Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
CREER EN EL RESUCITADO.
ESPERAR EN NUESTRA
RESURRECCION
J\QIJI ~H()I~\
SAl) TEIUV-\~
-12-
~--------------------
2
Indice
l.a Parte:
Creer
en el Resucitado
Sin duda, hay algo singular e irre- la fuerza y la vida que brotan de la
petible en la experiencia de aquellos Resurrección de Jesús?
primeros hombres y mujeres que se en- Sin duda, son múltiples las expe-
contraron con el Resucitado. La suya riencias que, complementándose y sos-
es la primera experiencia pascual; ex- teniéndose mutuamente, nos pueden
periencia fundante de la que arranca encaminar hacia una fe viva en el Re-
propiamente la Iglesia de Jesucristo. sucitado. Nosotros nos limitaremos
Nuestra experiencia, por el contrario, aquí a recordar algunos rasgos de la
se sitúa siempre en el interior de esa primera experiencia pascual en los dis-
Iglesia nacida de la Pascua y se apoya cípulos para sugerir algunos caminos
en el testimonio y la tradición apos- que nos permitan también a nosotros
tólica. Por otra parte, los discípulos re- vivir hoy nuestra propia experiencia
conocen en su experiencia pascual a pascual.
aquel Jesús al que previamente han co-
nocido en Galilea. En nosotros, por el
contrario, sólo se puede despertar la 1. Encuentro personal
adhesión al Cristo que hemos conocido con el Resucitado
a través del testimonio de los apóstoles.
Pero, una vez dicho esto, hemos de
afirmar que la experiencia de los pri- versas maneras la experiencia
meros discípulos no difiere esencial- LOSquediscípulos
han vividodescriben
y acudendea di-
di-
mente de la nuestra, puesto que todos ferentes procedimientos literarios para
hemos de movemos en el interior de la sugerir lo que les ha acontecido. Pero
fe. El punto de partida es distinto, y el el núcleo siempre es el mismo: el en-
contexto diferente. Pero el acceso a cuentro personal con Jesús lleno de
Cristo resucitado es, en ambos casos, vida. La fórmula técnica que emplean
un proceso de fe. De ahí que E. Sehil- con más frecuencia indica que Jesús «se
lebeeekx pueda decir que «no existe tan- deja ver». Ese Jesús que había quedado
ta diferencia entre el modo en que nos- oculto tras el misterio de la muerte en
otros podemos alcanzar, tras la muerte las manos insondables de Dios se vuel-
de Jesús, la fe en el Crucificado resu- ve a encontrar con los suyos. El ausente
citado y el modo en que los discípulos se les hace presente y se les impone
de Jesús llegaron a la misma fe». lleno de vida.
Por eso es legítimo tratar de respon- Ésta es la experiencia fundamental:
der a preguntas como éstas: ¿cuál pue- Jesús vive y está de nuevo con ellos.
de ser hoy nuestra experiencia pas- Todo lo demás pasa a segundo térmi-
cual?; ¿dónde y cómo vivir el encuentro no. Lo importante es que recuperan de
con el Resucitado?; ¿cómo y cuándo nuevo a Jesús como Alguien que vive
puede hacerse presente para nosotros y viene a su encuentro.
5
L----------------------------------
7
Todos podemos despertar más nues- ofrece su salvación día a día, genera
tra sensibilidad para captar esa pre- ese estilo de vida conformado por la
sencia de gracia en nuestra vida con- acción de gracias y al que con tanta
creta: cuando experimentamos que frecuencia invita San Pablo: «En todo
nuestra fe no brota de pruebas cientÍ- dad gracias, pues esto es lo que Dios
ficas ni se sostiene únicamente en ra- en Cristo Jesús quiere de vosotros»
zones y argumentos, sino en Alguien (1 Tes 5,18). «Cantad y salmodiad en
que nos trabaja interiormente. Cuan- vuestro corazón al Señor, dando gra-
do, ante una desgracia desconcertante, cias continuamente y por todo a Dios
un fracaso grave o la muerte de un ser Padre, en nombre de nuestro Señor Je-
querido, seguimos creyendo sin saber sucristo» (Ef 5, 20).
