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Por Juan Balduzzi, Depto. de Investigación – SUTEBA

10 preguntas sobre la dictadura militar

El propoó sito de este artíóculo es ofrecer una guíóa de anaó lisis muy general sobre las causas que llevaron a
la instalacioó n de la dictadura, los objetivos que la guiaron y las consecuencias que sus políóticas han
tenido. La intencionalidad: colaborar con la reflexioó n que los trabajadores de la educacioó n
desarrollaremos con nuestros alumnos sobre estos terribles sucesos. Tema tan vasto seraó , seguramente,
motivo de debates. Tambieó n este artíóculo es una invitacioó n al mismo. Hoy, cuando parece que vivimos en
un mundo sin memoria, realizar un “inventario” de nuestra historia es un paso imprescindible para
construir un futuro distinto. Sin analizar el pasado, no se comprende el presente. Sin comprender el
presente, no se tienen las herramientas para transformarlo, para encontrar ese “otro mundo posible”
que anida en eó l.

1. ¿Por qué las Fuerzas Armadas dieron el golpe del 24 de marzo de 1976?

Seguó n sus protagonistas, el golpe se produjo pues las Fuerzas Armadas tuvieron que hacerse cargo del
gobierno frente a la situacioó n de caos que vivíóa el paíós, definida por el “vacíóo de poder políótico”, “el
terrorismo” y “la economíóa dislocada”. (1)
La argumentacioó n, caracteríóstica de los golpes de estado, encubre parte de la realidad. Es cierto que
habíóa una situacioó n caoó tica, pero tambieó n que los grupos que promovieron el golpe habíóan contribuido
a generarla. Y las Fuerzas Armadas teníóan un claro proyecto políótico. El fracaso de la “Revolucioó n
Argentina” los habíóa convencido de que era precisa una profunda reorganizacioó n de la sociedad.
Obligados a entregar el gobierno en 1973, esperaban retomarlo. La planificacioó n concreta del golpe
comenzoó maó s de un anñ o antes.
La intervencioó n militar tendríóa un caraó cter conservador y reaccionario. La proclama del 24 de marzo
senñ alaba la necesidad de reestablecer la “vigencia de los valores de la moral cristiana, de la tradicioó n
nacional”, “de la seguridad nacional” y establecer “una relacioó n armoó nica entre el Estado, el capital y el
trabajo”. Sus propoó sitos, “terminar con el desgobierno, la corrupcioó n y el flagelo subversivo”, rechazando
“todos los extremismos” y “cualquier demagogia”. (2) Esto significaba acabar no soó lo con los sectores de
izquierda que buscaban una transformacioó n radical de la sociedad, sino tambieó n modificar
profundamente el paíós forjado por el peronismo treinta anñ os antes. El fin era consolidar el dominio de la
clase dirigente, acabar con la inestabilidad políótica y econoó mica que hacíóa veinte anñ os les impedíóa
gobernar sin sobresaltos el paíós.

Notas:

1. Martíónez de Hoz, Joseó Alfredo. “Quince anñ os despueó s”. Buenos Aires Emeceó . 1991. Cit. Caraballo, Liliana; Charlier, Noemíó;

Garulli, Liliana. “La Dictadura (1976-1983). Testimonio y documentos”. Buenos Aires, CBC, 1996.

2. Palermo, Vicente; Novaro, Marcos. “La dictadura militar 1976-1983: Del golpe de Estado a la restauracioó n democraó tica”.

Buenos Aires Paidoó s, 2003.


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2. ¿Qué políticas aplicó la Dictadura para lograr sus propósitos?

