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Colección JAQUE MATE

Preparación creativa
de aperturas

Viacheslav Eingorn

r1.Ji HISPANO
\TJ EUROPEA
Director de la Colección: Sergio Picatoste

Título de la edición original:


Creative Chess Opening Preparation

Es propiedad
©Viacheslav Eingorn

Este libro fue publicado en por primera vez en lengua


inglesa por Gambit Publications Ltd (Inglaterra).

©de la edición en castellano 2009:


Editorial Hispano Europea, S. A.
Primer de Maig, 21 - Poi. lnd. Gran Via Sud
08908 L'Hospitalet - Barcelona, España
E-mail: hispanoeuropea@hispanoeuropea.com

©de la traducción: Sergio Picatoste

Toda forma de reproducción, distribución, comunicación


pública o transformación de esta obra sólo puede ser
realizada con la autorización de sus titulares, salvo la
excepción prevista por la ley. Diríjase al editor si ne­
cesita fotocopiar o digitalizar algún fragmento de esta
obra.

Depósito Legal: B. 13794-2009

ISBN: 978-84-255-1861-4

Consulte nuestra web:


www.hispanoeuropea.com

IMPRESO EN ESPAÑA PRINTED IN SPAIN


LIMPERGRAF, S. L. - Mogoda, 29-31 (Poi. lnd. Can Salvatella) - 08210 Barbera del Valles
ÍNDICE

Signos y abreviaturas ... ................................................................................................... . . .. . . . . .... 5

1 . Experimentos en la apertura ............................. .............. . ....... ............ . ....


........ .... .. . ...... ....... 7
1 . 1 . Transgredir las reglas .. . . ............. . .
. ... ..................... ...... ............. ........................... .......... . .... .. 7
1 .2. Fines y medios para lograrlos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1 .3. La batalla de ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. 26

2. Perturbar el equilibrio . ........... . . . ....... . ... ... . .. .... .... ........ ...... ..... .................. ........ ...
..... ........ .. .... 37
2 . 1 . La ventaja de la primera jugada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. 37
2.2. Medidas drásticas . ......................................................................................
........................ . 48
2.3. Posiciones fronterizas . . . . . . . . . . .... .
. .. . . . . . . .................. . . . . .
. . . . .
...................... .. . . . ........... . . . ........ ..... 58

3. Planificación estratégica ..... . ....... . ..... . .. . ...... .. . .


. ..................................... ... .... .. ......... . . ......... . . 67
3. 1 . Valoración posicional : dualismo de factores . .. ...................................................... . . ............. 67
3.2. Razonamiento general y razonamiento específico . ...................................................... . ...... 78
3.3. Elección de preferencias . ..............................................................
....................................... 88

4. Estructuras de apertura ............... ........ . ............... . ... . . . ..... . ......


... ............ . ... .. .. ....... .. 99
...... . ... ....

4. 1 . El problema de nuestra propia elección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99


........ . . .

4.2. Variantes secundarias . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07


4.3. Situaciones de apertura recurrentes . . ............... .. .............. . ................... . .................... . ......... 1 20

5. La partida moderna de ajedrez ........................ . . . .. ................. . .. ......... .... . ........ . .. . . . ... . ..... . .... . 1 33
5 . 1 Juego «científico» de apertura: una escuela y su crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . 1 33
5.2. La apertura como secuencia exacta de jugadas . ................... ....................... ................... . . . 1 41
5.3. g4: un símbolo del progreso del ajedrez . .. . . ........ .............................. . . ........ ... ....... ............ . . . 1 49

6. Calidoscopio teórico .. . ...................................... ....... . . ........ ..... . .......... ..... ...


.... . ..... . . ..... .. . ... . ... 1 57
6 . 1 . Correcciones a la teoría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. 1 57
6.2. El diseñador de ajedrez ........................................... . . . . ................. ........................................ 1 64
6.3. Historia de una variante . ... ..
. . . . . . ................................ . . . ..
. . .............. . . ........ ................ . . . . ....... . 1 71

Índice de jugadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 85
.

Índice de aperturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 89
.
SIGNOS Y
ABRE VIATURAS

+ jaque 1 -o las blancas ganan


++ jaque doble 1/2-1/2tablas
# jaque mate o 1 las negras ganan
!!
-

jugada brillante (núm.) número de la partida del encuentro


! buena jugada (D) véase el diagrama
(!) buena idea Cto. campeonato
!? jugada interesante 4NCL Four Nations Chess League
?! jugada dudosa (Liga de Ajedrez de las Cuatro
? mala jugada Naciones [Reino Unido])
(?) mala idea GMA Grandmaster's Association
?? error garrafal (Asociación de Grandes Maestros)
l. E XPE RIME NTOS
E N LA APE RTURA
Cuando no sepas muy bien
lo que estás haciendo,
hazlo con cuidado.
Regla para trabajadores de laboratorio

Reuben Fine sugirió una vez que había que más interesante es estudiar situaciones en las
evaluar toda jugada de apertura según dos que parece haberse cometido el delito, y, sin
principios expresados como preguntas: embargo, por alguna razón, el brazo fuerte de
1 ) ¿Cómo afecta esta jugada al centro? la ley no tiene prisa ninguna por castigar al cul­
2) ¿Cómo encaja en el desarrollo de mis pable. En casos así podemos reflexionar tanto
otras piezas y peones? sobre la situación específica como sobre ma­
Por desgracia, estos principios no siempre neras de perfeccionar la ley.
armonizan entre sí, de modo que tal vez haya
que elegir entre ellos o incluso rechazar am­ Alekhine-Nimzowitsch
bos interrogantes enseguida. Pues, aparte de Bled, 1 931
las tareas generales -desarrollar las piezas y Defensa Francesa [C1 5]
luchar por el centro-, pueden surgir también
otros fines, más concretos, de la apertu ra. Me 1 . e4, e6 2. d4, d5 3. l2Jc3, .t b4 4. tt:Je2,
refiero a fines como conquistar espacio, crear dxe4 5. a3, .txc3+ 6. tt:Jxc3, . . . (D)
una estructura de peones ventajosa, cambiar
piezas de manera favorable e incluso (aunque
esté muy mal decirlo) adquirir ventaja de mate­
rial. En muchas variantes conocidas, los tabú­
es del juego de apertura quedan relegados a
un segundo plano.
Lo que vamos a comentar es algo que no
está tan bien definido como el conocimiento
anal ítico, si bien semejante conocimiento se
aducirá como prueba. Llamaremos a nuestro
tema estrategia «experimental » de apertura.

1 . 1 Transgredir las reglas


Hay innumerables ejemplos de cómo se Las blancas han logrado cambiar el alfil hos­
aplican las reglas del juego de apertura, y es­ til por un caballo y ahora quieren capturar en
tudiarlos es útil, pero aburrido. En la mayoría e4, pero toda la operación entraña cierta pér­
de estos ejemplos, vemos lo mismo: un juga­ dida de tiempo. Tras negarse a retirar el alfil
dor se equivoca y cumple rápidamente la pena con 5 . . . ., .t e?, las negras suelen continuar
correspondiente. Al final , todo está claro y no en este punto con 6 . . . ., l2J c6 (7 . .t b5, tt:Je7) ,
hay nada más que decir. Lo que es mucho renovando el ataque al centro enemigo y pre-
8 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

parando el avance liberador . . . , e5. La arries­


gada jugada que sigue se considera, en gene­
ral, «incorrecta» por definición.
6 . . . . , f5
A parecer de Alekhine, aqu í el juego de las
negras va contra todos los principios de una
sólida estrategia de apertura.
Para contrarrestar este veredicto, muy seve­
ro, merece la pena citar un dictamen más ge­
neralizado de Nimzowitsch, que pensaba que
( ¡ por norma!) todo peón central debía captu­
rarse si ello no implicaba excesivos peligros:
«Ganar un peón central permite ampliar la
base de operaciones en la zona donde tiene
lugar predominantemente la lucha en la aper­ 8 . . . . , "iYxd4!
tura, es decir, el centro » . Esto es lo que po­ Audacia casi obligatoria. Para explicarla, ni
dríamos llamar un argumento de segundo siquiera necesitamos recordar el especial pa­
nivel de complejidad. (Así, « los caballos antes pel que representan los peones del centro. El
que los alfiles» es una máxima de segundo ni­ quid es que defenderse con cautela mediante
vel en comparación con decir sencillamente 8 . . . . , l¿jf6 9. i,g5 (9. i,f4) , 0-0 1 0. 0-0-0 es
«desarrolle las piezas menores en la apertu­ claramente poco prometedor, puesto que todo
ra» .) Las negras están preparadas para perder lo que puede garantizar al segundo jugador es
un tiempo y debilitar su posición de manera ra­ una seguridad temporal. Ahora las negras van
dical porque quieren mantener su influencia en a la zaga en el desarrollo y se arriesgan a per­
el centro. Las consideraciones sobre la venta­ der con rapidez, pero aún prosiguen la lucha
ja de material desempeñan aqu í un papel se­ en la apertura.
cundario. En consecuencia, la enérgica réplica Jugar antes 8 . . . . , "iVh4+ 9. g3 y entonces 9.
de las blancas está encaminada, ante todo, a . . . , �xd4 parece más débil ; es más probable
frustrar los planes del adversario. que favorezca a las blancas, y les obliga, en
7. f3!?, . . . sentido literal, a examinar las jugadas 1 O. i,f4
Esta empresa reporta beneficios a Alekhine, y 1 0. ll'i b5. No es esencial en modo alguno
aunque en sus comentarios menciona que 7. impedir la maniobra de dama que ahora em­
i,f4, l¿jf6 8. f3 habría sido más seguro. Eso, plea Alekhine. La posibilidad (después de 8 .
en efecto, había ocurrido en la partida Tho­ . . . , �xd4) de dar jaque en h4 quizá solamen­
mas-Nimzowitsch, Marienbad, 1 925, con la te es útil a las negras en la variante 9. ll'i b5,
que el campeón del mundo ya estaba familiari­ �h4+ 1 0. g3, �e7 1 1 . i,g5 ( 1 1 . "iYc3, l¿j a6
zado. La continuación fue 8 . . . . , 0-0 (8 . . . . , 1 2. i,f4, l¿jf6) , �xg5 1 2. ll'i xc7+, �f7 1 3.
exf3?! 9. �xf3 no tiene sentido) 9. fxe4, l¿jxa8, i,d7. En realidad , para valorar la posi­
l¿jxe4 1 0. l¿jxe4, fxe4 1 1 . �d2, ll'id7 1 2. ción tras 8 . . . . , �xd4 de manera objetiva hay
i,e2, c5. Lo más probable es que Nimzo­ que hacer más análisis. A modo de ejemplo,
witsch quisiera mejorar esta l ínea (a modo de desde el punto de vista de las blancas, a mí
ejemplo, con 1 1 . . . . , l¿jc6 en vez de 1 1 . . . . , me gusta 9. i,f4!? (9 . . . . , e5 1 0. i,g5; 9 . . . . ,
l¿jd7, dudosa) . Después de la jugada del tex­ a6 1 0. M d 1 ; 9 . . . . , "iVf6 1 0. o-o-o o 1 o. ll'i b5).
to, sin embargo, 7 . . . . , l¿jf6 8. fxe4, fxe4 9. En cuanto a la jugada que eligen las blancas
i,g5 es malo para las negras. Por consiguien­ en la partida, dista much ísimo de ser tan eficaz
te, tienen que abandonar su plan estratégico y como parece a primera vista.
ser ellas las que cambien los peones. 9. �g3, . . . (D)
7. . . , exf3 8. �xf3, . . . (D)
.
1. E X P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 9

9 . . . , t¿jf6!
. La siguiente posición crítica. Las blancas se
Las negras no se aferran a sus ganancias han quedado rezagadas en el ataque que han
de material; en este estadio prefieren obrar si­ empezado, pero han incrementado su ascen­
guiendo por completo los conceptos generales diente sobre las casillas negras.
del juego de apertura a la vez que demuestran 1 0 . . . . , V/JjeS+
que su valor es claramente relativo. En la prác­ Las negras sí pretenden conservar un peón
tica, la solución de cualquier problema siempre suplementario. Esta decisión da por resultado
es concreta. El otro método de defensa era la nuevas dificultades. Una l ínea más convenien­
jugada de caballo 9 . . . . , t¿j e7, más pasiva, te para crear contrajuego activo era 1 O . . . . ,
después de la cual , según Alekhine, es obvio .M g8!? 1 1 . VJ/ixc7, t¿j c6, y las negras, a su
que la sencilla l ínea 1 0. ii,e3, VJ/if6 1 1 . 0-0-0 vez, tienen posibilidades realistas de atacar al
aseguraría ventaja a las blancas, cuyas ame­ rey blanco:
nazas, en efecto, no serían fáciles de recha­ a) 1 2. t¿j b5 no es adecuada debido a 1 2 . . . . ,
zar, como confirman las variantes siguientes: V/Jih4+ 1 3. g3, V/Jie4+ 1 4. <;.t>f2, VJ/ixc2+ (Ale­
a) 1 1 . . . . , c6? ! 1 2. ii,g5 (1 2. VJ/ic7!?, t¿jd7 khine ) .
1 3 . .M d6 también es interesante) 1 2 . . . . , VJ/i g6 b ) 1 2. ii,f4 e s la continuación q u e , según
1 3. ii,c4, y el rey negro queda sometido a un los manuales, conduce a clara ventaja de las
ataque directo. blancas. Sin embargo, después de 1 2. . . . ,
b) 1 1 . . . . , t¿j bc6 1 2. ii,g5, VJ/ig6 (o 1 2 . . . . , t¿j e4 1 3. VJ/ixh7 ( 1 3. ii,e2, t¿j xc3 1 4. ii, h5+
VJ/if7) 1 3. ClJb5, 0-0 1 4. t¿jxc7, .M b8 1 5. ii,c4 [o 1 4. bxc3] , .M g6 1 5. Ji xg6+, hxg6 1 6. bxc3
también favorece a las blancas. mal puede llamarse una tentativa de ganar)
c) 1 1 . . . . , 0-0!? 1 2. ii,g5 (o 1 2. VJ/ixc7, 1 3 . . . . , ,M g4 1 4. VJ/ih5+, <;.t>e7 1 5. "if'h7+,
t¿j bc6) , V/Jif7 1 3. V/Jixc7, t¿j bc6 parece la línea 'íi;>e8 ambos bandos, por lo visto, tienen que
más aceptable para las negras, aunque siguen conformarse con repetir jugadas.
sin igualar. c) 1 2. ii,d2, t¿j e4 1 3. 0-0-0, ,M g7 1 4. VJ/if4,
1 0. V/Jixg7, ... (D) t¿jf2 ( 1 4 . . . . , tt:J xc3 1 5. "if'xd4, t¿j a2+ 1 6.
'íi;> b 1 , t¿jxd4 1 7. 'íi;>xa2, e5 también es posi­
ble) 1 5. VJ/ixd4, t¿j xd4 1 6. ii,e3, t¿jxd 1 1 7.
ii,xd4, .M d7, con igualdad.
La variante «C» ilustra el interés de las blan­
cas por en rocar. El defecto de 1 0 . . . . , VJ/je5+
es precisamente que hace algo para ayudarles
a lograr ese fin .
1 1 . ii, e2 , ,M gB 1 2. VJ/ih6, ,M g6
10 P R E P A R A C I ÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Si 1 2 . . . . , .l:'í. xg2, las consecuencias son ca­ 1 4 . . . . , .t es?


tastróficas luego de 1 3 . .tgs. Error que es difícil de explicar y pierde. El
1 3. � h4, .t d7 adversario se ha preparado para enrocar, y es
El deseo que muestran las negras de seguir esencial que las negras hagan lo mismo con
desarrollando las piezas es de lo más natural, 14 . . . . , tl:Jc6 1 5. 0-0-0, 0-0-0. Entonces a las
pero podía haberles creado problemas tras 1 4. blancas no les promete ventaja alguna 1 6.
.tf4, �d4 (o 1 4 . . . . , �es 1 5. O-O-O) 1 5. .l:'í. he1 , h6 1 7 . .txh6, tl:Jg4! 1 8 . .txg4, .l:'í. xg4
.l:'í. d 1 , 'iVc5 1 6 . .tgs. 1 3 . . . . , tl:Jc6 1 4 . .tf4, (Kmoch) ni 1 6 . .ths, tl:Jxh5 (Kaspárov) 1 7 .
análogo, también es bueno para las blancas. .txd8, 'iVf4+.
Elegir el mal menor en este estadio no es ta­ 1 S. 0-0-0, .t xg2
rea sencilla. Una interesante posibilidad de de­ O bien 1 5 . . . . , tD bd7 1 6 . .l:'í. he1 , que tampo­
fensa activa es 1 3 . . . . , .l:'í. g4!? 1 4. ¡vf2 (o 1 4. co ofrece esperanzas.
'iVh3, tl:Jc6 1 5. 0-0, .l:'í. g7; Kmoch) 1 4 . . . . , 1 6 . .l:'í. he1 , .te4 1 7 . .t hs, tl:J xhS 1 8.
tl:Je4 1 5. tl:Jxe4 {1 5. 'iVe3, .l:'í. xg2 1 6 . .ths+, .l:'í. d8+, �f7 1 9. � xhS, 1 O -

cJ;; e7 1 7 . .tf3, .l:'í. xc2) 1 5 . . . . , .l:'í. xe4, hacien­ Así pues, si las blancas quieren de veras re­
do todo lo posible por mantener al rey blanco futar 6 . . . . , f5, harán bien en respaldar su ra­
en el centro. La posición resultante favorece al zonamiento general con análisis lo bastante
primer jugador de todos modos; Kaspárov da precisos. De todas formas, ni siquiera la rehabi­
1 6. 'iVf3, tl:Jc6 1 7. �h5+, cJ;; d 7 1 8. c3, con litación total de esta variante puede alterar su
aproximada igualdad, pero en vez de esta últi­ posición en la lista clasificatoria de la teoría, da­
ma jugada las blancas deberían preferir 1 8 . do que desde un punto de vista práctico las ne­
.th6 ( 1 8 . .tgS), tl:J d4 1 9. 0-0-0, .l:'í. xe2 20. gras han sido bastante felices con la calmosa
.l:'í. xd4+, 'iVxd4 21 . �xe2, conservando una 6 . . . . , tl:Jc6 y, sencillamente, no tienen ningún
desagradable iniciativa en una posición de alfi­ motivo para examinar proyectos de apertura
les de distinto color. que siguen siendo dudosos. A otras ideas de
1 4 . .t gs . . . (D)
, carácter « no tradicional » les va mucho mejor
porque tienen una relación directa con los pro­
blemas actuales de la teoría de aperturas; gus­
te o no, hay que tomarse en serio estos
experimentos de libre pensamiento y analizar­
los concediéndoles la misma importancia que a
otras continuaciones mucho más respetables.

Spasski-Liogki
Cto. de Francia por Equipos, 2002
Defensa Francesa [C1 8]
1 . e4, e6 2. d4, dS 3. tl:J e3, .t b4 4. es, es
S. a3, .t xe3+ 6. bxe3, tl:J e7 7. �g4, . . .
Como es bien sabido, aqu í hay dos juga­
das que la teoría recomienda a las negras:
El alfi l va una casilla más lejos de lo que 7 . . . . , ¡vc7, que permite la devastación total
debiera. Esta jugada es una continuación del flanco de rey en la variante 8. 'iVxg7,
más débil del ataque, aunque a lo largo de .l:'í. g8 9. ¡vxh7, cxd4, y 7 . . . . , 0-0; en este úl­
muchos años se las ha ingeniado para reco­ timo caso, sin embargo, el rey está en el pun­
ger abundantes muestras de aprobación de to de mira al instante, de modo que las
los más diversos comentaristas (como 9. negras tendrán que pensar más en defender
'iVg3, por cierto) . que en crear contrajuego. La escasa oferta
l. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 11

de platos que propone el menú induce al ban­ e) 8. ll'if3, ¡fa5 (8 . . . . , b6) 9 . i,d2, ¡va4
do negro a buscar alternativas aceptables, 1 0. M, a2, b6.
pero 7 . . . . , ll'if5 no reúne las condiciones: d) 8. a4, ¡fc7 (8 . . . . , b6) 9. ll'if3, cxd4
después de 8. i,d3, h5 9. ¡ff4, ¡fh4 (9 . . . . , h5 1 0. ¡vf4, cxd4) 1 0. ¡fxd4, ll'i bc6.
1 0. ll'ie2 ( 1 0. �xh4, ll'ixh4 1 1 . i,g5), las e) 8. �d1 , y ahora 8 . . . . , ¡fa5 9. i,d2,
blancas obtienen clara ventaja. cxd4 (9 . . . ., ¡fa4 1 0. ¡fb1 ) 1 0. cxd4, ¡va4 o
7. . . . c;b f8 (O)
, bien 8 . . . . , b6, seguida de . . . , i,a6, con objeto
de utilizar el regalo de un tiempo suplementa­
rio para desarrollarse.
El viaje de regreso �d1 -g4-d 1 se conoce
sobre todo por la partida Fischer-Hook, Olim­
piada de Siegen, 1 970, en la que se continuó
con 6 . . . . , �a5 (en vez de 6 . . . ., ll'ie7) 7.
i,d2, �a4 8. ¡fg4, c;bf8 9. ¡fd 1 , b6 1 0. h4,
ll'ie7 (1 O . . . . , i,a6) 1 1 . h5, h6 1 2. M, h4, i,a6.
Es pertinente para nuestro tema observar que
esta secuencia es otra que les va perfectamen­
te bien a las negras, pero aparte de 8. �g4
también tienen que contar con 8. ¡fb1 .
La continuación de la partida puede añadirse
a la lista de opciones mencionada más atrás.
En todos los casos, el juego suele conducir a
Renunciar de manera voluntaria al enroque situaciones novedosas y problemáticas de lo
deja las torres incomunicadas durante mucho más variadas, en las que las blancas a menudo
tiempo y restringe las posibilidades de las de­ no consiguen probar que tienen ventaja. Por
más piezas. En este caso, sin embargo, en esa razón, 7 . . . ., c;;t> f8 se viene dando con re­
vez de condenar directamente el juego antipo­ gularidad en la práctica desde hace muchos
sicional de las negras, a menudo encontramos años, y todavía merece la pena esperar un rato
comentaristas que pronuncian un dictamen antes de pronunciar el juicio final sobre ella.
muy moderado, como «arriesgado pero intere­ 8. i,d2, . . . (O)
sante» . En forma más expandida, eso, sin du­
da, significa algo por el estilo de «aunque
seguro que existe una refutación de esta extra­
ña idea, la teoría no la conoce todavía » . Y es
que la cosa no está tan clara: el rey en f8 está
mal situado, pero de momento se siente relati­
vamente seguro ahí y defiende el peón de g7.
Esto permite a las negras rechazar el ataque
de la dama. Al mismo tiempo están listas para
entrar en acción a su vez con 8 . . . . , ¡fa5 o bien
8 . . . ., ¡fe? y tienen en reserva el plan corriente
. . . , b6 y . . . , i,a6. La situación ha cambiado, y
las blancas han de definir su estrategia de nue­
vo. Disponen de un amplio abanico de continua­
ciones para elegir:
a) 8. dxc5, ¡fc7 9. ll'if3, ll'id7 (9 . . . ., ll'i bc6). Por medio de esta profilaxis se desea limitar
b) 8. h4, ¡va5 (8 . . . . , ¡fc7; 8 . . . . , b6) las posibilidades activas del adversario (8 . . . . ,
9. i,d2, ¡va4. ¡fa5 9. a4) . E l alfil blanco n o va a ir ahora de-
12 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

prisa a la diagonal a3-f8, y la sencilla respues­ negro es un factor estratégico de constante


ta 8 . . . . , b6 parece lo bastante lógica. Sin em­ relevancia; compensa por completo el pe­
bargo, las negras prefieren quedarse con queño déficit de material que registran las
ventaja de material a librar una tediosa con­ blancas, aunque el primer jugador no tenga
tienda posicional . todavía una manera clara de desarrollar su
8 . . . . , t¿jbc6!? iniciativa.
Con la intención de llegar a una posición del 1 3. 0-0, . . .
tipo Sutovski-Panno, Buenos Aires, 1 997, en la Leve inexactitud , pero esta clase d e jugada
que las blancas hicieron una dudosa apuesta se hace a menudo de manera automática. En
de «todo o nada»: 8 . . . . , V/ifc7 9. l:'!. c1 , t¿j bc6 lugar de enrocar merecía la pena examinar 1 3.
1 0. itd3?! ( 1 0. t¿jf3) , V/ifa5 1 1 . h4, c4 1 2. g b1 , que impide 1 3 . . . . , t¿j a5 debido a 1 4.
Jle2, V/j/xa3. 8 . . . . , V/j/b6 9. dxc5, V/ifb2 direc­ c4, tbxc4 1 5. it b4, con ataque. Por el contra­
to no acaba de servir debido a 1 0. V/j/d 1 , así rio, si 1 3 . . . . , a6 1 4. 0-0, b5, la situación segui­
que las negras juegan primero el caballo y lue­ ría siendo muy incierta.
go la dama. Después de la textual, 1 3 . . . . , a6, seguida de
9. t¿j f3, V/j/ bS 1 0. dxc5!?, . . . 1 4 . . . . , b5, continúa siendo una posibilidad; otra
E n caso d e 1 0. itd3, c4 1 1 . ite2, V/ifb2, las es 1 3 . . . . , b5 enseguida (p. ej. , 1 4. �h5, t¿jg6).
negras alcanzan el objetivo después de 1 2. De todos modos, en este momento merecía la
g c1 , V/j/xa3; 1 2. 0-0, V/j/xc2 también es in­ pena jugar 1 3 . . . . , t¿ja5. Llevar el caballo a c4
cierto, así que las blancas prefieren un curso mejora la posición de las negras; la réplica 1 4.
más circunspecto. Bien es verdad que se ve­ t¿jg5 no es peligrosa, aunque no sea más que
rán obligadas a sacrificar un peón en cualquier por 1 4 . . . . , h6 1 5. t¿j h7+ ( 1 5. �h5, g6 1 6.
caso. V/j/h4, t¿jc4 1 7. t¿j xt7, c;t>xf7 1 8. �f6+, � g8
1 0 . . . . , V/ifb2 debería conducir a las tablas) 1 5 . . . . , g xh7 1 6.
Aquí 1 0 . . . . , V/ifc7 sería menos consecuen­ itxh7, t¿jc4 1 7. itf4 y ahora 1 7 . . . . , t¿jf5 o in-
te; en comparación con la l ínea 8. dxc5, V/ifc7 cluso 1 7 . . . . , g5 1 8. Jlg3, t¿jf5.
9. t¿jf3, t¿j bc6, que hemos mencionado antes, 13 . . . . , a5? (D)
la inserción de 8. itd2 es un punto a favor de
las blancas.
1 1 . l:'!.c1 , V/j/xa3 1 2. it d3, �xc5 (D)

La tarea fundamental del bando negro era


levantar fortificaciones sólidas; en vez de eso,
este bando comete un error capital. El avance
Se ha dibujado el perfil de la posición , lo del peón no tiene apoyo adecuado de las de­
que nos permite hacer algunas afi rmaciones más piezas y da por resultado que las negras
generales. La desafortunada posición del rey pierden rápidamente la batalla de la apertura y
l. E X P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 13

la partida. El drástico debilitamiento, de todo luar e l pensamiento creativo e n l a apertura,


punto injustificado, de la posición del segundo que a veces cobra formas extrañísimas.
jugador permite a las blancas activar las tropas
sin tardanza. Beshukov-Tiviakov
14 . .i::í.b 1 , a4 Cto. de Europa, Saint Vincent, 2000
En todo caso, 1 4 . . . . , tL\g6 era preferible, Defensa Siciliana [836]
desalojando una casilla más conveniente para
que se retirase la dama. 1 . e4, es 2. tL\f3, Qjc6 3. d4, cxd4
15 . .i::í.b S, Vi!fa7 1 6. j,,e 3, VJ!¡bs 1 7. Vi!fhS, 4. Qjxd4, g6 5. c4, . . . (D)

1 7. j,, c 5 directa era más precisa, ya que


después de 1 7 . . . . , Qjxe5 1 8. j,, x e7+, �xe7
1 9. �g5+, f6 20. �xg7+, tL\f7 21 . .i::í. e1 no
podría rescatarse al rey negro.
17 . . . . , h6 1 8. j,,c s, a3
El peón corre hacia su fin; 1 8 . . . ., � g8 o 1 8 .
. . . , j,, d 7 ofrecían más posibilidades en la
práctica.
1 9 . .i::í.a 1 , j,,d7 20 . .i::í.b 3, a2 21 . .i::í. b2, b6
De nuevo, 21 . . . . , � g8 habría sido mejor,
esta vez por pura necesidad.
22. .i::í. xb6, Vi!fc7 23. .i::í. b2, VJ!¡as 24 .
.i::í. bxa2, Vi!f xa2 25 . .i::í. xa2, .i::í. xa2 26. g3, . . .
Y las blancas tienen ventaja decisiva ( 1 - O,
41 jugadas) . 5 . . . . , j,,h 6
En la Defensa Francesa, la jugada 7 . . . . , El pensamiento de utilizar 4 . . . ., g6 de esta
�f8 n o es nada fuera d e l o común. Baste re­ particular manera puede acudir a la mente tras
cordar la Variante MacCutcheon: 1 . e4, e6 2. haber estudiado con cuidado algunas varian­
d4, d5 3. Qj c3, tL\f6 4. j,, g 5, j,, b4 5. e5, h6 tes clásicas de este sistema como 5 . . . ., j_g7
6. j,, d 2, j,, xc3 7. bxc3, Qj e4 8. �g4, y aho­ 6. j,, e 3, tL\f6 7. tL\c3, 0-0 8. j,, e 2, d6 9. 0-0,
ra 8 . . . . , �f8 o bien 8 . . . ., g6, no hay otra j,, d 7 1 0. �d2, tL\ xd4 1 1 . j,, x d4, j,, c6 1 2. f3,
elección. En esa posición , los jugadores no tL\ d7. En este punto, por norma, las blancas
suelen senti r ninguna fuerte aversión a la ma­ preservan el alfil con 1 3. j,, e 3 o 1 3. j,, f2 para
niobra de rey, y la explicación es bastante entorpecer el contrajuego del adversario ba­
sencilla: debilitar gravemente el flanco de rey sado en . . . , a5, . . . , Qj c5 y . . . , Vi!fb6. Este
con 8 . . . . , g6 tampoco les agrada mucho, así ejemplo muestra que, en ciertos casos, el
que ambas réplicas se consideran iguales. cambio de los alfiles de casillas negras favore­
En la Variante Winawer con 7. Vi!fg4, las co­ ce los intereses del segundo jugador, ya que
sas son distintas. Aqu í la continuación lógica algunas casillas del centro y el flanco de dama
del juego anterior de las negras parece ser 7. son más accesibles para su dama y otras pie­
.. ., Vi!fc7 o 7 . . . ., 0-0; solamente tras familiari­ zas. En el presente momento, sin embargo,
zarse más con estas l íneas empieza uno a te­ nada indica que vaya a producirse una situa­
ner dudas sobre su verdadero valor. ción de medio juego de esa clase. La tentativa
Sea como fuere, lo que sí tenemos son de adelantarse a los acontecimientos no pro­
nuestras nociones generales de estrategia ra­ mete nada bueno a las negras.
zonable, y podemos realizar comparaciones 6. j,,x h6, . . .
entre una idea nueva y las normas ya estable­ Lógica. Las blancas obtienen ventaja prácti­
cidas. Este es el criterio más sencillo para eva- camente sin hacer el menor esfuerzo. En la
14 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

partida Piesina-Uogele, Cta. de Lituania, 1 980,


se continuó con 6. éLic3, itxc1 7 . .M xc1 , éLif6
8. ite2, 'iVb6 9. éLi b3, 0-0 1 0. 0-0, d6; fue, es
evidente, una de las primeras partidas en las
que se probó 5 . . . . , it h6.
6 . . . . , éLixh6 7. éLic3, . . . (D)

1 2 . . . . , �b6
En general, tras el cambio de su caballo por
el alfil blanco, el segundo jugador ya no tiene
recursos suficientes para seguir luchando por
el control de las casillas negras. En vez de es­
ta última jugada, merecía la pena simplificar la
posición todavía más con 1 2. . . . , éLixd4 1 3.
7 . . . . , 0-0 'iVxd4, �a5, que, en opinión de Tiviakov, con­
El planteamiento cauto es lo acertado, a fin duciría a la igualdad. Volveremos a este vere­
de no provocar sin necesidad al adversario pa­ dicto un poco más tarde.
ra que entre en acción (a 7 . . . . , d6 puede con­ 1 3. éLic2, a6 1 4. éLie3, 'iVcS 15 . .M c1 , . . .
testarse 8. c5 o bien 8. éLixc6, bxc6 9. c5) . Jugar 1 5. 0-0 enseguida era más lógico,
8 . .,te2, d6 puesto que la réplica 1 5 . . . . , b5 sigue siendo
En una partida posterior, Smeets-Tiviakov, prematura.
Cta. de Holanda, Dieren , 2003, se siguió con 1 5 . . . . , 'iVeS 1 6. 0-0, . . .
8 . . . . , f6 9. 0-0, éLif7 1 0 . .M c1 , b6 1 1 . 'iVd2, Una l ínea más enérgica era 1 6. éLi ed5,
.,tb7, y en esta posición , que es prometedora itxd5 ( 1 6 . . . . , g5 1 7. h4, g4 1 8. �g5+) 1 7. f4,
para las blancas, se acordaron las tablas. En ¡jg7 1 8. exd5.
cuanto al avance . . . , f5, en las presentes cir­ 1 6 . . . . , ¡jf4 1/2-1'2
cunstancias, las negras, con gran sensatez, En la posición final , las blancas aún están
prefieren abstenerse de hacerlo. mejor, de modo que el fascinante viaje de la
9. 'iVd2, . . . dama sigu iendo la ruta d8-b6-c5-e5-f4 no
Sería más sencillo proseguir con calma me­ parece una ejecución muy afortu nada del
diante 9. 0-0, sin molestar al caballo que está plan estratégico ligado a la paradój ica j uga­
emplazado pacíficamente en h6. Entonces de­ da 5 . . . . , ith6. Está claro que esta extraña
pendería de las negras, como antes, idear una idea, ind ucida por pensamientos sobre un
manera de continuar. Las blancas estarían azaroso futuro, no se co rrespondía con la
contentas con, por ejemplo, 9 . . . . , f5 1 0. c5 o realidad del presente y el bando negro ten ía
9 . . . . , éLixd4 1 0. 'iVxd4, ite6 1 1 . c5. muy pocas posibil idades de triu nfar desde
9 . . . . , éLJg4 1 0. itxg4, itxg4 1 1 . h3, . . . el principio. Las neg ras pronto tuvieron difi­
Atacar e l alfil es absurdo. D e nuevo l o indi­ cu ltades, y la oportun idad que les deparó la
cado era enrocar, aunque la pérdida de tiempo suerte de simplificar más en la j u gada 1 2
no es de gran trascendencia. e ra la mejor manera de sal i r de su desa­
11 . . . . , .,te6 1 2. b3, . . . (D) fortunada apertura. Sin embargo, ni siquiera
1. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 15

eso puede calificarse de logro. Las neg ras cuentra un plan adecuado, pero e s difícil decir
obtienen con frecuencia el mismo resultado, si las negras tienen uno en esta posición » .
en sentido l iteral, por medios muchísimo 1 4 . . . . , � g8
menos extravagantes , sin rebasar los l ími­ 1 4 . . . . , f6 di recta es más lógica, pero a las
tes de la teoría oficial. negras les resultaría difícil usar en beneficio
propio el tiempo así ahorrado. Sienten de ver­
Botvínnik-Torán dad una clara falta de ideas constructivas.
Palma de Mallorca, 1 967 1S. b3, 'iVaS 1 6. f4, f6 1 7. g f3, c;;t> h 8 1 8.
Defensa Siciliana [836] U e1 , U g8 1 9. U d3, U ac8 20. lbdS?!, . . .
Nada imped ía a las blancas proseguir con
1 . c4, g6 2. e4, es 3. lb f3, lb c6 4. d4, cxd4 las maniobras. El cambio de piezas facilita la
S. lbxd4, 'bf6 6. lbc3, lbxd4 7. 'iVxd4, d6 defensa de las negras de manera conside­
8. jLe3, jLg7 9. jLe2, 0-0 1 0. 'ii' d 2, . . . rable.
Una conocida posición de apertura. 20 . . . . , 'ij'xd2 21 . M. xd2,jLxdS 22. U xdS,
1 0 . . . . , lbg4 U c6?
Si las negras ambicionan crear contrajuego, Mejor jugada era 22 . . ., U c7, que permite
.

deberían preferir aquí 1 0 . . . ., jLe6. rechazar la amenaza de una ruptura de peo­


1 1 .jLxg4,jLxg4 nes: 23. e5, dxe5 24. fxe5, f5 25. U ed 1 ,
En este punto, para evitar un posible U gc8 (Botvínnik).
jLxc3 o la variante, más específica, 1 2. 0-0, 23. es, dxes 24. fxeS, U e6 2S. c;;t>f2, . . .
1::!. c8 1 3. b3, b5 suelen ser las propias blancas Y las blancas convirtieron l a ventaja e n vic­
las que ofrecen cambiar los alfiles de casillas toria (1 - O, 37 jugadas).
negras. Volviendo una vez más a Beshukov-Ti­
1 2.jLd4,jLe6 viakov, intentemos form ular las objeciones a
Después de 1 2 . . . . , jLxd4 1 3. 'iVxd4, jLe6, 5 . . . . , jL h6 con más rigor. Basada nada más
la posición sería casi idéntica a la mencionada que en consideraciones abstractas, esta juga­
en el comentario a la jugada 1 2 de la partida da implicaba un conflicto absurdo con las re­
precedente y que Tiviakov consideraba aproxi­ glas generales de la estrategia de aperturas,
madamente igualada. Lo que ocurre ahora que, en esencia, cumplen la útil función del sis­
tampoco es muy diferente. tema de señales de tráfico con el que todos
1 3. jLxg7, �xg7 1 4. 0-0, . . . (D) estamos familiarizados, advirtiéndonos del pe­
ligro en zonas de tráfico denso.

1 .2. Fines y medios


para lograrlos

El sign ificado de cualq uier idea -no sola­


mente en la apertu ra- depende tanto de su
valor estratégico como de las pe rspectivas
de aplicarla. Si se alte ra el orden de los su­
mandos en una suma, el total sigue siendo
el mismo. Puede que primero se formule un
objetivo final y l uego se i ntente elaborar el
mecan ismo correspondiente para alcanzar­
La valoración que da Botvínnik de la situa­ lo; o, por el contrario, puede encontrarse
ción difiere de la de Tiviakov: « Torán no en- una interesante secuencia de j ugadas y mi-
16 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

rar entonces adónde conduce. Nada más t¿jf6 8. e5, tZ:l e4. En cualquier caso, sería in­
empezar la partida hay que combinar el inte­ teresante que el alfil volviese a f8 y situar el
rés por asu ntos secundarios con el cumpli­ peón en h6, pero llevar a cabo esta sustitu­
miento del programa «Obligatorio » , y esto ción en la cabeza es mucho más fácil que ha­
pone restricciones suplementarias a todas cerla de verdad . « La ley es la ley» , como se
las tentativas de improvisar en la apertura. dice, y en un estadio tan temprano de la par­
Cuanto más flagrante es la desviación de las tida el desarrollo de las piezas (aunque sola­
« normas » , más a fondo hay que calcular sus mente se haga de manera formal) suele ser
posibles consecuencias. preferible a avanzar el peón de torre.
Ahora también el adversario, con plena justi­
Gashimov-Eingorn ficación , puede empezar a buscar factores de
Olimpiada de Bled, 2002 la situación que le favorezcan.
Defensa Francesa [C1 0] 4. j¿d3,... (D)
Natural y lo bastante buena. A las negras no
1 . e4, e6 2. d4, d5 3. t¿j c3, h6 (D) les crea especiales dificultades 4. t¿jf3, t¿jf6
5. j¿d3 (5. e5, t¿j e4 6. j¿d3, tZ:l xc3 7. bxc3,
c5) 5 . . . . , c5 (5 . . . . , j¿b4 también es posible)
6. exd5, exd5 7. 0-0, c4 8. U e 1 +, j¿e7 9.
j¿f1 . Por otra parte, otra jugada de alfil , 4.
j¿e3!?, les plantea problemas no menos gra­
ves que la textual:
a) 4 . . . . , dxe4 5. tZ:l xe4, t¿j d7 (5 . . . . ,
j¿d7!?) 6. t¿jf3, t¿j gf6 7. t¿j xf6+, t¿j xf6 les
supone una pertu rbadora pérdida de tiempo
(en comparación con la variante 3 . . . . , dxe4
4. tZ:l xe4, tZ:ld7 5. t¿jf3, t¿j gf6 6. j¿g5, h6 7.
t¿j xf6+, tZ:l xf6 8. j¿e3, que se conoce por la
práctica) . Una posibilidad en la jugada 5, aun­
que no muy prometedora, es 5 . . . . , t¿jf6 6.
tZ:l xf6+, 'ij'xf6 7. t¿jf3; la misma posición
Este es ya el tercer ejemplo de Defensa puede surgir después de 3 . . . . , dxe4 4.
Francesa en el que nos encontramos con una t¿jxe4, t¿jf6 5. t¿jxf6+, 1Vxf6 6. t¿jf3, h6 7.
infracción de las reglas del buen comporta­ j¿e3.
miento en la apertura. Para evitar malentendi­ b) 4 . . . . , j¿b4 5. a3!? (más precisa que 5.
dos, entonces, nótese que hay posibil idades 'ij'g4, y las negras tienen 5 . . . . , g6!? 6. e5, c5
similares en prácticamente toda secuencia de en vez de 5 . . . . , tZ:le7 6. a3, trasponiendo) 5.
apertura. Nos abstendremos de hacer juicios . . . , j¿xc3+ 6. bxc3, tZ:l e7 7. 'ij'g4, U g8 8. e5,
apresurados y observaremos, de momento, y las blancas tienen ventaja.
que las neg ras se han comprometido en lo c) 4 . . . . , t¿j c6 5. t¿jf3 (5. j¿b5, dxe4; 5. e5,
que Nimzowitsch llamó «voltejear» o manio­ t¿j ge7) , t¿jf6 6. e5, tZ:l e4 7. tZ:l xe4, dxe4 8.
brar con flexibilidad contra el centro de peo­ t¿jd2, t¿j xd4 9. tZ:l xe4, t¿j c6 1 O. 'ij'xd8+,
nes blanco. La idea de esta jugada, en sí, no t¿jxd8 da un final en el que las negras tienen
es nueva en modo alguno; se ha tomado mucho trecho que recorrer para igualar.
prestada de la l ínea 3 . . . . , j¿e7, en la que,
entre otras cosas, la teoría examina las con­
tinuaciones 4. t¿jf3, t¿jf6 5. j¿d3 (5. e5,
t¿je4), c5 6. exd5, exd5 7. dxc5 y 4. j¿d3,
t¿j c6 5. t¿jf3, t¿j b4 6. j¿b5+, c6 7. j¿e2,
1. E X P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 17

�f3, é[Jf6) 9 . . . . , .i, e 7 1 0 . �e2, c 6 o 7 .


.i,f4, é[Jxd3+ 8. �xd3, c6 9. 0-0-0, .i,d6.

4 . . . . , é[Jc6
I nteresante momento para ilustrar la diná­
mica subyacente en la lucha. Para desgracia
de las negras, 4 . . . ., c5 no es buena debido a 6 . . . . , é[Jf6 7. es, é[Je4
5. exd5, exd5 6. dxc5, .i,xc5 7 . .i, b5+. En Las negras siguen adelante según el curso
términos generales, 4 . . . ., .i, b4 sería más elegido, pero después de 8 . .i,e3, c5 9. dxc5,
segu ra; así, la discusión sobre la pérdida de é[Jxc3 1 O. bxc3, é[Jc6 1 1 . 0-0 o bien 8. 0-0, c5
tiempo de las negras se trasladaría a la Va­ 9 . .i,e3, é[Jxc3 1 0. bxc3, é[Jc6 1 1 . dxc5 po­
riante Winawer clásica. Sin embargo, el es­ dían esperar afrontar una nueva prueba sobre
quema de apertura que el bando negro ha la solidez de su posición. A modo de ejemplo,
empezado exige que se lleve a su conclusión en la partida De la Riva-Liogki , Cto. de Francia
lógica, y el segundo jugador obra en conse­ por Equipos, 2004, en la que se había interca­
cuencia. Al mismo tiempo, se eleva el nivel de lado 6 . .i, b5+, c6, se siguió con 1 2 . . . . , �a5
riesgo estratégico en su posición . 1 3. é[Jd4, �xc3 1 4. é[Jb5, �xe5 1 5. �d2,
5. é[Jf3, é[J b4 6 . .i,e2, . . . (D) 'tj'b8 1 6. c4, y las blancas, que se habían ade­
Por analog ía d i recta con la l ínea 3. lantado claramente en el desarrollo, ten ían una
.i,e7, merece atención 6 . .i, b5+ en lugar iniciativa desagradabilísima. Esta vez, por una
de retirar el alfil a e2 de i n mediato . En este amarga ironía del destino, sería mejor que el
caso, el jaque no reporta ventajas especia­ alfil de f8 ya estuviese en e7 . . .
les a las blancas excepto, qu izá, que des­ 8. a3, . . .
pués de 6 . . . ., c6 (6 . . . ., .i,d7 es demasiado Las blancas deciden impedir . . . , c5, que
despreocupada en vista de 7. .i,xd7+, -como vemos por el comentario anterior- po­
'tlixd7 8. é[Je5) 7 . .i,e2, é[Jf6 8 . e5, é[Je4 drían haber intentado utilizar en beneficio pro­
las negras tienen que responder a 9. a3 con pio. El caballo de b4 regresa a c6, pero
9 . . . . , é[Jxc3 1 O. bxc3, é[Ja6 , puesto que 9 . primero, desde luego, tiene lugar un cambio en
. . . , � a 5 no e s buena. c3.
Las blancas también tienen la posibil idad 8 . . . . , é[Jxc3 9. bxc3, é[Jc6 (D)
de tomar una decisión estratégica de todo
pu nto disti nta: 6. exd5, exd5. Sin embargo,
aunque las negras se han atrasado pel igro­
samente en el desarrollo, consiguen frenar la
ofensiva del adversario, por lo menos en las
variantes 7. 0-0, é[Jxd3 8. �xd3, é[Jf6 9.
M e 1 + (9. é[Je5 , .i,e7 1 0. 'tj'g3, é[Jh5 1 1 .
18 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

11 . . . . , � d7
No hace daño ser un poco cauto ( 1 1 . . . . , c5
1 2. dxc5!?).
1 2. tZ'le1 , c5
Otras jugadas interesantes son 1 2 . . . . , a6 (p.
ej. , 1 3. a4, b5) y 12 . . . . , h5, bloqueando el flan­
co de rey a su debido tiempo.
1 3. f4, �c7
Un caso de indecisión . Después de 1 3 . . . . ,
tbc6 1 4. g4, �a5 1 5. �e3, h5, las negras
habrían tenido la mejor posición . En la partida
nunca aprovechan la oportunidad de ubicar el
caballo en c4.
1 4. g 4, 0-0-0 1 5. f5, �e7 1 6. t¿j g2, �g5
Tras eludir de modo satisfactorio todos los (D)
peligros, el segundo jugador ha alcanzado el
fin que se fijó. Ha estropeado la formación de
peones de las blancas a la vez que ha preser­
vado el alfil de casillas negras, a diferencia de
lo que sucede en la variante 1 . e4, e6 2. d4, d5
3. tZ'lc3, �b4 4. e5, c5 5. a3, �xc3+ 6. bxc3.
Todo lo que tiene que hacer ahora es demos­
trar que la idea en sí merece los esfuerzos que
ha supuesto el llevarla a cabo. De lo contrario,
se arriesga a acabar en la situación que cuen­
ta un viejo chiste, que, traducido al ajedrez, po­
dría ser más o menos:
-Mira, 3 . . . . , h6 en la Francesa es perfecta­
mente jugable.
-¿Entonces no puede refutarse en el acto?
-Difícil pregunta. El caso es que nadie nece- 1 7. �f4, t¿jc6
sita hacer eso. Aqu í las neg ras deberían haber prefe rido
1 0. 0-0, . . . la senci lla l ínea 1 7 . . . . , tZ'l c4 1 8 . h4, �xf4 y
Con vistas a disputar l a ventaja, 1 0. c4 pare­ 1 9 . . . . , @ b8 ; sobreestiman la importancia
ce más adecuada -o incluso 1 0. �e3, tZ'l a5 del avance h4 y tratan de impedi rlo -sin de­
1 1 . t¿jd2-. masiada eficacia, por cierto, puesto que
1 0 . . . . , t¿ja5 1 1 . �d3?! , . . . después de 1 8 . h4! ? , �xf4 1 9 . t¿j xf4, cxd4
Después d e esto y a podemos resumir los 20. cxd4, �b6 2 1 . c3, t¿j xe5 22. 'iY b 1 ,
resultados provisionales de la apertura. Las �xb1 23. l:r axb 1 , tb c6 24. fxe6, fxe6 25.
blancas se proponen llevar a cabo un ata­ �b5, las blancas obtend rían buena com­
que de peones con f4-f5 y se ponen a prepa­ pensación por el peón menos-.
rarlo con su próxima j ugada. Este plan no 1 8. �g3, �a5 1 9. l:rad1 , . . .
resu lta ser la mejor manera de explotar los Aq u í también merecía la pena estudiar
tiempos que han ganado en la apertura. Las 1 9. h4, c4 20. �f3, �d2 2 1 . �e1 , �xe1
negras completan el desarrollo con cal ma y, 22. l:r axe1 (o 22. l:rfxe1 ).
como m ínimo, obtienen buen contrajuego 19 . . . . , h5 20. fxe6, �xe6 21 . gxh5, c4
gracias a la debil idad del flanco de dama 22. �f3, ... (D)
blanco.
l. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 19

las variantes teóricas principales han aproba­


do su examen inicial de solidez. Toda tentati­
va de m i rar los problemas de tal o cual
apertura de manera novedosa se topará ine­
vitablemente con gran resistencia y antes que
nada debe demostrar que es viable en la
práctica.

Lputián-Shírov
Montecatini Terme, 2000
Defensa Grünfeld [D85]
1 . d4, 0,f6 2. c4, g6 3. 0,c3, d5 4. cxd5, . . .
La Defensa G rünfeld obliga a las blancas a
Cuando ambos bandos tienen debilidades, hacer una elección radical. La opinión general
el que lleva la iniciativa es el que obtiene ven­ es que la única manera realista de buscar ven­
taja. Hasta aquí, pese a toda una serie de ine­ taja en esta apertura es aceptar la invitación
xactitudes, ambos jugadores se las habían del rival y apoderarse del centro. Hay dos mé­
ingeniado para no cometer equivocaciones ob­ todos acreditados para hacer eso: 4. cxd5,
vias, pero ahora las negras pierden el hilo de 0,xd5 5. e4, 0,xc3 6. bxc3 y 4. 0,f3, .i,g7 5.
la partida. 'ii' b 3, dxc4 6. 'ii' xc4. En ambos casos hay
22 . . . . , �xa3?! variantes teóricas de probada calidad que se
Absurda; el peón de a3 podía esperar. Mejo­ extienden más allá del horizonte. Esta vez pa­
res jugadas eran 22 . . . . , �a4 y 22 . . . . , 0,e7. rece que las blancas toman la primera senda,
23 . .i,f4, .i,e7?! pero lo que en realidad prefieren se parece
Sin advertir la sencilla réplica de las blancas. más a la segunda.
Una línea más consecuente era 23 . . . . , .i,xf4 4 . . . . , 0,xd5 5. 0,a4, . . . (D)
24. 0,xf4, �b2, pero 23 . . . . , .i,h6 24 . .i,xh6,
.l::!. xh6 también era posible.
24 . .i,d2, �b2 25. 0,e3, .i,g5?
Claro descuido que conduce a la derrota,
aunque es verdad que después de 25. . . . ,
�b6 26. 0,f5 la ventaja ya sería de las blan­
cas.
26. 0,xc4, dxc4 27. .i,xg5, .l::!. de8 28. 'ii' e4 ,
f6 29 . .i, c1 , . . .
Y las blancas ganaron ( 1 - O , 56 jugadas) .
En principio, a uno le gustaría que ambos
componentes esenciales (el fin estratégico y
el método para lograrlo) encajasen a la per­
fección , pero tal correspondencia ideal es ca­
si imposible de obtener en la actualidad . Las
contradicciones internas del esquema propio Al verla por vez primera, esta maniobra
le dan al adversario una de sus bazas más de caballo nu nca deja de causar asombro,
relevantes para la lucha que se avecina, y no aunque, en esencia, no hay nada nuevo en
hay nada que pueda hacerse al respecto. La las intenciones de las blancas. En el siste­
era de los descubrimientos espectaculares en ma de 4. 0,f3 , .i,g7 5. 'iVb3, al que acabo
la apertura ha pasado para siempre. Todas de referirme, sabemos que 1.as blancas con-
20 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

sienten en perder algu nos tiempos con la pezar. Por lo tanto, adelantándome un poco,
dama a fin de avanzar los peones y al mis­ añadiré que el sacrificio de peón es sólido y, en
mo tiempo dificu ltar el contragolpe . . . , c5 . estas circunstancias, parece ser una respues­
La conti nuación , poco convencional , que se ta de todo punto idónea a las acciones del pri­
da en esta partida se basa en las m ismas mer jugador.
ideas estratég icas ; la diferencia está en la 6. dxe5, . . . (D)
ejecución. El orden de j ugadas 4. tlJf3,
j_g7 5 . cxd5, tlJ xd5 6 . tlJ a4, más circuns­
pecto , perm ite a las neg ras replicar 6 . . . . ,
j_f5 si lo desean; entonces, después de 7.
tlJc5, b6 8. e4, bxc5 9 . exf5, cxd4 no tienen
problemas para obtener una buena posi­
ción . En el presente caso, la escaram uza
que han empezado las blancas en la aper­
tura no es tan senci lla de resolver.
Las negras, desde luego, pueden jugar 5 .
. . . , tlJf6 (impidiendo 6. e4) 6. tlJf3 (6. f3, tlJ c6
7. e3, e5), j_g7 7. e3, 0-0 8. j_e2, pero luego
no son muchos los recursos que les quedan
para crear contrajuego activo. En la práctica, 5 .
. . . , j_g7 6. e4 es lo que se juega más a menu­
do, pero también aquí las blancas hacen fren­ 6 . . . . , tlJ c6
te a sus tareas de manera más o menos La l ínea forzada 6 . . . . , j_ b4+ 7. j_d2, tlJ e3
satisfactoria: 8. fxe3, j_xd2+ 9. 'iVxd2, 'iVh4+ 1 0. g3,
a) 6 . . . . , tlJf6 7. f3, 0-0 8. j_e3, c6 9. j_d3. 'iVxa4 es ingeniosa, pero ilógica. La objeción
b) 6 . . . . , tlJ b4 7. a3 (o 7. d5) , tlJ4c6 8. d5, principal es que después de 1 1 . j_g2 (más
tlJd4 (8 . . . . , tlJe5 es una alternativa) 9. j_e3, fuerte que 1 1 . � d4, 'iV a5+ 1 2. b4, 'iV a3) 1 1 .
e5 1 0. tlJe2, 'iVh4 ( 1 0 . . . . , 'iVf6!?) 1 1 . tlJc5. . . . , 0-0 1 2. ttJf3 las negras se topan con nue­
c) 6 . . . . , tlJ b6 7. j_e3, 0-0 8. tlJf3, j_g4 vos problemas de apertura en vez de igualar
(8 . . . . , tlJ xa4 9. 'iVxa4, c5 1 0. � d 1 ) 9. j_e2, de inmediato.
ttJxa4 (o 9 . . . . , tlJ c6 1 O. d5) 1 O. �xa4, c5 Por otra parte, en la posición de la partida,
1 1 . dxc5. no está claro en absoluto qué bando va a jugar
Si a las negras no les gustan variantes así, por la igualdad. Las blancas ya tienen que pro­
pueden intentar corresponder con algo bastan­ ceder con sumo cuidado para no quedar infe­
te novedoso por su parte: 5 . . . . , tlJ b6 6. tlJf3 riores.
(6. e4, e5) , j_g7 7. e4, j_g4 8. j_e3, tlJ c6 9. 7. llJf3, . . .
d5, tlJe5 o 5 . . . . , j_f5 6. f3, tlJ b6 7. e4, tlJxa4 Aqu í 7 . e4, tlJ db4 8 . 'iVxd8+, tlJxd8 9.
(7 . . . . , j_c8 es asimismo posible) 8. 'iVxa4+, � b1 , tlJxa2 no es nada atractivo, pero mere­
j_d7 9. 'iVb3, tlJ c6. ce la pena pensar 7. a3; en todo caso, es difícil
Sin embargo, en la posición que se produce salir adelante sin esta medida precautoria, y
luego de 5. tlJa4, en la que ha quitado su ca­ en el final las blancas vuelven a tener la inicia­
ballo del centro para ponerlo en la banda del tiva después de 7 . . . . , tlJ xe5 8. e4, tlJ b6 9.
tablero, el bando blanco tiene que contar ante 'iYxd8+, �xd8. La réplica más prometedora
todo con una contraofensiva en el centro: de las negras es 7 . . . . , j_f5 8. llJf3, 'iVd7, y
5 . . . . , es ahora:
La reacción clásica. En ejemplos de manual, a) 9. j_d2, 0-0-0 1 0. � c1 , 'iVe8, como en
esta estrategia suele triunfar con rapidez, pero Rukavina-Mijalchishin, Nova Gorica, 1 999
aquí la batalla real no ha hecho más que em- -que tuvo otro orden de jugadas-.
1. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 21

b) 9. e3, 0-0-0 1 0 . ..tb5 (1 0 . ..te2, 'iVe8) , 9 . . . . , .tes


�e6. Manteniendo la tensión en la pos1c1on .
c) 9. CZJg5 (insistiendo en efectuar el avance Otra posib i l idad de compl icar el j uego e ra
e4), h6 1 0. e4, hxg5 1 1 . exd5, C2J xe5 (1 1 . . . . , 9 . . . . , ..tf5. Si valoramos los resultados de la
0-0-0) 1 2 . ..txg5. apertura desde un punto de vista pu ramente
En las dos primeras variantes, las blancas lo académico, podemos observar que 9. . . . ,
van a pasar mal encarando los problemas de ..tg7 1 0. a3, h6 1 1 . ..tf6, ..txf6 1 2 . exf6 ,
la defensa, mientras que la tercera conduce a C2J d5 es suficiente para obtener una aproxi­
juego incierto. mada igualdad.
7. . . . , CLJdb4?! 1 0. C2Jc3?!, . . .
Dudosa decisión, en especial si se compara Una continuación mucho más temática pare­
con las demás posibilidades de las negras. ce ser 1 0 . ..tf6, C2J xa2 (1 0 . . . . , .l::í. g8 1 1 . C2Jc3)
Tampoco aquí parece mala 7 . . . . , ..tf5; a modo 1 1 . e3 (1 1 . ..txh8? , 0-0-0+), ..tb3+ (1 1 . . . . ,
de ejemplo: 8. C2Jc3 (sobre 8. a3, �d7 véase .te? 1 2 . ..txh8, 0-0-0+ 1 3. @e2) 1 2. @d2
el comentario anterior) , CZJ xc3 9. 'iVxd8+, (1 2. @e2!?, .l::í.g 8 1 3. C2J d4), ..tb4+ 1 3. CZJc3,
.l::í.xd8 1 0. bxc3, ..tg7. Asimismo 7 . . . . , ..tg4 0-0. Sin amilanarse ante las complicaciones,
es de lo más satisfactoria, pero 7 . . . . , ..tb4+ 8. las blancas estarían muy metidas en la pelea .
..td2, ..tg4 9 . ..txb4, C2J dxb4, sugerencia de Retirar el caballo en el acto supone el fracaso
í. Záitsev, es más débil en vista de 1 0. a3. total de su política de apertura.
Lo que han elegido las negras requiere una 10 . . . . , ..tg7 1 1 . a3, . . .
explicación, que hasta la fecha no se ha dado. Ya está claro quién tendrá que luchar por las
En este punto, cambiar las damas con 8. tablas. De nada sirve 1 1 . ..tf6, ..txt6 1 2. exf6,
�xd8+, C2Jxd8 no reporta nada a las blancas; 0-0-0+, y hay que ser un optimista incorregible
la réplica indicada es 8. a3. Entonces, el sacri­ para jugar 1 1 . C2J b5.
ficio de pieza 8 . . . . , ..tf5 9. axb4, CZJ xb4 se re­ 1 1 . . . . , CLJdS
futa mediante 1 0 . ..tg5, y después de 8 . . . . , Esto garantiza a las negras una mínima ven­
�xd 1 + 9. @xd 1 , C2Jd5 (9 . . . . , C2J a6) 1 0. e4, taja en el final. Es difícil decir si estaría justifica­
C2Jb6 las negras pueden contar en el mejor de do aspirar a más con 1 1 . . . . , h6 1 2. axb4 (1 2 .
los casos con igualar si se las ingenian para ..tf6, ..txt6 1 3. exf6, 0-0-0+), hxg5 1 3. CZJxg5.
recobrar el peón sacrificado. 1 2. e4, . . .
8 . ..tgS?!, . . . E s comprensible que las blancas deseen al­
N o demasiado mala, pero tampoco tan bue­ canzar al adversario en el desarrollo cuanto
na. antes, pero los peones débiles que están apare­
8 . . . . , �xd1 + 9. @xd1 , . . . (D) ciendo en su posición son también un factor de
lo más significativo. Quizá deberían haber teni­
do un poco más de paciencia y continuado tran­
quilamente con 1 2. C2J xd5, ..txd5 1 3 . .l::í. c1 .
1 2 . . . . , CZJxc3+ 1 3. bxc3, CZJxeS 1 4. CZJxeS,
..txeS 1 5. @ c2, h6 1 6 . .tea , 0-0-0, . . .
D e momento, las blancas n o tienen especia­
les problemas, pero deben andarse con cuida­
do, ya que la situación puede empeorar con el
tiempo.
1 7. f4, . . .
E n vez d e este incauto avance, debería pre­
ferirse 1 7. h4 o, sin ir más lejos, 1 7 . ..te2; no
hay que temer demasiado la tentativa de blo­
quear el flanco de rey con 1 7 . . . . , g5.
22 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

1 7. . . . , ii,g7 1 8. ii, e2, . . . 27 . .i::í, g1 , . . .


La «jugada d e Fischer» 1 8. ii,xa7 significa­ Lo más preciso, aunque 27. fxg5, hxg5 28.
ría jugar va banque, para lo que las blancas 1:i. g1 , ii,h6 29 . .i::í,ad 1 también es jugable.
aún no están listas: 1 8 . . . . , b6 1 9. ii,a6+, 27 . . . . , gxf4 28. ii,xf4, ii,xe5 29. ii,xh6,
'ii;>d 7 y ahora 20. ii, b7, .i::í,aa 21 . � hd1 +, ii,f6
'ii;>e7 22. ii,xb6, cxb6 23. ii,xa8, .i::í, xa8 24. La variante 29. . . . , .i::í, h8 30. .i::í, g5+, 'ii;>f6
a4 o incluso 20. a4, .i::í,a8 21 . a5, .i::í,xa7 22. 31 . .i::í,xe5, 'ii;>xe5 32. ii,g7+, 'ii;>f4 33. ii,xh8,
axb6. .i::í,xh8 34 . .i::í,d1 conduce a las tablas.
18 . . . . , I:r he8 1 9. l:í. he1 , ii,d7! 20. ii,f3, ... 30. � ad1, . . .
También sería difícil recomendar 20. e5, f6 Y l a partida acabó e n tablas d e todos modos
21 . exf6, ii,xt6 22. ii,f1 , pero ahora la estruc· (1'2-1/2 , 44 jugadas).
tura de peones blanca quedará estropeada pa­ I ntentemos etiquetar jugadas como 5 . .:2la4
ra siempre. o las que hemos visto antes: 7 . . . . , @ta
20 . . . . , ii,a4+ 21 . 'ii;>b2, ii,c6 (D) (Spasski-Liogki) y 3 . . . . , h6 (Gashimov-Ein­
gorn). Las llamaremos jugadas «excéntricas»
para subrayar el hecho de que un bando se
está desviando de los principios generales del
juego de apertura a fin de llevar a cabo una ta­
rea estratégica específica. El juego subsi­
guiente no siempre es tan espectacular, ni
mucho menos, pero en todos los casos los
métodos controvertidos exigen que se ponga
más atención , puesto que aparte de ser arries­
gados, a menudo invalidan el mismo fin al que,
se supone, sirven.

Fominij-Kunte
Kelamabakkam, 2000
Defensa India de Dama [E1 5]
22. es, . . .
Podría intentarse primero echar a l rey negro 1 . d4, .:2lf6 2 . .:2if3, b6 3. c4, e6 4. g3, ii,a6
del centro mediante 22. ii,g4+, @ b8 23. ii,f3 Las negras atacan el peón de c4, y su plan
y solamente después de 23 . . . . , .i::í,d3 o 23 . . . . , de operaciones en el centro depende de cómo
b6 continuar con 24. e5. A la larga, empero, las lo protejan las blancas. A 5. �a4 y 5. �c2 se
consecuencias serían las mismas. suele contestar 5 . . . . , c5. En la variante 5. b3,
22 . . . . , ii,xt3 23. gxf3, Wd7 el avance . . . , d5 -enseguida o después de
Las negras ya tienen posición ganadora; prepararlo- se está convi rtiendo en la réplica
luego de 24. a4, a5 25. wc2, ii,ta, las blan­ más frecuente. La otra jugada que es relativa­
cas no consiguen crear contrajuego. Su próxi­ mente natu ral , 5 . .:2lbd2, deja completa liber­
ma jugada no debería alterar el curso de los tad de elección a las negras. La jugada que
acontecimientos. hacen las blancas en esta partida, en cambio,
24. h4, @es trata de restringir más las posibles acciones
24 . . . . , h5 era una jugada obvia, impidiendo del adversario.
que el peón « h » blanco avanzase más. 5. �b3, . . . (D)
25. h5, @f5 26. @c2, g5?
La manera más torpe de aclarar el asunto;
después de 26 . . . . , ii,ta, las negras aún ha­
brían conservado clara ventaja.
l. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 23

bando, pero amenaza ir enseguida a a5, así


que las blancas tienen poco entre lo que elegir.
A la hora de valorar toda la variante de la aper­
tura, 6. lZJbd2 debe considerarse capital; des­
pués de 6 . . . . , tt:J a5 7. 1/ic3!?, c5 (7 . . . . ,
i,xc4 8. tt:Jxc4, lZJd5, aunque divertido, no es
bueno) 8. dxc5, bxc5 9. e4, las negras aún tie­
nen problemas. Más compleja es la lucha que
surge de 6 . . . . , d5 7. i,g2, '/id? o 6 . . . . , i, b?
7. e4, d5 8. cxd5, exd5 9. e5, tt:J e4.
6. i,d2, . . .
N o es solamente una manera alternativa de
dar protección suplementaria al peón de d4, si­
no también una tentativa de proseguir con la
Las blancas no quitan la vista de la casilla d5; pol ítica de limitar las acciones del adversario.
de ah í que 5 . . . . , c5 6. d5 sea desventajoso pa­ Las blancas esperan mantener el centro con­
ra las negras, igual que lo habría sido antes. En trolado y, a continuación , jugar e4. Una conse­
esta situación, el plan 5 . . . . , c6 y . . . , d5 es asi­ cuencia directa de la decisión que han tomado
mismo dudoso y no es nada adecuado para es que se debilita a las claras la diagonal h 1 -
obtener la igualdad. Sin embargo, jugar de in­ a8; llevar a cabo todo este plan estratégico
mediato 5 . . . . , d5 6. cxd5, jVxd5!? es muchísi­ acabará creándoles graves conflictos.
mo más interesante; después de 7. jVc2, tt:Jc6 6 . . . . , j,,b7 (D)
8. tt:Jc3, lZJb4 puede conducir a complicacio­
nes fascinantes. Nótese que la ubicación de la
dama en b3, netamente «excéntrica» , es un
claro estímulo para que las negras busquen
contrajuego; miremos otro caso más: 5. . . . ,
i,b7 6. i,g2, �ca (las negras se proponen
hacer . . . , c5; 6 . . . . , c5 7. d5, exd5 8. lZJh4 di­
recto favorece a las blancas) 7. tt:Jc3, tt:Jc6 8.
1/id1 (defendiéndose a la vez de . . . , tt:Jxd4 y
. . . , tt:Ja5) , i,b4 9. 1/id3 (9. 0-0, i,xc3 1 0.
bxc3, tt:Ja5), i,xc3+ 1 O. �xc3, tt:Je4 (o 1 O .
. . . , e5!?). Combinando temas tácticos con te­
mas posicionales, las negras se han quedado
con una posición de todo punto satisfactoria;
sin embargo, hay algunos eslabones débiles
en la cadena de jugadas que acabamos de ver. Las blancas ya tienen que hacer algo res­
A modo de ejemplo, las blancas bien podrían pecto al peón de d4. Si moderasen un tanto
examinar 7. 0-0, c5 8. i,g5, como en H racek­ sus ambiciones, podrían llegar a una posición
Eingorn, Cto. de Alemania por Equipos, 1 997- aceptable continuando con 7. d5, tt:J e7 (7 . . . . ,
1 998, o, una jugada más tarde, 8. 0-0, tt:J a5 9. exd5 8. cxd5, tt:J e7 9. d6) 8. dxe6, fxe6 9.
1/ic2, tt:Jxc4 1 O. e4, y tienen la iniciativa; Bar­ i,g2, pero la respuesta que han preparado es
lov-Eingorn, lnterzonal, Zagreb, 1 987. de todo punto distinta.
5 . . . . , tt:J c6 7. i,c3, . . .
Esto se considera la contestación principal. La siguiente d e toda una serie d e jugadas
No es que el caballo ocupe la mejor de las po­ «excéntricas» dirigidas hacia la consecución
siciones al estar delante del peón de su propio de un fin específico.
24 P R E P A R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

7 . . . . , lL\e4 8. a3, . . . 1 5. b4, fxe4 1 6. 1/ic3 condujo a complicacio­


Una vez más se aplaza e l desarrollo d e las nes, pero 1 4 . . . . , iL,f6!? (Stohl) es una manera
piezas, puesto que ha surgido la necesidad de más segura de garantizar ventaja a las negras.
custodiar b4. 1 0 . . . . , iL,f6?!
8 . . . , lL\xc3
. 10 . . . . , f5 es una línea mucho más enérgica
No es un cambio obligatorio. En rigor, 8 . . . . , (p. ej . : 1 1 . d5, iL,f6 1 2 . 1/ie3, lL\ e5; Stohl).
iL,e? enseguida era más exacta. Después de Las negras suponen que se trata de una mera
9. d5, lL\ a5 1 0. iL,xa5 (o 1 0. 1/ia2, iL,f6) , trasposición de las jugadas 1iVd3 y e4 y no
bxa5, la iniciativa pasaría a las negras de in­ creen que sea importante analizar las virtudes
mediato. En vez de eso, las blancas harían y los defectos de los dos órdenes de jugadas.
mejor en jugar abiertamente por la igualdad Esto es una equivocación , ya que la dama
con 9. iL,g2, 4Jxc3 1 0. 1/ixc3, iL,f6 1 1 . e3, blanca pod ía haber ocupado un puesto más
lL\e7 1 2. 0-0, c5 1 3. lL\ bd2. eficaz, anulando el impacto del contragolpe
Sin embargo, las negras tendrán más opor­ que han preparado las negras: 1 1 . 1/ie3!; en­
tunidades de obtener ventaja si no dificultan tonces, 1 1 . . . . , g5 1 2. h3, h5 1 3. e5 conduce a
las acciones del adversario. juego incierto. La pérdida de tiempo del bando
9. 1/ixc3, iL, e7 (D) blanco en la variante 1 1 . . . . , e5 1 2. d5, lL\ d4
1 3. lL\ xd4, exd4 1 4. 1/id3 no es significativa.
1 1 . 1/id3?!, g5! (D)

Es obvio que con la intención de situar el al­


fil en f6, creando amenazas tácticas también
por esta gran diagonal . Como antes, las blan­ Ahora que las blancas han dejado pasar la
cas deberían jugar 1 0. iL,g2, iL,f6 1 1 . e3; sue­ ocasión , la acumulación de «excentricidad »
len poderse permitir algunas libertades en la en su posición comienza a dejarse senti r de
apertura, pero ahora se pasan claramente de nuevo. Al estar la dama en d3, las complica­
la raya. ciones que surgen de 1 2. h3, h5 1 3. e5, iL,g7
1 0. e4?!, . . . ( 1 3 . . . . , lL\xd4 1 4. lL\ xd4, iL,xe5!?) 1 4. i,g2,
E n Timman-J . Polgár, Malmo, 2000, se jugó d6 no les serían favorables. Por cuestión de
1 0. �d3, que también es mala. En vez de 1 0. principios no quieren conformarse con tener
. . . , iL,f6 1 1 . e4, las negras optaron por 1 0 . . . . , peor partida con 1 2 . d5, lL\ e5 1 3. lL\ xe5,
d5!? 1 1 . cxd5, 1/ixd5, y las blancas se dieron iL,xe5 1 4. lL\ c3. Su objetivo, por lo tanto, es
cuenta de que a la natural 1 2. lL\c3 se contes­ fortificar sólidamente las conquistas obteni­
taría 1 2 . . . . , lL\e5 ! , desagradabilísima. Como das en el centro.
mal menor prefi rieron 1 2. e4, �a5+ 1 3. 1 2. g4, . . .
lL\ bd2, 0-0-0 1 4 . .M_ c1 , y entonces 1 4 . . . . , f5 N o hay otra manera. Sin embargo, por fallo
1. E X P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 25

de las negras, la original estrategia de apertu­ 1 5. cJ;; b1 , . . .


ra de las blancas no halla su justo fin. N o 1 5. h4, precipitada, e n vista d e 1 5 . . . . ,
1 2 . . . . , il,g7? h5! Está claro que suceda lo que suceda el rey
Incomprensible titubeo. Debería haberse re­ no debería permanecer en la diagonal c1 -h6.
novado el ataque enseguida mediante 1 2 . . . . , Si, a modo de ejemplo, 1 5. 'iVe3, 1 5 . . . . , h5
h5. El quid es que la continuación forzada 1 3. 1 6. g g 1 , e5 1 7. Cb d5, exd4.
g g 1 , hxg4 1 4. g xg4, il,xd4! 1 5. Cb xd4, 1 5 . . . . , d6 1 6. 'iVe3, . . .
Cb e5 1 6. 'iVc3 ( 1 6. 'iVd1 , l2Jxg4 1 7. 'iVxg4, Una vez consolidado, e l centro d e peones
'iVf6 o 1 7 . . . . , g h4 sería inaceptable para las blanco empieza a pesar sobre la posición ne­
blancas) 1 6 . . . . , C2Jxg4 1 7. Cbxe6, dxe6 1 8. gra. El segundo jugador evita realizar opera­
'iVxh8+, cJ;; e7 conduce a clara ventaja de las ciones activas en el flanco de rey, pero es
negras. Lógicamente, a las blancas no les sorprendente que el adversario haga lo mis­
quedaría más opción que hacer una última ju­ mo; parece que ahora sería el momento idó­
gada «excéntrica» , 1 3. il,h3 (!?), reconocien­ neo para efectuar 1 6. h4.
do así el triste resultado de todos sus 16 . . . , h6 (D)
.

esfuerzos precedentes. Su nueva posición se­


ría demasiado endeble para inspirar optimis­
mo.
1 3. Cbc3, '!jlf6 (D)

1 7. Cbe2?!, . . .
D e nuevo absteniéndose d e hacer 1 7. h4.
1 7 . . . . , g hgS?!
El baldío traslado del caballo de un flanco al
El retraso de las negras en la jugada anterior otro invita a emprender un nuevo ataque en
resulta ser de lo más significativo. Jugar 1 3 . forma de 1 7 . . . . , Cb e7 1 8. C2Jg3, 'iVf4.
. . . , h5 1 4. g g 1 , hxg4 1 5. g xg4, il,xd4? ! con 1 8. l2J g3, il, hS 1 9. il,e2, . . .
un tiempo menos no es en modo alguno tan Como antes, 1 9. h 4 sería una buena jugada.
atractivo después de 1 6. Cbxd4, Cb e5 1 7. Después de 1 9 . . . . , 'iVf4 20. hxg5, hxg5, la co­
'iVe2, l2J xg4 1 8. 'iVxg4, g xh2 1 9. Cbf3 lumna «g» está cerrada, mientras que la « h »
(Gershon) . Ahora y más tarde, la posibilidad está e n manos d e las blancas.
g g1 como respuesta a . . . , h5 es un detalle 1 9 . . . . , cJ;; bS
importante. Todavía jugando con lentitud. En este esta­
1 4. 0-0-0, 0-0-0 dio, 1 9 . . . . , 'iVf4 20. h4, 'iVxe3 (20 . . . . , Cbxd4
Las negras han dejado escapar la iniciativa, 2 1 . Cb xd4, 'iVxe3 22. fxe3, il, e5 es bonito,
pero pod ían haber eliminado la tensión me­ pero eso es todo) 21 . fxe3, gxh4 bastaría para
diante 1 4 . . . . , h5!? 1 5. g g 1 , 'iVf4+ 1 6. �e3, obtener una aproximada igualdad , pero más
�xe3+ 1 7. fxe3, hxg4 1 8. g xg4, f5. enérgico es jugar directamente 1 9 . . . . , Cbe7!?
26 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

20. t¿j h5 (20. h4, c5) , ¡vg6 2 1 . jLd3, f5 22.


1 .3 . La batalla de ideas
exf5, exf5 23. VJ/ixe7, g de8 24. JLxf5+,
VJ/ixf5+ 25. gxf5, t! xe7. El conflicto de ideas estratégicas suele co­
20. g d2, t¿je7 21 . t¿j h5?, (D)
• . • menzar mucho antes de que todas las piezas y
Otro salto, poco meditado, de un caballo le­ los peones hayan ocupado las posiciones de
jos del centro (en lugar de la corriente 2 1 . h4) combate que les asigna la apertura. Es casi ine­
conduce a la catástrofe. vitable que las aspiraciones de un jugador inci­
dan en los intereses del otro, obligándole sin
querer a pensar en contramedidas inmediatas.
A veces, sin embargo, la mejor decisión es
mantener la calma y ocuparse de los propios
asuntos, aunque, desde luego, sin perder de
vista las intenciones del adversario.

Loffler-Atalik
Memorial Lasker, Berlín, 2000
Apertura Inglesa [A1 6]
1 . t¿jf3, t¿jf6 2. c4, g6 3. t¿jc3, d5 4. cxd5,
t¿jxd5 5. h4, . . .(D)

21 . . . . , VJ/ig6 22. jLd3, f5! 23. exf5, tbxf5


24. 'ij' e2, . . .
24. gxf5, 'ij'xh5 25. jLe4, d 5 26. cxd5, exf5
es perdedor para las blancas.
24 . . . . , VJ/if7 25. jLe4, d5 26. cxd5, t¿jd6!
27. t¿jg3, tbxe4
Y las negras acabaron ganando (O 1 , 34 -

jugadas).
¿ Por qué intentan los jugadores solucionar
problemas de apertura de maneras poco or­
todoxas? En absoluto porque aspi ren a ser
originales, sino porque una estrategia posi­
cional sólida, con todas las virtudes, incues­
tionables, que pueda tener, a menudo es Una concepción «futurista». La operación de
incapaz de garantizar ventaja a las blancas flanco es posible y segura debido a la posición
en la apertu ra o, a la inversa, reportar la del centro, relativamente estable. Por el con­
igualdad a las negras o incluso producir juego trario, en la variante 1 . d4, t¿jf6 2. c4, g6 3.
incierto. ¿Qué planteam iento merece más la tbc3, d5 4. h4 (?!), que se juega pocas veces,
pena? ¿ Hay que buscar nuevas posibilidades las negras pueden reaccionar a la provocación
ya en el estadio temprano de la partida o se­ enseguida con 4 . . . . , c5. En el presente caso,
guir con confianza la senda aprobada hasta hasta ahora no hay objetos di rectos que pro­
la jugada 1 5, 20 o 25 para intentar hacer algo porcionen contrajuego, y la tentativa de dete­
nuevo solamente entonces? La pregunta si­ ner el peón blanco mediante 5 . . . . , t¿jf6 6. d4,
gue por responder, y cada j ugador le da su JLg7 7. e4 o 5 . . . . , h6 6. e4, tb xc3 7. bxc3,
propia respuesta. JLg7 8. d4 no puede justificarse. En este último
caso, después de 8 . . . . , c5 9. g b1 (9. JLe2),
l. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 27

intercalar h4 y . . . , h6 en una posición corrien­


te de la Grünfeld no tiene sentido en absoluto
para las negras.
Por otra parte, el avance h4-h5 carece aún
de un objetivo concreto, y esta circunstancia
forma la base de la batalla de ideas: de mo­
mento, las negras se abstienen de enrocar y
se limitan a incrementar la presión en el centro
con las piezas, tratando de probar que la em­
presa de las blancas viene a ser una vulgar
pérdida de tiempo.
5 . . . , j,g7
.