exactamente por qué, o mejor, sabien-
do que, más que creer nosotros en algo,
hay Alguien que cree en nosotros; y
más que llevar nosotros una fe en el 3. La experiencia pacificadora
corazón, es la fe la que nos lleva a nos- del perdón
otros. Cuando experimento que mi se-
A
guimiento de Jesucristo se alimenta en
algo que no es simplemente mi convic- experiencia pascual ha sido
ción, mis razones o mi voluntad. Cuan- veces solemos olvidar
fundamentalmente una que la
expe-
do experimento que amo a Cristo no riencia de perdón.
por lo que sé acerca de Él, ni por las Los discípulos son conscientes de su
ideas que me han transmitido sobre Él, pecado. Han negado al Maestro y lo
sino que mi amor está siendo sostenido han abandonado. Pedro ha llorado
por algo más que mi misma libertad. amargamente su traición ya antes de
Las experiencias personales de cada que Jesús sea crucificado. La tristeza
uno pueden ser múltiples, pero uno de de estos hombres no es sólo la de quien
los lugares privilegiados de la expe- ha perdido al maestro admirado o al
riencia pascual para todos ha de ser la amigo querido. Es la tristeza del cul-
Eucaristía. En la celebración eucarÍs- pable. Ya no son «discípulos» ni «se-
tica no celebramos nuestros esfuerzos, guidores». El evangelista Marcos sub-
trabajos y luchas, sino la salvación que raya con fuerza particular la negación,
se nos ofrece en el Crucificado devuelto el abandono y la dispersión general
a la Vida. Es en el interior de esa ala- como signos de que se ha producido
banza eucarÍstica y de nuestros cantos «la ruptura del seguimiento» de Jesús.
de acción de gracias donde hemos de Por eso la experiencia pascual, para
encontrar el espacio más apropiado estos hombres, es la experiencia de sen-
para nuestra experiencia pascual. tirse perdonados por Cristo, verse
La fe en Cristo resucitado, que nos readmitidos a la comunión y la amistad
~
--------------------------
•••••••••
9
~
""--
------------------------------
11
~_._---------------------------------------
'~
13
Carta a los Efesios lo resume así: «Sien- seen y otros no. Felizmente, ellos están
do sinceros en el amor, crezcamos en en posesión de la verdadera religión.
todo hacia Aquel que es la Cabeza, Todo se reduce ahora a «conservar la
Cristo» (Ef 4,15). fe» sometiéndose a la autoridad de la
No se trata solamente del crecimien- Iglesia.
to individual del creyente, sino del cre- Pero, cuando la fe se entiende como
cimiento de toda la Iglesia, «el creci- «un depósito de verdades» que hay que
miento del Cuerpo para su edificación asegurar y conservar, es dificil vivir
en el amor» (Ef 4,16). Así lo afirma aquella dinámica de crecimiento que
también la Carta a los Colosenses: Jesús promete para el tiempo pascual:
«Unidos a la Cabeza, de la cual todo «Cuando venga Él, el Espíritu de la
el Cuerpo ... recibe nutrición y cohe- verdad, os guiará hasta la verdad com-
sión, para realizar su crecimiento en pleta» (Jn 16,13). Lo más sencillo es
Dios» (Col 2,19). instalarse interiormente. Entender la fe
como algo ya poseído de una vez para
Este crecimiento no consiste en un
siempre y sentirse dispensado de irse
incremento en número, extensión, po- abriendo día a día al misterio de Dios.
