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Marco Conceptual y Teórico:

Según Bronfenbrenner, (1986), Rodrigo y Palacios, (1998) y Papalia y


Olds, (1992), la familia es el microsistema más importante porque
configura la vida de una persona durante muchos años.
Concepto de familia: la familia se define como un sistema, es decir: “La
familia es un conjunto organizado e interdependiente de personas en
constante interacción, que se regula por unas reglas y por funciones
dinámicas que existen entre sí y con el exterior”, (Minuchín, 1986,
Andolfi, 1993; Musitu et al., 1994, Rodrigo y Palacios, 1998).
El proceso de desarrollo del ser humano, al igual que ocurre en
cualquier otro organismo vivo, se enmarca en una serie de sistemas
relacionados unos con otros; Violeta hace parte de un sistema y debe
analizarse de manera total y no atreves de sus partes. el buen
funcionamiento de la familia depende de todos los miembros. si uno de
los miembros es retirado la dinámica del sistema como sucedió con las
amarillas, el sistema se desintegra drásticamente.

el cual se encuentra desarticulado por la problemática del conflicto


armado, su microsistema se acaba desde el instante que los actores del
conflicto penetran en la vida de Violeta y su familia Este argumento,
esencial en la biología, ha sido tenida en cuenta por Bronfenbrenner
(1987), quien la ha aplicado al sistema familiar, considerando que la
familia es el sistema que define y configura en mayor medida el
desarrollo de la persona desde su concepción.

El abordar el caso desde el modelo sistémico permite que Violeta pueda


en primer lugar reconstruirse mediante una terapia individual narrativa
(reconstruyendo su microsistema): “Dentro de los objetivos
desarrollados por la terapia narrativa y el proceso de contar y recontar
historias para construir una nueva identidad” …“se procede a indagar
sobre la historia del problema no para encontrar su causa, sino para
lograr una mayor comprensión y explorar otras historias alternativas.
Además se abarcan los efectos del problema sobre diversas áreas de la
vida y especialmente los efectos de la persona sobre el problema, siendo
relevante, ponerlo en contexto, evaluando los efectos de los discursos
dominantes sobre la vida del consultante, para que se tome una postura
al respecto” (Tarragona, 2006).
Teniendo como referencia la concepción de familia y su funcionamiento desde el enfoque
sistémico, se describirá las afectaciones que la violencia produce en este sistema
desartivculandolo completamente la familia.hijo, a las interacciones que se suscitan en la dinámica
familiar, a los recursos que le ayudan a la familia a enfrentar un evento violento y a las
transformaciones que se producen en los roles, entre otros aspectos. Investigaciones centradas en
la relación madre-hijo evidencian el papel que juega el estado emocional de la madre en el
bienestar psicológico del niño en un contexto de violencia socio-política, tal como lo muestra un
estudio realizado por Fraser (1977) en Irlanda del Norte entre los niños que mostraban algún
problema en su salud mental, era característico que algunos de sus padres se encontrara ausente
o muy perturbado emocionalmente. Bryce y Walker (1986) estudiaron a mujeres libanesas y sus
hijos tras la invasión israelí de 1982 encontrando que el número de experiencias traumáticas de
una familia se relacionaba con los problemas comportamentales de los niños, pero que la
tendencia depresiva de la madre era el determinante principal de la enfermedad y hospitalización
del niño. En otro estudio llevado a cabo con madres y niños palestinos se estableció que las
mujeres lograban manejar sus experiencias traumáticas en la medida que construían un
compromiso político e ideológico, en otras palabras, la elección de las formas de adaptación y de
las reacciones al estrés son influidos por las normas y valores de la sociedad, en el caso palestino la
lucha por la libertad estimula el uso de formas socio-

¿Un modelo teórico es suficiente para leer y actuar en una


realidad social?
No es suficiente un solo modelo teórico para leer y abordar la confusión
que presenta una realidad social, ya que vivimos en una sociedad donde
debido a la desigualdad y a la descomposición social nos vemos
abocados a una cantidad de problemáticas sociales que son imposibles
abordarlas desde un mismo modelo o enfoque social.
Se necesita más apoyo por parte del gobierno para poder ayudar a las
comunidades más desfavorecidas por medio del trabajo psicosocial y de
nuevas oportunidades laborales para la comunidad afectada por la
violencia.