Invitando al adversario a encontrar una justi­


ficación de su ofensiva lateral, y resulta que las
blancas pueden empezar a buscar una al ins­ Una posición crítica. Tras haber adelantado
tante: aunque su próxima jugada casi parece el peón « h » , las blancas deberían recordar que
obvia, la alternativa 6. e4, 4Jxc3 7. dxc3, necesitan proseguir con el desarrollo. El mejor
'ii'xd 1 + 8. @xd1 también merece atención. El medio de hacer eso es 7. g3. Entonces, si las
quid es que en la conocida y análoga l ínea te­ negras intentan tomar la iniciativa con 7 . . . . ,
órica 5. e4, 4Jxc3 6. dxc3, �xd 1 + 7. �xd1 el j_f5!? 8 . j,g2 (8. h6, j,f6 9 . j,g2), 4Jcb4, el
alfil de rey del segundo jugador no suele ir a resultado, a juzgar por el análisis, es la igual­
g7. Quienes se interesen por esta posibilidad dad al término de una interesante escaramu­
también deberían examinar las líneas secun­ za: 9. 0-0, 4J xc3 (9 . . . ., 4J c2 1 0. g4, 4Jxa1
darias 6 . . . . , 4J b4 7. d4, j,xd4 8. 4J xd4, 1 1 . gxf5, �d7 1 2. d4) 1 0. dxc3 ( 1 0. bxc3, j,c2
�xd4 9. a3 (9. j,f4) y 6 . . . ., 4J b6 7. d4, j,g4 1 1 . 'ii' e 1 , j,e4 1 2. �d1 , j,c2) 1 0 . . . . , 4Jc2
8. j,e3, 4J c6 9. d5, 4Je5 1 0. j,e2. 1 1 . h6!?, j,f6 ( 1 1 . . . . , j,xc3 1 2. bxc3, 'ii' xd 1
6. h5, . . . 1 3 . .i::í. xd 1 , 4J xa 1 1 4. 4Je5, c6 1 5 . j, b2)
Ahora las negras deben tener cu idado. N o 1 2. g4, j,e4 ( 1 2 . . . ., 'ii' x d1 1 3 . .i::í. xd1 , j,e6
i rían bien e n absol uto con 6 . . . . , 0-0 7. hxg6 , 14 . .i::í. b1 , j,xa2 1 5. j,d2) 1 3. g b1 , �xd 1
hxg6 8. �a4, y después de 6 . . . . , c5 7. h6 1 4 . .i::í. xd 1 , 4J a3. En este punto, las blancas
(7. e4, 4J b4 8. h6, j,d4) , j,f6 8. e4, 4J xc3 tienen dos maneras de eludir las tablas direc­
9. dxc3, 'ii' xd 1 + 1 O. @xd1 surge otro final, tas, pero siguen sin obtener ventaja:
esta vez netamente inferior para ellas. Por a) 1 5. g5, 4Jxb1 1 6. gxf6, exf6 1 7. j,e3,
último, el cambio de caballos 6 . . . ., 4J xc3 7. .i::í. d8 ( 1 7 . . . ., b6!?) 1 8. .i::í. xd8+, @xd8 1 9.
bxc3 (7. dxc3, �xd 1 + 8. @xd 1 , j_f5) tiene 4Jg5, j,xg2 20. 4J xf7+, @e7 2 1 . 4Jxh8,
poco sentido en este estadio y no hace sino j,e4.
incrementar el radio de acción del bando b) 1 5. g a1 , 4J c2 1 6. 4J e 1 , j,xg2 1 7.
blanco. De ahí que la réplica de las neg ras 4J xc2, j,e4 1 8. 4J a3, j,e5.
en la partida parezca la más lógica; no per­ Si las negras no confían en este análisis o si
miten transformación alguna de la posición el resultado final no les contenta, no tienen por
que les perjudique. qué responder a 7. g3 7 . . . ., j_f5, puesto que
6 . . . . , 4Jc6 (D) 7 . . . ., j,g4 y 7 . . . ., e5 son asimismo perfecta­
mente satisfactorias; la situación global en el
tablero seguiría siendo de lo más incierta.
7. �b3?!, . . .
La dudosa culminación del experimento que
han realizado las blancas en la apertura. Aun­
que en la variante 7 . . . . , j,e6 8. 4Jg5 (8. �xb7?,
28 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

ll:lcb4) , ll:ld4 9. ll:lxe6, ll:lxb3 1 0. ll:lxd8, 1 4. �d2, a5 1 5. ,S. h4?, . . .


ll:lxa1 1 1 . ll:lxb7 el sacrificio de calidad fuese Las blancas quieren recuperar e l material ,
correctísimo -lo que no es exactamente así-, pero esto resulta mucho peor que la equivoca­
esta expedición de la dama y las jugadas que ción por la que se perdió. Después de 1 5.
siguen aún merecerían censura, no según ll:l d4, ll:l b4 1 6. ll:lxe6 ( 1 6. ,S. xa5, ,S. xa5 1 7.
unas leyes estrictas de la estrategia de la aper­ �xb4, 1V/ia8) , fxe6 1 7. d4 (Atalik) , podrían al­
tura que se dejan de lado de una vez por to­ bergar esperanzas de obtener compensación
das, sino sencillamente por razones de sentido -con tal de que se las acabaran ingeniando
común. El cambio del caballo por el alfil sería para completar la movilización de sus tropas,
muy bueno en otras circunstancias, pero aquí desde luego-.
no justifica el tiempo que se acaba de perder. 1 5 . . . . , ll:l b4 1 6. ,S. d4, 1V/ie7 1 7. ,S. xa5,
7. h6, �f6 8. ll:le4?! directo merece más o lb c6 1 8. .S. xa8, .S. xa8 1 9. .S. h4, g5 20.
menos el mismo veredicto; seguiría 8 . . . . , �f5 .s. h1 ' . . .
9. ll:lxf6+ (9. d3!?), exf6 1 0. d3, 1V/ie7 y 1 1 . . . . , Los viajes d e l a torre a l o largo d e l a ruta h 1 -
0-0-0. h4-d4-h4-h 1 s e han completado. Sigue rápida­
7. . . . , ll:l b6 8. h6, �f6 9. ll:le4, 0-0 mente la represalia contra el rey blanco.
Una inexactitud. Las negras deberían prefe­ 20 . . . . , g4 21 . .S. h5, gxf3 22. �xf3, .S. a1 +
rir 9 . . . . , e5 1 O. ll:lxf6+, 1V/ixf6 1 1 . d3, 1V/ie7 o, 23. @e2, ll:ld4+ O - 1
como alternativa, 9 . . . . , �e6 (Atalik), puesto Muchas ideas de apertura tienen conse­
que está claro que el enroque por el flanco de cuencias ambiguas o incluso contradictorias.
dama, en general , les conviene más. Es ver­ Al afrontar el problema de reaccionar a ellas,
dad que, de todos modos, tienen la iniciativa. el jugador necesita responder de manera in­
1 0. ll:lxf6+, exf6 (D) tu itiva a una pregu nta bastante compleja.
¿ Debería resisti rse con fi rmeza a las accio­
nes que el adversario tiene en perspectiva o
debería, por el contrario, aceptarlas como
de justicia e intentar integrarlas en su propio
plan estratégico? La política expresada en
primer lugar es más afín a la natu raleza hu­
mana y, por lo tanto , ocu rre más a menudo
en la práctica.

Alekhine-Rubinstein
La Haya, 1 921
Gambito de Dama [D30]
1 . d4, d5 2. ll:lf3, e6 3. c4, a6
La Variante Janowski; al reforzar la ame­
Lo que ha pasado ya no puede cambiarse; naza de capturar en c4, las negras quieren
ahora las blancas afrontan tareas muy especí­ obligar a las blancas a aclarar la posición en
ficas. Tienen que jugar 1 1 . d3 y prepararse pa­ el centro. Podemos reconocer 4. cxd5, exd5
ra la defensa; sin embargo, pierden un peón 5. ll:l c3 como la respuesta más lógica y na­
de inmediato. tural , pero Rubinstein no pensaba que la Va­
1 1 . e3 (?), �e6 1 2. 1V/id1 , ll:l b4 1 3. d3, riante del Cambio del Gambito de Dama
ll:lxa2 fuera estratégicamente pel igrosa para las
O bien 1 3 . . . . , �xa2 1 4. �d2, a5 1 5. b3, negras, así que concedía poca importancia a
c5, con ventaja; el alfil negro está lo bastante perder un tiempo o debil itar el flanco de da­
cómodo en a2. ma. Es probable que Alekhine compartiese
1. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 29

en gran medida esa opinión; si bien condenó


de manera rotunda 3 . . . . , a6 en sus comenta­
rios, más tarde él mismo jugaría de igual mo­
do contra Euwe y Bogoljubow.
4. es, . . . (D)

a1 ) 8 . . . ., e4 9. ibd2, y después de 9 . . . ., f5
(Janowski-Duras, Praga, 1 908) , aparte de 1 O.
"iVb3, las blancas tienen un sacrificio de pieza
que no parece malo: 1 0. �xc7, "iVxc7 1 1 .
ibxd5, "iVd8 1 2. tZ'l b6, l:\. b8 1 3. "iVb3. 9 . . . . ,
�e6 1 0. ib dxe4 (o 1 0. "iVb3) también es
Las blancas devuelven el tiempo haciendo desfavorable para las negras.
ellas mismas un experimento. Ahora una répli­ a2) 8 . . . . , exd4 9. exd4, �g4 (9 . . . ., �e6
ca de lo más satisfactoria es 4. . . . , b6 (Ta­ 1 0. "iVb3) 1 0. �e2, "iVd7 1 1 . 0-0 ( 1 1 . h3) .
rrasch) 5. cxb6, cxb6. Las negras tienen dos a3) 8 . . . . , �e6 9. "iVb3 (9. "iVa4, e4 1 0.
tiempos de ventaja en comparación con la hi­ tb e5, tbgxe5 1 1 . �xe5), .M b8 1 0. 0-0-0 ( 1 0.
potética variante 3 . . . ., c6 4. cxd5, cxd5, y eso h4) .
les permite contar con obtener la igualdad. b) Otra posibilidad que tienen las blancas es
Una alternativa interesante a 5 . . . . , cxb6 es 5 . 8. "iVb3, y entonces 8 . . . . , e4 9. ibfd2, f5 1 0.
. . . , c5 6. tZ'lc3 (6. "iVb3!?), ibd7; Bogoljubow­ tZ'l c3, f4 1 1 . exf4 o bien 8 . . . . , .M b8 9. dxe5,
Alekhine, Encuentro por el Campeonato del �xc5 1 0. tbc3, �e6 1 1 . 0-0-0.
Mundo (21 ) , Karlsruhe, 1 934. En un estadio anterior, a modo de prefacio
4. . . . , tbc6 a esta variante , merecía la pena examinar
Las negras intentan pasar a la acción en el 6. h4 (p. ej . , 6 . . . ., tbg6 7. �g3, h5 8. e3, e5
centro, pero de esta manera les aguardan pro­ 9. "iVb3).
blemas mayores, relacionados en parte con la Resumiendo los resultados de todo este
fuerte posición del peón blanco de c5. análisis, tenemos que decir que en la presen­
5. � f4, tbge7 te situación el avance . . . , e5 no es suficiente
Jugando 5 . . . . , f6 6. e3 (6. tbc3, e5 7. dxe5, por sí mismo para solucionar los problemas de
g5 es incierto) , e5 7. �g3 (7. dxe5, �xc5 8. la defensa; no hace sino crear nuevas con­
tZ'lc3, fxe5 9. tbxe5, tZ'lf6) 7 . . . . , �e6, las ne­ diciones para que haya confl icto. No es de
gras podrían alcanzar su objetivo con bastante extrañar que las blancas pudiesen intentar be­
rapidez, aunque sus perspectivas de futuro se­ neficiarse de los planes del adversario. En la
guirían siendo problemáticas. La maniobra de presente partida, sin embargo, prefieren justo
caballo que acaban de empezar requiere más el planteamiento contrario.
tiempo, y la continuación natural 6. e3, tb g6 6. tb c3, . . .

7. �g3, e5 permite a las blancas conservar la E l comienzo del escenario alternativo. Ale­
iniciativa: khine decide que el plan de las negras debe
a) 8. tZ'lc3 (D) es un método: frustrarse por todos los medios disponibles.
30 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Uno de estos medios lo revelará la jugada si­


guiente.
6 . . . . , t¿jg6 7. j,, e 3, . . . (D)
En cambio, 7. e3, t¿jxf4 8. exf4, b6 daría
una aproximada igualdad.

Subrayando la conexión lógica que hay en­


tre el caballo de g6 y el alfil de e3. A dife­
rencia de Rubinstein, Alekhine se esfuerza
por solucionar sus problemas de la manera
más concreta y enérgica. De un modo u otro,
no les haría ningún daño a las negras tomar
Ahora se ha prevenido el contraj uego di­ ahora medidas precautorias contra la ame­
recto de las negras en el centro (el sacrificio naza de que el peón « h » blanco siga avan­
de peón 7 . . . . , e5 8. dxe5 , j,, e 6 9 . j,, d 4, zando; por ejemplo: 9 . . . . , h6 1 O. h5, tt:J ge7
t¿jxd4 1 O . 'iYxd4, tt:J e7 no es adecuado) , y 1 1 . j_f4 ( 1 1 . g4, t¿jg8), t¿jf5. También po­
poco sentido tendría para el las seguir en la drían jugar 9 . . . . , tt:Jge7 enseguida o incluso,
misma vena estratégica con 7 . . . . , j,, e7 8. pese a la pérdida de tiempo, 9 . . . , j_e7 1 0.
.

g3, j_f6 9. h4 (9. j,, g 2) . El viaje del cabal lo h5, ttJ f8 1 1 . h6, g6.
de g8 a g6 vía e7, por lo tanto, ha resultado 9 . . . . , j,,d 6? !
in úti l . Sin embargo, de momento este nuevo Haciendo manifiestamente caso omiso de
giro de los acontecimientos no debería con­ los rasgos especiales de la posición ; esta acti­
siderarse un log ro de las blancas en absolu­ tud raya en el fatalismo y provoca consecuen­
to, pues está claro que el alfil de e3 no da cias bastante graves.
lustre a su posición . Poner orden en la ubi­ 1 0. h5, tt:Jge7 1 1 . h6, g6
cación de las piezas es una prioridad para Después de 1 1 . . . . , t¿jf5 1 2. hxg7, � g8 1 3.
ambos jugadores. j,, g 5, la debilidad del flanco de rey de las ne­
7 . . . . , b6 gras se dejaría sentir con rapidez.
La idea de suprimir el peón de c5 pasa de 1 2. j,,g 5, 0-0!
nuevo a primer plano, pero el segundo jugador Estamos ante una de esas situaciones en
se descarría por un ideal abstracto: después las que se toma la decisión descartando la al­
de cambiar los peones se propone llevar el al­ ternativa. El rey negro estará en peligro de
fil de f8 a d6. Una jugada más precisa en este manera permanente a partir de ahora; sin em­
punto era 7 . . . . , j,, e7 para provocar 8. g3. So­ bargo, 1 2 . . . . , f5, pusilánime, sería una capitu­
lamente entonces continuarían las negras con lación posicional instantánea.
8 . . . . , b6 9. cxb6, cxb6 1 0. h4, h6 (o 1 0 . . . . , 1 3. j,,f6, . . . (D)
j,, b 7 1 1 . h5, t¿jf8 1 2. h6, g6) 1 1 . h5, t¿jf8, con
juego incierto.
8. cxb6, cxb6 9. h4!, . . . (D)
l. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 31

Y las blancas fueron realizando la ventaja


poco a poco (1 - O, 50 jugadas).
En variantes teóricas largas, la lucha de los
«pros» y los «contras» se prosigue de forma
inmóvil, rígida, pero en cuanto aflora una idea
novedosa, el aburrido procedimiento de repetir
las jugadas conocidas de siempre toca a su
fin, y el juego de apertura se transforma en
una absorbente partida de lógica. La acción
engendra reacción ; uno se esfuerza por ade­
lantarse a los siniestros propósitos del adver­
sario e imponerle los propios. Esto da origen a
lo que Frank Herbert llamó, de manera vívida,
«planes dentro de planes dentro de planes » .
El alfil se ha labrado un excelente porvenir D e este modo, l a partida d e ajedrez e n sí re­
desde que dejó e3. De todas formas, los asun­ cuerda un poco al bridge: en las primeras juga­
tos de las negras no están tan mal como pue­ das, ambos bandos negocian entre sí mismos
de parecer a primera vista. El bando negro sobre lo que tienen intención de hacer exacta­
debería fijarse como prioridad, por fin, un obje­ mente y luego proceden a cumplir el contrato
tivo estratégico realista. A modo de ejemplo, que han acordado.
con 13 . . . ., tLl bB (o 1 3 . . . ., ii, b? 1 4. e3, tLl bB)
podía intentar recobrar el control de la casilla Eingorn-Ki. Georgiev
f6. Después de 1 4. tLl e5 ( 1 4. e3, tLl d7 1 5. Copa de Europa de Clubes, Kallithea, 2002
ii,g7, g e8 1 6. ii,d3, ii,b7) son posibles las Gambito de Dama [D1 5]
variantes siguientes:
a) 1 4 . . . . , ii,xe5 1 5. ii,xe5 (1 5. dxe5, tLl d7 1 . d4, d5 2. c4, c6 3. tLlt3, tLlt6 4. tLlc3, a6
1 6. ii,g?, g e8 es incierto) 1 5 . . . . , tLld7 1 6. (D)
ii,h2, ii,b?.
b) 14 . . . ., ii,b7 1 5. e3, tLld7 1 6. tLlxd7 {1 6.
ii,g7, g e8 1 7. ii,d3), ¡uxd7 1 7. ii,d3, g fc8.
En ambos casos, las blancas conservan al­
go de ventaja, pero nada más.
13 . . . . , b5 1 4. e3, ii,d7?
Esta casilla debería haberse reservado a un
caballo. El puesto de trabajo del alfil es b7,
controlando el centro.
1 5. ii,d3, g C8 1 6. a4, . . .
La sencilla 1 6. tLle5 también era l o bastante
buena.
16 . . . . , b4 1 7. tLle2, ¡ub6 1 8. tLlc1 , g e?
1 9. tLl b3, tLla5 20. tLlc5, tLlc4
Las negras están mal, pero de todas formas
20 . . . . , ii,c8 era un poco mejor; por lo menos, En este contexto, la jugada . . ., a6 se ha
en complicaciones como 2 1 . tLle5, tLlec6 22. vuelto muy popular. No examinaremos los di­
tLlg4, e5 tendrían más posibilidades de resistir. versos métodos que tienen las blancas de re­
21 . ii,xc4, dxc4 22. tLle5, ii,xe5 23. accionar enseguida con 5. cxd5, cxd5
ii,xe7, ii,d6 24. ii,xt8, ii,xt8 25. tLlxd7, (trasponiendo a la Variante del Cambio) o 5.
g xd7 26. a5, . . . c5, 5. tLl e5 o 5. a4. La variante 5. e3, b5 6. b3
32 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

(6. cxd5, cxd5 7. Qje5, e6), �g4 permite que (6 . . . . , h6) se nos antoja enseguida más favo­
las negras lleven a cabo las ideas básicas de rable para las negras. Por otra parte, 6. cxd5
4 . . . ., a6 (realizar el avance . . ., b5 y sacar el es interesante:
alfil con seguridad de c8 a g4 o f5) . Después a) 6 . . . . , cxd5 7. �f4, �d6!? (después de
de 5. \l!Vc2, 5. �f4 o 5. �g5, al segundo ju­ 7 . . . . , Qjc6 8. e3, �d6 9. �d3, �xf4 1 0.
gador se le presenta una buena oportunidad exf4, las negras tienen los problemas de cos­
de capturar el peón de c4, aunque en este pre­ tumbre) 8. e3, �xf4 9. exf4, \l!Vb6.
ciso momento 5. . . . , dxc4 no tiene nada de b) 6 . . . ., exd5!?, y ahora:
amenaza. G racias a esta última circunstancia, b1 ) 7. �f4, �d6 8. �xd6, \l!Vxd6 9. �c2,
por lo menos es posible otra continuación a g6 1 0. \l!Vb3, 0-0 1 1 . e3, � f5! ; Eingorn-Krivo­
partir de la posición del diagrama además de shei , G raz, 2001 .
las que acabo de enumerar. b2) 7. �g5, h6 8. � h4, �d6 (!), amena­
5. h3, (D)
. . . zando explotar el debilitamiento de g3 median­
te 9 . . . ., g5.
b3) 7. \l!Vc2, �d6!? (con la misma idea) 8.
�g5, Qj bd7 9. e3, h6 1 0. �f4, �xf4 1 1 .
exf4, 0-0; Liogki-Prié, La Réunion, 1 997.
Las blancas no pueden esperar obtener ven­
taja después de cambiar los peones, así que
eligen otra senda que tienen a su disposición.
6. e3, . . (D)
.

Al abstenerse de emprender cualquier ac­


ción decidida, las blancas, sencillamente, de­
sean adaptar su posición para reaccionar a las
intenciones del adversario. Por ejemplo:
a) 5 . . . . , dxc4 6. a4, y ahora 6 . . . . , Qjd5 7.
a5, �f5 8. e3 o 6 . . . . , e6 7. e3, c5 8. �xc4.
b) 5 . . . . , b5 (no 5 . . . . , �f5, pues está claro
que es prematura) 6. cxd5 (6. c5!?), cxd5 7.
�f4, e6 (7 . . . . , �f5?! 8. e3, e6 9. � c1 ) 8. e3, Proponiendo una Variante Merano «mejora­
�b7 9. �d3, y el bando blanco tiene una le­ da» como siguiente tema de debate -no la lí­
ve ventaja. nea principal de la Merano, desde luego, sino
Todo esto está muy bien, pero las negras no algo como 6 . . . ., Qj bd7 7. \l!Vc2, �d6 (7 . . . . ,
han perdido su libertad de maniobra estratégi­ b5!?) 8. e4 o bien 8. g4-. Puesto que esa pers­
ca y pueden volver a un esquema clásico de pectiva, por alguna razón, no les conviene, las
desarrollo. negras deciden eludirla y dar una dirección bá­
5 . . , e6
. . sicamente nueva a la batalla « ideológica» .
Ahora lo que se trata de ver es qué utilidad 6 , es
. . . .

tienen las jugadas 4 . . . . , a6 y 5. h3 dentro de Cambio de decorado. A las negras les pare­
estructuras de apertura conocidas. Si estable­ ce que añadir h3 a una posición simétrica de la
cemos la analogía apropiada, 6. �g5, dxc4 Defensa Tarrasch, que ya se considera más o
l. EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 33

menos igualada, no es de gran trascendencia.


Un razonamiento similar se aplica a la situa­
ción que surge después de 6 . . . ., dxc4 7. a4
(!), c5 8 . .i,xc4, tLl c6 (que, por cierto, se ha
mencionado antes, en el comentario a la juga­
da 5 de las blancas). En ambas variantes, las
blancas poseen la jugada h3 como un regalito,
pero es más fácil encontrarle una aplicación
útil en el tipo de posición del Gambito de Dama
Aceptado: 9. 0-0, .i,e7 1 0. 'iVe2 (1 0. dxc5!?),
cxd4 1 1 . 1l d 1 , e5?! (aquí, ineficaz; es mejor
11 . . . ., 0-0) 1 2. exd4, exd4 1 3 . .i, e3, y las ne-
gras no pueden replicar 1 3 . . . . , .i,g4.
7. cxdS, exdS 8 . .i, d3!?, .. .
Las blancas están resueltas a util izar su 11 . . , dxe4
. .

pequeña ganancia de la apertura, mientras Arriesgada decisión , pero por lo menos per­
que seguir los caminos trillados con 8 . .i,e2, mite albergar esperanzas en el futuro. Nada
tLlc6 9. 0-0, .i,d6 1 O. dxc5, .i,xc5 justificaría promete 1 1 . . . . , d4 1 2. e5 ( 1 2. l2J a4!?), l2J xe5
en gran parte las suposiciones que ha hecho ( 1 2 . . . . , dxc3 1 3. exf6, 'iVxf6 1 4. 1l e1 +) 1 3.
el adversario. Ahora las negras, a su vez, tie­ l2J xe5, dxc3 1 4. 'iVa4+, @f8 ( 1 4 . . . . , .i,d7
nen la oportunidad de adoptar una continua- 1 5. l2Jxd7, 'iVxd7 1 6. ll e1 +) 1 5. bxc3.
ción adecuada a 4 . . . . , a6: 8 . . . . , c4. Entonces, 1 2. l2Jxe4, .i, e7! ?
si 9 . .i,c2, b5 (o 9 . . . . , .i, b4 ! ? 1 0 . 0-0, 0-0 Seguir simplificando con 1 2 . . . . , l2J xe4 1 3 .
1 1 . l2Je5) 1 0. e4 ( 1 0. l2J e5, .i, b7), dxe4 1 1 . .i,xe4, 'iVxd 1 1 4. 1l xd 1 ( 1 4 . . . . , .i,e6 1 5.
l2Jxe4, .i, b7 ( 1 1 . . . . , .i, b4+), el bando blanco l2J g5) no aliviaría la partida del segundo juga­
tiene la iniciativa, pero puede neutralizarse. En dor, que quiere enrocar sufriendo el menor
la continuación de la partida, la tarea resulta coste posible de material o de la posición; a
mucho más difícil. modo de ejemplo: 1 3. l2J xf6+!?, .i, xf6 1 4.
8. . . . , l2Jc6 9. 0-0, .i, d6?! 'iVc2 ( 1 4. 'iVe2+, 'iVe7) , h6!? ( 1 4 . . . . , .i,e6
Otra elección floja es 9 . . . . , cxd4 1 0. exd4, 1 5. ll d 1 , 'iVa5 1 6 . .i,xh7) 1 5. ll e1 +, .i,e6
.i,e7 1 1 . ll e1 , 0-0 1 2 . .i,g5, y las negras se 1 6 . .i,c4, 0-0 1 7 . .i,xe6, fxe6. Tanto ahora co­
ven sometidas a una desagradable presión. mo más tarde, el tener que elegir entre varias
No obstante el retraso, la opción relativamen­ continuaciones prometedoras simplemente di­
te mejor sigue pareciendo 9 . . . ., c4 1 0 . .i,c2, ficulta más la tarea de las blancas.
.i,b4, aunque después de 1 1 . e4, .i,xc3 1 2. 1 3. 'iV e2, .:iJ xe4
exd5, l2Jxd5 1 3. bxc3, 0-0 1 4 . .i,d2 las negras Merecía la pena examinar 1 3. . . . , 0-0 1 4.
afrontan de inmediato nuevos problemas. De­ ll d 1 ( 1 4 . .i,f4, .:iJ d5), 'iVc7.
bería añadirse que en esta línea 1 2. . . . , 14 . .i, xe4?! , . . .
.i,xb2? (en vez de 1 2 . . . . , l2Jxd5) es malísima Sería más sensato conformarse con una
debido a 1 3. dxc6, .i,xa1 1 4. cxb7, .i,xb7 1 5. clara ventaja posicional después de 14 .
.i,a3, y el rey negro cae víctima de un ataque 'iVxe4, .i,e6 1 5. ll e 1 ( 1 5. ll d 1 , �d5) ,
arrollador en el centro del tablero. 'iVd5 1 6. l2Jg5, 'iVxe4 1 7 . .i,xe4, .i,xg5 1 8.
1 0. dxcs, .i, xcS 1 1 . e4! , . . . (D) .i,xg5. Las blancas tratan de conseguir algo
Las blancas cuentan con su ventaja de de­ más, pero al final eso no se justifica.
sarrollo. Una alternativa más modesta consis­ 1 4 . . . . , 0-0 1 5 . .i, f4, . . . (D)
tía en jugar de manera convencional contra el
peón aislado con 1 1 . b3, 0-0 1 2 . .i, b2. Las ne­
gras han perdido la batalla de la apertura.
34 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

1 5 . . . . , ,M ea De nuevo, las negras corren un riesgo al


A las negras no les gusta 1 5 . . . . , i,, e 6 consentir 25. éLlf5. Después de 25. . . . ,
1 6. l::t fd 1 , °iVb6 ( 1 6 . . . . , �a5 1 7. i,, x c6, ,M xd 1 + 26. ,M xd 1 , i,, e 2, la línea 27. _M d6,
bxc6 1 8. éLld4) 1 7. i,, e 3 ( 1 7. tt:Jg5!?, i,, x g5 V/ii x d6 28. tt:J xd6, i,, xf3 29. tt:J xe8, i,, xc3 30.
1 8. i,, x g5) , V/ii c 7 ( 1 7 . . . . , V/ii a5 1 8. éLl d4) bxc3, i,, c6 31 . tt:J c7, i,, b 7! 32. tLl e8, i,, c6
1 8. V/ii c 2, h6 1 9. éLld4. En vez de eso, están conduciría a la igualdad , pero las blancas po­
preparadas para ofrecer un peón al adversa­ drían jugar 27. tt:Jxh6+, @ h7 (27 . . . . , gxh6 28.
rio. Las blancas, probablemente, se equivo­ V/ii g 3+, i,, g 5 29. .M d6, V/ii b 8 30. h4) 28.
can al aceptarlo. V/iif5+, g6 (28 . . . . , @xh6 29. g4, g6 30. V/ii f4+,
1 6. 'iVc2, h6 1 7. i,, xc6, bxc6 1 a. V/ii xc6, g5 3 1 . .M d6) 29. V/iif4, i,, xd 1 30. i,, xf6, obli­
i,, e6 1 9. ,M fd1 , V/ifa5 20. éLJ d4, ,M aca 21 . gando al adversario a buscar la mejor defensa:
V/iJ f3, i,, f6 30 . . . . , V/ii b 8 3 1 . V/ii d 2, V/ii b 6 32. i,, c 3, ,M e2
Ahora, en caso de 22. tt:J xe6, .M xe6 o 22. 33. V/iif4, .M xf2 34. V/ii xf2 , V/ii xf2+ 35. @xf2 ,
i,, e 3, i,, d 5, la actividad de las piezas negras @xh6.
compensa por completo el déficit de material. 25. a5, V/ii c 5 26. éLlf5, ,M xd1 + 27. ,M xd1 ,
22. i,, d 2!?, V/ii b6 i,, xc3 1¡2.1'2
O bien 22 . . . . , °iVd5 23. V/iix d5, i,, x d5 24. Las blancas aún conservarían la iniciativa
i,, c 3, ,M c5; en esta clase de final, las negras luego de 28. bxc3!?, i,, e6 29. éLld6, pero todo
tienen más posibilidades de hacer tablas que deseo de continuar la lucha de esta manera
las blancas de ganar. entraría en grave conflicto con lo que les per­
23. i,, c3, i,, c4 24. a4, . . . mite su reloj.
No, desde luego, 24. b3?, i,, d 5. La con­ Acabemos este capítulo con otra cita de Fi­
tin uación más tentadora, 24. éLlf5, i,, e2 ne: «Con todo, no hay tantas excepciones [en
25 . .M d6 (25. tLl xh6+, @ h7 26. V/iif5+, @xh6 la apertura. V. E .] como podría pensarse, y los
27. g4, I.i. c5) 25 . . . . , V/ii xd6 26. tt:Jxd6, i,, xt3 principios corrientes que estableció Steinitz no
27. i,, xf6, gxf6 28. gxf3, .M ed8 29. tt:Jxc8, han cambiado» . Podría parecer que la mayoría
.M xc8 30. b4, .M c2, tampoco parece suficien­ de los ejemplos que hemos examinado corro­
te para dar ventaja real a las blancas. bora esto, pero con su ayuda yo quería llamar
24 . . . . , ,M eda (D) la atención sobre otra cosa. Los truismos del
ajedrez, que se basan en las apariencias exter­
nas, generales, son valiosos nada más que al
verlos por vez primera, mientras que tomar una
decisión en el tablero exige a menudo una eva­
luación más esmerada de cada situación en
l . EX P E R I M E N T O S E N L A A P E R T U R A 35

concreto. Las nociones que tiene el ajedrecista


de la estrategia «correcta» deberían ayudarle a
elegir, pero en ningún caso deberían ponerle
restricciones preconcebidas.
2 . PE R TU R BA R
E L E Q UI LIB R IO
Para toda acción
hay una crítica igual
y contraria.
Postulado de Harrison

En el centro de las enseñanzas posiciona­ Eingorn-Dorfman


les de Steinitz está la teoría del equilibrio, que GMA, Moscú, 1 990
a menudo se entiende como igualdad . Distin­ Gambito de Dama [D1 3]
gamos entre ambos conceptos. Con objeto
de evitar confusiones, hablaremos de pertu r­ 1 . d4, d5 2. c4, c6 3. l¿J f3, l¿J f6 4. cxd5,
bar el equilibrio para referi rnos a todo cambio cxd5
importante que se dé en la situación estraté­ Una vez que desaparece la tensión entre los
gica, que puede producirse por medio de un peones centrales, la jugada suplementaria que
cambio (o una ganancia) de material , un rea­ poseen las blancas es su única baza en la ba­
grupamiento de las piezas, avances de peo­ talla de apertura que va a seguir.
nes o una pérdida de tiempo. Así, el equilibrio 5. l¿jc3, l¿jc6 6. i,f4, . . . (D)
no es más que un estado relativamente esta­
ble de la posición , que no tiene por qué estar
igualada en absoluto.

2. 1 . La ventaja
de la primera jugada

La manera más lógica de ejercer el de­


recho que tienen las blancas a comenzar la
partida es ocupar una posición más venta­
josa en el centro y desplegar las piezas de
modo conveniente dificultando a la vez que
las negras puedan hacer lo propio. Todo esto
perturba el equilibrio, y los planes ulteriores La posición clave de la Variante del Cambio
de ambos bandos dependen , básicamente, de la Eslava. Las blancas van un paso por
de las pecu liaridades concretas de la posi­ delante del adversario en el desarrollo y quie­
ción. Es posible, sin embargo, intentar dar al ren obligarlo a hacer concesiones posiciona­
tiempo suplementario que poseen las blan­ les de alguna clase. A modo de ejemplo,
cas en la apertura un sign ificado estratégico después de 6 . . . ., e6 7. e3, el alfil de f1 es
independiente de por sí; esto se aplica sobre claramente superior a su homólogo de c8, lo
todo a variantes que muestran una dispo­ que garantiza una m ínima ventaja posicional
sición simétrica o casi simétrica de piezas y al primer jugador. Las negras, asimismo, sue­
peones. len sacar el alfil por delante de la cadena de
38 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

peones. La principal controversia teórica so­


bre las virtudes y los defectos de la simetría
se desarrolla después de 6 . . . . , i,f5 7. e3, e6
8. 'iVb3 (8. tt:le5 y 8. i, b5 son alternativas),
i, b4 9. i, b5, 0-0 o 6 . . . . , a6 7. M C1 (7. e3,
i,g4) , i,f5 8. e3, M c8; aunque en ambos
casos las negras tienen que defenderse con
cuidado du rante un rato, la igualdad es el re­
sultado más frecuente.
En general, las l íneas principales no pro­
meten nada especial a las blancas; por otra
parte , casi siempre excl uyen del todo cual­
quier reacción por parte del adversario. La
ún ica posibil idad que tienen las negras de
obtener contraj uego más tarde depende de Como consecuencia de la maniobra « refle­
que cambie la rígida estructu ra de peones. ja» que hace este caballo, las negras corren
Dicho y hecho: sin preocuparse porque pier­ el peligro de acabar en una posición de ca­
den más tiempo, las neg ras toman la deci­ rácter simétrico otra vez, pero muchísimo me­
sión de pertu rbar el eq uilibrio estratégico, nos segura que antes. En una situación en la
que no es de su gusto. que ambos bandos tengan debil idades, el
6 . . . . , tt:l e4 tiempo suplementario de las blancas puede
Sin embargo, una manera más exacta de resultar muy útil; por otra parte, luego de 9.
llevar a cabo esta idea era interpolar 6 . . . . , a6 . . ., tt:l xe5 1 0. i,xe5, f6 1 1 . i,g3, 'iVa5 1 2.
7. M c1 y entonces sí jugar 7 . . . . , tt:le4 8. e3, 'iVb3, i,d7 1 3. i,d3, M C8 1 4. M C1 las ne­
tt:lxc3 9. bxc3, g6 (9 . . . . , i,f5 y 9 . . . . , e6 tam­ gras están peor.
bién son posibles) . 9 . . . . , 'iV a5
7. e3, tt:lxc3 8. bxc3, g6 La alternativa es 9 . . . . , i,g7 1 0. tt:l xc6 (1 O.
Con la ayuda del cambio de los caballos pa­ i,b5, i,xe5 1 1 . i,xe5, 0-0 1 2. i,f4 es me­
rece que las negras han alcanzado su objetivo. nos claro) 1 0 . . . . , bxc6. Una posibilidad aqu í
Después de 9. c4, i,g7 (9 . . . . , e5!?) 1 0. cxd5, e s 1 1 . i,d3, 'iVa5 1 2. 0-0, sencillo, pero l a l í­
'iVxd5 o 9. i,e2, i,g7 1 0. 0-0, 0-0 1 1 . c4, nea más temática es 1 1 . 'iVa4, 0-0 ( 1 1 . . . . ,
dxc4 llegan a una cómoda posición de la De­ i,d7 o bien 1 1 . . . . , 'iVd7 serían demasiado
fensa Grünfeld. Un plan que implique avanzar pasivas), y ahora:
el otro peón central, 9. i,d3, i,g7 1 0. 0-0, 0-0 a) 1 2. i,d3, e5!? ( 1 2 . . . ., c5) 1 3. dxe5 ( 1 3.
1 1 . e4, tampoco es demasiado prometedor pa­ i,xe5, i,xe5 1 4. dxe5, 'iVg5) , 'iVc7 1 4. 0-0,
ra las blancas. i,e6 1 5. M ac1 , i,xe5 1 6. i,xe5, 'iVxe5 1 7.
Gracias precisamente a esta jugada, 8 . . . . , 'iYxc6, M ac8 1 8. 'iVa6.
g6, la variante 6 . . . . , tt:le4 gozó de cierta popu­ b) 1 2. i,e2, c5 ( 1 2 . . . ., 'iVb6 1 3. 0-0, i,f5
laridad. Nótese de todas formas que la vieja 1 4. g4) 1 3. 0-0, i,f5 1 4. dxc5, e5 ( 1 4 . . . . ,
continuación 8 . . . . , e6 (como en Alekhine-Tar­ i,xc3 1 5. M ad 1 ) 1 5. i,g3.
takower, Bad Pistyan, 1 922) , evidentemente, e) 1 2. 'iYxc6. Capturar el peón conduce a
está bastante más en consonancia con la es­ complicaciones en las que las blancas tienen
trategia de apertura que han elegido las ne­ las mejores oportunidades: 1 2 . . . . , e5! (D) -1 2 .
gras. El porqué se aclara después de la . . . , 'iVa5 1 3. i,c7, 'iVa3 1 4. i,d3-:
próxima jugada de las blancas.
9. tt:Je5!, . . . (D)
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 39

c1 ) 1 3. Jl,xe5, Jl,xe5 1 4. dxe5, �a5 1 5. Las negras ya están bien, puesto que el pri­
i,d3, i,b7 ( 1 5 . . . . , i,e6!?) 1 6. 'iVxb7, mer jugador no puede sacar el alfil de casillas
.l::!. ab8 1 7. 'iVa6, 'iVxc3+ 1 8. �e2, Z:Í, b6 1 9 . blancas y enrocar sin trabas: 1 2. i,d3, Jl,a6
.l::i. ac1 , 'iVb2+ 20. ll c2, 'iVxc2+ 2 1 . Jl,xc2, 1 3. ll d 1 , i, xd3 1 4. ll xd3, �a6 o 1 2. i,e2,
.l::!. xa6 22. i, b3; Cifuentes-Akopián, Linares i, a6 ( 1 2 . . . ., e5 es un poco prematura: 1 3.
(torneo abierto), 1 996. i,xe5, i,xe5 1 4. dxe5, ll b8 1 5. �c2) 1 3.
c2) 1 3. dxe5 también es interesante. 'iV b4, �xb4 1 4. cxb4, Jl,xe2 1 5. @xe2, a5,
c3) Por otra parte, después de 1 3. 'iVxa8, con plena igualdad. La variante 1 2. 'iVb4,
exf4, más débil , el ataque de las negras com­ 'iVxb4 1 3. cxb4, f6 (mejor que 1 3 . . . ., a5?! 1 4.
pensa por completo el material sacrificado: 1 4. b5, c5 1 5. b6, c4 1 6. @ d2) 1 4. @d2, e5 1 5.
'iVxa7, fxe3 1 5. Jl,e2 ( 1 5. f3, 'iVg5; 1 5. fxe3, i,g3 también se les antoja a las blancas de­
'iVh4+), exf2+ 1 6. �xf2, i, h6 1 7. i,f3, masiado insulsa, y tras mucho pensar encuen­
'iVh4+ 1 8. g3, i,e3+! tran una manera de neutralizar la amenaza 1 2 .
Para evitar posibles conflictos en cualquiera . . . , i,a6 después de todo.
de estas variantes, el segundo jugador saca la 1 2. a3, . . .
dama a una posición activa a su debido tiempo. La escasez d e continuaciones normales lle­
1 0. 'iVb3?!, . . . va a la aparición de las «excéntricas» ; ahora a
E n e l momento crítico, las blancas n o están 1 2 . . . . , i,a6 se contesta 1 3. 'iV b4, �b6 1 4.
a la altura de las circunstancias; después de la Jl,xa6, 'iVxa6 1 5. c4!?, dxc4 1 6. 0-0. Las blan­
jugada más fuerte, 1 0. �d2 -con la intención cas consienten en perder el tiempo suplemen­
de hacer c4-, las negras comenzarían a tener tario que tanto se han esforzado por preservar
dificultades: hasta ahora; sin embargo, todos sus esfuerzos
a) 1 0 . . . . , i,g7 1 1 . l¿jxc6, bxc6 1 2. c4, resultan baldíos. Tiene una importancia sim­
'iVxd2+ 1 3. �xd2, c5 1 4. cxd5, 0-0 ( 1 4 . . . . , bólica el hecho de que en cuanto obtienen una
cxd4 1 5. i,b5+, i,d7 1 6. ll ab1 ) 1 5. ll b1 , oportunidad de hacer una jugada activa ante el
cxd4 1 6. i,c7, dxe3+ 1 7. fxe3. adversario, las negras intentan apoderarse de
b) 1 0 . . . ., l¿jxe5 (en comparación , la mejor) la iniciativa enseguida, aunque la tranquila lí­
1 1 . i,xe5, f6 1 2. i,g3, i,f5 ( 1 2 . . . . , h5 1 3. h4, nea 1 2 . . . . , 0-0 1 3. 'iVb4, 'iVb6 también sería
i,f5) 1 3. c4, 'ij'xd2+ 1 4. �xd2, e5!? 1 5. c5. bastante buena aquí.
10 . . . . , i, g7 1 1 . l¿j xc6, . . . 12 . . . . , e5! ? 1 3. dxe5, . . .
Aquí esto n o es eficaz. Debería preferirse Todavía con l a esperanza d e completar el
1 1 . i,b5, Jl,xe5 1 2. Jl,xe5, 0-0 1 3. i,f4, con­ desarrollo y luchar por conseguir ventaja. 1 3.
servando perspectivas un poco mejores. i,xe5, i,xe5 1 4. dxe5, ll b8, más sencillo,
11 . . . . , bxc6 (D) conduce al jaque perpetuo luego de 1 5. 'iVxb8,
40 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

�xc3+ 1 6. c;t>e2, �c2+ o a la igualdad des­


pués de 1 5 . �c2, .i,f5 1 6 . .i,d3, .i,xd3
1 7. iYxd3, .i::i, b3. N

1 3 . . , 0-0 14 . .i,d3?! , . . . (D)


. .

Provocar el avance del peón de c6 no deja


de ser arriesgado, dado que la torre negra pe­
netrará posteriormente hasta la debilitada casi­
lla b3. Quizá las blancas deberían atender a
razones y jugar 1 4. �b4 ( 1 4 . .i,e2? ! , .l::i, b8
1 5. 'iVc2, .i,f5 no es bueno para ellas) 1 4 . . . . ,
'iV c7 1 5. � c5, manteniendo tanto el equilibrio
como una aproximada igualdad sin mayores
preocupaciones.

1 9 . . . . , l{Wxc3
También aqu í merece la pena examinar 1 9 .
. . . , .i,e6; luego de 20 . .i,f3, g5!? 21 . .i,g3,
�xc3 22. �xc3, .i::í, xc3 23 . .i,xd5, .i::í, c8, las
posibilidades de las negras en el final por lo
menos no son peores.
20. l{Wxd5, .i,e6
Aunque el bando negro no ha aprovechado
su iniciativa de la manera más eficaz, el peón
«C» adelantado le asegu ra contra imprevistos
en la mayoría de las variantes. Ahora 2 1 .
�e4, .l::i, xa3 22 . .i::í, ac1 , �b2 23 . .i, xc4,
.l::i, a4 24. �c6, .i::í, xc4 25 . .l::i, xc4, .i,xc4 26.
l{Wxc4, .i,xe5 no conduce sino a la igualdad,
14 . ... , c5 1 5. �c2, c4 1 6 . .i,e2, .i,f5 pero las blancas tampoco pueden aspirar a
Al atacar la dama, las negras, a su vez, es­ triunfar con la jugada que hacen.
tán perdiendo tiempo. El alfil está mejor situa­ 21 . �d4, �c2
do en e6, donde defiende el peón de d5. Una 21 . . . . , .i::í, c8 o 21 . . . . , iYxd4 22. exd4, c3
alternativa incierta es 1 6 . . . . , f6 1 7. e4 ( 1 7. sería, de hecho, más segu ro.
exf6, .i,xf6) , fxe5 18 . .i,g5, .i,e6 1 9. 0-0, pe­ 22 . .l::i, e1 , .
. .

ro 1 6 . . . . , .i::í, b8 di recta es más lógica: des­ E s conveniente quitar l a torre del punto de
pués de 1 7. 0-0 ( 1 7. e4, dxe4), .l::i, b3 1 8. mira a su debido tiempo; en todo caso, esta
�d2, .i,e6 a las blancas les surgirán pro­ continuación es más fuerte que 22 . .i,f3, c3
blemas. 23 . .i,e4 (23. �xa7 es arriesgado en vista de
1 7. l{Wd2, .i::í, abB 1 8. 0-0, .l::i, b3 1 9 . .i::í, fd1 , 23 . . . . , .i::í, b2 24 . .i,g3, �b3 25 . .i::í, dc1 , c2)
(D)
. • . 23 . . . . , �b2 24. g db1 , �d2 .
22 . . . . , �b2 23 . .i,d1 ?!, . . .
Mal puede ser esto l a manera d e jugar a ga­
nar. Las blancas quieren emplazar el alfil en
c2, pero dejan escapar una buena ocasión de
tomar en a7 y crear un peón pasado también
ellas, aunque las negras aún controlarían la
partida después de 23. iYxa7, .i,xe5 24 .
.i,xe5, iVxe5 25. a4, c3 26. a5, c2.
2 . PERT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 41

23. . . . , � bb8 24. � e2, �b6 2S. j,c2?, . . . estupefacción. E s evidente que las blancas se
Ahora vienen malos tiempos para las blan­ proponen seguir con d4 y mantener un firme
cas; deberían haber jugado 25. j,g5, y la po­ control del centro, pero en el presente caso es­
sición es incierta. to no es tanto un objetivo estratégico realista
2S. . . . , �as 26. e4, � fdB 27. jVe3, j,xeS como una amenaza posicional general , que
28. j,xeS, �xeS las negras pueden rechazar si quieren sin te­
Y las negras tienen ventaja (1/2-1/2 , 66 ju­ ner especiales problemas. En realidad, si el
gadas) . primer jugador pudiese hacer d4 y c4 en esta
Por regla general, «jugar a la simetría» en la apertura con tanta facilidad, la Defensa Sicilia­
apertura da por resultado una posición estable na perdería enseguida una gran parte de sus
en el centro o, si no, un encarnizado enfrenta­ adeptos.
miento de los peones centrales, ya que se 3 . . . . , l¿jc6 4. l¿jc3, . . .
atacan entre sí. Las blancas suelen preferir Las blancas n o ganan nada con 4 . d4, cxd4
más a menudo la primera posibilidad y las ne­ 5. l¿jxd4, l¿jf6 6. l¿jc3, j, b4, así que de mo­
gras la segunda, puesto que cuentan con ob­ mento prosiguen desarrollando las piezas. De­
tener la igualdad después de los cambios que cidirán más tarde el plan estratégico, según lo
inevitablemente han de tener lugar. Situacio­ que haga el adversario. Otra jugada que ocu­
nes así pueden producirse en varias l íneas; a rre, aunque con mucha menos frecuencia, es
veces, las negras incluso se aventu ran a co­ 4. j,e2.
piar las jugadas del adversario ya nada más 4 . . . . , l¿jf6
empezar ( 1 . d4, d5 2. c4, c5? ! ) , pero en este Esto se considera la l ínea principal , y la
capítulo examinaremos continuaciones teó­ mayoría de las veces conduce rápidamente a
ricas sólidas en vez de experimentos arries­ una posición simétrica. Una opción todavía
gados. más sencilla es sellar el centro al instante con
4 . . . . , e5, suponiendo que la leve iniciativa
Rublevski-Bologan que poseen las blancas después de 5. d3, d6
Poikovski, 2002 6. lb d5 no es peligrosa. La pregunta clave,
Defensa Siciliana [840] sin embargo, es si las negras necesitan de
veras limitarse a librar una abu rrida lucha por
1 . e4, es 2. l¿jf3, e6 3. c4, . . . (D) la igualdad si tienen otros métodos de juego
que obstaculizan de la misma manera el
avance d4:
a) 4 . . . . , g5 es, probablemente, demasiado
activa. El debilitamiento del flanco de rey cau­
sará problemas más tarde: 5. h3 (5. d3! ? , h6
6. j,e3), j,g7 6. d3 (6. d4!?), h6 7. j,e3.
b) 4 . . . ., �b6 (o 4 . . . ., l¿jf6 5. j,e2, �b6).
Esta maniobra tampoco inspira confianza. Las
negras no hacen sino aplazar la solución del
problema ocupando con la dama una posición
incómoda.
c) 4 . . . ., l¿jd4!? (más acertada, pero si las
blancas hubiesen jugado 4. j,e2, no tendrían
que temer esta réplica) 5. l¿jxd4, cxd4 6.
lb b5!? (6. lb e2, e5 es de todo punto inofen­
Una vieja variante que ya se empleó repeti­ sivo), e5 7. j,e2, l¿jf6 8. d3 ocurrió en Maliu­
das veces a principios del siglo xx; su relativa tin-Eingorn , Berl ín, 1 992. La configuración de
popularidad en nuestro tiempo incluso provoca peones, poco convencional, promete una inte-
42 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

resante lucha estratégica en la que ambos


bandos tienen sus oportunidades.
5. i,, e2, d5 (O)

Aq u í tenemos, por fi n , la tan esperada si­


metría; de ahora en adelante , cada nuevo
cambio en la posición será de importancia
crítica. Aunque las blancas se han p repa­
Esta posición «camaleón » es una de esas rado para en rocar, no es fácil demostrar la
a las que las blancas pueden esperar llegar eficacia que tiene el usar el tiempo suple­
de manera realista cuando juegan 3. c4. Con mentario de esta manera; en todo caso, su
los colores cambiados, una posibilidad es 1 . posición parecería más prometedora si pu­
c4, c5 2 . t¿jf3, t¿j c6 3. lbc3, e5 4. e3, lbf6 diesen volver a poner el alfil de rey en f1 y
5. d4. Entonces, si la partida discu rre por 5 . situar a cambio el otro alfil en g5 o e3. Será
. . . , cxd4 6. exd4, e4 7. lb d2 (7. lLJg5), i,, b4, de lo más interesante seguir las acciones de
la posición se corresponde exactamente con las negras aquí, ya que aún pueden elegir:
la que se origina partiendo del diagrama me­ pueden jugar sin pel igro 7 . . . . , i,, e 7 o, si no,
diante 6. e5, lb d7 (6 . . . . , lLJ g4) 7. cxd5, intentar hacer un uso más racional de su tu r­
exd5 8. i,, b 5. Hay también diferencias inte­ no de juego.
resantes entre las dos variantes; a modo de 7 . . . . , i,, e6
ejemplo, si las blancas continúan , a parti r del Lógica, ya que no solamente desarrolla una
diagrama, con 6. e5, d4 7. exf6, aparte de 7. pieza, sino también aumenta la influencia del
. . . , dxc3, obvia, las negras harán bien en segundo jugador en el centro. El enfrentamien­
examinar asimismo la contestación, bastante to entre los peones no puede durar mucho, pe­
sorprendente, 7 . . . . , d3. ro eliminar la tensión enseguida con 7 . . . . ,
6. exd5, . . . cxd4 8. lbxd4 o 7 . . . . , dxc4 8. d5 convendría
Esto se ve mucho más a menudo que 6 . e5, más bien a las blancas.
pero jugar a ganar después de cambiar los 8. i,, e 3, . . .
peones -teniendo en cuenta que es probable E n este punto, e s muy probable que una va­
que dentro de poco ocurran simplificaciones riante como 8. cxd5, lb xd5 9. 0-0, i,, e 7 con­
de más calado- exige una gran cantidad de in­ duzca al agotamiento total de las tropas de
genio por parte del bando blanco. combate: 1 0. lb xd5 ( 1 0. t¿je4, cxd4 1 1 .
6 . . . . , exd5 7. d4, . . . (D) lbxd4, lbxd4 1 2. 'W/xd4, 0-0 1 3. lb c5, lbf4)
1 0 . . . . , 'W/xd5 1 1 . i,, e 3, cxd4 1 2. lb xd4,
lb xd4 1 3. 'i4Vxd4, 'i4Vxd4 1 4. i,, x d4, 0-0 1 5.
i,, f3, .M fd8 1 6. .M fd 1 , i,, d 5; Tal-Dorfman ,
Marsella, 1 989.
8 . . . . , dxc4
2 . PERT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 43

O bien 8 . . . . , cxd4 9. ct:Jxd4, ct:Jxd4 1 0. i,xd4, 1 2 . . . . , ¡vxd1 1 3 . .i::!, exd1 , . . .


dxc4 1 1 . 0-0, que se ha probado repetidas ve­ 1 3. ,M axd 1 , i,xc5 1 4. ct:Je4, i, b4 1 5.
ces en la práctica. La iniciativa de las blancas i,d2 parece más natu ral . Las blancas sobre­
les permite recobrar con rapidez el peón sacri­ valoran su iniciativa; no vale más que el peón
ficado, pero la cosa suele quedarse ahí. sacrificado.
9. 0-0, . . . (D) 13 . . . . , i,xc5 1 4. l¿je4, i,e7 15 . .i::!, ac1 ,
b5 1 6. b3, i,a3 1 7 . .i::!, c3, . . . (D)
No 1 7 . .i::!, c2, i,f5.

9. . . . , a6 (?)
Las negras se abstienen de jugar 9 . . . ., cxd4
o 9 . . . . , i,e7 y controlan la casilla b5. Tienen 17 . . . . , i, b4 1 8. l¿jd6+, . . .
la intención de responder a 1 0. dxc5 1 O . . . . , E n vez d e esto era más sensato retirarse en­
ct:Jg4; p . ej . : 1 1 . i,d4, V/jfc? 1 2. h3, ct:Jxd4 1 3. seguida con 1 8 . .M cc1 , accediendo a repetir
'i:1Vxd4, .M d8. De hecho, la amenaza al alfil de jugadas con 18 . . . ., i,a3.
e3 en esta variante es ilusoria; explotando el 18 . . . . , ..t>fB 19 . .i::!, c2 (?), . . .
retraso de las negras en el desarrollo, las blan­ Las blancas están enmarañadas sin reme­
cas obtienen ventaja mediante 1 1 . VJif c1 , ct:Jxe3 dio en las complicaciones que ellas mismas
1 2. ¡vxe3, i,e7 1 3. ,M fd 1 (Bologan) . La juga­ provocaron. Como antes, deberían haber juga­
da 9 . . . . , a6 es prima de 1 2. a3 de la partida do 1 9 . .M cc1 , conservando suficiente contra­
Eingorn-Dorfman ; ninguna de las dos ayuda a juego después de 1 9 . . . . , i,a3 20 . .i::!, c3, i,c5
solucionar los problemas de apertura porque 2 1 . l¿je4 (mejor que 2 1 . i, h4, b4 22 . .M cc1 ,
la función que desempeñan es limitad ísima. c3) , i, b4 22 . .M cc1 .
En el presente caso, las negras podrían topar­ 1 9 . . . . , i,c5 20. bxc4, l¿j b4
se con graves dificultades, pero las blancas no Ahora el primer jugador no puede evitar nue­
descubren la réplica sencilla y complican la vas pérdidas de material . Lo que es más sor­
partida sin necesidad. prendente es que en la práctica todavía tiene
1 0 . .i::!, e1 ?!, i,e7 1 1 . dxc5, ct:Jg4 1 2. i,g5, posibilidades de hacer tablas.
21 . l¿je4, lZ:Jxc2
Es obvio que este golpe táctico era el quid 21 . . . . , i,xf2+ 22. l¿jxf2, l¿jxc2 23. l¿jxg4,
de 1 0. .M e1 . Si ahora 1 2. . . ., i,xg5 1 3. i,xg4 (Bologan) también es bueno; podría se­
ct:Jxg5, V/jfxg5, 1 4. ct:Je4! ( 1 4 . . . . , ct:Jxf2 1 5. guir 24. i,f4, g5!? 25. i,xg5, ..t> g7.
ct:Jxg5, ct:Jxd1 1 6 . .M axd 1 ). Sin embargo, aún 22. l¿jxc5, i,xc4 23. i,xc4, bxc4 24.
merecía la pena examinar 1 2. V/jf c1 , ct:Jxe3 l¿j d7+, . . . (D)
1 3. ¡vxe3, 0-0 1 4. ct:Je4, evitando la transición
al final y conservando posición superior.
44 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

26. � h4?, . . .
E l bando blanco podía haber igualado ense­
guida con 26. �e7, .l::\. e8 27. �c5, pero aho­
ra las negras vuelven a tener ventaja.
26 . . . . , h5! 27. .l::\. c1 , .l::\. a7 28. lL\ b6, . . .
La alternativa 28. lL\ c5 vale más o menos lo
mismo: 28 . . . . , lL\ a3 29 . .l::\. c3, lL\ b5 30 .
.l::\. xc4, lL\ h6 (p. ej. , 31 . l¿jxa6, g5).
28 . . . . , l¿ja3 29. l¿jc8, .l::\. c7?
En graves apuros de tiempo, los jugadores
no cesan de cometer errores, y el veredicto de
la posición sigue cambiando. La torre está mal
situada aquí; 29 . . . . , .l::\. b7 era correcta.
30. lL\e7+, <;tita 31 . lL\d5?, . . .
En las hostilidades precedentes, las blancas Esta vez, 31 . lL\f5, lL\ h6 32. �g3 (Bolo­
han perdido la calidad y un peón, pero se las gan) habría dado igualdad de oportunidades,
han ingeniado para mantener la ventaja de de­ pero de todos modos la partida acabó en ta­
sarrollo. Eso les permite continuar resistiendo blas (1'2-1'2 , 48 jugadas) .
satisfactoriamente gracias al siguiente error de En posiciones de apertura simétricas, la im­
las negras. portancia de ser mano se ve en su forma
24. . . . , \t> g8 (?) « más pura » , pero si las blancas no consiguen
G rave inexactitud. Era esencial que el rey cambiar esta pequeña ventaja por otra más
volviese al centro. Después de 24 . . . . , \t>e8 sustancial a su debido tiempo, su iniciativa se
25. lL\ b6 (25. h3, f6) , .l::\. b8 26. l¿jxc4, f6 el i rá desvaneciendo. Otra manera de utilizar el
resto no sería más que cuestión de técnica. tiempo suplementario consiste en adoptar
25. h3, h6? (D) una estrategia « i nversa» , es deci r, tratar de
Otro desliz. E ra mejor jugar 25 . . . . , f6 26. jugar una conocida variante teórica con los
�f4, lL\h6 (o 26 . . . . , l¿je5 27. lL\ dxe5, fxe5 colores cambiados. En este caso, a las blan­
28. �xe5, h6) 27. �xh6, gxh6 28 . .l::\. c 1 , cas ya no les molestan los rígidos l ímites de
lL\ a3 29 . .l::\, c3, lL\ b5 30 . .l::\. xc4 , \t>g7, aun­ la simetría, pero surge de inmediato otro pro­
que la actividad de las piezas blancas difi­ blema. Seleccionar una l ínea compleja e inte­
cu ltaría mucho a las negras el explotar la resante del repertorio de las negras no
ventaja de material . supone especiales problemas, pero eso no
es suficiente; aún hay que inducir al adversa­
rio a que haga todas las jugadas propias del
otro bando.
2 . PERT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 45

Hebden-Chandler ventaja si uno no se fija tareas estratégicas con­


4NCL, 1 997-1 998 cretas nada más empezar la partida. En este
Gambito de Dama [D30] sentido, el jaque de alfil es más interesante,
aunque esta consideración por sí misma no
1 . d4, d5 2. c4, e6 3. tt:Jf3, es 4. e3, tt:Jf6 (D) basta para dar preferencia a la jugada.
6 . . . . , tZ:l c6
Con los colores cambiados, esta posición
surge a menudo a partir de la Defensa Caro­
Kann : 1 . e4, c6 2. d4, d5 3. exd5, cxd5 4. c4,
tZ:lf6 5. tZ:lc3, e6 6. tZ:lf3, � b4. La continua­
ción 6 . . . . , �d7 7. �xd7+ (7. �e2) , tZ:l bxd7
8. 0-0 (8. dxc5, tZ:l xc5) , �e7 también es
aceptable para las negras, aunque en este ca­
so sí están un poco peor.
7. 0-0, . . .
Sin ningún género d e duda, a las blancas
les encantaría desempeñar el papel de las ne­
gras en una de las agudas variantes de las de­
fensas G rünfeld o India de Rey, pero no debe
olvidarse que la pol ítica de la apertura es el ar­
Dado que las blancas han renunciado a la lí­ te de lo posible. Una l ínea dudosa aqu í es 7.
nea principal , 4. cxd5, exd5 5. tZ:lc3 (5. g3) , lo . . . , a6?! 8. �xc6+, bxc6 9. tZ:lc3 (9. VJifc2!?),
mejor que pueden hacer es pasar a una estra­ �d6 1 0. VJ1ia4, VJl¡c7 1 1 . e4; por otra parte,
tegia «inversa» por un medio u otro; si la sime­ después de 7 . . . . , cxd4 8. exd4 (mejor que 8.
tría continúa con 5. tZ:l c3, tZ:lc6 (5 . . . . , a6) 6. tZ:l xd4, VJl¡c7 9. tZ:l c3, �d6), �e7 las negras
a3, a6, no hace más que reducir sus opciones aún tienen una larga lucha por delante para
razonables a 7. b3 o 7. dxc5, �xc5 8. b4 -a la igualar. Por lo tanto, prefieren atenerse al mo­
manera del Gambito de Dama Aceptado-. Las delo de la Nimzoindia.
negras, por su parte -si, desde luego, querían 7 . . . . , �d6 (D)
evitar la continuación de la partida-, ten ían
otras opciones además de 4 . . . . , tZ:lf6, a saber,
4 . . . . , a6 o 4 . . . . , tZ:lc6; en este último caso,
responderían a 5. cxd5, exd5 6. � b5 6 . . . . ,
cxd4 o 6 . . . . , �d6, con vistas a jugar 7 . . . . ,
tb,e7.
5. cxd5, exd5
Después de 5 . . . . , tZ:lxd5 6. e4, las negras
afrontarían nuevas dificultades en la apertura
sin que haya necesidad alguna en absoluto.
6. � b5+, . . .
La línea que se h a visto más a menudo e n la
práctica es 6. tZ:lc3, tZ:lc6 7. �e2, que suele
conducir, vía 7 . . . . , �d6 o 7 . . . . , cxd4 8. tZ:lxd4,
� d6, a otra posición en la que blancas y ne­
gras están cambiadas de sitio. Desde luego, te­ Momento crítico; a diferencia de una conoci­
niendo una jugada más, posiciones así son más da posición teórica, el rey negro, en este caso,
cómodas de manejar con blancas, pero difícil­ no ha tenido tiempo de enrocarse, y las blan­
mente puede aspirarse de verdad a conseguir cas deben decidi r exactamente cómo usar el
46 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

tiempo suplementario que poseen. Para reali­ seguir jugando una posición corriente con un
zar una valoración global de sus ideas es im­ tiempo menos y alteran de manera abrupta la
portante examinar las consecuencias de 8. base estratégica de la lucha. En este caso, lo
dxc5, ,,txc5: que han elegido parece estar justificado por
a) 9. b3, 0-0 1 O. ,,t b2. Si copian con preci­ completo, ya que 9 . . . . , ,,txc5 1 0. ,,txc6+
sión las jugadas de las negras que dan los li­ conduciría a las problemáticas variantes que
bros de aperturas, las blancas obtienen una ya hemos visto.
buena posición sin problemas, pero se mues­ 1 0. ébxh2, 'iV x b5 (D )
tran incapaces de poner en marcha una inicia­
tiva: 1 0 . . . . , j¿d6 ( 1 0 . . . . , j¿g4) 1 1 . ,,txc6 ( 1 1 .
ébc3!?), bxc6 1 2. 'iVc2, j¿d7 (entonces a 1 3.
é¿jg5 se contesta 1 3 . . . . , ,,txh2+) .
b) 9. j¿xc6+, bxc6 1 0. �c2, �d6 1 1 . ébc3
( 1 1 . b3!?), 0-0 1 2. e4, dxe4 1 3. ébxe4, ébxe4
1 4. 'iVxe4; Eingorn-Kindermann, Polanica
Zdroj, 1 984. También aquí está la posición más
o menos igualada, aunque las negras se metie­
ron en problemas más tarde: 1 4 . . . . , 'iVd5 1 5.
'iVxd5, cxd5 1 6. ,,te3, ,,txe3 (?) 1 7. fxe3.
c) 9. �c2!? parece ser la continuación más
prometedora. Luego de 9 . . . . , 'iVd6 1 0. j¿d2,
j¿b6 1 1 . l:!, c1 , j¿d7 1 2. ébc3 o 9 . . . . , �b6
1 0. ,,txc6+, �xc6 ( 1 0. . . . , bxc6 1 1 . é¿jc3,
'iVc7 1 2. e4) 1 1 . b3, 'iVd6 ( 1 1 . . . . , 0-0 1 2. La presente situación difiere de la anterior
,,ta3; 1 1 . . . . , j¿g4 1 2. é¿je5, 'iVd6 1 3. ,,t b2) de manera considerable. Aquí ya son las blan­
1 2. ,,tb2, las blancas acabarían consiguiendo cas las que tienen que ser cautas, puesto que
la mínima ventaja que buscaban . el adversario no solamente puede defenderse,
Un detalle curioso es que si las negras hu­ sino también atacar.
biesen jugado 7 . . . . , ,,te7, más modesta, lo 1 1 . é¿ja3, 'iVb4
más probable es que se hubiera llegado a una Las negras subestiman un tanto las posibili­
de las variantes enumeradas, mientras que en dades de su nueva posición . No sería muy ló­
la partida los acontecimientos empezaron a gico jugar 1 1 . . . . , 'iVa5 1 2. ,,td2, 'iVd8 1 3.
desarrollarse en una di rección de todo punto éb b5, 0-0, pero una opción más activa es 1 1 .
distinta. . . . , 'iVa6, después de la cual la desafortunada
8. �c2, . . . situación de ambos caballos blancos comen­
D e u n modo u otro, crear una debilidad e n la zaría a dejarse senti r: 1 2. ,,td2 (a 1 2. 'iVb3
columna «C» y atacarla constituye el tema cen­ puede contestarse 1 2 . . . . , 0-0 o 1 2 . . . . , j¿ e6
tral de las actividades de las blancas, pero su 1 3. é¿j b5, 0-0-0) 1 2 . . . . , 0-0 1 3. ,,tc3, éb e4
tentativa de explotar la posición del alfil en d6 1 4. l:!, ad 1 , l:!, d8.
no da el resultado deseado. Cambiar piezas 1 2. ,,td2, 'iVe4
antes con 8. ,,txc6+, bxc6 tampoco aumenta La variante 1 2 . . . . , 'iVh4 1 3. é¿j b5 ( 1 3.
las posibilidades de triunfar: 9. 'iVc2, 'iVb6 (9. ,,tc3, a6! ? 1 4. l:!, fd 1 , ,,te6 1 5. é¿jf3, 'iVh5)
. . . , c4 1 0. b3) 1 0. ébc3 ( 1 0. dxc5, 'iVxc5) , 1 3 . . . , 0-0 1 4. ,,tc3, l:!, d8 ( 1 4 . . . . , 'iVc4 1 5 .
.

cxd4 1 1 . exd4, 0-0. ébc7, l:!, b8 1 6. l:!, fc1 ) es interesante, pero


8 . . . . , 'iVb6 9. dxc5, ,,txh2+! cambiar las damas y entrar en un final comple­
Esto parece mucho una desviación de la si­ jo en el que más o menos hay igualdad de
metría -simetría de pensamientos más que de oportunidades es, no obstante, objetivamente
posición en el tablero-. Las negras no quieren más fuerte.
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 47

1 3. � c3, � xc2 1 4. tb xc2, íb e4 1 5. 20. lb b4, h5 21 . M es, o-o-o


� d4, . . . La posición de las negras se va deteriorando
A las negras n o les plantea problemas 1 5. poco a poco. En este momento quizá ya mere­
�xg7 (o 1 5. M fd 1 , f6) , M g8 1 6. � c3, � h3 cía la pena intentar complicar el asunto con 21 .
(16 . . . . , �f5 1 7. M fc1 ) 1 7. íbe1 , tbxc5. . . . , b6!? 22. c6 (22. cxb6, íbd7) , 0-0-0.
15 . . . . , tb xd4 22. M ae1 , . . . (D)
Una continuación comprometedora. El cam­
bio en la estructura de peones favorece más
bien a las blancas, y, en consecuencia, reco­
bran la iniciativa estratégica. Como pieza blo­
queadora, el caballo en c6 era más útil que el
alfil en d4. Las negras, por lo tanto, deberían
haber examinado -digamos- 1 5 . . . . , � f5 ( 1 5 .
. . . , f6 1 6. b4, � d7) 1 6. M fC1 , f6.
1 6. exd4, a5?! (D)
Esta decisión implica una pérdida de tiempo
y enseguida suscita grandes dudas, puesto
que el bando negro está jugando en el flanco
que no corresponde. Mejor jugada es 1 6 . . . . ,
�e6, con vistas a avanzar los peones «g» y
«h» más tarde, cuando las circunstancias lo
permitan. Se ve que las blancas han activado las tro­
pas, pero todavía no pueden prescindir de la
ayuda del caballo que está en la reserva. En
este punto, las negras podrían jugar 22 . . . . , h4.
En cambio, con su próxima jugada, son ellas
las que provocan la crisis.
22 . . . . , íb gB 23. f4, tb e7 24. íb f3, h4
24 . . . . , íbg6 no es buena: 25. f5, tb xe5 26.
tbxe5, � xf5 27. íbxf7, � e4 28. tbxh8,
M xh8 29. tb a2.
25. íb gS, íb g6 26. M 5e3, M d7
La equivocación decisiva, que ya deja al
bando negro sin posibilidades de defenderse
de manera satisfactoria. Solamente 26. . . . ,
M hf8! le habría permitido aguantar.
27. f5! , � xf5 28. M f1 , � e6 29. tb xe6,
1 7. f3, . . . M eB 30. tb xd5, . . .
Empezar a atacar así parece u n tanto pre­ Y las blancas ganaron ( 1 - O , 3 9 jugadas).
maturo. Las blancas podían haber aprovecha­ Como toda tentativa de solucionar proble­
do la oportunidad de cambiar de sitio el caballo mas complejos por medios sencillos, la idea
de h2, lo que les habría beneficiado mucho: de las blancas de convertir su tiempo suple­
1 7. M fe1 , � e6 1 8. íbf3! ?, b6 ( 1 8 . . . . , f6 1 9. mentario en uno de los factores a largo plazo
íbd2) 1 9. tbe5 ( 1 9 . . . . , bxc5 20. f3) . en su estrategia de apertura tiene una apli­
1 7 . . . . , íb f6 1 8. M fe1 +, � e6 1 9. a3, a4 cación bastante lim itada. Los sistemas simé­
Conceder el control de la casilla b4 es tricos ofrecen poq u ísi mas posibil idades de
arriesgado, pero 1 9 . . . . , �d7 20. b4, axb4 21 . desarrollar una iniciativa; en los que han sido
axb4, íb h5 tampoco era muy atractivo. populares hasta ahora, las blancas tienen
48 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

que librar una adusta batalla para obtener En opinión de Réti -véase el Lehrbuch des
una m ínima ventaja. En algunos casos, la Schachspiels (Manual de ajedrez)-, esto no es
estrategia « i nversa» puede tener éxito, pero consecuente, puesto que interrumpe el ataque
a las blancas pocas veces les va bien limi­ posicional al peón de e5 -a diferencia de las
tándose a reproducir el juego de las negras. continuaciones 3. d4 y 3. ii, b5-. Más impor­
En vez de tomar prestadas variantes propias tante aún es que las blancas tienen ahora difi­
del adversario es más prometedor tomar cultades para conseguir ventaja en el centro
prestadas las ideas que subyacen en ellas. debido al contragolpe . . . , d5. Una tentativa de
« modernizar» esta tercera jugada siguiendo
con d3, c3 y ii, b3 la despoja de todo su senti­
2.2. Medidas drásticas do original. Es más lógico usar este desarrollo
del alfil para su propósito primordial: atacar al
Las primeras j ugadas de una partida de rey negro.
ajedrez son trascendentales: aparte de solu­ Después de diez jugadas más en una aper­
cionar los problemas del desarrollo de las tura como la Ruy López, la lucha estratégica
piezas y la lucha por el centro, su papel es normalmente no hace sino empezar; diez juga­
sentar las bases del confl icto que se aveci­ das más en la apertura que estamos viendo
na, y el premio puede ser mayor si un j uga­ significan que la lucha, en general, ya habrá
dor logra pertu rbar el equilibrio posicional ya tenido lugar y será hora de hacer balance, pe­
en la apertu ra. Este objetivo suele alcanzar­ ro eso es otra cuestión.
se mediante sacrificios de material , sean 3 . . . . , ii,cs
temporales o permanentes . Una estrategia La réplica 3 . . . . , tL'if6 se considera asimismo
simple de esta clase es característica, sobre buena. En las variantes de 4. d4, exd4 5. 0-0 o
todo, de las variantes clásicas de gambito, 5. e5 hasta ahora parecía imposible pensar en
algunas de las cuales han comenzado de algo nuevo, pero 4. tt:J g5 es más prometedora
modo inesperado a despertar mucho interés y está más en consonancia con el espíritu de
tras casi un siglo de desdén. esta apertura.
Con 3 . . . . , ii,c5, las negras no dan a las
Short-1. Sokolov blancas esa clase de elección . El Giuoco Pia­
Sarajevo, 2004 no clásico, 4. c3, tL'if6 5. d4, exd4 6. cxd4,
Gambito Evans [C50] ii,b4+, es de todo punto inocuo; para sostener
su iniciativa, las blancas ya necesitan tomar
1 . e4, es 2. tL'i f3, tt:J c6 3. ii,c4, . . . (D) medidas drásticas.
4. b4, ii,xb4
Una alternativa perfectamente jugable es
4 . . . . , ii, b6, pero en ese caso aún habría que
hacer un estudio detenido de variantes como
5. a4, a6 6. tL'ic3, tL'if6 7. tL'id5, tL'ixd5
8. exd5, tL'id4 9. a5, ii,a7 1 O. d6, iY'f6.
5. c3, . . .
La posición inicial del famoso gambito. Las
negras suelen tomar medidas severas para
aclarar la situación luego de 5 . . . . , ii, a5 6. d4,
exd4 (6 . . . . , d6 es más cauta) 7. iY'b3 (7. 0-0,
tt:J ge7 8. cxd4, d5) , iY'e7 (7 . . . . , 'i!1f6) o, si no,
prefieren 5 . . . . , ii,e7, más tranquila (a 6. d4 se
contesta 6 . . . . , tL'ia5).
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 49

5 . . . . , j,c5 6. d4, exd4 7. 0-0, d6 8. cxd4, .l::!, xt7 1 1 . j,xt7+, <;tixf7 1 2. es; 9 . . . . , h6 1 0.
j,b6, la continuación clásica, permite a las tt'ixf7, .i::!, xf7 1 1 . j,xt7+, <J;;i xt7 1 2. es, tt'ixes
blancas establecer un poderoso centro de 1 3. dxes, j,xes 1 4. j,xt4) 1 0 . .l::!, e1 (1 O. es,
peones, y es por eso por lo que esta posición, tt'ixeS 1 1 . dxeS, j,xeS), h6 1 1 . t¿jf3, t¿j g4 1 2.
llamada « normal » , del Gambito Evans -inclu­ h3, tt'ie3 1 3. j,xe3, fxe3 1 4. es.
so podría llamarse la posición « ideal »- ocurre b) 8 . . . ., exd4! ? 9. es, j,cs (9 . . . . , j,xeS
muy pocas veces en la actualidad. La novedo­ 1 0. t¿j xf7, .i::!, xf7 1 1 . j,xt7+, <J;;i xf7 1 2. fxeS,
sa continuación de la presente partida tiene el tt'ixeS 1 3. cxd4) 1 0. exf6 ( 1 0. V/!id3, h6), dS.
mismo inconveniente. Después de la próxima 6 , t¿j f6 7. d4, . . .
. . • .

jugada de las negras, el aventurado ataque No, desde luego, 7 . .l::!, e 1 ? , j,e7 8 . d4, d6,
que ha lanzado el primer jugador en la apertu­ como en Schiffers-Pillsbury, Hastings, 1 89S;
ra adquiere una sólida base posicional . permitir que las negras enlazasen los peones
5 , j,d6 (D)
. . . . centrales sin impedimentos sería un error im­
perdonable.
7 , 0-0 8 .l::!, e1 , h6 9. t¿j bd2, . .
. . . . . .

Las blancas tienen que mantener l a presión.


En Jobava-Grishchuk, Cto. de Europa por
Equipos, Plovdiv, 2003, ellas mismas se des­
viaron de este propósito; la partida discurrió
así: 9. tt'i h4 (?), exd4 1 O. t¿jfS (1 O. cxd4,
j, b4), j,cS 1 1 . cxd4, dS! 1 2. exdS, j,xts.
9 , .l::!, ea (D)
• . . .

Ahora la tentativa de cortar el nudo gordiano


con 9 . . . . , exd4 tiene las consecuencias si­
guientes:
a) 1 0. es, dxc3 (o 1 0 . . . . , t¿j xeS 1 1 . tt'ixeS,
j,xeS) , y ahora 1 1 . tt'i b3, j,e7 1 2. exf6,
j,xt6 conduce a juego incierto. En Steinitz­
Esta retirada ata el alfil al peón de e5 duran­ Pillsbury/Stone/Barry, Boston, 1 892 se conti­
te mucho tiempo. Las negras consiguen enro­ nuó, en cambio, con 1 1 . exd6, cxd2 1 2. V/!ixd2,
car con rapidez, pero un pronóstico estratégico cxd6 ( 1 2 . . . . , tt'ie8) 1 3. V/!ixd6, tt'ie8 1 4. V/!ig3,
a más largo plazo predice que se verán ante dS, y las negras tienen una buena posición.
una desagradable elección: conceder el centro b) 1 0. cxd4 es más sencilla y sólida. Des­
al adversario después de todo o experimentar pués de 1 0. . . . , j, b4 1 1 . dS ( 1 1 . V/!ib3! ?),
notables molestias por la situación poco natu­ tt'iaS ( 1 1 . . . ., j,c3 1 2 . .l::!, b1 , tt'ieS 1 3. t¿j xeS,
ral de sus piezas. j,xeS 1 4. t¿jf3, d6 1 S. tt'ixeS, dxeS 1 6. V/!ib3)
6. 0-0, . . . 1 2. j,d3, d6 1 3. j, b2 vuelve a producirse la
Haciendo hincapié e n que l a lucha subsi­ situación que ya conocemos: la ventaja posi­
guiente será de carácter posicional . Podía po­ cional que tienen las blancas en el centro vale
nerse a prueba la base táctica de la jugada 5 más que el peón sacrificado.
de las negras iniciando complicaciones con 6.
d4, tt'if6 7. t¿jg5 (7. dxe5, j,xe5 8. ttJg5, dS
9. exdS, tt'iaS) 7 . . . ., 0-0 8. f4, y ahora:
a) 8. . . ., exf4 9. 0-0!? (mejor que 9. es,
tt'ixeS [o 9 . . . ., j,xeS] ; en esta variante, se­
mejantes sacrificios de pieza por parte de las
negras son un recurso más bien estratégico
que táctico) 9 . . . ., V/!ie7 (9 . . . ., j,e7 1 0. tt'ixt7,
50 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Quizá en este punto las negras deberían ha­


ber sacado partido de las circunstancias, más
favorables, y jugado 1 0. . . . , exd4 1 1 . cxd4,
� b4 (p. ej. , 1 2. e5, l¿j h7) .
1 1 . a4, b4 1 2. l¿jc4, bxc3
Si 1 2 . . . . , .U ba, 1 3 . .U b1 es desagradable,
como también lo es la sencilla variante 1 3. d5,
l¿je7 1 4. l¿j xd6, cxd6 1 5. cxb4. Ahora las
blancas dejan el camino expedito al peón «e»
mediante una serie de cambios.
1 3. dxes, �xes 1 4. l¿jfxes, l¿j xes 1 5.
l¿jxeS, .U xeS 1 6. �f4, . . . (D)
1 6. f4 también es lo bastante buena. Las ne­
gras se ven obligadas a retirarse.
La jugada del texto es consecuente, aunque
es difícil decir si jugar la torre a ea refuerza la
posición del bando negro, que aún no ha lo­
grado quitar el alfil sin cambiar antes los peo­
nes; por otra parte, el debilitamiento de f7
comienza a hacerse notar.
1 0. � b3, . . .
Creando l a amenaza directa 1 1 . l¿jc4. Co­
mo respuesta a 1 0 . . . . , �fa, las blancas tie­
nen 1 1 . l¿jxe5, l¿jxe5 1 2. dxe5, .U xe5 1 3.
l¿jf3, contestando a 1 3 . . . . , .U e7 con 1 4. e5,
lo que es desagradable, pero 1 3 . . . . , .U xe4
permite la l ínea forzada 1 4 . .U xe4, l¿jxe4 1 5.
�xf7+, �xf7 1 6. �d5+, @g6 1 7. �xe4+,
@f7, que termina en un ataque de mate: 1 a.
�xh6, gxh6 1 9. l/ih7+, �g7 20. l¿je5+, 16 . . . . , � e7 1 7. es, . . .
�e6 2 1 . �xg7, Vi'f6 22. Vi'ga+, �xe5 23. Salta a l a vista a estas alturas que l a apertu­
.U d 1 . ra ha ido como querían las blancas. Pueden
Pese a esto, parece más lógico que las blan­ recobrar con facilidad uno de los peones sa­
cas jueguen 1 0. l/ib3, Vi'e7 ( 1 0 . . . . , .U e7 1 1 . crificados si quieren, y en la mayoría de las
�d3) 1 1 . �d3, .U ba!? 1 2. a4, conservando variantes las negras estarían contentas devol­
la ventaja en la situación de sus piezas sin me­ viendo el otro por voluntad propia si pudiesen
terse en complicaciones innecesarias como salir de algún modo de su triste posición.
1 2. l¿jc4, b5. 1 7. . . . , lZ:Je8
1 0 . . . . , bS?! Dudosísima; está claro que debería haberse
1 0 . . . . , b6, moderada, también conduciría a preferido 1 7 . . . . , lZ:J h7, más natural .
varias dificultades de naturaleza táctica o posi­ 1 8. l/id3, . . .
cional: 1 1 . l¿jc4, y ahora: Aunque la simple línea 1 a. e6, fxe6 1 9.
a) 1 1 . . . . , �a6 1 2. l¿jcxe5 ( 1 2. l¿jxd6! ?), �xe6+, @ ha 20. �g5, l¿jf6 2 1 . �xf6, gxf6
l¿jxe5 1 3. lZ:J xe5, �xe5 1 4. dxe5, .U xe5 1 5. no alcanza su objetivo, las blancas tienen mu­
�f4, .U xe4 1 6 . .U xe4, lZ:Jxe4 1 7. Vi'd5, l¿jf6 chas otras continuaciones prometedoras.
1 a. 'iVxt7+, @ ha 1 9 . .U e1 . 1 8 . . . . , dS!? (D)
b) 1 1 . . . . , � b7 1 2. d5, l¿ja5 1 3. lZ:J xa5,
bxa5 1 4. l¿j h4, �fa 1 5. l¿jf5.
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 51

ción igualada, mientras que e l segundo, aun­


que está más justificado desde un punto de
vista posicional , no da plena compensación
por sacrificar un peón del centro. Práctica­
mente, el único esquema satisfactorio de es­
te tipo que tienen las negras es el Gambito
Benkó', que, en esencia, está pensado para li­
brar una lucha posicional a largo plazo en vez
de una breve escaramuza táctica -que suele
ser absu rda-.

