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"^^STICIA PIDE JUSTICIA

¿ H a c i a d ó n d e se dirige la Justicia ?
^ * c i a la C á m a r a d e D i p u t a d o s .
¿Para qué?
CAKA^ Y
!oj
ad
" a r a p e d i r Justicia.
¿
^a?
* cuál de las dos será la var-
CARETA.
CV\KA./ Y CAREI/VJ-
 CA.RAX Y CAREXAJ-

y v_^

( C O N C L U S I Ó N

UANDO Elisa regresó pudo observar en su padre una gran nerviosidad. Para
distraerlo, profwso la joven ir al teatro.
Pero el señor Ortigosa no quiso salir. Evitaba acercarse a la cartera fatal,
y, al mismo tiempo, no quería alejarse de ella. Como el propio Robérts,
aquella billetera ejercía sobre él una fascinación de serpiente embrujada.
En la comida apenas si hablaron. A las diez de la noche fueron a acostarse.
Momentos después, un profundo silencio reinaba en la mansión.
Don Braulio no podía conciliar el sueño. Daba vueltas nerviosamente en
su lecho, y varias veces estuvo tentado de ir al escritorio, extraer de una
de los cajones secretos la cartera y examinar detenidamente, sobresaltada-
mente, su contenido. Pero estuvo perplejo ante el espanto de una sorpresa atroz,
temiendo que en medio del silencio y la soldad de la noche surgiese de pronto,
como una resurrección lívida, acusadora, el espectro de su pasado.
Se levantó algo tarde. Cuando preguntó por su hija, le manifestó la mucama
que había ido desde muy temprano a jugar al tennis al club y que regresaría
a las once. Eran las diez.
Ortigosa comprendió que había necesidad de pronunciarse definitivamente e.n
el asunto de Robérts, y encaminóse al escritorio. Con paso firme entró. Antes
de abrir el secreter, algo temblaron sus manos y el corazón se le salía del pecho.
Decidióse al fin. Sus ojos-quedaron espantosamente abiertos. Dio un paso hacia
atrás. La cartera no estaba alli.
Reaccionó en seguida, y buscó locamente. ¡Nada! Abrió otros cajones. Tam-
poco. La caja de valores... Tampoco. Todo lo revolvió. Se la habían robado,
No cabía duda. Estaba seguro de haberla dejado en el secreter; completamente
seguro
—-¡Maldición! — rugió, Estoy irremisiblemente perdido. Es el desquite
del pasado que llega...-
Oprimió un timbre. El mucamo apareció. A las preguntas que le hizo, el sir-
viente manifestó una completa ignorancia. Literrogó a la mucama, una vieja
mujer que tenía desde hacía mucho tiempo a su servicio. Esta fué más explícita.
Desde su salida, la víspera, que sólo fué a la reunión del di.strito central, sólo
habían estado en la casa madama Rene, su secretaria, Mario Braz y la seño-
rita Elisa.
— ¿Nadie más? —• preguntaba, fuera de si. Ortigosa.
— Nadie más, que yo sepa. Quizás la señorita pudiera informarle mejor.
Un mundo de terribles .sospechas acosó de pronto a Ortigosa. Desde el criado
hasta su propia hija quedaron envueltos en dichas- suposiciones. Sí; tal vez Elisa,
 CARA./ Y CARirrA./

cuyas ideas de regeneración social habían sido explotadas por alguien que ia in-
dujo a robar para sostener el periódico, para quién sabe qué absurdos compro-
misos. Pero pronto desechó esta idea. Era estúpida. Más b i e n . . . R o b é r t s . . . Sí,
él quizás había urdido una estratagema infernal para dejarle la cartera y ro-
bársela después, a fin de hacerle un chantaje sobre chantaje. No podía ser de
otro modo. El Jo había visto guardar los billetes dentro de la billetera y ésta
dentro del secreter. Nadie conocía este escondite, ni su misma hija. Para abrirlo
era menester apretar un muelle oculto que estaba debajo de! cajón central. ,!Quién
podía conocer ese mecanismo secreto? El criado entró anunciando a Robérts.
Braulio quedóse estupefacto. No había logrado aún conciliar sus ideas. Pero
toda debilidad podía serle fatal, e hizo pasar en seguida al intempestivo visitante.
— H e encontrado el local apropiado para la instalación de nuestro taller, y no
me esperan sino hasta las catorce para alquilármelo, siempre y cuando presente
una firma de garantía. Y he venido por la tuya — dijo imperturbablemente
Robérts.
Braulio no pudo más. Estaba acoslumbrad-M a la audacia inconceljibk- de aquel
hombre, y resolvió jugarse entero:
— Parece mentira — comenzó, con un soberano gesto de desprecio y de odio
—• que tu audacia llegue hasta el punto de soltarme lo que acabas de decir. No
tengo nada que ver contigo. Nada te he contestado sobre tu infame proposición,
y, sin saber mi última palabra, vienes a pedirme la garantía de mi firma para
montar-tu fábrica do billetes falsos. Sí. de billetes falsos, los mismos que me
dejaste a y e r . . . ¡y que me has robado!
Robérts frunció el ceño.
— i Qué te he robado, dices?
— Sí, que me has robado de este sitio, de mi escritorio. La cartera que me de-
jaste ayer, con las muestras de tu falsificación, ha desaparecido, me la han robado.
¡Y el ladrón no puede ser otro que tú, miserable!
Una carcajada resonó en el ambiente señoril del despacho. !í.obérts daba rien-
da suelta a su perversidad.
— Bonita estratagema. No está mal urdida. Ahora resulta que te haces el
robado para eludir el compromiso que tácitamente tenías conmigo de lanzar una
importante emisión de billetes norteamericanos. Pero no te ha de valer el ardid,
pues te conozco, amigo mío, y no vas a ciucrer engañarme como a un novicio.
Ortigosa argüyó con severa dignidad :
—^ Soy incapaz de una superchería semejante; sería estúpido hacerme el robado
cuando te es fácil reproducir las muestras. Igualmente sería necio que te las
hubieses robado tú.
— Eso mismo te digo, pues para liacerte el cliantaje ciue imagina^ me bastan
os documentos que sabes conservo en mi poder, y que ahora están celosamente
custodiados.
Ambos comprendieron que habría que descartar semejantes suposiciones, y el
peligro que ese dinero fuese puesto en circulación por la persona que lo sustrajo
los unió transitoriamente para averiguar quién había sido el ladrón.
— ; Y no malicias quién pudiera haber sido?
— Como comprenderás, mis pesquisas no deben llevarse a efecto con el
desembarazo del que pierde una suma de dinero auténtico. No puedo arries-
garme a que después se me señale como dueño de esos billetes falsos.
Aquel misterio tenía que aclararse.
Robérts intervino resueltamente:
— Eso n o ; ya sabes que todo lo tuvimos previsto, y guardo siempre con-
migo aquella preciosa colección de billetes y monedas falsos que, caso de
que nos sorprendan, puede servirnos do tabla de salvación. Si mañana o pa-
sado se descubriese que ese dinero es falso, puedes decir que te lo sustra-
jeron de tu colección, y como eres una persona seria, insospechable, de gran
situación económica, nadie pondrá en duda tu honorabilidad. Sin embargo,
como tú dices, liay que proceder muy cautelosamente. Ayer tuviste invitados.
1.a casualidad suele urdir las más inverosímiles tramas, y quizás tu hija
pueda darte alguna luz al respecto. No hay que perder la cabeza por tan
poca cosa. ,
En aquel momento llegó Elisa.
— Perdonen que los moleste — dijo, bastante nerviosa, al entrar. — Pero
ía criada me ha dicho que ha desaparecido de uno de los cajones del escritorio
cierta suma de dinero que estaba guardada en una cartera.
ü o n Braulio se apresuró:
— Es verdaderamente extraordinario este robo. Nadie ha podido penetrar
en mi despacho. La idea de un asalto de ladrones durante la noche hay que
descartarla, pues no existe indicio alguno de ello. Los criados son de absoluta
confianza y, además, no han entrado aquí. ¿Cómo es posible todo esto?
— Pero, en definitiva, ; qué es lo que han rol)ado? — preguntó concreta-
mente Elisa.
Robérts le contestó:
— En la cartera había diez mil dólares, señorita.
— Como comprenderás — intervino Ortigosa, ya más dueño de sí mismo, —
no lo hago por la importancia de la suma, que, a Dios gracias, no determinaría
 Cy\U.y\J- Y Cj\RETj\.f

nuestra r u m a ; pero, francamente, es extraño que e'i — -'lycf se' ha ve-

unas cuantas horas y de un sitio que yo creía deseo rificado un robu
nocido por todo el mundo, se haya robado unos miles en mi casa. En el
de dólares sni que la menor pista pueda indicarnos despacho sólo en-
traron tres perso-
el camino para dar con el ladrón. nas : madama Re-
Estimó llegado el momento oportuno de cercar a ne, tú y yo. ,.
su hija con una pregunta más concreta:
— A partir del instante en que salí para asistir a
la reunión del comité del distrito central, ¿quiénes
entraron en mi despacho ayer?
La señorita Ortigosa se quedó pensando unos segundos. Por su imaginación
asomo de pronto, una vaga sospecha que fué precisándose. Recordó que n n
dama Rene y M a n a habían ido al despacho para hablar por teléfono ñero er^
absurdo. ..^ Sm embargo, no se decidió a confesar. " ' ^^^° '^''^
— ¡ Nadie, absolutamente nadie entró en tu despacho!
Y desvió hacia el teléfono una mirada investigadora. El aparato se halhh-.
encima de la mesa del escritorio, siendo así que solía estar sobre un alto V P I .
dorcillo. Era extraño que hubiesen cambiado de sitio el teléfono. Sus s o s n e r h r
fueron tomando cuerpo. Relacionó la visita de su novio con la contrariedad r t
que dio pruebas durante el lapso que estuvieron juntos. No quiso perder mo^
mentó. '
— Creo tener una pista - dijo bruscamente a .su padre, y salió como u n .
centella.
 0\k.-\./- Y CARETA/

— Pero. E l i . . . ¿a dónde vas? — le objetó don Kraiilio, saliendo hasta la

jiuerta principal de! "hall".
Ya era tarde. Elisa subió de un salto al volante de su "voitnretíe" y arrancó
vcrtiginosanicute camino del centro de la ciudad.
Robérts y Ortigosa se uuedaron más intri.iíados que nunca.

— No dé mi nombre por teléfono. E.s ¡¡referible que le suban esta carta —

illjü Elisa al portero del hotel que ocupaba Mario Braz.
La emoción de la joven iba progresivamente en aumento. El ttmor de que
su novio estuviese ausente le agitaba los nervios, al punto de esperar, paseándose,
ia respuesta. El mensajero volvió en seguida.
— Dice el señor que se ponga ia señorita al teléfono.
— Sí, .soy yo — contestó Elisa, puesta al fono; — tengo (¡ue hablarte. ¿ Po.r
qué no voy a subir? Esto no tiene importancia.
Guiada por el mensajero, entró en el ascensor.
Mario la esperaba a la puerta de su departamento.
Tú, aquí; fueron sus primeras palabras, al ver que se acercaba Eli.sa.
— ¿Qué de particular tiene? Hasta ahora no lo había hecho, pero alguna vez
tenía que ser, sobre todo cuando sepas el móvil que me trae.
Pasaron al interior. Instintivamente dio Elisa un amplio vistazo. Coum ago-
biada por una gran pesadumbre, dijo a su prometido:
— Debo ser Ijrcve, c|uicro hablarte claro, querido Mario. Ayer se ha veri-
ficado un robo en mi casa. De la mesa escritorio de papá han extraído una
cartera conteniendo diez mil dólares. En el despacho sólo entraron tres per-
sonas: madama Rene, tú y yo. De estas tres personas sólo madama Rene puede
haber sido. Quiero que tú me des alguna luz. ¿Opinas que ando desencaminada
en mis sospechas?
Mario sonrió; y, tomando de las manos a su prometida, dijo en tono cordial:
— Tienes un olfato de gran detective. En efecto. Madama Rene-ha sido la
autora de ese robo.
Elisa no pudo contener un gesto de estupefacción :
— í Cómo lo sabes ?
— Escucha. La cosa es bien sencilla: ayer tarde, madama Rene entró primero
en el despacho de tu padre y tardó largo rato en comunicarse por teléfono.
Esto no me chocó; pero anoche, al despedirla en la estación, me dijo, algo rubo-
rizada, por cierto, poco más o menos estas palabras: "Le ruego, amigo Braz,
(|ue entregue mañana al señor Ortigosa esta cartera conteniendo diez mil dóla-
res que sustraje ayer de su mesa de despacho. Soy cleptómana; cuando veo di-
nero me entra una ansia irresistible de llevármelo, aunque lo devuelva al día
siguiente. Esta enfermedad me ha ocasionado muchos di.sgustos, pero es supe-
rior a mí. Dígale que me perdone y, sobre todo, que Elisa no sepa nada de lo
ocurrido".
Y, diciendo y haciendo, Mario Braz .sacó la cartera robada, ]ioniéndola en
manos de Elisa.
— Cuenta bien. Hay diez mil dólares justos. Dile a tu padre lo que acabo de
referirte, y cuando vuelvas a ver a madama Rene te ruego que no le hables
del asunto, pues la infeliz bastante desgracia tiene con este mal incurable.
Sí no he verificado antes la devolución de este dinero ha sido porque mi tío
.fuan, como te lo dije ayer, ha llegado esta mañana, y tuve que acompañarlo
para un negocio urgente; pero ya está todo arreglado; la verdad en su sitio,
y nosotros conformes.
Elisa apenas si tuvo tiempo para .guardar cuidadosamente la cartera re-
cuperada.
— Perdona que me vaya en seguida. Mi padre debe estar impaciente: No
faltes' esta tarde al club. Hasta luego.
Y sin esperar el ascensor, bajó de dos en dos las gradas de la escalera
del holel.
Los acontecimientos se precipitaban. Don Braulio y Roger Robérts experi-
mentaron una viva sorpresa al ver tan pronto de regreso a Elisa. No hacía
una hora que los dejara y ya estaba de vuelta. En pocas palabras informó
a su padre de la relación que le había hecho Mario y puso en sus manos la
codiciada cartera.
— Ahora ya estaréis tranquilos. Mi corazón rae fué fiel. P e r o . . . ¿quién
había de pensar que una persona tan respetable como madama Rene tuviese
la mala costumbre de apoderarse inocentemente de lo ajeno?
Robérts tuvo una frase sardónica:
— S í ; todo el numdo es muy honrado hasta tpie no se demuestra lo con-
trarío.
Elisa, que tenia bastante alterados los nervios, salió en seguida del escri-
torio, dispuesta a dar un paseo largo o a darse una ducha helada.
Apenas volvieron a quedarse solos, don Braulio abrió la cartera y contó los
tiületes. No pudo contener una exclamación de asombro:
— Efectivamente, son una rnaravil'a de imitación. Nadie podría probar que
son falsos.
— Ya te ¡o decia y o . . . Y eso que no son sino las pri:neras ¡iruebas, sujetas
 CARA^' Y CARETA/

a un;i mayor perfección... Fíjate al tra.-ilu;;, la figura

y los sellos e n . . . Braulio se quedó
como herido po'-
No pudo continuar. La voz .se ív lieló en la gar- un rayo. No poilíii
,!>anta. Al mirar detenidauíentc uno de los billetes explicarse nada de
pudo comprobar que eran legítimos. lo que sifs ojos
— A v e r . . . a v e r . . . los o t r o s . . . esttibaí: viendo . . .
Robérts repasó uno a uno los restantes. Todos eran
legítimos, auténticos, de la mayor regularidad y curso
legal.
— P e r o . . . ¿qué es lo que están viendo mis ojos,
Braulio? Estos billetes son legítimos, completamente auténticos.
Braulio comprobó la afirmación de su amigo, mientras éste exclamaba alarmado:'
— Ahora sí que el misterio, lejos de aclararse, resulta más impenetrable. Han
cambiado los billetes falsos que te dejé por otros tantos...^ v e r d a d e r o s . . .
Una nueva sospecha cruzó la mente de Ortigosa. Quizás si, teniiendo rme
Mario Braz fuese el autor del robo, Elisa consiguió los diez mil dólares para
sustituirlos. Y como elía no sabía que eran f a l s o s . . . Pero no_; aquella suposi-
ción resultaba absurda, puesto que la cartera devuelta era la misma. Sin enibar-
,go, ¿cómo habian sido puestos allí billetes buenos en lugar de los falsificados?
M a s . . . no era }'a cuestión de volvérselo a preguntar a Elisa. Ella debería per-
manecer alejada por completo de las averiguaciones que se hiciesen. Cuando
más sumidos se hallaban en este cúmulo de contradicciones, sonó el llaiüador
del teléfono.
 C A R A ^ Y CARETA/

Braulio acudió en seguida, entablándose el siguiente diálogo:

"¿Hablo con el señor Ortigosa?" "Con el mismo". "Soy Mario Braz. ¿ H a
llegado ya a su casa la señorita Elisa?" "Sí, está aquí". "¿Y le ha entregado
algo de mi parte?" "S!, señor; p e r o . . . " "No diga usted m á s . . . Necesito ha-
blarle en s e g u i d a . . . Como no conviene que Elisa me vea entrar en su casa,
le rogaría a usted se molestase en venir al Hotel de Embajadores, donde le
espero a partir de este mismo momento. ¿Vendrá usted?" "Inmediatamente
salgo para allá".
Ortigosa encargó a la criada que dijese a su hija que había tenido que ir a la
ciudad, y salió precipitadamente en compañía de Robérts, de quien se despidió
luego, apalabrando una cita aquella misma noche en el chalet, a fin de conocer
el rumbo que tomaran los acontecimientos, que ya parecían precipitarse.
En el burean del hotel había orden de hacer subir a don Braulio al cuarto de
Mario Braz inmediatamente que llegase.
— Caballero — dijo Ortigosa, una vez que hubo penetrado en la habitación,
— Elisa acaba de contarme la historia del robo de la cartera y, aunque es muy
extraña, por cierto, debo agradecer a usted la solicitud que se ha tomado en
devolvérmela.
Mario se paseaba, impaciente, de uno a otro extremo de la pieza. Parecía no
saber por dónde comenzar la explicación de su llamada por teléfono.
— Le habrá extrañado, señor Ortigosa, que me haya permitido llamarle a
mi hotel por un simple recado telefónico; pero el asunto que me obliga a ello
es por demás importante. Necesitamos aclarar una cosa en la que están com-
prometidas la reputación de usted, la mía y la tranquilidad de Elisa, cuya
inocencia es sólo comparable a nuestra culpa. •
Ortigosa se vio completamente sorprendido por el tono y la significación de
estas palabras, e iba a hacer un gesto de extrañeza, cuando Mario, que parecía
resuelto a todo, lo contuvo:
— No me interrumpa usted, don Braulio; si no vamos a ser sinceros, más vale
que nos despidamos en seguida. Voy a ser claro y concreto: necesito que me dé
usted diez mil dólares.
—^ Francamente, mi a m i g o . . .
— Sí, o no. Se los cambio por esta otra suma de dinero. — Y sacó del bolsillo
de su pantalón un rollo de billetes. — ¿Los reconoce usted?
Braulio se quedó como herido por un rayo. No podía explicarse nada de lo
que sus ojos estaban viendo. Sin embargo, habituado a esta clase de sobresaltos,
no perdió la calma.
— A v e r . . . — dijo, y examinó los billetes que Mario Braz le mostraba. Eran
billetes falsos. Los mismos que, sin duda alguna, Robérts le entregara dentro
de la cartera robada.
El sexagenario no sabía qué partido tomar. El hubiera dado lo que le pidieran
por rescatar aquella suma comprometedora, y no vaciló.
— Precisamente traigo conmigo los diez mil dólares de la cartera que usted
entregó hace un rato a mi hija.
Mario Braz los tomó; y, acto seguido, llamó un timbre. Dijo al criado:
— Mi hermano Luis debe estar abajo, en el hall. Dígale que suba.
Ortigosa seguía sin comprender una sola palabra.
— ¿Quiere usted explicarme?
— Todo lo.sabrá usted a su debido tiempo, señor Ortigosa. Le debo una
explicación, y quizás usted, también, me deba dar otra. Por lo pronto, pase
usted a mi alcoba mientras hablo unos minutos con mi hermano, a quien
estos diez mil dólares que usted acaba de darme, y no los otros, van a librar
de presidio.
Llamaron a la puerta. Don Braulio pasó al cuarto indicado.
— Aquí tienes, querido hermano — dijo Mario secamente, — la suma que
le faltaba a la caja de la compañía. Examina bien los billetes. Creo que
éstos sí que son auténticos.
Luis Braz examinó el dinero.
— Son buenos — exclamó. — Ahora mismo voy a llevarlos. A las cuatro
de la tarde debe verificarse el arqueo. Gracias, Mario; me has salvado de
la cárcel.
Y salió apresuradamente.

Otra vez frente a frente Ortigosa y Mario, éste comenzó a explicarse:

— Escuche usted sin interrumpirme. Hace unos tres días mi hermano Luis,
que es el joven que acaba de estar aquí, vino a verme para poner en mi co-
nocimiento que había hecho un desfalco en la compañía de la que es cajero,
por valor de catorce mil dólares. No es del caso enumerar los motivos de
este desfalco. El gerente le anunció que debería tener los libros y las exis-
tencias completamente al día, pues hoy, a las cuatro de la tarde, efectuaríase
una severa inspección en las oficinas. Yo no disponía, por el momento, de dicha
suma, y me dirigí a un tío mío para que me la proporcionase. No recibí res-
guesta, por más que telegrafié varias veces. Tal estado de ánimo tenía ayer en
la casa de usted, ansioso de recibir noticias de mi tío, única esperanza para evi-
tar la catástrofe. Al ir a hablar por teléfono al despacho de usted, estuve algún
 C A R A , / Y C.'\RETy\./

tiempo aixiyado eii su mesa escritorio, e inconscientemente, apreté mi resorte

f|ue existe disinuilado, y vi que saltaba la tapa de un secreter. Miré. Una cartera.
Cierto impulso misterioso me llevó a mirar lo que había dentro. Billetes de banco;
algunos miles de dólares. Como un autómata (no sabré nunca explicárselo, ni
aun explicániíelo a mí mismo), agarré aquello que constituiría la salvación de la
honra y quizás si hasta de la vida de mi hermano, y lo oculté en un bolsillo. . .
Busqué a Luis, le entregué el dinero de la cartera, y cuatro mil dólares más que
pude reunir. En aquel preciso instante recibí un telegrama de mi tío anuncian-
do^ para esta mañana su llegada. Vino, en efecto, me dio el dinero que le pedí.
Mi intención era haber ido a donde usted para explicarle mi conducta. Sabía que
usted es un hombre de bien, y me absolvería. Fué, entonces, que vino a verme
Elisa. Una idea cruzó por mi mente. Yo no podía explicarle a ella lo ocurrido.
Hubiera tronchado en flor las ilusiones de su alma confiada e inocente. E in-
venté una fábula, diciendo a Elisa que, en un arrebato de cleptomanía, madama
Rene sustrajo la cartera. Así quedaría todo resuelto; usted con su dinero, mi
hermano salvado, mi reputación, igualmente, fuera de toda .sospecha... y entre-
gué a Elisa los diez mil dólares que me prestara mi tío. Pero un aletazo de lo
imprevisto vino a desbaratarlo todo. No tan pronto hubo salido del hotel su se-
ñorita hija, cuando llegó mi hermano a decirme,.completamente sorprendido, que
,ie había dado billetes falsos por la equivalencia de diez mil d ó l a r e s . . . que era
ia suma contenida en la cartera de usted, señor de Ortigosa. Eran falsos, burda-
• mente falsos aquellos billetes. Yo me quedé más desconcertado que él. ¿Cómo
— pensé — podían ser falsos unos billetes que habían estado en poder de un
hombre de la seriedad, de la honorabilidad, del prestigio de don Braulio Or-
tigosa? Pero como yo no podía confesar a mi hermano qut los había robado
para salvarlo, le dije que me esperase en el hall del hotel, y que oportuna-
mente le llamaría para hacerle entrega de los diez mil dólares que pensaba
pedir a usted, y que no eran sino el importe de los niisnxos que le había mau-
lado esta mañana con Elisa.
iHizo una ligera pausa, y agregó:
— Esta es una explicación que se ia doy hidalgamente. Mi conciencia no me
remuerde lo más mínimo, pues, como ha podido usted comprobarlo, pensaba de-
volverle la suma substraída, que no fué para mí, sino para salvar a un hombre
que lleva mi apellido y mi sangre. Y ahora no quiero saber más. H e encon-
trado esa cantidad de dinero falsificado en su escritorio, señor Ortigosa, y no
me importa saber cómo ni por qué estaban allí esos billetes. Usted es el padre
del ser que más quiero en la vida, y usted estará siempre, siempre, con respecto
a mí, por encima de toda sospecha. Puede vivir «ranquilo, que este asunto queda
completamente sepultado en mi memoria. Si la circulación de ese dinero falso
pudo comprometerlo, ya lo ha recuperado usted. No hay más que hablar, y si
usted entiende que ya no soy un hombre de honor, digno de frecuentar su amis-
tad y el trato de la señorita Elisa, estoy dispuesto a obedecerle ciegamente,
aunque para ello tenga que arrancarme el corazón.
Las palabras de Mario Braz conmovieron profundamente a Ortigosa, quien,
bajo un impulso de los más nobles sentimientos, respondió:
— Yo no lo conocía a usted, joven amigo. Y es, precisamente, al confe-
sarme su falta cuando mejor aprecio la grandeza de su alma. Y en esto no
admito lecciones. Yo también sé sacrificarme, y, por mi hija, soy capaz de
todo. Usted me ha hablado con el corazón en la mano, y yo le voy a hablar
en el mismo tono. Estamos de corazón a corazón.
Y acto seguido refirió a Mario Braz la historia de la cartera, de sus
rotos vínculos con Robérts y la repugnancia que tuvo para aceptar sus infa-
mantes proposiciones.
Cuando Ortigosa hubo terminado su relato, los dos hombres, como unidos
por el mismo dolor, inocentes autores de parecidos delitos, se oprimieron cor-
dialmente las manos.
Consultaron el reloj. E r a un poco más de las trece.
— Todavía tenemos tiempo de almorzar en casa. Voy a darle una. nueva
agradable a Elisa — exclamó don Braulio, y la llamó por teléfono: "Es-
pérame a almorzar con M a r i o . . . Sí, querida, con el propio Mario Braz, tu
futuro esposo, mi nuevo hijo".
Los ojos de Ortigosa nubláronse. Mario le abrazó nuevamente:
—^^Y ya que soy como de la familia, va usted a dejarme que le arregle a
lo yanqui las cuentas a ese bribón de Robérts. Sin duda, abusaba porque no
tenía usted a su lado un hijo como yo, robusto y . . . decidido a resolver el
asunto con la fuerza elocuente de los p u ñ o s . . .

DIBUJOS DE
A K i E T 1 D E S
K E C H A ! M
 C A R A J ' Y CARETAvT

* Siempre que haya un hueco en tu vida, llé- entendimiento fuese capaz de comprender las
nalo de amor. Adolescente, joven, viejo, siem- evidencias supremas, ya las habría comprendido
pre que haya un hueco en tu vida, llénalo de en las eternidades que nos precedieron. Si fuese
amor. En cuanto sepas que tienes delante de ti capaz de expresarlas en libros, ya las habría
un tiempo baldio, vé a buscar el amor. No pien- expresado, en esta forma o en otra cualquiera,
ses "sufriré". No pienses "me engañarán". No en lo infinito de los tiempos.
pienses "dudaré". Vé, simplemente, diáfana- — ¿ Querrías, entonces, quedarte un poco
mente, regocijadamente, en busca del amor. más para saborear los deleites del poder, de la
I Qué índole de amor? No importa : todo amor riqueza ?
está lleno de excelencia y de nobleza. — No; ya sé lo que el poder y la riqueza
Ama como pue- hacen de los hom-
das, ama a quien bres. Conozco de-
puedas, ama todo lo masiados podero-
que puedas... pero sos y demasiados
ama siempre. ricos, y conocién-
No te preocupes dolos he llegado a
de la finalidad de sentir mis mayo-
tu amor. El lleva res desconsuelos
en sí mismo su fi- por la h u m a n i -
nalidad. No te juz- dad...
gues incompleto — ¿De qué de-
porque no respon- searías, pues, un
den a tus ternuras; poco más antes de
el amor lleva en sí marcharte? — in-
fiu propia plenitud. s i s t i r í a el Á n -
Siempre que ba- gel.
ya un hueco en tu Y tú responde-
vida, llénalo de rías con t i m i -
amor. dez :
— Tal vez no he
* El proverbio per- amado aún lo bas-
sa dijo: "No hie- tante.
ras a la mujer ni
con el pétalo de * ¿Creen ustedes
una rosa". que labios hechos
Yo te digo: "No para pronunciar la
la hieras ni con el fórmula divina del
pensamiento". amor, para llevar
Joven o vieja, la esperanza y la
fea o bella, frivo- paz a las almas, pa-
la o austera, mala ra decir ese "sí"
o buena, la mujer sabe siempre el secreto de que la vida espera ansiosa, a fin de realizar
Dios. Si el Universo tiene un fin claro, eviden- el portento del ser, uo se manchan con fal-
te, innegable, que está al margen de las filoso- sas promesas de discursos electorales, con
fías, ese fin es la Vida, la Vida, única doctora verbología de tribuna o de mitin, con pre-
que explicará el Misterio; y la perpetuación de suntuosos apotegmas sociales? ¿No descien-
la Vida fué confiada por el Ser de los Seres de, por ventura, la mujer de un plano supe-
a la mujer. rior al obrar en el plano político?
La mujer es la sola colaboradora efectiva de
Dios. Su carne no es como nuestra carne. En
ia más vil de las mujeres hay algo divino. * El mejor signo de la cultura de un pueblo
Dios mismo ha encendido las estrellas de sus es su actitud para con la mujer. El más al-
ojos irresistibles. El Destino encarna en su vo- to exponente de superioridad masculina es
luntad, y si el Amor de Dios se parece a algo en la fidelidad a una mujer. Cuanto más cer-
este mundo, es sin duda semejante al amor de ca se halle de la bestia primordial, el hom-
las m a d r e s . . . bre es más polígamo; cuanto más lejos,
más concentra su amor en un solo ser por-
Si antes de emprender el viaje, el Ángel, com- que la unidad suprema • no se puede obte-
placiente, preguntase a tu espíritu: ner sin d o s . . . Los propios ángeles, según
— ¿ Quieres quedarte un poco más para ex- los videntes, buscan compañero... o
primir a los libros toda su sabiduría? compañera.
Habrías tú de responderle: En el r e i n o de las a l m a s ,
— N o ; ya he leído bastantes libros dos almas, son n e c e s a r i a s pa-
para saber que en ellos la sa- ra, formar un espíritu com-
biduría no se encuentra. Si el pleto . . .
SELECCIÓN DE BERNARDO MANUEL
 OvKAy Y
INETA se acerco
al "maitre", y le
preguntó con
f a l s a indiferen-
cia, h u n d i e n d o
las manos en los
bolsillos de su golf de
lana:
— ¿Llegan?
E l maitre, ocupadísimo,
respondió:
— Sí.
— j Muchas personas?
— Dos. Dos habitaciones en el segundo.
— ¿ Q u é clase?
— ¿ Q u é c l a s e ? . . . N o sé lo que quiere usted
decir.
— ¡ Q u e c l a s e . . . de g e n t e ! ¿Quiénes s o n ? '
— N o sé. Ya veremos a las seis, cuando lle-
guen.
— ¿Vienen en el ómnibus del hotel?
-—Sí; en el ómnibus.
— Gracias por las i n f o r m a c i o n e s . . .
El "maitre", sin volverse siquiera, desapareció
en la caja de terciopelo del ascensor, m u r m u r a n -
do entre dientes:
— Charlatana, curiosa — y después de una
rápida reflexión: .— ¡pero simpática!
Y el ascensor subió bruscamente.
Fineta quedó en medio del hall, inmóvil.
— ¡Son dos! ¿ D o s hombres? ¡Ojalá! Pero
que sepan bailar, jugar al billar y escalar mon-
tañas. ¿ D o s mujeres? ¡ Q u e Dios no lo permita!
Somos ya veintidós, con cinco h o m b r e s en todo
el hotel; y cinco hombres contando tres mari-
dos y dos adolescentes tontos, i n s í p i d o s . . . ¡pe-
ro bailarines perfectos! Soportables solamente
por esto. ¿ U n hombre y una mujer? Pacien-
cia...
Y al dirigirse al jardín, se detuvo un m o m e n -
to a mirar la hora. Las once. Prefirió entrar en el
hotel, y se dirigió al bar. Sabía que entre las
once y las doce todo el m u n d o se reunía en
aquel "cuadrado alcohólico" para t o m a r el ape-
ritivo.
•—Juan, ¿sabe que llegan pasajeros?
E l h o m b r e del bar abrió desmesuradamente
los ojos.
— ¡Pasajeros! ¿ H o m b r e s ?
—-¡Quién sabe! D o s personas. D o s habitacio-
nes en el segundo piso. Llegan a las seis en el
expreso. O r g a n i z a r é en su honor un recibimien-
to m o n s t r u o .
— ¿ Q u é cosa?
Cj\ít.í:\y\s
— ¡Monstruo! ¡Extra-
• ordinario! ¡Grandioso!
¡Hiperbólico! J u a n , u n
barman debe conocer
por lo menos el francés.
— Hablo c u a t r o idio-
mas, señorita.
— No parece. E s t a ma-
ñana nada de vermut. E n
honor de los nuevos hués-
pedes déme una de sus
mezclas norteamericanas,
con muclio hielo, mucha azúcar y m u c h o amar-
go. U s t e d no lo creerá, Juan, pero estoy emocio-
n a d a : me late el corazón. H a c e ya dos meses que
nos miramos la cara veintisiete personas, com-
prendiendo amas y chicos... Si algo nuevo no vie-
ne a darnos un poco de vida, acabaremos odián-
donos unos a otros por el desesperado aburri-
miento que nos comunicamos. Y usted, ¿usted no
está harto de ver siempre las mismas personas?
J u a n se encogió de hombros.
— ¿ H a r t o ? ¿ P o r qué?
— Juan, le juego cinco pesos a que llega
un h o m b r e y una mujer, ¿quiere?
— N o , porque yo creo lo mismo.
— Buenos días, Fineta.
Fineta se volvió sorprendida. El pintor de
los bosques y de su mujer. E n dos meses había
ya pintado el bosque hoja por hoja, y a su
mujer pelo por pelo.
— Buenos días, maestro. E n vez del v e r m u t
tome usted también la mezcla que hace Juan.
Después le diré por qué.
— i P o r q u e la mezcla cuesta el doble del ver-
mut!
— ¡ N o por eso! P o r . . . no puedo decirle nada
liasta que no sea justo mediodía.
— Siempre con m i s t e r i o s . . . Dígamelo y a ;
faltan sólo cuarenta y cinco m i n u t o s para las
doce. Y si usted no habla durante tres minutos...
se enferma.
— ¡Llegan pasajeros! ¡ D o s personas al se-
gundo p i s o ! ' L l e g a n a las seis en el expreso.
— D e Milán.
— ¿ L o sabía usted?
^ N o , pero a las seis llega solamente el ex-
preso de Milán. Aquí está mi mujer. ¿Se lo
decimos?
— Digámoselo.
Al mediodía la animación era g e n e r a l : ya to-
dos sabían que llegaban dos personas, dos mu-
jeres; no, dos h o m b r e s ; o, m á s bien, un hombre
y Una mujer, d e - M i l á n . Cuatro apuestas, tres
 CA.Ry\./ Y
advertencias recíprocas entre marido y mujer,
prédica de las madres a las hijas por si se trf;
tase de dos jóvenes. Esperanza en todos — ex-
ceptuando los tres maridos y los dos adolescen-
tes — de que los esperados fueran dos hom-
b r e s . . . D o s hombres de aquellos que en un ho-
tel habitado en su maj-or parte por mujeres
dejan tras de sí una huella de simpatía y caba-
llerosidad. Dos homI)res de aquellos que se de-
searía encontrar en las temporadas de campo
y que no se encuentran nunca. E n fin, dos hom-
bros verdaderamente interesantes.
T a r d e inquieta. Nadie estaba en el billar, na-
die en la sala de lectura. Cuatro m a m a s en el
jardín, en la distribución definitiva de los con-
sejos. "Toilette" esmeradísima a las cinco; ves-
tido no estrenado todavía durante la estación;
el reservado i^ara la oportunidad extraordinaria:- solos, en la montaña, ¿haciendo q u é ? . . . Y o !o
cabezas onduladas, un poco de. sombras en lo:;
ojos — poco, para que la m a m á pueda fingir
que no lo nota — y un poco de rojo en los
labios, esto la m a m á lo permite. Actitudes atra-
yentes en los sillones del "hall", e improvisada
epidemia de lectura. Los diarios y revistas '.le-
jos de un nies y los recién llegados e s t á n . e "
todas las manos. L o s maridos y los adolescen-
tes fumaban en uno de los ángulos. Los mari
dos vestían de smoking, para no desmerecer
ante la "toilette" de sus respectivas señoras, y los
adolescentes, de negro. El " m a í t r e " observaba
con satisfacción: los recién llegados van a darse
cuenta en seguida tpie se hallan en un hotel
de primer orden.
Las seis. Se oía uno que otro suspiro, y el
tictac del reloj que daba la hora lentamente. Las
seis y c u a r t o : a lo lejos, el ruido del motor y
del escape libre; al fin llegó el ómnibus, con la
rapidez de un expreso.
El portero corrió a la escalera de entracU-,
mientras en el "hall" alguien elegía la pose defi-
nitiva. Claro, la más indiferente posible.
Del ómnibus descendió primero un joven cu-
vuelto en un sobretodo inglés de buen corte.
Alto, de jockey: se volvió y ayudó a descender
a una señora o señorita alta como él y cubier-
ta como él con un tapado de viaje; llevaba
sombrero de fieltro y la cartera debajo del
brazo.
Dos Ijaúles, tres valijas, y, por último, descera,
dio del ómnibus un magnífico golf de lana ama
rilla que atrajo inmediatamente la atención de
las señoras. ¿Heclio a mano? ¿A máquina? N o :
a m a n o . Y, con seguridad, alguna conocía e!
punto y la manera de hacerlo.
— ¡Marido y mujer!
— No, F i n e t a . , no me parece. Huele a mis-
terio. E s t o será interesante,
—r i Q u é maldad !
Marido y mujer. Les
aseguro.
— Pues yo les ase-
guro que son marido y
mujer sin el permiso
de la ley.
El "niaitre" saludó y
el joven se quitó el
s o m b r e r o : cabellos cas-
taños, ondulados, espe-
sos. U n a hermosa ca-
beza de muchacho, des-
preocupado.
- - H e telegrafiado
por d o s habitacio-
nes.
— E s t á n listas, se-
Cy\Rh:ij\J'
ñor. U n a con terraza, otra con baño, en el
segundo piso.
— T o m o para mí la de la terraza, y para mi
hermana la que tiene baño. U n baúl y dos va-
lijas para la habitación de la señorita; el otro
baúl y la valija m á s cMca, para la mía.
— Sí, señor. ¿Se quedarán mucho tiempo?
— No lo sabemos todavía.
Y los tres atravesaron el "hall" y desapare-
cieron en el ascensor.
U n o de los adolescentes se acercó a Fineta,
— ¡ H e r m a n o y hermana, señorita!
Fineta miró al adolescente con ambigüedad,
reflexionó un m o m e n t o y sacudió la cabeza.
— N o ; a mí no me lo harán creer tan fácil-
mente. Y usted, ¿qué piensa, maestro? ¿Cree
en la historia del h e r m a n o y la hermana? Aquí,
veo t u r b i o . . .
— Yo he visto dos lindos m u c h a c h o s . . .
— Especialmente é ! . . . Siquiera fuese verda-
deramente el h e r m a n o . . . Podría tentar la con-
quista. . . Pero, figurarse que ese buen mozo va
a venir con su hermana a dejarse c o n q u i s t a r . . .
— Por usted. . .
— ¡ J u s t o ! — y arrepintiéndose: — ¡Su observa-
ción es impertinente, m a e s t r o !
Y Fineta, con una cara muy larga, se dirigió
al g r u p o de las mamas. P e r o en el s m p o ma-
terno se hablaba de golfs, de puntos, de mode-
los difíciles de hacer al crochet. Fineta miró
a su alrededor y se dejó caer sobre los almo-
hadones de un cómodo sofá.
E r a n las siete. D e n t r o de media hora, la co-
mida. T o d o s estaban impacientes. ¿ H a b l a r á n ?
¿Serán... abordables? ¿Gentiles? ¿Amables? ¿O
serán de esas personas ensimismadas que mi •
rail a todos de soslayo y a ninguno francamente?
Fineta estudiaba un plan difícil para ser la pri
mera en cambiar con el hermoso joven mi sim-
l)le s a l u d o . . . o, al menos, con la señorita. Pero
no tuvo suerte. La mujer del pintor gozó de
este inestimable privilegio. Los hermanos baja-
ban la escalera y la mujer del pintor subía; en
el primer descanso, parada repentina, saludo,
rápida inclinación:
• — B u e n a s noches, con p e r m i s o , , ,
— Gracias.
Paciencia, no había sido la primera pero seria
la segunda, y, en un ímpetu, Fineta se levantó
y se dirigió r á p i d a m e n t e a la elegantísima pa-
reja, que se volvió a mirarla, sorprendida. La
mirada fija sobre ella desconcertó a la joven, que
se detuvo a un paso de la señorita. U n a y otr;
se estudiaron, y después de un m o m e n t o de va-
cilación, se sonrieron. El hielo se había roto, pero
la conversación no se había iniciado: por fortuna
Fineta no perdía el va-
lor en los m o m e n t o -
difíciles y exclamó con
un suspiro de alegría:
— ¡Bienvenidos! ¡Si
supieran ustedes cómo
los hemos esperado!
—; ¿A nosotros?
— Sí, a ustedes; o a
todos los que no eran
:i ustedes. Piensen q u e
desde hace dos mese;s
s o m o s veintisiete, y
siempre los m i s m o s ,
sin ningún o t r o . . . Ya
no podíamos m á s . ..
— ¿ S e a b u r r e uno
tanto, aquí?
 CARy\y Y
— ¡Qué... no es aburrimiento, es desesperación!
P e r o ahora todo ha pasado; ustedes traen la vida.
P o r ustedes estamos todos esta noche en tantos
p r e p a r a t i v o s . . . ¡ H a s t a el pintor se ha puesto
s m o k i n g ! . . . Porque, después de los primeros
días y habiéndose llegado a cierta confianza,
cada uno ha puesto de lado los cumplimientos
y las "toilettes"... y entre nosotros, que ya nos
conocemos t a n t o . . . cumplimientos, ¿para qué?
Yo tengo todavía otro vestido de baile nuevo
en hoja; me lo pondré mañana. ¡Desde hoy exi-
giremos la "toilette" para la comida! ¡Dios mío,
qué felicidad, s e ñ o r i t a ! . . . Verá qué bien se va
a encontrar. N u e s t r o agradecimiento servirá
para divertirla durante un mes entero.
L a señorita agradeció sonriendo. Apoyada en
el brazo del hermano, parecía
una recién casada en viaje de
bodas.
— Y o me llamo Fineta Ar-
genti. Aquella señora de negro
y oro, con el cabello blanco, que
me hace señas para que no ha-
ble tanto, es mi m a d r e ; aquel
señor que fuma un cigarro es
el pintor; los b o s q u e s y su
mujer.
— ¿Cómo?
— P i n t a solamente los bos-
ques y a su mujer, de quien es
celosísimo por ser la señora m á s
l i n d a . . . de la colonia, esa se-
ñora morocha, de "crépe geor-
gette" r o s a , q u e encontraron
cuando bajaban.
— U n a linda señora, verda-
deramente — observó el joven,
que se adelantó para presen-
tarse. — P e r m í t a m e , señorita de
Argenfi: mi hermana Clara, Lo-
renzo Aíarchi.
Fineta alargó la mano.
— E n c a n t a d a . Y ahora me voy en seguida,
sino m a m á se ya a enojar. U n momento. Antes
de irme es mejor que les presente algunas per-
sonas, así entran en la f a m i l i a . . . ¡ M a e s t r o !
Maestro, venga aquí un m o m e n t o .
E l maestro tiró el cigarro y se acercó con
aire majestuoso. A cada paso que daba se hacía
m á s vivo el color de su cara rubicunda.
— Venga, venga, m a e s t r o : le presento la se-
ñorita Clara y el señor L o r e n z o M a r c h i ; el
maestro Dalfonte, un pintor célebre. Y ahora
los dejo realmente. ¡Ah!... señor Marchi, ¿usted
baila?
— Bastante.
— ¿Bastante bien o bastante mal?
— B a s t a n t e bien.
— ¡ L o ha enviado a usted el c i e l o ! . . .
E n vez de la reprensión que esperaba Fineta
de su m a d r e , se encontró con un m o n t ó n enor-
me de p r e g u n t a s que la asediarorr al mismo
tiempo.
— ¿Quiénes s o n ? . ¿ Q u é dicen? ¿Cómo se lla-
man?
Ella restableció el silencio con un gesto de
pastor evangélico, contó en sus m á s pequeños
detalles su conversación con los nuevos hués-
pedes, y concluyó:
— . . .pero en cuanto a la historia del herma-
no y la hermana, y o t e n g o mis dudas.
— ¡ Fineta!...
— Mamita, perdóname, pero me parece que
sobre estas cosas ya puedo opinar.
Cv\RElJKS
U NA seinana después, Fineta se enamoraba
perdidamente de R e n z o Marchi. Y a esta-
ba establecido que Renzo y Clara no
eran marido y mujer, no eran h e r m a n o y
h e r m a n a ; e r a n . . . en fin, faltaban todavía las
pruebas. Pero, entonces, ¿qué hacían el día en-
tero en el bosque, escondidos como dos culpa-
bles? ¿ Q u é hacían a la noche los dos en la ha-
bitación de ella, donde se veía la luz encendida
hasta tarde, y la obscuridad completa en la ha-
bitación del hermano? Se había intentando, des-
pués del primer m o m e n t o , alejarlos hasta la
aclaración completa de su situación, pero no
fué posible. E l , el pseudo h e r m a n o , bailaba ad-
mirablemente, y se había conquistado en bloc
todas las señoras la misma noche de su llega-
da. Ella, la pseudo hermana, ha-
bía triunfado sobre la reserva
femenina y sobre la dcsconfian.
za masculina. M u y graciosa sin
ser linda, inteligente pero no pe-
dante, y con una encantadora
pose de modestia; s o n r i e n t e
siempre, hacía pensar en una
rosa sola, sola en un vaso de
agua. ¿ Q u é es una rosa en un
vaso de agua? Nada. P e r o es
una flor y es un perfume, y en-
trando en una habitación, esa
flor y ese perfume provocan una
sonrisa. Clara era una criatura
sonriente, y los hombres "admi-.
r a n " esas criaturas que pasan
\ con Sti sonrisa serena, sin eno-
j o ni altivez. U n poco de ale-
gría q u i e t a . . . ¡qué felicidad!
— ¡ B a h ! — concluyó el pin-
tor, después de una larga con-
versación en pro y en contra de
los nuevos huéspedes, — que
sean o no h e r m a n o y hermana,
que sean o no amantes, a mí no me importa nada.
El es buen mozo y simpático, y ella, deliciosa.
Todavía el pintor no había abandonado ini
m o m e n t o a su mujer, y sin asegurar que R e n z o
Marchi miraba con simpatía a la señora Dal-
fonte, era cierto que ésta lo miraba a él con
ternura evidente. IPineta se percató de ello en
seguida y se consumía de celos, preguntán-
dose con frecuencia:
" L a señora Dalfonte es una señora honesta;
su marido la pondera siempre. P e r o , ¿quién .se
fía de la seguridad de un marido y del aburri-
miento de una linda s e ñ o r a ? "
—-Señor Marchi, está libre el billar.
— Espere, señorita, que p r e g u n t e a Clara si
tiene ganas de jugar.
Clara tenía g a n a s de jugar y la partida empe-
zó entre las dos mujeres. Renzo apuntaba los
t a n t o s . P e r o Fineta no estaba contenta, a pesar
de que Clara era aniabilísima.
— Si m a ñ a n a está lindo el tiempo, señor Mar-
chi, iremos a pasar el día al bosque.
— T ú , Clara, ¿qué piensas?
— ¡Que es una idea magnífica!
— Pienso reunir una linda comitiva. T o d o lo
mejor de la compañía, dejando en casa las ma-
m a s y los niños.
R e n z o asintió.
Al dia siguiente, después del desayuno, la co-
mitiva partió ruidosamente. Después, silencio. Y
en el silencio surgió de improviso el pintor con
la paleta y los pinceles.
— ¿ E l señor no va? — p r e g u n t ó el "maitre",
sorprendido.
 CARyX./ y
— N o ; está mi mujer
que me representa; quie-
ro terminar un boceto. Y
después... después quie-
ro descubrir una cosa
que me interesa enorme-
mente.
Desde las dos ha^ia
las cinco de la tarde el
•'hall" e s t u v o desierto.
Después a p a r e c i ó u n a
ama, después una mairiá,
y a las seis, los que iiuc-
daron empezaron a im-
pacientarse por el retar-
do de los p a s e a n t e s .
Cuando, de repente, en-
tró el pintor como una
bomba y agitadísimo:
— ¿Ha sucedido algo?
Señal negativa.
— V e n g a aquí, maestro, rcspir un ijoco. ríe
c a n s e . . . ¿Vuelven?
Señal afirmativa. Finalmente habló:
— ¡Son dos a m a n t e s ! . . . Q u é hermano m q a t
h e r m a n a . . . ¡Dos a m a n t e s ! Los he visto yo eii
el bosque, solos, solos en una espesura sombría..,
Y su actitud era clara, c l a r a . . . iluminada por el
sol del golf amarillo, que formaba una mancha
brillante. Dos a m a n t e s . . . ¡Ah, si hubiera po-
dido p i n t a r l o s ! . . .
— ¡Maestro!
— P e r d o n e , señora, no sé lo ([uc digo, pero !c
aseguro que he visto con estos o j o s . . . Y ase-
guro también que es necesario t o m a r precaucio-
nes. ¡ E n lo que a raí concierne, mi mujer no
cambiará con ellos ni una palabra más, ni un
saludo!
— ¡Y mi Pineta que se muere por e l l o s ! . . .
¡ P e r o ya basta! ¡Basta!
L a indignación llegó al colmo, lil "maitre" fué
informado, y recibió reproches y hasta casi in-
solencias. El se excusó; no sabía, no podía imagi-
narse... P o r otra ))arte, la conducta de esos seño-
res en el hotel no había permitido ninica suponer
Jii la m á s mínima irregularidad en su situación.
El pintor, que estaba altsbando detrás ríe !a
puerta de vidrio, volvió:
— ¡Aquí están! Bastaría mirarles la cara para
comprender. . .
El primero en entrar fué Renzo Marchi. Se-
reno, tranquilo, alegre, dio un "buenas noches"
triunfante, que cayó en un silencio glacial. E s -
tupefacto, el joven miró en torno suyo sin darse
cuenta de lo (lUC sucedía; después, con aire un
poco fastidiado, se retiró.
— ¿ H a n visto? ]''! culpable se !e\i-ló en se
guida.
iCntró Pineta, entraron los adolescentes, entra-
rían los jnaridos, entraron las señoras. L a her
mana no aparecía, cuando !ic aquí qué algo
amarillo ilumina de repente la entrada, y Ij
mujer del pintor, rosada y gozosa, entra irra-
diando el reflejo solar del lindo golf dé l a n a . . .
El maestro y la madre de Pineta se miraion.
y sus rostros expresaron tal incom))rensión, que
todos se dieron cuenta y esperaron una explica-
ción. Sólo la linda señora, envuelta en el golf
amarillo, sonreía tranquila; y volviéndose a su
marido:
- - ¡ Q u e r i d o , qué día admirable!
— Pero, ¿dónde está la señorita M A tocó ligeramente con el pie al jo-
Ciara? •— p r e g u n t ó el pintor a su TyLuiucido del italiano po>
mujer, con un vago terror en la voz. la seaorila M. O. de R
Y la mujer, con serena inocencia:
0\Rtl.\/
— No lia vellido. ."\o
se sentía bien y prefirió
quedarse en casa. ¿ N o
ha. bajado tod:ivía? En-
tonces, es necesario que
salga para restituirle su
golf. A n t e s de salir me
lo prestó, porque es más
>€ pesado que el mío, y en
el bosque hace fresco.
Pero, de repente, ella
"sintió" <iue sus palabras
indiferentes creaban un
ridículo trágico que no
acertaba a comprender
y del que no podía sal-
varse. Pineta, en un án-
gulo, a t o r m e n t a b a una
rama de encina, y daba
mil vueltas a su cerebro
por comprender lo qug estaba sucediendo. Se
volvió a Renzo, que bajaba del brazo de su
hermana, aun un poco pálida r>ero r."i>nesta:
— ¿ E s t á mejor, señorita?
— i Está mejor! — respondió Ren/.u alegre-
mente. — ¡Me han asustado tanto cnandi' llegué,
que creía encontrarla moribunda!
— ¡ P o r q u e entró de improviso ¡— jiiítifici
la madre_ de Pineta, — no por otra c o s a . . . \
para compensarlo del susto, lo invito con su her-
mana a comer con n o s o t r o s . . . Si no acepta us-
ted, me, ofendo.
— Nosotros no queremos ofenderla, ;vei-<lati.
Clara?
El píntíjr y su mujer desaparecieron. Cuand'.i
sonó la canqiana de la comida, bajaron despacio,
seguidos por un changador con las valijas. E !
ómnibus los condujo a la estación con una hora
de anticipación para t o m a r el expreso de Miláii.
En el "hall", sobre una silla, quedó solo, comple-
tamente solo, el golf amarillo revelador.
Pineta, que bajó la última, tomó el golf, y. lla-
mando al "maitre", le p r c g i m t ó :
— ¿ H a visto usted a la señora Dalíonte.'
— La señora Dalfonte ha ¡íartido.
— ¿ P a r t i d o ? ¿Cómo?
— Partido. HL^ regresado a la ciudad. Der-pne-í
<le la tragedia de hoy, es lo fínico que podi;i de-
cidir.
— Pero, ¿i'í'r qué?
Pineta sintió que su corazón latía apresurada-
mente. E x c l a m ó Un simple " ¡ A h ! " , y entró en
el comedor con el golf en el brazo. Se acercó
a Renzo Marchi, un poco t r é m u l a :
— Aquí está el golf de su hermana, señor Mar-
chi; la señora Dalfonte, que acaba de partir para
Milán, se ha olvidado de restituírselo. . .
Pero al darlo y al recibirlo, dos m a n o s se en-
c o n t r a r o n : una, pequeña y temblorosa; otra, fuer-
te y decidida. Bajo el golf, las m a n o s se estrecha
ron dulcemente un momentof. y la emoción que
pasó dejó una dulce sonrisa que iluminó un pe-
queño rostro pálido, que sonrojó ligeramente. . .
— ¿ H a partido la señora Dalfonte? — pr.e-
g u n t ó Clara.
— ¡ T o m ó frío en el-l)Os(iuei — rcipondii'i l'i-
neta.
Renzo agachó la cabeza sobre el plato.
— Tal vez... — m u r m u r ó . — ¡ L o s golfs no de-.
fienden bastante de la h u m e d a d !
Y Pineta, por debajo de la mesa,
ven, que representaba para ella una
esperanza nueva y quizás tma se-
DE PARPAONOL! guridad para el porvenir.
 0\RA./" Y 0\R£'iA./

Las Dolencias de la Mujer

La Mujer, dice la Sagrada Escritura, es un abismo de
miserias y de dolencias.
Nada más cierto, hay una gran cantidad de mujeres que
son fastidiadas por una serie de malestares que, por su
repetición, son una verdadera tortura: dolores de cintura,
de las articulaciones, las jaquecas y neuralgias, los zum-
bidos de oído, los vértigos, etc.; en pocas palabras,
todas las molestias causadas por el artritismo.
La causa principal de todas estas dolencias, es que la
sangre, cargada de impurezas y toxinas, se ha vuelto más
espesa, no circula bien. Es preciso depurarla, fluidificarla,
y para eso nada es mejor que el tratamiento por el

DEPURATIVO RICHELET
que es el más activo y suave de los remedios para la
mujer. Bajo su acción enérgica los dolores se calman, la
sangre, más líquida, circula mejor y llega a todos los
órganos, que vuelven a encontrar toda su actividad. El
Depurativo Richelet es para la mujer una nueva vida,
más alegre, más sonriente, que prepara una vejez feliz.
El Depurativo Richelet no es purgante. Cada frasco lleva
un libro de instrucciones para el uso del remedio.
VENTA EN TODAS LAS FARMA-
CIAS DEL MUNDO

7'
^^/yy/y/-/y/y^'
 C A R A / Y CARETA/

¿Cómo se alcanza la fortuna?

Decíanos u n perfumista hindú que
' h a b i e n d o leído en no saldemos cuál
códice brahmán, que a la fortuna
debe sujetársela fuertemente p o r el
pelo, adoptó como medio de vida el
a r t e del cosmético, para ver si por
azar la diosa apetecida caía t ¿ j o
su zarpa. Y es fama que el éxito
coronó su peregrina concepción.
Opuestamente al amigo hindú, vi-
ven millones de pobres seres afa-
nosos del vil metal, imaginando no
pocos absurdos, o recurriendo a e x -
pedientes poco conformes con la mo-
ral y haciendo bueno ese pensa-
miento t a n a c e r t a d o de q u e el
hombre t r a b a j a desesperadamente
para no trabajar.
A esa índole de lectores dedi-
camos las siguientes líneas, desean-
do solamente q u e en su fuero inter-
no no sonrían recordando la célebre
caricatura inglesa que representa el
autor de u n libro titulado " E l arte
<!e hacer millones", tipo astroso es-
cribiendo en mugriento papel sobre
luia mesa renga y a la luz de u n a
vela en u n a botella p o r candelero.
* traída.
En la actualidad quien no tenga
algún pariente ^solterón por ahí
o disponga de aptitudes para las es-
peculaciones acaparativas ha de in-
vocar a la casualidad o al ingenio.
Como ejemplos d e lo primero, ahí
van algunos r e l a t o s :
U n pobre chileno, socavando los
cimientos de u n a cabana, al deposi-
t a r Jas piedras q u e habían de ser-
virle para su obra v i o con asombro
que contenían u n a fuerte propor-
ción de oro. Loco de contento aban-
donó su tarea por la de buscador de
placeres, y en pocos días se hizo
con cincuenta libras del codiciado
metal, o sea, con unos cuarenta
mil pesos.
* D o s buscadores d e o r o , agotadas
sus fuerzas, ante la inutilidad de
sus pesquisas decidieron retornar a
civilizadas tierras. U n o de ellos fa-
lleció como consecuencia de las fa-
tigas experimentadas, y su compa-
ñero, al cumplir el piadoso manda-
miento d e e n t e r r a r los muertos, dio
con u n a pepita d e unos 50 kilos,
que vendió en 35.000 pesos.
* L a s célebres minas del Klondike
descubriéronse por un cazador mula-
to que, al sentar los reales d e su
campamento, notó que los cantos te-
nían manchas amarillas poco comu-
nes. Comunicado el hallazgo a sus
compañeros, no tardaron en llegar
provistos de picos y azadones y c o n
la consiguiente alegría velan fluir
las pepitas en cada paletada ex-
* E n Bonanza ( E . U . ) , desesperan-
zados los mineros ante la inutilidad
de sus esfuerzos, cuando agotados
todos los recursos decidíanse a
abandonar su empeño, un golpe de
pico puso al descubierto el m á s rico
filón de plata conocido, cuyo valor
se calcula en cuarenta millones de
libras esterlinas.
* L a s minas de San Luis de Potosí
(Méjico) fueron descubiertas por u n
pobre cura y dos hermanos leñadores
en u n a grieta abierta por u n tem-
blor d e tierra. U n filón de plata
nativa llegó a d a r m á s d e u n m i -
llón de pesos.
* Las minas de diamantes del Rand
sudafricano tienen u n análogo ori-
gen. O'Reailly, en 1867, detúvose u n a
noche a descansar en la granja de
un colono llamado V a n Nickerck, y
contemplando los juegos de los n i -
ños del colono, observó que hacíanlo
con piedrecillas de un singular aspec-
to. Preguntándoles su procedencia,
contestáronle que las encontraban
entre las arenas d e u n próximo r í o .
Al decirle O'Reilly al granjero que
aquellas piedras podían muy bien ser
diamantes, no fué creído. Sin em-
bargo, llevóse la mayor de ellas a!
Cabo, prometiéndole al propietario
partir las ganancias si resultaba lo
que sospechaba.
E n Colesberg hizo alto en u n a
fonda, y en u n a mesa de cristal,
ante unos cuantos amigos, probó de
rayar el vidrio. M a s habiendo h e -
cho u n a prueba análoga con u n p e -
dernal de sus escopetas de caza, u n
atrevido ignorante tiró la piedra por
la ventana. O'Reilly la buscó otra
vez, y llévesela a la capital, donde
obtuvo por ella la bonita suma d e
600 libras esterlinas. D e regreso le
dijo el boer que u n curandero kafir
poseía otra gema enorme. Adquiri-
da por una bicoca, compróla un la-
pidario p o r m á s de 25.000 pesos.

CREMA CALLOS
Una gota de
de CMielyjdlmendras
HIND Acaba con
el dolor

Cutis El m é t o d o
m á s rápido
aterc o e n el mundo
U s e u s t e d la C r e m a Hinds
como base para el p o l v o y O B R A como por arte de magia
sobre cualquier clase d e callo,
por viejo q u e sea, en d o n d e quiera
este se adherirá parejo conser-
que esté, o p o r m u c h o q u e duela.
v a n d o durante muchas horas C o n s ó l o u n a g o t a el d o l o r d e s a p a -
el cutis m a t e y a t e r c i o p e l a d o r e c e . E s c a s i i n c r e í b l e . L u e g o el
callo se e n c o g e y se d e s p r e n d e . E s
q u e arranca miradas d e admi- un m é t o d o basado en principios
ración. La C r e m a H i n d s vi- científicos, q u e u s a n m i l l o n e s de per-
Use la sonas, tales como bailarinas, actores
goriza el cutis y l o c o n s e r v a
C R E M A HINDS y médicos. Desconfíe d e las imita-
c o n la frescura y lozanía d e Suaviza eí culis c i o n e s . O b t e n g a el v e r d a d e r o " G e t s -
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la j u v e n t u d . wñfo h\<xnqnta It." D e venta en todas partes.
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JZX^LJX I >.' n // / ^ '

Oenor M. C. de Mo naco:
• ' ' ' » 1
^^'V Adjunto me es grato remi-
" 4

tirle una fotografía de mi hipto

Eduardo, con el cual comencé hace
•poco tiemjío el tratamiento de la
Certifica el Doctor Jiniii /I. 1 líSTA: Ijierhiotina Malesci, notam lo
"La yodosaliiia Vettor l'isani es el remedio ideal
para todas las manifestaciones artrítico-reiimá- rá'pidamente un resultado muy
ticas, gastro-.intestinales, del hígado y riñon y
arterio-esclerosis, pues reiine la eficacia terapéu- satisfactorio en el desarrollo y
tica de las sales purgativas y del yodo, que des- vivizea de mi querido niñito.
intoxican el organismo. — Dr. Jnaii A. Testa.
Saluda a usted muy atenta-
mente,
C. I). Sanguinetti.

IPERBIOTINA
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TÓNICO DE LOS NERVIOS
Y LA SANGRE
N O T A : La C a s a M . C. de M O N A C O , a g r a d e c e r á a toda aquella persona que haya heólio
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 CA.Ryvr Y CA-RETAJ-
\ ERO d í g a m e , — A lo que guste, si

P marchante, ¿us-
I ted cree que le
vamos a com-
es pa usté. Pa su manito
y pa su limpieza. Pa que
vea volar la tierra'e las
prar un plumero cosas y diga: asi vuelan
todos los días? las ilusiones de la juven-
— P e r d o n e . . . Me arri- t ú ; así, sacudiendo, se nos
mo porque paso y le ofrez- van las ideas.
co porque la veo, como un — Yo no tengo ilusio-
cuadro precioso, barnizao nes, yo no tengo ideas...
por la lumbre del sol, ex- — No digo que las ten-
puesto en la puerta. ga a montones, pero sí
— Plumerero y zalame- que tenga a l g u n a s . La
r o . . . Muy bien. ilusión de agradar, qu'es
— P l u m e r e r o por el por lo que l i m p i a . La
oficio, y como qu'es pa idea de que le aprecien
limpiar y es limpio; en el afán por la limpieza...
cuanto a que zalamero, — Nadie me ve, que
que ha equivocao la pala- sea extraño, como no ser
bra, la señorita... Habrá mi canario. ¡ Mi vida es
querido decir que yo sea un poco triste!
observador y que me ha- — ¡Si yo se la pudie-
ya f i j a o . . . ra alegrar! Entre e! ca-
— ., .y que ha descu- nario y yo, se lo garanto,
bierto el cuadro. Oiga, se la transformaríamos.
diga, y disculpe: ¿porque El c a n t á n d o l e para el
se ha dedicao a vender oído; y yo, para el alma.
plumeros un mozo así Andaría dentro'e la ca-
como usté, que parece un sa, se lo garanto, com'una
ministro d i s f r a z a o de reina; y los dos trova-
obrero? , dores, como sus dos es-
— Por afinidá d'espí- clavos.
ritu, joven poética. Me he — Me dice cosas muy
criao limpito como un es- lindas, y se las agra-
pejo. Debí estudiar pa dezco.
doctor en cualquier cosa, — No agradezca.
en vista'e la estampa y Piense.
otras aptitudes que me — No lo pronuncie tan
son propias de chiquitito. en serio, marchante. Son
Agregue que la familia, conversaciones...
de situación desahogada, — El amor, mi lucero,
se me insinuó pa una ca- e m p i e z a por los ojos.
rrera. Pero me puse a Después hace una corri-
pensar y concluí con el dita y se baja a los la^
palo en el hombro. Entre bios. De ahi se viene has.
ser doctor pa ensuciar la ta el cuore.
vida y ser plumerero pa — Y a veces empieza
vender plumas limpiado- por la v o z . . .
ras, preferí carrerear pa — ¿Me quiere decir que
las damas. Pluma es feme- de óirmela, gritando la
nino y pa dedos de mujer. Es- venta de mis chismes de palo
toy hecho pa las cosas ágiles,
como la mujer y la p l u m a . . . PACINAi* y pluma, es que le causó sen-
sación, y es por lo que salió,
— H e visto, aquí, en. el ba-
rrio, que más de una se asoma,
CRIOLLA-T me compró y le gusté?
— ¡ Quién sabe!
calculándole que esté por llegar, — Perfectamente. Y a us-
dando la vuelta'e l'esquina... té le empezó por mi voz y
— Será, señorita lucero. Se a mí me empezó por sus ojos.
les acabará el chisme, de tan- Y las dos estampas se han
to sacudir los m u e b l e s , las correspondido. Quiere decir
puertas y las celosías...
— Pero no lo l l a m a n . . .
COirt / U que me falló el d o c t o r a d o ,
pero que me topé con mi es-
— Tampoco me llama usté, trella. Haga el favor, aura,
señorita lucero, y, sin embargo,
aquí me tiene.
ESTRELLA de no mezquinarme su lum-
bre. Y desde ya le hago un
t r a t o : se acabó el plumerero
— Oiga: ¿de ande ha sacao
que mi apellido es Lucero? en el barrio, desde hoy, y desde mañana a la no-
— Perdone: del brillo de sus ojos. che le concurro a la puerta, y me ha de ver cómo,
— ¡ Ay, qué g r a c i a . . . y con tanto sol! pa susurrarle mi canción amorosa, dentro a com-
— ¡Y lo que será de noche, como alumbrando' petir con su canario. ¡ Escóndalo, pa que no sienta
le la marcha, sobre Facera, a los transeúntes! envidia!
— Ese plumerito chiquito y blanquito, tan mo — i Mañana, a las nueve'e la noche, mi trovador !
no, tan d e ü r a o . . . ¿a cuánto, marchante? — ¡ Mañana, a las nueve, mi reina!