Las FF.AA., orientadas por la Doctrina de la Seguridad Nacional, implementaron un reó gimen de
Terrorismo de Estado, un plan sistemaó tico de secuestros, desapariciones, torturas y exterminio de
dirigentes y militantes del campo popular, no soó lo de los combatientes armados. Políótica que ademaó s
de aniquilar a las organizaciones revolucionarias, buscaba descabezar a las organizaciones populares
maó s combativas e intimidar al resto, sembrando el terror en la sociedad, a fin de disciplinarla. Por ello,
la categoríóa subversivo era muy amplia. Abarcaba todo tipo de activistas, delegados sindicales,
militantes políóticos, sociales, estudiantiles, etc. Los trabajadores fueron particularmente golpeados.
El Terrorismo de Estado era la precondicioó n necesaria para aplicar el plan econoó mico de Martíónez de
Hoz sin resistencia. Seguó n el diagnoó stico neoliberal, los problemas argentinos se debíóan a la
intervencioó n del Estado en la economíóa, que ahogaba la iniciativa privada; al caraó cter cerrado de la
economíóa, que la hacíóa poco competitiva; al gasto puó blico excesivo; y al desincentivo de los productores
maó s eficientes, el sector agropecuario, que debíóa subsidiar a la industria y a los consumidores. Achicar el
Estado, abrir la economíóa, reducir el deó ficit y apoyar la produccioó n agropecuaria eran sus propoó sitos
manifiestos.
Pero el problema real era que Argentina teníóa una economíóa industrial, orientada al mercado interno,
con bajo desempleo. Esto le daba mucho poder a los sindicatos para defender el salario. Y ademaó s
podíóan establecer acuerdos con los empresarios ligados al mercado interno, en defensa del salario, que
a la vez era consumo, formando una alianza que podíóa bloquear las iniciativas de los sectores
econoó micos dominantes (capital extranjero, oligarquíóa terrateniente). El plan econoó mico atacaba las
bases estructurales de estos sectores, promoviendo la desindustrializacioó n que, al reducir la cantidad de
empresas nacionales y de trabajadores industriales, haríóa lo propio con su poder.

3. ¿Qué grupos sociales y políticos propiciaron el golpe de Estado?

Los grandes empresarios, sobre todo el sector liberal. En 1975 se conformoó la Asamblea Permanente de
Entidades Gremiales Empresarias, donde gran parte de los sectores capitalistas concentrados
confluyeron con intenciones desestabilizadoras (Sociedad Rural Argentina, Bolsa de Comercio,
Asociacioó n de Bancos Argentinos, entre otras).
- La mayor parte de la jerarquíóa catoó lica. Adolfo Tortolo, presidente de la Conferencia Episcopal
Argentina y Vicario General de las Fuerzas Armadas pronosticoó (en diciembre de 1975) el inicio de “un
proceso de purificacioó n”3 encabezado por las FF.AA. Soó lo cuatro obispos sobre ochenta se pronunciaron
puó blicamente contra la represioó n ilegal, y un punñ ado maó s aceptoó recibir a los familiares de
desaparecidos luego del golpe.
- Intelectuales y medios de prensa de la derecha. Por ejemplo, La Nacioó n y La Prensa, que desde 1973
teníóan una líónea marcadamente opositora al gobierno peronista; Mariano Grondona, que ya habíóa
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trabajado preparando el golpe contra Illia desde Primera Plana; Ricardo Zinn, quien elaboroó el plan que
aplicoó el ministro de economíóa Rodrigo en 1975 y luego fue integrante del gabinete de Martíónez de Hoz.

- Partidos políóticos de derecha: Nueva Fuerza, Demoó crata Progresista, Socialista Democraó tico, Federal,
partidos conservadores provinciales. Sus dirigentes luego fueron colaboradores y funcionarios de la
dictadura.

Notas:

3. Mignone, Emilio. “Iglesia y Dictadura”. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes/ Paó gina 12, 1999.

4. ¿Cómo lograron los militares el consenso necesario para el golpe?


