiene problemas para aplicaciones a
largo plazo debido a que los plastificantes pueden ser disueltos por los
fluidos corporales. Si bien esos plastificantes tienen baja toxicidad, su pér-
dida hace que el PVC se transforme en menos flexible y quebradizo.
El politetrafluoretileno (PTFE), también conocido como Teflón, tie-
ne la misma estructura que el polietileno, excepto que los átomos de
hidrógeno son reemplazados por flúor. El PTFE es un polímero muy
estable, tanto térmica como químicamente, y por ello es muy dificultoso
su procesamiento. Es muy hidrófobo (rechaza al agua y, por ende, es
difícil mojarlo) y tiene excelente lubricidad. En su forma microporosa es
empleado para injertos vasculares.
El polimetilmetacrilato (PMMA) es un polímero de cadena lineal
hidrófobo, que es vítreo a temperatura ambiente y que se lo reconoce más
fácilmente por sus nombres comerciales tales como Lucite o Plexiglas
(o más comúnmente acrílico). Tiene una muy buena transparencia a la
luz, tenacidad y estabilidad, lo que hacen de él un excelente material para
lentes intraoculares y lentes de contacto duras.
Las lentes de contacto blandas son fabricadas a partir de la misma fami-
lia de polímeros, pero con la adición de un grupo –CH2OH al grupo lateral
del PMMA, resultando en el poli-2-hidroxietilmetacrilato (Poli HEMA). El
grupo –CH2OH adicional produce que el polímero sea hidrófílo (fácilmente
mojado por el agua). Para lentes de contacto blandas, el poli-HEMA es
101
levemente entrecruzado con el dimetacrilato de etilenglicol (EGDM) para
evitar que el polímero se disuelva cuando está hidratado. Cuando el poli-
HEMA está completamente hidratado se transforma en un hidrogel dilata-
ble (esta clase de polímeros será discutida más adelante).
El polidimetilsiloxano (PDMS) es un polímero extremadamente versá-
til y es el único en el cual la cadena carbonada es reemplazada por un
esqueleto de silicio-oxígeno. Sus propiedades mecánicas son menos sus-
ceptibles a los cambios de temperatura respecto de otras gomas debido a
su baja temperatura de transición vítrea (Tg). El PDMS es empleado en
catéteres y mangueras de drenaje, como aislante en marcapasos y como
componentes de algunos sistemas de injertos vasculares. Se emplea tam-
bién para las membranas oxigenadoras debido a su alta permeabilidad de
oxígeno. Por su excelente flexibilidad y estabilidad es utilizado en una
variedad de prótesis tales como articulaciones de dedos, válvulas de cora-
zón, implantes de pechos, narices, orejas y barbillas.
La polimerización del bisfenol A con fósgeno produce policarbonato,
que es un material transparente y tenaz. Su alta resistencia al impacto lo
transforman en el material ideal para lentes de seguridad, y alojamiento
de oxigenadores y máquinas de by-pass de corazón-pulmón.
El Nylon es el nombre dado por la empresa Du Pont a una familia de
poliamidas. El Nylon se produce por la reacción entre diaminas con di-
ácidos y es empleado para suturas quirúrgicas.
Los copolímeros son otra clase importante de materiales biomédicos.
En la figura 3.8 se muestran las estructuras químicas de dos copolímeros
frecuentemente empleados en dispositivos biomédicos. La poliglicolil-
lactida (PGL) es un copolímero al azar empleado para suturas quirúrgicas
reabsorbibles (el organismo se encarga de disolverlas). La presencia de
uniones ésteres en la cadena principal del polímero permite una degrada-
ción hidrolítica gradual (reabsorción). En contraste con el material natural
de suturas reabsorbibles, el ácido poliglicólico, el copolímero PGL retiene
su resistencia durante más de 14 días.
