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Características favorables que permitieron promover y participar en los

procesos de diseño de estrategias que mejoraran la calidad de la educación
en el plantel.

Siendo claros, una de las características que observamos en la escuela es

que siempre se buscaba involucrar a los padres de los jóvenes en diferentes
actividades. Creemos que ello se debía a que “para garantizar el logro de objetivos
elementales de aprendizaje en los niños de las familias más desfavorecidas de la
sociedad no basta con mejorar la cantidad y calidad de los insumos escolares (…)
sino que es preciso actuar contemporáneamente y en forma articulada sobre otras
necesidades humanas básicas.” (Torres y Tenti, 2000) lo cual nos remite a la
necesidad de que las familias se involucren en el proceso educativo de sus hijos.
Así, consideramos que la comunidad se vinculaba con la escuela porque veía en
ella una manera de satisfacer sus propias necesidades.
Sin embargo, “Los modelos organizacionales del trabajo y la producción se
constituyen en una situación histórica, política y socioeconómica concreta, son
respuestas de la humanidad a la necesidad y urgencias específicas.” (Pozner de
Weinberg, 1997) lo que nos quiere decir que la involucración de los padres dentro
de muchas de las actividades de la escuela no solo respondía a la necesidad de
cubrir necesidades humanas básicas, sino que iba más allá.

Pero ¿Cuál era el motivo por el cual los padres participaban? ¿Cuál era el
motivo que los impulsaba a involucrarse? Tuvimos que rescatar ciento conocimiento
de los alrededores de la escuela, siguiendo con la línea de que “una oferta escolar
que se precia de haber sido diseñada para poblaciones marginadas, no puede
ignorar que éstas son socioculturalmente diversas y que sus historias
escolares son distintas, en especial cuando se sabe que tales condiciones
pesan fuertemente sobre sus oportunidades de adquirir los contenidos
establecidos por el currículo” (Serafín, 2001). Así, después de recaudar
información, nos esteramos que en la zona existen muchos problemas de
drogadicción, por lo que la participación de los padres es muy importante para frenar
el crecimiento del consumo de drogas. Además, el instituto de psicología realiza
talleres con los maestros, padres y alumnos para combatir juntos dicha problemática

Otra característica que observamos fue la presencia de personal USAER,

pues en la escuela existen alumnos con barreras para el aprendizaje y la
participación, lo que fue de gran ayuda para saber cómo adaptar ciertos contenidos
y estrategias de modo que se pudiese llegar a más alumnos de manera efectiva. En
esta participación también notamos mucha intervención por parte de los padres de
familia.
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Finalmente, reconocimos que “Las capacidades que tienen las

comunidades para participar en acciones colectivas no es la misma en todos
los contextos, sino que varía en función de determinadas condiciones
sociales, históricas y culturales específicas. Por lo tanto, la participación real
de las familias en programas educativos es siempre el resultado de un
encuentro entre las posibilidades y estímulos ofrecidos desde las políticas
públicas y las características sociales y culturales de las comunidades, las
cuales son extremadamente variables y diferenciadas.” (Torres y Tenti, 2000)

Referencia: Pozner de Weinberg, Pilar (1997), “La escuela como unidad educativa”,
en El directivo como gestor de aprendizajes escolares, 2a ed., Argentina, Aique
(Gestión), pp. 41-67.

Torres, Rosa María y Emilio Tenti (2000), “Nuevas articulaciones entre educación y
sociedad”, en Políticas educativas y equidad en México. La experiencia de la
educación comunitaria, la telesecundaria y los programas compensatorios, México,
SEP, pp. 25-34. (B3)

Antúnez, Serafín (2001), “El trabajo en equipo como factor de calidad: el papel de
los directivos escolares”, en SEP, Gestión Escolar. Programa y materiales de apoyo
para el estudio. Licenciatura en Educación Primaria. 60 semestre, México, pp. 123-
144. (B3)