Despueó s de la muerte de Peroó n, el gobierno de Isabel Peroó n fue perdiendo todo apoyo y legitimidad
políótica, pues abandonoó totalmente las pautas programaó ticas de 1973, en tanto la economíóa escapaba a
su control, y crecíóan el conflicto social y la violencia políótica.
El gobierno quedoó bajo la influencia de los sectores de derecha del peronismo. Se rompieron las alianzas
realizadas por Peroó n con otros sectores. Crecioó la represioó n a la izquierda: se intervinieron las
Universidades y los sindicatos opositores. Se intensificoó el accionar de los escuadrones de la muerte
(AAA, Alianza Anticomunista Argentina), integrados por los servicios de inteligencia y la derecha
peronista. Paralelamente, tambieó n se incrementoó la accioó n guerrillera. El gobierno dio un papel
protagoó nico en la represioó n a las FF.AA., que recuperaron espacio políótico. Para combatir al Ejeó rcito
Revolucionario del Pueblo (ERP), en Tucumaó n, el ejeó rcito puso a prueba los meó todos que luego utilizaríóa
en la guerra sucia. La creciente violencia, uno de los argumentos para el golpe, era fomentada en gran
medida por la propia derecha.

La políótica econoó mica tambieó n giroó hacia la ortodoxia. Incluso se intentoó aplicar el primer experimento
neoliberal, con Rodrigo, si bien la movilizacioó n obrera lo impidioó . Esto robustecioó el consenso capitalista
sobre la necesidad del golpe. El desgobierno econoó mico era incentivado por estos sectores (remarcacioó n
de precios, paros patronales, etc.).
La lucha interna desgastoó al gobierno. A la ruptura definitiva y la guerra abierta con la izquierda
peronista, siguioó la lucha entre la burocracia sindical y el lopezreguismo y la ruptura en el partido entre
verticalistas y antiverticalistas, que terminoó de aislar a la presidenta. En este desenlace colaboraron la
ineptitud políótica de Isabel y quienes la rodeaban.
Este cuadro llevoó , sobre todo a los sectores medios, a ver a las FF.AA. como una garantíóa del orden. Entre
los trabajadores, que auó n sosteníóan luchas defensivas, tal vez lo que primoó en su actitud fuesen
decepcioó n e impotencia, pues eó ste habíóa sido su gobierno. En definitiva, como lo senñ aloó Rodolfo Walsh
en su Carta Abierta a la Junta Militar, lo que las FF.AA. liquidaron no era el gobierno de Isabel Peroó n, sino
“la posibilidad de un proceso democraó tico” donde el pueblo remediara los males que lo aquejaban, pues
soó lo faltaban nueve meses para las elecciones.
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5. ¿Por qué el sistema político no encontró una salida democrática?

La democracia teníóa escaso valor en la Argentina. Los grupos dominantes y sus partidos afines no creíóan
en ella. Desde 1916 nunca pudieron articular una fuerza políótica capaz de lograr un consenso de masas.
Por ello utilizaron a las fuerzas armadas como un instrumento al servicio de sus intereses. Desde el
golpe del 30, cuando la eó lite gobernoó directamente fue mediante dictaduras, gobiernos civiles tutelados
por las FF.AA., y proscripciones de las mayoríóas populares.
Las fuerzas armadas se transformaron en un actor maó s del juego políótico, con cierta autonomíóa,
conformando lo que luego se llamoó el Partido Militar. Buena parte de los partidos liberales tradicionales
que invocaban la democracia no habíóan dudado en golpear la puerta de los cuarteles. Los golpes eran
cíóvico-militares, los partidos actuaban a traveó s de ellos. Para los peronistas, la democracia era la
bandera poco creíóble esgrimida por los golpistas del 55; para la izquierda ocultaba el caraó cter de
dominacioó n de clase de las democracias burguesas.
Frente a la crisis políótica de 1975-76, como de hecho se aceptaba ese papel tutelar de las FF.AA., la
mayor parte de los partidos no golpistas, luego de una serie de infructuosos esfuerzos por buscar una
salida (que intentaban el desplazamiento de la presidenta), se resignaron a la intervencioó n de las FF.AA.
y maó s bien comenzaron a pensar coó mo se reacomodaríóan luego. Esta falta de opciones se puso de
manifiesto tanto en el discurso que Ricardo Balbíón -líóder de la UCR- pronuncioó dos semanas antes del
golpe, como en la actitud de espera de los dirigentes peronistas.

