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Algunas Contribuciones
Lima-Perú
Con mis nietas Malú y Dana
y mi hija Miryan.
ϕ−Espacios de Funciones.
Algunas Contribuciones.
Autor: Alejandro Ortiz Fernández
I. S. B. N.
Digitación y Diagramación.
David Sáenz López
david.saenz@pucp.edu.pe
ii
A mis amigos (as),
que tuve la suerte de conocer
en medio siglo como profesor.
iii
PRESENTACIÓN
Regresar por los caminos
donde tuvimos dificultades y tensiones,
hoy nos produce cierta alegría y nostalgia;
lo importante es seguir caminando . . .
v
Alejandro Ortiz Fernández
vi
ϕ−Espacios de Funciones
vii
Alejandro Ortiz Fernández
BMO y a los más amplios espacios Lp,λ, espacios que están relaciona-
dos con las funciones analíticas y con las armónicas en el plano y en
Rn . Mientras los espacios H p fueron introducidos en la primera mitad
del siglo pasado, los BMO lo fueron en los primeros años de la década
de los 1960’s. La interrelación entre los H p , 0 < p ≤ 1, con BMO y
1
los Λα , α = − 1, está contenido en el famoso resultado de dualidad
p
(ver b. B.). Por otro lado, la interconexión entre el análisis armónico con
las ecuaciones en derivadas parciales es algo profundo y bello; algo de
ello pretendemos dar en el Capítulo IV en donde consideramos algunos
espacios de funciones armónicas. Como es clásico, se comienza con el fun-
damental problema de Dirichlet; la evolución de este problema condujo
a nuevos espacios en donde entraron en juego ciertos recursos del análi-
sis real, análisis que evolucionaba también (segunda mitad del siglo XX)
gracias fundamentalmente a la Escuela de Análisis de Chicago, liderada
por Calderón y Zygmund. Así mismo, motivado por el desarrollo de la
teoría del potencial, se estudiaron problemas de valor de contorno so-
bre dominios no-regulares lo que condujo a una abundante investigación
(dominios de Lipschitz, medidas armónicas, . . .) por parte de diversos
analistas de los que solo mencionaremos a J. Dahlberg y a C. Kenig.
viii
ϕ−Espacios de Funciones
ix
Alejandro Ortiz Fernández
x
ÍNDICE GENERAL
Pág.
Presentación. v
ONDÍCULAS
b. Bases de Riesz. 7
c. Bases de Ondículas. 10
e. Marcos-Ondículas. 26
xi
Alejandro Ortiz Fernández
II
a. Generalidades. 37
III
xii
ϕ−Espacios de Funciones
A. Espacios Lp,λ. 99
1. Espacios BMO. 102
2. Espacios de Lipschitz. 113
B. Espacios Lp,λ (Continuación . . .). 124
(a). Relación entre Lp,λ y Λα . 126
(b). Dualidad del Espacio de Hardy H p , 0 < p ≤ 1.
p ′ Λα . . . 0 < p < 1, α = p1 − 1
(H ) =
BMO . . . p = 1.
IV
xiii
Alejandro Ortiz Fernández
ESPACIOS PARABÓLICOS
e. C−Redes. 226
VI
ϕ−ESPACIOS DE FUNCIONES
a. Introducción. 243
xiv
ϕ−Espacios de Funciones
c. φ−Átomos. 252
f. Espacios Lp,λ
ϕ . P −Redes. 281
304
ANEXO
xv
Alejandro Ortiz Fernández
B. ONDÍCULAS-ESPACIOS DE FUNCIONES.
BIBLIOGRAFÍA. 339
xvi
I
ONDÍCULAS
a
Bases en Espacios de Hilbert
Sea X un determinado espacio (abstracto); sea x ∈ X y (bi )i∈I una
familia de elementos de X. Si x es representable en términos de los bi ’s,
diremos que tal familia es una base de X. En esta dirección están las
X
b3
b2
x
b1 bi
1
Alejandro Ortiz Fernández
P
∞
todo x ∈ X podemos escribir x = an xn , con an unívocamente deter-
n=1
minado. Si X es un espacio de Hilbert separable, se prueba que existe
una sucesión ortonormal (xn ) en X tal que para todo x ∈ X se tiene
P
∞
x= hx, xn ixn , donde h, i es producto interno en X. (xn ) es llamado
n=1
una base ortonormal para X. Se observa que toda base ortonormal
(xn ) es una base de Schauder (basta tomar an = hx, xn i).
Una cuestión general es: ¿todo espacio de Banach separable tiene una
base de Schauder? . . .; la respuesta es, no en general. Sin embargo, en el
sentido de una base de Hamel se verifica que todo espacio vectorial tiene
este tipo de base; así, si X es un espacio vectorial, H ⊂ X es llamado una
base de Hamel si H es subconjunto linealmente independiente de X y la
variedad lineal generada por H es X. Veamos la prueba de tal existencia.
Sea P el conjunto de todos los subconjuntos linealmente independientes
de X, en donde se introduce la relación de orden:
M ≺ N ⇔ M, N ∈ P y M ⊂ N.
2
ϕ−Espacios de Funciones
3
Alejandro Ortiz Fernández
P
∞
el espacio ℓ2 (N) (donde |an |2 < ∞), entonces
n=1
T : ℓ2 (N) −→ H P
(an ) 7→ T ((an )) = ∞
n=1 an xn
(xn ); la cota óptima es la más pequeña de tales cotas que satisfacen [∗].
Por otro lado, si (xn ) es una sucesión de Bessel en H, entonces se verifica
P∞
que an xn converge incondicionalmente para toda sucesión (an ) en
n=1
ℓ2 (N). En los espacios de Hilbert las bases ortonormales juegan un papel
muy importante, similar a las llamadas bases canónicas en Rn ; tales bases
aparecen en la matemática aplicada, en la física, en el procesamiento de
la señal, · · · . Si (xn ) es una sucesión en H, por definición, ella es una
base de Schauder o base si para todo x ∈ H existe una única sucesión
P∞
de coeficientes escalares (an (f )) tal que x = an (f )xn , la cual será
n=1
una base incondicional si la serie converge incondicionalmente para cada
x ∈ H;una base (xn ) es una base ortonormal (b. o. n) si hxk , xj i =
1 k=j
δk,j = . Se tiene la observación: sea (xn )n=1,2,... un sistema
0 k 6= j
ortonormal y (an ) una sucesión en ℓ2 (N); si n > m naturales se tiene,
4
ϕ−Espacios de Funciones
X
2
X
2
n m
X
n
n
X
a x − a x
=
a x
= (ortonormalidad) = |ak |2 ,
k k k k
k k
k=1 k=1 k=m+1 k=m+1
esto es,
n m
n 1/2
X X
X
ak xk − ak xk
|ak | 2
= ,
k=1 k=1 k=m+1
P
∞
(ii) Si an xn = x, entonces an = hxn , xi, ∀ n; los an ’s son únicos;
n=1
P
∞
(iii) ∀ x ∈ H, la serie hxn , xixn converge, no necesariamente a x;
n=1
P
∞
(iv) ∀ x ∈ H, x − hxn , xixn es perpendicular a [(xn )]; (cerradura del
n=1
P
∞
espacio generado por xn ); luego, hxn , xixn = Px, la proyección
n=1
ortogonal de x sobre [(xn )];
P
∞
(v) Si x ∈ [(xn )], entonces x = hxn , xixn ;
n=1
5
Alejandro Ortiz Fernández
6
ϕ−Espacios de Funciones
b
Bases de Riesz
La noción de análisis multi-resolución (AMR) es muy importante en
la teoría de ondículas pues ella, entre otros aspectos, permite construir
ondículas (“wavelets”); dada una función f , su AMR consiste en construir
sus aproximaciones fj (a la escala j), las que son más precisas cuando
j → ∞ y se tiene fj → f en cierto sentido. Por definición, un AMR
para L2 (R) consiste de una sucesión creciente {Vj }j∈Z de subespacios
cerrados de L2 (R) que satisfacen ciertos axiomas (a ser precisados en otra
oportunidad) siendo uno de ellos la existencia de una función g ∈ V0 tal
que la familia g(x − k) k∈Z sea una base de Riesz de V0 , laPque también
es llamada una base incondicional de V0 y así la serie ak g(x − k)
k
es independiente del orden de sus elementos. Más formalmente, en un
espacio de Hilbert H un conjunto linealmente independiente (xj )j∈N en
H es llamada una base de Riesz si:
[(xj )] = H, y
P
De esta manera, k(aj )k es equivalente a k aj xj k y se considera al ope-
j
rador (muestra)
M : ℓ2 (N) −→ V
P0
(aj ) 7→ aj xj ,
j
7
Alejandro Ortiz Fernández
U : H −→ H
y sólo si para ∀ b.o.n. e = (ej ), , ∀ j ∈ N, es
xj 7→ Uxj = ej
un operador limitado y biyectivo (invertible) en H.»
Por este resultado se dice, también, que una base de Riesz para H es
una familia de la forma (Uej ), donde (ej ) es una base ortonormal para
H, con U un operador biyectivo y acotado. Luego, si (xj ) es una base de
Riesz para H entonces (xj ) es una sucesión de Bessel y existe una única
P
∞
sucesión (yj ) en H tal que x = hx, yj ixj , ∀ x ∈ H.
j=1
Si definimos yj = (U −1 )∗ ej , se tendrá
∞
X ∞
X
−1 −1 ∗
x = UU x= hx, (U ) ej iUej = hx, yj ixj ,
j=1 j=1
Luego, (xj ) es una sucesión de Bessel. Además, (xj ) y (yj ) son biorto-
gonales (hxj , yk i = δj,k ) y se tiene
X X
x= hx, yj ixj = hx, xj iyj , ∀ x ∈ H.
8
ϕ−Espacios de Funciones
1 P
esto es, kU ∗ xk2 ≥ kxk2 . Desde que |hx, xj i|2 = kU ∗ xk2 (ver
kU −1 k2 j
(+)) concluimos que si (xj ) es una base de Riesz entonces existen las
constantes A = kU −1 k−2 y B = kUk2 tal que
X
Akxk2 ≤ |hx, xj i|2 ≤ Bkxk2 , ∀ x ∈ H.
j
9
Alejandro Ortiz Fernández
c
Bases de Ondículas
La teoría de ondículas (“wavelets”) es una área matemática que fue
introducida en los años 1980’s destacándose por sus variadas aplicaciones
en diversos problemas en el campo de las aplicaciones. En este universo
se considera a las bases de ondículas las que constituyen una clase im-
portante de base. Remarcamos
R que L2 (R) es el espacio de las funciones
medibles f tales
R que Rp |f (x)| dx < ∞, el que es un espacio de Hilbert;
2
10
ϕ−Espacios de Funciones
11
Alejandro Ortiz Fernández
P
Probemos ahora que para todo f ∈ L2 (R) se tiene: kf − cj,k ψj,k k <
j∈J
ǫ, donde J es un conjunto finito, esto es, verifiquemos que (ψj,k ) es una
base ortonormal para L2 (R). Veamos:
Prueba. Sea f ∈ L2 (R). Ella puede ser aproximada con funciones
de so-
l l+1
porte compacto, la cual es constante sobre intervalos de la forma , .
2j 2j
Si J1 es un número entero, desde que
Z 2J1
lı́m |f (x)|2 dx = kf k2 ,
J1 →∞ −2J1
podemos asumir que f tiene soporte [−2J1 , 2J1 ] y que podemos conside-
l l + 1
rar la restricción f [−2J1 ,2J1 ) , constante sobre intervalos en J0 , J0 ,
2 2
donde J1 y J0 son enteros escogidos arbitrariamente grandes.
Entonces, sea f una función con soporte compacto, constante sobre
intervalos diádicos. Sobre tales intervalos, pongamos f siendo f J0 . Así,
1
f J0 es constante sobre intervalos de longitud J0 , con soporte [−2J1 , 2J1 ].
2
J0
En este
contexto,
ℓf representa el valor constante de f J0 sobre
el inter-
l l+1 J0 l l+1
valo , . De esta manera, f (x) = fℓ , si x ∈
J0
, .
2J 0 2J 0 2J 0 2J 0
Escribamos
f J0 = f J0 −1 + g J0 −1
(esto es la idea esencial de las ondículas considerar una aproximación y
un error respectivo), donde f J0−1 es una aproximación de f J0 y g J0−1 es el
error cometido. Además, f J0 −1 es constante sobre intervalos de longitud
1 2 J0
= J0 , longitud doble de los intervalos considerados en f ,
2J0 −1 2
es decir,
f J0−1 = constante = f J0 −1 .
l
l
, l+1
2J0 −1 2J0 −1
12
ϕ−Espacios de Funciones
promedios:
f2lJ0 + f2l+1
J0
flJ0 −1 = .
2
Para la función “detalle” g J0−1 se tiene (con el convenio establecido):
J0 −1 1 J0
g2l = f2lJ0 − flJ0 −1 = f2lJ0 − J0
f2l + f2l+1 y
2
J0 −1 J0 1 J0
g2l+1 = f2l+1 − flJ0 −1 = f2l+1 − f2lJ0 = −g2lJ0 −1
.
2
Se tiene que g J0−1 es una combinación lineal de translaciones y dila-
taciones de la ondícula de Haar; así:
2J1X
+J0 −1
J0 −1 J0 −1
g (x) = g2l ψ(2J0−1 x − l).
l=−2J1 +J0 −1 +1
donde
Z (l+1)2J0 −1
J0 −1
J0
dJ0 −1,l = hf , ψJ0 −1,l i = 2 2 f J0 (x)ψ(2J0 −1 x − l) dx.
l2J0 −1
13
Alejandro Ortiz Fernández
donde
Z (k+1)2j
j
J0
dj,k = hf , ψj,k i = 2 2 f J0 (x)ψ(2j x − k) dx.
k2j
Ahora se debe observar que la aproximación f −J1 tiene dos piezas cons-
tantes:
f −J1 [0,2J1 ) ≡ f0−J1 promedio de f J0 sobre [0, 2J1 ) y
f −J1 [−2J1 ,0) ≡ f−1−J1
promedio de f J0 sobre [−2J1 , 0).
14
ϕ−Espacios de Funciones
JX
0 −1
2
J X
f 0 − dj,k ψj,k
−(J1 +K) 2
= kf k
j=−(J1 +K) k
K J1 1
= 2− 2 · 2 2 (|f0−J1 |2 + |f−1
−J1 2 2
| ) → 0,
K → ∞, como se desea.
(i) Vj ⊆ Vj+1, ∀j ∈ Z.
Probaremos ahora:
15
Alejandro Ortiz Fernández
Finalmente,
S vía argumentos que requieren de otros requisitos se prue-
ba que Vj = L2 (R), donde la cerradura es en L2 (R).
j∈Z
De esta manera se ha verificado que la familia de subespacios cerrados
(Vj ) es un análisis multi-resolución (AMR) para L2 (R). Así, la ondícula
de Haar proporciona una idea más general de AMR, la que permite cons-
truir ondículas en espacios de funciones. En efecto, en 1986 S. Mallat y
Y. Meyer introdujeron el “análisis multiresolución”, una amplia idea que
permite construir bases ortonormales de ondículas.
16
ϕ−Espacios de Funciones
17
Alejandro Ortiz Fernández
18
ϕ−Espacios de Funciones
19
Alejandro Ortiz Fernández
c(j) = 0 si j 6= 0, 1.
P
Luego tenemos ϕ(x) = c(k)21/2 ϕ(2x − k) = ϕ(2x) + ϕ(2x − 1) · · ·
k
ecuación dilatación.
Además, d(k) = (−1)k c(1 − k) implica
1 1
d(0) = 2− 2 , d(1) = −2− 2 , d(j) = 0, j 6= 0, 1.
Luego, X
ψ(x) = d(k)ϕ1,k (x) = ϕ(2x) − ϕ(2x − 1).
k
De esta manera,
1, 0 ≤ x < 12
1
ψ(x) = −1, 2
≤x<1
0, x < 0 ó x ≥ 1.
Esta función ψ fue considerada por A. Haar a inicios del siglo XX. Ade-
más, observemos que vía dilataciones y translaciones se obtiene la familia
(ψj,k )j,k∈Z, donde
j
−2 2 , · · · 2kj ≤ x < 2kj + 2j+1
1
j
ψj,k (x) = 2 2 , · · · 2kj + 2j+1
1
≤ x < k+1
k k+1
2j
0, · · · x < 2j ó 2j ≥ x.
Se tiene que (ψj,k )j,k∈Z es una base ortonormal para L2 (R), es la más
antigua base de ondículas. Observemos que ψ está concentrada en el
intervalo [0, 1] pero los ψj,k ’s se mueven y se dilatan a través de toda la
recta. A manera de ejemplo visualicemos ψ(x), ψ(2x) y ψ(2x − 1).
20
ϕ−Espacios de Funciones
1 1 1
1 3
2 4
0 1 1 0 1 1 0 1 1
2 4 2
−1 −1 −1
ψ(x) ψ(2x) ψ(2x − 1)
d
Marcos en Espacios de Hilbert
La idea de base en un espacio X es vitalP
por su propiedad de repre-
sentación, es decir, si x ∈ X entonces x = an xn , donde (xn ) es una
n
base en
PX. Si T es un operador lineal, con adecuadas condiciones se tiene
Tx = an T (xn ), es decir, para conocer T x es suficiente conocer T (xn ),
n
lo que es un argumento para justificar el porqué el interés para construir
bases en diversos espacios. Por ejemplo, en el espacio (de Hilbert) L2 (0, 1)
se sabe que la familia (xn (x))
P = (e
2πinx
) es una base ortonormal; luego,
si x ∈ L (0, 1) se tiene x = hx, xn (x)ixn (x) en la topología de L2 (0, 1).
2
n
Por otro lado, se verifica que si I ⊂ (0, 1) es un intervalo abierto, entonces
las restricciones de los xn ’s a I conservan la propiedad de representación
en L2 (I) pero no es una base para L2 (I) (ver [CHR], pág. 91); tal fami-
lia de restricciones es un . . . “marco” para L2 (I). Así mismo, un ligero
cambio en una base puede modificar su esencia de tal (por ejemplo, si
retiramos un elemento de ella, deja de ser base); por esto es útil, en cier-
tas situaciones, tener familias que tengan la propiedad de representación
aún cuando no sean bases pero que tengan otras importantes propiedades
como es el caso de los marcos en un espacio de Hilbert, como L2 (0, 1).
21
Alejandro Ortiz Fernández
P
Si A = B = 1, el marco (xi ) es una base ortonormal y |hf, xi i|2 =
kf k2 , ∀ f ∈ H (además, (xi ) es una sucesión de Bessel). Por otro lado,
una base de Schauder (ver a.) no es necesariamente un marco. Si A = B,
(xi ) se llama un marco casi-ortogonal; en este caso, si (xi ) es un marco
casi-ortogonal ella no es necesariamente una base de Schauder. Un marco
es exacto si deja de serlo al retirar un elemento de él. En un espacio de
Hilbert existe una íntima conexión entre las bases de Riesz con los marcos;
así, (xi ) es una base de Riesz sí y sólo si (xi ) es un marco exacto.
Los marcos fueron introducidos por R. J. Duffin y A. C. Schaeffer en
1952 en su trabajo “A Class of Nonharmonic Fourier Series”, quienes usa-
ron tal idea en el estudio de las series de Fourier no-armónicas, en donde
se consideran sucesiones de la forma (eiλn x )n∈Z siendo (λn ) una sucesión
de números reales o complejos. Cuando las ondículas fueron introduci-
das (1984) las expansiones en series fueron usando bases ortonormales de
ondículas en L2 (R), lo que de alguna manera era una actitud familiar y
conveniente; sin embargo, I. Danbechies, A. Grossmann y Y. Meyer en
1986 en el trabajo “Painless nonorthogonal expansions” observaron que
los marcos podían ser utilizados en la búsqueda de expansiones en series
para funciones en L2 (R), las que eran semejantes a las expansiones usan-
do bases ortonormales. De esta manera, la teoría de marcos mereció la
atención por los investigadores de la teoría de ondículas. Por otro lado,
observando la definición de marco [+] , los números A y B se llaman
cotas-marcos, las que no son únicas; la menor de las cotas superiores B’s
se llama la óptima cota superior; similar para la óptima cota inferior. A
todo marco (xi ) se le asocia los operadores S, T y T ∗ donde
S : H −→ H
P
∞
f 7→ Sf = hf, xi ixi ;
i=1
22
ϕ−Espacios de Funciones
T : ℓ2 (N) −→ H
P
∞
(ai ) 7→ T (ai ) = ai xi
i=1
T ∗ : H −→ ℓ2 (N)
f 7→ T ∗ f = (hf, xi i)i=1,2,···
P
En efecto, T T ∗f = T (hf, xi i) = hf, xi ixi = Sf.
Se observa que un marco es una sucesión de Bessel, entonces la serie
que define a S converge incondicionalmente
P para ∀ f ∈ H (“si (xi ) es una
sucesión de Bessel en H, entonces ai xi converge incondicionalmente
i
para todo (ai ) ∈ ℓ2 (N)”).
El operador S es lineal por definición; además es positivo
X X
2
hSf, f i = hf, xi ihxi , f i = |hf, xi i| ≥ 0
i i
23
Alejandro Ortiz Fernández
P −1 i P
S −1 hS f, xi ixi = S −1 (S(S −1 f )) = S −1 f. Luego, |hf, S −1 xi i|2 =
P i P i
hf, S −1 xi ihS −1 xi , f i = h hf, S −1xi iS −1 xi , f i = hS −1 f, f i. Usando
i i
B −1 · I ≤ SP
−1
≤ A−1 · I se tiene B −1 kf k2 ≤ hS −1 f, f i ≤ A−1 kf k2 ó
−1 2
B kf k ≤ |hf, S −1 xi i|2 ≤ A−1 kf k2 , luego (S −1 xi ) es un marco con
i
cotas B −1 y A−1 .]
Sea x = (xi )i∈N un marco en un espacio de Hilbert H y sea S su
asociado operador marco; por definición, x xi )i∈N es el marco dual
e = (e
de x si xei = S xi . De esta manera (e
−1
xi ) es un marco. Ahora veamos que
xi ) tiene el mismo papel que el dual en la teoría de bases; en efecto, se
(e
tiene el fundamental resultado:
«[Dual]. Sea (xi ) un marco y el operador marco; entonces, para todo
x ∈ H se tiene:
∞
X
x= hx, x
ei ixi , (•)
i=1
P
∞
y también, x = xi , donde las series convergen incondicionalmen-
hx, xi ie
i=1
te.»
Observamos que (e
xi ) tiene el comportamiento de una base y por tanto
podemos pensar que un marco es una “base generalizada” .
Prueba.
X X X
x = SS −1 x = hS −1 x, xi ixi = hx, S −1 xi ixi = hx, x
ei ixi . (+)
i i i
24
ϕ−Espacios de Funciones
x = S −1 Sx
X
= hSx, S −1 xi iS −1 xi = (S es auto-adjunto)
i
X
= hx, SS −1 xi ie
xi
i
X
= hx, xi ie
xi .
i
25
Alejandro Ortiz Fernández
2S 2B A−B
2S
I− ≥ I− ·I =
· I. De esta manera,
I −
≤
A+B A+B A+B A + B
B
A
−1
A
< 1, lo que implica que la serie de la tesis converge uniformemente
B
+1
en la norma, lo que implica la tesis.
e
Marcos-Ondículas
(i) Marcos de Gabor
Como hemos mencionado,los marcos son usados en la teoría de la
señal para obtener descomposiciones y representaciones cuando existe
redundancia o sobre - muestra en la información; vía este argumento
se tienen interesantes relaciones con la teoría de ondículas; así, hemos
visto que un caso particular de marco son las bases ortonormales. Ahora
veremos que otro ejemplo de marco es el marco de Gabor en el espacio de
Hilbert L2 (R); la idea es partir con una función g ∈ L2 (R) y someterla a
traslaciones y modulaciones obteniéndose así una familia que si fuera un
marco en L2 (R), ella es llamada un marco de Gabor. Más concretamente,
el análisis de Gabor descansa en dos operadores sobre L2 (R) que son,la
traslación,
Ta : L2 (R) −→ L2 (R)
f (x) −→ (Ta f )(x) = f (x − a), a ∈ R,
y la modulación,
Mb : L2 (R) −→ L2 (R)
f (x) −→ (Mb f )(x) = e2πibx f (x), b ∈ R.
26
ϕ−Espacios de Funciones
Sea la aplicación
S : H −→ H R
x −→ Sx = M < x, xi > xi dµ(i).
Si g ∈ L2 (R), pongamos
gm,n (x) ≡ Mmb Tna g(x) = e2πimbx g(x − na), m, n ∈ Z; a, b > 0 reales.
27
Alejandro Ortiz Fernández
28
ϕ−Espacios de Funciones
Z ∞
= |f (x)|2G(x) dx.
−∞
se concluye que
Z ∞ X
|f (x)|2G(x) dx = b |hf, Mmb Tna gi|2 ,
−∞ m,n
29
Alejandro Ortiz Fernández
30
ϕ−Espacios de Funciones
Teorema 1. Sean ψ1 , ψ2 ∈ L2 (R) tales que sop ψb1 ⊂ [l, L] y sop ψb2 ⊂
[−L, −l], 0 ≤ l < L < ∞. Sean A y B dos constantes tal que
X
0<A≤ |ψb1 (aj ξ)|2 ≤ B < ∞, c.t.p. en [0, +∞),
j∈Z
X
0<A≤ |ψb2 (aj ξ)|2 ≤ B < ∞, c.t.p. en [0, +∞).
j∈Z
1
Entonces, (Daj Tkb ψ1 , Daj Tkb ψ2 ) es un marco para L2 (R), con cotas A
b
1 1
y B, donde b ∈ R tal que 0 < b ≤ .
b L−l
Prueba. Se tiene,
ψc ∧
jk (ξ) = (Daj Tkb ψ) (ξ)
Z ∞
= ψ(a−j x − kb)e2πixξ dx = (cambio de variable)
−∞
j j
b j ξ)
= a 2 e2πikba ξ ψ(a
b
= Da−j (Mkb ψ(ξ)).
hf, Daj Tkb ψi = hfb, (Daj Tkb ψ)∧ i = hfb, Da−j Mkb ψ(ξ)i.
b
−∞
Z ∞
−j ξ
= a2 fb j e−2πikbξ ψ(ξ)b dξ
a
Z ∞ −∞
= (Daj fb)ψ(ξ)e
b −2πikbξ
dξ
−∞
= h(Daj fb)ψ,
b Mkb i.
31
Alejandro Ortiz Fernández
Por tanto,
b Mkb i.
hf, Daj Tkb ψi = h(Daj fb)ψ, (∗)
1 1
Veamos ψ1 (con ψ2 es similar). Tenemos L ≤ l + ó L−l ≤ ; por tanto,
b b
1
sop ψb1 ⊂ [l, L] ⊂ [l, l + ] = I y así (Daj fb)ψb1 ⊂ L (I). Considerando que
2
1
b
(b 2 Mkb )k∈Z es una base ortonormal para L2 (I), se tiene
∞
X Z
1
|h(Daj fb)ψb1 , Mkb i| =
2
|Daj fb(ξ)|2|ψb1 (ξ)|2 dξ
k=−∞
b I
Z ∞
1
= |Daj fb(ξ)|2|ψbI (ξ)|2 dξ = (cambio de variable)
b 0
Z
1 ∞ b 2 b j 2
= |f (ξ)| |ψI (a ξ)| dξ. (∗∗)
b 0
De [*] y [**] obtenemos,
X X
|hf, (Daj Tkb ψ1 i|2 = |h(Daj fb)ψb1 , Mkb i|2
j,k∈Z j,k∈Z
Z ∞ X
1
= |fb(ξ)| 2
|ψb1 (a ξ)|
j 2
dξ.
b 0 k∈Z
P b j 2
Pero, por hipótesis 0 < A ≤ |ψ1 (a ξ)| ≤ B < ∞, entonces tenemos
j∈Z
1 X 1
Akf k2H 2 ≤ | < f, Daj Tkb ψ1 > |2 ≤ Bkf k2H 2 .
b +
j,k∈Z
b +
32
ϕ−Espacios de Funciones
Dual-marco.