C R V Z O R E L L A N A
D 1 B u ) o
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ces de hacer los trabajos más delicados,
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Además, se han instalado GABINETES
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mente a fin de que toda persona, señora,
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didad y sea cumplidamente atendido.
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Al cumplir esta nueva etapa de su firme
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mero 336/44, agradece al público su fran-
co y decidido apoyo y lo invita a conocer
el local, donde tendrá el agrado de po-
nerse a su entera disposición.

En esta oportunidad y celebrando el acon-

tecimiento que la inauguración del nuevo
edificio señala en su vida comercial, la casa
MAX GLÜCKSMANN brindará una sorpre-
sa sensacional cuya originalidad asi como
la importancia y la calidad del beneficio
que representará para el público, constituirá
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dad con que 'la. casa desea asociar a la
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ORIGEN DE
C O N T I N
F E R N A N D E Z E N C I S O . — Calle situada en Villa
Devoto. Nace en .".venida América 3600 y termina
en T r e s Cruces 4400.
'Juan Farvándcs Enciso. — U n o de los sesenta y
t r e s pobladores de Buenos Aires, que acompañaron a
Garay al fundar Buenos Aires en 1580. F u é escribano
público y de Cabildo.
F E R R A R I . — Calle situada en Villa Centenario.
Nace en W a r n e s 100 y termina en Hidalgo 1200.
José Ferrari. — Hacendado argentino, uno de los
que encabezaron y dirigieron el movimiento de 1839
contra la tiranía.
F E R R É . — Calle situada en Nueva Pompeya. Nace
en Avenida Coronel Roca y Avenida Sáenz y termi-
na en Avenida General P a z .
Pedro Ferré. — General argentino, gobernador de
Corrientes. D u r a n t e la tiranía organizó la resistencia
contra Rosas levantando ejércitos que pitso a las ór-
denes de Lavalle y P a z .
F I G U E R E D O . — Calle situada en Nueva Pompp-
ya. Nace en Río M a t a n z a s y termina en Rio Ma-
tanzas
Santiago Fignercdo. — Sacerdote, uno de los pre-
cursores de la independencia del U r u g u a y Rector d e
• la Universidad de Buenos Aires y administrador de la
I m p r e n t a del E s t a d o . Falleció en Buenos Aires el 2¡
de febrero de 1832.
F l G Ü E R O A. — Calle situada en Villa Crespo. Na-
ce en W a r n e s 300 y termina en Boyacá 1200.
Apolinario Figucroa. — Militar argentino que com-
batió a las órdenes de Belgrano y de Güemes.
F I L I B E R T O . — Calle situada en Constitución.
Nace en Solís 1547 y termina en E n t r e Ríos 1500.
Filihcrto. — Combate librado d u r a n t e la g u e r r a
contra el Brasil el 24 de enero de 1824.
F I T Z R O Y — Calle situada en P a l e r m o . Nace en
W a r n e s 1200 y termina en Santa F e 4800.
Roberto Fita Roy. — Marino y astrónomo inglés.
[ C O N T I
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA...
AIRES
SUS NOMBRES.
U A C I Ó N )
que liizo un valioso estudio de las regiones patagó-
nica y magallánica.
F L O R I D A . — Calle central. Nace eu Rivadavia
599 y termina en plaza San M a r t í n .
Florida. — Batalla dada en Bolivia, el 25 de mayo
de 1814 en la que el general Juan A. .Alvarez de
Arenales obtuvo una espléndida victoria sobre los
realist.Ts.
F O N R O U G E . — Calle situada en Liniérs. Nace
en Rivadavia 10700 y termina en el Río Matanzas.
Julio Fonroiige. •— M a r i n o que sirvió a las órde-
des del almirante Brown d u r a n t e la campaña del
Brasil. Nació en Francia, pero se trasladó a Buenos
Aires antes de cumplir los veinte años de edad. Du-
rante la tiranía sirvió a las órdenes de Garibaldi
comandando un buque de su escuadrilla y posterior-
mente como jefe de artillería concui-rió a 'a campaña
que terminó en Caseros, sirviendo como segundo j e t e
clel entonces coronel Mitre.
F O N S E C A . — Calle situada en Floresta. Nace en
Flores 4399 y termina Én Gaona 4600.
José María Fonscca. — Famoso médico argentino,
catedrático, filósofo y artista. 1799-1843.
F O R E S T . — Calle situada en Villa O r t ú z a r . Nace
en T r i u n v i r a t o 1800 y termina en Zufriategui.
Carlos Forest. — Militar, nacido en Francia, que
tomó parte en las g u e r r a s de la Independencia.
1787-1823
F O R M O S A . — Calle situada en Almagro. N a c e en
Avenida La Plata 500 y termina en J u a n Bautista
Alberdi 700.
Formosa. — Territorio nacional, creado gobernación
por ley del 16 de octubre de 1884.
F O U R N I E R . — Calle situada en Nueva Pompeya.
Nace en Avenida Cobo 600 y termina en Avenida Ro-
ca y Centenera.
César Fournier. — Marino, natural de Francia, que
prestó servicios a la Argentina d u r a n t e la guerra del
N U A R A I
. . . de los que quieren adelgazar es el Té
Tovar. No más drogas perniciosas» ni fajas
de suplicio, ni tratamientos costosos y mor-
tificantes. Para adelgazar rápidamente sin
(.erjudicar el organismo, basta tomar el de-
licioso Té Tovar, cuyos asombrosos resul-
tados son ya generalmente conocidos. En
todas las farmacias se vende Te Tovar,
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N u e s t r o jaraín
ZARZAP ARRICIA
Las zarzaparrillas sc-n plantas
sarmentosas, volubles, del género
Smilax, de la íanülia de las Aspa-
rragineas, que habitan en" Méjico,
Colombia, el Perú, el Brasil, Hon-
duras, la Jamaica y otras regione.s
cálidas de América. Las raices que
son empleadas en medicina, constan
de un tronco leñoso no muy grueso,
que se propaga por nudos, naciendo
unos junto a otros, y están provistas
de multitud de radículas muy largas,
flexibles, del grosor de una pluma
de ganso. Estas radículas se compo-
nen de una parte cortical, suculenta
cuando está fresca, y de un meditu-
lio leñoso con largas fibras para-
lelas, que las recorren de un extre-
mo al otro; de semejante disposición
resulta que con dificultad se rom-
pen transversalmente, mientras que
pueden ser hendidas con facilidad
según la dirección de su longitud!
La especie principal es el Smilax
zarzaparilla, Linneo, arbusto de Mé-
jico y de varias regiones de la
América central y del .sur. Es un
arbusto sarmentoso y trepador; ta-
llo articulado, cuadrangular, armado
de aguijones encorvados, ramoso;
hojas alternas, pecioladas, ovales,
un poco cordiformes, puntiagudas,
enteras, lisas, coriáceas, con 3 a 5
nervaduras longitudinales; inflores-
cencia en umbelas simples, peduncu-
ladas, flores sustentadas por un pe-
dúnculo, de color verde blanquizco;
familia
fruto, baya esférica, violácea, con
una a tres semillas globosas; raíz
larga, delgada, del grosor de una
pluma de .ganso, arrugada, sencilla,
flexible, difícil de romper, compues-
ta de numerosas fibras, simples, muy
largas y cilindricas; gris o rojiza
Zarzaparrilla
por fuera; blanca, amarillenta, y
hasta de color de rosa por dentro;
meditulio blanco y más leñoso que
la corteza; sabor mucilaginoso y
algo amargo. P. us raíz.
Otros muchos arbustos del género
Smilax dan diferentes especies de
zarzaparrilla del comercio ; son Smi-
lax médica, Schlechtendal, qt^ flo-
m e 1 c 1n a
rece en los montes de Méjico; S.
officinalis, Kunth (Nueva-Granada,
Brasil) ; S. syphilitica. Kunth
(Brasil) ; S. laurifolia. VVilldenow
(Antillas. (Carolina) ; S macrophy-
11a, Wildenow (Antillas) ; S. obli-
quala, Poiret (Perú) ; S. papyracea,
Poiret (Brasil).
Hay muchas zarzaparrillas pro-
pias del Brasil, en donde son cono-
cidas bajo el nombre vulgar de
japecavgqs Estas son: Smilax ja-
pecanga, Griesebach: Smilax syrin-
goides, Griesebach; S. brasiliensis.
Sprengel; S. syphilitica, Humboldt;
Herreira salsaparrilha. Martius.
Las especies principales de zarza-
parrilla del comercio son :
1' Zarzaparrilla de Honduras. Se
cree que procede del Smilax salsa-
parrilla, abundante a orillas del rio
Magdalena, en Colombia ; viene
por Veracruz y por Cartagena. Se
presenta en raíces larguísimas, del
grosor de una pluma de ganso, arru-
gada longitudinalmente; epidermis
gris; meditulio blanco róseo; olor
particular y nauseabundo, sabor vis-
coso. Viene en haces de cerca de un
metro de largo, formados por las
raíces dobladas y provistas de sus
troncos. Es la zarzaparrilla orici-
nal. 2 Zarzaparrilla roja o de la
Jamaica. Salvo su color bermejo
obscuro, su olor y sabor más pro-
nunciados, es, no obstante, parecida
a la precedente. Goza de la mayor
estimación, pero escasea en el co-
mercio.

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Los conciertos sinfónicos del teatro Colón
La nueva organización establecida desde hace tres
años en el teatro Colón con una junta administrativa
que vigila los espectáculos de la temporada lírica ofi-
cial y regimenta las funciones de la temporada com-
plementaria, en una especie de sociedad industrial con
el concesionario y como empresa autónoma, respecti-
vamente, nos ha,.procurado las series de conciertos que
ahora se acostumbran, y que, por cierto, tienen una
influencia feliz en la difusión del gusto y de la cultu-
ra artística del pueblo.
Han comenzado, pues, esos conciertos, que están
de nuevo bajo la dirección del maestro Erich Kleiber,
y esta vez adquieren singular importancia, por ser el
año que el mundo entero dedica a recordar que un
siglo atrás la humanidad perdió el genio de Beetho-
vcn. Se han dividido en dos series de siete audiciones:
una de ellas se consagra a la ejecución de casi toda
la obra sinfónica del gran artista, en homenaje a su
memoria, y la otra se compone de programas varia-
dos, clásicos y modernos, siempre interesantes como
revisión y síntesis del estado de la música y de su
evolución en los dos siglos últimos.
Las primeras audiciones han marcado el nivel de
las venideras. Las producciones de Haydn, de Bach,
de Weber, de Wagner y de Strauss, con que se inau-
guró la temporada, hicieron escuchar, en una perspec-
tiva de conjunto, la evolución de la música alemana,
La Sociedad Cultural de Conciertos
Ha terminado recientemente la temporada de audi-
ciones organizadas por la Sociedad Cultural de Con-
ciertos en el Splendid Théatre. bajo la dirección del
maestro Ernest Ansermet. Conforme lo hemos seña-
lado, el eminente músico se ha impuesto la misión de
hacer conocer de nuestro público las obras más her-
mosas instrumentales y vocales para pequeños con-
juntos de cámara, género abundante en la antigüedad
y que ha vuelto a privar en la escuela contemporánea
por la delicadeza de formas a que se presta. Las obras
de los compositores italianos y franceses de los siglos
XVII y XVIIl, que escribían parji los príncipes de
entonces; las producciones de los Kappelmeisters de
las cortes alemanas; las danzas de Purcell para las
fiestas de Carlos II, aparecieron sucesivamente, alter-
nadas con las composiciones de los más avanzados
músicos modernos y con algunas de las piezas clási-
cas del género. Entre tales piezas de carácter se die-
ron a oír algunas páginas sinfónicas de importancia
especial, como ejemplos del concepto que atribuye a
Berta Singertnan
El arte resucitado por la señora Berta Singerman
es el arte de la música antigua, la música griega pri-
mitiva, la recitación trágica que usaron Esquilo, Sófo-
cles y Eurípides, la melopea que estremecía y arran-
caba lágrimas a los públicos del teatro de Dionisos,
el arte de las Musas. La poesía se transforma en
sonido, el ritmo adquiere una melodía, y las palabras
envueltas en esos velos de colores cambiantes cobran
una riqueza de emoción extraña. La artista no decla-
ma ni recita, puesto que el desarrollo ideológico de
la poesía se subordina en sus labios al movimiento
verbal y al acento tónico del verso, que surge acom-
pañado de su melodía propia y de su matiz particu-
lar ; pero tampoco canta, puesto que esa melodía y
ese matiz no tienen existencia por sí mismos, sino
como ropajes de la palabra y como expresiones del
pensamiento que la palabra encierra. Es la conjuncióij
más íntima y total del verso y de la música.
O E
con sus representantes característicos y es de creer •
que ese panorama ha de completarse, en lo sucesivo,
con las obras de Hándel, Mozart, Mendelssohn, Schu-
bert, Mahier, Brückner y Schónberg, si es que se tiene
el propósito de llevar a la práctica un plan metódico
y didáctico eficaz.
La serie consagrada a Beethoven, ya lo hemos dicho,
comprende casi toda la producción orquestal del genio
— en la cual figurarán las nueve sinfonías y la misa
solemne en re, uno de los espectáculos sonoros más
grandiosos del arte — y ha dado principio con la ober-
tura "Die Weihe des Hauses", contemporánea de
aquella misa; el Concierto para piano op. 73, con
Wilhelm Baclthans de solista, y la sinfonía Heroi-
ca, op. 55.
El maestro Kleiber ha reafirmado en estas audi-
ciones su autoridad artística con interpretaciones mag-
nificas de las composiciones referidas. La rigurosa
indicación de los acentos pone a veces en la marcha
natural de los ritmos la sequedad brusca de los sig-
nos de puntuación, que cortan el discurso con su
excesiva violencia, descoll.nntes de singular modo en
las obras de Beethoven, cuya perfecta unidad de con-
junto sólo admite los grandes contrastes de expresión;
pero la elevación emotiva y la claridad de su orquesta
señalan al maestro Kleiber como uno de los directores
más dignos que han visitado nuestro teatro Colón.
la mi'isica una belleza simplemente formal, sin rela-
ción ninguna con su significación emotiva o con su
contenido de ideas y representaciones, y en este par»
ticular, también se señalaron las escuelas de las dife-
rentes épocas, con producciones que por su propio
contraste de procedimientos ofrecieron abundantes ilus-
traciones de las tendencias modernas, escuchándose asi
el Concierto Brandeburgüés, de Bach, juntó a los tro-
zos de "L'histoire du soldat", de Strawinsky, y la suite
sinfónica "Ma mere l'oie", de Ravel.
La profunda comprensión artística de estas obra.s
demostrada por el maestro Ansermet, al prepararlas
y vertirlas con admirable limpidez de interpretación,
encontró colaboradores excelentes en los instrumen-
tistas, en los coros de la Sociedad y en un grupo nu-
meroso de aficionados que son verdaderos artistas,
como las señoras Antonieta Silveyra de Lenhardtson,
Magdalena B. de Sánchez Elia, Magdalena Ezcurra,
Margarita C. de Toppi, Edith P. de Belard, y los se-
ñores A. F. Saúze, E. de Herrera, C. Pini, etc.
Después de una larga excursión artistica por Amé-
rica y Europa, la señora Singerman ha vuelto a Bue-
nos Aires consagrada por los públicos y la crítica de
aquellos países, donde el prestigio de su arte ha ejer-
cido la influencia de la novedad; y nos ha ofrecido
en una .serie de "recitales" la audición de sus compo-
siciones sobre trozos poéticos de los más diversos auto-
res de todos los tiempos. Esas producciones podrían,
sin duda, escribirse en notación musical, y aun tene-
mos entendido que alguien lo hizo, pues de este modo
quedaría explicada la rara impresión de encanto que
producen, y la extraña diferencia de méritos que en
ellas se advierte sin saberse por qué.
Es un arte nuevo, un arte original, un arte que
se debe no al sistema de recitación, sino a las cua-
lidades personales del talento y a la voz cálida, vi-
brante y pura de la artista.
O E D

Suele suceder, lectoras amigas, que una impresión
que hemos considerado fugaz, o por lo menos muy
superficial, penetre en nuestro pensamiento y se re-
produzca en él como una serie de instantáneas plenas
de vida y de movimiento. Y eso me acontece ahura
cuando, instalada ante mi mesa de trabajo, prevalece
?n mi espíritu la impresión de una visita hecha al pa-
sar a una muestra — palabrita de moda que resulta
elegantísima, — tan interesante como original ; me
refiero a la serie de composiciones hechas a la gouache
y expuestas recientemente en aristocrático sal.ón. Con
exquisito humorismo, la mente del artista ha recogido
la Visión de algunas escenas camperas, o las del am-
biente netamente mundano, y nos ofrece así los niás
diversos y pintorescos aspectos de la vida moderna,
con esa gracia llena de malicia, que revela la aguda
percepción y la habilidad indiscutible del di.bujante
que firma esas composiciones con un nombre ilustre
por la tradición gloriosa .del pasado, y también por
su abolengo de arte y de cultura.
Lejos de mí la idea de hacer un juicio critico,
usurpando los derechos de los que dominan el métisr
merced al caudal de conocimientos y a su autoridad
literaria; sólo quisiera poder transmitir la feliz im-
presión producida por esa serie de instantáneas de la
vida moderna, que nos la hacen contemplar bajo un
aspecto risueño y hasta un tanto satírico: pero hay
tal ingenio y tal elegancia en esa sátira, que si llega- hantc couiure me referia que una de sus representan-
mos a reconocernos o a descubrir a nuestros Íntimos
en alguna de las escenas de ambiente mundano —
bridge, o flirt en la playa, — tenemos que burlarnos
sinceramente de nuestras modalidades, de nuestras
pequeñas ridiculeces. En cambio, sorprende e interesa
3 la más profana en cuestiones de arte la seguridad
y maestría en el trazo que evoca la característica
del paisano, dominando al potro redomón.
Pero tiene para mi esta exhibición una fase más
interesante aún, y es el ejemplo que ofrece el caba-
llero que, en plena juventud, dueño de todas las
ventajas de la vida y
absorbido por las múl-
tiples a c t i v i d a d e s que
representa la administra-
ción de bienes cuantio-
sos, d e s e n v u e l v e sus
aptitudes artísticas, y con
una sencillez que enalte-
ce su mérito, nos ofrece Buenos Aires, agosto 25 de 1927.
V I
B IEN vale la pena de vivir la vida! P o r
m á s que sea amarga, por más que el
dolor y el desencanto se aniden en tu
a l m a . . . ¡bien vale la pena de vivir la
vida! Si la exaininas, verás que cada día trae
consigo algún regocijo. U n a prueba de amor
o de amistad, un afecto, una carta, una espe-
ranza, una ilusión o una s o n r i s a . . . cada día
trae consigo algún regocijo.
Y si nada te dan los hombres, fíjate en la
naturaleza, que te brinda siempre un placer,
un rayo de sol que entró por tu_ ventana, un
árbol florido que regocija tu espíritu, el rosal
• generoso y e x u b e r a n t e .
La lluvia que cae, la noche serena, el lán-
guido atardecer. No desesperes nunca, que
cada día trae aparejada una alegría, que por
insignificante que ella sea, siempre te h a r á
m u r m u r a r : ¡Bien vale la pena de vivir la vida!
U n a pequeila historia árabe demuestra la
verdad, lector, que la vida siempre tiene algo
de amable y d e . g r a t o .
M É
MIIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIII iiiuiiiiiiiiiiiiriiiiMiiiiiiii
o.ZOú bualeé-—.
el regalo de esta exposición en la que campea un
humorismo finísimo, que nos hace olvidar por un
momento las mil diversas preocupaciones de la vida.
í De qué hemos de hablar ahora ? ¿ Qué tema ele-
gir, de acuerdo con esas mil distintas preocupaciones
de la alta vida mundana ? ¿ Los nuevos compromisos ?
El chismecillo del momento, cuando se refiere a la
ruplura de tal o cual noviazgo sancionado oficialmen-
te? A veces se menciona el doloroso desenlace de al-
gún romance sentimental, vivido desde los primeros
años de la vida. Tales resoluciones afectan a los ho-
gares de vieja estirpe criolla, vinculados por largos
años de amistad: la vida se ha puesto entre ellos, es
el decir de los que no se explican el rompimiento.
Otros comentan la primicia sentimental del compromiso
concertado justamente ayer, en el baile suntuoso, en
el que una de las encantadoras jovencitas en cuyo
honor se celebraba la fiesta ha resuelto aceptar al
simpático admirador — todo un buen mozo, — que lle-
va apellido compuesto: al nombre tradicional por e,l
abolengo y la respetabilidad, dentro de )a más acriso-
lada sociedad porteña, se une el de origen uruguayo,
muy prestigioso también, por su ascendencia materna.
Luego se comentan las pequeñas novedades de la
moda. Días pasados, una de las autoridades de la
tes no se había atrevido a traerle los modelos d^
sombreros y de abrigos de verano en que hace su
aparición tan vaporosa y sentadora la guarnición de
pluma. Cuesta mucho, me decía, y las elegantes pot-
teñas, que gastan sumas fabulosas en un traje de ce-
remonia, acompañan los costosos modelos con el fieltro
matinal, detalle que considero incomprensible.
Sin embargo, en una de las bodas fastuosas cele-
bradas recientemente he visto — y muy encantada por
cierto — que algunas de las mundanas más elegan-
tes llevaban el sombrero de acuerdo con el traje:
el ala favorecedora, flores
y hasta la sospecha del
adorno vaporoso de plu-
ma, en un tono rosa páli-
do, sobre el paillasson
negro o marrón obscuro.
• La reacción se i n i c i a ,
' pues, contra la boga ni-
veladora del bonetito liso.
V E L A V I D A
U n árabe perdió su fortuna; tras de ella,
como es lógico y h u m a n o , perdió los ami-
g o s . . . y como de lo ilógico y de lo inhuma-
no saben servirse las mujeres, también su
propia mujer le volvió la espalda.
Solo, sin honor y sin fortuna, el árabe de-
cidió morir, y en una tibia m a ñ a n a salió de
su casa con r u m b o al río.
El llanto y la angustia nublaban de! árabe
los o j o s . . . De pronto, un dulce chasquido en
la fuente le hizo detener: un jazmín del país,
exuberante }' florido, escapándose del m u r o
de una casa le había hecho detener. ,\quella
fragancia irradió su alma de una g r a n dulzu-
ra, y el árabe se dijo: "Mientras haya sobre
la tierra un jazmín del país, bien vale la pena
de vivir la vida", y volviendo sobre el camino
andado, regresó a su casa. Luchó contra la
vida, contra la adversidad y la ingratitud, y
venció, conquistándose nuevos bienes, nuevos
amigos y nuevos amores tarnbién.
S E C T U B A T

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•Si mucha gente se diera cuenta de lo peligroso que
es respirar por la boca, sobre todo durante el sueño,
buscaría inmediatamente el medio de evitarlo en bene-
ficio de su salud. Cuando la nariz está obstruida debi-
do al resfriado, catarro, o poca cavidad nasal, por lo
que vulgarmente se llama carnosidades, las mucosas
nasales que accionan como filtro del aire que respira-
mos no actúan, entrando este por la boca, con todos
¡os microbios y materiales en suspenso, siendo ésta la
causa de los contagios de las enfermedades. Unas
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lo h a r á d o r m i r con la boca cerrada y respirar
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CARAJ- Y CARETA/.
Leyenda japonesa
Nuestros defectos son curables. Su remedio no
está en una especie de ascetismo religioso, sino
en una inteligencia m á s profunda y completa de
estos grandes objetos de amor que han seducido
siempre el espíritu francés: ciencia, arte, dere-
cho, libertad y fraternidad universal.
H a y una leyenda japonesa, segiin la cual, ha-
biéndose procurado una joven unas semillas de
flores, se sorprendió al ver aquellos g r a n o s obs-
curos y erizados. Ofreció algunos a sus compa-
ileras, que no los quisieron. Entonces, aunque
con alguna incertidumbre,. los sembró y al cabo
de algi^m tiempo, cada uno de aquellos granos
se convirtió en una flor soberbia. T o d a s las ve-
cinas, al contemplar aquellas flores, pedían a la
joven japonesa semillas de las que habían des-
precia'do antes.
Las verdades serias de orden científico y filo-
sófico son estos granos un tanto erizados que
se desdeñan al principio, pero que los pueblos
concluyen por pasarlos unos a otros de m a n o
en mano.
U U
BUENOS AIRES
— A mí ci cháricston me entusiasma.
— ¿Es usted profesor de baile?
— No, señora; soy fabricante de calzado.
(De L'Esquella de la Torratxa, Barcelona).
^ P e n s a m i e n t o s
|
El vino y las mujeres, el juego x la mala fe
iiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiüiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii? disminuyen la fortuna y a u m e n t a n las necesi-
dades.
EÍTPEZIÜJERC E s m á s costoso alimentar un vicio que criar
dos hijos.
E m p l e a d bien vuestro tiempo si queréis m e r e -
cer el descanso, y no perdáis una hora, puesto que
no estáis seguros de un minuto.
L o s locos dan festines y los cuerdos son con-
vidados.
Las telas de seda, las de oro y plata y los ter-
ciopelos apagan el fuego de la cocina.
Un poco, repetido varias veces, hace un mucho.
El segundo vicio es mentir y el primero em-
peñarse.
La mentira va m o n t a d a en ancas de la deuda.
El orgullo se desayuna con la abundancia, co-
me con la pobreza y cena con la vergüenza.
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Historias de minas per ¿id a s

El río Usumacinta, que forma la
frontera entre Méjico y Guatemala
én una distancia de cerca de 200
kilómetros, es uno de los puntos
que todavía quedan por explorar
en el mundo, no solamente por las
mil dificultades que ofrece el terre-
no, sino a la vez porque en aquel
territorio habitan los salvajes lacan-
dones, que fieramente rechazan a
cuantas expediciones intentan pene-
trar en el misterioso paraje.
Y la cosa es de sentir, pues, se-
gún parece, en el valle de Usuma-
cinta hay ricas minas de diamantes
todavía por explotar. Pocos son ios
viajeros que al pasar por el Yucatán
no se topan con algún anciano indio,
descendiente de los antiguos mayas,
que, con gran misterio y ro.iíándoles
guarden el secreto, les ofrece en ven-
ta un hermoso diamante en bruto.
Los indios se resisten a vender.
estos diamantes a los blancos del
país, cediéndolos solamente, y no
a gran precio, a los extranjeros. Si
se les insta para que digan su pro-
cedencia, se contentan con replicar :
"Vienen de los lacandones, del ba-
rranco del Usumacinta"; y ni rue-
gos ni amenazas les deciden a reve-
lar una palabra más. Estos diaman-
tes son siempre blancos y de regu-
lar tamaño. Hay quien cree que los
indios han descubierto el tesoro es-
condido por algún pirata, y que de
allí proceden estas joyas, pero lo
cierto es que los primeros conquis-
tadores españoles encontraron ya
diamantes en varios sitios de Méji-
co y de Guatemala. Las piedras, por
consiguiente, deben de ser obtenidas
en el suelo del país, pero hasta ahora
nadie sabe dónde se encuentran las
minas de donde los indios las sacan.
Otra mina, cuya situación se ig-
nora, es la de la Montaña Espan-
tosa. Una tradición mejicana ase-
gura que en otros tiempos se saca-
ban de dicha montaña pepitas de oro
tan grandes como una cabeza hu-
mana, y que una mole del rico metal,
sacada dé la misma montaña, se
.guardaba en la capital para probar
a las personas acusadas de ciertos
crímenes. Si el acusado podía le-
vantar una enorme pepita, su ino-
cencia era indiscutible y se le deja-
ba en libertad; pero en caso con-
trarío ^se le condenaba a muerte.
Se 3lce que la áurea masa era tan
pesada, que ningún hombre tenía
fuerza bastante para alzarla, pero
que, si era inocente, la Providencia
le dotaba de energías bastantes pa-
ra tirarla al aire cual ligera pluma.
Es inútil buscar en los mapas de
América una montaña que se llame
Espantosa, pero de ciertos detalles
de la tradición parece deducirse que
dicha montaña no es otra que la de
Santiago, en Tejas, no lejos del rio
Grande. Esta montaña no es muy
elevada, pero sí tan abrupta, que
resulta casi imposible subir a ella.
Hace cosa de un año se hizo una,
expedición a la montaña de Santia-
go en busca de los legendarios teso-
ros, descubriéndose algunos cuarzos.
En la lista de minas misterícs-is
hay que incluir también la de Ta-
rasca, que se perdió de un modo
extraño. Humbolt visitó y describió
esta mina, que ya explotaban los
mejicanos antes de la conquista, y
que siguieron explotando aún en
nuestro siglo hasta la intervención
liispano-franco-ínglésa en tiempo de
Isabel n . Era entonces administra-
dor de la mina un don Juan More-
no, que cerró y ocultó la entrada y
huyó del país. Ejecutado Maximilia-
no, se quiso buscar de nuevo el rico
yacimiento, pero don Juan Moreno
habla muerto y no se pudo encon-
trar a ninguno de sus obreros.
•Hace unos doce años, al abrirse
la mina de Ubardo, se descubrió que
ya había sido explotada y muchas
personas supusieron que se trataba
de Tarasca ; pero hay quien asegura
que esta última estaba más lejos y,
por consiguiente, no ha sido encon-
trada todavía.
Otras minas famosas de América,
tales como la Reina Mercedes, la
Casa Blanca y la mina de turquesas
del monte Chalchihuitl, han jerma-
necido en el misterio durante varios
siglos, después de ser explotadas
por los mejicanos primero y después
por los españoles; pero más o me-
nos recientemente han vuelto a ser
descubiertas por expediciones cientí-
ficas o comerciales, y es de esperar
que también lo serán las que antes
hemos mencionado.
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característica del acero...
proclama la calidad de las armas cortantes, ¿porqué
no ha de ser también distintivo de las buenas Ho-
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los anales de los pueblos y que ha
conseguido mantener en ebullición,
d u r a n t e largos meses, a todos los
espíritus novelescos. Se trataba del
hombre que liabia perdido la memo-
ria y el cual lo que realmente ha-
bía perdido e r a . . . la vergüenza.
H e aquí la singular h i s t o r i a : U n
hombre, encerrado en la casa de
locos de CoUegno, afectado de amne-
sia, había sido identificado y reco-
nocido como el profesor Giulio Ca-
nella. de Verona, cuyas huellas se
perdieron en la guerra, en 1916. Se
comprenderá fácilmente la enorme
impresión producida por la noticia
entre la familia del desaiiareeido,
que lo consideraba perdido para
siempre. La esposa del presunto
Canella, al ver en los periódicos la
fotografía del hombre que no &e
acordaba de su nombre, reconoció
en ese individuo a su marido. Acom-
pañada por su familia, llena de fe
y de esperanza, se dirigió al mani-
comio, donde tuvo lugar una enter-
necedora escena entre ella y el des--
conocido. Sollozando, él la recono-
ció como su mujer. Los esposos, que
se encontraron después de diez años,
partieron sin perder minuto hacia
Desenzano, donde fueron objeto de
la más halagadora y afectuosa aco-
gida por parte de sus relaciones, que
se esforzaban por hacerse reconocer
por el hombre devuelto a su vida.
Después de una larga noche de
diez años, el profesor parecía recu-
perar, poco 3 poco, el recuerdo del
pasado. El profesor Canella había
desaparecido, como decimos, en 1916,
después de un combate contra los
búlgaros, cerca de Monastir. ¿ Cuál
había sido su vida durante el tiempo
transcurrido ? E s e es el enigma que
trataba de d e s t e r r a r de su cerebro
el recuperado "profesor", cuando he
aquí que sus cavilaciones y la ale-
gría de "su familia" vinieron a ser
perturbadas por las revelaciones sen-
sacionales de "II Momento", perió-
dico de T u r í n . El diario hablaba de
"simulación", insinuando que se tra-
taba, desgraciadamente, no del Ver-
dadero profesor perdido, sino de un
hábil delincuente, condenado multi-
tud de veces, que se parecía por
completo al hombre por el cual se
quería hacer pasar y al que él tuvo
ocasión de conocer en vida.
Las autoridades de T u r í n inicia-
ron una averiguación, por la cual
se ha venido a saber que, en efecto,
se trataba de Mario Brunerí, impre-
sor de T u r í n , buscado por la po-
licía como autor de varios robos.
Se procedió entonces a efectuar
ciertas confrontaciones en la prefec-
tura de policía. La mujer de B r u n e -
rí, sabiendo que su marido era bus-
cado por la justicia, t r a t ó en el pri-
mer momento de hacer como que no
reconocía a éste en el hombre que
se le presentaba; pero ante otros
testigos, ella terminó por revelar
su superchería. Detalle impresionan-
te : la señora Canella. siempre con-
vencida de que aquel hombre era su
marido, en una confrontación con la
mujer d e B r u n e r í . desafió a ésta a
que demostrase que el "desmemoria-
do" no era su esposo. Ella, que ha-
bía vuelto a encontrar su dicha per-
dida, se empeñaba desesperadamente
en arrancársela a la que calificaba
de intrusa.
La pobre dama ha visto su sueño
desvanecido una vez m á s . La iden-
tificación de B r u n e r í se basa sobre
exámenes científicos irrefutables,
como la confrontación caligráfica,
el examen de los signos caracterís-
ticos y sobre el reconocimiento de
los parientes y amigos.
La señora Canella ha debido,
pues, volver a su dolor, agudizado
aun más por su felicidad pasajera,
mientras que el tenebroso simulador
era entregado a la autoridad judí-

U G O M E N G U I N I

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mundo porque tonlfioa, ayuda a las digestiones, y
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diíJi/lnniMd
— Ni me gusta cansarme,
ni me gusta aburrirme
estudiando librotes que consiguen dejarme
con un sueño espantoso sin que llegue a d o r m i r m e .
Ni me gusta el trabajo que embrutece y aplasta,
ni me gusta la ciencia que devora }' que gasta,
ni el pintar me entretiene,
ni el amor me conviene,
ni he soñado en luchar. '
Yo no quiero pasarme la existencia estudiando,;.
yo no quiero las glorias del comercio nefando.
L o que quiero es hablar.
El hablar me extasía,
el hablar me enamora,
el hablar es ahora
mi placer, mi alegría,
mi deleite, mi ensueño, , ,
mi sublime ambición.
E n hablar pongo empeño
como un loro borracho, como un genio sublime
que se agota, y se exprime,
y se obstina, y se obceca,
y que hablando se seca.
¡Ahí está lo que anhelo! ¡Ahí está mi ilusión I
Si no entiendo de nada,
yo me arreglo de modo
que me ocupo Üe todo
con mi voz aflautada.
U n a voz que parece
que es muy débil y crece
y, por fin, se transforma en feroz vendaval.
U n a voz plañidera
que después es robusta;
una voz que a cualquiera
le conmueve y asusta.
¡ U n a voz colosal!
A los fuertes ataco y a los fuertes defiendo.
Al que es débil destrozo
y al que es débil exalto. ¡Ni }'o mismo m e entiendo!
¡Y hay que ver cómo gozo
derrochando palabras atrevidas, hirientes,
fervorosas, candentes
elogiando al t a h ú r !
Sus penurias al pobre ¡que es mi h e r m a n o del almal
recomiendo que tome con prudencia y con calma,
y a caricias le a b r u m o .
Mi oratoria es un canto. Mi oratoria echa h u m o :
¡ Q u é profeta! ¡ Q u é a u g u r !
Paradojas sutiles,
paradojas a miles
de mi boca se escapan. Apabullo y alegro.
H a g o negro lo blanco. Y hago blanco lo negro.
Saco llamas inmensas de los pobres candiles.
E l bien saco del mal.
Cuando alguno se ofende
y se encara conmigo,
yo le ataco y hostigo.
Mas ninguno me entiende
ni y o ' s é lo que digo.
— T ú serás concejal.
Cii«nídliflii
liyiL/tS D I B U J O S D E P O G G I
 C A R y \ / Y CARETAJ"

M e c a n i s m o Je la voz
La voz la producen las vibracio- Las cuerdas vocales no pueden vi- muy diferentes según la edad, sexo
nes del aire que, expelido por el brar más que cuando están suficien- ,y los individuos, por lo que la altura
pulmón, pasa por la laringe y las temente cercanas, d e manera que es- de la voz está sujeta a grandes va-
i)artes superiores del tubo a é r e o . trechen la hendidura glótica y au- riaciones. La voz es más aguda en
La intensidad de la voz depende menten de este modo la velocidad el niño ; en el período de la puber-
d e la amplitud de las vibraciones de de la corriente de aire. AproxinM- tad se hace bruscamente más grave
las cuerdas vocales, y, por consi- ción y tensión de las cuerdas voca- (cambio de la voz), la laringe crece
guiente, del volumen y de la fuerza les son las dos condiciones indis- y el cartílago tiroides forma u n a
de la corriente de aire que sale por pensables para la producción de la eminencia más pronunciada, lo que,
la tráquea en la expiración. La altu- v o z ; además, d u r a n t e la emisión como muchos saben, se llama vul-
ra del sonido depende del número de de los sonidos agudos, la laringe se garmente lili es de Adán. En el hom-
vibraciones y está en relación con eleva, mientras que, por el contrario, bre comienza a desarrollarse la la-
el grado de tensión de las cuerdas desciende en la d e los sonidos gra- rnige en la pubertad. En cambio, en
vocales y la longitud de su porción ves. la mujer se mantiene pequeña y la
vibrante. Estando el número de vi- Las dimensiones naturales de las voz conserva una tonalidad m á s
Ijraciones de una cuerda en razón cuerdas vocales y de la laringe son elevada.
directa de su tensión y en razón
inversa de su longitud, es fácil
comprender que el sonido será tan-
to m á s agudo cuanto m á s tensas
estén las cuerdas vocales y más cor-
tas sean. Este efecto se obtiene por
la contracción de ciertos músculos
y por la producción de nudos de
vibración en el borde libre de las
cuerdas vocales, cuando estos re-
pliegues se tocan (lo mismo que
cuando se aplica el dedo sobre una
cuerda en v i b r a c i ó n ) . Este último
mecanismo es el que probablemente
preside a la producción de la voz
de falsete o de cabeza, opuesta a
la voz de pecho, en la que las vi-
braciones de las cuerdas vocales van
acompañadas de vibraciones m á s o P A R E C E R
menos acentuadas de las paredes La víctima, Si no me equivoco, éstos son tipos bastante
torácicas. sospechosos.

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 CARAX Y CARETA/
E L IDIOMA CASTELLANO EN LA ARGENTINA
Por Florencio Garrigós (hijo)

MAGNETIZAR
En el Diccionario consta únicamente la acepción
fundamental; lo cual, como se comprenderá, no cons-
tituye argumento suficiente para reprobar los signi-
ficados secundarios que haya tomado el vocablo, si
están autorizados por la analogía y el empleo de los
doctos.
"Magnetizar", en sentido recto, es comunicar pro-
piedad magnética a las cosas. Figuradamente, vale
tanto como atraer fuertemente hacia sí, conforme al
uso de pulcros escritores.
Como el sentido translaticio que algunos dan al si-
nónimo de "ifragnetizar", esto es, a "hipnotizar", ha
sido tachado de neológico, conviene tener presente,,
íegún observa oportunamente Cuervo, que en el Dic-
cionario no es posible comprender todas las aplica-
ciones metafóricas de las voces, y, por tanto, su falta
de sanción no condena, en última instancia, a las
«usentes.
Entre los prosistas americanos que hicieron gala
¿el tropo, se cuenta a Rodó : "Visible es la grandeza
de esta forma personal en el magnetizado por una idea
o pasión de calidad sublime; en el fanático superior;
en el iluminado o visionario; en el monomaniaco de
genio: en todas esas almas que yendo en derechura
a su objeto, cruzan sobre los tortuosos senderos de la
vida." (Motivos de Proteo).
También un escritor argentino, Santiago Estrada,
Bos da la acepción figurada : "A nosotros Salvani nos
admira, nos estremece, nos viagnetiza, pero no nos
arranca lágrimas". (Teatro),
MANITA
La Academia da como diminutivos de mano a "ma-
nita", "manecilla" y "manezuela"; de donde algunos
lexicólogos deducen que reprueba la forma "manito",
contra la cual se ha declamado en todos los tonos.
Monner Sans dice que la incorrección es manifiesta
y se palpa con solo recordar que "ito" es terminación
diminutiva del masculino e "ita" propia del femenino.
Siendo "mano" femenino, debemos decir "manita";
mas a esto podría observarse que la terminación "a"
no es exclusiva del género femenino.
Nuestros autores prefieren, por lo regular, la for-
ma académica: "Le cerraron los ojos azules — le
besaron las manos muy pálidas; — las mónitas con
puños de tules — eran dos milagrosas crisálidas"
(Enrique Banch, El Cascabel del Halcón). "Volvió
con la carita radiante de alegría, roja como si hu-
biese andado al sol, que da la salud, agitando en la
manita regordeta, un billete nuevo, y haciendo crujir
en el aire el papel rígido como un pergamino" (Ro-
berto J. Pairó, Crónicas).
' Joaquín V. González opta por "manecita" en Mis
Motilonas: "Esos pequeños cuadros que viven y se
mueven dentro del hueco de una peña, en el fondo
del arroyo transparente, se me figuran los que ven
los niños cuando duermen ; por eso sonríen y agitan
sus manccitas creyendo atrapar la reina alada del en-
jambre, cuando pasa envuelta en lampos de luz,
arrastrada por corceles radiantes en la* carroza de
Mab..."

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 Ataca
los dientes
a traición
L Adonde
piorrea afecta principalmente las raíces de los -dientes y molares,
forma bolsitas de pus. No tarda en atacar la base ósea de los
dientes provocando su flojedad y caída.
Cuando esta dolencia no está en un período avanzado, sus únicos
síntomas visibles, son una ligera e s p o n j o s i d a d de las encías que
además, sangran fácilmente.
E s preferible, pues, no esperar que se presenten estos síntomas que
suelen pasar desapercibidos. Visite su dentista y prevéngase desde hoy
de esta afección usando diariamente en la higiene de sus dientes y
encías el mejor preparado conocido o sea el

POLVO
(El original se distin-
gue por el tarro y estu-
che de color amarillo). PjftPBoqm
^ Contra dientes flojos ^^
EN
LAS
TODAS

FARMACIAS.

y encías sangrantes*

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tampillas p a r a
enviarle m u e s t r a
Sratis.

4|-"X-¿^i*
 C A R A / Y CARETA/

T RADUZCO.
duz'jc a mi tiis-
nera i d e a s y
Tia- m e t r o s de nuestras
balsas, divisamos el
primer c o c o d r i l o .
sonidos; (as pala- D u e r m e con la bo-
bras, por lo que sig- " C A R A S y C A R E T A S " EN ITALIA ca abierta de par en
nifican en sí y por par, rodeado por un
el sentido que ad- enjambre de pája-
quieren e n t r e l a z a -
das a o t r a s pala-
DIVAGACIONES ros que no se pre-
ocupan de la pre-
b r a s ; las ideas y los sencia de él; de no
matices de las ideas, SOBRE LOS LIBROS ser el r e s p l a n d o r
pues la luz t i e n e metálico de sus es-
realce po'- el con-
traste de las som-
BUENOS, PESCADAS camas, se parecería
a un pedazo de ma-
bras. dero s e c o . . .
Traduzco. " L o s A LO LARGO DEL " Llegamos, a las
médanos, e n e s t e 18 horas, a Bera-
lugar, llegan hastíi
la orilla, y las aguas,
NÍGER G u m - G u . Siempre
ancho, el Níger es-
andando, r e f l e j a n tá cubierto por una
sus cimas, cu.vos LO- vegetación de in-
lores varían según mensas gramíneas
varían las horas del que se mecen al so-
día. Arena y agua; plo de una cálida
la arena es la imagen de la m u e r t e ; el agua es brisa. Son tan altas y tupidas, que las cabanas
la imagen de la vida; y en estos parajes son del villorrio se ocultan tras e l l a s . . .
dos fuerzas enemigas, constantemente luchando. " Ejecutan un " t a m - t a m " para agasajarnos. L a
E l viento candente del desierto empuja sin ce- mayoría de las bailarinas tienen sus chicuelos
sar aquellas enormes oleadas de materia inerte atados a sus espaldas. Ellos se enroscan al cue-
al asalto del Níger, como si quisiera secar, ago- llo de sus madres, y su cráneo pelado y deslum-
tándola, la vena fecunda donde f!u}'e en remoli- brante al sol se parece a una bola de ébano, osci-
nos la sangre generosa del suelo sudanés. P e r o lando r á p i d a m e n t e . . .
el río le grita: "; Atrás!''. " Noche de luna esplendorosa. E l río centellea
" L a fuerza del agua es una fuerza paciente. por miles y miles de hojas de plata y las riberas
Lamiendo con sus húmedas lenguas la base de tienen colores de lapislázuli y ópalo. T r e p a m o s
los médanos, los resquebraja, los agrieta, los tri- un m é d a n o de arena que domina el río. Desde
tura, y así los detiene. aquella altura, el espectáculo es imponente. El
" P e r o no siempre la victoria es premio del río. gran río africano parece una inmensa vía láctea,
A lo largo de los siglos, el Níger también tuvo m á s clara }' luminosa que la que cruza con su
alguna vez que rendirse frente al embate de los faja de plata el cielo sembrado de estrellas. Bajo
m é d a n o s del desierto; y entonces buscó otra nuestros pies, en el barranco, los negros rema-
ruta, h o r a d ó otros peñascos, socavó otros cauces dores están platicando en rededor de una ho-
y encaminóse hacia el Atlántico." guera, a cuya lumbre cuecen, un carnero. E l re-
H a y victorias que matan. El Sahara, enorme flejo de las llamas pone un marco rojo en sus
cosa muerta, no es otra cosa, aseguran los sabios, macizos perfiles. E s una escena de tiempos re-
que la víctima de sus victorias contra los grandes motos, cuando las primeras hordas h u m a n a s iban
ríos que lo cruzaban. A r r e d r a r o n los ríos y sin a m p a r o sobre la tierra no d o m e ñ a d a a ú n . . .
la vida a r r e d r ó con ellos. Pues el U n i v e r s o " E n Garbai t o m a m o s otros remeros, pues
nació del agua, y donde no hay agua no hay queremos navegar durante la noche. Acuden las
vida. mujeres del villorrio y nos hacen un " t a m - t a m "
ruidoso y alegre. U n o de los r e m e r o s pierde los
estribos y hace locuras de fiera. L e hacemos pre-
g u n t a r por el intérprete si le molesta venir con
nosotros. " D e ninguna manera", nos contesta,

E .STAS cosas yo las leía y las ponderaba

en estos días, en las.páginas de dos au-
daces "pioneers" franceses, quienes, des-
pués de cruzar en auto, en 20 días, todo
el desierto africano, desde los lindes de Argelia
h.asta T o m b u c t ú , para descansar — ¡vaya un des-
cansito! — antes de repetir la hazaña para vol-
ver, desafiando los mismos peligros, al punto de
salida, recorrieron un largo trecho del Níger, el
gran río africano que se desenrosca por 4000 ki-
lómetros, desde sus manantiales hasta el A t l á n -
tico.
" N u e s t r a s casas flotantes remedan los pin-
torescos ranchos de los cuáqueros, de que
tan a menudo nos hablan en sus nove-
las T e n i m o r e Cooper y M a y n e Raid,
o aquellos grandes vagones arras-
trados por bueyes tn los llanos
del sur de África, que a n t a ñ o
constituían la única rique/a
de los c o l o n o s . . .
" A las 9, a unos 4ü0
"pero no me gusta que mi mujer haya iniciado
el baile". N o t a m o s que aquellas mujeres parecen
m á s felices viendo salir a sus esposos. Ñ o cabe
duda que esta n o c h e h a b r á d i v e r s i o n e s en
Garbai...
" N u e s t r a s balsas se han detenido frente a
SaHa Coira, antes del amanecer. Nos despierta
un " t a m - t a m " m á s suave. U n a sorpresa: las mu-
jeres son h e r m o s a s . . . "
L A poesía de lo desconocido guar-
da
d: también para los que fuimos
jóvenes
je y hoy nos complace-
mos, "faut de niieux", en os-
tentar recuerdos y experiencias de
la vida que vivimos sin casi
d a r n o s c u e n t a , todos sus
atractivos; y los libros m á s
buenos, m á s cordiales,
 CARAJ" Y CARET/W
m á s apacibles, aun para nosotros, son aquellos
que se escriben con ingenuidad de pensamiento,
para narrar cosas y emociones raras, pero sur-
gidas, las cosas v las emociones, de la naturaleza,
creadora inagotable de milagros y, lo que m á s
vale, de esperanzas para e! porvenir.
Y o sigo afirmando, por antigua convicción,
que el hombre es bueno; a menudo ocurre algo,
en mi y alrededor mío, que parece hecho adrede
para d e m o s t r a r m e ' q u e los hombres somos bue-
nos hasta por ahí no más, o no somos buenos
de ninguna m a n e r a ; sin embargo, yo no tengo
valor para renunciar a mi convicción, y sigo pen-
sando que el hombre, si todavía no puede ser
bueno, pues frente a la madurez de la historia
no es m á s que un chiquillo, algún día lo será:
especialmente, agrego, si logra intimar con la
naturaleza, de la cual se ha alejado, atraído por
el deslumbre ficticio y falso de ese invento diabó-
lico que es la ciudad.
H a c e un siglo, más o menos, Royer-Collard
escribió: " L e nihilisme qui caractérise la philo-
sophie de ees derniers temps es né de la satiétc".
H o y ya no se habla de nihilismo, pero todos sa-
bemos que tiene un descendiente que mucho se
le parece, y es el individualismo, esa enfermed'id
boba y altanera que poco a poco hace aflojar
toda atadura espiritual y solidaria entre los h o m -
b r e s ; enfermedad que genera la codicia y es ge-
nerada por el hartazgo.
Lej'endo las sencillas y portentosas aventuras
descriptas por los señores J o r g e M. H a a r d t y
Luis Andouin-Dubreuil, y o m e ratificaba en mi
convencimiento de que el hombre es bueno. Pues,
¿quién arriesgaría su vida, quién renunciaría a
los goces de su normal existencia, para encon-
t r a r nuevas rutas a la humanidad, si en el
fondo del hombre no hubiese aún — y habrá
siempre — algo que no sabemos qué es, pero
que acciona como una fuerza cohesiva que acer-
ca y ata al hombre a los hombres, al indivi-
duo a la especie?
Ya s é : esa fuerza la poseen sólo los héroes.
Sea. P e r o ¿qué es un héroe? ¿Y qué es el
heroísmo? Tal vez nada m á s que una gimnasia
moral. H a y otro heroísmo, indispensable t a m -
bién mientras los hombres estén arrastrados
por la locura de la g u e r r a : el heroísmo bélico,
el arrojo en la hora de la pelea, el desprendi-
miento impetuoso de la vida, que, a menudo, e.s
el medio más eficaz para salvar la vida en los
peligros del entrevero. P e r o m á s humano, m á s
divino es el heroísmo que surge de la medita-
ción, el heroísmo de F r a n c o , el de De Pinedo,
el de estos dos valientes f r a n c e s e s q u e , a
la cabeza de un puñado de hombres, confiados
en la bondad de la empresa, lanzan el desafío al
desierto y a todo lo que hace trágico el desierto:
los huracanes de tierra, el fuego del sol, las
flechas de los pueblos celosos de su libertad pri-
mitiva y salvaje.
H a y una aparente contradicción entre las ha-
zañas heroicas de los "pioneers" y el concepto
que las inspira. Gracias a Dios, lo que queda
son los resultados de esas hazañas. Franco, De
Pinedo, los otros muchos que quieren su-
jetar los imperios del aire, son, en ver-
dad, los hijos de la ciudad; pues ciudad
es sinónimo de industria; y los aero-
F O L C O
NERVI DI GENOVA, JULIO
planos, los hidroplanos, los autos a cadena,
capaces de vencer las asperezas y la resisten-
cia de las arenas del desierto, no son otra cosa
que una exasperación sublime del talento del
hombre por adueñarse de la materia bruta —
o que nosotros creemos bruta — y adoptar-
la, bajo distintas formas, a cual m á s genial,
a las necesidades nuevas y cada día más com-
plejas y complicadas, de la sociedad contem-
poránea.
Lo que queda, decíamos, son los resultados de
las h a z a ñ a s : son las nuevas rutas celestes que
los aviadores abren para acercar más a los pue-
blos, son los caminos que los "pioneers" trazan
en los territorios vírgenes, para que los hom-
bres, con el azadón al hombro, encuentren nue-
vas y fecundas zonas para horadarlas y en-
sanchar los trigales del m a ñ a n a ; y, sin em-
bargo, decíamos también, hay una contradic-
ción aparente, pues esos hombres y esos apa-
ratos son los hijos de la ciudad, son los hi-
jos de la gran industria que r e p r e s e n t a una
d e g e n e r a c i ó n y hasta una negación de las
leyes de la naturaleza, las solas leyes eternas
y sanas.
D
A atar cabos, pues. Como ocurre a me-
nudo cuando sobran cosas para decir,
yo he hilvanado esta carta de una ma-
nera tan enrevesada, que maldita la
gracia que va a hacerle al lector.
B u e n o : yo quise decir que be leído un libro
delicioso, " L a primera travesía del Sahara en
automóvil", y ese libro, que es una exaltación de
la industria moderna, pues los autos lograron
por fin vencer las resistencias y los obstáculos
que oponía el desierto, m e ha parecido cordial
y alentador igual que un devocionario; quise
decir que esos hombres serenamente heroicos,
igual que F r a n c o y De Pinedo, me han parecido
apóstoles de un porvenir tal vez todavía lejano,
pero seguro: un porvenir de efectiva herman-
dad entre todos los hombres, bajo todos los cie-
los; quise decir que la crisis del libro, común
a todos los países, tal yet no existiría, si los
que tenemos la mala costumbre de escribir li-
bros, en lugar de hilvanar novelas artificiosas,
enfermizas y escépticas, les diéramos a los lec-
tores libros sencillos, con pocas ideas fundamen-
tales — que son las ideas eternas; —- libros alen-
tadores y florecidos de esperanza; libros en cu-
yas páginas se reflejasen los aspectos de ia vid.a
y de la naturaleza, los milagrosos aspectos de
la creación, que es el milagro de los milagros
y el testimonio irrefutable de la presencia y de
la eternidad de Dios.
Pero, como no supe decir nada de eso, sólo
me queda la esperanza de que el lector, entr3
la hojarasca de las palabras, divise mi intención
y comprenda por qué yo estoy convencido de
que el hombre es bueno.
H u e l g a añadir que las i l u s t r a c i o n e s se
refieren a los pocos p á r r a f o s traducidos
de puro v i c i o , pues yo he n a c i d o tra-
ductor.
¿Malo? N o lo sé.
T E S T E N A
DE 1927
 CARyV/' Y CJ\RKTJ\J-

¿Qué karemos con nuestras tii j as

l,os padres de familia que sere- "Después de eso, hacadles apren- casarse, inculcadle que la dicha en
namente meditan en sus obligacio- der el piano, el canto y la pintura, el matrimonio no procederá de la
nes de tales, interróganse a menudo; si tenéis los medios de hacerlo, pe- fortuna o de la posición que posea
¿Qué haremos con nuestras hijas? ro sabed que esas artes son secun- el esposo, sino de su carácter y
He aquí la respuesta que obtuvo darias y ocupan bien poco lugar en sus prendas morales.
un primer premio en un concurso la existencia cuando se trata de ha- "Si habéis aquilatado todo esto y
norteamericano realizado con ese cer a ésta feliz. si ellas os han comprendido, abri-
objeto: : "Que aprenda vuestra hija, sobre gad la seguridad de que vuestras
"¿Qué haremos con nuestras hi- todo, a despreciar las vanas aparien- hijas serán dichosas".
jas f cias, y que cuando diga que si sea Con estas observaciones, de suyo
"Dadles una buena instrucción si y lio cuando diga no. prácticas y caseras, los matrimonios
elemental. "Cuando llegue el momento de tendrán probabilidades de felicidad.
"Enseñadles a preparar- una co- Es necesario combatir el lujo in-
mida conveniente, a lavar, planchar, moderado, el ostentamiento irracio-
remendar medias, coser botones, cor- nal. Emplear bien el dinero, cuando
tar una camisa y hacer sus vestidos. la suerte lo legó en abundancia, es
"Que sepan cocer el pan que co-
men y que tengan siempre presente
que una buena cocina ahorra gastos
de farmacia y médico. j ^ ,
'"'O muy lógico, pero, en caso contrario,
una tontería. Las exageraciones son
malas... Ni el amor es pecado ni
la decencia desatino. La cordura de-
"Decidles que para ahorrar es ne-
\ be alzarse en la mitad del sendero.
cesario gastar menos, pues se tiene El lujo no es malo sino para los

la miseria en perspectiva cuando se
gasta más de lo cjue se gana,
"Enseñadles c,ue un vestido de al-
godón pagado, vale mucho más que
uno de seda no concluido de pagar.
"Que sepan desde niña comprar y
hacer la cuenta de sus gastos.
"Repetidles que un honrado obre-
ro en mangas de camisa es cien
veces más estimable que luia docena
de jóvenes elegantes, vanidosos, bien
peinados, pero casi siempre deprava-
dos bajo las apariencias más ama-
bles.
"Enseñadles a cultivar el jardín
y la huerta, a cuidar las flore.» y
las hortalizas.
iJmm
pobres por vocación y definición,
que, no teniendo qué ofrecer en al-
illllll moneda, ensañan al público con ri-
sibles fantasías...
:WU WWÁ^Á
\w Aseguran que en Escocia hay una
ley en virtud de la cual, antes de
I^S S% . casarse, han de probar los novios
que el hombre cuenta con una pro-
"^'-"/^ ^^^ fesión, oficio o renta, y que la mu-
jer sabe bordar, coser, remendar,
cocinar, lavar, etc. Deben probar,
— i Una limosna, señor 1 también, mediante certificados mé-
— No tengo más que una mo- dicos, que ambos gozan de salud.
neda de veinticinco libras.
— No importa, señor. T e n g o i Sabia ley, si realmente se ha
cambio. promulgado !
(De P'st, Constantínopla). A. A. Cocllo
A.

NO SE CONVIERTA EN UN
POBRE SER ENFERMO
Las Pildoras de Foster han aliviado a miles
de enfermos de los ríñones.

Tormentos durante el dia y Aun cuando las enfermedades de los ríñones

angustias durante la noche
producen los falsos deseos de orinar
y las micciones dolorosasr acompaña-
dos a veces de secreción uretral, orina
turbia y otras irregularidades de la
orina. Ordinariamente son estos sín-
tomas de catarro vesical, inflamación
de la próstata o de enfermedades más
o menos avanzadas de los riñones. Las
Tabletas &ys» d e H c I m l t O l
eliminan estos males. Su sabor y su
eficacia hacen de las Tabletas „'S<iye4."
de Helmitol un remedio muy indicado
para un empleo prolongado.
El nombre „ ^ < i ^ " garantiza su valor.
(Consulte a su médico)
no se agraven lo suficiente para amenazar con
una muerte repentina, quien las padece, hombre
o mujer, sólo vive a medias. Nadie puede sopor-
tar el martirio diario de los dolores de espalda,
desvanecimientos y continua somnolencia cuan-
do debiera sentirse aligerado y despierto;. cuan-
do tiene sobresaltos nocturnos, hinchazón de los
párpados o los pies u orina turbia. Los dolores
en los músculos y las articulaciones, causados por
el ácido úrico que no se elimina del organismo a
causa del mal funcionamiento de los ríñones, im-
piden a cualquier persona ser útil a sí misma y a
las personas de su afecto.
Los síntomas de enfermedad de los ríñones son
claros. Si tiene usted cualquiera de los indicados
arriba, no retarde el tratarse con Pildoras» de
Foster. Durante más de medio siglo han sido el
remedio universalmente aceptado y empleado en
todo el mundo. Es verdaderamente inaravílloso
cómo obran sobre los ríñones devolviéndoles su
funcionamiento normal y saludable. Las enferme-
dades de los ríñones pueden tomar un sesgo fa-
tídico si se descuidan. Ño se debe exponer la salud,
que entraña la vida, sólo por descuido. Comience
a u.sar cuanto antes las Pildoras de Foster, que
se venden en todas partes.
 Verdades Duras
Los Malos Remedios, los Remedios Ruines son más
Peligrosos que el Veneno de las Víboras.
Así lo dijo y así lo escribió el Dr. Peter Gray, distinguido
Partero y Médico Especialista de una gran clínica en Australia.
Esta es una gran Verdad, que el público nunca debe olvidar.
De una carta de este ilustre hombre de ciencia, que recibí
en Nueva York, transcribo lo siguiente:
"Yo siempre he odiado y continúo odiando los Malos Re-
medios, fabricados y anunciados por personas ignorantes, que
nada entienden de Medicina.
"Sepa Ud. mi caro señor Dacio Arthenes de Avila, que los
Malos remedios son mucho más peligrosos que el Veneno
de las Víboras.
"Por eso, yo sólo receto y aconsejo un remedio después de
examinarlo durante mucho tiempo con todo rigor, y estar se-
guro de que realmente merece mi absoluta confianza; porque
no tengo el derecho de jugar con la Salud y Vida de mis
enfermos.
"Fué lo que hice con el Regulador Gesteira y Ventre-Livre,
cuando primero se anunciaron en los diarios de Australia y
Nueva Zelandia; los examiné i:on el mayor rigor, durante al-
gunos años, en mi clínica particular y también en los hospitales,
obteniendo siempre las más brillantes pruebas de que estos dos
remedios son los mejores, sin duda alguna, los mejores que
he encontrado hasta hoy. •
"Son los únicos que me inspiran confianza absoluta y des-
piertan mi sincero entvisiasmo.
"Aquí, en mi clínica, y en los hospitales, receto y aconsejo
mucho el Regulador Gesteira y Ventre-Livre, porque, por los
admirables resultados que he obtenido en el tratamiento de al-
gunas de las más graves Enfermedades, he podido cerciorarme
de que son remedios de un Verdadero Médico Especialista."
*
* *
Mucha razón tiene el ilustre doctor Peter Gray de hablar así.
Yo tampoco puedo perdonar que ciertos individuos que no
son Médicos Especialistas, individuos que nunca han estudiado
Obstetricia, ni tienen inteligencia bastante para comprender
Ginecología y otras Especialidades tan difíciles de la Medicina,
tengan la increíble audacia, la criminal inconsciencia de fabri-
car y anunciar Malos Remedios, para la cura de las más peli»
grosas Enfermedades de las Señoras.
El público no debe olvidar nunca lo que dijo el famoso mé-
dico Australiano:
Los Malos Remedios, los Remedios Ruines son mucho m á s
Peligrosos que el Veneno de las Víboras.
* • *
Dacio Arthenea de AviLi.
(Director de Fiscalización de Propaganda
de los Remedios del Dr. J, Gesteira.) —

El Komore de la máscara de liiierro
Desde que en 1745 aparecieron
Según • el ayo, el príncipe, de joven encontró una carta
Iris "Memorias de Fersia", origina-
les de un autor desconocido, los
di amaturgos, los novelistas y los
eruditos han trabajado constante-
mente para explotar un hecho rigu-
rosamente histórico que se presta
para forjar obras de imaginación
y para exponer hipótesis, más o
menos verosímiles, acerca del per-
sonaje encerrado bajo el doble in-
cógnito de un calabozo y una más-
cara de hierro.
Todos los que han tratado esta
materia desde Voltaire a nuestros
días, convienen en que ha existido
en Francia un hombre encerrado,
primero, en las islas de Santa Mar-
garita y luego en la Basílica, donde
murió en el reinado de Luis XIV.
Hay circunstancias para que se
tenga por más verosímil la hipótesis
de M. de Soulavie que es de la que
vaníos a ocuparnos.
El abate Soulavie era secretario
del mariscal Richelieu, y teniendo
a la vista un cuaderno de su ilus-
tre señor, escribió un folleto.
El cuaderno a que se refería el
abate llevaba como titulo el siguien-
te, de puño y letra del mariscal;
"Relación del nacimiento y edu-
cación del desgraciado príncipe, se-
parado de la sociedad por los car-
denales Richelieu y Mazarino y en-
cerrado por orden de Euis XIV. Es-
ta relación está hecha por el ayo
del principe en su lecho mortuo-
rio."
l^»*'*""':n><^«>»'°"'
cauto c o « - ^ _ ^ . ^ ^ la eUaueta
, usted tan
C A R A / Y CARETA/
quien no se separó más que en sus
últimos momentos, era hermano ge-
melo de Luis X I V ; pero habiendo
profetizado un astrólogo antes de
su nacimiento que si la reina daba
a luz mellizos o c u r r i r í a n en
Francia grandes cataclismos, Luis
XIII, que era sumamente supers-
ticioso, se llenó de espanto y deci-
dió, de acuerdo con Richelieu, ocul-
tar al niño y evitar todas sus pre-
tensiones a la Corona. Para este
objeto hizo jurar a todos los que
intervinieron en el parto que guar-
darían eterno secreto sobre el doble
alumbramiento.
El niño nacido en segundo lugar
fué confiado a la partera, que lo
crió haciéndolo pasar por el bas-
tardo de un gran señor que le pa-
gaba con esplendidez; pero cuftdo
el jiiño cumplió seis años, se pre-
sentó a reclamarlo un caballero,
que tenía orden de continuar edu-
cándolo en secreto como un "hijo
de rey". El ayo y el niño partieron
para Bretaña.
Crecía el niño ignorando su ori-
gen ; pero era tan parecido a Luis
XIV, que el ayo temía a cada ins-
tante le reconocieran. Así pasaron
diez y nueve años, manifestando el
príncipe tales deseos de averiguar
quién era, que el ayo se vio en
graves compromisos para ocultár-
selo : por último, cierto día, en el
fondo de un cajón que había que-
dado abierto por inadvertencia, el
la úru^:^
- ^ , 6 0 aüos ««.0 e> " " '
SWS»"<""
.j[^0^'^-.etftPíe
médicos '•^»*""r;i.«^ CO!
de Ana
de Austria en la que declaraba SJ
nacimiento.
Aunque poseedor de esta prue-
ba, el joven quiso tener otra. Su
madre hablaba casualmente de su
maravillosa semejanza con Luis
XIV, que tanto asustaba al ayo,
y trató de procurarse un retra-
to del rey, su hermano, para juz-
gar por si mismo. La criada de
una posada se encargó de comprár-
selo en la ciudad inmediata, y en
efecto, luego que lo tuvo en su po-
der, vio confirmado cuanto decía
la carta. El príncipe, con este des-
cubrimiento, corrió al cuarto del
ayo, y enseñándole el retrato de
Luis X I V : "i He aquí a mi herma-
no I", le dijo; y designándose a sí
mismo, añadió: "¡ Y he aquí quién
soy I"
El ayo no perdió tiempo en dar
cuenta a Luis XIV de lo ocurrido,
y éste, por su parte, no se decuidó
tampoco en enviar por el mismo
correo la orden para que el joven
y su ayo fueran encerrados en la
misma prisión; y luego, como a
través de sus paredes se pudiera
reconocer la contraprueba del gran
rey, mandó éste que el rostro de
su hermano estuviera cubierto bajo
tina máscara de hierro, tan hábil-
mente fabricada, que, sin quitársela
nunca, pudiera ver, respirar y co-
mer.
Esta fraternal recomendación fué
ejecutada al momento.
» » " . ="">
,OEíffl«^"'
(loia^*-
C A R A / Y CARETA/
 C A R A / Y CARETA/

A N E C D O T A R I O

D E

WHISTL ER

Jacobo Abbott Me Neill

Whistlcr (1834-1903), an-
glocclla de rasa,norteameri-
cano de nacionalidad, fran-
cés por su educación, ftié el
inventor y el más apasio-
nado propagandista del im-
presionismo inglés. Su
ejemplo afectó profunda-
mente la pintura de aquel
país, creando una fórmula
más inteligente que la sos-
tenida por los prerrafaelis-
tas y estableciendo el prin-
cipio de que un cuadro
debe hacer a, la vista la
misma impresión que ¡a
naturalesa. Fué, además,
un hombre ocurrente y,
con frecuencia, agresivo y
apasionado.

