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Surgió en Francia en
1789, como reacción contra las injusticias y las desigualdades. Originó el establecimiento del
gobierno republicano, democrático y constitucional. Difundió por el mundo los ideales de
libertad, igualdad, fraternidad, y soberanía popular. Sus consecuencias inmediatas fueron: El
derrocamiento de Luis XVI; la abolición de la monarquía en Francia y la proclamación de la I
República Francesa.
Los abusos y atropellos de la monarquía, en la que el rey no daba cuenta de sus actos a nadie,
pues el poder de este era:
Ilimitado, sin sujeción a control alguno.
Falta de libertad individual.
Falta de libertad de conciencia; el predominio de la censura.
Falta de la igualdad ante la ley.
Sociales
La sociedad existente no contaba con la misma igualdad y privilegios. Francia se encontraba
dividida en tres Estados que tenían grandes contradicciones y diferencias entre sí.
Primer Estado,el Clero: Dividido internamente en el alto clero, dueño de grandes riquezas y
privilegios que estaba exonerado del pago de impuestos, y poseía enormes extensiones de
tierras que lo convertían en el más grande terrateniente de Francia. El bajo clero por su parte,
de modesta condición, ejercía su misión en provincias; y estaba mucho más ligado con el
pueblo. Una parte importante del bajo clero apoyaba el proceso revolucionario francés.
Segundo Estado,la Nobleza: dividida en gran nobleza, poseedora de enormes riquezas y la
pequeña nobleza que residía en provincias y no era de vastos recursos.
Tercer Estado o Estado llano: El resto de la población, la cual carecía de privilegios y de sus
principales derechos. De él, solamente la burguesía, integrada por industriales, comerciantes y
profesionales, disfrutaba de una buena situación económica. Sobre el Estado Llano descansaba
el fisco y los ingresos del Estado francés.
El Estado Llano soportaba el pago del mayor número de impuestos al Estado. De la población
de Francia (23 millones), solamente 300 000 pertenecían a las clases privilegiadas (clero y
nobleza).
Económicas
La riqueza del país se encontraba monopolizaba por los dos primeros Estados. El pago de
impuestos a cargo solamente del Tercer Estado y la decadencia del comercio y la industrias
unido a las trabas aduaneras y al comercio, arruinaban al Estado francés y creaban una
situación de miseria que se generalizaba. A ésto se le unía el derroche existente por parte del
Rey y la corte, que llevaron a la bancarrota a Francia obligando así al rey a convocar a los
Estados Generales.
El inicio de la Revolución
Para solucionar los problemas económicos, Luis XVI convocó a los Estados Generales del Reino
a una asamblea consultiva. Esta convocatoria fue exigida por los "privilegiados" (clero y
nobleza) quienes se negaban a pagar los tributos indispensables para conjurar la crisis
económica.
A fin de defender sus conquistas ante la reacción de la nobleza que se alió con los monarcas
extranjeros, los burgueses revolucionarios exaltaron el principio de la nacionalidad
identificando a la Nación con el Estado.
El Tercer Estado quiso aprovechar dicha Asamblea para presentar peticiones que favorecieran
al pueblo,no siendo estas del gusto del rey y la nobleza, oponiéndose a toda reforma.
Negándole el derecho del voto por cabeza, que les era favorable, por cuanto eran mayoría,
pues querían que subsistiera el voto por orden (que favorecía a las clases privilegiadas: clero y
nobleza).
El Tercer Estado desobedeció la orden que había dictado Luis XVI y se reunió separadamente,
constituyendo así la Asamblea Nacional (17 de junio de 1789), actitud que marcó el estallido
de la revolución. Como el rey mandó a clausurar la sala de sesiones, la Asamblea ocupó la sala
del juego de la pelota y sesionó allí. Los diputados juraron no separarse hasta haber dado una
constitución a Francia, decretando, además, la inviolabilidad de los representantes.
Luis XVI , tuvo que ceder ante los acontecimientos, invitando a que sesionaran juntos los tres
estados.
Fué así que surgió la Asamblea Constituyente, de esta modo el rey dejó de tener autoridad , y
así la monarquía absoluta llegaba a su fin. La Constitución de 1791 de tendencia monárquica,
sancionó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano como, igualmente, la
existencia de tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Se promulgó la constitución civil del clero, por la que los bienes de la Iglesia pasaban a poder
del Estado, y el nombramiento de las autoridades eclesiásticas se haría en adelante por
elección del pueblo; provocando así la ruptura con la Iglesia de Roma. El rey traicionando a la
Revolución pretendió huir al extranjero para unirse a los ejércitos europeos coaligados contra
Francia, pero fue detenido cerca de la frontera y encerrado en el Palacio de Las Tullerías.
