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Introducción al tema
Nosotros marcaremos, iniciaremos nuestro estudio con una fecha que marcó un punto
de inflexión en la historia del derecho, con la obra publicada por Francisci Salgado de
Somoza, denominada “Labyrinthus creditorum concurrentium ad litem per debitorem
communem inter illos causatam”, probablemente la primera edición de la cual no se
tiene fecha cierta, se publicó entre 1646 y 1651, luego se conocen ediciones de los
año s1654, 1665, 1669, 1672, 1701 y 1757, en Google Books, también pueden
encontrar más ediciones de esta excelente obra; Salgado de Somoza, planteó un
nuevo modo de estudiar el derecho romano; hizo una crítica del mismo como sistema,
algo que parece muy común hoy día; se planteó preguntas cruciales, como ¿Qué
significa el derecho romano?, y lo crítica porque en el derecho romano no hay un
orden social porque no hay matrimonio y no hay un orden patrimonial porque es
imposible probar la propiedad; de tal forma que en el derecho romano no hay forma de
saber si es propietario el que nos vende una cosa, tampoco se puede determinar al
primer propietario; no es posible determinar si el bien ha sido vencido antes, y si hay
cargas preferentes, los bienes inmuebles son muy difícil de identificar con el título pues
carecen de límites precisos que continuamente se cambian o no están claros, entre
otras dificultades; los bienes muebles carecen de especificidad o identidad; la prueba
se corrompe con el tiempo, tal es el caso de testigos, y por último no está claro quien
define y en qué plazo, en casos de conflicto.
El Derecho romano adopta la posesión cono la fórmula con la cual pretende resolver
todos estos problemas, y aparecen una serie de fórmulas ritualistas que luego se
convierten en apotegmas jurídicos, por ejemplo el detentados es defendido contra
todos menos contra el poseedor, éste es defendido también contra todos, menos
contra el propietario, y éste último se declara como tal sólo por el transcurso del
tiempo de posesión (usucapión), es decir se le protege contra todos menos contra el
posesionario que ha usucapido el bien. Problemas más complejos se resolvía también
de forma interesante por ejemplo en caso de doble venta, se prefería al poseedor
efectivo del bien; y en materia de crédito el asunto era más difícil porque se prefería al
comprador frente al acreedor. Como ya queda claro el mayor defecto del derecho
romano es la protección del crédito; el derecho romano tiene una concepción clara de
la propiedad pero desconoce el crédito, y tampoco tiene un sistema colectivo de
recuperación del crédito, no hay un sistema concursal coherente, recuerda el título del
libro que encabeza esta página; el derecho romano funda su sistema crediticio en un
sistema de prisión por deudas, no conoció tampoco moneda fiduciaria, porque no llegó
a tenerla, en consecuencia el derecho romano no resuelve el conflicto de los créditos,
Salgado de Somoza, afirma allá por la mitad del siglo XVII, que el comprador y el
acreedor solo pueden ser protegidos dando la misma certeza al crédito que la que
tiene la propiedad. Y la institución llamada para ordenar tanto la propiedad como el
crédito viene a ser el Derecho Registral; al cual se le cita como antecedentes las
inscripciones realizadas en los monasterios de los matrimonios justamente para evitar
la bigamia; concepto que fue trasladado por los francés para inscribir la hipoteca y
considerarla válida solo la inscrita, institución luego trasladada a España y de allí a
nuestra patria.
De allí que para evitar estos problemas que eran recurrentes en los tiempos de D.
Carlos y D. Juana, pretendieron solucionarlo con la pragmática que dictaron en las
Cortes de Toledo en 1539; se ordenó registrar los contratos, para dar publicidad a
censos, tributos e hipotecas y lo resaltable es que lo que no esté publicado que no
tenga valor alguno. (Pantoja, José M. ; Cloret, Antomio M., 1861); Como se aprecia se
adelantó en más de cien años al edicto llamado “Colbert”, que instituyó en Francia un
registro de títulos.
