 Lingüística

Confrontación entre el
miedo y la esperanza:
análisis semiótico
pasional aplicado a la
epístola a los Romanos B
del Corpus Paulinum

Jatniel J. Villarroel / jjvillarroel@uneg.edu.ve

UNEG - Ciudad Guayana-Venezuela Recibido: 15-07-2013 • Aceptado: 15-09-2013

Resumen Confrontation between fear and hope: pasional

semiotic analysis to the epistle Romans B from
Corpus Paulinum.
Este trabajo de investigación presenta un análisis lin-
This research presents a linguistic analysis made from
güístico hecho a partir de la Semiótica de las pasiones.
the semiotics of the passions. The corpus chosen co-
El corpus escogido corresponde a la epístola Romanos
rresponds to the epistle Romans B (Romans 1, 1-15)
B (Romanos 1, 1-15) del apóstol San Pablo, simulacro
by St. Paul; this is an epistolary model which contains
epistolar de contenido cristiano moralizante. El análisis
moralizing aspects of Christianity. The semiotic analy-
semiótico hecho a la carta muestra que las nociones
sis made in the letter shows that the notions of hope
de esperanza y temor son las categorías tímicas que
and fear are the categories that base the thymic semio-
fundamentan las estructuras semio-narrativas que se
narrative structures founded in the saving message of
encuentran en el mensaje salvífico del Apóstol. Tales
the Apostle. These affective dispositions articulate St.
disposiciones afectivas articulan el discurso paulino
Paul’s discourse and have influenced the Christian tea-
y han logrado influenciar el mensaje cristiano hasta
ching to date because, they have modalized faith as a
nuestros días pues, a partir de ellas se ha modalizado
category of knowledge attached to hope in God, while
la fe como categoría del saber unida a la esperanza en
fear is connected to not knowing and related to ignoran-
Dios mientras que el miedo se ha adosado al no saber
ce, uncertainty and death. Therefore, the Pauline gos-
y se relaciona al desconocimiento, a la incertidumbre y
pel has made a significant field that uses extracorporeal
a la muerte. Por lo tanto, el evangelio paulino ha elabo-
ideals of eternal life, belief in God, hope and faith as
rado un campo significativo que se vale de los ideales
ontological problems in opposition to enjoyment, lust,
extracorpóreos de la vida eterna, creencia en Dios, es-
and atheism as a result of a lack of fear in society.
peranza y fe como problemas ontológicos se contrapo-
nen al goce, la lujuria y al ateísmo como resultado del
Key Words: semiotics of the passions, Christianity,
no temor en la sociedad.
Saint Paul, epistolary speech.
Palabras clave: semiótica de las pasiones, cristianis-
mo, San Pablo, discurso epistolar.

Abstract

56 Confrontación entre el miedo y la esperanza: análisis... Jatniel J. Villarroel Ruiz

 Introducción
S
abemos que, por ser un simulacro
intersubjetivo y sensible, la car-
ta se convirtió en un género de
amplia difusión en la época he-
lenística; por ser eminentemente
comunicativa y sustituta del diá-
logo oral, en cuanto tal, remite a
la presencia y comunión entre las
personas. Es decir, las epístolas
son escritas por un sujeto con una
intención determinada y enviadas
para que sean leídas por otros
sujetos que tienen ideas predefi-
nidas del mundo. Así, la comuni-
cación por misivas se establece
por un enunciante y sus instan-
cias complementarias (razones y
enunciatarios) de modo que en
ellas, como textos materializa-
dos que procuran transformar al
mundo mediante la enunciación,
podemos ver cómo se evidencia
un fundamento cuyas estructuras
pasionales pueden ser abstraídas
e interpretadas culturalmente por
medio de la modalización y los
dispositivos modales que evocan
efectos pasionales y determinan
ciertos tipos de comportamien-
to tal como lo afirman Greimas y
Fontanille:
De hecho, resulta que los
efectos de la masa tímica en
cuanto tal, al tiempo que su-
fren una conversión catego-
rial, continúan coexistiendo
en el discurso con el produc-
to de esa conversión, en par-
ticular con la modalización
propiamente dicha. Una de
las consecuencias de este
remanente tensivo es que
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conserva en el sujeto –el
cual primero ha sido trans-
formado en sujeto operador
y luego en sujeto sintáctico,
sujeto de búsqueda y sujeto
del discurso– la posibilidad
de proyectar representacio-
nes actanciales y más com-
plejas; es decir, conserva,
una vez más, la posibilidad
de representarse como una
estructura de lo mixto. Esta
posibilidad se manifiesta en
el discurso por medio de una
doble convocatoria: por una
parte, la convocatoria de las
formas semionarrativas de
la subjetividad y, por otra
parte, de las formas tensivas
de la actancialidad 1. (1994:
55).