'La in.itire del artista", cuadro de Whistier que st

conserva en el Museo del Luxemburgo, en París

POCO A POCO LA NATURALEZA otra manera, ¡ qué gran oportunidad para el

VA ENTRANDO EN RAZÓN vigilante que estaba de guardia en la National
GaUeryi

U N día, una mujer díjole a Whistier:

— Acabo de llegar a Londres, después
de recorrer el Támesis. Había en la
atmósfera una bruma deliciosa, algo que me re-
W H I S T L
R E A L I S M O
E R
EN EL
Y E L
ARTE
cordó a sus cuadntos. Fué como si cobrara
realidad uno de sus bosquejos...
— En efecto — respondió el pintor, con afec-
tada gravedad. — Poco a poco la naturaleza
C IERTO artista que se las daba de ori-
ginal intentó rebelarse contra las crí-
ticas que Whistier hacía a sus cuadros,
y le decía:
va entrando en razón. . . — Pero, maestro, ¿quiere usted que pinte
las cosas tal cual las veo?
WHISTLER NO QUERÍA SER — ¡ Oh! A la verdad, no creo que exista
MAS QUE LA NATURALEZA nada que le pueda ^edar formalmente esa since-

u N día que Whistier había dado fin al

retrato de un hombre célebre, preguntó
a su modelo si el trabajo le agradaba.
—• A la verdad, amigo Whistier — respondió
el otro, — debo manifestarle a usted que no
ridad artística. Considere lo que ocurriría el día
que las cosas fueran tal cual las ve u s t e d . . .

WHISTLER ODIABA A RUSKIN

me ha favorecido mucho.
— Tiene razón — replicó el artista; — pero
hay que convenir en que la naturaleza poco le
S ABIDO es que Whistier y Ruskin no se po-
dían ver. Se odiaban cordialmente. Whist-
ier llegó a acusar a Ruskin ante los tri-
bunales. Cierta dama, amiga del crítico al
ha favorecido a usted.
mismo tiempo que admiradora del pintor, re-
prochábale a éste el odio vehemente que tenía
EL MEDIO NO HACE AL ARTISTA a Ruskin.
— i Para qué encarnizarse en semejante for-
C UANDO los amigos de Ruskin recorda-
ban a Whistier que el autor de Las
piedras de Venccia frecuentaba desde la
infancia los museos, el pintor respondíales:
ma ? — decíale. — i No ve usted que es un
anciano que se halla con un pie en la sepultura?
— i Bah I — respondió . simplemente Whist-
— ¡ Eso no basta, señores 1 Se puede vivir ier. — ¡ No es sólo el pie lo que yo quiero verle
entre cuadros y no llegar nunca a pintor. De introducir!
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cuento que se forjaron en yunques de
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acero y entre éste y el martillo de la
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volución del importe, a un precio tan
reducido como
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 C A R A / Y CARETA/

Decl ma m odi as melenas

Recientes telegramas de P a r í s chas, al parecer, imposible ya, pues Se supone que durante toda la ac-
aseguran que un gran número de el crecimiento del pelo está dema- tual estación estival europea irá
modistos se ha declarado parti- siado supeditado a la edad. aumentándose el número de las ele-
dario de la supresión de la me- Los peluqueros, además, han lle- gantes que se presenten en las
lena femenina. Los arbitros de la gado a comprar gran cantidad de grandes fiestas y en los lugares de
moda opinan que es necesario vol- horquillas y peinetas valiosas, lo que reunión pública con el cabello largo,
ver a imponer el uso del cabello significa que tienen una base sóli- hasta que, llegado el invierno, es-
largo. U n o de esos telegramas d i c e : da para suponer que la moda va- tén ya en franca minoría las mele-
" L a s mis4iias señoras que declara- riará antes de la próxima tempo- nitas, peinado que volverá a quedar
ron que j a m á s usarían faldas cor- rada de invierno, ya que durante reservado para las niñas antes de
tas ni faldas angostas y que, sin el invierno es cuando m á s se notan ser presentadas en sociedad.
embargo, se sometieron a la moda, los inconvenientes de la melena fe-
aseguran ahora que j a m á s se de- menina.
j a r á n crecer el cabello, y a pesar
de eso, el menos observador podrá
notar en los restaurantes lujosos y
en los mejores salones de baile de
P a r í s ttn número siempre crecien-
te de mujeres elegantes con el ca-
bello largo".
E s ya indudable que para las re-
uniones del gran mundo resulta
inelegante la melena, que ofrece
una g r a n cantidad de inconvenien-
tes insalvables, especialmente con
los vestidos descolados, pues hace
que las nucas aparezcan exagerada-
mente alargadas.
" L o s peluqueros — añaden aque-
llas noticias — tienen tal confianza
en que la moda del cabello largo
vencerá definitivamente a la me-
lena, que h a n comprado grandes
cantidades de rodetes para adaptar-
los al peinado de sus clietitas, — Este escándalo no puede tolerarse; los vecinos se quejaron a
la comisaría. ¿Por qué pelean así?
mientras le crece el pelo, creci- — Si no peleamos; estamos aprendiendo el chárleston.
miento que p a r a una gran mayoría <De Le Rire, París)
será sumamente lento, y p a r a mu-

Wjuahdak (k j^Jieóhíadcól
Cuando soplan los vientos rudos entonces
se presentan las eníermedades por enfria-
miento, la tos, la ronquera y la secre-
ción mucosa abundante. Entonces es tam-
bién cuando hay que proteger al organis-
mo para evitar los peligros más graves
porque a un resfriado que no se ha aten-
dido debidamente siguen a menudo un
catarro bronquial, una pulmonía, la in-
fluenza (gripe) que a su vez puede conducir
fácilmente a una tuberculosis pulmonar.

¡Toma por tanto

pues ella te protegerá de los resfriados y sus conse-
cuencias.
La Guayacosc es una combinación de guayacol y Somatóse.
El guayacol ejerce su acción terapéutica sobre los drganos
de la respiración, mientras que la Somatóse por su acción
estimulante del apetito y favorecedora de la digestión pro- IBAYER
duce la tonificacidn necesaria del organismo para la curación.
 C A R A / Y CARETA/

El s e c r e t o s e I j a b í a perdido;
p e r o e l r e c u e r d o q u e d a b a e ip l a
n) crr) o Tí a d e l o s l;)On;)bres..,.,.•

jrm.iiMiimiiii.iMiininiitiirT llllinriiiiriitlni|||H'in iillllMIlv.Minillli lili Ji i ]l II riITltlI-H

i LI C,Q R 8 H E R M A N O S
 C A R A / Y CARETA./'
DE
MARIÓN NIXON, famosa estrella
de la Universal Pictures Corp,
Manera d e d e s p r e n d e r s e d e u n c u t i s m a l o .
E s una tontería intentar cubrir un cülor ce-
trino, cuando se le puede hacer desaparecer
o cambiar el cutis. Lo mejor es aplicarse
cera pura mercolizada lo mismo que si se tratara
de cold cream, lavándose la cara por la mañana
con agua caliente. El efecto, después de las pri-
meras aplicaciones, es sencillamente maravilloso.
Gradualmente y sin dolor, la cera absorbe la cu-
tícula mortecina en partículas imperceptibles, mos-
trando la hermosa piel nueva y aterciopelada que
hay debajo. Ninguna mujer ostentará un cutis
pálido, con ronchas, barrillos o pecas, si compra
en la farmacia cera pura mercolizada y la usa en
la forma indicada.
Para evitar el vello.
E s cosa muy fácil hacer desaparecer temporá-
neamente el vello; pero, evitar de un modo
definitivo esa innecesaria abundancia de pe-
lo representa un problema distinto. No son mu-
chas; las damas que conocen los espléndidos resul-
tados que se obtienen mediante el empleo del por-
lac pulverizado. El porlac se aplica directamente
al pelo que se quiere eliminar. Este tratamiento
recomiéndase no sólo para la instantánea desapa-
rición del vello y de las superfluidades del cabe-
llo, sino que también para la destrucción definiti-
va de las raíces. Casi todos los boticarios pueden
proporcionarle porlac, una onza, más o menos, can- j
tidad suficiente para el experimento.
I do llegue el fin?
- '¿JWI-., - —^
E G O Í S M O
— ¡ Salga de ahí y venga a ver cómo me ha
puesto un guardabarros
Tópicos breves
Si se aboliera el sueño, según se pretende, el
cambio destruiría las únicas horas que el h o m -
bre tiene para vivir sin darse cuenta de la
crítica.
La República del Soviet ha adoptado una nue-
va bandera con los colores rojo, verde y oro.
El rojo representa lo que se v e ; el verde, el
interés y las esperanzas del pueblo; el oro, lo que
viene después.
Según se nos ha informado, los únicos que
no pidieron dinero prestado cuando la guerra
europea fueron los habitantes de Marte.
El humilde heredará la tierra, pero esto no será
hasta que hayan m u e r t o todos los que no ío
son.
P a r a evitar accidentes en la calle se acon-
seja como precaución adquirir un traje blindado,
asegurarse la vida y quedarse en casa.
No entendemos mucho de los títulos ingle-
ses, pero por haber cruzado el Canal de ,1a Man-
cha la señora Gertrude Ederle, bien podía el rey
Jorge haberle concedido el de la Orden del Baño.
Se nos dice que la vida de un planeta como
la Tierra es nada menos que de un--cuatrillón
(1.000.000.000.000.000.000.000.000) de afTos, y nos
preguntamos: ¿Cuál será su deuda flotante cuan-
 C A R A / Y CARETA/

N el continuo ir y Mientras charlamos con la

E venir de las an-

danzas sin rumbo
y sin objeto, to-
dueña de casa, sube el ca-
minito y atraviesa el pe-
queño puente de tablas don
mamos una estre- Feliciano, padre, jefe de la
cha senda que se familia y acarreador de la-
abre sobre la mano izquier- drillos. Brilla el fuego de
da del camino real de Un- leña y hace hervir el agua
quillc. Hacemos unos dos- de una pavita enlozada. Un
cientos metros en terreno poco más lejos, el puche-
plano, y al doblar el primer ro campesino suelta su tu-
recodo, comenzamos a tre- fillo a carne gorda y a za-
par las sierras. El caniinito pallo criollo.
tiene huella honda, como Seguimos subiendo. La
que bajan por ahi los ca- senda, que se enangosta ca-
rros cargados de cal y la- da vez más, está rodeada a
drillo; este último, del que trechos por una pirca baja
se corta un poco más arri- que no consigue evitar po-
ba, entre Cabana y Los sibles y frecuentes desmo-
Quebrachitos. El lugar es ronamientos. Otro hilo de
alto y pintoresco. A poco agua. Del camino central
andar topamos con un pa- se abre una huella, hacia
rador, fonda o mesón, de la izquierda, en pendiente
don Pedro Sánchez. Baja- tan baja y tan brusca, que
mos y echamos un breve a poco se hunde a una pro-
palique con el dueño. Es un fundidad de cien metros.
criollo serrano, cuarentón,
Detrás de una cortina de
y sin duda el vecino más
álamos, ya pelados, una ca-
caracterizado de los alre-
sita de material, sin revo-
dedores. Tiene un hotelu-
que. Pertenece la finca a
cho — y pase el nombre pa-
una familia de Buenos Ai-
ra negocio tan humilde: —
res que va a pasar los ve-
al frente, un almacencito y
ranos en la sierra. A poco
casi sobre éste, una carni-
andar nos cruzamos con un
cería. Hace treinta y cinco
viejito, caballero en una
años que está en el mismo
muía gateada. Es un anti-
sitio y no se queja. Tiene,
guo vecino de esos lugares,
además de lo dicho, dos
que por una cruel ironía del
casitas que alquila y un par
destino, sufre de asma allí
de carros. Su charla es re-
en donde todo el mundo va
posada y su aspecto, atra-
a combatir con éxito esa
yente. Ha nacido en Cho-
dolencia. El anciano no sa-
ya (Santiago del Estero),
be la edad que tiene.
pero es casado con una cor.
dobesa. Tienen cuatro hi- "No sé si son sesenta y
jos : la mayor, una linda cinco... o setenta y ocho..."
niozuela de diez y seis años H a nacido en las sierras y
que ya entorna los ojos
c o n s o c a r r o n a dulzura.
VIEIOS vive de una pensión de
treinta pesos que le corres-

cwonoí
Agradecemos los mates que ponde como antiguo agen-
nos ofrece la familia, y se. te de policía. No tiene fa-
güimos adelante. milia, ni la ha tenido nun-
ca. Solo como un hongo,
Nuevo ascenso por cres- el día menos pensado se
tas empinadas y pintores- quedará duro por ahi, o se
O R caerá de su mulita para no
cas. El camino sube rápida-
levantarse más. Un vecino
mente describiendo curvas' LUIS MARÍA caritativo tomará el cuer-.
de culebra. A uno y otro
D A N pecito mísero del pobre
lado, morros, mamelones, J O R hombre y le dará sepultu-
picachos, riscos, colinas y
mogotes de altura varia. ra a un lado del camino.
Luego, otra aima buena, colocará una cruz sobre
Sobre el verde, ya un poco seco, ponen su nota de el improvisado camposanto.
oro los amarillos incendio de los plátanos y los
fueguinos tonos de los sauces, en rápido desfalle- Seguimos subiendo. A la izquierda, cosa de
cimiento otoñal. Majaditas de quince a veinte ca- cuatro leguas, se ve esfumada la ciudad de Cór-
bras triscan en todas las hondonadas. doba. El horizonte recula hasta distancia incal-
Otro rancho. Viven en él doña Encarnación y culable, y en el aire diáfano se cortan, sobre el
sus tres hijos: Feliciano, Nolasco y Antonio. puro azul del cielo, las numerosas crestas roco-
 C A R A / Y CARETAX
sas. Sobre la falda de un morro bastante alto, ra sólo les quedan cincuenta y dos, y eso, en en-
detona el armiño de las caleras. A largos inter- redos con rábulas y abogados. Una vez compró
valos, un sordo estampido de dinamita nos de- indebidamente un señor italiano que ahora está
nuncia la presencia de trabajadores en plena en Europa y no se puede hacer nada hasta su
labor. regreso. Mientras tanto, se va viviendo. Cirilo
Un rancho abandonado. El techo, que fué de — su marido — corta el material (léase: hace los
paja lírava, se ha ido pelando por efectos de la in- ladrillos), tiene un carro, una muía y una yun-
temperie y muestra al desnudo las viejas y an- ta de caballos, y con eso se arregla. Los hijos va-
chas cicatrices del barro apenas amasado. El que rones, dos o tres, se ganan la vida como jorna-
fué palo de tranquera se pudre, oblicuamente tum- leros en Unquillo.
bado en el agua del arroyo. Zorzales, carpinteros — Allí nunca falta trabajo, señor. Quien no
y torcazas trinan edifica, hace un
distintos arrullos pozo o alambra, o
desde las ramas corta madera, o
de los árboles. Al limpia los chur-
paso del coche, se cales y con eso
levanta silbando el pobre trabaja
una perdiz, tan todo el año.
mansa, que casi Las muchachas
se la pisa con las acompañan a la
ruedas. madre en las po-
El coche }'a ja- cas tareas domés-
dea y el camini- ticas. De vez en
to sigue subien- cuando descha-
do. El agua del lan o desgranan
motor comienza a maíz para los ani-
hervir, y para males, o recogen
darle reposo, des- las maj a d a s , o
c e n d c m o s a la t r e n z a n tientos
sombra de unos para los aperos.
talas. Pasa una Pocas diversio-
:riolIa vieja mon- nes. Cirilo no
tada a mujeriegas en un caballito brioso y nuevo. quiere bailes en casa, porque ya se sabe cómo
Es doña Pilar; vive en Unquillo y va a la gargan- acaba todo eso. Doña Filomena entreteje su char-
ta de San Felipe a visitar a una amiga que tiene la con sentencias de Martín Fierro y se asombra
enferma. hasta lo increíble cuando le seguimos el recitado
— ¿Enferma de qué? — preguntamos en el de • memoria.
deseo de alargar la conversación. — ¡ Velay, el porteño, también había sabido M a r .
— y de quién sabe qué será, p u e s . . . Se le ha tín Fierro ! . . .
paralizado la sangre. Y tiene un nacido aquí. Aceptamos la gentil invitación, y nos quedamos
(Doña Pilar se toca el lado derecho, sobre el a almorzar. Puchero de gallina, una lonja de asa-
hígado). do, hecho sobre las brasas, una tortilla de papas
— ¿ La ha visto el médico ? — preguntamos. y huevo, y, en abundancia, agua del pozo, con-
—¡ D'iánde, se- servada desde la
ñor ! Aquí nos cu- m a ñ a n a en u n
ramos con yerbas enorme balde de
del campo o no cinc.
nos curamos. Terminado el
La paisana cas- almuerzo, l l e g a
tiga su caballito Cirilo y un mo-
y sale a galope cetón que está a
largo por una en- su servicio. Ci-
crucijada. rilo es un paisa-
C o n t i n u amos no viejo, ya sin
avanzando. T o - dientes, con la ca-
mamos un cami- ra curtida y tos-
nito a n g o s t o y tada por el sol.
l l e g a m o s a un Como le habla-
rancho, casi per- mos de sus tit-
d i d o e n t r e un rras, cree que so .
bosquecillo de ta- mos compradores,
las. Bajamos. Do- y después de un
ña Filomena en largo rodeo, no>
persona nos abre pide c i n c o mii
la tranquera. Detrás de ella, la Zulema, la Lucinda, pesos por hectárea. El precio es tan disparata-
la Juana y la Petrona. Son muchachas que tienen de do que sonreímos de buena gana, recordando que
diez a veintidós años. Por demorar la estada y alar- ni siquiera los campos que están a media hora
gar el palique compramos un cabrito tierno, que de Buenos Aires valen esa suma. Pero el pai-
no ha cumplido aún su mes y medio. Mientras se sano cree o finge creer que su campito vale dos-
trae el cabritillo, charlamos amistosamente con cientos cincuenta mil nacionales, y no mide la
¡a dueña de casa. Es una Alvarez. Sus abuelos distancia que hay entre aquella suma y su mísera
fueron dueños de todos aquellos alrededores: ^por existencia de cortador de ladrillos.
aquel lado, hasta Cabana; por éste, hasta la Gar- — Y hay quien me pagaría hasta siete mil pe-
ganta de San Felipe. Unas quinientas hectáreas, sos la hectárea. Los compradores se estorban
más o menos, comprendiendo monte y llano. Aho- aquí. El otro día, no más, la señora de Tal, que
 CARAy Y CARETAS

es una ricacha de Arguello, ne apenas diez años. Tez blan-

rae quería comprar al precio ca, ojos negros y enormes
que yo pusiera... pestañas obscuras que le som-
Cirilo nos muestra un pla- brean las mejillas. Parece una
no de sus tierras y nos dice florcita de ciudad extraviada
que todo está libre, pero que en el áspero corazón de las
hay que discutir algo con los serranías. Al despedirnos, be-
abogados, porque él tiene samos en los ojos a la niñita
llaMo y lomas y no lomas so- y seguimos, camino arriba,
lamente, como se indica en el agradecidos a aquella buena
plano. La explicación es lar- gente criolla que nos ha aco-
guísima y no la entendemos: gido como a parientes cerca-
es el eterno asunto del crio- nos, brindándonos un sitio en
llo ignorante desposeído por su mesa y un pedazo de su ri-
el leguleyo ciudadano o por quísimo pan casero.
el especulador extranjero. Cirilo quiere vender pa- Hoy, a rail kilómetros de distancia de aquel
ra que la gente edifique y le compre los ladri- ra.nchito miserable, evocamos la figura pobre y
llos. Su única aspiración es ver encendido el seca de Cirilo, la conversación cantante de doña
fuego sobre el barro apenas amasado. Nada más. Filomena y los rostros, ya un poco borrados, de
Sus hijas ni siquiera tie- las cuatro mocitas. ¿ Se ha-
nen esa aspiración. Son boni- brá casado la Z u l e m a ? . . .
tas y jóvenes. Tienen la fuer- ¿Habrá caído alguna lágri-
te salud de las mujeres se- ma por las sedosas pestañas
rranas. Saben cocinar, lavar, de la Lucinda?... Y, sin dar-
planchar y cuanto necesita nos cuenta nosotros mismos,
una mujer para ser feliz. Fal- . sentimos que el corazón se nos
ta que un día se allegue, de llena de ternura al recordar
buena fe, un peoncito de aquel almuerzo al aire li-'
los alrededores y se lle- bre, bajo las sombras de
ve, para esposa, a una los talas, en un rancho
de estas lindas mo- perdido en la laberín-
zuelas. La menor- tica sierra cordo-
cita, Lucinda, tie- besa . . .

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pregunta : "¿ Se puede ser escritor
y periodista al mismo tiempo ?" Sal-
\'o algunos autores, cuya respuesta
negativa envuelve un resto del tra-
dicional desdén con (¡ue miró siem-
pre al periodismo cierta aristocra-
cia intelectual — la más estúpida e
injusta de las aristocracias, cuando
quiere erigirse en casta privilegia-
da, — la mayoría d e los consultados
opina afirmativamente y ensalza los
méritos y atributos de esta formida-
l)!e actividad que consiste en llenar,
con noticias actuales, palpitaciones
del momento y comentarios volande-
ros, las hojas impresas destinadas
a satisfacer y a la vez renovar la
curiosidad de las grandes masas. La
encuesta no podía dar otro tcsu!-
í.ido en naciones como Francia, en
donde todos los grandes poetas, no-
velistas y d r a m a t u r g o s , desde Hugo,
Lamartine, Saint Víctor, Taine y
Veuillot hasta France, Maeterlínck,
Harrés, Lucien D e s c a v e s . y Clement
Vautel, en nuestros dias, cultivaron
en la prensa su talento y su inge-
nio. O t r o tanto ocurre en E s p a ñ a .
Allí es también infinito el número
de escritores célebres en diversas
ramas de la literatura y hasta de la
ciencia, que en el periodismo hicie-
ron sus primeras armas. Baste nom-
b r a r a Blasco Ibáñez, Mariano de
Cavia, Pérez Lugín, F e r n á n d e z F l ó -
la
réz, Gómez Carrillo, I n s ú a y Mata,
entre los modernos, y por no refe-
rirnos más que a quienes realmente
iniciaron sus tareas en la mesa de
u n a modesta redacción, omitiendo a
todos aquellos ya formados, (jue en-
contraron en las columnas de los
diarios la base de su popularidad
y la consolidación de su prestigio.
Sería exagerado deducir de esto
que todos los periodistas son litera-
tos o todos los literatos periodistas.
De lo (jue si tenemos el convenci-
miento es de que el periodista, para
realizar bien su misión, precisa te-
ner, además de conocimientos m ú l -
tiples, fundidos en lo que ha dado
en llamarse u n a cultura g e n e r a l ,
marcadas aptitudes literarias, en
mayor o menor grado, las cuales sa-
bido es que no se improvisan.
Precisamente ahí estriba, a nues-
tro juicio, el error fundamental en
que se apoya la idea de las es-
cuelas de periodismo. " E l periodis-
— Cuando Rosendo suba al co-
che no se te caerán los dien-
tes con la vibración, abuelita'
literatura
ta, contrariamente al poeta, no na-
ce, se hace", reza el prólogo de uno
de los textos de enseñanza que se
da en las universidades norteameri-
canas. Y, en efecto, se hace u n re-
pórter, iniciándole previamente en
los trucos para adquirir una infor-
mación difícil o llevar n cabo una
delicada interviú — aunque la ex-
periencia nos demuestra que en el
resto del mundo ha habido y hay
miles de periodistas que realizan esa
labor a maravilla, sin haberla apren-
dido en los libros, — pero ese repór-
ter no sabe llevar al papel el fruto
de su trabajo indagador. E s otro
compañero el que debe aderezar la
noticia con arreglo a los cánones de
la moderna ciencia.
No es el propósito de estas lineas
discutir la eficacia de las escuelas
de periodismo, que ofrecen, al lado
de no pocos inconvenientes que afec-
tan a la espiritualidad del periódico,
innegables ventajas en orden a la
selección, depuración y mayor sol-
vencia cultural de la clase. P o r otra
parte se trata de uno de esos pro-
gresos inevitables, nos atreveríamos
a decir fatales, que se imponen y
triunfan a la larga. La evolución
de la prensa se opera, sin que sea
lícito, en este caso concreto repu-
tarla a príori benéfica o contrapro-
ducente. Los tiempos d i r á n . . .
E n t r e t a n t o , el periodista puede
ser l i t e r a t o . . . Debe serlo, en ma-
yor o menor e s c a l a . . .
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BERNARDO DE IQICOYEN 540 • 6uEnoiAiPF<

id
En' 15S6, dicese que el rey Fe-
lipe I I envió con una embajada al
joven condestable de Castilla que
era imberbe. El soberano que reci-
bió la embajada, al ver al jefe de
ella sin un pelo de barba, no pudo
disimular su disgusto y le dijo iró-
nicamente :
— ¿ Vuestro soberano tiene tal es-
casez de hombres maduros, que me
envia un embajador sin barbas ?
— Señor — contestó el español,
— si el Rey, mi señor, hubiera pen-
sado en que el mérito consiste en
las barbas, seguramente hubiese en-
viado un chivo y no un gentilhom-
bre. . .
El famoso policía creado por Ce-
nan Doyle, héroe de novela que ha
alcanzado tanta fama, ha tenido en
la vida real u n modelo. Parece que
el original de Sherlock Holmes ha
sido un profesor de la universidad
de Edimburgo, ya difunto. Su pro-
digiosa facultad para hacer deduc-
ciones era una maravilla para todo
el mundo. U n día entró un hombre
en la clínica:
— ¡ Ah ! — dijo el profesor. —
Sois militar, sargento, y habéis ser-
vido en las B e r m u d a s .
El hombre se quedó estupefacto.
— E s cierto — dijo.
Uno de los discípulos preguntó
entonces al p r o f e s o r :
—• ¿ Cómo lo sabéis, maestro ?
— De la manera m á s sencilla —
repuso el doctor. — Este hombre
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a e n a n e e ¿ ot a s
ha entrado sin quitarse el sombrero, 1664 fué invitado a comer con el
su manera de andar es rígida, su rey Enrique I V .
edad y cierto aspecto de presun- Al fin de la comida el monarca
ción particular designan un sargen- le preguntó cuál era el plan de cam-
to, y, además, lleva en la frente paña que pensaba emprender. Spí-
una erupción de una enfermedad es- nola le expuso fielmente todos sus
pecial de las islas Bermudas. proyectos.
E n r i q u e I V , que se interesaba por
Ambrosio Spínola, el famoso cau- los holandeses, escribió al príncipe
dillo español, al pasar por P a r í s en de O r a n g e lo que había averiguado,
diciéndole que tomase al revés cuan-
to había dicho el capitán español,
pues no era verosímil que le hubiera
confiado sus planes sinceramente.
Y el capitán hizo todo lo que
había dicho, por la misma razón de
que no esperaba haber sido creído.
E n r i q u e V I I I de Inglaterra se
disponía a enviar un embajador cer-
ca de Francisco I, y el embajador
hizo observar al monarca inglés que
si se permitía decir al rey de F r a n -
cia el mensaje qtie se le confiaba,
lo más probable sería que le hiciese
decapitar.
E n r i q u e V I I I contestó:
— Id y no t e m á i s ; sí el rey de
Francia se permite haceros morir
por esas palabras, yo h a r é caer mu-
chas cabezas de franceses que tengo
en mi poder.
— ¿Qué haces a estas horas por — Señor — replicó el embajador,
Ja calle? — tengo el honor de hacer observar
— Buscando casa. a V. Ai. que de todas las cabezas
— Pero ¿estás loco? que haga caer, ninguna me sentará
— No. Es que no encuentro la
mía. tan bien sobre los hombros como la
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I — — I CRÉDITOS por
\fSMrA^ A^OJ? MJXYX>Si Y MSNOü \ Mensualidades

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BUENOS AIRES: Edificio propio: Florida 336-44. Callao y B . Mitre. ROSARIO: Córdoba 1065-69. MONTE-
VIDEO: 18 de Julio 966. CÓRDOBA: 9 de Julio 76. SANTA F E : Salta 2 6 6 1 . SGO. DE C H I L E : Ahumada 9 1 .
 CAR.A^ Y CARETAS
EL
SALAR
POR
FAUSTO BURGOS
ATií preso, Gachisumpa — exclamó
Ckero, el milico tuerto, y tomó a
Cachisumpa por el brazo.
— ¿Por qué, pues?
— Tengo orden.
— Bueno, pues... Espérate un po-
quito, j n o ? . . . Voy a comprar coca y una cha-
ta, i no ?...
— La chata ¿pa qué, si el cabo te va a bolsi-
quear?...
— Llévamela vos, ¿ no ?...
Y Cachisumpa pensó en el cabo abajeño, hom-
brote blanco y rubio, de mano pesada, que al que
no lo metía en el cepo le daba de palos.
— Bueno, pues...
El milico se plantó a esperar. Era un cerrero
con medio traje de gendarme: llevaba rusas, cha-
queta militar, pantalón de barragán del pago, sa-
ble granadero y casco antiguo.
¡ Qué autoridad! ¿ Y cómo se va a vestir un
guardián del orden, allá en la Puna, a donde hasta
al dinero le cuesta llegar? ¡Tan cuesta arriba!...
Cachisumpa detuvo a ponchazos a sus burros car-
gados de panes de sal del lejano salar y penetró
en un tenducho de comestibles.
No. No. i Qué se iba a dar preso! ¿ Acaso no
sabía el valor de la libertad? ¡Cuántos días de
cepo le esperaban! Ya se veía tendido en el suelo,
largo a largo, los anillos de madera, partidos en
dos, calzando en sus canillas, en su cuello. De tal
guisa, el cristiano no puede coquear.
— Ya estoy, ñaño — dijo Cachisumpa a Ckero.
Se conocían desde chicos. Habían nacido en el
^c^l^N).-*-^
mismo pago montuno. Eran de Coranzuli, en la
alta Puna norteña.
— Bueno, pues... ¿y los burros?
—-Que se queden en la calle, pues, ¿Los quoris
llevar también a ellos a la capacha?
— ¿Pa qué, pues, ñaño? Tengo orden de lle-
varte a vos. Diz que vos levantaste a todos los
arrenderos de don Braulio...
— ¿Yo?... ¿Y cuándo? Yo no hago más que
ir al salar y venir del salar... Se levantaron so-
litos. Ya no podían aguantar más. Yo >io maté a
ninguno. Lo mataron a don Ricardo; lo mataron
a don José Luis; lo mataron a don Quispe, el
juez, coya como nosotros.
— Como vos, ñaño...
— Vos también sois coya... Coyas nos llaman
los abajeños. A todos los que fuimos de aqui, nos
llamaban coyas, en el buque de guerra. ¿Por qué
será?
— Como será...
— ¿ Sabís vos lo que es pagar tanto por la lon-
gita de tierra en donde comen los animalitos, cuan-
do la lana y los cueros están por el suelo y la
coca y el alcohol y el maíz y la harina por las
nubes? ¿Sabís vos lo que es trabajar por obli-
gación y sin ganar, varios días, duro y parejo,
sudando, che, para el patrón que anda con espue-
las de plata y revólver y puñal? Por eso se le-
vantaron los arrenderos. Yo no arriendo a na-
die; tengo mis burritos, tengo mis sogas y con
mis pies me voy al salar, con las manos estas cor-
to los panes, cargo los burros y me vuelvo del
salar.
 C A R A . / Y CARETAJ"
— Yo no sé lo que es eso, ñaño.
— Mejor, pues.
— Desde chango soy a u t o r i d á . . .
— ¡ Qué más querís !
— Dicen que vos sois el causante de t o d o . . .
T e andábamos buscando.
— ¡ Vos me tenías que pillar!
— Vamos, ñaño.
— No me' pongáis las esposas, ¿ no ?
— Tengo orden : soy la autoridá.
— No te digo que no, ñaño.
— Bueno, p u e s . . . Te las voy a poner antes de
egar a la capacha.
— Gracias, ñaño.
Caminaron.
Y Cachisumpa, el salinero trajeado a la pune-
ña, el mozo que no hacía otra cosa que ir a pie
al salar, a la zaga de sus burros, y volver a pie
del salar, en pos de las bestias cargadas de pa-
nes bermejos, dijo para s í : "A mí no me van a
hacer secar en el c e p o . . . "
Soslayó a Ckero y midió un golpe.
Era menester dar un puñetazo recio al amigo
de la infancia, al pobre Ckero, que ya había per-
dido un ojo en defensa del Derecho de la Jus-
t i c i a . . . Era necesario tumbar al gendarme aquel
de una sola trompada.
Caminaban emparejados por media calle; iban
coqueando su coquita.
— Ñaño — dijo Cachisumpa.
No bien el medio milico se dio vuelta, recibió
un violento puñetazo eri la sien.
— Me has pegao, ñaño — exclamó Ckero, y
costaleó y cayó.
Estaban en las afueras de la aldea. Por la calle
no se veía a nadie.
— Sin querer, ñaño — respondió Cachisumpa.
— Me la has de p a g a r . . .
•— Nada te debo yo. ..
Lo dejó en el suelo, desvanecido.
Cachisumpa revoleó el poncho y empezó a ani-
mar a sus burros. Pronto consiguió echarlos al
trote, al galope. Ya no les sacudía con el poncho
listado: les arrojaba piedras.
— ¡ Burro ! i Burro ! ¡ Burro ! — exclamaba, do-
blándose, achicándose.
¡ Cuántas leguas otra vez para adelante," leguas
en lo plano, leguas c e r r e r a s ! . . . Y lejos, lejos, a
más de tres días de marcha a pie, el salar inmen-
so, silencioso, desolado, terriblemente frío, espe-
jante a medio día, blanco, helado de noche, bajo
el alto cielo azul.
¡ Cuántas leguas otra vez por d e l a n t e ! . . . Des-
de chango, había hecho ese mismo camino, siem-
pre a la zaga de unos burros chicones, resignados,
tristes, de unos burros que levantaban con el mo-
vible belfo papeles, trozos de hojas de lata, en
fin, de todo, en las calles aldeanas.
En la primera cuesta los descargó. ¿ P a r a qué
quería ahora los bermejos panes de s a l ? . . . Que-
daron las quince cargas a la vera del camino.
í Quién las alzaría ? . . . Aunque las mirara otro
salinero, no las habría de l l e v a r . . .
— ¡ Burro ! . . . ¡ B u r r o ! . . . — exclamaba Cachi- Ya no tenía una hoja de coca; no quedaba en la
sumpa a sus bestias para darles ánimo. Subían, ba-
j a b a n . . . y el camino seguía, seguía, por leguas
en una sola línea, en partes, ondulado, quebrado,
¿Qué hombre, qué cristiano de temple se ani-
maría a internarse, a esconderse en el
salar terriblemente frío, deslumbrante a
mediodía, blanco, quieto, helado, en las
noches invernizas de alto cielo azul?
¡Cuántas leguas por d e l a n t e ! . . . Aho-
ra tenía que andarlas de prisa, al trote...
Un puneño joven y sano, puede andar a
diez y ocho leguas el primer día, nueve el se-
gundo, ocho el t e r c e r o . . . Se cansan las llamas,
los burros se quedan de puro abatidos y el pu-
neño sigue y s i g u e . . .
De vez en vez, Cachisumpa volvía la cabeza pa-
ra mirar hacia el b a j o . . . Cerquita, cerquita, re-
ventó un pedazo de r o c a . . .
— ¡ A j a m ! . . . — exclamó para sí — Me están
tirando...
¿ Cuántos milicos le hacían fuego con sus vie-
jas carabinas?
¿ Cuántos eran ? . . . Debían de ser cuatro : Cke-
ro, Quilpildor, Quispe y Sajama.
¿Les mandaría el cabo abajeño?
Empezaron a sentarse los burros. Ni una sola
vez, en tantos viajes que habían hecho juntos, los
había llevado al trote.
— i Burro, burro flojo! — exclamaba, y sacu-
día la cabeza del rendido con un ponchazo...
El puneño quiere a sus burros; quiérelos ami-
gablemente ; conversa a veces con ellos. Por na-
da del mundo deja perder un burro. Un burro es
un animal útil: sirve para llevar panes de sal,
carguitas de leña, sacos de harina, bolsas de lana,
bolsitas de m i n e r a l . . . A d e m á s . . . come de lo que
levanta por el camino, por la calle, su movible
belfo...
Otra piedra reventó cerca, c e r q u i t a . . . Cachi-
sumpa sintió el silbido del proyectil.
Le perseguían de a caballo... ¿Cuántos eran?
¿Venía también el cabo, el abajeño blanco y
rubio ?
— Los caballos de la iwlicía no sirven para na-
da — pensó Cachisumpa.
Y estaba en lo cierto. Eran jacos vallistos, de
esos jacos que abate la puna de las cuestas bra-
vas. Tiemblan, echan sangre por las orejas, se
sacuden y caen redondos. Tenían orden los mi-
licos de llevarlo vivo o m u e r t o . . . Vivo: ama-
rrado con sogas de pies y manos; muerto: do-
blado en dos, a guisa de alforjas, sobre el filudo
lomo de un burro.
P ASARON cinco días, para él angustiosos;
largos, interminables. Los burros habían
quedado tendidos, con la lengua de fue-
ra, lejos, lejos, uno a uno, por los ca-
minos desolados.
No renovaron sus caballerías los cuatro mili-
cos que le perseguían armados de sendas carabi-
nas. Apunados se doblaron los jacos vallistos;
pero los milicos le seguían a pie, a pie sin aflo-
jar, que eran púnenos también como el salinero.
A h o r a . . . allí estaba el salar inmenso, bermejo
en parte, bañado de agua en alguna extensión;
allí estaba ahora el salar deslumbrante, cegador a
medio día; terriblemente frío, blanco y quieto
de n o c h e . . .
Una bala hendió la superficie quebradiza; otra
resbaló silbadora... Cachisumpa se internó en
el s a l a r . . . C o r r í a . . . Las balas silbaban d e t r á s . . .
chata un trago de alcohol... Le torturaba el ham-
b r e ; le devoraba la s e d . . . Agua s a l o b r e . . . sue-
lo h e l a d o . . . cielo azul y l e j a n o . . .
Le faltaron las f u e r z a s . . . Cachisumpa se de-
t u v o . . . Miró el inmenso salar desolado,
quieto, blanco, donde había cortado des-
p j jij de chico gran copia de panes de sal. ..
para ganar su coca, su chicha, su pan
y su alcohol...
D i B uJ ° ° ^ A tiro de honda venían cuatro jinetes
REQUENA EXALADA espectrales sobre cuatro corceles negros...

El pr i n c i p a d o
El ovigen del principado de As-
t u r i a s se remonta al reinado de don
J u a n I de Castilla, quien, lo mismo
que su padre don Enrique II el Bas-
tardo, se vio acosado por las pre-
tensiones del duque de Eancaster,
a quien apoyaban principalmente los
portugueses. El duque de Lancaster
pretendía la corona de Castilla y
I.eón por los derechos de su esposa
doña Constanza, hija de don Pedro
el Cruel. Deseando don Juan I la
paz, y no teniendo motivos el pre-
tendiente inglés para apetecer la
g u e r r a , celebraron ambos el trata-
do de Troncoso sobre la base del
matrimonio de don Enrique, infante
primogénito de Castilla (llamado
después E n r i q u e I I I ) , que a la sa-
zón tenía nueve años de edad, con
doña Catalina, que entonces conta-
ba catorce, hija del duque de Lan-
caster y de doña Constanza de Cas-
tilla.
Confirmóse luego en Bayona
(1388) la paz de Troncoso, firmán-
dose las capitulaciones matrimonia-
les por el duque de Lancaster y los
embajadores de Castilla. Refirién-
dose a ellas, se lee en la Crónica
de don J u a n I : "Otrosí pusieron y
ordenaron los dichos rey don J u a n
e duque de Alencastre que el dicho
infante D. Enrique oviese título de
se llamar principe de Asturias e la
dicha doña Catalina princesa". Este
es, pues, el origen del principado de
Asturias y su primitiva institución.
Don J u a n , para dar a su hijo y
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estacionadas de ffran so- metal blanco
noridad, a pe- i Má 9 0 teado, a . .
sos . . . . I T* • "^ Representamos
C A R A / Y CA.RETTVr
de
sucesor don E n r i q u e la investidura
del Principado de Asturias, le hizo
sentar en un trono real "y llegó a
él y vistióle un manto y púsole u n
chapeo en la cabeza y en la mano
una vara de o r o ; dióle paz y llamó-
le Príncipe de Asturias".
Pero no consta que don J u a n I,
al dar a su hijo Enrique el título
de Principe de Asturias, instituyera
este principado para todos los futu-
ros sucesores a la corona de Casti-
lla ; fué una gracia sólo otorgada a
su hijo por haberlo estipulado asi
con el duque de Lancaster. Acaso
DESPUÉS DEL BAILE
— O y e . . . ¿Dónde vive Tomás
Maloney?
— Pero sí Tomás Maloney eres
tú.
— Bueno; no importa. P e r o ,
¿dónde vive?
(De Londoa Opinión, Londres).
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A s t u r i a s
quiso imitarse el título de príncipe
de Gales que disfruta el heredero
de la corona inglesa; pero es más
probable que se tuviera presente el
de delfín dado al sucesor a la coro-
na de Francia, y el de duque de
Gerona que se daba al heredero del
trono en A r a g ó n ; pues en el tes-
tamento del mismo don J u a n I
( 1 3 8 8 ) , al otorgar al infante su
hijo los señoríos de Vizcaya y Lara
y el ducado de Molina, manda que
"sean siempre para él y para los
otros infantes que fueren herederos
de C a s t i l l a . . . así como es en Fran-
cia el delfinazgo y en Aragón el
ducado de Gerpna".
Don F e r n a n d o Vida considera co-
mo verdadera escritura de fundación
del Principado de Asturias el alba-
lá dado por don J u a n I I a favor de
su hijo don Enrique ( I V como rey
de Castilla).
Como a este príncipe don E n r i -
que le hubiesen usurpado sus d e r e -
chos algunos nobles asturianos, él
les escribió una carta en que les
recordaba que las ciudades, rentas y
jurisdicción de Asturias le pertene-
cían "como hijo primogénito here-
dero dey r e y " ; y añadía que Astu-
rias "debe ser tínico Principado de
mí y de los otros hijos primogénitos
que fueren de los reyes que son y
serán en estos Reynos, y cada uno
de ellos en vida de su p a d r e . . . "
La fundación del principado de
Asturias se hizo, pues, para los
hijos primogénitos del rey reinante.
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>Como ha cambiado Vd./

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Ya no tiene aquel aspecto de frialdad y agota-

miento que le daban los cabellos blancos.. .
Al fin se ha convencido de que toda persona no tiene
más.edad que la que representa y de que las CANAS,
como la nieve, no son propias de la juventud.
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hace desaparecer los CABELLOS BLANCOS
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Ama a tu madre sobre todas las mujeres. 3-C.
No abrigues pensamientos que no pueda co-
nocer tu madre, ni cometer actos que cl!a no de-
ba ver.
Declárate culpable, antes que mentir hipócíi-
tamente.
Sé en tu casa la que con amor y al.egria des- En cabritilla charolada. En osearla
vanezca amarguras y atenúe tristezas. negra, id. marrón habano. Emplan-
Piensa en ser modesta antes que bella y siem- tillado. Doble suela y suela sencilla.
pre buena.
Ten convicciones sinceras, fe pura, conocimien-
tos sólidos e inagotable caridad.
15.
Trabaja en el hogar como si no tuvieras el
auxilio de tu madre. Obra toda tu vida como si
estuviera presente.
Aprende el arte de escucliar con paciencia, ha-
bla sin encolerizarte, sufre y goza sin extremo
y tendrás mucho conseguido para ser feliz.
Acostúmbrate a ver en tu casa la mejor de la.s
residencias, y en tus padres los mejores amigos.
Trata y quiere a todos tus hermanos y cria- En anca de potro de color y negra.
dos como hijos. No olvides que la que no es bue- En becerro gum meta! color, extran-
jero ; id. color negro. En osearía de
na amiga, no será buena esposa, y que la que no color y negra. Doble suela. Taco
es buena hija no será buena madre. rodado.

$ 15.
Modelo 165
3-C.

En cab. char. aplic. gamuza negra.

En bec. negro, aplic. lagarto negro;
ídem de color, aplic. lagarto marrón.
En gamuza marrón, aplic. bec, ma-
rrón. Taco de 5 Vz ctms. únicamente.

15.
Modelo 158
3-C.

U L T I M O RECURSO
.Y si no se va usted, llamaré a mí esposa.

En lagarto y cocodrilo marrón, con

bec. color. En bec. s a u t e r n e con bec.
Sueño revelador color. En gamuza negra, con charol;
id. bois de rose, con bec. color. En
David Pavey tuvo un sueño dorado reciente- béc. marrón imitación nonato, con
cabritilla africana. Taco 5 ^ ctms.
mente, y el sueño se convirtió en realidad. únicamente.
Hace cinco años la mujer de Pavey perdió
dos sortijas de diamante y un valioso reloj que
no había podido recobrar. En el sueño, Pavey $ 15.
vio que los diamantes y el reloj venían hacia él
cantando el dulce refrán "Ya vamos..."
Antes de que se desvaneciera la visión, tuvo AL I N T E R I O R
la revelación del lugar donde estaban escondidas
las alhajas. Al despertarse del sueño abrió el Remitimos en eldía. In-
colchón sobre el cual dormía y encontró todos los cluya cincuenta centavos
objetos. para gastos de envío.
Alegrísimo los mostró a su esposa, y entonces
ella, de repente, recordó que un día que iba a
salir, temiendo a los ladrones, los había escondido
en el colchón.
Hagamos con los demás lo que
desearíamos se hiciera con nosotros Modelo 706
3-X.

En el ejercicio de los negocios, lo más conveniente ES

D E C I D I R S E S I E M P R E POR LO QUE SEA
HONRADO, PROGRESISTA Y JUSTO.
Tensa en la opinión pública ha conquistado su crédito
sólido y su excelente reputación, cimentándola con la
práctica de esa regla. Desde su apertura, algo más de
un año, Tonsa ha vendido más de 4 4 0 . 0 0 0 PARES En Bum metal negro y marrón. En
de calzado, cubriendo una suma de SEIS M I L L O N E S escaria negra y marrón. Suela con
Y M E D I O DE PESOS. doble costura, taco rodado. Todo fo-
rrado en cabritilla. Calzado de mucha
No ha existido un solo reclamo de parte de sus clientes duración.
que no haya sido atendido satisfactoriamente. Insisti-
mos en que Tonsa sacrificará siempre pequeños inte-
reses en beneficio del comprador, porque entendemos $ 15.
que al obrar distintamente nos atraeríamos con aterra-
dora rapidez la censura y la desconfianza generales.
Para Tonsa conformar a un cliente reviste tanta im-
portancia como conformar a miles. Como se ve, no
ocultamos la razón de nuestro éxito. SUCURSALES:
CÓRDOBA
9 de Julio 62/64

MENDOZA
San Martín 1266

[ ^ ^ EL CALZADO PERFECTO
MAR D E L PLATA
FLORIDA, 260 San Martín 2324
 CA.R/V/- Y C A R E T A S

s, EÑOR M i n i s -
tro : No debe
usted interpre-
tar como una
vulgo terneros, — con
un bozal aferrado a la
trompa, la angustia en
los ojos y el s o l l o z o
irrespetuosi- en la garganta, contem-
dad, que yo, la plan el robo inhumano
más humilde e insignifi- de lo que legítimamen-
cante de las vacas, le en- te les pertenece.
víe esta carta,, hecha en- Nosotras, señor Mi-
tre mugido y mugido, nistro, por propia debi-
aunque sé perfectamen- lidad, toleramos que con
te que los animales no n u e s t r o s c u e r n o s el
tenemos derecho a diri- hombre fabrique desde
ífirnos a los ministros. lui mango de cuchillo
Ingeniero M i h u r a : hasta el de una nava-
¡Ha sonado la hora de ja o de un paraguas.
las vacas — y no la Luego, con nuestras
de la espada, como dice carnes — cuando ya no
Lugones — y es necesa- rendimos la cantidad de
rio que se nos proteja ! leche que exige la vo-
¿ Por qué, señor, se per- racidad de los raciona-
mite que nosotras, las les — se aderezan los
pobrecitas vacas, seamos más delicados y apeti-
víctimas de la burla san- tosos platos.
grienta que nos hacen ¿Qué mayor sacrifi-
las mujeres? ¿Cree us- cio se nos puede exi-
ted que hay derecho a gir?
•que las damas, por ca-
pricho, coquetería o im-
posición de la moda, se
QUE SE Transamos por todo
lo expresado, señor Mi-
nistro, pero no quere-
paseen disfrazadas con
los cueros de nuestro"
P R O H I B A LA mos tolerar que se bur-
len p ú b l i c a m e n t e de
queridos hijos en ges-
tación ?
MODA DEL nuestros adorados hijos
luciendo su cuero por
Seré más clara y ter-
minante, señor Minis- NONATO las calles.
¿Qué diría usted, se-
tro : me refiero a la ma- señor Ministro de Agri-
nía actual de las muje- cultura, si nosotras las
res de hacerse sombre- \ acas — que nos honra-
ros, tapados, carteras y Carta de una vaca desconsolada mos en depender de su
hasta zapatos con los al M i n i s t r o de Agfricultura, ministerio — saliéramos
cueros de los nonatos. r e v e l a d a indiscretamente por en procesión por la ca-
Nuestro silencio y fi- lle Florida, vestidas con
losofía — heredada de un L loro y dada a la publicidad polleritas hasta la rodi-
nuestros estúpidos pa- lla, luciendo coloretes
rientes los bueyes — a p or en las mejillas, ri-
través de las herejías LUIS P O Z Z O A R D I Z Z I mel en los ojos y "rou-
que nos han hecho su- ge" en los labios, y nos
frir los humanos deben paseáramos, caminando
terminar de una vez: sobre las patas traseras
¡ proclamamos justicia y estamos dispuestas mientras en las delanteras lleváramos guantes
a conmover al Gobierno a fuerza de mugido.s y carteras de piel de señoritas?
lastimeros 1 Es necesario, señor Ministro, que usted in-
Señor: nosotras las vacas somos las ver- tervenga. ¡ No permita que se nos haga esta
daderas madres espartanas de la historia zoo- nueva afrenta! Vele por nosotras, ya que usted
lógica. ¿ Qué madre ha sufrido con más re- lleva un nombre ilustre, que nosotras respeta-
signación los vejámenes que nos impusieron mos y admiramos.
los mortales ? Nadie, señor Ministro, nadie. Se lo pide, profundamente conmovida, una
¡ Ah, quisiera que por un segundo usted se vaca desconsolada que está dispuesta a sacri-
sintiera madre para que interpretara fielmente ficar toda su leche por la Causa, amamantando
el dolor que nos embarga en estos momentos! con el mayor desinterés a todos sus ilustres
Nosotras, las vacas-madres, permitimos que, descendientes.
despiadadamente, se nos despoje del tesoro que Será justicia.
encierran nuestras ubres, mientras los hijos — La Vaca Rosilla
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a casa d o n a e vivio y a m ó Edga r 'oe

E n . mi infancia — escribe Char-
les Hanson Towne en " T h e Deli-
neator", de Nueva Y o r k — acos-
tumbraban llevarme desde el centro
de N n e v a Y o r k hasta cierto paraje
que entonces me parecía como una
comarca remota, para visitar la pe-
queña casa de campo donde vivió
y amó un gran poeta. Yo sabía que
su nombre era E d g a r Alian Poe, y
aun en aquella edad temprana co-
nocía la leyenda indeciblemente t r i s -
te de su vida. Había escuchado a
un viejo caballero, amigo de mi pa-
dre, recitar tan a menudo en tonos
vibrantes " T h e R a v e n " (El Cuer-
vo) y " T h e Bells" ( L a s Campanas),
que los versos llegaron a conipene-
trarse con mi alma.
¿ A quién no le agradaría vivir en
una casita como la de Poe, instalar-
se cerca de las diminutas ventanas
para leer o escribir, percibiendo
entretanto el fugitivo perfume de
amor que en otro tiempo palpitara
allí, y sentir casi el calor de la
presencia de aquellos amantes tan
felices a pesar de su pobreza ?
E n t r a d o ya en la virilidad, cada
vez que visitaba yo esta linda y re-
ducida vivienda pensaba en la mu-
jer que soportó con el poeta la mi-
seria más c r u e l ; que remendaba sus
destrozadas ropas hasta que apenas
quedaba que remendar, que calenta-
ba sus menudas manos al fuego de
una pequeñísima e s t u f a ; que prepa-
raba el alimento de su amado —
cuando había alimento que p r e p a r a r
— y que murió al cabo en el lecho
que todavía se conserva y que en
aquel tiempo tristemente lejano sólo
estaba cubierto de paja. Cuando
Virginia Poe falleció en aquel le-
cho, el sobretodo de su marido ha-
bía sido echado sobre su infeliz y
delicado cuerpo p a r a resguardarla
del frío.
Afortunadamente, algunos buenos
amigos acudieron a aliviar su mi-
seria ; y M r s . Clemm, la madre de
Virginia Poe, pasaba con ellos en
F ó r d h a m la mayor parte de su tiem-
po. Sentía gran ternura hacia am-
bos jóvenes, y cuando otros parien-
tes se opusieron al matrimonio del
poeta a causa de la extreinada ju-
ventud de la novia, fué ella quien
destruyó las barreras haciendo po-
sible su unión en los albores de su
primer romance. Nunca les faltó su
protección, aunque muy poco poseía
de bienes terrenales- U n hombre co-
mo Poe, con un corazón de niño y
un rostro de ángel caído, estaba des-
tinado a atraerse el amor de las
mujeres h o n r a d a s ; y, a pesar de las
historias difundidas acerca de sus
flaquezas, no existe testimonio al-
guno de que durante la vida de su
amada esposa se permitiera él hun-
dirse en aqtteWa cloaca simbolizada
por Ja locura de la embriaguez. Des-
pués de la muerte de la joven en
ese helado día de enero de 1847,
¿ quién podría censurarle de que se
entregara a una vida desastrosa ?
D u r a n t e largos años había bata-
llado por dar expresión a sus pen-
samientos, sin que mujer alguna le
inspirara en el arduo campo de la
literatura. Cuando Virginia apareció
en su vida, sintiéronse mutuamente
a t r a í d o s : fué uno de aquellos ro-
mances soñadores, espirituales, que
ninguno de ellos supo resistir. Mi-
ráronse en los ojos, y los días ad-
quirieron nuevo significado. La tía
del poeta, M r s . Clemm, comprendió
el inevitable resultado y al punto se
convirtió en su consejera y amiga.
Siempre había profesado simpatía
por el romántico mancebo de tristes
y ardientes o j o s : ojos que parecían
penetrar el porvenir y mirar más
allá de las asechanzas del tiempo. A
pesar de que Virginia sólo contaba
trece años en la época en que cono-
ció al joven Edgar, su madre tuvo
la convicción de que sucedería lo
que debía suceder; y en el registro
figura una declaración falsa acerca
de la edad de la doncella. La tía
de P o e fué para él una segunda
madre ; y éste le dedicó una de sus
más tiernas poesías. Esta familia de
t r e s "vivía solamente el uno para el
o t r o " , como M r s . Clemm lo decla-
raba. Poe repetía c o n s t a n t e m e n t e :
" N o conozco a otra tan hechicera
como mi linda mujercita".
La pequeña casita de F ó r d h a m
existe todavía, pero no exactamente
en el mismo sitio donde fuera edi-
ficada ; y también es diferente aho-
ra, con el ruido de los tranvías
que pasan delante de sus puertas.

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Fl G U R A S DE
ACTUALIDAD

V A L D I V

w
j^
en
a>
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ce

m A 1 m 1 n M. o t
Marino de heroica y brillante actuación en la armada de su país, el gentil y atable
embajador que envió Francia como jefe de las naves de guerra (|ue nos visitaron
logró conquistar unánime simpatía en las esferas oficiales y círculos sociales, cum-
pliendo a maravilla su altísima misión.
 : y \ R A X Y CARETA./

efenoritci

'do ^arlre^í^
^^OTicepaóTi Loj'a
"^—-^ ' ^ fOTO zuaETTi -%•
La más reciente foto de la familia del
embajador argentino, tomada en la esca-
lera de la Embajada. El doctor Puey-
rredón con su señora esposa y sus hijos.

El embajador argentino en E s -
El e m bajad or argentino e n Norteamérica tados Unidos, doctor Honorio
Pueyrredón, practicando golf
en los links del Chevy Chase
L AWashington,
presente nota gráfica, obtenida por nuestro corresponsal en
nos muestra varios aspectos de la vida íntima del Club, de Washington.
doctor Pueyrredón, cuyas importantes y activas gestiones diplo-
máticas no le impiden dedicar largos ratos al amor de los suyos.
 B R A S I L M É J I C O

Concurrentes al por sus colegas

almuerzo ofreci- brasileños, en el
do a los aboga- Jockey Club.
dos a r g e n t i n o s

Los jurisconsul- centro, el doctor

tos a r g e n t i n o s Rodrigo Octavio,
que visitaron el p r e s i d e n t e del
Brasil, a su lle- Instituto da Or-
gada a Río de dem dos Advoga-
Janeiro. E n el dos B r a s i l e i r o s .

General Alvaro Obregón, General Arnulfo Gómez, General Francisco Serra-

ex presidente de la Repú- candidato, como ei a n t e - no, otro de los candidatos
blica, candidato del par- rior, a la presidencia de a la primera m a g i s t r a t u r a
tido Reeleccionista para el Méjico. Lo presenta el de la república del norte
nuevo período. partido Antirreeleccionista. para el período 1928-32,

El ministro argentino, la comitiva oficial y los primeros alumnos de ia escuela popular Faustino
Sarmiento, de Méjico, el día de la inauguración.
í
CARA/ Y
r CARETAS

es

Robert Agnew y Ka-

thleen Myers en una dia cinematográfica
graciosa e s c e n a de que acaba de estrenar-
"Mis pebetas", come- se con éxito en nues-
tras principales salas.

TCyNTKsO DEL ^ILCNCIO

Una escena de fina comicidad de "Sin con-

trol", película interpretada con singular acier- Pat O'Malley, Virginia Brown Faire, Rosa
to por Harrison Ford, Phíllis Haver v Toby Rosanova y Max Davidson, principales intér-
Claudi. pretes de "Primero la diversión; después los
negocios".
 CJ\RJ\J- Y C A R E T A S

Ser estxtdicso es Konra^r a lak. Pa.íria. y h c n r a r x e a^ si tnistno

Ernesto Calderón, Carlos A. Carena, Elena Águeda, la Jorge A. Pegoro- Santiago Fernán-
el alumno más so- el alumno más so- al u m n a más so- ro. el alumno más dez, el alumno más
bresaliente del 69 bresaliente del 69 bresalien te del 69 sobresaliente del 69 sobresaliente del 89
grado de la tarde grado de la maña- grado de la tarde grado de la maña- grado de la maña-
de la Escuela N? na de la Escuela de la Escuela Nv 4 na de la Escuela na de la Escuela
13 del Consejo Es- N9 8 del Consejo del Consejo Esco- N9 10 del Consejo N? 5 del Consejo
colar XI. Escolar XII. lar XI. Escolar XI. Escolar XI.

Alberto Siperman^ Rudolfo C a p a t t o » María M. Riobó, la Carlos Lo w y , el Francisco Ríos, el

ef alumno mas so- el alumno más so- a 1 u m na más so- a l u m n o más so- a l u m n o más so-
bresaliente del 69 bresaliente del 6? bresaliente del 69 bresaliente del 69 bresaliente del 69
grado de la maña- grado de la tarde grado B de la Es- grado de la maña- grado de la E s -
na de la Escuela de la Escuela N9 cuela N9 1 corres- na de la Escuela cuela N9 12 co-
N9 9 del Consejo 15 del Consejo Es- pondiente al Con- N9 13 del Consejo rre s p o n d i e n t e al
Escolar XI. colar XIU. sejo Escolar IX. Escolar XI. C. Escolar X.

Bernardo Locolos- Emma Guerrieri, la Agustín B. Ceretti, María Elena Silva, Isaac Radunsky, el
ky. el alumno más alumna más sobre- el alumno más so- la alumna más so- alumno más sobre-
sobresaliente del 6? saliente del 69 gra- bresaliente del 69 bresaliente de la saliente dei 6*? gra-
grado de la maña- do B de la Escuela grado A de la Es- Escuela N9 2 co- do A de la Escue-
na de la Escuela Nv N9 1 del Consejo cuela N9 1 del Con- rrespondiente al C. la N9 1 del Consejo
1 del C. Lscolar X. Escolar XIV. sejo Escolar X Escolar XV. Escolar XV.
prcMemsi escribe
pre^idea- \4ceafe
cial C. Galle

AV. DE M A Y O 14-1'

^<-*^
 EL E T E R N O F E M E N I N O

V-
V E R A N I E G A
ffon voile", s e g ú n la
afirmación de un fa-
moso y e x p e r t o mo-
disto de Nueva York.

UNA ESTRELLA DEL BAILE BELLEZA PERFECTA

Carmelita Delgado, graciosa bailarina espa- Diana del Balzo, hermosa bailarina italiana,
ñola, conocida en todos los centros artísticos considerada como una de las mujeres más
de Europa y Norteamérica, que actualmente perfectas del reino por un reciente jurado
hace las delicias de los públicos de Milán. compuesto de a r t i s t a s escultores.