Veamos al marco-dual de un marco-ondícula:
33
Alejandro Ortiz Fernández
Teorema 2. Sea ψ ∈ L2 (R) tal que sop ψ ⊂ [l, L]; A y B son constantes
P b j 2
tal que 0 < A ≤ |ψ(a ξ)| ≤ B < ∞, c.t.p en [0, +∞). Entonces,
j∈Z
1 b
(S0 f )∧ = Gfb y (S0−1 f )∧ = f ∀f ∈ H+2 (R),
G
donde ( P e j 2
1
b
|ψ(a ξ)| si ξ > 0
G(ξ) = j
0 si ξ < 0.
P
Prueba. Recordemos que S0 f = hf, Daj Tkb ψiDaj Tkb ψ; luego,
j,k
X
[S0 f ]∧ (ξ) = b
hf, Daj Tkb ψiDa−j (Mkb ψ(ξ)) = [hemos usado
j,k
1
Si I es un intervalo de longitud , (Daj fb)ψb ∈ L2 (I), y considerando que
1
b
(b 2 Mkb )k∈Z es una base ortonormal para L2 (I), se tendrá
1X
[S0 f ]∧ (ξ) = Da−j ((Daj fb).|ψ(ξ)|
b 2 ) = (usando Daj (f g)
b j
j
= a 2 (Daj f )(Daj g))
1 X −j
= fb(ξ) b 2
a 2 Da−j |ψ(ξ)|
b j
34
ϕ−Espacios de Funciones
1 X −j b 2)
= (definiendo G(ξ) = a 2 Da−j |ψ(ξ)|
b j
= fb(ξ)G(ξ).
35
II
a
Generalidades
El tema de los “espacios de funciones” es un amplio universo; nosotros
pretendemos dar una visión de la evolución de los espacios más conoci-
dos en el análisis funcional-real-armónico. Nuestra intención es orientar
al lector, de preferencia a los jóvenes alumnos y colegas sobre como ta-
les espacios surgieron en el escenario de la matemática, espacios que
posiblemente usamos y que quizás desconozcamos su origen y evolución.
Alrededor de esta intención daremos también argumentos técnicos y posi-
blemente algunas demostraciones. El escenario que trataremos es amplio
37
Alejandro Ortiz Fernández
38
ϕ−Espacios de Funciones
Espacio Vectorial
Espacio Normado
Espacio de
Espacio
Reflexivo
Espacio
de
Hilbert
Espacio Pre-Hilb.
Banach
Espacio Métrico
Espacio Topológico
Figura 1:
39
Alejandro Ortiz Fernández
Hamel”.
Dos espacios fundamentales que fueron introducidos en los primeros
años del siglo pasado fueron los “espacios métricos” y los “espacios de
Hilbert” (ver anterior diagrama); para los primeros espacios el punto de
partida fue la tesis de M. Frechet (1906) en donde se introducen diver-
sos conceptos que aún ahora se enseñan en los cursos básicos de análisis
matemático. En el mismo año, D. Hilbert considera a la bola unitaria
cerrada del espacio ℓ2 como el dominio de formas lineales, bilineales y
cuadráticas; fue un importante trabajo que indujo el nombre de “espacio
de Hilbert”, en honor a su autor. Por otro lado, la idea de espacio vec-
torial normado de dimensión finita fue introducida por H. Minkowski en
1896 y fueron llamados “espacios de Minkowski”. En relación al espacio
de Hilbert ℓ2 , sus propiedades geométricas fueron estudiadas por Schmidt
en 1908. La teoría axiomática de los espacios de Hilbert fue establecida
por J. Von Neumann en 1927 cuando el espacio es de dimensión infini-
ta y separable; años después prueba la desigualdad de Cauchy-Schwarz
|hx, yi| ≤ kxk kyk (1932). Schmidt considera cuando P la familia (ei )i∈I es
ortonormal y prueba (1908) la desigualdad de Bessel |hx, ei i|2 ≤ kxk2 ,
∀ x ∈ H. En 1934 fueron estudiados, por Löwig, losPespacios de Hilbert
no-separables y se prueba la ecuación de Parseval, |hx, ei i|2 = kxk2 .
i∈I
40
ϕ−Espacios de Funciones
b
Primeros Espacios de Banach
En el magnífico trabajo de A. Pietsch ([PI E]) podemos encontrar una
extensa información sobre los Espacios de Banach y temas relacionados.
Nuestro interés particular son los espacios de funciones (muchos de los
cuales son de Banach) pero por una cuestión de completitud histórica y de
interés general veamos los siguientes argumentos. Los primeros espacios
de funciones, familiares a todo estudiante de análisis funcional, son los
clásicos espacio C[a, b] de las funciones continuas sobre [a, b] Lp [a, b] de
Rb
las funciones medibles f tal que a |f (x)|p dx < ∞, y el espacio discreto
P
∞
ℓp de las sucesiones x = (xn ) tal que |xn |p < ∞; ellos son espacios
n=1
41
Alejandro Ortiz Fernández
42
ϕ−Espacios de Funciones
c
Análisis Moderno en Espacios de Banach
El enfoque moderno de los espacios de Banach se inicia con el libro
de S. Banach ya mencionado en a aunque muchas ideas ya se habían
introducido desde inicios del siglo XX con la introducción de diversas
teorías (de la medida, del análisis funcional, · · · ). Otro libro que tuvo una
gran influencia en el ambiente de los analistas fue el libro de Marshall H.
Stone, “Linear Transformation in Hilbert Spaces and their Applications to
Analysis”, publicado en USA en 1932, el cual está dedicado a los espacios
de Hilbert, una importante clase de espacios de Banach, en donde Stone
presenta sus propias contribuciones así como de otros analistas. Desde
nuestro interés, los espacios de funciones, el espacio de Hilbert L2 (R) es
bien conocido por su utilidad en diversas teorías de relativa actualidad
(por ejemplo, en la teoría de ondículas o de “wavelets”).
En compatibilidad con lo expuesto en I expongamos algunos comen-
tarios históricos respecto a las series, a la integración de funciones con
43
Alejandro Ortiz Fernández
44
ϕ−Espacios de Funciones
Z Z n
X
f (x) dµ(x) ≡ f dµ = λi µ(Ui ).
X X i=1
45
Alejandro Ortiz Fernández
Consecuencia:
Z Z
f dµ = f χUj dµ, χUj = función característica de Uj .
Uj X
46
ϕ−Espacios de Funciones
Gelfand-Dunford integrable
Pettis integrable
Bochner
integrable
Birkhoff integrable
47
Alejandro Ortiz Fernández
Rs
F (s) = a f (t) dt es una primitiva de f ”. En esta dirección se tienen
contribuciones de Lebesgue (1910) y Radon (1913)
R quienes respectiva-
mente consideran
R las representaciones f (E) = E f dP (f, E medibles),
y f (E) = E Φ(P ) db (E medibles, Φ b − sumable) Estas ideas fueron
puestas en el contexto abstracto por O. M. Nikodym en 1930 surgiendo
el conocido “teorema de Radon-Nikodym”: «si µ es una medida finita, en-
tonces toda función conjunto ν, µ−continua y aditivamente enumerable,
tiene la representación,
Z
ν(A) = f (t) dµ(t), ∀ A ∈ A».
A
T : L1 [a, b] → Y ′ ,
48
ϕ−Espacios de Funciones
1/p
R
si 1 ≤ p < ∞, donde consideramos la norma kf k Lp = X
kf (x)kpB dµ(x) ,
con la cual L (X, B) es un espacio de Banach. Si p = ∞,
p
49
Alejandro Ortiz Fernández
d
Espacios de Lorentz
Los espacios de Lorentz están relacionados con la función reordenada
no-creciente f ∗ , y ésta con la función distribución ωf de f . Veamos algu-
nos argumentos previos. Sea (X, A, µ) un espacio medida, el espacio de
Banach B = R y f : X → R una función medible. Para todo real λ > 0
sea Eλ,f ≡ Eλ = {x ∈ X/ |f (x)| > λ}, un conjunto medible. La función
distribución de f es:
ωf : R+ −→ R+
λ 7→ ωf (λ) = µ(Eλ,f ).
ωf es una función no-creciente de λ pues si λ1 ≥ λ2 , Eλ1 ⊂ Eλ2 y µ es
positiva.
50
ϕ−Espacios de Funciones
R
la continuidad de la integral se tiene lı́m |f (x)|p dµ = 0, de
λ→∞ Eλ
donde lı́m λp ωf (λ) = 0 por la desigualdad de Chebyshev.]
λ→∞
51
Alejandro Ortiz Fernández
52
ϕ−Espacios de Funciones
[Veamos la prueba de [+] en el caso que f ∗ (t0 ) es tomado una sola vez (f ∗
es una función no-creciente y continua a la derecha y si f ∗ es continua en
t = ωf (λ), entonces f ∗ (ωf (λ)) = λ; también (f g)∗(t1 +t2 ) = f ∗ (t1 )g ∗ (t2 )).
En efecto, si E = {x/ f (x) ≥ f ∗ (t0 )} se tiene |{s/ f ∗ (s) ≥ f ∗ (t0 )}| = t0
y
Z Z Z Z t0
∗
f (x) dµ = f (x) dµ = f (s) ds = f ∗ (s) dx
E f (x)≥f ∗ (t0 ) f ∗ (s)≥f ∗ (t0 ) 0
= t0 f ∗∗ (t0 )]
53
Alejandro Ortiz Fernández
Teorema de Riesz-Thorin
“Sean 0 ≤ p0 , p1 , q0 , q1 ≤ ∞; T un operador lineal sobre el espa-
cio S de las funciones simples, con valor complejo; además, T : S ⊂
Lp0 (X, µ) → Lq0 (Y, ν) es de tipo (p0 , q0 ), con norma kT k0 , T : S ⊂
Lp1 (X, µ) → Lq1 (Y, ν) es de tipo (p1 , q1 ), con norma kT k1 . Entonces, pa-
ra 0 ≤ t ≤ 1, T : S ⊂ Lp (X, µ) → Lq (Y, ν) es un operador de tipo (p, q),
1 1−t t
con norma kT k satisfaciendo kT k ≤ kT k1−t t
0 kT k1 , donde = + ,
p p0 p1
1 1−t t
= + ”.
q q0 q1
Nota 3. Un operador lineal T : Lp (X, µ) → Lq (Y, ν), 1 ≤ p, q ≤ ∞, es
de tipo fuerte (p, q) si existe una constante Mp,q ≡ M tal que kT f kq ≤
Mkf kp , esto es, T es un operador acotado en L(Lp , Lq ).
En relación al teorema de Riesz-Thorin, J. Marcinkiewicz en 1939
formula un resultado con la misma tesis pero con hipótesis más débi-
les; así, exige que T sea de tipo débil (p0 , q0 ), y (p1 , q1 ), donde re-
marcamos que T : Lp (X, µ) → Lq (Y, ν) es un operador de tipo débil
54
ϕ−Espacios de Funciones
Teorema de Marcinkiewicz
“Sea T un operador sub-lineal (esto es, |T (f + g)| ≤ |T f | + |T g|) tal
que T : Lp0 (Rn ) → Lp0 (Rn ) es de tipo débil (p0 , p0 ) con norma kT k0 ,
y T : Lp1 (Rn ) → Lp1 (Rn ) es de tipo débil (p1 , p1 ) con norma kT k1 .
Si 1 ≤ p0 < p1 ≤ ∞, entonces T es de tipo fuerte (p, p) para todo
1 1 1−t
p0 < p < p1 . Además, si 0 < t < 1 satisface = + , entonces
p p0 p1
p1
p p
kT kp ≤ 2 + kT kt0 kT k1−t
1 .”
p − p0 p1 − p
Lp + Lq = {f = f1 + f2 / f1 ∈ Lp (Rn ), f2 ∈ Lq (Rn )}
55
Alejandro Ortiz Fernández
Se tienen los casos particulares, L1,1 (M) = L1 (M), L∞,∞ (M) = L∞ (M).
Los Lp,q son espacios completos con las normas citadas. Calderón ob-
serva que Lp,q (M) ⊂ L1 (M) + L∞ (M) con inclusión continua y que
si 1 < p < ∞ y q < r, entonces Lp,q (M) ⊂ Lp,r (M) con kf kp,r ≤
1−1
p−1 r q
kf kp,q . Además dá la siguiente caracterización:
pq
Z ∞
1 dt
“f ∈ Lp,q (M), 1 < p < ∞, 1 ≤ q < ∞, sí y sólo si (f ∗ (t)t p )q < ∞”.
0 t
Existen excelentes trabajos en relación con los espacios de Lorentz y
tópicos relacionados; algunos son las siguientes: [OKL], [O′ NE] y [HUN],
cuyos autores son E. Oklander, R. O′ neil y R. Hunt, quienes pertenecen a
la Escuela de Chicago de Análisis dirigida por A. Zygmund y A. Calderón.
56
ϕ−Espacios de Funciones
e
Clásicos Espacios de Funciones
Espacios de Hölder-Lipschitz Espacios de Sobolev
@
I
@
@ Espacios de Funciones
Espacios de Lizorkin- @
de Valor Vectorial
Triebel I
@@ Clásicos
Espacios de Espacios de Orlicz
-
Funciones
Z
Espacios de Hardy 6 Z
Z
~
Z
Espacios de Besov Espacios de Bergman
57
Alejandro Ortiz Fernández
otro lado, debemos remarcar que a inicios de los años 1920’s, Ba-
nach considera ciertos espacios de funciones diferenciables; así en
su tesis (1922) considera al espacio C p (de las funciones teniendo
la p−ésima derivada continua) en donde propone la norma
p
d f (x)
kf k = máx |f (x)| + máx .
a≤x≤b a≤x≤b dxp
El lector es sugerido ver el libro de Banach [BAN] en donde se
estudian diferentes tipos de espacios de funciones, como son los
espacios C, c, L(p) , l(p) .
Nota 5. Posteriormente el símbolo σ fue cambiado por α.
Si 0 < α < 1, la clase de funciones acotadas tal que |f (x) − f (y)| ≤
C|x − y|α es denotada con C α ≡ Λα ≡ Lipα (Ω), en donde se consi-
dera la norma
|f (x) − f (y)|
kf kα = sup |f (x)| + sup ,
x∈Ω x,y∈Ω |x − y|α
x6=y
Caso Periódico
Diversos fenómenos físicos son periódicos, de período 2π; esto es el
caso histórico del análisis de Fourier. La recta es descompuesta en
intervalos de longitud 2π y cada intervalo es identificado con el toro
T ; con C(T ) representamos al espacio de las funciones continuas
sobre T ; si f ∈ C(T ), por Weierstrass pongamos (por definición)
En (f ) = ı́nf kf − P k,
donde el ínfimo es tomado sobre todos los polinomios trigonomé-
tricos P de grado ≤ n. ¿Cómo caracterizar al espacio de Lipschitz
Lipα (T )? (donde Ω ≡ T ); en esta dirección se tiene un importante
resultado: [D. Jackson (1911) - S. N. Bernstein (1912)] si 0 < α < 1,
α 1
f ∈ Lip (T ) sí y sólo si En (f ) = O α .
n
58
ϕ−Espacios de Funciones
59
Alejandro Ortiz Fernández
α
C ≡ Λα = f ∈ C [α] / kf kα = kf kC [α] +
X
|Dδ f (x) − Dδ f (y)| n
sup < ∞, donde x, y ∈ R .
x6=y |x − y|α0
|δ|=[α]
60
ϕ−Espacios de Funciones
61
Alejandro Ortiz Fernández
62
ϕ−Espacios de Funciones
α
P ∂
sólo si f = 0≤|α|≤u gα , con gα ∈ Lp ; existe una constante
∂x
C = Cp,u y una elección de las funciones gα tal que
1 X
kf kp,u ≤ kgα kp ≤ Ckf kp,u.»
C
Espacios Λpu
Sea u un número real, r el más grande entero < u. Por definición,
63
Alejandro Ortiz Fernández
64
ϕ−Espacios de Funciones
65
Alejandro Ortiz Fernández
66
ϕ−Espacios de Funciones
X 1q
kf k Fpα,q
=
να
(2 |ϕ2−ν ∗ f |)q
,
ν∈Z Lp
X 1q
να q
kf k Bpα,q = (2 kϕ2−ν ∗ f k Lp ) , (p puede tomar el “valor” ∞).
ν∈Z
67
Alejandro Ortiz Fernández
68
ϕ−Espacios de Funciones
• F (z)
Clase de funciones
Clase de funciones reales sobre T
analíticas sobre D
• f (θ)
69
Alejandro Ortiz Fernández
donde, en general,
+ log |f (x)|, si |f (x)| ≥ 1
log |f (x)| =
0, si |f (x)| < 1.
70
ϕ−Espacios de Funciones
71
Alejandro Ortiz Fernández
72
ϕ−Espacios de Funciones
P
∞
en serie de potencias f (z) = an z n ; pues bien, la inter-relación
n=0
entre las propiedades analíticas de f con las propiedades de la su-
cesión (an ) es fundamental en la conexión de la teoría de las funcio-
nes holomorfas con el análisis funcional. En esta dirección vamos a
considerar un espacio de funciones analíticas introducido por Ste-
fan Bergman en 1922. Veamos, por definición A2 (D) es el espacio
de las funciones analíticas f definidas sobre D tal que
Z 2π 12
1
kf kA2 = |f (reiθ )|2 r drdθ < ∞.
π 0
De un modo similar se obtienen los espacios de Bergman Ap (D), 1 ≤
p < ∞. A2 fue también investigado por S. Bochner en un trabajo
publicado en 1922. Sobre estos espacios, Bergman publicó en 1950
su obra: “The Kernel Function and Conformal Mapping”.
1
Si consideráramos la medida (de Lebesgue) dA(z) = r drdθ, se
π
podría interpretar Ap (D) como un subespacio (cerrado) de Lp (D);
se verificó que si f ∈ Ap (D) entonces se tiene la representación
Z
1
f (ω) = 2
f (z) dA(z),
D (1 − ωz)
donde ∞
1 X
K(ω, z) := = (k + 1)ω k z −k
(1 − ωz)2 k=1
es llamado el núcleo de Bergman. Si 1 < p < ∞, en 1964 Zakharyuta-
Yudovich probaron que
P : Lp (D) −→ Ap (D)
R 1
f (z) 7→ P f (z) ≡ g(ω) := D
f (z) dA(z)
(1 − ωz)2
define una aplicación sobre, la cual es llamada la proyección de
Bergman; esta propiedad fue también establecida para p = 1 en
1971 (por Shields-Williams). También se probó que
′ 1 1
(Ap (D))′ = Ap (D), + ′ = 1, 1 < p < ∞.
p p
73
Alejandro Ortiz Fernández
(integral en el sentido RR
de Lebesgue), en donde se considera el pro-
ducto interno hf, gi = D f (z)g(z) dxdy, y de esta manera kf k2 =
hf, f i y |hf, gi| ≤ kf k kgk. Además se verifica que L2 H(D) es
un espacio de Hilbert (y de Banach) con la citada norma y se
tiene el teorema de Riesz-Fischer para el sistema ortonormal S
en L2 H(D), S es denotado con {ωn (z)}; así, el espacio L2 H(D)
P
∞ P
∞
es identificado con el de las series ck ωk (z) con |ck |2 < ∞.
k=1 k=1
Con estas ideas consideramos ahora al llamado núcleo de Bergman,
P∞
K(z, t) = ωn (z)ωn (t), z, t ∈ D, donde la serie es absolutamente
n=1 P
convergente en D × D (se sabe que la serie hf, ωn iωn (z) converge
puntualmente a f (z) en D y uniformemente en ciertos dominios;
P∞
además, bajo ciertas hipótesis se tiene que |ωk (t)|2 ≤ πr1 2 , lo que
k=1
implica que la serie converja absolutamente en D).
Se verifica el fundamental
RR resultado: “ si f (z) ∈ L2 H(D) y z ∈ D,
entonces f (z) = D K(z, t)f (t) dudv, donde t = u + iv.”
El núcleo de Bergman es una útil idea y recurso para estudiar la
naturaleza del espacio de Bergman así como para comprender su
geometría, que la tiene por ser un espacio de Hilbert, es decir,
74
ϕ−Espacios de Funciones
75
Alejandro Ortiz Fernández
así K es un núcleo “reproducir”. Por otro lado, si {en (z)} es una base
ortonormal del espacio de Hilbert L2a , se verifica que: K(z, ω) =
P∞
en (z)en (ω), donde K es independiente de la base ortonormal
n=1
elegida; se verifica que también se tiene K(z, ω) = (1 − zω)−2 .
C. Horowitz, en 1974, en su trabajo “Zeros of functions in the
Bergman spaces” considera a los espacios de Bergman “pesados”:
si α > −1, por definición
Lp,α
a (D) = f función analítica/
Z 1 Z 2π p1
1 iθ p α
kf kp,α,a = |f (re )| (1 − r) r drdθ <∞ .
π 0 0
Z ∞ Z ∞ p1
Lp,α +
a (C )
+
= f analítica sobre C / p α
|f (x+it)| dx t dt <∞ .
0 −∞
76
ϕ−Espacios de Funciones
X
kf km
α,q,p,a : = |f (k) (0)| +
0≤k<m
Z 1 Z 2π pq 1q
1
|f (m) (reiθ )|p dθ (1 − r)(m−α)q−1 dr < ∞.
0 2π 0
B(D) = {f función analítica sobre D/ kf kB = sup {(1 − |z|2 )|f ′ (z)|} < ∞}.
z∈D
77
Alejandro Ortiz Fernández
78
ϕ−Espacios de Funciones
Bap (D) = f funcion analítica en D/
Z 1p
2 p ′ p
kf kBap = (1 − |z| ) |f (z)| dλ(z) <∞
D
79
Alejandro Ortiz Fernández
Sea ahora f una función medible (de valor real o compleja) sobre
un espacio medida (X, µ) y sea Φ una función de Young, entonces
80
ϕ−Espacios de Funciones
donde
Z
|f (x)|
kf kΦ = ı́nf K > 0/ Φ dµ(x) ≤ 1 .
X K
81
Alejandro Ortiz Fernández
82
ϕ−Espacios de Funciones
83
III
a
Generalidades
85
Alejandro Ortiz Fernández
Z 2π p1
p 1 iθ p
H (D) = f analítica sobre D/ kf kH := sup
p |f (re )| dθ <∞
0<r<1 2π 0
y
∞
H (D) = f analítica sobre D/ kf kH ∞ := sup |f (z)| < ∞}.
z∈D
y
∞
Har (D) = f analítica sobre D/ kf kHar
∞ := sup |f (z)| < ∞}.
z∈D
86
ϕ−Espacios de Funciones
(obsérvese que frj ∈ C(D) y que frj es armónica sobre D). Así mismo,
′
notemos que P rr ∈ C(∂D) ⊂ Lp (∂D), sumando y restando una misma
j
expresión, la última integral la descomponemos en:
Z 2π Z 2π
it i(θ−t) it i(θ−t) i(θ−t)
frj (e )Pr (e ) dt + frj (e ) P rr (e ) − Pr (e ) dt.
j
0 0
87
Alejandro Ortiz Fernández
88
ϕ−Espacios de Funciones
89
Alejandro Ortiz Fernández
kf kHre
1 = kf kL1 + kHf kL1 .
donde B(x, r) ⊂ Rn es una bola abierta (de centro x, radio r), |A| es la
medida de Lebesgue de A. De esta manera surge la “función maximal”
Z
1
M(f )(x) = sup |f (y)| dy.
r>0 |B(x, r)| B(x,r)
90
ϕ−Espacios de Funciones
91
Alejandro Ortiz Fernández
lado, en este tipo de análisis se usan con frecuencia las rotaciones, las
translaciones y las dilataciones (recuerde a las ondículas!); en este sen-
tido la n−upla (K1 (x), · · · , Kn (x)) se comporta bien respecto a tales
operaciones, al igual que lo hace la transformada de Hilbert en el caso
1−dimensional. En esta dirección, E. M. Stein-G. Weiss en un traba-
jo publicado en 1960, “On the theory of harmonic functions of several
variables”, definen un espacio de Hardy de orden 1 variable-real. Así,
1
Hre (Rn ) ≡ Hre
1
:= {f / Rj f ∈ L1 , j = 1, · · · , n}
P
n
donde se considera la norma kf kHre
1 = kf kL +
1 kRj f kL1 .
j=1
Observemos que esta forma de concebir a los espacios de Hardy-reales
es vía la ruta de la teoría de las integrales singulares. Otra ruta son
las ecuaciones de Cauchy-Riemann pero ellas pueden ser vistas desde
un marco general; al respecto, ver el Capítulo VI de [STE-WEI] donde
Stein-Weiss consideran al espacio H p de funciones armónicas conjugados.
Se tiene: sea p > 0 y F = (u1, · · · , uk ) una solución del sistema fijo de
Pk ∂F
ecuaciones de Cauchy-Riemann aj = 0 sobre Rn+1
+ , entonces, por
j=1 ∂xj
definición,
Z
p
H (Rn+1
+ ) = {F/ ∃C < ∞ tal que |F (x, y)|p dx =
R n
Z
p
(|u1 (x, y)|2 + · · · + |uk (x, y)|2) 2 ≤ C, ∀y > 0}.
Rn
92
ϕ−Espacios de Funciones
Z q1
1 q
sup |f (x) − fQ | dx < ∞, para algún 1 ≤ q < ∞ (∗ ∗ ∗)
Q |Q| Q
93
Alejandro Ortiz Fernández
Por otro lado, sea ∂D el contorno del disco abierto unitario y dθ la medida
longitud de arco sobre ∂D. Sean f ∈ L2 (∂D), I ⊂ ∂D un intervalo; como
1 R
siempre fI = f (θ) dθ; entonces f ∈ BMO(∂D) ≡ BMO si
|I| I
Z 12
1 2
kf k∗ = sup |f (θ) − fI | dx < ∞. (+)
I |I| I
94
ϕ−Espacios de Funciones
1 1−t t 1 1−t t
= + , = + .»
p p0 p1 q q0 q1
95
Alejandro Ortiz Fernández
1
REn el lenguaje de la teoría de probabilidades, la oscilación media
|Q| Q
|f (x)−fQ | dx es llamada la varianza de f relativo a la probabilidad
1
χ
|Q| Q
dx. En este sendero, los espacios H p y BMO han sido investigados
en el contexto de la teoría de probabilidades y dentro de este ambiente al
concepto de martingala el que fue de utilidad en el desarrollo de teorías
surgidas a inicios de la segunda mitad del siglo XX. Como sabemos el
análisis real se desarrolló en base a investigaciones hechas, entre otros,
por F. y M. Riesz, S. Saks, A. Besicovitch, S. Bochner, G. Hardy, E.
Littlewood, Paley, Marcinkiewicz, N. Wiener, Zygmund y A. Calderón.
