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)10'1 C5Tt\-L')() \-:-~·;.l C.f\ ~:~)(jr I_\j'\ l\
(~\ Pi '1-(\ t~s~,TT\ (f

Como indica el título, esle libro sr~ ocupa de la naturaleza y pnpcl


clcscmr,,:ñndo por el I~st<ldo en 10 qtlC, " lnenuc!o, se Ilorna "sacie·
dades capitalistas aV:lJ17.arlas", ¡'nI' J'a7..OIlC'~ ¡;'\plic::éHlns ('n la Intro·
ducción, pienso que elitas socieebdcs, no obstante sus ml.'lltiples di·
versidades, tienen- en rOl11ll11 1In ¡¡limero suficiente ele rasgos
fundamentales que pl'e~;clltall un CQlltC.xtu genel ;1J en dOllcJe pode·
... mas estudiar el papel que el Est(ldo c.lc!;crnp<.'iin en ellns. (llJ'os ti·
pos de sociedadeli que:: nOIi plal1tc;lJ1 probklJl;)~ totnlmcnte dife·
rentes en lo que respecta a la l'clacióJI con el Estado no se hace
mención de ellos en e,~[¡.l obrn.
El libro ticne la estructura siguiente': el capílulo l' se OClIpé1,
principalmente, de eXHlTlillél)' Ins p)'illdl)é¡Je~j cHracterísticas eco·
nÓll1icas y socin!cs de l<1s socie(l<1(1t;s c<lpitnJhtns, av¡:¡n7.adas. El
capítulo 2 a1wlizH, con mayor <ktnlle. la estructura del poder
ccolléJmico que se encuentra en ellas. El capítulo 3 nos da un
esbozo de las instituciones ftlnehlTl1cntales del "sistcl11(l. cstaUll"
y ele la composición sodnl de In "élite est::ttnJ", En el capítulo 4
se habla de las f.inalidndes y de -los papeles que c1c~wlnpeñ"lI los
gobiernos en el contexto de lBI capitalismo a\l\llwdo; y (;rJ el
capHulo 5 se consieleran las actividades de In burocracia en gene·
ral, del inlititul0 anm'ldo y del ))OOCI" jtlc1icicll, El caplll.llo (, se
ocupn de la participación cid Estétdo conlo mediador en la colll·
petencia entre dife.rentes "intcreses" ele In soded<let clIpitnlisla.
En los capítulos 7 y 8 se estudian (liversas "flJ('ntes de legitima­
ción" entre las que fig\lran los partidos, los grnndcli medios de
comunicación y educación. Por (¡ltinlO, el C¡ l l'ítulo 9 indica algu·
llé1S ele las direcciones en que HV<lI17.nn los regímenes pollticos
ele los capitaJisl11ós acklanlnc1os,
Expreso mi gratitud a los siguiente;, amigos y col¡::gns que
tuvieron la bondad de leer d manLl5cri!o de (:sta obra y hacer
" útiles críticas e inc1icflciones: Emest Gcllner, H. G. R. GrcHvcs,
J, (1.. G. Griffith, \A,T. 1.. Gutt.smrln, Marcel Ueh1l1an, Rohert Looker,
John Saville, John Wcslcrgaarel y Erj'¡est Wohlgernuth. Mi mayor
gratitud es para mi esposn por sus inapreciables críticas y
estímulos.
Agradezco,'" la vez. a la Resenrch Divisioll of the Govcrnment
Department de la Lon<1on Sehool of Economics, por permitirme
utilizar 'Jos servicios de investigación de la sCl10rita 1\1111 Marcus,
6:t· durante cuatro meses, A la misma sei'iorita Mé1rcus por el útil
trabajo realizado en ese tiempo; a la LOl.1is M. 1<.abinowiti,: Fotlnda·
tion que permitió tomarme ulla licencia de mis oblignciones
pcclagt'>gicas; él la seJiora Lil\cln Sno\Vden, que rnecnnografió l1n8
< I .¡

2 l'HÓLOGO

y otra! vez el manuscrito con paciencia y habilidad ejemplnres, y


al personal ele la Dritish Library oí Polítical and Economic Scien·
1
ce por su ayuda. INTRODUCCIóN
Puesto que las opiniones expresadas en este libl'O son algo
polémicas, es conveniente recalcar que me hago único responsa·
ble de todo lo que aparece en las páginas siguientes.

Ri\J.PH MTLIBANO
The 1.,(~ndoIl School of Economics 1.
and PolitiCal Science
Julio de 1968 Como nunca antes, los hombres viven hoya la sombra ele! Estado.
Lo que desean realizar, individualmente o en grupos, depencte
hoy, en lo fundamental, de la venia y apoyo del Estacto. Pero como
esa venia y ese apoyo no se otorgan indistintamente, tienen que
procl.lrar, cada vez más directamente, influir y dar forma al poder
y a las intenciones del Estado, o si no, intentar apropiarse de él
por completo. Por la atención del Estado, o por su control, com­
piten los hombres' contra el Est&do mm }cn las olas del con­
• lCto social. En grado ca a vez mayor,,el Estade;¡ ..es..WE.'eJ!9c;qp. lo
gual los hombres trop~ez.ªn al enfreqlarse a otros hombres. :Por
esto, por ue son seres sociales son también seres poiTtlcos, lo
sepan o no. _.º~U;;:>~ª p~rmmc}º nQ if)t~r.~~ªrp.9ii.en )0 que há4
~l Estado: lle..LXLés. j¡llpo§itfre ;J:Jdm:"1!e se tii::~~s;i&.Lo
que acabo de decir ha cobra~o un::t dimensión mWV8. y Única en
la época actual: si grandes parles del planeta quedan, algún día,
devastadas por una guerra nuclear será porque hornbres que
actúnn en nombre de su Estado y están investidos de su poder
así lo habrán decidido, o erróneamente apreciado. "
~
Sin embargo, aunque la ellonnc inflación de los poderes y las ac­
tividades elel Estado en las sociedades capitalistas avanzadas,
de que se ocupa este libro, se ha cOIlvertido en uno de los lugares
comunes del análisis político, la paradoja notable es que el
mismo Estado, como sJ.ljeto del estudio político, hace mucho
tiemQo que ha dejado de estar erLhnga. En las Últimas décadas,
se ha llevado a cabo una enorme cantidad de trahajo en materia
de gobierno y administración pública, de élites y burocracias, (1..:
partidos y conducta de los votantes, de autoridad política y c1t.: las
condiciones de estabilidad política, de la movilización y de cultu­
ra políticas, y gran parte de este trabajo, por supuesto, se ha
ocupado de la natur8leza y el papel del Estado, o ha tocado, por
lo menos, el tema. Pero, en su calidad de institución, en tiempos
recientes ha recibido mucho menos atención de la que merece
68' su importancia. A principios de': la déci\da de 1950, un destacado
-';.L.. cient.ífico olítiCOñOrteamericano descubrió que °ni el E'Sfadp,
'tG.-lté'\1 n~ er son conceptos que sIrvan para rrevar
al cabo la ITIves­
~

·1 lNTROnUccT<h.¡ IN'mODUCCIÓN 5
ti ilci(ln política") IJltl~pendjentclllcnt('. df' lo qllC se pueda peno cl'n inrltlencin sohre los rl.'slIllados polllic()s; ningl1no de estos rOll­
$,)' respecto del concepto ele poder, esta opilJi6J1, en 10 qlIe jtllllOS es hOlllog«neo desde cu,l1qtlicl' ¡,ulllo ele vista: cada lino de
respecta al concep10 de Est:.elo, pélrCCG haber sido accptélda en ellos ejerce tilla poderosa inntlcnci¡¡ eri cierras csferas, pero es débil
en lIluch<ls otras, y qlll~ el poder dc rl.'chazu r indescéloles posibilida­
g<;1Jeral pOI' Jos "estudiosos de 1<1 política" que han trabajado des dc acción es m{ls cornún que el poder de dominar tlircct<lll'lclll.l.:
en d campo de los sistemas polfticos occidentnlcs. . sobre los rcSl! Ita dos.8
S~n embargo, esto no quiere c1ecir que los científicos Jlolfticns
occidentales, nsí COI110 los sociólogos púlilicos 110 hayan tenido O!ro autor, que critica ln tesis p!lil'nJistci, la resume tic: In
In que se solía 1Iamnr una "teoría elel Estado"; pOI' el contrnrio, manera siguiente, en relación con los Estados Unidos:
pr('cisíllTlenlc la teoría elel ESt8Clo que, ~ll su mayoría, sllscl'iben
es lo que nos permite comprender el ;luandono relativo en que Se consic1ern al Congreso romo r.1 punto foen! sobre el que f'.IfrC'('!l
hnn tenido al Estado como foco del análisis político. Pues esa pre~iones los gnlpos de intereses n lo lnrgo de la naci6n, ya sea :1
teoría da por ¡,csucltos algunos de los problemas más import<ln· través de los dos gran(ks p::lrl idos () directamcnte a través d(~ "c:nll1¡l­
tes (~ue tradiciollnlmente se han planteado a propósito elel Esta· rillns". Las leyes que emaJ1::111 del gc)Uil'l"nÓ }¡nn sido forjadns por his
do, b' hace que resulte innecesario, y de hecho impide, toda múltiples [uerzns qut" han ejercicio SLI poder sobre In Icglslntul·a.
preocupación especial por su naturaleza y por el papel que eles­ Idealmente, el Congreso rcflejA tan s610 estas fuerl."s.y la1' comhina
-o "resuelve", como dicen los físicos-·· en una soJa decisión :m<'i~,J.
cmpeña en las sociec1adcs de tipo occidental. A medida que cambia la fuerza y la direccl6n de los intereses par­
Una teoría del Estado es t~11lbiér~ una teoría de la sociedael tinJ1ares, se observa una corrc·1'pondicTltt" modificación en In (;01111)(>­
y_ eTe Já .ci\?t~·r~ución. d~l. godé~,.G!1. (;')l.ai2.d~c..Üui. pÚO jito. máyOdii sicióll y las nrtÍ\'ldades de los granc1es grupos de intereses: obreros
"de los l/estudIOSOS de la lolítlca" ocel en tales, a juzgar por. sus organizados, grande1' empresas, agricultura. Lentamente, la gnm v<:.
o ras, argumentan, a arllr. e su u. . ~ leta del goIJierno gira para recibir lo~ cambiantes Vil::ntos de la opinlól1.~
socieclades occidenta es, es competitivo, está [ra mentado y
S\'u . , c¡rec amente o a trnvés de grupos orga·
n!.g'c!os . na le osee o pue e poseel
cantidad excesiva dell11isIDo En estas sacie al es, os e!Uc a anos
disfrutan de sufragio universal, de elecciones libres y regulares,
de institllciolles representativas, de derechos ciudadanos efecti­
vos, en tre los qL1e figuran los derecJlos de libre expresión, libre
asoctación y oposiCión; y así los individuos, como los grupos,
hacen amplio uso de estos derechos, bajo la proteccic)n ele la
ley, de un poder judicial independiente y de una cultura política
libre.
A consecuencia de esto, sigue: la argumentación, ningún go­
bierno, que actúe en nombre ele 1 Estado puede dejar de rcspon­
der, a no muy largo plazd, a los deseos y exigencias de los intere­
~
ses concurrentes. Al finAl, todo el mundo, incluso el que está en
úl1ino lugar, es servido. P . con Jalabras ele un eles la­
acle ex ~ .~...Qsta concepción c1emocráticq,j11ura]jsti!.,~
¡1Q 1Hl sistema en el que ¡¡tOctOSlOS grupos activos y legítimos
tl~pohlación pueden hacerse oll" en argLtil nlOiilenlo crítico
del proceso ele elecisión".~ El profesor Dah1 ha seiialado tambicr¡­
a otYós atJt2r,es plttraHsta:s, - -- - - "

... afirman que a las dccisioncs polflicas se llega por cliversos medios
qtlC los hombres de negocios, Jos sindicatos, los políticos, Jos conSll 69
rnid(~rcs, los agricultorcs, los volantes y Illllchos otros conjuntos l~jer-
H R. A. Dahl, y otros, Social Sciellcc IÜ:$/!.(lrcll 011 Bll.5i/'lc.ls,' l'I'oc!IH:( olld
" D. Easloll, TI/c Polilico/ .).1'.'11.'111, 19S3, p. 1(1(,.
Potelllial, 19S9, p. 36.
~ R. A. Dahl, A l'l'c!acr. lo /)CI/illcrillic flicor.\', 19(,5, pp. 137·8.
-1 ){. p. Wnolf, A C,./liqIIC 01 f'ure Tnlaallce, I%.i. p. 11.
.
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,
6 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN '/

¡En. pocas palabrRs, el Estado, ~ujeto como está a una multi· hace DlllChü tiempo 1I0tables deficiencias. Como trataré de cl(~m(ls­
tud de presiones encontradas, provenientes de grupos e intereses trar, el plllralismo democrático tal vez ande por caminos totHl­
organirtados, nQ..J)ucde exhibi r nin[',ulla predisposición en favor mente ~q\livoc(\dos. Ecro el análisis político lJ1i\l'xisla, soble ¡,)do
de unos y en contra de otros: de hecho, el papel especial que crl r~lacjóll con 19 naturaleza del Estado y el papel que éste
tiene que desempeñar es el ele componer y reconciliar él todos. desernpcña_dcsdc--hact'~tiempo, no ha podido salir de su propio
En el desempeño eh: ese papel, el Estado es tan sólo el espejo que camino trillado y no ha mostrado poseer mayores capaciclacks
la propia sociedad se pone ante los ojos. La imagen 1<:11 vez no de renovaciQn. .
sea siempre agradable, pero tal es el precio que se debc pagar Vale la [lena recordar que el propio Marx nunca intenló l'ca­
y l!ien vale la pena pagarlo, con t<ll de tener llna política demo­ Iil.ar un estudio sistemático del Estado. Era ésta tina de las
cr*ica, competitiva y plufnlista en las modernas sociedades in· tareas (lile confiaba emprender como parte de un vasto programa
dnstriftles. de trnuajo ploycctado en la década de 1850 y cuya únicR ¡jill le
Esta elominante' concepción pluralista de las sociedades de plemllncntc tennínada es el tomo 1 del Capital. 5 Sin embargo, c-n
tipo occidental y ud Estado, no estf)l-ba, como también puede casi tudos sus escritos aparecen constantemente referr:lJci:::s al
seüalarse, al mantenimiento de una actitud crítica respecto ele E::l:'1.do en los diferentes tipos de socjcdact; y en lo rd.:.:rt'.nte
alguna faceta del orden social o del sistema político. Pero las a las sodedades capitalistas, su concepción fundamt'ntal elr.1
críticas y las proposiciones ele reforma se conciben, prirnordLII­ Estndo aparece resumida en la famosa CXplcs16n (rérAr~i¡¡¡f[est7i.­
Inerte, en relación con el mejoramiento y fortalecimiento tle un .ColííiiiTlsra: ':Gl ~jec~v9..Qill~~!~.Q.IDQ~jí(rnº_1!9_.§5.sIno-lJ.I1 c()mf­
sislCma cuyo carácter fund~mentalmeIlte "democrático" y desea­ i:S:;rra m:'i-FmTrrrTos aSUIltos CQ.!ln!m;~ de t.9,íl ~ !!I. l~ 11q;ll (;~Ül ". 1) e
PIe se pretende estar sólidamente establecido. Aunque puedan una o (lo:. otra forma: el concepto que esto' eJ1eRrna aptiTl"Ce Ull;l
tener muchos defecto$ son ya "sociedades democráticas" con las 2-tJ'0 \f.CZ~1 las obras tanto de Marx como de Engels' y, no obs-'
q'uc no tiene nada que ver la noción de "clase dominante" o de t¡1I1te los matices y las apreciaciones delicadas que ocasion~¡JI)¡en·
"~lit~ qel poder". t~ cxhibiefQll Cll--su.examen del Estado --sobre todo para explicar
Elvjgqr de esta ortodoxia actual ha contribuido a trocar cstns un determinado grado de indepenelencia que el Estado podía
pr~~ensiones (que no son otra cosa) en firmes artículos de sabi­ disfrutar en "circunstancias exccpcionales"--,6 nunca se deshicie·
~lur1~ 'PoHtica, y el clima icleolpgico y político engendrado por rOn de la opinión de que ~lL l~~ga&..~apitahsta -el.. Esti'l90
h\ g1l6ITa fría, ha determinaclo qlle la aceptación de esta sabidurb eré!, sobre todo......el instrum~nto de coerciq!L ,q~ lí'. <::]¡lse (lami·
se cQnyjerta en pieqra de toqll~ no s610 de l~ inteligencia política, riª1l1~l. Q~nnid~ t~.a..en fL![1(;!9Jl.Jk.lfLP'l'QpiedacL,y_ ~Lf~:ÚH!,ol dQ... ­
~¡nQ t¡;IlTlbién c.le la rnoraHciad política. Sin embargo, la aceptación J~ mcmQril~_lU.q,Q-!JQ;jQll,.7 -
g~I1~r¡;lt qe 1111 ~:onceptQ particular de lo que deben ser los ~isle­ Il Véase K. Marx '1 F. Lassalle. fe[¡rero 21 d~ 1858, Y K. Marx él F. Engels,
mas sociale¡; y poHticos no la convierte en justa y corrccta.Jl.rtg. abril 2 de 1858, en SelectelJ Correspondence, Moscú, sin fecha, pp. J25, 126.
<le Jos pbjet¡YQ.Lprinlordiales-d~-e.st-ª-o bra, en efecto, es el de (J Véase también p. 93.
'1 Véase, por ejemplo, Marx 22 años después del Ma/lifiesto cOllllmisflI:
m~strar, porn1enorizaclamente, que. la concepción gel1locrático­
"Al mismo ritmo con que el progreso de J;¡ industria moderna desarrolló,
pl~ransta de la socjedacl. de la pol!tica y del Estado, en lo que amplió" intensificó el antagonismo de clase entre el c;¡pital y Jos trnhaja­
respecta a los países del capitalismo avanzado, está, en todos dores, el poder estatal fue cobrando cada vez más el carácter del poder
sus aspeetos esenciales, equivocada'il- en vez de servirnos de nacional del capital ~obre los trabajadores, de una fuerza pública organiz.ada
{fuea panl la comprensiófi'{le la re~]jdq9, viene (\ S"l,f una profun­ para la esdavización social, de 1111 artefacto del despotismo do clase"
(K. Man¡, "La Guerra Civil en Frél1~ciél", en K. Marx y F. Engcls, Obras
da ofúscación. escogidas, 1950, vol. J, p. 4%); Y Enge!s, "El Estado modemo, independiente­
No< obstante la elaboración de diversas teoría~ elitistas del mente de cuál sea su forma, os en Jo cseJlcj::! un aparato capit¡)lista, el
poqer, la más imporlé\nte c~m mucho, de las concepcione.s....dclJ2o­ estado de los cajJilalistas, la personificación idei1l del capital )Ja(~ional tu­
de/f' dJf~ryntes de la dcmocráticopll.lndista, 'S1gH~·efIEl<:H-a-In1H .. tal. .. una organización de la clase particulnr que ha sido pro tempare J;1
clase explotadora, una organización que t¡("lié: ('.ol¡-'O fin impedir toda intro·
xisfa~ En verdad, podría alegarse que el rápido desarrollo de la misión exterior en las condiciones existentes de produccióJl, y, pOI' tanto,
sociología política democráticopluralista después de 1945, sobre esencialmente, con la finalidad de mar.tcuer 1'''''1' 1". fll(''-''~<¡ a las clases
todo en los Estados Unidos, estuvo inspirado pOl' la nccesidad de explotadas en ¡¡'s condiciunes de 0i'resión qlle wn.:.spuq('.:n a 1m uctcfmi­
salir al paso tlel "(jesafío del marxismo", en cste campo, con nado modo de pronucción (esclavitud. sCi'\'idllllll:re, tl'¡;b:ljo aS'llaJ.iac1o)".
(F. Eng,~ls, Socialismo utópico y cientifíco, iIJirl., vúl. 2. pp. 136. 13~.) Esto fue
argumcntos más plausibles que los que podía aducir la ciencia escdto en 1887. Es la misma, opinión, por sUJ"llesto. c1esarrollada cn El
política común y corriente. origC:l1 de la familia. la propiedad privada y el Estado y en niuchas tic las
Sin embargo,' el análisis político marxista ha padecido desde obras posteriores de Engels.

=(0
8 INTHODUCCIÓN ] NTHODUCCIÓN 1)

La TI18yorb' ele Jos nlilrxi' s se han contentado ell tomar mas e instituciones diferentes; pero también ticnen ('11 comltll
por l <. ) enos eVI,-~pol"~.Uni~.ma a ~st~_ tesis,_t.en tener
dos cnractelÍs 1iCRS func\amcn tales: In "dI tIC)''', son países muy
corno n&O fltndmnel.JtHl, en lli;;\tel'ia dt: Estado, a J<t ohra de indusLrialiUldos; la segunda, la mayor parte de ~illS medios de
Lellil1 Bl nsladi! Y.!!.l revoluciÓn, hoy en día con medio slgTO actividad eC'on6mica están sl1jetos a la propicdntl y control pri­
(~ int1r,iit,.elml, y, en csenci~, una rcafinuaci6n y dcs,oToJlo ele la varlos. ~stas, comhirwc1as, son las r.:nracl<'rísl.lcAs rIue los convier.
cOll"epci6n fttndamental elcl. Estado de Marx y Engels, Así como ten en paísc~ éapitali.~tas avanzados, en primer lugar, y en segun.
una. vívida <lscveJ'f\ci6n de, su validez en la erél cleI imperialisl11o.8 do, 1:\:; que Jos distinguen rnclicnlmelil'c no sólo de los Indscf;
l)~le entonces, l~ fulica aportación marxista importante a 1" subinclllStrinliznclos, como la India, Brnsil o Nigr:rin, "un clInl\(lo
tt:orl(\ (te! Eslitdo ha slilQJa de AntonLQGramscí, l.:uyas ¡r\l('re~(\n' t.ambién en ést.os los medios de la actividad E'COJ1(/nnir.n semI,
thimlls llolns sobre el tema sólo recientemente han sido reCODO­ p1'edotninnntcrncnle, de propi{:dad privada y estén sujetos n su
~.i,d3S y han negado a ejercer influencia fllera cl~ Halía. O Por 10 control; sino Inl1lbién de. aquéllos en los que pnwa\cce la socie­
demás, I '1 'xistas no han realizado tila ores intentos de nbor· c1ad cstatal, ::Illn cuanc10 algunos, como la Unión'Soviética, Checos.
ciar el roblema elel Estaelo en unel n de la realidmi CQnC'~rdél_ lovag~Jia y la RepLlbliC'a Dcrnocdtica Alemana, estén tml1hléll
.soc.:ioecon mIca, po.. mal de las sociedades cflJlitalis.1gls_ 111UY inc\uslriali7.ados. El criterio de di¡;t.inción, dicho de otm
mo(~ernas. Cuando lo han Intentado han dado una explicación manera, es el nivel de la activiclnd económica combinado COI1 el
ixcc~ivani'enle simple de las relaciones reciprocas entre la socie­ moclo tle organización econ6mka.
dad civil y el Estado. Aun cunlldo ese "modelo" coincide mucho Las mislIléls earacterísticCiscombinac1as de los países capita.
J11f1S con 1" re¡\Iiclad que con In teoría delt lOcrálicopll.1ralista neceo listas nvanzados nos sirven también para reducir la significación
sita también que se le "trabaje" mucho más de lo que hasta de las demás diferencias que se observan entre ellos. Joscph
ahora se ha hecho: Paul Swee7.Y no exageraba cuando, hace al· Schurnpet.er señaló que
gunos años, sdíaló que "es éste el campo en donde el estudio
del capitalismo monopolista, no sólo por parte ele los cienlíficos .... Ias eslntcturas, los tipos y IlIs actitudes sociales son monedas qtle
sociales burgueses, sino tambir,n ele los mismos marxistas, exhibe no se funden fácilmente: tina vez forjadas, persIsten, (\ veces dU1'lll1tc
SigtllS; y como estructuras y grupos diferentes exhiben gmdos diversos
las más graves deficicncias".\(1 El objcto de la presente obra es de capacidlld de supervivencia, casi siempre encontramos que la con.
contribuir a poner remec\io a tal (leficiencia. ducta colectiva o nacionn\ real difiere más o mellos de lo qüc cree.
rlnmos que deberla !lel' si tra táscmos de Inferirlas de las forml's
dominante!l del proceso productivo.!l
I[

Esto es muy cierto. Sin embargo, tina vez que se han tomado
Losl países que estudiaremos son muy distintos UllOS de olros
en cLtenl~\ tales diferencias y rasgos t~specíficos nacionales, Sllb.
por lTlllltiples causas. Poscen historins, tradiciones, culturas, i(lio­ sist.c el hccho de que el capitalismo f\Vamado ha impuesto mu­
8 Por ejemplo, "B! imperilllismo -la era dd cnpita! bonellrio, la era de .
cll<ls ullifoJ'lnidClc\es func\all1cntClles a los parses comprenclic1\Js
los monopolios capltalistlls cigalltcsc05, 1" era tic la t rllnsfo1"ln"cióll tlel t:api,
en S\.l c:ifcnl ele Clcción, y que ha contribuido grandemente n
tal monopolista en capitalismo 1l10nopolista·estiltal- ha presenciado sobre

todo un Insólito fortalecimiento del 'ap,m\to cstatnl' y un desarrollo insólito


alcl1un1', aunque no a borrar elel todo, las diferencias. eX,istentcs
de su aparato burLlcrátieo y militar r.n l'l:la.:.:jn con el lIumento de Ins me­
en t re ellos. ti. consecuencia de esto se ha producido un grado
didas represivas contra el proletariado tanto (:11 los parses mon::\l'Cluicos
l10tnble de sCl11ejal17.a, no 5610 en lo ccol1l~mico y lo social, sino
COl11p 011 los paIses republicanos I11{¡S libres" (vol. 1, Lcnin, r:t BS/Cldo y la
t.ambién cn lo político, entre est.os países: por muchos conceptos
revcHrl.cióll, 1941, p. 27). Ve manera semejante, "las formas e1el eslnno bul"

gués son cxtrematlamente vati"c\:ls, pero en cs(~ncia son todas 10 misnlCl; ele:
fundamentales, put'blan, en gracJu creciente, munclos materiales
una o de otra mnnera, en última instancia, todos los astados son, inevitable­
y mentales que tienen mucho en común. Como ha dicho un Clutor
mente, la dictadura de la burgl/csla" (¡bid., p. 29),
rccien te:
1) El (lI1ico estudio importante de Gramsci en inglés que existe: hn~l:l
ahora, es el de J. M, Cammelt, I\II/ollio Grrll1lsci (/11(/ file OriRills (Jf ¡/a¡¡(/Ir Existen grandes dircrencins enli'c Ins instituciones fundatncntales y
Coml/lrmisl1l, 1967; véase. t,\lTlbién J. MCI'ringtoll, "Theory amI Practlce in
I

