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Puente Tacoma Narrows

El puente de Tacoma Narrows se inauguró el 1 de julio de 1940. Diseñado para que lo


atravesaran 60.000 coches al día y con una longitud de 1.600 metros, pasó a ser el tercer
puente colgante más grande del mundo al momento de la construcción.

Este puente unía las dos orillas del estrecho del mismo nombre conectando la península de
Kitsap y el continente en el estado de Washington, dando servicio a la ciudad de Tacoma.

Diseñado por Leon Moisseiff(Diseñador del Golden Gate Bridge) y con un costo total de $8
millones de dólares, este era un puente colgante cuya estructura estaba constituida por dos
torres, dos cables principales de suspensión con sus anclajes, y el tablero soportado por sus
respectivos tirantes verticales, todo construido en acero estructural.

Se componía de tres claros, un principal entre las dos torres que medía 853.6m de longitud y
dos claros extremos de 375m de cada uno, el tablero estaba constituido por una sección
bijacena (dos vigas longitudinales de alma llena) de 2.4m de canto, vigas transversales y losa
de concreto reforzado.

Desde el día de su inauguración, el puente de Tacoma recibió el seudónimo de “la galopante


Gertrudis” (“Galloping Gertie”) debido a sus movimientos ondulantes bajo la acción del viento.

Los diseñadores del puente anticiparon la necesidad de controlar las oscilaciones del puente y,
desde la construcción del mismo, intentaron controlar sus movimientos oscilatorios. Con este
propósito se colocaron el 4 de octubre de 1940 cables de acero de 38 mm de diámetro cerca
de cada extremo del puente anclados a bloques de hormigón de 50 toneladas, y aunque los
mismos se rompieron durante la primera tormenta de viento, fueron reinstalados tres días
más tarde. Otra medida destinada a reducir los movimientos ondulantes incluyó la instalación
de cables inclinados conectando los cables principales a las vigas de borde.

El 7 de noviembre de 1940 entró en escena un factor que no había sido tenido en cuenta en el
diseño del puente. Comenzó a soplar un viento que impactaba de manera transversal en la
estructura del puente, un viento de 68 kilómetros por hora que provocó una nueva
resonancia en el puente (de orientación transversal) que hacía que éste se retorciese. A las 11
de la mañana, después de todas las torsiones, el puente se vino abajo por completo,
quedando únicamente en pie los pilares de éste.

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