Spraggett-Kogan
Dos Hermanas, 2000
Gambito Benkó' [DOS]
Buen recurso defensivo; sin embargo, luego
de 1 9. i,c2 las negras aún lo pasarían mal : 1 . d4, éi'Jf6 2. c4, c5 3. d5, b5 4. cxb5, a6
1 9 . . . . , f5 ( 1 9 . . . . , g6 20. �xc3) 20. g4!? (20. 5. bxa6, g6 6. {jj c 3, i,xa6
iVxc3, sencilla, también es buena), fxg4 (o 20. Después del sacrificio de peón se ha esta­
.. ., g5 21 . gxf5, gxf4 22. f6, con ataque victo­ blecido un equilibrio nuevo y bastante estable.
rioso) 21 . 'iYh7+, cJ;,lf8 22. i,g6. En cualquier Al abrir l íneas en el flanco de dama, las negras
caso, a las blancas les saldría a cuenta provo­ se aseguran libertad de acción para las piezas,
car el debilitamiento de la posición del rey ene­ lo que da por resultado que la temprana con­
migo. quista de espacio que han llevado a cabo las
1 9. �xc3?!, i,f5 blancas deja de ser una baza y se convierte en
Es comprensible que las negras deseen un lastre.
controlar la diagonal peligrosa, aunque 1 9 . . . . , 7. g3, . . .
i,e6 es asimismo posible. Absteniéndose d e jugar e4 di recta y cam­
20. .i::í, ad1 , .i::í, d7 21 . a5, . . . biar los alfiles (7. e4, i,, x f1 8. \.t> xf1 ). Las
21 . i,e3 e s u n poco más fuerte. Por otra blancas pretenden ante todo limitar la activi­
parte, 21 . 'iYc6, tentadora, se contrarrestaría dad del bando negro; subrayan esto con su
mediante 21 . . . . , .i::i. b8. jugada 1 0.
21 . . . . , c6! 22. 'iYxc6, .i::í, c8 23. 'iYa4, {jj c7 7 . . . . , i,g7 8. i,g2, d6 9. {jj f3, {jj bd7 (D)
Las piezas negras han obtenido la actividad
que necesitaban, y el segundo jugador pronto
iguala por completo.
24. i,e3, {jj e6 25. a6, {jj c5 26. i,xc5,
.i::í, xc5
(1/2-1'2 , 47 jugadas)
Las negras también han ideado numerosos
sistemas de gambito en la apertura, pero casi
todos tienen claras deficiencias. Compare­
mos, a modo de ejemplo, dos conocidas l í­
neas: el Gambito Budapest, 1 . d4, {jj f6 2. c4,
e5 3. dxe5, {jj g4 (o 3 . . . . , {jj e4) , y el Contra­
gambito Albin, 1 . d4, d5 2. c4, e5 3. dxe5, d4.
La práctica ha mostrado que en el primero a
las negras les es más fácil restablecer el
equilibrio de material que llegar a una posi- 1 0. g b1 , . . .
52 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Du rante mucho tiempo se consideró que 1 5. b3, �a3, a la manera de Avruj-Ponoma­


la principal continuación teórica era 1 O. 0-0, riov, Cto. de Europa por Equipos, Batumi,
i{j b6, seguida de . . . , i{j c4 o . . . , �c4 en 1 999, que resultó más satisfactorio para las
múltiples variantes. Las blancas están desba­ negras. En esa partida se continuó con 1 2 .
ratando los planes del adversario; como res­ . . . , g fb8 1 3. b3, �a3 1 4. �c2, i{j b6 1 5.
puesta a 1 0 . . . . , i{j b6 pueden continuar con �c1 , �a5 1 6. g d 1 , i{j eB 1 7. �d2, �a3.
1 1 . b3, con la intención de devolver el peón 1 3. �c2, . . .
sacrificado y sacar ventaja posicional des­ E n l a práctica se h a visto también 1 3. b3,
pués de 1 1 . . . . , � b? 1 2. i{j h4 ( 1 2. e4, �a6 �a6 1 4. �c1 , siguiendo con profilaxis, aun­
1 3. �f1 , �c8) , 0-0 1 3. 0-0 ( 1 3. � b2, que 1 4. e4, sencilla, es asimismo lo bastante
�d7!? y entonces 1 4. �d2, e6 o 1 4. 0-0, buena y puede trasponer a la presente partida
g5) 1 3 . . . . , i{jg4 ( 1 3 . . . . , i{je8; 1 3 . . . . , i{jfd7) después de 1 4 . . . . , e6 ( 1 4 . . . . , i{j g4) 1 5. dxe6,
1 4. �b2. Si la l ínea 1 1 . . . . , �c8 1 2 . i{j h4, fxe6 1 6. �c2.
h6 1 3. �c2, '!!!V d ?, bastante dudosa, tampo­ 1 3 . . . . , �a6
co le conviene, el segundo jugador tiene que Si 1 3 . . . . , '!!!V b 6, los acontecimientos podrían
abandonar la idea de usar el punto c4 para desarrollarse de otra manera: 1 4. i{j h4 ( 1 4.
invadir con las piezas. e4, i{j g4 1 5. b3, �a6 1 6. i{j a4, �a?) 14 . . . . ,
1 0 . . . . , �a5 1 1 . � d2, 0-0 1 2. 0-0, . . (D) . e6 1 5. e4, exd5 1 6. exd5 (Kogan), y ahora 1 6 .
. . . , �a6 1 7. g fd 1 ( 1 7. g fe1 , i{j e5), g fe8.
Al situar la dama en a6, las negras quieren
provocar e4 por fin con objeto de minar el peón
de d5 posteriormente. Esta decisión perturba
de nuevo el equilibrio.
1 4. e4, . . .
Ahora 1 4. i{j h4 e s más débil : 1 4 . . . . , i{j b6
( 1 4 . . . . , e6) 1 5. e4, i{j c4 o 1 5 . . . . , i{j g4.
14 . . . . , e6 1 5. dxe6, fxe6 (D)

1 2 . . . . , �b7
Esta maniobra de alfil no está del todo en
consonancia con la posición , pero las negras
tienen que decidirse por objetivos específicos
para crear contrajuego. Desde luego, pueden
atenerse a un cu rso más tradicional como 1 2 .
. . . , .l:'í. fb8 1 3. �c2, i{j e8 1 4. g fe 1 ; lo que
sigue es un conocido ejemplo: 14 . . . . , i{j c?
1 5. a4 ( ! ) , �b6 1 6. b3, �xc3 1 7. �xc3,
i{jxd5 1 8. i{je5, i{jxe5 1 9. �xd5, �b7 20. Como consecuencia de la acción que han
�xb7, g xb7 2 1 . �xe5, dxe5 22 . .l:'í. ec1 , y emprendido las negras, su posición ya no es
aunque se ha restablecido la igualdad de ma­ sólida. Que sea viable o no depende por com­
terial , la posición de las blancas vuelve a ser pleto de la actividad de sus piezas. Las l íneas
superior; Krámnik-Topálov, Wijk aan Zee, de la batalla se concretan cada vez más. En
2003. Sería interesante probar 1 4 . . . . , i{j b6 primer lugar, la pregunta que se plantea es si
2 . PERT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 53

la operación de cambios que ha realizado el c) 1 8 . . . . , j,c6!? parece tentadora; puede


bando negro en el centro se ha preparado seguir 1 9. t2Jxc5, t2J xc5 20. 'i:lixc5, t¿j e4 2 1 .
bien. En este punto, 1 6. t¿jg5 merece serio es­ 'i:lie3, .l::!, ae8.
tudio: 1 9 . .l::!, be1 , d4
a) 1 6 . . . . , d5 1 7. exd5, exd5 1 8 . .l::!, fe 1 , Avanzando por inercia. Quizá debería ha­
.l::!, ae8 (no 1 8 . . . . , t2Jg4?, que recibe adecua­ berse preferido 1 9 . . . . , t2J e4 20. t¿jg5, t¿jxg5
da respuesta con 1 9. h3 o 1 9. j,f4) 1 9 . .l::!. xe8 2 1 . j,xg5, .l::!. f7 (con la idea 22. j, h3, c4!?
(1 9. �b3!?), .l::!. xe8 20. b4, h6 (20 . . . . , c4 2 1 . 23. j,e6, t¿je5; una opción más débil es 2 1 .
i,e3) 21 . bxc5, hxg5 22. 'il!fxg6. . . . , c4 22 . .l::!, e7) 22. t¿jc3, d4 (22 . . . . , j,xc3
b) 16 . . . . , .l::!, fe8!? 1 7. f4 ( 1 7 . .l::!, bd 1 , h6 1 8. 23. 'i:lixc3, 'i:lixa2 24 . .l::!. e7 es desagradable) .
tL'lf3, g5 1 9. h3, d5) 1 7 . . . . , c4 ( 1 7 . . . . , t2J g4 20. t2J b2, . . (D)
.

1 8. i,f3) 1 8. j,h3, t¿jc5 ( 1 8 . . . . , Vj°a7+ 1 9 .


.l:'i. f2) 1 9. j,e3, t¿jfd7.
En estas variantes de muestra lo que impre­
siona es el hecho de que son las negras las
que tienen dificultades para rechazar el ata­
que; y sin embargo, en teoría se suponía que
era el segundo jugador el que llevaba la voz
cantante en el conflicto.
16. b3, . . .
Las blancas hacen una útil jugada profilácti­
ca que entraba en sus planes desde hace mu­
cho tiempo. Quizá deba considerarse cauta en
exceso, ya que permite a las negras continuar
la ofensiva sin trabas.
16 . . . . , d5 1 7. exd5, exd5
17 . . . . , t¿jxd5 acabaría dando ventaja a las A estas alturas es difícil que las negras pue­
blancas: 1 8. l2Jg5, j,xc3 1 9. j,xc3 ( 1 9. dan llegar a un arreglo posicional con el adver­
i,xd5, exd5) , t2Jxc3 20. 'i:lixc3, j,xg2 2 1 . sario: 20 . . . . , .l::!, a8 2 1 . a4, j,d5 22. t¿jg5,
<J.;>xg2, �c6+ 22. c;b g 1 (22 . . . . , h6 23. t¿j h3, j,xg2 23. c;bxg2, 'i:j'b7+ 24. f3, .l::!. fb8 25.
.i:!, xa2 24. t¿jf4). Ahora la amenaza 18 . . . . , d4 a5!? (25. 'il!f c4+, 'i:j'd5) , �xb3 26. 'i:j'c4+,
hace que el caballo de c3 se aparte de inme­ 'i:j'xc4 27. t2J xc4.
diato a la banda del tablero. 20 . . . . , t¿j g4
18. t¿ja4, .l::!, ac8? La señal para empezar complicaciones tácti­
Grave pérdida de tiempo. En vez de defen­ cas de envergadura. Antes de examinar algu­
der de manera pasiva el peón de c5, las ne­ nas de las numerosas variantes, nótese una
gras tienen varias continuaciones disponibles diferencia bastante importante entre las situa­
que, claramente, están más en consonancia ciones iniciales de los jugadores: las blancas
con el brioso ritmo de la partida: tienen una posición sólida y no corren riesgo
a) 1 8 . . . . , t¿je4 1 9. t¿jg5, t¿j xg5 20. j,xg5, de perder, mientras que no puede deci rse lo
d4, con suficiente compensación por el peón mismo de las negras.
sacrificado. 21 . t¿jg5, j,xg2 22. c;bxg2, t¿jge5
b} 1 8 . . . . , d4 1 9. t2Jxc5, d3 ( 1 9 . . . . , t2Jxc5!?) Las negras no logran nada con 22.
20. �c1 , t2J xc5 2 1 . 'il!fxc5, t¿j e4 (2 1 . . . . , t¿jde5 23. f3 (23. f4) , c4 24. t2J xc4, t2J xc4 25 .
.l::!. fc8; 21 . . . . , 'i:j'xa2) 22. Vj°c4+, 'i:j'xc4 23. bxc4, .l::!. xc4 26. 'i:j'b3 (Kogan). Jugar el otro
bxc4, t2Jxd2 24. t2Jxd2, j,xg2 25. c;t>xg2, caballo les permite crear amenazas más peli­
.i:!. xa2, y lo más probable es que el final acabe grosas.
en tablas. 23. f4, d3 24. 'i:j'b1 ' . . .
54 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

24. ¡yc1 , c4 25. fxe5, cxb3 26. 'iYd1 , ,U c2


es, como mínimo, incierto.
24 . . . . , 'iVc6+ 25. @ h3, . . .
La retirada 25. @ g 1 sería más oportuna
desde un punto de vista práctico y bien pudie­
ra ser objetivamente más fuerte. Entonces 25 .
. . . , tt:Jg4 26. t¿jf3 es malo para las negras; la
continuación relativamente mejor que tienen
es 25 . . . . , c4 26. fxe5, c3 27. 'iVxd3 (27.
i_xc3, ¡yes+ 2a. @g2, 'ii' d 5+) , cxd2 2a.
'iVxd2, tt:Jxe5 29. �e2, U xf1 + 30. U xf1 ,
U ea, y aún es demasiado temprano para que
las blancas piensen en explotar sus dos peo­
nes suplementarios.
25 . . . . , h6 26. t¿je4, 'iYd5 29. t¿jxd3, . . .
O bien 26 . . . . , g5!? 27. t¿jxd3, g4+ 2a. Muy fuerte, aunque las blancas, d e hecho, no
@g2, t¿jf3 29. S xf3, gxf3+ 30. @xf3, �d5 tienen otra opción; después de 29 . .l:I h1 ?!,
(30 . . . . , i,.d4); mientras haya tantas piezas en i_xb2 30. Vj'xb2, U cea (Kogan) o 29. @g2?!,
el tablero, la situación será muy incierta. Las i_xb2 30. Vj'xb2 (30. U f3 es un poco mejor),
negras quieren sostener su iniciativa por me­ U cea irían a parar a una posición difícil.
dio de un sacrificio de pieza, y las blancas lo 29. . . . , 'iVh5+ 30. @g2, Vj'xh2+ 31 . @f3,
aceptan, aunque la serena 27. Vj'd1 !? les ha­ Vi'h5
bría dado más posibilidades de conservar la Pese a todos los esfuerzos precedentes de
ventaja. las negras, el ataque no alcanza el objetivo.
27. fxe5, tt:Jxe5? Tampoco ayudaría 31 . . . . , � cda en vista de
Equivocación en una situación muy aguda. 32. t¿j ef2! (32 . .U h 1 , ll xd3+ conduce a las
Sería más preciso cambiar las torres primero tablas), t¿j xt2 33. t¿jxt2, g5 34. U h 1 , U xf4+
con 27 . . . . , ,U xf1 2a. ,U xf1 y entonces sí jugar 35. gxf4, 'iYxf4+ 36. @ g2, U d2 37. U ea+,
2a . . . . , tt:Jxe5!, después de lo cual a ambos ju­ @f7 3a. '{i'e1 , y las negras están mal.
gadores les resultaría difícil evitar la variante 32. @g2?, . . .
29. 'ii' e 1 (29. S e1 , t¿jf3) , ,U ea 30. 'ii' e3 (30. A l ir muy escasos d e tiempo ambos bandos,
,U f4, g5 31 . .U f5, g4+) , 'iYe6+ 3 1 . @ g2, la partida finaliza en repetición de jugadas.
t¿jg4 32. 'iYxd3, 'iYxe4+ 33. ¡yxe4, U xe4. Luego de 32. U h 1 , tt:J e5++ 33. @e3, 'iYf3+
28. i,.f4, . . . 34. @d2, 'iYg2+ 35. @c1 , t¿jf3 (Kogan tam­
Las blancas también podían defenderse me­ bién da 35 . . . . , c4 36. tt:Jxe5, cxb3+ 37. @d1 ,
diante 2a. ,U xfa+, ,U xfa 29. @ g2 (29. 'iYc1 , bxa2 3a. 'iYb3+) 36. 'ii' c2, las blancas ten­
¡yf7 30. i_c3, d2) , t¿jf3 30. U e3 (30. drían posición ganadora.
¡yxd3!?), t¿jxd2 31 . 'iYxd3, U da 32. 'iYxd5+, 32 . . . . , �h2+ 33. @f3, ¡yh5 34. @ 92,
U xd5 33. t¿jc3. Luego de la próxima jugada �h2+ 1'2-1'2
de las negras, la lucha alcanza su cl ímax. Como se ha dicho, las negras no tienen a su
28 . . . . , tt:Jg4! (D) disposición tantas variantes de gambito que
sean buenas. Por otra parte, a menudo pue­
den apresar un peón en la apertura y obligar al
adversario a que sea él quien comience opera­
ciones activas. El capturar peones con acierto
ha dado lugar a varias l íneas agudas en las
que el resultado final de la lucha depende no
tanto de las condiciones iniciales como de cal-
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 55

cular con exactitud y de la capacidad de obrar l¿jxd4, exd4 1 6. g xd4, ¡vb6. En la otra l ínea
con coherencia. En principio, a las negras no principal , 7. �xc4, cxd4 8. l¿j xd4, la ver­
les importa si son el bando que ataca o el que dadera lucha comienza a menudo más o me­
se defiende en estas l íneas; consideran que su nos en el m ismo estadio: 8 . . . . , �xc3+ 9.
tarea es complicar la partida todo lo posible y bxc3, ¡vas 1 0. � bS+, l¿j bd7 1 1 . �xf6 ,
alterar su tranquilo curso posicional. ¡vxc3+ 1 2. @f1 , gxf6 1 3. h4, a6 1 4. 1::t h3,
¡vas 1 S. �e2, lZJ cS 1 6. l¿j b3, l¿jxb3. Hay
Lerner-Thesing que deci r que la mera necesidad de real izar
Berlín, 1 992 estas largas y laboriosas investigaciones (con
Gambito de Dama [D39] independencia de sus resultados) confirma
indirectamente la eficacia de la pol ítica de
1 . lZJ f3, d5 2. c4, e6 3. d4, lZJ f6 4. lZJ c3, apertu ra que practica el bando negro. A fin de
dxc4 demostrar que poseen ventaja, las blancas
En el Sistema Catalán (4. g3) , sacrificar el tienen que dar el toque final a toda variante
peón de c4 es perfectamente normal, pero en problemática sin perder de vista al mismo
el Gambito de Dama las negras tienen que tra­ tiempo otras posibilidades que pueda tener el
bajar muy duro para inducir a las blancas a adversario como, a modo de ejemplo, 6 . . . . ,
que obren en consonancia con el nombre de la bS.
apertura. Después de S. e3, cS 6. �xc4, a6 7. 7. es, . .
.

0-0 (7. a4, l¿jc6) , bS 8. � b3, �b7 llegamos a La réplica más intransigente. Si quieren, las
una posición del Gambito de Dama Aceptado blancas pueden cambiar el tema de la discu­
que es cómoda para las negras. Las blancas, sión teórica jugando 7. a4, c6 y entonces 8. es,
por lo tanto, aceptan el reto. h6 9. exf6, hxgS 1 0. fxg7, 1:!. g8 1 1 . g3 ( 1 1 . h4) ,
5. e4, � b4 6. � g5, . . . (D) trasponiendo a una de las ramas del Sistema
Botvín n i k (4 . . . . , c6 S. �gS, dxc4 6. e4, bS
7. a4, � b4) . Tal como va la partida, la seme­
janza externa con ese sistema durará algún
tiempo, pero la pequeña diferencia que se
aprecia en la situación de las piezas y los peo­
nes significa que la copia es completamente
distinta del original.
7 . . . . , h6 8. � h4, g5 9. l¿jxg5, hxg5
De hecho, forzada; lo demás (9 . . . . , l¿jdS, 9 .
. . . , l¿j e4 o 9 . . . . , '/iVdS) es todo igual de malo
para las negras.
1 0. � xg5, l¿j bd7 1 1 . 1{il f3, . . .
Totalmente lógica. Nada promete a las blan­
cas 1 1 . � e2, g g8 (bastante mejor que
1 1 . . . . , � b7 1 2. � f3, �b8 1 3. �xf6, l¿jxf6
6. . . . , b5 1 4. exf6) 1 2. �xf6, l¿jxf6 1 3. exf6, 'iWxf6
La alternativa 6 . . . ., cS recibe mucha más 1 4. �f3, g b8 o bien 1 1 . exf6, � b7 1 2. �g4,
atención de los teóricos, y la merece. Durante l¿j b6. Más interesante es 1 1 . a3, aunque des­
muchos años, en la clásica Variante Vienesa pués de 1 1 . . . ., �xc3+ 1 2. bxc3, cS ( 1 2 . . . . ,
con 7. es, cxd4 8. 1{ila4+, la iniciativa de las g g8 1 3. h4) 1 3. exf6, �aS 1 4. 1{ild2, � b7 la
blancas no ha resultado adecuada para ven­ posición es incierta.
cer los obstáculos después de 8 . . . . , l¿jc6 9. 11 . . . . , g b8 1 2. exf6, . . . (D)
0-0-0, �d7 1 0. l¿je4, �e7 1 1 . exf6, gxf6 1 2.
�h4, l:!. c8 1 3. @ b 1 , l¿jas 1 4. '/iVc2, es 1 S.
56 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

( 1 5. a3, _id6), l'í, xg3 1 6. fxg3, t¿j xf6. En es­


ta variante, las negras apenas si tienen sufi­
ciente compensación por la calidad , y, sin
embargo, si las blancas quieren obtener más,
una jugada a la que merece la pena echar una
ojeada (aparte de 1 4. 'iVe3) es 1 4. �h5.
14 . . . . , t¿j b6 1 5. 0-0-0, . . .
Esta contin uación natural provoca más
desequilibrio. Una opción más cauta es 1 5 .
a3, t¿j d5 1 6 . '&1d2 ( 1 6 . �g3, _ia5) , _ia5
1 7 . l'í, h3. Las blancas no quieren perder
otro tiempo retirando la dama, pero tras en­
rocarse por el flanco de dama el rey pronto
estará en g rave peligro. De los dos factores
El rey negro ha permanecido en el centro, y estratégicos, tiempo y estructu ra de la posi­
en este momento eso es, qu izá, la principal ción, este ú ltimo es el más importante en el
conquista estratégica de las blancas; las de­ presente caso . Es d ifícil deci r si esta de­
más ventajas de su posición tal vez se dejen cisión , que se ha tomado sin pensarla bien ,
sentir más tarde. Las negras cuentan con ex­ influye en el veredicto definitivo sobre la po­
plotar la actividad de las piezas, pero antes sición ; en todo caso, la situación de la parti­
tienen que conseguir que cooperen. da se transforma de manera notable a partir
12 . . . . , l'í, 98 (?) de este momento.
En situaciones así, cada jugada es de gran 1 5 . . . . , t¿j dS 1 6. t¿jxd5, _i xd5 (D)
trascendencia; la jugada de la torre negra es,
por lo tanto, bastante difícil de entender, con­
siderando que la reacción de las blancas es de
lo más obvia. 1 2 . . . . , _i b7 directa es mucho
más natural; después de 1 3. �e3, ctJ b6 1 4.
0-0-0, ctJd5 1 5. lt:Jxd5, _ixd5, los aconteci­
mientos siguen un curso análogo a la partida
que nos ocupa; por otro lado, como respuesta
a 1 3. �g3 las negras pueden elegir cualquier
línea complicada que les guste más:
a) 1 3 . . . . , a6 1 4. 0-0-0 ( 1 4. _if4, �xf6 1 5.
_ixc7, l'í, c8), j,, d 6 1 5. �e3, lt:Jxf6 1 6. d5,
ti:Jg4 1 7. �d2, f6 1 8. �d4.
b) 1 3 . . . . , ctJ b6 1 4. 0-0-0, ti:Jd5 1 5. lt:Je4
( 1 5. lt:Jxb5, a6 1 6. ti:Jc3, t¿jxc3 1 7. bxc3,
_ia3+ 1 8. @d2, j,, d 5 1 9. @e1 ) 1 5 . . . . , j,, d6 Las operaciones de ataque de las neg ras
1 6. f4, t¿j b4 1 7. t¿jc3. tienen ahora un objetivo bien definido. Las
c) 1 3 . . . . , j,, d 5 1 4. _if4 ( 1 4. 0-0-0, _ixc3 blancas tienen que reflexionar en serio so­
1 5. iVxc3, b4) , �xf6 1 5. _ixc7, l'í, b7 1 6. a3, bre el futuro, suponiendo que no quieran
_ie7 1 7. l'í, d 1 . probar suerte en variantes como 1 7. h5, c6!
1 3. h4, _ib7 1 4. 'iV e3, . . . 1 8 . _if4 ( 1 8 . h6, �a5 1 9 . h7, l'í, h8 20. a3,
S i 1 4. �g3, las negras pueden intentar ha­ c3 2 1 . l'í, d3, _ixa3 22. l'í, xc3? ! , b4) 1 8 . . . . ,
cer uso de su « misteriosa» jugada de torre �a5 1 9 . a3 ( 1 9 . _ixb8?, �xa2 20. l'í, d2 ,
efectuando 1 4 . . . . , iVxf6 (mejor que 1 4 . . . . , _ixd2+ 2 1 . @ x d 2 , 'iVxb2+ 22. � e 1 ,
t¿j xf6 1 5. �e5, t¿jd7 1 6. �e3) 1 5. _ixf6 �a1 +) 1 9 . . . . , c3 20. l'í, d3 (20. _ixb8?,
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 57

i,xa3 2 1 . .l::!. d2, i,xb2+ 22 . .l::!. xb2, �a3) Jugar d e modo «automático» 20. fxe6? se
20 . . . . , ,l::!. b7 (20 . . . . , ,l::!. d8 2 1 . ,l::!. xc3) 2 1 . encontraría con la respuesta 20 . . . . , b4, y la
h6, cxb2+ (2 1 . . . . , i, xa3 22. bxa3) 22. variante que sigue no ayuda: 2 1 . exf7++ (21 .
@xb2, i,f8. Jilxc4, bxa3), �xf7 22. �e2, bxa3 23.
1 7. f4, . . . \!i'h5+, .l::!. g6 24. �h7+, @e6.
Las blancas cuentan con contraatacar. En 20 . . . . , i, xf4 21 . '/i xf4, � d7 22. fxe6+,
vez de esto, aún pod ían tomar medidas pre­ i, xe6 23. '/i e5, . . . (D)
ventivas mediante 1 7. @b1 , c6 1 8. i,f4!? o, si
no, prepararse para cambiar el alfil de d5: 1 7.
i,e2, c6 1 8. i,f3, �a5 1 9. @ b 1 (Lerner).
1 7. . . . , c6!
Pese al planteamiento en apariencia pau­
sado, la ofensiva de las negras va de camino
y cada vez es más amenazadora.
1 8. a3, . . .
Jugando con fuego. Sería ilógico efectuar
1 8 . @ b 1 , '/ia5 1 9 . '/ie2 ( 1 9 . ,l::!. c 1 , JÍld2
20. '/ie5, @d7 2 1 . ,l::!. c2, c3) 1 9 . . . . , c3
20. b3, '/ia3 (21 . �c2 , a5) , pero merecía la
pena examinar 1 8. f5, '/ia5 1 9 . a3, que pro­
voca una crisis de inmediato con 1 9 . . . . , c3.
Entonces:
a) 20 . .l::!. d3, i,xa3, y ahora 2 1 . bxa3?, b4! 23. . . . , ,l::!. be8
22. fxe6, .l::!. b7! 23. @d1 , bxa3 24. i,e2, No hay tiempo para efectuar 23 . . . . , c3, ya
i,xe6 conduce a ventaja de las negras, pero que las negras tienen que defenderse de la
21 . .l::!. xc3 es muy interesante (p. ej. , 21 . . . . , b4 amenaza 24. d5. Eso es lo que hacen ahora, y
22. ,l::!. b3!) . sin embargo, por alguna razón, en la jugada si­
b ) 20. axb4, � a 1 + 2 1 . @c2, '/ia4+ (mejor guiente hacen caso omiso tranquilamente de
que 2 1 . . . . , i, b3+ 22. @xc3, '/ixd 1 23. la posibilidad de que se dé esta misma ruptura
'/ie2) 22. @c1 . En este punto parece que las central.
negras deberían dar jaque perpetuo (22. . . . , 24. i, e2, c3?
'/ia1 +) , pues ni 22 . . . . , cxb2+ 23. �xb2, El error garrafal decisivo; el bando negro de­
'/ixd1 24. fxe6, i,xe6 25. i,c4 ni 22 . . . . , bería haber jugado 24 . . . . , i,d5. Después de
i, b3 23. '/ixc3, �a1 + 24. @d2, '/ixd 1 + 25. 25. '/if5+, � c7 26. i,f3, b4 (o 26 . . . . , c3 27.
�e3 les van bien. i,xd5, cxb2+ 28. � b 1 , cxd5 29. �xd5,
18 . . . . , i, d6 1 9. f5, � a5?! \!j'xa3; Gaponenko) 27. axb4, '/ixb4! aún
Una inexactitud casi evidente. La l ínea indi­ conservaría posibilidades de resisti r. Por otra
cada era 1 9 . . . . , b4 20. a4! (20. axb4, .l::!. xb4 parte, el final de torres que se produce luego
2 1 . fxe6, �a5 es claramente peor) 20 . . . . , de 27 . . . . , '/ia1 + 28. '/ib1 , '/ixb1 + 29.
'/ia5 2 1 . i,f4 (21 . b3, cxb3 22. @ b2, '/ixa4 @xb 1 , i,xf3 30. gxf3, .l::!. e6 31 . h5 no le ofre­
23. ,l::!. a 1 , 'iWa3+) 2 1 . . . . , '/ixa4 (21 . . . . , ce esperanzas.
i,xf4 22. 'iWxf4, .l::!. b7 23. b3, cxb3 24. @ b2) 25. d5, cxb2+
22. i,xd6, c3, y las negras tienen garantiza­ 25. . . . , jÍlxd5 26. i, g4+, ,l::!. xg4 27.
das las tablas como mínimo, dado que des­ .l::!. xd5+, cxd5 28. '/ixd5+ es malo para las ne­
pués de 23. '/id3, .l::!. d8 no tienen problemas. gras, como lo es 25 . . . . , cxd5 26. i, f3, cxb2+
Ahora las blancas recuperan la iniciativa con 27. � xb2.
segu ridad . 26. \!j' xb2, . . .
20. i, f4!, . . .
58 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Lo más sencillo; 26. <J;> b 1 , cxd5 es menos


claro, mientras que 26. �xb2? , ith3! es lo
que las blancas tienen que evitar.
26. . . . , cxdS 27. 'ifxbS+, 'iVxbS 28.
itxbS+, �d6 29. itxe8, .U xe8 30. hS, . . .
Y las blancas ganaron ( 1 - O , 38 jugadas).
El juego de gambito a menudo no solamen­
te es un método posible, sino también eficací­
simo para solucionar los problemas de la
apertura, y, desde el punto de vista de las ne­
gras, una estrategia irracional de crear ense­
guida intrincadas complicaciones es una
alternativa bastante buena a librar una tedio­
sa lucha posicional por la igualdad . En cuan­
to a las blancas, su mejor pol ítica no es A costa de perder tiempo, las blancas han
despertar a los fantasmas de Anderssen y provocado un cambio que les favorece . Ya
Morphy, sino adoptar prometedoras ideas de se han establecido las condiciones del con­
gambito en variantes modernas que tienen flicto de apertura. Aqu í la teoría considera
una base posicional sólida. que la l ínea principal es 6 . . . . , éLl e4 7. 'ifc2,
c5 (la jugada más com ú n ; 7 . . . . , éLJc6 8. e3,
e5 es una aguda alternativa) 8. dxc5 , éLJc6,
2.3. Posiciones que suele conducir a complicaciones tácticas
que se han estudiado bien durante muchos
fronterizas años de práctica torneística. Las jugadas
6 . . . . , dxc4 y 6 . . . . , tl'ic6, más tranquilas y di­
La mayoría de las posiciones que surgen al rigidas a asegu rar la igualdad, también se
cabo de pocas jugadas de apertura se sitúan ven , pero en la presente partida las negras
en el l ímite en el que ocurre la transición a un muestran que es posible un planteamiento al­
nuevo estado de equilibrio. Si estudiamos la ternativo para solucionar los problemas de la
apertura en serio, tenemos que prestar espe­ apertura. Confiando en la ventaja de desa­
cial atención a esta transición; al no haberse fi­ rrollo que se les ha garantizado, empiezan a
jado del todo la estructura de peones, aún es persegu i r una estrategia independiente con
probable que haya varias direcciones que la la esperanza de arrebatarle la in iciativa al
partida pueda seguir. adversario.
6 . . . . , es
Lazarev-Romanishin A la tentativa de las blancas de controlar las
Arco, 1 999 casillas negras se opone la idea del segundo
Defensa Nimzoindia [E36] jugador de apoderarse del centro. Esto exige
sacrificar un peón -o incluso dos-, lo que tiene
1 . d4, éLl f6 2. c4, e6 3. éLl c3, it b4 4. 'iV c2, una base estrictamente posicional en vez de
dS 5. a3, . . . táctica.
5. cxd5 se h a considerado durante mucho 7. dxcS, d4 8. jyc2, . . .
tiempo la l ínea principal, pero el simple método Un momento muy interesante; ahora les to­
de juego que eligen aquí las blancas sigue ha­ ca a las blancas elegir, y la contin uación ló­
llando partidarios. gica de la estrategia que han adoptado de
5 . . . . , itxc3+ 6. 'ifxc3, . . . (D) dominar las casillas negras sería 8. jyg3.
Como 8 . . . . , 0-0 9. ith6 (9. itg5!?), éLl e8
parece un tanto pasivo, 8 . . . . , éLJ c6 debería
2 . PERTURBAR EL EQUILIBRIO 59

considerarse la réplica temática del bando demasiado dudosa en vista de 9 . . . . , as 1 0.


negro. Entonces: U b1 , axb4 1 1 . axb4, e4, y ante 9. e4, la répli­
a) Después de 9. 'iYxg7, U g8 1 0. 'iVh6, ca 9 . . . . , as vuelve a ser muy buena.
U g6, el retraso de las blancas en el desarrollo 9. e3, l¿jcS 1 0. b4, 0-0 1 1 . l¿jf3, . . .
es molesto, aunque todavía no les amenaza N o e s e l sitio más conveniente para e l caba­
nada en concreto. llo. De un modo u otro parece como si las blan­
b) 9. b4, 0-0 (9 . . . . , eS!?) 1 0. j,gS (1 0. cas pronto fueran a avanzar el peón «e» una
j,h6), es (1 0 . . . . , l¿je4 1 1 . j,xd8, l¿jxg3 1 2. casilla más. Por lo tanto, merecía la pena estu­
hxg3, l:!, xd8 1 3. l¿jf3) 1 1 . l¿jf3 (1 1 . 'iVh4) , e4 diar 1 1 . e4 directa, preparándose para comple­
1 2. lZJ eS ocurrió en E. Mohamed-Sax, El Cai­ tar el desarrollo con j,d3 y l¿je2. Entonces la
ro, 1 998. En este punto, la mejor opción de las réplica 1 1 . . . . , as puede conducir a algo como
negras es 1 2 . . . . , t¿j b8 (!). lo que sigue:
c) 9. t¿jf3, es (9 . . . . , 0-0 1 0. j, h6), y ahora a) 1 2. bS, y a continuación no 12 . . . . , d3? ! ,
1 0. b4, 0-0 1 1 . j,gs traspone a la l ínea an­ y a que, e n vez d e 1 3. j,xd3, l¿jd4 1 4. 'iVc3,
terior. No representa ningún peligro para las t¿jd7 1 S. l¿je2 ( 1 S. j,e3), l¿j xcS 1 6. l¿jxd4,
neg ras 1 O . lZJ xeS, 'iVaS+ 1 1 . @ d 1 , l¿j e4 exd4 1 7. �c2, j,e6, Forintos-Romanishin,
1 2. ¡vxg7, l¿jxf2+ 1 3. �c2, j,fS+ 1 4. � b3, Cto. de Alemania por Equipos (2.ª división),
0-0-0. 1 991 -1 992, una mejora para las blancas es
Al elegir 'iYc2, jugada más cauta, las blan­ 1 3. 'iVxd3, l¿jd4 1 4. j, b2. El bando negro de­
cas se contentan con una pequeña ventaja de bería preferir 1 2 . . . . , l¿je7, seguida de 1 3 . . . . ,
material y aceptan la responsabilidad de ser el l¿j g6, con buena partida.
bando defensor. b) 1 2 . U b 1 , axb4 1 3. axb4 es más crítico,
a . . . . , es (D) puesto que ag redi r de inmediato con 1 3 . . . . ,
Lógica, puesto que la tentativa de bloquear d3 no reporta al segundo jugador resultados
el flanco de dama con 8 . . . . , as es prematura: tangibles de las compl icaciones que siguen:
9. t¿jf3, l¿jc6 1 0. e3 ( 1 0. j,f4, 0-0 1 1 . l::l. d1 1 4 . j,xd3 ( 1 4 . �xd3, 'iVxd3 1 S. j,xd3,
tampoco es malo) , es 1 1 . exd4, e4 (11 . . . . , l:!, d8) 1 4 . . . . , � a4 ( 1 4 . . . . , .i:::¡, a2, 14 . . . . ,
exd4) 1 2. dS, exf3 1 3. dxc6, y las blancas tie­ l¿j d4 y 1 4 . . . . , 1iVd7 son alte rnativas) 1 S .
nen las mejores oportunidades. j,d2, l:!, a3 ( 1 S . . . . , l:!, a2 1 6 . 1iVxa2 , 'iYxd3
1 7. f3 , l¿j d4 1 8 . l:!, b2) 1 6 . j,c3, l¿j d4 ( 1 6 .
. . . , l:!, a2 1 7. 1iVxa2 , 'iVxd3 1 8. l¿je2, l¿jxe4
1 9. l:!, c1 ) 1 7. 'iVb2 ! ? ( 1 7 . j,xd4, 'iVxd4 1 8 .
U d 1 , j, g4) . Las negras aún pueden i r en
busca de aventu ras ( 1 7 . . . . , t¿jf3+ o 1 7 . . . . ,
t¿j bS), pero justo al principio, en lugar de 1 3 .
. . . , d3, harían mejor en jugar 1 3 . . . . , t¿j hS
1 4. l¿jf3 ( 1 4. j,e2, l¿jf4 1 S . j,xf4, exf4 1 6 .
t¿jf3, j, g4) 1 4 . . . . , fS 1 S . j,d3, t¿jf6, más
moderado.
11 . , U ea
. . .

El valor de esta jugada es discutible. En ca­


so de 1 1 . . . . , 1iYe7 1 2. e4, lZJ hS (o 1 2 . . . . , as
1 3. U b1 , l¿j hS), la torre estaría bien situada
en f8, pero en esa variante las blancas tienen
Ahora las blancas no tienen tiempo de em­ la oportunidad de efectuar 1 2. bS, t¿jd8 1 3.
pezar a contraatacar en el centro, pues toda­ exd4, exd4+ 1 4. j,e2. En cambio, 1 1 . . . . ,
vía tienen que establecerse en él, aunque no j,g4 es una manera bastante buena de desa­
sea más que de manera transitoria; 9. b4 es rrollar la iniciativa.
60 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

1 2. e4, . . . j,h5 y 1 5 . . . . , Vj'c8. Las dos últimas implican


Confirmando e l pronóstico que se hizo antes la amenaza 1 6 . . . . , CjJxe4.
sobre esta jugada, aunque 1 2. j,b2 también 1 5 . . . . , CiJ hS 1 6. b5?, . . .
es interesante. Parece que las blancas supon ían que el
1 2 . . . . , as (D) caballo se i ría de c6 y ten ían la intención de
seguir con 1 7. CiJ b3, pero el hecho de que la
dama negra tenga acceso a a5 es la gota
l .! B.t.� .! B9B que, inesperadamente, colma el vaso. Debe­
ª 1ª ' ª - · - · ría haberse jugado 1 6. h3 o 1 6. g3, y el resul­
tado del duelo de apertura y de la partida en
l. BJS)B m B conjunto no estaría decidido. Ahora las ne­
w� n
- �Q�

�,� •
�,,,,� •
gras llevan a cabo de inmediato -y en estas
circunstancias, con gran eficacia- su ruptura
; D�m�B B corriente en el centro.

D B BttJB �i
16 . . . . , d3! 1 7. 'iVxd3, CjJ d4 1 8. CjJ b3?, . . .
Pese a l genuino peligro que h a surgido, las
. B'iVB D � B blancas aún estaban en condiciones de recha­
zar las amenazas directas del adversario con
�� _m =sta : 1
... 1 8. Vj'c3, CiJf4 ( 1 8 . . . . , 'iYa5 1 9. 'iYb2 o 1 8 .
. . . , 1:r a2 1 9. j, b2) 1 9. f3, j, h3 (!) 20. z:r g 1
1 3. l':r b1 , . . . (pero n o 20. gxh3, 'iYM+ 2 1 . �d1 , 'iYf2).
E s ahora cuando e l contorno d e l a posición Después de la jugada del texto, sin embar­
es más n ítido, pero al mismo tiempo esta es go, es imposible creer que su posición sea de­
de todo punto incierta. No sería consecuente fendible tanto luego de 1 8 . . . . , l':r a2 1 9. j, b2
que las blancas continuasen con 1 3. b5, ( 1 9. CjJxd4, exd4 20. f3, 'iVh4+) , CiJf4 20.
CjJe7, que, de hecho, las condena a devolver 'iYc3, �g5 (20 . . . . , CiJ de2) como de la otra ju­
el peón de c5. Consentir la apertu ra de la co­ gada obvia que hacen ahora las negras.
lumna «a» es desagradable, pero la ventaja 1 8 . . . . , f5 (D)
de material constituye aqu í, en esencia, su
principal capital posicional, y las blancas no
tienen intención de cederlo. La lógica interna
de esta decisión merece atención : depende
muy poco de si al primer jugador le gusta su
posición en este momento.
13 . . . . , axb4 1 4. axb4, j,g4
Las piezas negras se han movilizado por
completo; sin embargo, aparte del golpe tácti­
co . . . , d3 en un momento oportuno, no tienen
más perspectivas de entrar en acción con rapi­
dez. Otra posibilidad es 1 4 . . . . , CjJ h5, que en
todo caso está orientada más directamente a
realizar el avance . . . , f5: 1 5. g3, f5 1 6. j,d3,
CjJf6 1 7. CjJd2, f4.
1 5. CjJd2, . . . 1 9. CiJxd4, . . .
Esto demuestra l a confianza que tienen las Esto equivale a l a rendición incondicional .
blancas en la solidez de su posición . En cam­ Podía haberse opuesto una resistencia más
bio, 1 5. j,e2 daría al rival a elegir entre varias tesonera con 1 9. h3, fxe4 20. 'iYc3, aunque
continuaciones inciertas: 1 5. . . . , d3, 1 5. . . . , luego de 20 . . . . , j,d1 (20 . . . . , CjJf3+ 2 1 . gxf3,
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 61

i,xf3 22. i,e2) 21 . él'ixd4, exd4 22. 'ii' b 2, e3


23. �xd 1 , él'if4 el ataque aún es demasiado
fuerte.
19 . . . . , exd4 20. i,e2, i,xe2 21 . �xe2,
fxe4 22. 'ii' h 3, . . .
Las blancas también estarían sentenciadas
después de 22. 'ii' b 3, 'ii' h 4.
22 . . . . , l:!, a2+ 23. �d1 , e3 24. i, b2, 'ii' a5
25. 'ii' x h5, 'ii' d2# (0 - 1 )
Al seleccionar la variante 6 . . . . , c5 7. dxc5 ,
d4, las negras no pod ían valorar sus conse­
cuencias con exactitud, pero sí ten ían un
plan para el j uego poste rior, y las condicio­
nes previas para ejecutarlo se dieron en for­
ma de una mayoría de peones centrales y la La partida anterior Najdorf-Petrosián había
iniciativa. I nterpretar mal la posición condu­ seguido exactamente el mismo curso hasta
ce con frecuencia a tomar malas decisiones . aquí; entonces se hizo 1 2 . . . . , c5. En su libro
En la conocida partida que sigue, las negras El ajedrez de torneo (Zürich 1953-Candidatos),
pod ían haber tenido dificu ltades varias ve­ Bronstein explica los defectos de esta jugada
ces . Al principio, senci llamente jugaron de como sigue. Las blancas acabarán avanzando
manera inconsecuente; luego, acabada la el peón a b3, tras de lo cual las actividades del
apertura, resultó que el plan estratégico que bando negro incluirán atacar en el flanco de
habían pensado era, en principio, muy difícil dama mediante . . . , a5-a4. Para apoyar esta
de llevar a cabo; y cuando, pese a todo, al­ ofensiva, las negras necesitan situar un caba­
canzaron su objetivo, este éxito no tuvo es­ llo en c5. En consecuencia -concluye el gran
pecial importancia. maestro-, al ocupar esta importante casilla
con un peón terminan en peor posición , mien­
Najdorf-Géller tras que si hubiesen jugado de la otra manera
Torneo de Candidatos, Zúrich, 1 953 estarían bien y tendrían las mejores oportuni­
Defensa India de Rey [E62] dades en la lucha que se avecina.
La l ínea de pensamiento que acabo de
1 . d4, él'it6 2. c4, g6 3. g3, i,g7 4. i,g2, reproducir es u n ejemplo caracte rístico de
0-0 5. él'it3, d6 6. 0-0, él'ic6 7. él'i c3, i,g4 valoración convencional de la posición; se pro­
8. h3, i,xt3 9. i,xf3, él'id7 1 0. i,g2, . . . porciona un plan detallado de las acciones futu­
El pensamiento del primer jugador carece ras para elucidarlas. No comentaremos este
por completo de prejuicios. Las blancas es­ plan por adelantado; señalemos, sin ir más le­
tán preparadas para gastar dos tiempos y jos, que 1 2 . . . . , c5, en efecto, difícilmente pue­
cambiar el peón central de d4 por el de b7 de ser apropiada, pero por una razón de todo
simplemente para que el alfil de g2 tenga punto distinta: limita las posibilidades de las ne­
más influencia. Esperan sacar provecho de gras tanto en el flanco de dama como en el
ello en el futuro, pero de momento la in icia­ centro, donde tienen una mayoría de peones.
tiva pasa a las negras, que pueden decidi r Géller, con buen criterio, no repite la equivoca­
ahora la forma precisa q u e cobrará esta po­ ción de Petrosián y se aleja de ella, además.
sición «de transición » a largo plazo. Aprovechando su ventaja de desarrollo podría
10 . . . . , él'i xd4 1 1 . i,xb7, l:!, b8 1 2. i,g2, ahora intentar alterar el contorno de la posición,
. . . (D) pero no se impone semejante tarea.
1 2 . . . . , l:!, b4
Aunque esta activa expedición de la torre no
62 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

es mala, debería ponérsele un signo de interro­ 1 4 . . . . , tZ:le5 (?)


gación según lo que se acaba de decir. Como Una decisión muy extraña. Desde luego, las
las negras no tienen un plan fijo, les saldría a negras hacen bien en evitar todo avance pre­
cuenta jugar algo como 1 2 . . . . , c6 (o 1 2 . . . . , cipitado de los peones, pero las misteriosas
iZ:Je6 1 3. 'iVc2, c6) 1 3. l:l, b1 ( 1 3. e3, iZ:Jf5!? 1 4. maniobras de sus piezas no son menos peli­
'iVc2, e6 1 5. l:l, d 1 , d5) 1 3 . . . . , 'iVc7 1 4. e3, grosas para su posición , y el riesgo es que
iZ:le6, llegando de inmediato al despliegue de equivalgan a una pérdida de tiempo absurda.
las piezas que en la partida se produce más tar­ Es obvio que no hay la amenaza de tomar el
de. En particular, es interesante comparar la po­ peón de c4, y, por si fuera poco, se bloquea la
sición que surge después de 1 5 . .,id2, a5 1 6. activa diagonal del alfil de g7. Las blancas de­
'iVc2, iZ:lec5 con la que se da en la jugada 20. berían haber aprovechado esta circunstancia
1 3. e3, . . . al instante jugando, sencillamente, 1 5. l:l. b1 ;
1 3. b3, que fuerza los acontecimientos, es después de 1 5 . . . . , iZ:lc5 1 6. b3 consolidarían
asimismo interesante. Es muy probable que la con calma su posición , y 1 5 . . . . , c6 1 6. f4,
larga variante 1 3 . . . . , tZ:l xb3 1 4. axb3, .,ixc3 iZ:l d7 ( 1 6 . . . . , tZ:lxc4 1 7. a3) 1 7 . .,id2 también
1 5. l:l, xa7 ( 1 5. l:l, a3, 'iVb8 1 6. 'iVc2, .,id4 es ventajoso para ellas. Una continuación me­
1 7 . .,id2, l:l, b6 1 8. b4, l:l, xb4) 1 5 . . . . , 'iVb8 nos convincente, pero bastante buena, es 1 5.
1 6. l:l, a3, iZ:Jc5 1 7. l:l, a8, 'iVxa8 ( 1 7 . . . . , 'iVb6 iZ:Jd5, l:l, b8 1 6. l:l, b1 , c6 1 7. iZ:Jf4, 'iVa5!? (p.
1 8. l:l. xf8+, �xf8 1 9 . .,ia3, l:l. xb3 20 . .,ixc5, ej. , 1 8. b4, 'iVa6 1 9. b5, 'iVa4) .
dxc5 2 1 . 'iVd8+, �g7 22. tvxe7) 1 8 . .,ixa8, Sin embargo, las blancas no pueden abste­
l:l. xa8 conduzca a las tablas. nerse de devolver el golpe y juegan de inme­
1 3 . . . . , tZ:leS 1 4. tye2, . . . (D) diato tanto f4 como iZ:Jd5, jugadas que son
En este punto, la idea que subyace en 1 2. innecesarias en este momento.
. . . , l:l. b4 debería revelarse mediante 1 4. . . . , 1 5. f4? ! , iZ:Jd7 1 6. iZ:Jd5, l:l, bB 1 7. 'iV c2, . . .
.,ixc3 1 5. bxc3, l:l. b6 (mejor que 1 5 . . . . , l:l. a4 Tras cumplir la misión secreta q u e les en­
1 6. l:l, b1 , iZ:Jec5 1 7. l:l, b4) 1 6. e4, tZ:l ec5, y comendaron, el caballo y la torre negros han
se ha vuelto a perturbar el equilibrio posicional, vuelto a ocupar sus puestos anteriores, y el
o, si no, mediante 1 4 . . . . , iZ:lec5!? 1 5. tZ:l b5 caballo blanco también está a pu nto de vol­
( 1 5. iZ:Jd5, l:l. b8), l:l. a4. En ambos casos hay ver a casa desde d5. Una tentativa más am­
juego complejo. 1 4 . . . . , iZ:l b6 1 5. iZ:ld5, l:l, a4 biciosa de enviarlo por la ruta b4-c6 se
( 1 5 . . . . , tZ:l xd5 1 6. cxd5, iZ:lc5 1 7. l:l, b1 ) 1 6. toparía con contrajuego: 1 7 . 'iVd2, iZ:l ec5
l:l, b1 !?, l:l, xa2 1 7. iZ:l b4, l:l, a4 1 8. tZ:lc6, 1 8. iZ:l b4 ( 1 8. l:l, b 1 , f5) , 'iVe8 1 9 . iZ:l c6 ( 1 9 .
'iVd7 1 9. b3, otra continuación de interés, re­ l:l, b 1 , iZ:lf6) , l:l, b6 20. tZ:l xa7, l:l, a6 2 1 .
dunda en beneficio de las blancas. iZ:l b5, iZ:l b3.
17 . . . . , c6 1 8. tZ:l c3, 'iV c7
La fase de apertura está terminando, y va­
rios detalles secundarios cobran importancia
en el cuadro general. A modo de ejemplo, ha­
bría sido más exacto situar la dama en b6
enseguida: 1 8 . . . . , 'iVb6!? 1 9. l:l. b1 , a5. Des­
pués de 20 . .,id2 (20. b3) , iZ:J ec5, las negras
tendrían un tiempo suplementario en compa­
ración con la continuación de la partida, y en
caso de 20. iZ:J a4, 'iVc7 21 . .,id2 (2 1 . b3) ,
iZ:lec5 sería posible cambiar uno de los ca­
ballos, cuyas actividades, hasta cierto punto,
se repiten de forma innecesaria.
1 9. l:l, b1 , a5 (D)
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 63

sin temer futuras amenazas, deciden sencilla­


mente esperar mientras las blancas llevan a
cabo su idea.
21 . . . . , 'iYb6
Rechazando la continuación lógica 21 . . . . ,
e6 y 22 . . . . , d5 (como réplica, a 22. e4 se con-
testa 22 . . . . , f5!).
22. 'lt> h2, 1::r fcB 23. �c3, . . .
La suerte está echada.
23 . . . . , �xc3 24. t¿jxc3, 'iYa6?!
El ataque por el flanco que realizan las ne­
gras no resulta lo bastante eficaz. Desde lue­
go, no deberían poner su pieza más poderosa
«fuera de juego » , pero 24 . . . . , �b4, más na­
Una posición parecida a la del diagrama es tural, tampoco es del todo satisfactoria: 25. b3
lo que describía Bronstein en sus comenta­ (25. �xc6? ! , 'iYxc4), 'iYa3 (o 25 . . . . , e6 26.
rios. Si la inspeccionamos con más deteni­ 1::r fd 1 , d5 27. e4; 25 . . . . , a4 fracasa por 26.
miento, debemos conclu i r que las negras no �xc6) 26. e4, a4 27. Cbxa4, Cbxa4 28. bxa4.
tienen especiales motivos para senti rse opti­ Las negras podrían equilibrar las necesida­
mistas aquí. En realidad, deberían dirigir el des de ataque y defensa jugando 24 . . . . , a4!?;
contrajuego hacia el centro. Su actividad en entonces 25. t¿j xa4 no es buena: 25 . . . . ,
potencia por el flanco de dama no es más Cbxa4 26. 'iYxa4, 1::r a8 27. �c2 (o 27. 'iYb3,
que una de las maneras posibles de que dis­ 'iYxb3 28. axb3, 1::r ab8), 1::r xa2. Mejor réplica
cu rra la partida, y en modo alguno la más es 25. t¿je2!?, con juego incierto.
convincente. En esa zona del tablero sería 25. b3, 1::r b6 (D)
mejor que esperasen la ofensiva de las blan­
cas: b3, a3, b4, etc. Nótese que si las blancas
no hubiesen perdido tiempo con las jugadas
1 5 y 1 6, podrían haber llevado a cabo este
plan sin dificultades y adqu i ri rían ventaja po­
sicional gracias al alfil de g2, de largo alcan­
ce. I ncluso en la posición del diagrama, luego
de 20. b3 y 2 1 . a3, a las negras no les resul­
taría fácil parar el avance de los peones. En
ese caso, el bando blanco estaría un poco
mejor, pero le gustan mucho más otras ideas
de ataque.
20. �d2, t¿jec5 21 . Cb e2, . . .
Preparando e l cambio d e los alfiles d e casi­
llas negras, lo que alterará las posibilidades
de toda la posición. Como consecuencia del La parte final de la partida contiene inexacti­
cambio, las blancas aumentarán su influencia tudes en abundancia por parte de ambos ban­
en el centro y también tend rán posibilidades dos. En este momento, la iniciativa es de las
de atacar al rey enemigo. Al mismo tiempo, blancas, pero no logran encontrar la manera
no controlarán lo suficiente la casilla clave b4, correcta de usarla.
dando al adversario perspectivas realistas de 26. t¿je4? !, . . .
atacar en el flanco de dama. Este giro de los 26. e4 es más fuerte. E n l a variante 2 6. . . . ,
acontecimientos conviene a las negras, que, 'iYb7 27. e5, dxe5 28. f5 , a4? (28 . . . . , t¿jf6
64 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

29. �f2, lZ:l cd7 es mejor) 29. b4, !:!. xb4 30. c5! 31 . fxe7, a4, las blancas ya estarían un
fxg6, hxg6 31 . lZ:ld5, las negras tienen graves tanto peor, pero ahora hay más o menos
problemas. La continuación principal es 26 . . . . , igualdad de oportunidades -aunque las ne­
!:!. cb8 27. e5, y ahora: gras acabaron ganando (O 1 , 42 jugadas)-.
-

a) 27 . . . . , dxe5 28. fxe5, lZ:lxe5 (28 . . . . , a4 Es básico en todo sistema de apertura


29. �f2) 29. !:!. be1 , lZ:lcd7 (29 . . . . , f6 30. real izar un pronóstico estratégico a largo
!:!. xe5) 30. lZ:la4, !:!. 6b7 31 . lZ:l c5, lZ:lxc5 32. plazo para tener en cuenta una alteración
!:!. xe5, con ventaja decisiva. del equilibrio posicional que haya ocurrido o
b) A 27 . . . . , a4! ? puede contestarse 28. se espere que vaya a ocurri r dentro de poco.
exd6, axb3 (28 . . . . , exd6?! 29. lZ:l xa4, lZ:l xa4 Lo que se evalúa de manera provisional no
30. bxa4) 29. axb3, exd6, y las negras man­ es solamente la posición de partida, sino
tienen el equilibrio. Sin embargo, es intere­ también el potencial de juego u lterior que
sante cambiar el orden de las jugadas: 28. contiene. Para estudiar este potencial, el
lZ:l xa4, lZ:l xa4 29. exd6! ? , lZ:l ac5 30. dxe7, rastrear su posible evolución para bien o pa­
con buena compensación por la pieza. ra mal es uti l ísimo al manejar posiciones
26 . . . . , lZ:lxe4 complejas, en las que el razonamiento gene­
Capturar en e4 permite a las blancas acti­ ral casi siempre resu lta tan aproximativo que
var la dama; 26 . . . . , �a7 es más segu ra, no puede confiarse en él.
aunque otra posibil idad es 26 . . . . , I;!. cb8!?
27. f5 (27. lZ:lxc5, lZ:lxc5 28. f5, a4) , a4 28. f6, Lukács-Rajlich
axb3 29. axb3, lZ:l xe4 o 29 . . . . , exf6, con su­ Budapest, 2001
ficiente contrajuego. Defensa India de Rey [E97]
27. �xe4, !:!. ea (D)
Prácticamente forzada, ya que después de 1 . d4, lZ:lf6 2. c4, g6 3. lZ:l c3, Jl,g7 4. e4,
27 . . . . , e6 28. f5, las blancas pasan enseguida d6 5. lZ:lf3, o-o 6. Jl,e2, es 7. o-o, lZ:lc6 8. d5,
a atacar de manera directa. lZ:le7 9. Jl,gs, . . . (D)

28. f5, lZJeS 29. f6, . . . Un tratamiento poco convencional de una


Las blancas, a s u vez, se equivocan; 29. conocida posición de la Defensa India de Rey.
�f4 es mejor. En los dos ejemplos anteriores, el quid de
29 . . . . , �a7 30. I;!. bd1 , I;l. b4?! cambiar el alfil por el caballo no era sim­
No cabe duda de que a la torre negra le plemente ganar un tiempo, sino también pro­
gusta esta casilla, y tras una ausencia de mu­ vocar un cambio estructural en la posición.
chas jugadas regresa a ella. Luego de 30 . . . . , Aqu í no es ese el caso. La idea de las blancas
2 . P E RT U R B A R E L E Q U I L I B R I O 65

es más fácil de entender si miramos el curso sario en los preparativos para jugar por ambos
de los acontecimientos que suele ser habitual flancos.
en todo este sistema: las blancas atacan por el 1 2. iVxe2, h6 (D)
flanco de dama, mientras que las negras em­
piezan un asalto de peones en la otra parte del
tablero con . . . , f5-f4. En este escenario, el alfil
de casillas negras del primer jugador es muy
útil para sus propias operaciones activas, pero
poco hace por defender la posición de su rey.
Previendo que es probable que se dé un con­
flicto según este patrón, las blancas se prepa­
ran de inmediato para eliminar una pieza
enemiga que tiene un notable papel que de­
sempeñar en el ataque. En este caso, pues,
no estamos hablando solamente del cambio
de un alfil blanco por un caballo negro, sino
también de cierta reducción mutua y voluntaria
del potencial de lucha que poseen ambos ju­
gadores; y, desde luego, en caso de 9 . . . . , h6 Las negras no tienen nada que objetar a 1 3.
1 O. �xf6, �xf6 1 1 . b4, la pequeña ganancia �xe?, 'iVxe?, pero el bando blanco no pre­
de tiempo es otra bonificación para las blan­ tende ir tan lejos por la senda de cambiar alfi­
cas. les por caballos. Ahora puede elegir; aparte de
9. . . . , iZJ hS la jugada de la partida, merecía la pena estu­
No tendrá lugar en esta partida una discu­ diar otra retirada del alfil : 1 3. �e3, f5 1 4. f3, f4
sión sobre el verdadero valor de la idea del ( 1 4 . . . . , g5) 1 5. �f2, g5 1 6. c5.
bando blanco, ya que las negras prefieren 1 3. �d2, . . .
mantener el statu quo. Si, sin embargo, ha­ Otro momento decisivo e n l a apertura. E l al­
cen caso om iso de la expedición del alfil ju­ fil de c8 es muy bueno, pero las piezas blan­
gando 9. . .. , t¿jd? o 9 . . .. , tb e8, una cas están situadas convenientemente para
posibilidad es 1 0. t¿jd2, f5 1 1 . f3, h6 ( 1 1 . . . . , atacar en el centro con f4. ¿ Deberían tomarse
f4 1 2. � h4) 1 2. �e3, f4 1 3. �f2, y e l caba­ medidas contra esto?
llo de d2 está mejor situado que en la varian­ 1 3 . . . . , f5?!
te 9 . tb e 1 , t¿jd? 1 0. �e3, f5 1 1 . f3, f4 1 2. Una alternativa más sensata era 13 . . . . , g5.
�f2. Se aplaza el avance . . ., f5 una jugada, pero
1 0. tbe1 , . . . eso no tiene mayor importancia:
N o s e puede esperar obtener ventaja d e 1 O. a) 1 4. 'iVh5 ( 1 4. h4? ! , g4) , f5 ( 1 4 . . . . , t¿jg6)
g3, h6 1 1 . �d2, f5; p. ej . : 1 2. t¿j h4, t¿jf6 1 3. 1 5. h4, fxe4 1 6. tb xe4, �f5.
exf5, g5; en caso de 1 2. exf5, tbxf5 se obse­ b) 1 4. g4. Bloquear el flanco de rey con esta
quia a las negras con un tiempo suplementario jugada no puede dificultar de modo radical las
en comparación con otra línea teórica (9. actividades de las negras: 1 4 . . . . , t¿jg6 1 5. f3,
�d2, tb h5 1 0. g3, f5 1 1 . exf5, t¿j xf5) . Las t¿jf4 ( 1 5 . . . . , �f6) 1 6. t¿j xf4, exf4 (o 1 6 . . . . ,
blancas, por lo tanto, hacen una nueva y tenta­ gxf4) .
dora propuesta al adversario, y ahora a las ne­ No es difícil concl u i r que en vez de eva­
gras les parece que sería erróneo rehusarla. luar las oscu ras consecuencias del combate
10 . . . . , t¿jf4 1 1 . t¿jd3, tbxe2+ que se avecina en el centro, el curso más
1 1 . . . . , t¿jxd3? ! 1 2. 'ilfxd3 no tiene lógica, sencillo que pod ían seguir las negras era eli­
pues a continuación las blancas despliegan las minar esa posibil idad al punto. Entonces ,
tropas con comodidad y se adelantan al adver- después de 1 3 . . . . , g5 1 4 . f3 , f5 1 5 . l':í, ac 1 ,
66 P R E P A R A C I ÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

el juego, sin duda, traspondría a la variante ra, sin embargo, está claro que la variante 20 .
1 3 . . . . , f5 1 4. f3, etc. Es por eso por lo que la . . . , i., b6 2 1 . g f1 , i.,h3 22. g xf8+, g xf8
decisión que toman las neg ras es dudosa 23. tb xg3, g f2 (23. . . . , a6 24. �h5) 24.
-dejando aparte el hecho de que se equivo­ 'ij'xf2 , i.,xf2 25. tb xc7 favorece a las blan­
caron por completo si se figu raron que po­ cas (Lukács) , así que la répl ica del segundo
dían beneficiarse de las complicaciones que jugador es prácticamente forzada.
siguen-. 20 . . . . , 'iVf2 21 . 'iVxf2, i.,xf2 22. tbxc7, . . .
1 4. f4, . . . La l ínea forzada d e juego todavía n o h a lle­
Las blancas aprovechan l a oportunidad que gado a su fin, pero ya pueden notarse sus re­
se les ofrece. De aqu í en adelante, las refle­ sultados provisionales. Las blancas también
xiones abstractas sobre el juego no son apro­ están mejor después de la sencilla variante
piadas, puesto que el calcular y el valorar 22. hxg3, i., b6 23. tbf6+ (23. i.,c3, a6 24.
variantes concretas serán los factores deter­ c5, dxc5 25. tb a3) , \t>f7 24. g f1 .
minantes. 22 . . . . , i., h3 23. hxg3, .i::r ca 24. @ h2, . . .
1 4 . . . . , exf4 1 5. tbxf4, g5 1 6. tb h5, . . . Mejor método era 24. tb b5, g xc4 25.
Mucho más fuerte que 1 6. tbe6? ! , i.,xe6 \t> h2, g4 26 . .i::r c1 .
1 7. dxe6, f4 ( 1 8. g3, tlJg6). 24 . . . . , .M xc7 25. @xh3, .i::r xc4 26. i.,c3,
1 6 . . . . , i.,d4+ i.,d4 27. g f1 , . . .
Las negras también tienen dificultades luego Otra inexactitud; las blancas pod ían preser­
de 1 6 . . . . , i.,e5 1 7. exf5, i.,xf5 ( 1 7 . . . . , tbxf5 var la ventaja con 27. i.,xd4, g xd4 28. g f1
1 8. tbe4, i.,xb2 1 9. i.,c3) 1 8. g4, i.,g6 1 9. (28 . .i::r c1 !? , @f7 29 . .i::r f1 +, @ea 30 . .i::r f2) .
g xf8+, 'iVxf8 20. g f1 , 'iVcB 2 1 . tbe4 (2 1 . 2 7. . . . , i.,xc3 28. bxc3, . . .
tbf6+), i.,xh5 22. gxh5, �h3 23. i.,c3. Y ahora, en vez de 28 . . . . , g4+ (1 - O, 57 ju-
1 7. @h1 , f4 1 8. g3, fxg3 gadas), las negras pod ían haber jugado 28.
Posiblemente, las negras deberían haberse . . . , b5, con posibilidades de igualar.
defendido con 1 8 . . . . , i.,h3 1 9. gxf4, i.,xf1 20. La estrategia en la apertura está obligada a
g xf1 , 'iVd7. tener en cuenta los factores dinámicos que
1 9. g xf8+, 'iVxt8 (D) tienden a transformar la posición en el tablero.
Al hacer esto, debe concentrarse en esos mo­
mentos de transición en los que un estado de
equilibrio se ve sustituido por otro.

20. tb b5 (!), . . .
I mportante jugada prel iminar. Si s e hace
20. g f1 enseguida, las negras pueden sacri­
ficar la dama y tomar la iniciativa: 20. . . . ,
i., h3! 2 1 . g xf8+, g xf8 22. hxg3, g f2. Aho-
3 . P LANI F ICACI Ó N
E STRAT É GICA
Dentro de todo problema
grande hay uno pequeño
que intenta salir.
Ley de Hoare de grandes problemas

La planificación estratégica une la apertura que parece de lo más ilógica puede tener una
al medio juego e incluso al final. Al evaluar los base lógica oculta.
rasgos concretos de una posición, el jugador
se concentrará en uno de los posibles escena­ Bondarevski-Bronstein
rios que pueden tener lugar y acometerá su re­ Cto. de la URSS, Leningrado, 1 963
alización . Mientras tanto, se aclararán varios Apertura del Peón de Dama [A48]
detalles, y a menudo habrá que corregir el plan
original. Puede que incluso haya que revisarlo 1 . d4, tt:'if6 2. tt:'if3, g6 3. i,f4, i,g7 4. e3,
por completo si se ha omitido algo importante o-o 5. tt:'i bd2, b6 6. c3, es (D)
al principio o si el escenario que ha ideado el
adversario resulta mejor.

3 . 1 . Valoración posicional:
dualismo de factores

Dado que al empezar la partida las con­


diciones de juego cambian con rapidez, los
conceptos estratégicos simplificados a los
que estamos acostumbrados a menudo re­
su ltan inadecuados, pues reflejan la esencia
de la cuestión de una manera que es dema­
siado parcial o de todo punto errónea. Así, tal
vez no sea obvio lo que debería contar exac­ 7. h3, . . .
tamente como virtud o defecto de la posición. Los jugadores han entrado e n una Apertura
Supongamos que estamos hablando de la Réti «con los colores cambiados» , lo que nos
configuración de peones: en algunos casos, mueve a hablar una vez más de la estrategia
los peones aislados, los peones doblados y «inversa » . En este ejemplo la vemos aplicada
los peones rezagados son , en realidad, bue­ de modo ineficaz. Las blancas no hacen sino
nos, pues cumplen funciones muy útiles; lo copiar la conocida formación del bando negro
mismo puede deci rse de las llamadas piezas y aceptar por fuerza las funciones defensivas
« malas » . Por lo tanto, al examinar de modo que conlleva; no es esta la manera de desarro­
provisional algunas continuaciones no debe­ llar su propia iniciativa. Pod ían haber prescin­
ríamos confiar demasiado solamente en la dido de medidas profilácticas de momento y
impresión visual que nos causan ; una jugada jugado 7. i,d3 (por analogía con Réti-Lasker,
68 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Nueva York, 1 924, la partida que originó todo cionar de una manera mucho más radical.
el sistema) . En ese caso, sin embargo, el tiem­ 1 3 . . . . , e5 (D)
po suplementario que tienen sería, en esencia,
insignificante. Debería haberse hecho antes la
tentativa de jugar de manera más activa en la
apertura: 3. itg5 (o 3. c3, 0-0 4. itg5), itg7
4. c3, 0-0 5. lt:J bd2, para efectuar e4 de una
vez.
7. . . . , d6 a. ite2, ..tas
Desviándose del esquema del doble fian­
chetto ideado por Réti . Una ventaja básica de
esta jugada es que puede emplearse también
contra 8. itd3 o bien 8. itc4. El cambio de
los alfiles altera la libertad de movimiento que
la posición ofrece a los jugadores. La posibili­
dad de obrar con los peones en el centro más
tarde (e4 o, a la inversa, . . . , e5) pierde mucho
atractivo. El resultado es que se reduce la ten­ Es muy probable que este giro de los acon­
sión de la batalla estratégica en conjunto. Es tecimientos fuese una gran sorpresa para el
por eso por lo que las blancas, en la Apertura primer jugador. Las negras declaran sus inten­
Réti, suelen evitar la maniobra correspondien­ ciones, que se basan en un rechazo total de
te ita3. criterios puramente externos para evaluar la
9. itxa6, lt:Jxa6 1 0. 0-0, 'ifd7 1 1 . 'ife2, posición. Opinan que:
lt:Jc7 1 ) el peón de d6 es fuerte porque se prepara
Más o menos hay igualdad de oportunida­ para avanzar. Por otra parte, el peón de e4 es
des. Ninguno de los jugadores puede hablar débil y pronto sufrirá el ataque . . . , d5 y . . . , f5
hasta este momento de conquistas o proble­ (esta última jugada parece más desagradable
mas posicionales. Ahora las blancas se abstie­ aún) . Entonces, un cambio de peones privará
nen de seguir haciendo maniobras del tipo 1 2. a las blancas de su único puesto avanzado en
a4, lt:Je6 ( 1 2 . . . . , z:r ac8) 1 3. ith2, z:r ac8 1 4. el centro;
'if d3, 'if c6 y, después de todo, tratan de per­ 2) de los dos alfiles de casillas negras, el
turbar el equilibrio de la posición. « malo» es el blanco. Al encontrarse en la zona
1 2. dxc5, . . . de las hostilidades no puede hacer más que
E n cambio, 1 2. e4, cxd4 1 3. cxd4 es d e todo envidiar a su homólogo, a salvo en g7;
punto inocuo. El centro de peones de las blan­ 3) en consecuencia, a estas altu ras son
cas tiene una importancia puramente formal y ellas y no el adversario las que planean una
no impide que las piezas negras se muevan ofensiva en el centro, sacando partido del
con comodidad: 1 3 . . . . , z:r ac8 o 1 3 . . . . , lt:Je6 hecho de que si las blancas intentan conte­
1 4. ith2, d5. nerlas con c4, el caballo de c7 tendrá la opor­
12 . . . . , bxc5 1 3. e4, . . . tunidad de establecerse en la casilla central
Preparándose para colocar e l caballo e n c4 d4.
y plantear la amenaza e5 en conjunción con 1 4. ite3, . . . (D)
ejercer presión por la columna « d » . No puede El razonamiento de las negras no equivale
decirse que este esquema sea muy apropia­ en modo alguno a una verdad incontroverti­
do; en la variante 1 3 . . . . , lt:Je6 1 4. it h2, 'ifb7 ble, pero sí parece de lo más realista, y el
1 5. z:r ab1 , lt:Jd7, la posición de las negras ya bando blanco debería estar pensando en có­
sería un poco « más igual » que la de las blan­ mo resistir la expansión que se avecina en el
cas. Sin embargo, las negras prefieren reac- centro. Al continuar de la manera más natu-
3 . P L A N I F I C A C IÓN E S T R AT É G I C A 69

ral , sigue la l ínea que da menos resistencia.


Después de 14 . .i,g5, Qjfe8 ( 1 4 . . . . , Qj h5)
1 5. jYc4, '\t> h8 ( 1 5 . . . . , h6 1 6 . .i,e3, c;t> h7)
se quedaría con los mismos problemas por
solucionar, pero 14 . .i,h2!?, poco convencio­
nal , es interesante; de momento, el alfil se to­
ma un descanso, pero aún observa el centro
y no se cruza en el camino de las demás pie­
zas blancas.

En el breve intervalo que ha pasado desde


1 3 . . . . , e5, las negras han hecho más progre­
sos que el adversario. En este punto, las blan­
cas tienen las opciones siguientes:
a) 1 6 . .i,g5, Qjd7 ( 1 6 . . . . , Qj h5) 1 7. lbc4
(las negras responden lo mismo a 1 7 . .i::r ad1 o
1 7 . .i::r fd 1 ) , d5 (el sacrificio de calidad 1 7 . . . . ,
f5 1 8 . .i, e7, fxe4 1 9. Qjfd2, d5 no es del todo
adecuado en vista de 20 . .i,xf8, .i::r xf8 21 .
Qj e3, con idea de hacer 22. c4) 1 8. exd5,
1 4 . . . . , .i::r ab8 Qjxd5, y las negras están un poco mejor.
Las negras intentan provocar el debilita­ b) 1 6. jYd3, .i::r fe8 ( 1 6. . . . , Qjfe8 1 7.
miento de c3, lo que les sería útil. Sin embar­ jYc4!?) 1 7. c4 estabiliza la posición, pero des­
go, aunque 1 5. Qjc4 ahora no se puede jugar, pués de 1 7 . . . . , lbe6 la iniciativa es de las ne­
el ataque al peón «b» no es lo bastante con­ gras gracias a la continua amenaza de invadir
tundente. Parece más lógico efectuar 1 4 . . . . , d4 con el caballo.
jYc6 directa o 1 4 . . . . , t¿jfe8 (p. ej . , 1 5. 1{Wd3, Podemos sacar la conclusión provisional de
f5 1 6 . .i,xc5, .i::r f7) , sin desviarse de la direc­ que la posición después de 1 5 . . . . , 1{Wc6 ya es
ción principal de la lucha. un poco peor para las blancas, y sin embargo
1 5. b3, . . . no parece que tengan en absoluto excesivas
De nuevo l a réplica más sencilla, pero mere­ dificultades en las variantes apuntadas. Sola­
cía la pena estudiar 1 5. jYd3 para refrenar las mente con la próxima jugada comienzan sus
agresivas ambiciones del rival . Si entonces 1 5. verdaderos conflictos .
. . . , jYc6, las blancas tienen 1 6 . .i,g5, y el ca­ 1 6. jYc4?, . . .
ballo no puede i rse de f6 debido a 1 7 . .i,e7. E n esencia, e l error decisivo, a l permiti r al
Habría juego incierto luego de 1 5 . . . . , .i::r fe8!?, adversario ganar un importante tiempo y llevar
mientras que en caso de 1 5. . .. , .i::r xb2 1 6. a término el ataque de manera satisfactoria. Al
Qj c4, .i::r bb8 1 7. 1{Wxd6, 1{Wxd6 1 8. Qj xd6, no haberse opuesto al plan de las negras, las
.i::r fd8 1 9 . .i::r ad 1 , las negras tendrían que tra­ blancas no tienen medios en absoluto para in­
bajar para lograr la igualdad. fluir en la situación del centro.
1 5 . . . . , jYc6 (D) 1 6 . . . . , Qjd7 1 7. Qj h2?!, . . .
Esta casilla l e habría convenido más a l al­
fil . . . La tentativa de obtener contrajuego con
1 7. b4, Qj b6 1 8. jYb3 (o 1 8. jYe2, f5 1 9. bxc5,
70 P R E P A R A C IÓ N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

dxc5 20. tLl b3), c4 1 9. 1iVc2, f5 20. a4 no es


muy atractiva, pero ahora todo el ejército blan­
co se bate en retirada.
1 7 . . . . , tLl b6 1 8. �d3, d5 1 9. f3, . . . (D)
Si 1 9. exd5, tb cxd5 20. c4, 20 . . . . , tb xe3
2 1 . 1iVxe3, f5 no es bueno para las blancas;
sin embargo, tampoco pueden mantener el
punto e4 durante mucho tiempo y van rápida­
mente de mal en peor. Ahora y luego, la única
dificultad de las negras es elegir entre nume­
rosas continuaciones buenas.

24 . .l::í. f2?,
. • .

Dejando escapar una buena oportunidad de


defenderse; 24 . .M fe1 es más fuerte. Después
de 24 . . . . , tb xe3 25. M, xe3, M, xd 1 + 26.
�xd1 , e4 (26 . . . . , �f6!? 27. �c2, �g5) 27.
fxe4, fxe4 28. 1iVc2!? (pero no 28. �d6?,
1iVxd6 29. tb xd6, j,xc3 30. _M xe4, j,d4+
31 . <;;t> h1 , tLl d3) 28 . . . . , tLl d3 29 . .M e2, pare­
ce que el ataque se queda corto.
24 . . . . , tbxe3 25. tbxe3, M, xd1 + 26.
�xd1 , e4
Ahora las blancas no pueden eludir la derro­
19 . . . . , _M bd8 20. 1iVc2,
. . • ta.
D e nada sirve jugar 20. lLJ g4, aunque no 27. �c2, j, h6 28. lLJ hf1 , tLld3 29. _M d2,
sea más que por la sencilla línea 20 . . . . , h5 21 . c4 30. tbxc4, �es+ 31 . @ h2, j,f4+ 32. g3,
tLlf2, f5. tbe1 0 - 1
20 . . . . , f5 21 . .M ad1 , tbe6 Prácticamente , todos los criterios básicos
Más simple era 21 . . . . , d4, consolidando de -incluida la situación de los reyes- que se uti­
inmediato las conquistas que ha reportado la lizan para evaluar la posición en la apertu ra
eficaz estrategia del segundo jugador. Al per­ son relativos y pueden cobrar distintos signi­
mitir al adversario cambiar en d5 en circuns­ ficados en circunstancias concretas. El ro­
tancias relativamente indoloras, las negras tundo éxito inicial de la formación Réti clásica
quieren pasar a un ataque directo al rey, pero ( 1 . tLlf3, d5 2. c4, seguido de g3, b3, etc . )
esa no es la manera más fiable de explotar la demostró la posibilidad de q u e hubiese un
ventaja. planteamiento alternativo para solucionar el
22. exd5, lLJxd5 problema del centro. Poco antes, la noción,
Absteniéndose otra vez de adoptar una so­ paradójica en apariencia, de considerar los
lución posicional con 22 . . . . , _M xd5. peones enemigos que han avanzado en el
23. tLlc4, tbef4 (D) centro un defecto potencial de la posición del
adversario había proporcionado la base de
las defensas Alekhine y G rünfeld. Es com­
prensible desde el punto de vista de las ne­
gras que esta clase de estrategia parezca de
lo más atractiva, y el bando negro ha encon-
3 . P L A N I F I C A C IÓN E S T R AT É G I C A 71

trado maneras adecuadas de aplicarla en va­ A veces, las negras juegan primero 7 . . . . , g6,
rias aperturas. Entre todas ellas, sin embar­ 8 . . . ., �g7 y 9 . . . . , 0-0, pero no pueden pres­
go, la Defensa Alekhine ocupa un lugar cindir de . . ., e6 de todos modos. Ya han arries­
especial. En esta apertura, la controversia so­ gado demasiado, y lo importante es no dejar
bre la fortaleza o la debilidad del centro de escapar el momento idóneo para comenzar el
peones se plantea en su forma más pura. contrajuego.
8. lZJ c3, exdS 9. cxdS, . . .
Movsesián-Luther E l mero aspecto del temible centro d e peo­
Cto. de Europa, Estambul, 2003 nes blancos infunde respeto; sin embargo, los
Defensa Alekhine [803] peones están peligrosamente cerca de las mu­
chas piezas que tiene el segundo jugador.
1 . e4, éZJf6 9 . . . . , c4 1 0. d6, . . . (D)
Compárese esto con la línea de la Defensa Aunque otras continuaciones también son
Pire 1 . e4, d6 2. d4, éLif6 3. l2lc3, g6 4. f4, muy interesantes, son menos prometedoras; a
�g7 o la variante de la India de Rey 1 . d4, modo de ejemplo: 1 0. éLif3, � b4 1 1 . �xc4,
éLif6 2. c4, g6 3. lZJc3, �g7 4. e4, d6 5. f4, 0-0. �xc3+ 1 2. bxc3, lZJ xc4 1 3. 'iVa4+, éLid7 1 4.
En ambos casos, las negras acumulan ventaja 'iVxc4, éLi b6 1 5. °iVb5+, °iVd7 1 6. 'iVxd7+,
de desarrollo a cambio del espacio del que se �xd7 o 1 0. °iVd4, � b4 1 1 . �xc4, éLic6 1 2.
han apoderado las blancas, mientras que aqu í °iVe4, lZJ xc4 1 3. dxc6, �e6 (1 3 . . . . , �xc3+
e l caballo negro simplemente salta d e una ca­ 1 4. bxc3, éLi a5 1 5. éLif3, lZJ xc6 1 6. 0-0) 1 4.
silla a otra sin ninguna finalidad visible. cxb7, .l::í, b8 1 5. éLif3, ViV'd5. En ambas varian­
2. es, éZJdS 3. d4, d6 4. c4, éZJ b6 s. f4, tes, la pequeña ventaja de material de las
dxeS 6. fxeS, . . . blancas, en esencia, carece de importancia, y
La partida h a empezado con una variante in­ más o menos hay igualdad de oportunidades.
transigente. La continuación principal aquí es
6 . . . . , éLic6 7. �e3, �f5, pero las negras, evi­
dentemente, consideran que una réplica tan
neutra no es «ni carne ni pescado» ; en vez de
jugar eso llevan hasta el extremo la idea de la
apertura que han escogido, obligando a las
blancas, en sentido literal, a volver a avanzar
los peones.
6 . . . . , es 7. dS, e6 (D)

Ahora el alfil de f8 tiene bloqueada la salida


y el rey negro está en peligro. Las negras tie­
nen que demostrar con mucha u rgencia que
su experimento de apertura estaba bien fun­
dado.
1 0 . . . . , �e6
Por desgracia, 1 0 . . . . , éLic6, más conse­
cuente, no cumple del todo las normas de se­
guridad:
72 P R E P A R A C IÓN C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

a) 1 1 . t¿jf3, j,g4 1 2. j,f4, g5 1 3. j,g3 ( 1 3. 1 2. t¿j b5, . . .


t¿je4, gxf4 1 4. llJf6+, �xf6 1 5. exf6, 0-0-0) es Las blancas no tienen l a intención de situar
incierto. el alfil en f4, sino que intentan llevar la partida
b) 1 1 . j,f4!?, g5 ( 1 1 . . . . , j,e6 1 2. t¿jf3 lleva por otros derroteros. Lo logran , pero no cabe
a una posición que examinaremos más tarde; duda de que 1 2. j,f4, que les da ventaja, es
véase el comentario a la jugada 12 de la parti­ aquí la mejor solución posible: 1 2 . . . . , t¿jd7
da) 1 2. t¿j e4, gxf4 1 3. llJf6+, �xf6 1 4. exf6, 1 3. t¿jd4 (1 3. t¿jg5), t¿j dxe5 1 4. tt:Jxe6, fxe6
j,e6 1 5. �h5. En estas circunstancias, el sa­ 1 5. j,xe5, tt:Jxe5 1 6. v.!Vh5+, t¿jg6 (1 6 . . . . ,
crificio de dama es menos atractivo. t¿jf7 1 7. j,xc4) 1 7. j,xc4 o 1 7. 0-0-0. 1 2.
c) 1 1 . t¿j b5 (!), �h4+ 1 2. g3, v.!Ve4+ 1 3. j,g5 directa conduce a complicaciones des­
�e2, �xh1 1 4. j,g5! (mejor que 1 4. t¿jc7+, pués de 1 2 . . . . , f6 ( 1 2 . . . . , �d7 1 3. j,e2) 1 3.
c;bd8 1 5. j,g5+, j,e7) . La expedición del alfil exf6 (1 3. t¿j b5, fxg5!? 1 4. t¿j c7+, <;t> d7), gxf6
deja a las negras en una posición crítica; es 1 4. �e2, c;bf7 1 5. t¿j e4, j,g7 1 6. 0-0-0.
imposible ver cómo pueden organizar una de­ 12 . . . . , l::í. cB 1 3. j,g5, �d7
fensa. Pierden rápido con 1 4 . . . . , j,e6 1 5. A las negras no les entusiasma poner la da­
d7+, c;bxd7 1 6. 0-0-0+ (Fontaine-Rogulj, Kas- ma en la casilla marcada para el caballo de b6,
tav, 2002) o 1 4 . . . . , t¿jd5 1 5. 0-0-0, t¿jcb4 1 6. pero 1 3 . . . . , f6 es demasiado arriesgada en
j,g2, t¿j d3+ (1 6 . . . . , �xh2 1 7. j,xd5) 1 7. vista de 1 4. exf6 (más fuerte que 1 4. t¿jfd4,
c;bb1 , 'iVxh2 1 8. d7+ (1 8. j,xd5) . t¿jxd4 1 5. t¿j xd4, g c5) , gxf6 1 5. t¿jfd4,
Así, 1 0 . . . . , j,e6, prudente, debería verse tt:Jxd4 1 6. v.!Vxd4.
como precaución necesaria. Las tentativas de 1 4. a4, h6
arrebatar la iniciativa a las blancas en este Dado el precario estado de su posición en
temprano estadio no son satisfactorias. Este conjunto, cada jugada que se hace tiene gra­
mensaje es bastante desconcertante para las ves consecuencias para las negras. En este
negras, que querían empezar operaciones ac­ punto, 1 4 . . . . , a6 parece preferible para averi­
tivas sin tardanza. guar ante todo las intenciones de la otra pieza
1 1 . t¿jf3, t¿jc6 (D) adelantada que poseen las blancas:
a) 1 5. t¿jc3, h6 1 6. j,e3 ( 1 6. j, h4!?, t¿j b4
1 7. j,e2, tlJ 6d5 1 8. tt:Jxd5, t¿j xd5) 1 6 . . . . ,
�d8, planeando aún transferir el caballo de
b6 a d7.
b) 1 5. tlJ bd4, t¿j xd4 ( 1 5 . . . . , h6) 1 6.
�xd4!? (1 6. t¿jxd4, l::í. c5 1 7. j,f4, tlJd5),
tt:Jxa4 1 7. j,e2 (1 7. b3, cxb3 1 8. �xa4,
�xa4 1 9. l::í. xa4, b2 20. l::í. b4 no es suficien­
te más que para igualar) 1 7 . . . . , b5 (1 7 . . . . ,
h6) , con juego incierto.
1 5. j,e3, t¿j d5?
Esto es dar claramente un paso en la direc­
ción que no corresponde. En esta posición ca­
si es preceptivo jugar 1 5 . . . . , g5, no perdiendo
de vista el principal objetivo estratégico (el
En esta situación, la única estrategia factible punto e5) y complicando la partida todo lo que
que tiene el segundo jugador es atacar el peón se pueda. Atacar el alfil de e3 es, en esencia,
«e». Liquidar este peón sin verse sometido de una pérdida de tiempo.
inmediato a un fuerte ataque, si es que puede 1 6. j,f2, . . .
conseguirse, no es una tarea fácil en modo al­ H a surgido l a fuerte amenaza 1 7. j,xc4.
guno. Por esta razón, las blancas podían haber juga-
3 . P L A N I F I C A C IÓN E S T R AT É G I C A 73

do, sencillamente, 1 6. j_xa7, tZ'icb4 (o 1 6 . . . . , reduci r la tarea a ejercicio técnico: 1 9. l2J xc4,
b6 1 7. j,, xc4) 1 7. j,, e 2, b6 1 8. 'iVd2. No obs­ .M. xc4 20. j,, xc4, 'iVb4+ 21 . @f1 , 'iVxc4+ 22.
tante, la continuación que han elegido, más @g1 ' l2Jf4 23. 'iVf3, j,, d 6 24. b3, 'iYb4 25.
moderada, también es buena. tZ'i xe6, tZ'i xe6 26. g3, 0-0 27. @ g2.
16 . . . . , a6 1 7. l2J bd4, . . . (D) La jugada elegida es muy criticable, puesto
que, en todo caso, deja muchas más posibili­
dades tácticas a las negras.

