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ϕ−ESPACIOS DE FUNCIONES

Algunas Contribuciones

ALEJANDRO ORTIZ FERNÁNDEZ

SECCIÓN MATEMÁTICA. PUCP

PROFESOR EMÉRITO UNT

Lima-Perú
Con mis nietas Malú y Dana
y mi hija Miryan.

ALEJANDRO ORTIZ FERNÁNDEZ


(1936)
Profesor Principal. Sección Matemática PUCP.
Ex Profesor Principal y Profesor Emérito de la UNT.
Ex Profesor de la U. N. M. de San Marcos.
jortiz@pucp.edu.pe

ϕ−Espacios de Funciones.
Algunas Contribuciones.
Autor: Alejandro Ortiz Fernández
I. S. B. N.

Digitación y Diagramación.
David Sáenz López
david.saenz@pucp.edu.pe

(C). Todos los derechos reservados.


Primera edición: Febrero 2010.

Printed in Perú - Impreso en Lima - Perú.

ii
A mis amigos (as),
que tuve la suerte de conocer
en medio siglo como profesor.

iii
PRESENTACIÓN
Regresar por los caminos
donde tuvimos dificultades y tensiones,
hoy nos produce cierta alegría y nostalgia;
lo importante es seguir caminando . . .

En efecto, los temas que voy a presentar en esta publicación ocuparon


mi atención durante muchos años en mi carrera como profesor universita-
rio, lo que fue realizado en las décadas de los años 1970’s y 80’s. De aquel
entonces hubo un paréntesis en tal atención la que se reinició en los últi-
mos años; las motivaciones que tuve para tal renacer fueron mayormente
personales pero esto fue posible por el apropiado ambiente académico
que existe en mi Universidad, la PUCP, la que dispone de una excelente
biblioteca de matemática. En este período tuve la oportunidad de revivir
mi interés por los espacios de funciones, un mundo bastante amplio que
tiene sus propios encantos. En la actualidad la cantidad de tales espacios
es grande; cada vez se construyen nuevos espacios que extienden, genera-
lizan o modifican a los existentes. Por ello fue necesario enfocarlos bajo
ciertos criterios generales (como el método de interpolación) para obte-
ner nuevos espacios de funciones partiendo de otros conocidos, lo que es
conocido como el período sistemático; aun hoy se utiliza esta estrategia.
La evolución de los espacios de funciones, y de distribuciones, tuvo
gran impulso gracias a su uso en el desarrollo de las ecuaciones diferencia-
les, en particular, de las parciales. Según Hans Triebel tal evolución tiene
tres períodos fundamentales: el básico, el constructivo y el sistemático.
Como se sabe, a inicios del siglo XX se introdujeron los espacios abstrac-
tos lo que condujo a la formulación de dos grandes tipos de espacios: los
espacios de Hilbert y los de Banach, los cuales están relacionados entre
sí. El surgimiento de nuevas teorías en el análisis matemático condujo, de
un modo natural, a la formulación de otros tipos de espacios de funciones
particulares, como fueron los espacios de Lebesgue Lp , 1 ≤ p ≤ ∞, los
C m , m ≥ 0 entero, los espacio de Lipschitz Λα , 0 < α ≤ 1; los espacios
de Morrey Lp,λ , los espacios de Hardy H p , 0 < p < ∞, . . . entre otros.
Como hemos dicho, entre espacios fueron muy útiles en el estudio de las

v
Alejandro Ortiz Fernández

ecuaciones elípticas y parabólicas, lo que condujo al inicio a formular


espacios que incluyen a las derivadas de elementos del espacio, los que
son conocidos como espacios de tipo Sobolev y que corresponden al pe-
ríodo constructivo (alrededor de 1935 . . .). Corresponde, también, a esta
época la introducción de las distribuciones de L. Schwartz naciendo así
una nueva orientación de técnicas y resultados en el estudio del análisis
y en sus aplicaciones. Los primeros espacios de Sobolev fueron los espa-
cios W k,p(Rn ) ≡ Lpk (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, k ∈ Z+ (1936), los que fueron
ampliados por A. P. Calderón al considerar los espacios Lps (Rn ), s ∈ R
(1961).
El desarrollo del análisis llevó a considerar otros espacios más genera-
les como fueron los espacios de Lipschitz Λ(s; p, q) de Taibleson (1964),
los espacios de Hardy reales H p de Stein-Weiss (1960), . . . En este pano-
rama y guiados por problemas concretos, Fritz John y Louis Nirenberg
introdujeron en 1961 los espacios de oscilación media acotada o espacios
BMO, los que fueron estudiados en las siguientes décadas; estos espacios
fueron inmersos en otros más amplios como fueron los espacios Lp,λ ini-
ciados, estudiados y aplicados por Guido Stampacchia y S. Campanato
en la segunda mitad de los años 1960’s; estos espacios tuvieron significa-
tivas aplicaciones en el campo de las ecuaciones en derivadas parciales.
Por otro lado, el problema de la dualidad entre espacios de funciones
ocupó la atención de los analistas de esos años; en particular la duali-
dad (H 1 )′ = BMO, establecida por el entonces joven matemático Charles
Fefferman, motivó diversas investigaciones en esa dirección; además, su
trabajo con E. Stein [FEF-STE], (1972), abrió conexiones con la teoría
de probabilidades, con el análisis armónico, con las funciones analíticas,
con las ecuaciones en derivadas parciales, . . . , todo lo cual impulsó el
desarrollo del análisis matemático.
En los últimos veinte años los espacios de funciones han continua-
do progresando; Hans Triebel, uno de los especialistas en este dominio,
ha escrito un reciente libro ([TRI.3]) en donde expone la relación entre
distintos espacios de funciones con las ondículas sobre dominios, obra
que contiene seis capítulos dedicados a: espacios sobre Rn y T n , a espa-
cios sobre dominios arbitrarios, a dominios “densos”; estudia el problema
de la extensión, a los espacios sobre dominios regulares y sobre varieda-

vi
ϕ−Espacios de Funciones

des; el último capítulo está dedicado a una miscelánea de temas donde


considera, por ejemplo la cuestión de la existencia y la no-existencia de
marcos-ondículas y de bases.
La presente publicación contiene temas que por algunos años les he de-
dicado atención para estudiarlos, enseñarlos en algunos casos, para escri-
bir algunos artículos; algunos de ellos fueron base para mi tesis doctoral.
En general, mucho de lo que expresamos en esta oportunidad permaneció
en “espera” por un largo tiempo. Otros temas son de relativa actualidad y
otras de actual investigación como es el caso del “análisis con exponentes
variables” (ver Anexo C); estos temas fueron la motivación para escribir
esta obra y nos han abierto nuevos estímulos.
Esta publicación contiene seis capítulos y un anexo. En el Capítu-
lo I damos un panorama sobre las ondículas (“wavelets”) en su relación
con ciertos clásicos espacios de funciones; como se sabe, una función
ψ ∈ L2 (R) es una ondícula si la familia de dilataciones-translaciones
ψj,k , j, k ∈ Z, es una base en L2 (R); luego, creimos conveniente consi-
derar un panorama sobre la noción de base en espacios de Hilbert y de
Banach, así como algunos resultados fundamentales. También presenta-
mos a los marcos (“frames”) que sin ser necesariamente bases sirven para
representar elementos de un espacio; en particular consideramos a los
marcos-ondículas, una teoría que es muy útil en diferentes aplicaciones.
Mayores detalles pueden verse, por ejemplo, en [ORT.1].
El Capítulo II pretende darnos una cultura sobre algunos espacios
que usamos, y sobre otros que posiblemente no; en particular, para mí
fue una grata experiencia aprender algo sobre la evolución de clásicos
espacios, comenzando con el espacio básico: el espacio de Banach, sobre
los cuales presentamos algunos “viejos” ejemplos. Casi todos usamos, de
alguna manera, algún espacio de funciones , tanto en el escenario teórico
como en el de las aplicaciones; el espacio de Hilbert L2 (Rn ) tiene particu-
lar interés, así como el de las sucesiones ℓ2 . En este escenario la figura de
Stefan Banach es dominante; damos un panorama sobre la evolución
de clásicos espacios de funciones, como son los espacios de Lorentz, los
Lipschitz-Hölder, los Sobolev, los Besov, los Lizorkin-Triebel, los Hardy,
los Orlicz, los Bergman y los de Bloch.
El Capítulo III está dedicado a los espacios de Hardy H p , a los

vii
Alejandro Ortiz Fernández

BMO y a los más amplios espacios Lp,λ, espacios que están relaciona-
dos con las funciones analíticas y con las armónicas en el plano y en
Rn . Mientras los espacios H p fueron introducidos en la primera mitad
del siglo pasado, los BMO lo fueron en los primeros años de la década
de los 1960’s. La interrelación entre los H p , 0 < p ≤ 1, con BMO y
1
los Λα , α = − 1, está contenido en el famoso resultado de dualidad
p
(ver b. B.). Por otro lado, la interconexión entre el análisis armónico con
las ecuaciones en derivadas parciales es algo profundo y bello; algo de
ello pretendemos dar en el Capítulo IV en donde consideramos algunos
espacios de funciones armónicas. Como es clásico, se comienza con el fun-
damental problema de Dirichlet; la evolución de este problema condujo
a nuevos espacios en donde entraron en juego ciertos recursos del análi-
sis real, análisis que evolucionaba también (segunda mitad del siglo XX)
gracias fundamentalmente a la Escuela de Análisis de Chicago, liderada
por Calderón y Zygmund. Así mismo, motivado por el desarrollo de la
teoría del potencial, se estudiaron problemas de valor de contorno so-
bre dominios no-regulares lo que condujo a una abundante investigación
(dominios de Lipschitz, medidas armónicas, . . .) por parte de diversos
analistas de los que solo mencionaremos a J. Dahlberg y a C. Kenig.

La teoría de integrales singulares de Calderón-Zygmund es un capítulo


central en el análisis real y en la teoría de operadores; el núcleo k de una
tal integral contiene propiedades que fueron resaltadas y extendidas en los
años 1960’s, 70’s, . . . ; esto condujo, de un modo natural, a una especial
métrica ρ(x) y así a una generalización de la teoría de Calderón-Zygmund
sobre tales integrales. En 1975 y 1977, Calderón y Torchinsky elaboraron
una versión-parabólica de diversas áreas del análisis armónico (ver [CAL-
TOR.1] y [CAL-TOR.2]). En el Capítulo V damos una introducción a la
métrica ρ(x) así como algunas de sus propiedades, así mismo se define al
grupo de transformaciones lineales (de Rn ) {At }t>0 y se exhiben algunas
de sus propiedades. En esta ruta presentamos una versión-parabólica de
los espacios Lp,λ de Stampacchia, los que contienen a los Lp , Lp,λ , BMO y
a los Λα ; estudiamos cada uno de estos espacios en su versión parabólica;
por otro lado, se introduce también la noción de C−red y se verifica que
Lp,λ es una C−red (también lo son Lp , Lp,λ , BMO y Λα ). La parte central

viii
ϕ−Espacios de Funciones

de este capítulo es el estudio de los H α,p −parabólicos, los que inicialmente


fueron introducidos por Fabes-Johnson-Neri y que ahora son investigados
en términos del grupo {At }. Al final damos algunas proyecciones como
es el estudio del espacio Lp,λ(Ω), donde Ω es un abierto acotado y conexo
en Rn ; se plantean algunas cuestiones por estudiar.
Los espacios de funciones presentados en los anteriores capítulos, y
otros, fueron extendidos vía una función ϕ (positiva, no-decreciente y
definida sobre R+ ). En esta dirección, en el Capítulo VI estudiamos
a los Lp,λ
ϕ y en particular a los BMOϕ ; en esta ruta damos algunos re-
sultados de nuestro propio estudio. La evolución de los espacios Lp,λ y
de sus casos particulares ocupó la atención de diversos analistas (Span-
ne, Janson, Stampacchia, Campanato, Neri, Berman, . . .). Luego de una
introducción, en donde damos una visión de algunos ϕ−espacios, estudia-
mos a los BMOϕ (se consideran los φ−átomos que permiten adecuadas
descomposiciones) y se dá una caracterización de estos espacios; se pre-
sentan unos casos particulares de la desigualdad de John-Nirenberg para
BMOϕ . El uso de polinomios en la definición de BMO fue considera-
do por Campanato pero Belman estableció la respectiva caracterización;
nosotros presentamos una versión−ϕ del teorema de Berman. A conti-
nuación pasamos a estudiar los Lp,λ ϕ y sus variantes; verificamos que estos
espacios son una P −red, una idea que introducimos. El capítulo termi-
na con el estudio de los espacios Eϕα,p y Hϕα,p −parabólicos; el punto de
partida son algunos resultados de Fabes-Johnson-Neri, Ch. Fefferman,
Calderón-Torchinsky (quienes establecieron la teoría-parabólica). Al fi-
nal se incluyen dos notas, una sobre los espacios Lp,λ ϕ de tipo fuerte, y
otra sobre los BMOϕ −martingalas.
Esta publicación culmina con un Anexo en donde consideramos tres
temas: A. Espacios de funciones en variedades diferenciales, B. Ondículas-
espacios de funciones y C. Análisis con exponentes variables. Estos temas,
en forma independiente, podrían ser desarrolladas en sendas publicacio-
nes; en particular, destacamos el análisis con exponentes variables pues
es una área en actual investigación (ver [SAM.2]).
Lo contenido en este libro fue en parte elaborado en la UNT y par-
te en la PUCP; agradezco a ambas instituciones por el estímulo y las
motivaciones que recibí de ellas.

ix
Alejandro Ortiz Fernández

Mis agradecimientos al Bach. David Sáenz López por su excelente


trabajo de escribir el texto usando LATEXy a la Bach. Deys Karina Arriola
Cancino por su colaboración.
Como siempre, Luz Marina, mis hijos y mis nietas constituyen un
continuo apoyo y estímulo en mi labor profesional. Gracias a ellos.

Lima, 27 de Noviembre del 2009


A. O. F.
jortiz@pucp.edu.pe

x
ÍNDICE GENERAL

Pág.

Presentación. v

ONDÍCULAS

a. Bases en Espacios de Hilbert. 1

b. Bases de Riesz. 7

c. Bases de Ondículas. 10

(i) La Base de Haar. 11


(ii) Sistemas de Ondículas y AMR. 17

d. Marcos en Espacios de Hilbert. 21

e. Marcos-Ondículas. 26

(i) Marcos de Gabor. 26


(ii) De Ondículas a Marcos. 29

xi
Alejandro Ortiz Fernández

II

EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ESPACIOS DE FUNCIONES

a. Generalidades. 37

b. Primeros Espacios de Banach. 41

c. Análisis Moderno en Espacios de Banach. 43

d. Espacios de Lorentz Lp,q . 50

e. Clásicos Espacios de Funciones. 57

(i) Espacios de Lipschitz(-Hölder). 57


(ii) Espacios de Sobolev. 60
(iii) Espacios de Besov. 64
(iv) Espacios de Lizorkin-Triebel. 66
(v) Espacios de Hardy. 68
(vi) Espacios de Bergman. 72
(vii) Espacios de Bloch. 77
(viii) Espacios de Orlicz. 80

III

ESPACIOS DE HARDY Y BMO.


ESPACIOS Lp,λ.

a. Generalidades. Espacios de Hardy H p , espacios BMO; martingalas.


85

xii
ϕ−Espacios de Funciones

b. Espacios Lp,λ. y Variantes. 99

A. Espacios Lp,λ. 99
1. Espacios BMO. 102
2. Espacios de Lipschitz. 113
B. Espacios Lp,λ (Continuación . . .). 124
(a). Relación entre Lp,λ y Λα . 126
(b). Dualidad del Espacio de Hardy H p , 0 < p ≤ 1.

p ′ Λα . . . 0 < p < 1, α = p1 − 1
(H ) =
BMO . . . p = 1.

Idea de átomo. 127

IV

ESPACIOS DE FUNCIONES ARMÓNICAS

a. El Problema de Dirichlet. 139

b. Funciones Armónicas. H p (Rn+1


+ ). 143

c. Los Espacios HMO. Caracterización vía BMO. 149

d. Los Espacios E α,p y H α,p ; su equivalencia. 165

e. Lp,λ y Aplicaciones a las Ecuaciones en Derivadas Parciales. 172

(i) Preliminares; 172


(ii) Espacios Lp,λ de Tipo Fuerte; 175
(iii) Espacios de Sobolev H 1,p ; 176
(iv) Inmersiones en L p,λ
de Tipo Fuerte;. 178

xiii
Alejandro Ortiz Fernández

(v) Aplicaciones a EDP: Espacios de Distribuciones Bp,k . 179

f. Problemas de Valor de Contorno sobre Dominios No-Regulares.


(Breve Visión). Dominios de Lipschitz; Medidas Armónicas; el Apor-
te de Dahlberg. C. Kenig. 186

ESPACIOS PARABÓLICOS

a. Introducción y Motivaciones. 199

b. Definición y Propiedades del Grupo {At }. 204

c. Los Operadores Tt , Tet y el Operador Diferencial A. 211

d. Lp,λ−Parabólicos. Casos Particulares. 217

e. C−Redes. 226

f. H α,p −Parabólicos. 229

g. Algunas Proyecciones. 239

VI

ϕ−ESPACIOS DE FUNCIONES

a. Introducción. 243

b. Espacios BMOϕ . 248

xiv
ϕ−Espacios de Funciones

c. φ−Átomos. 252

d. Caracterización de los Espacios BMOϕ . Una extensión del Teorema


de John-Nirenberg; Casos particulares en la desigualdad de John-
Nirenberg para espacios BMOϕ . 254

e. Una Extensión del Teorema de Berman. 276

f. Espacios Lp,λ
ϕ . P −Redes. 281

A Antecedentes Cronológicos. 281


B Definiciones y Consecuencias. 283
C Casos Particulares. 284
D P −Redes. 288
E Observaciones. 289

g. Espacios Eϕα,p y Hϕα,p Parabólicos. 291

Notas. Espacios Lα,p


ϕ de Tipo Fuerte; Espacios BMOϕ −Martingalas.

304

ANEXO

A. ESPACIOS DE FUNCIONES EN VARIEDADES


DIFERENCIALES.

(i). Generalidades. 307

(ii). Espacios de Sobolev L2r (M). 308

(iii). Operadores Regulares sobre Lp (M). 310

(iv). Breve Visión de la Contribución de Seeley. 313

xv
Alejandro Ortiz Fernández

(v). Espacios de Hardy H 1 (M). 315

(vi). Operadores Pseudo-Diferenciales sobre Variedades. 317

B. ONDÍCULAS-ESPACIOS DE FUNCIONES.

(i). Generalidades. 323

(ii). Algunas Caracterizaciones de Espacios de Funciones Vía Ondículas.


325

(iii). Otros Contactos entre Espacios de Funciones con las Ondículas.


327

C. ANÁLISIS CON EXPONENTES VARIABLES.

(i). Un Panorama Histórico. 330


p(·)
(ii). Algunos Temas de la Teoría: Densidad de C0∞ (Rn ) en Lm (Rn );
Teoría de Operadores y Espacios Generalizados; espacios de Besov
y de Triebel-Lizorkin Variables. 332
p(x)
(a) Densidad de C0∞ (Rn ) en el Espacio de Sobolev Lm (Rn ). 332
(b) Teoría de Operadores y Espacios Generalizados. 333
(c) Espacios de Besov y de Triebel-Lizorkin Variables. 336

BIBLIOGRAFÍA. 339

xvi
I

ONDÍCULAS

a
Bases en Espacios de Hilbert
Sea X un determinado espacio (abstracto); sea x ∈ X y (bi )i∈I una
familia de elementos de X. Si x es representable en términos de los bi ’s,
diremos que tal familia es una base de X. En esta dirección están las

X
b3
b2
x

b1 bi

familias de senos y cosenos en las clásicas series de Fourier cuando se afir-


ma que una arbitraria función 2π−periódica puede ser expresada como
una serie infinita de senos y cosenos; es decir, los senos y los cosenos son
las “básicas” funciones periódicas en términos de las cuales podemos ex-
presar todas las otras. En otras palabras, tales funciones trigonométricas
sirven como “átomos” en el espacio de las funciones 2π−periódicas. Por
otro lado, los dos grandes espacios del análisis funcional son los espacios
de Hilbert y los espacios de Banach; la cuestión es: ¿cómo escribir un
vector en tales espacios como una serie infinita de vectores “básicos”? Si
X es un espacio de Banach de dimensión infinita y (xn ) una sucesión en
X, diremos que (xn ) es una base de Schauder, o base, para X si para

1
Alejandro Ortiz Fernández

P

todo x ∈ X podemos escribir x = an xn , con an unívocamente deter-
n=1
minado. Si X es un espacio de Hilbert separable, se prueba que existe
una sucesión ortonormal (xn ) en X tal que para todo x ∈ X se tiene
P

x= hx, xn ixn , donde h, i es producto interno en X. (xn ) es llamado
n=1
una base ortonormal para X. Se observa que toda base ortonormal
(xn ) es una base de Schauder (basta tomar an = hx, xn i).
Una cuestión general es: ¿todo espacio de Banach separable tiene una
base de Schauder? . . .; la respuesta es, no en general. Sin embargo, en el
sentido de una base de Hamel se verifica que todo espacio vectorial tiene
este tipo de base; así, si X es un espacio vectorial, H ⊂ X es llamado una
base de Hamel si H es subconjunto linealmente independiente de X y la
variedad lineal generada por H es X. Veamos la prueba de tal existencia.
Sea P el conjunto de todos los subconjuntos linealmente independientes
de X, en donde se introduce la relación de orden:

M ≺ N ⇔ M, N ∈ P y M ⊂ N.

Se comprueba que P es parcialmente ordenado con ≺. Ahora recor-


demos al Lema de Zorn:
“Sea P = 6 ∅ un conjunto parcialmente ordenado con la propiedad:
todo conjunto completamente ordenado de P tiene una cota superior en
P. Entonces, P tiene al menos un elemento maximal”.
Así, en nuestro caso, tenemos la hipótesis del Lema de Zorn; en efecto,
si x1 6= 0, {x1 } ∈ P. Si Q es un subconjunto completamente ordenado de
P entonces {A ⊂ X/ A ⊂ Q} está en P y es una cota superior para Q.
Luego, P debe contener un elemento maximal, digamos H. Veamos que
la variedad lineal generada por H, [H], es X. Por el absurdo, supongamos
que ∃ x ∈ X tal que x ∈ / [H] y {{x}, H} es linealmente independiente
y contiene H como subconjunto propio, contradicción desde que H es
máximo. Luego H es una base de Hamel. 2

Remarcamos que una base de Hamel H de X (espacio vectorial) es un


subconjunto de X que es linealmente independiente y maximal, es decir,
no está contenido en ningún subconjunto linealmente independiente de

2
ϕ−Espacios de Funciones

X. Se verifica que todo subconjunto linealmente independiente Y de X


puede ampliarse a una base de Hamel H de X. Además, si x ∈ X existe la
P
n
descomposición x = αj xj , αj real o complejo, xj ∈ H, la que es única.
j=1
Por otro lado, si X es un espacio de Banach (separable), en 1927 Schauder
introdujo la noción de base para tales espacios; como hemos dicho, (xn ),
n = 1, 2, . . ., es una base de Schauder para X si existe, y es única, (an ),
P

n = 1, 2, . . ., de escalares tal que x = an xn para todo x ∈ X, donde
n=1
los an ’s dependen de x. Si la serie converge incondicionalmente para todo
x ∈ X entonces (xn ) es una base incondicional de X. Llamaremos
“base” a toda base de Schauder en un espacio de Banach. Felizmente
la mayoría de los espacios de Banach separables poseen una base; sin
embargo, Per Enflo en 1972 dio un ejemplo de un espacio de Banach
separable que no posee una base. Entonces es conveniente saber cuando
tal base existe; una caracterización es la siguiente:
“si (xn ) es una familia completa de vectores no nulos en X, entonces (xn )
es una base para X ⇐⇒ existe una constante C tal que ∀ j, k naturales
P P
j k
con j ≤ k, se tiene an xn ≤ C an xn para toda sucesión de
n=1 n=1
escalares (an ), n = 1, 2, . . .”. P
Estos coeficientes an dependen de x, donde x = an xn y la aplicación
que asocia a cada x sus coeficientes an , es continua.
Como sabemos, la idea de espacio vectorial es fundamental para cons-
truir los diferentes tipos de espacios; entre ellos, los espacios de funcio-
nes cuyo estudio es nuestro objetivo. En el análisis de tales espacios la
noción de base es fundamental, tanto en los espacios de dimensión finita
como en los de dimensión infinita en donde la situación es un tanto más
complicada pues tenemos que considerar series infinitas y surgen así los
diferentes tipos de convergencia de estas series para determinar así dife-
rentes tipos de bases. Ya hemos visto algo al respecto cuando el espacio
vectorial X es un espacio de Banach; veamos ahora el caso cuando X
es un espacio de Hilbert que por conveniencia denotaremos con H, en
donde consideraremos el producto interno h, i. Se verifica que: “Si (xn ) es
P∞
una sucesión en H tal que an xn converge para toda sucesión (an ) en
n=1

3
Alejandro Ortiz Fernández

P

el espacio ℓ2 (N) (donde |an |2 < ∞), entonces
n=1

T : ℓ2 (N) −→ H P
(an ) 7→ T ((an )) = ∞
n=1 an xn

es un operador lineal acotado y su operador adjunto T ∗ es


T ∗ : H −→ ℓ2 (N)
x 7→ T ∗ (x) = (hx, xn i)n=1,2,...
Además,
X 1/2
2
|hx, xn i| ≤ kT k kxk (∗)

para todo x ∈ H”. Remarcamos que T ∗ es definida vía:


h(an ), T ∗ yi = hT (an ), yi, ; y ∈ H.
La desigualdad (∗) permite dar la definición: “una sucesión (xn ) en H
es
P llamada una sucesión de Bessel si existe una constante A > 0 tal que
|hx, xn i| ≤ Akxk2 , ∀ x ∈ H”. A es llamada una cota de Bessel para
2

(xn ); la cota óptima es la más pequeña de tales cotas que satisfacen [∗].
Por otro lado, si (xn ) es una sucesión de Bessel en H, entonces se verifica
P∞
que an xn converge incondicionalmente para toda sucesión (an ) en
n=1
ℓ2 (N). En los espacios de Hilbert las bases ortonormales juegan un papel
muy importante, similar a las llamadas bases canónicas en Rn ; tales bases
aparecen en la matemática aplicada, en la física, en el procesamiento de
la señal, · · · . Si (xn ) es una sucesión en H, por definición, ella es una
base de Schauder o base si para todo x ∈ H existe una única sucesión
P∞
de coeficientes escalares (an (f )) tal que x = an (f )xn , la cual será
n=1
una base incondicional si la serie converge incondicionalmente para cada
x ∈ H;una base (xn ) es una base ortonormal (b. o. n) si hxk , xj i =
1 k=j
δk,j = . Se tiene la observación: sea (xn )n=1,2,... un sistema
0 k 6= j
ortonormal y (an ) una sucesión en ℓ2 (N); si n > m naturales se tiene,

4
ϕ−Espacios de Funciones

X 2 X 2
n m
X n n
X
a x − a x = a x = (ortonormalidad) = |ak |2 ,
k k k k k k
k=1 k=1 k=m+1 k=m+1

esto es,
n m  n 1/2
X X X
ak xk − ak xk |ak | 2
= ,
k=1 k=1 k=m+1

y desde que (ak ) ∈ ℓ2 (N) esta última suma es arbitrariamente pequeña,


P
∞ P 2 P
∞ ∞
luego ak xk es convergente y además ak xk = |ak |2 . Ahora,
k=1 k=1 k=1
considerando la desigualdad [∗] y la hipótesis considerada ahí, se tiene
P∞
que |hx, xk i|2 ≤ Ckxk2 , ∀ x ∈ H.
k=1

Conclusión 1. Toda sucesión ortonormal es una sucesión de Bessel.

“Sea H un espacio de Hilbert y (xn ) un sistema ortonormal en H.


Entonces se verifica que:
P
∞ P

(i) (Riesz-Fischer) an xn < ∞ si y sólo si |an |2 < ∞;
n=1 n=1

P

(ii) Si an xn = x, entonces an = hxn , xi, ∀ n; los an ’s son únicos;
n=1

P

(iii) ∀ x ∈ H, la serie hxn , xixn converge, no necesariamente a x;
n=1

P

(iv) ∀ x ∈ H, x − hxn , xixn es perpendicular a [(xn )]; (cerradura del
n=1
P

espacio generado por xn ); luego, hxn , xixn = Px, la proyección
n=1
ortogonal de x sobre [(xn )];
P

(v) Si x ∈ [(xn )], entonces x = hxn , xixn ;
n=1

5
Alejandro Ortiz Fernández

(vi) (Identidad de Parseval) para las series convergentes


P
∞ P
∞ P∞ P

x = an xn = hxn , xixn y y = bn xn = hxn , yixn se
n=1 n=1 n=1 n=1
tiene

X ∞
X
hx, yi = an b̄n = hxn , xihxn , yi;
n=1 n=1

(vii) (Teorema de Pitágoras) si (yn ) es un sistema ortogonal de vec-


P
∞ P

tores no nulos y x = yn , entonces kxk2 = kyn k2 .”
n=1 n=1

Remarcamos que un espacio X es llamado separable si tiene un sub-


conjunto numerable denso. Se tiene:
«un espacio pre-hilbertiano X es separable si y sólo si X tiene una su-
cesión (xn ) que es una base ortonormal; en un espacio de Hilbert se-
parable H, todo x ∈ H puede ser escrito, en forma única, en la forma
P

x = hxn , xixn , para cualquier base ortonormal (xn ); los hxn , xi son
n=1
P

llamados los coeficientes de Fourier de x, y hxn , xixn la serie de
  n=1
1
Fourier de x.» Es conocido que √ eint es una base ortonormal
2π n∈Z
para L2 [−π, π]. Por otro lado, si tenemos una base ortonormal en H es
interesante saber que ella permite construir otras bases ortonormales vía
un operador unitario (U : H −→ H es unitario si UU ∗ = U ∗ U = I,
donde U ∗ es el adjunto de U y I es el operador identidad; o equivalente-
mente, si U es isométrico y sobre, donde U es isométrico si kUxk = kxk,
∀ x ∈ H). Así tenemos, “sea (xn ) una base ortonormal en H, entonces
las bases ortonormales para H son los conjuntos {Uxn }n=1,2,... donde U
es un operador unitario”.
El siguiente resultado nos ayuda a consolidar la idea de base or-
tonormal en un espacio de Hilbert; tenemos: «un sistema ortonormal
(xn ) en un espacio de Hilbert es una base ortonormal sí y sólo si
[x1 , x2 , . . . , xn , . . .] = H sí y sólo si {(xn )}⊥ = {0} sí y sólo si kxk2 =
P
∞ P

|hxn , xi|2 , ∀ x ∈ H sí y sólo si x = hxn , xixn , ∀ x ∈ H».
n=1 n=1

6
ϕ−Espacios de Funciones

b
Bases de Riesz
La noción de análisis multi-resolución (AMR) es muy importante en
la teoría de ondículas pues ella, entre otros aspectos, permite construir
ondículas (“wavelets”); dada una función f , su AMR consiste en construir
sus aproximaciones fj (a la escala j), las que son más precisas cuando
j → ∞ y se tiene fj → f en cierto sentido. Por definición, un AMR
para L2 (R) consiste de una sucesión creciente {Vj }j∈Z de subespacios
cerrados de L2 (R) que satisfacen ciertos axiomas (a ser precisados en otra
oportunidad) siendo uno de ellos la existencia de una función g ∈ V0 tal
que la familia g(x − k) k∈Z sea una base de Riesz de V0 , laPque también
es llamada una base incondicional de V0 y así la serie ak g(x − k)
k
es independiente del orden de sus elementos. Más formalmente, en un
espacio de Hilbert H un conjunto linealmente independiente (xj )j∈N en
H es llamada una base de Riesz si:

[(xj )] = H, y

existen constantes A y B, 0 < A ≤ B < ∞, tal que ∀ a = (aj ) ∈


ℓ2 (N) se tiene
X
Akak2 ≤ k aj xj k2 ≤ Bkak2 .
j

P
De esta manera, k(aj )k es equivalente a k aj xj k y se considera al ope-
j
rador (muestra)
M : ℓ2 (N) −→ V
P0
(aj ) 7→ aj xj ,
j

operador que es un isomorfismo topológico.


 Luego, algo semejante pode-
mos decir para la base de Riesz g(x−k) k∈Z . La siguiente caracterización
es importante: «(xj ) es una base de Riesz en un espacio de Hilbert H sí

7
Alejandro Ortiz Fernández

U : H −→ H
y sólo si para ∀ b.o.n. e = (ej ), , ∀ j ∈ N, es
xj 7→ Uxj = ej
un operador limitado y biyectivo (invertible) en H.»
Por este resultado se dice, también, que una base de Riesz para H es
una familia de la forma (Uej ), donde (ej ) es una base ortonormal para
H, con U un operador biyectivo y acotado. Luego, si (xj ) es una base de
Riesz para H entonces (xj ) es una sucesión de Bessel y existe una única
P

sucesión (yj ) en H tal que x = hx, yj ixj , ∀ x ∈ H.
j=1

En efecto, por hipótesis (xj ) = (Uej ) donde U es un operador biyectivo,


acotado, y (ej ) es una b. n. o. Si x ∈ H, U −1 x puede ser expandido en la
base (ej ) obteniéndose,

X ∞
X
−1 −1
U x= hU x, ej iej = hx, (U −1 )∗ ej iej .
j=1 j=1

Si definimos yj = (U −1 )∗ ej , se tendrá

X ∞
X
−1 −1 ∗
x = UU x= hx, (U ) ej iUej = hx, yj ixj ,
j=1 j=1

donde (desde que (U −1 )∗ es biyectivo y acotado, (yj ) es una base de Riesz.


Además, para ∀ x ∈ H,

X ∞
X (+)
|hx, xj i|2 = |hx, U ej i|2 = kU ∗ xk2 ≤ kU ∗ k2 kxk2 = kU k2 kxk2 = Bkxk2 .
j=1 j=1

Luego, (xj ) es una sucesión de Bessel. Además, (xj ) y (yj ) son biorto-
gonales (hxj , yk i = δj,k ) y se tiene
X X
x= hx, yj ixj = hx, xj iyj , ∀ x ∈ H.

P Si (xj ) 2 es una base de Riesz, vía el operador U, hemos visto que


|hx, xj i| ≤ Bkxk ; también se tiene
2
j

kxk = k(U ∗ )−1 U ∗ xk ≤ k(U ∗ )−1 kkU ∗ xk = k(U −1 kkU ∗ xk,

8
ϕ−Espacios de Funciones

1 P
esto es, kU ∗ xk2 ≥ kxk2 . Desde que |hx, xj i|2 = kU ∗ xk2 (ver
kU −1 k2 j
(+)) concluimos que si (xj ) es una base de Riesz entonces existen las
constantes A = kU −1 k−2 y B = kUk2 tal que
X
Akxk2 ≤ |hx, xj i|2 ≤ Bkxk2 , ∀ x ∈ H.
j

En esta dirección se verifica la equivalencia entre la definición dada de


base de Riesz y la dada en función del operador U; más precisamente se
tiene:

“ si (xj ) es una sucesión en H, entonces

(xj ) es una base de Riesz para H (en función de U) sí y sólo si

(xj ) es completa en HPy existen constantes


P A, BPpositivas tal que
∀ (aj ) ∈ ℓ se tiene A |aj | ≤ k aj xj k ≤ B |aj |2 .”
2 2 2
j j j

Se observa que si A = B = 1, entonces (xj ) es una b. o. n. Otra caracte-


rización de las bases de Riesz es:
“Una sucesión (xj ) es una base de Riesz para H sí y sólo si (xj ) es una
base incondicional para H y 0 < ı́nf kxj k ≤ sup kxj k < ∞”.
j j

P un espacio de Banach X, si (xj ) es


Remarcamos que en el caso de
una base (de Schauder) y x = aj (x)xj es la única representación de
j
P
n
x ∈ X, entonces se tiene la norma (equivalente): kxk = sup k aj (x)xj k.
n∈N j=1
Observamos que se tiene también la sucesión de funcionales (fj ), donde
fj (x) = aj (x) para x ∈ X los cuales son lineales y continuas sobre X;
en el contexto general cuando X es un espacio vectorial topológico estas
funcionales pueden no ser continuas; si lo fueran, la base es llamada una
base de Schauder para el espacio vectorial topológico. En el caso de espa-
cios de Banach, todas las bases son bases de Schauder. Por otro lado, en
un espacio de Hilbert H es más natural y conveniente considerar “bases

9
Alejandro Ortiz Fernández

ortonormales” (gracias al producto interno) y más generalmente conside-


rar a las bases de Riesz. Sin embargo, existen familias en un espacio de
Hilbert que sin ser necesariamente bases pueden ser usadas para analizar
y reconstruir elementos del espacio, es decir, actúan “como bases”; estas
familias son los marcos (“frames”) y las presentaremos oportunamente.
Cuando un marco es una base, él es una base de Riesz (y recíprocamente).
Aún más, existen otros tipos de bases como son las bases de ondículas,
que presentamos a continuación.
El lector puede consultar [HER-WEI] Y [CHR] para mayores detalles
sobre bases en espacios de Hilbert y de Banach.

c
Bases de Ondículas
La teoría de ondículas (“wavelets”) es una área matemática que fue
introducida en los años 1980’s destacándose por sus variadas aplicaciones
en diversos problemas en el campo de las aplicaciones. En este universo
se considera a las bases de ondículas las que constituyen una clase im-
portante de base. Remarcamos
R que L2 (R) es el espacio de las funciones
medibles f tales
R que Rp |f (x)| dx < ∞, el que es un espacio de Hilbert;
2

en general, si R |f (x)| dx < ∞ con 1 ≤ p < ∞ real, diremos que f


pertenece al espacio de Banach Lp (R).
Si ψ ∈ L2 (R), j, k ∈ Z, pongamos ψj,k (x) ≡ D2−j Tk ψ(x) = 2j/2 ψ(2j x−
k), x ∈ R, donde Tk es el operador traslación y D el operador dilatación.
ψ es llamado una ondícula si (ψj,k )j,k∈Z es una base ortonormal para
L2 (R). A. Haar a inicios del siglo XX introdujo la llamada actualmente
“ondícula de Haar”.

10
ϕ−Espacios de Funciones

(i) La Base de Haar


La función ψ que genera a la base de Haar es bastante simple y
ella proviene de la función característica ϕ del intervalo [0, 1) y
las funciones ψj,k ’s serán funciones discontinuas y se tendrá una
limitada aproximación para funciones continuas; sin embargo, las
ondículas de Haar son útiles para descodificar informaciones que
provienen de funciones que son constantes sobre intervalos. Veamos
algunos detalles. Sea

1 0≤x<1
ϕ(x) =
0 complemento.

La ondícula de Haar es, por definición,



 1 0 ≤ x < 12
ψ(x) = ϕ(2x) − ϕ(2x − 1) = −1 12 ≤ x < 1

0 complemento.

Entonces, las funciones (ondículas) de Haar son las funciones ψj,k ;


Haar en 1910 probó que (ψj,k ) es una base ortonormal para L2 (R).
Observemos queel soportede ϕ y de ψ es el intervalo [0, 1] y el de
k k+1
ψj,k el intervalo j , j . Veamos que (ψj,k )j,k∈Z es una familia
2 2
ortonormal.
En efecto, si graficáramos
R R ψ(x), ψ(2x), ψ(2x−1), . . . obser-
ϕ(x),
varíamos que R ψ(x) dx = 0, R ψj,k (x) dx = 0, ∀ j, k ∈ Z, donde
si k 6= k ′ , ψj,k y ψj,k′ tienen soportes disjuntos (salvo, posiblemente,
conjuntos de medida cero). De esta manera ψj,k ⊥ ψj,k′ . Sea ahora
j 6= j ′ , digamos j ′ < j.
1
Observando que la longitud del soporte de ψj,k es j , si j ′ < j ó
2
1 1
< ′ se tiene que soporte de ψj,k ⊂soporte de ψj ′ ,k , luego ψj,k ⊥
j j
ψj ′ ,k . Por construcción se tiene, además, kψj,k k = 1, ∀ j, k ∈ Z.
Conclusión: (ψj,k ) es ortonormal.

11
Alejandro Ortiz Fernández

P
Probemos ahora que para todo f ∈ L2 (R) se tiene: kf − cj,k ψj,k k <
j∈J
ǫ, donde J es un conjunto finito, esto es, verifiquemos que (ψj,k ) es una
base ortonormal para L2 (R). Veamos:
Prueba. Sea f ∈ L2 (R). Ella puede ser aproximada con funciones
 de so-
l l+1
porte compacto, la cual es constante sobre intervalos de la forma , .
2j 2j
Si J1 es un número entero, desde que
Z 2J1
lı́m |f (x)|2 dx = kf k2 ,
J1 →∞ −2J1

podemos asumir que f tiene soporte [−2J1 , 2J1 ] y que podemos  conside-
l l + 1
rar la restricción f [−2J1 ,2J1 ) , constante sobre intervalos en J0 , J0 ,
2 2
donde J1 y J0 son enteros escogidos arbitrariamente grandes.
Entonces, sea f una función con soporte compacto, constante sobre
intervalos diádicos. Sobre tales intervalos, pongamos f siendo f J0 . Así,
1
f J0 es constante sobre intervalos de longitud J0 , con soporte [−2J1 , 2J1 ].
2
J0
En este
 contexto,
 ℓf representa el valor constante de f J0 sobre
 el inter-

l l+1 J0 l l+1
valo , . De esta manera, f (x) = fℓ , si x ∈
J0
, .
2J 0 2J 0 2J 0 2J 0
Escribamos
f J0 = f J0 −1 + g J0 −1
(esto es la idea esencial de las ondículas considerar una aproximación y
un error respectivo), donde f J0−1 es una aproximación de f J0 y g J0−1 es el
error cometido. Además, f J0 −1 es constante sobre intervalos de longitud
 
1 2 J0
= J0 , longitud doble de los intervalos considerados en f ,
2J0 −1 2
es decir,
f J0−1   = constante = f J0 −1 .
l
l
, l+1
2J0 −1 2J0 −1

Debe observarse que g J0 −1 es constante sobre los mismos intervalos


en que es constante f J0 . Además observamos que f J0 −1 es aún una apro-
ximación “tosca” de f J0 y que sus valores se pueden obtener tomando

12
ϕ−Espacios de Funciones

promedios:
f2lJ0 + f2l+1
J0
flJ0 −1 = .
2
Para la función “detalle” g J0−1 se tiene (con el convenio establecido):

J0 −1 1 J0 
g2l = f2lJ0 − flJ0 −1 = f2lJ0 − J0
f2l + f2l+1 y
2
J0 −1 J0 1 J0 
g2l+1 = f2l+1 − flJ0 −1 = f2l+1 − f2lJ0 = −g2lJ0 −1
.
2
Se tiene que g J0−1 es una combinación lineal de translaciones y dila-
taciones de la ondícula de Haar; así:
2J1X
+J0 −1

J0 −1 J0 −1
g (x) = g2l ψ(2J0−1 x − l).
l=−2J1 +J0 −1 +1

Luego, f ≡ f J0 puede ser escrito en la forma


X
f J0 = f J0−1 + dJ0 −1,l ψJ0 −1,l ,
l

donde
Z (l+1)2J0 −1
J0 −1
J0
dJ0 −1,l = hf , ψJ0 −1,l i = 2 2 f J0 (x)ψ(2J0 −1 x − l) dx.
l2J0 −1

La idea ahora es descomponer f J0−1 como se hizo con f J0 . Así ten-


dremos
f J0 = f J0 −1 + g J0−1 = f J0−2 + g J0−2 + g J0−1 ,
donde observamos que f J0 −2 tiene el  mismo soporteque f J0 pero es cons-
l l+1
tante sobre intervalos (más anchos) J0−2 , J0 −2 . Repitiendo el ante-
2 2
rior argumento, esto es, la representación ondícula de g J0 −2 , tendremos:
X X
f J0 = f J0 −2 + dJ0 −2,l ψJ0 −2,l + dJ0 −1,l ψJ0 −1,l ,
l l

13
Alejandro Ortiz Fernández

donde
Z (k+1)2j
j
J0
dj,k = hf , ψj,k i = 2 2 f J0 (x)ψ(2j x − k) dx.
k2j

Continuando con este proceso, se obtiene:


JX
0 −1 X
J0 −J1
f =f + dj,k ψj,k .
j=−J1 k

Ahora se debe observar que la aproximación f −J1 tiene dos piezas cons-
tantes:


f −J1 [0,2J1 ) ≡ f0−J1 promedio de f J0 sobre [0, 2J1 ) y

f −J1 [−2J1 ,0) ≡ f−1−J1
promedio de f J0 sobre [−2J1 , 0).

Observemos que la idea fundamental fue descomponer la función (o


señal) en una aproximación (tosca), y en una sucesión de funciones error
o detalles g −J1 , g −J1 +1 , . . . , g J0−1 .
Por otro lado, es posible duplicar la longitud del soporte de la apro-
ximación a f J0 , digamos [−2J1 +1 , 2J1+1 ]. En este caso, f −J1 se puede
descomponer en la forma
f −J1 = f −(J1 +1) + g −(J1 +1) ,
donde
1
f −(J1 +1) [0,2J1 +1 ) ≡ f0−J1 ,
2
1 −J1
f −(J1 +1) [−2J1 +1 ,0) ≡ f−1
2
y
1 1 −J1
g −(J1 +1) = f0−J1 ψ(2−(J1 +1) x) − f−1 ψ(2−(J1 +1) x + 1).
2 2
Repitiendo este argumento K veces, obtenemos
JX
0 −1 X
J0 −(J1 +K)
f =f + dj,k ψj,k ,
j=−(J1 +K) k

14
ϕ−Espacios de Funciones

donde soporte de f −(J1 +K) = [−2J1 +K , 2J1 +K ],



f −(J1 +K) [0,2J1 +K ) = 2−K f0−J1 ,

f −(J1 +K) [−2J1 +K ,0) = 2−K f−1
−J1
.

Luego, (recalcamos k · k ≡ k · kL2 )

JX
0 −1
2
J X
f 0 − dj,k ψj,k −(J1 +K) 2
= kf k
j=−(J1 +K) k
K J1 1
= 2− 2 · 2 2 (|f0−J1 |2 + |f−1
−J1 2 2
| ) → 0,

K → ∞, como se desea.

Nota 1. Debe observarse que en el anterior argumento, usado para probar


que {ψj,k }j,k∈Z es una b.o.n. para L2 (R), está implícita la idea de AMR.
Así, para cada j ∈ Z pongamos

Vj = {f ∈ L2 (R)/∀ k ∈ Z, f es constante sobre Ij,k },


 
k k+1
donde Ij,k es el intervalo diádico , . Se tiene: si k es par, en-
2j 2j
tonces Ij+1,k ⊆ Ij, k ; y si k es impar, Ij+1,k ⊆ Ij, k−1 . Luego, si f ∈ Vj
2 2
entonces f es constante sobre intervalos diádicos de longitud 2−j , y por
lo tanto f es constante sobre intervalos diádicos de longitud 2−(j+1) . Por
lo tanto, f ∈ Vj+1. Así, se ha verificado

(i) Vj ⊆ Vj+1, ∀j ∈ Z.
Probaremos ahora:

(ii) existe una función ϕ en V0 tal que {ϕ0,k }k∈Z es o.n. y


X  
2
V0 = z(k)ϕ0,k z = (z(k))k∈Z ∈ ℓ (Z) .
k∈Z

15
Alejandro Ortiz Fernández

En efecto, sea ϕ = χ[0,1) . Se tiene que {ϕ0,k }k∈Z es o.n. Además, ∀


f ∈ V0 puede ser escrito en la forma
X
f= ck ϕ0,k ,
k∈Z

donde ck es el valor de f sobre [k, k + 1]. Se observa que


Z ∞ X
|f (x)|2 dx = |ck |2 ,
−∞ k∈Z

y por lo tanto c = (ck )k∈Z ∈ ℓ2 (Z).

(iii) f (x) ∈ V0 ⇐⇒ f (x) = c en [k, k + 1] ⇐⇒ f (x) = c, k ≤ x ≤


k
k + 1 ⇐⇒ f (2j x) = c, k ≤ 2j x ≤ k + 1 ⇐⇒ f (2j x) = c, j ≤ x ≤
2
k+1
⇐⇒ f (2 x) = c en Ij,k ⇐⇒ f (2 x) ∈ Vj .
j j
2j
T
(iv) Si f ∈ Vj , entonces f = 0.
En efecto, f = c1 sobre [0, 21j ) y f = c2 sobre [− 21j , 0), ∀ j ∈ Z.
Luego, f = c1 sobre [0, +∞) y f = c2 sobre (−∞, 0] (tome j →
−∞). Pero f ∈ L2 (R), entonces, f = 0.

(v) De la definición de V0 se tiene que f ∈ V0 implica f (. − k) ∈ V0 ,


∀ k ∈ Z.

Finalmente,
S vía argumentos que requieren de otros requisitos se prue-
ba que Vj = L2 (R), donde la cerradura es en L2 (R).
j∈Z
De esta manera se ha verificado que la familia de subespacios cerrados
(Vj ) es un análisis multi-resolución (AMR) para L2 (R). Así, la ondícula
de Haar proporciona una idea más general de AMR, la que permite cons-
truir ondículas en espacios de funciones. En efecto, en 1986 S. Mallat y
Y. Meyer introdujeron el “análisis multiresolución”, una amplia idea que
permite construir bases ortonormales de ondículas.

16
ϕ−Espacios de Funciones

(ii) Sistemas de Ondículas y AMR


Si ψ ∈ L2 (R) observamos de entrada que kψj,k kL2 = kψkL2 ; remar-
camos que ψ es una ondícula P ortonormal para L2 (R); así, para ∀
f ∈ L2 (R) se tiene: f (x) = cj,k ψj,k (x) en la topología de L2 (R);
j,k
la serie es llamada una serie de ondículas y los coeficientes cj,k ’s,
coeficientes de ondículasP
donde cj,k = hf, ψj,k i. Así tenemos la iden-
tidad de ondículas: f = hf, ψj,k iψj,k ; la aplicación f → (hf, ψj,k i)
j,k
es llamada la transformada discreta de ondículas.
Por definción, “un sistema de ondículas” para L2 (R) es un con-
junto ortonormal completo (ψj,k )j,k∈Z para ψ ∈ L2 (R). ψ es la ondí-
cula progenitora y ψj,k ’s las ondículas. ¿Cómo construir un sistema
de ondículas?. . . esto es una tarea esencial. Dentro de este panora-
ma, la idea de análisis multiresolución (AMR) es fundamental para
construir ondículas. Por definición,
“ Un AMR, con función escala ϕ, es una sucesión (Vj )j∈Z de subes-
pacios cerrados de L2 (R) tal que:
(i) (Propiedad monótona) Vj ⊂ Vj+1 , ∀j ∈ Z;
(ii) existe ϕ ∈ V0 tal que (ϕ0,k )k∈Z es ortonormal y
X  
2
V0 = c(k)ϕ0,k c = (c(k))k∈Z ∈ ℓ (Z) ,
k∈Z

donde ϕj,k (x) = 2j/2 ϕ(2j x − k), j, k ∈ Z;


(iii) para todo j ∈ Z, f (x) ∈ V0 ⇐⇒ f (2j x) ∈ Vj (propiedad de
dilatación);
T
(iv) Vj = {0}
j
S
(v) Vj = L2 (R) (propiedad de densidad); así, si f ∈ L2 (Rn )
j
entonces existe una sucesión (fn )n=1,2,··· tal que
[
fn ∈ Vj y kfn − f kL2 −→ 0, n → ∞.′′
j

17
Alejandro Ortiz Fernández

Se verifica, vía cambio de variables, que (ϕj,k )k∈Z es un sistema orto-


normal completo (esto es, una base)
P para Vj . Por otro lado, desde que
ϕ ∈ V0 ⊂ V1 se tiene ϕ(x) = c(k)2j/2 ϕ(2j x − k) . . . ecuación esca-
k∈Z
la, donde (c(k))k∈Z ∈ ℓ2 (Z) y c(k) = hϕ, ϕ1,k i; c = (c(k)) se llama la
sucesión escala. Remarcamos que en el caso de la ondícula de Haar, la
asociada función a ψ es la función característica ϕ de [0, 1].
¿Cómo construir una ondícula ψ en L2 (R) usando el concepto de
AMR de modo que (ψj,k ) sea una base ortonormal en L2 (R)?. . . ; se tiene
el siguiente esquema:
P
• en L2 (R) se dá un AMR, con ϕ =⇒ • ϕ = c(k)ϕ1,k , con (c(k)) ∈
ℓ2 (Z) =⇒
P
• construimos d(k) = (−1)k c(1 − k) =⇒ • construimos ψ = d(k)ϕ1,k
k∈Z
=⇒ • ψ es una ondícula.

Este esquema nos permite construir bases ortonormales para el espa-


cio L2 (R); en esta dirección se tiene el siguiente resultado,
“(Mallat) sea (Vj )j∈Z un AMR con función escala ϕ y sucesión escala
P
c = (ck ) en ℓ2 (Z); si d(k) = (−1)k c(1 − k) y ψ(x) = d(k)ϕ1,k (x),
k∈Z
entonces (ψj,k )j,k∈Z es un sistema de ondículas en L2 (R).
Prueba. La ortonormalidad de (ψ0,k )k∈Z implica, vía dilatación, que (ψj,k )k∈Z
es ortonormal para ∀j ∈ Z. Definamos
X  
2
Wj = z(k)ψj,k z = (z(k)) ∈ ℓ (Z) .
k∈Z

Por otro lado, vía dilataciones, se verifica que f (x) ∈ W0 sí y sólo si


f (2j x) ∈ Wj . Luego, Vj+1 = Vj ⊕ Wj , ∀j ∈ Z.
[tenemos V1 = V0 ⊕ W0 ; de f (x) ∈ V0 sí y sólo f (2j x) ∈ Vj y f (x) ∈ W0
sí y sólo si f (2j x) ∈ Wj se tiene Vj+1 = Vj ⊕ Wj ].
Remarcamos que la tesis es equivalente a verificar que B = (ψj,k )j,k∈Z
es un conjunto ortonormal completo en L2 (R). En efecto, se sabe que
(ψj,k )k∈Z es ortonormal para cada j ∈ Z. Por otro lado, hψj,k , ψl,m i = 0

18
ϕ−Espacios de Funciones

si j 6= l [pues si j > l, ψl,m ∈ Wl ⊂ Vl+1 ⊂ · · · ⊂ Vj ; pero ψj,k ∈ Wj y


Wj ⊥ Vj , luego ψj,k ⊥ ψl,m y por tanto B es ortonormal]. Así mismo, B
es completo en L2 (R). Para probar esta propiedad usaremos el siguiente
resultado:
“Si g ∈ Vj , para algún j ∈ Z, tal que para todo l ≤ j − 1 se tie-
ne g ⊥ Wl (esto es, ∀w ∈ Wl se tiene hg, wi = 0), entonces g = 0.”
[∗]
Bien, si f ∈ L2 (R) tal que hf, ψj,k i = 0 para todo j, k ∈ Z (esto es,
f ⊥ Wj para todo j ∈ Z), entonces debemos probar que f = 0.
En efecto, para cada j ∈ Z sea Pj : L2 (R) −→ Vj el operador pro-
yección; así, Pj (fP) es la proyección de f sobre el subespacio cerrado Vj .
Luego, Pj (f ) = hf, ϕj,k iϕj,k . Sabemos que Pj (f ) ∈ Vj y (f − Pj (f )) ⊥
k∈Z
Vj . Observemos que si l ≤ j − 1 entonces Wl ⊂ Vl+1 ⊆ Vj . Luego,
(f −Pj (f )) ⊥ Wl , ∀ l ≤ j −1. Desde que f ⊥ Wl , ∀ l, la linealidad implica
que Pj (f ) ⊥ Wl , ∀ l ≤ j −1. Entonces, por [∗], se tiene Pj (f ) = 0, ∀j ∈ Z.
Sin embargo, para todo j ∈ Z, Pj (f ) = 0 es la mejor aproximación de f
en Vj , esto es, para todo h ∈ Vj se tiene kf k = kf − Pj (f )k ≤ kf − hk.
S
Por otro lado, la hipótesis Vj = L2 (R) implica que existe (fn ) tal
S j
que fn ∈ Vj para todo n ∈ Z, y kf − fn k → 0 si n → ∞; luego
kf k ≤ kf − fn k implica kf k = 0 ó f = 0, como se desea.

Volvamos a la ondícula de Haar; observemos los argumentos dados ahí


y usando el resultado de Mallat se puede construir la ondícula de Haar
Py en consecuencia un sistema de ondículas. En efecto, tenemos
en L2 (R)
ϕ(x) = c(k)ϕ1,k . Calculemos los coeficientes c(k), k ∈ Z. Sabemos que
k
c(k) = hϕ, ϕ1,k i ya que (ϕ1,k )k∈Z es ortonormal. Pero,
 1/2
1/2 2 , k2 ≤ x < k+1
ϕ1,k (x) = 2 ϕ(2x − k) = 2
0, complemento.
Luego,
1
c(0) = hϕ, ϕ1,0 i = 2− 2 ,
1
c(1) = hϕ, ϕ1,1 i = 2− 2 ,

19
Alejandro Ortiz Fernández

c(j) = 0 si j 6= 0, 1.
P
Luego tenemos ϕ(x) = c(k)21/2 ϕ(2x − k) = ϕ(2x) + ϕ(2x − 1) · · ·
k
ecuación dilatación.
Además, d(k) = (−1)k c(1 − k) implica
1 1
d(0) = 2− 2 , d(1) = −2− 2 , d(j) = 0, j 6= 0, 1.

Luego, X
ψ(x) = d(k)ϕ1,k (x) = ϕ(2x) − ϕ(2x − 1).
k

De esta manera,

1,  0 ≤ x < 12
1
ψ(x) = −1, 2
≤x<1

0, x < 0 ó x ≥ 1.

Esta función ψ fue considerada por A. Haar a inicios del siglo XX. Ade-
más, observemos que vía dilataciones y translaciones se obtiene la familia
(ψj,k )j,k∈Z, donde
 j
 −2 2 , · · · 2kj ≤ x < 2kj + 2j+1
1
j
ψj,k (x) = 2 2 , · · · 2kj + 2j+1
1
≤ x < k+1
 k k+1
2j
0, · · · x < 2j ó 2j ≥ x.

Se tiene que (ψj,k )j,k∈Z es una base ortonormal para L2 (R), es la más
antigua base de ondículas. Observemos que ψ está concentrada en el
intervalo [0, 1] pero los ψj,k ’s se mueven y se dilatan a través de toda la
recta. A manera de ejemplo visualicemos ψ(x), ψ(2x) y ψ(2x − 1).

20
ϕ−Espacios de Funciones

1 1 1

1 3
2 4
0 1 1 0 1 1 0 1 1
2 4 2

−1 −1 −1
ψ(x) ψ(2x) ψ(2x − 1)

d
Marcos en Espacios de Hilbert
La idea de base en un espacio X es vitalP
por su propiedad de repre-
sentación, es decir, si x ∈ X entonces x = an xn , donde (xn ) es una
n
base en
PX. Si T es un operador lineal, con adecuadas condiciones se tiene
Tx = an T (xn ), es decir, para conocer T x es suficiente conocer T (xn ),
n
lo que es un argumento para justificar el porqué el interés para construir
bases en diversos espacios. Por ejemplo, en el espacio (de Hilbert) L2 (0, 1)
se sabe que la familia (xn (x))
P = (e
2πinx
) es una base ortonormal; luego,
si x ∈ L (0, 1) se tiene x = hx, xn (x)ixn (x) en la topología de L2 (0, 1).
2
n
Por otro lado, se verifica que si I ⊂ (0, 1) es un intervalo abierto, entonces
las restricciones de los xn ’s a I conservan la propiedad de representación
en L2 (I) pero no es una base para L2 (I) (ver [CHR], pág. 91); tal fami-
lia de restricciones es un . . . “marco” para L2 (I). Así mismo, un ligero
cambio en una base puede modificar su esencia de tal (por ejemplo, si
retiramos un elemento de ella, deja de ser base); por esto es útil, en cier-
tas situaciones, tener familias que tengan la propiedad de representación
aún cuando no sean bases pero que tengan otras importantes propiedades
como es el caso de los marcos en un espacio de Hilbert, como L2 (0, 1).

21
Alejandro Ortiz Fernández

Sea H un espacio de Hilbert; una familia (no necesariamente una


base) (xi )i∈I en H es un marco si existen dos constantes A y B, 0 <
A ≤ B < ∞, tal que para todo f ∈ H se tiene:
X
Akf k2 ≤ |hf, xi i|2 ≤ Bkf k2 . (+)
i∈I

P
Si A = B = 1, el marco (xi ) es una base ortonormal y |hf, xi i|2 =
kf k2 , ∀ f ∈ H (además, (xi ) es una sucesión de Bessel). Por otro lado,
una base de Schauder (ver a.) no es necesariamente un marco. Si A = B,
(xi ) se llama un marco casi-ortogonal; en este caso, si (xi ) es un marco
casi-ortogonal ella no es necesariamente una base de Schauder. Un marco
es exacto si deja de serlo al retirar un elemento de él. En un espacio de
Hilbert existe una íntima conexión entre las bases de Riesz con los marcos;
así, (xi ) es una base de Riesz sí y sólo si (xi ) es un marco exacto.
Los marcos fueron introducidos por R. J. Duffin y A. C. Schaeffer en
1952 en su trabajo “A Class of Nonharmonic Fourier Series”, quienes usa-
ron tal idea en el estudio de las series de Fourier no-armónicas, en donde
se consideran sucesiones de la forma (eiλn x )n∈Z siendo (λn ) una sucesión
de números reales o complejos. Cuando las ondículas fueron introduci-
das (1984) las expansiones en series fueron usando bases ortonormales de
ondículas en L2 (R), lo que de alguna manera era una actitud familiar y
conveniente; sin embargo, I. Danbechies, A. Grossmann y Y. Meyer en
1986 en el trabajo “Painless nonorthogonal expansions” observaron que
los marcos podían ser utilizados en la búsqueda de expansiones en series
para funciones en L2 (R), las que eran semejantes a las expansiones usan-
do bases ortonormales. De esta manera, la teoría de marcos mereció la
atención por los investigadores de la teoría de ondículas. Por otro lado,
observando la definición de marco [+] , los números A y B se llaman
cotas-marcos, las que no son únicas; la menor de las cotas superiores B’s
se llama la óptima cota superior; similar para la óptima cota inferior. A
todo marco (xi ) se le asocia los operadores S, T y T ∗ donde

S : H −→ H
P

f 7→ Sf = hf, xi ixi ;
i=1

22
ϕ−Espacios de Funciones

S es llamado el operador marco. Observamos que S puede ser obtenido


del operador síntesis

T : ℓ2 (N) −→ H
P

(ai ) 7→ T (ai ) = ai xi
i=1

y del operador análisis (adjunto)

T ∗ : H −→ ℓ2 (N)
f 7→ T ∗ f = (hf, xi i)i=1,2,···
P
En efecto, T T ∗f = T (hf, xi i) = hf, xi ixi = Sf.
Se observa que un marco es una sucesión de Bessel, entonces la serie
que define a S converge incondicionalmente
P para ∀ f ∈ H (“si (xi ) es una
sucesión de Bessel en H, entonces ai xi converge incondicionalmente
i
para todo (ai ) ∈ ℓ2 (N)”).
El operador S es lineal por definición; además es positivo
 X X 
2
hSf, f i = hf, xi ihxi , f i = |hf, xi i| ≥ 0
i i

y también es acotado [por la definición de marco y el anterior argumento


se tiene Akf k2 ≤ hSf, f i ≤ Bkf k2 , de donde AI ≤ S ≤ BI, siendo I
el operador identidad sobre H.] El rango de S es un subespacio cerrado
de H y coincide con H [tome una sucesión de Cauchy en el rango de S
y pruebe que es convergente; veamos que rang S = H: por el absurdo
supongamos que exista f , f 6= 0 tal que hf, Sgi = 0, ∀ g ∈ H;luego,
si g = f se tiene hf, Sf i = 0; pero Akf k2 ≤ hSf, f i, de donde f = 0;
de esta manera (rang H)⊥ = 0, esto es rang S = H desde que rang S
es cerrado]. S es un operador inyectivo [si ∃ f ∈ H, f 6= 0 tal que
Sf = 0, entonces hSf, f i = 0 ó Akf k2 = 0, luego f = 0, contradic-
ción]; luego existe la inversa S −1 y se tiene B −1 I ≤ S −1 ≤ A−1 I [S −1 :
H → H es bien definido y acotado; además, para ∀ f ∈ H, hS −1 f, f i =
hS −1 f, S(S −1 f )i ≥ AkS −1 f k ≥ 0, esto es, S −1 es un operador positivo;
en AI ≤ S ≤ BI multiplicamos por S −1 · S −1 para obtener AS −1 · S −1 ≤

23
Alejandro Ortiz Fernández

S −1 ≤ BS −1 ·S −1 , de donde se tiene la tesis]. Observamos que S −1 es auto-


adjunto desde que es positivo. Por otro lado, (S −1P xi ) es un marco con
cotas B y A . [desde que S es auto-adjunto, hf, S −1 xi iS −1 xi =
−1 −1 −1

P −1  i P
S −1 hS f, xi ixi = S −1 (S(S −1 f )) = S −1 f. Luego, |hf, S −1 xi i|2 =
P i P i
hf, S −1 xi ihS −1 xi , f i = h hf, S −1xi iS −1 xi , f i = hS −1 f, f i. Usando
i i
B −1 · I ≤ SP
−1
≤ A−1 · I se tiene B −1 kf k2 ≤ hS −1 f, f i ≤ A−1 kf k2 ó
−1 2
B kf k ≤ |hf, S −1 xi i|2 ≤ A−1 kf k2 , luego (S −1 xi ) es un marco con
i
cotas B −1 y A−1 .]
Sea x = (xi )i∈N un marco en un espacio de Hilbert H y sea S su
asociado operador marco; por definición, x xi )i∈N es el marco dual
e = (e
de x si xei = S xi . De esta manera (e
−1
xi ) es un marco. Ahora veamos que
xi ) tiene el mismo papel que el dual en la teoría de bases; en efecto, se
(e
tiene el fundamental resultado:
«[Dual]. Sea (xi ) un marco y el operador marco; entonces, para todo
x ∈ H se tiene:

X
x= hx, x
ei ixi , (•)
i=1

P

y también, x = xi , donde las series convergen incondicionalmen-
hx, xi ie
i=1
te.»
Observamos que (e
xi ) tiene el comportamiento de una base y por tanto
podemos pensar que un marco es una “base generalizada” .

Prueba.
X X X
x = SS −1 x = hS −1 x, xi ixi = hx, S −1 xi ixi = hx, x
ei ixi . (+)
i i i

Por otro lado, (xi ) es también una sucesión de Bessel y (hx, x


ei i) ∈ ℓ2 (N)
y por el resultado:
P “ si (xi ) una sucesión de Bessel en H y (ai ) ∈ ℓ2 (N),
entonces ai xi converge incondicionalmente”, se tiene que la serie en
i
(+) converge incondicionalmente. Así mismo,

24
ϕ−Espacios de Funciones

x = S −1 Sx
X
= hSx, S −1 xi iS −1 xi = (S es auto-adjunto)
i
X
= hx, SS −1 xi ie
xi
i
X
= hx, xi ie
xi .
i

Observando al coeficiente hx, x


ei i (coeficiente-marco) en la serie (•) po-
dríamos decir que ella contiene la información del elemento x. Por otro la-
do, en el resultado [Dual], ¿cuál de las dos representaciones tomamos?. . .
como observamos, conocido S debemos calcular su inversa S −1 . Sin em-
bargo, “si (xi ) fuera un marco casi-ortogonal (A = B), con cota A, en-
1P
tonces su dual es (A−1 xi )i∈N y se tiene x = hx, xi ixi , ∀ x ∈ H.”
P A iP
[En efecto, hSx, xi = h hx, xi ixi , xi = |hx, xi i|2 = Akxk2 =
i i
−1 1
Ahx, xi, de donde, Sx = Ax, esto es, S x = x. Mirando (•) tenemos:
P P A
x = hx, A1 xi ixi = A1 hx, xi ixi .]
i i
En tal caso, casi-ortogonal, se tiene
∞  i
−1 1X 1
S = I− S .
A i=0 A

En general, si x = (xi ) es un marco, se tiene:


∞  i
−1 2 X 2
S = I− S .
A + B i=0 A+B
  −1
2 2S
En efecto, observemos que S = I− I−−1
; pero
A+B A+B
2S 2A B−A
A · I ≤ S ≤ B · I, luego I − ≤ I− ·I = ·I y
A+B A+B A+B

25
Alejandro Ortiz Fernández


2S 2B A−B 2S
I− ≥ I− ·I =
· I. De esta manera, I − ≤
A+B A+B A+B A + B
B
A
−1
A
< 1, lo que implica que la serie de la tesis converge uniformemente
B
+1
en la norma, lo que implica la tesis.

e
Marcos-Ondículas
(i) Marcos de Gabor
Como hemos mencionado,los marcos son usados en la teoría de la
señal para obtener descomposiciones y representaciones cuando existe
redundancia o sobre - muestra en la información; vía este argumento
se tienen interesantes relaciones con la teoría de ondículas; así, hemos
visto que un caso particular de marco son las bases ortonormales. Ahora
veremos que otro ejemplo de marco es el marco de Gabor en el espacio de
Hilbert L2 (R); la idea es partir con una función g ∈ L2 (R) y someterla a
traslaciones y modulaciones obteniéndose así una familia que si fuera un
marco en L2 (R), ella es llamada un marco de Gabor. Más concretamente,
el análisis de Gabor descansa en dos operadores sobre L2 (R) que son,la
traslación,

Ta : L2 (R) −→ L2 (R)
f (x) −→ (Ta f )(x) = f (x − a), a ∈ R,
y la modulación,
Mb : L2 (R) −→ L2 (R)
f (x) −→ (Mb f )(x) = e2πibx f (x), b ∈ R.

26
ϕ−Espacios de Funciones

El análisis de Gabor, al estilo del de Fourier, es útil para represen-


tar funciones o señales en L2 (R) y lo hace superponiendo traslaciones
y modulaciones de una función dada g en L2 (R), existiendo para ello
dos rutas, una discreta y otra continua. Así, en la primera ruta las
traslaciones y las modulaciones son restringidas a redes de la forma
((na, mb))m,n∈Z que viven en R2 ; la cuestión es representar f usando
la familia (e2πimbx g(x − na))m,n∈Z vía expansiones en series. La segunda
ruta es usando representaciones integrales que contienen todas las posi-
bles traslaciones y modulaciones de una función fija. Al respecto veamos
algunos argumentos sobre los llamados “marcos continuos”. Sea H un
espacio de Hilbert y M un espacio medible con medida positiva µ. Por
definición, un marco continuo es una familia (xi )i∈M tal que la aplica-
ción i −→< x, xi > es una función medible sobre M, para todo x ∈ H;
y existen constantes A y B con 0 < A < B < ∞, talque
Z
2
Akxk ≤ | < x, xi > |2 dµ(i) ≤ Bkxk2 , ∀x ∈ H.
M

Sea la aplicación

S : H −→ H R
x −→ Sx = M < x, xi > xi dµ(i).

Se verifica que S es un operador lineal, acotado e invertible, en donde se


considera la norma kSxk = sup | < Sx, y > |. Se verifica que
kyk=1

Akxk2 ≤< Sx, x >≤ Bkxk2 , ∀x ∈ H.

Conclusión 2. Para todo x ∈ H se tiene la representación


R
x = S −1 Sx = R M < x, xi > S −1 xi dµ(i)
x = SS −1 x = M < x, S −1 xi > xi dµ(i).

Si g ∈ L2 (R), pongamos

gm,n (x) ≡ Mmb Tna g(x) = e2πimbx g(x − na), m, n ∈ Z; a, b > 0 reales.

27
Alejandro Ortiz Fernández

Si (gm,n (x))m,n∈Z es un marco en L2 (R), él es llamado un marco de


Gabor. (Este tipo de marco es también llamado marco de Weyl - Hei-
senberg). La función fija g es conocida como la función ventana ó la
generadora del marco. ¿Cuándo (gm,n (x))m,n∈Z es un marco?. Una con-
dición necesaria es la siguiente: “[Heil-Walnut (1989)]. Si (gm,n (x))m,n∈Z
es un marco, con cotas A y B, y a, b > 0 son reales dados, entonces
X
bA ≤ |g(x − na)|2 ≤ bB c.t.p x ∈ R”.
n∈Z

Una condición suficiente


P fue dada por Zayed y afirma: “Sea g ∈ L2 (R)
tal que G(x) = n∈Z |g(x − na)|2 satisface 0 < A ≤ G(x) ≤ B < ∞. Si
1
g tiene soporte compacto tal que sop g ⊂ I ⊂ R, donde |I| = (|I| es
b
la longitud de I), b > 0 real, entonces (gm,n (x))m,n∈Z es un marco para
L2 (R), con cotas 1b A y 1b B.”
Prueba. Consideremos la traslación In = I + na = {x + na /x ∈ I};
desde que G es acotada, g también lo es, luego f (x)g(x − na) ∈ L2 (R),
con n fijo (pues f ∈ L2 (R)).Pongamos hn (x) = f (x)g(x − na) y em (x) =
1 1
b 2 Mmb (x) = b 2 e2πimbx . Obsérvese que
P (em (x)) es una base ortonormal de
2
L (In ) y de esta manera, hn (x) = hhn , em iem (x) y
m
Z X
|hn (x)|2 dx = |hhn , em i|2
Im n
2
X Z
= b f (x)g(x − na) Mmb (x) dx

m In
X
= b |hf, Mmb Tna gi|2.
m

Pero, considerando que g tiene soporte compacto, se tiene


XZ XZ ∞
2
|hn (x)| dx = |f (x)|2 |g(x − na)|2 dx
n In −∞
Zn ∞ X
= |f (x)|2 |g(x − na)|2 dx
−∞ n

28
ϕ−Espacios de Funciones

Z ∞
= |f (x)|2G(x) dx.
−∞

Considerando que también


XZ X
|hn (x)|2 dx = b |hf, Mmb Tna gi|2,
n In m,n

se concluye que
Z ∞ X
|f (x)|2G(x) dx = b |hf, Mmb Tna gi|2 ,
−∞ m,n

de donde considerando la acotación de G se tiene:


A X B
kf k2 ≤ |hf, gm,n i|2 ≤ kf k2 ,
b m,n
b

luego (gm,n (x)) es un marco para L2 (R).

(ii) De Ondículas a Marcos

Existen ciertas similitudes entre las teorías de marcos y de las ondí-


culas; así, también, las ondículas son basadas en dos tipos de operadores
sobre L2 (R), que son:
Tb : L2 (R) −→ L2 (R)
f (x) −→ (Tb f )(x) = f (x − b), b ∈ R,
el operador traslación; y
Da : L2 (R) −→ L2 (R)  
1 x
f (x) −→ (Da f )(x) = p f , a ∈ R, a 6= 0.
|a| a

el operador dilatación. Ver C. para algunas ideas sobre ondículas.


Sea ψ ∈ L2 (R) una “ondícula analizante”; por definición, un marco-
ondícula (diádico) es un marco de la forma
−j
D2j Tkb ψ(x) = 2 2 ψ(2−j x − kb) ≡ ψj,k (x)

29
Alejandro Ortiz Fernández

donde j, k ∈ Z y asumimos b > 1. (Consideramos a = 2j ; en general


ψj,k (x) = Daj Tkb (x)). La idea es que para representar señales con energía
finita (esto es, f ∈ L2 (R) usando ondículas, éstas tienen que constituir
un marco o una base ortonormal para L2 (R) y para ello ψ debe satisfa-
cer ciertas condiciones. En estas ruta, I. Daubechies dio una condición
necesaria para ψ, la que es (asumimos a > 1, b > 0): “si (ψj,k (x))j,k∈Z es
un marco para L2 (R), con cotas A y B, entonces
Z ∞ b 2
|ψ(ξ)|
(b ln a)A ≤ dξ ≤ (b ln a)B (+)
0 ξ
y
Z ∞ b 2
|ψ(ξ)|
(b ln a)A ≤ dξ ≤ (b ln a)B.” (++)
−∞ |ξ|
Remarcamos que en (+) y en (++), desde que el integrando tiene sin-
gularidad b
R ∞ en el origen (ξ = 0), se debe exigir que ψ(0) = 0, esto es,
que −∞ ψ(x) dx = 0. Por otro lado, si (ψj,k (x)) ha de ser un marco
casi-ortogonal (A = B) entonces se debe tener:
Z ∞ b 2 Z 0 b 2
1 |ψ(ξ)| 1 |ψ(ξ)|
A= dξ = dξ = B.
b ln a 0 ξ b ln a −∞ |ξ|
Y para que (ψj,k (x)) sea una base ortonormal (A = B = 1) se debe exigir:
Z ∞ b 2 Z 0 b 2
|ψ(ξ)| |ψ(ξ)|
b ln a = dξ = dξ.
0 ξ −∞ |ξ|
Por conveniencia consideremos la siguienteLdescomposición de L2 (R) en
dos subespacios cerrados: L2 (R) = H+2 (R) H−2 (R), donde

H+2 = {f ∈ L2 (R)/sop fb ⊂ [0, +∞)}

H−2 = {f ∈ L2 (R)/sop fb ⊂ (−∞, 0]},


en donde se consideran las normas
Z ∞ Z 0
2
kf kH 2 = |fb(ξ)| dξ y kf kH 2 =
2 2
|fb(ξ)|2 dξ.
+ −
0 −∞

30
ϕ−Espacios de Funciones

Teorema 1. Sean ψ1 , ψ2 ∈ L2 (R) tales que sop ψb1 ⊂ [l, L] y sop ψb2 ⊂
[−L, −l], 0 ≤ l < L < ∞. Sean A y B dos constantes tal que
X
0<A≤ |ψb1 (aj ξ)|2 ≤ B < ∞, c.t.p. en [0, +∞),
j∈Z

X
0<A≤ |ψb2 (aj ξ)|2 ≤ B < ∞, c.t.p. en [0, +∞).
j∈Z

1
Entonces, (Daj Tkb ψ1 , Daj Tkb ψ2 ) es un marco para L2 (R), con cotas A
b
1 1
y B, donde b ∈ R tal que 0 < b ≤ .
b L−l
Prueba. Se tiene,

ψc ∧
jk (ξ) = (Daj Tkb ψ) (ξ)
Z ∞
= ψ(a−j x − kb)e2πixξ dx = (cambio de variable)
−∞
j j
b j ξ)
= a 2 e2πikba ξ ψ(a
b
= Da−j (Mkb ψ(ξ)).

Luego, ∀ f ∈ L2 (R) se tiene:

hf, Daj Tkb ψi = hfb, (Daj Tkb ψ)∧ i = hfb, Da−j Mkb ψ(ξ)i.
b

Pero,por otro lado,


Z ∞
j
hfb, (Daj Tkb ψ)∧ i = b j ξ) dξ = (cambio de variable)
fb(ξ)a 2 e−2πika ξ ψ(a
j

−∞
Z ∞  
−j ξ
= a2 fb j e−2πikbξ ψ(ξ)b dξ
a
Z ∞ −∞
= (Daj fb)ψ(ξ)e
b −2πikbξ

−∞

= h(Daj fb)ψ,
b Mkb i.