Los poliuretanos son copolímeros que pueden ser de dos tipos, flexi-
bles o rígidos, dependiendo del poliol usado. Los rígidos duros tienen una
Tg por sobre la temperatura ambiente y actúan como refuerzo vítreo o
semicristalino, y están compuestos por un diisocianato y un prolongador
de cadena. El diisocianato más comúnmente empleado es el 2-4-tolueno-
diisocianato (TDI) y metilen-di-(4-fenil)-isocianato (MDI), siendo este
último el más empleado en biomateriales. El prolongador de cadena más
empleado es un pequeño glicol alifático o una diamina con 2 a 6 átomos
de carbono. Los flexibles son aquellos cuyo Tg es mucho menor que la
102
temperatura ambiente, permitiendo que el material sea gomoso. Los po-
lioles poliésteres son los empleados más comúnmente en dispositivos
implantables debido a su estabilidad frente a la hidrólisis. Los pesos mo-
leculares de los polioles tienden a ser del orden de 1000 a 2000. Los po-
liuretanos son elastómeros tenaces con buena resistencia a la fatiga y a los
materiales sanguíneos. Son empleados en aislamiento de conductores en
marcapasos, injertos vasculares, vejigas artificiales, etc.
O CH3 O CH3 O O
(C CH O C CH O )m ( C CH2 O C C H 2 O )n
Polilactida Acido Poliglicólico
Poliéteruretano
Hidrogeles
103
normales, y muestra una alta resistencia a la degradación, es permeable a
los metabolitos, no es absorbido por el cuerpo, se puede esterilizar sin daño
alguno y se lo puede preparar en varias formas.
Las características de dilatación, difusión, propiedades mecánicas y
biomédicas del poli-HEMA han sido estudiadas ampliamente y se ha
determinado que sus propiedades son dependientes de la forma de prepa-
ración, la fracción en volumen del polímero, el grado de entrecruzamiento
y del agente de dilatación.
Otros hidrogeles de interés biomédico incluye a las poliacrilamidas.
Estos geles cuando se los dilata en agua llegan hasta 6 veces su peso ori-
ginal. Además de los hidrogeles mencionados, el N-vinyl-2-pirrolidona
(NVP), el ácido metacrílico (MAA), el metil-metacrilato (MMA) y el
anhídrido maleico (MAH) también tienen aplicaciones biomédicas como
hidrogeles. Por ejemplo, el poli NVP es empleado para lentes de contacto
blandas. Pequeñas cantidades de MAA como comonómero incrementan
drásticamente la dilatación de los polímeros del tipo poli-HEMA.
Las propiedades físicas de los hidrogeles los hacen muy atractivos pa-
ra una gran variedad de aplicaciones farmacéuticas y biomédicas. Los
hidrogeles exhiben propiedades que hacen de ellos candidatos como ma-
teriales biocompatibles y compatibles con sangre. Los hidrogeles no ióni-
cos para aplicaciones en contacto con sangre han sido preparados a partir
de alcohol polivinílico, poliacrilamidas, poliNVP, poliHEMA y polióxido
de etileno. Los polímeros hidrogeles heparinizados también se utilizan
como materiales compatibles con la sangre.
Una de las primeras aplicaciones de los hidrogeles fueron las lentes de
contacto, debido a su relativamente buena estabilidad mecánica, índice de
refracción favorable y alta permeabilidad al oxígeno. Otras aplicaciones
de los hidrogeles incluye a materiales para tendones artificiales, bioa-
dhesivos para cicatrizado de heridas, membranas de riñones artificiales,
cartílagos articulares, piel artificial, materiales para la reconstrucción
maxilofacial y de órganos sexuales y reemplazos de cuerdas vocales.
Cerámicas y vidrios
104
contraste con los enlaces metálicos, los electrones en los enlaces iónicos y
covalentes están localizados entre los iones/átomos que los constituyen, y
por ese motivo las cerámicas son malos conductores de la electricidad y
del calor. La fuerza de los enlaces iónicos y covalentes hacen de las ce-
rámicas unos materiales duros y frágiles, y que se rompen con muy baja
deformación plástica (eventualmente ninguna), y son sensibles a la pre-
sencia de defectos o fisuras en ellas. La naturaleza iónica y/o covalente de
las cerámicas determina su comportamiento químico.
La tabla 3.9 muestra las propiedades mecánicas de algunas cerámicas
empleadas en medicina y odontología, juntamente con un comentario que
se relaciona con su actividad en el medio biológico, la cual será explicada
más adelante.
