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ENVEJECIMIENTO
A principios del siglo XX Cazalis afirmó: “El hombre tiene la edad de sus arterias”,
señalando a la ateroesclerosis como factor determinante del envejecimiento. En ese
momento se trató de explicar que el envejecimiento proviene de una disminución
del metabolismo. Luego Nascher al que se le considera como el padre de la geriatría
que conjuntamente con la gerontología se permitió el estudio de la vejez, no en lo
referente a las patologías que con ella vienen, sino al proceso mismo del
envejecimiento (Di Giglio, G.,2002).
Esta teoría también descansa sobre la premisa de que con la edad, disminuye la
capacidad de este sistema a sintetizar anticuerpos en cantidades adecuadas,
además el sistema de defensa del cuerpo parece volverse contra sí mismo y atacar
algunas de sus partes, como si fueran invasores extranjeros.
El timo involuciona infiltrándose de grasa y con menos células útiles. Esto hace que
la participación en formación de linfocitos T este deteriorada. En concreto, las
células inmaduras ingresan en el timo proveniente de la médula ósea y en el mismo
maduran y se diferencian hasta convertirse e linfocitos T maduros y aptos para
intervenir en la defensa del individuo. Todo ello hace que durante el proceso de
maduración, los linfocitos inmaduros T adquieren los receptores antigénicos
específicos que ayudarán al reconocimiento del antígeno y activación de los
linfocitos T y aprenden a no atacar a los antígenos propios del individuo
(autoantígenos).
Hay estudios que indican que aquellos ancianos que retienen algo de función timica
poseen una mayor esperanza de vida, por lo cual aunque la involución timica parece
ser necesaria, es preferible que se mantengan ciertos niveles funcionales del
mismo.
Otro de los cambios que afectan al sistema inmune con la edad es la disminución
del número de linfocitos B. Estas células son muy importantes en la defensa del
organismo ya que son las encargadas de producir anticuerpos. Como
consecuencia, la respuesta inmune de las personas ancianas se ve disminuida
frente a algunos microorganismos, como por ejemplo el virus de la gripe. Este
fenómeno explicaría que en los ancianos exista una mayor incidencia de esta
infección y un mayor riesgo de muerte. Por tanto, los principales cambios producidos
durante la Inmunosenescencia afectan a la inmunidad adquirida mediada por
linfocitos T y de linfocitos B y por tanto en de la producción de anticuerpos
producidos por éstos. Sin embargo la capacidad de destruir patógenos y células
cancerosas, no solo reside en las células T y B (inmunidad adquirida o específica),
sino que también en ello participan otras células inmunes como las células NK. O
células asesinas naturales, así como fagocitos (inmunidad innata, natural o
inespecífica). Estos elementos de defensa básicas del sistema inmune son
ancestrales y se han conservado a través de la evolución, incluso como dato de
interés en la mayoría de las personas mayores.
Las células con mayor capacidad oxidante son los neutrófilos y macrófagos del
propio sistema inmune que en su lucha contra las bacterias precisamente producen
enormes cantidades de radicales libres. Son auténticas “bombas biológicas” que
actúan destruyendo los microbios malignos que nos atacan, pero lo que también
ocurre es que esos radicales libres actúan contra las mismas células inmunes como
si “explotase contra nuestro propio sistema inmune”.
Otro aspecto que contribuye al deterioro del sistema inmune es el daño genético
que se produce en nuestro DNA con la edad. Puede ser por mutaciones
espontáneas en las células de nuestro organismo cuando somos mayores o bien
por acortamiento de los extremos de los cromosomas que conocemos
como “telómeros”.
Las células al dividirse para dar lugar a células hijas, fenómeno muy común en el
sistema inmune, van incorporando mutaciones genéticas cada vez más difíciles de
reparar o bien van transmitiendo un DNA dañado e incompleto debido a la pérdida
progresiva de sus telómeros, antes mencionados.
Cuando los telómeros se acortan por debajo de una longitud mínima, los linfocitos
no pueden seguir dividiéndose y dejan de formar nuevas células, produciéndose así
el envejecimiento del sistema inmune. Esto explica el hecho de que, por ejemplo,
las personas mayores tienen más dificultad que los jóvenes para cicatrizar las
heridas y para una defensa inmunológica adecuada.