31
Alejandro Ortiz Fernández

Por tanto,
b Mkb i.
hf, Daj Tkb ψi = h(Daj fb)ψ, (∗)
1 1
Veamos ψ1 (con ψ2 es similar). Tenemos L ≤ l + ó L−l ≤ ; por tanto,
b b
1
sop ψb1 ⊂ [l, L] ⊂ [l, l + ] = I y así (Daj fb)ψb1 ⊂ L (I). Considerando que
2

1
b
(b 2 Mkb )k∈Z es una base ortonormal para L2 (I), se tiene

X Z
1
|h(Daj fb)ψb1 , Mkb i| =
2
|Daj fb(ξ)|2|ψb1 (ξ)|2 dξ
k=−∞
b I
Z ∞
1
= |Daj fb(ξ)|2|ψbI (ξ)|2 dξ = (cambio de variable)
b 0
Z
1 ∞ b 2 b j 2
= |f (ξ)| |ψI (a ξ)| dξ. (∗∗)
b 0
De [*] y [**] obtenemos,
X X
|hf, (Daj Tkb ψ1 i|2 = |h(Daj fb)ψb1 , Mkb i|2
j,k∈Z j,k∈Z
Z ∞ X 
1
= |fb(ξ)| 2
|ψb1 (a ξ)|
j 2
dξ.
b 0 k∈Z
P b j 2
Pero, por hipótesis 0 < A ≤ |ψ1 (a ξ)| ≤ B < ∞, entonces tenemos
j∈Z

1 X 1
Akf k2H 2 ≤ | < f, Daj Tkb ψ1 > |2 ≤ Bkf k2H 2 .
b +
j,k∈Z
b +

De esta manera se ha verificado que (Daj Tkb ψ1 )j,k∈Z es un marco para


H+2 . De igual manera se verifica que (Daj Tkb ψ2 )j,k∈Z es un marco para
H−2 . Finalmente, desde que L2 (R) = H+2 ⊕ H−2 , se obtiene la tesis.
Ahora consideremos al operador marco-ondícula. Sea el marco (Daj Tkb ψ)
para L2 (R), el que es un sistema de ondículas. Por definición tenemos,
X
S0 f = hf, Daj Tkb ψiDaj Tkb ψ ∀f ∈ L2 (R).
j,k∈Z

32
ϕ−Espacios de Funciones

S0 es llamado el operador marco-ondícula asociado al marco (Daj Tkb ψ).


P∞
(Recordemos que Sf = hf, xi ixi es el operador marco).
i=1
Corolario 1.
Daj (S0 f ) = S0 (Daj f ).
Prueba. En efecto, se tiene hf, Daj Tkb ψi = hDa−j f, Tkb ψi [tenemos,
Z ∞
− 2j
hf, Daj Tkb ψi = a f (x)ψ(a−j x − kb) dx = (cambio de variable)
−∞
Z ∞
j
= a2 f (aj x)ψ(x − kb) dx
−∞
= hDa−j f, Tkb ψi.
Luego,
X
Dai (S0 f ) = hf, Daj Tkb ψiDai+j Tkb ψ
j,k∈Z
X
= hf, Daj−i Tkb ψiDaj Tkb ψ
j,k
X
= hDai f, Daj Tkb ψiDaj Tkb ψ
j,k
= S0 (Dai f ).

También se tiene: S0−1 (Daj f ) = Daj (S0−1 f ), sin embargo S0 (Tkb f ) 6=


Tkb (S0 f ).

Dual-marco.
Veamos al marco-dual de un marco-ondícula:

ψej,k (x) = S0−1 ψj,k (x)


= S0−1 (Daj Tkb ψ)(x)
= Daj (S0−1 Tkb ψ)(x)
= (poniendo ψe0,k (x) = S −1 (ψ(x − kb))
0

33
Alejandro Ortiz Fernández

= Daj ψe0,k (a−j x)).

Teorema 2. Sea ψ ∈ L2 (R) tal que sop ψ ⊂ [l, L]; A y B son constantes
P b j 2
tal que 0 < A ≤ |ψ(a ξ)| ≤ B < ∞, c.t.p en [0, +∞). Entonces,
j∈Z

1 b
(S0 f )∧ = Gfb y (S0−1 f )∧ = f ∀f ∈ H+2 (R),
G
donde ( P e j 2
1
b
|ψ(a ξ)| si ξ > 0
G(ξ) = j
0 si ξ < 0.
P
Prueba. Recordemos que S0 f = hf, Daj Tkb ψiDaj Tkb ψ; luego,
j,k
X
[S0 f ]∧ (ξ) = b
hf, Daj Tkb ψiDa−j (Mkb ψ(ξ)) = [hemos usado
j,k

ψbj,k (ξ) = Da−j (Mkb ψ(ξ));


b ahora usamos que hf, Daj Tkb ψi
= b b
h(Daj f )ψ, Mkb i]
X
= h(Daj fb)ψ,
b Mkb iDa−j (Mkb ψ(ξ))
b
j,k
X X 
= Da−j b b b
h(Daj f )ψ, Mkb i Mkb ψ(ξ).
j k

1
Si I es un intervalo de longitud , (Daj fb)ψb ∈ L2 (I), y considerando que
1
b
(b 2 Mkb )k∈Z es una base ortonormal para L2 (I), se tendrá

1X
[S0 f ]∧ (ξ) = Da−j ((Daj fb).|ψ(ξ)|
b 2 ) = (usando Daj (f g)
b j
j
= a 2 (Daj f )(Daj g))
1 X −j
= fb(ξ) b 2
a 2 Da−j |ψ(ξ)|
b j

34
ϕ−Espacios de Funciones

1 X −j b 2)
= (definiendo G(ξ) = a 2 Da−j |ψ(ξ)|
b j

= fb(ξ)G(ξ).

Además, (S0 S0−1 f )∧ = G · (S0−1 f )∧ significa


1
fb = G · (S0−1 f )∧ ó (S0−1 f )∧ = fb
G
.
Nota 2. El lector interesado en mayores detalles sobre las teorías de
ondículas y de marcos puede consultar, por ejemplo, [HER-WEI], [CHR],
[ZAY] y [ORT.1].

35
II

EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ESPACIOS


DE FUNCIONES

a
Generalidades
El tema de los “espacios de funciones” es un amplio universo; nosotros
pretendemos dar una visión de la evolución de los espacios más conoci-
dos en el análisis funcional-real-armónico. Nuestra intención es orientar
al lector, de preferencia a los jóvenes alumnos y colegas sobre como ta-
les espacios surgieron en el escenario de la matemática, espacios que
posiblemente usamos y que quizás desconozcamos su origen y evolución.
Alrededor de esta intención daremos también argumentos técnicos y posi-
blemente algunas demostraciones. El escenario que trataremos es amplio

(a) David Hilbert (b) Stefan Banach


(1862-1943) (1892-1945)

y complejo, y no pretendemos abarcar mucho; nos motiva el deseo de


contribuir con un tema que, creo, poco se ha escrito en nuestra lengua
y que puede servir no sólo de cultura-matemática sino también para que

37
Alejandro Ortiz Fernández

tengamos mas seguridad del ambiente en que muchas veces trabajamos


pero a veces, posiblemente, sin la confianza matemática deseada; también
nos anima dar una presentación que pueda servir de motivación a nuestros
colegas que enseñan los cursos de análisis en las diferentes universidades
de la región.
El primer espacio que nos es familiar es el universo de los números
reales el cual, aun cuando no es propiamente un espacio de funciones, es
vital, fundamental y sustento en nuestro aprendizaje del análisis mate-
mático. Luego, de un modo natural, tenemos al espacio euclidiano Rn ;
una vía de extender a este espacio fue a través de los espacios vectoriales,
sustento de muchos otros espacios construidos en los siglos XIX (finales)
y XX, y aun en el presente. Posiblemente los espacios más familiares
para un estudiante de matemática sean los espacios de Hilbert y los de
Banach; estos espacios fueron intensamente estudiados en el siglo pasado
y permitieron el desarrollo de nuevas teorías en variados sectores de la
matemática, aún en el campo de las aplicaciones. Ya hemos tenido la
oportunidad de ver, en el Capítulo I, como el espacio de Hilbert L2 (R)
fue el escenario adecuado para construir y desarrollar la teoría de ondícu-
las. El siguiente cuadro nos dá una visión de la ubicación de los clásicos
espacios surgidos en el análisis funcional.
En su tesis (“Sur les opérations dans les ensembles abstraits et leur
application aux équations intégrales”, 1920), Banach introduce en un con-
junto E diversos axiomas que definen a un espacio vectorial abstracto, a
una norma y a la completitud de E; él denomina a E, junto con los axio-
mas, un espacio de tipo (B). Posteriormente, en 1928, M. Fréchet sugiere
el nombre de “Espacio de Banach”. Sin embargo, ya en 1903 J. Hadamard
investigó al «Espacio de Banach» C[a, b] de las funciones reales continuas
sobre el intervalo cerrado [a, b]; era la época en que surgía el análisis fun-
cional. En esta dirección la contribución de F. Riesz es de primer orden.
La teoría de la medida, y su integral, de Lebesgue contribuyó a ampliar el
panorama de los primeros espacios de funciones; así E. Fischer y F. Riesz,
en 1907, crearon al “espacio de Hilbert” L2 [a, b], el cual fue ampliado por
Riesz al “espacio de Banach” Lp [a, b], 1 < p < ∞,

38
ϕ−Espacios de Funciones

Espacio Vectorial

Espacio Vectorial Topológico


Espacio Localmente Convexo

Espacio Normado
Espacio de

Espacio
Reflexivo

Espacio
de
Hilbert

Espacio Pre-Hilb.

Banach

Espacio Métrico

Espacio Topológico

Figura 1:

en una época en que aún no se tenía el concepto de “norma” pero de al-


guna manera se le usaba en cada caso particular. Por otro lado, la noción
básica para definir un espacio en general es la idea de “espacio vecto-
rial”, la que fue introducida por Peano en 1888, quien también definió
las “aplicaciones lineales”. Como vimos en el capítulo I, la existencia de
una base en un espacio es de gran utilidad; históricamente, Hamel en
1905 prueba que el espacio R (sobre los racionales) posee una base la que
fue extendida por Hausdorff en 1932 surgiendo así las llamadas “bases de

39
Alejandro Ortiz Fernández

Hamel”.
Dos espacios fundamentales que fueron introducidos en los primeros
años del siglo pasado fueron los “espacios métricos” y los “espacios de
Hilbert” (ver anterior diagrama); para los primeros espacios el punto de
partida fue la tesis de M. Frechet (1906) en donde se introducen diver-
sos conceptos que aún ahora se enseñan en los cursos básicos de análisis
matemático. En el mismo año, D. Hilbert considera a la bola unitaria
cerrada del espacio ℓ2 como el dominio de formas lineales, bilineales y
cuadráticas; fue un importante trabajo que indujo el nombre de “espacio
de Hilbert”, en honor a su autor. Por otro lado, la idea de espacio vec-
torial normado de dimensión finita fue introducida por H. Minkowski en
1896 y fueron llamados “espacios de Minkowski”. En relación al espacio
de Hilbert ℓ2 , sus propiedades geométricas fueron estudiadas por Schmidt
en 1908. La teoría axiomática de los espacios de Hilbert fue establecida
por J. Von Neumann en 1927 cuando el espacio es de dimensión infini-
ta y separable; años después prueba la desigualdad de Cauchy-Schwarz
|hx, yi| ≤ kxk kyk (1932). Schmidt considera cuando P la familia (ei )i∈I es
ortonormal y prueba (1908) la desigualdad de Bessel |hx, ei i|2 ≤ kxk2 ,
∀ x ∈ H. En 1934 fueron estudiados, por Löwig, losPespacios de Hilbert
no-separables y se prueba la ecuación de Parseval, |hx, ei i|2 = kxk2 .
i∈I

“Théorie des Opérations Linéaires”.


Stefan Banach fue un extraordinario matemático, un singular perso-
naje (no gustaba dar exámenes cuando era estudiante!); sufrió los estra-
gos de la II Guerra Mundial; hecho prisionero de los nazis fue torturado.
En 1932 salió su libro “Théorie des Opérations Linéaires”, el que habría
de influir en el desarrollo del análisis funcional, en particular de los es-
pacios de Banach. La obra consta de una introducción y doce capítulos
los que tratan sobre: grupos-espacios vectoriales generales-espacios de
tipo (F )- espacios normados-espacios de tipo (B)-operadores totalmen-
te continuos-sucesiones bi-ortogonales-funcionales lineales en los espacios
de tipo (B)-sucesiones débilmente convergentes-ecuaciones funcionales
lineales-isometría, equivalencia e isomorfía-dimensión lineal; contiene un

40
ϕ−Espacios de Funciones

anexo sobre convergencia débil dentro de los espacios de tipo (B). El


libro contiene las investigaciones de Banach sobre una rama del análi-
sis (el análisis funcional) que se desarrolla aceleradamente; resaltamos
la importancia de la Escuela Polaca, a la que pertenecía Banach, en el
desarrollo del análisis moderno.
La versión original del libro de Banach apareció en polaco en 1931;
la traducción al francés contiene algunas mejoras así como se puso una
introducción, la que fue escrita por S. Mazur y contiene dos partes: la
primera es dedicada a la integral de Lebesgue-Stieltjes y la segunda a
los conjuntos y operadores (B) dentro de espacios métricos. Esta obra
constituye el inicio de la edad madura, adulta, de la teoría de los espacios
normados a decir de Bourbaki y fue escrita con un estilo propio de los
tiempos modernos; entre otras cosas, trata a las topologías débiles.

b
Primeros Espacios de Banach
En el magnífico trabajo de A. Pietsch ([PI E]) podemos encontrar una
extensa información sobre los Espacios de Banach y temas relacionados.
Nuestro interés particular son los espacios de funciones (muchos de los
cuales son de Banach) pero por una cuestión de completitud histórica y de
interés general veamos los siguientes argumentos. Los primeros espacios
de funciones, familiares a todo estudiante de análisis funcional, son los
clásicos espacio C[a, b] de las funciones continuas sobre [a, b] Lp [a, b] de
Rb
las funciones medibles f tal que a |f (x)|p dx < ∞, y el espacio discreto
P

ℓp de las sucesiones x = (xn ) tal que |xn |p < ∞; ellos son espacios
n=1

41
Alejandro Ortiz Fernández

normados completos, es decir, son “espacios de Banach”; además, ellos


son parcialmente ordenados en cierto sentido, lo que los ubica dentro
de la “Teoría de redes”, introducida en los últimos años del siglo XIX
pero fue intensamente investigada a inicios de los años 1930’s surgiendo
así las “redes de Banach”, primero consideradas por L.V.Kantorovich en
1937, quien también investigó a los operadores actuando sobre redes de
Banach (1940). Esto fue una ruta de investigación en el análisis funcional
en aquellos años. Por otro lado, la teoría de la medida y de la integral
tuvo una influencia en el desarrollo del análisis moderno, teoría que tuvo
sus inicios a comienzos del siglo XX, entre otros, gracias a los trabajos de
Borel, Lebesgue en 1902 y de Radon en 1913; en 1915, M.Frechet propone
un punto de vista abstracto de la teoría; de esta manera, en los años
1920’s la medida y la integral en tal espíritu ya era de conocimiento de
la comunidad de analistas. Así, al final del mencionado libro de Banach,
en una Nota se presenta (brevemente) la teoría de la medida según el
enfoque de Alfred Haar en donde la noción de medida es considerada
dentro de los espacios métricos separables y localmente compactos.
Debemos remarcar que las propiedades básicas de la noción de me-
dida según Borel y Lebesgue deben preservarse en la teoría abstracta;
por otro lado, con la medida abstracta se pudo construir una integral
abstracta, la que conservó las propiedades fundamentales de la integral
de Stieltjes y de Lebesgue, tarea debido a P.J.Daniell en 1918 y 1920
quién se basó en un trabajo de Young (1914). En esta dirección está la
génesis de los espacios de funciones pues Daniell considera al espacio de
funciones Lgrande , definida apropiadamente, surgiendo así la llamada “in-
tegral de Daniell”. El trabajo de Daniell motivó a M. Stone, 1948-49, a
investigar ciertos espacios de Banach de funciones; dentro de este am-
biente el grupo Bourbaki considera la teoría de la integral para espacios
localmente compactos partiéndose de una medida (o integral) de Radon
positiva. En términos de una medida µ se considera al espacio L1 de las
funciones f tal que |f | es µ−integrable;
R una funcional lineal continua ℓ
definida sobre L , definida vía ℓ(f ) = f (t)g(t) dµ(t), ∀ f ∈ L , g ∈ L
1 1 ∞

(sup.ese. |g(t)| < ∞) permite establecer la dualidad entre L1 y L∞ (teo-


rema de Steinhaus-Nikodym). En esas investigaciones debemos resaltar
el uso de la medida abstracta para construir espacios de funciones; así

42
ϕ−Espacios de Funciones

los espacios de Banach Lp (M, M, µ), donde (M, M, µ) es un espacio de


medida con µ una medida aditivamente enumerable sobre la σ−álgebra
M, fueron investigados por Dunford en 1938. En esta dirección se in-
trodujo el espacio (de Banach) C (M ) de las funciones continuas sobre
el espacio topológico M, que satisface el axioma de separación de Haus-
dorff, así como el subespacio Ca (M) de las funciones continuas acotadas
sobre M, en donde se considera la norma kf k = sup |f (x)|. Dunford,
x∈M
Grothendieck y otros fueron analistas que contribuyeron en el punto de
vista de la medida-abstracta de los primeros espacios de funciones.

c
Análisis Moderno en Espacios de Banach
El enfoque moderno de los espacios de Banach se inicia con el libro
de S. Banach ya mencionado en a aunque muchas ideas ya se habían
introducido desde inicios del siglo XX con la introducción de diversas
teorías (de la medida, del análisis funcional, · · · ). Otro libro que tuvo una
gran influencia en el ambiente de los analistas fue el libro de Marshall H.
Stone, “Linear Transformation in Hilbert Spaces and their Applications to
Analysis”, publicado en USA en 1932, el cual está dedicado a los espacios
de Hilbert, una importante clase de espacios de Banach, en donde Stone
presenta sus propias contribuciones así como de otros analistas. Desde
nuestro interés, los espacios de funciones, el espacio de Hilbert L2 (R) es
bien conocido por su utilidad en diversas teorías de relativa actualidad
(por ejemplo, en la teoría de ondículas o de “wavelets”).
En compatibilidad con lo expuesto en I expongamos algunos comen-
tarios históricos respecto a las series, a la integración de funciones con

43
Alejandro Ortiz Fernández

valor-vectorial, a la representación de operadores sobre espacios de fun-


ciones y a las derivadas, todo ello en el contexto de los espacios de Banach.
Así, en 1929 M. W. Orlicz introduce la idea de convergencia incondicional
de una serie en un espacio de Banach; en el complemento al Capítulo IX
de su libro, Banach considera unos comentarios sobre los espacios de tipo
(B) que son débilmente completos así como las series son “conmutativa-
mente” («incondicionalmente») convergentes, dando unos criterios para
este tipo de convergencia, atribuyendo los resultados a Orlicz. Por ejem-
P∞
plo, se establece el teorema (Orlicz, 1929): “Si todas las subseries xni
i=1
P

de una serie xn son débilmente convergentes, entonces la serie conver-
n=1
ge incondicionalmente”; este resultado fue establecido también en forma
más general por Pettis y Dunford en forma independiente en 1929. En
esta ruta ha de surgir la teoría de sumabilidad para series en un espacio
de Banach (Hildebrandt, 1940); en 1950, Dvoretzky-Rogers establecen
que la convergencia incondicional de series coincide con la convergencia
absoluta sí y sólo si el espacio de Banach es de dimensión finita. A
P

Orlicz le debemos también el interesante resultado: “Si fk es una serie
k=1
incondicionalmente convergente en el espacio Lp , 1 < p < ∞, entonces
 ∞
 P

 kfk k2Lp < ∞, si 1 ≤ p ≤ 2, y
k=1
 P∞

 kfk kpLp < ∞, si 2 ≤ p < ∞.”
k=1

En la teoría de los espacios de funciones es usual hacer actuar opera-


dores (lineales) sobre ellos. Veamos algunos argumentos
R al respecto. La
evolución de cuestiones sobre integrales de la forma M K(s, t)f (t) dµ(t)
llevó al desarrollo de una teoría de integración para funciones de valor-
vectorial. Así, en la citada integral f ∈ X (un espacio de Banach) y se
está considerando un operador
R K : X → Y , Y un espacio de Banach,
donde K(f (t)) ≡ g(s) = M K(s, t)f (t) dµ(t), donde K(s, t) es un ade-
cuado núcleo. En esta dirección se llega a la integral de Bocher (1933),
la cual es una extensión de la integral de Lebesgue. Veamos una breve
presentación de tal integral. Sea X un conjunto (6= ∅); una familia A de

44
ϕ−Espacios de Funciones

subconjuntos de X es una σ−álgebra en X si: φ ∈ A; si U ∈ A entonces


S

Uc ∈ A y si (Un ) es una sucesión en A, entonces Un ∈ A. (X, A) es
n=1
llamado un espacio medible y si U ∈ A, U es un conjunto medible.
Sean (X, A) y (Y, B) dos espacios medibles; f : X → Y es una función
medible si para ∀ V ∈ B, f −1 (V ) ∈ A. Por otro lado, si (X, A) es un
espacio medible, una medida positiva es una aplicación µ : A → [0, ∞[
tal que: µ(∅)
 ∞= 0;(Un )∞es una sucesión en A, mutuamente disjuntos,
S P
entonces µ Un = µ(Un ). µ(U) es la medida de U ∈ A. (X, A, µ)
n=1 k=1
es llamado un espacio medida. Si µ : A → (−∞, ∞] y satisface las dos
anteriores propiedades, µ es llamada una medida con signo y (X, A, µ)
es un espacio medida con signo. µ es una medida finita si µ(X) < ∞;
S

es llamada una medida σ−finita si X = Un donde µ(Un ) < ∞. La
n=1
variación total de µ es |µ| = µ+ + µ− , donde µ+ (U) = sup{µ(V )/ V ⊂
U, V ∈ A}, µ− (U) = −ı́nf{µ(V )/ V ⊂ U, V ∈ A}, con U ∈ A,
(X, A, µ) un espacio medida con signo.
Sea (X, A, µ) un espacio medida, positivo, σ−finito, y B un espacio
de Banach. f : X → B es una función simple si existe (Ui )i=1,2,··· ,n ,
mutuamente disjuntos,
 nUi ∈A tal que µ(Ui ) < ∞, f (Ui ) = λi constante
S
6= 0 y f = 0 sobre Ui . En este caso decimos que f : X → B es
i=1 c
medible si existe (fn ) de funciones simples tal que lı́m fn = f c.t.p., esto
es, si kfn (x)−f (x)k → 0 c.t.p. X. Decimos también que f es fuertemente
A−medible.

La integral de Bochner de una función simple.


Sea f simple; la integral de Bochner de f respecto a µ es:

Z Z n
X
f (x) dµ(x) ≡ f dµ = λi µ(Ui ).
X X i=1

45
Alejandro Ortiz Fernández

Si Uj ∈ A, la integral de Bochner de f sobre Uj es


Z n
X
f dµ = λi µ(Ui ∩ Uj ).
Uj i=1

Consecuencia:
Z Z
f dµ = f χUj dµ, χUj = función característica de Uj .
Uj X

Caso General: la función medible f : X → B es Bochner-integrable


si existe (fn ) de funciones simples tal que lı́m fn = f c.t.p. y tal que
Z
lı́m kfn (x) − f (x)kB dµ(x) = 0.
n→∞ X

Si Uj ∈ A y (fn ) es una sucesión de funciones


R simples, se verifica que en
la norma de B se tiene que existe lı́m X χUj fn dµ, donde el límite es
n→∞
independiente de la elección de (fn ). Por tanto se tiene la definición:
Z Z
f dµ = lı́m χUj fn dµ.
Uj n→∞ X

En 1933, Bochner prueba que: «f : X → B medible, es Bochner-integrable


sí y sólo si la función escalar kf (x)k es integrable.» Consecuencia: si f
es Bochner-integrable, entonces
Z Z

f dµ ≤ kf (x)k dµ · · · desigualdad de Minkowski.

Uj Uj

Tenemos también: «Sean B1 y B2 dos espacios de Banach y T : B1 → B2


un operador lineal, acotado. Sea f una función Bochner-integrable, con
valores en B1 . Entonces, T ◦ f es Bochner-integrable, con valores en B2 .
Además,
Z Z 
T (f (x)) dµ(x) = T f (x) dµ(x) , ∀ Uj ∈ A.»
Uj Uj

46
ϕ−Espacios de Funciones

Por otro lado diremos que f : X → B es débilmente A−medible si para


todo g ∈ B ′ (dual de B), la función numérica g(f (x)) ≡ hf (x), gi es
A−medible».
Si bien la integral de Bochner tiene semejanzas con la integral de
Lebesgue, el mismo Bochner (1933) observó que tal analogía no es com-
pleta y se desea ubicar a aquellos espacios de Banach para los cuales los
clásicos teoremas permanecen aún válidos. En esta dirección, la integral
de Lebesgue fue también generalizada por Fréchet en 1915 considerando
funciones sobre conjuntos abstractos, los cuales a su vez fueron exten-
didos por Garret Birkhoff en 1935 para funciones con valores en otro
conjunto abstracto Y . En 1938, en forma independiente, I. M. Gelfand
y N. Dunford propusieron otro enfoque de la integral generalizada; B. J.
Pettis (también en 1938) considera una clase especial de la integral de
Gelfand-Dunford. Es oportuno mencionar que Pietsch ([PIE]) hace un
estudio comparativo de estas diversas clases de integrales; así, nos dice
que:

Gelfand-Dunford integrable

Pettis integrable

Bochner
integrable

Birkhoff integrable

Sin embargo, debido a algunos defectos, la integral de Bochner fue la que


prevaleció sobre las otras.
Los teoremas de representación en análisis funcional son vitales para
expresar ciertos operadores definidos sobre espacios de funcionales; así en
el estudio de la dualidad entre los espacios L1 y L∞ se tienen resultados
de gran importancia. La génesis de tales resultados pueden estar en el
teorema fundamental del cálculo: “si f es continua en [a, b], la función

47
Alejandro Ortiz Fernández

Rs
F (s) = a f (t) dt es una primitiva de f ”. En esta dirección se tienen
contribuciones de Lebesgue (1910) y Radon (1913)
R quienes respectiva-
mente consideran
R las representaciones f (E) = E f dP (f, E medibles),
y f (E) = E Φ(P ) db (E medibles, Φ b − sumable) Estas ideas fueron
puestas en el contexto abstracto por O. M. Nikodym en 1930 surgiendo
el conocido “teorema de Radon-Nikodym”: «si µ es una medida finita, en-
tonces toda función conjunto ν, µ−continua y aditivamente enumerable,
tiene la representación,
Z
ν(A) = f (t) dµ(t), ∀ A ∈ A».
A

En esta representación remarcamos que f ∈ L1 (X, A, µ) es unívocamente


determinada y es llamada la “derivada Radon-Nikodym de ν con respecto
a µ”, esto es dν = f dµ. En esta ruta se tiene al teorema de Steinhaus-
Nikodym: [L1 (X, A, µ)]′ = L∞ (X, A, µ), donde ′ =dual, esto es, toda
funcional ℓ definida sobre L1 (X, A, µ) admite la representación
Z
ℓ(f ) = f (t)g(t) dµ(t),
X

donde g ∈ L∞ (X, A, µ) es unívocamente determinada.


¿Cómo es la situación si ℓ es reemplazada por un operador T que
actúa sobre L1 (X, A, µ) y con valores en un espacio de Banach?· · ·
Gelfand, en 1938, obtiene una representación para el operador

T : L1 [a, b] → Y ′ ,

donde Y es un espacio separable; luego, en 1940, Dunford-Pettis reem-


plaza [a, b] por un espacio medida completo, σ−finito, obteniéndose el
llamado teorema de Gelfand-Dunford-Pettis: «existe una función débil-
mente ∗ medible g ∗ : X → Y ′ , con rango limitado g ∗ (X) tal que,
Z
hy, T f i = f (t)hy, g ∗(t)i dµ(t),
X

con f ∈ L1 , y ∈ Y Además, y recíprocamente, toda tal g ∗ genera un


operador T : L1 (X, A, µ) → Y ′ .»

48
ϕ−Espacios de Funciones

Espacios Lp(X, B), 1 ≤ p ≤ ∞.


Sea (X, A, µ) un espacio medida, B un espacio de Banach. Por defi-
nición,
 Z 
p p
L (X, B) = f : X → B medible/ kf (x)kB dµ(x) < ∞ ,
X

 1/p
R
si 1 ≤ p < ∞, donde consideramos la norma kf k Lp = X
kf (x)kpB dµ(x) ,
con la cual L (X, B) es un espacio de Banach. Si p = ∞,
p

L∞ (X, B) = {f : X → B medible/ ∃C > 0 tal que kf (x)kB ≤ C c.t.p.};

con la norma kf kL∞ = ı́nf{C/ kf (x)kB ≤ C}, L∞ (X, B) es un espacio


de Banach. También, f ∈ L∞ (X, B) si existe C tal que

µ(x ∈ X/ kf (x)kB > C) = 0.

Si B = R remarcamos la dualidad: “si 1 < p ≤ ∞, Lp es isomorfo e



isométrico con (Lp )′ con 1p + p1′ = 1. En general, cuando B es un espacio
de Banach arbitrario, este resultado no es cierto.
Los clásicos espacios de Lebesgue Lp (Rn ) y la versión extendida Lp (X, B),
son de gran importancia en el análisis matemático y en ciertas aplicacio-
nes (teoría de ondículas); la versión extendida a valores en un espacio de
Banach es un mundo por explorar pues creemos que esta teoría es poco
conocida en nuestro medio, en particular la integral de Bochner.

49
Alejandro Ortiz Fernández

d
Espacios de Lorentz
Los espacios de Lorentz están relacionados con la función reordenada
no-creciente f ∗ , y ésta con la función distribución ωf de f . Veamos algu-
nos argumentos previos. Sea (X, A, µ) un espacio medida, el espacio de
Banach B = R y f : X → R una función medible. Para todo real λ > 0
sea Eλ,f ≡ Eλ = {x ∈ X/ |f (x)| > λ}, un conjunto medible. La función
distribución de f es:
ωf : R+ −→ R+
λ 7→ ωf (λ) = µ(Eλ,f ).
ωf es una función no-creciente de λ pues si λ1 ≥ λ2 , Eλ1 ⊂ Eλ2 y µ es
positiva.

Propiedades de ωf . ωf es continua a la derecha (no necesaria-


mente continua);
Si |f (x)| ≤ |g(x)| entonces ωf (λ) ≤ ωg (λ), ∀λ > 0.
(fn ) es una sucesión de funciones µ−medibles positivas tal que f1 ≤
f2 ≤ · · · ≤ fn ≤ · · · ր f, entonces ωfn ր ωf .
Si |f (x)| ≤ |g(x)| + |h(x)|, entonces ωf (λ) ≤ ωg ( λ2 ) + ωh ( λ2 ).
Desigualdad de Chebyshev: para todo 0 < p < ∞, λ > 0, se
tiene Z
1
ωf (λ) ≤ p |f (x)|p dµ.
λ Eλ
R
[En efecto, Eλ |f (x)|p dµ ≥ λp µ(Eλ ) = λp ωf (λ)]

Si f ∈ Lp (X), 1 ≤ p < ∞, entonces λp ωf (λ) ≤ kf kpLp ; (luego,


ωf (λ) es finito y sup λp ωf (λ) ≤ kf kpLp .
λ
1 R
Además, lı́m λp ωf (λ) = 0. [En efecto, de ωf (λ) ≤ |f (x)|p dµ
λ→∞ λp X
se obtiene lı́m ωf (λ) = 0, esto es, lı́m µ(Eλ ) = 0; entonces, por
λ→∞ λ→∞

50
ϕ−Espacios de Funciones

R
la continuidad de la integral se tiene lı́m |f (x)|p dµ = 0, de
λ→∞ Eλ
donde lı́m λp ωf (λ) = 0 por la desigualdad de Chebyshev.]
λ→∞

Si f ∈ Lp (X), 1 ≤ p < ∞, se tiene también lı́m λp ωf (λ) = 0.


λ→0
Es útil en algunas aplicaciones la siguiente relación,
Sea g : [0, R∞] → R continuamente
R ∞ diferenciable tal que g(0) = 0.
Entonces, X g(|f (x) − c|) dµ = 0 ωf (λ) dg(λ), · · · c constante, f
definida sobre X.
Consecuencias:
R R∞
Si g(t) = t y c = 0, X
|f (x)| dµ = 0
ωf (λ) dλ.
R R∞
SiRg(t) = tp , 1 ≤ p < ∞, y c = 0, X
|f (x)|p dµ = 0
ωf (λ) dλp =

p 0 λp−1ωf (λ) dλ.
La función reordenada no-creciente. Sea f una función me-
dible sobre (X, µ). La función f ∗ , llamada la función reordenada
no-creciente de f , es definida vía:
f ∗ : R+ −→ R+
t 7→ f ∗ (t) = ı́nf{λ/ ωf (λ) ≤ t}.
Entre otras propiedades de f ∗ tenemos,
ωf = ωf ∗ , esto es, f y f ∗ son equimedibles [en efecto, ωf ∗ (λ) =
µ{t/ f ∗ (t) > λ} = µ{t/ 0 ≤ t < ωf (λ)} (pues f ∗ (t) > λ sí y sólo
si t < ωf (λ) por definición)= ωf (λ), donde remarcamos que µ es la
medida de Lebesgue].
R
Si f ∈ Lp , entonces kf kLp = kf ∗ kLp [en efecto, kf kpLp = X
|f (x)|p dµ =
R∞ R∞
p 0 λp−1 ωf (λ) dλ = 0 |f ∗ (t)|p dµ = kf ∗ kpLp ].
Luego podemos escribir,
Z ∞  p1
1
∗dt p
kf kLp = [t f (t)]
p .
0 t
Esta representación motiva, por ejemplo, la definición de espacio
de Lorentz.

51
Alejandro Ortiz Fernández

Definición 1. Dados 0 < p < ∞, 0 < q < ∞, el espacio de Lorentz


Lp,q (X, A, µ) ≡ Lp,q es la clase de las funciones µ−medibles f tales que
Z ∞  1q
1
∗ q dt
kf kp,q = (t p f (t)) < ∞.
0 t
1
Si q = ∞, consideramos sup t p f ∗ (t) < ∞.
t>0
Este espacio Lp,∞
es conocido también como un espacio Lp −débil o
espacio de Marcinkiewicz. Por otro lado, Lp,p = Lp con kf kp,p = kf kp ;
así mismo, kf k∞ := sup ess |f | = lı́m f ∗ (t). Si 1 ≤ q ≤ p < ∞, entonces
t→0
k kp,q es una norma con la cual Lp,q es un espacio de Banach; en esta
dirección se tiene la contribución de R. A. Hunt (1966) quien identificó
todos los parámetros para los cuales Lp,q es un espacio de Banach. Los
espacios Lp,q fueron introducidos por G. G. Lorentz en 1950 y surgie-
ron relacionados con la teoría de interpolación, una área investigada en
la segunda mitad del siglo XX pero que tuvo sus antecedentes en traba-
jos debidos a M. Riesz, G. O. Thorin, J. Marcinkiewicz, · · · . Por el lado
de la Escuela de Calderón-Zygmund de Chicago se tienen fundamentales
aportes en tal ruta obteniéndose la teoría en contextos abstractos. Así,
Calderón en [CAL.1], [CAL.2] y [CAL.3] estudia cuestiones sobre inter-
polación y dedica más secciones a los espacios de Lorentz en donde usa un
lenguaje compatible a sus propias investigaciones. En el primer trabajo
enuncia al “espacio de Lorentz Λp,r ” y establece resultados de interpola-
ción para tales espacios. En el segundo trabajo Calderón considera a la
función promediada f ∗∗ asociada a la función µ−medible f definida vía:
para t ∈ (0, ∞), Z
∗∗ 1 t ∗
f (t) = f (s) ds.
t 0
Si E ⊂ X tal que µ(E) = t, entonces
Z
∗∗ 1
f (t) = sup |f (x)| dx. (+)
t µ(E)=t E
Si χE es la función característica de E se tiene también

∗ t, si 0 < s < t
χE (s) =
0, si s ≥ t.

52
ϕ−Espacios de Funciones

[Veamos la prueba de [+] en el caso que f ∗ (t0 ) es tomado una sola vez (f ∗
es una función no-creciente y continua a la derecha y si f ∗ es continua en
t = ωf (λ), entonces f ∗ (ωf (λ)) = λ; también (f g)∗(t1 +t2 ) = f ∗ (t1 )g ∗ (t2 )).
En efecto, si E = {x/ f (x) ≥ f ∗ (t0 )} se tiene |{s/ f ∗ (s) ≥ f ∗ (t0 )}| = t0
y
Z Z Z Z t0

f (x) dµ = f (x) dµ = f (s) ds = f ∗ (s) dx
E f (x)≥f ∗ (t0 ) f ∗ (s)≥f ∗ (t0 ) 0
= t0 f ∗∗ (t0 )]

Calderón ([CAL.2]) considera el caso X un espacio de Banach (reticu-


lado) sobre la semi-recta positiva 0 < t < ∞, y denota con X ∗ a la
clase de las funciones medibles f sobre A tales que f ∗∗ ∈ X. En X ∗
considera la norma kf kX ∗ = kf ∗∗ kX y verifica que X ∗ es un espacio
de Banach (reticulado). Afirma que X ∗ es una extensión de los espa-
cios de Lorentz; en efecto, considera el ejemplo en que X = {g(t), 0 <
R∞ q
t < ∞/ 0 |g(t)|q t p−1 dt < ∞}, 1 < p < ∞, 1 ≤ q ≤ ∞, en donde
considera la norma
Z ∞ 1/q
q
q p−1
kgkX = |g(t)| t dt .
0

Concluye afirmando que X ∗ = Lp,q , el espacio de Lorentz.


En la segunda sección de [CAL.3], Calderón estudia a los espacios
L asociados con el teorema de interpolación de Marcinkiewicz. El
p,q

problema general en la teoría de interpolación es: «si T : Lp → M y


T : Lq → M, con p < q, y conocemos ciertas propiedades de T , ¿qué
información podemos obtener para T : Ls → M, con p < s < q?»
Clásicamente las primeras motivaciones están en la variable compleja
en donde se tiene al “teorema de las tres líneas”: “Sea f (z) una función
analítica en Ḋ, continua y limitada sobre D. Si |f (z)| ≤ K0 para todo
z ∈ L0 y |f (z)| ≤ K1 para todo z ∈ L1 (donde L0 = {z ∈ C/ z = iy, y ∈
R} y L1 = {z ∈ C/ z = 1 + iy, y ∈ R}), entonces |f (z)| ≤ K01−α K1α para
todo z ∈ Lα = {z/ z = α+iy, y ∈ R}, 0 < α < 1”. Otro clásico resultado
es el teorema de interpolación de Riesz-Thorin introducido por M. Riesz
en 1926 y probado por G. O. Thorin en 1938, resultado que contiene

53
Alejandro Ortiz Fernández

el germen de ideas que motivaron precisamente a Calderón, quien en su


trabajo [CAL.2] elabora el famoso método complejo en interpolación con
espacios de Banach. Veamos algunas ideas relacionadas con el teorema
de Marcinkiewicz.

Sea la faja D = {z ∈ C/ z = x + iy, 0 ≤ x ≤ 1} limitada por las


rectas L0 y L1 ; sean 1 ≤ p0 < p1 ≤ ∞. Sea la clase de funciones
Ff (p0 , p1 ) ≡ Ff = {Φ : D → Lp0 ∩ Lp1 / Φ es limitada y analítica, Φ(t) = f (x)}.

(si f es una función simple, Φ ∈ Ff ). En la prueba del teorema de


Riesz-Thorin es útil el siguiente resultado: “si Φ ∈ Ff y k|Φ|k < 1 (don-
de k|Φ|k = sup máx{kΦ(iy)kLp0 , kΦ(1 + iy)kLp1 }, entonces kf kLpt < 1
y∈R
 
p0 p1
donde si t ∈ (0, 1) fijo, pt ≡ p, cuando en general pz = .
zp0 + (1 − z)p1
Además, si kΦ(iy)kLp0 ≤ M0 y kΦ(1 + iy)kLp1 ≤ M1 , para ∀ y ∈ R, en-
tonces kf kLpt ≤ M01−t M1t .”

Teorema de Riesz-Thorin
“Sean 0 ≤ p0 , p1 , q0 , q1 ≤ ∞; T un operador lineal sobre el espa-
cio S de las funciones simples, con valor complejo; además, T : S ⊂
Lp0 (X, µ) → Lq0 (Y, ν) es de tipo (p0 , q0 ), con norma kT k0 , T : S ⊂
Lp1 (X, µ) → Lq1 (Y, ν) es de tipo (p1 , q1 ), con norma kT k1 . Entonces, pa-
ra 0 ≤ t ≤ 1, T : S ⊂ Lp (X, µ) → Lq (Y, ν) es un operador de tipo (p, q),
1 1−t t
con norma kT k satisfaciendo kT k ≤ kT k1−t t
0 kT k1 , donde = + ,
p p0 p1
1 1−t t
= + ”.
q q0 q1
Nota 3. Un operador lineal T : Lp (X, µ) → Lq (Y, ν), 1 ≤ p, q ≤ ∞, es
de tipo fuerte (p, q) si existe una constante Mp,q ≡ M tal que kT f kq ≤
Mkf kp , esto es, T es un operador acotado en L(Lp , Lq ).
En relación al teorema de Riesz-Thorin, J. Marcinkiewicz en 1939
formula un resultado con la misma tesis pero con hipótesis más débi-
les; así, exige que T sea de tipo débil (p0 , q0 ), y (p1 , q1 ), donde re-
marcamos que T : Lp (X, µ) → Lq (Y, ν) es un operador de tipo débil

54
ϕ−Espacios de Funciones

≤ p < ∞, 1 ≤ q < ∞, si existe una constante M tal que


(p, q), 1 
q
1
ωT (λ) ≤ Mkf kp , ∀λ > 0, donde ωT (λ) = µ{x/ T f (x) > λ}. La
λ
mínima constante M que satisface la desigualdad anterior, se llama la
(p, q)−norma débil de T . Se observa que si T es de tipo fuerte (p, q), en-
tonces es de tipo débil (p, q); el recíproco no es cierto (la transformada de
Hilbert es de tipo débil (1, 1) pero no es de tipo fuerte (1, 1)). Es posible
que su teorema de interpolación Marcinkiewicz lo elaboraría cuando es-
tuvo en el campo de concentración prisionero por los nazis y el enunciado
lo envió a su maestro Zygmund quien lo probó en un trabajo publicado
en 1956.

Teorema de Marcinkiewicz
“Sea T un operador sub-lineal (esto es, |T (f + g)| ≤ |T f | + |T g|) tal
que T : Lp0 (Rn ) → Lp0 (Rn ) es de tipo débil (p0 , p0 ) con norma kT k0 ,
y T : Lp1 (Rn ) → Lp1 (Rn ) es de tipo débil (p1 , p1 ) con norma kT k1 .
Si 1 ≤ p0 < p1 ≤ ∞, entonces T es de tipo fuerte (p, p) para todo
1 1 1−t
p0 < p < p1 . Además, si 0 < t < 1 satisface = + , entonces
p p0 p1
  p1
p p
kT kp ≤ 2 + kT kt0 kT k1−t
1 .”
p − p0 p1 − p

Un caso particular del teorema de Marcinkiewicz es el siguiente re-


sultado donde

Lp + Lq = {f = f1 + f2 / f1 ∈ Lp (Rn ), f2 ∈ Lq (Rn )}

y M es el espacio de las funciones medibles sobre Rn . Tenemos,


“Sea T : L1 + L2 → M(Rn ) un operador sublineal tal que:

para todo f ∈ L1 , T es de tipo débil (1, 1),

para todo f ∈ L2 , T es de tipo débil (2, 2).

Entonces, si 1 < p < 2, T es de tipo fuerte (p, p)”.

55
Alejandro Ortiz Fernández

Nota 4. Los argumentos expuestos sobre interpolación, y otros, así como


las pruebas de los teoremas de Riesz-Thorin, Marcinkiewicz y su caso
particular pueden ser encontrados, por ejemplo, en [ORT.2] y [ORT.3]; es
claro que las ideas generales están en los trabajos de los citados analistas,
así como de A. Zygmund y de Calderón.
Al respecto, Calderón en [CAL.3] considera al espacio medida σ−finito
M y define al espacio Lp,q (M), 1 < p < ∞, 1 ≤ q < ∞, como la clase
de las funciones medibles f sobre M tales que
 Z  1q
p − 1 ∞ ∗∗ 1
q dt
kf kp,q = (f (t)t )p < ∞.
p2 0 t
Si 1 < p < ∞, q = ∞, Lp,q (M) es la clase de funciones f tales que
1
kf kp,∞ = sup t p f ∗∗ (t) < ∞.
t

Se tienen los casos particulares, L1,1 (M) = L1 (M), L∞,∞ (M) = L∞ (M).
Los Lp,q son espacios completos con las normas citadas. Calderón ob-
serva que Lp,q (M) ⊂ L1 (M) + L∞ (M) con inclusión continua y que
si 1 < p < ∞ y q < r, entonces Lp,q (M) ⊂ Lp,r (M) con kf kp,r ≤
 1−1
p−1 r q
kf kp,q . Además dá la siguiente caracterización:
pq
Z ∞
1 dt
“f ∈ Lp,q (M), 1 < p < ∞, 1 ≤ q < ∞, sí y sólo si (f ∗ (t)t p )q < ∞”.
0 t
Existen excelentes trabajos en relación con los espacios de Lorentz y
tópicos relacionados; algunos son las siguientes: [OKL], [O′ NE] y [HUN],
cuyos autores son E. Oklander, R. O′ neil y R. Hunt, quienes pertenecen a
la Escuela de Chicago de Análisis dirigida por A. Zygmund y A. Calderón.

56
ϕ−Espacios de Funciones

e
Clásicos Espacios de Funciones
Espacios de Hölder-Lipschitz Espacios de Sobolev
@
I
@ 
@ Espacios de Funciones
Espacios de Lizorkin- @
 
 de Valor Vectorial
Triebel I
@@ Clásicos
Espacios de Espacios de Orlicz
-
Funciones 
Z
Espacios de Hardy 6 Z
Z
~
Z
Espacios de Besov Espacios de Bergman

(i) Espacios de Lipschitz (Hölder)


La monumental obra de A. Zygmund [ZYG] es un clásico tratado
sobre las series trigonométricas en donde se exponen las conquistas
obtenidas a mediados del siglo XX en tal área y que con la sabi-
duría del autor logró consolidar un extenso territorio en un libro
con dos volúmenes, cuya primera edición se remonta a los primeros
años de la década de los 1930’s. En tal libro podemos encontrar
un buen material de estudio sobre los espacios de Lipschitz (ver
pág. 42 y Cap. VII del Vol. 1) y su relación con la clásica teoría de
Littlewood-Paley, una teoría que impulsó al análisis armónico. Pos-
teriores referencias son más recientes relativamente pues se remon-
tan a los años 1960’s. Sin embargo, la idea de “espacio de Lipschitz”
fue introducida por R. Lipschitz en 1864 en el contexto de las series
trigonométricas y también lo hizo en relación con las ecuaciones di-
ferenciales ordinarias (1876); en tanto, O. Hölder consideró tal idea
en relación con la teoría del potencial (1882). La condición que exi-
gieron para definir a los “espacios de Lipschitz ó de Hölder” fue: si
Ω ⊂ Rn es un dominio y 0 < σ ≤ 1, entonces f está en el espacio si
|f (x) − f (y)| ≤ c|x − y|σ , ∀x, y ∈ Ω y c ≥ 0 alguna constante. Por

57
Alejandro Ortiz Fernández

otro lado, debemos remarcar que a inicios de los años 1920’s, Ba-
nach considera ciertos espacios de funciones diferenciables; así en
su tesis (1922) considera al espacio C p (de las funciones teniendo
la p−ésima derivada continua) en donde propone la norma
p
d f (x)
kf k = máx |f (x)| + máx .
a≤x≤b a≤x≤b dxp
El lector es sugerido ver el libro de Banach [BAN] en donde se
estudian diferentes tipos de espacios de funciones, como son los
espacios C, c, L(p) , l(p) .
Nota 5. Posteriormente el símbolo σ fue cambiado por α.
Si 0 < α < 1, la clase de funciones acotadas tal que |f (x) − f (y)| ≤
C|x − y|α es denotada con C α ≡ Λα ≡ Lipα (Ω), en donde se consi-
dera la norma
|f (x) − f (y)|
kf kα = sup |f (x)| + sup ,
x∈Ω x,y∈Ω |x − y|α
x6=y

la que fue considerada por Schauder (1934).

Caso Periódico
Diversos fenómenos físicos son periódicos, de período 2π; esto es el
caso histórico del análisis de Fourier. La recta es descompuesta en
intervalos de longitud 2π y cada intervalo es identificado con el toro
T ; con C(T ) representamos al espacio de las funciones continuas
sobre T ; si f ∈ C(T ), por Weierstrass pongamos (por definición)
En (f ) = ı́nf kf − P k,
donde el ínfimo es tomado sobre todos los polinomios trigonomé-
tricos P de grado ≤ n. ¿Cómo caracterizar al espacio de Lipschitz
Lipα (T )? (donde Ω ≡ T ); en esta dirección se tiene un importante
resultado: [D. Jackson (1911) - S. N. Bernstein (1912)] si 0 < α < 1,
 
α 1
f ∈ Lip (T ) sí y sólo si En (f ) = O α .
n

58
ϕ−Espacios de Funciones

(f = O(g) si |f (x)| ≤ c|g(x)|, c constante). Si α = 1 este resul-


tado falla; para aclarar esta situación, Zygmund usa diferencias de
segundo orden (1945). La idea es: Si 0 < α < 2,

Lipα,2 (T ) = {f ∈ C(T )/ |f (x + h) − 2f (x) + f (x − h)| ≤ chα , ∀x ∈ T,


∀h > 0, algún c ≥ 0}.

Luego, Zygmund prueba:


 
α,2 1
f ∈ Lip (T ) sí y sólo si En (f ) = O α .
n

De esta manera, si 0 < α < 1, Lipα (T ) = Lipα,2 (T ), esto es


Lipα (T ) ⊂ Lipα,2 (T ) propiamente. Esta idea fue extendida para
obtenerse la definición: Lipα (T ) = Lipα,m (T ) para cualquier m > 0.
En este caso, si ponemos ∆h f (x) = f (x + h) − f (x) y ∆m h como la
diferencia de orden m > α, entonces se define:
Lipα,m (T ) = {f ∈ C(T )/ |∆m α
h f (x)| ≤ ch , ∀x ∈ T, ∀h > 0, algún c ≥ 0}.

(Lipα,m (T ) no depende de la elección de m). Entonces se prueba:


 
α,m 1
f ∈ Lip (T ) sí y sólo si En (f ) = O α .
n

Otra ruta para caracterizar a este tipo de espacios de Lipschitz


fue mediante la idea de “módulo de regularidad” de orden m, m =
1, 2, 3, · · · , que por definición es: ωm (t, f ) = sup k∆m
h f k, t > 0.
|h|≤t
Para m = 1 esta definición es debida a C. de la Valle Poussin (1919)
y para m = 2, 3, · · · fue considerada por A. Marchaud (1927). Se
tiene,
f ∈ Lipα,m (T ) sí y sólo si ωm (t, f ) = O(tα ).
Volvamos al caso Rn ; sea α un número real arbitrario y sea α =
[α] + α0 , donde [α] es la parte entera y 0 ≤ α0 < 1. Si α > 0 no un
entero, por definición

59
Alejandro Ortiz Fernández


α
C ≡ Λα = f ∈ C [α] / kf kα = kf kC [α] +
X 
|Dδ f (x) − Dδ f (y)| n
sup < ∞, donde x, y ∈ R .
x6=y |x − y|α0
|δ|=[α]

Nota 6. Una breve presentación de estos espacios (de Lipschitz) es


dado en [ORT.3]; un lector interesado en mayores detalles puede
consultar el libro de Zygmund [ZYG].
(ii) Espacios de Sobolev
Todo estudiante de ecuaciones en derivadas parciales se encuentra
con los llamados “espacios de Sobolev”, los que permiten un adecua-
do enfoque para estudiar los clásicos problemas de Dirichlet y de
Neumann. En el caso 1-dimensional tenemos nuevamente la figura
de S. Banach quien en su tesis “Sur les opérations dans les ensem-
bles abstraits et leur application aux équations integráles” (tesis,
1920). Pietsch [PIE] reproduce la idea de Banach respecto a los
que serían los “espacios de Sobolev”; veamos:
«el conjunto de funciones teniendo (p − 1)i−ésima derivada absoluta-
mente continua y la p−ésima derivada integrable (L) con la r i−ésima
potencia, (la norma siendo dada por)
sZ r
b p
r
d f (x)
kf (x)k = máx |f (x)| + dxp dx.»
a≤x≤b a

No obstante que esta idea daba la génesis de un nuevo espacio,


ciertas dificultades llevaron a la necesidad de introducir una nueva
definición de diferenciación sobre dominios en Rn ; esta búsqueda
retardó la introducción de los “espacios de Sobolev”. Este problema
fue clarificado por el matemático ruso S. L. Sobolev en su trabajo:
“On a Theorem of Functional Analysis” (escrito en ruso en 1938 y
publicado en inglés en 1963). Veamos que dijo Sobolev (ver [PIE]):
(ν)
«Llamamos espacio Lp al espacio funcional lineal que está for-
mado por todas las funciones de n variables reales ϕ(x1 , · · · , xn )

60
ϕ−Espacios de Funciones

cuyas derivadas parciales hasta la orden ν existen y son sumables


a la potencia p > 1 dentro de cada conjunto acotado del espacio
∂αϕ
x1 , · · · , xn . La derivada α1 es definida como una función
∂x1 · · · ∂xαnn
que satisface la ecuación
Z Z Z Z
∂αϕ ∂αψ
··· ψ α1 dx1 · · · dxn = ··· (−1)α ϕ dx1 · · · dxn ,
∂x1 · · · ∂xα
n
n
∂xα
1 · · · ∂xα
1
n
n

cualquiera que sea la función ψ continua teniendo derivadas hasta


la orden ν y que se anulan fuera de un dominio acotado».
De esa manera, Sobolev introdujo la noción de función generaliza-
da, una idea más amplia que la de distribución a ser introducida
posteriormente. En esta dirección se tienen también contribuciones
del matemático ruso Gelfand; como sabemos, los espacios de Sobo-
lev fueron introducidos en el estudio de los métodos variacionales
para resolver problemas de valor de contorno elípticos; Sobolev es-
tuvo interesado en delicados problemas de la física - matemática.
Se debe remarcar que en su trabajo, Sobolev no utilizó la idea de
espacio de Banach y la idea de norma la usa implícitamente; sin
embargo, él adoptó el punto de vista moderno y del análisis fun-
cional en posteriores trabajos, como fue en su libro escrito en ruso
en 1950 y traducido al inglés en 1991 con el título: “Some Applica-
tions of Functional Analysis in Mathematical Physics”. Tal punto
de vista fue muy importante en posteriores investigaciones en los
espacios de Banach y en sus aplicaciones en la teoría de los opera-
dores diferenciales elípticos. En esta dirección debemos comentar
una contribución de A. P. Calderón ([CAL.4]) en este tipo de
espacios de funciones (1961). En este trabajo Calderón estudia a
los espacios Lp cuyos elementos tienen derivadas en Lp ; para ello
su enfoque es considerar a un operador potencial, de orden z (un
número complejo), de una distribución temperada f ; así, define
z
(J z f )∧ (x) = (1 + 4π 2 |x|2 )− 2 fb(x).

N. Aronszajn-K. T. Smith en 1959 verifica que si R(z) > 0, en-


z
bz (x), donde Gz (x) es una apropiada
tonces (1 + 4π 2 |x|2 )− 2 = G

61
Alejandro Ortiz Fernández

función. Si R(z) > 0 y 1 ≤ p ≤ ∞, J z : Lp (Rn ) → Lp (Rn )


es un operador continuo, con norma ≤ 1 para z real. Además,
J z es un operador analítico sobre Lp (Rn ) (como función de z).
Además, Calderón prueba que si ν es real y 1 < p < ∞, enton-
ces J iν : Lp (Rn ) → L p
(Rn ) es un operador continuo; además, si
α

R(z) ≥ |α| entonces J z : Lp (R) → Lp (R) es continua.
∂x
 2
Pn ∂
Además, si ∆ = , entonces (1 − ∆)J z = J z−2 . Lue-
i=1 ∂xi  α

go pasa a probar más estimativas para x Gu (x) , don-
β
∂x
n
de 0 < u < n, y verifica que k∆h Gu (x)kp ≤ Cup |h|u− q , donde
p n n
∆h f = f (x + h) − f (x), q = , < u < + 1, u < n. Aho-
p−1 q q
ra Calderón define a los espacios Lpu (Rn ) vía: “ Sea u un número
real, 1 ≤ p ≤ ∞, entonces Lpu := J u (Lp ).” Es decir, si f ∈ Lpu (Rn )
entonces f = J u g para algún g ∈ Lp (Rn ); g es única y considera la
norma kf kp,u = kgkp.
Calderón prueba una serie de resultados relativos a estos “espacios
de Sobolev” Lpu (Rn ); por ejemplo verifica que estos espacios son
isomorfos con Lp ; si u < v entonces Lpv ⊂ Lpu y si f ∈ Lpv se tiene

kf kp,u ≤ kf kp,v ; los Lpu son espacios completos y : Lpu → Lpu−1
∂xi
1 1 u−v
continuamente. Si p > 1, v ≤ u y = − > 0, entonces
q p n
Lpu ⊂ Lpv con inclusión continua. En el siguiente resultado Calderón
da una caracterización que permite identificar a sus “espacios de
Sobolev” con los definidos por Sobolev y otros analistas. Así tene-
mos, «Sea u un entero positivo, 1 < p < ∞; entonces f ∈ Lpu sí
y sólo si f tiene derivadas en el sentido de las distribuciones de
órdenes ≤ u en Lp . Existe una constante C = Cp,u tal que

1 X  ∂ α
kf kp,u ≤
C ∂x f ≤ Ckf kp,u.
0≤|α|≤u p

Si u es un entero negativo y 1 < p < ∞, entonces f ∈ Lpu sí y

62
ϕ−Espacios de Funciones

 α
P ∂
sólo si f = 0≤|α|≤u gα , con gα ∈ Lp ; existe una constante
∂x
C = Cp,u y una elección de las funciones gα tal que

1 X
kf kp,u ≤ kgα kp ≤ Ckf kp,u.»
C

Espacios Λpu
Sea u un número real, r el más grande entero < u. Por definición,

“Λpu = {f ∈ Lpr / k∆2h J −r f kp ≤ C|h|u−r }.

Si f ∈ Λpu , kf kp,u = kf kp,r + C0 , donde C0 es la menor constante


para las cuales tales desigualdades se cumplen.”
Dada esta definición, Calderón verifica diversas propiedades de es-
tos espacios y su relación con otros. Así, si u no es un entero, la
condición k∆2h J −r f kp ≤ C|h|u−r es equivalente con k∆h J −r f kp ≤
C|h|u−r , es decir, en este caso Λpu ≡ Lip(u, p). Si 1 < p < ∞, J v :
Λpu → Λpu+v continuamente. Aún, da condiciones para los casos lí-
mites 1 y ∞. Si 1 < p < ∞ y u < v, entonces Λpv ⊂ Lpu ⊂ Λpu ,
con inclusiones continuas. Respecto a la T cuestión de la dualidad de
los espacios Lu , Calderón pone L∞ = Lpu ; luego, si f ∈ Lp∞ y
p p
u
p R
g ∈ L∞ , con 1 ≤ p < ∞, q =
q
, y si hf, gi = f g dx, entonces
p−1
|hf, gi| ≤ kf kp,ukgkq,−u. Además, la funcional bilineal hf, gi puede
ser extendida continuamente a Lpu ⊕ Lq−u . Finalmente, toda funcio-
nal lineal continua sobre Lpu es de la forma l(f ) = hf, gi, g ∈ Lp−u .
El trabajo [CAL.4] contiene otras contribuciones a estos espacios
Lpu , llamados también “espacios de Lebesgue” o aún “espacios poten-
cial de Bessel” (por el potencial de Bessel J z ). El lector interesado
en mayores detalles sobre los espacios de Sobolev, al “estilo Calde-
rón”, puede consultar [ORT.4], CAP. 4, en donde puede encontrar
también algunas aplicaciones a los operadores elípticos de segundo
orden.

63
Alejandro Ortiz Fernández

(iii) Espacios de Besov

Los espacios de Besov sobre Rn o sobre T n son espacios que están


relacionados a los espacios de Sobolev y admiten variadas formas
de definirlos, incluyendo la metodología usando interpolación; en
esta ruta se usan variados argumentos del análisis funcional. Re-
marquemos la idea del espacio de Lipschitz (homogéneo) pues ella
nos lleva de un modo natural a la de espacio de Besov; recordemos
que si 0 < α < 1, el espacio de Lipschitz C α (Rn ) (≡ Λα (Rn )) es
el espacio de las funciones continuas f tales que |f (y) − f (x)| ≤
C|y − x|α , x, y ∈ Rn , en donde se considera la norma kf kα =
|f (y) − f (x)|
sup α
, con la cual C α es un espacio de Banach, mó-
x,y∈R n |y − x|
dulo funciones constantes. Por otro lado, si se define el módulo
de regularidad (o continuidad) ω∞ (h, f ) = sup |f (x + y) − f (x)|,
x∈Rn
|y|<h
entonces f ∈ C α (Rn ) sí y sólo si ω∞ (h, f ) ≤ C|h|α . Se verifica
ω∞ (h, f )
que, kf kα = sup . También remarcamos que si 1 ≤ α < 2,
h>0 hα
entonces en vez de (∆y f )(x) = f (x + y) − f (x) se debe conside-
rar (∆2y f )(x) = f (x + 2y) − 2f (x + y) + f (x) y se obtiene aún
una definición y una caracterización similar a la dada anteriormen-
te. En el caso general N ≤ α < N + 1, (∆y f )(x) es reemplaza-
do por la diferencia iterada (∆N y
+1
f )(x); en este caso el espacio
C (R ) es de Banach módulo polinomios PN donde el grado de PN
α n

es ≤ N. Es oportuno advertir que si se considera la intersección


C α (Rn ) ∩ L∞ (Rn ) se obtienen los llamados espacios de Lipschitz
“no-homogéneos”.

El estudio de los espacios de Lipschitz (Hölder) fue hecho en el


contexto de la teoría de Littlewood-Paley cuyas ideas se remontan
a los matemáticos ingleses J. E. Littlewood y R. E. Paley (1937)
pero la versión n−dimensional de esos espacios de orden no necesa-
riamente positivo fue obra de diversos analistas en los años 1960’s,
extensiones que son precisamente los llamados “espacios de Be-
sov”. En esta ruta mencionamos los trabajos, entre otros, de M.

64
ϕ−Espacios de Funciones

Taibleson y de P. I. Lizorkin; todos ellos motivaron el tratamiento


de la teoría de Littlewood-Paley desde un punto de vista moderno.
Ver [STE] para una presentación de esta teoría en su relación con
el análisis armónico.
Bien, ahora estamos listos para presentar a los espacios de Besov
(homogéneos) Bpα,q (Rn ); la idea es considerar ahora la norma del
espacio Lp . Así, el módulo ω∞ (h, f ) es reemplazado por ωp (h, f ) =
sup kf (x + y) − f (x)kp . De esta manera, f ∈ Bpα,q (Rn ) sí y sólo
|y|≤h
si ωp (h, f ) ≤ ξ(h)hα , donde ξ(h) satisface la condición
Z ∞ 1/q
q dh
(ξ(h)) < ∞.
0 h

En Bpα,q (Rn ) se considera la norma:


Z 1/q
∞ ωpq (h, f ) dh
kf kp,α,q =
0 hαq h

la que es homogénea en el sentido que si 0 < λ < ∞ y fλ (x) =


α− n
f (λx), entonces kfλ kp,α,q = λ p kf kp,α,q . Nuevamente, el espacio
de Besov no-homogéneo es, por definición, Bpα,q (Rn ) ∩ Lp (Rn ) en
donde se considera la norma kf kp + kf kp,α,q .
Los espacios de Besov Bpα,q son generalizaciones de los espacios de
Sobolev H α = B1α,2 y de los espacios de Lipschitz C α = B∞ α,∞
.
En esta dirección se tienen a los espacios de Bloch B∞ , que es
0,∞

el espacio de las funciones f (z) las cuales son homomórficas en el


semi-espacio y = Re z > 0, y que satisfacen sup y|f ′(z)| < ∞; en
y>0
este camino encontramos también a los espacios de Bergman, el es-
pacio de las funciones g(z) holomórficas
RR en el semi-plano superior
y que satisface la condición y>0 |g (z)|dxdy < ∞. Se tiene que

el espacio de Bloch es el dual del de Bergman. Por otro lado, los


diferentes tipos de espacios de funciones poseen relaciones entre sí
obteniéndose mutuas motivaciones que producen nuevos espacios

65
Alejandro Ortiz Fernández

de funciones; la teoría de aproximación y las ecuaciones en deriva-


das parciales juegan un gran papel en la teoría de los espacios de
funciones; por ejemplo, el problema de Dirichlet:

∆u(x) = 0, x ∈ Ω
u(x) = ϕ(x), x ∈ ∂Ω

tiene solución u ∈ L21 (Ω) sí y sólo si ϕ ∈ L21 (Ω), es decir, surgen


2
espacios de Sobolev de orden fraccionario. Así mismo, los espacios
de Besov pueden también ser presentados vía el análisis de Fourier;
en este camino se tiene el aporte de Lizorkin (1965). Así se tiene:
“sean 1 < p < ∞, 1 ≤ q < ∞, una distribución temperada f (∈
S ′ (R)) está en el espacio de Besov Bpα,q (R) sí y sólo si
X
∞  1q

kf kp,α,q,Φ := k2 ϕk ∗ f kqp < ∞,
k=0

donde Φ = (ϕ0 , ϕ1 , ϕ2 , · · · ) es una sucesión de funciones las que


están definidas vía sus transformadas de Fourier. En esta dirección
están algunas contribuciones de J. Peetre.
(iv) Espacios de Lizorkin-Triebel
Los clásicos espacios de funciones son los espacios de Lebesgue
Lp (Rn ), 1 < p < ∞, los espacios de Hardy H p (Rn ), 0 < p < 1, el
espacio de las funciones con variación media acotada BMO(Rn ),
los espacios de Lipschitz Λα , 0 < α < 1, y los espacios de Sobolev
Lpk (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, k entero no-negativo. A inicios de los años
1930’s, Littlewood y Paley introdujeron una novedosa teoría que les
permitió caracterizar al espacio Lp (T ), 1 < p < ∞, en términos de
series trigonométricas donde T es el “toro”, y las funciones defini-
das sobre R son periódicas, con período 2π. Este resultado motivó
investigar similares caracterizaciones para los otros espacios y de
esta manera la teoría de Littlewood-Paley adquirió una especial im-
portancia en el desarrollo del análisis armónico moderno. En esta
ruta, en [FRA-JAW-WEI] podemos encontrar un panorama analí-
tico detallado de la importancia de la teoría de Littlewood-Paley

66
ϕ−Espacios de Funciones

en el estudio de los espacios de funciones. En sus inicios, esta teoría


fue puesta en términos de la integral de Poisson en R1 ,
Z
t ∞ 1
f (x) → f (x − y) dy = u(x, t).
π −∞ t + y 2
2

Se sabe que el comportamiento de la función armónica u(x, t) está


estrechamente reflejado en el comportamiento de sus valores de
contorno. La idea fue usar el “método complejo” para así estudiar
la función analítica F (z) cuya parte real es precisamente u, y así
aprovechar la teoría de la variable compleja para investigar F , y así
también a f . Esta metodología se usó hasta los años 1950’s en que
se usó o adoptó el “método de la variable real” en vez del complejo;
de esta manera el análisis armónico progresó mucho en el contexto
del espacio Rn (y de otros); gran parte de este progreso es debido
al aporte de la Escuela de Calderón-Zygmund.
Con tal panorama ahora vamos a considerar unos espacios más ge-
nerales, que al igual que los de Besov, permiten unificar a aquellos
espacios mencionados antes. Tales son los espacios de Triebel-
Lizorkin Fpα,q y los ya expuestos espacios de Besov Bpα,q . Veamos
algunos argumentos. Sea ϕ ∈ S (una función regular con decreci-
miento en el infinito) tal que el soporte de ϕ
b está contenido en el
1
conjunto {ξ/ 2 ≤ |ξ| ≤ 2} y |ϕ(ξ)|
b ≥ c > 0 si 53 ≤ |ξ| ≤ 53 ; sean
también, α ∈ R, p 6= ∞, 0 < p, q ≤ ∞, y f una distribución
temperada (f ∈ S ′ ); definamos

 X  1q

kf k Fpα,q

= να
(2 |ϕ2−ν ∗ f |)q ,

ν∈Z Lp
X  1q
να q
kf k Bpα,q = (2 kϕ2−ν ∗ f k Lp ) , (p puede tomar el “valor” ∞).
ν∈Z

Por definición, f ∈ Fpα,q si kf kFpα,q < ∞, y f ∈ Bpα,q si kf kBpα,q <


∞. Se remarca que kf kFpα,q y kf kBpα,q son normas cuando 1 ≤ p, q ≤
∞.
Casos Particulares. Se verifican las siguientes identificaciones:

67
Alejandro Ortiz Fernández

• Lp ∼ Fp0,2 si 1 < p < ∞;


• H p ∼ Fp0,2 si 0 < p ≤ 1;
0,2
• BMO ∼ F∞ ;
• Lpα ∼ Fpα,2 si α > 0, 1 < p < ∞;
α,∞
• Λα ∼ F∞ si α > 0;
α espacio de Lipschitz de Taibleson, si α > 0, 1 ≤
• Bpα,q ≡ Λp,q
p < ∞, 1 ≤ q ≤ ∞.

Para mayores detalles sobre estos argumentos ver [FRA-JAW-WEI].


Obsérvese que H 1 ∼ F10,2 y que BMO es el espacio dual de H 1 , lo
que sugiere que BMO ∼ F∞ 0,2
.
Los espacios de Triebel-Lizorkin (homogéneos) fueron introducidos
por Hans Triebel en su trabajo “Spaces of distributions of Besov
type on Euclidean n−space: duality, interpolation”, 1973. Por otro
lado, P. I. Lizorkin dio sus originales ideas en su trabajo “Operators
connected with fractional differentiation, and classes of differentia-
ble functions”, 1972.

(v) Espacios de Hardy


Un clásico tema en el análisis armónico son los llamados espacios de
Hardy H p , los que están íntimamente relacionados con la teoría de
variable compleja, sobre todo en sus inicios en los años 1910’s. La
historia de estos espacios comienzan con Hardy en 1914, quien prue-
ba que cualquier función analítica F sobre la bola unitaria abierta
1 Rπ
y si δ > 0, entonces µδ (r) = |F (reiθ )|δ dθ es una función
2π −π
creciente y (logarítmicamente) convexa para 0 < r < 1. Veamos al-
gunos argumentos. Sea f una función de valor real, integrable sobre
P

el toro T , contorno de la bola unitaria abierta D; sea ck eikθ la
k=−∞
serie de Fourier asociada a f y F (extensión de f ) la función ana-
P

lítica definida sobre D definida vía F (z) = c0 + 2 ck z k , |z| < 1.
k=1
Históricamente existe la relación:

68
ϕ−Espacios de Funciones

• F (z)
Clase de funciones
Clase de funciones reales sobre T
analíticas sobre D
• f (θ)

la que constituye el fundamento del llamado “método complejo”,


esto es, ciertas operaciones básicas de funciones f sobre T ≡ ∂D
son interpretadas como operaciones asociadas a funciones analíti-
cas F definidas sobre D. La idea es: dada f sobre T , se constru-
ye F y luego se recupera f vía el límite lı́m Re F (reiθ ) = f (θ).
r→1
r<1
En esta dirección, si f ∈ L (T ), 1 < p < ∞, M. Riesz pro-
p
  p1

bó que: −π
|F (reiθ )|p dθ ≤ Ap kf kLp , 0 ≤ r < 1, Ap es
una constante independiente de f y r. Como hemos mencionado,
Hardy consideró a la función (con notación modificada) Hp (F, r) =
  p1

−π
|F (re )| dθ , 0 < p < ∞, (como función de r) proban-
iθ p

do que ella se comporta en forma similar a la función maximal


H∞ (F, r) = máx {|F (reiθ )|}.
θ∈[−π,π)

F. Riesz, en 1923, introdujo la clase de funciones H p (conside-


ró el símbolo Hδ que luego pasó a Hp ó H p en honor a Hardy)
como el espacio de las funciones analíticas F sobre D tales que
kF kH p = sup Hp (F, r) < ∞, 0 < p ≤ ∞. Se observa que si
0≤r<1
f ∈ Lp (T ), 1 < p < ∞, la anterior desigualdad implica que
F ∈ H p ; el recíproco también es cierto, y así en conclusión tenemos:
Lp (T ) ≃ Re H p , 1 < p < ∞; además, Lp (T ) y H p son espacios de
Banach isomorfos. En este camino, solo a fines de los años 1940’s
los espacios H p fueron tratados como espacios de Banach, lo que
fue hecho por A. E. Taylor en sus trabajos: “New proofs of some

69
Alejandro Ortiz Fernández

theorems of Hardy by Banach space methods” (1950) y “Banach


spaces of functions analytic in the unit circle” parte I (1950), II
(1951). Hardy y Littlewood observaron que muchos resultados del
análisis de Fourier que valen para Lp (T ), 1 < p < ∞, fallan para
p = 1 pero son aún ciertos para Re H 1 , donde en general Re H p es
la clase de los valores de contorno de las partes reales de funciones
en H p obtenidas vía: lı́m Re F (reiθ ) = f (θ), es decir, Re H 1 es un
r→1
r<1
substituto para L1 (T ). Por otro lado, 0 ≤ f ∈ L1 (T ) se tiene:
Z π
1
f ∈ H sí y sólo si f (1 + log+ f ) dx < ∞,
−π

donde, en general,

+ log |f (x)|, si |f (x)| ≥ 1
log |f (x)| =
0, si |f (x)| < 1.

Sin embargo, por otro lado, L1 (T ) y Re H 1 son “diferentes”; así,


Hardy-Littlewood probaron que si f ∈ Re H 1 entonces P ∗ f ∈
L1 (T ) (donde P ∗ es el operador maximal no-tangencial P ∗ f (θ) =
sup |uf (ω)|, donde el supremo es evaluado sobre un adecuado do-
minio); sin embargo, si f ∈ L1 (T ) entonces no es necesariamente
cierto que P ∗f ∈ L1 (T ). Esta diferencia no es esencial pues en 1971,
Burkhölder-Gundy-Silverstein probaron la caracterización: varia-
ble real:

“Si f ∈ L1 (T ), f ∈ Re H 1 , sí y sólo si P ∗ f ∈ L1 (T )”.

Nuevas investigaciones llevaron a pasar del toro T al espacio Rn lo


que significó ya no disponer de los métodos de la variable compleja
y se buscó nuevos recursos de trabajo en el análisis real. La idea
fue usar los métodos del análisis funcional en aquellas partes de la
variable compleja en donde las cosas funcionan bien, como fue en
este tipo de espacios de funciones; en esta dirección K. Hoffman
fue el primero en escribir un libro, [HOF], en donde armoniza en
forma coherente aquellas partes en donde el análisis funcional y la

70
ϕ−Espacios de Funciones

teoría de las funciones analíticas emergen con suceso, como afirma el


propio autor del libro. Hoffman presenta a los espacios de Banach de
funciones analíticas sobre el disco unitario; investiga a los espacios
de Hardy H p , 1 ≤ p ≤ ∞; hace mención a los trabajos de A. Taylor
citados anteriormente.
El espacio H p en el semi-plano (superior) mereció atención. Veamos
algunos argumentos. Sea el semi-plano R2+ . Si 0 < p < ∞, por
definición
Z ∞  1p
p 2 p
F ∈ H (R+ ) si sup |F (x + iy)| dx < ∞.
y>0 −∞

F ∈H (R2+ ) si sup |F (x + iy)| < ∞.
y>0

En esta dirección, E. M. Stein y G. Weiss proponen una teoría para


extender al espacio H p al semi-espacio superior Rn+1+ = {(x, y)/ x ∈
Rn , y > 0} en un contexto tal que la teoría está relacionada con la
transformada de Riesz Rj , una integral singular. Así, una función
f (x), definida sobre Rn , es identificada con una función armónica
u(x, y) definida sobre Rn+1
+ tal que lı́m u(x, y) = f (x), lo que motiva
y→0
la definición: H 1 (Rn+1 1 n 1 n
+ ) = {f ∈ L (R )/ Rj f ∈ L (R )}.

Por otro lado, en 1972, Charles Fefferman-Elías Stein en [FEF-


STE] estudian los espacios H p con elementos construidos usando
variables reales, es decir, los elementos ya no son funciones analí-
ticas o armónicas. La idea es: f (x) es una función definida en el
contorno Rn y sea la integral de Poisson u(x, t) = (Pt ∗ f )(x), de
esta manera lı́m u(x, t) = f (x). (Problema de Dirichlet!); ahora,
t→0
en vez del núcleo de Poisson Pt se toma un núcleo tipo aproxi-
mación de la identidad {φt } y se forman integrales más genera-
les del tipo u(x, t) = (φt ∗ f )(x). Así, la estrategia es partir con
una función φ en la clase de Schwartz que son funciones R rápida-
mente decrecientes en el infinito (φ ∈ S) tal que φ = 1; sea la
dilatación φy (x) = y −n φ( xy ). Si f es una distribución temperada
(f ∈ S ′ ) sea la convolución u(x, y) = (φy ∗ f )(x) y la función maxi-
mal u∗ (x) = sup |u(x, y)|; entonces se define al espacio de Hardy H p
y>0

71
Alejandro Ortiz Fernández

vía: H p (Rn ) = {u(x, y)/ u∗ (x) ∈ Lp (R)}. Vía ciertos argumentos se


observó que los H p son buenos sustitutos de los Lp cuando p ≤ 1; se
tiene H 1 ⊂ L1 y L∞ ⊂ BMO (funciones de oscilación media aco-
tadas). En 1971, Ch. Fefferman verifica la dualidad (H 1 )′ = BMO;
posteriormente se amplió la dualidad para el caso 0 < p < 1 vía
la idea de “átomo”, obteniéndose descomposiciones atómicas para
H p , 0 < p < 1. R. Coifman obtuvo la descomposición atómica para
H 1 en 1974 y una caracterización para H p (R1 ), 0 < p ≤ 1.
En 1970 salió publicado el libro “Theory of H p Spaces”, [DUR], de
Peter Duren, una obra que armoniza la parte clásica con la moderna
(hasta esa fecha); en la parte clásica resalta, por ejemplo, el pionero
trabajo de Hardy-Littlewood, y por la segunda diferentes resultados
obtenidos hasta los años 1960’s como son: teoría de interpolación,
la teoría H p sobre dominios generales, el teorema de la corona (L.
Carleson), · · · Aun más, el autor del libro nos dice que los clásicos
resultados son probados con los métodos modernos. Es una exce-
lente obra para incursionar en, ahora, clásicos resultados sobre los
espacios de Hardy H p . También, estos espacios son estudiados en
la obra de Zygmund [ZYG] en su relación con las series trigonomé-
tricas. Por otro lado, vía la introducción de la noción de espacio
(topológico) X de tipo homogéneo se formularon los espacios de
Lipschitz Λα (X) y los de Hardy H p (X), H p,q (X), estableciéndose
1
la dualidad (H p (X))′ = Λα , 0 < p < 1 y α = − 1. Estamos en
p
los años 1960’s y se tuvieron contribuciones de Coifman, Weiss, R.
Macías, C. Segovia, Calderón, entre otros.
Mucho de lo hecho en relación con los espacios de Hardy y del
análisis armónico en general se encuentran en diversos libros, en-
tre los que citamos: [STE.2], [STE.3], [TOR], [GAR-RUB], [MEY],
[MEY-COI].