Esta pragmática fue luego confirmada por Felipe II en las Cortes de Valladolid en
1558; sin embargo esta pragmática cayó en desuso, de allí que fue preciso que Felipe
V, emita una nueva pragmática en Madrid el 11 de diciembre de 1713, la cual tampoco
se cumplió y esta fue la razón por la cual Carlos II, publicara en Madrid, el 05 de
febrero de 1768 otra pragmática con mejores y más importantes disposiciones.
(Pantoja, José M. ; Cloret, Antomio M., 1861)
Registro de Predios;
Debe tenerse presente que los Registros Administrativos y los registros normados por
las Decisiones números 291, 344, 345 y 351 de la Comisión del Acuerdo de
Cartagena, no están comprendidos en el SINARP.
1.1.2. SUNARP
a) Alta Dirección
Directorio
Gerente General
b) Órgano Consultivo
Consejo Consultivo
c) Órgano De Control
Oficina de Auditoría Interna
d) Órganos De Asesoramiento
Gerencia Registral
Gerencia Legal
e) ÓRGANOS DE APOYO
Secretaría General
Gerencia de Catastro
Gerencia de Informática
Tribunal Registral
g) Órganos Desconcentrados
Zonas Regístrales:
Se puede clasificar en folio real o folio personal. El primero es propio del Registro de
Propiedad Inmueble, el cual se organiza en función de cada predio. El segundo es
propio de sistemas tradicionales como el francés o el italiano. En estos se trata de un
archivo de documentos completados por unas fichas.
Es necesario precisar, que las razones por las cuales se diferencian los ordenamientos
jurídicos, y algunos de ellos pueden mantener más o menos características en común,
de tal forma que se pueda hablar de bloque de sistemas jurídicos, obedecen a la
propia evolución histórica de cada sociedad, a la cultura de la misma y las políticas
vigentes para afrontar las complejidades de su sociedad; por un lado por ejemplo en
materia de propiedad y contratos así como los mecanismos para su publicidad
mplementado por Sir Robert Richard Torrens (1814 - 1884), este sistema crea la
propiedad en el registro, e inventa el tracto; lo introduce primero en el sur de Australia
en el año 1858 luego se expande al resto del territorio y más adelante a las islas
Filipinas, La inmatriculación, se basa en información topográfica y en título judicial por
intermedio de los Tribunales de la Propiedad, de tal forma que la propiedad registrada,
da origen a la emisión de los denominados certificados del título contra lo cual las
entidades del sistema financiero pueden emitir créditos con su garantía sin mayores
investigaciones, en hasta 15 minutos.
En este sistema, las garantías propias del sistema judicial, solo alcanza a la primera
inscripción del dominio, no a las posteriores, por lo cual da lugar a muchos fraudes.
Las pretensiones crediticias no están protegidas, salvo que se trate de las fiduciarias,
también desconoce el rango hipotecario. El Registro no organiza un sistema de
protección .
El artículo 2012 del Código Civil, señala que toda persona tiene conocimiento del
contenido de las inscripciones, presunción que no admite prueba en contrario.
La publicidad puede ser material y formal, es material cuando el Registro otorga
publicidad jurídica a los diversos actos o derechos inscritos. El concepto de inscripción
comprende también a las anotaciones preventivas, salvo que este Reglamento
expresamente las diferencie.
El contenido de las partidas registrales afecta a los terceros aun cuando éstos no
hubieran tenido conocimiento efectivo del mismo.
La publicidad formal está referida a la naturaleza pública del Registro, garantiza que
toda persona acceda al conocimiento efectivo del contenido de las partidas registrales
y, en general, obtenga información del archivo Registral.
Los asientos registrales se extienden a instancia de los otorgantes del acto o derecho,
o de tercero interesado, en virtud de título que conste en instrumento público, salvo
disposición en contrario. La rogatoria alcanza a todos los actos inscribibles contenidos
en el título, salvo reserva expresa.
• Instrumento público judicial, como los partes judiciales y las copias Certificadas de
actuados judiciales
El Código Civil peruano (Decreto Legislativo Nº 295. 1984, Artículo 1412), según W.