der, sabiduría, prestigio. Se trata de
«revestirse del Hombre Nuevo, creado De la misma manera, cuando la mo-
ral se reduce a «conservar las buenas
según Dios en la justicia y santidad de
la verdad» (Ef 4,24). «Revestirse del costumbres», cuando las comunidades
KyriosJesucristo» (Rm 13,14). Crecer cristianas poseen ya un estilo hecho e
en el Resucitado. inamovible, cuando las parroquias
funcionan «por cursos» y cada año se
Constantemente repetimos que el vuelve a repetir invariablemente lo del
«tener» va sustituyendo al «ser» en la curso anterior, sin enriquecer la ex-
experiencia cotidiana del hombre con- periencia cristiana al ritmo de cada
temporáneo, pero tal vez no adverti- 'día, cuando se entiende el ministerio
mos hasta que punto esta «neurosis de pastoral como una posesión o benefi-
posesión» está impidiendo hoy el cre- cio, entonces hemos de decir que nos
cimiento de las personas, el crecimien- falta esa dinámica de crecimiento que
to de la vida, del amor y la amistad, implica la vida pascual.
de la autenticidad, de la ternura y la La experiencia pascual que tal vez
solidaridad.
necesitamos consiste precisamente en
La «filosofia del tener» ha penetrado descubrir que la fe no es simplemente
tan profundamente en nosotros que algo que se posee, sino una vida que
está incluso deformando sustancial- crece en nosotros; que la moral cristia-
mente la vida de fe de bastantes cris- na no se reduce a cumplir unos pre-
tianos. Hay creyentes que entienden la ceptos, sino que es seguimiento fiel de
fe como algo que se tiene. Unos la po- Cristo y expansión de toda nuestra per-
~
::¡
----------------------------------------
........,
15
sana habitada por el Espíritu del Se- pascual empieza a «entender» a Dios
ñor. Vivimos la experiencia pascual como un Padre apasionado por la vida
cuando pasamos, de «tener fe», a de- y comienza a amar la vida de una ma-
jarnos transformar por la presencia vi- nera diferente. Entrar en la dinámica
vificadora del Resucitado. de la Resurrección es entrar en una
dinámica de lucha por la vida y com-
bate contra la muerte.
6. La lucha por la vida Esta lucha por la vida hemos de ini-
ciarla en nuestro propio corazón, cam-
po de batalla donde dos fuerza se dis-
La una los discípulos que Dios no es
experiencia pascualsino
Dios de muertos, descubre
de vi-
putan la primacía: el amor a la vida y
el amor a la muerte. Reconocidos psi-
vos. Si Dios ha resucitado aJesús, sig- cólogos nos advierten de esa tendencia
nifica que Dios no quiere la muerte, patológica que parece extenderse hoy
sino la vida del hombre. Al resucitar a en algunos sectores de la sociedad: el
Jesús, Dios se revela como Alguien que amor a lo muerto; esa «necrofilia» que
no está de acuerdo con nuestra exis- E. Fromm no duda en considerar «grave
tencia actual, llena de sufrimientos e síndrome de decadencia».
injusticias y destinada fatalmente a Cuando la vida carece de sentido,
una muerte que rompe todos nuestros puede crecer la atracción por lo ina-
logros y proyectos. En Cristo resuci- nimado. Fascinan más las máquinas
tado, Dios se nos manifiesta como Al- que las personas. Lo mercánico puede
guien que no está conforme con un atraer más que los seres vivos. Se busca
mundo injusto en que los hombres son el ruido y la agitación, no tanto la crea-
capaces de crucificar al mejor hombre tividad y el crecimiento interior. La
que ha pisado nuestra tierra. alegría del vivir es sustituida por la
Los primeros discípulos experimen- frialdad del funcionamiento. Las pre-
tan la Resurrección de Jesús como la guntas que interesan son éstas: ¿Ya
reacción y protesta de Dios contra un funcionas? ¿Cómo va tu cuerpo? ¿Fun-
mundo de injusticia y violación de la ciona vuestro matrimonio? ..