(vi) Espacios de Bergman


Como sabemos, si f es una función holomorfa sobre el disco unitario
abierto D del plano complejo, entonces f tiene una representación

72
ϕ−Espacios de Funciones

P

en serie de potencias f (z) = an z n ; pues bien, la inter-relación
n=0
entre las propiedades analíticas de f con las propiedades de la su-
cesión (an ) es fundamental en la conexión de la teoría de las funcio-
nes holomorfas con el análisis funcional. En esta dirección vamos a
considerar un espacio de funciones analíticas introducido por Ste-
fan Bergman en 1922. Veamos, por definición A2 (D) es el espacio
de las funciones analíticas f definidas sobre D tal que
 Z 2π  12
1
kf kA2 = |f (reiθ )|2 r drdθ < ∞.
π 0
De un modo similar se obtienen los espacios de Bergman Ap (D), 1 ≤
p < ∞. A2 fue también investigado por S. Bochner en un trabajo
publicado en 1922. Sobre estos espacios, Bergman publicó en 1950
su obra: “The Kernel Function and Conformal Mapping”.
1
Si consideráramos la medida (de Lebesgue) dA(z) = r drdθ, se
π
podría interpretar Ap (D) como un subespacio (cerrado) de Lp (D);
se verificó que si f ∈ Ap (D) entonces se tiene la representación
Z
1
f (ω) = 2
f (z) dA(z),
D (1 − ωz)

donde ∞
1 X
K(ω, z) := = (k + 1)ω k z −k
(1 − ωz)2 k=1
es llamado el núcleo de Bergman. Si 1 < p < ∞, en 1964 Zakharyuta-
Yudovich probaron que
P : Lp (D) −→ Ap (D)
R 1
f (z) 7→ P f (z) ≡ g(ω) := D
f (z) dA(z)
(1 − ωz)2
define una aplicación sobre, la cual es llamada la proyección de
Bergman; esta propiedad fue también establecida para p = 1 en
1971 (por Shields-Williams). También se probó que
′ 1 1
(Ap (D))′ = Ap (D), + ′ = 1, 1 < p < ∞.
p p

73
Alejandro Ortiz Fernández

Es oportuno mostrar con breves argumentos, significativos en su


época, como se usaron los métodos del surgiente análisis funcional,
más conveniente del espacio L2 , en el estudio de ciertos problemas
de la teoría de las funciones holomorfas (por ejemplo el problema
de la aplicación conforme). Justo fue Bergman quien en diversos
trabajos estableció tal tipo de metodología de investigación, lo que
inició en su tesis doctoral en 1921. Veamos, sea D un adecuado
dominio en el plano complejo que no necesita ser acotado; sea H(D)
el espacio de las funciones holomorfas f (z) definidas en D, y sea
L2 H(D) el subespacio de las funciones f ∈ H(D) tales que
 ZZ  21
2
kf k := |f (z)| dxdy < ∞,
D

(integral en el sentido RR
de Lebesgue), en donde se considera el pro-
ducto interno hf, gi = D f (z)g(z) dxdy, y de esta manera kf k2 =
hf, f i y |hf, gi| ≤ kf k kgk. Además se verifica que L2 H(D) es
un espacio de Hilbert (y de Banach) con la citada norma y se
tiene el teorema de Riesz-Fischer para el sistema ortonormal S
en L2 H(D), S es denotado con {ωn (z)}; así, el espacio L2 H(D)
P
∞ P

es identificado con el de las series ck ωk (z) con |ck |2 < ∞.
k=1 k=1
Con estas ideas consideramos ahora al llamado núcleo de Bergman,
P∞
K(z, t) = ωn (z)ωn (t), z, t ∈ D, donde la serie es absolutamente
n=1 P
convergente en D × D (se sabe que la serie hf, ωn iωn (z) converge
puntualmente a f (z) en D y uniformemente en ciertos dominios;
P∞
además, bajo ciertas hipótesis se tiene que |ωk (t)|2 ≤ πr1 2 , lo que
k=1
implica que la serie converja absolutamente en D).
Se verifica el fundamental
RR resultado: “ si f (z) ∈ L2 H(D) y z ∈ D,
entonces f (z) = D K(z, t)f (t) dudv, donde t = u + iv.”
El núcleo de Bergman es una útil idea y recurso para estudiar la
naturaleza del espacio de Bergman así como para comprender su
geometría, que la tiene por ser un espacio de Hilbert, es decir,

74
ϕ−Espacios de Funciones

aquellos son espacios de Hilbert de funciones analíticas que poseen


un núcleo “reproductor”. El lector interesado en más detalles sobre
los aspectos clásicos de los espacios de Bergman puede consultar la
obra de E. Hille, [HIL], en donde están los detalles de lo expuesto
acá y mucho más.
Reformulemos lo expuesto considerando un punto de vista más ac-
tual de los espacios de Bergman; como este espacio es un subespa-
cio de Lp (D) constituido por funciones analíticas se usa la notación
Lpa (D) para denotar el espacio de Bergman. Veamos algunos argu-
mentos. Sea D = {z ∈ C/ |z| < 1} el disco unitario abierto en
1 1
donde se cosidera la medida - área dA(z) = dxdy = r drdθ.
π π
Como sabemos, si 1 ≤ p < ∞, Lp (D) es el espacio de Lebesgue de
las funciones f definidas sobre D tal que
Z  p1
p
kf kp = |f (z)| dA(z) < ∞.
D

Además, L∞ (D) es el espacio de Lebesgue de las funciones f tal


que
kf k∞ = sup ese{|f (z)|} < ∞
z∈D

L (D), 1 ≤ p ≤ ∞, es un espacio de Banach.


p

Por definición, si 1 ≤ p < ∞, el espacio de Berg-


r
man es z
Lpa (D) = {f ∈ Lp (D)/ f es analítica sobre D}. D
Se prueba que La es un subespacio cerrado de L ,
p p

y por tanto Lpa es un espacio de Banach. Si p =


∞, H ∞ (D) = {f ∈ L∞ (D)/ f es analítica sobre D}. Figura 2:
H ∞ (D) es también un espacio de Banach.
Sea z ∈ D y r = 1 − |z|; por la fórmula del valor medio se tiene
Z
1
f (z) = 2 f (ω) dA(ω).
r |z−ω|<r

75
Alejandro Ortiz Fernández

Si p = 2, ciertos argumentos del análisis funcional llevan a la exis-


tencia de una función Kz en L2a tal que
Z
f (z) = f (ω)Kz (ω) dA(ω), donde f ∈ L2a .
D

Ahora se define al núcleo de Bergman K vía: K(z, ω) = Kz (ω), (z, ω) ∈


D × D, y de esta manera se tiene
Z
f (z) = f (ω)K(z, ω) dA(ω),
D

así K es un núcleo “reproducir”. Por otro lado, si {en (z)} es una base
ortonormal del espacio de Hilbert L2a , se verifica que: K(z, ω) =
P∞
en (z)en (ω), donde K es independiente de la base ortonormal
n=1
elegida; se verifica que también se tiene K(z, ω) = (1 − zω)−2 .
C. Horowitz, en 1974, en su trabajo “Zeros of functions in the
Bergman spaces” considera a los espacios de Bergman “pesados”:
si α > −1, por definición


Lp,α
a (D) = f función analítica/
 Z 1 Z 2π  p1 
1 iθ p α
kf kp,α,a = |f (re )| (1 − r) r drdθ <∞ .
π 0 0

Motivados por la teoría clásica del análisis armónico, algunos ana-


listas consideraron al espacio de Bergman sobre el semi-espacio
complejo superior C + = {z = x + it/ t > 0}, y por definición

 Z ∞ Z ∞  p1 
Lp,α +
a (C )
+
= f analítica sobre C / p α
|f (x+it)| dx t dt <∞ .
0 −∞

Este tipo de espacio fue considerado por R. Rochberg en dos tra-


bajos publicados respectivamente en 1982 y 1985, quien consideró
teoremas de descomposición para espacios de Bergman. Así mis-
mo, remarcamos que en 1948 M. M. Dzhrbashyan estuvo entre los

76
ϕ−Espacios de Funciones

primeros en considerar espacios de Bergman pesados Lp,α


a (D), tam-
bién denotados Apα ; sus ideas están contenidas en su trabajo: “On
the representability problem of analytic functions”.
Por otro lado, la metodología de considerar Lp con funciones analí-
ticas como elementos condujo a considerar versiones similares para
otros espacios de funciones; así, P. Oswald en 1983, en su trabajo:
“On Besov-Hardy-Sobolev spaces of analytic functions in the unit
disc” investigó a los espacios de Besov analíticos Bp,a
α,q
(D), donde
−∞ < α < ∞, 0 < p, q < ∞, como el espacio de las funciones
analíticas sobre D tal que

X
kf km
α,q,p,a : = |f (k) (0)| +
0≤k<m
Z 1  Z 2π  pq  1q
1
|f (m) (reiθ )|p dθ (1 − r)(m−α)q−1 dr < ∞.
0 2π 0

k k es un cuasi-norma y ellas son equivalentes para todo m =


0, 1, 2, · · · y m > α. Estos espacios fueron investigados en las últi-
mas décadas; por ejemplo, P. Wojtaszczyk para α < 0 construyó
α,q
bases incondicionales para Bp,a (D) en 1997, y en el 2003 publicó
su trabajo: “Spaces of analytic functions with integral norm”.
(vii) Espacios de Bloch
André Bloch (1893-1948) fue un matemático singular en su aspecto
personal quien contribuyó con el análisis complejo al introducir un
espacio de funciones que, al igual que los espacios de Bergman, se
siguen investigando. El espacio de Bloch es definido vía:

B(D) = {f función analítica sobre D/ kf kB = sup {(1 − |z|2 )|f ′ (z)|} < ∞}.
z∈D

k kB es una norma; B es un espacio de Banach con la norma


kf k = |f (0)| + kf kB .
Se verifica que H ∞ ⊂ B, es decir, toda función analítica acotada
sobre D está en el espacio de Bloch siendo la inclusión continua y se

77
Alejandro Ortiz Fernández

observa que f (z) = log(1 − z) está en B pero no es constante. Des-


de que L2a es un subespacio cerrado del espacio de Hilbert L2 (D),
existe una proyección ortogonal P : L2 (D) → L2a (D), llamada la
proyección de Bergman. Se verifica que “si f ∈ L2 (D) y z ∈ D,
entonces Z
P f (z) = K(z, ω)f (ω) dA(ω),
D
donde K es el núcleo de Bergman. En relación a los espacios de
Bloch se tiene que P : L∞ (D) → B es un operador lineal acotado.
RespectoRa la dualidad se tiene que “(L1a )′ = B bajo la paridad
hf, gi = D f (z)g(z) dA(z) donde B está equipado con la norma
k k.”
Estos, y otros resultados, nos muestran la fuerza y belleza de los
métodos del análisis funcional en el desarrollo de la variable com-
pleja. El universo es amplio y sigue creciendo. Una característica
de B es dado por: “ Sea f analítica en D con n ≥ 2, entonces f ∈ B
sí y sólo si (1 − |z|2 )n |f (n) (z) es acotado en D”.
Además, kf kB es equivalente a sup{(1 − |z|2 )n |f (n) (z)|}, para todo
z∈D
f tal que f (0) = f (0) = · · · = f
′ (n−1)
(0) = 0.
En los espacios de Bergman se concibe la métrica

1 1 + ρ(z, ω) z−ω
β(z, ω) = log , z, ω ∈ D, donde ρ(z, ω) = .
2 1 − ρ(z, ω) 1 − zω

Se verifica la interesante relación:


 
|f (z) − f (ω)|
kf kβ = sup ,
z,ω∈D β(z, ω)
z6=ω

resultado que permite afirmar que: “si f es analítica en D, entonces


f ∈ B sí y sólo si ∃C > 0 tal que |f (z)−f (ω)| ≤ Cβ(z, ω), ∀z, ω ∈
D”. Estos argumentos permiten redefinir a la métrica β(z, ω):

β(z, ω) = sup {|f (z) − f (ω)|}.


kf kB ≤1

78
ϕ−Espacios de Funciones

En este escenario se define al “pequeño” espacio de Bloch B0 .


Así, por definición, el pequeño espacio de Bloch B0 es el subespacio
cerrado de B que consiste de las funciones f tal que

lı́m (1 − |z|2 )f ′ (z) = 0.


|z|→1−

¿Existe alguna conexión entre B0 y H ∞ ? No se tiene B0 ⊂ H ∞ ni


H ∞ ⊂ B0 . Se tiene la siguiente caracterización: “si f ∈ B, f ∈ B0
sí y sólo si lı́m− kfr − f kB = 0, donde
r→1

fr (z) = f (rz), ∀z ∈ D.”

Se obtiene que B0 = P , donde P es el espacio de los polinomios.

Espacios de Besov Analíticos


Continuando con la metodología de estudiar espacios de espacios
de funciones analíticas vía métodos y recursos del análisis funcional
consideremos ahora al espacio de Besov con elementos funciones
analíticas. Si 1 < p < ∞, el espacio de Besov analítico es:


Bap (D) = f funcion analítica en D/
Z  1p 
2 p ′ p
kf kBap = (1 − |z| ) |f (z)| dλ(z) <∞
D

donde dλ(z) = K(z, z) dA(z); k kBap es una semi-norma, la que


implica la norma kf k = |f (0)| + kf kBap , con la cual Bap (D) es un
espacio de Banach.
Se tiene la siguiente caracterización. “Sea f analítica en D, 1 ≤
p < ∞, n ≥ 2 entero; entonces, f ∈ Bap (D) sí y sólo si (1 −
|z|2 )n f (n) (z) ∈ Lp (D, dλ) sí y sólo si f ∈ P Lp (D, dλ), P proyec-
ción de Bergman.

79
Alejandro Ortiz Fernández

Nota 7. Ba1 (D) es definido adecuadamente en términos de una su-


cesión en ℓ1 y otra en D.

Los espacios de Bergman, los de Bloch, los Besov analíticos y otros


espacios en sus versiones funciones - analíticas vienen siendo inves-
tigados en la actualidad.

(viii) Espacios de Orlicz


Los “espacios de Orlicz” deben su nombre en honor al matemáti-
co polaco Wladyslaw Orlicz (1903-1990) quien por un tiempo
enseñó en escuelas secundarias y en una escuela militar. Su tesis
doctoral se tituló: “Problemas en la teoría de las series ortogona-
les”. Sus espacios nacieron en un artículo escrito en 1932. Formó
parte de la famosa Escuela de Matemática de Lwów (Polonia), in-
tegrada por notables matemáticos como S. Banach, entre otros. Los
espacios de Orlicz LΦ son una generalización natural de los espacios
Lp que poseen estructuras topológicas y geométricas que hacen de
ellos espacios muy importantes con aplicaciones en diversas áreas
de la matemática. Sus trabajos fueron publicados en dos volúmenes
(con 1754 páginas). K. Kuratowski opinó sobre la Escuela Polaca de
Matemática en los siguientes términos: «el análisis funcional le debe
su magnífico desarrollo a Banach y sus estudiantes, especialmente
a Mazur, Orlicz y Schauder».
Veamos algunos argumentos respecto a los espacios de Orlicz. Sea
g : [0, ∞) → [0, ∞) una función monótona
Rx no-decreciente; fijemos
x ∈ [0, ∞). Por definición, Φ(x) = 0 g(t) dt es llamada una función
de Young.
Por otro lado, si Φ : [0, ∞) → [0, ∞) es una función monótona, no-
decreciente, la cual es continua por la izquierda tal que Φ(0) = 0,
entonces Φ es llamada una función de Young generalizada. Toda
función de Young es convexa y una función de Young generalizada.
Luego, si Φ es una función de Young entonces lı́m Φ(x) = 0.
x→0

Sea ahora f una función medible (de valor real o compleja) sobre
un espacio medida (X, µ) y sea Φ una función de Young, entonces

80
ϕ−Espacios de Funciones

(por definición) el espacio de Orlicz es:

LΦ ≡ LΦ (X) ≡ LΦ (X, µ) := {f / kf kΦ ≤ 1},

donde
 Z   
|f (x)|
kf kΦ = ı́nf K > 0/ Φ dµ(x) ≤ 1 .
X K

En este caso k kΦ es una norma y LΦ es un espacio de Banach.


Sea ahora Φ una función de Young, y ∈ [0, ∞); por definición,
Ψ(y) = sup (xy − Φ(x)) es llamada la función complemento de
x∈[0,∞)
Young. Se verifica que Ψ es así mismo una función de Young, que la
función complemento de Young de Ψ es Φ; además, si x, y ∈ [0, ∞);
se tiene la desigualdad de Young: xy ≤ Φ(x) + Ψ(y). La función
de Young generalizada posee inversa en el siguiente sentido. Sea Φ
una función de Young generalizada; dado y ∈ [0, ∞), los conjuntos

Uy = {x/ 0 ≤ Φ(x) ≤ y} y Vy = {x/ y < Φ(x) ≤ ∞}

forman una cortadura de Dedekind de [0, ∞) que determina un


elemento en [0, ∞). Por definición, Φ−1 (y) es aquel elemento deter-
minado por la cortadura.
Se verifica que Φ−1 : [0, ∞] → [0, ∞] es una función monótona,
no-decreciente, la cual es continua por la derecha (Φ−1 (∞) = ∞)
y para todo x ∈ [0, ∞) se tiene que

x ≤ Φ−1 (Φ(x)) y Φ(Φ−1 (x)) ≤ x.

Volviendo a la función Ψ. Para todo x ∈ [0, ∞) se tiene

x ≤ Φ−1 (x)Ψ−1 (x) ≤ 2x.

Se tiene también una versión de la desigualdad de Hölder:


Z

f (x)g(x) dµ(x) ≤ 2kf kΦ kgkΨ .

X

81
Alejandro Ortiz Fernández

Veamos algunos datos históricos sobre los espacios de Orlicz (con la


notación de entonces). Z. W. Birnbaum-W. Orlicz en 1931 probaron
que
R u la función de Young puede ser escrita en la forma Φ(u) =
0
p(s) ds, donde p es obtenida como la derivada-derecha de Φ,
donde además remarcamos que la función Φ, convexa no-decreciente
y continua, es llamada una función de Young (o función de Orlicz)
si Φ(0) = 0, Φ(u) ≥ 0 para u > 0 y lı́m Φ(u) = ∞. Por otro lado,
u→∞
la inversa derecha de p es definida siendo q(t) = ı́nf {s ≥ 0} y la
p(s)>t
función complemento de Young es obtenida vía
Z v
Ψ(v) := sup[uv − Φ(u)] = q(t) dt,
u≥0 0

y se tiene la ya conocida desigualdad de Young: uv ≤ Φ(u) +


Ψ(v), u, v ≥ 0, desigualdad probada por Young en 1912 y tam-
bién establecida por Birnbaum-Orlicz en su trabajo de 1931 en
el contexto de los nuevos espacios. Un clásico ejemplo de Φ y Ψ
up vq 1 1
lo da: Φ(u) = , Ψ(v) = , 1 < p, q < ∞, + = 1.
p q p q
(Las funciones de Young pueden asumir el valor ∞). En su tra-
bajo de 1931, Birnbaum-Orlicz dicen que una función de Young Φ
satisface la condición−∆2 si existe una constante C ≥ 2 tal que
Φ(2u) ≤ CΦ(u), ∀u > 0, donde los valores de u se consideran
en dos partes: para pequeños valores de u (0 < u < a) y para
grandes valores de u (b < u < ∞). Por otro lado, Orlicz en un
trabajo de 1936 considera las funciones de Young complementarios
Φ(u) := (1 + u) log(1 + u) − u y Ψ(u) := ev − v − 1 y observa que
Φ satisface la condición−∆2 pero Ψ no lo satisface.
Veamos el nacimiento de los “espacios de Orlicz” Fijemos una fun-
ción de Young Φ y sea (M, A, µ) un espacio medida y por definición
Z
ρΦ (f ) := Φ(|f (t)|) dµ(t).
M
Si Φ satisface la condición−∆2 (considerada por Orlicz en 1932) se
consigue que el espacio
LΦ (M, A, µ) ≡ LΦ = {f medible/ ρΦ (f ) < ∞}

82
ϕ−Espacios de Funciones

sea un espacio de Banach con la norma


Z
kf kLΦ := sup {| f (t)g(t) dµ(t)|}
ρΨ(g) ≤1 m

donde Ψ es la función complemento de Φ. Sin embargo, en 1969 W.


A. J. Luxemburg hace una modificación en tal idea:

LΦ = {f medible/ kf kLΦ < ∞}

mejorando así la teoría de los espacios de Orlicz.


Los espacios de Orlicz así como los otros espacios tratados en este
capítulo han merecido diversas investigaciones en las últimas déca-
das y actualmente se les sigue estudiando en contexto más genera-
les. Para los espacios de Orlicz sugerimos el trabajo de R. O′ neil,
[O′ NE], así como la obra de Pietsch, [PIE], para algunas referen-
cias históricas. En internet se puede encontrar diversos trabajos
de actualidad sobre estos, y otros espacios. Por ejemplo citamos a
[GAR-HER-MAR] como una referencia sobre la inter-relación de
las ondículas con los espacios LΦ .

83
III

ESPACIOS DE HARDY Y BMO.


ESPACIOS Lp,λ

a
Generalidades

En este capítulo vamos a presentar a dos tipos de espacios de funcio-


nes, que en ciertas situaciones están relacionados: los espacios de Hardy
H p , 0 < p < ∞, y los espacios de oscilación media acotada BMO: mucho
se ha escrito al respecto y existen excelentes textos al respecto como son,
por ejemplo, [GAR-RUB], [STE.2], [STE.3] [MEY.vol.1], [HER-WEI],
donde se aplican las ondículas a estos espacios de funciones; [FEF-STE]
es un excelente artículo que impulsó el estudio de los espacios H p a partir
de los años 1970’s. Ya en (v).e.II. hemos tenido la oportunidad de dar
una visión general-histórica de ciertos aspectos de los espacios H p , con
énfasis en ideas clásicas y que nos sirven de motivación para enfoques
más modernos; sugerimos al lector re-leer tal sección con un sentido crí-
tico. Sigamos aún en tal ruta; estamos en un escenario con las funciones
analíticas, con las funciones armónicas en donde se destacan los trabajos
de Hardy, F. y M. Riesz, A. E. Taylor, T. Radó, A. Zygmund, Paley,
entre otros.
Como sabemos, los espacios de Hardy se originaron en las primeras
décadas del siglo XX y estuvo en el contexto de las series de Fourier
y del análisis complejo de una variable. Sin embargo, la necesidad de
llevar la teoría en el análisis de Rn en los años 1960’s forzó la creación
de nuevos y adecuados métodos, del llamado “método de variable-real”.
Veamos algunos argumentos. Como siempre D es el disco abierto unitario
en C (plano complejo) y sea 0 < p < ∞; por definición

85
Alejandro Ortiz Fernández

  Z 2π  p1 
p 1 iθ p
H (D) = f analítica sobre D/ kf kH := sup
p |f (re )| dθ <∞
0<r<1 2π 0

y


H (D) = f analítica sobre D/ kf kH ∞ := sup |f (z)| < ∞}.
z∈D

Si f ∈ H p (D) entonces se tiene el fundamental resultado: existe el límite


lı́m− f (reiθ ) = f ∗ (eiθ ), θ ∈ [0, 2π). En esta dirección el núcleo de Poisson
r→1
1 − r2
para D es importante; por definición, Pr (eiθ ) = ≡ Pr (θ).
1 − 2r cos θ + r 2

Como sabemos, en general, u es una función armónica sobre Ω ⊂


Rn si u ∈ C 2 (Ω) y satisface la ecuación de Laplace ∆u = 0, donde
n ∂2
P
∆ = 2
. Nosotros estamos actualmente en R2 ≡ C y Ω = D, y
i=1 ∂xi
vamos a considerar espacios de funciones armónicas (Pr es una función
armónica). Si 1 ≤ p < ∞, por definición
  Z 2π  p1 
p 1 iθ p
Har (D) = f analítica sobre D/ kf kHar := sup
p |f (re )| dθ <∞
0<r<1 2π 0

y


Har (D) = f analítica sobre D/ kf kHar
∞ := sup |f (z)| < ∞}.
z∈D

Se sabe que si f es armónica sobre D entonces f tiene la representación


P

en series: f (reiθ ) = ak r |k|eikθ , la cual converge uniformemente sobre
−∞
subconjuntos compactos de D. Por otro lado, si f es armónica en un
disco con radio > 1, entonces se tiene
Z 2π

f (re ) = Pr (θ − t)f (eit ) dt, 0 ≤ r < 1, 0 ≤ θ ≤ 2π;
0

de esta manera se tiene fr (eiθ ) := f (reiθ ) = (Pr ∗ f )(θ), función que es


solución del problema de Dirichlet para el disco D. (∗ =convolución).

86
ϕ−Espacios de Funciones

[P.1]. “Si f ∈ Har


p
(D), 1 < p ≤ ∞, entonces existe f ∗ ∈ Lp (∂D) tal que
Z 2π

f (re ) = Pr (θ − t)f ∗ (t) dt = (Pr ∗ f ∗ )(θ).”
0

Este resultado no es cierto si p = 1 ya que L1 (∂D) no es un espacio dual


de cualquier espacio de Banach, pero puede ser inmerso isométricamente
en un espacio dual. (Ver la prueba para comprender esta afirmación).
Prueba. Pongamos, por definición, fr (eiθ ) = f (reiθ ), 0 < r < 1; lue-
go {fr }0<r<1 es un subconjunto acotado de Lp (∂D); pero sabemos que
′ 1 1
Lp (∂D) = (Lp (∂D))′ , donde (A)′ = dual de A, + ′ = 1; de esta
p p
p′
manera {fr } es acotado en (L (∂D)) . Ahora aplicamos el teorema de

Banach-Alaoglu: “Sea B un espacio de Banach separable y {φj } una su-


cesión acotada en B ′ , entonces existe una subsucesión {φjk } de {φj } la
cual converge en la topología ∗−débil”. Por tanto {fr } posee una subsu-
cesión {frj } tal que frj → f ∗ en la topología débil en Lp (∂D). Fijemos r
en (0, 1) y sea r < rj < 1, entonces
   Z 2π
iθ r iθ
f (re ) = frj e = frj (eit )P rr (ei(θ−t) ) dt
rj 0 j

(obsérvese que frj ∈ C(D) y que frj es armónica sobre D). Así mismo,

notemos que P rr ∈ C(∂D) ⊂ Lp (∂D), sumando y restando una misma
j
expresión, la última integral la descomponemos en:
Z 2π Z 2π  
it i(θ−t) it i(θ−t) i(θ−t)
frj (e )Pr (e ) dt + frj (e ) P rr (e ) − Pr (e ) dt.
j
0 0

Ahora la cuestión es observar que la segunda integral converge a cero. En


efecto, considerando
 que r (0< r < 1) está fijo, aplicando Hölder a la
1 1
segunda integral + = 1 y observando que la expresión dentro del
p p′
corchete converge uniformemente a cero cuando j → ∞; y notando que
frj → f ∗ , se obtiene finalmente al tomar límite en la topología ∗−débil:
Z 2π

f (re ) = f ∗ (eit )Pr (ei(θ−t) ) dt.
0

87
Alejandro Ortiz Fernández

Obsérvese ahora el mensaje del siguiente resultado.


[P.2]. “Sea f ∈ Lp (∂D), 1 ≤ p < ∞; entonces lı́m− kPj f − f kLp =0.”
r→1

Prueba. Usaremos un criterio de densidad. Remarcamos que Pj f = Pj ∗f.


Si f es continua sobre ∂D ≡ [0, 2π], se tiene la tesis pues Pj f es la
solución del problema de Dirichlet para D con dado de contorno f . Sea
ahora f ∈ Lp (∂D) y ǫ > 0 arbitrario, tomemos g ∈ C(∂D) tal que
kf − gkLp < ǫ. Entonces,

kPr f − f kLp ≤ kPr (f − g)kLp + kPr g − gkLp + kg − f kLp


≤ kPr kL1 kf − gkLp + ǫ + ǫ ≤ 3ǫ cuando r → 1− .

En esta dirección se tiene que: “si f ∈ Har


p
(D), 1 < p ≤ ∞, y f ∗ es la
función que aparece en [P.1], entonces se tiene:

lı́m f (reiθ ) = f ∗ (eiθ ), c.t.p. eiθ ∈ ∂D, ”


r→1−

resultado que habíamos mencionado anteriormente.


Volviendo a las funciones analíticas tenemos: “Si f ∈ H p (D), 0 ≤
p < ∞, entonces lı́m− f (reiθ ) = f ∗ (eiθ ), c.t.p. eiθ ∈ ∂D; además, f ∗ ∈
r→1
Lp (∂D) y
 Z 2π  p1 
∗ 1 iθ p
kf kLp = kf kH p = sup |f (re )| dθ ”.
0<r<1 2π 0

Camino hacia el método de la variable real. . .


Nota 8. En [ORT.2], Capítulo IV, el lector puede encontrar una amplia
presentación de los espacios de Hardy H p , con los detalles requeridos, tan-
to desde el punto de vista clásico como de algunos resultados obtenidos
en los años 1960’s, 70’s, época en que se elaboraron muchas interesantes
teorías y progresos en esta área del análisis armónico; en esta sección

88
ϕ−Espacios de Funciones

estamos interesados en dar una visión de los espacios H p y de su relación


con otras áreas. Gracias fundamentalmente a la Escuela de Análisis de
Chicago liderada por A. Zygmund y A. Calderón se elaboraron poderosos
métodos y resultados en el análisis real lo que permitió enfrentar el reto
de elaborar una teoría de los espacios de Hardy H p sin los recursos de
la variable compleja pero debe, sí, remarcarse los clásicos resultados an-
teriores al año 1952 (año en que apareció el primer trabajo de Calderón
- Zygmund sobre integrales singulares), en particular los surgidos en la
Escuela Inglesa con Hardy, Littlewood, Paley, entre otros.
Ciertos clásicos argumentos en la teoría del potencial newtoniano y en
la teoría de una variable compleja conducen a un tipo especial de integral
singular, llamada la transformada de Hilbert. De un modo general, si f es
una función de valor real, definida en R, su transformada de Hilbert
es el operador de H definido vía:
Z Z
1 ∞ f (t) 1 f (t)
(Hf )(x) = v.p. dt = lı́m dt ≡ lı́m(Hǫ f )(x).
π −∞ x − t ǫ→0 π |x−t|>ǫ x − t ǫ→0

La tarea fue estudiar la existencia de esta transformada y sus propieda-


des, y pasó por diferentes períodos:
la teoría L2 , la que funciona bien y es extendida de R1 a Rn de un
modo natural;
la teoría Lp , 1 < p < ∞, que usa recursos de las funciones analí-
ticas de una variable compleja pero necesita de nuevas ideas para
extender H al caso n > 1; Marcel Riesz verifica que H es continua
de Lp en Lp ;
la teoría L1 es el caso crítico pues H no es de tipo (1,1) pero si de
tipo-débil (1,1).
La transformada de Hilbert jugó un rol vital en el desarrollo del aná-
lisis real y fue el punto de partida de la teoría de Calderón-Zygmund,
teoría que impulsó tremendamente al análisis armónico y a otras áreas
de la matemática. De esta manera se tiene la definición variable-real del
espacio de Hardy:
1
Hre = {f ∈ L1 (R) (ó L1 (T ))/ Hf ∈ L1 },

89
Alejandro Ortiz Fernández

en donde se considera la norma

kf kHre
1 = kf kL1 + kHf kL1 .

¿Cuáles son las ideas básicas de la teoría de variable-real?. . . Como es


natural, ellas provienen de la teoría de conjuntos y la de funciones en
donde es vital los conceptos de derivada y de integración; en esta ruta la
teoría de la medida de Lebesgue fue un recurso fundamental. Así, si f es
localmente integrable, por el teorema fundamental tenemos
Z
1
lı́m f (y) dy = f (x), c.t.p. x,
r→0 |B(x, r)| B(x,r)

donde B(x, r) ⊂ Rn es una bola abierta (de centro x, radio r), |A| es la
medida de Lebesgue de A. De esta manera surge la “función maximal”
Z
1
M(f )(x) = sup |f (y)| dy.
r>0 |B(x, r)| B(x,r)

También es de importancia la llamada “función distribución” λ(x) de g,


una función definida sobre Rn vía:

λ(x) = |{x/ |g(x)| > α}|.

(Para mayores detalles ver, por ejemplo, [STE.2], [STE.3], [ORT.2]). Un


primer y fundamental resultado es:

[P.3]. “Sea f una función definida sobre Rn .


(i) Si f ∈ Lp (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, entonces Mf es finito c.t.p.,

(ii) Si f ∈ L1 (Rn ), entonces para todo α > 0 real se tiene


A
|{x/ (Mf )(x) > α}| ≤ kf kL1 , (A = A(n) constante);
α

(iii) Si f ∈ Lp (Rn ), 1 < p ≤ ∞, entonces Mf ∈ Lp (Rn ) y

kMf kLp ≤ Ap kf kLp , Ap = Ap (n, p).

90
ϕ−Espacios de Funciones

Consecuencia: Si f ∈ Lp (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, entonces


Z
1
lı́m f (y) dy = f (x), c.t.p. x
r→0 |B(x, r)| B(x,r)

(este resultado vale si, mas generalmente, f ∈ L1loc (Rn ))”.

Para la prueba de [P.3] ver [STE.2]. De la teoría de la medida res-


catamos la noción de “conjunto de Lebesgue” de f , que por definición
es:  Z 
n 1
x ∈ R / lı́m |f (y) − f (x)| dy = 0 .
r→0 |B(x, r)| B(x,r)

En el análisis de los espacios de Hardy por el método-real se requieren


de ciertos resultados de la teoría de interpolación (teorema de Marcin-
kiewicz), de teoremas de cubrimiento y de otros temas, que en la me-
dida de nuestras necesidades las iremos explicitando. Por otro lado, de
la teoría de las funciones armónicas se requiere la noción de convergen-
cia no-tangencial, la integral “área” de Luzin, la noción de conjugada de
funciones armónicas, · · · El paso de n = 1 al caso n−dimensional exi-
gió una nueva versión de la transformada de Hilbert, lo que se consiguió
xj
con una familia de operadores integrales singulares Kj (x) = , j=
|x||x|n
1, 2, · · · , n, los cuales son regulares fuera del origen,R son homogéneos de
grado−n, y satisface la propiedad del valor medio ( Bn−1 Kj (x) dσ(x) =
0, Bn−1 es la esfera unitaria (n−1)−dimensional), (obsérvese que Ωj (x) =
xj
es impar); es decir los Kj se comportan como núcleos de Calderón-
|x|
Zygmund.
Remarcamos que si f está definida sobre Rn , decimos que ella es ho-
mogénea de grado α si para cada x y cada λ > 0 tenemos f (λx) =
λα f (x). Por ejemplo, si f es una función homogénea de grado α, en-
tonces su transformada b
R R de Fourier f , en el sentido de las distribuciones,
b
( Rn f (x)ϕ(x) dx = Rn f (x)ϕ(x) b dx, ϕ ∈ S) es la homogénea de grado
−α − n.
Sea (Rj f )(x) = (Kj ∗ f )(x), la j−transformada de Riesz; entonces
(Rj f )∧ (x) = K b j (ξ)fb(ξ), donde K
b j es homogénea de grado cero. Por otro

91
Alejandro Ortiz Fernández

lado, en este tipo de análisis se usan con frecuencia las rotaciones, las
translaciones y las dilataciones (recuerde a las ondículas!); en este sen-
tido la n−upla (K1 (x), · · · , Kn (x)) se comporta bien respecto a tales
operaciones, al igual que lo hace la transformada de Hilbert en el caso
1−dimensional. En esta dirección, E. M. Stein-G. Weiss en un traba-
jo publicado en 1960, “On the theory of harmonic functions of several
variables”, definen un espacio de Hardy de orden 1 variable-real. Así,
1
Hre (Rn ) ≡ Hre
1
:= {f / Rj f ∈ L1 , j = 1, · · · , n}
P
n
donde se considera la norma kf kHre
1 = kf kL +
1 kRj f kL1 .
j=1
Observemos que esta forma de concebir a los espacios de Hardy-reales
es vía la ruta de la teoría de las integrales singulares. Otra ruta son
las ecuaciones de Cauchy-Riemann pero ellas pueden ser vistas desde
un marco general; al respecto, ver el Capítulo VI de [STE-WEI] donde
Stein-Weiss consideran al espacio H p de funciones armónicas conjugados.
Se tiene: sea p > 0 y F = (u1, · · · , uk ) una solución del sistema fijo de
Pk ∂F
ecuaciones de Cauchy-Riemann aj = 0 sobre Rn+1
+ , entonces, por
j=1 ∂xj
definición,

Z
p
H (Rn+1
+ ) = {F/ ∃C < ∞ tal que |F (x, y)|p dx =
R n
Z
p
(|u1 (x, y)|2 + · · · + |uk (x, y)|2) 2 ≤ C, ∀y > 0}.
Rn

Los espacios de Hardy han merecido diferentes formulaciones en función


al tipo de problema en que se le aplique. Existe una amplia literatura al
respecto; sugerimos [GAR-RUB].

Espacios de Funciones con Oscilación Media Acotada,


BMO.
Motivados por dos trabajos de J. Moser sobre ecuaciones diferencia-
les elípticas (1960 y 1961), F. John - L. Nirenberg en un trabajo sobre

92
ϕ−Espacios de Funciones

ecuaciones en derivadas parciales no-lineales conciben la idea de un nue-


vo espacio de funciones, el que se formaliza en el artículo “On functions
of bounded mean oscillation”, 1961, surgiendo así el espacio de funciones
con oscilación media acotada (BMO) espacio que se estudió en relación
a otros espacios y operadores, y que tuvo gran utilidad en el desarrollo
del análisis real.
BMO está relacionado con el espacio de Hardy H 1 vía la dualidad
(H 1 )′ =BMO, resultado enunciado por Ch. Fefferman y probado por
Fefferman-Stein en [FEF-STE] (1972).
Veamos: Sea I ⊂ R un intervalo acotado, f es definida sobre I local-
1 R
mente integrable y sea el promedio fI = f (x) dx y consideremos el
|I| I
1 R
promedio de |f (x)−fI |, |f (x)−fI | dx, el que nos mide la oscilación
|I| I
de f sobre I; el supremo (cuando I varía) de estas oscilaciones podría
ser infinito, lo que justifica la definición: “sea f ∈ L1loc (R); f ∈BMO si
1 R
sup I
|f (x) − fI | dx < ∞.”
I |I|
De entrada se observa que L∞ ⊂BMO, con inclusión propia (f (x) =
log |x| ∈BMO, pero g(x) = sig log |x| ∈BMO / pues si I = (−ǫ, ǫ),
Z ǫ Z ǫ
sig log |x| dx = 2 log |x| dx = ∞.)
−ǫ 0

En el caso n−dimensional se consideran cubos Q con lados paralelos a


los ejes coordenados con medida finita, |Q| < ∞. En este caso,
Z
n 1
f ∈ BMO(R ) ≡ BMO si kf k∗ = sup |f (x) − fQ | dx < ∞. (∗)
Q |Q| Q

Otras formas (equivalentes) de definir BMO son exigir que:


Z
1
ı́nf sup |f (x) − c| dx < ∞; (∗∗)
c∈C Q |Q| Q

 Z  q1
1 q
sup |f (x) − fQ | dx < ∞, para algún 1 ≤ q < ∞ (∗ ∗ ∗)
Q |Q| Q

93
Alejandro Ortiz Fernández

(el caso q = 2 es de particular interés en ciertas aplicaciones). Si f es


localmente integrable, 2π−periódica en R, entonces f ∈ BMO(T ) ≡
BMO si
Z
1
sup |f (x) − fI | dx < ∞. (∗ ∗ ∗∗)
I |I| I

Por otro lado, sea ∂D el contorno del disco abierto unitario y dθ la medida
longitud de arco sobre ∂D. Sean f ∈ L2 (∂D), I ⊂ ∂D un intervalo; como
1 R
siempre fI = f (θ) dθ; entonces f ∈ BMO(∂D) ≡ BMO si
|I| I
 Z  12
1 2
kf k∗ = sup |f (θ) − fI | dx < ∞. (+)
I |I| I

En la prueba de las equivalencias de tales condiciones se requiere de


la desigualdad fundamental en BMO, esto es, la desigualdad de John-
Nirenberg:
«Sea f ∈ BMO(Q0 ), donde Q0 ⊂ Rn es un cubo fijo (asumimos los
Q ⊂ Q0 ); entonces existen constantes apropiadas c1 , c2 > 0 tales que

|{x ∈ Q0 / |f (x) − fQ0 | > λ}| ≤ c1 e−c2 λ |Q0 |, λ > 0.»

Ch. Fefferman estableció la siguiente caracterización (1971): “f ∈ BMO


Pn
sí y sólo si f = g0 + Rj gj , donde Rj es la transformada de Riesz,
j=1
gj ∈ L∞ (Rn ), j = 0, 1, · · · , n” Remarcamos que (Rj f )(x) = cn v.p.
xj
∗ f, x 6= 0 (cn apropiada constante).
|x| |x|n
Por otro lado, considerando la naturaleza de k k∗ se obtiene la nor-
ma correspondiente (la norma cociente) con la cual BMO es un espacio
de Banach y así es un adecuado espacio a ser aplicado en el análisis ar-
mónico. Por ejemplo, en [FEF-STE] se verifica que si T es un operador
de Calderón-Zygmund y si f ∈ L∞ , entonces T f ∈BMO; en cambio, si
f ∈ Lp , 1 < p < ∞, entonces T f ∈ Lp , con kT f kLp ≤ Ckf kLp .
Remarcamos que un operador R de Calderón-Zygmund es un operador
de la forma (T ϕ)(x) = v.p. k(t)ϕ(x − t) dt, donde ϕ ∈ C01 (Rn ) y K

94
ϕ−Espacios de Funciones

es un núcleo de Calderón-Zygmund (un núcleo adecuado y “bonito”).


En esta dirección tenemos un teorema sobre interpolación: “sea T una
transformación lineal tal que T : Lp → Lp , 1 < p < ∞, y T : L∞ →
BMO continuamente, entonces T : Lq → Lq continuamente, p < q < ∞.”

Prueba. En efecto, si f ∈ L1loc (Rn ) se define el operador maximal “agu-


do” de f vía:
Z
# 1
M f (x) = sup |f (y) − fQ | dy.
x∈Q |Q| Q

Se observa que M # f (x) ≤ 2Mf (x), ∀x ∈ Rn , donde Mf es el operador


1 R
maximal de Hardy-Littlewood Mf (x) = sup Q
|f (y)| dy; además,
Q |Q|
f ∈ L∞ sí y sólo si Mf ∈ L∞ y kf kL∞ = kMf kL∞ . Esto permi-
te redefinir BMO vía: (f ∈ L1loc ), f ∈BMO si M # f (x) ∈ L∞ (Rn ).
Bien, continuando con el teorema definamos T1 vía: T1 f := M # (T f );
por hipótesis, si f ∈ Lp entonces T f ∈ Lp , luego M # T f ó T1 f ∈ Lp ,
1 < p < ∞, (M # como M son de tipo fuerte (p, p)). También por hipó-
tesis, si f ∈ L∞ , T f ∈BMO y kT f k∗ = kM # T f kL∞ = kT1 f kL∞ , luego
T1 f ∈ L∞ .
De esta manera, T1 : Lp → Lp y T1 : L∞ → L∞ continuamente y
podemos aplicar el teorema de Riesz-Thorin:
«Sean 0 < p0 , p1 , q0 , q1 ≤ ∞, y T un operador lineal sobre S (funciones
simples), con valor complejo, tal que T : S ⊂ Lp0 (X, µ) → Lq0 (Y, ν) es
de tipo (p0 , q0 ), con norma kT k0 ; T : S ⊂ Lp1 (X, µ) → Lq1 (Y, ν) es de
tipo (p1 , q1 ), con norma kT k1 .
Entonces, para 0 ≤ t ≤ 1, T : S ⊂ Lp (X, µ) → Lq (Y, ν) es de tipo
(p, q), con norma kT k que satisface kT k ≤ kT k1−t0 kT k1 , donde
t

1 1−t t 1 1−t t
= + , = + .»
p p0 p1 q q0 q1

Luego concluimos que T1 : Lq → Lq continuamente para p < q < ∞.


Por tanto, si f ∈ Lq , T1 f = M # T f ∈ Lq sí y sólo si T f ∈ Lq , esto es,
T : Lq → Lq continuamente para p < q < ∞.

95
Alejandro Ortiz Fernández

1
REn el lenguaje de la teoría de probabilidades, la oscilación media
|Q| Q
|f (x)−fQ | dx es llamada la varianza de f relativo a la probabilidad
1
χ
|Q| Q
dx. En este sendero, los espacios H p y BMO han sido investigados
en el contexto de la teoría de probabilidades y dentro de este ambiente al
concepto de martingala el que fue de utilidad en el desarrollo de teorías
surgidas a inicios de la segunda mitad del siglo XX. Como sabemos el
análisis real se desarrolló en base a investigaciones hechas, entre otros,
por F. y M. Riesz, S. Saks, A. Besicovitch, S. Bochner, G. Hardy, E.
Littlewood, Paley, Marcinkiewicz, N. Wiener, Zygmund y A. Calderón.
En 1950, Calderón probó el siguiente resultado.
“Sea Γ(x) un cono con vértice en x ∈ Rn y sea u(x, t) una función
armónica definida en el semi-espacio superior Rn+1+ , y sean

E1 = {x ∈ Rn / u(x, t) es limitada en Γ(x)} y


E2 = {x ∈ Rn / existe lı́m u(x, t), (x, t) ∈ Γ(x)}
t→0
entonces E1 = E2 , a menos de un conjunto de medida nula”.
En otras palabras, si u es una función armónica sobre Rn+1
+ y E es
un conjunto de medida positiva en Rn tal que para todo x ∈ E existe un
cono Γ(x) tal que sup |u(x, t)| < ∞, entonces en casi todo punto de
(x,t)∈Γ(x)
E, u tiene un limite no tangencial.
Ch. Fefferman (en “H p Spaces, Harmonic Analysis”, 1976) observó que
este teorema está relacionado con la idea de martingala; vía argumentos
probabilísticos se llega a la función “área” de Lusin, muy usada en la teoría
de Littlewood-Paley. Por otro lado, en un juego de azar, la variación de
un capital asume la forma uk (x) − uk−1(x) y el tamaño de la apuesta
|uk (x) − uk−1(x)|, lo que sugiere tomar el gradiente ∇u donde u es una
función armónica definida sobre R2+ ; de esta manera, la expresión [uk (x)−
uk−1(x)]2 es reemplazada por |∇u|2 y la sumatoria en k por una integral.
Se establece que la mencionada función “área” de Lusín toma la forma
Z  12
2 1−n
Su(x, t) = |∇u(y, t)| y dydt .
Γ(x)

Considerando la función maximal u∗ (x) = sup |uk (x)| se establece que


Γ(x)
las normas ku∗ kLp y kSukLp , 0 < p < ∞, son equivalentes. Por otro

96
ϕ−Espacios de Funciones

lado, remarcamos que la teoría de las integrales singulares y la de las


transformadas martingalas tuvieron sus raíces en resultados clásicos del
análisis real.

Operadores Integrales Transformadas


Singulares Martingalas
ZZ
} 
>
Z 
Z 
Z 
Z 
Z 
Z 
Z
Teoría de Paley, Marcinkiewicz,
Zygmund, · · ·

La teoría de martingalas fue impulsada por J. L. Doob en el campo


de los procesos estocásticos alrededor de 1953 y ella ha sido conecta-
da con diversas Ráreas del análisis real; así, sea el espacio de funciones:
L log L =  {f / |f (x)| log+ |f (x)| dx < ∞}, donde remarcamos que
log |f |, |f | ≥ 1
log+ |f | = Sea Mf la función maximal de Hardy-
0, |f | < 1.
1 R
Littlewood de f (Mf (x) = sup B(x,r)
|f (y)| dy, B(x, r) es una
r>0 |B(x, r)|
bola de centro x, radio r). Por otro lado, sea f1 , f2 , · · · una sucesión de
1 P n
variables aleatorias y An = fk ; pongamos, A∗ = sup |An |. A manera
n k=1 n
de ejemplo, dos de tales resultados son:
Burkholder (1962): “A∗ ∈ L1 sí y sólo si f1 ∈ L log L”.
E. Stein (1969): “Mf ∈ L1 sí y sólo si f ∈ L log L”.
R. Gundy (1969): prueba que ambos resultados pueden ser vistos
como casos especiales de una teoría elaborada en base a las martingalas,
a la cual se llevan diversos resultados del análisis real.

¿Qué es una Martingala?· · ·


Sea X un conjunto no-vacío y M una σ−álgebra de subconjuntos

97
Alejandro Ortiz Fernández

en X (∅ ∈ M; si A ∈ M, Ac (complemento)∈ M; si An ∈ M, n =
S

1, 2, · · · , An ∈ M).
1
La función P : M → [0, 1] es una probabilidad si P (X) = 1; si {An }
es una familia de conjuntos en M tal que Ai ∩ Aj = ∅, i 6= j, enton-
S
∞ P

ces P ( An ) = P (An ). (X, M) es un espacio medible y (X, M, P )
1 1
un espacio de probabilidad; una variable estocástica f es una R función
M−medible y la esperanza de f es la integral E(f ) = f dP . Si
f ∈ L1loc (X) es M−medible y N es una subálgebra de M, entonces
la esperanza condicional
R de f es definida
R siendo la función N −medible g
sobre X definida vía: A f dP = A g dP, ∀A ∈ N . Esta función g existe
unívocamente.
“Sea {Mn }, n = 0, 1, 2, · · · una sucesión creciente de subálgebras de
M, esto es, M0 ⊂ M1 ⊂ · · · ; sea f = {fn }, n = 0, 1, 2, · · · una sucesión
de variables estocásticas adaptada a {Mn } en el sentido que cada fn es
Mn −medible. La sucesión f = {fn } es una martingala si:

E(fn Mn−1 ) = fn−1 ”.

Obsérvese que:
Z Z Z

fn dP =
E(fn Mn−1 ) dP = fn−1 dP, ∀A ∈ Mn−1 .
A A A

Los espacios BMO y los de Hardy H p fueron investigados en el contexto-


martingala por Ch. Fefferman-E. Stein, Garsía, Herz, entre otros.

98
ϕ−Espacios de Funciones

b
Espacios Lp,λ y Variantes
La introducción de los espacios de funciones fue fundamental en el
desarrollo de muchos sectores de la matemática del pasado siglo. En par-
ticular la teoría de las ecuaciones en derivadas parciales fue impulsada
en base a ciertos espacios de funciones (o distribuciones). En este ca-
pítulo nos proponemos estudiar algunos de tales espacios, en particular
aquellos que provienen del análisis real y que han sido introducidos en
las décadas pasadas. Clásicamente fueron los espacios de Lebesgue Lp ,
los espacios de Morrey Lp,λ , los Lipschitz Λα , · · · , y un poco después los
espacios BMO (de oscilación media acotada de John-Nirenberg, 1961),
los espacios Lp,λ (Stampacchia, 1964), los espacios HMO y los H α,p (de
Fabes-Johnson-Neri, 1976) los que han jugado y juegan un papel sig-
nificativo en la teoría. Actualmente se vienen estudiando problemas de
contorno usándose métodos más sofisticados en problemas más generales,
en donde destacamos los trabajos de C. Kenig y otros.

A. Espacios Lp,λ .
En muchos problemas en ecuaciones en derivadas parciales es ne-
cesario establecerse ciertos tipos de estimativas a priori, como son
estimativas en la norma−Lp , en la norma−Λα , · · · Un modo de
unificar tales estimativas es a través de los espacios Lp,λ donde
1 ≤ p < ∞, 0 ≤ λ < n + p, n es la dimensión de Rn . Esta situación
corresponde al caso clásico At x = tx, donde en general {At }, t > 0
es el grupo de transformaciones lineales de Rn que satisfacen ciertas
propiedades; este grupo será presentado posteriormente.
Sea B = B(x, r) la bola {y ∈ Rn / |x − y| < r}, entonces
  Z 1/p 
1
Lp,λ = f ∈ Lp (B)/ [f ]Lp,λ = sup |f (x) − c B | p
dx ≤ M < ∞
B rλ B

donde cB es una constante que depende de B.


En Lp,λ se considera la norma kf kLp,λ = kf kLp (Q) + [f ]Lp,λ . En la
definición dada, la constante cB puede ser tomada (de una forma

99
Alejandro Ortiz Fernández

1
R
natural) siendo el promedio fB = |B| B
f (x) dx (donde |B| = r n
es la medida de Lebesgue de B) ya que

 Z 1/p  Z 1/p  Z 1/p


1 1 1
|f (x) − fB |p dx ≤ |f (x) − cB |p dx + |fB − cB |p dx
rλ B rλ B rλ B
 Z 1/p
1 |fB − cB | n
= |f (x) − cB |p dx + λ
rp.
rλ B rp

Pero

Z r
1
|fB − cB | = f (x) dx − cB
rn
ZB
1
≤ |f (x) − cB | dx
rn B
 
1 1
≤ + =1
p q
n Z 1/p
rq p
≤ |f (x) − cB | dx
rn B
 Z 1/p
1 p
= |f (x) − cB | dx .
rn B

Luego,

 Z 1/p  Z 1/p
1 p 1 p
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − cB | dx +
rλ B rλ B
n  Z 1/p
rp 1
+ |f (x) − cB |p dx
λ
rp rλ B
 Z 1/p
1
= 2 λ |f (x) − cB |p dx ,
r B

lo que termina la observación.

Se tiene la siguiente relación de inclusión:

100
ϕ−Espacios de Funciones

λ−n λ1 − n
Lema 1. Si p1 ≤ p y = entonces Lp,λ ⊂ Lp1 ,λ1 .
p p1
Prueba. Tenemos
Z Z  pp1
1 1 p1
|f (x) − fB | p1
dx ≤ λ1 |f (x) − fB | dxp
|B|1− p
r λ1 B r B
λ
p1  Z  pp1
r p 1 p1
= p
|f (x) − fB | dx cr n r −n p
r λ1 rλ B
 Z  pp1 p1
1 p r p (λ−n)
= c λ |f (x) − fB | dx · λ1 −n
r B r
 Z  pp1
1
= c λ |f (x) − fB |p dx ,
r B

de donde
 Z  p1  Z  p1
1 p1
1 1 p
|f (x) − fB | dx ≤c λ |f (x) − fB | dx .
r λ1 B r B

Casos Particulares
Según el rango de variación de λ, Lp,λ (p ≥ 1) se identifica con algunos
conocidos espacios de funciones. Así, si λ = 0, se tiene la identificación
topológica Lp,0 ≃ Lploc ya que en general kf kLp,λ ≥ kf kLploc y por otro
lado
 Z  p1
1 p
kf kLp,λ ≤ kf kLploc +2 λ |f (x)−cB | dx = (con λ = 0, cB = 0) = 3kf kLploc .
r B

Si 0 ≤ λ ≤ n, Lp,λ se identifica con el espacio de Morrey


Z
p,λ p 1
L = {f ∈ L (B)/ [f ]Lp,λ = sup( λ |f (x)|p dx)1/p ≤ M < ∞},
B r B

101
Alejandro Ortiz Fernández

espacio de gran uso en ecuaciones parciales. Para los otros rangos (λ =


n, n < λ ≤ n + p), Lp,λ está relacionado con dos clases de funciones, los
BMO y los Lipschitz Λα , los que tendrán particular interés en nuestro
trabajo.

1. Espacios BMO. Los espacios de funciones con oscilación media


acotada (espacios BMO) fueron introducidos por F. John-L. Ni-
renberg en 1961, [JOH-NIR] y constituyen un adecuado substituto
para L∞ en algunas estimativas para ciertos operadores actuando
sobre tales espacios de Lebesgue. Los espacios BMO fueron estu-
diados con cierto énfasis en los años 1960’s y 70’s. Para algunos
detalles de la teoría ver A. Ortiz [ORT.5] en donde exponemos al-
gunos temas que se investigaban entonces.
Sea f ∈ L1 (B). Como sabemos, f es una función de oscilación
media acotada, y escribimos f ∈BMO,R si existe una constante c =
1
c(f, B(x, r)) tal que [f ]BMO = sup |B| B
|f (x) − c| dx < ∞. Como
B
es usual,
R en esta definición es más natural usar el promedio fB =
1
|B| B
f (x) dx por la constante c (basta observar que tenemos
Z Z
1 2
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − c| dx).
|B| B |B| B

De un modo mas general se prueba (Berman) que tal c puede ser


substituida por un polinomio de grado ≤ d, d ∈ Z+ fijo. Es también
claro que L∞ ⊂ BMO. Un hecho importante es que tal inclusión es
propia pues John-Mirenberg mostraron que log |x| ∈ BMO.
Nota 9. En la definición de BMO (y de Lp,λ) el uso de bolas B(x, r)
puede ser reemplazado por cubos Q = Q(x, r), de centro x y lado r
(tenemos aún |Q| = r n ). El uso de cubos es a veces más conveniente
en aspectos geométricos, como en el llamado lema de descompo-
sición de Calderón-Zygmund de Rn . Así tenemos el

Lema 2. Sea 0 < f ∈ L1 (Q), Q ⊂ Rn , α > 0 un real fijo. Entonces


Rn = P ∪ Q, con P y Q disjuntos tal que

102
ϕ−Espacios de Funciones

S

(a) Q = Qk donde, si k 6= j, los interiores Q̇k y Q̇j son dis-
k=1
juntos;
(b) f (x) ≤ α a.e. si x ∈ P ;
R
(c) α < |Q1k | Qk f (x) dx < 2n α para todo Qk , k = 1, 2, 3, · · ·

Prueba. La hipótesis f ∈ L1 (Q) implica que existe r, lado de Q,


1 R
tal que fQ = f (x) dx < α, ∀Q de lado r. La idea geométrica
|Q| Q
ahora es dividir Rn en una red de cubos de lados de longitud r
(cubos que tomamos con lados paralelos a los ejes de coordenadas).
Seleccionamos uno de tales cubos, que llamaremos Q0 . Ahora, cada
lado de Q0 dividamos en dos partes iguales y obtengamos 2n cubos
r
contenidos en Q0 y de lados . Sea Q′ uno de tales cubos. Entonces
2
tenemos
Z
1
f (x) dx ≤ α (1)
|Q′ | Q′

ó Z
1
f (x) dx > α. (2)
|Q′ | Q′

Si tuviéramos la posibilidad (2) paramos el proceso de división ya


que los Q′ s, convenientemente numerados, constituyen la sucesión
{Qk }k=1,2,··· y claramente tenemos (a). Un lado de (c) ya se tiene,
para la otra estimativa observemos que
Z Z
1 2n

f (x) dx ≤ 0 f (x) dx ≤ 2n α.
|Q | Q′ Q Q0

Si tuviéramos el caso (1) seguimos subdividiendo; así Q′ es dividi-


r
do en 2n cubos, de lados , · · · y así continuamos. Renumerando
4
S

tenemos la sucesión {Qk }k=1,2,3,···. Llamemos Q = Qk . Observe
R k=1
que en cada etapa de división, se tiene |Q1k | Qk f (x) dx > α y por lo

103
Alejandro Ortiz Fernández

tanto {Qk } satisface (como ya hemos visto) (a) y (c). Veamos la pro-
piedad (b). Para ello usaremos el siguiente importante teorema de
diferenciación de Lebesgue, que dice: “si f ∈ Lp (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞,
ó f ∈ L1loc (Rn ), entonces
Z
1
lı́m f (t) dt = f (x) a.e.”.
r→0 |Q(x, r)| Q(x,r)

Para una prueba de este teorema ver, por ejemplo, C. Sadosky


[SAD] ó M. Guzmán [GUZ]. Sea x ∈ P = Rn − Q, esto es, x ∈ /
Qk , ∀k lo que significa que x está en una sucesión de cubos Qi
(de lados paralelos a los ejes, y de longitudes muy pequeñas) todos
los cuales están en la posibilidad (1). Entonces por el teorema de
diferenciación de Lebesgue, se tiene
Z
1
f (x) = lı́m f (t) dt ≤ α
r→0 |Qi | Q (x,r)
i

a.e., lo que termina el lema.

El siguiente reesultado va a garantizar la existencia de la integral


de Poisson de funciones en BMO en el semiespacio Rn+1 + , lo que es
importante en la conexión con las funciones armónicas.

Lema 3. Sea Q = Q(0, 1) y f ∈ BMO. Entonces


Z
|f (x) − fQ |
n+1
dx ≤ Akf kBMO .
Rn 1 + |x|

Prueba. Sea Qk = Q(0, 2k ), Sk = Qk −Qk−1 , k = 1, 2, · · · (Q0 ≡ Q)


y la descomposición
Z ∞
X Z X ∞
|f (x) − fQ | |f (x) − fQ |
dx = dx = Ik .
Rn 1 + |x|n+1 k=1 Sk 1 + |x|n+1 k=1
P
La idea es probar que Ik ≤ ck kf kBMO con ck < ∞.

104
ϕ−Espacios de Funciones

En efecto: x ∈ Sk (y desde luego x ∈ / Qk−1 ) implica que |x| ≥ 2k−2


ó 1 + |x| n+1
>4 −(n+1) k(n+1)
2 fuera de Qk−1 . Por lo tanto,
Z
n+1 −k(n+1)
Ik ≤ 4 2 |f (x) − fQ | dx.
Qk

Analicemos esta integral; tenemos


Z Z Z
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − fQk | dx + |fQk − fQ | dx
Qk Qk Qk
≤ |Qk | kf kBMO + |Qk | |fQk − fQ |
= 2kn (kf kBMO + |fQk − fQ |).

Pero, |fQk − fQ | ≤ |fQk − fQk−1 | + |fQk−1 − fQk−2 | + · · · + |fQ1 − fQ |


y desde que, en general,
Z
1
|fQi − fQi−1 | = f (x) dx − fQi−1
|Qi−1 | Qi−1
Z
n 1

= 2 in (f (x) − fQi ) dx
2 Q
Z i−1
1
≤ 2n |f (x) − fQi | dx
|Qi | Qi
≤ 2n kf kBMO ,
R
obtenemos |fQk − fQ | ≤ k2n kf kBMO y Qk |f (x) − fQ | = 2kn (1 +
k2n )kf kBMO y así Ik ≤ P
4n+1 2−k(n+1) 2kn (1+k2n )kf kBMO ≤ ck kf kBMO
donde ck = cn 2 con
−k
ck < ∞.

Caracterización de BMO
John-Nirenberg [JOH-NIR] dieron la siguiente caracterización del
espacio BMO. Sea α > 0 un número real; para cada cubo Q, sea
la función distribución wQ (α) = |{x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > α}|. Si
existieran dos constantes A y b tales que para todo Q tengamos
wQ (α) ≤ Ae−bα |Q|, entonces f ∈ BMO.

105
Alejandro Ortiz Fernández

En efecto, usando el resultado: “si g(t), t ≥ 0, es una función


continuamente diferenciable en [0, ∞], con g(0) = 0, entonces
Z Z ∞
g(|f (x) − c|) dx = wQ (α) dg(α)”,
Q 0

tenemos
Z Z ∞ Z ∞
A
|f (x) − fQ | dx = wQ (α) dα ≤ A|Q| e−bα dα = |Q|
Q 0 0 b

y por lo tanto, f ∈ BMO.


La desigualdad exponencial wQ (α) ≤ Ae−bα |Q| caracteriza a BMO,
como fue probado por John-Nirenberg. La siguiente demostración
es debida a A. P. Calderón.

Teorema 3. Si f ∈ BMO, entonces para todo Q ⊂ Rn y α > 0


existen dos constantes A y b (que dependen solo de la dimensión
n) tal que se tiene
−1
wQ (α) ≤ Ae−bαkf kBMO |Q|. (∗)

Nota 10. Estamos usando la seminorma


Z
1
kf kBMO = sup |f (x) − fQ | dx,
Q |Q| Q

la que es normalizada en la forma usual.

Prueba del Teorema 3. Dada f ∈ BMO, para cada α > 0 tene-


mos las posibilidades: (i) α ≤ kf kBMO y (ii) α > kf kBMO . En el
caso (i), [∗] es inmediato pues, como siempre es wQ (α) ≤ |Q|, basta
tomar A = e y b = 1. Estudiemos el caso (ii). Fijemos un cubo
Q0 . Sin pérdida de generalidad podemos asumir que fQ0 = 0 pues
haciendo el cambio g(x) = f (x) − fQ0 , tenemos
Z Z
1 1
gQ 0 = g(x) dx = f (x) dx − fQ0 = 0;
|Q0 | Q0 |Q0 | Q0

106
ϕ−Espacios de Funciones

además,
Z
1
kgkBMO = sup |g(x) − gQ | dx
Q |Q| Q
Z
1
= (considerando que gQ = f (x) dx − fQ0 )
|Q| Q
Z
1
= sup |f (x) − fQ | dx = kf kBMO .
Q |Q| Q

Llamemos, Eα = {x ∈ Q0 / |f (x)| > α} y w(α) = |Eα |. Bien, como


f ∈ BMO tenemos f ∈ L1 (Q0 ). Entonces para cada α > kf kBMO
el lema 2 dá una partición {P α, Qα1 , · · · , Qαk , · · · } de Q0 tal que
1 R
α < α Qα |f (x)| dx ≤ 2n α. Bajo la hipótesis (ii) tenemos, para
|Qk | k
cada Qαk :
Z
1
α< α |f (x)| dx ≤ 2n kf kBMO + α.
|Qk | Qαk

Para ello recuerde que siendo Qαk un elemento de la citada descom-


posición de Q0 , él proviene de subdividir un cubo Q donde se tiene
1 R
c= |f (x)| dx ≤ α. Luego,
|Q| Q
Z Z
1 1
|f (x)| dx ≤ |f (x) − c| dx + c
|Qαk | Qαk |Qαk | Qαk
Z
2n
≤ |f (x) − c| dx + α
|Q| Q
≤ 2n kf kBMO + α.
Como es usual, asumamos kf kBMO = 1 y tomemos ν = α +
2n+1 kf kBMO = α + 2n+1 > α. Vía un argumento geométrico se pue-
de ver que si α < ν, se puede determinar α y ν−descomposiciones
de Q0 de tal modo que para cada j, existe k tal que Qνj ⊂ Qαk .
Usando este hecho tenemos la siguiente estimativa:
X X
|Qνj | ≤ 2−n |Qαk | (+)
j k

107
Alejandro Ortiz Fernández

En efecto, sea Qνj y Qαk tal que Qνj ⊂ Qαk ; además,


Z
1
cα = α |f (x)| dx ≤ 2n + α < 2n+1 + α = ν
|Qk | Qα
k

y
Z
1
ν < |f (x)| dx
|Qνj | Qνj
Z
1
≤ |f (x) − cα | dx + cα
|Qνj | Qνj
 Z 
|Qαk | 1
≤ |f (x) − cα | dx + cα
|Qνj | |Qαk | Qαk
|Qαk |
≤ kf kBMO + 2n + α,
|Qνj |

|Qαk | n |Qαk | n
esto es ν ≤ +2 +α ó 2 n+1
+α ≤ +2 +α ó |Qνj | ≤ 2−n |Qαk |
|Qνj | |Qνj |
y sumando sobre todos los cubos de la ν−descomposición se obtiene
[+]. Veamos ahora la parte final de la demostración.
 
α−1
Sea t = ([· · · ] parte entera). Recuerde que estamos asu-
2n+1
miendo 1 = kf kBMO < α. Si ν = 1 +2n+1 t  se tiene 1 ≤ ν ≤ α
S ν
lo que implica (verificar) Eα ⊂ Eν ⊂ Qj ∪ Z, con |Z| = 0.
P ν j
Luego, w(α) ≡ |Eα | ≤ |Qj |. La idea ahora es aplicar t veces [+]
j
en la última desigualdad y obtendremos
X
w(α) ≤ 2−nt |Qαk | ≤ 2−nt |Q0 |.
k

Finalmente, teniendo presente que la tesis es w(α) ≤ Ae−bα |Q0 |


y que ya tenemos la estimativa w(α) ≤ 2−nt |Q0 |, será suficiente
encontrar A y b con la condición 2−nt ≤ Ae−bα ⊙ . Tales valores

108
ϕ−Espacios de Funciones

n n
son A = 2 2n+1 +n y b = log(2) 2n+1 (los que son encontrados tomando
logaritmo en ⊙ y por un argumento algebraico). Entonces
n(1−α)
w(α) ≤ 2−nt |Q0 | = 2n 2−n(t+1) |Q0 | ≤ 2n 2 2n+1 |Q0 |,
desde que
α−1 n
n
+n − log(2 2n+1 )·α
t≤ = 2 2n+1 e |Q0 |,
2n+1
lo que termina la prueba del teorema.
Los espacios BMO están relacionados a otros espacios de funciones.
Así, si f ∈ BMO y 1 ≤ p < ∞ entonces f ∈ Lp (Q0 ) pues se tiene
Z 1/p Z 1/p
p p
|f (x)| dx ≤ |f (x) − fQ0 | dx + |fQ0 ||Q0 |1/p
Q0 Q0
Z ∞ 1/p
p
= w(α) dα + c0
0
 Z ∞ 1/p
−bαkf k−1 p−1
≤ Ap|Q0 | e BMO α dα + c0 = a0 .
0

Así mismo se puede usar la desigualdad [∗] del Teorema 1 para


verificar que si f ∈ BMO entonces existe una R c|fconstante c > 0
(dependiendo de f ), con c < bkf k−1
BMO tal que Q
e (x)−fQ |
dx < ∞.
Por otro lado, en relación con los espacios L , BMO es el caso
p,λ

límite cuando λ = n (dimensión de Rn ). Así tenemos el


Teorema 4. Si λ = n, entonces Lp,λ = BMO, 1 ≤ p < ∞.

Prueba. Sea f ∈ Lp,n , Q = Q(x, r), entonces

Z Z 1/p
1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ n |f (x) − fQ | dx |Q|1/q
rn Q r Q
n Z 1/p
r q
p
= n |f (x) − fQ | dx
r Q
 Z 1/p
1 p
= |f (x) − fQ | dx
rn Q

109
Alejandro Ortiz Fernández

lo que implica Lp,n ⊂ BMO.


Sea ahora f ∈ BMO; como 1 ≤ p < ∞ sabemos que f ∈ Lp (Q).
Dado el real α > 0, sea Q = Q′ ∪ Q′′ donde

Q′ = {x ∈ Q/ |f (x) − fQ | ≤ α}
Q′′ = {x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > α}
Entonces,
Z Z Z
1 p 1 p 1
|f (x) − fQ | dx = |f (x) − fQ | dx + n |f − fQ |p dx
rn Q′ rn Q′ r Q′′
Z
αp 1 p
≤ |Q| + n e|f (x)−fQ | dx
rn r Q′′
k
≤ αp + n |Q| = αp + k,
r
luego f ∈ Lp,n .

Los espacios BMO están relacionados con los espacios de Hardy


H 1 = {f ∈ L1 (Rn )/ Rj f ∈ L1 , j = 1, 2, · · · , n} donde Rj es la
transformada de Riesz (un operador integral singular) [Rj f ]∧ (x) =
xj b
f (x). En esta dirección es fundamental el teorema de dualidad
|x|
de Ch. Fefferman (H 1 )′ = BMO [FEF-STE], quien probó además
que las funciones limitadas y las transformadas de Riesz de funcio-
nes limitadas generan el espacio BMO. Así, f ∈ BMO sí y sólo si
Pn
f = f0 + Rj fj , fj ∈ L∞ , j = 0, 1, 2, · · · , n. En relación a los
j=1 R
operadores de tipo convolución T f (x) = Rn k(x−y)f (y) dy, donde
k es un núcleo tal que existe una constante A > 0 satisfaciendo

(i) |b
k(x)| ≤ A, ∀x ∈ Rn ;
R
(ii) |x|>2|y| |k(x − y) − k(x)| dx ≤ A, y 6= 0.

E. Stein [STE.4] probó el:


Teorema 5. Sea k ∈ L1 (Rn ) satisfaciendo (i) y (ii) y T un opera-
dor de tipo convolución, con núcleo k. Entonces, si f ∈ L∞ se tiene

110
ϕ−Espacios de Funciones

T f ∈ BMO. Mas explícitamente, T : L∞ → BMO es un operador


lineal acotado, esto es, existe una constante c, que depende solo de
A y n, tal que kT f kBMO ≤ ckf kL∞ .

Prueba. Sea f ∈ L∞ y asumamos (sin pérdida de generalidad) que


kf kL∞ = sup |f (x)| ≤ 1. Sea además Q un cubo con centro en el
origen y lados paralelos a los ejes coordenados y B una esfera de
centro en el origen y de diámetro doble que el de Q. Consideremos la
descomposición f = f χB + f χCB = f1 + f2 . Obsérvese que f1 ∈ L2 .
De esta manera T f = k ∗ f = k ∗ f1 + k ∗ f2 . Luego,
kk ∗ f1 kL2 = kk̂ fˆ1 kL2
≤ (condición (i)) ≤ Akf1 kL2
Z 1/2
2
= A |f (x)| dx ≤ Acn |Q|1/2
B

(observe la relación de las medidas de Q y B). Además, es claro


que
Z Z
|k ∗ f1 | dx ≤ ( |k ∗ f1 |2 dx)1/2 |Q|1/2 ≤ Acn |Q|.
Q

Por otro lado la hipótesis k ∈ L1 permite considerar


Z
cQ = k(−y)f2 (y) dy < ∞
Rn

y entonces tomar la oscilación


Z
(k ∗ f2 ) − cQ = [k(x − y) − k(−y)]f2 (y) dy
Rn
y
Z
|(k ∗ f2 ) − cQ | dx ≤ (considerando kf kL∞ ≤ 1)
Q
Z Z 
≤ |k(x − y) − k(−y)| dy dx
Q CB
Z
≤ |Q| |k(x − y) − k(−y)| dy ≤ A|Q|.
|y|>2|x|

111
Alejandro Ortiz Fernández

Luego,
Z Z Z
1 1 1
|T f (x)−cQ | dx ≤ |k ∗f1 | dx+ |(k ∗f2 )−cQ | dx ≤ Acn +A
|Q| Q |Q| Q |Q| Q

como se desea.

Es bien conocido la dificultad en la continuidad de muchos opera-


dores usados en análisis cuando actuan sobre L1 ó sobre L∞ . El
teorema 3 nos ilustra el significativo papel de BMO al substituir
L∞ en el rango de T : L∞ → L∞ . De un modo más general pa-
ra operadores lineales acotados se tienen teoremas de interpolación
como el que sigue:

Teorema 6. Sea 1 < p < ∞, y T : Lp → Lp , T : L∞ → BMO ope-


radores lineales continuos. Entonces T : Lq → Lq es lineal continuo
para todo q con p < q < ∞.

Prueba. La idea es bajar el rango a L∞ en T : L∞ → BMO a fin de


usar el teorema de Riesz-Thorin . Con tal fin usamos el operador
Λ# definido vía:
Z
# 1
Λ f (x) = sup |f (t) − fQ | dt,
r>0 |Q| Q

donde Q = Q(x, r). Definamos ahora el operador T1 vía: T1 f =


Λ# (T f ). Luego, si f ∈ L∞ tenemos T f ∈ BMO y por definición
Z
1
kT f kBMO = sup |T f − (T f )Q | dx
x,r |Q| Q

= sup |Λ# T f (x)| = kΛ# T f kL∞ = kT1 f kL∞


x

lo que significa que T1 f = Λ# (T f ) ∈ L∞ . De esta manera T1 :


L∞ → L∞ continuamente y como Λ# : Lp → Lp es un operador
continuo, la hipótesis T : Lp → Lp continuamente implica que tam-
bién T1 : Lp → Lp es un operador continuo. En estas condiciones
el teorema de Riesz-Thorin afirma que se tiene, para todo q con

112
ϕ−Espacios de Funciones

p < q < ∞, T1 : Lq → Lq es un operador continuo, ó equivalen-


temente: si f ∈ Lq entonces Λ# (T f ) = T1 f ∈ Lq , lo que equivale
afirmar que T f ∈ Lq , esto es, T : Lq → Lq es un operador continuo,
como se desea.

2. Espacios de Lipschitz. En la orientación de este libro, los espacios


de Lipschitz aparecen un tanto natural, en particular en su relación
con los espacios Lp,λ y BMO. Tales espacios fueron introducidos en
la década de los 30’s y han sido generalizados significativamente
en los últimos años. En la forma más simple tenemos el espacio
Λα , 0 < α ≤ 1, que es la clases de las funciones limitadas f : I → R
(I intervalo limitado) tales que sup |f (x2 ) − f (x1 )| ≤ cδ α , donde
x1 ,x2
|x2 − x1 | < δ y c es una constante fija. Si f ∈ Λα se dice que
f es una función de Lipschitz de orden α en I (y son también
funciones uniformemente continuas). Es también usual considerar
la condición
|f (x2 ) − f (x1 )|
kf kΛα = sup |f (x)| + sup ≤ c < ∞,
x x1 ,x2 ∈I |x2 − x1 |α

con la cual Λα es un espacio de Banach. Estos espacios fueron am-


pliados por M. H. Taibleson al introducir los espacios Λ(α; p, q)
según la siguiente idea: sea f (x, t) una función definida en Rn+1 + =
{(x, t)/ x ∈ R, t > 0}. Como sabemos, f (x, t) es una función armó-
nica en la región Ω ⊂ Rn+1 + si f (x, t) ∈ C ∞ (Ω) y si ∆f = 0 donde
∆ es el operador laplaciano familiar. Sea f (x) ∈ Lp (Rn ), 1 ≤ p ≤
∞, entonces su integral de Poisson es f (x, t) = f (x) ∗ P (x, t) =
R t
Rn
f (x − z)P (z, t) dz donde P (x, t) = c n+1 es el nú-
(|x|2 + t2 ) 2
cleo de Poisson. Se verifica que f (x, t) es una función armónica
y que lı́m f (x, t) = f (x), t → 0, en las normas Lp y c.t.p. Con-
sideremos ahora al espacio Lpα , 1 ≤ p ≤ ∞, α ∈ R, que es
definido siendo Lpα = I α (Lp ), donde I α es el operador integral
[I α f ]∧ (x) = ϕ−α (x)fb(x), con ϕ una función estrictamente posi-
tiva, C ∞ , radial y ϕ(x) = |x| fuera de la bola unitaria. Si f ∈ Lpα

113
Alejandro Ortiz Fernández

existe g ∈ Lp tal que f = I α (g). Pondremos kf kLpα = kgkLp con la


cual Lpα es un espacio de Banach.

Definición 2. (Espacios de Lipschitz Λ(α; p, q)). Sean 1 ≤ p, q ≤


∞, α ∈ R, α∗ el más pequeño entero no negativo mayor que α, α∗ el
más grande entero no positivo menor que α. Entonces
∗ −α ∗
Λ(α; p, q) = {f ∈ Lpα∗ / kf kΛ(α;p,q) = kf kLpα∗ + ktα f (α ) (x, t)k∗pq < ∞},

donde f (x, t) es la integral de Poisson de f (x) y


  1/q
 R 1 kf (x, t)kq p dt

, si 1 ≤ q < ∞,
0 L
kf (x, t)k∗pq = t

 sup kf (x, t)kLp , si q = ∞.
0<t<1

Consecuencia: Λ(α; ∞, ∞) = Λα .
Nota 11. En la definición dada, f (k) (x, t) denota la k−ésima derivada de
f (x, t) respecto a t.

Espacios de Lipschitz Λ(B, X)


En esta sección vamos a estudiar unos espacios bastante amplios, los
espacios de Lipschitz Λ(B, X), donde B es un espacio de Banach y X es
una red en el sentido que precisaremos luego, y que han sido estudiados
por A. P. Calderón, H. Heideman, A. Torchinsky, · · · El contexto de la
presentación está en el espíritu del estudio del grupo {At }t>0 .

Redes de Banach
Sea X un espacio de Banach de funciones f (t) ∈ L1 ((0, 1]). Diremos
que X es una red (de Banach) si f ∈ X y |g(t)| ≤ |f (t)| implica que
g ∈ X y kgkX ≤ kf kX .

Ejemplo 1. X = {f medible / t−α |f (t)| ∈ L∞ (0, 1], 0 < α < 1} es una


red (con la usual norma del supremo). Sea α un número real. Diremos

114
ϕ−Espacios de Funciones

que la red X satisface la condición Aα si la aplicación sobre

Aα : X → X  α
Rt t ds
g 7 → Aα (g) = 0 g(s)
s s

es un operador lineal continuo.

Diremos que la red X satisface la condición Bα si la aplicación sobre

Bα : X → X  α
R1 t ds
g 7→ Bα (g) = t
g(s)
s s

es un operador lineal continuo.


Diremos que la red X es de tipo α si X satisface la condición Aβ
para todo β < α y la condición Bβ para todo β > α.
Dada la red X, defínase tβ X = {g/ t−β g ∈ X}. Observemos que tβ X
es aún una red y que si X es de tipo α, tβ X es de tipo α + β.

Ejemplo 2. El espacio Xα,p . (Heideman [HEI]). Sea α un número real


finito.

Xα,p = g medible sobre (0, 1]/
   p 1/p

 R1 1 dt
 0 α
|g(t)| , si 1 ≤ p < ∞ 
kgkXα,p = t t

 1
 sup α |g(t)| < ∞, si p = ∞.
0<t≤1 t

Se verifica que Xα,p es una red de tipo α.