GI'<1Tnsci Marxism", en 1'Ile. Socialis/ l~er.iste.r, 1968.


los métodos ccon(¡llIicos de un país y olro. Li'ls diferencias 5011, a me.
"7.-( IlUdo,
lO S. Tsurll (comp.), Has CapitalislIl Clrallgr.d?, 1961. p. 88, Obsérvese, -(' causas de agudas escisiones idcológicC\s. Sin embargo, cuando
sin embargo, un importante inten(o de elólborncióll teórica del "modelo" se examina cl cuadro tolnl, se observa una detcrl11l11uda 111'lifonnidatl
nUlI~ista del estado, aparecido cunndo 1<1 presente obrn estabn n plinto de en la textura de sus sociedades. Eu lo que hncen, rn¡\s CJue en jo q\l(~
terq'lillarse, a saber, In de N, Poulanl7.ns, l'ullvoi,. politilJlle ct classes socia­
11 Cilado en R. 'J)cndix. Na/iclll·nr¡¡'Ic/il/p' (I/,e/ Citiz<:I/,I'/'¡I', 19M, p, 1\.
les 1968,
~

5.0 JNTIW])UCc{ÓN
INl1WDUCCIÓN 1J
dicJn, y todavía más notable, en Sil COlleJueta h Jo largo de un elt:tcr­
lD.i.lado pedodo de tiempo, las semejanzas son ]lUlables.J :: qlle antes,--.,.c,-.:iiU-.d.uda. sGlwirán aUl11cnlanc!Q; 1.? mismo puede
decirse (le la <unplia g<iron.lk-.servicios sociales .qlHd1<ll1_ })as~lrllí
Ya hemos señalado la más import~n{e ele estas semejanzas, a ser obllGaciÓiJ c.liLC!2ta o indirecta del ESlado cn esta.s socie.
referente a lo económico: son sociedades qUt~ tienen una bnse dades. JO
económica amplia, compleja, grandemente integrada y tCCllU­ La importancia que tiene ell'sector püblico" y la inteJ"I'cnción
lóg;icamente avanzada, en donde a la producción industrial le del Estado r.n la vid::t económica en gcnenti es una ele !i\S razones
cOliresponde, con mucho, l~ p~rte mnyor. de su producto llac:io.n<.ii que, t:n <lÚOS recientes. se han anucido en favor de la opinión
bn~to; en tan~o que la a~l~Ut1ur¡'l C'onst.ltuye ulla es(n;} r~l.atrva. de que el ténninu "capitalismo" se ha convertido en Iln fllrtl
mc¡¡te pcquena de la actrv1l1ad económlca; 13 Y SOJl tawbJeTl so·· nombre prtra ek::;ignéll' ;11. sistcma económico preelomi));1I1 te en
ciedades en las que la p,u'te principal de )¡, actjvidad ecolJómica esto:; p.:lÍscs. Se ha dicho quc, junto con la separaci6n cunstante­
se lleva a cabo con fundamento en la plopie.d,'lC\ y el cont.l·ol mente creciente entre lit propiedad de la CIJlpresa CJ)Jifalista y
privados de los medios ele tal actividad. . su actmilliSl.racióll,17 la intervención pública ha t'·all:Ju:·I1i.It.i'.l
. En lo que respecta a esto último, es cielto, POj- supuesto, que radicalmc1lte al ulpitalismo maJo de ius viejos tiempos: esto.',
los países capitalistas avanzados poseen ahora un "sector públi· países, como dijo, entre otros, en cierta ocasión el seiíor Crus1ctlJd,
co" que a menudo es muy grande, a través del cual el Estado Sl~ han couvcrlido en sociedades "poscapitalistas", ¡IWfeti:dil1cple
po~ee y admini~tra una amplia gama de industrias y servicios, dih~lentts de lo que ftJ(~ron en el pasad!), incluso en ft·rk. lcm
qlle sobre todo, pero no exclusivamente, perteneCén a la infra­ rccienlt: eOIflO la de la segunda guena f11undiul.
stn,lctura, y poseen una enorme importancia para su vida Ct.:O­ Esla crecl1cia. no sÍlnpJernentc (;c que se hay:·:-, cL: .. II!;I¡!O
nómiCa; y ~ Estado desempeña, también, en todas las ecouamías. cambios muy importalltes en la estructura del capifa)is/I¡() lO¡1
ca. italistas, un a le nica..cada vez mayo)' él través de la ternpLlr{l1wO, que 110 se eluda, sino de su lr¿bt.:t·lJtlcncia re:":! ',1 ~:1.l
regu aCI n, e control, la coordinación la lane ci !..-asLsuce. evolución hasta convertirse en un sistema COlllplct<lll1t:nre dif(~'
sWamcnce~tm' mo, e s él o ~... CO/1 mucho, el cliente rente (sobra decir en uno mucho mejor), constituye un elemento
CIP al deC"sector pri\'adon-y-argunas d~ las industr~iñs más impor· fundamental de la concepción pluralista ele las socicebdes occi.
tantes 110 poqrlan sobreVIVIr en eLsec:.tor privado sin las compras dentales.liste sistema económico, a diferencia dc! élnljgll~). no
del-ustadoy sin los créditos, subsidios y oeneficios que éste les sólo cuenta con una .(Jelministración diferenle. sino tarnbi':r) ha
·dispensa . .­ conteDlplado la aparición, para decirlo con palabras del profesor
l. ~ta intervención estatal en cada uno _de los aspectos de la
Galbraith, de un "poder contrapesado!"" efectivo del poder elel
vida econ6JTIlca no tIene pm.I~~=hr-fl'¡-s.t-ftria-=d:etca-f;l.ita'
capital privado; que ha sido transformado, también, por la inter­
lismo. Por el contrado a int~~ statal asistió a su naeT­
vención y control del Estado. POI' todo esto, ha de$aparccido
il1i n o; o por lo menos pio auxilio a sus primeros pasos, no sol
_muy oportunamente la necesidad de liquidar ,ti CéJpitH!iS1I10; c!r.
e~\ ~so~ tan c.opocidos cº-mo 10Sli~ Al.emanra--y Japón, sino
hecho, la tarea ya ha sido ejecutada. El problema capital eit: la
t¡unPlért en todos los qemás países capltahstas; H Y no ha dejado
política, como dice el profesor Lipset, ya no gira "en torno él los
nunc~ de poseer uná jmportallcia fundamental para el funciona·
cambios que se lIccesilan llncer para modificar o dc";( ruir al
miento del capitalismo! incluso en el país más consngrado al
capitalismo y sus insti luciones"; el "problema mcc!l¡]al''' eSlá
Uz1ss,ez ¡aire y al individualismo extremo.15 No obstante, las di·
constituido, más bien, por "las condiciones sociales y p()lílie~is
Il1ensjones y I~ clifusión de la i te 'endón e~tatal en el capltaliS:
de lél soc¡¡~dad burocratizada"; 18 o como él mismo dice. "Jos pro­
_c_p e 1 o ah r 'o 1 " e mayores blcriléls políticos fundamentales ele la revolución inc!usl.l ¡a! se lléln
resuelto: los trabajadores han obtenido la citH..!aclanÍ3 indllsltial
I A. Schonfield, Modem Capita/ism, 1965, p. 65.
12
Así, por ejemplo, el porcentaje del producto interior oruto originado
y política; Jos conservadores hall aceptado al Estado benefactor y
I 13 la izquierda democrática ha reconocido que el aumento del poder
(:11'lá agricultura ep 196J f1JC de lIn 4 % en los Estados Unidos e Inglaterra. estatal general traía consigo más peligros para 1;\ liln'llar! que
de un {, % en la Alemania Fcderal y de lJn 9 % en Fralle.io; la' c;¡fra corrts·
pondiente al. ~ap6JJ cn 1961? f1Je d~ 15 % (D. n. Russett y ,)irqs: World Hand­ soluciolles para los pnJbJcn¡as cconómicos".lU En olras palHbras,
book ot Pollltca/ alld Socla/Illdlca/O,.:;, 1964, pp, 163-4).
H V¿asc también Barrington Moore JI'" Social Origi/ls 01 Dictalorshi Un oportuno sc cncuentra eu Schonficld, Moc!er'l Cllt'iIOiislII.
and Vemocracy, 1966. .
lü Véase también P. K. Crosser. State Capi/a/islIl il1 the ECOIlOI7lY al/he
12 lU eXaJl1Cll
17 Véa~e más adelante, pp. 29 ss.
16 S. M. Lipset. "Political Sociology", en R. K. Mcrlon (comp.), Soc;oJogy
Ulliteri States, 1%0, y G. Kolko, Tite Trilll1iplz 01 Conserve.fi:;l'l, 1953. Today, 1959, p. 9.
JO S. M. I.ipsct. l'oJitical Man. 1963, p, 406. Tallloién elel profesor Talcoi t
I
; ¡,

1
12 INTRODUCCIÓN J N1T(QJ)UCCIÓ1-l" 13
"élbajv Marx y arriba WclJC~I''''\Y lél misma creencia ele la trans­
lIones de unidades económicas,~3 y constituyen una parle elistillt<l
[olTu;)ción radical eJe la sociedad c;1pitalisla ha servido 1arnbi6n
e importante de su paisaje económico, el cual afecta profunda­
para dar pie ,\ la afirJ1i<lci6n, élclualmcnte en boga, de que la
l1lente también a su paisaje social y político. Sin duda, las tenden­
clivisión verdaderamente fUtldamental se establece. en el mundo
cias cconqmicas van en contra de las empresas pequeñas y me­
entre s~ciec18Clrs "industrializadas" y sociedades "su!Jinc\ustrja­
c1ian"~, y muclJas de éstas dependen de una u otra forma y son
lizadas'l('
subsidiarias de las organizaciorícs mayores. Pero la imporlanC'Í;]
, En Cilpítulos posteriores diré qlle la creencia de que el c3pi­ que tienen en la vida de estas sociedades sigue siendo tan consi­
I talisflJo y sus deficiencias han p.asado al limbo Ilistórico es elel derable que 110 debe ocultar, desd,~ Ull punto de vistn. económico,
'todo prem:\tllra. Pero 10 que necesita aclararse desde ahora, eomo social o polítiCo, la irnpor1i111Cia mayor dt' Ins ejnpre~;;:js gigan­
correctivo preliminar esencial, es que no obstante la existencia tescas. La historia política ele estos países hubiera sido, sin
d(~ un "s'Cctf.Jr público", son éstas lils sociedades en las cuales, duda, raclic¡l1l1lcntc diferente, si la conceutración del poderío
,'OL: !TJl.'i:ho, ]a mayor parte de la actividad económica estú domi­ económico se hubiera efectuado tan rápida e inces<~ntemcnte
nada aÚn por la propiedad y la empresa privadas: en l1;¡¡gWl<,I como creía Mane De hecho, como ha serlalaLlo el profeso!' E. S.
ele ellas posee el Estad mRs ue una )arlc su . jada de los Muson referente a los Estados Unidos, "las mús gralldes socie­
.e . , '1 21 En t'sfe sf·!l1Í.do~..aI_n1.ello_s, l.J.ab.laI: -como dades por acciones han creciclo enormemen1e, pero tanlbién lo
¡se hace comúnlllente·-- ele "economías mixtas" es atríl.JUir UIJ ha hecho la economía".24
selltído especial, y muy equIvoco, a la noción de mixta. 22 ~omq No obstante, el ca italismo avanzado es prácticamente .sInó­
0:remos más adClaiJ!p, la..lI1tervcnCl<J1! la Eogllbcir'lli Y, el control nJmo de empresa gigantesca; y nada de a organizaci61L~Co.nó.rJlLc,,­
cid Estado en la vicia económica, por ímportalltc que sea, no ha­ d~.aís.cs.J.irne más imI?Q.!:t'li~ur0célm.s:nJa1...51ueel cre­
ciente dominio de seetores...cl~lesu vicia industrial, financIera
~treetac1o a las actividades de las ~a-s cppdal1slas del mogO' _
v comercial or un ntllnero . amente )e ucño de empresMi
como los teóricos poscapitalistas han dicho .. No obstante los
~igantcscas, fuer emente conectadas. "Unas cuan as soci@acles"~
ingeniosos eufemismos que se puedan illvcntar para designarla,
por acciones gigantescas -ha observa(Io el profesor Carl Kaysen,
son todavía, en tocios sus elementos esenciales y a pesar de las
también en lo que se refiere a los Estados Unidos- ticnen una
trclnsfonnaciones Que han sufrido, sociedades auténticamente ca­ import<Incia aplflstantemente desprol)orcionada en nuestr(\ cco­
pitalistas. nomfa, y sobre todo en algunos sectores claves de ella. "Cualquie­
ra que sea el aspecto de su actividad económica -empleo, inver­
En toelos Jos países capitalistas avanzados podemos encontrar un sión, investigación y desarrollo, slllllinistros militares-- veremos
gran número ele empresas pequeñas y medianas ele propiedad la misma situación.'~ 25 De manera semejante, el profesor Gal··
inelividunl u organizadas en forma de socieclad, que suman mi­ brailh escribe también:
2~ En los Estados Unidos, observa el profcsor C. Kaysen, "actualmente
1'<ll"sons: "a través del desarrollo industrial auspiciado por las democracias, hny cerca de 4.5 millones de empresas de negados. Más de la mitad son
las méÍs legítimas nspiraciones de la 'clase trabajadora' se IJan realizado pequeíias negociaciones dedicadas al comercio al menudeo y a los servicius.
de hechu", T. l'arscns, "Communislll am! the West. The Sociology of the L<ls grandes sociedades por acciones constituían sólo el l3 % del total; el
Con[Jict", ('11 1\.. Y E. Etzioni (comp.), Social C//ll/Ige, 1964, p. 397. 95 % de las negociaciones que no estaban organizadas en sociedades por
:!<I Véase, por ejemplo, el rechazo de la "oposición socialismo y capita· aeciolles contaban eoh menos de veinte empleados", C. Kaysen, "Ihe Cor­
lismo" de Raymonc! Arun, y su opinión: el "socialismo y el capitalismo son poration: lJow Much Po\ver? What. Scope?", en E. S. Masan (comp.), T}¡e
dos modalidades de un mismo género, la sociedad industrial". R. I\.ron, Corporatio/l ;/1 Model'll Saciety, 1960, p. 8ó. En Francia, las cmpresas que
fJix-ll1Iil Lcrol1s slIr In sociélé illdllslrie:l/e, 1%2, p. 50. empleahan de uno a diez obreros constituían el 98.3 % de todas las empresas
, :!1 Véase. por ejemplo, J. F. IJ<;:\Vhursl, y olros, Europe's Neells amI en 1896, y el porccntaje, en 1958, era todav!a de un 95.4 %. Por otra parte,
VklOurces: Trenas alle! l'rospects in Eig/¡leel1 Cmo/tries, 1961, pp. 43ó42, H\1l1c¡ue J¡¡S pequeñas negociaciones daban empleo al 62.7 % de todos Jos
especialmente los cuadros ]3.-17; también P. Lowell, "Lcssons from Abroad", asalariados en 1896, este total había descendido a un 20 % en 1958. E. MendeI,
en i\1. Shanks (comp.), Lessons af Pub/ie Ente/prise, 1963. rrailé d'écOIlOlll;e l11arxiSte, 1963, vol. 2, p_ 11. Según el censo de población
~~ En tanto que el t(~rl11ino "econunlía mixta" lleva consigo la implicil­ japonés de 1960, los pec¡udios industriales sumaban dos millones seteciel1­
ci6n grandemente justificada de que el capitalismo es realmellte cosa del tos cincucnta mil en el Japón, de los cuales sólo 360 mil eran patrollus. Un
pasado, la expresión "capitalismo monopolista estatal", usada en la biblia­ millón c!oscielitos diez mil no etnplcaban personal, y 860,000 sólo a miembros
grafín comunista para describir al capitalisl110 "v!tnzado. tiene como objelo, de su propia familia. Existían también 3410000 comerciantes en pcqueño.
por el contrario, hacer hincapié en la ali;¡nza de poderosas fuerzas capitalis· Ir. T<lmllna, ".Ch:.H1ges in Factors ConditiOl1ing the Urb<1n Middlc Class", en
tas con el Estado. L.a fórmula, sin C'lllbargo, es al1Jbigua, pucslo que iJupide ]ollrl/(/I af Soci(l/ OI/(/ l'o/iti,:al 111('(15 iJl lar/ill, 1963, núm. 2, p. 82_
ver l'I gradu el1 que el "capitalismo monopolista" sigue sieu(l\.), y el Estado ;'., M:1nol1, TI/e COIporatio/l in Mollen! Sedetv, ¡lo JO.
,lo ~IYi.it.l;. (\ ello, liD ,iSlill[O priv¿Hlo. :o" K:\ysen, ¡bid., p. 8h.
-::{ :s ,
14 1 NTHODUCCIÓN lNTlWDVCCH'>t{ 15
... ,\nada caracterizn tanto al sistema industrial como la magnitud
de a empresa moderna por acciol1es. En 1962, bs cinco sociedades
inc\llsttiales por acciones Inás grandes de los Estados Unidos, con
activos combinado~ de más do:., y, 000 rnillon'~s c!L: dólares, poseíclIl
'más del 12 % de todos los activos emoJeadus l~n la manu[acturn. Las
cincuenta sociedades por ficciones m'ás grandes poseían más de un
tercio de lodos los bienes industrializados. Las quinienttls más gran­
des poseían m<Ís ele dos krcios. Y las sociedades por acciones con
activos de más de diez millones de dólares, unas doscientas en total
postlían alrededor del 80 % de todos los recursos empleados en la
incllistria de los Estados Unidos. A mediados de la d~cada de 1950,
vcir\tiocho sociedades por acdones proporcionaban a¡noxinlCldamente
el 10 % de la totalidad de la oCllpaci6n en la industria, la minería 'Y el
cOlnpcio ;:,-1 por mayor y al por' menor. Vcintit;'(;s so~:kcJades lJor
(lccionq daban el 15 % de tocl.l b ocupaciú:¡ en la ü¡diJstria. En la
!1"inJr:-ra mitad de la década (junio de 1950 .iullio dI:' 19:'6) un cente­
iJar de empresas o1Jtuviel"Oll do" t.erdüs del vaio!' de todos los con­
tratos para dcfensa; diez empresas recibieron un lercio. En 1960,
cuat~·o sociedades por acciones se quedaron con nn 22 % estimado
dí; 1bclos los gastos de invcsti~aci6n y c1<::",rrC'1jo industrial. 384 so­
c.icc);'ldes por acciones, que c!"oan ocupación a r.i.nco mil o más tra·
brlj adores, se quedaron con el 55 % de este gasto; 264 mil empresas
CJ¡¡~ daban empleo a menos de mil obreros se quedaron tan sólo con
ci 7 %.26

y lo mismo puede decirse, más o menos, de los demás países


capitalistas avanzados. Así, por ejemplo, el señor Kidl'C'11 obser­
va que

. _.eH Inglaterra, ciento ochenlil empresas, que daiJan empico a un


tercio de los obreros industrhlles, efectuaron la mitad del gasto de
capital neto en 1963; setenta y cuatro de éstas, con 10 luil trabaja­
dores cada uno, dos quintos elel !lli:wlO.Doscientas empresas proOIl
jcron la mitLld de las exportacio1H:$ indLí:;triaJcs; una docena hasta
ulla Buinta parte. Y lo mismo (¡curre en Alemania, rlonrle las cien
empresas mayores a las que ]f" cü,n\:~;pondieroll casi dos quintas par·
tt'S de 1'" prodl1cción industrial rotal, emplearon a un tercio del totéll
de trc\bajadores y envial"on al exterior lIna mit"d de leidas las ex,
por(élciones industriales en J960 j Y lu~ cincueuta empresas m~s gran­
des jnc.rernentr.ron la parte qne les correspondió en las ventas hasta 28 Véase, por ejemplo, el establecirnierlto de la Industrial Reorganizatiun
un 29 % a ~artir del 18 % que les 10có en 1954. Y así ocurre casi en Corporalion por el gobierno Jilbor;sta dp- Inglaterra, cuya finalidad concreta
todas partes, siendo la única excepción importante Francia, patria rpr, estipHihl~' h:.·; fÜllciones.
20 Un ex"men reciente de esta gigantesca implantación norleanlericana
tradicional de las unidades pequeñ,.s, ¡.>?oro incluso Cj1 este país las en la Europa occidental se encuentra en J. J. Servan-Schrc.ih~~r, Le r/I'fi
fl!~ioncs e:-'(óJl carn!.Jianc.lo d¡pl(iaI1H:.nte la escena. 2? CllIléricaill, 1967, parte 1. Fn p.'1<".:::ión coa bgblara, véa.st: talltlJién J. Dun·
I " IJing, Allllnican J¡11I~.':tll;::fjt i" the Brilish Mallu!actlirillg l,lllltstry, 1958
201. l\. !Jalbraith, The NelV Industrial Stall~, 1967, pp. '/'15. y J. McMillan y B. Harris, :nte A'llericall 1'ake.{]ver o/ Britaill, 1968.
2'/ M. Kidron, Westem Capitalis/1l SfiU;C tJi!.: \Var, 1968, p. 14. En relación
30 COliJO muestra de la fuerza dc este proceso y de los atractivos irre­
con Francia, un autor observa que "fuera de- lns sociedades dependientes del sistibles que tiene para ]C)S intcreses capitalistas locales, obsérvese, po;
Est,ldo, solamente unas cincuenta juegan l,;' papel motor en la economía". ejemplo, su avance en la Francia d0 De Gaulle. no obstante el llamado "anli­
M, Drancourt, Les clés du pouvoir, 1961, p. 14. Un ~;xamen generul de la norteamericanismo" del general. r
SI Acerca de t:slo véase, por ejemplo, E. Mandel, "International Capital­
concentración monopolista se encuentra en Mandel, 1'raitr! d'écOIlOmie I'/Iar,
xiste, vol. 1, cap. 12. ism and Supra-Nationality", en Tile Socialist Register, 1%7.

