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Roberto G.

Grau

Editorial La Casa del Ajedrez


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Supervisión Técnica: Daniel Elguezabal Varela


Dirección Editorial: Andrés Tijman Marcus
Transcripción y Maquetación: Gustavo Gonzalez Martín
Diseño de portada: Claudia Tijman

1.5.B.N.: Obra Completa 84-923612-5-5


l.S.B.N.: Tomo IV 84-923612-9-8

Depósito Legal: M-44354-2000

Impresión: Lettergraf S.L.


Impreso en España - Printed in Spain

Todos los derechos relativos a las mejoras técnicas incorporadas en ésta obra respecto del
original quedan reservadas para la Editorial La Casa del Ajedrez. Queda prohibida su
reproducción parcial o total.
¿Clásicos o modernos?

Los ilustres ajedrecistas de los años veinte, treinta y cuarenta, como


Tarrasch, Capablanca, Nimzowich, Reti, Botvinnik, o Alekhine, nos han fas­
cinado con sus partidas, con sus enseñanzas, con su forma de entender el
ajedrez, con su inmenso legado. Ellos fueron hijos de un tiempo que hoy juzgamos
incierto, caótico, aunque de una riqueza de ideas prodigiosa.
Una vez más, los genios parecen resistirse a ser encerrados en los
estrechos límites de una definición. Sin embargo, un interrogante surge cuando
pensamos en el papel que les ha correspondido representar en la historia del
ajedrez. ¿Eran clásicos o modernos?
Estos Grandes Maestros completaron la labor iniciada por Philidor en las
postrimerías del siglo XVIII: diseñar la geometría del juego que todavía hoy
continúa vigente. Las novedades que se fueron incorporando durante el siglo XX
no hubieran podido producirse sin sus enseñanzas.
Roberto Grau se nutrió de la luminosidad de los brillantes talentos de
aquellos días. Con ellos compitió con absoluta sensatez y dignidad, y recogió de
esa generación lúcida y atrevida las simientes del ajedrez de hoy.
La intensidad y la forma en que Grau comprendió el ajedrez ha dejado
huella en muchas generaciones de amantes del juego, porque les proporcionó
herramientas claras y concluyentes: las formas de organizar el pensamiento
ajedrecístico, cómo operar los temas tácticos, cómo valorar las fuerzas propias y
las del rival, cómo prever los finales, en definitiva, un sinnúmero de elementos
que los Maestros repasan de forma automática antes de realizar cada
jugada ... Grau nos los desgrana en palabras, en diagramas, en conceptos.
Así, hoy los amantes del ajedrez, y quienes sienten curiosidad por
conocerlo, pueden contar con las enseñanzas que ayer guiaron a las generaciones
pasadas.

La presente obra está separada en cuatro tomos: l. Rudimentos, 2.


Táctica y Estrategia*, 3. Conformaciones de peones y 4. Estrategia Superior.

* El contenido del libro responde realmente a táctica y estrategia, aunque su


denominación original era Estrategia.
PRÓLOGO

Con este tomo damos por terminada la última etapa de Tratado General de Ajedrez.
Creemos haber lanzado a la biograjia de habla hispana el curso práctico más completo entre los
asistentes, obra en la que hemos puesto la experiencia de treinta años de ajedrecistas y de veinte
de periodista y de escritor. El volumen que ahora sale a la venta reúne los temas más complejos
de la técnica del ajedrez en el medio juego, y se vincula íntimamente al tomo segundo, sobre
Temas de combinación, y al tercero, sobre Conformación de peones, ya que de ambos surge el
problema de la Estrategia Superior que ahora nos ocupa. Y los tres en realidad nacen del primer
libro que publicamos sobre Rudimentos del juego, pues en todos ha dominado el sistema de
razonamiento seguido en el trabajo inicial, que es la base de toda la obra.
El presente volumen contiene temas de singular importancia y algunos nuevos en la
bibliografía ajedrecística. Se inicia con un estudio de las tran.�'formaciones de las amenazas,
para demostrar cómo la partida maestra es la que se desliza de tema en tema, como una
consecuencia lógica e hilvanada. Veremos como la ventaja en espacio en el planteo produce
puntos fuertes, y éstos, peones pasados; que las columnas abiertas se diluyen en torres en
séptima y de esta parte .final nace la victoria impecable. Luego observaremos la lucha de caballo
contra a(fil, con algunas incursiones en el final teórico, pero al solo o�jeto de comprender el
problema en la partida viva, que es lo que nos interesa, ya que es éste un libro sobre medio
juego y pre.final.
Estudiaremos después la fuerza poderosa de ambos a(files, secreto de la técnica de los
grandes maestros, para observar cómo no es posible generalizar sobre los empates cuando hay
alfiles de distinto color, e introducirnos más tarde en un tema cuya paternidad nos atribuimos:
se trata nada menos que de probar que el alfil "malo" no es tan malo como la rutina y los viejos
tratadistas a.firman, y que, por el contrario, es una necesidad estratégica de gran número de
planteos. Analizaremos más adelante la lucha típica de las casillas "d4" o "e4" ("d5" o "e5"
en el caso de las negra:,) contra las columnas abiertas laterales, y .finalmente observaremos la
i
f terza de las piezas centralizadas y poderosamente apoyadas, para estudiar la lucha táctica y
estratégica de dos torres cambiadas por la dama, tema valioso y no debidamente analizado
hasta el presente.
Al terminar el libro veremos la extraordinaria importancia que nace de los cambios de
las damas, tema que tampoco ha merecido hasta ahora la debida atención, para dar remate a
nuestra obra con un estudio de .finales de torres y peones, que consideramos como un capítulo
estratégico vinculado al medio juego, ya que en más del 70% de las partidas el problema
estratégico de la simplificación está en considerar si el final de torres y peones a que se llega
basta para ganar, es .favorable, o por lo menos igual, para el bando que lo proyecta.
Este trabajo abarca desde la lucha típica de .finales hasta la acción de las torres en la
etapa intermedia del final, cuando hay muchos peones en el tablero, terreno sobre el cual la
teoría no marcha, por cuanto es d(fícil encontrar las verdaderas matemáticas que son en
realidad la esencia y base del estudio de los.finales.
El libro comprende, pues, una incursión sobre aquellos finales típicamente estratégicos, o sea,
los que acechan constantemente al ajedrecista en la partida viva. Con esto ponemos al alcance
del ajedrecista estudioso la base de conocimientos necesarios para comprender el ajedrez de
manera cabal, y, sobre todo, intentamos enseñarle a proceder en todos los casos por
razonamientos, evitando la acumulación de variantes magramente explicadas, que hacen tan
pesado y árido el aprendizaje deljuego.
Conjio aún en poder lanzar en el f. i1turo a la venta dos nuevos libros razonados. Uno
sobre ideas medulares de las aperturas, con una nueva y racional c/as(/icación por temas

7
estratégicos, y no por nombres raros, y otro sobre finales, que será más que un acopio de
novedades, ya que nada hay nuevo en esta etapa de la partida, una nueva forma de explicarlos
para facilitar por medio de reglas el razonamiento del jugador, evitando los confusos análisis,
tan difíciles de realizar como improductivos para la gran masa de aficionados.
Entretanto, aun cuando con algún retraso, he cumplido la promesa tantas veces
reclamada por la afición de poner término al estudio sobre Estrategia, que la Editorial Sopena
Argentina ha querido agregar a su ya magnífica Biblioteca de Ajedrez, que tuve el honor de
inaugurar.

Roberto G. Grau

8
CAPÍTULO 1

LA TRANSFORMACIÓN DE LAS AMENAZAS

La verdadera dificultad del ajedrez está en conocer el grado de trascendencia que para la
gravitación completa de las partidas tienen las posiciones a crearse. Esto h ace que las j ugadas
más i ntrascendentes en apariencia puedan tener importancia decisiva en el curso de las luchas, y
brinda al j uego acentuado interés, el cual surge de la dificultad que estas sutilezas técnicas pre­
sentan, aun para el j ugador más experimentado.
Hemos dicho en varias oportunidades que el aj edrez no era ese monumento de complej i­
dad que algunos j ugadores vanidosos hacen suponer, e insistimos en lo mismo. J ugar al ajedrez
es relativamente fácil, y j ugar discretamente tampoco es una tarea de gigantes. Sólo hace falta
cierta dedicación y bastante práctica. Ahora que esto no quiere decir, ni mucho menos, que las
dificultades se vayan agotando cuando el aj edrecista avanza. Por el contrario, éstas se acentúan a
medida que se sutiliza, y resulta así el hecho paradój ico de que quien tiene más dificultad para
jugar, como él aspira a hacerlo, es el jugador de primera fuerza, pues pretende a menudo imposi­
bles: quiere agotar los análisis y trata de llegar a conclusiones definitivas por medio del examen
minucioso de las posibil idades futuras y por el estudio de las j ugadas y respuestas posibles, sin,
de vez en cuando, hacer un examen de conciencia y considerar si su cerebro está en condiciones
de realizar tarea tan extensa, sin riesgos de incurrir en errores de análisis muy graves.

EL AJEDRECISTA DEBE DEDUCIR SIN LA TRANSFORMACI ÓN DE LAS


AN Á LISIS PROFUN DOS AMENAZAS

Es por esto que siempre hemos sostenido que Por eso seguiremos navegando en el agradable
el jugador debe, dentro de lo posible, desechar mar de la lógica, para entrar en zonas un poco
el sistema analítico para adoptar el sistema más complej as. Veremos ahora cómo se ava­
deductivo. loran c iertas posiciones y cómo se transfor­
Debe, sobre todo durante el medio j uego y en man las amenazas. Observaremos cómo defi­
la apertura, creer menos en la verdad mate­ ciencias aparentemente insignificantes van
mática -porque en realidad es ésta muy dificil acentuándose en el transcurso de la lucha, y, a
desnudar- y conformarse con la verdad lógica, la manera de una bola de mercurio, van agi­
que siempre resulta más accesible y posee la gantando su importancia, derivando en males
virtud de fomentar la deducción. muy graves.
Es claro que este sistema deductivo resulta Pero esto es fáci l de reducir, en la mayoría de
más peligroso, pero lo cierto es que de esta las ocasiones, a principios de lógica clara y
suerte la intuición j uega un papel mucho más bon ita, y trataremos de hacerlo para faci l itar la
importante, y la imaginación halla menos tarea del j ugador bisofio, y aun de muchos que
trabas. . c reen no serlo porque actúan en categorías
Si el aj edrez fuera un j uego matemático, sería pomposamente l lamadas superiores. B ien
por c ierto mucho más aburrido que en lo pre­ sabemos que h ay muchos aj edrecistas que
sente. La posibilidad de que quien razone con saben muy poco de ajedrez. J uegan "de o ído'',
más lógica pueda superar a quien analice y por c ierto que lo hacen bien.
mejor, o que aun quien esté mej or inspirado
supere al de más lógica en muchas oportuni­ MAGN Í FICO EJ EMPLO
dades, hace de este j uego un tan delicioso
como i ntrascendente arte, y le asegura perpe­ Muchos son los ejemplos que se podrían
tua j uventud. mostrar, pero pocas partidas tan expresivas en

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 9


este sentido como esa obra de arte que pro­ en "d2", la jugada c5 es muy fuerte. La
. . .

dujo J osé Raúl Capablanca en el torneo de razón es clara, ya que se especula con el he­
Nueva York de 1 927, cuando venció a Aarón cho de que el cabal lo, desde ese sector, no
Nimzowich, en la primera rueda del impor­ vulnera el cuadro "d5" y la debil idad del peón
tante certamen. "d" negro, apoyado sólo por un peón, no pue­
En ella, el entonces campeón del mundo des­ de ser aprovechada.
cubre el hilo sutil de la desventaj a del adver­
sario, lo atrapa, y poco a poco va apoderándo­ 7.dxc5 lll a 61
se por medio de él de toda la partida. Y una
vez más veremos cómo aquello de "a peque­ Como derivado del planteo defectuoso de las
ñas causas grandes defectos" tiene un gran blancas, las negras han logrado dominar el
significado, cuando el encargado de explotar centro. Ahora el caballo dama entrará a co­
los errores j uega con maestría. operar en la fiscal ización del cuadro "e4" en
colaboración con el caballo de "f6 " .
Gambito de Dama (030)
N ueva York, 1927 8.0-0 lll x c5 9.ie2
B lancas: A. N imzowich
Negras: J . R. Capablanca Obsérvese cómo, también en esta partida, se
ha hecho sentir la desventaj a que significa
1 .c4 ll:lf6 2. lll f3 e6 3.d4 d 5 tener una pieza carente de apoyo. Las blancas
han debido perder un tiempo con el alfil y las
Luego d e haber iniciado la partida con l a negras siguen acumu lando pequeñas ventaj as.
Apertura Inglesa, y haber segu ido con l a
Zukertort, N imzowich vuelve a las "aguas 9 ... b6 1 O.cxd5 lll x d5 1 1 . lll b3 ib7
mansas" del Gambito de Dama. Su propósito 1 2 .lll xc5 ixc5 1 3 .§'a4
de compl icar mucho la partida frente a Capa­
blanca no ha prosperado, como fruto, sin du­
da, del gran respeto que tenía por el maestro
cubano.

4.e3

Y no sólo N imzowich no complica la l ucha,


sino que adopta la man iobra más prudente que
puede escogerse en el Gambito de Dama.
Bloquea su alfil dama, como en algunas va­
riantes de la defensa Eslava, para llevar la
partida por vías estratégicas.

4 ... ie7 5. lll bd2 0-0 6.id 3 c51 COMI ENZA A ELABORARSE LA VICTORIA

En la Defensa Eslava se efectúa contra esta Estamos en el momento culminante de la


construcción estratégica de las blancas la partida y el más difícil de todos. En ajedrez, la
jugada . . . c5, en dos tiempos. Ahora, con un dificultad está, precisamente, en saber cuándo
tiempo de ventaj a, debe ser mucho más fuerte ha llegado el momento de iniciar los planes de
y ya podría asegurarse que las negras tienen la acción decisivos. Anal ícese someramente la
iniciativa. posición, y si el aficionado razona con clari­
Por regla general, en la apertura del peón dad hallará una desproporción en el desarrollo
dama, cuando el caballo blanco se ha situado de las piezas. Verá que las negras tienen dos

10 ROBERTO G. GRAU
tiempos de ventaj a, pues han movilizado todas EL CONCEPTO MAGISTRAL DE CAPABLANCA
PARA SIMPLIFICAR
sus p iezas y les toca jugar, y que, en cambio,
el blanco tiene aún el alfil dama sin desarro­
Alekhine sostiene en el l ibro sobre el torneo
llar. Y habremos puesto el dedo en la llaga.
de Nueva York que 1 5 . . . füd8 es más fuerte.
La verdadera desproporción estratégica y la
Pero se olvidó que Capablanca tenía concep­
única razón que puede permitir la victoria al
tos diferentes sobre la simplificación. El
negro, sin necesidad de que algún error provi­
maestro cubano, que hizo su secreto en aj e­
dencial del rival le ayude, es la situación de
drez de la habil idad para simplificar las posi­
ese alfil que desvincula a las torres. Hecho
ciones con toda oportunidad, sostuvo en su
tanto más importante cuando existen dos co­
libro " Fundamentos del Aj edrez" que cuando
lumnas abiertas : la "c" y la "d", por las cuales,
se posee una ventaj a hay que cambiar todas
si las blancas no se apresuran, se filtrarán las
las piezas accesorias de la lucha. En la posi­
piezas negras. Tenemos atrapado, pues, el
ción del texto, la verdadera desproporción
plan, y el problema se nos presenta más fáci l :
estratégica está entre la fuerte acción del alfil
¿que j ugada puede impedir que el a l fi l dama
negro y la paupérrima del alfil dama blanco.
se coloque en "d2"? Pues simplemente:
Se agrega a esto, pero como derivado de lo
m ismo, que esa situac ión da a las torres negras
1 3 . . . §'f6 !
una movi lidad mucho más grande. Pues en­
tonces nada interesa si el caballo que se situa­
Que tiene la virtud de atacar el peón "b que el
rá en "d3 " puede ser cambiado, pues, por el
alfil de "c l" apoya, y a la vez dar j uego a las
contrario, eso está de acuerdo con el concepto
torres, sacar la dama de la columna "d" -donde
"capablanquino" -como diría Tartakower- del
podría ser atacada por la torre rey enem iga- y
aj edrez.
asimismo tomar el cuadro "e5 " para evitar que
eventualmente el caballo blanco se l legue a
1 6.§'e2 �fd8 1 7 .a3 lll d 3 1 8 .lll e 1
ese sector, para seguir con .if3 o lll d7, el imi­
nando el valioso alfil de "c5 ". E s necesario eliminar a toda costa el caballo
de "d3 " . Y esto es precisamente lo que desea
1 4 . .ia6 Capablanca, que, como experto cirujano, lo
que quiere es local izar claramente el cáncer
ALF I L B U ENO CONTRA ALF I L MALO del j uego enemigo. Hay que limpiar de hoja­
rasca las posiciones; éste vendría a ser en
Nimzowich j uega con gran lógica. Elim inará buen romance el secreto de la simplificación
ahora el poderoso alfil dama negro, sin duda que tantos triunfos le brindó a Capablanca.
el más fuerte de los dos que posee Capablan­
ca, por la presión que ej erce sobre el enroque;
pero, para lograr esto, a su vez cambia su
mejor alfil, que es siempre el que corre por Y LA LUCHA S E CONCRETA
cuadros de distinto color que los que ocupan
los peones del propio bando. Ahora nuevos Las negras han logrado todo su plan. Obsérve­
temas entrarán en la sinfonía de amenazas que se cómo la lucha ha quedado reducida a las
gesta Capablanca. Al dominio del punto "b2", piezas en que hay desequi l ibrio estratégico, y
y la consiguiente anulación transitoria del alfil que, entretanto, el alfil dama blanco está in­
rival, se unirá la debil idad del cuadro "d3 ", movil izado, con la consiguiente dificultad
que se conj ugará con la anterior si en ese para las blancas, que ven divorc iada la acción
punto se pone un caballo que también ataque de sus torres. Ambas torres negras dominan
el punto "b2". las columnas abiertas, la dama sigue con su
acción a la distancia, inmovil izando el j uego
14 . . . .ixa6 1 5.§'xa6 lll b4! enem igo, y el alfil negro fij a el peón "e3 ",

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 11


pues éste no debe avanzar mientras subsista la Las blancas han logrado movilizar s u alfil,
presión sobre el punto "t2", por la razón de pero a cambio de ceder las dos columnas
que desde "e3 " paraliza la acción del alfil abiertas al negro. La j ugada del texto tiende a
adversario. impedir la réplica .id4 por la presión que la
dama ejerce sobre el peón de "a3". Prepara,
20.gb1 además, la réplica . . . a5 para hacer del peón
"a3 " un buen punto de ataque.
Nimzowich logra por fin iniciar una maniobra
para poder avanzar el peón "b" y lib erar su
alfil, pero los recursos del maestro Capablanca
se ponen nuevamente en evidencia. Pero lo que en realidad deseaba Capablanca,
dentro de todo el "bluff" de su amenaza, era
20 . . . W/es que las blancas realizaran este movimiento,
que le ha de permitir entrar con sus torres en
Esta j ugada significa una transformación de la séptima (segunda) línea. Obsérvese con que
las amenazas. Ahora las negras tienen que maestría y suavidad las amenazas se han ido
permitir el avance del peón "b", pero tratan de transformando de pequeñas debilidades en
sacar el máximo provecho de su ventaj a posi­ planes típicos de victoria.
cional y transformar el dominio de las colum­
nas en torres en séptima (segunda). 24 ... Wfbl

21 .gl Esta j ugada habría sido mala entes, por .ixg7,


atacando la dama con la torre en "b 1 " .
Si 2 1 . b4 .id6 22.g3 W/e4, con posición muy
ventaj osa por la amenaza de . . . W/xb 1 , . . . l:!c2 y 25 . .id4
. . . W/f5. Si 2 1 . .id2, sacando de una vez el
ominoso alfil de su ridícula situación, seguiría Obstruyendo de esta forma una de las colum­
2 1 . . . .id6 22.g3 l:!c2 2 3.W/d 3 l:!xb2 24 . .ic3 nas abiertas.
füb 1 25 . .ixeS l:!xe 1 + 26.©g2 .ie7, con
final muy favorable, y ganador, según Capa­ 2s ... gc2 26.Wfa6 es!
blanca y A lekhine. Probablemente seguiría, si
27 .Wa6 .ic5 28 .W/xa? h6, y l uego . . . l:!e2- LA "DEBACLE"
l:!dd2, etcétera.

LA M AN IOBRA TÁCTICA

2 1 . ..Wfd S I

El secreto de la maniobra. La dama negra


coopera con la torre en la fiscalización de la
columna "d" y el alfil blanco sigue sin tener
acción, pues no puede situarse por vía "d2" en
"c3 " .

22.b4

Por fin. Sacrificio típico de peón, que permite a las


negras colocar ambas torres en séptima (se­
22 ... .ifS 23 ..ib2 W/a2 1 gunda) l ínea.

12 ROBERTO G. GRAU
Esta partida está ya, estratégicamente, defini­ La partida muestra también que es mej or asu­
da. mir la ofensiva que mantenerse a la defensiva
Faltan sólo detalles tácticos, pero esto es acce­ en ajedrez. El ataque se reduce generalmente
sorio para el tema que estamos tratando. Las en mayor agilidad con las piezas, y es habi­
piezas negras han invadido el j uego adversario tualmente un derivado de la ventaj a en espa­
y las torres en séptima ganan siempre, cuando cio. Como es natural, las piezas del bando
no hay algún contraataque, lo que es poco atacante tienen un radio de acc ión mayor y
frecuente si el rey está bien resguardado. pueden colocarse en situaciones más cómodas
que las del bando atacado, y esto necesaria­
27 . .txeS gdd2 28 .Wfb7 mente debe perm itir l legar a situaciones ven­
tajosas en el final.
Si 28.fü1 Wxe3!, y si 29.fxe3 �g2+ y mate Por otra parte, cuando un j ugador que ataca se
en dos j ugadas. equivoca, generalmente sólo pierde la iniciati­
va, pero cuando un j ugador que se defiende
28 .. ,gxf2 29.g4 Wfe6 30 . .ig3 gxh21 incurre en u n error, entonces el mal suele no
3 1 .Wff3 tener remedio.
Pero mejor es que este tema lo dej emos para
El cubano Capablanca sigue j ugando con la ser considerado en toda su ampl itud en alguna
máxima energía. Las blancas podrían ya otra oportunidad, y comentemos ahora la
abandonar, pues si j uegan 3 1 . .ixh2 seguiría partida de Capablanca y Blanco, j ugada por
31 . . . Wxg4+ 32 .cj¡h 1 Wh3, con mate inevita­ aquél en los albores de su vida ajedrecista. La
ble. disputó en el torneo de La Habana de 1 9 1 3 ,
más o menos en la fecha de su primera visita a
31 . .,ghg2+ 32 .Wfxg2 gxg2+ 33 .c;f¡xg2 la Argentina.
Wfxg4 34.gad 1 h5 35,gd4 Wfg 5 36.cj¡h2 En el comentario que sobre esta partida hace
as 37.ge2 axb4 38.axb4 .te7 39.ge4 .if6 Cheron, la divide en tres fases distintas, que
40.fü2 Wd 5 41 .ges+ ©h7 reproducimos por j uzgarlas de interés.
Dice así el notable teórico francés :
Las blancas abandonaron después de suspen­
der la partida, ante la desproporción de mate­ Primera etapa.- Las blancas inician un ataque
rial y de posición. que las negras no logran neutralizar sin dej ar
Es éste un magnífico modelo del j uego de de crear una debi lidad en su frente de peones.
Capablanca en la época en que realmente era
el mejor aj edrecista del mundo. Segunda etapa. - E l ataque es rechazado, pero
En él se ve cómo un pequeño detalle basta las blancas reagrupan sus piezas y las concen­
para que, progresivamente, las amenazas au­ tran sobre la debilidad que ellas han creado en
menten y se transformen en temas típicos de el j uego negro. Las p iezas del segundo j uga­
victoria. dor son reducidas poco a poco a la defensa y
comienzan a verse atacadas de parálisis pro­
1.- C Ó MO SE EMPALMAN LAS gresiva.
AMENAZAS
Tercera etapa.- Las p iezas negras están por
Un solo ejemplo es poco para mostrar hasta competo inmovilizadas. Las blancas preparan
qué punto están vinculadas las maniobras en entonces la ruptura definitiva del frente adver­
aj edrez y cómo la más insignificante deficien­ sario, merced a la superior movilidad de sus
cia táctica que ofrezca una posición suele piezas, y realizan la maniobra antes que las
producir verdaderos planes estratégicos que negras dispongan del tiempo necesario para
van acentuando su eficiencia, progresivamen­ coordinar las fuerza de que disponen para
te. resistirse.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 13


LA GRAN CREACI ÓN DE CAPABLANCA 4.lli xe4 llid7 5.llif3 lligf6 6 . lli xf6+ lli xf6
7.llieS
El detalle de la partida, en el que haremos una
Y EL PUNTO "e5" CAYÓ
síntesis de los anál isis que publicaron Capa­
blanca en "Chess Fundamentals" y Cheron en
su libro, y a los que agregaremos lo que a Y ya se consumó la primera maniobra ten­
nosotros nos sugiere la lucha para adaptarla al diente a apoderarse del punto en cuestión. Sin
tema que estamos tratando, será mucho más duda las negras debieron j ugar, en vez de
expresivo que toda la expl icación anterior. 6 . . . llixf6 , 6 . . . gxf6, para llevar el peón al do­
Veamos: minio del punto "e5" e imped ir que ese cuadro
fuera un centro de operac iones adversario.
Pero temieron sin duda aislar el peón "h",
Defensa Francesa (CIO)
doblarse los peones y tener luego dificultades
La H abana, 1 9 1 3
para enrocarse largo. Esto sucedía en 1 9 1 3 ,
B lancas: J . R . Capablanca
pero ahora la técnica ha probado que quien
Negras: R. Blanco Estera
está con alguna inferioridad debe buscar la
complicación, pues de ella surgen las contra­
1 .e4 e6 2.d4 dS 3 . lli c3 d xe4 chances, y que esto es más eficaz que una
resistencia pasiva y normal, que generalmente
Es ésta una de las variantes más sólidas con se transforma en una lenta agon ía, o perm ite
que cuenta el negro en la Defensa Francesa, un angustioso empate. Ahora se juega un
pero tiene el defecto de brindar al blanco un aj edrez más ambic ioso, aun cuando menos
tema estratégico desde el planteo. En este caso armónico.
hay ya una idea a desarrollar, que es la explo­ La jugada de Capablanca tiene, además, el
tación del punto fuerte que el cuadro "e5 " propósito de evitar el desarrollo del alfil dama
ofrece. Pero como es nuestra norma hacer por vía "b7", pues si 7 . . . b6 segu iría 8 . \Wf3 u
afirmac iones y fundarlas, estableceremos 8.�b5+. Técnicamente la j ugada choca con el
ahora que debe considerarse punto fuerte toda principio elemental de que no debe moverse
aquella casilla del tablero que puede ser un dos veces la misma pieza en los planteos,
eficaz lugar para colocar una pieza con poco antes que hayan sido puestas en acción las
riesgo de ser desalojada por peones adversa­ demás piezas menores que se hallan en su
rios. casilla inicial. Pero en este caso la excepción
Además, en este caso se acentúa el hecho, es aceptable, por el propósito que persigue de
porque la casilla "e5" está precisamente en restarle una maniobra de desahogo al rival.
una columna abierta que dominarán las torres Maniobra muy importante, porque es casual­
y la dama blancas, y delante de "e5 " hay un mente el alfil dama encerrado el verdadero
peón adversario. Esta posición típica acentúa cáncer en germen de la posición negra.
la importancia de la posesión de ese punto, ya
que las negras no pueden j ugar cómodamente 7 . . . id6 8.\Wf3 c6
.. .f6 sin debil itar el peón de "e6". Eso puede
hacerse cuando el adversario tiene un peón en LOS PELIGROS DE LA RUTINA
la columna que se va a debil itar, pues éste
sirve de barrera para sus propias piezas, pero Esta j ugada rutinaria, que se anticipa a un
nunca cuando el peón sin apoyo queda en una eventual jaque del alfil en "b5 ", es un error
columna abierta. estratégico que gravitará poderosamente en el
transcurso de la partida. Encierra el alfil dama,
En consecuencia, punto fuerte en el planteo es pues coloca otro peón en casilla blanca, lo que
toda casilla que se halle delante de un peón ha de restarle movim iento, y sólo tiene el
adversario, en una columna abierta. propósito de amenazar 9 . . �xe5, seguido de
.

14 ROBERTO G. GRAU
1 0 . . . 1Mla5+, amenaza que es fácil de neutrali­ Terminó la primera etapa de la lucha. Capa­
zar. Lo más enérgico era 8 . . . c5, vulnerando la blanca no ha buscado otra cosa que provocar
base de apoyo del caballo de "e5 " . En cambio, esta j ugada, que si bien neutral iza la ofensiva
sería malo 8 . . . �xe5, porque si bien se elim ina blanca, crea ya un mal endémico en la posi­
al poderoso caballo, se cede el alfil más valio­ ción negra, que se propagará más tarde a toda
so y queda una casilla muy débil en "d6", así la partida: el peón "e6" y la casilla que está
como una diagonal muy promisoria para el delante, actualmente ocupada por un caballo.
blanco ("a3-f8"), que puede ser ocupada Ahora, una vez logrado, por medio de la ame­
eventualmente por el alfil. naza de mate, crear la verdadera debil idad del
j uego negro, Capablanca simplifica la lucha,
9.c3 0-0 1 0 . .igS ie7 cambia el alfil adversario, encargado de cuidar
los cuadros negros que tanto necesitarán su
La necesidad de hacer este movimiento, que acción, y comienza la segunda etapa que men­
entraña una grave pérdida de tiempo y signifi­ cionó Cheron, y nosotros reproducimos: con­
ca además la consolidación automática del centración de fuerzas sobre el punto "e6" .
caballo blanco de la casilla "e5 ", muestra
hasta qué punto ha sido falsa la defensa pasiva 1 3 . .ixe7 Y!Jxe7 1 4.0-0 fü6 1 5.lafe 1 c!l:i d6
de las negras. 1 6 .lae2 .id7 1 7.laae1 lae8 1 8 .c4 c!l:if7

1 1 . .id3 c!l:i e8 Ingeniosa trampa con la cual el negro pretende


zafarse de su incómoda posición. Aparente­
La situación de las negras no ofrece aún otra mente entrega un peón, pero, de caer éste, las
debilidad que la del alfil encerrado y la pose­ negras lograrían el desahogo que buscan. Si
sión del cuadro "e5" por parte de las blancas. 1 9 . .!l:ixd? 1.Wxd7 20.�xf5 c!l:ig5 2 1 .\Wg4 füf5
Pero la ventaj a en espac io, transformada en 2 2 . h4 h5 23.\Wxf5 exf5 24. füe8+ r;!;>h?
iniciativa, está por dar sus primeros frutos. 25.hxg5 1Mlxd4, etcétera.
Las blancas amenazaban '<M!h3, con fuerte Pero se ha llegado, según Cheron, a una de las
ataque. Si las negras siguieran con . . . 96, en­ posiciones típicas en las que, si bien es posible
tonces quedarían muy débi les los cuadros prevenir una l ínea de ataque, ha de faci l itarse
negros del enroque, y segu irían engendrándo­ la real ización de otras. En buen romance, las
se debil idades. piezas negras, por la escasez de espac io en
que deben actuar, se entorpecen entre sí y no
1 2 .Y!íh3 f5 tienen la agi lidad necesaria como para neutra­
lizar todas las amenazas que sobre la desven­
EL FINAL DEL PRIMER ACTO turada columna "e" se ciernen .

1 9 .dS!

Y EL EQU ILI BRIO S E ROM PE

Rompiendo el equil ibrio. Capablanca ha lle­


gado al límite de sus preparativos y ahora
transformará el peón débil en dominio de
columna para valorizar de esta suerte sus
torres y explotar la situac ión de la dama negra
delante de la torre, que está contra el principio
que aconsej a no colocar las piezas de mayor
valor delante de las de menor valor, porque se
anula la eficacia de estas últimas.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 15


1 9 . . . tl:JxeS iniciar más tarde la ofensiva decisiva, una vez
que se le quiten todas las posibilidades de
Mej or que 1 9 . . . cxdS, pues esto daría la casilla huida al ejército negro, que está casi copado.
"c4" al alfil blanco.

20.gxeS g6 2 1 .Vfih4 ©g7 22 .Vfid4

I ngen ioso pase de la dama al centro del table­


ro.

22 ... cs

Forzado, a causa de la amenaza Vfixa7 y dxe6,


especulando con la s ituación de la torre de
"f6", que está " impresionada" por la dama.

23.V!ic3 b6
27 ... V!id6 28 .Vfie3 ge7
Las negras se deciden a entregar el peón: dado
lo penoso que resulta sostenerlo, tratan de S i 28 . . . f4 29.Vfih3 hS 30.V!ih4 'lie7 3 1 .VfigS
simplificar la posición y buscar por esta vía un ©g7 32 . h4 V!id 7 33.g3 fxg3 34 .f4, y las
mayor equi l ibrio. Además, quieren que sean negras no tendrían ninguna j ugada para neu­
las blancas las que se preocupen en sostener el tralizar la amenaza fS y, finalmente, en e l
peón aislado. momento oportuno, 'lixe6, que desmorona de
una vez la resistencia adversaria.
24.dxe6 .tea 2 5 ..te2 1
29.Vfih6 ©g8
La maniobra maestra. Todas las piezas mayo­
res blancas coinciden en la acción sobre la Para evitar que lo ataquen por la retaguardia.
columna "e", pues hasta la dama, por su pre­
sión sobre el rey, que se halla en la gran dia­ 30.h4 a6 3 1 .hS f4 32 . h xg6 hxg6 33 .gxe6
gonal, es muy eficaz. Falta colocar el alfil en
el punto más fuerte que le brinda el tablero.
¿Cuál es? Fác i l le será al aficionado observar
que la casilla "d5" ha de ser un bastión magní­
fico para esa pieza. Y para lograrlo no dudan
las blancas en devolver a su vez el peón.

25 ... .txe6 26 . .tf3 ©f7 27 . .tdS

EL F IN DEL DRAMA

Y entramos en la tercera etapa de la lucha. La


pequefta debilidad inicial se ha transformado
en una parálisis absoluta de las p iezas negras,
que están agrupadas, y que sólo de esta mane­ Y las negras abandonan.
ra se pueden sostener. Las blancas ahora van a Se observa ahora una de las maniobras de
poner la dama en "h6", para seguir luego con sacrificio típicas en estas posiciones de blo­
h4, b loquear los peones que protegen al rey e queo y piezas clavadas. Capablanca sacrifica

16 ROBERTO G. GRAU
calidad, para explotar más tarde la situación verdadero tej ido estratégico hasta lograr una
de la torre de "f6", que pasará a "e6", y queda­ victoria merecida e impecable. La partida fue
rá inutilizada para apoyar el peón de "g6" por así:
la acción del alfil blanco. Por ejemplo:
33 . . . l:!exe6 34.l:!xe6 l:!xe6 35.W/xg6+, ga­ Gambito de Dama (D06)
nando la torre y la partida. Buenos Aires, 1939
Es esta producción de Capablanca un ejemplo Blancas: V. Petrov
acabado de cómo una pequeña debil idad, Negras: R. G. Grau
aparentemente sin importancia, resiente toda
la construcción estratégica de una partida. Hay 1 .d4 d S 2 .c!ilf3
un principio mecánico, que dice: "toda arma­
zón es tan sólida como el más débil de sus E l viejo problema sobre la mayor o menor
tomillos", y esto es un símil perfecto para el bondad de la j ugada del texto en comparación
tema que hemos esbozado. con 2 . c4 está en vías de quedar disipado. La
técnica moderna reconoce que este último
OBRA DE A RTE T É CNICA movimiento tiene mayor caudal de iniciativa y
restringe en alto grado las posibles réplicas del
No son habitualmente los torneos por equipos negro. Contra la j ugada adoptada por Petrov,
los más a propósito para producir un aj edrez el negro puede ensayar diversas variantes, que
de muy alta calidad. Se j uega a razón de 20 no son posibles si se j uega i nmediatamente
movimientos por hora en lugar de 1 6, como c4 . Es verdad que esas variantes, como son,
sucede en los concursos individuales, y la por ej emplo, la Defensa Chigorin y el desa­
necesidad de esforzarse para sumar puntos del rrollo del alfil dama a "f5 " , como sucede en la
equipo hace que a menudo se deba buscar la partida del texto, están lej os de haber demos­
victoria por el peligroso camino del "bluff' trado su bondad indiscutible, pero también es
táctico. Pero es también natural que en la cierto que hay que conocerlas en todos sus
enorme sutna de partidas efectuadas abunden detalles.
las de gran valor técnico. Muchas, en materia La agresión lateral por medio de peones es, en
de planteos, dej aron un saldo apreciable para realidad, la base de la estrategia moderna en
la bibliografia y renovaron el concepto sobre ajedrez, y aun en los planteos tiene una lógica
determinadas l íneas de j uego. Otras han enri­ indudable. Pero el movimiento del texto es, a
quecido la teoría de los finales y dieron tema pesar de todo esto, tan efectivo como el más
al comentario abundante en adjetivos. agresivo basado en el avance del peón "c".

UNA PARTIDA MAGN Í FICA 2 ... ifS

Pero no son éstas precisamente las partidas de Esta j ugada sólo es posible realizarla en se­
valor medular y las que significan una clase gunda movida, cuando el adversario no puede
acabada de estrategia. Hay otras menos apa­ repl icar en seguida Wlb3. Ahora el blanco,
ratosas, pero de más delicada estructura, y sin para atacar al peón "b" negro, debe primero
duda entre ellas pocas han sido más categóri­ avanzar el peón "c", lo que da el tiempo nece­
cas en materia de técnica que la que me ganó sario al negro para contrarrestar ese plan.
el campeón de Letonia, Petrov.
La partida comenzó con el peón dama y las 3.c4 e6 4.Wlb3 c!Llc6 5.id2 �b8
negras lograron un buen planteo. Omitieron
más tarde una j ugada para mantener el equili­ Las negras construirán una posición de piezas
brio central, y esto permitió a Petrov asegurar­ en el ala dama que ha de asegurarlas contra
se una neta ventaja en espacio en el ala dama, toda tentativa de explotar la debilidad creada
para presionar en este sector y realizar un por el antinatural desarrollo del alfil a "f5 " .

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 17


6.e3 a6 caso muy fuerte, pues no habría tiempo de
seguir con . . . cS.
Necesario para evitar la maniobra cxdS se­
gu ido de �bS , que daría neta ventaj a posicio­ 1 7 ... �as 1 8 .bS füb8 1 9 .�fl
nal al blanco. Ahora el ala dama negra es por
el momento inexpugnable. Las blancas domi nan en el ala dama y han
evitado la maniobra niveladora basada en
7.id 3 ixd3 8 .Wxd3 � b4 9.ixb4 . . . b6. Además, no corren ningún riesgo en el
centro, y al colocar el caballo en " f3 " inutili­
Lo mej or. Malo sería retomar a "b3 " con la zan el caballo negro de "d7", que no puede
dama, pues si 9 . W b3 seguiría 9 . . . dxc4 abandonar la custod ia del punto "e5 " .
1 0 .Wxc4 '?:VdS 1 1 .WxdS (no 1 1 .V:Vxc?, a
causa de 1 1 . . . �d6, seguido, si 1 2 .'?:Vc3, de 1 9 . . . axbS 20.axbS '?:Vd8
1 2 . . . �f6 y . . . � e4) 1 1 . . . exdS, con cómoda
igualdad. Las negras preparan la simpli ficación en el
flanco dama mediante . . . cxbS, segu ido de
9 ... ixb4+ 1 o . � bd2 �f6 1 1 .0-0 o-o . . . b6 . No temen b6, por creer que la ventaj a
minúscula d e l a columna abierta n o bastará
EL PRIMER ERROR . Y DEFIN ITIVO
..
para ganar, ya que el bloqueo de peones asig­
na aparentes perspectivas de tablas. Petrov
Un error técn ico grave. Las negras han logra­ demuestra cómo se gana una posición de este
do un planteo cómodo y qu izá preferible. La tipo.
j ugada j usta era mantener el "statu quo" cen­
tral mediante la agresión lateral al peón más 21 .b6
avanzado del centro blanco. O sea j ugar
1 1 . . . cs. También era mejor que la del texto, Necesaria por la amenaza 21 . . . �aS, seguido
pero inferior a . . . cS, la retirada del alfil a "e7 " . de . . �ba8, pasando la columna "a" al poder
.

Ahora, Petrov bloqueará el a l a dama mediante del segundo j ugador.


el avance del peón "c" y se asegurará un do­
minio estratégico apreciable en ese sector, que
en vano las negras intentarán balancear con la
amenaza de una ruptura central. Qu izá esto fac il ite la tarea de las blancas, pero
éstas amenazaban seguir con �a? , con ventaja
1 2.cS ixd 2 decisiva.

Se amenazaba � b 3 , segu ido de a3.

1 3 .� xd2 c6 1 4.f4 �d7 1 5 .b4 f5 EXPLICACIÓN MAGISTRAL

La maniobra más natural 1 S . . .f6, para seguir Las negras se han hecho el sigu iente razona­
con . . . es, no era buena por la répl ica 1 6 .e4. miento: mi adversario puede atacar el peón de
"b7" sólo con dos piezas y puedo defenderlo
1 6.a4 Wc7 1 7 J:Uc 1 también con dos. Por lo tanto no hay aparen­
temente ningún pel igro. Pero se han olvidado
Muy sutil. Las negras quieren j ugar . . . �a8 de algo muy importante y es que el citado
para luego avanzar . . . b6 y quebrar un poco la peón que las blancas pueden atacar con la
presión en ese sector. Pero la torre en "c l ", al torre en "a7" y un caballo en "a5 " , sólo puede
vulnerar la columna "c", anula ese plan, ya ser sostenido con la torre y la dama. Queda
que la debil idad del peón "c6" sería en ese entonces al blanco libre su dama para actuar y

18 ROBERTO G. GRAU
a las negras sólo el cabal lo. Y como éste no La combinación que ha estado latente durante
podrá parar todas las entradas de la dama sin toda la partida se efectúa ahora, cuando el
grandes debilidades, en determ inado momento negro no tiene ya defensa.
será factible un sacrificio en "b7", que desmo­
ronará la resistencia negra. "Debo ganar -dijo 35 .. J�xb7 36.gxb7
Petrov en esta posición a un aj edrecista ar­
gentino que miraba la partida y creía que ésta Las negras abandonaron .
debía ser tablas- porque tengo una dama muy Fue un caso interesante de transformación de
activa contra un caballo de Grau, que tropieza amenazas. Primero dominio del ala dama con
con la angustia de falta de espacio para mo­ 1 2 .cS. Luego, bloqueo central con 1 9 . lll f3 .
verse" . Y este concepto magistral de la posi­ Posteriormente, la columna "a" abierta se
ción tuvo pronto clara evidencia. transforma en peón débil en "b7" después de
2 1 . b6, y luego piezas activas contra piezas
24.Wle2 g 6 25.�d2 �f6 26.�b3 ©ea trabadas (comentario de la j ugada 23ª). Final­
27.�as W!ca 2a .WJa2 �d7 mente, bloqueo en el ala rey para evitar "con­
trachances", para terminar con el típico sacri­
Ú nica para evitar la combinación 29.� xb?, ficio en el punto "b7", basado en la ventaj a de
seguido, si 29 . . . gxb?, de 30.gxb? Wlxb7 espacio.
3 1 .Wla?, ganando. Ahora el blanco l levará sus
baterías al ala del rey para obligar a que el 11.- LOS PUNTOS DE COINCIDENCIA DE
caballo, que desde "d7" aún puede sostener la LAS PIEZAS
posición, deba radiarse de esa situación para
sostener otros sectores. Veamos un tema de vital importancia en el
tratamiento de la estrategia del ajedrez: hasta
29.Wlf2 �f6 qué punto la armonización de los esfuerzos de
las piezas da lugar a partidas maestras, y cómo
Ú nica ante la formidable amenaza de Wlh4, ya el tratar que la acción de las fuerzas se conju­
que si 29 . . . @f? 30 .Wh4 h5 3 1 .WgS lll f6 gue en un determ inado sector del tablero,
32.Wh6, y las negras están en la típica posi­ resu lta de notable resu ltado para quien lo
ción de "zugzwang" . A cualquier jugada que efectúa.
hagan, pierden, al menos, un peón y la partida. El aj edrez es una de las maneras que ha hal la­
do el hombre para divertirse honestamente
30.Wlh4 � g a mediante ese magnífico compresor que es la
intel igencia, para que en real idad quien juegue
Ahora las blancas han logrado poner a l caba­ logre en toda su ampl itud gustar de las satis­
llo en una situación precaria y realizan una facc iones artísticas que el j uego debe propor­
finísima man iobra para dej arlo definitiva­ cionar, debe tratar, no ya simplemente de
mente en esa situación. mover las piezas e inflarse de dicha cada vez
que med iante un lance más o menos feliz
31 .g4 ©f7 32.gS h5 logra dar mate o ganar una pieza a su rival,
sino de desarrollar una idea en toda la partida
Y ahora, una vez resuelto el problema del y llevarla al triunfo.
caballo e inuti lizado en la fiscal ización del Es ésta, por cierto, la médula m isma del aj e­
cuadro "bS", Petrov lleva su dama nueva­ drez, ya que en esto y en la vida lo que real­
mente al ala dama para finiquitar la combina­ mente tiene valor no es el accidente feliz de
ción ganadora. ser agraciado por la lotería, sino el triunfo por
medio de un plan de trabajo pac iente y bien
33.Wlf2 ©ea 34.Wla2 �e7 35.�xb7! elaborado.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 19


PROBLEMA P ÚRAM ENTE TÁ CTICO dos torres y un caballo; pero en realidad hay
un punto aún más débil, que es el de "g4", que
Lo que mostraremos ahora, más que un pro­ está atacado por cuatro piezas: dos torres, un
blema estratégico, es un problema táctico. caballo y un peón. Hemos, pues, descubierto
Hay partidas que en reali dad se inician y se el punto de coincidencia de las piezas negras,
definen simplemente por métodos tácticos. No y veremos cómo se las ingenia Nimzowich
es posible hacer estrategia en las guerrillas, para ganar.
pues estrategia en ajedrez y en la guerra es el La última j ugada de las blancas fue 3 1 .:B:e2
complej o de una serie de acciones tácticas que (esta torre fue a esa casilla desde "a2"). De
se desarrollan en distintos frentes, pero que haber j ugado 3 1 .i.d2, habría continuado
tienen una idea estratégica, que son distintos 31 . . . :B:g6 (para seguir con . . . \Wg7) 32 .�e 1
eslabones de un mismo plan. tll g4+ (sacrificando la pieza en el punto críti­
Veremos cómo de la unión coordinada de co de la posición) 33.hxg4 hxg4+ 34 . ©g2
varias piezas surgen ideas, y mostraremos i.xc4 ! 35.\Wxc4 e 3 ! ! , ganando. La partida
cómo el aficionado rápidamente puede hallar siguió así :
planes posibles al observar cuál es el punto en
que se conj uga la acción de sus p iezas. 3 1 . . . tll h4 32.ge3
Observaremos partidas en las que la amenaza
es directa, y más adelante estudiaremos este Si 32 .tll d 2 i.c8 33.tll xe4 \Wf5 34 . tll f2
tema con algunas complicaciones, pues se \Wxh3+ 35. tll xh3 tll g4 (la casilla crítica)
tratará de casillas vinculadas, o sea, puntos en mate.
los que la amenaza es más directa.
32 . . . icS ! 33 .\Wc2 ixh 3 1
EJEMPLO DE NIMZOWICH
Nimzowich ha realizado u n a notable maniobra
para acabar de debilitar el punto "g4", que es
su verdadero objetivo estratégico.

34.ixe4

Si 34. ©xh3 \Wf5+ 35.©h2 tll g4+, y mate en


dos j ugadas.

34 ... ifS 35 .ixf5 c!Li xf5 36.ge2 h4


37.ggg2 hxg3+ 38.©g 1 \Wh3 39.c!Lie3
c!Li h4 40.©f1 ges!

Y las blancas abandonaron.


En una partida d isputada por los maestros La partida no se ha definido precisamente por
Johner y N imzowich, durante el torneo de la ubicación física de una pieza en "g4", pero
Dresde, de 1 926, se llegó a la posición del alrededor de las amenazas que por esa causa
anterior d iagrama. Es evidente que las negras se cernieron, las negras han ganado magis­
están mej or, por el dominio de la columna "g", tralmente.
y especialmente porque han logrado que todas Este tema se produce con mayor frecuencia en
sus piezas coincidan en la agresión que sobre aquellas posiciones en las que una torre y un
el monarca blanco se está gestando. alfil convergen en su acción. Por ejemplo una
Ahora bien, ¿cuál es el punto realmente débil torre en "g l " y un alfil en "b2" unen su ac­
de la posición blanca? A primera vista la casi­ ción, geométricamente, tendiendo una raya
lla "g3 ", ya que está atacada por tres piezas : con la imaginación en el punto "g7 " . Una torre

20 ROBERTO G. GRAU
en séptima o en "fl" une su acción a la de un 8.liJxd4 liJxd4 9.\Wxd4 ixb5 1 0 .liJxbS 0-0
alfil s ituado en la diagonal a2-g8, en la casilla 1 1 .\Wcl
"f7", y éste es, por esta causa, un lugar donde
pueden hacerse fuertes los que poseen esos Capablanca tiende sus redes. Colocará la torre
elementos. en "di" para desde ese sector vulnerar el
punto "d5" y de manera indirecta, pero efecti­
ALARDE T É CNICO DE CAPABLANCA va, el peón "d6".
Además comienza a concebir una magnífica
Veamos una magnífica partida de Capablanca, ubicación para su caballo, porque conoce
en la que se explota este tema y en la que ya profundamente la armonía de las casi llas vin­
se vislumbra el de las casillas vinculadas, que culadas. En este caso, al haber desaparecido el
trataremos ampliamente después. alfil dama negro, los cuadros blancos son
débiles y esto hace que el campeón cubano
Apertura Española (C66) maniobre con el caballo por casillas relacio­
Nueva York, 19 1 8 nadas entre sí estratégicamente, como es la
Blancas: J. R. Capablanca red de liJd4-f5-d6 o liJd4-h6-f7 .
Negras: Fonaroff Este tipo de maniobras orientadas por el norte
de presionar todo ese complej o de cuadros es
1 .e4 es 2.liJf3 liJ c6 3.ib5 liJf6 4.0-0 d6 característico en muchas partidas de aj edrez y
5.d4 id7 6 . liJ c3 ie7 1.ge1 ha dado ocasión a multitud de j uegos bril lan­
tes. Es, sin duda, la maniobra de caballo más
En este momento de la partida se pueden típica o por lo menos tanto como la que nace
observar casillas fuertes que poseen las blan­ de lll f3-g5-e6 o lll f3-g5-f7 . Esta segunda
cas, casualmente porque sobre ellas actúan trayectoria de los cabal los y la que nace en las
varias piezas enemigas, cuyas acciones coin­ aperturas del peón dama: liJ bd2-c4-e5, y la
ciden. Por ej emplo, e peón de "e5 ", atacado de lll c3-e4-c5 son casi, podríamos afirmar,
por el caballo y el peón, y sobre el que ejerce la base medular de la estrategia agresiva del
la torre de "e 1 " una acción indirecta, y mucho caballo, en ajedrez.
más acentuadamente el cuadro "d5", en el que A estos puntos engarzados entre sí, es a lo que
actúan, por distintas vías, el peón "e", el caba­ nosotros l lamamos casillas vinculadas, que en
llo dama, y presionará la dama una vez que el real idad vendrían a ser, en estrategia m i litar,
negro cambie . . . exd4. las vías corrientes de comunicación entre cada
uno de los puntos fuertes del ataque.
7 ... exd4
1 1 ... c6
En este momento, de intentar el segundo j u­
gador resistirse a la presión blanca que hace Triste necesidad de esta apertura y este tipo de
imperioso este cambio y jugar 7 . . . 0-0, se posiciones. La presión sobre el punto "d5"
produciría la famosa "trampa de Tarrasch", obliga a fiscal izarlo con el peón "c" para dar,
que el notable maestro alemán creó en su además, movilidad a la dama y que las torres
partida contra Marco, j ugada en el torneo de puedan maniobrar en cooperación, pero esto
Dresde, en 1 892. debi lita el peón "d6". Capablanca, que quiere
Esta es así: 7 . . . 0-0 8.ixc6 ixc6 9.dxe5 llevar su caballo a "f5 " , necesita que el peón
dxe5 1 O .\Wxd8 !!axd8 (lo mejor) 1 1 .liJxeS esté débil para poder maniobrar con l ibertad
�xe4 1 2 . lll xe4! lll xe4 1 3.lll d3 f5 1 4 .f3 con su caballo por toda la red de casillas vin­
�c5+ 1 5. liJ xcS lll xc5 1 6 .igS, y las blancas culadas.
ganan por lo menos calidad gracias a la ame­
naza ie 7. Estas j ugadas son casi forzadas. 1 2.lll d 4 liJd7 1 3 .liJfS !

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGI A SUPERIOR 21


Se siente la ausencia del alfil dama negro. Ú nico recurso posible, aparentemente salva­
Muchas partidas se pierden por estos cambios dor.
aparentemente intrascendentes de piezas. No era posible, en cambio, 1 8 . . . ixe5, debido
a la répl ica 1 9 .\Wxe5, atacando la torre y
1 3 . . . .if6 1 4.Wfg3 llJeS 1 5 . .if4 Wfc7 amenazando al mismo tiempo mate en "g7 " .
1 6J�ad 1 gad8 Nuevamente el caballo abriendo s u s amenazas
como una red. Tampoco era bueno 1 8 . . . \Wa5
CASI LLAS CONJ UGADAS por 1 9.ic3 ixc3 20. bxc3 gg6 2 1 . lLi e?+,
etcétera.
É sta es la posición que queríamos mostrar.
Luego de lo que hemos dicho, fáci l será a 1 9.gxd 1 ixe5
cualquier j ugador saber cuál es en realidad el
punto en que coincide la acción de las piezas. Y ahora parece que las negras hubieran salva­
Se observa que cuatro piezas blancas se con­ do todos los obstáculos, pero surge puj ante el
jugan sobre e l punto "d6" y que sólo el caballo tema de las casil las vinculadas y el de las
de "e5 " se opone, como un débi l paragolpe, a piezas sobrecargadas. Veremos cómo lo evi­
la acción de dos de el las. Se verá, además, que dencia Capablanca.
el punto de apoyo del caballo es desgraciada­
mente para el negro el débil peón de "d6", y el 20.lLih6+ ©h8 2 1 .WfxeS!
plan de acción surge con meridiana claridad
aun cuando tácticamente sea magnífico. Nuevo sacrificio que especula con la acción
del cabal lo sobre el escaque "f7", que si bien
aparentemente está defendido por la torre
negra de "f8", en real idad no lo está, ya que
esa torre se halla sobrecargada en la defensa
de ese punto y en la fiscal ización de la octava
l ínea para evitar el mate con la torre adversa­
ria, y bien sabemos que una pieza que desem­
peña dos funciones, en realidad no real iza
ninguna.

21 . . . WfxeS 22.lLi xf7+

Las negras abandonaron.


El caballo ha recorrido toda la red de cas i l las
vinculadas : d4-f5-h6 y f7, para dec idir la
partida por med io de esa maniobra, de ele­
Una vez emplazadas armónicamente las pie­ gante manera. Ahora las blancas quedarán con
zas, Capablanca, que sabe los recursos que una pieza de ventaja.
surgen del dominio de casil las vinculadas,
especialmente la red "f5-d6-f7", remata la I I I .- LAS CASI LLAS VINCULADAS
lucha de forma magnífica. Veremos cómo al
final el tema de las piezas sobrecargadas entra Seguiremos tratando uno de los temas funda­
también a danzar en esta notable armonía de mentales de la técn ica del plan en el aj edrez.
planes tácticos elementales, que Capablanca Es la dificultad que existe en deducir cuál es
eleva a la categoría de combinación de prime­ el punto fuerte del tablero, el motivo estraté­
ra agua, por la pureza con que los ej ecuta. gico de la partida y la ej ecución de una serie
de maniobras que coinciden en la orientación
medular de la lucha.

22 ROBERTO G. GRAU
El ajedrec ista, por medio de una serie de deta­ sector. Las partidas no tienen un solo plan
l les que hemos esbozado al correr de estos como las antiguas, sino que cada bando traza
volúmenes, debe saber deducir sobre las posi­ su propia línea de juego, y esto hace que sean
ciones que ante su vista se presenten. más dinámicas, más pel igrosas, más difici les
Ahora veremos con cuánta sencil lez un j uga­ de conducir, que por esta misma causa haya
dor puede saber cuál es el punto más déb i l de más errores, y que la armonía del iciosa pero
la posición enemiga en aquel las comunes simple del ajedrez clásico, que aún imperó
situac iones en que el rival no ha incurrido en hasta aproximadamente 1 925, haya debido
ninguna debil idad. Hemos visto ya que, a ceder plaza a un j uego más luj urioso de ideas,
través del j ugoso tema del punto de coinci­ donde la habil idad táctica se eleva a la máxi­
dencia de la acción de las piezas, se pueden ma potencia.
elaborar muchas victorias. Sabemos que este
famoso punto de coincidencia es aquel la cas i­ C Ó MO VEN C I Ó PILLSBURY A
lla, dentro del j uego adversario, en la que se TARRASCH
cruza la acc ión de las piezas de un mi smo
bando. Por ej emplo, el cuadro "d6", cuando se Estud iaremos ahora una partida monumental
posee la torre en la columna "d", un alfil en desde el punto de vista del plan, j ugada por
"f4", o cualquier otro cuadro de esa diagonal, Harry Nelson Pillsbury, el genial maestro de
la dama en "a3 ", o "b4", o "c5", un caballo en la Un ión, frente al Dr. S iegbert Tarrasch, el
"f5" y otro en "c4". teorizador mayor que ha tenido el aj edrez.
Si se colocan todas estas piezas sobre un ta­ Veremos, a través de el la, cómo el tema del
blero vac ío, se verá que todas el las dom inan la punto de coinc idencia de las piezas se eleva a
casilla "d6", y que si se trazara una serie de la categoría de una sinfonía, por la riqueza de
l íneas geométricas en el tablero, en ese punto su orquestac ión.
se formaría un nudo de unión entre las posi­
bles j ugadas de todas las piezas blancas . Gambito de Dama (D55)
La casilla "d6" adquiere así una jerarquía Hastings, I 895
especial, pues es, no sólo el punto central de la Blancas : H. N . Pil lsbury
presión de las fuerzas blancas, sino que ella es Negras : S . Tarrasch
la que vincula todas las fuerzas de ese bando.
En este tipo de posiciones generalmente el 1 .d4 d5 2 . c4 e6 3 . lll c3 lll f6 4 . .ig S .ie7
adversario, para evitar que se apoderen de 5 .lll f3 lll bd7 6 . i'! c 1
punto tan val ioso y de manera tan sól ida, ya
que la fuerza que en él se sitúa estará muy Hasta la jugada quinta de las negras la partida
apoyada, coloca sus fuerzas de modo que es igual al 80% de las modernas . Se observa
domine a su vez ese punto, y esto deja trazado que en este terreno poco de nuevo ha surgido.
el plan de j uego. Ganará la partida quien triun­ La única di ferenc ia es que ahora se juega
fe en el propósito de sostener o rechazar ese 6.e3, antes de l:!c 1 , sin que, por cierto, pueda
cuadro, y alrededor del mismo girarán los afirmarse que sea mucho mejor.
acontecim ientos posteriores de la lucha.
6 . 0-0 7 .e3 b6
EL AJEDREZ CL Á SICO
..

Ej emplo vivo de esto nos lo daban las partidas Las blancas, por transpos ición de j ugadas,
clásicas de fines del siglo XIX y princ ip ios del l legaron a la posición más usual de la Ortodo­
XX. En la época moderna, generalmente los xa, que aun ahora se considera lo más satis­
jugadores, antes de inic iar la defensa de un factorio para el primer j ugador. La j ugada de
punto, consideran si es posible hacerlo, y las negras fue durante muchos años conside­
habitualmente buscan "contrachances" en otro rada la verdadera forma de poner en juego el

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 23


alfil dama y sufrió un serio traspié luego del LA SUERTE ESTÁ ECHADA

match Lasker-Capablanca, no tanto por lo que


pasó en la quinta partida de ese cotejo, sino La partida entra en su primer acto. Las blancas
por lo que mostraron los análisis que a raíz de están mejor en el ala rey y las negras en el
la misma se efectuaron. Tiene el defecto de flanco de dama, por lo que significa el peón
dej ar débil el cuadro " f5 " , porque el alfil al ir de más. Las blancas disponen de un punto
a "b7" -una vez que el peón negro de "e6" fuerte, que es el cuadro "f5", y las negras de
pase, por ejemplo, a "d5"- dej ará de fiscalizar otro, que es el cuadro "e4", pues en ambos hay
esa magnífica base de operaciones para el mayor número de piezas que atacan que pie­
blanco. Pero sin duda es jugable si antes el zas que apoyan. El ala del rey negro está muy
negro tiene la precaución de efectuar bien apoyada por los dos caballos y el alfil. El
7 . . . dxc4 . blanco necesita reforzar su ofensiva, y con
este plan, perfectamente delineado, sigue la
8.cxd5 1 lucha con:

L a explicación lógica de l a situación d e pieza 1 6.�e2 � e4 1 7 . .txe7 gxe7 1 8 . .txe4


sobrecargada que la jugada 7 . . . b6 le creó al dxe4 1 9.Yfg3
alfil de dama negro. Ahora este alfil se ve en
el dilema de ir a "b7" -que es lo lógico- y La posición se ha simplificado y es aún una
dejar librada la casilla "f5 " a su propia suerte, incógnita, pero se puede resolver con lógica.
o quedarse en la diagonal que ahora ocupa y Las blancas han cambiado su dos alfiles, pero
dejar el cuadro "c6" a merced del rival. Opta la situación cerrada de la posición hace que
Tarrasch por lo primero, y surge la parte ini­ este cambio, generalmente inferior, no sea
cial del plan, de manera puj ante. muy criticable. Además de pasar el peón ne­
gro de "d5" a "e4", el peón blanco de "e3 " ha
8 ... exd5 9 . .id3 .ib7 1 0 .0-0 c5 1 1 J�e1 quedado automáticamente guarnecido. Por
otra parte, el peón de "c4" carece de apoyo
Esta jugada quizá no sea la mejor. Ya en para avanzar rápidamente. Existe, además, la
aquella época provocó sus polémicas, pues se amenaza de f5, y si para evitarla las negras
entendía que la torre era muy necesaria en juegan .. .f5, seguiría Yf g5 y � g3, y por otra
"fl ". En una partida posterior Pillsbury siguió parte, el caballo de "e5" estará consolidado en
con 1 1 . .ib 1 , y el analista Hoffer sugería .if5. esa excelente posición. Las blancas siguen,
Steinitz, en cambio, indicó como lo mejor pues, conservando la ventaja inicial.
1 1 .dxcS, para evitar que las negras logran
19 ... f6 20.�g4 q,, h 8
preponderancia en el ala de la dama· .

1 1 ... c4 1 2 . .tb1 a6 1 3.�e5 b5 1 4.f4


No 20 .. .fS, por 2 1 . � h6+.

2 1 .ts 1 Yfd7 22Jm gda 23.gf4 Yfd6


Iniciando el plan sobre el ala del rey.
24.Yfh4 gde8 25.� cl .id 5 26.�f2 Yfc6
1 4 .. J�ea 1 5.Yffl �fa COMIENZA A MOSTRARSE EL PLAN

Vemos un característico tema de plan. Todas


' En la actualidad se considera mejor 1 1 .ifS E!e8
las piezas de ambos bandos convergen su
( 1 1 . . . c4 1 2 .lüeS g6 1 3 .ib 1 E!e8 1 4 .f4 con ventaja, acción sobre el punto "e4". Está atacado el
Kuligowski-Radulov, Yugoslavia 1 979) 1 2 .ti'c2 g6 peón aislado de ese cuadro por cuatro piezas y
1 3 .ih3 lüe4 1 4 .ixe7 ti'xe7 1 5 .ixd7 ti'xd7 1 6 .dxcS apoyado por otras cuatro. Pero la verdadera
bxc5 1 7 .lüxe4 dxe4 1 8.lüd2 Eles 1 9.füd 1 ti'g4 20.h3
ti°h4 2 1 .lüc4 con clara ventaja, Gl igoric-Bobotsov '
diferencia es que, mientras el blanco, a la vez
Venecia 1 97 1 . que ataca el peón, prepara sus piezas para

24 ROBERTO G. GRAU
vulnerar el ala rey del adversario, el negro trazándose una línea imaginaria que haga el
poco puede hacer en este sector y debe resig­ recorrido de la dama, deJ caballo y las dos
narse a una esporádica maniobra en el ala torres, una la acción de estas piezas. ¿Qué
dama, que no debe bastar. Complica esta si­ impide que este dominio se concrete? Pues la
tuación del negro, para quien estudie un rato existencia del peón en "f5 " , que, por otra
la posición, la pasiva acción de su caballo y la parte, en caso de desaparecer el peón de "f6",
de su alfil, reducido a desempei'lar el papel de puede avanzar pujantemente.
un peón en "d5 " . La única "contrachance" de Hemos, pues, atrapado el plan, como lo hizo
las negras está en la situación elástica de los mucho mejor Pillsbury, y lo llevó a cabo. ¿Se
peones de "b5" y "c4", y la cooperación que la imagina el aficionado la fuerza que tendría
dama pueda prestarles. esta posición si hubiera un peón blanco en
"g5", atacando al de "f6", especulando con el
hecho de que las negras no podrían jugar
. . .fxg5 por la fuerza del eventual avance f6?
Todas las piezas convergirían en ese cuadro,
que sería un perfecto ejemplo del tema que
estamos tratando.

33.h3

Dándole la casilla "h2" al caballo para poder


avanzar el peón "g" .

33 . . . as 34.clüh2 a4 35.g4 axb3 36.axb3


gas
27J�� f 1
Las negras, que nada pueden hacer en el flan­
¡ Más lei'la al fuego ! co rey por la falta de espacio, intensifican las
maniobras en el ala dama, para distraer al
27 . . . b4 28.clüe2 ti'a4 29.clüg4 c!üd7 bando enemigo, pero esto no se produce.

En caso de 29 ... \Wxa2 seguiría 30. 4J xf6, 37.gS g33 38.clüg4


ganando.

Si 30 . . . \Wxa2 seguiría 3 1 . clüf4 �f7 32 . clüg6+


ixg6 33.fxg6 h6 (si 33 . . . c!üfB 34. clüxf6 gxf6
35.!!xf6 c!ü d 7 36.!!f7, etcétera) 34.!!xf6
4Jxf6 35.!!xf6 gxf6 36.\Wxh6+ 'í!?g8
37. 4J xf6 mate.

31 . clü c 1 c3 32.b3 \Wc6

¿CUÁL ES E L PUNTO CRÍTICO?

El punto crítico de la lucha es aquel en el que Se ha llegado de esta forma a la misma posi­
actúan o pueden actuar mayor número de ción anterior en el flanco rey, pero con el peón
piezas de un bando. La casilla "f6" es la que, en "g5 " .

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGI A SUPERIOR 25


La presión va agotando la resistencia negra, en la misión de mantener arrinconado al rey
que se verá en el trance, para evitar que el enem igo y la dama amenazará darle el golpe
blanco j uegue f5, de entregar la columna "g" . de gracia.
La presión persistente sobre un punto vital de
la posición adversaria sirve de maniobra tácti­ 45 ... WdS 46.gg 1 Wxf5 47.Wh4+ Wh5
ca para lograr la victoria. 48.Wf4+ Wg 5 49 .gxgS fxgS 5 0.Wd6+
©hS
38 . . . .ixbJ
En caso de 50 ... ©g7 segu iría 5 1 .Wxd7+ y
Y el negro ganó el peón y llevó también a luego de unos pocos jaques más caería la
feliz térm ino su plan en el ala dama, pero torre. Por ej emplo: 51 . . . @f8 52.Wd8+ ©g7
cuando ya su organismo estaba minado. Pero 53.\Wxg5+ ©f8 54 .\Wf6+, segu ido de \We6+,
aún en este momento pudo, quizás, ape lar al etcétera.
recurso extremo del sacrificio de calidad, por
cuanto en esta posición, en la que es necesario 5 1 .Wxd7 c2 52.Wxh7++
defender el flanco rey, el alfi l es mucho más
ági l y eficaz. La última j ugada de las negras fue un error,
pero ya estaban perd idas. Las blancas pueden,
39J�g 2 ! © h a mediante jaques, colocarse en la columna "c"
y, luego de paralizar los peones, avanzar el
E s evidente q u e la j ugada natural . . .fxg5 sería peón "d", lo que sería decisivo.
fatal porque surgiría con toda su fuerza el
avance del peón "f' y la poses ión del punto Esta partida constituye un notab le ej emplo de
"f6" por las fuerzas blancas sería decisiva por plan bien logrado por la fe l iz ap licación de un
la proxim idad del mismo sobre el rey enemi­ princ ipio estratégico.
go.
IV.- LA RED DE AMENAZAS
40.gxf6
Ahondemos en el tema de las cas i l las vincu­
El blanco se conforma ahora con la posesión las. Veremos ahora cómo hay re lación estraté­
de la columna "g" . gica entre algunos sectores del tablero y cómo
una debi lidad engendra otra; que existe una
40 . . . gxf6 41 .lLixbJ! red de casil las -como ya indicamos oportu­
namente- que mantiene una cohesión estrecha
Eliminando con este cambio una de las pocas cuando existen ciertas piezas menores sobre el
piezas que pueden defender el desmantelado tablero. Por ej emplo, cómo habiendo cabal los,
enroque. si un jugador posee, digamos, el cuadro "f5",
ataca ind irectamente toda la red de saltos que
41 ... gxbJ 42. lLi h G gg7 4J.gxg7 ©xg7 esa pieza puede real izar alrededor de ese
44.WgJ+ @xh6 punto, y lo que debe hacerse para valorizar la
acción del caballo.
No se pod ía 44 . . . ©f8, pues 45.Wg8+ ganaría Este tema tiene re lación con otro fundamental
la torre. que trataremos muy en breve y que es: la
importancia que adquieren las piezas en la
45.© h 1 fase de la apertura, de acuerdo con la configu­
ración de peones, y lo que sign ifican los cam­
Gracioso y ell>gante golpe que pone u n sel lo bios erróneos de elementos teóricamente del
de bri l lantez a esta partida tan lógicamente mismo valor, pero de distinta eficacia estraté­
conducida. Ahora, la torre blanca cooperará gica.

26 ROBERTO G. GRAU
LA G RAVEDAD DE LAS DEBILIDADES Defensa Caro-Kann (B 1 5)
CENTRALES Buenos Aires, 1 924
B lancas: R. Reti
Queremos hacer notar con esto la gravedad Negras: L. Belgrano Rawson
que entraña en debi litar un punto central del
tablero, ya que quien sepa sacar provecho de
ello, necesariamente debe crear nuevas debili­ 1 .d4 c6 2.e4 dS 3 . c!Li c3
dades en e l j uego adversario y transformar
paulatinamente la ventaja estratégica en supe­ En la actualidad está de moda la maniobra que
rioridad de material. nace de 3.exdS, segu ido de c4, pero está lejos
Al correr de las páginas precedentes vimos de haberse probado sus ventaj as sobre esta
algunas partidas en las que este tema era ex­ continuación que es, por cierto, mucho más
plotado notablemente. En la de Capablanca lógica, pues no crea, como en el caso de la
con un aficionado se mostraba cuál es la ínti­ famosa maniobra original de Panov, un peón
ma relación de este tema que ahora estudia­ débil en "d4".
mos con el de saber intensificar la acción en el
punto de coincidencia de las piezas. 3 ...dxe4 4.c!Lixe4 c!LifG

LA PART I DA DE RETI CON B ELG RANO Es más practicada la j ugada 4 . . �fS, atacando
.

al caballo, pero tampoco es fácil afirmar que


Detengámonos en una partida jugada por sea mej or que la maniobra del texto. En el la,
Ricardo Reti, en nuestro país, frente al malo­ si bien se corre el albur de quedar con un peón
grado aj edrecista Luis Belgrano Rawson, al aislado en "h7", luego de 5. lll xf6 gxf6, se
que aún hoy recuerdan con cariño quienes logra, en cambio, llevar un peón del flanco
tuvieron la fortuna de ser sus amigos. hac ia el centro, abrir la columna "g" y hacer
Para producir una partida digna de menc ionar­ también dificil el enroque corto adversario;
se como ej emplo hace falta que el vencido además se fiscal iza, económ icamente, el cua­
colabore en la labor del vencedor con la fiel dro "e5 ", que en la Defensa Caro-Kann suele
observac ión de principios tácticos aj ustados al ser el motivo central de la estrategia inic ial de
espíritu de la partida y, en la presente oportu­ las blancas.
nidad, sucede eso. Un error de Belgrano en el
planteo es el origen de dificultades insalvables s.lll g3 es
que Reti explotó de magistral manera.
Y ya que recordamos a uno de los rivales, Jugada lógica de desarrol lo, pero un tanto
justo es hacer lo propio con Reti, verdadero pel igrosa si no se continúa con la mayor aten­
maestro de la nueva generación argentina de ción. El avance del peón "c" ha dejado la
jugadores y comentaristas que el 6 de junio de casilla "d6" sin la natural protección de un
1 929 apagaba su vida en Praga y privaba al peón y al abrirse la columna "d" se acentuará
aj edrez de las luces de uno de los más formi­ la debi l idad de ese punto. M ientras el negro
dables pedagogos que nunca poseyó. conserve su alfil rey las cosas podrán andar
bien, pero desdichado si llega a tener que
LA NOTABLE LECCIÓN DE RETI cambiarlo.

Y ahora estudiaremos esa partida, que es un 6.lll f3 exd4 7.§'xd4


ej emplo típico del tema de casil las vinculadas
por la acción de un caballo que domina un LOS PRIM EROS ACORDES D E L "LE ITMOTIV"
punto fuerte del tablero.
La partida ya ha sido publ icada por nosotros, Reti ha dispuesto su plan en mérito a las posi­
pero i lustrando otro tema. bil idades que surgirán de la fiscal ización del

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 27


cuadro "d6" y del de "c5" apenas se simplifi­ gada, como hemos dicho, de reemplazar al
que la lucha y coloque su caballo en "d4", peón de "c7" en la custodia del cuadro "d6",
desde donde puede iniciar la marcha por entre que se ofrecerá, apenas se cambie el alfil,
la red de casillas vinculadas: lll f3-d4-f5- generosamente a las amenazas de los caballos
d6-f7, y combinarlo con la del caballo que se blancos.
halla en "g3 " y puede seguir el mismo itinera­
rio por vía "f5 " . 9.J.e3 lll d 5
Ahora bien, ¿por qué son débiles, casualmen­
te, esas casillas y no otras por donde también Otra vez la rutina en acción. Belgrano trata de
podría encauzarse la marcha de los caballos? eliminar el alfil enemigo, observando el clási­
Pues, simplemente, porque estas casillas son co principio de que los alfiles son superiores a
las que más directamente vulneran ambos los caballos en posiciones abiertas, pero no
enroques, y son aquellas que por la estrategia repara que esto es una verdad inconmovible
actual de las aperturas y la necesidad de avan­ sólo en las posiciones que no ofrecen debili­
zar los peones centrales, más pronto quedan dades básicas serias, y que su juego, una vez
sin la natural protección de los peones. Otros eliminado el alfil rey, ofrecerá un cáncer in­
puntos vinculados en el peón rey son c3-d5- terno: el del cuadro "d6" con sus correspon­
f6 . Por eso existen, además de esas casillas dientes caminos radiales para la acción de los
vinculadas -características de las aperturas de caballos.
peón rey-, las que nacen de las aperturas del
peón dama, que son las que entrelazan la par­ 1 0.lll e41
cha de los caballos por vía d2 (o c3)-e4-c5,
o d2-c4-e5, y de ahí escoger entre situarse
en "c4" o "d3 " y "c5 " .

E n síntesis, la raíz estratégica es ésta: cuando


se juega e4 de primera jugada, automática­
mente hay dos casillas que no podrán ser
fiscalizadas de la misma manera que las de­
más, y son las dos laterales a ese peón: "d4" y
''f4", y cuando se juega d4 los cuadros late­
rales "c4" y "e4". Esos puntos son debilidades
en germen. A eso se debe que, en las aperturas
del peón dama, el plan inicial de las blancas
sea dominar el punto "e5 ", y en las de peón
rey, el punto "d5 " . Se observa en la posición que muestra el dia­
grama anterior la notable desproporción exis­
7 ... ti'xd4 8 .lll x d4 J.c5 tente entre el concepto estratégico del maestro
y el de un fuerte aficionado. Este último ve
LOS PELIGROS DE LA RUTINA jugadas y combinaciones, pero desconoce la
esencia de los planes adecuados a cada con­
Una vez más la rutina hace una víctima. ¿Que formación de peones. Reti no teme dej arse
existe una pieza suelta en el tablero? Pues a eliminar ambos alfiles en una posición abierta
atacarla, si con esta maniobra se consigue con tal de apoderarse del punto crítico de la
ganar un tiempo en el desarrollo. "Desconfiad red de acción de sus caballos, el que crea,
de las jugadas naturales" -dijo Reti-, o lo que precisamente, el tema de las casillas vincula­
es lo mismo: Qesconfiad de la lógica simple. das.
El alfil rey debe cuidarse en esta posición
como oro en polvo, ya que es la pieza encar- 1 O . . . lll x e3 1 1 .lll x cS lll x f1 1 2 J!xf1

28 ROBERTO G. GRAU
LA ESTRATEGIA Y SU RELACIÓN CON LA Las negras podrán mover, aun cuando con
CONFORMACIÓN DE LOS PEONES
ciertas limitaciones, sus fuerzas, mas, en cam­
bio, han debido dej ar que tres de las cuatro
Se ha simplificado la partida y, para una vista
p iezas adversarias presionen una cas i l la vital
poco afinada, la posición es igual. Pero, en
del tablero. Es sólo una casilla y en ella nin­
realidad, es muy i nferior para las negras por la
gún peón o pieza pueden ser capturados, pero
deb i l idad del cuadro "d6". Si el peón negro
por obra de ese dominio veremos cómo se
estuviera en "c7", la superioridad de desarro­ reduce de tal manera la situación adversaria
llo blanco no habría tenido mayor u lterioridad.
que, paulatinamente, van apareciendo n uevas
Esto basta para probar una vez más que la
rutas de acción para las piezas, y cómo, deri­
estrategia del ajedrez está en los planteas,
vada de ese dominio del espacio, surge la
fundada en la conformación que tengan los
ventaj a de material.
peones.
1 5 . . . �aG
1 2 . . . bG
Triste necesidad.
Buscando desahogo para e l alfil dama.
1 6. � ed6
1 3 . � e4 0-0
É ste y no el otro cabal lo, pues el de "e4" po­
En estos casos es mej or no enrocarse, pero
dría ser desaloj ado por un peón mediante .f5.
. .

tampoco resulta agradable tener el rey en


columnas abiertas. Todo un d ilema de hierro.
1 6 ... J.eG 1 7.f4
1 4.0-0-0
Este avance hace que colabore en la acción
general la otra torre, y comienza ahora el
Las blancas siguen "acaric iando" la casilla
asedio de la otra casilla vinculada a "d6" por
"d6", pero sólo se apoderarán de ella cuando
la acción de un caballo: la de "f5 " . La red se
hayan logrado asegurar la existencia de un
va estrechando.
cabal lo en ese sector.
1 7 . . . gG 1 8. h 3 h5
1 4 . . . c5
Para evitar g4 y f5, que sería muy fuerte. Pero
Prosiguen las debilidades engendrando deb i l i­
la inferioridad estratégica obliga siempre a
dades. Para poder mover el alfil, las negras
crear nuevas deb i l idades y éste es un magnífi­
debieron j ugar . . b6 y acabar con la amenaza
co ej emplo. Ahora hay, además, ataque sobre
.

del caballo de "c5" sobre el peón "b". Ahora,


el flanco rey.
para poder mover el caballo, deben j ugar . . . c5
y esto da al caballo de "d4" una posición ex­ 1 9 .fü2 cJ/g7 20 .f5 ! gxf5 2 1 . � xf5+ ©g6
celente para colaborar en la presión sobre la
desmantelada casilla "d6". EL OTRO CABALLO EN DANZA

1 5. � b5 Ahora el otro caballo, terminada su misión de


anular al adversario de "a6", acude en apoyo
APARECIÓ EL PUNTO DE COINCIDENCIA de su compañero, siempre girando sobre el
punto central de acción de las casillas vincu­
Y ahora ha surgido el otro tema que tratamos ladas: el de "d6".
anteriormente, pero como producto de un p lan
perfectamente madurado. 22.�bd6 laad8 23.�e7+

TRATADO GENERAL D E AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 29


Reti sigue maniobrando de magistral manera
con sus caballos. Ahora irá con su caballo de
"f5 " , aparentemente a castigar la osadía de la
torre de "d8" -que ha pretendido atacar al
caballo de "d6"- y colocarla fuera de acción,
pero en realidad para actuar en colaboración
con el de "d6" sobre el cuadro "fl", la otra
casilla vinculada a "d6" que resta vulnerar.

23 . . . ©g7 24.g4! hxg4 25.hxg4 &i:Jc7

Si 25 . . . .ixg4 26.gg1 füd6 27.gxg4+ ©h7


28.&i:JfS, segu ido de gh2, etcétera.

26.füd2 ©f6 3 1 .&i:Jd6!

Anticipándose a &i:J df5+, seguido de gxd8. Siguen los cabal los girando sobre el punto
"d6" y comienza la odisea del peón "f" negro.
27.&i:Jc6! .!'!a8 Reti, primero, ha alej ado al rey de la zona en
que podía apoyarlo y ahora, al obl igar el
avance, hal lará el método para capturarlo.
Y la torre, por obra y gracia de la acción de
los caballos, debe volver a la casilla de origen. 3 1 . . .f6 32.&i:Je4+ ©h6 33.&i:Jxf6
Obsérvese cómo el alfil, a pesar de hallarse en
una diagonal abierta, está prácticamente inuti­ Y la ventaj a estratégica derivada de la pose­
l izado por la poderosa acción del caballo de sión de "d6" y sus "zonas de explotac ión" se
"d6" y por la necesidad de apoyar el cuadro traduce en ventaja material y pronto acabará
"fl", actual punto de mira del ataque blanco. con la tesonera resistenc ia de las negras.

28.fü1 + ©g7 29.&i:JfS+ 33 . . . ©g7

Todavía no ha l legado el momento de &i:Je5. Ante gh2, seguido de gh5 o gh7 mate.
Se hará cuando el rey adversario no esté en
"g7", y hacia ese obj etivo marcha Reti, que en 34.gS &i:Jd5
definitiva volverá a "d6" con este cabal lo. COMENZÓ L A AGON ÍA DEL N EGRO

29 . . . ©g6 Cuando el caballo negro iba a hacer algo úti l . . .

Si 29 . . . .ixfS 30.gxf5, amenazando f6+ , gg2 35J!h2 !'.fü8


y luego gh 1 . Si las negras j ugasen 30 . . . c;!;>f6
Malo sería 35 ... &i:Jxf6, a causa de 36.gxf6+
3 1 .gd6+, seguido de f6, y la posición del rey
füf6 37.gg2 +, seguido d e gxf6, etcétera.
negro en la banda sería fatal luego de la reti­
rada gd2 . 36.&i:JhS+! ©g8 37 .füh 1 !

30.&i:Jes+ ©gs Y las negras abandonaron. Mediante una de li­


ciosa maniobra final, Reti ha decidido la vic­
Malo sería 30 ... c;!;>h? por la répl ica 3 1 .gh2+ toria, luego de una partida impecable. Se
©g8 32 .füh 1 .ixf5 33.gxf5 'tt;> g ? 34 .&i:Jd?, amenaza &i:Jf6+, y no es posible huir a causa
con mate en cuatro j ugadas como máximo. de &i:Jg6+, ganando la torre.

30 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO 11

LA LUCHA DEL ALFIL CONTRA EL CABALLO

Uno de los problemas estratégicos más que se le presentan al afic ionado en aj edrez es
saber cuando le conviene l legar a un final con un alfil o con un caballo. Tanto se ha hablado de la
bondad de una pieza sobre otra y tan poco se ha precisado sobre la verdad estratégica que debe
orientar el razonamiento del j ugador, que, a pesar de lo mucho que se ha escrito, a los ajedrec is­
tas de habla hispana que no tienen la fortuna de comprender otros id iomas les resu lta difícil saber
cuáles son los principios que orientan esta fundamental parte de la lucha.
Algunos libros alemanes e ingleses han tratado de resolver en parte ese problema. Capa­
blanca, en "Chess Fundamentals", se ocupa del mismo, pero dando más ej emplos que conceptos.
Trataremos de establecer algunos principios generales que pueden ser de mucha util idad, ya que
este tipo de finales de peones y una pieza menor por bando es muy frecuente en aj edrez. Además,
de la buena interpretación de nuestras palabras puede llegar el aficionado, por razonam iento, a
desentrañar el misterio de la simplificación en aj edrez. Como que sabrá distingu ir, si no todas,
por lo menos algunas posiciones en las que la posesión de un caballo basta para asegurar el triun­
fo, y otras en las que es necesario mantener a toda costa el único alfil de que se disponga.
Podría anticiparse que en realidad el valor de ambas piezas es igual y que sólo la situa­
ción que en tablero ocupen los peones de que los j ugadores dispongan es lo que les da mayor o
menos importancia. Entra, pues, a gravitar en estos finales, también, el fundamental problema del
ajedrez, que es la buena o mala conformación de peones.
Ya hemos dicho, a través del curso que estamos desarrol lando, que el ajedrez es sim­
plemente un problema de ubicación de los peones, y que alrededor de esto, que es la armazón
estratégica del j uego, giran sus dificu ltades y casi todos sus problemas tácticos.

1.-A LGUNAS REG LAS de peones en uno de los flancos, el alfil ad­
FUN DAMENTALES quiere una influencia decis iva. Por ej emplo:
colóquese en un tablero ambos reyes en sus
En los finales en que hay peones móviles, el casil las de origen, lo mismo que los peones
alfil es generalmente superior al caballo. "h", "g" y "f' de ambos bandos. Agréguese un
alfil blanco en "c 1 " y un caballo negro en
"d7". Este final es tablas, sin dificu ltad para
ninguno de los dos j ugadores, por cuanto los
peones no ofrecen desniveles estratégicos.
Agréguense ahora en el mismo tablero otros
tres peones por bando ("a", "b" y "c") en sus
casil las de origen. El final con alfil y seis
peones contra caballo y seis peones, situados
todos en su cas i l la de origen y frente a frente
también, debe ser tablas, pero con más difi­
cultad para el caballo que para el alfil, según
la autorizada opin ión de Capab lanca, quien
agrega que el j ugador que posea un caballo
debe actuar con más caute la, ya que el alfil,
Si éstos se hallan equitativamente distribuidos por su mayor agi l idad, puede ir rápidamente
(todos en la misma columna y frente a frente) de un sector al otro y debil itar la ahora flexi­
es difícil ganar, pero apenas haya superioridad ble cadena de peones del negro.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 31


IMPORTANCIA DE LA MAYORÍ A DE caballo y un peón más? Pues, simplemente, al
PEONES EN UN FLANCO hecho de que el caballo, en el primer caso, no
puede nunca desalojar al rey adversario del
Pero si en cambio a esa posición (interesante lugar que ocupa en "c7" o en "c8", y en cam­
resulta hacerlo sobre el tablero) se le quita el bio, en el otro caso, sí.
peón negro de "h7" y el blanco de "a2", el
final es muy difícil para quien posee el caba­
llo, por la posibilidad de pasar el peón "h" y @� � �
empujarlo en su avance, por medio del alfil,
0

, ��
-
�� -
� �
-

desde la gran diagonal. Y si ahora sacáramos
un nuevo peón por bando, por ejemplo, el �
negro de "g7" y el blanco de "b2", quedaría la
siguiente posición:
• • • •
• • • •
• • • •
• ••• • • • •� •
� � · ·�· · · • • •
0

• • • •
• En una posición simi lar el alfil siempre gana
porque con esa pieza se pueden ganar o perder
� tiempos. El alfil puede moverse dominando
• • • • siempre un mismo punto, y el caballo cada vez
-�· º��� que se mueve deja de fiscalizarlo, y éste es su

-

� - m �
� � ­

mayor defecto para este tipo de posiciones.
En la posición del ejemplo, el caballo necesita
llegar a "b6", "d6" o "e7", sin dar jaque al rey
Se llegaría a una situación estratégicamente adversario, para que éste, al moverse, no pue­
perdida para el negro, por la enorme presión da ir a "c8" y deba permitir que el rey adversa­
que ejercerá el peón "h", que será apoyado rio vaya a "b8" o "b7".
desde distancia, sin esfuerzo, por el alfil. Éste En síntesis, si a quien tiene el caballo en casi­
es el grave defecto del caballo en estos fina­ lla del mismo color del rey le corresponde
les, ya que no puede sostener a los peones que jugar, nunca podrá desaloj ar del punto que
avanzan, sino tras muchas jugadas, y, ade­ ocupa, con su solo esfuerzo, al rey enemigo.
más, porque tiene el defecto fundamental de Para hacerlo debe iniciar su marcha cuando el
ser una pieza con la cual no se puede ganar rey está en casilla de distinto color a la que
tiempos. ocupa, en ese preciso momento, el caballo.

EJEMPLO ABSURDO LA SUPERIORIDAD DEL ALFIL

El caballo necesita siempre un número par de En cambio veamos un final muy parecido de
jugadas para retomar a una misma posición ; alfil contra rey, en el que el alfil logra liberar a
en cambio con el alfil se puede ir en número su monarca de una situación de ahogado,
par o impar de movimientos, y esto se verá a como la anterior, por medio de una hábil pér­
través de los siguientes dos finales: dida de tiempo.
En el final que muestra el siguiente diagrama, En la posición del diagrama de la página si­
si juegan las blancas, es tablas, y si juegan las guiente el alfil se halla esclavizado en el do­
negras, éstas pierden. ¿A qué se debe esa minio de la casilla "bI ", para evitar que el
diferencia fundamental, a pesar de tener un peón adversario se corone.

32 ROBERTO G. GRAU
90% de las posiciones, ya que ambas piezas se
complementan perfectamente. Se podría de­
mostrar, matemáticamente, que si un alfil vale
3 �. dos alfiles j untos valen casi ocho, y que
si un caballo vale tres, dos caballos j untos
valen simplemente seis. Pero esto será tema
próximo. Ahora sólo nos interesa el duelo
singular de un alfil contra un caballo, que en
teoría son equivalentes, pues la s ituación es
favorable para el alfil en las posiciones abier­
tas y generalmente mejor para el caballo en
las posiciones de bloqueo de peones.

EJEMPLO CL Á SICO
No puede, pues, j ugar 1 . .ib 1 , porque luego de
1 . . . ©f7 2 .ia2 + © f8 , el alfil no puede des­ Empecemos por ver una posición a la que
plazar al rey enemigo por medio de la natural arribaron Schlechter y Walbrodt, en el torneo
jugada 3 . .ib3, o ic4, o .id5, o ie 6 , por la de V iena de 1 898.
entrada del peón adversario a dama. Debe,
pues, obrarse con sutileza. Un caballo no
podría desarrol lar la misma acción ofensiva y
defensiva a la vez. Colóquese, por ej emplo, un
caballo blanco en "c3 " y se verá cómo el final
"
es tablas, porque como pieza de tiro corto que
es, no puede tomar el cuadro "b 1 " y actuar en
la zona de combate, en la que están ambos
reyes.
El final se gana así:

1 .ic2 ! ©f7 2.ib 1 ©f8 3 .ia2

Como en el caso del caballo, el alfil debe ir


sin j aque a "a2", para tomar "f7" y obl igar a En esta posición, las blancas ganan matemáti­
que el rey se vaya hacia la columna "e". camente, a pesar de la igualdad teórica de
material. Es evidente que si les tocara j ugar a
3 ... b 1 � las negras, estarían perdidas, porque si mue­
ven el rey seguiría © g5, y si mueven el alfil,
¡ Triste obl igación ! lli xc6, ganando.
El problema es, pues, l legar a esta m isma
4.ixb1 ©f7 5 .ia2+ ©f8 6.id 5 (por ej em­ pos ición, pero correspond iendo j ugar a las
plo; o a cualquier otro cuadro de la diagonal negras, para ganar de acuerdo con la maniobra
larga que ahora ocupa el alfil, excepto "f7") citada. Y por medio de una serie de precisas
6 . . ©e7 (o 6 ... © e8) 7.©g7 (o 7 . © g8), se­
.
j ugadas con el rey, Sch lechter logra su propó­
guido de 8 . h 8�. ganando en seguida. sito.
Debe partirse de la base de que el rey negro
LA FUERZA DE DOS ALFILES JUNTOS no puede avanzar nunca, por la necesidad de
evitar la maniobra llif7 seguido de llid6; sobre
Además, podría agregarse que dos alfi les son este detalle especula Sch lechter para sacar
infin itamente superiores a dos cabal los en el provecho de la mayor movil idad de su rey.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 33


1 .i>f3 1 i>e7! Gambito de Dama (D62)
Argentina
S i 1 . . . i>g7 2 . i>e3 y 3. i>f4, ganando. Si B lancas: V. Fernández Coria
1 ... ©fS 2 .lll f7, seguido de lll d6, ganando. Negras: D. López Martínez
Queda, pues, por estudiar, en lugar de la j uga­
da efectuada, 1 . . . ©e6, a lo que segu iría 1 .d4 lll f6 2.lll f3 e6 3.e4 d5 4.ig 5 lll bd7
2 .lll d3 i>f6 3 . ©e3! i>fS 4 . ll:\ f4 ©g4 5.e3 ie7 6.lll e3 0-0 7.Y!!e 2 e5 8 .exd 5
5.lll xhS! ©xhS 6 . ©f4, seguido de ©es, ©c6 exd4 9.c!Llxd4 lll x d5 1 0 . .ixe7 Y!Jxe7
y ©c7, ganando. Si en esta variante, en lugar 1 1 .c!Llxd5 exd5 1 2.id3 Y!! b 4+ 1 3 .Y!!d 2
de 3 . . . ©fS, las negras j ugaran el rey a otra c!Ll e5 14 ..ibS Y!!x d2+ 1 5 .©xd2 a6 1 6.id 3
parte, seguiría 4 . ©f4 ©f6 5 . lll eS, y se habría ie6 1 7.ghe1 mea 1 a .ge2 lll x d3
ganado el tiempo, que es lo que se busca. 1 9. ©xd3 gxe2 20.©xe2 ges+ 2 1 .©d2
@ta 22.ge1 gxe1 23.©xe1 ©e7 24. ©e2
2.©f2 ©f6 ©d6 25.©e3 .id7

No serviría 2 . . . ©e6 por 3.©e3 ©e7 4. ©f3


©e6 5 .lll d3, etc. Ni tampoco sería bueno
2 . . . ©f8 por 3. © e2 ! ©e8 4 . ©e3! ©e?
5. ©f3, etcétera.

3.©e2! .ig4+

Si 3 . . . i>fS 4 . ©f3 ©e6 5 . lll d3, etcétera. Si


3 ... ©e6 4 . ©e3 ©e7 5.©f3 ©e6 6 . lll d3,
etcétera. S i 3 . . . ©e7 4 . ©f3 ©e6 5. lll d3,
etcétera.

4.©e3 .tea s .i>f4 É sta es la posición que nos interesa realmente.


La partida, hasta este momento, ha sido exce­
Y se ha l legado a la misma posición, corres­ lente y val iosa por los detalles técnicos del
pondiendo j ugar a las negras, que por esta planteo. Las blancas han logrado fij ar el peón
causa no pueden evitar la entrada del rey aislado, y, de acuerdo con el clásico principio
enem igo o, en su defecto, la entrega del caba­ de Capablanca sobre la simplificación, han
llo por el peón de "c6". cambiado todas las piezas accesorias de la
lucha, para reducir ésta a las que ofrecen des­
UNA PARTIDA EXCELENTE niveles. El caballo es superior al alfil en esta
posición, por su mayor movilidad y por el
Terminaremos esta primera parte del estud io hecho de que el alfil estará obstruido en su
sobre la eficacia respectiva del caballo y el propia acción por el peón de "d5 " . Ahora, la
alfil en los finales, con el ej emplo de un nuevo necesidad de apoyar a ese peón lo convertirá
caso en que el cabal lo es superior al alfil, a paulatinamente en un alfil malo, y la parál isis
pesar de no haber peones trabados ni un alfil irá minando el juego negro.
inmovilizado. Sólo existe un peón central
débi l y un caballo que domina los cuadros 26.lll f3
negros, por los cuales nunca podrá ejercer
fiscalización el alfil, que, al no contar con la Para darle el cuadro "d4" al rey.
ayuda de su compañero, sólo puede vulnerar
la mitad de las casil las del tablero. 26 . . .fG

34 ROBERTO G. GRAU
Si 26 . . . @cs seguiría 2 7 . lll e5 �e6 28.lll d3+ Para ganar los finales de caballo contra alfil es
@d6 29. @d4. necesario mantener peones en ambos flancos.
Por eso esta j ugada, que a la vez reduce el alfil
27.©d4 ibS 28. lll d 2 b6 adversario a un papel muy pasivo, es mejor
que 40.bxa5.
Es necesario tomar los saltos del cabal lo,
especialmente los negros, ya que los blancos 40 . . . ieS 41 .fS+!
están fiscalizados por el alfil. Asim ismo hay
que quitar la casilla "c5 " al rey, pero todo esto Y ahora se ha vinculado a la partida el tema
será inútil, a pesar de la notable defensa de las de la entrega del peón lateral, para desunir los
negras. peones enemigos. Como se recordará, a partir
de la posición del texto, este final lo dimos
29.h4 h5 30.b3 ic6 3 1 .lll f 1 ©e6 32. lll g 3 como ejemplo, en su oportunidad, de aquel
g6 33 .f4! tema, en el tercer tomo. Por eso no haremos
más comentarios. Se gana matemáticamente
Esta j ugada tiende a fij ar al rey negro en "e6", por agotamiento de j ugadas de las negras.
para impedir f5 . Asimismo la j ugada del texto
obl iga a j ugar . . . �e8, para apoyar el peón "h". 41 . . . ©d6 42.e4! if7
Poco a poco se va trabando el j uego negro.
Si 42 . . . dxe4 43. lll xe4+ @e7 44.@d5 gxf5
33 . . . ieS 34.a3 if7 35.b4 ieS 36.©d 3 ! 45. lll d6 �d 7 46.g3! �e6+ 47. 'tti c 6 �b3
48.lll cB+, ganando.
DETALLE TÁCTICO FUNDAMENTAL
43.exdS ©e7 44.fxg6 ixg6 45.lll e 4 ifS
Notable movim iento que encierra una suti leza. 46.d6+ ©e6 47 .d7 ©xd7 48.lll xf6+ ©c7
Femández Coria quiere j ugar a4, pero para 49 .lll d S+ ©b7 50.©c3 ig4 5 1 . ©d4 id 1
que ello sea posible necesita que el alfil salga 52.lll c3 ig4 53.©es ©c7 54. lll d S+ ©b7
de esa diagonal y esta retirada tiende a eso. 55.lll e3 ie2 56.©d4! ©c7 57. ©c3 ©d6
Como las negras no pueden j ugar .f5 por lo
..
58.©d2, y ganan .
grave que sería que las blancas colocaran el
caballo en "e5 " por vía "e2" y "f3", y tampoco Más ade lante segu iremos estudiando este
mover el rey a "d6" por la grave amenaza f5 tema, con nuevos ej emplos para poder deducir
seguido, si . . . g5, de hxg5 y e4, el tiempo se y sacar principios generales.
gana matemáticamente.
EL ALFIL ES SU PERIOR EN LAS
11. -
36 . . . ibS+ 37.©c3 ieS 38.©d41 POS ICIONES DE PEONES M Ó V I LES

Y con esto term ina una importante escena del El tema que estamos considerando tiene vital
final . Ahora deben j ugar las negras y no pue­ importancia para la práctica del ajedrez. La
den mover el rey, por la variante antes men­ lucha de caballo contra alfil, o viceversa, en
cionada. los finales de partidas, es muy común, ya que
después de los finales de torres y peones, que
38 . . .if7 39.a4 as en realidad son los más frecuentes en el j uego
y responden a una estrategia especial, de la
Ú nica. No puede perm itirse a5, que quitaría el que ya nos ocuparemos, es el tipo de lucha
peón de "b6" y daría al blanco el fuerte acceso más fam i l iar para el aficionado.
hac ia los peones rivales por vía "c5 " . Es evidente que estos temas deben interesar
más al j ugador de alguna experiencia y habili­
40.bS dad. Generalmente el aj edrecista bisoño no

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 35


logra arribar a los finales en sus partidas, y un caballo nunca a un alfi l . Por ej emplo, un
cuando j uegan entre sí dos de e llos, las luchas caballo en cualquier casilla de la banda del
se desequi l ibrarán en el medio j uego de mane­ tablero estará siempre copado por un alfil
ra decisiva. Y precisamente los finales, o la enemigo que se coloque frente a él, dej ando
estrategia del prefina) que ahora nos ocupa, es dos casillas l ibres por medio (si el caballo está
la de aquel las posiciones en las que hay un en "e I '', el alfil en "e4"; si el cabal lo está en
equi librio material absoluto. Queremos mos­ "h7", el alfil en "e7'', etcétera).
trar cómo la igualdad de material, y aún de
espacio, no basta para poder afirmar que una LA DEBI L I DAD DEL ADVERSARIO
posición es parej a, aun cuando aparentemente COMO RECURSO PROPIO
no existan desniveles.
Los caballos valen menos que los alfi les, Pero ya sabemos que en la mayoría de las
dij imos anteriormente. Establecimos hasta un partidas hay peones de ambos bandos en j ue­
atrevido cambio de aumento potencial del go, permanentemente, y de la situación que
valor de los alfiles, cuando existen ambos en éstos ocupen depende que sea verdad o no lo
acción. D ij imos que en las posiciones abiertas, manifestado, ya que son estas diminutas pie­
con pocos peones, un alfil es mucho más zas no sólo la armazón estratégica del j uego,
fuerte que un caballo. Y esto es fáci l de com­ sino las que entorpecen la movil idad de las
prender para quien coloque un alfil solo en un piezas rivales y de las propias, de lo que re­
tablero, en una de las posiciones centrales. sulta que a menudo se logra batir al rival, no
Póngase, por ej emplo, un alfil en "e4", y se tanto por la eficaz acción de las propias pie­
verá que esta pieza domina trece casillas: siete zas, sino por la negativa que realizan los peo­
de la gran diagonal y seis de la otra. En cam­ nes del bando contrario. De lo que se deduce
bio, se observará que el caballo nunca puede que, para los fines estratégicos del j ugador, es
dominar más de ocho casillas. Póngase luego tan importante considerar los valores positivos
el alfil en la peor casilla que puede ocupar, de las propias fuerzas como los defectos es­
que es cualquiera de los ángulos del tablero, y tratégicos, que son los valores negativos, de la
se verá que actúa sobre siete cuadros. Hágase posición del ej ército enemigo. Y esto es tan
lo propio con un cabal lo y se verá que sólo cierto en aj edrez como adaptable a la estrate­
domina dos. gia mil itar.
Pero hora es que pidamos auxilio a los ej em­
LO QUE DESN IVELA TODA TEOR Í A plos para robustecer lo afirmado y no dej ar
PURA ninguna duda en el ánimo del lector aficiona­
do.
Esto quiere decir que existe una razón mate­
mática para que el alfil sea teóricamente me­ EJEMPLO MUY EXPRESIVO
jor. Pero como en aj edrez, para luchar, es
necesario que existan otras piezas, resulta que Nos iniciaremos con una partida j ugada hace
de la posición de éstas, especialmente de la varios años en un Torneo Mayor local, entre
situación que tengan los peones de cada ban­ Grau y Oj eda, en la que el conocimiento del
do, depende que las piezas puedan hacer uso tema facil itó la concepc ión del plan ganador al
de esa movilidad. El caballo, para ser más primero. Se trata de otro ej emplo que muestra
eficaz que el alfil, necesita de la asistencia de lo perj udicial que resu lta una mala configura­
otras piezas dispuestas de especial manera, ción de peones rígidos para la acción del alfil,
pero, por suerte para él, muy frecuentemente y como se acrecienta la fuerza del caballo
colocadas de modo favorable a sus planes. cuando existen cadenas de peones inmóviles y
También se podría argumentar, para mostrar posiciones de bloqueo, donde los alfi les no
la superioridad del alfil, que esa pieza puede pueden hacer valer la agil idad de su acción. El
copar, por sus propios medios, a un caballo y alfil, que en aj edrez es un poco lo que la ca-

36 ROBERTO G. GRAU
ballería en la guerra, necesita campo abierto pre estarían mej or. Ahora se produce una
para ser eficaz, de lo que se desprende la es­ simplificación que las blancas, a pesar de
trategia a seguir para quien posee alfiles: evi­ tener ventaj a en espacio y de necesitar ganar
tar la consolidación de las cadenas de peones, la partida para los fines del torneo en que se
que son, en realidad, el atrincheramiento de disputó, aceptan gustosas. ¿Y a qué razones se
ambos bandos. debe que el blanco cambie tantas piezas y
llegue, aparentemente, a una posición de final
Gambito de Dama (D30) con pocos recursos para vencer? Pues, sim­
Buenos Aires, 1 932 plemente, a que cambiará todas las piezas de
B lancas: R. G. Grau valor estratégico simi lar y sólo dejará en el
Negras: Ojeda tablero la peor pieza menor negra, que es, en
este caso, el alfil dama, que verá entorpecida
1 .d4 .!Df6 2 . .!Df3 d5 3.c4 e6 4.igS ie7 su acción por la ubicación de su peones en
5.e3 .!D bd7 6 .id3 0-0 7.0-0 dxc4 8.ixc4 cuadros blancos, y especialmente por el peón
a6 9.a4 c5 1 0 . .!D c3 cxd4 1 1 .exd4 que ahora se colocará en "d5 " .
No nos cansaremos d e repetir que a l fi l malo
El blanco ha logrado ventaj a en espacio, pero no es sólo e l que está encerrado, sino el que
esto le ha sign ificado la obl igación de quedar marcha por diagonales del m ismo color que la
con un peón aislado. Pero la existencia de un casilla que ocupa el propio peón central más
peón aislado no es un defecto muy grave avanzado.
cuando se tiene ventaj a en desarrollo o el rival
no puede inmovilizarlo hasta el final de la 1 5.ixdS exd5 1 6.V!! b 3 ie6 1 7 .V!! b 6!
partida. E l b lanco puede liberarse de esta
preocupación mediante el oportuno avance del
mismo a "d5 " . Hace más segura la posición
del peón aislado el hecho de que el rival no
disponga de un caballo en "c6" que lo ataque.
El negro trata de paralizarlo, pero para lograr
esto incurre en una pel igrosa simpl ificación.

1 1 ... clLibG 1 2 .ib3

Una de las pocas posiciones en que conviene,


en la apertura de la dama, no regresar con el
alfil rey a "d3 " es, precisamente, cuando hay
un peón aislado, pues es necesario fiscalizar el
cuadro que está delante de ese peón, para El blanco ha logrado atrapar la debi lidad de la
evitar que en él se haga fuerte una pieza rival, posición enemiga que es, precisamente, los
en especial un caballo, que en este caso actua­ cuadros negros que nunca podrán ser fiscali­
ría sobre los cuadros débiles "b4" y "f4". Dé­ zados por e l alfil. El avance del peón "a" ne­
biles, porque no están fiscalizados por ningún gro ha dejado, a su vez, débi l el escaque "b6",
peón. y el blanco sitúa su dama en él, para lograr
poseer los puntos fuertes de "c5" y "c7", por
EL PELIGRO DE LA SIMPLIFICACIÓN donde puede accionar con sus torres sobre los
peones enemigos. El negro podrá evitarlo
1 2 ... clLi b d S 1 3 .clLixdS clLixdS 1 4.ixe7 V!!x e7 med iante la simplificación, y eso es precisa­
mente lo que busca el blanco con esta manio­
Era mejor en este caso especial 1 4 . . clLixe?, a
. bra agresiva, para adaptarse perfectamente al
pesar de que luego de clLie5 las blancas siem- principio medular de la simplificación, que es

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 37


cambiar todas las piezas accesorias de la lu­ 23 . . . 'ªxcG 24.'ªxcG bxc6
cha, para dej arla librada solamente a las que
acusen desniveles estratégicos. En este caso Y estamos en la médula de la partida, para
conviene l legar al final de caballo contra alfil, nuestros fines. Se ha llegado al final de caba­
por la mala situación del alfil adversario, que llo contra alfil, que necesita varias etapas para
está trabado por su peón central, el que no ser ganado. Estratégicamente está definido,
dispone del recurso de avanzar. pero ahora es necesario no fal lar tácticamente.
El primer acto del mismo es la ocupación del
1 7 .. J;acS 1 8 J;ac1 gxc1 1 9.gxc1 ges punto "c5 ", antes que el rival pueda mej orar la
20.gcs situac ión de su alfil mediante . . . �f5 , para
seguir, si ltJd2, con . . . �c2, tomando todas las
LA GANANCIA DE TIEMPO vías de acceso hacia "c5 " del caballo blanco.