En general, se tienen los siguientes resultados:

a. Si X es una red de tipo α, entonces la función f (t) = tα+ǫ pertenece


a X para todo ǫ > 0;

115
Alejandro Ortiz Fernández

b. Si X es una red de tipo α y β es tal que α + β > 0, entonces para


todo g ∈ X se tiene
Z 1

β ds
g(s)s ≤ ckgkX ;
s
0

c. (Asumamos que el dual X ′ de una red X fuera aún una red). Se


tiene (tα X)′ = t−α X ′ . Si X es de tipo α entonces X ′ es de tipo −α.

Teorema de Representación de Calderón


El siguiente teorema será crucial en la elaboración de los espacios
Λ(B, X) y generaliza resultados clásicos de representación integral de
funciones o distribuciones. En este contexto consideremos la transforma-
ción At x = tx, pero debemos enfatizar que los resultados valen aún para
transformaciones generales At (con las hipótesis correspondientes). Ver
A. P. Calderón [CAL.2], H. Heideman [HEI] y A. Torchinsky [TOR.2].
Sea ν una medida de Borel finita R de valor vectorial sobre Rn tal que para
todo x 6= 0, νb(tx) 6= 0 [b
ν (x) = e−2πixy
dν(y)]. SiR u ∈ S ′ es una distribu-
ción temperada, pondremos ut (x) = u ∗ νt (x)= u(x − y) dνt (y) donde
A
para cada conjunto ν−medible A, νt (A) = ν .
t
Teorema 7. Sea ν una medida de Borel con la anterior propiedad. En-
tonces existe una función test η ∈ S tal que para toda u ∈ S ′ se tie-
R∞ dt
ne la representación u = 0 ut ∗ ηt donde se tiene la dilatación
  t
x
ηt (x) = t−n η t
y η es tal que:

(i) ηb(x) = 0 en una vecindad del origen y tiene soporte compacto;

(ii) Para cada vector x 6= 0, ηb(tx) 6= 0 como una función de t > 0.


Además se tiene:
Z 1
dt
u=u∗ψ+ ut ∗ ηt , donde ψ ∈ S. (+)
0 t

116
ϕ−Espacios de Funciones

RN dt
Bosquejo de la Prueba. Sea la función gN (x) = 1/N |b ν (tx)|2 , en-
t
tonces se verifica que existen los números ǫ > 0 y N > 0 tal que
|gn (x)| > ǫ  para todo x tal que |x| = 1. Defínase ahora ψ ∈ C0∞
 0, cerca del origen y de ∞
x
vía ψ(x) = 1, si 1/N ≤ |x| ≤ N Para x 6= 0, x′ = ,
 |x|
≥ 0, en el complemento.
R∞ dt
definamos N(x′ ) vía [N(x′ )]−1 = 0 |b ν (tx)|2 ψ(tx) . Se verifica que
n t
R∞ dt z
N(x′ ) = N(x) en efecto, [N(x)]−1 = 0 |b ν (tz)|2 ψ(tz) , donde x =
t |z|
R ∞ dt
ó z = |z|x, luego [N(x)]−1 = 0 |b ν (t|z|x)|2 ψ(t|z|x) = (llamando t1 =
t o
dt1 dt R∞ dt1
t|z|, dt1 = |z| dt, = ) = 0 |b ν (t1 x)|2 ψ(t1 x) = [N(x′ )]−1 . Por
t1 t t1
construcción, N(x′ ) ∈ C ∞ sobre la superficie unitaria.
Ahora se construye la función test η vía: ηb(x) = νb×N(x′ )ψ(x) (de esta
manera ηb(x) es cero en una vecindad del origen y tiene soporte compacto
verificando η la condición (i)). Además, para cada x 6= 0, νb(tx) 6= 0 como
función de t > 0, lo que implica respectivamente ηb(tx) 6= 0 como función
de t > 0, obteniéndose (ii). Además, ηb ∈ C0∞ ⊂ S implica [b η ]∨ ∈ S ó
η ∈ S. Por otro lado, aplicando la definición de transformada de Fourier,

Z ∞ ∧ Z ∞ ∧
dt dt
ut ∗ ηt = u ∗ νt ∗ ηt
0 t 0 t
Z ∞
dt
= b
u νb(tx)b
η (tx)
t
Z0 ∞
dt
= b
u ν (tx)N(tx′ )ψ(tx)
νb(tx)b
t
Z0 ∞
dt
= b
u ν (tx)|2 N(tx′ )ψ(tx)
|b
t
Z0 ∞
dt
= b
u ν (tx)|2 N(x′ )ψ(tx)
|b
0 t
Z ∞
dt
= bN(x′ )
u ν (tx)|2 ψ(tx)
|b
0 t

117
Alejandro Ortiz Fernández

bN(x′ )N(x′ )−1 = u


= u b.
R∞ dt R1
Luego antitransformando, u = 0 ut ∗ ηt . Finalmente, u = 0 ut ∗
t
dt R∞ dt
ηt + 1 ut ∗ ηt . Con el segundo sumando se tiene el siguiente
t t
argumento:
 ∧
R∞ dt R∞ dt
1
ut ∗ ηt =u b 1 |bν (tx)|2 ψ(tx)N(x′ ) =(llamando ϕ(x) =
t t
R∞ dt
1
|bν (tx)|2 ψ(tx)N(x′ ) y observando que ϕ ∈ C0∞ ) = u bϕ =(definiendo
t
ψb = ϕ ∈ C0∞ ⊂ S y por lo tanto ψ ∈ S) = u bψb = (u ∗ ψ)∧ , esto es,
R∞ dt
0
ut ∗ ηt = u ∗ ψ, lo que prueba [+].
t

Definición y Propiedades de Λ(B, X).


Sea ν una medida de Borel finita de valor vectorial tal que tiene
soporte compacto ó es de la forma dν = φ(x) dx, donde dx es la medida
de Lebesgue y φ(x) no tiene necesariamente soporte compacto, pero para
cada m ∈ Z+ existe una constante cm tal que para todo x ∈ Rn se
cm
tiene |φ(x)| ≤ . Sea B un espacio de Banach de distribuciones
(1 + |x|)m
temperadas en el cual kτx ukB ≤ ckukB , donde si ψ ∈ S, hτx u, ψi =
hu, ψ(· − x)i. Sea X una red de Banach de tipo α, α > 0. Por definición:

Λ(B, X)ν = {u ∈ B/ ku ∗ νt kB ∈ X}.

Observemos que:

(a) Λ(B, X)ν ⊂ B;

(b) si u ∈ B y ν es como arriba, u ∗ νt ∈ B. Además, la definición


exige que ku ∗ νt kB ∈ X y de esta manera tiene sentido considerar
kku ∗ νt kB kX . Por esta razón convendremos en decir que u ∗ νt ∈
X(B). Así equivalentemente diremos que

Λ(B, X)ν = {u ∈ B/ u ∗ νt ∈ X(B)};

118
ϕ−Espacios de Funciones

(c) Rsi u ∈ B y ν es una


R medida, sabemos por definición que (u∗νt )(x) =
τy u dνt (y) = u(x − y) dνt (y) y así nuevamente
Z
Λ(B, X)ν = {u ∈ B/ τy u dνt (y) ∈ X(B)}.

(d) Poniendo Λ(B, X)ν ≡ Λα ≡ Λν consideraremos en este espacio la


norma kukΛ(B,X)ν = kukB + ku ∗ νt kX(B) ; con ella Λ(B, X) es un
espacio de Banach.

(e) si X es la red (de tipo α) Xα,q , B = Lp (Rn ) y At x = tx entonces se


obtienen los espacios estudiados por Taibleson, esto es Λ(B, X)ν =
Λ(α; p, q).

(f) Λ(B, X)ν es invariante con respecto a la medida ν (luego podemos


omitir el subíndice ν en la escritura del espacio); para verificar
esta afirmación se introduce una cierta función S definida sobre
B ⊕ X(B) y con valores en Λ(B, tβ X)ν = Λα+β . Así se tienen los
dos siguientes teoremas fundamentales debidos a A. P. Calderón.

Teorema 8. Sean la medida ν y losRespacios B y X como antes. Sea k tal


que 0 < α < k + 1; asumamos que xβ dν(x) = 0 para todos los enteros
no-negativos β = (b1 , · · · , bn ) tales que |β| = b1 + · · · + bn ≤ k. Sean
u ∈ B y F ∈ X(B) y consideremos las funciones test ψ y η. Entonces la
aplicación

S : B ⊕ X(B) → Λ(B, tβ X)ν = Λα+β


R1 dt
(u, F ) 7→ v = S(u, F ) = u ∗ ψ + 0
F ∗ ηt
t1−β
es bien definida cuando 0 < α + β < k + 1. Además S es continua.

Nota 12. No probaremos este teorema pero observemos que la tesis sig-
nifica que S(u, F ) = v ∈ Λα+β lo que equivale a decir que v ∈ B y que
kv ∗ νs kB ∈ sβ X; S continua, y

kvkα+β ≤ ck(u, F )kB⊕X(B) = c(kukB + kF kX(B) ).

119
Alejandro Ortiz Fernández

Corolario 2. Sea ν la medida del teorema con la propiedad adicional:


para cada x 6= 0, νb(tx) 6≡ 0 como una función de t > 0. Entonces los ψ
y η del teorema pueden ser escogidos de forma que para β = 0 se tenga
R1 dt
que S(u, F ) = u ∗ ψ + 0 F ∗ ηt sea una proyección de B ⊕ X(B) sobre
t
Λ(B, X)ν .
Prueba. Tomemos ψ y η como en el Teorema 7. Luego para u ∈ Λα se
tiene que u ∈ B y así u ∈ S ′ . Por otro lado, ut = u ∗ νt ∈ X(B), luego
aplicando el Teorema 7 tenemos
Z 1
dt
u= u∗ψ+ ut ∗ ηt = S(u, ut).
0 t

Teorema 9. Sean ν y µ dos medidas diferentes, como en el Teorema 8,


tales que para x 6= 0, νb(tx) 6= 0, µ
b(tx) 6= 0 como funciones de t > 0. Sean
B un espacio de Banach y X una red de Banach como hemos asumido
arriba. Entonces Λ(B, X)ν = Λ(B, X)µ algebraica y topologicamente.
Prueba. Sea u ∈ Λν entonces por el Corolario 2, S(u, ut) = S(u, u ∗ νt) =
u, pero S(u, ut) ∈ Λµ , de donde Λν ⊂ Λµ . Además, kukµ = kS(u, ut)kµ ≤
c(kukB + kut kX(B) ) = ckukν . En forma similar se prueba que Λµ ⊂ Λν y
que kukν ≤ ckukµ .

El Operador Integral Fraccional T β


Desde la época de Riemann, Liouville, · · · han sido consideradas cier-
tas integrales tipo convolución, llamadas integrales fraccionarias, y que
han sido (y son) significativas en el desarrollo del análisis
R x matemático.
Clásicamente una tal integral es de la forma F (x) = a f (t)g(x − t) dt,
α

uα−1
donde f es una función integrable en el intervalo (a, b) y g(u) =
(α − 1)!
para u ≥ 0, g(u) = 0 en el complemento, α = 2, 3, · · · Esta definición
tiene algunas limitaciones (así, en la teoría de series trigonométricas,
importante teoría del análisis real, F α no hereda, en general, la perio-
dicidad de f ) y fue objeto de posteriores definiciones que superan tales

120
ϕ−Espacios de Funciones

dificultades. En la década de los 60’s fueron considerados ciertos opera-


dores siguiendo las ideas clásicas de tales integrales. En la dirección de
los espacios de Lipschitz de Taibleson Λ(α; p, q) consideremos al núcleo
Gα (x) = (1 + 4π 2 |x|2 )−α/2 , α ∈ R. Se define al operador integral fraccio-
nal J α f = Gα ∗ f, esto es, [J α f ]∧ (x) = (1 + 4π 2 |x|2 )−α/2 fb(x). Se tiene
el siguiente resultado central: “si β > 0, α > 0, 1 ≤ p, q ≤ ∞, enton-
ces J β : Λ(α; p, q) → Λ(α + β; p, q) es un isomorfismo sobre”. Siguiendo
las mismas ideas se introduce el operador integral fraccional T β definido
sobre los espacios de Lipschitz Λ(B, X), el mismo que tiene propiedades
análogas a J β .
Si u ∈ Λα ≡ Λ(B, X) definimos el operador integral fraccional T β vía:
Z 1
β dt
T u= u∗ψ+ ut ∗ ηt ,
0 t1−β

donde ψ y η son funciones en S. Desde que si α + β > 0 se tiene u ∗


R1 dt
ψ + 0 ut ∗ ηt 1−β ∈ Λα+β vemos que T β : Λα → Λα+β es un operador
t
continuo.
En forma similar, si w ∈ Λα+β se construye el operador T −β : Λα+β →
Λα vía: Z 1
−β dt
T w = u∗ψ+ wt ∗ φt 1+β ,
0 t
donde φ es una función test a ser precisada. Así se tiene el

Teorema 10. Las funciones test ψ y η en la fórmula para T β u pueden ser


escogidos de manera tal que el operador T β sea continuo y sobre. Además
se puede construir un operador integral fraccional T −β : Λα+β → Λα
continuo y sobre , tal que T β y T −β son inversos uno del otro.

Bosquejo de la Prueba. Sea ψ la función del Teorema 7; defina N β (x)


R∞ dt
ν (tx)|2 ψ(tx) 1−β . Se verifica que N β (x) es homo-
vía [N β (x)]−1 = 0 |b
t
génea de grado β. En forma análoga se define N −β (x) siendo
Z ∞
−β −1 dt
[N (x)] = ν (tx)|2 ψ(tx) 1+β ,
|b
0 t

121
Alejandro Ortiz Fernández

siendo en este caso N −β (x) una función homogénea de grado −β. Ahora
se construyen las funciones Ψ(x) y Φ(x) vía:

Ψ(x)∧ = νb(x)ψ(x)N β (x′ )


Φ(x)∧ = νb(x)ψ(x)N −β (x′ ).

De esta manera Ψb eΦ b ∈ S luego Ψ y Φ ∈ S; así mismo Ψ b yΦ b se anulan


en una vecindad del origen. Ahora consideremos los siguientes operadores
para u ∈ Λα ,
Z ∞
β dt
S u = ut ∗ Ψt 1−β = (se verifica)
0 t
Z 1
dt
= u∗Ψ+ ut ∗ Ψt 1−β , Ψ ∈ S;
0 t

para w ∈ Λα+β ,
Z ∞
−β dt
S w = wt ∗ Φt 1+β = (se verifica)
0 t
Z 1
dt
= w∗Φ+ wt ∗ Φt 1+β , Φ ∈ S.
0 t

Se prueba a continuación que [S −β (S β u)]∧ = u


b y por lo tanto S −β (S β u) ≡
u. En forma análoga se verifica que S β (S −β w) = w. De ello se concluye
que S β y S −β son inversas una de la otra. Finalmente, T β es definido
siendo S β y T −β siendo S −β

Dualidad
Sea X una red de Banach de tipo α real y B un espacio de Banach
⊂ S ′ tal que kτx ukB ≤ ckukB ; sea además S ⊂ B. Recordemos que X(B)
es el espacio de Banach de fuciones B−valoradas con normas en X. Sea
X ′ (B ′ ) el espacio dual de X(B). Si F ∈ X ′ (B ′ ) y G ∈ X(B) se tiene la
R1 dt
acción hF, Gi = 0 hF (·, t), G(·, t)i .
t
122
ϕ−Espacios de Funciones

Ejemplo 3. Sea X = Xα,q , 1 < q < ∞, B = Lp (Rn ), 1 ≤ p < ∞. Se


tiene

X(B) = {F (t) ∈ Lp (Rn )/ kF (t)kLp ∈ Xα,q }


Z 1 q 1/q
p 1 dt
= {F (t) ∈ L / kF (t)k L p < ∞}.
0 tα t

′ 1 1
Por otro lado, B ′ = Lp , + ′ = 1; además
p p

(Xα,q )′ = (tα Lq (Rn ))′ = X−α,q′ ;

de esta manera
Z 1  q ′ 1/q′
′ ′ p′ 1 dt
X (B ) = {f (t) ∈ L / kf (t)kLp′ < ∞}.
0 t−α t

Se verifica que [X(B)]′ = X ′ (B ′ ).

Lema 4. Sea X una red de tipo α. Entonces

T β : Λ′α ≡ Λ(B, X)′ → Λ′α−β ≡ Λ(B, t−β X)′

es un operador continuo y sobre.

Prueba. Sea v ∈ Λ′α y u ∈ Λα−β ; tenemos |hT β v, ui| = |hv, T β ui| donde
T β u ∈ Λα . Luego, |hT β v, ui| = |hv, T β ui| ≤ kvk′α kT β ukα ≤ kvk′α ckukα−β .
Así,
kT β vk′α−β ≤ ckvk′ .

Terminamos esta sección enunciando el fundamental resultado sobre


la dualidad de los espacios de Lipschitz Λ(B, X).

Teorema 11. Sea B un espacio de Banach ⊂ S ′ y X una red de Banach.


Entonces [Λ(B, X)]′ = Λ(B ′ , X ′).

123
Alejandro Ortiz Fernández

Λα−β
Λα u

v Tβ T βv

Λ′α Λ′α−β

Figura 3:

B. Espacios Lp,λ. (continuación · · · )


Recordemos la definición de Lp,λ, 1 ≤ p < ∞, 0 ≤ λ ≤ n + p,
  Z 1/p 
p,λ p 1 p
L = f ∈ L (B)/ [f ]Lp,λ = sup |f (x) − cB | dx ≤M <∞
B rλ B
([[+]])

donde B es la bola B(x, r).


Vamos a ver algunas generalizaciones que ha sufrido esta definición
(Peetre [PEE]):

(i) Sea ϕ(t) una función positiva, no decreciente y definida sobre


R+ . Entonces el espacio Lp,ϕ es definido por la condición
 Z 1/p
1 p
[f ]Lp,ϕ = sup |f (x) − cB | dx < ∞,
B ϕ(r) B
y si ϕ(t) = tλ se recupera Lp,λ . Así mismo podríamos conside-
rar la condición
 Z 1/p
1 1 p
[f ]Lp,λ = sup |f (x) − cB | dx <∞
ϕ
B ϕ(r) r λ B
y obtenerse Lp,λ cuando ϕ ≡ 1. Espacios de este tipo fueron
considerados por S. Spanne (1965), S. Janson (1976) y por J.
A. Ortiz.

124
ϕ−Espacios de Funciones

(ii) ¿Cómo es la constante cB en [[+]]?; hemos visto que una forma


1 R
natural es tomar el promedio fB = f (x) dx.
|B| B
¿Por qué no tomar un polinomio de un modo más general? Es-
to es factible y fue considerado por S. Stampacchia, S. Spanne
y posteriormente por J. Berman. Así, si p(x) = a0 + a1 x +
a2 x2 + · · · + aN −1 xN −1 es un polinomio de grado < N, la con-
dición [[+]] será
 Z 1/p
1 p
sup |f (x) − p(x)| dx < ∞,
B rλ B

con 0 ≤ λ ≤ n + pN. Si a1 = · · · = aN −1 = 0, se tiene el caso


definido antes. Para el caso BMO una tal caracterización fue
dada por Berman.
(iii) G. Stampacchia (1965) consideró los espacios Lp,λ
q donde la
condición [[+]] es ahora
Z ∞  Z q/p
1 p dr
sup ı́nf λ |f (x) − cB | dx < ∞.
0 B cB r B r

(iv) Considerando la topología de Rn , mas concretamente si en vez


de la métrica usual se consideran métricas más generales, se
tendrán espacios Lp,λ un tanto más abstractos. Por ejemplo,
si se considera la métrica
X
n  a1
d(x, y) = |xi − yi |αi , αi ≥ 1
i=1

y a = máx αi , se obtienen ciertos espacios estudiados por S.


Campanato (1966).
(v) Otros espacios, útiles en ecuaciones en derivadas parciales,
son los tipos Sobolev W p,q que exigen f ∈ Lp,λ así como sus
respectivos gradientes.

125
Alejandro Ortiz Fernández

En realidad se pueden introducir varios otros tipos de espacios, es-


tando todos ellos motivados por las aplicaciones a problemas con-
cretos. En este sentido habría que resaltar la labor pionera de G.
Stampacchia, S. Campanato, · · ·

a. Relación entre Lp,λ y Λα


Entre los distintos espacios de funciones que venimos estudiando
existen ciertas interesantes relaciones. Así, N. G. Meyers (1964)
estableció la siguiente relación entre BMO y Λα (relación que tam-
bién había sido estudiada por Campanato un poco más antes):
“sea f ∈ L1 (B0 ) y asumamos R la existencia de una función no-
1
decreciente ϕ(t) tal que rn+α B |f (x) − fB | dx ≤ ϕ(r), para toda
B = B(x, r) ⊂ B0 , 0 < α ≤ 1. Entonces se tiene
|f (x) − f (y)|
sup ≤ M0 ϕ(r),
x,y∈B0 |x − y|α
donde M0 es una constante que depende solo de n y α”.
Observemos que si ϕ(t) es constante entonces f ∈ Λα . En otras
palabras, una pequeña perturbación en el exponente de r n , nos
permite pasar de BMO a Λα . Detalles de la prueba de este teorema
pueden ser encontrados en [ORT.5]. De un modo más general se
tiene: “si en Lp,λ se tiene el rango n < λ ≤ n+p, entonces Lp,λ ≃ Λα
λ−n
con α = ”. En efecto: si f ∈ Λα ,
p
Z Z Z p
1 1 1
|f (x) − f | p
dx = |f (x) − f (y)| dy dx
r λ B r λp B
B
rλ B
Z Z p
c 1 α

dx
≤ λ |x − y| dy
r B r λp B
Z
2c
≤ λ |r n |p dx
r B
2cr αp r n λ−n
= λ
= (considerando α = ) = 2c.
r p
Como además f ∈ Lp (B), se tendrá f ∈ Lp,λ .

126
ϕ−Espacios de Funciones

Recíprocamente, sea f ∈ Lp,λ . Para concluir que f ∈ Λα vamos


a usar el teorema de Meyers; para llegar a su hipótesis (con ϕ(t)
λ−n
constante) observemos que f ∈ L1 (B), 0 < α = ≤ 1. En-
p
tonces,
Z Z 1/p
1 1 1
|f (x) − fB | dx ≤ p
|f (x) − fB | dx rn(1− p )
rn+α B rn+α B
 Z 1/p
1 p
≤ |f (x) − f B | dx
rn+αp B
 Z 1/p
1 p
≤ sup λ |f (x) − fB | dx
B r B
≤ M0 < ∞,

luego f ∈ Λα . Debe observarse la equivalencia de las normas


kf kLp,λ y kf kΛα .

b. Dualidad del Espacio de Hardy H p , 0 < p ≤ 1.


El gráfico nos ilustra la relación entre Lp,λ y los clásicos espacios
de Morrey Lp,λ , BMO y los Lipschitz Λα . En esta sección vamos a
considerar la relación con otra clase importante de espacio de fun-
ciones, los espacios de Hardy H p , 0 < p ≤ 1. La teoría clásica de
tales espacios es un episodio interesante en la evolución del análi-
sis armónico, que se remonta a los trabajos de Fourier, Riemann,
M. Riesz, y sobre todo a las contribuciones de Hardy, Littlewood,
Paley, Zygmund, · · ·
0≤λ<n λ=n n<λ≤n+p

Lp,λ BMO Λα

Lp,λ−espacios

127
Alejandro Ortiz Fernández

El fundamental trabajo de Ch. Fefferman-E. Stein (1972) [FEF-


STE] inició un camino para extender la teoría clásica de los es-
pacios de Hardy, así como resaltar la importancia de los espacios
BMO. Muchas otras contribuciones han sido hechas a partir de
tal trabajo, de las que debemos mencionar la introducción de la
idea de átomo por R. Coifman-G. Weiss (1974) [COI-WEI], la que
sirve para caracterizar a los espacios H p , así como obtener extensio-
nes de resultados fundamentales. Desde el punto de vista del grupo
{At }t>0 se tiene el trabajo de A. P. Calderón-A. Torchinsky (1975),
(1977) [CAL-TOR.1], [CAL-TOR.2] en donde varios capítulos del
análisis armónico son estudiados en el contexto de la norma pa-
rabólica. Por otro lado el estudio de los espacios de Hardy sobre
espacios de tipo homogéneo fue también iniciado en los años 1970’s;
ver R. Coifman-G. Weiss (1977) [COI-WEI] para una excelente ex-
posición de la teoría. Debemos enfatizar que este tipo de análisis
ha sido orientado en distintas direcciones (análisis complejo, teoría
de probabilidades, variedades diferenciales, . . .) así como usado en
problemas concretos (problemas en ecuaciones diferenciales parcia-
les). Así las motivaciones para su estudio es claro; esta publicación
responde a un inicio en tal programa.

El Teorema de la Dualidad
En esta sección vamos a probar el siguiente
Teorema 12.

 1
Λα , si 0 < p < 1 y α = −1
“(H p )′ = p
 BMO, si p = 1”.

Este teorema es probado, para espacios de tipo homogéneo, en


Coifman-Weiss [COI-WEI]; muchas ideas y resultados en tal di-
rección es dado en el interesante trabajo [MAC], (1975) de Roberto
Macías. Nosotros seguiremos sus ideas en el caso particular del es-
pacio homogéneo Rn . Comenzamos fijando las definiciones previas.

128
ϕ−Espacios de Funciones

Idea de Átomo
Sean 0 < p < q, p ≤ 1 ≤ q ≤ ∞. Diremos que la función a(x) es
un (p, q)−átomo (ó simplemente un átomo) si:
(i) el soporte de a(x) está contenido en una esfera B(x0 , r);
 1/q
1 R
(ii) q
|a(x)| dx ≤ r −n/q
rn
R
(iii) a(x) dx = 0.
El contenido de esta idea está sumergido en una serie de conside-
raciones de la teoría clásica de las integrales singulares; su valor,
aparte del aspecto estético, está en el gran poder de simplificación
en las pruebas de resultados fundamentales del análisis. Obsérvese
que si a(x) es un (p, q)−átomo entonces a ∈ L1 (Rn ) y podemos
asumir que kf kLp (Rn ) = 1.
Recordemos que el espacio de Lipschitz Λα , 0 < α ≤ 1, es el espacio
de las funciones f (Lipschitz continuas) definidas sobre Rn tales que
|f (x) − f (y)| ≤ c|x − y|α ⊙, donde consideramos (equivalentemente
a lo dicho antes) kf kΛα = ı́nf{c/ c verifica ⊙}. En realidad Λα
consiste de clases de equivalencia de tales funciones, donde f1 ∼ f2
si f1 − f2 = constante. Con tal norma, Λα es un espacio de Banach.
(Ver [MAC]).
1
Observemos que si a(x) es un (p, q)−átomo, 0 < p < 1 y α = − 1,
R p
entonces la aplicación Λα → Rn , f 7→ Rn a(x)f (x) dx, es lineal,
continua, con norma ≤ 1.
En efecto,
Z Z

a(x)f (x) dx = a(x)f (x) dx

B(x0 ,r)
Z
≤ |a(x)| |f (x) − f (x0 )| dx
B(x0 ,r)
Z
≤ kf kΛα |a(x)| |x − x0 |α dx
B(x0 ,r)

129
Alejandro Ortiz Fernández

≤ kf kΛα r α r n r −n/p ≤ kf kΛα r nα r n(1−1/p) ≤ kf kΛα .


1
− 1. Sea 0 < p < 1 ≤ q.
Sea Λ′α el espacio dual de Λα , con α =
p
Entonces se define los espacios de Hardy H p,q ; [MAC], [COI-
WEI]:
 ∞
X X 
H p,q = g ∈ Λ′α / g = λj aj , donde aj es (p, q) − átomo y |λj |p < ∞ .
j=0

P
g = λj aj es llamada
P una descomposición atómica de g. Ade-
p
más la condición
P |λ j | < ∞ permite garantizar la convergencia
de la serie λj aj en la norma de Λ′α . Como tal descomposición
∞
P
no es única, es natural que se ponga |g|H p,q = ı́nf |λj |p / g =
 0
P
λj aj con el precio de que, no siendo | |H p,q homogénea si
p < 1, ella no sea una norma pero si induce una métrica (d(g, h) =
|g − h|H p,q ). Obsérvese que si p = 1, entonces | |H p,q esPuna norma
y
Pcon ella H es un espacio de Banach; en este caso k λjP
1,q
aj kL1 ≤
|λj | kaj kL1 (considerando, comoP
es usual, kaj kL1 = 1) = |λj | <
∞, es decir, las descomposiciones j son convergentes en el es-
λj aP
pacio L1 (Rn ), ó en otras palabras, g = λj aj es una bien definida
1
L −función.
Consecuencia: si p < q1 ≤ q2 ≤ ∞ entonces

H p,∞ ⊂ H p,q2 ⊂ H p,q1 .

En efecto, basta ver que si a(x) es un (p, q2 )−átomo, también es


(p, q1 )−átomo, lo que sigue observándose que
 Z 1/q1  Z 1/q2
1 q1 1 q2
|a(x)| dx ≤ |a(x)| dx .
rn rn

Un hecho esencial es que también se tienen las inclusiones inversas;


así se tiene el siguiente resultado de R. Macías [MAC]:

130
ϕ−Espacios de Funciones

Teorema 13. Si p < q, p ≤ 1 ≤ q entonces H p,q = H p,∞ ; ade-


más se tiene las equivalencias de las topologías inducidas por las
respectivas métricas.

Esta propiedad es importante para redefinirse los espacios de Hardy.


Así:

Definición 3. Si 0 < p ≤ 1, H p ≡ H p (Rn ) es cualquiera de los


espacios H p,q con 1 ≤ q, p < q ≤ ∞.

Dado que sobre Rn se tiene la teoría de la transformada de Fourier,


es claro que de tales elecciones pueda escogerse el caso q = 2 (obsér-
vese que los (p, 2)−átomos son elementos de L2 (Rn )) y ya sabemos
la utilidad y estética de tales espacios. Esta es la definición de H p
que consideramos en el Teorema 12. Comenzamos con el

Caso p = 1.
Sea 1 < q < ∞ y definamos (recordando . . .)
  Z 1/q 
1
BMOq = f ∈ Lq (B)/ kf kBMOq = sup |f (x)−fB |q dx ≤M <∞ .
B |B| B

El teorema de John-Nirenberg (Teorema 7) permite establecer la


equivalencia topológica de BMOq y BMO ya que existe una cons-
tante a > 0 tal que kf kBMOq ≤ akf kqBMO ≤ akf kBMOq . Así en el
argumento que sigue usaremos BMOq , lo que equivale a probar la
tesis del teorema.

Prueba de (H 1 )′ = BMO.
′ 1 1
(a) BMOq ⊂ (H 1,q )′ donde 1 ≤ q < ∞, + ′ = 1 (y por tanto
q q
1 < q ′ ≤ ∞).
En general se trata de construir una correspondencia (biuní-

voca) entre BMOq y (H 1,q )′ . En esta oportunidad, dado b ∈
BMOq se trata de construir una funcional lineal continua Lb

sobre H 1,q .

131
Alejandro Ortiz Fernández

′ P
Sea f ∈ H 1,q con descomposición atómica f = λj aj donde
a
Pj es un (1, q ′
)−átomo, con soporte en la bola Bj , y tal que
|λj | < ∞. Entonces tenemos (recordando la definición de
átomo):

(H 1,q )′


H 1,q f

BMOq

b
Z Z
X
f (x)b(x) dx = λ a (x)b(x) dx
j j
X Z

= |λj | aj (x)b(x) dx
X Z
= |λj | |aj (x)| |b(x) − bBj | dx

X Z 1/q′  Z 1/q
q′ q
≤ |λj | |aj (x)| dx · |b(x) − bBj | dx
Bj
X  Z 1/q
1 q
≤ |λj | |b(x) − bBj | dx
|Bj | Bj

≤ kf kH 1,q′ kbkBMOq ;
R
es decir, definiendo Lb f = f (x)b(x) dx se tiene |Lb f | ≤
kf kH 1,q′ kbkBMOq , de donde kLb k ≤ kbkBMOq .

(b) (H 1,q )′ ⊂ BMOq .

Sea L ∈ (H 1,q )′ , esto es, L es una funcional lineal continua
′ 1,q ′
sobre H 1,q (recuerde que
P la topología
P en H es dada por la

norma kgkH 1,q′ = ı́nf{ |λj |/ g = λj aj }; en (H 1,q )′ consi-

132
ϕ−Espacios de Funciones

deramos la usual topología). Sea el espacio


Z
q′ q′
L0 (B) = {g ∈ L (B)/ g(x) dx = 0, supp g ⊂ B},
B

donde B = B(x, r) es una bola en Rn . Si g ∈ Lq0 (B) definamos
g(x)
a(x) = n . Entonces a(x) es un (1, q ′ )−átomo con
r kf kLq′ (B)
q

soporte en B. En efecto,
(i) sopp a(x) ⊂ B ya que sopp g(x) ⊂ B;
(ii) si q ′ < ∞,
 Z  1′  Z ′  1′
1 q′
q 1 |g(x)|q q
|a(x)| dx = nq ′
dx
rn B rn B r q

kgkqLq′ (B)
Z  1′
1 q′
q
= n( 1q + q1′ )
|g| dx
r kgkLq′ B

= r −n .

Si q ′ = ∞ (⇒ q = 1) se tiene
|g(x)|
kakL∞ = sup |a(x)| = sup n = r −n .
x∈B x∈B r kgk
q
L∞ (B)

R 1 R
(iii) B
a(x) dx = n B
g(x) dx = 0.
r kgkLq′ (B)
q

n ′
Luego, g(x) = a(x)r q kgkLq′ (B) implica (recordar que H 1,q es
n
un espacio normado) kgkH 1,q′ = r q kgkLq′ kakH 1,q′ ≤ (ya que
P n
a= 1a, kakH 1,q = ı́nf{1} ≤ 1) ≤ r q kgkLq′ (B) . Por lo tanto,
n
|L g| ≤ kLk kgkH 1,q′ ≤ kLkr q kgkLq′ (B) , y L es una funcional

lineal continua sobre Lq0 (B). Ahora vamos a usar el teorema de
representación de Riesz para lo que remarcamos que podemos
elegir q ′ < ∞ por el teorema 13; entonces
R se tiene que existe un
(único) f ∈ Lq (B) tal que Lg(x) = B g(x)f (x) dx para todo

133
Alejandro Ortiz Fernández


g ∈ Lq0 (B). Remarcamos que la función f (x) es única a menos
R ′
de una constante, esto es, si Lg = gf dx = 0, ∀ g ∈ Lq0 (B)

entonces f es una constante. En efecto, sea h ∈ Lq (B),
entonces
Z Z Z
[h(x) − hB ] dx = h(x) dx − h(x) dx = 0,
B B B
q′
luego h(x) − hB ∈ L0 (B) y
Z
0 = f (x)(h(x) − hB ) dx
Z B Z Z
1
= f (x)h(x) dx − f (x) dx · h(x) dx
B |B| B B
Z

= h(x)[f (x) − fB ] dx, ∀ h ∈ Lq (B),
B
por lo tanto f (x) = fB a.e. para todo x ∈ B.
Sea ahora {Bj }∞ j=1 una sucesión creciente de bolas (digamos
de radio 2 ) convergiendo
j
R a R . Para cada Bj tenemos fj ∈
n

L (Bj ) tal que Lg = Bj gfj dx. Así podemos construir la


q

función f (localmente integrable) tal que sobre Bj coincide con


fj y que verifica tal igualdad. Sea B = B(x, r) una cualquier
bola Bj y a(x) un (1, q ′)−átomo con soporte en B. Entonces
tenemos
Z Z

[f (x) − fB ]a(x) dx = f a dx = |La| ≤ kLk kak ≤ kLk. (⊙)

B B

Sea sopp(g) ⊂ B con kgkLq′ = 1, entonces en forma si-


g(x) − gB
milar a lo hecho antes, vemos que a(x) = n es un

2r q
(1, q )−átomo; así mismo observando que (f − fB )B = 0, se
tiene
Z Z
1 1

g(x)[f (x) − fB ] dx = n/q [2a(x)r n/q
+ gB ][f (x) − fB ] dx
rn/q r
B B
Z Z
gB

≤ n/q
[f (x) − fB ] dx + 2 a(x)[f (x) − fB ] dx
r B B

≤ 2kLk

134
ϕ−Espacios de Funciones

Mirando extremos, tomando supremo para todo g con soporte


 1/q
1 R
en B y kgkLq′ = 1, se obtiene q
|f (x) − fB | dx ≤
|B| B
2kLk luego f ∈ BMOq y kf kBMOq ≤ 2kLk. En síntesis, R dado
1,q ′ ′
L ∈ (H ) se ha determinado f ∈ BMOq vía Lg = gf dx,
lo que prueba la tesis. Así mismo se observa la equivalencia de
las normas kf kBMO y kLk.

Caso p < 1.

Prueba de (H p )′ = Λα .

• Λα ⊂ (H p )′
1 ′
Dado 0 < p < 1, sea α = −1; sabemos que H p ≡ H p,q ⊂ Λ′α .
p
Tomemos por conveniencia q ′ = 1. La idea es dado f ∈ Λα
construir (asociar) una funcionalP lineal continua Lf sobre H p,1.
En efecto, si g ∈ H p,1 y g = λj aj es su descomposición
atómica en (p, 1)−átomos, se tiene
Z

|hg, f i| = g(x)f (x)
Z
X
= λj aj (x)f (x) dx (ya sabemos)
X
≤ kf kΛα |λj |
X
≤ kf kΛα ( |λj |p )1/p ;

1/p
es decir, |Lf g| ≤ kf kΛα |g|H p,1 y kLf k ≤ kf kΛα .
Nota 13. En H p,1 estamos considerando, para p < 1, la “nor-
1/p
ma” | |H p,1 con la cual se compatibiliza el hecho de ser Lf
continua sobre H p,1 (recordemos que | |H p,q no es una norma
y por lo tanto si L es lineal continua sobre H p,q no es verdad
que |hL, gi| ≤ c|g|H p,q ).

135
Alejandro Ortiz Fernández

Λα
Λ′α
f
H p = H p,1

Lf

• (H p )′ ⊂ Λα
1/p
Sea L ∈ (H p,1)′ , esto es, |Lg| ≤ kLk kgk
R H p,1 . Luego (por
Riesz) existe f ∈ L∞ (B) tal que La = f (x)a(x) dx para
cada (p, 1)−átomo a(x) con soporte en B, donde B = B(x, r)
es una bola en Rn . Sea g una función con soporte en B con
g(x) − gB
kgkL1 = 1. En forma usual se verifica que a(x) = n
2r p −n
es un (p, 1)−átomo. Luego,
kLk ≥ |La|
Z

= f (x)a(x) dx
ZB

= [f (x) − fB ]a(x) dx
ZB  
g(x) − gB
= [f (x) − fB ] n
−n
dx
2r p
B Z Z
1 gB
= n −n [f (x) − fB ]g(x) dx − n −n [f (x) − fB ] dx
2r p B 2r p B
Z
1
= n −n [f (x) − fB ]g(x) dx ,
2r p B
R
esto es | B [f (x)−fB ]g(x) dx| ≤ 2r nα kLk ó tomando el supre-
mo sobre todo tal g, sup |f (x) − fB | ≤ 2r nα kLk, de donde con-
x∈B
1 R
siderando que fB = n B
f (y) dy, obtenemos |f (x) − f (y)| ≤
r
4kLkr nα que podemos asumir como la condición que defina Λα ,
de donde kf kΛα ≤ 4kLk (∗). Así, dado L ∈ (H p,1)′

136
ϕ−Espacios de Funciones

existe g ∈ Λα satisfaciendo (∗). Por tanto queda probado el


teorema 12.

Nota 14. El problema de la descomposición atómica de elementos


de los espacios de Hardy H p (u otros espacios de funciones) es de
relativa reciente investigación. Obsérvese que en el contexto usa-
do por Macías [MAC], la construcción de H p da implícitamente tal
descomposición. El punto de partida es el trabajo de Coifman [COI]
(1974), quien construye una representación explícita para elementos
de H p , 0 < p ≤ 1, en la recta. Sobre esta base, el problema de duali-
dad (resuelto originalmente por Ch. Fefferman) encuentra una equi-
valencia en tal representación. Bajo ciertas condiciones topológicas
(descomposición de tipo Whitney para dominios en Rn , n ≥ 1)
Latter (1977) obtiene la descomposición para elementos en H p (Rn )
y como corolario obtiene el teorema de dualidad (Teorema 12). Pa-
ra el caso de los H p −parabólicos (esto es, asociado al grupo {At }),
A. P. Calderón (1977) obtuvo la descomposición respectiva para
el caso en que P es una matriz diagonalizable; el caso general fue
resuelto por Gatto (1978), y con un diferente argumento por Latter-
Uchimaya, quienes también obtienen el teorema de la dualidad. Es
oportuno remarcar que en el caso parabólico, resultados sobre dua-
lidad fueron también obtenidos por Calderón-Torchinsky, quienes
obtuvieron una caracterización de (H p )′ , 0 < p < 1. La idea de la
descomposición, asociada con la dualidad, han sido llevados a otros
contextos del análisis real o complejo y es un tema de pesquisa.

137
IV

ESPACIOS DE FUNCIONES ARMÓNICAS

a
EL Problema de Dirichlet
Como sabemos, la introducción de los diferentes espacios de funciones,
que hemos presentado anteriormente, fueron motivados por investigacio-
nes por ciertos problemas surgidos en la física-matemática y en otros
sectores de la ciencia los que condujeron a la solución de ecuaciones en
derivadas parciales donde las soluciones están sujetas a satisfacer ciertas
condiciones de contorno o de valor inicial (o a ambas condiciones). El
surgimiento del análisis funcional a mediados del siglo pasado permitió
la construcción de adecuados espacios de funciones, como fueron en sus
inicios los espacios de Lebesgue L2 (R) (es un espacio de Hilbert!); y en
general los espacios de Banach LP (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, siendo L1 y L∞ es-
pacios en tanto especiales. Esta característica del análisis moderno se pre-
senta hasta la actualidad en que existen muchísimos espacios de funciones
con sus propias estructuras algebraicas y topológicas, y que han mere-
cido se escriban libros sobre “espacios de funciones”, como el elaborado
por Hans Triebel cuya primera versión simplificada aparecen en [TRI.1] y
[TRI.2]. Ver su reciente libro [TRI.3]. Asi por ejemplo, D.Yang, en 1994,
consideró nuevos espacios de Hardy L2 HRq (R2+ × R2+ ), 0 < q ≤ 1. Asi
mismo,la teoría de ondículas (“Wavelets”) vino a motivar la investiga-
ción de ciertos clásicos espacios en la búsqueda de caracterizaciones vía
ondículas.
Como también hemos apreciado en este escrito, las funciones armó-
nicas y su relación con las funciones analíticas constituyen un capítulo
especial en el análisis armónico y ello es una motivación para el titulo de
este capítulo. En [GAR-RUB] y [STE.3] podemos encontrar presentacio-
nes sobre las funciones armónicas y analíticas (también en [ORT.2]). Nos

139
Alejandro Ortiz Fernández

interesa ver como el análisis real a través de los espacios estudiados, Lp ,


BMO, Λα , Lp,λ, ... pueden ser escenarios de problemas de contorno. Luego
de una breve presentación del clásico problema de Dirichlet presentamos
a las funciones armónicas con las que inmediatamente se definen a los
espacios de Hardy H p (Rn+1 + ) y se prueban tres teoremas que contienen
caracterizaciones de estos espacios. Luego se presenta a los espacios HMO
introducidos por Fabes-Johnson-Neri ([FAB-JOH-NER.1]), (1976); se da
una caracterización de HMO cuya prueba es larga y técnica, la que pre-
sentamos como una metodología de trabajo. Enseguida se consideran a
los espacios E α,p y H α,p introducidos también Fabes-Johnson-Neri ([FAB-
JOH-NER.2]), (1974). En la teoría de las ecuaciones de las derivadas
parciales existen algunas preocupaciones fundamentales, como son deter-
minar el conjunto de las soluciones de una ecuación dada, ó investigar las
propiedades generales de las soluciones, ó determinar soluciones particu-
lares imponiendo ciertas condiciones especiales,... Nos interesa aquellos
problemas en que se dan condiciones sobre el contorno ∂Ω de un dominio
Ω (abierto y conexo).
Problema de Dirichlet para la ecuación de Laplace. Sea Rn el espa-
cio euclidiano n-dimensional, Ω ⊂ Rn una región ó dominio. El problema
de Dirichlet para la ecuación de Laplace.
Xn
∂2
∆u = 2
u=0
j=1
∂xj

consiste en encontrar u ∈ C 2 (Ω) ∩ C 0 (Ω) tal que


 ′′
∆u = 0, en Ω
u = f, sobre ∂Ω.
donde f ∈ C 0 (∂Ω) es una función real dada.
Este problema de apariencia simple (lo es en su formulación) es de una
complejidad tremenda, lo que va desde la no existencia de la solución para
dominios “no complicados” hasta los métodos creados para resolverlo. Ver
[FIG.1], [FIG.2], [EPS] para una presentación detallada sobre espacios
clásicos de la teoría y en donde se encuentran los gérmenes de muchas
ideas desarrolladas posteriormente. Como se sospecha el problema está

140
ϕ−Espacios de Funciones

íntimamente relacionado a problemas que provienen de la física y otros


dominios existe una fascinante historia que se remonta a la época de
Newton (ver [FIG.2]).
La evolución de ese problema está ligada con la teoría moderna del
potencial, lo cual constituye una dirección del problema y en la cual
trabajaron analistas como Kellog, M.Riesz, H.Cartan, Choquet,... La in-
troducción de métodos para resolver el Problema de Dirichlet fue de un
gran interés histórico para la matemática ya que algunos de tales méto-
dos dieron origen a nuevas teorías matemáticas. Dentro de otros, tenemos
los siguientes métodos:
(i) El método de Fourier (1822), que trabaja con dominios simétri-
cos y que fue creado para resolver cuestiones ligadas a la conducción
del calor, el hecho esencial del método es el de desarrollar una fun-
ción en series del senos y el uso de la teoría de las series de Fourier,
la que constituye una parte del análisis que ha iluminado muchas
partes de la matemática (pura y aplicada).
(ii) La función de Green (1828), la que está basada en teoremas fun-
damentales del análisis vectorial (teorema de la divergencia, identi-
dades de Green,...) y que consiste en reducir el problema de Dirich-
let a la determinación de una función, la función de Green, lo que
implica resolver un problema de Dirichlet particular. Green intro-
dujo este método en un trabajo sobre electricidad y magnetismo.
(iii) La Proyección Ortogonal. Este método está en el contexto de
la teoría moderna del problema de Dirichlet, es decir, del uso de
los métodos del análisis funcional, en particular del uso del carác-
ter geométrico de los espacios de Hilbert (mas específicamente, de
los espacios de Sobolev), así como la teoría de operadores sobre
espacios de Sobolev. El método se basa en lo que se conoce como el
Principio de Dirichlet, que es a su vez responsable del origen del
análisis funcional así como del impulso del cálculo de variaciones.
Precisemos algunas ideas (las que se remontan a Gauss, 1840). Sea
Ω ⊂ Rn un dominio acotado,
θ = {v ∈ C 1 (Ω) ∩ C 0 (Ω)/ v = f en ∂Ω},

141
Alejandro Ortiz Fernández

donde f ∈ C 0 (∂Ω) es una función real dada.


R Pn
∂v 2
La integral D(v) = ( ∂x i
) dx es llamada la integral de Dirich-
Ω i=1
let.
Principio de Dirichlet: “si la función u es solución del problema
variacional D(u) = ı́nf D(v), entonces u es solución del Problema
v∈θ
de Dirichlet  ′′
∆u = 0, en Ω
u = f, sobre ∂Ω.

Se comprueba que el problema de Dirichlet (clásico) y el Principio


de Dirichlet son equivalentes. La integral de Dirichlet tiene un sus-
tento físico; ella representa la integral de energía y el mínimo de
energía es algo aceptado por los físicos (y lo fue por los matemáticos
de ese entonces); así, el mínimo era algo evidente, así como tam-
bién (parecía) que el problema de Dirichlet siempre tendría solución
(posteriormente, a inicios de siglo, Zaremba, Lebesgue y Urysohn
construyeron dominios en los que el problema de Dirichlet para la
ecuación de Laplace no tiene solución para datos de contorno conti-
nuos). Aprovechamos la oportunidad para remarcar que gran parte
de la obra de Riemann está basado en el Principio. Sin embargo,
en 1869 Wierstrass probó que el mínimo de la integral de Dirichlet
no necesariamente existe.
R1
Por ejemplo, sea D(v) = 0 v 2 (t) dt con v ∈ C 0 [0, 1], v(0) =
0, v(1) = 1, entonces ı́nf D(v) = 0, pero no existe v, con tales
v
propiedades, tal que D(v) = 0.
Esta observación produjo una gran consternación en el ambiente
matemático de la época; esta crisis duró hasta comienzos del siglo
XX; sin embargo, en tal periodo algunos otros métodos fueron ela-
borados por H.A. Schwartz, Neumann y H. Poincaré. Fue en 1900
en que D. Hilbert probó que el Principio de Dirichlet es correcto
bajo condiciones especiales para una clase de funciones donde se
busca la solución. Es en este trabajo donde se habla de “espacios de

142
ϕ−Espacios de Funciones

funciones”, naciendo así el análisis funcional. El Principio de Diri-


chlet orienta la búsqueda de la solución del problema de Dirichlet
como una cierta proyección ortogonal; esta idea envuelve una se-
rie de consideraciones propias del análisis funcional y del pionero
en esta dirección fue H. Weyl (1940).El trabajo de Hilbert abrió
también otras proyecciones como son: impulso del cálculo de va-
riaciones (R. Courant,..); teoría de las distribuciones (L. Schwartz,
Gelfand, Schilov,...); métodos de los espacios de Hilbert en proble-
mas de contorno (Visik, L. Garding, L. Nirenberg,..); teoría de las
soluciones débiles (Friedrichs, Sobolev,...);.....

b
Funciones Armónicas
Consideremos el dominio, semi-espacio superior

Rn+1
+ = {(x, t)/x ∈ Rn , t ∈ R+ },

el cual tiene por frontera a Rn .


Diremos que u : Rn+1+ → R es una función armónica si u ∈ C 2 y
satisface △u = 0 en tal dominio. Es conocido que las partes real e imagi-
naria de una función analítica, son funciones armónicas. En tal contexto,
el Problema de Dirichlet consiste en dado f, que pertenece a un cierto
espacio de funciones sobre Rn , encontrar u tal que △u = 0 en Rn+1 + y
lı́m u(x, t) = f (x) sobre R ; donde la convergencia es de acuerdo a la
n
t→0
naturaleza de f. En otras palabras, podemos pensar que las funciones

143
Alejandro Ortiz Fernández

f de tales espacios de funciones (por ejemplo, LP , BMO, Λα ,..) son ó


aparecen como trazas de soluciones de la ecuación de Laplace.
Un hecho esencial, que fue explorado en los años 1970’s y que ha
motivado la presente publicación, fue (y es) caracterizar a tales solucio-
nes como convolución con funciones (ó medidas) que pertenecen a una
cierta clase de funciones (ó medidas). Ver [FAB-JOH-NER.1], [FAB-JOH-
NER.2], [NER.1].
Veamos ahora algunas clásicas situaciones. Sea el núcleo de Poisson

t
Pt (x) = cn n+1
(t2 + |x|2 ) 2

donde cn es una constante dependiendo de n.


Se verifica que Pt (x) es una función armónica en Rn+1
+ y claramente
es una función continua tal que lı́m Pt (x) = 0.
|x|→∞
De un modo general pongamos C0 (Rn ) = {f continua/ lı́m f (x) =
|x|→∞
0}.
Se tiene que (C0 (Rn ))′ = {µ medida de Borel finita} = M(Rn ).
Entonces se tienen las integrales de Poisson de f y µ respectivamente:
Z
u(x, t) = (Pt ∗ f )(x) = Pt (x − y)f (y) dy
Rn

Z
u(x, t) = (Pt ∗ µ)(x) = Pt (x − y) dµ(y).
Rn

Si f ∈ LP (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞; y µ ∈ M(Rn ), entonces (respectivamente)


u(x, t) es una función armónica. Además, si f ∈ LP (Rn )(1 ≤ p ≤ ∞)
se tiene lı́m u(x, t) = f (x) a. e. sobre Rn ; y si p < ∞, tal convergencia
t→0
también es en LP . Entonces se tienen las siguientes caracterizaciones
enunciadas.

Teorema 14. Sea u(x, t) una función medible sobre Rn+1


+ . Entonces u =
Pt ∗ f, con f ∈ L (R ) ⇔ u es armónica y limitada sobre Rn+1
∞ n
+ .

144
ϕ−Espacios de Funciones

Los Espacios de Hardy H p


Conservando la notación introducida, si 1 ≤ p ≤ ∞, por definición

H p (Rn+1 n+1
+ ) = {u(x, t) armónica sobre R+ /kukH p = sup ku(·, t)kLp < ∞}.
t>0

Teorema 15. Sea 1 < p < ∞. Entonces

u ∈ H p (Rn+1 p n
+ ) ⇔ u = Pt ∗ f, con f ∈ L (R ).

Además, kukH p ≃ kf kLp .

Teorema 16. u ∈ H 1 ⇔ u =R Pt ∗ µ, con µ ∈ M.


Además, kukH 1 ≃ kµk = d|µ(x)|(< ∞).
Rn

Pasamos ahora a probar estos teoremas. Ver [NER.1].

Prueba del Teorema 14.

⇒) u es armónica ya que ∆u = ∆Pt ∗ f. Además, u es limitada ya que


de un modo general se tiene sup ku(x, t)kLp ≤ kf kLp , desigualdad
t>0
que sigue por Young, previa normalización de Pt .

⇐) Partimos de u armónica y limitada sobre Rn+1


+ y como es usual
kukL∞ = sup {|u(x, t)|} ≤ C < ∞. Para cada k ∈ N, sea
(x,t)∈Rn+1
+
1
fk ≡ u(x, k
), que sabemos es continua y |fk (x)| ≤ C, x ∈ Rn .

Consideremos ahora la convolución ó la integral de Poisson de fk , Pt ∗ fk ,


que por Young es limitada sobre Rn+1
+ (por continuidad se ha extendido
la propiedad hasta la cerradura).
Sea ahora la función armónica u(x, t + k1 ) (que también es limitada
sobre Rn+1
+ ). Pongamos

1
Dk (x, t) = u(x, t + ) − (Pt ∗ fk )(x),
k
145
Alejandro Ortiz Fernández

función que es armónica y limitada sobre Rn+1 n+1


+ , y continua sobre R+ .
Además,
1
Dk (x, 0) = u(x, ) − lı́m(Pt ∗ fk )(x)
k t→0

(desde que fk ∈ C0 y lı́m(Pt ∗ fk ) = fk en L∞ ) = u(x, k1 ) − fk (x) =


t→0
0 para todo x ∈ Rn .
Ahora usamos el:
Lema 5. “Si u(x, t) es armónica sobre Rn+1 n+1
+ , continua sobre R+ , limi-
tada sobre Rn+1
+ y u(x, 0) = 0, entonces u(x, t) = 0 sobre Rn+1
+ .”

Para concluir que Dk (x, t) = 0 sobre Rn+1


+ y podemos escribir
Z
1 1
∀k ∈ N, u(x, t + ) = Pt (x − y)fk (y)dy, (x, t + ) ∈ Rn+1
+ .
k k
Rn

Ahora, considerando que L∞ = (L1 )′ y que conjuntos cerrados y limitados


son compactos en la topología -débil, existe una subsucesión {fki } y un
único f ∈ L∞ , con kf kL∞ ≤ C tal que para todo ϕ ∈ L1 se tiene
Z Z
lı́m ϕ(y)fki (y)dy = ϕ(y)f (y)dy.
ki →∞
Rn Rn

Como Pt ∈ L1 , tomemos ϕ(y) = Pt (x−y) y vía el cambio ki = k, tenemos


Z
1
u(x, t) = lı́m u(x, t + ) = Pt (x − y)f (y)dy,
k→∞ k
Rn

para todo (x, t) ∈ Rn+1


+ .

Prueba del Teorema 15.

⇐) Si f ∈ LP (Rn ), 1 < p < ∞, y u = Pt ∗ f deseamos ver que


u ∈ H p , esto es, que sup ku(x, t)kLp < ∞. Esto es cierto ya que
t>0
sup ku(x, t)kLp ≤ kf kLp ó kukH p ≤ kf kLp .
t>0

146
ϕ−Espacios de Funciones

⇒) Sea u ∈ H P , 1 < p < ∞. Entonces vía un argumento sobre la


propiedad del valor medio, Hölder y el Teorema de Fubini, se tiene
la estimativa sup ku(x, t)k ≤ Anp kukH p que permite afirmar que
x∈Rn t
u es limitada sobre cada semiespacio {(x, t) ∈ Rn+1 1
+ /t ≥ k } para
1
cada k ∈ N. Pongamos fk = u(x, k ) para k ∈ N lo que implica que
kfk kLp ≤ kukH p , ∀k ∈ N. Ahora usaremos el:

Lema 6. Sea u(x, t) armónica sobre Rn+1 + y limitada sobre todo subes-
pacio {(x, t) ∈ Rn+1
+ R /t ≥ t0 > 0}. Entonces para todo t1 > 0 y t2 > 0 se
tiene u(x, t1 +t2 ) = Pt2 (x−y)u(y, t1)dy; y concluimos que u(x, t+ k1 ) =
R Rn
Pt (x − y)fk (y)dy.
Rn

Fijemos (x, t) ∈ Rn+1


+ . Se sabe que Pt (x − y) ∈ L (R ),
q n
1 ≤ q ≤ ∞,
q ′ 1 1
y que L = (L ) , p + q = 1. Entonces existe {fki } y una única f ∈ LP ,
P

con kf kLP ≤ kukH P tal que

1
u(x, t) = lı́m u(x, t + )
ki →∞
Z ki
= lı́m Pt (x − y)fki (y)dy
ki →∞
Rn
Z
= Pt (x − y)f (y)dy
Rn
= (Pt ∗ f )(x)

Prueba del Teorema 16.

⇐) Si µ ∈ M(Rn ) y u(x, t) = Pt ∗ µ entonces se tiene (considerando


kPt k = 1),
kukH 1 = sup ku(x, t)kL1 ≤ kµk.
t>0

147
Alejandro Ortiz Fernández

⇒) La idea es análoga a lo hecho en la prueba del teorema 15. Pongamos


fk (x) = u(x, k1 ), k ∈ NR (así, kfk kL1 ≤ kukH 1 , para todo k ∈ N).
Entonces, u(x, t + k1 ) = Pt (x − y)fk (y)dy. Considérese la medida
Rn
dµk (y) = fk (y)dy, la que está en M(Rn ); además
Z
kµk k = |fk (y)|dy = kfk kL1 ≤ kukH 1 .
Rn

Finalmente, considerando que (C0 )′ = M [y que si u = Pt ∗ dµ,


entonces para todo ϕ ∈ C0 se tiene
Z Z
lı́m ϕ(x)u(x, t)dx = ϕ(x)dµ(x); y que Pt ∈ C0 ]
t→0
Rn Rn

se tiene, para una subsucesión {fki },

1
u(x, t) = lı́m u(x, t + )
ki →∞
Z ki
= lı́m Pt (x − y)fki (y)dy
ki →∞
Rn
Z
= Pt (x − y)dµ(y)
= (Pt ∗ µ)(x).

148
ϕ−Espacios de Funciones

c
Los Espacios HMO
En esta sección vamos a estudiar ciertos espacios de funciones armóni-
cas, los espacios HMO, introducidos por Fabes-Johnson-Neri [FAB-JOH-
NER.1] y que son motivados por un central resultado de Ch.Fefferman
[FEF] en relación al Problema de Dirichlet cuando se da f ∈ BMO. ¿Qué
pasa en este caso?. “Si f ∈ BMO, entonces f es la traza de la solución u
del problema

∆u = 0

u(x, 0) = f (x)

Xn
∂2 ∂2
∆u = + (Nota.Asi debe interpretarse △ al inicio de b...)
j=1
∂x2j ∂t2

y donde u satisface la estimativa


Z rZ
1
sup | ▽ u(x, t)|2tdxdt ≤ C,
x,r |Q| 0 Q

Q es un cubo (o bola) de centro x y lado (ó radio) r,


 2  2  2
2 ∂u ∂u ∂u
| ▽ u(x, t)| = + ... + + .
∂x1 ∂xn ∂t

En el Lema 3 III, hemos probado que si f ∈ BMO, entonces


Z
|f (x) − fQ |
dx ≤ Akf kBMO .
1 + |x|n+1
Rn

Este resultado, debido a Fefferman, permite afirmar (observando la de-


finición del núcleo de Poisson) que si f ∈ BMO entonces su integral de
Poisson (Pt ∗ f )(x) está bien definida. Así mismo, Fefferman probó “si

149
Alejandro Ortiz Fernández

f ∈ BMO entonces existe una constante A > 0 tal que para todo cubo
Q (de lado r) se tiene
Z rZ
1
| ▽ u(x, t)|2 tdxdt ≤ Akf k2BMO , donde u = Pt ∗ f ′′ .
|Q| 0 Q

Este resultado está en la línea de la caracterización de BMO (ver [FEF-


STE]). Así el terreno está preparado para definir el espacio HMO, según
Fabes-Johnson-Neri.

Definición 4.

HMO(Rn+1
+ ) ≡ HMO = {u(x, t)armónica/
Z Z r
1 1
kukHMO = sup( | ▽ u(x, t)|2 tdtdx) 2 < ∞}, r = lado Q.
Q |Q| Q 0

Identificando u con u + c, HMO es un espacio normado completo.

Corolario 3. Si f ∈ BMO entonces

u(x, t) = (Pt ∗ f )(x) ∈ HMO.

El recíproco es el importante resultado de Fabes-Johnson-Neri:

Teorema 17. u ∈ HMO ⇔ u = Pt ∗ f, con f ∈ BMO. Además,


kukHMO ≃ kf kBMO . (Es decir tenemos la ecuación HMO= Pt ∗ BMO).

Prueba. Solo resta probar ⇒ . La prueba de la representación-convolución


de todo elemento de HMO es bastante técnica. Vamos a tratar de dar
la demostración hecha por Fabes-Johnson-Neri en [FAB-JOH-NER.2], la
que difiere de la original dada en [FAB-JOH-NER.1] y que ofrece cier-
tas ventajas para posteriores adaptaciones. El lector interesado en solo
el espíritu del teorema, podría acompañar solo los pasos fundamenta-
les; sin embargo, para el lector interesado en esta clase de problemas la
prueba ofrece el aprendizaje de algunas técnicas del análisis armónico.
Comenzamos con

150
ϕ−Espacios de Funciones

Lema 7. Para todo u ∈ HMO y todo (x, t) ∈ Rn+1


+ existe una constante
A > 0, que depende solo de n, tal que

A
|Dj u(x, t)| ≤ kukHMO , j = 1, 2, ..., n + 1.
t
Prueba. Sea Q un cubo de lado de longitud r y (x0 , t0 ) un punto fijo en
Rn+1
+ .
Tomemos r = 2t0 y sea B la bola en Rn+1 + con centro en (x0 , t0 ) y
radio igual a t20 = r4 ; entonces,
 a menos
 de una constante, |B| = r n+1 y
r 3r
(mirar la figura) B ⊂ Q × , .
t 4 4

3r
4
t (x, t) B

(x0 , t0 )

r t0
4
= 2

x Q Rn

1
RComo u (∈ HMO) es armónica, Dj u es armónica y se tiene Dj u(xo , t0 ) =
|B|
Dj u(x, t)dxdt. De donde,
B

Z
2 1
|Dj u(x0 , t0 )| ≤ [ |Dj u(x, t)|dxdt]2
|B|
B
Z
1 1 1
≤ [ ( |Dj u(x, t)|2 dxdt) 2 (|B|) 2 ]2
|B|
ZB
1
= |Dj u(x, t)|2 dxdt
|B|
B

151
Alejandro Ortiz Fernández

3r
Z Z4
1
≤ |Dj u(x, t)|2 dtdx
r n+1
Q r
4

Z Zr
1 1
≤ |Dj u(x, t)|2dtdx
|Q| r
Q 0

r r2 1 4t 1 t
≤ ( ≤ t ⇒ r ≤ 4t ⇒ ≤ 4t ⇒ ≤ 2 ⇒ ≤ 2 )
4 r r r r t0
Z Zr
1 1
≤ 2 |Dj u(x, t)|2tdtdx
t0 |Q|
Q 0
∂ ∂ ∂
≤ (considerando que ▽ = ( , ..., , ))
∂x1 ∂xn ∂t
Z Zr
1 1
≤ 2 |∇u(x, t)|2 t dt dx.
t0 |Q|
Q 0

De esta manera tenemos,


Z Zr
1 1 1 1
|Dj u(x0 , t0 )| ≤ sup{ |∇u(x, t)|2 tdtdx} 2 = kukHMO .
t0 Q |Q| t0
Q 0

Desde que (x0 , t0 ) es arbitrario se tiene el lema.

Consecuencia
P A2
|∇u(x, t)|2 = n + 1|Dj u(x, t)|2 ≤ t2
(n + 1)kuk2HMO, de donde lla-
j=1
A′
mando (A′ )2 (n + 1)kuk2HMO , se tiene: |∇u(x, t)| ≤ t
.
A′
Lema 8. Sea u(x, t) ∈ C 1 tal que |∇u(x, t)| ≤ en Rn+1
+ (por ejemplo
t
si u ∈ HMO). Entonces, para todo (x, t) ∈ Rn+1 + se tiene
 ′
A si |x − x0 | ≤ t
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ ′ |x−xo |
A log( t ), si |x − x0 | > t.

152
ϕ−Espacios de Funciones

Prueba. Si |x − x0 | ≤ t tenemos
A′
|u(x, t) − u(x0 , t)| = | ▽ u(y, s)||x0 − x| ≤ t = A′ .
t
Si |x − x0 | > t, tenemos:

|u(x, t)−u(x0 , t)| ≤ |u(x, t)−u(x, |x−x0 |)|+|u(x, |x−x0 |)−u(x0 , |x−x0 |)|+
+ |u(x0 , |x − x0 |) − u(x0 , t)|.

 Z |x−x0 |
|u(x, t) − u(x, |x − x0 |)|
≤ |Dn+1 u(·, s)| ds
|u(x0 , |x − x0 |) − u(x0 , t)| t
Z |x−x0|  
′ ds ′ |x − x0 |
≤ A = A log .
t s t
Además, |u(x, |x − x0 |) − u(x0, |x − x0 |)| ≤ A′ , lo que termina el lema.

Consecuencia
 En  las condiciones
 del lema 8, para todo k ∈ N la integral de Poisson
1
Pt ∗ u ·, (x) existe en todas partes.
k  
1
En efecto, agregando y quitando u 0, , considerando que
k
Z
1
dx < ∞
1 + |x|n+1
y que
Z Z Z
|u(x, k1 ) − u(0, k1 )|
dx = ...dx + ...dx (Lema 8)
Rn 1 + |x|n+1 1
|x|≤ k 1
|x|> k
Z Z
′ dx log(k|x|)
≤ A dx + A′ dx
1
|x|≤ k 1 + |x|n+1 1
|x|> k 1 + |x|n+1
= A < ∞,
  
1
se tiene la existencia de Pt ∗ u ·, (x), ∀k ∈ N.
k

153
Alejandro Ortiz Fernández

A′
Lema 9. Sea u(x, t) una función armónica satisfaciendo |▽u(x, t)| ≤
t
sobre Rn+1
+ . Entonces para cualquier k ∈ N, se tiene
    
1 1
u x, t + = Pt ∗ u ·, (x).
k k

Prueba. (Nota. Observe el lema usado en la prueba del Teorema 15. El


presente lema está en esa línea y damos su prueba.) En primer lugar ob-
servamos que tanto u(x, t + k1 ) como [Pt ∗ u(., k1 )] son funciones armónicas
y que ambas convergen (puntualmente) a u(x, k1 ) cuando t → 0+ . Por
otro lado, por hipótesis,
1 1
| ▽ u(x, t + )| ≤ A′ (t + )−1 .
k k
De esta manera ▽u(x, t + k1 ) es una función armónica limitada sobre
Rn+1 , la que converge puntualmente a ▽u(x, k1 ) cuando t → 0+ .
Ahora usamos el resultado: “Si v(x, y) es armónica sobre Rn+1 + , si exis-
R 1
te una constante c > 0, 1 < p ≤ ∞, tal que kv(·, y)kp = ( Rn |v(x, y)|pdx) p ≤
c < ∞ para y > 0, entonces v(x, y) es la integral de Poisson de una fun-
ción f ∈ LP (Rn )” para concluir que ▽u(x, t + k1 ) es la integral de Poisson
de ▽u(x, k1 ); es decir, para todo (x, t) ∈ Rn+1
+ ,

1 1 1
▽u(x, t + ) = [Pt ∗ ▽u(·, )](x) = ▽[Pt ∗ u(·, )](x),
k k k
de donde u(x, t + k1 ) = Pt ∗ u(·, k1 ) + ak ó aún, en el límite, u(x, k1 ) =
u(x, k1 ) + ak , esto es ak = 0. Así se tiene el lema.

Notación. Para todo k ∈ N, pongamos uk (x, t) ≡ u(x, t + k1 ).


Lema 10. Si u ∈ HMO entonces para todo k ∈ N se tiene uk ∈ HMO y
kuk kHMO ≤ AkukHMO , con A = A(n) > 0.
R Rr
Prueba. Pongamos [uk ]2 = |Q1r | 0
| ▽ u(x, t + k1 )|2 tdtdx, donde Qr es
Qr
el cubo con centro x0 y lado r. Asi, [uk ] ≤ kuk kHMO .

154
ϕ−Espacios de Funciones

Caso r ≥ k1 . Pongamos s = t + k1 (≤ 2r); asi se tiene


Z Z 2r
2 1
[uk ] ≤ | ▽ u(x, s)|2 sdsdx.
|Qr | 0
Qr

Pero, |Q2r | = 2n |Qr | lo que implica,


Z Z 2r
2 2n
[uk ] ≤ | ▽ u(x, s)|2sdsdx
|Q2r | 0
Q2r
Z Z 2r
n1
≤ 2 sup | ▽ u(x, s)|2sdsdx,
|Q2r | 0
Q2r

de donde aún kuk kHMO ≤ 2n kukHMO .


Caso r < k1 . Tenemos
Z Z 2r
2 1 1
[uk ] = | ▽ u(x, t + )|2 tdtdx
|Qr | 0 k
Qr
n+1
X
2
≤ (desde que | ▽ u(x, s)| = |Dj u(x, s)|2
j=1

y |Dj u(x, s)| ≤ At−1 kukHMO )


Z Z r
1 1
≤ A2 kuk2HMO (t + )−2 tdtdx
|Qr | 0 k
Qr
1
≤ ( ≤ k2 )
(t + k −1 )2
Z Z r
2 2 1 2
≤ A kukHMO k tdtdx
|Qr | 0
Qr
2 Z
A 1 1
= kuk2HMO k 2 r 2 dx
2 |Qr | 2
Qr

155
Alejandro Ortiz Fernández

≤ (kr ≤ 1)
Z
2 1
≤ A kuk2HMO dx
|Qr |
Qr
2
= A kuk2HMO.

De donde nuevamente, kuk kHMO ≤ AkukHMO. Llamando aún A = máx(2n , A),


se tiene el lema.

Inicio de la Prueba del Teorema 17


“Solo” resta probar la condición (⇒), esto es, si u ∈ HMO entonces
u = Pt ∗ f, donde f ∈ BMO. Seguiremos la prueba dada por Fabes-
Johnson-Neri en [FAB-JOH-NER.2]. Sea entonces u ∈ HMO y k ∈ N.
Pongamos fk (x) = u(x, k1 ). Entonces por la consecuencia al Lema 7, y
por el Lema 8, se tiene [Pt ∗ u(., k1 )](x) = u(x, t + k1 ), integral de Poisson
que llamaremos uk (x, t), donde (x, t) ∈ Rn+1 + . Además, por el Lema 10,
uk ∈ HMO y existe A = A(n) > 0 tal que kuk kHMO ≤ AkukHMO ó sea
Z Z r
1
| ▽ uk (x, t)|2 tdtdx ≤ Akuk2HMO . (⊙)
|Q| 0
Q

Bajo esta hipótesis se determinará una constante C > 0, que sólo depen-
derá de n, y se probará que fk (x) ≡ u(x, k1 ) ∈ BMO tal que

kfk kBMO ≤ CkukHMO. (+)

Prueba de (+). En vez del cubo Q tomaremos su equivalente topológico,


la bola B = {x/|x − x0 | ≤ r}. Entonces probaremos que
Z
1
|fk (x) − ck |2 dx ≤ Ckuk2HMO . (+’)
|B|
B

156
ϕ−Espacios de Funciones

donde ck = ck (fk , B). En efecto: Se sabe que uk (x, t) es armónica y que


△(u2 ) = 2| ▽ u|2 , de donde 2| ▽ uk |2 = △(u2k ) = △(uk (x, t) − ck )2 para
cualquier constante ck . Luego la estimativa ⊙ es (equivalente)
Z Zr
1
△[uk (x, t) − ck ]2 tdtdx ≤ Akuk2HMO . (⊙)
|Q|
Q 0

Sea el cilindro Q × [0, r], su contorno S(x0 , r), aplicando


R la segunda iden-
tidad
R de Green [si u, v ∈ C (Ω) ∩ C (Ω) entonces Ω (u∆v − v∆u)dx =
1 2
∂v
Γ
(u ∂u
− v ∂u
∂v
)dσ, donde Γ es la frontera de la región Ω ⊂ Rn ], tenemos
Z Zr Z Z
2 ∂ ∂t
△[uk (x, t) − ck ] tdtdx = [t (uk − ck )2 − (uk − ck )2 ]dS.
S(x0 ,r) ∂ν ∂ν
Q 0

Si t = 0 (es decir, considerando el contorno “base” del cilindro) se


∂t
tiene ∂ν = −1, y uk (x, 0) = u(x, k1 ) = fk (x) y
Z Z Z
2
(uk − ck ) dS = |fk (x) − ck |2 dx.
S(x0 ,r) Q

Es decir, para este caso se tiene (de la hipótesis (⊙))


Z
1
|fk (x) − ck |2 dx ≤ Akuk2HMO (que es lo que se desea,[+′ ]).
|B| B
En relación al resto del contorno se elige ck = uk (x0 , r) ≡ u(x0 , r + k1 )
y se afirma que: existen C1 = C1 (n), C2 = c2 (n), C3 = C3 (n) (mayores
que cero) tal que
Z
r ∂
| (uk − ck )2 (x, r)|dx ≤ C1 kuk2HMO (α)
|B| B ∂t
Z
1
|uk (x, r) − uk (x0 , r)|2 dx ≤ C2 kuk2HMO (β)
|B| B

Z r Z 
1 ∂
t | (uk (x, t) − ck )2 |dσ dt ≤ C3 kuk2HMO (γ)
|B| 0 S ∂ν

siendo S la esfera |x − x0 | = r. Aceptando las estimativas (α), (β) y (γ)


(que se probarán luego) se obtiene [+]′ .

157
Alejandro Ortiz Fernández

Prueba de (α), (β) y (γ).


1
La hipótesis u ∈HMO, la estimativa del Lema 8 con t = r + y
k
1 R
A = AkukHMO (A como en el Lema 7), implica que

|uk (x, r) −
|B| B
2
uk (x0 , r)|2 dx ≤ A′ = A2 kuk2HMO, se tiene (β) con C2 = A2 . Con (α) :
observemos que,
Z Z
r ∂ 2r ∂uk
(uk (x, r) − uk (x0 , r))2 dx ≤ (x, r) |uk (x, r) − uk (x0 , r)| dx
|B| ∂t |B| ∂t
B B
 
∂uk ∂u 1
≤ [desde que, ∀k, (x, r) = x, r +
∂t ∂t k
A
≤ (Lema 7) < kukHMO]
Zr
2A
≤ kukHMO |uk (x, r) − uk (x0 , r)| dx
|B| B
≤ (Lema 8) ≤ 2A2 kuk2HMO

y se obtiene (α) con C1 = 2A2 .


Con (γ) : vía una traslación yporsimplicidad,
  asumamos x0 = 0.
∂ ∂
Así, ck = uk (0, r) = u(0, r + k1 ), y = ; luego,
∂ν ∂|x|
Z r Z 
1 ∂ ∂
t | (uk (x, t) − uk (0, r))2 | dσ dt ≤ (desde que uk (x, t)
|B| 0 S ∂|x| ∂|x|
 −1
1
≤ AkukHMO t +
k
A
≤ kukHMO )
t Z Z    
2AkukHMO r
1 1
≤ u x, t + k − u 0, r + k dσdt.
rn 0 |x|=r

pero,
       

u x, t + 1 − u 0, r + 1 | ≤ u x, t + 1 −u x, r + 1 +
k k k k
   
1 1
+ u x, r + − u 0, r +
k k

158
ϕ−Espacios de Funciones

y
    Z r+ 1
∂u
u x, t + 1 − u x, r + 1 ≤
k
(x, s) ds
k k ∂s
t+ k1

≤ (Lema 7)
 
r
≤ AkukHM O log .
t

También,
   
1 1
u x, r + − u 0, r + ≤ (Lema 8) ≤ A′ = AkukHM O .
k k

Sintetizando,
Z r Z 
1 ∂ 2AkukHMO
t | (uk (x, t)−uk (0, r))2 | dσ dt ≤ ·
|B| 0 S ∂|x| rn
Z rZ  
r
AkukHMO log dσdt
0 |x|=r t
Z Z
2AkukHMO r
+ AkukHMO dσdt
rn 0 |x|=r
Z Z
2A2 kuk2HMO r r 2A2 kuk2HMO
= log( )dσdt + ·
rn 0 |x|=r t rn
Z rZ
dσdt
0 |x|=r

≤ cn A2 kuk2HMO + cn A2 kuk2HMO
= c′n A2 kuk2HMO = c3 kuk2HMO .

Así queda probado [+].


Dado u ∈ HMO, se determinará ahora su valor de contorno f (x) y
se probará que f ∈ BMO(Rn ) y

kf kBM O ≤ CkukHM O . (⋆)

En efecto, recordemos que dado u ∈ HMO y k ∈ N, entonces fk (x) =


u(x, k1 ) satisface kfk kBM O ≤ CkukHM O . [+]

159
Alejandro Ortiz Fernández

Ahora la meta es probar (⋆). Para ello, sea Qm ⊂ Rn el cubo con


1 R
centro en el origen y de lado 2m ; y pongamos fk,m = fk .
|Qm | Qm
1 R
Si m es fijo, (+) implica |fk (x)−fk,m |2 dx ≤ C 2 kuk2HM O para
|Qm | Qm
todo k ∈ N; de donde {fk (x) − fk,m } es una sucesión limitada en L2 (Qm ),
y por tanto existe una subsucesión, la que converge (débilmente) R a una
función g Qm (x) ∈ L2 (Qm ). Por otro lado, observe que |Q1m| Qm (fk (x) −
fk,m (x))dx = 0, luego
Z Z
1 Qm 1
g (x)dx = lı́m (fk (x) − fk,m )dx = 0. (⊖)
|Qm | Qm k→∞ |Qm | Q
m

Sea g Qm (x) − g Q1 (x) = lı́m (fk,1 − fk,m ) = k(Q1 , Qm ) si x ∈ Q1 .


k→∞
Ahora obsérvese que si Q ⊂ Q′ ⊂ Q′′ entonces se verifica (usando la
construcción de k(Q1 , Qm )) que k(Q, Q′′ ) = k(Q, Q′ ) + k(Q′ , Q′′ ) propie-
dad que permite definir f vía

f (x) = g Qm (x) − k(Q1 , Qm ) si x ∈ Qm , m ∈ N (δ)

Obsérvese que
Z
1
−k(Q1 , Qm ) = −k(Q1 , Qm )dx
|Qm | Qm
Z Z
1 1
= f (x)dx − g Qm (x)dx
|Qm | Qm |Qm | Qm
Z
(⊖) 1
= f (x) dx = fQm .
|Qm | Qm

¿Qué deseamos? · · · verificar que f ∈BMO y

kf kBM O ≤ CkukHM O . (∗)

Como, por (+), f1 ∈ BMO, es suficiente verificar que f1 − f ∈ BMO.


