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SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO - Funciones

jurisdiccionales sobre competencia desleal

El carácter jurisdiccional de esas atribuciones de la Superintendencia de Industria


y Comercio está determinado por tres razones fundamentales como son, la
voluntad expresa del legislador, la naturaleza o materialidad de los asuntos objeto
de estas atribuciones en cuanto están asignados originariamente a los jueces, y
las reglas procesales a que están sujetas. En cuanto a la voluntad del legislador, la
misma Ley 446 de 1998 establece de manera expresa ese carácter jurisdiccional,
si se tiene en cuenta que los artículos 143 y 144 en comento forman parte del
Título I de la Parte IV de la misma, titulado “DEL EJERCICIO DE FUNCIONES
JURISDICCIONALES POR LAS SUPERINTENDENCIAS”, luego tales artículos
consagran funciones y facultades de esa clase en cabeza de aquella entidad, en
materia de competencia desleal. Además, toda la normativa de la Ley 446 de 1998
trata de la administración de justicia, esto es, de la función jurisdiccional, de suerte
que la sola regulación de esas funciones y facultades de la mencionada entidad
mediante dicha ley determina que las mismas tengan ese carácter jurídico y
excluya cualquier otro carácter, en especial la de función administrativa.

COMPETENCIA DESLEAL - Actos que la constituyen / FUNCIONES


JURISDICCIONALES DE LA SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y
COMERCIO - Acción declarativa y de condena y acción preventiva o de
prohibición / SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO - Funciones
jurisdiccionales

En lo concerniente a la materia propia de los asuntos respectivos, esto es, los


actos constitutivos de competencia desleal, se tiene que la Ley 256 de 1996
señala al efecto: “ART. 7°: ... todo acto o hecho que se realice en el mercado con
fines concurrenciales, cuando resulte contrario a las buenas costumbres
mercantiles, al principio de la buena fe comercial, a los usos honestos en materia
industrial o comercial, o bien cuando está encaminado a afectar o afecte la libertad
de decisión del comprador o consumidor, o el funcionamiento concurrencial del
mercado”. A su vez, los artículos 8° y siguientes de la citada ley describen los
actos de Desviación de la Clientela, Desorganización, Confusión, Engaño,
Descrédito, Comparación, Imitación, Explotación de la Reputación Ajena, Violación
de Secretos, Inducción a la Ruptura Comercial, Violación de Normas y Pactos
Desleales de Exclusividad, como conductas constitutivas de Competencia Desleal,
las cuales pueden dar lugar a las siguientes acciones, según su artículo 20: -
Acción declarativa y de condena: El afectado por actos de competencia desleal
tiene acción para que se declare judicialmente la ilegalidad de los actos
realizados; consecuencialmente, puede solicitar se ordene al infractor remover los
efectos producidos por dichos actos e indemnizar los perjuicios causados. - Acción
preventiva o de prohibición, que es la que puede ejercitar el posible afectado con
actos de competencia desleal, tendiente a solicitar al juez que evite la realización
de una conducta desleal que aún no se ha perfeccionado o que la prohíba aunque
aún no se haya producido daño. En estos eventos, la legitimación por activa está
dada por quien demuestre la intención de participar en el mercado y cuyos
intereses económicos resulten afectados o amenazados por actos de competencia
desleal y, además, por las entidades citadas en el artículo 21 de la Ley 256 de
1996. Se observa, entonces, que ellas están dadas por conflictos jurídicos entre
particulares, en desarrollo de actividades de derecho privado, cuya solución
corresponde al juez, declarando o dando el derecho, y tomando las medidas
correctivas, condenatorias, preventivas o precautorias a que haya lugar, con el
implícito efecto de cosa juzgada, lo cual es lo esencial de la función jurisdiccional.
Por último, en cuanto al aspecto procesal, se debe atender que las aludidas
acciones están señaladas como acciones judiciales por el artículo 29 de la Ley
256 de 1996, y si bien el trámite que deben seguir las superintendencias para
decidirlas es el previsto en la Primera Parte del C. C. A. en lo que concierne al
derecho de petición en interés particular, según lo establece el artículo 148 de la
Ley 446 de 1998, incluso con la modificación que le introdujo el artículo 52 de la
Ley 510 de 1999, se observa que dicho artículo señala que en lo no previsto en
ese procedimiento se aplicarán las reglas del proceso verbal sumario consagrado
en el Código de Procedimiento Civil, de modo que su regulación global es la de un
proceso, y como tal, de carácter contencioso.

SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO - Clases de acciones


judiciales: declarativa y de condena, y preventiva o de prohibición /
COMPETENCIA DESLEAL - Asignación de jurisdicción tanto a Superindustria
como a rama judicial

Dentro de este contexto y habida cuenta que el artículo 20 de la Ley 256 de 1996
contempla dos acciones diferentes: declarativa y de condena y preventiva o de
prohibición, la primera consistente en que se declare la ilegalidad de una
actuación y que se ordene al infractor cesar sus efectos e indemnizar los perjuicios
que se causaron, corresponde a la pretensión que se puede formular ante un juez
de la República; y la segunda, acción preventiva o de prohibición, que es la que
tiene la persona que considere que puede resultar afectada por actos de
competencia desleal para solicitarle al juez que evite la realización de una
conducta desleal, aunque no se haya aún perfeccionado, o que la prohíba aunque
aún no haya producido daño alguno, son acciones de competencia de la
Superintendencia de Industria y Comercio con base en las atribuciones
jurisdiccionales que le ha otorgado el legislador. En virtud del examen de la Ley
510 de 1999, la Corte Constitucional 1 reconoce que el artículo 148 de la Ley 446
de 1998, modificado por aquélla, otorga funciones jurisdiccionales no sólo a las
superintendencias Bancaria y de Valores, sino, igualmente, a la de Industria y
Comercio. En resumen, la competencia que la Ley 256 de 1996 le asignó a los
jueces para conocer de actos constitutivos de competencia desleal, fue
establecida por el artículo 147 de la Ley 446 de 1998 como competencia a
prevención de los jueces y de la Superintendencia de Industria y Comercio, por lo
que, frente al conocimiento de tales actos, tanto la Superintendencia de Industria y
Comercio como la Rama Judicial tienen competencia.