Esto gana un tiempo. Véase cómo el blanco 25.ltJd2 ©f7 26.lüb3 ©e7 27 .ltJcs �ca
hace de los cuadros negros su punto fuerte
para el ataque. Si ahora el negro siguiera con
20 . . . !!xcS 2 1 .\WxcS \Wxc5 22.dxcS 'i!?f8
23.ltJd4, con final igualmente ganador para el
blanco, por la poderosa acción del cabal lo
indesaloj able que será sostenido por f4 para
evitar que el rey adversario entre por vía "e5 "
para echarlo, y se avance luego el peón "d".
También ganaría en esta variante 2 1 .dxcS.

20 .. .fG

Evita ltJeS.

21 .h3 CÓMO S E RAZONA EN AJ EDREZ

Jugada intermedia necesaria. E s prudente salir Se ha planteado la posición que buscaban las
de la posición de mate en octava (primera) blancas. Ahora el alfil está en "zugzwang" (no
l ínea, para tener agi l idad con el cabal lo. puede moverse sin perder algo), pero dificil
resulta aún saber cómo ha de hacerse para
ganar. Navegar a tientas hacia la victoria es
tarea ingrata, y justo es que digamos qué
También era bueno \Wa7, pero las blancas suerte de deducción debe hacer un aj edrecista
tienen un plan c laro, que es l legar al final de para saber si puede ganar o no. Debemos
caballo contra alfil, en la seguridad de que el afirmar antes que hay gran cantidad de j uga­
dominio del cuadro "c5" ha de reportarles la dores, aun de primera categoría, que reempla­
victoria, porque deben luchar contra el alfil zan este tipo de reflexiones con el anál isis de
malo. Mucha ha de ser la seguridad en el tema jugadas. Porque el instinto los guía en el mar
cuando aceptan la simplificación total de las de la compl icación ; pero también debemos
piezas, sin necesidad. Se verá ahora la impor­ decir que lo inteligente es navegar con rumbo
tancia de la j ugada h3, ya que, de no haberse claro y no dejarse l levar a la deriva de los
tomado esa elemental precaución, las negras accidentes de la lucha.
podrían haber seguido con 22 . . . !!xc5, conti­ La zona donde hay desproporción estratégica
nuando con . . . �g 4 y . . \Wxa4, con la amenaza
. es el ala dama. En ella hay razón para preten­
de mate en "a l " y "d l " . der ganar. Nada de esto sucede en el flanco

38 ROBERTO G. GRAU
rey, ya que los tres peones de ambos bandos caballo desde "f3". Esta presión debe obligar a
están bien colocados. No hay, pues, razón simplificar, y esto faci l itará la marcha del rey.
para sacar mayor ventaj a en ese sector. Ahora, Tácticamente está, pues, resuelto el segundo
si los peones no existieran, ¿se ganaría el problema.
final? Rápidamente se observa que sí. Por Veamos cómo:
ejemplo: sacamos mentalmente del tablero
esos peones y ponemos al rey blanco en "f4" y 34 . . . @d6 35.h4 @e7 36.�d3 .id7 37.�e1
al negro en " f6 " ; se l lega a la conclusión de gxf4+
que las negras no tienen ninguna j ugada buena
y están en una posición absoluta de Y las blancas ganaron la pequeña batalla enta­
"zugzwang". Si mueven el alfil, pierden el blada en el ala de rey, que en realidad es una
peón "a, y si mueven el rey, entra el rey ad­ escaramuza de gran importancia para definir
versario y se gana por el simple procedim iento la lucha en el ala de dama. Si 37 . . . ©f?
de la oposición, facil itado en este caso porque 38. lt:lf3 ©g6 39.hxg5, seguido, después de la
el caballo, desde "c5", le quita al rey enem igo simplificación, de lt:l e5+, con j aque doble.
las casil las "e6" y "d7".
Sabemos, pues, cual es la posición ganadora y 38. @xf4 .ie8 39 . � d 3 .id7
ahora marcharemos rumbo a la misma. Lo que
sabemos es el plan estratégico; ahora tratare­ Necesario para poder ir a "c8" y apoyar el
mos que, tácticamente, éste no sufra tropiezos. peón "a" . Se observa así la pobre acción del
alfil, que está a merced del caballo blanco.
28 .©f1 ©d6 29.©e2 ©c7 30.aS!
40. ©f3
Necesario para evitar . . . 'i!?b6, seguido de
. . . a5. Este avance hace perder a las blancas el CÓMO SE GANA UN TIEMPO

tiempo que mantenían de reserva para cuando


llegaran a la posición de "zugzwang", y es un Las blancas quieren ganar un tiempo, es decir,
inconven iente táctico que obl iga a j ugar con l legar a esta misma posición correspondién­
mayor cautela aún. dole j ugar al negro, y lo logran mediante el
procedimiento típico de volver con el rey a la
30 . . . ©d6 3 1 .g4 g 5 ! m isma posición, en un número impar de j uga­
das. Si ahora 40.g5 seguiría 40 . . . h5 y la
victoria sería d ifíci l, porque si 4 1 .gxf6+ 'i!?xf6
Para tomar la casilla "f4" al enemigo.
42.lt:le5 (o 42.lt:lc5) 42 . . . �eB (o 42 . . . �cB),
y las blancas, al tener que jugar, pierden su
32.f4 h6 33. ©f3 ©e7 34.©g 3 !
notable posición actual. Como sabemos que el
I MPORTANCIA DE PEQUEÑOS PROBLEMAS caballo no sirve para ganar tiempos, habrá de
TÁCTICOS lograrse esto con el rey.

El segundo y más grave problema táctico a 40 . . . .icS 41 .©g3 .id7 42.@f4


resolver. El negro ha j ugado con gran lógica y
ha dispuesto sus peones de manera que el rey Y ahora j uegan las negras .
blanco no conjugue su acción con el caballo.
Le ha cerrado el acceso a "f4" y es necesario 42 . . . @f7 43.gS! hxg5+
obl igar a que sean las negras las que deban
jugar . . . gxf4 . ¿Cómo hacerlo? Medítese y se La otra posibil idad era 43 . . . h 5 44. 'i!?g3! 'i!?g?
verá que las blancas pueden colocar tres pie­ (no 44 .. .fxgS, por 45.lt:leS+, ni 44 . . .�g4, por
zas sobre el peón "g5 " enem igo: el peón "f', 45.gxf6, seguido de lt:leS) 45.gxf6+ 'i!?xf6
que está ya en " f4", el "h", desde "h4", y el 46.lt:lcS �c8 47. ©f4, y ahora deben j ugar las

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 39


negras, que pierden por estar en absoluto I I I . - LOS CABALLOS SON SU PERIORES
"zugzwang" . EN LAS POSICIONES DE BLOQUEO

44. hxg5 ©g6 45.gxf6 @xf6 46.lll e51 Hemos afirmado que el alfil es más valioso en
las posiciones abiertas. Por esta causa algún
aficionado se preguntará a qué se debe que
luego de esa afirmación nos complazcamos en
• • • • mostrar posiciones favorables a la acción de
los cabal los, y daremos la razón. Dij imos que
comentaríamos oportunamente el tipo de posi­
. ciones en que el alfil es más eficaz; también
6
?: ,,v ••�
" • expresamos que dos alfiles son muy superio­
res a dos cabal los, casi siempre, pues hay
= . posiciones de bloqueo absoluto que los anu­
lan. Lo que no hemos dicho es que las posi­
• • • • ciones de bloqueo o semibloqueo, por la ac­
ción restrictiva que en la movilidad de las
propias piezas ej ercen los peones, son más
decididamente favorables a los caballos que
No a "c5 " , porque hace falta que el alfil no las posiciones abiertas a los alfi les.
tome la casilla "g4", que será el tiempo de que
el rey blanco dispone para ganar el final. ALGUNOS DETALLES V ALI OSOS DE LA
LUCHA DE CABA LLO CONTRA ALFIL
46 ... ieS 47.i>g4 ©e7
En las posiciones abiertas los alfi les y los
Se inicia el repl iegue del rey negro, en derro­ caballos luchan de igual a igual en el máximo
ta, que permite el avance demoledor del rey de su acción, y como la ventaj a del alfil sobre
blanco. Cambiados los tres peones del ala rey, el caballo está cons iderada en medio peón,
se ha llegado a la posición imaginada en el que no es por cierto mucho, sucede que no es
comentario de la j ugada 27ª. Ahora el camino tan claro determ inar las situaciones decidida­
del triunfo es matemático. mente favorables, pues la acción es más lenta
y menos típica. En cambio, en las posiciones
48 .©g5 i>e6? de bloqueo, el caballo lucha manteniendo su
acción y si, por ej emplo, se coloca entre dos
Esto faci l ita el desenlace. Pero igualmente se peones adversarios, ataca a los peones que
ganaba, si 48 . . . id7, mediante 49.i>g6! (no sostienen a éstos. Por ejemplo, un caballo en
49.llixd7, por 49 . . . i>xd7 50. i>f6 ©d6 y "e5", entre un peón rival en "d5" y otro en
tablas, porque las negras ganarían la oposi­ "f5", que generalmente están sostenidos por
ción) 49 . . . .ieB+ 50. i>g7 ©e6 (no 50 . . . .id ?, otros peones en "g6" y "c6", ataca sus bases
porque ahora sí vale 5 1 . lll xd7 i>xd 7 52 .@f?, de apoyo. Y aun cuando no existiera esto, si
ganando la oposición y la partida) 5 1 .llid3, y lucha contra el alfil dama adversario, éste será
se llega a la misma posición del texto. Tam­ trabado por los peones de "d5" y "f5".
bién ganaría 5 1 . @f8 . Ofrecen así un desnivel favorable mayor
aquellas posiciones en las que el caballo do­
49.lll d 3 id7 50.lll c5+ ©d6 5 1 .lll xa6 .ic8 mina. La lucha del alfil en las posiciones
52.lll c5 ©c7 53.i>f6 ih3 54.©e7 if1 abiertas es más sutil y mucho menos simple
55.lll e6+ ©b7 56.©d6 de atrapar, para darle unidad al tema; pero, a
pesar de esto, lo intentaremos, para tratar de
Y las negras abandonaron. agotar este problema de vital importancia para

40 ROBERTO G. GRAU
los aj edrecistas, ya que alrededor de él gira sino que amenaza cambiar rápidamente de
gran parte de la estrategia del ajedrez y del posición mediante llJc5+ o llJd4+, según el
secreto de la buena o mala simplificación. sitio a que vaya el alfil rival. La primera j uga­
da es, pues, 1 .llJe6. El negro, para poder de­
I MPORTANCIA DE UN DETALLE tener al peón adversario, debe j ugar su alfil a
T Á CTICO "e l " , "h4" o "g3 " . S i va a "e l " o "h4", obser­
vamos que es necesario evitar que luego se
Antes de seguir adelante mostraremos una coloque en "c3" o "f6" respectivamente, y
posición de final compuesto en la que se ob­ advertimos también que un cabal lo desde "e4"
serva cómo el caballo puede competir también toma todos esos saltos. Entonces hay que
en algunas posiciones de juego abierto contra seguir con 2 . llJ c5! i> mueve 3.llJe4!, y no es
el alfil, y cómo es de dificil el buen manejo de posible evitar la entrada del peón, pues el alfil
estas piezas. está semicopado y necesita, por lo menos, tres
jugadas para meterse en la gran diagonal. Si,
en cambio, 1 . . .ig3, se hace necesario evitar
. . . .ie5; para lograr esto se hace uso del otro
jaque, o sea 2 . llJ d4+ i> se mueve 3.llJf3, y
también se logra tomar todas las vías de rápi­
do acceso a la gran diagonal del alfil adversa-
rio.
Pero, como hemos dicho, este final es una
excepción, pues de no haber mediado el acci­
dente favorable de la posición del rey negro,
que permite hal lar esos jaques intermedios y
salvadores, no se habría logrado coronar el
peón "h". Volvamos ahora a las verdaderas
posiciones en que el caballo es favorable, sin
Es ésta una posición muy simple en aparien­ mediar accideAtes tácticos, pues éstos son
cia. Es dificil construir un final bonito como detal les, y lo que a nosotros nos preocupa es
éste, con tan pocas piezas. Veremos cómo el mostrar situaciones estratégicas donde no
caballo logra apoyar al peón de "h6" para radique el resultado en azares difici les de
permitir que se corone, copándole los saltos al precisar en un curso racional. Hemos mostra­
alfil rival. Pero como el alfil es muy ági l, para do el ej emplo, más por lo bonito que por lo
lograr dominar a esta pieza debe el caballo práctico.
hacer uso del recurso que nace de un oportuno
jaque al rey enem igo, que en cierto momento C Ó MO LE GAN Ó BOGOLJUBOW A GILG
permitirá ganar un tiempo con el caballo.
¿Cómo se resuelve el final? De paso haremos Veremos ahora una pos ición a la que llegaron
el tipo de razonamiento que debe segu ir el Bogolj ubow y Gilg, en el torneo de Carlsbad
jugador principiante. Es evidente que se debe de 1 929:
evitar que el alfil negro vaya a "d4", pues el A la posición que muestra el diagrama de la
caballo no podría desalojarlo nunca de la gran página siguiente se arribó después de la juga­
diagonal. da 26ª de las blancas. Evidentemente las ne­
Agreguemos ahora otra reflexión para no gras están perd idas, de acuerdo con nuestra
navegar a ciegas. ¿En qué punto podría estar experiencia. El alfil que poseen hace las veces
el caballo para que dispusiera de más posibili­ de un peón y no puede competir con el caba­
dades de ganar un tiempo mediante jaques al llo, por tratarse de una posición de bloqueo,
rey enem igo, una vez que el alfil se mueva? donde la acción de estas piezas tanto se desni­
Pues, en "e6", donde no sólo impide . . id4,
. vela.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 41


29 . . . .teG 30.bS axb5

En estos casos, siempre, casi sin ninguna


excepción, se debe cambiar uno de los peones,
pues, si no, luego de bxc6 quedaría otro peón
débi l en "a6", muy difícil de defender. Y es
prudente achicar las preocupaciones, espe­
cialmente cuando se está inferior y no pueden
distraerse efectivos.

3 1 .axbS h 5 32. bxc6 bxc6 33. tll bS!

Y ahora el caballo, mediante un detalle táctico


(la imposibil idad de ser capturado), mejora su
Para que en una posición de este tipo no exista situac ión, pues va en busca de una cal idad
este pel igro, debe poseerse el alfil que actúa enem iga. Pero no era preciso esto para ganar.
en las cas i l las de color diferente a las que
están ocupadas por los peones; en este caso el 33 . . . lad7 34.tll d G laxd6 35.exd6 .id7
alfil debería correr por casil las negras. Si, por 36.laaS \We6 37 .\WcS ©h6 38.laa7 lab8
ejemplo, este alfil en lugar de estar en "f7" 39.h3 lab5 40.\Wd4
estuviera en "h7", habría s iempre el recurso de
eliminar el poderoso cabal lo de "d4", que Y las negras abandonaron.
ahora desarrolla una acción decisiva.
La partida siguió así: UN EJEMPLO FAMOSO

26 ... ©g7 27.cxdS exd5 28J�c5 \We8 Veremos ahora, para poner fin al tema de la
29.a4 lucha del caballo contra el alfil en posiciones
estratégicamente favorables para el primero,
EL P UNTO DE COINCIDENCIA DE LAS PI EZAS
un ej emplo extraordinario, que merece califi­
cativos especiales del doctor Emanuel Lasker.
Aprovecharemos la oportunidad para recordar Se trata de la valiosa partida que ganó Bogol­
un tema muy importante que hemos estudiado,
jubow contra Romanovsky, en el torneo de
y que ahora se vincula. De la buena compren­
Moscú de 1 92 5 .
sión del mismo surge la teoría del plan. ¿Cuál
Fue así:
es el sitio en que coincide la acción de todas
las piezas blancas? Es fácil verlo: la casilla
Apertura Inglesa (A 1 5)
"c6", que está atacada por el cabal lo, las dos
Moscú, 1 925
torres y la dama. Está vulnerada por cuatro
B lancas: E. Bogolj ubow
piezas y puede ser presionada por otra más: el
Negras: Romanovsky
peón desde "b5 " . Sabemos, pues, que el punto
crítico de la partida es el "c6", y hacia él con­
vergerán todas las fuerzas blancas. Como las 1 .tll f3 lll f6 2.c4 d5 3.cxd5 tll xd5 4.d4 g6
negras tienen desventaj a en espacio (menor 5.e4 lll f6 6. tll c3 .ig7 7 . h 3
terreno donde accionar con sus fuerzas), han
de hal lar dificultades para defenderse. Tene­ A esta j ugada, el doctor Lasker hace el s i ­
mos, pues, la idea estratégica de la partida, por guiente comentario: "Los alfi les son, cuando
cuanto conocemos la teoría del punto de coin­ las l íneas se abren, más fuertes que los caba­
cidencia de las piezas, y hacia él va Bogolju­ llos y deben estar asegurados contra los cam­
bow. bios. Por eso, las blancas j uegan h3, que tien-

42 ROBERTO G. GRAU
de a seguir con .te3 , apoyando el centro, sin Las blancas cambiaron su peor alfil, que ac­
el riesgo de . . . 'Llg4 seguido de . . . 'Llxe3". tuaba en casillas del m ismo color que las que
Además -agregamos nosotros-, esta j ugada ocupa el peón más avanzado, y eliminaron a
impide . . . .tg4, en su oportunidad, y anula la cambio el mej or alfil rival . Ahora comenzará
posible acción ofensiva de ese alfil, que al la lucha estratégica que nos i nteresa.
clavar el caballo de "f3" accionará sobre el
peón de "d4" que éste defiende. 1 6.dxeS

7 . . . 0-0 8 . .ie3 c6 9.'!Wd2 ges 1 0 . .id3 EL DUELO ESTRATÉG ICO DE DOS CABALLOS
'Llbd7
La lucha entra en su faz crítica. Las blancas
Las blancas dominan el centro -agrega están mejor por la acción que ej erce el peón
Lasker- pero las negras amenazan simplificar de "e5 ", que fiscal iza las cas i l las negras. El
el j uego mediante . . . es. La fuerza del centro caballo blanco amenaza entrar en "d4" y cola­
blanco consiste en la influencia que tiene en la borar en su acción, y si se lograra cambiar
acción de las piezas enemigas. La j ugada . . . dS todas las piezas y reducir la lucha al caballo
lo l ibraría y las blancas deben apelar a un contra el alfil negro, se ganaría por la prepon­
recurso estratégico heroico para evitar no sólo derancia que en la lucha adquiere el dominio
que entre a actuar la torre adversaria, sino que de los cuadros negros, que los alfiles, en este
su peón de "e4" sea luego un tema de ataque caso, no pueden fiscalizar.
para el negro.

1 1 .eS!

A vanee atrevido, ya que todo avance de peón


central que no esté provocado por otro peón
debil ita los peones. En este caso eso se acen­
túa por la situación del peón "d", pero si se
observa que las negras no tienen otra retirada
para su caballo que el cuadro "d5 ", se verá que
mediante el cambio de peones desaparece la
gravedad de esa debilidad.

1 1 . . . 'LldS 1 2 .'LlxdS cxd5 1 3 .0-0 f6


1 6 . . . 'Ll cs 1 7 .'Lld4 'Ll e6

Ahora las negras hacen del peón de "e5" Romanovsky trata de cambiar los cabal los,
avanzado un tema de ataque. Tres piezas gra­ pues en un final de alfi les, si bien las blancas
vitan sobre él, y si las blancas j ugaran exf6 seguirían algo mejor, porque su alfil está me­
seguiría . . . exf6, con equil ibrio casi absoluto. jor colocado, probablemente no podrían ganar,
Pero Bogolj ubow ha previsto esto y a la vez especialmente por la fuerza que podría tener el
que parece ceder al plan adversario, se crea peón libre que las negras poseen en "d4".
una casilla fuerte en "d4".
1 8 .'Lle2 !
14 ..ih6 fxe5
Como e s natural, las blancas conservan e l
No 1 4 . . . .ih8, por 1 5 . e6 , seguido de .ib5. caballo, pues l o que desean e s cambiar su alfil
por el caballo adversario, que es la única pieza
1 5 . .ixg 7 ©xg7 que les impedirá dominar el punto "d4".

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 43


1 8 . . . l!f8 1 9.f4 Wfb6+ 20.�h2 c!LJd4 2 1 . c!LJ c3 Si 34 . . . fü8? 35.@h3!

EL CABALLO SIGUE HUYENDO . . . 35.gc7 gg7 36.c!LJbS a6 37.WfcS! gxc7


38.c!LJxc7 Wff7
Las blancas prosiguen eludiendo el cambio de
los caballos, en el que habría caído anterior­
mente más de un aj edrecista experimentado,
porque tienen plena conciencia de la gran
fuerza de esta pieza para el blanco, en una
posición de este tipo, en la que hay un punto
fuerte a dominar y se hallan debilitadas las
casil las negras por la desaparición de los alfi­
les de ese color y estar los peones centrales
más avanzados en cuadros blancos.

21 ... e6 22.gad 1 c!LJfS 23 .ixfS

Las blancas, por fin, han podido extirpar la


única amenaza enemiga que podría discutir la La lucha de caballo contra alfil resulta en esta
posición de las casillas negras a su caballo, partida muy interesante. Malo habría sido
que se colocará decisivamente en "d4". 38 . . . \Wd 8 por 39.Wd6, y si 39 . . . \Wxd6
40 .exd6 @g? 4 1 . lü a8, seguido de lü b6,
23 ... gxfS 24.c!LJ e2 id7 25.c!LJd4 gf7 26.h4! ganando el alfil. S i por ejemplo, en vez de
38 . . . \Wf? o la variante 38 . . . \Wd8 siguiera
Ahora comienza el debi litamiento del flanco 38 . . . \Wg8 39 .\We? \Wg7 40 .\Wd8+ \Wg8
rey enemigo, por aquella ley estratégica que 4 1 . lüe8, ganando igualmente el alfil. Ese
indica que, una vez bloqueado el centro, debe pobre alfi l inutilizado por sus peones.
atacarse en los flancos. Esto se basa en la
dificultad que existe para que quien tiene 39.c!LJxdS id7 40.c!LJf6 ic6 4 1 .\Wd6 h5
desventaj a de espacio en ese sector pueda 42 .©h3 ©g7 43.g4 if3
llevar las piezas de una ala a la otra.
El alfil negro entró a j ugar a costa de un peón,
26 ... gaf8 27 .gf3 ©h8 28.gc1 Wf d8 pero a pesar de esto no puede competir con la
29 .©g3! formidable presión que ej erce el indesaloj able
caballo blanco de "f6", que prácticamente
El rey, al apoyar el peón de "f4", permitirá inutil iza la defensa negra.
que la dama blanca pueda d istraerse en otros
menesteres mucho más valiosos, como es el 44.gxhS gxh5 45.Wfd3 ig4+ 46.c!LJxg4
dominio de la columna " e " , punto descuidado
por el negro en su apresurada acción del flan­ SE ELIM INÓ AL CABALLO, PERO A DEMASIADO
co rey. PRECIO

29 ... Wfb8 30.Wfb4 gg8 3 1 .Wfd6 Wfe8 Las negras, ante la doble amenaza de \Wxf3 y
\Wh7+, seguido de \Wxf7 y lüxh5, han preferi­
Si 31 . . . \Wxd6 32.exd6 �d8 33.�c? �ea do llegar al final con dos peones menos, pero
34 .füc3 �xd6 35.�xf? �xf7 36.�c?, segui­ con damas, que siempre ofrecen probabi lida­
do de �xb 7, etcétera. des de un jaque perpetuo.

46 . . . hxg4+ 47.©xg4 © h 6 48 .Wfd 8 �h7

44 ROBERTO G. GRAU
De nada servma 48 . . . WfS+, por 49.@g3, C Ó MO SE GANA UN TIEMPO
amenazando WgS+ o Wf6+, seguido de
Wxe6, según a donde fuera la dama negra. Además el alfil puede moverse y seguir domi­
nando el m ismo punto. Es decir, que con el
49.Wf6 Wg 8+ 50 .Wg5 Wc8 5 1 . h 5 Wc6 alfil se pueden ganar tiempos y esto no se
52.Wtgs+ © h a 53.©g5 consigue j amás con un cabal lo, porque esta
pieza no puede volver nunca a una misma
Y las negras abandonaron. posición sino realizando un número par de
Una partida instructiva que cierra de excelente j ugadas. Por ejemplo, el caballo dama de las
manera la serie de ejemplos que hemos dado blancas y el caballo rey de las negras, coloca­
para mostrar hasta qué punto es val ioso el dos ambos en cuadros blancos antes de ini­
caballo como elemento estratégico en las ciarse la lucha, necesitan siempre un número
posiciones cerradas. En el próximo parágrafo par de j ugadas para ir a cualquier casilla blan­
estudiaremos aquellas posiciones típicas en las ca del tablero. No es posible hacerlo en núme­
que es mucho más fuerte el alfil. ro impar, y lo mismo sucede con el otro caba­
Para terminar con esto repetiremos lo que llo de ambos, con respecto a los cuadros ne­
expresa Tarrasch en "Die Modeme Schach­ gros del tablero.
partie": "De una manera general, el caballo es Todo esto parecería indicar que el caballo es
superior al alfil cuando está colocado en el muy inferior, pero no es así, por otra causa
centro, sobre las columnas "f', "e", "d" o "c"; también val iosa, y es que el alfil sólo dispone
cuando, además, está sostenido por un peón y de 32 casillas de las 64 del tablero, y por esta
no puede ser atacado por ningún peón enem i­ razón adquiere su máxima eficacia cuando
go. Un cabal lo así situado llega, en ciertas actúan ambos a la vez. En cambio, el caballo,
posiciones, a ser más fuerte que una torre (en aun en forma lenta, puede ir de un cuadro
aque l los casos en que no puede ser cambiado blanco a otro negro y por todos los sectores
por una pieza menor enemiga). En todos los del tablero.
otros casos, según mi experiencia -sigue Ta­
rrasch-, es inferior al alfil".
IM PORTANCIA DE LOS PEONES
IV. CU ÁN DO ES SUPERIOR EL ALFIL
Pero apenas hay peones en el tablero, todo
Corresponde que iniciemos la considerac ión esto cambia. Ya hemos visto de qué manera
de las posiciones en que se hace notar la gran los peones situados en cuadros del mismo
fuerza del alfil y se muestra la relativa verdad color del alfil hacen que el caballo adquiera de
de que un alfil es ligeramente superior a un súbito una fuerza extraordinaria. En esos ca­
caballo. Hemos dicho las causas. Nada cuesta sos, casi siempre resulta ganadora su acción.
repetirlas, para faci l itar la tarea del aficionado. Ahora lo veremos a través de posiciones
El alfil vale más que el caballo por la simple abiertas, en las que el caballo carece de un
razón de que domina mayor número de casi­ sólido punto de apoyo, y en otras cerradas,
l las del tablero. Un alfil en el centro ("e4", pero en las que la disposición de los peones
"e5", "d4" o "d5") domina trece casillas. Un favorece la movilidad del alfil, o mej or dicho,
caballo, también en su mejor ubicación, o sea no la reduce.
cualquiera de los cuadros centrales compren­
didos en la zona "f6"-"f3 "-"c3 "-"c6", sólo Primero observemos (diagrama en página
actúa sobre ocho casil las. Un alfil en su peor siguiente) una posición de final compuesto, de
posición actúa sobre siete casil las del tablero. A. Rinck, en la que las negras, con tres peones
Un caballo sobre sólo dos. Por ej emplo, un de ventaj a, no logran hal lar para su caballo, en
alfil en "h l ", o en "h2'', o "g8", y un caballo el medio del tablero, un punto de apoyo, y
en "a l ". sólo consiguen por esta causa empatar.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG I A SUPERIOR 45


En una partida entre Jacobsen, de Dinamarca,
y N imzowich, con las negras, se llegó a la
• • • posición que muestra el diagrama anterior,
después de la j ugada 40ª de las blancas :
La posición del alfil en este caso resulta per­
&
.. •
. • t+-. •
. ... . y,,,,,� fecta. Entre él y sus peones toman todos los
saltos al caballo, y lo único que necesita para

�r� que su poder de movilidad sea absoluto es


avanzar el peón "f', y así nada entorpecerá su
movi lidad .
�, Como es natural, N imzowich j ugó: 40 . . . f4! ,
que e s l a jugada ganadora, n o sólo porque da
• • • • libertad absoluta al alfil y se anticipa al mo­
vimiento de bloqueo de las blancas f4, sino
A primera vista eso parece imposible, pero por cuanto indirectamente debilita al peón
véase que el caballo está un poco bloqueado, "g2" al abrir la columna "g" . El j uego siguió
ya que no puede regresar hac ia su base. Ade­ con 41 .gxf4 gxf4 42 .lüd 1 , que es un error y
más, el rey blanco actúa como pieza agresiva, permitió a Nimzowich ganar sin tener que
y el rey negro sólo como un pacífico monarca. hacer valer la enorme fuerza de su alfi l . La
Toda la base del final radica en que el caballo partida siguió con 42 ... ©f7 43.lüf2 ggs
carece de un sitio donde sostener su acción, 44.©e2 gxg2, y luego de un final simple,
para poder entrar a j ugar con el rey. ganó Nimzowich.
El verdadero final debió ser así: 42.lüc2 @f7
1 .©e4 lüf2+ 2.@e3 lü d 1 + 3.©d2 lü b2 43.tt:le1 @f6 44_;gc2 ;gba 45.@c3 ;gb 1
4.©c3 lü a4+ s.©b4 lüb6 6.@cs lü a4+ 46.;ge2 ;gc1 + 47.tt:lc2 .if5, y se gana me­
7.©b4 diante la simplificación, seguida de una ma­
niobra con el rey negro hasta "g3 " .
Y tablas por repetición de amenazas, pues el
caballo no tiene adonde ir. Si 6 ... lüa8 seguiría E L CABALLO INUTI LIZADO COMO
7.©c6, ganando el caballo, y el final también SOST ÉN
sería tablas. Esto ha sido posible por tratarse
de una posición abierta, donde el alfil tiene el En otra partida de Nimzowich, j ugada en el
máximo de acción. torneo de Carlsbad de 1 907, contra Janovsky,
se l legó a la posición que sigue, después de la
N I MZOWICH EN ACCI ÓN j ugada 3 1 del blanco:

46 ROBE RTO G. GRAU


Es ésta una posición típica de alfi l mejor que Defensa India del Rey (E62)
el caballo adversario, a pesar de estar esclavi­ Carlsbad, 1 923
zado en la defensa del peón "b". La razón es B lancas : A. Alekhine
que el caballo está inutilizado en el sostén del Negras: F. Yates
peón "d5", y el alfi l dispone de una diagonal
magnífica. La partida siguió así: 1 .d4 tll f6 2.c4 g6 3.g3 .ig7 4 . .ig2 0-0
S.tll c3 d6 6 .tll f3 tll c6 7.dS tll b8 8 .e4
31 . . .§'d6 32.ga1 gb7 33.ga4 gbc7 tll bd7 9.0-0 as 1 0 . .ie3 lüg4 1 1 . .id4
34 . .ifS gba 3S.gd4 lügeS 1 2 .tll xeS lüxeS 1 3 .cS dxcS
14 . .ixcS b6 1 S . .id4 .ia6 1 6.ge1 §'d6
Es notable la rapidez con que Nimzowich ha
colocado su torre en "d4", siguiendo aquel Malo habría sido 1 6 . . . tll d 3, a causa de
consej o que establece la ventaj a de poner las 1 7 ..ixg 7 . Las negras deben conservar a toda
piezas de menos valor delante, en todos los costa el alfil rey, ya que no sólo apoya el en­
casos en que se ataca una pieza. roque, sino que actúa en la gran diagonal,
debil itada por la configuración rígida de los
3S . . . ge7 peones blancos en el centro.

No sería bueno 35 . . J::� x b3, a causa de 1 7 . .if1 .ixf1 1 8 .gxf1 cS!


36.l:!xd S ! , especulando con que el caballo está
sobrecargado en el apoyo del peón, y por la Esta hábil j ugada hace casi forzoso el cambio
más grave amenaza de mate en "e8". del alfil por el caballo y brinda a la partida un
sello característico. Veremos cómo en esta
36.gxe7 §'xe7 37.b4 §'es 38 ..ig4 gas posición normal de ambas piezas, el alfil es
muy superior al caballo. Malo sería, natural­
Era imprescindible 38 . . . tll xg4, aun a costa de mente, 1 9 .dxc6 al paso, a causa de
perder un peón, por la enorme fuerza de ese 1 9 . . . §'xd4 20.'<Mlxd4 tll f3+, etc. Tampoco
alfil, que amenaza ir a " f3 " , apoyar igualmente sería muy bueno 1 9 . .ie3, por 1 9 . . . c4, segui­
a las piezas mayores para ganar el peón y do de . . . tll d 3, vulnerando el punto "b2" y
luego dominar casi todos los saltos del caballo acentuando así la acc ión del alfil en la gran
adversario. diagonal.

39.f4 ga1 + 40.@h2 §'c7 41 . .if3 §'d6 19 ..ixeS §'xeS 20 .§'b3 gab8 2 1 .§'bS fS
42 . .ixd S §'e7 43 . .if3 g6 22.gae1
Tras un largo final, pero no muy dificil, Nim­
Si 22. exfS seguiría 22 . . . '<MrxfS y luego . . ..id4,
zowich se adj udicó la victoria.
con posición ganadora, porque el punto de
LA INOLV I DABLE LECCI ÓN DE Y ATES coincidencia de las fuerzas negras, "f2", sería
A ALEKH INE muy dificil de defender. Eso, sin contar que se
ganaría un peón en seguida.
Finalmente estudiaremos una partida famosa,
la que Yates le ganó a Alekhine en el torneo 22 .. .f4 23 .Wi'd7 gbd8 24.gxf4 §'xf4
de Carlsbad de 1 923 . En ella, el maestro bri­ 2S.§'e6+ @h8 26.f3
tánico conmovió al mundo aj edrecista con una
victoria notable, lograda, casualmente, por la Malo habría sido 26 .§'xe? a causa de
formidable acción que desplegó un alfil suyo, 26 . . . §'g4+ 27.@h 1 1M!f3+ 2 8 . �g 1 l:!de8,
en lucha contra un caballo, dominando la gran seguido de . . fü4 o . . . l:!eS, según los casos,
.

diagonal. ganando. El avance f3 acaba de debil itar al rey

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 47


blanco y da mucha mayor fuerza al alfil negro. 41 .©g3 \We1 + 42 .©h3 g 5 !
La única forma de poder oponerse a la acción
de una pieza de este tipo es colocar los peones El secreto d e la combinación. Mediante una
en cuadros del m ismo color, y A lekhine, for­ serie de exactos jaques, Yates ha colocado al
zado por las circunstancias, tiene que hacer rey blanco en posición de mate y ahora define
todo lo contrario. la lucha en forma económica. Evidentemente,
el alfil ahora ya es superior a la misma torre.
26 ... \Wg S+ 27. © h 1 gd6 28.Wh3 J.e5 !
43.gc2 \Wf1 + 44.©h2 Wg 1 + 45.©h3
Comienza el a l fi l a hacer sentir su poder ofen­ Wh 1 + 46 .©g3 '!Wd 1 ! !
sivo. Entretanto, e l caballo blanco está reduci­
do a un papel decorativo, pues debe obstruir Una j ugada de problema. Ahora la torre no
las amenazas del alfil sobre el peón de "b2". tiene buena casilla donde ir. Si, por ej emplo,
47.E:g2 We 1 +, etc. S i 47.E:h2 \Wg 1 +
48.Wh3 We3+ 49.Wg2 Wf2+, etc. S i 47.Wf?
(que amenaza Wf8 mate) 47 . . . Wd 3+ 48.Wf3
El pase del alfil a "e5 " , para luego poner la �e5+ 49.©g2 Wxc2+, etcétera.
torre en "f6", es perfecto, para dar a todas las
piezas negras el máximo de acción. 47.gc3 Wg 1 + 48 .©h3 Wf1 + 49.©g3 J.f2+
50.©f3 J.g 1 +
30.iü d 1 fü4 3 1 . lü e3 gh4 32 .We6 Wh5
33.lüg4 Las blancas abandonaron. E l mate en dos
j ugadas no puede evitarse.

V.- LO QUE Y A SABEMOS

Hemos visto algunos ej emplos valiosos sobre


la ventaj a que significa el alfil en las posicio­
nes abiertas o en aquel las en que los peones
no entorpecen su acción. Veremos otros ya
más difíci les, para llegar a algunos finales
reducidos a la acción de esas piezas, también
favorables.
Esto nos permitirá luego establecer principios
generales, para saber en qué momento convie­
ne más un caballo, cuándo un alfil, y espe­
EL CABALLO VA EN B USCA DE UN ENEMIGO, cialmente, para saber cómo debemos buscar la
PERO EN VANO
simplificación, para imponer una pieza activa
nuestra, o cuándo la debemos efectuar para
El caballo, en un esfuerzo valioso, ha acudido eliminar una del adversario. Porque la lucha
en defensa de su monarca y en busca del for­ de caballo contra alfil es, en real idad, médula
m idable alfil rival para eliminarlo. Pero Yates estratégica del aj edrez. Y ya veremos cómo
ha previsto esto y está dispuesto a entregar todo esto depende exclusivamente de la con­
calidad para ganar por ataque, en mérito a la formación de peones.
puj ante acción del valioso alfil. Sabemos ya que el alfi l es más eficaz que el
caballo en las posiciones donde los peones no
33 . . . gxg4 34.fxg4 gxf1 + 35.©g2 '!Wxh2+ están trabados entre sí y, además, en las que
36.©xf1 '!Wh 1 + 37.©f2 J.d4+ 38.©g3 no existen cadenas de éstos, que bloqueen su
'!Wg 1 + 39.©h3 °\Wf1 + 40,gg2 '!Wh 1 + movil idad, y también, que es precisamente el

48 ROBERTO G. GRAU
caballo la pieza que más hace sentir los efec­
tos desagradables que se desprenden de la
existencia de un alfil malo, o sea de un alfil
que corre por cuadros del mismo color que los
que ocupan sus propios peones.
En el transcurso de lo que hemos publicad9 se
habrá aprendido que el caballo tiene una
enorme superioridad en las posiciones antes
mencionadas; que esa superioridad es decisi­
va, aun en los finales reducidos exclusiva­
mente a la acción de esas dos piezas, finales
en que hay una larga cadena de peones traba­
dos por ambos lados. Se habrá compenetrado,
además, el aficionado, de que el alfil nunca
logra posiciones tan decididamente ventajo­ E l bloqueo de peones es absoluto. ¿Dónde
sas, tan típicamente ventaj osas, y sabe, por debe estar colocado el alfil para que tenga el
último, lo que parece un contrasentido: que el máximo de eficiencia defensiva? Pues en
alfil es superior, por lo general, al caballo. "d2 " , desde donde toma las cas i l las centrales
que los peones han descuidado. Es decir,
LA FUERZA DE DOS ALFILES UN IDOS cuando los peones toman la forma de una "V",
el alfil debe estar atrás del peón más retrasado.
Hemos anticipado ya que la verdadera fuerza Una de las razones matemáticas para que el
de los dos alfi les está cuando ambos existen j uego con Jos alfiles sea mucho menos agra­
en el tablero. Dij imos que si un alfil vale 3 Yz dable cuando hay peones rígidos, o sea peones
y un caballo 3 , dos alfi les j untos valen 8, y frente a frente que impiden la movilidad de
dos caballos seis. Es decir, que nunca mejor los mismos, y tanto cambian el curso de la
aquello de que "la unión hace la fuerza", en lucha, ya que la convierten en una especie de
ajedrez, como en el caso de la existencia de guerra de trincheras, es que sólo un alfil tiene,
dos alfiles que tanto colaboran entre sí. en cada línea, cuatro vías para entrar sobre el
Desaparecido uno de ellos, la situación es j uego enemigo. Una vez que los propios peo­
distinta. Hay casil las del tablero inaccesibles nes le quitan las únicas cuatro casillas de su
para el alfil, ya que éste sólo actúa por 32 de color, ya que las otras cuatro sólo pertenecen
las 64, y en esta forma, si esa pieza no cuenta al otro alfil, no hay forma de entrar sobre el
con la colaboración de peones situados en j uego adversario. Por ej emplo, colóquense los
cuadros de distinto color, para complementar peones como muestra el diagrama siguiente:
su acción, resulta que el caballo se convierte
en una fortaleza inaccesible. De ah í la necesi­
dad de las formaciones móviles de peones,
pues esto permite disponerlos de acuerdo con
las exigencias de Ja lucha.

D ÓNDE DEBE COLOCARSE E L ALFI L

Pero también puede j ugarse con un alfil contra


un cabal lo, y con ventaj a, en las posiciones en
que los peones están trabados y el alfil marcha
por diagonal distinta a la que ocupan éstos.
Por ejemplo, una cadena de peones como la
que muestra el siguiente diagrama:

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 49


Si las blancas tienen un alfil que marche por alguna ventaj a, si el blanco se encandila con la
casillas negras, es decir, su alfil dama, esta aparente debil idad del peón "c" negro.
pieza es absolutamente inofensiva por el he­
cho de que no puede penetrar en el j uego 1 3 .e4
enem igo.
Pero, en cambio, todas aquellas posiciones Si 1 3 .�d 3 �b? 1 4.�e4 füc8, seguido de
donde no se ha llegado a una rigidez tal en las . . . tll f6, con excelente posición para las negras.
conformaciones de peones y más especial­
mente en las que hay pocos peones, el alfil es 1 3 ... ib7 1 4.me1 md s
muy superior. Asim ismo, como mostramos
oportunamente, los finales de peones y alfil El desarrollo de ambos bandos se ha comple­
contra peones y caballo, estando los peones de tado y las blancas tienen ventaj a en espacio.
ambos bandos en sus casillas de origen, son Son dueñas del centro, pero las negras, en
generalmente tablas, pero si hay mayoría de cambio, una vez que jueguen . . . El:ac8, o pri­
peones en un sector, aun cuando se tenga mero . . c5, darán gran acción a su alfil dama y
.

minoría en el otro, el alfil es mucho más efi­ atacarán lateralmente al peón "d" enem igo,
caz. que no puede ser apoyado por otro peón, lo
que lo convierte en débil. De esta manera debe
SIN QUERER, CAPABLANCA avanzar o cambiarse, y el famoso dominio del
COMPROB Ó SU TEORÍ A centro de las blancas queda convertido en una
pompa de jabón. Por eso, puede afirmarse que
Veremos ahora dos nuevos ej emplos de dis­ la posición es igual.
tinta factura, pero en los que se revela cuáles
son las posiciones en las que es más valiosa la 1 5.dS
acc ión ági l y a larga distancia del alfil. Empe­
zaremos con la partida entre Marshall y Capa­ Anticipándose a las amenazas, pero . . .
blanca, jugada en el torneo de Nueva York del
año 1 9 1 8 . 1 5 . . . c!DcS!

Gambito de Dama (D64) Esto amenaza . . . tll xe4 segu ido de . . . cxd 5,
Nueva Y ork, 1 9 1 8 recobrando la pieza y quedando con un peón
B lancas: F . J. Marshall de ventaja. Obl iga, en consecuencia, a simpli­
Negras: J. R. Capablanca ficar, y las blancas tienen la desventaj a de tres
peones contra dos en el ala de dama y la debi­
1 .d4 d5 2.c!Df3 .!Df6 3 .c4 e6 4.c!Dc3 c!D bd7 lidad del punto "f4", a cambio de su ventaj a en
5.ig 5 ie7 6.e3 0-0 1.gc1 c6 8 .W/c2 dxc4 espacio y la presión sobre la columna "c".
9.ixc4 c!D d 5 1 0 .ixe7 W/xe7 1 1 .o-o· c!D xc3
1 2 .W/xc3 b6 1 6.dxe6 c!Dxe6 1 7 .ixe6

Como se ve, nada se ha progresado técnica­ Este cambio es necesario por la debil idad del
mente en materia de Ortodoxa en los últimos punto "f4". Si no fuera cambiado este caballo,
20 años. Marshall y Capablanca j uegan de éste habría entrado más tarde en "f4", y desde
acuerdo con los más puros cánones modernos. allí extendería su acción a " las casillas conj u­
Esta variante de Capablanca es, sin duda, uno gadas" de "d3 ", "g2", "e2" y "h3 ", lo que crea­
de los más sól idos y eficaces sistemas para ría graves dificu ltades a las blancas, ya que la
poner en acción el alfil malo, y aun para sacar única forma de desplazarlo sería g3 , y esto
debil itaría, no sólo los cuadros "h3 " y "f3 " ,
' Es interesante jugar aquí 1 1 .li:'le4 li:'l5f6 1 2.li:'lg3 e5 s i n o que daría gran fuerza al a l fi l negro de
1 3 .0-0, con ventaj a, según el Maestro húngaro Barcza. "b7". B ien sabemos que cuando hay un alfil

50 ROBERTO G. GRAU
rival poderoso, lo que debe hacerse es ca­ incidentalmente, el mayor valor del alfi l " .
sualmente poner los peones en cuadros del Esto es lo q u e d ice Capablanca, quien agrega
mismo color que aquél, para anular la acción. que las blancas debieron buscar, por esa cau­
En el caso que examinamos, el ideal sería el sa, rápidamente el empate mediante 2 1 . ltJ e?+
peón en "f3", y no precisamente en "g3 " . 'ít>f8 22.l"!c? l"!e8 (no 22 . . . �xe4 por 23 .f3)
23.l"!xb? l"!xe7 24.l"!b8+ l"!e8, con posición
1 7 . . .WfxeG 1 8 . .!Lld4 WfeSI de tablas.
Toda esta audaz maniobra de Capablanca, y
aun el temerario sacrificio de peón, se deben
al profundo conocimiento que tenía de la
mayor fuerza del alfil en esta posición, en que
los peones no han entrado a entorpecer la
marcha de las piezas y el alfil posee así el
máximo de eficiencia.

2 1 ... gea 22.es

Si 22 .f3 f5, etc.

22 ... g S !

L A J UGADA MAESTRA Evita f4 y esclaviza al caballo s i n sostén e n la


defensa del peón aislado de "e5 " .
La posición era muy delicada, pues hasta que
actuara el alfil negro, las blancas j ugarían 23.h4 gxh4
prácticamente con una pieza de ventaja. No
era posible 1 8 . . . Wfxa2, a causa de 1 9.l"!a 1 , Para poder apoyar su peón de "e5" y para
ganando la dama. Tampoco habría sido bueno destru ir la relación entre los peones negros del
1 8 . . . Wfd ?, defendiendo el peón, por 1 9 .ltJfS ala rey, Marshal l ha entregado uno, pero no ha
(amenaza Vífg7 mate) 1 9 . . .f6 20 .Wfg3 (con la reparado en el enorme poder de ese peón, que
fuerte amenaza de l"!cd 1 ) 20 . . . 'ít>h8 2 1 .l"!cd 1 conjugará su acción con el alfil de "b7".
Wif7 2 2 . h4, con gran ventaja estratégica.
Para neutralizar esto, y, lo que es mucho más
suti l, para dar gran fuerza a su alfi l dama,
Capablanca entrega un peón . Marshall lo Esto entrega los peones del ala dama, a cam­
ganará, pero a costa de dejar un cabal lo com­ bio de presionar con l"!e4 en el flanco rey.
prometido y sin sostén de peón en punto
avanzado, lo que lo convierte en débil. 24 .. J�e6 25.gec1 @g7 26.b4 bS

L A CAS I LLA " c 6 " O EL PUNTO DE COINCI DENCIA

Capablanca califica esta j ugada de grave error La importancia del sostén es decisiva para el
de concepto. " Las blancas -sigue diciendo-, caballo en estos finales, y Capablanca impide
creen que están mejor porque tienen un peón a toda costa que esto se produzca. El punto
de ventaj a, sin reparar en la gran fuerza de la crítico de la lucha es la casilla "c6", donde
torre en séptima (segunda), y, lo que es más está el caballo. Apenas esa pieza desaparezca,
valioso, en que el alfil es superior al caballo el flanco rey blanco padecerá por la acción del
en este tipo de posiciones, especialmente por alfil, que surgirá puj ante, y la de la torre, y
su más larga acción. Este final mostrará así, aun del peón de "h4 " . Son muy débiles el

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 51


punto "g2 " y todas aquellas casil las próximas está ganando la partida sólo por el imperio de
al rey donde alcance la acción del alfi l . una amenaza, ya que está obstruida totalmente
su acción por el caballo. Si 32 .lll d4 seguiría
27.a3 g g s 28.@f1 ga2 29.©g 1 32 . . . h2+ y el mismo mate mostrado antes.

También en este caso tiene apl icación un tema


que tratamos oportunamente: el sacrificio del
peón aislado y débil para mejorar la posición, Si 33.gS h2+ 34 . Wh 1 füc6 ! , el típico sacri­
por aquel lo de que vale más perder un mal ficio de calidad para clavar la torre con el
peón que esterilizar las piezas en el sostén del alfil, tema del que nos ocupamos en otro to­
mismo. La jugada j usta habría sido 29.e6, mo. A 35.füc6 sigue 35 . . . l'%xf2 , ganando, ya
para seguir, si 2 9 . . .fxe6, con 30. tll eS, asu­ con . . .f6, como con . . . Wf8- e7-d7, etcétera.
miendo una contraofensiva, lo que habría Marshall, a quien tiene obsesionado ese terri­
dado mucha mayor resistencia. La maniobra ble alfil, prefiere ceder íntegramente la sépti­
del texto muestra una excesiva resignación. ma (segunda) l ínea a la torre adversaria, con
tal de poder j ugar con su caballo.
29 ... h3 30.g3 a6
33 . . . gds 34.tll e7 gdd2 35.lll f S+ @f6
Las blancas están en una posición de 36.lll h4 ©es 37.tll fs g92+ 38.©f1 h2
"zugzwang". No tienen n inguna jugada buena, 39.f4+ ©xf4
ya que la mej or posición de resistencia es la
actual, y necesariamente deben mover algo. Si Y las blancas abandonaron.
juegan 3 1 . 'it>f1 , sigue 31 . . . h2 32 . 'it>g2 l'%h6,
con la amenaza . . . h 1 \W+, especu lando con que NOTABLE MODELO DE SPI ELMANN
la torre de "c l" está sobrecargada en la defen­
sa del cabal lo y en la de la octava línea. Si Para completar un poco este ej emplo veremos
3 1 .E:cS, sigue 31 . . . l'%xa3. Si 3 1 .l'% 1 c2 l'%xc2 . otro en que también fue protagonista Marshall
Si 3 1 . tll d4 h2+ 32 . 'it>xh2 l'%h6+ 33.'it>g 1 (blancas) contra Spielmann. Observaremos
l'%h 1 mate. Ahora debe el blanco realizar el cómo en una posición de peones semitraba­
sacrificio de peón, pero en peores condicio­ dos, pero en la que el alfil actúa por la diago­
nes. nal buena, también esta pieza es superior al
caballo. A esta posición se l legó después de la
j ugada 3 6ª de las negras.

3 1 .e6 gxe6 32.g4

Tampoco puede mover el blanco ahora el Se trata de una lucha típica de alfil contra
caballo, por la formidable acción del alfil, que caballo, en la que existe la colaboración de

52 ROBERTO G. GRAU
una torre por bando. El alfil está en su mejor Spielmann busca una maniobra para dominar
posición, ya que no tropieza con el obstáculo la séptima (segunda) l ínea con su torre. Si
de ningún peón propio y toma los saltos posi­ 50.fxg4 gh 1 + s 1 .gd 1 gxd 1 + 52 . tt:l xd 1
bles y fuertes del caballo rival, que no puede i.xg4 53 . .!Dc3 i.d7 54 . g 3 i.c6 55.g4 i.e8
colocarse ni en "d5" ni en "f5", sin riesgos de 56 . tt:l d 1 i.b5 57 .tt:lf2 i.a6 y se llega a una
ser elimi nado. Acentúan la ventaj a negra la posición perfecta de "zugzwang", en la que el
situación restringida del peón "d3" blanco y la alfil gana precisamente por esa virtud que
escasa movi l idad del caballo. Pero en esta tiene de perder tiempos y en cambio el caballo
misma posición, si el alfil negro, en lugar de no. Se trata de una variante muy instructiva
estar en "e6" estuviera en "d6", tendría Spiel­ para el tema que estamos tratando.
mann muchas dificultades para empatar. Se ve
cómo está de coordinada la fuerza de los alfi­ so.gd 1 gxf3 51 .gxf3 gh2
les con la situación de los propios peones. La
partida siguió así : Y como los temas estratégicos siempre se
vinculan, las amenazas se transforman. Ahora
37.gc2 © c 6 3 8 . a 3 b5 39.gc3 ©d6 entra a gravitar la poderosa acción de la torre
40 . .!D c2 gb7 4 1 . .!De3 b4 en séptima (segunda) y el acto fi nal del drama
se avecina.
LA V ENTAJA DE PODER PASAR UN PE ÓN
CUANDO HAY ALFI LES s2 .gc1 gb2+ 53.©a1 ge2 54. tt:l d 1 gd2!

En este final se apl ica un principio que desta­ Si 54 . . . b2+ 55. tt:lxb2 füb2 56.gc6, y la
camos al iniciar el anál isis de este tema. Dij i­ victoria sería dific i l .
rnos que los alfi les agrandaban su eficiencia
cuando había algún peón libre, o superioridad 5 5 . © b 1 g x d 3 56 . .!D c3 b2 57.gc2 gd 1 + !
en algún flanco. Ahora se verá de qué manera
cooperará al avance victorioso del peón "b". Y las blancas abandonaron. Gracioso fin de
¿Qué diferente sería la posición si el caballo partida. Contra 58.tt:lxd 1 sigue 58 . . . i.h2++.
blanco pudiera situarse en los "holes" de "d5"
o "f5 " , sin riesgo de ser eliminado por el vigi­ V I .- LA VENTAJA DEL ALFIL EN LAS
lante alfi l ! Se observa claramente la enorme POS IC IONES ABI ERTAS
fuerza de una configuración de peones favo­
rable a la acción del alfil. Como que los peo­ Sutilizaremos ahora un poco más el tema de la
nes en negro reemplazan al ausente alfil rey. lucha estratégica del caballo contra el alfil,
tema difíci l por la compl icación que surge
42.axb4 cxb4 43.gc2 b3 44.gb2 ©es para establecer princ ipios generales, debido a
la gran mutación del valor de estas piezas en
Y el segundo acto se inic ia. El monarca negro, cada posición. Hemos visto al caballo impo­
amparado en la falta de acción de las piezas nerse pujantemente en todas aque l las posicio­
blancas, decide la lucha. Una vez más se nes donde hay peones trabados, y especial­
prueba la eficacia de saber movilizar rápida­ mente en las que existe un alfil entorpecido
mente al rey en los finales de partida. por sus propios peones, que neces ita esclavi­
zarse en la defensa de los mismos, en lugar de
45.©e2 ©b4 46.@d2 ©a3 47.©c1 gc7+ recurrir al expediente de dominar las vías de
48 . © b 1 gh7 49_gd2 g4! acceso del caballo.
Esta es, en real idad, la ventaj a del alfil bueno.
Magnífico. Amparado en que el caballo no Cuando el alfil actúa eficazmente es cuando
puede actuar sobre el punto "g4" y además puede evitar que el caballo vulnere los peones
apoyar a la torre contra la amenaza . . . gh 1 +, mediante la poses ión de los cuadros donde

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 53


puede colocarse el travieso equino de madera. en "d4", que puede ser ocupado por el caballo,
Es malo cuando debe inmovilizarse en el lo que, al bloquear el j uego negro, permitirá a
apoyo de los puntos atacados. Pire, si no ganar, por lo menos asegurarse las
Ahora veremos ej emplos puros de finales. mejores probabil idades. El alfil negro poco
Observaremos cómo es eficaz el alfil en posi­ podría hacer, por cuanto sus propios peones
ciones abiertas, los recursos a que es necesario centrales le coartan la acción.
apelar para dar acción a esta pieza cuando se Un jugador adocenado se habría concretado a
encuentra disminuida en sus posibilidades, y defenderse, evitando que el rey blanco lograra
luego veremos cómo gravita decisivamente la cooperar con el cabal lo, y a buscar de esta
simple ventaj a de un peón en estos finales. manera el empate; pero F lohr quiere sacar
ventaja de la mejor situación de su rey, que se
UNA OBRA MAESTRA DE FLOHR encuentra en el centro del tablero, y hace uso
del recurso que mostramos anteriormente: el
En el año 1 929, Samuel Flohr, el j oven maes­ sacrificio de peón débil que entorpece la mo­
tro checoslovaco, era casi desconocido. Fue vil idad de las propias piezas. Pero antes nece­
invitado a j ugar en el torneo de Rogaska Sla­ sita abrir una vía para su rey.
tina (Yugoslavia), y llegó segundo tras Ru­ Esto no quiere decir que el final esté absolu­
binstein, quien por última vez ganaba un tor­ tamente ganado, pero sí que quien debe j ugar
neo de gran importancia. Yugoslavia presentó con cautela es el blanco, y no el negro, como
su mejor equipo, y en él la nueva esperanza de podría suponerse.
su aj edrez: P ire. Frente a frente esos dos hom­
bres del futuro, en plena adolescencia, triunfó 40 . . . a4!
Flohr luego de un magnífico final de alfil
contra cabal lo, y con esta victoria arrebató al Primera maniobra típica. Esto tiende a abrir
joven yugoslavo el segundo puesto de la prue­ líneas y sobre todo a dar al rey negro un acce­
ba y lo relegó al tercer puesto, en compañía de so hacia los peones blancos, por vía "c5 " .
Maroczy y Takacs. 6° llegó Przepiorka, 7º
Canal, empatando con Grünfeld, y tras el los 41 .b4 d4! 1
nueve fuertes j ugadores del centro de Europa.
Después de la 40ª j ugada de las blancas se EL SACRIFICIO DEL PEÓN DÉB I L
llegó a la sigu iente posición, en la partida de
Pire y Flohr: Magn ífico. El negro n o puede evitar llid4. S i
las negras conservan su peón e n "d5 " , el flan­
co dama blanco será inaccesible para el rey
negro, por obra del peón débil y retrasado de
"d5 " , y Flohr, con concepto magistral del
juego, lo sacrifica para dar acción a su rey y
ampl iar la zona de operaciones de su alfi l.

42 .lli xd4 ©d5 43.©g2 ia6 ! 44.f3

Buscando compensaciones, Pire, que no puede


impedir que el rey negro ataque sus peones
"a3 " y "b4", intenta pasar un peón central para
asegurarse probabi l idades. Sin embargo pare­
ce que ahora pierde sus únicas posibilidades
Posición típica y muy instructiva. En real idad de empatar. Debió j ugar 44. h 4 ! iic4 45. iif1
se trata de una posición delicada para el negro, iic3+ 46.©e1 'it>b2 47.iid2 iixa3 48.bS!
por ser un final en el que hay un punto débil ib7 49. 'it>c3, con "chances" recíprocas.

54 ROBERTO G. GRAU
44 . . . <i>c41 45.fxe4 ©c3 ! 46.ilüf5 ©b3 por lo tanto completamente rígidas, y el alfil
47.ilüd6 i.d3 48.e5 i.g6 es mej or que el caballo a pesar de correr por
casil las del mismo color que sus peones. ¿A
Ú nica forma de tomar la casilla de acceso a qué se debe esto? Pues, simplemente, a que el
dama del peón blanco. Obsérvese la excelente caballo no tiene forma de entrar en los im­
colocación del caballo, que, sin embargo, no portantes puntos débi les de "d5" y "f5 " , por­
basta para quitar al alfil, pieza tan ági l, sus que las vías de acceso a esos puntos, o sea las
recursos defensivos. casil las "g3 ", "e3 " , "c3 " y "b4", están domina­
das por los peones negros.
49.©f3 <i>xa3 50.h4 ©xb4 5 1 .©g4 a3 Los puntos débi les son realmente débi les si
52 .h5 ixh5+ pueden ser explotados, y éste es un caso en
que no sucede así. Además, el alfil negro está
Las blancas abandonan . Si 53. ©xh5 a2 delante de su cadena de peones y puede entrar
54.e6 a 1 \W 55.e? \We5+, capturando el peón. en el juego enem igo para conjugar más tarde
Este final ha sido ganado exclusivamente su acc ión con la dama, sobre el monarca blan­
porque la mayor agi l idad del alfil permitió al co, y, por otra parte, le quitará al caballo la
rey negro alej arse de la zona central, confiado casilla "c 1 ", desde donde esta pieza podría dar
en que aquella pieza se bastaría por sí sola un punto de apoyo a la dama, para proponer
para contener al peón enemigo. un cambio favorable.

UNA EXCEPCI ÓN EN LAS POSICIONES 60 ... id2 ! 6 1 .gxb7 gxb7 62 .\Wa2 ie3
DE B LOQUEO 63.©f1 'IWbB

Antes de estudiar finales con desventajas de Maniobra típica cuando se desea apoderarse
peones, mostraremos una posición curiosa, en de una columna abierta. Quien primero logra
la que, a pesar de haber peones trabados y forzar el cambio se queda dueño de ella.
rígidos, el alfil vale más que el caballo. Se
trata de un final j ugado entre el Dr. Tarrasch, 64.gxb7+ \Wxb7 65.\Wc2 \Wb4 ! 66.'!Wa2
con las blancas, y Janovsky, en la segunda ©d6 67.©g2 ©c7! 68.<i>f1 ©es 69.©g2
rueda del torneo de San Petersburgo, el 22 de \We 1 ! 70.'!Wb2 §'f2+ 7 1 .©h 1 if4
abril de 1 9 1 4 . Después de la j ugada 60ª de las
blancas se l legó a la siguiente posición: Las blancas abandonan. Esto no habría sido
posible con el rey en "d6" por . . . \Wb6+, con
jaque perpetuo.

CONCLUSIONES T É CN ICAS

Hagamos un paréntesis para establecer algu­


nos principios respecto de la lucha estratégica
de caballo contra alfil en el med io juego.
1 º Los alfiles y cabal los tienen un valor pare­
cido en casi todas las posiciones normales y
especialmente cuando se trata de la lucha de
un alfil contra un caballo.
2º Dos alfi les son, en cambio, muy superiores
a dos caballos.
Se trata de una posición de semibloqueo, en la 3° En las posiciones móviles de peones y
que sólo hay una columna abierta. Hay dos simplificadas, con l íneas y diagonales abier­
cadenas de peones absolutamente trabadas, y tas, el alfil es levemente superior al caballo.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 55


4° En las pos1c10nes de bloqueo donde hay tiempo por imperio de una sola acción. Para
peones entrelazados y puntos débi les ("ho­ volver a una m isma posición necesita realizar
les"), el caballo es levemente superior al alfil un número par de j ugadas, y los tiempos se
cuando éste se halla en cuadros de distinto ganan con una pieza al colocarla en una posi­
color que sus peones, y decididamente supe­ ción anterior en número impar de j ugadas.
rior cuando el alfil actúa restringido en su 8º Cuando hay peones en ambos flancos en los
acción por los propios peones. finales de reyes y peones, y estos peones no
5º Los cabal los, en las posiciones de bloqueo oftecen desniveles en número en las respecti­
tipo "zugzwang", son los que traban al alfil vas zonas, mejor dicho, tienen una conforma­
enemigo al obligarlo a defender los peones, ción casi simétrica, los cabal los son superiores
pero para decidir la partida es necesaria la a los alfi les, por la posibilidad de atacar a los
cooperación del rey. Estas luchas se definen, peones, cualquiera que sea la conformación
habitualmente, en un simple final de oposición que posean.
de los reyes. 9° Los alfi les, en cambio, son muy superiores
6º Los cabal los que no consiguen hal lar un cuando hay igual número de peones, pero
sostén en su acción, generalmente no sirven desequilibrados en ambos flancos, por ej em­
como pieza defensiva en los finales, por plo: cuatro contra dos en el ala dama contra
cuanto al ser desaloj ados dej an sin apoyo al une contra tres en el ala rey. En esos casos el
peón defendido. El alfil, por el contrario, alfil agranda su acción por la posibil idad de
puede replegarse y persistir en su dom inio de poder apoyar los avances desde lej os, sm
un punto. comprometer su acción.
7° El caballo es la única pieza de aj edrez (sin 1 Oº En general, sacando las excepciones se­
contar los peones) que no puede ganar un ñaladas, el alfil es preferible al caballo.

56 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO III

LA LUCHA DE CABALLO CON ALFIL CON PEÓN DE VENTAJA

Ahora veremos un final con peón de ventaja. En él se advertirá cuánta importancia tiene
la situación de los peones, pues de estar éstos l ibres, sin trabarse entre sí, los recursos de tablas
son muy grandes para el alfil. Es de hacer notar que el caballo tiene un defecto en la lucha contra
un peón, y es que hay varias posiciones en las que necesita muchos saltos para detenerlo, o no
l lega a tiempo, y en otras ocasiones, el rey adversario se basta y sobra para apoyar victoriosa­
mente a su peón.
Además el caballo no puede defender un peón con las misma elasticidad del alfi l . Para
defenderlo debe estar cerca y el rey enemigo puede atacar simu ltáneamente al peón y al cabal lo
que lo apoya, y de no contar el caballo con el auxilio de otra pieza que lo sostenga, debe entre­
garse o abandonar el peón. En cambio, el alfil puede replegarse cuidando siempre el punto de­
fendido. El final que sigue lo pondrá en evidencia de incuestionable manera.

No 60 . . . ©xfS por 6 1 .g7 .

• 61 . ©c2 tlie6 62 . .ie4 tli c 5 63 .ifS ©g7


64.a3 ©f6 65.©d 1 tlie6

• • • • Y en este momento se ve la pobreza de recur­


sos del caballo para sostener sus peones. S i
65 . . . d3 66 . .ixd 3 ! tlixd3 67. ©c2 tli e S
• 68. i>xc3 ©xg6 69.i>b3 ©f6 70. ©a4 tlic4
(o 70 . . . tlic6) 7 1 .i>bS, atacando al caballo y
• obl igándolo a que deje sin apoyo al peón, lo
que provoca un empate. Esto no sucedería
nunca con un alfil, pues siempre habría forma
de oponerse a la larga maniobra de las blancas
A esta posición se l legó después de la jugada y sostener el peón desde lejos.
55" de las negras, en la partida que en el tor­
neo de Breslau de 1 925 j ugaron Ricardo Reti 66.ie4 ©es 67 . .ib1 ©f6 68 .ie4 tlig5
(con las blancas) y el Dr. Siegbert Tarrasch 69 ..ib1 llif3 70 ..ie4 tlie5 7 1 . ©c2 tli c4
(con las negras). Aparentemente las blancas
están perdidas, porque pareciera posible cap­ S i 7 1 . . . tlixg6 72. ©d3 c2 (lo mejor)
turar el peón blanco de "g5 " y ganar luego con 73. ©xc2 tlif4 74 .©b3 @es 75 . .ih7, y sería
los dos pasados y unidos del ala dama, pero la tablas, porque en los finales de caballo y peón
falta de eficacia del caballo para apoyar sus contra alfil sólo se gana con los peones "a",
peones cuando carece de sostén impide la "b", "c'' , " f " , "g" y "h", pero esto será tema
victoria. futuro.

56 . .if5 ©d6 57 ..ie4 tlid7 58.g6 72 . .id3 tlie5

Las negras han provocado este avance para S i 72 . . . tlixa3+ 73.©b3 c2 74 .©b2, y nue­
poder atacar al peón con más faci l idad. vamente, por imperio de la superioridad del
alfil sobre e l caballo, que puede coparle todos
58 ... i>e6 59 .©d1 tlic5 60.ifS+ ©f6 los saltos y a la vez apoyar el peón lejano que

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 57


inmovil iza al rey, el final sería tablas con dos EJEMPLO MUY V ALI OSO
peones menos.
Vamos a ver ahora una partida valiosa, espe­
73.ie4 ©g7 cialmente por su final, que nos permitirá esta­
blecer de qué manera debe razonarse en estos
La partida se declaró tablas en la j ugada 98ª, casos para buscar la victoria.
después de una suspensión y un anál isis que Se trata del cotejo del torneo de La Haya entre
probaron la imposibil idad de ganar. Norman Hansen, excelente aj edrecista de
Dinamarca, y yo, partida que ha sido una de
1.- CON UN SOLO PE ÓN EN EL TABLERO mis creaciones más fel ices. La comentaremos
ES CASI S I EMPRE TABLAS íntegramente, pues ofrece tema para conside­
raciones úti les.
De una manera general, ya que hay excepcio­
nes, se puede afirmar que un final de alfil y Defensa Caro-Kann (B 1 8)
peón contra caballo, o caballo y peón contra La Haya, 1 928
alfil es tablas cuando el rey del bando en des­ B lancas: N . Hansen
ventaj a se encuentra delante del peón rival . Negras : R. G. Grau
Sólo en aquel las posiciones en que uno de los
rivales pueda copar al caballo enem igo, tra­ 1 .e4 c6 2.d4 d5 3. c!ll c3 d xe4 4.c!ll xe4 �f5
tándose de un alfil, o que por medio de una 5.c!ll g3 igG 6. c!ll f3 c!ll d7 7.id3
man iobra táctica y rápida de j aques pueda
coronarse el peón antes que el alfil actúe, si se La necesidad estratégica de las blancas, en
trata de caballo y peón contra alfil, se contra­ esta variante de la Defensa Caro-Kann, de
ría ese princ ipio estratégico. tener que cambiar su val ioso alfil de rey por el
Verdad es que hay infinidad de posiciones no tan eficaz alfil dama negro es, sin duda,
ganadoras cuando el rey del bando en des­ causa suficiente para que se pueda afirmar que
ventaj a se encuentra muy lejos de la zona de las negras compensan sus pérd idas de tiempo.
combate, pero en las posiciones normales, sin La debilidad de los cuadros blancos centrales
otro desequi l ibrio que el que surge del peón es el problema estratégico del primer j ugador
de más, los finales son siempre tablas. Para en casi todas las variantes de esta defensa, y,
ganar, pues, es necesario remontarse un poco en realidad, el fantasma que han querido des­
más lejos, e ir a buscar posibil idades en aque­ truir con el ataque Panov los teóricos moder­
llos finales, por cierto más frecuentes, en que nos.
lucha un alfil contra un caballo con varios Pero el resultado de la experiencia es muy
peones por bando. En esos casos es fáci l que, dudoso, y puede afirmarse que, técnicamente,
por imperio de la acción que ej erce el peón de la ún ica variante que no ofrece deficiencias
ventaja, se pueda aumentar la m isma, ya en tácticas tan acentuadas es la que nace de
material o en posición estratégica, y después 3. exd5 cxd 5 4 .id 3, ya que por lo menos
llegar a una simplificación total favorable. posee la virtud de conservar el alfil rey, que es
Es posible arribar a una posición en que, para indispensable cuando se tiene consol idado el
detener al peón de ventaj a en su marcha hacia peón central en "d4", para proteger los cua­
la coronación, deban entregarse algunos peo­ dros débi les que esa situación del peón crea en
nes en otro sector. Se gana en esos casos por­ "e4" y "c4" · .
que se transforma la grave amenaza de entrar
a dama, no en la base única del triunfo, sino
7 . . . V!ic7 8.0-0 e6 9.ixg6
simplemente en una maniobra táctica interme­
dia que obl iga a distraer otros peones y desor­
gan izar la cohesión de las dos piezas enem i­ · La teoría recomienda 7 . h4 como el camino mas correcto
gas. para mantener la iniciativa.

58 ROBERTO G. GRAU
El primer problema táctico de esta variante de la virtud de vulnerar al rey enem igo, ya que
la Defensa Caro-Kann es saber si conviene un alfil desde "c5 " será un enem igo demasia­
más perder un tiempo que abrirle la columna do pel igroso.
"h" al adversario y ponerle el peón "h" en
"g6", desde donde elimina toda maniobra 1 4.b4!
posible basada en una acción del caballo blan­
co sobre el cuadro "f5 " , que es uno de los Lo mejor. Esto defiende directamente la situa­
sistemas característicos para atacar a las ne­ ción por la amenaza, si las negras toman peón,
gras, luego de fij ar el peón de "e6" por medio de es, pero, en cambio, deb i l ita aún más la
de ge 1 o We2 . configuración estratégica de los peones blan­
Si no se efectúa este cambio, luego de la nece­ cos. Si las blancas no logran ganar por ataque,
saria j ugada We2 , que tarde o temprano debe­ tendrán un final erizado de dificultades.
rá hacerse, las negras contestarán con . . . ixd 3,
eliminando e l valioso alfil y obligando a re­ 14 . . . b6 1 5.dxcS bxcS 1 6 .bS tfJfS 1 7 .tfJxfS
tomar con la dama, y ganando así el tiempo de gxfS
que hablamos. Y por cierto que no es fáci l
saber qué vale más e n esta posición. Y esto Y obsérvese la acc ión valiosa que en el centro
hace que lleguemos a la conclusión de que del tablero está ej erciendo el antiguo peón de
esta variante está lejos de ser una solución "h7". Las negras están mucho mejor.
estratégica para el blanco en la Defensa Caro­
Kann. Que, quizá, sea lo exacto. 1 8.g3

9 . . . hxg6 1 O.Wfe2 .id6 1 1 .c4 tfJe7 Para poder j ugar el alfil dama.

UNA MAN IOBRA TÍPICA 1 8 . . . a6

Para transformar el caballo dama en caballo Esto tiene por objeto poder avanzar el peón de
rey, después de . . tU df6, maniobra típica en
. "c5" y explotar la debil idad de las diagonales
todas aquellas posiciones en que se ha j ugado que apuntan hac ia el rey blanco .
. . . c6. También prepara la colocación del ca­
ballo rey en "f5 " , plan excelente por la acción 1 9 .a4 axb5 20.cxbS
que esa pieza ej ercerá sobre el agresivo pero
inconsistente peón blanco de "d4". El blanco ha logrado dos peones unidos y
pasados en el ala dama, pero, en cambio, ha
1 2 .tfJgS debido ceder la casilla "d5" y ha expuesto a su
rey a graves ataques. La lucha adquiere gran
Impide el enroque largo negro y además tien­ interés.
de a faci l itar f4 , para acabar con la posibil idad
eventual de . . . es. Pero, a cambio, entorpecerá 20 . . . c4 2 1 . h 3
la acción del alfil " e l" , y significa la pérdida
de algunos tiempos valiosos. Era probable­ Necesario. Las negras amenazaban, si 2 1 .ie3
mente más consecuente 1 2 .id2 , para seguir tUg4, seguido de . . . tU xe3 y . . . icS .
con ic3 y gad 1 , a pesar de la debilidad,
poco explotable por ahora, del cuadro "f4". 21 . . . tfJdS 22.©h2 ie7 23.aS

12 . . . tfJfG 1 3 .f4 cS! Las blancas se deciden a cambiar su peón "a"


por el val ioso de "c4" negro, que está prácti­
La provocación central típica en todas las camente inmovil izando al alfil y amenaza
posiciones en que el rival ha jugado f4 . Tiene situarse decisivamente en "c3 " .

TRATADO GENERAL D E AJ EDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 59


23 .. ,gxaS 24.gxaS 'ªxaS 2S.'ªxc4 0-0 si en realidad el final puede ganarse, ya que el
26.llif3 gba 27.llid4 if6 2a.gf2 ixd4 rey blanco está mucho más cerca del centro
29 .'ªxd4 'ªc3 que el rey negro. Pero, en cambio, hay un
detalle que permite fundar algunas esperanzas
Las negras ya pudieron haber ganado el peón, y es la situación del peón "g4" blanco, ataca­
pero tratan antes de cambiar las damas, para ble, y sólo defendible con el rey. Esto hace
hacer menos incómoda la enfilada sobre el rey que el rey no pueda alej arse mucho, y por lo
negro mediante .ib2 . tanto toma un tanto i lusoria la buena coloca­
ción de esa pieza.
30.'ªd 1 'ªes

No se podía 30 . . . l'!xbS por 3 1 .l'!c2 , seguido •••


de l'!c8+ y WihS + .

31 .gc2 'ªxbS 32.gb2 'ªea 33.'ªd4 gxb2+ • • • •


34.ixb2 llif6 3S.©g2 'ªd7 36 .'ªxd7 .
• .
• ·�·
�,,,,� ?,', ,,,�
llixd7
·�·
COMIENZA E L ACTO FINAL

Hemos llegado al final que deseábamos mos­ • • •


trar. A primera vista parece imposible la vic­
toria, ya que los peones se encuentran un idos,
frente a los adversarios, y uno de el los está 42.ia3 ©f7 43.©e4 llib6 44.icS lli a4!
doblado. Estos finales suelen ser más fáci les 4S.ib4 ©ea 46.©ds @d7
de ganar cuando el peón de ventaj a está libre y
alej ado de los otros, lo que obliga a acudir con Las negras han logrado, merced a la maniobra
el rey y el alfil a la zona donde aquél se hal la, del caballo, ganar el tiempo necesario para
y faci l ita una contrademostración en el flanco obtener la oposición con el rey. Veremos
donde se encuentran los otros peones. Ahora, cómo de una manera matemática el rey negro
en cambio, la maniobra es muy lenta, y dificil va penetrando en el juego adversario.
de afirmar si basta para ganar, pero la posibi­
lidad de pasar el peón "e" asigna muchas 47.iaS!
"chances" de triunfo.
Evita ... lli b6+.
37. ©f2 f6 3a.g4 fxg4 39. hxg4 eS 40 .fS
47 . . . llib2 4a.©e4
Quizá era algo mejor 40.fxeS pero después
,

de 40 .. .fxe5 4 1 . ©f3 @f7 42 . @e4 ©e6, Para impedir . llid3 y . . . llif2 !


. .

seguido de . . llif6+ o . . . llic5+ y . . . @dS, la


.

posición de las blancas sería muy delicada, 4a . . . lli c4 49.ib4 llib6


por la existencia de ese segundo peón de re­
serva en "g7", y los planes que podrían trazar­ CADA JUGADA UN PROBLEMA TÁCTICO
se sobre la captura del peón "g4" blanco.
Otro problema deben salvar las negras. Para
40 ... g6 41 .©f3 g S poder avanzar con su monarca deben, no sólo
desalojar al rey enemigo, sino evitar la répl ica
E n real idad parece imposible que las negras .ie7 , q u e vulneraría la base de los peones
puedan pretender ganar esto. Dificil es saber negros.

60 ROBERTO G. GRAU
50 . .ic5 tll a4 5 1 . .ib4 ©c6 52 . .ie7 tll c3+
53.©d3 tll d 5 !

Por medio d e esta maniobra con el caballo, las


negras lograron avanzar un nuevo paso con su
monarca, pero a cambio de ocupar la casilla
"d5" con e l caballo, y esa ubicación debiera
estar, precisamente, a disposición del rey
negro.
Se dirá por qué causa no j ugaron 52 . . . tll c5+
53. me3 tll d 7 . La razón es poderosa. Es nece­
sario desaloj ar también al alfil de la diagonal
que ahora ocupa, y esto sólo puede hacerse si
se gana un tiempo atacando al alfil, como en
POS ICIÓN EXTRAORDINARIA
la posición del texto. Si no se hiciera así, las
blancas volverían inmediatamente con el rey a
Esta j ugada, de final compuesto, sólo puede
"e4 " .
realizarse si se conocen los recursos que brin­
da una posición dominante del rey en este tipo
54 ..ifS de finales. Las negras han efectuado esta ma­
niobra atrevida, única para pretender la victo­
Si 54 . .id8 ©b5!, y el alfil estaría encerrado, ria, pero que significa nada menos que el
lo que obl igaría a segu ir con 55.©e4, y des­ sacrificio del peón sostén de "f6", por tres
pués de 55 . . . ©c4 se ganaría el final, o me­ razones poderosas, aj edrec ísticamente :
diante la oposición de reyes si el alfil blanco 1 ª, que el alfil quedará por algunas j ugadas
se perpetúa en "d8", o desaloj ando al rey si se radiado de la escena,
mueve a "a5 " . 2ª, que el cabal lo defiende los dos peones de
la quinta l ínea, y
54 . . . tll c7! 55 . .ie7 tll e8 56.©e4 3ª, que el rey negro ganará la oposición lateral
del monarca enem igo, amparado en que éste
Parece imposible pretender ganar el final, pero debe evitar a toda costa cederle la casilla "f4",
veremos cómo aún hay recursos en esta bata­ ya que esto signi ficaría la pérdida de los dos
lla, entablada simplemente por la posesión del peones.
cuadro "e4", en que ambos monarcas se en­ El rey blanco, sobrecargado en la defensa del
cuentran empeñados. peón de "g4" y necesitado de cooperar a la
detención del avance del peón "e" una vez que
56 . . . ©d7 57 . .ic5 tll d 6+ 58.©d5 tll f7 el rey negro pase a "d3 ", no podrá atender
59.©e4 eficazmente a ambos objetivos.

Para tener al rey en situac ión de apoyar al 62 ..ie? ©d5 63 . .ixf6


peón si las negras j uegan . tll h6. Se observa
. .

así cómo limita la acción agresiva del rey la No era bueno primero 63. me2, por 63 . . . ©e4
falta de apoyo natural del peón "g4". Si seguido de . . . mc4 , ganando.
59 . .if8, para impedir igualmente ... tll h6,
entonces 59 ... mea 60 . .ig? ©e?! 6 1 .©e4 63 ... ©d4 64 . .ie? ©d3
tt:ld6+ 62. ©d5 tt:l e8 63 . .ih8 ©f7 , seguido
de . . . mg8, ganando el alfil. Es fácil que algún aficionado se pregunte qué
razonamiento, que no sea el azar de una ma­
59 . . . tll h6 60.©f3 ©c6 61 ..ifS tll f7 niobra táctica fe liz, puede haber llevado a

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 61


suponer, antes, que el final estaba ganado. Da 70 ... � xf7 7 1 .©f3 ©d 1 72.<j¡e4 e 1 \W+
la sensación de que la posibil idad de j ugar f6 73 .Axe1 ©xe1 74. ©fS ©f2 75.©f6
apenas el caballo negro se mueva, debe causar
grandes posibilidades de tablas, pero las ne­ El caballo no puede defenderse a sí mismo y
gras especularon con este detalle: para ayudar al peón, y el j uego habría sido tablas de no
al alfil en la detención del peón 11 e 11 , el rey estar el rey tan cerca del peón 11 g4 11 , pero estos
blanco deberá ir en cierto momento a 11 t2 11 , y finales se ganan mediante la entrega del caba­
en ese instante habrá un salto de caballo a llo. También se ganaría estando el rey negro
11 e5 11 o a 11 h6 1 1 , atacando e.I peón 11 g4 11 con ja­ en cualquiera de las casil las de la columna
que, lo que permitiría, después de capturarlo, 11 c", no siendo "c8". Con más razón ahora con
detener el peón 11 f', por la importancia que esa dos tiempos más.
ganancia de tiempo del j aque signifi c aría. Ese
es, en real idad, el secreto táctico que l leva a la 75 . . . ©f3
victoria.
Las blancas abandonaron. Este final, rico en
65.Ab4 e4+ 66.©g3 sugestiones, muestra hasta qué punto brinda
recursos un peón de ventaj a, cuando hay va­
Primer caso del detalle anterior. S i 66. <j¡f2 rios en el tablero.
seguiría 66 . . . tt:\eS y luego . . . tt:\xg4+, lo que
obl igaría a volver a 1 1 g3 11 con el rey. 11.- ALGUNOS FINALES TE Ó RICOS A
MANERA DE EJERCIC IOS
66 ... e3 67.f6
Para dar una idea más exacta de las condicio­
Para hacer más agresiva la situación de ese nes que se requieren para ganar en los finales
peón y tratar de inmovilizar el caballo en su de caballo y peón contra alfi l, mostraremos
custodia, pero el j aque en 11 g4 11 , capturando al una serie de finales de corte puramente teóri­
peón, será siempre dec isivo. co. V imos los recursos que surgen de un peón
de ventaja en posiciones aparentemente tablas
67 ... e2 68. ©f2 de la partida viva, cuando hay varios peones
en acción. Cuando sólo se trata de cabal lo y
VICTORIA MATEMÁTICA peón contra alfil, el final, en cambio, es por lo
común tablas, ya que únicamente se gana
Ú nica. Cualqu ier j ugada de alfil sería seguida cuando el rey que apoya al peón logra domi­
de 68 . . . c;t>c2 y luego . . . c;t>d 1 . Si 68. c;t>f3, nar las casil las de acceso a dama. En las otras
también seguiría 68 . . . tt:\eS+. El final está posiciones, en que el rey del bando que actúa
matemáticamente ganado. sin peón está delante del que amenaza coro­
narse, el final es tablas, salvo algunas posicio­
68 ... �es 69.c;t>g3 ©c2 70.f7 nes lim itadas en que el peón está en sexta o
séptima.
Prolongando la agonía. Las blancas tratan de
explotar el detalle de que un caballo no puede UN EJEMPLO DEL AÑ O 1 85 1
sostener eficazmente un peón, si a su vez no
está apoyado por otra pieza. Pero esto fracasa En cambio, el final se gana habitualmente
por la típica maniobra de entrega del cabal lo­ cuando el rey defensivo se halla separado del
sostén que veremos enseguida. peón ofens ivo, pero mucho más claro que
Es evidente que, si 7 Q . <j¡f2 , seguma todo esto será la inserción de varias posiciones
7Q . . . <j¡d 1 , con la amenaza de . . . tt:\xg4+ , o típicas de finales de estudio, algunas de las
bien . . . d 1 \W, según los casos cuales datan de mediados del siglo X I X .

62 ROBERTO G. GRAU
SUTI LEZA IMPORTANTE

• • Mas para tener una idea de lo difícil que es


establecer principios generales en este tipo de
finales, y de los detalles sutiles que cambian
� totalmente su horizonte, observemos la m isma
posición que acabamos de estudiar, con la

� modificación, aparentemente insignificante,


de poner el rey negro, en lugar de en "g8", en
"h8" .
• Ese final, de acuerdo con un estud io realizado
por Berger, sería tablas. A primera vista no
• • • • resulta fácil apreciar el porqué, pero quien
medite un poco observará un detalle impor­
En esta posición, perteneciente a los autores tante. Que estando el rey negro en "h8" no es
Kling y Horwitz, las blancas juegan y ganan . posible segu ir 1 . ©e7 por la répl ica 1 . . . ixe5,
La razón que fundamenta su victoria es la lo que antes no era posible por 2.e7, dando
posibil idad de evitar que el monarca negro se j aque y ganando el tiempo necesario para
sitúe en las casil las "f8" o " f7 " . Es evidente coronar el peón. El plan sería, pues, el si­
que si j ugaran las negras, mediante . . . .lxe5 guiente:
harían tablas, pues lograrían la oposición de
los reyes. 1 .f7 .lal 2.i>d7 i>g7 3.i>e8 i>f6 1

1 .©e7 i>h7 Y en esta forma el caballo enem igo nunca


podrá real izar la maniobra de interposición de
Si 1 . . . .la3+ 2 . i>e8 .lb4 (o 2 . . . .lc5, o colocarse en el punto "e7", por la acción con­
2 . . . id6) 3 . lli g6 i>h7! 4.llie7 (obstruyendo jugada que ej ercen el alfil y el rey negro sobre
la acción del alfil sobre la casilla "f8") ese punto.
4 . . .id2 (o 4 . . . .le3 si se j ugó 2 . . . ic5, o Y, prácticamente sin quererlo, sabemos ya
4 . . .lf5 si se había j ugado 2 . . . .id6) 5.f7 ih6
. cuál es el único secreto del ataque y la defensa
6. llif5, desaloj ando al alfil de la diagonal y en el final de cabal lo y peón contra alfi l . Pues,
coronando el peón. simplemente, tratar de poner el peón en sép­
tima, para posteriormente colocar el cabal lo,
2.f7 .lal+ 3. i>e8 ©g7 apoyado por el rey, entre el alfil enemigo y la
casilla de coronación del peón. Y así surge el
Esta j ugada tiene por objeto impedir, mediante plan negro, que es intentar tomar con el rey y
. . ©f6 , la interposición del caballo en "e7",
. su alfil la casilla lateral al peón, que se halla
que perm itiría coronar el peón. en séptima, para que no pueda jugar nunca
llie7.
4.�c41 .lb4
COMO GANA EL PE ÓN "c" (o "f')
O 4 . . . if8 . Malo sería 4 . . . icS , por 5.llib6,
segu ido d e llid5 y , u n a vez impedida la j uga­ Ahora vamos a estudiar un final de Kosec,
da . . . i>f6, entonces sí llie7, ganando. aparentemente más difícil, en el cual, si bien
el rey que defiende se encuentra muy lejos de
5.�e3 1 .lc5 la lucha, el peón que amenaza coronarse tam­
bién lo está, y esta circunstancia obl iga a ma­
O a otro lugar; igualmente ahora, si 5 . . . i>f6 , niobrar con absoluta precisión para pretender
seguiría 6 . lli d 5 + y después llie7. la victoria.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 63


9.�d61

• • • • E L E RROR D E L AUTOR D E L FINAL

Y no la j ugada 9.�a3, que, según el autor del


• • • • final, era la solución exacta, porque dicha
• W
�w
� rih •
- •
• j ugada empataría, luego de 9 . . . ig 1 1 0 . ©d7
ih2 1 1 . � b 5 ib8, y ahora sería tablas, por­
• que el rey negro está ya muy próximo y podrá
situarse rápidamente en "d5" y evitar todas las
• • • • interclusiones en la casilla crítica, que es la de
"d6", o sea la que está al lado del peón que
• •• pretende ser coronado.

Este final está ganado, pero por c ierto no sin 9 ... ©e2
alguna dificultad. Tanta, que su autor dio una
solución falsa, que l levaba al empate, la que Tampoco bastaría aquí 9 . . . ia7 , debido a la
fue rectificada por Cheron, quien salvó así un répl ica 1 0.©b7.
error que reprodujeron muchos textos. La
maniobra exacta es la siguiente: 1 0. � c41 ig 1 1 1 .©d7 ih2 1 2.�d6

1 .�d6 Y el peón se corona.


En cambio, si el peón que amenaza entrar a
Primera interposición. dama fuera el "d" o el "e'', sería tablas, pues el
alfil tiene amplio campo de acción en dos
1 ... ig 1 2.c6 ib6 3. ©e6 diagonales, y el caballo no puede, como en el
ejemplo anterior, copar todas las cas i llas
Esto amenaza 'tt> d 7 , seguido de �c4 , y el cuando el alfil necesita actuar en la diagonal
alfil no tendrá movimiento en la diagonal, lo corta (en este caso a5-d8).
que perm itiría coronar e l peón. Como regla general, podría afirmarse que el
caballo y peón ganan contra alfil, no ya cuan­
3 ... ic7 4.©d7 ib81 5.�b5 ©g2 6.�c71 do el rey defensivo está lejos y, en algunas
posiciones excepc ionales, cuando se encuentra
La maniobra típica. Esto permite seguir con cerca, sino que para tener posibi l idades de
©c8 sin que el alfil se mueva en la gran d ia­ triunfo contra la mayor agi l idad del alfil es
gonal y logre el empate. necesario que el peón que amenaza coronarse
no sea central (es decir, "d" o "e").
6 ... ©f3
EL PE ÓN "b" o "g" GANA M Á S
Tampoco serviría 6 . . . ia7, por 7 . � a6 ! ib6 F Á CI LMENTE
8.�c5, seguido de � a4-b2-c4, l legando a
la posición ganadora típica que mostramos De todos esos peones, el que gana con mayor
antes. faci l idad es el peón "b" o "g'', pues el alfil
cuenta con una sola diagonal para detenerlo,
7.©c8 ia7 8 . � b 5 ib6 ya que la otra está reducida a una sola casilla
y, además, no hay algunas posiciones típicas
Ahora ya no habría tiempo de j ugar 8 . . . ig 1 , de ahogado, que se producen en los finales en
por 9 . ©d7 ih2 (o si 9 . . . ib6 1 0 . � a 3 y que el peón que pretende ganar es el "a" o
después � c4) 1 0 . � d 6 . "h".

64 ROBERTO G. GRAU
En estos finales, como veremos a través de un Y tablas.
ejemplo, suele producirse alguna variante de En cambio, 4. ©f1 ? , que parece igual, perde­
entrega del alfil para ahogar al rey enemigo y ría por lo expuesto al comentar el tercer dia­
después empatar mediante la maniobra que grama del capítulo 11 (La lucha del alfil contra
especula con el hecho de que el caballo no el caballo).
sirve para ganar tiempos, y no puede desalojar
al rey enemigo por su sola acción. EL PRINCIPIO GENERAL

RECURSOS DE LOS PEONES "a" O "h" Y aquí, para ahorrarse análisis agotadores, el
jugador debe apelar a la aplicación del si­
El más antiguo final de este tipo que se cono­ guiente principio general: para evitar que el
ce es éste de Sam Loyd: caballo desaloje al rey de una posición por su
solo esfuerzo, debe colocarse al rey en casilla
del mismo color en que se halla el caballo
% -
. � . . enemigo. Es decir, si el caballo está en cuadro
negro, el rey en cuadro negro; si en blanco, en
blanco .
• Si en el final que estamos viendo las negras
juegan 4... llif5, seguirá 5. ©f1 lü g3+ 6 . ©f2 ,
y ahora el caballo debe moverse y no existe
ninguna posibilidad de que esta pieza gane o
pierda un tiempo, ya que para ir a casil las de
••• un mismo color siempre necesitará un número
par de saltos, y para ganar tiempos hace falta
• llegar a una misma posición en número impar
de movimientos.
Este final parece absolutamente perdido para
el blanco. Su rey no puede acudir en apoyo PARA EMPATAR EL ALFIL NECESITA
del alfil para contener al peón, y parece ine­ DOS DI AGONALES
vitable una maniobra basada en . . . ©g 1 y
. . . llig2, para después avanzar el peón y coro­ Y ahora nos resta por ver cómo se gana en los
narlo. Sin embargo, se hace tablas de ingenio­ finales en los cuales el peón que intenta coro­
sa manera. Veamos: nase está en la columna "b" o "g" . Veamos
una posición de la que también es autor Ko­
1 . .id7 h2 2 . .ic6+ @g 1 sek.

No sería bueno 2 . . . lüf3+ 3.©e2, y caería el


caballo.

3 . .ih 1 1

La sorpresa. Para hacer tablas es necesario


apelar a este recurso absurdo de sacrificar la
única pieza, para ahogar al rey adversario
especulando con un detalle que ya hemos
destacado al hacer notar los inconvenientes
del caballo sobre el alfil en los finales.

3 . . . @xh 1 4.©f2 1 1

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 65


Esta posición es la m isma del estudio que por el otro rey y puede ser ahogado, es posible
publ icamos antes, pero con todas las piezas hallar posiciones ganadoras, de lo cual es un
l levadas una columna más hacia la banda. La ejemplo el presente caso.
maniobra ganadora es más clara: En esta posición las blancas ganan. Se trata de
una de las pocas que existen en que eso sea
1 .tDc6 posible. Como es natural, puede ser transpor­
tada al ala dama y también mostrarse que se
Dificultando la acción del alfil. gana si el peón estuviera en séptima y el alfil
en "h4". Pero fuera de esas posiciones típicas
1 . . .if1 2.b6 ia6 3.tDaSI @f2 4.i>c6 ©e3
. no hay otras en que la victoria sea factible. Es
5.tDb31 decir que para ganar con un peón central de
ventaj a y caballo contra alfil se hace necesario
Necesaria para evitar que e l rey vaya a "d4". que el alfil actúa en la diagonal corta y que
ésta se encuentre fiscal izada por el rey enemi­
s . . . i>f4 6.�cs .tes 7.i>c7 go, y, por lo tanto, sea posible crear una obs­
trucción con el caballo. Se gana as í:
Y las negras deben sacar el alfil de la diagonal
corta, permitiendo el avance victorioso del 1 .tDf3 .id 8
peón. Se ve c laramente que el no contar con
dos diagonales para maniobrar toma más Obsérvese que el alfil actúa en la diagonal
dificil la defensa. Por eso son tablas cuando corta, h4-d8, inferior en movil idad a la otra,
los peones son centrales, y todos estos ú ltimos que perm itiría detener el peón: a3-f8, y que,
finales se ganan cuando e l rey que apoya al además, el rey adversario toma dos cas i l las de
alfil está, por lo menos, separado por cuatro las misma. Si el rey blanco se hallara en "d7"
columnas del peón que pretende coronarse. sería imposible la victoria por . . . �f6.

UNA EXCEPCI ÓN A LA REG LA DE LOS 2.tDeS ©h7


PEONES CENTRALES
Ú nica .

• 3.tDg4 ©h8

Si 3 ... ig5 gana igualmente 4 . liJf6 + .


.
4.tDf6

Ganando. Si 3 . . ©h8 gana 4 .liJf6 por la posi­


.

• • • • ción de ahogado del rey negro, que crea un


• • • • "zugzwang" perfecto. Las negras pierden por
tener la obl igación de jugar el alfil y apartarlo
. . . � de la diagonal que le permite contener al peón.

Este final de Kl ing y Horwitz muestra que la 111.- EL ALFI L GANA CASI SI EMPRE CON
regla del empate del peón central no es infali­ PEÓN DE VENTAJA
ble en aquel las posiciones en que el peón está
en sexta o séptima, y el alfil que intenta parar Para agotar este tema nos ocuparemos del
al peón, apoyado por el cabal lo, actúa en la final de alfil y peón contra caballo. Ahora
diagonal corta. En este tipo de posiciones, si veremos cuánto más fáci l es la tarea cuando se
el rey del bando en desventaja está contenido posee un alfil y un peón contra un caballo.

66 ROBERTO G. GRAU
Esto servirá para acentuar nuestra afirmación que esta posición sería igual corriendo las
de que el alfil es superior en todas las posicio­ piezas una columna hacia cualquier costado
nes muy abiertas, es decir, que su poder au­ del tablero. No pasa en estos finales como en
menta a medida que el j uego se simplifica. el caso de la lucha de alfil contra caballo y
Sabemos las excepciones a esa regla, pues peón, en el que hay dos columnas ("d" y "e")
vimos una serie de finales donde el caballo en que la victoria es imposible.
triunfaba por la existencia de peones trabados,
y de un alfil empobrecido en su acción por los
propios peones. Ahora veremos algunas posi­
ciones de final de alfil y peón contra caballo,
en las que se gana fáci lmente, y algunas ex­
cepciones en las que el empate se produce.

EL ALFI L GANA, AUN CONTRA EL REY


CERCA

Como en el caso del final de caballo y peón,


para pretender empatar debe tenerse el rey
cerca. Vimos que el caballo gana cuando tiene
un peón de ventaj a sólo en las posiciones en
que el rey enemigo está muy lej os. En cambio, CÓMO DEBE RAZONARSE
el alfil suele ganar aún con el rey muy cerca
del peón. La razón que le asiste para pretender Quien busque el triunfo en este momento no
triunfar con mayor fac i lidad es múltiple. Pri­ debe restar posibil idades realizando anál isis
mero, que su acción a larga distancia logra agotadores, sino sacar conclusiones mediante
simultáneamente apoyar su peón y restar sal­ raciocinio. Conduzcamos las blancas y deduz­
tos al caballo adversario. Luego, que el caba­ camos en voz alta. Veremos que las negras no
llo solo no logra detener en muchas ocasiones pueden mover el caballo, por cuanto ello faci­
a un peón, aun estando éste muy lej os de la litaría el avance ganador del peón. Además,
coronación. Después, que el caballo es fácil­ deben mantener el rey en posición agresiva
mente copable, y que la razón de que esta sobre el peón, para defender indirectamente al
pieza, para dominar un sitio, deba mantenerse caballo. El ideal sería, pues, ya que sólo le
estática, hace que fáci lmente se puedan pro­ queda a nuestro rival el rey como pieza de
duc ir posiciones de "zugzwang" (perder por acción, poner el alfil en una posición en que
obligación de j ugar), lo que no sucede con desaloj e al monarca rival .
tanta frecuencia con el alfil, que puede mover­ Lo primero que se nos ocurre es 1 . .id4+. S i
se sin dej ar de ej ercer siempre la misma pre­ el negro toma el a l fi l , 2 . 'i!?xe8 ganaría, pero si
sión. Por otra parte, todas las columnas son el rey va a "b5" nos hal lamos en una posición
igualmente favorables para ganar con el alfi l. curiosa. Si j ugamos nosotros, debemos mover
El caso se ve claramente expresado en el si­ el alfil, lo que permite que el rey vuelva a "c5"
gu iente final, que fue tablas, pero por error del o que el caballo se mueva a "f6" con j aque,
jugador que actuaba con el peón de ventaja. permitiendo igualmente empatar por la ame­
En la posición del diagrama siguiente j uegan naza directa del rey negro sobre el peón. Pero
las blancas y no es fáci l ver cómo puede ha­ si son las negras las que debieran j ugar, esta­
cerse para ganar. El caballo detiene al peón y rían perdidas, al no d isponer de ninguna j uga­
a pesar de estar atacado su posición es fuerte, da. Hemos descubierto el plan ganador: j ugar
por cuanto el rey blanco no puede dej ar de .id4 cuando el rey enem igo está en "b5 " , y
sostener su peón de "c6", y, por lo tanto, no una vez conocida la ruta de la victoria, fáci l
puede capturar el caballo negro. Obsérvese nos será j ugar. Surge entonces la maniobra:

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 67


1 ..Ac3 tablas, porque el final es casi siempre tablas
cuando el rey enemigo puede situarse en una
Jugada de espera y amenaza que da mayor casilla de distinto color a la que corre el alfil,
agilidad al alfil. en la misma columna del peón que amenaza
coronarse y delante de él. Pero juegan las
1 ... @b6 blancas y vencen mediante:

Malo sería 1 . . @d5, por 2 . .Ad4!, construyen­


. 1 .idS
do un perfecto "zugzwang" .
Esta jugada deja que el rey se vaya a "e7",
2 ..AaS+ @bS pero, en cambio, copa al caballo con el cono­
cido procedimiento de encerrar los caballos en
Si 2 . . @c5 3 ..Ad8, seguido de ig5 y ie3+.
. la banda, colocando el alfil en el centro del
tablero, delante del caballo, dejando dos casi­
3 . .Ada @es 4 . .Ag s @bs s ..Ah4 llas entre ambos. En este caso habría sido
tablas 1 .@f6, por 1 . . . tt:lc6, especulando con
Pérdida de tiempo necesaria para poder tomar que las blancas deben avanzar el peón y redu­
la diagonal g l -h7 dando jaque al rey enemi­ cen de esta suerte la acción del alfil. Si éste,
go, y después jugar id4 , sin temor a que el en lugar de estar en "fl" estuviera en "g7", se
caballo se mueva a "f6". ganaría también con ese otro procedimiento.
La maniobra para ganar es, pues:
5 ... ©c5·6.if2+ @bS (o 6 . . . @d5) 7.id41
1 ... @e7 2.@ts ©d7 3 .@f6 ©ea 4.e6 @ta
Hemos llegado a la posición buscada. Ha sido 5.e7+ ©ea 6.©e6 ttJ juega 7.ic6++.
necesario hacer una maniobra un poco larga
para burlar el riesgo de una eventual salida del EL CABALLO LUCHA CON DIFICULTAD
caballo a " f6" y poder llevar nuestro alfil a CONTRA UN PEÓN "a" O "h"
"d4", ganando un tiempo.
Y finalmente, para famil iarizarnos con los
EL CABALLO COPADO recursos que brinda el peón de ventaja en
lucha contra el caballo, veamos el siguiente
final, de L. Bledow, publicado en 1 842 .
• •
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• • • •
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• • • • •
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Muestra clara de las posibilidades del alfil la
da este final de Calvi, en que se ve la única
posición del rey que permite empatar, y en Este final parece difícil de ganar, por lo lejos
qué forma puede coparse al caballo. que se halla el peón de su coronación, pero oo
Si en esta posición jugaran las negras, sería ofrece dificultad. Se triunfa mediante:

68 ROBERTO G. GRAU
1 .©g5 .lüf2 2.h4 .lü e4+ 3.©g6 .!üxd6 4.h5 3.©e1 .ic3+ 4 . @e2 .id2 !, entregando el alfil
a las dos piezas y creando un perfecto
Y el caballo no puede detener nunca al peón "zugzwang" .
en esta posición. Como ya establecimos, sólo
hay dos posiciones en que el caballo consigue 2 . . ..ib4 3 . .lü h4+ ©g3 4 . .lüf3 .ic3 5.©f1
evitar la coronación de un peón "h" o "a" ©xf3 6.©g 1
rival, cuando éste se encuentra en sexta, apo­
yado por el rey en "e6" o "g6" (para el peón Y tablas. El solo hecho de que haya que apelar
"h"). Para poder hacerlo, el caballo debe estar a este tipo de ejemplos para mostrar algunas
en "f8" o " h7 " . Pierde en las otras si el rey no posiciones en que el caballo logra empatarle al
puede sostenerlo. alfil y peón, muestra hasta qué punto es dificil
hacer tablas esas posiciones cuando el rey que
UNA DE LAS POCAS EXCEPCIONES colabora con el caballo no está delante del
peón que pretende coronarse, en una casilla de
Y ahora veremos una de las raras posiciones distinto color de las que domina el alfil. En
en que el caballo logra empatar. Se trata de esos únicos casos el final es s iempre tablas.
cuando la lucha con un peón "h" (o "a") que se
corone en casilla de distinto color del alfil LA LUCHA CON V ARIOS PEONES POR
enem igo. En este caso existe el recurso de BANDO
entregar el cabal lo, para arribar al típico final
de rey contra alfil y peón "h" ("a"), tablas Veamos un excelente final en el que las ne­
teóricamente. gras j ugaron con un peón de ventaja y alfil
contra caballo y ganaron, a pesar de que el
peón estaba doblado y el caballo ocupaba una
• • • • situación preponderante en el centro del table­
ro. Fue en una partida de Winawer contra
B lackbume, del torneo de Nuremberg de
• • • • 1 883 .


·�···
BrtJB
A primera vista el final está ganado, porque
no se ve la forma de evitar que el peón se
corone y salvar a la vez el caballo. Pero quien
sepa que el peón "h" ("a") no gana, ni aun con
el alfil de ventaja, cuando entra en casilla de
color distinto a las diagonales que domina el
alfil, hallará fáci lmente el camino del empate. Juegan las negras:
Veamos:
1 . . . iid7 2.©e2 fS 3 .©f3 gS 4 . .lü b4 .ig7
1 . .lü h2 .icS 2 . .lüf3 1 5 . .lüd3 iid6 6.b3 .id4 7 .iie2 .ie3 8 .©f3

Ingeniosamente j ugado. En cambio, perdería Las blancas han constru ido la posición que les
2 . .lüf1 , por el siguiente recurso: 2 . . . .id4 da el máximo de resistencia, ya que el caballo

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 69


toma todas las vías de acceso del rey negro, Estudiamos estos finales desde el punto de
que son "e5 " y "c5 " . vista puro de la técnica. Ahora los veremos en
la partida práctica a través de un ejemplo de
8 ... b6 9 . b4 a6 1 0.a4 id4 1 1 .©e2 ic3 gran jerarquía; el de la 29ª partida del "match"
1 2.bS a5 1 3. @f2 id4+ 1 4.@e2 ig 1 ! por el campeonato mundial entre Capablanca
y Alekhine, en la cual el primero, con un peón
Las negras han j ugado muy hábilmente. Han de ventaja, prec isamente un peón central, que
creado una posición de bloqueo en el ala dama no basta para ganar cuando no quedan otros
y ahora quieren j ugar . . . g4 cuando el rey peones en el tablero, logra la victoria a raíz de
blanco esté en "e2 " y el alfil en "e3 ", defen­ algunos desaciertos del maestro francés, que
diendo el peón "f4", para alej ar toda posibili­ muestran hasta qué punto son delicados estos
dad de resistencia del blanco. Por eso pierden, finales.
aparentemente, un tiempo. Por juzgarlo interesante, insertaremos íntegro
el cotejo, para que veamos de qué manera
1 5.©f3 ie3 1 6.g3 Capablanca, luego de lograr la ventaj a mate­
rial, apela a su principio de la simplificación,
Desesperación. Si 1 6 . @e2 g4 1 7 .@f1 f3, para ganar en notable forma, a pesar del error
para seguir, si 1 8. gxf3, con 1 8 . . . gxh3, coro­ de Alekhine, que no atenúa, por cierto, el
nando el peón o ganando el cabal lo. mérito de la magnífica labor del maestro cu­
bano.
16 ... hxg3 1 7.@g2 id2 1 8.@f3
EL MODELO DE CAPAB LANCA
También se ganaba fácilmente si, en lugar de
©f3, las blancas jugaran 1 8.c5+. La maniobra Gambito de Dama (052)
más rápida sería 1 8 . . . bxc5 1 9.b6 c4 20.lLie5 Buenos Aires, 1 927
©xe5! 2 1 . b? @e4 2 2 . bB'W f3+ 23. ill h 1 (si Blancas: J. R. Capablanca
23. ill x g3 if4+, etc.) 23 . . . g2+ 24. ill h 2 Negras: A. Alekhine
�f4+, ganando fáci lmente.
1 .d4 d5 2.c4 e6 3.lüc3 llif6 4.ig 5 lli bd7
1 8 ... g4+ 1 9. h xg4 fxg4+ 20.@g2 ie3 5.e3 c6 6.llif3 'Wa5
21 .©f1 f3
Esta j ugada, que da origen a la variante Cam­
Y las blancas abandonan. bridge Springs de la peón dama, volvió a ser
practicada por Alekhine después de un gran
IV.- LOS FINALES CON VENTAJA EN UN intervalo en el mismo match; desde la 1 1 ª
FAMOSO EJEMPLO partida no la ejecutaba. Análisis cuidadosos le
hicieron ver que estaba lejos de haber sido
Se habrá visto a través de estos capítulos que destruida la ingen iosa maniobra de Pillsbury,
la técnica del ajedrez es mucho más amena y aun cuando el resultado de esta partida pudie­
lógica de lo que se suponía. No hay problemas ra hacer creer lo contrario.
dificiles, y todo es posible resolverlo con el
razonamiento. 7.lüd2 ib4 8.'Wc2 dxc4 9 .ixf6 lLi xf6
Hemos considerado el problema táctico de la 1 0.lli xc4 'Wc7 1 1 .a3 ie7 1 2 .g3 0-0
lucha del caballo contra el alfil y viceversa en 1 3.ig2 id7 1 4.b4 b6 1 s.0-0 as
la partida viva. Establecimos principios gene­
rales para entrar más tarde en el problema más Esta maniobra fue preparada por el Dr.
teórico, por cierto, de los finales de caballo y Alekhine en estudios particulares que real izó
peón de ventaj a contra alfil, y a la inversa. días antes de la partida en colaboración con

70 ROBERTO G. GRAU
quien esto escribe, que conocía todos los pro­ LAS PRIMERAS DIFICULTADES
yectos del ganador del "match", y que lo ayu­
daba en los análisis de partidas suspendidas. Las blancas han logrado el peón hace rato,
Pero no tuvo en cuenta el maestro ruso la pero el final es dificil de ganar. La única posi­
aparentemente intrascendente modificación bilidad de hacerlo es mantener el caballo y
que introduj o en esta partida Capablanca en la tratar de cambiar las damas. Veremos cómo se
jugada 1 2ª. En la undécima partida del las ingenia Capablanca para lograrlo.
"match" j ugó 1 2 . .ie2 , y con esta base se
realizaron los análisis. El movimiento 1 2.g3
parece mucho m á s fuerte.
Una vez más Capablanca es guiado por su
maravi l loso instinto de ajedrecista para des­
truir un paciente estudio.