dignidad humana. El Dios que resucita Vivir la dinámica pascual es amar
aJ esús es un Dios que pone vida donde la vida, vivirla hasta su última hondura
los hombres ponen muerte. De hecho, y verdad, construirla día a día en el
la primera predicación pascual se es- horizonte de esa Vida definitiva que se
tructura sobre este esquema: «Voso- nos desvela en el Resucitado. En el in-
tros lo matasteis, ...pero Dios lo resu- terior de esta dinámica pascual, y con-
citó» (Hch 2,23-24). Los hombres des- mo principio permanente de vida y re-
truyen la vida, pero Dios la resucita. surrección, está siempre el amor, que
Por eso, quien vive la experiencia es el signo más sólido de que vivimos
16
«resucitando». Así nos lo recuerda la tante a menudo, pero que los primeros
primera Carta de San Juan: «Sabemos que viven la experiencia pascual su-
que hemos pasado de la muerte a la brayan con fuerza: Dios ha resucitado
vida, porque amamos a los hermanos. precisamente al Crucificado. Dios no
Quien no ama permanece en la muer- ha resucitado a un fariseo, ni a un no-
te» (1 J n 3,14). La experiencia pascual ble saduceo, ni a un monje de Qumrán,
se vive orientando nuestra vida por los sino al Crucificado.
caminos de un amor creador, una en- Esto significa que la Resurrección de
trega generosa a los demás y una so- Jesús ha sido la reacción de Dios ante
lidaridad generadora de vida. la injusticia criminal de los que lo han
Más en concreto, la dinámica de la crucificado. El gesto de Dios resucitan-
Resurrección exige poner vida donde do a Jesús revela no sólo el triunfo de
otros ponen muerte. Esta «pasión por la omnipotencia de Dios, capaz de su-
la vida}}, propia de la existencia pas- perar el poder destructor de la muerte,
cual, impulsa al creyente a hacerse pre- sino también la victoria de su justicia
sente allí donde se produce la muerte, por encima de las injusticias de los
para luchar contra todo ataque a la hombres.
vida. «La Resurrección se hace presen- Por eso la Resurrección de Jesús es
te y se manifiesta allí donde se lucha esperanza, en primer lugar, para los
y hasta se muere para evitar la muerte crucificados. No le espera resurrección
en lo que está a nuestro alcance» a cualquier vida, sino a una existencia
U M. Castillo). crucificada, vivida con el espíritu del
Crucificado. Caminamos hacia la re-
surrección cuando nuestro vivir diario
~-~""--------------------------------
1
17
\
dos, mas no abandonados; derribados, quedado «despojado» de su fuerza ab-
1 mas no aniquilados. Llevamos siempre soluta. Las injusticias y la muerte si-
en nuestros cuerpos por todas partes el guen ahí, pero el creyente se enfrenta
morir de Jesús, a fin de que también al mal desde una esperanza definitiva.
la vida de Jesús se manifieste en nues- A una existencia vivida con el Espíritu
tro cuerpo. Pues, aunque vivimos, nos de Jesús sólo le espera resurrección:
vemos continuamente entregados a la «En el mundo tendréis tribulación;
muerte por causa de Jesús, a fin de que pero, ánimo: yo he vencido al mundo»
también la vida de Jesús se manifies- Un 16,33). Los primeros cristianos vi-
te en nuestra carne mortal» (2 Cor ven su experiencia pascual como «el
4,8-11). paso a una esperanza viva». Así canta
Pero, más en concreto, creer en el un creyente: «Bendito sea Dios y Padre
Dios que ha resucitado al Crucificado de nuestro Señor Jesucristo, que por
es ponerse siempre de parte de los que su gran misericordia nos regeneró
sufren crucificados por la injusticia de para una esperanza viva por la resurrec-
los hombres. La experiencia pascual ción de Cristo de entre los muertos»
nos obliga a hacernos graves pregun- (l Pe 1,3).