-::¡ l{
1(,
JNTIWD1J(;C I()N JNTRODUCClÓN 17
perante" de los jl3Íses capitalistas. En el Cftpftlllo siguiente
remos si se iLWt!U) juntar ele esta H1nncra a los dueños a los
que cont1'O élll e SlS ema ee'). 11 e os emas princi­
pa es e e ese e"tllc ju es averiguar si se 1 a.r.-dc-uñ..a
"clase Imperante' en rclaClOl1 con estos ¡:>aÍsc». PQ.l' el mOJnento,
j1.oc!CIl10S, al menos, seflalar la existencia ele elites ecorloniícas ­
que, gracir1s él la propiedad o al contror;o-ambos a la vez, rfgen
1 (S más importantes seclores de la vida económica.
- Así también, estos son os ,(sT~'S-en-lf)s-E1He--cl-ol1~Qextremo
de In ('5c,,1<1 soc:al está ocupado por una clase trabajadorn cons­
tituida en su 1\13yor parte de obreros industriales, en tanto que
lo aSfllari"dos agrícolas constituyen la parte const.antemente de­
creciente del total de trabajaelorcs. 31 En otras palabras, las "re­
laciones de producción", en estos países, tienen como forma
principal la que separa a los palronos capitalistas de los asala­
riados industriales, r~ste c<; UIlO ele Jos rrincip".!~:; r~!l'·.""['-'.:
(h; clirrrrnci'-tc:.'I'·j ,.-:,!]:! ,:; :'('c:i~~c¡;:.dc:; cé\jJjiaiislas ,lvan7ac:as y
:,:·.·;:),:~:(i,-ci,'~ ·.:·....¡ ,·c¡iv;stas, ¡'01­ una parte, y ¡as sociedades prc­
Illcluslrialcs clel "Tercer Mundo", por otra.
Como otras clélses, la obrera de las sociedades capit,t1i'.las
avanza'das ha estado siempre, y sigue, muy diversificada; trtnl­
JII
bién existen clif':'renCÍ::1s importante~ en la composición in'terna
el,,: la clase trabajadora en un país que en otro. Sin emb"rgo,
Las cnracterísticas CCOJIÓJllica$ r.omUllCS dd capilalismo avan._ él pesar de estas diferencias, 'en los países y entre ellos mismos.
Z¡'llio proporcional¡ ;.¡ estos países 'un<l "base económica" consi­ la clase trabajadora permanece, siempre como una clara y espc
derablemente semejante. Pero esta base económica también da dfica formación social, en virtud ele una combinación de carac­
lur;é1l', y en verdad es lo que da sobre toelo lugar, a semejanzas terísticas que afectan a sus miembros en comparación con jos
muy notables en su eslructura social y cn su distribución ele de otras clases.% La más obvia ele estas características es que
clases. son personas que, en general, "obtienen menos de 10 qUe hay"
Así, por ejemplo, en todos estos países existe un nt'tmero re. y necesitan trabajar más duramente que los demás para obte·
lativamente pequeño de personas que poseen tina porción no­ nerlo. Y de entre sus filas, por así decirlo, salen también los
t<l~lemente descomunal de riqneza personal y cuyos ingresos desempleados, Jos viejos pobres, los crónicamente desposeiclos
provienen en gran parte de esa propiedacl. 3a Muchas de estas y el subproletariaelo de la socieclad capitalista. A pesar de toda
personas ricas controlan también los usos que se hncen de sns insistencia en una creciente "desaparición de las clases", o de
bienes. Pero en grado cada vez mayor, este control se deja en iris pretensiones de lwber llegado a una sociedad sin clases ("aho­
m<lnos de personas que, aunque también puedan ser ricas, (y, ele ra, todos somos cl~se trabajadora") la condición proletaria si·
hecho, lo son generalmente) no poseen más que una pequeña gue siendo UIl hecho indubitable y fund¡:1i-ncntal en estas socie­
p"rte y a veces, incluso, nada de los bienes que controlan y ael. cbdes, por el proceso clel trnbajo, los niveles de ingreso, las opor·'
miristran. Estas personas en su coi1junlo constituyen la clase tunidades o la falla de eUas, y toda la definición total de la
quq los marxistas, tradicionalmente, han calificado de "cIase irn. cxi s tencia.
La vic1:1 econÓmica y política de las sociedades capitalistas
:\2 Véa~e, por ejemplo, P. A. Baran, Tfl(~ Polilical ECOI101I1Y 01 CrO\\'lh, está determinada primordiallllente por la relación, naéidCl del
1957; JI, Magdoff, "Econolllic A~pect~ 01' U. S. Impcri<llism", ell MOIlIlJIy modo de producción capitCllista, por estas dos clases: la CJue es
l~evje\\!, 1900, vol. 18, núm. 6; y "The Acre of ImpC'l'iali~JI1", en MOIlIh/y l<ev. I
c1uciíé1 y conlrolCl y la clase tr:1hajadora. f:slCls son todavía las
ie\\!, 1968, vol. 20. núms. 5 y 6; M. Barré1ll Browll, liller lIllPeri,1lisl11¡ 1%3; y
p, Jah:c, Tite Pillnge 01 file T/¡ird World, 1968, y El Tercer MUlle o en la I ~1 ¡\l~'\Inn~ cirr~~ referentes a eslo se encuentran en Russelt, y otros.
ecol1omía l1lundisl, Siglo XXr, México, 1970. \Vode! llalle!l)()ol:. pp. ln-8.
n~ Véase el capitulo 2. I ~.
¡H; Véase el capitulo 2,

-::res

18 INTHO))UCCIÓN INTIWIlUCCIÓN 19

fuerzas sociales cuyo choque confib'llra, como ninguna otra, el ción cle pcrson3.S q\.l~ trabaj<.tl1 por su cuenta ha mostrado una
clima social y el sistema político del capi l:1lismo avanzado. De disminución notable, y en algunos casos aparatosa, como ocurrió,
hecho, el proceso político en estas sociedades gira principallllCfr pur ejemplo, en los Fstaclos UniLh)s donde bajó del ~O.4 %, en
teen torno al cmrerrhtlniento-de-e-Sí¡fsfuerzas y pretende san­ 1870, al 13.3 %, en 1Y5~Jr
cionar los térmmos de la relación exIsreñ1e entre ellas. No obstante, esta clase ele comerciantes, artesanos y gentes
Al mismo tiempo, sería un error evidente atribuir un papel de diversos oficios que trabajan por su cuenta no se ha extin­
figurativo tan sólo a las demás clases y a las demás formaciones ~lliclo todavía, ni mucho menos'. Uno de 103 rasgos constantes
. sociales el;.; una sociedad capitalista. Poseen ele hecho, lIna im­ de la historia del capitalismo es, en efecto, la resistencia tenaz
portancia considerable, enlre otras importantes razones, porque quc ese tipo ele hombres (lo mismo puede decirs(; del pequeño
afectan grandemente a las relaciones ent.re las dos C!Rses "po­ empresario) OpOIle: a la absOl ción en las filas de los empleados
l lares". Estas sociedades son de una densidad social extremada· jl()r otros, no obslallte que lRs recompcnsils son, por lo general,
mente elevada, cosa natural dada su estructura {'conómica. Esta ¡Jtqueñas y los esfuct7.os y ansiedad implacables nu tenninan
elevad:l densidad social encuentra, natllralrj-¡entt~, expresión en llUllca para ellos. Aquí también debemos sefiabr CJue la direc­
términos políticos y ayuda en grado sumo ¡¡ impedir hl polilri­ ción de la tendencia no debería impedirnos ver lo: continua exis­
zación política de las sociedades capitalistas. tencia de esta clase, cuya consecuencia importante, entre otras,
Sin embargo, lo que es necesario señalar sobre todo es que es la de seguir ofreciendo, por 10 menos a algunos mitmbros
estas sociedades presentan una estructura social a grandes ras­ ele las clrlses trabajudoras, uni\ vía ele e~;cajJL: di;. le, c0ndición
gos semejante, no sólo en función de sus clases "polares", sino proletaria.
I en relación también con las demás clases. La decadencia continua del artesano y del tendero iadepen­
Así, en todas las sociedades capitalistas sé advierte la exis­ dientcs, que trélbajan por su cuent:.!, lH\ ten.ido, como paralelo,
tencia de una clase grande ~ creciente de profesionist<ls (aboga­ el crecimiento extraordinalio de una clase de trabajadores de
dos, contaclores, empleados de mediana categoría, arquitectos, oficina, en la que podemos colocar a la fUC1-lrl de vende(lores del
técnicos, científicos, administradores, méciicos, maestros, etc.) capitalismo avanzado. Esta clase es la que 11a absorbido una
que constit u)'en lino de los dos elementos principales de l1lla proporción constantemente mayor elel número total de traba­
"cbse media", que desempeña en la vida de estas socie0ades un jadores, y la inflación' del número de personas quc b compo­
papel que tiene gr~n importancia, lIO sólo económica, sino tam­ nen, constituye de hecho el mayor cambio ocupacional produ­
bién social y política. . cido en los últimos cien años, en JilS economíns capitalistas. u
El otro elemento de esta "clase media" está ligado a las em· Es casi tan adecuado hoy como lo fue hace medio siglo, el
presas pequeñas y él las m~dianas, Cllya importancia numérica término de "cuasipro~etarios" con que Wcmer Sombard e!escri­
ya hemos mencionado. En ésta se observa tamhién mucha dis­ bió a este elemento del grupo de los trabajadores considerado
paridaq, jluesto que se encuentran los hombres de negocios que como clase. Con la clase trabujadorél, constituye el elemento
dan trabajo a unos cuantos trabajadores y también los Pi üpie­ principal de lo que podríamos llamar, con propiccléld, clases su­
tarios, o copropietarios de toda clase de empresas de tamaíio bordinadas de las sociedades capitalistas aVélllZadas. Al mismo
~onsiderabJe; y a esta clase pertenecen también los peC]ueíios o tiempo, las perspectivas que ofrecen sus cnlTeras, 12.S conelicio­
mediai10s agricultc:iI~es que alquilan mano de obra.ni! nes de trabajo, la posición social y el estilo de vida sorl, en con­
fero, (\ pesar de tales desemejanzas, esta clase de empresa­ junto, más elevadas que los d~ la clase obrera indusl rial; so y SllS
rios puede considerarse también como un elemento claro y ois­
tinto ele. la estructura socioeconómica del capitalismo avanzado; 31 K. Mayer, "Changes in the Social Strl'cture of the United Statcs",
no se la puede asemejar económica y socialmente r.on la de los en Trallsaeliol1s 01 liJe Tlzird World COllgress of Sociology, 1965, vol. 3, p. 70.
38 En algunos países constituye por lo menos la cuarta parte, y eu
propietarios y administradores de las empresas en eréln cscala, Jos Estados Unidos una tercera, de la poblrdón empleada. Véase, pe>!" cjem·
n~ con los tenderos, artesaqos, que trabaj¡m por su Cl'enta. . plü, M. Crozier, "Classes s~hs conscience Oll préfib'uration ele la sociét,~
I É.stos últimos, considerados como clase, son los que }wn rc­ Sl:\ns c1asses", en Archives Erlropéclll1es de. Sodolo¡;ie, 1960, \'01. 1, N~ 7.,
sultado más afectarlos numéricamente por el c1csarlOl1o eiel capi­ p. 236; también R. DahrendOlf, "Recenl cJlallgcs ill ¡he class Sln¡clureof
Cllropean socielies", en Daedaltls, invierno de 19ú4, p. ¡.45.
talismo. En todos los países capilalistas avauzados, };¡ propor­ :Jj) Véase S. M. Lipset y R. Bendix, Social Moúility ill Indus/rial Socie/)',
1959, pp. 14 Y ss; también R. Sainsaulicu, "Les employés á la rccherche
" se A los grandes terratenientes, por otra parte, se les debe r.grupnr jun­ de ¡eur identité", en "Darras", Le par/age des bél1éliccs, expallsioll el illé·
to con los ducflOs y directores de las empresas en grr.11 esca};:¡. galilés eH Frailee, 1966.

~,
,
... ~.

(-:.
20 IN11WDUCCIÓN INTRODUCCIÓN 21
miembros se forman de sí mismos una opinión que !lO es la de mas añadir que tal necesiclad no es menos real iJorque tnuchr)s
la clas~ trabajadora -la cual a menudo les desagrada o les de los actores, valga la expresión, no sepan su texto, o porque
produce alguna intimielélci6n- que ha tenido consecuencias im­ insistan en hacer el papd "que no les corresponde", como elijo
portantes para la vida polít ica de estas sociedades, puesto que C. Wrighl Mills:
ha cOlltribuido a impedir la coalición política de las fuerzas su­
bordilladas hasta formar una suerte de bloque político. . .. que estos hombres no tengan "conciencia ele clase" en todo mo­
Por último, en estas sociedades existe un gran número ele mento y en todo lugar, no significa que "no haya clases".o que "en
"trabajadores culturales", escritores, periodistas, críticos, predi­ los Estados Unidos todo el Inunclo pertenece a la clase media". Urla
caclores, poetas, intelectuales de diversas clases, los cuales pue­ co~a son los hechos económicos y sociales, y los sentimientos psico­
den incluirse, en el caso de los que han "triunfado" v gozan ck lógicos podrán estar o no asociados él ellos como racionalmente
una posición más o menos desahogada, entre la cJasc meelia creeríamos que deberían estarlo. Ambos son importantes y si lus
profesional o, como ocurre con los demás, entre los artesanos sentimientos psicológicos y las opiniones políticas no coinciden con
la clase económica ocupacional, lo que debemos hacer es tratar de
independientes o entre los trabajadores de "cuello blanco". Pero encontrar la ra7.ón, en vez de arrojar al bebé ec.onómico c.on el agua
esta asimilaci n tal vez sea al' demás arbitraria ro . _1 del baño psicológico, lo cual nos impedirá entender de qué manera
impedirnos vel~ con darle ad el )a )el a[t¡cu al' que tales perso­ encaja caela uno de ellos en la bañera nacionnl:U
nas ;¡n pn la vicia de estas socieda es ...
Es evidente que la observación es válida tarilbién para los
demás países capitalistas, aparte de los Estados Unidos.
Pero el caso no sólo es que estos países tienen clases sociales
fácilmente descubribles, cuálquiera que sea el grado de concien­
cia de clase que posean sus miembros; sino que las divisiones
sociales enumeradas anteriormente son CO/lIlll/eS a todos los paí­
ses capitalistas avanzados. Sin duda hay variaciones, de mayor
o menor magnitud; pero e~1 ninguna parte son de tal índole que
determinen la existencia de estructuras sociales I'a.dical.mellte
diferen tes.
Esto se manifiesta, especialmcnte, cuando se comparan estos
países, por una parte, y los países subinclustrializados o colecti­
vistas, por otra. Así muchas de las clases que se encucntran en
los países que tienen un capitalismo avanzado se encuentran
también en países del Tercer Mundo, por ejemplo, grandes due­
ños de propiedades, o pequeños hombres c1e negocios y pequeños
comerciantes, o profesionistas, o empleados c1e cuello blanco o
trabajadores industriales. Pero se encuentran en ellos en pro­
porciones totalmente diferentes, sobre todo, como ya sefíala·
mas, en lo que respecta a los trabajadores industriales y agríco­
las' o en los empresarios en gran escala (en doncle existen
apa'rtc de las empresas extranjeras) y en los graneles ten-a te­
nientes. Una clase que tenga capital importancia en el capitalis­
mo avanzado, por consiguiente, es marginal o prácticamente
inexistente en las condiciollCS de la subinc1ustrializacián; en tan­
to que clases que tengan importancia subsidiaria en las prime­
ras (por ejemplo, los terratenientes y los campesinos) san él
menudo elementos capitales de la ecuación social en las se­
gundas.
40 Véase capítulos 7 y 8. 4J C. W. Mills, l'owcr, l'o/ilics (/lid l'co[lle, comp. por I. L. I1oro\\'iI7.•
j962, p. 317.

-, -:+=t­
·2 INTHODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 23
or clifl~renles razones, otro tanto puede decirse de las socie­ .. _.~.~ los marxistas, llamáu.dola '.:.democrático burgués" más
dades del mundo colectivista. La afirmación oficial de ser so­ comunmehte n-:rrrrncro-'·'aeIDocrático". La primera descripción
ci1edacles constituidas por "obreros, campesinos e ilJ telee! uales" ~re inalcar gue estos son regIñlén~mmtc,ma-dase­
no puede considerarse, de ninguna manera, como llna dcscrip· económicamente dominante manna a través de instituciones de­
ción completa de su estructura social. Pero cualquiera que sea llJocráticas y no mcuianfeurla Oictac1un. La riunda ~unc\á,
la clasificat;ión qne ideemos para eUas, tendremos que tomar en entre otras cOj.M, en la pretensión ~ú~son....r.eg.í.mencs_e 0_
cuenta la falta de Ul"lli-.Elase de dueños y empleados capitalistas llunll.e.--pxeclSall1e~orsus instItUCIOnes democráticas, ninguna
y la presencia, en el~E ele la pirámide social, de grupos cuya clase o grupo p~asegu.raLsu...predQmi.liiopolítico ¡¿CI111anente.
preeminencia se deriva de un determinado siskma político que En el capítulo siguiente procuraremos sopesar la fuerza ele estas
af~cta también, fundamentalmente, a todas las demás partes respectivas afirmaciones. Por el momento, sin embargo, quiero
de~ sistema so~ial. En ~omparación con lo~ paíse.s del cap: .talis· señalar que, independientemente de considerarlas como "demo­
mo avanzado, Illdepenc\lentemente de las dlfercnclas que eXIstan cdticoburguesas", o simplemente "democnític.as", toelas estas
entre éstus, son Inundos esencialmente diferentes. ~ociedades poseen semejanzas fundamentales no sólo económi·
<:<\S, sino también políticas. Por esto, se prestan, a pesétr ele sus
(Aunque podernos decir que el capitalismo avanzado constituye múltiples rasgos particulares, a lo que podríamos calificar de
'1 un ambiente socioeconómico, a grandes rasgos semejante a la sociología poW-i ca-gooe-l'..'ll-del-eapit.alismo aya nza el Q
:vida política de los países en donde existe, esa vida política
. mi¡;ma, a menudo, ha sido muy diferente.
\Ad' es no sólo en lo ue res ecta a las diferencias manifiestas
en~re ellos corno 1 .ue·z . va e e ecu lVO ren e a e lS­
ativo, o la existencia' en algunos de el os de un sistema e dos
partides_y¡ e~tstm.tiCrm:rI:rl.ll-arfmÍS@,óComo la
orgarnzacíón federal en vez~le_una sociedad unitada, o un poder
llíctidal fuerte en comparación con un poder judicial débil. Lo
más impresionan1e-ne--todo es que, en el siglo xx, el capítafismo
avanzado ha constituido el contexto del poder nazi en Alemania
y del gobierno ele Stanley Baldwin en Inglaterra, de Franklin
Roosevelt en Jos Estados Unidos y de esa clase especial de auto­
litarisll10 que prevaleció en el Japón en la década de 1930. Como ~
-}
ha mostrado la experiencia una y otra vez, el capitalismo puede
producir muchos tipos diferentes de régimen político o, si esta
expresión molesta, acomodarse a ellos, sin exceptuar regímenes
ferozmente autoritados. Que el capitalismo es incompatible con
el autoritatismo, o que constituye una garant(a de protección
contra el autoritarismo, podrá ser buena propaganda, pero muy
triste socioíogía política.
Sin' embargo, aunque las estructuras socioeconómicas am­
pliamente semejantes del capitalismo avanzado no tienen por
qué estar asociadas, necesariamente, a un detenninado tipo de
régimen político o de instituciones políticas determinadas, ..no
obstante han pretendido hacerlo. y a partir de la segunda gue­
rra l\nundial, por lo menos, ~od.os los países capitalistas...av.anz<'l:
dos han tenido regímenes caracterizados 01' la comn.etenda
poTítlca ent e as e ~n partido, derecho a la_oposición, eIec·
CiOi'iCS regulares, asarn6leas representativas, garantías individua­ =te)

fCsyoms restricciones¡ al uso de,l poder estatal, etc..Este lipa


]e régimen es_el qu_e Marx y Engel.s describieron, y 10 siguen
2:
ÉLlTES ECONÓMICAS Y CLASE 001'vHNANTE 25
J:?UTES ECONóMICAS y CLASE DOMINANTE.
se propaló la opinión de que una potente máquina niveladora ope,
raba incesantemente y con fuerza enorme en todos los países
capitalistas avanzados para convertirlos en sociedades niveladas,
igualitarias. "Fundándose en la tradición de la ética eStoico­
cristiana" escribe un sociólogo, "el 'igualitaiismo representa el
más potente solvente sociopoJítico de los tiempos modemos".2
Otros autores han atribuido la propensión igualitaria a causas
menos etéreas, más mundanas, como las de la inelustrializaci6n,
las cuestiones populares. las instituciones ckmocrátici'ts, ctc. Pero
la creencia en J;=t fuerza y en la efectividad de esta tendencia, por
diversas que puedan ser sus causas, ha sido UllO de los temas
más comunes y penetrantes de la bibliografía SOdál y política
de posguerra, y, sin exageración, puede decirse que ha sido una
de las graneles "ideas-fuenas" de la época, en la que se han
apoyado vastas teorías acerca de la "sociedad de masas", del
"fin de la ideología", de la tr<lI1sformación de la vida y la con­
ciencia de clase obrera, ele la naturaleza de la política democrá­
tica en las sociedades occidentales y de muchas otras cosas
más. Pero, aunque esta noción del igualitarismo triunfante no
tenga nada de nuevo, hasta hace poco autores conservadores
sobre todo fueron los que propendieron a recalcar los extremos
a que había llegado este proceso de liberación y a lamentarse
de lo que para ellos eran sus consecuencias desastrosas. En fe­
chas recientes, sin embargo, se les han unido una multitud de
autores, los cuales rechazarían airadamente la .etiqueta de con·
servadores, pero que también han proclamado la llegada real
o inminente de la igualdad, no para lamentarse, sino para acla­
marla. Así por ejemplo, toda una escuela de "revisionistas" so­
cialdemócratas ingleses, haciendo eco de autores conservadores,
se pusieron a la tarea, en los años de posguerra, de persuadir al
movimiento obrero inglés del impi'esionallte avance hacia la
I Igualdad que supuestamente se debió producir en ese perfodo. 3
Testimonios más recientes, sin embargo, han mostrado, para
En un famoso pasaje de su introducción a "la democracia en decirlo con palabras del profesor Titmuss, que "deberíamos pen­
América", Alexis de Tocqueville informa al lector que él escri­ ~"r mucho más antes de ponernos a decir que las fuerzas igua·
bió su libro "estando presa de una suerte de temor religioso ¡"doras que han venido operando en Inglaterra desde 1938 pue­
prtducidO en mente por la contemplación de esta irresistible den elevarse al rango de "ley natural" y proyectarse hacia el
re\ alució n qU,e ha ~,vanzado durante tantos sjg~os a pesar de to­ futuro ... existen otras fuetzas, profundamente arraigadas en la
do,' los obstaculos.t Por supuesto, se refena al avance de! estructura social, y alimentadas por múltiples faclores institu­
igualitarismo democrático. cionales inherentes a ,las economías en gran escala, que operan
y esto ocurrió hace más de treinta años. Desde entonces, en . en sentido contrario".4 Por lo que respecta a los Estados Uní,
cada generación ha habido hombres que han hecho eco de la
creencia de Tocqueville en la marcha irresistible del igualitaris. ~ J. 11. Meiscl, Tlle Mytll of ("e Rulil/g e/a ss : Gaetallo Mosca al/d l/le
mo. Sobre todo desde que terminó la segunda guerra mundial, Dite, 1967., p. 6. .
:1 Un cxamen tic cstc csfuerzo sc cncuentra en J. Savillc, "Labour and

b /l.. de T,ocquevillc, De la dél1locratie ~II Amériqll(" J951, vol. J, p. 6.


Incomc Rcdistribution", en Tl1e Socialist Register, 1%5.
-¡ R. Titl1luss, Tncome Distribu/ioll Glld Social Change, 1965, p. 198. Vrase
J:ll1lbién R. B1ackbul'l1, "The Unequal Socie/y", cn R. B1ackburn y A. Cock­

':fcr
26 DUTES ECONÓMICAS Y CLASE DOMINANTE ÉUTES ECONÓMICAS y CLASE DüMlNAi'HB
1'1

dos, el profesor KolJ.~o ha indic?c!o que !JO se observa "una ten dueña del 81 % de las acciones de las compañías de propiedad
dencia imporlan te hacia la igualdad del ingreso" en ese país privada y casi todo lo demás era propiedad del 10 % slIjJerior.\::
entre 1910 y 1959; 5 Y otro autor no¡-lcamericano, que se opone Aun cuando es verdad que la propiedad de acciones está hoy
vigorosamen te a es le.; pun to de vis la, en relación a la primera Ull poco más ampliamente distribuida que en el pasado, f5!Q
parte del período mC!Jcionado, señala sin emb<ll'go que "si no se Mif¡¡m~!ejt.!?!!fi.c?laer~~I).~iq.e!1 Y.11 "<;~pité.\l\sP.l~ _dt:! P11Gti IO"
emprende una élcción remediador<l, esta nación no tanhrá en pues no sólo la propiedad de aceioncs está aún extremadamcnte ¡
enfrentarse a un incremento en la disp<lridad de ingresos. En· limitada, sino también está muy desproporcionada, en el sentido .­
tonces tal vez descubramos que nuestra 'revolución soci<ll' no e1c que la gran mayoría de accionislas posee muy poco, en tanto
sólo se ha detenido durante veÍDte años, sillO que adcmás ha que un número relativamente pequeño cuenta con propieelades
comenzado a marchar hacia atl'ás".o extremadamente grandes. 13
Taies descubrimientos tendrían mucho menos importanci<l si En pocas palabras, ~Q!LPª0i~~__ \';ll_QºDde, a pesar de todo lo
las desigualdades económic<ls existentes no fueren ya muy gran· que se ha dicho acerca de la nivelación, ?ig;~_ existi~I!cJ()_ una
des en los paÍscs capitalistas aV<lnzados: podría aleg<lrse entono r;;lns(ul~..Q~r~Q~~§ls,l:~la!\yam.~!H~ p-.~Cll;leñ?1 g!:!~ P9§~g. gf.fl~.~es can­
'ces, plausiblemente, que, como se había alcalizado en algún ¡iclªg~? ~l~_propi(d?~ en 4nª Q~n. Qtr~ f.o..!-mª, y. r~G¡b9. tél!"9-~ién
punto del pasado un grado elevado de igualación, no tcnía nada gral1d~~)~!vesos, po~: ~o gt.:~~ral! p'roveni~l!!e.s ~n toc!q .Q .en Rax~e
de sorprendente, ni era verdaderamente import<lnte que una ul­ de su propiedad Q f!~ S\,l cQutroLde. -esa.n[Qp¡~9:ad.H ~

terior igualación no hubiese avanzado con rapidez. :e.~LClJ:"~~~~_ P~~s.~~_ n() s~lo son lo~ qu,e _~!;1~~t~~-c?n .una pequ~ña
Pero no puede aducirse esta razón, por el hecho de existir, en .f¡ª~e. U!'l p!::r~ºf!a?Iicas, sirio t~!n~\~flp.aíse~ ~n. 1?5. - qL!( eXI~tc
estos países, diferencias muy grandes en la distribución del in­ una clas~ J.-ruy grande ¿'c pé:rsona~ qyy. pC!seen muy poco o casi
greso; 7 Y también lo que el profesor Meade ha calificado recien· 12QS!.?,J~ y. cuyos ingresos, proven¡~nt~_~ §Q9re ~()do'clc la venté' de
temente de "desigualdad verdaderamente fantástica en la tenen·
cia de propiedades".~
El ejemplo más evidente de esta última forma de d~sigualdacl J2 H. F. Liddell y D. Tipping, "The Dislribulion of Personal Wealth

lo proporciona Inglaterra, donde el 1 % de la pobladón poseía in Britain", en Bulletin 01 the Oxlord UlIiversity IlIstitllle 01 Sta/istics,
1961, vol. 3. N~ 1, p. 91; véase. también The ECOIlOl11ist, "Shareholders:
el 42 % de la riqueza personal en 1960, el 5 % poseía el 75 % Why so Fe\....•·• 2 de julio de 1966. Este último señala también que Ingla­
y ellO % poseía el 83 %.ll En lo que respecta a los Estados Uni­ terra "va a la cabeza en Europa. No existen estadísticas acerca de las
dos, un estudio señala que la parte de riqueza correspondiente
al 2 % superior de las familias norteamericanas, en 1953, as­
cendía al 29 % (en vez de un 33 %, en 1922),1° y que el 1 % de
tenencias de acciones en Europa. pero podemos decir, sin temor. que en
Europa la inversión está grandemente limitada a los comparalivamente
ricos" p. 52.
13 Véase por ejemplo V. ,Perlo, "'The People's Capitalism' and Stock-
--
los adultos era dueño del 76 % de las acciones de las compañías, Ownership", en -I!mericall Economic Review, 1958, vol. 48 N~ 3.
por comparación con el 61.S % en 1922.11 En Inglaterra, sólo H En el caso de Inglaterra, por ejemplo, ellO % de la población, que
el 4 % eje la población de adultos poseía acciones de las compa­ poseía el 83 % de la riqueza personal total en 1960, recibió el 99 % del ingreso
personal (antes de pagar los impueslos) proveniente de la propiedad, Meaelc,
ñías comerciales o inclustriales a mediados de la década de 1960, Efficiellcy, EqLlality a/Id the Ownersllip 01 Properly, p. 27. Es también muy
,mientras que, en 1961, el 1 % de la población oe adultos era cierlo que la recaudación del impuesto sobre la renta está muy por debajo
I de los ingresos realmente percibidos. En los Estados Unidos, un autor ha
bum (comp.), Tite Incompatiúles, Tra(/(: Union Militt.l.l1cy ami the Consen señalado que "el historial es increíblemente malo; el fisco calcula que cerca
sus, 1967. de 3.3' miles de millones de dólares en forma de dividendos e intereses
5 G. Kolko. Weatth n/u1 l'ower il1 A 111 erica. 1%2. p. 13.
-gran parte de los mismos pagados a familias ricas- escapan a la Í1npo­
o H. P. Miller. Riel! Mall, Poor Man, 1964, p. 54.
sición fiscal e1\ virtud de un flagrante fraude. Al gobierno esto le cuesta, en
7 Véase. por ejemplo. MilJer. ibid., p. 12.

forma de impuestos sobre la renta una cantidad que oscila entre 800 millones
B J. E. Meade. Eflicie'1cy, EClIality alld tlle O\l'llersilip o/ Properly, 1964

y unos mil millones de dólares a.l año". H. Rowen. Tlze Free Enterprisers.
p. {.7. Véase también J. RevelJ, Challges Í11 the Social DistriúlltiOIl o/ Pr;" Kelll1eúy, Joi1l1~01l allú the BLlsilless Establishment, 1%4. p. 52. El mismo
perty i,i Britaill dllril1g t!le T\Velltiet1¡ Celltury. 1965. autor señala que. según UIl informe del Inland Revenue Reporl ele 1961. "el
II Ibidem, p. 27. Las cifras correspondientes a 1911-13 fueron de 69 %,
43 % de las utilidades asignadas a cuenta de gas los eSluvieron falsificadas

I
87 % y 92 % . resjlectivamellt,~' Véase también rhe I:'COIlOlllist, "Still no
Properly-Owl1Ing Democracy • 15 de enero de 1966, donde se encuentran
y que dos lerceras partes de las deducciones denegadas fueron realmenle
gastos personales y no gaslos de representación de buena fe". Ibid., p. 56.
15 En 1959·60 el 87.9 % de los contribuyentes ingleses poseía el 3.7 % de
cifras que indican una desigualdad mayor aún.
" JO R. J. Lampman, The Share 01 Top Wea/lh-IJotders ill Natiollal la riqueza total. y la tenencia ele "riqueza" por término medio era de 107 li·
. lVealth, 1962. p. 26. bras, 1'Ili! ECOIlUlnist, "Slil1 no ProperlY OVllling Democracy". 15 de enero
J1 Ibidem. p. 209. de 1966. p. 218.