COMPETENCIA DESLEAL - La sanción de multa es de carácter jurisdiccional


no sujeta a control contencioso / RECURSO DE APELACION EN PROCESO
SOBRE COMPETENCIA DESLEAL - Competencia del superior jerárquico

En el caso particular de la multa, es sabido que se trata de una medida punitiva


pecuniaria que por ello bien puede encontrarse prevista en los ordenamientos
sancionatorios o punitivos, tanto administrativos como penales, de modo que,
contrario sensu, no hay razón para darle a esa medida un exclusivo carácter
administrativo. Lo tendría si el diligenciamiento en que se produce es una
actuación administrativa, lo cual presupone una conducta o falta administrativa y
por tanto el ejercicio de la función administrativa, pero en el caso nada de ello se
da en relación con la multa aquí cuestionada, toda vez que la conducta
investigada no lo fue a título de falta administrativa, ni la actuación surtida para
imponerla fue de esta naturaleza, y quedó claro que la función ejercida no es
administrativa, en cuanto es jurisdiccional. De no ser así, y de acogerse la tesis de
la actora, se llegaría a que la actuación surtida por la demandada para expedir los
actos acusados es un proceso jurisdiccional y un procedimiento administrativo a la
1
Sentencia C-415 de 28 de mayo de 2002, Magistrado Ponente doctor Eduardo Montealegre Lynett.
vez, siendo que ambos tienen principios y reglas distintas y que el proceso es uno
sólo para todos los efectos. En consecuencia, los actos acusados son actos
jurisdiccionales, de allí que la decisión de imponerle a la actora la multa en
mención participa de ese mismo carácter jurisdiccional, toda vez que hace parte
integral de ellos, en especial de la Resolución Núm. 4954 de 19 de marzo de
2000, y su confirmatoria, amén de que se adoptó dentro del mismo procedimiento,
por los mismos hechos o causas y fundamentos jurídicos que dieron lugar a las
demás decisiones consignadas en esas resoluciones. En estas circunstancias, el
recurso impetrado no tiene asidero, luego se deberá confirmar el auto apelado,
dado que los actos jurisdiccionales escapan al control de la jurisdicción de lo
contencioso administrativa. Ahora bien, y a manera de simple ilustración, conviene
señalar que la imposibilidad de juzgamiento de los actos en cuestión por la
jurisdicción contencioso administrativa, no significa que carezcan de control, toda
vez que en cuanto constituyen el fallo del proceso, son pasibles del recurso de
apelación según lo señala el artículo 52, inciso tercero, de la Ley 510 de 1999,
modificatorio del artículo 148 de la Ley 446 de 1998, y lo explicó la Corte
Constitucional en sentencia C-415/02, M.P. Eduardo Montealegre L., al decir que
los jueces llamados a tramitar los recursos de apelación contra los actos como los
del sub lite son los superiores jerárquicos de los jueces que fueron desplazados
por las superintendencias en el asunto, y que “En este sentido, si fuera el caso
que una de esas entidades administrativas tiene competencias a prevención con
un juez civil del circuito por ejemplo, quien deberá tramitar el recurso de apelación
interpuesto contra una de sus decisiones en los términos señalados por la ley,
será el superior jerárquico del juez con el que comparte la competencia”.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCION PRIMERA

Consejero ponente: MANUEL SANTIAGO URUETA AYOLA

Bogotá, D. C., veintiocho (28) de noviembre del dos mil dos (2002)

Radicación número: 25000-23-24-000-2001-7916-01(7916)

Actor: COMUNICACIÓN CELULAR S.A. COMCEL S.A.

Demandado: SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO

Referencia: APELACIÓN INTERLOCUTORIO

Negada la ponencia presentada dentro de este asunto por la Consejera de Estado


doctora Olga Inés Navarrete Barrero, procede la Sala a decidir el recurso de
apelación impetrado por la actora contra el auto de 7 de febrero de 2002, del
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Primera, Subsección A, por
medio del cual rechaza la demanda presentada por aquélla contra las resoluciones
núms. 4954 de marzo 13, 12835 de junio 13, 16400 de julio 25 y 26031 de octubre
9, todas del 2000 y proferidas por la Superintendencia de Industria y Comercio.

I.- El auto apelado

El Tribunal a quo rechazó la demanda mencionada por considerar que las


resoluciones en cuestión no son actos administrativos controlables por esta
jurisdicción, por haber sido proferidas en ejercicio de las atribuciones
jurisdiccionales que la Ley 446 de 1998 le otorga a la Superintendencia de
Industria y Comercio.

Al respecto, se apoya en sentencias de la Corte Constitucional que revisaron la


constitucionalidad de algunos artículos de la Ley 446 de 1998 y en las conductas
especiales descritas como actos de competencia desleal en la Ley 256 de 1996,
de conocimiento de la Superintendencia pero en ejercicio de función jurisdiccional
y no administrativa.

II.- Los argumentos del recurrente

El apelante controvierte el argumento central del auto apelado señalando que el


Tribunal incurre en grave error al considerar que la multa impuesta en los actos
demandados hace parte de las competencias jurisdiccionales asignadas por el
artículo 143 de la Ley 446 de 1998 a la Superintendencia de Industria y Comercio,
y que las multas atadas al resultado favorable de las acciones que pueden
promover agentes económicos en virtud de lo previsto en la Ley 256 de 1996, son
penas que alcanzan el grado de actos jurisdiccionales en virtud de la asignación
de dicha competencia, autorizada en el artículo 116 de la Constitución Política.

Sobre el particular, afirma que no es cierto que las multas impuestas a Comcel
S.A. tengan carácter judicial, pues según la declaración de constitucionalidad
condicionada de los artículos 143 y 144 de la Ley 446 de 1998, dada por la Corte
Constitucional en sentencia C-649 de 2001, se deben distinguir dos tipos de
funciones a cargo de la Superintendencia de Industria y Comercio en relación con
los actos constitutivos de competencia desleal, sentencia que tiene fuerza
vinculante respecto de la naturaleza meramente administrativa de las funciones de
la Superintendencia que culminan con la imposición de multas.

Comenta que en la misma Resolución 12835 de julio 13 de 2000, la


Superintendencia de Industria y Comercio confirma su competencia administrativa
(página 48) en relación con la imposición de multas, en relación con las conductas
a que se refiere el Decreto 2153 de 1992.

Por todo lo anterior solicita que se admita la demanda.

III.-Trámite en segunda instancia

La Empresa de Teléfonos de Bogotá presentó sus alegaciones tendientes a que se


confirme el auto apelado, bajo la consideración de que las resoluciones
demandadas fueron expedidas por la Superintendencia de Industria y Comercio en
virtud de atribuciones jurisdiccionales de los artículos 143 y 144 de la Ley 446 de
1998.

Respalda su argumento en cita parcial de las sentencias de la Corte Constitucional


que se ocuparon del estudio de la Ley 446 de 1998.