\m 1 TI;, . HW''« WBÉSSf

•B8a

'
4 .
% -A-^^
1^^^ •St
WtT' 1

CAMPEÓN MUNDIAL EN PELIGRO

Ese estudiante que aparece en el suelo rodeado por una colección de ninfas radiantes es el
campeón mundial de los estudiosos. No existen para él más curvas que las del pensamiento. . ,
Pero todo es una farsa. Note el lector que ya perdió el sombrero y pronto perderá la cabeza.
Además, el libro que lee está al revés.
CARA/ Y

"No pudiendo nai-

de decir feo al Pa-
lacio del Correo,
¡no» no! pero si» si,

BROCUZ\CITO/ DE / A l C I \ / D Z ^ D

ITALO-VASCONGADA
— ¿Cerquita di la estazione?
— Poquito menos un legua no más.
— ¿Ccá gay?
— Vaquitas, terneros y el toro tafiao en el tam-
bo, y taniién parte sembrao del potrero chico con
frente dando al camino real.
— ¿Ta sembraste radicha, rapoyo e lacliuga?
— Topinambur para que chanchos con el hoci-
co arrebuscándose la vida.
— ¿Ta d o e l e ? . . .
— Ni pisándome el goma de una rueda del óm-
nibus ése. Además, botines que yo usando, arre-
domones todavía.
— Dica, ¿cosa istá lu tupinambuse?
— Como un papa que teniendo el mismo aire
del familia que el batata.
— ¿Osté, don forastiere, no sa siente frío?
— Yo andando bien abrigao por dentro y por
fuera, igual que la casilla de madera con doble
forro, el piso y tamién el cielo raso.
— ¡ Lu sapratodo al invierno!, ¿ e h ? . . .
— El pilcha esa de nada sirviendo para el hom-
bre que ordeñar teniendo. Una
ve:: que yo poniendo sobretodo, _ , „ . 1\A (^
parcciéndome vaca maneada. Más i ü i-. M v j
mejor el lindo poncho, que poco pesando y mu-
cho abrigando.
— ¿Traco il suo ponchite?
— Dos cosas que nunca dejando en las casas
del tambo cuando yo teniendo que bajar al capital
en invierno: mi poncho y mi tirador.
— Lu diradore sa t'asoma coriosamende per de-
bácose dil chalécose, ma in coanto a lu ponchite,
¿arónde lu habese decade?
— En el fonda donde yo siempre parando.
— ¿In cá caye ?
— Arreconqiiísta poquito antes de llegar calle el
Paraguay, dueño paisano mió, con. camas en las
cuales ni un chinche encontrando ni para el mues-
tra ni para el remedio.
Un golpe seco en el cajón del lustra botas anun-
ció que los "arredomones todavia" brillaban al sol
de una mañanita del mes de agosto.
— Y dando el propina, che.
— ¡ Eh, s i ñ o r e ! . . .
— Para que con el otro moneda de diez, vaso
rica leche tomando.
— Vino, ¡ vino, siñore!, ca con
R T M A P
r\ I IViy-VO ]¡a^'"°
'! " ° ^^j j'^ yjj^Q^
¡„ gQjg viene ¡siñore!
la malanco-
Cj\Tf A r Y C.\)iET/KJ

Concurrentes ai oanquete o trocido por el director del Puerto,

ingeniero A. Stevenin, en honor de los marinos superiores del
harí^o franjé*:.

ftJ^H^BiHnilHK. «II ,. ÜrA M j "^

» 1 , 1 i : / 1 >
.', :• . » ^ - • ViS-í •' ' "sC'*' -''¿í s t '• -

• H K ^ f l K í ^ ' ^ ^ l i i J * v ' ^^ ^
^^^^BB^wfHtyfciv» ''^Hl ,-«8* r
i- ^w^1«*"
1 IS*-,'"-'^^^IgAí? J^fc. V

1 f #¿Si e"^ "''•>- ^ - 2 "

Colocación de una corona de flores en el Aspecto general del gran banquete con que la colectividad
monumento al general San Martín por francesa residente en Rosario obsequió a los jefes y oficiales
los marinos vi<;itantes. del "Jaoruar".

9
-, 1 ^ ^ '•' ^ 'j ' '^

K\ yy
í

L
Baile en el Club Francés, celebrado con inusitado brillo como número del programa de
agasajos a los mismos militares.
 C,\U/\.I í fAlíKIAJ"

O
/ocm cm ^ o¿H^
Si'NCILLO TAPADO PARA FINES DE LA ESTACIÓN DE INVIERNO.
i:S DE TISÚ DE SEDA OBSCURA CON O R I G I N A L E S A D O R N O S .
 0 \ K y \ y Y C AP^ lAX

r ^•

CALLE EN TILCARA
ACUARELA DE LEONiE MATTHIS
 CARyV> Y CV\Rtr>W
r Demostración a clon A l f o n s o R e y e s
I

Cabecera de la mesa en el banquete ofrecido al embajador de Méjico e ilustre hombre de

letras don Alfonso Reyes, a iniciativa de la revista *'Nosotros".

En honor de la s e ñ o r i t a Elena Pagés Gunain

Amigas de la distinguida señorita Elena Pagés Gundin, que la obsequiaron con un almuerzo
celebrando su próximo enlace. Fueron comensales las señoras: María Teresa Araya de Casta-
ñeda Vega, Juana C. de Alonso, Elena -Ar_aya de Yiuce, M. Celina Pagés de Caballé, Elena
Christensen d e Fernández,^Josefa Araya de Cucullo, Sara Castañeda de K n u t t y y M. E s t h e r
Márquez de Castañeda Vega, y señoritas: Julia, Silvia y Ecilda Castañeda Vega, Lola Ar&üello»..
Elsa Christensen, Nene y Mabel Sáiz Martínez, Esther Meló, M. Luisa Santillán Villar, M.
Isabel Sciurano Castañeda, Tina Bosi e Hilda y Silvia Turner.

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Botare, en la sesión extraordinaria celebrada por la

Liga Patriótica Argentina para entregarle la medalla de oro al mérito. Acompañan al distin-
guido prelado el Nuncio Apostólico y el presidente de 1» institución, doctor Caries.
 Celebrando la gloriosa efemérides nacional del país hermano, la institución invitó
a las figuras m á s prestigiosas de la colectividad entre nosotros, a s í como a un
núcleo de conocidas personalidades de nuestros círculos sociales.

Doctor Karl Sapper, Mr. Cyrel S. Cabb, Don Alfonso M o l i n a Ingeniero Alejandro Don P e d r o P r u d '
profesor de la uní- diputado al parla- Quiñones, ex presiden- E. Bunge, incorpora- Homme, director de
versidad de W u n z - mentó británico, que te de la República de do recientemente co- Le Courriere de la
burg, Alemania, que estudiará n u e s t r a s El Salvador, distinguí- mo miembro de la Plata**, n o m b r a d o
pronunciara v a r i a s actividades c o m e r - do h u é s p e d en esta Facultad de Ciencias caballero de la Le-
conferencias. ciales e industriales. Capital. Económicas. gión de honor.

Inauguración de la Exposición de Ganadería

Tribuna oficial ocupada por el presidente de la Nación

EL PRIMER TROPEZÓN doctor Alvear, distinguidas damas, ministros, funcio-
narios e invitados, durante el acto inaugural del 40?
torneo nacional de ganadería celebrado por la Socie-
dad Rural Argentina con extraordinario éxito.
 En honor

Ofrecido por el señor Antonio Manzanera, se sirvió en el Club Español el

banquete en obsequio del señor Noel, festejando su brillante actuación como
delegado de la República Argentina a la Exposición de Sevilla. Grupo de comen-
sales a la amena reunión.

D o c t o r E. J . von Doctor Abraham de Doctor Francisco E. Doctor Agustín Don Julio C. Raffo
Komoroski M e n g e , la Vega. Correa. Araya. de la Reta.
profesor alemán que
dará conferencias en Miembros de !a Cámara de Diputados que forman la delegación argentina al Congreso
la Facultad de Me- Interparlamentario de Río de Janeiro.
dicina de Córdoba.
Homenaje a la m e m o r i a del doctor J. M LA APERTURA D E LA CAJA DE
Ramos Mejía CONVERSIÓN

Alumnos de los colegios dependientes de los Consejos MOLINA. — SALGAN A TOMAR UN P C

1 y 9 de la Capital, que tributaron un sentido home-
naje frente al sepulcro que guarda los restos del QUITO DE A I R E ; PERO MUCHO CUIDADO
eminente ciudadano, acto a! que prestaron también
su concurso el presidente del Consejo Nacional de CON LO QUE H A C E N . . .
Educación y otras personalidades.
CAR^y Y
LD que evccaa lax maacj*
ARTURO CAPDEVILA
A SI debió ser la mano del señor
des Essaintes, que vivió en la
molicie derramando a su alrededor
piedras preciosas "como un perfume
coloreado" para alhajarla. Una vo-
luptuosidad oriental volcó en los poe-
mas que escribiera Capdevila en el
fastuoso escenario de sus montañas
natales y donde sueña ver llegar un
día la c a r a v a n a de la reina de
Saba para ofrecerle, como un reino
más, su mano esclava del recuerdo.
LUIS GARCÍA
VIZCONDE
L UIS Pardo, que se llama por olvido Luis García,
tiene la pluma de los picarescos ingenios espa-
ñoles en su mano. Después de treinta años, sus con-
sonantes, como una arenilla de color, tiñen aún el
—^ _ papel de "Caras y Caretas". Es la mano de un espi-
ta «^ ritu elegante que, no pudiendo quebr&r la apostura
hidalga y tiesa del castellano, echa la dádiva de la
gracia como un hilo de sangre que se va sigiloso
por la lapicera. Petronio usó también de esta pluma.
Luis Pardo, en cambio, heredó su mano.
de nuerivcs excritcrex
ALFONSINA STORNI
A señorita Julia de Lespinasse escribía carias
L de amor y las databa "De todos los instantes
de mi vida". Tan sinceras fueron. Esta mano de
Alfonsina Storni ha tomado la pluma con el en-
tusiasmo de la enamorada del siglo XVIII y las
cartas que evocan los amores más intensos de ese
siglo de amor palidecen ante el lirismo de esta
mano que se crispa y enriquece la poesía argen-
tina de los más hermosos versos de pasión y
angustia femeninas.
CARETWy
FERNANDEZ MORENO
E S la mano de un médico que se
acercó medroso llevando un bál-
samo empírico al enfermo. Y cuando
iba a recetar el alcaloide caprichoso
que hace vivir o morir, escribió ver-
LASCANO sos breves, delicados y sencillos, pues
su sensibilidad le había descubierto
T E G U I en la humanidad doliente una única
enfermedad, incurable y quejumbro-
sa: ei corazón herido, la herida inci-
catrizable del amor.
 En la L e g a c i ó n de P o l o n i

Asistentes a la comida dada en obsequio del ministro de Relaciones Exteriores, doctor Ange!
Gallardo y su señora esposa, por el ministro de Polonia, doctor Ladislao Mazurkiewícz y
señora Nieves Ramos Montero de Mazurkiewicz.

Presentación cié una eximia artista Astri Hafstad

La famosa cantatriz de cámara brasileña Julieta Franga de A r t i s t a cantante noruega, cuya

Telles de Menezes, con el e m b a j a d o r del Brasil doctor presentación ante nuestro públi-
Rodrigues Al ves y su esposa, después de su brillante debut co ha reafirmado los prestigios de
a n t e selecta concurrencia que la aplaudió en el Odeón. que j u s t a m e n t e viene precedida.

En honor del ministro Cuba

Reunión de diplomáticos motivada por el almuerzo con que los jefes de las misiones extran-
jeras despidieron el ministro de Cuba, doctor Manuel de la Vega y Calderón, en vísperas d»
su regreso a La Habana.
Ayer, cuando José
Podestá era "Pepino
^DO A KPIHO e/ S&
DON JOSÉ
L os hermanos Podestá han entrado en
la leyenda del teatro argentino, que
arrancó de ellos. El escenario nacio-
nal salió del picadero de un circo donde
todos los que tenemos unas canas aprendi-
mos, siendo niños, "a pelear con la pole-
cía". Pero en aquel entonces, uno de esos
hermanos se destacaba. Era el payaso que
cantaba, mezcla de Arlequín de la comedia
italiana y del payador nativo. Los versos
de "Pepino el 88" estuvieron en la boca
Hoy, cincuenta
a ñ o s después.
En la pampa y sus yuyales
que del salvaje fué cuna
resplandece hoy la fortuna
en lino, trigo y maizales,
en la cruza de animales
con razas de las mejores,
cabanas que son primores,
chacras y estancias modelo
y labrado el fértil suelo
por miles de agricultores.
Allí donde un rancho había
con la guitarra encintada,
donde el gaucho a su adorada
con cantos entretenía,
en donde de noche y día
al llegar un forastero
hallaba bajo el alero
buena carne para asado,
hoy se levanta un poblado
que sorprende al extranjero.
joss; J.
88" y dialogaba
con su burro Pancho.
J. PODESTA
del pueblo, estilos y milongas que prepara-
ban el imperio genial del tango. Pepe Po-
destá los compuso con picara enjundia crio-
lla. Hoy el payador, que vive fuerte y ri-
sueño en una ciudad de provincia gozando
la intima recompensa de haber hecho varias
generaciones de hombres felices, ha vuelto
a hallar la guitarra donde se ha puesto- a
meditar sobre el pasado, y en estas cuatro
décimas evoca, honesto y melancólico, la
tradición que se pierde.
Todos esos campos fueron
palmo a palmo conquistados
por paisanos y soldados
que fama a la patria dieron;
pero hasta hoy no tuvieron
el premio de esa victoria
que perpetúe la gloria
de tan heroico momento
en un digno monumento
que recuerde aquella historia.
Cuentan los viejos paisanos
que en las noches tormentosas
se ven sombras misteriosas
vagando por los pantanos;
en las lomas y en los llanos
rumorea una canción
que es gemido, imploración
de los miles que allí han muerto
por conquistar el desierto,
que piden una oración.
POÜIÍ:STA
 C A R y * ^ Y CA.RETy\X

N O T A S V A R I A S

Esquina de Caseros y J u j u y donde los dos automóviles que aparecen en primer término de la foto,
chocaron violentamente a causa de una errónea maniobra, derribando luego a tres obreros que allí
trabajaban en obras sanitarias» uno de los cuales, José Cascan, falleció a consecuencia de las heridas.
Violento choque de automóviles

Los autos 10818 que guiaba Manuel Gómez y 6SS4 que manejaba J u a n Ovile; quienes chocaron de
manera violenta en las calles Rivadavia y Ceballos, resultando con lesiones leves el pasajero J . E .
Gerri que iba en el último, y sufriendo los coches considerables desperfectos.
Atentado terrorista

Destrozos que causó la explosión de una bomba colocada en
el frente de la Agencia Ford, en Córdoba, al parecer como
acto de protesta por el a s u n t o Sacco-Vanzetti.
Naufragio d e un vapor d e
El sereno P e d r o Negri que se
salvó de manera milagrosa: a su
lado el reloj que a causa del es-
truendo se detuvo 2 horas.
excursión

El "Favorito", tuaba tráfico de

pequeño vapor excursionistas,
h u n d i d o en p e r e c i e n d o 26
a g u a s del lago persogas, en su
Michigan, esta- m a y o r í a ma-
dos Unidos de dres q u e via-
Norteamérica, jaba c o n s u s
mientras efec- hijos.
 NO^IAS SAiJENTfC§ fLIE]L

MENDOZA
Autoridades de la Provincia y miembros de la Escuela de Comercio durante la dis-
tribución de premios a los nuevos contadores públicos.

TUCUMAN LA PAMPA
Part Cabecera de la mesa en la comida ofrecida
tico.IitfraH« *=°»^"»-^«ncia al festival artís-
co literario realizado con buen éxito en el al rector del Colegio Nacional, de Santa Ro-
sa, doctor Manuel R. Avila.
Circulo del Magisterio.

SAN LUIS
Reunión del cuerpo médico, bajo la presidencia del doctor Ricardo Rodrí^ruez Saá,
con motivo de la visita del secretario general de '*La Revista Médica de Cuyo'*, doctor
Mario Jaukowski.
 CARAT- Y CARETAS"

1/\S S/M.BENfO DEL INTEÍ^IO

E N TRE RÍOS
Componentes del elenco de la compañía Morganti que tuvieron a su cargo una representación
teatral en la cárcel de Concordia, acompañados de los funcionarios que asistieron al acto.

R O S A R I O DE LA FRONTERA
El señor Tito L. Roca despidiéndose de sus amigos antes de abandonar las termas.

Señoritas de P r i n s Llobet y Señoritas de Prins Llobet con Señora de Fresco y señoritas

Mignaqui y don R. A. López. el doctor Francisco Llobet. de Mignaqui y Fresco.
CARA/ í A C T U A L I D A D E S CARETAS
Homenaje al doctor Carlos M. Noel En honor de Constancio Vígil (h.)

«.•. .Í5.S.

>
t . ; - • . • ' • •••'í
El ex intendente municipal doctor Carlos M. Concurrentes a la comida que un núcleo de
Noel con los miembros de las sociedades de fo- compañeros y amigos del señor Constancio Vigil,
mento que le testimoniaron su gratitud por las hijo, le ofreció para celebrar el éxito obtenido
atenciones recibidas durante su gestión pública. con su primera novela, titulada "Doña Magda".
B a n q u e t e en honor del Embajador de Francia

P a r t e de los distinguidos asistentes al banquete con que el Instituto de la Universidad de París

en Buenos Aires agasajó al señor Fran^ois M. De Georges Picot por su elevación al rango de emba-
jador de Francia.
D e m o s t r a c i o n e s

Homenaje tributado por el personal del Banco Banquete al ingeniero Pedro Aguirre con mo-
Municipal de Préstamos a su ex director doctor tivo de su nombramiento de director general da
Francisco Rayneli, hijo. obras públicas de la Municipalidad.
CARA^ Y CARETAS
_J¿>0-.¿^i:^te/^2v>-:^

Señorita Felisa Gavina Naón, con el señor Carlos Señorita Elida Montenegro, con el señor J e s ú s
Alfredo Adrogué, en la basílica de la Merced. Rodríguez, en la r e s i d e n c i a de la novia.

Señorita Alicie Girauá Billoud, que reciente- Señorita Ivonne Lartigue, cuyo enlace con el
mente contrajo enlace con el señor Juan Sillón, señor César Fernández Beyró se efectuó en
en Mendoza. la iglesia de San Agustín.

Señorita Julia Latorre, con el doctor Jorge Señorita Demilda Haydee Lazzari, con el señor
A Kairuz en la residencia de la novia, en Antonio A. Cuto, en la residencia de la novia,
' Azul. en Tucuraán.
CARA^ Y D E P O R T E S CA.RJETAJ'

Perla Nava, ganador de la primera categoría de Carlos Morea, campeón argentino de singles de
coche europeo, con un promedio de 100.240 kiló- caballeros, en el torneo realizado por el cam-
metros por hora- peonato nacional.
CJ\R/\J Y
D E P O R T E S C/VRETAX

El equipo del Boca Juniors, que se impuso ne- Guillermo Silva, que venció por
tamente al del Independiente por 3 a O. K. O. a Manuel Bastías.

Los jugadores del Independiente, cuya derrota Bastías, derrotado por Silva en
ha sorprendido a los aficionados. el octavo "round".

Participantes en el concurso de aficionados y profesionales, reunidos en el Ituzaingó

Golf Club.
 cAR^r A C T U A L I D A D E S CARETAJ-
En honor de los delegados peruanos al Congreso Interparlamentario

Representantes de gobiernos extranjeros, autoridades, ministros nacionales, invitados de honor

y demás caballeros reunidos en el Jockey Club para la comida ofrecida por el señor Miguel Checa
Eguíguren a los delegados peruanos al Congreso Interparlamentario de Río de Janeiro.

El Embajador
de Chile en
el Hipódromo
Argentino
El embajador de Chi-
le, don Gonzalo Bul-
n e s, despidiéndose
del p r e s i d e n t e del
Jockey Club, señor
Estrada, después de
ver los caballos con
que esta entidad ob-
sequia al ejército de
su país para reem-
plazar a los muertos
en la catástrofe de
Altapacal.

Fiesta infantil
Niños de Amoldo, Fe-
rrari, Recondo, Areco,
Del fino. Del fino Mar-
tínez, Barros, Casti-
lla, Williams, Bello-
ni. Dantas, Grob Bo-
rell, Massa, Sánchez
Viamonte, Repetto,
Lynch, Elsegood, So-
riano, Blomberg, Pe-
reyra, Ureta, Vel-
gred Lamadrid y Mi-
lone en la fiesta da-
da por doña Carmen
González Catán de
Pérez en honor de
sus nietitos Enrique
Pérez Catán y Emita
Fació Pérez.
 C A R A / Y CARETA/

OSME Saavedra, cam-

C peón ciclista argentino,
es el ganador de las ca-
¡X)S AJEJ" m GCUJHO
rreras clásicas de la tempo-
rada. Resistente, dotado de
grandes recursos, inteligen-
te, es el tipo genuiiio del
gran corredor de "fondo.'
(ESÍIE SWEDBa
-¿...? •/. ::,l - .
— Sueño con las Olimpía-
das. Cuando pienso que en
París hubiéramos hecho diez
veces más, me dan ganas de
embarcarme en seguida para
Amsterdara...
-i.,.?
— Creo, sinceramente, que
podemos hacer algo en el
próximo concurso olímpico.
Podemos ofrecer lucha, y no
digo ganar, pero sí defen-
dernos bien, con honor, lle-
vando el ciclismo argentino
a los puestos que le corres-
ponden en los valores mun-
diales. ..
-¿...?
— Lo de "indio" no in
crean. Me llamaron así, cua-
tro años ha, cuando llegué
de Mendoza, y daba, viéndo-
me, la impresión de un gato
montes; pero lo de "indiq" es
una broma de mal gusto.
Criollo de pura cepa. Eso sí,
— ¿ /. . ?
— Nuestro ciclismo cuenta
con muchos aficionados, aun-
que no lo parezca. De lo que
carecemos es de una organi-
zación nacional, o mejor di-
cho, de una educación ci-
clista "nacional.
-J...?
— Ya sé lo que me dice,
y sé también que todo eso
es muy difícil; pero 3'0 no
me hago ilusiones... aunque
usted me llamad Girarden-
go argentino. Alia las cosas
van de otro modo, y es ne-
cesario quedarse un año an-
tes de hablar.
-i...?,-.,.
— Mi mejor triunfo fué,
sin duda, la Buenos Aires-
Santa Fe, 600 kilómetros en
tres etapas... y ; vea cómo
son las cosas I el triunfo en
el Campeonato Rioplatense
de Velocidad, que se dispu-
tó sobre 1.000 metros!
-¿...?
— ¿Miedo, adversarios?..,
No, hombre. Acepto la ba-
talla. Pierdo, gano y vuelvo
a la lucha con el mismo ar-
dor. Ya le dije: criollo de DIBUJO DE
pura cepa. VALDIVIA

i o E
 CARAJ" Y CARETA/
Feminidades
H->
ARCO O coito, el ca-
bello tiene que lavar-
se dos veces al m e s o i>or
lü m e n o s una. Mejor dicho, la
cabeza. H a y que limpiar el cue- LA CABELLERA
r o cabelludo, que es donde se
deposita eso tan feo y desagra- a co y tiene un nacimiento boni-
dable que se llama caspa. Y,
p a r a lavarse la cabeza, nada me- CUIDADO Y
jor que el agua natural templa-
da y el jabón. Poniendo en la PEINADO
primera agua tm poco de amo-
níaco — una cucharada por ca-
da litro — el j a b ó n hace espuma en seguida, y
no queda ni una partícula de grasa en el pelo.
U n a vez seco, se le lociona para perfumarlo.
Y ahora, como toda-
vía quedan cabezas "an-
tiguas" que no se deciden
-' ^ ^ al tijeretazo, recuerden
que los cabellos muy ne-
NOCIONES
GENERALES
SOBRE LA MA-
NERA DE VESTIR
T A misma moderación, y sencillez (lue hemos
I recomendado más de una vez al ama de ca-
sa sobre su manera de vestir, debe procu-
rarla con respecto a los demás miembros de su
familia, muy especialmente para sus hijas. Unas
veces el anior que se tiene a éstas, otras el de-
seo de realzar su hermosura, el de disminuir su
fealdad o el de colocarlas ventajosamente ciega
a muchas madres hasta el punto de excitar la
vanidad de sus hijas, creándoles necesidades per-
niciosas, fomentando en ellas una pasión que pue-
de conducirlas hasta el vicio, y dando lugar aca-
so a que se avergüencen de su origen y posi-
ción. L a m e n t e m o s la desgracia de estas infeli-
ces jóvenes; deploremos los disgustos que han de
haíer sufrir a sus familias, y evitemos las des-
gracias de otras haciéndoles saber que no ha\
galas, ni joyas, ni adornos que embellezcan a
una joven como la virtud: que no existe causa
más poderosa para ridiculizarlas y enajenarles
simpatías como la ostentación de un lujo (|uc
desdiga de sus circunstancias. La que crea hacer
fortuna sin tener presente es-
to, se expone a un doloroso
desengaño.
Al tratar de la compra de
ropa de todas clases, recomen-
damos que no se quiera cct-,-
nomizar en esta parte com-
p r a n d o lo m á s barato, sino lo
de precio medio o m á s caro
en su género, si a ello se
prestan los recursos; pues su
mayor lucimiento y dura-
ción, y la buena vejez de la
I O
gros y lacios van bien a
las morenas peinados con
raya al medio, muy lisos y reco-
gidos en un rodete bajo y alar-
gado de gitana. El cabello rubio
y castaño, cuando es dócil y fos-
to, está bien hasta con un vul-
gar rodete de trenza, si se ca-
rece de habilidad para recogerlo
en forma de lazada sobre la nuca.
E n definitiva, en una cabeza
de mujer limpia y bien peinada
hay tanto atractivo y tanto encanto como en
unos bellos ojos o en unos frescos labios, con la
diferencia de que el encanto y la belleza de ojos
y labios se debe princi-
palmente a la naturaleza,
y el de los cabellos, sólo
de ella depende conser-
varlo u obtenerlo.
tela, compensan el mayor gasto, lo que ha
dado lugar al vulgar dicho de que lo barato
sale caro.
En cuanto a la ropa blanca en general, debe
tenerse lo bastante, no sólo para la limpieza or-
dinaria, sino también para casos de enfermedad,
de huéspedes, etc.; pero evítese acumular esas
enormes cantidades que sólo sirven para tener
la vanidad de enseñarla, ocupando inútilmente un
capital que podía hacerse productivo empleándolo
de otro modo. Ha de procurarse ir reponiéndola
conforme se vaya inutilizando, para evitar el ha-
cer de una vez gastos crecidos. Conviene guar-
darla en armarios provistos por numerosas ta-
blas horizontales.
.Si no es conveniente la excesiva acumulación
de ropa blanca, lo es mucho menos tratándose de
la de vestidos, pues además de la razón que he-
mos expuesto al hablar de aquélla, media la de
la variación de modas. Una señora hacendosa que
sabe cuidarlos y posee habilidad suficiente para
componerlos, los adapta a dichas modas, propor-
cionando así a la casa una
economía considerable. T a m -
l)ién reclama ésta que la ro-
pa inservible de las personas
mayores se arregle, siempre
ciue sea dable, para el uso de
las pequeñas. Conviene guar-
dar los trajes, tanto de señora
como de hombre, en armarios
con perchas o en perchas sim-
plemente ; pero cuidando, en
este i'dtimo caso, de resguar-
darlos del polvo.
N N
 C A R A J - Y CARETA,/
( C o n t i n u a c i ó n )
nsi'uÉs de insistir durante semanas
enteras, la E'.el)a ha conseguido que
su padre le compre un S H P . , por-
que en el consejo de familia cele-
brado con tan importante motivo, so
ha llegado a la conclusión de que
una niña ultra chic no puede dejar de tener su
coche para manejar.
El aprendizaje de la Beba en plena avenida
Centenario ha dado motivo a escenas divertidí-
simas para ella, que han puesto más de una vez
eu peligro la trantiui.idad de los moradores de
aquellos barrios. Pero después de seis o siete dia.s
en que un profesional ha agolado su paciencia,
ha conseguido la Beba guiar más o menos bien
su minúsculo cochecillo, con el que se prepara a
dar "golpe" y a provocar más de un "golpe" a los
inocentes peatones que se crucen ante su máquina.
La cuestión de la libre'a es una formalidad
completamente inofensiva, según palabras del pa-
pá de la Beba, que tiene muchas vinculaciones y
que obtendrá, sin necesidad de •examen previo,
que le den Ubre permiso a su linda clucuela pa-
ra matar gente por las calles de Buenos An-es.
Naturalmente, durante los primeros días de sa-
lida, la Beba se ha hecho acreedora a no pocas
"boletas" de los empleados del tráfico, boleta's
que han quedado reducidas a nada, cuando el
papá de la Beba se ha presentado iracundo a la
respectiva sección con una carta del doctor X, del
doctor J, del d(ic*or Z y del doctor K, reforza-
das por órdenes telefónicas del juez B y del
juez A. Asi, ha sucedido que los infelices guar-
dianes del orden público han recibido reprimen-
das por haber cumplido con su deber y haber
molestado a -a señorita Fulana de Tal, cuyas
influencias son omnipotentes.
El día en que la Beba ha llevado al colmo su
torpeza y su íalta de pericia, hiriendo de alguna
( C o n t t n íí a 7- á )
R O X A
D i B U J o
p r a v e d a d a la señora d e
R, que ha tenido que ser
internada en un sanatorio
para su curación, la mamá
de la Boba que suele tener
allá en el fondo de su co-
razón un resto de delicade-
za ancestral, ha insinuado a
sil hija la conveniencia de que fuera al sanatorio
a presentar personalmente sus excusas a ki herida,
enviándole además unas flores, pero la Beba, in-
dignada, ha respondido que puede darse por bien
servida la señora de R de haber tenido el honor
de ser atropellada por su coche; y, naturalmente,'
la mamá no ha insistido.
La-, diligencias practicada.s jior la justicia han
comprobado que "la señorita Fulana no tiene cul-
pa por cnanto la señora cometió la imprudencia
de atravesar la calle inopinadamente, a mitad d'e
cuadra, y sin mirar hacia el lado de donde venia
la dirección del tráfico", y todo ha quedado re-
dnrido a un mes de cama de la damnificada, una
cuenta de sanatorio bastante elevada, un severo
cnmen*ario social para la causante del daño, y
una seguridad más de que en nuestro país iodo
se liacc a fuerza de cuñas. La Beba sigue mane-
jando su 5 H P . con toda la gracia que la carac-
teriza, mientras su padre, feliz con el resultado
de' enojoso asunto, le ha prometido encargarle
a Europa una máquina nueva, de mayor fuerza y
de llamativa c a r r o c e r í a . . .
— ¡ Así te verán venir, querida — le dice son-
riendo, — y se cuidarán de no interponerse en tn
camino 1
Y la Beba, feliz de sentirse defendida de todn
posible ataque, por su situación, sU dinero y las
influencias sociales de su padre, piensa ingenua-
mente que su vida se deslizará siempre en medio
de facilidades y conveniencias, que nadie se atre-
verá nunca a oponerse a su voluntad y que será
considerada eternaniente "una niña mimada" de
la alta sociedad porteña.
Mientras tanto, la única que ha tenido la va-
lentía de ir a afrontar la justa indignación de la
familia de R ha sido Martha, que, asegurand-»
que su hermana Beba está fan desesperada que
no se atreve a presentarse ante la herida, se h i
convertido en enfermera de cabecera de la pf'-
bre dama, que aí cabo de los días no sabe cómo
agradecer los cuidados solícitos do la admiralíle
muchacha y las hermosas flores que diariamen-
te son llevadas en nombre de la Beba a! depar-
tamento de la señora de R . . .
N A
D E
 C A R A ^ Y CARETA.^-

E L viaje consiguió
distraer algo su
pensamiento y po- IP'.A^R/V LOS NíllNOS
aire de mar, quemaran
su carita.
Cuando regresó, ya
co a poco su corazon- Margot tenía todo en
cito fué latiendo más orden y estaba lista
p a u s a d a m e n t e has- para su primera salida.
ta volver a su ritmo. Muy contenta quedó
Al llegar al hotel, al mirar el regalo de
Margot se ocupó de ordenar su ropa y la de su su tío y después de agradecérselo prometió cuidarlo
tic en los roperos, no permitiendo que éste inter- y conservarlo como recuerdo de sus felices días.
viniera en el arregló, pues decía era ocupación Mucho tiempo estuvo sentada sobre la arena
propia de la mujer. contemplando el mar, al que nunca había imagi-
En tanto, el tio Andrés sentía admiración al nado tan magnífico.
contemplar la disposición de su sobrina y pensa- Se encantaba ante los golpes del agua sobre
ba : "i Cuánto bien se haría educando a la mu- las rocas de la costa, que al estrellarse contra
jer como tal! Este detalle prolijo y cuidadoso la piedra se desmenuzaban en millares de gotas
está encuadrado en el temperamento femeni- en el espacio.
no y lo llena de encantos. Esta niña es un — ¡Qué chiquita me siento! — dijo Margot
tesoro". después de un rato.
En tanto terminaba ella su tarea, salió •—Es verdad — respondió el tío—es esa
en busca de una sombrilla, pues te- la impresión que dejan en nosotros los
mía que los soles fuertes, con el grandes espectáculos de la naturaleza.
A R C A D I A D E M U L B R O D H
C O N T I N U A R A EN EL P R Ó X I M O N U M E R O
 CJKR/^.f Y CAREX^v^

CUENTOS PARA LOS NIÑOS

Lcxs caveníuras de
Gortíoiito E N T R E
VACARES

(.CONTINUACIÓN)

medio día llegó un automóvil al pueblo y vino a detenerse a la puerta

de Gorgojito en la que se encontraban él y Juan de la Luna toman-
do plácidamente el sol.
Los que viajaban en el hermoso coche preguntaron a los mucha-
chos dónde podrían comer, a lo que Gorgojito se apresuró a contestar:
— Si quieren comer en mi casa, mi madre les dará una comida deliciosa y en poco tiempo.
Pr:>nto estuvo el almuerzo a punto. Los hombres no andaban mal de apetito y mien-
tras devoraban, hablaban de su viaje y de lo lejos que iban.
Sobre un plano hicieron algunas indicaciones. Después hablaron de pueblos cuyos nom-
bres desconocían los chicos, y tras de revisar el motor minuciosamente, se decidieron a em-
prender la marcha, pues querían llegar antes de que anocheciera a un punto muy lejano.
— Nos sobra tiempo — dijo el que iba en el volante. — Los caminos no pueden estar mejor
y es raro el trecho por el que no pueda desarrollarse una velocidad de ciento treinta kiló-
metros por hora.
Juan de la Luna, que no pensaba cosa a derechas, propuso por lo bajo a Gorgojito:
 C A R A / Y CARETA/-

^^^ í

•?-- :>

— ¿Vamos a viajar un rato con ellos?

— ¡Cómo ?
— Muy fácil. Agarrados a las correas a que va sujeta la rueda de repuesto, no iremos mal.
No quedaba tiempo para andar en indecisiones. Tanto Gorgojito como Juan de ia Luna
-se aferraron al lugar indicado, rt tiempo que el automóvil arrancó a gran velocidad, lleván-
dose a los cuatro,^ aunque los que manejab.nn no se dieron cuenta de que iban a^^ompañados.
— ¡Qué deprisa van, Gorgojito! — clamaba Juan de la Luna, gritando para que su com-
pañero pudiera oírle.
— No te aflijas; ya pararán alguna vez. Cuando les entren ganas de comer y lleguen
a tm sitio donde puedan satisfacer el hambre.
— Me parece (]ue está muy lejos esc sitio y, sobre todo, que, por cerca que esté, no se
encontrará tan próximo a nuestra casa que podamos ir en un vuelo a que nos llenen el buche.
— P o r eso no hay que apenarse, Juan de la Luna. Ya les pediremos y seguramente nos
favorecerán, que mala gente no es ni avara tampoco. Ya sabes que mi madre les pidió tres
pesos por todo lo que habían comido y bebido y ellos se echaron a reír y le dieron veinte.
En esto, cuando menos podían esperarlo, al tomar un recodo un poco violento el auto-
móvil, que iba faldeando un cerro, Juan de la Luna y Gorgojito se sintieron en el aire. Las
correas a (lue iban agarrados, que sujetaban la rueda de repuesto, se habían roto. Como iban
casi enroscados a la rueda ocurrió una cosa extraña, que al llegar al suelo rodaron adheridos
a la rueda en sentido contrario al de la marcha que llevaba el automóvil, cuyos ocupantes
lio llegaron ;i darse cuenta de lo que ocurría.
El recodo en que se desprendió la rueda formaba una barranca que iba a hundirse en
las profundidades del río llamado de la Palma, que corría ruidoso por entre quebradas y
llegaba en aquel punto a formar un gran remanso en el que pululaban los yacarés, ansiosos
siempre de devorar las víctimas — ovejas, vacas, burros, hombres — que a menudo se des-
¡)eñaban por alguna imprudencia y acababan por ahogarse en el remanso.
Como si acabaran de ser arrojados del cielo hacia la tierra envueltos en una nebulosa, asi
iban descendiendo a la profundidad los audaces muchachos, sin poder prevenir mejor caída
ni esperar mejor suerte que aquella que les deparase el destino.
Por fin aquel viaje fantástico de la rueda que descendía vertiginosamente por la que-
iirada tuvo su término: tropezó en un gran peñón, saltó a considerable altura y vino a caer
casi en medio del río.
El chapuzón inesperado hizo lanzar un grito a-los muchachos que, repuestos rápidamente
del primer susto, se dispusieron a nadar hacia la orilla.
Iba Gorgojito a prorrumpir en alegres bromas, como siempre que se libraba de un pe-
ligro, cuando oyó la voz de Juan de la Luna, que gritaba aterrorizado:
— ¡Gorgojito! Esta sí que será nuestra última hora. Los yacarés hambrientos nos per-
siguen y nos devorarán entre sus agudos y terribles dientes.
Gorgojito miró de reojo hacia atrás y vio que era verdad. Un enorme lagarto les
perseguía. El pequeñuelo, que no perdía la serenidad en los momentos de peligro, notó que
nadando no podría salvarse, porque el yacaré lo hacia más deprisa. Entonces en un rasgo de
audacia, se volvió, agarró la rueda que flotaba y procurando que el caimán no lo emoistiese
de frente, le ofreció la rueda a la que éste clavó furiosamente los dientes.
Entonces nadó con ímpetu hacia la orilla, animó a Juan de la Luna, que ya no veía de
miedo, y al poner pie a tierra se hubiera alejado leguas y leguas del maldito río, si una tribu
de indios mocovíes no lo hubiera impedido.

M I M O 13 V
E A R í S T I D
[ C o n t i n u a r á )
VESTIDOS cías egipcias, o lle-
van las caderas
La silueta. —. fajadas por una
Conservadora. Ma- echarpe estilo ro-
yor tendencia a mano.
ciar importancia a Entre los vesti-
la parte superior, dos de estilo, un
en t/erjuicio algu- modisto presenta
nas veces de nues- uno de terciopelo
tros conceptos so- negro con la po-
bre estética. Sigue llera en forma de
la línea de túnica, boca abajo, forra-
y los efectos de da de t a f e t á n
bolero junto con clavel. Otro nos
la nueva forma presenta dos mo-
ablusada de atrás delos con efec-
o todo alrededor to de bolero, uno
del talle. I,os ves- de satén negro to-
tidos son más cor- do bordado de pla-
tos que nunca, pe- ta y realzado por
ro p a r a de día paseo. tarde. De mañana. De tarde. guardas de color
nótase cierta ten- naranjado fuerte;
dencia a alargarse. otro de satén du-
Linea del talle;
DESDE PARÍS razno-pálido con
en donde empiezan bordado turquesa
las caderas. R E S U M E N D E LA M O D A y pollera de fran-
Tapados. — De jas. La creación
sport o de viaje
son rectos y an-
EN LA ES T A C I O N )>arisiense "Che-
\'eux de la reine"
es un terciopelo
gostos de hombros
o acampanados.
D E I N V I E R N O morado-pálido bor-
Adornos de pieles. > dado de pailletes
Para de woche son azuladas con re-
de corte más com- flejos lunares. La
plicado de lo que parecen. También en los tapados nó- puntilla de varios colores es muy empleada como po-
tase el ablusado, y bien marcada es la anchura de la llera o en combinación con el terciopelo, sobre forros
parte superior, con mangas quimono o bien a "pierna de gros-grain, etc. En un óleo de Sl'jvens aparece un
de carnero". Las capas se usan de dia y de noche, aun- vestido de Georgette con pollera de encaje de Bruselas
que menos que antes. Todos los tapados de piel valen blanco sobre fondo clavel. Los bordados son cada
hoy día más por su confección que por su valor ori- vez más fantásticos.
ginario ; muy hermoso es el arminio teñido color Pieles. — Hay las buenas y las imitaciones. Rojas,
gamuza para tapados de alta elegancia. verdes; desde el crema hasta el morado. Las pieles
De tarde. — Los vestidos rectos parecen preferido.s obscuras parecen ser preferidas.
a los acampanados; los primeros son, en realidad, con Colores. — Muchos: el negro es muy importante,
bastante vuelo, bien disimulado con frunces, pliegues, sobre todo de noche, animaclo por otros colores, y
tablones, etc. Nótase para de tarde la línea ablusada, preferiblemente por el oro; visanse también el rojo
angosta abajo y cómoda arriba ; a veces con la pollera remolacha y el granate; el azul marino, el verde obs-
terminando en punta de un lado. El satén, el muaré y curo, el ciruela.. .
el terciopelo son empleados con igual favor; quizá De noche: negro, amarillo fuerte, pastel y blanco.
haya una preferencia por el terciopelo, que va siendo Oro en todas partes.
el príncipe de la moda. Muchos vestidos, por la riqueza, de sus adornos, re-
He visto un bonito modelo parisiense; un vestido cuerdan los. trajes chinos.
enterizo de terciopelo labrado, de color obscuro, con
un cuello a echarpe, largo cuanto el vestido, de pie! Z A P A T O S
(le nutria, .sujetada en el talle por un cinturoncito de
terciopelo con cierre de oro. De día: cabritilla con cintita plateada y hebilla de
Otro estilo en los vestidos de terciopelo de tarde es cuero. De tarde : satén negro con hebilla de acero y
de volados laterales, como llevaban los embajadores cintila plateada. De noche; cintita de color con hebi-
venecianos del 700, y con cuello de zorro gris. lla y taco plateados y labrados. BU zapato Arlequín
Algunas casas han presentado "ensembles" de paño es de tres cueros con incrustaciones en dos to-
(sobretodo) y terciopelo (vestido) ; de crepé satén y nos diferentes. La forma es muy escotada, y con taco
satén rígido, o muaré. alto siempre.
De noche. — SOMBREROS
Hay tres estilos
de vestidos: rec- Usanse o muy
tos y muy angos- chicos o m u y
tos y cargados de grandes; los pri-
adornos; de chif- meros llevan con
fon con un poco preferencia ador-
(le vuelo y de bor- nos de escarabajos
des irregulares ; al natural, mari-
vestidos estiliza- posas, etc., o bien
dos. Los bordes una alhaja fina;
irregulares son co- los otros llevan
munes a casi to- I)rofusión de dia-
dos los vestidos de mantes, hebillas,
noche. Los que etc., y son de mu-
pertenecen al pri- cho vestir. La in-
mer estilo tienen fluencia Alto-Con-
las formas inás go se hace sentir
imprevistas que más que nunca en
pueda imaginarse: la forma alta y eti
o con dos volados punta de las calo-
rígidos en las ca- tas. Los sombre-
deras que recuer- De tarde. Tapados. ros sport son muy
dan el techo de chicos, de ala dra-
las pagodas, o tie- peada con cierto
nen reminiscen- L. V Z S O M B R .^A aire travieso.
 C A R A X Y CARETA./ '-é
REPORTAJES
RELÁMPAGO

/> R T E C H F

UIS A rata
'^

—Sí, mi amigo. Aunque no me

crea...
—• Efectivamente, piirece e.xagera-
ción.
—• No lo es. Anlcs de ser actor he
sido de todo, desde profesor de solfeo
a campeón de bular. Siendo esto últi-
mo, y por verdadera carambola, me
dedique a las tablas...
— i Su primer papel ?
— Un papelón. Tenia que ayudar a
llevar la Cruz del Nazareno en "La Pa-
sión". Lo hice tan mal, que el Reden-
tor, en lugar de las tres caldas regla-
mentarias, se fué cinco veces al suelo,
por mi culpa.
— JY?
— Un suceso de hilaridad y un actor
cómico que surge.
— i Qné obras prefiere ?
— Esas bien escritas en que hay
papeles en que el actor va en coche.
— ¿Por ejemplo?...
— "Mateo". Es mi caballo de batalla.
- - - ¿ Es cierto que tiene usted dinero ?
- — No sé. Nunca me he fijado.
— i Y de amores ?
— Bueno, gracias.
- - N o siendo artista, ¿qué m.í.s le
agradaría ser?
—• Rentista o chofer. Son dos gre-
mios que viven en perpetua huelga.
— ¿Qué proyectos tiene?
— Espero el verano para dedicarme
a !a pantalla.
— i A! cine ?
— No. A la otra. A la que abanica.
—• j Su rasgo más pronunciado ?
— ¿Me lo pregunta? Hágase ver de
la vista.
— ¿Por?
— ¿No me ha notado la boca?
— ¿ Cuál es su arte preferido ?
— El mío.
— ¿Y después?
^ La pintura... puesta en la cara
de una mujer bonita.
— ¿ Practica algún sport ?
— Todas las semanas juego un quin-
to a la lotería.
— ¿El peligro lo atrae?
—• Ando en ómnibus, i Usted dirá !
— ¿ Su autor predilecto ?
— Mi padre: yo soy su obra,
— ; Lo han "pateado" alguna vez ?
— Sí.
— ¿ En qué obra ?
— En una obra en construcción. Me
pescó un albañil afilando con su hija.
— ¿ Ha pensado alguna vez en reti-
rarse ?
— Todavía es temprano. Tengo tiem-
po de tomar otro mate.
— ¿Le agrada el campo?
— Con escrituras a mi nombre, me
encantaría.
— ¿ Qué hará cuando se retire de la
escena?
— Lo que hace el pejerrey: i nada !
A M A JD O R I
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P I E N S A E J E C U T A
COMO EL MOLINO A UN IMPACIENTE
H e r m a n o : sé como el molino de mi huerta; L o que no logres hoy, quizá m a ñ a n a
los pies en la tierra y la cabeza en el cielo. lo lograrás; no es tiempo todavía;
Álzate jubiloso en la m a ñ a n a llena de luz; ¡ nunca en el breve término de un día
tranquilo bajo la severa m a n s e d u m b r e de la madura el fruto ni la espiga g r a n a !
t a r d e ; impávido cuando en la noche pasen sobre
ti las nubes de tormenta. N o son j a m á s , en la labor humana,
T u rueda debe girar siempre, sacando afanosa vano el afán ni inútil la porfía;
e! agua. Llena tu vaso, y dale de beber al her- el que con fe y valor lucha y confía,
mano sediento; y cuando colmes tu represa, deja los mayores obstáculos allana.
correr las aguas por la campiña para que beban Trabaja y persevera, que en el m u n d o
también los corderos y las palomas, las flores nada existe rebelde ni infecundo
y las hormigas. para el poder de Dios o el de su idea.
Sea tu fuente manantial divino que apague Ja
sed de los hombres, que fecunde la tierra de las H a s t a la estéril y deforme roca
¡ilnias resecas, y ninfa cristalina donde la luz es manantial cuando Moisés la toca,
de los cielos se mire orgullosa. y estatua cuando Fidias la golpea.
-Hermano: ¡sé como el molino de mi huerta! M a n u e l de Sandoval
Que tu vida valdrá según lo que r i e g u e s . . .
Amado Ñ E R V O P a l a b r a s que leídas de derecha a izquierda y de
izquierda a derecha expresan la misma cesa.
A R E N E R A
L A S O L E D A D V a a N a H V
. . . fruta
O r a t e s , discípulo del filósofo E s t u p o r , al nombre de mujer
ver a u n j o v e n que se paseaba solo, se a t r e - centro de rotación
vió a p r e g u n t a r l e por qué se a p a r t a b a de la . . . adjetivo calificativo
g e n t e ; y el joven le r e s p o n d i ó : parte en las vasijas
— P a r a que nadie i n t e r r u m p a mi conversa-
ción conmigo mismo. C H A R A D A
-— P u e s tened cuidado — repuso el filóso- — ¿A quién corres?
fo, — porque podríais estar conversando con — Al primera tercera, que no hace más que
una mala persona. desparramar el segunda tercera que estoy embol-
sando para llevarlo al todo.

MUERTE GLORIOSA C H A R A D A S I L U S T R A D A S

H e aquí el caso de Escipión, s u e g r o de

Pompeyo:
g'g» f c
Los contrarios vientos lo llevaron a la cos- z
t a de África, y p r ó x i m o a caer en manos del
enemigo, se a t r a v e s ó con su espada.
A l g u i e n p r e g u n t ó dónde estaba el general,
5 J5
*~ ,0 -,

^ <
ó

y él mismo r e s p o n d i ó :
— E s t á salvado.
rrw
Reemplaza los puntos por vocales y leerás un
precepto que te será útil seguir en la vida.

.n m . c h . s . c . s . . n . s 1. l . c t . r . d. .n l . b r .
h . h . c h . 1. f . r t . n . d. .n h . m b r . , d . c . d . . n d .
.1 c . r s . d. s. v . d . Ordenar las letras de estas palabras y formar el
Emerson nombre de un procer.
RAID - IVA - VA
.1 q . . h . c . n . c . d . .1 p l . c . r q . . c . s . n l.s
l . b r . s , p . s . . .n g r . n r . c . r s . c . n t r . .1 d . l . r y
1. . d v . r s . d . d SOLUCIONES DEL NUMERO ANTERIOR
Anatole France
C h a r a d a s ilustradas: P a n t e r a - coloca.
.1 m . n . m . n t . s. 1. . r . g . . n . m . s m . e n s.s Completar palabras: Sal - cal - calamar - pala-
. b r . s ; 1. . s t . t . . m . s p . r d . r . b l . .st. r . p r . s . n - dar - colador - tal - mal.
t . d . p.r .1 l.br. Rompemates: Literario - embudo - ais-
Ramón y Cajal lado - becerro.
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B. A I R E S
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 De Quilmes LOS DIEZ MANDAMIENTOS
DEL IMPRESOR

1° — P r o c u r a con medios senci-

llos obtener bellos efectos.
2° — Emplea material adecuado
al carácter de cada trabajo, y sólo
usa los que sean buenos.
3 ' — No emplees variedad de ti-
pos en la composición; escoge sola-
mente lina familia, y tu trabajo re-
sultará armónico. La diversidad
(le caracteres no es de buen gusto
y resta eficacia al impreso.
4 ' — Consulta modelos escogidos ;
esti'idialos, pero no los copies ser-
vilmente.
S" — Debes poner el sello carac-
terístico de tu ingenio en cada tra-
Lunch brindado por la comisión de damas del colesrio San José a las bajo que salga de tu taller.
personas que actuaron en la fiesta teatral dada a beneficio del' mismo,
6 ' •— S é exigente en la calidad
de tus obras y mejóralas con inte-
rés ; porque el que fácilmente se
contenta, no h a r á nada bueno.
7 ' — Sigue la corriente de la
época y dota tu imprenta de mate-
riales modernos. Las máquinas vie-
jas estropean tus tipos y son un
descrédito para tu casa los caracte-
res gastados.
8 ' — N u n c a deben desanimarte
las contrariedades, sino que has de
aprovecharlas como un e s t i m u l o ;
porque solamente aprendiendo y en-
mendándose progresa el hombre.
9 ' .— Dedica al trabajo la debida
atención, pues cada cosa necesita
su tiempo.
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— l i o — 125 kilómetros por hora — con una marcha de
suavidad de terciopelo, exenta de toda vibración. Disminuya
ahora la velocidad hasta que el motor apenas igire, mas siem-
pre en engranaje de tercera. Averigüe después, qué cantidad
de combustible se ha consumido, y verá entonces que este
admirable automóvil de ocho cilindros en línea es excepcio-
nalmente económico; en realidad, no consume más gasolina
que la mayor parte de los vehículos de seis cilindros.
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gir de un automóvil. No cabe la menor duda de que el
Auburn es el vehículo más ventajoso del mundo por el pre-
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LA EMPERATRIZ CHINA el pueblo no te olvidará j a m á s . aquel árbol y dióselas a los gu-

SILLINCHI
El emperador chino Goangchi te-
nía una favorita que se llama'ia
Sillinchi. El soberano, d e s e a n d o
que el pueblo se acordase de aque-
lla favorita, mostróle el gusano de
seda y le dijo :
— A p r e n d e qué se puede hacer
de ese gusano, cómo se le educa, y
Sillinchi a fuerza de observar
los gusanos, vio que cuando morían
quedaban cubiertos de luia fina en-
voltura, rodeada de una seda que
hiló, tejiendo con aquel hilo un pa-
iluelo. Luego notó ((ue los gusanos
preferían para sustento suyo las
hojas d e la m o r e r a .
Y entonces tomó las hojas de
sanos.
Propagó la especie y enseñó al
pueblo la manera de cultivarlos.
Desde entonces han transcurrido
miles de años y el pueblo chino aun
se acuerda de la emperatriz Sillin-
chy, en honor de la cual celebra
una fiesta cada doce meses,
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UN R E T R A T O :
A N D R E G I D E
J
UAN Jacobo Rousseau no
llegó a la trágica sin-
ceridad de este escritor
que hoy despierta en_Fran-
cia enconos y simpatías co-
mo no lo logra ningún otro.
Novela y ensayo, crítica_ y
crónica de viajes por tie-
rras africanas, todo, en per-
sonalísimo estilo, lo ha t r a .
tado André Gide sin cui-
darse de embozar lo mucho
de autobiográfico que exis-
te siempre en la obra de to-
do literato que sabe rehuir
el servilismo a las necesida-
des editoriales y la obse-
cuencia para con las capillas
y escuelas artisticas.
UNA ANTOLOGÍA
P O É T I C A D E
E D G A R P O E
C OPIOSA es la obra poé-
tica del autor de El
Cuervo; empero, es.
casas son sus composiciones
APOSTILLAS
divulgadas en idioma caste-
llano. Es que Edgar Poe
A LA V I D A
no se caracteriza, precisa-
mente, por la vulgaridad
que tanto atrae y seduce a
LITERARIA
los traductores poco escru-
p u l o s o s . . . Buen poeta hay
3ue ser para llegar a expresar, aunque aproxima-
damente, sus alcjuitaradas composiciones en un
idioma tan distinto del inglés como es el caste-
llano. Y esta que por muchos conceptos es abru-
iiadora y arriesgada tarea, la intentará en su pró-
ximo Joyario de Poe el poeta Francisco Soto y
Calvo.
PEQUENECES DE I N M O R T A L E S más
M UCHO se ha comentado en Francia y en otros
países el hecho de que Paul Valéry, en
su discurso de ingreso a la Academia,
se abstuviera sistemáticamente de pronunciar el
nombre de Anatole France. Fué, al parecer, la
primera vez que tal acaecía bajo la razonable Cú-
pula. Empero, alguien recuerda un hecho más gra-
ve a ú n : un académico que se resistió formalmen-
te a hablar de su ilustre predecesor e hizo su dis-
curso de recepción sin mencionar el nombre, ni
la vida, ni las obras del finado colega. Fué el aba-
te Trublet, elegido el 13 de abril de 1761 para
ocupar el sillón del mariscal de Belle-Isle, que
no fué elogiado.
C A L.E N D A R I O DEL ESCRITOR
B ENJAMÍN Taborga, espíritu agudo y curioso,
nació el primero de septiembre de 1889 en
Santander. — El día 2, en 1917, se suicidó
el novelista español Felipe Trigo. — E l 8, en 1923,
falleció el poeta Juan Pedro Calau, — Dante mu-
rió el 14, del año 1321. — El día 16, en 1882, na-
ció en Tucumán Ricardo Rojas.
NO HAY P E O R
C O N O C E D O R . ,
E N el curso de una en-
trevista periodística le
preguntaran a Cle-
menceau si conoce a Paul
Valery, el flamante acadé-
mico, y el Tigre responde;
— ¿ Paul Valery, de la
Academia Francesa? N o . . .
No lo conozco...
N O T I C I A S DE
I T A L I A
E N 1862, Francisco Bo-
natelli, según La Fie-
ra Lettcraria, ya ha-
blaba de Novecentistas. —
El 30 del mes de julio fué
c e l e b r a d o en la Ponti-
cia Accademia Tiberina de
Roma el primer centenario
de la muerte de Hugo Fos-
André Gide. eólo. — Al día siguiente le
fué entregado a Gabriel d'
Annunzio, por el editor
M o n d a d o r i , el programa
editorial de sus obras com-
pletas, en un interesante y
severo ejemplar de 150 pá-
ginas ricas en precioso ma-
terial iconográfico, en grari
parte inédito, así como el
primer volumen de la colec-
ción: L'Alcione, el Circo y
Senos, de Ramón Gómez de
la Serna, serán traducidos al italiano próximamente.
UNA OBRA POSTUMA DE .ZANGWILL
I SRAEL Zangwill dejó inconclusa una obra que
pensaba titular El Barón von Offenhach.
amigos del gran humorista judío aseguran que
Los
se trata de un trabajo verdaderamente magistral;
pero, a todos los ruegos de editores y comentado-
res se ha resistido la viuda, quien, para evitarse
molestias, ha entregado el manuscrito al Mu-
seo Británico.
P U Z Z L E
r u u o Aramburu publicará una selección de cua-
y, | d r o s metropolitanos con el titulo de Buenos
Aires. — Chesterton, de quien ha llegado una
traducción francesa de su admirable Vida de Dic-
kens, ha publicado un nuevo volumen; El retorno
del Quijote. - ^ Los estudios históricos fueron ca-
racterísticos a nuestra literatura en el siglo pa-
sado. E n modernas, aunque no siempre esmera-
das ediciones, vámoslos reaparecer. Hoy es ' u n
Rosas y su gobierno, de Florencio Várela, y ayer
La locura en ¡a historia, de Ramos Mejía. — El
año próximo, para el 23 de agosto, se cumplirá e!
25" aniversario del fallecimiento de Fray Mocho.
— En Francia las biografías de santos e ilumina^
dos obtienen un atrayente éxito editorial: acaba
de publicarse una Santa Teresa de Avila, escrita
por Juana Galzy. — Rene Lalou ha escrito en
francés una interesante Literatura Inglesa Con~
temporánea que, a la verdad, se lee cual si fuera
una novela. — Los amigos de Juan Torrendell
publicarán un tomo de notas catalanas escritas por
el conocido crítico.

R E C E P T O R
su SIMPLE y ECONÓMICA
AL A L C A N C E
U N receptor regene-
rativo cuyo manejo
se efectúe con un
solo control es fácil de
cpnstruir, aún para aque-
llas personas que nunca
han hecho trabajos de esta
naturaleza. La falta de
partes movibles y, por
consiguiente, la no exis-
tencia de controles cuyas
partes mecánicas pueden
descomponerse, hace del
receptor c o n s t r u i d o de
acuerdo con las instruc-
ciones y el circuito que
damos en esta página un
buen aparato, seguro y de
fácil manejo.
Como se podrá ver en
el esquema, los accesorios
utilizados en su construc-
ción son pocos, siendo el
costo del aparato comple-
to de alrededor de trein-
ta pesos, incluso pilas, ba-
tería, teléfonos, lámpara,
etc., calculando el precio
de materiales de regular
calidad.
Los accesorios que deben te-
nerse para su construcción son los para que se utilice.
siguientes :
Dos formas "Spider-webb" de
12 centímetros de diámetro.
Un papel de ebonita.
Una base de madera.
Un condensador variable de 23
placas, ó .0005 de microfarradio.
(C 1.).
En este grrabado puede verse la dis-
posición de los accesorios. A la iz-
quierda, 4 bornas, el "jack", el reós-
t a t o , el condensador y la resistencia
de grrilla. A la derecha, l a s bornas
de A n t e n a y de Tierra, las inductan-
cias y el condensador variable. La
distancia entre ambas bobinas será
de 2 a 3 centímetros. £1 condensa-
dor que figura en el grrábado es de
los de mercurio, pero puede usarse
uno de los de cualquier otro tipo.
C A R A / Y CARETA/
D E U N S O L O
CONSTRUCCIÓN
D E L A F I C I O N A D O
A L O S A F I
T R A N S M I T E N T E S
C I O N A D O S
CAR.-^S Y CARETAS ruega a todos
los aficionados transmitentes se sir-
van enviarle fotografías de sus es-
taciones así como de sí mismos, con-
juntamente con el circuito, esquemas
y destalles del transmisor y del re-
ceptor que usen, sistema aéreo, fuen-
tes de alimentación, ondas y horas en
que transmiten, alcances obtenidos,
característica de llamada, su posi-
fción geográfica y cualquier otro de-
talle u observaciones interesantes. E s -
te pedido va dirigido a los aficiona-
dos de la República Argentina y de-
más naciones americanas como tam-
bién a los de todos aquellos países en
que circule esta publicación.
Correspondencia at "Caras y
Caretas". Sección Radiotelefonía.
C a l l e C h a c a b u c o 1 5 1 . Buenos
Aires.
Un portaválvula, tipo fran-
cés o americano, según la lám-
Una resistencia para grilla
de 3 a S megohms. (R. G.) Si
se tiene, puede colocarse una
variable.
Un condensador fijo para
grilla, de .00025 de microfarra-
dio. ( C 2 . ) .
Un reóstato de 30 ohms. ( R . )
Una válvula de consumo re-
ducido.
Un "dial", simple o "ver-
nier".
Un "jack" simple. ( S . )
Seis bornas, marcadas o no.
Un condensador fijo, a mi-
ca, de .001 ó .002 de microfa-
rradio. ( C . )
Tornillos, alambre para co-
nexiones, baterías, teléfonos,
etcétera.
El condensador fijo C 4 de-
be colocarse cuando la antena
que se use sea muy larga o ha-
ya dificultades en la selección.
V a l o r : .0001 de micfdio.
El modo de disponer los dis-
tintos elementos en el panel y
en la base de madera puede
verse en los grabados corres-
pondientes.
C O N T R O L
ESTA
NOVICIO
Construcción.
Lo único que tendrá
que construir el aficio-
nado son las inductan-
cias o bobinas, las que
se hacen en las formas
de cartón c o m ú n m e n .
te llamadas "galletas" o
"spider-webb". El alam-
bre que deberá usarse en
los arrollamientos será del
número 24, de cinco déci-
mas de diámetro, con do-
bla capa de algodón o de
seda. 250 gramos de di-
cho alambre son suficien-
tes para hacer ambas bo-
binas. El arrollamiento se
hace en la forma acostum-
brada, llevando L., 20 es-
piras, y L 1., 40 espiras.
Ambas inductancias deben
bobinarse en el mismo sen-
tido y su colocación e s :
la L, separada por una
arandela de madera, so-
bre la base; luego, se co-
loca una arandela o ta-
quito de madera de más o me-
nos dos o tres centímetros y so-
bre ésta la bobina L o sea la de
grilla.
Las conexiones entre los ele-
mentos pueden verse claramente
en el circuito y lo único que se
recomienda es que sean ellas lo
más rectas y cortas posibles, sien,
do muy conveniente soldarlas.
F r e n t e del panel del receptor. A la
izquierda, las bornas de Antena y de
Tierra, el "dial" del condensador con
su correspondiente botón "vernier".
A la derecha, el dial del reóstato, los
agujeros en el panal para observar
el filamento de la válvula, el " j a c k "
y las bornas para los terminales de
ambas b a t e r í a s . Los t r e s tornillos
cuyas cabezas se ven en la parte in-
ferior son los que sujetan la base de
madera.
 CJ\RU\J- Y CARETAS

Funcionamiento. rrado entre las inductan-

La sintonización en es-
te receptor se efectúa por
medio del condensador
variable C 1; siendo és-
te el único control que
debe accionarse. Al hacer
funcionar el aparato, de-
be dársele a la lámpara
el mínimo de filamento
y se empieza a sintonizar
con el condensador va-
riable. Hallada la esta-
ción buscada, se procede
a aumentar la tensión de
filamento hasta que se
obtenga el mayor volu-
men y claridad en la re-
cepción. Una vez el fi-
lamento en su punto, la
sintonización se hace úni-
camente con el condensa-
dor, salvo pequeños reto-
ques.
Si el receptor reaccio-
nara bruscamente y no
pudiera obtenerse claridad
en la recepción, deberá
buscarse el defecto en el
excesivo voltaje de pla-
ca, acoplamiento muy ce-
cias, o demasiado voltaje
en la fuente de alimen-
tación de filamento. Di-
cho defecto puede corre-
girse, ya sea aumentando
la separación entre las bo-
binas o variando los vol-
tajes de placa o de fila-
mento, respectivamente.
Si se deseara agregar
una o dos etapas de am-
plificación de baja fre-
cuencia a este receptor,
puede hacerse en la for-
ma acostumbrada, o sea,
conectando los terminales
S. al primario del trans-
formador de audiofre-
cuencia.
El sistema aplicado a
este receptor es el llama-
do Ultra audión, del co-
nocido inventor norteame-
ricano, doctor Lee De F o -
Circuito del receptor: A, a n t e n a ; T, t i e r r a ; C, rest, a quien debemos el
condensador fijo de .001 ó .002 mfdio; C l . ,
condensador variable de .0005 mfdlo; C2., con- hecho de tener en nues-
densador fijo de .00025; C4, ídem, de .0001 de tras manos la útil y ma-
mfdio (opcional); L, "galleta" de 20 espiras; ravillosa válvula que él
Ll., ídem, de 40 espiras; R. G., resistencia de
grilla; R-, reóstato; " A " , batería de filamento; bautizó con el nombre de
" B " , batería de placa; S., terminales del "jack". Audión.

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Castrillón - Silenci. — Puerto Bahía Blanca.

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Notas varias

Señot-ita Sofía Medina, que La niña Elvira Pag^liuca,

ha sido premiada con me- diplomada como profesora
dalla de oro por s u s exá- superior de piano y solfeo
menes para pro fesora de con las m á s altas clasifi-
piano. caciones.

La espuma
ROJAS — El caracterizado vecino don José Codtno, con
no se seca
su esposa y sus hijos, al celebrar el 40v año de m a t r i -
monio, por cuyo motivo fué aquí muy cumplimentado. La espuma del jabón
Con m o t i v o de Williams no se seca
h a b e r cumplido
doce años de vi-
en la cara. Debido a
da "El Censor", esta propiedad, consi-
paladín defensor
de los intereses gue ablandar la barba
de una zona vi-
tal de Boca y más rebelde en bre-
Barracas, sn di-
rector fundador,
ves instantes y per-
señor Selen, ha mite que la hoja se
sido felicitadísí-
mo por sus nu- deslice s u a v e y se-
merosas relacio-
nes, y la fecha
gura.
fué festejada de
manera especial.
Señor Nicolás Selen. Williams no irrita ni
•'si estira la piel.

Wílltams
JABONES PARA LA BARBJT
De venta en todas partes.
Capital: $ 1.60
Señor José Manarelli, ga- Señor Luis Fleitas, que
nador del premio "Caras obtuvo la medalla "Caras
y C a r e t a s " en el concurso y Caretas'* en el concurso MAYON LTDA. AGENTES de T h e J . B. WILLIAMS Co.
del Tiro Federal de San de tiro de Colonia Bení-
Genaro (Santa F e ) . tez (Chaco).