20
"'"" • ...: -lo.

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28 ÉLITES ECONÓMICAS y CLASE DOMINANUl ÉUTES ECONÓMICAS Y CLASE DOMINANTE 29
SU. tJ;ª-b.ajo, .I()~, s!1!E~~ ~.I1_sstr~c.heces m.é!terialcs )ll~y_g!~~ndes, .IE,~~ los centros de vacaciones de la Costa Azul, de Sicilia y Grecia, los
Ja,pob¡:c)':a. L~?tQel! l'!J!.m.en <): .
jóvenes metalurgistas comparten los btingalows 'tahitianos' de las
El conceptr) de pobreza, corno se ha dicho a menudo (sobre; hijas de los directores, Compran los mismos discos y bailan
todo por pers.· .. qS que no la padecen), es muy fluido, pero ahora! tos mismos ritmos".1 9 Pero cualesquiera que sean las relaciones
~~s mucho más dificil que hace algunos años, cuando se inventó la' ele vacaciones entre los "jóvenes .metalurgistas" y las "hijas de
"socicebd opulenta", negar la existencia, en las sociedades de~ directores" la relación de los plimeros con Jos "direclores" sigue
capitalismo avanzado, de la pobreza y de las privaciones en/o siendo la misma. Aun cuando las manifestaciones externas y
escala enorme y, a menudo, de carácter extremo. Desde los pri. visibles de las clases no fuesen tan conspicuas como de hecho
mcros años de la década de 1960 han aparecido testimonios sufi.,. lo sif,,'Uen siendo, !!.'? ..habri~\.!lin~!1 razón e~ inte.!Páftª-!:~~to
cientes de paíscs como Inglaterra, los Estados Unidos y Francia, t c.om~lmonio_-ªe la ero.§..!~IlJ_LJIl.l'_i]i~nenosd e fa lsoluClOn,
que muestran, ~in lugar a dudas, que no es éste un fenómeno', duas divisiones de ~!.?~.Lfi[m~Q1~IJ!.LmI~-¡g~Sen ~D~s.!.~·
marginal o residual, sino una afección endémica que afecta
graneles partes de SIlS pob1aciones.l G
a:
~i
ma de propiedaaClClas sociedades ca,Ritalistas avanzadas. Para
aTCññZar' sudisÓJí.íéíün,·ü'iñchisó su'erosióneñ grado' apreCiable,
Mucho se ha hablado recientemente de la "revolución del se necesita algo más que el poder comprar por la clase obrera
l'onsumidor" en estos países, y de la "semejanza en los estilosl¡ refrigeradores, aparatos de televisión, automóviles o, incluso,
ele vida" de las diversas clases sociales a las que supuestamente har el poder alquilar bungalows tahitianos en la Riviera; y más aún
dado lugar,l7 Pero esta insistencia en las cambiantes pautas del que los impuestos sobre herencias, o el impuesto progresivo
consumo es doblemente engañosa: en primer lugar, porque siste.! sobre la renta e infinidad de otras I11edidas que los ricos han
máticamente rebaja las grandes diferencias que siguen existiendo, denunciado y tildado de ruinosas y paralizadoras, ¡as cuales, sin
tanto cuantitativa como cuaJitativ~mente, en las posibilidades de, embargo, no han ejercido una influencia fundamental en la des­
consumo de las clases trabajadoras y de las demás c1ases,lB y, en I igualdad económica, y lo cual nada tiene de sorprendente, pues
segundo lugar, porque la posibilidad de obtener más bienes y este sistema' de propiedad funciona conforme al principio de
servicios, no obstante lo apetecible que resulte, no afecta funda., "dar al que tiene" y ofrece aIJ2Plias oportunidades para que la)
mentalmente al lugar que ocupa la clase obrera en la sociedad. riqueza engendre más riqueza~
y a la relación entre el mundo dela clase obrera y el mundo del'
capital. Tal vez sea cierto, como ha dicho Serge Mallet, que "en I
II
10 AsÍ, por ejemplo, los descubrimientos de una conferencia sobre el .
progreso económico, de carácter oficial, en los Estados Unidos, que rindió
informes en 1962, se han resumido de la siguiente manera: "34 millones­ No se puede discutir seriamente que una clase relativamente
de personas en familias y cuatro millones de individuos sueltos [es decir, pequeña de personas posee una porción muy grande de riqueza
I que no estaban ligados económÍcamcllte a una unidad familiar] vivían en en los países capitalistas avanzados o que gozan de muchos pIi·
' la pobreza; y 37 millones de persona'; en bmilias y dos millones de indi..
viduos sueltos vivían en estado de privación. El total de 77 millones abar.. vilegios en virtud de esa propiedéld. Por atta parte, se ha alegado
caba a dos quintas partes de la pobJadón norteamelicana en 1960". H. Mag. a menudo que la propiedad es ahora un hecho de importancia
dore, "Problems of Uniled Stales Capilalisl11", en The Socialist Regíster, decreciente, no s6lo porque gravitan sobre ella multitud de
1965, p. 73. Por el término "privación" la (onrerenci;¡ entendió el estado de restricciones -legales, sociales y políticas--:- sino también en viro
personas que vivían por encima del nivel de la más pura pobreza, pero por
debajo de lo que una investigación del Departamento del Trabajo consideró tud de la separación constantemente creciente entre la tenenLa
que constituía un "presupueslO familiar obn'ro modesto, pero adecuado". de la riqueza y de los recursos privados y entre su control real.
Ibídelll, p. 73. Véase también J. N. Margan, y otros, !l/come anri Welfare in .

l/he Uniteri Stales, 1962; M. I-Ianington, TlIe ulher Alllerica, 1962, y P. Barall
y P. SIVCCZJ:, El capilal IIIOIIO/!olis[a, Siglo XXI, 1908. Respecto a Inglaterra.
·véase por ejemplo B. Abcl-Snllth y P. Townsend, 1 he POOl' and the Poorest,
10S. Mallet, La lIo/lvelle c1asse olll''';crc. 1963, p. 8.
"Eh los clpitalismos de la vida real se han necesitado los mayores
2'1
esfuerzos del 90 % de la población para impedir Que disminuya la parte
1965, y P. Townsend, Puverly, Socil1lism alld Lalio/lr in POlVer, 1967. Respecto Que les corresponde en el producto nacional, y. de tal manera, para elevar
a Fr::mcia, véase P. M. de la Gorce, La Frallce p(1I1Vre, 1965. i. su nivel de vida de acuerdo con la elevación de la productividad. El capita­
17 Para lm3 crítica de esta tesis véase J. H. Goldthorpe y D. Lock.. lismo posee, en efecto, una tendencia innata a una desigualdad, e;o::lrema
"'ood "Afluence ancl the British llass Slructure", en Sociological Reviell', cada vez mayor. Pues, de otra maner;¡, "¿cómo podría ser que todas las
vol. ío, núm. 2, 1963; Y D. Lockwood, "The 'New Working Class' ". en medidas igualitaristas que aClllllulativamer.le han ido logrando establecer

rCUrDpeall Journal uf Sociology, vol. l. núm. 2, 1960.

IX Vé:1SC:, por ejemplo, A. Pil-zarno, "The Individllalistic Mobilisation of

llrope '" en /)aer/a/IIS, inviern',) de. 19M, pp. 217 ss. • _'
las fuerzas populares durante los últimos cien afios no hayan conseguido
mayor cosa que mantener constantes las posiciones relativas?" J. Strachey,
COlltemporary C0l'italisl/l, 1956, pp. 150-1.

81

ÉLITES ECONÓMICAS Y CLASE DOMINAN1'E


30 ÉLTTES ECONÓMICAS y ClASE DOMINANT[
. . "
d.e-se.r:-to.t..at:.H De manera semepntc, por lo .
meno~' , ~o,np_-
el\/.7. , ....

El control, elice el razonamiento de todos conocido, ha pasado, ( ñías sujetas a control de una familia figuran e~t:c. 1:Is Clcn SL1­
está p.asando, en sectores decisivos (~e la vida económica, a mano! redores, y varias ele ést~s están activamente dJrl~l~~\S. po]", su~
ele ger:ntes ~ue no pose~n, en el mejor. d~ los caso~, más que um propietarios".2;¡ y "apro~llnaelamente scten.ta. cOnJ.pa~11~s, 'i.
Lle lk
t

pequena parte ele los bIenes qne admInIstran. Asr pues, aungUl van un nombre de famrha, de entre las qUlmel1t8s, estdl. C011,fl}­
I~ propie~d pneda conferjr aun algunos 'l"ivilegios, ya n() cons· ladas aÚn por la f,~!l1ilia que las fundó",2G ..
U,tuye u,n, t:rm:rrnr-clecls;vo d~ po er economlco o po ltlCO. ( Son estas reservas muy gra\;des . .t'J~ o~st~nte~ e: ~~r~a~l q~e ,­
elIce gucllesta e: otra raz~,n mas para rechazar no s610 la nOClon Blª.s.iilie.~-(!f;Jas ..cmnn:;:m§.Jna~gr-ªp-y.r;~,.!U.a.,s, g!~~.I!1.1~a.:> ). mas
d~ una clase lI:n, erante basada en la ro iedad de los me Il9clero~a~ del sj~t_~mfLS~u~utr.illL,ah9+-ª-L=-~g,?,~C?~1~!aC~n__
d:.::.s _~_EE~~,_U:~,IO.rr' ~mfb1.1\:: .. lle.uJa....d.e-una-:':.cl: ca )italista" ~ ~ ~_~~S~!~!;9.~_D¡¿~,A~Q~ll.;2,~.P.9..~!..~.10!11)9;~
Este@gl,¡m\,pto a9hL,gerencl@ debe ser estudiado más detalla a íU.2tQpi:e:cl~~!-.si-l!?~(\~Ja ~!~~!,~~~.C;LqrL y::1J; Jª- §.QQ]?~~2:P'. \<1 te~1c1,enc¡a
~. es desigual, ]Jera es t8rJlblen muy fuelle e llrevelslble, en ~u
lugar no se puede optar por un imposible. retorno a la gc.rencl,a
No ,cabe du.c1a que el nuevo poder de los gerentes representa Uf: por p3rte de los dueños, sino por la propIedad y el contlol pu­
fenomeno rmportante en la evolución del capitalismo. Hace blico o social. .
un .centenar de ~ños, Marx, fundándose en el crecimiento de las Por supuesto, desde hace mucho tiemp,o se ha rec?nocld?
sO~lCelades anóDlméls, ha~ía señalad? la "tranSfODllación del capi que las personas que constituyen la l.3elel~Cla gozan de 1l1~11~~I'
tallsta .¡-ealm.ente en actIvo en Il.n sl1-,nple gerente, administradO! dad muy grmlde respecto .del. ~ontrol e lDclusc;. de la ~)l,eS10~
de ~ap,ltal <lleno,. y d~, los propletanos de capitales en simples cfcc:tiva de los accionistas ll1dlvldualm~nte.conSlCier ac1o~, ( que.
caplt~]¡st~s de dmero ,21 Pero luego Marx señaló (con notable cuan to más grande es la empresa y. mas ~lspers,~ ,su pI opl,ecl~d,
prescr~n('la) un fenómeno que entonces se hallaba tan sólo en tanto más completa suele ser esa lnrnu!lIdacl. El: la practIca
sus prImeras etapas. Desde entonces, y sobre todo en las últimas -dice Aclolf Berlc, refiriéndose a los Estados UI1l?os,. aUl.1que
décadas,k sta .s~paraQón g~l¡U::lrQpie¡:1ªU_~,2;l1trol,al,m~p.QL lo que afirma tiene validez ge~eral:-.las empresas mS:ltu~lOna'
J~§. <:<!1}P~~§ª? ~n r. n escala,...se. a conver~.l:!!!.0 q~.lº~ les están guiadas por oligarquws dlInmutas, qU,e se pe! pctuan a
~+s:t-a¡ .
.ª..
.ras~! mºrl(\nt~$.. 9~ ~!,gªnjz<;lción !l!ternaJie la emp!,~~ª sí mismas. Éstas, a su vez, se sacan y son Juzgadas por las
' " .. - oniniones de grupo de' un pequeño fragmento. ele .los Es.tados
Al mIsmo tIempo, es totalmente incorrecto sugerir o inferir, u'nidos, el eh.: su comunidad, fjnar~ci~ra, corner~lal, 1!lc1ust:li1~, ..
como se hace constantemente, que este proceso es casi completo el Único control real que guía o )¡nllt,~ sus .a~clOnes ,e~onomlcas '¡ ~-.,
y desentenderse de la importancia que sigue teniendo lo que y sociales es la filosofía real, aunque mtleflllllla y taCIta, de los
J:éln Meynauel ha llamado "vigoroso capHalismo familiar",22 no hombres que la constituyen." 27 . .'
solo ~I; lo que lespecta a las empresas pequeñas y medianas, sino De esta concepción de los elementos de la gerencIa c~llslde'
tamblen a las muy grandes. Así por ejemplo, recientemente se ha rados como inmunes a las presiones directas de los d~enos, :le
obscrva~o. en jos Estaños. Unidos, que "en cer~a de ciento cin· las propiedades que contra.lan, dista muy poco ,la, a(lrmaCI?n
C,l::~1~a companí~s. de la hsta actll~l de l~ revlst~ Fortlme (es de que estos 2erentes CO?stltuyen un gr,:po ~co:10mlco y s,ocral i,'"\­
(H~LIl: de las qU1!llentas empresas mdustnales mas grandes) la distinto, con impulsos, Intereses o motl\/ac,lOncs funda~1ent.al,
propIedad que da el cOl!trol ~igue estanclo en manos de un indi, mente diferentes de los intereses de los Simples p.roplctanos
viduo o ele los miembros 4c ~ma sola familia",n y el autor añade, o incluso antagónicos a ellos; que, de hecho, ,constItuyen u:' ..
no sin nlzón, que '1a-p¡:'U.elJ5' de que el 30 o/~de las qu.inientas cJasG nueva, destinada, s,egún las primer~y mas e,xtremas ",:J'
emp.J.:.e.s<ls industriales más grandes está claramente COl1trQl.ado_ siones :de la te " e.J.a-::.r:tW.Q.lució n ele la gerenCIa" a se~ no
por i!}.dividuos a qllienes es 'fácil señalar::o-ror grupos familia. só o os deP-Qsit,a-HE)}'-{~I-:p'octe"rí'0"ll-eI-as-rmpT-es<rS, sIDo-a conver·
ces. ,. nos indica qlle r~ d_esaparición del tradicional propietarIO jirsiTaillNé.!~\lJQS_J;:t:g.Qlltesae la socie~ad. , .
nor~e~me~'~cano se ~ ha exagerad~ !~geral11ente y el tri.unfo ele la Pero l~ teoría deL.c_ap.i.~.alis.m.o d.elo_:_geren~~-.!l.oM1l~ ~e f,unEa
Or~'\l11ZaCIOn, al que tanta pub!Jclc1ad se ha dado, dIsta mucho en la nOClon e=:g 11 e a~sros::-tos ffH-lGVen-I+lQv-i.fes- Iferentc0e
o
2-1 Ibidem, p.l78. \-.. "

21 Marx, Carlos, El capital, vol. III, FCE, l'Mxico, 1946, p. 4,15. 25 Ibidelll, p. 180.
22 J. Meynaud, la Tecllrloeralie, 1964, p, 131. 20 Ibidelll, p. 182.
27 A. A. Berle, Tlle XXiiI Cenlury Capitalisl Revollllioll, 1960, p. 180.
23 R. Shcchan. "Proprietors in the World of Dig Business", en FOrltllie,
15 de junio de 1967, p. 178.

02,
,

.1
",,/
12 É
:LJTFS ECONÓMIC
.
.
. . - , AS Y CLASE DOMINANTE' l1tITES ECONÓMICAS y CLASE DOMINANTE 33
~deJ()~.uej'i'GS.~Tie.n.d~...J.an-1b.ii.¡ '"' "'. ,. . ' , . .
1. J~le.n.ud(), Implidtamc.nte, a. f' . :-eu-b~mp]¡clta o, muyl ciencia tan profunda, como gerentes, de sus mas ampll<ls obliga­
~_le los ge.rent~s son neccsa 1ét1 .~ lrmdr q~los_1ll0t1vos e impul'so'S" clones públicas, entonces se les puede describir, plausiblemente,
,nás "responsables" socia1ñf- Tellte, ¡¡l/'IOles, menos "egoístas" como eminentemculc dignos de detentar ei poder que les viene
"_G2fere~JiliOTico",-cw.eel ant~~~t-.m~2-~stre0amentf ligados-ait del control de los recursos de las empresas; decir que son en
(~JeI11plo, el envnciado ~c gel ~ltal~smo (;.Ie_dueiiQs. Así, por' verdad sus custodios más dignos y naturales; y, por tanto, será
obra de Berle y Means:- TI~ 1\"1 a ~~ona elel ge~encialisrno -la más, fácil argume.nto.~ entonces que a eS,tos .hombrcs ?e cl~ro
,:)I~operty- sugiJió, desde 1932 odel,1l C:I poratWJ1 and Prívate I sentido en s~s oblIgaclOnes,.no se les d~b,~ra sUjetar ~ un mdebldo
sl;sterna de sociedades por acci~ (Jl~;. I:a¡~ .,q~l~ so?reviviese el e Inneccsa:JO gré1do d.c 'mter~e,rencla estatal. ~m dud~, ~
c.l control' de las grandes .. ' ¡net Cla, C~lSI mcv¡{able ... que grado consIderable dc mtcrvenClOn estatal en la VIda economlca
tlrse en una tecnocracia l~r~~~: <lC es cvoluclOnase hasta convel'­ ~I1E>y lI1eviTalrte=vurrcUlTVC~nten1e::=p"ero induso....é.sla debel'a
1m3 variedad de demandIs '. 1 .nt~. neutral, que ponderase tocla el!! renderse únicamente con fundamento en una estrecha co­
dad y asignase él ca~la u~~e os ClIV(:r~(~~ gl upos de la comllni. operación entre ?S mimstros y o.;' funci?,nanos ~liDhcos en
Iflg~e~os sobre la base d~ u Il una YOI CI.O~1 ?e la corriente de ~-b::s:ahz<l'-g.uar:a:radel "mterés: J2ub.JIg>~¡,--'por
codICia príl'ada".28 y esto r' na PoJ~tlca publica en vez dc una uillLP.arte,.y los Le~sentantes :!ellll.undo de los negocIOs, que a
ocurriendo. Esta o i ., '1 e IJero~l, ela lo que, en efecto, ya estaba su vez abnganJas....mlsmas-preGcupaGIones, por otra. Y, conforme
ces, hasta tal pu Pt nlOn la vemdo desarrollándose desde en ton· él este mismo razonamiento, nada tiene de sorprendente que du­
dominante de repr~s~ (u.e, a,hora forma parte de la ideología rante las cQntroversias "revisionistas" de la déc8da de 1950 en
para decirlo con 1 F- al a dla emrresa capitalista en gI"éll1 escala el seno del Partido Laborista, los que se oponían a, la nacionaliza­
empresa con alma'~2o Iase el profesor Carl. Kaysen, como "í; ción hayan descubierto, en términos de un importante documento
Es... obvia la im ~r' I político de inspiración "Gaítskellita", que "dirigidas por gerencias
decisiones de q--""-up tanc:.~~~e eJ~~~ de afirmación Pues 1 cada vez; más profesionales, las grandes empresas, en su con,
':-, lenes estan lmp d -- - - . as. b' 1 .,,,
y..,p0aerosas empresas I~etrrstr'atelca oSf'para gobernar las vastas-­ JunAto, slrv~dn len al a nf~clOn :30
o

• 1 I
afE:e::-.c:":t-a-'nc.:...::n..:::o:::.:.:..so....:· .' I s;- u'Janderas y comer' I "". l consl erar ta es a InnaClOnes y sus consecuencJas, va e él
iiilf.lío mas o a __s-p-r_a_p~1; organizm:i"ones, sino a una cla e~ pena recordar que afirmaciones muy semejantes se hicieron en
Pero si tie ~n:.fJ¡a que, a _meiluao::lOal:Ca a
nen anta alma" como se afirma, y poseen u clec a.
zi-T­ toda la so~'
>
favor y por cuenta del capitalista del viejo estilo, tan denigrado.
hoy. Así, por ejemplo, el profesor Bendix señala que "la apari~
na con· ión de la clase de los em resarios como fuerz olítica(flo ori·

I
Pro:: ~; ¿93f erle , y G. G. Me,ms, The Mode
;?Vr"~l ge.' ~', 356. (El subraya?o es del au;~r.) orporallOll alld Privale
C. gen él una ideología esenc.L mente.-l1.lJ..eva.,. los títulos de auto­
fiOaa de los empresªriQs ya_ n9 se fundaron en una crítica acre
curan obtene~e~l\~í~~~~ ~oe es ~~JJ~le agente de los Plopietarios : <:lelOs pobres y en ..!lna simpl~ negación~d.e_abu5º~L por todos
PrOfesor ~aysen-, considera ;~~ ~ll1lentos pala su inversión -es~~fb¿r~.
o

coñocidos, sino en una suerte de mando moral y de autoriCla


JP~u eados,. c]¡ent~s, público en general : {~SqPlOlensl~bl le anle los accionistas, em-
ernpl esa misma t .1' • , <l vez ('s Jll'~S in ' f '
eñ~nombreae Tos irirereses nacionales".31 En esta perspectivCl,

t
avaricia )' rap 'd' den enulda como instilución 1;0' IIPOI a!:lle, ante' . - advertImos que no hay mucha novedad en la propaganda e e la
, aCI a . no se intenl I
comun~~acl en genel~1 parte de 1 a (e~caIgar. en los trabajadores o en la
. .. se (an senales de 1 dI' ., 1
c ase e os empresanos, con excepClOn ta vez e su 1I1tensl a
d . 'el d
~?m~~nla moderna es una emp~~ cOS.os s?cJal,;s de la empresa. La gran Y su volumen.
n~;nlfJclanlcge5 of the Modcrn Corp{Jr:lj~t~·1.1 :nn1Aa. S' Kaysen, "lIJe Social Así también, el agudo contraste establecido, a menudo, en
,yo (e 7 vol 47 n' 2 ,lIIellCal1 EC01l0lllic n. . 1 ., I . 11 b d .
I Thc COl1serv 'l', '¡; : l~iIl. ,pp. 313·14. Véase también C A R
¡Dstico en tre a1~lse e~¡pc:.~s>~ 1962: pp. 88~9: "En b actualidad' I~ I~ásCrosland, \
cV/t'\V,. re aClOn con as ganancIas, entre e 10m re e empresa caplta~
lis ta clásico obsesionado por la ob tenCÍón de .Ia ganancia máxima
fn r 1 d ti e un crecimiento
I a I( a.
aS masrápidograndes l" esb J'a ,~Olllpal1la
-. ' Que persigueeaJacte-la y e 1 gerente pro feSIOna,
' I serenamente d espega d o, 1mb'd
o
Ul o
de
::10 s~Jeta a su '~entido de respons~bií\d~dtesncl?I~, de ganancias elevadas,
ob~~~Ció~e~k lrelaelon,.c¡s públicas y obreropatr~~~~es y a ~lll deseo de man­
espíritu público, es muy injusto para el primero.
Pues los motivos e impulsos del empresario clásico, sin duda,
ma utl l( ad ya no m'" '" IS metas son la f . dI' . I d" o.,
nabJemente rápido y la ~ ¡ tI aXllna sIno 'justa', un crecimient .~l1eron tan vana os, comp cJos e mc uso contra lctonos como
. . , agl ae ,1 1 e SCllsación . o l uzo­
conCienCia del deber publico" V' - , " q~e proVicne del i;lctúar con
AI/lc¡ican BLlsilless Creed 195'6 case. tamolen 1-. X. Sutlon y otro~ TI 30 /l1dllslry mId Society, 1957. p. 48.
misr,na n~cJOn, " se ellcuentran " PQSSIII/ Algunas
01' e'(;1 . ¡ ,verswnes . ' francesas
'. ,le
ele la 31 R. Bendix. "Ihe Self-Lagitimation of an Entrepreneurial Class in t11e
fL~slncss In Frailee, 1957, passú~ Y
10Jt et tel qu'j] voudrait etre"
rt ~p 0('el,l, H., W. E11rmann, Orgallised
'n. . ,111" I;e Jeunc Patron' tel qu'jJ s
Case of England", en Zeilsc!ni{1 (iir die Gesalllllllet SlaalslVissellsc!la{I, 1954,
,en eVlle E.coI/O/l/lqLle 1958 numo ' 6,pp. 8%-911.e p~_~8. Véase también, del mismo autor. Work alld Artlhority in /lIdl/slr~',.
, 1,