Por ello, entendemos la necesi-
dad de hacer un estudio semiótico
que parta de los procesos discur-
sivos que usa el Apóstol, a fin de
dar cuenta como estos se con-
vierten en mecanismos discursi-
vos que procuran persuadir a un
auditorio cuya respuesta no será
inmediata; por lo tanto, nuestro
trabajo pretende determinar cómo
Pablo intenta por una parte, con-
vencer a la comunidad de Roma
de que su misión evangelizadora
se fundamenta en el principio de
salvación por medio de la fe en
Cristo, y por la otra, recomendar
su futura misión en el Imperio va-
liéndose de una fuerza argumen-
tativa que apela a la manipulación
de comunidades cristianas como
estrategia política y retórica.
Basándonos en la presentación
de Romanos B, (desde ahora:
pp.56-64
Rom B), podríamos agregar que el evangelio paulino
no se fundamenta en Pablo como autoridad, sino que
ésta se establece en el tema mismo de su prédica,
es decir, la imagen de Jesucristo como reflejo fiel de
la imagen de Dios mostrada a la comunidad romana
mediante su mensaje universal y salvífico. Pues, Pa-
blo, desde la praescriptio (Rom B 1, 1-7), se presenta
como doúlos (siervo) y no como apóstol tal como lo
hace en otras cartas.
Así, con la expresión kletòs apóstolos afooris-
ménos (apóstol por vocación, impuesto, escogido)
intenta mostrar que su mensaje se hace por una ne-
cesidad mayor que lo impulsa a hacerlo. Sin embar-
go, al mencionar la descendencia de Jesucristo en
1, 3 demuestra su conversión del judaísmo mientras
destaca su conocimiento del Antiguo Testamento. De
la misma manera, como emisor, enfatizando su éthos
de orador, apela a las emociones del auditorio para
crear un ambiente de benevolencia entre los dos
(enunciador-enunciatario), evidenciando la búsque-
da de un acercamiento con sus receptores. Aun así,
deja entrever la diferencia entre griegos e incultos y
se plantea una antítesis que despliega hasta finalizar
la carta, pero, a la vez que esta expresión es contras-
tiva refleja la universalidad del mensaje paulino.
La palabra fue importante en la difusión de la
nueva religión y, por su parte, el análisis semiótico
intentará precisar y descubrir cómo opera este me-
dio comunicativo siendo un ente de significación, así
como el trasfondo social en el que se produce. Por
ello, precisamos en el Corpus Paulinum cómo los
mecanismos discursivos están sustentados en razo-
nes de miedos ontológicos y temores desconocidos
que influyen en la sociedad.
Podríamos enfatizar la influencia de tal razona-
miento en el mensaje paulino pues el Apóstol de-
muestra una simpleza en las abstracciones que usa
en la epístola para explicar verdades divinas, tal
como vemos en este fragmento de Rom B capítulo 6:
16 ¿O es que no saben que si se someten a
alguien para servirle de esclavos, son, en rea-
lidad, esclavos de quien obedecen? Por lo
demás, ya sea del pecado que conduce a la
muerte, o bien, de la obediencia que lleva a la
58 Confrontación entre el miedo y la esperanza: análisis... Jatniel J. Villarroel Ruiz
justificación. 17 Demos gracias a Dios porque
solíamos ser esclavos del pecado, pero ahora
nos hemos sujetado de corazón a la forma de
conducta bajo la que hemos sido entregados;
18 así, librados del pecado, vinimos a ser sier-
vos de la justificación por la gracia.
