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Hoy en día las ondas electromagnéticas nos brindan servicios todos los

días, nos permiten escuchar la radio por la mañana, ver la televisión


por la tarde, comunicarnos donde quiera que estemos, a cualquier
hora. En resumen, gracias a esto podemos realizar varias acciones que
ya para nosotros se han vuelto necesarias. Sin embargo con el tiempo
las ondas electromagnéticas inspiran muchas inseguridades sobre
nuestra salud.

Teléfonos celulares o Wi-Fi cada vez con más frecuencia son marcados
como peligrosos creyendo que los campos electromagnéticos de las
radiofrecuencias actúan sobre el cuerpo humano y perturben nuestro
funcionamiento.

Por su parte, la comunidad científica de algunas universidades se


muestra tranquila ya que consideran que no existe ningún riesgo contra
la salud. Sólo se ha comprobado un único mecanismo de interacción de
las radiofrecuencias con el cuerpo humano, y ya es conocido como el
horno microondas, en presencia de un campo electromagnético de alta
frecuencia como el creado por las ondas radio frecuentes, las moléculas
de agua presentes en los tejidos humanos se agitan, se entrechocan y
provocan calor, en consecuencia la temperatura corporal sube.

Las ondas electromagnéticas nos brindan servicios todos los días.


Invisibles e imperceptibles, nos permiten escuchar la radio por la
mañana, ver la televisión por la tarde, comunicarnos donde quiera que
estemos, a cualquier hora. En síntesis, nos permiten realizar múltiples
acciones que ya se han vuelto cotidianas y necesarias. Sin embargo, las
ondas electromagnéticas inspiran muchas inquietudes

En junio de 2008, veinte médicos y cancerólogos liderados por el popular


David Servan-Schreiber, firmaron un llamamiento a la vigilancia sobre la
utilización de los teléfonos celulares. Y atrajeron el interés de la
Academia de medicina, que considera que inquietar a la opinión pública
de ese modo “Tiende a la demagogia, y no a la investigación científica”.
Algunos meses antes, a comienzos de 2007, los empleados de cuatro
bibliotecas de la Ciudad de París se quejaron de frecuentes dolores de
cabeza, que atribuían a los puestos Wi-Fi instalados en la biblioteca para
permitir a los visitantes provistos de una notebook conectarse a internet
sin cables. Como consecuencia de esta protesta, el Ayuntamiento de
París tuvo que desactivar el servicio Wi-Fi hasta nuevo aviso.

Por su parte, desde hace varios años las antenas de telefonía móvil
suscitan regularmente la inquietud de las personas que viven cerca de
ellas, por el temor de daños a su salud.

Las ondas actúan sobre el organismo?

Teléfonos celulares, Wi-Fi: cada vez con más frecuencia son señaladas
como peligrosos. Cuál es el temor? Qué los campos electromagnéticos
de las radiofrecuencias actúen el cuerpo humano y perturben su
funcionamiento.

Por su parte, la comunidad científica se muestra tranquila. Considera


que no existe ningún riesgo sanitario unido a estos equipos. Sólo se ha
comprobado un único mecanismo de interacción de las radiofrecuencias
con el cuerpo humano, y ya es conocido: se utiliza al interior de los
hornos microondas. En presencia de un campo electromagnético de alta
frecuencia, como el creado por las ondas radio frecuentes, las moléculas
de agua presentes en los tejidos humanos se agitan, se entrechocan y
provocan calor. Consecuencia: la temperatura corporal sube.

Pero nuestro organismo es capaz de regular esta temperatura, hasta


cierto punto. Es por esto que se ha definido un indicador: el coeficiente
de absorción específica (CAS), que traduce la cantidad de energía
absorbida por unidad de tiempo y por unidad de masa, y se expresa en
vatios por kilo (W / por Kg). A partir de observaciones
experimentales, se ha establecido un nivel de referencia de 4 W por Kg
para la totalidad del cuerpo. Los efectos considerados indeseables,
capaces de generar trastornos del comportamiento se da a una potencia
muy elevada, equivalente a un CAS de 100 W / por Kg, es decir,
quemaduras.

Los límites legales de exposición han sido calculados a partir del CAS de
referencia. Por una cuestión de seguridad, se lo dividió en 50 para el
gran público y en 10 para los trabajadores. Al final, el CAS de un teléfono
móvil y de todo aparato radioeléctrico de comunicación (teléfono sin
celular, por ejemplo), debe ser inferior a 0,08 W / por Kg para el cuerpo
completo.

A la espera de estudios más amplios

Los valores antes detallados fueron propuestos por la Comisión


Internacional de protección contra las radiaciones no ionizantes, y
fueron adoptados por la Unión Europea en 1999.

Hay otros efectos posibles? A una potencia elevada, para un CAS del
orden de 50 W/Kg, y en exposiciones de larga duración, se pudo
observar una incidencia de las ondas en la aparición de cáncer, de
problemas de fertilidad, y una permeabilidad de la barrera
hematoencefálica (que filtra la sangre que irriga al cerebro). Pero hasta
ahora eso no ha sido demostrado al tratarse de niveles de exposición
inferiores a los recomendados.

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