Aunque las blancas no aprovecharon la


oportunidad de capturar en a7, el peón de c4
sigue atacado. A las negras no les gusta la 1 9 . . . . , 'iVf4 20. j,, e 2, . . .
idea de proseguir la lucha en estilo posicional Ahora e l cuadro d e l a batalla n o e s tan claro,
con 1 7 . . . . , tZ'ixd4 (1 7 . . . . , tZ'i cb4 1 8. j,, e 2, ni mucho menos. Se alteraría en grado sumo
tZ'if4 1 9. 0-0) 1 8. l2J xd4, g6 (1 8 . . . . , c3 1 9. después de 20. l2J xe6?, j,, b4+ 21 . lZ'id2, fxe6
bxc3, l2J xc3 20. 'iVd3) 1 9 . .M. c1 , b5 20. axb5, (21 . . . . , 'iVe5+ es más débil). Otra opción poco
axb5 21 . b3. Por el contrario, llegan a la con­ convincente es 20. tZ'i c2, lZ'i b4, pero 20.
clusión de que la posición ya exige un trata­ 'iVe2!?, j,, b4+ 21 . @d1 es interesante.
miento quirúrgico por su parte. 20 . . . . , j,, b4+ 21 . @f1 , 0-0 22. l2J xe6, . . .
1 7 . . . . , l2Jxe5 Con este cambio, l a columna «f» , donde es­
Una solución radical al problema que repre­ tá situado el rey blanco, se abre en beneficio
sentan los peones hostiles de e5 y d6. Las ne­ de las negras.
gras no obtienen suficiente compensación por 22 . . . . , fxe6 23. �d4, 'iWxd4
el sacrificio, y su estrategia de apertura ha fra­ A estas alturas, el bando negro tiene tanta
casado. De todas formas, la posición sigue confianza que ni siquiera intenta evitar que se
siendo bastante complicada, ya que las blan­ cambien las damas. Otro final más o menos
cas todavía tienen que completar el desarrollo. igualado surgiría de 23 . . . . , c3 24. bxc3 (24.
1 8. l2Jxe5, 'iVxdG 1 9. l2Jef3?!, . . . (D) 'iVxf4, cxb2 25. 'iVd4, .M_ c1 + 26 . .M_ xc1 ,
Había otras continuaciones que merecían bxc1 'iV+ es incierto) 24 . . . . , j,, xc3 25. 'iVxf4,
atención : .M. xf4. Sin embargo, retirarse sencillamente
a) 1 9. j,, g 3, tZ'ie3 20. l2Jef3. con 23 . . . . , 'iYd6 plantearía la incómoda ame-
b) 1 9. tZ'idf3, �b4+ 20. �d2, contando con naza 24 . . . . , j,, c5 y permitiría a las negras
ir neutralizando poco a poco la iniciativa de las conservar la iniciativa sin grandes riesgos.
negras; a modo de ejemplo, 20 . . . . , tZ'if6 21 . 24. j,, xd4, es (D)
'iVxb4, j,, xb4+ 22. @e2, 0-0 23. j,, d 4.
c) Las blancas también pod ían ceder parte
de la ventaja de material al instante e intentar
74 P R E PA R A C IÓN C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

puede alcanzarse, y a menudo hay que elegir


entre los dos factores. A modo de ilustración ,
se añade el ejemplo clásico que sigue.

Janowski-Capablanca
Nueva York, 1 91 6
Gambito de Dama (01 5]
1 . d4, l2J f6 2. l2J f3, d5 3. c4, c6 4. l2J c3,
� f5?! 5. ¡v b3, . . .
Sin duda, 5. cxd5 e s más fuerte, pero l a ju­
gada de dama también es perfectamente
aceptable.
5 . . . . , ¡v b6 6. � xb6, axb6 7. cxd5, l2J xd5
Los acontecimientos que siguen son prácti­ B. l2J xd5, cxd5
camente forzados. Ha surgido un aburrido final en el que la po­
25. � xe5, l2J e3+ 26. @ g1 , . . . sición de las negras es un poquitín peor debi­
N o 26. @f2, l2J g4+ 27. @ g3, l2Jxe5 28. do a que los peones de b7 y b6 son débiles en
l2Jxe5, �d6. potencia y tienen poca movilidad. Esta es la
26. . . . , l2J c2 27. .l::í, c1 , . . . valoración más probable que habríamos visto
Después d e 27. .l::í, b1 , �c5+ 28. �f1 , en los comentarios a esta partida si Capablan­
l2Je3+ 29. @e1 , � cd8 30. b4, �a7, las ca, y no Janowski , hubiese jugado con blan­
blancas pueden contar como máximo con ha­ cas.
cer tablas por jaque perpetuo. 9. e3, l2J c6 1 0. � d2, . . .
27. . . . , � es+ 28. @ f1 , l2J e3+ 29. @ e1 , . . . Ahora las negras están ante u n dilema. Po­
Sin abandonar l a remota esperanza de obte­ drían jugar, sencillamente, 1 0 . . . . , e6, pero les
ner ventaja. Una línea más segura, en opinión atrae la idea de volver antes con el alfil de f5 a
de Finkel, es 29. @f2, l2Jg4+ 30. �e1 , l2Jxe5 d7 a fin de fortificar el flanco de dama e inten­
31 . l2Jxe5, �b4+ 32 . .l::í, c3 (pero no 32. �d1 , tar alterar la situación allí.
.l::í, cd8+ 33. @c2, .l::í, d2+) . 10 . . . . , � d7 (D)
29 . . . . , l2J xg2+ 30. @ d1 ?!, . . .
U n error basado e n u n mal cálculo táctico.
Debería haberse continuado con 30. @d2,
�e3+ 31 . @c3, �xc1 32 . .l::í, xc1 , l2Jf4 33.
�xf4, .l::í, xf4 34. l2J d4.
Siguió 30 . . . . , l2J e3+ 31 . � d2 (31 . @e1 ),
.l::í, cdB+ 32. @ c3? (32. @e1 es preceptiva),
.l::í, xf3 ! , después de lo cual las blancas debe­
rían haber perdido, pero al final la partida aca­
bó en tablas por una repetición de jugadas
fortuita (1/2-1/2 , 38 jugadas).
Como se ha dicho antes, la disposición no
solamente de los peones, sino también de pie­
zas concretas puede estar sujeta a valoracio­
nes contradictorias. Todo está muy bien si
cada pieza ocupa un puesto que es ventajoso Interesante concepto; al segundo jugador no
de por sí y propicio para lograr el fin estratégi­ le molesta el hecho de que su pieza ocupe
co, pero en la práctica tal armon ía no siempre ahora un puesto menos activo. Lo principal es
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 75

que haga el trabajo que se le ha asignado. Por lugar una nueva valoración. El libre desarrollo
medio de . . . , b5, combinada con llevar el caba­ del alfil de c8 es, en efecto, una de las ideas
llo a c4, las negras esperan provocar un cam­ básicas que se ven favorecidas por la estructu­
bio y alterar de nuevo la estructura de peones, ra de peones del bando negro, pero si se lleva
tras de lo cual desaparecerá la única debilidad a cabo de inmediato, se dificulta la realización
que tiene su posición. Al no hallar resistencia de otras tareas no menos importantes en la
de ninguna clase por parte del adversario, Ca­ apertura. Por esta razón, el desarrollo del alfil
pablanca consigue llevar a cabo sus planes sin resulta ser un logro posicional de lo más ambi­
el menor problema. guo.
1 1 . �e2, . . . 3 . . . . , �fS (D)
Mediante 1 1 . tt::l e5, tt::l xe5 1 2. dxe5 (Epi­ No hay razón para abstenerse de hacer una
shin-Jálifman , Budapest, 1 996) , las blancas jugada tan natural , aunque deben tenerse pre­
pueden conservar una ventaja modesta, pero sentes sus posibles inconvenientes. En algu­
duradera. nas variantes se amenaza hostigar al alfil con
1 1 . . . . , e6 1 2. 0-0, �d6 1 3. l:l fc1 , r;t;e7 peones o cambiarlo por un caballo blanco, lo
1 4. � c3, 1:l hc8 1 S. a3, ttJ as 1 6. ttJ d2, fS que no es deseable; sin embargo, esos -si
1 7. g3, bS 1 8. f3, tt::l c4 1 9. �xc4, bxc4 puede decirse así- son sus propios proble­
Ahora son las blancas las que tienen que mas. Por lo que se refiere a la situación estra­
jugar con cu idado para obtener la igualdad tégica en conjunto, hay otra cosa significativa
(0 - 1 , 46 jugadas) . sobre la posición del alfil en f5: no concuerda
Desde luego, no debería exagerarse la ver­ del todo con el avance . . . , c5, que es central
dadera fuerza de la maniobra . . . . �c8-f5-d7. en los planes negros. Es de notar que 3 . . . . , c5
En realidad, el alfil estaba bien situado en f5, directa viene siendo más popular últimamente;
pero esta ubicación , sencillamente, no se ajus­ después de 4. dxc5, tt::l c6 (4 . . . . , e6) 5. � b5
taba al plan de acción que habían pensado las (5. �f4) , e6, las negras incluso están dispues­
negras. Es a esta circunstancia a lo que tene­ tas a aceptar una disposición francesa con un
mos que prestar atención ; hay algunos siste­ tiempo menos.
mas de apertura en los que sutilezas así
cobran vital importancia.

Bologan-Palo
Skanderborg, 2003
Defensa Caro-Kann [81 2]
1 . e4, c6 2. d4, dS 3. es, . . .
Las blancas están dispuestas a conceder el
control de f5, ya que consideran que el espa­
cio que conquistan es más importante. La gen­
te compara a menudo la Defensa Caro-Kann
con la Francesa y señala que una diferencia
en favor de la Caro-Kann es que el alfil de c8
tiene la oportunidad de entrar en juego con ra­
pidez. Por extraño que pueda parecer, esta 4. tt::l f3, . . .
simplona interpretación de la estrategia de Entre los numerosos métodos d e juego que
apertura fue muy popular durante un largo lap­ tienen las blancas aqu í, hay que destacar la
so de tiempo. En consecuencia, la l ínea que variante 4. c4. Todas las demás se agrupan,
han elegido aquí las blancas se consideraba de manera convencional, en dos categorías.
poco prometedora para ellas. Más tarde tuvo Algunas (en particular 4. h4 y 4. tt::l c3, e6
76 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

5. g4) están relacionadas de modo directo con


el tema de perseguir al alfil; otras (4 . .ile3, 4.
f4, 4 . .:{Jf3) refuerzan la posición del primer ju­
gador en el centro. En el caso que nos ocupa,
como vemos, las blancas no le piden demasia­
do a la posición ; eligen la continuación de de­
sarrollo más tranquila y esperan a ver qué
acciones emprende el adversario.
4 . . . . , e6 5 . .ile2, c5
En este estadio es de lo más apropiado
comparar las dos aperturas -Caro-Kann y
Francesa-. Al avanzar con audacia el peón a
costa de un tiempo, las negras comienzan una
lucha bastante arriesgada en el centro y el
flanco de dama. La variante 5 . . . ., .:{Je? 6. 0-0, Sin embargo, después de la jugada que se
c5 7. c4 (7 . .:{J a3) conduce asimismo a un jue­ ha efectuado, las blancas tienen 8 . .:{J b5, y el
go agudo; sin embargo, en vez de 6 . . . . , c5, 6. panorama parece todavía peor para las ne­
. . . , .:{Jd7, más prudente, se ha visto a menudo gras. Como 8 . . . . , .:{J a6? 9. dxc5 es mal ísimo,
en la práctica y está más en consonancia con la única oportunidad de contrajuego radica en
la posición . Si se sigue con 7 . .:{J h4, Jlg6 8. sacrificar la torre con 8 . . . . , c4 .
.:{Jd2, c5 9. c3, cxd4 1 0. cxd4, .:{Jc6 (o 1 0 . . . . , Toda la idea del bando negro es dudosísima,
.:{Jf5) 1 1 . .:{Jxg6, hxg6 1 2 . .:{Jf3, l a posición y sin embargo las blancas no buscan la mane­
que obtienen las negras es sólida, pero bas­ ra de refutarla. Proponen una solución propia,
tante pasiva. que, sin duda, es de lo más espectacular, pe­
6 . .ile3, 'lj'b6 ro ¿pueden probar su eficacia? Eso no resulta
6 . . . . , cxd4 y 6 . . . . , .:{J d?, las otras jugadas, tan fácil.
parecen más lógicas, aunque una vez que 8. 'lj'b1 !? , �xb1 +
se ha hecho 5 . . . ., c5 las blancas tienen va­ Es evidente que las alternativas 8. . . . ,
rias posibilidades activas de todos modos. Un 'lj'xc3+ 9 . .ild2, 'lj'xa1 1 0. �xa1 , .:{J c6 1 1 .
ejemplo es 6 . . . . , cxd4 7 . .:{Jxd4, .:{J e? 8 . 'lj'b2 y 8 . . . . , 'lj'b6 9. dxc5, .ilxc5 1 O . .il b5+,
.:{Jc3!? (8. c4; 8. Jlg5), a6 (8 . . . . , .:{J bc6 9. �d8 1 1 . .:{J a4 tienen poca importancia. Una
.:{Jcb5, .:{Jxe5 10 . .ilf4, 'lj'b8 1 1 . 'lj'd2) 9. g4, línea relativamente más aceptable para las ne­
Jlg6 1 0. f4, .:{J bc6 1 1 . 0-0, .:{Jxd4 1 2. Jlxd4, gras es 8 . . . ., �b4 9. a3, �a5 1 0. 'lj'b5+!?,
'lj'd? 1 3 . .ilf3, .:{Jc6 1 4. f5, exf5 1 5 . .:{Jxd5, .:{Jc6 1 1 . 'lj'xa5, .:{J xa5 12 . .:{J b5, pero esto
fxg4 1 6. Jlg2; Van Wissen-Erenburg, Hooge­ tampoco puede satisfacerles.
veen, 2004. 9. U xb1 , . . .
7. .:{Jc3, 'lj'xb2 (D) Esta posición proporciona material concreto
Echarse atrás no es lo que hay que hacer. para la controversia sobre si val ía la pena sa­
Es claramente ilógico jugar 7 . . . . , .:{Jc6 8. 0-0, car el alfil a f5 en la apertura. Las negras tie­
c4. Con 9 . .:{J h4, 'lj'xb2 1 0 . .:{Jxd5, .ilxc2 1 1 . nen que ceder el peón de b7; en Sirat-Hynes,
.:{Je?+, �d8 1 2. 'lj'c1 , 'lj'xc1 1 3. U fxc1 , corr. (CompuServe) , 1 997, las blancas ten ían
�xc7 1 4. U xc2, .:{Jge7, las blancas no lo­ la posición ganada después de 9 . . . . , b6? 1 0.
gran nada en concreto, pero 9 . .ilxc4 es bue­ dxc5, bxc5 1 1 . .:{J b5, .:{J a6 1 2 . .:{J d6+, .il xd6
na, por no hablar de la sencilla 9. U b1 . 1 3. exd6, c4 1 4. U b7. Esta vez, las negras
juegan con más sensatez.
9 . . . . , c4 1 0. U xb7, . . . (D)
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 77

1 0 . . . . , í¿Jc6 1 4 . . . . , �d7?
No debe dejarse tranquila a la torre en la Vana tentativa de defender el flanco de da­
séptima fila; 1 0 . . . . , i,xc2 1 1 . í¿j b5, í¿Ja6 1 2. ma con la ayuda del rey; esto es desastroso.
í¿Jd6+, i,xd6 1 3. exd6 no es bueno para las Debería haberse jugado 1 4 . . . . , i, b4+ 1 5. c3,
negras. i,e7 para controlar las casillas b1 y h4, que
1 1 . ¿¿j bS, . . . son de vital importancia. Después de 1 6.
Hay juego incierto luego d e 1 1 . �d2, íbd8 íbc8, h6 ( 1 6 . . . . , �d7 1 7. í¿Jxe7, í¿Jxe7 1 8.
(o bien 1 1 . . . . , i, b4 1 2 . .l::í, b1 , i,a5, pero no íb h4) 1 7. í¿Jxe7, í¿Jxe7 1 8. í¿Je1 , í¿J bc6 1 9.
1 2 . . . . , a5 1 3. a3) 1 2 . .l::í, c7 ( 1 2. g bb 1 ) , i, b4 íbc2, �d7 hay igualdad de oportunidades.
1 3. g b1 , a5 ( 1 3 . . . . , i,a5). Si 1 1 . í¿J h4, vuel- 1 5. g b1 , � c7 1 6. í¿j gS, í2J h6
ve a ser posible 1 1 . . . . , ¿¿jd8; una réplica un El ejército del segundo jugador contiene
tanto más débil es 1 1 . . . . , i,xc2 1 2. �d2, ahora dos unidades inactivas: un alfil y un ca­
i,g6 1 3. í2Jxg6, hxg6 1 4. i,d1 , y las blancas ballo. Podría haber resistido de manera más
tienen la iniciativa. tesonera con 1 6 . . . . , i, g6, y si 1 7. h4, 1 7 . . . . ,
1 1 . . . . , g b8 h5. Las blancas habrían tenido que encontrar
Lo más seguro, aunque también aqu í 1 1 . . . . , 1 7. i, g4 ! , con la amenaza, irrefutable, de sa­
¿¿jd8 era una alternativa jugable. Después de crificar una pieza en e6:
1 2 . .l::í, xa7, .l::í, xa7 1 3. íbxa7, i,xc2, las con­ a) 1 7 . . . . , a5 1 8. a3.
secuencias volverían a ser de todo punto in­ b) 1 7 . . . . , i,e7 1 8. i,xe6, i,xg5 1 9. i,c8.
ciertas: 1 4. i,d1 , i,xd 1 1 5. �xd 1 , í¿je7 1 6. c) 1 7 . . . . , h6 1 8. i,xe6, hxg5 1 8. i,xd5,
�c2, íbec6 o 1 4. �d2, i,e4 1 5. �c3, ¿¿jd7 1 9. g b7+.
¿¿je7. d) 1 7 . . . . , íb c6 (relativamente la mejor)
12 . .l::í, xbB+, í¿JxbB 1 3. �d2, a6 1 4. í¿ja7, 1 8. i,xe6 (o 1 8. í¿Jxc6, � xc6 1 9. g b8,
. • .(D) íb h6 20. i,xe6) 1 8 . . . . , í¿Jxa7 ( 1 8 . . . . , i, b4+
1 9. g xb4, í¿Jxb4 20. í¿Jxf7) 1 9. i,xd5, í¿J b5
20. i,xf7, obteniendo ventaja decisiva.
1 7. g4, i,g6 1 8. �d1 , . . .
Un método más sencil lo era 1 8. h4, pero las
negras ya no pueden organizar una defensa.
1 8 . . . . , i,e7 1 9. i,d2, í¿J c6 20. íbxc6,
�xc6 21 . h4, . . .
Y las blancas ganaron ( 1 - O , 33 jugadas) .
Los errores y las contradicciones obvias al
evaluar situaciones complejas en la apertura y
78 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

el medio juego se explican, en conjunto, por el


hecho de que cada rasgo estructural de la po­
sición se examina de manera aislada. Lo que
es muy importante entender es que todos los
rasgos son, en esencia, interdependientes, y,
por lo tanto, el resultado final de la evaluación
no es una simple suma aritmética de diversos
componentes.

3.2. Razonamiento general


y razonamiento específico

Al solucionar los problemas de la apertura, Esta configuración de piezas ofrece un


hacemos uso de varios siglos de experiencia y ejemplo de cómo objetivos específicos pueden
conocimientos acumulados. Encontramos lo determinar el planteamiento del jugador res­
que nos parece relevante tomando como refe­ pecto a la apertura. Las blancas pretenden
rencia situaciones típicas caracterizadas por perseguir al alfil y cuentan con explotar la debi­
una estructura de peones corriente y una de­ lidad táctica de e6 si se presenta la ocasión .
terminada distribución del material; y entonces Consideraciones generales en posiciones pa­
valoramos la importancia de detalles específi­ recidas sugieren 7. t¿jf3, de modo que más
cos -la situación de piezas y peones concre­ tarde (como explicó N imzowitsch) el bando
tos- en la posición que tenemos delante. blanco pueda ocupar el puesto avanzado en la
Sobre la base de toda la información obtenida, columna «e» semiabierta.
tomamos una decisión . A veces, desde luego, 7. . . . , t¿jf6 8. h4, . . .
el jugador tiene que pensar de modo indepen­ N o se obtiene nada d e 8 . t¿jf4, iÍLd6 9. h4
diente nada más empezar, pero muy a menu­ (o 9. 0-0, t¿jd5, como en Tal-Botvínnik, En­
do ocurre que este proceso no es original y es cuentro por el Cto. del Mundo [2] , Moscú,
como descubrir América por segunda vez. 1 961 ) 9 . . . . , VJ/ic7 (p. ej . , 1 0. h5, iLxc2). Un
caso único es 8. 0-0, iÍLd6 9. f4; Keres-Golom­
Keres-Olafsson bek, Moscú, 1 956.
Bled, 1 961 8 . . . . , h6 9. t¿jf4, iÍL h7 1 0. VJ/ie2, . . .
Defensa Caro-Kann [81 8) E l alfil h a encontrado un refugio para esca­
par de la persecución, y ahora la posibilidad de
1 . e4, c6 2. d4, d5 3. t¿jc3, dxe4 4. t¿jxe4, sacrificar en e6 es el tema principal del enfren­
iLt5 5. t¿jg3, iL g6 6. iLc4, e6 7. tZ:l 1 e2, . .
. tamiento en la apertura. Si este «truco» no se
(D) da, el defecto estratégico subyacente en la for­
mación blanca empezará a dejarse sentir;
cualquier otra tentativa de obtener ventaja no
guarda relación lógica con el despliegue de las
piezas blancas y tiene pocas probabilidades
de triunfar.
Y sin embargo es precisamente después de
1 O. VJ!i e2 cuando la amenaza de tomar el peón
«e» es ilusoria. Por esa razón, la continuación
más consecuente parece ser 1 O. 0-0, iL d6 1 1 .
tZ:l xe6, fxe6 1 2. iLxe6, como en Tal-Botvínnik,
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 79

Encuentro por el Cto. del Mundo (9), Moscú , perspectivas de futuro, pero es difícil encontrar
1 960. Con 1 2 . . . . , V/!!i c7 ( 1 2 . . . . , l2i bd7 1 3. una opción mejor, dado que las negras se ha­
,U e1 , V/!ic7 es más preciso) 1 3. ,U e1 , l2i bd7 rían rápidamente con la iniciativa luego de 1 2.
1 4. ii,g8+, @fa 1 5. ii,xh7, ,U xh7 1 6. liJf5, liJgh5, 0-0.
g6! 1 7. ii,xh6+, @g8 1 8. l2ixd6, V/!ixd6 1 9. 1 2. ii, xe6, fxe6
ii,g5, .U e7, Botvínnik pudo repeler el ataque. Resulta que aceptar el sacrificio no es obli­
Aquí es donde conocimos por vez primera la gatorio en absoluto. Desde luego, cuesta ce­
distribución de material (pieza por tres peones) der un peón por las buenas, y sin embargo
que va a caracterizar la partida Keres-Olafs­ también aqu í 1 2 . . . . , 0-0 es bastante buena.
son. Por si acaso, por lo tanto, perm ítaseme ci­ Después de 1 3. ii,xd7, V/!ixd7 1 4. 0-0, .U ae8,
tar una de las variantes que indicó Botvínnik: las negras obtienen suficiente compensación
20 . .U xe7, V/!ixe7 2 1 . h5, gxh5 22. V/!ixh5, posicional ; a modo de ejemplo, si 1 5. V/!if3, tie­
liJxh5 23. ii,xe7, liJf4, y las negras tienen nen 1 5 . . . . , l2i e4 o 1 5 . . . . , V/!!i d 8 1 6. h5, l2ie4.
mejor final. 1 3. l2i xe6, V/!i e7 1 4. liJ f5!, ii, xf5 1 5.
10 . . . . , ii, d6 1 1 . c3?! , . . . liJ xg7+, @ f? 1 6. liJ xf5, V/!!i xe2+ 1 7. @ xe2, . . .
E n esencia, una jugada d e espera que no D e momento, e l punto culminante d e l a ope­
concuerda con el carácter agudo de la posi­ ración táctica que las blancas empezaron en la
ción . Tal-Botvínnik, Encuentro por el Cto. del jugada 1 2. El segundo jugador tiene que deci­
Mundo (5) , Moscú , 1 960, discu rrió así: 1 1 . dir ahora qué hace con su alfil de casillas ne­
ii,e3 (1 1 . ii,xe6 fracasa por 1 1 . . . . , 0-0), gras.
l2i bd7 1 2. liJgh5, l2i xh5 1 3. l2ixh5, .U g8. Si 1 7 . . . . , @ e6? !
las blancas no querían jugar de esa manera en Permitiendo que se cambie el alfil , aunque
la presente partida, merecía la pena probar 1 1 . habría tenido sentido preservarlo: 1 7 . . . . , ii,f8
liJgh5. ( 1 7 . . . . , ii,c7 1 8. liJ xh6+, � g6 1 9. g4) 1 8. h5,
En este punto, nada puede impedi r que las @e6 1 9. liJ h4 ( 1 9. liJ e3, c5) , .U g8 20. liJg6,
negras enroquen, pero antes prefieren situar el ii,d6 21 . ii,xh6, l2ixh5 22 . .U xh5, .U xg6. Ju­
caballo en d7. gando de esa manera, en opinión de Keres, a
11 . . . . , liJ bd7 (D) las negras les habría sido mucho más fácil de­
fenderse. De hecho, si en esta variante conti­
nuamos con 23. ii,g5, ,U ag8 (23 . . . . , liJf6 24.
ii,xf6, @xf6 25. g3) 24. f4, liJf6 25 . .U h3,
liJ d5 26. g3, ii,e7, podemos concluir que a
estas alturas las que necesitan defenderse
son las blancas.
1 8. l2i xd6, @ xd6
En casos así, el aproximado equilibrio de
material difícilmente es un buen criterio para
evaluar la posición. Lo que es mucho más sig­
nificativo es la presencia (o ausencia) de pla­
nes prometedores para ambos bandos. En
este aspecto, las posibilidades de las negras
aún no se han concretado -todavía tienen que
coordinar las tropas-, mientras que las blan­
Esto es un descuido o una provocación . Las cas ya tienen algo tangible: con el avance h5
blancas aprovechan de inmediato la oportuni­ se proponen fijar el peón débil de h6 y obligar
dad que se les ofrece y llevan a cabo una com­ a una pieza enemiga a desempeñar la humilde
binación cuyo objetivo es pasar a un final tarea de custodiarlo.
complejo. Están sobreestimando un tanto sus 1 9. j, f4+, @ e6 20. h5, . . . (D)
80 P R E PA R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E RT U R A S

blancas no pueden contar más que con la


igualdad .
22. g ad1 , t¿jdS
Otra concesión posicional : la columna «d»
queda bajo el control de las blancas. Una línea
más consecuente, aunque arriesgada, es 22 .
. . . , g ad8 23. g xd8, g xd8, y ahora:
a) 24. i,, x h6, g d5 (pero no 24. . . . , g h8
25. i,, e 3, tL:l xh5 26. c;b e 1 ) 25. g4 (25. i,, e 3,
tL:l xh5 26. g4, t¿jf6), t¿j xg4 26. i,, g 7, t¿jd3
27. h6, t¿jf4+ 28. \t>f3, c;bf5, combinando las
amenazas de mate y jaque perpetuo.
b) 24. f3!?, t¿j d3 (24. . . . , t¿j g8 25. i,, e 3, b6
26. g4) 25. i,, x h6, t¿jxb2 26. g4, t¿j d5 (26. . . . ,
Momento crítico de la lucha. Si las negras t¿j c4 27. i,, g 5) 27. i,, g 7, t¿jf4+.
se limitan a seguir una táctica defensiva de Esta última variante es muy peligrosa para
espera (Keres sugirió jugar aquí 20 . . . . , b5, o, las negras, ya que es difícil decir en qué medi­
si no, 20 . . . . , t¿je4, seguida de . . . , t¿jg5, pro­ da está justificado que apuesten tanto por la
tegiendo el peón de h6 de un ataque por la máxima actividad de las piezas. Por otra parte,
diagonal}, conceden la iniciativa y corren el renunciar a las tentativas de contrajuego e i r
riesgo de perder el duelo estratégico. Por otra pasando poco a poco a u n a defensa pasiva
parte, después de 20 . . . . , c;bf5, más activa, es acaba conduciendo a un grave deterioro de su
difícil hablar de supremacía de nadie; a mo­ posición.
do de ejemplo: 2 1 . g3 (o 2 1 . g h4, g ae8+ 23. i,, c 1 , g ae8 (D)
22. c;bf3, t¿je4 23. g4+, @f6) 21 . . . . , g ae8+
(21 . . . . , c5! ? , con la idea 22. dxc5, g ae8+)
22. c;bd3 (22. @f3, t¿jg4), @g4!? 23. f3+,
@xf3 24. g af1 +, @g2, y es probable que
haya tablas, puesto que las blancas no tienen
forma de explotar la precaria posición del rey
negro.
La siguiente jugada de las negras segura­
mente tampoco es mala, pero no debería ha­
berse hecho sin cálculos concretos.
20 . . . , es
.

Hay que ser cuidadosísimo con esta clase


de cambio estructural en la posición . Las ne­
gras quieren poner en juego el caballo de d7,
pero, en principio, el cambio del peón de d4
beneficia a las blancas, puesto que ayuda a 24. g h4?! , . . .
abri r nuevas l íneas y aumenta la eficacia del I noportuna maniobra que n o perm ite con­
alfil . solidar la ventaja. 24. f3 directa (Keres) era
21 . dxc5, t¿jxc5?! más fuerte . Después de la jugada del texto,
Esto es una inexactitud. Muchísimo mejor las negras pod ían haber obtenido una partida
sería jugar primero 21 . . . . , t¿jd5. Después perfectamente aceptable con 24 . . . . , c;bf7+
de 22. i,, d 2, tL:l xc5, las negras alcanzan su 25. @f1 (25. @f3, g e5) , t¿jf6.
objetivo, y en caso de 22. i,, d 6, b6 23. c4, 24 . . . . , b6 25. f3, t¿jf6 26. @ f2, @ f7
bxc5 24. g ad1 , @xd6 25. g xd5+, @c6 las 27. i,, e 3, g e5
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 81

De nuevo, las negras ten ían una oportuni­ 6 . . . . , e6 7. j,d2, c6 8 . h3, j, h5 9 . lZ:Jd5,
dad de jugar de modo activo: 27 . . . . , M d8!? 'iVd8 1 0. lZ:Jdf4, j,g6
2a. M xda (28. M hd4, M xd4 29. M xd4, Una l ínea más sencilla es 1 O . . . . , j,xe2 1 1 .
lZ:Jxh5) , M xd8 29. j,xh6, lZ:Jd3+. La manio­ 'iVxe2, j,d6, con igualdad; el sacrificio de pie­
bra que han emprendido no da resultados po­ za 1 2. lZ:Jxe6 ( 1 2. j,xe6, 0-0) , fxe6 1 3. j,xe6,
sitivos. lZ:J bd7 no es peligroso para las negras.
28. j, d4, M e6 29. M f4, M d8 30. g4, . . . Con la jugada del texto, sin embargo, el alfil
A estas alturas es bastante obvio que las de g6 podría haber tenido problemas después
blancas tienen ventaja (1 - O, 41 jugadas) . de 1 1 . h4.
Así, los rasgos generales (típicos) de la 1 1 . lL:Jg3, j,d6 1 2. 0-0, . . .
posición en el final fueron la configuración de Como antes, 1 2. h 4 parece más lógica.
los peones (cuatro contra tres, tres contra 1 2 . . . . , 'iVc7 1 3. 'iVf3, . . . (D)
uno) y la distribución del material (un alfi l
contra dos cabal los) ; por otro lado, un factor
que tuvo importancia específica fue la debili­
dad del peón negro de h6, y la situación de
las piezas restantes también desempeñó un
papel distintivo. Dado que con esta serie de
condiciones ambos bandos ten ían más o
menos las mismas oportunidades, es fácil
sacar la siguiente conclusión provisional : de­
bería darse preferencia al bando negro si es­
ta clase de posición se valora según razones
pu ramente generales. No deja de ser intere­
sante que este juicio se confi rmase mucho
antes de que el esquema de las blancas se
pusiera a prueba en el encuentro por el Cam­
peonato del Mundo. 1 3 . . . . , lZ:J bd7?
Un cuadro que nos resulta familiar, ¿no es
Schlechter-0. Bernstein cierto? También aquí pod ían haber enrocado
San Petersburgo, 1 909 las negras con calma ( 1 3 . . . . , 0-0 1 4. h4,
Defensa Escandinava [801 ] lZ:J bd7) . Jugar directamente el caballo a d7 da
a las blancas, una vez más, la ocasión de per­
1 . e4, d5 turbar el equilibrio de material .
La Defensa Escandinava es una pariente 1 4. j,xe6, lZ:Je5
cercana de la Caro-Kann; a menudo conducen Aceptar el sacrificio enseguida ( 1 4 . . . . , fxe6
a posiciones parecidas. Espere un poco y ve­ 1 5. lZ:J xe6, 'iVb8) es asimismo bastante arries­
remos que este duelo de antaño contiene al­ gado.
gunos acontecimientos en la apertu ra que 1 5. 'iVe2, fxe6 1 6. d4, lZ:Jf7 1 7. lZ:Jxe6,
coinciden casi por completo con los que aca­ 'iVe7
bamos de mirar. La jugada más natural. Habría que tener
2. exd5, 'iVxd5 3. lZ:Jc3, 'iVa5 4. j,c4, nervios de acero para defenderse con 1 7 . . . . ,
CZJ f6 5. d3, . . . 'iVb6. Incluso ahora, sin embargo, la posición
U n pequeño refinamiento a l que las blancas de las negras pende de un hilo. La continua­
no dan importancia posteriormente. ción obvia parece ser 1 8. M fe 1 , que Lasker
5 . . . . , j,g4 6. lZ:Je2, . . . examinó en sus comentarios. Entonces 1 8 . . . . ,
U n jugador d e hoy e n día, desde luego, pre­ �d7 1 9. 'iVf3, �ca 20. CZJxg7, 'iVd8 21 .
feriría aquí 6. f3. lZ:J e6, 'iVe7 22. lZ:Jf5 da la victoria a las blan-
82 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

cas, pero 1 8 . . . . , l{Jd8 da posibilidades de sal­


varse a las negras: 1 9. ¡vc4, @d7 ( 1 9 . . . . ,
i,f7 20. l{JfS, i,xe6 2 1 . 1:í, xe6) 20. l{JcS+,
i,xc5 2 1 . 1:í, xe7+, il,xe? o 1 9. l{Jc?+, @d7
20. 'ii' x e7+, i,xe7 21 . l{Jxa8, i,xc2 (varian­
tes indicadas por Í. Záitsev) . En esta última lí­
nea, las negras pueden mejorar la defensa
con 21 . . . . , i,d6, pero tal vez pueda refor­
zarse también el juego de las blancas (por
ejemplo, con 20. '/j'f3!?). Sin embargo, nos re­
sultará más interesante seguir los aconteci­
mientos en la partida que estamos viendo.
1 8. l{Jf5?, . . .
Con sus últimas jugadas, las blancas habían
planteado un ataque de lo más prometedor al Las perspectivas de futuro del bando blan­
rey negro, pero ahora queda claro que esas ju­ co no parecen muy halagüeñas. Las blancas
gadas no eran sino el preludio de una transi­ ya no tienen más bazas posicionales, y es di­
ción al final . . . y también a la versión más fícil aconsejarles algo, dado que no les es po­
desfavorable de ese final . Las blancas harían sible avanzar los peones con rapidez y la
mucho mejor continuando con 1 8. 1:í. ae1 , superioridad numérica de las negras en pie­
l{Jd8 (defendiéndose a lo Záitsev) y ahora sí zas es más significativa que en la partida an­
1 9. l{JfS, i,xf5 20. l{Jxg7+, @d7 21 . ¡vxe7+, terior.
i,xe7 22. l{J xf5. De esa manera podrían ga­ 23. l':í. fe1 +, @d7 24. i,f4?!, l{Jd5 25.
nar algunos tiempos y mantener de momento i,e5, . . .
el caballo en su fuerte posición de f5. Sería más útil dejar libre l a columna « e » pa­
En todo caso, si su jugada 1 8 no debe ver­ ra las torres. El alfil por sí solo no es bueno co­
se como un desafortunado lapsus y el primer mo unidad de combate, y su activo puesto en
jugador de veras albergaba esperanzas de es es inútil para defender la posición .
puntuar en el final que sigue, estamos ante un 25 . . . , 1:í. hg8 26. b3, b5 21. 1:í. e2, b4
.

caso infrecuente en la carrera de Schlechter Se ha fijado la posición de los peones blan­


que muestra que se equivocó por completo al cos en el centro y el flanco de dama, y el pri­
evaluar la posición . mer jugador carece de contrajuego.
1 8 . . . . , i,xf5 1 9. l{Jxg7+, @d7 20. 28. a4, l{Jc3 29. 1:í, e3, l{Jf5 30. 1:í, d3, h5
'/j'xe7+, i,xe7 21 . l{Jxf5, l{Jd6 Y las negras ganaron al cabo de 20 jugadas
Al ofrecer el cambio del activo caballo del más (O 1 , 52 jugadas).
-

adversario, las negras están eligiendo el mate­ Partiendo de consideraciones generales po­
rial para la batalla que se avecina; si hubiesen demos hacernos una idea de la posición en
querido preservar el alfil, podían haber jugado conjunto; si, además, tenemos en cuenta el
21 . . . . , i,f8 y entonces sí 22 . . . . , l{Jd6. significado de sus detalles concretos, reali­
22. l{Jxe7, @xe7 (D) zamos una valoración más refinada de las
condiciones en las que va a continuar la lucha.
Cuando se aplican ideas estratégicas idénticas
a posiciones que se parecen pero son un poco
distintas entre sí, a menudo los resultados
pueden diferir. Intentaremos mostrar esto me­
diante ejemplos de partidas que presentan la
misma estructura de peones específica en el
centro.
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 83

Gélfand-Graf quebrar los peones blancos es muy tentadora


Cto. de Europa por Equipos, Plovdiv, 2003 y de vez en cuando se prueba en la práctica:
Gambito de Dama [037] a) 6 . . . . , l2J d5 7. i, xc4, 4J xf4 8. exf4, 4J b6
(o bien 8 . . . . , i,d6).
1 . d4, 4Jf6 2. c4, e6 3. 4Jf3, d5 4. 4Jc3, b} 6 . . . . , i,d6 7. i,xc4 (7. i,g5), i,xf4 8.
4J bd7 exf4, 0-0.
Si las blancas responden a esta jugada de c) 6 . . . . , lLi b6 7. i,xc4, l2J xc4 8. �a4+, c6
caballo 5. i,g5, normalmente surgirá uno de (8 . . . . , i,d7 9. �xc4, i,d6 1 0. 0-0, i,xf4 1 1 .
los sistemas principales del Gambito de Dama exf4, 0-0) 9. �xc4, l2J d5 1 0. 0-0 (o 1 0. i,e5,
(5 . . . . , i,e7, 5 . . . . , c6 o 5 . . . . , i,b4}. Si las ne­ f6 1 1 . i,g3, �b6 1 2. � e2, i, b4, como en
gras tratasen de dar un significado indepen­ Alekhine-Spielmann, Karlsbad, 1 923) 1 O . . . . ,
diente a toda la variante con 5 . . . . , h6 6. i,h4, 4J xt4 1 1 . exf4.
dxc4 7. e3, lLi b6, no igualarían la partida des­ Surge una formación de peones blancos ca­
pués de 8. i,xc4, 4Jxc4 9. �a4+, i,d7 1 0. racterística en todas estas l íneas, pero cada
�xc4. una tiene sus propias peculiaridades, aunque
Por otra parte, si las blancas quieren sacar solamente sea porque se cambian piezas me­
su alfil de casillas negras a f4, el juego tal vez nores diferentes en cada caso.
cobre un carácter original. 6 . . . . , a6 7. a4, 4J b6
5. i,f4, . . . Al final , esta continuación también conduce
S i s e cambian peones primero con 5 . cxd5, a la misma clase de situación.
exd5 y luego se sigue con 6. i,f4, aparte de la 8. a5, . . .
réplica corriente, 6 . . . . , c6, las negras tienen a D e manera objetiva, parece que una l ínea
su disposición otra línea bastante buena: 6 . . . . , más fuerte es 8. e4, c5 (8 . . . . , i, b4!? 9. �c2,
4J b6 7. Vic2, g6, seguida de 8 . . . . , i,f5, da­ c5 es relativamente mejor) 9. d5, exd5 1 O. a5
do que 8. l2J b5, i, b4+ no es favorable para (Gélfand da 1 0. e5, l2J h5 1 1 . i,g5, i,e7 o
las blancas. bien 1 1 . . . . , f6 como incierto) 1 0 . . . . , d4 1 1 .
5 . . . . , dxc4 6. e3, . . . (D) axb6, dxc3 1 2. �xd8+, 'íti xd8 1 3. 0-0-0+, con
Por el contrario, 6. e4, i, b4 es poco convin­ ventaja de las blancas. Por otra parte, el pri­
cente para las blancas. mer jugador no tiene nada que objetar a la ma­
niobra que vienen ideando las negras.
8 . . . . , 4J bd5 9. i,xc4, 4J xf4 1 0. exf4, . . .
Las negras han escapado del incómodo
aprieto en el que estaban en la jugada 8, pero
las blancas, a su vez, creen que la formación
que acaba de surgir es ventajosa para ellas
por definición . Por citar los comentarios de
Gélfand, «se sabe por varias partidas clásicas
{Alekhine-Rubinstein, Karlsbad, 1 923, y Ru­
binstein-Canal , Rogaska Slatina, 1 929) que
posiciones así favorecen a las blancas. Esta
partida no hace sino confirmar este veredicto».
1 0 . . . . , i,e7 1 1 . 0-0, 0-0 1 2. l2Je5, . . .
Con posibilidades como d 5 o f5 e n e l aire, la
preocupación específica de las negras es la
Ahora, mientras las blancas recobran el debilidad táctica de la diagonal a2-g8; por
peón , las negras pueden atacar el alfil de f4 ejemplo: 1 2 . . . . , c6 1 3. f5, exf5?! 1 4. �b3,
para provocar su cambio. Esta idea no goza �xd4 1 5. l2J xf7, y las blancas tienen una pe­
de buena reputación , pero la posibilidad de ligrosa iniciativa.
84 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

1 2 . . . . , 'iVd6 25. @h1 , .tea


De momento, esta jugada de dama es una Lo único para seguir jugando, pero tampoco
respuesta adecuada ( 1 3. f5, c5!), pero 1 2 . . . . , ayuda.
g6 parece más segura; en el final que se pro­ 26 . .tds, .t hs 21. .U a1 , . . .
duce luego de 1 3. d5 ( 1 3 .U e1 , c6), exd5 1 4.
. Y las blancas ganaron ( 1 - O , 40 jugadas) .
l¿jxd5, l¿jxd5 1 5 . .txd5, c6 1 6 . .tc4, 'iVxd 1 Al comentar esta partida, he citado una valo-
1 7 . .U fxd 1 , @ g7, las tablas serían el resulta­ ración general de situaciones de apertura pa­
do más probable. recidas a la que surgió en ella. Sin embargo, el
1 3. l h1 , . . . (D) curso de los acontecimientos que se dio desde
la jugada 1 O mal puede considerarse una ex­
plicación suficiente o una confirmación de esa
valoración; lo que hemos visto ha sido más
bien un ejemplo de una operación táctica eje­
cutada con habilidad. Volvamos, por lo tanto,
al comentario de Gélfand y examinemos la se­
gunda de las dos partidas que menciona para
elucidar por qué las blancas se meten de buen
grado en posiciones así aunque tengan la op­
ción de evitarlas.

Rubinstein-Canal
Rogaska Slatina, 1 929
Gambito de Dama [D37]
Renovando la amenaza de ruptura, que 1 . d4, l¿jf6 2. c4, e6 3. l¿jc3, d5 4. l¿jf3,
pende sobre la posición negra cual espada de .te7 5 . .tt4, c6 6. e3, l¿j bd7 7. h3, 0-0
Damocles. El segundo jugador solamente pue­ a. 'iVc2, dxc4
de contener uno de los peones enemigos, y se En la actualidad, la apertura se juega a ve­
equivoca al elegir. ces de manera parecida: 8 . . . . , a6 9 . .U d 1 , h6
1 3 . . . . , c6 1 O. a3, dxc4 1 1 . .txc4, l¿j d5 (?) 1 2. 0-0 ( 1 2.
Gélfand recomienda 1 3 . . . . , g6, aunque en .ta2!?), l¿j xt4 1 3. exf4; Krámnik-Lputián, Cto.
ese caso, si quieren, las blancas ya pueden de Europa por Equipos, Debrecen, 1 992. Con
asegurarse neta ventaja con 1 4. d5, exd5 1 5. 9 . . . . , h6 (dudosa jugada de por sQ, combinada
l¿jxd5 ( 1 5 . .txd5, c6), l¿jxd5 1 6 . .txd5, c6 con . . . , lbd5xf4, las negras debilitaron drásti­
1 7 . .t b3. camente la diagonal b1 -h7, y eso condujo a la
1 4. f5, exf5? catástrofe después de 1 3 . . . . , 'iVc7?! 1 4.
Las negras tenían que defenderse con 1 4 . l¿j e5, l¿jf6 1 5 . .t a2, .td7 1 6 . .t b 1 , .t ea?!
. . . , l¿jd5. Ahora se encuentran al instante en 1 7. d5!
una posición perdida. 9 . .txc4, l¿j b6 1 0 . .t b3, . . .
1 5. l¿jxf7!, .U xf7 1 6. 'iVb3, l¿jd5 1 7. Merecía l a pena estudiar l a sencilla línea 1 O.
l¿jxd5, cxd5 1 a . .txd5, �f6 1 9 . .U ac1 , .td3, l¿j bd5 1 1 . l¿j xd5, exd5 1 2. 0-0-0. Ahora
.td7 20 . .U c7!, . . . las negras, a su vez, tienen una réplica más
A l continuar condicionando e l juego así, las natural en 1 0 . . . . , lb bd5.
blancas logran el resultado apetecido con más 10 . . . . , l¿jfd5 1 1 . 0-0, l¿jxf4 1 2. exf4, . . . (D)
rapidez que con 20 . .txt7+, 'iVxf7 2 1 . 'iVxb7,
.U d8 22. 'iVxa6.
20 . . . . , .U da 21 . .U xb7, @ta 22 . .U b6,
�xd4 23 . .txf7, .tes 24 . .U d1 , 'iVxf2+
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 85

1 3. g3, tLlxc3
Cambiar piezas cuando se está en una posi­
ción constreñida es una medida generalmente
aceptada. El problema es que ahora ya no ha­
brá nada que limite la influencia del alfil de b3.
De nuevo merecía la pena pensar 1 3. . . . ,
itd7.
1 4. �xc3, �d6 1 5. tt ac1 , .. .
Las blancas quieren impedir . . . , c5 o . . . , b6,
pero debido al debilitamiento de la diagonal
h 1 -a8, provocado por 1 3. g3, la cosa no es tan
sencilla.
1 5 . . . . , itd7
1 5 . . . . , b6!? es un sacrificio de peón al estilo
Cuando los temas tácticos no exigen aten­ de Schlechter. Entonces, en caso de 1 6.
ción, es más apropiado comentar la estrate­ �xc6 ( 1 6. tLl e5, il b7), �xc6 1 7. tt xc6,
gia «en abstracto » . En este punto, predecir il b7 1 8. tt c7, itxf3 1 9. tt xe7, g fc8, las
las futu ras operaciones de las blancas es re­ negras tienen buenas posibilidades de obtener
lativamente fácil. Controlan más espacio, en las tablas.
particular la importante casilla es, donde el 1 6. tLies, tt ad8 1 7. g fd1 , itcB 1 8. a3,
caballo ocupará un puesto casi inexpugnable. itf6 (D)
Preservando el statu quo en la medida de lo
posible en el centro y el flanco de dama, i rán
preparando poco a poco un ataque al rey
enemigo. El panorama que aguarda a las ne­
gras no es tan optimista. De hecho, el único
medio del que disponen para activar las pie­
zas es el avance . . . , es, que en sí les permi­
te contar con igualar en el mejor de los casos.
Un grave problema, en especial, es el alfil
malo de c8; de momento desempeña el mo­
desto papel de «peón alto » . Sería mejor para
él estar a la espera en b7 después de hacer­
se . . . , b6, pero si eso sucediera, las negras
deberían prestar mucha atención a la segu ri­
dad de f7 y e6. Aunque todo lo que se ha di­
cho no basta para probar que el segundo Las negras han reagrupado las tropas y
jugador está peor en la posición del diagra­ dentro de poco incrementarán la presión sobre
ma, sería aconsejable que pergeñase un plan el peón de d4 doblando las torres. Después
concreto de acción y no se contentara simple­ sería muy deseable romper con . . . , es, pero
mente con ir maniobrando con las piezas por las posibilidades de realizar tal ruptura son
detrás de las murallas de su formación de ahora mínimas. En consecuencia, la actividad
peones. estratégica del bando negro entra en un calle­
1 2 . . . . , ttJdS jón sin salida, aunque su posición sigue siendo
Las negras también pueden jugar 1 2. . . . , bastante sólida.
il d7 y 1 3 . . . . , tt c8. Si tuviesen el caballo en f6 1 9. �e3, �e7 20. h4, . . .
en vez de en b6, 1 2 . . . . , �d6 1 3. g3, b6 no pa­ Pronto aparecerá u n peón negro e n g6, y las
recería malo. 1 2 . . . . , es directa es prematura. blancas toman medidas de antemano para de-
86 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

bilitarlo -a fin de que cuando el alfil llegue a e4,


las negras no puedan jugar . . . , f6-.
20 . . . . , ,g ds
20 . . . . , h5 es mejor, impidiendo que se abra
la columna « h » y levantando una barricada en
el flanco de rey difícil de desmantelar.
21 . h5, M fd8 22. ,g c3, g6 23. j,c2, '{jita
24. hxg6, hxg6 25. g4, '{jles 26. g5, j,g7
27. j,e4, . . .
N o cabe duda d e que ya n o necesita pro­
barse que las blancas tienen ventaja.
27 . . . . , '{jle7 28. c;itg2, '{jlc7 29. b4, a6
30. M Cd3, . . .
Y las blancas acabaron ganando ( 1 - O , 53
jugadas) . Como vemos, son las blancas las que que­
Desde el punto de vista de las negras, la pa­ rían llegar a esta formación, aunque la pérdida
sividad de la situación inicial tal vez no sea la de tiempo en la que han incurrido da una bue­
única deficiencia de esta formación de apertu­ na oportunidad a las negras de tomar contra­
ra, pero (según la concepción actual) es muy medidas enseguida. Es en estas medidas en
grave. La tentativa de atacar el peón de d4 ais­ lo que se concentra Alekhine en sus comenta­
lado no es, por sí misma, lo bastante eficaz; rios, y para justificar la decisión que tomó argu­
las blancas rechazan el ataque sin especiales ye que el punto f7 no está lo bastante
problemas gracias a su ventaja de espacio. defendido después de . . . , M e8, mientras que
Para crear contrajuego, las negras necesitan el alfil blanco puede retroceder a d3 con ga­
por lo menos otro fin estratégico: en concreto, nancia de tiempo si se presenta la ocasión.
se ha pensado en el avance . . . , c5. En la parti­ Semejantes consideraciones son muy caracte­
da que acabamos de ver era dificilísimo de rísticas de cómo piensa un jugador cuando es­
realizar, pero en otras condiciones se convier­ tán a punto de producirse complicaciones
te en una perspectiva realista. tácticas. De todos modos, debe señalarse que
en la presente situación las negras también
Alekhine-Rubinstein podrían examinar una continuación posicional
Karlsbad, 1 923 en sentido estricto: 1 3 . . . . , lb b6 1 4. j,d3, g6
Gambito de Dama [D64] 1 5. 0-0, l2J d5 o 1 3 . . . . , ctJf6 1 4. 0-0, '{jld6. En
estas variantes, aparte del peón de d4, las ne­
1 . d4, d5 2. c4, e6 3. Cbf3, Cbf6 4. Cbc3, gras explotan el flanco de dama blanco -debi­
j,e7 5. j,g5, lb bd7 6. e3, 0-0 7. ,g c1 , c6 8. litado por a4- como objetivo suplementario
'{ji c2, a6 9. a4, ,g es para obtener contrajuego.
Jugado según el espíritu de aquella época; 1 3 . . . . , es
las negras dan mucha importancia a la llama­ Una inexactitud; la operación liberadora de­
da «lucha por un tiempo». bería haber comenzado por 1 3 . . . . , VJ/fc?; a
1 0. j,d3, dxc4 1 1 . j,xc4, Cbd5 1 2. modo de ejemplo, 1 4. g3 (o 1 4. Cb e5, c5) , c5
j,f4? !, . . . 1 5. dxc5 ( 1 5. j,d3, cxd4) 1 5 . . . . , VJ/fc6 ( 1 5 . . . . ,
Demasiado artificioso; las blancas podían ju­ '{jlxc5, sencilla, tampoco es mala) 1 6. j,e2
gar de manera mucho más sencilla con 1 2. ( 1 6. '{jle4, Cb xc5 1 7. '{jlxc6, bxc6 1 8. Cb e5,
j,xe7, VJ/fxe7 1 3. 0-0, intentando sacar prove­ l:í. b8) 1 6 . . . . , e5 conduce a una variante in­
cho de que se hayan interpolado las jugadas cierta indicada por Alekhine.
. . . , a6 y a4. 1 4. dxc5, '{jlc7 1 5. 0-0!?, '{jlxf4 1 6. Cb e4,
1 2 . . . . , l2J xf4 1 3. exf4, . . . (D)
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 87

El sacrificio del peón de c5 es prácticamente Una jugada bastante provocadora. Pod ía


forzado. Las blancas esperan obtener a cam­ haberse evitado el debil itam iento de c6 y de
bio posibilidades de ataque, y después de 1 6 . toda la g ran diagonal mediante 1 8 . . . . , i, e 7
. . . , i,xc5 1 7. l¿j eg5 sí obtendrían algunas. A 1 9. i,xh7+, � h8 para contestar a 20. i,d3
pesar de ello, las negras no tienen que sobre­ o 20. i,e4 20 . . . . , i,d7. El sacrificio de pieza
estimar la fuerza de las amenazas que puede 20. l:í, fd 1 , g6 2 1 . i,xg6, fxg6 22. 'i}1xg6,
plantear el adversario: l:í, f8 no garantizaría a las blancas más que
a) 1 7 . . . . , h6 (ilustra lo que se acaba de de­ las tablas.
cir; ni siquiera luego de esta provocadora répli­ 1 9. i,xh7+, @ h8?!
ca pierden las negras -todavía-) 1 8. �h7+, Las negras no perciben el peligro que se
@f8 1 9. i,xe6 ( 1 9. l¿je4, �f5 20. 'ij'h8+, avecina; 1 9 . . . . , @f8 era más prudente. En­
�e7 21 . 'ij'xg7, 'ij'xe4) 1 9 . . . . , hxg5 20. l:í, c4 tonces las blancas podrían jugar 20. g3, que­
(20. i,xd7, i,xf2+) , 'ij'f6 2 1 . i,xd7, i,xd7 dándose con algo de ventaja.
22. l:í, xc5, 'ij'h6, y hasta ahora las negras 20. i,e4, . . .
aguantan. Sencilla y buena. Otra línea interesante es
b) 1 7 . . . . , l¿jf6 es natu ral y lo bastante 20. l:í, fe1 (p. ej. , 20 . . . . , i, b7 2 1 . i,e4), pero
buena. Si el bando blanco no se preocupa al atacar la torre de a8, las blancas, de impro­
por jugar a lograr la igualdad con 1 8 . i,d3, viso, provocan una rápida conclusión .
b6 1 9 . i,xh7+, �f8 20. i,e4, corre el ries­ 20 . . . . , l:í, a7?
go de acabar pronto en el papel de de­ G rave error, después del cual parece que
fensor: 1 8. g3, 'ij'g4 ! ? (mejor que 1 8 . . . . , las negras ya no pueden salvarse. Luego de
'ij'b8 1 9 . i,d3, b6 20. i,xh7+, @f8 2 1 . 20 . . . . , g b8 2 1 . g3, 'i}1f6 22. b4, i,d6 23.
'i}1c4) 1 9 . 'i!'e2 ( 1 9 . i,e2, b6 20. l¿j xf7 , l:í, fd 1 , e5, su posición es peor de todos mo­
i,b7 2 1 . lZJ 7e5 , 'ij'h3) 1 9 . . . . , b6 ( 1 9 . . . . , dos, pero aún es defendible.
'ij'h5 20. i,d3, b6 2 1 . l:í, c4) 20. l¿j xf7, 21 . b4, i,ts 22. �c6, l:í, d7
i, b7 2 1 . lZJ 7e5, 'ij'h3. 22 . . . . , l:í, ae7 23. g3, 'ij'b8 tampoco ayuda
16 . . . . , lZJxc5?! (O) en vista de 24. i,g6! , que quizá es más bonita
todavía que la continuación de la partida.
23. g3, 'ij'b8 24. l¿j g5, l:í, ed8 25. i,96!,
'ij'e5 26. lZJxf7+, . . .
Y las blancas ganaron ( 1 - O , 32 jugadas).
Resumamos nuestras conclusiones hasta
este punto. El veredicto sobre la situación tí­
pica que surge en varias l íneas del Gambito
de Dama después de cambiarse el alfil blan­
co en f4 no es tan clara como a veces se
piensa, ni m ucho menos. Lo ideal desde el
punto de vista de las blancas es atenazar por
completo la posición adversaria; las negras ,
sin embargo, en vez de permanecer pasivas
deberían preparar contrajuego -tarea que se
ve facilitada por la debilidad en potencia que
Al negarse a librar una batalla táctica de pu­ supone el flanco de dama blanco-. Ahora
ra cepa, las negras se resignan al hecho de volvamos al tema de la partida Gélfand-G raf
que su apertu ra ha fracasado, porque ahora o, de manera más precisa, vayamos a otra
las blancas no solamente recobran el peón, si­ partida de Alekhine, j ugada aquel mismo año
no también conservan la iniciativa. de 1 923.
1 7. l¿jxc5, i,xc5 1 8. i,d3, b6
88 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Alekhine-Lancel to de situar el alfil en g7, y sin temer la répli­


Simultáneas, Francia, 1 923 ca 1 1 . d5.
Gambito de Dama [037] 1 1 . lZJe5, 0-0 1 2. 0-0, éLJd7
Tenemos que recordar que esta partida per­
1 . d4, d5 2. c4, e6 3. élJf3, élJf6 4. lZJ c3, tenece a una sesión de simultáneas. Una juga­
lZJ bd7 5. ilf4, a6 da más lógica era 1 2. . . . , c6, después de la
Este orden de jugadas ofrece a las blancas cual las negras trabajarían con posibilidades
las posibilidades suplementarias 6. c5 y 6. como . . . , élJd5 y . . . , i, b4 o . . . , i,c7.
cxd5. 1 3. 'iVf3, VWe7 1 4. M fe1 , lZJxe5 1 5. fxe5,
6. e3, dxc4 7. a4, élJ b6 8. a5, élJ bd5 i,b4 1 6. M e3, i,xc3 1 7. bxc3, c5 1 8. d5, . . .
9. i,xc4, lZJxf4 1 0. exf4, . . . (D) Y las blancas ganaron ( 1 - O , 2 2 jugadas).
Nótese la principal diferencia entre 1 O. . . . ,
jÍld6 y 1 0 . . . . , i,e7: ambas jugadas preparan
el enroque ( « razonamiento general »), pero es­
tando el alfil en e7 hay mucho más peligro de
que las blancas lleven a cabo una de las ruptu­
ras de peones, e impedirlas es otra de las pre­
ferencias que muestran las negras.

3 . 3 . Elección
de preferencias

¿Cómo se da preferencia a una de las va­


rias continuaciones posibles sobre la base de
La situación que conocemos. De momento, una valoración aproximada de la posición?
es evidente que . . . , c5 no ha lugar debido al Pod ría decirse que el criterio más sólido y
atraso de las negras en el desarrollo. Por otra sencillo para tomar una decisión es ser cons­
parte , las negras sí tienen una buena base ciente de que es necesaria: de un modo u
para crear contrajuego posicional en relación otro, las acciones obligatorias deben tener
con el peón «a» enemigo, tan adelantado, preferencia.
que posteriormente tal vez necesite tanta de­
fensa como el peón de d4. Esta circunstancia Adams-Kasimdzhanov
por sí sola ya niega a las blancas la posibili­ Cto. del Mundo de la FIDE, Final (5),
dad de ir incrementando la presión poco a po­ Trípoli, 2004
co como en la partida Rubinstein-Canal . En Apertura Española [C97]
este momento, en todo caso, lo primero que
tienen que hacer las negras es completar el 1 . e4, e5 2. lZJ f3, lZJ c6 3. i, b5, a6 4. i, a4,
desarrollo. éLJf6 5. 0-0, i,e7 6. M e1 , b5 7. i, b3, d6
10 . . . . , jÍld6 (!) 8. c3, 0-0 9. h3, lZJa5
La mejor decisión , aunque 1 0 . . . . , i,e7, a Vamos a seguir las andanzas de este caba­
la manera de Gélfand-G raf, tampoco estaría llo; irán afectando a la posición negra cada vez
tan mal. Entonces, atacar sería un tanto pre­ más.
matu ro por parte de las blancas: 1 1 . f5, exf5 1 0. i,c2, c5 1 1 . d4, VWc7 (D)
1 2 . 'iVb3, 0-0 1 3 . lZJe5, VWxd4 1 4. élJ xf7,
g6, seguido de . . . , <J;ig7. Otra jugada que re­
viste cierto interés es 1 O . . . . , g6!?, con obje-
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 89

1 3. a4, . . .
Tentativa d e sacar provecho d e los planes
del adversario. Habría sido un poco más exac­
to jugar primero 1 3. b3, ll'i b6 y entonces sí 1 4.
a4, con lo que habría posibilidades de obtener
ventaja en la apertura en caso de 1 4 . . . . , bxa4
1 5. bxa4.
1 3 . . . . , .i, d7 1 4. b3, ll'i b6
De hecho, obligando a las blancas a sellar el
flanco de dama además del centro. Por otra par­
te, la sencilla retirada 1 4 . . . . , lt'i a5 es jugable.
Después de 1 5. axb5, axb5 1 6. ll'i bd2, ll'i b7
(1 6 . . . . , c4!? 1 7. b4, ll'i b7), es seguro que las
negras podrán cambiar las torres -detalle estra­
1 2. d5, . . . tégicamente importante- y neutralizar la iniciati­
A l cerrar e l centro, las blancas cuentan con va del adversario sin especiales problemas.
la ventaja de espacio que tienen y, de paso, 1 5. a5, ll'J cB 1 6. c4, . . .
con eliminar una cohorte de ramificaciones 1 6. b4 e s una alternativa, pero debe recono­
que provienen de la línea principal, 1 2. ll'i bd2. cerse que 1 6. ll'i bd2 es la continuación más
La ventaja práctica de esta decisión es obvia, flexible.
aunque de manera rigurosamente objetiva su 1 6 . . . . , b4
valor es escaso. En la línea clásica 1 2. ll'i bd2, Fijando por completo la configuración de los
lt'ic6 1 3. d5, ll'i d8, son las negras las que pro­ peones. ¿Cuál es la razón de que las negras
vocan una situación parecida, pero tienen que reaccionen así de inmediato? La respuesta
hacer concesiones de inmediato ( 1 4. a4, hay que buscarla, muy probablemente, en el
M b8) . En el caso que nos ocupa, está claro plan que han trazado a corto plazo, cuyos pun­
que las condiciones iniciales son más agrada­ tos esenciales se explicarán en el comentario
bles para ellas. a la jugada 1 8.
1 2 . . . . , lt'ic4 1 7. lt'i bd2, . . . (D)
No es obligatoria, siempre y cuando no apli­
quemos de manera estricta la conocida máxi­
ma Ein Springer am Rande ist immer eine
Schande (Caballo en el lado, infortunio ase­
gurado [literalmente, «un caballo en la banda
es siempre una vergüenza,,]). Al llevar el caba­
llo de a5 a c4 y luego a b6, las negras no au­
mentan su movilidad o su potencial de lucha.
En este estadio, por lo tanto, podrían buscar
algo más conveniente. Por ejemplo, en Po­
nomariov-Sashikiran, Olimpiada de Calviá,
2004, lograron obtener contrajuego después
de 1 2 . . . . , .i,d7 1 3. b3, M fe8 ( 1 3 . . . . , lt'ie8 no
es mala, yendo a la disposición de Rubinstein
con . . . , g6, . . . , f6, . . . , ll'Jg7 y . . . , ll'i b7-d8-f7)
1 4. lt'i bd2, g6 1 5. lt'if1 , lt'i h5 1 6 . .i,e3, ll'i b7 Al prepararse para la batalla que se avecina
1 7. '/j'd2, c4 1 8. b4, a5 1 9. g4, lt'ig7 20. a3, en el flanco de rey, el segundo jugador se ve
M a6 21 . ll'Jg3, M ea8, y al final las blancas ante un rasgo característico que muestran las
tuvieron que conceder la columna "ª" · posiciones constreñidas en las que todas las
90 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

piezas están en el tablero: pocas veces se lo­


gra hallar un puesto conveniente para cada
una de ellas. Para simplificar, empecemos por
los aspectos obvios. Es evidente que el caba­
llo no puede permanecer en c8; va a ir a e7 y
luego, según las circunstancias, puede seguir
viajando (g8, g6) o, si no, quedarse en su nue­
vo sitio para apoyar el avance . . . , f5. La varian­
te 1 7 . . . . , .i,d8 1 8. tL'lf1 , tL'l e8 ( 1 8 . . . . , tL'le7
1 9. tL'lxe5, dxe5 20. d6) 1 9. élJ g3 ( 1 9. g4) ,
tL'le7 podría parecer aceptable, pero entonces
las negras tienen que pensar en qué hacer con
el alfil de d8. Lo lógico es intentar emplazarlo
primero en la gran diagonal: 1 7 . . . . , tL'l e8 1 8.
tL'lf1 , .i,f6 1 9. élJ g3 ( 1 9. g4, g6) , g6 ( 1 9 . . . . , La primera consecuencia de la infortunada
tL'le7 20. élJ hS, élJ g6). Hay que añadir que pol ítica de las negras: la torre estaba bien si­
habría sido más lógico comenzar este reagru­ tuada en f8, y ahora tiene que i rse de all í, ob­
pamiento (o uno guiado por una idea parecida; vio es, a regañadientes.
1 7 . . . . , \ti h8 y 1 8 . . . . , élJ g8, a modo de ejem­ 20. �d2, .i, tB ?
plo) en la jugada precedente. Esto da muchísimos problemas; 20 . . . . , .i,f6
1 7. . . . , g6?! 1 8. tL'l f1 élJ h5
, es relativamente lo mejor, consintiendo 21 .
En una partida anterior, Topálov-Sh írov, Li­ U a2, .i,g7 22. g4, tL'lf6. El sacrificio de calidad
nares, 2004, se había proseguido con 1 6 . . . . , 21 . g4!?, tL'lf4 22 . .i,xf4, exf4 23. ¡vxt4, .i,xa1
g6 (en vez de 1 6 . . . . , b4) 1 7. tL'l c3, élJ hS 1 8. 24. U xa1 es tentador, pero después de 24 . . . . ,
tL'le2, seguido de g4. En la presente partida, f6 sus consecuencias distan de ser claras.
las negras se figu ran que controlan con más 21 . g4, . . . (D)
fi rmeza la casilla f4. La idea en sí se ve muy a Muy sencilla, y claramente más fuerte que
menudo, aunque muy pocas veces da resul­ 21 . .i,e3, .i,g7. Empieza a ser obvio que las
tados positivos. Aqu í, en todo caso, la forma­ negras no han hecho más que perder el tiem­
ción de ataque que han dispuesto las blancas po y debilitar la posición de su propio rey.
no puede obstaculizarse de modo radical de
tal manera. Hay otro extremo que es conside­
rablemente peor para las negras. Mientras
que en Ponomariov-Sashikiran (véase el co­
mentario a la jugada 1 2 de las negras) la ma­
niobra . . . , g6 y . . . , tLl h5, en esencia, no
estropeaba nada, esta vez tiene un grave
efecto pernicioso; la preferencia del segundo
jugador, al fin y al cabo, era darle un nuevo
destino al caballo de c8, pero esto se anula
de modo erróneo en favor de otras operacio­
nes.
19 .i, h6, U eB (D)
.

21 . . . . , tL:Jg7
Cambiar los alfiles con 21 . . . . , .i,xh6 22.
¡vxh6, tL'lf6 23. élJ g3 es inaceptable para el
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T RAT É G I C A 91

bando negro. Sus dos otras continuaciones preparar con calma u n sacrificio d e pieza deci­
posibles también dejan un tanto que desear. sivo en b4.
Elegir en casos así es, como se dice, cuestión 24. VJifxt4, V/i{e1 25. tL:\f3, f6 (O)
de gustos. El sacrificio de peón 21 . . . . , tL:\f4
22. �xf4, exf4 es incorrecto, y después de 21 .
. . . , tL:\f6 22. tL:\g3 no es fácil parar el ataque
directo de las blancas:
a) 22 . . . . , �g7 23. �xg7, �xg7 24. tL:\f5+,
�xf5 25. exf5.
b) 22 . . . . , Yj'd8 23. �xf8, U xf8 24. Yj'h6,
V/;Jje? 25. tL:\g5, U ea 26. f4.
c) 22 . . . . , lL\ e? 23. VJif gS, i,g? (23 . . . . ,
�xh6? 24. VJifxh6, U f8 25. tL:\ g5) 24. tL:\f5.
d) 22 . . . . , @ h8 23. tL:\g5, �g8 24. �xf8,
U xf8 25. f4, tL:\e8 (25 . . . ., exf4 26. Yj'xf4,
tL:\e8 27. e5, dxe5 28. VJifxe5, VJifxe5 29.
U xe5, f6 30. U xe8, U xe8 31 . tL:\5e4) 26. f5.
22. tL:\3h2!, . . .
Procediendo enseguida con l a ruptura f4. La Se ha dejado pasar la oportunidad de levan­
errónea jugada 22. tL:\g3? costaría buena par­ tar barricadas en la columna «f» . En conse­
te de la ventaja: 22 . . . . , lL\e? 23. tL:\ h2 (23. cuencia, pronto comienza el dénouement. *
VJif g5, @ h8 24. V/;Jjh4, f6!), � h8. 26. tL:\ g3, U da 21. U t1 , tLJ ea
22. . . . , 'iVd8 Por desgracia, esto llega unas diez jugadas
En esencia, las negras aceptan el destino demasiado tarde.
que habían presentido al principio y que 1 2 . 28. �xta, VJif xta 29. es, . . .
. . . , tL:\ c4 trataba de prevenir. En este estadio, Y las blancas ganaron ( 1 O , 46 jugadas) .
-

el desafortunado caballo de c8 estaría encan­ Otro criterio significativo para planificar las
tado de trasladarse a la casilla b7 que rechazó próximas acciones o incluso toda la di rección
antes, pero se debe escoger una de las opcio­ estratégica de la partida es el elemental senti­
nes que hay aquí. Ir a e? ya no tiene sentido, do común. Basado en la experiencia y el cono­
dado que luego de 22 . . . ., lL\ e7 23. f4, exf4 cimiento adquiridos, su función es protectora:
24. VJif xf4 el caballo no puede acceder a g8 a advierte al jugador de los extremos; le recuer­
causa de la debilidad del peón de f7. Las ne­ da la ventaja que tienen las soluciones senci­
gras también tendrían muy pocas probabilida­ llas sobre las complicadas; y le recuerda que
des de obtener un resultado satisfactorio en la la capacidad de abstenerse de aplicar ideas in­
lucha después de 22 . . . . , f6 23. f4, exf4 24. teresantes pero dudosas es tan importante co­
V/;Jjxt4, �e? 25. tL:\g3, U f8 26. U f1 , aunque mo la capacidad de descubrirlas.
mientras hay vida hay esperanza; luego de 26 .
. . . , lL\ a7 (!), la torre de a8 se uniría por fin al Eingorn-Finkel
resto del ejército y ayudaría a prolongar la re­ Metz, 1 996
sistencia. Apertura Inglesa [A 1 6]
23. f4, ext4
Si las blancas pudieran jugar 24. f5 sin impe­ 1 . c4, tL:\f6 2. tL:\ c3, dS 3. cxdS, tL:\ xdS
dimentos, las negras, sencillamente, se asfi­ 4. g3, g6 5. i,g2, tL:\ b6
xiarían : ningún reagrupamiento de las tropas
les serviría ya de nada. En ese caso, las blan­
cas incluso podrían permitirse cerrar el flanco
de rey como el resto del tablero y entonces * Desenlace; en francés en el original. (N. del t.)
92 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Que las blancas aplacen la ocupación de d4 bos bandos, y ambos tendrán que mostrar que
con un peón dificulta más el contrajuego de las las respectivas estructuras sirven para conse­
negras en caso de 5 . . . . , l{J xc3 6. bxc3, �g7. guir sus fines prácticos. Una vez que las ne­
Ahora el primer jugador sigue evitando tras­ gras la superen , esta prueba se volverá contra
poner a la G rünfeld (6. d4) y elige una forma­ las blancas como un bumerán.
ción Dragón tomada prestada de la Defensa 8. I:í, c1 , . . .
Siciliana. Se propone compensar el menor Incapaces d e determinar e l valor d e 8.
control que ejerce en el centro mediante medi­ �xc6+ y 8. l{Jf3, las blancas demuestran otra
das profilácticas especiales. posibilidad. Al reservarse la amenaza de cap­
6. d3, �g7 7. �e3, . . . turar en c6, invitan al caballo a invadir d4 para
Veamos brevemente qué piensa Mihail Ma­ atacarlo posteriormente con l{Jf3. Por ejem­
rin de esta posición. Las jugadas . . . , 0-0 y . . . , plo: 8 . . . . , 0-0 (no es obligatorio aceptar la invi­
l{Jc6 (con la intención de jugar a continuación tación enseguida) 9. Vj'd2 (9. �xc6, bxc6 1 0.
. . . , e5 y . . . , l{Jd4) son preferentes para las ne­ �d2, l{Jd5 1 1 . � h6, l{Jxc3 es incierto) 9 . . . . ,
gras. Renunciar a una de ellas (con 7 . . . . , l{J d4 (9 . . . . , I:í, e8?! 1 0. � h6, � h8 1 1 . h4)
l{J8d7 o 7 . . . . , h6 8. Vj'c1 ) les ocasiona dificul­ 1 0. � h6, �xh6 ( 1 0 . . . . , e5 1 1 . �xg7, �xg7
tades en la apertura. Parece que las blancas 1 2. e3) 1 1 . Vj'xh6, e5 ( 1 1 . . . . , c6) 1 2. l{Jf3.
se han preparado de una manera elástica: en 8 . . . . , l{J d4 9. h4?!, . . .
caso de 7 . . . . , 0-0, a las negras les amenaza­ Hemos visto antes cosas así, d e modo que
rá un ataque directo al rey (8. Vj'd2, seguida ya tenemos disponible un veredicto provisio­
de 9. � h6 y h4-h5) ; por su parte, 7 . . . . , l{Jc6 nal: esta diversión por el flanco sin que haya
permite que les doblen los peones, lo que re­ una finalidad bien determinada debilita el flan­
sulta molesto. « Este parece el orden de juga­ co de rey del primer jugador y pierde tiempo
das perfecto para las blancas, pero, a la hora desde el punto de vista de la lucha por influir
de concretar, las cosas no son tan sencillas » , en el centro. Y sin embargo, " ª la hora de con­
comenta e l gran maestro. L a experiencia, e n cretar, las cosas no son tan sencillas » : el rey
efecto, sugiere que la ventaja e n l a apertura no negro, al fin y al cabo, pronto querrá enrocar­
puede asegurarse con medios tan simples y se. No obstante, 9. l{Jf3, e5 1 0. l{J e4 directo
que las blancas aún tendrán que luchar en se­ es objetivamente más fuerte:
rio para lograrla. a) 1 0 . . . . , l{Jd5 1 1 . �xd4 ( 1 1 . �g5!?,
7 . . . . , l{J c6 (D) l{J xf3+ 1 2. �xf3, f6 1 3. �d2), exd4 1 2.
l{Jxd4, c6 (o 1 2 . . . . , 0-0 1 3. e3) 1 3. e3, 0-0 1 4.
0-0, �xd4 1 5. exd4.
b) 1 0 . . . . , c6 1 1 . l{J xd4, exd4 1 2. � g5, f6
1 3. �d2 ( 1 3. �f4, 0-0 1 4. ¡vb3+, l{J d5), 0-0
1 4. Vj'b3+.
c) 1 0 . . . . , 0-0 1 1 . l{Jxd4, exd4 1 2. �g5, f6
1 3. Vj'b3+, � h8 1 4. �f4, c6 1 5. 0-0.
En estas variantes, la actividad de sus pie­
zas garantiza al bando blanco la iniciativa en
la apertura. En vez de decidi rse por alguna
de ellas, el primer j ugador se desvía a sa­
biendas de los cánones de la estrategia clási­
ca por una idea muy incierta de ataque
combinativo.
9 . . . . , h6
Correctísima. La variante 8. �xc6+, bxc6 9. La réplica más natural. Al devolver la jugada
Vj'c1 , h5 crea problemas estructurales a am- a las blancas, las negras toman el control de la
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T R AT É G I C A 93

casilla g5; después de 1 O. h5, g5, el cambio te; después de 1 2. ét'ixd4, exd4 1 3. Ji f4, 0-0
que se produce en la posición redunda en su 1 4. 'i!'d2, � h7 1 5. ét'i d6, 'i!'e7, la partida es­
beneficio. taría más o menos igualada.
9 . . . . , c6 parece ser una jugada más temáti­ 1 2. '{Wd2, � h7?!
ca todavía: las negras van con calma a lo suyo Natural, pero no es buena. 1 2 . . . . , ét'if5 1 3.
sin temer las complicaciones que surgen luego Jic5, ét'ie7 ( 1 3 . . . . , s ea) sería demasiado
de 1 0. ét'if3 (o 1 0. h5, Jlg4 1 1 . h6, Jle5), e5 pasivo, y 1 2 . . . . , ét'i xf3+?! 1 3. Jlxt3, � h7 1 4.
1 1 . h5, Jlg4 1 2. ét'ie4, Jixf3 ( 1 2 . . . . , Jixh5 g4 sería todavía peor. La mejor manera de re­
1 3. ét'ixd4, exd4 1 4. Jlg5, f6 1 5. Jid2 es du­ chazar las amenazas tácticas es 1 2 . . . . , f5! 1 3.
doso para las negras) 1 3. Jixf3, ét'ixf3+ 1 4. ét'ic5, � h7. En tal caso, las blancas no ten­
exf3, 0-0. drían nada mejor que atenerse a su línea de
1 0. ét'if3, es (D) ataque de todos modos:
Cambiar los caballos con 1 0 . . . . , ét'ixf3+ sig­ a) 1 4. h5, g5 1 5. ét'ixg5+ ( 1 5. ét'ixb7 traspo­
nificaría, de hecho, abandonar la cabeza de ne) , hxg5 1 6. ét'ixb7 (o 1 6. Jlxg5, Jif6) ,
puente que las negras ya han conquistado en Jixb7 1 7. Ji xb7, S ba 1 a. Jlxg5, 'i!'d6, y
el centro del tablero. las posibilidades de las negras son preferibles,
dada la mejor coordinación de sus tropas.
b) 1 4. ét'ixe5!? (este sacrificio de pieza tal
vez sea más prometedor) , Jixe5 1 5. Jixh6,
s ea ( 1 5 . . . . , Jlg7? ! 1 6. Jlxg7, �xg7 1 7.
e3) 1 6. h5!, con delirantes complicaciones.
1 3. hS?!, . . .
E n esta partida, este peón, decididamente,
desempeña el papel de una mala influencia
para las blancas, que, tras estar a punto de
realizar sus ambiciosos planes, equivocan el
camino. Una vez más, la línea poco conven­
cional 1 3. ét'ixe5 ! , Jixe5 1 4. Jixh6 les daría
un auténtico ataque:
a) 14 . . . . , Jlg7? 1 5. h5.
b) 1 4 . . . . , s ha 1 5. Jlg5, f6 ( 1 5 . . . . , 'i!'fa
En sus rasgos generales, ya se distingue el 1 6. h5) 1 6. s c5, \ilfa ( 1 6 . . . . , txg5 1 7. s xe5,
conflicto: sus símbolos concretos son el caba­ � g7 1 a. s xg5) 1 7. s xe5, txe5 1 a. Jif6.
llo de d4 y el peón de h4. La posición de este c) 1 4 . . . . , s ea 1 5. Jlg5 ( 1 5. h5, g5 1 6.
último obliga a las blancas a continuar el ata­ Jlxg5, f6) , f6 ( 1 5 . . . . , 'i!'d7 1 6. h5) 1 6. f4, fxg5
que que han empezado. 1 7. fxe5, � g7 1 a. hxg5.
1 1 . ét'ie4, . . . 1 3 . . . , gS!
.