Es importante señalar el paralelismo antitético pe-
cado/bondad, libertad/esclavitud, vida/muerte que
construye el Apóstol para referirse a los que están en
la anomia divina. Los que están en el pecado están al
margen de la ley. Al respecto, Senen Vidal sostiene
que “la reflexión de Pablo y de su ‘escuela’ sobre la
ley tiene la única función de clarificar esa universali-
dad del euangélion”. (1996: 419).
El despliegue argumentativo continúa cuando
Pablo apela a los sentimientos de su auditorio para
tratar de captar así su atención y, mientras hilvana
sus argumentos éticos, el mensaje adquiere un aire
de fraternidad que quiebra las barreras de distancia.
Así, especialmente cuando en Rom B 9, 1-3 Pablo
le hace saber a su auditorio que por el amor a los
suyos, por su bien, preferiría ser un maldito y renegar
de su pertenencia a Cristo.
1 (...) Mi conciencia me lo atestigua en el Espíri-
tu Santo (...) 3 Pues desearía ser yo mismo ana-
tema, separado de Cristo, por mis hermanos.
En lo referente a estas muestras de auto castigo y
vituperio de las que se vale El Apóstol para justificar
sus escritos y sentimientos, R. Jewett, en la compila-
ción de J. D. G. Dunn en The Cambridge Companion
to St. Paul, afirma lo siguiente:
Para Pablo, la cruz no solamente el camino a la
salvación y la suprema demostración de la justi-
cia de Dios y amor, sino un modelo paradigmá-
tico a la vida de los cristianos. Esto es evidente
en los numerosos textos en los que señala la
muerte de Jesús como el mayor acto de amor
autosacrificio y obediencia. (2003: 217).
Como ejemplificación de ello podemos ver cómo
en el capítulo 6 versículos 5 y 6 se introduce la figura
de la muerte en relación con una nueva esperanza
de vida que evoca con elegancia la figura de Cris-
to y su sacrificio en la cruz. En este pasaje Pablo
centra su argumentación en la muerte como forma
de pecado apelando al miedo y, por contraparte, a
la resurrección como esperanza teleológica de la hu-
manidad que acepta el evangelio de Cristo por medio
de su mensaje.
5 Porque si hemos hecho una misma cosa con
él por una muerte semejante a la suya, también
lo seremos por una resurrección semejante; 6
sabiendo que nuestro hombre viejo fue cruci-
ficado con él, a fin de que fuera destruido este
cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos
del pecado.
Podemos ver cómo la sensibilidad y las configu-
raciones pasionales que influyen en el hilo narrativo
del mensaje paulino dependen de la tensión de los
opuestos semánticos del tipo vida/muerte, cristianis-
mo/politeísmo, miedo/placer, fe/ateísmo, etc. pues,
traen consigo un advenimiento y manifestación de la
significación tímica que por medio del cuerpo perci-
biente transforma al mundo en sentido.
Esto nos lleva a desarrollar el tópico de la espe-
ranza en contraposición con el miedo como las ra-
zones ontológicas que conforman el mensaje a los
Romanos. Partimos de la esperanza como pasión
principal en virtud de que concordamos con Jean
Delumeau cuando afirma en El miedo en Occidente
(2005, p. 21) que “la necesidad de seguridad es, por
tanto, fundamental; está en la base de la afectividad
y de la moral humanas. La inseguridad es símbolo
de muerte y la seguridad símbolo de vida”. En este
caso la seguridad se obtiene por la aceptación del
mensaje divino que Dios confió a Pablo de Tarso
como emisario suyo y, por otro lado lo intangible y
posterior a la vida terrenal genera inseguridad puesto
que lo efímero conforma una parte de ese sufrimiento
eterno que se presume sufrirán los que rechacen las
buenas nuevas de salvación.
