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Lo sublime y lo bello
Cuando se mencionan estos dos términos, a saber, lo sublime y lo bello, nos estamos
refiriendo a un sentimiento que yace en el ser humano, expreso con claridad que es en el ser
humano ya que este es consciente de lo que percibe y genera razonamientos a partir de esta
percepción, podría situarse dentro de los principios de razón, en donde el sujeto conoce a
partir de: tiempo, espacio, causalidad y posteriormente, en teoría Schopenhaueriana, voluntad
o querer. Esto con el fin de ahondar en teoría estética, la cual es el fin de este escrito. No
obstante, es pertinente mencionar que para llegar y entender esta teoría estética es relevante
leer los dos primeros libros de El mundo como voluntad y representación.
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Cuando hablamos de lo Sublime Schopenhauer expresa que hay un desprendimiento del que
siente esa sensación, es como una superación violenta de la relación con el objeto,
evidentemente será el objeto de contemplación, esa superación indicaría una elevación por
encima de la voluntad, en palabras de Schopenhauer: “En lo sublime aquel estado de
conocimiento puro solo se gana tras desprenderse consciente y violentamente de las
relaciones del mismo objeto con la voluntad, conocidas como desfavorables, a través de una
elevación libre y consciente por encima de la voluntad y el conocimiento referente a ella”
(Schopenhauer, § 39. 238) Como se ha dicho, ese sentimiento de lo sublime es como
experimentar una tormenta o un terremoto, en ese momento, el humano es invadido por un
sentimiento que genera dicotomía en él una sensación de displacer y placer que chocan en el
centro de su alma y se manifiestan a lo largo de su recorrido en su cuerpo. Algunos se
impacientan y creen que es temor lo que sienten, otros generan ansiedad y le denominan
adrenalina, pero en realidad es el más puro sentimiento de lo sublime, aunque tiene la
peculiaridad de ser un estado de conocimiento puro, no sería entonces, la adrenalina ni el
temor en sí, sino el pleno conocimiento de esa sensación, no sería como el instinto animal
que permite a estos huir del peligro para ponerse a salvo, y sin embargo, se ve parecido al
sentimiento que genera en el hombre, pero este por el contrario no se entrega a su instinto sin
prever lo que podría suceder, este prefiere racionalizarlo, se plantea pensamientos, caso
contrario al de los animales que se guían por su puro instinto, es válido aclarar que remito a
ese mismo instante en el que se presenta dicha situación de la tormenta o el terremoto, más
no en todos los aspectos cotidianos que puede vivir.
Este sentimiento se podría asemejar a las dos primeras estrofas del poema: “Canto de otoño”
de Charles Baudelaire, cito:
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Para aclarar más este punto de lo sublime, finalizaré con la siguiente cita de Schopenhauer:
Cuando se le oponen, cuando le amenazan con una superioridad que suprime toda resistencia
o le empequeñecen hasta la nada con su inmensa magnitud, pero el observador no dirige su
atención a esa imponente relación hostil sino que, aun percibiéndola y reconociéndola, se
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En lo bello el conocer ha obtenido la supremacía sin lucha, ya que la belleza del objeto, es
decir, la condición que tiene de propiciar el conocimiento de su idea alejó de la conciencia
sin resistencia e imperceptiblemente la voluntad y el conocimiento de las relaciones
entregado a su servicio, quedando la conciencia como puro sujeto del conocimiento, de modo
que no permaneció recuerdo alguno de la voluntad. (Schopenhauer, §39, 238)
Es decir, como observamos anteriormente en lo sublime, el observador, no dirige su atención
ante la imponente relación hostil que se le presenta principalmente en la naturaleza, sino que
este al percibirle al reconocerle, se aleja conscientemente y violentamente de la voluntad,
pero llega al punto de contemplación en medio de esa hostilidad que le presenta la voluntad
a la tranquilidad y ahí en ese justo instante siente lo sublime, pero al punto al que quiero
llegar es que es un desprendimiento consciente, mientras que en lo bello, la belleza de la
voluntad que logra apreciar no la recordará, pero esto se debe a que no hubo una lucha, una
resistencia a ese sentimiento, y eso es lo que permite un sentimiento de lo sublime, la
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resistencia al sentimiento que se está generando termina en una calma dentro de la hostilidad
de la voluntad, en lo bello no hay resistencia, solo se ofrece el observador al conocimiento
de la idea, de la voluntad objetivada, le conoce, solo como un sujeto que conoce, pero no
logra sentir más allá de lo bello.
es dócil, pero así mismo como se da la belleza, se intenta esfumar como si nada, debido al
azar como se muestra en el poema.