Doctor Gregorio Uiiarte, primer-
juez federa] de_ Bahía Blanca^
E I. 11 de agosto hizo 25 años
que se abrieron al p ú b l i c o
las oficinas del Juzgado Fe-
deral que tiene asiento en epla
ciudad. D u r a n t e ese tiempo se han
tramitado más de cua-
renta mil expedientes,
cifra que da idea de r -
su importancia.
P r o c e s o s de reso-
nancia han pasado por
é l ; y es de recordar
muy especialmciiie, en-
tre ellos, el que moti-
vó la revolución de
1905, con los sucesos
de la estación Piro-
vano.
El gobierno de la
Nación, dándole toda
la i m p o r t a n c i a que
significaba, e n t e n d i ó
que no debía entregar-
lo a quien no hubiera
demostrado c o n d i c i o - Fotografía tomada el día en que se abrió el juzgado, en mo-
nes para desempeñar mentes de ser erigida la bandera nacional sobre el edificio de
la a r d u a m i s i ó n d e
administrar j u s t i c i a ;
• y fué por ello que pensó en quien
ya estaba acreditado como j u r i s -
consulto de nota, como catedráti-
co y conio publicista: el ductor
Gregorio U r i a r t e .
Diez a ñ o s tuvo a su cargo el
Juzgado el doctor U r i a r t e , secun-
dado eficazmente por un inteli-
gente colaborador, cual lo fué el
doctor Ricardo O r t i z d e Rozas,
que igual tiempo desempeñara ei
puesto de procurador fiscal y
quien en la actualidad preside la
Cámara Comercial y Crinnnal de
la Capital de la República.
Doctor Kicardo Ortiz de
Rozas, que ocupo el car-
gfo de p n m e r procurador £1 personal del juzgado rodeando al juez doctor EtnÜio J. Marenco, al procurador
fiscal del juzgado. fiscal doctor Isaac Díaz Romero y al defensor de pobres doctor J u a n Antonio
Bodas de plata
del Juzgfado Federal
de Bahía Blanca
n
No faltó en aquella época quien
m i r a r a con malos ojos la instala-
ción de tribunales en esta ciad.id,
pensando que ellos serían el ger-
men de una serie de pleitos y que
harían desaparecer, además, la sa-
na costumbre, hasta entonces aquí
arraigada, de solucionar amigable-
mente cuantas diferencias se sus-
citaran, sin necesidad de aboga-
poco quien viviera olvidado de que
dos ni p r o c u r a d o r e s ; ni f.iltó tam-
había cárceles p a r a los delincuentes. secretario, hágame el servicio de
Alsina y Soler.
El que esto escribe, que tam-
bién actuó como secretario desde
la creación del Juzgado, conserva
recuerdos de incidencias curiosas,
que es común ocurran en todos
los estrados de la justicia, pero
de ellas ninguna le resultó tan
imborrable, por la ingenuidad de
parte de quien la produjo o por
su comicidad, como la s i g u i e n i e : pre
Allá por el año 1903, había sido
detenido, por orden del juez doc-
tor U r i a r t e . un señor gerente de
una gran fábrica y persona de cier-
ta consideración social. Llevado al
Arji^erich (fallecido).
'Ooctoi" Emilio J . Mareaco. actual
juez federal.
Juzgado con el objeto de Cjue pres-
tara declaración indagatoria, lo hi-
zo ante el relatante, y una ver
terminado el acto, a g r e g ó : "Seño.'
decir al s e ñ o r j u e z
que yo no tengo tíem-
' po para estar pieso,
que tengo mucho qu*
hacer".
Jubilado e! doctor
Gregorio U r i a r t e , fué
reemplazado p o r el
doctor A n t o n i o L.
M a r c e n a r e , hoy miem-
bro de la Cámara Fe-
deral de La P h t a . El
paso del doctor Mar-
cenare por el Juzga-
do fué breve, pues no
alcanzó al año, debí
do a su inmediato as-
censo al puesto que
actualmente ocupa. Y
vino entonces a ha-
cerse cargo de! J u z -
gado el doctor Emilio
J. Marenco.
L a actuación del doctor M a r e n -
co, como juez, ha sido siempre
descollante; y ella puede darse
por sintetizada en uno de los pá-
rrafos con que el autor de estas
líneas se despidiera de sus com-
pañeros en ocasión de su rstiro :
" S o n mis votos, dijo, porq-je el
Juzgado Federal se mantenga siem-
a la altura que lo colocó su
fundador, mi inolvidable amigo el
doctor Gregorio U r i a r t e ; y en las
brillantes orientaciones, hijas ge-
nuinas de la riqueza cerebral, en
que lo ha encauzado el actual."
O N
Triunfo de Linder en la carrera París - Strasbourg
El siguiente cable, recibido de Berna, n o i informa de la nueva hazaña de este corredor:
"^ "Corredor Linder salió vencedor brillantemente otra
" vez carrera P a r í s - Strasbourgr, 504' k m . en 72
" horas. AHmentación exclusivamente Ovomaltína."
E s t e triunfo Que representa una resistencia física de t r e s días sin descansar ní dormir, a los 48 afíos de
edad, demuestra un organismo excepcionalmente fuerte, pero aun así hay que reconocer, — como lo
hace ei mismo Linder, — que ai en sug grandes esfuerzos no tomara Ovomaltina. no triunfaría t a n
fácilmente ni en t a n buenas condiciones.
También Michel, el recordman de la travesía de la Mancha a nado, atribuye sus fracasos anteriores
a la alimentación inadecuada al esfuerzo. Alimentándose con Ovomaltina, no sólo realizó la travesía
sino Que lo hizo en un tiempo record.
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De Lomas de Zamora

Té ofrecido a ía señorita Julia Galíndez por sus distinguidas amigas para despedirla de la vida de
soltera.

CUENTO ANDALUZ
A propósito de los que se enfadan
cuando carecen de razones convin-
centes, séanie lícito recordar cierto
cuento a n d a l u z :
Allá por los tiempos de la "glo-
riosa", el pueblo soberano organizó
en Ronda la correspondiente milicia
nacional. N a d a menos marcial, al
principio, que sus arreos, morriones
abollados, polainas de caballista,
chaquetas agitanadas y, lo que es
m á s grave, fusiles sin pistón ni ga-
tillo, cuando no vetustos mosqueto-
nes de chispa.
Armado con una de estas venera-
bles carabinas de Ambrosio, tocóle
montar la guardia a cierto gitano
jacarandoso, quien, viendo acercar-
se un bulto, gritóle con voz esten-
tórea e i r a c u n d a :
— ¡Atrás, p a i s a n o ! . . . ¡Si das
un paso más, te abraso ios higa-
dos !. . .
— P e r o , "¡ c á m a r a " ! — respondió
el transeúnte pacifico. — P a r a de-
cirme eso no debes ponerte como
una fiera. . .
A lo que el centinela socarrón,
después de reconocer al ami.RO y de
mostrarle el mosquetón aparatoso,
repuso :
— ¡ H a z t e cargo ! . . . Armado con
esta escoba, ¿quién me h a r á caso,
si no añado una miaja de "suple-
mento" ?
Ramón y Cajal

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Si usted está h e r n i a d o
es seguro que habrá usa-
do bragueros y fajas m á s
p a r a s i e m p r e , al teñir con "cual- o menos cómodas, e in-
finidad de o t r o s méto-
quier cosa" — a base de cáusticos — dos para c u r a r la hernia,
sus más preciados vestidos, trajes o pero sin r e s u l t a d o ; es
cualquier clase de géneros. también muy posible que
haya sido O P E R A D O
ANILINA una o más veces sin con-
seguir la c u r a deseada.
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Bien. Va sabe dar marcha ade-
íante. Ahora mire cómo se da atrás.
(De Sondagesnisse-Strise»
Estocolmo).
— i Un momento, señor! [ A m i h e r - — ^ E n qué se parecen un cajero
manito se le ha perdido uu cara- y el gas?
meló! — No sé.
(De Le Rire, P a r í s ) . — E n la facilidad con que se
escapan.
(De Pasquino, T u r í a ) .

AERONÁUTICA — ¿Por qué no vuelves INCÓGNITA — ¿Por qué diablos cie-

El instructor.—Por esta
vez, pase, pero en lo su-
cesivo guárdese de virar
en esa forma tan brusca.
(De Punch, Londres).
a casa?
— Porque me ha echado
mi mujer.
— ¿Y p o r q u é t e h a
echado?
— Porque no estaba nun-
ca en c a s a . . .
(De Goblin, Toronto).
— ¿ C ó m o termina esa rra los ojos cuando canta?
novela? ¿Bien? — Es un hombre de gran
— i Vaya usted a saber! delicadeza... No p u e d e
Termina con una boda. ver sufrir a nadie.
(De Le Rire, París). (De Pele-Mele. París).

— ¡Juan! La moneda de veinte centavos que me diste UN I N O C E N T E

para pagar al d i a r i e r o . . . ¡el nene se la ha tragado! — ¿Qué anda usted haciendo con esa gallina en el
— Ño importa. ¡ E r a falsa! bolsillo?
(De Life, Nueva York)., — Se conoce que, como tengo migas de pan ahí aden-
tro, el animalito se metió a c o m e r . . .
(De Fantasio, P a r í s ) .
H U M O R Í S T I C A CARETAJ"

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%i l&f

M^
-^^^HR^^^^^Mcsy A^f^^üHj^l

^^^^^^^^^^HH^^^Mrffflf(i 1ÍÉ
— Ya que me lo tiras todo, tira- Mike, el griego. — Por favor, ¿qué — ¿Por qué te acuestas con los
rae también un pedazo de pan y hora es? lentes?
queso. > Diógenes. — ¿Ignora usted que aún — Es que estoy perdiendo la vis-
no se han inventado los relojes de ta de tal manera, que sueño con U
(De Don Quixote, Río de Janeiro). bolsillo? mar de gente y no conozco a nadie.
(De Tbe Htimoiist, Londres). (De Sidney BuHetin).

ffi ^ ^ ^ ^ IJ^

EN E L R E S T A U R A N T E
— ¿Y este pejerrey des-
de cuánto está en la casa?
— No lo sé, señor; sólo
hace dos meses que
estoy.
(De Pele-Mele. París).
,--^ 'W
/^^/
1r^^^w^ dj \\'
^n[^^ M / VV\
\¿í^
OIP Ji,'
W^^^""*^
M^
/
— ¿Pero por qué sube Ella. — lAl fin, Jorge! MARIDO PRACTICO
usted a cubierta con esa 1 Este es el paso de chár- — Cada día mi mujer
ropa de mujer? leston que me traía loca me pide un vestido nuevo.
— Porque se está esto desde hace tres meses 1 — ¿Y tú se lo compras?
poniendo tan grave, que... — i Qué • esperanza I i Y
Ya sabe usted: primero, (De Passing Show, 6S por eso que todos los
mujeres y niños. — (De Londres). áías me lo vuelve a pedir!
Sidney BuUetin, Sidney). (De Fantasio, P a r í s ) .

IGUALDAD DE CONDICIONES El cazador. — ¿No ha venido nadie a preguntar por

El verdugo, — Perdone usted si le hago d a ñ o : es la mí durante estos tres días que he estado de caza?
primera vez que ejerzo el cargo de verdugo.^ La mujer. — S!. Un camarero, a cobrar la factura de
• El reo. — ¡Hombre, qué casualidad! A mí también no sé qué desperfectos en un p a l c o . . .
es la primera vez que me cortan la cabeza. (De La Nación. Madrid).
(De Le Rite, P a r í s ) .
 De Villa Modelo

Distinguidas damas y señoritas de la localidad que concurrieron a la reunión social efectuada con
halagUeño resultado en la residencia de la señora de Caubet.

C O M O S E D E F I E N D E E L rribles ; las que dañan m á s a su como im erizo. A veces un tigre o

P U E R C O E S P I N D E S U S enemigo son las que miden de doce un leopardo hambriento trata de
ENEMIGOS a veinticinco centímetros de largo. comerlo, pero le costaria mucho t r a -
E l puerto espín, C|iie se encuentra Cuando el puerco espin es atacado, bajo si lograra hacerlo. Sus púas
en algunas regiones de Europa. Asia atina primero a proteger su hocico, se hunden en la carne del asaltante,
y África, es un roedor de tamaño que es muy sensible. Luego levanta y como se separan del cuerpo del
regular, que g r u ñ e como un chan- sus púas, lo que le da el aspecto puerto espín, quedan en el d e su ad-
cho. Sus púas varían de tamaño, y de un animal terrible. Si no puede versario ocasionándole heridas muy
las más largas no son las más te- alejarse queda en forma de bola, dolorosas.

Esos Nenes
Robustos
Llenos de vivacidad, que tanto prome-
ten para el futuro, son una verdadera
dicha peu'a el hogar.
Con ellos no hay raquitismo, ni caras
tristes, ni esa tendencia que les hace
tan dados a enfermedades, con el con-
siguiente sufrimiento, gastos y ang^us-
tias para los padres.
Recuerde que para ellos el mejor aseguro de su sfdud es el fre-
cuente empleo de la

EMULSIÓN de SCOTT
(de rico aceite de hígado de bacalao)
 C A R A / Y CARETAJ"

Hermoso como un sol...

... sanito y robusto, tal como mil veces
mamita lo s o ñ a r a . . . Y en su magnífico
Por sus propiedades tó- aspecto se reflejan las incalculables ventajas
nicas naturales y su fácil
asimilación, la Malta Pa- de la lactancia, que ella pudo brindarle
lermo es un elemento su- rica y abundante gracias a la ayuda de la
mamente apropiado para
los convalecientes o per- Malta Palermo, — el auxiliar de más mé-
sonas delicadas de salud. ritos para esas circunstancias desde hace
varios lustros.
EN TODOS LOS ALMACENES DEL PAÍS

CERVECERÍA PALERMO S. A.
Buenos Aires
 C A R A / y CARETA/
De Bemal ABOLICIÓN DE
LA ESCLAVITUD

El 2 de febrero de 1813, a pro-

puesta del diputado Carlos de Alvejr,
la Asamblea General Constituyente
declara abolida la esclavitud en el
territorio de las Provincias unidas
del Rio de la Plata, por ser desdo-
roso y ultrajante a la humanidad —•
decía el decreto — c¡ue en tos mis-
inos pueblos que con tanto tesón ca-
minan hacia la libertad pcrmanna-
can por más tiempo en esclazntud los
niños que nacen en su territorio.
Esta ley, justa y humanitaria, de-
claraba también libres a los niños
de color nacidos desde el día 31 de
Núcleo de parecas concurrentes al baile dado en honor de ios jugadores enero inclusive, por ser aquella fe-
de Honor y Patria por su encomiable actuación frente al equipo íut- cha la que marcaba la feliz instala-
bohstico £1 Poi venir. ción de la Asamblea.
La esclavitud, abolida desde aquel
momento, habia sido introducida en
el Rio de la Plata a consecuencia
de una petición elevada al Rey por
el gobernador don Manuel de Frías,
quien expuso a la corona que, fal-
tando en el país personal para la
labranza, se hacía necesaria la in-
troducción de negros esclavos para
remediar el inconveniente.
En la sesión del día 4 del mis-
mo mes, la Asamblea, ampliando su
disposición del día 2, declaraba que
todos los esclavos de piíses extran-
jeros que desde aquel día fueran in-
troducidos en el país, por cualquier
concepto, quedaban libres por el solo
Señoritas de esta localidad que fueron agasajadas con un lunch por hecho de pisar el territorio de las
la C. D. del club citado, para agradecerles valiosas gestiones. Provincias Unidas.

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;ACTIOW tiiux,Eranchitcs
, Asthme;
SIEMPRE
IH.CAMONNE l>k..rrtv^c!eo ~

Tna CAJA
DE

'ASTILLAS
Verdadero talismán
VALDA
Parft HACER FRENTE a las conseouenoiajS
de un enfriamiento.
PRESERVAK y TONIFICAN
eus bronquios y BUS Pulmones.
COI fl LE <*AN el tratamiento de un CaíarrOb
tina LaringiHs O una Bronquitis inveterada,
Procúrese las en seguida, pero rehuse sin miramientos, 1
las pastillas que le ofrezcan a la menuda y a precio
de unos céntimos : las tales son siempre imitaciones.
No podrá V« eslar seguro de poseer
LAS VERDADERAS
PASTILLAS VALDA
Si QO las compra en C A J A S con el Dombxd

ea lai tapa y noaca de otra manera.

 CARAy Y CARETA/

E s t e animal, s ^ o c i a b l e y jefe es proverbial, y en

afectuoso, podría servir de caso de peligro sacrifica
ejemplo a la familia hu- serenamente su vida por
mana. La abnegación del
L O B O S cubrir la fuga de los suyos.

^,
^
A civilización o, tne-
jor dicho, el utilita-
M A R I N O S cientemente en categoría de
"animal s a b i o " ejecutando
'-42 ' rismo, que es una las más imprevistas piruetas
de sus consecuencias m á s inmediatas, ha tenido humanas, aparece, no obstante, en su estado na-
la virtud de ir desalojando de los mares fre- tural, torpe y gregaria.
cuentados a todos aquellos representantes de la T a n lenta en sus movimientos t e r r e s t r e s ,
fauna marina que llevan sobre sus carnes opu- como es de ágil en el agua, resulta una pre-
lentas o recia cuerambre la fatalidad de ser sa fácil e inofensiva. E n efecto, cázanla en
"aprovechables" para el hombre. la forma m á s salvaje que darse pueda, es de-
E n t r e ellos, los m á s preferidos fueron las ba- cir, a garrotazo limpio. I g n o r a n t e s del peligro,
llenas y los lobos marinos, que ya hubieran des- las focas congréganse en determinada época del
aparecido por completo a no mediar cierta res- año en parajes de su preferencia, denominados
tricción impuesta por la ley. Con todo, es en por ello "loberías"; allí, t u m b a d a s en la arena,
los extremos de la Tierra, cuando no detrás de se entregan a la m á s cordial sociabilidad, en tan-
la barrera casi infranqueable de los hielos, que to que los machos viejos, o "leones", velan por
hay que ir a buscarlos a medida que recrudecen la seguridad del " r e b a ñ o " ; no bien avistado el
las exigencias industriales. enemigo "vertical", un formidable rugido pro-
E s así como se han formado esas extrañas duce el desbande, y en orden riguroso, primero
estaciones de pesca donde, las crías, luego las madres
como en la Nueva Georgia y por último los machos,
del Sur, una heterogénea corren a hundirse en el
población aventurera vive océano, a cuya superficie
al margen de la época una ^ ' vuelven m u y pronto para
existencia cinematográfica. " increpar al intruso con un
Sin embargo, si la ballena furioso clamoreo.
ha huido casi en absoluto P e r o la vigilancia es de-
de nuestras aguas territo- ficiente y el hombre bien
riales, quedan, en cambio, la b u r l a desfigurando su
sobre las costas dilatadas de andar característico arras-
la Patagonia, extensas y trándose por el suelo, con
prolíficas "loberías", cuya lo q u e sorprende a s u s
fecundidad parece resistir víctimas que, por su len-
al periódico exterminio. titud y t o r p e z a , son
La foca, de cuya inte- u l t i m a d a s por cente-
ligencia no podemos nares a n t e s de al-
dudar después de canzar su ele-
haberla vi=to re- mento.
Un grupo de perezosos pelucones
tomando el sol*

N N U K
3-
ísl
Coit'. PT. F.A. MFG. Co. Hartford. CT. U.S.A

Prevenimos
al público que, al comprar
un Colt, es de suma impor-
tancia fijarse si tiene los si-
guientes grabados:

S o b r e e l c a ñ o la inscripción
Colt'» Pt. F.A. Mfg. Co. Hartford. Ct. U.S.A.

Sobre la placli metálica debajo del martillo Muy importante

La figura de un "Potro rampante" No se file sólo
e n l a s cachas,
pues estas p a r .
Si no los tiene t e s s o n fácil-
mente e x t r a í -
no es legítimo das, y l u e g o
pueden ser co-
tocadas de nue-
vo en o t r a s
Desde hace casi un siglo el "Colt" es considerado armas, que ca-
recen en abso-
como el revólver más perfecto. Para su prolija luto de la se-
guridad de iin
fabricación se selecciona el mejor material y nin- Colt.
guno se destina a la venta sin haber sido antes
probado prácticamente.

No es prudente que Ud. confíe su protec-

ción a una IMITACIÓN de dudosa eficacia.
Adquiera un Colt LEGITIMO a un armero
o ferretero de su confianza. Tendrá entonces
la certeza de que no habrá de fallarle jamás.
^ 1 ^ • • • • Colt's Patent Fire Arms Mfg. Co.
W 'W • • Hartford. Conn. U.S.A.

Í 7 Arma c/e la Ley y del Orden

•miiniimmuiiminnm ii iininimii«"""i'i'"»immmniniiiimiiuiiiiimniimm;
 C A R A / Y CARETA./
De San Martín

Los alumnos de la escuela de manualidades José B . Zubiaui- que concurren a las clases extraordi-
narias de cultura que se dictan por iniciativa del director ingeniero don Manuel Lafedo.

IMPRESIONES MÍSTICO-
PAGANAS
Sólo penetran en la capilla unos
débiles rayos d e luz q u e atraviesan
los vitrales y dan en el suelo refle-
j o s de colores. U n monaguillo se
acerca al S a g r a r i o y enciende u n a
lámpara de a c e i t e ; repercuten los,
pasos en el silencio santo de la
morada de Dios. Bella y joven, y
trajeada de negro, lia penetrado en
el templo una mujer : en sus brazos
t r a e un manojo de blancas violetas
y candidas a z u c e n a s ; d e sus manos
í e descuel.ga u n rosario. D e hinojos,
reza, reza con amor, con dolor, con
fe.' Coloca las flores en el altar y
deja u n beso santo y grave sobre lus
piececitos del N i ñ o Dios, y desde la
pared parece que Cristo crucificado
sonriera a este bello beso de mujer.
* -
A g u d a se eleva u n a voz femenil.
El órgano, m u r m u r a n t e y g r a v e . R e -
piquetea solemne ¡a campanilla ale-
gre, y es que el sacerdote alza en
sus manos trémulas la rara maravi-
lla del pan convertido en carne.
Cordero de Dios, que perdonas los
pecados del m u n d o : perdónanie.
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fué, q u e no volverá, y s u s ojos
están entornados, y sus labios, en
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— Perdónalo, Señor. Perdónalo,
Señor.
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Está lejos de ser verdad que el
hombre y la mujer son los únicos
aficionados al jugo de la vid como e!
propio Noé. Los animales también
beben vino como cualquier "Baco".
El doctor Arturo Aly Be'.fadel
había observado a un jilguero que
llegó a ser un borrachín de primera
fuerza por la costumbre de beber en
el vaso de vino de su ama cuando es-
ta se sentaba a la mesa.
La embriaguez se manifestaba en el
jilguerillo con mil ridiculas pirue-
tas, seguidas de un profundo sueño.
Los gatos, los gallos y gallinas,
los caballos y los elefantes son afi-
cionados al vino, particularmente
al vino blanco, que lo beben, al prin-
cipio, creyéndolo agua, y cuando
LINIERS. — Una parte de la concurrencia que participó en la matine han experimentado sus efectos, lo
danzante dada por el club r .»cial Soortivo Morón. beben ya con conocimiento de causa
y como si supiesen que les ayuda-
rá a olvidar sus penas.
Es conocida, además, la embria-
guez del pavo, al que se le da de
beber para que luego, en la olla,
su carne, de ordinario dura, resulte
blanda como la de un polio.

Recordad que el hablar es una

CIUDADELA. — Parejas que tomaron parte en
cido por el club social La Razón con fines benéficos.
de las bellas artes, la más noble,
la más importante y la más difícil,
y que su fluida armonía puede
echarse a perder por la intrusión de
una sola nota falsa. Así la conver-
sación, sugestiva más bien que argu-
mentativa, que deja traslucir el fon-
do del pensamiento de quien habla,
es, por lo general, la más útil y
agradable.
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Oliver Wendell Holmes

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Juan Zcfba Balbi y Enrique Moníi, que estabiecieron el récord entre
Rosario y Buenos Aires, empleando 4 horas 56 minutos con un Wolverine,
leñemos mejores caminos
T RES años atrás, a nadie se
le habria ocurrido hacer un
raid automovilista en pleno
invierno. Las hazañas, los gran-
des raids, los records se intenta-
ban, máxime cuando se trataba
de pruebas de gran aliento, en
pleno verano, o sea en la tempo-
rada Octubre - Febrero. Correr
en invierno, intentar un raid en
agosto, pensar batir un récord
en julio, era por lo menos cou-
sideradó como una locura de un
aficionado que por carecer de
experiencia se aventuraba en
nuestros caminos y no volvía...
Es que hace tres o cuatro años
las carreteras del país eran peo-
res de lo que son ahora, y esto
dicho sea sin que a nadie se le
ocurra creer que ahora coatamos
ya con una red caminera perfecta.
Pero la acción del Automóvil
Club Argentino y de las otras
entidades, el entusiasmo puesto
de todas partes en mejorar los
caminos, los equipos puestos a
disposición de las distintas de-
legaciones automovilistas han
producido ya sus buenos frutos
y las carreteras más transitadas
han visto desaparecer por lo me-
nos aquellos pantanos que, por
lo viejos y renombrados que
eran, nos hacían hablar como si
se tratara de cosas legendarias.
H a n ido desapareciendo también
muchas huellas, y el prcbUma Je
la trocha angosta ya nos preo-
cupa menos que antes. H a n des-
aparecido también en buena par-
te aquellos parásitos que vivían
a costillas de los turistas que
por mala ventura se habían que-
dado aprisionados en un méda-
no o en un pantano.
Ahora que se constata todo
este progreso en pleno invier-
no, se empieza a tocar ron la
mano el fruto de tanta labor, y
se piensa en qué forma se ha
llegado a tan rápido progreso
Pues bien, sépase que no f'.:é
por la ley caminera, que t;a que-
dado en el Congreso a la espe-
ra de mejores días, sino por la
acción decidida del deporte a;;;-
tomovilista, que ha entrado de
lleno en la política económica
buscando nuevos horizontes y
conquistando nuevos .^alones en
su vida moderna. El deporte a j -
tomovilista ha triunfado dtl prnl
tocólo, del expediente y hasta
de los viejos sistemas que ti~.-
nen como base una tonelada de
papel para resolver una onza de
buen sentido común.
Entonces, visto bajo la faz de-
portiva, el camino o la carrete-
ra merece un estudio que encie-
rre las fases que gustan a los
deportistas.
Los raids, las carreras, las ha-
zañas automovilistas son los que
nos dan una medida precisa de
este progreso. Tenemos cien
ejemplos, y podríamos citar al-
gunos.
Se organiza en un pueblito
una carrera automovilista. Fal-
ta el circuito. Lo primero que
hace la comisión es p t i i r ayuda
a todo el mundo y conseguir un
equipo caminero. Arcrgla^. unos
20 kilómetros de carretera, y allí
se corre la prueba. Después qi'e-
da el circuito y todos, carros,
motos, automóviles, aprovec'ia-
rán el arreglo hecho sobre aque.
líos malos caminos.
Como todo el mundo desea te-
ner su Gran Premio, .os •• irci.¡i-
tos, con buenos kilómetros de ma-
los caminos, han ido paulatina-
mente arreglándose, y sin decir
que contamos con carrpi'eras per-
fectas, podemos asegurar al tu-
rista la factibilidad da un buen
viaje sin mayores trrjpiezos.
Y tenemos hoy otro ej-implo,
que es positivo y habla on f.ívor
de nuestra tesis. Decíamos que
hace tres años a nadie se le ha-
bría ocurrido hacer uri raid en
pleno mes de agosto. Pues en
la semana pasada se ha realiza-
do precisamente la más bella
performance de la temporada in-
vernal por lo que concierne a
los coches de turismo.
El récord de Juan Zerba Balbi
E N pleno agosto, Juan Zer-
ba Balbi, el conocido mo-
tociclista, acompañado por
el mecánico Enrique Monti, qui-
so demostrar cómo podía reali-
zarse el raid ida y vuelta a Ro-
sario marcando un buen récord.
Al volante de un coche cerrado
Wolverine — un seis cilindros
de 3 litros de cilindrada, — mo-
tor Continental especialmente
fabricado para la R. É. O. Motor
Car Co., Balbi salió de Buenos
Aires, controlado por el Auto-
móvil Club Argentino, a las 7
horas 10 minutos, y luchando
contra un temporal j J e lo sor-
prendió entre Lujan y Giles, lle-
gó a Rosario después de 6 ho-
ras 32 minutos de marcha segui-
da. El tiempo empleado .ra bue-
no, pero no establecía un ver-
dadero récord, porque en la mis-
ma categoría de coch.ís de serie
se habían marcado records me-
jores. Pero en el viaje ''e vuel-
ta, Balbi exigió a su :ná;¡u¡na
otro esfuerzo, y recorrió la dis-
tancia en 4 horas 56 minutos.
El mismo recordman recono-
ce que si su máquina na .-e.ípon-
dido maravillosamente en tcdo
momento — puesto que en mu-
chos trechos ha caminado a más
de 100 kilómetros por hora, — el
camino ha ayudado para realizar
la hazaña. Téngase en cuenta
que dos veces tuvo que detener
la marcha por habérsele pincha-
do gomas y no se olvide q j ; pa-
ra cruzar en día domingo pue-
blos de la importancia de Ferga-
míno, Carmen de Areco, Lujan,
etcétera, se pierde mucho 'lem-
po, y se reconocerá que las 4 ho-
ras 56 minutos podrían rebajar-
se por lo menos de una medía
hora, lo que haría de una prue-
ba de turismo una verdadera ha-
zaña que hace dos años creíamos
reservada a los coches de carrera.
K
 Sumando el tiemoo de ida y
de vuelta, Balbi ha recorrido con
su Wolverin un total de 750 ki-
lómetros en 11 horas 28 minutos,
a casi 70 kilómetros por hora.
Son éstas las demostraciones
prácticas que se ofrecen hoy so-
bre el camino que une a la Capital
Federal con la ciudad de Rosario.
El turismo, pues, gana una bata-
lla más, y es ésta una razón de
peso que ha de convencer a los
que trabajan con tanto ahinco
por nuestra vitalidad.
Con el récord de Paris (rianni-
ni, realizado sobre el trayecto
Córdoba - Buenos Aires en el
mes de julio, el de Balbi es sin
duda la más bella performance
de esta temporada de invierno.
El Gran Premio de Europa
E STAMOS a pocas horas del
Gran Premio Je Europa.
En el Viejo Mundo se es-
pera esta carrera con mucho en.
tusiasmo, porque en ella suelen
tomar parte los más afamados
campeones del volante. Este año
la prueba se disputará en Mon-
za, en donde Brilli l'eri con-
quistó ya para Italia el título de
campeón mundial. Doá veces se-
guidas los norteameriauíos han
actuado en esta prueba, y Mur-
pliy, que en 1923 había ganado en
él circuito de Brescia el Gran
Premio de Italia, volvía a pre-
sentarse en Monza MI el mag-
nífico autódromo dei parque
Real. Pero esa vez el malogrado
yanqui t u v o m e n o s suerte y
fué aquel año el de la resurrec-
ción de Nazzaro y Salamano.
Los lectores recordarán la lu-
cha intensa y violenta de la cual
fué protagonista Pedro Bordino,
quien, herido en un brazo, siguió
llevando el mando del pelotón
durante 400 kilómetros.
La historia del Gran Premio
de Europa es rica en episodios.
Los nombres de Ascari, Cam.
pari; Minoia, Goux, Brilii Peri,
Milton, De Paola, Benoist, See-
grave, el malogrado Zborosky y
otros, han escrito páginas de oro
en el libro de este Gran Premio.
No ha de extrañar, pues, que
el mundo automovilista espere
esta disputa con marcado inte-
rés y vivísimo entusiasmo.
Este año los mejores corre-
dores están listos en Monza. Ita-
lia, después de haber estado tres
anos sm sus rojas máquinas de
gran batalla, vuelve a contar con
el terceto de Bordino, Nazzaro
y_ Salamano, que sin duda esta-
rán listos al volante de las nue-
vas Fiat.
I O
La "rentree" de la Fiat es
para el Viejo Mundo todo un
acontecimiento. Bordino, el bri-
llante jefe de equipo, ha proba-
do sus máquinas en Monza, y el
telégrafo nos anunció que el re-
sultado es positivo.
Las nuevas Fiat son muy ba-
jas, de líneas distintas de las
otras máquinas, y llevan un mo-
tor de 12 cilindros. Los norte-
americanos estarán representa-
dos por Souders, el brillante ga-
nador de las 500 millas de In-
dianápolis, y por Copper y Kreiss.
El primero correrá con una D u e .
semberg, y los otros por la Mi-
Uer. Se asegura la participación
de los equipos completos de Bu-
gatti, Delaje y Talbot.
También en Esperanza...
E L mismo día, a la misma
hora, se largará en Espe-
ranza el Gran Premio de
la Provincia de Santa Fe. So-
bre el mejor circuito pista —
porque el de Esperanza es un
verdadero circuito pista — se
correrá una prueba de 500 ki-
lómetros, en la que han de ba-
tirse muchos records. El año pa-
sado Ernesto Bossola ganaba la
prueba, mientras Ballestretti, ba-
tía el récord de la vuelta a ra-
zón de 161 kilómetros por ho-
ra. Este año en Esperanza, co-
rrerán todos los mejores volan-
tes del país. Máquinas especia-
les y máquinas preparadas en el
país se enfrentarán en una ba-
talla gigante.
Una apuesta y un desafío
N os hemos ocupado amplia-
mente del Autódromo Ge-
neral San Martín, dando
nuestra opinión al respecto. Opi-
namos que se trata de una ex-
celente pista, que, sin represen-
tar la perfección, ofrece amplio
campo para nuestras activida-
des, y permite el desarrollo de
carreras cuyos promedios estén
en los 150 kilómetros por hora.
También la gran mayoría de los
corredores entendidos están de
acuerdo con esta opinión, que
es sin duda la más sana, desin-
teresada y acertada. Pero los
más pasionistas siguen discu-
tiendo y de la discusión na-
cen las apuestas y los desafíos.
Un vuelco, con mucha suerte,
dio lugar al desafío, que lanza
un conocido corredor a todos los
otros, poniendo como base que
nadie podrá dar una vuelta en
E
la pista a 150 kilómetros por ho-
ra, sin volcar.
Nos parece un error, más si
se tiene en cuenta que varios
corredores han declarado y pro.
bado con hechos que se puede
correr una hora, por lo menos,
a dicha velocidad, sin peligro.»
Después, sin duda, los que co-
rren con buen criterio, cambia-
rían las gomas.
Al desafío, sigue la apuestau
Una gran casa ofrece un pre-
mio de 10.000 pesos para el co-
rredor que llegue a los 160 ki-
lómetros por hora.
Es éste un rasgo simpático,
más si se tiene en cuenta que
esa casa es una de las más en-
tusiastas para todo lo que son
carreras y records.
¿Ganará el automovilismo coa
estas apuestas y estos desafios?
No. El automovilismo ganará
con la conciencia de los hom-
bres. Solamente los hombres que
se dedican a él podrán encami-
narlo sobre una vía de rectitud,
convenciendo hasta a los más
recalcitrantes de la bondad de
la causa que defienden los di-
rectores de la pista de San Mar-
tín.
Los que con tanta pasión han
trabajado para darnos un autó-
dromo — e l primero de Sudamé-
rica — se han hecho acreedores
a nuestras simpatías.
San Martín es una pista mo-
desta cuyo porvenir es grande.
Mientras tanto, entre apuestas
y desafíos, el ambiente vive ho,
ras intensas de pasión, y el pú-
blico espera el día fijado para
la realización de algunas haza-
ñas.
Nuestras actividades ciclistas
L A nueva Comisión Direc-
tiva de la Federación Ci-
clista Argentina ha inicia,
do ya sus tareas para la próxi-
ma temporada. Los problemas
capitales del ciclismo nacional
van a ser estudiados y tratados
en las primeras reuniones de
septiembre y la misión de cada
uno de los miembros del Conse.
jo Directivo está bien definida.
El entusiasmo y la pasión para
la pequeña reina de la carretera
encontrará esta vez un ambien-
te estable y un porvenir más se,
guro. Se estudia desde ya la mo-
dificación del reglamento para
el Campeonato Argentino, la a u .
tonomía de las federaciones pro-
vinciales, la afiliación de los
clubs y la preparación olímpica
de nuestros corredores.
 De Vélez Sársfield y Villa Luro

VELEZ SÁRS-
FIELD. — Fa-
pnilias que abib-
tieron a la re-
unión social
que o r g ' a n i z á
para sus aso-
ciados el club
La Floresta.

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Congreso Médico de Sevilla, que se
celebraría en 1924. Dos meses estuve
en Buenos Aires, y a pesar dé que
a los tres dias de mi permanencia allí m e frac-
turé una pierna, si supiese de a n t e m a n o que iba
a ocurrirme algo parecido, repetiría la visita, y
lo haré en cuanto pueda.
— ¡Espléndido prefacio de galante homenaje!
— No dejé de ver ninguna institución médi-
ca: ¡Bien les di la lata! Pero es que son inst tu-
ciones como las tienen muy pocas ciudades eu-
ropeas; no falta nada y nada sobra. Los médi-
cos argentinos deben ocupar un puesto prefe-
rente en la escala mundial de la medicina; les
amparan su historia, su prestigio, sus entusias-
mos y sus poderosos medios de actividad.
— Y de esas i n s t i t u c i o n e s . . .
— Citaré, así, a bulto, el Instituto de las Cien-
cias y e! de Biología.
— N o me basta, doctor.
— ¡Calma, j u v e n t u d ! . . . U s t e d no sabe lo que
me interesaron los trabajos de investigación del
profesor de fisiología doctor H a u s s a y pero tam-
bién, fuera de e s t o . . .
— ¿Materia aparte?
-— Quiero hacer constar la admiración que me
produjo el sistema de suministro de agua pota-
ble a la capital, aguas amicrobianas, sin t r a m p a
ni cartón. Y asimismo quiero recordar que la
feria de ganado me hizo comprender y medir
el exacto valor de los recursos del país aprove-
chados científicamente con el auxilio del clima.
A la revista "Caras y Caretas" de — Volvamos a los médicos.
— Son infatigables. Alternan la tarea de labo-
Buenos Aires, con toda la admiración que ratorio con la de la clínica sin un desmayo, y si
me merece su labor de difusión de la cul- pasamos a lo quirúrgico, fijémonos bien en los
nombres de C h u t r o y de Arce en cirugía general,
tura científica y artística realizada con y en los de Segura y Belou en especialidades oto-
creciente vigor. rinolaringológicas. N o crea usted que perdí el
tiempo. Asistí a las clases del profesor Castcx;
estudié la soberbia instalación del doctor Agote,
y con Zarate y Cantón en obstetricia y gineco-
logía, patrocinadores ambos del Museo de Ana-
tomía Patológica Obstétrica más hermoso que
he visto, conocí un poco de lo mucho y nmy
bueno con que cuentan.
— V o y conformándome, pero no me sacio aún.
— Nada tienen que envidiar a ninguna entidad
médica del m u n d o el Instituto Agote, el Quirúr-
NOTAS , : gico de Arce, la Clínica O b s t é t r i c a del R a m o s
Mejía, el departamento, entonces en construc-
HISPANO ción, de la nueva Maternidad, el régimen del
Hospital Español, ni el Instituto Frenopático del
Open Door, fundado por Cabred, para estudios
AMERICANAS psiquiátricos y tratamiento. América triunfa.
— Luego, usted cree en el hispanoamericanismo.
— El día en que se establezcan mayores rela-
ciones entre los médicos españoles y los argenti-
nos, la confraternidad será un hecho, porque somos
los primeros en admirar los trabajos que realizan
EL ILUSTRE HOMBRE DE CIENCIA nuestros colegas del otro lado del mar, así como
PROFESOR SEBASTIAN RECASENS ellos lo s o n ' e n aplaudir nuestra labor ciejitífica.
T r a t a r n o s es considerarnos y a m a r n o s mutua-
VOLVERÁ A B U E N O S A I R E S mente, y el hispanoamericanismo dará un paso
gigantesco cuando los españoles encuentren tan
fácil e interesante el viaje a la A r g e n t i n a como
los argentinos el viaje a E s p a ñ a .
La numerosa clientela que aguarda en el lu-
jofeo saloncito solicita la atención del ilustre
PALABRAS DE ALIENTO Y' ginecólogo doctor Recaséns.
DE EFUSIÓN HACIA LAS Y hay un incesante ir y venir de enfermeras
jóvenes y guapas.
E N T I D A D E S MEDICAS
F É L I X P A R E D E S
ARGENTINAS. M A D R I D , -1927
 CJ\VL/\J-
OR el veredón de tierra, levantado casi
un m e t r o sobre la línea de la calle, ca-
mina un caballero hacia los arrabales
de la ciudad de Santa María de los
Buenos Aires. Lleva-una fina caña con
la que picotea el polvo o castiga, al pasar,
los gallos de riña que asoman de algunos por-
tales atados por una pata para indicar que allí
se aceptan desafíos y apuestas. E l ilustre don
Manuel de Labardén, que no es esotro el tran-
seúnte, va señalado por la gente que asistiera a
la representación de su tragedia indiana "Siri-
po'' en el teatro virreinal. Delgada, m á s bien
bajo, viste casaca verde, obscuro calzón de ter-
ciopelo y medias blancas. L a coletilla del pelu-
quín cae bajo el novelesco sombrero de tres pi-
cos, hasta el alzacuello de la capa. E s a misma
tarde ha pleiteado por _ quisicosas literarias: el de memoria.
ajuste de un soneto, la intención de una letrilla,
la influencia de Argensola en la última poesía
de un pacato poeta de la colonia. D o n Manuel es
un animador de las tertulias. Alrededor de su
n o m b r e medra un prestigio escolástico y lírico a
la vez. N o teme la dialéctica de los versificado-
res cortesanos que él n o m b r a "mulatillos pa-
langana". Maneja ideas nuevas. Mueve en torno
un vientecillo de filosófica renovación y sabe
portarse con sus admiradores como un legítimo
maestro.
L a b a r d é n ha doblado ahora por una calleja
frailuna recorrida casi toda por la tapia de un
convento que deja ver r a m a s de naranjos y pe-
rales. L a calleja entra en el cam- H « H « . / - : « PAÍVÜ MnVina
po, transformada en huella por n O r a C l O K e g a JTlUlliía
la que se pierde un carromato, D I B U J O DE M. O L I V A S
Y CARETAJ-
g r a n d e coino u n a cabana,
de cuyo curvo techo pende
un m e c h ó n de lana peina-
da que se balancea lenta-
mente. E l vate de la "Oda
al P a r a n á " se regala con
aquella soledad virgiliana
que le trae un regusto de su
viaje, cuando llegó a Chu-
quisaca, a través de tierras
y de aguas donde era te-
merario a v e n t u r a r s e . L a
ciudad, para él, es en este
instante como la casa de
Comedias: un sitio en que
la gente busca un espec-
táculo que la entristezca o
la divierta. Se ha olvidado,
de pronto, de sus calles, de
la recova, de la saleta del
m a r q u é s de La Plata, don-
de libra epigramáticas ba-
tallas con los literatos con-
tertulios.
D e pronto, el toque de
ánimas, lejano, se escucha.
U n hombre corre como un
aparecido encendiendo las
candilejas. Eii las puertas de las casonas aso-
man algunas cabezas curiosas. L a b a r d é n regresa
por la misma calle y penetra en el "Café de la
plaza de toros", situado frente a la Casa de
Posta del Tucumán. Los parroquianos fuman y
beben en las pocas mesas. N a v e g a n t e s de tui
barco holandés juegan a las barajas, comiendo
higos y rosquillas. F u e r a pasa una que otra
linajuda berlina de alta caja, y en el corralón de la
Casa de Postas un grupo de mayorales conversa.
De los fondos del café llegan las exclamaciones
y los sordos rebotes de una partida de pelota.
E n aquel café de picaros y postillones, es-
condido en un rincón al que apenas llega el
redondel de luz que reparte la pantalla del quin-
qué, el poeta hurga en los entreforros de la capa
y saca tmos papeles que comienza a leer, casi
Son los versos de un poema sobre la defensa
de Buenos Aires, que teme inferiores a los que
t a n t a nombradla le han dado en la villa. E l
ocaso de su inspiración otrora alabadisima m a r -
cha acorde con el advenimiento de otros inge-
nios que ensayan las primeras letras con éxito
m u n d a n o . L a b a r d é n lee y relee, olvidado de la
grita y charla de los tahúres. Al r a t o se le-
vanta, con los papeles en la mano. Se compone
la capa y parece que va a recitar algo con tea-
tral apostura. P e r o sale del local y en la puerta
rompe los versos, dispersando los fragmentos
en el aire. Luego se va, calle abajo, ,_, mientras a sus
espaldas, el grupo de mayorales,, picado de intri-
S^' pe divierte persiguiendo los
trocitos blancos que voltejean
en la brisa.
 CARAJ' Y CARETAr
De Glew y Quilines

GLEW. — La
comisión femé-
nina P r o Tem-
plo, que presi-
de doña Lu-
cinda Calvo
Herrera, rodea-
da por sus dis-
tinguidos cola-
boradores.

4>

QUILMES. —
I n t eresante
£:rupo formado
por los concu-
r r e n t e s al baile
que organizó la
comisión de ci*
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ros que llega-
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EL MARISCAL
Suvarof, e n t o n c e s ,
abandonaba la me.sa, di-
ciendo :
— Es preciso que le
ban a Rusia SUVAROF ESTIMABA obedezca.
pedían se les De esta manera, en
enostrara al general Ale LA S A N G R E Y su propio nombre, or-
jandro Smarof, mezcla denaba sus p a s e o s y
de héroe legendario y D E SPRECIABA muchos otros actos de
personaje grotesco.
Mostrábaseles, entonces,
EL ORO su vida.
Otro cronista de la
la temblorosa silueta de época refiere que, con
on viejecito que, a saltos, atra- gran sorpresa, un día en que el
vesaba las salas del imperial A L G U N O S PINTORESCOS general se hallaba de gran gala,
palacio, o corría por las calles RASGOS PERSONALES DE
ESTE GUERRERO DE LOS
con el uniforme lleno de bor-
eeguido por una pandilla de D Í A S D E L A GRAN CATA- dados, oro y diamantes, le ^ió
chiquillos, a los que él mismo LINA DE R U S I A , QUIEN sonarse con los dedos y luego
acuciaba arrojándoles manza- APEDREABA A LOS CHI- limpiar éstos en la m a n g a
nas y gritándoles: "¡ Yo soy QUILLOS POR LA CALLE de su espléndida casaca. Y co-
Suvarof! ¡Yo soy Suvarof!" Y D E S P E R T A B A A SUS mo no pudiera disimular su
Si los Curiosos extranjeros se SOLDADOS CANTANDO sorpresa, oyó a Suvarof que, al
COMO UN GALLO.
fijaban un poco, no les resul- percatarse de ello, le decía:
taba muy difícil reconocer en — Cuando los soldados ven
aquel anciano alocado al ven- a su general sonarse como ellos,
cedor de los turcos y polacos. Los ojos, feroz- con los dedos, no sienten vergüenza ni la-
mente inquisitivos, y la boca, cruel y siempre mentan el hallarse desprovistos de pañuelos.
presta a vomitar injurias, harto delataban al En la corte, empero, sentíase cortesano y
que fuera terror de los habitantes de Praga. hasta se aprovechaba de su posición. No po-
Suvarof no habría pasado de ser un ridiculo cas veces se le vio ir de dama en dama be-
bufón cortesano, a no haberse revelado como sando los medallones con el retrato de Ca-
el más sanguinario de los guerreros de su talina, que ellas lle\ aban pendientes sobre el
época. Sus maneras, groseras y burlescas, re- pecho.
pulsivas y hasta vergonzosas, inspiraban a sus En Varsovia visitaba algunas veces los
soldados una ciega confianza, la cual, agregada lazaretos diciéndose médico. Recetaba algu-
a su talento militar, llevóle casi siempre al nas caprichosas medicinas a los que encon-
éxito en todas sus campañas. traba muy graves. A los simuladores, él mis-
En el ejército vivía como un cosaco. En la mo aplicábales una b u e n a p a l i z a . A veces
corte, como un viejo escita, no quería aceptar después de visitar un hospital de campaña,
más alojamiento que su carreta de campaña. expulsaba a todos los pacientes, diciendo que
Relatar su vida implicaría mencionar la más no era posible que los soldados de Suvarof
completa serie de extravagancias. Si no era estuvieran enfermos.
loco, lo aparentaba en una forma bárbara, que Prohibió a sus oficiales que instruyeran a '
nada de agradable tenía. la tropa en todo cuanto se refería a las ma-
Sus costumbres eran tan singulares como su niobras de retirada, considerando que ellas
espíritu. Se acostaba a las seis de la tarde, la jamás serían necesarias. El mismo adiestraba
mayoría de las -veces sin despojarse del uni- a los soldados en la esgrima de bayoneta.
forme ni de las armas. De Segur, en sus Me- Frecuentemente recorría los campamentos
morias, refiere que su lecho era de pajas, y completamente desnudo, montando en pelo co-
que sólo cuando se hallaba de muy buen talante mo los cosacos.
despojábase de las espuelas. En la tienda de Por la mañana, más de una vez, salió de
campaña tenía un gallo que le despertaba a su tienda cantando tres \eces, como un gallo,
las dos de la madrugada. Su asistente le reani- y substituyendo con tan; original diana los
maba arrojándole varios baldes de agua fría clarines reglamentarios. Esa misma señal la
sobre el cuerpo desnudo. Comía a las ocho; su solía dar al iniciar una marcha o al ordenar
cena, como su desayuno, consistía en aguar- un ataque. ;
diente y algún grosero guiso cuartelero. Sus Este e x t r a ñ o guerrero tuvo, sin embar-
propios oficiales temblaban ante la idea de ser go, algunas virtudes: d e m o s t r ó s i e m p r e
invitados a su mesa. Con frecuencia, al pro- un g r a n desinterés y ; hasta generosidad,
mediar una de aquellas comidas, uno de sus j'a rehusando los p r e s e n t e s de Catalina,
ayudantes pon'.;^se de pie, se aproximaba y ya distribuyéndolos entre sus s o l d a d o s .
le prohibía comer tanto. Era capaz de degollar al que le im-
— ¿Quién lo ordena? — inquiría Su- ploraba la vida; p e r o su m a n o es-
varof. taba siempre lista para hacer una
— ¡ El mariscal Suvarof en perso- l i m o s n a . Y es que a p r e c i a b a
na ! — respondía el ayudante. más la s a n g r e q u e el oro.

A L E X I S F E O D O R O V
 D ESPUÉS de una larga au-
sencia, moderno hijo pró-
^<^ir;^i
a./
digo, he vuelto al pue-
blo que me vio nacer. Heme
aquí gozando de la dulce quie-
tud provinciana, del grato oto-
ño correntino, de clima suave
y estimulante, a cuyo influjo
florecen los rosales y jazmine-
ros y revive el verdor de la
mi piie
arboleda que el verano impla-
cable marchitó.
El día ha sido hermoso.: cielo azul, luz radiante
y^ aire tibio y perfumado como caricia de mujer.
Es domingo. Seducido por una amistosa invitación,
resuelvo ir a la plaza principal, a la hora de la
retreta — la clásica retreta pueblerina, que em-
pieza cuando el sol se pone y termina al son de
las ocho campanadas del reloj de la iglesia.
Y me encamino. Penetro en los 'linderos del
paseo, en el instante del crepúsculo, cuando en
occidente luce la estela última del astro diurno,
como un resplandor rojizo, y en oriente surge
espléndido el lucero de la tarde.
Lector: si h a s . desflorado tu adolescencia en
la' frivolidad sin perfil de las urbes cosmopo-
litas, donde las calles y lugares cambian de faz
tan rápidamente que no permiten clavar en sus
paredes las mariposas del recuerdo, posible es
cjue no comprendas la emoción del hombre que
vuelve a contemplar la plaza de su pueblo des-
pués de largos años de ausencia. Porque sola-
niente aquellos que vivieron su niñez y su ju-
ventud en los límites de una ciudad provinciana
son capaces de concebir el caudal de emociones
que le guarda en todos sus rincones la plaza hu-
milde de su pueblo, Plazas éstas, siempre igua-
les, con su arboleda baja, sus jardines descuida-
dos, sus bancos rotos, y en el centro, invariable-
mente, la estatua de un patricio, o la pirámide
• de la Libertad. E,5tatua, o pirámide, a cuyo pie
una mañana fría y ventosa de un 25 de mayo
lejano entonamos, por vez primera y con sen-
timiento profundo, las estrofas del himno nacio-
nal ; y más tarde, cabe cuyas gradas, pronuncia-
mos con voz vibrante y cálida nuestro primer dis-
curso de colegial, loando las jornadas heroicas
de la historia; estatua o pirámide que fué, tam-
bién, testigo mudo e incorruptible de nuestros
primeros devaneos sentimenta-
les, al arrimo de la pequeña y
ya olvidada damita del amor
incipiente, en la hora del cre-
púsculo, un domingo de re-
treta. . .
En las ciudades modestas de
tierra adentro, que conservan
aún, muy a pesar de los mo-
dernistas locales, las costum-
bres y usos del tiempo viejo,
la retreta dominguera es casi una institución pú-
blica. En aquellas sociedades, sanas pero estrechas,
donde impera un régimen constante de vida que
identifica el ayer al hoy con iguales características;
donde se ven las mismas casas todos los momen-
tos y se conversa de tales asuntos todas las horas;
donde las gentes "no viven más que un solo día",
la retreta del domingo significa algo así como la
explosión semanal de amenidad que hace más
llevadera la monotonía ambiente. El pueblo a un
lado y la "élite" social al otro, la plaza, en las
tardes de retreta, es el punto de cita de todo el
mundo que quiera divertirse allí y no matar las
horas del feriado sentado cómodamente en un si-
llón de mimbre en la vereda de su casa.
Pero quien realmente saca buen partido de
las retretas populares es la juventud enamorada,
la que, cercada asiduamente por los prejuicios^ del
pequeño círculo social, aprovecha la oportunidad
para verse, y hablarse, y pasear juntos con la li-
bertad discreta que permiten las mamas, que
desde los bancos próximos vigilan mientras ha-
cen tertulia.
Solamente aquellos que vivieron su juventud
rosada en provincias saben del encanto román-
tico de las retretas pueblerinas.
¡Cuántos sueños, cuántos suspiros de angus-
tia o esperanza, cuántas palabras de fuego, cuán-
tos ruegos, promesas, juramentos de amor han
testimoniado los bancos rengos o los arbolitos
enanos de esos paseos humildes 1 ¡ Cuántas can-
ciones de fe, de optimism.o, de ensueños cálidos,
de anhelos vehementes, han entonado los cora-
zones al compás de la filarmonía vulgar de una
banda que sólo ejecuta marchas, valses y tan-
gos! Ciertamente dijo una verdad cristalina el
poeta aquel que una vez llamó a esta costumbre
añeja "fiesta de corazones s e n c i l l o s . . . "
 Piso la? veredas de ia plaza con el ahiia emo-
cionada de recuerdos. En este instante vibran
eu el aire los acordes de un alegre vals, y me
invade la sensación de hallarme en un lugar
amigo, conocido de todos los d i a s . . . Seguro es-
toy de que hallaré en seguida a los caraaradas
de ayer, de siempre, a los compañeros de la ilu-
sión florida, a los confidentes de las esperanza?.
No tardará mi mirada ávida en vislumbrar ¡as
siluetas, los rostros, los ojos, las sonrisas de
acjiíellas que en el dulce tiempo fueron las musas
de mis versos y mis sueños. ¡ Ah, s!! Como to-
dos los domingos, desfilarán, plenas de gracia y
seducción juvenil, Amelia, la de grandes ojos
negros; Rosaura, la de cabellos de oro y cuerpo es-
tatuario; María, la de voz y risa argentinas; .to-
das, las alegres, las tristes, las rubias, las more-
nas, las figuras de encantamiento que danzan el
"'ballet" del recuerdo en el tablado de mi memo-
ria, las otrora vestales de mi fantasía, cuando
mi boca era una fuente de canciones y mi alma
•Mía llama resplandeciente de a m o r . . .
¡ Ay!, solamente aquellos que volvieron en ima
tarde hermosa de otoño después de una larga
ausencia saben el triste desencanto de los que
retornan con el alma preñada de r e c u e r d o s . . .
La vida pasa, y aunque las cosas y costumbres
¡«rnianezcan inmutables, cambian los seres que
las animan.
Mis ojos buscan, mis palabras indagan, pero
los compañeros de ayer ya no están, y si están,
no son los de antaño, los que anhelo encontrar,
muchachos alegres, amigos sencillos, confidentes
sinceros. Se han transformado en hombres se-
rios, duros, que no hablan de amor, de ideales,
de ensueños, sino de negocios y política. Y ¡pena
xR A U L G A B
D I B U J O
B e r n a r d o d e Irigoyen 3 3 0 — C A R L
níayor! las damitas de mis quimeras, las deli-
cadas iiíspiradoras de mis poemas primerizos, ya
no pascan como antes, vaporosas, ligeras, plenas
de gracia juvenil; ya no exornan las avenidas,
los bancos, los jardines con sus figuras coquetas
y frescas; las miro, y después de alguna vacila-
ción, reconozco a muchas de ellas en esa serie de
señoras gorditas y tiesas, que en uno u otro gru-
po conversan sosegadamente, teniendo de la ma-
no a uno o dos chiquillos que pugnan por desasir-
s e . . . Ciertamente, son las mismas, pero a h o r a . . .
¡son gordas, son madres, son v i e j a s ! . . . ¿Viejas?
Si, así dicen las gentes. Porque en provincias la
juventud es un soplo, cálido, quemador, pero un
.soplo fugaz. ¡ V i e j a s . . . a los treinta y cinco años!
Y sin vivir. . .
El desfile de parejas enamoriscadas, el parloteo
de los grupos alegres de jóvenes, en su ir y venir
incesante de un extremo a otro de las avenidas, a l '
son de la banda vulgar, ofrecen los mismos con-
tornos visuales que antaño. Sólo han cambiado los
personajes: los niños de ayer, los que acariciamos
al verlos pasar al arrimo de sus mamas, los que
admiramos bellos y delicados en los grupos esco-
lares, son las graciosas, frescas y dicharacheras
damitas de hoy y los gallardos mozalbetes que
van luciendo sus garbos varoniles junto a las due-
ñas de sus pensamientos.
Sólo hemos cambiado nosotros, y el hijo pródigo
que retorna no tiene derecho a revivir el encanto
(le las retretas pueblerinas más que en los sueños
del recuerdo, porque la ingenuidad necesaria para
persistir en el ambiente espiritual del pueblo la
hemos ido desparramando a los vientos de la vida
(|ue pasa. . . .
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A p r e c i e bien los
detalies de la jugada
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6» CA.RyV/ Y C A R E T A S
De Santa Ana (Corrientes) DIOSES D E CARNE Y HUESO
La Sociedad Geográfica de Hel-
siiigfors acaba de hacer el censo
de los dioses que viven en forma
carnal en nuestro planeta. Hay nada
menos que veinte, comenzando por
Treng-Sin-Sze, jefe de la religión
totta, cuya familia conserva el po-
der divino desde hace más de mil
años.
En Mongolia hay ocho dioses vi-
vos, llamados Gygneses, y dos dio-
sas, llamadas Barcus, cuyos naci-
mientos coinciden con la aparición
en el cielo del arco iris.
Los (|ue en este caso asisten a
una parturienta dan grandes voces,
congregan al pueblo, y desde este
momento el recién nacido es decla-
Fiestas patronales que se celebraron con la tradicional solemnidad. La rado dios y adorado como tal. No
hay ciue hablar del famoso Ocala!-
Lama, el dios del Tibet, porque es
el más conocido; pero se ignora que
allí mismo, en el macizo montañoso
<iue separa Cambodge de Anam, vi-
ven dos dioses: el rey del Fuego y
el rey del Agua, adorados por el
pueblo, y a quienes el soberano en-
vía todos los años suntuosos regalos.
Los matabeles adoran al dios ne-
gro Milinto, que vive en una ca-
verna, y sus vecinos, los mamsho-
nalas, prestan acatamiento a un vie-
jo decrépito que llaman el "Dios
León".
Los demás dioses vivos se encuen-
tran en las islas de Polinesia.
I/O que caracteriza a todos ellos
es cjue viven sin trabajar, y algunos
Colocación de la piedra fundamental para un,nuevo templo. El goberna- son tan exigentes que se hacen
dor doctor González, los padrinos de la ceremonia y otros personajes. ofrendar sacrificios humanos.

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de la belleza femenina
es la insuperable y excelente

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Rolón e Irin-n r^Vtí7.''::"^\""'"'j" ."' f'^'^as de seda que forman parte de los 55 fardos que se inten-
í ? ; ? " ,* j^""!?, •^'>^"^°' K *' .conductor taron introducir de contrabando. Dan un peso de 481 kilos, y se trata
José I. González, que descubrieron y
secuestraron el contrabando. en su totalidad de mercadería de calidad inmejorable.

El subprefecto Adolfo Díaz en el sitio donde se realizó el secuestro Marineros guardando e! camión al cual
sobre el canal Las Conchas, estando el oficial Rolón, que lleva liabíase trasbordado el contrabando en
> realizados con éste dos secuestros de contrabando. el canal Las Conchas.

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Gota, no hay en el mundo pre-
paración que supere en efica-
cia y rapidez a las famosas
tabletas de A T O P H A N . Ellas
atacan el mal directamente en
su foco, es decir, disuelven el
exceso de ácido úrico acumu-
lado en las articulaciones y lo
expulsan del organismo, alivian-
do en seguida los dolores. Emi-
nencias de la medicina reco-
miendan A T O P H A N como el
único eficaz contra el Reuma y
la Gota de cualquier tiempo.

Consulte a su médico.