IV.- Consideraciones de la Sala

IV. 1. Son demandadas en el sub lite las resoluciones proferidas por la


Superintendencia de Industria y Comercio, que se distinguen así:

- 4954 de marzo 13 de 2000, mediante la cual declaró que el comportamiento


objeto de investigación realizado por Comunicación Celular Comcel S.A. es ilegal
por contravenir lo previsto en el artículo 18 de la Ley 256 de 1996; ordenó a dicha
empresa la terminación definitiva de esa conducta y que se abstenga en el futuro
de repetirla o de realizar actos equivalentes y le impuso una multa de
$520’212.000.
Además, concedió a la Empresa de Telecomunicaciones de Santa Fe de Bogotá,
S.A. E. S. P., a Orbitel y a Telecom, como afectados por la conducta
establecida en los artículos 1 y 2 de dicha providencia, 15 días para
solicitar ante la misma superintendencia la liquidación de los
perjuicios correspondientes, en los términos del parágrafo 3° del
artículo 52 de la Ley 510 de 1999.

- 12835 de junio 13 de 2000, por la cual resolvió el recurso de reposición


interpuesto contra la Resolución 4954 de 2000 en el sentido de confirmarla en
todas sus partes.

- 16400 de julio 25 de 2000, que adicionó el artículo 1° de la Resolución Núm.


12835 en el sentido de incluir el siguiente texto: “Declárase improcedente el
recurso de apelación, por las razones expuestas en la parte motiva de esta
providencia”; y

- 26031 de octubre 9 de 2000, por la cual resolvió el recurso de queja interpuesto


contra la Núm. 12835, adicionada con la 16400, que no concedió el recurso de
apelación.

Esas resoluciones fueron proferidas dentro del proceso que la Superintendencia


de Industria y Comercio adelantó contra Comcel S.A. por denuncias de Orbitel
S.A., Telecom y la Empresa de Teléfonos de Bogotá, bajo el cargo de que Comcel
estaba ejecutando actos de competencia desleal al inobservar los artículos 8, 10 y
18 de la Ley 256 de 1996, consistentes en el ofrecimiento y la prestación del
servicio #124, a través del cual los usuarios de Comcel S. A. podían comunicarse
con cualquier parte del mundo y frente a la cual las denunciantes pidieron que
como medida cautelar se ordenara la cesación provisional.

La investigación fue adelantada conforme a los lineamientos del artículo 11,


numeral 1, del Decreto 2153 de 1992, bajo los siguientes cargos:

- ventaja competitiva ilícita (artículo 18 de la Ley 256 de 1996)

- actos de desviación de clientela (artículo 8° de la Ley 256 de 1996)

- actos de confusión (artículo 10 de la Ley 256 de 1996)


Sobre estas conductas se concluyó que Comcel S. A. actuó en contravención a lo
dispuesto en los artículos 8 y 18 de la Ley 256 de 1996, pero que no desconoció el
artículo 10 de dicha ley, criterio que fue acogido en las resoluciones demandadas.

Contra el acto que decidió la investigación fue interpuesto el recurso de apelación


a fin de agotar la vía gubernativa, pero fue negado por la Superintendecia de
Industria y Comercio aduciendo que aquél fue expedido en ejercicio de las
funciones jurisdiccionales que le otorgó la Ley 446 de 1998 y que según la debida
interpretación jurídica del parágrafo 3° (en realidad es inciso 3º) del artículo 148 de
dicha ley, según modificación que le introdujo el artículo 52 de la Ley 510 de 1999,
lo correcto es concluir que contra las decisiones que profieran las
Superintendencias en virtud de tal ordenamiento, no cabe recurso alguno ante las
autoridades judiciales, aspecto que ya fue clarificado en sentencia C-415 de 2002
de la Corte Constitucional2.

IV. 2. La controversia de la alzada, atendiendo los motivos de inconformidad, se


centra en determinar el carácter jurídico de la decisión de imponerle a la actora la
multa de $520’212.000 por haber incurrido en conducta calificada como de
competencia desleal, adoptada en la primera de las resoluciones demandadas,
atendida la función con base en la cual se adoptó.

Al respecto, se tiene que dicha medida es parte integrante de la primera resolución


demandada y de la que la confirma en virtud del recurso de reposición, y ambas
fueron proferidas en ejercicio de funciones jurisdiccionales dadas a la
Superintendencia de Industria y Comercio por los artículos 143 y 144 de la Ley
446 de 1998, así:

“FUNCIONES DE COMPETENCIA DESLEAL. La Superintendencia


de Industria y Comercio tendrá respecto de las conductas
constitutivas de la competencia desleal las mismas atribuciones
señaladas legalmente en relación con las disposiciones relativas a la
promoción de la competencia y prácticas comerciales restrictivas”.

“FACULTADES SOBRE COMPETENCIA DESLEAL. En las


investigaciones por competencia desleal la Superintendencia de

2
1. Mediante esta sentencia se examinó la constitucionalidad del artículo 148 de la Ley 446 de 1998,
modificado por el artículo 52 de la Ley 510 de 1999 , concluyendo que el inciso 3° del artículo 148 de la Ley
446 de 1998 es constitucional bajo el entendido de que la expresión “ante las mismas” se refiere a las
autoridades judiciales y no ante la misma Superintendencia.
Industria y Comercio seguirá el procedimiento previsto para las
infracciones al régimen de promoción de la competencia y prácticas
comerciales restrictivas, y podrá adoptar las medidas cautelares
contempladas en las disposiciones legales vigentes”.

El carácter jurisdiccional de esas atribuciones de la Superintendencia de Industria


y Comercio está determinado por tres razones fundamentales como son, la
voluntad expresa del legislador, la naturaleza o materialidad de los asuntos objeto
de estas atribuciones en cuanto están asignados originariamente a los jueces, y
las reglas procesales a que están sujetas.

En cuanto a la voluntad del legislador, la misma Ley 446 de 1998 establece de


manera expresa ese carácter jurisdiccional, si se tiene en cuenta que los artículos
143 y 144 en comento forman parte del Título I de la Parte IV de la misma, titulado
“DEL EJERCICIO DE FUNCIONES JURISDICCIONALES POR LAS
SUPERINTENDENCIAS”, luego tales artículos consagran funciones y facultades
de esa clase en cabeza de aquella entidad, en materia de competencia desleal.
Además, toda la normativa de la Ley 446 de 1998 trata de la administración de
justicia, esto es, de la función jurisdiccional, de suerte que la sola regulación de
esas funciones y facultades de la mencionada entidad mediante dicha ley
determina que las mismas tengan ese carácter jurídico y excluya cualquier otro
carácter, en especial la de función administrativa.