1 6.c!lieS!

Si 1 6. bxaS b5, y si 1 6 .bS, entonces


1 6 . . . cxbS 1 7 . .ixa8 \1Mxc4, amenazando
. . . l:!xa 1 y . . . b4, ganando.

16 ... axb4 1 7.axb4 laxa 1 1 a.iaxa1 Jaca


41 ... .if6 42 .%Ya6 @g7 43.%Yd3 %Yb7 44.e4
Si 1 8 . . . .ixb4 1 9.c!libS. %Yc6 45.h3 %Yc7 46.dS exdS 47 .exdS \1Mc3

1 9.c!lixd7 %Yxd7 20.c!lia41 %Yda l 2 1 .%Yb31 Malo sería 47 . . . \1Md6 por la fuerte répl ica
48.\1Mc4, seguida de Wc6 y d6. Como la da­
La posición de Capablanca es más cómoda. ma apoya al peón l ibre, hay que cambiarla.
Ha evitado . . c5 y hará desaparecer la debi li­
.

dad de su peón "b", para luego intensificar sus 4a.Wxc3 .ixc3 49 .@f1 ©f6 50.@e2 .ib41
esfuerzos sobre el que quedará aislado del
rival y obtener superioridad material. Sólo la superioridad del alfil sobre el caballo
en las posiciones abiertas puede facil itar la
21 ... c!lidS defensa de Alekhine, quien debió hacer tablas,
a pesar del peón menos.
No era posible 2 1 ... cS por 22. bxcS bxc5
23.dxcS! .ixc5 24.ib? ! l:!c7 25.c!lixc5 l:!xc5 5 1 .c!lid4 .icS 52 .c!lic6 @fS 53.@f3 @f6
26.l:!a8, ganando la dama. Se observa ahora 54.g41 hxg4+ 55.hxg4 @gS?
la diferencia fundamental que para los propó­
EL ERROR DE ALEKHINE
sitos de A lekhine tuvo la j ugada 12 de Capa­
blanca, pues si el alfil estuviera en "e2" existi­
Se verá que el caballo toma las vías de acceso
ría la amenaza de . . . l:!c 1 +.
al rey hacia el peón l ibre de "d5 " . Pero a pesar
22.bS cxbS 23.%Yxb5 iaaa 24.lac 1 1 laaS de esto, de que el caballo está en su mejor
25.%Yc6 ia3 26.lab 1 1 .ita 27 . .ixdS laxdS posición, de haber j ugado Alekhine . . . .ib6, el
2a.c!lixb6 lad6 29.%Yb7 hS 30.c!lic4 lad7 final habría sido tablas, pues tras d6 seguiría
31 .\1Me4 lac7 32.c!lies %Vea 33.@92 .id6 . . @e6, y si 56.c;!.ig3, entonces 56 . . . .ic?+. A
.

34.laa1 lab7 35.c!lid3 g6 36.laa6 .ita cualquier otra j ugada del rey seguiría . . @gS
.

37.lac6 lac7 3a.iaxc7 %Yxc7 39.c!lieS .ig7 y tablas por la posibilidad de entregar el alfil
40.%Yaa+ @h7 4 1 .c!lif3 por el peón "d" y cambiar los otros.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 71


bando que tiene el peón menos está muy lejos
de la zona en que el peón puede coronarse.
3ª. En los finales de alfil y peón contra caballo
se gana en casi todas las posiciones en que el
rey enemigo está detrás del peón que quiere
coronar, pues el caballo no puede moverse sin
descuidar la zona de avance del peón.
4ª. El peón "a" o "h" generalmente no puede
ser contenido por un caballo solo, pues esta
pieza no resulta eficaz si carece de sostén. El
rey puede apoyarlo a veces, pero el alfil suele
restarle las jugadas defensivas y hacer obli­
gatorio el movimiento del caballo.
5ª. En cambio, el alfil solo contra caballo y
56.�eS! .id4 peón logra detenerlo siempre, salvo cuando se
trata de peones de los flancos: "a", "b", "c",
Esto entrega un peón, pero igualmente perdía "f', "g" o "h", y el rey que apoya al alfil está
56...f5, por 57.d6 fxg4+ 58.c;!;>g2!! ©f5 por lo menos a cuatro casillas de distancia del
(58...ixd6 59.�f?+) 59.d?, ganando. peón. El único procedimiento que existe para
ganar es obstruir la acción del alfil, interpo­
57.�xf7+ ©f6 58.�dS! .ib6 59.�c6 .tes niéndole el caballo.
60.©f4! 6ª. Para empatar, estando el rey que debe
contener el peón atrás de éste, tiene que tratar
A pesar de los dos peones de ventaja, hay que de colocar al rey frente al rey enemigo para
sumar con suma cautela para vencer, pero el evitar que el caballo pueda interponerse. Por
final se gana matemáticamente. ejemplo: ©c6, 8b5, tt::la6 contra .igl, la situa­
ción ideal del rey atrás del peón es en "c4",
60....ixf2 61.gS+ ©f7 62.�eS+ ©e7 para evitar tt::lc5 del blanco al tomar la casilla
crítica de "c5".
Si 62 ...c;!;>g? 63.d6 ganaría en seguida. 7ª El caballo con peón, en cambio, no logra
ganar casi en ningún caso contra un alfil solo,
63.�xg6+ ©d6 64.c;!;>e4 ig3 65.�f4 ©e7 si el peón es central ("e" o "d"), pues hay dos
diagonales amplias para evitar el avance.
Si 65...ixf4 66.c;!;>xf4 c;!;>xd5 67.c;!;>f5! 8ª En principio conviene tener el alfil que
combate contra el peón y caballo en la diago­
66.©es ie1 67.d6+ md7 68.g6 .ib4 nal que está más lejos de la acción del rey
69.©dS mes 70.d7+ enemigo; de esta manera nunca es posible la
obstrucción.
Y las negras abandonaron. 9ª Estos finales, en todos los casos (ya sean de
alfil y peón o caballo y peón), sólo se ganan
CONCLUSIONES TÉCNICAS si, además de no estar el rey en desventaja
delante del peón que avanza, el rey de quien
1 ª. La ventaja de un peón se hace sentir más posee el peón está apoyando debidamente el
seriamente cuando se posee un alfil en los avance.
finales de partida, aunque generalmente esos 1 Oª Para apoyar los avances, en todos los
finales, cuando sólo existe un peón en el table­ casos el rey debe estar, de ser posible, una
ro, son tablas. línea delante del peón que va a avanzar, pero
2ª. Sólo debe simplificarse la lucha para redu­ en una columna lateral. Por ejemplo: si 8b5,
cirla al peón de ventaja cuando el rey del c;!;>c6; si 8d6, c;!;>e7 o c;!;>c7, y así sucesivamente.

72 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO IV

LA VENTAJA DE DOS ALFILES CONTRA DOS CABALLOS O CABALLO


Y ALFIL

Quizá de todos los temas que hemos considerado hasta el presente en este curso técnico
ninguno se adentre de manera tan vital en la técnica del ajedrez moderno como el que ahora nos
ocupará. El pleito de la superioridad del alfil sobre el caballo, o viceversa, no es nuevo. Se ha
considerado durante muchos años y desde hace muchos años también surgieron los que, mediante
el argumento categórico de la victoria, probaron que no era posible hacer afirmaciones definiti­
vas. Chigorin, batiendo a Lasker, a Pillsbury y a multitud de técnicos, en Hastings, en 1 895, con
su famosa defensa, que tiene por primera base cambiar los propios alfiles por los caballos rivales,
abrió una interrogante y mostró lo divorciada que se encuentra a menudo la verdad técnica de la
verdad del resultado. Pero, a pesar de esto, no alcanzó a debilitar de manera seria el postulado
sobre la ventaj a de dos alfi les contra alfil y caballo. Sólo puede asignársele el mérito de haber
mostrado cómo debe maniobrarse, cuando se poseen dos cabal los, para compl icar la tarea adver­
saria, y que hay algunas posiciones típicas donde la desproporción técnica casi no ex iste. Pero la
verdad es que los alfi les son un arma form idable, no ya en las posiciones abiertas de ataque di­
recto, que para nosotros poco interesan ahora, sino en el juego posicional moderno, donde todo
está supeditado a la suti leza técnica.

PARTI DA NOTABLE fundamentales errores estratégicos, más difi­


ci les de captar.
Modelo magn ífico de la hábil explotación de En el presente caso se observa que, mientras
las únicas diagonales abiertas, en posiciones el negro ha desarrollado sus piezas de acuerdo
de semibloqueo por medio de los alfiles, nos con una escuela típica, sin apoderarse del
lo da el cotej o entre Belgrano Rawson y De centro, pero dominándolo de lejos y dej ando
Witt, jugado en nuestro país en el año 1 924, gran radio de acción a sus alfi les, las blancas
partida que puede considerarse una de las han preparado el j uego de acuerdo con los
obras de arte posicionales de nuestro ajedrez. moldes clásicos. Se aprestaban, en apariencia,
a jugar e4 para oponer un sól ido bastión cen­
tral a los planes indirectos de su oponente.
Apertura Coite (A45) Pero ahora juegan primero b3 y esto les crea
Buenos Aires, 1 924
la obl igación de colocar el alfil en el escaque
B l ancas: R. De Witt
"b2 " . Resultará que luego, cuando deseen
Negras: L. Belgrano Rawson
hacer la j ugada natural e4, se encontrarán con
la casilla " f4" sin apoyo del alfil dama, y para
1 .d4 lll f6 2.e3 b6 3.id3 ib7 4.lll f3 g6 reemplazarlo tendrán que j ugar g3, creando
5.0-0 ig7 6. lll bd2 es 7.c3 0-0 ª ·'ªe2 d6 debil idades en el ala rey y aumentará la fuerza
9.gd 1 lll bd7 1 0 .b3 ofensiva del alfil dama negro.
Según nuestra opin ión, es en este momento
UN ERROR TÉCNICO, SUTIL Y GRAVE cuando las blancas han j ugado la suerte de la
partida, aun cuando resulta muy dific i l poder
Que las derrotas en ajedrez se gestan mucho explotar el error realizado por De Witt. En
antes de lo que todos presumen es también este sentido Belgrano Rawson da una lección
verdad viej a, pero poco comprendida. Los maestra.
jugadores suelen atribuir la pérdida de la par­
tida, generalmente, a detalles tácticos y no a 1 0 . . . lll d SI

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 73


La répl ica típica. Ahora se ataca el peón "c" y COMIENZA EL SEGUNDO ACTO
se fuerza a realizar la j ugada natural �b2 ;
pero lo que en realidad da vigor a este salto de
caballo es la circunstancia de que no puede ser
desaloj ado sin crear debil idades en la configu­
ración de peones. Obsérvese que si e4 (luego
de �b2 , se entiende) seguiría . . . llif4 , explo­
tando el famoso cuadro débil, y si c4, enton­
ces . . llib4, atacando un alfil y ganando un
.

tiempo valioso. Además, estos avances debi­


litan el peón vulnerado de "d4" y dan gran
fuerza a la acción de los alfiles, especialmente
al de "g7", que ej erce indirectamente una
acción agresiva sobre la torre de " a l " .
El primer acto ha term inado. Las negras han
1 1 . .ib2 cxd4!
eliminado uno de los alfi les enemigos, y esa
Y AHORA, EL DILEMA ventaj a suti l, que las blancas no intentaron
evitar con tal de simpl ificar la posición, ha de
Este cambio, efectuado en el momento exacto, gravitar poderosamente en el curso de la lu­
abre dilemas desagradables para las blancas. cha. El dominio del cuadro "e4" ha de ser muy
Si 1 2 .exd4 , entonces 1 2 . . . llif4 , colocando el val ioso, y ésa es la primera consecuencia de la
caballo en una situación magnífica, ya que g3, desaparición del alfi l blanco de "d3 " .
para desaloj arlo, valorizaría de manera defini­
tiva el alfil de "b7". Si 1 2 .llixd4, entonces se 1 4 ... 'i!Yd7 1 5.a3 �f6
cedería el centro y las negras podrían conti­
Es probable que las negras pudieron haber
nuar con 1 2 . . . lli cS 1 3 . .ic2 .ta6 1 4.c4 lli b4 ,
demorado la retirada del caballo, ya que esta­
con gran posición por la mayor fuerza agresi­
ba en una situación indesaloj able. Para poder
va de todas las piezas menores y la posibil idad
expulsarlo sin temor a . . . llif4 , las blancas
de eliminar un alfil.
debieron j ugar primero g3, y entonces era el
momento de pensar en irse a "f6", ya que en
1 2.cxd4 �c51
ese momento se habría vigorizado la acción
del alfil dama negro por la ausencia del peón
Y se observa ahora con qué maestría el negro
blanco en "g2 " .
se ha ingeniado para sacar provecho del error
estratégico del blanco y cambiarle uno de los
1 6.�3d2 mes 1 1.gac1 gc6 1 8.e4
alfiles, precisamente el mejor de los alfiles
blancos, ya que es el que corre por casil las de
Las blancas avanzan el peón "e" ahora que el
distinto color que las que ocupan sus peones
caballo no puede ir a "f4", pero olvidan que el
centrales.
rival tiene dos alfiles y la apertura de brechas
1 3.�f1 puede ser fatal en esas circunstancias. Ade­
más, la única columna abierta es la "c" y la
No era posible 1 3.dxcS a causa de 1 3 . . ..txb2 base de la misma es la casilla "c 1 " . Esta casi­
1 4 .!!a b 1 .ig7 , amenazando . . . llic3 y . . . bxc5, lla puede ser vulnerada por el alfil negro des­
ganando por lo menos un peón y conservando de "h6", lo que antes del avance del peón "e"
la mejor posición. era imposible. Pero la verdad es que poco le
restaba hacer ya al blanco sin incurrir en pare­
1 3 ... �xd3 1 4.'i!Yxd3 cidas dificultades.

74 ROBERTO G. GRAU
1 8 . . . gacS 1 9.gxc6 gxc6 20.�e3 Uc8 25.g3
21 .b4
Desembarazándose del incómodo caballo,
Las blancas buscan brechas para meter en el pero . . .
juego sus cabal los, pero les faltan puntos de
apoyo para obstruir la eventual acción de los 2 5 . . . �e2+ 26.d;>g2 .ih6!
alfiles rivales desde diagonales que no presu­
men serán explotadas eficazmente. Y el otro alfil entra a herir la posición de las
blancas. Obsérvese ahora cómo actúan efi­
21 . . . gc1 22.f3 cazmente ambas piezas y la gravedad de la
presión sobre el cuadro "c2", que está defen­
Este movimiento es necesario para poder dido malamente, por estar el cabal lo de "e3 "
sacar el caballo de "d2 " sin riesgos para el clavado. Y ni siqu iera queda el recurso de
peón de "e4", pero engendrando otras debili­ jugar f4, obstruyendo la acción del alfil rey, a
dades serias en el bloque de peones blancos causa de . . . We6 , especulando con la debil idad
del ala dama. del peón "e4" blanco.

22 . . . � h 5 27. � a 1 � c3

Especulando con que g3 debilitaría mucho el Las negras siguen provocando el cambio de
enroque blanco. un caballo por un alfil para quitarles a las
l íneas defensivas blancas "c 1 " y "c3 " el apoyo
23.�b3 �f4 24.Ud2 .la& ! indispensable del alfil de "b7".

LA Ú LTIMA ETAPA 2s.gc1 � a4

Empieza la presión de los alfiles negros. Aho­ Ahora ha quedado sentenciado a muerte el
ra el de dama domina una diagonal importante otro alfil y las cas i l las de acceso sobre el mo­
y dificilmente puede ser contenido en su ac­ narca blanco están sin la fiscalización val iosa
ción, a pesar de tratarse de una posición de de esa pieza. La partida está prácticamente
bloqueo. La j ugada tiende, además, a evitar la definida, pues ambos alfiles negros cruzan con
répl ica �c 1 , que simplificaría bastante el sus fuegos la posición rival.
juego. La amenaza de . . . llJe2+ o de . . . llJ d 3 ,
e s ahora m u y desagradable para el primer 29Jlxc7 Wxc7 30.Wc 1
jugador.
Ú nica. Malo sería 30 . .ic 1 a causa de
30 . . . .ixe3 3 1 .Wxe3 Wc4 , con la doble ame­
naza de . . . Wf1 mate y . . . Wa2+ , ganando el
caballo.

30 . . . Wd7 3 1 .� ac2

La terrible amenaza de Wb5, que basa su


fuerza en la cooperación de ambos alfi les
negros, no puede ser neutralizada. Las blancas
están absolutamente perd idas a pesar de que
conservan todo el material y la posición no
ofrece a primera vista desniveles fundamen­
tales.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 75


31 . . . §'bS 32.©h3 doctor Emanuel Lasker cuando éste era cam­
peón mundial y se hal laba en su apogeo. Y
Para evitar 32 ... lüxb2 33.§'xb2 §'e2+ , et­ que el resultado de la lucha victoriosa de dos
cétera. cabal los contra dos alfiles no fue un accidente
lo muestra el hecho de que parecido resu ltado
32 . . . lüxb2 logró, con luchas de este tipo, el propio Chi­
gorin en la misma época frente a Tarrasch,
Y ahora, eliminado el segundo alfil, nada Pil lsbury y otras figuras extraord inarias del
puede oponerse a la acción avasalladora de ajedrez clásico. La partida, con su expresivo
ambos alfi les negros. desarrollo, nos mostrará posiciones en las que
no es fácil sacar ventaj a de la posesión de dos
33.'1Wxb2 ic8+ 34.g4 alfiles, y la dificu ltad extraordinaria que tiene
el man iobrar con esas piezas cuando el bloque
Si 34 . 'itig2 We2+ , etcétera. de peones propios ofrece debil idades.

34 . . . '\We2 Defensa Chigorin (D07)


Hastings, 1 895
Las blancas abandonaron ante la amenaza Blancas: E. Lasker
. . . Wxf3+ y . . ixe3.
. Negras: M. Chigorin
Esta partida, realmente valiosa y sin desperd i­
cio por parte del negro, muestra hasta qué 1 .d4 d5 2.lLif3 ig4
punto ofrecen recursos ambos alfiles cuando
complementan su acción y cómo debe operar­ Este desarrollo del alfil dama, discutido y
se para lograr esa ventaj a pos icional. rechazado con razón por la técnica moderna y
aun por los maestros contemporáneos al pro­
1.-S Ó LO EN LAS POSICIONES DE pio Ch igorin, no puede en realidad ser acepta­
B LOQUEO LOS CABALLOS SON do sin reservas. ¿Qué causas hay para colocar
SU PERIORES el alfil dama en situación de tener que cam­
biarlo poco menos que obl igatoriamente por el
Dos caballos pueden ser superiores a dos caballo? Pues ninguna, pero Chigorin no
alfiles en posiciones muy particulares. Ya efectuaba este tipo de partidas por capricho
cuando el bloqueo de peones impide manio­ puro. É l conocía el problema que el alfil dama
brar de manera de l iberar a los alfiles, o cuan­ entraña cuando está encerrado por los propios
do éstos se hallan situados en lugares que peones y prefería sortear las dificultades de la
ofrezcan demasiadas debil idades, o que la desaparición del mismo, con tal de resolver
existencia de "holes" en la posición obl igue en pronto las dificu ltades de un buen desarrollo
determ inado momento a apelar al recurso del flanco dama. Por otra parte, la existencia
heroico de cambiar un alfil con un cabal lo, y de la cadena central de peones en blanca ("d5"
arribar entonces a finales de alfil contra caba­ y "e6") compensará en parte la pérdida del
llo que no ofrecen n ingún desn ivel. Nunca, alfil que actúa por las diagonales blancas.
como en el caso de la existencia de ambos
alfiles, parecerá más verdad aquello de que la 3.c4 ixf3
unión hace la fuerza.
Los maestros modernos j ugarían en este mo­
LA HAZAÑ A DE CH IGORIN mento 3 . . . dxc4 , para segu ir si 4 . lüe5 con
4 . . . ih5, y contra 5.g4, con 5 .. .f6 , para más
La partida que sigue es un monumento de la tarde colocar el alfil en "t7" o, si las blancas
técnica antigua del ajedrez. En el la, el ex­ se deciden a eliminarlo, obl igarlas a una posi­
traordinario maestro ruso Chigorin batió al ción de peones defectuosa en la columna "h".

76 ROBERTO G. GRAU
Pero Chigorin era, además de un gran maes­ cia de uniformidad del grupo de peones blan­
tro, el más caprichoso y testarudo de los eje­ cos luego de estos cambios. Se verá que los
cutantes que nunca tuvo el j uego. Por eso mismos quedan divididos en tres sectores, y el
cambia el alfil por el caballo para doblar los "h" y el "a" completamente aislados, lo que
peones del adversario y dej arle aislado, y sin creará cuadros fuertes para los caballos.
posibil idades del apoyo de los demás, el peón
"h". 7.cxd5 Wxd 5 ! 8 .i.d2 ixc3 9 . bxc3

4.gxf3

Casi no tiene excepción la regla de que en el


planteo debe siempre recapturarse una pieza
con el peón más alej ado del centro, pues en el
noventa por ciento de los casos es conveniente
llevar los peones del flanco hacia la zona vital
del combate, que son siempre los cuadros
centrales. Por eso es mejor esta j ugada que
4.exf3, que dej aría muy débi l el peón "d4"
blanco.

4 ... tiJ c6
Para evitar quedar con el peón "a" aislado, las
Por transposición de j ugadas se ha l legado a blancas pudieron j ugar 9 .ixc3, pero esto
una variante conocida de la l lamada Defensa habría ten ido otras fal las, ya que la dama
Chigorin, que si teóricamente ofrece reparos, podría haberse consolidado en "d5" mediante
en la práctica resulta un generoso venero de .. .f5, tiJf6 y luego . . . 0-0-0.
victorias. Como que hay que confiar siempre Ahora la partida se ha decidido estratégica­
en que existe un desequ i librio entre los alardes mente. Se tratará de una lucha pura de dos
técnicos de las personas y la posibil idad prác­ alfi les contra dos cabal los, en la que las negras
tica para demostrar la verdad de sus asevera­ ofrecen, para balancear la desventaj a natural
ciones. En aj edrez como en todo. de los dos cabal los, una conformac ión de
peones mucho más rac ional, sin avances pre­
5.tiJc3 e6 6.e3 i.b4 maturos ni peones aislados, y las blancas sus
peones divididos en tres grupos, con dos ais­
CONTRA TODOS LOS DOGMAS lados y uno doblado. Y veremos en este caso
cómo este hecho, un ido a que no se ha abierto
¡ Eso sí que no ! , debía exclamar Tarrasch cada la posición central y de que el blanco tendrá
vez que se le mostraban partidas de este tipo. dificu ltad para enrocarse, faci l ita la labor de
Puede aceptarse que se cambie el primer alfil, los cabal los y hasta les da posibil idades.
porque los peones centrales de las negras en
cuadros blancos compensan la desaparición 9 . . . tiJge7 1 0 .!'!g 1 Wh 5 ! 1 1 .Wb3
del alfil m ientras no haya necesidad de avan­
zarlos, especialmente del de "e6", que cuida el Es claro que si 1 1 .!!xg7 seguiría 1 1 . . . tiJg6,
importante cuadro "f5 " ; pero querer ahora encerrando la torre.
cambiar el alfil rey, que tiene la misión de
vigi lar las debilidades en germen de las casi­ 1 1 . . . tiJdS 1 2 .WbS+
llas "e5" y "c5", es ya un desafío a la técnica y
a los postulados. Pero los caprichos de Chigo­ El cambio de damas era poco menos que in­
rin tenían su base, y era en este caso la caren- dispensable para quitarle fuerza a la dama

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 77


negra, que estaba atacando dos peones y se actúa el caballo que en este momento se en­
hallaba en una posición indesaloj able. Y esto cuentra en "d8" , pues así ambos cabal los coin­
facil ita nuestra tarea, pues nos muestra cómo ciden sobre el peón de "f4", y no es fáci l de­
tiene excepciones importantes la indiscutible saloj ar al de "d5" mediante e4 a causa de
teoría de la ventaj a de ambos alfi les en los . . . .!üxf4+. Por otra parte, el caballo de "d5"
finales de partidas. esclaviza al ya estereotipado alfil de "d2", que
debe apoyar al peón "c" y evitar una maniobra
1 2 ... Wxb5 1 3 . .txb5+ c6 1 4 ..id3 �g6 agresiva basada en . . b5-b4, para seguir con
.

1 5.f4 0-0 . . . c6.


Las negras tienen, pues, un plan claro, y la
A primera vista parece temerario este enroque, desventaj a teórica de los dos caballos está
pero en realidad no lo es, ya que las blancas ampliamente compensada por la más armóni­
necesitan mucho tiempo para emplazar sus ca ubicación de peones.
torres en la columna "g". Obsérvese la ventaja
en espacio de las blancas y la mayor claridad 1 9 . .tc2 f5
de sus planes, pero apréciese también cómo es
de forzada la conformación de peones de Para evitar el contrajuego de f5 .
Lasker y el escaso papel que desempeña el
alfil de "d2 " . 20 . .tc 1 fü7 2 1 . .ta3 ge&

Com ienzan las dificu ltades de las blancas en


el ala dama. Se amenaza gas y se evita la
PEONES RÍG I DOS, PEONES DÉBILES
man iobra .id6 y .ie5 de las blancas, que ya
se conformarían, sin duda, con cambiar su
Empiezan las "contrachances" negras. Espe­ alfil dama por uno de los cabal los rivales, que
cula Chigorin con el hecho de que su rival no nada hacen aún, pero tienen una fuerza enor­
puede j ugar dxc5, a causa de la debil idad en me por el bloqueo del j uego y la deb i lidad del
que sumiría a su peón "c" y también en que punto "d5 " .
c4, para impedir . . . c4 , perm itiría . cxd4, y en
. .

ese caso serían los peones de la columna "f" 22.ic5 g a 6 23.a4 .!ü c6 24.gb1 gd7
los que, al par de estar doblados, quedarían 25.gg g 1
aislados. Se apreciará de qué manera el apa­
rentemente formidable bastión blanco central Confesando s u impotencia para atacar el ala
de peones carece de consistencia y está ataca­ rey, Lasker retrotrae sus torres a la primera
do de parál isis, ya que cualquier avance o l ínea para proteger el desmantelado flanco
cambio engendra males muy graves. El desti­ dama y sus peones aislados y débiles.
no de toda mala configuración de peones.

Ahora ya no es bueno cambiar el alfil por el


Bloquear el j uego, ése es el secreto de la ac­
caballo n i como recurso defensivo, pues luego
ción de los dos caballos unidos. Ahora, al fijar
de 26 . .ixe7 .!üxe7 27.gb2 .!üd5, la debil idad
los peones, las negras se han creado un punto
del punto "c3" y la imposibil idad de desaloj ar
muy fuerte en su posición. Es la casilla "d5 " ,
al caballo por la amenaza sobre el peón de
que s e muestra magnífica para que e n ella
"f4", así como la esclavitud del alfil en la
defensa del peón "a4", irían poco a poco
• El Maestro Levenfish recomienda 1 7 .f5! exf5 1 8 . .lf5
creando una posición de "zugzwang" al blan­
ll!c7 1 9.c4, con ventaja de las blancas. co.

78 ROBERTO G. GRAU
26 . . . .!Li d S 27.©d2 gas 28.gg b 1 b6 rin ganará por su dominio del ala rey. No sería
29.ia3 bueno 36.fxgS a causa de 36 . . . liJxgS, segui­
do de . . . liJ h 3 y . . . !!g7.
Si 29 .ib4 E:a6, y nunca 29 . . . .!Lixb4.
36.©e2 g xf4 37.e4 liJf6 1 38.ixf4
29 ... 96 30.!�bs gas!

La torre de "a6", a pesar de su aparentemente


absurda situac ión, realiza una acción de fisca­
lización del ala dama tan punzante, que no
debe cambiarse. Inmovi liza al alfil en el apo­
yo del peón "a" y entraña una permanente
amenaza de avances del peón "b", que obl iga
al blanco a tener sus torres en ese sector.

31 .ic 1

Las blancas carecen de planes claros y ahora


tratan de avanzar el peón "a'', pero eso no ha
de ser fáci l . Malo sería 38. exfS a causa de 38 . . . eS
39.dxeS liJxeS 40.�xf4 liJ d 3 4 1 .�xd3
!!xd3, con posición realmente preferible.

N o 3 3 . a S por 33 . . . .!Lid6. 38 ... iLlhS 39.ie3 f4

3 3 ... iLld6 34.f3 .!Lif7 Y en el ala rey se ha repetido la maniobra del


ala dama. Los peones de "f4" y "c4" son ver­
El avance del peón "f' blanco significa la daderos nudos para las aspiraciones de des­
debil idad del ala rey y especialmente de la ahogo de las blancas.
séptima l ínea blanca (segunda), y Chigorin,
rápidamente, varía su plan y se decide a ex­
plotarla.
Para que se bloquee totalmente el centro si las
blancas j uegan d5.

Lasker quiere preparar el avance del peón a


"e4", pero para eso necesita defender, como lo
hace, el peón "c", luego mover el rey para que Para eliminar el peón de "c4", que tanto mo­
el alfil apoye el de "f4", y sólo entonces con­ lestó, pero . . .
cretar sus intenc iones. Pero Chigorin no le da
tiempo. 4 5. . .liJ e 6 46.gd 1 liJ ed8

35 ... gS! Los cabal los negros siguen tej iendo un engra­
naj e de debilidades y defienden la posición
Y AHORA SOBRE EL ALA REY simultáneamente.

Este es el destino de las posiciones rígidas de 47,gd2 .!Lic6 48,gbs


peones: no pueden defenderse contra las agre-
siones laterales de otros peones. Ahora Chigo- No 48.E:xc4 a causa de 48 . . . liJd6, etc.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 79


48 .. J�xa4 49.dxeS lll fxeS SO . .ih4 1 1 .- DOS ALFI LES Y ALFIL Y CABALLO

A costa de un peón el blanco ha logrado en Que la superioridad de dos alfiles unidos so­
parte abrir el j uego, pero es tarde. Las negras bre dos caballos es algo positivo lo demuestra
conservan, a pesar de todo, la mej or situación, el hecho de que el 90% de las partidas en que
y el caballo de "e5 ", sól idamente apoyado, es se plantea un duelo de este tipo en manos de
muy poderoso para que pueda ser val iosa la maestros se definen con la victoria de ambos
acción desarticulada de las fuerzas blancas, alfiles. Sólo las malas configuraciones de
esclavizadas durante toda la lucha en sostener peones de uno u otro bando pueden hacer
puntos débi les desunidos en ambos flancos. trastabil lar la rigidez del principio, como lo
probó la anterior partida entre Lasker y Chigo­
so ... gg7 s 1 . ©t2 gg6! s2 .gddS ga1
rin. Pero la magnitud de aque lla excepc ión
sólo sirvió para poner en evidenc ia lo raro de
La torre, que hasta el momento nada hacía, se esos desenlaces y la serie de factores que
convierte ahora en la fuerza agresiva más deben concurrir para que esto se produzca.
poderosa de las negras. Pero así como es re lativamente fáci l para un
ajedrecista de garra hal lar la vía del éxito en
S3 . .id8 lll d 3+1 S4 ..ixd3 una lucha de dos alfiles contra dos cabal los, lo
es menos cuando se trata de un final de dos
Por fuerza las blancas han debido cambiar uno alfi les contra alfil y caballo. La existencia de
de sus dos alfi les, teóricamente superiores a un alfil en el bando rival hace más comp lej a la
los cabal los, y, desdichadamente, para dar lucha y suele acontecer que la acción de esa
acción a ambas torres negras, que ahora coor­ pieza obl iga a un cambio de alfi les que l leva
dinarán su acción sobre el desventurado mo­ al final de alfil contra caballo, que ya hemos
narca blanco. estudiado. Sabemos que el alfil supera al ca­
ballo en las conformaciones unidas de peones,
S4 ... cxd3 ss.gxd3 gag 1 S6.gfs+ ©es y, en cambio, el caballo es más fuerte cuando
S7 . .tgs gsxg s hay peones en ambos sectores.

Las blancas abandonaron por la amenaza de ALARDE T É CN ICO DE RU B INSTEIN


. . !'!6g2 mate, que sólo puede evitarse entre­
.

gando una pieza: el alfil en "g5 " . Comenzaremos nuestros ej emplos con la par­
tida entre Tarrasch y Rubinstein, j ugada en el
TODO U N DOCU MENTO TÉCN ICO torneo de San Sebastián de 1 9 1 2, que Ricardo
Reti publica como modelo del sutil j uego del
Esta partida es un magnífico documento con­ segundo, y para mostrar la técn ica de la lucha
tra todas las afirmaciones en ajedrez. No bas­ de dos alfi les un idos y las ventaj as que esto
ta, por cierto, ni mucho menos para destruir la significa en manos como las de Rubinstein.
teoría de la fuerza excepcional de los dos
alfiles unidos contra ambos cabal los, pero sí Apertura de los Cuatro Caballos (C48)
para probar que esto es verdad cuando hay San Sebastián, 1 9 1 2
equilibrio en los otros elementos estratégicos Blancas: S . Tarrasch
y sólo muy relativa cuando uno de los bandos Negras: A. Rubinstein
tiene conformaciones de peones defectuosas.
Y se prueba una vez más que la única verdad 1 .e4 eS 2.lll f3 lll c6 3.lll c3 lll f6 4 ..ibS
estratégica es la que surge de la buena o mala .tes S.lll x eS lll d 4 6 . .ia4
armazón que se construya mediante los prime­
ros y aparentemente intrascendentes movi­ Las negras han efectuado un sacrificio posi­
mientos de peones. cional de peón. Al hacerlo han buscado ganar

80 ROBERTO G. GRAU
tiempos importantes en el desarrollo y desarti­ por el las han de filtrarse la iniciativa y la su­
cular la necesaria armonía de las fuerzas riva­ perioridad posicional de Rubinstein.
les. Sin embargo, la experiencia ha probado
que este sacrificio de peón no es bueno, ya
que la compensación estratégica que se busca
a cambio del peón entregado no es lo sufi­
cientemente clara luego de la retirada 6 .ie2 ,
que parece mejor que la jugada adoptada por
el Dr. Tarrasch.

6 ... 0-0 7.d3 dS

La clave estratégica de todas las maniobras


del negro en la apertura del peón rey estriba
en la oportuna y rápida realización del avance
... d5 una vez desarrolladas las piezas menores
que están en situación de movi lizarse, y aun 1 5.tLle2
antes, en algunas aperturas, especialmente en
los gambitos del alfil rey. Casi única, para quitar fuerza a la form idable
amenaza de . . . a5, que obligaría a j ugar a3, y,
8.igS c6 9 .'!Wd2 luego de . . . llixb3, dej aría en serias dificulta­
des al blanco por la situación defectuosa de su
Las blancas no se atreven a enrocarse corto bloque de peones.
por la debil idad del ala rey y la dificultad de
regresar con el caballo a "f6" sin experimentar 1 5 . . . tLi xe2
contratiempos después de . . . ig4.
No es fáci l saber si esta j ugada es mejor que
9 .. J�e8 1 0 .f4 bS! 1 5 . . . llixb3+. Pero hay algunas razones para
suponer que sí, y por cierto no de carácter
Permitiendo a las negras recobrar el peón y estratégico, sino táctico. En condiciones nor­
mantener una posición levemente preferible. males debe siempre eliminarse el alfil, pero en
este caso especial podría producirse la réplica
1 1 ..ib3 h 6 1 2 . .ih4 un tanto absurda de 1 6 .cxb3, amenazando
llixc6, y si 1 6 . . . ib? o id2 para defenderlo,
No era bueno 1 2 .ixf6 \Wxf6 1 3 .0-0-0 a5! entonces 1 7 Jfac 1 , con buenas perspectivas,
1 4.exd5 a4 1 5. lli e4 \We7 1 6 .d6 axb3! ! por cuanto, al eliminar el peón base de "c6",
1 7 .dxe 7 bxa2 , etc. Ahora el alfil, sin apoyo, las blancas podrían vulnerar más tarde los de
da tema a una vulgar y típica combinac ión. "d5" y "b5 " .

12 ... lli xe4 1 3 . .ixdS tLixd2 1 4.©xd2 l:!xd8 1 6.©xe2 l:! e 8 1 7.©f1 ib7 1 8 .c3 f6
1 9.tLlg4 h S
EL PRIMER DESNIVEL
COMIENZA E L CONFLICTO
La partida se ha simplificado y las negras han
recobrado su peón. Pero no es eso sólo. Ade­ Y el duelo se inicia. Las negras repelen al
más, han logrado eliminar uno de los alfiles caballo de "e5 " hacia casil las más inocuas,
rivales y ya se han asegurado ventaj a posicio­ especulando con el dominio de cuadros que
nal para el final que se avecina. Las casillas les proporcionan sus alfi les, conj ugados con la
negras del tablero cojearán para Tarrasch, y acción de los peones. Se verá desde este mo-

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 81


mento de qué carácter son las dificultades victorias, aparentemente imposibles. É l sos­
técnicas del blanco para mantener el equi l ibrio tiene que deben siempre cambiarse las piezas
que se le escapa entre los dedos. accesorias al verdadero desnivel de la lucha.
En esta posición el desequil ibrio lo da la
20.�f2 J.e3 2 1 .J.d 1 h4 22.g3 as 23.J.f3 existencia de dos alfiles contra alfil y caballo.
b4 24. mg2 bxc3 2S.bxc3 J.a6 La torre de "b2" negra estaba contenida por la
blanca de "c2", que en este caso le era equi­
Es admirable la rapidez con que Rubinstein ha valente. Pues a cambiar esas piezas y desnu­
logrado dar j uego a su alfil dama, luego de dar la partida, para que sólo queden en j uego
simpl ificar, abrir l íneas y avanzar su peón "a" los elementos que tienen desequilibrio estraté­
para dar desahogo a la torre y dejar apoyado el gico entre sí. Y es lo que hace Rubinstein.
alfil. La apertura del j uego y la simpl ificación
es lo que conviene a quien tiene dos alfiles y
lo que debe evitar quien lucha contra e llos.

26.c41 gad8 27.cxdS cxd S 28.ghd 1 g97


29.�g4 hxg3 30.hxg3

Es evidente que si 30. lll xe3 se perdería el


peón de "d3 " , porque quedaría atacado por dos
piezas. La posición es muy instructiva y l lena
de ensei'ianzas. No hay razón clara para supo­
ner que ambos alfiles deban imponerse, para
una vista poco afinada; para quien conozca la
riqueza de recursos que estas piezas tienen y
la cantidad de dificultades que debe sortear un 34.gxb2 J.xb2 3S.gd2 Ad4 36. � h 3 me&!
caballo para entrar en j uego en estos casos, se
hará simple la afirmación de que las blancas Esto evita f5, seguido de lll f4, para amenazar
están estratégicamente perdidas. lll e 6. Las negras deben imped ir que las blan­
cas logren un punto de apoyo para su caballo,
30 J.d41
..• 3 1 .gac1 gb7 32.gc2 mf7 pues todo esto lo transformaría en una pieza
33.lll f2 muy fuerte.

37.gc2 md& 38 .fS ges!


Es interesante detenerse a estudiar lo limitado
de las posibil idades que tiene el caballo blan­ En el momento exacto Rubinstein provoca
co, por la falta de un punto de apoyo para una nueva simplificación, por otra parte casi
ubicarse. É ste es el inconveniente máximo del forzada para el blanco, que debe evitar . . . gc3.
caballo, pues, carente de sostén, debe reple­ Y lo hace una vez avanzado el peón a "f5",
garse y dej a de vulnerar los mismos puntos por cuando podrá atacarlo mediante . . . J.c8 y
que antes. En cambio, el alfil puede moverse . . . mes para provocar g4, lo que impedirá más
sin dej ar nunca de cuidar las casillas que le
tarde la j ugada lll f4 y faci l itará la man iobra
interesan.
del rey negro, que debe decidir la lucha en el
ala dama.

39.J.d 1 flxc2+ 40 .J.xc2 mes 41 .g4 J.e3


LA TEORÍA DE CAPABLANCA
Dándole paso al monarca y encerrando el
Capablanca tiene una teoría de la simplifica­ caballo blanco, que no podrá disfrutar del
ción perfecta, que le ha valido multitud de punto "e6".

82 ROBERTO G. GRAU
42.©f3 ©d4 43 . .tb3 .tb7 44.©e2 .tas Gambito de Dama (D37)
45 . .te2 1 930
Blancas: Lilienthal
Esta repetición de j ugadas fue hecha con vis­ Negras: J. Bolbochán
tas al reloj que controla el tiempo que medita
cada j ugador.
1 .d4 lüf6 2 .e4 e6 3. lüf3 d5 4.lüe3 lü bd7
5.e3 .te7 6 . .td3 es 7.0-0 0-0 S.exd5 exd 5
45 . . . .tbS 46.a4 .td7 47. @f3
9.lüe5 V!Je7 1 0.f4 a6 1 1 .V!Jf3 V!Jd6
Evita . . . 96, pero no logra impedir que las
negras ganen ahora, en mérito a la acción El peón débil de "d5" obl iga a Bolbochán a
preponderante del rey, lograda por obra y una maniobra forzada con la dama para apo­
gracia de la labor de zapa de ambos alfi les yarlo. Pero, en compensación, puede intentar
unidos. sacar provecho de la carencia de programa
ofensivo del alfil dama blanco, que está traba­
47 ... i>e3 4S.i>xe3 do por sus propios peones.

¡ POR FIN ... PERO TARDE! 1 2 . .te2 exd4 1 3.exd4 b5 1 4 . .te3 .tb7
1 5.V!Jh3 gadS 1 6.gae1 lüe4 1 7.lüd3 f5
Se ha logrado eliminar uno de los alfiles, pero 1 S . .tb3 lüb6 1 9 .lües .tes 20.lü 3xe4 fxe4
a costa de otro y de la pérdida del peón "a", lo 2 1 .lü xe4
que permitirá a las negras imponer rápida­
mente el que poseen en "a5 " . Las negras han permitido a las blancas realizar
esta combinación, que aparentemente no da
4S ... d4+ 49.i>e2
nada, ya que se simplifica la lucha, queda
Si 49.'itie4 �c6+ . igualdad de material y aun parece que las
negras estuvieran mejor, porque al fin y a la
postre quedarán en posesión de la columna
49 ... ©xe2 50.lüf4 .txa4 5 1 .lüe6
abierta. Pero lo que Bolbochán no creyó es
que la simple circunstancia de quedarse con
El caballo ha ido a "e6", pero cuando las ne­
dos alfiles contra alfil y cabal lo, a pesar de
gras lo permitieron : en momentos en que la
que los alfiles actúan aún poco, bastará a Li­
lucha está decidida.
lienthal para decidirse por esta man iobra, y
que pretendiera ganar con tan magra despro­
51 ... .tb3 52.lüxd4+ ©b2 53.lübS a4
porción técnica. Sólo un gran maestro es ca­
54.@e3 a3 55.lüxa3 @xa3 56.©d4 ©b4
paz de hacer esto.
Las blancas, con una pieza menos, demostra­
21 .. . .txh3 22.lüxd6 .txg2 23.@xg2 .txd6
ron estar de acuerdo con aquel lo de que el
24 . .te1 gdeS 25.gxeS laxes
tiempo es oro, al abandonar.
EL MOMENTO CRÍTICO
UN MODELO DE LILIENTHAL
Veremos el ingenio de Lil ienthal para hacer
La partida que insertamos a continuación es la patente la recóndita superioridad de los dos
que Lil ienthal le ganó a Bolbochán después de alfiles unidos, sólo perceptible en este mo­
una difícil lucha en la que el ajedrecista ar­ mento para vistas muy afinadas. El cómodo
gentino se defendió tenazmente, pero en defi­ dominio de las diagonales blancas ha de ser el
nitiva en vano, contra la acción combinada de eje del triunfo, aparentemente difícil, por la
los dos alfiles. excelente situación que ocupa la torre negra.
Veamos:

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S UPERIOR 83


30 ....ih4 3 1 . .ifS c!ll b6

Necesario, pues se amenazaba .ie6+ o .icB .

32 . .id2 g6 3 3 ..ieG+ @ g 7 34.b3 .id8

Anticipándose a la formidable amenaza .iaS.

35 . .iaS @f6 36 . .ih3

Como es natural, Lil ienthal no acepta la sim­


plificación, pues esto sería a cambio, no ya de
eliminar un alfil, sino de quedarse con alfiles
de distinto color, lo que ya no es tan cómodo.
26.©f3 c!ll c4 27 . .ic2 .ib4 Como que sería imposible la victoria.

Bolbochán sabe perfectamente lo que signifi­ 36 ... .ic7 37.@f3 g5 38.fxg5+ mxg5
can dos alfiles en manos de un hombre como 39 ..if1 c!ll a 8
Lil ienthal, y trata de cambiar uno de el los. Por
eso j uega . . . .ib4, para amenazar . . .id2 , pero
. Bolbochán sigue buscando la simpl ificación,
el maestro húngaro evita esto, aun a cambio pero Lil ienthal la elude siempre, convencido
de colocar en situación precaria su torre. de la superioridad estratégica de ambos alfiles
unidos. Y que tenía razón plena lo demuestran
28.lad 1 lae1 el desarrollo y el desenlace de esta partida, de
notable valor técn ico.
¿UN ERROR? PERO . . .
40 ..id2+ @f6 4 1 .h4 .ib6 42 . .ig5+ @f7
Quizá sea éste e l primer error de Bolbochán, 43.©e3 .ic7 44 . .id3
pero se inspira precisamente en el deseo de
eliminar la torre para seguir después con
. . . .id2 y cambiar uno de los dos poderosos
alfiles. Pero, sin duda, a la larga la torre se
habría cambiado, ya que existe la posibilidad
de seguir con b3, y eventualmente las blancas
podrían continuar con .ie3 y .id3 , para apo­
derarse a su vez de la columna "c" o, en su
defecto, entrar por la "e" o la "g" sobre el
juego rival. La fuerza de ambos alfiles así
unidos es que toman cómodamente las vías de
acceso a la torre negra, sin descu idar su fun­
ción ofensiva.

29.laxe1 .ixe 1 30.me21 Comienza ahora la segunda etapa del final.


Sostenida su posición y con el caballo negro
Esta j ugada desvela la importancia que da radiado en el ala dama por efectos de la pre­
Lil ienthal a la posesión de ambos alfi les. Ata­ sión anterior que sobre ese sector ejerció Li­
ca al negro, pero en real idad su propósito es lienthal, el maestro húngaro inicia su demos­
evitar . . ..id2; que l levaría a una simplificación tración sobre el peón "h" y comienza a tejer
que aseguraría e l empate a Bolbochán. una sutil posición de "zugzwang".

84 ROBERTO G. GRAU
44 ... h S 45.J.e2 <it>g6 46.J.f3 � b6 47 .©d2 Las últimas jugadas tienen poca importancia,
ya que sólo fueron cuestión de técnica que
LA TRAGEDIA DEL "ZUGZW ANG "
cualquier j ugador experimentado habría hal la­
do. Pero lo que resulta notable es la habil idad
La rigidez va atacando la posición de las ne­
gras. La rigidez del "zugzwang", que es casi la con que Lil ienthal captó en el medio j uego,
rigidez cadavérica. No pueden mover el rey, cuando simplificó la partida, la enorme gama
de posibil idades que le brindaban los dos
ni el cabal lo, ni el alfil, ya que seguiría o
alfiles un idos, a pesar de que en apariencia
ixh5, o ixd5, o id8, según los casos. Sólo
tenían poca eficiencia.
les queda el movimiento de los peones del ala
dama, y esto también ha de term inar. Obsér­
vese de qué manera los alfi les ejercen una LA RAZÓN DE LA IN SI STENCIA
acción defensiva y ofensiva y la ventaj a que
signi fica el poder moverse sin descuidar nun­ Hace ya algún tiempo que estamos girando
ca el punto apoyado o atacado, recurso del que sobre un mismo tema y quizá para muchos
está privado siempre el cabal lo. aficionados sea bastante lo dicho. Pero como
se trata de una parte vital de la técn ica del
47 ... b4 48 .J.e2 as 49.J.d 3+ ©f7 50 .J.e2 aj edrez y ofrece una serie de sutilezas muy
©g6 grandes, insistimos en el mismo, abundando
en ejemplos de distinta fam il ia, para compe­
Estas últimas j ugadas, hechas para llegar a los netrar perfectamente a los lectores de este
50 movimientos antes de cumplirse las dos importante problema de aj edrez de todas las
horas y media, vuelven a restablecer la posi­ épocas, que últi mamente ha cobrado excep­
ción de dos jugadas antes y perm iten a Li­ cional interés.
lienthal buscar cómodamente el plan ganador, Ya no estamos en el momento de las expl ica­
que finca su fuerza en el anqui losam iento de ciones, que ya lo hemos pasado, sino en el de
la situac ión enem iga. los ejemplos, para luego sacar conclus iones de
los mismos y tratar de atrapar los principios
51 .J.f3 a4 52. ©c2 axb3+ generales que la experiencia nos sugiera. Pero
antes de mostrar una importante partida de
Tampoco servía 52 . . . a3, pues tras 53.©d3 Flohr, que será seguida de otras de gran im­
habría que j ugar algo. También gana 53 .J.e 7. portancia que han tenido por protagon istas a
maestros, nos perm itiremos comentar el plan­
5 3 .<it> x b 3 J.d6 teo de una partida que j ugaron Alekhine y
Euwe en el match por el campeonato mundial.
Y TODO S E DERRUMBA En ella se ofrece una variante de la Defensa
Nimzoind ia, que la técnica acepta por las
Resignándose ya a perder un peón. Una vez compensaciones que el cambio prematuro de
más la agonía del "zugzwang", lo que en buen alfil brinda, pero que no se ha probado, ni
romance quiere decir "la desagradable obl iga­ mucho menos, que sea totalmente satisfactoria
ción de j ugar", es la que ha gestado la victoria para hal lar la ansiada igualdad, como lo prue­
de ambos alfi les en este final notable. ba Alekhine. Y nos interesa la variante en
cuestión, por cuanto en ella se viola un princ i­
54.idS �d7 55.ixd S �f6 56 .ic6 ig3
pio vital de la técnica del ajedrez, como es el
57.<it>xb4 J.xh4 58.<it>c4 ig3 59.a4 h4
de cambiar el alfil que marcha por las casillas
60.aS h 3 6 1 .a6 J.b8 62 .J.b6 h2 63 .a7
del mismo color que el peón más avanzado, lo
ixa7 64.J.xa7 <it>fS 65.ibS �g4 66.if3
que estratégicamente es casi siempre un error
©gs 67.ig3
técnico serio. Y no ha tardado en probarse que
Y las negras abandonaron. la excepción de la Nimzoindia no es tal.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 85


Defensa N imzoindia (E34) 7.a3 .ixe3+ 8. bxe3 c!lJ bd7 9.f3 !
Leiden, 1 937
B l ancas: A. Alekhine Un avance sutil. En real idad, Alekhine ame­
Negras: M. Euwe naza e4, desplazando la dama adversaria, lo
que da rápido j uego al alfil de "c I ", que en
1 .d4 c!lJf6 2.e4 e6 3 . c!lJ e3 .ib4 4.We2 dS esta variante suele quedar mucho tiempo ra­
diado de la acc ión, lo que hace olvidar el error
Este avance, normal y aparentemente bueno, estratégico inicial. Luego seguiría con �d 3, y
posee ventaj as y desventaj as serias. Provoca la ventaj a central sería man ifiesta. Pero lo que
un rápido equi l ibrio central, pero en cambio en realidad busca es provocar el cambio del
choca con un princ ipio estratégico. El alfil peón "c" de las negras que debil itará íntegra­
negro se ha ubicado en la cas i l la "b4" para mente la diagonal a3 -f8.
cambiarlo por el caballo rival. De ser el pro­
pósito retirarse, no se j ustifica esa ubicación y 9 ... exd4 1 O.exd4 c!lJb6 1 1 .c!lJe2
casi podría afirmarse que sería una pérdida de
tiempo. Y este cambio dejará sin fiscalización VENTAJA DE TIEMPO CONTRA SUPER IORIDAD
ESTRATÉGICA
las casil las centrales de color negro, puesto
que el centro negro de peones está colocado
A primera vista las negras poseen mejor
en escaques blancos. Habrá, por lo tanto,
planteo, pues han ganado val iosos tiempos en
zonas fáci les a la intromisión de piezas rivales
el desarrol lo. Tienen en acción sus dos caba­
que carecerán de su más elemental sostén
l los, y las blancas han hecho sólo j ugadas de
cuando los peones no puedan hacerlo, que es
peones, que en el planteo significan pérdidas
el alfi l .
de tiempo, según la dogmática afirmación de
N o obstante, la variante d e l texto s e h a practi­
Tarrasch. Pero, en cambio, tienen dos alfiles,
cado y se practicará mucho, pues no es fác i l
valioso material de reserva para lo futuro, y si
sacar provecho d e ambos alfiles y las negras
pueden desplazar a la dama de "d4", tendrán
consiguen algunas compensaciones. Pero esta
posibilidades de efectuar la jugada que ha de
partida prueba la dificultad y el peligro que
normalizar la conformac ión de peones y dar­
encierra el alfil dama blanco, en cuanto no
les mejor j uego: e4 .
continúe el segundo j ugador con la mayor
exactitud. Nuestra opinión es, ya no por esta
1 1 . . . .id7
partida, sino por convicción técn ica, que la
presente variante ha vivido porque la táctica
Era más prudente enrocarse. Pero Euwe qu iere
ofrece muchos recursos y produce espej ismos
sacar provecho de su mejor desarrollo y ganar
que evitan que la verdad estratégica surj a de
un tiempo med iante . . . �c8 .
manera clara, pero que ella no puede ser efi­
caz sino por las fal las de quienes actúan con
las blancas, pues viola un principio muy im­ 1 2 .c!lJf4 Wd 6 1 3 . .id2 ges 1 4.Wb2 c!lJfd5
portante. 1 5.c!lJxdS exdS 1 6 ..ib4!

5.exdS Wxd 5 6.e3 es Y esta jugada decide la partida estratégica­


mente. Obsérvese que evita el enroque del
Euwe sabe que tendrá que cambiar necesaria­ segundo jugador y fiscal iza íntegramente
mente su alfil por el caballo y con excelente importantes casil las de color negro. La ún ica
criterio se apresura a ubicar sus peones en probabilidad de equ il ibrar el juego para las
cuadros negros para cortar el paso a las posi­ negras sería elim inar ese desagradable alfil, y
bles actuaciones del alfil dama rival . Mas no se ve la forma de lograrlo. El resto tiene
Alekhine se ingeniará para que esta endeble poco interés para nosotros, y todos lo cono­
obstrucción desaparezca. cen.

86 ROBERTO G. GRAU
Gambito d e Dama (03 7)
Varsovia, 1 93 5
Blancas: S . Flohr
Negras: R. G. Grau

1 .d4 dS 2.ltJf3 liJf6 3 . c4 e6 4.ltJc3 liJ bd7


5.if4 c6 6.e3 ib4

Este desarrollo de alfil a "b4", bueno en la


Cambridge Springs porque en casi todas las
variantes se debe segu ir a la vez con .ixf6 por
parte de las blancas, no se j ustifica plena­
mente pues al fin de cuentas sign ificaría la
pérd ida del más valioso de ambos alfiles,
El j uego s iguió así: como vimos en el ej emplo anterior.
Habituado a triunfar con variantes de este tipo
16 ...V:Ye6 1 7 .@f2 ltJa4 1 8 .V:lld 2 b6 1 9 .ia6 en nuestro medio, olvidé que estas transgre­
siones técnicas son más delicadas frente a los
Es ésta una j ugada atrevida, puesto que el alfil maestros.
quedará encerrado. Pero las blancas desean
evitar la maniobra . . . a5, que expulsaría al alfil 7.V:Yb3 §'as a.gc1 0-0 9.a3 ixc3+
de "b4" y restablecería parte del equi l ibrio, 1 0 .V:Yxc3
por la d ificultad que tendría Alekhine para
apoderarse de la diagonal débil que ahora Tanto le basta a Flohr el cambio de este alfil,
fiscal iza. que no vacila en acentuar la simplificación,
convencido de que en sus manos los dos alfi­
1 9 ... gba 20 .e4! les deben hacer maravil las.

El avance típicamente ganador. 1 O ... V:Yxc3+ 1 1 .bxc3 b6 1 2.cxdS exdS


1 3 .c4 ib7 1 4. cxdS liJxdS 1 5.id6
20 ... bS 2 1 .V:Yf4 gb6 22.exdS
Empieza a gravitar el alfil que desequ ilibra la
Abriendo la columna vital que conjuga la
posición.
acción del alfil y la torre en la casilla crítica
de "e7"; punto de confluencia de ambas ac­
1 5 ... mea 1 6 . .id 3 gad8 1 7 .0-0 ltJ7f6
ciones.
1 8 .ie5 ltJd7 1 9 .ig3
22 ... V:YxdS 23.g he 1 + ie6 24.ga c1 f6
2s.gc1 @da 26.gxa7 Flohr se ha retirado a la casilla "g3 " en dos
tiempos, pues de haberlo hecho antes habría
Y las negras abandonaron. seguido tll h5, elim inando el alfil que le da
. . .

ventaja, por el dominio de los cuadros de


UN MODELO DE LA T É CN ICA DE color negro.
FLOHR
1 9 . . . cs 20.ibS cxd4 2 1 . ltJ xd4 a6 22.ia4
Veremos ahora una lucha posicional de final bS 23 .ib3 g6
entre dos alfiles y dos cabal los, que me ganó
Flohr en el Torneo de las Naciones de Varso­ La j ugada normal 23 . . . E:c8 sería mala porque
via de 1 93 5 . luego de 24. tll fS se amenazaría tll e6 (siem-

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 87


pre los cuadros negros débi les), con gran Las blancas han logrado el premio a su sutil
juego. Ahora, el blanco elimina al otro alfil y labor de agotam iento de j ugadas. Han ganado
la lucha de dos alfi les contra dos caballos es el primer peón en una partida que estuvo es­
una lenta agonía del negro. tratégicamente definida en favor de el las, hace
nada menos que 26 j ugadas, pues luego de
24 . � c6, las negras quedaron técnicamente
perdidas. Sin nervios idades, Flohr decidió la
lucha cuando el negro no tenía la menor
"contrachance" .

5 3 . . . �d6 5 4 ..ib4 ©e7 55.lab6

Las negras abandonaron, ya que pierden otro


peón .
La partida es un ej emplo de la comod idad
estratégica que en juego abierto significa la
pareja de alfi les, y la gran deficiencia técnica
que se desprende de poseer cabal los que ca­
24.�c6 ixc6 25J�xc6 �e7 26.lacc1 laca
rezcan de puntos de apoyo para ubicarlos
27.ic7
sól idamente en los cuadros centrales. Una vez
más se prueba que el caballo tiene fuerza
La cuña.
posicional prestada en este tipo de partidas,
donde hay que hacer una labor lenta y a veces
27 ... �fa 2a.iatd 1 �f5 29.g4 �g7 30.id S
estática. Cuando carecen de sostén, de nada
�fe6 3 1 .ib6
valen.
Siempre, de ser posible, el alfil separado por
dos casil las en l ínea recta del cabal lo, ya que 1 1 1 .- EL PORQU É DE NU ESTRA PRÉ DICA
así fiscal iza cuatro saltos de esta pieza, en este
caso : "d8", "c7", "c5" y "d4". Hay que repetir los dogmas clás icos del aje­
drez y poner en evidencia cómo son de fre­
3 1 . . . laba 32.iaS laeca 33 .ib4 lada cuentes las derrotas por apartarse de muchos
34.ig2 �ea 35.h3 h6 36.©h2 laxd 1 principios inconmovibles.
37.laxd 1 lada 3a.lac1 �6c7 39.iaS lad7 El ajedrez mundial ha poseído pocos genios.
40.ic6 lae7 Sólo merecen calificarse así hombres como
Paul Morphy que, adolescente aún, va a París
Y LOS CABALLOS S E ENREDAN y vence a todos los técnicos y rutinarios de la
época. No son otra cosa tanto José Raúl Capa­
La presión de ambos alfi les ha reducido a los blanca como Alejandro Alekhine, ya que el
cabal los a una situación de ovillo, ya que se primero era campeón de Cuba a los doce años,
enredan entre sí y carecen de puntos de apoyo y de los Estados Un idos a los veintiuno, sin
para obstruir la acción de aquellas piezas más bagaje que un instinto científicamente
enem igas. inexpl icable que lo guiaba en el complejo
sendero de la verdad ajedrecística. El segundo
41 .lad 1 lae6 42.ig2 lae7 43.lada ©g7 era a los dieciocho años quizás el más fuerte
44.laba lae6 45.lab7 lae7 46.laa7 lad7 maestro de Rusia, y por sus ideas nuevas, sus
47.ic3+ @ga 4a . .ib4 ©g7 49.©g3 g5 permanentes burlas a la técnica y sus creacio­
50 . .ic6 lada 5 1 .ic3+ @fa 52 ..ixea � xea nes merece un lugar muy alto en el mundo
53.laxa6 ajedrecista.

88 ROBERTO G . GRAU
EL PRIMER T É CN ICO DE AJEDREZ EL PRESTIGIO DE LA INCU LTURA EN
AJEDREZ
Pero también hay gen ios de otro tipo. Lo fue
sin duda Phil idor, el gran músico francés, Pero en la época actual el desprecio por los
cuando sin ninguna base ni antecedentes, a dogmas y el prestigio de la incultura, que
fuerza pura de personal deducción, llegó a la tanto triunfa aparentemente en gran número
conclusión de que todo el secreto de la estra­ de especulaciones científicas y artísticas, han
tegia del j uego del aj edrez estaba en la con­ hecho estragos en ajedrez y que se desprecia­
formación de peones. Y nadie ha podido des­ ran demasiado las reglas inconmovibles del
truir nunca esa afirmación, ya que en realidad juego, de la misma manera que se pretende en
la armazón de peones es la que señala el ritmo vano despreciar otras de mayor j erarquía.
de la lucha y tiene mucho más influencia que Contra esta supuesta ventaj a de la incultura,
la misma situac ión de las piezas menores. Y "para impedir que la imaginación tenga va­
de manera más neta se perfi la en el aj edrez llas", pretende luchar esta labor que encara
mundial, con relieve inconfundible, la dimi­ problemas estratégicos de corte fundamental,
nuta figura de Guil lermo Stein itz, campeón y si bien es cierto que no pretende que volva­
mundial por derecho propio durante 27 años, mos a la época del dogma, un poco cárcel del
que un d ía se declaró poseedor del título y pensam iento, aspira, sí, a hacer respetar la
logró defenderlo contra los mú ltiples ataques experiencia de los grandes maestros para
de muchos aspirantes al mismo. Así se red i­ apuntalar el propio conocimiento y sacar de­
mió, en parte, según una expresión de Tarta­ ducciones personales.
kower, "del acto de piratería deportiva con
que se lo adjudicó" . STEIN ITZ EN ACC I ÓN EN EL SIGLO XIX
Pero Steinitz fue un talento estupendo. Creó
reglas magn íficas y sobre sus afirmaciones Y nada mej or en el terreno de los ej emplos
descansa toda la técnica del juego. Siegbert que retrotraernos un poco y ver cómo explota­
Tarrasch fue el didac-ta que dio forma a los ba Steinitz esa ventaja técn ica, y de qué mane­
pensam ientos del desorbitado maestro bohe­ ra triunfaba con sus famosos alfi les.
mio, pero éste ya en el siglo XIX sabía con
claridad cuál era la importancia de muchos Apertura de los Tres Caballos (C46)
factores estratégicos, y ya conocia de profun­ V iena, 1 873
da manera la jerarquía del tema que estamos B lancas: S. Rosenthal
considerando. Negras: W. Steinitz
Deseábamos mostrar ahora partidas de aj edre­
cistas modernos, pero una razón de justicia al 1 .e4 es 2.tüc3 tü c6 3 .tüf3 g6 4.d4 exd4
creador de estas reglas, que tanto se olvidan y 5.tüxd4 .ig7 6 ..ie3 tüge7 7 . .ic4 d6 8 .0-0
que tan valiosas son, nos impone el deber de 0-0 9.f4 tüa5! 1 O ..id 3 d5 1 1 .exdS tüxd5
mostrar de qué manera explotaba este detalle 1 2 .tüxdS '1Wxd5 1 3 .c3 gds 1 4.'1Wc2 tü c4
el maestro bohem io y, si nos es posible, expo­ 1 5 ..ixc4
ner también cómo sucumbía algunas veces,
víctima de su tozudez, ya que, como todos los La partida está en un momento técnicamente
hombres dogmáticos, no tenía en determ ina­ interesante. Los avances de los peones "t" y
dos momentos la claridad de juicio necesaria "c" blancos han dej ado a los alfi les de "d3 " y
para percatarse de cuándo los detalles tácticos "e3 " sin el natural punto de apoyo, y esto ha
de la posición imped ían y quebraban manio­ obligado a las blancas a cambiar uno de sus
bras estratégicas de corte tan fundamental poderosos alfi les por un caballo. Como se
como puedan ser la posesión de la parej a de trata de una posición de j uego abierto, este
alfiles contra dos caballos o contra alfil y cambio es grave, como lo prueba el curso de
cabal lo. la lucha.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 89


1 5 . . . Wxc4 1 6. Yff2 1 8 . .!ü eS

Anticipándose así a la amenaza negra de Por poco rato un punto fuerte.


1 6 . . . .ixd4 seguido, si 1 7 . .ixd4, de
1 7 . . . l:!xd4. 1 8 . . . We6 1 9.Wf3 .ia6 20.füe1 f6 1

1 6 . . . cS! EL AN U LAMI ENTO DEL CABALLO

Las negras, con habil idad, continúan desalo­


j ando el caballo del centro, le quitan los pun­
tos fuertes y lo reducen a un papel secundario,
ya que el caballo, sin puntos de apoyo, de
poco sirve como pieza de acción estratégica
permanente. Es claro que sería inferior
20 . . . .ixeS, porque 2 1 .fxeS Wxe5 22 .�d4,
seguido de .if6 , con alfi les de distinto color y
aun "chances" de triunfo por la presión en la
gran diagonal y sus derivados sobre el monar­
ca negro.

2 1 .lüg4 h 5 22.lüf2 Wf7


Las blancas están ya técnicamente perd idas,
de acuerdo con la teoría de Steinitz y con lo Obsérvese cómo han quedado de trabadas las
que nosotros estamos sosteniendo. Es posible dos piezas menores blancas. Ahora el negro
que, en la práctica, la mayoría de los j ugado­ amenaza . . . .ib 7 y se comenzará a hacer sentir
res de primera categoría no supiera ingeniarse la acción puj ante de sus alfiles.
para ganar en esta posición, precisamente
porque los detalles tácticos suelen apartarlos 23.fS g 5 24.'3ad 1 i.b7 25.Wg3 '3d5
en muchas ocasiones de la línea estratégica 26J!xd5 Wxd5 27.'3d 1 Wxf5
medular del combate. El detalle más valioso
rad ica en que con la j ugada del texto se le Comienza el derrumbe por la presión negra en
qu ita al caballo blanco el único punto fuerte las diagonales blancas.
donde puede ubicarse, pues es el cuadro cen­
tral que tiene un sólido sostén. Radiado de 28.Wc7 .id 5 29.b3 '3e8 30.c4 .if7 31 . .ic 1
este lugar, poco gravitará en la lucha y el '3e2 32.fü1 Wc2 33.Wg3 Wxa2 34.WbS+
dominio de los cuadros blancos debe ser deci­ ©h7 35.Wg3 i.g6 36.h4 g4 37.lüd3 Wxb3
sivo para el maestro Steinitz. 38 .Wc7 Wxd 3

1 7.lüf3 b6 Y las blancas abandonaron.

Otro detalle importante desde el punto de vista C Ó MO DERROTÓ STEIN ITZ A


estratégico es el que surge de la falta de ac­ ENG LISCH EN 1 883
ción agresiva del alfil blanco. Al ubicar los
peones del ala dama en color negro, Stein itz Veremos a continuac ión cómo Guillermo
quita toda acción al alfil rival, acentuada por Stein itz, con un criterio de corte totalmente
el hecho de que no es posible aquí una manio­ moderno, batió a Englisch en el torneo de
bra de ruptura de ese frente mediante la agre­ Londres del año 1 883, también por la sabia
sión lateral b4 por la fuerza del alfil negro de comprensión del problema de ambos alfi les
"g7". combinados.

90 ROBERTO G. GRAU
Apertura Espailola (C60) que el alfil de "e3 " no puede fiscalizar. Pero,
Londres, 1 883 desgraciadamente, este avance era casi forza­
Blancas: B . Englisch do, pues si 1 6.i!a b 1 seguiría 1 6 . . . ifS.
Negras: W. Steinitz
1 6 . . . gfe8 1 7.�b3 b6 1 8. h 3 ie6 1 9 .gfd 1
1 .e4 e5 2.�f3 � c6 3.ib5 g6 4.d4 exd4 c5
5.�xd4 ig7 6.ie3 �f6 7.�c3 0-0 8.0-0
�e7! Dominando el cuadro "d4", donde podría
hacerse fuerte el caballo.
Preparando la j ugada clave . . . d5.
20.igS f6 2 1 .if4 ©f7
9.'ªd2 d 5 1 O.exd5 �exd5 1 1 .�xd5
%Yxd 5 1 2 .ie2 �g4! Preparando el rey para el final.

22.f3 g 5 23.gxd8 gxd8 24.ie3 h61

SIGUE TEJIENDO STEIN ITZ

Nuevamente una maniobra técnicamente deli­


ciosa. El negro sigue restándole acción al
caballo rival. La j ugada del texto tiende a
quitarle al caballo el cuadro "e4", donde po­
dría hacerse fuerte. Para poder avanzar . . . f5 es
necesario apoyar el peón de "g5 " . Y ahora,
eliminando el caballo blanco como pieza
activa, se inicia la man iobra de desintegración
del j uego blanco.
L A PRIMERA SUTI LEZA

Y ahora la suti leza del pícaro maestro bohe­


mio. Explota la imposibil idad de retirar el alfil
de "e3 ", obliga a eliminar uno de los alfiles y
logra el desequi l ibrio estratégico, tan grato a
sus planes y dogmas.

1 3.ixg4 ixg4 1 4.�f3 'ªxd2 1 5.�xd2


gad8 1 6.c3

Nuevamente el suti l técnico ha logrado debi­


litar la posición rival. Ahora surge un punto
débil gravísimo en la conformación de las
blancas, que es "d3 ", donde se iniciará el 2s.ge1 fS 26.f4 if6 27.gl as 28.�c1
derrumbe de su j uego. Obsérvese que al avan­
zar el peón colocan al peón "c" en un cuadro Sigue la danza desh ilvanada del pobre caballo.
del mismo color que el único alfil que poseen.
El ideal estratégico sería totalmente al revés, 28 . . . a4 29.a3
ya que para compensar la ausencia del alfil
debieran ubicar sus peones en blanca, para Evita . . . a3, que rompería el frente de peones y
tomar a su vez con éstos los cuadros blancos valorizaría decisivamente ambos alfi les.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 91


29 . . . ic4 30. ©f2 gxf4 3 1 .ixf4 igS ambos alfi les, y aun dan superioridad a los
cabal los.
Hay que cambiar un alfil, pues el caballo
blanco está casi copado y .. _gd2 decidiría. S.lll g e2!

32 .ixg S hxgS 33.©e3 ©f6 34.h4 Jugada típica y exce lente en casi todas las
posiciones simi lares. Es generalmente lo
Si 34 .gh 1 segu iría 34 . . . �e5, .. .f4 y luego exacto dej arse cambiar el alfil en "c4" y no
. . . gd2 , que ganaría rápidamente. replegarse a "b3 ", por cuanto luego de
. ltJxc4 y dxc4 , las blancas dominan el cen­
. .

34 . . . gxh4 3S.gxh4 ges+ 36.©f2 gxe 1 tro (cuadro "d5 ") e impiden as í la j ugada libe­
37. ©xe 1 @es 38.lll e2 ixe2 39.©xe2 radora . . . d5. Esto vale mucho más que las
©f4 40.c4 ©g4 41 .©e3 f4+ 42.©e4 f3 dificu ltades que puedan surgir del peón do­
43.©e3 ©g3 blado. Por otra parte, al desaparecer el alfil
rey, o sea el alfil que actúa por cuadros blan­
Y las blancas abandonaron. Esta es una parti­ cos, es prudente ubicar los peones en casil las
da que podría suscribir orgu lloso el más atil­ blancas, porque reemplazan al alfil eliminado.
dado de los técnicos modernos, y que muestra
el enorme talento de Steinitz, que había crea­ S . . . lll xc4 6.dxc4 d6 7.0-0 ie6 8.b3 c6
do teorías tan fundamentales a fuerza exclusi­
vamente de su propia experienc ia. La fiscal ización central de las blancas y la
fuerza de la amenaza de poner un caballo en
V Í CTIMA DE SUS PRINC IPIOS "d5 " obl igan al negro a avanzar este peón, y
com ienzan a surgir debil idades en la configu­
Veremos ahora cómo Schlechter lo bate, por­ ración de los peones, que han de compensar
que, por quedarse con dos alfi les, Ste in itz sobradamente la pérd ida de un alfil. Por otra
desprec ia detalles tácticos decisivos y no ve parte, las blancas tienen ventaj a en espacio
una combinación de su adversario. amplio (mayor dominio de terreno en el table­
ro) y esto en aj edrez, como en la guerra, es de
Apertura Vienesa (C28) vital importancia.
Koeln, I 898
Blancas: K. Schlechter 9.%Yd 3 ie7 1 0 .igS
Negras: W. Steinitz
En el deseo de acabar de una vez con la preo­
1 .e4 eS 2.lll c3 lll c6 3 .ic4 lll f6 4.d3 lll a S cupación de un avance . . . d5 negro que elimi­
ne el peón retrasado y vu lnerable de "d6", las
Con tal de elim inar un alfil adversario, Stei­ blancas no vac ilan en cambiar su segundo
nitz no vacila en perder dos tiempos en el alfil, burlándose así de clara manera de los
planteo. É l sostenía que la desventaj a transito­ postu lados de Stein itz y provocando la irrita­
ria que esto produce se compensa sobrada­ ción del viejo teórico. Sch lechter qu iere eli­
mente con la superioridad estratégica perma­ minar el caballo que apoya el avance y desviar
nente de la posesión de ambos alfiles, pero se el alfil de la defensa del peón de "d6".
verá cómo de exagerado es esto. Nosotros
sostenemos que dos alfi les valen más en las 1 0 . . . hG
posic iones normales, pero también hemos
mostrado cómo detalles de otro orden, como S I G U E STEINITZ PERDIENDO TIEMPOS
ser: inferior d<!sarrollo o mala configurac ión
de peones, compensan ampl iamente en mul­ Era, sin duda, más consecuente con el espíritu
titud de casos la desaparición de uno o de de la partida 1 O . . . %Yc7 y . . �ad 8, para segu ir
.

92 ROBERTO G. GRAU
presionando el centro y preparar el avance 1 6.lll f4! !
liberador. Si el blanco qu iere cambiar, que lo
haga espontáneamente sin perder el tiempo en
provocar el cambio de alfil por cabal lo. Pero
Steinitz, fiel a sus principios rígidos, quiere
decidir de una vez la cuestión y quedarse
rápidamente con dos alfi les contra dos caba­
llos sin percatarse de la debi lidad del peón
"d6" y la ex istencia de todos los peones en el
tablero, que entorpecen a los alfi les, unido a
los tiempos de menos y a su desventaja en
espacio, no han de perm itirle sacar provecho
de la superioridad de ambos alfi les, que sólo
se materializa en posiciones que no ofrezcan
desn iveles estratégicos de otro orden, como
sucede en la actual. EL DETALLE TÁCTICO OMITIDO

He aquí cómo un detalle táctico, que escapó al


1 1 .�xf6 �xf6 1 2J�� a d 1 �e7 1 3 .cS!
maestro del dogma, echa por tierra todas las
ilus iones de las negras, que parecían haberse
¡ Bravo ! Schlechter, que ha visto muy lejos,
zafado de las dificu ltades. Las blancas amena­
explota inmediatamente las pérdidas de tiem­
zan lll g6+ y no puede seguirse con la j ugada
po de Steinitz, que le han impedido enrocar.
normal 1 6 . . . exf4 a causa de la réplica 1 7.eS,
Esto hace que el peón de "g7" esté indefenso y
que la torre blanca se encuentre "impresio­ que sería decid idamente ganadora para
Schlechter, que ha explotado hábilmente su
nando" a la dama negra, como diría el Dr.
ventaja en tiempo.
Tarrasch.

1 3 ... dxcS 1 4.%Yg3 1 6 ... ggs 1 7 .lll g 6+ ©d7 1 s.gxd6+ !

Comienza la explotación de las debilidades El castillo de naipes se desmorona y los famo­


creadas por las pérdidas de tiempo ocasiona­ sos dos alfiles de nada han servido, pero por
das por el afán de cambiar los alfi les 4 . . . lll a5, las razones que hemos expresado antes y no
5 . . lll xc4 y 1 0 . . . h6, que han de mostrar cla­
.
por el fracaso de la teoría en ningún momento.
ramente que las verdades teóricas sólo son
exactas cuando para apl icarlas no se tergiver­ 1 8 ... ©xd6 1 9.gd 1 + �d 5 20 .YNxeS+ ©d7
san otros principios también fundamentales, 2 1 .c!LixdS cxd5 22.gxdS+ ©c6 23.lll e 7+
como son los del desarrollo rápido. ©b6 24.gd6+

14 ... �d6 1 5.%Yxg7 ©e7 Con mate inevitable.

Las negras parecen haber resuelto de la mej or UN FINAL INSTRUCTIVO


manera sus dificultades, y por el contrario la
amenaza de . . %Yg8, para seguir si %Yxg8 con
. En una partida con Chigorin, Ste in itz llegó a
. . �axd8, resu lta muy seria. Como que en ese
. la posición que muestra el diagrama de la
caso ambos alfi les serían muy fuertes. Pero página sigu iente, que en realidad, no parece
como tienen tiempo de menos y la dama negra favorable al blanco a pesar de los dos alfiles.
aún está baj o el fuego de la torre, Schlechter Pero anal izando cuidadosamente se verá que
inicia una combinación hace rato planeada, sí, porque se trata de un j uego fác il de abrir
que ha de significarle una ventaja inmed iata. totalmente.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 93


Ahora con el peón de ventaj a se puede simpli­
ficar. Máxime si se logra inmovil izar el caba­
llo rival en defensa del peón de "g6".

36.if7 @d6 37.©e3 ©es 38.©f4 @d6


39.b3 @es 40 . .ixg6 tll x g6+ 41 . @xfS

Las negras abandonaron.

LA PARTIDA QUE MOSTRÓ ALEKHINE

Es la que jugó con Fine, y que una tarde mos­


tró a los ajedrecistas argentinos en Estocolmo,
con explicaciones de notable claridad, que
Las negras tienen mejor ubicadas sus torres y trataremos de reproducir.
un caballo fuerte en "d4". En cambio, actúa
pobremente el de "g8 " , y las blancas disponen Gambito Dama Aceptado (D23)
de los dos alfiles, arma predi lecta de Stein itz. Kemeri, 1 93 7
Veremos cómo se las ingenia frente a su más Blancas : A. Alekhine
tenaz enem igo. S iguió de esta suerte. Negras : R. Fine
20.tll d S tll e 6
1 .d4 dS 2.e4 dxe4
Anticipase a la amenaza lUxb4.
Los maestros americanos son muy partidarios
21 .a4 de la aceptación del gambito. Reshevsky es el
más firme sostenedor de esa línea de j uego y
Dando económicamente j uego a la torre dama. logra resultados que perm itirían afirmar que
en real idad la aceptac ión del gambito no es ni
21 ... bxa4 22.gxa4 as 23.tll x b4 mejor ni peor que otros sistemas defensivos.

Y ahora la lucha pura de dos alfiles contra dos 3.tll f3 tll f6 4.§'a4+ §'d7
cabal los.
Una novedad de Fine que resu lta muy inge­
23 ... axb4 24.gas+ @e7 2s .gaxd8 gxdB niosa, aun cuando repugna a la rutina. Lo
26.gxdB lU xdB "natural" sería en este momento 4 . . id7 pero
.

Fine con esta jugada consigue el cambio de


Es necesario entregar el peón, pues si damas, que perm itiría suponer un rápido equi­
26 . . . © xdB seguiría 27.idS. librio. Pero observaremos que no es fác il
conmover la sol idez del princ ipio sobre las
2 7 ..ixeS lUe6 28 . .ixb4 tll xf4 29.if1 ganancias de tiempos.

Siempre el alfil a dos casil las del caballo y en S.§'xe4 §'e6 6. tll a 3 §'xe4 7.tll xe4 e6 8.a3
línea recta, lo que le quita cuatro saltos im­ eS 9.if4 tll e6 1 0 .dxeS .ixeS
portantes, en este caso "g2 " , "h3 ", "e2" y "d3 " .
En realidad, nada autoriza a suponer que las
2 9 . . . h6 3 0 . h 4 h x g S 3 1 . h xgS tll d S 3 2 . .ifB blancas estén mejor. Hay tres piezas en j uego
g6 33.ie4 tll g e7 34.@d2 ©d7 3S.ixe7 por cada parte, y objetivamente las posibil ida­
tll x e7 des son equivalentes. Pero si se profundiza un

94 ROBERTO G. GRAU
poco se observarán detal les que bastan a una EL DESN IVEL S E PRODUCE
vista afinada para hallar un plan de acción
cómodo para el blanco: las negras no pueden Y por medio de la serie de j ugadas efectuadas,
jugar . . . e5, por la presión que sobre ese cua­ que han simplificado aun más la lucha,
dro ejercen tres piezas blancas. A esta contra­ Alekhine ha logrado elim inar uno de los alfi­
riedad técnica se agrega el hecho de que el les rivales, precisamente el más importante,
avance del peón "b", para sacar el alfil por pues es el que actúa en cuadros de distinto
"b7", no es muy cómodo porque las blancas color que los peones avanzados del negro.
pueden seguir con b4 y después el cabal lo de Pero ha reducido la lucha a un final de dos
"c6" queda sin buen sostén, y ya sabemos que alfi les contra alfil y caballo y, de esta suerte,
un caballo que no esté sostenido por un peón como la superioridad es sutil, las blancas
carece de fuerza real y generalmente debe deben j ugar con gran precisión para que no se
sal ir de esa ubicación. Y si el caballo sale, una les escurra de las manos.
torre blanca podría meterse en séptima l ínea.
Pero lo más desagradable es el dominio del 1 4 . . . �e4 1 5 ..tc71
cuadro "d6" que ejercen las blancas. É se es el
punto crítico de la lucha en este momento. El común de los jugadores habría efectuado
Hay allí un cuadro débil, pues no está defen­ aquí 1 5 . .ib4, para evitar el enroque negro y
dido por ningún peón, y se encuentra dentro además mantener la presión sobre la diagonal
mismo de la posición enem iga. Coinciden en a3 -f8. Pero contra esto seguiría 1 5 . . . aS! , y si
él dos piezas blancas y sólo está defendido por 1 6. bxa6 �xa6, desaloj ando al alfil de la
el alfil rey. Ahora es fácil atrapar el plan que diagonal y, lo que es más grave, cambiándolo
Alekhine real iza con magistral habil idad . por un cabal lo, cualquiera que sea el lugar
donde se ubique.
1 1 .b41 .te7 1 2 .b51
1 5 . . . �d7 1 6.�d41
Y ahora el caballo no tiene ninguna ubicación
cómoda. Ha sido desaloj ado de la columna La verdadera fuerza de Alej andro Alekhine
"c", que queda a merced de la torre blanca y radica precisamente en la habil idad que tiene
asi m ismo perm ite al Dr. Alekhine dar fuerza a para comprender cuándo deben efectuarse
su plan de dom inio del cuadro "d6", con el movimientos de desarrollo o de iniciativa. La
cual, en real idad, sólo aspira a eliminar el más jugada de desarrollo era, en este momento,
importante de los alfi les negros. 1 6 .e3, pero contra esto Fine lograrla cambiar
un alfil mediante 1 6 . . . � b 6 1 7 .llid4 llid5
1 2 . . . � b8 1 3 . � d6+ .txd6 1 4 ..txd6 18 ..iaS b6. Para evitar esa amenaza perma­
nente, que para la conservac ión de ambos
alfiles existe, Alekhine necesita desaloj ar el
caballo de "e4", que le toma varias casil las
donde el alfil, ahora en "c7", puede ubicarse.
Ya tendrá tiempo de poner en juego su alfil
rey.

1 6 . . . � b6 1 7.f3 1 �d5 1 8 . .tas � ef6

Las negras no debieron descuidar ahora el


plan blanco de conservar ambos alfi les. Quizá
debieron replegarse a "d6", para amenazar
. . . llie3 y evitar la sutil j ugada que segu irá.
Pero aun así, según mostró el maestro ruso a

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 95


los jugadores argentinos, las negras estarían 23 .. ,gfdS 24 ..ldl es 25.ghc1 .le6
con dificultades para eliminar un alfil, pues si 26.gxcS gxc8
1 8 . . . lDd6 seguiría 1 9.e4 lDe3 20 . .lb4 lDxf1
2 1 .13xf1 , y Fine s iempre quedaría con un serio La partida parece haberse nivelado, ya que
problema, a pesar de haber cambiado el alfi l. hay un equil ibrio en desarrollo y en la ubica­
Quizá pudiera quedarse con alfiles de distinto ción de los peones. Pero se verá cómo tienen
color, luego de 2 1 . . . eS 22 .hd6 exd4, pero dificultad los cabal los para moverse en este
después de 23 . .leS las blancas ganarían un tipo de posiciones, por la falta de un punto
peón y sería dific i l empatar esta partida. fuerte para ubicarse. En este caso sólo existen,
como posibil idad, las casillas "f4", "d4" y
1 9.�c21 "c5", donde podría estar apoyado por e l peón
"b" desde "b6".
U N A M AN IOBRA ESTUPENDA
27 ..lb4 lüe8
Una j ugada genial a pesar de su aparente sen­
cil lez. Alekhine sigue demorando el avance Malo sería 27 . . . lD bd7 por 28 .�d6. Tampoco
del peón "e" para evitar que le eliminen un serviría; 27 . . . lDfd7, para seguir con . . . lDcS, a
alfil. Si 1 9. e4 seguiría 1 9 . . . lDe3 20.13c1 causa de 28.aS. Y es necesario desechar la
lDxf1 2 1 .13xf1 es 22 . lD b 3 0-0, o simple­ man iobra aparente; 27 . . . lD c4+ 28.lDxc4
mente 21 . . . 0-0 , y la resistencia sería más fáci l .ixc4 29.13c1 .le6 30.füc8+ .lxc8 31 . .ld6
para el negro, pues en lugar d e haber una lDd7 32 . .lc4 , que dej arla a las negras en una
superioridad material, como es la de ambos posición de "zugzwang" rápidamente.
alfiles, habría sólo una posicional leve, mucho
más fácil de esfumarse. La jugada de A lekhi­ 28.aS lüd7 29.lDdS!
ne tiende a evitar . . . lDe3 y controlar luego el
cuadro "c4", para asegurar la existencia de
ambos alfi les, que tanto han de gravitar en
este final.

1 9 . . ..id7 20.e4

Y ahora com ienza una sinfonía de ambos


alfiles que, unidos, han de decidir la lucha.
Para poder mantenerlos, Alekhine ha podido
avanzar su peón "e" sólo en la j ugada 20.

20 . . J3c8 2 1 .�d2 �b6 22.�ell

La casilla "c4", donde podría filtrarse la sim­ L A MANIOBRA TÁCTICA FINAL


plificación por medio de . . lüc4+ , está custo­
.

diada debidamente y se acentúan las dificu lta­ Esto se anticipa a la amenaza . . . lDcS y obl iga
des de Fine. a cambiar el único alfil de las negras por el
caballo blanco, lo que dejará al Dr. A lekhine
22 . . . 0-0 23.a41 con dos alfiles decis ivos contra dos caballos.
Esto facil ita mucho la tarea en todas las posi­
Aparentemente una defensa inútil y una pér­ ciones abiertas, sin peones débiles y con peo­
dida de tiempo, ya que parece necesario nes movibles por ambas partes.
23 . .ld3, pero contra esto continuaría
23 . . . lD a4 , segu ido de . . . lDcS. 29 ... .ixdS

96 ROBERTO G. GRAU
Se amenazaba liJe7+. de sutil man iobra para conservar ambas piezas
a través de todas las tentativas de las negras
30.exd5 liJ c5 3 1 .ifS gda 32.q;,c3 para evitar que estas piezas subsistieran. Es un
modelo de alta estrategia que tiene dos mo­
Es evidente que no era bueno 32 .ixcS , por mentos culminantes: uno, la j ugada 1 9. liJ c2 ! ,
32 . . . E:xdS+, seguido de . . E:xc5. Pero lo que
. man iobra d e consolidación fundamental, y e l
buscaba A lekhine era en realidad quitarle el otro, 29.liJdS!, maniobra táctica decisiva.
normal punto de apoyo al caballo de "c5 ",
para que no pudiera consol idarse en ese punto IV.- SECRETO DE LA SIMPLI FICACI ÓN
y trabar la acción de los alfiles adversarios.
Un caballo sól idamente ubicado en el centro Largo es el viaj e que hemos realizado a través
compensa cualquier alfil, y esto es lo que debe de los problemas técn icos de los dos alfiles.
evitarse a toda costa. Parecerá quizá que nos hemos extendido de­
masiado, pero a nosotros nos parece, en cam­
32 ... b6 bio, que estamos sintetizando excesivamente
el número de ej emplos. Y nos parece que
No 32 . . . E:xdS, a causa de 33.©c4 . hemos sido breves, porque no hay en la técni­
ca del ajedrez tema más fundamental que el
33.axb6 axb6 que nos ocupa. Se trata del grave problema de
la simpli ficación y del secreto estratégico
Y ahora, ya lograda una ventaja neta y entre­ máximo de la mayoría de los maestros.
visto el plan ganador provocado por la fuerza Hemos visto en los ej emplos dados anterior­
de ambos alfiles y la desesperada tentativa mente de qué manera los grandes maestros
para contrarrestarlos, Alekhine cree llegado el superaron a los mej ores jugadores argentinos
momento de cambiar uno de sus alfi les. Y lo en partidas aparentemente iguales. Sólo la
hace cuando la victoria es clara; pero lo valio­ hábil percepción de las posic iones técnicas
so de esta maniobra es que Alekh ine debe que brotan de la posesión de ambos alfi les
haber previsto todo cuando j ugó 29.liJdS. contra dos cabal los, o alfil y caballo, desni­
veló partidas en apariencia perfectamente
34.ixc5! bxc5 35.b6 liJd6 equilibradas.
Tan importante es el tema, que nos hemos
Si 35 ... E:xdS 36.E:a8, seguido de 37 . b?, etc. atrevido a sostener que en la habilidad para
saber cuándo debe simplificarse una posición
LA Ú LTIMA HUMORADA está el verdadero secreto del éxito de los
grandes maestros y radica el único peldaño
36.id7! que nos separa del aj edrez magistral. Nuestros
buenos j ugadores se diplomaron como capa­
Graciosa j ugada que acaba con la resistencia ces de verdad en Varsovia y ratificaron bri­
negra. Amenaza ic6 , seguido de b7 y E:a8 , llantemente el examen en Estocolmo. Pero
que gana matemáticamente. Para evitarlo, para llegar a la meta, para poder aspirar a que
Fine no encuentra otro expediente que dejarse superen aquellas actuaciones, fuerza es que
dar mate, para no verse en la necesidad de aprendan a darle a este secreto técnico la im­
abandonar. Lo que resulta más absurdo. portancia merecida.

36 ... gxd7 37 _gas+ liJe8 38.gxeS++ FLOHR FRENTE A BOTVINNIK

La partida que acabamos de ver es magnífica No faltará quien argumente que, en aquel los
como demostración, no de final de alfi les, ya casos, los grandes maestros derrotaron a los
que no se l legó a esta etapa de la lucha, sino nuestros simplemente porque j uegan mejor, y

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 97


que del mismo modo los habrían batido con EL PRIMER DESEQUI L I BRIO TÉCNICO
los dos caballos contra los dos alfiles. Pero
contra estos espíritus desconfiados se alza Este es el momento crítico de la partida. El
irrefutable la fuerza del argumento de otros negro no j uega 6 . . . .ixc5 a causa de que, des­
ejemplos que hemos publicado y, como prue­ pués de 7 . b4 , las blancas ganarían valiosos
ba definitiva, la partida memorable que Flohr tiempos. Prefieren cambiar el alfil para apode­
le ganó a Botvinnik en el "match" que ambos rarse del cuadro "e4" mediante la acción con­
disputaron hace algunos aftos y que terminó j ugada de ambos caballos. Lo consiguen, pero
empatado luego de una serie de cotej os, pocas a cambio de perder un alfil importante. Y por
veces igualados por su calidad, ni aun en las diagonales negras comenzará a fi ltrarse el
"matches" por el campeonato mundial. desequil ibrio.

Defensa Nimzoinidia (E3 8) 7.YNxc3 .!LJxcS 8.f3 !


Moscú/Leningrado, 1 93 3
Blancas: S. Flohr La única compensación que tiene el segundo
Negras: M Botvinnik j ugador está en el dominio del cuadro "e4",
que luego de la jugada 8.llif3, por ejemplo,
1 .d4 t0f6 2.c4 e6 3 .YNc2 .ib4+ 4.t0c3 sería muy fuerte, pues segu iría 8 . . . lli ce4
9.YNc2 a5, seguido de . . . a4. Restado el punto
La transposición de movimientos efectuada fuerte a los cabal los, estas piezas demostrarán
por Flohr (Y9c2 antes de t0 c3) no ha logrado su magnífica inutil idad cuando carecen de
evitar la Defensa Nimzoindia, uno de los más apoyo y de zona tranquila donde instalar su
inteligentes sistemas de las negras para man­ agresividad.
tener el equ i librio en el desarrollo de la aper­
tura del peón dama. Tiene el inconveniente 8 . . . d6 9 .e4 es
técnico grave de que casi siempre se resume
en el cambio del alfil de "b4" por el caballo de Esto dej a un "hole" peligroso en el escaque
"c3 ", lo que dej a al blanco con dos alfiles "d5 " y crea el problema del peón débil en
contra alfil y caballo. En algunas oportunida­ "d6". Era, quizá, mejor seguir con 9 . . . 0-0,
des, como ya hemos visto, esto se produce, . . .YNe7 y . . . füd8, pero la verdad es que Bo­
pero a cambio de doblarle los peones al blan­ tvinnik desea evitar e5 y trata de bloquear la
co y crear algunos problemas de rigidez a los posición, por aquello de que en las posiciones
mismos, que compensan aquel cambio técni­ de bloqueo los caballos son superiores a los
camente criticable. Esa posición de peones es alfiles. Además, cuenta con el alfil dama para
la de c3 -c4-d4, que es magnífica mientras vigilar la casilla "d5", donde puede instalarse
permanece inmóvil, pero débil como fuente de el caballo blanco.
posibilidades de acción. No es posible tocar
nunca el peón "d", porque, si se avanza, que­ 1 0 ..ie3 YNc7 ! 1 1 .llie2 .ie6 1 2.YNc2
dan definitivamente débiles los peones dobla­
dos en "c3 " y "c4", y una casilla fuerte para el Para que el caballo pueda ir a "d5 " .
caballo rival en "c5 " . Tampoco es posible
cambiar e l peón "d" por el "e" negro, o el "c", 1 2 . . . 0-0 1 3 .t0c3 �Uc8 1 4 ..i e 2 a6 1 s .gc1
porque los peones doblados quedarían, ade­ t0cd7 1 6.Y9d2 Y9b8
más, aislados. por eso se j uega YNc2, para
poder retomar el alfil con la dama luego de No era posible j ugar ahora 1 6 . . . .ixc4 por la
. . .ixc3, y no debil itar la configuración de
. réplica 1 7.llidS llixd5 1 8 .exdS b5 1 9.b3,
peones. etcétera.

4 ... cS 5.dxcS t0a6 6.a3 .ixc3+ 1 7 . .!LJdS!

98 ROBERTO G. GRAU
UNA J UGADA DIFÍCIL Ita y tampoco hay desnivel entre los m ismos.
La única causa del triunfo es la existencia de
Este es, en nuestra opinión, el momento más dos alfiles, pero por tratarse de una posición
difícil de la partida, como que es el de la sim­ de bloqueo se hace difíc i l percatarse de si
plificación. Difíc i l es resignarse a perder la bastan para ganar. Veremos cómo salva Flohr
fuente de posibi lidades que nace de la colum­ las dificultades técnicas y de qué manera atra­
na "d" abierta. Pero Flohr aprovecha, para pa la victoria en una posición en la que el
efectuar esa j ugada, ahora, cuando es necesa­ común de los maestros de segundo orden sólo
ria la répl ica 1 7 . . .ixd 5 para no perder mate­
.
hallaría un empate.
rial o quedar con seria desventaja estratégica.
Flohr perderá así la columna "d" abierta y el 24 . . . ©fs 25.©f2 ©e7 26 . .ie3 ©da
peón débil negro de "d6" dej ará de serlo, pues 27.�e1 ©c7 28.�d2 li.) c5 29.b4 li.)cd7
habrá un peón blanco delante, pero, en cam­ 30.g3 li.) b6 3 1 .©c2 li.) bd7 32.a4 li.)b6
bio, las blancas quedarán con dos alfi les con­ 33.aS li.) bd7 34 ..ic1 �d8 35 . .ib2 li.)e8
tra dos cabal los, y esto nos penn itirá, además, 36.©d2 li.) c7 37.©e3 ©e7 38 ..if1 li.) bS
asistir a un duelo de inapreciable valor técnico 39.h4
en el que se impondrán los dos alfi les de ma­
gistral manera. Fácil es observar la pobreza de acción de
ambos cabal los, que obliga al negro a efectuar
17 ... .ixdS 1 8.cxdS gxc 1 + 1 9.'l'Nxc1 'l'Nd8 jugadas inocuas a la espera de los aconteci­
20.0-0 ges 2 1 .'l'Nd2 'l'Nc7 22.gc1 'l'Nxc 1 + mientos.
23.'l'Nxc1 gxc1 + 24 . .ixc1 Este solo hecho basta para probar la mayor
fuerza de ambos alfi les, ya que quien los po­
COMIENZA LA OBRA MAESTRA see dispone de la iniciativa y así de la ventaj a
d e imprimir normas a la lucha. Y esto s e pro­
Se ha l legado al final que nos interesa y afor­ duce simplemente porque los cabal los no
tunadamente, para darle jerarquía al ejemplo, tienen un punto fuerte donde ubicarse entre
en una posición excelente de peones de ambas los peones rivales. La única cas i l la donde
partes. La debil idad del peón de "d6" negro es técnicamente podría ser valioso uno de el los
casi inexistente, por la facil idad con que el rey es la de "d4", pero no puede meterse en ese
negro puede apoyarlo y la dificultad que tiene sector por vía "b5" a causa de que hay dos
el alfil dama blanco para agredirlo. piezas blancas que fiscalizan el punto "d4" (el
alfil de "b2" y el rey) y sólo un peón de sos­
tén.

39 . . . li.)c7 40 ..ih3 li.)eS

L A BATALLA TÁCTICA

Luego de un sabio trabaj o estratégico prelimi­


nar, como fue el de preparar la ofensiva, inicia
Flohr la batalla que ha de pennitirle quebrar la
sól ida resistencia de los cabal los negros, que,
si son ineficaces como valores agresivos, son
firmes elementos de apoyo de los peones
negros. Pero se verá qué importancia tiene la
Los peones están divididos en dos sectores posibil idad de perder tiempo sin descuidar el
homogéneos, y no es posible triunfar en mé­ punto de ataque, que es una de las máximas
rito a el los. Los reyes están en la misma casi- virtudes de los alfiles.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 99


41 .f4! f6 42 .if5 ! 56 ... .lli 7f6 57.©c4 ©c6 58 . .ig6 b5+
59 .©d31 .lli e 7 60.ie4+ .lli ed5
Al plan negro de no abrir la posición y conso­
lidarse siempre, sigue una fina man iobra tácti­
ca tendiente a debil itar la configuración de
peones del ala rey, única que ofrece posibili­
dades de ser quebrada por la existencia de
peones móviles. E l extraordinario movimiento
de Flohr, verdadera obra de arte táctica, tiende
a provocar, ya . . . h6, que dej a libre una vía de
acceso para el rey blanco por vía g4-h5 -g6, o
. . . g6 , que daría fuerza a la réplica futura de fS
o de fxeS, según los casos.

42 ... g6 43 . .ih3 h6 44.ic1 .lli g7 45.fxe5


dxe5
Ahora sería tarde para cambiar un alfil (prime­
Comienzan a brotar las dificultades que tan ra oportunidad que se les presenta a las ne­
fácilmente ha sembrado Flohr. No era posible gras), porque luego de 60 . . . .lli xe4 6 1 . ©xe4 y
45 . . . .lli x eS , a causa de 46 .ic8 . Tampoco h5, no sería posible evitar la coronación del
45 .. .fxeS , por 46.\t>f3 hS 47 . .igS+ \t>e8 peón sino entregando el caballo.
48 . .ih6, ganando uno de los dos cabal los, un
tanto enredados en su acción. 6 1 .ig S llih5 62 . .if3 .lli g 3 63 ..id2 \t>d6
64.ig4 llif6 65 . .icS
46. ©f3 h5 47.ie3 ©d6 48.ih6 .lli e 8
UN TRABAJO DE HORMIGA
49 .g4 h xg4+ 50 .ixg4 .lli c7 5 1 .ie3 .lli b5
52. ©e2
Flohr no se ha impacientado ni engolosinado
con su peón "h". Lo mantiene inmóvi l, como
El rey va hac ia "c4" para apoyar un jaque de
una amenaza permanente para inmovil izar los
alfil en "c5" que valorice el peón "d5 " pasado.
caballos en esa zona, y ahora comienza a
"trabajar" los peones del ala dama. Quiere
52 ... .lli c7 53.©d3 f5 54.exf5 g xf5 55.1xf5
ganar material antes de iniciar el plan decisivo
.lli x d5 56 . .id2
de coronar el peón "h" . Muchos j ugadores no
abrían ganar, aun en este posición, este final
Las negras han debido abrir totalmente el
magnífico.
juego para evitar la maniobra precipitada de
©c4 y .ib5+. Pero ahora el peón "h", tan
alej ado de la zona del combate, ha de ser una 65 ... ©c6 66.ie1
permanente preocupación para Botvinnik. Los
peones pasados, cuando se encuentran apoya­ Si 66 . .ixa6 e4+ , segu ido de . . . li:lfS .
dos por alfiles, son mucho más peligrosos que
cuando están sostenidos por cabal los. La ra­ 6 6 ... e4+ 67.©d4 .lli g h 5 6 8 . .ifS ©d6
zón es que estas piezas están propensas siem­ 69 .id2
pre a ser atacadas simultáneamente con el
peón a quien presta su apoyo, por lo mismo Las negras abandonaron. No ha tenido ningún
que son piezas de tiro corto que necesitan apuro Flohr en ganar el peón . Lo quiso hacer
estar próximas a la zona que presionan o apo­ cuando menos riesgo corriera y obl iga a que
yan. El alfil, en cambio, puede apoyar desde su rival abandone cuando aún no se ha produ­
lejos, sin el peligro de la doble amenaza. cido el inevitable desequil ibrio de material.

1 00 ROBERTO G. GRAU
Ahora se amenaza, si 69... lllg? 70.�f4+ ©c6 última pieza tiene el privilegio de poder actuar
(70 ... 'it>e? 71.�c8) 71.�xe4+ lllxe4 (única a su tiempo en cada una de las 64 casillas del
para evitar �b7) 72.©xe4, seguido de �es y tablero, y el alfil sólo en 32, ya que, o actúa en
©f5, ganando fácilmente con el peón "h". las diagonales blancas o en las diagonales
negras. Y precisamente, al exponerlo, hemos
Es éste un modelo perfecto de estrategia y un dado con el secreto de la fuerza de ambos
ejemplo definitivo sobre las ventajas de am­ alfiles unidos: que se complementan decisi­
bos alfiles. vamente y no dejan ninguna zona inexpugna­
Raro ha de ser que se produzca un final de ble a su rápida acción. Por ejemplo, un alfil
tanta dificultad y tan pacientemente minado. puede actuar en cualquiera de las 32 casillas
Bastaría este solo ejemplo para ilustrar todo el de su zona de influencia en sólo dos jugadas.
tema, pero daremos otro y después extracta­ Puede dominar 13 casillas a la vez, y en su
remos las conclusiones a que este trabajo peor posición actúa sobre siete cuadros del
técnico nos permite arribar. tablero.

