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La posición de la filosofía
Para aclararse acerca de qué es la filosofía, quizá lo mejor sea atender a su relación con la
ciencia1. Encuentro al respecto de esa relación varias posiciones, en cierto modo enfrentadas:
1. La filosofía es un saber de segundo grado. No se da a sí misma los contenidos, sino que los
toma de otro lugar: de las ciencias (naturales, sociales o jurídicas). Parte de esos resultados y
reflexiona sobre ellos. (Epistemología, filosofías de –de la historia, de la ciencia, del derecho, de la
sociedad, etc–. Gustavo Bueno, ¿Teoría Crítica?, ¿Foucault?).
2. La filosofía es una disciplina tan original como cualquier otra (ciencia); su tarea es la de fabri-
car o construir o crear conceptos, y esto lo hace con una lógica autónoma que le es propia. (Deleuze
y Guattari, probablemente parte de la llamada posmodernidad).
3. La filosofía es pregunta por el ser, es ontología fundamental. Esto hoy significa: re-pensar la
historia de la metafísica, en tanto que metafísico es el modo en que la filosofía se ha manifestado en
Occidente. La ciencia moderna sería tan solo la compleción de tal metafísica. (Heidegger y su
estirpe).
4. La filosofía debe constituirse a sí misma como una ciencia estricta, rigurosa e independiente.
Aunque con un carácter distinto al del resto de ciencias positivas, al no ocuparse de investigar el
mundo tal y como se ofrece en la actitud natural, sino tras haberlo puesto entre paréntesis, tras haber
hecho la epojé (investigaría el campo de los fenómenos, de lo dado inmediato a la intuición).
(Husserl y la tradición fenomenlógica, aunque no comparta necesariamente todo).
5. Eso de la «filosofía» es un concepto borroso que, tal y como se usa, designa una pluralidad de
prácticas, ninguna de las cuales es «la filosofía». Del mismo modo, «la ciencia» designa una serie
de prácticas concretas. De lo que se trata es de llevar los términos a su uso cotidiano, eliminar
malcomprensiones (Segundo Wittgenstein).
Esto se me ocurre por lo que hace a las posiciones que pueden tomarse medianamente en serio.
Porque luego hay un montón de cosas que se hacen llamar a sí mismas «filosofía» y que, en la
medida en que cuantitativamente ganan por goleada, acaban haciéndose pasar por ella, acaban
abarcando toda la extensión de lo que comúnmente se entiende por «filosofía». Me refiero a cosas
como la autoayuda, el consejo vital y la receta moral, o la producción, transmisión y reiteración de
clichés que nada tienen que ver con el trabajo original del pensamiento (aunque quizá sean muy
útiles para mantener puestos de trabajo en una Academia dedicada profesionalmente a la
«filosofía»). Por esto la posición que quizá se acerque más a lo que de hecho es hoy la filosofía sea
la 5, en la medida en que incluiría bajo sí todas esas cosas mencionadas que se autodenominan
«filosofía» y se hacen pasar por tal, amén de las otras cuatro posiciones medianamente serias arriba
citadas. Esto es, sería la posición que recogería más adecuadamente el significado de «filosofía» tal
y como se usa hoy.
Un problema de tal posición es su completa remisión a la facticidad, su renuncia a toda
normatividad. Pues todos podemos distinguir a Hegel del último gurú de la autoayuda, y esto es
señal de que en alguna medida tenemos un criterio para distinguir lo que es filosofía de lo que no.
Quizá el mejor criterio para discernir sea el de atenerse a lo que los grandes pensadores de la
historia, habitualmente considerados filósofos, hicieron, el de ver de qué se ocuparon realmente. Y
eso que hicieron, eso de lo que se ocuparon, eso sería la filosofía. Pero también ahí hay disputa.

1 Es una cuestión fundamental porque no siempre ha existido esa distinción. Sucesivas ciencias se han ido
«emancipando» de la filosofía (primero las naturales, luego las sociales), dejando a la filosofía misma en cuestión.

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