Aunque las cerámicas y los vidrios no sufren corrosión, presentan al-
guna forma de degradación cuando son expuestas al medio biológico,
siendo el mecanismo de la degradación dependiente del tipo particular de
material considerado. Aun las cerámicas consideradas inertes química-
mente (alúmina, por ejemplo) experimentan una degradación de sus pro-
piedades mecánicas como consecuencia del contacto con la solución sali-
na del medio biológico.
La mayor desventaja de las cerámicas y los vidrios es su fragilidad y
sus pobres propiedades mecánicas: aunque pueden soportar grandes
cargas en compresión, fallan cuando son cargadas en tracción o en
flexión; pero son empleadas donde la resistencia al desgaste es de vital
importancia, y se utilizan generalmente para reparar o reemplazar tejido
conectivo duro del esqueleto. Sin embargo, hay que destacar que el
éxito de la aplicación depende de lograr una unión estable entre estos
biomateriales y el tejido conectivo.
105
Tabla 3.9. Fórmula química, propiedades mecánicas y respuesta
biológica de algunas cerámicas empleadas como biomaterial [34]
106
obteniendo de ese modo la posibilidad de existencia de cerámicas inertes
(tipo b), cerámicas bioactivas (tipo c) y cerámicas reabsorbibles (tipo d).
Las cerámicas inertes producen una respuesta mínima por parte del
organismo, y llevan al encapsulamiento del material como consecuencia
de lo que se denomina respuesta al cuerpo extraño. Estos materiales son
extremadamente estables, tanto química como físicamente, y sufren muy
poca alteración en contacto con el medio biológico.
Las cerámicas inertes más frecuentemente empleadas son la alúmina
(Al2O3), la zirconia parcialmente estabilizada (ZrO2) y nitruro de silicio
(Si3N4). Estos tres materiales tienen la característica de que presentan una
alta resistencia a la compresión, una excelente resistencia al desgaste y
una inercia química casi total.
La alúmina es la cerámica bioinerte más frecuentemene utilizada, y ha
venido siendo usada desde hace más de 35 años. Se la emplea en su forma
policristalina para fabricar la cabeza del fémur en los reemplazos totales
de cadera, y en su forma monocristalina para fabricar implantes dentales.
La mayoría de los dispositivos de alúmina son fabricados con α-Al2O3
policristalina, de granulometría muy fina, y se los produce por presión y
sinterizado a temperaturas entre 1600°C y 1700°C. Se le adiciona una
pequeña cantidad de MgO (<0,5%) para favorecer el sinterizado y limitar
el crecimiento de los granos durante la sinterización. La resistencia mecá-
nica, resistencia a la fatiga, y tenacidad a la fractura de la alúmina poli-
cristalina es función del tamaño de grano y de su pureza. El uso de la
alúmina como biomaterial está motivado fundamentalmente por su exce-
lente biocompatibilidad, por la formación de una cápsula muy fina de
tejido a su alrededor lo que permite la fijación de la prótesis sin cementar;
y su excepcional coeficiente de fricción y baja velocidad de desgaste.
La zirconia también es empleada como esfera articular en reemplazos
totales de cadera. Es fundamentalmente ZrO2 con el agregado de algún
óxido metálico tales como MgO o Y2O3. La ventaja potencial de la zirco-
nia en prótesis bajo cargas es su bajo módulo de elasticidad, su alta resis-
tencia mecánica y su buena tenacidad, comparada con otras cerámicas.
Sin embargo, hasta ahora hay insuficiente cantidad de datos para determi-
nar si esas propiedades conducirán a un éxito clínico luego de varios años
de uso (más de 15).
Las cerámicas bioactivas producen un enlace químico directo con
los tejidos, en particular con los huesos. Son materiales cuya superficie
es muy reactiva, aunque presentan una baja solubilidad en el medio
biológico. Son empleadas frecuentemente para la fijación de implantes
en el sistema óseo.