RESUMAMOS LA LENTITUD DE LOS CABALLOS

Pondremos punto final al tema más dificil El caballo, a lo sumo, puede dominar desde su
sobre la técnica del ajedrez, que hemos consi­ mejor ubicación ocho casillas y hay cuadros
derado hasta ahora. A través de la serie de del tablero que sólo puede alcanzarlos de seis
partidas que hemos estudiado, la experiencia saltos. Por ejemplo, desde "h 1" para ir a "a8".
de los maestros nos ha permitido observar la Todo esto, claro está, sin piezas en el tablero.
abundancia de recursos que nace de la exis­ De lo que se deduce que sólo puede nivelar la
tencia de dos alfiles unidos en la mayoría de acción dispar de estas piezas la situación en
las posiciones. Hay, en realidad, situaciones que se halle el resto de los efectivos de cada
en que ambos caballos son más fuertes. Esto bando.
sucede en algunas posiciones de bloqueo Otro detalle interesante es que un alfil puede
absoluto, en las que los alfiles están trabados copar por su sola acción a un caballo. En
en su acción por los propios peones y no cualquier posición en que el caballo se en­
existe el recurso de avanzar éstos, o en aque­ cuentre sobre una banda del tablero, se ubica
llas conformaciones de peones defectuosas del un alfil dos cuadros delante de él y el caballo
bando que posee los alfiles. no puede moverse. Por ejemplo: un caballo en
Pero en situaciones normales, comunes, sin "e 1" y un alfil en "e4"; un caballo en "h5" y
desniveles en la situación de los peones, los un alfil en "e5"; un caballo en "c8" y un alfil
alfiles suelen ser más eficaces. También he­ en "c5", un caballo en "a6" y un alfil en "d6",
mos sacado una conclusión valiosa, y es que etcétera.
los caballos, para ser relativamente buenos, En cambio, en ninguna posición el caballo
necesitan tener puntos de apoyo; que un caba­ puede devolverle al alfil tan celosa atención.
llo tiene fuerza cuando se ubica en un cuadro Otro detalle importante es que dos alfiles
central y puede ser sólidamente apoyado. El pueden dar mate y dos caballos no. Éstos
caballo necesita así casi siempre el auxilio de pueden hacerlo si existe, además del rey, co­
un peón, y estar en un lugar del que no pueda mo es natural, alguna otra pieza en el tablero,
ser desalojado por los peones enemigos. Un y los alfiles con su propio esfuerzo. Esto su­
caballo, cuando se mueve, varía de zona de cede por otro hecho técnicamente valioso, y es
influencia y, en cambio, el alfil conserva el que un alfil puede ganar y perder tiempos, ya
privilegio de poder moverse sin dejar de ejer­ que en un número impar de movimientos
cer la presión. De acción más consecuente, puede ubicarse en el mismo sitio en que ac­
más tenaz, ataca de cerca o de lejos, y en esto tuaba antes. Un caballo, en cambio, nunca
supera también al caballo. En cambio, esta gana tiempos. Necesita números pares de

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 101


movimientos para retomar a un mismo sitio, 9. bxc3 id? , que amenaza . . . llixd4, quedan­
cualquiera que sea la trayectoria que haga. do las negras con dos peones contra uno en el
ala dama. Si 1 O . lli xc6 bxc6 , y el j uego negro
EL EJ EMPLO FINAL sería un poco más cómodo, aun cuando no
habría bastado para ganar.
Y como ejemplo final de este tema mostrare­
mos la partida que Geza Maroczy, el viej o
8 . . . J.d7 9 .J.xc6 J.xc6 1 0 .llixdS \Wxd 5
técnico húngaro, me ganó en el torneo d e
Londres de 1 927, e n Ja que el hábil maestro
¿Qué razón hay para que las negras no eludan
dictó una cátedra de técnica aj edrecística.
la simplificación? Pues simplemente que las
blancas están estratégicamente superadas por
Defensa Semi-Tarrasch (04 1 ) haber debido cambiar el alfil de "b5" por e l
Londres, 1 927 cabal lo. Ahora, las casil las blancas d e l primer
Blancas: R. G . Grau j ugador son muy débiles y la partida ofrece un
Negras: G. Maroczy desequil ibrio estratégico que sin duda no
captará la mayoría de los aficionados. Si e l
1 .llif3 llifG 2.d4 d5 3 .c4 eG 4.llic3 es a l fi l cambiado fuera el a l fi l dama, esto no
5.cxd5 lli xd 5 6.e3 lli c6 7.J.b5 sería muy grave, pues los peones centrales en
cuadros negros reemplazarían en parte aquella
Primer indicio de que en esa época desconocía pieza, pero es el alfil de rey, que en las diver­
la importancia del tema que hemos desmenu­ sas variantes de la apertura del peón dama es
zado. Y el detalle es valioso, si se recuerda el más val ioso.
que era ya campeón nacional y que j ugaba
quizá mej or que ahora, por mi gran entusias­ 1 1 .0-0 J.c5 1 2 .'!Wxd S J.xd 5 1 3 .J.d2 fG
mo, mi mayor j uventud y la escasa cantidad 1 4.J.c3 'it>f7 1 5.füd 1
de errores serios en que incurría. Pero es evi­
dente -esta j ugada lo prueba- que técnica­
mente mi juego ofrecía fallas serias, pues no
es posible aceptar como bueno este movi­
miento que crea técnicamente la obligación de
cambiar el alfil que ahora puse en "b5", preci­
samente mi mejor alfil, lo que entraña la debi­
lidad definitiva de las casil las blancas. Podría
hacer esto a cambio de algunos tiempos im­
portantes, pero éstos pueden recobrarse, y este
tipo de ventaj a suele diluirse cuando no se
transforma rápidamente en victoria. En cam­
bio, la carencia de uno de los dos alfi les cuan­
do el rival mantiene ambos, es generalmente
un mal orgánico en la posición, que sólo logra NO PARECE, PERO EL BLANCO ESTÁ M U Y
atenuarse si se hace posible eliminar un alfil INFERIOR
rival. Si no sucede esto, basta ese detalle para
dar la victoria, pues Ja ventaj a se acentúa a La mayoría de los jugadores, aun de primera
medida que se acerca el final. categoría, ha de afirmar que esta posición es
igual. Así Jo suponía yo cuando j ugué este
7 ... cxd4 8 .'!Wxd4 final. Pero puede afirmarse que, por el contra­
rio, la situación de las blancas es muy delicada
Quizá fuera un poco mejor 8 . lli xd4. Pero las y que han de j ugar con caute la suma para
blancas observaron que podía seguir 8 . . . llixc3 evitar la derrota, que quizá sea ya inevitable.

1 02 ROBERTO G. GRAU
El alfil de "d5" es muy fuerte y su acción ha .txf2 , seguido de . . . .te3 y . . . .ic2 . También
de obligar a que las debilidades menudeen. ganaría a 32 .exf4 .ixf2, pues si 33.�eS
Ahora ataca al peón "a" y esclaviza la torre .te3 34.c!Df3 .ic2 35 . .ic? .ixb3 36 . .ixaS
dama. Si se j uega a3, queda el cuadro "b3 " a .txf4+ 37.g3 .id6, seguido de . . . .txa4, etcé­
merced del alfil, que desde ese punto vulnera tera. De lo que se deduce que de cualquier
la casilla "d 1 ", donde debe ubicarse una torre, manera se gana por la poderosa acción de los
y si se j uega b3 quedará sin punto de apoyo el alfiles.
alfil de "c3 ", y esto también es importante.
CONCLUSIONES GENERALES
1 5 . . . lahdS 1 6. c!D e 1 e5 1 7.lad2 .ib6 1 8 .b3
De todo lo que hemos analizado se desprende
Comienzan las debilidades, h ij as de la presión lo siguiente:
negra. Y a pesar de esto las piezas blancas se
siguen enredando. 1 º Que dos alfiles son más fuertes que el alfil
y el caballo, y mucho más fuertes que dos
18 ... .te4! 1 9.c!Df3 laac8 20.laxdS .ixd8 caballos.
21 .lac1 .ie7 2º Que en las posiciones con estructuras de
peones débiles los cabal los suelen ser tan
Obsérvese con qué habilidad Maroczy saca eficaces y hasta más fuertes que los alfiles.
provecho de las debilidades que el avance b3 3° Que también en las posiciones de bloqueo
ha creado en el j uego blanco. Ahora amenaza absoluto los caballos son más úti les que los
. . . .ta3 y obl iga a cambiar las torres. Esto alfiles.
dej ará el final librado a una lucha pura de dos 4° Que ambos alfi les son fuerza decisiva en
alfiles contra alfil y caballo, que es lo que a las posiciones abiertas y aun en aquel las posi­
nosotros nos interesa. ciones cerradas en las que los peones tienen
movil idad, es decir, que no están trabados por
22 . .ib2 laxc 1 + 23 . .txc1 .id3 1 otros peones.
5º Que cambiar un alfil por un caballo en el
Para evitar que el rey acuda e n auxilio d e su planteo, sólo debe efectuarse cuando se posee
flanco dama, donde ya está fij ada una debili­ la seguridad de que se han logrado compensa­
dad . ciones muy serias o que hay manera de obli­
gar al rival a que a su turno cambie uno de
24.c!Dd2 .tes 25.c!Dc4 ©e6 26.c!Dd2 ambos alfi les.
6° Quien posee dos alfiles debe tratar de cam­
Tampoco era bueno 26 .ii.d2 o 26.ii.b2 , por biar las otras piezas para l legar al final puro de
26 . . . ©dS, segu ido de . . . b5 y b4, fij ando
. . . alfiles. Quien lucha contra el los debe, en cam­
los peones del ala dama para luego capturar­ bio, evitar el final antes de cambiar a su vez
los. uno de los alfi les rivales.
7º Que si un alfil solo vale por tres peones y
26 ... ©ds 27.h3 a5! 28.©h2 b5! 29.a3 medio, dos alfiles un idos valen por ocho peo­
nes. De lo que se desprende que la lucha de un
Se amenazaba . . . ii.b4, seguido de . . . .txd 2 , caballo contra un alfil no es tan despareja.
. . . b 4 y . . . .tb 1 , ganando fácilmente. 8° Los caballos necesitan para ser fuertes de
puntos de apoyo. Por eso son eficaces cuando
29 ... b4 30.a4 f5 31 . .ib2 f4 se ubican entremedias de dos peones avanza­
dos. Por ej emplo: en "e4" contra los peones
Y las blancas abandonaron. A primera vista rivales en "f4" y "d4". Pero, en cambio, care­
parece que aún hubiera resistencia, pero sólo cen de eficacia cuando los peones del adversa­
es una lenta agonía. S i 32 .exf4 exf4 33 . .txg? rio pueden desaloj arlos.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 03


9º De ello se desprende que las conformacio­ nidades deberá recurrir para eliminar esa pieza
nes móvi les de peones son el peor enem igo de al cambio de un alfil por ese caballo, y la
los caballos y que, en cambio, molestan poco ventaja se esfumará.
a los alfiles, que pueden atacar desde lejos y Y, finalmente, que quien se compenetre de
replegarse sin descuidar la zona afectada. este tema y logra saber cómo debe simplificar
1 0º Quien j uega con dos alfi les no debe dej ar la partida una vez lograda esa ventaja, o con­
puntos débi les en el tablero en los que pueda siga evitar la simplificación si ha perdido uno
ubicarse un caballo rival firmemente sosteni­ de sus alfi les, habrá dado un paso definitivo
do. Si logra esto, el caballo sin puntos de en la marcha hacia la comprensión del aj e­
apoyo será una pieza inocua; en camb io, si drez, que es aún problema inaccesible para
perm ite que el caballo se consol ide por la muchos jugadores fuertes, pues también e l
acción de un peón sostén, en muchas oportu- aj edrez s e juega por instinto.

1 04 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO V

POR QUÉ DEBE ENCERRARSE CON EL NEGRO EL ALFIL DAMA

Mucho se ha hablado sobre el alfil malo, o alfil ominoso, según la expresión de Tarta­
kower. Los j ugadores de ajedrez han hecho de esto un estribillo y muchos fundan sentenc ias
absurdas, basándose en la bondad o desventaj a de tal o cual alfil. Pero la experiencia enseña que
es peligroso establecer prem isas tan graves como la del alfil malo en infinidad de posiciones, e
indica, en cambio, que el alfil que la mayoría de los afic ionados cal ifica de malo por el mero
hecho de estar encerrado, es necesario, y hasta impresc indible para poder l levar adelante planes
vitales de lucha.
Y así llegamos a la paradoj a de las ventaj as del alfil om inoso y de la imperiosa necesi­
dad de que éste exista, así, encerrado en su casilla de origen, pues significa la fuerza de reserva
que actúa briosamente cuando la tensión central desaparece y elim ina una serie de riesgos graves
para el flanco de dama. Esto no quiere decir que no haya mu ltitud de partidas que se desn ivelan
estratégicamente por el desequ il ibrio de posibil idades entre un alfil bueno y un alfil malo, pero lo
que deseamos mostrar es que sólo es malo el alfil en posic iones muy concretas, con situac iones
de peones rígidas que le impiden modificar su porvenir, y que, en cambio, en todas aque llas posi­
ciones donde haya peones móvi les, y por lo tanto propensos a cambiar de estructura, es necesaria
la existenc ia del alfil tan injustamente despreciado por la crítica simple.
Pero mejor será que nos remontemos a los orígenes del alfil malo. Sabemos que así se
cal ifica al alfil que está lim itado en su acción por los propios peones. El alfil bueno es, en cam­
bio, aquel que actúa por casil las de distinto color a las ocupadas por los peones del propio bando.

LA FUERZA OCU LTA DEL A L F I L MALO ralmente permiten man iobrar de modo que el
alfil j uegue, y de impetuosa manera, pues ello
Pero bien sabemos que las posiciones de peo­ significa una pieza de refuerzo que actúa en
nes camb ian con frecuencia y en esos casos se zonas menos guarnec idas, por la falsa idea del
hace prematura toda designación de alfil malo adversario de que esa pieza nunca podrá entrar
o bueno. Esta es una de las causas por las en juego.
cuales conviene evitar siempre el cambio de
un alfil por un cabal lo rival, aun cuando el EL ALFIL SUELE ACTUAR MENOS
alfil no tenga aparentemente ningún porvenir EFICAZMENTE FUERA DE LA CADENA
como pieza agresora, ya que sin duda tiene DE PEONES
reservada una función muy importante apenas
los peones cambien de estructura. El cambio Esto es lo que mostraremos en el tema que
de un alfil, aun el supuesto malo, posee una inic iaremos ahora. Sobre todo, trataremos de
gravedad mani fiesta, y es que automática­ probar que, a pesar del riesgo de quedar ence­
mente reduce las posibil idades estratégicas rrado, hay multitud de planteos donde es más
que surgen del movim iento del esqueleto de halagüeña la situación del alfil encerrado que
peones, pues la desaparición de aquél puede fuera de la cadena de peones, donde suele ser
dejar puntos débiles, que se forman con el menos eficaz que en su casil la de origen .
simple cambio de casilla de un peón . Hablemos, por ej emplo, del Gamb ito de Da­
Esto es claro en muchas posiciones, pero no ma. Todos sabemos que la idea madre de las
tanto en otras. Hay situaciones donde los negras en esta apertura es j ugar ya . . . e5 o
peones se traban y parece definida la suerte . . . c5, pero preferentemente . e5. Pues podría
. .

del alfil encerrado. Pero en su mayoría estas afirmarse que ese plan fundamental de las
posiciones son falsas y aparentes, pues gene- negras sólo es aceptab le y realmente bueno

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SU PERIOR 1 05


cuando se posee el alfil dama encerrado. De
no existir esa pieza, el avance . . . es crea una
debilidad grave en e l cuadro "f5 " , que suele
ser decisiva en muchas oportunidades.
Merecen recordarse, además, por lo que tenían
de revolucionarias en aquella época, las pala­
bras del doctor Alekhine en un artículo, al
hablar de su "match" con Capablanca y de la
Cambridge Springs. Sostenía el campeón
mundial que todo sucedía porque el alfil dama
blanco se hallaba fuera de la cadena de peo­
nes, y que sin duda esto entraí'laba una debili­
dad estratégica en la conformación blanca,
que, grave o no, por lo menos daba pie a que
las negras tuvieran un plan de acción. Las negras han trazado, en apariencia, su triste
Y surge así el di lema. Creada la cadena de destino al alfil dama. Se ha llegado a una
peones, ¿dónde está mej or el alfil? ¿fuera o posición de "Stonewall", característica por el
dentro de ella? No es posible contestar categó­ encierro casi definitivo del alfil dama. Y, sin
ricamente, ya que cada posición tiene su fiso­ embargo, aun en esta posición está lejos de
nomía especial, pero en líneas generales nos poder afirmarse que el alfil carece de porve­
atrevemos a manifestar que el alfil está gene­ nir.
ralmente mejor dentro de la cadena de peones, La única forma en que esto sucedería es si las
especialmente para las negras, que necesitan blancas j ugaran a su vez f4 para impedir para
disponer de más poder defensivo que ofensi­ siempre . . eS, que abrirá la puerta al alfil
.

vo. oprimido. Pero resultaría que en ese caso


también las blancas se encerrarían el alfil, y
LA EFICACIA DE UN "ALF I L MALO" las cosas se compensarían.
Se dirá que esta posición de peones sería más
Pero antes de entrar en este tema daremos una fuerte si el alfil dama negro se hubiera cam­
partida famosa, en la que la lucha la define biado, y se podría refutar esto afirmando que
matemáticamente un alfil malo, que por cierto en este caso siempre hay graves peligros para
distaba mucho de serlo, a pesar de su aparente el esqueleto de peones y para la solidez del
inocuidad. Se trata de la partida que Tarta­ famoso "muro de piedra", por la fuerza de la
kower le ganó a Maroczy en el afio 1 922. Fue j ugada típica �b3, que es generalmente ex­
así: celente cuando el alfil rival no se encuentra en
"c8", defendiendo el peón "b7".
Holandesa [A85]
Teplitz-Schonau, 1 922 7 .lüf3 c6 8.0-0 lüe4 9.�c2
Blancas: G. Maroczy
Negras: X. Tartakower Ya en este trance, sin duda lo mejor para las
blancas sería haber j ugado a su vez 9 . lü eS
1 .d4 e6 2 . c4 fS 3 . lü c3 lüf6 4.a3 para seguir con f4 y resignarse a comprender
que el alfil rival sólo se convertirá en " malo"
Ensayo dudoso, para evitar la maniobra si se impide . . eS, aun cuando para esto sea
.

. . . .ib4 , cuya eficacia técnica está lej os de necesario encerrarse el propio alfil y "equili­
haberse probado. brar los defectos" de la posición.

4 ... .te7 5.e3 0-0 6 . .id3 d S 9 . . ..id6

1 06 ROBERTO G. GRAU
Tomando la casilla "e5 " . 1 9 . . . �f6

1 0 .b3 �d7 1 1 . .ib2 �U6 1 2.JUe1 fl h 6 Es evidente que el secreto de la combinación


1 3 .g3 radica en impedir que las p iezas blancas se
muevan cómodamente. Si 1 9 . . Wxg3 seguiría
.

Las blancas han efectuado un planteo defi­ 20. � b 1 y luego Wg2 , salvando todos los
ciente, i lusionadas por la mala situación de las obstácu los.
piezas del ala dama negra. Debieron, en reali­
dad, tratar de romper la situación central hace 20.fle2 Wxg 3 2 1 . � b 1 � h 5
ya varias j ugadas, por medio de una maniobra
típica basada en f3 y e4 , dej ando que el rival Malo habría sido 2 1 . . . Wh4+ por l a répl ica
libere su alfil, pero dándole al suyo también 22.gh2, que sacri ficaría cal idad pero conjura­
un porvenir más halagüeño que el actual. De ría los peligros mayores.
resultas de esto com ienzan a debil itar su enro­
que, confiadas quizá en la falta de coopera­ 22.Wd2
ción que para el ataque, aparentemente, brinda
el alfil dama negro, y como derivado la torre Hay que apoyar el peón "e" para mover la
de "a8 " . Pero todo esto es falso. torre de "e2 " .

13 ... Wf6 1 4 ..tf1 g 5 1 5.flad 1 g4 1 6.�xe4 22 ... .id7

Y el blanco se encarga de ir resolviendo el Al comentar esta partida, Xavier Tartakower


aparentemente grave problema del alfil dama hace notar el hecho curioso de que, contando
negro, que tiene cuatro piezas ocupando su con una torre de menos, las negras puedan
principal diagonal y tres de el las peones, difi­ seguir el ataque con j ugadas tan tranqui las
ciles de mover. No sería posible retirar el como las del texto. El alfil dama sigue aún
caballo a "d2" por la fuerte amenaza 1 6 . tlJd2 encerrado . . .
tüxf2 ! 1 7 . c;tixf2 gxh2+ 1 a. <;tig 1 �h6
1 9 . .ig2 gxg2+ 20 . <;tixg2 Wh3+, con ataque 23.flf2 Wh4+ 24.<.tg1
ganador.
Quizá fuera mejor 24.gh2, a lo que las negras
1 6 .. .fxe4 1 7 .�d2 flxh21 podrían haber seguido ya con 24 . . . .ixh2 ,
quedando con tres peones y buena posición
ATAQUE SIN DESARROLLO por la pieza, o quizá más fuerte aún con
24 . . . tü g 3+ 25.<;tig 1 Wg5 , segu ido de . . fü8 ,
.

Magn ífica combinación que a primera vista . . . tüf5-h4, etcétera.


sorprende, pues se trata en realidad de un
ataque sin piezas activas. Obsérvese que la 24 ... .tg3 25 ..ic3
dama negra está en la lucha acompañada sólo
del alfi l rey, y que las demás piezas tropiezan No era posible 25.gg2 o 2s.ge2 por la répli­
entre sí. No se ve cómo hacer entrar pronto el
ca 25 . . . fü8 , que inmovil izaría totalmente a las
juego el alfil om inoso, pero Tartakower hal la
blancas, pues no habría n i el recurso de jugar
el expediente de hacerlo j ugar en el momento
tüc3 y tü e2 desaloj ando el alfil, por el mo­
exacto. Es el refuerzo que guarda para rematar
vim iento . . . .if2+, apenas el caballo entorpe­
la acc ión.
ciera la acción defensiva de la dama sobre esa
1 8 .©xh2 Wxf2+ 1 9 . © h 1 casilla.

N o hubiera mejorado nada 1 9 . .ig2 . 25 ... .ixf2+ 26 .Wxf2 g 3 27.Wg2

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 07


De las piezas que se oponían a la marcha del No servía 30 .�xg3 por 30 . . . ll:Jxg3+ 3 1 . 'it>f2
alfil aún encerrado en la casilla "d7", queda �g4 32.Wi'xg3 Wi'xg3+ 33. �xg3 �xd 1 .
solamente una. Tartakower, por medio de
sacrificios, ha logrado desmoronar el enroque 30 ... ig41
adversario, pero reserva su pieza de refuerzo
para cuando nada se oponga a su acción gana­ ¡ Llegó Blücher! Las negras han vencido es­
dora. tratégicamente, pero agotaron sus efectivos
confiados en el refuerzo providencial del
27 ... fü8 28.ie 1 vilipendiado alfil malo, que a veces, en aj e­
drez, llega a tiempo . . .
Evita . . . fü2 , pero . . .
3 1 .ixg3
28 . . . gxf1 + !
Si 3 1 .l':!d2 exd4 ! 32. exd4 �f3 33.�xg3
U n nuevo y espectacular sacrificio que elimi­ ll:J xg3 34 .Wi'h2 Wi'xh2+ 35 .l':!xh2 ll:J e2 +
na una pieza blanca que puede oponerse a la 3 6 . 'it>f2 ll:Jxd4 , ganando fácilmente.
entrada vencedora del "alfil malo".
Esta sola j ugada bastaría para asignarle a la 31 . . . ll:Jxg3 32.ge1 ll:JfS 3 3 .Wi'f2 Wi'g 5
partida el premio de bri llantez que mereció en 34.dxeS if3+ 35. ©f1 lüg3+
el torneo.
Las blancas abandonaron por la amenaza
29.©xf1 e5! . . . ll:J h 1 + , etcétera. Hemos mostrado esta par­
tida para dar una idea cabal del tema que de­
TARDE, PERO EFICAZMENTE seamos tratar. Queremos salir un poco en
defensa del famoso alfil malo, mejor dicho,
Esta es la maniobra l iberadora típica, que mostrar que no siempre merece tal cal ificativo
suele ser buena en posiciones menos claras y que su existencia es una necesidad en un
que la del texto. M ientras exista la posibil idad sinnúmero de planteos.
de efectuarla no puede hablarse de alfil malo o
bueno, y esta partida lo prueba term inante­ 1 . - EL ALFI L SUELE SER "MALO" FUERA
mente. Sólo en la j ugada 30 el famoso alfil DE LA CADENA DE PEONES
dama ha logrado j ugar, pero, ¡ de qué manera!
Para rematar la posición adversaria minada El estudio estratégico que hemos inic iado es
por la desarmonía. de suma importancia. Tratamos de probar que
el encierro del alfil dama es una exigencia de
la posición y una maniobra necesaria para
poder seguir posteriormente con los planes
medulares de la partida.
Nos ocupamos de esto ampl iamente al iniciar
el tema y expl icarlo. Dij imos que el alfil dama
es una pieza de reserva que es prudente man­
tener en su cuadro inicial. Oportunamente nos
ocuparemos de la ausencia de buenas casil las
de desarrollo que tiene esta pieza en todos los
planteos, para reafirmar lo dicho. Pero ahora
sólo nos interesa demostrar por qué en algu­
nos planteos es mucho mejor mantener el alfil
encerrado que fuera de la cadena de peones, y,
30.©g 1

1 08 ROBERTO G. GRAU
antes que esto, probar que no se resuelven las ver más de tres peones en las primeras j ugadas
dificultades aparentes que surgen del encierro era perder tiempos. ¿Cuál es la razón, pues,
del alfil, sacándolo prematuramente fuera de para que en este caso las blancas logran
la cadena de peones. pronto la iniciativa? Pues simplemente las
Veamos una partida j ugada hace algunos años debilidades creadas en el ala dama por la
en el país, que en este aspecto ofrece detal les ausencia del alfil dama en su casilla de origen.
instructivos, puesto que las negras trataron de
poner en j uego rápidamente el alfil dama
explotando un planteo pasivo de las blancas, y
sólo lograron debil itar su ala dama por la
ausencia del mencionado alfil, que, por otra
parte, quedó relegado a un papel poco airoso.

Peón Dama (DOO)


Rosario, 1 929
B lancas: R. G. Grau
Negras: C. Corte

1 .d4 d5 2.e3 lt:if6 3 . .id3 .ig4

En real idad, es ésta una j ugada que todo invita 7.cxd5 .ib4+ 8 .id2 . .ixd2+ 9.�xd2
a real izar. Se gana un tiempo, pues se ataca la llixd5 1 0 . lli c3 lt:i 5f6
dama. S i se cubre con el caballo, el alfil que­
dará muy firme en esta situación, y si se juega No era posible 1 0 . . . c6 , j ugada lógica en casi
f3, como sucedió en esta oportun idad, se de­ todas las posiciones de este tipo, precisamente
bil ita un tanto la configuración de peones porque se haría sentir la ausencia del alfil
blancos. Además, ese avance quita su casi lla dama en su diagonal típica. Veamos :
natural al caballo rey, y esto ha de perm itir 1 1 .llixdS cxd5 1 2 . dxeS lll xe5 1 3 . .ibS+
que las negras j ueguen rápidamente . . . es. lll c 6 1 4 . lll f4 , atacando al alfil y al peón de
Pero todo esto presenta una desarmonía es­ "d5", ganando material.
tratégica seria. Claro que . .ig4 , o . ifS en
. . . .

otros casos, sólo puede hacerse con la apertura 1 1 .dS


del peón dama y no contra el Gambito de
Dama ( 1 .d4 d5 2 . c4) por la fuerza que en Con este avance las blancas bloquean en parte
este caso tiene la posibil idad blanca de jugar el centro y expresan su propósito de crear una
rápidamente '&b3, vulnerando el peón "b" cadena de peones en blanca. Se dirá que esto
negro, que el desarrollo del alfil dama siempre encierra al propio alfil, pero no es así, ya que
debilita. mientras esta pieza mantenga posibil idades de
actuar por vía "b5 " será eficaz. Además, el
4.f3 ihS 5 . lli h 3 lli bd7 6.c4 es peón "d5" no es rígido, ya que oportunamente
podría ser avanzado y en ese caso el alfil j uga­
Tenemos aquí un planteo muy raro e intere­ ría eficazmente sobre una zona importante. En
sante. Las negras han desarrollado más piezas cambio, el alfil negro es bueno teóricamente,
que las blancas y han hecho jugadas más lógi­ pues está en casilla de distinto color al peón
cas. Han efectuado sólo dos movimientos de más avanzado, pero es malo porque fue desa­
peón y las blancas cuatro, lo que en realidad rrol lado antes de tiempo y se encuentra radia­
es un defecto estratégico. El Dr. Tarrasch dij o do en una zona del tablero. La ventaj a de los
una vez que las j ugadas d e peones n o podían alfiles en el centro, sobre los alfi les en los
considerarse jugadas de desarrollo y que mo- flancos, es su mayor rapidez de maniobrar.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 09


1 1 . . J�ca 1 9 . . . �ea

Prepara el avance del peón "c", pero esta ma­ Amenaza defender el peón "b" y . . .f5 , pero . . .
niobra no es muy feliz. Lo exacto era enrocar.
20.g4
1 2.0-0 Be7 1 3 J1fc 1
Creando la armazón típica de peones para
Y ahora la lucha adquiere otro matiz. Las anular un alfil en este tipo de posiciones al
blancas tratarán de evitar el avance del peón impedir el avance del peón "t''.
"c" para mantener la fiscal ización central.
20 . . . itJd& 2 U�c2 Bb6 22J�ac1 f6
1 3 ... a&
Buscándole acción al desventurado alfil que
No era posible 1 3 . . . c6 , por 1 4 .dxc6 , y si quiso, i legalmente, en el principio de la parti­
14 . . . �xc6 1 5.ibS y itJdS, creando compli­ da, actuar en otras zonas que las trazadas por
caciones a las negras por la debilidad de su la estrategia en este tipo de planteos.
estructura posicional en el ala dama, derivada
de la ausencia del alfil, que ahora está en "h5" 23.©g2 ie8
y por cierto nada de promisorio realiza.
Corte sigue fiel a su plan de j ugar . . . c6 . Lleva
1 4.e4 0-0 su alfil para que coopere en la acción y más
tarde otra pieza menor lo secundará, pero las
Tampoco servia 1 4 . . . c6, por la répl ica cosas hay que hacerlas a su tiempo o no ha­
1 5 .itJd 1 , seguido de dxc6 , aislando los peo­ cerlas, y éste es un ejemplo típico de la verdad
nes, y luego ltJe3, con gran fuerza. de ese proverbio.

1 5.itJd 1 Bd & 24. ltJ d 1 itJb8 25.ltJe3 ib5

Las negras persisten en su plan medular de


avanzar el peón "c", pero las blancas lo impi­
den, ya que esta jugada significaría el equ i l i­
brio absoluto de la lucha.

1 6.itJel ig 6

Para evitar itJfS , que ganaría calidad, por la


amenaza ltJe7+.

1 7 .ltJc4 Bes+ 1 8 .itJf2 Ba7 1 9 .itJaS

Y las blancas, mediante una ingeniosa manio­


bra con el caballo, han impedido definitiva­ Cansado ya de la inocuidad de su "mal" alfil
mente, o poco menos, el avance del peón "c". bueno, Corte lo cambia por el "buen alfil
Además, esta j ugada encierra un plan de agre­ malo" de las blancas. Esto parece un j uego de
sión al peón "b", debilitado desde que el alfil palabras, pero en realidad expresa lo relativo
se alej ó de su custodia en busca de otros hori­ de las afirmaciones que se pueden hacer en
zontes. Y los otros horizontes fueron estar ajedrez aferrándose al dogma teórico.
replegado en "g6", sin acción, y totalmente Era, sin embargo, algo mej or 25 . . . c6 , aunque
desvinculado del ala dama. luego de 26 .if1 , con la amenaza de dxc6 , las

1 10 ROBERTO G. GRAU
blancas quedarían mucho mejor, ya que si No es fáci l demostrar la supuesta bondad o
26 . . . lilb5 seguiría 27.lilec4 , seguido de d6, desventaj a de ciertos sistemas de defensa que
etcétera. tienden a desarrol lar el alfil rápidamente.
Quien más se empeñó en lograrlo entre los
26.J.xbS lilxbS maestros antiguos fue el ruso M ijail Chigorin,
que contra el peón dama empleaba la siguiente
Obsérvese que las negras han efectuado cinco defensa: 1 . d4 d5 2 . lil f3 lilc6 3 . c4 J.g4.
jugadas con su alfil para cambiarlo por otro Sacaba en esta forma el alfil dama antes de
que sólo efectuó dos movimientos en total.
efectuar el movimiento . . . e6, pero para lograr
cuánto mejor habría sido dej arlo en su casilla
esto torcía la estrategia de las negras y reali­
de origen para tan magra finalidad !
zaba la i lógica j ugada . . . lilc6, trabando el
27.lilfS g 6 peón "c" . Esto no es que sea un disparate ni
mucho menos, pero sí que sólo es aceptable
Las negras pierden calidad. L a ausencia del como sorpresa, y que entre dos j ugadores de
famoso alfil dama en su diagonal de origen se idéntica fuerza y de calidad, las negras deben
hace sentir siempre cuando se avanza el peón atravesar por dificultades permanentes.
a "e5 ", y esta posición es un ejemplo típico. Si Y si a eso agregamos que de plantear las blan­
27 ... gceB 28.a4 lild4 29.gxc7 , y no sería cas directamente el Gambito de Dama (mucho
posible 29 . . . lilxf5 por 30.füb7, ni tampoco más dinámico que 2 . lil f3), el sistema Chigo­
29 . . . lil bc6 por 30.füg7+ ci>h8 3 1 .gxh7+ rin es poco menos que imposible de realizar,
©xh7 32 .Wfh6+ y Wfg7 mate. por la posibilidad de poner en j uego rápida­
mente la dama, se observará lo endeble del
28.lil e7+ ci>g7 29.lLJxcS gxc8 30.lLJc4 éxito de este sistema. Más tarde, el m ismo
Wd4 3 1 .Wfxd4 lLJxd4 32.lLJd6 Chigorin ensayó el otro sistema en la Defensa
India Antigua: seguir con 1 .d4 lilf6 2 . c4 d6,
Y las negras abandonaron. para luego j ugar . . . .if5 o ... ig4 . Pero la expe­
Es evidente que no hay resistencia posible. Si riencia probó que después de una maniobra de
32 ... lilxc2 seguiría 33.lilxc8, y después las blancas para j ugar e4 , ya por medio de f3
gxc7+ , etc. Si la torre negra se mueve, enton­ o de g3 y ig2, el alfil negro quedaba radiado
ces gxc7+ , etcétera. La partida es instructiva en "g6 " .
en varios de sus detal les estratégicos, pero lo
más fundamental es, en nuestra opinión, la LA DEFEN SA ESLAVA
maniobra del alfil dama negro, buena en apa­
riencia pero inocua, como casi todas las de Como no era posible j ugar 1 .d4 d 5 2.c4 if5,
este tipo, en las aperturas de peón dama, y por la fuerza de la réplica blanca Wfb3 , se
luego el sistema de anulación de esa pieza y la ensayó eso en la Defensa Eslava, con mucha
maniobra debilitadora del ala dama negra, que más fuerza, pues luego de 1 .d4 d5 2 . c4 c6
carecía del necesario concurso del llamado 3.lilf3 lilf6 4.e3 se j ugó durante mucho tiem­
"alfil malo", que es precisamente bueno en po 4 . . . .if5.
esas circunstancias y no fuera de la cadena de Pero también decayó el prestigio de este mo­
peones. vimiento, pues la experiencia terminó por
probar su insuficiencia. Se continuó con
1 1 .- EL ALFIL DAMA Y LA TEORÍ A DE 5.cxd5! cxd5! (en caso de 5 . . . lilxd5 sigue
LAS APERTURA S 6 . lil bd2 Wfa5 7 .ic4 lil b4 8.e4 ixe4
9.lilxe4 lilc2+ 1 0 . ci>f1 lilxa 1 1 1 .id2 Wff5
¿Por q u é causa debe encerrarse el a l fi l dama 1 2 .id3, y las blancas quedan mej or) 6 .lilc3
en las aperturas modernas, cuando hay tantos e6 7 .Wfb3 Wfc8 8 . .id2 , seguido de gc 1 , y las
sistemas para ponerlo en j uego rápidamente? blancas continúan presionando, mientras el

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 111


alfil de "f5 " nada de eficaz hace para su ban­ irreprochable, es aquella que se resigna a
do · . j ugar con el alfil encerrado entre sus propios
En el afán de hallar un medio para sacar e l peones, y no por cierto como una desgracia
alfil s e encontró en la Eslava el sistema, pero estratégica, sino como parte de un plan lógico.
si las blancas hacen, en lugar de 4.e3, que es El alfil debe estar listo para cubrir los c laros
excelente, la j ugada más comprometida para que los avances de peón, especialmente del
ambos, 4 . tll c3. peón "e", dej an en el tablero, y en "c8" tiene a
Esto pennite aceptar el peón de gambito tran­ su disposición dos rutas a elegir: la de "b7" o
sitoriamente, mediante 4 . . . dxc4, para seguir, la de "g4", según le convenga.
después de 5.a4, para evitar el sostén del Y tanto se ha acentuado esta tendencia que,
mismo, con 5 . . . �f5, porque es imposible la actualmente, con las blancas, menudean las
répl ica '1Wb3 , y porque la j ugada . . . c6 da ma­ partidas en las que sin ninguna necesidad se
yores seguridades defensivas siempre al peón encierra el alfi l . No hablemos de la Eslava,
"b" negro, que puede ser defendido contra una que ya hemos visto ( 1 .d4 d5 2 . c4 c6 3.e3),
eventual jugada '1Wb3 con . . . Wb6 , oponiendo que significa la determ inación de j ugar con el
las damas. alfil encerrado, táctica de Capablanca, que
Pero está lejos de haberse probado la bondad logró resultados magníficos hasta que la va­
absoluta de este sistema, que, por otra parte, riante Merano dio nueva vida la j uego negro,
depende de las blancas que se pueda adoptar o sino de la propia Ortodoxa. Hay un grupo de
no. Creemos que es mucho mejor j ugar 4.e3, maestros jóvenes que luego de 1 .d4 d5 2 . c4
y encerrarse el propio alfil, transitoriamente, e6 3. tll c 3 lll f6 4. lll f3 �e7 siguen, no ya con
ya que nadie podrá impedir el avance del peón 5.�g5, sino con 5.e3. Sostienen que �g5
"e" en el momento oportuno y no se corre el debe j ugarse si las negras efectúan . . tll bd7,
.

riesgo de tener que cambiar un alfil rápida­ pero que contra ... �e7 no es tan eficaz, por­
mente. que las negras al sostener el caballo con el
También se ha intentado como recurso táctico, alfil se reservan el derecho de j ugar en su
mas que como maniobra estratégica de real oportunidad . . . tll bd7 o . . . tll c6 , luego de una
valía, sacar el alfil en el gambito aceptado, serie de escaramuzas centrales. Es probable
explotando la circunstancia de que el peón que esto sea más teoría que otra cosa, pero la
desde "c4" impide la réplica \Wb3. Se ha j uga­ verdad es que las partidas que se han j ugado
do 1 .d4 d5 2 . c4 dxc4 3.lll f3 �g4 , pero con el alfil blanco encerrado en "c 1 " no han
también fracasó la tentativa luego de 4. tll e 5, arroj ado saldo desfavorable para las blancas,
para seguir con tll x c4 , en su oportunidad, ya ni mucho menos.
que el alfil fue a parar a "g6", desde donde no
amenazaba nada importante, como sucede EL VERDADERO SENTIDO DEL TEMA
habitualmente en el Gambito de Dama cuando
se desarrolla inocuamente. El alfil encerrado es un germen de alfil malo,
pero ya hemos visto cómo el alfil fuera de la
EL ALFIL DEBE JUGAR ENCERRADO cadena de peones suele ser muy poco eficaz
cuando los peones rivales lo anulan y mantie­
Muchos más ensayos se han realizado, pero la nen rad iado en un sector del tab lero.
tendencia moderna, lógica y técnicamente El di lema del alfil es a menudo éste: o quedar
desvinculado de un sector del tablero, pero en
' Actualmente se considera perfectamente jugable esta contacto con sus piezas, o próximo a actuar
l ínea pero con la jugada 7 . . . 1i*'c7 ! y a 8.id2 t0c6 9 .ib5 apenas se avance el propio peón que lo traba;
id6! 1 0Jlc1 l!b8! , idea de Anand para continuar con o jugar fuera de la cadena de peones, pero
1 1 . . . a6 y si el blanco cambia en "c6" retomar con el igualmente separado del sector defensivo del
peón . En cambio la rutinaria 1 0 . . . 0-0 pierde cal idad tras
1 1 ..bc6 seguido de lüb5, t0xd6 y ib4. tablero (por ejemplo . . . �f6 y . . . e6), ya que un

1 12 ROBERTO G. GRAU
propio peón le impide replegarse. Sucede que aparente luego de S . . . � xe4, pues si 6.dS
en estos casos el alfil es expulsado más tarde a seguiría 6 ... � cS 7 .�bS a6, manteniendo el
"g6", o debe cambiarse. Si se cambia, el avan­ peón de ventaja. Pero las blancas habrían
ce de . . . es es muy delicado, pues ha desapa­ seguido a S . . . �xe4 con 6 . .id3 fS 7 .�c2 , con
recido el alfil que sostiene esa casilla natural­ posición agresiva, que en la mayoría de las
mente, y si se repliega, ha de costarle mucho variantes debe bastar para recobrar el peón.
poder acudir en auxilio del ala dama, si ésta lo
requiere. 6.�c2 exd4 7.cxd4 ie7 8 . � c3 0-0 9 .ie2
En nuestra opinión, es mucho mej or encerrar­ ig4
se el alfil, especialmente con las negras, que
necesitan más recursos defensivos. Hay que He aqu í el error técnico. El alfil estaba muy
permitir que el virus de la parálisis lo ataque, bien en "d7", donde ejercía su acción de fis­
pero hay que evitar que ésta lo invada total­ cal ización poderosa sobre una diagonal im­
mente. Y aun en casos en qu� parece estar portante. Al ir a "g4" se crea la obl igación de
definitivamente radiado, lo hemos visto y lo cambiarlo por el cabal lo, lo que significa dejar
veremos actuar puj antemente en los finales de al blanco con la indiscutible ventaj a de dos
combinación. alfiles en las posiciones abiertas, o replegarse
El problema del alfil dama se resuelve ence­ a "h5" y "g6", desde donde queda envuelto
rrándolo al principio de la lucha y no hay que por la maraña de peones blancos. El plan de
tener excesiva preocupación por l iberarlo de las negras no es claro, pero sin duda 9 . . . �e8,
forma prematura. Es un cuerpo de ejército que para seguir con . . . iih8 y . . .fS, debe ser más
obra como factor de reserva en los ataques y punzante que el del texto. En real idad, la posi­
resulta imprescindible para poder proyectar ción negra tiene un defecto y es el punto débil
cualquier modificación en el esqueleto de "b7", que impide j ugar . .fS sin perder un
.

peones. tiempo, para evitar �b3+. Es evidente que el


alfil negro estaría mej or en "c8" que en "g4".
EJEMPLO DE ALFIL MAL
DESARROLLADO 1 0.iel �d7 1 1 .l::! d 1 © h 8 1 2 .0-0 l::! a d8
1 3 .dS!
Pero antes de entrar en el tema en sí, veremos
otra partida en la que un alfi l fuera de la cade­
na de peones nada puede hacer para cooperar
en la acción.
Y veremos cómo es rematadamente malo,
precisamente por no serlo en apariencia en el
planteo.

Apertura Ponziani (C44)


Mar del Plata, 1 928
Blancas: R. G. Grau
Negras: Madema

1 .e4 es 2.�f3 � c6 3.c3 �f6 4.�a4* d6


5.d4 id7 Esta es una j ugada que sólo puede hacerse
cuando se está muy seguro de sus consecuen­
El planteo de las blancas fue calificado de cias, pues significa fijar la cadena de peones,
"bluff" . Las negras quedaban con ventaj a crearles rigidez, anular aparentemente el alfil
blanco y ceder al rival un "hole" en "e5 " . Pero
' L a única jugada para luchar por la iniciativa e s 4.d4. las blancas especulan con que . . . �es es la

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 13


umca j ugada aceptable, ya que contra sus peones sobre el alfil. Esto les permite
1 3 . . . llJb8 podría seguir, entre otras, 1 4 . .ixa7, atacar con ventaja material, pues dicha pieza
ganando un peón, porque no sería posible nada significa ya para la lucha. El sistema
1 4 . . . b6, encerrándolo, a causa de 1 5.�xb8 . para sacarlo por vía "e8" es muy lento.
Siendo 1 3 . . . llJeS Ja única j ugada aceptable,
Juego del cambio de caballos desaparece el 2 1 ...©h7 22.llJc5 llJd6
peligroso "hole" de "e5 ", porque entra a ubi­
carse un peón rival. Pero Jo que en realidad Obsérvese Ja similitud de esta partida con la
busca el blanco es anular el alfil dama negro que mostramos anteriormente. La estrategia es
como p ieza de combate. la misma y Ja derrota se produce por Ja erró­
nea maniobra del alfil dama, que fue puesto en
1 3 ... llJeS 1 4.llJxe5 dxe5 1 5.f3 1 j uego indebidamente.

LA RELATIVIDAD DEL AJEDREZ 23.füc 1 .ih4 24.llJd3

Con un criterio simple de Ja posición, las Esto gana un peón y prácticamente Ja partida.
blancas pudieron haber j ugado primero
1 5 . .ixg4 para cambiar su alfil, teóricamente 24 . . ,l[¡ea 25,l[¡xe5 .ig3 26,t[¡d3
malo, porque Jos propios peones Jo anulan,
por el también teóricamente buen alfil negro: Sin duda, 26.ltJxg6 habría dado una ventaja
el que actúa por Ja diagonal de distinto color neta, pero es mucho mej or conservar el caba­
que el cuadro que ocupa el peón central más llo, que es una pieza activa, y dejar reducido
avanzado. Pero mucho más hábil es dejarle el el alfil de "g6" a su escaso papel.
"alfil bueno" radiado en "g6" o "h5", y mante­
ner el "alfil malo", que puede actuar por el ala 26 . . . hxg4 27 . hxg4 f6 28 . .if4
dama, donde hay debilidades manifiestas por
la ausencia de las p iezas naturalmente defen­ Esto elimina el único alfil eficaz de las negras
soras: la torre dama y el alfil dama, que esta­ y el caballo pasa a ocupar una casilla muy
rían mucho mej or en "c8", aun ahora. importante.

1 5 . . ..ih5 1 6.ti'b3 ti'c8 28 . . . .ixf4 29.llJxf4 .if7 30 . .id3

La dama debe reemplazar al alfil aventurero. Y las negras abandonaron.


El alfil blanco entrará ahora a actuar de mane­
1 7Jfo1 a6 ra decisiva, pues en cualquier momento, por
medio del sacrificio del peón de "e4", avan­
Evita ltJbS. zándolo a "e5 ", su acción sobre el rey será
muy fuerte. Tanto contra . . . 'tti g 8 o . . . g6, Ja
1 a.gc2 ttJ e a répl ica ltJe6 sería fác ilmente ganadora.

E n busca de "contrachances" por medio de LA MEJOR CASILLA: "cI" ("c8")


.. .f5, que, asi mismo, daría perspectivas al alfil
de "h5 " . Pero esto siempre se paraliza de Ja El alfil está muy bien en "cI" ("c8" para las
misma manera. negras) en la mayoría de Jos planteos con las
blancas y las negras. Lo vemos en la Apertura
1 9.g41 .ig6 20.l[¡a4 h5 2 1 . h 3 Espaí'lola con las blancas descansar plácida­
mente en su casi lla de origen durante gran
Las blancas no aflojan Ja tenaza q u e ejercen número de j ugadas, para sólo actuar cuando su

1 14 ROBERTO G. GRAU
acción es bien c lara. Lo observamos en las no quede sino aparentemente encerrado.
defensas indias manteniéndose en "c l ", sin Si se observa la posición de ese alfil, no debe
preocuparse mayormente no salir a "g5" por­ extrañar que el común de los j ugadores califi­
que sí. En la misma Apertura del Peón Dama: que de ominoso a dicho alfil, y no es así, ya
1 .d4 dS 2 . lt:\ f3, los maestros no se precipitan que el plan de la lucha de las negras es j ugar
en j ugar.2 . . . .if4 , que es un movimiento plau­ . . . es y, cuando esto hagan, su alfil ha de co­
sible, como lo han probado muchos análisis, brar una puj anza magnífica. Conviene tener
ya que las blancas quedan algo mejor con el presente que el cambio de alfiles ha dado a las
plan c4, Wb3, cS y e3 encerrándose el alfil negras, como compensación por la pérdida de
dama, y lo observamos en el "Stonewall", su alfil en el planteo más eficaz, una casilla
que, defectuoso en muchos aspectos, es gene­ muy fuerte para un caballo en "g4 " .
ralmente más fuerte cuando el alfil está ence­
rrado que en aquel las otras posiciones en que 8 . .ti'f6 9 . lt:\ bd2 � h 6 1 0 .c4 �f7
.

el alfil se ha j ugado primero a "g4" para ser


cambiado. Y el alfil es más fuerte por la sim­ Mej or en este caso que 1 0 . . . lt:\g4, porque el
ple razón de que obra a manera de sostén del caballo tiene un amplio programa en "d6",
bloque central de peones y reemplazar al peón desde donde amenaza ubicarse en "e4", mien­
"e" en la defensa del "f', en muchas oportuni­ tras el caballo dama y la dama fiscalizan enér­
dades. Pero mejor será que veamos una parti­ gicamente el punto "e5" para evitar que el
da para que el ejemplo sea más c laro: caballo rival se apodere de ese punto fuerte y
entonces sí trabe para siempre al alfil dama.
Apertura de Peón Dama (002)
Mar del Plata, 1 928
1 1 .cxdS
Blancas: J. Montalbán
Esta j ugada no agrada, pues ayuda a resolver
N egras : R. G. Grau
el problema central de las negras, pero la
verdad es que no había muchos planes mejo­
1 .d4 d 5 2.lt:\f3 c6 3.c3 e6 4.if4 res. Si, por ejemplo, 1 1 .cS, para evitar . . . lt:\d6,
entonces seguiría 1 1 . . . eS con gran fuerza. Si;
Esta es una de las j ugadas que más difícil
1 1 .ti'c2 , entonces 1 1 . . .lt:\d6, seguido de
hacen e l " Stonewall" para el negro. Y lo en­
. . . lt:\e4. Las blancas, con este cambio, quieren
torpece porque domina las casillas negras,
abrir la columna "c" para iniciar una contra­
obl iga a cambiar el alfil negro, indudable­
demostración en el flanco dama. Como se ve,
mente muy valioso, por el alfil dama blanco,
las negras, j ugando con energía (la amenaza
evidentemente menos eficaz.
de . . . lt:\d6 y . . . lt:\e4), van obl igando a que el
adversario deshaga la maraña de peones que
4 . . . .id6 5 . .ig3 f5 6.e3 .ixg3 7 .hxg3 lt:\d7 envuelve al alfil dama.
8 ..id3
1 1 ... exdS 1 2 .ti'c2 �d6 1 3 .a4 � e4 1 4.aS
El cambio de alfiles ha sido una desgraciada gbs
necesidad de la posición, pues era el único
sistema para impedir que las blancas j ugaran Mej or que 1 4 . . . a6 . Si 1 S.a6 seguiría ahora
lt:\eS, cómodamente. Ahora puede hacerse esa 1 S . . . bxa6 y después . . . cS, con gran juego en
jugada, pero luego de 8.lt:\eS lt:\xeS 9.dxeS ambos flancos.
Wc7, las blancas tendrían serias dificultades,
1 s.gc1 a6
pues si 1 0.f4 seguiría 1 0 . . . Wb6 , y si 1 0 .Wd4
cS, en ambos casos con buenas perspectivas Ahora es necesario.
para el negro. En este planteo hay que impedir
a toda costa lt:\ eS para que el alfil dama negro 1 6.b4 ti'd6 1 7.ti'a4 �df6

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA S UPERIOR 1 15


Ahora es posible pennitir lt:le5, pues en cual­ Y el alfil, luego de haberle dado paso a la
quier momento se puede desaloj ar al caballo. torre, vuelve a su humi lde casilla de origen,
para esperar que las demás piezas, especial­
1 8 .lt:les O-O 1 9 .lt:lb3 lt:ld7 20.lt:lf3 Y!fe7 mente el caballo desde "g4", completen su
acción demoledora, y entrar a j ugar para dar el
Con esta j ugada las negras inician una combi­ golpe de gracia a la posición rival.
nación para explotar la debilidad de la situa­
ción del rey blanco. Se amenaza 2 1 . . lt:lxg3.
27,gh4 g 5 28,g h 1 lt:lg4 29 . lt:l h 3 ©g7
seguido de . . . Y!fxe3+, ganando el peón, y esta
amenaza existe aún si las blancas se enrocan. Es necesario apoderarse de la columna "f", y
Esto obl iga, pues, a: para hacerlo es también necesario sacar al rey
de esa diagonal para evitar un eventual lt:lxe4,
21 .@e2 ges
que explota la inmovil idad del peón "d".

Las blancas acumulan todas sus piezas en el


sostén del peón "f', sobre el que ha de con­
centrarse en breve una seria agresión.

30 ... h6 3 1 .ge2 Y!fd 6

Se va tej iendo la combinación. Las negras


atacan el peón que ha de quedar indefenso
después de la captura del peón "f' .

32.Y!fc2 gfa 33 .Y!fa2


Ahora la amenaza es más fuerte y las blancas
están obl igadas a j ugar ixe4, que es en reali­ Las blancas no tienen nada mejor que estar a
dad el plan de las negras. Todo ha sido una la espera de los acontecimientos. Su única
man iobra táctica para lograr que desaparezca pieza agresiva, el caballo de "c5", está conte­
el último peón que se oponía a la acción la­ nida en toda su acc ión ofensiva por el alfil,
tente del alfil "ominoso " . hasta hace muy poco horriblemente malo, de
las negras.
22 .ixe4 fxe4 23. lt:l g 1 lt:lf6 24. lt:l cS ig4+
3 .. ,gf7 34.Y!fc2 gdf8 35.Y!fa2 lt:l xf2
Y el alfil ha entrado a j ugar sólo en el movi­
miento 24, y de poderosa manera. M ientras el
El sacrificio ganador, que finca toda su fuerza
alfil blanco de "d3 ", estratégicamente mej or,
en la oportuna entrada del alfil.
debió resignarse al cambio por el cabal lo de
"e4", el de "c8", encerrado, criticado, vapu­
36.lt:l xf2 Y!fxg3 37.fü1 Y!fxg2 38.gd2 .ih3
leado, cuando entró a jugar lo hizo de manera
poderosa, porque la lucha tiene ya una fiso­
Y esta formidable ubicación del alfil decide la
nomía dada y difícilmente puede soportar la
lucha en seguida. Como se ve, el alfil prime­
posición blanca la agresión de este enem igo,
ramente encerrado, pero ej erciendo una acción
con el que no contaba, pues erróneamente lo
de sostén de la cadena de peones, después
supon ía radiado de la lucha.
apoyando al peón de "b7" y trabando al caba­
llo de "c5", y ahora rematando la combinación
25.©e1 gbd8 26.Y!fa2 .ic8
de las negras, está lej os de merecer el califi-

1 16 ROBERTO G. GRAU
cativo de malo, que generalmente se endi lga
al alfil que el ajedrecista objetivamente ve
trabado en su acción. Sin considerar que las
piezas valen, no sólo por lo que hacen, sino
por lo que pueden hacer.

39.lli e6+ ©g8

Y las blancas abandonaron.

EJEMPLO V ALI OSO

Las negras realizaron en la partida que ahora


insertamos una experiencia con miras a ro­
bustecer o debil itar la tesis sostenida en estos Y ahora es el blanco el que voluntariamente se
artículos, que encierran una idea nueva, digna encierra el alfil, por cierto que de manera muy
de ser med itada. Y los hechos fueron de sobra transitoria, mientras el negro ha resuelto, en
elocuentes. apariencia, el famoso problema. Pero los he­
Veamos: chos probarán que el alfil de "f5 " sólo sirve
para que el blanco gane tiempos en la lucha y
Defensa Eslava (D l 2) consiga intensificar su agresión.
Carrasco, 1 93 8
Blancas: V . Fenoglio 5 ... llif6 6.i.d3 dxc4
Negras: R. G. Grau
En este momento las negras, aun a costa de
perder un tiempo, debieron cambiar los alfiles.
1 .llif3 dS 2.d4 .tfS
No lo hicieron porque después de 6 . . . �xd 3
7 .�xd3 4J bd 7 8 . 0-0 :ll e ? 9.e4 dxe4
Esta tentativa de sacar el alfil rápidamente
1 0 . 4Jxe4 4J xe4 1 1 .�xe4 4Jf6 1 2 .�e2 , las
puede ensayarse como maniobra táctica y
blancas conservan una evidente presión cen­
ofrece algunas posibil idades apenas el blanco
tral y tienen una partida, si no ganada, mucho
no j uegue con la cordura necesaria. Pero es
más cómoda. No sería bueno repl icar 1 2 . . . cS,
técnicamente inferior, porque el alfil queda
por 1 3 .!!d 1 . Si al sacar el alfil no da ventaja
fuera de j uego, a pesar de estar delante de la
cambiarlo por el alfil rival, no se ve beneficio
cadena de peones. Sin embargo, es sólo juga­
en esta aparente jugada de desarrollo.
ble en este caso, cuando las negras no han
hecho el gambito directamente.
7 ..ixc4 .te7 8 .0-0 lli bd7 9 .�e2 0-0
3.c4 e6 4.llic3 EL ERROR MÁS GRAVE

En nuestra opinión, esta jugada es mejor que É ste es un grueso error estratégico. Era nece­
todas las maniobras para sacar provecho de la sario evitar a toda costa e4, que si bien no
salida del alfil por medio de 4.�b3. Pues tiene fuerza decisiva en las posic iones nor­
entonces, luego de 4 . . . llic6, se llega a la mé­ males en que el alfil dama negro está encerra­
dula de la variante Balogh, que tiene un sinfín do en "c8", es grave ahora que el alfil actúa en
de suti lezas tácticas que el blanco debe saber el centro y corre el riesgo de quedar copado.
sortear. La j ugada justa era 9 . . . 4Je4, entorpeciendo el
avance del peón "e". Si para efectuarlo a toda
4 ... c6 5.e3 costa siguiera 1 0 . 4Jxe4 �xe4 1 1 .4Jd2 �d5

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 17


1 2 .id3 eS , se remediaría el mal original. No servía 1 S . . . eS , por 1 6 .dS.
Omitida esa maniobra, única para equi librar la
lucha, la posición negra queda técnicamente 1 6.f4 hxg4 1 7 . hxg4 ih7
perdida.
Las negras, sin rubores, podrían ya abandonar.
1 0.e4 ig4 No hay cómo detener el ataque de las blancas,
que se realiza con el mínimo de riesgo.
Era aún mej or 1 O . . . ig6 .
1 8 .gS tt'le8 1 9 .ti'g4 @fS
1 1 .ie3 ti'as
Se amenaza ixe6. La única resistencia la
Las negras se encuentran sin jugadas satis­ habría dado 1 9 . . . li'lf8 20.fS exfS 2 1 .exfS g6
factorias. Pero aun 1 1 . . . eS daba lugar a una (para evitar g6) 22.f6 , y las negras quedarían
lucha más razonable después de 1 2 . dxeS prácticamente con una pieza menos, ya que el
tt'lxeS 1 3 .füd 1 We7 1 4 .�ae1 , pero las blan­ alfil dama que intentó j ugar en el planteo se
cas mantendrían la iniciativa cómodamente. vería reducido a la más ignominiosa de las
No obstante, es evidente que la j ugada del posturas, en "h7 " .
texto es inferior y revela que se dan por ven­
cidas antes de tiempo. 20.fS exfS 2 1 .ti'hS

1 2. h 3 ! Las negras abandonaron ante las múltiples


amenazas de Wxh7, Wxf7 mate, y �xfS, que
Muy bien j ugado. Obliga a replegarse al a l fi l y no pueden contener. Fue una experiencia
le quita a la dama la casilla "h5", que permiti­ valiosa para nuestra teoría sobre el valor del
ría una simplificación. No sería lo ideal alfil dama liberado antes de tiempo.
1 2 . . . ixf3, por 1 3.Wxf3, ya que si 1 3 . . . eS o
1 3 . . . es seguiría 1 4 .dS, mas en cualquier caso ALFI L MALO CONTRA ALFI L BUENO
era mejor que el movimiento que efectúan
acto seguido las negras. Pero el solo hecho de Veamos otra partida del m ismo torneo, en la
tener que cambiar un alfil que ha hecho tres que se impone al final un alfil que durante
movimientos por un caballo que solamente toda la lucha fue un típico y rematado alfil
jugó una vez, revela lo precario de la manio­ "malo" contra un alfil que siempre fue "bue­
bra de planteo del negro, que sólo puede no".
aceptarse tácticamente.
Gambito de Dama (D36)
1 2 ... ihS? 1 3 .a3 l'Ue8 Carrasco , 1 93 8
Blancas: R . Letelier
Las negras quieren jugar . . . Wd8 y . . . Wf8 , Negras : R. G. Grau
pero no hay tiempo. La tormenta sobre el
enroque corto es muy fuerte. 1 .d4 d5 2.c4 e6 3.lüc3 lüf6 4.lüf3 lübd7
5.cxdS exd S 6.ig S ie7 7.e3 0-0 8 .id3
1 4.g4 c6 9 .ti'c2 ges 1 O.if4 lüfS 1 1 . h3 .id6
1 2.ixd 6 Wxd6 1 3 .0-0 .ie6
El ataque natural y s imple, ya que no entraña
ningún riesgo. Y todo, a costa del desventura­ E l alfil se mueve para dar acción a la torre
do alfil l iberado de las negras. dama. Por otra parte, nada mej or hace en "e6"
que en "c8", ya que domina el mismo número
1 4 . . .ig 6 1 5.lüd2 h S de casillas, y, en cambio, no sostiene "b7 " .

1 18 ROBERTO G. GRAU
Preparando una maniobra en el flanco de
dama, que obliga al negro a j ugar con suma
cautela.

1 5 . . . �6d7 1 6.�a4

Seguiría si 1 6 . b4 con 1 6 . . . bS, con la amena­


za de . . . � b6 y . . . �c4.

16 . . . gaeS 1 7 .b4 a6 1 8 .�cs � xcs


1 9 .dxcS

Probablemente lo más dinámico. Si 1 9 .'!Wxc5 Y el alfil negro, tema de la lucha, vuelve a


seguiría 1 9 . . . '!Wb8, y luego .. �d7, rechazando "c8", donde apoya al peón de "b7" y no entor­
a la dama. S i ; 1 9 . bxc5 las negras j ugarían pece a ninguna pieza. Como alfil malo no
1 9 . . . '!Wc7 y después . . . .ic8, bloqueando el ala puede pedirse nada más perfecto, ya que no
dama y manteniendo dominio en el centro y tiene n inguna diagonal donde ir que no esté
en el ala de rey. ocupada por los propios peones, pero . . .

1 9 . . . '!Wc7 20 .a4 J.d7 2 1 .bS axb5 22.axbS 29.gba4 g17 30.�es Wf6 3 1 .f4 gS
g6 32.J.e2 gfe7 33.gc1 h 5 34.@h2 @ h 7

Ahora son las negras las que comienzan a Necesario para poder j ugar . . � e 6 s i n los
.

presionar sobre el j uego rival. Tratarán de riesgos de � xc6 , amenazando la dama y


explotar el dominio sobre el punto "e4" que llixe7+.
ejercen ambas torres, tema de tantas combina­
ciones. 35_gg 1 g4 36.h4

23 .'!Wc3 f5 24.b6 '!Wb8 25.gb4 �e6 26.g3 Observemos la posición. ¿En qué razón pue­
den fundar las negras esperanzas de mover su
UNA COMBINACIÓN TÍPICA alfil? Pues, en el dominio de la columna "e" y
en la posibilidad de j ugar eventualmente . . . d4,
Y en este momento las negras, que habían
ya que si las blancas tuvieran, por ejemplo, el
efectuado . . . �e6 para realizar, si g3, una peón de "e3 " en "d4", el alfil sería típicamente
combinación ganadora o de muy dificil defen­ el alfil malo de Reti, y nadie pretendería salir
sa, sufren uno de los tantos fenómenos de en defensa de él. Pero hay una posibilidad de
amnesia comunes en ajedrez, y dej an de ganar ruptura y hacia ella se encaminan las negras,
la partida, de acuerdo con el famoso tema del especulando, además, con que las blancas en
sacrificio en "e3 " (o "e6", para el blanco). La este momento jugaban apremiadas por el
partida se debió continuar con 26 . . . �xcS tiempo.
27.'!Wxc5 gxe3! 28.fxe3 '!Wxg3+ 29.@h 1
Wxf3+ , que sin duda es ganador, o a lo sumo 36 ... �e6 37_gc1 �f8 38.ga3 �g6
puede proporcionar tablas a las blancas, y las 39.�xg6 mxg6
negras, en realidad, no podían pretender mu­
cho más. En cambio j ugaron: No parece mej or 39 . . .'!Wxc3 o.gcxc3, y si
40 . . . @xg6 4 1 .�f1 , con buena resistencia, si
26 ... �g7 27.@g2 '!Wd8 2s.ga1 J.cs bien siempre estarían mejor las negras.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 19


40.t!id2 d4 combinación final pocas veces vista en parti­
das de torneos. Actúan dos alfi les encerrados
LA RUPTURA C LÁSICA (uno por bando) y se observará de qué manera
se ingen ió Zukertort para provocarle al rival
Y se produj o la ruptura central, y ahora vere­ j ugadas que al final le permiten ganar por la
mos al alfil "malo" entrar a j ugar de poderosa acción decisiva de ese enem igo inesperado.
manera.
Gambito de Dama (D3 l)
41 .gd 1 g94 42.gdJ gxe3 43.gxe3 dxe3 Londres, 1 883
44.t!/d4 B lancas: J. Zukertort
Negras: J. Blackburne
Mejor parece ser 44.'1Wc 1 .
1 .c4 e6 2.e3 liJf6 3.liJf3 b6 4 . .ie2 .ib7
44 ... t!ixd4 45.gxd4 .ie6 46.gdJ
5.0-0 d5
Si 46.�d6 'i!tf7 , seguido de . . . ©e7 y . . . �d8,
Actualmente una jugada de este tipo sería
con final de alfi les ganador. criticada técnicamente. Las negras han efec­
tuado el "fianchetto" de dama y al avanzar el
46 ... id 5 peón se obstruyen la gran diagonal por la que
dicha pieza actúa. Más a tono con las exigen-
Y ahora el alfil malo j uega delante de sus cias de la posición sería 5 . . . �e7 , con el
peones, en el final de la partida, y el alfil bue­
plan . . O-O , . . . d6, . . . liJbd7, . . . e5, . . . a5 y . . llJcS,
. .

no no tiene casillas aceptables donde ubicarse,


creando una cintura que pres ione el centro
ni aun cuando no existiera el peón de ventaj a.
blanco.
47.©g 1 ©f6 48.gcJ g94 49. ©f1 ©e6
6.d4 id6
50.©e1 g34
Por principio general en las aperturas del peón
Las negras entregan el peón para entrar con el dama, el alfil negro es mucho más eficaz en
rey y hacer valer la preponderante acción del "e7" que en "d6". En la posición actual se
alfil malo, ahora poderoso en "e4". expone a que se le haga objeto de una agre­
sión, ya por vía "e4" o "b5 ", y tener que reti­
51 .gxe3+ ie4 52.id 1 ga1 53.©d2 ©d5 rarse perdiendo un tiempo, o dej arse cambiar,
54.gcJ ©d4 55.ib3 id5 56.ic2 ga2 lo que significa perder el alfil por el momento
más eficaz, ya que debe custodiar las casil las
Las blancas abandonaron, porque se ha creado que los peones no vigilan.
una posición típica de "zugzwang", en la que
no hay ninguna j ugada satisfactoria. 7.llJc3 0-0 8.b3 liJ bd7
Estos dos ej emplos tienden a robustecer nues­
tra teoría sobre el famoso alfil dama. Qu izá fuera mejor 8 . . . a6, segu ido de . . c5 y .

. . .tt:lc6 . Por lo menos vulneraría más enérgi­


PART I DA INOLV I DABLE camente la configurac ión central de peones y
restaría a las blancas la posibil idad del desa­
Veremos una partida maestra, una verdadera gradable salto del caballo a "b5 " .
joya del aj edrez de todas las épocas. Carece,
quizá, de las suti lezas profundas que destacan 9 .ib2 t!/e7
al aj edrez moderno en materia de planteos,
pero, en cambio, tiene el poderoso atractivo de Esta jugada es un error técnico para el aj edrez
un medio j uego l leno de enj undia y de una moderno, pero no lo era para el tipo de j uego

1 20 ROBERTO G. GRAU
que se prefería en el siglo pasado. La razón es 1 5 . . . d 5 1 6 . .id3 mes 1 7.gae 1 1
clara: actualmente se les da una preferencia
incuestionable a los alfiles sobre los caballos, M ientras las negras tratan de explotar el do­
y en 1 88 3 , y aun mucho más tarde, los caba­ minio de la columna "c", muy dificil de vulne­
llos eran el arma preferida de multitud de rar por la defensa que en ella ej ercen ambos
maestros. Aun de grandes maestros como el alfiles al tomar los cuadros de acceso "c2" y
ruso Chigorin. "c3 ", las blancas preparan su ofensiva en el
ala rey para explotar la mayor elasticidad de
1 0 .�b5! sus peones.
U N A J UGADA PERFECTA
17 ... gc7 1 S .e4 gacs 1 9.e5 �es 20.f4 g6
Quizá más que por el simple propósito de
cambiar el alfil, las blancas hayan efectuado
esta maniobra para anticiparse a la amenaza
. eS, que perm itiría a éstas adquirir una có­
. .

moda iniciativa y gestar un posible ataque


sobre el enroque blanco. Pero aun no existien­
do esa amenaza, la j ugada del texto es inobje­
table estratégicamente, porque elimina el alfil
activo que fiscaliza el punto "e5" y las diago­
nales negras, que ahora son muy importantes.

10 . . . �e4 1 1 .�xd6 cxd6

Las negras retoman con el peón, no para j ugar


A esta posición queríamos llegar. Un observa­
más tarde . . eS, ya que un avance de este tipo
.
dor superficial, con j usto derecho calificará de
apoyado por un peón doblado es casi siempre
alfil malo tanto al de las negras de "b7" como
un inconveniente, porque el peón que avance
al blanco de "b2". Peor éste, ya que dos pro­
a "e5" no puede cambiarse para no dejar dos
pios peones, que, por otra parte, no pueden
peones doblados y aislados, ni avanzarse,
moverse, impiden que actúe en la batalla. Se
porque esto significaría dejar reducidos al más
trata, además, de una posición de semibloqueo
humi lde de los papeles a los peones doblados
en la que suelen ser más eficaces los caballos.
de la columna "d". Lo que el negro pretende
Pero el aj edrez es juego de muchos recursos y
hacer es cambiar el peón "d5" por el "c4"
las blancas inician una man iobra que ha de
blanco, y l levar el de "d6" a "d5", con lo que
obligar a las negras a avanzar sus peones del
quedará abierta la columna "c" para sus torres.
enroque, de manera que el alfil, ahora "omino­
so", pueda dec idir la partida. En esta posición,
1 2 .�d2 � df6 1 3 .f3
pues, el alfil de "b2" blanco no es malo, sino
que es magnífico.
Desaloj ando al incómodo caballo de "e4", que
actuaba como una cuña sobre el centro blanco.

1 3 . . . �xd2 1 4.Wfxd2 dxc4 1 5 ..ixc4 EL PRINC IPIO DE UNA GRAN COMB INACIÓN

En la actual idad, la mayoría de los maestros Con esto comienza una de las combinaciones
capturarían este peón con el peón, para seguir más profundas que nunca se hayan real izado.
con un plan basado en a4 y aS, creando un Aparentemente su amenaza es j ugar gh3, fS y
peón aislado en la columna "b". '&h6 , pero en real idad el blanco desea obl igar

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SU PERIOR 121


a que se haga la j ugada . . .f6, única defensa 28 .°i;Yb41 1
satisfactoria.
LA PRIMERA SORPRESA
21 . . .fS

Bloqueando, pero . . .

22.exf6

Existe el recuso de tomar al paso y los alfi les


necesitan líneas abiertas.

22 ... tll xf6 23.fS !

É ste es el detalle suti l de la combinación.


Ahora se vulnera el peón de "e6" y se obliga a
colocar el caballo en "e4", lo que permite su
eliminación, que el peón de "d5" pase a "e4" y Una de las j ugadas más bonitas que se han
que el de "d4" blanco recobre su perdida mo­ hecho nunca en ajedrez, cuyo mérito se acen­
vil idad. Se observa de qué manera violenta el túa si se considera que debió ser prevista hace
blanco ha obl igado al negro a darle j uego al largo rato, pues de no existir este recurso las
alfil ominoso. blancas estarían perdidas.
La idea que la an ima es la de explotar la situa­
23 ... tll e 4 24.ixe4 dxe4 25.fxg61 ción de pieza sobrecargada en que ahora se
encuentra la dama de las negras. Debe defen­
Las blancas han tenido que prever muchas derse de la agresión y apoyar a la vez el peón
jugadas para efectuar esta combinación. de "e5", ya que si el alfil lo captura, hay j aque
Obsérvese que han permitido . !!c2 , que apa­
. .
mate inevitable. Y, además, las blancas ganan
rentemente gana una pieza. un tiempo, pues atacan a la vez a la dama
negra, lo que permite mantener el precioso
25 .. J�c2 26.gxh7+ © h 8 alfil de "b2".

N o e s posible capturar el peón para evitar que 28 ... E:ScS


la torre blanca entre con j aque en "h3" y la
dama vaya luego a "h6" con amenazas de Es interesante ver cómo habrían perdido las
mate inevitables. En este tipo de posiciones, negras si se hubieran dej ado arrastrar por la
guarecerse baj o un peón rival evita la acción "generosa" oferta de las blancas. Si
frontal de las torres, pero para algo está aga­ 28 . . . 'ªxb4 29.ixe5+ 'itixh? 30.!!h3+ �g6
zapado el "alfil malo" de "b2 " , que entrará a (única) 3 1 .fü6+ 'itig5 (o 31 . . . �g? 32.!!g3+
actuar poderosamente. 'itih? 33. fü?+ 'itih6 34 .if4+ 'itih5
35.!!h?++) 32.!!g3+ �h5 33.fü5+ �h6
27.dS+! es 34 .�f4+ �h? 35.!!h5++.
Las negras han interrumpido, con la j ugada
Y ahora parece que el ataque de las blancas efectuada, la acción de la dama, pero nueva­
fracasó. El alfil está obstruido por un peón mente surge el tema de la pieza sobrecargada.
bien defendido por la dama, y están amenaza­ La dama no puede hacer otra cosa que vigi lar
dos la dama y el alfi l . Y es precisamente en el peón de "e5", pues la entrada del alfil, como
este momento que las negras están totalmente se ha visto por el análisis anterior, es ganado­
perdidas. ra. Basadas en eso, las blancas entregaron la

1 22 ROBERTO G. GRAU
dama, que no podía capturarse, y ahora sacri­ ga que argumentamos sin solidez vamos a dar
fican una torre. una reseí'la de planteos excelentes en los que
se encierra el alfil dama y aun el de rey, sin
29J::!f8+ 1 ©xh7 que por eso se pueda argumentar que el alfil
encerrado es una debil idad.
Es evidente que sería muy malo igualmente
29 . . . �xf8, a causa de 30 . .ixeS+ �xh7 EL GAMB ITO DE DAMA
3 1 .�xe4+ y mate i nevitable con l'!h3 o �96 .
En primer término la defensa Ortodoxa:
30 .�xe4+ © g 7 3 1 .J.xeS+ ©xf8 32.J.g7+!
1 .d4 d5 2 .c4 e6 3 . lil c3 lilf6 4.lilf3 lil bd7
Todavía un chiste final. Tras esta j ugada se 5.J.g 5 J.e7 6.e3 0-0 7.l::! c 1 c6
pierde la dama y el mate es asimismo inevita­
ble, con dama y torre. Las negras abandonan . En esta defensa tan usual y que fue la que
El crítico de la revista británica "The Field" animó el "match" por el campeonato del mun­
era entonces el maestro Hoffer, quien, al co­ do entre Capablanca y Alekhine, las negras
mentar esta partida, dijo lo siguiente: "Nunca tienen dificultad para poner en j uego su alfil
olvidaremos la sorpresa de los espectadores dama. Pero la única razón que la anima es
cuando vieron que entregando la dama, las preparar conven ientemente las j ugadas ... eS o
blancas transform&ban una partida aparente­ . . . cS, y esas j ugadas no serían buenas como
mente perdida en bri llante victoria. Fue nece­ plan general de la lucha de no existir el alfil
sario todo el tacto que caracteriza a los caba­ dama, que inmediatamente actúa sobre las
lleros ingleses para que no testimoniaran sus casillas blancas del tablero, que tanto el avan­
sentimientos y aprobación de lo bello por ce como la desaparición de los peones "e" o
medio de ruidosos aplausos. No ha sido j uga­ "c" dej an sin eficaz custodia en caso de no
da j amás una partida más hermosa, y pocas existir ese alfil. Quiere decir que el plan me­
pueden igualársele. Contestada por un maestro dular del Gambito de Dama, desde el punto de
de la talla de B lackbume, se eleva aún más el vista negro, funda sus esperanzas de éxito en
mérito del triunfo de Zukertort". la acción del alfil dama.
No faltará, sin duda, quien quiera volver la
1 1 1 .- LA EXPERI ENCIA DE LOS oración y afirme que ese plan se hace, preci­
PLANTEOS MODERNOS samente, para liberar al alfil dama, pero invi­
tamos a que un ajedrecista j uegue sin su alfil
Desde diversos ángulos hemos considerado el dama y plantee un Gambito de Dama y nunca
problema del alfil malo, de acuerdo con la avance el peón "c" o el "e", o lo avance, que
precipitada definición que asignan los aficio­ es igual, y en ambos casos verá lo precario de
nados a los alfi les que se encuentran trabados la situac ión. Cuando deje sus peones estáticos
por los propios peones. Hemos visto que en en "c6" y "e6", irá sucumbiendo por falta de
real idad es una pieza necesaria, ya que nunca espacio y por la elemental razón de que el
debe considerarse la posición como un ele­ centro adversario permanecerá invulnerable y,
mento estático, sino que debe tenerse en si avanza uno de esos peones, sus casil las
cuenta cuál es el plan a seguir y la transforma­ blancas no tendrán fiscal ización adecuada.
ción que sufrirá en el curso de las operaciones.
Sólo así se explica que haya tan numerosos LA VARIANTE BUENOS AIRES
núcleos de planteos, y de planteos perfecta­
mente j ugables y aun dignos de ser recomen­ Así ha bautizado Luis Palau en su libro sobre
dados por sus reservas ofensivas y defensivas, el "Gambito de la Dama" a la variante que,
en los que voluntariamente se encierra el alfil. partiendo de la Ortodoxa, o sea de la posición
Para ser más claros, para evitar que se supon- antes esbozada, sigue así:

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 23


8.id 3 a6 9 .cxd5 1 2.ib 1 ges 1 3 .'!Wd 3 �e4 1 4.ixe7 '!Wxe7
1 5.�d2 f5 1 6.�b3 b4 1 7 .axb4 Wxb4
Para anticiparse al plan de . . . dxc4 , seguido 1 8 .�a2 '!Wb6 1 9 .gxc8 gxc8 20.gc1
de . . . b5 y . . . c5, que libera la posición negra en gxc 1 + 2 1 .�axc1 a5 22 .f3 ia6 23 .'!Wc2
el ala dama. Wb4 24.'!Wd 1 �d6 25.'!Wd2 '!Wb5 26.id3
� c4 27 .ixc4 dxc4 28.�xa5 c3 29 .'!We1
9 ... cxd5 cxb2 30.�cb3 '!Wd3 3 1 .�d2 f4 32.exf4
'!Wxd4+ 33.©h 1 '!Wxd2
Esta jugada es aparentemente un error grave.
Como que encierra voluntariamente el alfil Y las blancas abandonaron.
dama, que queda radiado tras sus peones, con Una partida perfecta de las negras.
pocas esperanzas de entrar a j ugar. Pero no es En la Defensa Semieslava se produce también
precisamente esto lo que puede criticarse, ya el encierro voluntario del alfil, después de la
que este alfil ej erce una acción defensiva secuencia 1 . d4 d5 2 .c4 c6 3.�f3 �f6 4.e3
imprescindible al fiscal izar el cuadro "c6" y e6, y ambos dejan el alfil detrás de sus peo­
dar sostén a las torres en el punto "c8 " . Lo que nes, sin que por esto el problema sea grave.
podría criticarse es el renunciamiento a la Las blancas lo liberan rápidamente, ya que
ofensiva que esto entraña, y el deseo de man­ pueden jugar pronto e4 , pero las negras no, y
tener una posición en la que el empate es el a pesar de esto no están en situación inferior.
único norte, a no mediar una precipitación de
las blancas. OTROS PLANTEOS CON ALFI L
El j uego se puede seguir con 1 O .O-O b5, j u­ ENCERRADO
gada que es la idea central de la captura con el
peón "c" . Las negras deben segu ir con Si pasamos al " Stonewal l", ya sea con las
. . . �b7 , . . . Wb6 y . . . füc8. La variante Buenos blancas o con las negras, el asunto se hace
Aires lo mismo puede ensayarse contra más claro. Veamos:
8.�d3, como contra 8.Wd2 , u 8.a3, y en
todos los casos las negras, a pesar del alfil 1 .d4 d5 2.e3 c5 3.c3 � c6 4.f4 �f6 5.id3
encerrado, tienen excelentes perspectivas de e6 6.'!Wf3 , seguido de � h 3 , �d2, 0-0 y
mantener el equi l ibrio hasta el fin de la lucha. �f2.
Ej emplos de ello tenemos en gran abundancia
en nuestro medio, ya que esta variante se ha En este sistema de juego, que también suele
practicado con éxito en varias partidas. practicarse con las negras, el alfi l dama queda
encerrado mucho tiempo y, sin embargo, logra
UN BUEN MODELO ej ercer una acción valiosa, ya que, como lo
vimos en el ej emplo de Tartakower, que ante­
Precisamente una de las más típicas, porque riormente exam inamos, logra entrar en j uego
además destaca una de las maniobras existen­ en la mayoría de las oportunidades cuando su
tes para dar j uego al alfil encerrado, es la que acción es necesaria.
sigue: En muchas variantes " indias" las blancas
logran bloquear el centro, pero se encierra su
Gambito de Dama (D63) alfil rey, ya que su propios peones le anulan la
B l ancas: Falcón acción . No obstante, generalmente esta pieza
Negras: Ojeda es muy poderosa, puesto que da base a multi­
tud de combinaciones. Ej emplo claro de esto
1 .d4 �f6 2.�f3 d5 3 .c4 e6 4.ig 5 ie7 lo dice la partida que Grünfeld, con las blan­
5.�c3 0-0 6.e3 � bd7 7J3c1 c6 8 .a3 a6 cas, me ganó en la olimpiada de Varsovia, la
9.id3 b5 1 0 .cxb5 cxb5 1 1 .0-0 ib7 que se desarrolló así:

1 24 ROBERTO G. GRAU
Defensa India de Dama (E 1 7) mente rígida cadena de peones, que se ha
Varsovia, 1 93 5 estirado de poderosa manera.
B l ancas: E. Grünfeld
Negras : R. G. Grau 2S ... ixf4 26.gxf4 fxe6 27.dxe6 ie6
28.�dSI ixdS
1 .d4 �f6 2.e4 e6 3 .�f3 b6 4.g3 ib7
Hay que evitar �f6+.
S.ig2 ie7 6.0-0 0-0 7.We2 We8 8.�e3
d6 9.e4 �bd7 1 0.b3 es 1 1 .ib2 ges 29.ixdS We7 30.We3 �d4 3 1 .fS gxfS
1 2 .gae1 e6 1 3 .md 1 ifS 1 4.Wb 1 We7 32.gxfS �fxe6 33.gxe6 Wxe6 34.Wg3+
1 s.ds es '.th8 3S.ixd4+ exd4 36 .ixe6 gxe6
37.ti'f2
En esta posición las blancas tienen ventaj a de
espacio, pero las negras, aparentemente, equi­
Y las negras abandonaron. Sin preocuparse
libran la lucha por la falta de acción agresiva
por la ganancia de cal idad, las blancas han
del a l fil rey blanco, que está anulado por sus
decidido la partida, precisamente por medio
propios peones rígidos, contenidos por una
del alfil encerrado, en cuya falta de acción
barrera de peones aparentemente inexpugna­
confiaban las negras. Es necesario reconocer,
ble. Pero veremos las combinaciones que
sin embargo, que las negras facilitaron la tarea
surgen, precisamente por la acción latente del
alfil encerrado. al adversario al no j ugar 2 1 . . . gS o 22 . . .f6 .

1 6.ti'd3 g6 1 7 .fü1 �hS 1 8 . © h 1 ih6 E N L A DEFENSA FRANCESA


1 9 .gee1 �f8 20.�g 1 ieS 2 1 .�ge2 id7
22.f4 Pasando a otro tipo de partida recordemos la
Defensa Francesa. En ella las negras, en la
Comienzan la ruptura del frente de peones. primera j ugada encierran el alfil y no están
inferiores por esa causa.
22 ... exf4? 23.�xf4 �g7 24.eSI
1 .e4 e6 2.d4 dS 3 . � e3 �f6 4.ig S ie7
Siguen las blancas combinando en mérito a la S.eS �fd7 6.ixe7 Wxe7 7.�bS ti'd8 8.e3
acción latente y puj ante del alfil, aparente­ a6 9.�a3 es 1 0.f4
mente inutil izado.

Esta posición tiene la particularidad de que el


24 ... �fS 2S.e61 alfil dama de las negras queda encerrado y
con pocas perspectivas de entrar pronto en
Y sigue la agresión por medio de la aparente- j uego. Sin embargo, es perfectamente j ugable

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 25


y hay centenares de partidas en las que se ha Wd4+ 27 .Wd3 fü2+ 2s .ge2 gxe2+
practicado. El alfil dama sale en muchas va­ 29. ©xe2 Wxb2+
riantes por vía "d7" y "b5", en otras va a "b7"
y en cierto momento logra entrar en j uego vía Y las blancas abandonaron. Si 30.�c2, de­
"d5 ", ya que el peón negro de "d5" a menudo fendiendo la torre y cubriendo el j aque, enton­
pasa a "e4" si las negras logran ubicar un ces el alfil "malo" define la partida mediante
caballo en ese sector, y en otras sólo j uega en 30 . . ibS, ganando la dama.
.

el final puro, pero en todos los casos el j uego


negro no se resiente por esto. Hemos observado, pues, una serie de planteos
Sin alej arse mucho de esta posición, recorde­ muy usuales en los que el alfil dama se encie­
mos una partida j ugada en el torneo de Vélez rra, sin que por eso la lucha sufra entorpeci­
Sársfield de 1 923, entre Irume y Grau, que m ientos. Por el contrario, en todos ellos es
terminó así: muy eficaz, primero, su acción defensiva, y
más tarde su poder de agresión. La dificultad
del ajedrez no es la posición que se ve, sino
Defensa Francesa (C l 4) las posiciones que de ella se derivan, y las
Vélez Sársfield, 1 923
piezas encerradas sólo deben preocupar cuan­
Blancas: Irume do se observa que no existe medio de abrir el
Negras: R. G. Grau
j uego. Pero mientras haya otras piezas, mien­
tras existan peones que puedan moverse, hay
1 0 ... �c6 1 1 .�f3 f6 1 2 .Wd2 0-0 1 3 .ie2 medios para hacerlas entrar en j uego y con
cxd4 1 4.cxd4 fxeS 1 5.fxeS gxf3 1 1 6 .gxf3 eficacia, ya que el adversario habitualmente
Wh4+ 1 7 .©d 1 �xd4 1 8 .f4 � xe2 no está preparado para luchar contra una pieza
1 9.©xe2 Wg4+ 20.©e3 � xeS! 2 1 .fxeS que no ha tenido en cuenta.
We4+ 22. ©f2 i.d7
CONCLUSIONES T É CN ICAS

lª El alfil dama encerrado no es un alfil malo,


sino en muy raras y contadas oportunidades.
2ª El alfil dama de las negras debe quedar en
su casi lla de origen, en muchas oportunidades,
espec ialmente cuando el plan futuro tiene por
norte las jugadas d5 o . . . c5, rompiendo el
. . .

fuego en el centro del tablero.


3ª Sólo existiendo el alfil dama estas j ugadas
no ofrecen peligros derivados de las debilida­
des de las casil las blancas laterales del peón
que avanza.
4ª El intento de sacar el alfil fuera de la cade­
Como se ve, sólo ahora el alfil puede sal ir y se na de peones para dej arlo encerrado en ese
verá qué poderosa acción ej ercerá, a pesar de nuevo sector es inferior, por lo general, a la
lo aparentemente precario de su situación. man iobra de mantenerlo aprisionado provisio­
nalmente en su casilla de origen, que suele ser
23.ghe1 Wg41 la mejor de todo el tablero, de acuerdo con el
sentido moderno de los planteos.
Para impedir que el rey se cobij e en el ala rey 5ª E l alfil dama es una pieza que debe ponerse
y dar fuerza a Ja acción futura del alfi l . en j uego con mucho tacto, ya que no dispone
de buenas casil las naturales en la mayoría de
24.We2 ms+ 25.©e3 We4+ 26.@d2 las aperturas. Por lo que es prudente sacarlo

1 26 ROBERTO G. GRAU
sólo cuando la estrategia medular de la partida y de la estrategia del j uego, ya que sin esta
está bien definida. pieza, transitoriamente encerrada entre sus
6ª Como los alfiles son superiores a los caba­ propios peones, no podría realizarse las usua­
llos, especialmente cuando actúan en parej a, les maniobras del medio j uego de todos las
la conservación del alfil tras los peones evita aperturas.
cambios que pueden ser desfavorables. 1 Oª E l alfil dama y su movi l idad es el proble­
7ª Quien mantiene el alfil tras sus peones debe ma más suti l de l ajedrez y no debe preocupar
evitar que los peones rivales bloqueen total­ otra cosa que la posibil idad de un bloqueo
mente a los propios peones, pues al no poder absoluto que lo inmovil ice. Las negras, si
simplificarse la posición, los alfi les carecerán juegan con cordura, siempre disponen de
de valor agresivo. man iobras para hacerlo entrar puj antemente
8ª También con las blancas la retención del en juego.
alfi l tras la cadena de peones en el planteo
para ponerlo en acción más tarde, como pasa Con esto queda rehabil itado el vilipend iado
en el Sistema Col le, y en muchas variantes del alfil om inoso, pues es una fuerza latente nece­
Gambito de Dama, es un plan estratégico muy saria y de suma eficacia en el medio juego y
eficaz. en el final. Además, en muchos planteos no
9ª El alfil dama debe conservarse, puesto que hay nada mejor que convertirlo transitoria­
así lo exige el norte de los planteos modernos mente en om inoso.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG I A SUPERIOR 1 27


CAPÍTULO VI

LOS ALFILES DE DISTINTO COLOR

"Es tablas. Tenemos el alfil de distinto color". Esto se oye permanentemente en los tor­
neos. Cada vez que la suerte quiere que se arribe a un final de este tipo, los jugadores se apresu­
ran a dec larar tablas la partida sin reparar en que, si bien la existencia de alfiles de distinto color
acentúa las perspectivas de hacer tablas y dificu lta la tarea de quien puede ganar, no "obliga" a
declarar empatado un cotejo, mientras haya posibil idades de acción.
Hay varias razones que j ustifican esa actitud de los aficionados, aun de primera catego­
ría. Una es la propia supervalorización de la capacidad, ya que generalmente propone tablas
quien está un poco inferior, y no concibe cómo es posible que "él" pierda un final de alfi les de
distinto color con peones iguales. Cansado de saber que en los finales donde quedan muy pocos
efectivos no bastan a menudo dos, y en algunas situaciones espec iales hasta tres peones para
ganar, esgrime ese argumento en el subconsciente, para convencerse de que el empate que pro­
pone es justo, ya que el sabrá, sin dificu ltad, llegar a ese resultado.
La otra razón, y sin duda muy poderosa, es que, en realidad, en la mayoría de los finales
de alfi les de distinto color se llega a posiciones de tablas. El hecho de que los alfiles no puedan
encontrarse nunca y que en consecuencia sean difíci les de neutralizar, hace que determ inados
sectores del tablero sean inaccesibles para cada uno de los competidores.
Esto es evidentemente cierto cuando se tiene un peón de ventaja y se l lega al final de al­
fil y peón contra alfil. Es menos cierto cuando se trata de un final de alfil y dos peones contra
alfil, si bien hay multitud de posiciones típicas de empate. Es probable cuando hay muchos peo­
nes en el tablero, y simplemente posible cuando hay, además de los alfi les, torres o damas y
abundantes peones por ambos lados.
Es evidente que para poder hablar de tablas por la existenc ia de alfi les de distinto color,
hay que haber cambiado las demás piezas menores. Estas posibil idades existen apenas queda sólo
un alfil por ambas partes, aun habiendo torres y damas en j uego, pues es difícil y peligroso apelar
al expediente de entregar cal idad para evitar la nul idad, recurso que por cierto da buenos resu lta­
dos en muchas posiciones, cuando se logra pasar algún peón y cambiar la torre por alfil y peón.
Esto quiere decir que quien esté mejor o tenga algún peón más debe tratar de evitar arri­
bar a ese final de alfi les de distinto color, pero esto no debe interpretarse que se j ustifiquen los
empates con mu ltitud de peones apenas se arriba a un final de este tipo. Muchas victorias se han
dejado de obtener por esta sugestión colectiva, y muchos triunfos espléndidos se han logrado a
pesar de la existencia de alfi les de distinto color, por haber buscado la victoria en situaciones que
para la mayoría de los aficionados son tablas.
Pero antes de mostrar las excepciones, ya que prácticamente son esto las posiciones ga­
nadoras, pasaremos rápida reseña a situac iones teóricas de tablas y ganadas en los finales de alfil
y dos peones contra alfil, para que el princ ipiante, y aun quien no lo es, trate de evitarlas cuando
vaya en pos del triunfo, en un final de este tipo.

1.- LA TEOR Í A DE P H I L I DOR Dice así: "Si se posee un alfil en la diagonal


blanca, se deben colocar los peones en las
El principio teórico más antiguo que se cono­ casillas negras para desalojar a las piezas que
ce, para conducir estos finales, pertenece nada se ubiquen entre los peones". Como se ve,
menos que al notable músico francés que fue Ph i l idor ya había concebido el princ ipio más
virtualmente campeón del mundo de aj edrez fundamental de la estrategia del medio j uego
entre los años 1 745 y 1 79 5 . de aj edrez. Este principio esboza la célebre

1 28 ROBERTO G. GRAU
teoría del alfil ominoso, y el extraordinario hay que maniobrar para evitar el sacrificio. Y
ajedrecista francés lo habla ampliado para la éste muestra que el rey blanco debe marchar
estrategia de los finales de alfiles de distinto de suerte que, al apoyar desde adelante de los
color. peones el avance del que está en "e6", haga
Como primer ejemplo, mostraremos dos peo­ inocuo el sacrificio. Surge entonces con meri­
nes en sexta, unidos. Se trata de una posición diana claridad el plan ganador, a base de
ganadora en todas las oportunidades, menos 1 . .ia4+ (o 1 . .ih5+) y ahora 1 . . . �d8 o
en los casos de estar los peones en "a6" y "b6" 1 . . . @f8 . S i 1 . . . �d8, entonces 2 . @f5, 3.�g6
("a3 " y "b3 " para las negras) o en "g6" y "h6" y 4 . �f7 . seguido de e?+. S i 1 . . . �f8 , el rey
("g3 " y "h3 "), y cuando el alfil que apoya los hace la misma maniobra por el otro costado
peones domina la casilla "b8" o "g8" respecti­ mediante 2 . �d5, 3. @c6 y 4.�d7, ganando
vamente ("b l " o "g l "). En estos casos, este de la misma manera.
final, bien j ugado, es siempre tablas, porque Este final se gana cualquiera que sea la posi­
se arriba en casi todas las oportunidades al ción del alfil negro.
famoso final de alfil y peón "a" o "h" que se
corona en cuadro de distinto color al alfil que En cambio, si la posición fuera ésta:
lo protege, si el rey adversario está delante del
peón.
Pero antes m iremos la posición típica de Ta­ ••
rrasch.


• • •
.
• • •
• •
El final sería tablas. Es ésta la ún ica posición
de empate con dos peones unidos en sexta. El
. i. . • principio que lo rige es que para ganar cuan­
do uno de los peones libres y unidos es el de
Este final se gana siempre. Hay que tener un extremo ("a " o h ') el alfil debe ser del
" ' ,

especial cuidado de que el adversario no en­ mismo color del ángulo del tablero donde se
tregue el alfil a camb io de los dos peones, lo desarrolla el combate.
que parece probable, y menos de ubicar los Esto quiere decir que, si el alfil blanco actuara
peones en casilla blanca, ya que si, por ej em­ por las diagonales negras y el negro por las
plo, 1 .f7+, seguiría 1 . . . �f8 y nunca podría diagonales blancas, el final estaría ganado por
avanzarse el peón "e" porque la casilla "e7" el primer j ugador.
está dominada por dos piezas negras y única­ Pero para hacerlo tablas hay que j ugar con
mente podrá se vulnerada por el rey blanco. cierta fineza, y en las partidas rápidas también
Se ve aquí un caso típico de la debil idad que pierden este final la mayoría de los j ugadores
entraña el violar el magn ífico principio de inexpertos. Contra 1 . .ic4+ las negras deben
Ph il idor. jugar 1 . . . @f8 ! y no 1 . . . �h8, que perdería
Hay que j ugar, pues, con cautela. Es necesario luego de 2 . @g4 ! (si 2 . @g5 seguma
avanzar en el momento en que les corresponda 2 . . . .id2+}, y luego de @f5-e6-f7 , se ganaría
moverse a los peones, el de "e6", pero antes inevitablemente.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 29


UN PRINCIPIO FUN DAMENTAL

Sabemos, pues, que se gana, salvo en una � � . .


posición, en todos los casos en que se tengan
dos peones unidos en sexta contra el rey. Pero,
en cambio, veremos que es tablas cuando los • • • •
dos peones se encuentran en la quinta línea, - � �,�
siempre y cuando el bando en desventaj a
tenga el rey delante de l o s peones y s e aj uste = .
al principio que pasamos a sentar:
Cuando se lucha contra dos peones unidos en
quinta en los finales de alfiles de distinto
-
color, el alfil debe ubicarse delante de los • m
peones agresores, atacando uno de ellos y
tomando a la vez la casilla de avance del otro LO QUE DEBE SABERSE
peón, ya que si se lo ataca de otra manera no
se podrá evitar que se llegue a la posición de Este final está ganado, por la razón de que el
peones en sexta, que antes vimos era ganado­ alfil negro no puede moverse en la diagonal
ra. actual y tendrá que ir a "g8" luego de .ic3.
Por ejemplo, una posición correcta sería la
siguiente, sugerida por Henneberger en el aí'io Quiere esto decir que los finales con peones
1 9 1 6: en quinta contra alfil de distinto color son
favorables para el bando que tiene superiori­
dad material en los siguientes casos (citando
•.t.• • • las casillas considerando que el bando blanco
es el que posee ventaja):

• /º Cuando se trata de los peones centrales:


. . �� � · ''/5 " y "e5" o "e5" y "d5" o "d5" y "c5" y el
alfil adversario ataca por detrás a uno de
• nuestros peones, o cuando lo ataca por de­
lante sin tomar a la vez la casilla de avance a
sexta del otro peón.

2° Cuando los peones están en ''/5 " y "g5" o
"c5" y "b5" y el alfil defensor está en la posi­
De esta manera el alfil contiene el avance del ción ideal (ataca un peón e impide el avance
peón "e" por la amenaza del sacrificio e inmo­ del otro), pero desde la diagonal corta.
vil iza así al rey adversario en la defensa del
peón "f'. Como para pretender ganar el rey 3º Cuando se tiene "c5" y "d5" y el alfil que
blanco debe colocarse en "d6", el final es va por diagonales blancas, o "e5" y ''/5 " y el
tablas. Basta con j ugar siempre . . .id 7 . alfil de las diagonales negras y el bando débil
y . . . .ic8 , manteniendo el alfil negro en la dia­ no alcanza la posición de Henneberger.
gonal actual.
Veamos (diagrama en página s iguiente), para
Pero este tipo de final también tiene una ex­ probar esto, una posición típica de peones en
cepción. Se trata de la que mostramos a conti­ quinta línea con el alfil detrás de los peones,
nuación: original también de Henneberger:

1 30 ROBERTO G. GRAU
• • • • • • • •
-

� �
-
� �
g -


� •
• • • • •

• •
-
�� -

. �
� �
­
.

• • • • • •
Este final se gana, si j uegan las blancas, me­ Veamos:
diante 1 .igS+ (no 1 .ib4+?, porque para
ganar hace falta que la casilla "f6" esté custo­ 1 ... .ic4 2 . .ig3+ ©c6 ! !
diada por el alfil. Seguiría 1 . . . @f7 ! 2. ©d4
ic2 3.e6+ @f6 4 .e7 @f7, y tablas). En Malo sería, sin embargo, 2 . . . @e6, porque al
cambio, con 1 .igS+ se gana de la siguiente obstruir la retirada del alfil de "c4", le impedi­
manera: 1 . . . @d7! 2 .@f4 ic4 3.ih4! ( las ría arribar a la posición típica de empate con
blancas siguen inmovil izando el alfil negro en el alfil delante de los peones agresores. Segui­
la actual diagonal, pues de retirarse de ella ría 3.©d2! .ib3 4. @c3 .ia2 S.ih2 ! , y las
seguiría e6+ y luego @eS) 3 . . . if7 ! 4 . @gS negras se encuentran en "zugzwang" y deben
©e7 s . @h6+ ©d7 (para impedir e6) 6 . @g7 permitir la j ugada d5, seguida de @d4. Tam­
ib3 7 . @f6 .ic4 a . .ig3 ! , seguido de e6, poco sería bueno 2 . . . @d7, debido a 3.dS,
ganando. seguido de @d4 y es, ganando del modo
visto antes.
LOS PEONES EN CUARTA NO GANAN
3.@f4 .tgB I 4.@es @d7 5.dS .tf7 6.@f6
En cambio, casi siempre es tablas el final con @eB ! I
dos peones libres y unidos en cuarta línea,
porque el alfil negro tiene facilidad para Tampoco empataría 6 . . . iga , por 7 . @g7, y
ubicarse delante de los peones de acuerdo con menos aún 6 . . . .ih S, pues sigue 7.eS, seguido
la posición del caso 1 . de e6.
Pero s e trata d e u n final muy dificil d e j ugar,
para quien actúa con el alfil, y en la partida 7 ..tf4
práctica, quien tiene dos peones de más suele
ganar en la mayoría de las oportunidades. Si 7.d6 ib3 a.es @d7, etcétera. Si 7 . @g7
.ihS a.es if3 9.d6 @d7 y 1 0 . . . .ig4 , ha­
Veamos, por lo tanto (diagrama siguiente), el ciendo tablas.
famoso ejemplo del Dr. Tarrasch.
Este final se hace tablas, solamente, si les toca 7 ... .tgB ! !
jugar a las negras y mueven 1 . . . ic4! En cam­
bio, pierden si juegan cualquier otra cosa. A Ú nica, pero suficiente para empatar.
pesar de esto, deben seguir con gran maestría, Perderían en cambio con 7 . . . @ta por a .d6
y dudamos que los mismos j ugadores de pri­ iea 9.eS, seguido de e6. También sería
mera categoría, sobre el tablero, logren em­ malo 7 . . . .ihS por a.es .if3 9.d6, seguido de
patar este final, de no haberlo estudiado antes. e6.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 131


LOS PEONES SEPARADOS los aficionados buenos y malos, en las posi­
ciones con alfi les de distinto color.
Vemos, pues, a través de esto, cuán dificil es Ya sabemos que hay muchas posiciones gana­
hacer tablas el final. En cambio, se hace fá­ doras con dos peones de ventaj a; más tarde
cilmente tablas cuando los peones están sepa­ veremos cómo se maniobra teniendo en
rados por una columna. Por ejemplo, como lo cuenta esto, y, además, de qué manera influye
indicó Salvioli en su antiguo ejemplo, que es el esqueleto de peones para dar "chances" de
así: victoria en este tipo de partidas. El empate
teórico es muy dificil de llevar a cabo en la
práctica, pues estamos cansados de ver cómo
las partidas teóricamente tablas, cuando se
continúan, brindan infinidad de sorpresas. Por
un lado, el error que acecha siempre al j uga­
dor, y, por el otro, la mayor habilidad de uno u
otro adversario y aun los recursos ocu ltos de
las posiciones suelen ser factores muy val io­
sos. ¡ Lástima que la pereza o la pusilanimidad
hayan malogrado tantas victorias posibles,
mediante el cómodo expediente del empate !
Hemos estudiado el final de alfi les de distinto
color, desde el punto de vista estrictamente
teórico. Nos compenetramos de la dificultad
É sta, que es una de las posiciones más favora­ que para ganar existe, aun cuando se tengan
bles a que se pueda arribar, es tablas. En cam­ dos peones de ventaja, pero nos percatamos
bio, se gana con facilidad en casi todas las también de lo complejo que resulta hacer
posiciones en que se tienen dos peones de tablas en muchas de las posiciones que los
ventaja separados por más de una columna. Y aficionados reputen de simples de conducir
se gana porque el rey no puede cooperar, por ambas partes.
simultáneamente, en la acción sobre ambos Vimos que, para ganar, el jugador que posee
peones La única excepción a esta regla es ventaja material debe respetar el antiguo pos­
cuando uno de los peones es el "a " o "h " y se tulado de Phi l idor, que aun hoy se resisten a
corona en cuadro de distinto color del propio comprender los jugadores débi les, por expe­
alfil, y el rey está delante de ese peón, pues se rimentados que sean . Hay que colocar los
entrega el alfil por el otro. peones siempre en cuadros del mismo color
que el alfil adversario para reducirle la mar­
OPIN I ÓN EXAGERADA cha e ir de esta manera confinando al rey
enem igo. La razón es tan clara, tan simple,
Estos ej emplos enseñan algunos aspectos que no es fáci l comprender cómo se incurre
fundamentales de la técnica de los finales de aún en este capricho de seguir j ugando mal,
alfi les de distinto color. Nos muestran que hay cuando cuesta tan poco hacerlo bien. El aje­
justificativo en esa tendencia general a dar drez es un problema de ocupación de casillas
tablas en las posiciones en que hay alfi les de del tablero. Toda la técnica del juego se redu­
distinto color y no hay ventaja material, o ésta ce a conseguir dominar mayor y mejor sector,
es a lo sumo de un peón. Pero veremos cómo lo que se ha dado en llamar ventaj a en espacio
cambian de aspecto las cosas cuando hay en el primer caso. Pero la ventaj a en espacio
muchos peones en el tablero, y de qué manera no es simplemente el factor preponderante que
-a pesar de que en realidad el empate es muy se encierra en el principio de Phil idor, pues no
probable- es infundada o, mej or dicho, exage­ se trata simplemente de espacio, sino de
rada esa tendencia a generalizar que an ima a "mejor" espacio.

1 32 ROBERTO G. GRAU
I I .- LA COORDINACI ÓN DE LAS PIEZAS torneo sudamericano de Mar del Plata en
ES V ITAL EN AJEDREZ 1 928.
En la posición del diagrama anterior las ne­
Cuando se colocan los peones en cuadros de gras entregan un peón. ¿Para qué lo hacen, ya
distinto color al alfil se logra una colabora­ que el enroque está bien defendido? Pues
ción perfecta entre ambas piezas. M ientras los simplemente para lograr que el alfil adversario
primeros quitan, por ejemplo, al rey adversa­ quede autobloqueado por sus propios peones y
rio las casil las blancas, y reducen de esta ma­ la existencia de alfiles de distinto color no
nera la movil idad del alfil rival, el rey y el gravite decididamente en la partida. Las ne­
alfil operan sobre cuadros negros, lo que per­ gras quieren imponer su mejor alfil, que no es
mite tomar con las piezas una amplia red de por cierto extraord inario, ya que también está
casil las. Se establece de esta suerte una per­ en parte bloqueado por sus propios peones.
fecta coordinación en la marcha de las piezas. Pero, en cambio, domina la diagonal más
En cambio, cuando los alfiles y los peones importante del tablero, y esto sólo hace que
están en la m isma diagonal, especialmente en exista un desequi l ibrio tan hondo entre ambos
los finales de alfi les de diferente color, no sólo alfi les, que se atenúa de grave manera la posi­
se establece una inútil doble vigi lancia sobre bil idad de empate que surge de la existencia
un mismo sector del tablero, sino que los de esas piezas, que siempre se desencuentran.
peones le qu itan movil idad al propio alfil, y el La lucha siguió así:
rival logra, en cambio, un radio de acción tan
amplio que dificilmente puede ser compensa­ 20.axbS axb5 2 1 ..ixbS gfb8 22.c4
do. La única razón de que nuestros peones no
puedan ser atacados por el alfil adversario no La necesidad de hacer esta j ugada, para evi­
justifica este permanente error de los aficio­ tar. l'!a 1 +, seguido de . �xb2+ , es lo que
. . . .

nados. justifica plenamente la entrega de peón, aun


cuando no se recobrara. Además, este avance
EJEMPLO SIM PLE E IN STRUCTIVO saca un peón de casilla negra, y el alfil del
segundo j ugador aumenta su eficacia al hallar
menos peones rivales que entorpezcan su
cam ino.