En efecto, note que para cualquier cubo Q ⊂ Rn , existe m ∈ N tal que
Q ⊂ Qm . Entonces,

160
ϕ−Espacios de Funciones

Z Z
1 (δ) 1
|(f1 (x) − f (x)) − (f1 )Q +fQ | dx = |(f1 (x) − (f1 )Q ) − g Qm (x)+
|Q| Q |Q| Q
+ k(Q1 , Qm ) + fQ | dx
Z
1
≤ [sabemos que (g Q )Q = g Q dx = 0, luego
|Q| Q
Z
1
fQ = f (x) dx
|Q| Q
Z
1
= [g Q (x) − k(Q1 , Q)] dx
|Q| Q
= −k(Q1 , Q) = k(Q, Qm ) − k(Q1 , Qm ).

Luego para todo x ∈ Q,


g Q (x) − g Qm (x) + k(Q1 , Qm ) + fQ = g Q (x) − g Qm (x) + k(Q, Qm ) = 0]
Z Z
1 1
≤ |f1 (x) − (f1 )Q | dx + |g Q (x)| dx.
|Q| Q |Q| Q

Pero:
Z
1 [+]
|f1 (x) − (f1 )Q | dx ≤ kf1 kBM O ≤ CkukHM O
|Q| Q

y
Z
1
|g Q (x)| dx = (considerando la familiar función “signo”)
|Q| Q
Z
1
= sig(g Q (x))g Q (x) dx
|Q| Q
Z
1
= lı́m sig(g Q (x))[fk (x)−)(fk )Q ] dx
|Q| k→∞
ZQ
1
≤ lı́m |fk (x) − (fk )Q | dx
k→∞ |Q| Q

≤ lı́m kfk kBM O


k→∞
≤ CkukHM O .

161
Alejandro Ortiz Fernández

En síntesis
Z
1
|(f1 (x) − f (x) − (f1 )Q + fQ )| dx ≤ CkukHM O ,
|Q| Q

de donde f1 − f ∈ BMO, lo que implica aún, f ∈ BMO y

kf kBM O ≤ CkukHM O . (⋆)

¿Qué falta para culminar con la prueba del Teorema 17?...


Que u = Pt ⋆ f, a menos de una constante. Eso haremos: en efecto,
como f ∈ BMO, entonces su integral de Poisson Pt ⋆ f existe en Rn+1
+
(ver Lema 3, III). Si D = ∂x∂ i o ∂t

, por el Lema 9:
Z
1
Du(x, t + ) = ((DPt ) ⋆ fk )(x) = (desde que DPt = 0)
k Rn
Z
= DPt (x − y)[fk (y) − fk,m ] dy
R n
Z Z
= ···+ · · · , para∀m ∈ N.
Qm Rn −Qm

Pero,
Z Z
lı́m DPt (x − y)[fk (y) − fk,m ] dy = DPt (x − y)g Qm (y) dy
k→∞ Qm Qm

= (desde quef (x) = g Qm (x) − k(Q1 , Qm ))


Z
= DPt (x − y)f (y)dy +
Qm
Z
+k(Q1 , Qm ) DPt (x − y) dy.
Qm

Ahora bien, esta última etapa de la demostración del Teorema 17 se


está orientando a probar que Du(x, t) = D(Pt ⋆ f )(x), pues ello implicará
u(x, t) = (Pt ⋆ f )(x) (a menos de una constante), que es lo que se desea.
Con esta idea, mirando
Z Z
1
Du(x, t + ) = ···+
k Qm Rn −Qm

162
ϕ−Espacios de Funciones

y
Z Z
lı́m DPt (x − y)[fk (y) − fk,m] dy = DPt (x − y)f (y)dy+
k→∞ Qm Qm
Z
+ k(Q1 , Qm ) DPt (x − y) dy
Qm

debemos tener
Z
lı́m lı́m DPt (x − y)[fk (y) − fk,m ] dy = D(Pt ⋆ f )(x)
m→∞ k→∞ Qm

y para tener esta igualdad, debemos verificar que


Z
lı́m k(Q1 , Qm ) DPt (x − y) dy = 0. (⋆⋆)
m→∞ Qm
R R R
En efecto, desde que 0 = Rn
DPt = Qm
···+ Rn −Qm
···
Z Z


DPt (x − y) dy ≤ |DPt (x − y)| dy

Qm Rn −Qm
≤ (desde queDPt es del orden|x|−n−1 en el infinito)
Z  
−n−1 n−1 1
≤ C s s ds = 0 m .
s≥2m−2 2

Además, si Q0 es el cubo unitario centrado en el origen, tenemos

|k(Q1 , Qm )| = (sabemos, mirar debajo de(δ))


= |fQm |
≤ |fQ0 | + |fQm − fQ0 |
≤ (mirar la prueba del Lema 3. III)
≤ |fQ0 | + m2n kf kBM O .
Por lo tanto,
Z
lı́m k(Q1 , Qm ) DPt (x − y) dy ≤ lı́m [0(2−m )|fQ0 | + 0(2−m )m2n kf kBMO ] = 0.
m→∞ Qm m→∞

163
Alejandro Ortiz Fernández

Finalmente,
R como
R se desea Du(x, t) = D(Pt ⋆f )(x) y tenemos Du(x, t+
1
k
)= Qm · · · + Rn −Qm y con la primera integral (en el limite) ya estamos
bien, quedaría por verificarse que

 Z 
lı́m lı́m DPt (x − y)|fk (y) − fk,m| dy = 0. (⋆ ⋆ ⋆)
m→∞ k→∞ Rn −Qm

En efecto, (el argumento es análogo a lo hecho en el Lema 3. III). Para


y ∈ Rn − Qm y m grande se tiene |x − y| ≃ |y|, luego,fijando (x, t))
tenemos
Z Z
DPt (x − y)|fk (y)−fk,m | dy ≤ C |y|−n−1 |fk (y) − fk,m | dy
Rn −Qm Rn −Qm

X Z
−j(n+1)
≤C 2 |fk (y) − fk,m | dy
j=m+1 Qj

X∞ Z
≤C 2−j(n+1) |fk (y) − fk,m | dy
j=m+1 Qj

X Z
−j(n+1)
+C 2 |fk,j − fk,m | dy
j=m+1 Qj

X
≤C 2−j(n+1) |Qj |kfk kBMO
j=m+1

X
+C 2−j(n+1) (j − m)2n kfk kBMO
j=m+1

X
≤ (por[+]) ≤ C 2−j(n+1) 2nj (1 + 2n j)kukHMO
j=m+1

X
= CkukHMO 2−j (1 + 2n j) → 0 si m → ∞,
j=m+1

lo que prueba (⋆ ⋆ ⋆).


En resumen, se ha probado que lı́m (DPt ⋆ fk )(x) = D(Pt ⋆ f )(x) de
k→∞
donde Du(x, t) = D(Pt ⋆ f )(x), ó u(x, t) = (Pt ⋆ f )(x), como se desea.

164
ϕ−Espacios de Funciones

d
Los Espacios E α,p y H α,p
En esa sección continuamos con la idea de extender la ecuación X =
Pt ⋆ Y, la que está relacionada al Problema de Dirichlet. En la Sección (c)
hemos probado que HMO = Pt ∗ BMO lo que sugiere ahora extender los
espacios HMO y BMO a otros mas amplios y que continuen satisfaciendo
tal ecuación.
Sabemos que BMO está inmerso en el espacio Lp,λ , 1 ≤ p < ∞,0 ≤
λ−n λ1 − n
λ ≤ n + p. Vimos en III Lema 1, la condición = a fin de
p p1
λ−n
tener la inclusión Lp,λ ⊂ Lp1,λ1 . El número aparece también en
p
otras circunstancias; ello sugiere

Un cambio de Variable. (Peetre).


λ−n
Sea α = y pongamos E α,p ≡ Lp,λ . Observe que la condición
p
n
0 ≤ λ ≤ n + p implica − ≤ α ≤ 1.
p
Asi,E es nuestro conocido amigo Lp,λ y es claro que BMO = Lp,n =
α,p

E (pondremos kf kE α,p ≡ kf kLp,λ ).


o,p

¿Cuál es la extensión de HMO?...


Fabes-Johnson-Neri[FAB-JOH-NER.1] responden a esta pregunta con-
siderando al espacio H α,p : sea 0 ≤ α < 1, 1 ≤ p < ∞,

H = u(x, t) armónica sobre Rn+1
α,p
+ /

 Z Z r  1p 
1 2 p
kukH α,p = sup αp [ |∇u(x, t)| tdt] dx
2 <∞
Q |Q| n +1 Q 0

donde Q es un cubo (en Rn ) de centro x0 ∈ Rn y lado de longitud r.


Identificando funciones que difieren en una constante, H α,p es un espacio
completo con tal seminorma. Además, H 0,2 = HMO.

165
Alejandro Ortiz Fernández

El teorema de caracterización de Fabes-Johnson-Neri es

Teorema 18. Si 0 < α < 1, 1 < p < ∞, entonces H α,p = Pt ⋆ E α,p .


Además,kukH α,p ≃ kf kE α,p .

Nota 15. Por razones metodológicas, consideremos los:

Teorema 19 (Teorema A). Sea f ∈ E α,p (Rn ), 0 < α < 1, 1 < p < ∞,
entonces su integral de Poisson Pt ∗f existe, está en H α,p y kPt ∗f kH α,p ≤
Bkf kE α,p para alguna constante B > 0, independiente de f.

Teorema 20 (Teorema B). Sea u ∈ H α,p , 0 < α < 1, 1 < p < ∞,


entonces existe f ∈ E α,p tal que u = Pt ∗ f ; además, kf kE α,p ≤ ckukH α,p ,
donde c es una constante > 0 independiente de u y f.

Para probar estos teoremas necesitamos de algunos resultados previos;


algunas de tales ideas ya han sido trabajadas en anteriores secciones.

Lema 11. Si 0 < α < 1, 1 ≤ p < ∞, y Q denota el cubo unitario con


centro en el origen, entonces existe B > 0 tal que para todo f ∈ E α,p se
tiene Z
|f (x) − fQ |
n+1
dx ≤ Bkf kE α,p .
Rn 1 + |x|

Prueba. Observamos de entrada que este Lema, es una generalización del


Lema 3 III cuya demostración contiene el germen de la idea que usaremos
ahora. Pongamos Q0 = Q entonces
Z Z ∞ Z
X
|f (x) − fQ |
dx = ···+ · · · , dondeSk = Qk − Qk−1 ,
Rn 1 + |x|n+1 Q0 k=1 Sk


(k = 1, 2, ...), siendo los Qk s cubos concéntricos, con lados de longitud
2k . Busquemos las estimativas para cada sumando.
En efecto,
Z Z
|f (x) − fQ |
n+1
dx ≤ |f (x) − fQ | dx ≤ kf − fQ kLp ≤ kf kE α,p
Q 1 + |x| Q

166
ϕ−Espacios de Funciones

(recuerde como es la norma kf kLp,λ ). Por otro lado,


|fQk − fQ | ≤ |fQk − fQk−1 | + |fQk−1 − fQk−2 | + · · · + |fQ1 − fQ |
y como en general para todo k ∈ N se tiene también
Z
2n
|fQj − fQj−1 | ≤ |f (x) − fQj |dx
|Qj | Qj
 Z  p1
n 1 p
≤ 2 |f (x) − fQj | dx
|Qj | Qj
(recuerde la definición dekf kLp,λ )
α
≤ 2n |Qj | n kf kE α,p ,
lo que implica |fQk − fQ |
X k
n
≤ 2 kf kE α,p 2jα
j=1
n+α
2
≤ kf kE α,p
2α − 1
≡ cα kf kE α,p .
Luego,
Z Z
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − fQk | dx + |Qk ||fQk − fQ |
Qj Qk
α
≤ |Qk |1+ n kf kE α,p + |Qk |cα kf kE α,p
= 2kn (2kα + cα )kf kE α,p .
Sea ahora x ∈ Sk (esto es x ∈ / Qk−1 , que implica |x| ≥ 2k−2 ó 1 + |x|n+1 >
−n−1 k(n+1)
4 2 ) entonces,
Z Z
|f (x) − fQ | n+1 −k(n+1)
n+1
dx ≤ 4 2 |f (x) − fQ | dx
Sk 1 + |x| Qk

≤ 4n+1 2−k(n+1) 2kn (2kα + cα )kf kE α,p


= 4n+1 2−k (2kα + cα )kf kE α,p

X
≡ ck kf kE α,p , con ck < ∞.
k=1

167
Alejandro Ortiz Fernández

Finalmente,
∞ Z
X |f (x) − fQ |
dx ≤ Bkf kE α,p
k=1 Sk 1 + |x|n+1
P
con B = máx(1, ck ), lo que prueba el lema.
Vía la dilatación x → r −1 x se tiene el
Corolario 4. Sea 0 < α < 1 y Q es el cubo de cento en el origen y de
lado de longitud r, entonces existe una constante B > 0 tal que para todo
f ∈ E α,p se tiene
Z
|f (x) − fQ |
n+1 n+1
dx ≤ Br α−1 kf kE α,p .
Rn r + |x|
Prueba del Teorema 19. En primer lugar, la estimativa del Lema 11
permite afirmar la existencia de la integral de Poisson de f ∈ E α,p ya que
Z
|u(x, t)| = |Pt ⋆ f | ≤ |Pt (x − y)||f (y)|dy
n
ZR Z
≤ |Pt (x − y)||f (y) − fQ |dy + |fQ | |Pt (x − y)|dy
Rn Rn
≤ c < ∞.

Por otro lado, sin pérdida de generalidad, asumimos en la definición


de kukH α,p que los Q′ s están centrados en el origen; por conveniencia
tomemos r = 4h > 0. Escribamos Qr para indicar la longitud del lado
del cubo. Sea X la función característica del cubo Qr y sea Xe = 1 − X .
Hagamos el siguiente argumento:

f = fQr + (f − fQr )1 = fQr + (f − fQr )(X + Xe)


= fQr + (f − fQr )X + (f − fQr )Xe
≡ f1 + f2 + f3 .

Luego,

u(x, t) = (f ⋆ Pt )(x)
= (f1 ⋆ Pt )(x) + (f2 ⋆ Pt )(x) + (f3 ⋆ Pt )(x)
= u1 (x, t) + u2 (x, t) + u3 (x, t).

168
ϕ−Espacios de Funciones

Desde que f1 es una constante,u1 (x, t) = 0 y obviamente ku1kH α,p ≤


Ap kf kE α,p . Para u2 tenemos la estimativa
Z Z r  p2  p1 Z Z ∞  p2  p1
2 2
|∇u2 (x, t)| t dt dx ≤ |∇u2 (x, t)| t dt dx
Qr o Rn 0
≤ (desigualdad de Littlewood-Paley)
≤ Ap kf2 kLp
Z  p1
p
= Ap |f (x) − fQr | dx
Qr
 Z  p1
n
p +α
1 p
≤ Ap r sup |f (x) − fQr | dx ,
rn+αp Qr

es decir,
 Z Z r  p2  p1  Z  p1
1 2 1 p
|∇u2 (x, t)| t dt dx ≤ Ap sup |f (x) − fQr | dx
rn+αp Qr 0 rn+αp Qr

ó ku2 kH α,p ≤ Ap kf kE α,p . Finalmente, para x ∈ Qn , t ∈ (0, h), se tiene


|∇u3 (x, t)| = |[(f − fQr )e
χ ∗ ∇Pt ](x)|
Z
≤ |f (y) − fQr ||∇Pt (x − y)|dy
Rn −Qr
Z
|f (y) − fQr |
≤ cn n+1 + |y|n+1
dy
Rn −Qr h
Z Z r  p2  p1
≤ cn Bhα−1 kf kE α,p , luego |∇u3 (x, t)| t dt 2
dx
Qr 0
n
≤ B1 rα+ p kf kE α,p

que implica ku3 kH α,p ≤ B2 kf kE α,p . Sumando se tiene el teorema.


Para probar el Teorema 20 necesitamos los
Lema 12. Si u ∈ H α,p (Rn+1
+ ) existe una constante c (que depende de α
y n) tal que
|Dj u(x, t)| ≤ ctα−1 kukH α,p .
Prueba. Observe de entrada que este lema generaliza al Lema 7 usado
para probar al Teorema 17; en conscuencia la prueba es análoga a lo
hecho antes.

169
Alejandro Ortiz Fernández

Fijemos cualquier (x0 , t0 ) y sea r = 2t0 y sea B la bola en Rn+1 + con


centro en (x0 , t0 ) y radio t20 = 4r . Así, B ⊂ Q × [ 4r , 3r
4
] y se tiene

Z Z 3r
4
−n−1
|Dj u(x0 , t0 )| ≤ c1 r |Dj u(x, t)| dt dx
r
Q 4
Z  Z r  12  Z 3r  12 
4
−n−1 2 −1
≤ c1 r |Dj u(x, t)| t dt t dt dx
r
Q 0 4
Z Z r 
1
2
1
−n−1 2
≤ c1 (log 3) r 2 |Dj u(x, t)| t dt dx
Q 0
≤ (definición dekuk H α,p )
−n−1+ n +α+ n(p−1)
≤ c2 r p p kukH α,p
= c2 r α−1 kukH α,p
= ctα−1
0 kukH α,p ,

lo que prueba el lema

Corolario 5. Si u ∈ H α,p entonces |∇u(x, t)| ≤ c′ tα−1 donde c′ puede


depender de u.

Lema 13. Sea u(x, t) ∈ C 1 tal que |∇u(x, t)| ≤ c′ tα−1 sobre Rn+1
+ . En-
n+1
tonces para todo (x, t) ∈ R+ se tiene


c′ tα−1 |x − x0 |, si |x − x0 | ≤ t
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ ′ −1 α
c máx(1, |α| )|x − x0 | , si |x − x0 | > t

Prueba. Es análogo a lo hecho en el Lema 8.

Prueba del Teorema 20. La hipótesis u ∈ H α,p , 0 < α < 1, implica


(por el Corolario del Lema 12), |∇u(x, t)| ≤ c0 tα−1 , luego, si ǫ y δ son

170
ϕ−Espacios de Funciones

números positivos, tenemos

Z
δ
∂u
|u(x, δ) − u(x, ǫ)| = (x, s)ds
ǫ ∂t
Z δ
≤ c0 | sα−1 ds|
ǫ
= c1 |δ α − ǫα |
≤ (desde que 0 < α < 1)
≤ c1 |δ − ǫ|α ,

lo que nos dice que la familia {u(x, δ)} es de Cauchy (cuando δ → 0).
Por lo tanto existe f tal que u(x, δ) → f (x) en todas partes. Por el Lema
13, para todo t > 0, |u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ k|x − x0 |α , de donde, si t → 0,
|f (x) − f (x0 )| ≤ k|x − x0 |α , luego f ∈ ∧α .
Probemos que f ∈ E α,p y que kf kE α,p ≤ ckukH α,p (obsérvese que la
naturaleza de ser f limite de u armónica implica que u es la transformada
de Poisson de f ).
En efecto, (Q es un cubo de lado de longitud r y centro x0 )

Z Z  Z p
p 1
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − f (y)| dy dx
Q Q rn Q
Z  Z p
1 α
≤ k |x − y| dy dx
Q rn Q
≤ (desde que|x − y| ≤ |x − x0 | + |x0 − y| ≤ cr)
Z
≤ kc r αp dx
Q
αp+n
= ckr ,

de donde kf kE α,p ≤ ck, como deseamos.

171
Alejandro Ortiz Fernández

e
Lp,λ y Aplicaciones a las Ecuaciones en
Derivadas Parciales
(i) Preliminares.
En el capítulo III hemos tenido la oportunidad de presentar a los
generalizados espacios de funciones Lp,λ, espacios que fueron inves-
tigados por los profesores italianos Guido Stampacchia y S. Cam-
panato, y por el grupo de analistas formados en la escuela Italiana
de Análisis. Desde la década de los años 1930′s en el estudio de
las ecuaciones en derivadas parciales elípticas y parabólicas se usa-
ron ciertos espacios de funciones como fueron Lp , Lp,λ, los Lipschitz
y posteriormente los espacios BMO. Todos estos espacios fueron
globalizados vía los Lp,λ, remarcando que para algunos valores de
λ estos espacios fueron introducidos por C. B. Morrey en 1938 y
fueron aplicados a problemas elípticos, lineales y no-lineales. Por
otro lado, los Lp,λ también están relacionados con los espacios de
Sobolev, que como sabemos fueron, y son, usados intensivamen-
te en problemas concretos que envuelven ecuaciones diferenciales.
Por razones didácticas recordemos algunas ideas ya vistas en III, y
otras que complementen la comprensión de Lp,λ. Comenzamos con
el espacio de Morrey Lp,λ (Q0 ), 1 ≤ p < ∞, −∞ < λ < ∞; Q0 ⊂ Rn
es un cubo fijo (con lados paralelos a los ejes-coordenados). Por
definición,


p,λ p,λ
L (Q0 ) ≡ L = f ∈ L1 (Q0 )/ existe una constante k > 0 tal que
 Z  p1 
1 p
[f ]Lp,λ = sup λ |f (x)| dx ≤k<∞
Q⊂Q0 |Q|1− n Q

λ
(desde que r es la longitud del lado Q, |Q|1− n = r n−λ ). Si λ ≥
0, Lp,λ es un espacio de Banach con la norma kf kLp,λ = kf kL1 (Q0 ) +
[f ]Lp,λ . La condición λ ≥ 0 es esencial ya que si λ < 0 entonces la
única función en Lp,λ es f = 0 (pues si λ < 0 entonces n − λ > 0,

172
ϕ−Espacios de Funciones

1
luego rn−λ podría ser muy grande para n−λ muy pequeño y podría
no existir k de modo que el supremo sea ≤ k, salvo si f = 0.)
RObservemos que si λ = n, f ∈ Lp,λ implica que existe k tal que
Q
|f (x)| dx ≤ k, esto es Lp,n ≡ Lp localmente. Si λ = 0, f ∈ Lp,0
p

1 R
implica que existe k tal que n Q |f (x)|p dx ≤ k, y de esta manera
r
f ∈ L∞ desde que
Z Z  p1
1 1 1 1 1
|f (x)| = |f (x)| dx ≤ |f (x)|p dx |Q| q < ∞, + = 1.
rn Q rn Q p q

¿Y si λ < 0?; en este caso la presencia del promedio fQ va hacer


funcionar bien las cosas surgiendo así los espacios Lp,λ. Por defini-
ción, sean 1 ≤ p < ∞, −∞ < λ < ∞, entonces:
Z
p,λ 1 1 1
L = {f ∈ L (Q0 )/ sup ( λ |f (x) − fQ |p dx) p ≤ k < ∞},
Q⊂Q0 |Q|1− n Q

1
R
donde como sabemos fQ = |Q| Q
f (x)dx; poniendo nuevamente
[f ]Lp,λ a tal supremo y considerando la norma kf kLp,λ = kf kLp (Q0 ) +
[f ]Lp,λ , con ella Lp,λ es un espacio de Banach.
Observemos que Campanato considera λ ≥ 0 modificando la defi-
nición a la expresión r1n en vez de rn−λ
1
. En efecto:

(a) Veamos que Campanato implica la definición dada. La prueba


de (a) lo haremos en tres casos: (i) λ ≤ 0, (ii) 0 < λ ≤ n y
(iii) λ > n.
(i): Tenemos Campanato y λ ≤ 0, luego n − λ > 0; pon-
1 R
gamos λ′ = n − λ > 0 y tenemos sup n−λ Q · · · =
r
1 R
sup λ′ Q · · · < ∞, es decir, tenemos la definición dada
r
originalmente.
(ii): Tenemos Campanato y 0 < λ ≤ n; entonces nuevamente
n − λ ≥ 0 y basta poner λ′ = n − λ ≥ 0 y procedemos
como antes.

173
Alejandro Ortiz Fernández

(iii): Tenemos Campanato y λ > n, luego n − λ < 0, entonces


1
n−λ
= r λ−n , con λ′ = λ − n > 0, y asi tendríamos que
r
el supremo sería tan grande como se quiera y podría no
existir tal k, a menos que f = 0. A esta misma conclusión
se llegaría con la definición de Campanato.
(b) Definición Original implica la de Campanato. En efecto, te-
1 R
nemos sup n−λ Q · · · < ∞ si −∞ < λ < ∞; en particular
r
esto es cierto si n − λ ≥ 0, pero esto se obtiene si λ < 0 y si
λ ≤ n (que se tendría).

Consecuencias
(a). Lp,n ≃ Lp (Q0 ) con kf kLp,λ ≃ kf kLp (Q0 ) .
(b). Decimos que f es Hölder-Continua, con exponente α, 0 < α <
1, si [f ]H α = supx,y∈Q0 |f (x)−f
|x−y|α
(y)|
< ∞; con la norma kf kH α =
máx |f (x)| + [f ]H α , H es un espacio de Banach.
α
x∈Q0
Teorema de Campanato-Meyers(1964). Si λ < 0, enton-
ces Lp,λ ≃ H α , donde α = − λp .
(c). Teorema de John-Nirenberg. f ∈ BMO si y solo si f ∈
Lp,0.
(d). f ∈ Lp,λ si y solo si existe una constante k y para cada R subcubo
1
Q ⊂ Q0 existe una constante CQ tal que λ Q
|f (x) −
|Q|1− n R
1
CQ |p dx ≤ k p . Se observa que: supQ⊂Q0 ı́nf CQ 1− λ |f (x) −
|Q| n

CQ | dx es una seminorma equivalente a [f ]Lp,λ .


p

(e). Espacios Lp,λ-Débiles.Decimos que f ∈ Lp,λ−débil si existe


una constante k tal que ∀Q ⊂ Q0 se tiene

k λ
|{x ∈ Q/|f (x) − fQ | > σ}| ≤ ( )p |Q|1− n , ∀σ > 0.
σ

174
ϕ−Espacios de Funciones

Observación 1.
Remarcamos que el rol jugado por los cubos (o
bolas) en las definiciones dadas puedan ser substi- E
tuidas por cualquier familia de conjuntos {E} las
Q’
cuales son “regulares” en el sentido que para todo
conjunto E de la familia existen dos cubos Q′ ⊂ Q”
|Q′ |
tal que Q′ ⊂ E ⊂ Q” y υ −1 ≤ |Q”| ≤ υ, donde υ es
independiente del particular E considerado. Q"
(ii) Espacios Lp,λ de Tipo Fuerte. Figura 4:
Vamos a considerar una subclase de funciones de Lp,λ, al espacio
Lp,λ de tipo fuerte r, Lp,λr (Q0 ), donde 1 ≤ p < ∞, −∞ < λ <
∞, r > 0. Diremos que f ∈ Lp,λ r (Q0 ) ≡ Lr
p,λ
si para cualquier
sistema de subcubos S = {Qj / ∪j Qj ⊂ Q0 }, dos a dos subcubos
sin puntos interiores comunes, se tiene
 Z  1p
1 p
sup λ |f (x) − fQ | dx ≡ [f ]Lp,λ (Qj ) ≡ k(Qj ) < ∞,
Q⊂Qj |Q|1− n Q
y además existe una constante L ≡ Lf < ∞ tal que
X  1r
r
sup |k(Qj )| = L,
{Qi }=S∈S j

donde S es la familia de todos los sistemas de subcubos considera-


dos antes.
Pondremos [f ]Lp,λ
r (Q0 )
≡ L. Con la norma

kf kLp,λ
r
= [f ]Lp,λ
r
+ kf kLp ,

Lp,λ
r es un espacio de Banach.
Sea ahora f ∈ L1 (Q0 ); 1 < p < ∞, −∞ < λ < ∞. Diremos que
f ∈ N p,λ si
X Z p  1
1 p
[f ]N p,λ = sup |f (x) − f | dx < ∞.
|Q | p+λ−1 Q j
{Qj }=S∈S j j Qj

175
Alejandro Ortiz Fernández

N p,λ es un espacio de Banach con la norma kf kN p,λ = kf kL1 (Q0 ) +


[f ]N p,λ .
Algunas propiedades de estos espacios N p,λ son:

(i). Si p ≤ q y λ
p
≤ µq , entonces N q,µ ⊂ N p,λ .
(ii). Si f ∈ L1 (Q0 ), entonces lı́mp→+∞ [f ]N p,0 = [f ]L1,0 ≡ [f ]BM O .
µ
(iii). Si f ∈ Lq,µ
r y λ es un número tal que λ ≤ 1 − y p =
nq
nq
(1 − λ) ≥ r, entonces f ∈ N p,λ y [f ]N p,λ ≤ [f ]Lq,µ .
µ
1, n
(iv). Si f ∈ Lq,n ≡ Lq (Q0 ), q > 1, entonces f ∈ Lq q ; luego f ∈
N q,0 .

(iii). Espacios de Sobolev H 1,p .


Estos espacios fueron introducidos por el matemático ruso Sergie
L.Sobolev a fines de los años 1930’s y juegan un papel fundamental
en la teoría de las ecuaciones en derivadas parciales. Sean f y fxi ≡
∂f
funciones continuas sobre Q0 . Por definición,
∂xi

H 1,p (Q0 ) ≡ H 1,p = {f ∈ Lp (Q0 )/fxi ∈ Lp (Q0 )};

con la norma n
X
kf kH 1,p = kf kLp + kfxi kLp ,
i=1

H es un espacio de Banach. Usaremos el convenio: H 1 ≡ H 1,2 . La


1,p

introducción de los espacios Lp,λ permitió re-descubrir y generalizar


un clásico resultado de C.B.Morrey: “(Stampacchia, 1965). Sea
f ∈ H 1,p (Q0 ) tal que fx ∈ Lp,λ, esto es, para cada subcubo Q ⊂ Q0
se tiene
Z
1
λ |fx |p dx ≤ k p , con 0 ≤ λ ≤ n.
|Q|1− n Q

Entonces,si:

176
ϕ−Espacios de Funciones

1 1
p < λ, se tiene f ∈ Lpe,λ −débil, donde pe
= p
− λ1 ;
p = λ, se tiene f ∈ L1,0 ≡ BMO y [f ]L1,0 ≤ k;
λ
p > λ, se tiene f ∈ L1,µ , con µ = p
− 1 < 0; esto es, f ∈ H β ,
donde β = 1 − λp .”
1 R
Si f satisface µ |fx |q dx ≤ cq , con 1 < q < µ ≤ n, para todo
|Q|1− n Q
subcubo Q ⊂ Q0 , entonces:
1 1 1 n
H 1 (Q0 ) ⊂ L1,λ
qe , donde = − yλ= .
qe q µ qe

En esta dirección tenemos también a los espacios de funcio-


nes Hölder-continuas de tipo fuerte Hrα (Q0 ). Así, Campanato-
Meyers probaron que si λ < 0, entonces Lp,λ ≃ H α (Q0 ), donde
λ
α = − . G. Stampacchia extendió esta idea probando que si λ < 0,
p
entonces Lp,λr coincide con funciones que están en una subclase de
las funciones Hölder-Continuas H α y que llamó funciones Hölder-
continuas de tipo fuerte. Así se tiene la definición: “Sea 0 < α < 1;
decimos que f ∈ Hrα (Q0 ) si: (i) f es Hölder-continua con exponente
α en Q0 ; (ii) existe una constante L ≡ Lf tal que para cualquier sis-
  12
P
tema de subcubos {Qj } ∈ S se tiene: sup |k(Qj )| 2
= L,
{Qj }=S∈S j
donde k(Qj ) denota el coeficiente-Hölder con exponente α de la res-
tricción f |Qj al subcubo Qj de f .”
Notación. L = [f ]Hrα (Q0 ). Se tiene el siguiente resultado debido
a Stampacchia:“Sea |Q0 | < ∞, 0 < α < 1. Entonces, f ∈ Hrα (Q0 ),
n
con r ≤ 1−α si y solo si f admite derivadas primeras (en el sentido
n
fuerte), las que están en L 1−α (Q0 ). ”
Si f ∈ Hrα diremos que f es Hölder-continua de tipo fuerte r, con
exponente 0 < α < 1.
Se tiene como consecuencia el siguiente clásico resultado para fun-
ciones Lipschitz continuas (debido a Rademacher): “Si f es una

177
Alejandro Ortiz Fernández

función Lipschitz continua entonces f admite primeras derivadas


(sentido fuerte) las que están en L∞ .”
(En efecto, si f es Lipschitz continua con coeficiente de Lipschitz
n
L, entonces f es Hölder-continua de tipo fuerte con exponen-
1−α
te α, 0 < α < 1, y se tiene: kfxi kL 1−α
n ≤ L|Q|; si α → 1 se obtiene
kfxi kL∞ ≤ L).
(iv). Inmersiones en Lp,λ de Tipo Fuerte.
La Escuela Italiana liderada entonces (1960’s-1970’s) por Stam-
pacchia y Campanato influyó en otras latitudes, así el prof. Akiro
Ono publicó diversos trabajos sobre los espacios Lp,λ de tipo fuer-
te. Seguiremos a [ONO.1] para comentar algunos resultados sobre
inmersiones de los espacios de funciones que estamos consideran-
do (Lp , BMO, H α , Λpα , Lp,λ, . . .), de los cuales vamos a remarcar al
espacio de Lipschitz Λpα , 0 < α ≤ 1, 1 ≤ p < ∞. Diremos que
f ∈ Λpα si f ∈ Lp (Rn ) y existe una constante k ≡ kf , y h0 > 0 es
suficientemente pequeño, tal que
R 1
kτ−n f − f kLp (Rn ) ( Rn |f (x + h) − f (x)|p dx) p
sup ≡ sup = k.
|h|≤h0 |h|α |h|≤h0 |h|α

Así mismo recordemos que los espacios Lq,µ fueron caracterizados


para µ ≤ 0 y µ ≥ n; así tenemos:
Si µ ≥ n, Lq,µ = Lq (Q0 );
Si µ = 0, Lq,0 = BMO;
µ
Si µ < 0, Lq,µ = H α , con α = − .
q
El caso 0 < µ < n fue estudiado por Ono,quien  probó: “Λpα ⊂
′′
q ′′ , nq′ n 1 1 α′
Lr q (Q0 ), donde 0 < α′′ < α′ < α ≤ mı́n 1, , ′ = − ,
p q p n
1 1 α′ − α′′ ′′
= − , q ≤ r < ∞.”
q ′′ p n
También a Ono se le debe los siguientes resultados de inmersión.

178
ϕ−Espacios de Funciones

p n µ
(a) “Lq,µ
r ⊂ Λ n − µ , donde 0 ≤ − ≤ 1, 0 < r ≤ p < q < ∞.”
p q p q
n n+1
(b) “Λpα+ n ⊂ Hrα (Q0 ), donde ≤p≤ , p ≤ r < ∞.”
p 1−α 1−α
n
(c) “Hrα (Q0 ) ⊂ Λpα+ n , donde 0 < α ≤ 1 − , 0 < r ≤ p < ∞.”
p p

(v). Aplicaciones a EDP


Sean aij (x), i, j = 1, 2, · · · , n funciones medibles y limitadas en un
P
n
conjunto abierto Ω ⊂ Rn satisfaciendo aij (x)ξi ξj ≥ ν(ξ)2 , ν
i,j=1
constante > 0, ξ ∈ R ; sean fi n funciones en L2 (Ω) y u ∈ H 1 (Ω)
n

la cual satisface
Z X Z X
aij uxi vxj dx = fi vxi dx, ∀v ∈ H01 (Ω).
Ω Ω

Entonces se tiene:

«Existe una constante λ0 , 0 < λ0 < 2 tal que para fi ∈


L2,λ , λ0 < λ ≤ n, y cualquier abierto Ω′ tal que Ω′ ⊂ Ω, se
tiene uxi ∈ L2,λ ».
«(Campanato 1965). Sea f ∈ L2,λ, −2 < λ ≤ n; sea Ω′ abierto
tal que Ω′ ⊂ Ω.
(i) Si los aij son continuas y 0 < λ ≤ n, entonces uxi ∈
L2,λ (Ω′ );
(ii) Si los aij son Hölder-continuas en Ω y λ = 0, entonces
uxi ∈ BMO;
λ
(iii) Si aij ∈ C 0,− 2 , −2 < λ < 0, entonces uxi ∈ L2,λ ≡
λ
C 0,− 2 ».
«Sea A un operador diferencial parcial elíptico de orden m,
y sea u una solución de Au = f , donde f ∈ L∞ ; entonces
D m u ∈ BMO(Q0 ).»

179
Alejandro Ortiz Fernández

Espacios de Distribuciones Bp,k .


Los espacios Bp,k son unos espacios de distribuciones temperadas (S ′ )
que fueron introducidos para estudiar ciertos problemas de existencia
en ecuaciones en derivadas parciales. El lector interesado en estos espa-
cios puede consultar la magnífica obra de Lars Hörmander: “Linear Par-
tial Differential Operators”, [HOR.1] (1963), o mas recientemente, “The
Analysis of Linear Partial Differential Operators”, Vol II: “Differential
Operators with Constant Coefficients”, [HOR.2] (1983). Veamos algu-
nos argumentos al respecto. Por razones de completitud de la exposición
partamos con algunas nociones básicas de la teoría de distribuciones.
Mayores detalles pueden ser encontrados en las mencionadas obras de
Hörmander y en, por ejemplo, [ORT.4].
C0∞ (Rn ) es el espacio vectorial de las funciones regulares ϕ : Rn → C
que poseen
 soporte
α compacto
 α donde la topología ϕj → ϕ es dada en el
∂ ∂
sentido ϕj → ϕ uniformemente sobre compactos K, para
∂x ∂x
todo α = (α1 , · · · , αn ). C0∞ (Rn ) provista con tal topología es denotada
con D, el que es un espacio vectorial topológico. Si T ∈ D ′ (espacio dual),
T es llamada una distribución (o función generalizada); es decir, T es
una funcional lineal y continua sobre D. Si {Tj } y T están en D ′ , diremos
que Tj → T en D ′ si lı́m hTj , ϕi = hT, ϕi, ∀ϕ ∈ D.
j→∞
S es el espacio vectorial (de Schwartz) de las funciones ϕ : R → C tal
que ϕ ∈ C ∞ (R), ϕ y todas sus derivadas D β ϕ son funciones rápidamente
decrecientes, es decir: ϕ ∈ S sí (y sólo sí) ϕ ∈ C ∞ (R) y ∀(α, β) ∈ N × N
tenemos xα D β ϕ(x) → 0 si |x| → ∞. Remarcamos que si ϕ ∈ S entonces
ϕ es absolutamente integrable; en general, las xα D β ϕ son localmente
integrables. Dada {ϕj } en S, diremos que ϕj → 0 en S, si ∀(α, β) ∈
N × N tenemos xα D β ϕj (x) → 0 uniformemente sobre compactos cuando
j → ∞. ϕj → ϕ en S si ϕj − ϕ → 0 en S. El caso Rn en la definición
de S conserva la idea esencial de n = 1; ahora xα = xα1 1 · xα2 2 · · · xαnn y
∂ β β ∂ βn
D β ≡ ( ∂x ) = ∂ β11 · · · ∂x βn . Así, ϕ ∈ S(R ) si ∀(α, β) ∈ N × N , ∃ una
n n n
∂x1 n

constante Cα,β tal que |xα D β ϕ(x)| ≤ Cα,β , ∀x ∈ Rn ; su topología es dada


por ϕj → ϕ en S(Rn ) si ∀ compacto K ⊂ Rn y ∀|β| ≥ 0, |β| = β1 +. . .+βn ,
tenemos D β ϕj (x) → D β ϕ( x) uniformemente para x ∈ K.

180
ϕ−Espacios de Funciones

Sea f una función definida sobre Rn ; por definición, su transformada


R −2πiξ·t
de Fourier es fb(ξ) = e f (t)dt, donde ξ · t = ξ1 t1 + · · · + ξn tn y
R R
≡ Rn . Si f ∈ L1 , fb está bien definida. Si ϕ ∈ S, entonces:
(i) ϕ
b ∈ C ∞ (Rn ) y D α ϕ(ξ)
b = (−2πi)|α| ξ αϕ(ξ);
b
(ii) (D α ϕ)∧ (ξ) = (2πi)|α| ξ α ϕ(ξ);
b
(iii) ϕ
b ∈ S.

Las Distribuciones Temperadas S ′ .


Se tiene D ⊂ S. T : D(Rn ) → C es una distribución temperada
si es una funcional lineal y continua con la topología inducida por S;
escribimos T ∈ S ′ (dual topológico de S). Se tiene S ′ ⊂ D ′ , con inclusión
propia y continua. Ejemplos: L1 ⊂ S ′ ; L∞ ⊂ S ′ ; si f ∈ L1loc tal que para
R |f (x)|
algún k ∈ N, k > 0, se tiene 2 k
dx < ∞, entonces f ∈ S ′ (Rn ).
(1 + |x| )
Si T ∈ S ′ , Tb (su transformada de Fourier) es definida vía hTb, ϕi =
b ∀ϕ ∈ S. Si T ∈ S ′ entonces Tb ∈ S ′ . Veamos algunos argumentos
hT, ϕi,
sobre los espacios de Sobolev H s (Rn ), donde s es un número real, los
cuales son definidos vía:
s
Ls (Rn ) ≡ H s (Rn ) = {u ∈ S ′ / (1 + |ξ|2) 2 u
b ∈ L2 (Rn )}.
s
Si definimos al operador Λs vía (Λs u)∧ (ξ) = (1 + |ξ|2) 2 u b(ξ), entonces
H s = {u ∈ S ′ / Λs u ∈ L2 }, el cual es un espacio de Hilbert con la norma
Z
kuks = (1 + |ξ|2)s |b u(ξ)|2 dξ.

En el estudio de las soluciones de ecuaciones diferenciales se hace necesa-


rio establecer la regularidad de ellas y se requiere establecer condiciones
sobre la regularidad de las funciones o distribuciones u, con soporte com-
pacto (para tener control en el infinito). Bien, observemos la definición
s
dada del espacio H s , s real; más concretamente, al “peso” (1 + |ξ|2) 2 ,
que lo podemos considerar como una función ks (ξ).Se observó que es-
ta función pertenece a una clase general de funciones “peso” y de esta

181
Alejandro Ortiz Fernández

manera se amplían los espacios de funciones (de Sobolev) que surgen


al variar los ks (ξ). La cuestión natural que aparece en este panorama
de un modo mas general y viendo la definición de H s dada antes,¿para
cuales funciones k es cierto que kû ∈ Lp ? (la respuesta en el caso H s
1
es:k(ξ) = (1 + |ξ|2 ) 2 , cuando p = 2.) La clase de tales distribuciones tem-
peradas u que responden a la cuestión planteada constituye el espacio
Bp,k . Estos espacios surgieron en la teoría de las ecuaciones en derivadas
parciales (ver [HOR.1] y [HOR.2]); tal fue el caso con el construido con
s
la función “peso” ks (ξ) = (1 + |ξ|2 ) 2 ; otra función peso es construida
vía: sea P un polinomio de grado m y definamos Pe : Rn → [0, ∞) vía,
  12
P
Pe(ξ) = α
|D P (ξ)| 2
, entonces Pe es una función “peso” en el si-
|α|≥0
guiente sentido, en general!: “una función k : Rn → [0, ∞) es llamada
una función peso (temperada) si existen constantes positivas C y N tal
que k(ξ + η) ≤ (1 + C|ξ|)N k(η), ∀ξ, η ∈ Rn ”. Pongamos:
K = {k función peso}.
Se tiene la siguiente caracterización:
K = {k : Rn → [0, ∞)/∃C, N > 0tal que
k(ξ + n)
(1 + C|ξ|)−N ≤ ≤ (1 + C|ξ|)N , ∀ξ, η ∈ Rn }.
k(ξ)
Ejemplo 4. ks , s real, y Pe están en K. Veamos que Pe ∈ K. En efecto,
X
|Pe(ξ + η)|2 = |D α P (ξ + η)|2
|α|≥0
2
X X ξ β
= (Taylor) D α+β
P (η)
β!
|α|≥0 0≤|β|≤|α|
2
X X X ξ β
≤ α
|D P (η)| + 2 D α+β
P (η)
β!
|α|≥0 |α|≥0 0<|β|≤|α|
X
= |Pe(η)|2 + Qα (|ξ|)|D αP (η)|2
|α|≥0

182
ϕ−Espacios de Funciones

X
= |Pe(η)|2 + Qα (|ξ|)|Pe(η)|2
|α|>0
X
= [1 + Qα (|ξ|)]|Pe(η)|2
|α|>0

donde Qα es un polinomio de grado 2m, Qα (0) = 0 y sus coeficientes


dependen solo de m y n. Por tanto existe una constante C = C(m, n) tal
que X
1+ Qα (|ξ|) ≤ (1 + C|ξ|)2m, ∀ξ ∈ Rn ;
|α|≥0

luego se obtiene
|Pe(ξ + n)|2 ≤ (1 + C|ξ|)2m |Pe(η)|2 ;
por tanto
Pe(ξ + n) ≤ (1 + C|ξ|)mPe(η)
y se tiene Pe ∈ K. 2

Si k1 , k2 ∈ K, entonces: k1 + k2 , k1 k2 , sup{k1 , k2 } y k1s , s real, están en K.


Ahora definimos al espacio Bp,k . Sea k ∈ K, 1 ≤ p < ∞, entonces
 Z  p1 
′ p
Bp,k = u ∈ S /b u es una función y kukp,k = |k(ξ)b u(ξ)| dξ <∞ ;

si p = ∞, B∞,k = u ∈ S ′ / sup ess|k(ξ)b


u(ξ)| < ∞.
Ejemplo 5.
(i) Sea u ∈ S ′ , k = Pe, p = 2; entonces u ∈ Bp,k .
En efecto,
Z X  12  Z Z 
α 2 2
kuk2,Pe = |D P (ξ)| |b
u(ξ)| dξ donde ≡
α Rn
XZ  12
α ∧ 2
= |(D P (D)u) (ξ)| dξ
α
X  21
α
= k(D P (D)u)∧k2L2
α

183
Alejandro Ortiz Fernández

X  12
α
= kD P (D)uk2L2 < ∞.
α

(ii) Si P es un polinomio y u ∈ Bp,k , entonces P (D)u ∈ Bp, k . Consi-


e
P
deremos p < ∞. Debemos ver que kP (D)ukp, k < ∞, esto es que
e
R k(ξ) ∧ p
1
P

( | Pe(ξ) (P (D)u) (ξ)| dξ) p < ∞.

En efecto, tenemos

u(ξ)| ≤ |Pe(ξ)b
|(P (D)u)∧(ξ)| = |P (ξ)b u(ξ)| = |Pe(ξ)| |b
u(ξ)|;

de esta manera |(P (D)u)∧ Pke | ≤ |b


u|k. Luego,
Z
1
kP (D)ukp, k ≤ ( u|)p dξ) p < ∞,
(k|b
e
P

pues u ∈ Bp,k . 2

“Con la norma kkp,k , Bk,p es un espacio de Banach” ([HOR.2]).


En efecto, (bosquejo) sea

Lp,k (el espacio de Banach) = {v medible /kvk = kkvkLp < ∞}.

Entonces se tiene:S ⊂ Lp,k ⊂ S ′ . Veamos estas inclusiones. Sea ϕ ∈ S (ϕ


R 1
medible); tenemos kkϕkp = ( |k(ξ)ϕ(ξ)|pdξ) p (ahora usamos la siguiente
estimativa para k,

Z  p1
N p
k(ξ) ≤ k(0)(1 + C|ξ|) ) ≤ k(0) |(1 + c|ξ|)ϕ(ξ)| dξ <∞

(si ϕ ∈ S, (1 + C|ξ|)N ϕ ∈ S).

184
ϕ−Espacios de Funciones

Así, kϕk < ∞ y ϕ ∈ Lp,k , con inclusión continua. Veamos ahora que
1 1
Lp,k ⊂ S ′ . Sea v ∈ Lp,k y ϕ ∈ S; si + = 1, tenemos:
p q
Z Z
ϕ(ξ)
v(ξ)ϕ(ξ) dξ ≤ k(ξ)v(ξ) dξ
k(ξ)
Z  p1  Z q  1
ϕ(ξ) q
≤ |k(ξ)v(ξ)|p dξ dξ
k(ξ)
Z  1q
ϕ(ξ) q
= kvk | | dξ <∞
k(ξ)
1 R
(k ∈ K implica ∈ K; ϕ ∈ S, luego ϕ ∈ Lp,k .) Así, la aplicación v → vϕ
k
es lineal continua sobre S; así v ∈ S ′ . Observando la construcción de Lp,k
y Bp,k (sus normas) y el isomorfismo (la transformada de Fourier entre S
y S ′ , se obtiene el isomorfismo entre Lp,k y Bp,k , lo que implica que Bp,k
es un espacio de Banach)
2
Además, S ⊂ Bp,k ⊂ S ′ , siendo S denso en Bp,k .
Los espacios Bp,k , y otros (como los E ′ (f ) y los espacios locales Lloc )
fueron usados para estudiar teoremas de existencia y las propiedades
locales de soluciones de ecuaciones en derivadas parciales. Esto y muchos
otros temas existen en la amplia y rigurosa obra de Lars Hörmander,
“The Analysis of Linear Partial Differential Operators” en 4 volúmenes,
el que es un excelente tratado de consulta para quienes se dediquen a los
aspectos teóricos de las EDP’s.

185
Alejandro Ortiz Fernández

f
Problemas de Valor de Contorno sobre
Dominios No-Regulares.(Breve Visión).
Como sabemos, los clásicos espacios de funciones están íntimamen-
te relacionados a problemas concretos; tal es el caso de los espacios
C 0 (D), C 1 (D), · · · , C ∞ (D), donde D ⊂ Rn es un dominio regular, aco-
tado. En esta dirección hemos visto a los clásicos problemas de Dirichlet
y de Neumann; el primero consiste en, dado f ∈ C ∞ (∂D) encontrar
u armónica en D, continua en D e igual a f sobre ∂D; problema que
consiste en encontrar la temperatura dentro del cuerpo D conociendo la
temperatura f sobre el contorno ∂D; el problema de Neumann consiste
en, dado f ∈ C ∞ (∂D), encontrar u armónica en D, u ∈ C 1 (D) y tal que
∂u
= f sobre ∂D; esto es, se trata de encontrar la temperatura dentro
∂n
de D cuando conocemos el flujo de calor f a través de ∂D. Una cuestión
a estudiar fue describir el comportamiento de u en el contorno cuando
los dominios fueron regulares, lo que fue extendido al caso de dominios
no-regulares, esto es, dominios con “esquinas” como son los dominios de
Lipschitz; también se consideraron los C 1,α , . . . . Se observó que en ciertas
situaciones el espacio de Lebesgue L2 es mas conveniente que C k , aún
en el caso de dominios regulares. Históricamente el primer modelo donde
se consideró tales problemas que considerando la “bola unitaria” B, lo
que fue hecho por Fatou en 1906, quien trabajó con el disco en R2 y con
f ∈ L∞ (f acotada).
En el periodo 1948-50, A.Calderón (bajo la orientación de A.Zygmund)
escribió diversos trabajos sobre ese, y otros, tipo de problema; su traba-
jo “On the Behaviour of Harmonic Functions on the Boundary” fue, de
algún modo, el punto de partida de posteriores investigaciones a inicios
de la segunda mitad del siglo pasado. Así, L. Carleson en 1962 publica
“On the Existence of Boundary Values for Harmonic Functions in Seve-
ral Variables”, trabajo que está relacionado con el citado de Calderón, y
también con el de E.Stein. Veamos el siguiente resultado.
Sea P = (x1 , ..., xn , y) ≡ (x, y) ∈ Rn+1 ; |x| denota la distancia sobre
el sub-espacio n−dimensional X = {P/y = 0}; sea el cono Vα (x0 ) =

186
ϕ−Espacios de Funciones

{(x, y)/|x − x0 | < αy} (α > 0 real); entonces se tiene (Carleson):


«Sea u(P ) una función armónica en y > 0; asumimos que para casi
todo x ∈ X, existe un cono Vβ (x) tal que u(P ) es acotado inferiormente
en Vβ (x). Entonces existe el lı́m u(P ), c.t.p en X para todo α».
P →(x,0)
P ∈Vβ (x)
La idea de converger a la frontera vía conos fue una forma “mas có-
moda” y conveniente en dominios que tengan esquinas, por ejemplo; para
dominios no-regulares mas complicados para arribar a puntos en la fron-
tera será necesario introducir nuevos “caminos” adecuados a situaciones
puntuales. Todo esto que un proceso que fue desarrollado motivado por
problemas concretos en dominios no-regulares. Este tipo de recurso ya
había sido usado por Fatou a inicios del siglo pasado al probar: “si u(z) es
armónica y acotada en |z| < 1, entonces u tiene un límite no-tangencial
en c.t.p de eiθ . La misma conclusión se obtiene si u es solo acotada infe-
riormente.” Una versión local de este resultado es : “si u(z) es armónica
en |z| < 1, y en cada punto eiθ de un conjunto medible E existe un cono
sobre el cual u(z) es acotada superior o inferiormente, entonces u(z) tiene
un limite no-tangencial en cada punto eiθ ∈ E.” Lo interesante fue que
los métodos usados para el disco |z| < 1 pudieron aplicarse a funciones
armónicas sobre la bola unitaria de Rn+1 , pero al contrario de |z| < 1 ya
no se dispone ahora del teorema de la aplicación conforme lo que forzó la
búsqueda de técnicas mas generales y complicadas. Para ciertos dominios
D de Rn+1 se obtuvieron resultados, en tal dirección, debidos a Calderón
(1950), Carleson (1962), Brelot-Doob (1963) y Widman (1964).

E eiθ

En 1967, R.Hunt-R.Wheeden publican “On the Boundary Values of


Harmonic Functions” en donde obtienen valores de contorno no-tangenciales
para funciones los cuales son armónicas en dominios D ⊂ Rn+1 que son

187
Alejandro Ortiz Fernández

de tipo mas generales y que son acotadas superior e inferiormente sobre


conos, ellos consideran dominios regulares para la solución del problema
de Dirichlet.
Hunt-Wheeden, para un dominio regular D, establecen: [∗]. “Sea E ⊂
∂D y supongamos que para cada Q ∈ E exista un cono con vértice Q, el
cual es exterior a D.

D E
Q
∂D

Si u es armónica en D y es acotada superior o inferiormente en un cono


con vértice Q, para cada Q ∈ E, entonces u tiene un límite no-tangencial
en cada Q ∈ E, excepto para un conjunto de medida armónica cero.”
A esta altura es conveniente remarcar la idea de “limite no-tangencial”
así como la de “medida armónica”. Veamos algunos conceptos. Para cual-
quier dominio D, un cono Γ, con vértice Q ∈ ∂D, es llamado cono
no-tangencial en Q si existe un cono Γ′ tal que

Γ − {Q} ⊂ Γ′ ⊂ D.

D Γ Q

188
ϕ−Espacios de Funciones

Un subdominio S de D es llamado no tangen-


cial en Q ∈ ∂D si S ∩ ∂D = {Q} y todos los puntos D
de S cerca de Q están contenidos en una unión finita
S
de conos no-tangenciales en Q.
Una función u(P ), P ∈ D, es dicha ser no tangen-
cialmente acotada en Q∈ ∂D si ella es acotada en Q
cada subdominio no-tangencial en Q.
Figura 5:
(Límite no-tangencial). Diremos que u tiene lími-
te no-tangencial L en Q si lı́m u(P ) = L existe
P →Q D
dentro de todo subdominio no-tangencial en Q.
Estas ideas, y otras, están relacionadas con la teoría
del potencial y con los clásicos problemas de Dirichlet
y Neumann cuando los datos g podrían ser “toscos”, Q
esto es, los datos no precisan ser continuas, podrían
Figura 6:
estar en Lp , 1 ≤ p ≤ ∞, por ejemplo. Como sabemos

tales problemas son: P.D. “encontrar u tal que ∆u = 0 en D y u =g
∂D
sobre ∂D.”
∂u
P.N. “encontrar u tal que ∆u = 0 en D y = g(Q), (nQ es
∂nQ ∂D
la normal unitaria a lo largo de ∂D)”. La “tosquedad” puede también
deberse a que D y ∂D podrían no ser regulares, esto es, podrían ser solo
C 1 o ser “dominios de Lipschitz”. Si la data g no fuera continua, ello
forzó restringir el sentido de como los X ∈ D convergen a la frontera;
una forma fue considerar límites no-tangenciales que ahora, en forma más
intuitiva,
diremos:

u = g se interpreta como lı́m u(X) = g(Q) c.t.p. Q ∈ ∂D, y
X→Q
∂D X∈Γ(Q)

∂u
= g significa lı́m h∇u(X), nQi = g(Q), c.t.p. Q ∈ ∂D. (Γ(Q)
∂nQ ∂D X→Q
X∈Γ(Q)
es un cono interior con vértice Q ∈ ∂D y apertura fija).
La evolución de estas ideas y métodos para resolver los citados pro-
blemas en contextos más generales fue significativamente enriquecida con
los trabajos que produjo B. E. J. Dahlberg en el período 1976-1979,

189
Alejandro Ortiz Fernández

quien desarrolló métodos para la teoría del potencial basados en la no-


ción de medida armónica (dω) para probar la unicidad de la solución
del problema de Dirichlet cuando g ∈ Lp (∂D, dσ) y, p ≥ 2 si D es un
dominio de Lipschitz; y para p > 1 si D es un dominio C 1 . Pero, estos
métodos-medida armónica tuvieron ciertas dificultades para aplicarlos al
problema de Neumann; fue así que los analistas recurrieron al antiguo
método de las ecuaciones integrales. Veamos las nociones de dominio de
Lipschitz y los C 1 . La función ϕ : Rn → R es llamada una función de
Lipschitz si |ϕ(x) − ϕ(x′ )| ≤ M|x − x′ |.
Dominios de Lipschitz. Un dominio limitado D ⊂ Rn es un domi-
nio de Lipschitz si a cada punto Q ∈ ∂D le corresponde un sistema de
coordenadas local (x, t), x ∈ Rn−1 , t ∈ R, así como una vecindad N de
Q (vecindad que puede ser una bola con centro Q, o un cilindro circular
recto con centro Q) tal que

N ∩ D = N ∩ {(x, t)/ t > ϕ(x)},


N ∩ ∂D = N ∩ {(x, t)/ t = ϕ(x)},

donde ϕ es una función de Lipschitz. Es decir, en un dominio de Lipschitz


la frontera es “parchada” localmente con curvas de Lipschitz, las que
tienen cierta regularidad y evitar así a puntos “peligrosos”. Por ejemplo,
un rectángulo es un dominio de Lipschitz. Observemos que como ∂D es
compacto, se puede determinar un número finito de tales funciones ϕ′ s.
Si tales funciones ϕ son, además, continuamente diferenciables, en-
tonces D es llamado un dominio C 1 . Y aún, si el gradiente ∇ϕ satisface
|∇ϕ(x) − ∇ϕ(x′ )| ≤ c|x − x′ |α , entonces D es llamado un dominio C 1,α .

Medidas Armónicas.
Sea D un dominio de Lipschitz y f una función continua definida
sobre ∂D; sea Hf la solución del problema de Dirichlet con dato de
contorno f . Si P ∈ D , la aplicación f → Hf (P ) es una funcional lineal
continua sobre C(∂D); luego, por el teorema de representación de Riesz

190
ϕ−Espacios de Funciones

D ∂D

ν
ϕ

Q Rn−1

existe una única medida de Borel ω p sobre ∂D tal que


Z
Hf (P ) = f (Q) dω p (Q).
∂D

ω p es llamada una medida armónica para D, evaluada en P . Si


E es un conjunto de Borel en ∂D, ω P (E) es su medida armónica,
la que es una función armónica sobre D. Si P0 es fijo y ω P0 (E) = 0,
entonces por el principio del máximo se tiene ω P (E) = 0 para
todo P . Si ω P (E) = 0 diremos que E es un conjunto de medida
armónica cero en D. Sea ahora f (Q) una función de Borel, Q ∈
∂D, la que es integrable
R con respecto a la medida armónica ω P ,
entonces Hf (P ) = ∂D f (Q) dω P (Q) es una función armónica en
D y es llamada la integral de Poisson de f . u(P ) = Hf (P ) es
la solución generalizada del problema de Dirichlet para f . Luego,
como lı́m u(P ) = f (Q) se tiene que
P →Q

Z
lı́m f (Q) dω P (Q) = f (Q).
P →Q ∂D

Ahora estamos en condiciones de comprender al resultado [∗] de


Hunt-Wheeden establecido anteriormente. Pasemos ahora a comen-
tar algunos resultados de Dahlberg.

191
Alejandro Ortiz Fernández

El Aporte de Dahlberg
La evolución del teorema de Fatou y sus conexiones con distintas ideas
de la teoría del potencial clásico, fundamentalmente con el problema de
Dirichlet, fue ampliado significativamente a fines de la década de los
1970’s. Hemos visto como Hunt-Wheeden estudian, por primera vez, los
problemas de contorno sobre dominios más generales, los dominios de
Lipschitz. Como hemos dicho, durante los años 1976-79 el matemático
sueco Bjorn Dahlberg desarrolla un ingenioso camino para expresar la
teoría del potencial en el contexto de los espacios de Lipschitz y las
medidas armónicas.
Veamos el siguiente esquema:

(a) Una de las primeras cuestiones que estudia Dahlberg [DAH.1] es la


relación entre la medida armónica ω sobre un dominio de Lipschitz
D ⊂ Rn y la medida de superficie σ (o medida de Hausdorff (n −
1)−dimensional). Prueba que si E ⊂ ∂D es un conjunto de Borel,
entonces
ω(E) = 0 ⇔ σ(E) = 0
(escribimos σ(E) = 0 pues las medidas σ P (E) son absolutamente
continuas mutuamente para todo P ). Es decir, se establece que
la medida armónica es absolutamente continua con la medida de
(Lebesgue) superficie σ, o sea que ω y σ son equivalentes sobre ∂D.
Luego el resultado de Hunt-Wheeden puede ser escrito en la forma:
si u es una función armónica positiva sobre un dominio de Lipschitz,
entonces existe un subconjunto Y ⊂ ∂D, con σ(Y ) = 0, tal que
u(Q) es límite no-tangencial para Q ∈ ∂D − Y.

(b) El problema clásico de Dirichlet es planteado con dado de contorno


f continuo. Dahlberg en [DAH.2] estudia el problema cuando el
dado de contorno está en Lp .
Verifica que el problema para la ecuación de Laplace en un domi-
nio de Lipschitz es soluble solamente si p ≥ 2. La prueba de la
existencia de la solución del problema de Dirichlet con f ∈ L2 (dσ)
es basada fundamentalmente en el resultado establecido en (a). La

192
ϕ−Espacios de Funciones

motivación para el ataque de tal cuestión es, por supuesto, el si-


guiente resultado clásico: “si D es la bola unitaria, f una función
integrable con respecto a la medida armónica ω y Hf su integral
de Poisson familiar, entonces para 1 < p < ∞ se verifica que
Z Z
p
sup |Hf (rQ)| dσ(Q) ≤ Cp |f (Q)|p dσ(Q)”, (∗)
∂D 0<r<1 ∂D

Dahlberg se plantea el problema de extender esta desigualdad cuan-


do D es un dominio de Lipschitz. Observe que el resultado es cierto
solo para 2 ≤ p < ∞ pues puede fallar en el intervalo 1 < p < 2; sin
embargo si D es un dominio C 1 el resultado vale para 1 < p < ∞.
Dahlberg prueba que desigualdades del tipo [∗] son equivalentes a
cierta relación entre las medidas de conjuntos en un dominio de
Lipschitz D ⊂ Rn , n ≥ 3. Sea 2 ≤ p < ∞ y ν una medida positiva
sobre D. Entonces son equivalentes las siguientes afirmaciones:

(i) existe una constante K tal que para todo f ∈ Lp (σ) se tiene
Z Z
p
|Hf | dµ ≤ K |f |p dσ.
D ∂D

P
D

(ii) existe una constante M tal que para todo P ∈ ∂D y todo


r > 0 se tiene
ν{Q ∈ D/ |Q − P | < r} ≤ Mr n−1 .
[Remarcamos que la medida de la bola es asumido ser r n y
que r n−1 es la medida de su superficie].

193
Alejandro Ortiz Fernández

(c) Se observa que en el teorema de Fatou y en sus extensiones, la acota-


ción (o acotación inferior o superior) de la función armónica u sobre
conos truncados (contenidos en el dominio), es parte de la hipótesis.
Esta presenta ciertas dificultades analíticas y por ello se buscó otra
caracterización para la existencia del límite no-tangencial de u. Es-
tos esfuerzos se remontan a los trabajos de Macinkiewicz-Zygmund
(1938), Spencer (1943).
En este espíritu, las ideas de función integral área y de función maxi-
mal no-tangencial son de utilidad. En el plano, para el círculo Marcinkiewicz-
Zygmund (condición necesaria) y Spencer (condición suficiente) proba-
ron: u(Z) tienen límite no-tangencial a.e. dθ en E ⇔ la integral área
Z 1/2
iθ 2
Aα (u)(e ) = |∇u(x + iy)| dxdy es finita a.e. dθ en E.
Γα (eiθ )

Posteriormente A. P. Calderón [CAL.5] (1950), extiende parcialmente tal


resultado; prueba que “si u es una función armónica limitada sobre conos
truncados Γα (x) con vértices en E ⊂ Rn = ∂(Rn+1 ) entonces la función
integral área
Z 1/2
n 1−n 2
Aα (u)(x) = dist(Q, R ) |∇u(x)| dQ
Γα (x)

es finita a.e. dx en E.”


Como se observa quedó abierto el probarse la condición suficiente.
Ello fue hecho por E. M. Stein (1961). Posteriores investigaciones en
esta dirección son debidos a varios matemáticos, entre los que citamos
Burkholder, Gundy, Wheeden, . . .
En 1978, Dahlberg [DAH.3] estudia la función integral área en su re-
lación con la función maximal no-tangencial sobre dominios de Lipschitz
en Rn , extendiendo así una serie de resultados previos. Sea D un dominio
de Lipschitz en Rn ; asumamos que a cada P ∈ ∂D le está asociado un
cono (abierto) Γ(P ) con vértice en P tal que Γ(P ) ⊂ D. Si u es una
función armónica en D, la función integral área es
Z 1/2
2−n 2
A(u, P ) = |P − Q| |∇u(Q)| dm(Q)
Γ(P )

194
ϕ−Espacios de Funciones

y la función maximal no-tangencial es N(u, P ) = sup |u(Q)|. (Re-


Γ(P )
 
∂u ∂u
marcamos que ∇u = ,··· , y que m es la medida de Lebes-
∂x1 ∂xn
gue). Sea Φ : [0, ∞) → [0, ∞) una función no limitada, no-decreciente,
continua y tal que Φ′ (2t) ≤ cΦ′ (t). Entonces, bajo ciertas condicio-
nes sobre los conos Γ(P ), Dahlberg prueba que para u armónica en
D, u(P ∗) = 0 con P ∗ ∈ D fijo, se tiene que existen constantes C1 y
C2 tal que
Z Z Z
C1 Φ(A(u)) dµ ≤ Φ(N(u)) dµ ≤ C2 Φ(A(u)) dµ (+)
∂D ∂D ∂D

donde µ varía en una clase ancha de medidas, que incluyen a las medidas
de superficie y armónicas.
La naturaleza de Φ, de la medida µ y del dominio D dan en particu-
lar resultados previos de la teoría. Así, si Φ es la identidad, [+] guarda
el germen de la cuestión planteada anteriormente sobre reemplazar la
acotación de u, sobre conos, por la función área. Si Φ(t) = tp , p > 0,
es el caso de Fefferman-Stein [FEF-STE] cuando µ es la medida de su-
perficie y D es Rn+1
+ . La introducción de la clase general Φ es debido a
Burkholder-Gundy [BUR-GUN] con µ y D como antes. Gundy-Wheeden
[GUN-WHE], amplían la clase de medidas al considerar que las medidas
pertenecen a la clase A∞ .
Como se aprecia, el aporte de Dahlberg es atacar estos casos en el
contexto de los dominios de Lipschitz. En posteriores trabajos Dahlberg
estudia problemas relacionados al comportamiento radial sobre la fron-
tera de funciones subarmónicas en un dominio de Lipschitz, así como el
estudio de los potenciales de Green en tales dominios.

El Problema de Neumann y Otros Tipos de Dominios.


Otro problema clásico lo constituye el problema de Neumann que
afirma que dada una función continua g sobre el contorno de un dominio
∂u
se trata de encontrar u ∈ C 1 (D) tal que ∆u = 0 en D y = g sobre ∂D,
∂n
195
Alejandro Ortiz Fernández

donde n es la normal unitaria interior a ∂D. Recordemos que Dahlberg,


usando ciertas estimativas para la medida armónica, resuelve el problema
de Dirichlet con dado de contorno f ∈ Lp (∂D, dσ) para p ≥ 2 si D es un
dominio de Lipschitz y para p > 1 si D es un dominio C 1 . Sin embargo
tal método pareció no funcionar para atacar el problema de Neumann
sobre tales dominios. Es así como aparecieron otras contribuciones.

(A) Contribución de Fabes-Jodeit-Riviere.


Fabes-Jodeit-Riviere retornan al clásico método de las camadas de
potenciales, vía ecuaciones integrales, para atacar problemas de
contorno cuando el dominio es C 1 . En [FAB-JOD-RIV] resuelven el
problema de Neumann cuando D es C 1 dejando abierta la cuestión
de saberse si el método de las camadas funciona para resolver los
problemas de Dirichlet y Neumann sobre dominios de Lipschitz.

(B) Contribución de Jerison-Kenig.


Los matemáticos David Jerison y Carlos Kenig elaboraron toda una
serie de trabajos destinados a ampliar el universo de los temas tra-
tados anteriormente. Vía una antigua fórmula integral, ellos logran
resolver el problema de Neumann para dominios D de Lipschitz
(1981)
R [JER-KEN.1]. De un modo más preciso: Si g ∈ L2 (dσ), con
∂D
g dσ = 0, entonces existe una única función u tal que ∆u = 0
∂u R
en D, = g en ∂D, ∂D u dσ = 0 y kN(∇u)kL2 (dσ) ≤ ckgkL2(dσ) ,
∂n
donde N(v) es la función maximal no-tangencial de v sobre D.
Jerison-Kenig consideran además otros tipos de dominios, entre los
que destacamos los amplios dominios no-tangencialmente accesibles
(NTA), los que incluyen a los dominios de Lipschitz y otros clási-
cos dominios, como los dominios de Zygmund. Ellos, por ejemplo,
extienden el teorema de Fatou cuando el dominio D es NTA. Asi-
mismo extienden a estos dominios el teorema relativo a la función
integral área al establecer que el conjunto de puntos de ∂D donde
la función integral área de u (armónica en D) es igual a.e. respecto
a w (medida armónica), al conjunto de puntos donde u tiene límite
no-tangencial [JER-KEN.2].

196
ϕ−Espacios de Funciones

Los dominios NTA son dominios que tienen forma “enroscada”; ima-
ginar que para llegar a un punto de la frontera se tiene que seguir
el camino del “tirabuzón”. El desarrollo de la geometría de estos do-
minios es interesante; ver [JER-KEN.2]. Jerison-Kenig consideran
también otros tipos de dominios los cuales tienen aplicaciones en el
estudio de las ecuaciones en derivadas parciales. Así, por ejemplo,
se tienen los dominios Lp1 que se caracterizan porque sus contor-
nos son “parchados” (localmente) con curvas ϕ tal que ∇ϕ ∈ Lp .
Para estos dominios, con p > n − 1, Jerison-Kenig prueban que
la medida armónica y la de superficie son absolutamente continua
mutuamente sobre ∂D. Si la condición fuera ∇ϕ ∈ BMO, se tienen
los dominios BMO1 y verifican que BMO1 ⊂ NTA y que la medida
armónica pertenece a la clase A∞ .
Otro aspecto que tiene su propio interés es la teoría de los espacios
de Hardy H p y su relación con los temas tratados acá. Jerison-
Kenig en [JER-KEN.2] estudian el caso D un NTA para los H p ,
su descomposición atómica y el problema de la dualidad de H 1
(D, dw) con BMO (∂D). Pero todo esto es otra historia!
(C) Contribución de Fabes-Neri.
El estudio sistemático de la ecuación X = k ∗ Y , donde X es un es-
pacio de funciones armónicas, Y un espacio de funciones, k el núcleo
de Poisson y ∗ una convolución, fue hecho por Fabes-Johnson-Neri.
Motivados por el desarrollo de la teoría de los dominios de Lips-
chitz, Fabes y Neri se propusieron estudiar el problema de Dirichlet
con dados de contorno en BMO sobre un dominio de Lipschitz, es-
tudio que primero es hecho en el caso n = 2, [FAB-NER.1] y luego
en el caso general en [FAB-NER.2].
Nota 16. A través de esta sección hemos apreciado la interrelación entre
distintos espacios de funciones con los diversos métodos para atacar los
clásicos problemas de Dirichlet y de Neumann en dominios de Lipschitz
y en otros tipos de dominios. Esta presentación es una breve motivación
para un lector interesado en estudiar este tipo de cuestiones, los que son
de actual investigación. En esta dirección resaltamos la contribución del
profesor Carlos E. Kenig.

197
V

ESPACIOS PARABÓLICOS

a
Introducción y Motivaciones
Un capítulo importante en el análisis real es la teoría de las inte-
grales singulares dado que ella, entre otras aplicaciones, abrió un puen-
te de contacto con la solución de problemas fundamentales en ecua-
ciones diferenciales parciales. Ver [CAL.6], [ORT.3] para una presenta-
ción detallada de la teoría de Calderón-Zygmund
R sobre tales integra-
les. Sea x ∈ R y T f (x) =
n
k(x − y)f (y)dy una integral singular,
Rn
donde el núcleo k(x) satisface la condición de homogeneidad de grado
−n,k(tx) = t−n k(x), con t > 0. Esta condición para el núcleo, entre
otras, permite obtener una buena teoría para tales operadores la que
es continua sobre los espacios Lp , 1 < p < ∞. El éxito de la teoría de
Calderón-Zygmund permitió el estudio de ecuaciones de tipo parabóli-
co, en donde se consideran núcleos k(x, s) que satisfacen la condición
de homogeneidad k(tx, tm s) = t−n−m k(x, s). Los operadores integrales
construidos en base a tales núcleos, son continuos en Lp , 1 < p < ∞.
Este tipo de operadores fueron estudiados por B.F.Jones(1964), E. B.
Fabes (1966) y continuado por otros. Esas condiciones de homogeneidad
fueron generalizadas por E. B. Fabes - N. M. Riviere (1966) [FAB-RIV],
quienes consideran núcleos satisfaciendo una homogeneidad mixta, así:
n
P
− αi
α1 αn
k(t x1 , . . . , t xn ) = t i=1 k(x1 , . . . , xn )
con t > 0, αi ≥ 1, x = (x1 , . . . , xn ) ∈ Rn .
P n x 2
j
Consideremos la función F (x, ρ) = 2α
siendo x fijo, ρ > 0. Ob-
j=1 ρ
j

servemos que F (x, ρ) es una función decreciente de ρ y por consiguiente

199
Alejandro Ortiz Fernández

la ecuación F (x, ρ) = 1 tiene una única solución, la cual es llamada ρ(x).


Pongamos S n−1 = {x ∈ Rn /|x| = 1}. Entonces tenemos que
 
x1 xn
, . . . , αn ∈ S n−1
ρα1 (x) ρ (x)
ya que
x21 x2n
+ . . . + = F (x, ρ) = 1.
ρ2α1 (x) ρ2αn (x)
Además,

Lema 14. ρ(x) es una métrica.

Prueba. Observemos que ρ(x) ≤ 1 es equivalente a |x| ≤ 1 ya que


1 P n Pn x2j
ρ(x) ≤ 1 implica 2αj ≥ 1, de donde x2j ≤ 2αj (x)
= 1, es-
ρ (x) j=1 j=1 ρ
to es |x| ≤ 1. Además se tiene que ρ(tα1 x1 , . . . , tαn xn ) = tρ(x1 , . . . , xn ),
esto es, ρ(tα x) = tρ(x). En efecto,
n
X Xn
t2αj x2j x2j
=1=
j=1
ρ2αj (tα1 x1 , . . . , tαn xn ) j=1
ρ2αj (x1 , . . . , xn )

de donde
t2αj 1
=
ρ2αj (tα1 x1 , . . . , tαn xn ) ρ2αj (x1 , . . . , xn )
esto es, t2αj ρ2αj (x1 , . . . , xn ) = ρ2αj (tα1 x1 , . . . , tαn xn ), de donde se tiene lo
deseado.
Probemos ahora la desigualdad triangular ρ(x + y) ≤ ρ(x) + ρ(y).
En efecto, llamemos t1 = ρ(x), t2 = ρ(y) y t = t1 + t2 .
De las observaciones hechas es suficiente ver que
   α1  αn   α1  αn 
x1 + y1 xn + yn t1 t1 t2 t2
α
,..., = x∗1 , . . . , x∗n + y1∗ , . . . , yn∗
t 1 tαn t t t t

donde (x∗1 , . . . , x∗n ) y (y1∗, . . . , yn∗ ) están en S n−1 . Esta igualdad es cierta
ya que

200
ϕ−Espacios de Funciones

     
x1 + y1 xn + yn x1 xn y1 yn
,..., = , . . . , αn + α1 , . . . , αn
tα1 tαn tα1 t t t
 α1 αn   α1 
t1 x1 t1 xn t2 y 1 tα
2
n
yn
= , . . . , + , . . . , .
tα1 tα1
1
tαn tα
1
n
tα1 tα
2
1
tαn tα
2
n

xi
Pongamos x∗i = , i = 1, . . . , n; luego
tα1 i
n
X Xn Xn
x2i x2i
(x∗i ) = = =1
i=1
t2αi
i=1 1 i=1
ρ2αi (x)

y (x∗1 , . . . , x∗n ) ∈ S n−1 .


y1
Similar resultado se obtiene al poner y1∗ = α1 . Por otro lado tenemos
t2
que

 α1  αn   α1  αn   α1 −1  αn −1 


t1 t1 t2 t2 t1 t1 t1
x∗1 , . . . , x∗n + y1∗ , . . . , ∗
yn = x∗1 , . . . , x∗n
t t t t t t t
 α1 −1  αn −1 
t2 t2 t2
+ y1∗ , . . . , ∗
yn ∈ S n = {x ∈ Rn /|x| ≤ 1}
t t t

ti
ya que (x∗1 , . . . , x∗n ) ∈ S n−1 , (y1∗, . . . , yn∗ ) ∈ S n−1 , 0 ≤ ≤ 1, y por la
t
t1 t2
convexidad de la bola S n observando que + = 1. En resumen, se ha
  t t
x1 + y1 xn + yn x+y
probado que α
, · · · , α
∈ S n
, esto es, que α
∈ S n , lo
t
1 t n
  t
x + y x + y
que implica α ≤ 1 lo que es equivalente a ρ ≤ 1, de donde
t tα
1
ρ(x + y) ≤ 1 ó ρ(x + y) ≤ t = t1 + t2 = ρ(x) + ρ(y), lo que termina el
t
lema.

Nota 17. Los argumentos dados hasta acá encierran el germen de un


nuevo enfoque del análisis real clásico a través de la métrica parabólica
ρ(x), aspecto que veremos en este trabajo.

201
Alejandro Ortiz Fernández

Fabes - Riviere [FAB-RIV] estudiaron la siguiente clase de operadores


integrales singulares. Sea x ∈ Rn y el núcleo k : Rn − {0} → C. Sean αi
números reales tales que αi ≥ 1, i = 1, · · · , n. Asumamos que 1 = α1 ≤
α2 ≤ · · · ≤ αn . Consideremos las siguientes hipótesis sobre k(x) :
P
(i) k(tα1 x1 , · · · , tαn xn ) = t− αi k(x1 , · · · , xn ), con t > 0, esto es, k(tα x) =
t−|α| k(x). Notemos que si:
 
tα1 0 · · · 0
 0 tα2 · · · 0 
 
t =  .. .. . . .. 
 . . . . 
0 0 · · · tαn

la condición de homogeneidad sería k(tx) = | det(t)|−1 k(x).


