Esta mujer es identificada como la Madre de Jesús, si bien es escasamente

mencionada en los textos del Nuevo Testamento, tiene mucho valor en la historia y por
ello es recordada, por la relación con su hijo.

Su nombre, Maria, ha sido considerado para los hebreos más que un simple apelativo,
ya que estaba íntimamente ligado a la persona, por ello usaban nombres que
describirían la personalidad, el carácter. María es nombre propio femenino, conocido
en el Antiguo Testamento por haber sido nombre de la hermana de Moisés y Aarón,
originalmente escrito como Miryam o Mariám. Este nombre ha sido tomado son sumo
respeto, y no ha sido usado como nombre común, ya que la actitud ha cambiado con
el tiempo y fueron puestos como señal de esperanza por la era mesiánica. De esta
mujer, han sido considerados como padres, a una pareja llamada Joaquín y Ana, lo
cual no tiene una seguridad, así como tampoco si ha sido hija única, aunque se
menciona una hermana suya en un Evangelio. Así como en ellos aparece la
concepción de Jesús, María en ese momento era prometida de José de Nazaret, quien
era carpintero, padre de su hijo. En este momento, según la tradición judía de aquel
momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años,
mientras que las jóvenes mujeres a partir de los 12 años eran consideradas doncellas
y a partir de esa edad podían desposarse. Y al poco tiempo María queda
embarazada,y decide visitar a su prima Isabel, ya que el ángel Gabriel le había
anunciado que también ella, aunque ya anciana, estaba encinta, señal de que para
Dios no hay imposibles. Al llegar María, Isabel la reconoce como la "Madre de su
Señor" y la alaba, por lo que María responde a Isabel con un canto de alabanza ahora
llamado como "Magnificat", canto inspirado en varios salmos que María debía conocer.

Posteriormente, ante un edicto de César Augusto que ordenaba un censo, José y

María viajan desde Galilea en Nazaret hacia Judea en Belén, y estando allí le llega la
hora a María de dar a luz, y ante un momento inesperado tiene el parto en un pesebre,
ya que todos los lugares estaban llenos. María, a pesar de ser una figura casi oculta
en los evangelios, su figura ha ido creciendo con el paso de los siglos, añadiéndose a
ella todo tipo de virtudes y cualidades acordes con su papel como madre de Dios, y
que fuesen compatibles también con el modelo de mujer humilde y al servicio de la
familia que la Iglesia preferida.
Al hablar de ella, se habla como Madre de Dios se refiere a María como madre de
Jesús en su naturaleza humana, pero adicionalmente es correcto referirse a María
como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo.

Finalmente en el año 1950 se ha declarado el dogma de la Asunción de la Virgen:

María no necesita esperar la resurrección como los demás, sino que fue Ascendida al
cielo al finalizar sus días en la tierra, tomando una posición privilegiada en la que
incluso le es posible interceder ante Dios.