52:,
. . . , ~ , , N'¡'E
c"L \SU OOMJ NA, ' JS
:\4 E 1.1 1 f.S EC0NOMlCAS y CLASE DOMI NANTE ¡'U..lTlS ECON0ll.:llC,I-- 1. • I ,

.,' . ~ '.. ., bie de He ocios, lo mismo en. calidad


los del moderno gerente ele empresa. En un lamoso JélS'IIU~ más lmportclJlle, cU hom . ~e ser la persecuciÓn y el
fl capital, M~r;~.sJ¡Sr. qllt; ~1 <&!-p~!.'.\lista éSl6...ªlLí.l~~ldº-s;n. l~1} .'.'~~!.l~d¡; dueÚo que oc fjer~nte,,,~)i~~le81¡as posibles" en :,us propi,as
flic:tQ. d~mºn¡¡wº ~ntr~. ~L m~lmtº_~!§_nCJjml!lª9ºn. Y.. elJ~l;¿!l!1tQ,,*-~ICllnCL: de las g.anancJas I1n'1 élite económica que. fuera solo
. ae goce".32 Por "dlsfrute" podemos eI1felíc\er aqutuna multl tud de:, Impresas. Por Cierto qu e 1 1 '. t' a no podría de ninguna ma·
p;o~;ósitos que entraban en conflicto con la acumulación o se~ J\I m:.l , dada la natura~eL..a e Cl'fS,IS C~11< 'Pues el marco ele referencia
consideraban tan importantes, 1'01"10 menos, corno la ganancia" Qt.:ra pnsegUlr un obJetl~o.( I t.:r~n e~'a élite y de todo hombre ele ,
Un antiGuo estudio de la conducta de los gerentes sugiere que:i ~rincipal, por na deCir umc?, (l,e 'le que se trate y las ganancias
.
"los aCicates • .Importantes
mas .. (e
de la aC:ClOn 1 1os h om 1)res (e,1 1" negocIOS,
r . es la< empres'l( partlcu II drEn<. última instancJa, •
para esO
negocios, aparte del deseo de bienes que permitan una sutisfac-!i,'luc pucda obtener para e l~' 1 he "ubordinar toelas las demás
CiÓ~l directa de necesidades, son probablemente los siguientes;: está invcst~clo de I:0der , y a e ~ \ e bie~estar público. --="_.~

el apetito de poder, el deseo ele prestigio y el impulso emparen, consideraCIOnes, sm .~xce1~u~1 a .. o" anidado en el alma del
t~~lo de la emulación, el apetito .cr~ador, l~ prope.nsi~n a iden·' t No es. una ~ue:tl~n ~ ca ~~~I~fen, que el "egoísmo" s~a. algo .,
tlflcarse con un grupo y el sen tllmen to af1l1 de fIdelidad a UH,!, empresallo o ele! gercn t~, 1" el roducción o las deCISIOnes
grupo, el elese,o ~e segur~dael, la sed ele avcntu~as y ele 'jUWll( J.pherc.nte al modo caplta Ista e l ' . . /
el juego' por SI mIsmo, aSl como el deseo de servIr a otros. .. .33,. que dl~ta. . lismo de viejo estilo, el cupltalismo
Independientemente de lo que poclamos pensar de. este amplIO ¡! A1J.gllill que el caplta --0.0 'ue- sigue llevando la marca
catálogo, resulta obvio que cada uno de sus ,'rtículos es tan ec¡;¡;.uciaLe.s_un S·lstcma ~fOm:lzt d'dad que nUnCE!) de la contra­
válido 'respecto del_empresa0.0.dueño tl~a,dicion.al c?mo de.l g.cren· (de ~lccho, l~ lleva c,on mas/fl~b~~ ~~rx hace cincuenta a~os,~
te que no es dueno. TamblCn un soclOlogo mgles escnbe que, di~IQl1-Supl:ema. d~_la_~llJ d más social y su persistente
m~entras en el capitalismo familia.r!a meta de la emp.resa indus.¡ lií\be~·,---l:.!llLe~\LCalácteI ~~-tl-g....l~hombresde ~mpre·
tnal estaba "muy claramente defImda con la gananCia para los: finalidad PI1J!~da,.. Es...absu son quiérase o no, los ll1stru-_
dueños de la empresa, en el sistema actual la meta se ha fusio· ¡ J~GHa-lfJul~-cl,ase_ql.le sean, i didción haorían de poderla
nado con otras, tal vez existentes latentemente antes, como la ' Ul..entos prinCIpales d~~~a ~~.nt ra " esfue'rzo de voluntad. Pues
. 'd a d , 1a e~pan~l'ó n y l~ '111novaClOn,
de la. pro el uCtlVI .,. S111 que eXls . t a. ~JI~r~~I:-- . as a al 0::'--.---
01 ll1 esplll
el ro ua l ósito mismo de su actlvl . 'd a el ,

una Idea muy clara de SI estan relaCIOnadas mutuamente o son. ,si aSI lo hlclelen~ ,neganan p. P ivada. Como dicen Baran y

contradictorias entre sí".34 Pero parece noción muy curiosa la I que es la obtenclOn. de ganancIa d~ no sean la meta última, sí
--
de que "el capitalista familiar" no hay~ ~stado (o no est.é) extre· i Sweay, ."las gan~n~¡as, aun ~~~~s los fines últimos. y .de tal
t.
mamen te preocupado por la productIvIdad, la expansIón y la los medIOS neces.anos para 1 ' . o fin inmediato, unifIcador,

innovación, y no haya adverliJo (o no advierta) de qué manera· , manera, se convlerten ~g; ~J~as empresas en la pieelra (h
están "fusionadas" con la ganancia. ' cuantitativo de ~as a.ct i VI a es e. smas en la ~ledida del éxitü '.
El "conflicto fáustico" mencionado por Marx, sin duda arde' , toque de la raclOJ.1 al ¡dad ?e las r~~es o ~ercantiles".Hó Por ciertc "

también en el pecho del moderno gerente de empresa, aun cuan­ de las grandes socledaeles lDldust muestre más vigoroso en su
do pueela cobrar toda una variedad de formas nuevas y diferen-', . que el gerente modern.? ta vez se resario de viejo estilo, por-
tes. No obstante, al igual que el vulgar dueño empresario de los búsqueda de la ~anan(.la que e l em~acias "al uso rápidamente ...... '\

malos tiempos pasados, el gerente moderno, por más inteligente que, como ha dICho ot.ro au\o,r'l g analistas de mercados y de
'. y. espléndido que sea, tiene también que. someterse a las impe· crecien~e de los eCOn~I11.lstas, (e coo;sultores de la gerencia por :;: :...:'

nasas deman:das que se !e hacen e? ~l SIstema del cual es, a la olros tipOS de especI~]¡stas ~ randes ... la racionalidad onen­ ~

vez, amo y cnado, y la pnmera y mas Importante de tales deman­ parte de nuestra~ emplesas mas ~ resentativa de la conducta f~'~<'-i~

das es la ~ecesidad de obtener las ganancias "más altas posi­ lada a la ganancIa es ca~la ,~;; mas rep
bIes". Sean cualesquiera sus motivos y fines, sólo puede reali· del mundo de los neg0C:I~~ . l ' '0 lÍstas de empresas contro-
.zarJos si tiene éxito en la obtención de ganancias. El objetivo Conrorme a esta Opll11On, os adccbl eln temer que sus intereses
. . tes modernos no e .'.
ladas pOI gel en . .enas a ellos Podran I)roduClrse
32 Marx, El capital, fCE, vol. 1Il, p. 500.
se vean sacnT ICd( '1 os en ans • aJ .
33 R. A. Gordon, Business Leadersllip in the Large Carparation, 1945,
. l polista Siglo XJU Editores, p. 37.
p. 305. 35 Baran Y Swcezy, El. CQ1?tta m01W discll~sion on the impacl of sorne
34 J. A. Banks, "The Structur;,of Industrial Entcrprise in. Indus~rial 3d J. S. Early, "~onlnblltlO!1 lo the . ex osition and cvalllation", en
Society", en P. HuImos (comp.), 1 he Development 01 Illdrt5trltll SOClety, nclV developmenls JI1 c~onomlc tl~eo057 v~l 47 núm. 2, pp. 333-4.
1965. p. 50. Allcrica;¡ Ecall011lic Rev¡eIV, mayo e , . ,

~
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36 'ÚLITES ECONÓMIC!\S y CLASE DOMINANTE l'1urns ECONÓMICAS y CLASE DOMINANTE 37


lensiones entre gerentes y accionistas, y <:. veces, desembocar en provenga de la propiedad de acciones, ni dependa (tc tal propie­
conflicto. Por ejemplo, los accionistas podrtin considerar que a dad, pero los gerentes, de todas númerns, rara vez consi.deran
los gerentes no les preocupan lo suficiente Jos dividendos, o que que sUs acciones, en eualquie'r momento que sea, poseen un
son demasiado generosos consigo mi.smos en materia de emolu· hlterés despreciable. 39 Conforme a esta perspectiva, resulta cxa­
¡nentos, o que se muestran muy propP.IlS0S a gastar dinero con erada la representación del gerente como sujeto "separado y
fines no inmediata y evidentemente relacionados con la obten· dlstonte" ele los recursos que controla.
ción ele ganancia; y los gerentes, por su parte, podrán pensar' Además, los salarios elevados son característica común de
c:lI(~ los nccionistéls, o por lo menos aquellos accionistas que se la!: C!lpas superiores ele la gerencia, s<J.larius que, en muchos casos,
toman la molestia de hacerse oír, son una b,wda ele coelieiosos, son elevadísimos. Así por ejemplo, un autor ha señalado que "son
i.gliorant~s y miopes. Pero estas difcrencil1s son tácticl1s dentro tnuy comunes [en los Estallos Unidos] salarios de m{ls de un
.• elel COnsenso estratégico, y de todas m~llel'aS es muy poco lo que
comúnmente pueden llevar a cabo los accionistas para dar efica­
cuarto de millón de dólares al año para los j)l'incipa1es ejecu­
tivos de las grandes empresas y no puede decirse que sean
cia material y real a su descontento, salvo, por supuesto, des-' precisamente raros salarios más elevados. Esto no toma en
hacerse de sus acciones. Sea como fuere, subsiste el hecho ele cuenta las bonificaciones en forma de acciones y las opciones
que por todos conceptos importantes no es \'croad quc la función sobre acciones, a precios reelucidos, que pueden duplicélr efectiva­
gerencial aliene a quienes la cumplen de aquellos en cuyo favor mente el ingreso del ejecutivo. 40 Así también, de los novecientos
la desempeñan; las diferencias de objetivo y de motivación que nitos ejecutivos norteal11ericanos estudiados por 1" revista For­
puedan existÍi' entre ellos quedan borradas por su fundamental tIme, el 80 % ganaba más de 50000 dólares anuales, sin contar
comunidad de intereses. ncciones, pagos por concepto de pensiones y retiros, cuentas
En todo caso, en términos de prbpiedad gerencial, se puede ele gastos, etc.,41 y Kolko nos da una cifra de 73 600 dólares como
cxagerar mucho la noción de separación. Pues, como se ha obser­ Ingreso medio de los 700 ejecutivos de sociedades por acciones
vaelo a menudo, los gerentes son frecuentemente grandes accio­ mós altamente pagados en los Estados Unidos en 19SfL~2 A las
nistns de sus empresas. En los Estados Uniclos, ha dicho Kolko, capas superiores de la gerenciá tal vez no les vaya tan bien en
"la clase de los gerentes constituye el grupo más grande d~ la otros países capitalistas avanzados, pero, no obstante, en todas
población ele los accionistas, y el il.ümero de individuos de esta parles se lmUan situados en las alturas superiores de la pirámide
clase, ducños de acciones, es mayor quc el de cualquier otra cIa­ de ingresos. .
se".37 Además, a través de las opcicnes sobre el stock, los gerentes Por último, hay que señalar también que el origen social
también aumentan sus tenencias en las mejores concliciones ima­ de quienes militan en las gerencias en estos países es, pot 10
ginables. 3S La parte mayor del ingreso de 'los gerentes quizá no gcneral, el mismo que el de los demás hombres de ingresos ele­
37 Kolko, Wea1tl¡ ami Power il1 AlI1er¡ca, p. 67. Véase también C. W. ¡"Iills, vaclos y grandes propiedades. En relación a los Estados Unidos,
The POlVer Elite, 1956, pp. 121-2 [trad. esp. La é/ile del poder, FCE, México], y señala un autor, "tocante al reclutamiento de los modernos geren­
D. Villarejo, "Stock Ownership and the Control of Corporations". ~:l New tes industriales, tres estudios diferentes han mostrado, más o
Ulliversit,v Thought (otoño de 1961 e invierno de 1962). vol. 2, ;Jp. 33-77 menos, lo mismo. La rnayo1"Ía de los gerentes de las más grandes
Y pp. 45-65.
zs "Un estudio reciente de la Nationrll Industrial Confererice Board empresas proviene de familias de las clases meclia superior )'
muestra que el 73 % de 215 ejecutivos superiores, durante el período 195060. supe.rior y tuvieron padres dedicados a los negocios".43 Eil lo que
grmó, por lo menos, 50 mil dólares mediante el uso de opciones sobre ac­ respecta a la Europa occidental, el señor Granick señala que "uno
ciones, el 32 % ganó 250 mil dólares y el 8 % ganó, por lo menos, un millón de los principales rasgos del mundo de los negocios en el conti·
ele dólares." R. C. Heilbroner, "The View [¡-om the Top. Reflections 011 a
Changing Business Ideology", en E. F. Cheit (comp.). Tlle Dusilless Estaú/isl1­
11Iellt, 1964, p: 25. Hacia 1967, plancs de opciones habían sido instituidos por ~n Como el seiior Sheehan observa, "el presiclenle Prederic C. Donner,
el 77 % de las empresas industriales inscritas en las bolsas de Nueva York por ejemplo, es dueño tan sólo del 0.017 % de las acciones preferenciales
y dc otras ciudades norteamericanas. E. F. Cheit, "Tile New Place of de la General Motors, pero éstas valían recientemente alrededor d~ 3917000
Busincss. Why Managers Cultivate Social Respollsibility, en Cheit, i/J ide 111 , dólares. El director Lynl1 A. Townsend es dueño del 0.117 % de la Chryslcr,
p. 178. Kolko se.ñala también que "a principios de 1957, 25 altos empleados 'que "ale alrededor de 2380000 dólares. Apenas podrá ser impersonal el
de la General r-,·10tors posc(an un promedio de 11500 acciones cada uno. Inlerés que pongan en las ganancias provenientes de tales inversiones".
Colcctivamente, sus tenencias no les hubiesen servido de mayor cOSa para "Propictors in the World of Big Bu~iness". p. 242.
inlentar controlar la Gcneral Motors a través de sus acciones. Sin cmbargo, 40 W. E. Moore, Tlle Conduct 01 the Corporatioll, 1962, p. 13.
cada uno de estos hombres tenía una participación personal de alrededor 41 S. Keller, Beyolld lile RU/Í/lg C/ass, 1963, p. 224.
de medio millón de dólares en la compañía ... " \\'ealth and Power ill AlIler· 12 Kolkc, lVea/th alld POIVer in America. p. 66.
ica, p. 65. 43 Kel1er, Deyotld, the Ru!illg C/ass, p. 63.
es;:
39

jj ELqL~ cCONÚ!vllCAS y CLASE DOMINAN'J')! ÉLlTES ECONl~MICAS y CLASE DOMINANTE


\ nente emopeo, aunque no especialmente del inglés, es que todas: p'1i~mª y aparece prima facie .como simple.fase,de transición haG!CI
Il~s capa.s de la gerencia provien.e? primorelialn:ente de .la burgue-: Ilt0 nLJ~Yª, [amia de prOCltiffiq\f';nrsíi'l"dlTc1a es una mera fas-e­
Sla, y pIensan y obran en funcJOn ele la propIedad pnvada, que ¡ de translcJOn. Pero no seraTIlo-sgerentes quienes cavarán la tum­
ellos mismos poseen":H No parece estar justificada la exclusión, ba del antiguo orden y darán origen a una "nueva forrna de pro­
de Inglaterra a este respecto. Tal vez, corno ha dicho el scnor' ducción". Ni, por supuesto, adjudicó Marx a los gerentes tal
Guttsrnan, "una considerable proporción ele los gerentes se h<1 insólito papel. El gerencialismo significa que los elementos más
reclutado siempre de entre los hombres que ingresaron en l<l impo:''tantes de la propiedad capitalista son ahora demasiado
industria a trabajar en los oficios más humildes, aunque no; grandes como para que dueños empresarios puedan administrar
, todos, necesariamente, hayan sido hijos de familias de la clase; eficientemente, o poseer en su totalidad. Eso no19 significa, de
obrera".45 Pero también se ha señalado, recientemente, que el: ninguna manera, la trascendencia del capitalis mo : Para decirlo
\ 64: % de los ejecutivos de las cien compañías inglesas más gnm- ¡ con palabras de lean Meynaud, "los factores que asemejan a lüs :/
des llevaban la significativa marca ele rnelflbrecía de las clases! patronos ele estilo familiar Y a los gerentes profesionales son
superiOr y media superior, es decir, que habían asistido a escue- ¡ mucho más fuertes que los elementos que los distinguen: así, los ~

las particulares.46 Evidentemente es cierto que, "a medida que se ¡ primeros, como los segundos, son didgentes capitalistas".~o y
asciende por la escala social, mejoran grandemente las posibili-' esto es tan válido en el campo de las "relaciones industriales" , "
dades de llegar a figurar en la junta de administración, las cu<'.les como en cualquier otro. Al igual que todos los demás graneles
,de ser prácticamente nulas en la base, son extremamente buenas contraiadores de trabajadores, los gerentes que tienen a Sil cargo
'len la cúspide".47 complejas empresas, que llevan a cabo múltiples actividades, se
Por todo, no parecen existir buenas razones para aceptar la interesan, obviamente, en mantener sin fricciones las relaciones
validez de la tesis de que el capitalismo avanzado ha producido obrcropatronalcs yen "rutinizar" los conflictos que surjan dentro
una "nueva clase" de gerentes y directores de las grandes empre­ de la empresa; Y para la consecución de tal finalidad bien pueden
sas, radical o, incluso, considerablemente distinta de los dueños considerar que los sindicatos son, más que enemigos, sus aliados,
capitalistas de grandes empresas. pn el pasaje de El capital o mejor dicho, ambas cosas a la vez. Pero sea 10 que fuere su
~onsagrado al fenómeno gerencial, ~rx ha6~~ de_illyq~iQ t.Im~ significado, no es eyidente que haya determinado que las empre­
!i nror?ieQad y !a Mltncíª como "1 s.uR-~~on ~rnª-~ª~ sás dirigidas por gerentes estén organizadas de manera diferente
a las dirigidas por los dueños de las mismas.~l En ambas, el
~r<ilducción cagitalista dentro del propio régjmeluJ~¡;Ulldllli;¡óñ
c,aFitaUsta v, p-ºrJanto,Jr]!ñI1E.[!f.~j.!~~,!f:]~.f~~ ?Dylaua-sí ~~ :

48 Marx, El capital, vol. 3, p. 417. ~'\

10 Es oportuno señalar que el profesor Galbraith recientemente ha afir­


H D. Granicks, The European Execlltive, 1962, p. 30.
mado que el poder dé la gerencia ha pasado realmente a la "tecnocstructu­
45 W. L. Guttsman, The Britisll Political Elite, 1963, p. 333.
ra", que abarca a un grupo "muy grande" de personas, comprendiendo
46 H. Glennerster y R. Pryke, Tlle Public Sclzools, 1965, p. 17.
"desde los más altos empleados (le la empresa hasta, en el perímetro exte­
47 R_ V. Clements, Managers. A Stlldy 01 their Career in lndustry, 1958,
rior, los trabajadores de 'cuello blanco Y de cuello azul' cuya función es la
pp, 83-4. Un reciente estudio francés señala también que "la mayoría d~ i de ajustarse más o menos mecánicamente a las órdenes y a la rutina".
los: didgentes v¡ene de la burguesía". N. Delefortrie Soubeyrollx, Le:: Galbrailh, The New IlIdustrial State, p. 71. "No son los gerentes los que
dirigeants de 1'industrie fran{:aise, 1961, p. 51. En el Japón, la mayor parte; deciden, el poder efectivo de decisión está profundamente alojado en el ,.
de Jos dirigentes del mundo ele los negocios desciende de padres que fueron personal técnico, de planeación Y de alias ta¡-cas especializadas", i/¡idel1l,
ejecutivos o dueños ele grandes empresas, en tanto que el segtUldo lugar p, 69. Conforme a los testimonios que disponemos, me parece (lUe' esta
lo ocupan los hijos de terratenientes y de pequeños hombres de negocios. tesis carece de sólido fundamento, como ya he señalado en "Professor
mientras que no hay un solo hijo de obreros. J. C. Abegglen y H, Man­ Gilbraith and American Capitalism", Tlle Socialist Register, t968. '
nari, "Le3ders of Modern Japan: Socia! Origins ami Mobility", en ECO/lOmic M J. Meynaud, La Tecllllocratie, 1964, p. 169. En el artículo anterior­
Developmellt alld CI/ltural 'Change, vol. 9, nÍlm. 1, segunda parte (octubre mente citado el señor Sheehan de manera semejante llega a esta conclu­
de 1960), cuadro 1, p. 112. R. P. Dore señala también "la falta total, en le; sión: "muy pocos ejecutivos dirán que los gerentes de una compañía que
rhuestra japonesa, de hijos de trabajadores manuales y de aparceros en las f cuente con numerosOs accionistas administre su negocio de manera (1iferen­
fIlas de los directores actuales de: los rkg'Udos"éñ' el Japón". R, E'. Ward y' te a como lo hacen los propietarios de ur.a cornpnñía CUY') capital esté muy
D_ A_ Rusto\V (comp.), Politicat" Modernisation ill Japan 1.1/1(1 TurJ:ey, 1964,! poco distribuido"; "no tiene sentido de la realidad inferir que porque UlI,
p. 203, En el caso eli:' Suecia, un estudio realizado en 1958 mostró que el ; gerente es ducllo de sólo una pequeña fracción dc las acciones de su com­
3.5 % de los directores de empresas industriales que contaban con más, pañía carece elel incentivo para la elevación al m{lximo de las utilidades".
de 500 empleados provenfa de la clase obrera, y qU,e este porcentaje se ha " "Proprielors in the World of Dib Busi'ness"; pp, 183-2-12.
venido reduciendo desde fines de la década de 194ú. G. Therborn, "Power in i 51 Véase, por ejemplo. Serge Mallet, La llollvelle classe al/v/'iere. donde
the Kingdorn of Sweden", /rztematiul1al Socialisf JOUTrwl, 1965, vol. 2, núm. 7, ¡ se encuentran algunos estudios del caso, muy interes"ntcs, de las relaciones
p. éIJ. ' obreropatronales en algunas de las empresas más modernas e]e Francia, En

E3(;