tas: ¿Estamos del lado de los que cru-
Esta esperanza no es una postura in-
cifican o del de los que son crucifica-
genua e irreal. Al contrario, el que vive
dos? ¿Estamos junto a los que matan
la experiencia pascual percibe que la
la vida y destruyen al ser humano o, única manera realista de acercarse a la
más bien, entre los que «mueren» por
defender a los crucificados y servir a la vida es tomar en serio todas las posi-
vida? bilidades que en ella se encierran. Es
precisamente el que se aferra a la rea-
Una vida crucificada y entregada al lidad tal como hoyes quien adopta una
servicio y en defensa de los crucificados postura estrecha y poco realista, pues
es la mejor expresión de fe viva en el excluye el futuro último que se desvela
Resucitado. en Cristo resucitado. El creyente vive
la realidad como algo inacabado que
está camino de realizarse, algo que to-
7. Una experiencia davía es expectación. En toda expe-
que genera esperanza riencia pascual se escuchan de alguna
manera las" palabras del Resucitado:
«Vo he abiérto ante ti una puerta que
La discípulos a enfrentarse a la
experiencia
vida pascuallleva
con un horizonte a los
nuevo. Si
Cristo ha resucitado, entonces el sufri-
nadie puede cerrar» (Ap 3,8).
Esta esperanza que nace de la ex-
miento, la injusticia o la muerte no tie- periencia pascual no tranquiliza, sino
nen ya la última palabra. El mal ha que inquieta. El que de verdad cree,
18
espera y ama el futuro último de Dios de Pablo: «Estimo que los sufrimientos
para los hombres que se nos revela en del tiempo presente no son compara-
el Resucitado, no puede conformarse bles con la gloria que se ha de mani-
con el mundo tal como está. Precisa- festar en nosotros» (Rm 8,18).
mente porque cree en un mundo nue- Esta esperanza pascual no es una ex-
vo, no puede tolerar la situación actual, periencia que se viva de manera pri-
llena de odios, injusticia, opresión y vada en el fondo del corazón, sino algo
muerte. Su misma esperanza le obliga que se comparte gozosamente en el
a transformar el mundo. La esperanza seno de la comunidad cristiana. Todos
pascual, bien entendida, desinstala e los creyentes formamos «un solo Cuer-
impulsa a adoptar una actitud de in- po y un solo Espíritu, como una es la
conformismo, protesta, lucha y trans- esperanza a la que hemos sido llama-
formación. El conformismo ante el mal dos» (Ef 4,4). Por encima de conflictos,
instaurado en el mundo es uno de los divergencias y enfrentamientos, los
signos más claros de que no vivimos cristianos deberíamos exigimos unos a
una esperanza pascual. Quien no hace otros la esperanza, ese «esperar contra
nada por cambiar la tierra, es que no toda esperanza», en Cristo resucitado.
cree en el cielo, pues acepta el presente Si perdemos la esperanza, lo hemos
como algo definitivo. Recordemos la perdido todo.
exhortación de Pablo a quienes han de
vivir de la luz que apunta en el Re-
sucitado: «Vivid como hijos de la luz, 8. Llamada a la evangelización
t
pues el fruto de la luz consiste en toda
¡
bondad, justicia y verdad ... No parti-
cipéis en las obras infructuosas de las
tinieblas; antes bien, denunciadlas»
(Ef 5,8-11).
L· con el Resucitado como una lla-
omada
s discípulos viveneste
a anunciar su encuentro
Evangelio
de esperanza a todo el mundo. Su ex-
Esta esperanza pascual no es la ac- periencia pascual es una experiencia
titud eufórica propia de los momentos vocacional, una experiencia de misión.