En 1950, Calderón probó el siguiente resultado.
“Sea Γ(x) un cono con vértice en x ∈ Rn y sea u(x, t) una función
armónica definida en el semi-espacio superior Rn+1+ , y sean
96
ϕ−Espacios de Funciones
97
Alejandro Ortiz Fernández
en X (∅ ∈ M; si A ∈ M, Ac (complemento)∈ M; si An ∈ M, n =
S
∞
1, 2, · · · , An ∈ M).
1
La función P : M → [0, 1] es una probabilidad si P (X) = 1; si {An }
es una familia de conjuntos en M tal que Ai ∩ Aj = ∅, i 6= j, enton-
S
∞ P
∞
ces P ( An ) = P (An ). (X, M) es un espacio medible y (X, M, P )
1 1
un espacio de probabilidad; una variable estocástica f es una R función
M−medible y la esperanza de f es la integral E(f ) = f dP . Si
f ∈ L1loc (X) es M−medible y N es una subálgebra de M, entonces
la esperanza condicional
R de f es definida
R siendo la función N −medible g
sobre X definida vía: A f dP = A g dP, ∀A ∈ N . Esta función g existe
unívocamente.
“Sea {Mn }, n = 0, 1, 2, · · · una sucesión creciente de subálgebras de
M, esto es, M0 ⊂ M1 ⊂ · · · ; sea f = {fn }, n = 0, 1, 2, · · · una sucesión
de variables estocásticas adaptada a {Mn } en el sentido que cada fn es
Mn −medible. La sucesión f = {fn } es una martingala si:
E(fn Mn−1 ) = fn−1 ”.
Obsérvese que:
Z Z Z
fn dP =
E(fn Mn−1 ) dP = fn−1 dP, ∀A ∈ Mn−1 .
A A A
98
ϕ−Espacios de Funciones
b
Espacios Lp,λ y Variantes
La introducción de los espacios de funciones fue fundamental en el
desarrollo de muchos sectores de la matemática del pasado siglo. En par-
ticular la teoría de las ecuaciones en derivadas parciales fue impulsada
en base a ciertos espacios de funciones (o distribuciones). En este ca-
pítulo nos proponemos estudiar algunos de tales espacios, en particular
aquellos que provienen del análisis real y que han sido introducidos en
las décadas pasadas. Clásicamente fueron los espacios de Lebesgue Lp ,
los espacios de Morrey Lp,λ , los Lipschitz Λα , · · · , y un poco después los
espacios BMO (de oscilación media acotada de John-Nirenberg, 1961),
los espacios Lp,λ (Stampacchia, 1964), los espacios HMO y los H α,p (de
Fabes-Johnson-Neri, 1976) los que han jugado y juegan un papel sig-
nificativo en la teoría. Actualmente se vienen estudiando problemas de
contorno usándose métodos más sofisticados en problemas más generales,
en donde destacamos los trabajos de C. Kenig y otros.
A. Espacios Lp,λ .
En muchos problemas en ecuaciones en derivadas parciales es ne-
cesario establecerse ciertos tipos de estimativas a priori, como son
estimativas en la norma−Lp , en la norma−Λα , · · · Un modo de
unificar tales estimativas es a través de los espacios Lp,λ donde
1 ≤ p < ∞, 0 ≤ λ < n + p, n es la dimensión de Rn . Esta situación
corresponde al caso clásico At x = tx, donde en general {At }, t > 0
es el grupo de transformaciones lineales de Rn que satisfacen ciertas
propiedades; este grupo será presentado posteriormente.
Sea B = B(x, r) la bola {y ∈ Rn / |x − y| < r}, entonces
Z 1/p
1
Lp,λ = f ∈ Lp (B)/ [f ]Lp,λ = sup |f (x) − c B | p
dx ≤ M < ∞
B rλ B
99
Alejandro Ortiz Fernández
1
R
natural) siendo el promedio fB = |B| B
f (x) dx (donde |B| = r n
es la medida de Lebesgue de B) ya que
Pero
Z r
1
|fB − cB | = f (x) dx − cB
rn
ZB
1
≤ |f (x) − cB | dx
rn B
1 1
≤ + =1
p q
n Z 1/p
rq p
≤ |f (x) − cB | dx
rn B
Z 1/p
1 p
= |f (x) − cB | dx .
rn B
Luego,
Z 1/p Z 1/p
1 p 1 p
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − cB | dx +
rλ B rλ B
n Z 1/p
rp 1
+ |f (x) − cB |p dx
λ
rp rλ B
Z 1/p
1
= 2 λ |f (x) − cB |p dx ,
r B
100
ϕ−Espacios de Funciones
λ−n λ1 − n
Lema 1. Si p1 ≤ p y = entonces Lp,λ ⊂ Lp1 ,λ1 .
p p1
Prueba. Tenemos
Z Z pp1
1 1 p1
|f (x) − fB | p1
dx ≤ λ1 |f (x) − fB | dxp
|B|1− p
r λ1 B r B
λ
p1 Z pp1
r p 1 p1
= p
|f (x) − fB | dx cr n r −n p
r λ1 rλ B
Z pp1 p1
1 p r p (λ−n)
= c λ |f (x) − fB | dx · λ1 −n
r B r
Z pp1
1
= c λ |f (x) − fB |p dx ,
r B
de donde
Z p1 Z p1
1 p1
1 1 p
|f (x) − fB | dx ≤c λ |f (x) − fB | dx .
r λ1 B r B
Casos Particulares
Según el rango de variación de λ, Lp,λ (p ≥ 1) se identifica con algunos
conocidos espacios de funciones. Así, si λ = 0, se tiene la identificación
topológica Lp,0 ≃ Lploc ya que en general kf kLp,λ ≥ kf kLploc y por otro
lado
Z p1
1 p
kf kLp,λ ≤ kf kLploc +2 λ |f (x)−cB | dx = (con λ = 0, cB = 0) = 3kf kLploc .
r B
101
Alejandro Ortiz Fernández
102
ϕ−Espacios de Funciones
S
∞
(a) Q = Qk donde, si k 6= j, los interiores Q̇k y Q̇j son dis-
k=1
juntos;
(b) f (x) ≤ α a.e. si x ∈ P ;
R
(c) α < |Q1k | Qk f (x) dx < 2n α para todo Qk , k = 1, 2, 3, · · ·
ó Z
1
f (x) dx > α. (2)
|Q′ | Q′
103
Alejandro Ortiz Fernández
tanto {Qk } satisface (como ya hemos visto) (a) y (c). Veamos la pro-
piedad (b). Para ello usaremos el siguiente importante teorema de
diferenciación de Lebesgue, que dice: “si f ∈ Lp (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞,
ó f ∈ L1loc (Rn ), entonces
Z
1
lı́m f (t) dt = f (x) a.e.”.
r→0 |Q(x, r)| Q(x,r)
104
ϕ−Espacios de Funciones
Caracterización de BMO
John-Nirenberg [JOH-NIR] dieron la siguiente caracterización del
espacio BMO. Sea α > 0 un número real; para cada cubo Q, sea
la función distribución wQ (α) = |{x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > α}|. Si
existieran dos constantes A y b tales que para todo Q tengamos
wQ (α) ≤ Ae−bα |Q|, entonces f ∈ BMO.
105
Alejandro Ortiz Fernández
tenemos
Z Z ∞ Z ∞
A
|f (x) − fQ | dx = wQ (α) dα ≤ A|Q| e−bα dα = |Q|
Q 0 0 b
106
ϕ−Espacios de Funciones
además,
Z
1
kgkBMO = sup |g(x) − gQ | dx
Q |Q| Q
Z
1
= (considerando que gQ = f (x) dx − fQ0 )
|Q| Q
Z
1
= sup |f (x) − fQ | dx = kf kBMO .
Q |Q| Q
107
Alejandro Ortiz Fernández
y
Z
1
ν < |f (x)| dx
|Qνj | Qνj
Z
1
≤ |f (x) − cα | dx + cα
|Qνj | Qνj
Z
|Qαk | 1
≤ |f (x) − cα | dx + cα
|Qνj | |Qαk | Qαk
|Qαk |
≤ kf kBMO + 2n + α,
|Qνj |
|Qαk | n |Qαk | n
esto es ν ≤ +2 +α ó 2 n+1
+α ≤ +2 +α ó |Qνj | ≤ 2−n |Qαk |
|Qνj | |Qνj |
y sumando sobre todos los cubos de la ν−descomposición se obtiene
[+]. Veamos ahora la parte final de la demostración.
α−1
Sea t = ([· · · ] parte entera). Recuerde que estamos asu-
2n+1
miendo 1 = kf kBMO < α. Si ν = 1 +2n+1 t se tiene 1 ≤ ν ≤ α
S ν
lo que implica (verificar) Eα ⊂ Eν ⊂ Qj ∪ Z, con |Z| = 0.
P ν j
Luego, w(α) ≡ |Eα | ≤ |Qj |. La idea ahora es aplicar t veces [+]
j
en la última desigualdad y obtendremos
X
w(α) ≤ 2−nt |Qαk | ≤ 2−nt |Q0 |.
k
108
ϕ−Espacios de Funciones
n n
son A = 2 2n+1 +n y b = log(2) 2n+1 (los que son encontrados tomando
logaritmo en ⊙ y por un argumento algebraico). Entonces
n(1−α)
w(α) ≤ 2−nt |Q0 | = 2n 2−n(t+1) |Q0 | ≤ 2n 2 2n+1 |Q0 |,
desde que
α−1 n
n
+n − log(2 2n+1 )·α
t≤ = 2 2n+1 e |Q0 |,
2n+1
lo que termina la prueba del teorema.
Los espacios BMO están relacionados a otros espacios de funciones.
Así, si f ∈ BMO y 1 ≤ p < ∞ entonces f ∈ Lp (Q0 ) pues se tiene
Z 1/p Z 1/p
p p
|f (x)| dx ≤ |f (x) − fQ0 | dx + |fQ0 ||Q0 |1/p
Q0 Q0
Z ∞ 1/p
p
= w(α) dα + c0
0
Z ∞ 1/p
−bαkf k−1 p−1
≤ Ap|Q0 | e BMO α dα + c0 = a0 .
0
Z Z 1/p
1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ n |f (x) − fQ | dx |Q|1/q
rn Q r Q
n Z 1/p
r q
p
= n |f (x) − fQ | dx
r Q
Z 1/p
1 p
= |f (x) − fQ | dx
rn Q
109
Alejandro Ortiz Fernández
Q′ = {x ∈ Q/ |f (x) − fQ | ≤ α}
Q′′ = {x ∈ Q/ |f (x) − fQ | > α}
Entonces,
Z Z Z
1 p 1 p 1
|f (x) − fQ | dx = |f (x) − fQ | dx + n |f − fQ |p dx
rn Q′ rn Q′ r Q′′
Z
αp 1 p
≤ |Q| + n e|f (x)−fQ | dx
rn r Q′′
k
≤ αp + n |Q| = αp + k,
r
luego f ∈ Lp,n .
(i) |b
k(x)| ≤ A, ∀x ∈ Rn ;
R
(ii) |x|>2|y| |k(x − y) − k(x)| dx ≤ A, y 6= 0.
110
ϕ−Espacios de Funciones
111
Alejandro Ortiz Fernández
Luego,
Z Z Z
1 1 1
|T f (x)−cQ | dx ≤ |k ∗f1 | dx+ |(k ∗f2 )−cQ | dx ≤ Acn +A
|Q| Q |Q| Q |Q| Q
como se desea.
112
ϕ−Espacios de Funciones
113
Alejandro Ortiz Fernández
Consecuencia: Λ(α; ∞, ∞) = Λα .
Nota 11. En la definición dada, f (k) (x, t) denota la k−ésima derivada de
f (x, t) respecto a t.
Redes de Banach
Sea X un espacio de Banach de funciones f (t) ∈ L1 ((0, 1]). Diremos
que X es una red (de Banach) si f ∈ X y |g(t)| ≤ |f (t)| implica que
g ∈ X y kgkX ≤ kf kX .
114
ϕ−Espacios de Funciones
Aα : X → X α
Rt t ds
g 7 → Aα (g) = 0 g(s)
s s
Bα : X → X α
R1 t ds
g 7→ Bα (g) = t
g(s)
s s
115
Alejandro Ortiz Fernández
116
ϕ−Espacios de Funciones
RN dt
Bosquejo de la Prueba. Sea la función gN (x) = 1/N |b ν (tx)|2 , en-
t
tonces se verifica que existen los números ǫ > 0 y N > 0 tal que
|gn (x)| > ǫ para todo x tal que |x| = 1. Defínase ahora ψ ∈ C0∞
0, cerca del origen y de ∞
x
vía ψ(x) = 1, si 1/N ≤ |x| ≤ N Para x 6= 0, x′ = ,
|x|
≥ 0, en el complemento.
R∞ dt
definamos N(x′ ) vía [N(x′ )]−1 = 0 |b ν (tx)|2 ψ(tx) . Se verifica que
n t
R∞ dt z
N(x′ ) = N(x) en efecto, [N(x)]−1 = 0 |b ν (tz)|2 ψ(tz) , donde x =
t |z|
R ∞ dt
ó z = |z|x, luego [N(x)]−1 = 0 |b ν (t|z|x)|2 ψ(t|z|x) = (llamando t1 =
t o
dt1 dt R∞ dt1
t|z|, dt1 = |z| dt, = ) = 0 |b ν (t1 x)|2 ψ(t1 x) = [N(x′ )]−1 . Por
t1 t t1
construcción, N(x′ ) ∈ C ∞ sobre la superficie unitaria.
Ahora se construye la función test η vía: ηb(x) = νb×N(x′ )ψ(x) (de esta
manera ηb(x) es cero en una vecindad del origen y tiene soporte compacto
verificando η la condición (i)). Además, para cada x 6= 0, νb(tx) 6= 0 como
función de t > 0, lo que implica respectivamente ηb(tx) 6= 0 como función
de t > 0, obteniéndose (ii). Además, ηb ∈ C0∞ ⊂ S implica [b η ]∨ ∈ S ó
η ∈ S. Por otro lado, aplicando la definición de transformada de Fourier,
Z ∞ ∧ Z ∞ ∧
dt dt
ut ∗ ηt = u ∗ νt ∗ ηt
0 t 0 t
Z ∞
dt
= b
u νb(tx)b
η (tx)
t
Z0 ∞
dt
= b
u ν (tx)N(tx′ )ψ(tx)
νb(tx)b
t
Z0 ∞
dt
= b
u ν (tx)|2 N(tx′ )ψ(tx)
|b
t
Z0 ∞
dt
= b
u ν (tx)|2 N(x′ )ψ(tx)
|b
0 t
Z ∞
dt
= bN(x′ )
u ν (tx)|2 ψ(tx)
|b
0 t
117
Alejandro Ortiz Fernández
Observemos que:
118
ϕ−Espacios de Funciones
Nota 12. No probaremos este teorema pero observemos que la tesis sig-
nifica que S(u, F ) = v ∈ Λα+β lo que equivale a decir que v ∈ B y que
kv ∗ νs kB ∈ sβ X; S continua, y
119
Alejandro Ortiz Fernández
uα−1
donde f es una función integrable en el intervalo (a, b) y g(u) =
(α − 1)!
para u ≥ 0, g(u) = 0 en el complemento, α = 2, 3, · · · Esta definición
tiene algunas limitaciones (así, en la teoría de series trigonométricas,
importante teoría del análisis real, F α no hereda, en general, la perio-
dicidad de f ) y fue objeto de posteriores definiciones que superan tales
120
ϕ−Espacios de Funciones
121
Alejandro Ortiz Fernández
siendo en este caso N −β (x) una función homogénea de grado −β. Ahora
se construyen las funciones Ψ(x) y Φ(x) vía:
para w ∈ Λα+β ,
Z ∞
−β dt
S w = wt ∗ Φt 1+β = (se verifica)
0 t
Z 1
dt
= w∗Φ+ wt ∗ Φt 1+β , Φ ∈ S.
0 t
Dualidad
Sea X una red de Banach de tipo α real y B un espacio de Banach
⊂ S ′ tal que kτx ukB ≤ ckukB ; sea además S ⊂ B. Recordemos que X(B)
es el espacio de Banach de fuciones B−valoradas con normas en X. Sea
X ′ (B ′ ) el espacio dual de X(B). Si F ∈ X ′ (B ′ ) y G ∈ X(B) se tiene la
R1 dt
acción hF, Gi = 0 hF (·, t), G(·, t)i .
t
122
ϕ−Espacios de Funciones
′ 1 1
Por otro lado, B ′ = Lp , + ′ = 1; además
p p
de esta manera
Z 1 q ′ 1/q′
′ ′ p′ 1 dt
X (B ) = {f (t) ∈ L / kf (t)kLp′ < ∞}.
0 t−α t
Prueba. Sea v ∈ Λ′α y u ∈ Λα−β ; tenemos |hT β v, ui| = |hv, T β ui| donde
T β u ∈ Λα . Luego, |hT β v, ui| = |hv, T β ui| ≤ kvk′α kT β ukα ≤ kvk′α ckukα−β .
Así,
kT β vk′α−β ≤ ckvk′ .
123
Alejandro Ortiz Fernández
Λα−β
Λα u
v Tβ T βv
Λ′α Λ′α−β
Figura 3:
124
ϕ−Espacios de Funciones
125
Alejandro Ortiz Fernández
126
ϕ−Espacios de Funciones
Lp,λ BMO Λα
Lp,λ−espacios
127
Alejandro Ortiz Fernández
El Teorema de la Dualidad
En esta sección vamos a probar el siguiente
Teorema 12.
1
Λα , si 0 < p < 1 y α = −1
“(H p )′ = p
BMO, si p = 1”.
128
ϕ−Espacios de Funciones
Idea de Átomo
Sean 0 < p < q, p ≤ 1 ≤ q ≤ ∞. Diremos que la función a(x) es
un (p, q)−átomo (ó simplemente un átomo) si:
(i) el soporte de a(x) está contenido en una esfera B(x0 , r);
1/q
1 R
(ii) q
|a(x)| dx ≤ r −n/q
rn
R
(iii) a(x) dx = 0.
El contenido de esta idea está sumergido en una serie de conside-
raciones de la teoría clásica de las integrales singulares; su valor,
aparte del aspecto estético, está en el gran poder de simplificación
en las pruebas de resultados fundamentales del análisis. Obsérvese
que si a(x) es un (p, q)−átomo entonces a ∈ L1 (Rn ) y podemos
asumir que kf kLp (Rn ) = 1.
Recordemos que el espacio de Lipschitz Λα , 0 < α ≤ 1, es el espacio
de las funciones f (Lipschitz continuas) definidas sobre Rn tales que
|f (x) − f (y)| ≤ c|x − y|α ⊙, donde consideramos (equivalentemente
a lo dicho antes) kf kΛα = ı́nf{c/ c verifica ⊙}. En realidad Λα
consiste de clases de equivalencia de tales funciones, donde f1 ∼ f2
si f1 − f2 = constante. Con tal norma, Λα es un espacio de Banach.
(Ver [MAC]).
1
Observemos que si a(x) es un (p, q)−átomo, 0 < p < 1 y α = − 1,
R p
entonces la aplicación Λα → Rn , f 7→ Rn a(x)f (x) dx, es lineal,
continua, con norma ≤ 1.
En efecto,
Z Z
a(x)f (x) dx = a(x)f (x) dx
B(x0 ,r)
Z
≤ |a(x)| |f (x) − f (x0 )| dx
B(x0 ,r)
Z
≤ kf kΛα |a(x)| |x − x0 |α dx
B(x0 ,r)
129
Alejandro Ortiz Fernández
P
g = λj aj es llamada
P una descomposición atómica de g. Ade-
p
más la condición
P |λ j | < ∞ permite garantizar la convergencia
de la serie λj aj en la norma de Λ′α . Como tal descomposición
∞
P
no es única, es natural que se ponga |g|H p,q = ı́nf |λj |p / g =
0
P
λj aj con el precio de que, no siendo | |H p,q homogénea si
p < 1, ella no sea una norma pero si induce una métrica (d(g, h) =
|g − h|H p,q ). Obsérvese que si p = 1, entonces | |H p,q esPuna norma
y
Pcon ella H es un espacio de Banach; en este caso k λjP
1,q
aj kL1 ≤
|λj | kaj kL1 (considerando, comoP
es usual, kaj kL1 = 1) = |λj | <
∞, es decir, las descomposiciones j son convergentes en el es-
λj aP
pacio L1 (Rn ), ó en otras palabras, g = λj aj es una bien definida
1
L −función.
Consecuencia: si p < q1 ≤ q2 ≤ ∞ entonces
130
ϕ−Espacios de Funciones
Caso p = 1.
Sea 1 < q < ∞ y definamos (recordando . . .)
Z 1/q
1
BMOq = f ∈ Lq (B)/ kf kBMOq = sup |f (x)−fB |q dx ≤M <∞ .
B |B| B
Prueba de (H 1 )′ = BMO.
′ 1 1
(a) BMOq ⊂ (H 1,q )′ donde 1 ≤ q < ∞, + ′ = 1 (y por tanto
q q
1 < q ′ ≤ ∞).
En general se trata de construir una correspondencia (biuní-
′
voca) entre BMOq y (H 1,q )′ . En esta oportunidad, dado b ∈
BMOq se trata de construir una funcional lineal continua Lb
′
sobre H 1,q .
131
Alejandro Ortiz Fernández
′ P
Sea f ∈ H 1,q con descomposición atómica f = λj aj donde
a
Pj es un (1, q ′
)−átomo, con soporte en la bola Bj , y tal que
|λj | < ∞. Entonces tenemos (recordando la definición de
átomo):
′
(H 1,q )′
′
H 1,q f
BMOq
b
Z Z
X
f (x)b(x) dx = λ a (x)b(x) dx
j j
X Z
= |λj | aj (x)b(x) dx
X Z
= |λj | |aj (x)| |b(x) − bBj | dx
X Z 1/q′ Z 1/q
q′ q
≤ |λj | |aj (x)| dx · |b(x) − bBj | dx
Bj
X Z 1/q
1 q
≤ |λj | |b(x) − bBj | dx
|Bj | Bj
≤ kf kH 1,q′ kbkBMOq ;
R
es decir, definiendo Lb f = f (x)b(x) dx se tiene |Lb f | ≤
kf kH 1,q′ kbkBMOq , de donde kLb k ≤ kbkBMOq .
′
(b) (H 1,q )′ ⊂ BMOq .
′
Sea L ∈ (H 1,q )′ , esto es, L es una funcional lineal continua
′ 1,q ′
sobre H 1,q (recuerde que
P la topología
P en H es dada por la
′
norma kgkH 1,q′ = ı́nf{ |λj |/ g = λj aj }; en (H 1,q )′ consi-
132
ϕ−Espacios de Funciones
soporte en B. En efecto,
(i) sopp a(x) ⊂ B ya que sopp g(x) ⊂ B;
(ii) si q ′ < ∞,
Z 1′ Z ′ 1′
1 q′
q 1 |g(x)|q q
|a(x)| dx = nq ′
dx
rn B rn B r q
′
kgkqLq′ (B)
Z 1′
1 q′
q
= n( 1q + q1′ )
|g| dx
r kgkLq′ B
= r −n .
Si q ′ = ∞ (⇒ q = 1) se tiene
|g(x)|
kakL∞ = sup |a(x)| = sup n = r −n .
x∈B x∈B r kgk
q
L∞ (B)
R 1 R
(iii) B
a(x) dx = n B
g(x) dx = 0.
r kgkLq′ (B)
q
n ′
Luego, g(x) = a(x)r q kgkLq′ (B) implica (recordar que H 1,q es
n
un espacio normado) kgkH 1,q′ = r q kgkLq′ kakH 1,q′ ≤ (ya que
P n
a= 1a, kakH 1,q = ı́nf{1} ≤ 1) ≤ r q kgkLq′ (B) . Por lo tanto,
n
|L g| ≤ kLk kgkH 1,q′ ≤ kLkr q kgkLq′ (B) , y L es una funcional
′
lineal continua sobre Lq0 (B). Ahora vamos a usar el teorema de
representación de Riesz para lo que remarcamos que podemos
elegir q ′ < ∞ por el teorema 13; entonces
R se tiene que existe un
(único) f ∈ Lq (B) tal que Lg(x) = B g(x)f (x) dx para todo
133
Alejandro Ortiz Fernández
′
g ∈ Lq0 (B). Remarcamos que la función f (x) es única a menos
R ′
de una constante, esto es, si Lg = gf dx = 0, ∀ g ∈ Lq0 (B)
′
entonces f es una constante. En efecto, sea h ∈ Lq (B),
entonces
Z Z Z
[h(x) − hB ] dx = h(x) dx − h(x) dx = 0,
B B B
q′
luego h(x) − hB ∈ L0 (B) y
Z
0 = f (x)(h(x) − hB ) dx
Z B Z Z
1
= f (x)h(x) dx − f (x) dx · h(x) dx
B |B| B B
Z
′
= h(x)[f (x) − fB ] dx, ∀ h ∈ Lq (B),
B
por lo tanto f (x) = fB a.e. para todo x ∈ B.
Sea ahora {Bj }∞ j=1 una sucesión creciente de bolas (digamos
de radio 2 ) convergiendo
j
R a R . Para cada Bj tenemos fj ∈
n
134
ϕ−Espacios de Funciones
Caso p < 1.
Prueba de (H p )′ = Λα .
• Λα ⊂ (H p )′
1 ′
Dado 0 < p < 1, sea α = −1; sabemos que H p ≡ H p,q ⊂ Λ′α .
p
Tomemos por conveniencia q ′ = 1. La idea es dado f ∈ Λα
construir (asociar) una funcionalP lineal continua Lf sobre H p,1.
En efecto, si g ∈ H p,1 y g = λj aj es su descomposición
atómica en (p, 1)−átomos, se tiene
Z
|hg, f i| = g(x)f (x)
Z
X
= λj aj (x)f (x) dx (ya sabemos)
X
≤ kf kΛα |λj |
X
≤ kf kΛα ( |λj |p )1/p ;
1/p
es decir, |Lf g| ≤ kf kΛα |g|H p,1 y kLf k ≤ kf kΛα .
Nota 13. En H p,1 estamos considerando, para p < 1, la “nor-
1/p
ma” | |H p,1 con la cual se compatibiliza el hecho de ser Lf
continua sobre H p,1 (recordemos que | |H p,q no es una norma
y por lo tanto si L es lineal continua sobre H p,q no es verdad
que |hL, gi| ≤ c|g|H p,q ).