-'
411 ÉLITES ECONÓMICAS y CLASE DOMINANTE ÉUTES ECONÓMICAS Y CLASE OOMINANTE 41
I
proceso ele trabé\jo ,;i!3uc f'stando caracterizado por el dominio olcnflZsr un éxito material o profesional, ser hijo dc padres ricos
y la sujeción: los ej":rcitos industriales del capitalismo aVélDzado, . O siquiera acomodados; pero, sin eluda, constituye ulla enorme
sean cualesquiera sns patronos, siguen funcionando clentro de '~lcntnjn, semejante a la de ingresar en un club escogido en donde
J. el' miembro ofrece inapreciables oportunidades, para la confir­
organizaciones en donde la determinación tIc la autoridad y'
de las fonnas en ql¡e se ejercerá no h,1/1 tcnido C!fte ni parte, mntl6n e incremento de Jas ventajas que de toclas maneras
y a cuya detC'nninación de objetivos Y procedimientos de acción ¡ron nere. rcl
~! 11': En cierto sentido, podría decirse, incluso, que la difusión
l~O se le bR dado vuz ni voto.
/dClscl-cnciaJislTlo propende a reforzar la ventaja ele Jo que IIarold
! thskl acostumbraba lIamCl.f "cuidadosa selección Ul: los padres
~c lino". Pues el ing:e~() en h:, capas superiores de la empresa
nI Capitalista del tipo gerencial requiere cada vez más, como no
fa. Como acabamos ele ver, los gercnt\'s provienen sobre todo de lo requirió el c?¡Jit,,1j,i1iCJ de Jos dueños, algunos títulos de ills­
las clases profesiomJt's Y piupiCl,'ri;)s. Pero éste no es sino un if6r,ucclón supcrir.'l, q:l'.: SOIl obtenidos lIIucho más fácilmente por
ejemplo dc Uil proccsCJ tlc,'cc1utzcnüento p:',¡a nutrir las filas 00 hijos de los i1comoclados que por cualesquiera otros niños
de los ricos y Jos puestos de mando eh:. l<t sociedad capitalista ,!, Jóvenes; y ocurre cxactalTJC:ntc lo mismo en relación a todas
ham,.da, t íJ)ico de estos sistemas, no obst~\ll te la afirmación. Ilill> dem,~s "c;:¡lificaciones" pmfesioI1ales. G;' Evidentemente el ha·
rnu)' conocid::t de secsociectarlcs fluidas, socialmente abiertas, en lbér recibido una huella instrucción no es su[jriente para lIeg;:Jr
• IliS capas superiores de la gerencia y aun, como ocurre muy a
las que se efectÚa una rápIda 'cIrculacIón de élites".
De hecho, el rec1utamienLü paTh ias cl1tcs, en e:,tcls-seciedades, menudo, puede resultar innecesario. Pero existe claramente la
posee un carácter acusadamente hercdi'tario. Por Jo general, es ,tendencia a la profesionalización del mundo de los negocios,
escaso el acceso etc las clases trab~qad'D~a-las clases media 'dI menos en el sentido de que el poder ingresar en esta carrera
y superior. Como serialCi el señor \'J('~;tcrgaard, existe "111ucho pnrtfculnr rcqniere, cad", vez m<.Ís, poseer los títulos educativos
movimiento de individUc\s entre las diferentes capas" pero "gran obtenidos en las universidades, o en instituciones equivalentes;
parte de este movimiento recorre di!>tancias considerablemente y esto es todavía más cierto en relación a otras posiciones de
cortas del espacio socinl, y encierra cIesplanmientos dentro del In élile.
grupo manual o del grupo no manual con mucha mayor frecuen­ Pero estas instituciones son todavía mucho más accesibles
cia que eri.tre estos grupo:::, Y está caracterizado por desigual­ n los hijos de padres de las clases media y superior que a los
dades tajantes Y persistentes en la distribución de o])ortuni(la­ nacidos en otras clases. Un examen general, por ejemplo, scÍ1aló,
c1es".r>2 Los estudios realizQ(10s, Uln (1;1t05 que 11eg;1I1 hasta 1960, hace unos cmmtos años, que
;han descubierto que el número de hijos de trabajadores manua­
... Iél composición ele la poblélCióll estudiantil, en todos sus elementos
l les que pudieron realizar lo que ci profesor Miller llama "el esenciales, es la misma en toda la Europa occidental. Las clases supe­
'gran salto" hacia las ocupaciones superio1'cs en el mundo de tior y rnediél, independiclltemente ele cómo se las defina, nllnca
Jos ne~dcios y de las pro[esiones independiente~ fue mucho me- . constituyen menos tle una gran minoría (4'i % en Holanda) y común·
nos eJel S %, en tanto que a ]05 Estados Unidos les correspondió mente constituyen l1l1él considerable mayoría (56 % en Suecia y J1lÚS
la cifra elevada de casi un 8 %.5~ Tal vez 110 sea esencial, para del 80 ~!p eJI los J!élis('~, mediterráneos). El resto está. con:;lit\lido
principalrncnte por hijos de empleados éls3briados, pcquciios hombres
uno ele esos estudios, Mallet señala que "los gerentes y \f'rn6cratas que de negocies y agricultores; la cl<ise obrcr~\, inchlSO en donde es casi
gobiernan la empresa Bull no son teóricos del ncocapitalislTIo; de llingl1n~ Q iuualmenle próspera, eslá muy escasamente representada; en el
\ manera procuran desempeñar el papel de precursores en materia de Tela·
, ciones obreropatronaks y, siempre Que pueden, utili7.an los méloclos <leos·
" j "El aUlorreclutamienlO, es decir, la invisible mano de la f,1I11ilia, sin
! tumbrndos de dirección Y c1isriplin;¡ ... " (p, 81). Vbse t;¡mhién R. Blauner.
/\Ii~l'atio~l a¡¡¡1 Frcedom. Tlzc FrzclO:'}' Workcr (J1,J ¡lis 111t./!Islr)', 1964. eluda dcscmpciia un papel todavía mayor en las carreras de Quienes sp mue­
ven en los círcult1s J;1~IS allos, que en la socicdaJ en general." I~. lJahrendorf,
r,2 J. Vv'estergaard, "lile Withcring ¡\way uf Class. A Conlemporar)',
"Recent Changes in the Ciass StlUeture of Europcan Societies", en Dacdaills,
Mylh", e11 P. Anclerson Y R. Balckburn (comp.). Tuu'arc1s Socialism, 1965,
invierno ele 1964. p. 2.35.
p. 89. Vé"se también en lo que respecta a esle muvimiento intrac1ase, por
ro,; No es indircl-cnk a la política este punlo. Como seiiala el ptofesor
opo5ición a la movilidad inlerclase, R. 'BC:lldix y S. M. Lipset, Social Mobility.
Meynauel. "una educación terminada al nivel de la escuela primaria consli.,.
ill Il1dllstrial Societ)', 1964, capítulo l. ,tuye un grave impedimento pm'a quien aspire a figurar en el Parlamento".
f>3 S. M. Miller. "Comparative Soci<11 1'.1oh;lity". en Currellt Sociology,
1%'). yoL 9. núm. 1, pp. 19-40. Véase también D. V. Glass (comp.), Social
J. Mcvnaud. "Thr~ !'ar1iamcnt,w! Profcssio;o". en lllEematiol1aí Social Scicllce
í').
Jouni.~!, 1961, \'O!. 13. I1tnn. ~, 520.
Mobility il1 Britaill, 1954. j .J

B?

42 ¡ RLITES ECONÓMLCA~ y Cl..J\SE IXlJ\llNi\Nn!

mejO;T de los caS0S constituye del JO '11 15 %, Y m<Ís comúnmente ro, de Ja ~()Liedad suministran de tres quintas partes él m;ís de nlleve _
oscil~ entre el 4 y el 8. %.50 déclmus p;¡rlcs del número de alumnos, aun cULlnclu eSlc grupo es
, una fracción pequeña de cualquier sociedad. en
En relación a la Alemania Federal, el profesor Dahrendorf
ha qicho: Dendix y Lipset escribieron en 1959, refiriéndose a lo.':: Fst;]­
dos Unidos:
., .h~sta hace poco, sólo el 5 % de todos los estudiantes. universitarios
aJenpnes proveía de familias que, en la estructura profesional total, •• ,COI1JO en otros paíscs, la enorme mayoría de los estudiantes norte­
reprpsentan poco más del 50 %. Esta proporción sc ha elevado ahora lllllcrjcanos son hijos de hombres de 'negocios, agricultores prósperos
a m\ poco más del S %, pero es aún notablemente baja. 57 o profcsionistas,fil
)
Dos autores franceses, por su parte, han observaclo: mlenlras que otro autor señaló, en 1961, que
... un cálculo aproximado de las posibilidades de acceso a la univer· , .. la 0p0rlunidad para que un niño de la cJase media norteameri·
sidad, según la profesión del padre. muestra que ascienden a menos cnna termine estudios superiores es casi de un 50 %, en t<lnto Cjue
del Í % para Jos hijos de los asalarbdos agrícolas y a cerca del 70 % la de un niiío de la clase trabajadora es de 1 a 12 %.02 A· ¡"
par~ los hijos de los hombres de negocios y a más del 80 % para los
micElbros de las profesiones liberales. Estas estadísticas demuestran Este predominio de las clases superior y media, en lo que

c1aúrncnte que el sistema educativo lleva a cabo, objetivamente, un rcspecl;J a la educación superior, nada tiene ele sorprendente.

proceso de eliminación que resulta más completo a medida que nos ".
Tal educación requiere una preparación a temprana edad que

vamos acercando a las clases menos privilegiadas. 58


los niños de la clase trabajadora son los que menos suelen recio

Respecto de Inglaterra, el Informe Robbinson señaló en bir. En la mayoría de los casos, estos nii10s asisten a cscllelCls

1963 que que, p;lra decirlo con la atinada [rase del señor Meyer, SOIl "ins­

liluciolles de custodia" en donde agu'll'dan cl momento ele que


--;.

.. .Ia proporción de jóvenes que ingresan como estudiantes de tiempo los reglamentos de educación les permitan comenznr a (kscmpc:.

completo en las instituciones de enseñanza superior es de un 45 % llar el papel reservado pOI~ las circunstancias de su cl3sc desde

para aquellos cuyos padres figuran en el gmpo "profesional superior", Sil nacimiento, a saber, el de partidores de leña y acarreadores

en comparación con sólo un 4 % de aquellos cuyos padres trabajan en de nglla. Lo que el profesor Dahrenciorf dice, en relación él esto,

O(:upaciones manuales calificadas. IID ~


refiriéndose a la Alemania federal, tiene llna validez más amplia:

'. Un estudio comparado que abarcó a los Estados Unidos, Ale· A \'cces los sociólogos descrihen a la sociedad alcm;mn, y los políti­
mania federal y Francia en los años de posguerra señaló tam­ cos u menudo lo creen, como si estuviese virtualmente exenta de cl3­
b~én que scs, y se dice, generalmente, en los debates políticos, que ell el ll1ui,¡.
do moderno, evidentemente, estas clases y estos estratos sociales
" .el cuadro' general registra claras desigualdades de oportunidad hnll desaparecido, y que en la actualidad todo el mundo tielle las
para obtener educación. superior. Los sectores no agrícolas no obre· mIsmas oportunidades, etc. A 11. i juicio, sobre todo cuando se es·
ludia el problema educativo, es ésta una concepción notablemente
..'í(¡ A. Kerr. Ulliversities o{ Ellrope, 1962: p. 51. En et caso dc Inglaterra.
sin embargo, véasc la nota 65 dc este capítulo. Idcológicn de la sociedad alemana, que, en sí misnl<i, refleja la espc­
G1 R. Dahrcndorf, "The Crisis in German Education", en JOlll'Il1l1 Oj rnllf.U de preservar condiciones en las que I3s cllnbiciollCS de las pl'r'
COIl/emporary lJis/ory, 1967, vol. 2, m'In1. 3, p. 143. [Orlas queden limi tadas, más o menos, a su propia esfera soci;tI, a
I 6B P. Bourdicll y J. C. Passeron, Les Iléri/iers, 1964, pp. 13-14. Véasc tam 5U propio rango social. G3 .
blén M. Praderie" "I~érit¡¡ge soci~1 el chances ~l'ascension", en "Darras"
L;e parzáge des benef¡ces, y H. Glrard, La réllsslle socude en Frailee, 1961 Por supuesto, muchos maestros procuran dcsempcíi¡lr, y él
pp. 345 ss.
ú~ lJiglle,. Edllca/ion, Cmd, 2154, 19{13, p. 51. Dos sociólogos ingleses har 00 C. A. Anclerson, "Tlle Social Status of Universily Sluclents in Rclation
observado también que "en el extremo de la escala, la hija de un obren lo the Type of Eo:;ol1omy: an Il1lernational Compilrisol1". (~n Transac/ilms o/
manllal no calificado tiene tan sólo una posibilidad de cinco o seis entn I~ Third Wo"¡d COl1gress o{ Sociology, 1956, vol. 5, pp. 5i-2.
cien de ingresar en una universidad; posibilidad cien veces menor que I¡ Gl Dendix y Lipsel. Social Mobili/y in 11111m/rial Socie/)', p. 94.

que ten<1ría si hubiese nacido en una familia de profesionistas". A. Littl, e2 M. Meyer, Tlie SellOols, 1961, p. 1l6.

y J. Weslergaard. "The Trend of Cla.s? Differentials in f!ducational OPPO! 63 R. Dahrenclorf, "The Crisis in Gcrrnal1 Educalion", p. 144, V":ISC
funity in England and Wales", en Bn/lslz Jo¡¡rllal o{ SoclOlogy, 1964. vol. 1: también Ir. Aclilm, "Social J\!obiJity through Edur:atiol1?" ('11 111fcrllaliona/
rúrn. 4, pp. 307-8. SOC{llliSI JuurJ1al, 1964, vol. J, p. 4.

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~LITES ECOi'¡ÓMICAS y CL4SE DD1'.UN/'.rnn ÉUTES rnmtlMICAS y CLASE DOMINANTE 45


veces puedcn cumplir un papel educativo püsiti\(J. Pero los
niíios de la clase tfabaj¡:¡dora tienen que lidiar con un ambiente de la clélse obrera, por regla general, no tienen muy huen<!s
incomparablemente menos favorable que sus COi1femporán¡oos ":,(;bc1ones e influencias".
de las clases superior y media, y están sujetos R una multitud de Podríamos añadir, también, que el hecho de existir EH" nwj'o!'
impedimentos económicos, sociales y culturales.M "igualdad de opor1unidades", en todo caso, poco tiene que ve.'
No obstante, Jos nÍJlos de la clase obrera, a pesar de iodos con la igualdad auténtica, dado el contex1o en el cual ~e PI-CSPIl­
los obstáculos, ingresan en la educación supcdor en l1lirnel-o t". Tal vez permita a un número mayor de niños de h clase
constantemente crcciente/;, entre otras COsas y ~obn:; iodo por­ obrera llegar "a lo más alto". l'eto esto, Icjos de destruir l<ls
que el capitalismo avanzado necesita un persollzJ mejor cutre­ jerarquías clasistas elel capiti1Jismo avanzado, contribuye a foro
naclo que el del antiZuo sistema industrial. Pero como scilaJ6 un talecerlas. La infusión <le s;:ngrc nueva en las capas superiores
informe de la OCED, en 1967 "la expansión educativél [i(~" se uo lni de h pir3mide económkH y $oci~l podrá ofrecer una amenaza,
disminuido necesariamente la participación diferencial entre las por competencia, a los individuos que ya se encuentran en ellas,
cJaScs".G(j y a medida que la educación superior ~e difllndr:, va
pero, no es una amenaza para el sistema mismo. Incluso una
coHrando una importancia nueva, una antigua disíincióH entre manera mucho más "meritocrátíca" de llegar a la cúspide, in­
las instituciones que la proporcionan. Algunas instilucinnes ofre. jertada en el sistema económico existente, no haría sino deter­
cen facilidades de toda clase, mucho mayores que otras, dLfru­ minar que un númeru mayor de' ncrso¡J(':> de origen obrero pasa­
• tan de un mayor prestigio y tienden más que otras a proporcio­ sen a ocupar los peldaños supe!; 'res del sistema existente. Esto
nar reclutas para los puestos de mando' de la sOcicd,1(1. Estas
podría considerarse cOl1vcnit~nte, pero no determinaría su tJ',HlS­
instituciones, cuyo ingreso pone obstáculos más severos que formación en un sistema dit(~relIte.
otras, suelen ser más accesibles a los alumnos de. las clases su­ Sin embargo, este punto es en gran medida académico. Pues
perior y media que a los de la obrera. ' las clases superior y media de éstas sociedades, sin exceptuar
Quienes temen la aparición de una sociedad "meritocrática", a su elemento empresarial y gerencial, son todavía, en gran par­
en donde todo mundo, que habrá comenzado más o menos en te, autosuficientes en materia de reclutamiento y, por consiguien­
la misma forma, será juzgado tan sólo por "sus méritos", no te, en grado notable, socialmente coherentes. En cierto sentido,
tieDen por qué alarmarse mucho: la carrera est4todavía "arre­ en verdad, son ahora más socialmente coherentes que en el pa­
glada" en contra de los competidores de la clase obrera. sado. Hace cien años, la aristocracia constituía, económica y so­
Aun, si hacemos caso omiso de todo eS1o, es necesario recoI."­
cialmente, todavía una clase tajantemente distinta de las demás
dar, no obstante, que una preparación universitaria ofrece tan
clases en la mayoría de las sociedades capitalistas avanzadas.
sólo (/11 [ligar de partida en la carrera posuniversJraria. y esta
Desde entonces, los aristócratas, en todas partcs, han quedado
carrera también está arreglada. Pues inten-ienen otros vanos
incorporados al mundo de b industria" de las finanzas y del co­
faclorcs, que afectan materialmente a las carreras. Uno de ellos
mercio y han sufrido una "burguesificación" que, tal vez, en
es el de la red de "relacioncs e influencias" que conecta a los
algunos aspectos todavía no sea completa, pero se encuen1ra,
miembros de los grupos componentes de las élites; las familias no obstante, muy avanzada. Es cierto que la aristocracia toda­
v(a tiene mucho cac1zet pero las clases industriales y comercia­
les ya no tienen conciencia de ser pan'e11u y socialmente inferio­
Ul Véase por ejemplo J. W. B. Doug/¡¡s, T/¡e HUIIJe cmd tlle Sc11001,

u res a cualquier otro grupo o clase, incluso en países como Ale­


196-1; J. Flou y 01 ros, Social Class a/ld Educalio/l O¡J¡Jor11111 ity; Bendix y

Lipset Social Mobilily in Industrial Society, pp. 94-5 11. 24; Higllel' Edllca­
mania y Japqnen donde el hombre de negocios común est,uvo
ti:JII, Apéndice I (Cmd, 2154-1) 2! p;:¡rle; Factol's Illllllencing Elltry lo Hig/¡el'
hasta hace poco grandemente opacado, en términos so~iales, por
Ed/lC!ltiun, y J~ P;)l'te, Tlle Pool 01 Ability; P. Bourdieu, "La transmission

<lel'hcritag~ '~Darras",
culfurcl en Le partage eles béllclices .. y A. Giran.!,

una clase aristocrática.


"Antes de la primera guerra mundial", scñala el scñor Gra·
"SC1cclion for Secondary )f:ducation in France", en A. H. Halsey, J. Floud,
C. J\. I\nuerson (comp.), Education, ECO/lomy and Sacie/y, 1961, p. 18665. nick, "el mundo alemán de los negocios había fracasado com­
05 Asl por ejemplo, al informar de una conferencia de la UNESCQ de los pletamente en establecer su prestigio dentro de clases superio­
minisl ros europeos de educación en noviembre de 1967, un corresponsal de res ... entre las guerras, este mundo se volvió mucho. más pres­
Tlze Times señaló que "más de una cuarta parte de la población univer­ tigioso ... en la década de 1950, por primera vez en la historia
sitaria inglesa es de extracción obrera. Esta cifra puede compararse con Bcr
occiuental". Tlze Tillles, 20 de no\'icmhre de 1967.
~é,
las del 14 'Yo, cn Suecia, el 83 %, en Francia y el 5.3 en la Alemania >
alemana, las clases tradicionales superiores preindustriales per­
! dieron su importancia"; 61 Y ün autor japonés señala que en sll
f.,; Organisation for Economic COopcralion and Dc\'clopl11ent, Social l '
O¡'¡cClives hl EducatiOllGl l'/al/l/ing, 1967, p. 307. 61 Gmnick. T/ze EI/ropeoll ExeclltivC', \J. 30. Otro autor ohsel'Va, de
mniíera semejante que "la segunda guerra mundial produjo la caída de
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:16 12l \TES ECONOMICAS y LU\Sb IJUMINANT!::


ÉLITES ECONÓMICAS Y CLASE DOMINANTE 47
país "quienes hoy se ele(l¡...:an al comercio y a la industria se con­
"ideran pilares ele la COI\\¡lIlidael y no les cuesta trabajo ingresar representación. marxista del mundo determinaban supuestamen·
en los! niveles rnás resp,~tados cle la sociedad. Quienes anclan te el curso de los acontecimientos", de hecho, "las rn~s de las
en poscle riquezas ya rH' tienen por qué andar ofreciendo justi­ veces, no tenían concepciones políticas" (sic) "en lo que respecta
ficaciones, pues su númq'o es legión. El cambio de actitud emo­ a la mayoría de las grandes cuestiones debatidas en Francia, en
cional no es sino lIna e\(' las medidas de la elevación del mundo los últimos diez años, fue imposible averiguar qué es lo que
de negocios a una posicú\n de predominio en la vida nacional".68 querían los capitalistas franceses, grandes, medianos y peque­
Este proceso ha estado <\lgo encubierto en Inglaterra, en donde ños, qué es lo que deseaban los 'monopolistas' y los hombres de
los empresarios, que hal\ tenido éxito, han logrado complemen­ los trusts. He conocido a alguno;; representantes de esta 'raza
tar el dinero en efectiv,\ capitalista con el cachet aristocrático, maldita' y no he podido descubrir nunca que tengan una opinión
pero en este país tambi0\\ la riqueza es un pasaporte válido para definida y unánime, ya sea, en lo que respecta a la política Ljue
los rangos superiores. se debió seguir en Indochina, o a la política más adecuada en
De manera semejan!.'. los empresarios y gerentes triunfado­ Argelia",70
res de extracción obrer:1 ',on fácilmente asimilados en las clases No cabe duela que ésta opinión es por demás superficial. Pues
poseedoras, tanto en su modo de vicia, como en sus puntos de las divisiones que puedan haber existido entre las élites econ(¡­
vista. Algunos podrán C'>·\,servar algún sentimiento rudimentalio micas francesas en relación a Indochina y a Argelia se produ­
y latente de sus antece(kntes, pero no suele tener mayor impor· jeron dentro de un campo de opciones conservadoras, y firnw­
lancia, ni social ni ide01,\gicamente. La riqueza, en este sentido mente excluyeron cualquier otro. Tal vez algunos miembros de
limitado al menos, cs lIll ..., gran niveladora. esas élites desearon una descolonización rápida, pero la historia,
quién sabe por qué, no registra un grado elevado de presión
I'ero la riqueza es lamb.h~n una gran niveladora en lo que res­ ejercido, por parte de alguno de los sectores de la burguesb
l1<:cta a lo ideológico y a ~u político. Schumpeter señaló, en cierta francesa, en favor de las luchas de liberación vietnamitas y aro
ocasión, que "los miernt'·,·os de una clase ... se entienden mejor gelinas, o de la nacionalización de las empresas privadas, de una
.:ntre sí ... ven la miSIL'" porción del mundo con los mismos gran redistribución de la riqueza, de una radical ampliación de
ojos, desde el mismo pll.lnto de vista y en la misma dirección".¡;~ los beneficios sociales o de una ampliación de los derechos sin­
No es necesario llevar demasiado lejos esta afirmación. Hay dicales, etcétera.71
"Iras influencias, apark de la membrecía de clase, que produ­ Las diferencias específicas entre las clases dominantes, por
cen congruencia iueológi:x:a y polílica entre los hombres; y a la auténticas que puedan ser, desde muchos puntos de vista, están,
inversa, la membrecía d~ clase a veces no produce tal congruen· sin riesgo alguno, contenidas dentro de un particular espectro
da. Es evidente que los. miembros de las clases dueñas de pro­ ideológico, y no estorban un consenso político fundamental, en
picdatl están, a menudo, divididos por una multitud de cuestio· lo que respecta a las cuestiones capitales de la vida económica
ncs y políticas concreta,~. por no mencionar las diferencias de y política. Una manifestación evidente de este hecho es el apoyo
que las clases dominantes prestan a los partidos conservadores.
n:ligión y de cultura.
Pero tampoco a estu, hay que darle una importancia exage­ Como más adelante comentaremos de nuevo, diferentes segmen­
rada. El profesor Aron~e ha quejado, irónicamente, de una de tos de estas clases dan su apoyo, a veces, a distintos partidos
,us "decepciones" por '·haber descubierto que quienes, "en la conservadores, que compiten entre sí; pero no tienden, que
digamos, a dar su apoyo a partidos anticonscrvaclorcs. De he­
~rupos de élites rivales tales como la nobleza latifundista prusiana. la casta 10 R. Aran, Socio/ugie des sociél¿s iJldustriel/e~·. Esq¡¡isse d'lIIlC t!léorie
lIIililar y la arislocracia. D';'Spués de linos cuan lOS relrocesos al principio, des légil¡zes Politiqt¡es, 1958, p. 81.
.:n la última década el poll!;'r dd hombre de empresa ha aumentado nípi­ 71 En un libro recienle sobre la Alemania federal. el profesor Dahren.
damcnle Y ahora puede CCJI",i,krarse a sí mismo como persona influyente" dorf. como el profesor Aran en el caso de Francia, insiste vigorosamen te
G. Braunlhal, TJ¡e FecleT<lli.');n lIf Germall Imlllslry ill Polilio 1965, p. 58. en la carencia de cohesión ideológica y potílica de las élites alemanas,
Gl! N. lke, J"pallese POhllics, 1958, p. 82. Otro autor señala que "la capa pero después hace mención del acuerdo concertado entr..: las éliles para
superior de los ejecutivos IllxluSlriales y comerciales ha sustituido en gran alterar lo menos posible las estnlcluras actuales" R. Dabrel1l1orf, Sociely
parle a las más anliguas f'hmilias zaibatsu y Se ha convertido en la élite cmcl DC/l/ocrllcy in GermllllY, 1968, p. 275. No es una mala base, pensamos
principal del Japón de la po.>;guerra" A. B. Cale, JapaJlese SocielY ami I'oli­ para levantar una cohesión. "Quienes se encucntr:lI1 en la cúspide de la
ties: Tlle I/l/pacl of Social S:frati/iclltiol1 alld Mobilily 0/1 Potities, 1956, p. 86. sociedad alemana", afirma tar,1bién, "son esencialmente extn:lños tillOS para
G~ J. Schumpeter, "Soci¡",l C1asses in and Ethnically Homogelleous En· con otros" (p. 271). Pew estos "extraños" cuentan con un medio excelente
viroment", en Imperialism, ·:')ocial Classes, 1955, p. 109. de reconocimiento, a saber su común deseo de "alterar lo menos posible"
las es\nlclUras aclUales.
10
d8 ÉLJTES ECONÓMICAg y CLASE DOMINANTE áITns ECONÓMICAS Y CLASE OOMINANTE 49
cho, las cla:.;es dominantes han cumplido hasta ahora, mucho es la de saber si cOllstituyetambién una "clase impe,rante o go'
más qqe el proletariado, la condición puesta por Marx para la bernante". No se trata de averiguar si esta clase está dotada
existencia de una "c1ase para sí misma", a saber, que tenga con­ de una medida considerable de poder y de influencia políticas.
ciencia de sus intereses de clase: los ricos han tellido sieffinre Nadie puede negar que ]a ~iene: al menos, no podemos tomar.
mucho mfls "conciencia de clase" que los pobres. Esio no (l'ti~re en serio a nadie que quiera negarlo. La ('ucstión es totalmente
<.jccir que hayan sabido siempre cuál era la mejor manera de distinta, a saber, la de si esta clase dominante ejerce también "
splvagllardélf sus intereses --las clases, como los in(Uvidnos. co­ un grado mucho mayor de poder y de influencia que cualquiera
melen errores-- aunque su historial, bajo este punto de visla, otra clase; si ejerce lUi grado decish'o de. poder polftico; si su
al menos en los países capitalistas avanzados, no es especialmen­ propiedad y su control de campos fundamentales de la vida
te malo. Pero tampoco esto cambia ]a validez de ]a afirnlación económica asegura también su control de los medios de ]a toma
• :que, más ailá de todus sus diferencias y desacuerdos, los ricos de decisiones políticas en el particular ambiente político de un
Lv los propietarios han estado siempre fundamentalmente uni­ capitalismo avanzado. Esto nos lleva de nuevo a ]a averiguación
dos. para sorpresa de nadie, en defensa del orden social que les de la naturaleza y e] pape] del Estado en estas sociedades.
otorgaba sus privilegios. Como ha dicho el profesor Kolko, re­
• fjriéndo5e a los Estados Unidos:
:
. : .el hecho c;;pitGl en I<.l historia norteamericana del mundo de los
negocios es el del consenso que existe entre sus repre:;rnt;¡tivos,
con diversos grados de importancia y en diferentes actividades. de
que el sistema capitalista tiene que ser mantenido de una ti otra
manera; esto ha dado como resultado una actitud general que no
se ha opuesto necesariamente a la innovación decisiva en la esfera
económica, pero sf a los programas económicos radicales que, en el
proceso de modificar ]a concentración del poder económico, podían
también minar la estabilidad o ·]a existencia n;t.i~ma del status quo.72
No existe, añado, ]a menor prueba para pensar que los hom­
,bres que forman las gerencias en ]a sociedad capitalista se ha·
yan apartado, ni por un momento, de este acuerdo fundamental
acerca de la necesidad de preservar y fortalecer la propiedad y
el control privados de ]a mayor parte posible de los recursos
lit: 1:1 sociedad y, como señalamos anteriormente, acerca de la
necesidad de elevar a] punto más alto posible las ganancias que
se desprenden de esa propiedad y de ese control.
No obstante, se puede reconocer fácilmente que existe una
pluralidad de élites económicas en las sociedades capitalistas
avanzadas; y que no obstante las tendencias integradoras del
capitalismo avanzado, esas élites constituyen agrupamientos e
iJitereses distintos, cuya competencia afecta grandemente a] pro­
c<lso político. Sin embargo, este "p]uralismo de las élites" no
dtorba que las diversas élites de la sociedad capitalista cons­
tituyan tina clase económica dominante, que posee un grado
elevado de cohesión y solidaridad así como intereses y objetivos
comunes que trascienden, sobradamente, sus diferencias y des·
acuérdos particulares.
En el contexto de este estudio, la cuestión más importante 91
ele todas las planteadas por ]a existencia de esta. clase dominante
;~ )(n!f.:0, T}¡e Trilllll¡,!1 01 COlIservatism, p. 12.
EL SISTEMA Y LA ÉUTE DEL ESTAOO .
Sin embargo, esto nO quiere decir que el gobierno sea fuci

3\ necesariamente, tanto en relación con los demás elementos el

EL SISTEMA DEL ESTADO Y LA BLITEDEL ESTADO sistema del Estado como con las fuerzas existentes fuera d

mismo. Por el contralio, puede ser muy débil Y constituir un

simple fachada de alguno a algunos de esoS demás elementos

fuerzas. En otras palabras, qu y el gobierno hable en nombr

del Estado y esté formalmente im'csltaotlCl pm1"C'!C"snttm-ill

si. 11 1 ue corttro e e ectIvamente este po el'. na rt~

tiones que es preciso ventilar es ver hasta~qué punto los go­


biernos ejercen efectivamente el control.