Según el Diccionario de los Sentimientos de Ma-
rina y López (2007), esperanza es la posibilidad de
que suceda lo deseado; además, se relaciona con
59
seguridad, tranquilidad, ánimo, deseo y amor eróti-
co. Sus antónimos son desesperanza, desconfianza
y miedo. Ya lo ha afirmado Fabbri: “la esperanza en
cierta medida es un querer, desde luego, pero un
querer algo que se refiere al futuro”. (2000: 65). Y
es precisamente ahí donde en el mensaje paulino
tal pasión está de manera estricta relacionada con el
miedo; pues, en conjunto hacen referencia al futuro
aunque de modos distintos.
Rom B capítulo 2 versículos 6 al 8 lo evidencia
pues aquí se afirma que Dios en el día del juicio divi-
no dará a cada quien lo que le corresponda:
6 Quien pagará a cada uno acorde con sus
obras: 7 vida eterna a quienes por su cons-
tancia en hacer lo bueno esperan honor y una
inmortalidad carente de corrupción, 8 pero, cas-
tigo e ira a los obstinados y desobedientes que
no son persuadidos por la verdad sino por la
injusticia.
La esperanza cristiana constantemente alimenta
la posibilidad de un mundo ajeno al sufrimiento y a la
necesidad, mundo que será compartido con el Dios
revelado en la figura de su hijo Jesucristo y es expli-
cado en el mensaje divino que lleva el siervo apostó-
lico que representa Pablo; una pasión que mediante
la fe se transforma en saber, por lo tanto en poder
y así genera confianza. Mientras, el miedo resume
todas esas hipótesis de lo desconocido, de lo que
genera pánico a causa de la incertidumbre y descon-
fianza que desprende el no saber.
Esta distribución de las pasiones en un texto es
explicada por Greimas y Fontanille en Semiótica de
las pasiones de la siguiente manera:
A final de cuentas, esta propiedad de las dispo-
siciones pasionales explica muchas cosas. Para
empezar, la existencia de un principio rector que
emana de la protensividad permite definir las
disposiciones como “programaciones discursi-
vas” y explicar cómo es posible que aparezcan,
en el nivel del discurso, como potencialidades
de hacer o como series de estados ordenados
(lo que comúnmente llamamos “actitudes”). A
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 este respecto, el sujeto apasionado funciona
como ciertas memorias de respaldo en informá-
tica: por una parte, los archivos son guardados
de manera compacta, ilegibles e inutilizables en
ese estado; por otra, existe un comando que los
restaura y los vuelve accesibles para el usuario.
El dispositivo modal sería similar a esta versión
“comprimida” y no accesible, el principio proten-
sivo y rector sería el comando de restauración,
y la disposición sería el resultado legible y acce-
sible y, en consecuencia, operativo del conjunto
del procedimiento2. (1994: 68).
Entonces, en Rom B La esperanza no deja de
ser protensiva ya que siempre ostenta una predis-
posición de alcanzar un objeto deseado que podría
asegurar una transformación positiva cuyo alcance
acercaría al sujeto que espera con la perfección que
anhela tal como se evidencia en Rom B 8,18-21:
18 Concluyo que las aflicciones del tiempo pre-
sente no se comparan con el esplendor por ma-
nifestarse al que estamos destinados. 19 Pues,
la fervorosa expectación de la creación consiste
aguardar la manifestación definitiva de los hijos
de Dios. 20 porque la creación fue sometida a la
vanidad por causa de aquel que la sometió, con
la esperanza 21 de que ella también ha de ser
librada de la esclavitud de la corrupción para
estar en la esplendorosa majestad de los hijos
de Dios.