El rey desde su prisión en Las Tullerías conspiraba secretamente contra Francia revolucionaria.
El 10 de agosto de 1792, la Asamblea decretó la suspensión de Luis XVI, quedando privado de
su autoridad.
La prisión del rey y la guerra contra la reacción interna y externa fueron decantando las
posiciones políticas de la burguesía francesa dentro de la Asamblea. Así quedaron
conformadas tres facciones bien delimitadas, los Fuldenses, partidarios de un arreglo con el
rey y sus partidarios, la Montaña, o Jacobinos, que planteaban la ruptura total y la instauración
del "terror revolucionario" y los girondinos, más moderados que estos últimos, quienes se
harían finalmenete con el control político de la Asamblea.
Etapa Republicana
La Convención
Al disolverse la Asamblea Constituyente (1792-1795), luego de la victoria de Valmy, se formó
otra asamblea denominada la Convención Nacional. Los principales actos de dicha convención
fueron:
Los objetivos de los grupos feministas burgueses buscaban ampliar los privilegios de las
mujeres de las clases dominante, mientras que los grupos de la otra ala del movimiento pedían
la emancipación plena de la mujer. Las mujeres del Tercer Estado se encontraron presentes en
distintas acciones durante la Revolución francesa, confiando en que la revolución triunfante las
protegería de las penurias del hambre.
Las mujeres de los pueblos del Delfinado y la Bretaña fueron las primeras en desafiar a la
monarquía. Seguidas por las ciudadanas de Angolouse y Chevan Seaux. Las mujeres de Angers
redactaron un manifiesto revolucionario contra las arbitrariedades de la casa real. Las féminas
estuvieron hasta el final en la lucha revolucionaria, animando incluso a los hombres más
vacilantes, lo que trajo consigo, un temple de ánimo de gran decisión en aquellas que fueron
llamadas por la burguesía contrarrevolucionaria como “calceteras”, que no eran otras sino, las
hambrientas, las artesanas, las esposas de los campesinos, trabajadoras a domicilio que
odiaban la aristocracia y el antiguo régimen.
Al iniciarse los mítines se comenzaron a destacar las voces de mujeres como Théroigne de
Méricourt y de Mirabeau esta última partidaria del Tercer Estado, las que jugaron un papel
importante en la revolución. En la toma de la Bastilla las mujeres fueron una parte
fundamental, tanto por su número como por su valor: mujeres artesanas, dedicadas a
diferentes oficios, igual que mujeres pertenecientes a la aristocracia liberal fueron decididas
simpatizantes de la Revolución. La acción sirvió para que el rey no disolviese a los diputados de
la Asamblea que acababan de juramentarse en la sala del juego de la pelota el 20 de junio de
1789.
El comité de salud pública decidió, a finales de 1793, cerrar todos los círculos femeninos. Pero
la renacida consciencia política y la necesidad material empujaron de nuevo a las mujeres a la
lucha abierta. Muchas de ellas tomaron parte en la insurrección de mayo de 1795, con la cual
las masas hambrientas de los suburbios parisinos intentaron por última vez poner freno a la
reacción dominante iniciada desde el Termidor. Después de esto, la Convención dictó una
orden que obligaba a las mujeres a permanecer en sus respectivas casas.[4]
Véase además
Abolición de la nobleza en Francia.
Referencia
Las mujeres y el comunismo. Antología de los grandes textos del Marxismo. Precedido de una
presentación de Jeannette Vermeersch y de un estudio de Jean Fréville. Editions Sociales,
París, 1951, p.12
Soboul, A. Compendio de historia de la revolución francesa. p.66
Idem. p.67
Zetkin, Clara. La cuestión femenina y el reformismo. Anagrama, Barcelona 1976. p.15
Fuentes
Monografías.com
Profesor en Linea
La revolución francesa y la lucha de las mujeres por derechos igualitarios. Consultado: 16 de
marzo de 2014.
Carrascosa, Manuel. La Revolución Francesa: Causas y desarrollo. Consultado: 16 de marzo de
2014.
Iglesias Diéguez, Alfredo. Historia del feminismo I. Las precursoras. Consultado: 16 de marzo
de 2014.
Kollontai, Alexandra. La mujer en el desarrollo social. Lluita Comunista Biblioteca. Editorial
Guadarrama, Barcelona, 1976. p.49.
Briggis, Asa; Clavin, Patricia. La Revolución. Historia Contemporánea de Europa 1789-1989.
Historia Universal Tomo II. pp.110-135.