El segundo elemento del sistema estatal, al que debemos de­

dicarImestra-investig<fct61r,--es. el administrativo, que hoy se ex­

tiende mucho más allá de la tradicional burocracl estatal .

......a rca una gran variedad e InstItUCIOnes Y organismos, a me· •


nuCla, relacionaoos con .-2lgur!92 .gepartamentos miTIi:s:teriale2.,. o ­
disfrutan de un menor o mayor grado de autonomía _empresas
Ir
públicas, bancos centrales, comisiones reguladoras, etc.- y se
ocupan de la dirección de las actividades económicas, sociales,
'.
culturales Y de otra índole en donde el Estado actual participa
directa o indirectamente. El crecimiento extraordinario de este
elemento administrativo Y burocrático en todas las sociedades,
sin exceptuar a las capitalistas avanzadas, es. uno de los rasgos
más conspicuos de la vida contemporánea; Y.,la relaci~S
miembros más' destacados-wn_cLg.obicrillL.)' la sociedad pose~,
también, .1.ID.ª-lmp.or.lan.cia capital para la determinación del pa­
pel qu~ desem}2eña el Estado. . . - - .­
Formalmente, el mundo ofic' .tá-al_stH.41.iGiQ-{ieLej.el:.utivo
Rolítico, y es su ODCi mstrumento Y herramienta de su volun­
taa:--Pero de he..cho..-no...es-tal. En todas partes,jn..e..tilabJe.me.nte,
la actividad administrativa es parte también de la actividªd po·
lítica; la administración es siemgre tanto política como ejecu·
tiva.l.. a1Jn.enos en los niveles en ue viene al caso actuar 1iOlíti:­
camente, es decir en las ca as su eIiores de la vida adminis­
iñi"fív'a." Esto no se debe, por uerza, porque los administradores
así lo deseen. Por el contrario, muchos de ellos desearían hacer
a un lado totalmente la "política" y dejar que los políticos se
encargasen de los "políticos", o, si no, "despolitizar" las cue~tio­
nes debatidas. En cierta ocasión, Karl Mannheim señaló que "la
tendencia fundamental de todo pensamiento burocrático es la
de trocar todos los problemas políticos en problemas de admi·
nistración".1 Esto, en su mayor parte, significa tan sólo que las
consideraciones, las actitudes y los supuestos políticos están
incluidos, conscientemente o no, en los "problemas de adminis­
!J' tración" y afectan, en compensación, a la naturaleza del consejo'
y la acción administrativ(j)s. Los funcionarios Y los administra·
~.
1 K. Mannhcim, Ideology alld Utopia, 1952, p. 105.

c;y-¿
.\ II"S'-~-o¡".·u , ...
I
152 EL SISTEMA Y LA ÉLm; DHL nSTAD'J r:1. ~~! ,', ¡:;-¡...~ ,'o y 1\ ÉLITE lJ!il. p.STlI.no 5.~
dures !lO puc(]¡;n despojarse, totalincnu;, de touo r,.)pajc ideoi,;­ p¡t2list~. ceí: txcepc¡ón de J::l Halia fascí:-¡<; y lél Aleml'\nia nazi,
gico al expres?lr lils recomendaciones que oh .x:en a sus nJ1lo:-; I1n núm~"(' !";1 W';mde ele pcrson<:;s t'1¡C:\1';:ni¡:~ "')':I¡p<lri'~,lI en Ja
políticos. o al tomar las dr;cisiLJne~ inclepenJielltp.,; qDC pUrt\<;lj polic!~! y t'!- ~,:l;:·~{.nrnj'?nt(; G;;:: t~!~:'i.5 rCl;l·eSÍ"¡a~ de; tlivers,lS clases.
decidir. El poder que lo~ servidores públicos df' mayor rango y Cualq-..:L'·;; ~;;(. i'",cda se.- el caso eH la ¡Jfáclica, 1<1 posici('1I
otros acl1.~!'atl;Jlc:'-ckl-f~tm:to=rrysle!lv"tf.t, tia duda, en Jos CDllSti't:cic'!'J: L.... :;;:'Í (t:; klS ekmento:; admir!istn¡tivo y co,'l'Ci­
! diversos _p~íscs, en los distintos departamentos y en caua ínc!i:­ tivo es pres!:Cf ~e,vkio .,1 E"f¡<:.h nI rendir servici0s a! gobierno
1vi¡juG. P~.ro! en ninguna p::lrtc dcj~n e.Sl0S homhres de contri· dd momcnlo. Jiu e<UilOjo, no eq ('le n.illg.una..Jll<UlCl:a.J)hligaGÍm¡
. f},Ii:-, t1i(",c~:1 y 'lprt~ci,~tk:ii;.;;;tC. ~;l "ju6cio de1-.J:loder estatal. constitucional formal de lo;;; jueces, a: menos l'll los sistemas
Si el régimen es débil, hay rápidos cambios minis-teriales y 110 pohhcos de tipo occidental, cumplir los objdi\'Os de sus gohier­
existe la posibilidad de m:a di!'l.x~c¡(;n mir:isterial sostenida, como nos.Son, con:;titucionalmeñfe;1ndc:pendienles aer -ªecutTvo.-ri
o:urrió en Francia durante la Cuarta Repúhlica, los burócratas h(¡co y están protegidos contra él m eaian te. la pcrpelm(ía(1de_su­
licni\,'¡\n el vacío y desempeñarán un papel, frecuentemente, do­ . Q tras .arantías. Por cierto que el concepto uc inde·
J'l.iinantc en la toma de decisiones. Pero, aun donde el ejecutivo pendencia 'udie'" CIerra por tuerza, nQ2ólo la-exeueiU.U (le
~
político es fuerte y estable, los altos servirlores públicos pueden los Jueces de respol'.s.abilidad.anlc.-c.Lejecutivo polítiso, sino tamo
desempeña!' un papel importante en algunas esferas fundamen­ l.'lén su obi:gación activa de-nroter:er ~l ciudadano el! c"fJlllrll del
, ~alcs d': la política al ofrecer recomendaciones, que a los go­ ~jecutivo político o de sus agentes, .y actuar, en los choques del
bic'fl;('¡S les resulta, muy a menudo, difícil desoír, por alguna ra­ Estado con mlCmbI=Os de la sociedac;, como defensores de íos
:"::'!i. Por mucho que se discuta acerca del carácter y el grado a~ecnosy las hberta~dC..§.tos Úlll11;OS. Como veremos, esto
:1.::1 poder burocrático en estas sociedades, en la gama de posibi· puede significar muchas cosas diferentes. Pero, en todo caso,
lidades no puede figurar la idea de que los selvidores públicos el judicial es una parte integrante del sistema estatal, que afecta,
de más alta categoría pueden reducirse al desempeño del papel a menudo profundamente, al ejercido del poder estatal.
de simples instrumentos de la política. Como ha observado el y tamhién 10 hace, en grado más o menos grande, un quinto
profesor Mcynaud, "el establedmiento de una separación abso­ elemento del sistema estatal, a saber, las diversas unidades del
luta entre los sectores político y administrativo jamás ha sido gobierno subcentral. En uno de sus aspectos, el gobierno sub­
mayor cosa que una simple ficción jurídica, cuyas éonsecuencias central constituye una ptolongación del gobierno y de la adminis­
ideológicas no son menospreciables".2 tración centrales, y son las antenas o tentáculos de estos últimos.
Algunas de estas consideraciones son válidas para todos los En algunos sistemas políticos, por cierto, carecen, de hecho, de
demás elementos del sistema estatal. Son válidas, por ejemplo, otra función. En los países de capitalismo avanzado, por otm
respecto de un tercer elemento, a saber el militar, al cual, para parte, el goLicrno subcentral es poco más que un recurso admi·
nuestro propósito, se le pueden añadir las fuerzas para·milita­ nistrativo. Además de ser agentes del Estado, estas unidades
res, de seguridad y poli dacas del Estado, que en conjunto, cons­ del gobierno han cumplido también, tradicionalmente, otnl fun­
tituyen su rama que se ocupa principalmente de la "administra­ ción. No sólo han sido los canales de la comunicación y la
ción de la violencia". administración desde el centro hasta la periferia, sino h~n 'sido
En la mayoría de los países capitalistas, este aparato de coer­ también la voz de la periferia, o de algunos intereses particula­
ción constituye una institución vasta, extendida y dotada de res existentes en la periferia; han sido un medio para la supera­
abundantes recursos, cuyos dirigentes profesionales son hom· ción de particularidades locales, pero también voceros para su
bres de encumbrada posición y gran influencia, tanto dentro del expresión, instrumentos del control central y obstáculos opues­
sistema del Estado como en la sociedad. En ninguna otra parte tos al mismo. A pesar de toda la centralización del poder, rasgo
del mundo, la inflación del instituto armado ha sido más nota· capital del gobierno en estos países, los órganos subcentrales
ble desde la segunda guerra mundial que en los Estados Unidos, de gobierno, sobre todo en sistemas gen~rales, como el de los
país en donde, anteriormente, el civilismo había imperado in­ Estados Unidos, han seguido siendo estructuras de poder por
discutiblemente.s Una inflación muy semejante se ha producido, derecho propio, y, por consiguiente, capaces de afectar, marca­
también, en las fuerzas de "seguridad interna", y no sólo en los damente, las vidas de las poblaciones que han gobernado.
Estados Unidos; probablemente nunca antes, en ningún país r:'.l- Lo mismo puede decirse acerca de las asambleas representa·
I ~

2 Mcynaud, La Teclmocralic, p. 68.


tiyasl:lélcapitalismo avanzado. Como m.lnca antes, su vida eira
s Véase MilIs, Tlle Power Elite, capitulo 8. [trad. esp. La élite dd po­ en torno al gobIerno; incfuso aonde, como ocurre en los Estados
,. A.. • - , 1.° ~ , /
ñIaos, son arganos formalmente independientes del poder cons­

'3 =s
.."
EL SIs'rEMA y LA ÉLlTE DEL ESTADO 55
54 EL SISTEMA Y LA ÉLITE DEL ESTADO
tico. En este último, por ejemplo, figuran muchas instituciunes,
dlUcional y político, su relación con el ejecutivo político no 2illt partidos y grupos de presión. que tienen importancia capital en

de tener, exclusivameñte, un carácter CritiCO y obstaculizador. la actividad política y afectan vitalmente a las operaciolJes del

MedillJ.Dtre-.ellos,_unaJ:.elación de conflicto y-coQp'era-ciún. ­ sistema estatal. Tampoco de muchas otras instituciones que no

',¡
, Tampoco es cosa de división entre un lado pro-gobiernista son, de ninguna manera, políticas; por ejemplo, las gigantescas

y un lado anti-gobiernista. Ambos lados reflejan esta dualidad. sociedades industriales o comerciales, las iglesias. los grandes

Pues la.Lp'artidos de la oposición no llY~D.-ne...gar.iQlillmente medios de comunicación y publiéidad etc. Evidentemente, los

s.\L cooperadóQ. (~n sólo tomar parte en el trabajo de la legis­ hombres que están a la cabeza de estas instituciones pueden

latur~ ayudan al cu . Íe.nto_deJaLacti'olidades del gobierno. ejercer tal poder e influencia considerables que deben integrar­

~, s _ln<L e_l.9s J2roblemas principales- de los.- partidos r,cvo­ se en el análisis del poder político en las sociedades capitalistas

lucionarios. Al ingresar en los organismos parlamentarios exis­ avanzadas.

tentes, se ven ooligados, por más que les pese. a ejecutar en ellos No obstante. aunque hay muchos hombres con poder fuera
un trabajo_que nQ puede se.r puramenté obstruccionista. Tienen del sistema estatal, que afecta al Estado grandemente, no son
,que apreciar cuál es el precio que están dispuestos a pagar. ellos los depositarios reales del poder estatal. y para analizar
PerQ al ingresar en la arena parlamentaria. necesitan hacer po­ el papel desempeñado por el Estado en estas sociedades. es neo
sible, por lo menos, un determinado juego político y jugarlo con· cesario estudiar a la élite estatal, que esgrime el poder del Esta· .
forme a reglas que no han sido elegidas por ellos mismos. do como entidad distinta y aparte,
En lo que respecta a los partidos del gobierno. rara vez. o J;.~O-hacerlo especialmente al analizar.la relación del
n~nca prestan apoyo incondicional y unánime al ejecutivo polí­ acto con la clase económi.c<\,l11_ente dominante. Pues el primer

tico y están totalmente sometidos al mismo. Figuran, en ellos, paso deLanálisis consiste en señalar que esta clase mantiene,

personas a las que, en virtud de su posición e influencias. hay obvia y fundamentalmente, una relación con el Estado que no

que persuadir, engatusar. amenazar o comprar. 'podemos sup.onerL_en las condiciones~Kas cara~ticas del

A través del cumplimiento constitucionalmente sancionado c.al?italismCLavanzad.o..-c.om~ de_ea-~yon e ~Qui._

dI( esta funci6n coogeIatwa_y_crttica;.=p.a-rJieipatr'fasasambleas #ás encontremos que la relaclQn .sea muy mtlma, en veraic( que

38!.slativas en...eLe.j.eI:CiciCLdcl poder.-estataJ. Esa p'articipació..R los detentadoJ:es-dd.pQdecestatal._por Dluchas.y diversas razO:

es un poco menos ampjia,y:cle-~tt1ra-q!!el~que a menudo .'nes., seanJos agentes del poder económico privado, y que quienes
pretend en.-r.e..í3Ji za r sus organismos. Pero, como c r.emos más esgrimen ese poder constituyan, por tanto--;- y_ siñ ampliar exage­
adelant~ no-es,...nLslqui'eI'aeñUña '~a_de dominio ejecutivo, -.i:aaament.e-eLsJ~do tle1()s terminas, una auténtIca "clase
mía ~icipaci6n carente de importancia. - ­ jmperante". Pero esto es, seocillamente~ lQ. g~se tiene que
'--'Estas instituciones:-ergoDleffio~aadministración, el ins­ ~ifetel1Jnjl1ar. _.
.tituto armado y la policía, el poder judicial, el gobierno sub­
central y las asambleas parlamentarias- son las que constitu­
yen "el Estado" y cuyas relaciones recíprocas dan forma al II
sist¡ema estatal. E.n estas instituciones descansa el "poder del Es­
tado" y a través de ellas se esgrime, en stTS -diferentes-manifes-:" En 1902, Karl K3I~sky observó_que "la clase capitalista impera,-_

taciOñes, por las :personas que ocunanJas. posiciones mas desta­ pero no gQbierna"" aunq~ añac!i6 inmediatamente: "se con­

~Adas en cada una de las instituciones: presidentes, primeros tenta con regir al gobierno".· Ésta es la proposición que deb~·

ministros y demás miembros del gabiñeíe; altos servidores pú­ mas analizar. Pero es evjdentemente...cierto que-la-clase....capita:.

blicos y demás administradores del Estado; altos jefes milita­ ista.-como...clase•.Jl~~gobie.J1}a" realment~. Debemos remontar­

res; jueces de las cortes supremas; algunos. por lo menos. de nos a casos aislados de la antigua historia del capitalismo, como

los más destacados miembros de las asambleas parlamentarias; el de los patriciados comerciales de ciudades como Venecia y

.aunflue, a I\lenudo, sean estos le>,s mi§Illos ..homb~ qu_e los Lübeck, para descubrir un gobierno directo y soberano de hom·

iñiehllrro;de mayorantigiiedad y rango del e~u1iv.o....llolí.tif.Q.;­ bres de negocios. 5 ,Aparte de estos casos. la clase capitalista. por

y-;-rhuy1iTI'as, sobre toctuen los estados unitarios, los dirigentes lo general. se ha enfrentado al Estado como entidad aparte; in­

políticos y administrativos de las unidades subcentrales del Es· cluso. en los días de ,su elevación al poder, como un elemento

tado. É as son 1 ~QIlS1itUY.e.n 10_ que pode.tnos . • K. Kautsky, Tlle Social Revollllioll, 1903, p. 13.

ca 'ficar el lte del


5 Véase, por ejemplo. O. C. Cox, T/¡e Fowulatiol1s 01 Capitalism, 1959.

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5(& EL SISTEMA Y LA ÉLITE DEL ESTADO
EL SISTEMA Y LA ÉLITE DEL EST¡\J.)()
extraño y a menudo hostil, sometido a menudo al con! rol y la 57
influencia de una clase establecida y terrateniente, cuya presa con qué pagar Ulla nómina, y, por consiguiente, satm lo ql!e es
sobre el Estado tuvo que aflojarse mediante tina revolución, el mundo. 'sto significa que los lwmbres de neg~ios, en E.aJj~1d
como en Francia, o por erosión, como en Inglaterra en el si· de~administra ores, e-sean"oespoJiozar" cuestiones muy Con.
glo XIX 6 proceso de erosión enormr.mente facililado, en el caso tenciosas y conseguir que se juzgllen esTas COesriones ffinfo'rme
de Inglaterra, por los cambios constitucion:'\les y políticos Ile· 'a Cñteños{fuej)lazcan al mundo de los negados. Esto podrá'
vados a cabo por la violencia en el siglo XVII.7 parecer como eludir la iiOITlica y la ideología: de heého represen­
, Ni tampoco ha sido el caso, ni siquiera en la época del capi­ :an su introducción c1antlestina en los asuntos públicos.
talismo avanzado, que los hombres de neeocios hayan tomado En todo caso, que los hombres de-Degocins se sientan distan-_
en sus manos el papel principal en el gobiemo. Por otra parte, les de los asunt(~s politicos, de manera directa y personal, exagera
,han es lado, generalmente, bien representados en el ejecutivo grancJementesu renuencia a -buscar el poder poHtico; e..,igual­
ente subestima la frecuencia Con .9.uc tal blísqueda lla sido
~.

'político y también en las demás partes del sistema estatal; esto


ha sido especialmente cierto en la historia reciente del capita­ cQ!,onada l? 0 uLéxjto.
lismo avanzado. En los Estados Unidos,-l~ornbres de negocios, en ciect<~,
Este ingreso de los hombres de negocios en el sistema estatal, constItuyer~>n el gru~o Ocupa~ioñaTqu(; más m?ividuos colocó €liJÓ
1)a sido frecuentemente muy suc-C'stimado. Max Weber, por ejem­ eff'los gabméles des e 1889 hasta 1949; del numero tolal de
lila, creía que los industriales c¡¡recían del tiempo y cualidades fuiempros del gaQiiieTe, .durante el intervalo comprendido entI:e
particulares necesitadas para la vida política; 8 Y Schumpeter estas fechas, l'lás del 60 % fueron hombres de negocios de diver­
dijo del industrial y del comerciante "que carecen, sin duda, del ~s-~ses y sen1rtR;'l-Y-IaJne-m-bfe"l:1a de hombres de negocios
menor rasgo de atractivo místico, lo cual es importante para en los gabineies· norteamericanos no fUe menos notable en los
dirigir a los hombres. La bolsa de valores es un triste sustituto años del gobierno de Eisenhower, desde 1953 hasta 1961.12 En lo
del Santo Grial. .. Un genio en la oficina de negocios puede ser, y que respecta a los miembros de los gabinetes ingleses, entre J886
a menudo es, totalmente incapaz, fuera de la misma, de espan­ y 1950, cerca de un tercio fueron hombres denegocios, sin excep­
tar a una gallina, tanto en el gabinete como en el entarimado de tuar a los
J3 tres primeros ministros, Bonar Law, Baldwin y Cham­
discursos. Sabiéndolo, desea que se le deje 'en paz y no meterse berlain. Así también, los hOI11bres de negocios no estuvieron
, ' ' para nada en política".1l Menos dramáticamente, pero con el mis­ mal representados, de ninguna manera, en los gabinetes conser­
,~\,\_";_IJ.""i\~1>.. mo carácter definitivo, Raymond A.ron,JUás-reCÍentemente, -ha­ vadores que ejercieron el poder entre 1951 y 1964. Y aunque los
v,-\,(N-- dich.o de los.-1l.Qmhres de negocios qye~oJlan~ohernado-nLa . hombres de negocios, a este respecto, no han hecho tan buen
. ' • '-:¿f';>f,L J\l ema.llia...ni-a-lir-anei·a,ni-siquieHl--a-I-nglateITa. IndudabJemente papel en otros países capitalistas avanzados, en ninguno su re­
'~.. ' 1 .Av han desempeñado un.:..pap.eLdccisi.\'o-en..Ja~administraciónde los presentación ha sido de poca monta.
m~roducción y enJ~soci¡~l. Pero su caracterlstica, Pero el .gobiemo mismo no es, de ninguna manera, la Úniq
~omo elase social dominante, es que, en la mayorla de los países, partedCl sistema estatal enaonde los hombres de negocIoS han
no han deseado desempeñar funciones políticas por sí mismos.lo teludo ingerencIa mmediata"-En verdad, uno de los rasgos más
Los mismos hombres de negocios, a menudo, han pretendido Ilota~les (tel capitalismo avanzado es,J'recisamente, el que podría­
Ji.!!b·rayar sU alelamIento, meluso su desagradoJ de_la '~pP1it1gr',-y mos describir, sin exageración mayor, calificándolo de creciente
tª-I~n.-fonnarse un concepto poco halagador de los }Jolíticos, colonización de 10_S.J~S~oS_sUReriores de la parte adniinisfrati~
de ese sistema._ .
Í~deratloS-COlU(LliQl!lhres ~para decirlo con frase
consagrada, Jllinca-han tenido que enfrentarse a unaJ:1ómina de ~. La intervención estatal ha tenido mayores alcances y adqui­
PJl.gos-y,-pox:-consiguiente.-sahen-.muy poco acerca del mundo rielo formas institucionales más complejas en Francia que en
re;gl,;. no obstante.pretenden intervenir en los asuntos de los hom­ cualquier otro país del mundo capitalista.H Pero tanto en la
':bres prácticos y de mente sólida a quienes incumbe encontrar
JI H. D. Lasswell, y otros, The Comparative Stlldy of Elites, 1952. p. 30.

6Véase, por ejemplo, J. D. Kingsley, Represelltative Bureaucracry, 1944. e:¡ S Véase,


élite12del porFCl!,
poder, ejemplo, Milis, The Power Elite,
México,] . pp. 232 ss. [Trad. esp. La
7Acerca de esto véase por ejemplo, Barrigton Moore Jr, Social Origins 13 Lasswell, y otros, TlIe Comparative Study of Elites, p. 30. Véase tam­
!Jf Dictatorslzip and Democracy, capítulo l. hién Guttsman. The Britislz Political Elite, pp. 92 ss.