Gutiérrez, la forma es la manera de ser, de existir de los actos jurídicos y desde luego
del contrato. Si bien es verdad que detrás de la importancia de la forma se encuentran
razones de seguridad del tráfico jurídico, existe un hecho de mayor relevancia que
hace que la forma sea considerada en ciertos casos como un elemento de acto
jurídico: sin la forma este no podría existir. (Gutiérrez Camacho, 2003), debe tenerse
presente que continente y contenido son forma y negocio o contrato.
Debemos tener presente que el contrato existe y es válido con anterioridad al
cumplimiento de la formalidad “ad probationem”. Cualquiera de los contratantes puede
iniciar un procedimiento judicial para compeler a la otra parte a llenar la formalidad
requerida. Esta pretensión se funda en la prueba de existencia del contrato, de tal
manera que si este hecho es acreditado, el demandado deberá cumplir con la
formalidad y si no lo hace voluntariamente, lo hará el juez en su rebeldía. (Arias
Schreiber Pezet, 2006)
Esta norma contiene no una obligación sino una facultad, pues la redacción utilizada
“puede”, compelerse a llenar la formalidad requerida. Debemos tener presente también
que la exigencia del cumplimiento de la formalidad no afecta al vínculo jurídico que ya
surgió entre las parte, si puede generar importantes consecuencias jurídicas en
relación con terceros, ya que de esta manera se puede lograr, por ejemplo la
inscripción en el Registro de Propiedad Inmueble de una compraventa, lo cual
determina que el derecho del comprador sea entonces oponible “erga omnes”. (Arias
Schreiber Pezet, 2006).
En términos registrales, se puede distinguir el título material del título formal, lo cual
concuerda con el contenido de artículo 225 del código Civil "no debe confundirse el
acto con el documento que sirve para probarlo" y agrega que "puede subsistir el acto
aunque el documento se declare nulo" (Decreto Legislativo Nº 295. 1984).
En otras palabras el título inscribible está conformado por el acto o contrato generador
de la mutación de posiciones jurídicas entre los contratantes, y constituye el objeto de
la inscripción, y por el o los documentos donde dicho acto consta. (Delgado Scheelje,
2000).
Debe tenerse presente también que en otros casos es suficiente el documento privado
con certificación notarial de firmas, el cual constituye una excepción al principio de
titulación auténtica, pero cumple con el citado contenido del artículo 225 del Código
Civil.
En doctrina se conoce este principio como de determinación; consiste en que por cada
bien o persona jurídica se abrirá una partida registral independiente, en donde se
extenderá la primera inscripción de aquéllas así como los actos o derechos posteriores
relativos a cada uno.
Los registradores califican la legalidad del título en cuya virtud se solicita la inscripción.
Este principio se encuadra en el complejo legitimador del Registro, (De Reina Tartière,
2009), esto por cuanto se puede reconocer poder disposición sobre el derecho
publicado al que aparece como titular.
Ninguna inscripción, salvo la primera se extiende sin que esté inscrito o se inscriba el
derecho de donde emana o el acto previo necesario o adecuado para su extensión,
salvo disposición en contrario.
El contenido del asiento registral se presume cierto y produce todos sus efectos,
mientras no se rectifique por las instancias registrales o se declare su invalidez por el
órgano judicial o arbitral mediante resolución o laudo firme.
La inscripción no convalida los actos que sean nulos o anulables con arreglo a las
disposiciones vigentes
El titular registral es el único legitimado para disponer el derecho inscrito, esto por
cuanto en aplicación del contenido del principio de tracto sucesivo impide que ingresen
al registro todos los actos en los cuales no haya participado este titular.
El otro aspecto de las reglas antes estudiadas, es que legitimación en nuestro sistema
jurídico no implica que el acto, derecho o contrato inscrito estén convalidados, esto no
es así, para lo cual es suficiente mencionar que el registrador carece de facultades
expresas al respecto, pues ello implicaría realizar otro tipo de pesquisas o
indagaciones más allá de las contenidas en el documento.