Según estas teorías, nuestro sistema inmunológico destruye ciertas partes sanas
de nuestro cuerpo: “el sistema de defensa del cuerpo parece volverse contra sí
mismo y atacar algunas de sus partes, como si fueran invasores extranjeros. Puesto
que es probable que con el tiempo aparezca un cierto material imperfecto y que sea
tratado como una amenaza, aumenta en consecuencia el peligro para los tejidos
normales. Con el tiempo el sistema inmunológico se vuelve además menos eficaz
en su lucha contra la enfermedad; las personas de edad, en las que disminuyen los
mecanismos corporales de defensa, pueden, pues, sucumbir más fácilmente a las
enfermedades. Por añadidura, cabe que el sistema de defensa ya no sepa distinguir
entre las partes sanas del organismo y los invasores, y que se enfrente a las partes
sanas como si fueran aquellos. Aunque este debilitamiento del sistema
inmunológico puede explicar ciertas enfermedades fatales y algunas formas de
degeneración, no cabe admitir que lo justifique todo. Estas teorías aportan solo una
respuesta parcial al proceso del envejecimiento.
Esta teoría se basa en que las células tienen un número limitado de división e
inclusive aquellas de recambio rápido tienen un límite el cual encuentra programado
en el contenido genético de dicha célula.
Sin embargo, existen otras causas que explican la muerte celular no como
disminución de su ocurrencia si no como un aumento de su destrucción, como por
ejemplo aquellas que se basan en la acumulación de desechos en la célula y la
reducción de la tasa de oxidación celular (teoría de los radicales libres) que
provocan perdida de función y estos en cuanto más se acumulen más se acentúa
el proceso de degradación.
Teoría de la autointoxicación:
Propuesta por Metchhnikov que dice que la causa del envejecimiento del organismo
humano depende de los productos del metabolismo y de la putrefacción intestinal.
Esta fue propuesta por Harnan quien dice que la vejez es atribuida a los radicales
libres y a los peróxidos endógenos, por lo que la causa es más celular que tisular.
Se refiere a una reacción química compleja que se produce cuando ciertas
moléculas reaccionan con el oxígeno y se separan para formar elementos
sumamente reactivos, o radicales libres de oxígeno, los cuales son inestables y
altamente reactivos por lo que reaccionan con distintas moléculas, alterando la
composición de esta última y por consiguiente su función quedara defectuosa.
Esta teoría destaca que los radicales libres están involucrados tanto en la formación
de los pigmentos de la edad, como en la formación de entrecruzamiento en ciertas
moléculas y dañan el ADN y esto último puede llevar a la muerte por apoptosis
cuando los sistemas celulares reconocen el daño a este nivel molecular.
Como muestra de su efecto patológico sobre el ser humano se han implicado a los
radicales libres en la formación de las placas neuriticas características de la
demencia ALZHAIMER, en el paso de la síntesis pre- amiloide al cuerpo amiloideo,
así mismo hay evidencias experimentales que confirman que los radicales libres
dañan la función celular y que están relacionadas con las enfermedades más
comunes en el adulto mayor como la aterosclerosis, artritis, cataratas, disfunción
pulmonar, alteraciones neurológicas, depresión inmunológica, el cáncer, entre otras
enfermedades.
Primero para empezar a describir que lo que es, debemos hacer la referencia de
que ésta es una división dentro de la categoría de las "Teorías no estocásticas" en
la cual plantean que el envejecimiento estaría predeterminado, a causa de un
proceso de desarrollo y diferenciación de los eventos codificados en el genoma. Es
ahí donde se dividen en dos teorías, la primera en la del marcapasos, y la segunda
en la genética. Las teorías genéticas son de especial interés, pues relacionan al
envejecimiento con la evolución. El enfoque genético afirma que el envejecimiento
está determinado por la expresión de los genes en su interacción con el entorno.
La muerte celular tiene una gran implicancia hoy en día, es por eso que no podemos
dejar de mencionar a Zhang & Col. Ellos propusieron esta teoría en donde sus
estudios se basan en el envejecimiento In Vitro. Ellos plantearon que hay
desequilibrio durante el envejecimiento, ya que la mitosis disminuye y la apoptosis
aumenta. Por el contrario, cuando una persona se encuentra en la juventud, la
apoptosis regula la producción celular haciendo que no haya un aumento celular.
Estas teorías tratan de explicar, de qué forma las mutaciones pueden o no ser
benéficos para el envejecimiento reconociéndolas como el motor que impulsa la
evolución y la selección natural.
Factores determinantes