107
El exponente más importante de esta familia de cerámicas está dado
por la hidroxiapatita (HA), cuya fórmula química es Ca10(PO4)6(OH)2,
que es el componente fundamental (pero no el único) de los huesos vivos,
ya que el hueso natural es un material compuesto que contiene aproxima-
damente 80% de hidroxiapatita (que le proveen dureza) y 20% de fibras
colágenas (que le proveen flexibilidad).
Este material tiene pobres propiedades mecánicas y se lo emplea para
aplicaciones que no deben soportar cargas, como, por ejemplo, en recu-
brimientos de acero inoxidable, titanio o aleaciones de cobalto-cromo en
implantes óseos y dentales y para reconstrucciones maxilofaciales.
Otro grupo de materiales bioactivos son los denominados vidrios bio-
activos (como el Bioglass). Se ha demostrado que ciertas composiciones
de vidrios se enlazan químicamente con los tejidos. Una característica
común de estos materiales es una modificación de su superficie que es
dependiente del tiempo transcurrido luego de su implantación. La superfi-
cie forma una película biológicamente activada de hidroxiapatita carbona-
tada que resulta de interfase enlazante con los tejidos.
Los materiales que son bioactivos desarrollan una interfase adherente
con los tejidos que resistirán esfuerzos mecánicos importantes. La unión
con los huesos fue primeramente demostrada para un rango de vidrios
bioactivos que contenían SiO2, Na2O, CaO y P2O5 en proporciones espe-
cíficas. Hay tres características en su composición que distinguen a estos
vidrios de los tradicionales, éstas son: que tienen menos del 60% en moles
de SiO2, alto contenido en Na2O y CaO y alta relación CaO/P2O5. Esas
características hacen que su superficie tenga una alta reactividad cuando
son expuestos a un medio acuoso.
Las aplicaciones clínicas de los vidrios bioactivos y los vidrios cerá-
micos incluyen la cirugía del oído medio, cirugía vertebral y el manteni-
miento de las crestas óseas y reemplazo del oído medio, como así también
la reparación de defectos periodontales.
Por su parte, algunas cerámicas tienen la particularidad de que son
destruidas químicamente por el medio biológico, o sea, reabsorbidas. Los
productos químicos generados por su degradación son capaces de ser
procesados por las rutas metabólicas normales del organismo sin producir
efectos nocivos. La velocidad de su disolución está dada por su composi-
ción química y por la relación entre el área expuesta al medio biológico y
el volumen del material.
Uno de los exponentes más importantes de este tipo de cerámicas son
las de fosfato de calcio, que se vienen empleando en medicina y odonto-
logía desde hace aproximadamente 25 años. Las aplicaciones incluyen
108
implantes dentales, tratamientos periodontales, aumento de la cresta al-
veolar, ortopedia y cirugía maxilofacial y otorrinolaringología. Se em-
plean diferentes fases de fosfato de calcio y su reabsorción o degradación
está causada por tres factores: la disolución fisicoquímica, que depende de
la solubilidad del material y del pH local; por la desintegración física en
pequeñas partículas como resultado de un ataque químico preferencial
sobre los bordes de grano y por factores biológicos tales como fagocito-
sis, que causa una disminución del pH local.
La velocidad de biodegradación se incrementa a medida que se incre-
menta el área superficial, cuando decrece la cristalinidad, cuando decrece
la perfección cristalina y cuando decrece el tamaño de los cristales o gra-
nos. Hay algunos factores que tienden a disminuir la velocidad de biode-
gradación, tales como la inclusión de iones fluoruro en la cerámica.
109
pueden ser la suma de la fracción en volumen de las propiedades de
cada uno de sus constituyentes, o éstos pueden interactuar de manera
sinérgica debido a orientaciones geométricas que proveen propiedades
al compuesto que no pueden ser explicadas por la suma de las fraccio-
nes en volumen. Por ese motivo, cuando se describe un material com-
puesto, se necesita especificar la geometría del refuerzo, su concentra-
ción, distribución u orientación.