R R
(ii) |k(x)| dσ < ∞, el cual puede ser asumido |k(x)| dσ ≤ 1;
S n−1 S n−1
Z
k(x)J(ϕ1 , · · · , ϕn−1 ) dσ = 0,
S n−1

donde el jacobiano J aparece al hacerse el cambio de variables

x1 = ρα1 cos ϕ1 · · · cos ϕn−2 cos ϕn−1


x2 = ρα2 cos ϕ1 · · · senϕn−1
··· ··· ···
xn = ραn senϕ1
P
y donde dx = dx1 · · · dxn = ρ( αj )−1 J(ϕ1 , · · · , ϕn−1 ) dρdσ donde
dσ es el elemento de área de S n−1.

k(x), si ρ(x) > ǫ
Consideremos ahora al núcleo truncado kǫ (x) =
0 si ρ(x) ≤ ǫ
R
e e
y al operador truncado fǫ (x) definido vía fǫ (x) = kǫ (x−y)f (y) dy
donde f ∈ D(Rn ).
R
Entonces, si |k(x − y) − k(x)| dx ≤ 0, se tiene que:
{x/ρ(x)≥4ρ(y)}

202
ϕ−Espacios de Funciones

(a). kfeǫ kLp ≤ Ap kf kLp , 1 < p < ∞, donde


Z
Ap = Ap (p, α1 , . . . , αn , |k(x)|dσ).
S n−1

(b). ∃fe ∈ Lp (Rn ) tal que lı́mǫ→0 kfe − feǫ kLp = 0

Este resultado es una generalización de la teoría de Calderón -


Zygmund y representa un significativo avance en la abstracción de
la misma.

Remarcamos que la condición de homogeneidad de grado−n para el


núcleo k(x) para la integral singular T f, vista anteriormente, fue el punto
de partida de posteriores generalizaciones, lo que llevó a la consideración
de un grupo de transformaciones {At }t>0 de Rn en Rn tal que As At =
Ast , A1 = I, lo que implica At−1 = (At )−1 .
Asimismo, la aplicación Π : t → At , de (0, ∞) en L(Rn , Rn ) es conti-
nua con respecto a la topología normada de L(Rn , Rn ); además, el grupo
satisface kAt xk ≤ tkxk para 0 < t ≤ 1, x ∈ Rn . La primera condición
sugiere tomar equivalentemente la representación {tP }t>0 por {At }t>0 ,
donde P es la matriz operador infinitesimal del grupo . A.Torchinsky
([TOR.2]) probó que la condición kAt xk ≤ tkxk, 0 < t ≤ 1, es equiva-
lente a (P x, x) ≥ (x, x), lo que sirve para garantizar la existencia de una
distancia ρ(x). Concretamente, si x 6= 0 se verifica qu existe un único tx
tal que |t−P
x x| = 1. 
tx . . . si x 6= 0
La función ρ(x) = satisface ρ(tP x) = tρ(x) y la
0 . . . si x = 0
desigualdad triangular ρ(x + y) ≤ ρ(x) + ρ(y). Si A∗t es la transpuesta de
At , a ella le está asociada la métrica ρ∗ (x). Si γ es la traza de P, se tiene
que det At = det A∗t = tγ .
En d. IV. hemos estudiado a los espacios H α,p ; de alguna forma estos
espacios tienen su punto de partida en los espacios de oscilación media
acotada BMO de John-Nirenberg. Tales espacios H α,p , los Lp,λ , . . . serán
estudiados en esta oportunidad en el contexto del grupo {At }. Como
hemos manifestado, los espacios BMO son buenos substitutos para los

203
Alejandro Ortiz Fernández

espacios L∞ ; si T f es un operador integral singular, entonces E.Stein


probó que T : L∞ → BMO es continuo.

b
Definición y Propiedades del Grupo {At}.
Volvamos a la cuestión de la homogeneidad del núcleo de los operado-
res integrales singulares considerados anteriormente. Observemos que la
condición de homogeneidad de Fabes-Riviere sugiere la siguiente trans-
formación At : Rn → Rn donde At (x1 , . . . , xn ) = (tα1 x1 , . . . , tαn xn ). Es
interesante cuestionar si se pueden considerar transformaciones lineales
mas generales de Rn tales que aún se tenga la continuidad de tales opera-
dores sobre los espacios Lp , 1 < p < ∞, u otros espacios. En el ambiente
de los fines de los 60′ s la generalización de la teoría de Calderón-Zygmund
a través del grupo {At } se imponía en forma natural. En esta dirección
mencionamos los trabajos debido a M.de Guzmán [GUZ.2], N.Riviere
[RIV] y A.Torchinsky [TOR.2]. El siguiente argumento descansa en ideas
de Riviere [RIV].
Sea {At }t>0 un grupo de transformaciones lineales de Rn tal que:
(1) As At = Ast . Esta condición es motivada por la anterior situación,
Ast (x1 , . . . , xn ) = ((st)α1 x1 , . . . , (st)αn xn )
= (sα1 tα1 x1 , . . . , sαn tαn xn )
= [poniendo yi = tαi xi ]
= (sα1 y1 , . . . , sαn yn )
= As (tα1 x1 , . . . , tαn xn )
= As At (x1 , . . . , xn ).

204
ϕ−Espacios de Funciones

A1 = I (identidad). Esto es, I = A1 = Att−1 = At At−1 , asi asumi-


mos qu At−1 = (At )−1 . En el caso particular que nos ocupa tendría-
mos, A1 (x1 , . . . , xn ) = (1α1 x1 , . . . , 1αn xn ) = (x1 , . . . , xn ).

(2) La aplicación

Π : (0, ∞) → L(Rn , Rn )
t → At

es continua con respecto a la topología uniforme de operadores, esto


es, con respecto a la topología del espacio normado L(Rn , Rn ).

(3) El grupo satisface kAt xk ≤ tkxk para 0 < t ≤ 1, x ∈ Rn , y de esta


manera kAt k ≤ t.

Nota 18.

(i) .La condición (1) sugiere tomar una representación para el grupo
{At }t>0 . Tal representación es {expP log t }, donde P es una matriz
real n × n llamada el operador infinitesimal del grupo. Ello es su-
gerido ya que

Ast = expP log(st) = expP log s expP log t = As At .

En el caso de Fabes-Riviere se tendría,

At (x1 , . . . , xn ) = eP log t (x1 , . . . , xn ) = (tα1 x1 , . . . , tαn xn ),

donde α 
t 1 0 ... 0
 0 tα2 ... 0 
P =
. . . . . .

. . . . . .
0 0 . . . tαn

En lo que sigue, desde que At = expP log t = tP , t > 0, utilizaremos


indistintamente la notación {At } ó {tP }. Si t ≥ 1 se tiene kAt k ≤
tkP k .

205
Alejandro Ortiz Fernández

(ii) . Esas transformaciones generales son utilizadas para considerar


operadores integrales singulares asociados a núcleos k(x) satisfa-
ciendo la condición de homogeneidad generalizada

k(expP log t x) = k(At x) = t−trP .k(x)

con x 6= 0, t > 0 (donde trP = traza deP ).

Veamos ahora algunas propiedades del grupo {At }.

ktP xk
(a) es una función no-decreciente de t.
t
En efecto, para s < t tenemos ksP xk = k( st )P tP xk ≤ st ktP xk, así
1
s
ksP xk ≤ 1t ktP xk. Esta propiedad implica que ktP xk es estricta-
mente no-decreciente, ya que si s < t, se tiene 1s ksP xk ≤ 1t ktP xk,
lo que implica ksP xk ≤ st ktP xk < ktP xk. 2

(b) Para x ∈ Rn − {0} existe un único vector tx tal que t−P


x x ∈ S
n−1
.
En efecto, observemos que t−P = (t−1 )P . Por otro lado, t−P x x ∈
S n−1 implica kt−P
x xk = 1 ó k(t−1 P
x ) xk = 1 ó en la otra notación que
kAt−1
x
xk = 1. La propiedad queda probada si verificamos que

(i) kAt−1
x
xk → 0 cuando tx → ∞;
(ii) kAt−1
x
xk → ∞ cuando tx → 0
(iii) kAt−1
x
xk es una función continua decreciente de t.

En efecto,

(i) kAt−1
x
xk ≤ [desde que si tx → ∞, t−1
x → 0 y podemos conside-
rar que t−1
x < 1] ≤ t−1
x kxk.
(ii) Si tx → 0 podemos tomar tx ≤ 1. Pongamos x = Atx y, de
donde y = At−1 x
x. Así, kxk = kAtx yk ≤ tx kyk = tx kAt−1
x
xk
kxk kxk
esto es, ≤ kAt−1 xk. Pero, → ∞ si tx → 0 y por
tx x
tx
tanto kAt−1
x
xk → ∞.

206
ϕ−Espacios de Funciones

(iii) Si t1 ≤ t2 , kAt−1
2
xk = kAt1 t−1
2
At−1
1
xk ≤ t1 t−1
2 kAt−1
1
xk ≤ kAt−1
1
xk.
Luego queda probado (b).

Nota 19. La norma kt−P x xk ≡ kAt−1 x


xk es lo que en la notación
anterior es la función F (x, ρ(x)), donde ponemos ρ(x) = tx . Así
Fabes-Riviere estudiaron la función F (x, ρ(x)) = kAρ−1 (x) xk.


tx , para x 6= 0
(c) La función ρ(x) = satisface ρ(tP x) = tρ(x)
0, para x = 0
(condición de homogeneidad) y la desigualdad triangular ρ(x+y) ≤
ρ(x) + ρ(y).

En efecto, pongamos ρ(tP x) = s; como ρ(tP x) = ttP x tal que


 P
−P P n−1 t
ttP x t x ∈ S se tiene que s t x ∈ S
−P P n−1
ó x ∈ S n−1 .
s
s
Tenemos s = tρ(x) ya que esto es equivalente a = ρ(x), esto
 tP
s s
es = tx tal que t−P
x x ∈ S
n−1
. Por lo tanto x = tPx x ó
t t
 P
t
x x y como tx x ∈ S
x = t−P −P n−1
concluimos que s = tρ(x)
s
 P
t
es equivalente a decir que x ∈ S n−1 , lo que ya fue probado
s
antes.

Veamos ahora la desigualdad triangular ([TOR.2]). Por comodidad


pongamos x = x1 e y = x2 . Llamemos t1 = ρ(x1 ), luego t1 = tx1
con t−P
x1 x1 ∈ S
n−1
ó t−P ′
1 x1 = x1 ∈ S
n−1
e x1 = tP1 x′1 . Similarmente,
llamemos t2 = ρ(x2 ) luego t2 = tx2 con t−P x2 x2 ∈ S
n−1
ó t−P
2 x2 =
′ n−1
x2 ∈ S e x2 = t2 x2 . Además, si t3 = ρ(x1 + x2 ), llamando
P ′

x3 = x1 + x2 tendremos t3 = tx3 con t−P ′


3 x3 = x3 ∈ S
n−1
, de donde
P ′ P ′ P ′ P ′
x3 = t3 x3 . Por lo tanto t1 x1 + t2 x2 = t3 x3 . Observemos ahora que
la tesis es equivalente a probar que t3 ≤ t1 + t2 .

207
Alejandro Ortiz Fernández

Por el absurdo, supongamos que t3 > t1 + t2 entonces


 P  P
t1 t2 t1 t2
1 = kx3 k =
′ ′ ′
t3 x1 + t3 x2 ≤ t3 + t3 < 1

lo que no es posible, luego se tiene la desigualdad deseada. 2


Nota 20. Obsérvese que esta desigualdad es mas general que la
vista en el Lema 14. Remarcamos que (b) y (c) nos dicen que dado
x 6= 0, ρ(x) es por definición el único tx que satisface kt−P
x xk = 1.

(d) El siguiente resultado, debido a A.Torchinsky [TOR.2], caracteriza


a los grupos {tP } para los cuales se tiene una condición suficinte
para definir a la métrica ρ(x). Recalcamos que (·) es el producto
interno usual en Rn .
Lema 15. ktp xk ≤ tkxk, 0 < t ≤ 1, x ∈ Rn ⇔ (P x, x) ≥ (x, x).

Prueba.

⇒) Sea f (t) = ktP xk2 − t2 kxk2 , entonces

f (t) ≤ 0 para 0 < t < 1


f (t) = 0 para t = 1
f (t) ≥ 0 para t > 1

ktP xk k1P xk
ya que ≥ = kxk, de donde ktP xk2 ≥ t2 kxk2 ;
t 1
d
luego se debe tener f (t)]t=1 ≥ 0. Desde que
dt
d P 2 2
kt xk = (P tP x, tP x)
dt t
obtenemos
d 2
0≤ f (t)]t=1 = (P tP x, tP x)−2t(x, x)]t=1 = 2(P x, x)−2(x, x)
dt t
de donde (P x, x) ≥ (x, x).

208
ϕ−Espacios de Funciones

⇐) Pongamos g(t) = ktP xk2 , entonces


d 2 2 2 2
g(t) = (P tP x, tP x) ≥ (tP x, tP x) = ktP xk2 = g(t).
dt t t t t
De esta desigualdad obtenemos para 0 < s ≤ 1,
Z1  
g ′ (t) 1
dt ≥ 2 log ,
g(t) s
s
 
g(1) kxk2 1
lo que implica log = log P 2 ≥ log 2 , de donde
g(s) ks xk s
s2 kxk2 ≥ ksP xk2 de donde se tiene la desigualdad deseada
para 0 < s ≤ 1.

Observación 2. Las siguientes observaciones son consecuencias


del Lema 15.

(i) Si (P ∗ x, x) = (x, P x) = (P x, x), entonces (P x, x) ≥ (x, x)


∗ ∗
implica que {tP }t>0 también satisface ktP xk ≤ tkxk para

0 < t ≤ 1, x ∈ Rn . Así {tP } determina una función ρ∗ (x), la
cual tiene propiedades análogas a las de ρ(x). Si γ es la traza

de P, entonces se tiene det tP = det tP = tγ .
 
P + P∗ P + P∗
(ii) Pongamos S = , entonces (Sx, x) = x, x =
   ∗ 2 2
P P 1 1
x, x + x, x = (P x, x)+ (P x, x) = (P x, x). Luego
2 2 2 2
ktP xk ≤ tkxk es equivalente al hecho de que el mas pequeño
valor propio de S será ≥ 1. En efecto,

ktP xk ≤ tkxk ⇔ (P x, x) ≥ (x, x) ⇔ (Sx, x) ≥ (x, x),

luego si λ es un valor propio de S tendremos λ ≥ 1.

(e) (i) At P = P At , desde que P At = elog P +P log t = At P.

209
Alejandro Ortiz Fernández

d d d
(ii) t At = P At , desde que t At = t eP log t = At P = P At .
dt dt dt
(f) Si
tα kxk ≤ kAt xk ≤ tβ kxk cuando 1 ≤ α ≤ β, t ≥ 1 (+)
entonces tβ kyk ≤ kAt yk ≤ tα kyk cuando t ≤ 1.
En efecto, t ≤ 1 ⇔ t−1 ≥ 1 luego si 1 ≤ α ≤ β tenemos
(t−1 )α kxk ≤ kAt−1 xk ≤ (t−1 )β kxk,
y poniendo At−1 x = y, de donde At y = x, se tiene la desigualdad
deseada. 2
Nota 21. En lo sucesivo asumiremos la condición (+) de (f).Es
oportuno remarcar a esta altura que la introducción de la métrica
parabólica ha sido intensivamente usada por Calderón-Torchinsky
[CAL-TOR.1,2] quienes reconstruyen en base a ella capítulos fun-
damentales del análisis real. Por otro lado, la topología inducida
por ρ(x) coincide con la topología familiar de Rn . Recalcamos que
por definición
kρ−P (x)k ≡ kA−1
ρ(x) xk ≡ kAρ (x) xk = 1.
−1

(g) (i) ρ(x) ≤ 1 ⇔ kxk = 1


(ii) ρ(x)β ≤ kxk ≤ ρ(x)α si kxk ó ρ(x) ≤ 1
(iii) ρ(x)α ≤ kxk ≤ ρ(x)β si kxk ó ρ(x) ≥ 1.
En efecto,
(i) ρ(x) ≤ 1 ⇔ kA1 xk ≤ 1 ⇔ kxk ≤ 1
(ii) Si ρ(x) ≤ 1 (ó kxk ≤ 1 por (i)), por (f) tendremos
ρβ (x)kyk ≤ kAρ(x) yk ≤ ρα (x)kyk.
Pongamos x = Aρ(x) y entonces Aρ−1 (x) x = y, de donde
ρβ (x)kAρ−1 (x) xk ≤ kxk ≤ ρα (x)kAρ−1 (x) xk
que implica la desigualdad deseada.

210
ϕ−Espacios de Funciones

(iii) sigue en forma similar a (ii).

R+

1 kAt−1
x
xk

t
tx = ρ(x) 1

c
Los Operadores Tt , Tet y el Operador
Diferencial A.
Consideremos ahora a los operadores Tt y Tet introducidos en [CAL-
TOR.1] y definidos por las relaciones

(Tt f )(x) = f (At x); (Tet f )(x) = f (A∗t x).

Se tienen las siguientes consecuencias:

(a) Tt (f g) = (Tt f )(Tt g) ya que Tt (f g)(x) = f g(At x) = (Tt f )(Tt g).

211
Alejandro Ortiz Fernández

(b) Si T ′ es la transpuesta de T entonces se tiene Tt′ = T −γ Tt−1 .


R R
En efecto, hTt f, gi = Tt f (x)g(x) dx = f (At x)g(x) dx =[poniendo
yR = At x, de donde dy = tγ dx, x = A−1 t y, dx = t
−γ
dy]=
−1 −γ −1 −1
R f (y)g(A t y)t dy =[considerando que g(At y) = (Tt g)(y)] =
f (y)(Tt−1g)(y)t−γ dy = hf, t−γ Tt−1 gi, de donde se tiene la igual-
dad deseada.
(c) [Tt f ]∧ = t−γ Tet−1 f.
En efecto, hTt f, ϕi
b = h[Tt f ]∧ , ϕi. Por otro lado,
Z
hTt f, ϕi
b = b
(Tt f )(x)ϕ(x) dx
Z
= b
f (At x)ϕ(x) dx
Z
= b −1
f (y)ϕ(A t y)t
−γ
dy
Z Z 
2πıhy,zi
= f (y) e ϕ(At z) dz t−γ dy
−1

= [z ′ = A−1 γ
t z, dz = t dz ] =

Z  Z 
2πıhy,At z ′ i ′ γ ′ −γ
= f (y) e ϕ(z )t dz t dy
Z Z 
′ 2πıhy,At z ′ i
= ϕ(z ) e f (y) dy dz ′
Z Z 
′ 2πıhA∗t y,z ′ i
= ϕ(z ) e f (y) dy dz ′

= [A∗t y = y ′ , dy ′ = tγ dy]
Z Z 
′ 2πıhy ′ ,z ′ i
= ϕ(z ) e f (At y )t dy dz ′
∗−1 ′ −γ ′

Z Z 
′ 2πıhy ′ ,z ′ i e−1
= ϕ(z ) e (Tt f )(y )t dy dz ′
′ −γ ′

Z  ∧
′ −γ e−1
= ϕ(z )t Tt f (z ′ ) dz ′
 ∧
= hϕ, t−γ Tet−1 f i

212
ϕ−Espacios de Funciones

 ∧  ∧
de donde h Tt f , ϕi = hϕ, t−γ Tet−1 f i lo que implica la tesis.
 α
−1 ∂
(d). Tt Tt es un operador diferencial con coeficientes cons-
∂x
tantes para cada t.
 α  α
−1 ∂ −1 ∂
En efecto, Tt Tt f (x) = Tt f (At x). Pero en ge-
∂x  ∂x α  α
−1 −1 ∂ ∂
neral, g(x) = Tt g(At x), luego Tt Tt f (x) = f (x).
  ∂x α  ′ ∂x 
α
∂ ∂
Además su transpuesta es Tt−1 Tt f = (−1)|α| f. 2
∂x ∂x
 α  α 
−1 ∂ −γ −1
 −γ −1 ∂
(e) Tt Tt t Tt ψ = t Tt ψ .
∂x ∂x
En efecto,
 α  α
−1 ∂ −γ −1
 −1 ∂ 
Tt Tt t Tt ψ(x) = Tt Tt t−γ ψ(A−1t x)
∂x ∂x
 α

= Tt−1 t−γ ψ(x).
∂x
2
−1 −1
Nota 22. Observemos que tenemos f (At y) = Tt f (y) ya que
(Tt f (x)) = f (At x) implica f (x) = Tt−1 f (At x), ahora basta poner
y = At x.
1
(f) Sea el operador Bt = (I−At A∗t ) 2 , 0 ≤ t < 1. Entonces (Bt2 x, x) ≥ 0
y Bt2 es una matriz positiva autoadjunta tal que
(i) (1 − t2 )kBt−1 xk2 ≤ kxk2 ≤ 2kP k(1 − t)kBt−1 xk2 , x ∈ Rn .
n
(ii) | det Bt−1 | ≤ (1 − t)− 2 .
En efecto, el grupo {At } satisface kAt xk ≤ tkxk, así
(Bt2 x, x) = ((I − At A∗t )x, x)
= (x, x) − (At A∗t x, x)
= kxk2 − kA∗t xk2
≥ kxk2 − t2 kxk2 ≥ 0.

213
Alejandro Ortiz Fernández

Además, observamos que (B12 x, x) = kxk2 − kA1 xk2 = 0. Es claro


que Bt2 es autoadjunto.
(i) Pongamos y = Bt−1 x ó x = Bt y, de donde

(x, x) = (Bt y, Bty) − (B1 y, B1y)


d 2
= [usando (At x, At x) = (P At x, At x)]
dt t
2 ∗ ∗
= (1 − t) (P Au y, A∗u y),
u
con t ≤ u ≤ 1. Luego
2
kxk2 ≤ (1 − t) kP ∗k kA∗u yk kA∗u yk
u
2
≤ (1 − t) kP ku2kyk2
u
≤ 2kP k(1 − t)kBt−1 xk2 .

Por otro lado,

kxk2 = (Bt y, Bty) = (Bt2 y, y)


= ((I − At A∗t )y, y)
= (y, y) − (At A∗t y, y)
= kyk2 − kA∗t yk2
≥ kyk2 − t2 kyk2
= (1 − t2 )kBt−1 xk2 .

(ii) Sabemos que


(1 −t2 )kBt−1 xk2 ≤ kxk2 ó kBt−1 xk2 ≤ (1 −t2 )−1 kxk2 , de donde
1 1
kBt−1 k ≤ (1 − t2 )− 2 , y así | det Bt−1 | ≤ kBt−1 kn ≤ (1 − t2 )− 2 n .

El Operador Diferencial A
Sabemos de la gran importancia de la teoría moderna de los opera-
dores diferenciales parciales (vía métodos del análisis funcional, las dis-
tribuciones, etc.), con ello se ha logrado clarificar y solucionar problemas

214
ϕ−Espacios de Funciones

fundamentales. En esta dirección es significativo la introducción por par-


te de Calderón - Torchinsky [CAL-TOR.1-2] de un operador diferencial
bastante general y que está vinculado al grupo {At } y que en particular
recupere ciertos operadores diferenciales clásicos, entre oros. De alguna
forma la relación (d) C., abre una forma de representar un operador di-
ferencial con coeficientes constantes en términos de {At }, posiblemente
con algunas ventajas.  
∂ ∂
Sea el gradiente ∇ = ,··· , ; por definición
∂x1 ∂xn

∂ 1
A= − (P ∗ A∗t ∇, A∗t ∇).
∂t 2πt
P + P∗
Si L2 = se tiene

(LA∗t ∇, LA∗t ∇) = (L2 A∗t ∇, A∗t ∇)
P + P∗ ∗
= ( At ∇, A∗t ∇)

1 1
= (P A∗t ∇, A∗t ∇) + (P ∗A∗t ∇, A∗t ∇)
4π 4π
1
= (P ∗A∗t ∇, A∗t ∇).

∂ 1
De esta manera el operador A toma la forma A = − (LA∗t ∇, LA∗t ∇).
∂t t
Como ya hemos mencionado, en casos particulares se tienen los ope-
radores diferenciales familiares. Así por ejemplo, si P es autoadjunto y
P = diag(α1 , · · · , αn ), αj ≥ 1, es la transformación considerada por
Fabes-Riviere, vista en a, tendremos que A∗t = diag (tα1 , · · · , tαn ) y ade-
más n
∂ 1 X ∂2
A= − αj t2αj 2 .
∂t 2πt j=1 ∂xj

En particular, si P = I (identidad y entonces αj = 1) tendremos

∂ t
A= − ∆.
∂t 2π
215
Alejandro Ortiz Fernández

Por otro lado, en el estudio de problemas en ecuaciones diferenciales


parciales es fundamental determinar la solución (al menos su existen-
cia) del operador diferencial (por ejemplo de la ecuación ∆u = 0, etc.).
2
Por analogía, consideremos la ecuación Au = 0. Si ϕ(x) = e−π|x| y
ϕt (x) = t−γ ϕ(A−1
t x) es su dilatación, entonces Aϕt (x) = 0. En efecto,
observemos que ϕ b ∗t x) ya que
bt (x) = ϕ(A
Z
bt (x) =
ϕ e2πıhx,yi ϕt (y) dy
Z
= e2πıhx,yi t−γ ϕ(A−1
t y) dy

= [poniendo A−1 ′ ′ γ ′
t y = y , de donde y = At y , dy = t dy ]
Z

= e2πıhx,At y i ϕ(y ′) dy ′
Z
∗ ′
= e2πıhAt x,y i ϕ(y ′) dy ′
b ∗t x).
= ϕ(A

Por otro lado,

b ∗t x)
bt (x) = ϕ(A
ϕ
 ∗ 2 ∧
= e−π|At x| = e−π|A∗t ξ|2
= [llamando ψ(t) = |A∗t x|2 ]
= e−πψ(t) .

Luego bt (x) = −πe−πψ(t) ψ ′ (t) y considerando que
ϕ
∂t
∂ ∗ ∂
ψ ′ (t) = (At ξ, A∗t ξ) = 2( A∗t ξ, A∗t ξ)
∂t ∂t
∂ ∗ 1 ∗ ∗
y que A = P At , tenemos
∂t t t
∂ 2π ∗ 2 2π
bt (x) = − (P ∗A∗t ξ, A∗t ξ)e−π|At ξ| = − (P ∗A∗t ξ, A∗t ξ)ϕ
ϕ bt (ξ),
∂t t t
216
ϕ−Espacios de Funciones

de donde tomando antitransformada de Fourier obtenemos Aϕt (x) = 0.


Consecuencia. Si consideramos la convolución u(x, t) = (f ∗ ϕt )(x), con

f ∈ S ′ , se tiene Au(x, t) = 0, lo que es satisfactorio para problemas de


valor de contorno en un contexto mas general.

d
Lp,λ−Parabólicos.
En muchos problemas en ecuaciones diferenciales parciales es nece-
sario establecer ciertos tipos de estimativas a priori, como son las esti-
mativas en la norma−Lp , y las estimativas en la norma- Λα (espacios de
Lipschitz). Una forma de unificar ambas estimativas es a través de los
espacios Lp,λ. Estos espacios contienen a los espacios Lp , a los de Morrey
Lp,λ , a los espacios BMO y a los espacios de Lipschitz Λα . S.Campanato
y E.Giusti establecieron interesantes relaciones entre los espacios Lp,λ y
las ecuaciones elípticas (y casi elípticas). Ver [CAM.1],[GIU.1] y [GIU.2].

(a) Lp,λ −Parabólicos. Sea ρ(x) la métrica asociada a {At }, y sea la


bola B(x0 , δ) = {x ∈ Rn /ρ(x − x0 ) ≤ δ}. Si p ≥ 1 y 0 ≤ λ ≤ γ, se
define
Z
p,λ p 1 1
L = {f ∈ Lloc / sup ( λ |f (x)|p dx) p = M < ∞}
B(x0 ,δ) δ
B(x0 ,δ)

con la norma kf kLp,λ = kf kLploc + M, Lp,λ es un espacio de Banach.


Observemos que si λ = 0, Lp,0 es isomorfo a Lploc . Además, si λ = γ

217
Alejandro Ortiz Fernández

se tiene que Lp,γ ≃ L∞ que obviamente si f ∈ L∞


loc , ya R loc entonces
1
p,γ 1
f ∈ L ; y |f (y)| ≤ ( δγ |f (y)| dy) implica Lp,γ ⊂ L∞
p p
loc .
B(x0 ,δ)
Remarcamos que γ es la traza de la matriz P, vista en la sección b.
También se tiene que µ ≤ λ implica Lp,λ ⊂ Lp,µ . Es claro también
que si ψ ∈ L∞ y f ∈ Lp,λ entonces ψf ∈ Lp,λ y kψf kLP,λ ≤ ckf kLp,λ .

(b) BMO-Parabólico. Sea f ∈ L1loc (Rn ). Decimos que f es una fun-


ción de oscilación media limitada, y escribimos f ∈ BMO, si exis-
te una constante c = c(f, B(x0 , δ)) tal que kf kBMO = kf kL1loc +
1 R
sup γ |f (x) − c|dx < ∞. Con tal norma BMO es un espa-
x0 ,δ δ B(x0 ,δ)
cio de Banach. Si f ∈ BMO entonces en vez de c se puede tomar
1 R
el promedio fB = γ f (x)dx. Para ello es suficiente observar
δ B(x0 ,δ)
1 R 2 R
que se tiene γ |f (x) − fB |dx ≤ γ |f (x) − c|dx. De un
δ B(x0 ,δ) δ B(x0 ,δ)
modo general, Berman, [BER], probó que si d es un entero positivo
fijo, y si en vez de c se considera un polinomio p0 , de grado ≤ d,
entonces f ∈ BMO. Usaremos con mas frecuencia fB en vez de c.
Un resultado fundamental, debido a John-Nirenberg, [JOH-NIR],
es:
(I). “Si f ∈ BMO entonces
−1
|{x ∈ B(x0 , δ)/|f (x) − fB | > α}| ≤ Ae−bαkf kBMO |B(x0 , δ)|.”

De él se derivan corolarios interesantes, como son:

(i) Si f ∈ BMO entonces f ∈ Lp (B(x0 , δ)), 1 ≤ p < ∞.


(ii) Si f ∈ BMO y |f (x) − f (y)| ≤ kf kBMO en B(x0 , δ) entonces
Z
1
sup γ |f (x) − fB |2 dx ≤ kf k2BMO.
x0 ,δ δ
B(x0 ,δ)

218
ϕ−Espacios de Funciones

(iii) Obviamente, si f es limitada entonces f ∈ BMO, El recíproco


no es cierto, asi log |x| ∈ BMO. Por ello, BMO es usado en
vez de L∞ . El siguiente lema extiende un resultado de Stein-
Zygmund, [STE-ZYG].
Lema 16. Sea f ∈ BMO y sean B1 (x1 , δ1 ) y B2 (x2 , δ2 ) dos
bolas en Rn tales que δ1γ = δ2γ , donde γ = traza de P. Si B(x, δ)
es una bola tal que B1 ∪B2 ⊂ B, con δiγ ≥ dδ γ , i = 1, 2, siendo
d una constante apropiada, entonces
Z Z
1 1
γ f (x)dx − f (x)dx ≤ A.
δ δ γ
1 B1 2 B2

Prueba. Sea XBi la función característica de Bi , i = 1, 2, en-


tonces
Z Z Z
1 1 1
| f (x)dx − f (x)dx| = | ( XB1 (x)f (x)dx
δ1γ B1 δ2γ B2 δ1γ
B
Z
− XB2 (x)f (x)dx)|
B
Z
2
≤ γ |f (x)|dx
δ1
B
Z Z
2
≤ γ ( |f (x) − c|dx + |c|dx)

B B
Z
2 2|c|
= γ |f (x) − c|dx +
dδ d
B
2M 2|c|
≤ + = A.
d d

El siguiente resultado, debido a Fefferman-Stein [FEF-STE],


será probado posteriormente en términos del grupo {At }.
R |f (x) − fB |
(iv) Si f ∈ BMO entonces dx ≤ Akf kBMO , donde B
1 + ρ(x)n+1
es la bola unitaria B(0, 1).

219
Alejandro Ortiz Fernández

(c). Lp,λ−Parabólicos. Si 1 ≤ p < ∞, 0 ≤ λ < γ + p, entonces Lp,λ es


el espacio de las funciones f ∈ Lploc (Rn ) tales que

 Z  p1
1 p
kf kLp,λ = kf kLploc + sup |f (x) − cB | dx ≤ M < ∞.
B δλ
B(x0 ,δ)

Nuevamente en esta definición la constante cB puede ser fB ya que


si tenemos la última condición, entonces

 Z  p1  Z  p1
1 1
|f (x) − fB |p dx ≤ |f (x) − cB |p dx +
δγ δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
 Z  p1
1
+ |fB − cB |p dx
δγ
B(x0 ,δ)
 Z  p1
1 p |fB − cB | Pγ
= |f (x) − cB | dx + λ δ .
δγ δP
B(x0 ,δ)

Pero
Z
1
|fB − cB | = | γ f (x)dx − cB |
δ
B(x0 ,δ)
Z
1
≤ γ |f (x) − cB |dx
δ
B(x0 ,δ)
γ Z
δ q 1
≤ γ( |f (x) − cB |p dx) p
δ
B(x0 ,δ)
Z
1 1
= ( γ |f (x) − cB |p dx) p .
δ
B(x0 ,δ)

220
ϕ−Espacios de Funciones

Luego
 Z  p1  Z  p1
1 p 1 p
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − cB | dx +
δλ δλ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
γ  Z  p1
δp 1 p
+ λ |f (x) − cB | dx
δp δλ
B(x0 ,δ)
 Z  p1
1 p
= 2 λ |f (x) − cB | dx ,
δ
B(x0 ,δ)

lo que termina la observación.

λ−γ λ1 − γ
Lema 17. Si p1 ≤ p y = entonces Lp,λ ⊂ Lp1 ,λ1 .
p p1

Demostración. Tenemos
Z  Z  pp1
1 1 p1
|f (x) − fB | p1
dx ≤ |f (x) − fB | dx p
|B(x0 , δ)|1− p
δ λ1 δ λ1
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
p
λ p1  Z  pp1
δ 1 p1
= |f (x) − fB | dx · cδ γ δ −γ p
p
δ λ1 δλ
B(x0 ,δ)
 Z  pp1 p1
1 p δ p (λ−γ)
= c λ |f (x) − fB | dx · λ1 −γ
δ δ
B(x0 ,δ)
 Z  pp1
1 p
= c λ |f (x) − fB | dx ,
δ
B(x0 ,δ)

de donde
 Z  p1  Z  p1
1 p1
1 1 p
|f (x) − fB | dx ≤c λ |f (x) − fB | dx .
δ λ1 δ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)

221
Alejandro Ortiz Fernández

Casos Particulares
(i) Si λ = 0 entonces Lp,0 se identifica (topológicamente) con el
espacio Lploc .
En efecto, en la última desigualdad tomemos λ = 0 y cB = 0;
ello implica
 Z  p1 Z
1 p
kf k Lp + sup |f (x) − fB | dx ≤ kf kLploc + 2 |f (x)|p dx
loc δλ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)

= 3kf kLploc ,

esto es, kf kLp,0 ≤ akf kLploc . Como de un modo general tene-


mos kf kLp,λ ≥ kf kLploc se tiene la observación. 2
(ii) Si 0 ≤ λ < γ entonces Lp,λ es isomorfo al espacio de Morrey
Lp,λ .
En efecto,
 Z  p1  Z  p1
1
p p
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x)| dx + |fB ||B| p
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
 Z  p1
p
≤ |f (x)| dx +
B(x0 ,δ)
 Z  p1
1 p
1
+ 1 |f (x)| dx |B| p′
|B|1− p
B(x0 ,δ)
 Z  p1
p
=2 |f (x)| dx
B(x0 ,δ)

de donde kf kLp,λ ≤ akf kLp,λ ó Lp,λ ⊂ Lp,λ .


Recíprocamente,
 Z  p1  Z  p1  Z  p1
p p p
|f (x)| dx ≤ |f (x)−fB | dx + |fB | dx .
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)

2
Ahora usamos el

222
ϕ−Espacios de Funciones

λ−γ
Lema 18. |fB | ≤ δ p kf kLp,λ . De él concluimos que
 Z  1p
1 p
|fB | dx ≤ bkf kLp,λ
δγ
B(x0 ,δ)

y por lo tanto, kf kLp,λ ≤ bkf kLp,λ .

Prueba.
 Z  p1
1 p
|fB | = |fB | dx
δγ
B(x0 ,δ)
 Z  p1  Z  p1
1 p 1 p
= |f( x) − fB | dx + γ |f (x)| dx
δγ δp
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)

λ−γ
de donde multiplicando y dividiendo por δ p y considerando
la hipótesis tenemos
Z
λ−γ 1 1
|fB | ≤ δ p {( λ |f (x) − fB |p dx) p + kf kLploc }
δ
B(x0 ,δ)

de donde se tiene el lema.

(iii) Si λ = γ entonces Lp,γ = BMO.


En efecto, sea f ∈ Lp,γ , entonces
Z  Z  p1
1 1 p 1
|f (x) − fB |dx ≤ |f (x) − fB | dx |B(x0 , δ)| q
δγ δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
γ  Z  p1
δ q
p
= |f (x) − fB | dx
δγ
B(x0 ,δ)
 Z  p1
1 p
= |f (x) − fB | dx
δγ
B(x0 ,δ)

lo que implica Lp,γ ⊂ BMO.

223
Alejandro Ortiz Fernández

Sea ahora f ∈ BMO, por el resultado fundamental de John-


Nirenberg tenemos que f ∈ Lploc ; así mismo si α > 0, los
elementos de B(x0 , δ) los dividimos en

B0 = {x ∈ B(x0 , δ)/|f (x) − fB | ≤ α},


B1 = {x ∈ B(x0 , δ)/|f (x) − fB | > α},

luego
Z Z Z
1 1 1
|f (x)−fB |p dx = |f (x)−fB |p dx+ |f (x)−fB |p dx.
δλ δλ δλ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B1

Pero
Z
1 αp
|f (x) − fB |p dx |B0 | ≤ αp
δλ δ λ
B0

(pues λ = γ).
Por otro lado,
Z Z
1 p 1 p
|f (x) − fB | dx ≤ λ e|f (x)−fB | dx
δλ δ
B1 B1

(el teorema fundamental (J-N) permite estimar esta integral)


1
≤ λ k|B(x0 , δ)| = k,
δ

donde k es una constante que depende de A, b y kf kBM O .


Luego f ∈ Lp,γ . 2
λ−γ
(iv) Si γ < λ ≤ γ + p entonces Lp,λ = Λα , con α = p
.
En efecto, recordemos que Λα es el espacio de las funciones
f tales que |f (x) − f (y)| ≤ kρ(x − y)α , x, y ∈ B(x0 , δ). Si
f ∈ Λα , se considera kf kΛα = sup |f (x)| + sup |fρ(x−y)
(x)−f (y)|
α . Por
x∈B x,y∈B

224
ϕ−Espacios de Funciones

otro lado

Z Z Z
1 p 1 1
|f (x) − fB | dx = λ |f (x) − γ f (y)dy|pdx
δλ δ δ
B B B
Z Z
1 1
= λ | |f (x) − f (y)|dy|pdx
δ δ γp
B B
Z Z
k 1
≤ λ | ρ(x − y)αdy|pdx
δ δ γp
B B
Z
2k
≤ λ |δ γ |p dx
δ
B
αp γ
2kδ δ
= λ
 δ 
λ−γ
= considerando α =
p
= 2k.

Como además se tiene f ∈ Lploc , tendremos f ∈ Lp,λ.

Para el recíproco usaremos el teorema de Meyers [MEYS]


(en términos del grupo {At }) :

“Sea f ∈ Lploc , asuma que existe una función no-decreciente


1 R
c(δ), y 0 < α ≤ 1, tal que γ+α |f (x) − fB |dx ≤ c(δ). Enton-
δ B
ces f ∈ Λα (específicamente, |f (x)−f (y)| ≤ kc(ρ(x−y))ρ(x−
y)α.)”

Si f ∈ Lp,λ debemos llegar a la hipótesis del teorema de Me-


yers. Obviamente, f ∈ Lploc ; además tomemos c(δ) = M cons-

225
Alejandro Ortiz Fernández

λ−γ
tante, sabemos que 0 < α = ≤ 1. Entonces
p
Z Z  p1
1 1 1
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − fB |p dx δ γ(1− p )
δ γ+α δ γ+α
B B
 Z  p1
1 p
= |f (x) − fB | dx
δ γ+αp
B
 Z  p1
1 p
≤ sup |f (x) − fB | dx
B δλ
B
= M < ∞,

entonces f ∈ Λα .
Nota 23. Las normas kf kLp,λ y kf kΛα son equivalentes.

e
C−Redes.
En [HEI] y [CAL-TOR.1] se hace uso frecuente del concepto de red
de Banach. Sea X un espacio de Banach de funciones medibles f (t),
localmente integrables sobre (0, 1]; X es llamado una red de Banach ó
simplemente una red, si f ∈ X y |g(t)| ≤ |f (t)| implican que g ∈ X y
kgkX ≤ kf kX .
Si 0 < α < 1, el espacio de las funciones medibles f tales que
t−α |f (t)| ∈ L∞ (0, 1] es una red. También lo es el espacio
 Lφ delas funcio-
R1 1 ds
nes medibles f tales que ∃λ > 0 satisfaciendo: φ |f (s)| < ∞,
0 λ s

226
ϕ−Espacios de Funciones

donde φ : [0, ∞] → [0, ∞] es una función de Young (esto es, φ(0) = 0, φ


es convexa, no decreciente y continua por la izquierda). Estos espacios
contienen a los espacios de Lebesgue clásicos (Lp ), pero no incluyen a los
Lpk , k ∈ Z+ , donde Lpk = {f ∈ Lp /D α f ∈ Lp , |α| ≤ k}, 1 ≤ p ≤ ∞. Para
que ello suceda, introducimos una extensión de la definición dada.
Definición 5. Sea X un espacio de Banach de funciones localmente
integrables. Diremos que X es una k-red si sus elementos tienen deri-
vadas hasta la orden k localmente integrables y si f ∈ X, |D α g(x)| ≤
|D α f (x)|, |α| ≤ k implican que g ∈ X y kgkX ≤ kf kX .
Ejemplo 6. Lpk es una k red. P
Consideremos la norma kf k2p,k = kD α f (x)k2p . Si f ∈ Lpk y |D α g(x)| ≤
|α|≤k
|D α f (x)|, |α| ≤ k, un simple cálculo implica que g ∈ Lpk y kgkp,k ≤ kf kp,k .
Ejemplo 7. X = {f /|x|−t|D α f (x)| ∈ L∞ (0, ∞), |α| ≤ k, 0 < t ≤ 1} es
una k− red.
Si f ∈ X y |D α g(x)| ≤ |D α f (x)|, |α| ≤ k, tenemos sup |x|−t |D α g(x)| <
x
∞ ó g ∈ X. Además, kf kX = k|x|−t |D α f (x)|k∞ implica kgkX ≤ kf kX .
Ejemplo 8. Sea φ una función de Young y el espacio
 Z1   
(k) 1 α dx
Lφ = f medibles sobre(0, 1)/∃λ > 0 con φ |D f (x)| < ∞, |α| ≤ k .
λ x
0

(k)
Si f ∈ Lφ pongamos
  Z1   
1 α dx
kf kφ(k) = ı́nf λ > 0 φ |D f (x)| ≤ φ(1) .
λ x
0

(k)
Si g es tal que |D α g(x)| ≤ |D α f (x)| se observa que g ∈ Lφ y kgkφ(k) ≤
(k)
kf kφ(k) . Asi, Lφ es una k− red.
Nota 24. En el fondo esta definición de k− red parece no diferir mucho
de la red. Mas significativo puede ser observar que el espacio BMO no
es una red; ó aún mas generalmente, que los espacios Lp,λ no son redes.
Proponemos la

227
Alejandro Ortiz Fernández

Definición 6. Decimos que un espacio de Banach X es una c−red si los


elementos de X son funciones localmente integrables en Rn , y si para f ∈
X, g ∈ L1loc existen constantes c1 = c1 (g), c2 = c2 (f ) tales que |g(x)| ≤
|f (x)| y |g(x) − c1 | ≤ |f (x) − c2 | implica que se tenga g ∈ X y kgkX ≤
kf kX .

Consecuencias
(i) Toda red es una c−red.

(ii) Lp,λ es una c−red.

En efecto, sea f ∈ Lp,λ y g ∈ L1loc (Rn ). Tomamos c1 = gB y


c2 = fB ; entonces |g(x)| ≤ |f (x)| y |g(x) − c1 | ≤ |f (x) − c2 | implican
R 1 R
kgkLp,λ = kgkLploc +sup{ δ1λ |g(x)−gB |p dx} p ≤ kf kLploc +sup{ δ1λ |f (x)−
B B B B
1
p
fB | dx} = kf kLp,λ .
p

Ejemplo 9. Los espacios Lp , de Morrey Lp,λ , BMO y de Lipschitz son


c−redes.

Nota 25. Combinando esta definición con las k−redes podríamos obtener
la c − k−redes.

228
ϕ−Espacios de Funciones

f
H α,p−Parabólicos.
El propósito de esta sección es estudiar los espacios H α,p , considerados
por Fabes-Johnson-Neri [FAB-JOH-NER.1] en términos del grupo {At }
cuando 0 < α < 1. El objetivo central es la prueba de los teoremas 21 y 22
(ver abajo), los cuales extienden a los considerados en [FAB-JOH-NER].
λ−γ
El Lema 18 sugiere hacer el cambio de variables α = , con ello
p
se obtienen los εα,p , y εα,p = Lp,λ con 1 ≤ p < ∞ y kf kLp,λ = kf kεα,p ,
γ
− ≤ α < 1. Tenemos la
p
Definición 7. Si 1 ≤ p < ∞ y 0 ≤ α < 1, εα,p es el espacio de las
funciones f ∈ Lploc (Rn ) tales que
 Z  p1
1 p
kf kεα,p = sup |f (x) − cB | dx ≤k<∞
B(x0 ,δ) δ γ+αp
B(x0 ,δ)
γ
donde − ≤ α < 1.
p
Por otro lado, en analogía con [FEF-STE] y [FAB-JOH-NER], ob-
servamos que si f ∈BMO entonces su integral de Poisson u(x, t) está
bien definida y de esta manera ella es una función armónica ya que
1 t
u(x, t) = (Pt ∗ f )(x) y ∆Pt (x) = 0, donde Pt (x) =
cn (|x|2 + t2 ) n+1
2

es el núcleo de Poisson. Además se tiene que


 Z Zδ  21
1
kuk = sup |∇u(x, t)|2 t dt dx ≤ Akf kBMO .
B |B(x0 , δ)|
B(x0 ,δ) 0

Fabes-Johnson-Neri también han considerado el espacio HMO, el que


consiste de las funciones armónicas u(x, t) tales que
 Z Zδ  21
1 2
kukHMO = sup |∇u(x, t)| t dt dx < ∞.
B(x0 ,δ) |B(x0 , δ)|
B(x0 ,δ) 0

229
Alejandro Ortiz Fernández

Luego, si f ∈BMO y u(x, t) = (Pt ∗ f )(x) es su integral de Poisson,


se tiene que u ∈ HMO. Además HMO es un espacio de Banach con
dicha norma (previa identificación de las funciones que difieren en una
constante). Un resultado fundamental, [FAB-JOH-NER], establece que:
“u ∈HMO si y solo si u = Pt ∗f para algún f ∈BMO. Además, kukHMO ≃
kf kBMO ”.
Ahora consideramos los espacios H α,p en téminos del grupo {At } y
probaremos la equivalencia citada.

Definición 8. Sea F (x, t) una función tal que AF (x, t) = 0; decimos


que F ∈ H α,p si

 Z  Zδ  p2  p1
1 2 dt
kF kH α,p = sup |LF (x, t)| dx <∞
B(x0 ,δ) δ γ+αp t
B(x0 ,δ) 0


donde LF (x, t) = (Ltp ∇)(F (x, t)) = (LA∗t ∇)(F (x, t)).

Los resultados centrales son:

Teorema 21. “Sea f ∈ ǫα,p con 0 < α < 1 y 1 < p < ∞. Entonces
2
F (x, t) = (f ∗ ϕt )(x) ∈ H α,p y kF kH α,p ≤ ckf kǫα,p , donde ϕ(x) = e−π|x|
y ϕt (x) es como antes.”

Teorema 22. Sea 0 < α < 1 y 1 < p < ∞. Si F (x, t) ∈ H α,p , entonces
tenemos:lı́m F (x, t) = f (x), ∀x ∈ Rn y f (x) ∈ εα,p . Además, kf kǫα,p ≤
t→0
ckF kH α,p .

La prueba de los citados teoremas descansan en algunos resultados


previos, que pasamos a discutir.

Lema 19. Consideremos la bola unitaria


R B(0, 1) y sea f ∈ ǫα,p , con
0 < α < 1, 1 ≤ p < ∞, entonces, |f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ ckf kǫα,p .
Rn
1
donde ϕ(x) ≤ φ(ρ(x)) ∈ L1 (Rn ) con φ(t) = .
1 + tγ+1

230
ϕ−Espacios de Funciones

Prueba. Sea B0 = B y Dk = Bk − Bk−1 , k = 1, 2, . . . , donde Bk es la


bola de cento en el origen y radio 2k . Entonces tenemos
Z Z X∞ Z
|f (x)−fB ||ϕ(x)|dx = |f (x)−fB ||ϕ(x)|dx+ |f (x)−fB ||ϕ(x)|dx.
Rn B0 i=1 D
k

Pero,
Z Z
1
|f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ |f (x) − fB | dx
1 + ρ(x)γ+1
B0 B0
Z  p1
p
≤ c |f (x) − fB | dx
B0
≤ ckf kǫα,p .
Trabajemos ahora con la serie. Es suficiente ver que
X∞ Z X ∞ 
|f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ dk kf kǫα,p ,
i=1 D k=1
k

P

con dk < ∞.
k=1
En efecto, la integral sobre Dk implica que x ∈ Bk y x ∈ / Bk−1 ,
asi ρ(x) ≥ 2 , de donde 1 + ρ(x) > 2
k−2 k(γ+1) −2(γ+1)
2 , lo que implica
R 1 R
|f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ k(γ+1) −2(γ+1) |f (x) − fB |dx. Pero,
Dk 2 2 Bk
Z Z Z
|f (x)−fB |dx ≤ |f (x) − fBk |dx + |fBk − fB | dx
Bk Bk Bk
Z  p1
1− p1 p
≤ |Bk | |f (x) − fBk | dx + |fBk − fB ||Bk |
Bk
 Z  p1
1
kγ 1− p

kα 1 p
= (c2 ) 2 p 2 |f (x) − fBk | dx + c2kγ |fBk − fB |
(2 )γ+αp
k
Bk

≤ c2k(γ+α) kf kǫα,p +
c2kγ (|fBk − fBk−1 | + |fBk−1 − fBk−2 | + . . . + |fB1 − fB |).

231
Alejandro Ortiz Fernández

Por otro lado,

Z
1
|fBj−1 − fBj | = | (f (x) − fBj )dx|
|Bj−1|
Bj−1
Z
1
≤ |f (x) − fBj |dx
|Bj−1|
Bj
γ Z
2
≤ |f (x) − fBj |dx
|Bj |
Bj
γ Z
2 1 1
≤ { |f (x) − fBj |p dx} p |Bj | q
|Bj |
Bj
Z
γ 1 1
= 2 { jγ |f (x) − fBj |p dx} p
c2
Bj
jαp Z
γ 2 1
= c2 { j γ+αp |f (x) − fBj |p dx} p
(2 )
Bj
γ jα
≤ c2 2 kf kεα,p .

R P
k
De esta manera, |f (x) − fB |dx ≤ c2k(γ+α) kf kǫα,p + c2kγ 2γ 2jαkf kǫα,p
Bk j=1
22(γ+1) R c2 2(γ+1) k(γ+α)
2 c2 (γ+1) γ
2 c
y k(γ+1)
|f (x) − fB | dx ≤ k(γ+1)
kf kǫα,p + k
kf kǫα,p y
2 Bk 2 2
∞ R
 ∞ 
P P 1 P∞ 1
finalmente |f (x)−fB ||ϕ(x)|dx ≤ c2 k(1−α)
+c2 k
kf kǫα,p ,
k=1 Dk k=1 2 k=1 2
lo que prueba el lema.

Prueba del Teorema 21. En primer lugar observamos que el Lema 19

232
ϕ−Espacios de Funciones

implica que F (x, t) está bien definida, ya que

|F (x, t)| = |(f ∗ ϕt )(x)|


Z
≤ |f (y)ϕt(x − y)|dy
Rn
Z
−γ
= t |f (y)ϕ(t−P (x − y))|dy
Rn
Z
−γ
≤ t |f (y) − fB ||ϕ(t−P (x − y)|dy +
Rn
Z
−γ
+t |fB | ϕ(t−P (x − y))dy < ∞,
Rn

1 2
ya que estamos considerando ϕ(x) = e−π|x| ≤ c . Por otro
(1 + ρ(x))γ+1
lado, por la invariancia por traslaciones, podemos asumir bolas con centro
en x0 = 0, y por conveniencia las tomamos con radio δ = 4ρ. Sea χ la fun-
ción característica de la bola B(0, δ) y χ
e = 1−χ; entonces considerando la
descomposición f = fBδ +(f −fBδ )1 = fBδ +(f −fBδ )(χ+ χ e) = fBδ +(f −
χ = f1 + f2 + f3 obtenemos F (x, t) = (f ∗ ϕt )(x) = (f1 ∗
fBδ )χ + (f − fBδ )e
ϕt )(x)+(f2 ∗ϕt )(x)+(f3 ∗ϕt )(x) = F1 (x, t)+F2 (x, t)+F3 (x, t), ó aplicando

el operador L = LtP ∇, LF (x, t) = LF1 (x, t) + LF2 (x, R t) + LF3 (x, t).
Pero desde que F1 (x, t) = (f1 ∗ ϕt )(x) = f1 ϕt (y)dy = cf1 =
2
(recordemos queϕ(x) = e−π|x| ) = cfBδ se tiene que LF1 (x, t) = 0.
Por otro lado
 Z  Zδ  p2  p1  Z  Z∞  p2  p1
2 dt dt 2
|LF2 (x, t)| dx ≤ |LF2 (x, t)| dx
t t
B(0,δ) 0 Rn 0

≤ (desigualdad de Littlewood-Paley)
 Z  p1
≤ ckf2 kp = |f (x) − fBδ |p dx
B(0,δ)
 Z  p1
γ 1
≤ δ p +α sup |f (x) − fBδ |p dx ,
B δ γ+αp
B(0,δ)

233
Alejandro Ortiz Fernández

de donde
 Z  Zδ  p2  p1  Z  p1
1 2 dt 1
|LF2 (x, t)| dx ≤ sup |f (x) − fBδ |p dx
δ γ+αp t B δ γ+αp
B(0,δ) 0 B(0,δ)

o aún, kF2 kH α,p ≤ ckf kεα,p . Veamos finalmente la acotación


 Z  Zδ  p2  p1
1 2 dt
|LF3 (x, t)| dx ≤ ckf kεα,p .
δ γ+αp t
B(0,δ) 0

Tenemos,
Z
|LF3 (x, t)| = |[(f − fBδ )e
χ ∗ Lϕt ](x)| ≤ |f (y) − fBδ |Lϕt (x − y)|dy
Rn −B(0,δ)

(considerando la acotación
c
|Lϕt (y)| ≤ )
δ γ+1
+ ρ(y)γ+1
Z
|f (x) − fBδ |
≤ γ+1
dy
δ + ρ(y)γ+1
Rn
(usando el Lema 19, con B(0, δ))
≤ cδ α−1 kf kεα,p .

Observación 3. Al trabajarse con la medida dtt parece que hay cierto


problema con la convergencia de la integral, en cambio con la medida tdt,
tal como lo hacen Fabes-Johnson-Neri, se tendría
 Z  Zδ  p2  p1  Z  Zδ  p2  p1
2 2(α−1)
|LF3 (x, t)| t dt dx ≤ c δ t dt dx kf kεα,p
B 0 B 0
1
= cδ α |B| kf kεα,pp

1
= cδ (αp+γ) p kf kεα,p ,
de donde kF3 kH α,p ≤ ckf kεα,p .

234
ϕ−Espacios de Funciones


Nota 26. El operador Lu = LtP ∇u juega el mismo papel que el término
t∇u(x, t) el teoría de las funciones armónicas, particularmente cuando se
tienen las funciones auxiliares de Littlewood-Paley:
 Z∞ 2
2
g(f )(x) = |∇u(x, t)| t dt ,
0
2
∂u Pn ∂u 2
donde |∇u(x, t)|2 = +

.

∂t j=1 ∂xj

Pasemos ahora a probar el Teorema 22. Para ello necesitamos los


siguientes resultados.
Lema 20. Si F (x, t) ∈ H α,p , donde (x, t) ∈ Rn+1
+ entonces |LF (x, t)| ≤
ctα kf kH α,p .
Prueba. La hipótesis F (x, t) ∈ H α,p implica AF (x, t) = 0, y de esta
manera se puede usar el teorema de valor medio, [ORT-TOR]; en general
se tiene
Zt Z
q −γ ds
|LF (x, t)| ≤ ct |LF (y, s)|q dy , 1 ≤ q < ∞.
s
t B(x,t)
2

Considerando q = 1, tendremos

Z Zt
ds
|LF (x, t)| ≤ ct−γ |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) t
2

Z  Zt  21  Z t  12
−γ ds ds
≤ ct |LF (y, s)|2 dy
s s
B(x,t) t t
2 2

Z  Zt  12
−γ 2 ds
≤ ct |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) t
2

235
Alejandro Ortiz Fernández

Z  Zt  12
−γ ds 2
≤ ct |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) 0
 Z  Zt  p2  p1
2 ds
γ
−γ
≤ ct t q |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) 0

 Z  Zt  p2  p1
2 ds
−γ
= ct p |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) 0
 Z  Zt  p2  1p
α 1 ds 2
= ct |LF (y, s)| dy
tγ+αp s
B(x,t) 0
α
≤ ct kf kH α,p ,

lo que prueba el lema.


Lema 21. Sea F (x, t) ∈ C 1 tal que |LF (y, s)| ≤ ctα . Entonces para todo
(x, t) ∈ Rn+1
+ se tiene
 α−1
ct ρ(x − x0 ), si, ρ(x − x0 ) < t
|F (x, t) − F (x0 , t)| ≤
cρ(x − x0 )α , si, ρ(x − x0 ) ≥ t.

Prueba. Por el teorema del valor medio, si ξ está entre x0 y x, te-



nemos F (x, t) − F (x0 , t) = ∇F (ξ, t)(x − x0 ) = (tP ∇F (ξ, t), t−P (x −
x0 )) = (LF (ξ, t), L−1t−P (x − x0 )) y de esta manera |F (x, t) − F (x0 , t)| ≤
|LF (ξ, t)||L−1t−P (x−x0 )| ≤ c|LF (ξ, t)||t−P (x−x0 )| ≤ ctα |t−P (x−x0 )| =
|(− ρ(x−xt
0) P
) (x − x0 )′ |ctα ≤ ctα−1 ρ(x − x0 ) si ρ(x − x0 ) < t (ya que
|sP x′ | ≤ s|x′ | = s si 0 < s ≤ 1). Si ahora ρ(x − x0 ) ≥ t, tenemos
|F (x, t) − F (x0 , t)| ≤ |F (x, ρ(x − x0 )) − F (x, t)| + |F (x, ρ(x − x0 )) −
F (x0 , ρ(x − x0 ))| + |F (x0 , ρ(x − x0 )) − F (x0 , t)|. Observemos que el pri-
mer y tercer sumando son del mismo tipo. Consideremos el primero:

Z 0 )
ρ(x−x

|F (x, ρ(x − x0 )) − F (x, t)| ≤ F (x, s) ds.
∂s
t

236
ϕ−Espacios de Funciones

∂ 1 ∗ ∗ ∗ ∗
Como A = − (LsP ∇, LsP ∇), L2 = LsP ∇ ⊗ LsP ∇, tenemos
∂s s
ρ(x−x
Z 0)
ds
|F (x, ρ(x − x0 )) − F (x, t)| ≤ |L2 F (x, s)|
s
t
≤ (teorema del valor medio)
Z 0 ) Zs Z
ρ(x−x
c du ds
≤ γ
|LF (z, u)| dz
s u s
t s
2
ρ(z−x)≤s

Z 0)
ρ(x−x Zs Z
1 du ds
≤ c uα dy
sγ u s
t s
2
ρ(z−x)≤s
ρ(x−x
Z 0)
ds
= c sα
s
t
= c[ρ(x − x0 )α − tα ]
≤ cρ(x − x0 )α .

De igual forma tenemos |F (x0 , ρ(x − x0 )) − F (x0 , t)| ≤ cρ(x − x0 )α ; y


finalmente, como puede ser t = ρ(x − x0 ) por la hipótesis, tenemos para
este caso también |F (x, ρ(x − x0 )) − F (x0 , ρ(x − x0 ))| ≤ cρ(x − x0 )α .

Prueba del Teorema 22. Dados δ y ǫ reales positivos, por un argu-


mento similar a lo hecho anteriormente tenemos.


∂F
|F (x, δ) − F (x, ǫ)| ≤
∂s (x, s) ds
ǫ

∗ ∗ ds
= |(LsP ∇, LsP ∇)F (x, s)|
s
ǫ

237
Alejandro Ortiz Fernández


ds
= |L2 F (x, s)|
s
ǫ
Zδ Zs Z
1 du ds
≤ c |LF (y, u)| dy ≤ c|δ − ǫ|α .
sγ u s
ǫ s
2
ρ(x−y)≤s

Como 0 < α < 1, ello implica que {F (x, ǫ)} es de Cauchy cuando ǫ → 0,
y por lo tanto existe una función f (x) tal que lı́m F (x, ǫ) = f (x) para
ǫ→0
todo x ∈ Rn .
Luego por el Lema 21 |F (x, t) − F (xo , t)| ≤ cρ(x − x0 )α implica en el
limite que, |f (x) − f (xo )| ≤ cρ(x − x0 )α , y de esta manera f (x) es una
función de Lipschitz de orden α. Además tenemos,
Z Z Z Z p
1 1
|f (x) − fB |p dx = f (x) dz − f (z) dz dx
|B(x0 , δ)| |B(x0 , δ)|
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z  Z p
1
≤ |f (x) − f (z)| dz dx
δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z  Z p
1
≤ c ρ(x − z)α dz dx.
δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)

Pero (mirar la figura)

ρ(x − z) ≤ ρ(x − x0 ) + ρ(x0 − z) ≤ ρ(x − x0 ) + δ,

de donde
Z Z  p
p 1
|f (x) − fB | dx ≤ c [ρ(x − x0 ) + δ]α δ γ dx
δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z
= c [ρ(x − x0 ) + δ]αp dx
B(x0 ,δ)

≤ cδ αp+γ

238
ϕ−Espacios de Funciones

y de esta manera se tiene que kf kǫα,p ≤ c (recalcamos que las constantes


c′ s no son las mismas necesariamente en cada paso). Considerando que
F (x, t) ∈ H α,p , con otra c apropiada tendremos finalmente

kf kǫα,p ≤ ckF kH α,p .

δ
x x0
z

g
Algunas Proyecciones
1. Los espacios Lp,λ han sido generalizados en distintas direcciones.
El uso de la métrica ρ(x) permite reemplazar los cubos, usados
frecuentemente, por los elipsoides B(x0 , δ). Esto permite especular
sobre la aplicación, en esos espacios, de operadores diferenciales al
estilo Campanato [CAM.1] y Giusti [GIU.1], [GIU.2].
Por otro lado en Peetre [PEE] se encuentran resumidas las dis-
tintas generalizaciones de estos espacios, debidos a: Spanne [SPA],
Campanato [CAM.2], Stampacchia [STA.1].

2. En [CAM.3], [CAM.2] y [CAM.1], Campanato ha considerado los


espacios Lp,λ “locales”. Sea Ω un abierto limitado conexo en Rn , con

239
Alejandro Ortiz Fernández

diámetro d. Sea x0 ∈ Rn y B(x0 , δ) = {x ∈ Rn / ρ(x − x0 ) ≤ δ}.


Pongamos Ω(x0 , δ) = B(x0 , δ) ∩ Ω.
Campanato introduce la siguiente condición sobre Ω : “Se dice que
Ω satisface la condición (C) si existe una constante k > 0 tal que
∀x0 ∈ Ω (cerradura de Ω) y todo δ ∈ [0, d] se tiene |Ω(x0 , δ)| ≥ kδ γ ”.
Si 1 ≤ p < ∞, 0 ≤ λ ≤ γ + p y k ∈ Z+ , Lp,λ(Ω) es el espacio de
las funciones f ∈ Lp (Ω) tales que
 Z 1/p
1 p
sup ı́nf |f (x) − P (x)| dx <∞
x0 ∈Ω δ λ P ∈Pk
0<δ≤d Ω(x0 ,δ)

donde Pk es la clase de los polinomios de grado ≤ k.


Campanato observa que existe un único polinomio P (x) que mini-
miza la expresión de arriba. Observamos también que en caso los
polinomios se reduzcan a los términos constantes, esta definición
coincide con la dada (en Rn ).
En los trabajos citados, y en muchos otros, Campanato ha hecho
uso intensivo de estos espacios Lp,λ(Ω) para estudiar problemas en
ecuaciones elípticas y parabólicas, así como problemas de interpo-
lación. Con los resultados de Calderón-Torchinsky [CAL-TOR.1]
y [CAL-TOR.2] relacionados al grupo {At } y a ciertos operadores
diferenciales introducidos por ellos, así como con el teorema del
valor medio, probado en [ORT-TOR] debe ser importante atacar
problemas análogos en ecuaciones diferenciales parciales.

3. Una tarea, con muchos problemas interesantes, es relacionar a los


espacios de Lipschitz Λ(B, X) (ver Heideman [HEI] y Torchinsky
[TOR.2]) con los espacios Lp,λ. Ya hemos visto que cuando γ < λ ≤
λ−γ
γ+p y α = se tiene Lp,λ = Λα . Por otro lado es conocido
p
ciertas relaciones entre Λα y BMO. ¿Cuál es la relación entre BMO
y los espacios de Taibleson Λ(α; p, q)?, y con Λ(B, X)?
Estudiar el espacio Λ(Lp,λ, X)

240
ϕ−Espacios de Funciones

4. En lo referente al espacio H α,p solo hemos considerado el caso 0 <


α < 1. En [ORT-TOR] se estudia el caso límite α = 0. Si Au(x, t) =
0 y por tanto u(x, t) = (ϕt ∗f )(x) se verifica que f está en el espacio
BMO−parabólico. También se considera el caso α ≥ 1.

5. Un resultado profundo debido a C. Fefferman [FEF-STE] establece


que (H 1 )′ = BMO, donde
xj b
H 1 = {f ∈ L1 / Rj f ∈ L1 , donde [Rj f ]∧ (x) = f , j = 1, 2, · · · , n}.
ρ(x)

¿Es Lp,λ el dual de algún espacio de funciones?


Por otro lado R. S. Strichartz en “The Hardy space H 1 on ma-
nifolds and submaniforls”. Can. J. Math. 24. (1972), 915-925., ha
considerado los espacios H 1 sobre variedades, así como problemas
de restricción y extensión de funciones en BMO. Teniendo los BMO
en variedades, “reprobar el teorema de Fefferman”.

241
VI

ϕ−ESPACIOS DE FUNCIONES

a
Introducción

En los últimos capítulos hemos tenido la oportunidad de presentar y


dar una visión de diversos clásicos espacios de funciones. En este capítulo
vamos a estudiar algunos ϕ−espacios de funciones, los que son resultados
de nuestro propio estudio al respecto. Así, estudiaremos a los Lp,λϕ y en
particular a los BMOϕ , donde ϕ es una función positiva, no-decreciente,
definida sobre R+ . Por razones metodológicas revisemos algunas ideas y
resultados en esa dirección.
Como sabemos, los espacios de oscilación media acotada BMO fueron
introducidos por John-Nirenberg en 1961, [JOH-NIR], y son definidos vía:
Z
1
BMO = {f ∈ L1loc (Rn )/ sup |f (x) − cQ | dx ≤ M < ∞}
Q |Q| Q

donde Q ⊂ Q0 ⊂ Rn , siendo Q0 un cubo fijo con |Q0 | < ∞ con lado r0


(así,|Q0 | = r0n ), y cQ es una constante queR depende del cubo, que puede
1
ser tomado siendo el promedio fQ = |Q| Q
f (x) dx, u otra constante o
función apropiada. Los espacios BMO están relacionados a los espacios
de Lebesgue Lp , a los Lipschitz Λα , a los Morrey Lp,λ y de un modo
general a los espacios Lp,λ. Una primera generalización R de los BMO fue
1
dada por Meyers, [MEYS], al probar que si sup 1+ αn Q |f (x)−fQ | dx ≤
Q |Q|
M < ∞, con 0 < α ≤ 1, entonces f ∈ Λα . Por otro lado, si −1 ≤ α < 0,
entonces f está en un apropiado espacio de Morrey. De un modo más
general, Spanne ([SPA]) considera una función ϕ positiva, no-decreciente,

243
Alejandro Ortiz Fernández

definida sobre R+ , y define al espacio BMOϕ vía la condición:


Z
1 1
sup 1/n ) |Q|
|f (x) − fQ | dx ≤ M < ∞.
Q ϕ(|Q| Q

Si ϕ(r) = 1, BMOϕ = BMO y si ϕ(r) = r α , 0 < α ≤ 1, BMOϕ = Λα .


Spanne obtiene una caracterización de los espacios BMOϕ (extendiendo
ϕ(r)
así la caracterización de John-Nirenberg). Si es casi-decreciente (h es
r
h(x) R1 ϕ(r)
casi decreciente si sup < ∞), entonces f (x) = dr ∈ BMOϕ .
y≤x h(y) |x| r
Si ϕ(r) = 1 este resultado extiende al obtenido por John-Nirenberg:
Rδ ϕ(r)
f (x) = log |x| ∈ BMO. Luego, si dr = +∞, BMOϕ contiene
0 r
elementos que no están en L∞ . Por otro lado, si ϕ satisface la condición
Rδ ϕ(r)
de Dini: dr < ∞, para algún δ > 0, entonces BMOϕ ≃ Λϕ , donde
0 r
Λϕ es el espacio de Lipschitz generalizado
|f (x) − f (y)|
{f ∈ L∞ / kf kΛϕ = sup |f (x)| + sup ≤ K < ∞}.
x x,y ϕ(|x − y|)
Obsérvese que en general Λϕ ⊂ BMOϕ continuamente; y en particular,
si ϕ(r) = r α , 0 < α ≤ 1, BMOϕ ≃ Λϕ (como ya fue observado).
Por otro lado, sabemos que un resultado fundamental en la teoría de
los espacios BMO es el teorema de caracterización de Ch. Fefferman:
(i) f ∈ BMO sí y sólo sí
(ii) f ∈ (H 1 )′ sí y sólo sí
P
n
(iii) f = f0 + Rj fj , donde fj ∈ L∞ , j = 0, 1, · · · , n y Rj f es la
j=1
transformada de Riesz de f .
La caracterización (i) sí y sólo sí (iii) fue extendida por S. Janson
R ∞ ϕ(t) dt ϕ(r)
([JAN.1]) estableciendo: “si ϕ satisface r ≤ c , entonces
t t r
Pn
f ∈ BMOϕ sí y sólo si f = f0 + Rj fj , donde f ∈ Λϕ ”.
j=1

244
ϕ−Espacios de Funciones

Posteriormente, Janson en [JAN.2] obtiene otra interesante caracte-


rización para los espacios BMOϕ . Así, sea k(x) un núcleo de Calderón -
Zygmund ([CAL.6]) y sea el conmutador
Z
Cf g(x) = v.p. [f (x) − f (y)]k(x, y)g(y) dy.

n
Sean 1 < p < , 0 < α ≤ 1; ϕ y ψ son funciones positivas, no -
α
ϕ(r)
decrecientes sobre R+ , con α decreciente, ψ convexa y ψ(0) = 0 tal
n
r
que ϕ(r) = r ψ (r ). Entonces: f ∈ BMOϕ sí y sólo si Cf : Lp → Lψ
p −1 −n

es un operador acotado, donde Lψ es el espacio:


 Z 
f/ ψ(λ|f |) dx < ∞, algún λ > 0 .

En este capítulo estudiamos a BMOϕ , donde ϕ satisface las hipótesis


dadas al inicio de esta sección, espacio que por definición es:
Z
1 1
BM Oϕ = {f ∈ L1 (Q0 )/ [f ]BMOϕ = sup ı́nf |f (x)−CQ | dx ≤ M < ∞},
Q⊂Q0 ϕ(|Q|) |Q| CQ Q

donde los subcubos Q son asumidos con lados paralelos a los ejes coor-
denados. Desde que
Z Z Z
ı́nf |f (x) − CQ | dx ≤ |f (x) − fQ | dx ≤ 2ı́nf |f (x) − CQ | dx
CQ Q Q CQ Q

podemos usar fQ en vez de CQ . Con la norma

kf kBM Oϕ = kf kL1(Q0 ) + [f ]BM Oϕ ,

BMOϕ es un espacio de Banach. Además, si lı́m ϕ(r) = a 6= 0, entonces


r→0
L∞ ⊂ BMOϕ .
En la dirección de los ϕ−espacios de funciones, J. O. Stromberg,
[STR.1] (1977), considera ψ positiva, no-decreciente sobre R1+ ; 0 < p <
∞ y se afirma que ψ es:

245
Alejandro Ortiz Fernández

de tipo superior menor que p si para algún p0 < p y alguna


constante C > 0 tenemos ψ(at) ≤ Cap0 ψ(t), para todo a ≥ 1 y
todo t > 0;

de tipo inferior mayor que p si para algún p0 > p y alguna


constante C > 0 tenemos ψ(at) ≤ Cap0 ψ(t), para todo a ≤ 1 y
todo t > 0;

una función crecimiento (o que satisface la “condición doble”)


si existe C > 0 tal que ψ(2t) ≤ Cψ(t).

Estas ideas fueron usadas por Janson (1980) para considerar los si-
guientes ϕ−espacios generalizados H ϕ y BMO p . Veamos. Sea ϕ una fun-
ción crecimiento, de tipo inferior mayor que r, para algún r > 0; entonces
Z
ϕ
H = {F analítica sobre el disco D/ ϕ[u∗ (eıθ )] dθ < ∞},
T

donde u∗ es la función maximal no - tangencial de F . Al respecto re-


marcamos que si F = u + ıv es una función analítica (o armónica) sobre
Rn+1
+ , a su parte real se le asocia su función maximal no - tangencial
u∗ (x) = sup |u(y, t)|. Entonces, el clásico espacio de Hardy, H p (Rn+1
+ ),
|x−y|<t
es definido siendo {u(x, t) armónica / u∗ (x) ∈ Lp (x)}. En este camino,
Ch. Fefferman - E. Stein consideraron: sea 0 < p < ∞,

H p = {f distribución temperada / sup |(f ∗ φt )(x)| ∈ Lp (Rn )},


t>0

 
x
donde φ ∈ S y φt (x) = t φ−n
.
t
Veamos ahora BMOρ donde ρ es una función crecimiento R de tipo
1
superior menor que 1. Si f ∈ L (T ), pongamos fI = |I| I f (e ) dθ, con
1 ıθ

I ⊂ T (T toro). Entonces, por definición,


Z
1 1 1
BMOρ = {f ∈ L (T )/ kf k∗,ρ = sup |f (eıθ ) − fI | dθ < ∞}.
I ρ(|I|) |I| I

246
ϕ−Espacios de Funciones

Entonces Janson prueba la versión generalizada del teorema de dualidad


de Ch. Fefferman: “Sea ρ una función crecimiento de tipo superior menor
t
que 1; si ϕ es definida vía ϕ−1 (t) = 1 , entonces (H ϕ )′ = BMOρ .”
ρ( t )

Este capítulo está organizado como sigue; contiene siete secciones y


una nota. En cada sección damos algunos comentarios sobre el contenido
de los mismos; así en la sección (a) presentamos una visión de algunos
ϕ−espacios de funciones en donde hemos precisado la naturaleza de la
función ϕ. En (b) establecemos la versión−ϕ de algunos resultados que
obtenemos sobre los espacios BMO; se abren ciertas espectativas de un
estudio más completo sobre el aspecto topológico de los espacios BMOϕ
y de los espacios relacionados a ellos; así, en (c) introducimos la idea de
φ−átomo, la que podría ser útil en el estudio de los espacios de Hardy
generalizados y en la solución del problema de la dualidad respectivo.
En (d) damos una caracterización de los espacios BMOϕ siguiendo el
modelo de A. P. Calderón; además, presentamos algunos casos particu-
lares de la desigualdad de John-Nirenberg para BMOϕ . En la sección
(e) se estudia la versión−ϕ del teorema de Berman que usa polinomios
para definir a los espacios BMO; se prueba el teorema respectivo el que
descansa en un técnico lema cuya demostración proporcionamos. En (f)
se extienden los espacios Lp,λ, los espacios obtenidos Lp,λ ϕ poseen sig-
nificativas relaciones con otros espacios de funciones y además posibles
aplicaciones a problemas de ecuaciones en derivadas parciales; también
se introducen las P −redes, idea que está relacionada con los espacios que
estamos considerando y que podrían ser útiles en el estudio de apropia-
dos espacios de Lipschitz según Torchinsky ([TOR.2]). En la sección (g)
se considera la norma parabólica en vez de la usual y así entramos a los
trabajos de Calderón - Torchinsky, los que abrieron nuevos panoramas
de estudio en el análisis armónico y en las ecuaciones en derivadas par-
ciales. Finalmente se ha considerado unas notas en donde presentamos
a los espacios Lp,λ de tipo - fuerte de G. Stampacchia, así como a los
espacios BMOϕ −martingala, lo que es una conexión entre el análisis ar-
mónico con los espacios de probabilidades, un campo de investigación en
las últimas décadas.

247
Alejandro Ortiz Fernández

b
Espacios BM Oϕ
En esta sección obtenemos algunas extensiones de ciertos resultados
de la teoría BMO, así como estudiamos algunos aspectos topológicos
de BMOϕ estableciéndose que es un espacio de Frechet. Introducimos
la idea de φ−átomo y se prueban algunos resultados sobre la acción de
ciertos operadores sobre ϕ−espacios de funciones.

1. Si f ∈ BMOϕ entonces |fQ − fdQ | ≤ dn ϕ(|dQ|)kf kBM Oϕ donde dQ


es el cubo cuyo lado es d veces el lado del cubo Q.
En efecto,
Z
ϕ(|dQ|)dn
|fQ − fdQ | ≤ |f (x) − fdQ | dx,
ϕ(|dQ|)|dQ| dQ

de donde se tiene la observación.


Nota 27. Si Q1 y Q2 son dos cubos tales que |Q2 | = k|Q1 |, k ∈ R+
(en particular si Q1 ⊂ Q2 ), entonces f ∈ BMOϕ implica |fQ1 −
fQ2 | ≤ kϕ(|Q2 |)kf kBM Oϕ . Un refinamiento de esta desigualdad es
dada por la siguiente, debida a Stegenga [STE], en el caso ϕ = 1.

2. Sea f ∈ BMOϕ , Q y Q′ dos cubos tales que Q ⊂ Q′ . Entonces


 
′′ |Q′ |
|fQ − fQ′ | ≤ cϕ(|Q |) 1 + log kf kBM Oϕ ,
|Q|

donde Q′′ ⊃ Q′ .
En efecto, de un modo general asumamos que Qr (x) es un cubo
de centro x, y lado de longitud r. Pongamos Q = Qr0 (x) y sea
r1 = ı́nf{r/ |Qr (x)| ≥ 2|Q|}. Considerando que en Rn dos cubos
son comparables, existe a > 1 tal que |Q2r (x)| ≤ a|Qr (x)|. De esta
manera, 2|Q| ≤ |Qr1 (x)| ≤ 2a|Q|. Similarmente, si

r2 = ı́nf{r/ |Qr (x)| ≥ 2|Qr1 (x)|},

248
ϕ−Espacios de Funciones

de donde 2|Qr1 (x)| ≤ |Qr2 (x)| ≤ 2a|Qr1 (x)|. Así en general se tiene
una sucesión creciente de cubos {Qri (x)}i=0,1,··· ,m tales que

2|Qri−1 (x)| ≤ |Qri (x)| ≤ 2a|Qri−1 (x)| (3)


donde ri = ı́nf{r/ |Qr (x)| ≥ 2|Qri−1 (x)|}. Luego, si Q es un cubo
′′

que contiene Qrm y Q′ , se tendrá


m
X
|fQ − fQ′ | ≤ |fQri − fQri−1 | + |fQrm − fQ′′ | + |fQ′′ − fQ′ |
i=1
X
m 
′′ ′ ′′
≤ (por (1)) ≤ ci ϕ(|Qri |) + cm ϕ(|Q |) + c ϕ(|Q |) kf kBMOϕ
i=1
′′ ′′
≤ c (m + 2)ϕ(|Q |)kf kBMOϕ .