Sería ilógico proseguir con 1 1 . 'i!'d2, c6. En Eliminar la tensión con 13 . . . . , ét'ixf3+ 1 4.
otras circunstancias, las blancas estarían en­ Jixf3, g5 habría sido más cauto, pero las ne­
cantadas con impedir que el adversario enro­ gras no temen la captura en g5 -y es evidente
case, pero ahora mismo quieren que el rey que tienen razón-.
negro vaya a ga de inmediato. 1 4. éiJfxgS+, hxgS (D)
1 1 . . . , 0-0
.

Un paso audaz, encontrándose con el peli­


gro de frente. Comparemos esta posición con
la que examinamos en el comentario a la juga­
da 9 de las blancas. Debido a la interpolación
de h4 y . . . , h6, 1 1 . . . . , c6 es un tanto más fuer-
94 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

gable, puesto que 2 1 . M h6, f6 22. ii,xf6+,


M Xf6 23. 'iYg5, ii,g4! no es peligroso para
las negras). Entonces 2 1 . iÍi,h6, 1:!. e8 22.
iÍi, g7+ (22 . 'iYg5, l2\f5), <;t>xg7 23. h8'iY+!
permite al nefasto peón «h» coronar su carre­
ra con brillantez, pero después de 23. . . . ,
M xh8 24. 'iYg5+, 'i:j'g6 25. 'iYxe5+, 'iVf6 26.
'iYxf6+, <J;;> xf6 27. l::!, xh8, l2\ xe2! 28. @ xe2,
iÍi, g4+ 29. f3, ii, xf3+ y 30. . . . , l::!. xh8 las
blancas tendrían que trabajar duro para hacer
tablas.
Desconcertado, el primer jugador busca otra
manera de desarrollar el ataque, pero no hace
sino dañar su propia posición.
1 5. h6?!, . . . 1 s . . . . , ii,f6 1 6. C2\xf6+, �xf6 1 7. M hS?!,
Error que tiene s u explicación . La línea indi­
cada es 1 5. l2\ xg5+, <;t>g8 ( 1 5 . . . . , <;t> h8 1 6. De todas formas era mejor probar 1 7.
ii,xd4, exd4 1 7. �f4) 1 6. l2\e4!? (D) -si las M XC7, 'iYd6, y ahora no 1 8. ii,e4+, <;t> h8 1 9.
blancas invierten el orden de jugadas con 1 6. ii,xg5 (o 1 9. ii,xd4, 'iYxc7 20. ii,c5, M g8
h6, iÍi,f6 1 7. l2\e4, además de 1 7 . . . . , l2\ e6 o 21 . h7, M g7 22. ii,f8, f5) 1 9 . . . . , f5 20. ii,e7,
1 7 . . . . , c6 han de examinar 1 7 . . . . , ii,e7 1 8. �xc7 2 1 . iÍi,xf8, iÍi,e6, sino 1 8. 'iYc3!?, C2\e6
h7+, <;t> h8 1 9. iÍi, h6, iÍi,g4-. 1 9. M C5.
17 . . . . , c6 1 8. M XQS, M QB
Aqu í las negras ofrecieron unas tablas que
las blancas no podían rehusar.
1'2-1'2
En retrospectiva, de nuevo podemos criti­
car que se eligiese 9. h4 como una decisión
que no era fruto de la necesidad y, en parte ,
iba contra el sentido común, pero en ese ca­
so deberíamos decir lo mismo de 1 1 . . . . , 0-0.
No seamos extremistas; sería absu rdo juzgar
toda la diversidad del ajedrez desde el único
punto de vista de la lógica racional, así que
reconozcamos, sencillamente, que incluso
los planes tácticos y estratégicos más inge­
niosos que idea el jugador tal vez no se co­
Las negras pueden defenderse de dos ma­ rrespondan con las exigencias reales de la
neras: posición .
a) 1 6 . . . . , l2\ e6 1 7. h6, iÍi,f6 1 8. l2\ xf6+,
'iYxf6. Aquí las blancas tienen muchas conti­ Taimánov-Fischer
nuaciones entre las que elegir (p. ej. , 1 9. M h5, Candidatos (3), Vancouver, 1 971
1 9. g4 o 1 9. 'iYc3) y suficiente compensación Defensa India de Rey [E97]
posicional.
b) Du rante la partida me preocupaba mu­ 1 . d4, l2\f6 2. c4, g6 3. l2\ c3, ii,g7 4. e4,
cho más 1 6 . . . . , c6! 1 7. h6, iÍi,f6 1 8. l2\ xf6+, d6 5. l2\f3, 0-0 6. ii,e2, es 7. o-o, l2\ c6 8. dS,
'iYxf6 1 9. h7+ (o 1 9. ii,g5 enseguida) , \t> h8 l2\e7 (D)
20. iÍi,g5, �e6 (20 . . . . , 'iYd6 también es ju-
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S T RAT É G I C A 95

10 . . . . , f5 (D)

Una posición corriente de la Defensa India


de Rey. Las continuaciones principales, 9.
tZ'le1 y 9. tZ'ld2 (así como 9. a4 y 9. i.,g5, que 1 1 . 'li' b3, .
. .

ya conocemos) , van ligadas, por lógica, a or­ Si se juega 1 1 . t¿jgs enseguida, después de
ganizar la ofensiva por el flanco de dama. Esa 1 1 . . . . , h6 1 2. tZ'l e6, i.,xe6 1 3. dxe6, c6 ( 1 3.
estrategia puede llamarse la «normal » en este . . . , 'li'c8 es más débil , pero 1 3 . . . . , f4! ? es in­
sistema de apertura; al adoptarla, las blancas teresante) 1 4. 'li'b3 ( 1 4. exf5, tZ'l xf5), t¿jc?,
consideran un mal necesario el contrajuego las negras capturan el peón de e6 con el caba­
negro con . . . , f5. llo y están bien .
La valoración que hacen las blancas de la si­ Quizá por esa razón, Taimánov había ju­
tuación se modifica un tanto cuando se les gado en la primera partida del encuentro 1 1 .
ocurre que también ellas pueden hacer uso del exf5, gxf5 1 2. t¿jgs, accediendo a reducir de
futuro avance de peón de las negras llevando manera notable su influencia en el centro. La
a cabo la maniobra t¿j g5-e6. Teniendo esto partida continuó con 1 2 . . . . , h6 1 3. t¿j e6,
presente, incluso están dispuestas a animar i.,xe6 1 4. dxe6, 'iVc8 ( 1 4 . . . . , c6? ! 1 5. i., hS)
un poco al adversario. Esta clase de proyecto y ahora, en lugar de 1 5. 1!i'b3, c6 1 6. i., h5,
se ha realizado más a menudo mediante 9. b4, 'iVxe6 1 7. 'iVxb7, t¿jf6 1 8. i.,e2, .M fb8, otra
t¿j h5 1 0. g3, f5 1 1 . t¿jg5, variante que experi­ l ínea que merece atención es 1 5. t¿j dS, 'iVxe6
menta una revitalización hoy en día gracias a 1 6. 'ijlb3. En esta posición, las negras pueden
que se ha sustituido satisfactoriamente 1 O . defenderse con 1 6 . . . . , .M b8, preferible a 1 6.
.l::i, e1 por 1 0. g3. . . . , b6, que debilita el flanco de dama.
9. i.,d2, . . . Prácticamente, la diferencia principal entre
Las blancas se ponen a ejecutar otro plan 1 1 . exf5 y 1 1 . 'iVb3 es que con esta última ju­
basado en la misma idea. gada las blancas quieren provocar . . . , b6 al
9 , t¿jeS 10 . .l::i, c1 , . . .
. . . . principio. Sin embargo, costará trasponer a la
S e h a jugado 1 O . b4, f5 1 1 . 'li'b3, t¿j f6 1 2. posición que se produce después de 1 6. . . . ,
exf5, gxf5 1 3. c5, 'it> h8, pero la combinación b6 en la línea que acabamos de examinar.
de i.,d2 y b4 no es lo bastante eficaz. A fin de 1 1 . . . . , b6! (D)
no desperdiciar un importante tiempo mientras Esto parece lo más fuerte, aunque la ame­
se espera la inevitable 1 O . . . . , f5, las blancas naza 1 2. es también pod ía pararse mediante
tienen que encontrar jugadas que tengan un 1 1 . . . . , 'it>h8 (sugerencia de Tal); a modo de
doble propósito. De momento, no se compro­ ejemplo, 1 2. exf5 ( 1 2. t¿jgS!?), gxf5 1 3. t¿jgS,
meten a nada y están listas para volver a un h6 ( 1 3 . . . . , c6 1 4. i., h5) 1 4. t¿j e6, i., xe6
esquema habitual como t¿je1 -d3. 1 5. dxe6, c6 1 6. 'ijlxb7, t¿j c? 1 7. t¿jd5!?, cxd5
96 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

1 8. i.,as, ;Q, c8 1 9. c5 conduce a juego incierto. 1 8. i., h5 no es tan clara) 1 8. c5, @ h8 1 9.


cxb6, cxb6 (o incluso 1 9 . . . . , axb6).
Estas variantes nos permiten sacar una
conclusión no demasiado optimista sobre la
estrategia de apertura que han adoptado las
blancas. Al organizar el viaje del caballo a e6
y realizarlo, su juego va perdiendo poco a po­
co su sólida base posicional , y el bando blan­
co se ve obligado a confiar en la «pura»
energ ía de las piezas, que, llegado el mo­
mento, no se emplea de manera adecuada.
Tal como va la partida, por una i ronía del
destino, esta misma situación se repetirá pron­
to en una versión que es menos agradable to­
davía para las blancas.
1 4. f4, . . .
1 2. exfS, gxfS 1 3. lZJgS, . . . D e nuevo, l a acción blanca -la captura e n f5
D e nuevo se pone e n movimiento e l meca­ en conjunción con la contraofensiva f4- se
nismo de ataque, pero esta vez el adversario ajusta a las normas de la I ndia de Rey, lo que
no acaba de comprenderlo. no puede decirse de la jugada . . ., b6.
1 3 . . . . , lZJ f6? ! 14 . . . . , h6 (D)
Lo más ilógico; la réplica temática es 1 3 . . . . , Las negras tienen que jugar esto de todos
h6 1 4. lZJ e6, i.,xe6 1 5. dxe6, después de la modos, aunque solamente sea porque desde
cual las negras tienen dos maneras de captu­ el punto de vista posicional 1 4. . . . , e4 1 5.
rar el peón de e6: lZJ d 1 , h6 1 6. lZJh3 no sería bueno para ellas
a) En primer lugar, ahora que se ha enviado (Taimánov) .
la dama blanca a b3, la maniobra i., h5-f7 es
menos peligrosa, así que las negras pueden
jugar 1 5 . . . . , c6 1 6. i.,h5 ( 1 6. f4, lZJc7) , ;Q, f6!?
1 7. i.,f7+, @ h8 1 8. f4, lZJc7.
b) En segundo lugar, desde luego, debería­
mos examinar 1 5 . . . . , ¡ves 1 6. lZJd5, ¡vxe6,
que da una posición que hemos visto en el co­
mentario a la jugada 1 1 de las blancas. Puede
seguir:
b1 ) 1 7. ¡vh3, a la que lo más sencillo es res­
ponder 1 7 . . . . , c6 1 8. lZJxe7+, ¡vxe7 1 9.
i.,xh6, i.,xh6 20. ¡vxh6, g f6.
b2) 1 7. lZJxe7+, ¡vxe7 1 8. c5+, @ h8 1 9.
cxd6, lZJ xd6 20. ;Q, c6, ;Q, ad8 2 1 . ;Q, fc1 ,
;Q, d7. Esta posición ocurriría más tarde en al­
gunas partidas. Con 22. ¡vh3, las blancas 1 5. fxeS, . . .
consiguen mantener cierta presión, pero en el E l caballo dispone ahora d e bastantes casi­
curso de las jugadas precedentes llaman la llas para irse ( 1 5 . lZJf3, 1 5. lZJh3 o 1 5. lZJ e6
atención algunas alternativas de las negras: después de todo) . Sin embargo, no tiene la
1 8 . . . . , @ h7, 1 9 . . . . , cxd6 y 20 . . . . , ¡vf7. intención de irse. El cambio de peones preli­
b3) 1 7. i.,f3 (otra tentativa de jugar de modo minar resulta ser el preludio de la sigu iente
activo) 1 7 . . . . , ;Q, d8 (la alternativa 1 7 . . . . , e4 variante larga (aunque no del todo forzada).
3 . P L A N I F I C A C I Ó N E S TRAT É G I C A 97

1 5. . . . , dxe5 1 6. c5?1, . . . ha llegado el momento de probar la eficacia


Inicio d e grandes complicaciones tácticas. de sus esfuerzos. Sin embargo, es precisa­
En aviación , el punto de no retorno es el mo­ mente aqu í donde se topan con un mu ro de
mento crítico en el que, al despegar, el avión ladrillos.
ya no puede retroceder y se ve obligado a La continuación obvia y lógica es 20. �h3,
volar hasta el próximo aeródromo. Taimánov y el adversario no tiene más que dos defen­
pasa este punto sin el menor titubeo, obran­ sas . La primera es d u dosa: 20 . . . . , ti:J f6
do según el principio de que el fin justifica 2 1 . i.,c3, f4 22. °iVh4, j, b? (las neg ras no
los medios. Las blancas necesitan abrir l í­ triu nfan con 22 . . . . , �e8 23 . l:t xc7, ti:J d5
neas para atacar; en consecuencia, de su 24 . .th5 ni 22 . . . . , V/!ie7 23. tt:'i f3) 23. I! e6!
centro de peones pronto no quedará más (mejor que 23. n d 1 ' V/!ie7 24. 1:t e6, V/!ic5+
que el recuerdo. 25. @ h 1 en vista de 25 . . . . , .1l ae8) , y ahora
1 6 . . . . , tl\fxd51 la variante 23 . . . . , @g8 24. ll xe5, hxg5
Esta captura es más fuerte que 1 6 . . . . , hxg5 25. n xg5 les viene de perlas a las blancas .
1 7. d6+, @ h8 (1 7 . . . . , @ h7) 1 8. dxe7, V/!ixe7, No obstante, si a 20. °iYh3 se responde
aunque eso también es aceptabilísimo. 20 . . . . , l:t f6! , es difícil alimentar el ataq ue
1 7. tl\xd5, tl\xd5 1 8. cxb6, . . . blanco incluso con 2 1 . i.c4 (O), la jugada
Preparando e l espectacular golpe que sigue. más fuerte.
1 8. . . . , axb6
En este punto, 1 8 . . . . , hxg5 1 9. bxc7 ( 1 9.
i_xg5, V/!id6 20. b7, i.xb7 21 . V/!ixb7, n ab8
22. V/!ic6 es menos convincente) 1 9 . . . . , °iVd6
20. j, b4, V/!ib6+ 21 . @ h 1 , j,e6 22 . .i,xt8 re­
sulta malo para las negras (Géller) .
1 9. l::i, c6! , ...
¡ Muy bonital Ahora 1 9 . . . . , hxg5 no puede
jugarse en vista de 20. i_c4, @ h8 2 1 .
,i.xd5, g4 22 . .i,b4! No queda más que una
jugada:
19 . . . . , @ h8 (O)

El cl ímax del conflicto. Las negras pierden


con 2 1 . . . . , !:t, xc6? 22. tl\f7+, @h7 23.
tl\xd8, !:t. xc4 debido a 24. i. xh6! (indicada
por Taimánov; 24. tl\f7, @ g6 25. tt:'i xe5+
también es bueno). Por otra parte, si no ce­
den a la tentación de sacrificar la dama, pue­
den salir de todos sus apu ros sin esforzarse
mucho. Inesperadamente, resulta que 21 . . . . ,
�e? o 21 . . . . , 'iYe8 serían suficientes para
asegurar la igualdad , pero una jugada más
fuerte es 21 . . . . , f4, natural, después de la
cual son las blancas las que afrontan graves
Una de las posiciones más famosas de la problemas:
historia del ajedrez. Las blancas han hecho a) 22. 'iff3 es una tentativa de mantener la
todo lo posible para alcanzar al rey negro, y menguante iniciativa del primer jugador. Enton-
98 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

ces, lo más probable es que las nuevas compli­ 20 . . . . , i., b7?!


caciones que surgen luego de 22 . . . . , i., b7 23. Obsequiando inesperadamente a las blan­
� xf6, l¿jxt6 24. l¿jf7+, @h7 25. i.,d3+!, cas con una buena oportunidad para salvarse
@g8 26. 'iVxb7, �d4+ 27. .l:í f2 conduzcan a que no habrían tenido en caso de 20 . . . . , f4
las tablas (Kaspárov). Sin embargo, 22 . . . . , 21 . li d1 , i., b7 22. i., b5, e4! 23. i.,c3, i.,xc6
hxg5 23. tr xt6 (23. °iVh5+, @g8 24. l:t xt6, 24. i.,xg7+ (24. i.,xc6, l¿J xc3 25. l:t xd8,
i.,xt6 25. �g6+, i.,g7 26. °iVc6, l:i b8) 23. .l::i. axd8), @xg7 25. i.,xc6, ,U a5 .
. . . , i.,g4!? (mejor que 23 . . . . , i.,xt6 24. i.,xd5) 21 . l:t g6?!, . . .
deja a las negras llevando la voz cantante: 24. Desde luego, debería haberse jugado 2 1 .
'iVxg4, l¿jxf6 25. °iVh3+, lb h7 26. i.,c3, e4 o 1::i, xh6+, i.,xh6 22. i.,xh6 sin vacilar lo más
24. � h6+, i.,xh6 25. 'iVxg4, l¿jf6. m ínimo.
b) Con 22. � xf6, las blancas intentan salir 21 . . . . , l¿j f4
de la batalla sufriendo el menor daño posible. También aqu í merecía atención 2 1 . . . . , f4.
Consiguen restablecer el equilibrio de material, Las negras confían en el dominio que ejercen
pero las negras siguen estando mejor: 22 . . . . , sus piezas.
i.,xh3 23. l¿jf7+, @ h7 24. l¿jxd8, i.,xf6 (más 22. i., xf4, exf4 (D)
fuerte que 24 . . . . , l¿j xt6 25. l¿jc6, l¿Je4 26.
i.,d3) 25. l¿jc6, i.,e6 26. li e1 , b5! (26 . . . . ,
@g7) 27. i., b3 (27. i.,d3+, @g7 28. a3, e4
29. i.,xe4, i.,xb2) 27 . . . . , ,U a6 28. l¿Jxe5,
l¿je3 (Kaspárov).
Puede imaginarse la decepción de las blan­
cas. Contaban con dar mate, ganar una u otra
de las piezas enemigas o dar jaque perpetuo
por lo menos. ¡ En vez de eso, se han visto
obligadas a inspeccionar una maraña de va­
riantes que, además, no les promete nada
bueno!
20. l¿j f3?, . . . (D)
A pesar de todo lo que se ha dicho, las blan­
cas no deberían haberse abstenido de jugar
20. �h3. Ahora el peón suplementario y la Al no tener ni un solo bastión en el centro,
ventaja posicional de las negras cobran ense­ las blancas están sentenciadas. Pueden jugar
guida importancia decisiva. 23. i.,c4, planteando la amenaza l¿j g5 en al­
gunas l íneas, pero esto parece una melancóli­
ca parodia de su antiguo ataque.
23. l:t d1 , � e7 24. l:t e6, � es+ 25. @f1 ,
lI fdB 26. l:t xdB+, l:t xde
Y las negras ganaron (O - 1 , 42 jugadas).
Todo ajedrecista se dedica a planear una
estrategia durante la fase de la apertura con
independencia de que piense en algo n uevo
por su cuenta o emplee senci llamente va­
riantes teóricas ya p reparadas. Tiene entre
lo que eleg i r, pero no debe olvidar que toda
estrategia de apertura no cobra fuerza más
que si descansa en unos cimientos posicio­
nales sólidos.
4 . E STR U CT U RAS
DE APE RT U RA
Hay que anunciar los productos,
ya que no hay mucha diferencia
entre ellos.
Objetivos de publicidad de Foster

Muchos libros actuales de teoría tienen títu­ P. H. Nielsen-Kariakin


los como « Derrote . . . » o « Gane con . . » (lléne­
.
Hastings, 2002-2003
se el espacio vacío con el nombre de la Gambito de Dama [D20]
apertura) . El hecho de que hasta ahora no ha­
ya títulos del tipo « Cómo derrotar a los que 1 . d4, d5 2. c4, dxc4 3. e4, . . . (D)
quieren derrotar . . » debería considerarse una
.

lamentable omisión. Los estudios sobre lo que


he llamado el segundo nivel de complejidad
(véase la página 8) son más apropiados para
entender las peculiaridades de la lucha en la
apertura, en la que, al fin y al cabo, son dos los
bandos que participan, no uno.

4. 1 . El problema
de nuestra propia elección

En las aperturas hay dos formas corrientes


de clasificación . Una de ellas identifica una lí­
nea por las primeras jugadas de la partida; la Las blancas rechazan la moderada conti­
otra identifica las situaciones típicas que sur­ nuación 3. t¿jf3, t¿jf6 4. e3, e6 5. i,xc4, c5
gen una vez que se han hecho esas jugadas. -el sistema básico, clásico, del Gambito de
El primer método es más sencillo y es propicio Dama Aceptado-, y ocupan todo el centro con
para memorizar y conservar la información. El los peones, lo que, desde luego, exige inme­
segundo ayuda a pensar con más precisión a diatamente una reacción apropiada del adver­
la hora de decidir un plan estratégico, dado sario.
que en la mayoría de las aperturas más o me­ Las negras pueden comenzar las indispen­
nos respetables hay diversas posibilidades in­ sables contramedidas con cualquiera de las ju-
teresantes para seguir el juego. gadas siguientes: 3 . . . ., e5, 3 . . . ., c5, 3 . . . . ,
t¿jf6, 3 . . . . , l¿j c6 o 3 . . . . , b5. Esta última n o es
popular, pero las demás se han probado con
intensidad en la práctica y conducen a situa­
ciones estratégicas muy divergentes.
3 . . . , c5
.
1 00 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Antes esta jugada se hacía con la idea de in­


tentar igualar poco a poco después de 4. d5,
e6 5. ii,xc4 (5. tt:Jc3, exd5) , tLlf6 6. tt:Jc3,
exd5 7. tLlxd5, tt:Jxd5 8. ii,xd5, ii,e7, pero
ahora las negras piensan en algo de todo pun­
to distinto.
4. d5, tLl f6 5. tt:J c3, b5
Una contraofensiva que viene a ser una ma­
nera concreta de luchar por el centro. A la
amenaza e5 se le opone otra amenaza: . . . , b4.
De aquí en adelante, el juego complejo, en el
que se intercalan lances tácticos en abun­
dancia, gira en torno a estos dos avances de
peón. En el p resente momento, 6. e5 , b4
7. exf6, bxc3 8. bxc3, tLld7 (8 . . . . , exf6, senci­ Una posición crítica, importante para evaluar
lla, también es jugable) 9. 'iYa4, exf6 no pro­ 6 . . . . , ii,a6 y, posiblemente, toda la variante
mete a las blancas nada en particular. de 5 . . . . , b5. Aunque aquí predomina la táctica,
6. JÍi, f4, . . . la posición del diagrama contiene un factor de
S e saca e l alfil y a l mismo tiempo se previe- rotundo carácter estratégico: al cambiar su alfil
ne 6 . . . . , b4 en vista de 7. tLl b5. En caso de de dama, las blancas controlan menos las ca­
6 . . . . , a6? ! 7. e5, b4 8. exf6, bxc3 9. bxc3, sillas negras, y el segundo jugador puede in­
tLld7 1 0. 'iYa4, el hecho de que las negras, tentar explotar esta circunstancia a fin de crear
en esencia, hayan perdido un tiempo estable­ contrajuego.
ce una diferencia importante al valorar su po­ 8 . . . . , bxc3 (?)
sición. Después de esto, las negras no consiguen
6 . . . . , JÍi, a6 coordinar las piezas. Ante todo, deberían acti­
Una jugada que parece menos «excén­ var la dama con 8 . . . . , �xb8!? 9. 'iYa4+,
trica» es 6 . . . . , �a5, después de la cual pue­ tLl d7. En caso de 1 0. tLl d 1 , JÍi, b5 1 1 . 'iYc2,
den s u rg i r compl icaciones entretenidas de c3, ambos bandos tienen sus oportunidades,
7. e5, tt:J e4 8. tt:Je2, tt:J a6! 9. f3, tLl b4. Sin pero tampoco luego de 1 O. 'iVxa6, bxc3 (D) es
embargo, las blancas tienen una réplica más tan fácil señalar una manera clara de que las
prometedora en 7. JÍi,d2; a modo de ejemplo: blancas obtengan ventaja:
7 . . . . , b4 8. e5, bxc3 (8 . . . . , tt:Jg4 9 . e6, ctJf6
1 O. ii, xc4! es peligroso para las negras ;
Van Wely-Azmaiparashvi l i , Olimpiada de Es­
tambul, 2000) 9. ii,xc3, 'iVa6 1 0. exf6, exf6
1 1 . tLlf3 (o bien 1 1 . b3) .
7. ctJf3!?, . . .
D e nuevo, las blancas conservan l a sereni­
dad y se contienen; 7. e5, b4 8. exf6 (o bien 8.
e6, 'iYa5), bxc3 9. bxc3, gxf6 tendría conse­
cuencias poco claras, como antes. El potencial
oculto de las negras lo demuestra la variante
1 O. .l::l, b1 ( 1 0. g3 es mejor) , JÍi,g7 ( 1 0. . . . ,
�a5 tampoco es mala) 1 1 . 'iYg4, 'iYxd5!, co­
mo en Jálifman-Ponomariov, Copa de Europa
de Clubes, Neum, 2000.
7. . . . , b4 8. ii,xb8, . . . (D) a) 1 1 . ii,xc4, cxb2 1 2 . .l::l, b1 , �b4+.
4 . E S T R U C T U R A S D E A P E RT U R A 101

b) 1 1 . b3! ? , �f4 (no 1 1 . . . . , cxb3? 1 2 . sitan apresu rarse con 1 4. it b3, dado q u e el
axb3) 1 2. �xc4 ( 1 2 . itxc4, �xe4+ 1 3. rey negro no tiene donde ir; 1 4. 0-0 es, por lo
@f1 , c2) , g5. tanto, más sencilla.
c) 1 1 . bxc3, �b2 1 2. ,i::i. d 1 , �xc3+ 1 3. 1 4. ,i::í. xb2, . . .
t¿j d2, g6 1 4. itxc4 ( 1 4. �xc4, itg7), it h6 Perfectamente válida, pero u n método más
1 5. itb5, 0-0 1 6. itxd7, ,i::i. ab8 1 7. @e2, incisivo es 1 4. t¿j e5, �f5 1 5. f4, t¿j c3 ( 1 5 . . . . ,
,i::i. b2 1 8. �d3, �a5. t¿j d6 1 6. �a4+, @da 1 7. o-o) 1 6. itd3,
9. �a4+, �d7 �xf4 1 7. �xc3 (Ward).
Las negras no pueden trasponer a las líneas 14 . . . . , �b7 (D)
que se acaban de citar, puesto que a 9 . . . . ,
t¿jd7 se contesta 1 0. ite5.
1 0. �xa6, cxb2 1 1 . ,i::í. b1 , ,i::í. xb8 1 2.
itxc4!, . . .
Sin caer e n l a tentación d e jugar 1 2. t¿j e5,
ya que después de 12 . . . . , �el ( 1 2 . . . . , �d6
es asimismo posible, pero no 12 . . . . , �b7 o
1 2 . . . . , �b5 en vista de 1 3. ,i::í. xb2) 1 3. �a4+,
t¿jd? 1 4. t¿jxc4, g6 las negras están bien si­
tuadas. Al final, al atenerse a la estrategia de
desarrollar las piezas a toda velocidad, las
blancas tienen un éxito redondo en la apertura.
1 2 . . . . , ,i::i. b6
1 2 . . . . , t¿jxe4 no sirve debido a 1 3. tb e5,
�b7 1 4. ,i::i. xb2, temático. Más astuta es 1 2.
. . . , ,i::í. b4 (a 1 3. a3 se contesta 1 3 . . . . , ,i::i. b6) , 1 S . .i::i. xb6, �xb6
aunque después de 1 3. it b3 a las negras les O bien 1 5 . . . . , axb6 1 6. �a4+, @d8 1 7. 0-0.
sería difícil defenderse de un ataque directo. La situación de las negras es penosa, y el su­
1 3. �a3, . (D)
. . plicio cesará muy pronto.
1 6. o-o, f6 1 7. �a4+, @ dS 1 8. d6, es
Esto pierde en el acto, pero no hay otra cosa
que dé esperanzas.
1 9. iteS, �b7 20. �as+, 1 - o
El arriesgado método de juego que implica 5 .
. . . , b5 demuestra una manera posible que tiene
el segundo jugador de plantear las aperturas.
Las propias negras luchaban por la iniciativa y
no tenían la intención de concederla al adversa­
rio; de lo contrario, las habríamos visto jugar una
variante completamente distinta. La vieja discu­
sión sobre qué estrategia de apertura en con­
creto es mejor adoptar con negras, una activa o
una más moderada, carece de sentido desde un
punto de vista práctico. Al ajedrecista siempre le
1 3 . . . . , t2Jxe4?! conviene tener la posibilidad de elegir: algunos
La última equ ivocación en posición difícil : sistemas de apertura, por definición, están desti­
capturar e l peón fracasa como antes. U n a le­ nados a producir una lucha compleja y posicio­
ve mejora es 1 3 . . . . , �b7, con idea de 1 4. nalmente en desequilibrio, mientras que otros
itb3, e6. Sin embargo, las blancas no nece- pretenden, ante todo, obtener la igualdad.
1 02 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Anand-Shírov Se ha llevado a cabo el programa obligatorio


Wijk aan Zee, 2004 de la apertura. Con las jugadas siguientes, las
Defensa Petrov [C42] blancas comienzan operaciones activas.
8. 1::í. e1 , . . .
1 . e4, es 2. t¿jf3, t¿jf6 3. l¿jxes, d6 4. t¿jf3, S i se tiene l a intención d e situar l a torre en
l¿jxe4 5. d4, dS e1 , es lógico hacerlo enseguida. Otra posibili­
En variantes cuya finalidad principal es i r dad es 8. c4, c6 9. iYc2.
pacificando poco a poco al adversario, las ne­ 8 . . . . , i.,fS
gras, en general , establecen una sólida es­ 8 . . . . , 1::í. e8 9. c4, c6 es otra l ínea que se ha
tructura de peones, pero al mismo tiempo, desarrollado con detalle.
por lo común, conceden espacio al rival de 9. c4, c6 1 O. cxdS, . . .
manera voluntaria. Como ejemplo podemos Esto conduce a un juego más o menos for­
tomar una l ínea bastante popular de la Defen­ zado. Después de 1 0. iYc2, l¿jd? ( 1 0 . . . . ,
sa Francesa: 1 . e4, e6 2. d4, d5 3. l¿j c3, i.,g6), las negras no tienen dificultades. Tam­
dxe4 (o 3 . . . . , l¿jf6 4. i.,g5, dxe4) . En la De­ bién solventan con acierto sus problemas de
fensa Petrov a las blancas ni siquiera se les apertura en caso de 1 0. iYb3, l¿j a6 (en
garantiza tanto, y, después de la mutua liqui­ Adams-Morozévich, Wijk aan Zee, 2005, se
dación de los peones centrales, la única arma continuó con 1 0 . . . . , iYd7 1 1 . l¿j c3, l¿j xc3 1 2.
de apertura que tiene el primer jugador es i.,xf5, 'iVxf5 1 3. bxc3, b6 1 4. cxd5, cxd5 1 5.
una in iciativa dirigida contra los puntos e4 y 'iVb5, VJt/d7 1 6. a4, y las blancas manten ían
d5. En su tentativa de obtener al menos una cierta presión) 1 1 . cxd5, cxd5 1 2. l¿j c3, i_e6
m ínima ventaja, las blancas se ven obligadas 1 3. a3, l¿jc?. Por último, luego de 1 0. l¿j c3,
a obrar con mucha energ ía; no es de extra­ l¿jxc3 1 1 . bxc3, i.,xd3 1 2. 'iVxd3, una posibi­
ñar, pues, que en una posición en apariencia lidad es 1 2 . . . . , l¿jd? 1 3. cxd5, cxd5, que tras­
tranquila estallen con frecuencia encarniza­ pone a la partida que estamos examinando; en
das batallas tácticas. vez de eso, sin embargo, las negras suelen ju­
6. i.,d3, i.,d6 gar 1 2 . . . . , dxc4 1 3. iYxc4, l¿jd? y logran re­
Una manera alternativa de desarrollar el alfil sultados de lo más satisfactorios.
es 6 . . . . , i.,e?, o 6 . . . . , l¿jc6 7. 0-0, i.,e?; du­ 1 0 . . . . , cxd5 1 1 . l¿jc3, l¿jxc3
rante muchos años, las controversias teóricas Poco sentido tiene 1 1 . . . . , i., b4 1 2. l¿j xe4,
en esa l ínea se han concentrado en las posi­ i_xe4 ( 1 2 . . . . , i_xe1 es todavía peor en vista
ciones que surgen de 8. c4, l¿j b4 9. i_e2. de 1 3. l¿j eg5, i.,xf2+ 1 4. @xf2) 1 3. i_xe4
7. 0-0, 0-0 (D) ( 1 3 . .a_ xe4, dxe4 1 4. i_xe4 es menos com­
prensible) , i_xe1 1 4. i.,xh7+, @xh7 1 5.
l¿j g5+, @ g6, y ahora es buena la sencilla ju­
gada 1 6. iYxe1 , puesto que la incómoda posi­
ción que ocupa el rey negro le augura toda
clase de conflictos.
1 2. bxc3, i.,xd3 1 3. iYxd3, . . . (D)
4 . E S T R U C T U R A S D E A P E RT U RA 103

Al provocar los cambios, las blancas han ga­ El ataque con la ayuda del peón «g» no pa­
nado un tiempo y se preparan para jugar rece demasiado convincente, pero puede con­
t2Jg5. Por cierto, amenazan atacar los peones siderarse la conclusión lógica de la operación
de d5 y b7. Por ahora, los defectos de su es­ que comenzaron las blancas en la jugada 1 O.
tructura de peones no revisten gran importan­ 1 7 . . . . , VJ/id7
cia. Lo más seguro, aunque otra l ínea interesan­
1 3 . . . . , tl'id7 te es 1 7 . . . . , VJ/if6 1 8. gxh5, � fe8 1 9. ll xe8+,
A fin de responder a 1 4. S b1 1 4 . . . . , VJ/ic7. ti. xe8 20. tl'if3, VJ/ih8, con juego incierto. La
Lo mejor que pueden hacer las negras es se­ Petrov ha vuelto a superar la prueba de soli­
guir desarrollándose. Más dificultades les dez.
aguardarían después de 1 3. . . . , !:í:. e8 1 4. 1 8. gxhS, VJ/ixh3?!
j_g5 ( 1 4. l:!, xe8+, VJ/ixe8 1 5. l:!, b1 ) , l:!, xe 1 + Este cambio natu ral de las damas es una
1 5. l:!, xe1 , VJ/id? 1 6. tl'ie5. inexactitud que abre nuevas expectativas al
1 4. VJVts, tl'i b6 bando blanco. La opción más sencilla e ra
Mejor que 1 4 . . . . , tl'if6 1 5. Jlg5, 'iVc8 en 1 8 . . . . , ti. aes 1 9. l:!, xe8, n xe8 20. VJ/ixd7,
vista de 1 6. tl'i h4; Caprifichi-Ortenzi, partida tl'ixd7 21 . hxg6, .U e1 + 22. � g2, fxg6, y aun­
por correspondencia, 1 985. que las negras tienen un peón menos, su posi­
1 5. tZJgS, g6 1 6. VJ/ih3, . . . ción no es peor.
Tras desviar e l caballo negro del flanco de 1 9. tl'ixh3, .�.tea
rey, las blancas provocan ahora un debilita­ Capturar en h5 habría resultado una signifi­
miento allí; utilizan sus últimos recursos para cativa pérdida de tiempo: 1 9 . . . . , gxh5 20.
mantener su iniciativa de apertura. j_f4, l:i, fd8 (20 . . . . , .íl a3 2 1 . l::i. ab1 , ,U ac8
1 6 . . . . , hS 1 7. g4, . . . (D) 22. t!, b3, tl'ic4 23. t!, xb7) 21 . � h 1 ! , y las ne­
gras están en peligro a causa de las activas
piezas blancas (Anand).
20. j_f4, Jlxt4 21 . tl'ixf4, gS
El quid de la defensa, pero las negras no lo­
gran obtener la plena igualdad.
22. tl'i h3, . . .
La única manera; todo l o demás es comple­
tamente inofensivo.
22 . . . . , tl'ia4 (D)
1 04 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

23. l:!. ac1 !, . . . 25. . . . , @g7?!


Con esta sutil jugada, que apoya d e modo Debería haberse limitado la movilidad del
transitorio el peón de c3, las blancas quieren caballo blanco con 25 . . . . , f6. Entonces:
que el adversario les conceda la columna cce» . a) 26. f3, .l::, ta (26 . . . . , tt:Jxa2 27. tt::l f2, f5
23 . . , I:l:. xe1 +
. . 2a. tt::l h3, a5) 27. ll xb7, l:t. f7, con igualdad.
El juego simple que realizan las negras les b) 26. f4, tll e4! 27. t¿jf2, tll xf2 2a. @xf2,
crea más dificultades. Está claro que deberían � ca 29. fxg5, fxg5 30 . .l:!. xb7, .l:!. c2+ 31 .
haber optado por 23 . . . . , @g7, más astuta. @g3, � xa2, y el final debería ser tablas.
Después de 24. tt:Jxg5 (24. � xea, � xea 25. Estas variantes las indicó Anand. Recomen­
tt:Jxg5, I,I ca), !I xe1 + 25 . .t:! xe1 , tt::l xc3 26. dó en su lugar 26. h6, pero luego de 26 . . . . , b5
ll e?, @f6 27. � c7, @xg5 2a. l:t xc3, las 27. f4, tll e4 (Juzman) esta jugada tampoco
blancas no han hecho grandes conquistas parece peligrosa.
(Anand) . 26. l::i. c7!, tt::l e2+
24. I;t xe1 , . . . Anand da 26 . . . . , tl:lxa2 27. t2J xg5, @ h6
La lucha e n e l final cobra un carácter un 2a. tt::l xf7+, @ xh5 29. tl:l e5, b5 30. f4 o 26.
tanto más agudo, y es de esperar que las ac­ . . . , g4 27. tt:J g5, tll e2+ 2a. @f1 , tl:l xd4 29.
ciones unidas de las piezas blancas contra el tt::l xf7 como favorables para las blancas. De
rey enemigo tengan más peso que las con­ todas formas, las negras habrían hecho mejor
quistas de las negras en el flanco de dama. eligiendo la segunda de estas líneas.
La posición del segundo jugador es perfec­ 27. @ f1 , tll xd4 28. t2J xg5, @ h6
tamente defendible, pero en este estadio no Si 2a . . . . , @f6, hay 29. f4. La posición del
es tan fácil seleccionar las jugadas. A modo bando negro también sería difícil después de
de ejemplo, en la variante 24 . . . . , g4 25. tt::l f4 2a . . . . , � ha 29. l:I xf7+, @ h6 30. tt::l h3,
(25. tt:J g5, f6 26. tll e6, � ea 27. � e3, @ xh5 31 . tt::l f4+, @g5 32. tll x d5, � xh2 33.
tl:l xc3) , tll xc3 26. � e5 sería arriesgado � xb7.
continuar con 26 . . . . , tl:lxa2 27. tl:lxd5, a5 29. tll xf7+, @ xh5 30 .l:t. xb7, . . .
.

2a. t¿jf6+, @g7 29. tt:J xg4, t¿jc3 30. h6+; Las blancas tienen ventaja decisiva (1 O, -

por otra parte, 26 . . . ., l:t da 27. � e7, � d6 56 jugadas).


es satisfactorio. Con la jugada que hacen, La Defensa Petrov es una apertura en la
las negras todavía no cometen una equivoca­ que hay que estar muy especializado, y eso es
ción grave, aunque permiten penetrar a la to­ precisamente lo que constituye su principal
rre enemiga. ventaja desde el punto de vista de las negras.
24. . . , t2Jxc3 25. n e7, . . . (D)
. En general, las aperturas llamadas «abiertas»
-a excepción de la Ruy López- no obsequian
4 . E S T R U C T U R A S D E A P E RT U R A 1 05

a sus seguidores con una gran variedad de 5. 'iVc2, . . .


posibilidades estratégicas, pero esa variedad Esta vez son las blancas las que declaran
aumenta de manera sensible cuando los ju­ con franqueza sus preferencias: no pretenden
gadores se abstienen de hacer 1 . e4, e5. La proseguir la controversia teórica que seguiría a
abundancia de variantes que dimanan de es­ 5. §lg5, h6. Están preparadas para llevar la
tructuras complejas de apertura aporta más batalla de la apertura a un territorio que en
sustancia a la partida y da margen a ambos aquel entonces estaba poco explorado.
bandos para maniobrar con flexibilidad. 5 . . . . , 0-0
El relajamiento del control sobre d4 ha dado
Eingorn-Vaganián al bando negro la oportunidad de contraatacar
Sochi, 1 986 enseguida en el centro. En otra partida que
Gambito de Dama [D37] disputaron los mismos jugadores dos años
después, las neg ras hicieron con decisión
1 . d4, d5 2. c4, e6 3. tZ::l c 3, §le7 5 . . . . , c5 6. dxc5, d4, pero en el presente caso
Mostrando que las negras desean conducir no aceptan el reto. Cuentan con explotar la ju­
la lucha por una de las ramas del Gambito de gada de dama, un tanto prematura, poste­
Dama clásico. En este caso había razones pa­ riormente.
ra esperar que empleasen la Variante Tartako­ 6. cxd5, . . .
wer: 3 . . . . , t¿jf6 4. §lg5, §le7 5. e3, h6 6. Las blancas vuelven a l a idea d e cambiar
§l h4, 0-0 7. t¿jf3, b6. Con el orden de jugadas peones, rechazando la l ínea de doble filo 6.
elegido, las negras excluyen con destreza la §lg5, h6 7. §lxf6, §lxf6 8. 0-0-0, que se ofre­
transición a la Variante del Cambio mediante cía como arreglo estratégico.
3 . . . . , t¿jf6 4. cxd5, exd5 5. §lg5. En su lugar, 6 . . . . , t¿jxd5
invitan al adversario a sustitui rla por la línea 4. La Variante del Cambio del Gambito de Da­
cxd5, exd5 5. §lf4, c6 6. e3, j¿f5 7. g4. ma no sucederá. Con respecto a esto, merece
4. t¿jf3, t¿jf6 (D) la pena señalar que después de 6 . . . . , exd5 7.
§lg5, c6 8. e3 la ausencia del alfil blanco de
d3 permitiría al bando negro jugar 8 . . . . , tZ::l e4
(en vez de 8 . . . . , tZ::l bd7 9. §ld3, ll e8), con
buenas posibilidades de igualar. La captura del
peón de d5 con el caballo supone el fin de un
conflicto de intereses y el comienzo de otro,
dado que las dos partes negociadoras todavía
tienen que llegar a un acuerdo sobre el mode­
lo definitivo de la posición.
7. g3, . . .
Sería ilógico jugar 7 . e4, t¿j xc3 8 . bxc3, c5.
Las blancas tienen que elegir entre varios es­
quemas posibles de desarrollo. Surgiría una
variante del tema catalán a partir de 7. §ld2,
t¿j d7 8. g3, t¿j b4 9. �b1 (9. �d1 ) , c5, mien­
La importancia de interpolar las jugadas . . . , tras que luego de 7. a3, t¿j xc3 8. bxc3, c5 9.
§le7 y t¿jf3 es que como respuesta a 5. cxd5, e3 llegamos a algo que se parece al Sistema
exd5 6. §lg5 las negras pueden jugar 6 . . . . , c6 Petrosián de la Defensa I ndia de Dama.
7. °iVc2, g6, amenazando sacar el alfil a f5. La 7 . . . , t¿jxc3
.

tentativa blanca de obtener ventaja con 8. e4, Los problemas que 7 . . . . , t¿j c6 plantea a las
dxe4 9. §lxf6, §lxf6 1 O. 'iVxe4+ es poco con­ blancas son más concretos; el sacrificio de
vincente. peón 8. §lg2, t¿jdb4 9. �b3, tZ::l xd4 1 0. tZ::l xd4,
1 06 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

�xd4, Korchnói-Beliavski , Fráncfort (ajedrez Superficial; 1 5. j,e3!?, Jtxe3 1 6. fxe3 es


rápido), 1 998, no es del todo correcto, pero 8. mucho más interesante.
a3, sencilla, merece atención. 1 5 . . . . , jyxf5?!
8. bxc3, c5 (D) Esto aumenta sensiblemente las dificultades
de las negras, mientras que 1 5 . . . . , exf5 no de­
ja a las blancas más que con una m ínima ven­
taja.
1 6. �e2, . . .
Las blancas prefieren mantener las damas
en el tablero; 1 6. V/J{xf5, exf5 1 7. M b1 tampo­
co es malo.
1 6 . . . . , j,d7 1 7. j,e3, Jtxe3 1 8. �xe3,
.l::!, ad8 (D)
La decisión de mantener el peón en e6 con­
duce a una posición pasiva que las negras sa­
ben que es inferior. De todos modos, después
de 1 8 . . . . , e5 1 9. l:!, ab 1 , ,U ab8 están de lo
más inseguras.

Las negras suponen, de manera bastante


razonable, que con esta configuración de peo­
nes las blancas estarían mejor si tuviesen la
dama aún en d1 y el alfil ya en g2. El primer ju­
gador opina lo mismo y, por lo tanto, ni siquie­
ra intenta mantener el centro de peones.
9. j,92, tLlc6
A 9 . . . . , cxd4 se respondería 1 O. tLl xd4.
1 0. dxc5!?, Jtxc5 1 1 . 0-0, . . .
Por fin se h a fijado l a forma d e l a posición.
Nada nuevo bajo el sol ; imagine las jugadas 1 .
t¿jf3, t¿jf6 2. c4, c5 3. tLl c3, e6 4. g3, d5 5.
cxd5, tLlxd5 6. j,g2, t¿jc6 7. 0-0, j,e7 8. d4,
0-0 y entonces 9. dxc5, t¿jxc3 1 0. bxc3, j,xc5
1 1 . �c2. Esta línea proporciona la genealogía 1 9. l:!, ad1 , . . .
de la posición de nuestra partida, y sin embar­ Sencilla y bastante buena, aunque 1 9. tLl h4,
go las ideas que se ven en la posición recuer­ 'iVf6 20. f4 es objetivamente más fuerte.
dan otras ramas de la Inglesa. 19 . . . . , j,cB 20. t¿j d4, t¿jxd4 21 . cxd4, b6
Da la impresión de que los resultados finales 22 . .l::!. fe1 , M f7 23 . .l::!, d2, .l::!, c7
de la apertura no acaban de gustar a las ne­ Está claro que a la torre le interesa la co­
gras; en todo caso, el bando negro comienza a lumna «C» ; sin embargo, al ponerla ahí se de­
descarriarse. La profiláctica 1 1 . . . . , h6, para no bilita la defensa del rey, que es un asunto
debilitar el flanco de rey, parece aquí la jugada más importante. El distinto g rado de impor­
más sensata. Las blancas sostendrían enton­ tancia que tienen estos dos factores estraté­
ces su iniciativa con 1 2 . .U b1 . gicos muestra sus efectos negativos en la
1 1 . . . . , V/J{e7 1 2. t¿j g5, f5 1 3. e4, h6 jugada siguiente.
O bien 1 3 . . . . , e5 1 4. exf5, j,xf5 1 5. tLl e4 24. h4, <J.; h8 (?) (D)
( 1 5. j,e4) .
1 4. tLl f3, �f6 1 5. exf5, . . .
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U R A 1 07

4.2. Variantes secundarias


El desarrollo de la teoría ajedrecística viene
a ser la búsqueda de nuevas posiciones pro­
blemáticas de apertura. Las variantes a ellas
asociadas se ponen de moda; despiertan un
vivo interés o, por lo menos, atraen la aten­
ción. La competición es muy intensa; una vez
que una variante deja de ser «problemática » ,
cae d e los primeros puestos en las listas teó­
ricas. No todas las l íneas de apertu ra pueden
tomar parte en esta peculiar contienda, ni mu­
cho menos; hay algunas que están práctica­
mente predestinadas a desempeñar un papel
De lo más incauta, pero 24 . . . . , M c4 tampo­ de segundo orden .
co es satisfactoria en vista de 25. d5, exd5 26.
VJ/ie7, M d7 27. �e8+, c;i?h7 28. h5. Em. Lasker-Botvínnik
25. d5, exd5 26. M xd5, �f8 27. �f4, . . . Nottingham, 1 936
La operación condicionante que han empe­ Defensa Grünfeld [D91 ]
zado las blancas conduce a desequilibrio de
material si no a algo más. 1 . d4, tbf6 2. c4, g6 3. tb c3, d5 4. tbf3,
27 . . . . , M Cd7 28. M Xd7, i,xd7 29. VJ!jc7, i,g7 5. i,g5, lbe4 6. cxd5, tbxg5 7.
i,g4 tLJxg5, e6 8. tbf3, . . .
29 . . . . , i,f5, ocupando la importante diago­ Una l ínea más ambiciosa, pero arriesgada,
nal b1 -h7, era un poco mejor. Habría permitido es 8. �d2, exd5 (o bien 8 . . . . , h6 9. tb h3,
seguir resistiendo con un peón menos. exd5 1 0. 'ij'e3+) 9. �e3+, <;.t>f8 1 0. �f4,
30. �xa7, M d2 31 . �xb6, M xa2 32. i,f6 1 1 . h4. En esta partida, las blancas no
M e4, . . . buscan aventuras y optan, sencillamente, por
Y las blancas ganaron con u n ataque directo retirar el caballo. Han consentido en cambiar el
(1 - O, 38 jugadas). alfil nada más que a fin de establecer una for­
Del vasto número de aperturas y variantes mación de peones característica.
concretas que poseen contenido original , el 8 . . . . , exd5 (D)
ajedrecista emplea pocas en la práctica. La
selección que realiza, por lo común, atañe a
su repertorio de aperturas, aunque me pare­
ce a mí que la expresión «sistema de coorde­
nadas de apertura» sería más apropiada.
Cuanto más y mejor se complementan entre
sí los diversos elementos de este sistema,
mayor es la segu ridad con la que el jugador
puede solucionar los problemas globales de
estrategia que afronta desde el principio de
cada nueva partida.
1 08 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Valoremos el potencial estratégico que tie­ Una inexactitud d e gran trascendencia. Se­
ne la posición del primer jugador. El plan co­ ría más lógico jugar 1 3. tll e1 o 1 3. b4, sin
rriente del ataque de minorías en el flanco de comprometer la torre de antemano. Mientras
dama es, desde luego, posible aquí, pero las las blancas pierden tiempo, las negras dispo­
perspectivas que ofrece son , como de cos­ nen las piezas con más eficacia y pronto esta­
tumbre, bastante oscu ras; por otra parte, el rán listas para apoderarse de la iniciativa.
bando blanco no controla bien las casillas ne­ 1 3 . . . . , tll d 7 1 4. tll e 1 , tll b6 1 5. tll d 3,
gras, lo que facilita el contrajuego del adver­ l':í, ad8 (D)
sario. En general , esta evaluación no da
mucho pie a que las blancas sean optimistas,
y es difícil modificarla aunque les conceda­
mos unas circunstancias iniciales más agra­
dables. Compárese la posición del diagrama
con la que surge de 1 . d4, d5 2. c4, e6 3.
tll f3, tll f6 4. j,g5, h6 5. j,xf6, iYxf6 6.
tll c 3, c6 7. e3, tll d7 8. a3, g6 9 . b4, j,g7
1 O. cxd5, exd5. En esta posición del Gambito
de Dama, en la que las ideas se parecen a
las de la presente partida, las negras se han
visto obligadas a emplear tiempos en las ju­
gadas superfluas . . . , h6 y . . . , iYf6, y sin em­
bargo a las blancas aún les va a costar lograr
resultados positivos.
9. e3, . . . Inesperadamente, las blancas tienen una di­
A veces se ve 9 . b4 directa. E l segundo ju­ fícil elección que hacer. ¿ Deberían intentar se­
gador no tiene la intención de obstaculizar es­ guir adelante con algún tipo de actividad
te avance y prefiere, sencillamente, proseguir después de todo o adoptar útiles medidas pro­
el desarrollo. Más tarde, planea empezar sus filácticas ( 1 6. b3 o 1 6. l':í, e1 )?
propias operaciones activas en el flanco de 1 6. tll c 5, . . .
rey, y, gracias al apoyo del alfil de casillas ne­ Cuestionable decisión , ya que l o mejor que
gras, su ataque de minorías puede resultar puede hacer este caballo es quedarse donde
más peligroso que el de las blancas. estaba.
9 . . . . , 0-0 1 0. j,e2, c6 1 1 . 0-0, . . . 1 6 . . . . , j,cB 1 7. b4, . . .
O , s i no, 1 1 . b4, planteando por fin sus exi­ I ncitando, e n sentido literal , a las negras a
gencias territoriales. Entonces 1 1 . . . . , a5 1 2. ocupar c4. El peligro que supone un caballo
b5, c5 (bastante mejor que 1 2 . . . . , a4 1 3. 0-0, asentado en esta casilla lo atestigua 1 7. a4,
'if'a5 1 4. l':í, c1 ) conduciría a una movida lu­ tll c4 1 8. b3, tll xe3! 1 9. fxe3, 'if'xe3+ 20.
cha. � h 1 , 'if'xd4, y el alfil de g7 se ha liberado y
11 . . . . , 1W/e7 es amo y señor de la situación. De nuevo, 1 7.
Otras posibilidades son 1 1 . . . . , 'if'd6, 1 1 . . . . , b3 merecía estudio.
j,g4 y 1 1 . . . . , j,e6 1 2. b4, tll d7. En general, 17 . . . . , tll c4 1 8. tll b1 ?!, . . .
la pregunta de qué orden de jugadas es más Demasiado pasiva; debería haberse jugado
exacto para las negras no tiene aquí especial 1 8. a4. En cuanto a medidas precautorias, ha­
importancia. De momento, ambos bandos es­ bría sido mejor pensar en ellas en la jugada
tán maniobrando y tienen posiciones muy sóli­ anterior.
das. En todas las l íneas recién mencionadas, 1 8 . . . . , b6 1 9. tll b3, . . . (D)
la posición está más o menos igualada.
1 2. a3, j,e6 1 3. l':í, c1 ? !, . . .
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U R A 1 09

¿ Por qué no jugar 25. a4 por fin? Podría se­


guir (p. ej.) 25 . . . . , l:!. de8 26. axb5, cxb5 27.
lli b 1 , a6 28. tll c3 o 25 . . . ., a6 26. axb5, axb5
27. �c2, l:!, de8 28. �c3.
25 . . . . , l:!. des (D)

1 9 . . . . , .i,a6?!
El juego de las negras hasta aquí ha sido de
lo más lógico, pero ahora está claro que se
desvían de la senda correcta. En primer lugar,
hay otra jugada de alfil más fuerte: 1 9. . . . ,
.i,e6 habría puesto en un brete a las blancas
(20. tll 3d2, c5 no es bueno para ellas) . En se­ Casi salta a la vista que está a punto de se­
gundo lugar, 1 9 . . . . , b5, sencilla, seguida de guir . . . , f5. A las blancas no les inquieta esto en
empezar una ofensiva de peones en el flanco absoluto; tienen fe en sus recursos defensivos
de rey, parece fuerte. Entonces, la debilidad y se atienen con serenidad a su táctica de es­
táctica del peón de e3 ya no sería un factor en pera.
potencia, sino que sería relevante continua­ 26. 'iYc1 , . . .
mente en la batalla estratégica. Como antes, 26. a4 e s bastante buena:
20. l:!, e1 , . . . a) 26 . . . ., f5 27. axb5, cxb5 28. g3.
E s obvio que 20. tll 3d2 n o e s buena e n vis­ b) 26 . . . . , bxa4 27 . .i,xc4, dxc4 28. tll d2
ta de 20 . . . . , tll x e3. (28. tll a5).
20 . . . . , l:i. feS 21 . tll 1 d2, b5 22. l:!, a1 , . . . 26 . . . . , f5 27. tll d 3, . . .
Las blancas siguen sin tener prisa. 22. tll c 5, E l caballo vuelve a retirarse d e c5, pero a
.i,c8 23. a4 directo era lo indicado. estas alturas probablemente ya era demasia­
22 . . . . , .i,cs 23 . .i,f1 , . . . do tarde para hacer 27. a4; podría seguir 27 .
Una vez que l a torre h a regresado a a1 , las . . . , bxa4 28. l:!. xa4 (28. .i,xc4, axb3 29.
blancas de nuevo tienen que contar con un sa­ .i,xb3, .i,xd4), tll b6 29. l:!. a2, f4.
crificio de caballo, aunque esta vez las conse­ 27 . . . . , g5
cuencias no serían tan funestas: 23. tll c 5, Renovando la amenaza . . . , f4, que 28. g3 no
tll xe3 24. fxe3, �xe3+ 25. c;;t> h 1 , .i,xd4 26. consigue parar: 28 . . . . , f4 (28 . . . . , .i, h6) 29 .
.i,d3, con juego incierto. gxf4 (29. exf4, l:!. xe1 30. tll xe 1 , gxf4) , �g6
23 . . . . , � d6 30. fxg5, �xg5+ 31 . @ h 1 , l:!. e6, y las negras
Antes de empezar a subir los peones, las tienen posibilidades de ataque aceptables.
negras se proponen doblar las torres en la co­ 28. �c3, f4
lumna «e» . Atacar enseguida con 23 . . . . , f5 24. Las negras se precipitan y, en consecuen­
g3, g5 25. �c2, �f6 habría sido más enérgi­ cia, no obtienen nada. Al desaparecer el princi­
co, ya que ahora las blancas tienen posibilida­ pal objeto de ataque, los problemas de las
des de contraatacar. blancas se reducen de manera considerable.
24. tll c5, l:!. e7 25. tll d b3, . . . El cambio de un par de torres disminuye el po-
1 10 P R E P A R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

tencial de ataque del segundo jugador, y apa­ Ahora la estructura de peones puede modi­
recen debilidades en su propia posición. ficarse cambiando el alfil por el caballo, lo
El bando negro podía haber intentado alcanzar que es característico de las más diversas
el punto e3 desde el flanco avanzando sus peo­ aperturas. A la contestación más obvia de las
nes «g» y «h»: 28 . . . . , h5!? 29. a4; entonces una blancas, 3. e4, se replica 3 . . . . , i{jf6 4. i{j c3,
idea es 29 . . . . , a6 30. axb5, axb5, con la intención e6, planeando 5 . . . ., d5, que es una idea po­
de seguir con . . ., h4 y . . ., g4-g3. La obstinada lí­ sicional sólida; posteriormente, las l íneas
nea 29 . . . . , h4 30. axb5, cxb5 también es intere­ concretas de la batalla cobrarán forma en va­
sante; se justifica en las variantes 31 . i{jdc5, g4 riantes como 5. h3, j, h5 6. �e2, c6 (6 . . . . ,
32. g3, hxg3 33. hxg3, Jih6 y 31 . t2l bc5, g4 32. a6) 7 . g4, Jlg6 8 . h4. De todos modos, la
i{jf4 (32. g3, hxg3 33. hxg3, i{jxe3), g3. Las pregunta sobre la conveniencia de la segun­
blancas, sin embargo, deberían jugar 31 . g3 di­ da jugada de las negras no es tan sencilla de
recta, con grandes complicaciones. contestar. El quid es que retirar el alfil a h5 no
29. exf4, gxf4 30. l::í. xe7, l::í. xe7 31 . a4, . . . siempre es deseable, ni mucho menos, y so­
Más vale tarde que nunca, aunque e n este lamente en determinadas circunstancias pue­
punto también merecía la pena estudiar 3 1 . de verse el cambio en f3 para doblar los
i{j dc5. La partida acabó en tablas (1/2-1'2 , 44 peones como una amenaza posicional plausi­
jugadas). ble. A modo de ejemplo, tomemos la conti­
En la variante de 6. cxd5 y 8. i{jf3, las blan­ nuación 3. g3, Jixf3 4. exf3; las blancas se
cas no muestran grandes ambiciones en la proponen avanzar el peón a d5, adqui riendo
apertura; simplemente quieren entrar en el me­ ventaja de espacio. Las negras suelen i mpe­
dio juego disponiendo de un plan estratégico a dirlo mediante 4 . . . . , e6 o 4 . . . . , d5 directa (en
largo plazo. Su sistema, en sí, como observó el espíritu de la variante 1 . d4, i{jf6 2. Jlg5,
Botvínnik, se levanta sobre una sólida base po­ d5 3. e3, g6 4. Jixf6, exf6 con los colores
sicional que puede adaptarse a una leve des­ cambiados y un tiempo menos) . Sin embar­
viación de la norma. Esta calidad de solidez es go, si las blancas se adelantan a esto asegu­
precisamente lo que escasea en muchas otras rándose el control de d5 de antemano, las
líneas de apertura de tipo más extravagante. negras necesitarán otra base estratégica pa­
ra su disposición de apertu ra, y no será fácil
Eingorn-Jansa encontrarla.
Hamburgo, 1 999 3. c4, i{jd7
Apertura del Peón de Dama [A41 ] Lo que se acaba de decir puede ilustrarlo la
variante 3 . . . . , j,xt3 4. exf3 ( 4. gxf3 abre un te­
1 . i{j f3, d6 2. d4, Jlg4 (D) ma de debate totalmente distinto) 4 . . . . , g6 (4 .
. . . , c6 5. i{jc3, i{jf6 6. d5) 5. i{j c3 (o 5. j,d3,
j,g? 6. 0-0, y entonces d5) 5 . . . ., j,g? 6. d5.
4. i{j c3, . . .
La ventaja d e l a pareja d e alfiles n o es u n fin
en sí mismo; a las blancas, por lo tanto, no les
atrae 4. �b3, l::í. b8 5. h3, j,xf3 6. 'iVxf3,
pues entonces van a la zaga en el desarrollo.
4 . . . . , es s. g3, . . .
Invitando a l adversario a que aclare sus in­
tenciones.
5 . . . . , j,xf3
Consecuente. Después de 5 . . . . , i{j gf6 6.
Jlg2, llegamos a una posición que tiene la
clásica estructura de peones de la I ndia de
4 . ESTRUCTURAS DE APERTURA 111

Rey, en la que sería muy deseable para el se­ 1 1 . . . . , �b6, 1 2. �d3, desplegando sin pro­
gundo jugador conservar el alfil de casillas blemas las piezas como se necesitaba.
blancas; por lo tanto, beneficia al bando blanco 1 0 . . . . , c6 1 1 . h3, . . .
que este alfil se cambie más tarde o, si no, se Los preparativos d e f4 parecen excesivos,
vea obligado a irse de la importante diagonal pero luego de 1 1 . f4, ll:J g4 1 2. JÍi,d2 ( 1 2.
h3-c8. JÍi,c1 !?), ll:J c5, las piezas negras se activarían
6. exf3, exd4 de repente.
Impidiendo el avance d5 por los medios más 1 1 . . . . , g e8
radicales. El avance . . . , d5 no se llevará a cabo sin do­
7. �xd4, ll:J gf6 8. JÍi, g2, JÍi, e7 9. 0-0, 0-0 lor. La simple variante 1 1 . . . . , ll'i b6 1 2. f4, d5
(D) 1 3. cxd5, ll:Jfxd5 1 4. ll'ixd5, ll:J xd5 1 5. JÍi,xd5,
�xd5 1 6. �xd5, cxd5 1 7. g ad 1 conduce de
manera ineludible a la pérdida de un peón y a
una desesperada lucha para hacer tablas en
un difícil final. Una línea más emprendedora es
1 1 . . . . , d5!? 1 2. cxd5, Jt c5, y aqu í:
a) 1 3. �d2? ! , Jtxe3 1 4. fxe3 ( 1 4. �xe3,
g e8), ll:Jxd5 1 5. ll:J xd5, ll'i b6.
b) 1 3. �d1 !?, Jtxe3 1 4. fxe3.
c) 1 3. �d3, ll:J e5 1 4. �e2, Jtxe3 1 5.
¡vxe3, ll:Jc4 1 6. �d4, cxd5 1 7. f4, con venta­
ja de las blancas.
Aunque la variante «C» sea la que menos
guste a las negras, aún habría sido mejor para
ellas que la continuación de la partida.
1 2. f4, dS (?)
Las negras han conseguido evitar que las Ahora que el alfil de g2, que estaba a la es­
encierren. Sin embargo, con esta configu­ pera, ha entrado en juego, este sacrificio de
ración de peones aún encuentran graves pro­ peón no tiene sentido; no hace más que atesti­
blemas. Sus caballos no tienen puestos guar la incapacidad de las negras de ver un
avanzados, y su mayoría de peones en el cen­ plan aceptable para conducir la partida posi­
tro tiene poca movilidad debido a la fuerte in­ cionalmente.
fluencia de que goza el alfil de g2. Hasta aquí, 1 3. cxdS, JÍi, cS 1 4. �d2, . . .
la ventaja de las blancas no es mucha, pero 1 4. �d3, Jtxe3 1 5. dxc6 ( o 1 5. fxe3 ense­
propende a ir aumentando poco a poco, y eso guida) , bxc6 1 6. fxe3, �b6 1 7. ll:J a4 parece
es lo más desagradable de la situación de las más fuerte todavía. El primer jugador no confía
negras. tanto en la ventaja de material como en el po­
1 0. JÍi, e3, . . . der del alfil de casillas blancas.
1 0. b3, c6 1 1 . JÍi, b2 también es bueno, aun­ 14 . . . . , Jtxe3 1 5. fxe3, . . . (D)
que las blancas tendrían que contar entonces
con una maniobra que es típica (otra vez) de la
India de Rey: el ataque a b3 por medio de . . . ,
�b6, . . . , ll:Jc5 y . . . , a5. El alfil se sitúa en e3
para que pueda ejercer influencia en ambos
flancos enseguida; de esta manera, las blan­
cas intentan obstaculizar toda tentativa de con­
trajuego. Con el mismo fin, probablemente
sería más exacto jugar 1 O. f4, c6 1 1 . h3, y si
1 12 P R E P A R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

Considerando la deprimente posición del ca­


ballo en b6, el resto, como se dice, debería ser
básicamente cuestión de técnica. Sin embar­
go, la técnica de las blancas se queda corta.
22. tí. cd1 (?), . . .
Juego indeciso, que deja escapar gran parte
de la ventaja. Después de 22. tí, td 1 (22.
l::l, c7, tí, xg3 23 . .l;;t xb7, tt::\ d 5 es menos cla­
ro) , las negras deben aceptar un cambio de to­
rres que les resultaría fatídico o, si no, j ugar
22. . . . , tí. de8 y permitir que las blancas se
pongan a «limpiar» el flanco de dama: 23.
tí. e?, z:\. xg3 24. tí, xb7, g5 25. �t2 .
22. . . . , 1::l, de8 2 3. .U f3, tí, 3e7 24. !:!. fd3,
1 5 . . . . , cxd5 c;t>f8
La variante 1 5 . . . . , tt::\ x d5 1 6. tt::\ x d5, tt::\ b 6 Pese a la grave metedu ra de pata de las
1 7. e4, cxd5 permitiría a las negras recobrar el blancas, la posición sigue siendo desagradabi­
peón, pero después de 1 8. e5 (mejor que 1 8. l ísima para las negras, ya que la diferencia de
exd5, tt::\ c4) es obvio que las blancas tienen tuerza entre las piezas es demasiado grande.
ventaja. 25. a4, a5 26. g4, tí. c7 27. z:I. d6, tt::\ c8
1 6. tt::\ x d5, tt::\ b6 1 7. tt::\ xf6+, �xf6 1 8. 28. .l:i, d7, ti, e7 29. ti, 7d5, . . .
tí, ac1 , . . . Y a l final las blancas s í consiguieron obtener
Lo más difícil es elegir entre varias continua­ la victoria (1 - O, 60 jugadas).
ciones buenas. La jugada de torre no es mala, El inconveniente estratégico de m uchos
pero 1 8. e4, 1 8. 'iVt2 o 1 8. b3 habrían sido sistemas de apertura en los que u n alfil sale
más lógicas todavía. a la palestra ya en la jugada 2 (uno de ellos
1 8 . . . . , ti, ad8 1 9. �f2, �e6 es la l ínea, bastante popular, 1 . d4, tt::\ f6
Como antes, las negras no deberían pensar 2. Jl g5) es que el orden natural de los acon­
en nivelar el material, sino en cómo complicar tecimientos se trastoca: en vez de que una
la partida. Deberían haber preterido 1 9 . . . . , pieza ocupe su puesto en consonancia con
tí, d3; de hecho, no tienen probabilidades de los dictados generales de la posición, la p ro­
salvarse en el final. pia posición com ienza a cobrar forma en es­
20. b3, �xe3 21 . iVxe3, M xe3 (D) tricta conformidad con la situación de esa
pieza. Por esta razón , como es bien sabido,
ni las blancas ni las negras deberían tener
mucha prisa por desarrollar los alfiles. Hay,
sin embargo, por lo menos una fasci nante
excepción a esta regla.
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U RA 1 13

Psajis-Krámnik nea o no en la práctica, sin embargo, tiene


Abierto de Alekhine, Moscú, 1 992 que probarse en variantes concretas a parti r
Apertura Inglesa [A2 1 ] del contragolpe que efectúan las blancas
con el caballo:
1 . c4, e s 2 . é¿J c3, i., b4 (D) 3. t¿j dS, . . .
U n a manera lóg ica y comprensible d e lu­
char por obtener ventaja en la apertura. La
répl ica 3. g3 no tiene i nterés aparte; las ne­
g ras conti núan con 3 . . . . , i.,xc3 o, senci­
l lamente, 3 . . . . , é¿Jf6, volviendo a la senda
de desarrollo acostumbrada. Después de 3.
V/lic2 también puede s u rg i r una conocida
posición teórica de 3 . . . . , é¿Jf6 4. é¿Jf3,
V/lie7 5 . e3 (o 5 . a3, i., xc3 6 . 'Yjlxc3, é¿J c6
7. e3) , i., xc3 6 . V/lixc3 , é¿J c6 7 . a3. En
B ronste i n - E i ngorn , Tal l i n , 1 980, las negras
jugaron 3 . . . . , c6 4. t¿jf3, d6 5. g3, t¿j f6 6 .
i.,g2, 0 - 0 7 . 0-0, l':i. e8 8 . a 3 , i., a 5 9 . d 3 ,
más débi l , que dio a las blancas la posición
más ag radable.
J ugada favorita del maestro ucraniano 3 . . . , i.,cs (D)
.

Víktor G u révich , que la hacía de continuo en La retirada más natural . Antes sol ía jugarse
la década de 1 970. El desarrollo temprano 3 . . . . , i.,a5 4. b4, c6 5. bxa5, cxd5 6. cxd5,
del alfil 1 . d4, d5 2 . c4, i.,f5* era otra de sus 'Yjlxa5, hasta que se estableció que la activi­
«tarjetas de visita » , pero estas dos extrava­ dad de las piezas negras no compensaba los
gantes variantes no tuvieron el m ismo desti­ defectos de la estructura de peones. Posterior­
no. La última se quedó donde estaba -en el mente se comenzó a buscar contrajuego en
patio trasero de la teoría ajedrecística-, otras variantes; una línea popular hasta hace
mientras que la primera se usaría ampl ia­ muy poco era 3 . . . . , i.,e7 4. d4, d6 5. e4, t¿jf6
mente muchos años después. En la posición (5 . . . . , éLic6 6. éLi e2} 6. éLixe7, V/lixe7 7. f3,
del diagrama, las blancas están obligadas a pero también aqu í parece que las blancas es­
pensar en serio en que les doblen los peo­ tán mejor; por regla general, su centro de peo­
nes mediante 3. é¿Jf3, i.,xc3; en contraste nes cuenta más que la ventaja de desarrollo
con el ejemplo anterior ( 1 . d4, d6 2. é¿Jf3, que tienen las negras.
i., g4) , las neg ras están listas para adaptar
su j uego a una de las posibles captu ras de
las blancas en c3 sin contravenir las estrate­
gias corrientes de la Apertu ra I nglesa. A ve­
ces, incl uso salen beneficiadas al retrasar el
desarrollo del caballo de g8. Esto da a 2 . . . . ,
i., b4 suficiente base posicional . Si es idó-

• Se encontrará un concienzudo análisis de esta l ínea en


el libro de Angus Dunnington Ataque con 1 . d4 (págs. 86-
91 ) . publicado por H ispano Europea en esta colección.
(N. del t.)
1 14 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

4. e3, . . .
Ordenar l a relación entre e l caballo y e l alfil
no debería impedir ver cuáles son las tareas
principales de la apertura: desarrollar las pie­
zas y luchar por el centro. Las negras han per­
dido un tiempo, pero con 4 . . . . , c6 quieren
ganar dos enseguida a cambio: uno de los fi­
nes de 4. e3 es tratar esto.
La agresiva jugada 4. b4 puede conducir a
una maraña de complicaciones después de 4 .
. . . , JÍld4 5. l:i, b1 , c6 6. e3, cxd5 7. exd4 -aun­
que 4 . . . . , JÍlf8 también es bastante buena, sin
perder de vista el peón de b4-. En cambio, 4.
l¿jf3 debe considerarse una alternativa más
sólida. Las negras tienen varias réplicas: 5. d4, . . .
a) 4 . . . . , e4? ! 5. l¿jg5, e3 6. d4, exf2+ 7. Intentar aplicar u n tratamiento posicional
�xf2, Jie7 8. e4 (8. lbxe7, VJ/ixe7 9. e4) fa­ tranquilo con 5. lb e2 promete poco a las blan­
vorece claramente a las blancas. cas en vista de 5 . . . . , c6 6. d4 (o 6. lb xf6+,
b) 4 . . . . , d6 5. d4, exd4 6. b4, JÍl b6 7. l¿j xb6 'iVxt6 7. d4, exd4 8. exd4, JÍl b6) 6 . . . . , exd4 7.
(7. l¿jxd4), axb6 8. VJ/ixd4 tampoco promete la exd4, Jie7 8. lb xe7, VJ/ixe7. Sin embargo, la
igualdad a las negras. otra manera de atacar el alfi l de c5 con un
c) 4 . . . . , c6 5. lbc3, VJ/ie7 (5 . . . . , d6) 6. e3, peón también merece estudio, aunque des­
d6 7. d4, exd4 8. lbxd4, y las blancas tienen pués de, por ejemplo, 5. b4, l¿j xd5 6. bxc5,
una mínima ventaja, que quizá sea lo máximo l¿jf6 7. d4, VJ/ie7 (7 . . . . , exd4 8. exd4, 0-0 es
que han podido lograr contra 3 . . . . , Jic5 hasta todavía más sencillo) 8. Ji e2, 0-0 9. l¿jf3,
la fecha. exd4 1 O. exd4, l:i, e8 las negras no tienen di­
. 4 . . , l¿jf6 (D)
. ficultades en la apertura. Con 1 1 . l:i, b 1 , b6
Ahora a 4. . . . , c6 puede responderse con 1 2. l:i. b3, bxc5 1 3. l:i. e3, todo lo que obtienen
energía 5. d4!?, que da una desagradable ini­ las blancas es suficiente compensación por el
ciativa a las blancas: 5. . . . , cxd5 6. dxc5, peón sacrificado.
'iVa5+ 7. JÍld2, VJ/ixc5 8. 'iYg4, g6 9. cxd5, 5 . . . . , l¿jxd5 6. cxd5, . . .
'iVxd5 1 O. Ji c4; Psajis-Sokolov, Calcídica, Esto hace inevitables las simplificaciones
1 992. De ahí que las negras no echen al caba­ que siguen. Lo interesante es que toda la
llo de d5 de inmediato, sino que antes tengan batalla de la apertu ra ha tenido lugar en el
la amabilidad de ofrecer cambiarlo. Con el mis­ brevísimo intervalo que va desde la jugada 3
mo fin también es jugable 4 . . . . , lb e7. hasta la 6 de las blancas, y ya pueden expo­
nerse sus resu ltados. Después de 6. dxc5 ,
lbf6 7. b4, 'iVe7 (7 . . . . , b6) 8. JÍl b2, 0-0 (8 . . . . ,
b6 9. 'iYf3) 9. l¿jf3 habría m ucho más por lo
que jugar.
6 . . . . , exd4 7. exd4, JÍl b4+ 8. JÍl d2, . . (D)
.
4 . E S T R U C T U R A S D E A P E RT U RA 1 15

Podemos ver, pues, que para determinar el


rango de cualquier l ínea teórica hay que exa­
minar no solamente sus virtudes y defectos
intrínsecos, sino también la posición que ocu­
pa en lo que he l lamado el «sistema de coor­
denadas de apertura » .