Esta persistencia que mueve a los sujetos a alcan-
zar los objetos de valor que pretenden se asocia al
ánimo. De acuerdo con Fabbri, las pasiones, en efec-
to, deben estar movidas por los actos y fenómenos
de la voluntad; no obstante, debemos tener presente
que en la semiótica cada simulacro o “configuración
que resulta únicamente de la apertura de un espacio
imaginario como consecuencia de las cargar moda-
les que afectan al sujeto” (2000: 56) no sólo se limita
a actos desiderativos; por ello el mismo autor agrega
que:
60 Confrontación entre el miedo y la esperanza: análisis... Jatniel J. Villarroel Ruiz
Las pasiones se caracterizan por una reali-
dad modal. Al decir «modal» me refiero a las
modalidades clásicas —poder, saber, querer,
deber—, pero también a otros tipos de moda-
lidades: cierto/incierto, posible/imposible y de-
más. Es como si en el «compuesto» pasional
hubiera una especie de dimensión radicalmente
modal, como si la pasión fuera una suerte de
«compuesto», como parte de sus elementos de
tipo modal. La mayoría de nosotros creemos in-
genuamente que las pasiones son de tipo emi-
nentemente volitivo, es decir, que querer es un
elemento dominante en las pasiones. Como se
suele decir, el deseo es la base de toda pasión.
Pero cualquiera, con un sencillo razonamiento,
puede demostrar que el poder también es una
extraordinaria forma de pasión. Gran cantidad
de pasiones, como decía Nietzsche, son pasio-
nes por el poder. Pero también hay muchas pa-
siones del deber. (2000: 64).
Entonces, Pablo de Tarso en la epístola a Roma-
nos B alimenta la esperanza de la congregación de
cristianos del Imperio poniéndolos en perspectiva
con el futuro, con la posibilidad y la realización de
un mañana mejor que les traerá una mejor condición
en la forma de vida eterna no terrenal, y, por conse-
cuente, la paciencia está enlazada con el futuro y los
humanos ante el advenimiento del futuro “adoptan
distintas posturas que tienen mayor o menor intensi-
dad afectiva” (Marina y López, 2007: 229).
La esperanza y el miedo son pasiones maleables
que pueden ser avivadas o disminuidas según los
deseos del destinador, R. Bodei (1995) las llama pa-
siones de la incertidumbre debido a lo fluctuante de
ambas naturalezas ya que nos referimos a pasiones
que se fundamenta en lo verosímil pero que oscilan
entre las consecuencias futuras y lo desconocido.
Asimismo, este autor tratando estos dos estados
de ánimo hace referencia a Espinoza en Etica more
geométrico demonstrata III y afirma que:
 Se trata de afectos eminentemente inestables,
que no cristalizan nunca en hábitos o virtudes y
por ello vuelven al ánimo inquieto e indeciso (…)
Todas las pasiones parecen mudables e impre-
visibles, pero el miedo y la esperanza figuran
entre las más violentas. Ellas son, en efecto,
incontrolables, impetuosas, destructivas, con-
tagiosas, intratables y refractarias a toda inter-
vención directa de la razón y de la voluntad, que
se enfrentan con un adversario móvil y desco-
nocido. Implican la duda (no metódica), la vaci-
lación, la incertidumbre, la turbulencia negativa,
el peligro o la espera de salvación ante un mal
o un bien considerados inminentes (…) De ello
derivan, por un lado, la resignación y la parálisis
de la voluntad; y por otro, a modo de compen-
sación antagónica, las más virulentas formas
de fanatismo, de impermeabilidad a la crítica,
de entusiasmo y de agitación. (1995: 102-103).
Por ello, es que encontramos que a lo largo del
discurso paulino a la comunidad cristiana de Roma
la esperanza y el temor son iterativos ya que nos en-
contramos ante un mensaje evangelístico que apela
a una muerte eterna como condenación merecida
para los contumaces e incrédulos; pero, a su vez,
promete una vida eterna de corporeidad renovada y
libre de penalidades que se concretará junto a Cristo.
Por ejemplo, veamos este versículo del capítulo 8 de
Rom B versículo 13:
Así que, si viven según la carne su fin ha de ser
la muerte; pero, si con la ayuda del espíritu dan
muerte a las obras del cuerpo material, vivirán.
En este pasaje la escogencia del lexema σωμα,
-τος por parte de San Pablo carece de inocencia ya
que según el Liddell and Scott Greek Lexicon en su
versión digital (disponible en www.perseus.tufts.edu/
cgi-bin/resolveform) nos dice que esta entrada hace
referencia al cuerpo del hombre pero que en Homero
se usa para nombrar al cuerpo muerto, a una car-
casa, un cadáver en oposición a δέμας que sería el
61
cuerpo viviente. Además, de que en Platón es una
sustancia material que se opone al alma y, para Aris-
tóteles, el cuerpo que sirve de prueba en un juicio.
