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El Proyecto Camelot: Las ciencias sociales como un arma en la

Guerra Fría

La polémica suscitada por el Plan Camelot abrió desde fines de 1964 un espa-
cio de controversia en relación con la instrumentalización del conocimiento
por parte de los poderes políticos y militares. Bajo el nombre de Camelot fue
conocido un proyecto de la oficina de investigaciones (SORO) de la American
University vinculado a la ciA y destinado a diseñar un modelo de intervención
en los conflictos sociales de los países en vías de desarrollo (Horowitz, 1967).
El interés del presidente John Kennedy por la guerra “no convencional” y las
tácticas contra-insurreccionales, favoreció la obtención de fondos destinados a
financiar dicho proyecto (Fluehr-Lobban, 2003). El empleo de antropólogos y
el apoyo de la parte del Departamento de Defensa a la investigación aplicada
como instrumento de “pacificación” no era una novedad. Ya en 1946 la célebre
antropóloga Ruth Benedict y, unos año más tarde, la igualmente renombrada
antropóloga Margaret Mead, fueron financiadas por la Office of Naval Research
para estudiar las culturas distantes y, como lo señala un informe del Congreso
de los Estados Unidos: “para ayudar a la Marina de guerra en la administración
de las comunidades insulares del Pacifico” The Science Policy Research Division
(1969:128).
El antropólogo Hugo Nutini jugó un rol importante como enlace entre los
creadores del plan Camelot y las instituciones académicas locales. Según Geor-
ge Lowe (1966), en la primavera de 1965 Nutini propuso a la oficina de investi-
gaciones soro viajar a Chile (su país de origen), para discutir con los centros de
investigación nacionales la factibilidad de conducir un estudio de cambio social
en el país. Varias décadas después, en 2001 y 2003 tuve la oportunidad de
hablar con Hugo Nutini en México. En 2001, le pregunté sobre el rumor de su
colaboración con la ciA en los años sesenta, Nutini no quiso referirse al asunto
y cambió bruscamente de tema. No volví –en esa ocasión– a tocar el tema. Sus
estudios sobre los nahuas de Tlaxcala, excepcionales para la región, me hacían
respetar su trabajo y también me predisponían a pensar que quizás él no era
más que una víctima de un rumor infundado. En 2003, encontré nuevamente al
investigador de la Universidad de Pittsburg y le pregunté –sin pensar realmente
en el affaire Camelot– cuánto tiempo hacía que él no regresaba a Chile. Dijo
que vivía en Estados Unidos desde muchos años y que sólo tenía recuerdos
muy vagos de Chile, porque su última visita remontaba a los años sesenta. En
realidad, en el año 1965 el Gobierno chileno lo expulsó del territorio nacional y
le prohibió volver a entrar al país (Solovey, 2001). El 16 de diciembre de 1965,
la Cámara de Diputados de Chile acordó: “denunciar a la American University

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ENSAMBLAJES DE EXPERTICIA E INFLUENCIA

tecnología de los márgenes.indb 75 12/06/15 12:13

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