6. ¿Por qué se frustró el proceso abierto en 1973? ¿Cuál era el proyecto de Perón?
El retorno del peronismo al gobierno fue la culminacioó n de un largo ciclo de luchas populares y a la vez,
un repliegue de los sectores dominantes.
El gobierno de Caó mpora mostraba la voluntad de cambio de la sociedad. Pero en Ezeiza estallaron las
contradicciones. En el peronismo convivíóan sectores antagoó nicos. Los principales eran la Tendencia
revolucionaria, el sindicalismo ortodoxo y la extrema derecha, agrupada en torno a Loó pez Rega.
Hasta allíó, el protagonismo lo teníóa la izquierda peronista, movilizada para construir la Patria socialista.
Pero Peroó n teníóa otro proyecto, aspiraba a reeditar la alianza entre empresarios nacionales y
trabajadores. La herramienta era el Pacto Social, un acuerdo entre la CGT, la CGE (Confederacioó n General
Econoó mica) y el Estado, para estabilizar la economíóa, redistribuir el ingreso y luego avanzar en otras
reformas econoó micas. Estas nunca terminaron de implementarse. La estrategia suponíóa tambieó n el
apoyo de la oposicioó n (sobre todo de la UCR) para consolidar el orden institucional. Con estos acuerdos
se contrapesaríóa el poder de las FF.AA. y los grupos empresarios adversos.
El plan fue recibido con recelo por el capital extranjero, los grandes industriales y los terratenientes, por
dirigista y estatista. La izquierda tambieó n lo rechazoó , pues lo veíóa como un freno para la transformacioó n
social.
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Peroó n comenzoó a desmontar las posiciones de la izquierda peronista, se apoyoó en el sindicalismo


ortodoxo y en los sectores de centro y derecha del movimiento. La Tendencia resistioó movilizaó ndose. El
clima políótico, se enrarecioó : el comienzo del accionar de la Triple A; el asesinato de Rucci; medidas
políóticas orientadas contra la izquierda (leyes, intervenciones a provincias); ataques del ERP a unidades
militares; la ruptura puó blica se produjo el 1º de mayo.
El Pacto Social enfrentoó dificultades (inflacioó n, reclamos obreros y empresarios). El establishment
presionoó . Peroó n, el 12 de junio, hizo un uó ltimo intento de reencauzar el proyecto. Su muerte lo
desbaratoó .
La ironíóa de esta historia fue que para afirmar su proyecto, Peroó n se apoyoó en la derecha del
movimiento. Y a su muerte, fue ese sector quien lo desechoó . Tal vez previendo este desenlace fue que en
su uó ltimo discurso ante los trabajadores (los uó nicos que le habíóan permanecido fieles), expresoó que el
pueblo era su uó nico heredero.

7. ¿Qué papel jugó la izquierda revolucionaria en este proceso?


En los 60, organizaciones y militantes de diversas orientaciones ideoloó gicas (marxistas, peronistas,
cristianos) se fueron radicalizando, en un proceso con raíóces en la resistencia peronista, la renovacioó n
de la Iglesia y las nuevas corrientes de la izquierda en el mundo. Coincidíóan en poner el acento en la
necesidad de un cambio revolucionario en la sociedad.

En el movimiento obrero, se afirma una corriente combativa; en la iglesia el Movimiento de Sacerdotes


para el Tercer Mundo; el movimiento estudiantil se radicaliza; surgen diversos movimientos sociales,
etc. Algunas organizaciones políóticas llegan a la conclusioó n que el uó nico camino para lograr los cambios
era la lucha armada.