^xzS€eiaJ)
 C A R A / Y CARETAvf
TCATUO DEL/iLENClO
L A C R U Z
E l 28 de octubre de 1924, el clarín vibrante
de las tropas francesas reunidas en Colonib-
Bechar saludaba a los excursionistas que partían
a través de las trágicas soledades del inexorable
desierto, intentando recorrer África de norte a
sur en automóvil.
Dirigiendo sus coches con ayuda de la brúju-
la, como atrevidos capitanes dirigían en otro
tiempo sus barcos, los exploradores penetraron
en el corazón del Continente N e g r o recorrién-
dolo en toda su extensión, y dando fin a su
E l viernes 26 de agosto estrenóse esta curio-
sísima y desopilante comedia en la que entran
los más variados elementos. L a acción se de-
sarrolla en gran parte en un circo, lo que da lui^ar
a la presentación de una curiosa "menagerie",
animales amaestrados que con su intervención
hacen de esta película un espectáculo curioso.
Canguros, caballos, muías, loros, pumas, perros
y varios leones, entre ellos el célebre N u m a , to-
man parte en este film.
John Douglas, padre ( E . J. Ratcliff), hombre
de negocios, no m a n d a en casa. T o d a s las pre-
ferencias de la señora Douglas son para su hijo
J o h n ( H a r r i s o n F o r d ) y para el perrito T o o t u m .
líl pobre padre tiene a veces que estar m u e r t o
de h a m b r e mientras que los criados atienden so-
lícitamente el menú del perrito.
Paralelamente a esto, nos enteramos que la
" t r o u p e " del circo de N o a h Flod está en huelga
porque no se le paga. Nancy (Phillis H a v e r ) ,
hija del dueño del circo, sale a buscar trabajo,
y después de solicitarlo en vano en varias partes,
llega a la casa de Douglas, la que está en ese
•PRIMERO LA DIVERSIÓN
E s t r e n ó s e el domingo 28- de agosto esta co-
media de costumbres que se apodera en seguida
del interés del espectador por la forma acertada
en que está planeada, por el sostenido vigor de
su acción, por su calor de humanidad y en gran
parte por su notable interpretación.
Sam W e i m b e r g ( M a x D a v i d s o n ) , propietario
de una pequeña fábrica de cigarros, ha trabaja-
do sin descanso, arduamente, toda su vida. A
fuerza de increíbles sacrificios ha reunido una
buena suma para dotar a su hija cuando ésta se
case. Sam tiene el propósito de que su hija Ruth
(Virginia Brown Paire) sea la esposa de Morris
( L e s t e r B e r n a r d ) , u n hipócrita que aparenta no
interesarle la dote.
R u t h es ayudante del médico, doctor Patricio
Burke ( P a t O ' M a l l e y ) . U n día llaman a R u t h
a su casa. El médico la acompaña y comprueba
que el anciano Sam está agotado de t a n t o tra-
bajar.
E l doctor le recomienda descanso absoluto,
distracciones, alegría, pero S a m n o quiere gastar
A D A N E G R A "
gran aventura el 2(¡ de junio de 1925 en T a n a -
narive, capital de Madagascar,
De los prodigiosos esfuerzos realizados, se ob-
tuvieron excelentes resultados científicos y artís-
ticos: entre otros, el descubrimiento de los hom-
bres m á s primitivos que pueblan la tierra, razas
ignoradas y estado increíble de barbarie e " que
viven, diversidad de religiones y costumbres de
otras razas menos salvajes, flora y fauna de la
región, enfermedad del sueño y su origen.
Película fantástica, amena e instructiva.
O N O L "
m o m e n t o a cargo del joven John, quien ve en
ella, equivocadamente, una aventurilla y la si-
gue. Llega a tiempo para salvarla de cierto
sujeto al cual ella ha recurrido y que va a
faltarle al respeto.
J o h n y Nancy se tornan grandes amigos. L a
última consigue un empleo. John se entera de
que los acreedores del padre de N a n c y lo man-
darán a la quiebra.
Cuando el padre de J o h n regresa, echa a Nan-
cy a la calle. J o h n , en vista de ello, se va con
N a n c y como " m a n a g e r " del circo.
E n t r e los recursos que se le ocurren a J o h n
para salvar la situación, figura una carrera en la
que tomaría parte el caballo bailarín del circo.
Resulta que este caballo le tiene un miedo terri-
ble al león del circo y cuando ve a éste "vuela".
E n la carrera, J o h n hace transmitir por radio
al caballo los rugidos del león — el caballo lleva
en las orejas un receptor — y, al fin, gana. Natu-
ralmente, el premio ayuda a salvar la situación.
J o h n y N a n c y no esperan sino casarse para ser
felices del todo.
Y DESPUÉS LOS NEGOCIOS"
un céntimo de la dote que ha reunido para su
hija.
Ruth, el doctor y la madre de R u t h imaginan
una estratagema para hacerle gastar al viejo
Sam. E n efecto, éste, por medio de ellos, que han
preparado muy bien las cosas, se entera de que
un tío llamado M a x ha fallecido en Australia,
dejándole una ingente suma, como herencia.
El viejo Sam se entrega ahora a la vida hol-
gada y divertida. Gasta, mejor dicho, dilapida,
se divierte.
Las escenas cómicas y pintorescas se suce-
den sin interrupción hasta que Sam, cuando está
curado, se entera de que ha g a s t a d o toda la dote
de su hija.
E s t o llega a saberlo en el m o m e n t o en que
acababa de apostar una gruesa suma a un ca-
ballo de carrera.
E n resumen, que el viejo se cura y Ruth y el
doctor se casan, pues aquel Morris, cuando se
dio cuenta de que desaparecía la dote, se hizo
h u m o , como suele decirse.
 '^sfi
Un invento musical que ha causado
la sensación del mundo entero . . .
El Nuevo
Diisco Vi
Víctor
Por espacio de más de dos años ia Cuiiipañia
Víctor ha estado haciendo experimentos constan-
tes para producir el disco que es ahora la sensa-
ción del mundo. Legiones de amantes del divino
arte se han visto ya emocionados por la música
de este nuevo y verdaderamente asombroso Disco
V^ictor — un disco que no tiene igual por S'i cla-
ridad, tono y fidelidad en la reproducción del
origina!.
Aqui está, por fin, un disco que es tan bueno co-
mo la Victrola Ortofónica. No hay nada que pue-
da comparársele, excepto el canto o la ejecución
rff los propios artistas en persona.
Cierre los ojos y le será imposible creer ijue esté
escuchando una máquina parlante en el acto de
ejecutar un disco. Ud. experimentará la misma
sensación que si el artista cantara o tocara en su
propio hogar. Estos discos lo dejarán maravilla-
do por la nitidez, plasticidad y precisión de ni mú-
sica, pues todos los sonidos, desde el pianísimo
mas suave hasta el fuerte más resonante, ron re-
producidos con un verismo sorprendente.
Tenga o no Ud. una Victrola Ortofónica, oiga
sin falta los nuevos Discos Victor. Pueden eje-
cutarse en cualquier instrumento, mejorando in-
ntcnsamente las cualidades sonoras del mismo.
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verlo con la expectativa de experimentar la ma-
yor sensación de su vida.
Estos ¡res puntos contribuyen a que el nuevo
Disco l'ictor Ortofónico sea superior a iodos ¡os
que ha oído hasta ahora.
impresión por medio ilcl Micrófono o sea Grabado Orto-
fónico. —- Los artistas cantan o tocan ahora en una
posición natural delante del mici"ófono, tal como can-
tarían o tocarían en presencia del público. El micró-
fono oye y graba lo tíue usted oiría ^i c.^ítuviese pre-
sente en el Laboratorio de Impresiones.
liliminación det ruido áspero de la aguja. — l^os Di.>-;co3
Ortofónicos están hechos con nuevos materiales suma-
niente perfeccionados, que han contribuido a eliminar
lüs sonidos ásperos que son tan comunes en los discos
antiguos. Usted oye la mi'isica srabada y nada más.
Tenga también en cuenta que lo-; nue-v-os discos dura-
rán mucho más ticmiio.
t.os artistas más afamados cu cada estilo de música. —
La Compañía Victor ha contratado siempre a los más
famo.sos cantantes y concerti.stas del mundo, trátese de
Ja ópera, piezas orquestales, canciones populares, piezas
de banda o números bailables. La confianza de estos
artistas en la supremacía de los Discos Victor es hoy
día mucho más justificada que nunca, debido_ a la
impresión matemáticamente exacta con qite están he-
chos los nuevos Discos Victor Ortofónicos.
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N U E V O S D I S C O S
VÍCTOR ORTOFÓNICOS
PARA SEPTIEMBRE

L A lista VÍCTOR de este mes es verdaderamente interesante. Nuevos artistas,

nuevas composiciones, nuevos estilos de música, n u e v a s combinaciones
instrumentales conjuntamente con la música que no d e c a e con el correr de los
años, es decir, la música de novedad y la música imperecedera, todas están
representadas en esta lista reproducidas con la admirable fidelidad que única-'
mente la VÍCTOR puede obtener.
Cualquiera de las casas VÍCTOR tendrá un placer en hacerle oír los que d e s e e .

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Fiesta campera. Gato punteado. (Piano).
CANTADOS Arturo Schianca
í Silbando. Canción. Rosita Quiroga BAILABLES
79847
) Dame ese cuchillo. Tango. Rosita Quiroga f Hollywood. Fox Trot. A. Carabelli y su Orq.
f Fumando espero. Tango. Rosita Quiroga 798B5
) Florida. Fox Trot. A. Carabelli y su Orq.
798 -( Cuando llegue el otoño. Tango. ' Yo bailo el chárleston. Fox Trot.
I Rosita Quiroga Eüo Rietti y su J a z z
f Japonesita. Fox Trot. Rosita Quiroga Cuando se queja un corazón. Vals.
79901 \ Una reja en Triana. Paso doble. Elio Rietti y su Jazz
j Rosita Quiroga Cómo rae gusta el chofer. Fox Trot.
r Desde la ausencia. Canción. 79856 A. Carabelli y su Orq.
79852 -I Evaristo Barrios Veleta de campanar. Paso doble.
{ Volando en arioplano. Evaristo Barrios A. Carabelli y su Orq.
(Viejo taura. Tango. Orq. Típica Víctor
f Insomnio. Triste campero. Agustín Magaldi 79842 } Chuzazos. Tango. Orq. Típica Víctor
79873 ] Serenata criolla. Magaldi-Noda A su memoria. Vals.
f Treinta años. Tango. Alfredo Pelaia A. Ferrazzano y su Orq. Típica
79844 La musa mistonga. Tango.
79871 \ Agüita de la vertiente. Zamba.
I Pelaia-Italo A. Ferrazzano y su Orq. Típica
80021 ( L a dieta. Cueca. J . Aguilar y su Orq. •
í Maula. Tango. ) La japonesa. Cueca. J- Aguilar y su Orq.
79869 -i Troupe estudiantil Ateniense ( Japonesita. Fox Trot. A. Carabelli y su Orq.
I P a t o . Tango. Troupe estudiantil Ateniense 79900
) Manzanilla. P . doble. A. Carabelli y su Orq.
(Cancionero. Tango. Agustín Magaldi 79851 ( Va pequé. Tango. Trío Los Nativos
79898 \ Pajarito cantor. Magaldi-Noda ] Tome y traiga. Ranchera. Trío Los Nativos
79880 ( Barrilito. Tango. Orq. Típica Víctor
REGRABADOS í El entrerriano. Tango. Orq. Típica Víctor
f Chilena ingrata. Cueca. Quiroga-Magaldi f Fumando espero. Tango.
79877 -i Virgencita de Lujan. Tonada. 79888 ^ Orq. Típica Víctor
i Quiroga-Magaldi I Por última vez. Tango. Orq. Típica Víctor
ToaaA
^'""*
í ^ " '^ celda. Canción.
) Cuándo. Jachayaltera.
A. Magaldi
Magaldi-Noda
REGRABADOS
BAILABLES
INSTRUMENTALES
Sueño azul. Tango. (Piano y violín). ( Julián. Tango. Orq. Típica Víctor
79875 \ P u r a pierna. Tango. Orq. Típica Víctor
Ferrazzano-Flores
79859 Gloria. Tango. (Piano y violín). ( Sonsa. Tango. Orq. Típica Víctor
Ferrazzano-Flores 79876 ) De mi barrio. Tango. Orq. Típica Víctor
 CARyV/ Y CARETAJ"

N U E V O S D I S C O S
VÍCTOR ORTOFONICOS
PARA SEPTIEMBRE
Discos dobles de 23 cm. a $ 3.00 m\n. INSTRUMENTALES

CANTADOS f En el jardín de un monasterio. Órgano.

.'(5821 -I Reginald Foort
Celestial Volees. ( E n inglés). t En un bazar persa. Órgano. Reginald Foort
20468 Dayton Westminster Choir
J e s ú s , Lover of My Soul. (En inglés).
Dayton Westminster Choir
If You See Sa!ly. ( E n inglés). Discos Víctor de Sello Rojo
20671 Peerless Quartet
Swenee River Trail. ( E n inglés). CANTADOS
Peerless Quartet
Faust. La paríate d'amore. ( E n francés).
BAILABLES 6618 M. Matzenauer
La danza de la muñeca. Fox Trot. 80 cm. Don Carlos. O Don Fatale. ( E n italiano).
Nat Shilkret y la OrQ. Víctor $ 7.— M. Matzenauer
20608 Peloncita. Fox Trot.
Nat Shilkret y la Orq. Víctor INSTRUMENTALES
Pajarito de voz argentina. Fox Trot.
20691 Orc!. CToodrich Silverton Cord /Rapsodia Húngara N ' 2. P a r t e 1 ' , Liszt.
Quiéreme siempre. Vals. , „6626
,.„, ) (Piano). Alfredo Cortot
Orq. Goodrich Silverton Cord 30
« 7cm^ ¡Rapsodia H ú n g a r a N ' 2 . P a r t e 2», Liszt.
Siguiendo al Sol. Fox Trot. \ (Piano). Alfredo Cortot
J. Renard y su Orq.
20567 Si me quieres bailemos un vals. Vals. ^„„. /Andante Cantabile. (Tachaikowsky).
\ Orq. Roger Wolfe Kahn .,« 1 Cuarteto de Cuerda Elman
f Ayer. Vals. N a t Shilkret y la Orq. Víctor $ 7'^— )Ci'a>'teto del Emperador. Tema y varia-
20597 -i T u s penas serán mié penas. Vals. • \ clones. Cuarteto de Cuerda Elman
I Orq. McEnelly
f La canción del vagabundo. Fox Trot. CONCERTÓ N'? 1, EN B BEMOL MENOR
20670 -I Orquesta Paul Whiteman
I Tan t r i s t e . Vals. Orq. Paul Whiteman (Tschaikowsky). (Grabado en E u r o p a ) .
ORQUESTA Mark Hambourg y la Orquesta Royal Albeit Hall
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20669 ' '^" ' ^ Alameda. Marcha. Banda Pryor Allegro non troppo e molto maestoso.
1 El explorador. Marcha. Banda Pryor
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20695 í Buscando nidos. Órgano. Jesse Crawíord 1er. Movimiento. (Continuado).
i Tan triste. Órgano. Jcsse Crawford
f Atractiva como u n a rosa. Xilófono. Allegro non troppo e molto maestoso.
20558 -i Sam Hermán 9066 1er. Movimiento. (Continuado).
1 Al fresco. Xilófono. Sam Hermán Allegro non troppo e molto maestoso.
Discos dobles de 30 cm., a $ 4.60 m/n. 1er. Movimiento. (Concluido),
CANTADOS f Andantino simplice. 29 Movimiento.
Gems From " T h e Bohemian Girl". (En 9057 { Andantino simplice. 2? Movimiento.
„.„,(, 1 inglés). Víctor Light Opera Co. I (Concluido)
f Allegro con fuoco. 8er. Movimiento.
ijooi» 1 ( j g „ 3 P J . ^ ^ „.J.J^^ Bohemian Girl". ( E n 9058 { Allegro con fuoco. 3er. Movimiento.
inglés). Víctor Light Opera Co. I - (Concluido)

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 De Tucumán EL H O G A R
; Un h o g a r ! Con cuánto trabajo
lo formamos. .Sabemos que aquellas
paredes no son nuestras, que aque-
llos techos resquebrajados bajo los
cuales murieron nuestros padres y
nacieron nuestros pequeñueios per-
tenecen a otro poseedor, pero en
ellas hay algo que es nuestro por-
ciue en los luminosos o sombríos
recintos que se nos concedieron en
ocasión precaria hemos puesto nues-
tros afectos y nuestros desxelos. y
en ellos habitan nuestros recuerdos,
que no podrán ser desalojados por
un mandamiento de desahucio. E n
las paredes de la estancia, cada ras-
guño, cada huella, nos recuerda ini.'j
Niños que fueron beneticiados en el repai to de ropas efectuado por una intensa emoción. N o ; no puede lle-
comisión de damas en Santo Domingo. gar el derecho del propietario :i
.-irrojarnos violentamente del rincón
amado, a levantar a la abuela atri-
bulada de su sillón, y a la mujer
humilde y hacendosa de su hogar >•
su gabinetito de tablas. La codicia
de unas cuantas moiiedas al mes no
endui'ecerá las e n t r a ñ a s de los que
tienen la fortuna de tener una casa
en que cumplir la más bella de las
obras de misericordia. Seguirán
siendo nuestros protectores, ya que
la necesidad no ha de compelerles a
erigirse en nuestros enemigos.
Y así contribuirán, con su inte-
rés, a la paz futura, esa paz que
todos anhelamos y que alcanzará,
su coronación el dia en que todos
los seres humanos tengan su nido
El gobernador de la Provincia, el general Vacareza y otras personalidades, propio, como esos pajarillos del cam-
que asistieron a los diversos actos con que los dominicos recordaron a su po, que no aran, ni siegan, ni alle-
santo patrono y fundador. gan en trojes. — Antonio Zosaya.

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Relox de
¿Qué importa, o tiempo tirano,
aquel calabozo estreche
que de vidrio te hemos hecho
para tenerte en la mano,
si el detenerte es en vano
y siempre de ti está agena,
quando más piensa que llena
nuestra vida, a cuya voz
huyes cual tiempo, veloz
y sordo, como en arena?
De campana
¿Qué importan porque te estés
tantas ruedas diferentes
si gastándote en sus dientes
vas más ligero después?
¿Qué importa calzar tus pies
de plomo, en pesos, si habitas
el viento, y te precipitas
con la pesadumbre más,
y a veces de metal das
lo que, callando, nos quitas?
De sol
i Con qué mano liberal,
si bien de hierro pesado,
las horas que nos has dado
contando vas puntual!
El camino universal
del desengaño más fuerte
señalas, i porque acierte
la vida ciega que pasa,
con sol le muestras su casa
por las sombras de la muerte.
De aguja y cuerda
En engaste de marfil
tu retrato ¡o tiempo ingrato I
me sueles dar, si retrato
ai de cosa tan sutil;
una aguja en su viril,
él claro, ella inquieta;
así es tu imagen perfecta
i la de mi vida amada,
una hebra delicada
a tus mudanzas sujeta.
D E
Por el canto de las aves
y animales
Si escucho la voz del gallo
o al torpe animal consulto,
por su agreste canto incu'to
en ninguno el tiempo hallo.
Mas si por mucho que callo
sólo señal conocida
escucho de su partida,
¿qué relox de más concierto
para gobernar la vida?
De cuartos
Vida miserable en quien
nunca de ti estamos hartos;
¿por qué por puntos y cuartos
quieres, tiempo, que te den?
Pero medirte así es bien;
pues ya la experiencia enseña
(o vela la vida, o sueña)
que no con mayor medida
se dividirá una vida
tan invisible y pequeña.
De agua
¡Cuántos la industria ha buscado
ya, para medirte modos!
pero en vano, o tiempo, todos
los que sutil ha enseñado;
pues mano apenas te ha echado
cuando ya tu pie no alcanza;
medida ha hecho i balanza
del agua misma, i no dudo
que si medirte no pudo
podrá verte en su mudanza.
Para el pecho
Tal vez en paredes de oro
te vi encerrado, i allí
armado también te vi
contra el pecho en quien te onoro.
• Siempre eres, tiempo, tesoro;
pero dime: ¿qué aprovecha
encerrarte en caja estrecha
y envolverte en oro, pues
huyes, tiempo, i pronto ves
huyendo alcanzar tu flecha?
Por las estrellas
Si quiero por las estrellas
saber, tiempo, dónde estás,
miro que con ellas vas
pero no vuelves con ellas.
¿Adonde imprimes tus huellas
que con tu curso no doy?
Mas, ai, que engañado estoy
que vuelas, corres y rueda's;
tú eres, tiempo, el que te quedas,
y yo soy el que me voy.
O N O R
DÍ-CABASYCARIÍTAJ S / ^
D E S E N C A N T O AIRES ARGENTINOS

Esto de no poder decir lo que se siente Troncos y ramas

siendo la esencia misma de todas nuestras cosas,
De pie, la madre joven estaba
las alas que tenemos besándonos la frente,
junto al umbral, •
la luz de nuestras albas, la miel de nuestras rosas...
el hijo en brazos,
como la cosa más natural.
Esto de no encontrarnos ni a nosotros siquiera
en las vanas palabras y en las ideas cortas,
No le hace peso ninguno el hijo;
pone en el desencanto de nuestras primaveras
erguida está:
la inquietud sin objeto de las alas absortas...
parece un árbol que echó una rama,
como la cosa más natural.
Y es el puro dolor y la angustia suprema...
Sobre el barco sin rumbo todo lo que se rema
*
Luego otra madre, un hijo al pecho
no conduce a la playa santa de la expresión...
y otro que apenas si sabe andar:
son dos retoños que echó esta planta,
Allá en el horizonte está el faro encendido,
como la cosa más natural.
pero nosotros mismos somos el mar tendido
entre nuestras palabras y nuestro corazón... *
Son tres retoños en otra madre,
AUGUSTO GONZÁLEZ CASTRO sanos y bellos que gloria dan:
uno en .los brazos, otro a la mano
y otro cogido del delantal:
son los tres tallos,
son las tres rosas de este rosal.
*
Troncos y ramas (
y capuUitos que abriendo están
son estas madres, el hijo en brazos,
como !a cosa más natural.

VICENTE MEDINA

E L E G Í A A UN AMIGO
OE 10 ANOS

Diez años nada más tenías. LAS ULTIMAS ROSAS

Era una gloria estar contigo.
¡Qué claridad la de tus días, El otoño en el año y el otoñó en la vida.
qué tristeza tu muerte, amigo! Del andar del verano la tierra está rendida
y del velo de encajes y flores se desprende.
Evoco ahora tus deseos El sol, con paso lento de obrero fatigado^
y tu esperanza tan sencilla. marcha a posar su cuerpo en el lecho dorada
En los domingos, tus paseos que la amorosa mano de la tarde le tiende.
fueron las sendas con gramilla.
Las hojas vagabundas matizan el camino,
En tu cuaderno de escolar cediendo al suave empuje del soplo vespertino;
pienso de pronto con cariño. se desnudan las ramas, se entristecen las cosas;
Aun tenías mucho que jugar. . , pero, hijas mimadas de la naturaleza,
¿Por qué te has muerto siendo un niño? postreros esplendores de la estival belleza,
asoman los capullos de las últimas rosas,
F R A N C I S C O
L Ó P E Z M E R I N O ENRIQUE E RIVAROLA
 De Río Cuarto

Concurso de tiro al blan-

co, con fusil, organizado
por la sociedad Tiro Fe-
deral de Río IV. Núcleo
de participantes.

PENSAMIENTOS
La voluntad, flor de
ente moial. Si flor cae-
diza en unos, flor resis-
tente en otros, i Ay I y
en uno mismo, flor efí-
mera a veces, a veces d u - ^
radera.

Nada liay más frágil

í|ue una noción puramen-
te verbal. No hay vista
disolvente que se borre
Sargento F . Gruben, Demetrio G o n z á l e z como un signo al cual no Ernesto Mayor, ga- Pedro C. Bonino, ga-
primer premio prime- Naya, primer premio correSDOnde un obieto nador d e l p r i m e r nador del p r i m e r
ra categoría especial de la sociedad Tiro , ^ ^ ' premio de la según- premio de la tercera
para militares. Federal de Río IV. Enrique José Bai'ona da categoría. categoría.

PERSONALIDAD
La época actual se distingue por la falta de
hombres con personalidad propia, es decir de
verdaderos hombres. La formación de la perso-
nalidad no es solamente el anhelo más noble
que pueda tener el hombre, sino al mismo tiem-
po de un

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^Hik ^^^91
a i '^^J ^ 3
TUPUNGATO. — El 6 If^ ,f#sr :''S
jefe político del De-
partamento, s e ñ o r
Fernando A l v a r e z ,
rodeado de los ami-
gos que le hicieron '"^ - ^-'H.
^fl
objeto de una cari-
ñ o s a demostración,
consistente en una : W
comida criolla.
• ^ : ^ ^

• % ' •

MAIPU (Mendoza).
— La procesión rea-
lizada en honor de
San Marón por los
numerosos subditos
siriolibaneses que re-
siden aquí, comple-
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(territorio del Neuquén) pasando el río Tro-
comán. COMO VAN A LA ESCUELA

S E ha escrito y se ha dicho mucho de las o

niodidades escolares, de la concurrencia de
!os niños a las aulas, en caravana alegre y
optimista. Los vemos diariamente en la
- Y ahí está el verdadero mérito y la importan-
cia de la labor común en favor de la instrucción
primaria. Es menester conocer un poco nuestro
suelo, saber de la obra silenciosa, valiente, de pro-
ciudad como una promesa y una esperanza, rum- pagandistas de la más santa y grande de las doc-
bo a la escuela que se abre en todos los barrios. trinas, que realizan los maestros en las más apar-
El espectáculo es tan familiar que casi no repa- tadas regiones; del amor de los niños a la es-
ramos en ellos. Pájaros sueltos que emigran del cuela y de su exacta comprensión por parte de
hogar por varias horas y se refugian en el hogar los padres, para poder apreciar en uno de sus
de todos que es la escuela, donde a la madre que múltiples aspectos el complexo problema que en-
mima y cuida la reemplaza la maestra qite comple- traña la enseñanza, no ya en la capital y en las
menta la educación y — ¿por qué no decirlo? — que principales provincias, sino en los territorios na-
educa, regenera, disipa descortesías, mimos y ca- cionales.
prichos y modela la inteligencia que recién se abre Es allí donde la población escolar está más
a la vida y empieza a disciplinarse. diseminada y donde se avecinan las escuelas, lo
Es que la instrucción, para honra y orgullo na- más posible, a los parajes en que la masa de po-
cional, se imparte generosamente en nuestro país bladores es más intensa. Y se establece el edifi-
y preocupa ampliamente a las autoridades. Las es- cio a cuyo frente flamea la enseña de la Patria
cuelas se multiplican y atraen a los niños, no los que acarician las brisas y los vientos de regiones
aJiuyentau: los llaman y cuyos habitantes ignora-
acogen sin preguntar de ban en su mayor parte sus
dónde son ni de dónde colores. Y se alza la voz
vienen. Lo único que se del maestro, y se despa-
persigue y se pret.-^nde es rrama como un cántico de
que en todo el territorio amor, de fe y de seguri-
no haya un habitante anal- dad en el porvenir, la voz
fabeto. Y la lucha se in- de los niños deletreando
tensifica y se aunan los el a l f a b e t o . . .
esfuerzos, ya que feliz- Pero llegar a ella re-
mente ha desaparecido presenta un esfuerzo y un
entre el pueblo el prejui- espectáculo digno de ser
cia, y los padres, aun en cantado por poetas y en-
los más apartados rinco- salzado como ejemplo. De
nes del territorio, saben largas distancias llegan
que si el Estado dispone los pequeños de seis a
de sus hijos varias horas, ocho años, varones o mu-
es para devolverlos con jeres, indistintamente, ji-
l o s g é r m e n e s benditos netes en caballos que ellos
que abren el camino al Cruzando un arroyo por sobre un puente cons- mismos ensillan y desensi-
bien y a la sabiduría. truido de troncos de árboles. Hacia la escuela
134 de Puerto San Igrnacio (Misiones). llan. Es realmente intere-
 CARySJ- Y CARETA./

En ocasión de las fiestas patrias los vecinos

LOS NIÑOS DE LOS TERRITORIOS transpoi-tando a los niños de las zonas rurales
a los pueblos en sulquis y carros.

sante y se presta a profundas reflexiones, ver pasan. como cosas insignificantes, minúsculas,
cómo ILegan a la escuela o se despiden para re- frente a las moles montañosas que forman mar-
petirlo al dia siguiente, montados de a dos, do co y que agrandan el cuadro magnifico de la natu-
a tres o de a cuatro en cada cabalgadura. Y para raleza. Van en ese tosco medio de conducción, se-
ello, se largan a media rienda por cuestas y pe- renos, bravos, yendo quizá entre ellos el que en
dregales, alegres, confiados, sanos de cuerpo y el futuro realizará la estupenda obra de ingeniería
alma. Es que la diaria contemplación de la na- que acortará distancias y facilitará las comunica-
turaleza tonifica los cuerpos y purifica los cere- clones, aun ahí, donde parece que jamás llegara el
bros. progreso definitivamente.
En algunos parajes, el Estado salva las difi- Y otros niños, cruzan montes y llegan al arro-
cultades del transporte, por medio de camiones: yo, que pasan sobre un puente construido con
tal en Plaza Huincul; de un tren especial, como troncos de árboles, como lo hacen diariamente
en Puerto Militar, o de un carro escolar, como los pequeños que concurren a la escuela 134 de
en Apóstoles, elisiones o en San Javier, Río Puerto San Ignacio, en Misiones...
Negro. Estos y aquéllos y los de más allá, marchan
Así se recorren las largas distancias. insensibles al peligro que desconocen o despre-
r Pero hay lugares en que no hay camiones, ni cían, ya que se han desarrollado entre tanta bc-
carro escolar, ni ferrocarril pagado por el Estado; lleza y tanta grandiosidad como ofrecen a cada
lugares que carecen de paso esas imponderables
pastos, donde el clima o y lejanas regiones de la
!a pobreza de los habitan- ,-\rgentina.
tes impiden el manteni- -'\si llegan a la escuela
miento de equinos y don- a cumplir con la ley que
óle los niños realizan dia- los obliga a comulgar con
riamente su peregrinación los principios básicos y
a la escuela, a pie, cru- elementales de la sabidu-
zando bañados o riachos ría esos niños que son
o selvas, o por entre pe- hombría.
ílregales, la arena y las Parece que quisieran
espinas. - i n d i c a r a l o s hombrei
Para llegar a la escue- de las c i u d a d e s c ó m o
la 59 de Ranquilón, en el se aprende a luchar y
territorio del Neuquén, a vencer obstáculos cuan-
'os niños cruzan en una d o se v i v e en í n t i m o
maroma el río Trocomán. contacto con la natura-
" e n t r o del frágil cajón. Salida de la escuela de Cudljaina ( C h u b u t ) . leza. ..

F A U S T O G O N g A L V E S
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P U N T A DE
CUENTOS MAS O MENOS CONOCIDOS -LA ENVIDIA

Dios estaki muy contento después de ]A creación

del mundo.

Kn esto oyó sollozar al dromedario. Dios trató ée consolarlo, y el dromedario S'¿ fué.
— d Qué tienes? — le preguntó.
—• Soy muy feo, y además tengo una joroba. ¿ l^'or
qué me has jorobado, Señor?

Pasó como media hora. Y Dios volvió a oír los — ¿ Qué tienes ?
sollozos del dromedario. — Ahora soy más desgraciado que antes.

— ¡Y por qué? • . . . acabo de ver a este camello que tiene dos joro-
— Porque me habias convencido de qué mí joroba bas. ¡ Eso no es justo!
era lo más bello del mundo. Y ahora...
 CARAJ' Y CA.RETAJ"

-L A ir 1 - ^ , Por V A L D I V I A

— Esa chiquilina ha estado triste todo el invierno

No rae lo explico, con un tiempo tan lindo.
— Es que siente la nostalgia de los sabañones.

BUENA G A R A N T Í A
— Me gustaria ser Cristo, para que me ¿es-
contasen los pagarés con la firma de mi padre.
— i Qué disparate !
— No es un disparate. ¿ Quién no iba a acep-
tar la firma de Dios?

ORADOR INCIPIENTE
-— No está el mal en que hable como un loro. I,o
' eplorable es que hable como un loro que no ha apren-
dido a hablar todavía.
POCO AFORTUNADOS
— El año pasado rae helé de frío, porque no
tenía sobretodo. Y este año que tengo sobretodo,
no hace frío.
— Somos poco afortunados los dos. Yo, el año
pasado tenia plata y era soltero. Y este año 'iie
he casado y se me lia concluido la plata.

¿ii-
CANSADO DE EXPOSICIONES ESPÍRITU GENEROSO
— El Presidente se ha reconciliado con Gallo. — Pagan una barbaridad de impuestos todas ¡as
— Tenia que cambiar de distracción. Ya estaba har- bebidas.
to de conocer obras de arte. — Es que la Municipalidad necesita pagar sus
deudas. Le propongo que bebamos unas copas más
para ayudar a la Municipalidad.
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Los dibujos no han de ser copiados, y serán bechos con pluma y tinta negra, a.tamaño de
postal. Deberán traer el título de lo que representan y ai respaldo el nombre y dirección
del autor. Cada mes se premiarán los dibujos más interesantes con libros especiales para
niños. Los sobres deben dirigirse: "Concurso Infantil", CARAS Y CARETAS, Chacabuco, 151,

25o7 — El almacén de mi barrio, 50S — Bailando el cháricston. 509 — Una lección de geografía.
Andrés Gonsálcc. Máxima Lopes. Marcela Diiprat,

2510 — Planíando árboles. 3511 — Yendo a la escuela. 2512 — Sembrando,

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pintoresco
"aujero" en el Paseo
de Julio y se despi-
de de Buenos Aires.
Alas, ¿quién es Pi-
nol?, p r e g u n t a r á n
los no iniciados en
ios secretos de irnos
r a v i o l e s deliciosa-
mente g r a t i n a d o s ,
i Un momento!, hu-
mildes y desventura-
dos devotos del ple-
beyo guiso de pailas
con porotos.
Aparece Pinot. El
"propio P i n o t " en
I)ersona, vale decir,
en cuerpo y alma y
botines número 44.
Piñot da tres pasos
al frente — no tanto
como una milla, "pe.
r ó " . . . . — sonríe, sa-
luda y se a f i r m a
contra una pila de
cajones que almace-
nan botellas de bar-
bera nebiolato. Otro
.saludo con lujo de
inclinación pectoral.
— Señores.. .
— i Viva Pinot vic-
io y recién afeitado!
— ¡ No te vas, Mi-
ííuel Ángel del risoto
a la milanesa!
Pinot, de pie, re-
coge las bolillas que
le arrojan sus admi-
radores, y cual un romano
antiguo — aunque él es pia-
niontés, — déjase llevar por
el pique de su improvisa-
ción.
— Señores: Pinol, la ins-
titución del Pasco Leandro
Peralta Alcm, antes Paseo
de Julio, seaprieta el gorro
de cocinero. Pinot, el chef
de los más empingorotados
políticos, hombres de cien-
cia, escritores, ases del
nrnndo financiero, etc., etc.,
se va con la música a otra parle. ¡Addio! Me mar-
cho a Mar del Plata-, a la perla del Atlántico.
—-Hecha la América, se cae de maduro lo de
la "partenza".
— No hay tal América,
ros. Ni siquiera Centro
¡•Protesto! Pero mis huesos han de
quedar en Buenos Aires, aquí en
esta ciudad tan, gentil y hospitalaria.
No sé si pasaré al otro mundo con
o sin los botines puestos. ..
—¡ El 44 a la cabeza !
— Gracias por el dato...
ñana se juega la 'de Córdoba
Señores: tin poco de his-
toria.
— ¿ E n c u a d e r nada en
pasta de canelones?...
E I
CAKAy Y CARETAJ"
— A la
macanudos;
Rossini.
a ¡a
Malvagiii, flojitos. . .
y o nací para los lau-
reles de la victoriu.
í-^icloria culinaria-
.S'ov el Napoleón de
los ravioles. He si-
do chef de los prin-
cipales hoteles de
París, de Niza, de
Londres y de Bue-
nos Aires.
— ¡ Viva Pinot vie-
jo y r e c i é n afei-
tado !
— AJc afeitan a
diario, caballeros.
— -Á diario le han
de afeitar la caja. . .
si se descuida.
— Vivo constituí--
do en sesión perma-
nente. .. No hay pe-
ligro, caballeros.. .
También he sido
chef de los princi-
pales piróscafos d.'
la Mala Real, en la
línea de lujo al río
de la Plata. Grandcs-
. é.vitos de cocina so-
bre la encrespada su-
perficie del océano.
Lloviéronme felicila-
nes de los "johnys"
amantes de la impe-
cable minestra.
— ¡ Acordate del
El prof. "Pinot'* — menos conocido por José Naser — "roats becf", Pinot!
momentos antes de proceder al santo oficio de amasar.
• — Y también re-
cuerdo el "o.vlail", o
sea el caldo de rabo. Ba-
jé a tierra y resolví fon-
dear en Buenos Aires pa-
OTRO TIPO TRADICIONAL ra el resto de mi existen-
cia. A lo largo del Paseo
de Julio llevo cerca de tres
QUE DESAPARECE DEL lustros. He dado de co-
mer a la gente más dis-
PASEO DE JULIO. EL tinguida de Buenos Aires.
Soy un artista en la ma-
teria. Todo un Miguel Án-
POPULAR "PINOT" gel. El gran Marineiti tuve,
el honor de sentarse en esc
rincón. Le serví tallarine.^
futuristas. Ayer ahnoüaron el vicegobernador de
la provincia de Buenos Aires, el diputado Hermi-
nio Cota Quirós, el doctor Martín Reibel, que fué
mecenas del poeta .Soussens, Juan.
caballe- Carlos Caray y media docena de
América... "comendatores". ¿Veis esas cazue-
las de barro en forma que no es co-
rriente en plasa? Son holandesas.
"Made in Rotterdam". Únicas en
Buenos Aires. Espero, señores, que
la posteridad no se olvidará de
Pinot.
Ma- — ¡ Uf fa ! ¿ Pretendes una
estatua, viejo?
— Estatua, no; placa de
bronce sí. Y en ella
que se lea: "Aquí co-
cinó Pinot".
X I M

Doctor Arturo Orsay
S o b r e la
nacionalización
del p e t r ó l e o
£ L asunto del petróleo, tema de
palpitante actualidad y origen
de opiniones de parte del mun-
do ilustrado, se enriquece con la
del doctor Arturo Orgaz, destaca-
do profesor de la Facultad de Dere-
cho de la Universidad de Córdoba,
1 quien entrevisté en nombre de
CARAS Y CARETAS.
^ buscan y generalmente no se quiere buscar. Más que en la
C REE i'sted que el asunto del
petróleo tiene una importan-
cia fundamental para nos-
otros ?
— Sin duda. La independencia
política debe sustentarse en la in-
dependencia económica. Yo diría
que es la cuestión más urgente y
gra.\ e que tenemos. El término
"nacionalismo", tantas veces inde-
bidamente usado y tan sin tino es-
grimido, debería hoy ser, más que
nunca y con brillante motivo, agi-
tado como un programa de acción
gubernativa y ciudadana.
" Se ha dicho, y ami ver con gran
acierto, que la última guerra se ha
ganado no sólo con sangre de ju-
ventud sino con sangre de tierra
(petróleo).
" Aunque hace setenta años, más
o menos, que se descubrió el petró-
leo, hace apenas treinta que empe-
zó a darse a esa substancia múlti-
ples aplicaciones. Hoy es un pre-
cioso, un vital elemento de progre-
so y seguridad. Más de cien sub-
productos obtenidos por destilación sirven a todas las for-
mas concebibles en que la dinámica energía es utilizable. De
ahí es que puede decirse que un país con petróleo "suyo"
tiene una fuerte garantía de su bienestar y de su potencia
defensiva. Un país sin petróleo no podrá ser una primera
potencia, puesto que sus industrias, su tráfico, sus institu-
ciones armadas dependerán de la provisión extranjera.
— i Ha pensado usted en alguna forma en que el Estado
pudiere organizar y dar impulso a esta riqueza ?
— No puede ser esa forma fundamentalmente diferente
a la que se practica, con creciente éxito, en la zona fiscal
de Comodoro Ri\'adavia. El aspecto técnico-industrial debe
complementarse con un régimen de severa disciplina en el
trabajo y de escrupulosa publicidad en la administración.
— No falta quien arguya, con demostraciones muy aten-
dibles, que el Fisco fracasaría como administrador del pe-
tróleo. ¿Puede usted opinar al respecto?
— Se ha hecho un lugar común eso de que el Estado es
un mal administrador. Mas si en algunos casos esto puede
ser verdad, cuando el Estado pretende explotar industrias
no monopolísticas, ese temor o reparo es absolutamente in-
aplicable a industrias de la índole y trascendencia de la
petrolífera. Precisamente, por tratarse de una explotación
que afecta a la economía general, que puede crear en manos
de los particulares privilegios o situaciones inconciliables
con el interés público, que puede acarrear situaciones com-
prometidas para la seguridad del Estado, que puede condu-
cir a una sujeción inaceptable, visible o invisible, pero siem-
pre funesta, es por lo que sólo el Estado puede y debe practi-
car el monopolio. Es una cuestión de "salud pública", y des-
de antiguo se repite lo que nosotros no debemos olvidar:
"Salus populi suprema lex".
" L a administración petrolífera de Comodoro Rivadavia,
no sólo no ha fracasado sino que va paulatinamente perfec-
cionándose. Todo es cuestión de hallar hombres de bien, in-
teligentes y patriotas, competentes y acti^os, esos hombres
de la Constitución que, desgraciadamente, no siempre se
perfección de los sistemas, creo en el empuje y la virtud de
los que manejan los intereses públicos. El Estado no puede
ser mal administrador cuando los hombres son ciudadanos
patriotas e idóneos.
— ¿Cómo cree usted que puede solventarse la faz cons-
titucional con puntos de vista a la ingerencia federal en los
yacimientos de las provincias?
— El aspecto constitucional es, incuestionablemente, in-
teresante. Es verdad que, en cuanto al patrimonio nacional,
el Art. 4'^ es explícito y, concordante con él, se ha legislado
eu materia civil (dominio de las cosas) y de minas. Peio
nadie concibe que la Constitución pueda erigirse en enemi-
ga del país y que, por necesidades nuevas y perentorias,
deba sacrificarse a la letra constitucional el supremo ínteres
de la Nación. Frente al supremo interés argentino, no puede
hacerse cuestión de jurisdicción, porque no se concibe que,
en ciertas materias, como la seguridad y el por\enir nacio-
nales, las provinciaji tengan un interés o una mira distintos
a los de ¡a Nación.
" Viene al caso recordar que la ley de servicio militar
obligatorio no se concilla con el Art. 21 de la Constitución.
Este impone la obligación de tomar las armas "en defensa
de la patria y de la constitución", esto es, en casos de guerra
internacional o civil; en tanto que el servicio militar orga-
nizado ha creado una obligación permanente, en tiempo de
pas. ¿ Pero a quién se le ocurrirá contemplar a la ley N^' 4707
desde el riguroso sesgo constitucional? En circunstancias
muy especiales de la vida argentina, que la Constitución no
pudo prever, se juzgó de supremo interés nacional organizar
el servicio militar obligatorio, y se hizo, y bien ñera ejecutiva de implantar oficialmente la ex-
hecho está; aunque la Conbtiiución no linya sido plotación única y exclusiva por el Estado?
respetada en su A'isión pretérita de¡ réjjimen de — J.a nacionalización debería asegurarse so-
la seguridad y la defensa piil)Hcas. bre las siguientes bases:
" Apliqúese lo que decimos de la ley 4707, por a) Absoluta ])rohibición de que el Estado
analogía, al intento de nacionalizar el petróleo, ceda la explotación o exploración de }:¡-
que parece contar en el Congreso, y en el seno cimientos a empresas particulares.
de la opinión ¡lustrada del país, con aljrnniadora b) Organización de una flota fiscal jiai-a el
mayoría. servicio del transporte.
" Si uno de los objetivos constitucionales es c) Reconocimiento, a favor de las pro\in-
la seguridad nacional, si el Congreso puede ejer- cias, de un veinticinco por ciento del pro-
cer sobre todo el territorio nacional actos de ducido en los yacimientos que se hallen
soberanía (estado de sitio, intervención federal) dentro del territorio de ellas.
en casos extraordinarios, ¿cómo no ha de poder, ch) Administración centralizada, con autono-
en amparo de la vida y seguridad nacionales, rea- mía económica, realizada por un conse-
lizar el ijionopolio petrolífero que, en manos de jo administrativo bien seleccionado.
las provincias, podría dar lugar a políticas admi- d) Ciudadanía de origen para todos los fun-
nistrativas diversas, contradictorias y, por con- cionarios y empleados de la administni-
siguiente, inaceptables para el interés nacional ? ción petrolífera.
" Si en el caso del servicio militar no se tre- e) Concesión de un plazo mínimo a las com-
pidó en salirse de la rigidez constitucional, no sé pañías o empresas particulares que tie-
por qué en el asunto,del petróleo, que es de in- nen derechos sobre yacimientos petrolí-
calculable trascendencia, ha de quererse que se feros en el país para que procedan a en-
resuelva con frío casuísmo de abogado lo qué_ tregarlos a la Nación, sobre la base de
sólo puede resolverse con criterio y sentimiento una indemnización que sólo comprenda
de argentino. • .... , los gastos efectivos realizados, debida-
— ;_ Cuáles son sus conceptos acerca de la nia- mente acreditados.
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niram.-nr.-"':: K A L M A N L Á S E R AV. de Mayo, 838 AIRES
 LA FIGURA D E CRISTO

E t e r n a y luminosa en sn divina gra-

Señora Catalina E. de Aguerre,
fallecida en 25 de Mayo, pro-
vincia de Buenos Aires.
Señor Martin Tadeo Giani, aven-
tajado estudiante de medicina, que
acaba de fallecer.
cia, la figura de Cristo resplandece a
través de veinte siglos.
En la m á s alta cumbre del espíritu
humano elevase la cruz de su tormento.
Su sangre fecundó la tierra, de la que
brotaron los primordiales gérmenes ele
!a Caridad y de la F r a t e r n i d a d .
El corrosivo dicterio nietzscheano mi
manclia con la espuma de su epilepsia
la liumilde túnica del inmortal galileo.
S u r g e m á s armoniosa y pura su ima-
gen de los volúmenes sacrilegos en que Señora María Laportilla de VI-
burlones blasfemos amontonaron áspe- lardebó, cuyo deceso h a ocurrido
ras piedras de calumnia y de insulto en esta capital.
para levantar u n a torre de Babel sobre
.su recuerdo.
E n vano, en vano la pedante sabidu-
ría de uno que otro ególatra intenta
borrar de las almas el amor para el
divino Maestro. P o d r á n atacar la inter-
pretación posterior de su d o c t r i n a ; pe-
ro la inicial bondad de su prédica, el
oro celeste de stis parábolas, la mágica
hermosura de sus actos, el ejemplo
de su vida impecable, perfecta de mag-
nanimidad y abnegación, fulgirán en
los espíritus con luz imperecedera, a
lo que no alcanzará j a m á s el soplo efí-
mero de sus detractores.
Señor Domingo Acal, antiguo in-
dustrial que h a dejado de existir
Froikin Ture i os en esta 'nltetrópoli.

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AZUL. — Esco-
lares concurren-
tes al acto en que
el delegado del
m i n i s t e r i o de
Agricultura de la
Nación» entregó-
les plaquetes co-
mo estimulo por
su acción contra
el bicho de cesto.

PÉREZ MILLAN
Aspecto que pre-
sentaba el salón
" F o r E v e r " de
La Violeta* du-
rante la f i e s t a
con que se cele-
bró el 3^ aniver-
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EL CORREO DE LA MODA
P SETENDER que la simplicidad, la sencillez, está de moda, para des-
pués afirmar que la importancia de los adornos y sus complicados
detalles son considerables en los vestidos de la actualidad, no deja
de ser un contrasentido y una gran paradoja.
Y bien mirado es exacto. Sin embargo, los detalles tienen más impor-
tancia, desde que son menos numerosos y, por consiguiente, llaman
lobre sí más la atención.
Un detalle original, excéntrico o gracioso; un adorno bonito y refi-
nado, son más que suficientes para el adorno de toda una "toilette".
Desde algún tiempo se reprocha a los trajes femeninos encaminarse ha-
cia la monotonía del uniforme masculino, pero hay que añadir que mien-
tras haya un detalle personal, compuesto de gracia y buen gusto, el
traje femenino estará preservado de la banalidad, enemiga de la mujer.
L'encolure, el descote, marco del rostro, se presta a mil adornos
encantadores: gruesos y voluminosos moños papillons, fraise de tules,
pierrot de plumas de gallo, cuello de organdí bordado, plegado, vainica-
do, parure espumosa compuesta de pequeños volados de valcncicnnes,
a menudo teñidas en colores
suaves y que se prolonga en
un plastrón delicadamente
trabajado con vainicas, o bien
un cuello anudado como cor-
bata debajo del cuello o sobre
la nuca, descotes que son ve-
lados por un cruzado de cin-
tas que, dejando ver a través
la fina e n c a r n a c i ó n de un
lindo pecho, que lleva una hi-
lera de perlas finas a su ori-
lla, o bien una flor de pluma,
o terciopelo adiamantado, o
una flor de muselina de fle-
xibles pétalos, todos y cada
uno de estos adornos eviden-
cian mi aserto.
Las extremidades de las
mangas viene a ser el tema
de bonitas novedades. Tan
amplia es la descripción, que
para hacerla necesitaría un
gran espacio; así que por hoy
voy tan sólo a daros el mo-
delo de un gran modisto, que
señalo en esta página bajo el
N ' III.
Consiste en un bolsillo mi-
núsculo, con su coqueta po-
chette de seda, colocado en
el bajo de la manga. Es una
idea original que no carece de
gracia y viene a prestarnos
un servicio, pues, con la moda
de las mangas anchas ab.ajo,
viene a ser todo un problema
la colocación del pañuelo. Se-
guiremos este tema en nues-
tra próxima crónica, y ahora,
queridas lectoras, pasemos a
examinar los dos novísimos
modelos de tailleurs para en-
tre tiempo que figuran en es-
ta crónica.
El N ' I es un tailleur mez-
cla de cuadritos malva y bci-
ge con adornos de un bies de
pcau de soic color violeta. El
saco se abre sobre un chaleco
de crC'pe blanco, y el cinturón
y los botones son de piel de
seda color violeta.
Nuestro segundo modelo es
de otra gran casa, y resulta
todo un primor como sastre
de entretiempo. Es de fina
popelina negra, adornado con
bandas aplicadas, del mismo y
género. El cinturón pespun-
teado va suelto, sin apretar
para nada el saco. Flor de
terciopelo y seda en el ojal
completan su bello conjunto.
A . T . de D .
París, agosto de 1927.
 C A R A y Y Gy\RET/V/

PASímíM'O
S7 oin^zno
N9 1
Apellido comprimido, por "Mee" CARAS Y CARETAS ha establecido Tarjeta anagrama, por Juan Romeo
(ciudad) un concurso mensual de juegos (ciudad)

RI
de ing''nio, para el que se otorga-
rán cuatro premios en la siguien- JULIA B DABUBES
te foinia: dos a los lectores que ARTISTA
remitan mayor número de solu
ciones e x a c t a s y otros dos a SENA
N? 2 aquellos a quienes se les publi
Frase hecha, por Jomer B. Villa que mayor número de juegos. Con las letras de
(R Cárcano. F . C. C. A.) Ajustarse a las siguientes bases:
19 En caso de empate los pre- esta tarieta formar
mios s e r á n adjudicados en U el nombre, apellido
forma más equitativa que rcsuel V una de sus obras
va la Dirección.
2V Ks requisito indispensable de u n gran argen-
adjuntar a las soluciones el cu- tino.
pón respectivo.
•^v I,oc j u e g o s deben estar
acompañados de firma y domici-
iiu aunque se publiquen cuu acu
dónimu, como tamben de las so- N-? 9
luciones correspondientes.
4? El aspirante a premios por Frase hecha, por
colaboraciones puede optar tam- Luis Centenari (La
bién a los premios por soluci"nes. Plata),
A LOS S Ü L Ü C I Ü X 1 S T A S N-? 10
Y COLABORADORES Comprimido, por Luis Centenarf
Nc 3 Toda serie de soluciones que (La Plata)
Refrán comprimido, por Jormer V. se envíe debe acompañarse del
Villa (R. Cároano. F C. C A.) cupón respectivo que se publica
al final de la sección.
Cuando los colaboradores de-
seen que sus juegos se publiquen
con seudónimo, deben hacerlo pre-
cíente; en este caso, como en los
anteriores, es conveniente anotar
el domicilio debajo de cada juego.
El concurso de pasatiempos no
es sólo para los lectores de la
capital; pueden competir también
los del interior y exterior.
Al remitii una serie de colabo^
raciones, cuando cada juego esté
hecho en un pliego, es conve-
niente firmar uno por uno, de-
bajo, nunca al dorso, dando las
N? 4 soluciones por separado.
Metátesis, por F . Giuntoli (Arroyo No es necesario adjuntar para W 11
Seco) las colaboraciones el cupón: tal Pensamiento en jeroglífico, por "Car-
requisito es sólo indispensable a so" (GualeKuaychú. Entre Ríos)
12 3 4 8 6 Nombre da varón los solucionistas, a quienes re
16 4 3 2 5 Nombre de mujer comendamos para el más rápid-j
recuento y fallo del concurro,
N? B remitir las soluciones de una
Intercalación, por F . Giuntoli sola ver, al publicarse la última
(Arroyo Seco) serie de juegos.
A'', de la R. — Toda corres-

co
NOMBRE pondencia para esta s e c c i ó n

GU DE
MUJER
debe t e m i t i r s e a la sección
''Pasatiempos", CARAS Y CARETAS,
Chacabuco N? 151.
Retiro de premios. — Los pre-
Ni 6 mios pueden retirarse cualquier
LogOffrifo - jeroglífico, por Celestina día hábil en nuestra Administra-
C. de Bonetti (ciudad) ción previa presentación de do-
cyjnentos que acrediten ia iden Nv 12
tidad. Toda correspondencia que
LLANURA se relacione con la entrega de
premios, debe dirigirse a nombre
de la Administración y no al
Intercalación, por Alberto
(La Plata)
Moiitalvo

redactor de este sección.
5 1 2 4 3 6 A los colaboradores. — Roga
mos a los colaboradores tengan
N9 7 muy en cuenta las crr.diciones
Comprimido, por "Carso" (Guale- establecidas para participar en loa
ETxiaychú. Entro Ríos) concursos, pues nos llega cola-
boraciones sin firma, que no pue-
den tomarse en consideración.
Recordamos también la conve-
E n t r e el nombre de un instru-
mento musical intercalar el nom-
bre de una letra, para obtener
un mpdio de t r a n s p o r t e usadr
antipuaiT^cnte
Consurso de septiembre de 1927 —
Se reciben solucione'; ha~ta el 15
dt= octubre incluRÍve-

Tí lio
P niencia que cada juego esté fir
mado al pie, haciéndolo uno por
uno cuando se trate de una se-
rie, dejando un pequeño espacio
entre aquél y la firma y dirección.
CONCUiSO Ot PAsTritMIPOS
S E P T I E M B R E DE 1927
CUPÓN N ' 1509
 O'KRyV/- Y CA.RET.*w/
D e p o r t e s e n e l Interior

SAN MARTIN. — Lm.ii,o ^ ... ...ion del club atlético

General San Martín, que empató por 1 a 1 con Sportivo
Balcarce.

^muemáff RECONQUISTA, — Cuadro de Tartagal Football Club

que jugó con Adelante, ganando por 2 gol la Copa
Juan Lantí^ri íhiío^.

Todo el arte delicado de

BIXIO & CASTIGLIONI
se pone de manifiesto en
los retratos de P r i m e r a
C o m u n i ó n , de los que
han hecho una especiali-
dad en la que son insu-
perables.
Interpretan como nadie
las actitudes más propias
y adecuadas a la índole
de esta clase de fotogra-
fías, y saben realzarlas QUiLMES. — Team de Ferrocarril Oeste que, en el
último partido, ganó por 1 a O.
con la excepcional ejecu-
ción que sus poderosos
medios técnicos les per-
miten emplear.
Confíe su retrato a la
mejor y más importante
Fotografía de Sud Amé-
rica.

BtxioeCasliRlioni
_ Qíégrlnl 'M brt.i'^i/í. iv\ji»y\. — frimera división del Club All Boys
que va a la cabeza del campeonato de fútbol del año
NO TENEMO& SUCURSAL en curso, y goza de generales simpatías.
 CA R A / Y CARETA/

Deportes en el interior

VILLA ALLENDE. — Primera división del club local,

que ganó por 4 goles al equipo de MaIa§:ueño, con-
quistando la copa donada por la Legislatura.

TUCUMAN. — Ju^f^ndoi <is p^u lii ipantes 'en el torneo

de dobles damas, organizado por el Tucumán Lawn
Tennis Club.

SAN ANDRÉS DE GILES. — Corredores en la carrera

de sortija para ciclistas, ganando: 1° Juan Coscarello,
2V Juan Uguet, 3'» José Stupic-llo y 4" Pedio Valli.

SAiNlA KOSA DE TOAY. — Míster Alian, señor Oba-

rrio, míster Kenny y señor Vizcardi, que han realizado
interesantes partidos de tennis ante crecido número de
socios del club local.
 C A R A / Y CARETA/

De Concepción del Uruíí^uay y Salta

CONCEPCIÓN
DEL URUGUAY.
— Banquete con
que los numero-
sos a m i g o s del
señor A n t o n i o
Martínez P i ñ ó n
le o b s e q u i a r o n
con m o t i v o do
su traslado como
gerente del Ban-
co N . A. Italia-^
no de Santa F e .

SALTA. — J u r a
de la b a n d e r a
por c o n s c r i p t o s
del 5 de Caballé-
r í a . Su jefe, el
teniente coronel
Cuello, l e y e n d o
su discurso
a n t e oficiales y
tropa^ y los invi-
tados a la cere-
monia.

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ALIÁBAME en mi club.'.. (Las mu-
jeres ultramodernas decimos ahora
con el mayor desenfado: "roi club,
mi peluquero, mi marca de cigarri-
llos") . . . cuando percibí unos pasos
leves, semejantes al andar felino de mi gato de
Angora que se desliza por las alfombras con sus
patitas de terciopelo... No obstante, permanecí
inmóvil en el cómodo sillón en que me habia
instalado.-
¡ E s o de que las hijas de E v a somos curiosas,
pertenece al pasado!
Hubiera ignorado siempre si fué un ser vi-
viente o uno de mis habituales ''fantasmas''
quien de tal suerte denunciaba su presencia, a no
haberse posado sobre mi h o m b r o una m a n o fe-
menina, a tiempo que dejaba oír la m á s a r m o -
niosa voz de contralto en un afectuoso:
— ¡ H o l a ! ¿Usted aquí?
— ; Q u c tal? — exclamé elípticamente, reco-
nociendo a mi amiga la doctora W i l l m a r t en
aquella joven esbelta, vestida con severidad casi
masculina y que se quitaba los guantes y el som-
brero con prisa nerviosa, descubriendo a mis
ojos sus manos desnudas y su rubia cabeza de
"gargon"
¡Admite mi compañía? me dijo.
Sin. esperar mi respuesta, sentóse a mi lado
y m e miró con curiosidad irónica.
Confieso que la perspectiva de un "tete á
t e t e " con aquella talentosa señorita, tuvo el po-
der de irritar mis nervios, pues las mujeres de-
masiado sapientes me han producido un terror
pánico.
. A d m i t o la m u j e r artista, cuando su eclecticis-
mo es sólo un desdoblamiento de su espíritu;
admito la sacerdotisa de Palas Atenea, cuando
ésta sabe ser, por obra y gracia de sus condi-
ciones de feminidad, la vestal que alimenta el
fuego sagrado del hogar.
Admito la mujer estudiosa, que se aventura
por los áridos campos de la investigación cien-
tífica,_ yenciendo toda suerte de dificultades y
prejuicios en aras de un ideal, ya sea éste de
propia emancipación o de amor liumano. El tra-
bajo intelectual femenino, necesidad creada por
las exigencias de la vida de post-guerra, ha abierto
un vasto horizonte a la mujer moderna, la cual
comienza a destacarse con perfiles propios en
todos los campos de la actividad.
¿ N o es esto hermoso y edificante?
Mas, ante esta loable reacción femenina, ante
el surgir de un cerebro, junto a lo que antes era
sólo corazón, suele levantarse un escollo en que
naufragan muchos espíritus así orientados: la
petulancia.
¿ H a b r á sido m u y brusca la transición? ¿ H a -
Por
R O S A LB A
A L I A G A
SARMIENTO
curantismo secular?
"T
brá sido demasiado viva la luz que rasgó el obs-
L o cierto es que las mujeres sapientes, cons-
cientes de su valor intelectual, caen frecuente-
mente en ese necio orgullo que, cual ácido
corrosivo, devora corazones, ciega las fuentes de
la bondad y endurece caracteres, trocando un
espíritu sensible y todo ternura en una fuerza
negativa, en lo que a l!i feminidad se refiere.
De tal suerte discurría yo. para mis adentros,
cuando la voz de la doctora W i l l m a r t se dejó
oír de nuevo, a r r a n c á n d o m e de mi abstracción.
— M? parece — dijo — que está usted preo-
cupada.
— No — repuse; — sólo que tengo hoy un día
abúlico, y m e temo que mi conversacióji le
resulte de escaso interés.
Echó ella un vistazo al salón, adormilado en
discreta penumbra, y agregó, segura de su in-
tuición:
— Usted soñaija, ¿ v e r d a d ? . . . | Y o he sido la
causa de su despertar!
Protesté, ruborizada.
— ¿ P o r qué lo niega? ¡Feliz usted que posee
la !la\'e de oro de ese país de e n c a n t a m i e n t o !
Creí advertir en su tono cierta ironía. .
— ¿Se burla? — murmuré, casi enfadada.
— i Sencillamente, la envidio!
— ¿ P o r qué?
— P o r q u e yo carezco en absoluto de imagi-
nación.
~ - ¿ E s posible? — pregunté, sin saber si era
sincera. , ,
— Soy un espíritu práctico — exclamó. —
Creo que el exceso de estudio desmedra la fan-
tasía. _ >
— Si es como usted dice — contesté, — la
compadezco, pues lo que usted ¡lama mi facul-
tad de soñar suele darme cL consuelo de subs-
traerme a la realidad abrumadora; pero — agre-
gué — ¿ha tomado usted el té? ¿Si? Entonces, le
ofreceré un "cocktail"...
— ¡No, gracias!
— ¿ P o r qué? Voy a hacerle probar «n deHcio-
so "cocktail" norteamericano q u e . . .
Rió de buena gana, con una risa musical y
fresca que me intrigó.
— ¿Será un "cocktail" tan absurdo como una
jazz-band?
— Sí —_ dije, ya de buen humor; — una espe-
cie de chárleston "frappé". Algo así como si el
autor de "Au r e b o u r s " hubiera combinado su
fórmula rimando el sabor ya agudo, ya grave
de los m á s extraños y diversos l i c o r e s . . .
— F r a n c a m e n t e — m u r m u r ó , — prefiero su
charla abúlica y . . . un cigarrillo.
U n i e n d o la acción a la palabra, la doctora
 , C A R A i / Y C/vRET>A^

