Evitar el consumo de
alcohol.
Reducir de peso
poco a poco con
ayuda de un
nutricionista, con una dieta adecuada y
personalizada.
Hacer ejercicio físico con regularidad,
para aumentar el metabolismo y quemar
grasa.
Evitar el consumo de
comidas grasosas.
Aumentar el consumo
de fibra y vegetales en
la dieta.
Limitar el consumo de
sal y azúcar en la dieta.
No exceder en el consumo de
medicamentos, en especial de
antiinflamatorios y analgésicos.