Una clasificación de materiales compuestos comúnmente aceptada se
basa en la geometría del refuerzo. De esta forma se tienen materiales
reforzados por fibras y materiales reforzados por partículas. En ambos
casos, tanto las fibras como las partículas pueden distribuirse al azar o con
una orientación preferencial. Como todos los biomateriales, la cuestión
de la biocompatibilidad (la respuesta del tejido al compuesto) es de
fundamental importancia. Al estar compuesto por dos o más materiales,
los composites tienen una alta probabilidad de causar reacciones adversas
en los tejidos. Además, el hecho de que uno de los constituyentes (el
refuerzo) generalmente tiene dimensiones a escala celular, siempre deja
abierta la posibilidad de la ingestión celular de restos de partículas que
pueden conducir a la producción de enzimas que descomponen el tejido o
el transporte al sistema linfático.
Los materiales de refuerzo más importantes empleados en biomateriales
compuestos son las fibras de carbono, fibras de polímeros, cerámicos y
vidrios. Las fibras de carbono para uso biomédico se producen a partir del
poliacrilonitrilo como precursor, luego de un proceso de tres etapas: (1)
estabilización, (2) carbonización y (3) grafitización. En los últimos años se
ha reconocido a las fibras de carbono como material biocompatible y varios
productos comerciales las emplean como material de refuerzo para mejorar
las propiedades mecánicas de resinas poliméricas, dentro de las cuales es
incluido. Se ha utilizado para reforzar politetrafluoretileno (PTFE) poroso
para el incremento de tejido blando y como recubrimiento superficial para
la fijación de implantes ortopédicos. Se ha utilizado también para reforzar
al polietileno de ultra alto peso molecular (UHMWPE) empleado en el
reemplazo total de articulaciones, como material para la reparación de ten-
dones y ligamentos y como dispositivo de fijación de fracturas.
Las fibras poliméricas no son suficientemente fuertes o rígidas para ser
empleadas como refuerzo de otros polímeros. La única excepción posible
son las fibras de UHMWPE, las fibras aramidicas y ciertas fibras que han
sido usadas por su poder de adsorción y no por su superioridad mecánica.
Aramidas es el nombre genérico de fibras poliamídicas aromáticas, y
fueron introducidas comercialmente con el nombre de Kevlar. Las
110
posibles aplicaciones biomédicas están en los tallos de prótesis de cadera,
dispositivos de fijación de fracturas y prótesis de ligamentos y tendones.
También se han empleado algunos materiales cerámicos como refuer-
zos de biomateriales compuestos, siendo el más estudiado el refuerzo de
cerámicas de fosfato de calcio. En cuanto a los vidrios como refuerzos
tienen como ventajas un alto cociente resistencia mecánica/peso, buena
estabilidad dimensional, buena resistencia al calor, frío, humedad y frente
a la corrosión.
Los materiales compuestos biomédicos tienen propiedades que pocas
aleaciones metálicas las poseen; sin embargo, su alto costo de desarrollo
hace que haya pocos biomateriales compuestos de uso clínico general.
Recubrimientos
Se ha aplicado mucho esfuerzo en el diseño, síntesis y fabricación de
biomateriales y dispositivos para asegurar que tengan adecuadas propie-
dades mecánicas, durabilidad y funcionalidad. Para citar algunos ejem-
plos, una articulación de cadera debe soportar grandes tensiones, un
hemodializador debe tener requisitos de permeabilidad característicos y la
bomba de un corazón artificial debe pulsar millones de ciclos sin fractura.
Las propiedades del seno del material gobiernan esas características.
Sin embargo, la respuesta biológica de los biomateriales es gobernada
principalmente por la química y estructura de su superficie. De allí que el
motivo de las modificaciones superficiales de los materiales sea retener
las propiedades físicas de un biomaterial mientras se modifica solamente
su parte externa que tiene influencia en la biointeracción. Si tal modifica-
ción de la superficie se efectúa adecuadamente, las propiedades mecáni-
cas y funcionalidad del dispositivo no será afectada, pero la biocompatibi-
lidad relacionada con la interacción entre los tejidos y la superficie será
mejorada o cambiada. Los materiales pueden ser modificados superfi-
cialmente empleando métodos biológicos o fisicoquímicos [3].