En el enfrentamiento contra la dictadura de Lanusse, tanto las organizaciones de masas como las
armadas cumplieron un papel importante, pues fue el temor a una guerra civil -espoleado por Peroó n- lo
que obligoó a las FF.AA. a dar una salida democraó tica sin condiciones. Buena parte de estos grupos
finalmente ingresan al peronismo. La campanñ a electoral tambieó n fue protagonizada por la Juventud
Peronista.

En el gobierno de Caó mpora, estos sectores empujaron un proceso de movilizacioó n. Sobre la base del
importante papel jugado hasta el momento creyeron que lideraríóan la construccioó n del socialismo
nacional. Desautorizados por Peroó n, dieron la lucha políótica. En la medida en que su campo de accioó n se
acotaba, volvieron a las armas. Se internaron en una espiral de violencia, donde la lucha fue cada vez
maó s militar y menos políótica, lo cual los llevoó a un callejoó n sin salida, donde no podíóan vencer y su
accioó n fortalecíóa la derecha, al darle argumentos para el golpe. Distinto al caso del ERP, que si bien tuvo
disensos internos, nunca abandonoó la lucha armada.

Tomada en conjunto, la accioó n de las organizaciones armadas durante el gobierno peronista resultoó
contraproducente para el campo popular y las propias organizaciones, que expuestas en demasíóa frente
a un enemigo superior militar y políóticamente, fueron destruidas. En ese clima, las organizaciones de
masas maó s combativas encontraron poco espacio para desarrollar su políótica. En definitiva, los sectores
que buscaban un cambio radical de la sociedad no pudieron hacer que eó sa fuese una opcioó n de masas.

8. ¿Qué papel tuvieron la clase trabajadora y el movimiento obrero?

Luego de la caíóda del peronismo, el movimiento obrero sostuvo grandes luchas. En los 60 se consolida
organizativamente, se transforma en un factor de poder, por su poder de movilizacioó n, sus recursos
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financieros, y tambieó n porque representa políóticamente a los trabajadores, mayoritariamente


peronistas.

La principal corriente sindical es el vandorismo. Su lema es golpear y negociar, obtener beneficios para
los trabajadores, y consolidar su poder. Peó rdida de democracia sindical, patoterismo, corrupcioó n,
algunos de sus rasgos. Durante la Revolucioó n Argentina su poder es cuestionado. Renace una corriente
combativa, que retoma el espíóritu de la resistencia peronista junto con nuevos postulados, agrupada en
la CGT de los Argentinos. Poco despueó s surge el sindicalismo clasista, sobre todo en el interior. Los
trabajadores se movilizan para reconquistar el protagonismo perdido.

El retorno del peronismo al gobierno encuentra a la burocracia sindical debilitada. Han apostado
tibiamente a la vuelta de Peroó n. Desconfíóan del Pacto Social, que limita su capacidad de accioó n. Son
crecientemente cuestionados por sus bases. Pero como resultan imprescindibles para sostener el Pacto
Social, Peroó n, a cambio de su apoyo, los respalda. Se alíóan con Loó pez Rega contra la Tendencia. Los
trabajadores apoyan a los líóderes sindicales y a Peroó n, aunque tambieó n libran luchas reivindicativas. El
sindicalismo combativo, en tanto, no logra consolidar sus posiciones en los sindicatos, que iraó
perdiendo.

Muerto Peroó n, el sindicalismo ortodoxo lleva adelante una ofensiva contra los sindicatos opositores e
impulsa la renuncia del ministro Gelbard. En 1975 enfrentan a Rodrigo y Loó pez Rega, presionados en
parte por los trabajadores y los sectores combativos. Son las uó ltimas grandes luchas de períóodo. En
definitiva, no supieron, cuando eran el principal soporte del gobierno, formular una políótica que
resolviera la crisis. Entonces tambieó n comenzaron a esperar el golpe, pensando en luego volver a
golpear y negociar. Pero las condiciones ya no seríóan las mismas.

9. ¿Cómo influyó el contexto latinoamericano y mundial?