La Corte Constitucional, en sentencia C-649 de 200, concluyó sobre el punto que


el precepto constitucional que se relaciona directamente con el tema es el artículo
116, en virtud del cual “excepcionalmente la ley podrá atribuir función jurisdiccional
en materias precisas a determinadas autoridades administrativas. Sin embargo,
no les será permitido adelantar instrucción de sumarios ni juzgar delitos” y que, tal
como se lee en las intervenciones efectuadas durante el debate legislativo de la
Ley 446 de 1998, la meta principal del legislador fue desjudicializar el
conocimiento de ciertas conductas, en el sentido de atribuir la competencia para
pronunciarse sobre ellas, a entidades administrativas especializadas y, por ende,
idóneas para tomar decisiones sobre asuntos particulares. Que “A partir de lo
anterior, aunado a lo dispuesto en el artículo 147 de la misma ley sobre
competencia a prevención, y a lo que ordena el artículo 148 respecto del
procedimiento, arriba se llegó a la conclusión de que, al menos algunas de las
atribuciones que los artículos acusados confieren a la Superintendencia de
Industria y Comercio, tienen carácter jurisdiccional. Sin embargo, es claro que el
artículo 116 enfatiza el carácter excepcional de este tipo de atribuciones; por lo
mismo, cuando se trata de interpretar normas que atribuyen funciones pero son
ambiguas en cuanto a su carácter, como las que ocupan la atención de la Corte,
habrá de darse preferencia a una interpretación según la cual las funciones son,
como norma general, administrativas, salvo aquellas que el legislador haya
determinado, con precisión y especificidad, que son jurisdiccionales”.

En lo concerniente a la materia propia de los asuntos respectivos, esto es, los


actos constitutivos de competencia desleal, se tiene que la Ley 256 de 1996
señala al efecto:

“CAPÍTULO II
“ACTOS DE COMPETENCIA DESLEAL.

“ARTÍCULO 7°: Prohibición general: Quedan prohibidos los actos


de competencia desleal. Los participantes en el mercado deben
respetar en todas sus actuaciones el principio de la buena fe
comercial.

“En concordancia con lo establecido por el numeral 2° del artículo


10 bis del Convenio de París, aprobado mediante ley 178 de 1994,
se considera que constituye competencia desleal, todo acto o hecho
que se realice en el mercado con fines concurrenciales, cuando
resulte contrario a las buenas costumbres mercantiles, al principio de
la buena fe comercial, a los usos honestos en materia industrial o
comercial, o bien cuando está encaminado a afectar o afecte la
libertad de decisión del comprador o consumidor, o el
funcionamiento concurrencial del mercado”.

A su vez, los artículos 8° y siguientes de la citada ley describen los actos de


Desviación de la Clientela, Desorganización, Confusión, Engaño, Descrédito,
Comparación, Imitación, Explotación de la Reputación Ajena, Violación de
Secretos, Inducción a la Ruptura Comercial, Violación de Normas y Pactos
Desleales de Exclusividad, como conductas constitutivas de Competencia Desleal,
las cuales pueden dar lugar a las siguientes acciones, según su artículo 20:

- Acción declarativa y de condena: El afectado por actos de competencia desleal


tiene acción para que se declare judicialmente la ilegalidad de los actos
realizados; consecuencialmente, puede solicitar se ordene al infractor remover los
efectos producidos por dichos actos e indemnizar los perjuicios causados.
- Acción preventiva o de prohibición, que es la que puede ejercitar el posible
afectado con actos de competencia desleal, tendiente a solicitar al juez que evite
la realización de una conducta desleal que aún no se ha perfeccionado o que la
prohíba aunque aún no se haya producido daño.

En estos eventos, la legitimación por activa está dada por quien demuestre la
intención de participar en el mercado y cuyos intereses económicos resulten
afectados o amenazados por actos de competencia desleal y, además, por las
entidades citadas en el artículo 21 de la Ley 256 de 1996.

Se observa, entonces, que ellas están dadas por conflictos jurídicos entre
particulares, en desarrollo de actividades de derecho privado, cuya solución
corresponde al juez, declarando o dando el derecho, y tomando las medidas
correctivas, condenatorias, preventivas o precautorias a que haya lugar, con el
implícito efecto de cosa juzgada, lo cual es lo esencial de la función jurisdiccional.

Por último, en cuanto al aspecto procesal, se debe atender que las aludidas
acciones están señaladas como acciones judiciales por el artículo 29 de la Ley
256 de 1996, y si bien el trámite que deben seguir las superintendencias para
decidirlas es el previsto en la Primera Parte del C. C. A. en lo que concierne al
derecho de petición en interés particular, según lo establece el artículo 148 de la
Ley 446 de 1998, incluso con la modificación que le introdujo el artículo 52 de la
Ley 510 de 1999, se observa que dicho artículo señala que en lo no previsto en
ese procedimiento se aplicarán las reglas del proceso verbal sumario consagrado
en el Código de Procedimiento Civil, de modo que su regulación global es la de un
proceso, y como tal, de carácter contencioso.

Dentro de este contexto y habida cuenta que el artículo 20 de la Ley 256 de 1996
contempla dos acciones diferentes: declarativa y de condena y preventiva o de
prohibición, la primera consistente en que se declare la ilegalidad de una
actuación y que se ordene al infractor cesar sus efectos e indemnizar los perjuicios
que se causaron, corresponde a la pretensión que se puede formular ante un juez
de la República; y la segunda, acción preventiva o de prohibición, que es la que
tiene la persona que considere que puede resultar afectada por actos de
competencia desleal para solicitarle al juez que evite la realización de una
conducta desleal, aunque no se haya aún perfeccionado, o que la prohíba aunque
aún no haya producido daño alguno, son acciones de competencia de la
Superintendencia de Industria y Comercio con base en las atribuciones
jurisdiccionales que le ha otorgado el legislador.

En virtud del examen de la Ley 510 de 1999, la Corte Constitucional 3 reconoce


que el artículo 148 de la Ley 446 de 1998, modificado por aquélla, otorga
funciones jurisdiccionales no sólo a las superintendencias Bancaria y de Valores,
sino, igualmente, a la de Industria y Comercio.

En resumen, la competencia que la Ley 256 de 1996 le asignó a los jueces para
conocer de actos constitutivos de competencia desleal, fue establecida por el
artículo 147 de la Ley 446 de 1998 como competencia a prevención de los jueces
y de la Superintendencia de Industria y Comercio, por lo que, frente al
conocimiento de tales actos, tanto la Superintendencia de Industria y Comercio
como la Rama Judicial tienen competencia.