22 ... �a7 23 .�c2 �a 1 + 24.©d2 �xb2


25.�xb2 .ixb2 26.©e2 .ic3 27.fü1 ©g7
28. ©f3 .tes 29.gd3

IM PORTANCIA DE L A DIAGONAL ABIERTA

Se observa ahora la enorme fuerza del alfil en


la diagonal abierta y la importancia que tuvo
provocar el avance c4, para capturar luego el
de "b2 " . La torre no puede ir a "a l ", y no es
Veremos cómo este detalle tiene vital impor­ posible simplificar la partida llegando al final
tancia en el desenlace favorable de los prefi­ de alfi les solos, que sería tablas.
nales de alfiles de distinto color, cuando aún En este tipo de finales no deben cambiarse
quedan muchos peones en el tablero y existen nunca las torres si se desea ganar, por lo
en j uego algunas piezas mayores. Iniciaremos menos hasta que, por imperio de la ventaja
la revista a los ej emplos que hemos hal lado posiciona/ del alfil, se hayan ganado algunos
con uno simple que nos brindó la partida entre peones. En este caso, quedando los alfi les
Balparda y Hemández que se disputó en el solos, aun cuando uno sea mucho mejor que el

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 33


otro, no es fáci l ganar; pero la existencia de ción eficaz que les presta el alfil activo a las
torres permite que el dominio de espacio que negras.
ejerce el mejor de ambos alfi les adquiera
singular importancia, ya que de la acción 38 .m1 g4 39. hxg4 hxg4 40.id7 ©gs
combinada de esa p ieza con una o dos torres 41 .f3 ga2+ 42.©d3 ib41
pueden surgir posiciones indefendibles, espe­
culando con amenazas de mate o de reducción Se ha creado una posición de "zugzwang"
del rey enem igo. En cambio, de estar los dos para el blanco, que perderá por carencia de
alfiles solos en este final, el rey blanco se j ugadas buenas.
ubicaría en el punto "d3 " y sería absoluta­ Obsérvese la falta que hace el alfil atrás de la
mente tablas. cadena de peones, ya que, si ahora pudiera
estar colocado en "c2", reduciría la acción de
29 .. ,ga71 la torre enem iga y perm itiría que la torre blan­
ca hiciera, a su vez, algo para salvar la situa­
Quitándole al alfil blanco la posibil idad de ción.
actuar en determinado momento por vía "d7",
ya que las negras tienen el propósito de seguir 43.gd 1 g 3 44.ih3
con . . . gS, . . . hS, y eventualmente . . . g4 .
Y luego de su "mal paso" inicial, el alfil blan­
Jo.md 1 9s 3 1 .g 1 d2 m9& 32.gb3 h s co debe reducirse a un magro papel en el re­
33.ia4 gba81 parto. Prácticamente, el negro tiene un alfil de
ventaja.
La tentativa de las blancas para convertir su
inocuo alfil en pieza defensiva, ha vuelto a 44 ... f6 45.eS
fracasar. Ahora debe volver a ubicarse delante
de la cadena de peones, y no podrá cooperar Y EL "ZUOZW ANO" ENTRÓ A ORA VITAR
en planes para proteger al rey, al quitarle a la
torre el dominio de algunas l íneas. Por ejem­ El perfecto "zugzwang" de la partida obl iga a
plo, si el blanco lograra cambiar una torre y las blancas a recurrir a expedientes heroicos
poner más tarde el alfil en "d3 ", sería muy para di latar el resu ltado.
dificil que perdiera, a pesar de la superioridad El blanco quiere darle una casilla mejor a su
ofensiva del alfil negro. rey, pero éste segu irá envuelto en la madej a de
casil las negras que domina su rival y entorpe­
cido en las maniobras por cuadros blancos a
causa de sus propios peones.
Si 35.füa2 seguiría 35 . . . !!xa2 , y lue-
go . . . �d4 !

35 . . . gaa3 36.gxa3 Prosiguen las amenazas de mate por todas


partes.
Ú nica.

36 ... gxa3+ 37.me2 ic3 !


Ú nica casilla de que dispone la torre ante la
Esto impide la j ugada �d2 , que al asegurar a amenaza de . . . �e 1 + .
las blancas la segunda línea les permite em­
patar, por la protección del punto "f2".
El secreto de la victoria es transformar la torre
en "mejor torre" , por imperio de la colabora- Y el mate e s inevitable.

1 34 ROBERTO O. ORAU
OBRA DE ARTE DE TARTAKOWER Yates entrega el peón, que, por otra parte, es
incómodo de apoyar, para darle j uego a su
Este final, por cierto instructivo, muestra hasta alfi l y consolidar la situación de su caballo en
qué punto existen posibilidades en estas parti­ el punto fuerte "e5 ", en la esperanza de que
das. El secreto de la victoria ha estado en éste, para ser eliminado, provocará un "sim­
impedir que el alfil blanco actuara por detrás ple" final de alfi les de distinto color.
de sus propios peones para cooperar en la
lucha. Prácticamente, las negras lograron 1 6.gxa2 J.xa2 1 7.if4 J.g7 1 8.©e2 gfa
jugar con una pieza de ventaja. 1 9 ..i.g3 cxd4 20.cxd4 e6 2 1 .ga1 idS
22.ga3 ©e7 23.gc3 J.xe5 24.J.xeS ic4+
Defensa Siciliana (B29)
Kecskemet, 1 927
B lancas: Yates
Negras: X. Tartakower

1 .e4 es 2.lüf3 lüf6 3 . lü c3 d5 4.exd5


llixd5 5.lüe5

Se está j ugando una variante muy ingeniosa e


instructiva de la Sicil iana, en la que las negras
han logrado j ugar . . . d5 rápidamente, a cambio
de ceder cierta iniciativa a su adversario.

5 ... lü xc3 6.bxc3 Wd 5 7 . .i.bS+ lüd7 8.Wh5


Se ha llegado al final de alfiles de distinto
Yates efectúa una ingeniosa maniobra, que a color que deseábamos estudiar. Las negras
tienen un peón más, pero doblado, y todo
primera vista le asegura excelentes perspecti­
pennite augurar un rápido empate; pero en la
vas por la amenaza de lüxd7, atacando la
partida viva es difícil lograrlo cuando hay una
dama con la dama indefensa, para seguir,
torre en j uego y un alfil es mejor que el otro.
si . . . Wxh5, con lll f6+ descubierto.
25.©e1 ©d7 26.gh3 gf7 27.ga3 ©c6
8 a6 9. lüxd7 Wxg2
28 .f4
...

La necesidad obl iga a Tartakower a ser audaz.


Las blancas, para poder mover el rey, avanzan
La lucha es muy interesante por su pugna con
el peón "f'; pero esto, en muchos aspectos
la rutina.
necesario, les restará la probabil idad de reple­
garse con el alfil y se llegará a posiciones en
1 0.lLJ eS+ axb5 1 1 .Wxf7+ Wd8 1 2 .Wf3
las que lucha un alfil "ági l" contra otro traba­
Wfxf3 1 3. lü xf3
do por sus propias fuerzas.
TRAS LA TEMPESTAD, LA CALMA
28 . . . ©ds 29.gh3 b4 30.©d2 b5 3 1 .©c1
Ahora se han cambiado las damas y se ha ©e4
llegado a un final equilibrado en material,
pero con debilidades serias en la configura­ Obsérvese cuánto más cómoda es la acción de
ción de peones. Las negras están algo mej or, las negras, en mérito a la eficacia de su alfil.
por tener dos alfiles. En cambio, el alfil blanco sigue desvincu lado
de su base, y desconectado de su rey, que
13 ... J.e6 1 4.lLJeS g 6 1 5.d4 gxa2 tanto lo necesita.

TRATADO G EN ERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 35


32.©d2 g37 33,g93+ <it>f5 47.gxg6 @f5 48.gh6 g h 3 49.i.e7 ©e4
so.gxh5 gxb3+ 5 1 .©c2 gc3+ 52.©b2
Las negras han llevado el rey hacia los peones ©d31
del flanco rey para apoyarlos y darle as í li­
bertad a la torre, que estaba esclavizada en la
defensa de los m ismos. • • • •


Tartakower está j ugando este dific i l final de
magistral manera. Ahora abre la séptima (se­
gunda) l ínea para apoderarse de ella con la
torre y valorizar luego el peón "b". Hay que
actuar con gran suti leza, pues el empate ace­
cha al negro permanentemente.
• • •

37.h3+ @fS 38 .cxb3 ga61 39 .i.eS b4
40.gg 3 ga2+ Y ahora, con material igual, ya que para entrar
con sus piezas sobre el rey Tartakower entre­
CÓMO UNA VENTAJA TRAE OTRA gó el peón de ventaja, las negras se imponen,
siempre en mérito de su mejor alfil y de la
Y la torre entró en séptima, que es como decir acción negativa del peón blanco de "d4", que
que definió la partida. Vemos cómo nueva­ inutil iza al alfil como pieza defensiva. Proba­
mente, por imperio de la acción de un alfil blemente, de no tener Yates en ese momento
más eficaz que otro, esto se ha transformado ese peón, el final sería tablas.
en torre en séptima, lo que, al reducir al rey Nos encontramos ante un claro ej emplo del
adversario, hace dificil la resistencia. Ahora se inconven iente de tener el rey desconectado del
llegará a una posición de "semi-zugzwang", alfil por la existencia de propios peones­
por imperio de la unilateral acción del alfil de barreras.
"e5 ", que apoya los dos peones, pero no pro­
tege a quien más necesita sus servicios : el rey.

41 .©c1 Pero nunca 55 . . . @xd4, ya que este movi­


miento daría j uego al alfil blanco en la gran
Si 4 1 . <it>e3 o 4 1 . 'itid3, seguiría 4 1 . . . h6, diagonal e impediría la maniobra ganadora
. . . �b2, etcétera. basada en . . . b2.

41 . . . ©e41 42.i.d6 ga6 43.i.eS

Si 43.ixb4 seguiría 43 . . . 'itixf4 , con final Ú nica para imped ir . . . b2 y . . . .ie4+ .


ganador, según los análisis efectuados, por la
superioridad de peones en el ala rey y la pobre 5 7 . . . i.e4+ 58.©c1 gc2+ 59 . <it> b 1
situación del rey y la torre blancos.
Si 59.<it>d 1 i.f3+.
43 ... h S 44. h 4 ga1 + 45.©b2 g h 1 46.i.f6
@xf4 59 ... i.fSI 60.ggs ga2+ 6 1 .gxf5 exf5
62.i.e7 f4
Y el final se va decidiendo, como premio a
tanta sutileza y a tanta tenacidad. Y las blancas abandonaron.

1 36 ROBERTO G. GRAU
I I I .- VENTAJA DE TENER EN JUEGO Apertura Espafl.ola (C68)
TAMB I ÉN UNA TORRE Goteborg, 1 920
Blancas: E . Bogolj ubow
Proseguiremos estudiando el tema de los fi­ Negras : B. Kostic
nales de partidas en que existen finales de
distinto color con un ej emplo que muestra 1 .e4 es 2 .llif3 llic6 3 .ibS a6 4.ixc6
cuán importante es la acción de una torre que
coopere con el alfil, y la fuerza que hace esa Esta j ugada, llamada variante del cambio, es
pieza en la séptima l ínea, también en este teóricamente criticable, ya que elim ina sin
caso. necesidad un propio alfil por un caballo y da
Además, sabemos que para intentar ganar es económicamente juego a los dos alfiles ne­
necesario que el alfil del bando en desventaj a gros. En cambio, deja al segundo jugador con
esté restringido en su acción por los propios un peón doblado y un final prácticamente con
peones, que se convierten así en auxi l iares peón de menos, pues el peón doblado del
poderosos para el atacante. centro al flanco -luego de . . . dxc6- no actúa
Aquello de que más vale un peón menos que sobre la columna "e" , y en el sector rey el
un mal peón se hace muy claro en este tipo de blanco queda con cuatro peones contra tres,
finales, y por una razón seria que no gravita luego de las variantes normales de planteo. Se
en los finales de cabal lo. Estas piezas se ubi­ ve, de esta suerte, que se compensan relativa­
can en un punto central, apoyadas por dos mente las ventajas y desventaj as de cada juga­
peones, y en cualquier momento pueden re­ dor.
plegarse. El alfil, en cambio, es muy fuerte en
esa posición como pieza de ataque, pero 4 ... dxc6
cuando las piezas que vulnera se han retirado
de la diagonal que él domina, se convierte en No sería bueno en esta posición retomar con
una pieza inocua y no posee el magn ífico 4 . . . bxc6 a causa, no de la captura 5. ti::l xe5, a
recurso de replegarse inmediatamente, porque la que segu iría 5 . . . Wie7 6.d4 d6 7 . ti::l xc6
sus propios peones lo mantienen rígido en su Wixe4+ 8.Wie2 Wixe2+ 9 . ©xe2 ib7 1 0 .d5
otrora fuerte posición. ixc6 1 1 .dxc6 ti::l e7, recobrando fácilmente
Esta es la causa fundamental de por qué es el peón, sino por la más estratégica maniobra
más débil todo punto débil que pueda ser de 5.d4! exd4 6.Wixd4, con posición muy
dominado por un caballo. Esa debi l idad es
dominante en el centro del tablero y la dama
sólo teórica, en la mayoría de los casos, cuan­
sól idamente desarrol lada por la falta del caba­
do no existe esa pieza y ratifica una vez más
llo dama negro, de acuerdo con los principios
la fuerza del postulado que afirma la m ayor
que dimos al estud iar los prematuros desarro­
eficacia del caballo en las posiciones de b lo­
l los de la dama.
queo, pero exclusivamente en las posiciones
de bloqueo o de peones inmovi lizados entre
5. tll c3
sí, ya que en todas las demás el alfil lo supera
ampl iamente.
El enroque sería ahora comprometido por la
PARTIDA EXTRAORDINARIA répl ica 5.0-0 ig4 6 . h 3 h5 7 . d3 (no 7. hxg4 ,
a causa de 7 . . . hxg4 , segu ido de . Wih4). .

En e l torneo de Goteborg, el viej o amigo de la 7 . . . Wif6, seguido de 0-0-0 , con mejor posi­
Argentina Boris Kostic le ganó a Bogoljubow ción para las negras.
este cotej o instructivo, no sólo en la parte que La jugada del texto y 5 . d4 son las ún icas
a nosotros nos interesa, sino también como consecuentes con la posición. En cambio -y
ejemplo de la famosa variante del cambio en esto es muy elemental- sería malo 5. ti::l xe5 ,
la Apertura Ruy López. Fue así: por la réplica 5 . . . Wid4.

TRATADO GENERAL D E AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 37


EXCEPCIÓN A UNA REGLA 9 .ie3 �e7 1 0 .�b3

5 ... f6 Presionando el punto "c5 " .

Esta j ugada, de Bemstein, es una excepción a 1 0 . . . b6 1 1 .0-0-0 e s


la regla que da por inferior todo avance . . .f6
en los planteos, j ugada que no sólo le resta al Anticipándose a l a amenaza .ixb6 . Las negras
caballo la cas i l la natural, sino que debil ita las deben así debil itar su configuración de peo­
diagonales blancas. Pero ahora es preciso nes, y bien puede afirmarse que las blancas
apoyar el peón "e" sin recurrir al precario están mejor en este momento, por su excelente
expediente de . . . .id6 , y la carencia del alfil línea de peones.
rey de las blancas hace que la debil idad de las
diagonales no pueda ser explotada. Una vez 1 2 .�d2 ie6 1 3 .f4 0-0-0 1 4.�f3 � c6
más vibra el postulado que hemos establecido: 1 5.h3 gd7!
"sólo es débil, y, por lo tanto, sólo existe la
debilidad que puede ser explotada" . Una jugada finísima. Las negras aparente­
mente sólo pretenden doblar las torres, pero lo
6.d41 que en realidad buscan es realizar una combi­
nación sin el riesgo de un eventual j aque de
Mala sería en este momento la combinac ión las blancas que de al traste con sus proyectos.
típica contra . .f6 de 6 . lli xe5 fxe5 7 .Wh 5+, Esta jugada tiende simplemente a posesionar­
por 7 . . . g6 8.Wxe5+ We7 9.Wxh8 llif6 se de la casilla "d4" con el caballo, y a evitar
1 O.d3 .ie6 , seguido de . . . 0-0-0 , y la dama así la maniobra g4-g5 del blanco.
quedaría copada * .
1 6.g4
6 ... exd4 7 .Wxd 4
Lo justo era 1 6 . @b 1
Esta j ugada gana un tiempo en relación a
7.llixd4, a causa de 7 . . . c5! 8 . lli de2 Wxd 1 + 1 6 ... �d41 1 7 .� h4
9.llixd 1 .id? 1 O . .if4 0-0-0 , como jugó
Schlechter contra Lasker, en Londres, en Si 1 7 .llixd4 cxd4 1 8 .i!xd4 .ixf4 (o
1 899. 1 8 . . ..ic5), ganando. Para evitar en este mo­
mento 1 9.E:xd8+, con j aque, es por lo que
7 Wxd4 8 . lli xd4 .id6
... Kostic j ugó . . . i!d7.

Mejor que 8 . . . .ic5 , porque es necesario fisca­ 11 ... ges 1 8.llig2 ic41 1 9.ghe1
lizar el punto "e5 " para impedir que el blanco
pase un peón, y porque si fuera a "c5", segui­ Anticipándose a la amenaza ... llie2+, para
ría la répl ica natural 9 . lli b 3 , desaloj ando al seguir, luego de llixe2 , con . . . ixe2 y . . .if3 ,
.

alfil de una de las dos diagonales que desde el explotando la debil idad del peón blanco de
estratégico punto "c5" domina. Sin duda debe­ "e4".
ría volverse a "d6", ya que su función es más
necesaria en el sector donde posee un peón de 1 9 . . . llibSI 20 .id2
menos.
Ú nica para no perder el peón "e".
' Aunque este sistema es válido en otras l íneas similares
de la Apertura Espanola, en este caso falla por 1 1 .i.gS. 20 ... llixc3 2 1 ..ixc3 gde7 22.eSI fxeS
No obstante, el sacri ficio es en efecto incorrecto, por
23.�e3
7 . . . lt>d7.

138 ROBERTO G. GRAU


EL RECURSO TÁCTICO 32 ... ©e6 33.hS m2

A primera vista las blancas han salvado bien OTRA VEZ LA TORRE EN SÉPTIMA
los obstáculos, y ahora amenazan el alfil de
"c4" y lll f5 , con notable fuerza. Este alfil no Y ahora, a la acción del buen alfil negro se
puede replegarse a "e6" por fxe5, pero hay sumará la cooperación de la torre en séptima,
una respuesta ingeniosa que muestra hasta qué que reduce la movilidad del rey enemigo.
punto hay recursos sutiles en ajedrez.
34. h6 gxh6!
23 . . . .ie2 1 24J3xd6!
Mucho más hábil que 34 . . . g6.
Si 24 .!3xe2 , seguiría 24 ... exf4, con posición
ganadora para el negro. 35 ..ixh6 gg2 36.gS .ib3

24 ... cxd6 25.fxeS! .if3 26.lll fS d5! Luego de la sutil maniobra negra, el alfil blan­
27.tli xe7+ gxe7 28 . .id2 .ie4 co, que intentó cambiar de suerte, term inó por
inutilizarse delante de sus peones, lo que es
mucho más grave que hallarse detrás de los
mismos en este tipo de finales. Las blancas
j uegan prácticamente con un alfil de menos.

37.g h 1 .ic2 38 . .ig7 .id3

Mejor que 38 . . ig6 , para evitar 39.!3d 1 . El


.

negro está cerrando l íneas a la torre blanca.

39.gh3 c4 40.b3 b5 4 1 .bxc4 bxc4


42 . .ihB

Pierde un peón, pero si 42 .if6 !3a2 . Lo que


Y se ha llegado al final de alfiles de distinto pretende el blanco es proseguir en ese caso
color que deseábamos estudiar. Las negras con !3h6+, y luego, si . . . ig6, retornar a "h3 " .
están mej or, por la situación de sus peones y
la posibil idad de apoderarse de la columna "f" . 4 2 ... gxgS 43.©d2 ©d5 44.©c3

29.c4 ©d7 30.cxdS .ixd 5 3 1 .a3 l3f7 Ya sería tarde para e6, porque dos peones de
32.h4 ventaja separados por más de una columna
ganan siempre en estos finales.
El momento exacto para apelar a los grandes
recursos. Las blancas tienen la h ipoteca estra­ 44 ... aS!
tégica de defender ese peón de "e5 ", que sólo
sirve para inutilizar sus piezas y restarle ac­ Amenaza . . . !3g2 y mate en "c7".
ción al alfi l . La única maniobra para poder
empatar era seguir con 32 . e6+, entregando de 45.gh2 gg3 46.gd2 i>cs 47 .e6 .if5+
una vez ese peón, cuyo sostén es tan ingrato. 48.©b2 gb3+ 49 .©a2 .ixe6 50 ..id4+
No hay que empeñarse en defender malas ©c6 51 .©a1 gxa3+ 52.©b2 gb3+
posiciones. Más vale estar libre en la acción 53.©a1 c3 54.gc2 g33+ 55.©b1 .if5
que trabado por tan paupérrimo horizonte,
como es, en este caso, el sostén del peón "e5". Y las blancas abandonaron.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 39


OTRA LECCI ÓN DE CAPABLANCA 23J�bd 1 ge2!

Capablanca le ganó a Nimzowich tras un final Esto fuerza prácticamente el cambio, por la
de este tipo, teóricamente muy difícil. amenaza . . . c5, y gana un peón .

Apertura Italiana (C50)


Riga, 1 9 1 4
Blancas: A . Nimzowich Jugada que se escapó a Nimzowich, y que
Negras: J. R. Capablanca sólo es fuerte por la precaria situación del alfil
blanco, que no puede replegarse en la misma
1 .e4 eS 2.llif3 lli c6 3 . lli c3 llif6 4 . .ic4 .icS diagonal. Se ve lo molesto que es tener malos
5.d3 d6 6 . .ig S .ie6 7 ..ibS h6 8 . .ih4 ib4 peones.
9.d4 .id7 1 0.0-0 .ixc3 1 1 .bxc3 g S
27 . .ixf6
Con esta maniobra Capablanca prueba lo
peligroso que es para quien está enrocado en Y no 27. füf3, por 27 . . . cxd4 28 .l!d3 l!c8 ,
el flanco rey jugar .igS , cuando el rival no lo con final favorable.
ha hecho en ese sector, pues esto permite el
agresivo avance de los peones. Es decir, le 27 ... gd1 ! 28 . .ieS gxf1 + 29.©xf1 ixg4
cede al negro en este caso la opción de asumir
EL CASTIGO POR TENER PEONES
la iniciativa.
DEFECTUOSAMENTE UB ICADOS

12 . .igl lli xe4 1 3.ixc6 .ixc6 1 4.dxeS


dxeS 1 5.ixeS W/xd 1 1 6.gaxd 1 f6 !

Esta jugada tiende, no sólo a obstruir el alfil,


sino a cederle el cuadro "f7" al rey, ya que
luego del cambio de damas sería inferior el
enroque, pues desplazaría al rey de la zona
central del combate.

1 7 .id4

Si 1 7 . .ixc? seguiría 1 7 . . . llixc3.

17 ... @f7 1 8 .llid2 ghe8 1 9.fl lli xd2 El final es dificilisimo: hay un peón de venta­
20.gxd2 gad8 j a, pero la lucha se ha reducido a los alfi les, y
la posición es muy abierta. Este final lo harían
Y se ha llegado al final clásico, en el que las tablas el 90% de los j ugadores de primera
negras están mejor gracias a su buena configu­ fuerza, j ugando entre sí, pero Capablanca
ración de peones y la más fácil acción de su muestra cómo se pueden arrancar posibil ida­
alfil. des a estas posiciones, y hasta qué punto es
sólo una perspectiva teórica el empate con
21 .g4 ibS 22.g b 1 .ia6 alfiles de distinto color si existe alguna des­
proporción de material y algún defecto en la
Obsérvese en qué forma Capablanca se ha configuración adversaria de peones.
asegurado la fiscal ización del cuadro "e2",
para poder entrar con sus torres. 30.a4 ©e6 3 1 .ibS aS!

1 40 ROBERTO G. GRAU
Jugada maestra. Si ahora 32 .J.c7 seguiría 46 . . . b5 47.cl ©d5 48.Af2 J.e2 49.©bl
32 . . . bS, pasando un peón y ganando. Ad 1 + 50.©b2 ©c4 5 1 .©c1 if3 52.©d2
b4 53.cxb4 cxb4 54.Ah4 Ae4 55.Af6
32.©e1 ©d5 33.©d2 J.d7 34 . .lc7 ©c61 Ag& 56.Ah4 b3 57.Af& h4
35.J.d S
EL ALF I L NO PUEDE ACTUAR EN DOS ÁNGU LOS
A LA VEZ
No 35 . .lxaS, por 35 . . . b6.
Y el alfil no puede detener dos peones a la
35 ... b6
vez, cuando éstos le obl igan a desarrol lar su
acción en ángulos tan distantes. Ya hemos
Capablanca ubica todos sus peones en negra, a
dicho que el alfil de distinto color hace tablas
pesar de la faci l idad que tiene el rival para
contra dos peones de ventaj a en algunas posi­
atacarlos.
ciones en que éstos se hal lan separados por
una columna, pero casi nunca cuando están
36.c4 ©b7 37.©c3 J.xa4
más distantes entre sí.
Ahora son dos peones de ventaja.
58.©e3 g 3 59 .hxgl h3
38.©b2 Ad7 39.©bl J.e6 40.©cl a4
S i 59 . . . hxg3 sería tablas, porque caería uno
41 .©d3 ©c6 42.©c3 g4 43.ih4 h5
de los peones y se sacrificaría el alfil por el
44.J.gl a31 45.©b3
otro.

60. ©f2 .lf5 6 1 .g4


• • • •
Desesperación.
• 61 ... Axg4 62.©g3 ©d3 63.©h2 ©c2

·�· . ... . Las blancas abandonaron.


•@•
>. . , , . � • p
- Notable partida que muestra de qué poderosa
manera la mala configuración de peones gra­
vita en todo el aj edrez, ya que perm ite desni­
velar posiciones en las que se tropieza con el
grave obstáculo de disponer de piezas que no
Final muy dificil de ganar, a pesar de los peo­ pueden encontrarse nunca entre sí, como son
nes de ventaj a, por la serie de recursos que los alfi les de distinto color.
brindan los alfi les de distinto color. Ahora
Capablanca realiza una maniobra ingrata a CONCLUSIONES
primera vista, pues estriba su eficac ia en la
entrega del peón "a3 ", para faci l itar la acción Quedamos, pues, en que se puede pretender
de su rey y desplazar al monarca adversario. ganar en estos finales en las siguientes condi­
ciones:
45 ... Axc4+ 1 46.©xa3 1 ª Cuando hay torres en el tablero y uno de los
dos adversarios puede dominar la séptima
Si 46. ©xc4 a2 47 ..ieS h4 48.©b3 g3 l ínea con una de estas piezas.
49.hxg3 h3!, ganando. Se ve ahora por qué 2ª Cuando los peones adversarios traban el
causa Capablanca avanzó primero los peones alfil y le impiden actuar simu ltáneamente en
del ala del rey. la defensa y el ataque.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 141


3ª Cuando hay una posición de semibloqueo, 8ª Quien debe defenderse hallará mej ores
en la que los alfi les tropiezan con dificu ltades recursos si entrega un peón, con tal de darle
para apoyar rápidamente sus peones y oponer­ libertad a su alfil, y mejor si logra entorpecer
se a la marcha de los reyes. la del alfil adversario con una maniobra de
4ª Cuando el adversario tiene un peón de este tipo.
menos y se puede pasar uno en cada flanco. 9ª Se puede aspirar a la victoria cuando se
5ª Cuando nuestro rey está en el centro del poseen rey, alfil y dos peones, contra rey y
tablero y el otro monarca no puede fiscalizar alfil solo, si los peones están un idos en la
sus movim ientos. quinta línea y el alfil adversario actúa por
6ª Cuando los peones adversarios están ubica­ detrás de los peones, y es generalmente tablas
dos en casillas del m ismo color del alfil, y éste si está ubicada esta pieza delante de los peo­
se ve inmovil izado o trabado en su marcha por nes, atacando a un peón y conten iendo el
los peones propios y los nuestros. avance del otro.
7" Si el rival tiene peones doblados, ya que 1 Oª También se ganan estos finales cuando los
éstos generalmente se molestan entre sí, y peones están separados entre sí por más de
especialmente si esto ha dej ado algún peón una línea, y es tablas cuando sólo los divide
aislado al adversario. una columna.

1 42 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO VII

LA LUCHA DE LA COLUMNA "f' ABIERTA CONTRA EL PUNTO


FUERTE "e4" (o "e5")

Desde que la escuela clásica de Steinitz transformó el ambiente magistral, desde que Ta­
rrasch convirtió la técnica en el secreto básico del j uego, hay un problema que, no obstante los
años, no ha sido definitivamente resuelto. No se trata ya del valor de las piezas, sino de algo
menos tangible y tanto o más poderoso. Debemos encarar la lucha entre sí de dos de los más
preciados factores estratégicos de toda la partida. De un lado, posesión de columna abierta, ven­
taj a incuestionable en muchas posiciones; de otro, posesión de un punto fuerte en el centro del
tablero, j usto en la casilla desde la cual un caballo sostiene el peón base atacado por el rival .
Hemos enunciado así el combate entre la columna "f' abierta, horizonte de un sinnúme­
ro de partidas, y la cesión del cuadro "e4" (o "e5") al adversario, para que en él ubique un caballo
que desde ese punto fiscal izará el cuadro "f2" (o "f7") propio, donde habitualmente se encuentra
un peón agredido por las torres.
Pero no es esta, en real idad, la única compensación por la columna abierta, ya que no se­
ría muy ampl ia. La verdadera compensac ión radica en la extraord inaria acción de un caballo
centralizado que actúa como un aban ico sobre ocho cuadros vitales del tablero y, por extensión,
indirectamente sobre cada uno de los cuadros que desde su futura ubicac ión puede dominar.
Así, por ej emplo, y de acuerdo con la teoría de las casil las conjugadas que en oportuni­
dad estudiamos, sabemos que un caballo en "e4" no sólo es una amenaza directa sobre el punto
"c5", sino que es un pel igro en ciernes para todas las casillas que están vinculadas a ese sector:
"b7", "e6", "d7", "a4", "b3", "d3 " y "a6" . De la misma manera, un caballo en "f5" es una ame­
naza indirecta sobre el punto "f7", porque puede ir a ese lugar en sólo dos saltos. Así también, y
este caso es muy frecuente, el caballo de "f3" es uno de los pel igros más serios que se ciernen
sobre el peón de "h7", ya que en un solo y habitual salto se coloca en situac ión de agredirlo.

LA POSI C I ÓN B Á SICA DE LOS PEON ES En una situación de peones de este tipo, o


parecido, la idea madre de la lucha para las
Esa es la médula del tema que trataremos blancas es j ugar f4 para abrir la columna "f',
ahora. Estudiaremos la lucha que se produce generalmente ocupada por la torre de rey
entre una columna abierta: "f', y el punto "e4" después del enroque corto. La de las negras es
("e5 ") en manos del adversario. j ugar . . . c5, para quebrar la cadena de peones
adversaria, pues hay un principio teórico difi­
cil de violar, que se esboza as í: es siempre
tema de lucha el peón adversario que está
delante de nuestro peón más avanzado.
Pero sucede que al j ugar f4 el adversario re­
pl ica con . . . exf4 y, si bien abre la columna
"f', ubicará una pieza en la cas i l la "e5 ", que
antes ocupaba el propio peón. Y esta pieza,
generalmente un caballo, es casi imposible de
desaloj ar, suele valer más que la columna
abierta. O por lo menos abre un grave interro­
gante y obliga a pensar minuciosamente cada
vez que se pretenda hacer ese tipo de manio­
bra estratégica.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 43


LA VICTORIA DE LASKER SOBRE TEMA FUNDAMENTAL: LA CONSERVACIÓN DEL
STEINITZ CABALLO

Pero prudente resulta segu ir con el tema cen­ En la posición del texto lo mejor sería tomar
tral para no divertimos en detalles que pueden el peón con el cabal lo, pero como el caballo es
alej amos del problema que en este momento la pieza ideal para dominar un puesto fuerte
nos interesa. centralizado, no conviene j ugar tü xe4 por
Veremos una de las muchas partidas que du­ cuanto después de . . . tüf6 el caballo debería
rante el año 1 896 j ugaron los maestros Ema­ cambiarse o ser retirado y nada de esto es
nuel Lasker (éste con las blancas) y Guillermo ideal . "Es más fuerte la amenaza que la ej ecu­
Steinitz, los dos rivales típicos del ajedrez de ción de la amenaza", dij o N imzowich al esta­
esa época. blecer los fundamentos de su sistema estraté­
gico, y en este caso ese principio es de meri­
diana claridad. Conviene, pues, tomar con el
alfil, por cuanto el caballo es la pieza de re­
serva para actuar en ese sector.

22 . .ixe4 tiJf6 23.\Wel

También en este caso conviene admirar la


simple lógica del estilo de Lasker. " La dama
debe reemplazar al alfil que ha sido cambia­
do", dice también un viej o postu lado técnico
del aj edrez. Por otra parte, otro principio d ice
que el alfil debe ubicarse en el punto del table­
ro en que pueda ser sostenido y además domi­
É sta es la posición de nuestro tema en su de­ ne el mayor número posible de casil las. Este
tal le central. punto es el de "e3 ", que ahora Lasker ha ocu­
Se trata de la columna "f' abierta para las pado con su dama. Domina con esa pieza nada
negras a cambio del punto "e4" en manos del menos que 1 8 casillas del tablero.
adversario. Para que la posición sea típica el
caballo que puede ubicarse en "e4" debe ser 23 . . . tüxe4 24.tü xe4
indesaloj able, como en el caso actual, y debe
haber un peón en la columna "f' que limite un Y ahora se ha centralizado el cabal lo y vere­
tanto la acción de las torres rivales en la co­ mos un combate típico entre caballo centrali­
lumna abierta. Asimismo, la posición típica zado y columna abierta, favorab le al primero
nace de la ubicación de un peón adversario de clara manera. ¿Cuál es la razón de este
delante del caballo centralizado, para conver­ desequi l ibrio? Pues la configuración de los
tirse as í en una defensa del mismo o, mej or peones del ala rey negra que han quedado con
dicho, en una barrera contra cualquier ataque huecos graves por la ausencia del alfil de
directo. "g7".
Este tipo de posiciones se produce habitual­
mente en las aperturas de peón rey, cuando se 24 .. ,gf4
tiene esta configuración central de peones : e4-
d5 -c4 contra f7-e5-d6. En este caso las negras Las negras tratan aún de imponer la fuerza de
deben j ugar . . .f5, lo que suele provocar la la columna abierta sin reparar en que la posi­
simplificación de peones y dar a las blancas la ción está lejos de ofrecer perspectivas para
oportunidad de ubicar luego el caballo en atacar. Lo más prudente era j ugar 24 . . . .ifS,
"e4". eliminar el caballo, tratar de cambiar luego el

1 44 ROBERTO G. GRAU
otro cabal lo y llegar a un final de torres y 29 . .!Li xd7 .!Li xg 5 30J;e7
damas, mucho más dificil para quien desea
explotar el dominio de un cuadro central Y ahora, con calidad de ventaj a y la torre en
fuerte. Es decir, que las negras no debieron séptima, e l resto es fáci l .
permitir la consolidación del adversario en el
puesto central. 30 . . . @ g a 3 1 . .!Lif6+ @ta 32.i;xc7

25.cS .ifS Y las negras abandonaron.


La partida es, en todo su desarrol lo, muy va­
Ahora es tarde. Además, la torre de "f4" queda l iosa para el tema, ya que se amoldó perfec­
transitoriamente fuera de juego y da tema para tamente a sus fundamentos. Lástima que el
un recurso técnico que desnivela la lucha. bon ito detalle táctico de la amenaza sobre el
punto "f7" haya malogrado un combate estra­
UN DETALLE TÁCTICO FELIZ QUE DESLUCE tégico que pudo ser muy instructivo, pues
TODO UN PLAN
hubiera resultado interesante verlo a Lasker
ganar la partida en mérito exclusivamente a la
26 . .!Lifg S ! mejor posibil idad del cuadro central, en su
lucha contra una columna "f" abierta pero
Bien, por la amenaza, si 26 . . . ixe4 de improductiva. Y esto se habría producido si en
27.\Wxf4, seguido de llif7+. Pero éste es sólo lugar de poder j ugar 26.llifgS, las blancas
un detalle táctico fel iz. Estratégicamente la hubieran debido seguir el plan típico de estas
j ugada j usta sería 26.llifd2 segu ido, si posiciones sosteniendo el sector central me­
26 . . . ixe4 de 2 7 . lli xe4 y a 27 . . . llifS 28 .\Wc3 diante 26. llifd2.
llid4 29 .l:!.d2 , con ventaj a posicional para el
blanco. 1.- TEMA DE PLANTEOS CONOCIDOS

26 . . . \Wd7 27.\Wxf4! El estudio técn ico sobre la lucha entre un


caballo central izado en la casilla "e4" ("e5"),
Esto es más enérgico aún que la j ugada apa­ luego del cambio de un propio peón por el "f'
rente 27 .g3, ya que luego de 27 . . . l:!.xe4 enem igo, y la torre adversaria por la fiscal iza­
28.lli xe4 ixh 3 las negras tendrían algunas ción de la columna abierta tiene gran apl ica­
compensaciones. ción en los planteos del peón rey y en las
defensas del peón dama que l levan a situacio­
27 . . . exf4 28.llif61 nes estratégicamente similares al peón rey,
como, por ej emplo, en la Defensa India Anti­
Obsérvese de qué sabia manera Lasker ha gua, o sea el "fianchetto" rey combinado con
conj ugado su dominio del cuadro central con el avance . . . e5.
las debilidades del enroque adversario, que Pero es prudente aclarar las posic iones donde
tieue los cuadros negros débi les a raíz del este tipo de planes es fundamental. Por ejem­
cambio de alfi les en la j ugada 1 7ª. Es notable plo, cuando los dos adversarios han j ugado e4
la idea del mate en "f7" y sus frutos, ya que la y . . . e5, el que j uega f4 (o . . .f5) da la opción al
dama negra no puede retirarse de la agresión rival a j ugar . . . exf4 (o exf5). En ese caso
de que es objeto y a la vez fiscal izar el cuadro quedará desocupada la casilla que ocupaba el
"f7". propio peón "e" y, en cambio, abierta la co­
lumna "f' para que el adversario la domine
28 . . . llie6 con sus torres. Este tipo de j ugadas es fam i l iar
en un sinnúmero de planteos y desde el Ruy
No sirve 28 . . . l:!.d8, por 29.llixd7 seguido, si López y los Cuatro Cabal los, la Defensa Phi­
29 ... l:!.xd 7 , de 30.c6, ganando la torre. l idor y otros menos frecuentes, se l lega a si-

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 45


tuaciones en que el único plan a considerar es dxes· 9.h3 c6 1 0 . .ie3 V!Je7 1 1 .V!Jb3 h 6
la agresión al peón central por medio del 1 2.gad 1 � e s 1 3 .cS © h 7
avance del peón "f'.
Por otra parte la agresión al peón central por Las blancas s e han creado un punto fuerte e n
medio de uno lateral es la base fundamental "d6", verdadero punto neurálgico d e las ne­
de casi toda estrategia ajedrecística. El secreto gras. La carencia del alfil negro en la diagonal
de la victoria radica a menudo en la oportun i­ a3 -f8 acentúa la debil idad de esa casil la, pro­
dad con que se real iza este avance y la expe­ vocada por el avance del peón "c" . Se observa
riencia prueba que cuanto más pronto puede la fuerza de un caballo en "e4" por su acción
crearse un contacto de este tipo con el adver­ sobre ese sector del tablero. Pero aún no esta­
sario, tanto mayores son las d ificultades que mos en el tema, ya que el caballo de "e4"
éste tiene para sostenerse en ese sector. Es, puede ser desalojado y, por otra parte, no
pues, el tema que tratamos un complemento existe la columna "f' negra abierta. Pero ya se
ineludible para todo aquel que ha hecho de la l legará a eso.
agresión lateral, por medio de peones, la base
de su técnica, que es, por otra parte, la base 1 4.�e4 �df6 1 5.�d6 �dS 1 6.� xcS
fundamental de la estrategia del j uego. Tiene,
además, algunas remin iscencias con e l estudio ¿Por qué cambiar el buen caballo por el alfil?
que haremos acerca de la central ización de las La razón existe y es poderosa. Guimard quiere
piezas, ya que se trata de la lucha de un caba­ quedarse con dos alfi les, intenta hacer del
llo centralizado contra las torres adversarias peón b7" una base de posibil idades y evita la
en una columna abierta. Esto merece ser con­ futura desagradable jugada . . . �e6 .
siderado en capítu lo aparte, ya que tiene ca­
racterísticas propias y ha originado múltiples 1 6 .. J;xcS 1 7 ..ic1 fS 1 8.e4
controversias. Los maestros no han llegado a
ponerse de acuerdo sobre el tema, aun cuando
la técnica moderna tiende a asignarle más
valor al cabal lo central izado.

EJEMPLO DE CARLOS G U IMARD

En el torneo internacional del C írculo de Aje­


drez de 1 939 se produj o una situación de este
tipo, en la partida que j ugaron Carlos Guimard
y José Gerschman. En la misma, Guimard
entregó un peón al solo obj eto de tomar el
cuadro "e4" y la lucha que se produj o fue muy
instructiva. Si bien no puede considerarse
como un modelo perfecto, ofrece abundantes EL MOMENTO CRÍTICO
razones para mostrarla, ya que casi toda la
lucha giró en derredor de este tema. Fue así: Estamos en el punto crítico de la lucha y ex­
celente para nuestro tema. Las blancas han
Defensa India del Rey (E67) esperado el movimiento . .f5 para ensayar una
.

Buenos Aires, 1 939 combinación basada en la entrega de un peón,


Blancas: C. Guimard pero que puede darle el cuadro "e4" al caballo.
Negras: J. Gerschman
' Actualmente este cambio es considerado como inofensi­
vo. Generalmente las blancas no capturan en "e5" ni
1 .d4 �f6 2.�f3 g6 3 .c4 .ig7 4.�c3 d6 tampoco avanzan el peón a "d5'', sino que mantienen la
5.g3 0-0 6 ..ig2 � bd7 7.0-0 eS 8 .dxeS tensión hasta que las negras cambien en "d4".

1 46 ROBERTO G. GRAU
No temen por entrar en esa variante ceder la
columna "f' al adversario, por que saben
cuánta es la fuerza del caballo centralizado,
máxime en una posición como la del texto, en
la que el caballo desde "e4" actuará sobre una
serie de cuadros con muy deficiente protec­
ción.

1 8 . . .fxe4 1 9.clüd2 \Wxc5

Nos parece mucho más enérgico 1 9 . . . e3, para


deshacer la conformación del enroque blanco,
ya que el blanco segu iría sin duda con
20.fxe3 (20 .clüe4? e2) 20 . . . \WxcS 2 1 .clüe4 .
En real idad el ataque de las negras parece
20.clü xe4 \We7 2 1 .\Wc2 c!üec7 22.h4 c!üe6 muy fuerte, pero la dama en "g2" puede con­
23.füe 1 lacd8 24. h S tener todas las amenazas, y los mej ores peo­
nes blancos así como el fuerte caballo de "e4",
Guimard trata de valorizar sus alfi les abriendo resguardado por un peón adversario, son obs­
diagonales y además busca debil itar las casi­ táculos difíci les de ser superados por las pie­
llas blancas del adversario, pues especula con zas negras, que tienen su máxima dificultad en
la circunstancia de que éste carece de alfil de el mal alfil de "g7", obstruido por el propio
casil las blancas, y se verá así con dificu ltades peón central.
para fiscal izarlas. É sta es una de esas posiciones típicas en las
que sería preferible haber perd ido el peón de
24 ... © h S 25.hxg6 c!üd4 26.\Wc4 \We8 "e5 ", que es el verdadero defecto de la posi­
27 .clücs \Wxg6 28.clüxb7 lad7 29.clücs ladf7 ción negra.

La lucha se torna instructiva. Gerschman se ha 36 . .ixh 6 la h S 37 . .ixg7+ ©xg7 38 .\Wg 2


apoderado de la columna "f', que ofrece bue­ \Wxg2+ 39. ©xg2 lahfS 40.lac 1 lac8
nas perspectivas, no ya por el peón "f' ataca­
do, que puede ser bien sostenido, sino por el Este error precipita el desenlace. El vértigo de
cuadro " f3 " debil itado por el "fianchetto" y las los movim ientos finales ha deslucido la parti­
posibil idades de emplazar un ataque por esa da, pues las negras ten ían hace pocas jugadas
vía. Pero los peones negros son débiles y el de abundantes perspectivas. Ahora todo ha ter­
"e5" traba al propio alfi l. Además, las blancas minado.
tienen dos alfiles en una posición abierta y los
sostenes de los cabal los negros son débi les. 41 .clüd6

30.\Wd 3 \Wh5 3 1 .clüe4 fü3 32 .\Wf1 la3f7 Las negras abandonaron.


Es ésta una partida cuya verdadera importan­
Las negras están apremiadas por el tiempo y cia rad ica en la oportunidad del recurso hal la­
no j uegan con un plan claro. Pero el poder do por Guimard para lograr, aun a costa de un
ofensivo y defensivo del caballo de "e4" hace peón, la centralización del cabal lo en "e4" sin
difícil toda maniobra a pesar de la fuerza que temer la fuerza de la columna abierta, pues el
significa la fiscalización de la columna "f'. caballo desde "e4" custodiaba sólidamente el
peón "f2" y hacía poco menos que inocua la
33.a3 clüf3+ 34 . .ixf3 \Wxf3 35.\Wh 3 laf5 acción de las torres negras.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 1 47


OTRA V ICTORIA DE G U I MARD estar el alfil negro en "e7", desde donde lo
sostendría, sino en "g7", hay que pensar sola­
Seguiremos con ej emplos de aj edrecistas mente en . .fS, lo que da a la partida caracte­
.

locales, ya que por su menor complej idad son rísticas típicas: el peón podrá ser cambiado
más fáci les de captar para los aficionados. por el de "e4" y puede producirse una lucha
entre los temas que ahora nos ocupan.
Defensa India del Rey (E60)
Argentina, 1 936 7 . . . c!i) bd7 a.o-o as
Blancas: C. Guimard
Negras: J. Iliesco Jugada simple y típica que tiende a preparar la
ubicación del caballo dama negro en "c5 " sin
1 .d4 c!i)f6 2.c4 g6 3.g3 ig7 4.ig2 d6 los riesgos de un desaloj o por medio de b4.

Es ésta una típica Defensa India de Rey. Las 9.c!i) bc3 c!i)cS 1 O.h3
negras han desenmascarado su plan, que con-
sistirá en j ugar eventualmente . . . e5 para se- Prepara �e3 sin el peligro de . . llig4.
.

guir, luego de provocar dS, con . . . as y . . . llicS


y después de vulnerar de esta suerte el punto 10 ... c!i)eS 1 1 .ie3 fS
"e4", preparar la j ugada . . .fS.
LA LUCHA POR EL C UADRO "e4"
Estamos así en una partida que por sus carac­
terísticas puede provocar la lucha que a noso­
tros nos interesa, ya que luego de cambiarse el
peón que las blancas ubicarán en "e4" por el
peón "f" adversario, puede quedar a disposi­
ción del blanco el cuadro "e4" y de las negras
la columna "f'' .
Este es el tema de casi todas las defensas
indias (de Rey, Antigua) y aun la Holandesa,
en el peón dama. Quiere decir que estamos
considerando un aspecto de estrategia de
fundamental importancia para quien desee
dominar la técnica de las aperturas, que deben
aprenderse más conociendo, como en este
caso, el espíritu que las anima, que recordando
Como se ve, la partida ha segu ido las normas
jugadas.
estratégicas rutinarias en este tipo de planteos.
Las negras han fij ado primero el centro, se
s.e4 o-o 6 . c!i) e2 es 7 .ds han consol idado en el ala dama y ahora rom­
pen el fuego en el ala rey. La j ugada típica
Las l íneas están tendidas. El avance dS da una . ..fS ha sido efectuada y la partida entra de
definición estratégica a la lucha de acuerdo l leno en la faz técn ica que nos interesa.
con las normas antes fij adas. Sabemos a través
de este curso que las cadenas de peones se 1 2.exfS ixfS
quiebran atacando lateralmente con un peón el
vértice de la base de las mismas. En este caso, Para evitar que el blanco se apodere de la
. c6 y .. .fS. Como . . . c6 tiene el inconveniente
. .
casilla "e4" era mejor . . . gxfS, pero las negras
de que el peón "d6" quedaría muy débil por confían en los recursos que ha de brindarles la
estar fij ado en ese lugar por los peones blan­ columna "f'' abierta. Estamos, pues, en pleno
cos de "c4" y "e4", situación agravada por no duelo entre esos factores estratégicos.

1 48 ROBERTO G. GRAU
1 3.a3 cación al excelente caballo, que será indesa­
lojable en "e4", contra el mal alfil negro de
Las blancas tratan de expulsar al caballo para "g7", trabado por los propios peones. Era, por
poder ubicar más tarde una pieza en "e4", otra parte, necesario hacer eso antes que las
punto que en este momento las negras domi­ negras, mediante . . . g4, debil itaran el sostén
nan. Para evitarlo, I liesco entregará un peón del punto "e4".
del flanco, pero ya veremos cómo eso no es
bastante ni prudente. 23 . . .ixe4 24.� xe4 hxg4 25. hxg4 fU4

1 3 . . . a4 1 4.ixc5 d xc5 1 5.�xa4 b6 B U EN CABALLO CONTRA ALFIL OM INOSO


1 6.� ac3 � d 6
Las blancas dominan las casillas blancas y las
Las negras han reemplazado un caballo con negras las casillas negras. Pero el caballo es
otro y ahora debe el blanco tratar de eliminar muy fuerte en "e4" porque ataca las dos bases
este nuevo obstáculo que se opone a sus de­ débi les de peones: "g5 " y "d6" y además tiene
signios sobre el punto "e4". por otra parte, es Guimard un peón de ventaj a, por otra parte ya
un viej o principio técnico aquello de que de­ innecesario. Sólo sirve para acelerar el resul­
lante del peón más avanzado del rival debe tado, pues en esta posición se ganaría aún con
colocarse, si es posible, un caballo, pues vul­ peones iguales.
nera los sostenes del mismo.
26.Wd 3 gafa 27.©g2 if6 28.b3 'i:t>g7
1 7 .�bS 29.gad 1 ie7

Eliminando obstáculos. El alfil defiende ahora las dos bases de peones


débiles, pero no es bastante. El peón de ven­
17 ... g 5 1 8 . �ec3 Wd7 1 9 .�xd6 taj a en el ala dama decidirá con rapidez la
lucha.
Con tal de eliminar el caballo que impide
apoderarse del cuadro "e4", Guimard no titu­ 30.b4 ghs 3 1 .bxc5 bxc5 32.gb1 gh4
bea en unir los peones adversarios. Por otra
parte, era más fuerte el caballo en "d6" que el Todo esto es muy lento. La j ugada �h 1 anula­
peón en ese m ismo punto y además el caballo rá todas las amenazas.
blanco de "b5" no tenía ya mej or posibil idad.
Ahora las negras sólo pueden fiscal izar la 33.gb7 'i:t>f7 34.Wb 1 Wh6 35.gh1 gxh 1
casilla central "e4" con el alfil de "f5 " y las 36.Wx h 1 Wxh 1 + 37.'i:t>x h 1 gxf3
blancas pueden ubicar en la m isma dos piezas
menores : caballo y alfil, lo que significa que É ste es un grave error que precipita el resulta­
las blancas han triunfado en la larga escara­ do. Era necesario j ugar 37 . . . 'itieB, a lo que
muza l ibrada alrededor de ese punto estratégi­ seguiría 38 .'itig2 y luego el peón "a" se coro­
co. naría sin dificultad.

19 ... cxd6 20.'i:t>h2 Wes 2 1 .ie4 38.�xgS+

¡ Por fin ! Las negras abandonaron.


Una partida instructiva en su planteo y medio
21 . . . Wg6 22 .f3 h 5 23 .g4 j uego, que prueba de clara manera la fuerza de
un caballo centralizado y bien sostenido en
Las blancas elim inan ahora el alfil y reducen "e4", en su lucha contra fuerzas adversarias en
la lucha con un exacto sentido de la simplifi- la columna "f" .

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 49


Pero veremos que no todo es tan fácil a través 9 ... c!Li cb8 1 0 .h3 ihS 1 1 .c!Libd2 ig6
de la partida entre Emanuel Lasker y David 1 2 .ic2 0-0 1 3 .c!Lif1
Janovsky, en la que este último ganó por me­
dio de la columna abierta, pero . . . mejor es que Es probable que fuera más prudente j ugar
dejemos que la partida hable por sí sola inme­ primero 1 3.g4, para evitar .. .f5, pero la ver­
diatamente. dad es que las blancas quieren luchar en un
j uego abierto y no temen el movim iento críti­
1 1 .- NO DEBE CEDERSE Í NTEGRAMENTE co de las negras, por entender que el cuadro
LA COLUMNA ABI ERTA . "e4" que poseerán compensa la columna
abierta.
El tema que aún nos ocupa es la lucha de
punto fuerte ("e4") contra columna abierta 1 3 .. .fS 1 4.exfS ixf5 1 5.c!Lig3 ixc2
("f'). Mientras el dominio del punto fuerte 1 6.§'xc2
signifique a la par un entorpecimiento para
que el adversario pueda dominar la columna Como se observará, las blancas dominan los
abierta, todo va bien, pero cuando por alguna cuadros blancos centrales y la lucha está enta­
man iobra táctica la pieza centralizada no pue­ blada. Técnicamente nos parece preferible la
de impedir la entrada de las torres en séptima posición de Lasker, porque las negras han
u octava, todo va mal. Esto es lo que nos de­ perdido su mejor alfi l. Pero, en cambio, hay
mostrará, con la elocuencia de las obras puntos fuertes para ambos muy val iosos: para
maestras, la partida de Lasker y Janovsky, las blancas "e4" y la diagonal b l -h7, y para
segunda del "match" que por el campeonato las negras "f4", "c5" y, eventualmente, "f5 " .
del mundo disputaron ambos en 1 909.
La partida fue así: 1 6 ... l!f7 1 7.ie3 c!Lif8 1 8 .c4 c!Li b d 7 1 9 .b4

Apertura Espaí'lola (C87) Tomando el punto fuerte "c5 " y amenazando


P arís 1 909
,
eventualmente la ruptura típica, por medio de
B lancas: E. Lasker es, para buscar posibil idades al l í donde la
Negras: D. Janowsky ventaja de espacio es man ifiesta: el ala dama.

19 ... c!Lig6 20.c!Lie4 c!Lif4 2 1 .ixf4 l!xf4


1 .e4 es 2.c!Lif3 c!Li c6 3.ibS a6 4.ia4 c!Lif6
5.0-0 ie7 6J!e1 d6 7.c3 ig4 8.d4 c!Lid7
LUCHA DE CASI LLAS
9.d5

Este avance define técnicamente la partida. Ya


se sabe cuál será el plan de las negras: j ugar
.. .f5, quebrando la cadena de peones. Y sabe­
mos cuál será la compensación de las blancas
aparte de la leve ventaj a central en espacio de
que disponen : la fiscalización futura del cua­
dro "e4", que estará l ibre después de . .f5 y el
.

cambio de peones. Se observa a través de este


ejemplo que, al igual de los anteriores, el tema
estratégico que nos ocupa tiene fisonomía
propia. Digamos más, pertenece a una fam ilia
típica de planteos y de conformación central
de peones: "e4" y "d5" de las blancas contra La partida tiene una fisonomía estratégica
"d6" y "e5" de las negras. típica. Las blancas no podrán ser desaloj adas

1 50 ROBERTO G. GRAU
de "e4", ya que si el adversario intenta hacerlo previa . . \Wa4, pues las negras ganan un tiem­
.

con un cabal lo, quedará el otro para ocupar el po valioso al obligar a las torres a moverse.
sector. Estos problemas se resuelven así por
este razonamiento: sólo una pieza menor ne­ 33.!!c3 h6 34.!!cd 3
gra puede actuar sobre "e4" contra dos de las
blancas en el mismo sector. Quiere esto decir El plan típico de !!a 1 segu ido de a4 no servi­
que en este combate por la posesión de ese ría aquí: 34 . !!a 1 tt:J d4, y si 35 . tt:J xd4 exd4
punto, triunfarán siempre las blancas. En 36.!!d3 !!xf2+, especulando con que el caba­
cambio, las negras presionan "f4" y la colum­ llo de "e4" está clavado por la situación de la
na "f'. Pueden ser desaloj adas de ese sector, dama en "e2 " .
pero a cambio de la debi lidad de los peones
del enroque, o sea, j ugando g3 , ya que han 3 4 ... tt:Je7
debido cambiar el alfil al que, por razones de
"nacim iento", le corresponde actuar en las Las negras se aferran a la columna abierta y
diagonales negras. ¿Quién sacará más prove­ no buscan las debidas compensac iones en el
cho de sus respectivas posibilidades? La mis­ ala rey. Era mejor dilatar el campo de agresión
ma partida se encargará de responder. mediante la j ugada 34 . . . gS, seguido de . . . !!g7
y . h5.
. .

22.llifd2 llif8 23.g3


35.!! 1 d2 füS 36.tt:J a 1
Es probable que el mejor plan habría sido para
el blanco sacar provecho de su ventaj a en La situación v a cambiando. E l blanco h a ce­
espacio en el ala dama j ugando 2 3 . tt:J b 3 , rrado en gran parte el ala dama y ahora deben
!!ad 1 y c5, con presión muy fuerte. Esto, en real izar una larga maniobra para buscar l íneas
cambio, debil ita el enroque y crea problemas o columnas en ese sector. Tienden a mejorar
tácticos que serán graves con el correr de las la situac ión del caballo ubicándo lo en "e3 " .
acciones.
36 ... \WgG 37.tt:Jc2 fü4 38 .f3
23 ... fü7 24.@g2 llig6 25.llib3 \Wd7
26.!!e3 !!af8 27.\We2 .id8 28.!!d 1 lli e7 LAS DEB I L I DADES AUM ENTAN
29.cS
Muy hábilmente, Janovsky ha provocado el
Las blancas com ienzan las hostil idades mayo­ avance del peón "t'', lo que debil ita el enro­
res en el ala dama, pero no es claro el hori­ que. Ahora el caballo, desde "e4", no apoyará
zonte por las posibil idades que en el ala rey el punto básico de la columna abierta y una
existen para un contraataque negro. pieza blanca deberá esclavizarse en el sostén
No obstante preferimos la situación del primer de ese sector. Por otra parte, hay posibil idades
jugador. por medio de un engranaj e de j ugadas, como
. . . tt:Jf5 y . . tt:J h 4 . La falta de un plan enérgico
.

de las blancas ha dej ado como única verdad


estratégica la fiscalización siempre compen­
Anticipándose a la formidable amenaza de c6, sada por el dominio del punto "e4".
para seguir, si . . . bxc6, con !!xc6, destruyendo
el bloque negro de peones. 38 . . . !!4f7 39. @ h 1 tLlfS 40 .\Wg 2 h S

3 1 .!!c4 \We8 32.cG bS Ahora, s i n duda alguna, las negras tienen la


iniciativa y las posibil idades de un contraata­
Ahora, por contra, puede eludirse el cambio que blanco en el ala dama casi han desapare­
de peones y se observa la razón de la j ugada cido. Pero el ataque es muy del icado.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 151


41 .h4 Y;!ih6 42 J�d 1 g 5 43.hxgS .ixg 5 48 . .!Dg4 Wfh7 49 . .!Dgxf6+ gxf6 50 . .!D xf6+
44.f4 gxf6

El caballo perderá su sostén. Pero el bloqueo Y precisamente en este momento, en que por
del ala dama ha hecho perder al caballo de obra de la poderosa acción del cabal lo de "e4"
"e4" su más vital uti lidad. se ha ganado la calidad, es cuando la ventaj a
d e las blancas e s menos clara. H a n ganado
44 ... .ifS 45.Y;!ih3 Y;!ig6 46 . .!De3 .!Dd4 47 .fS cal idad, pero tienen peones débi les en " f5 " y
Y;!ih6 en "d5 " " . Asimismo el caballo negro de "d4"
es sumamente poderoso y sólo podrá ser eli­
Muy bien por Lasker. Ha dej ado un peón minado mediante la entrega de la calidad,
pasado, pero no ha permitido que las negras pues su base de apoyo ("e5") no puede ser
materializaran su ataque en el ala de rey. Aho­ minada por ningún peón.
ra es un duelo a muerte.
No servía 47 . . . \Wh? por la répl ica 48.g4. 5 1 .fü1 Y;!ff7
Invitamos a los lectores a que analicen la
siguiente posición. No 5 1 . . . .!Dxf5 , a causa de 52 .!!df3.

52 .\Wg2 gxf5 53,gxfS \Wxf5 54.ge3

Es necesario evitar el avance del peón l ibre de


"e5 " . No sería por esto bueno 54 .!!a3 , por la
répl ica 54 . . . e4, seguido, si 55.füa6 , de
55 . . . e3, con la amenaza decisiva de . . . e2.
Tampoco sería bueno 54 .!!d 1 , por la j ugada
54 . . . l2Jf3, seguida de . . . e4 . Quiere esto decir
que las blancas, a pesar de la calidad de ven­
taj a, no pueden valorizar sus piezas porque el
peón central negro ha cobrado enorme valor
luego de la desaparición del caballo blanco de
"e4".
Observamos que las blancas pueden ganar
calidad en este momento mediante la simple 54 ... \Wb 1 + 55.©h2 Yfíxb4 56.g4 h4
man iobra 48 . l2J g4, especulando con la situa­
ción de la dama negra sin sostén, para seguir Como es natural, debe rehusarse la apertura de
luego con 49.l2Jxf6 +. Pero, ¿será en realidad columnas cuando el adversario dispone de
esto lo mej or? ¿Se j ustificará perder el magní­ damas y torres, máxime en una oportunidad
fico cabal lo de "e4", que domina una serie de como ésta, en la que las negras combaten con
casil las vitales, que paral iza al peón libre y un rey desmantelado. La mejor y única defen­
sostenido de las negras y amenaza eventual­ sa del mismo es precisamente el peón blanco
mente combinaciones en un final basadas en de "g4".
l2J xd6? (De l legar a un final, sería ésta una
amenaza dec isiva por la fuerza del peón "c6", 57.©h3
ahora conten ido).
Creemos que no, pero también es cierto que No servía en este caso 57 .!!h3, por 57 ... \We 1 ,
no hay muchos planes mej ores, porque la sosten iendo el peón y apoyando el avance del
aparente j ugada g4 sería repl icada con . . . \Wf4 . peón "e".
Es probable así que la maniobra pudo ser
j ugar primero 48.fü1 . 57 . . .Y;!lc4 58 .Y;!ie4 ©g7

1 52 ROBERTO G. GRAU
UN REY QUE SE DEFIENDE SOLO También ganaba esta bonita maniobra:
71 . . . dxe5 72.d6 b2 73.dxc7 b 1 \W 74.c8\W
El rey tiene que bastarse a sí mismo. Es un \Wh 1 + 75.i>g4 .!be3+ 7 6 . i>g3 \Wg2+
arquero sin "backs". Sale adelante para evitar 77. ©h4 Wf2+ 78 . i> h 3 Wf3+, y mate a la
la entrada de la dama en "g6", que ganaría la siguiente.
partida.
12.ge1+ @f8 73.gxc7 b 1 §' 74.gcs+ ©e7
59.i>xh4 'ff c 1 60.a3 75.gc7+ ©d8 76.gd7+ ©es 77J.,�xd6
.!bd4
Las blancas se han quedado sin plan. Sus
piezas ocupan el mej or sector del tablero y Y las blancas abandonaron.
nada pueden hacer, pues el caballo de "d4" La partida est¿ perd ida. Una lucha tan intere­
paraliza toda la acción de la torre en la colum­ sante que muestra de qué manera tiene im­
na abierta. portancia el caballo centralizado y cómo a
menudo una pieza en un sector tan importante
60 . . . as 6 1 .©g3 'ffg 1 + 62.©h3 'fff2 63.gS del tablero vale más que una calidad. Y prue­
b4 64.axb4 axb4 65.i>g4 ba, por otra parte, la influencia de la falta de
sostén del caballo en "e4".
Las blancas procuran desesperadamente llevar
la torre sobre el monarca adversario para que I I I .- LO RELATIVO DE LAS
conj ugue la acción con la dama. Pero el peón AFI RMACIONES
negro pasado del ala dama es muy peligroso.
Veremos ahora un caso distinto en la lucha
65 . . . 'ffg 1 + 66.©hS entre columna "f' abierta y posesión del punto
"e5". Sabemos, por la experiencia de varias
Tampoco serviría 66.!:�g3 por 66 . . . 'ffd 1 +, partidas que hemos analizado, de qué manera
obligando a 67. i>h4 para que obstruya la actúa un caballo en el dominio del punto cen­
columna "h" a la eventual acción de la torre. tral y cómo logra anular la acción de las torres
enem igas en la columna "f' abierta. Hemos
66 . . . 'ff h 2+ 67.©g4 b3 68.ge1 visto que el caballo centralizado bien sosteni­
do irrad ia una acción intensa y eficaz. Vere­
Amenaza gh 1 Pero Janovsky halla una ma­
.
mos ahora la diferencia apreciable cuando se
niobra muy fina y sutil para ganar con la sola tiene la seguridad de que el rival no podrá
acción del cabal lo y el peón de "b3 " . ubicar un cabal lo en "e5". En esos casos no
interesa ceder esa situación, ya que la colum­
6 8 . . . 'ff c 2 ! 69 .©hS 'ffx e4 70.gxe4 .!b c2 ! ! na "f' suele ser decisiva.

Ú n ica y notable maniobra ganadora. E l caba­ UN BUEN MODELO


llo toma a la torre las dos casil las vitales para
la resistencia: "b4" y "e l " . Pero para hacer En el Torneo Mayor de 1 940 se llevaron a
esta combinación ha debido ver muy lejos, ya cabo varias partidas de emocionante relieve.
que se trata de una maniobra suti l que recuer­ Como de costumbre, fue Carlos Guimard, el
da muchos finales de estudio. dinámico aj edrecista local, quien buscó con
más intensidad el combate vigoroso y las
acciones donde es posible eludir los caminos
de la igualdad.
Bonito, pero insuficiente. Entre esas partidas debe mencionarse en pri­
mer término la que le ganó a Cayetano Re­
71 . . . b2 bizzo, un aj edrecista local de técn ica sólida,

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 53


malogrado por sus actuaciones demasiado 8 . . . d6º 9 .0-0 tlJa6
espaciadas.
La partida se desarrolló como sigue: É ste será más tarde el caballo que no alcanza a
cumplir su misión: apoyar desde "c7" una
Defensa India de Dama (E l 7) ruptura en el flanco dama, ejerciendo al mis­
Buenos Aires, 1 940 mo tiempo presión en el centro.
Blancas: C. Guimard Pero los acontecim ientos se suceden con rapi­
Negras: C. Rebizzo dez en el otro sector del tablero y estos planes,
por más buenos que sean, no alcanzan realiza­
ción.
1 .d4 tiJf6 2.tlJf3 b6 3 . c4
1 o.tLigs es 1 1 .f4 h6
En los últimos torneos se advierte una pro­
nunciada tendencia a continuar el j uego con­
forme al texto (3.c4) , en lugar de seguir con
3.g3, que permite el sistema defensivo de
Marienbad.

3 ... e6 4.g3 ib7 S.ig2 ie7

El j aque en la casilla "b4" a la manera de


Bogolj ubow, con el determ inado propósito de
cambiarlo por su equivalente blanco, o bien
como simple finta para regresar posterior­
mente al punto "e7", según los modelos de
Alej andro Alekhine, no ha merecido hasta el
momento una valorac ión estable, y por los Anticipándose a las amenazas directas que
resultados prácticos se advierte una serie de surgirían de la apertura de la columna "f'. Al
pel igros para quien busque el equi l ibrio por blanco se le presentan dos caminos tentadores,
esos caminos. y la elección de uno u otro determ inará la
Por lo tanto, debemos considerar la j ugada característica predom inante del j uego.
5 . . . �e7 como muy razonable, puesto que se Si 1 2 . tiJ f3 (primera posibil idad), puede obte­
sitúa en el lugar que legítimamente le corres­ ner un peón pasado central de indudable fuer­
ponde desde un punto de vista prudente y za, que daría motivos para esperar tranquilo el
razonable. porvenir, pero sin que de ello se pueda inferir
certidumbre sobre el éxito.
6.tlJc3 0-0 S i 1 2 .fxeS (segunda posibil idad), se renuncia
a la ventaj a permanente que significa el peón
De mayores posibil idades para la defensa pasado a cambio de la obtención de un fuerte
resulta 6 . tlJe4, impidiendo por algún tiempo
. .
ataque contra el rey, que tiene la perspectiva
que el blanco se adueñe completamente del
centro. • Hoy en día esto no se considera peligroso para las
negras. Por ejemplo: 8 . . . exd5 9.<'i:lg5 <'i:la6 1 0 .<'i:lxd5 (o
7.YNc2 es 8.dS también 1 O.cxd5 <'i:lb4 1 1 .Wi'd2 tt:lfxd5 1 2 .<'i:lxd5 .bg5
1 3 .Wi'xg5 Wi'xg5 1 4.ixg5 ixd5 1 5 .ixd5 li:lxd5 1 6.0-0-
0 <'i:lb4 1 7.a3 <'i:lc6 1 8.�xd? füe8 con igualdad, Bogda­
Con esta simple jugada, explotando la situa­
novski-Marin, Erevan 1 996) 1 0 . . . ixd5 1 1 .cxd5 d6
ción indefensa · del alfil de "b7", las blancas 1 2 .0-0 h6 1 3.<'i:lh3 <'i:ld7 1 4 .f4 b5 1 5. <'i:lf2 �ca 1 6.id2
adquieren una pel igrosa preponderancia cen­ c4, con una posición buena para las negras, Jaworski­
tral. Savon, Polonia 1 99 5 .

1 54 ROBERTO G. GRAU
de desarrol larse eficazmente si consideramos las fuerzas blancas convergma sobre el no
que hay piezas negras en el flanco dama que muy defendido rey negro.
tardarán mucho en colaborar en la defensa.
Considerando el pro y el contra de cada va­ 1 6 . . . c!Li c7 1 7.ga3 V!fe7 1 8.g4
riante, decidirse por 1 2 .fxe5 no parece difícil,
pero surge un inconveniente que hay que Y la torre ve ensancharse sus horizontes. La
valorar de manera precisa antes de adoptar la amenaza es ;gh3 seguido de c!Li xgS, decidien­
variante que nos ocupa. do inmediatamente la contienda.

NU EVAM ENTE LA CASI LLA "e5" CONTRA LA 1 8 . . . icS 1 9 .ggJ


COLUMNA "f' ABIERTA

Se advierte que si 1 9 .;gh3, con 1 9 . . . ixg4 las


Después de los primeros cambios, las negras
negras tienen una defensa eficaz. Veamos:
no tienen inconvenientes para ubicar una
20.c!LixgS f5, y la simu ltánea amenaza a la
pieza en "e5" de manera indesaloj able, y ese
torre y el peón "e" paral iza comp letamente el
solo detalle hace considerar inmediatamente
ataque.
todos los posibles beneficios de la variante
fxe5. Sabemos, por conocidos ej emplos, la
1 9 . . . id7 20.ie3 1 1
enorme gravitación que tiene una pieza así
ubicada, indesaloj able, a manera de cuña.
Provocando una combinación ganadora. Las
Pero no nos dej emos impresionar y conside­
negras no pueden camb iar el alfil, pues su
remos a fondo el problema, que en ajedrez hay
única pieza val iosa en la defensa habría desa­
muchas excepciones y tales excepciones a
parecido.
veces term inan por hacer reglas.
Bien, ¿pero qué pieza es la que se colocará en
20 ... ieS 2 1 .ghJI
"e5"? Un alfil, que no puede ser reemplazado
por un caballo, única pieza que lo haría con
Ahora sí tiene fuerza la amenaza c!Lixg5.
mayor eficacia. Deduc imos inmediatamente
que un alfi l, con sus fuegos rígidos, causará
2 1 . . . ixg4
siempre en tales situaciones menos inconve­
nientes que un caballo. El punto se aclara, y
El intento de defender la situac ión por medio
renace el optimismo sobre la bondad del pro­
del movimiento 2 1 . . . g6 no ofrece grandes
yectado ataque.
esperanzas. Por ej emplo, podría seguir
22.;gh6 V!fg7 23. tll xf6+ ;gxf6 24. füf6 , y se
1 2 .fxeS hxg5 1 3 .exf6 ixf6 1 4.clüe4 id4+
gana la dama.
1 5. @ h 1 1
Sin pérdidas de material, pero más grave re­
sulta 22 . . . 'it>g7 23 .;gxg6+! 'it>xg6 24. tll xf6+
Así se mantienen libres las vías para el paso
de las fuerzas blancas. iih6 25.ixgS+ iixg5 26.füS+ , etc .

1 5 .. .f6 1 6.a4 22.c!LixgS f5 23.gh4

Cumpl iendo doble final idad : paral izar el flan­ Se aprec ia ahora la importanc ia de la jugada
co dama, haciendo impracticable una ruptura 20 .ie3! ! ; al estar obstruida la acción de su
y, lo que es más importante, abriendo paso a dama, las negras deben resignarse a una acti­
la torre, que de manera tan eficaz colaborará tud puramente pas iva.
en el ataque. Es interesante advertir el caso de
que, al admitir esta variante como la mejor, se 23 ... g6 24.gh7 ig7 25.id2 !'fad8 26.ic3
tuvo en cuenta que todo el poder ofensivo de fü7 27 .V!fc1

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 55


El peón no puede ser capturado y se amenaza de esto lo tenemos en la magnífica partida que
e4, contra lo cual no hay defensa satisfactoria. Lasker le ganó a Tarrasch en el "match" que
por el campeonato mundial disputaron en
27 .. J�df8 28 .e4 fxe4 29.�xf7 ©xh7 1 908.
30 ..ixg7 Podrán apreciarse a través de tal producción la
extraordinaria precisión y la profundidad del
Abandonan las negras. plan l levado a feliz término por el es campeón
mundial Dr. Lasker, quien, en una aparente­
IV.- LA TORRE EN LA CASI LLA FUERTE mente senci l la posición, ejecuta maniobras
DE "e4" ("e5") difíci les tendientes a dominar por completo la
casilla "e5 " . Y veremos cómo consigue su
Hemos visto en un ejemplo anterior cómo objetivo, asegurando la instalación de una
disminuye la eficacia del dominio de la casilla poderosa pieza en dicho punto, que se trans­
"e4" ("e5") cuando en este punto no puede forma en la razón estratégica del j uego y deci­
ubicarse un caballo. Sabemos que esta pieza de la lucha.
es de notable eficacia cuando el peón "f' ad­ He aquí la partida j ugada en aquella oportuni­
versario no existe y el caballo central izado no dad.
puede ser cambiado, y que el dom inio de la
columna "f' por las torres adversarias no al­ Apertura Espaflola (C66)
canza a compensar la fuerza agresiva y defen­ Alemania, 1 908
siva del caballo centralizado. Blancas: S. Tarrasch
El esquema de la posición que estamos consi­ Negras: E. Lasker
derando nace de la ubicación de peones que
muestra el siguiente diagrama:
1 .e4 e5 2.�f3 �c6 3 . .ib5 �f6

El ex campeón del mundo fue siempre un


decidido partidario de la defensa Steinitz en la
Ruy López y la ha practicado con frecuencia,
aun contra la opinión de los grandes maestros
de la época anterior a 1 920, es decir, hasta el
momento que Capablanca hizo callar a todos
los "pseudodemoledores", adoptándola. Como
curiosidad, he aquí dos j uicios interesantes
emitidos al j ugarse esta partida: "defensa
inferior; hay que j ugar 3 . a6 4 .fi.a4 tt:lf6 5.0-
. .

0 !ie7 , etcétera" (Janovsky); " la defensa Stei­


n itz no puede ser recomendable; el resultado
En estas posiciones la casilla que está delante del torneo de Praga, donde fue ensayada des­
del peón negro más avanzado, "e4", es muy ventajosamente por varios fuertes jugadores,
fuerte para un caballo blanco. En cambio, las lo prueba" (Hoffer, en "The Times").
negras disponen de la columna "f' para sus
torres, pero sucede que un caballo en "e4" 4.0-0 d6
defiende e l peón " f2 " y esteri liza en gran parte
la acción de las torres. En Hastings, en 1 895, el Dr. Lasker había
Pero hay casos en que no es posible ubicar un j ugado en esta posición y contra su m i smo
caballo, y entonces la pieza más eficaz, no adversario 4 . . . tt:lxe4 . La partida siguió: 5.d4
siendo el caballo, es la torre, cuando no puede lll d6 6.fi.xc6 dxc6 7 .dxe5 tt:lf5 8.�xd8+
ser cómodamente desaloj ada. Ej emplo cabal c;t>xd8, y consiguió l levar su rey a "c6", con

1 56 ROBERTO G. GRAU
una posición que le val ió la victoria. Sin em­ El maestro Reti sostuvo tamb ién que la posi­
bargo, cuando las cosas no se repiten ... ción del negro es inferior, pero que Lasker,
como de costumbre, encontró recursos de
5.d4 defensa suficientes en la suti leza de su proce­
dimiento psicológico.
Esto parece ser, sin duda, lo más agresivo. Pese a la autoridad indiscutible de quienes
pronunciaban estas frases, se nos ocurre pre­
5 ... id7 6 .tll c3 ie7 7J!e1 exd4 guntar: ¿y por qué no han procurado provocar
en sus numerosos encuentros con Lasker esta
Necesario. Es conocida la bonita variante variante tan natural y frecuente de la defensa
contra el enroque de las negras en este mo­ Steinitz? ¿Por qué causas el propio Lasker ha
mento, pero no resistimos el deseo de publ i­ rechazado siempre el procedimiento de Ta­
carla: 7 . . . 0-0 8 .ixc6 ixc6 9.dxe5 dxe5 rrasch cuando conducía las blancas? ¿Por qué
1 0 .Wfxd8 l:!axd8 1 1 . tll xeS ixe4 1 2 . tll xe4 no lo adoptó Capablanca en sus partidas por el
llixe4 1 3. tll d 3 f5 1 4 .f3 ic5+ 1 5 . tll xc5 campeonato del mundo?
llixc5 1 6 .ig5, ganando calidad.
1 4.ib2 tll g 4!
8.tll x d4 0-0 9 .tll xc6
De este movim iento dijo Janovsky: "No es
Esto pertenece a Schlechter, que continuaba bueno, pero es indispensable", y Teichmann :
después con id3. La idea parece !ier imped ir "Un error, sin duda, pero de todos modos, el
. . . d5. Janovsky condenaba este plan y prefería j uego negro no es bueno". Por nuestra parte,
9.llide2 , segu ido de llig3. sin embargo, hemos puesto adm irac ión a este
movimiento, que responde a un plan hábil­
9 . . . ixc6 mente calculado.
La idea del segundo j ugador es anular el alfil
Esta j ugada es probablemente inferior a blanco, por medio de . . . if6 , lo cual no puede
9 . . bxc6 , por cuanto abandona la casi lla "f5",
.
ser evitado por el rival, y entonces . . . 96 re­
donde puede instalarse más tarde el caballo chaza definitivamente el ataque con exce lente
blanco. partida.

1 O .ixc6 bxc6 1 1 . tll e 2 1 5.ixg7 tll xf2 !

Una espléndida j ugada que pasó, sin duda, He aquí la "psicología" a la que alude el
inadvertida al ex campeón. maestro Reti. Y el profesor Janovsky, que
debe volver sobre sus pasos, exclama ahora:
1 1 . . . Wi'd7 "Recupera el peón, pero queda en posición
inferior" .
Resulta claro que si 1 1 . . . llixe4 1 2 . lli d4,
seguido de . . . lli xc6 , ganando una pieza. 1 6. @xf2

1 2 .tll g 3 mes 1 3 .b3 gad8 Lo mejor. Si 1 6 .Wi'd4 llig4 1 7 .lt'if5 (si 1 7 . h 3


ih4, etc.) 1 7 . . .igS 1 8 . h 3 llie5 1 9 .@h 1
"La posición del negro no es buena y es la l:!e6 , etcétera.
consecuencia natural de la mala defensa
adoptada desde el principio", he aquí el juicio 1 6 . . . @xg7 1 7 .tll fS+
que mereció a Janovsky la partida en este
momento. 1 7 . Wi'd4+ parece un poco mej or.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 57


1 7 . . . ©ha 1 8 .Wi'd4+ f6 1 9.Wfxa7 Magn ífico. Después de este movimiento las
blancas tienen muy pocas cosas que hacer.
Es problemático que esto pueda ser bueno.
Más simple y lógico era buscar un ataque por 29.gd 1 f4 30.� h 1 d4 3 1 .�f2 Wfa6
medio de las torres sobre el flanco de rey. La 32.�d3 ggs 33.ga1
toma del peón con la dama concede al negro
tiempo suficiente para asumir la iniciativa. Todas estas jugadas puede decirse que han
sido hechas sin objeto determ inado por parte
1 9 . . ..tta 20 .Wi'd4 ges! del blanco. La partida está completamente
perdida; pero como Lasker no ha hecho toda­
vía nada que obl igue a abandonar enseguida,
Tarrasch continúa esperando el error que lo
salve.

33 ... Wfh6 34.@e 1 Wfxh2 35.'k!id 1 Wfg 1 +


36.� e1 ggeS

Otra j ugada muy bonita. Amenaza . . . �f2 .

37 .Wfc6 gse6 38.Wfxc7 gae7 39.Wi'dS+


@g7 40.a4 f3 4 1 .gxf3 .ig S!

Las blancas abandonan .


La labor de Lasker comienza ahora. Es evidente que, si 42 .l:!xe6 füe6 43 .Wa5
We3 y ganan. Una de las más extraordinarias
y bri l lantes partidas del ex campeón del mun­
do.
Para defender eventualmente la torre de "e l " .
V.- EL PUNTO "D4" ("05") CONTRA LA
22 . . . Wff7 COLUMN A "C"

Amenazando . . . d 5 y . . . l:!xe4 . Haremos una variante en el tema que hemos


analizado sobre la lucha estratégica de dos
23.�g3 elementos vitales de la técn ica del ajedrez.
Conocemos partidas donde se lucha por un
La única defensa posible del peón "e" amena­ punto fuerte, donde se ponen en j uego manio­
zado, pero que, desgraciadamente, permite la bras tácticas para dominar una columna
entrada formidable del alfil negro. abierta o donde el arte de la simpl ificación
adquiere rel ieve excepcional para lograr un
23 . . . .th6 24.Wff3 dS 25.exdS final más o menos favorable.
Asistimos ya a la lucha de la columna "f'
Es cierto que, si 25. 'k!ig 1 , segu iría 25 . . . Wle6 . abierta contra un caballo centralizado en "e4"
("e5"). Traslademos ese mismo combate al
25 ... .te3+ 26.'k!if1 cxd S 27.gdJ otro flanco: será así la lucha del caballo en
"d4" ("d5") contra la columna "c" a merced
Débil innegablemente. Debió haberse ensaya­ del adversario. Se trata de un tema de gran
do suprimir el alfil por medio de 27.lll f5 . importancia, ya que tiene similitud con el
anterior y se adapta a una serie de tipos de
27 . . . Wfe6 2a.ge2 ts planteos. En el caso que nos ocupa sucede con

1 58 ROBERTO G. GRAU
gran frecuencia en el Gambito de Dama y ataque al rey, que surgirían si 1 1 .Ab7 1 2 .f4 ,
. . .

ofrece abundante tema al comentario y a la etc. Pero a cambio d e esta tarea cómoda ceden
discusión. Durante años se ha planteado la una permanente ventaj a estratégica, según
cuestión de qué tiene más uti l idad en la lucha veremos más adelante.
práctica, y por mucho tiempo se atribuyó a la
columna abierta el máximo valor, pero la 1 2.dxe5 �d7 1 3 . .Axe7 �xe7 1 4.f4 .ib7
experiencia prueba que un caballo centraliza­ 1 5.�e2 1 l
do, al tomar el cuadro "c2" ("c7") y evitar la
entrada de la torre en séptima, y al incidir
sobre la red de casillas "f5", "e6", "c6" y "b5"
(o "f4'', "e3", "c3" y "b4"), dispone de un
vasto campo de operaciones y real iza una
acción de abanico dificil de contrarrestar si
está sostenido y no puede ser desaloj ado.

UNA PARTI DA T ÉCN ICAMENTE


VALIOSA

Veamos esto a través de un ejemplo local


interesante. Se trata de una partida j ugada en
un torneo de primera categoría, en consulta,
realizado en el C írculo de Ajedrez en 1 93 8 . Las posibil idades d e un ataque ex itoso a l rey
Fue así: negro no son claras; hasta aquí, muy bien para
los cálculos del segundo j ugador. Pero la
Gambito de Dama (D66) ubicación del caballo blanco en "d4", en posi­
Buenos Aires, 1 93 8 ción poco menos que indesaloj able, tiene un
B lancas: C . Guimard & C. Al les valor estratégico de primer orden que com­
Negras: L. Palau & L. Ojeda pensa ampl iamente.

1 .d4 �f6 2.c4 e6 3. �f3 d5 4.�c3 � bd7 1 5 .. J'�acB 1 6.�d4


5 . .Ag 5 ie7 6.e3 0-0 7J�c1 c6 8 . .Ad3 a6
9.0-0 b5 1 O . cxd5 Obsérvese deten idamente la acción que des­
pliega el caballo: primero bloquea admirable­
Algún intento se ha hecho para valorizar el mente el peón "d", evitando que el alfil tome
avance del peón a "c5 ", pero, técnicamente, la parte activa en el combate, y como conse­
jugada que hacen las blancas es inobjetable: cuencia surge amenazador el posible avance
obl igan a la apertura de la . columna "c", en de peón a " f5", factible gracias a la presión
donde ya tienen emplazada una torre. que ejerce el caballo sobre las casil las "f5 " y
"e6 " . Se pone así una vez más de man ifiesto lo
1 O . . cxd5 1 1 .�e5!
.
que ya en otras oportunidades expresáramos:
que por regla general surge e l problema tácti­
La pequeña ventaj a en desarrollo que poseen co cuando el rival tiene ventaj a estratégica, y
la"S blancas es suficiente para asegurar una podemos agregar que en tales casos las solu­
permanente iniciativa. ciones no abundan.

1 1 ... �xe5 1 6 . . . !!xc1 1 7.�xc1

Al parecer, las negras el igen el cam ino más El cambio de torres está lejos de favorecer la
simple para neutralizar las amenazas de un causa del negro. Es posible que 1 6 . . . �cS

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SU PERIOR 1 59


fuera mejor para eliminar el alfil, j ugando más La ú ltima tentativa.
tarde . . . lll e4, pero entonces las blancas ten­
drían Ja oportunidad de hacer valer la buena 28.lü cS+ ©e7 29.bxc4 d xc4 30.fS ge2
ubicación de su caballo. 3 1 .e4 gd2 32.gS aS 33 .f6+ g xf6 34.gxf6+

1 7 . . J'!cS Abandonan .

Tal vez fuera mejor 1 7 . . . lll cS, con la idea OTRA EXPERI ENCIA DE VALOR
defensiva antes expuesta.
Observemos ahora una posición típica e ins­
1 8 .�d2 fS tructiva, en Ja que se advierte la enorme fuerza
del caballo en "d4".
Se advierte impaciencia por term inar Ja lucha
en el flanco rey, tratando de evitar, de una vez
por todas, la j ugada fS .

1 9 . .ixfS !

Las blancas encuentran este procedimiento


expeditivo para vencer; pero a nosotros nos
interesa l lamar la atención sobre Ja importan­
cia del caballo centralizado que bloquea al
peón "d5 " e impide e l libre j uego del alfil.
Compárese con e l ejemplo de la partida entre
Guimard e I l iesco y se notará su sim i l itud; se
diferencian únicamente en su aspecto táctico,
pues Ja estrategia es la m isma. El material de que disponen ambos bandos es
En la presente partida tenemos un caballo equivalente y las debilidades que existen (en
valioso en "d4", que bloquea el peón "d" e el flanco dama) se compensan . Sin embargo,
inuti l iza el alfil de "b7". En la partida de Gui­ se puede afirmar que la partida está ganada
mard contra I l iesco, la cas i l la fuerte es "e4". por las blancas. ¿Qué razones existen para
Allí está ubicado el caballo que bloquea al hacer tal aseverac ión?
peón "e" e inutil iza el alfil de "g7 " . ¡ Exacta­ Nuevamente podemos observar aquí que las
mente el mismo problema estratégico en dis­ blancas tienen en la cas i l la "d4" un caballo en
tinto sector del tablero ! sól ida posición, que bloquea al peón "d" negro
e impide al mismo tiempo una acción efectiva
1 9 . . . exfS 20.lll xfS �es al alfil de "b7", por cuanto esta pieza desde
"a6" tampoco tiene un radio de acción acepta­
En procura de una "contrachance". La preten­ ble. Observemos que el caballo difícilmente
sión de mantener Ja pieza con 20 . . . �e6 con­ podrá ser desaloj ado, aunque existe Ja remota
duce a una muerte segura después de 2 1 .lll d6 posibilidad de j ugar . . . es. Al paralizar la ac­
!!e? 22.!!c 1 , etcétera. ción de las fuerzas negras, las blancas no
tienen ningún inconveniente para atacar sin
21 .lll d 6 �c2 22.�xc2 gxc2 23. lll x b7 ©f7 riesgos y con éxito en el flanco de rey. La
torre dama blanca pasará por "a3 " a "g3 " o
Se amenazaba ganar con e6. "h3 ", según Jos casos. La torre rey, desde
"e5 ", amenaza una ruptura con fS - ¡ otra vez
24.gd 1 lü b6 2S.b31 ©e6 26.g4 gxa2 fS ! - o bien el pasaje a "g5 " u "h5 ", para cola­
27 ,gc1 lü c4 borar con la otra torre.

1 60 ROBERTO G. GRAU
Y a todo esto, las negras no pueden poner en los finales o cuando no puede ser desaloj a­
remedio. Una rápida victoria obtuvieron las da de "e4" ("e5"). Que en cambio el alfil tiene
blancas en esta ocasión . El caso es parecido en menos importancia y que las posibil idades que
su delineamiento estratégico con la partida brinda la columna "f' abierta no son muy
que acabamos de ver y como consecuencia grandes y valiosas si el caballo centralizado en
podemos establecer que el dominio de una la columna "e" empalma su fuerza con un
casilla central bloqueando un peón con el peón en "f2" ("f7"), que anula la acción de las
caballo, habiendo columna o columnas late­ torres enemigas en la columna "f'.
rales abiertas, es de capital importancia sólo El problema técnico que nace de todo esto es
cuando el desarrol lo de ambos bandos es saber cuándo es bueno o no avanzar los peo­
equivalente y existe, por lo tanto, la posibili­ nes "f' o "c" para agredir el "block" de peones
dad de desnivelar la lucha haciendo valer esa rival, lo que es tema de Gambito de Dama, la
ventaj a estratégica. defensa Francesa, la Apertura Española, y de
la total idad de los sistemas indios de defensa.
V I . - CASILLA F UERTE: PIEZA Podría establecerse que ese avance, habitual­
CENTRALIZADA mente l iberador, es del icado cuando tenemos
un propio peón en la columna que puede ocu­
Pondremos punto final al tema que sobre la par el caballo, y no podemos desaloj arlo de su
lucha de piezas centralizadas con columnas ubicación central.
abiertas hemos desarrol lado. La médula del Quiere esto decir que el caballo se reduce
mismo fue mostrar de qué manera un caballo mucho en su eficiencia en las columnas
en "e4" ("e5") logra anular la acción de las abiertas y cuando no puede perpetuarse en una
torres adversarias en la columna "f' y hemos posición central.
probado que debe meditarse mucho antes de
jugar f4 ( .. .f5) si esto provoca el cambio del LA PARTIDA PILLSBURY-LASKER
peón "e" por el "f' y si la casilla que el peón
"e" dej a l ibre puede ser ocupada por un caba­ En una partida j ugada allá por el año 1 896, en
llo. Por ejemplo, en la configuración que el torneo de Nuremberg, entre el norteameri­
muestra el diagrama: cano Harry Nelson Pillsbury y el Dr. Emanuel
Lasker, se arribó después de la j ugada 20ª de
las negras, a esta situación:
� � � .

. .

-
� -
�"'� � -
�""� �
­

.

Las negras aqu í deben pensarse muy bien la


jugada típica . .f5, ya que luego de exf5 el
.

cuadro "e4" es un bastión magnífico para el Detengámonos ahora un poco y observemos la


caballo rival. disposición de fuerzas de ambos bandos, y de
Hemos l legado a la conclusión de que el ca­ ese anál isis surgirá una evidencia: la superio­
bal lo es poderoso en ese punto y aun la torre ridad posicional de las blancas, que tienen su

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 161


baluarte en el dominio de la casilla "d4" ocu­ CONCLUSION ES
pada por un caballo, que es, como sabemos, la
pieza ideal en estos casos, pues además de la l ª La lucha de la casilla "e4" (o "e5") contra
acc ión ofensiva que ejerce sobre los cuadros la columna "f' abierta es tema apl icable a
"f5", "e6", "c6" y "b5 ", defiende admirable­ sinnúmero de sistemas de planteos, como los
mente una posible entrada de la torre en la que nacen del Gambito de Rey, de las Defen­
segunda l ínea. La ubicación de esta pieza sas Indias, y en casi todos los desarrol los del
permitió a Pil lsbury acred itarse una ventaja peón rey donde se efectúe la jugada típica
posic ional permanente, pero para aumentarla liberadora f4 ( .. .f5), como sistema de agresión
y luego transformarla en triunfo mediante la lateral al peón de "e5" ("e4").
combinación fueron necesarios sacri ficios 2ª Cuando tras el cambio del peón "e" por el
materiales. "f', en ese tipo de provocaciones laterales (f4
El juego term inó as í: o . .f5), se puede ubicar un fuerte caballo en
.

"e4" ("e5") delante de un peón adversario, el


21 .fS ! caballo suele ser más poderoso que la acción
de las torres adversarias en la columna "f'.
El flanco de rey de las negras es débil a causa 3ª El avance f4 ( .. .f5) puede hacerse con ente­
de su configurac ión de peones, y si unimos a ra confianza cuando el adversario carece de un
esa circunstanc ia el alejamiento de las piezas buen punto de apoyo para su caballo de "e5"
que debieran defenderlo, la precitada debili­ ("e4"), o cuando esta pieza puede ser elim ina­
dad se acentúa en forma peligrosa. Harry da por nuestras piezas menores.
Nelson Pil lsbury, con una serie de bien coor­ 4ª La fuerza de la columna "f' abierta es la
dinados sacrificios, reduce a la impotencia al agresión al peón "f7" ("t2"), que el caballo de
rey negro. "e5" ("e4") defiende económicamente. La
eficac ia del sistema está, por lo tanto, suped i­
21 . . . gxfS 22.lll f4 h4 23.ga1 ie7 24.gxa4 tada a la perpetuac ión de un caballo en ese
sector.
Sacrificando cal idad las blancas alejan el alfi l 5ª Elim inados los cabal los, los alfiles son
rival, que defiende la configuración de peo­ menos eficaces en la poses ión de una casilla
nes. centralizada de este tipo. En cambio, en las
usuales conformac iones de peones: c7-d6-e5
24 ... ixa4 25. lll d xeG fxe6 26 . .!ll xeG contra t2-d5-c4 la torre sue le ser arma podero­
sa en "e4", por cuanto apoya la futura contra­
La posic ión es ganadora. Lasker entregó la rruptura de las blancas, en este caso por med io
dama jugando . . . de f4 .
6ª La posesión del cuadro "e4" ("e5") en la
26 . . . id7 lucha contra la columna "f' pierde su fuerza si
el adversario carece de un peón delante, en
Pero igual el j uego fue perdido en la jugada "e5" ("e4"), que cubra la pieza centralizada.
50ª. 7ª El caballo que debe centralizarse en "e4"
De nada le hubiera servido al doctor Lasker ("e5") en estas posiciones sólo debe ser ubi­
guardar la dama continuando con 26 . . . WcB , cado en esos cuadros en última instancia,
pues entonces hubiera segu ido 27.Wxf5 , y a cuando el adversario no pueda cambiarlo para
pesar de la ventaj a material las negras no hacernos quedar, en cambio, con un alfil en
tienen escapatoria. ese sector.
Es éste un ej emplo claro sobre la importancia 8ª Todo esto es apl icable, ya que responde a
del caballo centralizado -ya sea en "e4", en idéntica estrategia, a la lucha del punto "d4"
"e5 " , en "d4" o en "d5"- cuando no se le puede ("d5") contra la columna "c" a merced del
desalojar. adversario.

1 62 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO VIII

LA CENTRALIZACIÓN DE LA DAMA

Uno de los temas estratégicos menos considerados en toda su importancia, pero val ioso
por lo que incide en la estrategia de las luchas abiertas, es la centralizac ión de las piezas. Nos
iremos ocupando del mismo y especialmente de la centralizac ión de la dama, pieza tan del icada
para j ugar en las aperturas y cuya prematura acción ha merecido tantas críticas. Hemos visto ya
en el tercer tomo de qué manera se castiga la osadía de poner rápidamente en actividad una pieza
de tanto valor.
No quiere decir esto ni mucho menos que la dama deba permanecer oc iosa, sino que es
prec iso ubicarla en zonas desde las que ej erza una acción tenaz, sól ida, pero que no pueda facili­
tar el desarrollo de las piezas enem igas. Por esto resulta difícil a menudo poder centralizar la
dama, o sea situarla en los cuadros centrales del tab lero. De el los es general mente la casilla "d4"
("d5" para las negras) la que brinda una acc ión más poderosa, pues la dama vulnera la gran dia­
gonal sobre el enroque corto rival, y, además, toma la otra importante diagonal que tiene su últi­
ma estribac ión en el peón "a7" enem igo ("a2"). Esto se puede hacer siempre que se camb ie el
caballo dama rival y el caballo rey del mi smo bando no pueda acud ir rápidamente en reemplazo
del ya desaparecido.
Es precisamente este detalle fundamental el que da fuerza dec isiva a los planteos que
tienen por base la oportuna realización de la j ugada d4, sosten ida por el caballo de " f3 " , o sea
casi toda la gama de aperturas del peón rey. Por ej emplo, después de 1 . e4 e5 2 . ltJf3 ltJ c6 3.d4
es una magn ífica j ugada, no sólo porque desarro lla las piezas y significa la fiscalización del cen­
tro del tab lero, sino porque luego de 3 . . . exd4 4 . ltJ xd4, no puede rep licarse con 4 . . . ltJxd4, a
causa de que luego de 5.Wxd4 la dama blanca estaría sólidamente ubicada en el centro del table­
ro, dispondría de un buen rad io de acc ión y no podría ser desalojada por medio de . c5 sin dejar
. .

una gruesa debil idad en el punto "d5 " . En la Apertura Española sucede lo m ismo en la variante
Ste in itz, y casi no hay aperturas del peón rey donde no se produzcan situaciones de este tipo. Aun
en las defensas, como por ej emplo la Sicil iana, luego de 1 .e4 c5 2 . ltJf3 ltJ c6 3.d4 exd4
4.ltJxd4, no se debe nunca segu ir con 4 . . . lll xd4 , a causa de que luego de 5.Wxd4 las blancas
centralizarían poderosamente su dama y no es fác il desaloj arla con una pieza de menor valor.
A esta causa se debe el consej o permanente de mantener el caballo en "c3 " ("c6") cuan­
do está la columna "d" abierta, pues esta pieza ej erce la acción sobre el cuadro "d5" ("d4") ene­
m igo. Se dirá que en los ej emplos anteriores pueden las blancas segu ir, si el negro no cambia los
cabal los, con ltJxc6 y luego Wd4 , pero para hacer esto deberían perder un tiempo val ioso y en
todos los casos el peón que va a "c6", luego de retomar el caballo, puede avanzar oportunamente
con fuerza a "c5", desaloj ando a la dama sin dejar tan débi l el peón de "d6".

NIMZOW ICH DI CTA C Á TEDRA que resu lta que la dama, la pieza de más im­
portancia en el tablero de madera, como en el
El valor de las piezas cambia en aj edrez de de la vida, logra su mayos trascendenc ia en las
acuerdo con la estructura de peones, verdad partidas donde su acc ión no se ve trabada por
añej a que no por muchas veces repetida debe los prop ios peones.
cal larse, pues de su cabal conoc im iento surge Por esto importa mucho aclarar el problema
gran parte de la capac idad aj edrec ística de los de ponerla en acc ión, máxime cuando se ha
jugadores. En las posic iones abiertas las pie­ dicho hasta la sac iedad que es pel igroso desa­
zas tienen mucho mayor valor, pues su rad io rrol larla prematuramente. Esto es verdad, pero
de acc ión aumenta considerablemente. De lo no absoluta. La dama no debe ser puesta en

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 63


acción cuando corre graves riesgos de ser 7 .tt:\c3 ib4 8.tll d bS %Yes
atacada por p iezas menores, que además de
desaloj arla consigan ganar tiempos en el desa­
rrollo. Pero, en cambio, es poderosa cuando
ocupa lugares centrales i naccesibles a las
amenazas de p iezas rivales. Veamos el ej em­
plo que brinda la partida Rubinstein-Nimzo­
wich del torneo de Carlsbad de 1 92 3 .

Defensa Siciliana (B32)


Carlsbad, 1 923
B lancas: A. Rubinstein
Negras: A. Nimzowich

1 .e4 es 2.tt:\f3 tt:\c6 3.d4 cxd4 4.tt:\xd4 dS


Una atrevida central ización de la dama que
Es una innovación pel igrosa y, a nuestro en­ tiene éxito por la ausencia del caballo rey en
tender, criticable. Nimzowich, fiel a su esti lo su lugar habitual : f3
" ".

de j uego, no vacila en arriesgarse con tal de


sorprender a su adversario con alguna nove­ 9.a3 ixc3+ 1 0 .bxc3
dad o reviviendo variantes en desuso, perfec­
cionándolas a su modo. Las blancas, con el propósito de no perder un
Lo usual en esta posición es 4 . . . lll f6 , conti- tiempo, retrocediendo el caballo, y con el
evidente objeto de quitar la posibil idad de
nuando a 5 . tt'l c3, con 5 . . . e6 o 5 . . . d6, pero no
enrocar a las negras, toman el alfil con el
5 . . . g6, a causa de 6 . tll xc6 bxc6 7.e5 tt'lg8
peón, un error de consecuencias. Era necesa­
8.Wf3, y las blancas están mej or. En cambio,
rio j ugar 1 O .lll x c3. La j ugada del texto debi­
en la cuarta j ugada también se puede conti­
l ita considerablemente el flanco dama de las
nuar con 4 . . . g6, con resultado satisfactorio.
blancas e impl ica la pérdida de un peón.
S.exdS
1 o ... a6 1 1 .tt:\d6+ @e7 1 2 .tt:\c4 Wxc3+
1 3 .id2 %Yd4
Rubinstein no explota con la suficiente ener­
gía la última j ugada del negro. La continua­
Hubiéramos preferido 1 3 . . . Wf6 . La j ugada
ción exacta era 5.�b5 �d7 6.exd5 tt'lxd4
efectuada por las negras fac i l ita un tanto el
7.�xd7+ Wxd7 8.Wxd4, y las blancas man­
ataque adversario.
tendrían el peón de ventaja. Si 5 . . . Wd6
6.exd5 Wxd5 7 . tt'l xc6 ! , ganando fácilmente • . 1 4.id3
S ...Wxd S 6 .ie3 e6 Si 1 4 .�b4+ tt'lxb4, y si 1 5.Wxd4 tll xc2+,
recuperando la dama.
Las negras no j uegan ... es porque, de acuerdo
con el plan trazado, esa casilla debe necesa­
1 4 ... bs 1 S.tt:\as %Yes+
riamente ser ocupada con la dama.
Si 1 5 . . . tll x aS 1 6 .�b4+ 'i!fd8 (única, porque
•En la actual idad esta variante se puede jugar, aunque las si 1 6 . . . 'i!fe8 1 7 .�xbS+, ganando la dama)
blancas siempre mantienen ventaja. La que más resiste 1 7 .�xa5+, con ventaj a para el blanco.
es: 5 dxe4 6 .lüxc6 W!xd 1 + 7 .lt>xd 1 a6! 8.i.a4 id7
...

9.lüc3! hc6 1 O .i.xc6+ bxc6 1 1 .lüxe4, con ligera


ventaja del blanco. 1 6.ie2 tt:\ xaS 1 7.ixaS ib7 1 8 .f3

1 64 ROBERTO G. GRAU
Era mej or, tal vez, 1 8 . 0-0 , sin debil itar el Si 30.Wxd6 gxd6 3 1 .ixg? gg6 32 .ic3
flanco de rey, pues, como hemos repetido en gd3 33.ged 1 (o alfil mueve) 33 . . . füf3 ! , y
diversas ocasiones, los peones de este flanco gana.
-cuando ya se ha enrocado o se desea hacerlo­
deben avanzarse sólo en los casos imprescin­ 30 . . .fG 3 1 .We3 es 32 . .ib4 Wd4 33 .\Wb3
dibles. Wd S

1a ... lüf6 1 9 . .ib4+ @ea 20.0-0 gda A pesar de la ventaj a que poseen, las negras
21 ..id3 lüdS 22 . .iaS gd7 23.ge1 Wd4+ deben j ugar con gran precaución para anular
24. @ h 1 todas las probabil idades del blanco, para lo
cual tropiezan con la dificultad de tener alfiles
DOM INIO D E L CENTRO de distinto color.

La posición com ienza a tomarse interesante. 34.\Wc2 \Wd3 3S.\Wcs @f7 36.gc2
Las blancas, si bien tienen un peón menos,
han alcanzado c ierta superioridad en la movi­ Las negras amenazaban . . ixf3 , seguido de
.

lidad de sus piezas, aumentada por el hecho de . . . \Wxf3 y . . . gg6 .


que la torre rey negra se halla fuera de j uego y
es algo lento el procedimiento para ponerla en 36 . . . gha 37.gd2 \WfS 38 .gxd7+ \Wxd7
actividad . Pero todo lo compensa la poderosa 39.\Wc2
dama negra centralizada.
Amenazando gd 1 .
24 . . . lüf4 2S.Wd2
39 . . . .tca 40 .gd 1 WfS 4 1 .Wc7+ @g6 42.h3
Lo mej or. Dando pruebas de un claro con­ ges 43_gc1 \Wf4 44.gcs ifS 4S.\Wd6 h4
cepto de la posición, Rubinstein, que sabe que
sus fuerzas no pueden aguantar las exigencias Preparando ... ixh3, cambiando el alfil por
de un final como el que se prepara, trata de los tres peones del flanco de rey.
acrecentar la energía de su ataque, sacrifican­
do otro peón. 46.id2 \Wg 3 47.gc3 as 48 .f4 \Wf2 49 _gf3
\We2
2S . . . lüxd3 26.cxd3 hS
Es de mencionar la forma hábil en que N im
Nimzowich, que ya ha obtenido ventaj a sufi­ zowich elabora una dific i l victoria, y siempre
ciente como para desear un final sin mayores con la maniobra de la activa dama negra.
compl icaciones, rehusa, prudentemente, la
oferta de su rival, tratando, en cambio, de SO .fxeS gxeS
poner en actividad la torre rey.
Y no 50 . . . ie4, a causa de 5 1 .gxf6+, etc.
27 .gac1 g h s 28 .ic3
S1 .fü4 b4!
Obl igando a las negras a tomar el peón "d".
Y AHORA UN NOTAB LE REMATE
28 ... Wxd 3 29.Wf4
Iniciando un excelente plan. Con el evidente
Si 29 .Wxd3 �xd 3 30.ixg? gg6 3 1 .ieS propósito de apurar la victoria, el negro sacri­
gd2 , etcétera. fica el peón "b" para apremiar el j uego con el
"a", creándole al adversario dificultades insal­
29 . . . WdG 30 .\Wg S vables, a pesar de los alfiles de distinto color.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 65


Lo que sigue es muy fino y merece ser exam i­ Puede afirmarse que su acción ganó la partida
nado con detenim iento. por la sabia exp lotación de la misma y por la
ausencia de la pieza adversaria que natural­
52.axb4 a4 mente está encargada de custodiar estos cua­
dros.
Este peón, aparentemente débil, es el que
decide la victoria. 1.- EL ESQUELETO DE PEON ES, EJE DEL
AJEDREZ
53.flxh4 a3 54.©h2 a2 55 ..tc3 We3
56 . .ib2 We1 57.Wd4 fle3 Veamos estas configuraciones:

Amenazando S8 . . . Wg3+ y S9 .. J':�e 1 + .

58.Wf4 fle4
�• !? �
- .
- .
d
Aclarando la situación. Las blancas, después
de esta j ugada, se verán obl igadas a permitir el
cambio de damas, lo que vigorizará notable­
• • • •
mente la posición del peón negro en el punto
"a2".