Ahora bien, teniendo presente la dicotomía vida-
muerte en relación con la tensión existente entre es-
peranza y miedo, es válido afirmar en palabras de J.
Delumeau que “cada destino se encuentra apresado
en una red de influencias que, de un extremo a otro
se atraen y se repelen”. (2005: 107).
Este mismo autor resalta las ambivalencias del
miedo ya que como fenómeno corporal podría traer
beneficios en situaciones determinadas por ello nos
parece apropiado que tal pasión esté en la misma
línea tensiva y emotiva del un discurso paulino car-
gado de esperanza.
No obstante, el miedo es ambiguo. Inherente
a nuestra naturaleza, es una muralla esencial,
una garantía contra los peligros, un reflejo in-
dispensable que permite al organismo escapar
provisionalmente de la muerte. (2005: 22).
Por ello, el miedo es conciencia de ser; ergo, ser
es temer.
Además, Delumeau precisa que esta forma de
equilibrar ambas pasiones a fin de llevar un mensaje
efectivo y persuadir a los receptores que utilizó San
Pablo resultó efectiva e implementada por el cristia-
nismo posteriormente a la época paulina de modo
que la religión atenúa el miedo mediante la esperan-
za ofreciendo una salvación post mortem.
Para la Iglesia, el sufrimiento y la aniquilación
(provisional) del cuerpo son menos temibles
que el pecado y el infierno. El hombre no pue-
de nada contra la muerte pero -con la ayuda
de Dios- le es posible evitar las penas eternas.
(2005:49).
Así que, en Romanos B la esperanza está empa-
rentada con la moral y trae consigo dádivas que los
hombres anhelan y no pueden obtener mediante otros
medios; es decir, la vida eterna como recompensa,
• ISNN: 1690-6054 • Volumen 10 • Número 19 • Ene'-Jun', 2013. pp.56-64
además se opone a las apetencias de la carne y al
desdichado fin que estas acarrean consigo tal como
lo muestra el siguiente fragmento de la epístola:
Porque el salario del pecado es la muerte, mas
el regalo de Dios es la vida eterna, en Cristo
Jesús, nuestro Señor ROM B: 6,23.
Entonces, veamos el siguiente pasaje de la carta
correspondiente a Rom B 13, 7-14 donde se eviden-
cian dos planos del deber ser social donde el amor es
una deuda, un contrato, lo material se vuelca en pa-
sional, donde los verbos de acción remiten al cuerpo
como metáfora del despojo de la carne y sus costum-
bres, la incoatividad está latente y alimentada por la
esperanza pues su fin consiste en la transformación
de lo mortal a lo eterno como cumplimiento teleoló-
gico de lo prometido a quienes siguen el mensaje de
Cristo que El Apóstol les facilita:
7 Paguen a cada uno lo que le corresponde:
al que se debe tributo, tributo; al que se debe
impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; y
honor, a quien le es debido honor.
8 No deban nada a nadie a menos que sea
amor mutuo: el que ama al otro ya ha cumplido
la Ley.
9 en efecto, no cometerás adulterio, no asesi-
narás, no hurtarás, no codiciarás, y cualquier
otro posible mandamiento, se resumen en este:
amarás a tu prójimo como a ti mismo.
10 El amor no hace daño al prójimo. Por lo tan-
to, el amor es el cumplimiento de la Ley.
11 Ustedes conocen en qué tiempo vivimos,
que ya es hora de despertarse del sueño, por-
que la salvación está ahora más cerca de noso-
tros que cuando creímos.
12 La noche está muy avanzada y se acerca el
día. Dejemos de lado las tinieblas y revistámo-
nos con la armadura de la luz.
13 Como si fuese de día, andemos con deco-
ro: sin glotonerías u orgías, sin borracheras, sin
fornicación y libertinaje, sin riñas ni envidias.