De ello resulta que cuando las conductas constitutivas de competencia desleal son
denunciadas mediante la acción respectiva ante la Superintendencia de Industria y
Comercio, este organismo no actúa como de ordinario, es decir, como órgano de
control, inspección y vigilancia, sino que actúa de conformidad con las especiales
atribuciones señaladas en los artículos 143 y 144 de la Ley 446 de 1998 y, por
ende, sus actuaciones, desde los puntos de vista antes expuestos, pertenecen a la
misma órbita de decisión de los jueces. En consecuencia, las decisiones tomadas
dentro de los procesos adelantados con fundamento en esas funciones y
atribuciones tienen carácter idéntico a éstas, esto es, jurisdiccional,
independientemente de su contenido, ya que por el principio de unidad que rige
todo el ordenamiento jurídico, y que por ello opera en todos sus elementos e
instituciones, el ejercicio de la función jurisdiccional sólo puede producir actos o
decisiones jurisdiccionales, sean de trámite o definitivos, y en los procesos
judiciales sólo se producen actos jurisdiccionales, también con ambas
posibilidades, sin que al efecto tenga alguna incidencia el específico contenido de
los mismos, toda vez que los hay con decisiones que también pueden ser tomadas
mediante actos jurídicos de otra clase.

En el caso particular de la multa, es sabido que se trata de una medida punitiva


pecuniaria que por ello bien puede encontrarse prevista en los ordenamientos
sancionatorios o punitivos, tanto administrativos como penales, de modo que,

3
Sentencia C-415 de 28 de mayo de 2002, Magistrado Ponente doctor Eduardo Montealegre Lynett.
contrario sensu, no hay razón para darle a esa medida un exclusivo carácter
administrativo. Lo tendría si el diligenciamiento en que se produce es una
actuación administrativa, lo cual presupone una conducta o falta administrativa y
por tanto el ejercicio de la función administrativa, pero en el caso nada de ello se
da en relación con la multa aquí cuestionada, toda vez que la conducta
investigada no lo fue a título de falta administrativa, ni la actuación surtida para
imponerla fue de esta naturaleza, y quedó claro que la función ejercida no es
administrativa, en cuanto es jurisdiccional.

De no ser así, y de acogerse la tesis de la actora, se llegaría a que la actuación


surtida por la demandada para expedir los actos acusados es un proceso
jurisdiccional y un procedimiento administrativo a la vez, siendo que ambos tienen
principios y reglas distintas y que el proceso es uno sólo para todos los efectos.

En consecuencia, los actos acusados son actos jurisdiccionales, de allí que la


decisión de imponerle a la actora la multa en mención participa de ese mismo
carácter jurisdiccional, toda vez que hace parte integral de ellos, en especial de la
Resolución Núm. 4954 de 19 de marzo de 2000, y su confirmatoria, amén de que
se adoptó dentro del mismo procedimiento, por los mismos hechos o causas y
fundamentos jurídicos que dieron lugar a las demás decisiones consignadas en
esas resoluciones.

En estas circunstancias, el recurso impetrado no tiene asidero, luego se deberá


confirmar el auto apelado, dado que los actos jurisdiccionales escapan al control
de la jurisdicción de lo contencioso administrativa.

Ahora bien, y a manera de simple ilustración, conviene señalar que la


imposibilidad de juzgamiento de los actos en cuestión por la jurisdicción
contencioso administrativa, no significa que carezcan de control, toda vez que en
cuanto constituyen el fallo del proceso, son pasibles del recurso de apelación
según lo señala el artículo 52, inciso tercero, de la Ley 510 de 1999, modificatorio
del artículo 148 de la Ley 446 de 1998, y lo explicó la Corte Constitucional en
sentencia de 28 de mayo de 2002, núm. C-415, magistrado ponente doctor
Eduardo Montealegre Lynett, al decir que los jueces llamados a tramitar los
recursos de apelación contra los actos como los del sub lite son los superiores
jerárquicos de los jueces que fueron desplazados por las superintendencias en el
asunto, y que “En este sentido, si fuera el caso que una de esas entidades
administrativas tiene competencias a prevención con un juez civil del circuito por
ejemplo, quien deberá tramitar el recurso de apelación interpuesto contra una de
sus decisiones en los términos señalados por la ley, será el superior jerárquico del
juez con el que comparte la competencia”.

En ese orden de ideas, si en el fallo del asunto bajo examen se tomó una decisión
que no era procedente por cualquier motivo, quien debe definirlo así y proveer lo
que corresponda es la autoridad judicial que conozca del recurso de apelación que
se interponga contra dicho acto.

Por lo expuesto, el Consejo de Estado en Sala de lo Contencioso Administrativo,


Sección Primera,

RESUELVE

CONFÍRMASE el auto de 7 de febrero de 2002, proferido en este asunto por el


Tribunal Administrativo de Cundinamarca.

En firme esta providencia, regrese el expediente al Tribunal de origen.

Notifíquese y cúmplase.

La anterior providencia fue leída, discutida y aprobada por la Sala en su sesión de


28 de noviembre del 2002.

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO CAMILO ARCINIEGAS ANDRADE


Presidente

OLGA INÉS NAVARRETE BARRERO MANUEL SANTIAGO URUETA AYOLA


Salva voto
SALVAMENTO DE VOTO
Expediente 7916
Actor: Comunicación Celular S.A. Comcel S.A.

Con todo comedimiento para con los integrantes de la Sala, me permito plasmar
las razones por las cuales no estuve de acuerdo con la decisión adoptada:

En este caso se discute la naturaleza de acto administrativo de las Resoluciones


4954 de marzo 13 de 2000, 12835 de junio 13 de 2000, 16400 de julio 25 de 2000
y 2631 de octubre 9 de 2000, todas proferidas por la Superintendencia de Industria
y Comercio.

Mediante tales Resoluciones, en su orden, la Superintendencia de Industria y


Comercio:

a) declaró que el comportamiento objeto de investigación realizado por


Comunicación Celular Comcel S.A. es ilegal por contravenir lo previsto en el
artículo 18 de la Ley 256 de 1996 y le ordenó, consecuencialmente, la terminación
definitiva de la conducta y que se abstenga en el futuro de repetirla o de realizar
actos equivalentes. Además, le impuso una multa de $520’212.000.