Estos recubrimientos son empleados en componentes biomédicos
por una amplia variedad de razones. Por ejemplo, cuando un implante
está recubierto por metal poroso o con cerámicas, se facilitará su fija-
ción ya que podrá crecer hueso entre los poros y aumentar la calidad del
anclaje mecánico producido. Por otra parte, la superficie del implante
modificado por implantación iónica o por deposición física en fase va-
por incrementará la dureza superficial y, por ende, la resistencia al des-
gaste. En algunos casos se emplean recubrimientos poliméricos para
111
mejorar la biocompatibilidad y bioestabilidad, para lograr alguna acción
antimicrobiana, o para mejorar la lubricación de partes en movimiento.
Las modificaciones superficiales han sido ampliamente exploradas pa-
ra mejorar la biocompatibilidad de dispositivos biomédicos y mejorar
otros aspectos de su rendimiento. Puesto que un dado dispositivo médico
puede tener características adecuadas, la modificación superficial provee
un medio para alterar solamente la biocompatibilidad del dispositivo sin
la necesidad de rediseños.
Dentro de los métodos que se dispone para llevar a cabo modificacio-
nes superficiales cabe destacar a la deposición por plasma-spray, el sinte-
rizado, la implantación iónica, el empleo de radiación ultravioleta, etc.
112
4. Estado actual de la ciencia de los
biomateriales y consideraciones finales
Muy pocas personas, si es que existe alguna, han podido prever hace
50 años qué tipo de materiales dominaría la tecnología biomédica actual.
Sin embargo, a pesar de lo reciente del campo de los biomateriales, el
avance en la ciencia y tecnología ha permitido emplear todos los materia-
les disponibles bajo todas las formas concebibles y se han desarrollado
enorme cantidad de materiales sintéticos que tienen la virtud de poder ser
sintetizados a bajo costo.
Un aspecto importante a destacar es que los biomateriales empezaron
siendo materiales industriales a los que se les pedía que cumplieran con
ciertos requisitos de biocompatibilidad; pero en la actualidad se diseñan,
fabrican y procesan muchos biomateriales con el único fin de que tengan
una aplicación en el campo médico, es decir, cada biomaterial se sintetiza
y elabora específicamente para cada sistema o aparato médico. Además,
estos materiales se seleccionan teniendo en cuenta el tipo de aplicación a
la que están destinados. Por ejemplo, los materiales que se emplearán para
sustituir tejidos blandos (por ejemplo, vasos sanguíneos) son diferentes de
los de tejidos duros (como huesos) o de los empleados en la fabricación
de dispositivos (al estilo de los marcapasos). Está claro que los pacientes,
como usuarios finales, o los cirujanos como utilizadores, no necesitan
biomateriales en sí, sino partes, dispositivos y sistemas médicos fabrica-
dos con ellos. Por ese motivo, la optimización de cada pieza o componen-
te en función del biomaterial utilizado requiere un diseño adecuado que
necesariamente va acompañado de un procesado que permita no sólo las
mejores prestaciones de la pieza fabricada, sino su reproducibilidad y
fiabilidad en toda la cadena de producción.
Actualmente se utilizan sistemas informáticos para el diseño de im-
plantes que permite la fabricación de, por ejemplo, prótesis desarrolladas
en función del estado en que se encuentra el paciente y/o del tipo de frac-
tura que se trata, y se llevan a cabo modelado y simulación numérica del
comportamiento de órganos, para posibilitar el desarrollo de nuevos y
mejores implantes. Si bien estos hechos no son nuevos en el campo de la
113
ingeniería, le dan una enorme versatilidad e interés al campo de los bio-
materiales; campo que, en constante evolución, ofrece excelentes oportu-
nidades para el desarrollo de nuevos sistemas y la expansión de las apli-
caciones actuales. Sin embargo, esto requiere estudios de investigación
avanzados para definir los verdaderos límites o las propiedades necesarias
para la sustitución de tejidos con fiabilidad a largo plazo.