Wolf-Tarrasch
Karlsbad, 1 923
Apertura Española [C83]
1 . e4, es 2. lb f3, lb c6 3. it b5, a6 4. it a4,
lbt6 5. 0-0, lbxe4
La Variante Abierta es una tentativa radical
8 . . . . , itxd2+ de solucionar el problema del centro, que en la
Las negras no creen necesario complicar la Ruy López causa dolor de cabeza a las negras.
situación con 8 . . . . , V!f/e7+ 9. lbe2 (9. �e2, 6. d4, b5 7. it b3, d5 8. dxe5, ite6 9. c3,
0-0 1 0. �xe7, itxe7) , 0-0. ite7
9. �xd2, 0-0 Dentro de toda apertura compleja se esta­
La posición está aproximadamente iguala­ blece una jerarquía de l íneas principales y l í­
da. Ahora que han ocurrido algunos cambios, neas secundarias. Tenemos aquí una de las
la ventaja de espacio que poseen las blancas, posiciones claves de todo el sistema, en la que
en esencia, no es importante, y ambos bandos la teoría tradicionalmente ha concentrado la
tienen peones débiles. atención en 1 0. lb bd2, 0-0 1 1 . itc2, f5.
1 0. it c4, . . . 1 0 . .l::!, e1 , 0-0 1 1 . lbd4, . . .
Sobreproteger e l punto d 5 n o ayuda a soste­ Las blancas quieren verse las caras con el
ner la iniciativa. Si las blancas aún tienen pre­ caballo de e4. Las réplicas 1 1 . . . . , lb xd4, 1 1 .
tensiones, deberían preferi r 1 0. itd3, d6 ( 1 0. . . . , lb a5 y 1 1 . . . . , �ea no libran al bando ne­
. . . , c6 1 1 . lbe2) 1 1 . lbe2, lbd7 1 2. 0-0, lbf6 gro de dificultades; por otra parte, le aguarda
1 3. lbc3, seguido de 1 4. V!f/f4. la más desagradable conmoción en caso de
1 0 . . . . , d6 1 1 . lb e2, lbd7 1 2. 0-0, lbf6 1 1 . . . . , �d7?? 1 2. lb xe6 y 1 3 . .l::!, xe4. De ahí
1 3. lbc3, a6 que el sacrificio de pieza que sigue parezca de
A estas alturas son las negras las que inten­ lo más atractivo.
tan mantener algo de actividad, pero la partida 1 1 . . . . , lbxe5 1 2. f3, itd6 (D)
pronto concluye de manera pacífica.
1 4. b4, b5 1 5. it b3, it b7 1 6. a4, bxa4
1 7. .l::!, xa4, c6 1'2-1'2
Merece la pena mencionar que luego de 1 .
c4, e5 2. lbc3, it b4 3. lb d5 se ha empleado
en la práctica casi toda réplica imaginable, y
se ha encontrado una explicación lógica para
todas y cada una. No es la razón menos im­
portante de que exista un interés tan genuino
por 2 . . . . , it b4 el hecho de que muchas co­
sas dependen de cómo se valore en la actua­
lidad esta jugada: afecta al prestigio de los
sistemas 2. lb c3 y 2. g3 e incl uso -hasta
cierto punto- al de la propia Apertura Inglesa.
1 16 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

La Variante Breslau, que figuraba como un punto es 1 6. M f1 ! , pues el ataque que vienen
«éxito» en la teoría de aperturas de 1 9 1 3. En dirigiendo a gran escala entra entonces en un
opinión de Tarrasch, «da un ataque tan fuerte callejón sin salida. Esta vieja « i nnovación »
a las negras que difícilmente habrá alguien ocu rrió en una de las partidas de entrena­
que llevando blancas corra el riesgo de permi­ miento de Botvínnik, que permaneció inédita
tirla en una partida seria» . Junto con los análi­ durante mucho tiempo.
sis que lo apoyan, este juicio encontraría 16 . . . . , cxd4 1 7. �f2, �xg4?! (D)
cabida en todos los manuales de aperturas. Esto sigue por completo el espíritu de todo
De una inspección más detenida años más el juego precedente de las negras, pero de
tarde, sin embargo, resultó que el ataque, de manera objetiva, lamentablemente, su mejor
hecho, no es ni por asomo tan peligroso como opción en este estadio parece ser la prosaica
imaginó uno de sus inventores. variante 1 7 . . . . , �xf2+ 1 8. <;;t> xf2, tlJ d3+ 1 9.
1 3. fxe4, Jtg4 c;t>f1 , t¿jxe1 20. c;t>xe1 , dxc3 2 1 . tb xc3, dxe4,
1 3 . . . . , �h4. otra recomendación de Ta­ reconociendo la apremiante necesidad de lu­
rrasch, se probó en la partida, reciente en char por las tablas en el final .
comparación , Jaracz-Krasenkow, Cto. de Po­
lonia, Glogow, 200 1 . Cómo planeaban las ne­
gras contestar a 1 4. g3, �h3 1 5. itf4 o 1 5.
exd5 no se sabe, puesto que las blancas con­
tinuaron con la ineficaz línea 1 4. M f1 ? ! , t¿j g4
1 5. h3, �g3 1 6. hxg4, dxe4 1 7. t¿jf3? ! , exf3
1 8. M xf3, �h2+, después de la cual no pu­
dieron defenderse.
1 4. �d2, �h4 1 5. h3, c5
En una partida de los mismos jugadores dis­
putada un año antes se había examinado 1 5 .
. . . , itd7. Siguió 1 6. itxd5, c6 1 7. itb3, c5
1 8. t¿jf5, itxf5 1 9. exf5, t¿j d3 20. M e3, c4
2 1 . itc2, itc5 22. itxd3, cxd3 23. �f2,
�f6, y la lucha acabó en tablas (Wolf-Ta­
rrasch , Tepl itz-Schónau , 1 922) . Las negras 1 8. itd1 ?, . . .
también han probado 1 5 . . . . , M ae8, pero al fi­ Las blancas replican con u n craso error que
nal parece probable que las complicaciones tiene consecuencias muy graves. Están per­
resultantes siempre redundarán en beneficio diendo precioso tiempo. Al proteger f3, pueden
de las blancas. recobrar uno de los peones, pero pronto ten­
1 6. hxg4, . . . drán que ceder otro sin obtener espacio para
1 6. �f2?!, �xf2+ 1 7. c;t>xf2, cauteloso en respirar, puesto que al adversario le quedan
exceso, no soluciona los problemas de la de­ demasiadas posibilidades activas.
fensa y no hace más que entregar en balde Las blancas también fracasan con 1 8. �f5,
las conquistas materiales de las blancas: 1 7 . �h4, pues la dama tiene que volver ( 1 9.
. . . , itd7 1 8. t¿jf5, itxf5 1 9. exf5, t¿jd3+ 20. �f2). Sin embargo, mediante 1 8. �f4! consi­
c;t>f1 , t¿jxe1 2 1 . c;t>xe1 , M fe8+ (Collijn). Por guen perturbar la coordinación de las piezas
otra parte, no hay ninguna necesidad espe­ negras. Para demostrarlo, veamos una varian­
cial de criticar la jugada de la partida, puesto te bastante larga: 1 8 . . . . , �g6 ( 1 8 . . . . , �h5
que me parece que pod ía reforzarse el juego 1 9. cxd4} 1 9. �g5, t¿jd3 20. �xg6, hxg6 21 .
de las blancas más adelante. No obstante , M d 1 , tbxc1 , y ahora 22. it xd5! (más fuerte
señalaré que la jugada más desagradable que 22. M xc1 , itc5 23. c;t>f1 , dxe4 24. cxd4,
que tendrían que afrontar las negras en este itxd4 25. t¿j c3) 22 . . . . , tb e2+ 23. c;t>f2, dxc3
4 . ESTRUCTURAS D E APERTURA 1 17

24. bxc3, ll:Jg3 25. j,xa8, l:'í, xa8 26. �f3,


con ventaja decisiva.
1 8 . . . . , �g6 1 9. �xd4, j,c7!
Ahora el ataque sigue su cu rso con rapi­
dez y elegancia. Podría haber una alternati­
va en 1 9 . . . . , l:'í, ac8 20. j,e3 (20. b4, dxe4),
ll:Jc4, pero lo que eligen las neg ras es mu­
cho más convincente: dejan libre la columna
«d» para las torres y amenazan a la vez la
dama blanca.
20. j,e3, . . .
Ante 20. j,f4, puede aceptarse l a invitación
a ganar la dama enseguida (con 20 . . . . , j, b6
2 1 . j,xe5, j,xd4+ 22. j,xd4, dxe4 23. ll:Jd2,
f5) o, si no, hacer caso omiso de ella tranquila­ 25 . . . . , ll:Jxf2? !
mente con 20 . . . . , l:'í, fe8. En vez de cambiar el caballo por la torre, se­
20 . . . . , dxe4 21 . ll:Jd2, . . . (D) ría mucho más sencillo comenzar la agradable
persecución enseguida: 25. . . . , l:'í, cd8 26.
�b7, l:'í, f7, y todo ha terminado.
26. j,xt2, g fd8 27. �b7, �d6
Y ahora las negras dejan escapar la oportu­
nidad de jugar 27 . . . . , j,a5, con la continua­
ción 28. ll:J b3, l:'í, c7 29. ll:J xa5, l:'í, xb7 30.
ll:J xb7, l:'í, d2.
28. ll:Jt1 , l:'í, a8?!
Extraña jugada, cuando 28. . . . , l:'í, b8 29.
�a7, j, b6 (o 29 . . . . , f4) , poco complicado,
prácticamente habría obligado a capitular: 30.
�f7 (30. j,xb6, l:'í, xb6 3 1 . �f7, �c5+ 32.
� h 1 , l:'í, f6) 30 . . . . , j,xf2+ 3 1 . 'it> xf2, �b6+
es aplastante.
29. j, b3, g db8?
21 . . . . , f5 Y esto es una absoluta aberración : se ga­
En esencia, el resultado de la partida ya es­ rantiza la libertad a la desafortunada trotamun­
tá decidido. A las blancas les es dificilísimo dos, que acepta encantada este inesperado
maniobrar con las piezas, y su situación es de presente del destino. Aún no era demasiado
todo punto desesperada después de un par de tarde para jugar 29 . . . . , l:'í, ab8 30. �a7,
jugadas más. j, b6.
22. � c5, l:'í, aes 23. l:'í, f1 , . . . 30. �d5, . . .
Las blancas también están mal luego de Y l a posición es incierta ( O - 1 , 5 1 jugadas).
23. j,d4, ll:Jd3 24. �e7, j,g3. No tienen Ahora llegamos a la pregunta de la evalua-
ninguna idea constructiva en la que basar la ción global de 1 0. l:'í, e 1 , 0-0 1 1 . ll:J d4. No es
defensa. imposible que cambie el veredicto sobre la va­
23 . . . . , ll:Jd3 24. �d5+, . . . riante, pero las consecuencias de esta peque­
O bien 24. '\Jjjj a 7, �d6, ganando d e modo ña revolución no serán tan importantes en sí
rotundo. La dama blanca tiene que estar lista mismas. El quid es que si las blancas sol ían
para sacrificarse a fin de rescatar al rey. evitar esta l ínea para eludir las complicaciones
24 . . . . , � h8 25. l:'í, f2, . . . (O) que hay después de 1 1 . . . . , ll:J xe5, igualmente
1 18 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

nada hay que impida a las negras hacer eso Ahora son las negras las que tienen un pro­
mismo, aunque, desde luego, los verdaderos blema. Después de 9 . . . . , él:\xe4 1 0. dxe5,
partidarios de la Variante Abierta (y de 9 . . . . , il,e6 1 1 . él:\d4 estarán jugando el ataque de
il,e? en particular) seguirán teniendo que bus­ Tarrasch que acabamos de examinar en vez
car mejoras para el juego de las negras si no del Marshall, que es el que estaban a punto de
quieren conformarse con 1 O. . . . , él:\c5 1 1 . lanzar. Es comprensible que pueda parecerles
il,c2, il,g4, más modesto, en lugar de 1 0 . . . . , que esta sustitución no les da nada de pleno
0-0. valor en el estado actual de la teoría; sin em­
Todo lo que llevamos dicho no es suficiente bargo, desviarse con 9 . . . . , dxe4 no es bueno
para espolear a los analistas modernos a inte­ en vista de 1 0. él:\ xe5, il, b? 1 1 . él:\ d2. De to­
resarse de nuevo por controversias de apertu­ dos modos, en la posición del diagrama, quiso
ra que proceden de un pasado lejano, y es la suerte que existiera una manera más satis­
muy probable que la Variante Breslau hubiera factoria de desviarse.
seguido siendo un objeto semiolvidado del mu­ 9 . . . . , exd4 1 0. e5, él:\e4 1 1 . cxd4, . . .
seo de la teoría ajedrecística si no fuese prima E n ocasiones, las blancas toman con e l ca­
de otra l ínea de la Ruy López de mucha más ballo, pero al no estar el alfil negro en e6 eso no
actualidad. tiene sentido. Hace ya bastante tiempo que se
conoce la variante de la partida, pero mientras
Luther-Vajda que antes ningún bando le había otorgado mu­
Cto. de Rumanía por Equipos, Tusnad, 2005 cha importancia, en el presente momento se ha
Apertura Española [C89] convertido en objeto de gran investigación. Las
negras tienen que aportar pruebas concretas
1 . e4, e5 2. él:\ f3, él:\ c6 3. iL b5, a6 4. iL a4, de que las tentativas de obtener ventaja que
él:\f6 5. 0-0, il,e7 6 . .l::!: e1 , b5 7. il, b3, 0-0 realizan las blancas son baldías aquí.
8. c3, d5 11 . . . . , il,g4
Aquí está la línea que no ha perdido popula­ La contestación más natural , aunque 1 1 . . . . ,
ridad con el correr de los años y sigue siendo un il,f5, sencilla, no merece menos atención.
verdadero incordio para todo aquel que juega la 1 2. él:\c3, il,xf3
Ruy López con blancas. Como es bien sabido, Esto tampoco es obligatorio; 1 2 . . . . , él:\xc3
una de las posibles maneras de hacer frente a (no 1 2 . . . . , il, b4?! 1 3. él:\ xe4) 1 3. bxc3, �d7
un problema molesto es sustituirlo por otro que es jugable. Tras doblarse los peones surge una
sea más fácil de solucionar. Eso es lo que se situación de lo más confusa, pero las negras
proponen hacer las blancas a continuación. tienen que ponerse a la defensiva al instante.
9. d4, . . . (D) 1 3. gxf3, él:\xc3 1 4. bxc3, . . (D)
.
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U R A 1 19

El ataque al rey negro comenzará después l:!. f7 2 1 . cxd4, .U c8 22. Ji d3 se acordaron


de c;;t> h 1 y .k!, g 1 . De un modo u otro, las con­ las tablas. Habría sido arriesgado para las ne­
tramedidas que las negras deben tomar inclu­ gras jugar 20 . . . . , dxc3?! 2 1 . JÍlxf8, JÍlxf8 (o
yen . . . , f5, . . . , lZJ a5 y también, quizá, . . . , 21 . . . . , �xf8 22. �h3; entonces 22 . . . . , 1iYf7
\t> h8. Todas sus demás acciones deben medi­ 23. M Xg6! es malo para el bando negro) 22.
tarse con cuidado, ya que la ofensiva que se JÍlxfS, 1iYh4 (22 . . . . , .k!, a7!?) 23. Jixg6, hxg6
avecina es más peligrosa de lo que parece a 24. 1iYxg6, 1iYh7 2S. 1iYe6!
simple vista. e) 1 9. cxd4, �ca (una defensa más débil es
1 4 . . . . , f5 1 5. @h1 , @ hB 1 9 . . . . , ,S'. c8 20. JÍld3, �d7 [20 . . . . , lZJ c6 2 1 .
En Shírov-Bacrot, Cto. de Alemania por 1iYh3] 21 . �h3, 1iYe6 [a 2 1 . . . . , .k!, c3 o 21 . . . . ,
Equipos, 2003-2004, se continuó con 1 S . . . . , t¿j c6 se contestaría 22 . .J::i. xg7!] 22. JigS, y
l¿jaS 1 6 . .ki, g1 ( 1 6. Jic2 es más lógica), "iVd7 las blancas tienen las mejores oportunidades)
1 7. �e2, �e6 ( 1 7 . . . . , l¿jxb3 1 8. axb3, 1iYc6 20. JÍld3, 1iYe6 (20 . . . . , �c3 2 1 . Jie3, t¿j c4
es bastante bueno; o incluso 1 7 . . . . , �c6 en­ 22. M c 1 ) 2 1 . 'iVh3, lZJ c6 22. Jie3, l¿j b4 es
seguida) 1 8. JigS, y aquí las negras deberían incierto.
haber tomado por fin el alfil; después de 1 8. Analizar semejantes complicaciones nos
. . . , l¿j xb3 1 9. axb3 no debería preocuparles ayuda a tener una idea más adecuada de las
demasiado un subsiguiente b4. Un nuevo re­ posibilidades de que disponen ambos ban­
traso fue fatídico: 1 8 . . . . , c6? 1 9. Jic2, z:i. a7 dos. Es i mportante para las negras obtener
20. f4, c;;t> h8 (20 . . . . , es es relativamente me­ contrajuego a tiempo o fortalecer la defensa,
jor) 2 1 . "iVhS, Jia3 22 . .U g3, y la posición del pero la j ugada de caballo que acaban de ha­
segundo jugador ya no podía salvarse. cer no sirve ninguno de estos propósitos.
1 6 . .U g1 , l¿ja5 1 7. Jic2, . . . (D) 1 8. 1iYf1 !, JÍl h4
Esto fracasará, pero ya es difícil defenderse;
a modo de ejemplo, 1 8 . . . . , �d7 1 9. 1iYh3,
�e6 20. Jig5, ,U ae8 (20. . . . , Jia3 2 1 .
z:í, g4) 21 . .i:I g3, g6 22. ,U ag 1 , JixgS 23.
z:i. xgs, .U g8 24. �h6.
1 9. 1iYh3, JÍlxf2 20 . .u g5, g6
Después de 20 . . . . , lZJ e3 2 1 . Jixe3, Jixe3
22. JÍlxfS, h6 23. f4, Jixt4 24 . .U g2, las blan­
cas tienen un ataque victorioso.
21 . .i::i. xg6, �h4 22. �xh4, Jixh4 23.
z:i. c6, .U gB 24. JÍlxf5, .U afB 25. Ji e6, 1 O -

Que una variante sea secundaria no quiere


decir que sea necesariamente una de segun­
da categoría, cuyo estudio, en principio, sería
una pérdida de tiempo. Los j ugadores que in­
1 7 . . . . , l¿jc4? sisten en seleccionar sistemas de apertura
Perdiendo un tiempo. A modo de compara­ que satisfagan sus gustos tienen que apren­
ción, miremos 1 7 . . . . , es 1 8. �f1 !?, cxd4, y der a establecer esta distinción de inmediato,
ahora: mientras que para los demás es más sencillo
a) 1 9. �h3, dxc3 ( 1 9 . . . . , �d7 20. JigS!?) seguir siendo fieles a la moda: las continua­
20. JixfS, .U xfS 2 1 . �xfS, d4 no es bueno ciones que, si bien pocas veces, usan los
para las blancas. g randes maestros más señeros merecen
b) 1 9. �g2, g6 20. JÍl h6 ocurrió en la parti­ atención por definición.
da McShane-Almasi, Cto. de Alemania por
Equipos, 2003-2004, y después de 20 . . . . ,
1 20 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

con e5, que ahora puede jugarse con ganan­


4.3. Situaciones
cia de tiempo.
de apertura recurrentes 7. 0-0, ct:Jc6
Ya se amenazaba 8. e5. A modo de contra­
Variantes que en apariencia divergen a me­ medida, las negras planean responder . . . ,
nudo tienen mucho en común gracias a que ct:Jg4, atacando los puntos e5 y f2. Es por eso
las estructuras de peones son las mismas o por lo que de nuevo evitan enrocar en la juga­
muy parecidas. Lo que es todavía más intere­ da siguiente.
sante, sin embargo, es que pueden surgir si­ 8. �e2, . . .
tuaciones casi idénticas en aperturas de todo Otra jugada es 8 . a3, pero s i las blancas de­
punto diferentes. seasen tomar en d5, este es un buen momen­
to para hacerlo gracias a la posición del rey
Smagin-Eingorn negro: después de 8. exd5!?, exd5 (las varian­
Cta. de la URSS, Kiev, 1 986 tes 8 . . . . , ct:Jxd5 9. ct:Je4, j,e7 1 0. c4 y 8 . . . . ,
Defensa Francesa [C07] �xd5 9. �e2 también tienen sus deficien­
cias) 9. .l::l. e1 +, j,e6 1 0. CLJ b3, j, b6 1 1 .
1 . e4, e6 2. d4, d5 3. ct:Jd2, a6 4. ct:Jgf3, c5 j,e3, las negras afrontarían una lucha para
5. dxc5, j,xc5 6. j,d3, . . . (D) igualar que es normal en situaciones así.
8 . . . . , � c7 9. a3, . . . (D)

De momento, las blancas no tienen prisa por


fijar la configuración de peones; quieren com­ Al estar la dama situada en e2, esto debe
pletar el desarrollo antes de decidir el plan es­ verse como preparación del avance e5. Tam­
tratégico que seguirán. La réplica más común, bién puede jugarse 9. c3 con el mismo fin. En­
6 . . . . , ct:Je7 (o 6 . . . . , ct:Jc6 7. 0-0, ct:Jge7) les tonces, con 9 . . . . , 0-0 1 0. e5, ct:J g4? ! , incauto,
permite llevar a cabo sus intenciones y tener las negras se buscan conflictos: 1 1 . j,xh7 +,
derecho a una pequeña ventaja posicional. �xh7 1 2. ct:J g5+, �g8 1 3. �xg4, �xe5 1 4.
6 . . . . , ct:Jf6 �h5, �f5 1 5. CLJ df3, y si 1 5 . . . . , f6, 1 6. g4,
Al crear tensión en el centro, las negras limi­ �d3 1 7. ct:Je1 , �xf1 + 1 8. c;t>xf1 , fxg5 1 9.
tan en cierta medida la libertad de acción del CLJd3. En nuestros comentarios a Polugaevski­
adversario. Al mismo tiempo, su tentativa de Pintér (véase la página 1 23), encontraremos
desarrollar el caballo de rey en un puesto más una analogía directa con toda esta variante.
activo entraña un claro riesgo, puesto que sig­ El problema de las blancas al desarrollar su
nifica que tendrán que contar no solamente posición está estrechamente ligado al grupo
con un cambio de peones en d5, sino también de piezas que están atascadas en su sitio: el
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U R A 121

alfil de c1 no puede ver la luz del día porque se


lo impide el caballo de d2, que, a su vez, está
ocupado defendiendo el peón de e4. Por lo
tanto, será inevitable tener que jugar este peón
en un futuro muy cercano.
9 . . . . , 0-0!?
El enroque aún parece un poco prematuro,
aunque las complicaciones resultantes son di­
fíciles de valorar de manera concluyente. Una
l ínea más prudente es 9 . . . . , il,a? 1 0. exd5
( 1 0. b4, t¿jd4) , t¿jxd5 1 1 . t¿je4, 0-0, pero nó­
tese que hay lógica en las acciones de las ne­
gras: la captura exd5 es desfavorable ahora
debido a la obvia respuesta . . . , exd5, así que
si las blancas todavía buscan ventaja, en S i e l bando negro renunciase a esta ruptura,
esencia, no tienen elección en esta coyuntura. admitiría que su estrategia de apertura ha fra­
1 0. e5, t¿jg4 casado, pero tal como va la partida las blancas
Las negras tampoco deberían temer dema­ podrían haber obtenido ventaja.
siado 1 O . . . . , t¿jd7; la variante 1 1 . il,xh7+ ( 1 1 . 1 3. exf6, il,xf6 1 4. il,xf6, l:í. xf6
b4, il,d4), @xh7 1 2. t¿jgS+, @g6 1 3. l{i'd3+, Posiblemente, el mal menor para las negras
fS 1 4. lZ:Jxe6, 'iVxe5 1 S. t¿jxfa+, t¿j xta condu­ en este estadio es 1 4 . . . . , gxf6 1 S. h3, t¿j d4
ce a juego incierto. 1 6. il,xh7+ ( 1 6. 'iVe1 !?), @ ha 1 7. l{i'd1 ,
1 1 . b4, . . . lZ:J xf3+ 1 a. t¿j xf3, t¿j xf2 1 9. l:í. xf2, 'iVxh7. To­
Los detalles son muy significativos: e n este do esto ocurrió en Galdunts-Kritz, G riesheim,
caso (hay un peón blanco en a3 y no en c3) , el 2003, pero con el peón negro en a7, puesto
ataque 1 1 . il,xh7+, @xh7 1 2. t¿j gS+, @ ga que la secuencia de jugadas de apertura fue 3.
1 3. 'iVxg4, �xeS 1 4. l{i'hS, 'iVfS no es muy t¿j d2, il,e7 4. il,d3, es s. dxcs.
peligroso para el segundo jugador. 1 5. h3?!, . . .
Tras atacar al alfil, las blancas protegerán el Pasando por alto 1 S. il, xh7+, y a continua­
peón «e». Su adversario afronta ahora una ción:
elección capital. a) 1 S . . . . , @xh7 1 6. t¿j gS+, @ ga 1 7.
11 . . . . , il,e7?! 'iVxg4, es 1 a. 'iVg3, y las negras no tienen
Equivocándose de retirada. Debería jugarse compensación por el peón; 1 a . . . . , t¿j d4 1 9.
1 1 . . . . , il,a7 1 2. il, b2 y entonces 1 2 . . . . , f6 (p. l:í. ae1 es malo para ellas.
ej. , 1 3. exf6, gxf6 1 4. c4, iL d4) o incluso 1 2. b) 1 s . . . . , @ha 1 6. h3, l:í. xt3 ( 1 6 . . . . , t¿j d4
. . . , il, ba (pues luego de 1 3. il,xh7+, @xh7 1 7. 'iVd1 ) 1 7. hxg4, l:í. f4 1 a. il,d3 (Smagin);
1 4. t¿jgS+, @ga 1 S. 'iVxg4 las negras juegan en lugar de esta última jugada, 1 a. g3 es toda­
1 5 . . . . , f6). vía más fuerte.
1 2. il, b2, f6 (D) El error de las blancas libra a las negras de
todos los problemas y quizá incluso les da una
partida un tanto más agradable.
1 5 . . . . , l:í. xf3 1 6. hxg4, t¿j d4 1 7. 'iVe1 ,
l:í. fB 1 8. c4?! , . . .
Este avance d e peón, hecho sin pensar, pri­
va al alfil de d3 de su sólido apoyo. Mejor juga­
da era 1 a. 'iVe3, manteniendo una aproximada
igualdad.
1 8. . . . , 'iVf4 1 9. f3, . . . (D)
122 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

¿ Puede llamarse a esto una forma mejorada


de la Defensa Francesa? En este punto, 9 . . . . ,
a6, que en la presente situación es absurda, ni
siquiera se les pasa por la cabeza a las ne­
gras; en vez de eso, se enroncan .
9 . . . . , o-o 1 0. ¡ve2, . . .
Una consecuencia d e que las circunstancias
hayan cambiado es que las blancas se abstie­
nen de jugar 1 0. exd5, exd5 1 1 . lLi b3, .i b6,
pues no podrían contar más que con la igual­
dad. Esta l ínea ocurrió en Colle-Tarrasch, Ba­
den-Baden, 1 925, y las blancas, cautamente,
continuaron con 1 2. �c2, eludiendo el ataque
directo que se desencadenaría sobre su rey
1 9 . . . . , lZJc6 con 1 2. h3, .ixh3!? 1 3. gxh3, 'ii' g3+ 1 4. � h 1 ,
No merecía la pena retirar el caballo del cen­ 'ii' x h3+ 1 5. éLJ h2, lZJ e5 1 6 . .ie2, éLJf3! 1 7.
tro, en especial puesto que 1 9 . . . . , b5 (20. c5, .if4, éLJ h4 1 8 . .if3 (1 8. l:!, g 1 ?, éLJe4) , éLJ g4.
e5) o 1 9 . . . . , a5 (20. b5, lZJxb5) serían sufi­ Aquí el ataque negro por lo menos es sufi­
cientes para obtener ventaja. ciente para hacer tablas. El segundo jugador
20. cxd5, exd5 21 . lLi b3, éLJd4 no necesita entrar en estas complicaciones;
Y aquí, en vez de regresar, merecía estudio sencillamente puede efectuar 1 2 . . . ., l:!. e8.
21 . . . . , lZJ e5. Las negras no aciertan a desa­ 1 0 . . . . , .i b6
rrollar su iniciativa de la manera correcta. Sería más lógico jugar 1 0 . . . . , h6, destruyen­
22. _M b1 , lZJxb3 23. l:!, xb3, .id7 24. do de inmediato la principal baza estratégica
�h4, h6 25. 'iVf2, l:!. aes 26. b5! , . . . de las blancas. Entonces 1 1 . e5 (1 1 . b4, .id6),
Las blancas tienen contrajuego, l o que nive­ éLJ g4 1 2. lLi b3, .i b6 1 3 . .if4, f6 conduce a
la las oportunidades de una vez por todas. ventaja de las negras; a la preventiva 1 1 . h3 se
26 . . . . , axb5 27. l:!, b4, �d6 28 . .ixb5, responde 1 1 . . . . , lLi h5 .
.ic6 29 . .id3, l:!, f4 30. 'iYd2, l:!, cf8 1'2-1/2 1 1 . e5, . . . (D)
La razón de que se incrementase tanto la
tensión en la apertura fue la prolongada opo­
sición entre los peones de e4 y d5 y el hecho
de que cada jugador estaba intentando que
eso redundase en beneficio propio. En con­
creto, este enfrentamiento pod ía finalizar con
un cambio en d5 y la subsiguiente captu ra
con caballo o peón o, si no, con el avance e5.
Veamos cómo se solucionó un conflicto simi­
lar en el que las condiciones iniciales eran un
poco distintas.

Ahues-Engels
Bad Nauheim, 1 935
[004]
11 . . . . , éLJ g4?!
1 . d4, lLi f6 2. lZJ f3, d5 3. e3, c5 4. lZJ bd2, Ya sabemos cómo evaluar esta situación si
lZJc6 5. c3, e6 6 . .id3, 'fic7 7. 0-0, .ie7 el alfil negro está en c5 y el peón en a6 (véase
8. dxc5, .ixc5 9. e4, . . . el comentario a la jugada 9 de las blancas en
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U R A 123

Smagin-Eingorn), y, en principio, retirar el alfil a La analogía con las dos últimas partidas em­
b6 no altera nada. En realidad, las negras de­ pieza a ser obvia, así que señalaré que, en la
berían haber preferido otra continuación , con práctica, esta posición y otras parecidas se
la que -de hecho- ya estamos familiarizados: han dado, desde luego, con mucha menos fre­
1 1 . . . . , lZ:Jd7!? 1 2. Jixh7+ ( 1 2 . ,U e1 , f6) , cuencia. A veces, de hecho, han cobrado una
�xh7 1 3. CZJg5+, @g6 1 4. �d3+, f5 1 5. forma que es todavía más favorable para las
CZJxe6, �xe5. blancas: 7. Jid2, dxc4 8. Ji xc4, e5 9. 0-0,
1 2. Jixh7+, � xh7 1 3. CZJg5+, � g8 1 4. 0-0; Von Scheve-Von Bardeleben, Dresde,
�xg4, �xe5 1 5. '?ih5, �f5 1 6. lZ:Jdf3, . . . 1 892. Sin embargo, devolvamos el alfil a c1 ,
La amenaza lZ:J h4 pende sobre l a cabeza como en la presente partida.
del segundo jugador. En este punto, 1 6 . . . . , f6
1 7. lZ:J h4, �d3 1 8. CZJg6 es malo para él, y
también le costaría defenderse después de 1 6 .
. . . , Jid8 1 7. Jie3, Jixg5 1 8. lZ:J xg5. Para
evitar lo peor, decide ofrecer el cambio de las
damas.
1 6 . . . . , �g6
La transición al final garantiza la seguridad
del rey negro, pero da por resultado una posi­
ción desagradable.
1 7. �xg6, fxg6 1 8. Jie3, Jic7 1 9.
,U ad1 , . . .
Con ventaja de las blancas (1'2-1'2 , 72 juga­
das).
Es evidente que la ventaja que obtuvieron
las blancas en la apertura no sirvió de nada; Por extraño que parezca, en una época se
en este caso no consiguieron utilizar su tiempo acostumbraba a deci r que las negras pod ían
suplementario de apertura. En el ejemplo si­ igualar con facilidad después de (a modo de
guiente, el jugador que adopta el mismo es­ ejemplo) 1 0. h3, exd4 1 1 . lZ:J xd4, lZ:J e5 1 2.
quema no tendrá ese tiempo en absoluto Jie2, lZ:Jg6, como en Forintos-Korchnói , Mos­
porque, sorprendentemente, los colores están cú, 1 975. Por alguna razón, 1 1 . exd4, más
cambiados. fuerte, escapó a la atención de los teóricos.
Parece que les distrajo el hecho de que los co­
Polugaevski-Pintér lores están invertidos.
lnterzonal, Zagreb, 1 987 1 0. Ji b3!?, . . .
Gambito de Dama [D46] La retirada profiláctica e s más útil , ya que
preserva al alfil de un posible ataque en el futu­
1 . d4, CZJ f6 2. c4, e6 3. CZJ f3, d5 4. CZJ c3, c6 ro. Ahora 1 O . . . ., exd4 ?! 1 1 . exd4 da clara ven­
5. e3, lZ:J bd7 6. �c2, Jid6 7. Jie2, . . . taja a las blancas de inmediato. De todas
Tendremos ocasión d e comentar 7 . g 4 y formas, merece la pena mencionar la conti­
otras variantes en el capítulo 5. nuación temática 1 0. h3, exd4 1 1 . exd4, CLJ b6
7. . . . , 0-0 8. 0-0, dxc4 1 2. Ji b3, h6!? Las negras desean fortificar su
Las negras no siguen los mejores precep­ posición con 1 3 . . . . , CZJ bd5. El tentador sacrifi­
tos. Un esquema más flexible es 8 . . . . , .U e8, o cio de pieza 1 3. Jixh6!? es más peligroso en
bien 8 . . . . , �e7; 8 . . . . , e5 directa, que va en este caso debido a que se ha intercalado dis­
una dirección estratégica de todo punto distin­ cretamente h3, pero sigue sin garantizar ver­
ta, tampoco es mala. daderas posibilidades de ganar.
9. Jixc4, e5 (D) 1 0 . . . . , �e7
1 24 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Una decisión crítica: la dama se sitúa en la alfil de c4 ha retrocedido a b3, y la torre de


columna « e » , y eso hace que sea problemáti­ rey no se queda sin protección . Por eso, no
co para las negras cambiar en d4 en un futu­ acaba de comprenderse por qué siguen pres­
ro próximo. Al mismo tiempo, no se facilita cindiendo de 1 1 . h3. Las negras aceptan la
mucho el avance . . . , e4. Las blancas están invitación .
tomando prestada la estrategia que adoptan 1 1 . . . . , e4 1 2. lL:i gS, Jixh2+ 1 3. @xh2,
las negras en otra apertura; hasta ahora fun­ ll'ig4+ 1 4. @g1 , VJ/ixgS 1 5. VJ/ixe4, ll'idf6
ciona, pero, como de costumbre, su principal Después de 1 5 . . . . , ll'i b6 1 6. ll'ie2 (la alter­
problema es que tienen que persuadir al ad­ nativa 1 6. f3, Jif5 1 7. VJ/if4, ¡vxf4 1 8. exf4,
versario de que desempeñe el papel que le ll'if6 es incierta) 1 6 . . . . , ll'i d5 ( 1 6 . . . . , ll'if6 1 7.
han asignado. VJ/if4, VJ/ig6 1 8. ll'i g3) 1 7. Jixd5 ( 1 7. 'iYf3,
Merecía estudio jugar 1 0 . . . . , h6 de inmedia­ lL:i gf6 1 8. ¡vg3, VJ/if5), cxd5 1 8. VJ/if4, VJ/ig6
to, con la idea . . . , l':í. e8. Podría resultar una 1 9. Ji b4, l':í. e8 20. tyg3, la posición blanca
partida igualada de, digamos, 1 1 . h3, l':í. e8 1 2. es preferible.
l':í. d 1 , exd4 1 3. exd4, ll'if8 1 4. d5, cxd5 1 5. 1 6. VJ/if4, . . . (D)
ll'ixd5, Jie6, mientras que luego de 1 1 . g d 1 ,
VJ/i c7 (o bien 1 1 . . . . , exd4 1 2. exd4, y de nuevo
se amenaza 1 3. Jixh6) 1 2. ¡vg6 (una opción
más tranquila es 1 2. h3), e4 1 3. ll'i h4 surgen
complicaciones interesantes.
Después de la jugada del texto, tenemos an­
te nosotros una posición de Ahues-Engels con
los colores cambiados y un tiempo suplemen­
tario para las blancas. ¿En qué debería gastar­
se? Para empezar, no 1 1 . g e1 ? ! , e4, porque
luego de 1 2. ll'i d2, l':í. e8 1 3. f3, ll'i d5 o 1 2.
ll'ig5, Jixh2+ 1 3. @xh2, ll'i g4+ 1 4. @ g 1 ,
VJ/ixg5 1 5. ¡vxe4, VJ/ih4 la mala posición de la
torre blanca se hace notar.
1 1 . Jid2!?, . . . (D)
1 6 . . . . , VJ/ixf4
Hay que cambiar las damas; 1 6. . . . , ¡vh4
1 7. f3, g5 parece tentador, pero las blancas tie­
nen 1 8. �d6! (mejor que 1 8. Jie1 ), ll'i e8 1 9.
VJ/ixf8+, @xf8 20. fxg4 (Sakáev) , y el ataque
es demasiado fuerte. Por otra parte, si el alfil
blanco estuviese en c4 (como en nuestro
ejemplo de la Defensa Francesa con los co­
lores invertidos, ¿ recuerda?) , las negras ten­
drían la buena réplica 20 . . . . , ll'id6.
1 7. exf4, . . .
La línea d e juego prácticamente forzada ha
dado por resultado un final. Las continuacio­
nes 1 7 . . . . , Jie6 1 8. f3, ll'i h6 1 9. g4 y 1 7 . . . . ,
l':í. d8 1 8. f3, l':í. xd4 1 9. l':í. ad 1 , ll'i h6 20. g4,
Muy astuto. Las blancas permiten el pseu­ ll'i hxg4 2 1 . Jic1 no son buenas para las ne­
dosacrificio del alfil en h2 y han intentado tener gras; de ahí que su necesidad más perentoria
en cuenta todas sus posibles implicaciones: el sea organizar la disposición de los caballos.
4 . E S T R U C T U R A S D E A P E RT U R A 125

¿En qué medida lo lograrán? El veredicto so­ En este punto, el juego de las blancas mere­
bre esta posición -y también, en gran parte, ce crítica; 20. JÍi,c2 era más lógica.
sobre toda la variante que empieza por 1 1 . 20 . . . . , t¿jf5 21 . ii,c1 ?!, . . .
Jt d2- depende de la respuesta. Hasta el mo­ D e nuevo era más fuerte 21 . ii,c2; s i enton­
mento, gracias precisamente a esta partida, la ces 21 . . . . , tLl d4, hay 22. JÍi,d3, seguida de
línea se viene considerando mejor para las 23. ii,e3, echando al caballo enemigo. Des­
blancas. pués de la próxima jugada de las negras es
1 7 . . . . , t¿j h6?! (D) demasiado tarde para hacer esta maniobra.
Era mejor parar la ofensiva de peones blan­ 21 . . . . , g ad8 22. g xd8, g xd8 (D)
ca mediante 1 7 . . . . , h5, que, a la vez, da una
salida al rey. Puede seguir:
a) 1 8. g fe1 , g d8 (mejor que 1 8 . . . . , t¿j h6
1 9. g ad 1 , g d8 20. d5!; lbragimov-Gelashvili,
Kavala, 1 999) 1 9. g e?, t¿jh6 20. f5, t¿j xf5
21 . g xf7, tLld5 22. g e?, t¿jxd4.
b) 1 8. g ad1 (con idea de preparar el avan-
ce d5) 1 8 . . . . , g d8 ( 1 8 . . . . , JÍi,e6) 1 9. JÍi,c1 ,
ii,e6 (en cambio, 1 9 . . . . , t¿j d5 20. t¿jxd5,
cxd5 21 . g fe1 , t¿j h6 es bastante seguro, pe­
ro pasivo) 20. Jtxe6, fxe6.
Esta superficial decisión condena a las ne­
gras a defenderse de manera prolongada y
con pocas perspectivas de éxito. Las blancas
rompen enseguida en el centro, tras de lo cual
la ventaja de la pareja de alfiles se convierte 23. f3, . . .
en el factor más significativo de la posición. En situaciones así, el j ugador q u e tiene
los alfiles suele i ntentar cambiar todas las
torres y llevar el rey al centro , pero de mo­
mento las blancas se abstienen de entrar en
una variante como 23. g d 1 , g xd 1 + 24.
JÍi,xd1 , h5 25. JÍi,c2, g6; captu rar en f5 no
les promete mucho, pero, si no, es difícil se­
guir prog resando. Sin embargo, incluso des­
pués de la jugada de la partida, las negras
pod ían haber superado los problemas sin
demasiadas d ificu ltades mediante 23. . .. ,
tLl d4 24. g d 1 , g d7 25. JÍi,c4, b5 26. JÍi,d3,
b4 27. t¿j e2 , t¿j e6 g racias a la creciente ac­
tividad de sus piezas .
23 . . . . , h5?! 24. @f2, . . .
E n este estadio, hay que planificar bien las
1 8. d5!, . . . acciones si las negras quieren hacer tablas en
Aprovechando l a oportunidad para desem­ el final . Podrían probar, por ejemplo, 24 . . . . ,
barazarse del peón aislado; a 1 8 . . . . , cxd5 se h4! ?, seguida de emplazar un caballo en g3 y
contestaría 1 9. t¿jxd5, t¿jxd5 20. JÍi,xd5, mantener el control del punto f5, que es de vi­
g d8 21 . g fe1 , y si 21 . . . . , @ h8, 22. g ac1 tal importancia: 25. g e1 (25. ii,c2, t¿j g3), b5
(Polugaevski). 26. JÍi,c2, t¿jg3. En cambio, hacen una jugada
18 . . . . , JÍi,d7 1 9. dxc6, Jtxc6 20. g ad1 , . . . completamente inútil.
1 26 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

24 . . . . , c;t> f8?! 25. j, c2, . . . (D) tica ha sido relativamente pequeña, pero otras
posiciones similares han gozado de una popu­
laridad mucho mayor.

Naiditsch-L. Milov
Griesheim, 2002
Defensa Siciliana [844]
1 . e4, c5 2. t¿j f3, e6 3. d4, cxd4 4. t¿j xd4,
t¿j c6 5. t¿j b5, d6 6. c4, . . . (D)

25. . . . , t¿j d4
Habiendo las torres en el tablero, 25 . . . . , g6
26. j,xf5, gxf5 es desagradable; 26. l'.'í. e1 ,
sencilla, tampoco es mala para las blancas.
26. l'.'í. d1 , c;J;; e7 27. j, b1 , . . .
La posición del segundo jugador ya es difícil
de sostener, puesto que no es fácil sugerir una
idea posicional que mereciera estudio. Si aca­
so, las negras podrían intentar cambiar el ca­
ballo blanco mediante 27 . . . . , tlJ b5 directa El binomio de peones e4-c4 caracteriza la
(Polugaevski). llamada Formación Maróczy. A fin de obtener­
27 . . . . , b6?! 28. f5, t¿j b5 29. l'.'í. xd8, c;t> xd8 la, a las blancas no les molesta perder tiempo
30. lZ:J e2!, . . . en la apertura; más aún, en la jugada siguien­
Y las blancas tienen l a posición ganada ( 1 - O, te están preparadas para enviar al caballo del
83 jugadas). centro al exilio en la banda del tablero.
En estos últimos ejemplos, el empleo de una 6 . . . . , t¿j f6 7. t¿j 1 c3, a6 8. t¿j a3, . . .
disposición de las piezas y los peones idéntica La idea d e las blancas es establecer u n firme
por completo -primero por parte de las negras, control de los puntos d5 y b5, de importancia
luego por parte de las blancas- hizo que sur­ estratégica. Teniendo esto presente, 8. t¿j d4
gieran de manera inevitable problemas estra­ parece ilógica, por lo menos debido a 8 . . . . ,
tégicos y tácticos comunes. No hubo nada j,e? 9. j,e2, 0-0 1 0. 0-0, d5, con igualdad.
sorprendente (a menos que se cuenten los co­ 8 . . . . , b6
lores cambiados) en el hecho de que estas Puede darse una aguda escaramuza con 8 .
posiciones dieran pie a variantes que no sola­ . . . , d5! ? 9. exd5, exd5 1 0. cxd5, t¿j b4 1 1 .
mente se parecían mucho, sino que incluso j,e2, t¿jfxd5 1 2. 0-0, j,e6 1 3. 'i/a4+, b5 1 4.
coincid ían hasta en los menores detalles. Po­ t¿jaxb5, axb5 1 5. j,xb5+, c;t>e7 1 6. lZ:J xd5+,
dría decirse que nos hemos familiarizado con lZ:Jxd5 1 7. 1iVe4, f5 1 8. 1iVf3, c;t>f7 1 9. l'.'í. d 1 .
toda una clase de posiciones de apertura. Es­ En esta partida, las negras van a tratar de
tas posiciones deben sus ideas al Sistema Co­ contraatacar más adelante, mientras que las
lle, que hoy en día está semiolvidado, pero blancas, a su vez, esperan impedirlo e ir com­
han rebasado sus límites y adqui rido el rango primiendo poco a poco la posición del adver­
de arquetipo. La esfera de su aplicación prác- sario.
4 . E S T R U C T U R A S D E A P E RT U R A 1 27

9. Jl,e2, Jl, b7 1 0. 0-0, Jl,e7 1 1 . Jl,e3, . . . cuencia no parece menos artificiosa: 1 3. 'ij'b3,
(D) lZJ ed7 1 4. .M fd1 , emplazando la pieza más
fuerte de las blancas junto al caballo de a3.
1 3 . . . . , lZJed7 1 4. l:Í, fd1 , l:i, eB 1 5. �d2, . .
.

(D)

En esta posición, ¿qué expectativas tienen


más probabilidades de confirmarse? Ahora
mismo es difícil decirlo. Planteemos la pregun­
ta de otro modo: ¿qué sucederá si las negras La disposición que han opuesto las negras
no consiguen llevar a cabo una ruptura de se conoce como Formación « Erizo » . Ofrece
peones en el centro? Entonces tendrán que un ejemplo de que la coordinación de fuerzas
maniobrar dentro de un territorio restringido. puede organizarse de una manera excepcio­
Por lo tanto, tiene sentido que la preparen in­ nalmente eficaz en un espacio restringido. Ni
tentando disponer las piezas de la manera una pieza negra es superflua; es más, en la
más conveniente e idónea para este fin. práctica, cualquier cambio de una de ellas (un
1 1 . . . . , lZJeS caballo, por ejemplo) propende a empeorar la
Una jugada un poco más precisa es 1 1 . . . . , posición del segundo jugador. En situaciones
0-0, esperando a 1 2. l:i, c1 antes de jugar 1 2. parecidas, a menudo habrá una prolongada lu­
. . . , lZ::i e 5. La continuación 1 2. 'ij'b3, lZ'id7 1 3. cha estratégica por efectuar la jugada liberado­
l:i, fd 1 , lZJc5 1 4. 'ij'c2, Jl,f6 1 5. l:i, ac1 , 'ij'e7 ra . . . , d5 e impedirla, pero en este caso las
1 6. lZ::i ab1 , lZ'i b4 1 7. �d2, l:i, fd8 no es peli­ negras están resueltas a entrar en acción en­
grosa para las negras. Sin embargo, prefieren seguida.
comenzar su reagrupamiento sistemático en­ 15 . . . . , d5!? 1 6. cxd5, exdS 1 7. exd5, b5
seguida transfiriendo el caballo de c6 a d7, Proponiéndose proseguir la batalla en estilo
mejor casilla. Con este mismo fin, a veces se de gambito, pero 1 7 . . . . , Jl, b4 1 8. d6, lZ'id5
juega 1 1 . . . . , lZJ b8, eliminando la variante 1 2. 1 9. Jl,d4, Jl,xd6, sencillamente recobrando el
f4, que ahora es una posibilidad que tienen las peón sacrificado, también es bastante bueno.
blancas. En ese caso ya son las blancas las que tienen
1 2. f3, 0-0 1 3. �d4, . . . que preocuparse por igualar.
E l avance . . . , d 5 se palpa e n e l ambiente: 1 3. 1 8. lZJ c2, Jl,d6 1 9. a3, 'ij'c7
�d2, d5!? o 1 3. l:i, c1 , l:i, e8!? 1 4. Jl,d4, lZ::i c6 La posición que surge después de 1 9 . . . . ,
1 5. Jl,f2, d5; Veitsel-Semeniuk, Cto. de la .M c8 20 . .M ac1 , � c7 ya la mencionaron Kas­
URSS por correspondencia, 1 977-1 978. La párov y Nikitin en 1 984. Aqu í las negras po­
maniobra de aquí para allá de la dama blanca dían haber aprovechado que la torre no ha ido
causa una impresión bastante extraña, aunque a c8 jugando 1 9 . . . . , 'ij'b8! ?, que crea una
la continuación que se ve aquí con más fre- amenaza más peligrosa de capturar en h2 y
128 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

deja al adversario ante una elección nada fácil.


O, de nuevo, para simplificar, la línea más ade­
cuada habría sido 1 9 . . . . , lZ:J b6 20. lZ:J b4,
lZ:J bxd5 21 . lZ:J bxd5, lZ:Jxd5 22. lZ:Jxd5, i,xd5,
ofreciendo eliminar los alfiles de ambos ban­
dos justo después de los caballos.
20. @h1 lZ:J b6
'

No 20 . . . . , i,xh2 21 . d6, pero por otra parte


merecía la pena pensar en 20 . . . . , lZ:Jc5 21 .
lZ:Jd4 (21 . g ab1 , lZ:J b3), i,xh2!? En esta par­
tida, las negras tuvieron a su disposición nu­
merosas y variadas posibilidades de ataque;
sin embargo no consiguieron poner en práctica
ni una sola.
21 . i,d4, lZ:J bd7?! (D) 24. . . . , i,f4?
Basada en un descuido táctico. En verdad
no era este el momento de levantar el bloqueo
del peón de d5. Debería haberse jugado 24 .
. . . , �d7.
25. d6, �c5
O bien 25 . . . . , �d7 26. �d4, i,xe3 27.
i,xe3, lZ:J c4 28. i,g5, que tampoco es satis­
factorio para las negras.
26. lZ:J g4, �g5 27. lZ:J xt6+, gxf6
Lo mismo ocurriría en el final después de 27 .
. . . , �xf6 28. �d4, lZ:Jd7 29. �xf6, gxf6.
28. 1iVd3, lZ:J d7 29. lZ:Je2, . . .
Y las blancas tienen ventaja decisiva ( 1 - O,
47 jugadas).
La decisión de jugar 1 5 . . . . , d5 estaba total­
Incomprensible retraso. Ya no hay manera mente justificada; sin embargo, en ese mo­
de desarrollar la iniciativa negra, pero 21 . . . . , mento crítico de la batalla de la apertura -por
i,e5 (Ribli) es lo bastante buena; la partida paradójico que parezca-, la calidad típica de
entonces está igualada. la disposición que eligieron las negras podría
Después de la textual, sin embargo, con 22. haber salido a relucir si en vez de hacer el
g ac1 o 22. g3, las blancas estarían un poco avance liberador de peón enseguida, ¡se hu­
mejor. bieran contenido! Por ejemplo, en Krámnik­
22. i,g1 ?!, g ac8 Svidler, Dortmund, 2005, la continuación fue
Esto también parece de todo punto ineficaz 1 5 . . . . , 1iVc7 1 6. g ac1 , g ac8 1 7. @ h 1 ,
en comparación con 22 . . . . , i,f4 (Ribli). �b8 1 8. lZ:J c2, i,d8 1 9. 1iVe1 , y entonces
23. i,t1 , lZ:J b6 las negras sí jugaron 1 9 . . . . , d5 20. cxd5,
Las maniobras de este caballo son como exd5 2 1 . exd5, b5. La ruptu ra . . . , d5 seg u ía
las oscilaciones de un péndulo. Lo que es siendo el tema principal de su contrajuego,
más interesante es que no hayan afectado pero prefirieron aplazarla; la partida acabó en
gran cosa a la robusta posición del segundo tablas al cabo de poco rato. En conjunción
jugador, que era totalmente defendible hasta con las precedentes, las jugadas . . . , g c8,
su jugada 24. . . . , g e8, . . . , �c7, . . . , �b8 y . . . , i,f8 o . . . ,
24. lZ:Je3, . . (D)
. i,d8 son asimismo parte del programa de
4 . E S T R U C T U RA S D E A P E RT U R A 1 29

apertu ra que adopta el bando negro. Ade­ tructu ras en las que subyacen ideas diferen­
más, a menudo pueden jugarse en el orden tes: 5 . . . ., g6, 5 . . . . , a6, 5 . . . . , e6, 5 . . . . , ct'i c6.
que se quiera y (y esto es capital) de forma A su vez, cada una de ellas se divide luego
casi independiente por completo de los de­ en ramas independientes. Las negras son li­
seos del adversario. bres de seleccionar cualquiera de ellas, mien­
As í, aunque las variantes que implican un tras que las blancas tienen que mantenerlo
enfrentamiento « Maróczy- Erizo» pueden todo constantemente en la cabeza -una em­
surgir a parti r de apertu ras muy distintas, to­ panada de largas l íneas teóricas sin apenas
das presentan una clase de posición que conexión entre sí-. No es de extrañar que, en
posee su propia « infraestructura» bien desa­ una época, el deseo de evitar este pu rgatorio
rrollada en forma de métodos corrientes de llevase a las blancas a estudiar con intensi­
ataque y defensa, maniobras características dad el sistema 2. c3, que en conjunto es bas­
e ideas estratégicas . Nótese que al decir to­ tante inofensivo. Hace poco, sin embargo,
do esto no estamos discutiendo en absoluto han descubierto otro remedio, una « llave
las virtudes y los defectos puramente objeti­ maestra» que, de hecho, siempre encaja en
vos de la formación en sí. Hace mucho tiem­ la Defensa Sicil iana, además, quizá, del or­
po, Stein itz trabajó sobre esq uemas de den inicial 2 . . . . , e6 3. d4, cxd4 4. tt'ixd4, a6.
apertura análogos, y después de él lo hizo S . . . . , tt'ic6 6. f3, . . .
Réti . En nuestro propio tiempo, los j ugado­ P rácticamente a cualq uier otra quinta ju­
res que buscan un sistema autónomo y muy gada de las negras podría haberse respondi­
ve rsátil a veces adoptan variantes como 1 . do de la misma manera. Las blancas tienen la
e4, e6 2 . d3, d5 3 . tt'id2 o 3. '{jle2, pero intención de hacer .i,e3, '{jld2, 0-0-0 y g4.
ahora m i raremos un ejemplo distinto de esta Contestarán a las actividades del adversario
tendencia. solamente cuando tengan que hacerlo. Su
plan cuadra con la clásica Variante del Dra­
Morozévich-Alexeev gón (6 . . . . , g6 7 . .i,e3, .i,g7 8. '{jld2} y el
Cto. de Rusia por Equipos, Sochi, 2004 moderno Ataque Inglés (6 . . . . , e6 7 . .i, e3). Si
Defensa Siciliana [856] quieren eludir estas l íneas, las negras conti­
núan como en la presente partida o prueban
1 . e4, es 2. ct'if3, d6 3. d4, cxd4 4. ct'i xd4, 6 . . . ., tt'ixd4 7. '{jlxd4, g6.
tt'if6 S. tt'ic3, . . . (D) 6 . . . . , es
La posición recuerda ahora el Sistema Bo­
leslavski (6 . .i,e2, e5) , con la diferencia de
que en este caso las blancas están listas para
jugar tt'id5 de inmediato.
7. tt'i b3, .i,e7
En particular, a 7 . . . . , .i,e6 se responde bien
mediante 8. tt'id5, .i,xd5 9. exd5, tt'ie7 1 O .
.i,g5.
8 . .i,e3, .i,e6
La continuación 8 . . . . , 0-0 9. '{jld2, a5 1 O .
.i, b5 es más popular, pero también tiene sen­
tido lo que eligen las negras aquí. La variante
9. '{jld2, d5 1 0. exd5, tt'ixd5 1 1 . tt'ixd5, '{jlxd5
no representa ningún peligro para ellas (en
contraste con la l ínea análoga en la que han
Una posición fundamental que puede servir jugado 5 . . . . , a6) , y 9. tt'id5, .i,xd5 1 O. exd5,
de punto de partida común de numerosas es- tt'i b4 1 1 . c4, a5 conduce a un juego complejo
1 30 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

en el que ambos bandos tienen sus oportuni­ tregaría la iniciativa a las negras después de
dades. Las blancas, sin embargo, encuentran 1 2 . . . . , !I cB o 1 2 . . . . , 'ii c 7.
un medio de realizar su esquema multiuso ba­ 11 . . . . , �c4
sado en el enroque por el flanco de dama. Inicio de unas maniobras bastante extrañas
9. 1ljle2!?, 0-0 que acaban redundando en beneficio de las
Lo más sencillo. Hay complicaciones intere­ blancas. De nuevo, 1 1 . . . . , !I c8 parece una
santes después de 9 . . . . , a5 1 0. 0-0-0 (1 0. opción más lógica y prometedora, con objeto
1ljlb5, �d7), a4!? 1 1 . tbc5, a3 1 2. b3, 'ii a 5. de situar el caballo en c4 después de todo; a
1 0. 0-0-0, . . . (D) modo de ejemplo: 1 2. tb xe6, fxe6 1 3. g3? ! ,
tb c4 1 4. �h3, @f7!, y siguiendo con 1 5 . . . . ,
�a5, las negras incluso habrían obtenido
ventaja.
1 2. 1ljle1 , . . .
Esencial , puesto que luego d e 1 2. 1ljlf2,
�xf1 1 3. !I hxf1 , tb c4 las blancas tendrían
que hacer frente a amenazas tácticas suple­
mentarias.
1 2 . . . . , 1ljlc7?! (D)
La raíz de los subsiguientes problemas de
las negras. Incluso aquí merecía la pena estu­
diar 1 2 . . . . , �xf1 1 3. !I xf1 , tb c4, y también
había otras l íneas jugables; simplemente, no
convenía comprometer la dama de antemano.

La posición del diagrama se ha visto con fre­


cuencia con la dama en d2 (8 . . . . , 0-0 9. 1ljld2,
�e6 1 0. 0-0-0) . La nueva situación de la da­
ma no es mejor, pero aun así depende de las
negras probarlo.
1 0 . . . . , tba5
1 O . . . . , !I c8 parece ser una jugada más fle-
xible, reservándose varias posibilidades de
contrajuego:
a) 1 1 . tbc5?! , �xa2 1 2 . tbxb7 (Ftácnik
considera que 1 2. tbxa2, 1ij'a5 1 3. tbxb7,
�xa2 1 4. �a6, 1ljlxa6 1 5. �xa6, !I c7 es
todavía peor) 12 . . . . , 1ljlc7.
b) 1 1 . g4, �xb3 (las alternativas son 1 1 . . . . ,
tba5 o bien 1 1 . . . . , íb b4) 1 2. axb3, a6 ( 1 2 . . . . , 1 3. íb b3, tb xb3+ 1 4. axb3, �e6
íbb4 1 3. �b5, d5 1 4. g5) 1 3. g5, íb h5. El cambio de los caballos y la ignominiosa
e) 1 1 . @ b 1 , tb a5 1 2. tbxa5 ( 1 2 . tbc5, retirada del alfil equivalen a admitir el fracaso.
tbc4), !I xc3. Las negras no han sido capaces de dificultar
1 1 . tb c5, . . . los planes del adversario. El cambio en la es­
E s comprensible que a las blancas n o les tructura de peones no ha beneficiado sino a
atraiga la modesta línea 1 1 . tbxa5, �xa5 1 2. las blancas, cuya nueva configuración del flan­
�b5 (o 1 2. �e1 ). Por lo tanto, aprovechan la co de dama solamente puede verse pertu rba­
oportunidad para hostigar al alfil de e6. La ma­ da, quizá, por . . . , a5-a4, lo que es muy difícil
niobra defensiva 1 1 . @b1 , tbc4 1 2. �c1 en- de llevar a cabo. Mientras tanto, no hay barre-
4 . ESTRUCTURAS D E APERTURA 131

ras que se opongan a un rápido avance de los


peones blancos en la otra parte del tablero.
1 5. g4, l::í, fc8
Sería mejor jugar . . . , a6 y . . . , b5 sin demora.
Las negras no pueden explotar la presión que
ejercen sobre c2; es baldío quitar la torre del
flanco de rey, donde podría ser de utilidad.
1 6. g5, . . . (D)
Demasiado simple. Más sutil es 1 6. � b 1
(pero n o 1 6. h4? , d5) , reservándose g 5 como
amenaza; en la partida Nj i rjak-Biliskov, Ra­
bac, 2004, se continuó con 1 6 . . . . , a6 1 7. h4,
b5 1 8. 1::í. h2.

26. bxc3, . . .
Dada l a indefensión del adversario, las blan­
cas podrían haber concluido la batalla ense­
guida con, digamos, 26. l::í, g2!?, l¿jf8 27.
Vj'e7+, cb h8 28. l::í, xd6. En vez de eso, se to­
man su tiempo.
26 . . . . , j,f7 (?)
Capitulación. Las negras podían haber se­
guido resistiendo con 26 . . . . , cbf7!, que, por lo
menos, rechaza los intentos directos del ad­
versario (27. l::í, xh5, l¿jf8 o 27. f4, 'ijlxe4 28.
fxe5, �g4).
27. 'ijl h6+, @ gB 28. l::í, xh5, gxh5 29 .
.ii x b5, axb5 30. l::í. g1 +, j, g6 31 . �xg6+,
1 6 . . . . , l¿jd7? @fB 32. �g8+, 1 - O
Había que aprovechar la oportunidad de en­ La partida moderna de ajed rez significa la
torpecer el ataque enemigo con 1 6 . . . . , l¿j h5. apertu ra por encima de todo; de ahí que uno
1 7. � b1 , a6 1 8. h4, 'iVc6 de los ingredientes principales para triunfar
De todo punto absurda; la única jugada que en el juego práctico sea tener un repertorio
da posibilidades es 1 8 . . . . , b5. de apertu ras bien planificado. Seleccionar las
1 9. 1::í. h2, b5 20. h5, ii dB apertu ras que a uno le gustan es algo muy
Ya no importa qué hagan las negras. Otra l í­ personal . No obstante, a todo jugador puede
nea mala es 20 . . . . , l¿j b6 21 . g6, h6 22. gxf7+, aconsejársele que revise la selección de ma­
�xf7 23. �g3. nera crítica una y otra vez, sin olvidar que
21 . g6, . . . mientras que las nuevas y las viejas variantes
Sin dejarse distraer por jugadas como 21 . teóricas van y vienen, los problemas de la
l::í, hd2, las blancas proceden a atacar de ma­ apertura siempre se quedan .
nera directa.
21 . . . . , j,a5 22. 'ijlh4, j,xc3 23. h6!, fxg6
Cualquier otra cosa perdería mucho más de­
prisa.
24. hxg7, h5 25. 'ijlg5, cbxg7 (D)
5 . LA PARTIDA
MODE RNA DE A J E DRE Z
El progreso no consiste en sustituir una teoría incorrecta
por una correcta, sino en sustituir una teoría incorrecta por otra que
también es incorrecta, pero más exacta.
Teoría del progreso de Hawkins

Cada nueva generación juega al ajedrez de nales capitales como el centro, la estructu ra
manera diferente de la anterior y adopta una de peones, la fuerza de cada una de las pie­
actitud diferente hacia el juego, pero el senti­ zas y muchos otros se convi rtieron en espe­
do y la importancia de los cambios que tienen cialidad de todo ajedrecista. Por otra parte, la
lugar no se aclaran enseguida. Las cosas, co­ joven teoría pronto mostró una deficiencia
mo se dice, hay que verlas en perspectiva, y fundamental: podía explicar los elementos in­
siempre es mucho más fácil reflexionar sobre dividuales de una posición , pero a veces era
los «buenos tiempos de antaño» que evaluar incapaz de comparar con eficacia la impor­
los fenómenos contemporáneos. Así que no tancia que ten ían. En la práctica, esto condu­
haremos eso; simplemente comentaremos jo a menudo a curiosos resultados.
varios asuntos que, en mi opinión, son intere­
santes. Tarrasch-Janowski
Viena, 1 898
Defensa Siciliana [845]
5 . 1 . Juego «científico»
1 . e4, es 2. lb c3, es 3. lLJf3, lZJ cS 4. d4,
de apertura: una escuela cxd4 5. lbxd4, lLJfS 6. lLJ db5, d6 7. i,f4, es
y su crisis 8. i,g5, . . (D)
.

El descubrimiento y estudio de diversos


principios del ajedrez condujo de manera ine­
vitable a pensar en integrarlos en una teoría
general con vistas a responder aquella sagra­
da pregunta de cómo encontrar la mejor juga­
da en cualquier posición siguiendo unas
reglas bien definidas. Era a la apertu ra, des­
de luego, a lo que se refería principalmente la
gente. Se revisaron los viejos modelos de la
estrategia de aperturas, tras de lo cual la par­
tida de ajedrez se acercó de modo genuino al
reino de la ciencia o al del arte. En cuanto a
aquel acertijo primordial que se había plante­
ado, los esfuerzos por solucionarlo recorda­
ban mucho a los alquimistas medievales que Según los cánones divulgados del juego po­
buscaban la pied ra filosofal; sin embargo, sicional, que las negras han desobedecido ma­
gracias a esos esfuerzos, conceptos posicio- nifiestamente, las blancas deberían obtener
1 34 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

ahora una ventaja permanente de estructura. 11 . . . ., b5 (D)


No obstante, incluso en aquellos lejanos tiem­
pos había jugadores que captaban esta situa­
ción en toda su ambivalencia: « Los defectos de
la maniobra que han hecho las negras [el avan­
ce . . . , e5; V. E.] son tan obvios que han servido
para desanimar a los jugadores. Por otra parte,
esta jugada tiene, sí, varios aspectos positivos;
en todo caso, si todos los pros y los contras se
pesaran en una balanza, es difícil decir qué pla­
tillo bajaría» (Lasker) . A la teoría le ha llevado
muchos años valorar bien este dictamen, pero
en la presente partida a las blancas les guiaban
consideraciones más sencillas.
B . . . ., a6 9. �xf6, . . .
Una inexactitud e n comparación con l a l í­
nea 9. lt'i a3, b5 1 0. �xf6, que es habitual 1 1 . . . . , d5 tampoco es mala, pero la j uga­
hoy en día, pero no fue hasta mucho después da que hacen las negras es más intransi­
de esta partida cuando se concedió gran im­ gente, puesto que, en esencia, obliga al rival
portancia a semejantes menudencias. Lo a sacrificar una pieza en b5. Eso no molesta
más probable es que Tarrasch doblase los a Tarrasch; considera el siguiente ataq ue
peones negros de inmediato por principio, ca­ combinativo la continuación lógica de su es­
lificando la posición resultante de « mejor pa­ trategia, aunque sería más correcto verlo
ra las blancas en vista de las debilidades que meramente como una buena posibil idad
tienen las negras en el centro y los flancos. práctica.
Más no se puede esperar; los dos alfiles de 1 2. l¿jaxb5!?, axb5 1 3. �xb5, . . .
las negras y la mala posición del caballo blan­ Comienzan algunas complicaciones secun­
co en a3 no son suficiente compensación » . darias. Su resultado final mostrará cuán lejos
N o hay más aclaraciones d e este juicio cate­ de la verdad estaban las blancas al valorar la
górico, así que la única manera de probar si posición. Las negras rechazan las amenazas
es correcto es mirar cómo continuó la partida tácticas sin especiales problemas y obtienen
en realidad. Sin embargo, esta declarará todo mejor partida.
lo contrario. 13 . . . ., �b7
9 . . . . , gxf6 1 0. l¿ja3, f5 Lo más sencillo, aunque 1 3 . . . . , �d7 tam­
Que pueda jugarse esta réplica es conse­ bién es perfectamente jugable: 1 4. �c4, d5
cuencia del cambio, un tanto prematuro, que 1 5. �xd5 (la interesante variante 1 5. l¿j xd5,
han hecho las blancas en f6. lt'ia5!? 1 6. lt'i c7+, �xc7 1 7. ¡vxf7+, <;t> d8
1 1 . �h5, . . . 1 8. �f6+, �c8 1 9. �xh8, �xc4 20. ¡vxta+,
1 1 . �d3, o bien 1 1 . exf5 parece más sensa­ <;t> b7 favorece a las negras) 1 5 . . . ., �f6.
to. Otra interesante posibilidad es 1 1 . lt'ic4, b5 1 4. �c4, . . .
1 2. l¿je3; de ese modo, las blancas activan de Después d e 1 4. exf5 o 1 4. �xf5, l a pieza
inmediato el caballo de a3 y se deshacen del suplementaria del bando negro pronto comen­
principal defecto de su posición. Es comprensi­ zará a dejarse sentir, así que las blancas se
ble que Tarrasch considere ilógico y lento un ven obligadas a dejarse llevar por la corriente.
curso tan moderado. Después de todo, piensa 1 4 . . . . , �f6
que tiene que imponer un castigo ejemplar al Las negras no necesitan mantener las da­
obvio incumplimiento de las reglas en que ha mas con 1 4 . . . ., �c7 1 5. l¿jd5, �a5+ ( 1 5.
incurrido el adversario. . . . , ¡vd8!?) 1 6. c3 en absoluto. En vez de eso
5 . LA PART I D A M O D E RN A D E A J E D R E Z 135

fuerzan, con buen criterio, la transición a un


final favorable.
1 5. CLJ d5, '?iVg6 1 6. ct:Jc7+, . . . (D)

En comentarios d e contemporáneos, este


complejo final se valoró como prácticamente
ganado para las blancas, pero es obvio que
esta valoración debemos catalogarla de ma­
1 6 . . . . , �d8? lentendido. A pesar de los lapsus del segundo
Deplorable error. ¿ Por qué no jugaron las jugador, lo mínimo que se puede decir es que
negras el rey a su segunda fila enseguida? la posición es incierta (20. f3, Jih6 2 1 . c3,
No eran felices con 1 6 . . . . , �el? 1 7. tvh4+, Cbe7 o 20. h4, Jih6 21 . h5? ! , Cb b4) . Y con su
pero luego de 1 6 . . . . , �d7 1 7. '?iVxg6, hxg6! próxima jugada, las blancas podrían haber
(mucho más lógica que la modesta 1 7 . . . . , perdido enseguida.
fxg6) 1 8. Cb xa8, Jixa8 su superioridad en el 20. b4?, Jie7?
centro y la actividad de las piezas son de tal Pasando por alto 20 . . . . , Jih6 21 . c3, fxe4,
magnitud que el bando blanco debe aban­ decisivo.
donar sus infundados sueños de conseguir 21 . c3, Jig5?!
ventaja y buscar con u rgencia la igualdad; en Esta jugada es aquí desconcertante. Un cur­
las variantes siguientes, sin embargo, no la so más lógico era 21 . . . . , fxe4 22. Jixe4, y en­
obtiene: tonces 22 . . . . , Cb xb4 23. Ji xa8, Cb c2+ 24.
a) 1 9. Jixf7? ! , Cbd4 20. 0-0-0 (20. 0-0, \t>d2, Cb xa1 25. Jid5, Il: f8 (buscando la
Cb e2+ 21 . \t> h 1 , Jixe4) , Ji h6+ 21 . \t> b 1 , igualdad) o 22 . . . . , Cb a7 23. Jixa8, Il: xa8 24.
Jixe4. a4, d5, con juego incierto.
b) 1 9. Jid5, fxe4 20. Jixe4, f5 21 . Jid5, 22. h4, Jit6 23. h5, g5 24. f3, Cbe7
Jig7 22. 0-0-0 (22. c3, e4) , e4. 25. Jlxa8, Il: xa8 26. \t>d2, d5?!
c) 1 9. 0-0, fxe4 20. Jixf7, Cb d4. Dando al bando blanco la ocasión de estable­
d) 1 9. �f1 , fxe4 ( 1 9 . . . . , Cb d4 20. c3, Cbe6) cer al instante tres peones pasados y unidos,
20. Jixf7, Cbe7. después de lo cual acaba con clara ventaja.
1 7. 'ij'xg6, fxg6 27. a4, � b6 28. \t> c2, Il: ca 29. � b3, . . .
En d8 el rey está peor situado, pero incluso Y las blancas ganaron ( 1 - O , 6 5 jugadas) .
en este punto merecía la pena estudiar 1 7 . . . . , De los comentarios de Tarrasch podemos
hxg6, y las negras aún podrían luchar por la inferir lo atónito que se quedó al ver las juga­
iniciativa. das 6 . . . . , d6 y 7 . . . . , e5 en vez de 6 . . . . ,
1 8. Cbxa8, Jixa8 1 9. Jid5, �c7 (D) Ji b4, que él consideraba la l ínea « normal » .
Es probable que e l lector d e hoy se quede
más o menos igual de atónito al descubri r la
opinión del g ran maestro Svéshnikov, que
1 36 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

sostiene que después de 1 . e4, c5 2. ct:\f3, 1 1 . JÍi,xbS, . . .


ct:\c6 las blancas deberían abstenerse de E n este caso e s e l alfil e l que captura e n b5,
emplear la continuación natural 3. d4, cxd4 4. pero 1 1 . ct:\ xb5 también se ha probado con
ct:\xd4, puesto que da a las negras buenas frecuencia. Aqu í tenemos un ejemplo reciente:
posibilidades de igualar (mediante un método 1 1 . . . . , axb5 1 2. ii,xb5, JÍi, b7 1 3. exf5, JÍi,g7
que no es difícil de adivinar; o sea, esa mis­ ( 1 3 . . . . , .S, a5) 1 4. 0-0 (?), 0-0 1 5. ii,c4, '{i'g5;
ma contraofensiva, . . . , e5) . Sulskis-Van Wely, Moscú, 2004. Otra posibili­
Las opiniones de ambos grandes maestros dad , más eficaz, de sacrificar se pone en
valen tanto la una como la otra. Es simbólico práctica después de 1 1 . c3, iL g7 1 2. iL d3
que entre ellas medie toda una época que (no 1 2. ct:\ xb5, axb5 1 3. JÍi,xb5, JÍi, b7, prema­
abarca tanto el apogeo como el declive de la turo) , JÍi,e6 1 3. ct:\xb5, axb5 1 4. ii,xb5. Todas
llamada teoría «científica» del juego de apertu­ estas variantes, que la teoría conoce desde
ra. En la actualidad, el razonamiento especula­ hace mucho, recuerdan solamente por enci­
tivo y generalizado se ha visto reemplazado ma los ataques románticos del lejano pasado.
por esquemas de desarrollo y variantes con­ En realidad, lo que las une es un cálculo sen­
cretas elaborados de manera minuciosa. Para cillo, racional . Al provocar complicaciones de
escogerlos y valorarlos, el jugador no confiará inmediato, las blancas esperan probar que su
sobre todo en los principios, sino en criterios análisis previo a la partida es superior al del
completamente prácticos. adversario; ni siquiera intentan construi r su
juego sobre la base posicional indicada por
Luther-Lékó Tarrasch .
Essen, 2002 1 1 . . . . , axbS 1 2. ct:\xbS, .S, a4 (D)
Defensa Siciliana [833]
1 . e4, es 2. ct:\f3, ct:\c6 3. d4, cxd4 4. ct:\xd4,
ct:\f6 s. ct:\c3, es 6. ct:\dbS, d6 7. ii, gs, as
8. ct:\a3, bS 9. JÍi,xf6, g xf6 1 0. ct:\dS, fS (D)

Son posibles otros medios de defensa, pero


no son tan populares.
1 3. b4, . . .
E l peón s e sacrifica para abrir líneas. Con el
mismo fin también se juega 1 3. c4; 1 3. 0-0 es
Una posición corriente de apertura. A dife­ menos enérgica.
rencia del ejemplo precedente, aquí las blan­ 1 3 . . . . , .S. xb4
cas no están obligadas en modo alguno a Como alternativa, las negras tienen 1 3 . . . . ,
recurrir a medidas radicales. Sin embargo, a '{i'h4. Las blancas podrían haber reducido la
pesar de eso prefieren una aguda continua­ eficacia de esa expedición de la dama jugan­
ción que implica sacrificar una pieza. do primero 1 3. ct:\ bc7+, �d7 y entonces sí
5 . LA PART I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 137

1 4. b4, pero tal como va la partida la trasposi­ g xb1 , que es inferior) 24. �xf5, g xb1 25.
ción no es importante. g xb1 , ii,d3 26. g f1 , d5; Naiditsch-Jacubiec,
1 4. t¿j bc7+, @d7 1 5. 0-0, . . . G riesheim, 2002.
Punto d e partida del ataque que han conce­ Por desgracia, la original concepción de
bido las blancas. Su idea se revela en la va­ las blancas y toda la variante que he citado
riante 1 5 . . . . , g b7? 1 6. �h5, t¿je? 1 7. carecen de importancia teórica. Las neg ras
�xf7, .l::r xc7 ( 1 7 . . . . , @c6 1 8. g ab1 ) 1 8. rechazan las amenazas sin especiales pro­
t¿j b6+, @c6 1 9. g ab1 ; Weis-Trapp, Cto. Ju­ blemas si no sucumben a la tentación de ce­
venil, Singen, 1 985. der la dama.
Como sucede a menudo, la desag radable 1 5 . . . . , g g8!
proximidad de las piezas enemigas respecto Otras continuaciones interesantes son 1 5.
al rey hace que el segundo jugador, por ins­ . . . , �g5, 1 5 . . . . , .l::r xe4 y 1 5 . . . . , �h4, pero la
tinto, quiera liquidarlas enseguida mediante que eligen las negras es la solución ideal al
1 5 . . . . , �xc7. Esto ocu rrió, a modo de ejem­ problema de la defensa. Todas las tentativas
plo, en Baljon-Dolmátov, Ámsterdam, 1 979, de alcanzar a su rey fracasarán.
que discurrió así: 1 6. t2Jxc7, @xc? 1 7. �h5, 1 6. g3?, . . .
.l::r xe4 1 8. �xf7+, ii,e?, con aproximada 1 6. �h5, �g5 también es malo para las
igualdad . Sin embargo, en una partida más blancas. Deberían haber jugado 1 6. t¿j xb4,
reciente (Shírov-Topálov, León, ajedrez rápi­ t¿jxb4 1 7. t¿jd5, encaminándose de alguna
do, 2001 ) la inesperada réplica a 1 5. . . . , manera a restablecer el equilibrio de material y
�xc7 fue 1 6. c3! ? (D). quedándose con netas posibilidades de con­
trajuego después de 1 7 . . . . , t¿j xd5 1 8. �xd5,
@e? 1 9. a4!? (mejor que 1 9 . .l::r ab1 , ii,e6 20.
�b7+, �f6, como en Vitolinsh-Kishnev, Yur­
mala, 1 981 ) .
1 6 . . . . , g b 7 1 7. �h5, �g5
La dama negra ha encontrado el mejor em­
pleo. Pronto, del ataque blanco no queda ni
rastro.
1 8. �xf7+, ii,e7 1 9. t¿j xe7, t2J xe7 20.
t¿j e6, �g6 21 . t¿jf8+, .l::í. xf8 22. '/j'xf8,
fxe4 23. g fb1 , g c7 24. a4, e3 25. fxe3,
�e4 0 - 1
Dejaremos de lado la pregunta de si 1 1 .
ii,xb5 es correcta. Observemos, simplemen­
te, que después de este sacrificio de pieza la
Las negras continuaron con 1 6. . .. , g xe4 tarea de buscar la mejor jugada de la posi­
( 1 6 . . . . , '/j'b7!?) 1 7. '/j'h5, @da 1 8. t2J xc7, ción se convi rtió en un asunto u rgentísimo
@xc7 1 9. �xf7+, ii,e?. En este estadio, gra­ para ambos jugadores . Esta responsabil idad
cias a que el bando negro ha perdido un tiem­ m utua es lo que explica la popularidad de
po con la jugada suplementaria de rey, el muchas variantes largas de apertura, aunque
adversario ha ganado la jugada c3, que pone al emplearlas una y otra vez los jugadores re­
b4 y d4 bajo control. Está claro que esto ha basan a veces los l ímites del sentido común.
mejorado la posición de las blancas, aunque
no lo suficiente para que puedan aspirar a te­
ner verdadera ventaja después de 20. g ab1 ,
ii,a6 21 . g fd 1 , g f8 22. �b3, .l::í. b8 23.
�e6, ii,c4 (en Shírov-Topálov se jugó 23 . . . . ,
138 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

P. H. Nielsen-McShane 16 . . . . , .l::!, e8 1 7. � h 1 , . . .
Malmo, 2003 E s este método d e desarrollar l a iniciativa
Defensa Grünfeld [D86] el que ha renovado el interés por la l ínea,
centrado en 1 7 . . . . , .l::!, c8 1 8. ibf4, JÍi,d7 1 9.
1 . d4, ibf6 2. c4, g6 3. Gb c3, dS 4. cxdS, e5, ibc4 20. e6, con las posibilidades si­
GbxdS S. e4, Gb xc3 6. bxc3, JÍi, g7 7. JÍi,c4, guientes:
. . . (D) a) 20 . . . . , Gb e5, la vieja recomendación de
Korchnói, no ha resultado del todo satisfactoria
en vista de 2 1 . exd7, V/i!ixd7 22. V/i!ib1 , Gb xd3
23. 'iVxd3, e5 24. ib e2; P. H. Nielsen-Turov,
Copenhague, 2002.
b) También hay dudas sobre 20 . . . . , JÍi, b5
21 . '?ie1 , ibd6 debido a la sorprendente con­
testación 22. JÍi,b1 !! (la jugada de Sakáev; 22.
ii,xg6 es más débil : 22 . . . . , hxg6 23. tyg3,
JÍi,d3 24. Gb xd3, � h7 25. ibf4, .l::!, g8) 22 . . . . ,
JÍi,xf1 (22 . . . . , g5 23. ii,xg5) 23. Gbxg6, V/ii c7
(23 . . . . , JÍi,d3 24. ii,xd3, 'iVc7 25. h3) 24.
V/i!ig3, ibf5 25. Gb xe7+, � h8 26. ib xf5 (o 26.
V/i!ixc7, .l::!, xc7 27. Gb xf5) , '?ixg3 27. hxg3,
ii,c4 28. ii,e4, aunque hasta ahora las blan­
cas no hayan transformado su ventaja en vic­
En la actual idad , este sistema clásico es­ toria en las partidas que se han jugado con
tá recuperando la preemi nencia que tuvo en esta l ínea.
su d ía y que casi había concedido por com­ c) Como opción aceptable para las neg ras
pleto a su rival, la j ugada 7. ibf3, más mo­ no queda sino 20 . . . . , JÍi,a4. Una vez más,
derna. sigue u n sacrificio: 2 1 . Gb xg6 ! , hxg6 22.
7 . . . . , es 8. ibe2, cxd4 9. cxd4, Gb c6 ii,xg6 (D). Da una posición muy interesante,
1 0. ii,e3, o-o 1 1 . o-o, ii,g4 1 2. f3, ibas que ocurrió hace mucho en Bánnik-Novotel­
1 3. JÍi,d3, JÍi,e6 1 4. dS, . . . nov, Cto . de la U RSS, Tifl is, 1 95 1 , pero que
El Ataque Sokolski. Tras m uchos años de no se anal izó por completo du rante otros
probarse en la práctica este sacrificio de cali­ cincuenta años.
dad, el veredicto global de los teóricos fue
que la iniciativa de las blancas pod ía com­
pensar el material perdido, pero era insufi­
ciente para obtener ventaja. No obstante,
esta variante, de fundamental importancia, si­
guió atrayendo la atención de algunos teóri­
cos hasta que un buen día una de sus
numerosas ramificaciones experimentó un
verdadero auge de teoría.
14 . . . . , ii,xa1 1 S. tvxa1 , f6 1 6. JÍi,h6, . . .
Esta posición abre una miríada d e posibili­
dades de ataque para las blancas. Otras l í­
neas también merecen más estudio; a modo
de ejemplo, 1 6. '?id4, JÍi,f7 1 7. JÍi, h6, e5 1 8.
V/i!if2, .l::!, e8 1 9. JÍi,b5, .l::!, e7 20. f4, como en
Van Wely-Sutovski, Dortmund, 2005.
5 . LA PART I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 1 39

Al verse ante la amenaza, muy real, de que (esta vez con todos los honores: ¡ sic transit
les den mate, lo menos que puede decirse es gloria mund11*), pero las negras deberían me­
que las negras están obligadas a descubrir va­ morizar sus variantes principales por si acaso.
rias jugadas fuertes. 1 7 . . . . , j_d7?!
c1 ) 22 . . . . , tZ:le5 23. j_e4, y a continuación: En comparación con 1 7 . . . ., M ca, esto es
c1 1 ) se ha reconocido que 23 . . . . , V/Jia5, que inexacto y da a las blancas la oportunidad de
se jugó en Christiansen-Korchnói, Reggio Emi­ modificar su juego de manera satisfactoria.
lia, 1 9a7- 1 9aa, es insuficiente en vista de 24. 1 0. es, M CB 1 9. t¿jg3!, . . . (D)
V/ii b2, M c4 (la mejor l ínea, relativamente, es
24 . . . . , j_c2 25. j_xc2, '{j'xd5 26. '{j'b1 ,
@ ha 27. j_e4, V/ii xe6 2a. j_f5) 25. V/iif2,
M Xe4 26. fxe4, V/ii c3 27. d6, que conduce a
clara ventaja de las blancas.
c1 2) Por lo tanto, la vía principal en la que se
han concentrado las investigaciones es 23 . . . . ,
j_c2 24. j_xc2, M xc2 25. '{j'd1 , y el bando
negro puede elegir entre:
c1 21 ) 25. . . . , V/iica (25 . . . . , V/Jic7) 26. f4, M c1
27. V/ii xc1 , V/iixc1 2a. M xc1 , t¿jg4 29. h3,
t¿jxh6 30. g4, M da 31 . M c7, @fa 32. M d7.
c1 22) 25 . . . . , @ h7 26. f4! (en la partida ori­
ginal, Bánnik-Novotelnov, las negras repelie­
ron el ataque después de 26. V/ii xc2+?, @xh6
27. f4, t¿jg6) 26 . . . ., @xh6 27. fxe5. De repente, el caballo cambia de ruta. La
Las posiciones finales de las variantes presión posicional sobre f6 resulta más incó­
«C1 21 ,, y «C1 22 » , a su vez, se han probado a moda para las negras que un asalto combina­
fondo. Las blancas han intentado jugar a ga­ tivo al rey.
nar; las negras se han esforzado (con más 1 9 . . . , t¿j c4
.

éxito) por reivindicar su derecho a hacer ta­ 1 9 . . . . , V/ii c7 sería peor: 20. exf6, V/ii c3 21 .
blas. No tiene objeto reproduci r más detalles f7+ (o 21 . t¿j e4, V/ii x a1 22. M Xa1 ) , @xf7 22.
de los análisis de Sakáev, Zajartsov, G reen­ 'Yjb1 .
feld y otros. Lo que es interesante es otra co­ 20. j_xc4, M xc4 21 . tZ:le4 V/ii b 6?
,

sa: aunque la posición que surge después de Esta jugada puede considerarse la equi­
22. j_xg6 comenzó a probarse en la práctica vocación decisiva. En cambio, 2 1 . . . . , j_a4!
actual en el año 2000, no fue hasta 2004 habría dado posibilidades de defenderse bas­
cuando, en vez de la natural 22 . . . . , tZ:l e5, hi­ tante buenas; por ejemplo: 22. exf6, V/ii x d5
zo su aparición una defensa más sutil: 23. fxe7, V/ii d 4 o 22. d6, M Xe4 23. fxe4, exd6.
c2) 22 . . . . , @ ha se j ugó en Zude-Van En cualquier caso, parece que las negras con­
Wely, Kuppenhei m , 2004. Luego de 23. siguen establecer una posición defendible.
V/ii e 1 , M ga 24. j_e4 (24. j_d3, V/ii x d5), 22. M d1 !, . ..

j_ea 25. V/ii h 4, M g6, los papeles se invirtie­ Impidiendo a l adversario cerrar l a gran dia­
ron : 26. °iYh5, t¿j e5 (26 . . . ., M g5 27. j_g7+ gonal y obligándolo a devolver la calidad.
haría tablas enseguida). En este punto, con 22 . . . , M xe4 (D)
.

27. f4, M C4 2a. j_fs, M Xg2 29. j_g7+, las Si 22 . . . . , M c2, se juega 23. M b1 .
blancas pod ían haber dado jaque perpetuo
después de todo.
Parece como si 1 6. j_ h6, M ea 1 7. @h1 tu­
viera que relegarse a los archivos una vez más • Así pasa la gloria del mundo. (N. del t.)
1 40 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Nakamura-Sashikiran
Copenhague-Malm6, 2005
Apertura del Peón de Rey [C20]
1 . e4, es 2. �hS, . . (D)
.