Además, concedió a la Empresa de Telecomunicaciones, a Orbitel y a Telecom.,


como afectados por la conducta establecida en los artículos 1 y 2 de dicha
providencia, 15 días para solicitar a la Superintendencia la liquidación de los
perjuicios correspondientes, en los términos del parágrafo 3° del artículo 52 de la
Ley 510 de 1999.

b). Resolvió el recurso de reposición interpuesto contra la Resolución 4954 de


2000 en el sentido de confirmarla en todas sus partes.

c) Mediante la Resolución 16400 de julio 25 de 2000, adicionó el artículo 1° de la


12835 en el sentido de incluir el siguiente texto: “ Declárase improcedente el
recurso de apelación, por las razones expuestas en la parte motiva de esta
providencia”.

d) Y, mediante Resolución 26031 de octubre 9 de 2000, la Superintendencia de


Industria y Comercio resolvió el recurso de queja interpuesto contra la decisión
12835, adicionada con la 16400, que no concedió el recurso de apelación.

Para la expedición de las Resoluciones mencionadas tuvo en cuenta la


Superintendencia de Industria y Comercio las denuncias presentadas contra
Comcel S.A. por Orbitel S.A., Telecom., y la Empresa de Teléfonos de Bogotá,
quienes alegaron que Comcel estaba ejecutando actos de competencia desleal al
inobservar los artículos 8,10 y 18 de la Ley 256 de 1996.
La denuncia fue acompañada de la solicitud de medidas cautelares en el sentido
de ordenar la cesación provisional del ofrecimiento y de la prestación del servicio
#124, a través del cual los usuarios de Comcel pueden comunicarse con cualquier
parte del mundo.

La investigación fue adelantada conforme a los lineamientos del artículo 11,


numeral 1, Decreto 2153 de 1992 bajo los siguientes supuestos:

a) ventaja competitiva ilícita ( artículo 18 de la Ley 256 de 1996)


b) actos de desviación de clientela ( artículo 8° de la Ley 256 de 1996)
c) actos de confusión ( artículo 10 de la Ley 256 de 1996)

Investigación que concluyó con el informe motivado de la Superintendencia


Delegada para la Promoción de la Competencia en donde se dijo que Comcel
actuó en contravención a lo dispuesto en los artículos 8 y 18 de la Ley 256 de
1996, pero que no desconoció el artículo 10 de dicha ley, criterio que fue acogido
en las Resoluciones demandadas.

De manera que en los actos acusados se adoptaron diferentes clases de


decisiones:
a) Declaración de ilegalidad de una conducta calificada como de competencia
desleal.
b) Orden de cesación de dicha conducta.
c) Término para que las denunciantes liquidaran los perjuicios causados con
la comisión de la conducta.
d) Imposición de multa por haber incurrido en conducta calificada como de
competencia desleal.

Un primer aspecto, que a mi juicio debió tenerse en cuenta, es que para negar el
recurso de apelación interpuesto contra el acto que decidió la investigación a fin
de agotar la vía gubernativa, la Superintendecia de Industria y Comercio adujo que
las Resoluciones demandadas fueron expedidas en ejercicio de las funciones
jurisdiccionales que le otorgó la Ley 446 de 1998, y que en torno a la debida
interpretación jurídica del parágrafo 3° del artículo 148 de dicha ley, modificado por
el artículo 52 de la 510 de 1999, lo correcto es concluir que contra la decisiones
que profieran las Superintendencias en virtud de tal ordenamiento, no cabe
recurso alguno ante las autoridades judiciales, aspecto que ya fue clarificado en
sentencia C- 415 de 2002 de la Corte Constitucional 4, pero que no corresponde
juzgar dentro de este proceso.

Sobre las decisiones adoptadas en las Resoluciones demandadas, debió


precisarse que el punto en debate se debe a la atribución de funciones
jurisdiccionales a entidades administrativas, criterio que, como ya se vio, esbozó la
Superintendencia de Industria y Comercio para rechazar el recurso de apelación
interpuesto con el ánimo de agotar la vía gubernativa.

Debe precisarse que la Ley 446 de 1998, al otorgar funciones jurisdiccionales a


algunas superintendencias, pretendió descongestionar los despachos judiciales.
Sin embargo, tal atribución de funciones judiciales a organismos administrativos
debe interpretarse como un ejercicio excepcional, pues “trasladar a una autoridad
4
1. Mediante esta sentencia se examinó la constitucionalidad del artículo 148 de la Ley 446 de 1998,
modificado por el artículo 52 de la Ley 510 de 1999 , concluyendo que el inciso 3° del artículo 148 de la Ley
446 de 1998 es constitucional bajo el entendido de que la expresión “ ante las mismas” se refiere a las
autoridades judiciales y no ante la misma Superintendencia.
administrativa de3sciones a cargo de los jueces, no siendo éstas de las
relacionadas con la investigación y juzgamiento de delitos, en desarrollo de lo
dispuesto en el artículo 116, inciso 3°, de la Constitución Política. No resulta
inconstitucional la norma por razón alguna, y se encuadra en la tendencia
legislativa en los últimos años, recogida por el constituyente según señalamiento
anterior, de transferir decisiones a autoridades no judiciales, como
superintendencias, notarías e inspecciones de policía, lo que permite una mayor
eficiencia del también principio fundamental del régimen político, complementario
del de la división de poderes, de la colaboración de los mismos, o de la unidad
funcional del Estado”5

Si bien es connatural a la actividad de las superintendencias, como parte


integrante de la rama ejecutiva del poder público, ( artículo 38 de la Ley 489 de
1998) la expedición de decisiones de índole administrativa como entes que
ejercen las funciones de vigilancia, inspección y control de las entidades vigiladas,
no lo es menos que, acorde con el artículo 116 de la Constitución Política, pueden
ser dotadas por el legislador de precisas funciones de carácter jurisdiccional.

Y fue éste el objetivo de la expedición por el Congreso de la República de la Ley


446 de 1998 con el fin de descongestionar el trabajo de los jueces mediante la
adscripción de atribuciones judiciales, entre otras, a la Superintendencia de
Industria y Comercio para que esta entidad pudiera conocer y decidir los asuntos
en materia de competencia desleal.

En efecto, los artículos 143 y 144 de la Ley 446 de 1998 establecen:


“FUNCIONES DE COMPETENCIA DESLEAL. La Superintendencia de
Industria y Comercio tendrá respecto de las conductas constitutivas de la
competencia desleal las mismas atribuciones señaladas legalmente en relación
con las disposiciones relativas a la promoción de la competencia y prácticas
comerciales restrictivas.