59.Wg3+ Wxg3+ 60.©xg3 fle2



Más ingenioso y fuerte que 60 .. J'�e 1 .
Si en esta posición de peones, conocida y
61 ..td4 fld2 común a varios planteos del peón rey y a mu­
chas defensas indias del peón dama, el blanco
Las blancas abandonan, pues si 62 . .ia 1 ubica su dama en "d4", sólo debe temer que
(62 . .ie3 gd3+, ganando) 62 . . . gd 1 63 . .ib2 ésta pueda ser desalojada por medio de una
gb 1 64 . .i.d4 (64 . .ie3 gb3) 64 . . . gb3+ pieza menor, pues la agresión directa por
6S. ©f2 rey mueve 6S . . . füb4 , segu ido de medio de . . . eS crea un grave germen de debi­
. . . gxd4, venciendo fác i lmente. lidad en el cuadro "d5 ", a la vez que dej a un
La partida, sól idamente j ugada por el fuerte peón retrasado en "d6" y sin grandes posibili­
maestro danés, es de valor más efectivo de lo dades de libertarlo mediante . . . dS, precisa­
que a primera vista parece, y su principal mente porque al jugar . . . es las negras perdie­
mérito reside en el final. ron la posibil idad de sostenerlo en su propó­
En el transcurso de la misma, y desde las sito de quebrar el centro, apoyándolo desde
jugadas inic iales, Nimzowich fue imponiendo "c6".
la mayor acción de una dama debidamente En realidad este esqueleto de posic ión de
centralizada. En la j ugada 8ª la ubicó en "e5 ", peones se puede transportar a otro sinnúmero
explotando el alej amiento del caballo rey de posiciones simi lares. Y como en verdad la
blanco. Ya hemos visto que la ausencia de los l ínea que marcan los peones en el tablero es
caballos rivales es la que facil ita la ocupación en las posiciones cerradas y sem iabiertas el
del centro por la dama. En la mayoría de los verdadero frente de batal la, reviste enorme
casos puede ubicarse en "d5", por ser el caba­ importancia lograr que el rival tenga que de­
llo dama el que generalmente se cambia pri­ bil itar esta armazón técnica de su j uego.
mero, pero ahora la hemos visto gravitando El aj edrez está regido y cimentado por la
entre "e5" y "d4", precisamente las dos casi­ situac ión que ocupan los peones de cada ban­
llas que el caballo rey toma desde "t3 " . do, y por esto a menudo una pieza centraliza-

1 66 ROBERTO G . GRAU
da se encuentra cómoda aún cuando pueda ser Las blancas, amparadas en su ventaj a de espa­
atacada por peones rivales, ya que a cambio cio, que se apoya exc lusivamente en el domi­
de la retirada forzada logra establecer debili­ nio del centro y en la sólida acción de la dama
dades definitivas en el frente enemigo. De lo centralizada, inician una combinación típica,
que se desprende que el viej o principio estra­ pero bonita y meritoria.
tégico de Phil idor sobre la fundamental im­
portancia de la ubicación de los peones es una 1 1 ... hxgS
verdad técnica indestructible.
Un error.
FINO MODELO DEL DOCTOR
ALEKHINE 1 2 . .!Lixe7+1 §'xe7 1 3 .hxg5 .!Li xe4 1 4J:!h5

Un ejemplo típico de lo que afirmamos lo da Ahora no es posible desalojar la torre por


una partida que publica el Dr. Alekh ine en medio de . . . g6, por la acción de la dama, que
" M is Mejores Partidas de Ajedrez" . Se trata de domina el punto "h8".
una partida ganada, en una sesión de simu ltá­
neas realizada en Holanda, a un aficionado 1 4 ... §'e6 1 5J:!d h 1 fS 1 6 . .!Li eS ! !
llamado M indeno.
E l secreto del triunfo. S e amenaza mate en
Apertura Española (C62) "h8", pues ahora está copada la casilla de
Holanda, 1 933 escape "fl". Para salvarse debe el negro tomar
Blancas: A . Alekhine el caballo y esto sacará al peón negro de la
Negras: A. M indeno columna "d", lo que favorecerá un jaque ga­
nador en "c4" de la centralizada dama blanca.
1 .e4 es 2 . .!Lif3 .!Li c6 3 ..ibS d6 4.d4 exd4
5.§'xd4 .id7 6 ..ixc6 .ixc6 1 6 . . . dxeS

Si 1 6 . . . §'xe5, ganaría 1 7.Wxe5, segu ido de


g6.

1 7.g6

Las negras abandonan, pues si 1 7 .. .'1M/xg6


segu iría 1 8 .§'c4+, y mate en tres jugadas.
Esta partida demuestra claramente la fuerza
enorme de una dama centralizada.

II.- LAS DIFICULTADES PARA


CENTRALIZAR LA DAMA

Se ha llegado a una típica pos1c1on de la Gu iado por el insti nto el j ugador novicio trata
Apertura Española, que en realidad se aj usta de ubicar sus piezas menores en las cas il las
íntegramente al esqueleto de peones que di­ centrales fuertes. En cambio, cuando la expe­
mos anteriormente : la dama en "d4", en la rienc ia le castiga por sus prematuras incursio­
columna abierta, sin poder ser por el momento nes con la dama, exagera la nota y deja a la
desalojada. dama siempre guarecida por los propios peo­
nes. Por eso resulta más importante el tema de
7 . .!Lic3 .!Lif6 8 ..ig S .ie7 9.0-0-0 0-0 1 0.h4 la centralización de la dama, pues esta pieza
h6 1 1 . .!Li d S necesita ciertas pecul iaridades para actuar en

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPER IOR 1 67


esa zona del tablero y además no requiere,
como las otras, de sostenes, porque, en todos
los casos, cuando se la ataca debe ser retirada,
salvo que la agresora sea la propia dama ad­
versaria, pues su enorme valor impide, salvo
en muy raras oportunidades, apelar al recurso
heroico de sacrificarla.

PARTIDA EXTRAORDINARIA

El ejemplo que sigue es el de la famosa parti­


da 2 1 ª del "match" Capablanca-Alekhine.

Gambito de dama (063)


Las negras han centralizado su dama y la
B uenos A ires, 1 927
acción de esta poderosa pieza, que domina tan
B lancas: J. R. Capablanca
amplio sector del tablero, ha de resultar deci­
Negras: A. Alekhine
siva.
La posesión de las diagonales blancas no ha
1 .d4 d5 2.e4 e6 3 . lü e3 lüf6 4.ig5 lübd7 de poder ser neutral izada.
5.e3 ie7 6.lüf3 0-0 1.ge1 a6 S.a3
25.a4 if6 26.lüfl
Este avance no parece ser recomendable.
Alekhine afirma en su ú ltimo libro que esta No 26.i:!d 1 por 26 . . . bxa4 27 .Wxa4 lt:Jb2
partida lo desterró de la práctica de los gran­ 28.Wxa6 i:!a8.
des maestros.
Tiene, pues, el ej emplo un gran valor técnico, 26 ... ib21
porque indica que las blancas no pueden tratar
de ganar el tiempo necesario para forzar a las Una j ugada notable que complementa la ac­
negras a j ugar . . . dxc4 antes que el primer ción de la dama centralizada y da lugar a una
jugador efectúe .id3. La famosa lucha por el combinación bonita. Tiende a evitar 27.i:!d 1
tiempo, en la Ortodoxa, parece ser favorable por la répl ica que sigue : 27 . . . bxa4 28.Wxa4
para e l negro, pues las jugadas posibles para lt:J b6 2 9 . i:!xdS tt:Jxa4 30 . !�d 1 lü c3 3 1 .i:!e1
dilatar �d3 entrañan otro tipo de debil idades. i:!c4 32 ..id6 tt:J e4 33 ..ie? f6 34.i:!b 1 iif7
En este caso, el punto "b3 " . 35. �f1 .ic3, con final ganador. Si, en cam­
bio, 27.i:!b 1 lt:J a3! 28.Wxb2 tt:J xb 1 29 .Wxb 1
S ... h6 9.ih4 d xe4 1 0 .ixe4 b5! 1 1 .ie2 Wb3 30.Wf1 bxa4 3 1 . h 3 a3 y gana.
ib7 1 2 .0-0 e5 1 3 .dxeS lü xe5 1 4.lüd4
ges 1 5.b4 lü ed 7 1 6 .ig3 lü b6 1 7 .YlYb3 21.ge1 gds 2S.axb5 axb5 29.h3 es
lüfd5 1 S .if3 ge4 1 9 .lüe4 YlYeS 20.gxe4 30.gb 1 e41 3 1 .lüd4 ixd4 32.gd 1 lüxe3!
lü xc4 2 1 .ge1 YlYaS I
Y las blancas abandonaron.
Con esto las negras se apoderan definitiva­ Partida típica del tema, pues hasta el ú ltimo
mente de la diagonal central y preparan el momento las negras han hecho gravitar la
plan de centralización de la dama que debe poderosa acción de su dama centralizada en
reportarles la victoria. "d5 " .
Además esta partida es, j unto con la 343, l a
22 .lüe3 ges 23.lLJxdS ixd5 24.ixd S mejor que disputó el Dr. Alekh ine e n el gran
YlYxd5 "match" de 1 927.

1 68 ROBERTO G. GRAU
EL CABALLO CENTRALIZADO seguir triunfar con e l plan únicamente cuando
se esté seguro de su sólida real ización.
Pasaremos rápida revista en esta serie de te­ En síntesis: e l viej o y clásico principio del
mas a la centralización de otras piezas que no maestro danés N i mzowich, de "que es más
sean la dama, pues e l tema tiene característi­ fuerte la amenaza que la realización de la
cas estratégicas muy distintas. En el caso de la amenaza".
dama centralizada, esa posición requiere la Es claro que en algún momento de la lucha
seguridad de que la pieza no pueda ser desa­ hay que realizar las amenazas, pero de ser
loj ada sin crearse debilidades serias en la posible debe dilatarse la crisis hasta que se
conformación de peones. En e l caso de caba­ tenga la certeza del éxito. Por ej emplo si el
llo o alfil centralizado, quien esto hace, espe­ blanco ubica un cabal lo en "e5 " en la sigu iente
cialmente en el segundo caso, debe estar dis­ posición:
puesto a que la pieza centralizada sea elimina­
da por el rival para lograr, en cambio, alguna
ventaj a posicional permanente: un peón pasa­ • • • •
do en quinta, que suele ser la consecuencia
lógica de esos cambios, y aun un peón fuerte

en quinta, sin estar pasado, pero con el com­ •
plemento val ioso de una columna abierta a
disposición.
El tema del peón pasado debe estudiarse en el �� .
tercer tomo, ya que para ubicar en quinta y
sacar provecho de esa situación hay que saber
cómo explotar más tarde la ventaja relativa del
�/,
peón pasado. Nos extenderemos brevemente
sobre la central ización de las piezas menores,
pero advertiremos que este tema está vincula­ El adversario j ugará . . . llixe5 y en lugar de
do al otro. En real idad los temas estratégicos tener un punto fuerte en la casilla "e5" y dis­
del ajedrez están vinculados todos entre sí, poner de una columna abierta ún icamente se
pero una subdivisión prolij a de los mismos, habrá conseguido ubicar un propio peón en
como la que estamos trazando en estas pági­ ese sector, que si bien es relativamente fuerte,
nas, ha de permitir al aficionado estudioso resulta al fin menos elástico que en la posición
conocer en todos los casos la fami l ia estraté­ anterior.
gica hacia la que se orienta la partida que Si a esa misma posición básica señalada antes
juega y las consecuencias de la posición que le agregamos un alfil blanco en el punto "c3"
está elaborando. y uno negro en "c8" y el rey negro en "e8", lo
Para centralizar una pieza hacen falta algunos justo sería antes de j ugar llie5, ubicar el alfil
detalles tácticos fundamentales. En primer de "d3" en "b5" para clavar el caballo, el imi­
lugar, que la cas i l la en la que la pieza se ubi­ narlo si es necesario, y poner más tarde el
que esté en nuestro poder. Es decir, que la caballo en "e5" sin el riesgo de que sea cam­
dominemos con mayor número de fuerzas biado.
efectivas que las del adversario. Además, para
que esta centralización sea valiosa debe tener­ UN MODELO DEL AÑ O 1 886
se la seguridad de que el adversario no está en
condiciones de desaloj ar la pieza sin crearse a La antigua partida entre Zukertort y Steinitz,
cambio alguna debilidad que compense la disputada en Norteamérica en el "match" por
pérdida de tiempo. En caso de que no se tenga el campeonato mundial de 1 8 86, es un ejem­
esa certeza, conviene acumular elementos en plo característico del tema que ahora nos ocu­
la amenaza de centralizar la pieza, hasta con- pa:

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 69


Defensa Eslava (D 1 O) existir el peón "c" negro, el punto fuerte que
USA, 1 886 se creará en "d4" compensará ampl iamente el
Blancas: J . Zukertort peón doblado. Por otra parte, ahora no puede
Negras: W. Steinitz capturarse, pues luego de . . . lll x eS y dxeS las
negras perderían el peón "d" .
1 .d4 dS 2.c4 c6 3 . tü c3 tüf6 4.e3 ifS
8 . . . e6 9.ibS �c7 1 0.id2 id6 1 1 .f4 0-0
Este desarrollo del alfil dama en el Gambito 1 2.l:k1 ixeS
de Dama es magn ífico desde el punto de vista
de desarrol lo rápido de las piezas, pero muy Las negras se deciden a eliminar el desagra­
discutible desde el más profundo de la estrate­ dable caballo de "e5" y tratan de quebrar el
gia posicional. vértice débil de la cadena blanca de peones
Por principio no puede hacerse cuando el por medio de .. .f6. Pero las blancas disponen
adversario puede l levar rápidamente la dama a de recursos para evitarlo y además se han
"b3 " y atacar el punto debil itado de "b7". asegurado una magn ífica cas i l la en " f4 " para
Todo esto se halla de acuerdo con la teoría ubicar un fuerte caballo que gravitará en la
formu lada en este m ismo volumen sobre la suerte del enroque negro.
necesidad estratégica del alfil detrás de la
cadena de peones, y sobre las virtudes del alfil 1 3 .fxeS tüe8 1 4.0-0 f6
"ominoso", que no es tan om inoso como pare­
LA LUCHA POR LA ESTAB I L I DAD DEL CENTRO
ce en cierto tipo de posiciones, y espec ial­
mente en los planteos, mientras no se ha crea­
Con esto parece que se destruirá el conjunto
do una posición rígida de peones.
central de peones, lo que llevaría a una cómo­
da igualdad . Por otra parte, es éste el sistema
5.cxdS cxd S 6.�b3 ic8
típico de luchar contra una cadena de peones
Arrepintiéndose a tiempo. Por fortuna, en las de este tipo, cuyo vértice ("e5") está sosten ido
por un sólo peón, lo que le torna insostenible.
aperturas que nacen del peón dama las pérd i­
Pero las blancas disponen de recursos tácticos
das de tiempo j uegan un papel mucho menos
importante que en las de peón rey, o en las para provocar . . .fS, lo que automáticamente
posiciones abiertas. consol idará el centro de peones y dará vigor a
la futura dominación de la casilla " f4 " .
7 .tüf3 tü c6 a.tües
1 5.id 3 ! lU7

No se podía 1 5 . . .fxeS por 1 6 . .ixh?+, segui­


do de füf8 .

1 6.ti'c2 !

Ahora las negras están ante un desagradable


di lema. O mover .. .fS, lo que mostrará que han
sido derrotadas en la primera batalla posicio­
nal, o jugarse enteras con . . . 96 o .. .fxeS. Am­
bas son malas, por lo que sigue: si 1 6 . . . 96
1 7.ix96 hx96 1 8 .�x96+ lll 97 1 9.exf6 , y
las blancas ganan. Si 1 6 . . .fxeS 1 7 . .ixh?+
¡ Bravo ! Centraliza una pieza en apariencia ©h8 1 8.tübS �e? 1 9 .füf? ti'xf7 20 . .i96
prematuramente. Pero no es así, ya que, al no ti'e7 2 1 .ixe8 ti'xe8 22.tüc? y ganan. Tam-

1 70 ROBERTO G. GRAU
poco serviría en esta última variante, en lugar
de 1 8 . . . We7 , segu ir con 1 8 . . . i::! x f1 + , por
1 9 .füf1 We7 20.Wg6 lDf6 2 1 .lDd6 lDxh7
22.fü7 Wg5 23.fü8+ lD xf8 24 .Wxg 5, ga­
nando.

1 6 .. .fs 1 7 . lü e2 i.d7 1 sJ;f2

VIEJAS NOVEDADES

En el año 1 886 los maestros apl icaban el prin­


cipio moderno de Nimzowich, de que más
vale la amenaza que la realización de la mis­
ma! El blanco proyecta jugar lDf4 , pero lo
hará en el momento exacto, luego de preparar Posiblemente la mejor opc ión para las negras
todas sus piezas para el asalto final al enroque en este momento fuera 25 . . . .ixe2, con el
negro. propósito de evitar la ubicación del caballo
blanco en el escaque "f4'' , pero es realmente
1 8 .. J;cs 1 9 .i.c3 Wb6 20 .§'d2 penoso tener que desprenderse del único alfil,
ceder al rival dos alfi les contra dos cabal los, y
Evita . . . llib4. darle al alfil de "b I " el dom inio absoluto de
las diagonales blancas. El final está técnica­
2 0 . . . lDe7 2 1 J;cf1 i.b5 mente perd ido para las negras.

Para cambiar el alfil más poderoso de las 26.lüf4 lüc8 27.gxf5 gxf5
blancas. El de "c3" no es tan bueno, por
cuanto la situac ión rígida central de peones Ahora el caballo de "f4" es prácticamente
traba su acción y hay pocas posibil idades de inexpugnable y decidirá la lucha de bonita
que se libere. En cambio, el de "d3 " será muy manera.
poderoso después de la ruptura típica por
medio de g4! 2s.gg2 @h8 29.©h2 §'c6 30 .geg 1 lüe7
3 1 .Wf2 §'es 32.gxg7
22.i.b 1 §'a6 23.g4!
Y las negras abandonaron.
L A RUPTURA T Í PICA Si 32 . . . füg7 seguma 33.füg7 @xg7
34 .llixe6+ , decid iendo la lucha por medio de
Las negras están estratégicamente perdidas. la acción del poderoso caballo sobre el punto
No es fáci l luchar contra la presión en la co­ "e6", debil itado por la man iobra central del
lumna "f', combinada con la acción del alfil planteo.
de "b 1 " . Las piezas negras se enredarán en su
acción por la falta de espacio para moverse y EJ EMPLO DE NIMZOWICH
ni siquiera es bueno el recurso de simplifica­
ción, habitualmente ventajoso para quien Hemos visto la acc ión de una pieza oportuna­
dispone de menos espacio, porque luego de mente centralizada.
23 . . . .ixe2 24.Wxe2 Wxe2 25.füe2 fxg4 En cambio, ahora vamos a mostrar una típica
seguiría 26 . .ixh 7 + , y si 26 . . . @f8 27.i::! ef2, centralización que ofrece defectos serios por
ganando fáci lmente. el hecho de que el peón que reemplazará al
caballo puede ser agredido lateralmente por
23 . . . g 6 24. h 3 gc1 2sJ;e1 lüg7 un peón enemigo :

TRATADO GENERAL D E AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPER IOR 171


1 . d4 dS 2 . lll f3 lll f6 3 . .if4 e6 4 .e3 es S.c3 1 1 1 .- UN CABALLO CENTRALIZADO
lll c6 ! SUELE VALER M Á S QUE UNA
CALIDAD.

La pieza centralizada aumenta en poder a


medida que la partida avanza. En el medio
j uego o prefinal, una pieza centralizada, espe­
cialmente un caballo, se torna muy poderosa,
por cuanto la partida se ha simplificado y es
más dificil cambiar la pieza que ocupe esa
situac ión. En esos caso suele ser tan definitiva
su acción, que hasta puede considerarse la
posibilidad de entregar una calidad para eli­
minarla, ya que se logra, como compensación,
no sólo el peón que sostiene al caballo, sino
que a su vez uno se apodera del punto fuerte
A este movim iento le pone N imzowich un central en disputa. En una partida de N i­
signo de adm iración, puesto que tiende a evi­ mzowich y Buerger se llegó a la posición que
tar la buena centralización de una pieza adver­ sigue:
saria.
Si las negras jugaran, en cambio, S . . . b6 las
blancas, luego de la secuencia 6 .lll bd2 .id6
7. lll e S .ixeS 8 . dxeS lll fd7 9 .'?Ng4 :B:g8
1 0 . lll f3 lll c6 1 1 . .id3 lll f8 1 2 .0-0 .ib7
1 3 . b4 c4 1 4 ..ic2 '?:Vd ? 1 S.a4 a6 1 6 .e4 ! y si
16 . . . 0-0-0 1 7 ..ie3 ctlc7 1 8 .aS, lograrían una
posición favorable, lo que demuestra la soli­
dez del plan iniciado la ubicar el caballo en la
casi lla "e5 " .
E n cambio, ahora esa maniobra n o e s buena y
la razón resulta lógica: nunca debe perderse de
vista en las aperturas la fiscalización de los
cuadros centrales, y la j ugada S . . . b6 es mucho
más indiferente a ese principio fundamental En esta posición hay una doble central ización
que la de S . . . lll c6 , puesto que si ahora se de piezas. ¿Cuál vale más? No es dificil ad­
continúa con 6 .lll bd2 .ie7 7 . h 3 (anticipán­ vertirlo. Mientras el caballo negro está ataca­
dose a . . lll hS) 7 . . . .id6 ! ( e n dos tiempos,
. do y puede ser elim inado mediante el sacrifi­
pero ahora es buena porque las blancas no cio de cal idad, por tener un solo sostén, el de
pueden replegarse a "g6" y porque provoca la las blancas no está atacado directamente y
prematura ubicación del caballo en "e5") cuenta con dos sostenes val iosos, de manera
8.lll eS .ixeS 9 . dxeS lll d7 1 0 .lll f3 a6! que no es posible el sacrificio de calidad de
1 1 . .id3 f6 , y luego de 1 2 .exf6 '?Nxf6 las las negras, porque sólo capturarían el caballo
negras quedan con ventaj a porque amenazan con la torre, lo que es un disparate. En cam­
. . . es y . . . e4. bio, de entregar las blancas la torre por el
Han triunfado en la lucha central y han torna­ cabal lo, recibirían, además, el peón de "f5 " y
do estéri l la centralización de una pieza adver­ centralizarían la dama en la poderosa casilla
saria por medio de una oportuna simpl ifica­ "e4". En este momento j ugaba N imzowich,
ción y la maniobra típica de agresión lateral, que conducía las blancas, y no titubeó, pues,
en este caso 1 1 . . . f6 ! en j ugar 1 .:B:xe4, l legando a un final ganador.

1 72 ROBERTO G. GRAU
¿LOS CABALLOS SON SUPERIORES A Gambito de Dama ( D 5 I )
LOS ALFILES EN POSICI ÓN ABIERTA? Buenos A i res , 1 934
B lancas: R. G. Grau
Como ej emplo notable de la fuerza de piezas Negras: l. P leci
centralizadas, quizás uno de los más signifi­
cativos es e l de otra partida disputada por 1 .lll f3 lll f6 2.c4 e6 3 .lll c3 d 5 4.d4 c6
Nimzowich, esta vez contra el maestro Loven­ 5.ig 5 lll bd7 6.a3 ie7 7.e3 lt:\e4
fisch. En este cotejó quedo en una posición
abierta con dos caballos contra dos alfiles y, É ste es un ej emplo típico de prematura cen­
sin embargo, su j uego era preferible, por el tral ización de una pieza. Nada impide hacer
hecho de que ambos cabal los estaban bien esta j ugada, pero la verdad es que no resulta
centralizados y anulaban, por este solo hecho, agradable j ugar dos veces una pieza para ubi­
en una posición central carente de peones, la car un peón en "e4" doblado, que deberá ser
acción de los alfiles rivales. La posición era la sostenido con .. .f5, lo que debil itará toda la
que sigue: armazón de peones del negro.

8.ixe7 Wxe7 9. lll xe4 dxe4 1 O .lll d 2 f5


1 1 .cS

Las blancas ceden su cas i l la "d5", en la que


podrá ubicarse eventualmente un caballo ne­
gro, pero, en cambio, se aseguran la fiscal iza­
ción del conj unto de cas i l las negras del centro
del tablero, debi l itadas por la ausencia del alfil
rey y por ubicar los peones centrales en blan­
co a que obligó la necesidad de sostener el de
"e4'', único saldo de la prematura centraliza­
ción del caballo negro.

En esta posición las blancas están mejor debi­ 1 1 . . . 0-0 1 2 .lll c4 lt:\f6 1 3 .W/c2 @ h 8 1 4.ie2
do a la fuerte acción de los cabal los centrali­ id7 1 5 .0-0 ie8 1 6 .f4 lt:\ d 5
zados. La ventaj a de los dos alfiles queda en
este caso anulada porque las diagonales cen­ Las negras han logrado, a cambio d e l peón
trales están obstruidas. Nimzowich, con las doblado, un punto fuerte en "d5" y las blancas
blancas, j ugó 1 .Wa6, y ganó en excelente podrán centralizar otro en "e5 " . ¿Qué es prefe­
forma la partida. rible? Sin duda, la ubicación del caballo blan­
co, pues no podrá ser eliminado y, en cambio,
PEÓN PASADO COMO SALDO el de "d5" puede ser cambiado por el alfil rey
blanco si las circunstanc ias lo requieren .
Pero no siempre las piezas centralizadas son
buenas, y especialmente es grave el pretender 1 7.W/d2 g 5 1
apoderarse prematuramente de ese sector del
tablero. Suele acontecer que se doble un peón Muy bien. Las negras siguen el plan típico y
sin compensaciones claras, que se pierda al­ tratan de abrir una columna fuerte o transfor­
gún tiempo y que al final, aun cuando se logre mar el peón doblado de "e4" en peón pasado
pasar el peón fuerte de la quinta l ínea, esto no por medio del cambio . . . gxf4 .
baste para ganar. La siguiente partida del
Torneo Mayor de 1 934 es expresiva en ese
1 8 .g3 b5
sentido.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 73


Las negras tratan de definir la situación del de peones negra es inmej orable, pero no basta
caballo blanco y además impedirán que por para compensar la preponderante acción del
medio de �c4 las blancas cambien el caballo caballo centralizado.
de "d5 ", o por lo menos obligarán a una ma­
niobra más larga para lograr ese obj etivo. 3 1 .gb6! axb6 32.gxaS+ ©g7 33.bS!
bxc5 34.� xc6 e3+
1 9.�es gxf4 20.exf41
El peón pasado intenta salvar la partida, pero
PEÓN PASADO, PERO . . . ya es tarde. Además, de existir algún peligro
en esto, las blancas pudieron demorar la ma­
niobra j ugando ©e3 antes que bS.

35.©e1 ti'xb5

Lo mej or, pero ya las negras están perdidas.

36.� xe7 i.g4 37.�xdS cxd4 38 .ti'a7+


©h6 39.ti'a6+ ti'xa6 40.gxa6+ ©g7
41 .ga4

Y las negras abandonaron.


Hemos visto un ejemplo de piezas centraliza­
das de variado tipo. Primero, la prematura
Ahora las negras tienen un peón pasado, saldo ubicación de una pieza en ese sector, que se
frecuente en este tipo de posiciones. Pero han transformó en peón doblado. Luego, la cen­
permitido que el blanco centralice otra pieza y tral ización de dos cabal los de distinto bando,
el fuerte caballo negro de "d5" puede ser cam­ y finalmente un peón pasado que de poco
biado por el alfil b lanco. sirvió, pues para lograrlo se debió permitir
que el adversario ubicara a su vez un poderoso
20 ... ti'b7 2 1 . b4 ggs 22.a4 e indesaloj able caballo en el centro de la lu­
cha.
Cerrado el centro, comienza la demostración
en el ala. IV.- S Í NTES IS DE LO ESTU DIADO

22 ... bxa4 23.gxa4 gbs 24.ic4 Vimos ya diversos aspectos de la lucha por la
central ización de una pieza. Sabemos que ésta
Ahora es posible eliminar el fuerte cabal lo suele transformarse, ya en columna abierta (la
centralizado y la partida re resolverá con un columna que dej a libre el peón que toma el
final de caballo central izado contra alfil malo. lugar de la pieza central cambiada), ya un
El peón pasado, magro saldo estratégico de la punto fuerte (la casilla que ocupaba anterior­
prematura maniobra negra del planteo, debe mente el peón que pasa al sitio de la pieza
asistir inerme a la derrota de su bando. central cambiada), ya un peón pasado, pues un
peón en quinta (cuarta, si es negro) suele que­
24 . . .i.hS 25.i.xd S exd5 26.gfa 1 gas dar libre, o solamente un peón en quinta fuerte
27.ga6 ggc8 2s.g1 a4 gc7 29.©f2 g97 pues controla las casillas sextas laterales, lo
30.ti'a2 i.d 1 que es muy valioso si el rival no dispone de
un alfil para controlar esos cuadros. Por ejem­
El alfil ha entrado en j uego y el peón pasado plo, la formación de un peón blanco en "e5"
está ahora sólidamente sostenido. La cadena contra uno negro en "e6" es buena habitual-

1 74 ROBERTO G . GRAU
mente cuando el segundo jugador no tiene el
alfil rey, y la de un peón en "d5" contra otro
en "d6" es excelente cuando el negro no dis­
pone de su alfil dama. En estos casos la fisca­
lización de las columnas "e" o "d", respecti­
vamente, suele ser muy importante y desagra­
dable para quien ve dominada por el adversa­
rio una casilla vital dentro de su propio bando.
Pero es necesario segu ir adelante en el estud io
del tema y considerar otro aspecto del mismo.
Hemos dicho que cuando se central iza una
pieza menor debe tenerse en cuenta la posibi­
lidad del adversario de rechazar la agresión.
En los casos en que se haga necesario reple­
garse, es generalmente imprudente la centrali­ Es éste un esqueleto de posición muy usual y
zación, salvo que se obtenga otro tipo de ven­ muy parec ido al anterior. La ún ica diferencia
taja de orden posicional. El principio podría es que un peón blanco está en "e3 " en lugar de
ser este : cuando se coloca una pieza en quinta en "c3 " . En este caso debe meditarse mucho
(cuarta para las negras) debe temerse mayor­ antes de j ugar lll e 5, pues si esto se efectúa,
mente el desaloj o de la misma por med io de la luego de . . .f6, las negras amenazan seguir con
agresión de un peón, si la columna en que se .. . e5 l iberando totalmente el j uego. Por estar
halla la pieza está abierta. Por ejemplo: cerrada la columna "e", el blanco no podrá
evitar ese plan.
Tenemos, pues, los princ ipios a los cuales es
fác il sujetarse y que, si bien no son infalibles,
se encuentran siempre muy cerca de la verdad.
Por eso resu lta interesante observar que en
estas posic iones hay un sistema para mantener
la central ización, aun cuando mucho más
pel igroso y sujeto a factores suti les de la posi­
ción adversaria. El medio es el de sacrificar la
pieza centralizada para hacer del cuadro "e5"
un nudo de la posición que impida el desaho­
go del rival . Esto sólo puede considerarse
cuando el adversario está enrocado corto y se
dispone de elementos para atacar el debil itado
Si el esqueleto posicional es éste, puede j ugar­ enroque del rival.
se 1 . lll e 5 sin temer 1 . . .f6 , pues en ese caso, No lo damos como regla general, sino como
luego ya de 2 . lll x d7 o de replegarse nueva­ excepción, solamente como una idea estraté­
mente con el caballo, se dispone de un peón gica o tener en cuenta en determ inadas posi­
débil para "trabaj ar" al de "e6" rival, que a la ciones.
vez ha debil itado el ala rey al j ugar ... f6 .
En cambio, la central ización de la pieza no es EL DESA LOJO DE LA PIEZA DEJA
tan aconsej able cuando la columna en la que PEON ES D É B I LES
se encuentra la casilla donde ubicaremos la
pieza está cerrada. En ese caso debe temerse Hemos estudiado posic iones en las que el rival
el desalojo, porque permite al adversario a su lucha por expulsar la pieza central, logra ata­
vez romper el centro y librarse de la presión; carla y prepara a su vez la ruptura central por
por ej emplo: medio de la ubicación de un peón en el cuadro

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 75


que antes ocupaba la pieza enemiga. Y afir­ En una posición en que, aparte de la situación
mamos que en este tipo de posiciones queda de otras piezas, se l legue a un esqueleto es­
aún el recurso de mantener la pieza agredida. tratégico como el esbozado, resulta un dispa­
Pero bueno es que no generalicemos y deter­ rate la j ugada f6 ya que luego de �h5 se
. . . ,

minemos cuál es la posición típica que per­ amenaza mate y se logra una posición domi­
mite a menudo recurrir a este género de com­ nante. Esta es la armazón estratégica burda de
binaciones. Se trata solamente de la lucha por la posición que da lugar a este típico tema de
el punto "e5" ("e4"), la que se presta a la sacrificio de la pieza centralizada, con mayor
fam ilia de maniobras que estamos ahora con­ o menor orquestación o sutilezas tácticas. La
siderando, cuando existen estos detalles: que partida que ahora veremos, magn ífica en todo
el agresor de la pieza centralizada esté enro­ sentido, l leva el tema quizá a su máxima suti­
cado corto y que el enroque carezca de buena leza. Pero en realidad la idea central es la que
defensa. Por otra parte, casi siempre sucede nos ocupa y entra en uno de los capítulos
esto, pues para atacar la pieza de "e5" ("e4") conocidos de la central ización de una pieza en
debe recurrirse al avance del peón "f' a "f6" "e5" ("e4" en este caso, pues son las negras las
("t3"), y en esa forma cualquier agresión que centralizan), que, siendo parecido, tiene
sobre el punto "h7" ("h2") es poderosa, por­ sus diferencias con la posición del cuadro
que naturalmente el enroque carece del sostén "d4".
natural y fuerte del caballo de "f6" ("f3"), que
es la l lave maestra de su defensa. EL MODELO DE AHUES

EL ESQU ELETO DE LA POSICI ÓN La presente partida es una de las más famosas


del aj edrez moderno. En ella el maestro ale­
El esqueleto técnico de la posición más favo­ mán Ahues batió al ucraniano Bogolj ubow y
rable para el atacante es el que nace de un conquistó el premio de belleza por la admira­
caballo en "e5 ", un alfil en "d3 " y una dama ble maniobra de sacrificio realizada. Es decir,
en "d l ". Esta configuración, tan usual, es en realidad lo compartió, pues Bogolj ubow,
inocua contra un enroque normal y un caballo verdadero "conejo de Indias" del torneo, fue
en "f6" que lo sostenga, pero apenas el caballo asim ismo batido en admirable forma por
desaparece se torna muy fuerte. esta fuerza Monticelli, quien dividió con Ahues dicho
aumenta si se avanza . f6 para desaloj ar al
..
premio.
cabal lo rival . En ese caso la j ugada �h5 obli­ Los comentarios son del maestro mexicano
ga habitualmente al avance del peón "f' a Joaquín Araiza.
"f5", lo que salva el caballo agredido y lo dej a
sól idamente ubicado en "e5 " . Por ej emplo: Gambito de Dama (D3 5)
San Remo , 1 93 0
B lancas: E. Bogolj ubow
.
. -
. -·
· -·
· Negras: C. Ahues

1 .c!Lif3 c!Lif6 2.c4 e6 3 . c!Li c3 d S 4.d4 c!Li bd7


�" 5.igS c6 6.cxdS exd S 7.e3 ie7 8 .id3
c!Lie4 9.ixe7 �xe7 1 0.�c2 fS
• • • • Y las negras se han apoderado de la casilla
"e4", instalando sólidamente en ella un caba­
• • • • llo. Tienen ventaja en espacio en el ala rey, a
cambio de una posible debi lidad en el ala de la
• .¡v. • dama.

1 76 ROBERTO G. GRAU
adversario. Este tipo de posiciones lo j uega en
excelente forma el campeón alemán.

1 8.llJ ce2

Si 1 8 .fxe4 fxe4 , amenazando . . . ixh3+.

1 8 . . . f4! !

Siguen las combinaciones. Esta notable j uga­


da encierra innumerables compl icaciones. El
negro se ha propuesto no sacar su caballo de
"e4" y esa terquedad es desagradable para
Bogolj ubow.
1 1 .0-0 0-0 1 2 J�ae1 fü6 1 3.g3

1 9 .g4
Esta j ugada la meditó Bogolj ubow cerca de
cuarenta m inutos. Es un tanto doloroso tener Evitando . . . ixh 3+.
que avanzar de esta forma los peones del ala
rey, pero el ataque de las negras amenazaba 19 . . . .!LJxg4 ! !
ser muy fuerte, y tarde o temprano habría que
haber realizado este golpe, y probablemente,
más tarde, en situaciones menos ventajosas.

1 3 . . .g S !

Una bonita y enérgica j ugada. Aparentemente


se entrega un peón, pero éste no puede ser
capturado, pues si 1 4.�xe4 seguma
14 .. .fxe4 1 5 . lt:'i xgS gg6 ! 1 6 . h4 h6 1 7 . lt:'i h 3
lt:'ie5! , amenazando . . . J.xh 3, ganando calidad,
y . . . lt:'if3+, con posición ganadora.

1 4.©g2 g h 6 1 5. llJ g 1 Yf/f7 1 6.f3 Wih5


1 7 . h 3 llJdf6 ! ! Y siguen los sacri ficios. L a posición d e las
blancas se está volviendo desagradable.
COMIENZA LA COM B INACIÓN
20 .fxg4 J.xg4 2 1 .llJxf4 ! gxf4 22 .J.xe4
Una nueva j ugada espectacular que revela el
talento de combinador de Ahues. Entrega una Bogolj ubow ha disipado aparentemente parte
pieza como primera parte de la combinac ión y de la tormenta, pero sin lograr obtener el
se d ispone a entregar dos, según la répl ica del equi l ibrio. La posición del rey blanco es pro­
picia a la realización de combinac iones y
ahora Ahues ganará la dama por torre y alfil.
• Es mejor 1 2 .l:'lfe 1 , manteniendo a la torre del ala de
dama para operaciones en ese sector y dando, en algún
caso, la casilla "fl " para el caballo de "O". Por ejemplo: 22 . . . J.xh3+ 23.lt:'ixh3 Yfixh3+ 24.©f2
12 . . . a5 1 3 .ti:\d2 ti:\xd2 1 4.Wfxd2 ti:\f6 1 5 .f3 �e6 Yf/g3+ 25.©e2 gh2+ 26.©d 1 gxc2
1 6 .ti:\a4 ti:\d7 1 7 .!:!ac 1 , conservando las blancas una 27.J.xc2 ©h8 2s.g h 1 ges 29.ixh7 ©g7!
pequei'la ventaja, Tajmanov-Janosevic, Vmjacka Banja
1 974.
30 .J.c2

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA S UPERIOR 1 77


Si 30 .l'!eg 1 seguiría 30 . . . Wxg 1 + 3 1 .l'!xg 1 + como en el de la partida de Araiza (peón de
©xh7 32. exf4 l'!e4 , ganando el final. "e3 " f , o cuando se puede dar rápida acción al
alfil habitualmente bloqueado de "c8" de las
30 ... ©f6 3 1 .gh6+ @e7 32.exf4+ ©da negras, como sucedió en la partida de Ahues.
33.gd6+ ©e7 34.gxe6+ bxe6 3S.gxe8
Wxf4 V.- LO QUE YA SABEMOS

Bogolj ubow se ha defendido en la mejor for­ En el transcurso de esta exposición sobre la


ma, pero todo es ya inútil contra la fuerza centralización de las piezas hemos visto mu­
agresiva y la agi lidad de la dama, unidas a la chas cosas interesantes, que iremos enume­
debil idad del peón blanco de "d4". rando a manera de repaso, porque será éste el
último ej emplo completo. El tema es bon ito y
36.ge1 Wxd4+ 37.©e1 es 38.gd 1 Wes de importanc ia tal que bien se podría escribir
39.©b1 ©e6 40 . .ib3 e4 4 1 .ge1 ©bS un libro sobre él. Pero no es nuestro propós ito
42.ixe4+ espec ializarnos en una parte de la estrategia
del juego, sino abarcar paulatinamente todos
Buscando una posición de empate. los departamentos de su técnica.
Sabemos que el tema capital de la apertura es
42 . . . dxe4 43.a3 §'e4+ 44.@a2 as 4S.ge3 la fiscal ización del centro, y que, en realidad,
a4 46.gh3 ©es 47 .ghs+ @d4 48 .gh3 esto tiene por final idad preparar la lucha para
el med io juego, donde se hace necesario pri­
RECURSO HERÓICO, PERO IN Ú TIL mero evitar que el rival coloque una pieza
sól idamente en uno de los cuadros fiscal iza­
Las blancas se han defendido admirablemente dos de la quinta línea, y luego tratar a la vez
y no es fác il el procedim iento ganador. Re­ de ubicar una pieza propia en la qu inta línea
su lta, pues, instructiva la forma en que Ahues nuestra y cuarta del rival .
busca la victoria. Para lograrla, es necesario Conocemos también que las casillas "e5" y
entregar la dama y jugar el final de peones. "d5" ("e4" y "d4" en el caso de las negras)
suelen ser el nudo posic ional de la lucha y que
48 . . . Wd3 ! 49 .gh4+ les siguen en importancia los cuadros "f5" y
"c5" ("f4" y "c4"). Dom inarlos es importante,
Si 49.füd3+ cxd 3 50 . © b 1 ©e3 5 1 .@c1 pero poseerlos definitivamente puede ser
©e2 , ganando. decisivo para el éxito de la lucha.

49 . . . ©e3 so.gh2 ©f4


• La partida citada no aparece en la edición original,
Ahues quiere j ugar . . . c3, pero para que dicha probablemente por una omisión del autor. Se trata de la
jugada tenga fuerza, necesita elim inar la torre sigu iente:
adversaria de la segunda línea.
Defensa Nimzoindia (E24)
San Remo, 1 930
S1 .fü2+ ©g3 S2.fü8 §'b3+ Blancas: H . Kmoch
Negras: J. Araiza Munoz
Las negras abandonaron. Si 53.@a 1 o
1 .d4 /üf6 2 .c4 e6 3 .lüc3 .i11. b4 4.a3 ixc3+ 5 . bxc3
53.@b 1 , sigue 53 . . . c3, ganando en segu ida. lüe4 6 .\Wc2 f5 7.e3 b6 8.id3 ib7 9.lüf3 0-0 1 0.0-0
Hemos visto dos partidas coincidentes en su d6 1 1 . lü e 1 \Wh4 1 2 .f3 lüd7 1 3 .g3 \Wh3 1 4 .fxe4 fxe4
idea central, que muestran cómo no siempre 1 5 .l3xf8+ füf8 1 6 . .i11.e 2 \Wf5 1 7 .\Wd 1 \Wf2+ 1 8.Wh1
lüf6 1 9.lüc2 es 20.id2 icB 2 1 .\Wf1 lüg4 22.\Wxf2
debe temerse la expulsión de la pieza centrali­ l3xf2 23.l3e1 füh2+ 24.Wg 1 l3h3 25.Wg2 l3h2+
zada, aun en los casos en que la columna que 26.wg 1 l3h3 27 .wg2 l3h2+ 28.wg 1 l3h3 29.wg2
ella ocupe esté cerrada por un propio peón, l3h2+, tablas.

1 78 ROB ERTO G. GRAU


Con esto l legamos a la conclusión de que la Defensa Nimzovich (BOO)
puja por e l dominio del centro no es el tema Hannover, 1 926
de los planteos solamente, sino la base del Blancas: V. Holzhausen
ajedrez en el medio j uego y aun en gran parte Negras: A. Nimzowich
de los finales.
El tema es, pues, amplio. No hemos llegado a 1 .e4 .lü c6 2 . .lüf3 e6 3.d4 d5 4.exd5
repasarlo en su gran extensión pero veremos
cuando tratemos los finales la importancia que Las blancas evitan complicar el j uego. De otro
adquiere la centralización del rey en los mis­ modo, 4 . .lü c3 o 4 .e5 son preferibles.
mos. Como que la base de la victoria, en gran
número de luchas de reyes y peones, es la 4 ... exd5 5.ig.S_ ie7 6.ixe7 tvxe7+
rápida acción del monarca sobre los peones 7 .tve2
adversarios, y a menudo la simplificación
final sólo tiene por base abrirle al rey la mar­ Forzado, pues a 7 .il.e2 se podría ganar un
cha victoriosa sobre un ejército adversario peón con 7 . . . \Wb4+ 8 . .lü bd2* .lüxd4.
diezmado o debilitado.
La enumeración y la síntesis de los principios 7 . . . .ifS 8.c3 .ie4!
generales que surgen de los ejemplos que
hemos visto nos darán una idea más cabal del
tema.
Esto lo haremos luego del último ejemplo de
partida que pensamos exponer, ya que más
adelante sólo indicaremos algunas posiciones
típicas más o menos fijas en la lucha por la
centralización de piezas.

LA LUCHA POR EL PUNTO CR Í TICO

La partida que mostraremos a continuación es


original del maestro N imzowich, quien la
publ icó en un artículo referente a la dificu ltad
que existe de ganar los finales técnicamente Para mí, una j ugada inmed iata que responde a
ganados. la idea del puesto avanzado en la columna "e".
Muestra este cotejo la lucha tenaz por centra­
9 . .lübd2 0-0-0 1 0.0-0-0 .lü h 6
lizar un alfil. En tres ocasiones esta pieza
estuvo en la casilla crítica y otras tantas tuvo U n a jugada notable y difícil d e hal lar, dirá
que replegarse para evitar que un cambio alguno. Nada de eso, puesto que la j ugada
quitara la posibil idad de poseer esa casilla natural 1 O . . . lü f6 estaba vedada por la res­
clave. puesta l iberadora 1 1 . .lüeS! .lüxe5 1 2 .dxeS ,
Resulta ingeniosa como ejemplo de lucha
etc. El caballo debe sal ir ya, para que la torre
alrededor del punto crítico y de la centraliza­
rey se ubique en "e8".
ción de una pieza y ejemplo admirable de un
final en el que se explota la ventaja de un 1 1 . .lües
peón, lograda precisamente como saldo del
combate en pro y en contra de la central iza­ Aquí preferimos 1 1 .h3, para j ugar \Wb5 sin
ción. que . . . .lü g4 nos moleste. Si en este caso
La partida, que reproducimos con los comen­
tarios del propio maestro Aarón Nimzowich, • Las blancas tienen defensa con 8.li:ic3 atacando a la
fue así: vez al peón de d5

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 1 79


1 1 . . . a6, entonces 1 2 .We3, seguido even­ 23 . . . gxeS 24.Wg 3 Wc7 2S . .id3 gde8
tualmente de .id 3. 26 ..ixe41 dxe4 27.�c4 gse6 28.Wxc7+
mxc7 29.�e31
1 1 . . . � xeS 1 2 .dxeS .ig6 1 3 .�f3 g h e8
1 4.We3 Esto fue lo que previó el conductor de las
blancas en la 23ª j ugada.
Por medio de la ganancia de tiempo condicio­ El peón de la columna "e" queda detenido, la
nal, Von Holzhausen oculta momentánea­ columna 11 r 1 en posesión de las blancas y el
mente la debil idad del punto "e5 " . caballo de "h6" desplazado. La ganancia sólo
puede alcanzarse mediante un j uego de prime­
1 4 . . . m b a 1 S.Wf4 ie41 1 6.ge1 ra clase.

Puesto que el chiste 1 6 . .tbS costaría un peón 29 . . . �f7


después de 1 6 . . ..ixf3 1 7. gxf3 Wxe5 . Luego
de la j ugada del texto gana importancia la Desde un prmc1p10 renuncié a disputar la
diagonal b l -e4. columna 11 r 1 ; por ej emplo: 29 . . . füB 30.!!hf1
!!ee8 3 1 .c4. Sin embargo, era una buena
16 . . . Wcs 1 7 .�d2 .ig6 1 8.�b3 Wb6 alternativa continuando 31 . . . @c6 32 . @c2
1 9.Wd4 f6 20 .f4 fxeS 2 1 .fxeS g6!
Es dificil establecer cuál de las dos variantes
Opino: 21 J:'�xe5 gxe5 22 .WxeS ges , etcéte­ es mejor.
ra.
30. mc2 �d6 3 1 .c4 mc6 32.ghf1 g h 6
LA TERQUEDAD DEL ALFIL
Las blancas n o pueden fortificar más su posi­
21 ... .ie4 ción, de modo que las negras tienen tiempo y
gusto para desarticular los peones, aunque la
Por tercera vez el alfil ocupa este sitio, pero verdadera lucha debe trasladarse al flanco de
ahora resu lta inatacable. dama. Pero estaba en mi conciencia que, des­
pués de abrir el j uego (con . . . b5) la posición
avanzada de los peones del ala rey sólo favo­
recería mi objeto.
Vea, usted, esta dificil combinación de flanco
a flanco.

33.h3 gg6 34_ge2 a6 3S.m4 bS 36.b3


ggs 37.g4 gges 38.©c3 as

Si las blancas se quedan qu ietas continuaría


. . . a4, seguido del doble cambio . . . axb3 y
. . . bxc4, y las torres negras entrarán por las
columnas "a" y "b".

22.�d2 es 23.We31

Constituye la iniciación de un profundo plan A 39.cxbS+ seguiría 39 . . . �xbS+ 40. @b2


de defensa. Malo sería 23.Wa4 , por �d4 4 1 .gef2 a4 ! , con ataque.
23 . . . gxeS 24 . � xe4 dxe4 25.gxe4 We6
26.gxeS Wxe5, y ganan. 39 ... a4 40. bxa4 bxc41 1

1 80 ROBERTO G. GRAU
M AN IOBRA ATREVIDA Sería débi l 68 . . . gh4 por 69 .©dS g4 70. ©e4
g3+ 7 1 . @f3 g2 72.ga 1 + <.!lb3 73.©f2 , con
Con esta jugada las negras debieron conside­ resultado dudoso.
rar el final después de cambiados los cabal los
y las torres. 69.<.!ld4 g4 70.©e4 l:!g2 7 1 . ©f4 h2

41 .m8 l:!5e7 Las blancas abandonaron. Uno de mis más


dificiles finales.
No 41 . . . gxf8, que da entrada a la torre blanca. Hasta aquí, N imzowich. Agregaremos noso­
tros que la partida es un magnífico modelo de
42.l:!xe8 l:!xe8 43.lli xc4 llixc4! 1 44.©xc4 estrategia y de técnica, que giró sobre la rápi­
da centralización de una pieza que N imzowich
Amenaza fü7 . en su comentario a la j ugada 8ª calificó de
"puesto avanzado" . El mérito del maestro está
44 . . . l:!a8! 45.l:!f7 en hacerlo, y resignarse a perder los tiempos
que significó el replegarla, ante la visión de
O si no, 45. ©b3 <.!?dS, etcétera. que llegaría el momento en que sería inataca­
ble. Además, es un modelo de guerra de ner­
45 . . . l:!xa4+ 46.©b3 l:!b4+ 47.@c3 l:!b7 vios moderna, ya que la lucha psicológica por
el punto "e4" tuvo tanta importancia como la
Y todo está protegido. posterior y definitiva posesión del m ismo.

48 .fü5 l:!a7 V I .- S Í NTESI S DE EJEMPLOS.

El final es todavía muy difíci l. Veremos ahora algunas posiciones para resu­
mir varios de los temas que hemos considera­
49 . ©c4 l:!a4+ 50.©b3 l:!d4 5 1 .l:!e5 ©d6 do al tratar este aspecto de la estrategia gene­
52.l:!e8 l:!d3+ 53.©c4 l:!xh3 ral del aj edrez. Comenzaremos con la si­
guiente posición, de la partida entre Mattison
Ver la nota a la j ugada 32 de las negras. y Rubinstein del torneo de Carlsbad de 1 929.

54.l:!xe4 l:!a3 55.l:!e2 l:!a4+ 56.©b5 l:!xg4


57.a4

¡ Siempre queda algo suelto ! Von Holzhausen


posee gran tenacidad en la defensa.

57 . . . l:!b4+ 58.<.!la5 h5 59 .l:!h2 ©c6

Amenaza . . . gba, seguido de j aque mate.

60.l:!e2 l:!g4

Todavía esta difícil j ugada de consol idación.


60 . . . h4 fallaba por 6 1 .ge6+ ©d5 62.gg6. En esta posición j uegan las blancas y tienen
un final estratégicamente favorable, por la
6 1 .l:!e6+ <.!?d5 62.l:!e8 h4 63.l:!d8+ ©c4 torre centralizada en "d5 ", que será apoyada
64.<.!lb6 h3 65.l:!d 1 ©b4 66.l:!b 1 + @xa4 mediante ghd 1 . El final fue, sin embargo,
67.@xc5 g5 68.l:!h1 l:!g3 perdido por Mattison, que no j ugó con exac-

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 181


titud. El plan de las negras es cambiar torres, Para eliminar una pieza centralizada, el se­
llevar el rey a "e6" y j ugar . g6 y .f5. El de
.. .. gundo dobló un peón y cedió la casilla "d4" al
las blancas es centralizar rápidamente el rey, otro cabal lo.
de ser posible, en "f4 " . En esta posición juegan las negras, pero la
ventaj a blanca es evidente por la fuerza de la
E n una partida entre Capablanca y Yates, del pieza centralizada de "d4", que no puede ser
m ismo torneo, se l legó a la siguiente posición desalojada mediante . . . c5 por la répl ica bxc5
de planteo, en la que j uegan las blancas y y la acción que ejercerán después las piezas
están mucho mej or, porque sus peones domi­ dobladas en la columna "c" . Las blancas gana­
nan el centro y las piezas lo vulneran . ron cambiando el peón central, ubicando lue­
go la torre en "c5 " y rompiendo más tarde el
juego en ese sector med iante a4 y b5, plan
que se efectúa sin riesgo.

En una partida del torneo de París, de 1 924,


que jugó el entonces campeón argentino Da­
m ián Reca, con negras, contra el checoslovaco
Karel Scalicka, se produj o el típico sacrificio
de cal idad que enunciamos antes. Fue así:

Las negras, en cambio, dominan el ala dama,


pero esto no puede ser nunca una buena com­
pensación contra tan exce lente disposic ión de
peones.

Otra posición típica y favorable es la que


mostraremos ahora, de una partida entre Bo­
golj ubow y G i lg, perteneciente al m ismo tor­
neo de los dos ejemplos vistos anteriormente .
Al promed iar el medio j uego se l legó a una de Aquí las negras hacen del punto "c4" el nudo
las posiciones que hemos visto. de la victoria. Saben que el blanco puede
desaloj arlas con lll d2, pero están resue ltas a
entregar calidad para unir los peones en 5ª y a
la vez dar j uego al alfil dama por la gran dia­
gonal desde "c6'' , lo que permitirá luego cen­
tralizarlo de manera indesaloj able en "e4".
Jugaron, pues, 1 . . �c4 , y contra 2 . lll d2 do­
.

blaron torres, para retomar con el peón y ga­


nar fác il mente. Es probable que fuera lo mejor
para las blancas no ganar cal idad, y jugar
2 . lll e 5+, centralizando a su vez el caballo,
pero parece que tras 2 . . . .ixe5, segu ido de
.. �b8 y �b5 las blancas quedarían también
. . . .

sin defensa. Ejemplo típico de calidad entre­


gada para centralizar una pieza y unir peones.

1 82 ROBERTO G. GRAU
En una partida que, con las negras, disputé de la espina dorsal de toda la técn ica del aje­
con Nogués Acuña, se l legó a una posición drez.
final ganadora, por la acción del rey centrali­
zado que complementa la del alfil bueno. Este 1 ª El dominio del centro, que es la base del
tipo de posiciones es muy habitual en muchos ajedrez en los planteos, es asim ismo el secreto
finales. La ventaj a estriba en que el rey cen­ de su técnica durante la mayor parte de la
tralizado en cuarta o quinta mantiene retrasa­ partida.
do al rey enemigo. Está, en consecuencia, más 2ª Dominar el centro con los peones es la base
cerca de los peones y le es más fáci l agredir­ fundamental de las aperturas, pero el comple­
los. mento de esa man iobra preparatoria está en la
posesión del centro con las piezas menores.
3ª No debe intentarse la ocupación de las
casil las centrales si no se tiene la seguridad de
permanecer en el las, o de provocar, si el ad­
versario lo desaloja, debil idades en la configu­
ración de peones.
4ª La central ización de las piezas es en reali­
dad valiosa cuando se las ubica en el cuadro
central de una columna abierta dominada.
(Ejemplo: tll e5 y �d4 contra �e6 y fü7). En
este caso el caballo es fuerte, pues si se lo
desaloj a con .. .f6, quedará un problema serio a
resolver en el punto "e6", donde estará un
peón debil itado.
El final es claro. El rey blanco no puede mo­ 5ª Sólo debe provocarse la debil idad anterior
verse, porque el rey central izado de las negras cuando se tiene la seguridad de que el adver­
amenaza entrar sobre los peones. Esta diferen­ sario, tras desaloj ar la pieza central izada con
cia en movil idad permite a las negras ganar el el peón, no puede inmediatamente avanzar el
juego. Deben cambiar los peones del ala rey peón central debil itado (en el ejemplo ante­
para j ugar . . . .ig5 u obl igar a que estos peones rior, j ugar . . . e5), pues esto significaría la
se ubiquen en casil las negras, lo que da tema desaparición del punto fuerte y el retorno al
de agresión sobre los mismos. Éste es un equil ibrio central.
ejemplo complejo, pero en casi todos los fi­ 6ª Doblarse un peón en el centro puede ser
nales de reyes y peones gana el rey más cen­ una ventaj a cuando esto perm ita centralizar
tral izado. una pieza, espec ialmente un caballo, en la
Con esto ponemos punto final a este impor­ casilla que poseía antes el peón doblado (por
tante tema, que es en real idad el complemento ejemplo: peones e3-f4-e5 contra e6-d5-f5 ; en
de muchos otros que ya estudiamos y de nu­ este caso la casilla "d4" es muy fuerte para un
merosos que iremos desarrol lando. cabal lo).
7ª Las casil las fuertes para la centralización
CONCLUSIONES son tanto más fuertes cuando el adversario no
pueda vulnerarlas mediante la agresión de un
Hemos visto la trascendencia del tema y cómo peón lateral. El desalojo de una pieza centrali­
se maniobra para lograr ese obj etivo funda­ zada en la quinta línea mediante un peón con­
mental : la centralización. Ahora trataremos de trario suele no ser desagradable si hay un peón
resumir las conclusiones, sintetizarlas, y dar adversario delante de la pieza, pues esto en­
algunos ejemplos de posiciones típicas en las traña habitualmente la debil idad del citado
que se notará con claridad la importancia de peón. En cambio, casi siempre es peligroso
aj ustarse a este tema, que es en realidad parte ubicar una pieza centralizada en la cuarta línea

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 83


("d4"-"e4" para las blancas) cuando el adver­ 1 Oª La dama centralizada es muy fuerte, espe­
sario puede desaloj arla mediante el avance cialmente en "d4" o "e4" ("d5" o "e5"), prefe­
natural del peón a cuarta ( .. .f5 o . . . c5). rentemente en "d4" ("d5"}, que es lo más
8ª Una pieza centralizada en "e5" ("e4") no usual, si el adversario ha cambiado su caballo
puede ser habitualmente desaloj ada con .. .f6 dama y tiene un peón en la tercera o cuarta
(f3) si el que esto hace está enrocado en el ala l ínea de la columna "d". Pero esto sólo puede
rey, sin crear algunas posibilidades de ataque ser eficaz en las posiciones abiertas, donde la
al adversario sobre el enroque. En muchos dama dispone de muchas retiradas para el caso
casos puede considerarse la posibilidad de de que una agresión la desaloje.
mantener la p ieza en ese sector, aun a costa de 1 1 ª La rápida centralización del rey es la base
perderla, para ganar tiempo (partidas Ahues­ del éxito en gran número de finales de peones,
Bogolj ubow y Kmoch-Araiza). pues habitualmente, porque la lucha se ha
9ª La eliminación de la p ieza centralizada, aun desarrollado en esa zona, es la vía de acceso
cuando se le dej e al adversario un peón pasa­ hacia el j uego rival.
do en quinta, suele ser la mejor solución, 1 2ª La centralización de las torres es muy
especialmente si más tarde puede agredirse al fuerte en finales sin piezas menores y un tanto
peón doblado mediante el avance a tercera del delicada cuando hay piezas menores. Pero aun
peón lateral (por ej emplo: peones blancos e5- puede considerarse como maniobra táctica
f4-e3 contra peones negros d5-e6-t7. En este para sacrificar calidad si con dicha maniobra
caso la agresión al vértice de la cadena me­ se logra pasar peones y unirlos. Por ej emplo:
diante .. .f6 es el sistema típico para liberar el 8 e5-8 c5-�d2 contra fi.c7- 8 e6- 8 c6. En ese
centro y asumir la iniciativa. Debe, por lo caso la jugada �d6, entregándola, para unir
tanto, desconfiarse siempre de ese tipo de los peones l ibres en el centro, es típica, y hay
posiciones). miles de partidas de esta familia estratégica.

1 84 ROBERTO G. GRAU
CAPÍTULO IX

DOS TORRES CONTRA DAMA

La lucha de p iezas menores de parecido valor ha sido ya considerada por nosotros. Sa­
bemos que dos alfiles valen en las posiciones abiertas y de semibloqueo más que dos caballos.
No ignoramos cuáles son los secretos del combate de caballo contra alfil, pero en cambio desco­
nocemos otros aspectos del combate entre fuerzas distintas, aun cuando puedan equipararse en
eficiencia. Comenzaremos a disipar estas dudas mediante el estudio de la lucha de la dama contra
dos torres, que suele producirse muy a menudo, y sobre lo que existe un concepto un tanto equi­
vocado entre la mayoría de los j ugadores.

1.- DOS TORRES SON M Á S FUERTES LA PARTIDA ILLA-PALAU DE 1 924


QUE UNA DAMA
Para comenzar el tema, y antes de mostrar
Las dos torres en la mayoría de los casos son partidas modernas y magistrales, rendiremos
superiores a una dama. Ya lo establece el honor a una excelente partida de un j ugador
teórico valor acordado a estas piezas, pues se que en Argentina dio muchas notas de singu­
considera que la dama vale 1 O peones y cada lar calidad; tantas, que llenó toda una época de
torre 5 1h peones, o sea que el valor de éstas es la historia de nuestro j uego. Nos referimos a
de 1 1 peones. Pero en la lucha práctica los Rolando I l la, que en el Torneo Mayor de 1 924
jugadores se resisten a cambiar su dama y esta le ganó a Palau la siguiente partida, cuyo tema
costumbre se acentúa a medida que el j ugador central fue el cambio de dos torre por la dama:
es más débil. Se tiene fe ilim itada en los re­
cursos de la dama, que son muy poderosos, Defensa Francesa (C 1 1 )
pero que suelen ser insuficientes para comba­ B uenos Aires, 1 924
tir una exacta formación de dos torres, si B lancas: R. I l la
quien j uega con éstas sabe de qué manera se Negras: L. Palau
man iobra y si la partida posee determ inadas
características. I remos aclarando el secreto de 1 .e4 e6 2.d4 d 5 3.ll:i c3 ll:if6 4.igS dxe4
éstas, lo que nos permitirá hacer la debida
justicia a muchas partidas meritísimas del Esta forma de tratar la Defensa Francesa goza
aj edrez local y europeo. de gran favor de parte de Palau, quien la ha
Y tan equivocado está el concepto sobre el empleado con éxito en numerosas ocasiones.
valor de la dama, que hasta en las publicacio­ Se trata, empero, de una variante, con ser
nes de aj edrez se dice "fue sacrificada a cam­ buena, difícil, que obl iga al negro a j ugar con
bio de dos torres", lo que indicaría un recurso sumo cuidado para evitar que las blancas
heroico cuando, en cambio, debiera afirmarse : obtengan una ventaj a apreciable. Esta partida
"perdió dos torres por una dama", ya que en la es un claro ejemplo. I l la, repitiendo una de las
práctica, y entre j ugadores fuertes, quien hizo extraordinarias actuac iones a que nos tenía
un mal cambio fue quien cambió sus podero­ habituados cuando era sin disputa la figura
sas torres. Ahora que en general sólo saben más notable del ajedrez de nuestro país, se
explotar los recursos de las torres quienes encargó de demostrarlo.
juegan bien, pues es en real idad más fácil el
manej o de la dama o, al menos, hay mayor 5.ixf6
abundancia de recursos en su movil idad. El
"lenguaj e" de las torres es más oculto, más Habitualmente se juega 5. ll:ixe4 , movim iento
delicado de captar, pero de poderosos efectos. que proporciona una cómoda partida para las

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 85


blancas sin ofrecer posibil idades a las negras. 1 4.me 1 o-o 1 5. lü g S
Este cambio tiene sólo la ventaj a de ser menos
practicado, y, en consecuencia, más fáci l de Defin idas las posiciones después d e l enroque
hacer incurrir al adversario en error. de las negras, I l la apresura el ataque antes que
su peligroso adversario complete totalmente
5 . . . Wxf6 su desarrol lo. Además, la jugada del texto
impide la respuesta 1 5 . . . b6 de las negras.
Prueba concluyente de lo dicho en la nota
anterior es esta j ugada, que perm ite a las blan­ 1 5 . . . icS
cas no sólo ganar un tiempo importante, sino
obtener, como consecuencia de ello, una es­ Si 1 5 . . . b6 1 6 .1Mlf3 ib? 1 7 .Wh 3 h6
pléndida posición de iniciativa que obl iga a 1 8 . lüdxe6 fxe6 1 9 .\Wxe6+ , seguido de
las negras a defenderse constante y penosa­ \Wxe?, ganando. Palau trata, en consecuencia,
mente . Lo correcto habría sido continuar con de mejorar la situac ión del alfil rey.
5 . . . gxf6, como posteriormente jugó Reti con­
tra el propio I l la, segu ido de 6 . . . b6, con la 1 6.ib 1 b6 1 7 .Wd 3
idea de enrocar largo y explotar la columna
abierta, presionando el peón "g2" con la ac­ Bien. I l la comienza a debil itar el flanco rey
ción conjunta de la torre y el alfil. enem igo para dar fuerza a la amenaza 'cM!f3. El
ataque que sigue ahora es muy interesante y
6.lü xe4 Wd8 7 . lüf3 lüd7 8 .id3 es digno de ser observado con atención.
Resulta instructivo ver cómo l i la se asegura
Probablemente lo más enérgico en la presente una luc ida victoria, mediante una serie de
situac ión, pero ya es evidente la ventaj a en magníficas jugadas que reve lan a un notab le
desarrollo del blanco, que tiene todas las pie­ aj edrec ista.
zas menores en actividad.
1 7 . . . g6
9.0-0 cxd4 1 O . lü xd4 ie7 1 1 .We2 a6
Ú nica. Si 1 7 . . . h6 1 8 . lü h ? , ganando.
Jugada demasiado pasiva. Sin embargo, el
juego de las negras ofrece dificu ltades ex­ 1 8 .Wf3 J.e7
traord inarias. Palau, de acuerdo con la forma
usual de desarrollar las piezas en esta variante, Las negras se ven forzadas a retornar con el
trata de preparar la j ugada . . . b6, que ahora no alfil a su anterior mala ubicación. No había
se podría hacer a causa de los pel igros que nada mejor que hacer. Las piezas blancas
entrañaría la ubicación del caballo blanco en están desarrol ladas al máximo de eficiencia: el
"b5 ", y quiere asimismo j ugar el caballo a alfil en el dominio de la importante diagonal
"f6", sin las dificu ltades que nacerían de la central, los dos cabal los actuando sobre el
répl ica ib5. Veamos: si 1 1 . . . lüf6 1 2 .ib5+ centro de peones enemigos, las dos torres
id? 1 3 .!!ad 1 0-0 1 4 . lü xf6+ ixf6 1 5 .lüxe6 domi nando las colu mnas centrales y la dama
ixb5 1 6 .Wxb5, etc. atacando simu ltáneamente a dos piezas que no
Sin embargo, era mejor jugar; 1 1 . . . 0-0 , aun pueden defenderse entre sí. Obsérvese, en
cuando siempre las blancas tendrían buen cambio, no sólo el escaso perímetro en que
ataque mediante 1 2 .!!ad 1 . actúan las piezas negras, sino también la mala
dispos ición de los peones, que resta hasta la
1 2 .c3 lüf6 1 3 .gad 1 Wc7 perspectiva de neutralizar un ataque y obtener
un buen final .
Lo mejor. 1 3 . . . Wb6 obstru iría el avance del
peón "b". 1 9 .Wc6 !

1 86 ROB ERTO G. GRAU


Una j ugada sutil ísima, que responde al propó­ 2 1 .tll g xe6
sito de provocar la aparente respuesta . . . tll d5.
Es evidente que la torre se defiende automáti­ En este sacrificio, tan bonito como dificil de
camente por la amenaza, si 1 9.Wxa8 , de calcular, que ha sido la amenaza constante que
1 9 . . . �b? , copando la dama. han tenido las blancas en toda la partida, rad i­
ca el éxito de la combinación de l i la. No es
1 9 . . . tll d S aun claro, empero, el proced imiento a emplear
para asegurar definitivamente la victoria.

21 . . . fxe6 22.tll xe6 Wc6

Ú nica. El j uego prosigue compl icándose y las


blancas continúan jugando en impecable for­
ma, llevando a cabo la combinac ión ideada en
la j ugada 1 9ª.

23.WxfS+ i.xf8 24. tll d S Wc7 25.tll x b7


tll x c3

Adelantándose a los acontec imientos y tratan­


do de sacar la mayor ventaj a posible del caba­
Puesto e n el di lema d e cambiar las damas, llo, que después de �e4 no tendría defensa.
llegando en el mejor de los casos a un final sin
perspectivas por la serie de puntos débiles 26.bxc3 Wxb7 27 .i.e4
fácilmente explotables que ofrece la posición
de las negras -una posibil idad remota porque La clave de la combinac ión. Esta senc illa
creemos que las blancas ganarían asim ismo jugada, tan simple ahora como dificil de con­
antes el final-, y mantener la posición compli­ cebir cuando l i la inició la combinación, ase­
cada que hace posible un error del enemigo en gura ventaj a de posición sufic iente para ganar
el ataque, o un sacrificio equivocado, Palau no la partida. Se hace claro por qué era necesario
vacila en adoptar este último temperamento, provocar la ubicación del caballo en "d5 " .
que con los mismos riesgos ofrece mayores
dificu ltades para l i la. 27 . . . Wc7 28 .i.d S+ ©g7
Veamos: si 1 9 . . .Wxc6 20.tll xc6 l'!e8 , y las
blancas pueden escoger entre 2 1 .tll eS y
2 1 . tll xe?+ , seguido de l'!d6 , en ambos casos
con gran j uego.

20 .WxaS

Bravo. Las blancas aceptan el sacrificio en el


momento oportuno, demostrando con ello
haber efectuado un análisis completo de la
situac ión.

20 . . . i.b?

Si 20 . . . �xgS 2 1 .Wc6 , conservando la cali­ Se presenta ahora un final netamente favora­


dad. ble para las blancas, no sólo por la superiori-

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 87


dad material (dos torres y un peón por la da­ fuertes que la dama, si bien no en todas las
ma), sino por que las negras no tienen cómo posiciones. Podemos afirmar, a manera de
transportar convenientemente la dama en anticipo de nuestras conclusiones generales,
apoyo del rey, que se halla a merced de las que en los finales con pocos peones aumenta
torres que dominan las dos columnas centra­ la fuerza de la dama si se hace posible agredir
les; y por cuanto el alfil blanco se encuentra pronto al rey. Esto suele llevar a muchos em­
actuando en la diagonal que le proporciona el pates por j aque perpetuo. Asimismo, cuando
máximo de efic iencia. Resulta, sin embargo, los peones de ambos j ugadores están muy
interesante la energía con que Illa remata la dislocados o cuando el rey de quien tiene dos
lucha. torres no está bien protegido, puede la dama
ser, no sólo igual, sino hasta más fuerte que
29.e4 .id6 30.g3 gS 3 1 .ge3 g4 las dos torres; pero en las posiciones norma­
les, donde las torres suelen apoyarse entre sí,
Evitando la j ugada fü3, pero debil itando los con una o dos columnas abiertas y de p iezas
peones del ala rey. También es cierto que no bien entrelazadas, las dos torres son en la
resta nada bueno por hacer. práctica mucho más eficientes que una dama.

32.gea hS 33.gga+ i>h7 34_ge 1 §'es LA VICTORIA DE EUWE SOBRE


3s.gg s © h 6 36.ms §'b4 37.ge6+ RUB INSTEIN

Abandonan las negras, pues no se puede evitar Para reafirmar nuestra opinión insertaremos
que las blancas ganen mediante 38 .l'!xhS+ o una partida magistral que j ugaron el Dr. Max
38.l'!gS+ ! , seguido si 38 . . . o;tih? de 39 .�e4+ Euwe y el gran maestro polaco Akiba Ru­
y mate a la siguiente, y si 38 . . . @f8 , con binstein, una de las figuras más completas que
39 .fü6+ @e? 40.fü?+ @ea 4 1 .l'!g8+, etcé­ haya tenido la historia del aj edrez. Los co­
tera. mentarios que en ella se leerán pertenecen a
Carlos Guimard y encaran con exactitud la
11. - ES M Á S DIF Í C I L CONDUCI R LAS idea central de nuestro actual tema. La partida
DOS TORRES QUE LA DAMA fue así:

Ya llegaremos a establecer con la mayor Apertura Colle (A44)


exactitud posible en qué posiciones conviene Marisch Ostrau 1 923
y en cuáles es perj udicial el cambio de las dos Blancas: M . Euwe
torres por la dama. En general originan estas Negras: A. Rubinstein
piezas una lucha incierta, y entre jugadores
débiles es habitualmente la dama más podero­ 1 .clüf3 d S 2.d4 c!LJf6 3 .e3 e6 4 ..id3 es S.b3
sa, porque las torres deben ser muy bien con­ c!LJ e6 6.0-0 .id6 7 ..ib2 0-0 8.a3
ducidas. Están además más suj etas a riesgos
que la dama, la cual, por su gran elasticidad de Evitando . . . clü b4 , que obligaría a perder un
movim ientos, puede sortear más rápidamente tiempo o permitir el cambio del caballo por el
los pel igros y real iza maniobras más sorpresi­ alfil.
vas para el adversario.
Pero nosotros debemos olvidamos, al j uzgar 8 ... b6 9.c!LJeS
estratégicamente las posiciones, de los resu l­
tados prácticos entre jugadores débiles o poco El blanco proyecta un j uego enérgico contra el
expertos, para ver la verdad a través de parti­ flanco rey; por eso ocupa primero el centro y
das entre aj edrecistas de gran experiencia. Y trata de hacerse fuerte allí.
al hacerlo l legaremos a la conclusión de que
entre maestros las dos torres suelen ser más 9 . . ..ib7 1 O.c!LJd2 §'e7 1 1 .f4

1 88 ROBERTO G. GRAU
Las l íneas están tendidas. El negro, para neu­ este caso para el negro. Las torres no están
tralizar la potente acción blanca del sector rey, l igadas, y por lo tanto su acción no es temible;
deberá j ugar con cuidado, y preparar una por eso debemos considerar que la presente
contrademostración en el otro sector. posición favorece más bien a las negras, o en
el peor de los casos es equilibrada.
1 1 .. J'Ud8 1 2.fü3

Las fuerzas blancas son acumuladas en el


lugar elegido por el las para la batalla.

1 2 . . . .lüe41 1 3 J�h3

Primera reacción: el peón que generosamente


se brinda no puede capturarse, pues a
1 3 . .lü xe4 sigue 1 3 . . . dxe4 1 4.ixe4 .lüxeS ! ,
con buena partida.

1 3 . . .fS 1 4.i.xe4 dxe4 1 5.Y:Yh 5

Esta maniobra de ataque directo era imposible 1 9 . . . i.aG


de realizar sin antes matar el caballo de "e4".
Era indispensable evitar la intromisión del
1 5 . . . i.xeS! caballo en "d6", vía "c4".

Una defensa bien calculada. Las negras tienen 20 . .lüf1 Y:Yd7 2 1 .gd 1 !
en vista la ganancia de la dama por las dos
torres, y juzgan que la posición resu ltante El Dr. Euwe ve su causa en pel igro, y para
después de esos cambios previstos les será poner un dique a las pretensiones de Rubins­
más bien favorable por encontrarse la arti l lería tein encuentra un procedim iento, mediante el
blanca desconectada, y por lo tanto débil. sacrificio de un peón, para l igar las torres.
15 ... g6 no era posible por 1 6. lll xg6, ganan­
do. 2 1 ... .lüxeS 22.dS lll g 4 23.dxeG+ Y:Yxe6
24.ghdSI
1 6.Y:Yxh7+ @f7 1 7.fxeS
El combate ha sufrido una transformación
Es interesante hacer notar que si el cambio de total. Las piezas blancas, colaborando entre sí,
la j ugada 1 5 . . . �xeS, las negras lo efectúan crean una situación de apremio por la posición
con el cabal lo, no sería posible la ganancia de expuesta del monarca negro. Se amenaza
la dama porque entonces el alfil quedaría ganar con !! 1 d7+.
atacado después de la última captura del blan­
co. 24 . . . i.bS 25.c4 i.eS 26.g 1 d 5

Jugada a j ugada, s e complica el porvenir de


las negras.
NOTABLE EJEMPLO DE DOS TORRES CONTRA
DAMA 26 .. .f4 27. h 3 ! fxe3

Y tenemos ya el clásico final de dos torres S i en lugar de esta j ugada sigue 27 . . . lll x e3,
contra la dama, pero con ventaja manifiesta en después de 28.!!eS no hay defensa.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 89


28.tll 9 3 e2 29. tll x e2 tll e3 30J;9s LAS TORRES GANAN CON UN PE ÓN DE
VENTAJA
Dando justo en la debil idad. Si ahora 30 .l"!eS
sigue 30 . . . \Wf6 , amenazando mate. Para evidenciarlo de más clara manera hare­
mos alguna incurs ión por el campo del final
30 ... 96 3 1 .tll f41 We7 32J;x96! tll f5 compuesto y teórico. Veremos que en cual­
quier posición en que los reyes estén en segu­
Por supuesto que la captura de la torre traería ridad: por ejemplo, que en "h2" y "h7'' res­
como consecuencia un mate en dos j ugadas, pectivamente, guarecidos por un bloque de
comenzando con l"!g7+. peones h3 -g3 -g2 contra h6-g6-g7, un peón de
ventaja en "a7" ("a2") de quien tiene la dama
33.fü6+ ©98 34J;xe8+ \Wxe8 35.i;xfS e3 no basta para ganar si el rival tiene dobladas
36.i;es las torres, ya en la columna "a" o en la prime­
ra (octava) línea. No hay forma de avanzar el
Las negras abandonaron. peón sin perderlo y lo más probable es que,
Acabamos de ver una partida notable, magn í­ avance o no, el peón sea capturado.
fica como ej emplo para nuestro tema. Pero ya En cambio, quien tiene dos torres gana siem­
veremos otras de factura distinta, así como pre con un peón de ventaj a en esa posición,
también algunas en las cuales la dama se im­ pues mientras una torre sostiene al peón, la
pone en mérito a factores tácticos fundamen­ otra atacará a la dama que contenga el avance
tales, valiosos para la experiencia del aficio­ del peón y éste se coronará, como lo veremos
nado estudioso. Y analizaremos asim ismo en la partida de Gui mard con Mol ler, del tor­
pos iciones a través de la generosa fuente del neo de Estoco lmo. Pero antes observaremos
final de estud io, que resulta a menudo muy algunos finales compuestos para establecer un
aleccionador. princ ipio general muy val ioso, y es que el
secreto de la victoria está, en ambos casos, en
1 1 1 .- LA FUERZA DE LAS DOS TORRES ver quién tiene el rey en la banda. General­
mente las dos torres ganan siempre si logran
Estamos frente a un tema de lucha práctica colocar la rey enem igo en esa incómoda posi­
re lativamente usual y que suele provocar ción y la dama suele hacer tablas y hasta ganar
agudas controversias. en alguna pos ic ión excepc ional, si logra tener
Para fij ar nuestro estud io haremos una síntes is así arrinconado al monarca adversario y su
de lo que ya sabemos: cambiar la dama por las propio rey coopera en la acc ión.
dos torres resu lta frecuente entre los jugadores
DOS V I EJOS FINALES DE CENTU R I N I
capac itados, pero, sin embargo, suele ser elu­
dido sistemáticamente por los aj edrecistas
bisoños.
La generosidad de recursos de la dama, la
fac il idad para moverse y la posibil idad de • • • •
eventuales jaques que llevan al perpetuo o a la ,,, ,,, .
gananc ia de una torre, son armas muy valiosas
en manos de aj edrecistas inexpertos que van a
tientas, en busca de que el azar los coloque • • • •
frente a la posición ganadora. Pero cuando se
ha llegado a la etapa en que el aj edrec ista crea
las posic iones y no es arrastrado por el vértigo
de las jugadas sin plan, se hace ya más evi­
dente la fuerza de las dos torres unidas y se
considera seriamente el cambio.

1 90 ROBERTO G . GRAU
Sirvan de ej emplo los finales de Centurin i que ej emplos, veamos la partida que Gui mard le
damos a conti nuac ión, que son los más anti­ ganó al is landés Mol ler, en la ol impiada de
guos en esta materia. Estocolmo, que se remata con un exacto cam­
En la posición que muestra el diagrama de la bio de dama por dos torres.
página anterior juegan las negras. No pueden
dar mate porque la torre está clavada y parece Gambito de Dama (055)
dificil que puedan evitar que esa situac ión Estocolmo, 1 93 7
continúe porque a su vez el rey negro también Blancas: B. Mol ler
está mal ubicado. Esto permite empatar ma­ Negras: C. Guimard
temát icamente por med io de 1 . . . ©h7, para
segu ir, si 2 .\Wb 1 + con 2 . . . �g6 3.\Wf5 (lo 1 .d4 tll f6 2.c4 e6 3. tll c3 d 5 4.ig5 ie7
mejor) 3 . . . �h8 4 .\Wf7+ �g7 5.\We6 �g6 5.e3 0-0 6. tll f3 tll e4
6.\Wf7+ ©h6 7.\We7 �h7 8.\Wf8+ �hg7
9.\Wf4+ ©h7 1 0 .\Wf5 ©h8 1 1 .\Wc8+ �g8 Con este golpe queda planteada la vieja va­
1 2 .\Wc3+ ©h7 1 3.\Wc?+ �6g7 1 4 .\Wc2 + riante de Lasker, que tiene por objeto simpli­
©h8 1 5. \Wc3 , y tablas. ficar la posición y preparar la liberac ión cen­
tral mediante el avance del peón rey.
Como se ve, un magn ífico ej emplo de los
recursos de la dama. Pero es ésta una situac ión 7.ixe7 \Wxe7 8 .id 3
un tanto prov idenc ial. Si la situación fuera,
por ej emplo, la siguiente : Aquí no siguen las blancas con lo que se con­
sidera lo más fuerte para el primer jugador. De
acuerdo con la teoría, lo justo es continuar con
8.cxd5 tll xc3 9 . bxc3 exd 5 1 0 .'1Wb3.

8 ... tll xc3 9 . bxc3 c5

Y a raíz del plan equivocado de las blancas, el


segundo jugador ha consegu ido efectuar esta
j ugada libertadora, que constituye la base de
toda buena defensa para las negras en esta
variante, y que no puede efectuarse si el blan­
co prosigue como lo ind icamos en el anterior
comentario.

O sea un simple cambio en la situac ión del rey 1 O .\Wc2 h6 1 1 .tll e 5 tll d 7 1 2 .tll xd7
negro, se ganaría fác i lmente mediante
1 . . .�h8, ya que si 2.\Wa2 ©g6+ 3 . ©g2 (o Este cambio resulta desfavorable para las
3 . ©g 1 ) 3 . . . ©f5+ 4 . ©f3 (si 4. ©f2 � h 2 + , blancas. Hubiera sido preferible segu ir con
ganando l a dama, o si 4 . ©f1 �h 1 + y 1 2 .f4 y tratar de jugar una partida re lativa­
5 . . . �h2+) 4 . . . �h3+, segu ido de . . . Eí:h2 + , mente cerrada, que en las presentes circuns­
ganando l a dama. tancias era mejor para el primer jugador.
LA PARTIDA DE GU IMARD CON
M Ó LLER 1 2 ... ixd7 1 3 .cxd5 exd5 1 4.0-0 c4

Segu iremos considerando algunos otros fina­ Con esta j ugada preparan las negras una de­
les de estud io más ade lante. Serán éstos más mostrac ión en el flanco de la dama, basada en
dificiles. Pero entretanto, para matizar los el avance de los peones.

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA S U PER IOR 191


1 5 . .ie2 b5 1 6 . .if3 .ic6 1 7 J:Ue 1 füe8 25.!!xe1 !!xe 1 + 26.©h2 !!c8 27.'§'c3 !!d 1
1 a .ge2 gabB 28.'§'c2 !!e1 29 .'§'c3 !!e2 30.©g3

Las negras han adquirido una superioridad Si se j uega 30.a3 sigue 30 .. J''M2 y luego
evidente en el flanco de la dama y ahora co­ . . . fü6 y . . . l:'!b6, para entrar decisivamente con
mienza a j ugar Guimard en excelente forma. la torre en "b6".

1 9 .gae1 b4 20.cxb4 '§'xb4 2 1 .h3 30 .. ,gxa2 3 1 .dS !!a6 32 .'§'b4 !!b6 33 .'§'e7
c3 34.d6 gxd6
Fatal habría resu ltado para las blancas e l
avance d e l peón "e" en este momento a causa Y las blancas abandonaron, pues no hay de­
de la siguiente variante: 2 1 .e4 dxe4 fensa contra la continuación . . . c2 .
22 .ixe4 ixe4 23.füe4 '§'xe 1 + , y mate a la Como se observará, es un notable ej emplo de
siguiente. oportuno cambio de dama por dos torres. Es
digna de estudio la forma en que fue posible
21 ... ge1 ! avanzar el peón "c" por medio de la aplicación
de este sistema de simplificación y lo poco
La ventaj a negra en el flanco de dama se fil­ que pudo hacer la dama, por estar el rey ad­
trará por la columna "b" para entrar decidida­ versario en seguridad.
mente en el campo enemigo. La situación de
las blancas es bastante comprometida y no les C Ó MO DI TABLAS EN UNA POSI C I ÓN
queda más remedio que seguir como lo hacen, GANADA
tratando de abrir el j uego y buscar la simplifi­
cación. En el torneo de San Remo de 1 93 0 se produjo
una interesante posición final en la partida que
22.e4 dxe4 23 .ixe4 .ixe4 24.!!xe4 jugué con el ital iano Rom i. Acepté una pro­
'§'xe 1 + puesta de tablas precisamente en una posición
en la que ganaba matemáticamente. Exageré
la importancia de la dama y supuse que había
j aque perpetuo en momentos en que amenaza­
ba un mate inevitable. La posición que nos
ocupa era la que sigue :

Después de 2 4 . . . l:'!xe4 también habrían que­


dado las negras con un final favorable, pero la
tarea para vencer habría resultado más difícil,
mientras que con la espléndida maniobra
hecha por Guimard se presenta un final que
está ganado con relativa faci lidad a causa de Así fue declarada tablas la partida, porque una
lo pel igroso que se toma inmediatamente el falsa impresión hizo suponer a las negras que
peón libre. no existía forma de evitar el jaque continuo

1 92 ROBERTO G . GRAU
con la dama, sin reparar que hay una magnífi­
ca vía de acceso hacia la cas i l la "a l " , donde el
rey estará a cubierto de cualquier j aque y el ... . . .
mate en "h 1 " será inevitable.
Se observa la amenazante situación de las
� �

torres que asegura el mate, pues el rey blanco .


- �
� .
- .
-
no está en condiciones de sal ir de su posición
actual n i modificarse la estructura de los peo­
nes del ala rey. .
El cálculo que debieron realizar las negras era
ver si podían l legar a "b 1 ", sin peligro de que
les fuera capturado con j aque el peón "g4", y
• • • •
que para entrar en "a 1 " disponían de dos mag­ . .
níficas vías para hacerlo: "d3 " y "b3 ", porque
la mala configuración de los peones a3 -b2-c3 Como se observa, se trata de un final puro de
fac i l ita el acceso. dama contra dos torres en la que se nota en
Nada de eso sería posible si los peones estu­ segu ida un detalle fundamental. Las dos torres
vieran ubicados, de acuerdo con nuestras están en la banda en una misma l ínea, pero
enseñanzas, bien los tres en sus cas i l las origi­ obstruidas en su protección mutua por el pro­
nales a2-b2-c2, bien a3 -b2-c2, o bien a2-b2- pio rey negro. En cambio, el rey blanco está
c3 , pues siempre sería posible para la dama cerca del monarca adversario, trabará en gran
dom inar la única vía de acceso que, en dos de parte sus movim ientos y, además, les corres­
los casos expuestos, el rey negro tiene para ponde j ugar a las blancas. Sin embargo, a
guarecerse. primera vista parece que sólo fuera posible dar
El final se gana fáci lmente con : jaque perpetuo, que resulta el recurso máximo
de la dama en este tipo de posic iones, pero no
1 ... @d6 2.t1fb6+ d?dS 3.t1fb5+ es así. Mediante una serie sutil de j aques y
algunas jugadas intermedias de muy fina fac­
Si 3 .Wd8 + sigue 3 . . . d?c4 y se entra a cual­ tura, se va tej iendo un encaje de movimientos
quier j aque, ya en "b3 " o "d3 ", guareciendo al que permite ganar de notable manera. Es evi­
rey en "b l ". dente que se trata de un final extraord inario,
pero que resulta alecc ionador para mostrar la
3 ... @e4 4.t1fe5+ @d3 5 .ti'fS+ ©d2 agi lidad de la dama y la variedad de sus recur-
sos.
Seguido, a cualquier j aque, de 6 . . . @c1 , po­ Se resuelve así:
niendo al rey en seguridad y dando mate en
"h 1 ", salvo que el blanco apele al heroico 1 .ti'h7+1 ©a6
recurso de entregar la dama por una torre para
di latar su derrota. Si 1 . . . d?b6 2.Wc7+ d?b5! 3 .Wc5+ ©a6
4 .Wc6+ , y se gana una de las torres.
LA OBRA MAESTRA DE RINCK
2.Wd3+1 d?a7
El final que ahora veremos tiene una solución
larga y aleccionadora y mereció el primer
premio en e l concurso fiscalizado por la re­ Si 2 . . . d?b6 3 .Wb3+ mas 4 .Wc3+ ©b5
vista " La Strategie", en el año 1 9 1 6, y que se 5 .Wc5+ , igual a la variante anterior.
real izó con tema impuesto por la Sala Impe­
rio, de Barcelona. 3.WbSI gf4

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 93


En este momento hay otra importante varian­ monarca negro. A pesar de esto la solución es
te: si 3 . . . !!a 1 4.l!Nc5+ ©b7! 5.l!Nc6+ ! ©a7 difícil, como podrán advertirlo los aficionados
6.©c7! !!b8! 7.Wc5+ ©a6 8.l!Nc4+! y ga­ mediante una breve detención, anal izando
nan. En cambio, sería tablas 8. ©xb8, por todas las posibi lidades antes de seguir ade­
8 . . . !!b 1 +, pues no se puede evitar perpetuo o lante. Se gana así :
ahogado. Por ej emplo: 9. ©c8 !!b8+ 1 0 . ©c?
1 .gh1+ @ g s 2J'!he7 ©h81 3J'!bc7 ©g8
(no 1 0. ©xb8, por ahogado) 1 0 . . . !!b?+•
4J'!a7
1 1 . ©c6 1 1 . . . !!c?+ , tablas. Si en lugar de
1 1 . ©c6 las blancas j ugaran 1 1 . ©d6, seguiría
O 4.!!cd7, pues ambas ganan .
1 1 . . . !!b6+, y si entonces 1 2 .©dS !!b5, etc.
4 . . . ©h81 5.fü7 '!Nea+ 6 .©f2 ©gs 7.!!g7+
4.'!Wa5+1 ©b7 5.l!Nd5+ ©b8 6.'!We51 gfa4
©f8 ! 8.!!h7 ©g8 9 .!!ag7+
7.©c6+
En caso que se hubiese j ugado 4.!!cd7, en­
Ganando. Aconsej amos a los aficionados
tonces la j ugada sería 9.!!dg7+.
analizar lentamente este final, pues sus mu­
chas variantes son instructivas.
9 ... ©f8 t0 .!!h8+ @xg7 1 1 .!!xeS
Y AHORA GANAN LAS DOS TORRES
Y ganan. Hay muchas variantes, pero todas
Otro final notable, en este caso favorable a las tienen el mismo resultado. En este final se
especula con el detalle fundamental de que la
dos torres unidas, también original de Rinck,
dama negra tiene escaso radio de acción, pues
es el que mereció empatar el primer prem io
debe evitar que su rey reciba mate en la octa­
con el anterior en el mismo concurso de que
va, y esto la inmovi l iza si las blancas sincro­
hablamos. La situación era la siguiente :
nizan bien la acción restrictiva de sus torres.

� � � k. � EL FINAL COMPUESTO

Seguiremos ej ercitándonos, antes de entrar


• • • • nuevamente en la partida viva, con la solución
de algunos notables finales compuestos de
Rinck. El primero es así:
• • • •

�/
• • • •
En esta posición j uegan las blancas y obser­
vamos que las negras son las que están lim ita­
das en la banda del tablero por la puj ante
acción de ambas torres. Como las dos torres
son algo más fuertes que la dama, no necesi­
tan la cooperación del monarca blanco para
ganar. Sólo deben maniobrar con justeza para
sacar provecho de la precaria situación del
No es éste un final muy difícil, pero sí inge­
• El negro se ahorraría sufrimientos jugando 1 O ... !:lc8+. nioso e instructivo. Suponemos que gran nú-

1 94 ROBERTO G. GRAU
mero de lectores hallarán la solución, ya que Evidentemente, este final tiene reminiscencias
la precaria situación del monarca negro lo con el anterior y debe ser fruto de un mismo
coloca en situación propensa al mate. Es ver­ esfuerzo de su creador. También se gana por
dad que las negras tienen, además de la dama, medio de la hábil explotación de la mala si­
dos peones, pero que precisamente sólo pue­ tuación del monarca, y las torres agresoras
den evitar que el negro halle el recurso de pueden estar dislocadas en su acc ión, a causa
hacer tablas por j aque perpetuo. de que la dama no puede dar j aques con li­
El final se gana mediante: bertad. La primera j ugada es simple, pero el
resto ofrece dificultades tácticas. El secreto
1 .gda Wh6+ ! está en evitar que por medio de una red de
j aques la dama negra mej ore su posición.
No 1 . . .'ªxd8 , a causa de 2.!!a3 mate.
1 .@c1 Wa8 !
2.gd2 Wh 1 + 3.gd 1 Wa8 4.@d2+ @b2
s.gc2+ Ú nica para evitar l a doble amenaza de mate de
las dos torres.
Y luego se gana la dama mediante 6.!!b 1 + y
7.!!a 1 + .
Como s e ha observado, e n este final s e ha
explotado la posición de mate del rey para No se puede j ugar 5.!!xf3 a causa de
obligar a la dama a colocarse en mala posi­ 5 . . . Wb2+, y luego de 6.!!xb2 sería tablas por
ción . Podrá objetarse que en la j ugada 3, en ahogado * .
lugar de j ugar . . . Wa8 , pudo hacerse nueva­
mente 3 .. .'ªh6+, pero entonces sería mate
mediante el simple expediente de 4 . @c2+
©a2 5.!!a 1 + @xa 1 6.!!a3 mate. Y gana.
La posición ofrece realmente pocas alternati­
En el segundo final vemos luchar nuevamente vas para las negras. Si en lugar de 2 . . . Wa2 ,
a dos torres agresivas contra un monarca ra­ que parece mala porque encierra a l propio rey,
diado en un extremo del tablero, mala posi­ las negras quisieran alej arse con éste mediante
ción que la ventaj a de dos peones no basta a 2 . . . ©a2 , se ganaría con un procedimiento
compensar y que por el contrario agrava, parecido al anterior, o sea: 3.!!b2+ @a 1
porque, al obstruir la acción agresiva de la 4.!!b 1 + @a2 5.!!h2+ c;!;>a3 6.!!a1 + , ganando
propia dama, le restan la posibilidad de alcan­ la dama.
zar un empate por j aque perpetuo.
UN EJEMPLO FAVORABLE A LA DAMA

Veremos ahora, en cambio, un final en el que


la dama gana por sí sola, por el hecho de que
se logra forzar a las negras a colocar a su
monarca y a sus dos torres en la primera línea
(octava), lo que permite l legar a una situación,
por medio de j aques, de ganancia de una de
las torres.

• La j ugada es aún peor de lo que parece; además del


elegante procedimiento que da el autor para conseguir las
tablas, las negras ganarían con 5 . . . Wc4+ 6.l!ld2 Wd5+
7 .l!lc2, (amenazando mate) 7 . . . We4+ 8.l!lc1 Wc6+ ,
ganando.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SU PERIOR 1 95


La posición es la que muestra el diagrama EJEMPLOS EXTRAORDINARIOS
siguiente:
Para aspirar a la victoria con sólo dos torres
contra la dama o viceversa, el rey agredido
. ... . . . debe estar en mala situación. En los otros
casos, no existiendo otra pieza en el tablero, el
empate es el desen lace más legítimo, ya que
• • • • es dificil sustraerse al j aque perpetuo. Pero
aun en los casos en que los reyes estén mal


-
� -

� -

� �
%�
ubicados, el sistema para ganar es muy com­
plejo .
Veremos en primer término la posición si­
• • • • guiente:

"' " " %


• • • •
1 .V!Je7+ ©g8+ 2.@951
g �
-
� �
� ��
-

Primera j ugada instructiva. No sería bueno .¡v.
2.@g6, porque luego de 2 . . . l::'! c 6+ y más tarde
. . . l::'! h 6, el rey blanco no podría colaborar con
la dama y las dos torres quedarían unidas. • • • •
Ahora, en cambio, las negras deben j ugar y no
tienen buen movimiento con sus torres ni con
el rey.
• • • •
2 .. J�� a 8
Este final, original del compositor Mouterde,
O 2 . . . l::'! b 8 (ver nota al final de esta línea). La logró el cuarto premio en el concurso de Bar­
torre no puede salir de la primera línea porque celona del año 1 9 1 6 . Juegan las blancas y
no sería dificil hal lar un sistema por medio de ganan, lo que parece dificil, pues las torres se
jaques para ganarla, pues la torre atrevida hayan dislocadas. Analizando someramente la
carece de sostén, situación muy pel igrosa posición, pronto se observa que la única forma
cuando, como en el caso presente, la dama de tener perspectivas es obl igar al negro, por
tiene toda su puj ante movil idad. Si, por ej em­ medio de j aques, a efectuar movim ientos con
plo, 2 . . . l::'! c 1 , se ganaría con 3.V!Je8+ @g? el rey, ya que una vez que las negras comien­
4.Wes+ @ga s.Wb8+ ©h7 6.Wh2+ @ga cen a dar j aques, el perpetuo será inevitable.
7 .\Wa2+ @g? (o 7 . . . ©f8 8.V!Ja3+) 8 .Wb2+, Partimos así de la premisa de que es necesario
ganando la torre. dar jaque con una torre, y procediendo por
eliminación vemos que nada se saca si j uga­
3.V!Je6+ ©g7 4.V!!f6+ ©g8 5.@g6 g h 7 1 mos 1 .l::'! a 1 +, a causa de 1 . . . ©g2 , atacando la
torre, que no puede retirarse dando j aque.
Ú nica. Queda sólo el jaque en "a3 " , que obl iga al rey
negro a colocarse en "g2" o "h2", porque si
6.V!!e 6+ ©ta 7 .V!!f 5+ ©gs s .V!Jd 5+ . . . ©g4, seguiría l::'! g 1 +, o si . . . @h4, l::'! h 1 + y
luego g 1 +, ganando la dama en ambos casos.
Ganando la torre. Si en la j ugada 2° la torre
hubiera ido a "b8", se ganaría mediante un El final, cuya idea de solución tenemos, se
oportuno j aque en "e5 " . resuelve de la siguiente manera:

1 96 ROBERTO G. GRAU
1 J�a3+ @g2 2J�d2+ 'it>f1 3.ga1 El ejemplo tercero no es muy dificil, pero sí
muy ingenioso. Muestra otro tipo de recurso
Con la amenaza de 4. \t>b2 o 4 . \t>c2 , que para encerrar al rey enemigo. La posición es
daría mate al desventurado rey negro, que ha así:
debido colocarse en tan precaria situación.

3 ... \t>e1 4.gh2 Y!Yf6 5. @c2+ Y!Yxa 1 6.gh 1 +

Ganando la dama.

LA DESVENTAJA DEL REY


BLOQUEADO

El segundo ejemplo es de Prokop, y mereció


una mención honorífica en el concurso de la
revista " Schachmatny Listok" en el año 1 929.

Se trata de encerrar al rey mediante las torres


y el rey blanco.

Con la amenaza de !%hc4 + + .

2 . . . \t> c 6 3.\t>e6! @ c 7 4.ghc4+

Seguido de !%b8 mate.

El cuarto final es de B . l. Gabor.


El secreto de la victoria radica en mantener
bloqueado al rey en la columna "a" y esclavi­
zar a la dama en esa misma columna mediante
doble amenaza de mate. Por eso la primera
• • • •
jugada, típica en estas posiciones, es doblar
las torres en la columna "b" , de la misma
manera que suelen doblarse en la séptima
... . . . ... .
línea, ya que la fuerza real de la séptima línea
se funda en que el rey adversario habitual­ . . ... . .
mente está en la octava l ínea. .
. �
�� . .
1 .gcb6 Y!Ya4 2.\t>e5 @a2 3.gb2+ @a3 • .: � ;
No 3 . . . 'itia 1 por 4 . !%b 1 + 'itia2 5.!%6b2+ \t>a3
6.!%a 1 +, ganando la dama.
Es evidente que el rey negro se encuentra en
4.gb1 Y!Ya5+ 5.@xe6 una posición desagradable. Se halla encerrado
y esto hace muy peligrosa la situación de
Y se gana la dama por medio de la variante ambas torres. Pero el procedim iento ganador
antes mencionada, o se da mate en "a l " . no es claro y además el peón "e4" es muy

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 97


peligroso. Existen, por otra parte, posibilida­ 1 7 ... .ixf3 1 8.gxeS Wxe5 1 9.ge1 Wxe 1 +
des de empate por j aque perpetuo. 20 .Wxe 1 + i>f8 2 1 .gxf3
La solución es ésta:

1 J:�f7

No sirve 1 . �h 1 por 1 . . . We3 2 .�g3 Wf2+


3.Wh3 e3 4 . �h2 Wf1 + , etcétera.

1 ... WeS+ 2J�g3 Wb2+ 3.i>h3 Wh8 4.ge7!

Con esto se evita un j aque muy fuerte y se


prepara una combinación muy fina que, como
las anteriores, significará la ganancia de la
dama.

Se ha llegado al final de dama contra dos


torres que nos interesa. La posición de la da­
Ganando la dama y la partida, ya que si ma es típicamente dominante, ya que actúa
7 . . . ©xg5 8 . �xh7 'it>f4 9 . Wg 2 , etc. con comodidad en una posición abierta, contra
dos torres divorciadas en su acc ión. A pesar
LA FUERZA DE LA DAMA EN de esto no se ve cómo sacar provecho de la
POSICIONES ABIERTAS situac ión.

Ahora veremos una partida de Von M inckwitz 21 ... hS 22.\WeS gh6


y Steinitz, en la que el primero gana la dama
por dos torres en una posición inmejorable, ya Para traer económicamente la torre a la tercera
que las torres adversarias quedan desvincula­ l ínea.
das. A pesar de esto no logra hacer valer la
elasticidad de la dama y sólo consigue que en 23.lüe4 exd5 24.lügS ©g8 25.\Wxd S gf8
cierto momento Steinitz deba entregar una 26.h4 lüe6 27 . .ie4
calidad para quedarse con torre y alfil contra
la dama, lo que le permitió empatar en notable La presión sobre el punto t7 es muy fuerte y
" "

estilo. sólo la mala configuración de los peones blan­


cos, unida al peón menos en el ala dama, pue­
Gambito Evans (C5 1 ) de permitir la resistencia.
Baden-Baden 1 870
Blancas: J. V on Minckwitz 27 ... lüd8 28.\WfS a6 29 .f4 .id4 30 .\We4
Negras: W. Steinitz .if6 3 1 .fS b5 32 . .ib3 ia 1 33.i>g2 .ie3
34.f4 b4 35. ©f3 gf6 36 ..idS ©h8 37 .We7
©g8 38 .\Wd7
1 .e4 es 2.lüf3 lü e6 3.te4 tes 4.b4 txb4
S.e3 tes 6.d4 exd4 7.0-0 d6 8.exd4 tb6 EL FRUTO DE LA VENTAJA
9.lüe3 lüaS 1 0 . .igS \Wd7 1 1 . .id 3 h6
1 2.ih4 lüe7 1 3 .ixe7 Wxe7 1 4.�e1 e6 Ya en este momento las blancas, con 38 . lD h ? ,
1 S.dS .ig4 1 6.eS dxeS 1 7 .Wd2 habrían ganado l a calidad.

Con esta maniobra se prepara el cambio de la 38 ... ©h8 39.lüe4 gh6 40.We7 ©g8
dama por dos torres. 41 .\Wd7 gb6 42.lüd6 as 43.lüxf7 lü xf7

1 98 ROBERTO G . GRAU
44 . .ixf7+ gxf7 45.WdB+ ©h7 46.Wxb6 los esfuerzos de los j ugadores de imaginación.
gxf5 Con él triunfó la escue la moderna y el aj edrez
dio su definitivo paso hacia el imperio de la
La lucha de la dama contra las dos torres ha técnica.
terminado. El blanco ha logrado ganar calidad Y si valioso puede resultar todo un ejemplo, lo
y ahora compite la dama contra torre, alfil y es en especial caso el que ahora insertamos, ya
peón . La gran ventaj a de la dama bien ubicada que se refiere a una partida entre los dos re­
no ha dado frutos claros, ya que ahora el final presentantes de las dos escuelas que dividían
es muy dificil de ganar. Hemos visto cómo al aj edrez en esa época.
aun con las torres desvinculadas y luego de Se trata de un cotej o realizado en Baden­
soportar una presión muy intensa, las negras Baden, el 22 de julio de 1 870, entre Adolfo
lograron sostener la posición. La partida ya no Anderssen, anterior campeón del mundo, y
nos interesa para la finalidad nuestra, pero Guil lermo Stein itz, que lo despoj ó de la mag­
mostraremos el final sin notas, para no dej arla nífica situación que aquél ocupaba, luego de
truncada. afirmar su derecho al título máximo con una
serie de producciones que nunca se olvidarán .
47 .<tt> e 4 g6 48 .Wd 6 a4 49.Wd7+ ©h6 La partida fue así:
50.Wxa4 .id2 5 1 .@d3 .ic3 52.WeB g35
53.a4 gd5+ 54.<tt> c 4 gf5 55.<tt> b 3 gxf4 Gambito Evans (C5 I )
56.We3 g 5 57.a5 gxh4 58.a6 .id4 Baden-Baden 1 870
59 .We6+ @g7 60.We7+ ©g6 61 .We6+ Blancas: A. Anderssen
©g7 62. @xb4 gf4 63.Wd7+ @g6 64.@b5 Negras: W. Steinitz
h4 65.a7 .ixa7 66.Wxa7
1 .e4 e5 2 . .!Lif3 .!Lic6 3 ..ic4 .ic5 4.b4
Y tablas teóricas. Ha sido éste un ejemplo de
lucha dificil, en el que la superioridad de la El Gambito Evans fue el caballo de batalla de
dama fue manifiesta, por tratarse de una posi­ muchos grandes maestros del siglo pasado.
ción abierta con las torres y piezas negras Stein itz no fue quien en menos oportunidades
débi lmente ubicadas. No obstante, la lucha lo practicó, pero en esta ocasión debe prob.ar
terminó empatada, si bien no es fácil saber si su ingenio para sortear los peligros que la
no pudieron jugar mejor las blancas. Pero el aceptación del mismo significa a cambio del
ej emplo nos ha servido para demostrar de qué peón conquistado.
manera aumenta la fuerza de la dama en este Y no logra hacerlo.
tipo de combates si hay muchas l íneas abier­
tas. Ya veremos cómo esto se lim ita bien en 4 ... .ixb4 5.c3 .ic5
las torres, a medida que la posición se blo­
quea. La técnica moderna da como mej or la j ugada
5 . . . �a5 que demora el avance del peón "d",
,

EJEMPLO MAGI STRAL DEL SIGLO XIX o por lo menos lo complica.

Para matizar el tema publicaremos una partida 6.d4 exd4 7.0-0 d6 8 .cxd4 .ib6 9.dS
jugada por el ex campeón mundial Guil lermo .!Li ce7 1 0 .e5
Steinitz, que durante 27 años paseó su señorío
y concepto superior del ajedrez, en una época Anderssen buscaba por sobre todas las cosas
en que los jugadores se debatían en un angus­ evitar las luchas cerradas y llevarlas al terreno
tioso deseo de crear obras imperecederas por donde el "tiempo" tiene una importancia ca­
medio de partidas de combinación. El maestro p ital.
bohemio, gestor verdadero de la escuela posi­ Es decir, el ataque directo por medio de piezas
cional, hizo que se estrellaran contra él todos menores.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 99


1 0 . . . � h6 1 1 .�c3 0-0 1 2 . .ixh6 gxh6 DOS TORRES CONTRA DAMA

Anderssen ha esperado, para cambiar el alfil Y ahora se ha producido la posición que en


por el cabal lo, a que el negro se enrocara. Sin real idad nos interesa para nuestro tema espe­
duda su posición es preferible, ya que, a pesar cial.
de cederle a su adversario dos alfi les, le ha
creado debil idades serias en el flanco de rey y
se ha asegurado el dominio del cuadro "e4",
que puede ser buena base para un caballo.