Pero (3) implica, reiteradamente, que 2m |Q| ≤ |Qrm (x)|. Por otro
lado, una constante d tal que dQ′ = Qrm (x). Luego, 2m |Q| ≤ d|Q′ |,
lo que implica
log d 1 |Q′ |
m≤ + log
log 2 log 2 |Q|
y por lo tanto
|Q′ | |Q′ |
m + 2 ≤ c1 + c2 log ≤ c3 (1 + log ),
|Q| |Q|
lo que implica (2).
3. Si 1 ≤ p < ∞

Z  Z 1/p
1 1 −1/q 1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ ϕ(|Q|) |f (x) − fQ | dx
ϕ(|Q|) |Q| Q ϕ(|Q|) |Q| Q

1 1
donde + = 1.
p q
|f (x) − f (y)|
4. Sea f ∈ BMOϕ tal que sup ≤ kf kBM Oϕ , entonces
x,y∈Q ϕ(|Q|)1/p
 Z 1/p
1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ kf kBM Oϕ , 1 < p < ∞.
ϕ(|Q|) |Q| Q

249
Alejandro Ortiz Fernández

5. (Aspectos Topológicos). Sabemos que si Q ⊂ Q0 ⊂ Rn ,


Z
1 1
[f ] = [f ]BM Oϕ = sup |f (x) − fQ | dx
Q ϕ(|Q|) |Q| Q

es una seminorma. Además, las aplicaciones


+ : BM Oϕ × BM Oϕ → BM Oϕ · : K × BM Oϕ → BM Oϕ
y
(f, g) 7 → f +g (λ, f ) 7→ λf

son continuas y BMOϕ es un espacio vectorial topológico.


El núcleo de la seminorma [·] es el subespacio de las funciones en
BMOϕ que difieren en una constante. En BMOϕ , B denotará la
semibola unitaria abierta {f ∈ BMOϕ / [f ] < 1} y B a la res-
pectiva semibola cerrada. Sabemos que B es un conjunto convexo,
absorvente y equilibrado.
Sea el subespacio
 Z 
1 1
CMOϕ = f ∈ BMOϕ / lı́m |f (x) − fQ | dx = 0 .
|Q|→0 ϕ(|Q|) |Q| Q

a) CMOϕ es un conjunto convexo, absorvente y equilibrado. En


efecto, si f y g están en CMOϕ entonces

[λf + (1 − λ)g] ≤ |λ|[f ] + |1 − λ|[g] −−−→ 0, (0 ≤ λ ≤ 1).


|Q|→0

Es absorvente ya que si f ∈ CMOϕ debemos ver que existe ǫ >


0 tal que si |λ| ≤ ǫ entonces λf ∈ CMOϕ . Esta condición es
equivalente a lı́m [λf ] = 0 ó a |λ| lı́m [f ] = 0. Por hipótesis,
|Q|→0 |Q|→0
dado ǫ1 existe δ > 0 tal que si |Q| < λ, tenemos [f ] < ǫ1 .
Luego tomando ǫ = ǫ1 , [λf ] = |λ|[f ] < |λ|ǫ1 ≤ ǫ2 . Finalmente
es equilibrado pues si f ∈ λCMOϕ , f = λg con g ∈ CMOϕ y
[f ] = [λg] = |λ|[g] ≤ [g] → 0 si |Q| → 0.
La observación (a) nos permite decir que la aplicación

[ ]s : BMOϕ → K
f 7→ [f ]s = ı́nf f ∈λCM Oϕ λ,
λ>0

250
ϕ−Espacios de Funciones

es una seminorma (continua).


Sea {Qi }i=0,1,··· una familia de cubos en Rn , a la que asociamos
la familia de seminormas P = {[ ]Qi }, donde
Z
1 1
[f ]Qi = sup |f (x) − fQ | dx.
Q⊂Qi ϕ(|Q|) |Q| Q

Además, [ ]0,1,2,··· ,n = máx{[ ]Q0 , [ ]Q1 , · · · , [ ]Qn } es una semi-


norma en P. Sean las familias

P = {seminormas en P, más todos sus múltiplos}


B = {semibolas unitarias correspondientes a las seminormas en P}.

b) Una topología compatible con la estructura vectorial es de-


finida en BMOϕ , dándose B como una base del filtro de las
vecindades del origen.
Así BMOϕ es unT espacio localmente convexo que no es Haus-
dorff ya que ker([ ]Qi ) 6= 0.
[ ]Qi ∈P

Pero si f ∼ g sí y sólo sí f − g =constante c.t.p. entonces


BMOϕ / ∼ es un espacio de Hausdorff, metrizable y comple-
to, y que aún denotamos con BMOϕ . También, y desde que
CMOϕ es un espacio cerrado en BMOϕ , se tiene que el espacio
cociente BMOϕ /CMOϕ es de Hausdorff. En conclusión,
c) BMOϕ es un espacio de Frechet.

251
Alejandro Ortiz Fernández

c
φ−Átomos
Un concepto muy importante en el estudio del análisis armónico es el
de átomo, introducido por R. Coifman y G. Weiss, [COI], que en nuestro
contexto es definido de acuerdo al siguiente argumento. Sea φ : R1 → R1
una función no - decreciente tal que φ(0) = 0, φ(t) → 0 si t → 0. Sea el
espacio
Z  
1
Lφ = {f / φ |f (x)| dx ≤ 1 para algún λ > 0, [∗∗]}
Rn λ

y kf kLφ = ı́nf{λ/ λ satisface [∗∗]}. Si f (x) = χQ (x) es la función carac-


terística de Q, tendremos
Z   Z  
1 1
φ χQ (x) dx = φ dx ≤ 1
Rn λ Q λ

1 1
ó   ≤ λ, de esta manera kχQ kLφ =   . Esto motiva la
1 1
φ−1 φ−1
|Q| |Q|

Definición 9. Una función a(x), x ∈ Rn , es llamada un φ−átomo si

1. sopp a(x) ⊂ Q para algún cubo Q en Rn ;


1
2. |a(x)| ≤ kχQ kLφ =  
1
φ−1
|Q|
R
3. a(x) dx = 0.

Lema 22. Sea a(x) un φ−átomo, entonces la aplicación


1
L : BMOϕ → RR
f 7→ Rn a(x)f (x) dx

252
ϕ−Espacios de Funciones

es una funcional lineal continua con

ϕ(|Q0 |)|Q0 |
kLk ≤  .
−1
1
φ
|Q0 |

Si además ϕ satisface la ∇∞ −condición (existe c > 1 tal que ϕ(2t) ≤


cϕ(t), ∀t ≥ 0) entonces
1
L : Λϕ → R
R
f 7→ Rn a(x)f (x) dx

es también una funcional lineal continua con

ϕ(r0 )|Q0 |
kLk ≤ c  .
−1
1
φ
|Q0 |

Prueba.
Z Z
|)|Q0 |
a(x)f (x) dx = a(x)(f (x) − fQ ) dx ≤ ϕ(|Q 0  kf kBM Oϕ .
n 1
R Q −1
φ
|Q0 |

También
Z Z

a(x)f (x) dx ≤ |a(x)| |f (x) − f (y)| dx
n
R Rn
Z
≤ kf kΛϕ |a(x)|ϕ(|x − y|) dx
Q
√ Z
≤ kf kΛϕ ϕ( 2r) |a(x)| dx
Q
|Q|
≤ cϕ(r)   kf kΛϕ ,
−1
1
φ
|Q|

donde r es el lado del cubo Q.

253
Alejandro Ortiz Fernández

Nota 28. Observemos que si a es un φ−átomo y f ∈ BMOϕ entonces


af ∈ BMOϕ y

1
kaf kBM Oϕ ≤   kf kBM Oϕ .
1
φ−1
|Q0 |

Observación 4. En esta etapa deseamos mencionar un interesante y


significativo problema, que esperamos detallar en otra oportunidad.

Problema. (?)′ = BMOϕ (Teorema de C. Fefferman generalizado). La


cuestión es construir el apropiado espacio de Hardy generalizado H φ , el
mismo que se construirá en base a los φ−átomos.

d
Caracterización de los Espacios BM Oϕ
John-Nirenberg caracterizaron a los espacios BMO, [JOH-NIR], vía
el siguiente argumento. Sea f ∈ L1 (Q), tal que para todo cubo Q se le
asocia un número cQ tal que

Eα = {x ∈ Q/ |f (x) − cQ | > α}

satisface w(α) = |Eα | ≤ Ae−bα |Q|, con α > 0 real, A y b apropiadas cons-
tantes, entonces f ∈ BMO. La prueba de esta afirmación es inmediata
no así su recíproco, el que constituye uno de los aspectos fundamentales
del trabajo de John-Nirenberg. Así se tiene: si f ∈ BMO entonces
−1
w(α) ≤ Ae−bαkf kBMO |Q0 |.

La prueba del Teorema de John-Nirenberg es hecha en base a un clásico


lema de descomposición de Calderón-Zygmund, [CAL-ZYG.1], se usan

254
ϕ−Espacios de Funciones

argumentos de convexidad y traslaciones para obtener tal desigualdad.


Posteriormente Neri, [NER.2], da otro método de prueba, la misma que
fue sugerida por A. P. Calderón. El propósito de esta sección es dar,
en primer lugar, esa caracterización para el caso BMOϕ , para lo cual
seguiremos las ideas expuestas en el citado trabajo de Neri. En segundo
lugar damos una extensión de la caracterización de BMO de Berman,
[BER], en términos de polinomios. Es conveniente remarcar que otras
interesantes caracterizaciones de BMO han sido dadas por C. Fefferman,
[FEF], abriendo contactos con las funciones armónicas y con la teoría
de Littlewood-Paley. En esta dirección ya hemos visto como Janson ha
obtenido una extensión del trabajo de Fefferman para los BMOϕ .

A. Una Extensión del Teorema de John-Nirenberg.


La parte inmediata es el

Lema 23. Sea f ∈ L1 (Q), α > 0 un real tal que a todo cubo Q ⊂
Q0 se le asocia un número cQ tal que Eα = {x ∈ Q/ |f (x) − cQ | >
α} satisface w(α) ≤ Ae−bα ϕ(2−kn |Q|)|Q|, con k ∈ Z+ , entonces
f ∈ BMOϕ .

Prueba.
Z Z ∞ Z ∞
|f (x)−cQ | dx = w(α) dα ≤ Aϕ(2−kn |Q|)|Q| e−bα dα ≤ A1 ϕ(|Q|)|Q|.
Q 0 0

La parte compleja está dada por el

Teorema 23. Si f ∈ BMOϕ y α > 0 es un real, entonces

−bαkf k−1
w(α) = |{x ∈ Q0 / |f (x)−fQ0 | > α}| ≤ Ae BMOϕ
ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |
n
donde A = cA1 con A1 = 22n+1 +n , c > 0 (independiente de P ),
n α−1
b = n+1 log 2 y k = ([· · · ] parte entera).
2 2n+1

255
Alejandro Ortiz Fernández

Para la prueba de este teorema necesitamos de algunos resultados


previos. Para ello hagamos algunas simplificaciones dado que el caso
general se reduce al caso simplificado. Así, como es usual podemos
asumir que kf kBMOϕ = 1; de
Z
1 1
|f (x) − fQ | dx ≤ M < ∞
ϕ(|Q|) |Q| Q
ó Z
1 1 f (x) − fQ
dx ≤ 1
ϕ(|Q|) |Q| M
Q
podemos asumir que, redefiniendo f en BMOϕ , fQ = 0 y M = 1.
Por
 otro lado, si |Q0 | = a 6= 1 y d es el lado de Q0 tendremos
n
d √
= 1 con b = n a, y podemos asumir |Q0 | = 1. También pode-
b
1
mos poner ϕ(|Q0 |) = ϕ(1) = 1 (pues si ϕ(t) = c 6= 1, ϕ1 (t) = ϕ(t)
c
tiene las mismas caracterizaciones de ϕ). Con estas consideraciones
en mente probemos los siguientes resultados.
1 R
Lema 24. Sea f ∈ BMOϕ . Si |f (x)| dx < y (donde y es
|Q0 | Q0
real) entonces
Z
1
y< |f (x)| dx ≤ y + 2n ϕ(2n |C|)
|C| C
donde C ∈ Dy , siendo Dy la unión de los cubos diádicos disjuntos
que aparecen en el lema de descomposición de Calderón - Zygmund
[CAL-ZYG.1].

Prueba. Por [CAL-ZYG.1] se tiene


Z
1
y< |f (x)| dx ≤ 2n y
|C| C
para todo C ∈ Dy . Por otro lado, desde que
Z
1
|f (x)| dx < y
|Q0 | Q0

256
ϕ−Espacios de Funciones

se tiene C 6= Q0 . Luego C fue obtenido a partir de una descom-


posición diádica de un cubo más grande que llamaremos C0 , y en
1 R
donde |f (x)| dx ≤ y (esto es, |fC0 | ≤ y). Entonces
|C0 | C0
Z Z
1 1
|f (x)| dx ≤ |f (x) − fC0 | dx + |fC0 | ≤ 2n ϕ(2n |C|)kf kBMOϕ + y,
|C| C |C| C

lo que implica la tesis.


Observación 5. De 2n |C| ≤ |Q0 | = 1 se observa que ϕ(2n |C|) ≤ 1
y así se obtiene el resultado de Neri, [NER],
Z
1
y< |f (x)| dx ≤ y + 2n .
|C| C
Lema 25. Si ye = y + 2n+1 entonces Dye ⊂ Dy y
|Dye| ≤ 2−n |Dy |ϕ(|Dy |).

Prueba. En general, si y < y ′ entonces Dy′ ⊂ Dy . Por otro lado,


sea C ∈ Dy arbitrario, entonces por la anterior observación
Z
1
|f (x)| dx ≤ y + 2n ≤ ye,
|C| C
lo que significa que C fue subdividido en la descomposición corres-
pondiente a Dye. Pongamos D ′ = Dye ∩ C. Un argumento geométrico
nos permite ver que D ′ = ∅ (vacío) ó D ′ es la unión de cubos
disjuntos en Dye. Además
Z
1 n |C|ϕ(|C|)
ye ≤ |f (x) − fC | dx + y + 2 ≤ + y + 2n .
|D ′ | C |D ′|
|C|ϕ(|C|)
De esta manera y+2n+1 ≤ +y+2n ó |D ′ | ≤ 2−n |C|ϕ(|C|).
|D ′ |
Luego,
X X X
|Dye| = |D′ | ≤ 2−n |C|ϕ(|C|) ≤ 2−n ϕ(|Dy |) |C| ≤ 2−n ϕ(|Dy |)|Dy |.
C∈Dy C∈Dy

257
Alejandro Ortiz Fernández

α−1
Prueba del Teorema 23. Pongamos k = [ ]. Entonces, si
2n+1
n+1
y = 1 + k2 se tiene 1 ≤ y ≤ α, de donde w(α) = |Eα | ≤ |Ey | =
|Dy | = |D1+k2n+1 |. Ahora, aplicamos reiteradamente el Lema 25
obtenemos (luego de k pasos)
|D1+k2n+1 | ≤ 2−n |D1+(k−1)2n+1 |ϕ(|D1+(k−1)2n+1 |)
≤ 2−2n |D1+(k−2)2n+1 |ϕ(|D1+(k−2)2n+1 |) · ϕ(2−n |D1+(k−2)2n+1 |) ·
ϕ(|D1+(k−2)2n+1 |)
≤ [desde que ϕ es no-decreciente y ϕ(|D1+(k−2)2n+1 |)
≤ ϕ(|Q0 |) = 1]
≤ 2−2n |D1+(k−2)2n+1 |ϕ(2−n |D1+(k−2)2n+1 |)
≤ · · · ≤ c2−kn |D1 |ϕ(2−kn |D1 |)
≤ c2−kn ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |.

Así se ha obtenido w(α) ≤ c2−kn ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |. Por otro lado

α−1 α−1
sabemos que n+1 ≤ k + 1, de donde −nk ≤ −n −1 ó
2 2n+1
α−1
2−nk ≤ 2−n( 2n+1 −1) . Por lo tanto,
n
n+1 +n n
w(α) ≤ c22 2−α 2n+1 ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |

de donde se tiene la tesis.

Observación 6. Un problema a ser resuelto es establecer la de-


sigualdad del Teorema 23 en la forma
−1
w(α) ≤ Ae−bαϕ(·)kf kBMO ϕ|Q0|

ó con ϕ−1 (·) en el exponente. Esta caracterización puede tener sig-


nificativas implicancias.

Algunas consecuencias del Teorema 23 son:

Corolario 6. Si f ∈ BMOϕ y 1 ≤ p < ∞, entonces f ∈ Lp (Q0 ).

258
ϕ−Espacios de Funciones

Prueba.
Z 1/p  Z 1/p
|f (x)|p dx ≤ |f (x) − fQ0 |p dx + |fQ0 | |Q0 |1/p
Q0 Q0
Z∞
−bαkf k−1
≤ A|Q0 |ϕ(2−kn |Q0 |) e BMOϕ
αp−1 dα + |fQ0 | |Q0 |1/p .
0

Corolario 7. Si f ∈ BMOϕ y b′ < bkf k−1


BMOϕ entonces

Z
′ Ab′
eb (|f (x)−fQ0 |) dx ≤ ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |.
bkf k−1
BMOϕ − b

Q0

Prueba.
Z Z∞
b′ (|f (x)−f Q0 |)

e dx = b′ w(α)eb α dα
Q0 0
Z∞
α(b′ −bkf k−1
BMOϕ )
= Ab′ ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 | e dα
0

Ab
= ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |.
bkf k−1
BMOϕ − b′

Observación 7. Una cuestión interesante es dar una prueba di-


recta de la caracterización de la continuidad del conmutador según
Janson, [JAN.2], (ver a. Introducción) con la condición de la de-
sigualdad del Teorema 23.

B. Casos Particulares de la Desigualdad de John-Nirenberg


para Espacios BMOϕ .

259
Alejandro Ortiz Fernández

En esta sección se dan los detalles de casos particulares de una


extensión de la desigualdad de John-Nirenberg,
 
−1 λ
|{x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > λ}| ≤ cΨ|Q| ,
kf k∗,ϕ

donde f ∈ BMOϕ ,

Z2n α
ϕ(y)
Ψα (t) = dy, 0 < α < 1,
y
t

siendo ϕ una función continua, no-decreciente, de valor real, con


ϕ(0) = 0.
Tal extensión nos fue comunicada por el Profesor A. Torchinsky, a
quien agradecemos.

Introducción
Remarcamos aún que el espacio de las funciones de oscilación media
acotada, BMO, fue introducido por F. John - L. Nirenberg en 1961,
[JOHN-NIR], donde
Z
1 1
BMO = {f ∈ L (Q0 )/ kf k∗ = sup |f (x) − fQ | dx < ∞}
Q⊂Q0 |Q| Q

siendo Q0 un cubo fijo en Rn , de medida de Lebesgue |Q0 | fini-


ta, cuyos lados (así como los de los cubos
R Q) son paralelos a los
1
ejes coordenados; fQ es el promedio |Q| Q
f (x) dx. Con la norma
kf k∗ + kf kL1 (Q0 ) , BMO es un espacio de Banach. Obsérvese que
L∞ ⊂ BMO siendo la inclusión propia ya que log |x| ∈ BMO. El
espacio BMO está relacionado a otras ramas del análisis (funciones
analíticas, ecuaciones en derivadas parciales, martingalas, análisis
armónico, · · · ). Como sabemos, la desigualdad de John-Nirenberg
es como sigue.

260
ϕ−Espacios de Funciones

Sea λ > 0 un número real y sea el conjunto

Eλ = {x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > λ}.

Si ω(λ) ≡ |Eλ | ≤ Ae−bλ |Q|, con A y b apropiadas constantes, en-


tonces f ∈ BMO.
[En efecto,
Z Z∞ Z∞
A
|f (x) − fQ | dx = ω(λ) dλ ≤ A e−bλ dλ · |Q| = |Q|].
b
Q 0 0

El recíproco es la parte crucial: si f ∈ BMO, entonces existen


constantes A y b tal que
−1
ω(λ) ≤ Ae−bλkf k∗ · |Q| ([+])

La prueba original de John-Nirenberg es un tanto técnica; ella fue


mejorada por A. P. Calderón, según aparece en Neri [NER.2], en
donde se hace uso de la descomposición de Calderón-Zygmund.
Como en la prueba de la extensión de la desigualdad de John-
Nirenberg se usará la idea de tal descomposición, veamos algunos
detalles de la misma.

Descomposición de Calderón-Zygmund
Sea f una función integrable, definida en un cubo Q0 y sea λ > 0
un real tal que Z
1
|f (x)| dx ≤ λ.
|Q0 | Q0
Entonces existe una familia enumerable {Qk }, de cubos abiertos,
disjuntos en Q0 , tal que
F
(a) |f (x)| ≤ λ c.t.p. si x ∈ Q0 − Qk ;
k

261
Alejandro Ortiz Fernández

1 R
(b) λ < |f (x)| dx ≤ 2n λ;
|Qk | Qk
P 1R
(c) |Qk | < |f (x)| dx
k λ Q0

Prueba. Dividamos Q0 en 2n cubos abiertos congruentes (dividien-


do por 2 sus lados). Con estos subcubos se presentan dos casos.
Z
1
|f (x)| dx > λ; (4)
|Q′i | Q′i
Z
1
|f (x)| dx ≤ λ. (5)
|Q′′i | Q′′
i

Conservemos los cubos Q′i que satisfacen (4) (que es parte de la


conclusión (b)), mientras que los cubos Q′′i , que satisfacen (5), son
sometidos al anterior proceso, esto es, son divididos en 2n nuevos
subcubos congruentes, dando origen a una nueva generación de
cubos en donde nuevamente tenemos
Z
1
|f (x)| dx > λ; (6)
|Q′ii | Q′ii
Z
1
|f (x)| dx ≤ λ. (7)
|Q′′ii | Q′′
ii

Retenemos los cubos Q′ii , mientras los Q′′ii son sometidos a tal proce-
so. Y así sucesivamente . . . Renumerando obtenemos familias de cu-
bos abiertos, disjuntos, de distintas generaciones Q1 , Q2 , · · · , Qk , · · ·
tal que Z
λ|Qk | < |f (x)| dx ≤ 2n λ|Qk |,
Qk

que implica (b).


1 R P 1 R
Por otro lado, |Qk | < |f (x)| dx, de donde |Qk | < |f (x)| dx,
λ Qk k λ Q0
que es (c).

262
ϕ−Espacios de Funciones

F
Finalmente, sea x ∈ Q0 − Qk , esto es, x pertenece a algún cubo
k
del tipo Q′′k , donde (por construcción) |Q′′k | → 0 cuando k → ∞.
1 R
Como ′′ |f (y)| dy ≤ λ, por el teorema de diferenciación de
|Q′′k | Qk
Lebesgue tenemos
Z
1
|f (x)| = lı́m ′′ |f (y)| dy ≤ λ, c.t.p.
k→∞ Qk
Q′′
k

Espacios BMOϕ (Continuación)


Por razones de completitud remarquemos algunos resultados ya
mencionados anteriormente. Como ya hemos expuesto, el espacio
BMO fue extendido por S. Spanne, [SPA], 1965, vía el espacio
BMOϕ , donde ϕ(t) es una función positiva, no decreciente, defi-
nida sobre (0, ∞). Así

 Z 
1 1
BMOϕ = f ∈ L1 (Q0 )/ kf k∗,ϕ = sup |f (x) − fQ | dx < ∞
Q⊂Q0 ϕ(r) |ϕ|
Q

donde r es la longitud del lado del cubo Q. Con la respectiva nor-


ma, BMOϕ es un espacio Banach. Formas particulares de ϕ hacen
coincidir (isomórficamente) BMOϕ con algunos clásicos espacios de
funciones. Así,

• Si ϕ(t) = 1, entonces BMOϕ = BMO;


• Si ϕ(t) = tα , 0 < α < 1, entonces BMOϕ = Λα , donde
(espacio de Lipschitz)
 
∞ |f (x) − f (y)|
Λα = f ∈ L / kf kΛα = sup <∞ .
x,y |x − y|α

263
Alejandro Ortiz Fernández

λ
Si −1 < α < 0, entonces BMOϕ = Lp,λ , con α = − , siendo
p
(espacio de Morrey)
  Z 1/p 
p,λ 1 1 p
L = f ∈ L (Q0 )/ kf kLp,λ = sup λ |f (x)| dx <∞ .
Q r
Q

Algunos resultados de Spanne son:


ϕ(t)
(i) Si es casi-decreciente (esto es, si t′ ≤ t, existe una cons-
t
ϕ(t) ϕ(t′ )
tante A tal que ≤ A ′ ), entonces
t t
Zr
ϕ(t)
f (x) = dt ∈ BMOϕ , x = (x1 , · · · , xn ).
t
|x1 |

ϕ1 (t)
(ii) Si es no-creciente, entonces BMOϕ1 ⊂ BMOϕ2 sí y sólo
t
sí existen constantes c, δ tal que ϕ1 (r) ≤ cϕ2 (r), 0 < r < δ.
La inclusión es continua.
Rδ ϕ(t)
(iii) Si dt < ∞, para algún δ > 0, entonces toda f ∈ BMOϕ
0 t
es una función continua, y su módulo de continuidad

ω(f, r) = sup |f (x) − f (y)|


|x−y|≤r

Rr ϕ(t)
satisface ω(f, r) ≤ c dt · kf k∗,ϕ .
0 t
ϕ(t) Rδ ϕ(t)
(iv) Si es casi decreciente y dt = +∞, entonces en
t 0 t
BMOϕ existen funciones no acotadas, ni continuas.

En particular, de lo anterior se deduce que

264
ϕ−Espacios de Funciones

1 Rδ dt
• Si ϕ(t) = 1, entonceses casi-decreciente y = +∞.
t 0 t
Luego BMOϕ = BMO contiene a la función no acotada f (x) =
log |x|.
Rr ϕ(t) rα
• Si ϕ(t) = t , 0 < α < 1, entonces
α
dt = < ∞.
0 t α

Así, ω(f, r) ≤ c kf k∗,ϕ ≤ ckf k∗,ϕ . Luego, si r es peque-
α
ño, ω(f, r) es pequeño y f es una función continua. Más con-
cretamente BMOtα = Λα , lo que constituye el teorema de
Meyers-Campanato. Más generalmente, consideremos el espa-
cio de Lipschitz
 
|f (x) − f (y)|
Λϕ = f / kf kΛϕ = sup <∞ .
x,y∈Rn ϕ(|x − y|)


Se tiene Λϕ ⊂ BMOϕ , con inclusión continua si f ∈ Λϕ

Z Z Z
1 1 1 1 1
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − f (y)| dydx
ϕ(r) |Q| ϕ(r) |Q| |Q|
Q Q Q

|f (x) − f (y)|
≤ sup <∞ .
x,y∈Q ϕ(|x − y|)

En 1971, Ch. Fefferman [FEF-STE] establece que el espacio BMO


se identifica con el espacio dual del espacio de Hardy H 1 , donde
H 1 = {f ∈ L1 / Rj f ∈ L1 , j = 1, · · · , n} siendo Rj f la transfor-
xj b
mada de Riesz de f , definida por [Rj f ]∧ (x) = f (x), con fb la
|x|
transformada de Fourier de f . Fefferman prueba que tal identifi-
cación es equivalente a la caracterización: f ∈ BMO sí y sólo sí
Pn
f = f0 + Rj fj , con fj ∈ L∞ , j = 0, 1, · · · , n. En esta dirección
j=1
Janson [JAN.1], 1976, obtiene una caracterización semejante para

265
Alejandro Ortiz Fernández

BMOϕ imponiendo a ϕ la (extra) condición de crecimiento

Z∞
ϕ(t) dt ϕ(r)
≤c . (∗)
t t r
r

R∞ ϕ(t) dt ϕ(r)
Se observa que se tiene ≥ y que la condición
r t t r
(∗) implica que la función (positiva, no-decreciente y continua)
R∞ ϕ(t) dt
Θ(r) = r define (por la anterior caracterización (ii))
r t t
al mismo espacio BMOϕ . Esto nos permite asumir que, bajo la
condición (∗), f ∈ BMOϕ es una función continua. Bajo es-
tas consideraciones, Janson prueba que f ∈ BMOϕ sí y sólo sí
P
n
f = f0 + Rj fj , con fj ∈ Λϕ , j = 0, 1, · · · , n.
j=1

Espacios Lp,Φ

Sea Φ una función positiva, no-decreciente, (por conveniencia en


las aplicaciones) la condición Φ(2t) ≤ cΦ(t).

Sea 1 ≤ p ≤ ∞ y r la longitud del lado cubo Q,


 Z 1/p
p,Φ 1
L = {f ∈ L1loc (Rn )/ kf k⋆,Φ = sup p
|f (x) − fQ | dx < ∞}.
Q Φ(r)
Q

Identificando las funciones que difieren en una constante, se obtiene


la respectiva norma, con la cual Lp,Φ es un espacio de Banach.
Observemos que si Φ(t) = r n ϕ(t), donde ϕ es una función positiva,
no-decreciente sobre (0, ∞), entonces L1,Φ = BMOϕ .

266
ϕ−Espacios de Funciones

Desigualdad de John-Nirenberg para BMOϕ.


(Torchinsky)
En esta ocasión consideramos ϕ(t), una función continua, no-decreciente,
de valor real tal que ϕ(0) = 0. Entonces, f ∈ BMOϕ si f ∈ L1 (Q0 )
y Z
1 1
kf k∗,ϕ = sup |f (x) − fQ | dx < ∞.
Q⊂Q0 ϕ(|Q|) |Q|
Q

El objetivo es extender a BMOϕ la desigualdad de John-Nirenberg


[+] de la Sección . Bien, sea la función

Z2n
ϕ(y)
Ψ(t) = dy.
y
t

Se tiene la

Proposición 1. Sea f ∈ BMOϕ . Si lı́m+ Ψ(t) < ∞, entonces


t→0

 2Zn |Q| 
ϕ(y)
sup ess.|f (x) − fQ | ≤ c dy kf k⋆,Φ .
y
0

Prueba. Fijemos x ∈ Q ⊆ Q0 . Asumamos que x sea un punto de


Lebesgue de f , esto es, tal que
Z
1
lı́m |f (y) − f (x)| dy = 0.
Q→x |Q|
Q

Como f ∈ L1loc y casi todo punto de Rn es un punto de Lebesgue


de f , es suficiente asumir tal condición para x. Llamando Q1 =
Q, Q2 es uno de los 2n subcubos congruentes en que es dividido
Q1 . Este proceso es continuando sucesivamente, y de esta manera

267
Alejandro Ortiz Fernández

se obtiene una sucesión de subcubos (diádicos) {Qj }, que converge


a x. Además, por el teorema de diferenciación de Lebesgue,

lı́m fQj = f (x) c.t.p.


j→∞

Pero
Z
1
|fQj−1 − fQj | ≤ |f (x) − fQj−1 | dx
|Qj |
Qj

≤ (desde que |Qj−1 | = 2n |Qj |)


≤ 2n ϕ(|Qj−1 |)kf k⋆,ϕ .

Entonces

|f (x) − fQ | ≤ |fQ2 − fQ1 | + |fQ3 − fQ2 | + · · · + lı́m |f (x) − fQj |


j→∞

X
= |fQj+1 − fQj |
j=1
X
∞ 
n
≤ 2 ϕ(|Qj |) kf k⋆,ϕ
j=1

(considerando que |Q| = 2(j−1)n |Qj |)


X∞  
n |Q|
= 2 ϕ (j−1)n kf k⋆,ϕ .
j=1
2

Ahora probemos la desigualdad

|Q|
  2(k−1)n
Z
|Q| 1 ϕ(y)
ϕ kn ≤ dy, k ≥ 1. (∗)
2 n log 2 y
|Q|
2kn

268
ϕ−Espacios de Funciones

En efecto,
|Q| |Q|
2(k−1)n
Z   2(k−1)n
Z      
ϕ(y) |Q| dy |Q| 1 |Q|
dy ≥ ϕ kn = ϕ kn log = n log 2ϕ ,
y 2 y 2 2−n 2kn
|Q| |Q|
2kn 2kn
que implica [∗]. Luego,
|Q|
∞  2(k−1)n
Z 
X 1 ϕ(y)
n
|f (x) − fQ | ≤ 2 dy · kf k⋆,ϕ
j=1
n log 2 y
|Q|
2kn
≤ (desde que la suma es por bloques)
n |Q|
 2Z 
n 1 ϕ(y)
≤ 2 dy kf k⋆,ϕ ,
n log 2 y
0

1
donde observamos que ≤ 2n es equivalente a 22n ≤ 2n(j+1) .
2(j−2)n
2n
Así se tiene la tesis con c = .
n log 2
Caso. lı́m+ Ψ(t) = +∞.
t→0
Si esto es el caso, se sabe que
Z2n
ϕ(y)
Ψ(|x|) = dy ∈ BMOϕ
y
|x|

(ver Sección 2). Sea ahora la función


Z2n α
ϕ(y)
Ψα (t) = dy, 0 < α < 1.
y
t

Entonces se tiene el

269
Alejandro Ortiz Fernández

Teorema 24. Si lı́m+ Ψ(t) = +∞, entonces existe una constante c


t→0
tal que para f ∈ BMOϕ y todo Q ⊆ Q0 se tiene
 
λ
ω(λ) ≡ |{x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > λ}| ≤ cΨ−1
|Q| .
kf k⋆,ϕ

Prueba. La idea es usar la descomposición de Calderón-Zygmund.


Asumamos fQ = 0 y kf k⋆,ϕ = 1 (pues hacemos el cambio f por
f − fQ
, de ser necesario). Así la tesis es
kf k⋆,ϕ

|{x ∈ Q/ |f (x)| > λ}| ≤ c1 Ψ−1


|Q| (c2 λ).

Al usar tal descomposición obtenemos sucesivas generaciones de


sub-cubos de Q en la forma siguiente. La primera generación de
cubos es obtenida al nivel
Z
1
|f (x)| dx ≤ ϕ(|Q|) ≤ 2n ϕ(|Q|),
|Q|
Q

(1)
obteniéndose cubos abiertos disjuntos Qj tales que
S (1)
(a) |f (x)| ≤ 2n ϕ(|Q|) c.t.p. sobre Q − Qj ;
j
1 R
(b) 2n ϕ(|Q|) ≤ (1)
|f (x)| dx ≤ 4n ϕ(|Q|)
|Qj | Q(1)
j

(c)
X X Z
(1) 1
|Qj | ≤ n |f (x)| dx
j
2 ϕ(|Q|) j
(1)
Qj
Z
|Q|
≤ |f (x)| dx
2n ϕ(|Q|)|Q|
Q
1
≤ n |Q|.
2

270
ϕ−Espacios de Funciones

Ahora, en la segunda etapa, aplicamos la descomposición de Calderón-


Zygmund a cada función (f (x) − fQ(1) )χQ(1) (x), y obtenemos una
j j
(1)
segunda generación de subcubos. Así, fijemos Qj y pongamos
(1)
Q(1) ≡ Qj . Entonces, desde que
Z
1
|f (x) − fQ(1) | dx ≤ ϕ(|Q(1) |) < 2n ϕ(|Q(1) |),
|Q(1) |
Q(1)

(2)
obtenemos los subcubos Qj de Q(1) , abiertos y disjuntos, tales que
S (2)
(a)′ |f (x) − fQ(1) | ≤ 2n ϕ(|Q(1) |) c.t.p. sobre Q(1) − Qj
j

1 R
(b)′ 2n ϕ(|Q(1) |) ≤ (2)
|f (x) − fQ(1) | dx ≤ 4n ϕ(|Q(1) |).
|Qj | Q(2)
j

(c)′
X X Z
(2) 1
|Qj | ≤ n |f (x) − fQ(1) | dx
j
2 ϕ(|Q(1) |) j
(2)
Qj
Z
1
≤ |f (x) − fQ(1) | dx
2n ϕ(|Q(1) |)
Q(1)
(1)
|Q |
≤ .
2n

|Q|
Desde que |Q(1) | ≤ , de (a)′ y (b) obtenemos
2n
Z
1
|f (x)| ≤ |f (x) − fQ(1) | + (1) |f (x)| dx
|Q |
Q(1)
 
|Q|
≤ 4n ϕ + 4n ϕ(|Q|),
2n

271
Alejandro Ortiz Fernández

esto es,
   
n|Q|
|f (x)| ≤ 4 ϕ + ϕ(|Q|) . ([+]′ )
2n

Ahora, de (b)′ y (c), sumando sobre todos los cubos de la primera


generación Q(1) , obtenemos

X  2
(2) 1 X (1) 1
|Qj | ≤ n |Qj | ≤ |Q|. ([++]′ )
j
2 j 2n

Y así podemos continuar . . . Asumiendo que tenemos seleccionado


una (k−1)−generación de cubos Q(k−1) , por el método usado antes,
se selecciona una (k)−generación de Calderón-Zygmund cubos, tal
que para cada cubo Q(k−1) se tiene (inductivamente)
k−1
X   [ (k)
n |Q|
(+) |f (x)| ≤ 4 ϕ nj c.t.p. sobre Q(k−1) − Qj ;
j=0
2 j
X  k
(k) 1
(++) |Qj | ≤ |Q|.
j
2n

Ahora hagamos el siguiente argumento.


 
|Q| P
k−1
Caso λ > 2 ϕ(|Q|). Sea k el más grande entero tal que 4
n
ϕ nj n
<
j=0 2
λ. Entonces se tiene
k−1 
X  [ (k)
|Q| n
{x ∈ Q/ |f (x)| > λ} ⊆ {x ∈ Q/ 4 ϕ nj < |f (x)|} ⊂ Qj ,
j=0
2 j

por [+]. Luego,

X  k
1
|{x ∈ Q/ |f (x)| > λ}| ≤ |Qj (x)| ≤ |Q|. [∗∗]
j
2n

272
ϕ−Espacios de Funciones

Ahora, por construcción de k,

Xk  
n |Q|
λ ≤ 4 ϕ jn
j=0
2
≤ (por [∗])
|Q|
k 2(j−1)n
Z
4n X ϕ(y)
≤ dy
n log 2 j=0 y
|Q|
2jn
n |Q|
2Z
4n ϕ(y)
≤ dy
n log 2 y
|Q|
kn
2 
|Q|
= CΨ|Q| kn .
2

Luego, usando [∗∗],

|Q|
|{x ∈ Q/ |f (x)| > λ}| ≤ ≤ Ψ−1
|Q| (c2 λ),
2kn

que es la tesis para este caso.

Caso λ ≤ 2n ϕ(|Q|). Por hipótesis, si λ → 0+ entonces Ψ−1


|Q| (λ) →
−1
∞, luego existe una constante c1 tal que |Q| ≤ c1 Ψ|Q| (λ), λ ≤
2n ϕ(|Q|). Por lo tanto,

|{x ∈ Q/ |f (x)| > λ}| ≤ |Q| ≤ c1 Ψ−1


|Q| (λ).

273
Alejandro Ortiz Fernández

Casos Particulares
  
1
Proposición 2. Sea ϕ(t) = η log t
y Φ′ (t) = η(t), donde Φ
es una función continua (derivable), no-decreciente, con Φ(0) = 0.
Si n |Q|
2Z   
1 dy
Ψ|Q| (t) = η log ,
y y
t
−1 (t)
entonces tenemos Ψ−1
|Q| (t) ≤ C1 e(−1/2)Φ |Q|.

Prueba. Tenemos
Z 1  
2n |Q| ds
Ψ|Q| (t) = η(log s) −
1
t
s
Z 1
t dy
= η(log y)
1
2n |Q|
y
Z 1
t
= η(log y) d(log y)
1
2n |Q|
     
1 1
= Φ log − Φ log ;
t 2n |Q|
esto es,
     
1 1
Ψ|Q| (t) + Φ log n
= Φ log .
2 |Q| t
Llamemos Ψ|Q| (t) = t∗ ; así, t = Ψ−1 |Q| (t ). Luego

     
∗ 1 1
t + Φ log = Φ log ,
2n |Q| Ψ−1 ∗
|Q| (t )
     
1 1
o aún, reescribiendo, Φ log = t + Φ log ,
Ψ−1
|Q| (t)
2n |Q|
de donde
     
1 −1 1
log =Φ t + Φ log n ,
Ψ−1
|Q| (t)
2 |Q|

274
ϕ−Espacios de Funciones

1
(t+Φ(log( 2n |Q| )))
o aún Ψ−1
|Q| (t) = e . Pero, desde que Φ−1 es creciente, en
Φ−1 (a) + Φ−1 (b)
general, si a, b > 0 se tiene Φ−1 (a + b) ≥ . Luego,
2

Φ−1 (t)+log n
1 
1
−1
2 |Q| 1 −1
Φ (t) log 2n1|Q|
Φ|Q| (t) ≤ e 2 =e 2 ·e 2 .
Considerando que

1
log 1 1 n/2 1/2
e 2 2n |Q| = 1/2 = 2 |Q| ≤ c1 |Q|,
1
2n |Q|
tenemos la tesis.
Corolario 8. Sea η(y) = 1 y ϕ(t) = 1. Como Φ es tal que Φ′ (t) =
1, Φ(t) = t, esto es, Φ−1 (t) = t. Luego,
−1 (t)
Ψ−1
|Q| (t) ≤ c1 e
−(1/2)Φ
|Q| = c1 e−(1/2)(t) |Q|,
y por teorema tenemos
 
λ −1
|{x ∈ Q/ |f (x)−fQ | > λ}| ≤ c1 Ψ−1
|Q| ≤ c1 e−(1/2)λkf k⋆,ϕ |Q|,
kf k⋆,ϕ
que es la desigualdad de John-Nirenberg para BMO.
Corolario 9. Asumamos η(y) = y −ǫ, 0 < ǫ < 1;
1
ϕ(t) = (log(1/t))−ǫ = .
(− log t)ǫ
 1−ǫ 
′ −ǫ t1−ǫ −1 t t1−ǫ
Entonces Φ (t) = t , Φ(t) = , Φ = t. Si =
1−ǫ 1−ǫ 1−ǫ
s, t = (s(1 − ǫ))1/1−ǫ . Entonces,
Φ−1 (s) = (s(1 − ǫ))1/1−ǫ = cs1/1−ǫ .
Luego,
1/1−ǫ
Ψ−1
|Q| (t) ≤ c2 e
−(1/2)t
· |Q|,
y por tanto se tiene la respectiva desigualdad de John-Nirenberg,
−1 1/1−ǫ
ω(λ) ≤ ce−(1/2)(λkf k⋆,ϕ ) · |Q|.

275
Alejandro Ortiz Fernández

1 1
Corolario 10 (Stegenga). Sea η(y) = y ϕ(t) =  =
y
  log 1t
1
−(log t)−1 . Así Φ′ (t) = −t−1 ó Φ(t) = log c . Entonces Φ−1 (t) =
t
ce−t y se tiene la correspondiente desigualdad de John-Nirenberg.

e
Una Extensión del Teorema de Berman
En esta parte estableceremos, para los espacios BMOϕ , el equivalente
a la caracterización de BMO según Berman [BER]. El uso de polinomios
en este tipo de espacios fue ya considerado por Campanato en [CAM.2].
Si f ∈ BMO es claro que existe un polinomio pQ (x), de grado ≤ d,
definido sobre un cubo fijo Q0 , tal que
Z
1
sup |f (x) − pQ (x)| dx ≤ M < ∞, ∀Q ⊂ Q0 .
Q |Q|
Q

El teorema de Berman establece el recíproco: “Si para ∀Q ⊂ Q0 existe


1 R
un polinomio pQ (x), de grado ≤ d, tal que sup |f (x) − pQ (x)| dx ≤
Q |Q| Q
M < ∞, entonces f ∈ BMO”.
La prueba de este teorema es basada en el siguiente crucial lema:
“existe una constante c tal que se tiene
sup {|pQ (x) − pQ (y)|} ≤ c, ∀Q ⊂ Q0 .”
x,y∈Q

El resultado fundamental que probaremos es el

276
ϕ−Espacios de Funciones

Teorema 25. Sea Q0 un cubo fijo en Rn (|Q0 | < ∞), f ∈ L1 (Q0 ), d ∈


Z+ . Si existe una constante M < ∞ tal que para todo Q ⊂ Q0 existe un
polinomio pQ (x), de grado ≤ d, con
Z
1 1
|f (x) − pQ (x)| dx ≤ M,
ϕ(|Q|) |Q|
Q

entonces f ∈ BMOϕ .

La prueba de este teorema está basado en el

Lema 26. Dado un polinomio pQ (x), de grado ≤ d, definido sobre un


cubo fijo Q0 , existe una constante c > 0 tal que

sup {|pQ (x) − pQ (y)|} ≤ cϕ(|Q|), ∀Q,


x,y∈Q⊂Q0

que podemos asumir con centro en x.


1 R
Prueba del Teorema 25. Sea cQ = pQ (x) dx, entonces
|Q| Q
Z Z Z
1 1 1 1 1
|f (x) − cQ | dydx ≤ M+ |pQ (x) − pQ (y)| dydx
ϕ(|Q|) |Q| ϕ(|Q|) |Q| |Q|
Q Q Q
≤ M + c.

En la prueba del Lema 26 usaremos los siguientes resultados de Ber-


man [BER].

Lema 27. Para todo cubo Q y todo polinomio p(x), de grado ≤ d, existe
una constante α = α(n, d) tal que
Z Z
α 1
sup{p(x)} ≤ |p(x)| dx.
x∈Q |Q| |Q|
Q Q

277
Alejandro Ortiz Fernández

Lema 28. Para todo polinomio p(x), de grado ≤ d, y todo par de cubos
Qm y Q tales que Q ⊂ Qm y |Qm | = mn |Q|, existe una constante γ =
γ(n, d) tal que
sup {|p(x) − p(y)|} ≤ (γm)−1 sup {|p(x) − p(y)|}.
x,y∈Q x,y∈Qm

Prueba del Lema 26. Seguiremos la metodología de [BER]. Por el ab-


surdo supongamos que no exista c tal que
sup {|pQ (x) − pQ (y)|} ≤ cϕ(|Q|), ∀Q ⊂ Q0 .
x,y∈Q

Entonces para todo c > 0 se tendrá


sup {|pQ (x) − pQ (y)|} > cϕ(|Q|), ∀Q ⊂ Q0 .
x,y∈Q

Defínase
F (c) = sup{|Q|/ |pQ (x) − pQ (y)| ≥ cϕ(|Q|)}.
Tenemos
F (c) ≤ |Q0 |
F (c) es una función decreciente cuando c → ∞.
lı́m F (c) = 0. En efecto, dado ǫ > 0 debe existir N = N(ǫ) tal
c→∞
que para todo c ≥ N se debe tener
sup{|Q|/ |pQ (x) − pQ (y)| ≥ cϕ(|Q|)} ≤ ǫ.
Por el absurdo, si esto no es cierto, entonces existe ǫ0 tal que para
todo c existe un cubo Q tal que |Q| > ǫ0 y
sup {|pQ (x) − pQ (y)|} ≥ cϕ(|Q|).
x,y∈Q

Entonces
cϕ(|Q|) ≤ 2 sup{|pQ (x)|}
x∈Q
≤ (lema 27)
Z
α
≤ 2 |pQ (x)| dx.
|Q|
Q

278
ϕ−Espacios de Funciones

Por lo tanto,
Z Z Z
|f (x)| dx ≥ |pQ (x)| dx − |f (x) − pQ (x)| dx
Q Q Q

cϕ(|Q|)|Q|
≥ − Mϕ(|Q|)|Q|
2α  
c
≥ ϕ(ǫ0 )ǫ0 −M .

Luego como c es arbitrariamente grande se tendría f ∈


/ L1 (Q0 ),
contra la hipótesis.
Fijemos c > 0. Por definición, dado ǫ > 0 escojamos un cubo Q
tal que |Q| > F (c) − ǫ y sup {|pQ (x) − pQ (y)|} ≥ cϕ(|Q|). Sea Qm
x,y∈Q
un cubo tal que Q ⊂ Qm ⊂ Q0 y Qm = mQ, donde m ∈ N se
determinará después. Observemos que tenemos
Z
1 1
|f (x) − pQ (x)| dx ≤ M
ϕ(|Q|) |Q|
Q

y
Z Z
1 1 1 1
|f (x)−pQm (x)| dx ≤ |f (x)−pQm (x)| dx ≤ M
ϕ(|Qm |) |Qm | ϕ(|Qm |) |Qm |
Q Qm

y que
Z
1 1 ϕ(|Qm |)|Qm | ϕ(mn |Q|)
|f (x) − pQm (x)| dx ≤ M = mn M .
ϕ(|Q|) |Q| ϕ(|Q|)|Q| ϕ(|Q|)
Q

Luego,
Z  n

1 1 n ϕ(m |Q|)
|pQ (x) − pQm (x)| dx ≤ M 1 + m .
ϕ(|Q|) |Q| ϕ(|Q|)
Q

279
Alejandro Ortiz Fernández

Por otro lado,


Z
α
sup {|pQ (x) − pQ (y) − (pQm (x) − pQm (y))|} ≤ |pQ (x) − pQm (x)| dx+
x,y∈Q |Q|
Q
Z
α
+ |pQ (y) − pQm (y)| dx
|Q|
Q
 n

n ϕ(m |Q|)
≤ 2M αϕ(|Q|) 1 + m .
ϕ(|Q|)

Por otro lado, y considerando la condición del absurdo, tenemos


sup {|pQm (x) − pQm (y)|} ≥ sup {|pQ (x) − pQ (y)|}
x,y∈Q x,y∈Q
− sup {|pQm (x) − pQ (x) + pQ (y) − pQm (y)|}
x,y∈Q
 n

n ϕ(m |Q|)
≥ cϕ(|Q|) − 2M αϕ(|Q|) 1 + m .
ϕ(|Q|)

Además, por el Lema 28,


sup {|pQm (x) − pQm (y)|} ≥ γm sup {|pQm (x) − pQm (y)|}
x,y∈Qm x,y∈Q
  
ϕ(mn |Q|)
≥ γm cϕ(|Q|) − 2M αϕ(|Q|) 1 + mn .
ϕ(|Q|)

De esta desigualdad y considerando la definición de F , tenemos


  
ϕ(mn |Q|)
F γmcϕ(|Q|) − 2γmM αϕ(|Q|) 1 + mn ≥ |Qm |
ϕ(|Q|)
= mn |Q|
≥ mn (F (c) − ǫ),

y haciendo ǫ → 0 tenemos
  
ϕ(mn |Q|)
F γmcϕ(|Q|) − 2γmM αϕ(|Q|) 1 + mn ≥ mn F (c). (+)
ϕ(|Q|)
 
1 2 1
Para cada cubo Q, sea el intervalo , . Si m =
γϕ(|Q|) γϕ(|Q|) γϕ(|Q|)
se tiene
 n
  
n ϕ(m |Q|) 1 (mn |Q|)
γmcϕ(|Q|)−2γmM αϕ(|Q|) 1+m = c−2M α 1+ n n+1 < c,
ϕ(|Q|) γ ϕ (|Q|)

280
ϕ−Espacios de Funciones

 n

2 n ϕ(m |Q|)
y si m = y c > 4Mα 1 + 2 n n+1 se tiene
γϕ(|Q|) γ ϕ (|Q|)
   
ϕ(mn |Q|) ϕ(mn |Q|)
γmcϕ(|Q|)−2γmM αϕ(|Q|) 1+mn = 2c−4M α 1+2n n n+1 > c.
ϕ(|Q|) γ ϕ (|Q|)

Por lo tanto existe un m = (m0 ) en tal intervalo tal que


  n

n ϕ(m |Q|)
F γmcϕ(|Q|) − 2γmMαϕ(|Q|) 1 + m = F (c)
ϕ(|Q|)

y para Qm , con las condiciones dadas, [+] implica que F (c) ≥ mn F (c)
para c grande, lo que no es posible.

f
Espacios Lp,λ
ϕ

A. Antecedentes Cronológicos
La evolución de los espacios de funciones (y distribuciones) tuvo gran
impulso en su uso en el desarrollo de las ecuaciones diferenciales, en
particular de las parciales. Según H. Triebel tal evolución comprende
tres períodos fundamentales: básico, constructivo y sistemático. Al inicio
del siglo pasado se introdujeron los espacios abstractos, lo que condujo
a la formulación de dos grandes tipos de espacios (relacionados entre sí):
los espacios de Hilbert y los espacios de Banach. En este ambiente, en la
década de los 30’s (período básico) se formulan los espacios Lp , C m , los
espacios de Lipschitz Λα , los espacios analíticos H p , 0 < p < ∞, los Lp,λ
de Morrey, . . . entre otros.

281
Alejandro Ortiz Fernández

Esos espacios fueron muy útiles en el desarrollo de las ecuaciones


en derivadas parciales (elípticos y parabólicos). Esta aplicación llevó en
forma natural al inicio de la formulación de espacios que incluyen las deri-
vadas de los elementos del espacio de tipo Sobolev (período constructivo,
1935, . . .).
Corresponde a esta época la introducción de las distribuciones de L.
Schwartz así como de una nueva orientación (de técnicas y resultados)
en el estudio del análisis. Los primeros espacios de Sobolev fueron los
Lpk , 1 ≤ p ≤ ∞, k ∈ Z+ (1936) , los mismos que fueron ampliados por
A. P. Calderón con los espacios Lps , s ∈ R (1961). Otros espacios fue-
ron los Lipschitz Λ(s; p, q) de Taibleson (1964), los espacios reales H p de
Stein-Weiss (1960), . . . En este panorama, y guiados por problemas con-
cretos, Fritz John y Louis Nirenberg introdujeron (1961) los espacios de
oscilación media acotada (espacios BMO), los cuales fueron ubicados en
un universo más amplio, los espacios Lp,λ iniciados e impulsados por Gui-
do Stampacchia (1965). De aquel entonces el interés por estos espacios
ha sido muy estimulante, en particular por las aplicaciones significativas
en distintas ramas de la matemática. Se debe, en gran parte, al profundo
teorema de la dualidad de Charles Fefferman, [FEF-STE], y a las cone-
xiones con la teoría de las probabilidades, el análisis armónico, con las
funciones analíticas, las ecuaciones diferenciales parciales, . . . el interés
mencionado.
En realidad, el número de espacios de funciones es relativamente abun-
dante en la actualidad; cada vez se hacen construcciones especulativas,
que extienden, generalizan ó modifican a los existentes. Por ello fue ne-
cesario enfocarlos bajo criterios generales, métodos de interpolación, a
fin de obtener nuevos espacios de funciones partiendo de otros conoci-
dos, (período sistemático). Esto es una estrategia de actual vigencia y
perfeccionamiento.
Los espacios Lp,λ, 1 ≤ p < ∞, 0 ≤ λ ≤ n + p, tienen un carácter
globalizador ya que si λ = 0, Lp,λ ≃ Lp ; si 0 < λ < n, Lp,λ ≃ Lp,λ ; si
λ−n
n < λ ≤ n + p, Lp,λ ≃ Λα , α = . Estos espacios han sido utilizados
p
intensivamente por S. Campanato en el tratamiento de problemas elípti-
cos y parabólicos. Así mismo fueron estudiados por la escuela japonesa

282
ϕ−Espacios de Funciones

(A. Ono, Y. Furusho, M. Nakamura, . . .).


En la presente sección introducimos la versión ϕ − Lp,λ y estudiamos
algunos casos particulares de λ con la intención de relacionarlos con las
anteriores ϕ−espacios. Así mismo introducimos la noción de P −red, que
incluye a algunos de los espacios estudiados.

B. Definición y Consecuencias
Sea ϕ una función como en a. Introducción. Si 1 ≤ p < ∞, 0 ≤
ϕ es el espacio
λ ≤ n + p, Lp,λ

  Z 1/p 
1 1
f ∈ Lploc (Rn )/ [f ]Lp,λ = sup |f (x) − cQ |p dx ≤M <∞ .
ϕ
Q ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q

Nuevamente, lo natural en esta definición es considerar el promedio fQ


en vez de cQ ya que

 Z 1/p  Z 1/p
1 1 p 1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − cQ | dx
ϕ(|Q|) |Q|λ/n ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q Q

|fQ − cQ | |Q|1/p
+
ϕ(|Q|)1/p |Q|λ/n
 Z 1/p
1 1 p
≤ 2 |f (x) − cQ | dx .
ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q

Con la norma kf kLp,λ


ϕ
= kf kLploc + [f ]Lp,λ
ϕ ϕ es un espacio de Banach.
, Lp,λ
Además al variar sus índices se tiene la siguiente relación

λ−n λ1 − n
Lema 29. Si p1 ≤ p, = y ϕ(|Q|)p1 ≤ ϕ1 (|Q|)p entonces
p p1
Lp,λ ⊂ Lpϕ11,λ1 .

283
Alejandro Ortiz Fernández

Prueba.
Z Z  pp1
1 1 1 1 p1
|f (x) − fQ | p1
dx ≤ |f (x) − fQ | dx p
|Q|1− p
ϕ1 (|Q|) |Q| λn1 ϕ1 (|Q|) |Q| λn1
Q Q
1−
p1 λ p1  Z  pp1
|Q| p |Q| n p 1 p
= λ1 λ |f (x) − fQ | dx
ϕ(|Q|)|Q| p |Q| n
Q
 Z  pp1
1 1 p
≤ p1 λ |f (x) − fQ | dx ,
ϕ(|Q|) p |Q| n
Q

lo que implica el lema.

C. Casos Particulares
(i)
Lema 30. Si 0 ≤ λ < n entonces Lp,λ p,λ p,λ
ϕ ≃ Lϕ donde Lϕ es el
espacio de Morrey
  Z 1/p 
p n 1 1 p
f ∈ Lloc (R )/ sup |f (x)| dx ≤M <∞
Q ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q

y donde si r1 ≤ r2 , ϕ(r1 ) y ϕ(r2 ) son comparables, esto es, existe


m > 0 constante tal que ϕ(r2 ) = mϕ(r1 ).
Prueba.
 Z 1/p  Z 1/p
1 1 1 1
|f (x) − fQ |p dx ≤ λ |f (x)|p dx +
ϕ(|Q|) |Q|λ/n ϕ(|Q|)1/p
|Q| np
Q Q

+ |fQ | |Q|1/p
 Z 1/p
1 1 p
≤ λ |f (x)| dx
ϕ(|Q|)1/p |Q| np
Q
Z 1/p 
1 1
+ 1 |f (x)|p dx |Q| p′
|Q|1− p
Q
 Z 1/p
1 1 p
=2 |f (x)| dx
ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q

284
ϕ−Espacios de Funciones

y de esta manera Lp,λ p,λ


ϕ ⊂ Lϕ . Por otro lado,
 Z 1/p  Z 1/p
1 1 p 1 1 p
|f (x)| dx ≤ kf kLp,λ + |fQ | dx
ϕ(|Q|) |Q| nλ ϕ ϕ(|Q|) |Q| nλ
Q Q
1 λ
|Q| p (1− n )
= kf kLp,λ + |fQ | .
ϕ ϕ(|Q|)1/p

Pero,
1 λ
|fQ | ≤ |fQ0 | + c(k, p, λ)ϕ(|Q0 |)1/p |Q| p ( n −1) kf kLp,λ
ϕ
, (∗)

entonces
 Z 1/p 1 λ
1 1 p |Q| p (1− n )
|f (x)| dx ≤ kf kLp,λ + |fQ0 | +
ϕ(|Q|) |Q| nλ ϕ
ϕ(|Q|)1/p
Q

ϕ(|Q0 |)1/p
+ c(k, p, λ) kf kLp,λ
ϕ(|Q|)1/p ϕ

1 λ
≤ kf kLp,λ
ϕ
+ m1/p |fQ0 | |Q0 | p (1− n ) ϕ(|Q0 |)−1/p +
+ cm1/p kf kLp,λ
ϕ
.

Prueba de (∗) De un modo general, si f ∈ Lp,λ


ϕ y Q1 ⊂ Q2 con
|Q2 | = k|Q1 | entonces
1 λ 1 λ
+ np
|fQ1 − fQ2 | ≤ k p′ ϕ(|Q2 |)1/p |Q1 | p ( n −1) kf kLp,λ
ϕ

desigualdad que sigue según cálculos familiares.


Lema 31. Si λ = n entonces Lp,λ
ϕ ⊂ BMOϕ1/p .

Prueba.
Z  Z 1/p
1 1 1 1 p
|f (x)−fQ | dx ≤ |f (x)−fQ | dx .
1/p
ϕ (|Q|) |Q| ϕ(|Q|) |Q| nλ
Q Q

Lema 32. Si λ = n entonces BMOϕ ⊂ Lp,λ


ϕ .

285
Alejandro Ortiz Fernández

Prueba. Sea f ∈ BMOϕ , entonces para todo cubo Q:

−bαkf k−1 −bαkf k−1


w(α) ≤ Ae BMO ϕ
ϕ(2−kn |Q|)|Q| ≤ Ae BMO ϕ
ϕ(|Q|)|Q|,

luego
Z Z∞
−bαkf k−1
|f (x) − fQ |p dx ≤ pA e BMOϕ
αp−1 dαϕ(|Q|)|Q|,
Q 0

de donde, considerando λ = n, tenemos f ∈ Lp,λ


ϕ .

Vimos en la sección a. Introducción que si ϕ satisface la condición


de Dini entonces BMOϕ ≃ Λα y que de un modo general Λα ⊂
BMOϕ (donde ϕ es de la forma ϕ(d) siendo d la longitud del lado
del cubo Q). Sea ahora λ tal que n < λ ≤ r +p y tomemos ϕ(|Q|) =
λ−n
|Q| p ≡ |Q|α , donde 0 < α ≤ 1, entonces por el teorema de Meyers
[MEYS] se tiene también Λϕ ≃ BMOϕ .
Nota 29.
1. Si asumimos ϕ(d) en la definición de Lp,λ
ϕ tendremos Λϕ1/p ⊂
p,n
Lϕ ya que
Z Z Z p
1 1 1 1 1
|f (x) − fQ |p dx = [f (x) − f (y)] dy dx
ϕ(d) |Q| λ
ϕ(d) |Q| n |Q| p
Q Q Q
Z Z p
1 1 |f (x) − f (y)|
≤ sup dy dx
|Q| n |Q|p
λ 1/p
x,y∈Q ϕ(|x − y|)
Q Q
|Q|
= kp λ ,
|Q| n

de donde se tiene la nota. Asumiendo la hipótesis ϕ(d) en


Lema 31 tendríamos Λϕ1/p ⊂ BMOϕ1/p , lo que de alguna forma
ya fue observado anteriormente.
2. Si estuviéramos la versión ϕ del teorema de Meyers para Λϕ ,
obtendríamos que si n < λ ≤ n + p y 0 < α = λ−n p
≤ 1

286
ϕ−Espacios de Funciones

entonces
Z
1 1 1 1
α |f (x) − fQ | dx ≤ ·
ϕ1/p (|Q|) |Q|1+ n ϕ1/p (|Q|) |Q| αp+n
np
Q
Z 1/p
|f (x) − fQ |p dx
Q
 Z 1/p
1 1 p
= |f (x) − fQ | dx
ϕ(|Q|) |Q| nλ
Q

de donde, si f ∈ Lp,λ
ϕ tendríamos f ∈ Λϕ1/p .
3. Sea ϕ una función con las propiedades dadas en b; Q un cubo
en Rn (|Q| < ∞), 1 ≤ p < ∞. Sea f una función medible
sobre Q. Para α > 0 real damos la siguiente extensión de los
espacios M p consideramos por Spanne [SPA.2],
  p 
p c
Mϕ = f / w(α) ≤
αϕ(|Q|)
donde c = c(f ) y w(α) = |{x ∈ Q/ |f (x)| > α}|.
En Mϕp consideramos la seminorma [f ]Mϕp = sup αϕ(|Q|)[w(α)].
ϕ,α
De un modo más general, si ψ(r) (r > 0) es una función posi-
tiva, definimos
Mϕp,ψ = {f ∈ L1loc / ∃ c > 0 con [f ]Mϕp ≤ cψ(|Q|)}
en donde se considera la seminorma
[f ]Mϕp,ψ = ı́nf c.
[f ]M p ≤cψ(|Q|)
ϕ

Si ψ ≡ 1, Mϕp,ψ = Mϕp ; por otro lado se tiene también los


siguientes espacios
  Z 1/p 
1 1
Lp,ψ
ϕ
1
= f ∈ Lloc / sup |f (x)−fQ | dxp
≤M <∞ .
Q ϕ(|Q|) ψ(|Q|)p
Q

λ
Si ψ(s) = s pn , Lp,ψ
ϕ ≃ L
p,λ
.

287
Alejandro Ortiz Fernández

D. P − Redes
En [HEI.2] y [TOR.2] se define y se usa frecuentemente el concepto
de red de Banach. Sea X un espacio de Banach de funciones medibles
f (t) ∈ L1 (0, 1]. X es llamado una red de Banach (o simplemente una
red), si f ∈ X y |g(t)| ≤ |f (t)| implican g ∈ X y kgkX ≤ kf kX . Son
ejemplos de redes:
(i) el espacio de las funciones medibles f tales que t−α |f (t)| ∈ L∞ (0, 1], 0 <
α < 1;
(ii) el espacio Lφ de  las funciones
 medibles f tales que existe λ > 0
R1 1 ds
satisfaciendo φ |f (s)| < ∞, donde φ : [0, ∞] → [0, ∞]
0 λ s
es una función de Young, esto es, φ(0) = 0, φ es convexa, no-
decreciente y continua a la izquierda. Lφ contiene en particular a
los clásicos espacios de Lebesgue Lp , pero no a los Lpk , k ∈ Z+ , 1 ≤
p < ∞, lo que nos sugiere la definición siguiente.
(a) Sea X un espacio de Banach de funciones localmente integrables.
Diremos que X es una k−red si sus elementos son derivables hasta
la orden k, localmente integrables, y si
f ∈ X, |D α g(x)| ≤ |D α f (x)|, |α| ≤ k,
implican g ∈ X y kgkX ≤ kf kX . Son ejemplos de k−redes:
(i) Lpk .
(ii) X = {f / |x|−t |D αf (x)| ∈ L∞ (0, ∞), |α| ≤ k, 0 < t ≤ 1}.
(iii) Lkφ = {f medibles sobre (0, 1)/ existe λ > 0 con
Z1   
1 α ds
φ |D f (s)| < ∞, |α| ≤ k
λ s
0

donde φ es una función de Young y


 Z1   
1 α ds
kf kLkφ = ı́nf λ > 0/ φ |D f (x)| ≤ φ(1) .
λ s
0

288
ϕ−Espacios de Funciones

Observación 8. Esta definición de k−red parece no diferir mucho


de la de red; más significativo puede ser observar que BMO no es
una red; ó más generalmente que los espacios Lp,λ no son redes. Por
ello proponemos la definición

(b) Un espacio de Banach X es una P −red si sus elementos son fun-


ciones localmente integrables y dado f ∈ X existe un polinomio pQ
de grado ≤ k, k ∈ Z+ , tal que si, para cada cubo Q, |g(x) − pQ | ≤
|f (x) − pQ | se tiene entonces g ∈ X y kgkX ≤ kf kX .
Consecuencia: Toda red es una P −red.

Ejemplo 10 ((iv)). Lp,λ ϕ es una P −red.


En efecto, dado f ∈ Lp,λ ϕ por la definición de Lϕ construimos un
p,λ

polinomio constante p(x) = c; la forma general encaja cuando los Lp,λ


ϕ son
definidos en términos de polinomios (Campanato [CAM.2]). Para cada
cubo Q, sean las familias
C1 = {c1 } tales que |g(x) − gQ | ≤ |g(x) − c1 |, g ∈ L1loc
C2 = {c2 } tales que |f (x) − c2 | ≤ |f (x) − fQ |.
Definamos c vía

sup |g(x) − c1 | ≤ |g(x) − c|


c1 ∈C1
|f (x) − c| ≤ ı́nf |f (x) − c2 |
c2 ∈C2

entonces se tiene |g(x) − gQ | ≤ |f (x) − fQ | de donde g ∈ Lp,λ


ϕ y kgkLp,λ
ϕ

kf kLp,λ
ϕ
.

Corolario 11. Lp,λ


ϕ , BMOϕ , Λϕ1/p son P −redes.

E. Observaciones
1. Ya hemos mencionado que si ϕ satisface la condición
Z∞
ϕ(t) dt ϕ(d)
≤c ,
t t d
d

289
Alejandro Ortiz Fernández

donde d es la longitud del lado del cubo Q, entonces Janson [JAN.1]


Pn
verifica que BMOϕ = Λϕ + Ri Λϕ . Este resultado sugiere, siguien-
i=1
do Neri [NER.3], especular que si T es, por ejemplo, un apropiado
operador integral singular, entonces T : Λϕ → BMOϕ es continuo,
P
n
y de esta manera si f ∈ BMOϕ , f = f0 + Ri fi , con fi ∈ Λϕ , i =
i=1
P
n
0, 1, · · · , n. De esta manera [f ]BMOϕ ≤ c0 [f0 ]Λϕ + ci [fi ]Λϕ , lo que
i=1
motiva considerar la siguiente equivalente seminorma
 n
X 
[f ]BMOϕ = ı́nfn [f0 ]Λϕ + [fi ]Λϕ .
P
f =f0 + Ri fi i=1
i=1

En particular, si T es un operador de Calderón-Zygmund, entonces


T : Lp ∩ Λϕ → BMOϕ es continuo, 1 < p < ∞. En efecto, sea
f ∈ Lp ∩ Λϕ y Q un cubo de centro x0 y lado d. Entonces
Z Z  p1
1 1 1 1 p n
|T f (x) − cQ | dx ≤ |T f (x) − cQ | dx d q
ϕ(d) dn ϕ(d) dn
Q Q
(tomando cQ = T f (x0 ))
Z  p1
1 1 p
≤ Ap |f (x) − f (x0 )| dx
ϕ(d) dn/p
Q
Z  p  p1
1 |f (x) − f (x0 )|
≤ Ap dx
dn/p ϕ(|x − x0 |)
Q
≤ Ap [f ]Λϕ .
R
Por otro lado, si T f (x) = k(x − y)f (y) dy donde (i)|b
k(x)| ≤ A
R Rn
y |k(x − y) − k(x)| dx ≤ A, y si ϕ es como en § 1, con la
|x|≥2|y|
condición lı́m ϕ(t) = a 6= 0, entonces siguiendo el argumento de E.
t→0
Stein [STE.4], tenemos que T : L∞ ⊂ BMOϕ → BMOϕ es continuo.
Estas consideraciones motivan el problema general, a ser estudiado
en otra oportunidad, de hacer actuar ciertos operadores pseudo-
diferenciales sobre Lp,λ y establecer las condiciones de continuidad.

290
ϕ−Espacios de Funciones

2. En analogía con los espacios de Sobolev Lpk , k ∈ Z+ , definamos

Lp,λ,k
ϕ = {f ∈ Lp,λ α p,λ
ϕ / D f ∈ Lϕ , |α| ≤ k ∀α},
P
con la norma kf kLp,λ,k
ϕ
= kf k L p,λ +
ϕ
kD α f kLp,λ
ϕ
.
|α|≤k

Una tarea a considerar es establecer la acción de apropiados ope-


radores integrales fraccionarios, al estilo de Neri [NER.3]. Por otro
lado, los casos particulares de ϕ deben implicar relaciones con otros
ϕ−espacios de funciones.

3. Ciertos aspectos de la teoría Rn del análisis real fueron llevados a


contextos generales, como son los espacios homogéneos (Coifman-
Weiss [COI-WEI], Stegenga [STE], Macías-Segovia [MAC-SEG],
. . .). Obtenida la descomposición atómica para los BMOϕ y el res-
pectivo teorema de dualidad, el estudio de los espacios BMOϕ ho-
mogéneos es más factible establecerse, así como la acción de opera-
dores integrales singulares sobre tales espacios. Para Lp,λ, algunos
casos particulares fueron estudiados por R. L. Johnson.

g
Espacios Eϕα,p y Hϕα,p Parabólicos
a. Generalidades. El problema de Dirichlet es un problema fun-
damental en las ecuaciones en derivadas parciales y que originó
un gran impulso en el uso de métodos del análisis funcional así
como fue el punto de partida de sustanciales extensiones en el
campo del análisis armónico. Informalmente tal problema consis-
te en dado f sobre Rn , encontrar u tal que ∆u = 0 sobre Rn+1
+

291
Alejandro Ortiz Fernández

y lı́m u(x, t) = f (x) en Rn . A fin de tenerse un problema esta-


t→0
ble, condiciones extras deben imponerse a f (pertenecen a Lp ó
a BMO, por ejemplo). Es sabido que si f ∈ Lp , 1 ≤ p ≤ ∞ y
u(x, t) = (Pt ∗ f )(x) es su integral de Poisson, entonces u es una
función armónica sobre Rn+1+ tal que lı́m u(x, t) = f (x) c.t.p. en Rn .
t→0
En esta dirección Fabes-Johnson-Neri [FAB-JOH-NER.1] verifican
que HMO = Pt ∗ BMO, donde

  Z Zδ 1/2 
1
HMO = u(x, t) armónica / [u]HMO = sup |∇u(x, t)|2 t dtdx <∞ ,
Q |Q|
Q 0

2   2  2
∂u ∂u ∂u
donde |∇u(x, t)| = 2
+· · ·+ + ; δ es el lado
∂x1 ∂xn ∂t
del cubo Q en Rn . Esta definición está motivada por el resultado
de C. Fefferman [FEF]: “si f ∈ BMO entonces existe una constante
A > 0 tal que

 Zδ Z 1/2
1 2
|∇u(x, t)| t dxdt ≤ Akf kBMO ,
|Q|
0 Q

donde u(x, t) = (Pt ∗ f )(x)”. Así el espacio BMO aparece como


un espacio traza (ó espacio de valores de contorno) del espacio
HMO. De un modo más general, Fabes-Johnson-Neri consideran
tal generalización para espacios más amplios, los E α,p ≡ Lp,λ donde
λ−n
α= , 0 ≤ λ ≤ n + p, 1 ≤ p < ∞, que incluyen a los BMO,
p
definidos vía
  Z 1/p 
1
E α,p = f ∈ L1 (Q)/ [f ]E α,p = sup αp |f (x) − fQ |p dx <∞ ;
Q |Q| n +1
Q

y los espacios H α,p , 0 < α < 1, 1 ≤ p < ∞,

292
ϕ−Espacios de Funciones


H α,p
= u(x, t) armónicas sobre Rn+1
+ / [u]H α,p =

 Z  Zδ p/2 1/p 
1
= sup αp |∇u(x, t)|2 t dt dx <∞
Q |Q| n +1
Q 0

entonces se prueba que H α,p ≃ Pt ∗ E α,p. Continuando en esta direc-


ción, Ortiz-Torchinsky estudiaron el caso parabólico, [ORT-TOR],
de esta última caracterización. El propósito de esta sección es obte-
ner la caracterización para los respectivos Eϕα,p y Hϕα,p −parabólicos.
Con tal idea presentamos algunas ideas preliminares. Por razones
pedagógicas vamos a remarcar algunas ideas ya expuestas en el
Capítulo V.
R
Sea T f (x) = k(x − y)f (y) dy una integral singular en donde
el núcleo k(x) satisface una condición de homogeneidad de grado
−n[k(tx) = t−n k(x), t > 0]. La generalización de esta condición
determinó el uso de un grupo de transformaciones {At }t>0 de Rn
(Calderón-Torchinsky [CAL-TOR.1 y 2], Torchinsky [TOR.2]) tal
que As At = Ast , A1 = I, lo que implica At−1 = (At )−1 . Además
kAt xk ≤ tkxk, 0 < t ≤ 1, x ∈ Rn y admite la representación
{tP }t>0 donde P es la matriz operador infinitesimal de {At }. Esa
desigualdad es equivalente a (P x, x) ≥ (x, x), la que sirve para
garantizar la existencia de una distancia parabólica ρ(x); así, si x 6=
0 se verifica
 que existe un único tx tal que |t−Px x| = 1. La función
tx , si x 6= 0
ρ(x) = satisface ρ(tP x) = tρ(x) y a la desigualdad
0, si x = 0

triangular ρ(x + y) ≤ ρ(x) + ρ(y). Si tP es la transpuesta de tP , a
ella le está asociada la métrica ρ∗ (x) y si γ es la traza de P se tiene

det tP = det tP = tγ .  
∂ ∂ ∂
En vez de los operadores ∇ = ,··· , y se considera
∂x1 ∂xn ∂t
el operador
∂ 1 ∂ 1
A= − (P ∗ A∗t ∇, A∗t ∇) = − (LA∗t ∇, LA∗t ∇),
∂t 2πt ∂t t
293
Alejandro Ortiz Fernández


donde L = P +P 4π
. Si θ es una función dada, su dilatación θt es
−1 2
θt (x) = t θ(At x). En particular, si θ(x) = e−π|x| se tiene Aθt (x) =
−γ

0, y si u(x, t) = (f ∗ θt )(x), con f ∈ S ′ , también Au(x, t) = 0. Si



P = I (identidad), A = − t∆.
∂t
En esta sección probaremos los teoremas 26 y 27, los cuales ex-
tienden las caracterizaciones dadas por Fabes-Johnson-Neri [FAB-
JOH-NER.1] y Ortiz-Torchinsky [ORT-TOR].
b. Eϕα,p como Espacio Traza de Hϕα,p .
En el contexto del grupo {At } los cubos Q ⊂ Rn tendrán por
medida |Q| = dγ , donde d es la longitud del lado Q. Sea 1 ≤ p < ∞;
λ−γ
el Lema 29 de f. B. sugiere el cambio de variables α = ó
p
γ
λ = αp + γ, de donde − < α ≤ 1. Asumamos ϕ como en a.
p
Definición 10. Sea 0 ≤ α, 1 ≤ p < ∞, entonces
  Z 1/p 
1 1
Eϕα,p = f ∈ L1 (Q)/ [f ]Eϕα,p = sup αp |f (x)−fQ |p dx <∞ .
Q ϕ(|Q|) |Q|1+ γ
Q

Si u(x, t) es una función definida sobre Rn+1


+ tal que Au(x, t) = 0,
α,p
diremos que u ∈ Hϕ si
 Z  Zd  p2  p1
1 1
[u]Hϕα,p = sup 1+ αp |Lu(x, t)|2 t dt dx <∞
Q ϕ(|Q|) |Q| γ
Q 0

donde Lu(x, t) = (L tP ∇)u(x, t).
Teorema 26. Sea f ∈ Eϕα,p con 0 < α < 1, 1 < p < ∞, y donde
si tk es una sucesión creciente de números reales > 0, se tiene
P∞
ϕ(tk ) < ∞, entonces
k=1

u(x, t) = (f ∗ θt )(x) ∈ Hϕα,p y [u]Hϕα,p ≤ A[f ]Eϕα,p


2
donde θt es la dilatación de θ(x) = e−π|x| .

294
ϕ−Espacios de Funciones

La idea para probar este teorema es descomponer Rn en una familia


disjunta de conjuntos construidos en base a la sucesión {Qk }k=0,1,···,
de cubos concéntricos en el origen, donde |Qk | = 2kγ . Esta sucesión
es usada en el

Lema 33. Sea Q0 el cubo unitario con centro en el origen y f ∈


P

Eϕα,p , 0 < α < 1, 1 ≤ p < ∞, donde ϕ(tk ) < ∞ si {tk } es una
1
sucesión creciente con tk > 0, entonces
Z  X 1/p 
1/p
|f (x)−fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ A ϕ(|Q0 |) + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p ,
Rn

1
donde ψ(x) ≤ η(ρ(x)) ∈ L1 con η(t) = .
1 + tγ+1

Prueba. Pongamos Dk = Qk − Qk−1 , k = 1, 2, · · · , entonces


Z Z ∞ Z
X
|f (x)−fQ0 | |ψ(x)| dx = |f (x)−fQ0 | |ψ(x)| dx+ |f (x)−fQ0 | |ψ(x)| dx.
Rn Q0 k=1D
k

Tenemos,
Z Z
|f (x) − fQ0 |
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ dx
1 + ρ(x)γ+1
Q0 Q0
Z  p1
p
≤ A0 |f (x) − fQ0 | dx
Q0

≤ A0 ϕ(|Q0 |)1/p [f ]Eϕα,p .