La guerra fríóa: el enfrentamiento entre los paíóses comunistas (URSS, China, etc.) y el occidente
capitalista (EE.UU., Europa occidental) cubrioó la escena internacional. Ameó rica Latina estaba ubicada
dentro de la esfera de influencia de los EE.UU. Sus políóticas hacia la regioó n tuvieron importancia. Fue
significativa la influencia sobre los ejeó rcitos de la regioó n de la Doctrina de la Seguridad Nacional, tomada
activamente por los militares argentinos, reemplazando la idea de defensa de la frontera por la de
enemigo interno. Bajo este marco se desarrolloó el Plan Coó ndor. La influencia yanqui tambieó n se sintioó a
traveó s de los organismos multilaterales, las empresas multinacionales, los medios culturales y de
prensa. En realidad, bajo el supuesto de frenar el avance del comunismo, se buscoó impedir la formacioó n
de gobiernos populares, que obstaculizaran la expansioó n de los EE.UU, de sus valores, modos de vida y
sobre todo su comercio.

La influencia de la Revolucioó n cubana: maó s allaó de la influencia que el clima de eó poca de rebeldíóa tuvo
en general, los grupos revolucionarios argentinos se vieron muy influenciados por el ejemplo de la
revolucioó n, muchos cuadros viajaron a la isla, donde recibieron formacioó n políótica y militar. Los cubanos
apoyaron la instalacioó n de distintos focos insurgentes en Ameó rica Latina (el maó s conocido, en Bolivia,
donde murioó el Che). Sobre todo, la revolucioó n cubana fue muy atrayente porque era el ejemplo de una
revolucioó n triunfante. El meó todo: la lucha armada.

La crisis del capitalismo: diversos elementos, entre ellos, la caíóda de las ganancias de las empresas y la
crisis del petroó leo, llevaron a una crisis del modelo econoó mico mundial. Esto hizo que, por una parte,
cambiaran las condiciones del comercio mundial, lo que influyoó directamente en nuestro paíós. Asíó, el
cierre del mercado europeo fue uno de los elementos que precipitoó la crisis econoó mica de 1974-1975.
Por otra parte, comienza el fin de las políóticas keynesianas. Desde los centros de poder se expanden las
propuestas neoliberales, que se aplican por primera vez en Chile, bajo la dictadura de Pinochet.

10. ¿Qué efectos tuvieron las políticas aplicadas por la Dictadura?


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Las políóticas de la Dictadura modificaron profundamente la sociedad, logrando parte de sus propoó sitos.
Consiguieron desarticular a las clases y sectores sociales ligados al modelo industrialista, rompiendo el
empate social existente hasta 1976. Sobre todo, la clase trabajadora ya no tendríóa el protagonismo de la
etapa anterior, afectada por la precarizacioó n laboral, por la desocupacioó n, como tambieó n por la peó rdida
del poder y el desprestigio del sindicalismo tradicional.

Tambieó n ayudaron al afianzamiento de un nuevo modelo econoó mico y de las clases dominantes,
favoreciendo la consolidacioó n de los grupos econoó micos nacionales. Y aparecioó en escena un nuevo
actor: los acreedores externos, acompanñ ados por organismos como el FMI y el Banco Mundial.

Asimismo, la democracia recuperada adolecioó de limitaciones, los partidos mayoritarios fueron


cooptados progresivamente por el poder, lo cual limitoó la posibilidad (y la esperanza que se teníóa en un
comienzo) de recuperar por su medio todo lo perdido.

El resultado final de estas políóticas es conocido: el aumento de la polarizacioó n econoó mica y la dualidad
social, el progresivo empobrecimiento de importantes sectores sociales, la gran concentracioó n del
ingreso. Sin embargo, las clases dominantes no lograron todos sus propoó sitos.

