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Ave María
1
Salmo. De David. En memoria.
2
Yahvé, no me castigues enfadado,
no me corrijas enojado.
3
En mí llevo clavadas tus saetas,
tu mano has descargado sobre mí;
4
nada intacto hay en mi carne por tu enfado,
nada sano en mi cuerpo por mi pecado.
5
Mis culpas sobrepasan mi cabeza,
como peso harto grave para mí;
6
mis llagas son hedor y putridez,
todo por mi insensatez;
7
encorvado, totalmente abatido,
todo el día camino sombrío.
8
Tengo la espalda túmida de fiebre,
no hay nada sano en mi carne;
9
entumecido, totalmente molido,
me hace gemir la convulsión del corazón.
10
Señor, tú eres testigo de mis ansias,
no se te ocultan mis gemidos.
11
Mi corazón se agita, las fuerzas me flaquean,
y hasta me falta la luz de mis ojos.
12
Compañeros y amigos huyen de mi llaga,
mis allegados se quedan a distancia;
13
los que persiguen mi vida tienden lazos,
los que traman mi mal hablan de ruina,
urdiendo falsedades todo el día.
14
Pero yo me hago el sordo y nada oigo,
como un mudo que no abre la boca;
15
soy como un hombre que no oye,
ni tiene réplica en sus labios.
1
SALMO 38 (37): Súplica en la desgracia
Comentario del P. Ángel Aparicio
16
Que en ti, Yahvé, yo espero,
tú responderás, Señor, Dios mío.
17
Me dije: «No sea que se rían de mí,
que me dominen cuando mi pie resbale».
18
Y ahora estoy a punto de caer,
tengo siempre presente mi pena.
19
Sí, confieso mi culpa,
me apena mi pecado.
20
Aumentan mis enemigos sin razón,
muchos son los que me odian sin motivo*,
21
los que mal por bien me devuelven
y me acusan cuando busco el bien*.
22
¡No me abandones, Yahvé,
no te me alejes, Dios mío!
23
¡Date prisa en socorrerme,
oh Señor, mi salvación!.
v. 20 «sin razón» conj.; «vivos» hebr.; otros: «mis enemigos mortales» en paralelismo
con el segundo hemistiquio: «mis enemigos [los que me odian] traidores».
I. VISIÓN DE CONJUNTO
2
SALMO 38 (37): Súplica en la desgracia
Comentario del P. Ángel Aparicio
Los motivos básicos del salmo están tan entrelazados que es difícil
identificar las estrofas. Podíamos rastrear la actuación de los agentes,
pero nos parece una estructura poco convincente. Por simplificar y con
la finalidad de que nos sirva de pauta para el comentario, proponemos
la siguiente:
a) Introducción (v. 2).
b) Descripción de la enfermedad (vv. 3-11).
c) Reacción de los amigos y de los conocidos ante la enfermedad (vv. 12-21).
d) Conclusión (vv. 22-23).
Hemos elegido esta frase del salmo (v. 16) porque nos sitúa a medio
camino entre el castigo y la ayuda definitiva. A lo largo de la espera se
soporta la enfermedad, se aguanta el abandono de los amigos de
antaño, se intenta mover a Dios a la acción, se confiesa el pecado y se
espera la ayuda liberadora de Yahvé.
3
SALMO 38 (37): Súplica en la desgracia
Comentario del P. Ángel Aparicio
***
III. ORACIÓN
«Oh Dios, que curas todas las heridas, ayúdanos en la enfermedad y
cauteriza nuestras heridas mortales; así, vertiendo ante ti nuestras
lágrimas y expresando nuestro dolor, haremos frente a los insultos de
nuestros adversarios, los vicios. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo,
que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los
siglos de los siglos» (PL 142,165).