23. fxe4, fxeS 24. �xeS, �f6 2S. �g3, e6


Los alfiles de distinto color ayudan al primer
jugador a crear nuevas amenazas. Desde el
punto de vista de las negras difícilmente mere­
ce la pena debilitar sus comunicaciones de re­
taguardia; mejor harían en probar 25 . . . . , .M c8.
26. d6, es 27. h3, bS 28. �gs, �e6 En su libro 200 partidas abiertas, Bronstein
29. �e7, ,M c8 30. ,M f1 , . . . dedicó un capítulo aparte especialmente a
Y las piezas blancas pronto ejecutaron l a ac­ este ataque de dama, pero sin dar ni un solo
ción decisiva (1 - O, 37 jugadas). ejemplo concreto de su propia práctica. Se li­
Los principios clásicos de desarrollo en la mitó a recomendar 2 . . . . , tL\ c6 3. �c4, g6 y
apertu ra que Tarrasch consideraba inmuta­ hacer un edificante comentario general: « Pa­
bles siguen ocupando un lugar digno en libros ra aquellos que quieren ahondar en el arte
de texto y comentarios de partidas, pero es del ajedrez, esta suerte de ataque debe ser­
menos frecuente que los jugadores les pres­ virles sólo como base [punto de partida] para
ten atención durante el juego real . Hoy en el verdadero estudio científico de las regulari­
día, de hecho, todo lo que no está proh ibido dades [leyes] e irregularidades [excepciones]
está permitido. El ejemplo que sigue tiene ai­ del arte citado » . * El gran maestro estaba
re de graciosa anécdota, pero se dice que las equivocado; no, desde luego, al evaluar 2 .
anécdotas transmiten el espíritu de su época � h 5 , sino en lo d e l estudio científico, el arte
mejor que cualquier otra cosa. y el punto de partida.
2 . . . . , tL\ c6 3. �c4, g6 4. �f3, tL\f6
En opinión de Sash ikiran, 4 . . . . , �f6 es
más exacta, pero 4 . . . . , f5, que sigue el espí­
ritu del Gambito de Rey, también es i ntere­
sante (5. exf5 , tL\ d4 6 . �g3, d5) . A esto

• BRONSTEIN, David: 200 partidas abiertas. Trad. de Agus­


tín Puig. Martínez Roca, Barcelona, 1 973, p. 1 7. Las pa­
labras entre corchetes son las que propone la versión
inglesa. (N. del t.).
5 . L A PA RT I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 141

podemos añadir que al interpolar �h5 y . . . , Jálifman-Galkin


g6 antes de 4. 'iVf3, las blancas han pro­ Elista, 1 998
vocado el debilitamiento de f6, mejorando Gambito de Dama [043]
así con respecto a la partida Napoleón-Autó­
mata de Kempelen , Viena, 1 809, que discu­ 1 . d4, d5 2. c4, c6 3. é¿jf3, é¿jf6 4. é¿jc3, e6 (D)
rrió así: 2 . 'iVf3, él'i c6 3 . .i,c4, é¿jf6 4. é¿je2,
_tes.
5. é¿je2, .i,g7 6. é¿j bc3, d6 7. d3, .i,g4
8. 'iVg3, �d7 9. f3, _tes 10 . .i,g5, él'i h5
1 1 . V/!tfh4, h6 1 2 . .i,e3, él'ia5
Las negras sitúan los caballos en las bandas
del tablero. No sabemos qué planeaban res­
ponder a 1 3 . .i,d5.
13 . .i, b3, é¿jxb3 1 4. axb3, a6?! 1 5. d4,
V/!tle7 1 6. '{Wf2, exd4 1 7 . .i,xd4, é¿jf6
Y en este punto, con 1 8. 0-0! (Sashikiran),
las blancas podrían haber consolidado su ven­
taja (O - 1 , 87 jugadas).
El ajedrez, pues, es un juego por encima
de todo. En uno de los relatos de O'Henry
hay una comparación interesante: « La natu­ Esta posición , la básica de la Semieslava,
raleza se mueve en círculo. El arte se mueve es, de hecho, el punto de partida de varios sis­
en l ínea recta» . La vida del ajedrez, como la temas. Puede llegarse a ella siguiendo varias
del arte, ha resultado volátil , y apenas cien rutas, pero la que han elegido las negras es la
años después de Steinitz, el juego ha vuelto a que más se usa, y les permite tener controlada
su estado natu ral . la situación desde nada más empezar la parti­
da. Si las blancas intentan desviarse de esta
senda (mediante 3. cxd5, cxd5, a modo de
5.2. La apertura como ejemplo, o 4. e3, .i,f5 -4 . . . , .i,g4-) , de ma­
.

nera objetiva están rebajando sus aspiracio­


secuencia exacta nes. En líneas generales, lo mismo pasa con
de jugadas algunas continuaciones que están disponibles
ahora: 5. g3, 5. 'iVb3 y 5. cxd5. Solamente las
Según se entiende hoy en d ía, la variante réplicas temáticas 5. e3 y 5 . .i,gs prometen a
ideal de apertura incorpora la rigu rosa lógica las blancas posibilidades realistas de obtener
de jugadas que conducen de manera inexo­ ventaja en la apertura.
rable a un resultado específico. Como ejem­ 5 . .i,g5, . . .
plo para demostrar el mecanismo de una Las blancas n o tienen nada que objetar a en­
secuencia así, podemos tomar cualquiera trar en el Sistema Botvínnik. Su larga historia
de las agudas variantes en las que, sencil la­ presenta una secuencia constante de éxitos y
mente , es imposible un método alternativo fracasos, así que no importa lo convencidas
de juego. que pudiesen estar las negras de lo viable que
es su posición después de 5 . . . . , dxc4: el riesgo
de una catástrofe inesperada siempre debe te­
nerse en cuenta.
5 . . . . , h6
En caso de 5 . . . ., él'i bd7 6. e3 (o 6. cxd5,
exd5), V/!tfa5, trasponiendo a la Cambridge
142 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Springs, los acontecimientos seguirían un cur­


so teórico de todo punto distinto. Ahora las ne­
gras inducen al adversario a tomar él mismo
una decisión capital y determinar el carácter
de la batalla que se avecina. El cambio 6.
j_xf6, �xf6 conduce a un juego posicional
tranquilo y equilibrado, pero las blancas tienen
el ánimo peleón.
6. j_ h4, dxc4 7. e4, b5 (D)
Así pues, las negras hacen esto después de
todo, y la partida traspone al Sistema Botvín­
nik. Una alternativa es la variante, no menos
aguda, 7 . . . . , g5 8. j_g3, b5, que asimismo se
ha estudiado bastante bien.
Compárese esta posición con la que se
produce tras la j ugada 4 de las negras. El
acto de magia por el que la una se convirtió
en la otra no era inevitable, desde luego, pe­
ro era probabi l ísimo que ocurriera, dado que
cada una de las 1 1 jugadas que intervienen
tiene una justificación lógica o concretísima
que ambos j ugadores conocían de ante­
mano.
1 6. � b1 , j_ h6
Desde esta partida, las negras han tenido
que cifrar sus esperanzas en la variante 1 6 .
. . . , ¡va6 1 7. dxe6, j_xg2 1 8. e7, j_xf1 (o 1 8 .
. . . , j_a8).
1 7. j_xh6, .l:I xh6 1 8. b3!, . . . (D)
8. es, g5 9. tZ:Jxg5, hxg5 1 0. j_xg5, é2J bd7
1 1 . g3, . . .
El siguiente momento crítico. Había que
elegir entre 1 1 . g3 y 1 1 . exf6, cada una de
las cuales puede ram ificarse en subvarian­
tes independientes. Antes se consideraba lo
más fuerte capturar en f6 de in mediato; hoy
en d ía, los jugadores, en general , se inclinan
por la otra opinión, pero a menudo todas las
diferencias se reducen a una simple traspo­
sición .
1 1 . . . . , j_b7 1 2. j_g2, ¡vb6 1 3. exf6, 0-0-0
1 4. 0-0, c5 1 5. d5, . . .
También puede llegarse a esta posición me­
diante 1 1 . exf6, j_ b7 1 2. g3, c5 1 3. d5, �b6
1 4. j_g2, 0-0-0 1 5. 0-0. Sugerencia de Piket. Las blancas comien­
15 . . . . , b4 (D) zan un ataque directo, contra el que es muy di­
fícil encontrar una defensa satisfactoria.
1 8 . . . . , bxc3
5 . L A PA RT I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 1 43

Aceptar el sacrificio de caballo pierde casi ellas es la Variante Neoarcángel: 5 . . . . , b5 6.


por fuerza. ii,, b3, ii,, c5 (O) .
1 9. bxc4, 'iVa6 20. l::r xb7, 'iVxb7 21 . dxe6,
ti1b2
21 . . . . , °iVb6 (Petursson) es un poco mejor,
pero eso es magro consuelo para las negras.
Al efectuar la jugada del texto cuentan con
22. exd7+, .i':í, xd7 23. ti1f3, c2, que se había
visto antes, pero las blancas hacen algo mu­
cho más fuerte.
22. e7!, .l':í, e8
Tampoco puede evitarse la derrota después
de 22 . . . . , .i':í, dh8 23. °iVd5 (p. ej. , 23 . . . . , .i':í, xf6
24. ii,, h3) .
23. ii,, c6, ti1d2 24. °iVb3!, �b2 25.
ii,, xd7+, 1 - O
Una partida en la que un jugador solamen­
te tiene que hacer una jugada propia (en es­ La situación de mayor conflicto surge des­
te caso 22. e7) a fin de ganar es casi ideal , y pués de 7. c3, d6 8. d4, ii,, b6; el centro de las
sin embargo cosas así no son infrecuentes blancas está sometido a presión y el alfil ne­
en las contiendas actuales, ni mucho menos. gro está listo para i r a g4. A partir de aqu í, se
La posición que surge tras 1 5 . . . . , b4 ha de­ cree que la l ínea más temática es 9. a4, .i':í, b8
sempeñado un importante papel en el Siste­ 1 0. axb5, axb5 1 1 . CLi a3, 0-0 1 2. CLixb5; en­
ma Botvínnik durante muchos años. En casi tonces las negras pueden elegir 1 2 . . . . , exd4
toda variante de apertu ra habrá una o más o 1 2 . . . . , ii,, g4. Sin embargo, hay una inmen­
posiciones claves así que surgen de una se­ sa distancia que recorrer entre las jugadas 7
cuencia de jugadas estrictamente definida. y 1 2 . Examinemos los primeros pasos que se
Las tentativas de modificar esa secuencia o han dado por esa ruta. La base estratégica
proyectar dudas sobre ella son precisamente de todo el sistema de las negras se asienta
lo que constituye la fuente principal de nue­ en la posición que surge después de 7.
vas continuaciones teóricas. CLixe5, CLixe5 8. d4, ii,, x d4 9. ti1xd4, d6, que
les ofrece bastante buena partida, pero lo que
Zhang Zhong-Onishchuk les da más motivos de preocupación son las
Pekín, 2000 jugadas preliminares 7. a4, .l':í, b8 (7 . . . . , ii,, b7
Apertura Ruy López [C78] i ría contra la idea básica de las negras) 8.
axb5, axb5, y ahora sí 9. CLi xe5. El deseo de
1 . e4, e5 2. CLJf3, CLic6 3. ii,, b5, a6 4. ii,, a4, eliminar esta posibilidad sugiere al bando ne­
CLif6 5. 0-0, . . . gro la idea de invertir el orden de las jugadas
E n l a Ruy López, las blancas tienen a s u dis­ . . . , b5 y . . . , ii,, c 5. En realidad, esto da lugar a
posición un plan multiuso para acciones futu­ una serie de acontecimientos totalmente in­
ras ( .i':í, e1 , c3, d4, lLi bd2-f1 , etc.). Las dependiente.
defensas clásicas, como las que llevan los s . . . . , ii,, c s
nombres de Chigorin, Breyer y Smyslov, no Con la intención de usar la antigua Defensa
suelen asegurar la plena igualdad y conducen M011er como trampol ín para saltar a la desea­
a largu ísimas luchas posicionales. Es por eso da disposición de apertura. A 6. CLixe5, CLixe5
por lo que las variantes que se basan en la 7. d4 no se contestará la tradicional 7. . . . ,
idea de crear contrajuego con rapidez cobran CLixe4, sino 7 . . . . , b5 8. dxe5 (8. ii,, b3, ii,, xd4
un valor especial a ojos de las negras. Una de 9. 'iVxd4, d6), CLixe4, y ahora:
1 44 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

a) 9. Vjd5? , Jib7 (9 . . . . , 1iVh4) 1 0. 1iVxb7, Estamos ante una posición teórica que se
c6. ha producido en gran parte por medios artifi­
b) 9. 1iVg4, Jib7 1 0. Jib3, 1iVe7 1 1 . tl:Jc3, ciales, y en la que el bando blanco no puede
tl:Jxc3 1 2. bxc3, 0-0-0; Van der Weide-Piket, eludir una lucha cuerpo a cuerpo. Hasta la fe­
Cto. de Holanda, Leeuwarden, 1 997. cha, sin embargo, las blancas no han logrado
c) 9. Jib3, Ji b7 1 0. Jid5 (1 0. tl:Jc3, tl:Jxc3 refutar el arriesgado juego que el adversario
1 1 . bxc3, 0-0) , tl:Jxf2 1 1 . l:í. xf2, Jixf2+ 1 2. ha desplegado en la apertura.
@xf2, 1iVh4+ 1 3. @f1 , y el curso más sencillo 8. d4, . . .
para las negras es 1 3 . . . . , c6!? 1 4. Ji b3, D a lugar a l a larga secuencia que sigue.
1iVxh2, con lo que es probable que haya ta­ Otras líneas que se han jugado, sin especial
blas. éxito, son 8. a4 y 8. exd5, 1iVxd5 9. a4!?, b4
6. c3, b5 1 O. d4, exd4 1 1 . Ji b3.
El alfil de a4 tiene ahora dos casillas para re­ 8 . . . . , dxe4 9. tl:J xe5, . . .
tirarse, no una, y las blancas han obtenido el Nada s e consigue con 9 . tl:J bd2, exf3 1 0.
derecho a elegir. 1iVxf3, Jie7 o 9. dxc5, 1iVxd 1 (9 . . . . , exf3!?)
7. Jic2, . . . 1 O. Jixd1 , exf3 1 1 . Jixf3, e4. Más interesante
Una continuación que n o debería preocupar es 9. dxe5!?, exf3 (9 . . . . , 1iVxd 1 1 0. l:í, xd 1 ,
a las negras en exceso es la variante simplifi­ Jixf2+ 1 1 . �f1 , tl:J g4 1 2. Jixe4, Ji b? 1 3.
cadora 7. d4, bxa4 8. dxc5, 1iVe7 9. 1iVxa4, h3, tl:Je3+ 1 4. Jixe3, Jixe3 1 5. a4) 1 0. exf6,
1iVxc5. 1iVxf6 1 1 . l:í, e1 +, conservando la iniciativa.
7. . . . , d5 (D) 9 . . . . , tl:J xe5 1 0. dxe5, 1iVxd1 1 1 . l:í, xd1 ,
Después de 7 . . . . , d6 8. d4, Ji b6 9. a4, la tl:J g4 1 2. Jlxe4, tl:Jxf2
posición del alfil en c2 (en vez de en b3) , en Las negras no tienen la intención de confor­
general , resulta que favorece a las blancas, marse voluntariamente con tener una posición
puesto que en muchos casos pueden montar un tanto peor después de 1 2. . . . , l:í. b8 1 3.
con rapidez un ataque contra el débil peón de Jic6+, @e? 1 4. Jlg5+, @e6 1 5. Ji h4,
b5. Si las negras comparten esta opinión o al­ tl:J xe5. Prefieren, en cambio, ceder la calidad
gunas variantes concretas como 9 . . . . , Jig4 y cuentan con activar al máximo las piezas
1 0. h3!?, Jih5 ( 1 0 . . . . , Jixf3 1 1 . 1Vxf3, exd4 luego de que las blancas acepten el sacrificio.
1 2. axb5, axb5?! 1 3. l:í, xa8, 1iVxa8 1 4. e5) 1 1 . 1 3. Jic6+, @e7 1 4. l:í, d5, Ji b6 (D)
d5 no son de su gusto, la continuación más
convincente que tienen es la contraofensiva en
el centro.

1 5. Jlxa8, . . .
Momento crítico. La tentativa d e organizar
un ataque al rey negro mediante 1 5. Jlg5+, f6
5 . LA PART I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 145

1 6. ext6+, gxt6 1 1. A h4, tt:Jg4+ 1 8. @ h 1 , ner el caballo en juego cuanto antes es de im­
U b8 1 9. tlJd2, Ae6 20. U h5 alcanza su ob­ portancia crítica. En este sentido, merecía la
jetivo después de la errónea línea 20 . . . . , @f7 pena estudiar 20. U g3, U d8 21 . t¿jc2, U d2
21 . h3, t¿je5 22. U h6, t¿jg6 23. U f1 , que ocu­ (2 1 . . . . , c5) 22. t¿j d4, intentando recuperar la
rrió en Svidler-Grishchuk, Biel, 2001 . Sin embar­ iniciativa.
go, 20 . . . . , Af2 es lo bastante buena para las 20. U dd1 , Ae3
negras, como lo es 20 . . . . , t¿jf2+ 21 . Axt2, 20 . . . . , Ag4 también es bastante buena;
Axt2, Lautier-Onishchuk, Poikovski, 2004. ofrece concertar la paz enseguida después de
Una vez capturada la torre de a8, surge una 21 . U d3 (21 . U e1 , U d8), Afs.
situación atípica; las blancas, desde luego, no 21 . U a1 , At4 22. g3, Axes 23. U d2,
están peor, pero tienen muy pocas posibilida­ U da (D)
des de obtener ventaja.
1 5 . . . . , t¿jd3+ 1 6. @f1 , t¿jxc1 1 7. t¿ja3, . . .
Las blancas siguen con l a secuencia forza­
da. No pueden esperar más que la igualdad de
1 7. U d 1 , Af5 1 8. U xc1 , U xa8 1 9. tlJd2,
Ad3+ 20. @e1 , Ae3 o 1 7. t¿j d2, Ae6 1 8.
U xc1 , Axd5 1 9. Axd5, U d8.
17 . . . . , Ae6 1 8. U xc1 , U xa8 1 9. U d3, . . .
Proponiéndose contestar a 1 9 . . . . , Axa2
20. c4. Aunque las negras tendrían entonces
buenas posibilidades de hacer tablas después
de 20 . . . . , b4 21 . c5 (o 2 1 . U a1 , bxa3 22.
U xa2, axb2 23. U xb2, @e6) 21 . . . . , bxa3
22. U xa3, Ad5 23. cxb6, cxb6, no conside­
ran necesario pasar así a la defensa.
19 . . . . , Af5 (D) 24. c;t>e1 , . . .
E s difícil llamar a esto mejora e n relación
con la partida Sh írov-Onishchuk, Cto. de Ale­
mania por Equipos 1 999-2000, que se jugó un
poco antes. En ella se continuó con 24. @e2,
Ag4+ 25. @e3, Ad6 26. t¿j c2, f5 27. t¿j d4,
U f8 28. U f1 , g5 29. U df2, f4+. Si las blan­
cas pudiesen idear un plan global prometedor
en este final, sin duda constituiría una novedad
más valiosa.
24 . . . . , h5 25. t¿j c2, Axc2
Aunque se cambie uno de los alfiles, el otro
sigue en su puesto de mando y llevará a cabo
de manera satisfactoria las funciones de con­
trolador, dirigiendo los ataques en cada ala.
26. U xc2, h4 27. U e2, @f6 28. gxh4,
La variante teórica todavía no ha tocado a U ha 29. h3, U xh4 30. U e3, b4
su fin. De momento, está claro que los alfiles Y la lucha terminó en tablas (1'2-1/2 , 40 juga­
negros impresionan más que las torres blan­ das).
cas, que no tienen manera de salir y encontrar Numerosos tipos de variantes de apertura
espacio para maniobrar. Desde el punto de están sometidos constantemente a un duro
vista de las blancas, la pregunta de cómo po- proceso de selección natu ral . Las que gozan
1 46 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

de popularidad son aquellas en las que los ju­ dxe4 1 0. Q'Jxe4, i,b7 1 1 . Q'J eg5!?, c5 1 2. d5,
gadores se las ingenian para idear nuevas e exd5 1 3. cxd5, h6 1 4. Q'Jxf7, y las blancas con­
interesantes secuencias de jugadas -o acier­ siguieron desarrollar un fuerte ataque. En la par­
tan a alargar bien las antiguas- con la ayuda tida que nos ocupa, las negras no quieren verse
de una intensa preparación casera. El efecto envueltas en la misma disputa tan pronto; por lo
sorpresa en la apertura es de suma importan­ tanto, eligen otra línea teórica que asimismo es
cia siempre que haya detrás de él una labor bien conocida, pero se les tiene reservada una
anal ítica competente. Entonces, los adversa­ sorpresa de todas formas.
rios a los que se coge por sorpresa no lo tie­ 7 . . . . , 0-0 8. U c1 !?, . . . (D)
nen fácil . I nteresante jugada de espera. Las blancas
se abstienen de hacer 8. e4 (8. i,g2, c6) , d5
Topálov-Ponomariov 9. cxd5, i,xf1 1 O. <;f;;> xf1 , exd5 1 1 . e5, Q'J e4
Sofía, 2005 1 2. <;f;;> g2 e invitan al adversario a ser el prime­
Defensa India de Dama [E1 5] ro en revelar sus intenciones.

1 . d4, Qj f6 2. c4, e6 3. Qj f3, b6 4. g3, i,a6


5. b3, i, b4+ 6. i,d2, i,e7 (D)

8 . . . . , c6
En este punto, 8 . . . . , d5 9. cxd5, exd5 (9 . . . . ,
Q'Jxd5) es perfectamente jugable, como antes.
Tras invitar al alfil a ocupar d2, las negras 9. e4, dS 1 0. es, Q'Je4 1 1 . i,d3, . . .
tienen la intención de seguir con . . . , d5, sin E n este contexto, e l avance 1 O . e 5 fue una in­
prepararla (en cuyo caso no establece ninguna novación en sentido estricto. A partir de ahora,
diferencia esencial que se juegue 7. Qjc3 o 7. las negras están librando una batalla en un terri­
i,g2) o después de efectuar . . . , c6, que la torio de apertura que no conocen. Deciden pro­
teoría considera lo más fuerte. ceder de manera análoga a una l ínea que ya
7. Qjc3, . . . hemos mencionado: 7 . . . . , c6 8. e4, d5 9. e5,
Las largas variantes que comienzan por 7. Q'Je4 1 O. i,d3; aquí la continuación habitual es
i,g2, c6 empezaron a perder vigor hace siglos, 1 0 . . . . , Q'Jxc3 1 1 . i,xc3, c5, puesto que si to­
mientras que la jugada de caballo deja más man el alfil, 1 0 . . . . , Q'Jxd2, las negras disminu­
margen para buscar sendas nuevas. La princi­ yen su propia influencia en el centro y reducen
pal contestación que tienen las negras aquí se sus posibilidades de obtener contrajuego activo.
considera 7 . . . . , c6 8. e4, d5; en la partida Topá­ Sin embargo, tras interpolar 7 . . . . , 0-0 8.
lov-Anand, que se jugó un poco antes en el mis­ U c1 la situación es mucho más difícil de valo­
mo torneo, se siguió con 9. �c2 (en vez de 9. rar. En este caso, el cambio de los caballos de­
e5, Qje4 1 0. i,d3, que es lo habitual) 9 . . . . , jará vulnerable el enroque negro. El rey tendrá
5 . L A PA RT I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 1 47

que hacer frente al ataque corriente h4, que Con la jugada del texto, las blancas mues­
amenaza el sacrificio Jl,xh7+. Si las blancas tran que son reacias a quitar el alfil de la diago­
no tuviesen esta interesante idea a su disposi­ nal c1 -h6, aunque determinar el sitio correcto
ción, su maniobra de espera 8 . .l::r c1 vendría a de esta pieza sigue siendo un asunto clave.
ser, sencillamente, una pérdida de tiempo. Por Por otra parte, es indudable que la torre está
consiguiente, la próxima jugada de las negras en una mala posición en c3, aunque las ne­
indica, aparte de todo lo demás, que conscien­ gras no puedan atacarla enseguida: 1 2. . . . ,
te o inconscientemente no tienen miedo a la Jl, b4? 1 3. Jl,xh7+, @ xh7 1 4. l{J g5+, �xg5
ofensiva que se avecina. 1 5. Jl,xg5, Jl,xc3+ 1 6. �f1 , � g8 1 7. Jl,f6
11 . . . . , l{Jxc3!? (D) conduciría rápidamente al fin.
12 . . . . , es (D)
Reacción obvia, y sin embargo no lo bastante
enérgica. Una buena ocasión de explotar la in­
cómoda situación de las piezas blancas era 12 .
. . . , dxc4!? 1 3. bxc4, c5 1 4. h4, h6 (o 1 4 . . . . , g6,
pero no 14 . . . . , Jl,b?? 1 5. d5! , exd5 1 6.
Jl,xh7+) . Cuantas más líneas abiertas haya en
el centro, tanto mejor para el contrajuego negro.

La lucha comienza ahora en serio, pero las


blancas ya tienen una ventaja: están siguien­
do un programa de apertura trabajado en ca­
sa, mientras que las negras tienen que jugar
esta compleja posición « improvisando» , co­
mo suele decirse.
12 . .l::r xc3, . . .
Parece más prometedor capturar con e l alfil:
1 2. Jl,xc3, c5 1 3. h4 (1 3. dxc5? ! , dxc4 1 4. 1 3. dxc5, . . . (D)
Jl,e4, l{Jd7), y a continuación : Después de 1 3. h4, las negras tendrían que
a) 1 3 . . . . , l{Jc6? (o 1 3 . . . . , cxd4?) pierde por dirigir una difícil defensa. Por ejemplo:
el sacrificio corriente 1 4. Jl,xh7+. a) 1 3 . . . . , cxd4? 1 4. Jl, xh7+, 'it> h8 1 5.
b) 1 3 . . . . , g6 1 4. �d2 tampoco es bueno. él'ig5, g6 1 6 . .i;:r f3.
c) 13 . . . . , dxc4 1 4. Jl,e4!? Uugar directamen- b) 1 3 . . . . , h6 1 4. Jl,b1 , cxd4 ( 1 4 . . . . , l{Jd7
te 1 4. Jl,xh7+, @xh7 1 5. l{J g5+, � h6 no ga­ 1 5. Jl,xh6; 14 . . . . , dxc4 1 5. �c2, g6 1 6. dxc5)
rantiza más que las tablas, puesto que 1 6. 1 5. l{J xd4, dxc4 1 6. 'ijlg4.
'ijld2 o 1 6. Jl,d2 serían dudosas en vista de c) 1 3 . . . . , f5 1 4. exf6, y ahora:
1 6 . . . . , 'ijld5!) 1 4 . . . . , cxd4 (no 1 4 . . . . , l{Jd7? c1 ) 14 . . . . , Jl,xf6? 1 5. Jl,xh7+, 'it> xh7 1 6.
1 5. Jl,xh7+, @xh7 1 6. l{J g5+, @ h6 1 7. Jl,d2) l{J g5+, @ ga 1 1. 'ij'h5, .l::r ea 1 a. 'iVf7+, @ ha
1 5. l{Jxd4, l{Jd? 1 6. l{Jc6, iVea es incierto. 1 9. 'ijlg6, @ga 20. h5, Jl, xg5 2 1 . Jl, xg5,
d) 1 3 . . . . , h6 1 4. Jl,b1 , dxc4 ( 1 4 . . . . , l{J d7!?) 'iVd7 22. h6 aplasta a las negras.
1 5. Jl,e4 (1 5. 'iVc2, g6) , l{J d? (1 5 . . . . , cxd4) c2) 14 . . . . , .l::r xf6 es un poco mejor. Ahora el
1 6. d5, exd5 da juego incierto. sacrificio 1 5. Jl,xh7+, @ xh7 1 6. l{J g5+, @ ga
148 P R E P A R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

1 7. 'iVh5, .l::!, h6 no es suficiente para ganar, Una jugada más circunspecta era 1 4 . . . . ,
pero 1 5. Jl.g5, sencilla, es buena (1 5 . . . . , cxd4 'iVc7, poniendo la mira en el peón de e5 e im­
1 6. Jl.xt6, gxf6 1 7. Jl.xh7+). pidiendo de momento el sacrificio de alfil en
d) 1 3 . . . . , g6 no es muy atractiva a primera h7. Entonces 1 5. Jl.f4, 'iVa5 sería inútil para
vista, pero sí merece atención. En particular, la las blancas, y después de 1 5. <;i?f1 la si­
presencia del alfil blanco en la diagonal c1 -h6 tuación habría cambiado un poco y en algu­
significa que el primer jugador no dispone de la nas l íneas el mecanismo de ataque podría
maniobra 'iVd2-h6. agarrotarse; p. ej . : 1 5 . . . . , h6 1 6. Jl. b 1 , lZJd7
1 7. Jl.xh6 ( 1 7. �c2, f5 1 8. exf6, lZJ xf6) , dxc4
conduce a una posición incierta.
1 5. Jl. b1 f5?
,

Una jugada muy débil, que destroza el juego


de las negras para siempre. Había que elegir
el menor de estos males:
a) 1 5 . . . . , lZJd7 1 6. Jl.xh6 ( 1 6. 'iVc2, f5 1 7.
exf6, lZJ xf6 es poco convincente) 1 6 . . . . , f5
(1 6 . . . . , gxh6? 1 7. 'iVd3, f5 1 8. exf6, .l::!, xf6 1 9.
'iVh7+, <;i?f8 20. lZJ g5) 1 7. Jl.f4. Las negras
salen con un peón menos y aún deben tener
cuidado, puesto que luego de 1 7 . . . . , d4 ( 1 7 .
. . . , dxc4 es mejor) 1 8. lZJ g5! de nuevo afron­
tan un ataque de mate.
b) 1 5 . . . . , d4 1 6. Vj'c2, g6. Teniendo presen­
La captura en c5 es una jugada «preprogra­ te la variante anterior, esta tiene interés desde
mada» bastante sorprendente. Quizá a las un punto de vista práctico. En las complicacio­
blancas no les gustaba el aspecto de alguna nes que hay después de 1 7 . .l::!. d3, h5 1 8. g4,
que otra variante, pero una vez que aplazan el hxg4 o, más especialmente, 1 7. h5, dxc3 1 8.
ataque una sola jugada está claro que se Jl.xh6, Jl. b7, las negras aún tendrían una po­
arriesgan a que sea demasiado tarde. sibilidad de sali r indemnes, mientras que aho­
1 3 . . . , bxc5?!
. ra pierden sin oponer la menor resistencia.
Las negras, a su vez, se atrasan, lo que es 1 6. exf6, Jl.xf6 1 7. �c2, . . . (D)
ilógico y eleva el nivel de peligro de modo con­
siderable; da la impresión de que de veras no
ven la amenaza que supone la presencia de la
torre blanca en h 1 . De lo contrario, el curso
más sencillo que seguirían en este punto sería
transferir el alfil a la gran diagonal con 1 3 . . . . ,
d4 1 4 . .l::!. c1 , Jl.b7, prácticamente obligando al
bando blanco a enrocarse ( 1 5. cxb6?, 'iVxb6
no es bueno para él). Si, por otra parte, espe­
ran hacerse con la iniciativa, bien podrían cap­
turar el otro peón con 1 3 . . . . , dxc4!? 1 4. Jl. e4
( 1 4. bxc4, lZJ d7) , lZJd7, ofreciendo un sacrifi­
cio posicional de calidad.
1 4. h4, h6
Bordeando el precipicio. Desde l uego,
siempre hay que confiar en los recursos de­ Es ahora cuando parece que la partida ha
fensivos propios, pero no hasta este extremo. ido más allá de la preparación casera del pri-
5 . L A PA RT I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 1 49

mer jugador, pero las blancas ya no la necesi­


5 . 3 . g4: un símbolo del
tan , puesto que la posición negra es de todo
punto desesperada. progreso del ajedrez
1 7. . . . , d4 1 8. CL:\g5!, . . .
E l medio más elegante d e concluir l a lucha. Cada época ajedrecística puede señalar sus
18 . . . . , hxg5 1 9. hxg5, dxc3 (D) propios logros en la apertura. En el siglo x1x
apareció el Gambito Evans; el xx produjo la Va­
riante Svéshnikov. En el xx1 , cerrar una variante
sometiéndola a análisis casi perfectos ha llega­
do a ser más fácil que descubrir una nueva. Sin
embargo, aunque los tiempos de los descubri­
mientos sorprendentes en ajedrez han pasado
para siempre y los mejores lugares en los ma­
nuales de aperturas hace tiempo que están
ocupados, los jugadores se siguen viendo em­
pujados a inventar algo fuera de lo común; el
aspecto esencialmente creativo del juego de
apertura aún exige tener cauces de expresión.

Shírov-Shaw
Gibraltar, 2005
20. �f4, . . . Defensa Philidor [C41 ]
Más sencillo era 20. t!. h8+, @f7 21 . �g6+,
@el 22. gxf6+, pero en todo caso el rey negro 1 . e4, d6 2. d4, CL:\f6 3. CL:\ c3, e5 4. CL:\f3,
no tiene donde ir. CL:\ bd7
20 . . . . , @f7 21 . �g6+, @e7 22. gxf6+, En la actualidad, cuando las negras juegan
t!, xf6 23. 'iVxg7+, .l::!. f7 24. �g5+, @d6 25. la clásica Defensa Philidor utilizan a menudo
'iVxf7, �xg5 26. t!. h7, 'iVe5+ 27. @f1 , este orden de jugadas. Están dispuestas a so­
@c6 28. 'iVe8+, \t> b6 29. �d8+, \t> c6 portar algunas incomodidades en el final en
30. �e4+, 1 - 0 caso de 4. dxe5, dxe5 5. 'iVxd8+, \t>xd8.
Los sistemas modernos de apertura, con 5. g4, . . . (D)
su detallada elaboración, se emplean más a
menudo que otros por razones totalmente ob­
jetivas -y en absoluto como consecuencia de
alguna clase de acuerdo entre caballeros al
que llegan los jugadores-. Hay, sin embargo,
algo así como un circuito de retroalimenta­
ción : estos sistemas agrupan a sus parti­
darios en lo que podría llamarse clubes de
debate, lo que permite que su habilidad a la
hora de realizar análisis caseros se ponga a
punto con gran determinación en sus encuen­
tros. Al mismo tiempo, el alto porcentaje de
catástrofes en la apertura, incluso en varian­
tes relativamente tranquilas, es el inevitable
precio que hay que pagar por el privilegio de
empezar la partida alrededor de la jugada 1 5 Antes se solía ofrecer con bastante fre­
o incluso de la 22. cuencia el sacrificio del peón « b » ; suced ía en
1 50 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

las aperturas más diversas, desde la Defensa des de ataque. Las negras harán mejor en ju­
Siciliana al Gambito de Dama. En cuanto a gar 9 . . . . , VJ/ia5 o 9 . . . . , b5 directa, que puede
dar el peón « g » , di ría que es práctica pre­ conducir (después de 1 0. Jlxf7+, @xf7 1 1 .
ferente de la nueva generación, aunque, de dxe5, dxe5) a una posición que se examina en
hecho, en este caso concreto estamos pre­ el comentario siguiente.
senciando una típica vuelta al estilo del siglo 9 . . . . , dxeS 1 0. VJ/id3, . . . (D)
x1x, que más bien tend ía a olvidarse. El resto
de la partida se jugará con el mismo espíritu:
nada de lucha posicional , sino veloz desarro­
llo y ataque al rey.
5 . . . . , t2Jxg4
Capturar el peón es lógico; si no, avanzará y
atacará el caballo.
s . .i::í. 91 , t2Jgf6 1. Jlc4, h6
La amenaza 8. CZJ g5 podía rechazarse me­
diante 7 . . . . , exd4, pero las negras, con toda
razón, prefieren mantener su bastión en el
centro, dificultando más que el adversario en­
cuentre maneras concretas de desarrollar su
iniciativa.
B. Jle3, c6 9. dxe5, . . .
Tras ganar algunos tiempos, e l primer ju­ La posición crítica de la apertu ra, en la que
gador necesita ahora dar una salida a la el bando negro tiene que planear la disposi­
energ ía de sus piezas. El cambio preliminar ción de sus piezas y pensar un poco en el po­
de peones tiene su intríngu lis . En Shírov­ sible sacrificio del alfil enemigo en f7. Como
Azmaiparashvili, Cto. de Europa por Equipos, hemos visto, la jugada 1 O . . . . , VJ/ic7 tiene gra­
Plovdiv, 2003, partida «piloto» de toda la va­ ves inconvenientes. Por otra parte , 1 0 . . . . ,
riante, las blancas jugaron 9. Vj'd3 ensegui­ �a5 es perfectamente jugable, como antes;
da. Esta posición , muy poco natu ral , de la el ataque 1 1 . Jlxf7+, <;t> xf7 1 2 . VJ/ic4+ no da
dama permite a las blancas conservar más en la diana. No obstante, la j ugada más te­
posibilidades combinativas. Siguió 9. . . . , mática parece ser 1 O . . . . , b5. Si entonces 1 1 .
VJ/ic7 1 O . 0-0-0, y, por propia iniciativa, las ne­ Jlxf7+, la continuación es análoga a la de la
gras decidieron provocar complicaciones . . . partida, pero en este caso las perspectivas de
que no fueron del todo agradables para ellas: las blancas no parecen demasiado halagüe­
1 0 . . . . , b5?! 1 1 . Jlxb5, cxb5 1 2 . dxe5 , dxe5 ñas: 1 1 . . . . , @ xf7 1 2. t2l xe5+, t2l xe5 (lo más
1 3. t2l xb5, VJ1i a5 1 4. VJ1i c4, l:í. b8 1 5. a4, fuerte; 1 2 . . . . , �g8 1 3. t2l xc6, VJ/ic7 1 4.
VJ/ib4 1 6. t2l xe5. Si prefieren 1 O . . . . , a6, más Vjgxb5 es incierto) 1 3. �xd8, ctJf3+ 1 4.
cauta, una l ínea interesante es 1 1 . dxe5, � d 1 , CZJ xg 1 1 5. VJ/ic7+ ( 1 5. <;t>c1 , Jle7) ,
t2l xe5 ( 1 1 . . . . , dxe5? 1 2. Jlxf7+, @xf7 1 3. Jle7 1 6. Jl c5, l:í, e8, y las negras tienen
VJ/ic4+) 1 2 . t2l xe5, dxe5 1 3. t2l a4, como en ventaja.
Markovié-Picula, Cto. de Serbia, Kopaonik, 1 0 . . . . , ctJ h5?!
2005. Atrayendo los disparos del adversario, y las
Sin embargo, la jugada 9 . . . . , Vjgc7, sobre blancas aceptan el reto.
todo, parece dudosa. Como réplica, aparte de 1 1 . Jlxf7+, . . .
1 O. 0-0-0, merecía la pena estudiar 1 O. dxe5, Para castigar l a jugada d e caballo a l a ban­
t2lxe5 (tampoco aquí es satisfactorio 1 0 . . . . , da del tablero, pero 1 1 . 0-0-0 merece estudio,
dxe5?! 1 1 . Jlxf7+, �xf7 1 2. VJ/ic4+) 1 1 . ya que 1 1 . . . . , VJ/if6? fracasa por 1 2. ttJ b5!
t2lxe5, dxe5 1 2. 0-0-0, con buenas posibilida- 11 . . . . , <;t>xf7 1 2. t2lxe5+, t2lxe5
5 . LA PA RT I D A M O D E R N A D E A J E D R E Z 151

En este caso, esto es prácticamente forza­ Saliendo de l a nueva clavada, pero perdien­
do, ya que 1 2 . . . . , @g8 1 3. 0-0-0 es inacepta­ do otro tiempo.
ble para las negras. 20. Jlxe7+, z:!. xe7 21 . ¡v d8+, @f7 22. b3,
1 3. ¡vxdB, é2:\f3+ 1 4. 'íi;>d1 , é2:\xg1 1 5.
@c1 , . . . (D) Evitando 22. �d6, Jlxf5! 23. exf5, z:l. e1 +
24. é2:\d1 , é2:\f2 y preparándose para movilizar
las reservas.
22 . . . . , é2:\f6 (D)

La situación es difícil de evaluar. Desde el


punto de vista de las blancas, salen beneficia­
das en comparación con la línea 1 O . . . . , b5 1 1 .
Jlxt7+. De momento, sin embargo, se ven Debería jugarse 22 . . . ., é2:\g5 para respon­
obligadas a atacar con pocas tropas. De todas der a 23. �d4 o 23. ¡vd6 23 . . . ., 'íi;>f8, pla­
formas, las negras tendrán que defenderse con neando disponer los caballos de la mejor
gran cuidado y esperar que sus muchas piezas manera: en f7 y f6. La inexacta jugada del tex­
tengan tiempo de coordinar las acciones. to podría haber creado problemas.
1 5 . . . . , é2:\ h3 23. � b2, . . .
La única jugada. Se pierde enseguida con E s comprensible que l a torre de a 1 se apre­
1 5 . . . . , é2:\f3? 1 6. 'iYd1 , y 1 5 . . . . , é2:\f6 1 6. e5 sure a entrar en combate, pero en este punto
tampoco es bueno. 23. �d6, amenazando 24. e5, sí merecía
1 6. f4, Jl c5 1 7. �c7+, Jle7 1 8. Jlc5, atención. Podría seguir:
z:!. eB 1 9. f5, �f8 (D) a) 23. . . . , é2:\xe4? 24. é2:\xe4, z:!. xe4 25.
'iYg6+, �f8 26. f6, z:!. g4 27. fxg7+, � g8 28.
¡vea+, @xg7 29. 'íi;> b2, z:!. f4 30. z:!. e 1 , y las
negras no tienen defensa satisfactoria.
b) 23 . . . . , é2:\d7 (para bloquear el pu nto
e5) 24. � b2 , é2:\ e5 (24 . . . . , é2:\g5 25. z:!. g 1 )
25. z:!. f1 , z:!. e8 (25 . . . . , Jld7 26. f6, z:!. e6
27. fxg7+, �xg7 28. �c7) 26. f6, g6 27.
iVc7+, Jld7 28. �xb7, y las blancas tienen
ventaja.
23. . . . , é2:\g5
Está claro que tomar el peón con 23. . . . ,
é2:\xe4 es desaconsejable en vista de 24.
é2:\xe4, z:!. xe4 25. z:!. f1 .
24. g g1 , g d7
1 52 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Esta vez, 24 . . . . , CL\fxe4 no serviría a causa


de 25. h4. El ataque y la defensa se han mos­
trado dignos el uno del otro, y a ambos jugado­
res no les queda nada mejor que conformarse
con repetir jugadas. Se habría producido el
mismo resultado después de 24. . . . , b6 25.
�d6, <;tita 26. �dB+, c;tit7.
25. �h8, J'J,, e7
No se caza la dama: 25 . . . . , b6? es errónea
debido a 26. J'J,, xg5, hxg5 27. e5.
26. �da, J'J,, d7 21. �ha, J'J,, e7 1/2-112
La idea de gambito que han presentado las
blancas es impactante, aunque puede que no
sea del todo apropiada contra la sólida Defen­
sa Philidor. En cuanto a la agresiva g4 en ge­ Esta vez, g4 no es un gambito, puesto que si
neral, de repente se ha vuelto tan popular que las negras toman el peón, las blancas lo recu­
las negras tienen que contar con esta posibili­ peran al instante. El segundo jugador puede
dad nada más empezar la partida, no sola­ hacer caso omiso de la amenaza de que este
mente en la Defensa Siciliana, sino, de hecho, peón siga avanzando (4 . . . . , d6 5. g5, CL\fd7 o
en cualquier apertura. Por ejemplo, en Vallejo­ 4 . . . . , 0-0 5. g5, CL\ e8), aunque es más lógico
Jálifman , Dos Hermanas, 2003, se jugó 1 . c4, echar el freno a la ofensiva blanca mediante 4 .
CL\f6 2. CL\c3, e5 3. e3, d6 4. d4, CL\ bd7 5. . . . , h6. Entonces, después de 5. 'fJ,, g 1 , en la
g4! ? En este caso, como en la mayoría de práctica se ha visto lo que sigue:
otros casos parecidos, las ventajas de avan­ a) 5 . . . . , d6 6. h4, e5 7. g5 (7. �a4+!?, CL\ c6
zar con rapidez el peón a g4 no saltan a la vis­ 8. CL\d5, j_c5 9. b4, j_xf2+!?) 7 . . . . , hxg5 8.
ta; de todos modos, es interesante jugar hxg5, CL\g4 9. CL\d5; Zviagintsev-Benjamin,
posiciones así. Cto. de la FIDE, K. O. , G roninga, 1 997; esto se
parece a la variante 1 . c4, e5 2. CL\ c3, il b4 3.
Zviagintsev-Piket CL\d5.
Tilburgo, 1 998 b) 5 . . . . , d5 6. a3, j_e7 7. d4, CL\ e4 (o 7 . . . . ,
Apertura Inglesa [A 1 7] CL\ bd7} .
c) 5 . . . . , b6 6. h4, il b7 7. g5, hxg5 8. hxg5,
1 . CL\f3, CL\f6 2. c4, e6 3. CL\c3, ilb4 CL\ e4 9. �c2, CL\ xc3 1 0. dxc3, j_d6.
Un sistema h íbrido: sin esperar a d4, las En todas las líneas mencionadas, la partida
negras eligen la Defensa Nimzoindia pase lo cobra un carácter irracional y tiene muy poco
que pase . El tipo corriente de pensamiento en común con esquemas normales de desa­
en las apertu ras sugiere dos planes (disti n­ rrollo.
tos de la sencilla 4. d4) con los que las blan­ 4 . . . . , d5?!
cas pueden responder: 4. 'iVc2 , seg uida de Esto parece la clásica « reacción en el cen­
a3, o 4. g3, sin prestar atención a la expe­ tro» a un ataque por el flanco, pero la verdad
dición del alfil negro de momento. Ambos se acerca más a lo contrario de lo que suele
planes se han visto a men udo y a veces re­ ocurrir en casos así. Con esta actividad pre­
su ltan abu rridos . matura, las negras no hacen sino dotar a 4. g4
4. g4, . . . (D) de un genuino significado estratégico; al princi­
pio, el quid de esta ofensiva era apoderarse de
espacio en el flanco de rey.
Es posible que una manera mejor de llevar
a cabo la idea de las negras sea 4 . . . . , h6
5 . LA PART I D A M O D E R NA D E A J E D R E Z 153

5. J:'! g1 , l'L!c6 6. h4, d5. Esto ocurrió en Brkié­ sev) , con ventaja posicional en e l centro y el
Emelin, Zadar, 2002. Sin embargo, como res­ flanco de rey. Esta variante habría sido, sin du­
puesta a 7. g5, hxg5 8. hxg5, las negras se da, una continuación más consecuente de su
abstuvieron de hacer 8 . . . . , l'L! e4 9. 'iVc2 y estrategia de apertura.
prefirieron la cauta retirada 8 . . . . , l'2Jg8. 8. gxf6, l'L!xf6 9. a3, il,xc3
5. g5, . . . También esto es bastante cuestionable; 9.
A l seguir avanzando, e l peón « g » participa . . . , il,d6 merece estudio.
ahora en la lucha por el centro, aparte del otro 1 0. dxc3, VJije7 1 1 . il,g5, . . .
propósito que persigue; de ah í que el valor de E l juego se anima; como n o desean facilitar
las acciones que ejecutan las blancas en la el desarrollo del adversario mediante 1 1 . cxd5,
apertura comience a subir. Una posibilidad in­ exd5 1 2. il,g5, il,g4, las blancas están prepa­
cierta es 5. 'iVa4+, l'L!c6 6. l'Lid4, J:'! b8! ? (6. radas para sacrificar un peón .
. . . , il,xc3 7. l'L!xc6, il,xd2+ 8. il,xd2, bxc6 9. 1 1 . . . . , il,d7? !
cxd5). G rave inexactitud que podía haber conduci­
5 . . . . , l'L!e4 6. h4, . . . do a perder un importante tiempo. El alfil está
Las blancas demuestran abiertamente que mal situado en d7, y las negras deberían haber
no tienen prisa por forzar los acontecimientos; continuado con 1 1 . . . . , dxc4 1 2. h5 ( 1 2. e4,
quieren subrayar lo inestable que es la posi­ h6) , e5 ( 1 2. . . . , h6 1 3. 'iVg6+, VJijf7 1 4.
ción del caballo de e4. De todos modos, des­ 'iVxt7+, \tixf7 1 5. il,f4) 1 3. h6, J:'! g8, con po­
pués de 6. 'iVa4+, l'L!c6 7. l'L!e5 (más fuerte sición incierta.
que 7. l'L!xe4, dxe4 8. l'L!e5, e3! 9. fxe3, 1 2. 0-0-0?!, . . . (D)
'iVxg5, con contrajuego) , enérgico, las negras Obligando literalmente a las negras a tomar
afrontarían graves dificultades: 7 . . . . , il,xc3 en c4 en un momento en el que las blancas te­
(no hay nada mejor) 8. dxc3, 'iVd6 (o bien 8 . n ían 1 2. cxd5, exd5 1 3. 0-0-0, il,e6 1 4. h5,
. . . , il,d7 9. l'L!xd7, 'iVxd7 1 0. il,g2) 9. l'L!xc6, más sencillo y mejor, conservando la iniciativa
bxc6 1 0. il,g2. en una situación en la que el material está ni­
6 . . . . , l'L! c6 7. 'iVc2, . . . (D) velado y la posición del rey blanco es más se­
gura.

7 . . . . , f5
Ahora lo que elijan las blancas es funda­ 12 . . . . , dxc4 1 3. h5, . . .
mental : tomar al paso o no tomar. Deciden 1 3 . e 4 e s suficiente para igualar después
cambiar los peones en f6, pero era preferible de 1 3 . . . ., e5 ( 1 3 . . . ., h6?! 1 4 . es, hxg5 1 5 .
8. cxd5, exd5 9. d3, l'L!xc3 1 0. bxc3, il,d6 1 1 . 'iVg6+) 1 4. il, xc4 , 0-0-0. Al empezar un
il,g2 ( 1 1 . 'iVb3!?), il,e6 1 2. l:'! b1 (Zviagint- nuevo ataq ue por el flanco, las blancas as-
1 54 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

piran a más, pero sin que eso esté lo bas­ 1 9. i,xd7+, t¿jxd7 20. t¿j e3, t¿j c5 21 .
tante j ustificado; se arriesgan a acabar con tiJd5, t¿jd7
peor posición . Extrañas maniobras de caballo; encierra
1 3 . . . . , 0-0-0 más lógica 21 . . . . , tí. g6 22. b4 y ahora 22 . . . . ,
Aparte de esta obvia réplica, también es in­ tí, d6 (Ftácnik) o 22 . . . . , t¿j e6, con l a idea 23.
teresante 1 3 . . . ., t¿ja5. Por otra parte, 1 3 . . . . , b5? ! , tt:Jed4.
e5 es muy arriesgada: 1 4. h6, g6 ( 1 4 . . . . , 0-0-0? 22. �d3, 'iVt5?!
1 5. tí, xd7) 1 5. tí, xd7! ?, @xd7 1 6. i,h3+, Esto ya conduce a conflictos. Después de
@e8 1 7. �a4. 22 . . . ., t¿j b6 (Zviagintsev) habría más o me­
1 4. h6, g hg8 nos igualdad de oportunidades.
Las negras se contienen demasiado; está 23. e4, . . .
claro que subestiman sus propias posibilida­ Podía adquiri rse una ventaja más convin­
des activas. Van mal con 1 4 . . . ., g6 1 5. t¿j d2, cente en el final luego de 23. tv'xt5, tí. xf5 24.
t¿j a5 1 6. i,g2, pero las variantes que se dan b4, t¿j b6 (24. . . ., a6 25. a4) 25. b5, tt:Jxd5 26.
después de 1 4 . . . ., t¿ja5 son bastante atracti­ tí, xd5, t¿j a5 27. i,g3.
vas para ellas: 23 . . . . , �e6 24. b4, tí. f7?
a) 1 5. i,h3, gxh6. Un descuido táctico que pierde la partida en­
b) 1 5. i,g2, i,c6! 1 6. tí, xd8+, tí, xd8 1 7. seguida; era preceptiva 24 . . . . , @ b8.
�xh7, 'iVc5 1 8. i,xt6 ( 1 8. tv'xg7? , tv'f5) , 25. �c4, a6 26. t¿j b6+, 1 - O
gxf6. Si intentamos definir un factor común que
c) 1 5. e4!?, t¿j b3+ ( 1 5 . . . . , i,c6 1 6. t¿j d4, una los diversos casos en los que ha ocu rrido
gxh6 1 7. i, h4) 1 6. @ b 1 , i,a4. g4 en la práctica reciente, no es difícil ver que
1 5. i, h3, gxh6 1 6. i, h4, ti, dt8 esta ofensiva de peón no suele tener nada
En este punto, 1 6 . . . . , t¿ja5 redunda más que ver con las ideas tradicionales de la aper­
bien en beneficio de las blancas: 1 7. e4, tura en cuestión, sino que más bien pretende
t¿j b3+ (1 7 . . . ., e5 1 8. tí, xd7, tí, xd7 1 9. �a4) negarlas o incl uso sustitui rlas por completo.
1 8. @b1 , e5 1 9. tí, xd7, tí, xd7 20. �e2. Desde luego, podría considerarse que esto
1 7. t¿jd2, tv't7 1 8. t¿jxc4, e5! (D) es síntoma de un pensamiento estratégico
nuevo y progresivo que se da entre los ju­
gadores, pero a todas l uces lo que está su­
cediendo aqu í no es más que una forma
peculiar de protesta contra el marco, regula­
do en exceso y estrictamente delimitado, de
la teoría oficial , con sus esquemas corrientes
de juego que hacen de la repetición constan­
te algo casi obligatorio. Por desg racia, un
sentim iento de protesta solo no puede servir
de base sólida a una estrategia seria de aper­
tura. La mayoría de las ideas de este tipo
apenas tiene perspectivas reales de desarro­
llarse más; respecto a las que sí resultan via­
bles, pronto se convierten en parte del
sistema moderno, un iversal , de conocimien­
Las negras han elegido el momento oportu­ tos teóricos.
no para realizar este avance y tienen una bue­
na posición. Posteriormente, sin embargo,
empiezan a jugar de la manera más incohe­
rente posible.
5 . LA PART I D A M O D E RNA D E A J E D R E Z 155

Dreev-L. Domínguez lógicas, 7 . . . . , i, b4 y 7 . . . . , h 6 , s e han someti­


Poikovski, 2005 do asimismo a un estudio detallado.
Gambito de Dama [045] 8. i,xc4, e5 9. i,d2, . . . (D)
Iniciando un genuino juego de gambito. La
1 . d4, d5 2. c4, c6 3. Qjc3, Qjf6 4. e3, e6 5. lucha habría tenido una orientación más posi­
Qjf3, Qj bd7 6. 'iVc2, . . . cional luego de 9. g5, Qjd5 y entonces 1 O.
Esta variante e s compañera habitual d e la Qj e4 o 1 0. i,d2.
Variante Merano, 6. i,d3, dxc4 7. i,xc4, b5.
Durante algún tiempo, ambas han gozado más
o menos de la misma popularidad.
6 . . . . , i,d6 (D)

9 . . . . , 0-0
Las negras siguen sin impedir que el adver­
sario entre en la variante 1 O. g5, Qjd5. La ju­
gada que se ve más a menudo es 9 . . . . , exd4,
La posición básica, en la que, a su vez, va­ aunque también es interesante jugar directa­
rios planes han atraído la atención de las blan­ mente 9 . . . . , Qj xg4 ( 1 0. Qj e4, Qj b6 o 1 0.
cas: M g1 , QJ b6).
a) 7. i,d2, 0-0 8. 0-0-0. 1 0. 0-0-0, exd4 1 1 . Qj xd4, Qje5 1 2. i,e2, . . .
b) 7. b3, 0-0 8. i,e2. Audaz decisión. Todavía merecía l a pena
c) 7. e4, dxe4 8. Qjxe4. estudiar 1 2. g5, Qjfg4 ( 1 2 . . . . , Qj xc4 1 3. gxf6,
d) 7. i,e2 o 7. i,d3. (No hace mucho tam­ 'iVxf6 1 4. Qj e4) 1 3. Qj e4, QJxc4 1 4. Vlixc4,
bién empezó a usarse el orden de jugadas 7. i,e7 1 5. 'iVe2, con posición incierta. Las
i,d2, 0-0 8. i,d3.) blancas se han obstinado en no avanzar más
En la actualidad, es obvio que esta lista es­ el peón «g» y al final obligan al segundo juga­
tá incompleta sin lo siguiente: dor a capturarlo.
7. g4, . . . 1 2 . . . . , Qjexg4 1 3. M hg1 , . . .
El más exitoso d e los proyectos «g4» e n la Continuando e n l a misma vena intransigente.
apertura. Al avanzar, el peón blanco llama la 1 3 . . . . , QJxf2 1 4. M df1 , . . . (D)
atención de las negras en una tentativa de
desviarlas, por ejemplo con 7 . . . . , Qj xg4 8.
M g 1 , Qjxh2 (8 . . . . , Qj h6 9. i,d2) 9. Qj xh2,
i,xh2 1 0. M xg7, 'iVt6 1 1 . M g2, de las ope­
raciones que planean en el centro.
7. . . . , dxc4
Las negras dejan libre una casilla para que
el caballo se vaya de f6. Las demás réplicas
1 56 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Presentando nuevos temas para las combi­


naciones de las blancas. Aqu í lo indicado es
1 8. ct:Jxe5, 'iVxe5; entonces una l ínea posible
es 1 9. �xg6 ( 1 9. 1l g3!? mantiene la tensión),
fxg6 20. 1l xg6+, con jaque perpetuo después
de 20 . . . . , hxg6 21 . 'iVxg6+ o una aproximada
igualdad tras 20 . . . . , @ ha 2 1 . 1l h6, ct:Jg5 22.
'/ig6.
1 8. �c4?!, . . .
Dando a l adversario l a oportunidad d e corre­
gir su equivocación; las negras no deberían te­
ner miedo de 1 8 . . . . , �c7 1 9. l;l xg6+, hxg6
20. �xg6+, @ h8 2 1 . '/ih6+, ct:J h7 22. �d3,
f6 (Dreev).
1 4 . . . . , ctJ h3 1 8 . . . . , ct:J g4?
Mejor que 1 4 . . . . , ct:J2g4 1 5. CLifS, �xh2 Perdiendo la partida, ya que ahora es impo­
1 6. �xg4, �xg 1 1 7. 1l xg 1 . El caballo negro sible defender las casillas negras.
está incómodo en h3, y las piezas blancas son 1 9. ct:Jxe5, ct:Jxe5 20. ct:Je4, @ h8 21 . ct:Jf6,
activas, pero es dudoso que esto equivalga a b5
tener compensación suficiente por el material El segundo jugador podría escapar del ata­
sacrificado. que de mate mediante 21 . . . . , 'i}'c5 22. �e2,
1 5. l;l g2, �es 'i}'xc2+ 23. @xc2, ct:Jd7, pero entonces per­
Otro plan de defensa implica jugar 1 5 . . . . , g6 dería el caballo de h3.
1 6. �c4, @ h8 ( 1 6 . . . . , �e5 1 7. ct:Jf3, �c7 22. �e2, ct:Jd7 23. �c3, iVxe3+ 24. @ b1 ,
1 8. ctJ h4) . ct:Jxf6 25. 1l xf6, @ g8 26. 1l gxg6+, fxg6
1 6. ctJf3, °iVe7? ! 27. l;l xg6+, @f7 28. l;l g7+, @e6 29. �g4+,
Merecía la pena retirar el alfil a un puesto
seguro enseguida ( 1 6 . . . . , �c7) y no dejarlo Y se aplasta a las negras (1 - O, 37 juga­
expuesto a la amenaza de un cambio. En vez das).
de tomar esta precaución, que no tiene nada La profundidad de los análisis de la apertura
de superflua, con la próxima jugada, por si fue­ y el conocimiento de numerosas continuacio­
ra poco, se debilita la gran diagonal . nes teóricas a menudo compensan, sencilla­
1 7. �d3, g6?! (D) mente, el planteamiento tan superficial que
adoptan muchos jugadores modernos con res­
pecto a los importantes problemas estratégi­
cos de la apertura. No obstante, si se trata el
ajedrez por encima de todo como un juego, no
tiene sentido ser muy exigente: las partidas
deben simplemente proporcionar placer y
aportar un buen número de puntos en la tabla
de clasificación .
6 . CA LIDOSCOPIO
TE Ó RICO
Una máquina debería
funcionar; un ser humano
debería pensar.
Máxima de IBM

Las novedades de apertura suelen surgir co­ Rustemov-Vallejo


mo ampliaciones de variantes con las que ya Dos Hermanas, 2003
estamos familiarizados; o, por el contrario, pre­ Gambito de Dama [D31 ]
tenden refutar esas variantes. O de nuevo
puede suceder que un pensamiento novedoso 1 . d4, d5 2. c4, e6 3. tb c3, �e7 4. cxd5,
acuda a la mente por sí solo; todo proceso cre­ exd5 5. �f4, c6 6. e3, �f5 7. g4, . . .
ativo tiene sus elementos peculiares de azar y Aquí tenemos u n ejemplo d e g 4 sobre e l mo­
regularidad. Sin entrar muy a fondo, examine­ delo antiguo, evocando aquellos días en los
mos unos pocos ejemplos de descubrimientos que semejantes ataques de peones siempre se
en la apertura; podría llamarse a esto un breve explicaban por motivos concretos: se ahuyenta
curso práctico de teoría de aperturas, pero no al alfil negro de la importante diagonal b1 -h7 (7.
estoy seguro de que tales palabras encajen . . . , �g6?! 8. h4) , y son las blancas las que la
muy bien entre sí. ocupan. Por otra parte, el peón de g4 se con­
vierte en objeto del contrajuego negro.
7 . . . . , �e6 8. �d3, tlJd7 9. h3, g5!? (O)
6. 1 . Correcciones
a la teoría

La teoría ajedrecística está en un proceso


constante de refinado, que se da casi de ma­
nera automática gracias a los miles de partidas
de torneo que se juegan . Lo más sencillo
(siempre que sea posible, desde luego) es in­
vestigar la base de variantes forzadas, inspec­
cionándolas con detalle jugada a jugada; lo
que es más difícil es descubrir ideas originales
que nos permitan alterar la valoración de algu­
na posición teórica o abrir nuevas sendas para
desarrollarla. Sin embargo, son bastantes los
refinamientos interesantes de apertura que no Este avance también se conoce por otra
tienen necesidad alguna de inventarse; ya se secuencia de jugadas: 8. h3, tbd7 9. tbf3,
han empleado en la práctica y, sencillamente, g5 (Bern-Agdestein, Cto. de Noruega por
están esperando a que por fin se les preste Equipos, 1 99 1 ) . Esta contraofensiva es una
atención. idea relativamente moderna que tienen las
neg ras en esta l ínea. U na ofensiva por el
158 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

flanco de rey, si bien con el peón « h » , se pro­ infrecuente en el ajedrez moderno, la inte­
bó en el Encuentro Botvínnik-Petrosián de gran las que un jugador descubre y aplica en
1 963 por el Campeonato del Mundo, en el el tablero «en vivo » . Debe decirse que el des­
que se presentó por vez primera toda la va­ conocer la teoría de apertu ras a menudo da
riante de 7. g4. pie a que ocu rra esto. Al verse ante un pro­
1 0. �g3, h5 1 1 . f3, . . . blema desconocido, el jugador se ve obligado
lakov Neishtadt, e n s u libro Otkazanny fer­ a tomar una decisión de manera indepen­
zevy gambit (EI Gambito de Dama Rehusado), diente y, sometido a estas duras condiciones,
de 1 967, da la partida Gurévich-Byjovski, Mos­ a veces acierta a fijar una nueva e interesan­
cú, 1 963: 1 1 . f4, gxf4 1 2 . exf4, � h4 1 3. te dirección a la partida.
Cbce2, VJ/ie7 1 4. �f2, 'iVf6 1 5. g5, �xg5 1 6.
Cbf3, h4 1 7. fxg5, hxg3+ 1 8. @ g2, VJ/ig7 1 9. Kaplun-Eingorn
CLJf4, 0-0-0. El juego de las blancas merece Klaipeda, 1 983
atención , pero en vez de 1 3. CL:Jce2, parece Defensa Nimzoindia [E57]
más fuerte una línea más natural: 1 3. CL:Jge2!?,
�xg3+ (13 . . . ., hxg4 1 4. f5) 1 4. CL:Jxg3, VJ/ih4 1 . d4, Cbf6 2. c4, e6 3. Cb c3, � b4 4. e3,
1 5. VJ/if3, hxg4 1 6. '/ie3 (o 1 6. '/if2), conser­ 0-0 5. �d3, d5 6. Cbf3, c5 7. 0-0, Cb c6 8. a3,
vando la iniciativa.
11 . . . . , '/ib6 (D) El punto de partida de un gran número de
La maniobra de las negras se dirige contra variantes. Las negras eligen la que dista de ser
1 2 . .M h2, que liberaría a la dama blanca del la más popular.
incómodo deber de defender el peón de g4. 8. . . . , cxd4 9. exd4, dxc4 1 O. �xc4, �xc3
1 1 . . . ., CL:J gf6 1 2 . .M h2, Cb b6 (Krush-Bruzón , 1 1 . bxc3, '/ia5 (D)
Buenos Aires, 2003), sencillo, también es
bueno.

Al atacar el peón de c3, las negras quieren


ganar un tiempo para asaltar el centro blanco
1 2. _M b1 , . . . con 1 2 . . . . , e5. Pese a la relativa escasez de
Ahora a 1 2 . .M h 2 podría contestarse 1 2 . . . . , partidas en las que había surgido esta po­
h4 1 3. �f2, VJ/jxb2. Por esta razón, las blan­ sición , en la práctica se habían probado casi
cas se conformaron con una réplica más mo­ todas las continuaciones posibles (a modo
desta y, al ver que no habían sacado nada de de ejemplo, 1 2 . � b2 , 1 2 . �d2, 1 2. VJ/ie2,
la apertura, ofrecieron tablas, pero en la juga­ 1 2. VJ/ic2, 1 2. VJ/ib3 y 1 2. VJ/id3) . Ninguna de
da 40, 1 - 0. ellas, sin embargo, era del gusto de mi adver­
Otra categoría de innovaciones, bastante sario, que, tras reflexionar un poco, decidió
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 59

oponerse a los planes de las negras de ma­ Y las blancas se quedaron con una posición
nera radical . difícil (O - 1 , 41 jugadas) .
1 2. 'ife1 !?, . . . En la medida de lo posible, desde luego,
¡ Qué sencillo! E l peón d e c3 está defendido merece la pena conocer las investigaciones te­
y e5 queda bajo control. Las negras tienen que óricas tanto nuevas como antiguas, pero es
buscar otra manera de crear contrajuego, y tie­ importante no sobreestimar el valor del conoci­
nen que hacerlo rápido, puesto que el primer miento adquirido y mantener una actitud crítica
jugador amenaza tomar la iniciativa por com­ respecto a él. La mejor manera de utilizar las
pleto explotando la fuerza del alfil de c1 . variantes, referencias y discusiones que se ci­
1 2 . . . . , i,d7? ! tan en los manuales de aperturas es como da­
Esta jugada y la siguiente muestran que las tos para ayudar a pensar con independencia.
negras todavía se proponen efectuar el avan­
ce . . . , e5. Mejor posibilidad es 1 2 . . . . , b6!? 1 3. Rotshtein-Shnéider
i,g5, t¿jd5 1 4. i,d3, i,a6 1 5. c4, 'ifxe1 1 6. Jóvenes Maestros de Ucrania, Jarkov, 1 984
.S. fxe1 , t¿jf6!; Flear-S. Jackson, Cto. de Gran Defensa Nimzoindia [E42]
Bretaña, Brighton, 1 984.
1 3. i,d3, .S. fe8 1 4. t¿jeS?!, . . . 1 . e4, tZJ f6 2. d4, e6 3. tZJ e3, i, b4 4. e3, es
Una equivocación; con 1 4. i,g5, t¿j d5 (1 4. S. t¿je2, exd4 6. exd4, dS 7. a3, i,e7 8. es,
. . ., e5 1 5. i,xf6, gxf6 1 6. 'iV'b1 ) 1 5. i,d2, es
obvio que las blancas podían haber adquirido Más tarde se vería 8. t¿jf4 con más frecuen­
ventaja. cia en esta posición.
1 4 . . . . , tZ:lxeS 1 S. dxeS, 'ifdS! 8 . . . . , b6 9. b4, bxeS 1 0. dxeS, 0-0 1 1 . g3,
Un truco táctico poco complicado que per­ aS 1 2. ,S. b1 , . . . (D)
mite al bando negro reagrupar las piezas de
manera satisfactoria en caso de 1 6. �e2,
i,c6.
1 6. exf6, 'ifxd3 1 7. 'ifeS, 'ifg6 1 8. fxg7,
i,e6 (D)

Si bien han concedido la preponderancia en


el centro al adversario, las blancas han adqui­
rido una sustanciosa mayoría de peones en el
flanco de dama. U na de las primeras partidas
que se jugaron con esta l ínea se convirtió en
Las blancas ya están un poco peor. Por lo un ejemplo de manual de cómo obrar con ne­
tanto, harían bien en jugar 1 9. 'iV g3 y empezar gras: 1 2 . . . . , axb4 1 3. axb4, t¿j c6 1 4. i,g2,
a luchar por las tablas de inmediato. .S. b8 1 5. i,a3 ( 1 5 . b5, i,xc5 1 6. bxc6, .S. xb1
1 9. f3? !, f6 20. 'ife2, ,S. ad8 21 . i,e3, 1 7. tZ:lxb1 , 'iV'b6) 1 5 . . . ., i,d7 1 6. 0-0, t¿j a7
.S. d3 22. e4?!, as 23. i, b6, a4 1 7 . .S. e1 , tZ:l e8, y en Gligorié-Szabó, Helsinki ,
1 60 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

1 952, se jugó 1 8. ii, c1 , ii, f6. Posteriormente,


las blancas intentaron proyectar dudas sobre
lo eficaz que era la idea de las negras de blo­
quear los peones: 1 8. tLld4, tZ:lc7 1 9. ii,c1 ,
ii,f6 20. ii,f4, ii,xd4 2 1 . °iVxd4, tZ:lcb5 22.
tZ:lxb5, tZ:lxb5 23. lfj'd2, .l:':r a8 24. ii,e5, ii,c6
25. ii,b2; Eingorn-Jaritónov, Cto. de la U RSS
sub 26, Riga, 1 980. Las negras, a su vez, tam­
bién encontraron mejoras: 1 5 . . . . , ii,a6 1 6. 0-0,
ii,c4 1 7 . .i:':r e1 , lfj'c7 1 8. tLld4, .i:':r fd8; M. Gu­
révich-Lerner, Tallin, 1 987. Sin embargo, todas
estas l íneas perdieron su importancia teórica
en cuanto las negras dejaron de seguir la par­
tida original sin pensar.
1 2 . . . . , tZ:lc6! 1 3. ii,g2, .i:':r b8 1 8. �d2, . . .
De nuevo, ¡qué sencillo! Sin el cambio preli­ La posición del rey blanco n o es envidiable,
minar en b4, las blancas no están en condicio­ pero 1 8. �f1 habría sido mala debido a 1 8.
nes de defender el peón de b4 con el alfil , y . . . , ii,xc6. Ahora, sin embargo, las negras po­
avanzar el peón es tan malo como antes ( 1 4. drían haber obtenido clara ventaja con 1 8 . . . . ,
b5, ii,xc5). tZ:lc5, puesto que también la dama blanca ca­
1 4. lfj'a4?!, . . . rece de una buena casilla de retirada.
Es arriesgado empezar una batalla táctica en 18 . . . . , tLl xf2?! 1 9. g f1 , et:J2g4?!
la apertura antes de haber acabado de desarro­ Otra jugada que no es lo bastante enérgica;
llar las piezas como es debido; desde luego, las 1 9 . . . . , ii,c5, continuando el ataque, es más
blancas debían de conocer bien este truismo. fuerte.
Lo más probable es que, simplemente, no vie­ 20. cxd7, lfj'xd7 21 . b6, tZ:le5
sen mejor salida. Otra línea dudosa es 1 4. ii, f4, La posibilidad de cambiar las damas es un
axb4 1 5. ii,xb8, bxc3, y las negras tienen ven­ gran alivio para las blancas. I ncluso sacrifican
taja. Hay, sin embargo, una alternativa más la calidad en una tentativa de conservar el
aceptable en 1 4. tLld4!?, tZ:lxd4 1 5. lfj'xd4, peón pasado.
axb4 1 6. axb4; entonces 1 6 . . . . , e5 1 7. lfj'xe5, 22. .l:':r xf6 ! ? , ii,xf6 23. lfj'xd7, tZ:l xd7
.l:':r xb4 1 8 . .l:':r xb4, ii,xc5 conduce a la igualdad, 24. b7, ii,g5+
pero si las negras quieren mantener la lucha, Más sencillo era 24 . . . . , tZ:l c5 25. ii,a3,
pueden conservar la iniciativa con 1 6 . . . . , tLld7 tZ:lxb7 26. ii,xf8, � xf8, después de lo cual
1 7. 0-0, ii,a6 1 8 . .i:':r d1 , ii,f6 1 9. lfj'd2, tZ:le5 las negras se liberan de la clavada en la co­
(en Marin-Portisch, lnterzonal, Szirak, 1 987, se lumna «b» sin problemas. Con la jugada del
llegó a esta posición por trasposición). texto comienzan una operación táctica, calcu­
1 4 . . . . , axb4 1 5. axb4, . . . lada hasta muy lejos, pero se encontrarán con
Evidentemente, n o 1 5. lfj'xc6 debido a l a ré- dificultades en el final subsiguiente, que mues­
plica 1 5 . . . . , ii,d7. tra un infrecuente equilibrio de material .
15 . . . . , ii,d7 1 6. b5, et:Je5 1 7. c6?, . . . 25. tZ:lf4, tZ:l c5 26. ii,a3, .i:':r xb7 27. ii,xc5,
Demasiado optimista; 1 7. lfj'd4 era mejor, .i:':r xb1 28. tZ:lxb1 , .l:':r b8 29. tZ:l a3, e5
aunque después de 1 7 . . . . , tZ:lc4 (1 7 . . . . , ii,xc5 30. ii, d6, .i:':r ea
1 8. lfj'xe5, ii,xt2+ 1 9. �f1 , ii,a7 es menos (1/2-1'2 , 42 jugadas)
eficaz) 1 8. 0-0 (o 1 8. c6, e5 1 9. lfj'd3, ii,e6), e5 La val ía genuina de toda nueva idea se
1 9. °iVd3, ii,e6 las negras dominan el centro, y revela en los análisis; es de la calidad de
a las blancas les resultará difícil igualar. los análisis de lo que depende a menudo la
1 7 . . . . , tLld3+ (D) mismísima aparición de descubrimientos de
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 161

apertu ra, grandes y pequeños. Las diferen­ Las blancas esperaban a que las negras en­
cias entre el juego práctico y las investigacio­ rocaran para tomar el peón de d4 justo en ese
nes teóricas son significativas. En el primer momento. A partir de esta posición , en una
caso, la palma se la llevan una vívida imagi­ partida anterior, 011-Rozentalis, Vilna, 1 988, se
nación y la velocidad de pensamiento; en el jugó 1 5 . . . . , éL\a5?! 1 6. �e3, éL\d5 1 7. éL\f5,
segundo, la atención y el hábito de proseguir y las blancas ten ían las mejores oportunida­
hasta su conclusión lógica el asunto que se des; la variante 1 5 . . . . , éL\xd4 1 6. 'iVxd4,
está tratando. � b5 1 7. 'iVxa7, �xf1 1 8. @xf1 se valoró
asimismo a favor de las blancas en el lnforma­
Aseev-Eingorn tor 45. Este juicio nos parecía dudoso al gran
Cto. de la URSS, Odesa, 1 989 maestro Nikolái Liogki y a mí, y dedicamos
Defensa Francesa [C1 8] cierto tiempo a estudiar las peculiaridades de
esta interesante situación de apertura.
1 . e4, e6 2. d4, dS 3. éL\c3, �b4 4. es, 1S . . . . , éL\xd4 1 6. 'iVxd4, � bS 1 7. 'iVxa7,
éL\e7 s. a3, �xc3+ 6. bxc3, es 7. 'iVg4, �xf1 1 8. @xf1 , V/tic6?!
V/ti c7 8. V/tixg7, !'!. g8 9. V/tixh7, cxd4 1 O. G rave inexactitud. Las negras deberían ha­
éL\e2, éL\ bc6 1 1 . f4, dxc3 ber optado por la l ínea forzada 1 8 . . . . , V/tic4+
Al capturar en c3 de inmediato, las negras 1 9. @f2, V/tie4 20. V/tia8+ (en Luther-Gdanski,
esperan evitar las líneas teóricas habituales Egina, 1 993, se prosiguió con 20. !'!. b4,
que surgen después de 1 1 . . . . , � d7 1 2. 'iV d3, l:'!, xg2+ 2 1 . l:'!, xg2, 'iVxc2+ 22. @f3, V/tid1 +, y
dxc3. tablas; 20. �e3? ! , l:'!, xg2+) 20 . . . . , @c7 2 1 .
1 2. 'iVd3, . . . V/tia5+, @ b8 22. �e3, trasponiendo a la mis­
Las blancas también pueden continuar con ma posición crítica de la partida.
1 2. éL\xc3 y contestar a 1 2 . . . . , a6 1 3. 'iVd3. 1 9. �e3?!, . . .
La tentativa negra de provocar complicaciones Devolviendo e l favor; las blancas dejan pa­
con 1 2 . . . . , él:ixe5 1 3. éL\ b5, 'iVb8 fracasa por sar una buena oportunidad: 1 9. V/tia8+!, c.J;; c7
la sencilla réplica 1 4. �b2. 20. 'iVa5+, @ ca (20 . . . . , @ b8 2 1 . �e3), y
12 . . . . , d4 1 3. l:'!, b1 , . . . ahora 2 1 . !'!. b6 o 2 1 . @f2; Major-Mason, co­
También se h a jugado 1 3. éL\g3. Sin embar­ rrespondencia, 1 995.
go, 1 3. éL\xd4, éL\xd4 1 4. 'iVxd4, sencillo, es 19 . . . . , éL\fS (D)
más prometedor, ya que a las negras les cues­
ta probar que tienen compensación suficiente
por el peón sacrificado.
13 . . . . , �d7 1 4. l:'!, g1 , 0-0-0 1 S. éL\xd4, . . . (D)

20. @f2!, . . .
Esta vez, 20. 'iVa8+, @d7 e s claramente
absurdo. Después de la jugada efectuada, las
1 62 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

negras no lo tienen fácil para elegir. No pueden 26. ,.t b6+, \t> b8 27. _ta7+, . . .
ser felices con 20 . . . . , ét:J h4 2 1 . g3, 'iVf3+ 22. Después d e 27. 'iVxc3, 1iVxf4+ (27 . . . . ,
@e1 , ét:J g2+ 23. I;!, xg2, 'iYxg2 24. 'iYaa+ ni I;!, ca 2a. l:!, b4) 2a. @e2 (2a. 'iVf3, 'iVh4+) ,
con 20 . . . . , ét:Jxe3 21 . @xe3, I;!, d2 22. I;!, b4! 1iVe4+, la tentativa de ganar de las blancas se
(pero no 22. 'iVaa+?, @c7 23. 1iVxga, queda en nada. En este estadio, prefieren ser
I;!. e2+! , y hay jaque perpetuo). ellas las que den los jaques; si no, luego de 27.
20 . . . . , 'iVe4 'iVa7+, @ ca 2a. 1iVaa+, \t>d7 29. I;\. bd 1 +,
A esta misma posición llegamos N i kolái y @c6 30. I;!, xda dependerá de las negras dar­
yo en nuestro análisis conjunto. Echamos los o no.
una breve ojeada mentalmente a una serie 27 . . . . , @as 28. _tes+, @ ba 29. 'iVa7+,
de jaques, 2 1 . 'iVaa+, @c7 22. 'iVa5+, @ ba @ ca 30. 'iVaB+, @ c7 31 . 'iYa5+, .. .
23. ,.ta?+, @ca 24. 'iYxc3+, y concluimos Una celadita: la descuidada 31 . . . . , @ca
que las negras iban mal. Aqu í detuvimos permite 32. 'iVxc3.
nuestro análisis de 1 5. . . . , ét:J xd4 y acepta­ 31 . . . . , \t> b8 32. iVa7+, @ ca 33. 'iYaB+,
mos el veredicto negativo sobre ella. Lo que @c7 34. 'iYa5+, 1 '2-1'2
sucedió luego es interesante; yo no volví so­ El factor humano influye de manera sus­
bre este tema, pero Nikolái sí. Justo al día si­ tancial en el proceso de refinado de la teoría
guiente, telefoneó para decir que, de hecho, ajedrecística como un todo, haciendo que de­
las negras estaban bien; en la jugada 23 de penda hasta cierto punto de los gustos y el es­
la variante que se acaba de mencionar el rey tado de ánimo de los jugadores. Muchas ideas
debería ser audaz e ir a aa y afrontar el jaque que merecen atención permanecen olvidadas
en descubierta. o estudiadas de modo incompleto durante un
21 . 'iY c5+, . . . largo periodo de tiempo. Las variantes que son
Nada promete 21 . I;!, be1 , ét:Jxe3 22. �xe3, controvertidas y de actualidad son harina de
1iVxc2+ 23. I;!, e2, I;!, d2. otro costal: originan de continuo intensas riva­
21 . . . . , @ bB 22. 'iYa7+, @ca 23. 'iYaB+, lidades y la búsqueda de soluciones nuevas.
@c7 24. �a5+, @ b8 25. ,.ta7+, \t>a8 (D) Creo que es difícil pensar en un estímulo me­
jor que la moda o la necesidad para progresar.
El aumento de la demanda genera inevita­
blemente oferta; el número global de analistas
aumenta; y las leyes estadísticas entran en vi­
gor, con lo que puede predecirse casi con cer­
tidumbre la rápida aparición de sucesivas
innovaciones en los sistemas de apertura que
son populares.

McCambridge-Hjartarson
Grindavik, 1 9a4
Defensa Grünfeld [Da5]
1 . d4, ét:Jf6 2. c4, g6 3. ét:J c3, d5 4. cxd5,
ét:Jxd5 5. e4, ét:Jxc3 6. bxc3, ,.tg7 7. ét:Jf3, c5
Divertida posición. Aseev gastó casi todo el 8. I;\. b1 , 0-0 9. _te2, ét:Jc6
tiempo que le quedaba (unos veinte minutos) En 1 9a4, esto se consideraba la principal
buscando una continuación decisiva. Fue respuesta a la variante de a. I;!, b1 , que acaba­
cuando la banderita de su reloj empezó a le­ ba de empezar su triunfal ascenso a la cumbre
vantarse de manera inquietante cuando deci­ de la teoría ajedrecística. No fue hasta algunos
dió conformarse con las tablas. años después cuando la continuación 9 . . . . ,
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 63

cxd4 1 O. cxd4, 'iYaS+ 1 1 . Jtd2, '/j'xa2 se de­ tante avance del peón « h » es lo que decide el
sarrolló con detalle y se empezó a producir en resultado de la apertura y, con él, de la partida,
masa en los torneos. que las blancas ganaron en la jugada 60.
1 0. d5, Cl\e5 1 1 . Cl\xe5, Jtxe5 1 2. 'iYd2, 13 . . . . , Jt hS 1 4. c4, .M eS 1 5. e5, f6
. . . (D) El quid de retirar el alfil a h8 queda claro: en
la variante 1 6. d6, fxeS 1 7. Jt b2, exf4 1 8.
Jtxh8, @xh8 1 9. 0-0, el rey negro no está en
la séptima fila, de modo que no hay la amena-
za d7. Esto significa que en vez de 1 9 . . . . , .M f8
puede hacerse la sencilla jugada 1 9 . . . . , es.
Ahora regresemos al Campeonato Soviético
de 1 984 que tuvo lugar en Lvov. La partida No­
vikov-Tukmakov se jugó en la segunda ronda,
y en la cuarta me tocaba enfrentarme a Tuk­
makov. Estaba claro que podía esperar que ju­
gara 1 3 . . . . , Jt h8 esta vez, en especial puesto
que ya se la había jugado antes a Van der Ste­
rren (Wijk aan Zee, 1 984) . La tarde del día an­
terior a la partida pasé algo de tiempo con
Valentín Bogdanov, mi entrenador, cavilando
Compárese esta maniobra de dama con 1 2. sobre la posición que surge tras 1 S . . . . , f6 y
'iYe1 de la partida Kaplun-Eingorn. Las blan­ buscando una posible mejora para el juego de
cas custodian el peón atacado de c3 y a la vez las blancas. Entonces Valentín hizo una suge­
controlan el punto f4, adelantándose a la répli- rencia: ¿qué tal 1 6. fS?
ca 12 . . . . , '/j'c7. 1 6. f5!, . . . (D)
12 . . . . , e6 1 3. f4, . . .
Las negras tienen tres maneras razonables
de salvar el alfil del ataque. Históricamente, la
primera que se vio fue 1 3 . . . . , Jtc7 (impidien­
do 1 4. c4) 1 4. 0-0, exdS 1 S. exdS; Alexandria­
Chiburdanidze, Cto. Femenino del Mundo
( 1 4) , Borzhomi-Tiflis, 1 981 . En la actualidad ,
por i ron ías del destino, esta misma línea se
considera la mejor de las negras, pero en el ín­
terin la atención se centró en 1 3 . . . . , Jtg7 1 4.
c4, .M e8 1 S. eS, f6. En concreto, esto ocurrió
en Novikov-Tukmakov, Cto. de la U RSS, Lvov,
1 984. Siguió 1 6. d6, fxeS 1 7. Jt b2, exf4 1 8.
Jtxg7, c;i;xg7 1 9. 0-0, g f8 20 . .M xf4, g xf4
2 1 . '/j'xf4, '/j'f6 22. 'iVe4, .M b8 23. .M f1 ,
'iYd4+ 24. '/j'xd4+, cxd4 2S. g b1 !, Jtd7 26. Al día siguiente, Tukmakov y yo ten íamos
Jtt3. Las blancas ganan una pieza por fuerza, esta posición ante nosotros en el tablero, pero
pero las negras obtienen tres peones por ella, ¡ay! mi entrenador no estaba destinado a ga­
y los acontecimientos principales aún están nar el premio a la mejor novedad teórica del
por venir: 26 . . . . , b6 27. es, .M c8 28. c6, lnformator 38. La partida que estamos exami­
Jtxc6 29 . .M c1 , Jtd7 30 . .M xc8, Jtxc8 31 . nando ya se había jugado antes, y las blancas
Jtc6, @f6 32. d7, Jtxd7 33. Jtxd7, es 34. la habían tratado mejor. En todo caso, según
c;i;f2, e4 3S. Jtc6, @es 36. h4! Este impor- mi base de datos, la ruptu ra de peones que
1 64 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

ejecutan las blancas ocurrió por vez primera La manera más útil de trabajar con la teoría
en Brilla Banfalvi-Orseth , correspondencia, de aperturas es algo que cada jugador decide
1 983. por sí mismo. A algunos les basta la mera
1 6 . . . . , gxf5 compilación y absorción del flujo constante de
Las negras también deben afrontar un fuerte información; otros intentan, sobre la base de
ataque después de 1 6 . . . . , fxe5 1 7. fxg6, hxg6 su conocimiento adquirido, inventar l íneas teó­
1 8. 0-0 o 1 6 . . . . , exd5 1 7. e6, d4 1 8. g4; por su ricas por su cuenta.
parte, 1 6 . . . . , exf5 1 7. e6 es claramente malo
por razones posicionales.
1 7. g b3, g e7 (D) 6.2. El diseñador
Es muy difícil defenderse; la continuación
1 7 . . . . , JÍi,g7 1 8. g g3, fxe5 1 9. �h6 ( 1 9.
de ajedrez
g xg7+!?, @xg7 20. �h6+, @ g8 2 1 . Jii, g 5,
g e?! 22. �f6, �a5+ 23. JÍi,d2) 1 9 . . . . , g e? El trabajo contemporáneo en apertu ras
( 1 9 . . . . , �d7 20. o-o, @ ha 21 . �h5) 20. es, por encima de todo, un arte de construc­
JÍi,b2, �c7 (20 . . . . , exd5 21 . Jii, x e5) 2 1 . 0-0 ción. P rácticamente no quedan ideas estra­
parece asimismo prácticamente desesperada tégicas originales, pero las que ya se
para las negras. conocen pueden emplearse a modo de com­
ponentes cuando se ensamblan en una
combinación inhabitual con la ayuda de nue­
vas jugadas.

