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MODULO I PRINCIPIOS RECTORES DEL PROCESO

Principios Rectores del Proceso Civil

Los principios procesales son directivas o ideas básicas sobre las cuales se estructura un
ordenamiento jurídico procesal. En efecto para que el proceso se desarrolle con éxito y
logre su finalidad es necesario organizarlo adecuadamente y estructurarlo sobre ideas
básicas que llamamos "principios procesales”.

El debido proceso (Art. 6 CPC) es un derecho fundamental y constitucional, de carácter


instrumental, este se encuentra constituido por un conjunto de derechos esenciales, tales
como:

 Un juez natural, independiente e imparcial


 Derechos de acción y de contradicción o defensa,
 El debido emplazamiento y las notificaciones, publicidad,
 Motivación de las resoluciones judiciales con las limitaciones señaladas por ley,
 El derecho a impugnar,
 El derecho a probar,
 El derecho a que se asegure la eficacia o ejecución de las decisiones judiciales;
 El derecho a que las decisiones se emitan dentro de un plazo razonable;
 Que el proceso se desarrolle bajo los principios de celeridad y economía procesal;
 El derecho a que las decisiones sean objetivas, y comprensibles a los destinatarios de
la justicia, a una debida aplicación de la norma procesal, etc.

El derecho a la tutela judicial efectiva (Art. 8 CPC) se puede enfocar desde tres estadios
del proceso:

1. La libertad de acceso a la justicia, eliminado los obstáculos que pudieran impedirlo


(antes del proceso);

2. Obtención de una sentencia de fondo, es decir motivada y fundada, en tiempo


razonable ( dentro del proceso) y;

3. Que esta sentencia se cumpla, es decir sea ejecutoriada el fallo (después del
proceso).

La tutela jurisdiccional efectiva comporta: el acceso a la justicia, en el sentido de que toda


persona tiene derecho a ser parte en un proceso y, por tanto, los jueces deben posibilitar
el acceso sin restricciones irrazonables y, de interpretar con amplitud la norma procesal
sobre legitimación, pues el rechazo como consecuencia de una interpretación restrictiva
vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. En caso de duda habrá de optar por
la formula "pro homine" a favor de las libertades y de la efectividad de los derechos
sustanciales.

Resumiendo, podemos decir, que el derecho a la tutela jurisdiccional comprende el


acceso a la justicia y, el debido proceso en su interior. Es así, que la tutela jurisdiccional
efectiva y el derecho a un debido proceso se encuentran íntimamente ligados. La tutela
jurisdiccional es el postulado, es una aspiración, es la abstracción de la justicia; en
cambio, el debido proceso es la manifestación concreta del primero, es su actuación que
se realiza en el proceso.

b. Principios Jurídicos del Proceso Civil

I. Principio de Igualdad (Art. 10 CPC)

Las partes son iguales en el proceso, gozando de las mismas obligaciones, cargas y
oportunidades, en función de la posición procesal que ocupen.

El juez está obligado a preservar la igualdad de las partes en el proceso y a evitar toda
discriminación contra o entre ellas por razones de sexo, raza, religión, idioma, o condición
social, política, económica o de otra índole.

II. Principio de Contradicción (Art. 10 CPC)

La oralidad se presenta como el mejor facilitador de este principio básico en el sistema


procesal civil, cual es la contradicción derivada de la dualidad de partes en el proceso,
especialmente en la recepción de la prueba, ya que al recibirse en forma directa, sin
intermediarios y de manera continua y concentrada la prueba, exigiéndose la presencia de
todos los sujetos del proceso, para que ellos tengan la posibilidad de intervenir en esa
recepción haciendo preguntas y observaciones, solicitando aclaraciones y vigilando la
forma en que se introduce al proceso y apreciando la manera en que las demás partes
también realizan esa misma labor.

Como decía Calamandrei la contradicción es técnicamente el dispositivo psicológico más


apropiado para garantizar la aplicación exacta de la ley y la imparcialidad del juez, y ello
no sólo para la mejor defensa de las partes sino también para el interés público de la
justicia.

III. Principio de Defensa e Imparcialidad (Art. 10 CPC)

El derecho de defensa, implica para todos los involucrados en un proceso, la garantía


esencial del debido proceso, vulneración a dicho principio implica el vicio del mismo, con
todas las consecuencias que eso conllevan de conformidad a la ley.