135
Alejandro Ortiz Fernández
Λα
Λ′α
f
H p = H p,1
Lf
• (H p )′ ⊂ Λα
1/p
Sea L ∈ (H p,1)′ , esto es, |Lg| ≤ kLk kgk
R H p,1 . Luego (por
Riesz) existe f ∈ L∞ (B) tal que La = f (x)a(x) dx para
cada (p, 1)−átomo a(x) con soporte en B, donde B = B(x, r)
es una bola en Rn . Sea g una función con soporte en B con
g(x) − gB
kgkL1 = 1. En forma usual se verifica que a(x) = n
2r p −n
es un (p, 1)−átomo. Luego,
kLk ≥ |La|
Z
= f (x)a(x) dx
ZB
= [f (x) − fB ]a(x) dx
ZB
g(x) − gB
= [f (x) − fB ] n
−n
dx
2r p
B Z Z
1 gB
= n −n [f (x) − fB ]g(x) dx − n −n [f (x) − fB ] dx
2r p B 2r p B
Z
1
= n −n [f (x) − fB ]g(x) dx,
2r p B
R
esto es | B [f (x)−fB ]g(x) dx| ≤ 2r nα kLk ó tomando el supre-
mo sobre todo tal g, sup |f (x) − fB | ≤ 2r nα kLk, de donde con-
x∈B
1 R
siderando que fB = n B
f (y) dy, obtenemos |f (x) − f (y)| ≤
r
4kLkr nα que podemos asumir como la condición que defina Λα ,
de donde kf kΛα ≤ 4kLk (∗). Así, dado L ∈ (H p,1)′
136
ϕ−Espacios de Funciones
137
IV
a
EL Problema de Dirichlet
Como sabemos, la introducción de los diferentes espacios de funciones,
que hemos presentado anteriormente, fueron motivados por investigacio-
nes por ciertos problemas surgidos en la física-matemática y en otros
sectores de la ciencia los que condujeron a la solución de ecuaciones en
derivadas parciales donde las soluciones están sujetas a satisfacer ciertas
condiciones de contorno o de valor inicial (o a ambas condiciones). El
surgimiento del análisis funcional a mediados del siglo pasado permitió
la construcción de adecuados espacios de funciones, como fueron en sus
inicios los espacios de Lebesgue L2 (R) (es un espacio de Hilbert!); y en
general los espacios de Banach LP (Rn ), 1 ≤ p ≤ ∞, siendo L1 y L∞ es-
pacios en tanto especiales. Esta característica del análisis moderno se pre-
senta hasta la actualidad en que existen muchísimos espacios de funciones
con sus propias estructuras algebraicas y topológicas, y que han mere-
cido se escriban libros sobre “espacios de funciones”, como el elaborado
por Hans Triebel cuya primera versión simplificada aparecen en [TRI.1] y
[TRI.2]. Ver su reciente libro [TRI.3]. Asi por ejemplo, D.Yang, en 1994,
consideró nuevos espacios de Hardy L2 HRq (R2+ × R2+ ), 0 < q ≤ 1. Asi
mismo,la teoría de ondículas (“Wavelets”) vino a motivar la investiga-
ción de ciertos clásicos espacios en la búsqueda de caracterizaciones vía
ondículas.
Como también hemos apreciado en este escrito, las funciones armó-
nicas y su relación con las funciones analíticas constituyen un capítulo
especial en el análisis armónico y ello es una motivación para el titulo de
este capítulo. En [GAR-RUB] y [STE.3] podemos encontrar presentacio-
nes sobre las funciones armónicas y analíticas (también en [ORT.2]). Nos
139
Alejandro Ortiz Fernández
140
ϕ−Espacios de Funciones
141
Alejandro Ortiz Fernández
142
ϕ−Espacios de Funciones
b
Funciones Armónicas
Consideremos el dominio, semi-espacio superior
Rn+1
+ = {(x, t)/x ∈ Rn , t ∈ R+ },
143
Alejandro Ortiz Fernández
t
Pt (x) = cn n+1
(t2 + |x|2 ) 2
Z
u(x, t) = (Pt ∗ µ)(x) = Pt (x − y) dµ(y).
Rn
144
ϕ−Espacios de Funciones
H p (Rn+1 n+1
+ ) = {u(x, t) armónica sobre R+ /kukH p = sup ku(·, t)kLp < ∞}.
t>0
u ∈ H p (Rn+1 p n
+ ) ⇔ u = Pt ∗ f, con f ∈ L (R ).
1
Dk (x, t) = u(x, t + ) − (Pt ∗ fk )(x),
k
145
Alejandro Ortiz Fernández
146
ϕ−Espacios de Funciones
Lema 6. Sea u(x, t) armónica sobre Rn+1 + y limitada sobre todo subes-
pacio {(x, t) ∈ Rn+1
+ R /t ≥ t0 > 0}. Entonces para todo t1 > 0 y t2 > 0 se
tiene u(x, t1 +t2 ) = Pt2 (x−y)u(y, t1)dy; y concluimos que u(x, t+ k1 ) =
R Rn
Pt (x − y)fk (y)dy.
Rn
1
u(x, t) = lı́m u(x, t + )
ki →∞
Z ki
= lı́m Pt (x − y)fki (y)dy
ki →∞
Rn
Z
= Pt (x − y)f (y)dy
Rn
= (Pt ∗ f )(x)
147
Alejandro Ortiz Fernández
1
u(x, t) = lı́m u(x, t + )
ki →∞
Z ki
= lı́m Pt (x − y)fki (y)dy
ki →∞
Rn
Z
= Pt (x − y)dµ(y)
= (Pt ∗ µ)(x).
148
ϕ−Espacios de Funciones
c
Los Espacios HMO
En esta sección vamos a estudiar ciertos espacios de funciones armóni-
cas, los espacios HMO, introducidos por Fabes-Johnson-Neri [FAB-JOH-
NER.1] y que son motivados por un central resultado de Ch.Fefferman
[FEF] en relación al Problema de Dirichlet cuando se da f ∈ BMO. ¿Qué
pasa en este caso?. “Si f ∈ BMO, entonces f es la traza de la solución u
del problema
∆u = 0
”
u(x, 0) = f (x)
Xn
∂2 ∂2
∆u = + (Nota.Asi debe interpretarse △ al inicio de b...)
j=1
∂x2j ∂t2
149
Alejandro Ortiz Fernández
f ∈ BMO entonces existe una constante A > 0 tal que para todo cubo
Q (de lado r) se tiene
Z rZ
1
| ▽ u(x, t)|2 tdxdt ≤ Akf k2BMO , donde u = Pt ∗ f ′′ .
|Q| 0 Q
Definición 4.
HMO(Rn+1
+ ) ≡ HMO = {u(x, t)armónica/
Z Z r
1 1
kukHMO = sup( | ▽ u(x, t)|2 tdtdx) 2 < ∞}, r = lado Q.
Q |Q| Q 0
150
ϕ−Espacios de Funciones
A
|Dj u(x, t)| ≤ kukHMO , j = 1, 2, ..., n + 1.
t
Prueba. Sea Q un cubo de lado de longitud r y (x0 , t0 ) un punto fijo en
Rn+1
+ .
Tomemos r = 2t0 y sea B la bola en Rn+1 + con centro en (x0 , t0 ) y
radio igual a t20 = r4 ; entonces,
a menos
de una constante, |B| = r n+1 y
r 3r
(mirar la figura) B ⊂ Q × , .
t 4 4
3r
4
t (x, t) B
(x0 , t0 )
r t0
4
= 2
x Q Rn
1
RComo u (∈ HMO) es armónica, Dj u es armónica y se tiene Dj u(xo , t0 ) =
|B|
Dj u(x, t)dxdt. De donde,
B
Z
2 1
|Dj u(x0 , t0 )| ≤ [ |Dj u(x, t)|dxdt]2
|B|
B
Z
1 1 1
≤ [ ( |Dj u(x, t)|2 dxdt) 2 (|B|) 2 ]2
|B|
ZB
1
= |Dj u(x, t)|2 dxdt
|B|
B
151
Alejandro Ortiz Fernández
3r
Z Z4
1
≤ |Dj u(x, t)|2 dtdx
r n+1
Q r
4
Z Zr
1 1
≤ |Dj u(x, t)|2dtdx
|Q| r
Q 0
r r2 1 4t 1 t
≤ ( ≤ t ⇒ r ≤ 4t ⇒ ≤ 4t ⇒ ≤ 2 ⇒ ≤ 2 )
4 r r r r t0
Z Zr
1 1
≤ 2 |Dj u(x, t)|2tdtdx
t0 |Q|
Q 0
∂ ∂ ∂
≤ (considerando que ▽ = ( , ..., , ))
∂x1 ∂xn ∂t
Z Zr
1 1
≤ 2 |∇u(x, t)|2 t dt dx.
t0 |Q|
Q 0
Consecuencia
P A2
|∇u(x, t)|2 = n + 1|Dj u(x, t)|2 ≤ t2
(n + 1)kuk2HMO, de donde lla-
j=1
A′
mando (A′ )2 (n + 1)kuk2HMO , se tiene: |∇u(x, t)| ≤ t
.
A′
Lema 8. Sea u(x, t) ∈ C 1 tal que |∇u(x, t)| ≤ en Rn+1
+ (por ejemplo
t
si u ∈ HMO). Entonces, para todo (x, t) ∈ Rn+1 + se tiene
′
A si |x − x0 | ≤ t
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ ′ |x−xo |
A log( t ), si |x − x0 | > t.
152
ϕ−Espacios de Funciones
Prueba. Si |x − x0 | ≤ t tenemos
A′
|u(x, t) − u(x0 , t)| = | ▽ u(y, s)||x0 − x| ≤ t = A′ .
t
Si |x − x0 | > t, tenemos:
|u(x, t)−u(x0 , t)| ≤ |u(x, t)−u(x, |x−x0 |)|+|u(x, |x−x0 |)−u(x0 , |x−x0 |)|+
+ |u(x0 , |x − x0 |) − u(x0 , t)|.
Z |x−x0 |
|u(x, t) − u(x, |x − x0 |)|
≤ |Dn+1 u(·, s)| ds
|u(x0 , |x − x0 |) − u(x0 , t)| t
Z |x−x0|
′ ds ′ |x − x0 |
≤ A = A log .
t s t
Además, |u(x, |x − x0 |) − u(x0, |x − x0 |)| ≤ A′ , lo que termina el lema.
Consecuencia
En las condiciones
del lema 8, para todo k ∈ N la integral de Poisson
1
Pt ∗ u ·, (x) existe en todas partes.
k
1
En efecto, agregando y quitando u 0, , considerando que
k
Z
1
dx < ∞
1 + |x|n+1
y que
Z Z Z
|u(x, k1 ) − u(0, k1 )|
dx = ...dx + ...dx (Lema 8)
Rn 1 + |x|n+1 1
|x|≤ k 1
|x|> k
Z Z
′ dx log(k|x|)
≤ A dx + A′ dx
1
|x|≤ k 1 + |x|n+1 1
|x|> k 1 + |x|n+1
= A < ∞,
1
se tiene la existencia de Pt ∗ u ·, (x), ∀k ∈ N.
k
153
Alejandro Ortiz Fernández
A′
Lema 9. Sea u(x, t) una función armónica satisfaciendo |▽u(x, t)| ≤
t
sobre Rn+1
+ . Entonces para cualquier k ∈ N, se tiene
1 1
u x, t + = Pt ∗ u ·, (x).
k k
1 1 1
▽u(x, t + ) = [Pt ∗ ▽u(·, )](x) = ▽[Pt ∗ u(·, )](x),
k k k
de donde u(x, t + k1 ) = Pt ∗ u(·, k1 ) + ak ó aún, en el límite, u(x, k1 ) =
u(x, k1 ) + ak , esto es ak = 0. Así se tiene el lema.
154
ϕ−Espacios de Funciones
155
Alejandro Ortiz Fernández
≤ (kr ≤ 1)
Z
2 1
≤ A kuk2HMO dx
|Qr |
Qr
2
= A kuk2HMO.
Bajo esta hipótesis se determinará una constante C > 0, que sólo depen-
derá de n, y se probará que fk (x) ≡ u(x, k1 ) ∈ BMO tal que
156
ϕ−Espacios de Funciones
157
Alejandro Ortiz Fernández
pero,
u x, t + 1 − u 0, r + 1 | ≤ u x, t + 1 −u x, r + 1 +
k k k k
1 1
+ u x, r + − u 0, r +
k k
158
ϕ−Espacios de Funciones
y
Z r+ 1
∂u
u x, t + 1 − u x, r + 1 ≤
k
(x, s)ds
k k ∂s
t+ k1
≤ (Lema 7)
r
≤ AkukHM O log .
t
También,
1 1
u x, r + − u 0, r + ≤ (Lema 8) ≤ A′ = AkukHM O .
k k
Sintetizando,
Z r Z
1 ∂ 2AkukHMO
t | (uk (x, t)−uk (0, r))2 | dσ dt ≤ ·
|B| 0 S ∂|x| rn
Z rZ
r
AkukHMO log dσdt
0 |x|=r t
Z Z
2AkukHMO r
+ AkukHMO dσdt
rn 0 |x|=r
Z Z
2A2 kuk2HMO r r 2A2 kuk2HMO
= log( )dσdt + ·
rn 0 |x|=r t rn
Z rZ
dσdt
0 |x|=r
≤ cn A2 kuk2HMO + cn A2 kuk2HMO
= c′n A2 kuk2HMO = c3 kuk2HMO .
159
Alejandro Ortiz Fernández
Obsérvese que
Z
1
−k(Q1 , Qm ) = −k(Q1 , Qm )dx
|Qm | Qm
Z Z
1 1
= f (x)dx − g Qm (x)dx
|Qm | Qm |Qm | Qm
Z
(⊖) 1
= f (x) dx = fQm .
|Qm | Qm
160
ϕ−Espacios de Funciones
Z Z
1 (δ) 1
|(f1 (x) − f (x)) − (f1 )Q +fQ | dx = |(f1 (x) − (f1 )Q ) − g Qm (x)+
|Q| Q |Q| Q
+ k(Q1 , Qm ) + fQ | dx
Z
1
≤ [sabemos que (g Q )Q = g Q dx = 0, luego
|Q| Q
Z
1
fQ = f (x) dx
|Q| Q
Z
1
= [g Q (x) − k(Q1 , Q)] dx
|Q| Q
= −k(Q1 , Q) = k(Q, Qm ) − k(Q1 , Qm ).
Pero:
Z
1 [+]
|f1 (x) − (f1 )Q | dx ≤ kf1 kBM O ≤ CkukHM O
|Q| Q
y
Z
1
|g Q (x)| dx = (considerando la familiar función “signo”)
|Q| Q
Z
1
= sig(g Q (x))g Q (x) dx
|Q| Q
Z
1
= lı́m sig(g Q (x))[fk (x)−)(fk )Q ] dx
|Q| k→∞
ZQ
1
≤ lı́m |fk (x) − (fk )Q | dx
k→∞ |Q| Q
161
Alejandro Ortiz Fernández
En síntesis
Z
1
|(f1 (x) − f (x) − (f1 )Q + fQ )| dx ≤ CkukHM O ,
|Q| Q
Pero,
Z Z
lı́m DPt (x − y)[fk (y) − fk,m ] dy = DPt (x − y)g Qm (y) dy
k→∞ Qm Qm
162
ϕ−Espacios de Funciones
y
Z Z
lı́m DPt (x − y)[fk (y) − fk,m] dy = DPt (x − y)f (y)dy+
k→∞ Qm Qm
Z
+ k(Q1 , Qm ) DPt (x − y) dy
Qm
debemos tener
Z
lı́m lı́m DPt (x − y)[fk (y) − fk,m ] dy = D(Pt ⋆ f )(x)
m→∞ k→∞ Qm
163
Alejandro Ortiz Fernández
Finalmente,
R como
R se desea Du(x, t) = D(Pt ⋆f )(x) y tenemos Du(x, t+
1
k
)= Qm · · · + Rn −Qm y con la primera integral (en el limite) ya estamos
bien, quedaría por verificarse que
Z
lı́m lı́m DPt (x − y)|fk (y) − fk,m| dy = 0. (⋆ ⋆ ⋆)
m→∞ k→∞ Rn −Qm
X∞ Z
≤C 2−j(n+1) |fk (y) − fk,m | dy
j=m+1 Qj
∞
X Z
−j(n+1)
+C 2 |fk,j − fk,m | dy
j=m+1 Qj
∞
X
≤C 2−j(n+1) |Qj |kfk kBMO
j=m+1
∞
X
+C 2−j(n+1) (j − m)2n kfk kBMO
j=m+1
∞
X
≤ (por[+]) ≤ C 2−j(n+1) 2nj (1 + 2n j)kukHMO
j=m+1
∞
X
= CkukHMO 2−j (1 + 2n j) → 0 si m → ∞,
j=m+1
164
ϕ−Espacios de Funciones
d
Los Espacios E α,p y H α,p
En esa sección continuamos con la idea de extender la ecuación X =
Pt ⋆ Y, la que está relacionada al Problema de Dirichlet. En la Sección (c)
hemos probado que HMO = Pt ∗ BMO lo que sugiere ahora extender los
espacios HMO y BMO a otros mas amplios y que continuen satisfaciendo
tal ecuación.
Sabemos que BMO está inmerso en el espacio Lp,λ , 1 ≤ p < ∞,0 ≤
λ−n λ1 − n
λ ≤ n + p. Vimos en III Lema 1, la condición = a fin de
p p1
λ−n
tener la inclusión Lp,λ ⊂ Lp1,λ1 . El número aparece también en
p
otras circunstancias; ello sugiere
Z Z r 1p
1 2 p
kukH α,p = sup αp [ |∇u(x, t)| tdt] dx
2 <∞
Q |Q| n +1 Q 0
165
Alejandro Ortiz Fernández
Teorema 19 (Teorema A). Sea f ∈ E α,p (Rn ), 0 < α < 1, 1 < p < ∞,
entonces su integral de Poisson Pt ∗f existe, está en H α,p y kPt ∗f kH α,p ≤
Bkf kE α,p para alguna constante B > 0, independiente de f.
′
(k = 1, 2, ...), siendo los Qk s cubos concéntricos, con lados de longitud
2k . Busquemos las estimativas para cada sumando.
En efecto,
Z Z
|f (x) − fQ |
n+1
dx ≤ |f (x) − fQ | dx ≤ kf − fQ kLp ≤ kf kE α,p
Q 1 + |x| Q
166
ϕ−Espacios de Funciones
167
Alejandro Ortiz Fernández
Finalmente,
∞ Z
X |f (x) − fQ |
dx ≤ Bkf kE α,p
k=1 Sk 1 + |x|n+1
P
con B = máx(1, ck ), lo que prueba el lema.
Vía la dilatación x → r −1 x se tiene el
Corolario 4. Sea 0 < α < 1 y Q es el cubo de cento en el origen y de
lado de longitud r, entonces existe una constante B > 0 tal que para todo
f ∈ E α,p se tiene
Z
|f (x) − fQ |
n+1 n+1
dx ≤ Br α−1 kf kE α,p .
Rn r + |x|
Prueba del Teorema 19. En primer lugar, la estimativa del Lema 11
permite afirmar la existencia de la integral de Poisson de f ∈ E α,p ya que
Z
|u(x, t)| = |Pt ⋆ f | ≤ |Pt (x − y)||f (y)|dy
n
ZR Z
≤ |Pt (x − y)||f (y) − fQ |dy + |fQ | |Pt (x − y)|dy
Rn Rn
≤ c < ∞.
Luego,
u(x, t) = (f ⋆ Pt )(x)
= (f1 ⋆ Pt )(x) + (f2 ⋆ Pt )(x) + (f3 ⋆ Pt )(x)
= u1 (x, t) + u2 (x, t) + u3 (x, t).
168
ϕ−Espacios de Funciones
es decir,
Z Z r p2 p1 Z p1
1 2 1 p
|∇u2 (x, t)| t dt dx ≤ Ap sup |f (x) − fQr | dx
rn+αp Qr 0 rn+αp Qr
169
Alejandro Ortiz Fernández
Z Z 3r
4
−n−1
|Dj u(x0 , t0 )| ≤ c1 r |Dj u(x, t)| dt dx
r
Q 4
Z Z r 12 Z 3r 12
4
−n−1 2 −1
≤ c1 r |Dj u(x, t)| t dt t dt dx
r
Q 0 4
Z Z r
1
2
1
−n−1 2
≤ c1 (log 3) r 2 |Dj u(x, t)| t dt dx
Q 0
≤ (definición dekuk H α,p )
−n−1+ n +α+ n(p−1)
≤ c2 r p p kukH α,p
= c2 r α−1 kukH α,p
= ctα−1
0 kukH α,p ,
Lema 13. Sea u(x, t) ∈ C 1 tal que |∇u(x, t)| ≤ c′ tα−1 sobre Rn+1
+ . En-
n+1
tonces para todo (x, t) ∈ R+ se tiene
c′ tα−1 |x − x0 |, si |x − x0 | ≤ t
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ ′ −1 α
c máx(1, |α| )|x − x0 | , si |x − x0 | > t
170
ϕ−Espacios de Funciones
Z
δ
∂u
|u(x, δ) − u(x, ǫ)| = (x, s)ds
ǫ ∂t
Z δ
≤ c0 | sα−1 ds|
ǫ
= c1 |δ α − ǫα |
≤ (desde que 0 < α < 1)
≤ c1 |δ − ǫ|α ,
lo que nos dice que la familia {u(x, δ)} es de Cauchy (cuando δ → 0).
Por lo tanto existe f tal que u(x, δ) → f (x) en todas partes. Por el Lema
13, para todo t > 0, |u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ k|x − x0 |α , de donde, si t → 0,
|f (x) − f (x0 )| ≤ k|x − x0 |α , luego f ∈ ∧α .
Probemos que f ∈ E α,p y que kf kE α,p ≤ ckukH α,p (obsérvese que la
naturaleza de ser f limite de u armónica implica que u es la transformada
de Poisson de f ).
En efecto, (Q es un cubo de lado de longitud r y centro x0 )
Z Z Z p
p 1
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − f (y)| dy dx
Q Q rn Q
Z Z p
1 α
≤ k |x − y| dy dx
Q rn Q
≤ (desde que|x − y| ≤ |x − x0 | + |x0 − y| ≤ cr)
Z
≤ kc r αp dx
Q
αp+n
= ckr ,
171
Alejandro Ortiz Fernández
e
Lp,λ y Aplicaciones a las Ecuaciones en
Derivadas Parciales
(i) Preliminares.
En el capítulo III hemos tenido la oportunidad de presentar a los
generalizados espacios de funciones Lp,λ, espacios que fueron inves-
tigados por los profesores italianos Guido Stampacchia y S. Cam-
panato, y por el grupo de analistas formados en la escuela Italiana
de Análisis. Desde la década de los años 1930′s en el estudio de
las ecuaciones en derivadas parciales elípticas y parabólicas se usa-
ron ciertos espacios de funciones como fueron Lp , Lp,λ, los Lipschitz
y posteriormente los espacios BMO. Todos estos espacios fueron
globalizados vía los Lp,λ, remarcando que para algunos valores de
λ estos espacios fueron introducidos por C. B. Morrey en 1938 y
fueron aplicados a problemas elípticos, lineales y no-lineales. Por
otro lado, los Lp,λ también están relacionados con los espacios de
Sobolev, que como sabemos fueron, y son, usados intensivamen-
te en problemas concretos que envuelven ecuaciones diferenciales.
Por razones didácticas recordemos algunas ideas ya vistas en III, y
otras que complementen la comprensión de Lp,λ. Comenzamos con
el espacio de Morrey Lp,λ (Q0 ), 1 ≤ p < ∞, −∞ < λ < ∞; Q0 ⊂ Rn
es un cubo fijo (con lados paralelos a los ejes-coordenados). Por
definición,
p,λ p,λ
L (Q0 ) ≡ L = f ∈ L1 (Q0 )/ existe una constante k > 0 tal que
Z p1
1 p
[f ]Lp,λ = sup λ |f (x)| dx ≤k<∞
Q⊂Q0 |Q|1− n Q
λ
(desde que r es la longitud del lado Q, |Q|1− n = r n−λ ). Si λ ≥
0, Lp,λ es un espacio de Banach con la norma kf kLp,λ = kf kL1 (Q0 ) +
[f ]Lp,λ . La condición λ ≥ 0 es esencial ya que si λ < 0 entonces la
única función en Lp,λ es f = 0 (pues si λ < 0 entonces n − λ > 0,
172
ϕ−Espacios de Funciones
1
luego rn−λ podría ser muy grande para n−λ muy pequeño y podría
no existir k de modo que el supremo sea ≤ k, salvo si f = 0.)
RObservemos que si λ = n, f ∈ Lp,λ implica que existe k tal que
Q
|f (x)| dx ≤ k, esto es Lp,n ≡ Lp localmente. Si λ = 0, f ∈ Lp,0
p
1 R
implica que existe k tal que n Q |f (x)|p dx ≤ k, y de esta manera
r
f ∈ L∞ desde que
Z Z p1
1 1 1 1 1
|f (x)| = |f (x)| dx ≤ |f (x)|p dx |Q| q < ∞, + = 1.
rn Q rn Q p q
1
R
donde como sabemos fQ = |Q| Q
f (x)dx; poniendo nuevamente
[f ]Lp,λ a tal supremo y considerando la norma kf kLp,λ = kf kLp (Q0 ) +
[f ]Lp,λ , con ella Lp,λ es un espacio de Banach.
Observemos que Campanato considera λ ≥ 0 modificando la defi-
nición a la expresión r1n en vez de rn−λ
1
. En efecto:
173
Alejandro Ortiz Fernández
Consecuencias
(a). Lp,n ≃ Lp (Q0 ) con kf kLp,λ ≃ kf kLp (Q0 ) .
(b). Decimos que f es Hölder-Continua, con exponente α, 0 < α <
1, si [f ]H α = supx,y∈Q0 |f (x)−f
|x−y|α
(y)|
< ∞; con la norma kf kH α =
máx |f (x)| + [f ]H α , H es un espacio de Banach.
α
x∈Q0
Teorema de Campanato-Meyers(1964). Si λ < 0, enton-
ces Lp,λ ≃ H α , donde α = − λp .
(c). Teorema de John-Nirenberg. f ∈ BMO si y solo si f ∈
Lp,0.
(d). f ∈ Lp,λ si y solo si existe una constante k y para cada R subcubo
1
Q ⊂ Q0 existe una constante CQ tal que λ Q
|f (x) −
|Q|1− n R
1
CQ |p dx ≤ k p . Se observa que: supQ⊂Q0 ı́nf CQ 1− λ |f (x) −
|Q| n
k λ
|{x ∈ Q/|f (x) − fQ | > σ}| ≤ ( )p |Q|1− n , ∀σ > 0.
σ
174
ϕ−Espacios de Funciones
Observación 1.
Remarcamos que el rol jugado por los cubos (o
bolas) en las definiciones dadas puedan ser substi- E
tuidas por cualquier familia de conjuntos {E} las
Q’
cuales son “regulares” en el sentido que para todo
conjunto E de la familia existen dos cubos Q′ ⊂ Q”
|Q′ |
tal que Q′ ⊂ E ⊂ Q” y υ −1 ≤ |Q”| ≤ υ, donde υ es
independiente del particular E considerado. Q"
(ii) Espacios Lp,λ de Tipo Fuerte. Figura 4:
Vamos a considerar una subclase de funciones de Lp,λ, al espacio
Lp,λ de tipo fuerte r, Lp,λr (Q0 ), donde 1 ≤ p < ∞, −∞ < λ <
∞, r > 0. Diremos que f ∈ Lp,λ r (Q0 ) ≡ Lr
p,λ
si para cualquier
sistema de subcubos S = {Qj / ∪j Qj ⊂ Q0 }, dos a dos subcubos
sin puntos interiores comunes, se tiene
Z 1p
1 p
sup λ |f (x) − fQ | dx ≡ [f ]Lp,λ (Qj ) ≡ k(Qj ) < ∞,
Q⊂Qj |Q|1− n Q
y además existe una constante L ≡ Lf < ∞ tal que
X 1r
r
sup |k(Qj )| = L,
{Qi }=S∈S j
kf kLp,λ
r
= [f ]Lp,λ
r
+ kf kLp ,
Lp,λ
r es un espacio de Banach.