8 R. Bendix, Max Weber; An Intellectual Por!rait, 1960, p. 436. 14 Aun aquf, sin embargo, a la noción de "planificación" no se deb~rfa

II J. Schumpeter, Capitalism, Socialism alld Democracy, 1950, pp. 137-S. lltribuir un significado demasiado positivo; Véase, por ejemplo, J. Sheahan,

10 R. Aron, La lutte des classes, 1964, p. 280. Promotion and Control of lndllstry in Post-War France, 1963, el cual observa

.:.' que "a lo largo de la década de 1950, la técnica francesa de planific,dón

58 EL SISTEMA Y LA ÉLITE DEL ESTA\)Ü


EL SISTEMA Y LA ÉLlTE DEL ESTADO :;9
eLlboración de los Planes franceses como en su ejecuclOll, los
hombres que pertenecen al mundo de los negocios, sobre todo (y tampoco, en las asamhleas p a d,lll1.ClllaÚas+..ill-.P-articipan, y l11;ís

dp los grandes negocios, han disfrutado de una notable y c"si estrechamente alln a rnedid.a-qJ.le el Estado se va in teresanJo

alJlastante preponderancia sobre cualquier otro grupo ocupacio­ máSÍntensamente en la vida económiC:<I; d(mcl~lera que cíES­

nal o "sectorial". Como ha señalado el sei10r Schonfidd: "en lado "interviene". ..f'lKQnt..camO.S_Llos hombres_de:- n~gocios, en

cierta manera; el desarrollo de la planeación francesR, en la c1écR­ una posición exce~iQ..!lªJ¡uente fuert.e, en comparacióll con otros

ctR de 1950, puede interpretarse como un acto de colusión volurI­ Q:l1JosccOílÓffiTCOS. para influir (c-Ínclusive determinar) en la
" taria entre los principales servidores públicos y los gerentes na t uraleza-dc-es<Lin.ter:.\lCJ:l.ci.ól:J~
principales de los grandes negocios. S~ hizo a un lado, en gran Es fácil concecler que los hombres de negocios que ingresan
medida, a los políticos y a los represen1an1es-de-los-tri\bajRd~ en el sistema estatal, en calidad de lo que sea, tal vez no se con­
organtzm:tm-':'?~ sidefnn representantes del mundo de los negocios en general, o
TUna preponderancia muy semejante del mundo de los nego­
inclusive menos aún de sus propias industrias o empresas en
cios sobre los demás grupos económicos se descubre tambi~n en
pnrticular. 20 Pero aun cuando la voltl11tad de pensar en térmiuos
';nacionales" pueda ser fuerte, no es probable que los hombres
,.
las instituciones financieras'y crediticias del Estado,lO y en el

sector nacionalizado. 17 Se ha pensado frecuentemente que la crea­


de negocios metidos en el gobierno y en la administracióll des­
ción de ese sector extrajo otro importante sector de la actividad
cubran mayor mérito en políticas que parecen contrariar a los
económic;¡ al control y a la influencia capitalistas. Pero Rp,\I'[:
intereses del mundo de los negocios, y mucho menos que se con­
dt~ todas la~ demás fuerzas que impiden que un sector naciona­
viertan en abogados de tales políticas, puesto que, c¡¡si por dc­
lizado subsidiario se administre como no sea ortodoxamen!e,
finición, lo más probable es que crean que tales políticils son
Ctiste l3mbién el que los hombres de negocios se han apart:'ldo
contrarias al "interés nacional". Es mucho más hícil para los
Uf' lugar extremamente favorable para sí mismos en los órC:ll1os
hombres de negocios, cuando así se les exige, clespr~ndcrse
dlrect.ores de ese sector; o más bien, que los gobiernos, indepen­
de sus acciones y participaciones como una suerte de rile áe
diel~temenle de su coloración política, los han invitado a des­
passage al servicio del gobierno, que deshacerse de una deter,
empeilar el papel capital en la administración del control del
minada concepción del mundo y del lugar que ocupan las empre­
sector públiw. J8 B.n co¡nparación con ellos, lo~ representantes
sas en él.
-.
JJ,.(')W1.0.'.d<:;...1os trabajadores haU;-hecho figura de parienfes muy pobres,

1~-~- ~s necesario añadir, no porque el ingreso de un gran número de


dirigentes sindicales I/segt,!ros" lograna momr~a:r!Tlayorcosa-)a­
No obstant

oricntaClún de 1l1stituciones que son, en efedo, parte mt~te c.onstituido no constitu en hoy más que una n11f10fla relativa­
del-sistema ca{211ahsta. _ '-- ~ mente pe ueña de la élite e . '¡;r.--En-es-te-serrti-d'O,
-ESCVidentemente falsa la noción de que los hombres de nego-_ las Ae los países capitalistas avanzados no son,
cioSño palilclpan dn:edámente:en:etgm51erno y la aorniíiistración propiamente hab ando, una clase "gobernante", equij5ITrntl1e a
las clases aristocrá -'. - ~ reinduslJ ¡al.
era
'n a gunos casos, estas últimas casi pudieron prescin Ir (e una
1I1ilizó un benigno sistema de favores diferenciales para obtener la coopera­
ción, pero ¡lO impuso castigos directos a quienes se negaron a cooperar" maquinaria estatal clara, distinta y plel1amente articulada y.
(p~ 181); el mismo autor describe a los "planificadores" franceses diciendo fueron ellas mismas, prácticament.e, el Estado.:!] L~tes<~eG;
que eran un ."grupo de personas inteligentes y bien intencionadas que se
esfol-l3ron por <lclarar, al gobierno y a los clrculos de negocios, las opciones lO Véase más adelante, p. 66. ~
que se les presentaban" (p. 181). 20 Obsérvese, sin embargo, la conclusión a la que llegó IIn (,'Jlllilé de
J5 S"honfield, Modcm Capitalism, p. 128. investigación del Senado de que, en la segunda Guerra Mundial, "los hom.'
JO En el caso de Inglaten'a véase, por ejemplo, S. Wilson y T, Lupton, brcs que 'ganaban un dólar al año' (como so les llamaba entonce's) eran
"The Social Backgroulld and Connections of 'Top Decision-Makers' ", en 'personas que tenínn cuentas pendientes' y 'cabilderos' ". D, C. 131aisdell,
The Manchester Se/lool '01 ECOIwmic and Social Stl/dies, vol. 27, 1959. Alllericall Democracy llllder Presstlre, 1950, p. 190.
17 Véase. por ejemplo, Unlversities and Lell Revie"",, The blsiders (s. L); ~l Así, ]lor ejemplo, el profesor liilbbakuk dice de Ingl<lterra de 1918
C. Jenkins, P(llVer at ¡he Top, 1959; Y J. Hugllcs, Nationalised Industries que "los termlenientes ingleses eran In clnse gobenwnte del país. Los mi­
inl the 'Mixed Economy, 1960.
18 Un típico ejemplo reciente es la designación por el gohierno de
nistros provenían, comúnmente, de las grnndes f<lmili<ls y nunque n Jos
requisitos de propiedad impuestos pOI' la Ley de 1711 se les podía dar la
WJlson de un destacado hombre de negocios, sin relaciones laboristas, pnra espalda fácilmente, los procesos socinJes y políticos norlllnles delerminabnll
encabezar la Stec1 Corporation recientemente nacionnlizada (o, mejor dicho, que la mayoría de los representantes nnle In C{lInam de los COlllunes pro.
renacionaliznda). viniesen de familias de lerrntcnicnles. De igual mnnera, el gobicl'Ilu local
( ­ eSlaba en Il1nnos, no de la burocrncia. sino de los jueces de pn, que por
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';'~~ ...t:.".'IlJ.,,~ ,.
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~

EL SISTEMA Y LA ÉLITE DEL ESTADO 61


EL SISTEMA Y LA ÉUTE DEL ESTADO
60
el año de 1962, cincuenta y seis de cada setenta y un estudiantes
nómic . apitalistas-noJla.ILalcanzado tal poslc.i ón y no podrian
universitarios, que pasaron con éxito los exámenes de admisión
a camarla nunca dada la naturaleza de la sociedad capitalista.­
para dicha escuela, pertenecían, por su origen social, a "la mejor
--SinemoargO, la importancia de esta distancia reTatlvaentre sociedad"; y que de veintiún <lspirantes exitosos, del mismo
los hombres de negocios y el sistema estatal queda marcada­ servicio civil, diez pertenecieron a esa sociedad. De los estudian­
mente reducida por la compusición social de la élite estatal pro­ tes universitarios que se presentaron, no hubo uno sólo cuyos
piamente dicha. Pues los hombres de negocios, en términos padres fuesen obreros o campesinos. "En conjunto -comenla
ecjonómicos y sociales, perlenecen a las clases superior y media Meynaud- la selección social para los altos cargos públicos es
y' de estas clases también se sacan predominante, por no decir completamente desigüal. En otras palabras, a pesar de ia reforma
aplastantemente, a los miembros de la élite estatal. La pauta es de 1945, la democratización sigue siendo muy limitada." 23 Lo
monótonamente semejanle en todos los países capitalistas Y vale mismo puede decirse del instituto amwdo francés 2~ y del poder
no sólo para las élites administrativa, judicial y militar, aisladas judicial francés. 25
del sufragio universal y de la competencia política, sino también Por supuesto, no es que Francia sea notablemente más "in­
para las élites política y electiva, que no lo están. En todas democrática" a este respecto que otros países capitalistas. Así,
parles, y en todos sus elementos, el sistema estatal ha conser­ por ejemplo, la mayor parte de los altos servidores públicos
vado, socialmente hablando, un marcadísimo carácter de clase ingleses han seguido proviniendo, en grado notahle, de un sector
sbperior y media, que tiene un elemento aristocrático lentamente estrechamente restringido de la población, en gran parte educado
decreciente en un extremo, Y un elemento lentamente creciente en las escuelas particulares y en Oxford y Cambddge; 2(; Y la
de clase obrera y clase media inferior, en el otro. El campo de misma predisposición notable en favor de las clases superior y
reclutamiento es mucho más estrecho de ¡lo que se ha solido media sigue siendo evidente en los escalones superiores del ejér­
decir. Como observa el profesor Dahrendorf, "la 'clase media' cito inglés 27 y del poder judicia1.28 Un panorama apreciablemente
que constituye el principal campo de reclutamiento de la élite diferente no lo hay en los Estados Unidos, en donde la clase
del poder de la mayoría de los países europeos, en la actualidad, de desigualdad de oportunidad educativa, mencionada en el últi­
está constituida, a menudo, por el 5 % superior de la' jerarquía
ocupacional en prestigio, ingreso e inrioencia".22 ' ,
~. ~ ,
Una de las razones rincipales de este redominio burgués 23 M~ynaud, La technocratie, p. 51. Otro aulor nos dice que en los años
en las instituciones de SIS ema es a a cu 'os mlem ro j-~ de 1952-8, alrededor del 60 % de los 547 aspirantes admitidos en la ENA a
"los mejores a la vez que minoría y más elevados en la jerarqufa social.
plJ no .ento se ha comentado al hablar de las je'rarquías funcionarios de categoría Al y 2, cuadros y jefes de empresas". A. Girard,
e.conómicas y sociales de fuera del sistema,.J! sªlJ~..::...que..Jºs La réussite socÍllle en France, 1961, p. 308. Véase también F. Bon y M. A.
1~~deJ.as-.c1ases-supexioLYi:1ie.clli\ cuentan'con opor­ Burnier, Les IÍOIl\'eJlUS inteTlcctllels, 1966; T. 13. Boltomore, "Higher Civil
Servants in France", en Trarrsactiorrs of tlle Secorrd World Congress of Socio­
tunidades de acceso enormemente mejores que otros niños, a logy, 1953; Y P. Lalumiere. L'inspection des finances, 1959.
Ila clase de educación y entrenamiento necesarios ~lcanzar 2~ Véase, opr ejemplo, R. Girardet, La crise militaire fran~aise, 1945­
i5§k¡ones de élite en el sistema estata, porlum a esmuyeres: 1962, 1964, PIl. 39-46. Otro autor señala, sin embargo, que "en relación a los
iguales en materia de educación sc reflejan también en el reclu­ orígenes sociales, el centro de gravedad de los oficiales del ejército en su
conjunto, conConne a una pauta característica oe un período de escaso
tamiento para el servicio del Estado, pucs las "calificaciones" prestigio militar, probablemente había descendido hacia la clase media
que s610 se pueden obtener en instituciones de enseñanza supe­ inferior hacia fines de la década de 1950. Sin embargo, en los grados supe­
rior constituyen un sine qtUl /t0/1 para el ingreso a tal servicio. riores la burguesía media y superior, y, en menor grado, la nobleza, estaban
Así en Francia, por ejemplo, el medio de ingreso principal aún representadas, aunque en decadencia". J. S. Ambler, T/le Frenc/! ArlllY
a los cargos administrativos superiores es la École Nationale in Palitics 1945-1962, p. 134.
Id'Admini"<ation (ENA). p,co el p,of,,", Meynaud ,eñala qu" ,n
2" Véase. POI" ejemplo, Girard. La réussile sociale en France, p. 336.
20 Véase, por ejemplo, R. K. Kelsall, Tite Hig/ler Civil Servarrts in
Britain 1955; Wilson y Lupton, "Top Dccision Makers", en The Marre/tester
" lo general eran terratenientes. El impuesto sobre tierras era administrado Sclloal' of ECOllOIIlics and Social Studies, vol. 27, 1959; y "Recruilment to
por la misma clase e incluso en los departaRlentos con personal profesional, the Civil Service", 6th Report oC the Committee on Eslimates ll. C., 308,
los cargos más importantes Y honrosOS recaían comúnmente en familias 1%4-5.
de terratenientes". H. J. Habbakuk. "England", en A. Goodwin (comp.), 27 Véase, por ejemplo, J. Harvey, y K. Hood, The Britis/l State, 1958,
Tl,le Europeal1 Nobility ill tlle 18th Celltltry, 1953, pp. U-12. Hay que señalar pp. 112ss.
también que las familias de los terratenientes predominaban en el ejército, 2R No menos del 76 % de los jueces, en 1956, se habían educado en
en la armada y en la Iglesia. escuelas particulares. Glennerster Y pryke, Tite Public SC/IOO/S. p. 17. Véase
22 Dahrendorf, Recent Changes ill tire Class Structure al European tamhién "Well-Bred Law", en Tlle S,wday Times, 18 de agosto de 1%3.
Societies, p. 238.
)1­
'.
~

.,

EL SrSTEl\IA y U\ áITE DEL ESTADO


62 EL SISTE}vrA y LA ÉLITE DEL ESTADO

:, mo capítulo, ha contribuido también a reducir el campo el re­


clutamiento para el servicio del Estado. Como señala el pral ..50r
portadores de títulos aristocráticos tal vez han aumentado nUn1(:I\
mente en las fijas de los principales funcionarios públicos. Los
funcionarios públicos procedentes de familias de la clase ob
"1
Matthews: brillan tanto, por su ausencia, como siempre. 33
i
Los hombres qlle toman decisiones políticas en los Estados Uni­ De manera semejante, el profesor Dahrendorf observa qU;,
dos ~9 de los que se tiene información son, con muy pocas excepciones,
hijos de profesionistas, propietarios, funcionarios, y de agricultores ... a pesar del quebrantamiento del antiguo monopolio y de la ca'
acomodados. Una muy pequeña minoría estuvo constituida por hijos siguiente reducción de la importancia de la nobleza, los gll.lpOS ele 1
de jornaleros, obreros pobremente pagados, trabajadores agrícolas o élite alemana, destle 1918 hasta la actualidad (sin exceptual' a la élii
aparceros pobres ... La estrecha base de la cual se saca a quienes cId Estado), se han reclutado en una forma desproporcionadamellt,
toman decisiones políticas es clara.so grande de entre los grupos meclio y superior de la clase ele los ser
vicIares y de la clase media, "sí como de sus propius prcdeccsorc~
En el caso del instituto armado norteamericano, se ha seña­ en posiciones de élite.3-l
lado también que

, ... en términos generales, los oficiales superiores del ejército y de la


I marina han sido hombres de la clase superior media más que de la ver­
daderamente superior o decididamente inferior. Sólo un muy pequeño
porcentaje de los mismos son de origen obrero.lll

y en lo que respecta a los jueces de la Suprema Corte, se ha


señalado que .

... a lo largo de la historia' norieamericana ha existido una vigoro­


sísima tendencia a que los pt~$iderites elijan a los futuros jueces de
la' Suprema Corte de entre 'las~ familias socialmente privilegiadas ...
En la historia antigua de, lá Suprema Corte, solieron provenir de la
clase aristocrática latifundista;,pero más tarde tendieron a provenir
de la clase profesional. superior media.82

La misma clase de preponderancia de las clases superLr y


media se encuentra de nuevo en
la Alemania federal:

l ... aunque menos del 1 % de la población actual de la República fede­


ral (señala un autor) lleva un "von" en el apellido familiar, los
29 "Por tomadores de decisiones políticas" hay que entender "fuaciona­
ríos públicos de alto nivel".
30 D. R. Mallh.:ws, The Social Backgr-';'lIl1d 01 Political Decision-Makers
1954, pp. 23-4 (las cursivas están en el texto). . '
at Milis, The POlVer E~ite, p. 192. (Trad. esp. La élite del poder, FCE,
México.) El profesor Jano\Vltz señala, también, que "los altos jefes militares
norteamericanos han provenido, tradicionalmente, de las capas más privile­
jgiadas". M. Janowitz, The Prolessional Soldier, 1960, p. 69. Añade que, "sin 33 L. J. Edinger, "Continuity and Change· in the Background of Ger­
. embargo, tendencias recientes obsexvadas en su extracción social propor­ man Decisiun·Makers", en Westem Politícal QlIarterly, 1961, vul. 14, p. 27.
lcionan abundante confirmación de. la decadencia de los origenes sociales tH Dahrendorf. Society alld Dernocracy ill GermatlY, p. 228.
relativamente elev:ldos de los militares, y su transfonllación en un glUpO 35 "EI número de hijos de trabajadores que liguran en los escalones
socialmente más heterogéneo" (p. 89). Pero este "gmpo socialmente más superiores burocrático políticos ha disminuido desde un 10 %, en 1949, hasta
heterogéneo" too.1\'ía exhibe a holllbres nacidos en las clases "de Jos nego­ un 9 %, en 1961, en tanto que el porcentaje de hijos de grandes hombres de
ciantes, los profesiúnistas y los gerentes" en un número aplastantemente negocios ascendió de un 12<% a un 17 Ofo". TherlJorn, Power il1 t}¡e Kil1gdol/l
sl:pcrior al de los nacidos en las clases trabajadoras y de "cuello blanco"
(véase ióidem, cU:Hlro 14, p. 91).
f. 01 Sweden, p. 59.
30 Véase, por ejemplo. Abegglen y Mannari, "Leaders of Modern Japan:
82 J. R. SchmiJhauser, "Tlle Justices of the Supreme Court - A Collee­ Social Origins ¡¡nd Mobility".
(ive Porlrait", en\!idlV~st Joumal oi Politieal Science, 1959, vol. 3, p. 45. ,/,.

, I '--' . crs
I ,
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',¡i'

k EL SISTEMA Y lA ÉLITE DEL ESTADO EL SISTEMA Y LA ÉLITE DEI. ESTADO


65
Si un estudiante de origen modesto ha estudiado con éxito sus
cursos universitarios, ha pasado el examen de ingreso de la ENA e
incluso, por qué no, el examen final donde la criba "cultural" es toda·
vía más fina que en el momento del ingreso, no estará, sin embargo, al
mismo nivel que los vástagos de las grandes familias burguesas o de
altos funcionarios: el espíritu de <:asta y las relaciones familiares
erSonales operarán constantemente en su contra, cuando se decreten

tos ascensos (en el nivel más elevado, el ascenso es más inseguro que

, n los niveles inferiores).31

Lo más probable es que quienes controlan y determinan la


selección y los ascensos en el nivel más elevado del servicio del
Estado sean miembros de la clase superior y media, por su origen
social o en virtud de su propio éxito profesional, y probablemente
tengan en sus mentes una determinada imagen de cómo debe
pensar, hablar, comportarse y reaccionar un servidor civil de
¡elevada categoría o un oficial militar de elevado rango; y esa
-imagen se trazará en relación con la clase a la que pertenece.
Sin duda, los reclutadores, conscientes de las presiones y deman­
das de una era "meritocrática", podrán tratar de corregir cons·
cientemente sus predisposiciones; pero probablemente lo harán
en el caso de aspirantes de la clase obrera' que den señales de
buena disposición y de capacidad para adaptarse y obrar de con­ Una dilución social aún más pronunciada que la observada en
formidad con las pautas de conducta y de pensamiento aprobadas las instituciones del sistema estatal, a cuyos individuos Se esco­
por una determinada clase.SR "Los diamantes en bruto" gozan gen por nombramiento, ha ocurrido también en las instituciones
ahora de una mayor aceptación que en el.pasado, pero de prefe­ del mismo en donde el personal depende, directa o indirectamen­
rencia deberán hacer concebir esperanzas firmes de que alcanza· te, de una elección, a saber, el ejecutivo polItico y las asambleas
rán la clase adecuada de pulimento. parlamentarias. Así, por ejemplo, hombres de extracción obrera,
Max Weber afi~ó que el desarrollo de la burocracia tendía o provenientes de la clase media iníerior, frecuentemente se han
a "eliminar los privilegios de clase, entre los que figuran la apro­ abierto paso hasta los gabinetes de los pafses capitalistas avan­
piación de los medios de administración y la apropiación de la zados; algunos de ellos, hán llegado a ser presidentes y primeros
¡autoridad, así como el detentamiento de cargos a título honorario ministros; y una enorme cantidad de poder personal, a veces, ha
lo como una vocación en virtud de la riqueza".:lll Pero esto sub· sido conquistada pqr mdividuos totalmente desc1asados. como
estima singulamlente el grado en que los privilegios de clase
Hitler o Mussolini_
existentes contribuyen a restringir este proceso, aun cuando no -- Más tarde estudiaremos la significación que ha tenido esto para

lo detengan por completo. la política del capitalismo avanzado. Pero, pór el momento, pode­

Es cierto sin duda que se ha)~fectuado, en el servicio del mos señalar que los ha bres rovenientes de las clases subordi.
Estado, un fenómeno de dilución.social que ha llevado a perso­ nadas nunca han constituido m s que una minorfa de qUIenes
nas de origen obrero, y, todavía más comúnmente, de la clase han llegado a desempeñar altos cargos polIticos en estos-paIses:­
.media inferior, a posiciones de élite dentro del sistema estátal. en su gran mayona.J:!ID:Lp-erten~ililo:siem}JI"e;~pur~n-soCiaJ
'Pero es un tanto engañoso hablar de "democratización" en rela­ ~sus OcupacIones anterio~~, a las c1as_es_mp.erioLY_m~.Qi~
.ción con esto. Se trata más bien de un proceso de "burguesifi­
cación" de los reclutas más aptos y dignos de confianza pro- ~o Véase LasswelI, y otros, The Comparative Study of Elites, p. 30;
Guttsman, Tite British. Politieal Elite, pp. 79 ss.: Matthews, Tite SGCÚ,tt

venientes de las clases subordinadas. A¿edida que estos reclutas Background of Politicat Decision-Makers, pp. 234: D. I..emer, Tlle Nazi

Elite, 1951, p. 6: L. D. Edinger, "Post-Totalitarian Leadership: Elites In tite

81 Bon y Bumier, Les Iloltl¡emu. intellectllels, p. 165. Gcrman Federal Rel'ublic", en American Political Sclence' Rcview, 1960,

:l8 Véase también el capítulo 5. vol. 54, núm. l. p. 70; Abegglen y Manari. "I..eaders of Modem lapan: SocIal

39 M. Weber, Tlle Theory 01 Sodal aPld EeOIIOIIlU: Organisatioll, 1947, Orlgins and Mobility", en Eccmomu: Dcve10pment and Cultural Change,

p. 340. vol. 9. núm. 1, 2~ Parte, octubre de 1960, p. 116.


99
.....
" I

66 DL sf::;rUi\·l!'. ;: U\ ELLTE VEL ESTADO EL SISTEM,\ y LA ÉLITE DEL ESTADO 67


to, la gran mayoría de la población, han corrido con muy poca
suerte, y no sólo, permítaseme reCülcarIo, en aquellas partes del
sistema estatal, como la administración, el instituto armado y el
poder judicial, que dependen de nombramientos, sino también
en las expuestas, o que parecen estarlo, a los caprichos del su­
fragio universal y de la fortuna de la política de competencia.
En una época en fJue tanto se habla de la democra.cia, de la
illua~ad, de la ~ili.d.a.d._socjª1' de la ?es~parición de las clases
y de wc](¡lo demas, en los paIses caplta!Jstas avanzadDs ha se­
guido siendo un hecho fundamental el que la_gUjn mayoría de
hombres y de !lli!kr.es de estos países ha sido gobernada, repre­
seírtada, administrada, juzgada y mandada en la guerra por
personas procedentes de otras clases económica y socialmente
superiores y relativamente distantes.

.. .si ascendemos por la jerarquía política, a partir del votante, descu­


brimos que a cada nivel -los miembros de los partidos políticos, los
activistas del partido, los líderes políticos locales, los diputados,
los líderes nacionales- el carácter social del grupo es ligeramente
menos "representativo" y está ligeramente más inclinado en favor
de quienes pertenecen a los niveles medio y superior de nuestra
sociedad.~8 .

De hecho esta inclinación o predisposición es mucho más que


ligera, lo dicho vale tanto para Inglaterra como para otros países.
. Los testimonios indican de manera concluyente que, en rela­
ción al origen social, a la educación y a la situación en cHCs..e:Jos­
hombres queeñCOñtrañiOs eñlOCtas-Ias p-QSl.CíOnes-de mando...del
sistema defEstado pan provenido en gran part~y en muchos
casos, en mayoríaaorumadorfl, ¡lelos -círculos de los negocios
y de los 'propietarios, o de las clases medias profesionales. Aquí,
como en todos los demás campos, los hombres y las mujeres
nacidos en las clases subordin¡¡das, que constituyen, por supues­
41 Véase, por ejemplo, Gultsman, The British Poliljcal Elite, pp. 97 SS.;
H. Berringlon y S. E. Finer, "The British JIouse of Commons", en /nter­
tlatiolla/ Social Sciellee JouTtla/, 1961. vo!. 13, núm. 4, pp. 601.55.; J. Blondel,
Voter5, Parties alld Leadcrs, '1963, capítulo 5; M. Dogan, "Polítical Ascenl
in a Class Society: French Deputies 1870-1958", en M. Marvick (comp.),
"\ Politiea/ Decision-Makers, 1961; G. BraunthaJ. The Fcdel"Cltion nI German
lnduslry in Poljties, 1961. pp. 152 SS.; T. Fukutaky, }dall (l/Id Socicty ill
Japan, 1%2, p. 117.
42 Véase pp. 165 ss. I
43 GlIllsrnan, The Briti511 Politjeal Elite, p. 27. ...-tCC>

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