62 Confrontación entre el miedo y la esperanza: análisis... Jatniel J. Villarroel Ruiz
14 Por el contrario, revístanse del Señor Jesu-
cristo y cuídense de someterse a los apetitos
de la carne3.
A partir de este texto y a manera de esbozo, si-
guiendo los cuatro componentes de la pasión que
enumera Fabbri (2000), podríamos afirmar que en
cuanto al componente modal hay una tensión entre
el poder hacer y el hacer saber puesto que San Pa-
blo se presenta como emisario de un remitente cuya
autoridad es suprema e indiscutible, por lo tanto, el
goza de una autoridad otorgada y presente en su res-
ponsabilidad de anunciar el evangelio en tanto que
es un emisario del Dios supremo; por ello, determina
e indica el deber ser a los creyentes de Roma, es
decir, los patrones de conducta que deben asumir si
pretenden alcanzar la promesa salvífica que envuel-
ve su mensaje.
En cuanto al componente aspectual y temporal
del los versículos escogidos, tenemos que está ma-
nifiesta una incoación reiterativa que señala cómo
los creyentes de Cristo deben comenzar a ser y a
actuar de una determinada manera que los diferen-
cie de aquellos que no alcanzarán la vida eterna; ya
que, la duración y terminación, es decir la realización
factual de la esperanza comienza en esta vida y cul-
mina con el revestimiento corporal que llega con la
resurrección en Cristo. Por su parte, en el texto grie-
go en su versión original, las acciones se enuncian y
están enfocadas en una sucesión de futuros y demás
formas del aoristo griego para expresar las acciones
loables que deben ser seguidas por la congregación
mientras se opone la naturaleza carnal a la espiritual
y eterna, los actos repudiables a los dignos de elogio,
el miedo a la esperanza; pues, tal como lo demuestra
E. Paglialunga (2007), el aoristo indica el comienzo,
punto o fin de una acción completa sin tener en cuen-
ta su duración ni la relación de distancia que dicha
acción tenga con el momento en que haya sido enun-
ciada (Cf. Introducción al griego, 2007: 217-219).
Finalmente, tenemos el componente estésico don-
de se evidencia que las acciones verbales sirven
como metáfora del cuerpo como carne mortal que
ansía ser recubierta de gloria inmortal según la pro-
mesa salvífica del evangelio paulino. Es aquí donde
se evidencia que el significado puede trasladarse del
depósito pasional a la materia expresiva y, por ende,
seguir significando. Desmond Morris (2010) nos ex-
plica desde una perspectiva zoológica, antropológi-
ca y social cómo se ve evidenciada esta verdad en la
cultura occidental a partir de la imagen del pecho del
hombre como recipiente de nuestros sentimientos:
Hoy en día, consideramos que el corazón sim-
boliza las pasiones y los sentimientos, pero no
era así cuando se originó el gesto de llevarse
la mano al pecho. Por aquél entonces, se creía
que el corazón era la esencia de una persona,
su inteligencia y el centro de su ser. Eso es lo
que los antiguos tocaban simbólicamente cuan-
do se llevaban la mano al corazón. Creían que
el cerebro no era más que un instrumento de la
inteligencia del corazón. Dado este origen, que
sigue percibiéndose en los usos actuales, colo-
car una mano en el pecho de otra persona es
una acción bastante íntima, que sólo se realiza
entre amantes o amigos. (2010: 215).
Este fenómeno de representar lo que se siente
mediante el cuerpo se evidencia en el vocabulario es-
cogidos por el autor de la carta y se refleja en el uso
de verbos como: huir (ἀποθέω) 13,12; llorar y gozar
(κλαίεω / χαίρω) 12, 15; revestirse (ἐνδύω) 13,14; ge-
mir (στενάζω) 8, 22-23; provocar celos (παραζηλόω)
11, 14; no satisfacer (μὴ ποιέω)13, 14; desear morir
(θανατάω) 8, 36; vivir (ζάω) 6,10 entre otras forman
que reflejan cómo la naturaleza espiritual (πνεῦμα)
1, 4 como recompensa futura se ve contrapuesta a
la carne, el cuerpo mortal (σάρξ / σῶμα) 1,3 y 8, 13,
además de a sus apetitos (ἐπιθυμία) 13, 14.