Veamos ahora la serie. Tenemos x ∈ Qk pero x ∈ / Qk−1 , luego


k− 23 k(γ+1) − 32 (γ+1)
ρ(x) ≥ 2 de donde 1+ρ(x) γ+1
>2 2 . De esta manera
Z 3 Z
2 2 (γ+1)
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ k(γ+1) |f (x) − fQ0 | dx.
2
Dk Qk

295
Alejandro Ortiz Fernández

Pero
Z Z  p1
1
1− p p
|f (x)−fQ0 | dx ≤ |Qk | |f (x) − fQk | dx + |fQk − fQ0 | |Qk |
Qk Qk
1
k(γ+α)
≤2 ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p + 2γk (|fQk − fQk−1 | + · · · + |fQ1 − fQ0 |)
p

y
Z
1
|fQj−1 − fQj | ≤ |f (x) − fQj | dx
|Qj−1 |
Qj
γ Z
2
≤ |f (x) − fQj | dx
|Qj |
Qj

≤ 2γ 2jα ϕ(|Qj |)1/p [f ]Eϕα,p .


De esta manera
Z k
X
1 1
|f (x) − fQ0 | dx ≤ 2k(γ+α) ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p + 2γk 2γ 2jα ϕ(|Qj |) p [f ]Eϕα,p
Qk j=1

k
X
1 1
≤ 2k(γ+α) ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p + 2γk 2γ ϕ(|Qk |) p 2jα [f ]Eϕα,p .
j=1

Luego,
Z k
X
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ (considerando 2jα < k2kα )
Dk j=1
3
22 (γ+1) 1 3 k 1
≤ k(1−α)
ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p + 2 2 (γ+1) 2γ k(1−α) ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p .
2 2
1 1
De esta manera, si + = 1,
p q
∞ Z
X X
∞  1q  X
∞  p1
3 1
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ 2 2 (γ+1) ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p +
k=1D k=1
2qk(1−α) k=1
k
X
∞  X
1 ∞  p1
3 kq q
+2 2 (γ+1) ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p
2qk(1−α)
k=1 k=1
r
q
q k
(desde que lı́m < 1)
k→∞ 2qk(1−α)

296
ϕ−Espacios de Funciones

X
∞  p1
≤ (A1 + A2 ) ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p .
k=1

En conclusión, si A3 = A1 + A2 ,
Z  X  p1 
1
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ A ϕ(|Q0 |) p + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p .
Rn

Prueba del Teorema 26. Por el Lema 33 observamos que u(x, t) está
bien definida ya que
Z
|u(x, t)| ≤ |f (y)θt(x − y)| dy
Rn
Z
−γ
≤ t |f (y) − fQ0 | |θ(t−P (x − y))| dy +
Rn
Z
−γ
+t |fQ0 | θ(t−P (x − y)) dy < ∞
Rn

considerando que
2 c
θ(x) = e−|x| ≤ cη(ρ(x)) = .
1 + ρ(x)γ+1
Por otro lado, por la invariancia por traslaciones, consideremos un cubo
Q con centro en el origen y lado de longitud d = 4ρ.
Sea χ la función característica de Q y pongamos χ e = 1 − χ. Sea la
descomposición f = fQ + (f − fQ ) = fQ + (f − fQ )(χ + χ e) = fQ + (f −
χ = f1 + f2 + f3 , de donde
fQ )χ + (f − fQ )e

u(x, t) = (f ∗ θt )(x)
= (f1 ∗ θt )(x) + (f2 ∗ θt )(x) + (f3 ∗ θt )(x)
= u1 (x, t) + u2 (x, t) + u3 (x, t).

297
Alejandro Ortiz Fernández


O aún, Lu(x, t) = LtP ∇u(x,
R t) = Lu1(x, t) + Lu2(x, t) + Lu3 (x, t). Pero
desde que u1 (x, t) = f1 θt (y) dy = cfQ , se tiene Lu1 (x, t) = 0. Por otro
lado,
 Z  Zd p/2 1/p  Z  Z∞ p/2 1/p
2 2
|Lu2 (x, t)| t dt dx ≤ |Lu2 (x, t)| t dt dx
Q 0 Rn 0

≤ (desigualdad de Littlewood-Paley) ckf2 kLp


Z 1/p
p
=c |f (x) − fQ | dx
Q
1 1 α
= cϕ(|Q|) p |Q| p + γ [f ]Eϕα,p ,

de donde
 Z  Zd  p2  p1
1 1 2
1+ αp |Lu2(x, t)| t dt dx ≤ c[f ]Eϕα,p .
ϕ(|Q|) |Q| γ
Q 0

Finalmente
|Lu3(x, t)| = |[(f − fQ )e
χ ∗ Lθt ](x)|
Z
≤ |f (y) − fQ | |Lθt (x − y)| dy
Rn −Q
c
(considerando la acotación |Lθt (y)| ≤ )
dγ+1 + ρ(y)γ+1
Z
|f (x) − fQ |
≤ c dy
dγ+1 + ρ(y)γ+1
Rn
≤ (Lema 33, Q con lado de longitud d)
 X
∞  1p 
1
α−1
≤ cd ϕ(|Q|) p + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p .
k=1

Por lo tanto,
 Z  Zd p/2 1/p  X
∞  p1 
1 1
2 α
|Lu3 (x, t)| t dt dx ≤ cd |Q| p ϕ(|Q|) p + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p ,
Q 0 k=1

298
ϕ−Espacios de Funciones

de donde
 Z  Zd  p2  p1  X
∞ 1 
1 1 ϕ(|Qk |) p
αp |Lu3 (x, t)|2 t dt dx ≤c 1+ [f ]Eϕα,p
ϕ(|Q|) |Q|1+ γ ϕ(|Q|)
Q 0 k=1

= A[f ]Eϕα,p ,

de donde sumando se tiene la tesis.


Veamos ahora la otra mitad de la caracterización mencionada. Por
razones de carácter técnico trabajaremos con la medida de Littlewood-
dt
Paley de la forma |Lu(x, t)|2 dx, así los espacios Eϕα,p y Hϕα,p tomarán su
t
correspondiente forma. Remarcamos que la notación Eϕα,p es equivalente a
los Lp,λ
ϕ −parabólicos. En esta parte usaremos el teorema del valor medio
[ORT-TOR].
Teorema 27. Sea 0 < α < 1, 1 < p < ∞. Si u(x, t) ∈ Hϕα,p entonces
existe lı́m u(x, t) = f (x), ∀x ∈ Rn , f ∈ Eϕα,p y
t→0

kf kEϕα,p ≤ ckukHϕα,p .
Veamos algunos resultados previos.
Lema 34. Sea u(x, t) definida sobre Rn+1 α,p
+ , entonces si u ∈ Hϕ se tiene

|Lu(x, t)| ≤ ctα ϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p .


Prueba. Por hipótesis Au(x, t) = 0, entonces podemos usar el teorema
del valor medio, con Q un cubo de centro x y lado de longitud t,
Z Zt
−γ ds
|Lu(x, t)| ≤ ct |Lu(y, s)| dy
s
Q t/2

Z  Zt 1/2
−γ ds 2
≤ ct |Lu(y, s)| dy
s
Q 0
α 1/p
≤ ct ϕ(|Q|) [u]Hϕα,p .

299
Alejandro Ortiz Fernández

Lema 35. Sea u(x, t) ∈ C 1 tal que |Lu(x, t)| ≤ ctα ϕ(|Q|)1/p , 0 < α < 1,
y Au = 0, entonces para todo (x, t) ∈ Rn+1
+ se tiene


ctα−1 ρ(x − x0 )ϕ(|Q|)1/p , si ρ(x − x0 ) < t
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤
cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p , si ρ(x − x0 ) ≥ t.

Prueba. Si ξ está entre x0 y x, tendremos

u(x, t) − u(x0 , t) = ∇u(ξ, t)(x − x0 )



= (tP ∇u(ξ, t), t−P (x − x0 ))
= (Lu(ξ, t), L−1t−P (x − x0 )),

y de esta manera

|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ |Lu(ξ, t)| |L−1 t−P (x − x0 )|


≤ c|Lu(ξ, t)| |t−P (x − x0 )|
≤ ctα ϕ(|Q|)1/p |t−P (x − x0 )|
 P
α

1/p ρ(x − x0 )


= ct ϕ(|Q|) (x − x0 )
t
≤ ctα−1 ρ(x − x0 )ϕ(|Q|)1/p

si ρ(x − x0 ) < t [ya que |sP x′ | ≤ s|x′ | = s si 0 < s ≤ 1]. Veamos ahora el
caso ρ(x − x0 ) ≥ t; tendremos

|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ |u(x, ρ(x − x0 )) − u(x, t)| + |u(x, ρ(x − x0 )) − u(x0 , ρ(x − x0 ))| +
|u(x0 , ρ(x − x0 )) − u(x0 , t)|.

El primer y tercer sumando son del mismo tipo. Analicemos al primero,

300
ϕ−Espacios de Funciones

Z 0 )
ρ(x−x

|u(x, ρ(x − x0 )) − u(x, t)| ≤ u(x, s) ds
∂s
t
∂ 1 ∗ ∗
= (desde que A = − (LsP ∇, LsP ∇),
∂s s
∗ ∗
la hipótesis y L2 = LsP ∇ ⊗ LsP ∇)
ρ(x−x
Z 0)
ds
= |L2u(x, s)|
s
t
≤ (desigualdad del valor medio)
Z 0)
ρ(x−x Zs Z
−γ dy ds
≤ cs |Lu(z, y)| dz
y s
t s/2 Q

Z 0 )Zs
ρ(x−x
ds
≤ c y α−1 dy ϕ(|Q|)1/p
s
t 0

= c[ρ(x − x0 )α − tα ]ϕ(|Q|)1/p
≤ cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p .

En forma similar,

|u(x0 , ρ(x − x0 )) − u(x0 , t)| ≤ cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p

si ρ(x − x0 ) ≥ t. Finalmente, si en la última hipótesis asumimos t =


ρ(x − x0 ) se tiene también

|u(x, ρ(x − x0 )) − u(x0 , ρ(x − x0 ))| ≤ cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p .

Prueba del Teorema 27. Dados ǫ y δ, números reales positivos, la hi-

301
Alejandro Ortiz Fernández

pótesis implica el siguiente argumento


∂u
|u(x, δ) − u(x, ǫ)| ≤
∂s (x, s) ds
ǫ

ds
≤ |L2u(x, s)|
s
ǫ
Zδ Zs Z
−γ dz ds
≤ c s |Lu(y, z)| dy
z s
ǫ s/2 Q

Zδ Zs Z
dz ds
≤ cϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p s−γ z α dy
z s
ǫ 0 Q

≤ cϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p (δ α − ǫα )
≤ cϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p |δ − ǫ|α ,

considerando que 0 < α < 1; de esta manera {u(x, ǫ)} es una sucesión de
Cauchy cuando ǫ → 0; y así existe una función f (x) tal que lı́m u(x, ǫ) =
ǫ→0
f (x), ∀x ∈ Rn . Por otro lado, el lema 35 implica que

|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p

y por lo tanto en el límite

|f (x) − f (x0 )| ≤ cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p

(de esta manera f pertenece a una cierta clase de Lipschitz). Sea Q un


cubo de centro x0 y lado de longitud d, entonces para tal f se tiene

302
ϕ−Espacios de Funciones

Z Z  Z p
p 1
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − f (z)| dz dx
|Q|
Q Q Q
Z  Z p
1 α
≤ c ρ(x − z) dz dx · ϕ(|Q|)
|Q|
Q Q
Z
≤ cϕ(|Q|) [ρ(x − x0 ) + d]αp dx
Q
αp+γ
≤ cϕ(|Q|)d ,

luego f ∈ Eϕα,p .

Observación 9.

1. Los teoremas 26 y 27 nos permite decir que si u(x, t) ∈ Hϕα,p (es de-
cir, si u es solución de Au = 0) entonces u es regular en la frontera
t = 0; más precisamente f pertenece a una cierta clase de Lips-
chitz. Este hecho abre perspectivas de aplicaciones en ecuaciones
en derivadas parciales.

2. En [ORT-TOR] se verifica que si u ∈ H 0,2 entonces existe lı́m u(x, t) =


t→0
f (x); además f ∈ BMO parabólico. Debe ser factible extenderse es-
te resultado al caso Hϕ0,2 .

303
Alejandro Ortiz Fernández

Notas

1. Espacios Lp,λ
ϕ de Tipo Fuerte.

Los espacios Lp,λ han tenido una evolución estructural con metas
a obtener significativas extensiones y aplicaciones (J. Peetre, “On
the theory of Lp,λ spaces”, J. of Func. An. 4. (1969), 71-87). Los
espacios Lp,λ de tipo fuerte fueron introducidos por G. Stampac-
chia (“The spaces L(p,λ) , N (p,λ) and interpolation”, Ann. S. N. Sup.
Pisa 19. (1965), 505-510). De aquel entonces se han obtenido carac-
terizaciones para tales espacios, así como teoremas de inclusiones,
isomorfismos y sus relaciones con espacios de Lipschitz, Sobolev, . . .
(Stampacchia, Piccinini, Ono, . . .). Los espacios Lp,λ y sus variantes
han sido aplicados a problemas en ecuaciones en derivadas parciales
(Campanato, Stampacchia, Furusho, Nakamura, . . .). La tarea, un
tanto general, es: 1. definir los espacios Lp,λ
ϕ de tipo fuerte y esta-
blecer los teoremas de inclusión, de isomorfismos y las aplicaciones
respectivas. 2. Estudiar los respectivos espacios parabólicos.

2. Espacios BMOϕ −Martingalas.


Mucho de lo hecho en el análisis armónico ha sido llevado al con-
texto de los espacios de probabilidades, más específicamente a su
versión martingala. Así, los espacios BMO y H p han sido estudia-
dos en tal contexto y actualmente existe una amplia literatura al
respecto (Doob, Burkholder, Gundy, Garsia, Herz, Milman, Seki-
guchi, Izumisawa, Kazamaki, . . .). En esta dirección podría ser útil
una teoría martingala relacionada a los ϕ−espacios de funciones.
Proponemos el siguiente espacio martingala BMOϕ (mBMOϕ ). Sea
f ∈ L1 (X, M), (X un conjunto no vacío, M una σ−álgebra en X).
Como es usual, E(f /Mn ) = fn denota la esperanza condicional de
f , donde Mn es una sub-σ−álgebra de M. Sea f = {fn } una mar-
tingala (esto es, fn es Mn −medible y E(fn /Mn−1 ) = fn−1 ). Sea ϕ

304
ϕ−Espacios de Funciones

una función como en a. Pongamos


 
# 1
fϕ = sup E sup |f − fn−1 |/Mn
n A∈Mn ϕ(P (A))

donde P es la probabilidad del respectivo espacio. Entonces,

mBMOϕ = {f ∈ L1 (X, M)/ kf kmBMOϕ = kf # kL∞ < ∞}.

El estudio de este espacio podría llevar a interesantes cuestiones


análogas a lo hecho en este trabajo. Nuevamente surge el proble-
ma de la dualidad. En Milman, [MIL], existen algunas cuestiones
ligadas a los BMO y H 1 martingalas.

305
Anexo

En esta oportunidad vamos a bosquejar algunos otros temas que po-


drían ser desarrollados con los detalles requeridos; su objetivo es motivar
al lector por el estudio de tales cuestiones, los que están en el espíritu de
lo expuesto en este escrito.

A
Espacios de Funciones en Variedades
Diferenciables

(i) Generalidades
Un conjunto (6= ∅) M es llamado una variedad diferenciable C ∞ ,
de dimensión n, si consiste de un conjunto S y de un atlas A de
cartas tal que: (i) cada carta ϕi es una aplicación biunívoca de un
subconjunto Ui de S sobre un subconjunto abierto de Rn ; (ii) {Ui }i
es un cubrimiento abierto de S y ϕj ϕ−1i : ϕi (Ui ∩ Uj ) → Rn es un
difeomorfismo C ; (iii) si s1 y s2 están en S, entonces existe una

carta ϕi cuyo dominio Ui contiene a s1 y s2 ; (iv) A es maximal en


el sentido de que si ϕ : U ⊂ S → Rn es tal que A ∪ {ϕ} satisfa-
ce las anteriores condiciones, entonces ϕ pertenece al atlas A. Una
variedad n−dimensional puede ser interpretada como un espacio
topológico en el cual cada punto tiene una vecindad homeomórfi-
ca a algún conjunto abierto en Rn . Por otro lado, decimos que la
∂ α f (x1 , · · · , xn )
aplicación f : Rn → R es regular si existe y es
∂xα n
continua para todo α y todo x = (x1 , · · · , xn ) ∈ R . Si M es una
variedad entonces f : M → R es regular sobre M si
ϕ inclusión f
Rn → Ui ֒→ M →R

307
Alejandro Ortiz Fernández

implica que f ◦ i ◦ ϕ es regular para todo i. Así mismo, si M1 y


M2 son dos variedades, entonces f : M1 → M2 es llamada regular
si g ◦ f es regular, donde g : M2 → R pertenece al espacio de las
funciones “test” D(M2 ). Además, f es llamada un difeomorfismo sí
y sólo sí existe f −1 , y tanto f como f −1 son regulares; remarcamos
∂αf
que si en la definición de regularidad de f se admite que existe
∂xα
y es continua para |α| ≤ k, entonces decimos que f ∈ C k .
En armonía con la definición de variedad, un sistema de coorde-
nadas diferenciables es una familia {Uj } de conjuntos abiertos cu-
briendo M, y para cada j se tiene un homeomorfismo ϕj : Ej → Uj ,
con Ej ⊂ Rn abierto, tal que la aplicación

ϕ−1 −1 −1
j ϕi : ϕi (Ui ∩ Uj ) → ϕj (Ui ∩ Uj )

es diferenciable. Una variedad M es compacta si existe un sub-atlas


finito ϕ1 , · · · , ϕn tal que ϕj (Uj ) es limitado en Rn para cada j. Se
sabe que toda variedad compacta admite una partición finita C ∞ de
la unidad, esto es, dado cualquier cubrimiento de M por conjuntos
abiertos Ui existen funciones ψ1 , · · · , ψn , las que son C ∞ y tales
P
n
que para cada j, soporte de ψj ⊂ Ui , 0 ≤ ψj ≤ 1 y ψj = 1. Tal
j=1
partición es llamada subordinada al cubrimiento {Ui }.

(ii) Espacios de Sobolev L2r (M)


Sea M una variedad C ∞ , de dimensión n; y sea el difeomorfismo φ :
Θ1 → Θ2 con Θ1 abierto en Rn y Θ2 un abierto en M; consideremos
ϕ una función C ∞ sobre M con soporte en Θ2 ; sea r ≥ 0 un número
real. Por definición,

L2r (M) = {f ∈ D ′ (M)/ϕf ◦ φ ∈ L2r (Rn )},

donde (ϕf ◦ φ)(x) = ϕ(φ(x))f (φ(x)).


(j)
Veamos una caracterización de L2r . Sea {Θ1 } una familia de con-
(j)
juntos abiertos en Rn y {Θ2 } un cubrimiento de M por medio de
(j) (j)
conjuntos abiertos. Sea φj : Θ1 → Θ2 un C ∞ − difeomorfismo;

308
ϕ−Espacios de Funciones

(j)
sea también la familia de funciones ϕj ∈ C ∞ , con soporte en Θ2
y ϕj ≥ 0. Entonces tenemos: “f ∈ L2r si y solo si gP j = ϕj f ◦ φ j ∈
L2r (Rn ), ∀j. Además,L2r con la norma kf kL2r (M ) = kgj kL2r (Rn ) es
j
un espacio de Banach”.

Prueba. Si f ∈ L2r (M), por definición gj ∈ L2r (Rn ), ∀j. Veamos


ahora la otra implicancia. Sea gj ∈ L2r (Rn ), ∀j, y probemos que
ϕf ◦ φ ∈ L2r (Rn ) con ϕ con soporte en Θ2 y φ : Θ1 → Θ2 un
ϕl P
difeomorfismo. Pongamos ψl = P , entonces f = ψl f ; luego
ϕl l
será suficiente probar
 que
 ϕψl f ◦ φ ∈ Lr (R ). En efecto,
2 n
 sea g =
ϕ ϕ
ϕψl f ◦ φj = ϕl P f ◦ φj = (ϕl f ◦ φj ) P φj ∈ L2r (Rn ).
ϕl ϕl
ϕ
(Observemos que ϕl f ◦ φj ∈ L2r (Rn ) y que P φj ∈ C ∞ ). Sea
ϕl
∞ (j)
ψ ∈ C (Θ1 ) con ψ = 1 sobre el soporte de g, entonces se tiene
ϕl
ϕψl f ◦ φ = ϕ P f ◦ φ ◦ φ−1 φj φ−1 −1
j φ = g ◦ φj φ = ψg ◦ φj φ, y
−1
ϕl
desde
P que ψ ∈ L2r (Rn ) se concluye que ϕψl f ◦ φ ∈ L2r (Rn ), de donde
ϕψl f ◦ φ ∈ L2r (Rn ), esto es ϕψl f ◦ φ ∈ L2r (Rn ), como se desea.
l

Probemos ahora que L2r (M) es un espacio de Banach. En efec-


to, sea (fn ) una sucesión de Cauchy P en Lr (M), r ≥ 0, esto es
2

kfn −fm kL2r (M ) → 0, lo que implica kϕj (fn −fm ) ◦ φj kL2r (Rn ) → 0;
en particular, kϕj (fn − fm ) ◦ φj kL2r (Rn ) → 0. Luego, para alguna
subsucesión, ϕj fnj ◦ φj converge c.t.p, lo que implica que fni ◦ φj
converge c.t.p; de esta manera fni → f sobre M fuera de un con-
junto E con medida cero; luego, ϕj (fni − f ) ◦ φj → 0 c.t.p en Rn ;
esto es, ϕj fni ◦ φj converge en L2r (Rn ) y así, lı́m ϕj fni ◦ φj = ϕj f ◦ φj
en L2r (Rn ), ϕj f ◦ φj ∈ L2r (Rn ), y por tanto f ∈ L2r (M).
Nota 30. Se observa que para cada cubrimiento de M se tiene una
norma, luego si cambiamos de cubrimiento se tendría otra norma
pero se comprueba que todas esas normas sonP equivalentes. Así, si
Lr (M) es una espacio completo con respecto a kϕj f ◦φj k, L2r (M)
2

es también completo con respecto a kϕf ◦ φk.

309
Alejandro Ortiz Fernández

P
En L2r (M) se considera el producto interno hf, gi = hϕj f ◦φj , ϕj g◦
R j
φj i, donde h, i significa hg1 , g2 i = |gb1 (x)||gb2 (x)|(1 + |x|2 )r dx.
De un modo general, si r > 0, el espacio L2−r (M) se define como la
completitud de L2 con respecto a la norma
Z
kf kL2−r (M ) = sup f gdµ.
g∈L2r (M ),kgk=1
M

(Remarcamos que L2−r (M) es el espacio dual de L2r (M)). De esta


manera podemos decir que para −∞ < r < ∞, L2r (M) es la clase
de las distribuciones sobre M, las cuales coinciden sobre vecindades
coordenadas con distribuciones en L2−r (Rn ). Esta misma definición
vale para el espacio de Sobolev L2r (M) con 1 < p < ∞.

(iii) Operadores Regulares sobre Lp (M). Por definición, un opera-


dor regular S de orden m es un operador S definido sobre LP (M)
tal que S : Lpr (M) → Lpr+1 (M) y S ∗ : Lqr (M) → Lqr+1 (M) son
operadores continuos para 0 ≤ r ≤ m y p1 + 1q = 1.
Se tiene la caracterización; “S es un operador regular de orden m si
y solo si φ y ψ son funciones en C k , con soportes en una vecindad
coordenada, tal que φSψ es regular de orden m como un operador
sobre Lp (Rn ).′′
La clase de los operadores regulares de orden m es denotado con
Jm (M). Por definición un operador K, definido sobre Lp (M) es
llamado un operador de tipo Cβ∞ , con β ≤ n − 1, si satisface:

(i). para cada φ y ψ en C n sobre M, con soportes disjuntos, se


tiene que φKψ es un operador compacto y regular de orden
[β] sobre todo Lp (M), 1 < p < ∞;
(ii). para cada φ y ψ en C n con soporte en un dominio coordenado
común, se tiene que φKψ = φHψ +S, donde H es un operador
integral singular de tipo CRβ∞ (Rn ), esto es,H es de la forma,
Hf (x) = a(x)f (x) + lı́m h(x, x − y)f (y)dy, donde a(x)
ε→0
|x−y|>ε

310
ϕ−Espacios de Funciones

y h satisfacen ciertas condiciones de regularidad; además, S es


un operador compacto y regular de clase [β] sobre Lp (M), 1 <
p < ∞.

Precisemos estas ideas. Una función h(x, z) sobre Rn × Rn es una


función de tipo Cβ∞ si satisface:

• h(x, λz) para todo x, todo z 6= 0 y todo λ > 0;


• para cada x, h(x, z) ∈ C ∞ si |z| ≥ 1;
∂ α
P P
• para cada α, ( ∂z ) h(x, z) ∈ Cβ sobre Rn × z ( z es la su-
perficie de la bola unitaria en la variable z), donde Cβ es la
clase de las funciones limitadas cuyas derivadas, en el senti-
do de las distribuciones, de órdenes menores o iguales que [β]
son funciones limitadas y tales que las derivadas de orden [β]
satisfacen una condición de Holder de orden β − [β], esto es,
∂ α ∂ α
|( ∂x ) f (x)−( ∂y ) f (y)| ≤ Mα |x−y|β−[β] para |α| = [β]. Si f ∈
∂ α
Cβ se considera la norma, kf kβ = máx( sup |( ∂x ) f (x)|, Mα );
|α|≤[β]
R
• si k = −n se tiene P h(x, z)dσ = 0.

Las funciones Cβ∞ homogéneas de grado-n son los núcleos de los


operadores integrales singulares de tipo Cβ∞ , los cuales fueron in-
troducidos y desarrollados por Calderón-Zigmund en 1957. Así, un
operador integral singular de tipo
R Cβ es una operador H de la for-

ma Hf (x) = a(x)f (x) + lı́m h(x, x − y)f (y)dy, donde h(x, z)


ε→0
|x−y|>ε
es una función Cβ∞ , homogénea de grado-n y a(x) ∈ Cβ .
Continuando con los argumentos en variedades, si f ∈ L2r (M) y K
es un operador de tipo Cβ∞ , entonces Kf ∈ L2r (M). Posteriores desa-
rrollos en esta dirección exigieron usar mas ideas sobre variedades,
lo que pasamos a exponer. Sea M una variedad y x ∈ M; consi-
deremos todos los pares (f, U), donde U es un abierto conteniendo
x, f : U → R es una aplicación C ∞ . Diremos que (f, U) ∼ (f ′ , U ′ )
(equivalente) si existe un conjunto abierto Ω conteniendo x tal que
Ω ⊂ U ∩ U ′ y tal que f | Ω = f ′ | Ω. Por definición, un germen,

311
Alejandro Ortiz Fernández

en x, de funciones C ∞ es una clase de equivalencia de tales pares


de equivalencia. Se conviene en llamar simplemente “germen f ” a
la clase a la cual pertenece (f, U). Un germen f en x es llamado es-
tacionario en x si existe una vecindad coordenada (U, ϕ) con x ∈ U
tal que todas las derivadas primeras de f ◦ ϕ−1 se anulan en x. Gx
denota el conjunto de todos los gérmenes en x; Sx representa al con-
junto de todos los gérmenes estacionarios en x.Sx es un subespacio
del espacio vectorial Gx .
Gx
Definición 11. El espacio cociente ≡ Tx∗ (M) es llamado el
Sx
espacio cotangente, y sus elementos son llamados vectores cotan-
gentes ó covectores ó diferenciales en x.
Si f ∈ Gx , su imagen en Tx∗ (M) es denotado con (df )x .
Definición 12. El espacio tangente Tx (M) es el espacio dual de
Tx∗ (M); así, si X ∈ Tx (M), X es la funcional X : Gx → R tal que
f ∈ Sx , entonces X(f ) = 0. Los elementos de Tx (M) son llamados
vectores tangentes en x.Tx (M) y Tx∗ (M) son espacios vectoriales de
dimensión n.
S
El espacio T (M) = Tx (M) es llamado la envoltoria tangente
x∈M
(“tangent bundle”) de M. Su dual T ∗ (M) es llamado su envoltoria
cotangente (“cotangent bundle”). Se puede considerar que la envol-
toria tangente es el resultado de “pegar” la familia de los espacios
tangentes. Este procedimiento de “pegar” es usado para construir
de un modo general nuevos objetos llamados envoltorias vectoriales
(“vector bundles”). Esta teoría es a su vez parte de otra mas general
que es la teoría de los “espacios fibrados”, de gran importancia en
algunas ramas de la geometría y del análisis moderno, esto debido
a que investigaciones de las relaciones entre aspectos topológicos
y analíticos en la teoría de los operadores diferenciales parciales,
mas concretamente con los operadores elípticos, llevó a la conside-
ración de métodos topológicos en el tratamiento de problemas de
análisis. Estos métodos topológicos fueron usados, por ejemplo, por
A.P.Calderón para resolver la unicidad de la solución del problema

312
ϕ−Espacios de Funciones

de Cauchy para el caso de un sistema de ecuaciones lineales (“Uni-


queness in the Cauchy problem for partial differential equations”.
Amer. Jour of Math 1958). Por otro lado, la teoría de los operado-
res integrales singulares sobre variedades fue hecho por R.T.Seeley
en “Singular integrals on compact manifolds”. Amer.J.Math 1959,
trabajo que contiene su tesis doctoral en el MIT(1958) bajo la di-
rección de A.Calderón.

(iv) Breve Visión de la Contribución de Seeley En el citado tra-


bajo, Seeley obtiene para variedades diferenciables compactas re-
sultados, en el contexto Rn , obtenidos por Calderón-Zigmund en
el fundamental trabajo “Singular integral operators and differen-
tial equations”. Amer.J of Math. vol 79. 1957. En tal trabajo del
59, Seeley formula la noción de un operador integral singular so-
bre una variedad compacta así como desarrolla un cálculo funcio-
nal para tales operadores; también construye una ruta que permite
representar operadores diferenciales sobre Lp (M); previamente es-
tablece algunos resultados en el contexto de Rn a ser usados en
su trabajo, el cual tiene tres partes. En la segunda parte investiga
a los operadores integrales singulares sobre una variedad compacta
introduciendo previamente los espacios funcionales sobre M. Seeley
define al espacio de Sobolev Lpr (M), 1 < p < ∞, r ≤ n, como un
espacio vectorial topológico en donde se considera una partición de
la unidad sobre M, esto es, una familia {φi } de funciones C n tal
que:

P
(i) φi ≥ 0, φi = 1;
(ii) el soporte de φi está en el dominio de un sistema de coorde-
nadas.

A cada φi se le asocia un particular sistema de coordenadas xi ; si


f es una función definida c.t.p en cada dominio de coordenadas,
entonces φi f puede ser considerada como una función con soporte
compacto en Rn . Entonces, f ∈ Lpr (M) si φi f ∈ Lpr (Rn ) para cada

313
Alejandro Ortiz Fernández

i; se considera la norma
XX  p1
1
p ∂ α p
kf kLpr (M ) = kφi ( ) f kLp (Rn ) .
i
∂xi
|α|≤r

Luego Seeley estudia a los operadores T definidas sobre Lp (M) y


que son de tipo Cβ∞ , β ≤ n − 1, investigando así operadores integra-
les singulares sobre M. Posteriormente (Seeley, “Integro-differential
operators on vector bundles”. Trans. Am. Math. Soc. 1965.)consi-
dera una clase general de operadores sobre secciones de una envol-
toria vectorial sobre una variedad compacta, clase que incluye a
los operadores integrales singulares y a los operadores diferencia-
les regulares, indica como el método de los operadores singulares
sobre variedades puede ser aplicado a problemas de valor de con-
torno para ecuaciones elípticas; estas ideas fueron desarrolladas por
Seeley.
Veamos algunas ideas al respecto; sean X un espacio topológico y
G un grupo topológico (un grupo de transformaciones de X); una
acción topológica de G sobre X es una función f tal que

• f : G × X → X es continua;
• ex = x para todo x ∈ X;
• g1 (g2 x) = (g1 g2 )x.
Definición 13. Un espacios fibrado B consiste de un espacio
topológico B (espacio total), de un espacio topológico M (espacio
base), de un espacio fibra Y , de un grupo topológico G y de una
aplicación continua π : B → M (proyección) tal que G opera sobre
Y (así, G × Y → Y es una transformación de un grupo diferen-
ciable sobre Y ); además, existe un cubrimiento {Ui }i∈I de M y
un homeomorfismo hi : π −1 (Ui ) → Ui × Y sobre, tal que para to-
do x ∈ Ui la fibra Yx = π −1 (x) (es definición!) es aplicada sobre
{x} × Y. Además, para todo i, j ∈ I existe una aplicación continua
gij : Uij (= Ui ∩ Uj ) → G con hi h−1
j (x, y) = {x} × gij (x)y, donde
x ∈ Uij , y ∈ Y.

314
ϕ−Espacios de Funciones

Definición 14. Una envoltoria vectorial es un espacio fibrado


donde la fibra es Rn y el grupo G es el grupo de las transformaciones
lineales no-singulares de Rn . Una sección de una envoltoria es una
aplicación continua f : M → B tal que πf (x) = x para todo x ∈ X.

Se conviene muchas veces en decir simplemente que π ó B es una


envoltoria vectorial. Ejemplos de envoltorias vectoriales son la en-
voltoria tangente T (M) de M (la fibra Tx es el espacio tangente en
x) y la envoltoria cotangente T ∗ (M). Dado un operador K de tipo
Cβ∞ (M), su símbolo es la función sobre la envoltoria cotangente de
M definida vía
X Z P
σ(K)(p, ξi dxi ) = a(x(p)) + lı́m ei ξj ηj h(x(p), η) dη
ǫ→0
ǫ<|η|< 1ǫ

donde a(x), h(x, η) son funciones como en la definición de K ∈


Cβ∞ (M) y p está en el soporte común de φ y ψ. El símbolo es pues
una función sobre la envoltoria cotangente, la cual es homogénea de
grado cero sobre cada espacio cotangente; además, es independiente
de las coordenadas usadas en su definición.

(v) Espacios de Hardy H 1 (M). La teoría de los espacios Lp (Rn )


fue usada en el campo de las ecuaciones en derivadas parciales;
sin embargo, si p = 1 no se tiene la utilidad que tenemos cuando
1 < p < ∞; asimismo, L1 (Rn ) no es preservada por los operadores
integrales singulares. Esta naturaleza de L1 (Rn ) exigió algún(os) es-
pacio(s) substituto(s); así se considera al espacio de Hardy H 1 (Rn )
el que consiste de las funciones f ∈ L1 (Rn ) tal que Rj f ∈ L1 (Rn ),
donde la transformada de Riesz Rj es definida vía: (Rj f )∧ (ξ) =
ξj b
|ξ|
f (ξ), j = 1, · · · , n, y son los análogos de la transformada de
Hilbert en el caso n = 1. E. Stein probó que H 1 (Rn ) es preserva-
do por los operadores integrales singulares con cierta regularidad
(ver [STE.2]). Por otro lado, R. S. Strichartz demostró en 1972 (ver
[STRI]) que H 1 (Rn ) es localmente preservado por operadores pseu-
do diferenciales (una clase amplia de operadores) de orden cero, lo

315
Alejandro Ortiz Fernández

que motivó dar una definición invariante de espacios H 1 (M) siendo


M una variedad compacta C ∞ sin contorno, esto es,

H 1 (M) = {f ∈ L1 (M)/ T f ∈ L1 (M), donde T


es un operador pseudo-diferencial de orden cero}.

Strichartz también considera a los espacios de Sobolev Hα1 (M) de


las distribuciones que tienen α−derivadas en H 1 (M), α ≥ 1. Re-
marcamos que en H 1 (Rn ) se considera la norma kf kH 1 = kf kL1 +
Pn
kRj f kL1 , con la cual H 1 (Rn ) es un espacio de Banach.
j=1

Stein ([STE.2]) probó que: “si m(ξ) ∈ L∞ (R n


),  la que n+1
αes C fuera

de una vecindad del origen y satisface |ξ||α| m(ξ) ≤ K,
∂ξ
para |α| ≤ n + 1, entonces el operador multiplicador T, definido vía
(T f )∧(ξ) = m(ξ)fb(ξ), es acotado sobre H 1 (Rn ).” En esta dirección
Strichartz probó ([STRI]): “Sea p(x, ξ) ∈ C ∞ (Rn ×Rn ), con soporte
compacto en la variable x, y satisface
 α  β
∂ ∂
p(x, ξ) ≤ Kα,β (1 + |ξ|)−|α|,
∂ξ ∂x
para |α| ≤ n + 1, |β| ≤ n. Entonces el operador T : H 1 (Rn ) →
L1 (Rn ) es acotado, con norma dependiendo solo de Kα,β y del so-
porte de p(x, ξ), y donde T es el operador (pseudo-diferencial)
Z
T f (x) = eix·ξ p(x, ξ)fb(ξ) dξ.”

A fin de precisar al espacio H 1 (M), Strichartz fija una medida regu-


lar sobre M, equivalente a la medida de Lebesgue, en todo sistema
de coordenadas. Luego se considera una C ∞ −partición de la uni-
dad {ϕi }, la que es subordinada a un cubrimiento por vecindades
coordinadas; sea ψi una función C ∞ con soporte en una vecindad
coordenada tal que ψi ϕi = ϕi . Entonces, por definición,

H 1 (M) = {f ∈ L1 (M)/ ψi Rj (ϕi f ) ∈ L1 (M), ∀i, j},

316
ϕ−Espacios de Funciones

en donde se considera la norma


XX
kf kH 1 (M ) = kf kL1 (M ) + kψi Rj (ϕi f )kL1 (M ) .
i j

Nota 31. La definición es independiente de la elección de la parti-


ción de la unidad y de las coordenadas locales.

Por otro lado, según L. Nirenberg (1970), un operador T : C ∞ (M) →


C ∞ (M) es llamado un operador pseudo-diferencial de orden
r si
R
• ψi T (ϕi f )(x) = eix·ξ p(x, ξ)(ϕi f )∧ (ξ) dξ, donde p(x, ξ) ∈ C ∞ (Rn ×
Rn ) satisface
 α  β
∂ ∂
p(x, ξ) ≤ Kα,β (1 + |ξ|)r−|α|, ∀α, β;
∂ξ ∂x
R
• (1−ψi )T (ϕi f ) es dado por (1−ψi )T (ϕi f )(x) = K(x, y)f (y) dy,
donde K ∈ C ∞ (M × M).
Strichartz prueba que: “si T es un operador pseudo diferencial
de orden cero, entonces T : H 1 (M) → L1 (M) es un operador
acotado, esto es
 n
X 
kψi T (ϕi f )kL1 (M ) ≤ C kf kL1 (M ) + kψi Rj (ϕi f )kL1 (M ) .”
j=1

Vía este resultado se obtiene la siguiente caracterización de


H 1 (M) : “f ∈ H 1 (M) sí y sólo sí f ∈ L1 (M) y T f ∈ L1 (M)
para todo operador pseudo-diferencial T de orden cero” (esto
ya lo habíamos mencionado anteriormente).

(vi) Operadores Pseudo-Diferenciales sobre Variedades


Por razones de completitud en la exposición, remarquemos algu-
nos espacios de funciones o de distribuciones en Rn , y luego en
variedades, los que nos serán útiles para presentar a una clase de

317
Alejandro Ortiz Fernández

operadores pseudo-diferenciales. Como se sabe, el uso de los mé-


todos de los espacios de Banach en las ecuaciones en derivadas
parciales llevó de un modo natural a la consideración de espacios
de funciones (los espacios de Sobolev) cuyas derivadas están aún
en el espacio; así mismo se estudiaron los espacios duales. Bien, re-
cordemos que en II. e. (ii) presentamos a los espacios de Sobolev
Lpu (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, u real, según A. P. Calderón. Usando una
notación más familiar, y en particular, diremos que f ∈ Lp1 (Rn ) si
f ∈ Lp (Rn ) y para todo i = 1, 2, · · · , n, existe una
 función fi ∈ L
p

∂ϕ
tal que para toda ϕ ∈ C0∞ (Rn ) se tiene f, = −hfi , ϕi (deri-
∂xi
∂f
vada en el sentido de las distribuciones). Se observa que fi = y
  ∂xi
∂ϕ 1 1
que f, ≤ Akϕkq , p > 1, + = 1. Si r > 0 real, diremos
∂xi p q
p
que f ∈ Lr (R ) si f ∈ L1 y todas las derivadas de primer orden
p n

están en Lpr−1 ; se considera la topología definida por la norma


 X  α p 1/p

kf kr = , p < ∞.
∂x f
0≤|α|≤r p

Por otro lado, el espacio de distribuciones Lp−r , r ≥ 0, 1 < p < ∞,


1 1
es el espacio de las funcionales lineales acotadas sobre Lqr , + =
p q
1. Se observa que Lq0 = Lq , 1 < q < ∞, y que Lpr ⊂ Lpr−1 , r =
0, ±1, ±2, · · · . Así mismo, “Lpr es cerrado bajo la multiplicación
por funciones acotadas ϕ ∈ C r y que tienen derivadas acotadas;
además, la aplicación Lpr → Lpr , f → ϕf es continua para todo r”.
En efecto, si r ≥ 0 tenemos
 X  α p 1/p  α
∂ ∂
kϕf kr = ϕf ≤ C sup ϕ kf kr .
∂x m ∂x
0≤|α|≤r p

Si r < 0, sean h ∈ Lpr y la funcional lineal sobre Lq−r definida vía:


hϕh, f i = hh, ϕ∗ f i, donde f ∈ Lq−r ; se observa que ϕ∗ f ∈ Lq−r y que
|(ϕh)f | = |h(ϕ∗ f )| ≤ Ckϕ∗ f k−r ≤ C1 kf k−r .

318
ϕ−Espacios de Funciones

ϕ∗ f Lqr

h
f ϕh

Lq−r

Interpolación; el Método Complejo. La teoría de interpola-


ción, en particular el método complejo, es de importancia en el aná-
lisis armónico; tal método fue introducido por Calderón en [CAL.2].
Veamos algunas ideas al respecto. Un par de interpolación (B 0 , B 1 )
es un par de espacios de Banach complejos B 0 , B 1 , continua-
mente inmersos en un espacio vectorial topológico complejo V . Si
x ∈ B 0 ∩B 1 se considera la norma kxkB0 ∩B1 = máx(kxk0 , kxk1 ), con
la cual B 0 ∩B 1 es un espacio de Banach. Similarmente, en el espacio
B 0 + B 1 se introduce la norma kxkB0 +B1 = ı́nf 0 1
(kyk0 +
x=y+z, y∈B , z∈B
kzk1 ), con la cual B 0 + B 1 es también un espacio de Banach. Se
observa que B 0 ∩ B 1 y B 0 + B 1 están también continuamente con-
tenidos en V .
Dado un par de interpolación (B 0 , B 1 ), si ξ = s + it, consideremos
una función f (ξ) definida en la faja 0 ≤ s ≤ 1 del ξ−plano y
con valores en B 0 + B 1 , esto es f : {faja 0 ≤ s ≤ 1} ⊂ ξ−plano→
B 0 +B 1 , donde asumimos que f es continua y acotada en 0 ≤ s ≤ 1
con respecto a la norma de B 0 + B 1 , es analítica en 0 < s < 1 y es
tal que

f (it) ∈ B 0 , es B 0 − continua y lı́m f (it) = 0,


|t|→∞
1 1
f (1 + it) ∈ B , es B − continua y lı́m f (1 + it) = 0.
|t|→∞

319
Alejandro Ortiz Fernández

F ≡ F (B 0 , B 1 ) denota al conjunto de tales funciones f (ξ), el que


es un espacio normado con

kf kF = máx(sup kf (it)k0 , sup kf (1 + it)k1 ),


t t

con la que F es un espacio de Banach.


Definición 15. Sea 0 ≤ s ≤ 1 un número real; se define al subes-
pacio Bs ≡ [B 0 , B 1 ]s de B 0 + B 1 vía

Bs = {x/ x = f (s), f ∈ F (B 0 , B 1 )}.

En Bs se considera la norma: kxks ≡ kxkBs = ı́nf kf kF , x = f (s),


con la cual Bs es un espacio de Banach continuamente inmerso en
B0 + B1.
También se define, Ns = {f (ξ) ∈ F (B 0 , B 1 )/ f (s) = 0}. Ns es
cerrado y se tiene F (B 0 , B 1 )/Ns ≃ Bs , isomorfo e isométricamente;
la isometría es la aplicación
F (B 0 , B 1 ) → Bs
f ֒→ f (s)

Si x ∈ B 0 ∩ B 1 , entonces
 kxks ≤ kxkB0 +B1 . Calderón probó que:
p p
ϕ:L →L
“Si entonces ϕ : [Lp , Lpr ]s → [Lp , Lpr ]s , 0 ≤ s ≤ 1,
ϕ : Lpr → Lpr
continuamente. Además, [Lp , Lpr ]s = Lprs .” (Para los detalles de este
resultado, ver [CAL.2]). Se tienen también los siguientes resultados
.
Lpr → L2s
• “Si ϕ ∈ C0∞ , entonces la aplicación , con r > s,
f ֒→ ϕf
es compacta”.
• “C0∞ ⊂ L2r , ∀r, densamente.”
• “Si φ : Θ1 → Θ2 es un difeomorfismo−C ∞ y si ϕ tiene so-
porte compacto en Θ2 , sea la aplicación L : f → ϕf ◦ φ =
ϕ[φ(x)]f [φ(x)], esto es, L(f )(x) = ϕ[φ(x)]f [φ(x)]. Entonces,
L : L2r → L2r continuamente para todo r ≥ 0.”

320
ϕ−Espacios de Funciones

Espacios L2r (M) e Interpolación. Recordemos que

L2r = {f / si φ : Θ1 ⊂ Rn → Θ2 ⊂ M es un difeomorfismo, con


ϕ ∈ C ∞ sobre M con soporte en Θ2 , entonces ϕf ◦ φ ∈ L2r (Rn )}.

Se tiene: “φ : Θ1 ⊂ Rn → Θ2 ⊂ M; P soporte de ϕ, donde ϕ ∈ C ∞ ,


está en Θ2 . Entonces, kϕf ◦ φk ≤ C kϕj f ◦ φj k”.
j
P
Luego si L2r (M) es completo con respecto a kϕj f ◦ φj k, entonces
j
L2r (M) es completo con respecto a kϕf ◦ φk. Por otro lado, si uno
de los espacios A, B es reflexivo, entonces también lo es el espacio
intermedio C = [A, B]s , 0 < s < 1. En esta dirección se tiene:
“[L2r (M), L2t (M)]s = L2r(1−s)+ts (M).”
Si t = 0, entonces [L2r (M), L2 (M)]s = L2r(1−s) (M); pero L2 (M) es
reflexivo, luego lo será L2r(1−s) (M). Cuestión: si s → 0, ¿el límite
L2r (M) será reflexivo?
Culminamos esta parte presentando a los operadores pseudo - di-
ferenciales (u operadores integrales singulares) vía la clase Sm (M).
Previamente remarcamos que la familia Sm (Rn ) consiste de los ope-
radores A de la forma
XZ
Af (x) = pj (x, z)e−2πix·z fb(z) dz + Sf (x) (∗)
finita

tal que:

(i) los pj (x, z) son funciones acotadas;


(ii) para alguna constante c > 0, pj (x, z) coincide con una función
homogénea de grado−dj en z, para todo x y |z| > c, donde
0 ≤ dj < dj+1 < m, donde m es el entero fijo que aparece en
Sm ;
 α  β
∂ ∂
(iii) pj (x, z) es continua y acotada para |α| ≤ 2m −
∂x ∂z
[dj ], y todo β;

321
Alejandro Ortiz Fernández

(iv) S : S → L2m (donde S es el espacio de las funciones  regulares,




rápidamente decrecientes en el infinito) tal que S, S y
 α ∂x

S, |α| = m, son continuas con respecto a la L2 −norma.
∂x
Se tienen las siguientes observaciones.

• El operador A definido por (∗) es bien definido ya que

pj (x, z)e−2πix·z fb(x, z) ∈ L1

y S es asumido ser bien definido;


PR
• los · · · son operadores integrales singulares;
• para −m ≤ t ≤ m, A : L2t → L2t es un operador continuo;
además, Sm (Rn ) = {tales operadores A} forman una álgebra.

Se tiene el siguiente resultado de representación: “Sea


Z
Af (x) = p(x, z)e−2πix·z fb(z) dz,

donde p(x, z) es homogénea de grado −d < 0 en z, para todo x y


 α  β
∂ ∂
|z| > N, y además p(x, z) ≤ Mαβ , |α| ≤ k, ∀β.
R ∂x ∂z
Entonces, Af (x) = k(x, x − y)f (y) dy donde
 α  β
∂ −n+d−|β|

k(x, z) ≤ M α,β,r |z| .”
∂x ∂z 1 + |z|r

La Clase Sm (M). Por definición, Sm (M) es la clase de operadores


acotados A ∈ L2 (M) tales que

(i) si ϕ y ψ están en C ∞ , tienen soportes disjuntos, y

ϕAψ : L2 → L2m es continua,


(ϕAψ)∗ : L2 → L2m es continua,

322
ϕ−Espacios de Funciones

(ii) Si φ : Θ1 ⊂ Rn → Θ2 ⊂ M es un difeomorfismo, ϕ y ψ tienen


soporte en Θ2 , entonces: ϕAψ(f ◦ φ−1 ) = (Bf ) ◦ φ−1 , donde
B ∈ Sm (Rn ).

Una tarea es estudiar esta clase de operadores pseudo-diferenciales


Sm , tanto en Rn como en M, muchos de cuyos resultados son debidos a
A. P. Calderón, R. Seeley y otros.

B
Ondículas - Espacios de Funciones
(i) Generalidades.
En el Capítulo I hemos presentado a las ondículas; consideramos
conveniente dar previamente una visión del concepto de base en un
espacio de Banach y de Hilbert en particular. Definimos algunas ba-
ses clásicas las cuales están relacionadas mayormente con el espacio
de funciones L2 (R). Luego consideramos a las bases de ondículas
exponiéndose con algún detalle a la base de Haar, un ejemplo his-
tórico que motivó diversas ideas para la teoría general; también en
este caso se trabajó con L2 . En esta dirección se resaltó el algo-
ritmo “análisis multi-resolución” (AMR) que nos permite construir
ondículas ψ ∈ L2 (R), que puesto en el caso de Haar vimos que la
familia (ψjk )j,k∈Z es una base ortonormal para L2 (R). De un modo
general, un sistema de ondículas (ψjk ) ≡ (2j/2 ψ(2j x − k)), j, k ∈ Z,
es una baseP ortonormal para L2 (R), y por tanto para f ∈ L2 (R) se
tiene f = hf, ψj,k iψjk , donde la convergencia es en la norma L2
j,k∈Z

323
Alejandro Ortiz Fernández

y se tiene
X 1/2
2
kf kL2 = |hf, ψjk i| .
j,k∈Z

Una fundamental observación es: “f ∈ L2 (R) sí y sólo sí

(hf, ψjk i)j,k∈Z ∈ ℓ2 (Z).”

Entonces, ¿Cómo obtener caracterizaciones para otros espacios de


funciones, como los presentados en el Capítulo II? En esta dirección,
la noción de base incondicional (ver a. I) es importante. Alrede-
dor de tal cuestión están ideas, métodos y resultados del análisis
de Fourier, de la teoría de Littlewood-Paley, de los operadores de
Calderón-Zygmund y de las mismas ondículas.
Sea B un espacio de Banach. Remarcamos que (xn )n∈N es una
basePincondicional en B sí y sólo sí en la única representación
x= an xn , la serie converge incondicionalmente. En general di-
n∈N P
remos que la serie yn , converge incondicionalmente a y ∈ B si
P n∈N
yσ(n) = y para toda permutación σ en N.
n∈N

Algunas veces es conveniente conocer las siguientes equivalencias;


P
“sea (xn ) una sucesión en un espacio de Banach
P B entonces: xn
converge incondicionalmente sí y sólo sí ǫn xP
n converge para
toda sucesión (ǫn ), donde ǫn = ±1 sí y sólo sí αn xn converge
para toda sucesión (αn ) tal que |αn | ≤ 1, ∀n ∈ N.”
Al respecto se tiene: “si ψ ∈ C 1 (R), |ψ(x)|, |ψ ′ (x)| ≤ C(1 +
|x|)−1−ǫ y si (ψj,k )j,k∈Z es una base ortonormal para L2 (R), entonces
(ψj,k )j,k∈Z es una base incondicional para Lp (R), 1 < p < ∞.”
En [MEY], vol. 1, se remarcan
P algunas dificultades que tiene la
representación f (x) = hf, ψλ iψλ , λ ∈ Λ, donde (ψλ ) es una
base ortonormal en L (R) pues, por ejemplo, si f (x) ≡ 1 entonces
2

hf, ψλ i = 0 y se obtendría una contradicción (1 = 0); sin embargo,


se afirma que vía la aproximación AMR tales dificultades no se
tienen.

324
ϕ−Espacios de Funciones

(ii) Algunas Caracterizaciones de Espacios de Funciones Vía


Ondículas.
Acabamos de mencionar que la familia (ψj,k ), bajo ciertas condicio-
nes, es una base incondicional para el espacio Lp (R), 1 < p < ∞, lo
que permite usar los valores absolutos de los coeficientes de ondícu-
las de f ; esto es, viendo el comportamiento de |hf, ψj,k i| podríamos
decir si f ∈ Lp , 1 < p < ∞. En esta dirección, el lector es sugerido
ver [MEY], vol. 1, [DAU] y [HER-WEI] para una amplia informa-
ción sobre las ondículas y sobre las caracterizaciones que ahora nos
interesa.

Espacio Lp (R). Se tiene: f ∈ Lp (R) sí y sólo sí


X 1/2
2 2
|hf, ψj,k i| |ψj,k (x)| ∈ Lp (R)
j,k

sí y sólo sí
X 1/2
2 j
|hf, ψj,k i| 2 χ[2−j k,2−j (k+1)] (x) ∈ Lp (R); 1 < p < ∞.
j,k

(χ[a,b] es la función característica de [a, b]).


Espacios de Sobolev L2s (R), s real. Recordemos que
Z
Ls (R) = {f / (1 + |ξ|2)s |fb(ξ)|2 dξ < ∞}.
2

P
Entonces se tiene, “f ∈ L2s (R) sí y sólo sí j,k |hf, ψj,k i|2(1 +
22js ) < ∞.”
Para el caso 1 < p < ∞, s = 1, 2, 3, · · · , se define
Lps (R) = {f ∈ Lp (R)/ la n−ésima derivada de f está en Lp (R), n = 1, 2, · · · , s}.

Por conveniencia se define al espacio


B = {ψ ∈ S/ ∃N natural tal que sopψb ⊂ {ξ ∈ R/ 2−N ≤ |ξ| ≤ 2N , y
X
b j ξ)|2 = 1 c.t.p ξ ∈ R}}.
|ψ(2
j∈Z

325
Alejandro Ortiz Fernández

Entonces se tiene (caracterización en este caso): “sean ψ ∈


B, 1 < p < ∞ y s = 1, 2, · · · ; entonces existe una constante
Cp,s , 0 < Cp,s < ∞, tal que
 X 1/2

2 2js j
|hf, ψj,k i| (1+2 )2 χ[2−j k,2−j (k+1)] ≤ Cp,s kf kLps , ∀f ∈ Lps .”

j,k Lp

P 1/2
Pongamos (Wψs f )(x) = |hf, ψj,k i|2 (1+22js )2j χ[2−j k,2−j (k+1)] (x) ,
j,k
entonces se tiene el recíproco del anterior resultado: “Sea ψ ∈ S
una ondícula ortonormal de banda limitada (esto es, el sopor-
te de ψb está contenido en un intervalo finito). Si 1 < p <
∞, s = 1, 2, 3, · · · , entonces existen dos contantes Ap,s y
Bp,s , 0 < Ap,s ≤ Bp,s < ∞ tal que

Ap,s kf kLps ≤ kWψs f kLp ≤ Bp,s kf kLps , ∀f ∈ Lps .(R).”

Obsérvese la condición de ser ψ ortonormal y de banda limita-


da; en [HER-WEI] se remarca que el anterior resultado puede
ser extendido a ondículas en general. Para ello se requiere que
la ondícula ortonormal ψ satisfaga:
R
◦ xn ψ(x) dx = 0, n = 0, 1, · · · , s;
C
◦ |ψ(x)| ≤ , ∀x ∈ R;
(1 + |x|)2+s+r
Cn
◦ |D n ψ(x)| ≤ , x ∈ R, n = 1, 2, · · · , s + 1;
(1 + |x|)1+ǫ
donde ǫ, r, C y Cn son apropiadas constantes.
Espacios de Lipschitz Λα (R), 0 < α < 1. Estos espacios
fueron considerados en e. II; remarcamos que

Λα (R) ≡ Λα = {f ∈ L∞ (R)/ sup |f (x + h) − f (x)| ≤ C|h|α }


x∈R

donde se considera la norma


kf (· + h) − f (·)kL∞
kf kΛα = kf kL∞ + sup
|h|>0 |h|α

326
ϕ−Espacios de Funciones

con lo cual Λα es un espacio de Banach.


Para tener la caracterización deseada, sea el espacio (donde ϕ
satisface ciertas condiciones)
Bα ≡ Bα (R) ≡ Bαϕ = {f ∈ L∞ (R)/ sup 2jαkϕ2−j ∗ f kL∞ < ∞}
j∈Z

donde se considera la norma


kf kBα = kf kL∞ + sup 2jα kϕ2−j ∗ f kL∞ .
j∈Z

Se tiene: “para 0 < α < 1, Λα = Bα y sus normas son equiva-


lentes”. (Se remarca que Bα es independiente de α).
La Clase de Zygmund Λ∗ (R). Por definición,

Λ∗ (R) ≡ Λ∗ = f ∈ L∞ (R)/ kf kΛ∗ = kf kL∞ +

kf (x + h) + f (x − h) − 2f (x)kL∞
sup <∞ .
|h|>0 |h|

Si α = 1, B1ϕ es definido como antes (lo que hacePsentido). Se


tiene: “Si ϕ satisface ciertas condiciones (como b j ξ)|2 =
|ϕ(2
j∈Z
1), entonces Λ∗ = B1ϕ y sus normas son equivalentes”.
Como “curiosidad” digamos que <<existe un subconjunto abier-
to denso en Λ∗ el cual está integrado por funciones diferencia-
bles en ninguna parte>> (ver [MEY], vol.1, pág. 121).
Por otro lado, el proyecto general fue estudiar otros espacios
de funciones, como los presentados en II, e investigar sus ca-
racterizaciones vía ondículas. Diversas investigaciones en las
últimas décadas estuvieron, y están, dirigidos a tal proyecto.

(iii) Otros Contactos entre Espacios de Funciones con las On-


dículas.
En armonía con lo expresado en el párrafo anterior, veamos de un
modo ligero algunos esfuerzos en la dirección de relacionar a otros
espacios de funciones con las ondículas.

327
Alejandro Ortiz Fernández

• Espacios de Hardy Pesados H p (ω). La teoría de los espa-


cios de funciones pesados (o con peso) fue también investigada
en décadas pasadas. De un modo general, una función medible
ω(x), definida sobre un espacio medible y con valores en [0, ∞]
es un peso si ω(x) es localmente integrable. Esta definición
general de peso requiere de algunas restricciones para su apro-
piado uso; así tenemos a la clase de pesos Ap , 1 ≤ p ≤ ∞.
Explícitamente, si:
◦ 1 < p < ∞, ω ∈ Ap si existe C > 0 tal que
 Z  Z p−1
1 1 1
− p−1
ω(x) dx ω(x) dx ≤ C,
|Q| |Q|
Q Q

para todo Q ⊂ Rn . El ínfimo de tales constantes C se


llama “la constante Ap ”.
◦ Diremos ω ∈ A1 si existe una constante C tal que Mω(x) ≤
Cω(x), donde Mω es la función maximal de Hardy-Littlewood
de ω, esto es,
Z
1
Mω(x) = sup |ω(y)| dy,
Q |Q|
Q

Q es cualquier cubo con lados paralelos a los ejes coorde-


nados.
◦ ω ∈ A∞ si existen constantes 0 < c1 < c2 < 1 tal que
para todo cubo Q, y todo conjunto medible E ⊂ Q con
|E| < c1 |Q| se tiene
Z Z
ω(x) dx < c2 ω(x) dx.
E Q

En [WU], Sijue Wu ha probado una caracterización, vía on-


dículas (teoría-Rn ), del espacio de Hardy pesado H p (ω), 0 <
p < ∞, donde
 ω ∈ A∞ . Veamos algunas ideas al respecto. Sea
Qn αi αi + 1
Q= ν
, ν
un cubo diádico en Rn . Pongamos:
i=1 2 2

328
ϕ−Espacios de Funciones

n
◦ ψQ (x) = 2ν 2 ψ(2ν x − α), con α = (α1 , · · · , αn ) ∈ Zn , ψ ∈
W0 ;
1
◦ N2 f (x) = sup |hf, ϕQ i| |Q|− 2 , ϕ ∈ V0 . con
Q diad
2Q∋x 
Qn αi − 1 αi + 1
2Q = , ;
i=1 2ν 2ν
  12
P P −1 ǫ 2
◦ S2 f (x) = |Q| |aQ | , donde aǫQ = hf, ϕǫQ i, ǫ =
ǫ Q diad
2Q∋x
1, 2, · · · , 2n−1, y ϕǫ (x) es una combinación lineal finita de
ϕ(x − γ)′ s, γ ∈ Zn .
Si 0 < p < ∞ y ω ∈ A∞ se verifica ([WU]) que: R kN2 f kLp (ω) es
equivalente a kS2 f kLp (ω) , donde Lp (ω) = {f / |f (x)|p ω(x) dx <
∞}.
Ahora se define H0p (ω) = {f / N2 f ∈ Lp (ω)} = {f / S2 f ∈
Lp (ω)}, con la norma kf kH0p (ω) = kN2 f kLp (ω) ; Wu prueba:
“Si 0 < p < ∞ y ω ∈ A∞ , entonces H p (ω) = H0p (ω), con
kf kH p (ω) = kS2 f kLp (ω) .”

Nota 32. Obviando la definición de H p (ω), esta identificación


la podríamos tomar como la definción de H p (ω).

El método complejo de Calderón permite afirmar que:


1 1−θ θ
“H p (ω) = [H p0 (ω), H p1 (ω)]θ , donde 1 ≤ p0 < p < p1 < ∞ y = + .”
p p0 p1

Por otro lado, en H0p (ω) una función a es llamada un átomo


si para algún cubo Q se tiene:
P
◦ a= aI ψI , donde I es un cubo diádico, y
I⊂Q
P 1 2
◦ |aI |2 ω(I) ≤ ω(R)1− p .
I⊂Q |I|

En esta dirección están los espacios BMO pesados. Por definición,

329
Alejandro Ortiz Fernández

f ∈ BMOω si existe una constante C > 0 tal que


Z
1
sup R |f (x) − fQ | dx ≤ C < ∞,
Q ω(x) dx
Q Q

(donde fQ es el promedio de f ). Se tiene la siguiente generalización


del teorema de dualidad de Fefferman: BMOω = (H 1 (ω))′ .
Wu enuncia una caracterización de BMOω :
 X X 1 
1 2
BMOω = f / f = fI ψI , donde sup |aI | |I| < ∞ .
B bola ω(B) I⊂B ω(I)
I diad

Nota 33. En los últimos años se han publicado diversos trabajos


con recientes avances en la relación entre espacios de funciones con
la teoría de ondículas y marcos. Todo ello constituye un amplio
campo de investigación.

C
Análisis con Exponentes Variables
(i) Un Panorama Histórico.
En la última década ha surgido un gran interés por estudiar a los
espacios de Lebesgue Lp (Rn ) y a sus derivados (espacios de Sobolev,
de Morrey, de Besov, de Lorent, . . .) en un contexto más general
respecto a su exponente p, un número real; es decir, se trata de con-
siderar una función p(x). Sin embargo, estos espacios de Lebesgue

330
ϕ−Espacios de Funciones

con exponente variable ya habían sido considerados por W. Orlicz


en 1931 en sus estudios sobre espacios de funciones. Posteriormen-
te, en los años 1940’s fueron desarrolladas con cierta intensidad;
en esta dirección surgieron los espacios modulares, los que son
una generalización de los espacios de Orlicz (ver (iii) II) y fueron
investigados por H. Nakano. En esta ruta debemos mencionar a la
Escuela Polaca que en los años 1970’s y 80’s contribuyó al desarrollo
de la teoría; también en las décadas de los 80’s y 90’s los espacios
de Lebesgue con exponentes variables fueron impulsados en Rusia
por I. Sharapudinov y por V. Zhikov. Por otro lado, en 1991 O.
Kovacik y J. Rakosnik establecieron gran parte de las propiedades
de los espacios de Lebesgue y de Sobolev en Rn . Se debe remarcar
que algunos resultados clásicos sobre la acotación de operadores, ya
no se cumplen. A partir de 2001, luego que L. Diening estableciera
la acotación del operador maximal, sobre dominios acotados, sobre
espacios de Lebesgue con exponente variable, la teoría ha logrado
fuertes resultados relacionados con el análisis armónico y con espa-
cios con exponentes variables. El interés por la teoría fue motivado
por sus aplicaciones a otras teorías, como el análisis funcional, la
teoría de operadores, con el análisis no-lineal, con las ecuaciones
en derivadas parciales; al respecto existen diversos grupos de inves-
tigación que desarrollan programas para investigar diversas áreas
del análisis y de sus aplicaciones, como es el Grupo de Portugal
liderado por el profesor S. Samko.
Recordemos que en (viii). II hemos considerado a los espacios
Rx
de Orlicz LΦ (X), donde Φ(X) = g(t) dt, siendo g : [0, ∞) →
0
[0, ∞) una función monótona, no-decreciente. Si Φ tiene adecuadas
propiedades (ver (viii)), ella permite definir al espacio de Orlicz;
como observamos, Orlicz considera un espacio de tipo-Lebesgue
con exponente variable; su idea fue introducir una generalización
natural de los espacios Lp . Más recientemente se dio la definición
de Lp(x) : sea Ω ⊂ Rn un dominio, n > 1, y p : Ω → [1, ∞) una
función; entonces,
Z
Lp(x) (Ω) ≡ Lp(·) = {f medible sobre Ω/ Ip (f ) = |f (x)|p(x) dx < ∞},

331
Alejandro Ortiz Fernández

donde se considera la norma


f
kf kp(·) = ı́nf{λ > 0/ Ip ( ) ≤ 1} + kf kL∞ (E∞ ) ,
λ
donde E∞ = {x ∈ Ω/ p(x) = ∞}. En particular se tiene el caso
Ω = Rn . Si p(x) = p constante, entonces Lp(·) es isomorfo e isomé-
trico con el espacio de Lebesgue Lp . En esta dirección se consideró,
hace pocos años atrás, a los clásicos espacios generalizados: espacios
p(x)
de Sobolev Lm ≡ W m,p(x) , espacios de Morrey Lλ(x),p(x) , Hölder
H λ(x) , . . . Aún más, estos espacios pueden ser considerados, no solo
en Rn , sobre superficies, sobre grupos homogéneos, ó sobre espacios
métricos-medibles. También ha merecido la atención los respecti-
vos espacios “pesados”. Los espacios Lp(·) (Rn ) atrajo la atención
de los analistas por su conexión con problemas relacionados con
la acotación de clásicos operadores (como los operadores integrales
singulares de Calderón-Zygmund), cuestiones que a su vez fueron
motivados por problemas en el campo de las aplicaciones (en fluidos
dinámicos); estos trabajos son de actualidad (2000-2008). Sin em-
bargo, los espacios Lp(·) tienen también sus dificultades; por ejem-
plo, ellos no son invariantes por traslaciones en general, como fue
observado por O. Kovacik-J. Rakosnik en 1991; se observó también
que los operadores convolución no tienen un buen comportamiento
cuando actúan sobre ellos, . . .

(ii) Algunos Temas de la Teoría


En esta sección comentamos, brevemente, algunos resultados ob-
tenidos en la teoría de los espacios de funciones con exponentes
variables, los cuales fueron obtenidos en los últimos años; su ob-
jetivo es motivar al lector por el estudio e investigación de estos
temas, y muchos otros, los que tienen aplicaciones en áreas como
las ecuaciones en derivadas parciales, por ejemplo.
p(x)
(a) Densidad de C0∞ (Rn ) en el Espacio de Sobolev Lm (Rn ).
Stefan Samko en [SAM.1], 2000, prueba que el espacio C0∞ (Rn )
p(x)
es denso en el espacio de Sobolev Lm (Rn ) requiriendo que

332
ϕ−Espacios de Funciones

p(x) satisfaga una condición de Dini-Lipschitz. Veamos. Por


definición,
Lp(x) n
m (R ) = {f ∈ L
p(x)
(Rn )/ Dj f (x) ∈ Lp(x) (Rn ), 0 ≤ |j| ≤ m},

donde las derivadas son en el sentido de las


Pdistribuciones y
donde se considera la norma kf km,p(x) = j
kD f (x)kLp(x) .
|j|≤m
Veamos ahora el resultado de Samko; sea p(x) una función que
satisface:
A 1
|p(x) − p(y)| ≤ 1 , con |x − y| ≤ , (8)
log |x−y|
2

y
1 ≤ p(x) ≤ sup ess p(x) < ∞. (9)
x∈Ω−E∞

“Si p(x) satisface (8) y (9), entonces C0∞ (Rn ) es denso en


p(x)
Lm (Rn ).”
(b) Teoría de Operadores y Espacios Generalizados.
Samko en [SAM.2] da un panorama sobre las últimas inves-
tigaciones hechas en el análisis armónico-teoría de operadores
en el contexto de los espacios de Lebesgue y de Sobolev gene-
p(·)
ralizados (Lp(·) y Wm ). Expongamos algunas ideas sobre lo
presentado en tal artículo.
En el estudio de ciertas ecuaciones diferenciales, como

div(|∇u(x)|p(x)−2∇u) = |u|σ(x)−1 u(x) + f (x),


R
aparecen integrales del tipo |∇f (x)|p(x) dx, lo que induce a
Ω R
integrales de Dirichlet de la forma (|∇f (x)|p(x)+|u(x)|σ(x) ) dx.

Como apreciamos, tales espacios generalizados no fueron con-
cebidos como el simple “cambio de p, un número, a una función
p(x)”, sino (y es importante!) porque ellos surgen en el cam-
po de las aplicaciones (por ejemplo en la mecánica del medio
continuo), en donde aparecen expresiones de la forma |ξ|α(x) ;

333
Alejandro Ortiz Fernández

tales problemas llevaron al cálculo variacional con exponen-


tes variables, lo que es un campo de actual investigación. Sin
embargo, de alguna manera, el primer interés en los espacios
Lp(·) (Ω) fue desde un punto de vista teórico, y según Samko
en los primeros años no se tenía idea de posibles aplicaciones,
como ahora es una realidad. Nakano en un libro sobre espacios
vectoriales topológicos (1951) considera al espacio Lp(·) ([0, 1])
como un ejemplo en la teoría de los espacios modulares; sin
embargo, el estudio de Lp(·) como un espacio de Banach fue
hecho por I. I. Sharapudinov en 1999 en su trabajo “The Topo-
logy of the Space Lp(t) ([0, 1]),” en donde se desarrolla la teoría
en el caso 1-dimensional. Samko resalta el gran interés por los
espacios de tipo Lebesgue y de Sobolev así como destaca las
dificultades existentes en el desarrollo de la teoría de opera-
dores actuando sobre Lp(·) , mencionando que los operadores
convolución no son acotados en esos espacios en general. En
esta ruta se investigó a los operadores maximal y a los in-
tegrales singulares, ¿son ellos acotados sobre tales espacios?;
esto fue una cuestión abierta por un tiempo pues como hemos
mencionado, L. Diening estableció la acotación del operador
maximal (2001) lo que estimuló el estudio de este operador en
el caso no-pesado así como los pesados; por otro lado también
se estudió la versión discreta de los Lp(·)′ s, los espacios ℓ(pn ) .
I. I. Sharapudinov, en 1986, relaciona a la base de Haar con
el espacio Lp(·) ([0, 1]); veamos. Sea (χm ) el sistema de Haar
sobre [0, 1] (ver (i). C. I) y p(x) una función acotada sobre
[0, 1], p(x) ≥ 1, la cual es por piezas Dini-Lipschitz sobre [0, 1],
esto es, existe n tal que

C
|f (x) − f (y)| ≤ α 1
 , para todo
ln |x−y|

k−1 k
x, y ∈ n
, n , k = 1, 2, · · · , 2n . (∗)
2 2

Se tiene el siguiente resultado: “(Sharapudinov), el sistema de

334
ϕ−Espacios de Funciones

Haar (χm ) es una base en el espacio Lp(·) ([0, 1]) con p(x) sa-
tisfaciendo [∗] sí y sólo si α ≥ 1.”
Samko prueba el siguiente resultado de densidad: “si p(x) sa-
tisface 1 ≤ p(x) ≤ sup ess p(x) < ∞ y
x∈Rn

A 1
|p(x) − p(y)| ≤ 1
 , con |x − y| ≤ , x, y ∈ Rn , (10)
ln |x−y|
2

p(x)
entonces C0∞ (Rn ) es denso en Lm (Rn )”.
p(·)
(Se tienen similares resultados para Lm (Ω)). Por otro lado,
en relación al operador maximal sobre Lp(·) se tiene el siguiente
argumento. Sea el operador maximal
Z
1
Mf (x) = sup |f (y)| dy,
r>0 |B(x, r)|
B(x,r)∩Ω

y su versión pesada, con x0 ∈ Ω,


Z
β β 1 |f (y)|
M f (x) = |x − x0 | sup dy.
r>0 |B(x, r)| |y − x|β
B(x,r)∩Ω

¿Bajo que condiciones el operador M es acotado sobre Lp(·) (Ω)?


Se tiene el anunciado resultado de L. Diening (2002): “Sea Ω
un dominio acotado; si 1 < p0 ≤ p(x) ≤ sup ess p(x) < ∞ y si
x∈Ω
p(x) satisface la condición (10), entonces el operador maximal
M es acotado sobre Lp(·) (Ω).”
Operadores Integrales Singulares (C-Z). Los profesores
L. Diening y M. Ruzicka, en 2002-3, han considerado opera-
dores integrales singulares del tipo Calderón-Zygmund. Como
sabemos, estos operadores son de la forma
Z
T f (x) = lı́m k(x, x − y)f (y) dy
ǫ→0
|x−y|>ǫ

335
Alejandro Ortiz Fernández

donde el núcleo k(x, y) satisface |k(x, y)| ≤ A|x − y|−n,


|x − z|δ |x − z|δ
|k(x, y) − k(z, y)| ≤ A , |k(y, x) − k(y, z)| ≤ A ,
|x − z|δ+n |x − z|δ+n
para algún A > 0 y δ > 0. Remarcamos que un operador T
de Calderón-Zygmund es acotado de Lp (Rn ) en Lp (Rn ), 1 <
p < ∞, siendo p un número real. En esta dirección se tiene
también al operador,
Z

T f (x) = sup k(x, x − y)f (y) dy.
ǫ>0
|x−y|>ǫ

En el 2002 Diening-Ruzicka probaron que los operadores T y


T ∗ son acotados sobre Lp(·) (Rn ) bajo las hipótesis que k(x, z)
sea homogénea en z, de grado −n,
Z
sup |k(x, z)|r ds(z) < ∞
x∈Rn
Sn−1
R
para algún r > 1, y k(x, z) ds(z), resultados que fueron
Sn−1
extendidos al semi-espacio Rn+1
+ por los mismos autores.
(c) Espacios de Besov y de Triebel-Lizorkin Variables.
Los espacios de Besov y los Triebel-Lizorkin fueron presenta-
dos en (iii) y (iv) de II, (el lector es remitido a leer esas seccio-
nes para algunas ideas clásicas sobre esos espacios). Creemos
conveniente remarcar lo siguiente. Sea p : Rn → [1, ∞) una
función medible tal que
1 < p− = ı́nfn es p(x), sup es p(x) = p+ < ∞,
x∈R x∈Rn

y P el conjunto de tales p′ s. Remarcamos que,


 Z
p(·) n
L (R ) = f medible sobre R / (λ−1 |f (x)|)p(x) dx < ∞,
n

Rn

para algún λ > 0 ,

336
ϕ−Espacios de Funciones

en donde se considera la norma


 Z 
−1 p(x)
kf kLp(·) = ı́nf λ > 0/ (λ |f (x)|) dx ≤ 1
Rn

con la cual Lp(·) (Rn ) es un espacio de Banach.


Nota 34. Esta definición es extendida a cualquier subconjunto
medible de Rn .
J. Xu, [XU] (2008), ha introducido los espacios de Besov va-
riable Bp(·),q
s
(Rn ) y los espacios de Triebel-Lizorkin variable
Fp(·),q (R ). Precisemos la notación y las definiciones previas.
s n

S(Rn ) es el espacio de las funciones C ∞ , rápidamente decre-


cientes y de valor complejo; S ′ (Rn ) es el respectivo espacio de
las distribuciones temperadas. ℓq (Lp ) es el espacio de las su-
cesiones (gj ) de funciones medibles sobre Rn con casi-normas
finitas
X
∞ Z  pq  1q
p
k(gj )kℓq (Lp ) = k(kgj kLp )kℓq = |gj (x)| dx ;
j=1 Rn

así mismo, Lp (ℓq ) es el espacio de las sucesiones (gj ) de fun-


ciones medibles sobre Rn con
Z X∞  pq  p1
k(gj )kLp (ℓq ) = kkgj kℓq kLp = |gj (x)|q dx .
Rn j=1

Por otro lado, para j ∈ N pongamos θj (x) = 2nj θ(2j x), x ∈


Rn , donde θ ∈ S(Rn ); sea A ∈ S(Rn ), donde A y θ satisfacen:
b > 0 sobre b b
|A(ξ)|
  sopA ⊂ {|ξ|
 {|ξ| > 2},  < 4}; |θ(ξ)| > 0 sobre
1 1
< |ξ| < 2 , sopθb ⊂ < |ξ| < 4 .
2 4
Espacios de Besov. El clásico espacio de Besov, remarcamos,
es definido vía: sean −∞ < s < ∞, 0 < q, p ≤ ∞, entonces
s
Bp,q (Rn ) = {f ∈ S ′ (Rn )/ kf kBp,q
s = kA∗f kLp +k(2sj θj ∗f )∞
j=1 kℓq (Lp ) < ∞}.

337
Alejandro Ortiz Fernández

Espacios de Triebel-Lizorkin. Sean −∞ < s < ∞, 0 <


q ≤ ∞, 0 < p < ∞, entonces
s
Fp,q (Rn ) = {f ∈ S ′ (Rn )/ kf kFp,q
s = kA∗f kLp +k(2sj θj ∗f )∞
j=1 kLp (ℓq ) < ∞}.

Sean P0 (Rn ) el conjunto de las funciones medibles p(x) sobre Rn ,


con rango en (0, ∞) tal que p− > 0 y p+ < ∞; entonces Xu con-
sidera los respectivos espacios de Sobolev y de Triebel-Lizorkin
variables de un modo similar y natural. Por definición, “ sean
s ∈ R, 0 < q ≤ ∞, p(·) ∈ P0 (Rn ), entonces
s
Bp(·),q (Rn ) = {f ∈ S ′ (Rn )/ kA∗f kLp(·) +k(2sj θj ∗f )∞
j=1 kℓq (Lp(·) ) < ∞}

en donde se considera la norma

kf kBp(·),q
s = kA ∗ f kLp(·) + k(2sj θj ∗ f )∞
j=1 kℓq (Lp(·) ) .

Similarmente,
s
Fp(·),q (Rn ) = {f ∈ S ′ (Rn )/ kA∗f kLp(·) +k(2sj θj ∗f )∞
j=1 kLp(·) (ℓq ) < ∞}

con la norma

kf kFp(·),q
s = kA ∗ f kLp(·) + k(2sj θj ∗ f )∞
j=1 kLp(·) (ℓq ) .”

Xu comenta que estas definiciones son independientes de la elección


de las funciones A y θ; luego establece un teorema central en donde
verifica la consistencia de tales definiciones.

Nota 35 (Nota General). En este Anexo hemos comentado tres áreas


del análisis moderno los mismos que buscan motivar al lector para ma-
yores estudios. En particular, lo tratado en C es un campo de actual
expansión e investigación.

338
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