Sea ahora f ∈ L1 (Q0 ); 1 < p < ∞, −∞ < λ < ∞. Diremos que
f ∈ N p,λ si
X Z p 1
1 p
[f ]N p,λ = sup |f (x) − f | dx < ∞.
|Q | p+λ−1 Q j
{Qj }=S∈S j j Qj
175
Alejandro Ortiz Fernández
(i). Si p ≤ q y λ
p
≤ µq , entonces N q,µ ⊂ N p,λ .
(ii). Si f ∈ L1 (Q0 ), entonces lı́mp→+∞ [f ]N p,0 = [f ]L1,0 ≡ [f ]BM O .
µ
(iii). Si f ∈ Lq,µ
r y λ es un número tal que λ ≤ 1 − y p =
nq
nq
(1 − λ) ≥ r, entonces f ∈ N p,λ y [f ]N p,λ ≤ [f ]Lq,µ .
µ
1, n
(iv). Si f ∈ Lq,n ≡ Lq (Q0 ), q > 1, entonces f ∈ Lq q ; luego f ∈
N q,0 .
con la norma n
X
kf kH 1,p = kf kLp + kfxi kLp ,
i=1
Entonces,si:
176
ϕ−Espacios de Funciones
1 1
p < λ, se tiene f ∈ Lpe,λ −débil, donde pe
= p
− λ1 ;
p = λ, se tiene f ∈ L1,0 ≡ BMO y [f ]L1,0 ≤ k;
λ
p > λ, se tiene f ∈ L1,µ , con µ = p
− 1 < 0; esto es, f ∈ H β ,
donde β = 1 − λp .”
1 R
Si f satisface µ |fx |q dx ≤ cq , con 1 < q < µ ≤ n, para todo
|Q|1− n Q
subcubo Q ⊂ Q0 , entonces:
1 1 1 n
H 1 (Q0 ) ⊂ L1,λ
qe , donde = − yλ= .
qe q µ qe
177
Alejandro Ortiz Fernández
178
ϕ−Espacios de Funciones
p n µ
(a) “Lq,µ
r ⊂ Λ n − µ , donde 0 ≤ − ≤ 1, 0 < r ≤ p < q < ∞.”
p q p q
n n+1
(b) “Λpα+ n ⊂ Hrα (Q0 ), donde ≤p≤ , p ≤ r < ∞.”
p 1−α 1−α
n
(c) “Hrα (Q0 ) ⊂ Λpα+ n , donde 0 < α ≤ 1 − , 0 < r ≤ p < ∞.”
p p
la cual satisface
Z X Z X
aij uxi vxj dx = fi vxi dx, ∀v ∈ H01 (Ω).
Ω Ω
Entonces se tiene:
179
Alejandro Ortiz Fernández
180
ϕ−Espacios de Funciones
181
Alejandro Ortiz Fernández
182
ϕ−Espacios de Funciones
X
= |Pe(η)|2 + Qα (|ξ|)|Pe(η)|2
|α|>0
X
= [1 + Qα (|ξ|)]|Pe(η)|2
|α|>0
luego se obtiene
|Pe(ξ + n)|2 ≤ (1 + C|ξ|)2m |Pe(η)|2 ;
por tanto
Pe(ξ + n) ≤ (1 + C|ξ|)mPe(η)
y se tiene Pe ∈ K. 2
183
Alejandro Ortiz Fernández
X 12
α
= kD P (D)uk2L2 < ∞.
α
En efecto, tenemos
u(ξ)| ≤ |Pe(ξ)b
|(P (D)u)∧(ξ)| = |P (ξ)b u(ξ)| = |Pe(ξ)| |b
u(ξ)|;
pues u ∈ Bp,k . 2
Z p1
N p
k(ξ) ≤ k(0)(1 + C|ξ|) ) ≤ k(0) |(1 + c|ξ|)ϕ(ξ)| dξ <∞
184
ϕ−Espacios de Funciones
Así, kϕk < ∞ y ϕ ∈ Lp,k , con inclusión continua. Veamos ahora que
1 1
Lp,k ⊂ S ′ . Sea v ∈ Lp,k y ϕ ∈ S; si + = 1, tenemos:
p q
Z Z
ϕ(ξ)
v(ξ)ϕ(ξ) dξ ≤ k(ξ)v(ξ) dξ
k(ξ)
Z p1 Z q 1
ϕ(ξ) q
≤ |k(ξ)v(ξ)|p dξ dξ
k(ξ)
Z 1q
ϕ(ξ) q
= kvk | | dξ <∞
k(ξ)
1 R
(k ∈ K implica ∈ K; ϕ ∈ S, luego ϕ ∈ Lp,k .) Así, la aplicación v → vϕ
k
es lineal continua sobre S; así v ∈ S ′ . Observando la construcción de Lp,k
y Bp,k (sus normas) y el isomorfismo (la transformada de Fourier entre S
y S ′ , se obtiene el isomorfismo entre Lp,k y Bp,k , lo que implica que Bp,k
es un espacio de Banach)
2
Además, S ⊂ Bp,k ⊂ S ′ , siendo S denso en Bp,k .
Los espacios Bp,k , y otros (como los E ′ (f ) y los espacios locales Lloc )
fueron usados para estudiar teoremas de existencia y las propiedades
locales de soluciones de ecuaciones en derivadas parciales. Esto y muchos
otros temas existen en la amplia y rigurosa obra de Lars Hörmander,
“The Analysis of Linear Partial Differential Operators” en 4 volúmenes,
el que es un excelente tratado de consulta para quienes se dediquen a los
aspectos teóricos de las EDP’s.
185
Alejandro Ortiz Fernández
f
Problemas de Valor de Contorno sobre
Dominios No-Regulares.(Breve Visión).
Como sabemos, los clásicos espacios de funciones están íntimamen-
te relacionados a problemas concretos; tal es el caso de los espacios
C 0 (D), C 1 (D), · · · , C ∞ (D), donde D ⊂ Rn es un dominio regular, aco-
tado. En esta dirección hemos visto a los clásicos problemas de Dirichlet
y de Neumann; el primero consiste en, dado f ∈ C ∞ (∂D) encontrar
u armónica en D, continua en D e igual a f sobre ∂D; problema que
consiste en encontrar la temperatura dentro del cuerpo D conociendo la
temperatura f sobre el contorno ∂D; el problema de Neumann consiste
en, dado f ∈ C ∞ (∂D), encontrar u armónica en D, u ∈ C 1 (D) y tal que
∂u
= f sobre ∂D; esto es, se trata de encontrar la temperatura dentro
∂n
de D cuando conocemos el flujo de calor f a través de ∂D. Una cuestión
a estudiar fue describir el comportamiento de u en el contorno cuando
los dominios fueron regulares, lo que fue extendido al caso de dominios
no-regulares, esto es, dominios con “esquinas” como son los dominios de
Lipschitz; también se consideraron los C 1,α , . . . . Se observó que en ciertas
situaciones el espacio de Lebesgue L2 es mas conveniente que C k , aún
en el caso de dominios regulares. Históricamente el primer modelo donde
se consideró tales problemas que considerando la “bola unitaria” B, lo
que fue hecho por Fatou en 1906, quien trabajó con el disco en R2 y con
f ∈ L∞ (f acotada).
En el periodo 1948-50, A.Calderón (bajo la orientación de A.Zygmund)
escribió diversos trabajos sobre ese, y otros, tipo de problema; su traba-
jo “On the Behaviour of Harmonic Functions on the Boundary” fue, de
algún modo, el punto de partida de posteriores investigaciones a inicios
de la segunda mitad del siglo pasado. Así, L. Carleson en 1962 publica
“On the Existence of Boundary Values for Harmonic Functions in Seve-
ral Variables”, trabajo que está relacionado con el citado de Calderón, y
también con el de E.Stein. Veamos el siguiente resultado.
Sea P = (x1 , ..., xn , y) ≡ (x, y) ∈ Rn+1 ; |x| denota la distancia sobre
el sub-espacio n−dimensional X = {P/y = 0}; sea el cono Vα (x0 ) =
186
ϕ−Espacios de Funciones
E eiθ
187
Alejandro Ortiz Fernández
D E
Q
∂D
Γ − {Q} ⊂ Γ′ ⊂ D.
D Γ Q
188
ϕ−Espacios de Funciones
189
Alejandro Ortiz Fernández
Medidas Armónicas.
Sea D un dominio de Lipschitz y f una función continua definida
sobre ∂D; sea Hf la solución del problema de Dirichlet con dato de
contorno f . Si P ∈ D , la aplicación f → Hf (P ) es una funcional lineal
continua sobre C(∂D); luego, por el teorema de representación de Riesz
190
ϕ−Espacios de Funciones
D ∂D
ν
ϕ
Q Rn−1
Z
lı́m f (Q) dω P (Q) = f (Q).
P →Q ∂D
191
Alejandro Ortiz Fernández
El Aporte de Dahlberg
La evolución del teorema de Fatou y sus conexiones con distintas ideas
de la teoría del potencial clásico, fundamentalmente con el problema de
Dirichlet, fue ampliado significativamente a fines de la década de los
1970’s. Hemos visto como Hunt-Wheeden estudian, por primera vez, los
problemas de contorno sobre dominios más generales, los dominios de
Lipschitz. Como hemos dicho, durante los años 1976-79 el matemático
sueco Bjorn Dahlberg desarrolla un ingenioso camino para expresar la
teoría del potencial en el contexto de los espacios de Lipschitz y las
medidas armónicas.
Veamos el siguiente esquema:
192
ϕ−Espacios de Funciones
(i) existe una constante K tal que para todo f ∈ Lp (σ) se tiene
Z Z
p
|Hf | dµ ≤ K |f |p dσ.
D ∂D
P
D
193
Alejandro Ortiz Fernández
194
ϕ−Espacios de Funciones
donde µ varía en una clase ancha de medidas, que incluyen a las medidas
de superficie y armónicas.
La naturaleza de Φ, de la medida µ y del dominio D dan en particu-
lar resultados previos de la teoría. Así, si Φ es la identidad, [+] guarda
el germen de la cuestión planteada anteriormente sobre reemplazar la
acotación de u, sobre conos, por la función área. Si Φ(t) = tp , p > 0,
es el caso de Fefferman-Stein [FEF-STE] cuando µ es la medida de su-
perficie y D es Rn+1
+ . La introducción de la clase general Φ es debido a
Burkholder-Gundy [BUR-GUN] con µ y D como antes. Gundy-Wheeden
[GUN-WHE], amplían la clase de medidas al considerar que las medidas
pertenecen a la clase A∞ .
Como se aprecia, el aporte de Dahlberg es atacar estos casos en el
contexto de los dominios de Lipschitz. En posteriores trabajos Dahlberg
estudia problemas relacionados al comportamiento radial sobre la fron-
tera de funciones subarmónicas en un dominio de Lipschitz, así como el
estudio de los potenciales de Green en tales dominios.
196
ϕ−Espacios de Funciones
Los dominios NTA son dominios que tienen forma “enroscada”; ima-
ginar que para llegar a un punto de la frontera se tiene que seguir
el camino del “tirabuzón”. El desarrollo de la geometría de estos do-
minios es interesante; ver [JER-KEN.2]. Jerison-Kenig consideran
también otros tipos de dominios los cuales tienen aplicaciones en el
estudio de las ecuaciones en derivadas parciales. Así, por ejemplo,
se tienen los dominios Lp1 que se caracterizan porque sus contor-
nos son “parchados” (localmente) con curvas ϕ tal que ∇ϕ ∈ Lp .
Para estos dominios, con p > n − 1, Jerison-Kenig prueban que
la medida armónica y la de superficie son absolutamente continua
mutuamente sobre ∂D. Si la condición fuera ∇ϕ ∈ BMO, se tienen
los dominios BMO1 y verifican que BMO1 ⊂ NTA y que la medida
armónica pertenece a la clase A∞ .
Otro aspecto que tiene su propio interés es la teoría de los espacios
de Hardy H p y su relación con los temas tratados acá. Jerison-
Kenig en [JER-KEN.2] estudian el caso D un NTA para los H p ,
su descomposición atómica y el problema de la dualidad de H 1
(D, dw) con BMO (∂D). Pero todo esto es otra historia!
(C) Contribución de Fabes-Neri.
El estudio sistemático de la ecuación X = k ∗ Y , donde X es un es-
pacio de funciones armónicas, Y un espacio de funciones, k el núcleo
de Poisson y ∗ una convolución, fue hecho por Fabes-Johnson-Neri.
Motivados por el desarrollo de la teoría de los dominios de Lips-
chitz, Fabes y Neri se propusieron estudiar el problema de Dirichlet
con dados de contorno en BMO sobre un dominio de Lipschitz, es-
tudio que primero es hecho en el caso n = 2, [FAB-NER.1] y luego
en el caso general en [FAB-NER.2].
Nota 16. A través de esta sección hemos apreciado la interrelación entre
distintos espacios de funciones con los diversos métodos para atacar los
clásicos problemas de Dirichlet y de Neumann en dominios de Lipschitz
y en otros tipos de dominios. Esta presentación es una breve motivación
para un lector interesado en estudiar este tipo de cuestiones, los que son
de actual investigación. En esta dirección resaltamos la contribución del
profesor Carlos E. Kenig.
197
V
ESPACIOS PARABÓLICOS
a
Introducción y Motivaciones
Un capítulo importante en el análisis real es la teoría de las inte-
grales singulares dado que ella, entre otras aplicaciones, abrió un puen-
te de contacto con la solución de problemas fundamentales en ecua-
ciones diferenciales parciales. Ver [CAL.6], [ORT.3] para una presenta-
ción detallada de la teoría de Calderón-Zygmund
R sobre tales integra-
les. Sea x ∈ R y T f (x) =
n
k(x − y)f (y)dy una integral singular,
Rn
donde el núcleo k(x) satisface la condición de homogeneidad de grado
−n,k(tx) = t−n k(x), con t > 0. Esta condición para el núcleo, entre
otras, permite obtener una buena teoría para tales operadores la que
es continua sobre los espacios Lp , 1 < p < ∞. El éxito de la teoría de
Calderón-Zygmund permitió el estudio de ecuaciones de tipo parabóli-
co, en donde se consideran núcleos k(x, s) que satisfacen la condición
de homogeneidad k(tx, tm s) = t−n−m k(x, s). Los operadores integrales
construidos en base a tales núcleos, son continuos en Lp , 1 < p < ∞.
Este tipo de operadores fueron estudiados por B.F.Jones(1964), E. B.
Fabes (1966) y continuado por otros. Esas condiciones de homogeneidad
fueron generalizadas por E. B. Fabes - N. M. Riviere (1966) [FAB-RIV],
quienes consideran núcleos satisfaciendo una homogeneidad mixta, así:
n
P
− αi
α1 αn
k(t x1 , . . . , t xn ) = t i=1 k(x1 , . . . , xn )
con t > 0, αi ≥ 1, x = (x1 , . . . , xn ) ∈ Rn .
P n x 2
j
Consideremos la función F (x, ρ) = 2α
siendo x fijo, ρ > 0. Ob-
j=1 ρ
j
199
Alejandro Ortiz Fernández
de donde
t2αj 1
=
ρ2αj (tα1 x1 , . . . , tαn xn ) ρ2αj (x1 , . . . , xn )
esto es, t2αj ρ2αj (x1 , . . . , xn ) = ρ2αj (tα1 x1 , . . . , tαn xn ), de donde se tiene lo
deseado.
Probemos ahora la desigualdad triangular ρ(x + y) ≤ ρ(x) + ρ(y).
En efecto, llamemos t1 = ρ(x), t2 = ρ(y) y t = t1 + t2 .
De las observaciones hechas es suficiente ver que
α1 αn α1 αn
x1 + y1 xn + yn t1 t1 t2 t2
α
,..., = x∗1 , . . . , x∗n + y1∗ , . . . , yn∗
t 1 tαn t t t t
donde (x∗1 , . . . , x∗n ) y (y1∗, . . . , yn∗ ) están en S n−1 . Esta igualdad es cierta
ya que
200
ϕ−Espacios de Funciones
x1 + y1 xn + yn x1 xn y1 yn
,..., = , . . . , αn + α1 , . . . , αn
tα1 tαn tα1 t t t
α1 αn α1
t1 x1 t1 xn t2 y 1 tα
2
n
yn
= , . . . , + , . . . , .
tα1 tα1
1
tαn tα
1
n
tα1 tα
2
1
tαn tα
2
n
xi
Pongamos x∗i = , i = 1, . . . , n; luego
tα1 i
n
X Xn Xn
x2i x2i
(x∗i ) = = =1
i=1
t2αi
i=1 1 i=1
ρ2αi (x)
ti
ya que (x∗1 , . . . , x∗n ) ∈ S n−1 , (y1∗, . . . , yn∗ ) ∈ S n−1 , 0 ≤ ≤ 1, y por la
t
t1 t2
convexidad de la bola S n observando que + = 1. En resumen, se ha
t t
x1 + y1 xn + yn x+y
probado que α
, · · · , α
∈ S n
, esto es, que α
∈ S n , lo
t
1 t n
t
x + y x + y
que implica α ≤ 1 lo que es equivalente a ρ ≤ 1, de donde
t tα
1
ρ(x + y) ≤ 1 ó ρ(x + y) ≤ t = t1 + t2 = ρ(x) + ρ(y), lo que termina el
t
lema.
201
Alejandro Ortiz Fernández
202
ϕ−Espacios de Funciones
203
Alejandro Ortiz Fernández
b
Definición y Propiedades del Grupo {At}.
Volvamos a la cuestión de la homogeneidad del núcleo de los operado-
res integrales singulares considerados anteriormente. Observemos que la
condición de homogeneidad de Fabes-Riviere sugiere la siguiente trans-
formación At : Rn → Rn donde At (x1 , . . . , xn ) = (tα1 x1 , . . . , tαn xn ). Es
interesante cuestionar si se pueden considerar transformaciones lineales
mas generales de Rn tales que aún se tenga la continuidad de tales opera-
dores sobre los espacios Lp , 1 < p < ∞, u otros espacios. En el ambiente
de los fines de los 60′ s la generalización de la teoría de Calderón-Zygmund
a través del grupo {At } se imponía en forma natural. En esta dirección
mencionamos los trabajos debido a M.de Guzmán [GUZ.2], N.Riviere
[RIV] y A.Torchinsky [TOR.2]. El siguiente argumento descansa en ideas
de Riviere [RIV].
Sea {At }t>0 un grupo de transformaciones lineales de Rn tal que:
(1) As At = Ast . Esta condición es motivada por la anterior situación,
Ast (x1 , . . . , xn ) = ((st)α1 x1 , . . . , (st)αn xn )
= (sα1 tα1 x1 , . . . , sαn tαn xn )
= [poniendo yi = tαi xi ]
= (sα1 y1 , . . . , sαn yn )
= As (tα1 x1 , . . . , tαn xn )
= As At (x1 , . . . , xn ).
204
ϕ−Espacios de Funciones
(2) La aplicación
Π : (0, ∞) → L(Rn , Rn )
t → At
Nota 18.
(i) .La condición (1) sugiere tomar una representación para el grupo
{At }t>0 . Tal representación es {expP log t }, donde P es una matriz
real n × n llamada el operador infinitesimal del grupo. Ello es su-
gerido ya que
donde α
t 1 0 ... 0
0 tα2 ... 0
P =
. . . . . .
. . . . . .
0 0 . . . tαn
205
Alejandro Ortiz Fernández
ktP xk
(a) es una función no-decreciente de t.
t
En efecto, para s < t tenemos ksP xk = k( st )P tP xk ≤ st ktP xk, así
1
s
ksP xk ≤ 1t ktP xk. Esta propiedad implica que ktP xk es estricta-
mente no-decreciente, ya que si s < t, se tiene 1s ksP xk ≤ 1t ktP xk,
lo que implica ksP xk ≤ st ktP xk < ktP xk. 2
(i) kAt−1
x
xk → 0 cuando tx → ∞;
(ii) kAt−1
x
xk → ∞ cuando tx → 0
(iii) kAt−1
x
xk es una función continua decreciente de t.
En efecto,
(i) kAt−1
x
xk ≤ [desde que si tx → ∞, t−1
x → 0 y podemos conside-
rar que t−1
x < 1] ≤ t−1
x kxk.
(ii) Si tx → 0 podemos tomar tx ≤ 1. Pongamos x = Atx y, de
donde y = At−1 x
x. Así, kxk = kAtx yk ≤ tx kyk = tx kAt−1
x
xk
kxk kxk
esto es, ≤ kAt−1 xk. Pero, → ∞ si tx → 0 y por
tx x
tx
tanto kAt−1
x
xk → ∞.
206
ϕ−Espacios de Funciones
(iii) Si t1 ≤ t2 , kAt−1
2
xk = kAt1 t−1
2
At−1
1
xk ≤ t1 t−1
2 kAt−1
1
xk ≤ kAt−1
1
xk.
Luego queda probado (b).
tx , para x 6= 0
(c) La función ρ(x) = satisface ρ(tP x) = tρ(x)
0, para x = 0
(condición de homogeneidad) y la desigualdad triangular ρ(x+y) ≤
ρ(x) + ρ(y).
207
Alejandro Ortiz Fernández
Prueba.
ktP xk k1P xk
ya que ≥ = kxk, de donde ktP xk2 ≥ t2 kxk2 ;
t 1
d
luego se debe tener f (t)]t=1 ≥ 0. Desde que
dt
d P 2 2
kt xk = (P tP x, tP x)
dt t
obtenemos
d 2
0≤ f (t)]t=1 = (P tP x, tP x)−2t(x, x)]t=1 = 2(P x, x)−2(x, x)
dt t
de donde (P x, x) ≥ (x, x).
208
ϕ−Espacios de Funciones
209
Alejandro Ortiz Fernández
d d d
(ii) t At = P At , desde que t At = t eP log t = At P = P At .
dt dt dt
(f) Si
tα kxk ≤ kAt xk ≤ tβ kxk cuando 1 ≤ α ≤ β, t ≥ 1 (+)
entonces tβ kyk ≤ kAt yk ≤ tα kyk cuando t ≤ 1.
En efecto, t ≤ 1 ⇔ t−1 ≥ 1 luego si 1 ≤ α ≤ β tenemos
(t−1 )α kxk ≤ kAt−1 xk ≤ (t−1 )β kxk,
y poniendo At−1 x = y, de donde At y = x, se tiene la desigualdad
deseada. 2
Nota 21. En lo sucesivo asumiremos la condición (+) de (f).Es
oportuno remarcar a esta altura que la introducción de la métrica
parabólica ha sido intensivamente usada por Calderón-Torchinsky
[CAL-TOR.1,2] quienes reconstruyen en base a ella capítulos fun-
damentales del análisis real. Por otro lado, la topología inducida
por ρ(x) coincide con la topología familiar de Rn . Recalcamos que
por definición
kρ−P (x)k ≡ kA−1
ρ(x) xk ≡ kAρ (x) xk = 1.
−1
210
ϕ−Espacios de Funciones
R+
1 kAt−1
x
xk
t
tx = ρ(x) 1
c
Los Operadores Tt , Tet y el Operador
Diferencial A.
Consideremos ahora a los operadores Tt y Tet introducidos en [CAL-
TOR.1] y definidos por las relaciones
211
Alejandro Ortiz Fernández
= [z ′ = A−1 γ
t z, dz = t dz ] =
′
Z Z
2πıhy,At z ′ i ′ γ ′ −γ
= f (y) e ϕ(z )t dz t dy
Z Z
′ 2πıhy,At z ′ i
= ϕ(z ) e f (y) dy dz ′
Z Z
′ 2πıhA∗t y,z ′ i
= ϕ(z ) e f (y) dy dz ′
= [A∗t y = y ′ , dy ′ = tγ dy]
Z Z
′ 2πıhy ′ ,z ′ i
= ϕ(z ) e f (At y )t dy dz ′
∗−1 ′ −γ ′
Z Z
′ 2πıhy ′ ,z ′ i e−1
= ϕ(z ) e (Tt f )(y )t dy dz ′
′ −γ ′
Z ∧
′ −γ e−1
= ϕ(z )t Tt f (z ′ ) dz ′
∧
= hϕ, t−γ Tet−1 f i
212
ϕ−Espacios de Funciones
∧ ∧
de donde h Tt f , ϕi = hϕ, t−γ Tet−1 f i lo que implica la tesis.
α
−1 ∂
(d). Tt Tt es un operador diferencial con coeficientes cons-
∂x
tantes para cada t.
α α
−1 ∂ −1 ∂
En efecto, Tt Tt f (x) = Tt f (At x). Pero en ge-
∂x ∂x α α
−1 −1 ∂ ∂
neral, g(x) = Tt g(At x), luego Tt Tt f (x) = f (x).
∂x α ′ ∂x
α
∂ ∂
Además su transpuesta es Tt−1 Tt f = (−1)|α| f. 2
∂x ∂x
α α
−1 ∂ −γ −1
−γ −1 ∂
(e) Tt Tt t Tt ψ = t Tt ψ .
∂x ∂x
En efecto,
α α
−1 ∂ −γ −1
−1 ∂
Tt Tt t Tt ψ(x) = Tt Tt t−γ ψ(A−1t x)
∂x ∂x
α
∂
= Tt−1 t−γ ψ(x).
∂x
2
−1 −1
Nota 22. Observemos que tenemos f (At y) = Tt f (y) ya que
(Tt f (x)) = f (At x) implica f (x) = Tt−1 f (At x), ahora basta poner
y = At x.
1
(f) Sea el operador Bt = (I−At A∗t ) 2 , 0 ≤ t < 1. Entonces (Bt2 x, x) ≥ 0
y Bt2 es una matriz positiva autoadjunta tal que
(i) (1 − t2 )kBt−1 xk2 ≤ kxk2 ≤ 2kP k(1 − t)kBt−1 xk2 , x ∈ Rn .
n
(ii) | det Bt−1 | ≤ (1 − t)− 2 .
En efecto, el grupo {At } satisface kAt xk ≤ tkxk, así
(Bt2 x, x) = ((I − At A∗t )x, x)
= (x, x) − (At A∗t x, x)
= kxk2 − kA∗t xk2
≥ kxk2 − t2 kxk2 ≥ 0.
213
Alejandro Ortiz Fernández
El Operador Diferencial A
Sabemos de la gran importancia de la teoría moderna de los opera-
dores diferenciales parciales (vía métodos del análisis funcional, las dis-
tribuciones, etc.), con ello se ha logrado clarificar y solucionar problemas
214
ϕ−Espacios de Funciones
∂ 1
A= − (P ∗ A∗t ∇, A∗t ∇).
∂t 2πt
P + P∗
Si L2 = se tiene
4π
(LA∗t ∇, LA∗t ∇) = (L2 A∗t ∇, A∗t ∇)
P + P∗ ∗
= ( At ∇, A∗t ∇)
4π
1 1
= (P A∗t ∇, A∗t ∇) + (P ∗A∗t ∇, A∗t ∇)
4π 4π
1
= (P ∗A∗t ∇, A∗t ∇).
2π
∂ 1
De esta manera el operador A toma la forma A = − (LA∗t ∇, LA∗t ∇).
∂t t
Como ya hemos mencionado, en casos particulares se tienen los ope-
radores diferenciales familiares. Así por ejemplo, si P es autoadjunto y
P = diag(α1 , · · · , αn ), αj ≥ 1, es la transformación considerada por
Fabes-Riviere, vista en a, tendremos que A∗t = diag (tα1 , · · · , tαn ) y ade-
más n
∂ 1 X ∂2
A= − αj t2αj 2 .
∂t 2πt j=1 ∂xj
∂ t
A= − ∆.