Según Greimas y Fontanille (1994) el significado
en el cuerpo es arrebato, foria y puede entenderse
como pernicioso o vicioso, inclusive:
Ahora es la carne viva, la propioceptividad “sal-
vaje” la que se manifiesta y reclama sus dere-
chos en tanto “sentir” global. Ya no es más el
63
mundo natural el que adviene al sujeto, sino
el sujeto quien se proclama dueño y señor del
mundo, su significado, y lo reorganiza figurativa-
mente a su manera. Entonces el llamado mun-
do natural, el del sentido común, se convierte
en un mundo para el hombre, en un mundo que
puede ser llamado humano4. (1994: 18).
Entonces, si es a merced del cuerpo que se hace
el significado en Rom B nos encontramos ante un
texto cuyos enunciados vierten su significado en el
“cuerpo” de Dios; es decir lo eterno como significado
de la esperanza se entiende sólo mediante la entidad
divina que los hace reales y accesibles al hombre.
Esto lo podemos evidenciar de la siguiente mane-
ra: en la epístola a los Romanos B Pablo como emi-
sario del Dios enunciador del evangelio se vale de
las alegorías como estrategia retórica a fin de hacer
su mensaje más accesible a los comunidad cristia-
na del Imperio. Por ello, una de las metáforas más
recurrentes en su misiva es la idea del pneuma (el
alma, el espíritu) ese hálito que es Dios intangible y
transportable ya que los que tienen fe, los que creen
y conocen la verdad lo han recibido cual potencia
salvadora que habita en ellos y los hace actuar de
manera adecuada; por lo tanto no es de extrañarse
que este lexema se repite 34 veces a lo largo de toda
la carta como señalan Villarroel y Mejías (2009: 56).
En contraposición, tenemos el lexema sárks (la
carne, el cuerpo, la naturaleza humana y pecamino-
sa) que se opone al espíritu apartándose de lo divino
y llevando al hombre a la condenación. Tal imagen la
encontramos 26 en Rom B. (Villarroel y Mejías, 2009:
57).
La carne y el espíritu en la epístola se relacionan
con las nociones de eterno y efímero; donde lo eter-
no es una vida eterna espiritual, un cielo junto a Dios
reservado para los creyentes mientras que lo efímero
es el cuerpo y sus desenfrenos, sus pasiones, mor-
talidad y sufrimiento, una carne terrenal y corrupti-
ble que se aferra a la tierra y culmina con un infierno
eterno separado de la majestuosidad divina que go-
zan los privilegiados, los que en vida echan mano del
evangelio y lo viven por fe.
• ISNN: 1690-6054 • Volumen 10 • Número 19 • Ene'-Jun', 2013. pp.56-64
Conclusión
San Pablo, como herramienta discursiva, compar-
te sus pesares otorgando así una participación direc-
ta a su auditorio en su labor misional.
De manera similar, el Apóstol insiste en el uso
metafórico como recurso común de sus escritos; así,
la esperanza, en contraposición al temor, es presen-
tada como un tópico de expectación y afabilidad que
procura la empatía del discurso paulino; por ello, es la
atmósfera temática que envuelve a Romanos B, por
tal motivo, las reprensiones que expresa San Pablo
no se equiparan a las exhortaciones que él mismo
ofrece a la comunidad romana si esta escoge seguir
las indicaciones divinas que atañen a su mensaje.

Notas
1
. El resaltado es puesto por de los autores.
2
. Las comillas han sido puestas por los autores.
3
. La traducción propia. Para tal efecto se uso la versión digital en griego que ofrece en línea Tufs University.
4
. Comillas de los autores.

Referencias bibliohemerográficas
Ediciones y fuentes de la Antigüedad
Los textos y ediciones en griego o latín serán tomados de sus respectivas versiones digitales provistas por Tufs University ubicados en
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/collection?collection=Perseus:collection:Greco-Roman

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64 Confrontación entre el miedo y la esperanza: análisis... Jatniel J. Villarroel Ruiz