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1. Limpiar los oídos por dentro, no sólo por fuera. Si eres de los que se
limpia "como los gatos", y te aseas con la toalla o el agua y el jabón
debes saber que aunque sea un método aconsejado e inofensivo, ya
que consigue el secado externo del oído y la higiene estética, este
método no es suficiente. No evitamos que vuelvan a salir los restos de
cera que permanecen en el conducto auditivo externo del oído y la
formación de tapones a largo plazo.
2. Usar difusores de agua marina que reblandecen el tapón de cera y la
auto-elimina. Si eres de los que limpia los oídos por dentro y por fuera:
el método más aconsejado son los difusores de agua marina
(Audimer), ya que consiguen limpiar nuestros oídos por fuera
(evitando los orificios manchados de cera) y por dentro, en la parte
más profunda del oído externo (gracias al ablandamiento de los
tapones y su posterior autoeliminación).
3. No presionar la cera hacia dentro, ni introducir útiles punzantes como
uñas, bolígrafos u horquillas. Si eres de los que opta por introducir
uñas, bolis u horquillas, con ello sólo se consigue introducir suciedad,
provocar infecciones y presionar la cera hacia el interior. Según el
Estudio de Esteve para Audimer, son los métodos más utilizados por
los españoles para limpiarse los oídos junto con los bastoncillos, a
pesar de los riesgos que pueden desentrañar para la salud.
4. No utilizar nunca los bastoncillos de algodón. Si eres de los que usa los
clásicos bastoncillos, debe saber que los médicos lo desaconsejan
rotundamente, porque lo que consigue es compactar e introducir el
cerumen hacia el fondo del oído externo y es más difícil su extracción.
Son nuestro mayor enemigo a la hora de provocar ciertas patologías
auditivas, llegando a producir pérdidas de audición, heridas,
infecciones y perforaciones.