FACULTADES SOBRE COMPETENCIA DESLEAL. En las investigaciones por


competencia desleal la Superintendencia de Industria y Comercio seguirá el
procedimiento previsto para las infracciones al régimen de promoción de la
competencia y prácticas comerciales restrictivas, y podrá adoptar las medidas
cautelares contempladas en las disposiciones legales vigentes”

Sobre el carácter de jurisdiccional del desempeño por parte de la


Superintendencia de Industria y Comercio de las atribuciones a que se refieren los
artículos transcritos, la Corte Constitucional en sentencia C-649 de 200, luego de
aplicar varios métodos de interpretación: aproximación literal, aproximación
histórica, aproximación acorde con la Constitución Política, concluyó que como el
precepto constitucional que se relaciona directamente con el tema es el artículo
116, en virtud del cual “excepcionalmente la ley podrá atribuir función jurisdiccional
en materias precisas a determinadas autoridades administrativas. Sin embargo, no
les será permitido adelantar instrucción de sumarios ni juzgar delitos” y que, tal
como se lee en las intervenciones efectuadas durante el debate legislativo de la
Ley 446 de 1998, la meta principal del legislador fue desjudicializar el
conocimiento de ciertas conductas, en el sentido de atribuir la competencia para
pronunciarse sobre ellas, a entidades administrativas especializadas y, por ende,
idóneas para tomar decisiones sobre asuntos particulares. “A partir de lo anterior,
aunado a lo dispuesto en el artículo 147 de la misma ley sobre competencia a
prevención, y a lo que ordena el artículo 148 respecto del procedimiento, arriba se
llegó a la conclusión de que, al menos algunas de las atribuciones que los
5
Sentencia C 592 de 1992 de la Corte Constitucional.
artículos acusados confieren a la Superintendencia de Industria y Comercio, tienen
carácter jurisdiccional. Sin embargo, es claro que el artículo 116 enfatiza el
carácter excepcional de este tipo de atribuciones; por lo mismo, cuando se trata de
interpretar normas que atribuyen funciones pero son ambiguas en cuanto a su
carácter, como las que ocupan la atención de la Corte, habrá de darse preferencia
a una interpretación según la cual las funciones son, como norma general,
administrativas, salvo aquellas que el legislador haya determinado, con precisión y
especificidad, que son jurisdiccionales”

De manera que pienso que debió hacerse una interpretación de manera restrictiva
de las atribuciones de naturaleza jurisdiccional que se han encargado a la
Superintendencia de Industria y Comercio.

Aplicado el anterior criterio, encuentro que la decisión sobre denuncias respecto


de actos constitutivos de competencia desleal, corresponde a lo que la Ley 256 de
1996 señala al efecto:

“ CAPÍTULO II ACTOS DE COMPETENCIA DESLEAL.


ARTÍCULO 7°: Prohibición general: Quedan prohibidos los actos de
competencia desleal. Los participantes en el mercado deben respetar en todas
sus actuaciones el principio de la buena fe comercial.
En concordancia con lo establecido por el numeral 2° del artículo 10 bis del
Convenio de Paris, aprobado mediante ley 178 de 1994, se considera que
constituye competencia desleal, todo acto o hecho que se realice en el
mercado con fines concurrenciales, cuando resulte contrario a las buenas
costumbres mercantiles, al principio de la buena fe comercial, a los usos
honestos en materia industrial o comercial, a los usos honestos en materia
industrial o comercial, o bien cuando está encaminado a afectar o afecte la
libertad de decisión del comprador o consumidor, o el funcionamiento
concurrencial del mercado”

Y que en los artículos 8° y siguientes de la Ley en comento describe los actos de


Desviación de la Clientela, de Desorganización, de Confusión, de Engaño, de
Descrédito, de Comparación, de Imitación, la Explotación de la Reputación Ajena,
la Violación de Secretos, la Inducción a la Ruptura Comercial, la Violación de
Normas y los Pactos Desleales de Exclusividad, como conductas constitutivas de
Competencia Desleal, como conductas que pueden dar lugar a las siguientes
acciones:

Dice el Capítulo III de la Ley 256 de 1996 ( artículo 20) que contra los actos de
competencia desleal se pueden interponer:

a). La acción declarativa y de condena. El afectado por actos de competencia


desleal tiene acción para que se declare judicialmente la ilegalidad de los actos
realizados; consecuencialmente, puede solicitar se ordene al infractor remover
los efectos producidos por dichos actos e indemnizar los perjuicios causados.

b). La acción preventiva o de prohibición, que es la que puede ejercitar el


posible afectado con actos de competencia desleal tendiente a solicitar al juez
que evite la realización de una conducta desleal que aún no se ha
perfeccionado o que la prohiba aunque aún no se haya producido daño.

En estos eventos, la legitimación por activa está dada por quien demuestre la
intención de participar en el mercado y cuyos intereses económicos resulten
afectados o amenazados por actos de competencia desleal y, además, por las
entidades citadas en el artículo 21 de la Ley 256 de 1996.

Y en cuanto al trámite a seguir, el Capítulo IV contiene las disposiciones


procesales señalando que, sin perjuicio de lo dispuesto en las normas legales
sobre protección al consumidor, los procesos por violación a las normas de
competencia desleal se tramitarán por el procedimiento abreviado descrito el
Código de procedimiento Civil, y que serán competentes para su conocimiento los
jueces especializados en derecho comercial creados en el Decreto 2273 de 1989,
y en donde no existan, los jueces civiles del circuito.

Posteriormente, la Ley 510 de 1999 modificó el artículo 148 de la Ley 446 de


1998, indicando el procedimiento que deben utilizar las superintendencias en el
trámite de los asuntos de que trata dicha ley, regulación que, a juicio de la Corte
Constitucional, de manera antitécnica, resulta una atribución por parte del
legislador de funciones jurisdiccionales no solo a las Superintendencias Bancaria y
de Valores, sino, igualmente, a la de Industria y Comercio.

Es así como la competencia que había señalado de manera clara la Ley 256 de
1996 en cabeza de los jueces para conocer de actos constitutivos de competencia
desleal, luego fue regulada en el artículo 147 de la Ley 446 de 1998 como
competencia a prevención de los jueces y de la Superintendencia de Industria y
Comercio, por lo que, frente al conocimiento de tales actos , tanto la
Superintendencia de Industria y Comercio como la Rama Judicial tienen
competencia.

Pero tal atribución excepcional de funciones jurisdiccionales a la entidad, no


significa que en relación con la investigación de conductas constitutivas de
competencia desleal no pueda seguir ejerciendo su función administrativa, pues
no se descarta que continúe desempeñando, dentro del giro normal de su
competencia, atribuciones de tipo administrativo, y es éste precisamente el
aspecto que servirá de punto de partida para el análisis de la naturaleza de las
varias determinaciones adoptadas en las Resoluciones demandadas.