Wilhnart extrajo de su cartera dos objetos literarias. N o se imagina usted cuánto admiro
preciosos: un libro de fina cubierta de cuero, la tersura de un estilo, la densidad de un pen-
que volvió a guardar, y una petaca de carey, que samiento, la sensibilidad de quienes a través de
abrió y me alargó con gracia. todos los tiempos nos han dado en páginas in-
Brilló la pequeña llama de un fósforo y dos mortales las vibraciones ardientes de su alma.
largas espirales de humo comenzaron a tejer so- " P o r q u e leer es adentrarse en el corazón del
bre nuestras cabezas una caprichosa red azul. autor, es sentir las palpitaciones de una vida
Q u e d a m o s en silencio. interior, es palpar el prodigio de un diástolc y
P o r los ventanales del salón penetraba una un sístole de ideal que bulle y se nutre en su
luz mortecina de atardecer invernal, y de vez propia fuente, es asistir al trabajo torturador de
en cuando llegaba hasta nosotras el ruido con- un cerebro que acaso transformó en belleza s>i
fuso y lejano de la calle: el rodar de un coche, propio sufrimiento.
la bocina de un automóvil, el tróley del tran- " C u a n d o leemos, ¿no seguimos con los ojos
vía eléctrico que cruzaba casi a la altura del del espíritu el planeo de unas alas que se agitan
balcón con un chirrido seco y crepitante; luego, para ganar espacios? ¿ N o pasamos por los más
un grito desarticulado; diversos* estados aní-
después..., el tactac de micos, dóciles a la ins-
mi corazón y el hor- piración del artista?
migueo de mi cerebro... " Sufrimos con la
P e r o ¿por qué el fu- candida Ofelia; soña-
gaz asomo del libro mos con el romántico
que mi amiga entrega- W e r t h e r , con un amor
ra a-la boca voraz de m á s divino que huma-
su saco de mano había no; amamos con todo
tenido el poder de ex- el fuego de la juventud
citar mi curiosidad? con el marqués de Bra-
¿Sería un abomina- domín en su "Sonata
ble texto de aritméti- de primavera", y cual
ca? ¿Acaso un tratado si t o r n á r a m o s de ios
de geometría? N o ; creí largos c a m i n o s d e l
haberlo adivinado; ese mundo, c a n s a d o s y
libro era sin duda un trashumantes, buscan-
tomo de filosofía ma- do ya el eterno reposo,
terialista de Spencer o nos s e n t i m o s viejos,
Schopenhauer. muy viejos en " L a so-
Conectando mis di- nata de i n v i e r n o " ;
vagaciones de a q u e l amargas filosofías nos
instante con las a p r e n . llevan a la duda tor-
sienes que experimentara al comienzo de nues- turadora con " E l discípulo", de B o u r g e t ; ate-
tro encuentro, creí resolver "in m e n t e " un pro- rrados, nos hacemos confidentes de las igno-
blema de lógica: Mi amiga era una mujer ci- minias de " M a d a m e B o v a r y " , de Flaubert;
fra, una mujer fría, egoísta, desorbitada, este- hasta que un día, como para redimirnos de nues-
reotipada en su c i e n c i a ; vale decir: el tipo tros pecados y de los de la humanidad entera,
m o d e r n o intelectual que t a n t a s veces me había nos cubrimos la frente de cenizas con " T h a y s " ,
jurado estudiar. llegando con el " K e m p i s " a la serenidad."
Sin poder reprimirme, aventuré una pregunta. La doctora W i l l m a r t hizo una pausa; luego,
— ¿Se puede saber — dije — qué libro es advírtiendo mi silencio, me p r e g u n t ó :
ése que lleva usted consigo? — ¿ N o le aburren a usted estas divagaciones?
Al pronunciar atropelladamente estas pala- — P o r el contrario, me encantan, puesto que
bras, mi ojos se fijaban obstinadamente en la participo de su sentir — le respondí.
cartera de mi interlocutora, que ella había de- — Confieso que tengo épocas de fatiga es-
jado sobre una mesa próxima. piritual que marcan una bancarrota de l e c t u -
— ¡Ciertamente! — exclamó con vivacidad. r a s ; se diría el paladar de un " g o u r m e t " rela-
— Llevo hoy conmigo un hermoso libro, que le jado por el abuso de manjares exquisitos. ¿Reve-
confieso lio había l e í d o . . . E s una obra de O s - lan estas crisis un anhelo de belleza más per-
ear Wilde, que m e ha hecho experimentar un fecta?
recio sacudón. " H a l l á b a m e en tal estado de ánimo, cuando,
— ¿De Wilde? ¿Cuál de sus obras? P e r o . . . en forma casual, llegó a mis manos " L a balada
¿lee usted literatura de imaginación? pregun- de la cárcel de Reading".
té, asombrada de encontrarle tales gustos. " Poco había leído del genial autor inglés.
— ¡Me encanta! — confesó. Apenas " E l abanico de L a d y W i n d e r m e r e " y
— ¿ E s posible? algunas paradojas.
Abrió su cartera, grávida de aquella obra de " No sé por qué cobré desde entonces una in-
arte, y exhibió a mis ojos su título: " L a balada vencible repulsión hacia la paradoja, esa especie
de la cárcel de Reading". de acertijo seudofilosófico donde se t r a n s m u t a n
Sentí que una comunidad espiritual se esta- valores, se hacen juegos malabares de palabras
blecía entre ella y yo, y estiré mi m a n o para no exentas de malévola suspicacia. ¿Son ellas las
oprimir la suya. lucubraciones de un cínico o el relumbrón lite-
• '• i • • I I
rario de un "nuevo rico intelectual"?
" E l espíritu de Wilde autocaricaturado a tra-
A doctora Willmart encendió un nuevo vés de aquellas preciosidades verbales que ha-
L cigarrillo, se arrellanó en su
respondiendo de un hilo a mi
butaca y,
granizada
cían las delicias de sus contemporáneos no es
lo que interesa en su obra, sino el alma do-
liente y magnífica de! autor de " L a balada de
de' preguntas, dijo:
— Soy una lectora asidua de obras puramente la cárcel de Reading". • •
 C A R A J " Y CARETAX
" La figura del Wilde dichoso de la época
de su apogeo es la figura de un Brumniel que
hubiera tenido el capricho de una nueva elegan-
cia: la de la literatura; mas la figura del W i l d e
que gime en la cárcel es una sombra terrible:
la de Hamlet.
"Su existencia fastuosa en su hotelito de Titi
Street no es, a mi juicio, interesante; su obra de
aquel tiempo es galana en demasía, acomodaticia
al medio trivial; está hecha de frufrú de sedo.s,
espuma de champaña, h u m o de habanos, de la
molicie y el sensualismo refinado de un sibarita.
" Sus tipos no saben aún del dolor que re-
tuerce entrañas, desarticula miembros y ciega
los ojos con el velo de las lágrimas.
Las mujeres, decorativas ladys rubias, fue-
ron puestas en sus obras para adornar un salón,
lo mismo que un bibelot o un vaso con una
orquídea. ' un haz de l l a m a s . . . Atienda usted a ú n :
" El valor intrínseco del talento de W i l d e
sólo se revela en las lacerias de su infortunio;
su alma halla entonces a su alma, y su corazón
a su corazón. H a dejado a las puertas de la pri-
sión su atildado traje de etiqueta, su monóculo
y sus guantes de fina Suecia, para cubrirse con
un traje ignominioso: el de presidiario.
" E n la cárcel le espera su celda de penitente;
allí su espíritu sufre la prueba del agua y del
fuego, como si aun hubieran estado en vigor los
tormentos de la E d a d Media.
" El trasunto trivial ha cedido su puesto al
acento desgarrador; sus personajes son por fin
de carne y hueso, carne magullada d e oprobio,
marcada por el hierro candente de todas las pa-
siones; pero seres vivos, reales, casi brutalmente
reales.
" No sé si mi lectura de " L a balada de la cár-
cel de R e a d i n g " la hice en condiciones aními-
cas excepcionales, o se asoció a mi fervor ar-
tístico algún g r a n o de mirra que la vida ha de-
jado caer en ini espíritu; lo cierto es que j a m á s
he experimentado una emoción semejante.
" ¡ M e z c l a de sorpresa y de terror, de angus-
tia y de piedad!
" H o r r o r a la justicia de los hombres, tan fali-
ble como ellos m i s m o s ; espanto ante las represa-
lias de la sociedad en
p u g n a con los m a n d a t o s
de amor d e l D i v i n o
Maestro.
" ¿A quién correspon-
de todo supremo fallo?
¿Quién es el único que
tiene derecho a juzgar
las acciones h u m a n a s ?
" Y la Iglesia, ¿qué ha-
ce ante la tumba del in-
feliz ajusticiado? ¿Colo-
ca en ella el signo de
Redención?
" ¡ N o ! ¡ L a s leyes hu-
m a n a s son inflexibles!
" Wilde siente esto en
carne viva, y lo dice en
aquellos párrafos memo-
rables."
L a doctora W i l l m a r t
abrió el libro que tenía
entre sus m a n o s y, des-
pués d e hojearlo, m e
dijo:
— Escuche usted:
" D u r a n t e tres largos
años — leyó — no s e m .
brarán ni plantarán allí; DIBUJOS DE REQUENA ESCALADA
durante tres largos años el lugar maldito se-
guirá estéril y árido, y mirará el cielo, asom-
brado, con una mirada de reproche.
" Creen que un corazón de asesino c o r r o m p e -
ría cualquier semilla que sembrase, i No es
verdad!
" La buena tierra del Señor es más generosa
de lo que creen los hombres, y la rosa roja
abrirá m á s roja, y la rosa blanca abrirá m á s
blanca. . . "
— Tiene usted razón — declaré; — ese poema
ctue usted-ha comentado con aj'uda de su cora-
zón m á s que de su cerebro, constituye una de
las m á s bellas páginas de la literatura inglesa,
es un grito de dolor, es una lágrima cristaHzada
en el arte.
— Los párrafos finales — agregó m! amiga
— son una sentencia que se alza y devora como
"...Y todos matan lo que aman, óiganlo todos:
U n o s lo hacen con una mirada, otros con un
beso. U n o s matan su amor cuando jóvenes, otros
cuando viejos; algunos lo estrangulan con las
m a n o s del deseo, otros con las del oro, y los
mejores utilizan un cuchillo."
Como si aquellas palabras gravitaran sobre
nuestras almas, callamos de nuevo, y, recon-
centradas, ambas meditamos.
D e pronto miré a mi interlocutora.
¡Tenía los ojos llenos de lágrimas I
— Llevamos dos horas de emoción artística —
exclamé, —• dos horas de idealismo romántico,
olvidadas del m u n d o y de la realidad que cons-
t a n t e m e n t e nos acecha... Escuche usted — agre-
gué, prestando oídos al r u m o r lejano de la
ciudad. — ¿ Q u é diría de nosotras esa multitud
afanosa y materialista que pulula por las calles
si supiera nuestro fervor sensitivo y espiritual
de este instante?
— Si no nos comprendiera, sonreiría burlona-
mente — me repuso con su tono m e s u r a d o ; —
pero si se compenetrara de esta belleza que es
verdad, no lo dude, confesaría que el genial
Wilde tuvo r a z ó n . . . ¡ T o d o s hemos m a t a d o en
nosotros mismos la fe con malignas filosofías;
el candor, en complicidad con la vida, y m á s dé
una vez, por egoísmo,
sí, por egoísmo, hemos
m a t a d o el a m o r ! . , .
'^ III
A L salir de mi club
aquel anochecer, he
alzado mis ojos al
firmamento. ¿ E s que es-
peraba hallar el alma do-
liente de Wilde en el
fulgor azul de alguna es-
trella?
¡ N o lo s é ! . . . P e r o
como si hablara con un
amigo lejano, de esos
que no necesitan estar
a nuestro lado psra es-
cuchar la voz de nuestro
espíritu, le he hecho así
mi confidencia:
— H e hallado una al-
m a hermosa, alma de ar-
tista sapiente y a la vez
sensible, una E v a m o -
derna, el prototipo de la
mujer "cerebral" i.al co-
m o yo la concibo.
 CA,B.AJ- Y CARETAJ*
D
ESDE la garganta
de la Fancille, la DE N O C H E ,
vista descubre, al
parecer, el lago
de Genova y atrás
TODOS LOS GATOS
del lago, el Monte Blanco,
que aniquila con su hu- SON PARDOS...
millante majestad a to-
dos los picos de los alre-
dedores. Digo "al parecer", porque los turistas que
descienden, como yo lo hice, al chalet Bella Vista
no ven jamás, a su llegada, otra cosa que un te-
lón de nubes sucias, estúpidamente corrido sobre
e! horizonte.
Cada uno, sin embargo, ocultaba su impacien-
cia. Querían ver el Monte Blanco, que sólo cono-
cían por las tarjetas postales. Se calculaban en la
mesa de orientación su lugar y su altura. Se apro-
vechaba la más pequeña abertura para enfocar los
gemelos y los largavistas. ¡ Aquello se tornaba ri-
dículo I A los gritos dados por un vigía, la gente
se precipitaba hacia la terraza con un taco de bi-
llar en la mano algunos, otros con el jabón sobre
las' mejillas. Un señor viejo postergaba invaria-
blemente su partida para el día siguiente mien-
tras la altura !e provocaba abundantes hemorra-
gias nasales. Dos novios habían quebrantado .su
juramento porque él quería que el famoso monte
estuviera a la derecha y
ella a la izquierda de no
sé qué.
A veces, la estupidez
de los demás nos pare-
ce una cosa natural, y
otras, cuando la descubri-
mos, nos asombra. ¿Qué
hacía yo en esa niebla,
en medio de esos vapores que salían de las gar-
gantas y que daban a ese sitio de placer el as-
pecto de la puerta del infierno? ¿Qué esperaba
yo'' Tales eran las preguntas que me formulaba
una noche con sorda cólera en el salón donde
el señor de. las hemorragias nasales acababa de
constatar que el barómetro seguía en baja, cuan-
do hice un descubrimiento que lo explicaba todo.
A! resQlandor de una lámpara de mesa, una mu-
jer se me apareció, más que bonita, armoniosa.
El pintor más femenino no hubiera encontrado
sino después de grandes esfuerzos la pose que
ella había asumido tan simplemente. No podía ser
otra cosa que parisiense. ¡ Demonio, era a esa pa-
risiense que yo, sin saberlo, esperaba aquí 1
La detallaré. Tenía ese encanto hecho de artifi-
cio de fe en sí misma, que tienen ciertas muje-
res cuya edad es un misterio y que secretamente
se regocijan al no pasear por el mundo a una hi-
 C A R A J " Y CA-RETAJ"
ja de veinte años, egoísmo que uno les perdona
fácilmente. Rasgos espirituales en los que jugue-
teaba la sombra de una sonrisa. Ojos y cabellos
castaños hacían juego magnifico en su rostro y
c¡: sus pequeños zapatos brillaban, al moverlos ella,
los mismos reflejos que en su sonrisa. Manos del-
gadas, de dedos frágiles y puntiagudos, esos de-
dos quiméricos que dibujan los artistas a la mo-
da y que parece que se esfuman.
Un faldero asmático estaba echado sobre sus
rodillas. Hice un movimiento. El perro levantó
hacia mí sus ojos desganados y dejó escapar un
gruñido.
Para aplacarlo, ella le acarició la frente, una
frente enorme de calculador prodigio. Corrí mi
asiento, y la conversación se insinuó.
La señora Varanges era una viuda sin hijos,
cosa excelente para el flirt. Era tan sutil de es-
píritu como de cuerpo. La encontré más encan-
tadora aún cuando supe que no estaba allí para
ver el Monte Blanco. Inmediatamente hubo entre
nosotros el deseo de conocernos más.
Asi, desde el día siguiente, adquirimos la cos-
^tumbre de aislarnos, a la hora del té, en su ha-
biiación, cuyas ventanas se abrían hacia el pa-
norama siempre oculto atrás de su cortina de bru-
mas, como si estuviera en reparación. Sentados
muy juntos en un "bow-window" cerrado por cor-
tinas, experimentábamos una rara delicia presin-
tiendo los progresos de la aventura. Ya nuestras
manos, con el pretexto de la distracción, habían
entrado en contacto muchas veces. Hubo también
momentos breves en que nuestros rostros tan
cercanos tomaban, como en el cine, valores per-
turbadores y reveladores, de primeros planos. E n -
tonces nuestros corazones se oprimían.
Pero una linda mañana, tuve la desgracia d'e
recibir la visita de uno de esos buenos amigos que
se les ve muy a menudo correr hacia uno con los
brazos abiertos y con la certidumbre de que van
a echar a perder nuestros más deliciosos proyec-
tos. Su automóvil trepidaba en el camino.
¡ Xe llevo a Chamonix — gritaba; — varaos, a su "toilette" reflejada en un espejo. La parisiense
vamos!
No tuve más tiempo que el de prevenir a la
señora Varanges, por medio de su doncella, que
no la podía ver ese día. Y el auto arrancó. Hasta
el almuerzo, que tomamos después de un largo pa-
seo por Evian, no abrí los labios. Evocaba a la
señora Varanges, en su habitación, vistiendo, pa-
ra recibirme, una "toilette" ligera de tul rosa, que
había estrenado la víspera, una de esas "toilettes"
que uno haría desaparecer con
un suspiro. En fin, no aguan-
tando más, pretexté a los pos-
tres una espantosa jaqueca, con
el propósito de volver rápida-
mente. Cuando el auto se de-
tuvo delante del jardín, falta-
ba poco para la hora del té.
Pedí permiso a mi amigo,
hundido en el asiento de su
coche, el cual hacía ruido ya
de partir, y penetré en el cha-
let. Pero, como subí por la es-
calera, vi, delante mió, a la
doncella llevando sobre una
bandeja un grog caliente.
— i Está enferma, la señora
Varanges? — le pregunté in-
quieto. VÍCTOR
— Creo que no, señor. T R A D U C C I Ó N DE M. M. P.
•— Entonces, déme ese grog
— le dije, deslizándole una
buena propina. D I B U J O S DE L Ó P E Z N A O U I L falsa.
Y golpeé discretamente la puerta, después de
haber tosido según nuestro acuerdo, para que su-
piera, quién era.
— Adelante — me dijo.
Apenas avancé, no pude contener un grito. ¿ E r a
ésta la señora Varanges?
— ¡ Usted! — exclamó ella. — Creí que era la
sirvienta. Casualmente está resfriada.
Tenia delante de mis ojos otra mujer, desplo-
mada sobre un sofá, vestida con un peinador da
tela de algodón. Sus cabellos, sus espléndidos ca-
bellos dorados, mojados por un lavado de cabeza,
pendían en mechones adheridos, y casi negros, so-
bre sus espaldas cubiertas por una toalla. La
piel, limpia de afeites por la vaselina, ostentaba
un blancor enfermizo. Las cejas y las pestañas,
decoloradas, apenas visibles, los labios exangües
añadían a la insipidez de este rostro sin sombra,
sin expresión, la traición usuraria de la edad. La
había sorprendido en esa hora terrible en qus
la mujer desmaquillada, con su máscara de belle-
za en el fondo de la palangana, deja a sus rasgoi
legítimos respirar.
En un relámpago me hice cargo de la situa-
ción. En adelante, bajo pena de ridículo, me es-
taba prohibido prolongar ese juego amoroso. E s -
ta imagen nueva, testigo de la mentira, estaría
siempre entre nosotros, irónica, contrariando mis
más tiernos arrebatos, helando las palabras sobre
mis labios. No tenia más remedio que excusarme
y hacer mis maletas. Pero entonces ella debió
leer mi pensamiento y rebelarse contra la idea de
que yo me fuera llevando de su persona esa im-
presión desastrosa. Se repuso.
— Déme ese grog, que se está enfriando — me
dijo con su tono más natural. — Aquí. Mientras
tanto, siéntese en el "bow-window", donde me es-
perará teniendo cuidado de correr las cortinas.
Entró en el preciso momento en que me disponía
a arreglarme un poco.
Me senté dócilmente en el sitio indicado. Pero
por una hendidura de las cortinas la veía, junto
que había en ella se disponía a reanudar la par-
tida perdida. Bajo sus dedos inteligentes, la me-
tamorfosis comenzaba a operarse. La crema, el
lápiz, el rouge, el rimel, el polvo, combinándo-
se, animaban el rostro y le tornaban de nuevo
encantador.
Para hacer el tiempo menos largo, se puso a
coquetear con toda su espiritualidad. Reía de sus
propias palabras, con esa risa cristalina que era
una de sus mejores armas. Yo
me sentía casi emocionado por
la meticulosidad que ponía en
su tarea y por esa especie de
coraje particular que me esta-
ba revelando.
La vi cambiar de vestido,
darle vaporosidad a sus cabe-
llos, ponerse polvos otra vez.
vaporizar un perfume a su re-
dedor, embellecerse la mejilla
con un lunar p o s t i z o . . .
Luego vino hacia mí, son-
riente y triunfadora. Me había
reconquistado y lo sabía. Mi ra-
zonamiento de hacía un momen-
to habíase hecho añicos. La ver-
dadera mujer era ésta, con todo
CYRIL su arte, su misión, que es la de
agradar, su mentira. La otra, la
que yo había sorprendido y la
o—31 que el mundo ignoraba, era la

SUBTES
E l, asunto de los subterrá-
neos va transforniándose
en guerra de topos. La
Municipalidad por un lado y
las distintas empresas por otro
pugnan por mantener sus res-
pectivas pretensiones. E s t o es
m u y natural. P e r o lo que no es
admisible es que la ciudad de
Buenos Aires, congestionándo-
se cada vez más, tenga que
soportar ese estado de cosas.
D e n t r o de diez años, cuando
sean m e n e s t e r los tranvías
aéreos para solucionar el pro-
blema del tráfico, la m á x i m a
autoridad edilicia se expedirá
d e f i n i t i v a m e n t e acerca del
asunto que motiva la impa-
ciencia pública, porque en P o r -
teñolandia todo se r e s u e l v e
mediante dos factores: tiempo
y paciencia. Paciencia, pueblo,
paciencia, de ti será el reino
de los cielos, aunque los edi-
les gocen en vida de las ven-
turas terrestres. Allá arriba
tendrás subterráneos. H a y que
tener un sentido evangélico y
profético acerca de los aconte-
cimientos municipales,
HELENISMO
N os prometen, para la
p r ó x i m a primavera, l a
inauguración del teatro
Griego del Balneario. Los he-
lenistas están de parabienes;
comenzarán a traducir a S ó -
focles, a Eurípides, a Aristó-
fanes y las tragedias y las co-
medias que en la tierra de P e -
ricles no se representaban m á s
de dos veces alcanzarán a las
cien representaciones obliga-
torias en nuestro país. N u e s -
tros comediógrafos y nuestros
actores buscarán procedimien-
tos escénicos a fin de enrique-
cer sus originalísimas creacio-
nes y, en el año próximo, la
revista y el saínete criollo ha-
b r á n dado fin al lírico ensue-
ño de los helenistas. Y frente
a la gradería del teatro Grie-
go,- nuestro vernacular delei-
tará a los modernos Alcibía-
<^W¿cP oJnda/i&s^
C A R A y Y CARETA/
lAíluf
des de pantalones Oxford y ca-
belleras lustradas. V a m o n o s
transformando en los deposi-
tarios del humorismo.
TIRANÍA
E N la sala llamada "de la
Reforma", en G i n e b r a ,
inauguróse la Conferen-
cia Internacional de la Prensa.
La tiranía de la Liga impóne-
se al periodismo mundial, no
permitiéndose el nombramien-
to, por votación, del que debe
presidir las sesiones ni la pu-
blicación de versiones taqui-
gráficas de los debates. T o d o
acusa la bancarrota de la de-
mocracia naciente. La Liga,
creada con intenciones paci-
fistas, diariamente justifica su
esterilidad: acentúa discordias,
crea rivalidades y alienta una
discordia cuyo fin es difícil
prever. Ni siquiera el periodis-
m o universal se libra de su in-
flujo e, impotente de luchar
contra los privilegios de una
. envidad que conducirá a un
caos a la soñada armonía in-
ternacional, vese obligado al
a c a t a m i e n t o . . . o a la deser-
ción. L o último es preferible.
ABULIA
E N una reunión de edito-
tores, en Roma, decidióse
disminuir en un diez por
ciento el valor de los libros
destinados a la venta. N o s -
otros teníamos el convenci-
miento de que el mal estaba
limitado a la producción lite-
raria nacional. Nuestras pre-
sunciones han resultado e r r ó -
neas. ¿ Q u é exige el lector?
¿ G r a n d e s autores? A u n produ-
cen los grandes m a e s t r o s :
Shavir, Wells, U n a m u n o , etc.
¿Nuevas orientaciones en el
campo de la lírica y la nove-
lística? Existen. ¿Impresiones
baratas? Las hay de seis fran-
cos o seis liras, de autores es-
cogidos. ¿Ediciones de lujo?
L o s grandes impresores euro-
peos las prodigan. L a realidad
es u n a : predomina un estado
abúlico en la masa lectora. Lo
m á s práctico sería abandonar-
la a su destino: el aburrimien-
to definitivo.
REMOZAMIENTO
E N las bancas y los pupi-
tres senatoriales un g e .
niecillo oculto esparció un
polvillo irritante, y los venera-
bles patricios sintieron renacer
la virtud que creían perdida
para siempre: la energía juve-
nil. Discutieron, se encrespa-
ron, historiaron sus respecti-
vas actuaciones parlamentarias
y decidieron, finalmente, defi-
nir una actitud negativa. H o y ,
renacida la calma, al tornar a
sus ocupaciones habituales, pa-
decerán la fatiga consecuente
de las grandes tareas y torna-
rán a su habitual parsimonia.
L o s polvillos mágicos, renova-
dores de la vitalidad moza, tie-
nen efecto transitorio. Sería
menester su empleo frecuente,
para justificar una existencia
notablemente heroica.
REAPERTURA
L A reapertura de la Caja de
Conversión tiene una edi-
ficante finalidad: demos-
trar la existencia de una mone-
da saneada. Hace trece años,
por un decreto de ley, sancio-
nado por el Congreso, fué sus-
pendida la acción del articulo 7 '
de la ley 3871 relativo a la con-
versión de papel moneda. Como
la referida ley, número 9481, a u .
torizaba al Poder Ejecutivo a
prorrogar el término de treinta
días que se había fijado para sus
efectos, éste último la hizo sub-
sistir hasta hoy, por razones que
son del dominio público. La rea-
pertura adquiere por ello el va-
lor de un acontecimiento, y es
de desear que el desarrollo eco-
nómico del país no inspire de
nuevo un decreto de cierre. F e -
lizmente, el momento actual in-
funde optimismo en los círcu-
los financieros del país, en vis-
ta del estado de las zonas agrí-
colas.
 CA.RWA Y C A R E T A /
L O S L I B R O S
DERECHOS CIVILES DE LA
Í5 CiVILía
M V i i. ¡í
1 E: L censo de 1914 nos dio
el notición estadístico de
'que 516.357 mujeres ar-
gentinas y 198.536 extranjeras
trabajaban en diversos empleos.
Había, pues. 714.893 volunta-
des varonilmente femeninas de-
dicadas al trabajo. Solamente
en la Capital, 194.517 represen-
tantes del bello sexo ganaban
su pan con independencia y
valor. Es indudable que el nú-
mero ha crecido, se ha dupli-
cado, por lo menos. La calle,
el tranvía, y el ómnibus así lo
atestiguan; la lucha por la acera y por el sitio en los
vehículos lo dice. Y, sin embargo, la mujer argentina,
según el parecer de los chismosos y de las chismosas,
es haragana. ¡ Buena haraganería I Mario Bravo, poeta,
orador, jurisconsulto ha tomado principal parte en la
•PUNTOS DE VISTA POR
os asuntos de crítica es-
r1 DE tudia Cichero: ¿ Consti-
tuye la novela un arte
inferior sentenciado a muerte?
i El estilo es el hombre o re-
presenta "los sentimientos o la
modalidad colectiva" ? Una fra-
se rítmica de Bécquer, parodia-
da en prosa, decide la primera
cuestión: podrá no haber no-
velistas ; pero siempre habrá-
novelería. Y el "imitatores sér-
vum pecus" dice que los estilos
medianos y hermosos respon-
den a las modalidades de un
grupo. La novela anda de capa caída por culpa de los
noveladores que no tienen estilo ni pensamientos pro-
pios, que siguen imitando, en representación de una
determinada colectividad lectora, a tal o cual novelista.
Estamos en e"i período preparatorio de la novela nue-
va, de los estilos nuevos, y se impone un barrido de
lugares comunes. Claridad y sencillez son los remedios
que aconseja el autor, tras el examen de muchas opinio-
"VOCES TUCUMANAS DERIVADAS DEL QUICHUA", POR MANUEL LIZONDO BORDA
ON este glosario inicia Lizondo Borda sus "Estu-
C dios de voces tucumanas". Dice el autor que no
es un filólogo, sino un "curioso, o aficionado
accidental a esta clase de trabajos, en la
cual no piensa siquiera llegar a especia- ^ yo nombre, según la etimología adoptada
lista . También advierte que las voces ; ,.
tucumanas derivadas del quichua no son g;
privativas de esa provincia: se emplean
en balta, Catamarca, Jujuy, La Rioja y
santiago. En la Introducción examina .,;;.: ,.,,,;.
las diversas tendencias etimológicas re-
presentadas por Lafone Quevedo, Garzón,
Lrroussac, Lugones y Rojas, donde el qui-
chua, el cucan, el castellano, el latín, el
árabe y el griego se disputan.el origen
de los argentinismos. Siguiendo la moda
académica, no se ocupa de las etimolo-
gías presentadas por euskaldizantes como L..^,
-R U O
MUJER", POR MARIO BRAVO
reforma del Código relativa a
los derechos civiles de la mu-
jer. Su libro relata los antece-
dentes y los pormenores de esta
conquista en páginas interesan-
tes, donde cualquiera puede
darse concepto claro de la her-
mosa conquista. Al hablar del
voto unánime de la Cámara, di-
ce Bravo: "Era que cada uno
tenía conciencia de contribuir
a una obra legislativa reclama-
da por el desarrollo de la Na-
ción, por la cultura de su pue-
blo, por el apremio nivelador
que proviene de todos los países, y por un móvil de
sagrada solidaridad con la mujer, asociada al hombre
para la perpetuación de la especie, por el amor, y para
el progreso indefinido de la humanidad, por el trabajo,"
El libro honra al admirable poeta-legislador.
FÉLIX ESTEBAN CICHERO
nes. En "Versos y poesía", ar-
tículo bien encaminado, Cichero
opina sobre los poetas al uso,
malabaristas de la palabra que
sólo obedecen a las musas tri-
viales, "cojean por el metro y
claudican por dentro también".
Poesía es la mujer, según Béc-
quer ; poesía es el dolor, afir-
man Musset precedido por Hu-
go en aquel verso: "Moi, la
d o u l e u r m'éprouve. et mes
chants vienhent d'elle". "AI-
raafuerte", "Anatole France",
"La novela técnica : Baro-
ja", "Parábolas: alrededor de la idea y de la fe";
"El choque de dos grandes corrientes" y "Mayóla" son
otros artículos del libro, en que Cichero expone sus
puntos de vista empleando una prosa sencilla y bastan-
te clara, por lo general. "Una actriz argentina" (Ange-
lina Pagano) y "Meditaciones, en la butaca" (a propó-
sito de Darío Nicodemi, terminan airosamente la muy
discreta colección de ensayos del periodista Cichero.
Cejador, Altube y otros. Por ejemplo, no cita a! hablar
de la voz guagua, huahua o wawa la coincidencia apun-
tada por Altube: el vocablo vasco uaná (el niño).
Sacha-lora o rcinamora es un pájaro cu-
] por Lizondo, significa pseudo-lor?. o co-
j torra, parecido a la lora o cotorra. Lora.
I como advierte Altube, quiere decir "flor"
• en vasco. Nos atreveríamos a recomendar
, al autor estudiase para un futuro libro
; las numerosas coincidencias que apuntan
: los euskaldizantes. La obra del señor Li-
: zondo es una notable recopilación de to-
dos los datos aportados por los filólogos
% sobre !a materia, unida a opiniones va-
1 liosas de él mismo. La Universidad de
Tucumán, al publicarla, hizo mucho en
-- - i favor de la filología argentina.
I O
 SUMARIO DE ESTE NUMERO
P o r t a d a : " L a Justicia pide justicia'', caricatura de Alvarcz, en tricromía. — Segunda por-
t a d a : Almirante M. Pirot, figura de actualidad, por Valdivia, a tres colores. — Señorita
Concepción Casado Sastre, retrato en colores. — Modelo de París, foto iluminada. —
Calle de Tilcara, acuarela de Leonie Mattliis, en tricromía.

Colaboracyón hterana
E l desquite de la impunidad, por Manuel A. Bedoya. El amor y las mujeres, según los
grandes autores: A m a d o Ñervo, selección de Bernardo Manuel. El golf amarillo, por Mira.
Se topó con su estrella, por Cruz Orellana. Vive la vida, por Mesec Tubat. El don divino,
por Luis García. Divagaciones sobre los libros buenos, pescadas a lo largo del Níger,
por Folco Testena. Anecdotario de Whistler. Viejos criollos, por Luis María Jordán. El
salar, por F a u s t o Burgos. Q u e se prohiba la moda del nonato, por Luis Pozzo Ardiz:íi.
D o n Manuel de Labardén, por Horacio Rega Molina. Cruel y grotesco, el mariscal Suva-
rof estimaba la sangre y despreciaba el oro, por Alexis Feodorov. Retretas en la plaza de
mi pueblo, por Raúl Gabriel Gauna. Álbum poético de CAR.^S Y CARETAS: Medida del tiem-
po por diferentes relojes, por Luis de G ó n g o r a ; Desencanto, por A u g u s t o González Castro;
Elegía a un amigo de diez años, por Francisco López Merino; T r o n c o s y ramas, por Vi-
cente Medina; L a s últimas rosas, por Enrique E. Rivarola. L a doctora Willmart, por
Rosalba Aliaga Sarmiento. De noche todos los gatos son pardos, por Víctor Cyril. —
Ilustraciones de Rechain, Parpagnoli, Bello, Poggi, Requena Escalada, Valdivia, H a e r r e ,
Arteche, Oberlé, Olivas, Batlle y Faber.

Secciones fijas y alternadas

Música, por J o s é Ojeda. N o t a s sociales, por La D a m a Duende. L o s ases del ciclismo:
Cosme Saavedra, por Fiore. Feminidades, por Ivonne. Beba se compra un S H . P., por
R o x a n a . Margot, por Arcadia de Mulbrodh. L a s aventuras de Gorgojito, por Má.KÍmo
Suave. Desde París, por Luz 3' Sombra. Reportajes r e l á m p a g o : Luis Arata, por Amadori.
I^iensa y ejecuta. .A.postillas a la vida literaria. Radiotelefonía, por Raúl Bordenave. L a
semana humorística. Auto-Moto-Ciclismo, por P e d r o Fiore. T e a t r o del silencio. A punta
de lápiz, caricaturas de actualidad, por Valdivia. El correo de la moda, por A. T . de D.
P a s a t i e m p o s . Desde el mirador, por Julio I n d a r t e . Libros, p o r Raúl P . Osorio. Calles
de Piuenos Aires. El idioma castellano en la Argentina, por Florencio Garrigós (hijo).
Concurso infantil para colorear dibujos. Nuestro jardín familiar medicinal. Concurso de
dibujos infantiles.

Notas ilustradas con fotografías

E l enibajador argentino en N o r t e a m é r i c a : el doctor Pueyrredóii en la intimidad y en el
ííolf. Información gráfica de Brasil y Méjico. T e a t r o del silencio: escenas de las m á s
c-xitosas novedades del film. Ser estudioso es honrar a la Patria y . h o n r a r s e a sí
m i s m o : alumnos sobresalientes de 6 ' grado. El problema presidencial: lo que nos escribe
el doctor Gallo. El eterno femenino: interesante galería de bellezas. ítalo-vascongada: pni-
toresca conversación tomada por Telnio Rimac. R o s a r i o : los agasajos a los marinos fran-
ceses. Notas salientes del interior. Los nuevos pensionistas del Zoológico sorprendidos
por nuestro fotógrafo. Actualidades de la semana. Enlaces. Lo m á s destacado de los
deportes. L a s m a n o s de nuestros escritores: curiosa y original presentación. Recordando
a Pepino el 88: amable evocación, con una composición del que fué popular payaso. Figu-
ras y hechos de actualidad. Notas varias. Bodas de plata del J u z g a d o Federal de Bahía
B l a n c a : historia desde su fundación escrita por J u a n Ignacio Pearson. L o b o s m a r i n o s :
peculiaridades de este representante de la fauna marina relatadas por Nanuk. N o t a s hispa-
n o a m e r i c a n a s : entrevista con el doctor Sebastián Recaséns hecha por Félix Paredes.
C ó m o van a la escuela los niños de los territorios: curiosos detalles revelados p o r F a u s t o
Gonijálvcz. Sobre la nacionalización del p e t r c ' ' ' o : importantes declaraciones formuladas
por el doctor A r t u r o O r g a z a J o s é S. Alvarez. El popular " P i n o t " : despedida taquigra-
fiada por Félix Lima. Información general.

Variedad, es
¿Cómo se alcanza la fortuna? ¿ Q u é haremos cbn nuestras hijas?, por A. A. Coello. El
h o m b r e de la máscara de hierro. Declina la moda de las melenas. Tópicos breves. Los
diez m a n d a m i e n t o s del impresor. L a emperatriz china SillincHi, por L e ó n Tolstoy. Cuento
andaluz, por R a m ó n y Cajal. C ó m o se defiende el puerco espín de sus enemigos. Abolición
de la esclavitud. Impresiones místicopaganas, por N o m a r Naclov. L a embriaguez de los
animales. Dioses de carne y hueso. El hogar, por Antonio Zozaya. La, vida en anécdotas.
L a casa donde vivió y a m ó E d g a r P o e . Historias de minas perdidas. E l - h o m b r e que había
•perdido la memoria. Mecanismo de la voz. P o r qué anda el tren. El periodismo y la
literatura, por M. Ciriei Ventallo. El principado de Asturias. Chistes ilustradQS.
AEETAS

ANO XXX
QUINTO BIMESTRE DE 1927
NÚMEROS 1509 AL 1517
DE LAS M A T E R I A S QUE CONTIENE
COLABORACIÓN
PROSA
A M A D O R I . — Reportajes relámpagos: Luis Arata:
1509. — Blanca Podestá, 1510. — César Ratti,
1511, — Vera Sergine, 1512. —- Lola Membrives.
1513. — Azucena Maizani, 1514- — Marcelo Ru-
ggero. 1515. — Orfilia Rico, i 516, — AU^erto Ba-
llerini, 1517.
ALVAREZ, JOSK S. - - Sobre la nacionalización ile!
petróleo, J 509.
A. T. DE D. — El correo de la moda, 1509. i5'<'. 151'•
151^, 1513. 1514. 1515, J516, 1517.
A ] . I A C ; A S A R M I E N T O , ROSALBA. ~ La doctora
Willmart. i 509.
ARGUS. — S. O. S., 1511. — Recordando a Sobral,
1512. - " Recordando a Fels, 1513. — Recordando
a Marcelino L'garte, i 51 7.
A R M A N I N I , M A R I O . — Los grandes artistas de la
tipografía, 1511.
A. B. S. — - Somos unos perros, 131--
ARLSTJPPL'S. — Ei erudito que hurtaba libros, 1515.
ABEXSUR. LEOX. - Árido y mísero el suelo de
la Mongolia sólo se presta para las correrías de
yus nómades, 1515.
BEDOYA, M A N U E L A. — El desquito de la impu-
nidad. I 509.
lU'RClOS, FAUSTO. — El salar, 1509. — Huallpa el
vagabundo, 1516.
BORDENAVI¿, R A Ú L . — Radiotelefonía, 15^0, 1510,
1511, Í512. 1513, i 5 ' 4 . 1515. 151'''. '517.
BAZZANO, L E O N A R D O A. — El ñato Serapio, 15 H).
BACHKLTN, H E N R L — ¡Cuidado con los admira-
dores ! I 5 1 I.
BARRIERA, R A F A E L L O . -~ i:n ángel de bondad
y de dolor, 1511.
B O N E T T I , PASCAL. — Vn discípulo de Leonardo de
Vinci, 1511.
B I N E T , VALMER. --- Vanidad de Vanidades, 1515-
BAPTISTA, J A V I E R . — Una ofrenda de la Liga Pa-
triótica Argentina. 1516.
C Y R I L , V Í C T O R . — De noche, todos los gatos son
pardos, 1509.
CROSA, J O S E F I N A . — La intrusa, 1511. — Una in-
terviú a madame Bovary, ¡516.
CORTI, D. — La sismología y la predicción de los
terremotos, 1513.
C'HUZVILLE, J E A N . — El diario intimo de León
Tolsloy, 1514.
ESTE TOMO
CASCELLA, A R M A N D O . —• 3=-^ clase, 1515-
C A S T E L L O . L U I S . — ¡ Nutrieros! 1515-
C A P D E V I L A , A R T U R O . — Gitanos en América, 1517.
DEKOBRA, M A U R I C I O . — Pensión Excelsior, 1510.
— El hijo del Pacha, 1514- — La visita desco-
nocida, 1517.
1)1 CARLO, A D E L I A . — El sueño de la 'muñeca, ¡510.
— Las flores, 1512. — ¡ N a d a ! ¡Nada!, 1514. — La
paciencia, 1516.
I>] LA F U E N T E , E R N E S T O . — Cinco minutos con
José Raúl Capablanca. campeón mundial de aje-
drez, 1511.
DAÑERO. E. M. S. — Jean Lorrain tuvo en su vida
un único, apasionado e inolvidable amor, 1513. —
El sabor de la aventura, 1516.
D O L L E Y , J O R G E . — Un buen cigarro, 1516.
DRAíiO, E R N E S T O C. — Costes y Le Bríx señores
de! Atlántico, apenas si lo vieron al cruzarlo, 1517.
E. (i. V. — La casa del teatro, 1510.
E M I N ARSLAN. — Chateaubriand, 1514-
KEDOROV, A L E X I S . — Cruel y grotesco el mariscal
Suvarof estimaba la sangre y despreciaba el oro, 1509.
i-I ORE, P E D R O . — Los ases del ciclismo: Cosme
Saavedra. — Auto - Moto - Ciclismo, 1509. — Los
ases del foothall: Humberto Recanatini. — A u t o -
Moto - C'iclismo, 1510. — Los ases del polo: Luis
Lacey. — Auto • Moto - Ciclismo, 1511- — Auto •
Moto - Ciclismo, 1512, 1513. —- Los ases del fút-
bol, Américo Tesorieri. — Auto - Moto - Ciclismo,
1514-1515. — Los ases del automovilismo: Do-
mingo Bucci. '— -\uto - Moto - Ciclismo, 1516. —
Los ases del fútbol: I-udovico Bídogli.o. — Auto -
Moto - Cic'.ismo, I 517.
FORNARl. CRECENZO. Li enfermedad del pü!i-
chinela, 1512.
F L G U E R E D O , J A C I N T O . — I-as desventuras de Usa-
puca, 1514-
I ' R I V O L I N A . — La mujer y la casa, 1514, 1515,
(¡ARRIÓOS, F L O R E N C I O . — El idioma castellano
en la argentina. 1509, 1515.
GAUNA, R A Ú L G A B R I E L . — Retretas en la plaza
de mi pueblo, 1509.
G O N C A L V E S , F A U S T O . — Como van a la escuela
los niños de los territorios, 1509.
G A L I N D E Z , B A R T O L O M É . — Infidelidad, 1510
GAR(^ÍA C A L D E R Ó N , V E N T U R A . - ^ La selva que
 Hora, 1510. — Franco Ciaríant¡ni, 1512.
G A R R I D O M E R I N O , E. — El almirante Cornejo y
; la marina española, 1511. — Franco Rodríguez re-
cuerda su viaje a América, 1513.
G R A N D M O N T A G N E , F R A N C I S C O . — Una tram-
pita de Yanquilandia, 1512. — Apología del in-
ventor de la ocarina, 15 16.
GONZÁLEZ T U Ñ O N , E N R I Q U E . — Mi sastre, hom-
bre absurdo y desventurado, 1512.
(,;UZMAN SAAVEDRA, G R E G O R I O . — Sabe haber
, años!, 1513. — Anacleto, 1517.
(.ÍRIVREY, R A Ú L DE. — El último y trágico viaje
del explorador Rene Estíenne, 1516.
H I R E , J E A N DE LA. — Tenía el carácter de Juno,
la hermosa Fornarina de Lord Byroií, 1511.
H I D A L G O , A L O N S O DE. — Los postreros y apaci-
bles años de la vida de don Pedro Calderón de la
Barca, 1515.
H. F. — Vagabundos y Bohemios, 1515.
I V O N N E . — Feminidades, 1509, 1510, 151], 1512, 1513.
1514, 1515, 1516, isiy•
I N D A R T E , J U L I O . — Desde el mirador, 150Q, 1510,
1512, 1518, 1514, 1515, 1517.
I G L E S I A S , E U G E N I O J U L I O . —- Cómo se vive en
un convento, 1512. — Justificación, 1513.
J O R D Á N , L U I S MARÍA. ~ Viejos criólos, 1509.
LA DAMA D U E N D E . — Notas sociales, 1509, 1510,
1511, 1512, 1513, 1515, 1516.
LUZ Y SOMBRA. — Resumen de la moda en la esta-
ción de invierno, 1509.
LIMA, F É L I X . — Otro tipo tradicional que desai)a-
rece del Paseo de Julio, el popular Pínot, 1509, "^
La vieja Benita y su miriñaque, 1510. — ¡ Mare
Plata! ¡Mare Plata!, Í S M . — Lechero de hoy,
no más como antes, ¡ 110! ¡ no!, 1512. — Los bi-
berones de los H. P., 1513. — Brochacitos de mi
ciudad. 1515, 1516. — El cambista de la esquina
de Victoria y Paseo Co'.ón, 1517.
L Ó P E Z , P R U D E N C I O J. ~ Libros argentinos juz-
gados en España, 1510.
L E S S I N G , B R U N O . — La criatura de Lapidowitz, 1512.
LASCANO TEGUX. — La percha. — Por el campeonato
mundial de ajedrez, 1512. — Recordando a Carlos
Vega Belgrano, 1515. — In memoríam de Ricardo
Guiraldes, 1516.
L U J A N , BLAS. — X V I I salón nacional de Bellas Ar-
tes, 1513.
M A N U E L , B E R N A R D O . — El amor y las mujeres
según los grandes autores: Amado Ñervo, 1509. —
El amor y las mujeres según los grandes auto-
res, 1515. — El amor y las mujeres según los
grandes autores, 1517.
MIRA. — El golf amarillo, 1509.
M U L B R O D H , ARCADIA DE. — Margot. ~ Piensa
y ejecuta, 1509. — Margot. — Piensa y ejecuta,
1510. — Margot, — Piensa y ejecuta, 1511. —
Margot, — Piensa y ejecuta, i 5 ' 2 . — Margot. —
Piensa y ejecuta, J 513. — Margot. — Piensa y
• ejecuta, 1514, 1515, 1517:
M É N D E Z CALZADA, E N R I Q U E . — Grahenfeid, 1510.
M I O M A N D R E , E R A N C I S DE. — El medio dema-
siado bueno, 1510.
M Á R C H E S E , E R N E S T O E D U A R D O . — Cuadritos,
M I A T E L L O , H U G O . — Agricultura: La mujer en la
campara, 1512. — Los agrónomos regionales, 1514.
— Enemigos de ios árboles: los taladros, 1515. —
Cortinas de humo y calentadores para plantas,
1516.
M A R T I R E N A , M A R T I N . — Los alumnos de la Aca-
demia Leo pLitz en tren de excursión primaveral,
1512. — La derrota del Paulino Uzcudum de Lo-
bos, 1513. — Amleto el decano de los peluqueros
del Club del Progreso, habla de ilustres fachas
consulares, 1514. ~ Con Manuel Muscia de la
guardia vieja canillística que vendió los primeros
ejemplares de "Caras y Caretas", 1515. — i Esa
Francia vieja y peluda!, 1517.
M A L T E C I , C A M I L O . — ¿Dónde va el oro que con
tanto afán arrancan los hombres de la tierra?. 1513*
M A R I O , E D U A R D O . — El entrañable amor filial del
poeta Alfredo de Vigny, 1514. — El más grande
de los Iiibliófilos españoles, 1517.
M I L L É , P I E R R E . — Fascinación, 1515.
M O N T E R O B U S T A M A N T E , RAÚL. ~ Las tablas
de sangre del Perú, 1517.
NANUK. — Lobos marinos, 1509. — En el paniue zo->-
lógico de Hagenberk, 1510.
N E V A R E S , R I C A R D O . — El legendario galio de Mo-
rón carece de historia, pero tiene su estatua, 15^0-
— Hoy como ayer, los amores del tenorio conmue-
ven a jóvenes y ancianos, 1517-
O R E L L A N A , CRUZ. ~ Páginas criollas: Se topó con
su estrella, 1509. — Acorralando al-viejo, 1515.
OJEDA, J O S É . — Música, 1509. — Teatros, 1510. —
Música, 1511. — Teatros, 1512. — Música, i 5 ' 3 . —
Teatros, i.Si4- ~ Música, 1515- — Teatros, 1516. —
Música
O L D S O N , W A L T E R . — El conde D'Orsay príncipe
de los dandys, 1514.
P O Z Z O , A R D I S I L U I S . •— Que se prohiba !a moda
del monato, 1509.
P E A R S O N , J U A N IGNACIO- — Bodas de plata del
Juzgado Federal de Bahía Blanca, 1509.
P A R E D E S , F É L I X . — Notas hispanoamericanas, I 5 ' Í 9 .
1515-
P E T E R S , G U I L L E R M O ST. — Ganadería; 40 expo-
sición nacional de ganadería de Palermo, 15x0, 1512.
— Quinta exposición de reproductores Shorthorn de
pedigree, criados a campo, 1513. — 40 exposición
nacional de ganadería de Palermo, 1514. — Algu-
nas palabras sobre ia industria porcina y las razas
tie cerdos expuestas en Palermo, 1515. — Tercer
concurso de porcinos del tipo exportación y de!
"Block Test" en La Plata, 1516. -— La 22 expo-
sición nacional de ganadería en Bahía Blanca, 1517.
PARRA D E L R I E G O , CARLOS. - - Sugestiones del
paisaje jujeño, 1511.
P I N E D O , F R A N C I S C O DE. — Mi momento de m-i-
yor peligro, 1511.
P O R Z I O CONA, P Í A . — Los dos partidos, 1513.
P O O L E , E R N E S T . — El mal de ojo, 1514-
P U C C I N I , M A R I O . -~ La hermanita, 1514.
P I R A N D E L L O , L U I S . — El relincho,' 1515.
Q U I R O G A , H O R A C I O . — Condorcet, 1515. — El ca-
pital invisible, 1516.
R I M A C , T E L M O . - - ítalo-Vascongada, 1509. — Los
últimos frios, 1510. — Manolo Valdenegro, en ia
exposición rural de Palermo, 1511. — Los ases del
turf: José Canal, 1512. —- Jacinto Sola,. 1513. — Mi
sun vieco para hacer del Tum Miso>o del Caiiito,
1514. — Los ases de! turf: Pedro Costa, 1515. - —
Garlitos, 1516.
ROXANA. — Beba se compra un 5 H.P., 1509. —
El hermano de Beba, 1510. — Beba aprende a
bailar el chárleston, 1511. — Beba va a hacci
compras, 1512. — Beba se prepara para hacer un
crucero de placer, 1513. — Beba se embarca, 1514.
— Beba a bordo, 1515. — Beba regresa del cruce-
ro, 1516. — Beba asiste a lecciones de piano,
1517.
R E G A M O L I N A , H O R A C I O . — Don Manuel de La-
barden, 1509. — El padre Picazarri, 1510. — I'ray
Mamerto Esquiú, 1514.
R O S A L E S , F A C U N D O . ~ Anécdotas y episodios, 1511,
1512, 1513, 1514, 1515, 1516, 1517.
R I D E N T E , L U C I O . — En torno del teatro, 1511.
R O S N Y , J. H. — El cuervo rojo, 1513. — El remor-
dimiento tardío, 1516.
ROJAS. R I C A R D O . — El Cristo invisible, 1516.
R I V A R O L A , E N R I Q U E E. — M¡ pobre Luis, 1516. S A L A V E R R I A , J O S É MARÍA. — El capitán fantas-
SUAVE, M Á X I M O . — Las aventuras de Gorgojito, ma, 1517.
1509, 1510. i S ' i . 1512, 1513, 1514, 1515, 1516, 1517- T E S T E N A , F O L G O . — Divagaciones sobre los libros
S I M B O L I . — El duque de Aosta y el coronel de Pi- buenos pescadas a lo largo del Niger, 1509. —
nedo, 1511. Poesía; 1516.
S A R M I E N T O . — Frank Brown for ever, 1511. T O R R E S , GARLOS A R T U R O . — Letras y letrado;,
S O M E R S E T MAUGHAM, W. — Perlas, 1512. de América. 1512.
SUX, A L E J A N D R O . — La posada del puente del V A T T E O N E , A U G U S T O CESAR. — Historia de un
diablo, 1513. sobretodo, 1514.
S O U L A I M A N E , N A J I B . — El espejo del amor, 1513. W I T W E R , H. G. — ¡Gustad!, 1510.
S A B A T I N I , R A F A E L . — Absolución, i.íió. Y O L E FORMÓME, MARÍA. ~ El delito, 1517.

VERSO

A M A D O R , F E R N Á N F É L I X D E . -— C a n c i ó n del b u e n L Ó P E Z M E R I N O . — Elegía a un amigo de 10 años.

c a l o r , 1511. 1509.
A G U S T I N I , D E L M I R A . — L a sed, 1514. L Ó P E Z PALMERO', M. — Romance de la prometi-
A M O R I M , E N R I Q U E . — E n u n a c o r r i d a , 1515. da, 1511.
B A C C I N I , I D A . — E n la c a r t u j a d e F l o r e n c i a , 1511. LASCANO T E G U I . — Balance, 1513-
B O S G H , G O N Z A L O . — F r e n t e a la v i d a , 1512. LASTRA, J U A N J U L I Á N . — Romance de una tarde
B L O M B E R G , H É C T O R P E D R O . — L a c a l a n d r i a en de otoño, 1514.
el b a r , 1512. LASCANO, R O B E R T O . ~ Parábola de la niña dor-
B R A Ñ A , J O S É M . — A r c a n o , 1513. mida junto al muñeco, 1516.
B R O W N I N G , R O B E R T . — E s m á s sabio ser b u e n o M E D I N A , V I C E N T E . — Aires argentinos, 1509.
(|ue s e r m a l o , 1513. MAGUADO-, A N T O N I O . — A un naranjo y a un
B Ú F A N O , A L F R E D O , R. — T o q u e de á n i m a s , 1515. limonero, vistos en una tienda de plantas y de
C A P D E V I L A , A R T U R O . — V e r s o s de la A l h a m b r ; . , flores, 1512.
15Í0. — C a n c i o n e s , 1515. M O R A L E S , E R N E S T O . — Tríptico, 1513-
C A Ñ E , L U I S . — A u n a d a m a v i r t u o s a , 1514. M I L L I E N , A C H I L L E . — Los tres niños, 1514.
C A R R A S Q U I L L A M A L L A R I N O , E. — Por sendas M A R Q U I N A , E D U A R D O . — Preludio, 1514.
d e u t o p í a . 1514. MADARIAGA, SALVADOR. — Romance, 1516.
I'IEZ CAÑEDO, ENRIQUE. ~ R e g r e s o , 1518. .N'AZARIANTZ, H R A N D . — Palabras del fakir, 1510.
E S F R O K C E D A , J O S É E . — R e v e l a c i o n e s del glo- P A L A C I O , M A N U E L D E L . — La lira, 1510.
b o , 1510. P E R E Y R A CAAMAÑO, L I T A . — Volando, 1511.
ESTRADA, EZEQUIEL MARTÍNEZ. — Córdoba, PASGOAES, T E I X E I R A DE. — El crepúsculo, 1516.
'515. Q U E N T A L , A N T E R O DE. — Comunión, 1516.
r R . \ N C O , A L B E R T O . — Versos con olor a novia, R I V A R O L A , E N R I Q U E R. — Las últimas rosas, 1509.
J 5 J O. R A P I S A R D I , M A R I O . — ¡Oh manos, caras manos!,
l'ERNANDEZ MORENO. ^ R o m a n c e de dos h e r m a - 1511.
n a s , 1511. — P r i m a v e r a , 1512'. — C o s t e s y L e B r i x , R O S E T T I , D A N T E G A B R I E L . — Luz súbita, 151Ó.
1517. SAENZ, R A Q U E L . — Intima, 1511. — Embriaguez
F A C I Ó H E B E Q U E R , E D U A R D O . — C a m p e r a s , 1516. azul, 1515.
G A R C Í A , L U I S . — E l d o n d i v i n o , 1509. — L a u pa- S T E C C H E T T I . — Quiza una vez 1511.
r a s i t a r i a , 1510. — D e b e a y u d a r l e el e s t a d o , 1511. — SAMAIN, A L B E R T O . — Ciudad muerta, 1512.
N o h a h e c h o f r i ó , 1512. — L o s i n c r é d u l o s , 151,3. S T E V E N S O N , R O B E R T L U I S . — Canción de via-
F a h a u n a ñ o , 1514. — U n a s a l t o , 1515. — P e r - je, 1513.
s o n a s f o r m a l e s , 1516. — V o c a b l o s e s c o g i d o s , 1517. SAENZ, J U S T O P. — El regalo, 1514.
<.ONGORA, L U I S DE. — Medida del t i e m p o por di- S I L V A V A L D E S , F E R N Á N . — El cardenal, 1514-
f e r e n t e s r e l o j e s , 1509. T U B A T , MESEG, — Vive la vida, 1509.
GONZÁLEZ CASTRO, AUGUSTO. - Desencante. T A L L Ó N , J O S É S. — Camino de inmigrante espa- •
1509.
ñol, 1515.
CÍUTIERREZ, RICARDO. - El cerco y el surtido,-. VÁZQUEZ CEY, A R T U R O . - - Carmenes, 1510, .—
1 5 l ->. El retorno, 1516.
HERREROS PFDRO n ^ VIGNOl^A M A N S I L L A , J U L I O . — Senderos de ma-
HEIVF F T " • ~ - Cantares, 1513.
ya, 151U.
. * ' -ARIQUE. — Las primeras canciones, 1517,
V I L L A R , A M A D O . — Adolescencia, 1515.
ICAZA, F R A N C I S C O A. DE. - Paisaje al sol, 151.+-
J I M É N E Z , J U A N RAMÓN. - Rima, 15.2. - Éter- W O R D S W O R T H , W I L L I A M . — Soneto X X X I I I ,
iiidades, 1516. 1.SI3.
J A M M E S , FRANGÍS. - Sé que eres pobre, 15.2. •i'UNQUE, ALVARO. -— Galesita, 1510.
JIJENA SÁNCHEZ, RAFAEL. - Del lugar calcha- Z A P I O L A , E D U A R D O O. — Derrota, 1510.
qui, 1512. ZAPATA, MARCOS. — Tierra firme, 1510.