Si entendemos que lo bello es algo comprensible, que es al punto al que llega Schopenhauer,
en lo bello la objetivación de la voluntad se presenta de forma clara, inteligible
inmediatamente, por ejemplo, en el caso del poema anterior, se logra ver cómo la belleza se
presenta al poeta, y, éste se encuentra dócil a la percepción y admiración de ésta. Una obra
pictórica que podría demostrar el punto de lo bello sería Almuerzo sobre la hierba de 1863
por Édouart Manet, la cual representa un simple almuerzo en el césped, en donde hay
claramente una mujer tranquila en un río lavando sus pies, en donde los juegos de tonos y
luces es tan práctico que da cuenta de un instante casi como lo haría una fotografía, pero,
evidentemente esta obra tiene los rasgos subjetivos de su autor, la naturaleza en comparación
con la pintura expuesta anteriormente, no demuestra hostilidad, por el contrario hacen un
juego armónico con los cuatro personajes que se presentan.
Presento el cuadro de Manet como una expresión de lo bello, debido a que su contenido es
armónico gracias al juego de tonos y luces, y, a su vez, es completamente comprensible, no
se desborda, su captación del momento cumple con la finalidad de principio a fin, al leer el
título de la obra se evidencia que es consecuente con la obra en sí misma, no como en el caso
de Magritte, pintor surrealista, cuya pintura en una de sus obras, representa una pipa y debajo
de esta escribe: Ceci n’est pas une pipe (esto no es una pipa), como se observará el título de
la obra no sería consecuente con lo plasmado, no podría ser bello ya que este tinte surrealista
le impide una completa comprensión a la obra, no como en el impresionismo, cuyas obras
reflejan una impresión de un momento exacto.
La contemplación
Avanzado este escrito, podemos encontrar que se ha hablado del término contemplación y
quien contempla. El término es usado en la obra de Schopenhauer, a fin de dar cuenta de
aquel que observa. Pero hay una cierta suerte de profundidad en el término contemplar, si
bien no podemos desligar que Schopenhauer tenía cercanía al budismo y a los escritos vedas,
pues el autor manifiesta a través de sus obras la influencia de éstos en sus escritos. Qué
implica la inclusión de lo dicho en la línea anterior para el desarrollo de la contemplación,
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pues bien, desde mi parecer hay una gran cercanía entre el acto de contemplación y la llegada
al Nirvana.
Al incorporar esta breve explicación del alcance del Nirvana, es notable como el estado de
contemplación es similar a este estado de Nirvana, el observador: “como puro sujeto
involuntario del conocimiento contempla tranquilo aquellos objetos terribles para la
voluntad, captando solo su idea ajena a toda relación; y permaneciendo de buena gana en su
contemplación, se eleva por encima de sí mismo, de su persona, del suyo y de todo querer”
(Schopenhauer, §39. 238) Si el Nirvana, no solo implica la extinción del apego, sino que a
su vez hay un cese del fenómeno individual, es como si se propusiera un estado de unidad
entre ese estado de Nirvana y el sujeto que le alcanza, así mismo parece ser la contemplación,
pues el observador se desprende de la relación hostil que presenta la voluntad, pero este no
se aleja de esa relación, sino que se eleva por encima de sí mismo, con el fin de permanecer
observando tranquilamente llegando a un estado de contemplación que se derivaría en el
sentimiento de lo sublime.
Entonces, si tomamos que la contemplación, es como una especie de Nirvana que alcanza el
genio (término que aclararé más adelante), es un estado en el que se negaría el sufrimiento,
pues al desprenderse de la relación hostil de la voluntad, este estaría alejándose en cierta
forma del sufrimiento producto de la relación hostil, y de esta forma, solo de esta forma
podría llegar a un nivel de contemplación tranquilo, que solo es posible conseguir, desde mi
perspectiva claro está, en la sensación de lo sublime, pues en lo bello, se quedaría apreciando
la comprensión de esa hostilidad, no se sobrepasaría a sí mismo, solo haría meramente un
acto de conocimiento, pero se olvidaría de la voluntad, como expresaría Schopenhauer.
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El genio y la genialidad
Primero quiero aclarar qué es la genialidad, con el fin de comprender a profundidad quién es
el genio. Schopenhauer expresa que la genialidad “no es sino la más perfecta objetividad,
[…] Por consiguiente, la genialidad es la capacidad de comportarse de forma puramente
intuitiva, perderse en la intuición y sustraer el conocimiento, que en su origen existe solo
para servir a la voluntad” (Schopenhauer, §36, 218) Esta genialidad, parece ser que nos remite
a la contemplación explicada anteriormente, ya que permite un cierto actuar de forma
intuitiva para extraer el conocimiento, es como llegar a la contemplación extraer el
sentimiento de lo sublime y manifestarlo una vez se ha salido de ese estado de contemplación.