Motwani-McNab
Cto. de Escocia, Aberdeen, 2001
Defensa Pire (809]
1 . e4, g6 2. d4, d6 3. t¿j c3, Jii, g 7 4. f4, t¿jf6
5. t¿jf3, 0-0 6. a3, . . . (D)

1 8. d6!, . . .
Mejor que 1 8. JÍi,b2?! , fxe5 1 9. �g5+, JÍi,g7
20. Jii, x e5, h6! , que es lo que ocurrió en la
mencionada partida Eingorn-Tukmakov.
1 8 . . . . , g g7 1 9. exf6, �xf6 20. JÍi, b2, es
21 . Jii, xe5, . . .
21 . g e3!? también es buena.
21 . . . . , �xe5 22. g e3, �e6
En caso de 22 . . . . , �a1 + 23. �f2, �xh 1
24. g e8+, �f7 25. JÍi, h5+, g g6, las blancas
ganan con 26. Jii, x g6+! (pero no 26. g e?+, En general, 5. a3, 0-0 6. t¿jf3 sería un or­
�g8!), �xg6 27. g g8+. den de jugadas más exacto, sin permitir que
23. g xe6, . . . las negras jugasen 5 . . . . , c5 antes que en la
Y las blancas tienen ventaja decisiva ( 1 - O, partida. La idea de la precavida jugada de
48 jugadas) . peón es dificultar el contrajuego más eficaz
6. CALIDOSCOPIO TEÓRICO 165

que tienen las negras contra el centro blanco h8 se debilita, y las negras restablecen el equi­
(6 . . . . , c5 7. dxc5, 'ij'a5) , aunque puede ser­ librio de material después de todo.
virse el mismo fin mediante 6. j¿e3, que de­ 8 . . . . , 'ij'd8 (D)
sarrolla una pieza.
Según la lógica formal , las negras deberían
intentar explotar la patente pérdida de tiempo
en que ha incurrido el adversario, pero esto no
resulta tan fácil de hacer. Comparemos algu­
nas posibles continuaciones con líneas análo­
gas que se han probado repetidas veces en la
práctica:
a) 6 . . . . , b6 7. j¿d3 (7. e5) , j¿ b7 (en la va­
riante 6. j¿e3, b6 7. j¿d3, las negras respon­
den 7 . . . . , c5 enseguida, pero aquí no puede
jugarse debido a 8. e5) 8. 0-0, c5 9. e5.
b) 6 . . . . , l2Jc6 7. d5 (7. e5!?), lLi b8 (en cam­
bio, cuando las blancas juegan 6. j¿d3, tt:J c6
7. d5, las negras, naturalmente, replican 7 . . . . ,
lLi b4) 8. Jl.d3, c6 9. dxc6, tt:J xc6 1 0. 0-0. Una Ahora les toca a las blancas pensar en có­
posición parecida surge de 5 . . . . , c5 6. dxc5, mo sacar partido del tiempo que ha perdido el
'ij'a5 7. j¿d3, 'ij'xc5 8. 'ij'e2, 0-0 9. j¿e3, adversario con la excursión de la dama.
'ij'a5 1 O. 0-0, tt:Jc6, pero esta vez las blancas 9. M b1 , . . .
se las han arreglado sin las jugadas, innecesa­ Esto parece u n tanto artificioso, ya que las
rias, 'ij'e2 y Jl.e3. negras todavía no están obligadas a entrar en
c) 6 . . . ., j¿g4 7. h3, j¿xf3 8. 'ij'xf3, tt:Jc6 el final con 9 . . . , dxc5 1 0. 'ij'xd8, M Xd8. Co­
.

(8 . . . . , l2Jfd7) 9. Jl.e3, e5 1 0. dxe5, dxe5 1 1 . mo réplica a 9. Jl.e3 serían buenas 9 . . . . ,


f5, l2J d4 1 2 . 'ij'f2. Todo esto se ha visto asi­ l2Jfd7 o 9 . . . , l2J g4. Sin embargo, con 9.
.

mismo cuando las blancas han jugado 6. j¿d3 j¿d2, dxc5 1 0. e5, cxb4 ( 1 0 . . . . , l2J d5 1 1 .
en vez de 6. a3, pero esta última jugada por lo l2J xd5, 'ij'xd5 1 2. Jl e3) 1 1 . axb4, l2J d5 1 2.
menos no parece peor. tt:Jxd5, 'ij'xd5 1 3. j¿e3, las blancas podrían
d) 6 . . . . , tt:J a6 7. e5, dxe5 (es mejor 7 . . . . , contar con una pequeña ventaja.
l2Jd7 8. Jl.e3, c5 9. Jl.xa6, cxd4 1 0. j¿xd4, 9 . . . . , tt:Jtd7 1 0. 'ij'd2 . . .
,

dxe5) 8. fxe5, l2Jd5 9. l2J e4, y de nuevo el De nuevo una decisión poco convencional,
peón blanco en a3 resulta muy oportuno. en vez de la sencilla 1 0. j¿d2.
Como vemos, en todo un abanico de varian­ 10 . . . . , dxcS 1 1 . es, . . .
tes, la modesta jugada 6. a3 se justifica por sí Después d e 1 1 . j¿ d3, cxb4 1 2. axb4, a5 1 3.
misma. Sin embargo, la valoración general de bxa5, 'ij'xa5 1 4. l2J d5, l2J c6, la posición esta­
esta idea de apertura depende hasta cierto ría igualada.
punto de la solución que se dé a otro proble­ En otras circunstancias , la ventaja de es­
ma. El quid es que, en realidad, las blancas no pacio que poseen las blancas pod ría ser de
han impedido en absoluto la contraofensiva di- vital importancia, pero aqu í tienen el flanco
recta . . . , c5. de dama debilitado por los avances de peo­
6 . . . . , es 7. dxcS, 'ij'as nes, y las negras conservan suficiente con­
Conformarse con el peor final (con 7. trajuego.
dxc5 8. 'ij'xd8, M xd8 9. e5) sería ilógico. 11 . . . . , cxb4 1 2. axb4, lLi b6 1 3. j¿d3,
8. b4, . . . tt:Jc6
Las amenazas por l a diagonal e1 -a5 s e han También merecía la pena estudiar 1 3.
rechazado; por otra parte, la gran diagonal a 1 - j¿f5 1 4. l2Je4, tt:Jc6, con buena partida.
1 66 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

1 4. 'iVf2, j,g4 1 5. Cbe4, Cbd5?! Shcherbakov-Bareev


Las negras han movilizado las tropas y de­ Cto. de Rusia, San Petersburgo, 1 998
berían haber jugado 1 5 . . . . , f6, emprendedora. Gambito de Dama [D1 7]
Al carecer de un motivo adecuado, sus manio­
bras conducen a dificultades. 1 . Cbt3, d5 2. d4, Cbf6 3. c4, c6 4. Cb c3,
1 6. iÍi,d2, .l:'í, c8 (D) dxc4 5. a4, iÍi,f5 6. Cbe5, e6 7. f3, iÍi, b4 8. e4,
O bien 1 6 . . . . , a5 1 7. bxa5, Cbxa5 1 8. 0-0, y j,xe4 9. fxe4, Cb xe4 1 0. iÍi, d2, �xd4 1 1 .
las blancas tienen perspectivas un poco mejo­ Cbxe4, 'iVxe4+ 1 2. �e2, iÍi,xd2+ 1 3. �xd2,
res. Vid5+ (D)

1 7. 0-0, . . . No hay necesidad de comentar las jugadas


1 7. b5, Cb a5 1 8. 'iVd4 ( 1 8. 'iVxa7, b6) , que se han hecho hasta aq u í, ni tampoco la
iÍi,xf3 1 9. gxf3 es más enérgico. l ínea principal , ampliamente estudiada, 1 4.
1 7 . . . . , j,xf3 1 8. 'iVxf3, Cb d4 1 9. 'iVt2, �c2, lb a6 1 5. Cb xc4, 0-0 ( 1 5 . . . . , 0-0-0) ,
Cbxc2 20. Cb c5, b6 21 . j,xc2, 1'2-1'2 objeto ya de encendidas discusiones teóri­
Después de 21 . . . . , bxc5 22. bxc5, 'iVc7 23. cas durante muchos años.
.i:'í, b5, la posición de las blancas es la más 1 4. �c3, 0-0
agradable. La jugada de rey a c3 también tiene sus ven­
En esta nueva «construcción » de apertura, tajas en caso de 1 4 . . . . , lba6 1 5. Cb xc4, 0-0
las blancas sustituyeron las jugadas habi­ ( 1 5 . . . . , 0-0-0 1 6. 'iVe3) 1 6. Vie5. Aparte, las
tuales (6. iÍi,d3 y 6. iÍi,e3) por 6. a3, pero en negras tienen la interesante posibilidad 1 4 . . . . ,
cualquier otra variante distinta de la que se b5!? 1 5 . .l:'í, d 1 , �c5 1 6. axb5, cxb5 ( 1 6 . . . . ,
dio en la partida el contenido estratégico de la 0-0 1 7. Cb xc4, cxb5 1 8. Vie5) 1 7. Vie4, 0-0
posición como un todo no se habría alterado. 1 8. Vixa8, Vixe5+, con buena compensación
Examinemos ahora un ejemplo más de cómo por la torre sacrificada.
los jugadores adaptan ideas de apertura con 1 5. Vie3, . . .
objeto de crear mejores condiciones para rea­ Las negras tienen l a misma respuesta con­
lizarlas. tra 1 5. Cbxc4. Las blancas están preparadas
para dejar al adversario con cuatro peones por
la pieza; su objetivo principal es poner el alfil y
las torres en juego cuanto antes.
1 5 . . . . , b5 1 6. iÍi,e2, . . . (D)
Los acontecimientos adquieren un carácter
más forzado luego de 1 6. axb5, cxb5 1 7. iÍi,e2,
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 67

t¿j d7 1 8. tZ'lxd7, 'iVxd7 1 9. j,f3, .l::!, ac8 20. teoría ajedrecística exige siempre examinar
g xa7, b4+ (20 . . . . , 'iVd6) 2 1 . @c2, �b5, y todas las opciones, pero en este caso hay el
las negras no tienen peores oportunidades; detalle suplementario de que el rey blanco
Gélfand-Hübner, Múnich, 1 992. estará más alejado de las piezas y los peo­
nes negros.

Leroy-Mohandesi
Bagneux, 2001
Gambito de Dama [D1 7]
1 4. @c1 , . . . (O)

1 6 . . . . , t¿jd7
Resulta juego complicado de 1 6 . . . . , f6 1 7.
t¿jf3 ( 1 7. t¿jxc4, bxc4 1 8. j,xc4, '/j'a5+ 1 9.
b4) , tZ'l d7 1 8. g hd 1 , tZ'l b6.
1 7. t¿jxd7, '/j'xd7 1 8. ¡ves, . . .
E n cambio, 1 8. j,f3, I:í. ac8 1 9. g hd 1 ,
'iVe7 sería incierto.
Con la jugada del texto, las blancas intentan 1 4 . . . . , tZ'la6 1 S. lZ:Jxc4, . . .
establecer un control sobre las casillas negras; Como 1 5. �e3, t¿j b4 n o e s bueno, las
por ejemplo: 1 8 . . . . , a6 1 9. n hd 1 ' V/ii c 7 20. blancas deciden tomar el peón enseguida.
j,f3, .i::!, ab8 2 1 . h4, g fd8 22. @c2; Elvest­ 1S . . . . , 0-0-0 1 6. '/j'f3, �xf3?!
Manninen, Jyvaskyla, 1 997. El segundo juga­ Como suele ocurrir al entrar en un final en
dor adopta contramedidas. posiciones así, las negras harán mejor en es­
1 8 . . . . , '/j'd8!? 1 9. @c2, . . . perar a que las blancas capturen en d5. U na
Las blancas van mal con 1 9. ¡vxc6, b4+ 20. mejora es 1 6 . . . . , tZ'l b4 1 7. �xd5 ( 1 7 . .l::!, a3,
@c2, b3+ 2 1 . @ b 1 , g c8. Una l ínea más �g5+ 1 8. �e3, �f5), exd5.
prometedora es 1 9 . .l::!, hd1 , 'iVf6+ 20. 'iVd4 1 7. gxf3, tZ:J cs 1 8. c;;t> c2, f6 1 9. @ c3, es
(S. lvanov-Motilev, Tomsk, 2001 ), aunque in­ 20. b4, . . .
cluso entonces el bando blanco tiene pocas Y e s obvio que las blancas tienen ventaja
posibilidades de adquirir ventaja. (1 - O, 50 jugadas).
1 9 . . . . , .l::!, b8 20 . .i::!, ad1 , 'iVaS 21 . j,xc4, Que yo sepa, este ejemplo es el único en el
'iVxa4+ 22. j,b3, 'iVe4+ 23. @c1 , ,U bd8 que 1 4. @c1 se adoptó en la práctica. Se ha
Absteniéndose de efectuar 23 . . . . , V/ii x g2. visto algo parecido en la línea 1 4. c;;t> c 2, t¿j a6
24. 1J/ii gS, n xd1 + 1 '2 -1 '2 1 5. lZ:J xc4, 0-0 ( 1 5 . . . . , 0-0-0) 1 6. °iVf3 ( 1 6 . . . . ,
Esta partida y las variantes de los comenta­ 'iYc5 1 7. @ b 1 ) . La analog ía con la variante
rios nos servirán de material para seguir tra­ 1 4. @c3 queda clara si las negras responden
bajando. Volvamos a la jugada 1 4 y hagamos a 1 4. c;;t> c 1 1 4 . . . . , b5 (O) -en vez de 1 4 . . . . ,
@c1 en vez de ir a c3 o c2. En principio, un tZ'l a6-. Las blancas tienen entonces las opcio­
planteamiento sistemático para estudiar la nes que siguen :
1 68 P R E P A R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

Kveinis-Eingorn
Bad Worishofen, 2004
Defensa Francesa [C03]
1 . e4, e6 2. d4, d5 3. l¿jd2, . (D) . .

a) 1 5. axb5, cxb5 1 6. �e3 (por el estilo de


la partida Gélfand-Hübner, que ya se ha men­
cionado) 1 6 . . . . , l¿jd7 ( 1 6 . . . . , f6 1 7. i,, e2) 1 7.
l¿jxd7, �xd7 1 8. i,, e 2, 0-0 1 9. i,, f3, M_ ac8
20. M_ xa7, 'iVd6. Pudiera parecer que se han
hecho ciertos progresos, pero no se ve que las
blancas tengan ventaja. La jugada « melancólica» de Tarrasch, como
b) 1 5. 'iYe3 es una línea más interesante. se la ha llamado, no restringe las respuestas
Puede seguir: del adversario. Aparte de las continuaciones
b1 ) 1 5 . . . . , l¿j d7 1 6. l¿jxd7, �xd7 1 7. ortodoxas 3 . . . . , c5 y 3 . . . . , l¿jf6, el bando ne­
i,, e 2, 0-0. Ahora 1 8. Yj'c5 es prematura debi­ gro es libre de jugar cualquier otra cosa que
do a 1 8 . . . . , M. fd8! , y las blancas, por lo tanto, crea que tiene sentido. Después de todo, se
deberían jugar 1 8. i,, f3, a6 1 9. 'iVc5 o 1 8. han visto tanto 3 . . . . , a6 como 3 . . . . , b6, así
M_ d1 , �e7 1 9. i,, f3. que ¿por qué no probar otra jugada de peón?
b2) 1 5 . . . . , f6!? 1 6. l¿jf3, l¿j a6 (efecto se­ 3 , h6
. . . .

cundario) 1 7. i,, e2, l¿j c5 1 8. M_ a3, b4! 1 9. La variante 3 . . . . , i,, e 7, mucho más común,
M_ d 1 , bxa3 20. M_ xd5, a2 2 1 . M_ xc5, a1 'iV+ sigue el mismo principio de ensamblar compo­
22. @c2, 0-0, con posición incierta. nentes diversos. Sin embargo, no sería del to­
Corresponde ahora al lector juzgar por sí do correcto establecer una analogía con el par
mismo las ventajas respectivas de 1 4. �c3 y de variantes 3. l¿jc3, i,, e 7 y 3. l¿jc3, h6, que
1 4. c;t>c1 . En general , tiene que reconocerse hemos visto en el capítulo 1 . En este caso, las
que el valor estratégico de cada una de ellas dos parientes cercanas difieren de modo con­
no es tan grande, y que la línea principal de to­ siderable en su contenido estratégico.
do el sistema ( 1 4. �c2) da a las blancas opor­ 4. c3, . . .
tunidades más realistas de obtener ventaja. Al Aquí 4 . i,, d 3, c5 5. dxc5 (como e n l a varian­
examinar varios métodos de juego en una te 3 . . . . , a6) , i,, xc5 6. l¿j gf3, l¿jf6 no es tan
apertura en concreto, a veces se consigue dar bueno para las blancas. Los problemas que
con una manera interesante de combinar cier­ afrontan las negras son más complejos en ca­
tas ideas que no guardan relación directa entre so de 4. l¿jgf3, l¿jf6 5. e5 (o 5. i,, d 3, c5 6.
sí; sin embargo, semejantes construcciones e5) , l¿jfd7 6. i,, d 3, c5, y ahora:
«sintéticas» casi siempre contienen defectos a) 7. c3, l¿jc6 8. 0-0. Esto puede comparar­
de alguna clase. se con la variante 3 . . . . , l¿jf6 4. e5, l¿jfd7 5.
l¿j gf3, c5 6. c3, l¿j c6 7. i,, d 3. En esa posi­
ción , creo que 7 . . . . , h6 (o, si se quiere, 7 . . . . ,
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 69

Jie7) no es la réplica más enérgica de las ne­ 6 . . . . , lZJ c6


gras, pero entonces la disposición de los caba­ Las negras se comportan como un cocinero
llos blancos tampoco es la más conveniente que prueba el plato que ha estado preparando
-y por eso la teoría se concentra principalmen­ y decide añadirle otro ingrediente. Eso, quizá,
te en 5. Jid3 (en vez de 5. lZJgf3) , c5 6. c3, estaba fuera de lugar aqu í.
lZJc6 7. lZJe2-. 7. Ji bS, ¡ve7+ (D)
b) 7. c4. La tentativa de explotar la ventaja
de desarrollo que posee el primer jugador se
vio coronada por el éxito en Ginsburg-Eingorn,
Metz, 2003, después de 7 . . . . , cxd4 8. cxd5,
lZJ c5 9. Ji b5+, Jid7 1 0. Jixd7+, ¡vxd7 1 1 .
d6, ¡vb5 1 2. lZJxd4!, pero 7 . . . . , dxc4 8.
CZJxc4, cxd4 es una mejora (entonces a 9.
lZJxd4 se contesta 9 . . . . , CZJxe5) .
4 . . . . , es
En este punto, 4 . . . . , lZJf6 está fuera de lu­
gar. Las negras no deben permitir que su juga­
da 3 resulte una pérdida de tiempo carente de
sentido.
5. exd5, . . . (D)

El jaque de dama trae a la memoria la Va­


riante Bondarevski, 3 . . . . , c5 4. exd5, exd5 5.
CZJ gf3, CZJ c6 6. Jib5, ¡ve?+, a la que el pri­
mer jugador ha respondido habitualmente in­
terponiendo el alfil (7. Ji e2, cxd4 8. 0-0), lo
que evita simplificaciones y la transición a un
final . En el caso que nos ocupa, sin embargo,
las negras pueden responder a 8. Jie2 8 . . . . ,
cxd4. Entonces, a fin de preservar su iniciativa
de apertura, las blancas deben ofrecer un
peón como gambito con 9. 0-0, dxc3 1 O. bxc3,
puesto que cualquier captura en d4 sería ino­
fensiva.
8. ¡ve2, . . .
5 . . . . , exd5 Sensata decisión. Complicaciones como 8.
Capturar con la dama (5 . . . . , ¡vxd5, de ma­ lZJ e5, f6 9. ctJ df3, fxe5 1 0. CZJ xe5, Ji d7 1 1 .
nera análoga a 3 . . . . , c5 4. exd5, �xd5) es Jixc6, Jixc6 1 2. 0-0, 0-0-0 1 3. CZJg6, ¡vf6
más apropiado en la variante 3 . . . . , Jie7. 1 4. lZJxh8, g5 benefician más a las negras que
6. CZJgf3, . . . a las blancas. Por otra parte, el bando blanco
Ahora que e l juego h a entrado e n terreno no tiene ninguna razón especial para evitar el
del sistema ortodoxo, ¿qué importancia tiene cambio de las damas: tiene garantizada una
que los peones estén en c3 y h6? Esto puede mínima ventaja en el final . En ese contexto, no
aclararse después de, por ejemplo, 6 . . . . , ctJf6 cabe la menor duda de que 4. c3 es útil.
7. Ji b5+, Jid7 8. Jixd7+, lZJ bxd7 9. 0-0, 8 . . . . , ¡vxe2+ 9. 'ibxe2, cxd4 1 0. lZJxd4,
Jie7 al comparar la variante corriente 3 . . . . , Jid7 (D)
c5 4. exd5, exd5 5. lZJ gf3, lZJf6 6. Ji b5+,
Jid7, etc.
1 70 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

ha considerado menos peligrosa en vista de 8 .


. . . , cxd4 9. exd4, ií,e7 1 0. a4, bxa4, después
de lo cual las negras completan su desarrollo
con calma y obtienen una posición de todo
punto satisfactoria.
7. JÍ.d3, . . . (D)

1 1 . lL\2f3, . . .
Estando los peones e n c2 y h7, e n l a partida
Smirin-Korchnói , Biel, 2002, se continuó con
1 0. lL\2b3, lL\xd4+ 1 1 . lL\xd4, ií,c5 1 2. ií,e3,
ií,xb5+ 1 3. lL\xb5, ií,xe3 1 4. �xe3, <;t>d7
1 5. 1:!. hd 1 , lL\f6 1 6. f3, 1:!. he8+ 1 7. �f2, a6
1 8. lL\ d4. Posteriormente, a las negras les
costó mucho esfuerzo lograr las tablas. El objetivo de esta retirada voluntaria del al­
11 . . . . , ií,d6 1 '2 -1 /2 fil es, claro está, adelantarse a 7 . . . . , b5. Esa
Las blancas están un poco mejor. jugada, en efecto, no sería muy buena en este
Jugadas como 3 . . . . , h6 y 3 . . . . , ií,e7, o 6. momento; sin embargo, las blancas también
a3, que hemos visto en la Defensa Pire (y al­ necesitan ir pertrechadas con otras ideas para
gunas otras, además) , pretenden ser jugadas combatir algunas l íneas alternativas que las
multiuso. Por sí mismas no persiguen un fin negras tienen a su disposición.
estratégico específico; su papel es establecer 7. . . . , lL\ c6
una suerte de vínculo entre varios esquemas Lo más sencillo, pero por lo menos otros dos
de juego que el adversario puede elegir libre­ planes merecen la misma atención:
mente. a) 7 . . . . , cxd4 8. exd4, ií,e7, como en el co­
mentario a la jugada 6, no es malo, pero aho­
Eingorn-Dojoian ra, en vez de 9. ¡ye2, las blancas están listas
Jarkov, 1 985 para luchar por la iniciativa mediante 9. lL\ c3,
Gambito de Dama (027] 9. tL\e5 o 9. ií,g5.
b) 7 . . . . , lL\ bd7. Astuta réplica, ocupándose
1 . d4, d5 2. c4, dxc4 3. e3, lL\f6 4. ií,xc4, de la posible captura en c5; ahora que el alfil
e6 5. lb f3, a6 6. o-o, es blanco ha dejado la diagonal a2-g8, al bando
La posición de partida clásica del Gambito negro ya no le amenaza la ofensiva con d5. Si
de Dama Aceptado. Las negras se esfuerzan no quieren que su juego vaya empantanándo­
por desarrollar el flanco de dama; en la medida se poco a poco, las blancas deben continuar
de lo posible, intentarán mantener la tensión con 8. 1:l. e 1 , preparando 9. e4, cxd4 1 O. e5 de
entre los peones del centro. Tradicionalmente manera análoga a la Variante Merano.
siempre se ha pensado que la continuación 8. lL\ c3, ií,e7?!
principal de las blancas es 7. ¡ye2, b5 8. Al estar el caballo negro en c6, la continua­
JÍ.b3, JÍ. b7 9. 1:l. d 1 , dirigiéndose a romper ción 8 . . . . , cxd4 9. exd4, ií,e7 conduciría a un
con d5. Otra rama de esta línea, 8. JÍ.d3, se tipo de posición de peón de dama aislado que
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 171

es más característica de la Defensa Semita­ Está claro que l a iniciativa e s del bando
rrasch ( 1 . d4, d5 2. c4, e6 3. lZ:l c3, l¿Jf6 4. blanco. En su búsqueda de contrajuego, las
l¿Jf3, c5 5. cxd5, lZ:l xd5 6. e3, l¿Jc6 7. i,d3, negras empiezan a adelantar los peones y no
i,e7 8. 0-0, cxd4 9. exd4, l¿Jf6) , pero con el hacen sino empeorar su posición.
peón negro en a7 en vez de en a6. El discreto 1 4 . . . . , e5 1 5. M C1 , i,d7 1 6. M C2, . . .
debilitamiento de la casilla b6 se deja sentir de U n método más sencillo era 1 6. �d3, f5
manera inesperada en la variante 1 O. i,g5, 0-0 1 7. i,d5+, @ h8 1 8. e4.
1 1 . M c1 !? , l¿Jd5 1 2. lZ:lxd5, i,xg5 1 3. l¿Jxg5, 16 . . . . , ts 1 1. i,ds+, @ hB 1 8. M d2, . . .
�xg5 1 4. l¿J b6. Y aquí 1 8. e4 era más precisa, impidiendo
Al jugar 8 . . . . , i,e7? ! , las negras esperan que las negras avanzasen su peón «e» .
un momento más conveniente para cambiar 1 8 . . . . , M adB?! 1 9. e4, f4 20. �a1 , . . .
en d4; en la partida Bogoljubow-Fine, Zandvo­ Las blancas tienen ventaja ( 1'2-1'2 , 5 0 ju­
ort, 1 936, se continuó con 9. a3, cxd4 1 O. gadas).
exd4, 0-0 1 1 . i,c2, b5. Fue la primera partida Puede intentarse desmontar cualquier va­
en la que ocurrió 7. i,d3. Muchos años des­ riante en las partes que la componen, como un
pués, las blancas tratan la variante de manera mecanismo, para ver cómo encajan entre sí.
mucho más precisa. Precisamente de eso se encarga la teoría de
9. dxc5, . . . aperturas, pero solamente la práctica emite el
N o solamente ganando u n tiempo, sino tam­ veredicto final sobre la viabilidad de tal o cual
bién provocando una estructura simétrica en la sistema de apertura.
que ese tiempo será clave.
9 . . . . , i,xc5 1 0. a3, 0-0 1 1 . b4, i,d6
1 2. i, b2, . . . 6 . 3 . Historia de
Posiciones como l a presente han surgido en
la práctica una y otra vez. La opinión general
una variante
es que favorecen al primero que lleva a cabo
la importante maniobra l¿Je4 o . . . , l¿J e5. 1 2. Para empezar, desde luego, tiene que ha­
l¿Je4 ya habría sido buena, pero las blancas ber una idea. En la variante de la Defensa
pueden permitirse no tener prisa, puesto que Bogoi ndia 1 . d4, l¿Jf6 2. c4, e6 3. l¿Jf3,
luego de la jugada del texto la variante 12 . . . . , i, b4+ 4. i,d2, examinemos ampliamente
l¿Je5 1 3. lZ:l xe5, i,xe5 1 4. f4 redunda en su uno de los planes posibles de las negras: el
beneficio. que implica . . . , d6 y . . . , e5. En la situación re­
12 . . . . , �e7 1 3. lZ:le4, l¿Jxe4 1 4. i,xe4, . . . sultante, que presenta una estructu ra de peo­
(D) nes típica de la I ndia Antigua o la I ndia de
Rey, a las negras les conviene provocar la ju­
gada blanca d5. Cambiar con . . . , exd4 no les
favorece tanto, puesto que la ausencia del al­
fil de casillas negras en g7 hace que les sea
más difícil contar con tener contrajuego. Si la
tensión en la posición de los peones en el
centro se mantiene du rante m ucho tiempo,
eso también tiende a favorecer a las blancas,
que tienen un mayor número de jugadas úti­
les a su disposición g racias a su ventaja de
espacio. Por lo tanto, las negras suelen inten­
tar ejercer presión sobre el punto d4 con ob­
jeto de forzar al peón blanco a avanzar. Por
ejemplo:
1 72 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

a) 4 . . . . , i,xd2+ 5. 'iYxd2, d6 6. g3, CLic6 7. Ahora supongamos que las blancas acce­
i,g2, 0-0 8. tt:Jc3, e5 9. 0-0, i,g4. den a los deseos del adversario y, sencilla­
b) 4 . . . . , a5 5. g3, d6 6. i,g2, tt:Jc6 7. 0-0, mente, juegan 7. d5. También en ese caso, las
e5 8. i,g5. negras tienen más posibilidades que de cos­
No cuesta ver que en esta ú ltima variante tumbre, dado que el caballo todavía está en g8
a las negras les falta un tiempo; si las blan­ y puede elegir entre varias casillas para desa­
cas h ubiesen hecho una jugada menos, su rrollarse.
peón «d» estaría colgando. Queda por dar Podemos conc l u i r de manera provisional
un paso lógico. No hay manera de obligar a que el esquema de las negras tiene cierto
las blancas a perder tiempo, pero las negras sentido. A fin de dar una valo ración aproxi­
pueden atacar el pu nto d4 con más rapidez mada de la importancia general que reviste
prescindiendo de una jugada que no está re­ para la teoría , debemos volver al principio:
lacionada con este ataq ue: 1 . . . . , ctJf6. Co­ 1 . d4, e6 2 . c4, i, b4+. E l jaque d i recto de
mo consecuencia de tal razonamiento, la alfil está pensado de modo específico para
continuación siguiente se sugiere por sí mis­ ocuparse de 3. tt:Jc3, con lo que trasponer a
ma: 1 . d4, e6 2. c4, i, b4+ 3. i,d2, a5 4. tlJf3, la Defensa Holandesa (3 . . . . , f5) se conside­
d6 5. g3, tt:J c6 6. i,g2, e5 (D). ra de lo más satisfactorio -si bien 3 . . . . , c5
tampoco es mala-. Si las blancas están re­
sueltas a no entrar en una d isposición Nim­
zoindia, aparte de 3 . i,d2, a veces j uegan
3 . tlJ d2 (por analog ía con 1 . d4, ctJf6 2 . c4 ,
e6 3. tlJf3, i, b4+ 4. tlJ bd2) o intentan alte­
rar el o rden de jugadas con 2. ctJf3 (con la
intención de contestar a 2 . . . . , ctJf6 3 . c4) .
En este ú ltimo caso tienen que pensar en
serio la répl ica 2 . . . . , c5, que puede condu­
cir a la Defensa Siciliana o a alguna de las
diversas l íneas de la Ing lesa o la Catalana
en vez de a la I ndia de Dama. (Ni que deci r
tiene que a esta lista de apertu ras debe ría
añadi rse la Defensa Francesa desde el
principio.) Todo esto es bastante interesan­
Esto no es más que la secuencia escueta te ; como podemos ver, incluso una idea en
de jugadas, pero cada eslabón de la cadena apariencia modesta puede proporcionar a
tiene que probarse, y, sobre todo, se plantea veces la base sobre la que se concibe todo
la pregunta de si los esfuerzos de las negras un repertorio de aperturas. Sin embargo, en
van a alcanzar su objetivo. Lo que queda cla­ nuestra investigación teórica, bastante cor­
ro de inmediato es que las blancas pueden ta, exam inaremos solamente la conti nua­
enrocar como si nada y proceder a restable­ ción 1 . d4, e6 2. c4 , i, b4+ 3. i,d2, a5 ( D ) .
cer el equilibrio de material después de 7. 0-0,
tt:Jxd4 8. tt:Jxd4, exd4 9. i,xb4, axb4 1 O.
'iYxd4. Sin embargo, la situación resultante
difiere en un aspecto clave de la situación co­
rriente en la que el peón negro está en a7 o
a5. Transferido a b4, bloquea el flanco de da­
ma blanco, aunque el peón en sí, desde lue­
go, se convierte en un conveniente objeto de
ataque.
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 73

. . . , e5, con igualdad) 6 . . . . , axb4 7. t¿j bd2, 0-0


8. V/lic2, VJj/e7 9. j,, e 2, e5; Sherwin-Atalik, Co­
pa de Europa de Clubes, Kallithea, 2002. Sin
embargo, está claro que la tarea que tienen las
negras en la apertura se complica más si las
blancas continúan con 5. t¿j c3, e5 y ahora no
6. d5 (Vizhmanavin-Eingorn, Berl ín, 1 990) , si­
no 6. a3 (para saber más sobre esto, véase la
partida Tisdall-Korchnói, que se da más ade­
lante).
4 . . . . , d5 5. a3, . . .
Aqu í 5. e 5 n o e s peligrosa, y a que las ne­
gras completan el desarrollo con comodidad:
5 . . . . , tt:l e7 6. t¿jf3, tt:l bc6 (6 . . . . , b6} 7. j,, c 3,
La posición del diagrama tiene una precur­ b6 8. cxd5, tt:l xd5 9. j,, d 3, j,, a 6; Sapunov­
sora histórica. En lugar de 3 . . . . , a5, la jugada lbragimov, Cto. de Rusia a k. o. , Moscú , 1 999.
3 . . . . , V/lie7 ya se había visto en la década de Al bando blanco también le es difícil contar
1 930 (Keres jugaba así bastante a menudo) . con ventaja después de 5. cxd5, exd5 6. e5,
La variante aún se ve en la actualidad. Des­ tt:l e7. En Alexandrov-Roiz, Cto. de Europa,
pués de 4. t¿jf3 o 4. g3, las negras no tienen Varsovia, 2005, se siguió, de modo ameno,
nada mejor que trasponer a una disposición con 7. t¿j c3, c5!? 8. a3, j,, xc3 9. bxc3, t¿j bc6
corriente de apertura con 4 . . . . , t¿jf6 (la Bo­ 1 0. j,, b 5, VJj/b6 1 1 . VJJi a4, j,, d 7 1 2. U b1 , o-o
goindia) o 4 . . . . , f5 (la Defensa Holandesa) . La 1 3. tt:l e2?, Cjj a7 1 4. dxc5, V/lig6, y las blancas
jugada 3 de las negras solamente cobra im­ se quedaron con una calidad menos.
portancia estratégica independiente si se repli­ 5 . . . . , j,, xd2+ 6. Cjj xd2, . . . (D)
ca 4. e4. Entonces, luego de 4 . . . . , d5 (4 . . . . ,
t¿j c6 5. t¿jf3, t¿jf6 es más interesante) 5. e5,
dxc4 (5 . . . . , t¿jc6) 6. j,, xc4, las negras expe­
rimentan dificultades debido a la posición , po­
co apropiada, de su dama. En nuestra
variante, la dama en d8 está mejor situada, pe­
ro, desde luego, hay que decir algo más sobre
3 . . . . , a5 aparte de esta analog ía externa.
También en este caso, debería prestarse mu­
cha atención a la tentativa de las blancas de
ocupar el centro enseguida.

Bagírov-Eingorn
Minsk, 1 983
[A40]
Las negras aún tienen que trabajar para
1 . d4, e6 2. c4, j,, b4+ 3. j,, d 2, a5 4. e4, . . . igualar, pero en la l ínea 6 . . . . , dxe4 7. Cf'Jxe4,
Las negras tienen q u e decidir si j u egan Cjj f6 8. Cjj c3 obtienen el resultado deseado
4 . . . . , d5 o mantienen su plan original de . . . , d6 sin grandes dificultades jugando 8 . . . . , V/lie7 o
y . . . , e5. 4 . . . . , d6, tranquila, ha dado buenos bien 8 . . . . , b6; Summerscale-Ward, Cto. de
resultados en caso de 5. t¿jf3, t¿jf6; a modo G ran Bretaña, Swansea, 1 995. También es po­
de ejemplo, 6. j,, x b4?! (6. j,, d 3 o 6. V/lic2 son sible otra manera de luchar contra el centro de
relativamente mejores; las negras replican 6. peones que poseen las blancas:
1 74 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

6 . . . . , t:fje7 7. t:fjgf3, t:fj bc6 8. Jie2, . . .


Las blancas permiten que l a posición se cla­
rifique al cabo de poco tiempo. En Van Beek­
De Jong , G roninga, 2004, probaron 8. Vic2,
dxe4 (8 . . . . , 0-0 9. 0-0-0) 9. '{Wxe4, t:fj fS 1 O.
dS, t:fjce7 1 1 . dxe6, Jixe6, más agudo.
8 . . . . , 0-0 9. 0-0, dxe4 1 0. t:fjxe4, t:fjf5
1 1 . d5, exd5 1 2. cxd5, t:fj ce7 1 3. t:fj c3, c6
Se ha cambiado el último peón central, y los
jugadores pronto firman el tratado de paz.
1 4. dxc6, t:fjxc6 1 5. �xd8, l:!, xd8 1 6.
l:!, ad1 , Jie6 1 7. l:!, xd8+, l:!, xd8 1 8. l:!, d1 ,
l:!. xd1 + 1 9. Jlxd1 , 1 /2 -1 '2
Bien mirado, la manera más sencilla que tie­
nen las blancas de reaccionar (4. e4) no les Al cambiar las damas, por si fuera poco, las
promete ventaja apreciable. Veamos otra posi­ negras nivelan las oportunidades.
bilidad, bastante sorprendente, de contestar a 1 1 . ltxd7, '{Wxd7 1 2. Vixd7, t:fj xd7
3 . . . . , as. 1 3. l:!, c1 , l:!, fc8 1 4. �e2, d5
Los esfuerzos ulteriores que hicieron los juga­
Vaganián-Eingorn dores por sacar al menos algo de este igualado
GMA, Moscú, 1 990 final fueron infructuosos (1 /2 -1 /2 , 29 jugadas).
[A40] Así pues, si las blancas no tratan de refutar
3 . . . . , as en el acto, lo lógico es que, sencilla­
1 . d4, e6 2. c4, Ji b4+ 3. Jid2, a5 4. Via4, mente, se atengan a un sistema de desarrollo
que se haya probado mucho (t:fjf3, g3, etc.) y
Original continuación; tal vez sea más pro­ vean qué es exactamente lo que pretenden las
metedora en la Bogoindia propiamente dicha negras.
(2 . . . . , t:fjf6 3. t:fjf3, Ji b4+ 4. Jid2, as s.
"tWa4) . Bonsch-Eingorn
4 . . . . , ltxd2+ 5. t:fjxd2, t:fje7 6. t:fj gf3, 0-0 Lvov, 1 984
7. c5, . . . [A40]
Las blancas no desean apoderarse del cen­
tro (7. e4) ; quieren explotar el leve debilita­ 1 . d4, e6 2. c4, Ji b4+ 3. Jid2, a5 4. t:fjf3,
miento del flanco de dama negro después de d6 5. g3, t:fj c6
cambiar unos peones. Las negras no se desvían del plan que han
7 . . . . , d6 8. cxd6, cxd6 9. e3, Jid7 trazado. Con otras continuaciones (S . . . . , t:fjf6,
1 0. Ji b5, Vie8 (O) s . . . . , fS, s . . . . , t:fj d?, S . . . . , Vie7) , sus accio­
nes dejarían enseguida de ser originales.
6. Jlg2, e5 7. 0-0, t:fj xd4 8. t:fj xd4, exd4
9. Jixb4, axb4 1 O. "tWxd4, . . . (O)
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 75

rey, Aosta, 2001 .


1 3 . . . . , �e7 1 4. 'ijlf4, l¡jf6 1 S. l¡j d2, 0-0
1 6. l¡je4, l¡j xe4 1 7 . .,ixe4, . . .
La posición d e las blancas e s más activa,
pero también tiene defectos estructurales que
facilitan la defensa a las negras.
1 7. . . . , J::í. e8 1 8 . .,if3, �es 1 9. 'i:!Vxes,
dxeS
Claramente mejor que 1 9 . . . . , J::i. xe5?! 20.
a3.
20. a3, J::í. a4! 21 . .,idS, @f8 22. f3, . . . (D)
Lenta. Aún podía mantenerse la iniciativa
con 22. axb4, J::i. xb4 23. J::i. a5, .M xb2 24.
J::i. xc5.
1 0. . . . , 1/j'f6
Esto es aceptable, aunque es un poco ex­
traño que las jugadas menos naturales sean a
veces las primeras que acuden a la mente. Si
bien la dama blanca se ve ahora obligada a
retirarse, la negra tampoco ocupa el puesto
más eficaz. También es interesante examinar
las consecuencias de 1 0 . . . . , 'i:!Vg5: 1 1 . l¡j d2
( 1 1 . f4, 1/j'f6), 'i:!Ve5 ( 1 1 . . . . , l¡jf6 1 2. f4, 1/j'h5
1 3. 'i:!Ve3+) 1 2. �xe5+, dxe5 1 3. l¡j b3. Las
negras van a la zaga en el desarrollo y sus
peones corren peligro debido a la amenaza
l¡Jc5-d3.
1 1 . 'iYd2, . . .
Dificultando l a salida a l caballo d e b1 . No
había necesidad de hacer esto. Las blancas 22 . . . . , J::i. d8 23. �f2, �e7 24. J::i. d3, J::i. d6
podían obtener una leve ventaja con 1 1 . En este punto, después de 24 . . . . , .,i e6, las
'iYe3+!?, l¡je7 (o bien 1 1 . . . . , 'i:!Ve7 1 2. �b3, negras ya habrían tenido la posición un tanto
c5 1 3. l¡jd2, l¡jf6 1 4. a3, 0-0 1 5. e3; Piket­ más agradable.
Bunzmann, Biel, 1 999) 1 2. 'i:!Vb3, puesto que 2S. J::í. ad1 , bxa3 26. bxa3, Ir b6 27 . .U e3,
el sacrificio de peón 1 2 . . . . , l¡j c6 1 3 . .,ixc6+, <J;(f6 28. g4, . . .
bxc6 1 4. �xb4, 0-0 1 5. 1/j'c3, �e6 no parece Con aproximada igualdad ( 1 /2 -1 /2 , 4 9 juga­
del todo correcto. das).
1 1 . . . . , es Como los resultados de las primeras prue­
Merecía la pena estudiar la extravagante 1 1 . bas serias por las que pasó la idea de las
. . . , J::i. a4, intentando evitar un debilitamiento negras en la práctica no fueron del todo satis­
de la estructura de peones que posteriormente factorios, el bando negro se puso a buscar ma­
podría dejarse sentir. neras de mejorar su juego.
1 2. J::i. d1 , J::i. a6 1 3. 'i:!Vc1 , . . .
Demasiado artificiosa. Resultaría una situa­
ción incierta de 1 3. a3, l¡j h6 (más fuerte que
13 . . . . , l¡Je7) 1 4. J::i. a2, l¡jg4. Parece mejor la
sencilla línea 1 3. 1/j'c2, l¡je7 ( 1 3 . . . . , 'i:!Ve7 1 4.
l¡j d2, l¡jf6 1 5. l¡je4) 1 4. l¡jd2; Polak-Masse-
1 76 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Magerrámov-Eingorn Keitlinghaus, Dortmund, 1 99 1 ). Al provocar la


Uzhgorod, 1 988 siguiente jugada negra, recobran la casilla c3
[A40] para desarrollar el caballo.
15 . . . . , b3 1 6. a3?!, . . .
1 . d4, e6 2. c4, i,b4+ 3. i,d2, as 4. CZ'if3, d6 Debería haberse preferido 1 6. CZ'ic3, \};; e7
s. g3, CZ'i c6 6. i,g2, es 7. 0-0, exd4 8. CZ'ixd4, ( 1 6 . . . . , bxa2 1 7 . .:Q. xc6 es más débil, pero 1 6 .
CZ'ixd4 9. i,xb4, axb4 1 0. 1iVxd4, CZ'if6 (O) . . . , i,e6 1 7. g b4, bxa2 1 8 . .:Q. xb7, 0-0 es in­
teresante) 1 7. a3, i,e6 1 8. g b4, .:Q. a7 1 9 .
.:Q. d 1 , .:Q. d8 20 . .:Q. xd8, @xd8 2 1 . f4.
1 6 . . . . , i,e6 1 7 . .:Q. d4, .:Q. d8 1 8 . .:Q. xd8+,
\};; xd8
Las piezas negras están ahora situadas de
manera más activa, y, en vez de adquirir una
mínima ventaja en el final, son las blancas las
que, inesperadamente, afrontan dificultades
muy graves.
1 9. CZ'i c3, \};; c7 20 . .:Q. d1 , CZ'i d7 21 . f4,
CZ'i b6 22. g d3, . . .
Preparándose para rechazar 2 2 . . . . , CZ'i c4
con 23. CZ'i d 1 .
22 . . . . , .:Q. e8 23. \};; f2, f6 24. i,f3, i,f7
2S . .:Q. d4, CZ'i c4 26. CZ'id1 , . . .
La jugada de caballo es la alternativa obvia, Está claro que las negras están mejor, pero
pero necesita un poco de buena táctica que la en este momento pasan por alto una importan­
respalde. te maniobra defensiva del adversario.
1 1 . es, . . . 26 . . . . , bS 27. i,g4, .:Q. e7? 28. i,fS, g6
Forzando las cosas. También merecía estu­ 29 . .:Q. e4!, . . .
dio 1 1 . .:Q. d 1 , dejando intacta la amenaza c5: A l provocar por fuerza el cambio d e las to­
a) 1 1 . . . . , 0-0? 1 2. c5, .:Q. a6 1 3. 1iVxb4, dxc5 rres, las blancas se libran del mortífero peli­
1 4 . .:Q. xd8, cxb4 1 5 . .:Q. xc8, .:Q. xc8 1 6. i,xb7, g ro. Las neg ras tienen que conformarse con
ganando un peón. las tablas.
b) 11 . . . . , VJ/ie7 1 2. 1iVd2, 0-0 1 3. 1iVxb4, 29 . . . . , .:Q. xe4 30. i,xe4, CZ'i b6 31 . CZ'i c3,
1iVxe2 1 4. CZ'ic3, 1iVh5 1 5. 1iVb5!, y las blancas CZ'i c4 32. CZ'id1 , CZ'i b6 1 ¡2 .1'2
tienen la iniciativa (Pintér) , en vez de 1 5. La valoración de la posición después de la
CZ'i b5? ! , .:Q. xa2, como en Pelletier-Liogki, Cto. jugada 1 O es fundamental para toda la va­
de Francia por Equipos, 1 994. riante. En la práctica, sin embargo, las blan­
c) 1 1 . . . . , .:Q. a6 1 2. c5 ( 1 2. 1iVd2, c5 es más cas, por lo com ú n , han prefe rido no entrar
cómodo para las negras aquí que en Bonsch­ en discusiones sobre esta posición y han
Eingorn) 1 2 . . . . , 1iVe7 1 3. VJ/ixb4 ( 1 3. c6, bxc6 consentido en eliminar la tensión en el cen­
1 4. 1iVxb4, 0-0) , dxc5 1 4. 1iVf4, 0-0 1 5. CZ'i c3, tro.
c6 1 6. 1iVd6, 1iVxd6 1 7 . .:Q. xd6, i,e6, y el final
está igualado; Álvarez lbarra-Eingorn, Pamplo­ Tukmakov-Eingorn
na, 1 990-1 991 . Cto. de la URSS, Minsk, 1 987
1 1 . . . . , dxcS 1 2. 1iVxc5, 1iVe7 1 3 . .:Q. c1 , (A40]
1iVxcS 1 4 . .:Q. xc5, c6 1 S . .:Q. c4, . . .
Tras mucho deliberar, las blancas se abstie­ 1 . d4, e6 2. c4, i, b4+ 3. i,d2, as 4. CZ'if3,
nen de hacer 1 5. .:Q. xc6, bxc6 1 6. i,xc6+, d6 S. g3, CZ'i c6 6. i,, g 2, es (D)
@e7 1 7. i,xa8, .:Q. d8 (como ocurrió en Bany-
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 77

f6 o e7. Aquí tiene más perspectivas y no obs­


taculiza los movimientos de las demás piezas
y peones; como se ha dicho antes, esta cir­
cunstancia es de importancia capital en una
posición constreñida. No obstante, en esta ju­
gada y la siguiente habría sido más exacto sa­
car primero el otro caballo (9 . . . . , tZ:l a6 o 9 . . . . ,
tZ:l d7).
1 0. 0-0, 0-0
La disposición de las negras es elástica, lo
que explica por qué los planes corrientes con
los que cuentan las blancas para posiciones
que presentan esta clase de estructura de
peones no suponen ningún peligro especial :
7. d5, . . . 1 1 . tZ:le1 , tZ:l a6 1 2. f4, exf4 1 3. gxf4, f5 (Pintér­
D e momento, este pequeño logro e n l a aper­ Eingorn, Dortmund, 1 988) o bien 1 1 . e4, tZ:l a6
tura no reporta a las negras más que satisfac­ 1 2. tZ:l e 1 , �d7 1 3. tZ:l d3, �b8 (Jaritónov­
ción moral . Las blancas hacen retroceder al Eingorn, Cto. de la U RSS, Moscú, 1 988) .
caballo con ganancia de tiempo y conservan la 1 1 . lZ:Jg5!?, . . .
iniciativa estratégica como antes gracias a su Aprovechando e l hecho d e que l a casilla e6
ventaja de espacio. Sin embargo, las negras no está lo bastante protegida y 1 1 . . . . , f6 no
también están listas ahora para formular varios es j ugable, las blancas encuentran una inte­
planes de acción, pues confían en la sólida po­ resante posibilidad para desarrollar su inicia­
sición central que se ha producido. La con­ tiva.
tinuación 7. �xb4!?, axb4 8. d5 podía haber 11 . . . . , tZ:la6 1 2. f4, tZ:l c5
provocado una situación radicalmente distinta: 1 2 . . . . , �e7, apoyando el peón de e5 con
8 . . . . , tZ:l b8 (o bien 8 . . . . , tZ:lce7 9. 0-0, tZ:lf6) una pieza, es más cauta.
9. 0-0, tZ:lf6 1 O. tZ:le1 , c5 1 1 . dxc6, tZ:l xc6, y la 1 3. fxe5, dxe5 1 4. tZ:l ge4, tZ:l xe4 1 5. tZ:lxe4,
actividad de las piezas del segundo jugador le . • •(D)
compensa por sus peones débiles; Timo­
shchenko-King, Moscú (GMA), 1 990.
7. . . . , �xd2+
Las negras, por su parte, no están obligadas
a cambiar, pero esta jugada conviene a la dis­
posición de las piezas en la que están pensan­
do. Si hubiesen querido mantener los alfiles de
casillas negras, habría merecido la pena estu­
diar 7 . . . ., tZ:lce7 8. 0-0, tZ:lf6 9. tZ:l e 1 , �c5
1 0. tZ:l d3, �a7, como en Lautier-Motwani,
Olimpiada de Novi Sad, 1 990.
8. �xd2, . . .
8 . tZ:lfxd2 y 8 . tZ:l bxd2 también se han juga­
do. Capturar con la dama concuerda lógica­
mente con la maniobra tZ:l e 1 -d3, que prepara
una ofensiva posterior con f4 o b4. Salta a la vista que la situación se ha vuelto
8 . . . . , tZ:l b8 9. tZ:l c3, tZ:l h6 (!) más aguda, y las negras intentan ahora liar las
Importante detalle del plan negro. Está claro cosas todavía más, absteniéndose de realizar
que el caballo está mejor situado en h6 que en la jugada lógica 1 5 . . . ., f5.
1 78 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

1 5. . . . , l:r a6?! 1 6. � ad1 , .i::í. g6 1 7. �xa5, Epishin-Eingorn


Memorial Karl Wagner, Graz, 1 998
En verdad, no es fácil comprender con rapi­ Defensa Bogoindia [E1 1 ]
dez los acontecimientos que están sucedien­
do. Las blancas se agencian un peón por si 1 . d4, e6 2 . c4, .,t b4+ 3 . .,td2, as 4 . t¿jt3,
acaso. d6 5. t¿jc3, t¿jf6
1 7. . . . , b6 1 8. �a3, .,tg4 1 9 . .,tf3?!, . . . 5 . . . . , t¿j c6 no es apropiada en vista de 6.
Desafortunada jugada que justifica el aven­ a3, .itxc3 7 . .itxc3, t¿jf6 8. 'if'c2 (o bien 8.
turado ataque de las negras. d5) . Las negras, en consecuencia, necesitan
1 9 . . . . , f5 20. t¿jf2, .,txt3 21 . exf3, f4 controlar e4. Otra manera de hacer eso es 5.
22. g4, t¿jfS 23 . .i:r de1 , . . . . . . , f5, que traspone a la Defensa Holandesa.
Las blancas consiguen rechazar las amena­ La jugada efectuada lleva la partida a una co­
zas con la ayuda de un sacrificio de calidad, nocida l ínea de la Bogoindia, pero no por mu­
después del cual se acuerdan las tablas en cho tiempo.
una posición incierta. 6. g3, . . . (D)
23 . . . . , tL'ie3 24. l:r xe3, fxe3 25. 'if'xe3, c6 Dado que las blancas planean poner el al­
26. dxc6, ll xc6 27. b3, 1 '2 -1 /2 fil en fianchetto, habría sido más exacto jugar
Debería mencionarse también otra manera 5 . g3, t¿j c6 6. t¿jc3, preservando las posibi­
de resolver el conflicto que hay en el centro l idades de obtener ventaja en la variante 6.
en la jugada 7: en vez de efectuar 7. d5 o 7. . . . , e5 7. a3 (7. t¿jd5!?), .itxc3 8 . .it xc3,
0-0, las blancas, sencillamente, cambian V/i{e7 9. d5.
peones con 7. dxe5, dxe5 y continúan con 8.
0-0, t¿jf6 (8 . . . . , t¿jge7!?) 9 . t¿j c3 (de hecho,
esta posición surge las más de las veces por
trasposición : 4. g3, d6 5 . .,tg2, e5 6. dxe5,
dxe5 7. t¿j c3, t¿jf6 8. t¿jf3, t¿j c6 9. 0-0). Las
negras tienen que defenderse con cu idado;
por ejemplo: 9 . . . . , 0-0 (9 . . . . , .,te6!?) 1 0. �c2,
.,tg4 ( 1 0 . . . . , t¿jd4) 1 1 . l:r ad1 , V/i{e7 1 2. tL'id5,
t¿jxd5 1 3. cxd5, .itxf3 1 4. dxc6, .,txg2 1 5.
<J;;> xg2 , bxc6; Elsness-Ward , Gausdal, 1 993.
Sin embargo, en general, a las blancas no
les reporta beneficios su plan . Parece que la
posición crítica del plan negro (después de
6 . . . . , e5) ha resistido todas las pruebas a las
que la ha sometido la práctica, pero la serie
de jugadas que conducen a ella exige una 6 . . . . , t¿j c6
detallada inspección . En este estadio, la res­ Con 6 . . . . , b6, las negras pod ían pasar a
ponsabilidad de plantear nuevas ideas recae terreno de la I ndia de Dama, pero prefieren
en las blancas; al evaluarlas de modo provi­ atenerse a su propio esq uema. Si 7. a3,
sional , vamos a adoptar repetidas veces un _txc3 8 . _txc3, continúan con 8 . . . , t¿j e4.

método de analog ía con las l íneas teóricas 9. 'iVc2 , t¿j xc3 1 0. 'iVxc3, y aquí, en vez de
mejor conocidas. 1 0 . . . . , ¡vf6 (Lu kács-E ingorn , Cto. de E u ro­
pa por Equipos, Debrecen, 1 992) , bastante
a rtificiosa, tienen 1 O . . . , 0-0, más senci lla.
.

Desde el punto de vista de las blancas, esto


no resiste la comparación con la l ínea aná­
loga 1 . d4, t¿j f6 2. c4 , e6 3 . t¿jf3, .,t b4+
6 . CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 79

4. j,d2, VJif e7 5 . g3, l¿j c6 6 . l¿jc3, j,xc3 es absurdo. Mejor jugada es 1 6 . . . . , f5; por lo
7. j,xc3, 0-0. menos, sería la culminación lógica de todas
7. j,g2, e5 8. 0-0!?, . . . las maniobras precedentes que ha llevado a
I nteresante innovación. Resulta que esta­ cabo el segundo jugador.
mos en otra posición en la que el peón de d4 1 7. 'iVc2, j,d7 1 8 . .ñ fe1 , 'iVc8 1 9. b3,
puede dejarse colgando de momento, y, tras l¿je6 20. VJjfd2, l¿j xd4 21 . VJjfxd4, j,c6
recobrarlo, las blancas obtendrán ventaja en el Al final se ha llegado a una posición que las
centro. En partidas anteriores se había visto 8. negras querían evitar desde el principio. Están
d5, l¿Je7 9. 0-0. situadas de modo pasivo, mientras que el ad­
8 . . . . , exd4?! versario puede preparar metódicamente la
Ineficaz respuesta. Las negras podían de­ ruptura e5. Sin embargo, al obrar de manera
fenderse de manera mucho más satisfactoria apresurada, las blancas dilapidan buena parte
después de 8 . . . . , l¿jxd4 9. l¿jxd4, exd4 1 0. de la ventaja.
l¿j b5, y ahora: 22. e5?!, dxe5 23 . .ñ xe5, j,xg2 24. \t>xg2,
a) 10 . . . . , j,xd2 1 1 . VJjf xd2, c6! (obligando al b6 25. t¿j d5, l¿j xd5
adversario a tomar en d4 con el caballo; 11 . . . . , Y las negras acabaron ingeniándoselas para
c5 1 2. e3 es malo para las negras; Epishin) 1 2. hacer tablas (1'2-1 /2 , 38 jugadas) .
l¿j xd4, 0-0 1 3. e4, .ñ e8 1 4 . .ñ fe1 , a4, y am­ La idea que plantean las blancas en la aper­
bos bandos tienen sus oportunidades, puesto tura en la partida que sigue va más allá del te­
que la situación de las piezas blancas no es ma que hemos estado examinando y es de
ideal . aplicación más general.
b) 1 0 . . . . , j,c5!? 1 1 . j,g5, 0-0 1 2. 'iVd2
(1 2. j,xt6, VJjfxf6 1 3. l¿Jxc7, .ñ b8 es incierto), Sturua-Eingorn
c6 ocurrió en Bagheri-Baklan , Guingamp, Ginebra, 2001
2004. Defensa Bogoindia [E1 1 ]
9. l¿j d5, j,xd2 1 0. VJjfxd2, l¿Je4 1 1 . VJjfd1 ,
l¿Jc5 1 2. l¿jxd4, 0-0 1 3. e4, l¿Je5 (D) 1 . d4, e6 2 . c4, j,b4+ 3 . j,d2, a5 4 . l¿jc3,
d6 5. t¿jf3, t¿jf6 6. j,g5, . . . (D)
Eludiendo la variante tradicional de la Bo­
goindia 6. VJif c2, VJif e7 (para estar en el lado
seguro, las negras evitan el ataque moderno 6 .
. . . , l¿j bd7 7. g4, que ocurrió en Sadler-Ein­
gorn, Cuxhaven, 1 994) 7. a3, j,xc3 8. j,xc3,
t¿j bd7.

Esta tentativa de crear contrajuego con las


piezas merece atención , aunque no sea más
que porque las negras no tienen otro plan.
1 4. VJjfe2, ,ñ e8 1 5. ,ñ ad1 , l¿Jg4 1 6. l¿jc3,
t¿jf6 (?)
Reti rarse con el caballo por propia voluntad
1 80 P R E PA R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E RT U R A S

Al mover el alfil por segunda vez, las blan­ 11 . . . . , j,xc3 1 2. bxc3, e5 1 3. j,e2, l:r e8
cas, sencillamente, no tienen en cuenta la ju­ 1 4. 0-0, t¿jt8
gada del peón "ª" negro y alteran la dirección La iniciativa está a punto de pasar a las ne­
estratégica de la partida. gras, así que las blancas concluyen que sim­
6 . . . . , t¿j bd7 7. e3, h6 8. j,h4, b6 plificar está bien.
Es más interesante 8 . . . . , g5 9. j,g3, h5!?, 1 5. j,d3, t¿jg6 1 6. j,xt6, 'ifxt6 1 7.
creando complicaciones al instante: 1 0. h4 ( 1 0. j,e4?!, . . .
tt:Jxg5?, h4 1 1 . j, f4, e5 1 2. dxe5, dxe5 1 3. E l bando blanco, n o obstante, debería ha­
Jtxe5, tt:Jxe5 1 4. �xd8+, c;t>xd8 1 5. f4, berse abstenido de cambiar el otro alfil y haber
t¿jeg4 1 6. t¿jxf7+, c;t>e7 1 7. tt:Jxh8, j,f5) 1 0. jugado 1 7. 1:r e1 , manteniendo una aproxima­
. . . , élJe4 1 1 . a3!?, Jtxc3+ ( 1 1 . . . . , t¿jxc3 1 2. da igualdad.
�c2) 1 2. bxc3, tt:Jxg3 1 3. fxg3, con juego in­ 17 . . . . , Jlxe4 1 8. tt:J xe4, �e6 1 9. d5,
cierto. �d7 20. t¿j g3, t¿je7
9. t¿jd2, . . . Y la posición de las negras es un tanto más
Ambos bandos están usando como mode­ agradable ( 1 '2-1'2 , 51 jugadas).
lo de juego la sigu iente variante de la Nim­ Finalmente, como arma temática principal
zoindia: 1 . d4, t¿jf6 2 . c4, e6 3. t¿jc3, j, b4 contra la variante 3 . . . . , a5, las blancas comen­
4. t¿jf3, b6 5. j,g5, h6 6. j, h4, j,b7 7. e3, zaron a abandonar a propósito el desarrollo
Jlxc3+ 8. bxc3, d6 9. t¿jd2, seguido de f3 y del caballo a f3 y la idea general de jugar l í­
e4. En el caso que nos ocupa, las neg ras neas de la Bogoindia contra las que las negras
han evitado hasta ahora cambiar el alfil de habían ideado su secuencia de jugadas en pri­
b4, y consegu i rán aprovechar esta circuns­ mer lugar.
tancia.
9 . . . . , j,b7 1 0. f3, 0-0 (D) Tisdall-Korchnói
1 0 . . . . , g5 también es bastante buena, pero Cto. de Europa por Equipos, Haifa, 1 989
las negras prefieren operar en el centro. [A40]
1 . d4, e6 2. c4, j, b4+ 3. j,d2, a5 4. t¿j c3,

Esperando la réplica 4 . . . . , d6. Después de


4. e4, d5, como ya sabemos, obtener ventaja
es bastante problemático.
4 . . . . , d6 5. e4, . . . (D)

1 1 . a3, . . .
Las blancas n o están listas para dar s u si­
guiente paso : 1 1 . e4, e5 1 2 . a3, exd4 o bien
1 1 . j,d3, e5 1 2 . a3, exd4. Consienten en
ceder otro tiempo para fortificar su peón
« d » . También merec ía la pena estudiar 1 1 .
j,e2.
6. CALIDOSCOPIO TEÓRICO 181

s . . . . , es
'i B.i.B �-•B1
ªB•m n•m•:
En la partida Stohl-Eingorn, Cto. de Austria
por Equipos, 1 999, las negras cometieron un

-�- B BI
grave error posicional, 5 . . . . , CLJf6? 6 . .i,d3, e5

0 , ,, • • 1
7. a3, .i,xc3 8. bxc3! , y las blancas obtuvieron
una forma favorabil ísima de la Variante Sa­
misch de la Nimzoindia. En estas circunstan­ • -
,,,,,,V, d d 1
cias, el avance bloqueador . . . , c5 debilitaría de -�-�- �
� 0
n m -�� .
manera irreparable el flanco de dama negro, y

,, , v,D¡:B B Li'9I
el prematuro desarrollo del caballo a f6 ha he­
cho imposible crear contrajuego con . . . , f5.

bxc3.
6. a3, .i,xc3 7 . .i,xc3, . . .
También aquí merecía l a pena pensar 7. �� --- ----= �- M1
7 . . . . , CLJf6 8. f3, . . . 1 4. 0-0-0, Cl:Je5 1 5. @b1 , .i,e6 1 6. Cl:Jf5,
Como d e costumbre, estableceremos la .i,xf5 1 7. exf5, M fe8 1 8 . .i,e2, . . .
analogía apropiada ahora mismo, esta vez con Esto conduce a interesantes complicacio­
una variante que se ha mencionado de paso nes.
en el capítulo 4: 1 . c4, e5 2. Cl:Jc3, .i, b4 3. 1 8 . . . . , Cl:Jxc4 1 9. g3, . . .
Cl:Jd5, .i,e7 4. d4, d6 5. e4, Cl:Jf6 6. Cl:Jxe7, 1 9 . .i,e1 , Cl:Je3 2 0. .i,xh4, Cl:Jxc2 21 . .i, b5,
VJ!ixe7 7. f3. Cl:Je3 22 . .i,xe8, Cl:Jxd 1 23. M e1 es una me­
8 . . . . , exd4!? jora (p. ej . , 23 . . . . , Cl:Jxb2 24, M e7) ,
Al abrir la gran diagonal , las negras confían 1 9 . . . . , Cl:Je3 20. gxh4, Cl:Jxc2 21 . .i, b5,
en la actividad de sus piezas. Más cauta es 8 . Cl:Je3 22. M dg1 , Cl:Jxf5 23 . .i,xe8, M xe8
. . . , VJ!ie7, manteniendo el peón en e5, pero 24. h5, Cl:Je6
conformándose con tener una posición un po­ Pese a haber ganado la calidad, resultó que
co peor. las blancas ten ían la peor posición en el final
9. VJ!jxd4, 0-0 1 0. Cl:Je2, Cl:Jc6 1 1 . VJ!jd2, . . . -
(pero 1 O, 58 jugadas).
Evidentemente, una inexactitud. La dama Es interesante observar que en cuanto se
podía haberse retirado a f2 ( 1 1 . �f2!?, CLJd7 y privó de su objetivo estratégico concreto a la
1 2. 0-0-0 o 1 2. �g3) , evitando la necesidad disposición de apertura que adoptaron las ne­
de volver a perder tiempo más tarde. gras, los defectos de la jugada de peón por el
11 . . . . , Cl:Jd7 1 2. Cl:Jg3, Cl:Jc5 1 3. VJ!ic2, . . . flanco empezaron a hacerse notar; el princi­
S e amenazaba n o solamente 1 3 . . . . , Cl:J b3, pal de ellos es el hecho de que jugando de
sino también 1 3 . . . . , Cl:Ja4, que cambia el alfil esta manera el bando negro se arriesga a ir a
favorito de las blancas. la zaga en la lucha por el centro. En la partida
1 3 . . . . , 'ifh4 (D) siguiente, el segundo j ugador afrontó dificul­
1 3 . . . . , VJ!ig5 tampoco es mala, reteniendo tades aún mayores.
de momento al rey blanco en el centro. Podría
seguir (p. ej.) 1 4 . .i,e2, a4 1 5. M d 1 , CLJ b3.
1 82 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

Arlandi-Eingorn fil de casillas negras, el debilitamiento del flan­


Ginebra, 2001 co de rey es de lo más desagradable para él.
[A40] Tiene que andar con tiento; pod ía haber deja­
do la torre donde estaba por ahora y ponerse a
1 . d4, e6 2. c4, i, b4+ 3. i,d2, a5 4. lL\ c3, organizar la defensa con 1 O . . . . , lL\ c6 1 1 . f3,
lL\f6 5. e4!?, . . . (D) lL\e7.
1 1 . f3! , lL\ c6 1 2. 0-0-0, b6 (D)

En la Nimzoindia normal, 1 . d4, lL\f6 2. c4,


e6 3. lL\c3, i,b4, la continuación 4. e4 no pa­ Desarrollar el alfil en la gran diagonal sirve
rece una opción seria, pero tras interpolar 3. para dificultar más g4.
i,d2, a5 resulta de todo punto apropiada. 1 3. lL\e2, i, b7 1 4. lL\f4, l¿J e7 1 5. i, d3,
5 . . . . , i,xc3 h5?!
Las negras no tienen tanto entre lo que ele­ Intentar liberarse de inmediato con 1 5 . . . . ,
gir en este momento, pero pueden elegir de to­ dxc4 1 6. bxc4, b5 1 7. cxb5 ( 1 7. d5, bxc4 1 8.
das formas. Juego muy complejo, si bien más i,xf6, cxd3) , l¿j ed5 1 8. lL\ xd5, l¿j xd5 1 9.
favorable para las blancas, resulta de 5 . . . . , d5 i,xh7 no daría la igualdad. Las negras quie­
6. e5, l¿Je4!? 7. l¿Jxe4, dxe4 8. a3 (8. i,xb4?! , ren reforzar esa variante (p. ej . , 1 6. h4, dxc4
axb4 9. �g4, �xd4 1 0. �xg7, l:\. f8) 8 . . . . , 1 7. bxc4, b5) , pero en este punto las blancas
i,xd2+ 9. �xd2. podían haber adquirido clara ventaja jugando,
6. i,xc3, . . . sencillamente, 1 6. i,e1 y 1 7. i, h4.
Bastante buena, aunque 6 . bxc3, lbxe4 7. 1 6. l:\. he1 ?!, h4
�g4, lL\xd2 8. �xg7, l:( f8 (8 . . . . , @e7?! 9. Después de este avance, las negras ya pue­
�g5+) 9. @xd2 también merece atención. den sentirse relativamente a gusto.
6 . . . . , l¿Jxe4 7. �g4, d5 1 7. l:\. d2, @d7 1 8. a4, 1'2.1'2
Las negras no son felices con 7 . . . ., l¿Jxc3 En la actualidad, 4. l¿j c3 se considera la
8. �xg7, @e7 (8 . . . . , l:( f8 9. bxc3) 9. bxc3, respuesta más eficaz a la variante 2. . . . ,
�g8, pues tendrían una pesada tarea defen­ i,b4+ 3 . i,d2, a5. Las negras necesitan per­
siva por delante. Prefieren provocar el cambio feccionar sus métodos de defensa y, a la vez,
de las damas, pero sus perspectivas tampoco investigar las continuaciones alternativas 4 . . . . ,
resultan mejores en el final. f5 y 4 . . . . , d5, pero eso ya es otra historia. Pa­
8. �xg7, . . . ra concluir miraremos otro cu rioso ejemplo
Mejor que 8 . cxd5, lL\f6 9 . �xg7, l:I. g8. más de una analogía de apertura.
8 . . . . , �f6 9. �xf6, lL\xf6 1 0. b3, l:\. g8
Dado que el segundo jugador carece del al-
6. CALIDOSCOPIO TEÓRICO 1 83

Tukmakov-Motwani 5 . , a4!? 6. a3, i,xc3+ 7. bxc3, c5 8. d5,


• . •

Groninga, 1 990 d6 9. e3, . . .


[A40) E n l o que sigue, ambos bandos mantienen
un riguroso paralelismo con una de las ramas
1 . d4, e6 2. c4, i, b4+ 3. i,d2, a5 4 .:{J c3,
• de la Variante Leningrado de la Defensa Nim­
.:{Jf6 5. i,g5!?, . . . (D) zoindia.
9 . . . . , exd5 1 0. cxd5, .:{J bd7 1 1 . i, d3,
�a5 12 . .:{Je2, .:{J xd5 1 3. 0-0, c4 1 4. i,c2,

Como es bien sabido, las blancas no pue­


den tomar el peón «C» , pero 1 4. i,f5 era una
alternativa. Ahora las negras, a su vez, pueden
elegir entre las continuaciones «teóricas» 1 4 .
. . . , .:{J xc3 y 1 4 . . . . , 0-0.
14 . . . . , .:{J xc3 1 5 . .:{J xc3, �xc3 1 6. i,f4,
0-0 1 7. i,xd6, l::t e8 1 8. i, b4, . . .
También merecía l a pena estudiar 1 8. e4. El
primer jugador restablece ahora el equilibrio de
material ; un método inferior era 1 8. i,xa4,
�a5 1 9. i, c2, .:{Jf6.
18 . . . . , 1iVe5 1 9. i,xa4, b5 20. i,d6, �g5
Un conocido problema de intereses estraté­ 21 . h4, �f5 22. i,c2?! , . . .
gicos en conflicto: en la Variante Leningrado Las blancas obtendrían un tanto mejor posi­
de la Nimzoindia, las negras suelen atacar el ción después de 22. e4, ¡vxe4 23. i,xb5.
centro mediante . . . , c5, pero ¿puede esto con­ 22 , ¡ves
. . . •

ciliarse con la jugada 3 . . . . , a5? El bando ne­ La partida está más o menos igualada
gro encuentra un modo de compatibilizar (1/2-1/2 , 34 jugadas).
ambas jugadas.
ÍNDIC E D E
J UGADOR E S
Los números corresponden a las paginas.
Cuando el nombre del jugador aparece en ne­
grita, ese jugador llevó las blancas. En caso
contrario, el jugador MENCIONADO EN PRI­
MER LUGAR llevó las blancas. Entre parénte­
sis, partida secundaria.

A D
ADAMS-Kasimdzhanov, 88 DOJOIAN-Eingorn , 1 70
AHUES-Engels, 1 22 DOMÍNGUEZ, L.-Dreev, 1 55
ALEKHI N E-Lancel, 88 DORFMAN-Eingorn, 37
- Nimzowitsch, 7 DREEV-Domínguez, L., 1 55
- Rubinstein, 28, 86
ALEXEEV-Morozévich, 1 29 E
ANAND-Shírov, 1 02 EI NGORN-Arlandi, 1 82
ARLANDl-Eingorn, 1 82 - Aseev, 1 61
ASEEV-Eingorn, 1 61 - Bagírov, 1 73
ATALI K-Loffler, 26 - Bonsch, 1 74
- Dojoian , 1 70
B - Dorfman , 37
BAG ÍROV-Eingorn, 1 73 - Epishin, 1 78
BAREEV-Shcherbakov, 1 66 - Finkel, 91
BERNSTEIN, 0.-Schlechter, 81 - Gashimov, 1 6
BESHUKOV-Tiviakov, 1 3 - Georgiev, Ki. , 31
BOLOGAN-Palo, 75 - Jansa, 1 1 0
- Rublevski, 41 - Kaplun, 1 58
BONDAREVSKl-Bronstein, 67 - Kveinis, 1 68
BÓNSCH-Eingorn, 1 74 - Magerrámov, 1 76
BOTVÍNNI K-Lasker, 1 07 - Smagin, 1 20
- Torán, 1 5 - Sturua, 1 79
BRONSTEIN-Bondarevski , 67 - Tukmakov, 1 76
- Vaganián , 1 05
e - Vaganián, 1 74
CANAL-Rubinstein, 84 ENGELS-Ahues, 1 22
CAPABLANCA-Janowski , 74 EPISHI N-Eingorn, 1 78
CHANDLER-Hebden, 45
1 86 P R E P A R A C I Ó N C R E A T I VA D E A P E R T U R A S

F LIOGKl-Spasski, 1 O
FINKEL-Eingorn, 91 LÓFFLER-Atalik, 26
FISCHER-Taimánov, 94 LPUTIÁN-Sh írov, 1 9
FOM I N IJ-Kunte, 22 LUKÁCS-Rajlich, 64
LUTH ER-Lékó, 1 36
G - Movsesián, 71
GALKIN-Jálifman , 1 41 - Vajda, 1 1 8
GASHI MOV-Eingorn, 1 6
GÉLFAND-Graf, 83 M
GÉLLER-Najdorf, 61 MAGERRÁMOV-Eingorn , 1 76
G EORG I EV, Ki.-Eingorn , 31 MCCAMBRIDG E-Hjartarson, 1 62
GRAF-Gélfand, 83 MCNAB-Motwani , 1 64
MCSHANE-Nielsen, P. H., 1 38
H M I LOV, L.-Naiditsch, 1 26
HEBDEN-Chandler, 45 MOHAN DESl-Leroy, 1 67
HJARTARSON-McCambridge, 1 62 MOROZÉVICH-Alexeev, 1 29
MOTWANl-McNab, 1 64
J - Tukmakov, 1 83
JANOWSKl-Capablanca, 74 MOVSESIÁN-Luther, 71
- Tarrasch , 1 33
JÁLI FMAN-Galkin, 1 41 N
- Vallejo, (1 52) NAI DITSCH-Milov, L., 1 26
JANSA-Eingorn , 1 1 0 NAJDORF-Géller, 61
NAKAMU RA-Sashikiran, 1 40
K NI ELSEN, P. H .-Kariakin, 99
KAPLUN-Eingorn, 1 58 - McShane, 1 38
KARIAKIN-Nielsen, P. H., 99 N I MZOWITSCH-Alekhine, 7
KASIMDZHANOV-Adams, 88
KERES-Olafsson, F., 78 o
KOGAN-Spraggett, 51 OLAFSSON, F.-Keres, 78
KORCHNÓl-Tisdall, 1 80 ONISHCHUK-Zhang Zhong, 1 43
KRÁMNIK-Psajis, 1 1 3
KUNTE- Fominij, 22 p
KVEINIS-Eingorn, 1 68 PALO-Bologan, 75
PIKET-Zviagintsev, 1 52
L PI NTÉR-Polugaevski, 1 23
LANCEL-Alekhine, 88 POLUGAEVSKl-Pintér, 1 23
LASKER-Botvínnik, 1 07 PONOMARIOV-Topálov, 1 46
LAZAREV-Romanishin, 58 PSAJIS-Krámnik, 1 1 3
LÉKÓ-Luther, 1 36
LERNER-Thesing, 55 R
LEROY-Mohandesi, 1 67 RAJLICH-Lukács, 64
ÍNDICE DE JUGADORES 1 87

ROMAN ISHI N-Lazarev, 58 - Wolf, 1 1 5


ROTSHTEI N-Shnéider, A., 1 59 THESING-Lerner, 55
RUBI NSTEIN-Alekhine, 28, 86 TISDALL-Korchnói, 1 80
- Canal , 84 TIVIAKOV-Beshukov, 1 3
RUBLEVSKl-Bologan, 41 TOPÁLOV-Ponomariov, 1 46
RUSTEMOV-Vallejo, 1 57 TORÁN-Botvínnik, 1 5
TUKMAKOV-Eingorn, 1 76
s - Motwani, 1 83
SASHIKI RAN-Nakamura, 1 40
SCH LECHTER-Bernstein, O., 81 V
SHAW-Shírov, 1 49 VAGAN IÁN-Eingorn, 1 05
SHCHERBAKOV-Bareev, 1 66 - Eingorn, 1 74
SH ÍROV-Anand, 1 02 VAJDA-Luther, 1 1 8
- Lputián , 1 9 VALLEJO-Jálifman, ( 1 52)
- Shaw, 1 49 - Rustemov, 1 57
SHNÉIDER, A.-Rotshtein , 1 59
SHORT-Sokolov, l . , 48 w
SMAG IN-Eingorn, 1 20 WOLF-Tarrasch, 1 1 5
SOKOLOV, 1.-Short, 48
SPASSKl-Liogki, 1 O z
SPRAGG ETT-Kogan, 51 ZHANG ZHONG-Onishchuk, 1 43
STU RUA-Eingorn, 1 79 ZVIAG I NTSEV-Piket, 1 52

T
TAIMÁNOV-Fischer, 94
TARRASCH-Janowski , 1 33
ÍNDICE DE
APE RTURAS
Los números corresponden a las páginas. Los
códigos son los de la Enciclopedia. Entre pa­
réntesis, aperturas meramente citadas.

Aperturas de Flanco [844] 1 26


[A09] (70) [845] 1 33
[856] 1 29
Apertura Inglesa
[A1 6] 26, 91 Defensa Francesa
[A1 7] 1 52 [COO] ( 1 29)
[A2 1 ] 1 1 3 [C03] 1 68
[A22] ( 1 52) [C07] 1 20
[C1 0] 1 6
Peón de Dama (miscelánea) [C1 2] ( 1 1 )
[M0] 1 72-1 83 [C 1 5] 7
[A41 ] 1 1 0 [C1 8] 1 0, 1 61
[A48] 67
[A52] (51 ) 1 . e4, e5 (miscelánea)
[A58] (51 ) [C20] 1 40
[C41 ] 1 49
Defensa Escandinava [C42] 1 02
[801 ] 81 [C50] 48

Defensa Alekhine Apertura Española (Ruy López)


[803] 71 [C78] 1 43
[C83] 1 1 5
Defensa Pire [C89] 1 1 8
[809] 1 64 [C97] 88

Defensa Caro-Kann 1 . d4, d5 (miscelánea)


[81 2] 75 [004] 1 22
[81 8] 78
Gambito de Dama
Defensa Siciliana [006] (41 )
[833] 1 36 [008] 51
[836] 1 3, 1 5 [0 1 3] 37
[840] 41 [01 5] 31 , 74
1 90 P R E P A R A C I Ó N C R E AT I VA D E A P E R T U R A S

[01 7] 1 66, 1 67 Defensa Bogoindia


[020] 99 [E1 1 ] 1 71 - 1 72, 1 78, 1 79
[027] 1 70
[030] 28, 45 Defensa India de Dama
[031 ] 1 57 [E1 5] 22, 1 46
[037] 83, 84, 88, 1 05
[039] 55 Defensa Nimzoindia
[043] 1 41 [E36] 58
[045] 1 55 [E42] 1 59
[046] 1 23 [E57] 1 58
[064] 86
Defensa India de Rey
Defensa Grünfeld [E62] 61
[085] 1 9, 1 62 [E97] 64, 94
[086] 1 38
[091 ] 1 07

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