∂t 2π
215
Alejandro Ortiz Fernández
= [poniendo A−1 ′ ′ γ ′
t y = y , de donde y = At y , dy = t dy ]
Z
′
= e2πıhx,At y i ϕ(y ′) dy ′
Z
∗ ′
= e2πıhAt x,y i ϕ(y ′) dy ′
b ∗t x).
= ϕ(A
b ∗t x)
bt (x) = ϕ(A
ϕ
∗ 2 ∧
= e−π|At x| = e−π|A∗t ξ|2
= [llamando ψ(t) = |A∗t x|2 ]
= e−πψ(t) .
∂
Luego bt (x) = −πe−πψ(t) ψ ′ (t) y considerando que
ϕ
∂t
∂ ∗ ∂
ψ ′ (t) = (At ξ, A∗t ξ) = 2( A∗t ξ, A∗t ξ)
∂t ∂t
∂ ∗ 1 ∗ ∗
y que A = P At , tenemos
∂t t t
∂ 2π ∗ 2 2π
bt (x) = − (P ∗A∗t ξ, A∗t ξ)e−π|At ξ| = − (P ∗A∗t ξ, A∗t ξ)ϕ
ϕ bt (ξ),
∂t t t
216
ϕ−Espacios de Funciones
d
Lp,λ−Parabólicos.
En muchos problemas en ecuaciones diferenciales parciales es nece-
sario establecer ciertos tipos de estimativas a priori, como son las esti-
mativas en la norma−Lp , y las estimativas en la norma- Λα (espacios de
Lipschitz). Una forma de unificar ambas estimativas es a través de los
espacios Lp,λ. Estos espacios contienen a los espacios Lp , a los de Morrey
Lp,λ , a los espacios BMO y a los espacios de Lipschitz Λα . S.Campanato
y E.Giusti establecieron interesantes relaciones entre los espacios Lp,λ y
las ecuaciones elípticas (y casi elípticas). Ver [CAM.1],[GIU.1] y [GIU.2].
217
Alejandro Ortiz Fernández
218
ϕ−Espacios de Funciones
219
Alejandro Ortiz Fernández
Z p1
1 p
kf kLp,λ = kf kLploc + sup |f (x) − cB | dx ≤ M < ∞.
B δλ
B(x0 ,δ)
Z p1 Z p1
1 1
|f (x) − fB |p dx ≤ |f (x) − cB |p dx +
δγ δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z p1
1
+ |fB − cB |p dx
δγ
B(x0 ,δ)
Z p1
1 p |fB − cB | Pγ
= |f (x) − cB | dx + λ δ .
δγ δP
B(x0 ,δ)
Pero
Z
1
|fB − cB | = | γ f (x)dx − cB |
δ
B(x0 ,δ)
Z
1
≤ γ |f (x) − cB |dx
δ
B(x0 ,δ)
γ Z
δ q 1
≤ γ( |f (x) − cB |p dx) p
δ
B(x0 ,δ)
Z
1 1
= ( γ |f (x) − cB |p dx) p .
δ
B(x0 ,δ)
220
ϕ−Espacios de Funciones
Luego
Z p1 Z p1
1 p 1 p
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − cB | dx +
δλ δλ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
γ Z p1
δp 1 p
+ λ |f (x) − cB | dx
δp δλ
B(x0 ,δ)
Z p1
1 p
= 2 λ |f (x) − cB | dx ,
δ
B(x0 ,δ)
λ−γ λ1 − γ
Lema 17. Si p1 ≤ p y = entonces Lp,λ ⊂ Lp1 ,λ1 .
p p1
Demostración. Tenemos
Z Z pp1
1 1 p1
|f (x) − fB | p1
dx ≤ |f (x) − fB | dx p
|B(x0 , δ)|1− p
δ λ1 δ λ1
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
p
λ p1 Z pp1
δ 1 p1
= |f (x) − fB | dx · cδ γ δ −γ p
p
δ λ1 δλ
B(x0 ,δ)
Z pp1 p1
1 p δ p (λ−γ)
= c λ |f (x) − fB | dx · λ1 −γ
δ δ
B(x0 ,δ)
Z pp1
1 p
= c λ |f (x) − fB | dx ,
δ
B(x0 ,δ)
de donde
Z p1 Z p1
1 p1
1 1 p
|f (x) − fB | dx ≤c λ |f (x) − fB | dx .
δ λ1 δ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
221
Alejandro Ortiz Fernández
Casos Particulares
(i) Si λ = 0 entonces Lp,0 se identifica (topológicamente) con el
espacio Lploc .
En efecto, en la última desigualdad tomemos λ = 0 y cB = 0;
ello implica
Z p1 Z
1 p
kf k Lp + sup |f (x) − fB | dx ≤ kf kLploc + 2 |f (x)|p dx
loc δλ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
= 3kf kLploc ,
2
Ahora usamos el
222
ϕ−Espacios de Funciones
λ−γ
Lema 18. |fB | ≤ δ p kf kLp,λ . De él concluimos que
Z 1p
1 p
|fB | dx ≤ bkf kLp,λ
δγ
B(x0 ,δ)
Prueba.
Z p1
1 p
|fB | = |fB | dx
δγ
B(x0 ,δ)
Z p1 Z p1
1 p 1 p
= |f( x) − fB | dx + γ |f (x)| dx
δγ δp
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
λ−γ
de donde multiplicando y dividiendo por δ p y considerando
la hipótesis tenemos
Z
λ−γ 1 1
|fB | ≤ δ p {( λ |f (x) − fB |p dx) p + kf kLploc }
δ
B(x0 ,δ)
223
Alejandro Ortiz Fernández
luego
Z Z Z
1 1 1
|f (x)−fB |p dx = |f (x)−fB |p dx+ |f (x)−fB |p dx.
δλ δλ δλ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B1
Pero
Z
1 αp
|f (x) − fB |p dx |B0 | ≤ αp
δλ δ λ
B0
(pues λ = γ).
Por otro lado,
Z Z
1 p 1 p
|f (x) − fB | dx ≤ λ e|f (x)−fB | dx
δλ δ
B1 B1
224
ϕ−Espacios de Funciones
otro lado
Z Z Z
1 p 1 1
|f (x) − fB | dx = λ |f (x) − γ f (y)dy|pdx
δλ δ δ
B B B
Z Z
1 1
= λ | |f (x) − f (y)|dy|pdx
δ δ γp
B B
Z Z
k 1
≤ λ | ρ(x − y)αdy|pdx
δ δ γp
B B
Z
2k
≤ λ |δ γ |p dx
δ
B
αp γ
2kδ δ
= λ
δ
λ−γ
= considerando α =
p
= 2k.
225
Alejandro Ortiz Fernández
λ−γ
tante, sabemos que 0 < α = ≤ 1. Entonces
p
Z Z p1
1 1 1
|f (x) − fB | dx ≤ |f (x) − fB |p dx δ γ(1− p )
δ γ+α δ γ+α
B B
Z p1
1 p
= |f (x) − fB | dx
δ γ+αp
B
Z p1
1 p
≤ sup |f (x) − fB | dx
B δλ
B
= M < ∞,
entonces f ∈ Λα .
Nota 23. Las normas kf kLp,λ y kf kΛα son equivalentes.
e
C−Redes.
En [HEI] y [CAL-TOR.1] se hace uso frecuente del concepto de red
de Banach. Sea X un espacio de Banach de funciones medibles f (t),
localmente integrables sobre (0, 1]; X es llamado una red de Banach ó
simplemente una red, si f ∈ X y |g(t)| ≤ |f (t)| implican que g ∈ X y
kgkX ≤ kf kX .
Si 0 < α < 1, el espacio de las funciones medibles f tales que
t−α |f (t)| ∈ L∞ (0, 1] es una red. También lo es el espacio
Lφ delas funcio-
R1 1 ds
nes medibles f tales que ∃λ > 0 satisfaciendo: φ |f (s)| < ∞,
0 λ s
226
ϕ−Espacios de Funciones
(k)
Si f ∈ Lφ pongamos
Z1
1 α dx
kf kφ(k) = ı́nf λ > 0 φ |D f (x)| ≤ φ(1) .
λ x
0
(k)
Si g es tal que |D α g(x)| ≤ |D α f (x)| se observa que g ∈ Lφ y kgkφ(k) ≤
(k)
kf kφ(k) . Asi, Lφ es una k− red.
Nota 24. En el fondo esta definición de k− red parece no diferir mucho
de la red. Mas significativo puede ser observar que el espacio BMO no
es una red; ó aún mas generalmente, que los espacios Lp,λ no son redes.
Proponemos la
227
Alejandro Ortiz Fernández
Consecuencias
(i) Toda red es una c−red.
Nota 25. Combinando esta definición con las k−redes podríamos obtener
la c − k−redes.
228
ϕ−Espacios de Funciones
f
H α,p−Parabólicos.
El propósito de esta sección es estudiar los espacios H α,p , considerados
por Fabes-Johnson-Neri [FAB-JOH-NER.1] en términos del grupo {At }
cuando 0 < α < 1. El objetivo central es la prueba de los teoremas 21 y 22
(ver abajo), los cuales extienden a los considerados en [FAB-JOH-NER].
λ−γ
El Lema 18 sugiere hacer el cambio de variables α = , con ello
p
se obtienen los εα,p , y εα,p = Lp,λ con 1 ≤ p < ∞ y kf kLp,λ = kf kεα,p ,
γ
− ≤ α < 1. Tenemos la
p
Definición 7. Si 1 ≤ p < ∞ y 0 ≤ α < 1, εα,p es el espacio de las
funciones f ∈ Lploc (Rn ) tales que
Z p1
1 p
kf kεα,p = sup |f (x) − cB | dx ≤k<∞
B(x0 ,δ) δ γ+αp
B(x0 ,δ)
γ
donde − ≤ α < 1.
p
Por otro lado, en analogía con [FEF-STE] y [FAB-JOH-NER], ob-
servamos que si f ∈BMO entonces su integral de Poisson u(x, t) está
bien definida y de esta manera ella es una función armónica ya que
1 t
u(x, t) = (Pt ∗ f )(x) y ∆Pt (x) = 0, donde Pt (x) =
cn (|x|2 + t2 ) n+1
2
229
Alejandro Ortiz Fernández
Z Zδ p2 p1
1 2 dt
kF kH α,p = sup |LF (x, t)| dx <∞
B(x0 ,δ) δ γ+αp t
B(x0 ,δ) 0
∗
donde LF (x, t) = (Ltp ∇)(F (x, t)) = (LA∗t ∇)(F (x, t)).
Teorema 21. “Sea f ∈ ǫα,p con 0 < α < 1 y 1 < p < ∞. Entonces
2
F (x, t) = (f ∗ ϕt )(x) ∈ H α,p y kF kH α,p ≤ ckf kǫα,p , donde ϕ(x) = e−π|x|
y ϕt (x) es como antes.”
Teorema 22. Sea 0 < α < 1 y 1 < p < ∞. Si F (x, t) ∈ H α,p , entonces
tenemos:lı́m F (x, t) = f (x), ∀x ∈ Rn y f (x) ∈ εα,p . Además, kf kǫα,p ≤
t→0
ckF kH α,p .
230
ϕ−Espacios de Funciones
Pero,
Z Z
1
|f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ |f (x) − fB | dx
1 + ρ(x)γ+1
B0 B0
Z p1
p
≤ c |f (x) − fB | dx
B0
≤ ckf kǫα,p .
Trabajemos ahora con la serie. Es suficiente ver que
X∞ Z X ∞
|f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ dk kf kǫα,p ,
i=1 D k=1
k
P
∞
con dk < ∞.
k=1
En efecto, la integral sobre Dk implica que x ∈ Bk y x ∈ / Bk−1 ,
asi ρ(x) ≥ 2 , de donde 1 + ρ(x) > 2
k−2 k(γ+1) −2(γ+1)
2 , lo que implica
R 1 R
|f (x) − fB ||ϕ(x)|dx ≤ k(γ+1) −2(γ+1) |f (x) − fB |dx. Pero,
Dk 2 2 Bk
Z Z Z
|f (x)−fB |dx ≤ |f (x) − fBk |dx + |fBk − fB | dx
Bk Bk Bk
Z p1
1− p1 p
≤ |Bk | |f (x) − fBk | dx + |fBk − fB ||Bk |
Bk
Z p1
1
kγ 1− p
kγ
kα 1 p
= (c2 ) 2 p 2 |f (x) − fBk | dx + c2kγ |fBk − fB |
(2 )γ+αp
k
Bk
≤ c2k(γ+α) kf kǫα,p +
c2kγ (|fBk − fBk−1 | + |fBk−1 − fBk−2 | + . . . + |fB1 − fB |).
231
Alejandro Ortiz Fernández
Z
1
|fBj−1 − fBj | = | (f (x) − fBj )dx|
|Bj−1|
Bj−1
Z
1
≤ |f (x) − fBj |dx
|Bj−1|
Bj
γ Z
2
≤ |f (x) − fBj |dx
|Bj |
Bj
γ Z
2 1 1
≤ { |f (x) − fBj |p dx} p |Bj | q
|Bj |
Bj
Z
γ 1 1
= 2 { jγ |f (x) − fBj |p dx} p
c2
Bj
jαp Z
γ 2 1
= c2 { j γ+αp |f (x) − fBj |p dx} p
(2 )
Bj
γ jα
≤ c2 2 kf kεα,p .
R P
k
De esta manera, |f (x) − fB |dx ≤ c2k(γ+α) kf kǫα,p + c2kγ 2γ 2jαkf kǫα,p
Bk j=1
22(γ+1) R c2 2(γ+1) k(γ+α)
2 c2 (γ+1) γ
2 c
y k(γ+1)
|f (x) − fB | dx ≤ k(γ+1)
kf kǫα,p + k
kf kǫα,p y
2 Bk 2 2
∞ R
∞
P P 1 P∞ 1
finalmente |f (x)−fB ||ϕ(x)|dx ≤ c2 k(1−α)
+c2 k
kf kǫα,p ,
k=1 Dk k=1 2 k=1 2
lo que prueba el lema.
232
ϕ−Espacios de Funciones
1 2
ya que estamos considerando ϕ(x) = e−π|x| ≤ c . Por otro
(1 + ρ(x))γ+1
lado, por la invariancia por traslaciones, podemos asumir bolas con centro
en x0 = 0, y por conveniencia las tomamos con radio δ = 4ρ. Sea χ la fun-
ción característica de la bola B(0, δ) y χ
e = 1−χ; entonces considerando la
descomposición f = fBδ +(f −fBδ )1 = fBδ +(f −fBδ )(χ+ χ e) = fBδ +(f −
χ = f1 + f2 + f3 obtenemos F (x, t) = (f ∗ ϕt )(x) = (f1 ∗
fBδ )χ + (f − fBδ )e
ϕt )(x)+(f2 ∗ϕt )(x)+(f3 ∗ϕt )(x) = F1 (x, t)+F2 (x, t)+F3 (x, t), ó aplicando
∗
el operador L = LtP ∇, LF (x, t) = LF1 (x, t) + LF2 (x, R t) + LF3 (x, t).
Pero desde que F1 (x, t) = (f1 ∗ ϕt )(x) = f1 ϕt (y)dy = cf1 =
2
(recordemos queϕ(x) = e−π|x| ) = cfBδ se tiene que LF1 (x, t) = 0.
Por otro lado
Z Zδ p2 p1 Z Z∞ p2 p1
2 dt dt 2
|LF2 (x, t)| dx ≤ |LF2 (x, t)| dx
t t
B(0,δ) 0 Rn 0
≤ (desigualdad de Littlewood-Paley)
Z p1
≤ ckf2 kp = |f (x) − fBδ |p dx
B(0,δ)
Z p1
γ 1
≤ δ p +α sup |f (x) − fBδ |p dx ,
B δ γ+αp
B(0,δ)
233
Alejandro Ortiz Fernández
de donde
Z Zδ p2 p1 Z p1
1 2 dt 1
|LF2 (x, t)| dx ≤ sup |f (x) − fBδ |p dx
δ γ+αp t B δ γ+αp
B(0,δ) 0 B(0,δ)
Tenemos,
Z
|LF3 (x, t)| = |[(f − fBδ )e
χ ∗ Lϕt ](x)| ≤ |f (y) − fBδ |Lϕt (x − y)|dy
Rn −B(0,δ)
(considerando la acotación
c
|Lϕt (y)| ≤ )
δ γ+1
+ ρ(y)γ+1
Z
|f (x) − fBδ |
≤ γ+1
dy
δ + ρ(y)γ+1
Rn
(usando el Lema 19, con B(0, δ))
≤ cδ α−1 kf kεα,p .
1
= cδ (αp+γ) p kf kεα,p ,
de donde kF3 kH α,p ≤ ckf kεα,p .
234
ϕ−Espacios de Funciones
∗
Nota 26. El operador Lu = LtP ∇u juega el mismo papel que el término
t∇u(x, t) el teoría de las funciones armónicas, particularmente cuando se
tienen las funciones auxiliares de Littlewood-Paley:
Z∞ 2
2
g(f )(x) = |∇u(x, t)| t dt ,
0
2
∂u Pn ∂u 2
donde |∇u(x, t)|2 = +
.
∂t j=1 ∂xj
Considerando q = 1, tendremos
Z Zt
ds
|LF (x, t)| ≤ ct−γ |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) t
2
Z Zt 21 Z t 12
−γ ds ds
≤ ct |LF (y, s)|2 dy
s s
B(x,t) t t
2 2
Z Zt 12
−γ 2 ds
≤ ct |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) t
2
235
Alejandro Ortiz Fernández
Z Zt 12
−γ ds 2
≤ ct |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) 0
Z Zt p2 p1
2 ds
γ
−γ
≤ ct t q |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) 0
Z Zt p2 p1
2 ds
−γ
= ct p |LF (y, s)| dy
s
B(x,t) 0
Z Zt p2 1p
α 1 ds 2
= ct |LF (y, s)| dy
tγ+αp s
B(x,t) 0
α
≤ ct kf kH α,p ,
Z 0 )
ρ(x−x
∂
|F (x, ρ(x − x0 )) − F (x, t)| ≤ F (x, s)ds.
∂s
t
236
ϕ−Espacios de Funciones
∂ 1 ∗ ∗ ∗ ∗
Como A = − (LsP ∇, LsP ∇), L2 = LsP ∇ ⊗ LsP ∇, tenemos
∂s s
ρ(x−x
Z 0)
ds
|F (x, ρ(x − x0 )) − F (x, t)| ≤ |L2 F (x, s)|
s
t
≤ (teorema del valor medio)
Z 0 ) Zs Z
ρ(x−x
c du ds
≤ γ
|LF (z, u)| dz
s u s
t s
2
ρ(z−x)≤s
Z 0)
ρ(x−x Zs Z
1 du ds
≤ c uα dy
sγ u s
t s
2
ρ(z−x)≤s
ρ(x−x
Z 0)
ds
= c sα
s
t
= c[ρ(x − x0 )α − tα ]
≤ cρ(x − x0 )α .
Zδ
∂F
|F (x, δ) − F (x, ǫ)| ≤
∂s (x, s) ds
ǫ
Zδ
∗ ∗ ds
= |(LsP ∇, LsP ∇)F (x, s)|
s
ǫ
237
Alejandro Ortiz Fernández
Zδ
ds
= |L2 F (x, s)|
s
ǫ
Zδ Zs Z
1 du ds
≤ c |LF (y, u)| dy ≤ c|δ − ǫ|α .
sγ u s
ǫ s
2
ρ(x−y)≤s
Como 0 < α < 1, ello implica que {F (x, ǫ)} es de Cauchy cuando ǫ → 0,
y por lo tanto existe una función f (x) tal que lı́m F (x, ǫ) = f (x) para
ǫ→0
todo x ∈ Rn .
Luego por el Lema 21 |F (x, t) − F (xo , t)| ≤ cρ(x − x0 )α implica en el
limite que, |f (x) − f (xo )| ≤ cρ(x − x0 )α , y de esta manera f (x) es una
función de Lipschitz de orden α. Además tenemos,
Z Z Z Z p
1 1
|f (x) − fB |p dx = f (x) dz − f (z) dz dx
|B(x0 , δ)| |B(x0 , δ)|
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z Z p
1
≤ |f (x) − f (z)| dz dx
δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z Z p
1
≤ c ρ(x − z)α dz dx.
δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
de donde
Z Z p
p 1
|f (x) − fB | dx ≤ c [ρ(x − x0 ) + δ]α δ γ dx
δγ
B(x0 ,δ) B(x0 ,δ)
Z
= c [ρ(x − x0 ) + δ]αp dx
B(x0 ,δ)
≤ cδ αp+γ
238
ϕ−Espacios de Funciones
δ
x x0
z
g
Algunas Proyecciones
1. Los espacios Lp,λ han sido generalizados en distintas direcciones.
El uso de la métrica ρ(x) permite reemplazar los cubos, usados
frecuentemente, por los elipsoides B(x0 , δ). Esto permite especular
sobre la aplicación, en esos espacios, de operadores diferenciales al
estilo Campanato [CAM.1] y Giusti [GIU.1], [GIU.2].
Por otro lado en Peetre [PEE] se encuentran resumidas las dis-
tintas generalizaciones de estos espacios, debidos a: Spanne [SPA],
Campanato [CAM.2], Stampacchia [STA.1].
239
Alejandro Ortiz Fernández
240
ϕ−Espacios de Funciones
241
VI
ϕ−ESPACIOS DE FUNCIONES
a
Introducción
243
Alejandro Ortiz Fernández
244
ϕ−Espacios de Funciones
n
Sean 1 < p < , 0 < α ≤ 1; ϕ y ψ son funciones positivas, no -
α
ϕ(r)
decrecientes sobre R+ , con α decreciente, ψ convexa y ψ(0) = 0 tal
n
r
que ϕ(r) = r ψ (r ). Entonces: f ∈ BMOϕ sí y sólo si Cf : Lp → Lψ
p −1 −n
donde los subcubos Q son asumidos con lados paralelos a los ejes coor-
denados. Desde que
Z Z Z
ı́nf |f (x) − CQ | dx ≤ |f (x) − fQ | dx ≤ 2ı́nf |f (x) − CQ | dx
CQ Q Q CQ Q
245
Alejandro Ortiz Fernández
Estas ideas fueron usadas por Janson (1980) para considerar los si-
guientes ϕ−espacios generalizados H ϕ y BMO p . Veamos. Sea ϕ una fun-
ción crecimiento, de tipo inferior mayor que r, para algún r > 0; entonces
Z
ϕ
H = {F analítica sobre el disco D/ ϕ[u∗ (eıθ )] dθ < ∞},
T
x
donde φ ∈ S y φt (x) = t φ−n
.
t
Veamos ahora BMOρ donde ρ es una función crecimiento R de tipo
1
superior menor que 1. Si f ∈ L (T ), pongamos fI = |I| I f (e ) dθ, con
1 ıθ
246
ϕ−Espacios de Funciones
247
Alejandro Ortiz Fernández
b
Espacios BM Oϕ
En esta sección obtenemos algunas extensiones de ciertos resultados
de la teoría BMO, así como estudiamos algunos aspectos topológicos
de BMOϕ estableciéndose que es un espacio de Frechet. Introducimos
la idea de φ−átomo y se prueban algunos resultados sobre la acción de
ciertos operadores sobre ϕ−espacios de funciones.
donde Q′′ ⊃ Q′ .
En efecto, de un modo general asumamos que Qr (x) es un cubo
de centro x, y lado de longitud r. Pongamos Q = Qr0 (x) y sea
r1 = ı́nf{r/ |Qr (x)| ≥ 2|Q|}. Considerando que en Rn dos cubos
son comparables, existe a > 1 tal que |Q2r (x)| ≤ a|Qr (x)|. De esta
manera, 2|Q| ≤ |Qr1 (x)| ≤ 2a|Q|. Similarmente, si
248
ϕ−Espacios de Funciones
de donde 2|Qr1 (x)| ≤ |Qr2 (x)| ≤ 2a|Qr1 (x)|. Así en general se tiene
una sucesión creciente de cubos {Qri (x)}i=0,1,··· ,m tales que
Pero (3) implica, reiteradamente, que 2m |Q| ≤ |Qrm (x)|. Por otro
lado, una constante d tal que dQ′ = Qrm (x). Luego, 2m |Q| ≤ d|Q′ |,
lo que implica
log d 1 |Q′ |
m≤ + log
log 2 log 2 |Q|
y por lo tanto
|Q′ | |Q′ |
m + 2 ≤ c1 + c2 log ≤ c3 (1 + log ),
|Q| |Q|
lo que implica (2).
3. Si 1 ≤ p < ∞
Z Z 1/p
1 1 −1/q 1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ ϕ(|Q|) |f (x) − fQ | dx
ϕ(|Q|) |Q| Q ϕ(|Q|) |Q| Q
1 1
donde + = 1.
p q
|f (x) − f (y)|
4. Sea f ∈ BMOϕ tal que sup ≤ kf kBM Oϕ , entonces
x,y∈Q ϕ(|Q|)1/p
Z 1/p
1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ kf kBM Oϕ , 1 < p < ∞.
ϕ(|Q|) |Q| Q
249
Alejandro Ortiz Fernández
[ ]s : BMOϕ → K
f 7→ [f ]s = ı́nf f ∈λCM Oϕ λ,
λ>0
250
ϕ−Espacios de Funciones
251
Alejandro Ortiz Fernández
c
φ−Átomos
Un concepto muy importante en el estudio del análisis armónico es el
de átomo, introducido por R. Coifman y G. Weiss, [COI], que en nuestro
contexto es definido de acuerdo al siguiente argumento. Sea φ : R1 → R1
una función no - decreciente tal que φ(0) = 0, φ(t) → 0 si t → 0. Sea el
espacio
Z
1
Lφ = {f / φ |f (x)| dx ≤ 1 para algún λ > 0, [∗∗]}
Rn λ
1 1
ó ≤ λ, de esta manera kχQ kLφ = . Esto motiva la
1 1
φ−1 φ−1
|Q| |Q|
252
ϕ−Espacios de Funciones
ϕ(|Q0 |)|Q0 |
kLk ≤ .
−1
1
φ
|Q0 |
ϕ(r0 )|Q0 |
kLk ≤ c .
−1
1
φ
|Q0 |
Prueba.
Z Z
|)|Q0 |
a(x)f (x) dx = a(x)(f (x) − fQ ) dx ≤ ϕ(|Q 0 kf kBM Oϕ .
n 1
R Q −1
φ
|Q0 |
También
Z Z
a(x)f (x) dx ≤ |a(x)| |f (x) − f (y)| dx
n
R Rn
Z
≤ kf kΛϕ |a(x)|ϕ(|x − y|) dx
Q
√ Z
≤ kf kΛϕ ϕ( 2r) |a(x)| dx
Q
|Q|
≤ cϕ(r) kf kΛϕ ,
−1
1
φ
|Q|
253
Alejandro Ortiz Fernández
1
kaf kBM Oϕ ≤ kf kBM Oϕ .
1
φ−1
|Q0 |
d
Caracterización de los Espacios BM Oϕ
John-Nirenberg caracterizaron a los espacios BMO, [JOH-NIR], vía
el siguiente argumento. Sea f ∈ L1 (Q), tal que para todo cubo Q se le
asocia un número cQ tal que
Eα = {x ∈ Q/ |f (x) − cQ | > α}
satisface w(α) = |Eα | ≤ Ae−bα |Q|, con α > 0 real, A y b apropiadas cons-
tantes, entonces f ∈ BMO. La prueba de esta afirmación es inmediata
no así su recíproco, el que constituye uno de los aspectos fundamentales
del trabajo de John-Nirenberg. Así se tiene: si f ∈ BMO entonces
−1
w(α) ≤ Ae−bαkf kBMO |Q0 |.