La interpretación de los artículos 143 y 144 de la Ley 446 de 1998 que la Corte
Constitucional6 encontró más acorde con el espíritu de la Carta fue la de que: “Si
se aceptara la interpretación según la cual son de índole administrativa todas las
funciones que se refieren ala promoción de la competencia y prácticas
comerciales restrictivas, y que ahora podrá ejercer la Superintendencia respecto
de la competencia desleal, se suscitarían, probablemente, algunos problemas de
constitucionalidad, por cuanto existiría, simultáneamente, el mandato de
competencia a prevención con los jueces..” y ella me lleva a concluir que no
existe razón alguna para hacer diferenciación entre la competencia de los jueces y
la de la Superintendencia de Industria Comercio frente a la investigación de actos
constitutivos de competencia desleal.

Pero que, igualmente, no puede hacerse similar deducción frente a la expedición


de medidas que la Superintendencia de Industria y Comercio puede adoptar en
relación con la imposición de sanciones pecuniarias de que trata el artículo 4° del
Decreto 2153 de 1992 y las consistentes en abstenerse de dar trámite a ciertas
peticiones, y la de llevar el registro, decisiones que no son del resorte de los
jueces dentro de los procesos judiciales y que, por lo tanto, conllevan el carácter
de administrativas por pertenecer al giro ordinario de la competencia del
organismo de vigilancia, inspección y control, como ya lo anoté.
6
Sentencia C-649 de 2001de la Corte Constitucional. Magistrado Ponente Eduardo Montealgre Lynett.
De manera que como la Ley 446 de 1998 determinó que las conductas
constitutivas de competencia desleal, denunciadas a través del ejercicio de la
acción respectiva, correspondían, a prevención, a los jueces y a la
Superintendencia de Industria y Comercio, cuando dicha acción se interponga
ante la Superintendencia, tal organismo no actúa como de ordinario, es decir ,
como órgano de control, inspección y vigilancia, sino que actúa de conformidad
con las especiales atribuciones señaladas en el artículo 143 de la Ley 446 de 1998
y, por ende, sus actuaciones pertenecen a la misma órbita de decisión de los
jueces, escapando al control de la jurisdicción de lo contencioso administrativa por
constituir sentencia judicial.

Dentro de este contexto, y habida cuenta de que el artículo 20 de la Ley 256 de


1996 contempla dos acciones diferentes: declarativa y de condena y preventiva o
de prohibición, la primera consistente en que se declare la ilegalidad de una
actuación y que se ordene al infractor cesar sus efectos e indemnizar los perjuicios
que se causaron, corresponde a la pretensión que se puede formular ante un juez
de la República; y la segunda, acción preventiva o de prohibición, que es la que
tiene la persona que piense que puede resultar afectada por actos de competencia
desleal para solicitarle al juez que evite la realización de una conducta desleal,
aunque no se haya aún perfeccionado, o que la prohiba aunque aún no haya
producido daño alguno, son acciones de competencia de la Superintendencia de
Industria y Comercio con base en atribuciones jurisdiccionales que le ha otorgado
el legislador.

Diferente resulta entonces el caso del ejercicio de otras facultades consistentes en


la imposición de sanciones pecuniarias y de multas que autoriza el artículo 4°,
numerales 15 y 16, del Decreto 2153 de 1992; el mantenimiento del registro y la
decisión de abstenerse de tramitar quejas que no sean significativas o la de dar
por terminada una investigación si se otorgan garantías de suspensión o de
modificación de la conducta investigada, que sí son actuaciones de índole
administrativa y que, por ser adoptadas dentro de dicho ámbito, son actos
administrativos, controlables por la jurisdicción de lo contencioso administrativo a
través del ejercicio de las respectivas acciones consagradas en el C. C. A.

En este caso, la Superintendencia de Industria y Comercio encontró probadas las


faltas descritas en los artículos 8° y 18° de la Ley 256 de 1996 que, describen, en
su orden, la conducta consistente en actos de Desviación de la Clientela y la de
Violación de Normas.

Como consecuencia de ello, la Superintendencia de Industria y Comercio en las


Resoluciones a que se ha hecho referencia: a) ordenó la suspensión de la
conducta denunciada, y b) concedió a las denunciantes el término de quince días
para la liquidación de perjuicios, de conformidad con lo que señala el artículo 52
de la Ley 510 de 1999, para lo cual se deberá seguir el trámite incidental previsto
en el C. P. C., decisiones de índole jurisdiccional.

La imposición de multa, que también se determinó en las Resoluciones


demandadas, aunque tuvo como causa igualmente la comisión de conductas
calificadas como de competencia desleal, resulta ser una decisión típicamente
administrativa, pues, como lo precisó la Corte Constitucional en la sentencia que
revisó la constitucionalidad de los artículos 143 y 144 de la Ley 446 de 1998, las
funciones jurisdiccionales que se atribuyeron mediante la norma legal a la
Superintendencia de Industria y Comercio son las que venían siendo de
conocimiento de los jueces de la República en aplicación de la Ley 256 de 1996,
pero de dicha atribución de funciones jurisdiccionales a la entidad administrativa “
se excluyen atribuciones tales como las de imponer multas y sanciones
pecuniarias establecidas en el Decreto 2153 de 1992, abstenerse de dar trámite a
quejas que no sean significativas, o llevar registros”

En conclusión, como en las Resoluciones demandadas, además de declarar


hechos constitutivos de competencia desleal ubicados en las conductas descritas
en los artículos 8° y 18 de la Ley 256 de 1996; de ordenar la suspensión de tales
conductas y de aplicar el parágrafo 3° del artículo 52 de la Ley 510 de 1999, la
Superintendencia impuso multa por $520’512.000, facultad que no se encuentra
prevista en la Ley 256 de 1996 y , por lo tanto, ajena a la competencia que venían
ejerciendo de manera privativa los jueces, este último aspecto es típico de una
decisión de rango administrativo y no jurisdiccional, razón por la cual la
competencia de la jurisdicción de lo contencioso administrativo sólo recae sobre el
aparte relativo a la imposición de la multa a que se ha hecho referencia, decidido
en las Resoluciones demandadas.

En conclusión, en mi criterio la jurisdicción de lo contencioso administrativo


debió admitir la demanda en cuanto a las decisiones que constituyen actos
administrativos, así las mismas se hubieran adoptado dentro de una misma
Resolución en donde la Superintendencia de Industria y Comercio desplegó
sus atribuciones jurisdiccionales, aspecto éste, incluso, que debió estudiarse
de fondo para decidir si en tales eventos toda la actuación resulta o no válida
por no haberse realizado en Resoluciones diferentes y con la participación de
funcionarios distintos, indicando desde un comienzo al administrado frente a
qué clase de funciones se encuentra: las jurisdiccionales o las administrativas.

OLGA INES NAVARRETE BARRERO

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