En la actualidad, el mundo de los biomateriales se formula tres impor-
tantes cuestiones:
¿Qué calidad de vida proporcionarán?, ¿cuánto durarán? y ¿cuál es su
precio? [2]. No existe una respuesta satisfactoria para las dos primeras
preguntas, pero sí son positivas en líneas generales para un elevado núme-
ro de pacientes. Para dar respuestas exactas hay mucho camino por reco-
rrer en la ciencia de los materiales, la medicina, la odontología y los am-
bientes técnico e industrial.
El trabajo en el campo de los biomateriales implica necesariamente un
trabajo coordinado entre expertos de distintas áreas de conocimiento
(químicos, físicos, ingenieros, médicos, odontólogos, etc.). Sin esta coor-
dinación, absolutamente imprescindible, no se podría alcanzar el objetivo
final del biomaterial, que requiere la realización de muchas etapas, que se
inicia con la fabricación del material a utilizar, se sigue con el procesado
y su control tanto de calidad como biosanitario, y se finaliza con la apli-
cación clínica y seguimiento de la misma. Como se mencionó anterior-
mente, para cada necesidad hay que diseñar y fabricar un biomaterial
específico y la selección de expertos será diferente.
Para poner en evidencia las cifras relacionadas con los biomateriales,
es de mencionar que en los Estados Unidos de América y en la mayoría
de los países de Europa se realizan grandes inversiones en el tema y,
además, manejan un gran mercado. Como ejemplo se puede citar que en
la década del 90 los gastos totales de los Estados Unidos de América en el
sistema de salud ascendieron a unos 666.200 millones de dólares por año,
siendo la inversión anual en investigación y desarrollo en ciencias vincula-
das a la salud de 22.600 millones de dólares. Por su parte, el número de
empleados en la industria de dispositivos biomédicos registrado en 1988 fue
cercano a los 200.000 y el número de fabricantes en 1991, de unos 19.300.
Actualmente, tanto el mercado estadounidense como el de la Comuni-
dad Económica Europea afrontan serios problemas debido a la crisis ge-
nerada por el retiro del mercado de ciertos compuestos químicos tradicio-
nales, frecuentemente empleados en la producción de biomateriales y
dispositivos. El área más afectada por este proceso es la relacionada con
los materiales de uso intracorpóreo, principalmente los poliuretanos de
114
uso en cardiología (para dispositivos de asistencia cardíaca, recubrimien-
tos para conductores de marcapasos, etc.), los elastómeros de silicona, las
fibras de teflón (para conectores arteriovenosos), poliacetales y poliéste-
res (para prótesis vasculares). Lamentablemente, en muchos de estos
casos no hay materiales disponibles para reemplazar los que han sido
retirados del mercado. La venta de materiales a la industria médica repre-
senta una minúscula porción del negocio total de muchas empresas, y
esto, sumado a las millonarias demandas por responsabilidad civil basa-
das en los supuestos efectos nocivos de algunos biomateriales y a la pu-
blicidad negativa que se ha generado, no debe sorprender que algunos de
los productores de materias primas opten por retirar sus productos del
mercado. Esto ha limitado la oferta de determinados compuestos quími-
cos por parte de las compañías productoras. Si esta situación continúa, la
falta de determinados dispositivos implantables obligaría a suspender
muchas prácticas médicas usuales. Otras compañías han optado por de-
sarrollar materiales diferentes de los de alto riesgo con el objeto de mejo-
rar su rendimiento a largo plazo. La discusión para superar la crisis inclu-
ye también consideraciones acerca de cambios de legislación y el desarro-
llo de estándares adecuados que permitan comparar y establecer equiva-
lencias con los materiales alternativos.
En América Latina, debe considerarse el alto costo del proceso que
se extiende desde el desarrollo de la idea hasta su concreción en forma
del uso de un biomaterial en un paciente. Este costo no sólo es el de
las materias primas que emplea y los programas de investigación y
equipamiento requeridos, sino también el de los procesos de valida-
ción y de aprobación del protocolo de fabricación y comercialización.
El alto valor agregado determina que la investigación y desarrollo de
materiales biomédicos estén muy ligados a los gastos que realiza un
país en el sistema de salud. Como consecuencia de esto, los materiales
y dispositivos biomédicos (la mayor parte importados) no resultan
accesibles para la mayoría de los pacientes.