254
ϕ−Espacios de Funciones
Lema 23. Sea f ∈ L1 (Q), α > 0 un real tal que a todo cubo Q ⊂
Q0 se le asocia un número cQ tal que Eα = {x ∈ Q/ |f (x) − cQ | >
α} satisface w(α) ≤ Ae−bα ϕ(2−kn |Q|)|Q|, con k ∈ Z+ , entonces
f ∈ BMOϕ .
Prueba.
Z Z ∞ Z ∞
|f (x)−cQ | dx = w(α) dα ≤ Aϕ(2−kn |Q|)|Q| e−bα dα ≤ A1 ϕ(|Q|)|Q|.
Q 0 0
−bαkf k−1
w(α) = |{x ∈ Q0 / |f (x)−fQ0 | > α}| ≤ Ae BMOϕ
ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |
n
donde A = cA1 con A1 = 22n+1 +n , c > 0 (independiente de P ),
n α−1
b = n+1 log 2 y k = ([· · · ] parte entera).
2 2n+1
255
Alejandro Ortiz Fernández
256
ϕ−Espacios de Funciones
257
Alejandro Ortiz Fernández
α−1
Prueba del Teorema 23. Pongamos k = [ ]. Entonces, si
2n+1
n+1
y = 1 + k2 se tiene 1 ≤ y ≤ α, de donde w(α) = |Eα | ≤ |Ey | =
|Dy | = |D1+k2n+1 |. Ahora, aplicamos reiteradamente el Lema 25
obtenemos (luego de k pasos)
|D1+k2n+1 | ≤ 2−n |D1+(k−1)2n+1 |ϕ(|D1+(k−1)2n+1 |)
≤ 2−2n |D1+(k−2)2n+1 |ϕ(|D1+(k−2)2n+1 |) · ϕ(2−n |D1+(k−2)2n+1 |) ·
ϕ(|D1+(k−2)2n+1 |)
≤ [desde que ϕ es no-decreciente y ϕ(|D1+(k−2)2n+1 |)
≤ ϕ(|Q0 |) = 1]
≤ 2−2n |D1+(k−2)2n+1 |ϕ(2−n |D1+(k−2)2n+1 |)
≤ · · · ≤ c2−kn |D1 |ϕ(2−kn |D1 |)
≤ c2−kn ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |.
Así se ha obtenido w(α) ≤ c2−kn ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |. Por otro lado
α−1 α−1
sabemos que n+1 ≤ k + 1, de donde −nk ≤ −n −1 ó
2 2n+1
α−1
2−nk ≤ 2−n( 2n+1 −1) . Por lo tanto,
n
n+1 +n n
w(α) ≤ c22 2−α 2n+1 ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |
258
ϕ−Espacios de Funciones
Prueba.
Z 1/p Z 1/p
|f (x)|p dx ≤ |f (x) − fQ0 |p dx + |fQ0 | |Q0 |1/p
Q0 Q0
Z∞
−bαkf k−1
≤ A|Q0 |ϕ(2−kn |Q0 |) e BMOϕ
αp−1 dα + |fQ0 | |Q0 |1/p .
0
Z
′ Ab′
eb (|f (x)−fQ0 |) dx ≤ ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |.
bkf k−1
BMOϕ − b
′
Q0
Prueba.
Z Z∞
b′ (|f (x)−f Q0 |)
′
e dx = b′ w(α)eb α dα
Q0 0
Z∞
α(b′ −bkf k−1
BMOϕ )
= Ab′ ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 | e dα
0
′
Ab
= ϕ(2−kn |Q0 |)|Q0 |.
bkf k−1
BMOϕ − b′
259
Alejandro Ortiz Fernández
donde f ∈ BMOϕ ,
Z2n α
ϕ(y)
Ψα (t) = dy, 0 < α < 1,
y
t
Introducción
Remarcamos aún que el espacio de las funciones de oscilación media
acotada, BMO, fue introducido por F. John - L. Nirenberg en 1961,
[JOHN-NIR], donde
Z
1 1
BMO = {f ∈ L (Q0 )/ kf k∗ = sup |f (x) − fQ | dx < ∞}
Q⊂Q0 |Q| Q
260
ϕ−Espacios de Funciones
Descomposición de Calderón-Zygmund
Sea f una función integrable, definida en un cubo Q0 y sea λ > 0
un real tal que Z
1
|f (x)| dx ≤ λ.
|Q0 | Q0
Entonces existe una familia enumerable {Qk }, de cubos abiertos,
disjuntos en Q0 , tal que
F
(a) |f (x)| ≤ λ c.t.p. si x ∈ Q0 − Qk ;
k
261
Alejandro Ortiz Fernández
1 R
(b) λ < |f (x)| dx ≤ 2n λ;
|Qk | Qk
P 1R
(c) |Qk | < |f (x)| dx
k λ Q0
Retenemos los cubos Q′ii , mientras los Q′′ii son sometidos a tal proce-
so. Y así sucesivamente . . . Renumerando obtenemos familias de cu-
bos abiertos, disjuntos, de distintas generaciones Q1 , Q2 , · · · , Qk , · · ·
tal que Z
λ|Qk | < |f (x)| dx ≤ 2n λ|Qk |,
Qk
262
ϕ−Espacios de Funciones
F
Finalmente, sea x ∈ Q0 − Qk , esto es, x pertenece a algún cubo
k
del tipo Q′′k , donde (por construcción) |Q′′k | → 0 cuando k → ∞.
1 R
Como ′′ |f (y)| dy ≤ λ, por el teorema de diferenciación de
|Q′′k | Qk
Lebesgue tenemos
Z
1
|f (x)| = lı́m ′′ |f (y)| dy ≤ λ, c.t.p.
k→∞ Qk
Q′′
k
Z
1 1
BMOϕ = f ∈ L1 (Q0 )/ kf k∗,ϕ = sup |f (x) − fQ | dx < ∞
Q⊂Q0 ϕ(r) |ϕ|
Q
263
Alejandro Ortiz Fernández
λ
Si −1 < α < 0, entonces BMOϕ = Lp,λ , con α = − , siendo
p
(espacio de Morrey)
Z 1/p
p,λ 1 1 p
L = f ∈ L (Q0 )/ kf kLp,λ = sup λ |f (x)| dx <∞ .
Q r
Q
ϕ1 (t)
(ii) Si es no-creciente, entonces BMOϕ1 ⊂ BMOϕ2 sí y sólo
t
sí existen constantes c, δ tal que ϕ1 (r) ≤ cϕ2 (r), 0 < r < δ.
La inclusión es continua.
Rδ ϕ(t)
(iii) Si dt < ∞, para algún δ > 0, entonces toda f ∈ BMOϕ
0 t
es una función continua, y su módulo de continuidad
Rr ϕ(t)
satisface ω(f, r) ≤ c dt · kf k∗,ϕ .
0 t
ϕ(t) Rδ ϕ(t)
(iv) Si es casi decreciente y dt = +∞, entonces en
t 0 t
BMOϕ existen funciones no acotadas, ni continuas.
264
ϕ−Espacios de Funciones
1 Rδ dt
• Si ϕ(t) = 1, entonceses casi-decreciente y = +∞.
t 0 t
Luego BMOϕ = BMO contiene a la función no acotada f (x) =
log |x|.
Rr ϕ(t) rα
• Si ϕ(t) = t , 0 < α < 1, entonces
α
dt = < ∞.
0 t α
rα
Así, ω(f, r) ≤ c kf k∗,ϕ ≤ ckf k∗,ϕ . Luego, si r es peque-
α
ño, ω(f, r) es pequeño y f es una función continua. Más con-
cretamente BMOtα = Λα , lo que constituye el teorema de
Meyers-Campanato. Más generalmente, consideremos el espa-
cio de Lipschitz
|f (x) − f (y)|
Λϕ = f / kf kΛϕ = sup <∞ .
x,y∈Rn ϕ(|x − y|)
Se tiene Λϕ ⊂ BMOϕ , con inclusión continua si f ∈ Λϕ
Z Z Z
1 1 1 1 1
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − f (y)| dydx
ϕ(r) |Q| ϕ(r) |Q| |Q|
Q Q Q
|f (x) − f (y)|
≤ sup <∞ .
x,y∈Q ϕ(|x − y|)
265
Alejandro Ortiz Fernández
Z∞
ϕ(t) dt ϕ(r)
≤c . (∗)
t t r
r
R∞ ϕ(t) dt ϕ(r)
Se observa que se tiene ≥ y que la condición
r t t r
(∗) implica que la función (positiva, no-decreciente y continua)
R∞ ϕ(t) dt
Θ(r) = r define (por la anterior caracterización (ii))
r t t
al mismo espacio BMOϕ . Esto nos permite asumir que, bajo la
condición (∗), f ∈ BMOϕ es una función continua. Bajo es-
tas consideraciones, Janson prueba que f ∈ BMOϕ sí y sólo sí
P
n
f = f0 + Rj fj , con fj ∈ Λϕ , j = 0, 1, · · · , n.
j=1
Espacios Lp,Φ
266
ϕ−Espacios de Funciones
Z2n
ϕ(y)
Ψ(t) = dy.
y
t
Se tiene la
2Zn |Q|
ϕ(y)
sup ess.|f (x) − fQ | ≤ c dy kf k⋆,Φ .
y
0
267
Alejandro Ortiz Fernández
Pero
Z
1
|fQj−1 − fQj | ≤ |f (x) − fQj−1 | dx
|Qj |
Qj
Entonces
|Q|
2(k−1)n
Z
|Q| 1 ϕ(y)
ϕ kn ≤ dy, k ≥ 1. (∗)
2 n log 2 y
|Q|
2kn
268
ϕ−Espacios de Funciones
En efecto,
|Q| |Q|
2(k−1)n
Z 2(k−1)n
Z
ϕ(y) |Q| dy |Q| 1 |Q|
dy ≥ ϕ kn = ϕ kn log = n log 2ϕ ,
y 2 y 2 2−n 2kn
|Q| |Q|
2kn 2kn
que implica [∗]. Luego,
|Q|
∞ 2(k−1)n
Z
X 1 ϕ(y)
n
|f (x) − fQ | ≤ 2 dy · kf k⋆,ϕ
j=1
n log 2 y
|Q|
2kn
≤ (desde que la suma es por bloques)
n |Q|
2Z
n 1 ϕ(y)
≤ 2 dy kf k⋆,ϕ ,
n log 2 y
0
1
donde observamos que ≤ 2n es equivalente a 22n ≤ 2n(j+1) .
2(j−2)n
2n
Así se tiene la tesis con c = .
n log 2
Caso. lı́m+ Ψ(t) = +∞.
t→0
Si esto es el caso, se sabe que
Z2n
ϕ(y)
Ψ(|x|) = dy ∈ BMOϕ
y
|x|
Entonces se tiene el
269
Alejandro Ortiz Fernández
(1)
obteniéndose cubos abiertos disjuntos Qj tales que
S (1)
(a) |f (x)| ≤ 2n ϕ(|Q|) c.t.p. sobre Q − Qj ;
j
1 R
(b) 2n ϕ(|Q|) ≤ (1)
|f (x)| dx ≤ 4n ϕ(|Q|)
|Qj | Q(1)
j
(c)
X X Z
(1) 1
|Qj | ≤ n |f (x)| dx
j
2 ϕ(|Q|) j
(1)
Qj
Z
|Q|
≤ |f (x)| dx
2n ϕ(|Q|)|Q|
Q
1
≤ n |Q|.
2
270
ϕ−Espacios de Funciones
(2)
obtenemos los subcubos Qj de Q(1) , abiertos y disjuntos, tales que
S (2)
(a)′ |f (x) − fQ(1) | ≤ 2n ϕ(|Q(1) |) c.t.p. sobre Q(1) − Qj
j
1 R
(b)′ 2n ϕ(|Q(1) |) ≤ (2)
|f (x) − fQ(1) | dx ≤ 4n ϕ(|Q(1) |).
|Qj | Q(2)
j
(c)′
X X Z
(2) 1
|Qj | ≤ n |f (x) − fQ(1) | dx
j
2 ϕ(|Q(1) |) j
(2)
Qj
Z
1
≤ |f (x) − fQ(1) | dx
2n ϕ(|Q(1) |)
Q(1)
(1)
|Q |
≤ .
2n
|Q|
Desde que |Q(1) | ≤ , de (a)′ y (b) obtenemos
2n
Z
1
|f (x)| ≤ |f (x) − fQ(1) | + (1) |f (x)| dx
|Q |
Q(1)
|Q|
≤ 4n ϕ + 4n ϕ(|Q|),
2n
271
Alejandro Ortiz Fernández
esto es,
n|Q|
|f (x)| ≤ 4 ϕ + ϕ(|Q|) . ([+]′ )
2n
X 2
(2) 1 X (1) 1
|Qj | ≤ n |Qj | ≤ |Q|. ([++]′ )
j
2 j 2n
X k
1
|{x ∈ Q/ |f (x)| > λ}| ≤ |Qj (x)| ≤ |Q|. [∗∗]
j
2n
272
ϕ−Espacios de Funciones
Xk
n |Q|
λ ≤ 4 ϕ jn
j=0
2
≤ (por [∗])
|Q|
k 2(j−1)n
Z
4n X ϕ(y)
≤ dy
n log 2 j=0 y
|Q|
2jn
n |Q|
2Z
4n ϕ(y)
≤ dy
n log 2 y
|Q|
kn
2
|Q|
= CΨ|Q| kn .
2
|Q|
|{x ∈ Q/ |f (x)| > λ}| ≤ ≤ Ψ−1
|Q| (c2 λ),
2kn
273
Alejandro Ortiz Fernández
Casos Particulares
1
Proposición 2. Sea ϕ(t) = η log t
y Φ′ (t) = η(t), donde Φ
es una función continua (derivable), no-decreciente, con Φ(0) = 0.
Si n |Q|
2Z
1 dy
Ψ|Q| (t) = η log ,
y y
t
−1 (t)
entonces tenemos Ψ−1
|Q| (t) ≤ C1 e(−1/2)Φ |Q|.
Prueba. Tenemos
Z 1
2n |Q| ds
Ψ|Q| (t) = η(log s) −
1
t
s
Z 1
t dy
= η(log y)
1
2n |Q|
y
Z 1
t
= η(log y) d(log y)
1
2n |Q|
1 1
= Φ log − Φ log ;
t 2n |Q|
esto es,
1 1
Ψ|Q| (t) + Φ log n
= Φ log .
2 |Q| t
Llamemos Ψ|Q| (t) = t∗ ; así, t = Ψ−1 |Q| (t ). Luego
∗
∗ 1 1
t + Φ log = Φ log ,
2n |Q| Ψ−1 ∗
|Q| (t )
1 1
o aún, reescribiendo, Φ log = t + Φ log ,
Ψ−1
|Q| (t)
2n |Q|
de donde
1 −1 1
log =Φ t + Φ log n ,
Ψ−1
|Q| (t)
2 |Q|
274
ϕ−Espacios de Funciones
1
(t+Φ(log( 2n |Q| )))
o aún Ψ−1
|Q| (t) = e . Pero, desde que Φ−1 es creciente, en
Φ−1 (a) + Φ−1 (b)
general, si a, b > 0 se tiene Φ−1 (a + b) ≥ . Luego,
2
Φ−1 (t)+log n
1
1
−1
2 |Q| 1 −1
Φ (t) log 2n1|Q|
Φ|Q| (t) ≤ e 2 =e 2 ·e 2 .
Considerando que
1
log 1 1 n/2 1/2
e 2 2n |Q| = 1/2 = 2 |Q| ≤ c1 |Q|,
1
2n |Q|
tenemos la tesis.
Corolario 8. Sea η(y) = 1 y ϕ(t) = 1. Como Φ es tal que Φ′ (t) =
1, Φ(t) = t, esto es, Φ−1 (t) = t. Luego,
−1 (t)
Ψ−1
|Q| (t) ≤ c1 e
−(1/2)Φ
|Q| = c1 e−(1/2)(t) |Q|,
y por teorema tenemos
λ −1
|{x ∈ Q/ |f (x)−fQ | > λ}| ≤ c1 Ψ−1
|Q| ≤ c1 e−(1/2)λkf k⋆,ϕ |Q|,
kf k⋆,ϕ
que es la desigualdad de John-Nirenberg para BMO.
Corolario 9. Asumamos η(y) = y −ǫ, 0 < ǫ < 1;
1
ϕ(t) = (log(1/t))−ǫ = .
(− log t)ǫ
1−ǫ
′ −ǫ t1−ǫ −1 t t1−ǫ
Entonces Φ (t) = t , Φ(t) = , Φ = t. Si =
1−ǫ 1−ǫ 1−ǫ
s, t = (s(1 − ǫ))1/1−ǫ . Entonces,
Φ−1 (s) = (s(1 − ǫ))1/1−ǫ = cs1/1−ǫ .
Luego,
1/1−ǫ
Ψ−1
|Q| (t) ≤ c2 e
−(1/2)t
· |Q|,
y por tanto se tiene la respectiva desigualdad de John-Nirenberg,
−1 1/1−ǫ
ω(λ) ≤ ce−(1/2)(λkf k⋆,ϕ ) · |Q|.
275
Alejandro Ortiz Fernández
1 1
Corolario 10 (Stegenga). Sea η(y) = y ϕ(t) = =
y
log 1t
1
−(log t)−1 . Así Φ′ (t) = −t−1 ó Φ(t) = log c . Entonces Φ−1 (t) =
t
ce−t y se tiene la correspondiente desigualdad de John-Nirenberg.
e
Una Extensión del Teorema de Berman
En esta parte estableceremos, para los espacios BMOϕ , el equivalente
a la caracterización de BMO según Berman [BER]. El uso de polinomios
en este tipo de espacios fue ya considerado por Campanato en [CAM.2].
Si f ∈ BMO es claro que existe un polinomio pQ (x), de grado ≤ d,
definido sobre un cubo fijo Q0 , tal que
Z
1
sup |f (x) − pQ (x)| dx ≤ M < ∞, ∀Q ⊂ Q0 .
Q |Q|
Q
276
ϕ−Espacios de Funciones
entonces f ∈ BMOϕ .
Lema 27. Para todo cubo Q y todo polinomio p(x), de grado ≤ d, existe
una constante α = α(n, d) tal que
Z Z
α 1
sup{p(x)} ≤ |p(x)| dx.
x∈Q |Q| |Q|
Q Q
277
Alejandro Ortiz Fernández
Lema 28. Para todo polinomio p(x), de grado ≤ d, y todo par de cubos
Qm y Q tales que Q ⊂ Qm y |Qm | = mn |Q|, existe una constante γ =
γ(n, d) tal que
sup {|p(x) − p(y)|} ≤ (γm)−1 sup {|p(x) − p(y)|}.
x,y∈Q x,y∈Qm
Defínase
F (c) = sup{|Q|/ |pQ (x) − pQ (y)| ≥ cϕ(|Q|)}.
Tenemos
F (c) ≤ |Q0 |
F (c) es una función decreciente cuando c → ∞.
lı́m F (c) = 0. En efecto, dado ǫ > 0 debe existir N = N(ǫ) tal
c→∞
que para todo c ≥ N se debe tener
sup{|Q|/ |pQ (x) − pQ (y)| ≥ cϕ(|Q|)} ≤ ǫ.
Por el absurdo, si esto no es cierto, entonces existe ǫ0 tal que para
todo c existe un cubo Q tal que |Q| > ǫ0 y
sup {|pQ (x) − pQ (y)|} ≥ cϕ(|Q|).
x,y∈Q
Entonces
cϕ(|Q|) ≤ 2 sup{|pQ (x)|}
x∈Q
≤ (lema 27)
Z
α
≤ 2 |pQ (x)| dx.
|Q|
Q
278
ϕ−Espacios de Funciones
Por lo tanto,
Z Z Z
|f (x)| dx ≥ |pQ (x)| dx − |f (x) − pQ (x)| dx
Q Q Q
cϕ(|Q|)|Q|
≥ − Mϕ(|Q|)|Q|
2α
c
≥ ϕ(ǫ0 )ǫ0 −M .
2α
y
Z Z
1 1 1 1
|f (x)−pQm (x)| dx ≤ |f (x)−pQm (x)| dx ≤ M
ϕ(|Qm |) |Qm | ϕ(|Qm |) |Qm |
Q Qm
y que
Z
1 1 ϕ(|Qm |)|Qm | ϕ(mn |Q|)
|f (x) − pQm (x)| dx ≤ M = mn M .
ϕ(|Q|) |Q| ϕ(|Q|)|Q| ϕ(|Q|)
Q
Luego,
Z n
1 1 n ϕ(m |Q|)
|pQ (x) − pQm (x)| dx ≤ M 1 + m .
ϕ(|Q|) |Q| ϕ(|Q|)
Q
279
Alejandro Ortiz Fernández
y haciendo ǫ → 0 tenemos
ϕ(mn |Q|)
F γmcϕ(|Q|) − 2γmM αϕ(|Q|) 1 + mn ≥ mn F (c). (+)
ϕ(|Q|)
1 2 1
Para cada cubo Q, sea el intervalo , . Si m =
γϕ(|Q|) γϕ(|Q|) γϕ(|Q|)
se tiene
n
n ϕ(m |Q|) 1 (mn |Q|)
γmcϕ(|Q|)−2γmM αϕ(|Q|) 1+m = c−2M α 1+ n n+1 < c,
ϕ(|Q|) γ ϕ (|Q|)
280
ϕ−Espacios de Funciones
n
2 n ϕ(m |Q|)
y si m = y c > 4Mα 1 + 2 n n+1 se tiene
γϕ(|Q|) γ ϕ (|Q|)
ϕ(mn |Q|) ϕ(mn |Q|)
γmcϕ(|Q|)−2γmM αϕ(|Q|) 1+mn = 2c−4M α 1+2n n n+1 > c.
ϕ(|Q|) γ ϕ (|Q|)
y para Qm , con las condiciones dadas, [+] implica que F (c) ≥ mn F (c)
para c grande, lo que no es posible.
f
Espacios Lp,λ
ϕ
A. Antecedentes Cronológicos
La evolución de los espacios de funciones (y distribuciones) tuvo gran
impulso en su uso en el desarrollo de las ecuaciones diferenciales, en
particular de las parciales. Según H. Triebel tal evolución comprende
tres períodos fundamentales: básico, constructivo y sistemático. Al inicio
del siglo pasado se introdujeron los espacios abstractos, lo que condujo
a la formulación de dos grandes tipos de espacios (relacionados entre sí):
los espacios de Hilbert y los espacios de Banach. En este ambiente, en la
década de los 30’s (período básico) se formulan los espacios Lp , C m , los
espacios de Lipschitz Λα , los espacios analíticos H p , 0 < p < ∞, los Lp,λ
de Morrey, . . . entre otros.
281
Alejandro Ortiz Fernández
282
ϕ−Espacios de Funciones
B. Definición y Consecuencias
Sea ϕ una función como en a. Introducción. Si 1 ≤ p < ∞, 0 ≤
ϕ es el espacio
λ ≤ n + p, Lp,λ
Z 1/p
1 1
f ∈ Lploc (Rn )/ [f ]Lp,λ = sup |f (x) − cQ |p dx ≤M <∞ .
ϕ
Q ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q
Z 1/p Z 1/p
1 1 p 1 1 p
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − cQ | dx
ϕ(|Q|) |Q|λ/n ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q Q
|fQ − cQ | |Q|1/p
+
ϕ(|Q|)1/p |Q|λ/n
Z 1/p
1 1 p
≤ 2 |f (x) − cQ | dx .
ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q
λ−n λ1 − n
Lema 29. Si p1 ≤ p, = y ϕ(|Q|)p1 ≤ ϕ1 (|Q|)p entonces
p p1
Lp,λ ⊂ Lpϕ11,λ1 .
283
Alejandro Ortiz Fernández
Prueba.
Z Z pp1
1 1 1 1 p1
|f (x) − fQ | p1
dx ≤ |f (x) − fQ | dx p
|Q|1− p
ϕ1 (|Q|) |Q| λn1 ϕ1 (|Q|) |Q| λn1
Q Q
1−
p1 λ p1 Z pp1
|Q| p |Q| n p 1 p
= λ1 λ |f (x) − fQ | dx
ϕ(|Q|)|Q| p |Q| n
Q
Z pp1
1 1 p
≤ p1 λ |f (x) − fQ | dx ,
ϕ(|Q|) p |Q| n
Q
C. Casos Particulares
(i)
Lema 30. Si 0 ≤ λ < n entonces Lp,λ p,λ p,λ
ϕ ≃ Lϕ donde Lϕ es el
espacio de Morrey
Z 1/p
p n 1 1 p
f ∈ Lloc (R )/ sup |f (x)| dx ≤M <∞
Q ϕ(|Q|) |Q|λ/n
Q
284
ϕ−Espacios de Funciones
Pero,
1 λ
|fQ | ≤ |fQ0 | + c(k, p, λ)ϕ(|Q0 |)1/p |Q| p ( n −1) kf kLp,λ
ϕ
, (∗)
entonces
Z 1/p 1 λ
1 1 p |Q| p (1− n )
|f (x)| dx ≤ kf kLp,λ + |fQ0 | +
ϕ(|Q|) |Q| nλ ϕ
ϕ(|Q|)1/p
Q
ϕ(|Q0 |)1/p
+ c(k, p, λ) kf kLp,λ
ϕ(|Q|)1/p ϕ
1 λ
≤ kf kLp,λ
ϕ
+ m1/p |fQ0 | |Q0 | p (1− n ) ϕ(|Q0 |)−1/p +
+ cm1/p kf kLp,λ
ϕ
.
Prueba.
Z Z 1/p
1 1 1 1 p
|f (x)−fQ | dx ≤ |f (x)−fQ | dx .
1/p
ϕ (|Q|) |Q| ϕ(|Q|) |Q| nλ
Q Q
285
Alejandro Ortiz Fernández
luego
Z Z∞
−bαkf k−1
|f (x) − fQ |p dx ≤ pA e BMOϕ
αp−1 dαϕ(|Q|)|Q|,
Q 0
286
ϕ−Espacios de Funciones
entonces
Z
1 1 1 1
α |f (x) − fQ | dx ≤ ·
ϕ1/p (|Q|) |Q|1+ n ϕ1/p (|Q|) |Q| αp+n
np
Q
Z 1/p
|f (x) − fQ |p dx
Q
Z 1/p
1 1 p
= |f (x) − fQ | dx
ϕ(|Q|) |Q| nλ
Q
de donde, si f ∈ Lp,λ
ϕ tendríamos f ∈ Λϕ1/p .
3. Sea ϕ una función con las propiedades dadas en b; Q un cubo
en Rn (|Q| < ∞), 1 ≤ p < ∞. Sea f una función medible
sobre Q. Para α > 0 real damos la siguiente extensión de los
espacios M p consideramos por Spanne [SPA.2],
p
p c
Mϕ = f / w(α) ≤
αϕ(|Q|)
donde c = c(f ) y w(α) = |{x ∈ Q/ |f (x)| > α}|.
En Mϕp consideramos la seminorma [f ]Mϕp = sup αϕ(|Q|)[w(α)].
ϕ,α
De un modo más general, si ψ(r) (r > 0) es una función posi-
tiva, definimos
Mϕp,ψ = {f ∈ L1loc / ∃ c > 0 con [f ]Mϕp ≤ cψ(|Q|)}
en donde se considera la seminorma
[f ]Mϕp,ψ = ı́nf c.