El enfoque humanista se ocupa de desarrollar el potencial


humano y no se contenta con su adecuado funcionamiento.
En una palabra, la psicología humanista representa un
compromiso para llegar a ser humanos, un acentuar la
totalidad y unicidad del individuo, una preocupación por
mejorar la condición humana, así como por entender al
individuo (Carpintero, Mayor y Zalbidea, 1990).

En primer lugar, es necesario analizar la etimología de la palabra duelo, la cual proviene del latín
dolium, que significa dolor, aflicción (Suárez, Meza, Martínez, Castillo y Torres, 2008). Luego, para
Martín y Vásquez (citados por Ramírez, 2013), el duelo se define como el proceso psicológico para
elaborar la pérdida de un “objeto” significativamente emocional para alguien. Asimismo, Engel
(citado por Worden, 2009), plantea que el duelo es algo psicológicamente traumático y representa
una salida del estado de salud y bienestar. De esta forma, afrontar el duelo nos lleva a
enfrentarnos con nosotros mismos y nuestros miedos, al ver cómo nuestra vida cambia sin la
presencia del ser querido. Asistir al rito fúnebre es el comienzo de una larga o corta etapa de
aceptación, en la cual debemos aprender a vivir con esta nueva realidad; realidad llena de cambios
en los cuales se encuentran nuevas motivaciones y se fortalece el espíritu, teniendo en cuenta que
la muerte no es el fin de esta relación, sino el camino para llegar a una “nueva” vida.

Después de este planteamiento etimológico acerca de la temática abordada, se procederá a


exponer algunas definiciones al respecto. En primer lugar, de acuerdo con Payás (citado por
Muñoz, 2015), el duelo se considera como una afectación en la dimensión física y emocional,
también en las relaciones sociales de la persona, debido a la pérdida de un ser querido. Dicha
pérdida es un rompimiento del vínculo que se estableció durante un tiempo con ese ser y el darse
cuenta que no estará más, influye también en las creencias, cogniciones y mundo interior de cada
individuo.

De esta manera, se encuentran personas que pierden a un ser querido y que aun varios años
después de dicho deceso, no han podido elaborar su duelo. Este proceso no es fácil de asumir, el
aceptar que el ser querido está ausente es algo difícil de creer, se asume una negación absoluta y
un sentimiento de culpa que no deja ver la real situación, el empezar a vivir una nueva vida y más
aún, el acostumbrarse a ésta, es una tarea difícil que requiere tiempo y espacio para pensar y
aceptar dicha situación.

Oviedo, Parra y Marquina (2006), plantean que el duelo es un proceso en movimiento en el que el
ser humano vivencia una respuesta natural que implica reacciones psicosociales frente a una
pérdida real o subjetiva. Por otro lado, se evidencia cómo la cultura, la religión y las diversas
formas de concebir el mundo, juegan un papel importante al momento de asumir y vivir un duelo.
Así que es indispensable sentir el sufrimiento que el duelo genera, sentir y expresar estos
sentimientos de tristeza y dolor que con el pasar de los días aparece, y así mismo, sacarlos de la
mejor manera para poder sanar esa herida que se lleva.

Marco Conceptual y Teórico:

La población de estudio en el modelo sistémico, no queda sólo reducida al estudio de pacientes y


familias con problemas graves, sino que explica el comportamiento y la evolución de familias
normativas y normalizadas, sirviendo de base a programas de formación y prevención (Millán
Ventura, 1990.

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