REDACCIÓN
Numero 1509. — El embajador argentino en Norte Alfonso Reyes. — En honor de la señorita Elena
America. — .Ser estudioso e.s honrar a la patria y Pages Gundin. — En la Liga Patriótica Argentina.
nonrarse a si mismo. — El problema presidencial: — En el Club Uruguayo. — En honor del arqui-
nos escribe Vicente C. Gallo. ~ El eterno feme- tecto don Martín Noel. — Figuras salientes de la
nino. — Modelo de París. — Demostración a don semana. — Inauguración de la exposición de ga-
 nadería. — Homenaje a ia memoria del doctor J,
M, Kamos Mejía. — Lo que evocan las manos de
nuestros escritores. — En la legación de Polonia.
—Presentación de una eximia artista. — En honor
del ministro de Cuba. — Recordando a Pepino el
88. ^— ("irave accidente de tráfico. — Violento cho-
([ue de automóviles. — Atentado terrorista. — Nau-
fragio de un vapor de excursión. — Los nuevos pen-
sionistas del Zoológico. — Homenaje al doctor
- (?arlüs M. Noel. — En honor de Constancio Vigil.
— Banquete en honor del embajador de Francia. —
Demostración al doctor Francisco RaynelH. — De-
mostración al ingeniero Pedro Aguirre. — Demos-
tración de los delegados peruanos al Congreso
Interparlamentario. — El embajador de Chile en
el Hipódromo Argentino. — Fiesta infantil. — No-
tas varias.
Número 1510. — Ser estudioso es honrar a la patria
y lionrar^e a sí mismo. — El rey Jorge V depor-
tista. — Las mujeres modernas. — Modelo de Nor-
te América. — Exposición nacional de Ganadería.
— Tardes culturales. -— Demostración a José Fio
ravanti. — Demostración a Raúl Christensen. —
En honor de los expositores y jurados del certa-
men de la Sociedad Rural. — Bendición de la
verja de la BasíHca de la Merced. — Celebración
de la fiesta de Santa Rosa. ~~ Nos escribe el m.Í-
nistro de Hacienda. — ].o ([ue- evocan las manos
de nuestros escritores. — Instantáneas callejeras.
— Recordando a Canghi. — La terrib'.e explosión
(le San Martin. — Don Miguel A. Abrines. —
Inauguración del palacio Maxi Glücksmanu. — No-
tas varias.
Número 1511- — Inauguración de la confitería "Ideal".
auf xo Cal )a Hit o. — Homenaje de la Escuela Mili-
tar argentina, a la Escuela Mí itar chilena. - —
Festival artístico. — Visita a "Caras y Caretas". —
En honor del emliajador de Francia. — Banquete
al ministrt) de Relaciones Exteriores. — Reunión
íntima. — Congreso del Magisterio. — Campeo-
nato mundial de ajedrez. — Figuras salientes ile
la semana. — Celebración de la fiesta del Arbo'. —
Demostración a! señor J^us Znberbhuler. — En c^
Rotary Club. — Demostración al doctor Alveav. - —
En la legación- de Polonia. — Las victimas 'lei
deber. — Firpo, Campólo y Mocoroa, opinan el
sensacional match Derapsey Tunney. — El emba-
jador plenipotenciario y extraordinario de Italia. —
El palacio de la regia Embajada de Italia. — Mo
tie!o de París. — Coolidge "águila jefe". — Pre-
ciosa fiesta del arte de la biblioteca del Consejo
Nacional de Mujeres. — Ser estudioso es honrar
a !a patria y honrarse a sí mismo. — El almiranttí
Honorio Cornejo, ministro de Marina de España
nos envía un caluroso saludo' de confraternidad. —
En honor de don Horacio Castro Videla. ~ - Festi-
val de beneficencia. — Conferencia feminista. —
Recordando a Frank Brown. -— I^o que evocan
las manos de nuestros escritores. — Homenaje a
la fundadora de la Pro Patria. — Club Atlético
Transradio internacional. — Interesante fiesta es-
colar en l'Tores. — Notas varias.
Número 1512. -— Ser estudiosos es honrar a la patria v
honrarse a si mismo. — Los vuelos fantásticos de'
futuro.^— Originalidades en el reino animal. — Ins-
tantáneas callejeras. — Modelo de Norte América.
— Recordando a Sobral. — Recepción en la emba-
jada de Méjico. — En honor de don Gustavo Mar-
tinez Zuviria. — Demostraciones al agregado militar
de l'Vancia. ••-— Visita de profesores chilenos. — Jura
de la bandera, — Fiesta de la Primavera. — Cámara
de comercio británica. — 45 aniversario de "El Or-
den". — Aniversario de la Endependencia de Cbil-.'.
— En una emocionante ceremonia los cadetes argén
tiuíjs rinden conmovedor homenaje ante la cruz re-
cordatoria de Alpatacal, erigida en memoria de los
cadetes de Chile. — En la asociación los amigos del
arte. — Conferencia del doctor Agustín Rodríguez
Larreta. — Demostración al doctor Tristán Achaval
Rodríguez. — Inauguración de la exposición del
libro italiano. —- Banquete de camaradería. — En
el Banco Hipotecario Nacional. — Exposición de
cerámica italiana. — Función religiosa en la cate-
dral. — Nota gráfica policial.
Número 1513. — Figuras de actualidad: coronel Luis
J. García. — Buenos Aires trabaja. — Buenos Ai-
res descansa. — El prestigioso presidente de la
asociación de la Prensa de Madrid dedica a "Caras
y Caretas" un conceptuoso autógrafo. — Ser estu-
dioso es honrar a la patria y honrarse a sí misino.
— Modelo de Norte América. — En honor de don
Agustín Melcan. — Conmemoración del X X de
Septiembre. — Colocación de la placa dedicada a
Lima. — Premio doctor üballes. -— Designación
— El nuevo presidente del Banco de la Nación
.\rgeiitina. — En la Caja de Conversión. — Ho-
menaje a Miguel Cañé. — Colocación de una placa
en memoria de J. M. Estrada. — Club Náutico San
Isidro. — El honorable Ciarlantini en ''Caras y
Caretas". — Fiesta infantil. — Celebración del Día
del Estudiante. — El pintor español Echeverría. --
X V l l salón nacional de Bellas Artes. —• Recor-
dando a Fels. — Homenaje de los artistas a la se-
ñora Pacini de Alvear. — Demostración al presi-
dente de la República. — Instantáneas callejeras.
— Un elefante en la plaza del Congreso (Truc fo-
tográfico).
Número 1514. — Señora Julieta Telles de Menezes. —
La mujer en el deporte. — Ser estudioso es honrar
a la patria y honrarse a si mismo. — Modelo de
Norte -América. -— En la T-egación del Perú. En
honor del doctor Tomás E. de Estrada. -— Fiesta
en la embajada del Brasil. — Sensacional asalto y
robo al Habilitado del Hospital Rawson. — No-
table artista brasileña. — Distinción al doctor Jorge
Arce, — En honor del periodismo porteño. —- Inau-
guración del museo etnográfico. — Caja de Jubi-
laciones Ferroviarias, — Interesante cancionista me-
jicana. — Recital de la señora Ana S. de Cabrera.
— Fiesta infantil. — Homenaje a la memoria de
don Enrique Hurtado Arias. — En la Liga Pa-
triótica Argentina. — Comisión- de limites entre
Paraguay y Bo ivia. — Exposición Leonie Mathis.
— En honor del senador doctor Rudecíndo Cam-
pos. — La señora Pacini de Alvear visita a Orfilin
Rico. — El famoso pintor español López Mezqui-
ta visita nuestra casa. — En honor de los dele-
gados paraguayos. — Aniversario de la República
de Portugal. — Figuras de actualidad. — Los pe-
rros de todo el mundo. — Instantáneas callejeras
— Un león preside la cámara (Truc fotográfico).
Número 1515. — Monumento a Colón. — Ser estudioso
es honrar a la patria y honrarse a si mismo. — Un
recuerdo. — Iglesia de San Miguel Arcángel. —
Modelo de Norte América. — Celebración del Dia,
de la Po ¡cía. — Homenaje al doctor Carlos I^.
Meló. — Visita al Hospital Español de los sabios
Ferran y Martínez Vargas, —- Exposición Juan
Echevarría. — En el salón Blanco de la Casa de
Gobierno. — Volando de París a Buenos Aires. —
El sensacional asalto al Habilitado pagador del
Hospital Rawson. — Un humilde ciudadano pide al
presidente de la República salir en "Caras y Ca-
retas". — Recordando a Vega Belgrano. — Co-
lecta del patronato de la Infancia. — Festival d';
beneficencia. ~ Fiestas infantiles. — Demostración
a los delegados italianos a la conferencia de Río
de Janeiro. — Comité Comercio e Industria de Ha-
cendados. — Conferencia del profesor Luis Olaria-
ga. —r En honor de los delegados de Bolívia y Pa-
 raguay. — Educación física de los niños déiíiles. —
Notas varias. — Banquete de compañerismo.
Número 1516. — Modelo de Alemania. — La caza aven-
turada deí oro negro. — Ser estudioso es honrar
a la patria y honrarse a si mismo. — El sensacio-
nal match Dempsey Tvinney. — "Caras y Caretas"
en jira por toda la república. — Costes, héroe del
Atlántico. — El sensacional asalto del Habilitado
pagador del Rawson. — Ruth Eider. — Iglesia San
Nicolás de Bari. — Festival escolar de los insti-
tutos del Kuskal Echea. — Homenaje a Beatriz
Jiguía Muñoz. — El viaje de la Sarmiento. — El
gran campeonato argentino de fútbol. — Acto cul
túral. — Té de beneficio. — Fiesta española. — Caja
de Jubilaciones y Pensiones Ferroviarias. — En
honor del teniente coronel Vicente Cobas. — Con-
greso territorial del Ejército de Salvación.
Número 1517. — Modelo de Norte América. — Ser es-
PROVINCIAS
B U E N O S A I R E S . ~ Avellaneda: Fiesta realizada por
el Círculo de Obreros. — Inauguración del edificio
del diario "La Opinión". — Chocolate servido por
el Automóvil Clut). ] 509. — Homenaje a la señora
Josefa G. M. de J.iñau. — J)écÍmo aniversario de
la fundación del Círculo Obrero. — Velada dada
por la Biblioteca Emilio Zola. 1510. — Inaugura-
ción de la Biblioteca Estanislao S. Zeballos. 1512.
— Fiesta realizada por el Círculo Italiano. — J.unch
servido por la secretaría del Club Independiente.
^5^3- — Fiesta italiana en el salón Roma. 1514. •-
Piedra fundamental del edificio de la Logia Hijas
del Progreso. 1516. — Baile dado en la Munici-
palidad. — Fiesta de los españoles. — Azul: Canv
paña contra e! bicho de cesto. 1509. — Adrogué:
Team de fútbol. 1510. — Match de tenis.^-51!. - -
Función rea'izada por el periódico "Reflejos". 151-.
— Team de fútbol. 1513. — C'omponentes deí club
Nacional. 1514. — Ayacucho: Educacionistas de
esta localidad. ¡5^3- — Arroyo Bernal: Lucha con
tra el bicho de cesto. 1514. —- Arroyito; Niños que
hicieron la primera commiión. 1515. — .Señoritas
de centros catequísticos. 1516. — Anguil: Team
de fútbol. 1516. — Bernal: Baile dado a los juga-
dores del clul) Honor y Patria. 1509. — Comisión
de fomento de este pueblo. — Los ex alumnos de
1 )on Bosco en esta localidad. 1510. — Procesión
realizada por el Colegio Salesiano, 151L — Visita
<le monseñor A¡l.)erti al Colegio Salesiano. 1513. —
Lunch servido en la Cervecería Quilmes. 1514. —
l'iesta dada por la asociación Buena Esperanza en
el (Colegio de la Guardia. 1515. —- Fiesta del árbo!.
1517- — Bolívar: Fiesta realizada por uruguayo -i.
15' I. — Team de fútljol. 1512. — Bragado: Team
de íutl)ol. — Visita del gobernador de !a Provincia.
1512. ^— 1 nauguración de la Exposición .Avícola
t lanadera. 1513. — Bánfield: Banquete dado a)
concejal José Da Silva. 1513. — Fiesta del Día de
la Raza. 1517. — Bahí,a Blanca: Recepción dada
en la Casa de Jtalia. 1515- — Ciudadela: Baile
ofrecido por el club J^a Razón. is^Q- — Piedra
fundamenta! del colegio y templo de la Consola-
ción. 1510. — Festival realizado por el club Duggan
.y Olivero. 1511. — Tiesta realizada por la agru-
pación Arte y Renacimiento. 15)2. — Té dado por
el club Duggan y Olivero. 15U. — Matine reali-
zada por el club Nueva Época. iSH- — Baile rea-
lizado por el club Los Enamorados. 15'5- — Fiesta
liada por la sociedad Renacimiento. — Baile dado
tudioso es honrar a la patria y honrarse a sí mismo.
— Los nuevos obispos. -—- Semana social. ~ Liga
Pro unión americana. — Colación de grados en la
l-'acultad de Derecho. ^ Congreso de Rematadores.
— Demostración. — En la Legación del Japón. —
Visita del presidente de la República al "Satur-
nia". — Recordando a Marcelino Ugarte. — X I X
congreso del Partido Socialista. — Fiesta infantil.
— En el Schueizer Jodier Club. — Los grandes
hombres de la Victoria. — Exposición Castilla. —
58*^ aniversario de " L a Prensa". — En honor del
s-iñor Jerónimo M. Peralta. — Iglesia del Salvador.
— Mutualidad Postal y Telegráfica. '— Las gran-
íles maniobras del Ejército. — Festival escolar. —
Recepción en el Rotary Club, — En la Academia
Nacional de Medicina. — París - Buenos j\Íi"es. -—
En el salón I)!anco de la Casa Rosada. — Los hé-
roes (le la gloriosa proeza.
por la sociedad La Cultural. 1516. — Coronel Vi-
dal: Fiesta social realizada por el Club Social. i5t>9-
— Caseros: Té ofrecido por el club Sportman. 151-.
— Conchitas: inesta ofrecida por la sociedad I-a
Humanitaria. 1513. —- Carmen de Areco: Distribu-
ción de premios a escolares. 1513. — Carlos Casares:
Team de fútbol. 1513- ^ Carlos Pellegrini; Cam
peonato de fútbol. 1514. — Carmen de las Flores:
Visita de monseñor Bottaro. 1514. — Carhué: Ve-
lada organizada por las Hijas de Maria. 1515. —
Correa: Recolección de bichos de cesto. 15^5- —
Chascomús: Banciuete (la<lo a Alfredo Goti. 15'.^-
— Chana Miní; J,as fiestas en honor de la patrona
del Delta. 1,515. — Chapadmalal: Autoridades del
fomento pecuario. 1516. — Coghlan; Fiesta dada
ce'ebrando el Día de !a Raza. 1517- — Dionisia:
Festival realizado por la l'-scuela N'-' 7. 1510. —
Florencio Várela: l'estival realizado en el salón de
la Sociedad Italiana. — \'isita del gobernador Ver-
,iiara. J5og. — Celebración del Día del Árbol. I.TII.
—- Alumnas de! curso de bordado. 15'5- — Fiestas
realizadas en el Día de la Raza. 1517. — -Figiera:
Lucha contra el bicho de cesto. 1514. — Glew:
Comisión femenina pro templo. 1509. — General
Arenales: Comisión organizadora del concvu'so mai-
cero. 1510, — General Urquiza; Banquete entre los
asociados de la Operai Jtaliana. — Recepción ofre-
cida ¡jor las señoritas Esther y Delia Segat. 1514-
— .\'ii\;is tjue hicieron la primera comunión. 15 J 5.
— Baile ofrecido por el Club Giiarani. — Festival
reaUzad(í en el teat-o 9 de Julio. 1516. — Baile
dado por el Sport Club General Urquiza. 1.517- —
General Belgrano; Homenaje a la memoria tle Lus-
cas Klichagaray. 15LS. "^ Hurlíngham: Fiesta dej
Arbo!, 15 [ I. — i-'estival realizado por la Sociedad
Cosmopolita de Socorros Mutuos. 1512. -— Hae.do;
Matine ofrecida por el subcomité M. A. Fresco.
1511. — Matine realizada por el subcomité M. A.
Fresco. 15'3- — Festival realizado por el centr-)
Gloria al Arte. 1515. — l''iesta realizada por el cen-
tro Brisas de] I'lata. 1517. — Isla Maciel: Ban-
<]uete dado por el señor Ramón Ráubolstri. 1515.
- - I'iesta dada por el centro General San Martín.
1516. — La Plata: Banquete en honor del señor
José M. J-encinas. 1509. — Piedra fundamental para
ia Escuela Industrial de La Plata. 1511. — Cíelo
de divulgación de la poesía. 1514. — Lomas de
Zamora: Té ofrecido a la señorita Julia Galínder<.
i5t'0. — En honor del doctor Rafael Grigera. i^iu.
— Banquete ofrecido al doctor M. Fonrouge. 1514.
— Té ofrecido a la señorita María Agustina Vi-
conda. — Lecciones gratuitas de idiomas. 1516. —-
Fiestas del Día de la Raza. 1517. — Liniérs: Ma-
tine realizada por el club Sportivo Morón. 1509. —
Jura de la bandera por el 8 de Caballería. 1511. —
Velada realizada por el club Juventud de Liniérs.
1512. — Baile realizado por el centro Las Glicinas.
1514. — Reunión en casa del señor F. Gil. 1515. —
Fiesta realizada por el club Sportivo Unión de Flo-
res. i 5 ' 7 . — Lanús: Fiesta del Árbol. 1510. --
Baile efectuado por el Casino Español. 1511. - -
Velada realizada en el teatro de la Sociedad ita-
liana. 1513. — Demostración ofrecida al señor Ju^n
R. Klapenbach. 1515. — Almuerzo dado el Día
de la Raza. 1517. — Lujan: Niñas que hicie-
ron la primera comunión. 1516, -— Morón: Fiesta
realizada por la Escuela N'-' ÍS, 1510. — Carreras
de motocicletas. 1511. — Martínez: Té dado por
la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos. Vela-
da realizada por el Club Atlético Martínez. 1510. —
Lunch ofrecido por la Sociedad Cosmopolita de So-
corros Mutuos. ! 51 I. — Baile dado por el Club
Atlético. 1513. — Maipú: Team de fútbol. 1514-
— Médanos: Demostración al señor Domingo de
Benedetti. 1515, —- Campeonato "Copa Rapiloi".
1517. - ^ Nueva Chicago: Té dado por el Club
Social. 1510. — Baile dado por el Club Nueva
Chicago. 1512-14. — Té ofrecido por el Cluli
Social Nueva Chicago. 1516. Baile dado por el
Club Social. 1517. — Nueve de Julio: Match de
fútbol. 1513- — Navarro: Ce,lebración del X X de
septicmi)re. 1514- Velada teatral realizada por la
asociación de maestros, 15/5. — Olavarría: La nvie-
va banda de música. 1513. •— Open Door: Team de
fútbol. 1516. — Olivos: 23 aniversario de la Socle
dad Cosmopolita de Socorros Mutuos. 1517.
Pérez Millán: Fiesta realizada en el salón For
Rver. 1509. — Pueyrredón: Festival de la escuela
número 19. 1513- — Quilmes: Lunch ofrecido por
las damas del Colegio San José. — Demostración
al señor Rodrigo Soria no. — Comisión de la So-
ciedad S". M. Patria L'nila. — Teán de fútbol del
Ferrocarrii Oeste, 1509. — Fiesta realizada en la
sociedad C. Colombo. J51U. — Matine realizada por
la sociedad José Verdi. 1511. •— Recepción en ho-
nor del violinista B. (irimpel. — Team de fútbol.
i 5' -• — Demostración a la señora Angela F. :ie
Bcllati. 1513- — Baile realizado en el salón Cri-
toforo Colombo. 1514. — Té danzante dado por Ui
Sociedad de l-'omento de Bernal. 15] 5. — Reunión
efectuada en casa de la familia Giovanelli-Magglo.
— Alumnos de la Escue'a de Mecánicos del Ejér-
c i t o . — Team de fútbol, 1516. — Ramos Mejí|a: Fes-
tival ofrecido por el Club Atlético Sportivo. 1512.—
Fiesta dada por el señor Antonio Martín. 1517. —
Remedios Escalada: I-Festival ^jro escuela número
34. 1516. — Sarandí: Vacada realizada por el cen-
tro El terror de la Pampa. 1509. — San Martin:
Alumnos de la escuela José B. Zubiaur. — Team
de fútbol. 1509, — Sepelio de las víctimas de l:\
explosión de esta localidad, — Comisión directiva
de la sociedad Los Amigos de los pobres. 1511. —
San Pedro: Tertulia en obsequio de la señorita
Leticia María Binaldi. 1509. .— Visita del arzobis-
po de Buenos Aires. 1512. ^ San Andrés de Giles:
Carreras de sortijas en bicicletas. 1509. — San
Fernando: Baile realizado por el Club Social. 1510.
— Té danzante realizado por el Centro Español.
1511. — Velada realizada por la colectividad ita-
liana, 1513- — Conmemoración del X X de septiem-
lire. —- Velada realizada en el teatro Tamagni.
1515, — Comisión de la sociedad protectora y mu-
seo popular Juan N. Madero. — Asociación de ex
alumnos de ¡a Escuela Normal Nacional. — Fun-
ción realizada en el teatro Tamagni. 1516. — Baile
dado por la sociedad Artesanos del Dique. 1517. —
San Isidro: Inauguración de la iglesia San José. —
X'ueva comisión del Círculo Italiano. 1510. — Fies-
ta realizada por la sociedad españo'a de S, M. 1511.
— Baile dado por el Circulo Italiano. 1512, — Cam-
peonato de Rugby. 1513. — Celebración del XX de
septiembre. — Almuerzo dado por el Club San Isi-
dro. — Cacería del zorro. 1514. ^— Recepción dada
por el Centro Socía'i. 1516, — Fiesta dada por el
Club Social. 1517. — Santos Lugares: Carreras ile
bicicletas." 1511. — San Cayetano: Conmemora-
ción del X X de septiembre. 1514- — Suipacha:
Procesión realizada en las fiestas patronales. 1516.
— Salto: Lucha contra el bicho de cesto. 1514.
— Tigre: Contrabando de sedas descubierto en
esta localidad. 1509, — Fiesta realizada por el
Clul) Canottieri Italiani. 1511. — VJUa ü r q u i z a :
Te dado por el club 3 d e F e b r e rio. — Re-
unión infantil en casa de la niña Inés Canicoba.
1509. — Té danzante dado por el Club Audax. iSi"^-
— Conferencia dada por el señor José Rezzano. —
I ¡eniosíración a la señora Isabel Sedaño de Ve-
lázquez 1511. — Campeonato de la pelota. — Re-
cepción reali:.ada en casa de la señorita Rosa Vig-
naud Rimada. 1512. — Demostración a la señora
J. S. de \'elázquez. — Asamljlea realizada en la
Biblioteca Sarmiento. 1513. — Villa Modelo: Reu-
nión social en casa de la señora de Coubet. 1509.
-— Comida en honor del señor Arturo L, Ar-
zeno. ¡512. — Vélez Sársfield: Reunión reali-
zada por el Chib La Floresta. i5"9- — Matine
ofrecida por la sociedad Las Violetas. 1510. —
Baile realizadu por el Social Flores Club. 1 5 ' ' •
— Matine realizada por el Club La Floresta. 15^3-
— Baile dado por el Flores Social Club. — Matine
del Club Sportivo Morón. 1515- — Velada dada
por el Ocean Social Club. — Matine realizada por
el centro las Violetas. 1517. •— Villa L u r o : Té
(lanzante dado por el Club Nicolás"Avellaneda. 1509.
— Velada realizada por e! Club Las Glicinas. I5IÍ>-
— Velada realizada por el Club Unión Villa Luro.
j 5 n . —- Matine realizada por el Club Social Villa
Luro. — Té ofrecido por el Club Nicolás Avella-
neda. — l'iesta realizada en el salón Bernardino
Rivadavia. 1512. — B a l e dado por el Club Duggan
y Olivero. 1514. — Baile dado por el Club Villa
Luro. 1516. — Villa Ascasubi: Fiesta realizada por
los aliminos de la escuela número 9 de esta localÍ-
(lad. 1510. — Villa Dominico: Baile realizado por
el Club Atlético Rio de la Plata. 1511. — Velada
realizada por el Club Atlético Sportivo Villa Donri
nico. 1512. — Circulo Pro Homenajes patrios. —
Fiesta del árbo!. 1513- — Miembros de la logia
Auroras de Dominico. 1514. — Función efectuada
en el salón Colón 1516. —• Fiesta dada por diri-
gentes radicales. 1517- — Valentín Alsina: Velada
dada por la Bibhoteca Elemental Popular Sarmien-
to. !Si2. — Villa Pueyrredón: Misa de campaña
celebrada en esta por el padre Saures. 1512. —
Villa Ballester: Fiesta realizada en el salón Sar-
miento. 1512. — Velada dada por el Club Los
Lirjos. 151O. — Victoria: Matine realizada por el
Club Social y Atlético Victoria. 1512. -— Baile ofre-
cido por conscriptos de 1907. 1516. — Villa Por-
venir: Inauguración en esta localidad del automó-
vil ambulancia. 1514. — Villa Sarmiento: Baile
ofrecido por el centro Sarmiento. 151-!. — Baile
dado por el Club de la Juventud. 1516. — Villa Maz-
zini: En la Biblioteca Pasteur. 1516- — Wilde:
Función realizada por el Sportin Club. 1513- — Ban-
quete dado por la Biblioteca Pueyrredón. 1514' —
Inauguración de un templo. 1515. Í 5 I 6 . — Velada
deportiva y danzante. 1517. — Zarate: Celebración
del X X de septiembre. 1514-
SANTA F E . — Esperanza: La importante carrera aii-
tomovilistica, segundo gran premio de la Provin-
cia de Santa Fe. 1511. — Humberto I : Quermese de
beneficencia. 1517. — Felicia: Velada. 1512. — Ro-
sario: Demostración en honor del comandante del ja-
guar. —- Banqviete en honor de los marinos franceses.
1509. — Conferencia dada por Rodrigo Soriano.—
Banquete dado por el Club Uruguayo. — Fiesta del
árbol. 1510. — Inauguración de la Escuela Láine/,
Ny 4. — Entrega de 22.000 $ al hospital Garibaldi.
— Fiesta de la Primavera. — Baile dado por el
Club Atlético Rosario. 1514. — Tedeum en la igle-
sia matriz. — Recepción ofrecida por la señora del
Gobernador, — Fiesta infantil. 1515. — Lunch ofre
cido en la Municipalidad. — Demostración al nun-
cio apostólico. — Banquete en honor de Sir Mal-
colm Rol)ertson. — Festival organizado por el Co-
legio San Bartolomé. 1516. — Visita del ministro
de Guerra. — Bendición de una bandera. — Ban-
<iuete dado el Día de la Raza. — l-'iesta infantil. —
Campeonato de tiro de guerra en el 11 de Infan-
tería. 1517. — Reconquista: Cuadro de fútbol. 1509-
— Demostración al profesor Pablo A. Puzzurno.
1511. — Niños que tomaron la primera comunión.
1517. — Santa F e : Proclamación de la fórmula pre-
sidencial. 1512. — Demostración ofrecida al ex go-
bernador Lehmann. 1513. — S|an Eduardo: Equipo
de fútbol. 1510. — Tortugas: Club atlético San Mar-
tin, 1510, — Totoras: Lucha contra el bichó de ces-
to. 1514. — Venado T u e r t o : Combinado de la Liga
Venadense. 1510. — Match de fútbol. 1511. — Villa
Constitución: Conmemoración del X X de septiem-
bre.1514.
E N T R E R í o s . — Concepción del Uruguay: Banquete
dado al señor Antonio Martínez Piñón. 1509. — Con-
cordia: Función teatral en la cárcel de esta ciudad.
' 5og.—Banquete dado por la Comisión del Tiro Fe-
deral de Concordia. i5!3. — Inauguración de la sucur-
sal del Instituto Bioc|UÍmicü Argentino. — Concurso
de tiro. 1514. — Üanijuete dado por la Suciedad
Rural. 1515. — Banquete dado al señor Castol Se-
ballo. 15 i 6. — Gualeguaychú: Inauguración de la
Escuela Larroque. 1514- — Larroque: Exposición
en esta localidad. 1513. ~ - Villaguay: Team de
fútbol. 1512. — Fiesta infantil. 15T5.
C O R R I E N T E S . — Capital: Jura de la liande ra por
el regimiento 9 de infantería. 1510. — Esquina:
-N'iños <iue bicieron la primera comunión. 1510. —
'l'eams de fútbol, 151]. — Goya: Inauguración del
monumento a San Martin. 1510. — Santa Ana:
Fiestas patronales. — Colocación de la piedra fun-
damental de un templo. J509.
CÓRDOBA. — Capitial: Demostración al señor Tomás
F,. Estrada. 1511. — Lunch ofrecido por el presi-
dente de la Liga Cordobesg. de Tennis. — Inau-
guración de casas para obreros. — Homenaje al
Brasil. 1513. — Demostración a la señorita Maíz
Casas, -r- Homenaje al general Paz. — Campeon:i-
to de fútbol, 1514. —^ Exposición de trabajos m-i-
nuales. Í515. — La Playosa: Celebración del XX
de septiembre. 1514. — Mackenna: Baile dado por
el Club Social. 1514; — Moldes: Banda de música
Juventud Unida. 1516. ~ Río I V : Concurso de tiro
al blanco con fusil. 1509. — Team de fútbol. —
Match de fútbol. 1511. — Serrano: Autoridades de
DE TERRITORIOS
LA PAMPA, — Beniasconi : Fiesta del Árbol. 1516. —
Castex: Monumento al trabajo. 1515- — General
Acha: Bendición del panteón de la Sociedad Ita-
la sociedad cosmopolita de Socorros Mutuos. 1516.—
Villa María: Homenaje al señor Juan Roche, isi.^i-
— Federación Agraria Argentina. 1516. — Villa
Allende: Team de fútbol. 1509.
SAN L U I S . — Capital: Visita del doctor Mario Jau-
kowsky. 1509. —- Visita del obispo de Cuyo. —
Combinado puntano. 1510. — En la escuela normal
de esta ciudad. 1513. — Celebración del día del es-
tudiante. — Alumnos de los colegios normales.
1514. — Visita de Pablo Pizzurno. 1515- — Visita
de los cadetes de Chile. 1517. — Villa Mercedes:
Baile dado por el Club Social. 1515.
T U C U M A N . — Capital: Festival realizado en el Círcu-
lo del Magisterio. •— Reparto de ropas a los niños
pobres. — Concurso de tiro suizo. — Torneo de
tenis. 1509. — Dinner Danzant realizado por el
Tucumán Lawn Tennis Club. — Match de Crickel.
1511. — Bodas de plata del Colegio Santa Rosa.
1512. — El tradicional paseo después de la misa
dominical. — Fiestas patronales del Milagro. —
Visita de Monseñor Bottaro. 1513. — Fiesta de
beneficencia. 1514- — Recepción ofrecida en la
Casa de Goljicrno. 1515. — Heridos en el incendio
del Cine Majestic Palace. 1517-
SALTA. — Rosario de la Frontera: Últimos veranean-
tes. 1501). — Banquete dado por el señor Fresco.
151 o. — Veraneantes en este pueblo. 1513.
Salta: Jura de la bandera por el 5 de caballería.
^5^9- -— 3^ aniversario de la Sociedad Argentina
de Socorros Mutuos. — Fiesta realizada por la
Sociedad Española de Socorros Mutuos. 1511. —
Niños que tomaron la primera comunión. 1512. ••^-
So"emnes ceremonias religiosas. — Fiestas patrona
les del müagro. — Visita de monseñor Bottaro.
j 513. — Juegos florales. — Visita de monseñor
Bottaro al seminario de Salta. — Banquete ofrecido
al señor Armando Castillo. — Conmemoración del
XX de Septiembre, 1514. — Almuerzo en honor del
arzobispo de Buenos Aires. — Ecos de la fiesta del
Alilagro. 1515.
J U J U Y . — Capital: Campeonato interprovincial de tiro.
1511. -— Inauguración del Hospital de San Pedro.
i 515- — Puesto Griande: Procesión de la Virgen
de Cauchillós. 15^3.
CATAMARCA. — Capital: Banquete en honor de la
delegación sanjuanina. 15 10. — Delegación del radica-
lismo personalista. 151 3. — Team de fútbol. 15 14.
LA R I O JA. — Vinchina: Picnic en honor de los dipu-
tados Brizueía y Doria. 1510. — Vill^ Castelli:
-Alumnos de las escuelas fiscales. 1510.
MENDOZA. — Capital: Nuevos contadores públicos.
1509. — Demostración ofrecida al doctor J. Suiner.
— Carrera de motosidecars. 1510. — Periodistas
chilenos y locales con el gobernador de la Provin-
cia. 1513. — Visita al Asilo de Mendigos. 1514- —
Las grandes maniobras niihtares. 1517- — Guay-
mallén: Minué bailado por niños de la Esc^uela Al-
mafuerte. 1513. — Maipú: Procesión en en honor
de San Martín. 1509. — Monte Coman: En bonor
de Mr. Harrison. 1517. ~ San Rafael: Asamblea
pública de la N. C. R. 1512. — Team de fútbol.
1513. — Tupungato: Demostración al señor Fernan-
do Alvarez. 1509. — Celebración del X X de Sep-
tiem!)re. 1514.
liana. 1513. ^ - General Pico: Team de fútbol. 1516.
— Miguel Cañé: Inauguración de la Escuela 156,
1512. —Reíalicó: Fiesta dada por el Club Social. 1513.
 — Santa Rosa: Banquete ofrecido al doctor Manuel
R. Avila. — Team de fútbol. — Torneo de tenis.
1509. — Cuadro del club Estudiantes. 1510. — Team
de fútbol. — Torneo atlético escolar. 1512. — Re-
cepción ofret:ida al gobernador T-aza. i 5 i 6.
NOTAS EXTRANJERAS
B R A S I L . — Río de Janeiro; Almuerzo ofrecido en ho-
nor de abogados argentinos. 1509. — Conferencia
Parlamentaria de Río de Janeiro. 1514.
A L E M A N I A . — Berlín: Gran c e r e m o n i a oficial.
1512.
C H I L E . — Santiago: La Escuela Militar al pisar tierra
chilena. 1512. — Los cadetes argentinos en Chile.
1513- — C'entenario de la fundación de "El Mer-
curio", 1514.
ESPAÑA. — Sevilla: La reina de España en la catedral
de Sevilla. 1512.
FRANCIA. — P a r í s : Aniversario de la Unión Nacional.
I T A L I A . — Roma: Los reyes de Egipto y de Italia en
el Palacio del Quirinal. 1512.
I N G L A T E R R A , r- Londres: Construcción del Pleasan-
ce Trust. 1512.
DIBUJOS EN COLOR
ALVAREZ, E D U A R D O . — Carát. : La justicia pide
justicia. 1509. — Los dados están echados. 1510.
— Fig. de act. : Mr. Robert Woods Bliss. 1512. —
Carát.: Caricatura política. 1513. — Pura i'.usión.
1514. — Fig, de act.: Doctor Jaime Ferrán, doctor
Humberto Carpi, doctor José Sanarelli y doctor
A. Martínez Vargas. 1516. — Carát. ; Hasta en
el zoo se comentan las noticias de policia. 1517.
A R T E C H E . — J>uis Arata. 1509. — Blanca Podestá.
1510. — César Ratti. 1511. — Vera Sergíne. 1512.
— Lola Membrives. 1513. — Azucena Maizani. 1514.
— Marcelo Riiggero. 1515. — Orfilia Rico. 1516. —
Alberto Ballerini. 1517,
F R A N C O , R O D O L F O . — Ilust. : La feria rusa en el
teatro Colón. 1515-
L Ó P E Z N A G U I L . — Ilust.: La que tiene un auto.
1510. -— La que mira las joyerías, 1514. — Jugadora
de tenis. 1515. -— Colegiala. 5576. -^- Cajera de li-
brería. 1517.
LINAGE. — N. C.: 1511, 1512, 1513.
M A T H I S . L E O N I E . ~ Acuarelas: Calle en Tilcara.
DIBUJOS EN NEGRO
A R A N C I B I A . — Infidelidad, is^o- — ¡Cuidado con ios
admiradores. J 511 - — Historia de un sobretodo.
1514. — Vanidad de vanidades .1515- — El remor-
dimiento. 1516.
A R T E C H E . — Mi sastre, hombre absurdo y desventu-
rado. 1512.
N E U Q U E N . — PlottJer; Inauguración de un canal en
esta localidad. 1510.
R I O N E G R O . — General Roca: Picnic realizado en
iionor de don Nicanor Alonso. 15Jo.
M É J I C O . — Capital: Candidatos a la presidencia de
la Repúbica. 1509. — Estudiantes mejicanos que
piensan llegar a Buenos Aires a pie. 1514.
P E R Ú . — Lima: Fiesta realizada en el palacio de la
Legación Argentina. 1514.
URUGUAY. — Montevideo: Conmemoración de la fies-
ta patria brasileña. 1514. — Festival realizado en
la Escuela N^ 2, grado 13. — En memoria de
Francisco Foca. — Festival realizado en el Liceo
Francés. — Reunión en la residencia de los espo-
sos Vita - Trianón. 1516. — Recepción ofrecida
por el doctor Javier Mendivil. — Conmemoración
del Día de lá Raza. — Velada de arte realizada en
la Universidad. — Inauguración del V I Salón á-í
Primavera. — Salto Observatorio astronómico.
1514.
"509. — Chalet del señor Carabassa y Monte Ber-
nisa. ¡517.
R E C H A I N , A R I S T I D E S . •— Ilust. : Las aventuras de
(iorgojito. 1509, 1510, 1511, 1512, 1513, 1514, 1515,
1516, 1517.
V A L D I V I A . — Fig. de act. : Almirante M. Pirot. —
Los ases del ciclismo : Cosme Saavedrá. — Beba ie
compra un 5 H . P . 1509. — Notas cómicaá. —'• El
hermano de Beba. — Humberto Recanatini. 15 K;.
— Beba aprende a bailar el chárleston. — Lu's
Lacey. 1511. -— Carát. : El trencito del zoológico.
— La que fuma. — Beba va a hacer compras. --^
José Canal. 1512. — La que espera el tranvía. —
Beba se prepara para un crucero de placer. — Ja-
cinto Sola. 1513. — Fig. de act.: Pedro F, Marotta,
ingeniero Enrique Butty y doctor Emilio Ravígnani.
— Beba se embarca. —7 Américo Tesorieri. 151-1-
— Beba a bordo. — Pédrito Costa. 1515. — Carát.:
El frente único. — Notas cómicas. — Beba regresa
del crucero. — Domingo Bucci. 1516. — Fig. de
act. : Costes. — Beba asiste a lecciones de baile
— Ludovico Bidoglio. 1517.
B E L L O . — Ilust,: El ñato Serapio. 1510. — La per-
cha. 1512. — El hijo del pacha. 1514. — Acorra-
lando al viejo. 1515. — Apología del inventor de
la ocarina. 1516. —- La visita desconocida. —- Ana-
cleto. 1517.
B A T L L E . — Ilust. : En torno al teatro. — La intrusa.
 1511. — E l e s p e j o d e a m o r . 1513. — G i t a n o s en
A m é r i c a . 1517.
C Ü R W V E L L . — :i]ust. : E l m a l de ojo. 1514.
U A N E R O . — l l u s t . ; L a g e n t e q u e e s c r i b e t i e n e l)uen
h u m o r . 1516.
F . \ B E R . — l l u s t . : L a s a l u m n a s d e la a c a d e m i a L e o
P u t z e n t r e n d e e x c u r s i ó n p r i m a v e r a l . 1512. —
C a r . i t o s . 1516, - ¡ E s a F r a n c i a vieja y j a e l u d a !
15^7.
J ' R A N C O . — llust. H u a l p a el v a g a b u n d o . 1516.
L Ó P E Z N A G U I L . - I K i s t . : D e n o c h e t o d o s los g a t o s
s o n p a r d o s . 1509.
A U T C H E L L . — ¡ G u s t a d ! 1510.
M A C A VA. ~ l l u s t . : E l c a p i t á n f a n t a s m a . iS-"/-
O L I V A S . —-. l l u s t . : D o n M a n u e l d e L a b a r d é n . 1509.
— L e t r a s y l e t r a d o s d e A m é r i c a . — S o m o s u n o s pe-
r r o s . 1512. — J^a d e r r o t a del P a u l i n o U z c u d u m de
L o b o s . i S i B . — F r a y M a m e r t o E s q u i ú . 1514- ^ -
C o n d o r c e t . 1515-
P A R P A G N f ) L L — l l u s t . : E l golf a m a r i l l o . — R e t r e t a s
en la plazíi d e m i p u e b l o . 1509. — P e n s i ó n E x c e ! -
sior. — ICI m e d i o d e m a s i a d o b u e n o . 15 lu. — C u a -
d r i t o s . 1511. — L a p o s a d a del p u e n t e del d i a b l o . —
E l c u e r v o r o j o . 1513. — i N u t r i e r o s ! — I-'ascina-
c i ó n . — E l r e l i n c h o . 1515.
P O G G l . — l l u s t . : E l d o n d i v i n o . 15^9. — L a u p a r a -
s i t a r i a . I .Sio. — D e b e a y u d a r l e e! E s t a d o . 151 i. —
X o h a h e c h o frío, i 512. — L o s i n c r é d u l o s . 1513- - -
F a l t a u n a ñ o . 1514. — I*ersonas f o r m a l e s . 1516. —
V o c a b l o s e s c o g i d o s . 151 7.
P Ü E Y R R E D O N . — El regalo. i S U - ^
R E C H A I N , A R I S T I D E S . — l l u s t . ; " E I d e s q u i t e d e la
i m p u n i d a d . 1509. -— G r a b e n f e l d . 15 lO. —- Lo.-i d o s
p a r t i d o s . 1513. — L a s d e s v e n t u r a s de U s a p u e a .
1514. — T e r c e r a * c l a s e . 1515. — A b s o l u c i ó n . 1516. —
REOUENA E S C A L A D A . — llust. : Viejos criollos.
— E l s a l a r . — L a d o c t o r a W i l l m a r t . 1509, — El
p a d r e P i c a z e r r i . — L a s e l v a q u e llora. JS^o- "
• U n á n g e l d e b o n d a d y d e do or. 151J. — S a b e
h a b e r a ñ o s . 1513. ~ E l d i a r t o i n t i m o de L e ó n
T o l s t o y . — C h a t e a u b r i a n d . — J-a h e r m a n i t a . 1514-
— V a g a b u n d o s y ! ) o h e m i o s . 15! 5. — U n a i n t e r v i ú
a m a d a m a B o v a r y . i 5 i 6.
R E l l O N D Q . — N . C . : S a r r a s q u e t a n o t i c i o s o . 151U. -
S a r r a s q u e t a a s a l t a d o . 1512. — S a r r a s < | u e t a y el día
d e las a l a b a n z a s . 1515. — B a r r a s f i u e t a noticioso.
'517-
V A L D I V I A . — l l u s t . : Se t o p ó c o n su e s t r e l l a . — A
p u n t a d e lápiz. 1509, f5'<*. i 5 ' i . 1 5 ' 2. — E l sen-
s a c i o n a l m a t c h D e m p s e y - T u n n e y . — A p u n t a d'?
¡ápiz. J 513. — N o t i c i a d e p o l i c í a . — A p u n t a d e
l á p i z . 1514- ' 5 ^ 5 - ' .S ' 6. — E l c a p i t a l invisilíle. ! .S • 6.
— L a s ta!)las de s a n g r e del P e r ú . -— A p u n t a do
lápiz. 1517.

RETRATOS FOTOGRÁFICOS

A ( ; U E D A , E L E N A . 1505. Bossiü. 1 5 t (». D O R A N M Y R I A M . 1511.

A r a y a , d o c t o r A g u s t í n . 1509.
A l v a r e z , J o s é M a r í a . 1510.
A p a r i c i o , E d u a r d o . 1510.
A l e k h í n e , . M e j a n d r o . 151 1.
A v i l a d e A g u d o , J. 1511.
A l o n s o , A m a d o . 1512.
- ^ p p i a n i , Rodo'-fo. 1514.
A l b e r t , F e d e r i c o C. i 5 U .
A u c e l l a , D o r a M . 1514.
A l c o r t a , d o c t o r izarlos A . i;
A c e r b í , H a y d é e P . 1515.
A l v a r e z , M a r í a E . 1515.
A p p i a n i , R o d o l f o . 1516.
A r a u j o , A r g e n t i n o . 1516.
B U N G E , A L E J A N D R O E.
B a s t í a s . 1509.
Beccar Várela, doctor
H.
B e r n a l d o d e O u i r ó s , C.
1511.
B e r t a u d . 1511.
B o l , B e r e n d i n a . 1511.
B o r g h e t t í , G í l d a . i,=;ii.
B u r a , T e o d o r o A . 1512.
B e r r í , d o c t o r P e d r o M . 1512
B o u c h o n , P a b l o . 1.Í12.
B r e t , M a r i a R. H . 151J.
B a d i , Aciuiles. 151,3.
B a ' e n a , C é s a r N . 1514.
B a z z a n i , L u c a s . 1514.
B i t t e n c o u r t , ( i e r m a n a . 1514.
Bonorino Udaondo, doctor C
Berrí, doctor Luis V.
Barreira, Francisco. I SU
Borre, H u g o A. I.SIS.
B í k a n d í , J o s é A . I1515. SI5.
B a l i ñ o , J o s é . 1515,
B a r a z z o , J . p . R. 1515.
B a r r i o s , T e o d o r o . 1515.
B a l e n a , C é s a r M . 1516.
Bernardo Figueredo, Emilio.
5'6.
Ballina, N é l í d a E s t h e r . i 5 ' 7 -
C A L D E R Ó N , E R N E S T O , i 509.
Carena, Carlos A. isop-
C a p a t t o , R o d o l f o . 1509.
C e r e t t i , A g u s t í n B . 1509.
C a b b , A y r e l S. 1509.
C o r r e a , d o c t o r F r a n c i s c o E . 1509.
C a t t á n e o , J o r g e l i n a A m a l i a . 1510.
C a r r i l o , José, i s i".
C a z a l o u , M a r í a 1-uisa. 1510.
C a b a l l e r o , A n t o n i a . 1510.
( ' r o n , D o r a . 1510.
C a p a b l a n c a , J o s é R a ú l . 1511.
C a n a l e , M a r i o A . 1511.
Coli. 1511.
C o r o n a t o , A n g e l a . 151 i.
C a p e c e h i , M a r í a . 1511. -
C a n a l e j a s , M a r í a D o l o r e s . 15 I i.
C a s a s , J o s é . 1511.
Cela, O l g a . J S I S .
C a r r a n o , R o s a , 1512.
C a p r a r e l a, Silvio E n r i t j u e . 15 12.
C o l o m b i n i , Z u l e m a . 1512.
C'axaus, d o c t o r I s m a e l . 1512.
C a r c o v a , C a r l o s de la. 1513-
C a r r i l l o , J u l i o F . 15 M-
C e r c o t t i , d o c t o r A n t o n i o . 151 4.
C a s t a g n a , L i d i a . 1515.
C a n e l o A m e l i a R. i 5 ' 5 -
C a s a r e s , F e d e r i c o G. 15 ' 5 -
C a s t r o , M a n u e l . 1515-
( " a r r i z o . A d á n , 1515-
Contrera, Carlos M. 15'5.
C o s t e s . 1516.
Castro, Rigoberto Hüario. 1 5-^6.
( " a p u t o , E n r i i i u e t a . 1517.
C a s t a ñ o , H a y d é e . 1517.
C a m p a n a , H a y d é e . J 317.
C a s t i l l a , M a n u e l . 1517.
D o m í n g u e z , C e l i n a , i 5 i 3,
Dellepiane, doctor Enri(|ue 11.
D e l h o r t , A d r i a . 1514.
D u p u y d e L o m e , R o b e r t o . Í 51
De B e n i t o , C e í e r i n a . 1515.
D í a z , E p i f a n i o . iSCS.
D o n a d e i , Y o l a n d a . 1516.
í ) u r a n d , J o r g e A r m a n d o , i.si 6.
D a ñ i l . 1516.
D r a g h i , A l b t í r t o . 1317.
ESTEVEZ, A R ( ; E N T I X 0 . 131
E r o s a , M a n u e l . 1511-
E r d w i n , M a n u e l . 1511.
E a n i z z a , A r m a n d o . 1 5 11.
E s t e v e z , I s a b e l . 1512.
FERNANDEZ, SANTIAGO. 1
F i e i t a s , L u i s . 1509.
h ' e r r e r C a b r e r a , E m i l i o , 15^2.
F r a n c o s R o d r í g u e z . 1513-
F a g g i o n a t o , A l l j e r t o . 1513.
Falcini, Luis. I 5 Í 3 -
I-"ernández, M e r c e d e s . 1 3 ' 5-
F e n t a n e s , E n r i q u e . 1 3 1 5.
F a g , g i o n a t o , A l b e r t o . 1516.
l ' ' a r r a d a s , R o b e r t o . 1516.
F r e i j o C a r b a l k - d o , D o r o t e o . 151
F e r r e y r a . 1516.
F a z i o , J u a n J o s é . 1517.
F e r n á n d e z , L a u r a E l e n a . 1517.
G Ó M E Z , general A R N U L F O .
( í u e r r i e r i , E m m a . 1509.
G r e g o r i o , E u g e n i a . 1510.
. Ciobbi, E n r i í | u e . 1510.
G r i l o , J^ucia. 1510.
G o l d b e r g , P e d r o G r e g o r i o . J51
í i a f i g n a , A r t u r o C. 1312.
( ¡ a r r e r o , J o s é . 1513.
G e r b a n . . M b e r t o . 1513.
G u g ü a l m e l t i , J u a n P . 1513.
 Gard, capitán Leopoldo. 1513-
Ciigli, Lorenzo. 15^3-
Gargiulo, Antonio. 1513-
Guimaraes Banjeau, Raúl dos. 1514- Manfrin. 1516.
González, Manuel. iSU-
Gonick, Máximo. 1514.
Gillari, Antonio. 1514.
(iiméncz, Teresa. 1514-
Grinberg, Sofía. 1514-
Gatti, Francisco. 1514.
González, Lorenzo. 1515-
Guiraldez, Ricardo. 1515-
González, Adrián. 1515-
Garrido, Leopoldo J. 1517-
H A S F T A D , ASTRI. 1509.
Hamilton. 15' '•
Hill. 1511.
Helkier, Ole. 1516.
I R I B A R N E , doctor J U L I O . 1511- Oliva, doctor Silvestre. 3513-
Iglesias, Héctor A. 1514-
J A I T I N , P A U L I N A . 1511-
Jiménez, Antonio. 1511.
Jaroslavsky, Bernardo. 1513.
Jane, Beatriz. 1514.
L O W L Y , CARLOS. 1509.
Locolosky, Bernardo. 1509.
Lugo, Carlos. 1510.
]-owensteÍn. 1511.
López, Conrado. 1511.
Lambruschini, Bernardo Osear. 1 5 1 1 -Pardo, Elena. 15'i-
López, Aroldo Agustín. 1512.
Latronieo, M. Angélica, 1512-
Luvotti, Clara. 1512.
Lataza, Luis, i 5 i 3.
López Naguil-, Gregorio. 1513-
Lorda, José María: 1513-
Longarzo, Roberto. 1515.
Lascano Tegui, Emilio. 1516.
Llambías, Horacio. 1510.
M O L I N A Q U I Ñ O N E S , A. 1509-
Medina, Sofía. 1509.
Manareili, José. 1509. ^
Marenco, doctor Emilio J. i ^og.
Martorell, José, 1510.
Miatelio, Mario. 1510.
Moure, Juan Carlos. 1510.
Marotta, Pedro F. 1511.
Mollard, Maurice. 1511.
Mouneyres. 1511.
Miiichin, 1 51 I.
Moutoya Moliic, Ernesto R. 1511.
Matta, Dora. 1511.
Mich, Julia Teresa. 1512.
MeÜan, Agustín 3512.
Marengo, Arnaldo. 1513.
Montoya, Diedra. 1513.
Maquieyra, Enrique. 1 513.
Mora, Patrocinio. 1514.
Merelli, John. 1514.
Medaglia, Rafael. 1515.
Mendivelzua, Elena. 1515.
Maleville, Roberto J. J515.
Micheli, Arístides. 1516.
Moretti, Antonio Salvador. 1 5 i 6.
Moretti, Vicente. 1516.
Marchetti, Blanca, is^/-
Mendoza, Beatriz. J517.
NIETO," RAMÓN. 1510.
Nungesser. i S ' i -
Nausin, Féiix. 1511-
Núñez, Valerio. 151 Í-
Núñez, Zulema H. 1513.
.\atriello, Mai'ía. 1513-
Xegre, Leopoldo. 1514-
O B R E G O N , general A L V A R O . 1509.
Ortiz de Rosas, doctor Ricardo. i.S"''-
Odan, Juan. i 5 n -
Ortiz, Guillermo, J 511.
O'Donnel, ten. gen. Carlos. 1513-
Ochoa, J5 J 6.
Orsi. 1516.
Orlandini. 1516.
P E G O R O S O , J O R G E A. ]5"9-
Prud. Homme, Pedro. 1509.
Pag iuca, Elvira. 1509-
Pandelino, Marcela. 1510.
Pasquatini, Antonio F. 15'o.
Peroziello, Matilde. 1510-
Prato, Amelia. 1510.
Pardo, Ester Noemí. 1 5 i 2.
Petroneo, Antonio. 1513-
Pozzo, Adolfo. 15^3-
Prando, doctor })avid. 3513.
Pedone, Antonio. 1513.
Posse, Angela M, 1514.
Pelaez, Santiago. 1515.
Pérez, Indalecio. 1515.
Polestra. Hermanos. 1515.
Pérez, Antonia. i5i(>.
Petrone, Antonio. 1516.
Pariente, Ana Luisa. 1516.
Perinetti. i 53 6.
Paternóster. 1516.
Piacco, Andrés Víctor. 1517.
Pazzelli, Jínritiue. 1517.
Pugliesse, Germán. 1517.
R I A B O , MARÍA S. 1509.
Ríos, Francisco. 1509.
Radunsky, Isaac. 1509.
Raffo de la Reta, Julio. 1509.
Rodríguez, María Angélica. 1510.
Romagnoli, Fiorovanti. 1510.
Rico, Orfilia. 1510,
Ravignani, doctor Emilio. 153 J.
Redfern, 15 i i.
Rosati, Osear. 1511.
Rodríguez, Alicia. 1512.
Ramoneda, Francisco. 1533.
,. Roseili, Vicente! 1513-
Rossigna, Miguel. 1516.
S E R R A N O , general F. 3509.
Sipenna33i3, Alberto. 1509.
Silva, María Elena. 1509.
Sapper, doctor Karl. 1509.
Silva, Guillermo. 1509.
Selen, Nicolás. 1509.
.Suárez, María Elena, 3510.
Saint Román. 1511.
Silva, María Elena, i 5 11.
Sobral, J. M. 1532.
Santos Rossi. 1512.
Sa'averría, José M. 1513.
Simón, John. 1512.
Sarasola, Alberto. 1513.
Sulpis, Alberto S. 153j.
Seguróla, Saturnino. 3514.
Seialoia, Antonio. 1514.
Spivak, María. 1515.
Samalea, Sara. 1515.
Sforza, César. 1515.
Sergio, Juan. 1515-
Stuchetti, Ángel. 1515.
Santales, Francisco. 1515.
Seoane. i .=; 36,
Slalman, Aida. 3517.
Santillán, Natividad. 1517.
" P E S E R A O B R E G O N , M. Z. [510.
Tortosa, José. 1510,
Tortosa, Miguel. 1530.
Thame, Bertie. 15 11.
Tri.lo, J. M. 1511.
Tapia, Juan B. 1512.
Tessandori, Luis. 1513.
Tostó, Pablo. 1533.
Torcho, Rosa del. 1514.
Travini, José. 1534-
Torre, Cíuillermo de. 1514.
Troiano, Amelio. 1516.
U R I A R T E , Dr. G R E G O R I O , 1500.
ITnsain, doctor Alejandro N. 3533.
Urriza, Demetrio. 1512.
Ugarte, Marcelino, 1517.
VON K O M O R O S K I , Dr. E. 1509.
Vega, doctor Abraham de la. 1509.
Vitola, Magdalena. 1510.
Vedan i, Jorge Efrain. 1512.
Valencia, Juan J. 1512.
Vena, Ángel. 1513.
Vare'a, Tomás. 1514-
Vignale, Héctor. 3535.
Vega Belgrano, Carlos de. 3515.
Valerga, Lillía. 1516.
Vargas Machuca, Eduardo. 3516.
Vázquez, Paredes, Andrés. 35-36.
W A T E , AUBYN. 1513.
Wiess de Rossi, Ana. 1513-
Wade, Williams N. 15'4-
V A N E L L I , A N T O N I O . 15'ü.
ZAGALSKY, MARCOS. 3510,
Zeid. Sara R. 1513-
Zancibio, doctor Santiago. 1534.
Zúñiga. 3516.

GRUPOS DENOMINADOS

Número 1509. — Alfonso Reyes, el doctor Sagarna y
otros. — Señorita Elena Pages Gundin y otros.
Monseiior Bottaro, El nuncio apostólico, el doc-
tor Caries y otros. — El seilor Antonio Manza-
ñera, Martín Noel y otros. — El doctor Alvear, el
doctor Tamborín! y otros. — El doctor Gallardo,
su esposa, el doctor Ladislao Maziirkíewikz y otros.
— El doctor Carlos M. Noel y otros. — El señor
Constancio Vigil y otros. — El señor Francisco
M. de Georges Picot y otros.
Número 1510. — Adelia di Cario y otros. — Raúl Chris-
leiiscn y otros. — El arzobispo de Buenos Aires'
y otros.
Número 1511. — K\ doctor Carlos ErnSt y otros. —
Mr. Picot, su señora, Ana Teresa Ortiz Basua!do
de Olazábal y otros. — El embajador del Brasil,
su señora, María Rodríguez López y otros. — El
doctor Guillermo Bosco y otros. — El señor Luis
Zuberbhulcr y otros. -— El ministro de Polonia,
el embajador Íng!és y otros. — Horacio Castro Vi'
déla y otros. •— Josefina P. de Paci y otros.
Número 1512. — El doctor Alvear, su esposa, don Al-
fonso Reyes y otros. — El señor Furuya, Gusta-
vo Martínez Zuvíría y otros. — El mayor Jaime
Eamarzalle y otros. — El g-eneral Justo y otros.
— Sir Robert Malcolm, el doctor Casco y otros.
— Ricardo Rosenwaldi y otros. — El doctor Al-
vear, el doctor Bulnes, el doctor Sagarna y otros.
— El doctor Alvear, e! embajador de Italia y
otros.
Número 1513. —- Vicente C. Gallo y otros. — La con-
desa Mina Miniscalchi Franklin y otros. — El se-
ñor Checa Eguiguren y otros. —• El doctor Tomás
Estrada, el doctor Molina y otros. — El doctor
LOS LIBROS
(CRITICA DE RAÚL P. OSORIO)
Número 1509. — '* Derechos civiles de la mujer", por
Mario Bravo. — "Puntos de vista", por Félix Es-
teban Cichero. — "Voces tucumanas derivadas del
<|uichua", por Manuel Lizondo Borda.
Número 1511. — "Tierra de jagiiares", por Hugo Wast.
— "Temas de América", por Ado'.fo Posada. —
"El estanque de Siloe", por Ana María Ga-
rasino.
Número 1512. — "El hombre que sill,)a y aplaude", por
Enrique Méndez Calzada. — "Maru", por Boy. —
"Las tres ánforas", por Bartolomé Galíndez.
Número 1513. — "El casamiento de Laucha", por Ro-
berto J. Payró. — "Algunas palabras relacionadas
con la Caja de Conversión", por Fortunato B.
VARIEDADES
Número 1509. — ¿Cómo -se alcanza la fortuna? —• Calles
(le Buenos Aires. — Nuestro jardín familiar medi-
cinal. — Leyenda japonesa. — Pensamiento. — His-
toria de minas perdidas. — El hombre que había
perdido la- memoria. — Mecanismo de la voz. —
¿Qué haremos con nuestras hijas? — El hombre de
la máscara de hierro. — Anecdotario de Wistler. —
Declina la moda de las melenas. — Tópicos breves.
— El periodismo y la literatura. — La vida en
anécdotas. — El principado de Asturias. — Para
las muchachas. — Sueño revelador. — La casa
donde vivió y amó Edgar Poe. — Los diez man-
damientos del impresor. — La emperatriz china
Sillinghi. — Apostillas a la vida literaria, — Cuen-
to andaluz. —- Cómo se defiende el puerco espín
de sus enemigos. — Abolición de la esclavitud.
mpresiones misticopaganas. — La embriaguez de
animales. Dioses de carne y hueso. — Tea-
Beccar Várela, el ministro de Hacienda y oíros. —
El doctor Estrada y otros. — Franco Ciarlantini,
el señor Palmeri, Arturo Lagono y otros. — La
señora de Alvear y otros. — El doctor Alvear, el
ministro le Hacienda y otros.
Número 1514. — Tomás E. de Estrada, su señora y
otros. — El embajador del Brasil y otros. — El
doctor José Arce y otros. El doctor Alvear, el
doctor Sagarna y otros. — Ana S. de Cabrera y
otros. —T La señora de Alvear, Orfilia Rico y otros.
— El doctor Sagarna y otros. — El doctor Rude-
cindo Campos y otros.
Número 1515. — El doctor José Arce, Carlos F. Mel'>
y otros. — José M. Sanz, José María Salaverría,
y otros. — Ana María Lobato Ramayón, Silva Ra-
mayón Arias y otras. — Los doctores Meló, Gallo
y otros, — Luis Olariaga y otros. — El doctor
Sagarna, los embajadores de Bolivia y Paraguay
y otros.
Número 1517- — José L. Stalhberg y otros. — El doc-
tor A'vear, su esiiosa, el doctor Sagarna y otros. —
El doctor Carlos Egger y otros. — El doctor Al-
berto Gainza Paz y otros. — El señor Jerónimo
M. Peralta y otros. El doctor Goyeneche y otros.
Arzeno. — "La psicología gauchesca en el Martín
l-'ierro", por Rodolfo Senet.
Número 1514. — "Hacia el mar", por Dionisio R. Na-
pal. — "El sabor de la tierruca", prólogo y notas
de Raúl Moglia, — " L a gruta de las perlas", por
María Angélica Méndez Caldeira.
Número 1515. — "Los (jue pasan", por Constancio (\
Vigil. — "Camoatí", por Lidia Lacoste. — "Per-
files y Caracteres" ,por Ricardo Sáenz Hay es.
Número 1516. — "El cristo invisible", por Ricardo Ro-
jas. — "Anaquel", por Eugenio Julio Iglesias. —
"Retorno", por Arturo Marasso.
Niámero 1517. — "El camino de los dioses", por Ma-
nuel Ugarte. — "Una vez hubo un príncipe", por
Rafael Ruíz López. — "Lenguaje", por Rosa Vic-
toria Rey.
tro del silencio. — El hogar. — La figura de
Cristo.
Número 1510. — La lepra. — La electrocultura. — Sub-
producto de los bananeros. — Los abonos. — Para
preparar almíbar con remolacha azucarera. — Lo
que debe saber una madre. — Noticias de vialidad.
— El inventor del cine es pobre. — El costoso
caso del litigio de la península del Labrador. —.
Cuáles son los avisos relativos al tiempo que dan
ciertos animales. — El aviso. — Los holandeses
son gentes de pocas palabras. — Ni la destrucción
ni la muerte restaron entusiasmo al conde Zeppelin.
— Desinterés postumo. — La voluntad. — Pensa-
mientos. ~ Porque anda el tren. — La parábola del
olvido. — Calles de Buenos Aires. — Fray Luis
de León era un experto y agudo conocedor del
corazón femenino. — Significado de algunos nom-
bres de pila. — La gramática castellana. — Notas
 Iireves. — Seguro contra las maldiciones. — La
pasión. — El teatro en Nueva York. — Lo feo. —
El ingenio a flor de labio. — Palabras y adverten-
cias. — Arte culinario. — Petrarca de caza. — Se-
res de dos almas. — Máquina para resucitar. ~- A
los solterones de Sumatra se les arroja del seno
de la comunidad. — El manantial. — Apostillas a
la vida literaria. — Pensamientos.
Número 1511. — Séneca el paciente. — Grandes figviras
contemporáneas de la literatura italiana. — Notas
breves. — Episodio del destierro de Giuseppe Ga •
ribaldi. — El recuerdo de los Mil de Marsala. —
Una experiencia que le ocurrió a Leonardo de Vinci.
— Genio, amor y gloria. — Flores líricas acerca
de la mujer y el amor. — Laura y Petrarca. —
Kl himno de la vida. — Los perfumes y las flores.
— Progresistas y retardatarios. — Problemas de la
pintura europea actual. — Dante fué también hu-
morista, — Azorín y su concepto de teatro. — Nues-
tro jardín familiar medicinal. — Graciosa recorda-
ción expedicionaria. — La actividad según * los
filósofos latinos. — La miel. — Kl ensueño. —
Apostillas a la vida literaria. — Medallones biográ-
ficos. — Elogio de buen gusto. -— Una página in-
dustrial de los últimos siglos en Vicenza. — Tie-
rras y hombres de Italia. — Curiosidades italianas.
— El extraño y pintoresco origen de la tarantela.
— La basílica de los reyes. — Patria de artistas. —
Párrafos sobre e! amor. — Cremona, resurgida co-
mo el Fénix. — La ciudad del taumaturgo padua-
no. — ("onsejos a los peatones. — (írandeza, arte,
poesía y santidad. — Pensamientos. — Hace cien
años, enfermo y pobre, falleció en Londres el poeta
Hugo Foseólo. — Marco AureHo. — Innovaciones
postales. — Epístola del Tasso a Antonio Constan-
tini. — Fantasías de gloria. — Espurgando entre
los pensadores italianos. — Pruebas de amor filial.
— Música, — Pensadores italianos. — Josefina
Baker, sacerdotiza del chárleston y maestra en el
arte culinario. — La fortuna de Puccini. — Acto
de amor.
Número 1512. — .Mgunas voces indígenas. — El go-
rrión y el hornero. — Fué fray Luis de León el
más perfecto de los líricos castellanos. — El juego
de las damas. — Calles de Buenos Aires. — El
contagio del polvo cósmico. — Miscelánea tabaca-
lera. — Mi madre. — Crisálidas. — Los hermanos
de sangre. -— Cómo vive el monarca más rico del
mundo. — Contratos de matrimonio en la antigüe-
dad. — Santos Dumont, el genial precursor, en vida*
ha visto erigir su monumento. — La fototelegrafía
sin hilos puesta al servicio público. — En la ciudad
de Abraham. — Los relojes de sol, de agua y de
arena. — Anécdotas. -— ¿ Cuál. es la teoría fisioló-
gica más respetable y aceptable (¡ue explique el
sueño ? — ¿ Por ({ué dormimos ? — Cavour y el
llamado de 1859. — Los corrales de Madrid. -—
Las semanas de cinco días en las fábricas de Henry
Ford. — Madama de Lafayette modelo de escritoras
del siglo X V I I . — La biblioteca pública, base de-
mocrática. — Misterios de Eleusis. — Guía de so-
ñadores. — Pensamientos. — Poemas breves. — El
padrino de Australia. — Elogio de la lengua caste-
llana. — Feminismo en acción, — Pirón, el de las
réplicas mordaces y oportunas. — Olegario V. An-
drade, — El gato y el zorro, — Los indios blancos.
— Un hombre bastante original.
Número 1513- — Los sacrificios humanos todavía no
han desaparecido. — La evolución de la guerra y
la abolición del soldado, — Apostillas a la vida lite-
raria. —r El papel de testigo ante la justicia. — Hay
íiue rebuscar dentro de nuestro "yo". — Arboles. —
La tiranía de la costumbre en los pueblos. — Unas
gotas de veneno. -— La sortija. — Cómo perdonaba
Ricardo Corazón de León. — Un precoz jugadoV
de ajedrez. ~ Página médica. — Aventuras de caza
—Nuestro jardín familiar medicinal. — Particula-
ridades anatómicas y fisiológicas del niño. — Calles
de Buenos Aires. ~ Cómo impidió Lamartine una
revolución. — El lobo y el cabrito. — La tragedia
de un cómico. — Edad de algunos campeones de-
portivos. — La comida de los papas. — El asno y
el ídolo. — Cuando la mujer dirija la política. —
Que gobiernen las mujeres. — Teatro del silencio.
— Curiosidades. — Invocación al sol.
Número 1514. — Los tratamientos de señor y don. —
Dos anécdotas de don Ciro. — Las fábulas y la na-
turaleza. — Algo de lo que mucho se ha dicho
sobre la Providencia. — El amor entre los becu-
n a s . — El amor en la Provenza. ~ El rey, el ma-
riscal y la historia. — Proyecto de historia pugi-
lística en los próximos seis años. — Fray Luis
de Granada y su influjo en la obra de Shakespeare.—
Cómo pensaba el discutido Nietzche. — El Año
Nuevo en Chínatown. — Un puñado de pensamien-
tos. — Riqueza artística de la capital lombarda. - —
Cómo pensaba la Bruyere. — Pensadores argenti-
nos : Pedro Goyena. — Sobre la poesía del clasi-
cismo italiano. — Roberto Bloombield. — En un
álbum. — Apologia del dolor. — De Pío Baroja. —
Ejemplarios: Tomás de Kempis. — El querosén
para matar mosquitos. — El feminismo en la India.
— Peligroso y vilipendiado era en el siglo pasado
el productivo tráfico de esclavos. — Anécdotas. —
Higiene moral. —- Las ventanas tristes. — Pensa-
mientos. — Contestación prudente.
Número 1515- — El portugués Magallanes marino es-
paño'. -— Intermedio anecdótico. — Un curioso ar-
gumento sobre la heráldica del descubridor. — Vir-
gilio cantó al antiguo Laurius de los romanos. —
Los movimientos revolucionarios en la América es-
pañola. — Las etapas del primer viaje universal, —
La medicina española. — Algo más acerca del pri-
mer testamento del almirante. — Apostillas a la
vida literaria. — En realidad ¿quién descubrió la
América? — Semillas. — De aliento. — Como Co-
lón bien pudo seguir las huellas de otros precurso-
res en el descubrimiento de América, — El epi-
sodio de la llegada a la Florida. — Conquistadores
y médicos a la fuerza. ^ De unas notas sobre Eu-
ropa. — Reseña personal de El Cano. — La Pá-
gina Médica; La arterioesclerosis. — Más pronto
se pesca a un m e n t i r o s o . . . — Consejos y adver-
tencias. — Los sordomudos y el cine. — La sim-
patía. — Los escritores honrados. — Teatro del
silencio. — Miscelánea. — Para restaurar la es-
critura descolorida. — Para poder templar los ar-
tículos de vidrio o de loza.
Número 1516. — Poemas breves, — La gente que es-
cribe tiene buen humof. — La mujer en la univer-
sidad española. — Notícujas. — Los niños colé-
ricos y celosos. — La cura de luz en las afeccio-
nes cardíacas. — Cerebros trasplantados. — La he-
rencia céltica. —- Algunas reglas para poder vívJr
con salud. — El amor en casa de Themis. ~ Ca-
samientos de gitanos. — El invierno. — Los difa-
madores. — J)ime lo que comes. . . — Las emo-
ciones y la influencia de la distancia. — El bume-
rang australiano. — El cambio que se está operan-,
do en Inglaterra. — Nuestro jardín, familiar me-
dicinal. — LTnas cuantas anécdotas, — Los frag-
mentarios. — La isla misteriosa, — Para hacer
las cortinas a prueba de fuego. — Teatro del si-
lencio. — En defensa del nombre. ~ La boca, -—
Los alimentos y su valor nutritivo. — Palabras qui:-
no deljen olvidarse. — Apostillas a la vida litera-
ria. — El sueño. — Hace tres años con el nombre
de su madre en los laljíos extinguióse el más pre-
 claro de los espíritus contemporáneos. — j^esde el
mirador. — Bertholet el sabio e inventor que ja-
"^ás gestionó una patente.
Numero 1517. — Pensamientos. — iVmérica pudo ha-
ber tenido la gloria de hospedar a Cervantes. — D-^
las confesiones de Papini. — Calles de Buenos 'Ai-
^ps, — Vivir para morir. — Nuestro jardín fami-
liar medicinal. — Aprendamos a caminar. — El
ENLACES
Número 1509. — Eelisa Gasiña León con Carlos Al-
fredo Adrogué. — Elida Montenegro con Jesús Ro-
dríguez. — Alice Giroud Bílloud con Juan Sillón.
— Ivonne Lartígue con César Fernández Beyro. —
Julia Latorre con el doctor Jorge A. Kairuz. —
Dimilda Haydée Lazzari con Antonio A. Cutr. —
Vigaro - Ferrari. — Defeo - Schenone. — Baromio -
Melquíot. — Castrillón - Silenci. — Gattari - Marti.
— Miníelo - Mitri. — Macías - Noé. — Prieto -
Tullen. — Mircatbide - Urtusbiria. — Cuarin -
Sponton. •
Número 1511. — Pedert - Pons. — Lilia Roma con el
doctor Arturo Ovejero Paz. — üemanivelli - Cattini.
Número 1512. — Martínez - Bassano. — Luisa Antonia
Dufraíchou con Jerónimo Manduca. — Elizalde -
Urrutia.
Número 1514. — Rosa Julieta Calvalho con Rodolf:)
Soares. — Ana Ventura Arca con León Dufour, —
María Luisa Esther Moglia con Julio Pardo. —
Alcira Raquel Merello con Aurelio D. Luciano. —
Margarita Baima con el doctor Guido Costa Ber-
tani. — Aída Arteaga con Alberto Parentí. — Eu-
BODAS DE ORO Y DE PLATA
Número 1509. — Bodas de oro de los esposos Nicolás
iJeuezio y Lucía Pace. — Bodas de plata de los
esposos Samuel Brasesco y Angela Dasso. — El
matrimonio Fríoriti en sus bodas de plata, — Bo-
das de plata de los esposos Villanueva.
Niumero 1510. — Bodas de plata de Joaquín López y
Francisca Heneso. — Bodas de plata del señor Fer-
nando Albamonte y Angela Bagnulio.
Número 1512. — Matrimonio Dominga y José Pelle-
jero en sus bodas de plata. — Juan Saghett y su
esposa en sus bodas de oro.
Número 1513. —• Esposos Castaño - Suífi en sus bodas
NECROLOGÍA
Catalina E. de Aguerre. — María La-
portilla de Vilardeljó. ^ Martín Tadeo Giani. —
domingo .\cal.
Número 15 [2. — Beatriz Eguía Mui'102. — María So-
rcsisni de J.avalle. — Celia M. de Perfecto Núñez.
hada del pulque mejicano. — El comercio mundial
de calé. — Un escritor que odia los viajes. — Cu-
riosidades históricas. — No es la verdad el fin de
el arte. — Ei barco más veloz. — Para reducir la
gordura. — ¿ Pueden mentir los escritores ? — El
jardín de Epicuro. — Origen del nombre de Cu-
pido. — El aire de las montañas en las calles y en
las habitaciones de nuestras grandes ciudades.
genia Nougués Ktchecopar con José María Paz. —
Antonia Genoveva Ceballos con Felipe Costa. —
Aída Ortiz Zavalía con el doctor Jorge Bazan. —
Amalia Ginocchio con Humberto Brucera. — Mad-
gie Beale con Charles E. Laigh. — María Fontova
y Miró con Horacio González AHsedo.
Número 1515. — María Zulema Andrade con José Ju-
lián Carniro Jorge. — Margarita Baima con ol
doctor Guido Costa Bertani. — Lo'.ita Dolzan con
Adolfo M. López, — Ana María Yacuzzi con Igna-
cio Arbide Lascano. — Matilde Durer con el doc-
tor Arturo Heindenreicli. ~ Leonor M. Tettamani
con Andrés E. Filippini. — Lesquerer - Pérez. —
Avellla - Bpggio. — Scorza - Santo. — Avila -
Adams. — Santos - Churío. — Valle - Ferrari. —
Gabaca - Beltramone. — Scardino - Selato.
Número 1416. — Elena Julia Mathet con Rodolfo Suá-
rez. — Elvira Nougués Padilla con el doctor Raúl
Frías Silva. — Beatriz Lassaga con Juan José Ari-
> gón. — Manuela Lujan con el doctor José Julio Vi-
diella. — Aída Mazzello con Atilio Gasparri. —
(niillermina Irasmendi con Sergio López Campo.
de plata. — Bodas de oro del matrimonio García -
Ramos. — Bodas de oro de los esposos María Laiola
y Roque Mafalto, — Bodas de plata de Rafael Do-
bal y María A, ToncaSside.
Número 151,'). — Bodas de plata de los esposos Gonzá-
lez - Oliver. — Bodas de plata del matrimonio Sauc-
cini. ~ Bodas de plata de los esposos Luis Boni-
íacino y Juana Barbero. — Bodas de oro de los
esposos Francisco Pavone y María Alba.
Número 1517. — Bodas de oro de los esposos Noviega -
Cantero. — El matrimonio Tiscornia - Mascheron
. en sus bodas de oro.
— Antonio Datelli. — Raimundo Merodio. — Ma-
nuela C. de Santín. — María A. Galíndez.
Número 1514. — Antón
Antonio Velázquez. — Santiago Hu-
rrel. Alfredo Gandolfi. Jorgc Rafel Milani.
 TEATRO DEL SILENCIO

Número 1509. — Escenas de "Mis pebetas", "Sin con-
trol" y "Primero diversión, después los negocios".
Número 1510. — Escenas de " L a cruzada negra", " L a
última jugada" y "Aves sin nido".
Número 1513. — Hermosas bañistas de Mack Sennet. —
Escenas de " E l abrigo de diez mil dólares" y "Te
rush hour".
Número 1515. — Escenas de "El último golpe", de Bos-
ton Blake ; "Wild Beavity", " L a vuelta del paraíso"
y "Esposa aventurera".
Número 1516. — Escenas de "Mademoiselle la modisto'',
"Graziella", "El oeste de Broadway" y "Colmillos
de venganza".
Número 1517. Estrellas del cine.

DEPORTES

Número 1509. — Disputa de la copa Cholee Score. —
Carreras de automóviles en el autódromo San Mar-
tín. — Torneo naciotial de tenis. — Boca Juniors
contra Independiente. — Guillermo Silva contra
Bastías. — Concurso de golf en el Ituzaingó Golf
Club.
Número 1510. — Final del campeonato de golf. — Match
de hockey. — Match de football.
Número 1511. — Jugadores de golf. — Torneo de at-
letismo en la Asociación Cristiana de Jóvenes. —
Match de box. — La carrera de Esperanza. — Match
de basquetbol. — Match de fútbol.
Número 1512. — Campeonato de golf en el Club Argen-
tino. — En el autódrtJmo de San Martín. — Parti-
dos de fútbol. — Torneo intercolegial.
Número 1515. — El gran campeonato argentino do
fútbol.
Número 1517- — Match de fútbol Chacarita Juniors y
Huracán. — Carrera de yates.

PADRINAZGOS PRESIDENCIALES

Número 1511. — Séptimo hijo del matrimonio Scan- hijo varón. — Séptimo hijo varón de los esposos
zarri. ~ I^a familia de Seifert con su séptimo hijo. Felcione. -— Familia Delucca con su séptimo hijo.
Número 1516. — José Filipuzi y señora con su séptimo — El matrimonio Rizzi con su séptimo hijo.

SILUETAS ARISTOCRÁTICAS

Número 1509. — Señorita Concepción Casado Sastre.
Número 1510. — Señorita Ina Obiglio.
Número 1513. — Señorita Elvira Nougués,
Número 1514. — Señora María Cariota Newton de Ro-
dríguez de la Torre.
Número 1515. — Señora Sara Raybaud de Ezeiza.
Número 1516. — Señorita Anita Zovnimons. — Seño-
rita Marta Bosch. — Señora Susana López Ro-
sende. — Señorita Lola Larguía.
Número 1517. -— Señorita Virginia Meana Tonikinson.

PORTADA

Portada alegórica sobre el Día de la Raza en el número 1515

SECCIONES FIJAS

En todos* los números: Concurso infantil de colorear dibujos y Concurso de dibujos infantiles.

SECCIONES ALTERNADAS

Pasatiempos: 1509, 1510, 1512, 1513, 1516.