fáciles. Al contrario, es una esperanza Los diferentes relatos del encuentro
que se purifica, crece y se desarrolla de Jesús resucitado con los Once ter-
precisamente ante el mal y contra el minan, inevitablemente, en una lla-
mal. El creyente conoce el mal, la prue- mada a la misión de evangelizar: «Id
ba y el sufrimiento como todos los de- y haced discípulos a todas las gentes»
más hombres. Lo que le diferencia y (Mt 28,19); «Vosotros sois testigos de
caracteriza es que, desde su fe en el estas cosas» (Lc 24,48); «Como el Pa-
Resucitado, sabe «relativizan> el mal, dre me envió, también yo os envío» Un
es decir, sabe «ponerlo en relación» con 20,21); «Id por todo el mundo y pro-
la realidad última. Ésa es la postura clamad la Buena Noticia a toda la
f
1
~""""iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡íiiiiiiiiiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡íiiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ --------------
19
Creación» (Mc 16,15). Por otra parte, puede poner una esperanza nueva en
Pablo entiende y vive su encuentro pas- la vida del hombre.
cual como una llamada a anunciar
El problema vocacional, del que tan-
a Jesucristo entre los gentiles (Gal 1, to se habla hoy, no consiste solamente
15-16). en la escasez de sacerdotes o religiosos
La experiencia pascual no se puede en las iglesias occidentales. Tal vez lo
guardar en silencio. Exige ser anuncia- más grave sea la ausencia de esa ex-
da a otros como Buena Noticia. Lo que periencia pascual de los creyentes, que
sucede en el encuentro con el Resuci- no se sienten llamados por el Resuci-
tado es algo que ha de ser comunicado. tado a evangelizar el mundo contem-
Los apóstoles se experimentan a sí mis- poráneo. La experiencia pascual hace
mos como enviados por el Resucitado surgir siempre vocaciones evangeliza-
a evangelizar. doras.
Pero no sólo los apóstoles. Todos Por otra parte, los que vivimos en-
cuantos se encuentran con el Resuci- tregados a la tarea pastoral hemos de
tado escuchan la llamada a ser testigos ahondar más, no sólo en el contenido
de su experiencia personal. Los dos de de nuestra vocación y sus exigencias,
Emaús cuentan «lo que les había pa- sino también en el origen de esa vo-
sado en el camino y cómo le habían cación: ese Cristo Vivo que nos llama
reconocido al partir el pan» (Lc 24,35). constantemente a anunciar su Buena
Es significativo el relato de María Noticia. No basta trabajar, organizar,
Magdalena en el capítulo 20 de Juan. hablar, enseñar. .. En todo eso y a tra-
El Resucitado cambia el proyecto de vés de eso, somos llamados por el Re-
María: no es el momento de reducir el sucitado a ser sus testigos.
encuentro pascual a la experiencia go- Para ello necesitamos vivir nuestra
zosa de «abrazar al Resucitado», sino vocación de manera más personal. Hay
de anunciar la Buena Noticia a los her- una llamada insustituible a la que na-
manos. Y, de hecho, «María Magda- die puede responder por nosotros. Ma-
lena fue y dijo a sus discípulos: He visto ría Magdalena reconoce al Resucitado
al Señor» Un 20, 17-18). en el momento en que se siente llamada
La experiencia pascual provoca, por su nombre. Tal vez, para vivir una
pues, la evangelización. Pero lo que experiencia pascual que desencadene
han de comunicar los discípulos no es una verdadera acción evangelizadora
una doctrina religiosa o un sistema mo- necesitamos escuchar, de alguna ma-
ral, sino, sobre todo, su propia expe- nera, nuestro propio nombre en labios
del Resucitado.
riencia, lo que «ellos han visto», «lo
que les ha pasado en el camino». La Cuando acontece ese encuentro hon-
experiencia gozosa de algo bueno que do con el Resucitado, algo se conmueve
20
"""'-~-""IIiiiiiii -
21
2.a Parte:
Esperar .,
en nuestra resurreCClon
íj
-- ••• - ••.••• iloiii •••••••••• __ ••• •
23
Hoy hemos de recuperar de nuevo guido hoy por nosotros entre vacilacio-
esa fe de los primeros creyentes. Para nes y penas, quien nos arrastrará glo-
nosotros, la vida eterna consistirá en rioso al abrazo eterno con el Padre.