En primer lugar, el propio retorno a la democracia fue (al menos en parte) resultado de una conquista
popular, pues los sectores de poder apostaban a una salida continuista del Proceso. Decimos
parcialmente porque tambieó n cambioó en ese momento la políótica del Departamento de Estado de los
EE.UU., que a partir de los 80 impulsaron el retorno a la democracia en Ameó rica Latina. Y tambieó n fue
fruto del descalabro de Malvinas.

Tampoco pudieron impedir el resurgir de las luchas sociales y sindicales ni la aparicioó n de nuevos
movimientos sociales (entre ellos un nuevo sindicalismo) que enfrentaron las políóticas neoliberales.

En el plano de los Derechos Humanos, la resistencia de los organismos fue importante para la
recuperacioó n de la democracia primero y, posteriormente, para el avance en el juicio y castigo de los
culpables.

Las FF.AA., no soó lo quedaron totalmente desprestigiadas, sino que perdieron el papel tutelar que habíóan
tenido en la políótica argentina, sufriendo un acentuado proceso de desintegracioó n interna.

Finalmente, en los uó ltimos anñ os, tomando como punto de inflexioó n el estallido del 2001, hay una
recuperacioó n en el movimiento popular. Auó n con divisiones y debilidades, comienza a despuntar otro
tipo de lucha, para recuperar todo lo perdido.

Conclusiones

En definitiva, el golpe significoó la derrota maó s importante del campo popular del siglo XX, por el
retroceso que significoó en todos los oó rdenes. Mirando retrospectivamente lo ocurrido en Ameó rica
Latina y el mundo en aquellos anñ os, es muy probable que no se hubiera podido evitar que los hechos se
dieran como se dieron. Dicho esto en virtud de la firme decisioó n de los EE.UU. y de las clases dominantes
de recurrir a cualquier medio para aniquilar la oposicioó n a su proyecto. Estaba comenzando una nueva
etapa en el mundo (la del capitalismo neoliberal), y la violencia era su partera.

Pero sin duda, en el pequenñ o resumen que hemos intentado realizar, se ve que la ruptura del
heterogeó neo frente que habíóa desalojado a la dictadura en 1973 y los enfrentamientos dentro
del campo popular fueron un factor importante en la geó nesis del desastre de 1976. Cada protagonista
aportoó lo suyo para que los hechos fueran como fueron.
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Tal vez la conclusioó n final -que no es novedosa, pero conviene recordar una vez maó s-, es que soó lo con
una enorme concentracioó n de fuerzas, con una gran unidad popular, es posible enfrentar al poder para
poder cambiar la historia. Para que -parafraseando a Garcíóa Maó rquez-, las estirpes condenadas a cien
anñ os de soledad tengamos una segunda oportunidad en esta tierra.

Bibliografía.
Además de los textos ya citados, se han consultado las siguientes obras:
• Alonso, M. E; Elisalde, R; Vázquez, E. “La Historia argentina del siglo XX”. Buenos Aires, Aique, 1997.
• Basualdo, Eduardo M. “Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina”. Buenos Aires, UNQUI,
FLACSO, IDEP, 2002.
• Calveiro, Pilar. Antiguos y nuevos sentidos de la política y la violencia. En: “Lucha Armada en la
Argentina”, Buenos Aires, Año I Nº 4.
• De Riz, Liliana. “Retorno y derrumbe. El último gobierno peronista”. Buenos Aires, Hispamérica, 1986.
• Gillespie, Richard. “Soldados de Perón. Los Montoneros”. Buenos Aires, Grijalbo, 1987.
• Godio, Julio. “Regreso, soledad y muerte. 1973-1974”. Buenos Aires, Hispamérica, 1986.
• James, Daniel. “Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1945-1976”.
Buenos Aires, Sudamericana, 1990.
• James, Daniel. “Nueva Historia Argentina: Violencia, proscripción y autoritarismo”. Buenos Aires,
Sudamericana, 2003.
• Rouquie, Alain. “Poder militar y sociedad política en Argentina”. Buenos Aires, Hispamérica, 1986.

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