La genialidad hace parte de lo que permite al genio ser genio, es decir, es como parte de su
arsenal, pero no como una herramienta, ya que solo en esta se encuentra lo que permite al
genio ir más allá de una simple apreciación de lo bello, en palabras de Schopenhauer:
El genio, es aquel personaje que se permite salir de su individualidad, ser partícipe del más
amplio estado de contemplación y de convertirse en un sujeto del conocer, expresará
Schopenhauer: “el genio consiste en la capacidad de conocer independientemente del
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principio de razón.” (Schopenhauer, §37, 229) Es decir, que el genio, aquel personaje que
llega a un estado de contemplación, para permitirse ingresar a ese estado se desliga del
conocer por medio del principio de razón, a saber, tiempo, espacio y causalidad, y al
desligarse aún puede conocer, se vuelve puro sujeto del conocer, en un estado de
contemplación aquí descrito, se requiere de un desprendimiento consciente y violento del
objeto, aquí es donde se diferenciaría al hombre vulgar del genio, pues este se permite llegar
conscientemente al estado de contemplación se permea de genialidad y expande su conocer
aún fuera del principio de razón, mientras que el hombre vulgar tiene una suerte de
experiencia estética no completamente consciente, se queda dentro del principio de razón
para comprender la sensación de belleza que experimenta.
¡Desdichado el hombre, pero feliz el artista desgarrado por el deseo! Necesito pintar a la
que tan pocas veces vi y que huyó veloz, como algo hermoso y nostálgico tras el viajero que
la noche arrastra. ¡Hace cuánto tiempo ya que desapareció!
Si pudiera concebirse un astro negro prodigando luz y felicidad, diría que es un sol negro.
Pero más hace pensar en la luna, que sin duda la marcó con su terrible influencia; no la
luna blanca de los idilios que parece una esposa fría; sino una luna siniestra y
embriagadora, suspendida en el fondo de una noche tormentosa y turbada por el correr
de las nubes; ¡no la luna apacible y discreta que visita el sueño de los hombres puros sino la
luna arrancada del cielo, vencida y rebelde, a la que las brujas de Tesalia obligan a danzar
sobre la hierba aterrorizada!
En su pequeña frente conviven la voluntad tenaz y la pasión por la caza. Sin embargo, en la
parte inferior de su rostro inquietante –donde las sensibles narinas aspiran lo desconocido y
lo imposible- estalla con gracia indescriptible la risa de una boca grande, roja y blanca y
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deliciosa que hace soñar con el milagro de una magnífica flor nacida en terreno volcánico.
Hay mujeres que inspiran el deseo de vencerlas y gozar de ellas; ésta el de morir lentamente
bajo su mirada. (Baudelaire, SP, XXXVI)
Las partes que se muestran en negrilla son aquellas que hacen ver el punto de la genialidad,
el genio e incluso la contemplación, pero, realmente el punto al que quiero llegar con el
escrito en general es que presenta la fantasía, la presenta al mostrar como el artista hace uso
de la genialidad, es decir, de la fantasía y no solo ésto, sino que trata de exaltar el sentimiento
de lo sublime, lo que ha captado de la voluntad hostil en su estado de contemplación.
Para finalizar esta primera parte del escrito, Sobre la estética en Schopenhauer – parte I, he
de manifestar que la experiencia estética que se manifiesta en la teoría de Schopenhauer
apunta a una suerte de Nirvana por medio de la contemplación que se genera en el genio, por
medio de la genialidad, esta muestra de experiencia estética se manifiesta en bastantes
movimientos artísticos, pues como he mostrado se encuentran obras que expresan lo sublime
dentro del romanticismo, o muestras de lo bello en el impresionismo, en la poesía maldita se
encuentran expresiones de lo bello, lo sublime, la contemplación y no solo expresiones
estéticas, sino también se manifiestan expresiones de término que se utilizan en su teoría,
como por ejemplo, el hecho de que la voluntad siempre apunte a la vida, es explicable con
un texto del Spleen de París, específicamente se titula Emborráchense, en el cual el autor
apunta a “no sentir el horrible peso del tiempo quebrando la espalda”(Baudelaire, SP,
XXXIII) es decir, el autor manifiesta que hay que embriagarse, ya que al embriagarse es
posible aguantar el sufrimiento, sin embargo, el autor no habla específicamente de alcohol,
es preciso aclarar que según Baudelaire hay diferentes modos de embriagarse, uno de ellos
podría ser el mismísimo estado de contemplación.
Es relevante aclarar que este escrito es solo una primera vista de la estética en Schopenhauer,
y que finalmente se aspiraría a crear otros dos escritos aclarando las demás partes de la
estética, pues harían falta la arquitectura, la música y otros temas que el autor trata,
importante también, distinguir por qué el autor menciona que el hombre es el grado más
perfecto de la objetivación, aunque se manifieste por encima en el trato del Genio.
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Textos citados:
• ________________. Las flores del mal. Visto el 14-11-2017 a las 21:30. Disponible
en español en:
https://www.dropbox.com/s/a18qmrast869fgc/Baudelaire%2C%20C.%20-%20Las
%20flores%20del%20mal.pdf?dl=0
• Buda, Gautama. Las cuatro nobles verdades. Visto el 14-11-2017 a las 21:30.
Disponible en español en: http://espirituyzen.org/wp-content/uploads/2013/02/Las-
Cuatro-Nobles-Verdades.pdf
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