1 3 .�e4 dxe5 1 4.�f6+ 'it>h8 1 5.�xe5


�g6 1 6.�xg6+ hxg6

Steinitz se ha defendido de notable manera.


Ha logrado rehacer la configuración de peones
del ala rey y mantiene un peón de ventaja. La
posición del enroque no es absolutamente
cómoda aún, pero no puede afirmarse ni mu­
cho menos que Anderssen mantenga la ven­
taj a lograda en el planteo. Las blancas tienen frente a sí la posibil idad de
cambiar su dama por las dos torres y lo hacen,
1 7.�e4 'it>h7 1 8.Wd2 aun a costa de perder un nuevo peón, porque
la fuerza de las dos torres se acentúa cuando la
Cuando se carece de uno de los alfi les, la séptima línea es fácilmente dom inable y el rey
dama debe ocupar las diagonales que éste ha adversario carece de buenos lugares para
dej ado sin vigilancia. En este caso esa pieza refugiarse, aun en una posición abierta como
debe actuar, mientras exista el alfil blanco, por la presente, en que la dama suele ser muy
casil las negras. fuerte por su enorme agilidad.

18 . . .f5 1 9. � c3 Wf6 20Jlfe1 id7 2 1 .d61 26.gxeS .ixh2+ 27. 'it> h 1

Excelente. Da acción poderosa al alfil, brinda No sería bueno tomar el a l fi l , porque las ne­
al caballo el cuadro "d5" y crea el grave pro­ gras más tarde ganarían la torre blanca de "ffi"
blema de la amenaza eventual de �e 7 + . Se 27. 'it>xh2 Wxd7 28.�xf8 se gana la torre con
trata de una j ugada típica en este tipo de posi­ la j ugada 28 . . . Wd6+.
ciones y buena, a costa de la entrega de un
peón, aun cuando no existiera una amenaza 27 . . . Wxd7 28.gxfS ie5
tan directa como la que gravita en esta partida.
La j ugada aparente de 28 . . . Wd4 sería contes­
21 ... gaeS 22.dxc7 .ic6 1 tada con 29.�e 1 , con la amenaza de �e7 + .

Steinitz ha j ugado en correcta forma y sortea­


do gran parte de los serios problemas que
afectaban su posición, pero la situación de la Necesaria por l a amenaza d e �f7+, que antes
séptima línea será endeble apenas las blancas no podía efectuarse porque se llegaría a un
logren apoderarse de la misma. final de alfiles, perdido para las blancas, pues
tienen dos peones menos.
23.�d5 .ixd 5 24.Wxd5 .ixc7 25.ti°d7+
Wg7

200 ROBERTO G. GRAU


Las negras están perdidas. La presión en la bre se llena de optimismo y hasta suele dar
séptima línea es decisiva y de nada serviría menos importancia a los errores cometidos.
j ugar 31 . . . Wfxc4 , para cambiar los alfi les, por No es difícil que llegue a creer que si ha j uga­
cuanto luego de 32 .!!xg?+ y más tarde !!ge? , do mal, lo ha hecho por saber que iba a ganar
atacando la dama y amenazando mate, no de cualquier manera. Se supervalora y por
habría resistencia posible. vanidad desprecia un poco al venc ido. Pero
cuando la real idad le advierte que él también
32.©h2 Wfh5+ 33.©g 1 Wfd 1 + 34 ..if1 hS es susceptible de error, comienza a escarbar la
partida, en primer térm ino para saber cómo
Ahora no queda más remedio que entregar el debió j ugar para vencer, y de esta manera
alfil para salvar al rey de la posición de mate. poder afirmar a voz en cuello, cada vez que
habla del tema, que su adversario tuvo una
35J3xg7+ © h 6 36J3xa7 f4 37.ggs suerte inmensa y que sólo merced a esto le
ganó, y en segundo térm ino, que es lo más útil
Y las negras abandonaron. y único ponderable, para evitar volver a incu­
Hemos visto una partida simple, en la cual la rrir en ese tipo de equivocac iones.
lucha entre dama y dos torres ha ofrecido De la m isma manera que a menudo nadie
escasas alternativas por la abrumadora supe­ atiende los consej os del médico hasta que una
rioridad de las dos torres cuando dom inan la enfermedad le advierte lo imprudente de su
séptima l ínea y logran, merced a esto, tener al actitud, en aj edrez sólo se adquiere prudencia
rey adversario a su merced. Veremos luego cuando se es batido de neta manera. Es la
alguna posición de partida donde el duelo es real idad del fracaso, que es más aleccionadora
más tenaz y donde las dos torres mal ubicadas que multitud de consej os.
ofrecen, a pesar de esto, una resistencia insos­
pechada. LA FU ERZA DE LA DAMA

IV.- S Ó LO LOS ERRORES ALECC IONAN Entre las muchas partidas j ugadas en nuestro
DE VERDAD medio en las que se libró un combate de dos
torres contra la dama, favorable a esta última,
No son siempre muy típicos los ejemplos de pero no prec isamente por la mayor acción de
partidas en los cuales la lucha de la dama la dama, sino por algún desac ierto de quien
contra dos torres ofrezca características de conducía las torres, se encuentra el cotejo del
valor instructivo. A menudo errores de uno u torneo internacional del C írcu lo de Aj edrez,
otro j ugador alteran el resultado del combate y de 1 94 1 , entre el maestro Czerniak y
se hace difícil ofrecerlos como ej emplo. Pero Puiggros, lucha más interesante que técnica­
como el aj edrez es lucha, experiencia viva, mente irreprochable. La partida fue así:
donde el error acecha a cada instante y es así
la fuerza emocionante de la partida, no es Gambito de Dama (D60)
prudente tampoco eludir la muestra de cotejos Buenos Aires, 1 94 1
complicados, donde gazapos de uno u otro B lancas: M.Czerniak
adversario hayan alterado el curso normal del Negras: Puiggros
juego.
Generalmente nada alecciona tanto en la vida 1 . c4 e6 2.d4 dS 3 . llif3 llif6 4.llic3 ie7
como los errores, cuando son advertidos. De 5.ig S llibd7 6.e3 0-0 7.id3 dxc4 8 .ixc4
el los sale la med itac ión y se recogen expe­ es 9.0-0 a6 1 O.a4 b6 1 1 .Wfe2 ib7
riencias saludables. Los j ugadores cal ificados 1 2 .füd 1 llidS
suelen afirmar que una derrota es más alec­
cionadora que diez victorias. Cuando se triun­ Hasta ahora la partida se desarrolla dentro de
fa, el resultado satisface y encandila. El hom- algunas corrientes típicas de la Ortodoxa. El

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 20 1


principal problema que entraña para las negras debil idad en su esqueleto de peones, lo que no
esta variante es la dificultad de hal lar una es habitualmente censurable, ya que a menudo
buena cas i l la para su dama, un tanto presiona­ es el verdadero camino de la victoria, y no
da en "d8". El puesto ideal es el cuadro "e7" suele ganar quien nada arriesga, pero que en la
que ocupa el alfil. Tampoco se puede j ugar posición típica de esta partida era innecesario.
1 2 . . . lll e4, porque el alfil de "b7" quedaría Mas, hecha esta consideración de orden gene­
sobrecargado en el sostén del caballo y del ral, es forzoso convenir que la posición de las
peón "a6". Esto crea algún problema que negras ofrece las mismas fal las técnicas del
Puiggros trata de resolver con este movi­ comienzo, las que subsistirán m ientras no
miento, que tiene e l inconveniente de aislar logren hacer desaparecer el propio peón de
sin compensaciones un peón y, lo que es más "d5 " .
serio, debilitar el cuadro "f5 " .
24 . . . c!LJd7
1 3.ixd5 exd 5 1 4.ixe7 V!ixe7 1 5.dxc5
V!ixc5 1 6.gd4 füeB 1 7 .gad 1 Ante la desagradable situación que nace de la
existencia del peón "d5", Puiggros hábilmente
El peón aislado no es siempre un mal definiti­ opta por entregarlo y cambiar sus dos torres
vo y a menudo n i siquiera es prácticamente por la dama adversaria. La fuerza de los
una desventaj a. Abundan las posiciones en las acontecim ientos le lleva a buscar ese cambio
que, en cambio, surgen muchas perspectivas habitualmente poco agradable, pero lo hace,
de esa situación, pero puede afirmarse que es además, porque la posición de los peones del
decididamente una falta irremediable cuando ala rey blanca ofrece debi l idades que acentua­
se carece del alfil que actúa en casil las de rán la fuerza agresiva de la dama negra.
distinto color del peón aislado. En este caso la
ausencia del alfil rey negro es una seria con­ 25.V!ixd 5
trariedad para los planes de este jugador.
UN MAL NEGOCIO
1 7 ... c!LJf6 1 8 .g4
Es probable que en este caso más val iera des­
AUDACIA INNECESARIA preciar el peón, ya que éste es la verdadera
fuente de sinsabores de las negras. Quizá
Maniobra típica del estilo agresivo de Czer­ j ugar 25. lll e d4, seguido, si 25 . . . lll eS, de
niak. Sin creer que esto sea un error, puede 26.\Wg3 mantuviera de más persistente mane­
afirmarse que desentona con el espíritu de la ra la ventaj a posicional del blanco, que radica
partida, ya que la ventaj a posicional blanca precisamente en la acción negativa del peón
permite intentar vencer sin apelar a este tipo "d5" negro. La partida es así también ejemplo
espectacular de maniobra que puede debi litar para el tema del Capítulo I V del tomo 1 1 1 .
el enroque y ser fuente de eventuales "contra­
chances". Quizá fuera más sólido primero dar 25 . . . c!LJ e 5 26.V!ixdB gxdB 27.gxdB+ © h 7
el cuadro "d4" al caballo de "f3" mediante
1 8 .fü4 , seguido de lll d4, con una presión Y s e ha l legado a l ej emplo d e nuestro tema.
sostenida y sin crear desarticulación alguna en Las blancas tienen dos torres y un peón por la
la conformación de peones. dama y además una buena posición de ataque.
En cambio, tienen malos peones y, de no
18 ... V!icB 1 9 .lll h4 h6 20.c!LJf5 V!id7 2 1 .V!if3 concretarse la ventaj a posicional, dificil re­
V!ie6 22.h4 gadB 23.c!LJe2 icB 24.gf4 sultará hacer valer las dos torres, pues la si­
tuación del rey blanco tampoco ofrece muchas
Evidentemente las blancas mantienen la m1- garantías contra un eventual empate por j aque
ciativa, pero lo han hecho a costa de alguna perpetuo.

202 ROBERTO G. GRAU


número de contrastes. No han podido ensam­
blar la acción de las torres y esto es un peligro
permanente en una posición tan abierta como
la presente. Era mejor j ugar 37. c;f;>f2 , para
sostener el peón de "e3 " .

3 7 . . . .!Li x h S 38.gxf7 §'xe3 39.gds

Es evidente que la posición de las negras es ya


superior. Todas las piezas blancas están dislo­
cadas y el rey carece de prudentes recursos
para oponerse a los j aques de la dama, que
domina gran número de casillas.

28 . .!Li ed4 Wfc4 29 . .!Lld6 Wfc1 + 30.©g2 §'c7 39 ... Wfc 1 + 40. ©f2 Wfd2+1
31 J�xc8 Wfxd6
No 40 ... Wxb2+ a causa de 4 1 .lll e2, que
Las negras han salvado otro escollo y desde brindaría al monarca blanco buena defensa.
este momento se hace difícil para el blanco
afirmar que la partida está ganada. Se ha cam­ 41 .©g 1 Wfe 1 + 42.©g2 §'g3+ 43.'tt>f 1
biado el mal alfil, base de sus últimas contra­ Wfxd6
riedades, por un buen caballo, y la posición
del monarca blanco abunda en recursos de Y las blancas abandonaron ante la desventaj a
j aques continuos. material. Como era previsible, las torres no
podían sostenerse sin apoyarse entre sí, situa­
32.hS Wfd7 33J�b8 .!Li xg4 34,gxb6 .!Lif6 ción fundamental para luchar contra la dama.
La partida, con algunas fallas técnicas, es
Esta parte de la partida fue j ugada casi al instructiva quizá por esa misma causa.
"ping-pong", por falta de tiempo de ambos
adversarios, y es probable que no sean los UN MODELO REC I ENTE
movim ientos efectuados los más fuertes. Pero
puede afirmarse que las torres, así dislocadas, Pondremos punto final al estudio de las posi­
no ofrecen ventaj a sobre la dama y que, por bilidades tácticas que brinda la acción de las
otra parte, la situación del rey blanco, excesi­ dos torres contra la dama. Sabemos ya, a tra­
vamente "ventilado", como derivado de la vés de finales compuestos y de partidas vivas,
atrevida pero innecesaria maniobra basada en cosas importantes, pues hemos visto ganar
1 3 . g 4 es generosa en posibil idades para la
,
alternativamente a la dama o a las torres, si
dama, que en las posiciones abiertas y con bien hemos apreciado que estas últimas son
peones débi les es habitualmente más fuerte habitualmente más penetrantes en su acción.
que las dos torres. Veremos ahora una partida j ugada en el torneo
internac ional del Círculo de Aj edrez, entre el
35.gxa6 §'d S+ 36.f3 §'g S+ 37.©f1 maestro lituano Luckis y el holandés De Ron­
de. En ella se observa un duelo técnico entre
EXCESO DE AMBICIÓN esas dos piezas. Quizá no pueda mostrarse en
todos sus momentos como un duelo de preci­
Las blancas no se resignan a buscar el empate sión, pero sí de la fuerza de dos torres y del
y tratan de rehuirlo, porque no se conforman dominio estratégico que las m ismas tienen en
con empatar una partida que les fue favorable. todas aquellas posiciones en que la abundan­
Estado psicológico que es la base de gran cia de peones dificulta la acción de la dama.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 203


Apertura de Los Cuatro Cabal los (C50) posiciones donde hay cadena de peones y
Blancas: Luckis puede abrirse una columna central, ya que las
Negras: De Ronde torres suelen filtrarse por ella a la séptima u
octava línea, donde habitualmente hace crisis
1 .e4 lilf6 2. lll c3 es 3.lilf3 lll c6 4.i.c4 i.cS el combate, por ser zonas de protección habi­
5.d3 d6 6.i.g S h6 7.i.xf6 �xf6 8 .lll d 5 tuales para el monarca.
�d8
20.exfS gxe3 2 1 .i.xf7+ ©xf7 22 .fxg6+
La variante escogida por las blancas, a pesar ©xg6 23 .fxe3
de estar en algunos textos de aperturas, no es
absolutamente aconsej able. No puede ser
técnicamente bueno ceder de esta manera las
casillas negras del tablero. Por principio debe
repudiarse toda maniobra de planteo donde se
cambie el alfil que actúa por casillas del m is­
mo color de los peones centrales más avanza­
dos.

9.c3 lll e7 1 O .lll e3 0-0 1 1 .0-0 lll g 6 1 2 .d4


exd4

Las negras no han j ugado con verdadero con­


cepto del plan. Cuando se dispone de un punto
Hemos llegado a una posición típica de lucha
fuerte (en este caso el cuadro "f4") no se debe
cambiar primero el peón central de "e5 ", nece­ entre dos torres y la dama. La única columna
sario punto del sostén del cabal lo, porque es abierta es la "f', que dominarán las torres.
preciso, para que la debil idad no se di luya, Veremos de qué manera se man iobra para
imponer la ventaj a, que se hace habitualmente
evitar que el adversario pueda nunca avanzar
el peón central y también evitar la posible decisiva si las torres penetran en la séptima
l ínea.
j ugada f4. Además efectúan este movim iento
para cambiar más tarde el buen alfil dama por
23 ... �e7 24.m3 d5 25.gaf1 b5 26.a3 c6
el caballo adversario. Era mejor conservar el
alfil, y haber j ugado antes . . . c6.
La posición de las negras es muy delicada a
pesar de que en apariencia ningún riesgo las
1 3 .cxd4 i.b6 1 4. ltl d S i.g4 1 5.lll xb6 axb6
acecha. La fuerza de la presión blanca estriba
1 6.h3 i.xf3 1 7 .�xf3 g35
en la posibilidad de ubicar una torre en "e5"
para dominar de esta suerte ambas columnas
Aun ahora nos parece mejor continuar con la
("f' y "e"), por donde necesariamente puede
idea medular del tema, j ugando primero
tejerse una maniobra que perm itirá dominar la
1 7 . . . �gS , para seguir con . . . �f4 , o con
séptima línea .
. . lll f4 , explotando el punto débil de las blan­
.

cas.
21.g93+ ©h7 2a.gfs g6

¡ Triste obl igación ! Con esta j ugada se poster­


LA FUERZA DE LA COLUMNA ABI E RTA ga el dominio de la séptima línea, inevitable si
el peón quedara en "g7", después de una ma­
Para evitar f4. Pero se cambian las dos torres niobra basada en É!e5, fü3, fü8 y füe8. Es
por la dama, lo que suele ser pel igroso en necesario para evitar esto que el rey custodie

204 ROBERTO G. GRAU


la casilla "f8" para impedir la entrada de la 39 . . . Y!Ye6 40 .©e2
torre, ya que la dama será desplazada. Pero
esto crea una nueva y grave debilidad en los Mejor 40. ©g3 y ©h3.
peones del enroque negro.
40 . . . Y!Ye7 41 .ges
29.ges Y!Yd7 30.h4 ©g7 3 1 . h S gS
EN LA B U ENA SENDA
L A DAMA DISMIN U Y E S U VALOR COMO PIEZA
DEFENSIVA Otra vez por la buena senda. Luckis trata de
llegar a la posición que pudo producirse en la
El ajedrecista l ituano ha j ugado con exacta j ugada 34ª, ya que es ésta la verdadera manera
comprensión el problema táctico en debate. El de ganar. Sacar la dama de las columnas "e" y
monarca negro ha quedado sin sostén y ahora "f", reducirla a la columna "d", mejorar la
existe un nuevo punto de apoyo para sus to­ situac ión del rey blanco, para evitar eventua­
rres: la casilla "g6", donde puede dar un j aque les j aques perpetuos, y entrar luego con las
muy fuerte para doblar más tarde las torres en torres en séptima.
la sexta l ínea. Nueva amenaza que debe tratar
de contener De Ronde con la dama y el rey; 41 . . .Wd7 42.mts Y!Yd6 43.©d2
tarea superior a las posibil idades de ambas
piezas y que reduce a la dama a un papel me­ Las blancas han hal lado el sistema de ubicar
ramente defensivo. Y la verdadera fuerza de las torres, pero aún no han acertado con la
esta pieza está en sus recursos ofensivos y su exacta maniobra del rey, que es situarse en
gran movil idad, ahora reducida al mínimo por "h3 " o "g3 " para sostener el peón de "g4"
la gravedad de las amenazas. antes de realizar la maniobra agresiva de las
torres, que ahora forman una pared contra
32.fü3 Y!Yd 6 33.©f2 Y!Yd7 34.gefS eventuales incursiones de la desesperada dama
negra.
Las blancas, que aún no tienen el plan gana­
dor, tratan de l legar a la jugada 40, pues sin
duda disponían de poco tiempo. É sta es una
pérdida de tiempo, ya que era mejor adoptar
inmediatamente el plan basado en 34 .:B:ffS,
seguido de g4, que es el eje de la victoria.

34 . . . We7 35.©e2 Y!Ye6 36.©f2 Y!Ye7 37.g4


Y!Ye6 38.gfa

La torre se ha fi ltrado en la octava línea, pero


la man iobra es prematura. Se debió primero
ubicar el rey en "h3 " .

3 8 ... Y!Ye7 39,gafs 43 ... Wd7 44.©d3 Wd6 45.gea

Sigue Luckis jugando sin plan, a la espera de Por fin las blancas se lanzan a la ofensiva.
llegar a la j ugada 40ª para suspender la partida Ahora con el rey en relativa seguridad, es
y encontrar más tarde, en análisis caseros, la decir, sin los riesgos de que la dama entre con
man iobra exacta para triunfar. j aque, se apoderan de la octava l ínea, como
Pero el final es ya fáci l y sin esperanzas para camino indispensable para entrar más tarde en
el negro. la séptima l ínea.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 205


45 . . . '!Wd7 46.gbs %Ye7 za de las dos torres en el dominio de una co­
lumna abierta, y no puede faltar en todo estu­
Hay que evitar !!ff8. dio sobre tema tan interesante.

47.ges '!Wf7 48.©e2 Defensa India de Dama (E l 2)


Hastings, 1 930
Para evitar un eventual empate por j aque per­ B lancas: Sultan Khan
petuo, recurso típico de la dama en estas posi­ Negras: J. R. Capablanca
ciones.
1 .tDf3 tDf6 2.d4 b6 3.c4 .ib7 4.tDc3 e6
48 ... '!Wd7 49.'t!.>f3 \§'f7+ 50.©g3 %Yd7 5.a3 dS 6.cxdS exdS
s1 .gee8 \Wc7+ 52.©g2
No es posible aplaudir técnicamente el siste­
No 52 .iih3 por 52 . . . \Wf7 , con la amenaza de ma estratégico del planteo adoptado por Ca­
. . 'Wf1 +.
.
pablanca. Cuando se efectúa el "fianchetto"
debe tenerse la seguridad de que la diagonal
52 ...'!Wf7 53,gbdS ©h7 que abandona el alfil no quedará sin sostén.
Ya comentamos el tema de los planes antagó­
No se puede j ugar 53 . . .'Wc? por 54 .!!g8+, nicos y establecimos que uno de los más típi­
seguido, si 54 ... iih?, de 55.!!h8+ ©g7 cos es el que nace de la j ugada . b6 y la desa­
. .

56.!!dg8+ ganando la dama con j aque en parición del peón "e6", por la debil idad que se
"h7" (después de 56 . . . iif7), o dando mate en produce en la casilla "f5 " . Por eso que una vez
pocas j ugadas (después de 56 . . . ©f6). efectuado el movimiento . . . dS, que nos parece
inferior al sistema . . . d6, seguido de . . . lli bd7 y
. . . e5, debió considerarse, una vez realizado el
exacto cambio de peones que ensayó Sultan
Las negras abandonaron. Khan, seguir con 6 . . . llixd5, para mantener el
Ha quedado construida la posición ganadora peón en "e6" y evitar que la diagonal h3-c8
que se logra doblando las torres en la columna quede debil itada.
rey en momentos en que el adversario no
pueda ubicar su rey en " f7 " para tomar con el 7 . .igS .ie7 8.e3 0-0 9 . .id3 tD e4 1 0 . .if4
rey y la dama los cuadros "e7" y "d7". El final tDd7 1 1 .'Wc2
es muy instructivo, porque encuadra típica­
mente en el tema que estamos considerando. Ante el problema básico que afecta su posi­
Las mismas indecisiones que se observan en ción, la debilidad del cuadro "f5 " , Capablanca
la ejecución del plan son aleccionadoras, ya opta por mantener el caballo en "e4" para
que se pone en evidencia de qué manera la oponer una sólida barrera a la eventual acción
situación agresiva de las torres limita el radio del alfi l. Por otra parte, resuelve el mal orgá­
de acción de la dama, y con cuánto cuidado nico de su posición ocupando la casilla afec­
debe actuarse para evitar eventuales filtracio­ tada con un peón, de manera que la torre cola­
nes de esta ú ltima pieza. bore en la acción sobre ese punto.

UNA PARTIDA SENSACIONAL 1 1 .. .fS 1 2.tDbS .id6 1 3 .tDxd6 cxd6 1 4.h4


ges 1 5.'Wb3
Se j ugó en el torneo de Hastings de 1 930-3 1 ,
entre e l extraordinario maestro hindú Sultan La posición es muy instructiva. Capablanca,
Khan y el ex campeón mundial José Raúl por imperio de la debilidad inicial de su posi­
Capablanca. Ella significó una ruidosa victo­ ción, ha debido construir una conformación de
ria para el primero, y muestra la enorme fuer- peones débil para un final, si bien sólida como

206 ROBERTO G. GRAU


bloqueo del centro. Además hay dos podero­ 26 . . . �b3 27.gab1 ©f7 28.ghc1 ©e7
sos alfi les blancos que bien compensan la 29.gc3 �a4
acción punzante del caballo negro en la casilla
"e4". No servía 29 . . . \Wa2 por 30 . ©c 1 , seguido de
id 1 y ib3, ganando la atrevida dama negra.
15 . . .�e7 1 6 .lüd2 lüdf6 1 7.lüxe4 fxe4
1 8 .ie2 ges 1 9.g4 gfcB 20.gS lü eB 30.b4 �d7 3 1 .gbc1 a6 32.gg 1 �a4
33.gg c 1 �d7 34. h S <i>dB
Capablanca no sospechó sin duda que este
cabal lo volvería a moverse 43 j ugadas más El rey pasa a fiscalizar j unto con el caballo el
tarde, por imperio de la presión que ejerce el cuadro "c7" para que la dama adquiera su
alfil de "f4 " y la urgencia de evitar que una movil idad perdida.
torre blanca entre en el cuadro "c7".
3s.g 1 c2 �h3 36.©c1 �h4 37. ©b2 �h3
21 .ig4 gc 1 + 22.©d2 gsc2+ 23.�xc2
gxc2+ 24. ©xc2 Es evidente que no puede jugarse 37 . . . �xf2 a
causa de 38 .ixa6. Pero la verdad es también
LA LUCHA TÍPICA DE DOS TORRES Y LA DAMA que Sultan Khan no tiene un plan claro, ya
que mientras no logre penetrar con sus torres
Inesperadamente la partida ha sufrido un en las l íneas avanzadas enemigas ("c6", "c7" o
vuelco estratégico. Se ha cambiado la dama "c8 "), no se podrá imponer la fuerza de las
blanca por las dos torres y ahora se produce m ismas.
una complej a lucha totalmente acorde con
nuestro tema. La partida nos interesa más aún 38,gc1 �h4 39,g3c2 �h3 40.a4 �h4
por ser Capablanca quien nada podrá hacer 41 .©a3 �h3 42.ig3 �f5 43.ih4
con la dama contra las todavía inactivas torres
blancas, pero que dispondrán de la poderosa Para provocar el bloqueo de peones en el ala
columna "c". rey y consolidar los mismos, evitando así que
la rotura del conj unto pueda agrandar la efi­
ciencia de la dama.

43 ... g6 44. h6 �d7 45.bS as 46.ig3 �fs


47.if4 �h3 48.©b2 �g2 49 . © b 1 �h3

Tampoco es posible ahora capturar el peón,


por cuanto después de 49 . . . \Wxf2 50.ig4
\Wh4 5 1 .!l:g 1 y !l:h2 la dama quedará copada.

50.©a1 �g2 5 1 .©b2 �h3 52.gg 1 icB

¡CINCUENTA JUGADAS INACTIVO!

24 . . . �c7+ 25.©d2 �c4 26.ie2 Hace 50 j ugadas que el alfil estaba inmóvil en
"b7". Ahora necesita evitar ig4 , pero debe
Con esta j ugada, más que atacar la dama, lo ceder la casilla "c6". Luego de una serie de
que se busca es quitarle al alfil negro la posi­ man iobras un tanto confusas, por fin Sultan
bilidad de ir a "a6". Asimismo se fiscaliza el Khan halla el cam ino de la victoria. La dama,
cuadro "d3 ", punto de coincidencia de una entretanto, ha debido ser mera espectadora de
eventual acción negra. los planes infructuosos de las torres.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 207


53Jk6 °ªh4 54J3gc1 .ig4 55 . .if1 °ªhS Cada posición es un problema distinto y hay
suti les detalles que alteran todos los princi­
Tampoco ahora puede capturarse el peón f " ', pios. Pero también es cierto que en líneas
y a que luego d e 55 . . . Wxf2+ 56.!!6c2 Wh4 generales es pos ible establecer principios
57 .!!h2 se ganaría la dama. técnicos de muy rara alteración. Un peón
puede valer más que una dama, pero esto no
56J3e1 Wh 1 57.l3ec1 'ªhS 58.©c3 YNh4 autoriza a afirmar, ni mucho menos, que esas
59 . .ig 3 Wxg 5 piezas tienen algún paralelo de eficiencia. Por
una situación en la que un peón puede valer de
esta manera, existen m i les en las que la dama
mantiene su valor. Lo m ismo pasa en la lucha
de la torre contra una pieza menor. Es verdad
que en estos casos suelen abundar los ej em­
plos en que la pieza menor centralizada y
sosten ida combata sin desventaj a frente a la
torre, pero generalmente esto sólo dura m ien­
tras la lucha no se simpl ifica y en la mayoría
de las posiciones es sólo un detalle transitorio
que a lo sumo obl iga a j ugar con cautela.

CONCLUSIONES T ÉCN ICAS

L a dama ha logrado ganar u n o de los peones En el caso que hasta ahora nos ocupó, la lucha
tan tenazmente perseguidos, pero nada puede de dos torres contra la dama, o viceversa, el
hacerse contra las torres una vez que penetren problema es más difícil, ya que se trata de
en la octava o séptima l ínea. fuerzas casi equ ivalentes. Pero a través de los
Por otra parte, el peón "b" ha de decidir la ej emplos que hemos estudiado y de muchos
lucha. Se observa claramente la escasa acción otros que nos resistimos a publ icar para dar
de la dama en las posiciones donde la abun­ cabida a nuevos temas técnicos, hemos logra­
danc ia de peones propios y adversarios le do llegar a conclus iones interesantes. Veamos:
traba la movil idad.
1 ª Las dos torres pueden cambiarse sin temor
60.©d2 WfS 6 1 .l3xb6 ©e7 62.l3b7+ ©e6 por la dama en la mayoría de las posiciones,
63.b6 llif6 64 . .ibS Wf3 65.l3b8 pues no son en ningún caso inferiores en efi­
ciencia.
Las negras abandonaron ante la fuerte amena­ 2ª En la mayoría de las posiciones las dos
za que significa el peón "b" tan avanzado. torres son más pe ligrosas en su acción agresi­
va.
V.- A MANERA DE ADVERTENCIA 3ª Las dos torres superan amp liamente a la
dama en las posiciones con cadenas de peones
La experiencia nos ha enseñado, a través de la sól idas en las que hay una o dos columnas
serie de casos que ven imos considerando en abiertas.
estas páginas, que es preciso marchar con 4ª Si las torres logran apoderarse de la séptima
desconfianza en el terreno de los postulados; l ínea, la ventaja suele ser dec isiva.
que la famosa relatividad de los principios 5" Cuando ambos reyes están en seguridad
impera en aj edrez, y que las verdades más absoluta, las dos torres son igualmente más
recónd itas ofrecen tal número de excepc iones, fuertes, ya que pueden atacar un punto y apo­
que no es prudente hacer afirmaciones categó­ derarse de él, por cuanto se apoyan mutua­
ricas. mente.

208 ROBERTO G. GRAU


6ª S i se tiene un peón de ventaj a ambas torres buenos peones que los resguarden y hay pocos
pueden con su solo esfuerzo coronarlo contra elementos en el tablero.
la mejor defensa de la dama. 1 Oª La dama es muy fuerte como pieza agresi­
7ª La dama vale más que ambas torres en las va y reduce su eficiencia cuando debe defen­
posiciones con conformaciones de peones der peones. Pero es más fuerte que las torres si
débi les. logra meterse tras los peones enem igos.
8ª Es e l la muy poderosa cuando la posición es De todo esto y mucho más que podría decirse
muy abierta y ambas torres no se apoyan entre se desprende que la dama es más eficaz que
sí. las torres en las posiciones abiertas con abun­
9ª La dama posee recursos inagotables de dantes brechas, e inferior cuando la única
j aque perpetuo cuando los reyes no tienen columna abierta la dom ina el adversario.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG I A SUPERIOR 209


CAPÍTULO X

LOS CAMBIOS DE DAMAS

Múltiples son los problemas que el aj edrez ofrece. Los hemos puntualizado a través de
permanente hurgar en el laberinto real y supuesto de la técnica del juego. Pero estamos muy lejos
de haber acaparado todos los problemas importantes. A menudo, una pregunta, una consulta,
pone sobre el tapete un nuevo tema importante.
Uno de esos casos se produjo con motivo de la polémica suscitada en un torneo mayor
alrededor de una partida en la que un cambio de damas significó el desequil ibrio de la lucha,
hasta ese momento perfecta.
El cambio de las piezas no es siempre el canje de valores exactamente iguales, ya que
las piezas cambian de valor de acuerdo con la posición que todas en general ocupan en el tablero.
Y si esto sucede con las piezas menores, en el caso de las damas en problema suele magnificarse,
como lo ha probado el doctor Alekhine en los comentarios con que da jerarquía a una de las par­
tidas (la novena) por él j ugadas en el "match" que por el título máximo disputó con Bogolj ubow.
Establece el Dr. Alekhine, en la versión castellana de su último libro, de qué manera los maestros
más fuertes suelen engañarse cuando se ven frente a la posibilidad de un cambio de damas en el
medio j uego, lo que suele ser el comienzo de sus dificultades futuras.
La partida que damos a continuación, con notas del campeón mundial, es clara al res­
pecto y destaca, con la admirable precisión de sus comentarios, la importancia de este detalle
estratégico.

Defensa Benoni (A44) era 4. llic3, y s i 4 . . a6, continuar con 5.a4,


.

Alemania, 1 934 seguido por llif3-d2-c4, etcétera, lo que


Blanc as: E. B ogolj ubow aseguraría a las blancas una larga iniciativa.
Negras: A. Alekhine
4 . . . exf4 S . .ixf4 Wi'h4+
1 .d4 es
No valía la pena desperdiciar un tiempo de
Considero que la elección de esta j ugada (a desarrollo para provocar la j ugada debi litante
raíz de mi éxito en la actual partida se convir­ g3. La sencilla continuación 5 . . . 4Je7, seguida
tió en moda durante algún tiempo) constituye por . . . llig6, etc. , habría conservado el control
uno de mis pecados ajedrecísticos. Porque si de "e5 " con buena partida.
un campeón, por el hecho de ser humano, no
puede evitar s iempre el empleo de jugadas 6.g3
inferiores en la apertura, debe por lo menos no
realizar aquel las que él m ismo conceptúa poco El sacrificio de un peón, 6 .�g3, no sería co­
convenientes. rrecto debido a 6 . . . Wfxe4+ 7 .�e2 �f5, etc.

2.dS es 3.e4 d6 4.f4 6 . . .Wfe7 7.lL!c3?

Esta respuesta, decididamente prematura, sólo Era esencial j ugar 7 . llif3!, para impedir la
puede explicarse por la circunstancia de que próxima j ugada de las negras. La continuación
Bogolj ubow, habiendo desperdiciado otra 7 . . .Wfxe4+ 8 . �f2, etc., sería demasiado peli­
oportun idad para ganar la partida anterior, grosa, y el negro habría preferido 7 . . . i.g4
estaba ansioso por hacer una demostración 8 . 4J c3 a6, seguido de . . . 4J bd7, etc., con
que le rehabi litara. Una l ínea natural y buena probabilidades más o menos parej as.

210 ROBERTO G. GRAU


7 . . .g 5 1 24.\Wf4?

L a fuerte posición de su a l fi l rey en la diago­ EL MAL CAMBIO DE DAMAS


nal larga asegura a las negras una partida
cómoda y agradable.

8.ie3 tLld7 9.tLlf3 h 6 1 0.°1Wd2

En cambio, 1 0 . tLl bS @d8 ! , etc., no tendría


obj eto.

1 0 . . . tLigf6 1 1 .0-0-0 tLig4 1 2.ie2

1 2 .�h3 (aconsej ada por Bogolj ubow)


1 2 . . . lli xe3 1 3.\Wxe3 ig7, etcétera, tampoco
habría aliviado las dificultades de las blancas.
El cambio de damas que va a seguir convierte
1 2 . . .ig7 1 3.ghf1 tLi xe3
una posición dificil, pero no sin esperanza, en
una partida perdida.
Era sin duda tentador agregar la ventaj a de los
Las blancas debieron ensayar en lugar del
dos alfiles a la ya obtenida. Pero como el
movimiento de la partida 24. 'itib 1 , por ejem­
caballo estaba bien colocado en "g4" y el alfil
dama blanco era inofensivo por el momento, plo, como preparación para 25.llih4.
1 3 . . . a6 habría sido más consecuente.
Es interesante hacer notar q u e este error no es
1 4.\Wxe3 a6 1 5. lli g 1 b5 1 6.gde1 ib7 ocasional, sino casi característico de Bogolj u­
1 7 . lli d 1 bow; en la 1 1 ª partida del mismo match, por
ej emplo, en la posición producida después de
Este caballo debe ser llevado a "f5", único la j ugada 34ª de las negras, a saber:
punto fuerte de la posición blanca.
Negras: Alekhine

1 7 . . . 0-0-0 1 8 .ig4

Como el alfil tiene pocas perspectivas, su


cambio por el peligroso caballo negro no
puede ser criticado.

Consecuencia natural de la maniobra iniciada


en su j ugada 1 7ª.

20 . . . g4!

Inmovilizando al caballo rey de las blancas, y, Blancas: Bogoljubow


en consecuencia, asegurando la importante
casilla "e5" para su dama. Aquí, en lugar de ensayar un contraataque, si
bien de resultado inseguro, mediante 35.\Wa6,
2 1 .tLle3 \We5 22.c3 h5 23.tLlfS if6 prefirió cambiar las damas: 35.'\Wc3? '\Wxc3

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGI A SUPERIOR 21 1


36.füc3 !!a7 37.!!c4 !!b8 ! , y tuvo que 42 .©xc3 gxa2 43.©d3 ©c7 44.@e4 ©c6
abandonar después de unas cuantas j ugadas. 45. ©fs as 46. ©gs a4
Cosas parecidas, aunque no tan típicas, ocu­
rrieron en las partidas 5ª y 22ª de nuestro Abandonan.
primer encuentro. Y lo que es más extraño Ej emplo expresivo, magnífico, por la técnica
aún, mi otro adversario, el Dr. Euwe, tiene la del final y especialmente por la minuciosidad
misma tendencia singular de cambiar damas del análisis, que prueba la importancia del
en momentos inapropiados: compárense por tema. A través de otros ejemplos, muchos de
ej emplo las partidas 7ª y 24ª del match de el los locales, trataremos de sacar las debidas
1 93 5 , y especialmente la 3ª partida de exhibi­ conclusiones, derivadas de este interesante
ción del mismo año. problema.
Y si menciono estas coincidenc ias no es en
manera alguna con el fin de criticar indebida­ OTRA VEZ ALEK H I N E
mente a mis adversarios, sino para recordar a
los aficionados lo difícil que es resolver sobre Que el valor d e las piezas e s mudable e n aj e­
la oportunidad de un cambio de damas y drez es una verdad añeja. Hemos ya observa­
cuánta atención merece este asunto. Si los más do en otros lugares de qué manera la configu­
altos exponentes de nuestro j uego fal lan tan a rac ión de peones adquiere importancia para
menudo en la apreciación exacta de sus pro­ asignarle a un alfil o al otro mayor fuerza.
babil idades en los finales, ¿qué puede esperar­ Analizamos también cómo en ciertas configu­
se de los menos experimentados? raciones de peones los caballos son más fuer­
tes que los alfi les, o viceversa, y aun sabemos
24 ...Wixf4+ 25.gxf4 gdd8! que las torres cambian de valor según estén en
la defens iva o en la ofensiva. Por ej emplo, si
Amenazando desaloj ar al caballo de "f5 " , llegamos a una posición en la que exista un
cuya posición s e ha debil itado por haber que­ peón blanco en "a4" y otro negro en "a5 ", y
dado obstru ida por un peón la columna "f' . ambos jugadores disponen de una torre en
Aparte de otras ventaj as, las negras han logra­ "a l " y "a8" respectivamente, estará decid ida­
do ahora mayoría de peones en el ala opuesta mente mejor quien pueda j ugar en ese mo­
a la ocupada por el rey blanco. La partida está mento, porque podrá atacar al peón rival de
estratégicamente term inada. flanco, y a la vez que esclav izar la torre ad­
versaria en la defensa del peón, tendrá posibi­
26.c4 lidad de actuar en la ofensiva.
En los casos de las damas el problema es más
Esta tentativa de encontrar otra casilla segura sutil, pero existe de idéntica manera. La difi­
para el caballo ("c4") será refutada por la cu ltad es grande para saber, en muchas posi­
jugada 27 de las negras. Pero, de todos modos, ciones, por qué una dama vale más que otra,
26 . . . ic8, etc . , sería fatal para las blancas. hasta el punto que los propios maestros de
mayor prestigio tropiezan con inconvenientes
26 ... bxc4 27.ll:ie3 c3 ! 28.b3 id4 29.ll:ic4 para establecerlo en la lucha viva. Así se ex­
f5 ! pl ica que Alekhine pueda afirmar que tanto
Bogoljubow como Euwe fueron batidos por él
Poniendo el segundo alfil en actividad; las en diversas oportunidades por esta razón.
blancas podrían abandonar desde ahora. Y para comprobarlo una vez más, comentare­
mos la tercera partida del "match" de exh ibi­
30.eS dxe5 3 1 .fxeS .ixd 5 32.gxfS gdf8 ción con Euwe, que realizaron el 1 2 de di­
33.gxf8+ gxf8 34.e6 ges 35.e7 .ixc4 ciembre de 1 937, después de haber recobrado
36.bxc4 .ixg 1 37.gxg 1 gxe7 38.h3 gxh3 Alekhine el títu lo de campeón mundial. La
39.©c2 h 2 40.gb 1 + gb7 41 . g h 1 gb2+ partida se desarrolló de esta suerte :

212 ROBERTO G. GRAU


Defensa Eslava (D I O) Y las negras han logrado económicamente
Amsterdam 1 937 retirar su alfil y cambiarlo luego por el blanco
Blancas: A. Alekhine o, en su defecto, ganar un tiempo en el desa­
Negras: M. Euwe rrollo.

1 . .lll f3 d5 2.c4 c6 3.e3 .ifS 7 . .lll c3 e6 8 ..ixd7+ .lll xd7 9.d4

Las negras aprovechan el tipo de planteo Y ahora puede afirmarse que las negras tienen
adoptado por Alekhine para buscarle solución ventaj a posicional por la debi l idad que ofre­
al siempre dificil problema de poner en juego cen los cuadros blancos por la ausencia del
el alfil dama. Pero la variante no parece total­ alfil rey blanco.
mente satisfactoria porque el sostén del peón
"b" negro ofrece algunas dificu ltades. Lo 9 ... .lll gf6 1 0 ..id2 a6
correcto parece ser 3 . . . .lll f6 , fiel al principio
de que, entre llevar una pieza a su casilla Anticipándose a la amenaza de l::!: c 1 , segu ido
natural y obl igatoria prácticamente (el caballo de lll b5.
rey a "f6"), o a una de las posibles buenas
posiciones (el alfil a "f5 " , que puede estar 1 1 .0-0 .id6 1 2 .füc 1 '!Wb6 1 3 .Wc2 ges
mejor en "g4" y aun en "c8 "), lo justo es hacer 1 4.a4 0-0
siempre lo primero, reservando al alfil la op­
ción de j ugar. No sería buena la jugada aparente 1 4 . . . lll e4,
que fij a el caballo de "c3 " , a causa de la ma­
4.cxd5 cxd 5 niobra 1 5.aS '!Wd8 1 6 .lll xe4 füc2
1 7 . lll xd6+ @e? 1 8 . füc2 �xd6 1 9 .�b4+,
Las blancas han cambiado los peones en el ganando.
momento exacto, es decir, antes que el negro
jugara . . . e6 y pudiera retomar con el peón "e". 1 5.aS Wc7 1 6.Wb 1 '!Wb8 1 7 . h 3
Ahora tendrán que jugar . . . e6 para sostener
oportunamente el peón de "d5 ", y aun para Con suma habil idad el Dr. Alekhine h a logra­
completar el desarrollo del alfil rey, lo que do ventaj a en espac io en el ala dama y espe­
automáticamente separará la acción del alfil cialmente ha evitado que el negro pueda apo­
dama negro del flanco dama, y lo convertirá derarse rápidamente con el caballo dama de la
en un alfil malo, fuera de la cadena de peones, casilla "c4", ya que está controlada la vía
donde también suele ser de un valor agresivo natural "b6". Asim ismo domina el punto "e4"
relativo, porque los propios peones lo traban y de esta suerte compensa, mediante una hábil
en su agi l idad. distribución táctica de sus piezas, la carencia
de su alfil bueno en esta conformac ión de
5.'!Wb3 Wc7 6 . .ib5+ peones.

Según el Dr. Alekhine, es ésta una jugada 17 ... gcs 1 8 .b4 gc4 19 . .lll a4 gxc 1 +
débil. Afirmó el campeón mundial, al comen­ 2 0 . .ixc1 .lll e4 2 1 . .lll cS .txc5 22.dxcS
tar esta partida, que lo j usto era 6. lll c3, para
seguir si 6 . . . e6 con 7.�b5+, y luego Wa4, Mejor que 22. bxcS , que era la jugada natural,
con ventaj a posicional neta, por la presión por la aparente fuerza de la columna "b"
desagradable que sobre el punto "c6" ej erce­ abierta. Pero las negras, luego de 22 . . . .lll c3,
rían todas las piezas blancas en acción. segu ido de . . . lll b5, obstruyéndola, quedarían
con ventaj a, porque el alfil blanco no tendría
6 . . ..id7 ! ninguna perspectiva por la obstrucción de los

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 213


propios peones. Ahora, en cambio, Alekhine cuadros blancos depende l a resistencia de
se asegura una fuerte base para el caballo en Euwe. La jugada, que Alekhine califica de
"d4" y además una diagonal importante para suicidio, es típica como error de apreciac ión
el alfil. No debe desdeí'larse tampoco la serie en j uzgar la eficiencia de las piezas, ya que no
de recursos que pueden brotar de la mayoría siempre la más agresiva es la más eficaz. En
de peones en el ala dama. cambio, era muy probable que la partida fuera
tablas mediante 29 . . . !!d8.
22 ... �es 23.�xeS Wxes 24 . .tb2 Wc7
25.Wd 3 f6 26J�c1 30.WxbS axbS 3 1 .e41

Ahora Alekhine amenaza c6. Para evitarlo Con este sacrificio de peón las blancas se
deberá Euwe colocar su dama en un punto aseguran una ventaj a posicional decisiva.
menos agradable.
31 . . . Etd8
26 ... Wc6 27 .f3 �gS 28.Etd 1 �f7 29.f4
Si 31 . . . dxe4 32 .!!d7, seguido, si 32 . . . tlid8,
Con esta maniobra las blancas evitan . . . tlie5 y de 33. 'i!.>f2, y las negras quedarían en posición
amenazan la fuerte maniobra tendiente a rom­ de "zugzwang" .
per los peones centrales negros: f5.
32.exdS exdS 33.Ete1 1
29 . . . WbS?
Y ahora viene una serie de interesantes ma­
niobras tácticas por la posesión de la séptima
línea, que Euwe evita, pero a cambio de males
mucho mayores aún.

33 . . . mfS

No 33 . . . d4, a causa de 34 . .ixd4, especulando


con la posición de mate.

34 . .td4 Etas

No servía tampoco 34 . . . !!e8, por el cambio


de torres seguido de c6, para ganar con el
GRAVE ERROR DE CONCEPTO peón "a" .
Y hemos l legado a la posición que en realidad
35.c6 �d8
nos interesa. El doctor Euwe, impaciente por
la aparentemente pobre acción de su dama,
No era bueno 35 ... bxc6, a causa de 36.ic5+
busca cambiarla por la blanca sin reparar en
que aquélla era indispensable como pieza 'i!.>g8 37.a6! tlid8 38.a7, seguido de !!e? y
defensora, a raíz de la escasa resistencia que ib6, según anál isis del propio Alekhine.
ofrecen los peones negros y la dominante
situac ión de la torre blanca. En real idad, el 36 ..tcs+ mg8 37 .Ete8+
cambio que plantea Euwe es lógico, pero debe
considerarse que la dama desde "c6" está Las negras abandonan, pues a 37 . . . 'i!.>f? sigue
evitando la ruptura central por medio de e4, y 38.cxb7, y tras 38 . . . !!b8 la simple maniobra
que, en realidad, de la fiscalización de los 39.!!xd8, seguida de a6, ganando fáci lmente.

214 ROBERTO G . GRAU


La partida es un nuevo modelo de las dificul­
tades que surgen de los cambios de damas y
de la mayor fuerza que en muchas ocasiones
ofrece esta pieza, más como elemento defen­
sivo que por su acción agresiva. Es otra de­
mostración de la verdad aquella de que cam­
biar piezas del mismo valor está lejos de ser
un problema fác i l ; porque diflcilmente man­
tienen a través de la lucha su valor teórico de
o rige n .

1.- EL PELIGRO DE L A RUT INA

Mostremos a l gu nos ej emp los de i n fortunados


camb ios de damas en pos ic iones lógicas y Éste es u n error de concepto. N o se trata e n
c l a ras, para tratar de l levar al á n i m o de l aj e­ rea l idad de u n a m a l a j ugada, puesto q u e las
dre c i sta b i soilo, y aun de qu ienes act úan en b l a ncas quedan con ventaj a sufi c iente para
categorías m á s a ltas, que e n este te ma rad ica ma ntene r l a a lo l a rgo de toda l a part i d a y
gran parte de la mayor o menor capac idad de red ucen los riesgos de u n a reacción ad versa­
los j ugadores. r i a ; pero por u n exceso de precaución y, s i se
En l a 9• rueda del torneo i nternac ional d e l qu iere, por un exceso de ruti n a o de apego a
C írcu l o de Aj edrez, rea l i zado e l 1 7 de j u l io de las normas téc n icas, c a m b i a n una dama que
1 94 0 , se j ugó la partida entre G rau y Czer­ puede ser agresora por otra que tiene mucho
n iak, que será n uestro primer ejemplo. Se menos porve n i r en una gran etapa de la l ucha.
i n i c i ó as í : E l mov i m iento j usto, a u n cuando u n tanto
antipát ico, habría s i d o 1 2.'!Wa3, con l o que se
De fensa G rü n fe l d (D94) y se ame naza
rehuyen el c a m b i o de las damas
B uenos A i res , 1 94 0 lüa4 , segu ido d e �b4 y a u n lli b 5 , con la
B lancas: R. G . G ra u m isma ame naza, ahora más seria, d e �a5.
Negras: M . Czern iak Con esto se observa la fuerza d e la dama blan­
ca, que puede apoyar la agresión de sus p i e zas
menores a la mal ub icada dama negra, y ade­
1 .d4 d 5 2 . c4 c 6 3 . e 3 � f6 4 . lü c 3 g 6
más grav itar desde "a3 " en la fisca l i zac ión de
5.lüf3 .ig7 6 . .i.d 3 0-0 7.0-0 �bd7 8 . c x d 5
puntos débi les negros.
cxd5 9 .�b 3 e 6 1 0 .i. d 2 �b6.

El c a m b i o que ahora fuerzan las b l a ncas es a s í


ex ceso de prudenc ia y escasez de a m b i c ión.
Las n egras, que está n un tanto in feriores debi­ Las b l a ncas quedaron s i e m pre con a lguna
do a la deb i l idad de l a c o l u m n a "c" (deb i l idad
ventaj a , no atravesaro n por n i ngú n pe l igro,
que nació de la j ugada 7 . ..lübd7, que es u n pero a pesar de los tenaces esfuerzos rea l i za­
desac i e rto cuando e l r i va l está en d ispos i c i ó n dos, se estre l l aron ante la s ó l i d a defensa de las
de cambiar los peones cen t ra les y d e b e reto­ negras, y e l cotejo, que debió ganarse, term i nó
marse con el p e ó n "c"), buscan en la s i mp l i fi ­ empatado en el mov i m iento 5 1 º.
c a c i ó n l a manera de atenuar sus d i ficu ltades
en c iern e . Pero volvamos a ej emp los de grandes maes­
Por otra parte, la s i m p l i ficación es si empre t ros, s i e m pre más autorizados, y recordemos
ventajosa para q u i e n t i e n e desventaj a en espa­ otra partida del " match " que por el campeo­
cio. nato m u n d i a l j u garon A lekh i ne y Euwe en
1 93 7. Se trata de l a cuarta partida, que se
1 1 .füc 1 a6 1 2. lü a 4 desarro l l ó así:

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPER IOR 215


Defensa Eslava (D 1 7) La aparente jugada 1 0 . . . lüxd5 sería un grave
Amsterdam, 1 93 7 error a causa de la ingen iosa maniobra si­
Blancas: A. Alekh ine guiente : 1 1 .e4 lü xc3 1 2 .�d 2 ! , recobrando la
Negras: M . Euwe pieza con posición ganadora .

1 .d4 d5 2.c4 c6 3.liJf3 liJf6 4.lüc3 dxc4 1 1 .e4 ! •


5.a4 ifS 6.liJeS e6 7.f3 ib4 8.igS es
9 .dxc5 �d 5 Y tras este avance s e desmorona la pos ición
negra por causa del desdichado cambio de
damas, que sólo sirvió para crear debil idades
insa lvables en el centro y darle poderosa fuer­
za al avance demoledor del peón "e" blanco.

1 1 ... dxe4·· 1 2 .lü xc4 0-0

Mejor que 1 2 . . . �xc5 1 3 .�xf6 gxf6 1 4 . liJ d 5 ,


con pos ición ganadora.

1 3 .ixf6 g xf6 1 4 .0-0-0 exf3 1 5 .liJdS

Y ahora es el Dr. A lekhine quien se equivoca


y malogra la ventaj a lograda por el cambio de
El Dr. Alekh ine, al comentar esta partida, dijo damas. En real idad la partida ya carece de
que el Dr. Euwe "ensayó una novedad impor­ interés para nuestro tema, pues sólo bastaría
tada de América del Sur". Se trata en real idad con mostrar de qué manera, mediante la nota­
de una jugada que Piazzini había estud iado y ble jugada 1 5 . lü d 6 ! , en lugar de la del texto,
que en el transcurso de una conversación habría ganado el actual campeón ventaj a neta
sostenida en Estocolmo con Euwe sometió a y decisiva, pero para sat isfacer al lector, que
la opinión de éste. Tanto le agradó al entonces por naturaleza desea ver el fin de los buenos
campeón, que la puso en práct ica, pero esfuerzos, segu iremos inse11ando las j ugadas,
A lekhine la refutó de notable manera en la al solo objeto de atender esa curiosidad.
presente partida. El actual campeón del mun­ La jugada j usta era, como dij imos, 1 5 . lü d 6 ! , a
do califica esta j ugada de error típico, pues lo que segu iría probablemente 1 5 . . . �xc3 (no
l leva un deseo de simpli ficación y se superes­ 1 5 . . . ig4, por 1 6 .�d4, y menos 1 5 . . . �c8,
timan, dice, las posibil idades de empate que por 1 6 .liJd5) 1 6 . bxc3 �c8 1 7 . gxf3, con la
de ese cambio pueden nacer. amenaza de 1 8 .�g 1 + , y luego lüxf7 + , para
Estamos, por lo tanto, frente a otro caso típico poder entrar con la torre dama en "d8".
de mal cambio de damas, que prueba una vez El movim iento de A lekhine da buenas posibi­
más lo del icado de este tipo de simpli ficacio­ l idades de reacción a Euwe, que empató la
nes. partida luego de las sigu ientes jugadas:
Aparentemente la j ugada es notable y revela
en su creador una adm irable dosis de ingenio.
• En la actualidad es considerado mas fuerte 1 1 .0-0-0
Ataca al caballo y al peón y central iza la da­ li:la6 (si 1 1 . . ..bc3?! 1 2 .bxc3 li:lc6 1 3 .li:lxc6 bxc6
ma, y en real idad lo hace, pero existe un fino 1 4 .g4! ig6 1 5.if4, las blancas quedan mejor) 1 2 .e4 !
detalle táctico que escapó a las personas que dxe4 1 3 .li:lxc4 ixc5 con ventaja del blanco (Vaisser).
estud iaron la variante y que Alekhine captó •• Es realmente interesante la prometedora entrega <le
pieza por tres peones que surge <le 1 1 . . . ixe4 ! Por ejem­
rápidamente.
plo: 1 2 .fxe4 li:lxe4 1 3 .id2 li:lxd2 1 4 .lt>xd2 li:lc6
1 5.li:lxc6 bxc6 como se j ugo en la partida Winants­
1 0 .�xdS exd 5 Liubojevic, Bruselas, 1 988 y que acabó en tablas.

216 ROBERTO G . GRAU


1 5 . . . lli c6 1 6.gxf3 tanto impresionado por la posición agresiva de
su rival y por el temor al poder de combina­
Nuevo error. Era aún mejor 1 6 . ti:J d 6 . ción del campeón mundial, que suele agran­
darse en las posic iones complej as, donde
1 6 . . . ixcS! 1 7 . ti:J xf6+ ©h8 1 8 .l�dS ti:J d 4 ! abundan las piezas y, en consecuencia, las
1 9 . ti:J e4 ixe4 20 .fxe4 gad8 2 1 .ti:JeS gxd 5 combinaciones.
22.exd S ges ! 23.ti:Jxf7+ ©g7 24.ti:JgS h6 Pero en el afán de simpli ficar cambia preci­
25.lli e6+ llixe6 26.dxe6 gxe6 27 .ic4 samente la pieza más poderosa con que conta­
ba, y se ve privado de un empate que habría
Y tablas de común acuerdo. ten ido notable re lieve, como lo indica el pro­
Partida muy interesante a pesar del empate pio Alekhine al comentar la partida que trans­
final, y muy instructiva. cribimos.

SIGUE ALEKH INE DAN DO LECC IONES Defensa Francesa (C 1 5)


Utrecht, 1 93 5
Varios son los ej emplos magistrales que he­
B lancas: A. Alekhine
mos hallado para mostrar el alto grado de
Negras: M. Euwe
dificu ltad que ofrecen las partidas donde en el
medio j uego o en el planteo deben cambiarse
las damas. Se dirá que de idéntica o mayor 1 .e4 e6 2.d4 d 5 3 . lli c3 ib4 4.llige2 dxe4
importancia pueden adquirir estos cambios en 5.a3 ie7
el final, pero la verdad es que en esta etapa de
la lucha suele ser más claro apreciar el grado Era preferible 5 . . . �xc3+ 6 . ti:J xc3 ti:J c6, con
de bondad o los defectos de este tipo de ma­ partida por lo menos igual. Esta posibil idad
niobra. Donde se hace más complejo estable­ refuta prácticamente la cuarta j ugada de las
cerlo y aún fij ar normas claras es en el medio blancas.
de la lucha y aun mucho más en el planteo,
pues hay abundancia de casos donde de un 6.llixe4 lli c6
cambió aparentemente inocuo surge una desa­
gradable serie de dificultades. La j ugada del caballo es buena también en
La dificultad está en pulsar cuándo una dama este momento. En la quinta partida de este
vale más que otra y cuándo puede llegar a ser "match" había ensayado aqu í 7 .�e3 (si 7. c3,
más eficaz que la anterior. Por princ ipio po­ entonces 7 . . . e S) , pero después de 7 . . . ti:Jf6
dría establecerse que nunca debe cambiarse 8 . ti:J 2c3 0-0 (amenazando desde luego
una dama activa; que tampoco conviene cam­ . . . ti:J xe4, seguido de . . .fS), sólo obtuve una
biar las damas cuando se está atacando, y aun partida igual. Por eso resolví recurrir a la
menos cuando se tiene ventaj a de espacio. jugada aparentemente paradój ica que sigue,
La ventaj a en espac io significa posibil idades cuya idea es combi nar el desarrollo del alfil
inmensas para la dama, y ésta puede tener así rey por "fianchetto" con un pos ible ataque de
un valor enorme. Las damas, como los alfi les, peones en el flanco rey.
tienen gran importancia en posiciones abiertas
y mucha menos en posiciones donde hay un 7.g4!? b6
gran bloqueo de peones. Es, pues, posible
captar los detalles que pueden valorizar más Esto no es ni siqu iera una tentativa de refuta­
una dama que otra. ción, y las blancas obtendrán pronto el tipo de
Observaremos esto a través de una nueva posición a que aspiraban . Es verdad que la
partida del "match" Alekhine-Euwe. Veremos respuesta 7 . . . eS tampoco convencería a causa
a Euwe perder la lucha precisamente a raíz de de 8 . d S ti:J d 4 9 . ti:J 2c3 (pero no 9 . ti:J xd4
un inoportuno cambio de damas, sin duda un Wxd S ! ) , y si 9 .. .fS, entonces 1 O . gxfS �xfS

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 217


1 1 .ie3, etc. , con buenas posibil idades de 1 4 ... ixf6
lucha para las blancas, pero 7 . . . lll f6 ! 8. lll xf6+
ixf6 9.ie3 Wd5, etc., habría asegurado a las La alternativa era 1 4 . . . gxf6 1 5 .gxf6 lll a5 (si
negras un cómodo desarrollo de todas sus 1 5 . . . ixf6, entonces 1 6 .ie4 , y mate) 1 6 .fxe7
fuerzas, probándose así la ineficac ia de la Wxe7 1 7 .ixb7 lll x b7 1 8.igS f6 1 9 .ih6
séptima j ugada de las blancas. gga 20.0-0-0 lll d6 2 1 .ghe 1 , etcétera, con
ventaj a evidente para las blancas.
8.ig2 ib7 9.c3 �f6 1 0 .�2g3 0-0?
1 5.gxf6 g xf6 1 6.Wh4 Wd 8
UN ENROQUE ATREVIDO
Obl igado. 1 6 . . . We7 1 7 .ie4 ! pierde pieza.
Aun cuando se probase que las negras pueden
encontrar una defensa apropiada contra el
1 7 .if41
próximo ataque sobre su rey, la jugada del
texto debería condenarse, puesto que pone la
Esta manera de continuar el ataque -cuyo
partida en peligro sin ningún provecho ni
punto esencial es la retirada siguiente del alfil­
necesidad. Jugando sencil lamente 1 0 . . . Wd 7 y
no era nada fácil de encontrar. Ahora, la mejor
luego enroque largo, si bien las blancas man­
probabil idad relativa de las negras sería de­
tendrían una ventaj a de espacio sin mayor
volver su peón de ventaj a j ugando 1 7 . . .fS,
importancia, no poseerían probabi l idad alguna
aunque después de 1 8 .Wxd8 gaxd8
de realizar un verdadero ataque.
1 9.ixc7 gd7 20.if4 lll a5 2 1 .gg 1 , etc., las
blancas tendrían un final preferible.
1 1 .gS � xe4 1 2 .�xe4 ci>h8
17 ... es 1 8 .igl l fS
Preparándose para j ugar .. .f5, lo que es impe­
dido por el blanco con la fuerte j ugada:
Es dificil encontrar ahora algo mej or. Si, por
ej emplo, 1 8 . . . exd4, entonces 1 9.0-0-0 !,
1 3 .WhSI
etcétera, con fácil ataque.
Si ahora 1 3 .. .fS, entonces, es claro, 1 4 .g6,
1 9.dxeS
que sería de efecto mortal.
1 9 .0-0-0 también era fuerte. Pero, dadas las
1 3 . . . Wea
posibil idades de ataque de las blancas, la
simple recuperación del material sacrificado
Amenazando otra vez .. .f5, pero permitiendo
basta para convencer.
al adversario l levar a cabo la combinación que
se verá. La j ugada 1 3 . . . lll aS era más segura, 1 9 .. J�gS 20 .ifl?
porque la variante 1 4 . b4 lll b3 1 5 .�f6 gxf6
1 6 .ixb7 f5 ! , etc. , no ofrecía peligro para las Pero esta j ugada inexacta perm ite a las negras
negras. En este caso las blancas habrían au­ iniciar un contraataque salvador. En cambio,
mentado su presión completando su desarrollo 20 .Wh3! habría sido prácticamente decisivo,
mediante 1 4 .if4 , segu ido eventualmente por porque 20 . . . Wd3 se refutaría con 2 1 .ih4 ! , y
0-0-0, etcétera. 20 . . . gg4 con 2 1 .0-0 ! , amenazando f3, ga­
nando material y persistiendo en el ataque.
1 4.�f6 1
20 ... Wdl l
Mediante esta correcta entrega de un peón, las
blancas se aseguran una fuerte ofensiva apa­ L a combinación demuestra que las negras, al
rentemente irresistible. emplear este ingenioso recurso, no se dieron

218 ROBERTO G. GRAU


cuenta cabal del sinnúmero de interesantes ría: 28.e7+ @e8 29.!!g8+ @d7 30.!!d8+, y
probabil idades que le ofrecía. ganan) 28 . .igS+ @g6 (o también 28 . . . @g7)
29 .ih4+, etc. Tablas por j aque perpetuo.
21 . .ie2
22.Wxe4 fxe4 23 . .ih4!
Y AHORA E L ERROR TÍPICO
Es probable que las negras, al j ugar 21 . . . We4 ,
Las blancas no disponen de nada mejor, no hayan considerado esta j ugada, que es la
puesto que 2 1 .ixc6? sería de fatales conse­ ganadora. En caso de 23.0-0-0 habrían tenido
cuencias a causa de 21 . . . ia6 ! 22 .WhS !!g4 ! , muy buenas probabi l idades de tablas conti­
etcétera. nuando con 23 . . . füg3 ! 24 . hxg3 lll xe5, et­
cétera.
21 . . . We4?
23 . . . h6 24.0-0-0 gae8 25 ..if6+ Wh7
26.f41 exf3 27 ..ixf3

Mucho más fuerte que ganar la calidad me­


diante 27 .id 3+, etc. Los alfiles blancos do­
minan ahora el tablero y las negras no pueden
impedir la entrada de la torre hostil en su
segunda fila.

21 ... lll as

El cambio de los alfi les, que con probabil idad


habría salvado la batalla al principio del me­
dio j uego, no tiene ya importancia a estas
Esto conduce a un final perdido: caso típico alturas.
del mal cambio de damas. Desde un punto de
vista obj etivo, es una lástima que las negras 28 .ixb7 lll xb7 29.gd7
rehuyan las compl icaciones fantásticas que se
derivarían de 2 1 . . . Wc2 !, después de lo cual se Comienza la ej ecución.
asegurarían las tablas mediante una continua­
ción correcta. Doy en seguida la variante 29 ... ltJcS 30.gxf7+ ©g6 3 1 .gxc7 lll d 3+
principal, así como algunas posibil idades 32.©b1
secundarias :
22.Wf6+ !!g7 2 3 .!!g 1 ! (la jugada plausible, 32 . @c2 era también suficiente.
23.e6, no es buena, a causa de 23 . . . !!e8 !
24.!!g 1 ! ia6 ! -si 24 . . . füe6 25 .ieS! y ga­ 32 ... @fS 33.gd 1 lll xe5 34.gf1 + ©e4
nan- 25 . .ixa6 !!xe6+ 26.ieS We4+ 2 7 . @f1 35 .gxa7 lll c4
Wxe5, etc . , y las negras obtienen superiori­
dad) 23 . . . Wxb2 24 .e6 ! ! Wxa 1 + 25 . .id 1 Si 35 . . . lll f 3, entonces 36.!!a4+ @e3
lll d 4 ! ! (pero no 25 . . . !!d8, ni 25 . . . Wb 1 , debi­ 37 .id4+, etc. Ya no hay esperanzas para las
do a la respuesta 26 .id6 ! ! , que daría el triun­ negras.
fo a las blancas) 26.Wxg7+! (las blancas no
tendrían probabi l idades de ganar si continua­ 36.gd7 @e3 37 .ge1 + @f3 38 .gxeS gxe8
ran 26.Wxd4 f6 ! 27.Wxf6 .if3 28.@d2 39.gd4 lll e 3 40.gh4 tll f5 41 .gb4
Wa2+ 29.ic2 ie4, etcétera) 26 . . . @xg7
27 .ih4+ @h6! (en cambio, 27 . . . @f8 perde- Abandonan .

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 219


I I . - A LGUNAS REG LAS V ALI OSAS 6 . . . cs 7 . .txc4 llic6 8.0-0 cxd4

Error grave es cambiar la dama por el mero En la partida que estos dos mismos maestros
hecho de evitar complicaciones, ya que quien j ugaron en Baden-Baden se arribó a una situa­
ofrece el cambio, o lo propone, sabe por qué c ión idéntica y Tartakower adoptó la variante
lo hace y lo pri mero que ha calculado es que 8 . . . �e7 .
el adversario no rehuya el cambio. En la parti­
da siguiente sucede lo contrario. En una posi­ 9.llixd4
ción relativamente inferior, Tartakower com­
prende, y con razón (j ugada 25ª), que debe La j ugada 9 . exd4 daría lugar a que las negras
cambiar las damas para anular la enorme agre­ obtuvieran ciertas posibil idades teóricas, a
sividad de la dama rival. Tiene dos opciones y causa del peón ais lado y débi l de "d4". Ru­
se decide por la que aparentemente gana un binstein aconsej a en el "Collij n Larobook" la
tiempo, pero que, en cambio, lo l leva a un man iobra por él practicada en la presente
final que su rival gana magistralmente. En partida, afirmando que proporc iona a las blan­
cambio, de haber buscado otro lugar para cas una situac ión preferible * .
cambiar la valiosa pieza rival habría salvado
la partida. Detal les sutiles, que son afortuna­ 9 . . . lli xd4
damente la esencia misma del j uego y los que
le asignan su renovada atracción. Era de considerarse 9 . . . �d 7 . La j ugada del
Pero es bueno estar advertido que en cada texto favorece el desarrollo del j uego blanco,
cambio de damas está habitualmente el ger­ sin alcanzar el propósito aparente de fij ar un
men del desnivel de posic iones aparentemente peón débil en el centro del tablero.
equi l ibradas . Y como otra regla, y muy pode­
rosa, podríamos establecer aque llo de que no 1 O .exd4 ie7 1 1 .dS!
deben cambiarse las damas cuando se tiene la
más sutil desventaj a en la configuración de La j ugada exacta. Esta correcta man iobra no
peones. sólo hace desaparecer el peón débil de "d4",
sino que marca el comienzo de una seria pre­
UN A PARTIDA MAGN Í FICA sión sobre el flanco dama enemigo. Si en
cambio las blancas hubieran j ugado 1 1 .�e 3,
Veamos entretanto el ej emplo de la partida seguiría 1 1 . . .0-0 1 2 .\We2 lli d 5 , y las negras
menc ionada, exce lente desde cualquier ángulo se l ibrarían de todas las dificu ltades de la
que se la observe. apertura.

Gambito de Dama Aceptado (D27) 1 1 . . . exdS 1 2.llixdS llixdS 1 3 .ixd S 0-0


Marienbad 1 925
, 1 4.\Wf3
B lancas : A. Rubinstein
Negras: X . Tartakower Con encantadora sencil lez, el campeón polaco
ha logrado emplazar una vigorosa presión
1 .c4 e6 2.llif3 d5 3.d4 llif6 4.llic3 dxc4 sobre la casilla "b7", mediante la acción con­
5.e3 a6 6.a4 j unta de la dama y el alfil. La exce lente res-

Con esta man iobra, las blancas imp iden que • Casi con exclusividad se juega 9.exd4 hoy en día, y la
las negras logren constru ir una sól ida y agre­ siguiente partida de Najdorf es un buen ejemplo: 9 . . . .111. e ?
siva posición de peones en el flanco dama y 1 O.!i:e1 O·O 1 1 .ii.g5 ii.d7 1 2.�e2 !i:c8 1 3.!i:ad 1 li:id5
1 4 .ii.xd5! ii.xg5 1 5 .ie4 ii.h6 1 6.d5! exd5 1 7 .!i:xd5
que adquieran superioridad en espacio en E:c7 1 8 .!i:d6 f5 1 9 .ii.c2 <i>h8 20.li:id5 !i:c8 2 1 .�d 1 g6
dicho sector. Para el lo, empero, ha de crearse 22.li:ie?!, y las negras abandonaron M . Najdorf-F.
una casilla débil en "b4". Gheorghiu, Mar del Plata 1 965.

220 ROBERTO G. GRAU


puesta de las negras, tendiente a contraatacar sería sufic iente 1 7 . "8e4 por 1 7 . . . Wic5, y la
en el flanco rey, parece a primera vista sufi­ partida se podría desarrol lar en forma simi lar
ciente para restablecer el equi librio, a punto a lo que detalláramos en el comentario ante­
de ser roto. rior

1 4 . . . id 6 ! 1 5J�e1 1 1 . . . gba 1 a .b3


Lo mejor. Esta j ugada tiende a evitar que la
dama negra se ubique en "e7", posición indis­ Jugada ingeniosa que resuelve el problema del
pensable para pretender obtener la igualdad. desarrollo del alfil dama, sin perder un peón.
Veamos: 1 5 . .ie3 Wie7 1 6 .füe 1 .ie6 !, y si Amenaza simu ltáneamente .ia3 .
1 5 ."8d 1 Wie7 1 6 . .if4 .ixf4 1 7 .Wixf4 .ie6 ! , y
en ambos casos las negras conseguirían equi­ 1 8 ... ie6
librar la partida.
Las negras, que se encuentran en situación
1 5 . . . Wih4 casi incómoda, tratan de compl icar la partida
estérilmente, por cuanto el único beneficiado
Las maniobras que el negro inicia han merec i­ con dichas complej idades será el blanco. Más
do del propio Tartakower el calificativo de prudente habría sido 1 8 . . . Wih4 y las negras
artificiales. La jugada correcta habría sido tendrían siempre una partida difícil pero de­
1 5 . . . Wib6 1 6 ."8e8 .ie6 1 7 .füa8 "8xa8 fendible. Por ej emplo : 1 8 . . . Wh4 1 9 . .ie3 b6,
1 8 . .ixb7 "8e8, con buenas perspectivas. etcétera.

1 6. h 3 1 9 . .ixe6 !

Otra vez lo correcto. Si 1 6.g3 segu ma Sin efecto sería la jugada 1 9 . .ia 3, por
1 6 . . . Wb4 , y las blancas no podrían responder 1 9 . . . Wib6 20 . .ixe6 .ixa3!
ni 1 7 ."8d 1 ni 1 7."8e2, a causa de 1 7 . . . .ig4.
Deberían, en consecuencia, j ugar 1 7."8e4 1 9 .. .fxe6 20 .We2 .i c 5 2 1 .Wxe6+ © h a
WicS (si 1 7 . . . WaS 1 8 .Wh S ! .ie6 1 9 .füe6 , 22.ia3 Was 23.gd s !
etc . Si en lugar de 1 8 . . . .ie6 las negras opta­
ran en esta subvariante por 1 8 . . . b6 segu iría L a circunstancia d e q u e Rubinstein, el notable
1 9 .b4. Y finalmente, si j ugaran 1 8 . . . Wic7 j ugador de finales, evite la variante simpl ifi­
vendría 1 9 ."8h4 h6 20 . .ixh6, etc.) 1 8 . "8c4 (si cadora que se inicia con 23 . .ixcS Wixc5
1 8 .WhS g6) 1 8 . . . WiaS 1 9 .WihS .ie6 20."8h4 24.We3 (lo mejor) 24 . . . Wixe3 25.fxe3 füe8
h6, etcétera. 26."8d3 "8e7 , etc . , demuestra que el peón de
ventaj a de las blancas no es sufic iente como
1 6 ... Wb4 para aspirar a un seguro triunfo. Con notable
claridad, el polaco Rubinstein ha entrevisto un
Si ahora 1 6 . . . "8b8 1 7 ."8e4 Wid8 1 8 .WihS, con plan basado en la devolución del peón ganado,
ataque irresistible. que le ha de perm itir alcanzar una bri llante
victoria.
1 1 .gd 1
23 ... ixf2+ 24. © h 1 Wc3 2s.gc1
La torre elude la amenaza negra y se ubica en
la mejor l ínea. Ataca indirectamente el alfil Malo sería 25 ."fiad 1 , pues las negras seguirían
dama negro. 1 7 . "8e2 sería la j ugada natural, con 25 . . . füe8.
pero no la más eficaz. Malo habría sido, en
cambio, 1 7 ."8e8, por 1 7 . . . .ie6, y tampoco 25 ... Wf6

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 22 1


EL ERROR TÍPICO 26.Wxf6 gxf6 27.gd71 i.e3

Esta es la j ugada que j ustifica el ejemplo que El error decisivo. Las negras debieron j ugar
hemos escogido para mostrar una vez más lo 27 . . . b6 28 .ib2 gg6 29.gcc7 gga, seguido
dificil que es saber cuando y dónde debe cam­ de . . . h6, . . . iih7 y . . . a5, etc . , y las negras
biarse la dama. podrían defenderse.
Tartakower se sabe inferior y busca eliminar
la poderosa dama enemiga. Lo hace en "f6"
para ganar el tiempo al retomar con la torre
atacada y queda con una debi lidad que Ru­ Amenazando 3 1 .id 6 , y bloquear con esa
binstein transforma admirablemente en una j ugada la movil idad de las piezas negras. El
victoria. final que sigue es de una encantadora correc­
En cambio, pudo hacerlo en otro sector del ción.
tablero y probablemente habría tenido más
posibil idades de salvar la partida. 30 ... hS 3 1 .i.d6 gb7 32.b41
Es por eso que se puede afirmar que en los
cambios de damas estriba quizá la máxima Con esta jugada, las blancas rompen las hosti­
dificu ltad táctica que brinda e l aj edrez, aun lidades en forma defin itiva en el ala de la
para los maestros de gran relieve. dama y logran pasar un peón, comenzando a
Más interesante, aunque las blancas segu irían imponer su superioridad material.
estando mej or, sería 25 . . . We3; por ej emplo:
26 .Wxe3 (si las blancas jugaran 26.ges 32 ... as 33.bS ©h7 34.g4
seguiría 26 . . . Wf4 y no 26 . . . Wd2, por 27.ge2
Wf4 28.gc4 ; o 27.ge2 Wg5 28.gcc2 , etc. A Es interesante estudiar cómo Rubinstein ela­
26 . . . Wf4 se continuaría con 27.gc4 Wf7, etc., bora el triunfo. Primero, ha asegurado en el
y si en vez de 27.gc4, las blancas continuaran flanco dama la situac ión predominante de su
con 27.ge4 Wg5 2 8 . h4 ! ? ixh4 29.Wg4 peón de más y, simultáneamente con el ataque
fü6 . O si 29.gg4 Wh5, salvando la cal idad) decisivo que en ese sector está gestando, trata
26 . . . ixe3 27.gcd 1 (si 27.gc??? fü1 +, de eliminar aún más la movil idad del j uego
ganando. Esto no sucedería si las blancas negro, mediante una sutil maniobra en el ala
jugaran 27.ge1 füe8 28 .gd7 b5 29 .ib2 de rey. Las negras, para evitar que el peón "g"
ih6, etcétera) 2 7 . . _gga 28.gd7 b5, y aun­ quede indefenso cuando los acontecimientos
que el primer j ugador sigue estando algo me­ fuercen al rey a acud ir en apoyo del flanco
jor, las negras tendrían chances en el flanco de dama, deben avanzar el peón a "g5 " y en esa
dama. forma el peón autobloqueará al alfil negro,
lim itando su acción. La j ugada del texto tien­
de a fijar la posición de ese peón cuando esto
se produzca.

34 ... hxg4 35. hxg4 @gs 36.iig2 ©f7


37.©f3 i.dS 38. ©e4 @es 39.©ds g5
40.©e6 ib6 4U�c8+ idS 42.i.cS

Preparando el plan final. Resu lta instructivo


observar la hábil forma en que Rubinstein está
reduciendo al alfil adversario a total impoten­
cia.

222 ROBERTO G. GRAU


Bonito, pero estéri l . mentarios aclaren todas las dudas y hablen
con el expresivo lenguaj e de la lucha viva y
43J�e6 del resultado inobjetable.

Es fáci l observar que si 43 .l:!xb8, las negras Apertura Catalana (E03)


quedarían ahogadas. NuevaYork, 1 93 8
B lancas: l . Kashdan,
43 ... gb7 44.b6 Negras: S. Reshevsky

El avance decisivo. La forma de rematar la 1 .c!LJf3 dS 2.d4 c!LJf6 3.e4 e6 4.g3 dxe4
lucha es realmente impresionante. 5.W/a4+

Esta maniobra ha sido denominada la variante


Nottingham por el uso y abuso que de la mis­
El golpe de gracia. Esta bonita jugada corona ma se hizo en el torneo realizado en esa im­
elegantemente una característica producción portante estación balnearia britán ica.
del campeón polaco. En real idad, se está en una de tantas formas
del sistema Catalán, que tanto auge tomó en
45 . . ..ixe7 46.bxe7 ges 47 ..ib6 gas los últimos años, por la poderosa acción que
4S ..ia7 ! logra ejercer el alfil blanco desde la casilla
"g2 " .
Abandonan.
s . . . c!LJ bd7 6 . .ig2 a6 7.W/xe4 e s
ALARDE T É CN ICO DE RESHEVSKY
Quizá sea más efectivo seguir con 7 . . . bS, ya
Observaremos otra partida plena de alternati­ que la aparente maniobra 8.W/c6 no parece
vas de interés, en la que dependió del oportu­ buena después de 8 . . . l'!a?* 9.�f4 �b7 , y no
no cambio de damas, hábilmente provocado sería bueno ahora 1 0 .Wxc? por 1 0 . . . Wxc?
por Reshevsky, una victoria técnicamente 1 1 .fi..x c? .ixf3, etcétera.
magnífica y valiosa para el vencedor, ya que
el punto le sirvió para conquistar una vez más S.0-0 b5 9.W/d3
el campeonato de ajedrez de Estados Unidos.
Se trata de una experiencia distinta. No es ya Parece mejor 9.Wc2 , alejando la dama todo lo
el cambio erróneo que provoca la derrota o posible de futuras agresiones. Quizá la serie
malogra una victoria aparentemente inobjeta­ de j ugadas que tiene que hacer la dama sea en
ble, sino que se trata de una maniobra exacta realidad la falla fundamental de esta variante,
para provocar el cambio de esa pieza y, luego aun cuando hasta ahora no se haya podido
de eliminar la dama enem iga, asegurarse una demostrar.
ventaj a m icroscópica, que hábi lmente explo­
tada se transformó en una victoria impresio­ 9 . . . .ib7 1 0.a4
nante.
El final de la partida tiene especial interés y Este sistema de agresión lateral contra las
puede afirmarse que se trata de una obra cadenas de peones es siempre eficaz y hasta
maestra de Reshevsky, ya que ganó luego de
suti les planes en una lucha de alfil contra
caballo y peones iguales. Pero, en realidad, ' Con el movimiento 8 gibs se consigue una posición
...

equi l ibrada, según la teoría actual . Una posible continua­


todo surge del cambio inicial de damas, que
ción podría ser: 9.if4 li:ld5 1 O.ig5 1i.e7 1 1 .he7
en este caso se convirtió en la l lave maestra de Wffx e7 1 2.lll c 3 Wff b4 1 3.0-0 li:lxc3 1 4 .bxc3 Wffd 6 con
la victoria. Dej emos que la partida y sus co- igualdad, Atal ik-Li Wenliang, Beij ing 1 996.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S U PERIOR 223


necesario. Pero es probable que las blancas SEIS TIEMPOS CONTRA N INGUNO
habrían hecho mejor en j ugar para la nul idad
mediante 1 0.dxcS, ya que están retrasadas en
el desarrollo del ala dama y las negras domi­
nan los cuadros centrales.

1 0 . . . b4

Es verdad que ahora las negras tendrán un


punto débil en "c4", o, mejor dicho, que las
blancas dispondrán de una excelente ubica­
ción para su caballo en "c4", lugar de vital
importancia por cuanto se presionan las casi­
llas "e5" y "d6". Pero también es cierto que no
será tarea fáci l controlar de manera indesalo­
jable un caballo en ese punto, única pieza que Ahora las negras prácticamente fuerzan el
en real idad es eficaz cuando se domina un cambio de damas.
"hole". La andariega dama blanca ha realizado seis
j ugadas después del cambio y las negras nin­
1 1 .c!LJbd2 cxd4! guno, con el agregado de que al retomar una
excelente torre se ubicará en "d8 " . La ganan­
Este oportuno y fino cambio central perm itirá cia de tiempo no puede en real idad conside­
a las negras ganar un importante tiempo y rarse con este criterio simple, pero en verdad
llevar a las blancas al cambio de damas que siempre resu lta un mal negoc io realizar mu­
variará el curso de la lucha. chas j ugadas con una pieza para cambiarla por
Samuel Reshevsky saca provecho aquí de la otra inactiva, si en el curso de la acción de
circunstancia de que las blancas no pueden aquélla no se han asegurado ventaj as muy
seguir con la j ugada 1 2 . c!LJ xd4, a causa de la apreciables.
siguiente bon ita combinación: 1 2 . . . c!LJeS
1 5.\WxdS gfxd8 1 6 ..ib2 c!LJ c3 !
1 3.\We3 (única) 1 3 . . . lt:\eg4 1 4 .\Wf4 es, et­
cétera. En consecuencia, es necesario capturar
Las negras tienen ventaja pos ic ional evidente,
con la dama y esto permitirá a las negras desa­
pero sólo apreciable entre j ugadores de gran
rrol lar el alfil rey, ganando un tiempo precio­
capac idad. Es adm irable la forma en que
so.
Reshevsky saca provecho de la debil idad del
cuadro "c3 " y de los tiempos ganados que le
1 2.Wxd4 .ic5 1 3.\Wh4 0-0 1 4.b3
significó el cambio de damas.
Esta j ugada aparentemente lógica, ya que
pennite al alfil dama desarrollarse por vía
"b2", tiene el grave inconveniente de que
Es claro que si 1 7 . .ixc3 las negras quedarían
acentúa la debi l idad de la casilla "c3" que tan
con dos poderosos alfi les y con un peón en
tesoneramente ha de fiscalizar el peón negro
"c3 " de evidente gravitación a pesar de estar
de "b4".
aislado, por la sólida defensa que le podría
Parece ser más prudente, según el Dr. Max
prestar el alfil y por quedar en una columna
Euwe, j ugar 1 4 . lt:\ e 1 , buscando un empate y
que las torres negras dominarían con gran
evitando graves compl icaciones en el ala
facil idad.
dama.

1 4 ... c!LJdS

224 ROBERTO G. GRAU


El caballo de "c3" se defiende solo, por la LA LUCHA DEL ALF I L CON EL CABALLO
amenaza, si 1 9.ixc3, de 1 9 . . . bxc3, y no
Se ha llegado a un final muy instructivo en el
valdría 20. l:"!xc3 por 20 . . . .ixf2+, ganando
que actúa un caballo -que no puede hacerse
calidad. No pudiendo eliminarse el caballo,
fuerte en "c4" sin riesgo de ceder un peón
hay que resignarse a este avance que crea un
pasado y sostenido y en cambio quedar con un
nuevo problema estratégico: la debil idad del
peón aislado- contra un alfil bueno que custo­
punto "d3 ", importante por la carencia de
diará los cuadros que los propios peones ha­
sostén cómodo que tiene el peón de "b3 " .
yan desamparado.
1 9 . . . ia7 20 . � c4 � ce4
3 1 .e4 ie6 32.gc2 d?e7 33.llJd2
Mejor que la aparente répl ica 20 . . . llJfe4 , a
Las blancas, contra su voluntad, deben provo­
causa de 2 1 .llJg5. Mantener la fiscalización
car el cambio de torres, pues están práctica­
de los cuadros "c3 " y "d3 " es la base de la
mente en una posición de "zugzwang", ya que
estrategia de las negras y esto j ustifica la ex­
no es posible dejarse cambiar el caballo de
celente retirada del caballo agresor.
"c4" y retomar con el peón "b". Y las jugadas
de peón para dilatar la simpl ificación tienen
2 1 . llJ g S idS 22.llJxe4 llJxe4 23.ged 1 f6
un lím ite.
24. d;>f 1 d?f8
33 ... gxc2 34.d?xc2 d?d6 3S.d?d3 @es
Es evidente que no es buena 24 . . . @f7 , por la
amenaza de un doble en "d6" después de
Sigue la lucha en torno al punto crítico de
25 . .ixe4.
"c4". Las negras no permitirán que se perpetúe
allí el caballo blanco y, si logran impedirlo,
2S.id4 ixd4 26.gxd4 llJd2+
ganarán.
Una verdadera sorpresa y sin duda el mo­
36.d?e3 g 6 37.d?d3 fS 38 .f3 f41
mento exacto para simplificar la partida. No
habría sido bueno primero 26 . . . ixc4+ a cau­
La ventaj a del segundo j ugador es cada vez
sa de 27. l:"!cxc4 . La ventaja estratégica de las
más clara. Ha logrado inutilizar el rey y el
negras, hasta ahora embozada, sale a la luz
caballo adversarios y ahora busca una mayoría
con claridad. de peones en el ala rey, que exij a una defini­
ción de las dos piezas inmovilizadas de las
27.gxd2 ixg2+ 28.d?e1 gxd2 29.d?xd2
blancas, pues deben atender a la posible en­
idS 30.d?d3 es trada del rey negro en "d4" y la defensa del
peón "b3 " .

39.gxf4 exf4 40.h4 h6 4 1 .aS

Las j ugadas de las blancas se acaban. Se trata


de una agonía estratégica, ya que necesaria­
mente se deberá dejar el cuadro "d4" para que
el rey adversario penetre por la rígida acción
de su caballo. Una pérdida de tiempo de las
negras y todo ha conclu ido en la empeñosa
lucha sobre los puntos "c4" y "d4 " .

41 . . . id7 1

TRATADO GENERAL D E AJEDREZ. ESTRATEG IA SU PERIOR 225


¡ Y qué pérdida de tiempo ! Ahora amenazan pl ificac ión en aj edrez, y, en cada caso, debe
lograr el punto "d4" de prepotencia, por medio ser analizado escrupulosamente.
de . . . .ib5+. 2ª En los casos en que la dama debe reempla­
zar al alfil en la custodia de las diagonales
42 .©c2 debil itadas por la ausencia de éste, el cambio
de las damas acentúa la debil idad de las dia­
Es evidente que luego de 42. lll c4 segu ma gonales precitadas.
42 . . . .ibS, ganando en seguida, también por 3ª El cambio de damas en las partidas con
"zugzwang" . desventaj a en espacio suele ser favorable al
bando que se defiende, pues se elim ina una
42 . . . ©d4 pieza rica en posibil idades, por otra del mismo
valor técnico pero lim itada en su acción por la
Y AHORA EL DERRUMBE carencia de espacio para desplazarse.
4ª Cambiar una dama que ha realizado varias
43.tli c4 .te6 44.tlid2 ©e3 jugadas en el planteo por otra inactiva, suele
traducirse en tantas pérdidas de tiempo como
Lo que resta es simple. El rey negro se fi ltra movim ientos de más se hayan hecho con la
hacia la victoria. dama cuyo cambio se efectúa.
5" Casi nunca es bueno cambiar una dama
'45.©d1 @f2 46.@c2 ©e2 47 .©c1 hS! activa por una dama inactiva y menos cambiar
las damas cuando se tiene posición de ataque
Amenaza coronar el peón "h", luego de ... g5. sobre un sector con ventaj a en espac io.
6ª Cuando se tiene desventaja en la configura­
48.eS g S 49. tli e4 gxh4 50.tligS h3! ción de peones, debe rehuirse el cambio de
51 .tli xe6 h 2 52.tli xf4+ ©xf3 damas, ya que el final suele ser inferior, y en
cambio se puede intentar hal lar compensacio­
Las blancas abandonaron. Espléndida partida nes tácticas en el medio juego con el hábil
yfinal magistral. maniobrar de la pieza prec itada.
7ª En síntesis, el cambio de damas favorece
CONCLUS IONES siempre a quien tiene mejor configurac ión de
piezas para el final, y debe ser rehuido cuando
El capítulo de los cambios de damas que aca­ se tiene ataque, ventaja en espacio o puntos
bamos de estudiar nos perm ite sacar algunas débi les. Cuando se lucha con una posición
conc lusiones que interesa señalar, a fin de abierta contra una posición cerrada, la dama
sintetizar, de acuerdo con nuestro método, lo debe conservarse, porque dispone de mayor
estudiado en cada tema. cantidad de amenazas. Y las piezas valen, en
1 ª El cambio de damas es uno de los proble­ realidad, por la cantidad de amenazas que
mas más difici les que ofrece el arte de la sim- pueden realizar.

226 ROBERTO G. GRAU


CAPÍTULO XI

LOS FINALES DE TORRES Y PEONES

Entraremos en la etapa final de nuestro ambu lar por el accidentado terreno de la técnica
del aj edrez. Luego de analizar problemas estratégicos medulares del medio j uego, nos dedicare­
mos a estudiar un aspecto de vital interés de los finales de partida.
Los finales de torres y peones comprenden más del sesenta por ciento de los que se
plantean en la partida práctica a los ej ecutantes. La mayoría de las partidas que logran atravesar
la etapa del medio j uego se resuelven en finales de torres y peones, y la razón para que esto ocu­
rra es también clara. Las torres son las piezas que más tarde entran en el combate. Una vez ago­
tada la acción de caballos y alfi les, y aun de la dama, que en el medio j uego, por su mayor agi li­
dad, es elemento valioso para realizar ataques fulminantes, comienzan las torres a hacerse valer.
Y sucede que éstas entran en acción ya en finales equil ibrados con peones bien ubicados
de ambas partes, lo que origina casi siempre empates, o con peones iguales pero de deficiente
colocación en uno de los bandos, lo que significa una apreciable ventaj a para quien lucha contra
el los con torres; o con desnivel de material -algún peón perdido en las escaramuzas del medio
j uego- y entonces es cuando más se necesita el estudio de finales de torres y peones. Hay infini­
dad de finales teóricamente tablas. El conocim iento de los mismos ahorrará al aficionado bisoño
y aun a mu ltitud de los que no creen serlo, pero que desconocen reglas técnicas elementales,
muchos disgustos; les permitirá ganar cuando deben ganar y, además, les mostrará detal les fun­
damentales en materia de finales de estudio.

NADIE EN EL MUNDO JUEGA B I EN LOS niendo en cuenta a los campeones del mun­
FINALES DE TORRES do."
La gama de recursos del que ataca y del que
Hay, asimismo, muchas reglas que, conocidas, defiende es muy dilatada y existen infin idad
facil itan el anál isis, y luego daremos finales de posiciones en las que no basta un peón de
maestros, en los que se ve de qué manera se ventaj a para vencer, y hasta en algunos casos
deben explotar las pequeñas ventaj as estraté­ dos no logran triunfar. Pero como general­
gicas en este tipo de finales, cuyo conoci­ mente no sucede esto, pasaremos a expl icar,
m iento profundo escapa a la capac idad de mediante ej emplos simples, reglas fundamen­
todos los j ugadores del mundo. tales.
No vaya a suponerse que es ésta una afirma­
ción temeraria e irrespetuosa para los grandes 1 .- LA VENTAJA DE LA IN IC I ATIVA
jugadores. En la revista "Mundial", que se
editaba en 1 927 en Montevideo, el Dr. Ale­ Antes de penetrar de lleno en la técnica de
jandro Alekhine, próximo entonces a poseer el estos finales expl iquemos un factor que tiene
título que luego recobró, decía lo siguiente al decisiva importancia: la acción de la torre en
referirse a los finales de torres: el mismo momento en que se inicia el final.
"La opinión general conceptúa los finales de La torre agresiva posee una ventaj a vital con­
torres como pertenecientes a la técnica del tra la torre defensiva. La ventaj a de la iniciati­
j uego. Esta creencia puede aceptarse siempre va, la posibil idad de asumir primero el ataque
que se agregue que el dominio aproximado de a los peones rivales, es casi siempre dec isiva.
esta técnica, especialmente dificil, aún no está Para evitarlo, es habitualmente mejor contra­
al alcance de todos y que en nuestros tiempos atacar que resignarse al papel pasivo de una
no existe ningún j ugador de finales de torres defensa.
que pueda considerarse perfecto, ni aun te- Veamos:

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 227


EJEMPLO l bilidad de atacar de frente a algún peón rival.
Observemos la posición que damos enseguida:

EJEMPL0 2

Se trata de una posición absolutamente simé­


trica. ¿Quién está mej or? Desde el punto de
vista puro de Ja lógica, la posición es absolu­
tamente equi l ibrada, pero no es así. En esta En este caso serían las negras las que tendrían
posición está mucho mejor quien j uega prime­ la iniciativa, aun cuando les correspondiera
ro. La ventaj a de Ja iniciativa es casi decisiva. j ugar a las blancas. ¿Por qué esa diferencia?
Quien juega, ubicará su torre en una columna Pues por la existencia de un peón aislado en
abierta, por ejemplo, en "b l " ("b8" para las "e3 ", que permitirá ganar un tiempo y por lo
negras), para seguir inmediatamente con :B:b5 menbs equil ibrar las "chances" .
( . . . :B:b4), atacando el peón "a" rival. Esto En este caso, contra 1 .:B:b 1 sigue 1 . . . :B:e8,
permitirá tener una torre agresiva en "b5" atacando el peón, no para capturarlo, como es
("b4"), que ataca al peón de "a5 " ("a4"), con­ natural, sino para ganar el tiempo que permita
tra una torre defensiva, la de "a8" ("a l "); Ja atacar antes que el rival al peón "a4" si es
comodidad de quien tenga esta posición do­ defendido el "e3 " . Si 2 . �f2 , entonces
minante será extraordinaria. 2 . . . :B:e4, obl igando a la torre blanca a reple­
garse a " a l " para apoyar el peón y las negras
UN PRINCIPIO V ITAL quedarían con gran ventaj a posicional.

El principio estratégico que j ustifica la im­ OTRA REGLA BÁS ICA


portancia de la ventaj a de un tiempo en las
conformaciones s imétricas de peones es el Si en cambio 1 .:B:b 1 :B:e8 2 . :B:b5 (que es lo
siguiente : una torre necesita dos tiempos para mejor) 2 . . . :B:xe3 3.:B:xa5, y ahora se produce
atacar a cualquier peón adversario cuando no un final de peones iguales, probablemente
está en una columna abierta y cuando tiene tablas, pero con alguna ventaj a para el negro,
peones propios delante de los peones rivales. porque se habrá l legado a la posible aplicación
Quiere esto decir que quien inicia las manio­ de otro principio fundamental: en los finales
bras agresivas obl iga a Ja torre rival a inmovi­ de torres tiene ventaj a la torre que ataca un
lizarse en e l sostén de sus propios peones peón l ibre rival, desde atrás. Esto obl iga a
desde atrás de los m ismos, lo que le resta defenderlo con la otra torre, lateralmente, lo
movil idad. que le resta movil idad y no apoya el avance
Nada de eso pasaría si la posición que acaba­ del peón, o a defenderlo como en esta posi­
mos de dar no ofreciera simetría en la situa­ ción desde adelante, lo que, si bien permite el
ción de los peones y las negras, por ejemplo, avance, va atacando de parálisis progresiva a
pudieran ganar un tiempo en mérito a la posi- la torre defensora. Por ejemplo, si en la posi-

228 ROBERTO G. GRAU


ción del texto las negras juegan 3 . . . !!a3 al rey es, pues, la columna "f", ya que no hay
4.!!a8+ @h7 5.a5 !!a2 6 .a6 g5 7.a7, se riesgo de que sea atacado con éxito el peón
observa que mientras los avances del peón "a" que cubrirá al rey negro de los j aques rivales.
blanco han aumentado el radio de acción de la
torre ofensiva y defensiva negra, la torre blan­ DÓNDE NO TIENE IMPORTANCIA UN PEÓN MÁS
ca se encuentra ahogada en "a8" y no puede
moverse. A pesar de esto el final sería proba­ Para faci litar el raciocinio del j ugador se pue­
blemente tablas, porque el peón en séptima de anticipar que este final es tablas, ya per­
significa una fuerza compensadora muy valio­ diendo las blancas el peón "a7", o teniéndolo
sa en esta posición. Pero las blancas deben de ventaj a. Por ejemplo, si se sacan del tablero
jugar bien para no perder. Las negras, en esta los tres peones negros del ala rey y los dos
posición, deben tratar de no dejar nunca nin­ blancos de ese sector, el final es también ta­
guno de sus peones a merced de la agresión de blas, pues no es posible sacar la torre sin per­
la torre blanca, pues hay que evitar que me­ der el peón. La técnica es la sigu iente: debe
diante ese simple expediente ganen el tiempo, conservarse el rey negro en "g7" o "h7", y
o para coronar el peón "a7", o para recobrar la cuando el rey blanco va a "b 1 ", atacando la
autonomía de la torre, a costa de la pérdida de torre, replegarse con ésta para después, a me­
ese peón o de un j aque, lo que sería mucho dida que avance el rey, colocarla en la octava
más grave. Veamos: (primera) l ínea y cuando el rey defienda el
peón de "a7", dar j aque.
EJEMPLO 3 ¿Y por qué dej ar el rey negro en "g7" o "h7"?,
preguntarán algunos aj edrecistas bisoños, pero
impacientes, que no se resignarán a este papel
.: � . � . pasivo del rey en el siguiente final:

:• . . .
• I�
• • • •
·�· • • • •
• • • •
En esta posición, prácticamente la misma a
.
que l legamos en el ejemplo anterior, la única • • •
posibil idad de victoria de las blancas estriba
en poder sacar la torre de "a8", dando j aque, Pues porque apenas salga el rey de la segunda
para coronar el peón rápidamente y ganar la l ínea, el blanco puede dar j aque y luego coro­
torre, o atacar un peón adversario para cam­ nar el peón. Y si para evitar estos j aques en la
biarlo por el de "a7", recobrar la autonomía primera l ínea, el rey negro j uega a "g7" y
con su torre ahogada en "a8" y hacer rápida­ luego a "fl", entonces viene el chiste táctico
mente tablas en l ugar de tener que soportar un ganador de !!h8, para seguir, si . !!xa7, con
. .

largo final. !!h7+, ganando la torre. Esto es muy elemen­


Analizando sobriamente se observa que el tal para los j ugadores avezados y ha de ser, en
peón "fl" no corre peligro de ser atacado, cambio, muy instructivo para los principian­
porque la torre negra al capturar el peón de tes. Y no debe olvidarse que del conj unto de
"a7" lo defiende. El punto fuerte para escudar sutilezas tácticas de este tipo se hacen los

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 229


grandes problemas que iremos desentrai\ando s.mb3 mt4 9. ©b4 ts 1 0.mbs ga2 1 1 .mbs
una vez que sepamos estas cosas elementales.
Las blancas han logrado, en un temerario afán
ENSAYO DE MAN IOBRA TÍPICA de ganar, apoyar el peón "a" y ahora amena­
zan sacar la torre. Si las negras quieren hacer
Conocido esto, que es muy importante, vol­ tablas, no tienen nada más que hacer que dar
vamos al ejemplo 3 (póngase la posición sobre j aque al rey para ubicarse de nuevo en "a2"
el tablero). E l plan de las blancas es l levar el cuando el rey abandone el contacto con el
rey a "b 1 ", atacar la torre, desplazarla de la peón de "a7", pero pueden compl icar e l final
segunda l ínea, explotar la circunstancia de que mediante el posible sacrificio de la torre por el
no puede abandonar la columna "a", y luego peón "a" después de . . .
remontar con el rey hasta tomar contacto con
el peón de "a7" . Quedándose quietas las ne­
gras, el final es tablas, ya que apenas el rey
blanco se ubique en "b6" (puede colocarse S i 1 2 . c;f;>a6 es igual, por el j aque en "a2" des­
para faci l itar el análisis), la torre negra da pués de 1 2 . . . gxg2 .
jaque en la columna "b", y una vez el rey deje
de apoyar el peón, la torre vuelve a la colum­
na "a". Para hacer esto, la única precaución
que debe adoptarse es ubicar e l rey negro en O cualquier otra casilla d e l a octava l ínea.
"g6" o en "f6", para que el rey blanco no pue­
de capturar el peón de "f7". 1 3 . . ,ga2 1 4.aSty gxa8 1 5.gxaS c;f;>g3
Pero en cambio las negras pueden intentar 1 6.ga3+ c;f;>g2
algún plan que, sin duda, fracasará, pero obli­
gará a las blancas a j ugar con cuidado. Puede El final sería probablemente tablas, pero las
seguirse (vuélvase a la posición del ejemplo 3 ) blancas deben j ugar con cierto cuidado. La
con . . . maniobra para empatar sería traer el rey rápi­
damente sobre los peones negros mediante . . .
1 ... g5

Hay que colocar un peón en "h4" y el otro en 1 1.mds


"g5 " antes de sacar al rey de la séptima l ínea,
para evitar que la torre blanca se mueva ata­ Para seguir si . . .
cando uno de esos peones, como pasaría si
1 . . . ©g6 2 . @f1 @f6 3.@e1 g5 4 .!fü 8 , para 1 7 . . . g4, con 1 8 .hxg4 fxg4
seguir si 4 . . . gxa7 con s . gxh6+, que da ta­
1 9 .ga2+
blas rápidamente
Dando j aque perpetuo, pues el rey no puede
2.@f1 @g7 3.@e1 h5 4.©d 1 h4 5.@c1
irse de la zona de influencia de sus peones,
©f6 6.©b1 gas 7.©b2 @fs
para no perderlos. También podría empatarse
El rey pierde contacto con el peón " f7 " , espe­ con 1 9. mes h3 20.@f4 h2 2 1 . @xg4 h 1 ty
culando con que éste no puede ser atacado 22.ga2+ @g 1 (o 2 2 . . . mf1 ) 2 3 . ga 1 + , to­
mediante 8.fü8 , porque después de 8 . . . gxa7 mando la dama. Contra 22 . . . @g 1 no sería
las negras defenderían el peón base. Esto bueno 23.@g3, para dar mate en " a l ", por la
quiere decir que en los finales de torre de este répl ica 23 . . . tyhS , defendiendo el mate, y
tipo, el rey debe guarecerse en la columna ganando. En este primer paso sobre finales de
donde el peón, base de la segunda l ínea, esté torres hemos visto, pues, cosas elementales
más cerca del peón en séptima rival . En este pero muy necesarias para comprender temas
caso, la columna "f'. más complejos que iremos desarrollando y

230 ROBERTO G. GRAU


que han de interesar aún a los j ugadores de mej ores ajedrecistas, pues es precisamente
primera fuerza, que, como dice Alekhine, ésta la etapa donde suelen ser superados por
están lej os de ser infalibles en la partida prác­ los maestros de manera más concreta.
tica e ignoran muchas cosas aún. Como es Ya hemos explicado de qué manera logran los
natural, no las desentrañaremos nosotros, pero j ugadores de gran cal idad simplificar el com­
sí recopilaremos lo que la experiencia ha en­ bate en el momento oportuno para llegar a
señado hasta ahora. Que es mucho. finales aparentemente iguales, en los que
luego imponen pequeños detalles estratégicos
11.- EL ABUSO DE EMPATES PARA y su mayor experiencia en esta etapa de la
EVITAR RIESGOS lucha. Podríamos citar infinidad de partidas en
las que los maestros ganaron simplemente por
Empezaremos a conocer finales más comple­ esto, y, sin ir más lejos, es posible recordar el
jos de torre y peones. Ya hemos dicho cuál es final de Landau con Grau, el de Flohr con
la importancia de los mismos. Afirmamos que Bolbochán, el de éste con Lil ienthal o con
ningún gran maestro puede enorgullecerse de Keres, el de Euwe con Piazzini, y otros en los
j ugar esta etapa de la lucha a la perfección y que se puso en evidencia lo afirmado.
robustecimos nuestra afirmación con las pala­
bras indiscutibles del actual campeón mun­ LA POSICI ÓN DE PHILIDOR
dial.
Y si pasamos revistas a nuestro medio, podría El final madre de toda la teoría, la primera
llegarse a afirmaciones más serias: casi nin­ interrogante que se le presentó a los maestros,
gún j ugador comprende claramente la técnica fue el de Phi l idor, que es así:
de estos finales, ya que las partidas indican a
menudo, no errores graves, que éstos aún EJEM PLO 4
podrían disculparse si se tratara de j ugadas,
sino falta de técnica elemental para conducir
la torre en la etapa final de la lucha. Es un • ••• •
permanente dialogar con la incertidumbre, un
navegar a tientas, aun cuando a menudo pro­ .
voca victorias, porque quien se defiende tam­ • • • •
poco logra arrancarle a la posición el máximo
de recursos.
Hay una razón para que los j ugadores de .
nuestro medio no logren dominar racional­
mente la técnica de los finales de partida. Muy
pocas son las oportunidades en que se llega al
• • • •
final en nuestro país, en igualdad de condicio­ • • • •
nes, o con desequil ibrio pequeño. Cuando así
sucede, el cotej o se declara tablas, porque El enigma era éste : ¿Quién gana este final? Lo
todos temen fracasar en esta etapa de la lucha. desentrañó Ph il idor al demostrar que era ta­
Sólo siguen finales de este tipo cuando com­ blas, pero aun ahora hay buen número de
piten con rivales débiles, y los ganan, por los j ugadores de tercera y cuarta categoría, y aún
errores en que el contendiente incurre, que otros, que no conocen la regla teórica que
faci litan la tarea. Pero finales propiamente faci lita el análisis y permite hacer tablas ma­
dichos, en los que sólo hay imperceptibles temáticamente. La regla es la siguiente:
diferencias posicionales, casi nunca se dispu­ Cuando el rey del bando en desventaja está en
tan entre j ugadores de la misma calidad. El la casilla que debe ocupar el peón que ame­
cómodo expediente del empate resuelve todo, naza coronarse, el final se hace tablas mante­
pero conspira contra la eficiencia de nuestros niendo la torre en la tercera línea (sexta, para

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 23 1


las negras) a la espera de que sea el peón, y de generalmente esto. Pero Cheron descubrió
no el rey, el que llegue primero a sexta. Una que no era así, con Jo cual contribuyó de ma­
vez que el peón rival se ubica en la sexta nera poderosa a la técnica de los finales de
línea, y sólo entonces, la torre debe ir a la torres y peones.
octava línea (primera para las negras) para
dar jaques apenas haya una amenaza de ma­ CÓMO LA DESTRUYÓ CHERON
te.
Por ejemplo: 1 . . . !'!a6 2 .e5 !'!b6 3.!'!a7 !'!c6 É ste final es muy importante, pues a él se
4.e6 !'!c 1 ! 5 . ©f6 fü1 + , y tablas por j aque llega en casi todas las posiciones de torre y
continuo si el rey se conserva cerca del peón . peón contra torre, cuando el negro logra la
La razón técnica es clara. Lo que debe evitarse mej or situación de su rey, que es ubicarlo en
es que el rey blanco pueda guarecerse delante la columna donde debe avanzar el peón rival.
del peón que posee. Por esto hay que provocar Se j uega así:
primero el avance del peón a sexta.
1 .©f6
EL FINAL DE BERGER
M alo sería 1 . ©e6 por 1 . . . !'!b6+, l legando a Ja
Esto no quiere decir que se gane matemática­ posición de tablas que ya conocemos.
mente si Ja torre no está en tercera (sexta),
pero en ese caso el final es bastante más difí­ 1 ... ge1 ! 1
cil. Durante mucho tiempo, por ejemplo, se
creyó que el siguiente final Jo ganaban las É sta es Ja sutil jugada que halló Cheron para
blancas: hacer tablas y no la aparente de 1 . . . fü1 + que
hacía jugar Berger y daba origen a Ja victoria
EJEMPLO 5 del blanco. Pero como es interesante ver por­
qué se pierde con 1 . . . fü1 + lo veremos a con­
tinuación: 2 . ©e6 ©f8 ! 3 . !'!a8+ ©g7 4 . ©e7
••• • fü7+ 5 . ©d6 !'!b7 6.e6 !'!b6+ 7.©d7 !'!b7+
;· � 8 . ©c6, y las blancas ganan.
Este final sería tablas, en cambio, si hubiese
• • • • más de dos columnas libres entre el peón que
. . � � �· amenaza coronarse y Ja torre que j aquea al rey
• • • • blanco. Por ejemplo, si Ja torre negra estuviera
en la columna "a" y la torre blanca en la co­
• • • • lumna "b" .
• En cambio, el empate se produce j ugando

• .a • •
como indica Cheron (volvamos a la posición
del ej emplo 5):

Si en esta posición j uegan las negras, hacen 2.©e6 ©f8 3.gas+ ©g7 4.©d6!
tablas fácilmente con 1 . . . !'!b6, para evitar
©f6 antes del avance del peón. Las blancas Si 4.!'!e8 se haría tablas mediante 4 . . . !'!a 1 ! ,
deberían j ugar, tarde o temprano, e6, pues la poniendo l a torre e n situación que dej e tres
torre negra se mantiene en tercera l ínea y, columnas l ibres entre ella y el peón que avan­
cuando así Jo hicieran, se empataría con el za, secreto táctico fundamental.
procedimiento anterior.
El gran teórico Berger había afirmado que en 4 ... ©f7 !
esta posición las blancas ganaban si les co­
rrespondía j ugar, y en la partida práctica suce- Y tablas.