«ser con Cristo». Así entiende San Pablo
el cielo: «estaremos siempre con el Se-
ñor» (1 Ts 4,17); «preferimos salir de 2. La comunión con Dios
este cuerpo para vivir con el Señor»
(2 Cor 5,8); «deseo partir y estar con
Cristo~~ (Flp 1,23). Y ésta es también la
afirmación de los escritos joánicos: En por fin para nosotros la unión
Cristo resucitado
indestructible comenzará
y definitiva con
«Padre, quiero que donde yo esté, esten Dios. Lo real, lo único real, el Dios de
también conmigo los que me has dado» la vida, ya no será alguien inaccesible
Un 17,24); «cuando haya ido y os haya y oculto. Estará finalmente «allí» para
preparado un lugar, volveré y os tomaré nosotros, pura presencia.
conmigo, para que donde estéyo, estéis tam- Su intimidad quedará desvelada. Su
bién vosotros» Un 14,3). misterio manifestado. Ya no estará le-
Esta afirmación central de nuestra jos, «fuera» del mundo o en «lo se-
esperanza tiene consecuencias inme- creto» de nosotros. Dios se convertirá
diatas. La vida cristiana consiste en ad- en nuestro espacio vital. Será «todo en
herirnos a Cristo, en vivir animados todos» (1 Cor 15,28). El mundo inson-
por su Espíritu, en crecer con él. Ahora dable de Dios se abrirá a nosotros, in-
bien, quien cree en Cristo tiene ya la significantes y débiles criaturas. Co-
vida eterna Un 3,36; 5,24; 6,47.54, menzará para nosotros la verdadera
etc.). vida. Todo será gozo y adoración.
Por eso, ser cristiano es mucho más Los primeros creyentes hablan de la
que «hacer méritos» para entrar un día visión de Dios. «Ahora somos hijos de
en el cielo. Desde ahora somos porta- Dios y aún no se ha manifestado lo que
dores de vida eterna. En nosotros alien- seremos. Sabemos que, cuando se ma-
ta ya esa vida insondable del Resuci- nifieste, seremos semejantes a él, por-
tado que un día nos transformará. que le veremos tal cual es» (1 J n 3,2).
Nuestra vida, escondida hoy en Cristo, «Ahora vemos en un espejo, confusa-
un día se revelará. «Vuestra vida está mente. Entonces veremos cara a cara.
oculta con Cristo en Dios. Cuando apa- Ahora conozco de un modo imperfecto,
rezca Cristo, vida vuestra, entonces pero entonces conoceré como soy co-
también vosotros apareceréis gloriosos nocido» (l Cor 13,12).
con él». (Col 3,3.4). Dios se nos manifestará plenamente
Cuando emerja el Cristo total, todo en su propio ser, su verdad, su bondad
quedará transfigurado y consumado y belleza infinitas. Pero sería una equi-
por él. Y será ese Jesús, amado y se- vocación subrayar exclusivamente el
24
I
1
~
- ••••••¡¡¡¡¡¡¡¡;¡¡¡¡¡¡¡¡;;¡¡;¡¡¡;¡¡--_ ••••• _---------------_ •••
25
es para el creyente una conclusión abs- Por eso puede decir San Juan de la Cruz
tracta que deduce de las promesas de que «esta noticia oscura amorosa, que
Cristo, sino una convicción vital que es la fe, sirve en esta úda para la divina
puede presentir ya, de alguna mane- unión, como la lumbre de gloria sirve
ra, en el interior de su experiencia en la otra de medio para la clara visión
terrestre. de Dios» l5.