[f ]M p ≤cψ(|Q|)
ϕ
λ
Si ψ(s) = s pn , Lp,ψ
ϕ ≃ L
p,λ
.
287
Alejandro Ortiz Fernández
D. P − Redes
En [HEI.2] y [TOR.2] se define y se usa frecuentemente el concepto
de red de Banach. Sea X un espacio de Banach de funciones medibles
f (t) ∈ L1 (0, 1]. X es llamado una red de Banach (o simplemente una
red), si f ∈ X y |g(t)| ≤ |f (t)| implican g ∈ X y kgkX ≤ kf kX . Son
ejemplos de redes:
(i) el espacio de las funciones medibles f tales que t−α |f (t)| ∈ L∞ (0, 1], 0 <
α < 1;
(ii) el espacio Lφ de las funciones
medibles f tales que existe λ > 0
R1 1 ds
satisfaciendo φ |f (s)| < ∞, donde φ : [0, ∞] → [0, ∞]
0 λ s
es una función de Young, esto es, φ(0) = 0, φ es convexa, no-
decreciente y continua a la izquierda. Lφ contiene en particular a
los clásicos espacios de Lebesgue Lp , pero no a los Lpk , k ∈ Z+ , 1 ≤
p < ∞, lo que nos sugiere la definición siguiente.
(a) Sea X un espacio de Banach de funciones localmente integrables.
Diremos que X es una k−red si sus elementos son derivables hasta
la orden k, localmente integrables, y si
f ∈ X, |D α g(x)| ≤ |D α f (x)|, |α| ≤ k,
implican g ∈ X y kgkX ≤ kf kX . Son ejemplos de k−redes:
(i) Lpk .
(ii) X = {f / |x|−t |D αf (x)| ∈ L∞ (0, ∞), |α| ≤ k, 0 < t ≤ 1}.
(iii) Lkφ = {f medibles sobre (0, 1)/ existe λ > 0 con
Z1
1 α ds
φ |D f (s)| < ∞, |α| ≤ k
λ s
0
288
ϕ−Espacios de Funciones
E. Observaciones
1. Ya hemos mencionado que si ϕ satisface la condición
Z∞
ϕ(t) dt ϕ(d)
≤c ,
t t d
d
289
Alejandro Ortiz Fernández
290
ϕ−Espacios de Funciones
Lp,λ,k
ϕ = {f ∈ Lp,λ α p,λ
ϕ / D f ∈ Lϕ , |α| ≤ k ∀α},
P
con la norma kf kLp,λ,k
ϕ
= kf k L p,λ +
ϕ
kD α f kLp,λ
ϕ
.
|α|≤k
g
Espacios Eϕα,p y Hϕα,p Parabólicos
a. Generalidades. El problema de Dirichlet es un problema fun-
damental en las ecuaciones en derivadas parciales y que originó
un gran impulso en el uso de métodos del análisis funcional así
como fue el punto de partida de sustanciales extensiones en el
campo del análisis armónico. Informalmente tal problema consis-
te en dado f sobre Rn , encontrar u tal que ∆u = 0 sobre Rn+1
+
291
Alejandro Ortiz Fernández
Z Zδ 1/2
1
HMO = u(x, t) armónica / [u]HMO = sup |∇u(x, t)|2 t dtdx <∞ ,
Q |Q|
Q 0
2 2 2
∂u ∂u ∂u
donde |∇u(x, t)| = 2
+· · ·+ + ; δ es el lado
∂x1 ∂xn ∂t
del cubo Q en Rn . Esta definición está motivada por el resultado
de C. Fefferman [FEF]: “si f ∈ BMO entonces existe una constante
A > 0 tal que
Zδ Z 1/2
1 2
|∇u(x, t)| t dxdt ≤ Akf kBMO ,
|Q|
0 Q
292
ϕ−Espacios de Funciones
H α,p
= u(x, t) armónicas sobre Rn+1
+ / [u]H α,p =
Z Zδ p/2 1/p
1
= sup αp |∇u(x, t)|2 t dt dx <∞
Q |Q| n +1
Q 0
∗
donde L = P +P 4π
. Si θ es una función dada, su dilatación θt es
−1 2
θt (x) = t θ(At x). En particular, si θ(x) = e−π|x| se tiene Aθt (x) =
−γ
294
ϕ−Espacios de Funciones
1
donde ψ(x) ≤ η(ρ(x)) ∈ L1 con η(t) = .
1 + tγ+1
Tenemos,
Z Z
|f (x) − fQ0 |
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ dx
1 + ρ(x)γ+1
Q0 Q0
Z p1
p
≤ A0 |f (x) − fQ0 | dx
Q0
295
Alejandro Ortiz Fernández
Pero
Z Z p1
1
1− p p
|f (x)−fQ0 | dx ≤ |Qk | |f (x) − fQk | dx + |fQk − fQ0 | |Qk |
Qk Qk
1
k(γ+α)
≤2 ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p + 2γk (|fQk − fQk−1 | + · · · + |fQ1 − fQ0 |)
p
y
Z
1
|fQj−1 − fQj | ≤ |f (x) − fQj | dx
|Qj−1 |
Qj
γ Z
2
≤ |f (x) − fQj | dx
|Qj |
Qj
k
X
1 1
≤ 2k(γ+α) ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p + 2γk 2γ ϕ(|Qk |) p 2jα [f ]Eϕα,p .
j=1
Luego,
Z k
X
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ (considerando 2jα < k2kα )
Dk j=1
3
22 (γ+1) 1 3 k 1
≤ k(1−α)
ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p + 2 2 (γ+1) 2γ k(1−α) ϕ(|Qk |) p [f ]Eϕα,p .
2 2
1 1
De esta manera, si + = 1,
p q
∞ Z
X X
∞ 1q X
∞ p1
3 1
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ 2 2 (γ+1) ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p +
k=1D k=1
2qk(1−α) k=1
k
X
∞ X
1 ∞ p1
3 kq q
+2 2 (γ+1) ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p
2qk(1−α)
k=1 k=1
r
q
q k
(desde que lı́m < 1)
k→∞ 2qk(1−α)
296
ϕ−Espacios de Funciones
X
∞ p1
≤ (A1 + A2 ) ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p .
k=1
En conclusión, si A3 = A1 + A2 ,
Z X p1
1
|f (x) − fQ0 | |ψ(x)| dx ≤ A ϕ(|Q0 |) p + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p .
Rn
Prueba del Teorema 26. Por el Lema 33 observamos que u(x, t) está
bien definida ya que
Z
|u(x, t)| ≤ |f (y)θt(x − y)| dy
Rn
Z
−γ
≤ t |f (y) − fQ0 | |θ(t−P (x − y))| dy +
Rn
Z
−γ
+t |fQ0 | θ(t−P (x − y)) dy < ∞
Rn
considerando que
2 c
θ(x) = e−|x| ≤ cη(ρ(x)) = .
1 + ρ(x)γ+1
Por otro lado, por la invariancia por traslaciones, consideremos un cubo
Q con centro en el origen y lado de longitud d = 4ρ.
Sea χ la función característica de Q y pongamos χ e = 1 − χ. Sea la
descomposición f = fQ + (f − fQ ) = fQ + (f − fQ )(χ + χ e) = fQ + (f −
χ = f1 + f2 + f3 , de donde
fQ )χ + (f − fQ )e
u(x, t) = (f ∗ θt )(x)
= (f1 ∗ θt )(x) + (f2 ∗ θt )(x) + (f3 ∗ θt )(x)
= u1 (x, t) + u2 (x, t) + u3 (x, t).
297
Alejandro Ortiz Fernández
∗
O aún, Lu(x, t) = LtP ∇u(x,
R t) = Lu1(x, t) + Lu2(x, t) + Lu3 (x, t). Pero
desde que u1 (x, t) = f1 θt (y) dy = cfQ , se tiene Lu1 (x, t) = 0. Por otro
lado,
Z Zd p/2 1/p Z Z∞ p/2 1/p
2 2
|Lu2 (x, t)| t dt dx ≤ |Lu2 (x, t)| t dt dx
Q 0 Rn 0
de donde
Z Zd p2 p1
1 1 2
1+ αp |Lu2(x, t)| t dt dx ≤ c[f ]Eϕα,p .
ϕ(|Q|) |Q| γ
Q 0
Finalmente
|Lu3(x, t)| = |[(f − fQ )e
χ ∗ Lθt ](x)|
Z
≤ |f (y) − fQ | |Lθt (x − y)| dy
Rn −Q
c
(considerando la acotación |Lθt (y)| ≤ )
dγ+1 + ρ(y)γ+1
Z
|f (x) − fQ |
≤ c dy
dγ+1 + ρ(y)γ+1
Rn
≤ (Lema 33, Q con lado de longitud d)
X
∞ 1p
1
α−1
≤ cd ϕ(|Q|) p + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p .
k=1
Por lo tanto,
Z Zd p/2 1/p X
∞ p1
1 1
2 α
|Lu3 (x, t)| t dt dx ≤ cd |Q| p ϕ(|Q|) p + ϕ(|Qk |) [f ]Eϕα,p ,
Q 0 k=1
298
ϕ−Espacios de Funciones
de donde
Z Zd p2 p1 X
∞ 1
1 1 ϕ(|Qk |) p
αp |Lu3 (x, t)|2 t dt dx ≤c 1+ [f ]Eϕα,p
ϕ(|Q|) |Q|1+ γ ϕ(|Q|)
Q 0 k=1
= A[f ]Eϕα,p ,
kf kEϕα,p ≤ ckukHϕα,p .
Veamos algunos resultados previos.
Lema 34. Sea u(x, t) definida sobre Rn+1 α,p
+ , entonces si u ∈ Hϕ se tiene
Z Zt 1/2
−γ ds 2
≤ ct |Lu(y, s)| dy
s
Q 0
α 1/p
≤ ct ϕ(|Q|) [u]Hϕα,p .
299
Alejandro Ortiz Fernández
Lema 35. Sea u(x, t) ∈ C 1 tal que |Lu(x, t)| ≤ ctα ϕ(|Q|)1/p , 0 < α < 1,
y Au = 0, entonces para todo (x, t) ∈ Rn+1
+ se tiene
ctα−1 ρ(x − x0 )ϕ(|Q|)1/p , si ρ(x − x0 ) < t
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤
cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p , si ρ(x − x0 ) ≥ t.
y de esta manera
si ρ(x − x0 ) < t [ya que |sP x′ | ≤ s|x′ | = s si 0 < s ≤ 1]. Veamos ahora el
caso ρ(x − x0 ) ≥ t; tendremos
|u(x, t) − u(x0 , t)| ≤ |u(x, ρ(x − x0 )) − u(x, t)| + |u(x, ρ(x − x0 )) − u(x0 , ρ(x − x0 ))| +
|u(x0 , ρ(x − x0 )) − u(x0 , t)|.
300
ϕ−Espacios de Funciones
Z 0 )
ρ(x−x
∂
|u(x, ρ(x − x0 )) − u(x, t)| ≤ u(x, s) ds
∂s
t
∂ 1 ∗ ∗
= (desde que A = − (LsP ∇, LsP ∇),
∂s s
∗ ∗
la hipótesis y L2 = LsP ∇ ⊗ LsP ∇)
ρ(x−x
Z 0)
ds
= |L2u(x, s)|
s
t
≤ (desigualdad del valor medio)
Z 0)
ρ(x−x Zs Z
−γ dy ds
≤ cs |Lu(z, y)| dz
y s
t s/2 Q
Z 0 )Zs
ρ(x−x
ds
≤ c y α−1 dy ϕ(|Q|)1/p
s
t 0
= c[ρ(x − x0 )α − tα ]ϕ(|Q|)1/p
≤ cρ(x − x0 )α ϕ(|Q|)1/p .
En forma similar,
301
Alejandro Ortiz Fernández
Zδ
∂u
|u(x, δ) − u(x, ǫ)| ≤
∂s (x, s) ds
ǫ
Zδ
ds
≤ |L2u(x, s)|
s
ǫ
Zδ Zs Z
−γ dz ds
≤ c s |Lu(y, z)| dy
z s
ǫ s/2 Q
Zδ Zs Z
dz ds
≤ cϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p s−γ z α dy
z s
ǫ 0 Q
≤ cϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p (δ α − ǫα )
≤ cϕ(|Q|)1/p [u]Hϕα,p |δ − ǫ|α ,
considerando que 0 < α < 1; de esta manera {u(x, ǫ)} es una sucesión de
Cauchy cuando ǫ → 0; y así existe una función f (x) tal que lı́m u(x, ǫ) =
ǫ→0
f (x), ∀x ∈ Rn . Por otro lado, el lema 35 implica que
302
ϕ−Espacios de Funciones
Z Z Z p
p 1
|f (x) − fQ | dx ≤ |f (x) − f (z)| dz dx
|Q|
Q Q Q
Z Z p
1 α
≤ c ρ(x − z) dz dx · ϕ(|Q|)
|Q|
Q Q
Z
≤ cϕ(|Q|) [ρ(x − x0 ) + d]αp dx
Q
αp+γ
≤ cϕ(|Q|)d ,
luego f ∈ Eϕα,p .
Observación 9.
1. Los teoremas 26 y 27 nos permite decir que si u(x, t) ∈ Hϕα,p (es de-
cir, si u es solución de Au = 0) entonces u es regular en la frontera
t = 0; más precisamente f pertenece a una cierta clase de Lips-
chitz. Este hecho abre perspectivas de aplicaciones en ecuaciones
en derivadas parciales.
303
Alejandro Ortiz Fernández
Notas
1. Espacios Lp,λ
ϕ de Tipo Fuerte.
Los espacios Lp,λ han tenido una evolución estructural con metas
a obtener significativas extensiones y aplicaciones (J. Peetre, “On
the theory of Lp,λ spaces”, J. of Func. An. 4. (1969), 71-87). Los
espacios Lp,λ de tipo fuerte fueron introducidos por G. Stampac-
chia (“The spaces L(p,λ) , N (p,λ) and interpolation”, Ann. S. N. Sup.
Pisa 19. (1965), 505-510). De aquel entonces se han obtenido carac-
terizaciones para tales espacios, así como teoremas de inclusiones,
isomorfismos y sus relaciones con espacios de Lipschitz, Sobolev, . . .
(Stampacchia, Piccinini, Ono, . . .). Los espacios Lp,λ y sus variantes
han sido aplicados a problemas en ecuaciones en derivadas parciales
(Campanato, Stampacchia, Furusho, Nakamura, . . .). La tarea, un
tanto general, es: 1. definir los espacios Lp,λ
ϕ de tipo fuerte y esta-
blecer los teoremas de inclusión, de isomorfismos y las aplicaciones
respectivas. 2. Estudiar los respectivos espacios parabólicos.
304
ϕ−Espacios de Funciones
305
Anexo
A
Espacios de Funciones en Variedades
Diferenciables
(i) Generalidades
Un conjunto (6= ∅) M es llamado una variedad diferenciable C ∞ ,
de dimensión n, si consiste de un conjunto S y de un atlas A de
cartas tal que: (i) cada carta ϕi es una aplicación biunívoca de un
subconjunto Ui de S sobre un subconjunto abierto de Rn ; (ii) {Ui }i
es un cubrimiento abierto de S y ϕj ϕ−1i : ϕi (Ui ∩ Uj ) → Rn es un
difeomorfismo C ; (iii) si s1 y s2 están en S, entonces existe una
∞
307
Alejandro Ortiz Fernández
ϕ−1 −1 −1
j ϕi : ϕi (Ui ∩ Uj ) → ϕj (Ui ∩ Uj )
308
ϕ−Espacios de Funciones
(j)
sea también la familia de funciones ϕj ∈ C ∞ , con soporte en Θ2
y ϕj ≥ 0. Entonces tenemos: “f ∈ L2r si y solo si gP j = ϕj f ◦ φ j ∈
L2r (Rn ), ∀j. Además,L2r con la norma kf kL2r (M ) = kgj kL2r (Rn ) es
j
un espacio de Banach”.
kfn −fm kL2r (M ) → 0, lo que implica kϕj (fn −fm ) ◦ φj kL2r (Rn ) → 0;
en particular, kϕj (fn − fm ) ◦ φj kL2r (Rn ) → 0. Luego, para alguna
subsucesión, ϕj fnj ◦ φj converge c.t.p, lo que implica que fni ◦ φj
converge c.t.p; de esta manera fni → f sobre M fuera de un con-
junto E con medida cero; luego, ϕj (fni − f ) ◦ φj → 0 c.t.p en Rn ;
esto es, ϕj fni ◦ φj converge en L2r (Rn ) y así, lı́m ϕj fni ◦ φj = ϕj f ◦ φj
en L2r (Rn ), ϕj f ◦ φj ∈ L2r (Rn ), y por tanto f ∈ L2r (M).
Nota 30. Se observa que para cada cubrimiento de M se tiene una
norma, luego si cambiamos de cubrimiento se tendría otra norma
pero se comprueba que todas esas normas sonP equivalentes. Así, si
Lr (M) es una espacio completo con respecto a kϕj f ◦φj k, L2r (M)
2
309
Alejandro Ortiz Fernández
P
En L2r (M) se considera el producto interno hf, gi = hϕj f ◦φj , ϕj g◦
R j
φj i, donde h, i significa hg1 , g2 i = |gb1 (x)||gb2 (x)|(1 + |x|2 )r dx.
De un modo general, si r > 0, el espacio L2−r (M) se define como la
completitud de L2 con respecto a la norma
Z
kf kL2−r (M ) = sup f gdµ.
g∈L2r (M ),kgk=1
M
310
ϕ−Espacios de Funciones
311
Alejandro Ortiz Fernández
312
ϕ−Espacios de Funciones
P
(i) φi ≥ 0, φi = 1;
(ii) el soporte de φi está en el dominio de un sistema de coorde-
nadas.
313
Alejandro Ortiz Fernández
i; se considera la norma
XX p1
1
p ∂ α p
kf kLpr (M ) = kφi ( ) f kLp (Rn ) .
i
∂xi
|α|≤r
• f : G × X → X es continua;
• ex = x para todo x ∈ X;
• g1 (g2 x) = (g1 g2 )x.
Definición 13. Un espacios fibrado B consiste de un espacio
topológico B (espacio total), de un espacio topológico M (espacio
base), de un espacio fibra Y , de un grupo topológico G y de una
aplicación continua π : B → M (proyección) tal que G opera sobre
Y (así, G × Y → Y es una transformación de un grupo diferen-
ciable sobre Y ); además, existe un cubrimiento {Ui }i∈I de M y
un homeomorfismo hi : π −1 (Ui ) → Ui × Y sobre, tal que para to-
do x ∈ Ui la fibra Yx = π −1 (x) (es definición!) es aplicada sobre
{x} × Y. Además, para todo i, j ∈ I existe una aplicación continua
gij : Uij (= Ui ∩ Uj ) → G con hi h−1
j (x, y) = {x} × gij (x)y, donde
x ∈ Uij , y ∈ Y.
314
ϕ−Espacios de Funciones
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Alejandro Ortiz Fernández
316
ϕ−Espacios de Funciones
317
Alejandro Ortiz Fernández
∂ϕ
tal que para toda ϕ ∈ C0∞ (Rn ) se tiene f, = −hfi , ϕi (deri-
∂xi
∂f
vada en el sentido de las distribuciones). Se observa que fi = y
∂xi
∂ϕ 1 1
que f, ≤ Akϕkq , p > 1, + = 1. Si r > 0 real, diremos
∂xi p q
p
que f ∈ Lr (R ) si f ∈ L1 y todas las derivadas de primer orden
p n
318
ϕ−Espacios de Funciones
ϕ∗ f Lqr
h
f ϕh
Lq−r
319
Alejandro Ortiz Fernández
Si x ∈ B 0 ∩ B 1 , entonces
kxks ≤ kxkB0 +B1 . Calderón probó que:
p p
ϕ:L →L
“Si entonces ϕ : [Lp , Lpr ]s → [Lp , Lpr ]s , 0 ≤ s ≤ 1,
ϕ : Lpr → Lpr
continuamente. Además, [Lp , Lpr ]s = Lprs .” (Para los detalles de este
resultado, ver [CAL.2]). Se tienen también los siguientes resultados
.
Lpr → L2s
• “Si ϕ ∈ C0∞ , entonces la aplicación , con r > s,
f ֒→ ϕf
es compacta”.
• “C0∞ ⊂ L2r , ∀r, densamente.”
• “Si φ : Θ1 → Θ2 es un difeomorfismo−C ∞ y si ϕ tiene so-
porte compacto en Θ2 , sea la aplicación L : f → ϕf ◦ φ =
ϕ[φ(x)]f [φ(x)], esto es, L(f )(x) = ϕ[φ(x)]f [φ(x)]. Entonces,
L : L2r → L2r continuamente para todo r ≥ 0.”
320
ϕ−Espacios de Funciones
tal que:
321
Alejandro Ortiz Fernández
322
ϕ−Espacios de Funciones
B
Ondículas - Espacios de Funciones
(i) Generalidades.
En el Capítulo I hemos presentado a las ondículas; consideramos
conveniente dar previamente una visión del concepto de base en un
espacio de Banach y de Hilbert en particular. Definimos algunas ba-
ses clásicas las cuales están relacionadas mayormente con el espacio
de funciones L2 (R). Luego consideramos a las bases de ondículas
exponiéndose con algún detalle a la base de Haar, un ejemplo his-
tórico que motivó diversas ideas para la teoría general; también en
este caso se trabajó con L2 . En esta dirección se resaltó el algo-
ritmo “análisis multi-resolución” (AMR) que nos permite construir
ondículas ψ ∈ L2 (R), que puesto en el caso de Haar vimos que la
familia (ψjk )j,k∈Z es una base ortonormal para L2 (R). De un modo
general, un sistema de ondículas (ψjk ) ≡ (2j/2 ψ(2j x − k)), j, k ∈ Z,
es una baseP ortonormal para L2 (R), y por tanto para f ∈ L2 (R) se
tiene f = hf, ψj,k iψjk , donde la convergencia es en la norma L2
j,k∈Z
323
Alejandro Ortiz Fernández
y se tiene
X 1/2
2
kf kL2 = |hf, ψjk i| .
j,k∈Z
324
ϕ−Espacios de Funciones
sí y sólo sí
X 1/2
2 j
|hf, ψj,k i| 2 χ[2−j k,2−j (k+1)] (x) ∈ Lp (R); 1 < p < ∞.
j,k
P
Entonces se tiene, “f ∈ L2s (R) sí y sólo sí j,k |hf, ψj,k i|2(1 +
22js ) < ∞.”
Para el caso 1 < p < ∞, s = 1, 2, 3, · · · , se define
Lps (R) = {f ∈ Lp (R)/ la n−ésima derivada de f está en Lp (R), n = 1, 2, · · · , s}.
325
Alejandro Ortiz Fernández
P 1/2
Pongamos (Wψs f )(x) = |hf, ψj,k i|2 (1+22js )2j χ[2−j k,2−j (k+1)] (x) ,
j,k
entonces se tiene el recíproco del anterior resultado: “Sea ψ ∈ S
una ondícula ortonormal de banda limitada (esto es, el sopor-
te de ψb está contenido en un intervalo finito). Si 1 < p <
∞, s = 1, 2, 3, · · · , entonces existen dos contantes Ap,s y
Bp,s , 0 < Ap,s ≤ Bp,s < ∞ tal que
326
ϕ−Espacios de Funciones
327
Alejandro Ortiz Fernández
328
ϕ−Espacios de Funciones
n
◦ ψQ (x) = 2ν 2 ψ(2ν x − α), con α = (α1 , · · · , αn ) ∈ Zn , ψ ∈
W0 ;
1
◦ N2 f (x) = sup |hf, ϕQ i| |Q|− 2 , ϕ ∈ V0 . con
Q diad
2Q∋x
Qn αi − 1 αi + 1
2Q = , ;
i=1 2ν 2ν
12
P P −1 ǫ 2
◦ S2 f (x) = |Q| |aQ | , donde aǫQ = hf, ϕǫQ i, ǫ =
ǫ Q diad
2Q∋x
1, 2, · · · , 2n−1, y ϕǫ (x) es una combinación lineal finita de
ϕ(x − γ)′ s, γ ∈ Zn .
Si 0 < p < ∞ y ω ∈ A∞ se verifica ([WU]) que: R kN2 f kLp (ω) es
equivalente a kS2 f kLp (ω) , donde Lp (ω) = {f / |f (x)|p ω(x) dx <
∞}.
Ahora se define H0p (ω) = {f / N2 f ∈ Lp (ω)} = {f / S2 f ∈
Lp (ω)}, con la norma kf kH0p (ω) = kN2 f kLp (ω) ; Wu prueba:
“Si 0 < p < ∞ y ω ∈ A∞ , entonces H p (ω) = H0p (ω), con
kf kH p (ω) = kS2 f kLp (ω) .”
329
Alejandro Ortiz Fernández
C
Análisis con Exponentes Variables
(i) Un Panorama Histórico.
En la última década ha surgido un gran interés por estudiar a los
espacios de Lebesgue Lp (Rn ) y a sus derivados (espacios de Sobolev,
de Morrey, de Besov, de Lorent, . . .) en un contexto más general
respecto a su exponente p, un número real; es decir, se trata de con-
siderar una función p(x). Sin embargo, estos espacios de Lebesgue
330
ϕ−Espacios de Funciones
331
Alejandro Ortiz Fernández
332
ϕ−Espacios de Funciones
y
1 ≤ p(x) ≤ sup ess p(x) < ∞. (9)
x∈Ω−E∞
333
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C
|f (x) − f (y)| ≤ α 1
, para todo
ln |x−y|
k−1 k
x, y ∈ n
, n , k = 1, 2, · · · , 2n . (∗)
2 2
334
ϕ−Espacios de Funciones
Haar (χm ) es una base en el espacio Lp(·) ([0, 1]) con p(x) sa-
tisfaciendo [∗] sí y sólo si α ≥ 1.”
Samko prueba el siguiente resultado de densidad: “si p(x) sa-
tisface 1 ≤ p(x) ≤ sup ess p(x) < ∞ y
x∈Rn
A 1
|p(x) − p(y)| ≤ 1
, con |x − y| ≤ , x, y ∈ Rn , (10)
ln |x−y|
2
p(x)
entonces C0∞ (Rn ) es denso en Lm (Rn )”.
p(·)
(Se tienen similares resultados para Lm (Ω)). Por otro lado,
en relación al operador maximal sobre Lp(·) se tiene el siguiente
argumento. Sea el operador maximal
Z
1
Mf (x) = sup |f (y)| dy,
r>0 |B(x, r)|
B(x,r)∩Ω
335
Alejandro Ortiz Fernández
Rn
para algún λ > 0 ,
336
ϕ−Espacios de Funciones
337
Alejandro Ortiz Fernández
kf kBp(·),q
s = kA ∗ f kLp(·) + k(2sj θj ∗ f )∞
j=1 kℓq (Lp(·) ) .
Similarmente,
s
Fp(·),q (Rn ) = {f ∈ S ′ (Rn )/ kA∗f kLp(·) +k(2sj θj ∗f )∞
j=1 kLp(·) (ℓq ) < ∞}
con la norma
kf kFp(·),q
s = kA ∗ f kLp(·) + k(2sj θj ∗ f )∞
j=1 kLp(·) (ℓq ) .”
338
BIBLIOGRAFÍA
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Alejandro Ortiz Fernández
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