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Racionalización del poder

Juan Manuel Crisanto Campos

Importante tema de estudio constitucional que aporta elementos valiosos para la


evolución racional y razonable de nuestro sistema político y jurídico.
En Parlamentarización de los Sistemas Presidenciales (UNAM y el Colegio Nacional,
2008) Diego Valadés, en un análisis comparado de 75 países del mundo nos muestra
sistemas presidenciales que han adoptado elementos del parlamentarismo en sus
Constituciones, para acercarse a un ejercicio racional del poder.
El autor refiere (p.3) que la concentración del poder y la irresponsabilidad de su
ejercicio no son compatibles con un Estado constitucional, y que la mayor parte de las
reformas a los sistemas presidenciales han consistido en adoptar y adaptar instituciones
que tienen su origen en sistemas parlamentarios. Al respecto expresa que la
racionalización contribuye a atenuar los componentes de dominación personal y los
excesos a los que se propende en el ejercicio del poder (p.231).
Señala, p. 13, que la racionalización de las instituciones se puede entender para
enmendar los errores advertidos en su funcionamiento, y para mejorar los procesos de
poder (legitimación del acceso y ejercicio del poder). Cita a Weber y su concepción de
racionalidad en valores o adecuación de la conducta del agente y de sus fines con un
propósito trascendente. Entonces distingue a la racionalización como un proceso para
regular la estructura y el funcionamiento de los órganos de poder, y sus relaciones con
sus destinatarios conforme a los principios de libertad y equidad.
Aclara, p. 12, siguendo a Rawls, que cuando se refiere a racionalización del poder,
implica que éste sea racional, es decir, actuar de manera inteligente para alcanzar
objetivos; y razonable, que implica actuar de forma comprensiva y solidaria por cuanto
se refiere a objetivos propios y ajenos. Sostiene, p. 233, que el aparato del poder puede
movilizarse con éxito para sus promotores y sin riesgo para sus destinatarios,
haciéndolo más racional y razonable.
Propugna por un diseño institucional balanceado que atienda al contexto y por una
racionalización de la Constitución con figuras como: la asistencia de los ministros al
Congreso, voto de confianza al jefe de gabinete o a algún ministro, interpelación,
censura y disolución del Congreso; y con principios (p. 15 y 16): legitimidad,
pluralidad, proporcionalidad (equilibrio), responsabilidad, cooperación social y equidad.
La racionalización del poder atendiendo al contexto y los principios citados, apuntan
elementos nodales contra autoritarismo, corrupción y atrofias institucionales que nos
aquejan.

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