Con frecuencia, los cristianos «han Otra experiencia privilegiada es el
proyectado» el cielo a partir de sus Esos momentos en que
amor y la amistad.
frustraciones y resentimiento frente a sabemos salir realmente de la soledad
la vida terrestre, como una especie de que nos lleva a buscar en nosotros mis-
«revancha» frente a la felicidad que da mos las satisfacciones frias v estériles
el mundo actual. Sin embargo, son los del egoísmo, y somos capaces de \-ibrar
momentos de felicidad verdadera, de movidos por el amor generoso y la
alegría limpia, de amor transparente e amistad limpia.
intenso los que nos permiten presentir Entonces adivinamos que estamos
y escuchar mejor, en el fondo de nues- hechos para el amor v que no podemos
tro ser, el destino último al que estamos encontrar en nosotros mismos la ex-
llamados y hacia el que somos dirigidos pansión de nuestro ser. En el amor
<,
el «cielo es la dinámica interna de toda nos atrae hacia el cielo. Esa «despropor-
amistad, pues en toda amistad es per- ción» de la que habla Pascal y que con-
cibido ya el cielo, quizás en un débil siste en que, seres finitos como somos,
reflejo, aunque no por ello falso»17. estamos ya siendo trabajados por el
Infinito19.
Pero el amigo al que entregamos
nuestro ser no es la plenitud. Por eso
la amistad queda teñida tantas veces
de tristeza, decepción y melancolía. Es 7. El cielo comienza en la tierra
entonces cuando descubrimos que
nuestro corazón late hacia Otro. «Aho-
ra sabemos que Dios debe ser la au-
téntica plenitud de sentido, el único y birían en nuestra sociedad
a la vez definitivo: lo sentimos preci- Probablemente, bastantes
aquellas palabras suscri-
apasionadas
samente en ese desesperado esfuerzo de de F. Nietzsche: «Vo os conjuro, her-
la amistad, insaciable con lo terreno. manos míos, permaneced fieles a la tie-
Sabemos que Él existe precisamente en rra y no creáis en los que os hablan de
la amistad. En su limitación terrena, experiencias supraterrenas. Conscien-
en nuestras ilegitimidades, dispersión te o inconscientemente, son unos en-
e insatisfacción, experimentamos cómo venenadores ... La tierra está cansada
nuestro corazón descontento late hacia de ellos; ¡que se vayan de una vez!».
el totalmente otro» 18.
Pero ¿qué es ser fiel a esta tierra que
Imposible describir aquí otras ex- clama por una plenitud y reconcilia-
periencias que pueden despertar en no- ción total? ¿Qué es ser fiel al hombre
sotros el presentimiento del cielo: la in- y a toda la sed de felicidad que se en-
timidad del otro gozosamente compar- cierra en su ser?
tida y disfrutada, la armonía y la paz La esperanza cristiana consiste pre-
del corazón, la fiesta desbordante, la cisamente en buscar y esperar la rea-
solidaridad en el esfuerzo y la victoria, lización total de esta tierra. Buscar el
el disfrute de la belleza, la creación cielo es querer ser fiel a esta tierra hasta
artística ...
el final, sin defraudar ni desesperar de
En el interior de toda experiencia go- ningún anhelo o aspiración verdade-
zosa puede el hombre descubrir ese di- ramente humanos.
namismo silencioso que nos llama y Precisamente porque cree y espera
un mundo nuevo y definitivo, el cre-
17. L. BOROS, Encontrar a Dios en el hom-
bre,Ed. Sígueme, Salamanca 1971, p. 88. Veáse
su maravillosa meditación sobre la amistad, pp. 19. B. PASCAL, Pensamientos n. 199 (La-
81-95. fuma) Alianza Editorial, Madrid 1981, pp.
18. L. BOROS, o. c., p. 92. 76-81.
------------------------------------------_%~
32
yente no puede tolerar ni conformarse quiere «unos cielos nue\"os y una nueva
con este mundo tal como hoyes, lleno tierra donde habite la justicia» (1 Pe
de odios, lágrimas, injusticia, mentira 3,13). Quien no trabaja por liberar al
y violencia. hombre del sufrimiento no cree en un
Quien no hace nada por cambiar mundo nuevo y feliz. Quien no hace
este mundo no cree en otro mejor. nada por cambiar y transformar esta
tierra no cree en el cielo.
Quien no lucha contra la injusticia no