Este principio ha sido admitido por nuestra legislación registral desde el Artículo
96o de la Ley del 02 de enero de 1888, pasando por el Artículo 1052o del Código Civil
de 1936, hasta llegar al Artículo 2014o del nuevo Código Civil, el mismo que no intenta
sino perfeccionar el contenido de las anteriores disposiciones, todas las cuales
encierran el mismo principio de fe pública registral. Se debe entonces concluir que
nuestro Código no contiene ninguna novedad, pero sí un perfeccionamiento respecto
del principio de fe pública registral. La influencia de la Ley Hipotecaria española
continúa vigente. (Ver exposición de motivos oficial del Libro IX del Código Civil).
El tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de persona que en
el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su adquisición una vez
inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda, cancele o resuelva el del
otorgante por virtud de causas que no consten en los asientos registrales y los títulos
archivados que lo sustentan.
Sumilla: EFECTOS DEL REGISTRO Los efectos materiales del registro (legitimación,
fe pública registral y oponibilidad) se obtienen a partir de la información que obra en
las partidas registrales y no en los títulos archivados.
Existe controversia a nivel doctrinal sobre la naturaleza del título adquisitivo del tercero
adquirente. La posición a la cual nos adherimos es la que considera que se trata de
una adquisición ex lege (por mandato de la ley, sustentada en razones de seguridad
jurídica y la confianza en la apariencia registral) e inscriptionis causa (la inscripción,
conjuntamente con los demás requisitos, sustenta el derecho adquirido). (Aliaga
Huaripata, 2003)
De la lectura del actual contenido del texto legal que recoge este principio se puede
perfilar los siguientes requisitos:
Otorgado por el titular Registral/facultado según el Registro: Debe tratarse de
una adquisición derivada de titular registral, que en el Registro aparece con
facultades dispositivas
Debe tratarse de un tercero: Una característica del título del adquirente es que
sea válido y ha de ser tercero respecto de las relaciones jurídicas anteriores
afectadas por alguna patología
Los efectos de los asientos registrales, así como la preferencia de los derechos que de
estos emanan, se retrotraen a la fecha y hora del respectivo asiento de presentación,
salvo disposición en contrario.
El principio prior tempore, potior iure o principio de prioridad preferente determina que
el título que ingresa en primer orden al Registro obtiene la protección registral con
preferencia a los que puedan ingresar después. Esto implica, necesariamente, que los
títulos que posteriormente ingresen al Registro conteniendo derechos compatibles al
inscrito previamente, no podrán perjudicarlo de ningún modo.
Hay excepciones a este principio, por ejemplo las contenidas en los artículos 112 y
1120 del Código Civil, referidos a la cesión de rango y la renuncia del mismo.
Lo anterior porque a la organización registral poco le importará que tal o cual titular
ostente el primero o segundo rango; tan solo velará para que con el cambio no salgan
lesionados los intereses de terceros (cuando menos ingresados). (De Reina Tartière,
2009)
“El artículo 47 del Reglamento General de los Registros Públicos debe interpretarse
en concordancia con los artículos 26 y 29 del mismo reglamento, es decir, en el caso
que un título presentado con posterioridad no sea incompatible con uno anterior
pendiente de inscripción referente a la misma partida, debe procederse a su
calificación y de ser positiva a su inscripción; y en el caso de ser incompatible, debe
procederse a la calificación y suspensión del asiento de presentación del título
posterior”.
III Pleno, Sesión ordinaria realizada los días 21 y 22 de febrero de 2003. Publicado en
el diario oficial “El Peruano” el 05 de junio de 2003
El reglamento general de los registros públicos, explica cuando un título es
incompatible con otro, veamos: Un título es incompatible con otro ya presentado,
cuando la eventual inscripción del primero excluya la del presentado en segundo lugar.
(Res. 126-2012-SUNARP. Art.26)
Hay varios diseños de sistemas registrales que pretenden dar solución a los
viejos problemas del sistema jurídico romano.