A pesar de todo lo expuesto, es de esperar que la ciencia de los
biomateriales continúe expandiéndose y, para ello, tiene que superar
una enorme cantidad de desafíos ingenieriles, algunos de los cuales
son el desarrollo de nuevos materiales, en especial los poliméricos y
los compuestos; la aplicación de la nanotecnología en el campo de los
biomateriales; el diseño de superficies que asegure que un implante
sea biocompatible y que quede correctamente fijado al organismo
(para evitar su extracción temprana); el desarrollo de sensores y órga-
nos artificiales, etc. Estos ejemplos pueden servir como estímulo para
115
futuras investigaciones que conduzcan a una nueva dimensión en la
ciencia de los biomateriales en el tercer milenio.
El autor de este libro espera que sus lectores se hayan sentido motiva-
dos por todo lo relacionado con la ciencia de los biomateriales: sus desa-
fíos intelectuales, su aspecto humanitario y sus retos económicos, como
para intentar sumergirse en su mundo tan apasionante.
116
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117
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120
Sobre el autor
121
122
Índice
123
Capítulo 3: Materiales empleados en medicina y odontología ..........60
Metales.......................................................................................60
Principales propiedades de los biomateriales metálicos .........62
Resistencia a la corrosión .......................................................63
Resistencia a la fatiga .............................................................70
Desgaste de metales y aleaciones ...........................................71
Pasos en la fabricación de un implante metálico ....................72
Microestructura y propiedades de
algunos biomateriales metálicos.............................................75
Acero inoxidable ....................................................................75
Aleaciones base cobalto .........................................................78
Aleaciones base titanio...........................................................81
Aleaciones para aplicaciones odontológicas ..........................82
Polímeros ...................................................................................84
Clasificación según el modo en que se enlazan los átomos....85
Clasificación según los componentes de la
cadena polimérica...................................................................86
Clasificación de los polímeros sintéticos
según su proceso de polimerización .......................................89
Historia de los polímeros........................................................92
Estructura química de los polímeros y propiedades ...............93
Tipos de polímeros más comunes
empleados como biomateriales...............................................99
Hidrogeles................................................................................103
Cerámicas y vidrios..................................................................104
Materiales compuestos o composites .......................................109
Recubrimientos ........................................................................111
1
Una expedición al mundo subatómico. Átomos, núcleos
y partículas elementales
Daniel de Florian
2
Números combinatorios y probabilidades
Ricardo Miró
3
Las plantas, entre el suelo y el cielo
Jorge Casal
4
Introducción a la geología. El planeta de los dragones de piedra
Andrés Folguera, Víctor A. Ramos y Mauro Spagnuolo (coords.)
5
Biomateriales. Una mejor calidad de vida
Gustavo S. Duffó
6
Reproducción humana
Marta Tesone
7
La física y la edad de la información
Marcelo J. Rozenberg
8
Biodiversidad y ecosistemas. La naturaleza en funcionamiento
Claudio M. Ghersa
9
100 años de relatividad
Diego Harari y Diego Mazzitelli
10
Entre el calamar y el camello. O del control del medio interno
Carlos Amorena y Alejandra Goldman
11
Por los senderos de la noche. Guía de viaje para mochileros del Universo
Pedro Saizar
12
La física de los instrumentos musicales
Javier Luzuriaga y Raúl O. Pérez
13
La intimidad de las moléculas de la vida. De los genes a las proteínas
Martín Vázquez
14
El lenguaje de las neuronas
Osvaldo Uchitel
15
Biología marina
Pablo E. Penchaszadeh y Martín I. Brögger
16
El universo de las radiaciones
Jorge Fernández Niello
17
Construyendo con átomos y moléculas
Índigo
18
Evolución y selección natural
Esteban Hasson
19
El aire y el agua en nuestro planeta
Inés Camilloni y Carolina Vera
20
Respuesta inmune. Anticuerpos, alergias, vacunas y reproducción humana
Ana Cauerhff, Guillermo Horacio Docena, Carlos Alberto Fossati
y Fernando Alberto Goldbaum
21
Contaminación y medio ambiente
Daniel Cicerone