232 ROBERTO G. GRAU


LA RAZÓN TÉCNICA EJEMPLO 6

De ello se deduce que colocando el rey en


sexta, delante del propio peón que avanza, se
puede desaloj ar al rey adversario de la octava
l ínea, pero no se logra triunfar cuando la torre
del bando en desventaj a logra ubicarse en una
casilla lateral que deje tres columnas libres
entre ella y el peón, o cuando se coloca j usto
en la columna detrás del peón que amenaza
coronarse y éste se halla aún en quinta.
En el caso del ej emplo anterior la torre blanca
se encuentra en la columna ideal, que es la
"a''. Quiere decir que si el peón, en lugar de
estar en "e5" estuviera en "d5" se debe ubicar
la torre blanca en "h7". Podemos antic ipar que j ugando las negras en
Cheron sintetiza el principio relativo a este esta posición, las blancas ganan estando la
final, de la siguiente manera: "La torre de la torre en las siguientes casillas: h2-g2-d2-c2-
defensa ejerce su máximo de resistencia si se b2-h3 -g3 -d3 -c3 -b3 -h4-g4-d4-c4-b4-h5-g5-d5-
ubica dej ando tres columnas entre ella y el c5-b5-g6-d6-c6-d7-d8-c8 y b8. O sea, que
peón rival . La posesión de este espacio inter­ ganan estando en 27 de las 64 casillas del
medio constituye la posición correcta de la tablero, y sólo empatan de estar la torre en
torre defensora''. cualquiera de las otras casil las libres que no
hemos enumerado, que son en realidad : "h6",
UN PROBLEMA DIF Í CIL cualquiera de las columnas "f' o "e", y las
"b6", "c7" y "b7", ya que no podría estar en
Estos dos finales tienen una gran importancia ninguna de la primera l ínea ni en la columna
porque la mayoría de finales de torres con "a", pues la torre negra la capturaría. ¿Por qué
varios peones por bando se resume en uno de esto? Conviene que el aficionado trate de
los que hemos expl icado, cuando ambos j ue­ averiguarlo antes que le demos la solución
gan bien y la posición no ofrece otros desn i­ completa de este importante y capital proble­
veles. ma técnico de los finales de torres y peones.
Más adelante reproduciremos íntegramente la
recopi lación hecha por el estudioso Cheron CÓMO S E GANA
sobre el clásico final de Tarrasch, siguiente,
que es el ideal a que aspiran llegar quienes La razón es clara en líneas generales. La torre
tienen un peón de ventaj a y el rey rival está en la columna "d" tapa los j aques laterales de
delante del peón. la torre negra que está en el mejor sitio en que
debe ubicarse siempre la torre que combate
Veamos la posición del ejemplo nº 6.
contra el peón de ventaja: lo más lejos posible
¿En qué posición debe estar la torre blanca del rey rival y, en último caso, en una colum­
para ganar, y en qué posición hace tablas? na separada por otras tres del monarca adver-
Pregunta imposible de contestar para quien no sario.
conozca plenamente la técnica de estos fina­ Ubicando la torre en "b5 ", "c5 ", "d5" o "h5",
les. Obsérvese que la torre negra está en la se gana por la posibil idad de cubrir los jaques
mej or casilla (lo más lejos posible del rey y el de la torre negra. É stas deben j ugar ahora
peón que avanzan, l ista para dar j aques hori­ 1 . . .!'!g 1 , para evitar el j aque en la columna
zontales o verticales dejando tres columnas "g" con la torre blanca, que desaloj aría al rey
libres). de esa zona, lo replegaría en la columna "h" y

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 233


permitiría ganar fáci lmente. Segu iría 2 . 'i!tf6 1 .!!d81 !!a7+ 2.!!d7
(amenaza �gS+) 2 . . . fü1 + 3 .füS füfS+ (Si
3 .. J':!e 1 4.e7, seguido de �gS+ y �eS) Si 2 . 'í!ld6 l'!a6+, etcétera.
4 . 'i!txfS 'i!tf8 5 . 'i!tf6 'i!te8 6 .e7, ganando.
Si la torre blanca se ubica en "b4", "c4", "d4" 2 ... !!a8!
o "h4", se gana aun cuando como en el caso
anterior las negras j ueguen primero 1 . . . �g 1 , UNA REGLA VITAL
las blancas repl ican con 2 . 'i!te8 'i!tg7 (la torre
É sta es la única j ugada que permite empatar.
negra no debe irse de la columna "g" por la
amenaza de j aque vertical de la torre) 3.e7 Hay que evitar en este tipo de posiciones que
l'!g2 4 .l'!d4 , amenazando 'i!td7 , etcétera. el bando en ventaj a ubique su rey en la octava
Es tablas, en cambio, si la torre estuviera en l ínea, apoyando desde ella el avance del peón,
"h6", "b6", "c6" y "b7", por la répl ica . . . 'i!tg7, especialmente cuando se pueden cubrir con la
que quita al rey blanco la posibil idad de ubi­ torre los j aques horizontales.
carse en "f6". Se observa que, como principio El sistema para empatar es el siguiente : m ien­
tras la torre blanca ocupe una de las casil las
general, podría establecerse que es sólo tablas
"d6", "d7" o "c6", la torre negra debe mante­
en estas posiciones si está el rey blanco de­
nerse inmóvil en "a8" y el rey negro debe
lante del peón que avanza, cuando la torre
j ugar alternativamente entre "g7" y "g6 " . La
blanca no amenaza j aques en la vertical o
cuando el rey blanco no puede ir a "f6" por razón de estas j ugadas de rey estriba en impe­
imped írselo el rey negro desde "g7". dir que el rey blanco pueda girar alrededor del
peón cuando se inicien los j aques horizontales
de la torre y, además, para que el rey negro
Veamos ahora un final muy usual y difícil de
esté pronto a ubicarse en "f6" o "g7" en una
conducir:
sola j ugada.
Son estas reglas del Dr. Tarrasch, ya que el
EJEMPLO 7
final es de él, así como los análisis que damos.
Sus afirmaciones no pudieron nunca ser des­
truidas en este final. Pero sigamos j ugando,
pues es muy instructiva la man iobra.
Es de hacer notar que hay que evitar que el
rey blanco vaya a la octava línea, sólo cuando
la torre blanca está en "d6", "d7" o "c6 " . Por
ejemplo si estuviera en "d l ", seguiría
2 . . . l'!a7+ 3.'í!ld8 'í!lf6 , etcétera.

3.'í!ld6+

No serviría 3.l'!d6 por 3 . . . 'í!lg6 (única j ugada


que hace tablas. Contra cualquier j ugada ver­
Este final es tablas, sea cualquiera el que j ue­ tical de la torre seguiría 4. 'i!te8 y contra cual­
gue, y la razón se funda en lo que dij imos quiera horizontal, 4 . l'!d8. Ejemplo: 3 . . . l'!b8?
antes. No se amenaza j aque con la torre blanca 4.l'!d8 l'!b7+ 5.'í!ld6 l'!b6+ 6 .'i!td7 l'!b7+
en la columna "g", y el rey negro está en la 7. 'i!tc6, ganando. É ste es un caso típico de
mejor casilla en que puede ubicarse cuando no comprobación de lo malo que es tener la torre
puede estar delante del peón rival. Esa casilla que defiende tan cerca del rey que apoya el
es la que, en l ínea horizontal, esté separada avance del peón. Al j ugar . . . l'!b8, las negras
sólo por un cuadro con el peón que avanza. El colocaron la torre sólo a dos columnas libres
final se hace tablas así: del monarca adversario, y por eso es posible la

234 ROBERTO G. GRAU


man iobra del texto). Quedamos en que contra Esta posición es muy común, ya en esta situa­
3.l:'!d6 en lugar de 3.@d6+, se hace tablas c ión del peón y rey como en otras simi lares de
mediante 3 . . . @g6 ! ! La maniobra segu iría así : otras columnas. La posición puede correrse
4 . l:'!c6 (4.©d7 @f6) 4 ... @g7 ! , y tablas. colocando el rey en "d8" y el peón en "d7",
etc., pero en ese caso la mayor resistencia se
3 @f6
... lograría con la torre negra en "h2" y el rey
negro en "b8".
También hace tablas 3 . . . @f8 . Obsérvese, en la posición del ej emplo 8, que
el rey negro ocupa la peor posición posible
4_gf7+ @g6 s .m1 ga6+ dentro de las tres únicas casillas en las que es
probable hacer resistencia. El rey negro estaría
Y comienzan los jaques horizontales de la mucho mejor en "g7", o aun en "g6", que en la
torre, m ientras el rey negro evita que el mo­ casilla del texto, por la fuerza que ahora tiene
narca blanco vaya a "f6", única casilla que la amenaza l:'!g 1 +, que lo lleva a la columna
anula los j aques horizontales en esta posición. "h".
El ej emplo 8 muestra una posición en que las
LA DIVISI ÓN DE CHERON blancas ganan, aun cuando j ueguen las negras
mediante 1 . . . l:'!a8+ 2 .@d? !!a?+ 3. @e6
Cheron divide el estudio de los finales de torre l:'!a6+ 4 . @e5! (no 4. ©f5 por 4 . . . @f7 , ha­
y un peón contra torre, en dos partes y, en ciendo tablas) 4 . . . l:'!a5+ 5 . @f6 l:'!a6+ 6 . ©g5
realidad, es lo exacto. Primero los finales en l:'!a5+ 7 . @g6 l:'!a6+ 8.fü6, tapando los j aques
que el peón ha llegado a séptima, apoyado por y ganando, pues ahora la única j ugada sería
el rey, y se trata de los peones que no están en 8 . . . l:'!a8, a lo que seguiría 9 . l:'!d6 y luego l:'!d8,
los dos extremos del tablero; la otra parte la etcétera.
comprenden los finales de peón "a" o "h". Como se verá, es éste un final muy instructi­
Para hacer tablas en aquellos finales no debe vo. Resulta admirable la suti l maniobra del
olvidarse nunca el famoso principio de Ta­ rey blanco para ponerse a cubierto de los
rrasch, de las tres columnas l ibres entre el rey jaques horizontales, y se gana, precisamente,
que apoya el peón y la torre que amenaza dar porque la afortunada posición de la torre blan­
j aques horizontales. En síntesis, que la torre ca permite cubrir los jaques en la columna "f'.
debe estar siempre ubicada en la zona más En cambio, el final que acabamos de ver ha­
alej ada posible del rey rival que avanza con el bría sido tablas con sólo estar el rey negro en
peón. Veamos otro ejemplo de Tarrasch: "g7" o "g6", pues se empataría por j aque per­
petuo con la torre en la horizontal. Perpetuo
EJ EMPLO 8 que es posible por estar el rey a tres columnas
de la torre j aqueadora.

• • <it? • • • EL REY DELANTE DEL PEÓN

. . �,,,�
�� . Por lo pronto, ya sabemos que para tener po­
• • • • sibil idades de triunfo debemos poder colocar
nuestro rey delante del peón que poseamos
cuando se trate de finales de rey, peón y torre
• • • • contra rey y torre. En estas posiciones se gana
casi siempre, salvo cuando el rey adversario
• está en la misma línea del peón que avanza, lo
que sólo permite ganar, como hemos visto, en
. •:• determinadas posiciones, o cuando la torre
apoya al peón que avanza desde la casilla

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SU PERIOR 235


donde éste debe coronarse, lo que también blanco en "e3 " y el rey negro en "g6 " . Pero
hace muy probable el empate, y aun en otras ahora se gana así:
posiciones que también estudiamos.
Pero en la general idad de los casos el rey 1 ... ga3+ 2. ©f4 ©f2 3.ge8 ga1 4.e4 fü7+
delante del peón adversario no está entorpe­ s.@es ©e3 6.©e6 ga1 7.es ga6+
ciendo ese avance, sirve para asegurar posi­
ciones ganadoras. S i 7 . . . @e4 8 . ©f6 .

EJEMPL0 9 8. c,f,JfS !

Ú nica para ganar. No servma, en cambio,


� �" 8 .c,f,Jf7 por 8 . . . ©f4 9.e6 c,f,JfS, que lleva a una
posición típica de tablas, que ha hecho cono­
cer un viejo final de Kl ing y Horwitz, pues si
• • • • 1 0.e? segu iría 1 0 . . . fü6+ 1 1 .c,f,Jg? l:!g6+
1 2 .©h? ©f6 1 3 .fü8+ c,f,Jxe7 , y tablas. Si, en
• • • • cambio, 1 0.l:!h8 :!:!xe6 1 1 .:!:!hS+ ©g4 y ta­
blas .
Pero es interesante hacer notar que este final
· ¿j ·· · se ganaría con la maniobra indicada en el
último térm ino si corriéramos la posición de
• • • • las piezas una columna a la izquierda, es de­
cir, colocando el peón en la columna "d", etc.
En esta pos ición las blancas ganan, aun cuan­ Estas suti lezas muestran la dificu ltad de estos
do jugaran las negras primero. Pero este finales.
ej emplo es en real idad una excepción, ya que
se trata de la única posición en que se gana 8 ... gas 9.©f6 c,f,Jf4 1 0.e6 füS+
cuando, aun estando el rey blanco delante del
peón, el monarca adversario se encuentra sólo Si 1 0 . . . :!:!a6 1 1 .fü8 ©e4 1 2 .@f7 ©es (o
con una columna que lo separe del peón que 1 2 . . . ©fS) 1 3.e?, ganando.
avanza y por lo menos en la m isma l ínea que
éste. 1 1 .©e7 gas
Quiere esto decir que el final es tablas cuando
el monarca negro está justo en la misma l ínea Si 1 1 . . .:!:!hS u 1 1 . . . ©es, 1 2 .:!:!a8. Si, en
que el peón rival, aun de costado, si única­ cambio, 1 1 . . . ©gS 1 2 .:!:!g8+ .
mente lo separa una columna y la torre negra
mantiene tres columnas de distancia con el rey 1 2.fü8+
blanco.
Y entonces, ¿por qué causas el final que da­ Seguido de ©f7 , ganando.
mos como ejemplo se gana? ¿Acaso el rey
negro no se halla en la segunda l ínea, igual UNA LEVE MODIFICAC IÓN Y TODO CAM B I A
que el peón, y la torre no está separada por
tres columnas libres del rey blanco? Sí, pero Veamos ahora otro ej emplo, parecido en posi­
también es cierto que el peón en su casilla ción, pero que es tablas por la mejor situación
inicial es el único que gana cuando el rey del rey negro y espec ialmente de la torre ne­
negro está en séptima (segunda), como ahora, gra, que puede atacar al rey adversario por dos
por el hecho accidental de que puede saltar sectores.
dos casil las de un golpe. Este final sería tablas
si colocáramos el rey blanco en "e4", el peón (véase diagrama en la página siguiente)

236 ROBERTO G. GRAU


EJEMPLO 1 0 enemigo. No serviría 6 . �cS por 6 . . . 'fle6 , n i
tampoco 6 . � d S por 6 . . . 'flaS+ , seguido, y a de
un nuevo j aque o de . . . 'fle5, si el rey ataca la
torre.

LOS PELIGROS DEL REY EN LA BANDA

En cambio, como ya hemos dicho, toda la


dificultad desaparece cuando el rey negro está
en la banda (columnas "a" o "h") a un costado
del peón que avanza y separado por dos co­
lumnas del mismo. En estos casos se gana si
se tiene la prudencia de confinar al rey negro
en ese sector.

Este final es tablas s i les corresponde mover a EJEMPLO 1 1


las negras, a causa de que podría j ugarse:

1 ... gas

Esta ubicación de la torre en la primera línea


es ineficaz contra los peones más avanzados,
pero estando el peón sólo en la cuarta línea, o
más atrás, el procedimiento más cómodo para
empatar es el de los j aques frontales cuando la
torre blanca no puede cubrirlos.
En cambio, son malos los jaques frontales con
la torre cuando el rey está más adelantado,
porque existe el procedimiento, que ya vere­
mos, de desaloj ar a la torre con el rey sin
pel igro de perder un peón. En esta posición ganan las blancas, cualquiera
que sea el que j uegue. Se trata de la posición
2.©d6 más compleja de las que pueden producirse
cuando el rey está separado por dos columnas
S i 2 . �f7 �as+ 3. ©f6 �f4 , etc. lateralmente del peón de ventaj a y en la co­
lumna "h" ("a"). Y es la mej or posición para el
2 . . . ©g4 3.e5 ©g5 4.e6 ©g6 negro, pues la torre entorpece el avance del
peón y hay tres líneas de espacio entre el peón
Como se observa, el secreto del empate es no blanco y la torre que lo contiene. Se gana así:
perder en ningún momento la posesión con el
rey de la m isma línea en que el peón rival se 1 . . . ©h5
ubica, siempre, claro está, que sólo lo separe
una columna del m ismo, pues en todos los Ahora podremos aprender algo interesante. S i
demás casos el peón gana. 1 . . 'fle 7 , aparentemente u n a buena j ugada de
.

espera, se perdería en segu ida por no estar


5.e7 gas+ más la torre separada tres casil las del peón
que avanza. Se lograría desalojarla con una
Ahora se hace tablas por jaque perpetuo por típica man iobra de rey, mediante 2. ©d4
estar la torre separada tres columnas del peón �d7+ 3. �cS! 'fle7 4 . �dS 'fld7+ 5 . �e6,

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S UPERIOR 237


expulsando a la torre y avanzando victoriosa­ s ... ms+ 6.©es
mente el peón . Esto no sería posible con la
torre en la octava línea, pues seguiría . . . l:'!e8+ Amenaza ©d6, que gana enseguida.
y el rey tendría que regresar para apoyar al
peón. Sabemos, pues, ahora, cómo se manio­ 6 . . . l3e8+ 7.©f6
bra cuando la torre trata de contener al peón
de frente y lo separan de éste menos de tres Por lo que se hace valer la amenaza de mate.
casil las l ibres. Es interesante observar, como muestra el
Es ingeniosa la maniobra para ganar si las mismo Cheron, que si el rey negro estuviera
negras j uegan primero; 1 . . . 'itih3. Debe partir­ en "h7" o "h8", también se ganaría mediante el
se de la base de que no se puede mover, por siguiente procedim iento: 7 .'itif5 fü8+ 8 . 'itie6
ahora, el rey blanco, por la amenaza de un l:'!e8+ 9 . 'itif7 , y nuevamente se gana por la
jaque que lo obl igue a retomar a su situación amenaza de mate.
actual para evitar el perpetuo, o para no verse
en la obl igación de j ugar l:'!e 1 , devolviéndole 7 . . . fü8+ 8.©e7
la libertad al monarca negro. Se hace, pues,
más complejo el triunfo, que se produce así : Desaloja a la torre de la columna "e" y gana
2 .l:'!g5 'iti h 4 3 . l:'! g 2 ! 'itih3 4.l:'!g 1 ! ©h2 (si ensegu ida, después de e5.
4 . . . ©h4 5.e5 ! ! füe5+ 6 . ©f4 , etc.) 5 . l:'!g 5 ! De lo que se deduce que cuando el peón está
©h3 6.e5 'iti h 4 7.l:'!g 1 ! ! , y nuevamente se en la cuarta l ínea, el rey atrás y la torre adver­
especula con la amenaza de mate. saria delante del peón, sólo se gana si el rey
negro está separado dos columnas del peón
2J3g3 ©h4 3.l3g2 © h s blanco y se encuentra arrinconado en la ban­
da. Y se gana por las amenazas de mate, que
Si 3 . . . 'itih3 gana 4.l:'!g 1 , como en la variante permiten avanzar el peón, por lo menos, un
anterior. Es decir, que el secreto está en l legar paso.
a la posición del ejemplo y que les correspon­ En cambio, este final se gana siempre en toda
da jugar a las blancas, las que ganan con e5! ! otra posición de la torre negra y el peón blan­
por la posibil idad de mover el rey, atacando la co más avanzado, y fáci lmente, cuando entre
torre desde "f4" y amenazando mate con l:'!h 1 . la torre que contiene al peón y éste no hay
como m ínimo tres casillas libres.
4.l3g 1 ! 1
111.- RESUMEN DE LO ESTU DIADO
UN "ZUGZW ANG" RARO
Estos finales son tablas cuando el rey que
Y se ha l legado a una rara posición de lucha contra el peón está delante de éste y si la
"zugzwang". Las negras tienen muchas juga­ torre que coopera con el rey contra el peón
das, pero todas pierden . está en la tercera línea. También sabemos que
en estos finales la torre debe pasar a la octava
4 . .© h 6
.
l ínea justo cuando el peón llega a la sexta
l ínea, para dar jaque desde atrás al rey que
Si 4 ... ©h4 sigue 5 .e5, como y a vimos. apoya el avance del peón.
También sabemos que la torre que lucha con­
5.'itif4 tra el peón debe estar lo más lejos posible del
peón cuando el rey del bando en desventaj a ha
Ahora puede salir el rey por un detalle acci­ sido desalojado de la columna en la que el
dental, y es la amenaza de mate que perm itirá peón avanza. Para hacer el máximo de resis­
ganar un tiempo y colocar el peón en quinta, tencia debe estar separada tres columnas del
donde gana siempre. peón que avanza.

238 ROBERTO G. GRAU


Otro detalle importante es el que surge de la La dificultad para ganar estriba en que luego
gran resistencia y la abundancia de posiciones de e5 sigue . . E:a4 y el rey blanco no puede
.

de empate que emanan de la buena ubicación avanzar para apoyar al peón; pero todo esto
del rey cuando éste lucha de costado contra el tiene remedio, como lo mostrará la solución
peón y el rey que apoya a éste se encuentra que damos:
delante del mismo. En esos casos debe colo­
carse el rey separado por una casilla del peón 1 .es ga41 2.e6 ! !
que avanza y, de ser posible, mantenerlo en
línea horizontal con el rey rival o con el peón. Este e s e l secreto d e l a victoria. Significa el
Por ej emplo: contra un rey blanco en séptima sacrificio del peón, pero especula con la ame­
y un peón blanco en sexta, la buena ubicación naza de mate, simi lar a la de los ejemplos que
del rey negro es "g7" o "g6". dimos en nuestro parágrafo anterior.

Y finalmente hemos llegado a los finales en 2 . . . @h6


que el peón se encuentra contenido por la
torre, el rey que apoya al peón está atrás de S i 2 ... 'itih4 3 . e7 ! ! E:a8 4 . iif4 iih5 5. 'itif5,
éste y el rey adversario se halla separado dos seguido de @f6, ganando. Tampoco serviría
columnas del peón que avanza. Estos finales 2 . . E:a6 por 3. @f4 E:xe6 4 . iif5, atacando la
.

se ganan sólo cuando entre el peón y la torre torre y amenazando mate.


hay menos de tres casillas de diferencia. Por
ej emplo: �e5 y @e4 contra E:e8. Pero son 3.e7 1 1 gas 4.©f4 ges 5.@fS gxe7 6.@f6
tablas cuando hay tres casillas entre el los; por
ej emplo: �e4 y @e3 contra E:e8. Y también Ganando la torre por la amenaza de mate,
se ganan cuando el rey del bando en desven­ típica en esta posición.
taja está en la columna "a" o "h", por las posi­
bil idades que ofrecen las abundantes pos ic io­ Ahora veremos un nuevo y sutil ejemplo,
nes de mate que se producen. también original de Cheron, que tanto se es­
pec ial izó en la técnica de estos finales.
El secreto de la victoria en este final, que
transformaremos en el final número 1 2, es el EJ EMPLO 1 3
de mantener alej ado al rey negro en la banda,
o sea que para ganar hay que perpetuarse con
la torre en la columna "g".

EJ EMPLO 1 2

.. . . :?� •

• En esta posición, si juegan las blancas ganan,


• • • • y si j uegan las negras hacen tablas. Se trata de
la mejor posición de torre para las blancas, por
.
�� -

� �
· ��;
� ,, cuanto apoya el peón de "e3 " y, además, anula
al rey negro al retenerlo en la banda del table-

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SU PERIOR 239


ro. Asim ismo, las negras están también en la 1 . . . @h6! 2.©d3
mej or posición de su torre, ya que ésta se halla
lo más alej ada posible del peón que avanza y Malo sería 2.e4, a causa de 2 . . . !!a2+, cam­
puede dar j aques laterales o frontales sin te­ biando las torres apenas el rey avance y ha­
mor a que el b lanco la anule. c iendo tablas el final de reyes.

EL MATE COMO DETALLE TÁCTICO 2 ... ©h5

El secreto del final estriba en explotar con las El rey negro sigue avanzando, pues explota el
blancas una amenaza de mate con el rey blan­ hecho de que no es posible aún el avance del
co que permita ganar un tiempo y avanzar un peón por la amenaza de . . . !!a2+ y cambiar las
paso el peón de "e3 ". Las negras, para salvar­ torres si el rey blanco avanza.
se, deben tratar de atacar rápidamente con el
rey la torre de "g3 " para dej ar al peón "e3 " sin 3.©d4 ©h41 4.gg7
defensa de la torre y dar j aques o atacar al
peón cuando el rey blanco se aleje, lo que Si 4.!!g 1 seguiría 4 . . . !!d8+, y apenas el rey
obl igará a éste a replegarse en apoyo del peón se acerque a la torre, entonces . . . !!e8. S i
indefenso. Ya sabemos la idea madre que 4 .!!g6 s e empata con 4 . . . ©h5, volviendo a
anima a cada uno. Veamos cómo hacen· las atacar la torre. Como detalle interesante con­
blancas para ganar: viene hacer notar que este final se hace tablas,
j ugando con negras, sólo si la torre negra está
1 .©d3! en "a8" o en "d8". En cualquier otra cas i l la se
perdería.
Dij imos que el blanco ganaba aun cuando la
torre negra estuviera en otra posición y que 4 . . . gds+ s.©es ges+ 6.©ts ! gfs+
aun se triunfaba más fácilmente. De estar la
torre en "d8" se ganaría con 1 .Wf3 fü8+ No 6 . . . !!xe3, a causa de 7 .Wf4 , que amenaza
2 . ©e4 Wh6 3 . We5, y luego igual que como a la torre y mate.
se produce en la variante que daremos.

1 . ..Wh6!
Y tablas, pues se ganaría el peón.
Si 1 . . .!!d8+ 2 . Wc4 !!ea 3. Wd4 !!d8+
4. We5 !!e8+ 5 . @f6 fü8+ (si 5 . . . !!e4 6 . ©f5, ALGUNAS CONCLUS IONES
seguido de e4) 6 . We6 !!e8+ 7 . ©f7 , ganando. FUN DAMENTALES

Como resumen de todo lo que hemos visto


podría establecerse lo siguiente: que la posi­
Si 2 . . . !!a4+ 3.We5 !!a5+ 4 .Wf4 , y e4 . ción ideal para combatir a un peón cuando el
rey que lo apoya está delante del mismo es
3.©es ges+ 4.©fSI ms+ s.we6 ges+ aquella que permite al monarca que se defien­
6.@f7 ge4 7 .@f6 de estar en el costado corto, o sea e l que ofre­
ce un menor espacio entre el peón y la banda
Ganando, pues las negras no pueden evitar (si se trata de un peón "e", el costado rey, o si
simultáneamente las amenazas de !!h3++ o, se trata de un peón "d", el ala dama). Esto
en su defecto, . . . Wf4 seguido de e4. permite que la torre que lucha contra el peón
esté en el costado largo, o sea el que deja
En cambio, si jugaran primero las negras sería mantener tres columnas o más libres entre el
tablas, por la s iguiente maniobra: peón y la columna que la torre ocupa.

240 ROBERTO G. GRAU


Cuando el rey que lucha contra el peón está É sta e s una d e las posiciones típicas d e estos
separado dos columnas de éste, sólo hay pro­ finales, que se ganan siempre, salvo si el peón
babilidades de tablas cuando el peón está en estuviera en una columna del extremo ("a" o
segunda o tercera l ínea. Apenas el peón llega "h"). En cualquier otra columna, se gana ma­
a la cuarta l ínea, el final se gana matemática­ temáticamente, de acuerdo con la maniobra
mente, cualquiera que sea la situación del rey del texto.
defensor, pues si bien la posición de la banda
da probabi l idades de mate, en cambio las otras U :!c2+ ©b7
tienen otra deficiencia grave. Si, por ejemplo,
el rey en desventaj a se haya en la columna S i 1 . . . 'i!?d6 2 .'i!?d8 l!xe7 3 . l!d2+ 'i!?e6
"g", la torre que lo detiene en la columna "f' y 4 . l!e2+, ganando la torre. Si 1 . . . 'i!?b6 2.l!c4
el peón en la columna "d", la torre que cola­ 'i!?b5 3.fü4, etcétera.
bora con el rey defensor, que se halla en la
columna "g", estará necesariamente separada 2J�!c4 ge2 3.©d7 gd2+ 4.'i!?e6 ge2+
del peón "d" por sólo dos columnas libres en 5. 'i!?d6 gd2+ 6 . 'i!?e5 ge2+ 7 _ge4
su mejor posición, que sería siempre la co­
lumna "a". Y sólo hace tablas la torre que Ganando. En cualquier otra posición de la
está separada tres columnas del peón que torre negra también se gana. La del texto es la
avanza. que ofrece más resistencia.
Ahora estudiaremos algunos finales en los que
el rey de la defensa está en el costado largo, o E L PEÓN DE LA BANDA ("a" o "h") OFRECE
sea si, por ejemplo, el peón que avanza apo­ M ENOS POS I B I L I DADES
yado por el rey se halla en la columna "e", el
rey en desventaj a se encuentra en la columna En cambio, con el peón de la banda es muy
"c" y su torre en e l costado corto, o sea el de difícil ganar en casi ningún caso cuando este
rey. En síntesis, para nuestra definición, cos­ peón está muy atrasado o cuando la torre que
tado largo es el que dej a más espacio entre el lo apoya se encuentra delante del peón que
peón y la banda y costado corto, el que deja avanza, o cuando es el rey el que está en esa
menos columnas l ibres. situación. Pero no nos extenderemos sobre
esos finales técnicos, que podrían dar lugar a
Veamos un famoso ej emplo de Kling y Hor­ docenas de estudios como el presente, ya que
witz, que ya en 1 85 l estaban preocupados por existen textos voluminosos que los trazan sin
la técnica de estos finales. agotarlos en todas sus suti lezas.
Con lo visto nos ingeniaremos para entrar en
EJEMPLO 1 4 los finales de partidas de torres y peones,
finales prácticos que nos serán muy útiles. Por
otra parte, se amoldan mej or a este curso
nuestro, que más que un curso de técnica pura
es un curso de alta estrategia del ajedrez en
todos sus aspectos. Y veremos de qué manera
gravita ésta en los finales de partidas de torres
y peones.

IV.- LA EXPERI ENCIA EN FINALES DE


PARTIDAS

Entraremos ahora en otra etapa más agradable


del estudio sobre los finales de torres. Hasta el
momento estudiamos solamente finales teóri-

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA S UPERIOR 24 1


cos analizados. Nos hemos preocupado de
analizar los finales que la teoría agotó y que
sin embargo muy pocos j ugadores dominan,
por ese hábito de no estudiar nunca cosas
úti les que domina al hombre en casi todas las
actividades.
El aspecto ameno del j uego del aj edrez agrada
siempre más que el estrictamente teórico, cuya
aridez reconocemos, pero es evidente que
antes de entrar en el terreno semianecdótico,
como ahora vamos a hacer, o en el terreno
estratégico, que vendrá más tarde, es necesa­
rio enseñar detal les elementales de la técnica
de estos finales, para que el aficionado com­
prenda con claridad lo que mostraremos en el Esta posición se produj o después de la j ugada
curso de estos anál isis de finales de torres y 48ª de las negras. Le correspondía así j ugar al
peones. Dr. Lasker, quien se encuentra en una situa­
Antes de estudiarlos desde el punto de vista ción del icada. Tiene su rey entre los peones
estratégico es prudente que probemos una rivales, pero el peón base " f2 " está bien de­
afirmac ión repetida por nosotros varias veces, fendido por la torre negra, estratégicamente
sobre la inseguridad manifiesta de la gran situada en "a7". Su adversario posee un peón
mayoría de maestros en estos finales. Y para libre en la columna "a", apoyado en la mejor
que esa afirmación no sea atrevida, repetire­ forma, desde atrás, y además el rey negro está
mos algunos ejemplos que hace varios años listo para cooperar en el avance. Es necesario,
dio el Dr. Alekhine, entonces aspirante al pues, apelar a procedim ientos enérgicos para
campeonato mundial, en el artícu lo que publi­ realizar algún plan antes que el peón de "a5 "
có en la revista "Mundial". Con el los, y algu­ s e torne más pel igroso.
nos otros que agregaremos, trataremos de Lo único que podría brindar a las blancas
probar la verdad de aquella afirmación, que se posibil idades de "contrachances" sería tratar
hace más evidente en las posiciones irregula­ de valorizar su peón "h", o en su defecto agre­
res de peones. dir nuevamente el peón base " fl " , eje de toda
la cadena negra de peones. Y de la unión de
SERIO ERROR DE LASKER estos dos proyectos surge como única j ugada
posible 49.f5 ! , que entrega un peón, pero crea
Pocos maestros han tenido en el mundo un al negro el di lema de tomar con peón "g", lo
prestigio más justificado que Emanuel Lasker, que perm itiría el avance inmediato del peón
como conductor de finales. Quizá sólo el de "h" o con el peón "e", lo que faci l itaría el
José Raúl Capablanca ha sido más merecido. avance del peón blanco a "e6" para provocar
Y, a pesar de ello, vamos a ver cómo ambos, que el peón "fl" negro desaparezca de su
en determinadas posiciones críticas, eviden­ situación actual y poder capturar el peón "g",
cian inseguridad y dej an de obtener victorias única pieza que se opone al avance del peón
que hasta ese momento habían sido paciente­ "h" blanco. Lasker concibe el plan, pero con
mente gestadas. una j ugada de atraso, lo que le es fatal.
En el torneo de Moscú de 1 925 Lasker fue
EL TIEMPO ADQU IERE DECISIVA I M PORTANCIA
derrotado por Lllvenfisch por haber omitido EN LOS FINALES
en un final de torres la j ugada exacta que le
habría permitido empatar el j uego. El final ofrece como error fundamental la
pérdida de un tiempo, factor decisivo en los
La posición era la siguiente : finales de partida. Siguió así:

242 ROBERTO G. GRAU


49. ©f6 no menos importante de Spielmann, que se ha
especializado precisamente en el análisis de
La pérdida de tiempo. Lo j usto era 49.f5 ! estos finales de torre desde el punto de vista
puramente estratégico. La posición después de
4 9 . . . ©b5 50.ga1 a 4 5 1 .f5 la j ugada 3 5ª era la que muestra el diagrama
anterior.
¡ Tarde piaste ! Es evidente que la posición de las blancas es
muy superior. Hay más armonía en la ubica­
5 1 . . . exf5 52.e6 fxe6 53.©xg6 f4 54. h 5 f3 ción de sus peones, que colaboran entre sí, y
55.h6 e51 56.ge1 además el rey se halla muy bien situado. En
cambio, los peones negros están totalmente
No sería bueno 56 .@fS a causa de 56 . . . E:h7. desconectados, pero la situac ión un tanto
rígida de la torre blanca crea algunas dificul­
56 ... a3 57.gxe5+ tades tácticas. El final se debe ganar mediante
el avance del peón "g". La maniobra j usta,
No alcanzaba a empatar 57.h7 a causa de según Alekhine, sería: si 36 .g5! E:b4 37 . h 5
57 . . . E:xh 7 58.©xh7 e4 59.E:xe4 f2 , etcétera. g x h 5 3 8 . g 6 E:b1 3 9 . g 7 E:g 1 40.@f6 h4
4 1 .E:xa4 h3 42.E:a2, seguido de ©f7, ©g6 y
57 . . . @c4 5S.ge1 a2 59 .h7 gas 60.©g7 f2 l!lh 7 , que gana matemáticamente. Pero
6 1 .ga1 ©b3 62.fü1 a 1 �+ 63 .gxa 1 gxa 1 Lasker se precipita y j uega:

Las blancas abandonan, ya que ni siqu iera les 36.h5 g x h 5 37.gxh5 gc1 ?
queda el recurso de dar muchos j aques, pues si
64 . h 8� seguiría 64 . . . E:g 1 + 65. @f7 (para Y en este momento Spielmann le devuelve la
evitar . . . E:h 1 +) 65 . . .f1 �+. ganando fácil­ atención al ex campeón del mundo. Mediante
mente. una suti leza táctica notable, por cierto d ificil
de percibir aun para un jugador de primera
ERROR DE LASKER CON categoría, la partida pudo haber sido tablas.
ACOMPAÑ AMIENTO DE SPI ELMANN Era necesario, en este caso, perder un tiempo
para capturar el peón "h" blanco cuando se
Nuevamente ese torneo de Moscú ofrece un halle en "h6", para simu ltáneamente apoyar
ej emplo gráfico de la dificu ltad que encierran los peones de la tercera l ínea. Por ejemplo:
los finales prácticos de torres y peones: 37 . . . E:b4! 38.h6 E:b3 39.E:xa4 E:h3 40.©d6
E:xh6 4 1 .E:b4+ @ca 42.©xc6 e5+, y la
partida habría sido tablas.
En cambio, ahora las negras están completa­
mente perdidas. Veamos:

3S.gxa4 g h 1 39.©d6 gxh 5 40.gb4+ @es


41 .©xc6 gd5 42 .ga4 ©bS 43.©b6

Y las negras abandonaron.

TAMB I ÉN CAPAB LANCA SE EQUIVOCA

Y que ten ía razón Alekhine cuando afirmaba


que casi nadie sabía j ugar a la perfección los
Y el hecho adquiere mayor importancia si se finales de torres y peones lo demuestra el
considera que a un error de Lasker sigue otro ejemplo que damos a continuación, también

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA S UPERIOR 243


del torneo de Moscú de 1 92 5 . En él Capablan­ 86.©e2 1 !tx93 87.©f2 ! !th3 88.©92 !td3
ca, que j ugaba con negras contra Spielmann, 89.©h2 ©f6 90.c!>92 ©e6 9 1 .i>h2 ©d6
tenía una posición favorable por la acción de 92. c!>92 !td2+ 93. <!>93 c2 94. i!>h4 !t92
un peón libre en "c4", pero el entonces cam­ 95.c!>951 !t9 1 96.!txc2 i>d5 97. ©f4 ©xd4
peón del mundo se impresionó por la acción 98.!td2+
de un inofensivo peón pasado de Spielmann, y
sólo consiguió empatar. Fuerza es reconocer, Y tablas de común acuerdo.
sin embargo, que Spielmann j ugó de magistral A través de los tres ejemplos que hemos visto
manera a partir de la j ugada 73ª de su rival. se observa lo dificil que es jugar bien estos
finales cuando se trata de posiciones poco
usuales, o con formaciones de peones desi­
• • • • guales .

V.- POR QU É SE DESCONOCEN LOS


• FINALES

R•• El j ugador que se m1c1a en la práctica del
ajedrez y sus primeros esfuerzos mentales son
R para aprender planteos. Trata de evitar que lo
•@• derroten rápidamente y no alcanza en realidad
a comprender la util idad de los finales, por la
• • • • importante causa de que nunca l lega a esa
etapa de la lucha, y cuando por un azar arriba
El di lema de las negras, en la posición del a la misma es tal el desequil ibrio material que
diagrama, después de la j ugada 73ª de las no interesa ningún conocim iento teórico.
blancas, es serio. Y así avanza por las categorías si resuelve
Deben mover el rey agredido por la torre y convertir el ajedrez -vehículo admirable para
hay dos planes distintos. Si va a "f5" deben entretenerse- en una pequeña fuente de vani­
desistir de contener el peón con el rey, para en dad. Y en pocas oportunidades necesita cono­
cambio apoyar con esa pieza el peón de "c4" cer finales. ¿Para qué, si sus verdaderos pro­
en su avance futuro. Si marcha a "f7", han de blemas están en evitar desenlaces vertiginosos
contener el peón con el rey, pero no tendrán en los planteos? Y en verdad que tiene bas­
apoyo para el avance del peón. Capablanca tante razón. ¿Para qué preocuparse de la vejez
escogió este ú ltimo procedimiento, que es cuando se tiene la certeza de morir en la ju­
precisamente el que no basta para ganar. En ventud? ¿Para qué averiguar cómo se ganan
cambio, habría ganado con . . . ©f5, de la si­ los finales, cuáles son las suti lezas de los
guiente manera: 73 . . . ©f5 74.h6 ©e4 mismos, si el aficionado muere o triunfa ape­
75.l3g6 l3f8 ! 76.l3xg4+ ©d3 77 .l3h4 c3 nas sale del planteo o en la propia etapa inicial
78.g4 c2 79.l3h 1 l3h8! 80.g5 l3g8 ! 8 1 . h 7 de la lucha?
füg5+, seguido de . . . fü5+ y . . . fü8 , que gana.
Capablanca prefirió "atrapar al inocente peón ¿POR QU É SON D É B I LES TODOS LOS
"h" del adversario", según el comentario de JUGADORES EN FINALES?
Alekhine, y la partida, por esta causa, fue
tablas. S iguió así: Progresa más tarde el j ugador y se encuentre
con un desequil ibrio grande de conocimientos.
73 ... ©f7? 74J�d6 J:U5 75.h6 ©98 76J�d7 Sabe bastante de aperturas, tiene un concepto
©h8 77.c!>9 1 el 78Jlc7 !tf3 79.c!>92 !td3 estratégico más o menos lógico en el medio
80. i!>f2 !tf3+ 8 1 .c!>92 !te3 82.i!>f2 !td3 j uego y en los finales de partida se equivoca
83.!tc5 i!>h7 84.!txd5 c!>xh6 85.!tc5 c!>96 fundamentalmente. No es en real idad porque

244 ROBERTO G. GRAU


los errores sean más abundantes, sino porque en l ineas cuyo acceso a la columna "h" sea
son más graves, ya que muy a menudo no fácil) 42 . . . mea 43 _gh2 mf8 (si 43 . . . gf7
tienen salvación. Y esto les pasa aún a muchos 44 _gh6) 44_ gf3+ mg7 45.fü6 (amenaza
j ugadores de primera categoría, especialmente gh6) 45 . . . ma 46.gxf8 (ahora el cambio)
en nuestro medio, donde son pocas las parti­ 46 . . . mxfB 47.gha+, seguido de gba, ganan­
das que llegan a finales más o menos razona­ do fácilmente.
bles. En cambio Capablanca jugó así :
Hemos visto claramente esto al exagerar los
ej emplos y buscarlos entre los grandes maes­ 42Jlf2+ fU7 43JU6 gxf6 44.gxf6 ci>f7
tros. 45.ci>gs ges!

NUEVO E RROR DE CAPABLANCA El recurso táctico que escapó sin duda a Ca­
pablanca al iniciar la maniobra.
En el torneo de Nueva York de 1 927, Capa­
blanca, con las blancas, empató el siguiente
final, frente al Dr. M i lan Vidmar:
En la j ugada 56ª el final fue tablas, pero ya ese
resultado es evidente en la posición del texto.

DE LA B REVE ACTUACI ÓN DE
ALEKHINE EN RUSIA SOVI ÉTICA

Veremos ahora un segundo ejemplo de


Alekhine, frente a l lj in Genevsky, uno de los
l íderes del movim iento comunista ruso, cuya
calidad de excelente ajedrecista el mismo
Alekhine, ya declarado enemigo político de él,
reconoció hace muchos aí'los. Esa partida fue
j ugada en Moscú en 1 920, cuando el campeón
mundial vivía en esta ciudad.
Después de la j ugada 4 1 ª de las negras se
arribó a esta posición, favorable a Capablanca
por la mejor distribución de sus peones, deci­
didos en dos grupos, contra tres del adversa­
rio, y además por la ventaja que significa la
iniciativa en estos finales, como vimos al
iniciar el tema. Las torres blancas tienen ven­
taj a de espacio y pueden emprender cualquier
plan. Para ganar se hace necesario cambiar
una de las torres y tratar de entrar con la otra
en la octava línea, para atacar por atrás a los
peones negros, o ubicarla en "f6" para pene­
trar con e l rey.
Capablanca realiza ese plan de manera defec­
tuosa y sólo logra empatar, con lo que perj u­ Genevsky, que llevaba las piezas blancas,
dica una labor excelente cumplida en la pri­ acaba de realizar su j ugada 3 6ª, proponiendo
mera etapa de la lucha. el cambio de torres y haciendo clara nuestra
El plan ganador era el siguiente, según afirmación de que aquel que desea j ugar co­
Alekhine : 42.g4d3 (colocando ambas torres rrectamente los finales de torres debe aprender

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 245


también m inuciosamente los finales de peo­ axb5 4 1 .b3, ganando. Si 38 . . . b6 39. a4 b5
nes. 40.aS c5 4 1 .b3, ganando. S i 38 . . . bS 39. b4 ,
En los finales de peones es necesario analizar etc.
minuciosamente, pues el concepto "tiempo" Se observa a través de estos análisis, cuyo
pasa a primer plano. Esos finales se definen autor es el propio Alekhine (damos el origen
habitualmente por "zugzwang", o sea, imposi­ de los m ismos, no para escudarnos con even­
bil idad de j ugar sin incurrir en un error, y por tuales errores, sino para no adornarnos con
dicha causa no están regidos por leyes lógicas, méritos ajenos), la dificultad para conducir
sino que gana quien tenga mayor capacidad esta etapa de la partida por la trascendencia
para anal izar las consecuencias de una intras­ que adquieren minúsculas transposiciones de
cendente movida de peón. jugadas.
Volviendo al final del texto, las negras po­
drían eludir el cambio de torres, que a primera 39.c4
vista parece lo más atinado, pero a eso segu i­
ría: si 36 . . . fü8 37 .'fl.e7 'f1b8 38.'f1e6+ �g5 Eran, asim ismo, insufic ientes las siguientes
39.'f1xd6 'f1e8, y "la situación de las negras réplicas: 39 .a4 por 39 . . . bS 40.b3 bxa4
-según A lekhi ne-, si no es totalmente desespe­ 4 1 . bxa4 d5, etcétera. Así como también
rada, sería digna de compasión " . 39 .b3 por 39 . . . bS 40.a3 c5. Y, en cambio,
Pero el cambio d e torres es a primera vista las blancas perderían j ugando 39.b4 por
muy malo, ya que luego de 36 . . . 'f1xe4 39 . . . axb4 40.cxb4 d5.
37.dxe4 �g5 38 .f3 , las negras quedarían
con el rey inmovil izado en el sostén del peón 39 ... bS 40.cxbS cxb5
de "h4" y parece que sus j ugadas de peones
debiera agotarse. Aumenta la resistencia a Y tablas.
cambiar las torres el hecho de que en un final
de peones no existe n i siquiera la posibil idad UN FINAL MAGN Í F I CO
de que las blancas se equivoquen, tan fácil es
jugar por la preponderante acción del peón Por último veremos un ejemplo de extraordi­
pasado y sostenido de "g4". naria importancia por su complej idad y lo
instructivo de su desarrollo, que j ugó Alekhi­
FINAL DE PEONES INSTRUCTI VO ne contra Spielmann, especializado en finales
de torres, en el torneo de Nueva York de
Pero Alekhine halló la maniobra sutil para 1 927.
empatar el final, de la siguiente manera:

36 .. J�xe4 37.dxe4 ©g5 38 .f3 a5!

É sta es la única j ugada que permite empatar el


final. En este tipo de finales habitualmente
debe avanzarse primero, cuando el contacto
con el enem igo es inminente, el peón que no
está apoyado en el avance, manteniendo el de
reserva que posee un buen sostén, pues éste
será necesario cuando los peones rivales con­
trolen las casil las de la quinta línea.
Si 38 . . . dS las blancas ganarían con 39.exdS
cxd5 40.b4 b6 4 1 .a4, y si 41 . . . aS 42.bS, o
si 4 1 . . . bS 42 . aS, obligando a las negras a Las blancas (Alekhine) están mejor por dos
jugar el rey. Si 38 . . cS 39.a4! b5 40 .axb5
. causas que ya conocemos. Los peones están

246 ROBERTO G. GRAU


más armón icamente distribuidos, pues se
encuentran en dos grupos; en cambio, los
peones negros están en tres grupos, y uno de LA TORRE SE CONVI ERTE EN UN PÉNDULO
el los, el de "a7", está aislado. Además, les
corresponde j ugar a las blancas, y esto es muy Un comentario muy gráfico hace Alekhine a
importante, pues sabemos lo que significa la estas jugadas negras. Dice que "como los
iniciativa en los finales de torres, y esto se movim ientos de peones son muy malos, sólo
acentúa si se observa que se puede ganar có­ resta a las negras mover Ja torre como un
modamente un tiempo mediante !!e 1 + , apo­ péndulo" .
derándose de la columna abierta.
Pero sabremos más cosas inmediatamente. 23J�g 3 ! E!f7 24. ©b4
¿Dónde debe actuar la torre blanca en esta
posición y en todas las posiciones simi lares?. Las blancas no están seguras del cam ino de la
Pues en donde pueda hacerlo horizontal y victoria. Lo exacto era !!h3, como se produce
verticalmente a la vez, incidiendo sobre mayor más tarde.
número de casil las. Hay dos ubicaciones que
le brindan catorce casil las de dominio. Son los
escaques "e l " y "e3 " . ¿Cuál es la mej or de
ambas? Pues claro resulta ver que "e3 ", ya que Si 25.©a5 !!e2 26.!!xg7+ ©es , y tablas.
desde al l í su dominio de Ja horizontal adquiere
poder agresivo, puesto que no hay peones
propios que entorpezcan su marcha, como
desde la primera línea. Nótese la gran diferen­ En este momento el afic ionado debe detenerse
cia que hay entre j ugar !!h3 o !!h 1 , o !!a3 o y anal izar con cu idado. El cam ino de Ja victo­
!!a 1 . ria pura era segu ir ahora con 2S.!!e3, para
Conocemos el plan blanco: ahora hay que continuar si 2S . . . fü7 con 29 . .!! a 3, ganando un
tratar de ver cómo compensa esto el negro. peón, y si 2S . . . füe3 29.©xe3 ©e6 30. @f4
Pues por la posibil idad de vulnerar el peón g6 3 1 .g4 , que permitiría bloquear totalmente
"d4", que es débil y puede ser atacado desde el ala rey y ganar luego con el rey blanco en el
"e4 " . Ahora que -dirán algunos aficionados­ flanco dama. Así: 3 1 . . . g5+ 32 . @e3 @d7
esto se puede evitar con f3, pero esto resulta 33.©d3 ©es 34 .@e3 @b7 35. @b4 @a6
desagradable, pues el peón, al ubicarse en 36 . ©a4 ©b7 37. ©a5 a6 3S . a4 ©a7
"f3 ", restará a la torre blanca, que se ubicará 39. b 3 ! ©b7 40. b4 ©a7 4 1 .b5 axb5
en "e3 " , casillas muy valiosas para debil itar 42 .axb5 ©b7! 4 3 . b6 ! ! , jugada c lave de toda
los peones rivales, como son "h3 " y "g3 ", y no la man iobra, que escapó al anál isis de Alekhi­
conviene achicar el poder ofensivo de la torre ne, según él m ismo lo dec lara. Por eso no j ugó
blanca. lo justo en esta posición. El final, luego de b6,
El final, después de la jugada 1 9ª de las ne­ podría seguir así : 43 . . . exb6+ 44.exb6 ©bS
gras, siguió as í: 45. ©a6 e5 46. dxe5 d4 47.b7 d3 4S. ©b6
d2 49.e6 d 1 '& 50.e7 mate.

2a.E!a3 E!e4 29.E!a4 @ca 30 .f3 E!h4 3 1 .h3


Tampoco bastaba 20 . . . ©f7, por la siguiente ©b7 32.©e3 f5 ! 33.E!b4+ @ca 34.a4 g5?
man iobra: 2 1 . @e3! !!bS 22 .!!e3, seguido de
a 3 ! , ©e2 , f3! y !!b3, tras lo que, si las torres Y ahora son las negras las que se equivocan.
se cambian, se gana el final de reyes y peones, Lo justo era 34 .. .f4+ 35. ©f2 !!h5 36.!!b3
y si la torre negra j uega a "e8", entonces ©d2 , fü5 37.!!d3 !!f7 3S .!!d2 !!e7 39.!!e2 füe2+
para impedir que l a torre penetre, y luego 40. ©xe2 a5, que hace tablas matemática­
!!b7 , ganando. mente.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 247


35.a5 g4 36. hxg4 fxg4 37 .a61 gxf3 ciones para ocupar zona tan dominante de la
38.gxf3 l:! h 1 39.l:!b7 l:!e1 + 40.©f41 l:!d 1 lucha con una torre. Cuando un j ugador se
41 .©e5 l:!e 1 + 42. ©f5 l:!d 1 43.l:!xa7 1 l:!xd4 apodera de una columna abierta con una torre,
44.l:!aS+ @d7 45.f4 l:!a4 46.a71 h5 47 .b3! aspira a dominar cuando le convenga la sép­
tima l ínea, para decidir así el combate.
EL REY COMO PIEZA DE COMBAT E Es claro que una torre en séptima no tiene
importancia por el mero hecho de estar en esa
El final es muy instructivo. La torre negra está situación. Las casil las del tablero de aj edrez
en la mej or posición posible, pues ataca al valen todas, en real idad, olvidándose de la
peón "a", inmovil iza a la torre e impide ©es existencia de las piezas que las ocupan, exac­
por la amenaza . . _ge4 + , que obl iga a retomar tamente igual, pero desde que se ubican las
con el rey a " f5 " . Ahora la torre debe salir de piezas en el tablero ese valor cambia, pues hay
esa posición ideal, el peón "f' blanco se valo­ zonas más propicias para atacar y defenderse
riza y el rey blanco decidirá la lucha. con rapidez, como son los cuadros centrales.

47 ... l:!a1 48.@e5 l:!e1 + 49.©d4 l:!d 1 + EL SECRETO DE LA S É PTIMA L Í N EA


50.©c3 l:!a1 5 1 .f5 ! ©e7
La importancia de la séptima línea radica, en
Ú nica.
verdad, en dos detal les fundamentales. Habi­
tualmente hay buen número de peones rivales
52.©d4 h4 53.@e5 l:!e1 + 54.@f4 l:!a 1 en ese sector, que al entrar la torre quedan
55.©g5 l:!g 1 + atacados, lo que condena generalmente a la
torre rival a una precaria ubicación para apo­
Malo sería 55 . . . h 3 por 56.gha gxa7 yarlos y al hecho más importante técn ica­
57.füh3 ga 1 58.f6+ @f7 59.gh?+, seguido mente en los finales de que en el noventa por
de gxc7 , etcétera. ciento de las posiciones el rey está en la octa­
va (primera) l ínea y automáticamente queda
56.@xh4 l:!a1 57.@g5 l:!g 1 + 58.©f4 l:!a1 bloqueado en ese sector por la acción de la
59 .@e5 l:!e 1 + 60.@d4 l:!a1 6 1 .©c3 l:!a3 torre en séptima.
62.©b2 l:!a6 63.b4! ©f7 64.©b3 ga1 Y es más importante esto porque los peones
65.f6 ! l:!a6 66.b5 cxb5 67.©b4 tienen el recurso (recurso habitualmente pre­
cario, porque la torre los ataca por retaguar­
Ganando, pues si 67 . . . c6 68.gha, etcétera. dia) de avanzar, y el rey no goza del derecho
Es éste uno de los finales más hermosos y de soportar estoicamente un ataque o pasar
dificiles que conocemos. Los dos errores se­ por una casilla atacada. Al quedar anulado el
ñalados no atenúan su mérito, especialmente rey en la octava l ínea, se crea automática­
por la notable labor de A lekhine en la etapa mente un desequi l ibrio grave, ya que un ban­
final de la lucha. Esa doble incursión del rey do posee un rey activo y el otro un rey inutili­
para capturar el peón "h", regresar para atacar zado, lo que es fuente de infinidad de derrotas,
la torre y luego la ruptura en el ala dama es dada la enonne fuerza del rey como pieza de
realmente extraordinaria y de un gran valor combate en los finales de partida.
técnico. Como es natural, esto se acentúa en los fina­
les, porque quedan pocas piezas en el tablero.
VI.- LA M ETA DE LA TORRE De lo que se deduce que en los finales de torre
quien logra apoderarse de una línea o columna
En otra oportun idad hablamos de la importan­ abierta desde la cual se fiscal ice la acción del
cia de la ubicación de una torre en séptima. rey enem igo y se le aparte de la lucha, aun
Vimos partidas en las que, en realidad, toda la cuando sea por algún rato, tendrá todas las
estrategia consiste en realizar largas combina- posibil idades de vencer.

248 ROBERTO G. GRAU


UNA LECCI ÓN T Í PICA DE 3 1 .g4
CAPABLANCA
Las blancas comienzan a valorizar la ventaja
Esto lo veremos a través de un final muy ins­ material en el ala del rey.
tructivo, en el que se impone el dominio de la
séptima l ínea, y luego en otro que se ganó por 31 . . . � c4 32.gS �e3+ 33.©f3 �f5
el dominio de una columna que separa al rey,
dominio que se transformó en posesión de la É sta es una posición muy difícil, que ambos
séptima l ínea en el momento oportuno. Y rivales analizaron cuidadosamente, pues j usto
veremos en ambos casos cómo la distinta en ese momento se suspendió la partida. Se
fuerza agresiva de los reyes decide la lucha. creyó que hacía tablas la siguiente variante :
En el torneo de Nueva York de 1 924 se pro­ 33 . . . �d 1 34 .l:'fü6 ©g7 35.f5 �xc3. Tanto si
duj o la siguiente posición después de la juga­ 36.f6+, a lo que sigue 36 . . . E:xf6 , como
da 3 0ª de las negras, en una partida por mu­ 36.fxg6, a lo que continúa 36 . . . �e4, dan
chos conceptos magnífica, que Capablanca le lugar a posiciones que el blanco no puede
ganó a Tartakower: ganar, pero el final se decide de la siguiente
manera: 36 . ©f4 ! ! � e4 37 . .ixe4 dxe4
38.f6+! füf6+ 39. gxf6+ ©xh6 40. iixe4 !
iih? 4 1 . ©d5! ! ©g8 42. ©c6 g5 43. iixc?
g4 44.d5 g3 45.d6 g2 46.d? g 1 W
47.dSW+, y gana.
Este final de reyes y peones, en el que se im­
pone la mayor agi lidad del rey blanco, obligó
a Tartakower a buscar un final puro de torres
para que, al desaparecer la amenaza de ixg6 ,
s u torre d e "c6" recobre la autonomía e n la
columna "c". El final parece ahora muy difícil
de ganar, pero ... la torre en séptima es dema­
siado fuerte.

La posición es muy instructiva. Las blancas 34.ixfS gxf5 35.iig3 1 !


dominan la séptima l ínea, y desde ella, no sólo
apartan al rey enemigo de la lucha al tenerlo E L REY, PIEZA OFENSIVA
localizado en la primera (octava) línea, sino
que atacan al peón base de "c7". Asimismo, el Obsérvese la diferencia. Mientras el rey negro
alfil de "d3" vulnera al peón de "g6", y esto sigue arrinconado en la banda del tablero,
obliga a la torre negra a perpetuarse en "c6", Capablanca no vacila en sacrificar su peón "c"
desde donde ataca el peón de "c3 ", por ahora con j aque antes que ver reducido su rey a la
intocable por la gravedad de la répl ica .ixg6. m isma s ituación o muy parecida. Ahora per­
Aparte de esto, la posición blanca ofrece l a derá el peón, pero el rey blanco "pasará el
posibil idad d e q u e el rey coopere e n la acción Rubicón" y se ubicará delante de la torre rival,
y vaya en busca de su colega negro, para abu­ que se apodera de la sexta (tercera) l ínea, lo
sar de la inercia a que está condenado. El que, a los fines tácticos, quita valor al dominio
hecho de que los peones blancos estén dividi­ de la l ínea avanzada sobre el j uego enemigo.
dos en tres sectores y los negros en dos no Además, explota la posición del rey negro y
alcanza, en este caso, a nive lar el j uego, pero quiere colaborar con el monarca para amena­
ofrece una dificultad mayor para las blancas zar mate con E:h8 al tomarle las casillas "e7"
por la serie de bases débiles que poseen. Pero y "g7" con el rey en "f6 " . Posición típica­
Capablanca sortea esto de precisa manera: mente ganadora cuando, como en el caso

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 249


actual, hay un peón rival delante de la casilla "zugzwang", situación a que suele arribarse en
donde debe ubicarse el rey (el peón negro de estos finales. Se trata del final de la partida
"f5", que protegerá al rey blanco de todos los que j ugué con el brasi leño Souza Mendes, la
jaques posibles por retaguardia en la columna que decidió el primer puesto en el torneo
"f''). sudamericano j ugado en Mar del Plata en
1 928. Se l legó, después de la j ugada 27ª de las
35 . . . gxc3+ 36. di>h4 gf3 negras, a la siguiente posición :

No serviría tampoco 36 . . J;c 1 , por 37.di>hS.


Ni 36 . . . a6 por 37.gd7. Ni 36 . . . c5, por
37.g6, seguido de di>g5 y di>f6 .

37.g61

Obsérvese la sangre frfa con que Capablanca


entrega todos sus peones para poder penetrar
con el rey sobre el desventurado monarca
negro, atacado de parálisis en la primera (oc­
tava) línea.

Las blancas están mucho mej or. Tienen sólo


Si 38 .. J:'!xd4 39.@f6 . Y ahora el blanco co­ ventaj a en espacio, pero ésta es muy neta, ya
secha los frutos de los peones sembrados. que las piezas negras se hallan encerradas.
Todo indica que lo plausible es tratar de se­
guir la presión med iante la explotación de la
columna "h", pero las negras, luego de . . . gga
Al comentar esta partida, el propio Tarta­ y . . . gg7, lograrían una posición pasiva, pero
kower decía gráficamente en esta posición: casi inexpugnable, por la ausencia de un peón
" ... y los veía caer rama por rama" . que pueda abrir una brecha en el ala rey.
Ante esta dificultad las blancas optan por
41 . . . ges 42.di>xf5 g94 43.di>f&I gf4+ llegar a un final con un peón de ventaj a, pero
44.di>e5 gg4 45.g7+ di>gS 46.gxa7 gg 1 escasamente ofensivo, por estar otro doblado
47 .di>xd5 gc1 48.di>d& gc2 49.d5 gc1 y aislado en la columna "g". ¿En qué fundan
so.gc7 ga1 5 1 .di>c& gxa4 52.d6 entonces sus pretensiones de triunfo? En la
fuerza que les dará la columna abierta y el rey
Y las negras abandonaron. negro encerrado en el reducido grupo de casi­
El final es una verdadera cátedra de energía llas: "g7", "h7", "g8" y "h8".
para explotar la ventaj a de la torre en séptima,
que se transforma en superioridad del rey ágil 28 .YlYxe6 YlYxe6 29.gxe6 fxe6 30.gxfS+
en los finales de partidas. di>g7 3 1 .gf2

UN ENGRANAJE PERFECTO Con esta jugada las blancas apoyan su peón


"b", que puede ser atacado por la torre rival.
Veremos ahora un final de otro tipo, de origen El negro debe tratar de impedir el avance de
local, que algunos textos europeos han repro­ los peones del ala dama de las blancas, pues
ducido como modelo de posición típica de precisamente el peón de ventaj a está en ese
dominio de columna abierta en finales de sector. Malo sería 31 . . . gf7, por 32 .fü6, ata­
torre. Es además, un buen modelo de cando al peón y, luego de inmovil izar la torre

250 ROBERTO G. GRAU


negra en "e7", i>f2 , ganando por medio de l idad de entrar con la torre en séptima y man­
una maniobra de i>e2 , 'i!.id3, c4, o b3, pre­ tener al rey enem igo en la primera (octava)
viamente, apoyando este avance. línea.

31 .. J'!c6 32.i>f1 ga6 33.a3 gb6 37 . . . hxgS 38.g4!

El Dr. Souza Mendes j ugó de la mejor mane­ Y el bloqueo de peones se produjo. Ahora
ra. Trata de inmovi lizar los peones blancos del com ienza el problema técn ico de las negras.
ala dama y primero necesita provocar a3 , para
quitarle un punto de apoyo al avance del peón
"b", muro sobre el que debe sostenerse la
man iobra de toda la configuración de peones É ste es el momento crítico de la lucha. Las
de esa zona, ya que b3 apoya a c4. blancas, para ganar, necesitan que el rey pue­
da entrar en la brega. Si, por ejemplo, j ugaran
34.i>e 1 las negras en esta posición, no se ganaría n i
aun con la torre en séptima, porque el rey no
El rey acude en apoyo del peón "b" para darle coopera. Es necesario explotar la situación de
a la torre de "t2 " mayor poder agresivo y para la torre que se encuentra atada en "b6", en el
decidir la partida. sostén del peón de "e6", y crearle, si es posi­
ble, otro problema. Y este razonamiento per­
34 . . . as mitió a las blancas hal lar la j ugada aparente­
mente absurda de:
¡ M uy bien ! Para j ugar . . . a4 y quitarle, apa­
rentemente, toda acción al peón "b", "pivot" 40.b3 ! !
de toda la maniobra de peones del ala dama,
por ser "b3 " el punto de apoyo del avance del Que entrega u n peón, pero perm itirá la entrada
peón "c". del rey en el ala dama por la inmovil idad
absoluta a que estará sometida la torre negra
35.i>d 1 a4 36.@c2 h6 en "b6", única posición desde la cual puede
apoyar su peón de "e6", eje de la defensa, y el
El Dr. Souza Mendes cede aparentemente por de "b3 " , que trabaj a el rey blanco en su inevi­
obligación la séptima l ínea, pero lo que en table avance.
realidad busca es darle a su monarca un pro­
grama de acción. Así, después de 37. gxh6+ 40 . . . axb3+ 4 1 .i>b2
i>xh6 38.fü7, seguiría 38 . . . i>hS y el rey
negro tendría un buen programa sobre el peón En este momento la partida se suspendió y el
"g2" blanco y además la torre en séptima haría campeón brasileño abandonó, porque los
poco de bueno, porque no atacaría puntos sin análisis mostraron que no había defensa posi­
sostén. ble. Se trata de un "zugzwang" perfecto. Las
negras pierden porque deben j ugar y permitir
LA PARÁLISIS DEL "ZUGZWANG" la entrada de la torre en séptima, que decidirá
la lucha mediante una simple suti leza táctica.
37.fü1 ! Por ejemplo: 4 1 . i>b2 'i!.ih7 42.fü7+ @98
43.!1.c7 i>f8 44 .!1.d?!, y ahora nuevamente
Una suti leza táctica. Se entrega un peón, pero hay que j ugar, debiendo alej arse con el rey de
se infi ltra el virus de la parálisis a todo el la columna "g", lo que permitirá !1.g?, o irse a
j uego negro. En real idad, las blancas gestan "g8", lo que dejará j ugar !1.d6 , cambiando las
una posición de "zugzwang" muy instructiva, torres y ganando con el rey; así: 44 . . . @g8
cuya fuerza radica precisamente en la posibi- 45.!1.d6 füd6 46.exd6 i>f7 4 7 . 'i!.ixb3 i>e8

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEGIA SU PERIOR 25 1


48. ©b4 ©d7 49. ©es, seguido de a4, a5 y
©b6 , que gana fácilmente. Es éste otro final
valioso que muestra la enorme desproporción
de eficiencia entre una torre agresiva y otra
defensiva, y la fuerza vencedora del dominio
de una columna o l ínea desde la cual se res­
trinj a la acción del rey enemigo.

VII.- NO SE DEBE G ENERALIZAR,


PERO . . .

Difícil e s generalizar en los finales d e torres y


peones. Cada posición es un problema distinto
que debe encararse particularmente, pues
suti les detal les, a menudo imperceptibles para Bogolj ubow debió resignarse a j ugar 4 2 . ©e3,
el aficionado y aun para el maestro, truecan para que el peón de "t2" esté apoyado y no
todas las reglas más o menos fundadas que puede quedar a merced de la agresión de la
puedan establecerse. torre negra. Es claro que él confió en que nada
Pero hay algunos principios, entre los que pasaría, pues directamente la torre no puede ir
hemos dado, casi indiscutibles, y uno nuevo y a "d2", pero Maroczy dispone de una manio­
hasta un poco desconcertante es el afirmar que bra que le ha de permitir atacar los peones del
en algunas posiciones es conveniente tener un ala rey blanca y con esto valorizar el peón de
peón aislado. En los casos de peones aislados "e6", que, si bien está aislado, se encuentra
y l ibres, la verdad es más fácil de captar, pero cómodamente defendido por el rey, y, de débi l
en el caso que mostraremos, producto de una q u e sería con el rey blanco delante, s e con­
partida entre Bogoljubow, con blancas, y vierte en fuerte, porque el rey rival se encuen­
Maroczy, es menos c laro porque ambas torres tra alej ado de la columna "e". Y de esto se
actúan bien. desprende una regla elemental, pero que a
Este ejemplo nos mostrará otra causa que menudo se olvida, y es la siguiente: el rey
suele gravitar poderosamente en este tipo de debe ubicarse en la columna donde se en­
finales. Y es la que se refiere a la necesidad de cuentre el peón aislado del adversario para
que el rey se mantenga en apoyo del ala de evitar su avance y sacar provecho de la debili­
peones más numerosa, cuando la torre no dad que significa el carecer de apoyo.
defiende la base de los m ismos.
LA HABILIDAD DE LOS J UGADORES V I EJOS
LECCI ÓN DE MAROCZY
Maroczy, viej o y sagaz maestro, que como
todos los j ugadores de larga experiencia j uega
Pero mejor será que rápidamente penetremos
magistralmente los finales, saca provecho de
en el ejemplo, que nos faci litará la expl icación
esos detal les del siguiente modo:
técnica del por qué de su raro desenlace.
A la posición que nos muestra el diagrama se
arribó después de la j ugada 42ª de las blancas 42 . . Jid 1 43Jlb5
en la partida que estos maestros d isputaron en
el torneo de Carlsbad de 1 929. La última j u­ Si 43.�aS seguiría 43 . . . fü1 , que ahora no es
gada de las blancas fue el movimiento del rey posible por la répl ica 44.�b2, que permitiría
de "d2" a "c3 ", pues el monarca se encontraba luego el viaj e del rey blanco sobre el peón "a"
j aqueado por la torre negra. negro. Pero Maroczy hará el "bluff" de un
Y ese movimiento del rey fue un error funda­ ataque al peón "a" rival, que en realidad tiene
mental de la lucha. por obj eto quitarle a la torre blanca su exce-

252 ROBERTO G. GRAU


lente ubicac ión. Obsérvese que la torre blanca h4 56.!'!g8 ©h2 57.!'!g4 h 3 58.!'!g8 ©h 1
está en la casilla que le da el máximo de mo­ 59.!'!g6 h2 60.!'!g8 (y ahora viene la manio­
vilidad: siete casillas horizontales y siete ver­ bra ganadora con la torre para permitir que el
ticales. rey negro salga de su situación encerrada)
60 . . . fü7 6 1 . ©d3 fü1 62. ©e2 !'!g 1 63 .!'!h8
©g2 64 .!'!g8+ ©h3 65.!'!h8+ ©g3, y a
66.!'!98+ ©f4 , ganando. É ste es el único
Y ahora los peones del ala rey sucumbirán por procedimiento para ganar este final, y sólo es
culpa del abandono en que los sumió el rey al posible cuando el rey se hal la alej ado, como
alej arse de e llos. Pero veremos una lucha en el ejemplo.
interesante entre e l peón "a" libre de las blan­
cas y la superioridad material en el ala rey 54 ... gd71 ss.ggs h4 ss.gg 1 gd41 57.©c3
negra. gg4 ss.ga1 ©g2 59.©d3 h3

45J'!xa7 gxf2 46.gh7 h5 47 .as gxg2 Las negras ganan con mayor facil idad a causa
48.a6 ga2 49.a7 ©gs so.ge7 ©h4 de la maniobra inferior escogida por el blanco
para defenderse.
El final está definido. Las negras quedarán
con dos peones libres y unidos en el ala rey. N U EVA DERROTA DE BOGOLJUBOW

5 1 .©b3 En el mismo torneo fue vencido Bogolj ubow


por Johner, en un final también de torres y
Si 5 1 .!'!xe6 g5. peones, resultado que vendría a probar que el
notable maestro ucran io (alemán por adop­
51 . . . ga1 s2.gxe6 gxa7 ción), disminuye en su eficiencia cuando de
j ugar finales de torres y peones se trata.
Ahora no se podía 52 . . . g5 por 53.!'!e4+,
seguido de !'!a4, ganando.

53.gxg6 ©xh3 54.©c2

É ste es un final instructivo, que merece ser


conocido, pues ahorra mucho trabajo mental a
quien lo domina. En los finales de rey, torre y
peón "a" o "h" de ventaj a, contra rey y torre
solos, gana habitualmente el peón del extremo
cuando el rey está delante del mismo, si el rey
adversario está separado del peón por cuatro
columnas. Es decir, que para ganar con el
peón "h", el rey adversario debe estar desde la
columna "c" para atrás, y para ganar con el La posición, que se produj o después de la
peón "a'', el rey adversario debe hallarse en la j ugada 2 9 de las negras, es instructiva y ca­
columna "f", "g" o "h". En estos casos se gana racterística. Ambos tienen peones doblados,
matemáticamente. En los demás casos es casi pero las negras disponen de la ventaj a de su
siempre tablas. E l ejemplo más claro lo habría dominio en la columna "e'', que no puede ser
dado Bogolj ubow si hubiera jugado 54. ©c3 fáci lmente contrarrestado ya que si ©f2 , para
en lugar de ©c2 ; en ese caso la partida se darle un punto de apoyo a la torre, seguiría
remataría así : 54 . . . !'!d7 ! (necesario para evitar . . . !'!e4, y si en cambio !'!c2 , para tener ese
que el rey se salga de su mal sector) 55.!'!g5 punto de apoyo sin abandonar la fiscalización

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 253


con el rey del cuadro "e4", entonces . . . !l:e8 , 62 ... ©c3 63.gaJ+ ©b4 64.gaa d3
seguido, si !l:e2 , de . . . !l:c 1 , amenazando cap­ 6s.gba+ ci>c3 66.gca+ ©b2 67 _gda ©c2
turar el peón "c" con j aque. 68.gca+ ©d 1 69.©f3 d2 10.gha gc1
En esta posición jugaban las blancas y busca­ 7 1 .©e3 ©c1
ron una maniobra para abrir una columna en
el ala dama, om itiendo una j ugada necesaria Y las blancas abandonaron. Este final también
para reducir al rey enem igo y asegurarse cier­ es una demostración típica de la manera cómo
tas perspectivas de empate. La j ugada justa debe jugarse en estos casos.
era 30.fS+, para obligar a 30 . . . ©g?, pues si
30 ... ©gS seguiría 3 1 . h4+ y mate. En cam­ RECUERDOS DEL TORNEO DE
bio, Bogoljubow, con las blancas, j ugó: MONTECARLO DE 1 903

30.a4 fS ! 3 1 .cS bxcS Y finalmente veremos un ejemplo breve, pero


instructivo, del doctor Tarrasch, considerado
Creemos que también pudo capturarse con el en su época y fuera de ella como uno de los
peón "d", pero las negras tratan de evitar una técnicos más acabados en este tipo de finales.
maniobra de ruptura mediante !l:d 1 y d6. Tarrasch fue el primero que probó la enorme
ventaja de la torre que apoya al peón que
32.g b 1 fxg4+ 33.©xg4 ge3 34.gb7 h S+ avanza desde detrás y la desventaj a de tenerla
3S.©h4 delante del propio peón. Ahora lo veremos
imponiendo magistralmente un peón de ven­
La lucha ha entrado en su periodo crítico. No taj a en un final muy dificil por la acción libre
caben ya di laciones, pero es claro que quien de la torre rival.
está mej or es el negro por la situación dislo­ La posición era la siguiente después del mo­
cada de todos los peones blancos y la mala vim iento 33ª de la partida que jugó con Mar­
ubicación del rey en ese bando. shall en el torneo de Montecarlo de 1 903 :

3S . . . gxc3 36.gxc7 gf3 37 .as gxf4+


38.©g3 gg4+ 39.©f3 @f6 40.gxa7 g34
41 .gd7 @es 42.gxf7 gxaS 43.gh7 ©xdS
44.gxhS+ ©d4 4S.gh4+ ©c3 46.ghs g34
47.h4 gd4 48.ci>g3 c4 49.gfs ge4 SO.hS
©d4 S 1 . h 6 c3 s2.gfa ge7 S3.ci>g4 gc7 !

El final está matemáticamente ganado, pero es


necesario proceder aún con cautela.

S4.fü4+ ci>d3 ss.gf3+ ci>e2 S6.h7 gxh7


S7.gxc3 d S S8.ci>f4 d4 S9.gc2+ ci>d3
60.ga2 ge1 6 1 .gaa ci>d2 62.ga2+
Las negras tienen un peón de ventaj a, pero
Las únicas posibilidades de empate en estos doblado y además el "h" está aislado, y esto -es
finales surgen, como estudiamos al iniciar este un problema serio. Ambas torres juegan efi­
capítulo, de la ubicación de la torre a tres cientemente:
columnas l ibres de la columna en que el peón
avanza y de la existencia del rey blanco en el 34.gh4 h S 3S.f3
otro flanco. Aquí las cosas están al revés, y,
como es natural, salen la revés de las esperan­ Para darle paso al rey por vía "f2" sobre el
zas blancas. peón aislado de "h5 ".

254 ROBERTO G. GRAU


35 . . . mfS tica. No nos referimos a posiciones muy co­
nocidas, en las que se hace claro esto, como
El rey negro abandona el centro para apoyar el en la famosa de Kling, que es así:
peón y darle l ibertad de acción a la torre de
"c5" que lo sostiene.
• • • •
36J�d4 g c 1 + 37.mf2 ga1 1
-
Ahora la torre negra es la más poderosa. ··� ,

38. m93 m91 39. mh4 m9s 40.g4 h xg4
41 J�xg4+ mh6 42.gc4 •
• • • •
Las blancas han logrado un peón libre en la
columna "h", pero éste no tiene ninguna fuer­

za, porque el rey negro está delante de él. • • • •
42 . . . e5 43. mg3 f5 44. mf2 mg6 45. c;f;>g3 Esta posición es tablas y es fácil apreciar la
gal 46.mf2 f4 47. h 4 mh5 48,gc7 ga2+ causa. La torre blanca no puede dar j aque en
49. me1 mxh4 50.gxf7 @g3 5 1 ,gf5 mxf3 la horizontal sin permitir que el negro sea
52.gxe5 gxa4 53.gf5 ga 1 + 54.md2 ga4 quien primero ataque al rey blanco. Este rey
55. md3 a6 no puede guarecerse entre sus propios peones
por estar éstos en la banda. Si, por ejemplo,
Y las blancas abandonaron. 1 .�b8 �a4+ 2 . me3 (o 2 . me5) 2 . . . �a7
(amenaza . mxg5) 3.�g8+ mh7, y tablas,
. .

V I I I . - OTROS TIPOS DE FINALES CON pues si la torre se va, el rey vuelve a "g6 " .
TORRES Y PEONES
Antiguamente s e decía q u e sólo habla cuatro o
Entraremos en otra etapa de los finales de cinco posiciones de tablas con dos peones de
torres para tratar de mostrar hasta qué punto ventaj a, pero Cheron encontró como 50 y aún
ofrece dificultad su técnica. omitió este tratadista francés algunas. Por
Mucho más de lo que hemos hablado sobre ej emplo, son de él las siguientes posic iones de
estos finales podría escribirse. Hay libros tablas:
íntegros dedicados a desentrañar sus sutilezas
y hay infinidad de eruditos que se han empe­
ñado en agotar el tema. Pero para nosotros,
que más que detal les tácticos nos preocupan
principios estratégicos fundamentales y tratar
de atrapar la idea de todas las posiciones, nos
basta con lo que hemos visto a través de fina­
les puramente teóricos y otros prácticos de no
menor fundamento teórico.

DE C Ó MO DOS PEONES DE VENTAJA


DE NADA SI RVEN

Ahora veremos cómo hay posiciones en las


que es imposible vencer con dos peones de Este final es tablas típicamente, pues la posi­
ventaj a, según la teoría, y también en la prác- ción puede producirse en otros sectores del

TRATADO GENERAL DE AJ EDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 255


tablero con idéntico resultado. El secreto está Este final, cuyo autor es Sal vio ( 1 723 ), se
en mantener la torre en la columna "e" para hace tablas mediante 1 . . .l:!h2+ 2 . ©96 l:!a2
impedir que el rey blanco apoye a los peones. 3.fü1 (si 3.l:!xa2 sería ahogado) 3 . . . fü2, y
Sobre esta base pueden hallarse infinidad de tablas, porque la torre impide el mate, entre­
finales tablas. Más curioso es el s iguiente: gándose, especulando con el ahogado. Otro es
el de Horwitz, que con variantes más o menos
complej as se presenta en multitud de posicio­
nes. Es así:

Este final es tablas, cualquiera que j uegue. El


peón no puede adelantarse, por . . . l:!c8. El
secreto para empatar está en mantener la torre
negra en la octava l ínea y dar j aques apenas el El final es tablas, j ugando las negras, me­
rey blanco quiera apoyar a los peones. Los diante 1 . . .l:!a6 (pues si 2 . l:!xa6 sería ahoga­
j aques deben darse en horizontal. La razón del do.) Si 2 .©96 l:!b6 3.'ítt h 5 (si 3. @f7 l:!b7+
empate radica en que el rey no puede cobij ar­ 4.'ítt e 6 l:!b6+! , y tablas) 3 . . . l:!b5 (para impe­
se entre los peones y esto muestra una vez dir g6) 4.l:!h6 (si 4.l:!f7, entonces 4 . . . l:!x95+,
más la gran debilidad de los peones en escale­ entregando la torre y produciéndose otro em­
ra ("b5" y "c6"), mucho menos fuertes que en pate típico que origina el peón "h" en séptima)
horizontal, pues a la par que impiden que una 4 . . . l:!a5 5.©94 (si 5.@96 l:!a6 + , y luego
pieza rival se meta entre e llos (en este caso el . . . l:!xh6, con tablas, por ahogado) 5 . . . l:!a4+
rey), brindan mayor protección al monarca, 6. ©f3 l:!a3+ 7. ©e4 l:!a4+ 8. 'ítt d 3 !!94
que puede guarecerse entre e llos. 9.l:!h5 (malo sería también 9.g6 por 9 . . . !!9 1 ,
En otras posiciones más accidentales se espe­ manteniendo la torre en la columna "g" para
cula con el ahogado, como en las siguientes: dar j aque apenas el rey blanco quiera apoyar
el peón de "g6") 9 . . . l:!a4!, y la partida sería
tablas, pues la torre impide la marcha del rey
•• • desde la quinta columna, y si 1 0.96 !!94,
• • • haciendo tablas como en el caso anterior.
�- = UN FINAL HISTÓ RICO
• • • •
� Pero esto es pura teoría y no son solamente
estos los finales tablas con dos peones de
• • • ventaja. También es tablas el final, aun estan­
� do los peones separados, en que luchan los
� � �
;,

peón "a" y "c", o los "h" y "f", contra un rey
ubicado delante de los peones agresores. No
hace mucho, Capablanca debió resignarse a

256 ROBERTO G. GRAU


hacer tablas con Spielmann en una posición s.©a2 ©a4 9,ge1 gas 1 0 .gb1 e4 1 1 .gbs
similar a la de la partida Marshall-Rubinstein ges 1 2.gas+ ©b4 1 l.gxal el
del torneo de San Sebastián de 1 9 1 1 , que es la
que mostramos en el diagrama. Si 1 3 . . . �hS 1 4 .�g3, y si 1 4 . . . c3 1 5.�g8,
etc.

. . 1 4.gbl+ ©e4 1 5.gbs

Tablas, de común acuerdo. E l rey blanco se


• • •
• coloca en todos los casos delante del peón.
m
- w
- . •
� • . Final típico que ha sido mej orado en varias
• oportunidades por maestros maduros. Es ta­
blas siempre, mas quien lo conduce debe
• • • • ajustarse a ciertas normas, para no perder.
• • • GOTEBORG CONTRA ESTOCOLMO
• • • •
Otro final instructivo es el de la partida que
A l comentar esta posición, decía el Dr. Ta­ disputaron por correspondencia Goteborg y
rrasch que "el final es razonablemente tablas Estocolmo. Es tablas, porque la torre que
por la buena situación del rey blanco delante apoya los peones lo hace horizontalmente y en
de los peones" . El secreto del empate radica esta forma carece de poder agresivo. Veamos
en que las blancas ubiquen su rey, cuando la posición:
deba salir de la columna "b", en la "c", para
dej arle al rey adversario el flanco donde las
man iobras son menos cómodas por la falta de
espacio para moverse, si desea ubicarse entre
los propios peones.
El final siguió así:

No sería bueno 4. © c3 por 4 ... �b1 !

Con esta j ugada las negras tratan de obligar al


rey blanco a que vaya hacia la columna "a", El secreto de este final, como el de casi todos
para darle a su peón "c" y a su propio rey más los finales de torres, es apoderarse de la cuarta
elasticidad. Si 6 . . . c4 seguiría 7 .�b1 + 'tt> c 5 l ínea cuando el adversario está detrás de la
8.�a 1 , y no hay forma de sostener los peones misma. A primera vista parece imposible que
y avanzar con el rey. el negro no pierda, pero se hace tablas j ugan­
do como sigue:
7.©b2 al+

Si 7 . . . c4 8.�h8 a3+ 9. © c2 (no 9. © a2 , a


causa de que después de 9 . . . �g5 amenazan-
, Paralizando al peón y al rey enemigos.
do . . . �g 1 + y . . . c3, el rey negro podría pene-
trar) y tampoco se podría forzar el final . 2J�fl+ ©g6 l .©f2 gxh4

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 257


La única oportunidad de ganar es entregar el pide que el rey negro avance y se coloque
peón "h" para ver si se l lega con el rey rápi­ detrás de su propio peón.
damente en apoyo del avance del otro.
66 . . . ga2+ 67.@g 1 a3
4.@e2 g34 5.@d2 gas 6 .©c2 gf6! 7.gd3
@f7 Si 67 . . . h 3 seguiría 68.@h 1 , y no se ve cómo
podrían hacer las negras para ganar sin entre­
Y tablas teóricamente. gar uno de los peones y arribar a una posición
típica de tablas.
BUEN EJEMPLO LOCAL DE 1 9 1 7
68.gc4+ @f5 69.gc3 !
Este ejemplo ofrece mucho interés teórico y
podría agregarse a los casos típicos mostrados No 69.füh4 , por la réplica 69 . . . E:b2 , seguido
por Cheron. Se trata de un final que j ugué en de . . . a2 y . . . E:b1 +, etcétera.
1 9 1 7 con Enrique Ruiz. La posición era la
siguiente, después de la j ugada 63ª de las 69 . . . @es 70.gh3 ©d5 7 1 .@f1 ga 1 +
negras:
Es evidente que s i 7 1 . . . ©c4 seguiría
72 .füh4+ @b3 73.E:h3+ ©b2 7 4.E:h2+
© b 1 75.E:h3 E:a 1 76. @e2 ©b2 77.E:h8, y
tablas, pues el rey blanco está demasiado
cerca, ya que sólo se gana cuando está confi­
nado a cuatro columnas libres del peón "a" (o
"h") que avanza.

72.©g2 a2 73 .ga3

Y ahora sí que es teóricamente tablas este


final, que resulta a la vez muy instructivo y
digno de ser sumado a la serie que publicó
Cheron.
El final parece perdido por las blancas, pero
no es fácil comprobarlo, luego de la siguiente 73 . . . ©c4 74.gaa
jugada que crea un perfecto "zugzwang" .
Tablas, pues no es posible evitar los j aques
64.fü4! apenas el rey intente sostener el peón de "a2"
y devolverle a la torre "ahogada" de "a 1 " su
Y ahora las negras deben j ugar. No pueden perdida elasticidad.
mover el rey por la amenaza de E:xh4++. Ni
la torre, en horizontal, por la répl ica E:xa4 , lo UNA PARTI DA MEMORABLE
que l levaría a una de las posiciones tablas de
dos peones ("h" y "f'') que ya vimos. No que­ Pondremos punto final a este largo estudio
da, pues, nada más que: que sobre los finales de torres y peones hemos
realizado.
Pero antes de term inar con el tema hemos
querido publicar la famosa partida final del
En estos casos los j aques en la horizontal son "match" por el campeonato mundial que dis­
más fuertes porque atacan a la vez los peones putaron Alej andro Alekhine y José Raúl Ca­
y, por otra parte, la torre en esa situación im- pablanca en Buenos Aires en 1 92 7 , baj o el

258 ROBERTO G. GRAU


auspicio del Club Argentino de Ajedrez. Esa retirarlo de lll f5+ , ganando la dama. Si
partida ofrece tema variado y práctico para 22 . . . lll xe4 , entonces sigue 2 3 . lll hf5+ gxf5
considerar estos finales, tan delicados en su 24 . lll xf5+ ©f6 25.Y!!x h6+ \!;ixf5 26.g4 mate.
manejo, y permite ver de qué manera Alekhi­ Se observará la difícil concepc ión de la apa­
ne impone la ventaj a de un peón en una posi­ rentemente anodina j ugada de Alekhine.
c ión en la que, frente a Capablanca, la gran
mayoría de los maestros sólo hubiera alcanza­ 2 1 ... .ie6 22 ..ixe6 Y!!x e6 23.Y!!a S tl:\ e4
do la nul idad. 24.Y!!x a7 tll x b2

Gambito de Dama (05 1 ) Ahora se inicia una lucha intensa y difícil por
Buenos A ires, 1 927 la ganancia de material, en la que sale triun­
B l ancas: A. Alekhine fante el doctor Alekhine, pues ganará un peón.
Negras: J . R. Capablanca
2SJ�xeS gxeS 26.Y!!x b7 tll e4 27.Y!!b 4 gas
1 .d4 dS 2.e4 e6 3 .tll e3 tll f6 4.igS tll bd7 2s.ga1
S.e3 e6 6.a3 ie7 7. tll f3 0-0 S.id3 dxe4
9 .ixe4 tll d S 1 O .ixe7 Y!!x e7 1 1 .tll e 4 tl:\ Sf6 LA LUCHA POR U N PEÓN

1 2 .tll g3 es 1 3 .0-0 tll b6 1 4 . .ia2 exd4


El final se va esbozando. Las blancas fundan
1 S.tll xd4 g6 1 6.�e1 id7 1 7.Y!!e 2 �aes
todas sus esperanzas de triunfo en el peón
1 S .e4 es 1 9 .tll f3 @g7 20.h3 h 6 2 1 .Y!!d 2!
libre de la columna "a" y saben tamb ién que
para imponerlo han de soportar un largo final
JUGADA ESTUPENDA
de torres. El ideal sería un final de damas,
Hemos evitado los comentarios hasta ahora y pues en estos casos los peones libres alejados
seremos muy parcos hasta l legar a la posición del monarca se tornan muy fuertes, pues la
que a nosotros nos interesa. Pero no podemos dama los apoya y desaloj a a la vez a la dama
sustraernos al deseo de expl icar algunas juga­ de la zona defensiva, pero esto no lo permitirá
das sutiles que abundan en esta partida, emo­ Capablanca. En cambio, le conviene elim inar
cionante por su desarrollo y por la trascenden­ las piezas menores que entorpecen con sus
cia que tuvo en el desen lace del campeonato. man iobras tácticas el plan general de la lucha.
La ubicación anormal del caballo negro de
"b6" sugiere al Dr. Alekhine un plan tendiente 2S . . . Y!!e 6!
a crearle compl icaciones a esa pieza por me­
dio de la amenaza Y!!a 5, que además atacará a Aparentemente esta jugada sirve para recobrar
un peón desagradable de defender. Obsérvese el peón, pero Capablanca no ha previsto la
que la dama desde "a5" también ataca al peón form idable táctica de Alekhine, en el centro
central, que se resiente por la situación del del tablero, que ha de permitirle llegar a un
caballo dama fuera de su casilla natural "c6 " . final propicio para su victoria.
L a suti leza mayor d e esta j ugada está e n que,
en real idad, evita el cambio de las torres, que 29.a4! tl:\ xe4 30.tll xeS Y!!d 6 !
llevaría a la nul idad, pues si 2 1 . . .�xc 1
22 .füc 1 �ca 23.füc8 , y si 23 . . . lll xc8 , E s éste u n momento dramático d e la partida.
entonces 24.Y!!c 3, atacando al peón "e5", que Había la noche en que este cotej o se disputaba
no podría sostenerse, y si 23 . . . ixc8 , entonces una extraordinaria emoción en el local del
25.Y!!a 5, que ataca simu ltáneamente ambos Club Argentino de Aj edrez, pues se presentía
peones. que el título de campeón mundial estaba por
Tampoco sería répl ica satisfactoria; 2 1 . . . �c6 , cambiar de manos. Ambos maestros j uegan de
por la j ugada 22 lll h4 ! ! ixe4 23.Y!!e 3, ame­
. la mejor manera, y aún no es claro el resu ltado
nazando el alfil, con la amenaza en caso de de esta lucha por la reconquista del peón.

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 259


3 1 .YMxc4 \Wxe5 32J!e1 tll d 6 33.YMc 1 \Wf6 Con esto, Alejandro Alekh ine se anticipa a la
34.tll e4 tll xe4 35J!xe4 amenaza . l:!xf2+, y, al m ismo tiempo, desa­
. .

loj a Ja torre de la columna "f' . No es posible


Y se ha l legado, luego de una apertura ins­ el cambio de torres, porque el peón "a" sería
tructiva y de un medio j uego de alta tensión, muy fuerte apoyado por la dama. Ganaría
al final que deseábamos mostrar. Se trata de fácilmente.
un final de dama, torre y peones; pero en
potencia se trata de un final de torres. Alekhi­ 45 ... m3 46.h4
ne sabe que las damas han de cambiarse en
algún momento y espera hacerlo cuando pue­ Esto amenaza h5, que debil itaría seriamente el
da colocar su torre detrás del peón libre, única enroque negro, y asimismo !!d8 , pues si
forma de poder imponerlo, al reducir, a medi­ . !!xf2+ seguiría Wxf2 , y no habría j aque
. .

da que el peón avance, Ja torre enemiga. Será perpetuo de las negras, porque el rey iría a
una lucha de torre agresiva contra torre defen­ "h3 " .
siva, pero por ahora es muy difícil lograr esa
transformación. 46 . . . YMhS

35 . . . gbs Capablanca busca el final de torres que ahora


le sería cómodo, pues su torre se colocaría
Capablanca quiere seguir con . . . YMb2 para detrás del peón "a" .
llegar al final con Ja torre negra detrás del
peón que avanza. Pero quizás hubiera sido 47.\Wb6!
más prudente 35 .. . !fa5.
Cediendo Ja gran diagonal, pero por poco
tiempo.

La torre blanca está detrás del peón, pero, en 47 ... \Wa 1 48.©g2 m6
cambio, éste está muy retrasado. La posición
actual sería fuerte si el peón estuviera en Ja S i 48 . . . l:!a3, entonces 49.aS, y el peón sería
quinta l ínea. ya muy peligroso.

37 ... ga5! 38.\Wc7 1 49.\Wd41

CONQU I STAN DO LA GRAN DIAGONAL Ahora sí que es bueno el cambio de damas


para el blanco, ya que la torre negra no puede
Muy sutil. Alekh ine pone a Capablanca en un
colocarse detrás del peón "a".
desagradable d ilema. O se repliega con la
torre, Jo que permitiría el avance ganador del
49 ... \Wxd4 50.gxd4 ©g71
peón "a", o j uega . . \Wa6 , apoyando a Ja torre,
.

pero cediendo Ja gran diagonal que era hasta


Si 50 . . . !!a6, entonces 5 1 . ©f3, seguido de
este momento Ja base más sólida de Ja resis­
©e4 y ©d5, imponiendo la mejor ubicación
tencia negra.
del rey.

38 ... \Wa6 39 .\Wc3+ ©h7 40.gd2

Amenaza l:!d8 y l:!d7 según Jos casos. Esta es una pérdida de tiempo que Alekhine
enmienda rápidamente.
40 ... YMb6 41 .gd7 \Wb 1 + 42 .©h2 \Wb8+
43.g3 gf5 44.\Wd4 YMes 45.gd5

260 ROBERTO G. GRAU


Esta es la posición típica de la torre en estos 70 . . . g xfS 7 1 .©h6 f41 72.gxf4 gds
finales, pues inmovi liza a la torre rival y dej a 73.©g7 gfs 74.ga4 ©b� 7S.ge41 ©a6
la lucha l ibrada a l o s reyes.
No 75 . . . ©xa5, por 76.E:e5+ .
S4 ... ©f6 ss.©f3 @es S6.@e3 hS
76.©h6 gxaS
Capablanca desea evitar que a 56 . . . ©d5 le
repl iquen con 57.h5, segu ido, si 57 . . . gxh5, Tampoco salvaría la partida 76 . . . ©b7 o
de 58.E:h4, o si 57 . . . g5, de la eventual entra­ 76 . . . @a7, por 77.E:e5 E:xf4 7 8 . ©g5 fü1
da del rey, vía "f5 " . Pero abre una brecha 79.@xh5 f5 80.©g5 f4 8 1 . fü5 f3 82 . @g4,
pel igrosa. capturando el peón .

S7.©d3 ©dS S8. ©e3 ©es S9.ga2 11.ges ga1 78.©xhS gg 1 79.ggs g h 1
ao .ms @b6 a 1 .gxf7 © e 6 a2.ge1
LA TORRE DETRÁS DEL PEÓN
La partida se suspendió en este momento para
Ahora se ve la ventaj a de la torre detrás del abandonar Capablanca al día siguiente. Es
peón, sosteniéndolo. Puede perder tiempo, claro que nada resta que hacer, porque los dos
mientras la torre negra está inmovil izada, pues peones, aun siendo de torre y alfil, se imponen
cualquier j ugada que haga avanzará el peón de cuando el rey adversario no está delante de los
"a5 " , que, por otra parte, no puede ser captu­ mismos.
rado con la colaboración del rey, porque las Es éste un final magistral que muestra las
blancas ganarían el final de reyes por la mayor dificu ltades que deben vencerse, aun con
proximidad de su rey al sector donde los peo­ superioridad de material, para imponerse
nes actúan . cuando de torres y peones se trata.

S9 . . . ©bs 60.©b3 ©es 6 1 .©e3 ©bs CONCLUSIONES GENERALES


62 .©d4! gd6+ 63.@es ges+ 64.©f4 ©a6
ss.©gs ges+ 66.@h6 ms 67 .f4 J ª La torre agresiva tiene una ventaj a capital
sobre la torre defensiva. La inic iativa es así
Alekhine ha logrado penetrar con el rey sobre fundamental para buscar la victoria.
los peones rivales y ya se aclara mucho su 2ª La torre que ataca a los peones desde detrás
victoria. Obsérvese la trascendencia que ad­ tiene ventaj a estratégica muy poderosa, que
quiere el movimiento aparentemente prudente llega a compensar la desventaj a material.
de la j ugada 5 6ª de las negras, tend iente a 3ª Cuando se lucha contra torre y peón debe
evitar h5. Abrió una vía de acceso cómoda al colocarse la torre que lucha contra el peón, en
monarca blanco. la tercera l ínea (sexta para las negras), para
evitar que sea el rey rival y no el peón el pri­
mero que ocupe esa l ínea. Una vez el peón
l legue allí, entonces la torre debe partir hacia
Apoyando la base "g3 " . la octava l ínea (primera en el caso de las ne­
gras) para j aquear al rey por retaguardia,
cuando no tiene el expediente de escudarse
con el propio peón.
Esto gana, pero era más enérgico primero 4ª La torre del bando en desventaj a debe ubi­
70 . @f6 ! , para seguir luego con el movim iento carse lo más lejos posible del rey que avanza
del texto. Veamos : 70 . . . E:c7 7 1 .f5 gxf5 junto con el peón cuando su propio rey está
72. @xf5 E:c5+ 73. ©f6 E:c7 74. fü3 , seguido delante o cerca del peón . Tres columnas y tres
de fü5, etc. l íneas libres entre ambos es la posición ideal

TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 26 1


para evitar cualquier maniobra táctica con el 7ª Cuando se lucha contra un peón en séptima
rey, que perm ita ganar un tiempo. con el rey delante, el rey adversario debe estar
5" Para vencer debe tratarse de avanzar en en la segunda o tercera l ínea y no en la misma
primer lugar con el rey y después con el peón, horizontal que el rey, para evitar j aques que lo
pero próximos entre sí. Estas posiciones se alejen de su posición.
ganan casi siempre, salvo cuando el rey ad­ 8ª El secreto del triunfo en los finales de torres
versario está justo en la columna donde el y peones de tipo práctico estriba en el perfecto
peón debe coronarse, o cuando la torre que conocimiento de los finales de reyes y peones
colabora con el peón ocupa la casilla donde el solos.
peón debe colocarse. En estos casos el final es 9ª La séptima l ínea adquiere gran importancia
tablas. en los finales de torres y peones. Luego de
6ª Los reyes que están lateralmente separados esta ubicación de las torres, que no siempre es
por sólo una columna del peón que avanza posible, el dominio de la quinta l ínea es gene­
hacen tablas en casi todas las posiciones ralmente muy importante, pues en ella hace
cuando el peón está retrasado, aun cuando el crisis habitualmente el combate de los peones.
rey que apoye al peón esté delante de éste; 1 Oª Dos peones de ventaj a no bastan para
salvo en algunas posiciones en que el peón ganar en muchas posiciones cuando se trata de
está en su casilla inicial, por los recursos que peones "a'', "h", "c" o "f', cuando el rey ad­
ofrece la posibil idad de mover dos pasos el versario está delante de los peones que avan­
peón que avanza. zan y la torre ataca desde atrás al rey agresor.

262 ROBERTO G. GRAU


Í N DICE

Prólogo 7

CAPÍTULO 1
LA TRANSFORMACIÓN DE LAS A M E N AZAS 9

Cómo se empal man l as amenazas 13


11 Los pu ntos d e co in c idencia de las p iezas 19
111 Las cas i l las v i n c u ladas 22
IV La red de amenazas 26

CAPÍTU LO 1 1
LA LUCHA DEL ALFIL CONTRA E L CABALLO 31

A l gunas reg l as fu ndamenta les 31


11 E l a l fi l e s superior e n las pos ic iones d e peones m ó v i l e s 35
111 Los caba l l os son superiores e n las pos i c i ones d e b l oqueo 40
IV Cuándo es superior e l a l fi l 45
V Lo que ya sabemos 48
VI La ventaj a del a l fi l en las pos i c iones abiertas 53
C o n c l u s iones técn icas 55

CAPÍTU LO I I I
L A LUC H A DE CABA LLO C O N A L F I L CON PEÓN DE VENTAJA 57

Con un solo peón en e l tab lero es cas i s i em pre tablas 58


11 A l gunos finales teóricos a manera d e ej erc i c ios 62
111 E l a l fi l gana cas i s i empre con peón d e ventaj a 66
IV L o s fi n a l e s c o n ventaj a en un famoso ej e m p l o 70
C o n c l u s iones téc n i cas 72

CAPÍTULO IV
LA VENTAJA DE DOS A LFILES CONTRA DOS C A BA LLO O C A B A L LO Y ALFIL 73

S ó l o en las pos ic iones de b l oqueo los caba l l os son superiores 76


11 Dos a l fi les y a l fi l y caba l l o 80
111 E l porqué d e nuestra préd ica 88
IV Secreto de la s i m p l i ficac ión 97
C o n c l u s iones generales 1 03

CAPÍTU LO V
POR Q U É D E B E ENC ERRARSE CON EL N EG RO E L A L F I L D A M A 1 05

1 El a l fi l suele ser "malo" fuera de la cadena de peones 1 08


11 E l a l fi l dama y l a teoría d e las aperturas 111
11 L a experie n c i a d e los p l anteas modernos 1 23
C o n c l u s iones téc n i cas 1 26
CAPÍTU LO VI
LOS ALFILES D E D ISTINTO COLOR 1 28

La teoría de Phi l idor 1 28


1 1 La coordinación de las piezas es vital en ajedrez 1 33
1 1 1 Ventaj a d e tener en juego también una torre 1 37
Conclusiones 141

CAPÍTU LO VII
LA LUCHA D E LA COLU M N A 11r1 CONTRA E L PUNTO FUERTE "e4" (O "e5") 1 43

Tema de planteos conocidos 1 45


1 1 No debe cederse íntegramente l a columna abierta 1 50
I I 1 Lo relativo de las afirmaciones 1 53
IV La torre en la casilla fuerte de "e4" ("e 5 ") 1 56
V El punto "d4" ("d5") contra la co lumna "c" 1 58
V I Cas i l las fuerte : pieza centralizada 161
Conc lusiones 1 62

CAPÍTU LO V I I I
L A CENTRALIZACIÓN D E L A DAMA 1 63

El esqueleto de peones, ej e del aj edrez 1 66


1 1 Las dificu ltades para centrar l a dama 1 67
I I 1 U n cabal lo centralizado suele valer más que una calidad 1 72
IV S íntesis de lo estudiado 1 74
V Lo que ya sabemos I 78
VI S íntesis de ej emplos 181
Conclusiones 1 83

CAPÍTULO IX
DOS TORRES CONTRA DA M A 1 85

1 Dos torres son más fuertes que una dama 1 85


1 1 E s más dificil conducir las dos torres que l a dama 1 88
1 1 1 La fuerza d e las dos torres 1 90
IV Sólo los errores aleccionan de verdad 20 1
V A manera de advertencia 208
Conclusiones técnicas 208

CAPÍTU LO X.
LOS CAM BIOS DE DAMAS 210

El pel igro de la rutina 215


11 Algunas reglas val iosas 220
Conc lusiones 226
CAPÍTU LO X I
LOS F I N A LES DE TORRES Y PEONES 227

I La ventaj a de la iniciativa 227


1 1 E l abuso de empates para evitar riesgos 23 1
I I I Resumen d e l o estudiado 238
IV La experiencia en finales de partidas 24 1
V Por qué se desconocen los finales 244
VI La meta de la torre 248
V I I No se debe generalizar, pero . . . 252
V I I I Otros tipos d e finales con torre y peones 255
Conclusiones generales 26 1
FRR

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