La defensa en juicio comprende la defensa técnica y la material. La material supone


reconocerle al justiciable el derecho de participar en la invocación o defensa de sus
intereses, mientras que la técnica importa establecer la exigencia legal de un patrocinio
letrado obligatorio y asegurarlo para el caso de carencia de recursos.

La imparcialidad conlleva que el judicial en su actuación para procesar y sentenciar el


litigio debe ostentar claramente ese carácter: para ello, no ha de estar colocado en la
posición de parte (imparcialidad) ya que nadie puede ser actor y juez al mismo tiempo,
debe carecer de todo interés subjetivo, inmediato o mediato, en la solución del litigio
(imparcialidad) y debe poder actuar sin subordinación jerárquica respecto de las dos
partes (independencia). (Art. 49 CPC).
IV. Principio de Publicidad (Art. 11 CPC)

La publicidad en el proceso conlleva la posibilidad de que cualquier ciudadano pueda


presenciar la audiencia, escuchar y observar la prueba para formarse su propio juicio,
podemos afirmar que la publicidad es una garantía de transparencia. Por ello, se hace
necesario que en el sistema exista una estructura adecuada de comunicación y de
notificación internas de las actuaciones judiciales, medios que hagan posible esa
comunicación y notificación de los actos procesales. De igual modo, como es bien sabido,
la publicidad impone un mecanismo procesal estructurado en forma tal que sus actos
principales puedan ser conocidos por la generalidad de la ciudadanía; la publicidad
externa de los actos de prueba, de las conclusiones, del pronunciamiento de la sentencia
imponen un sistema que haga posible los testimonios y las certificaciones, incluso un
sistema de realización de los actos procesales dentro de un espacio físico determinado
que haga posible el conocimiento por todos de los actos procesales.

V. Principio Dispositivo (Art. 12 CPC)

Este principio es el que asigna a las partes, y no al juez, la iniciativa del proceso, el
ejercicio y el poder de renunciar a los actos del proceso, por lo que el proceso civil solo
puede iniciarse mediante acto procesal valido de parte que sea consecuencia de la
autonomía de la voluntad consagrada en la constitución y en las leyes de derecho
privado, con dicho principio las partes pueden iniciarlo libremente y tienen la posibilidad
de este y de sus diversos actos. Es entonces al ciudadano que solicita dicha tutela a
quien se atribuye la carga de pedirla, precisarla, alegar y probar los hechos y argumentar
en derecho.

VI. Principio de Aportación de Parte (Art. 13 CPC)

El principio de aportación de parte hace referencia a que la ley asigna a las partes el
poder de reunir y traer al proceso el material de hecho, limitando la función del Juez a
recibirlo para valorarlo después, en modo tal que el Juez no puede fundar su decisión en
otros hechos distintos ni prescindir de lo que las partes sometan a su juicio. Igualmente se
refiere a que el Juez debe de juzgar según lo probado por las partes. El principio de
aportación de parte se recoge, pues, en el viejo brocardo: “iudex secundum alligata et
probata partium iudicare debet”. El referido principio, supone que el dominio sobre el
material procesal que constituirá fundamento de hecho de la sentencia corresponde a las
partes litigantes, en consecuencia recae sobre ellas tanto la tarea de introducir los hechos
en el proceso, como la de probarlos.

VII. Principio de Buena fe y Lealtad Procesal (Art. 14 CPC)

Este principio esencial en la adecuada articulación de un derecho procesal moderno se


fundamenta en dos consideraciones esenciales:

 Las partes, los profesionales del derecho que les asistan y representen procesalmente
y, en general, todos los partícipes en el proceso, adecuarán su conducta a la
veracidad, probidad, lealtad y buena fe procesales.
 El juez hará uso de su poder para prevenir o sancionar cualquier acción u omisión
contrarias al orden o a los principios del proceso.
Rechazará cualquier solicitud, petición o acto que implique una dilación manifiesta o
ineficaz del litigio, o cuando cualquiera de las partes o ambas se sirvan del proceso
para realizar un acto simulado o para perseguir un fin contrario a la ley.

VIII. Principio de Dirección del Proceso (Art. 15 CPC)

Este principio nace como contrapartida al principio dispositivo, donde el juez era un mero
espectador y cuya función era legitimar la actividad de las partes, quienes eran los
protagonistas indiscutibles de la relación procesal.

Es conocido también con el nombre de principio de autoridad, pero no concebida como un


poder autoritario, sino de firmeza en la actuación del juez, que se convierte en el principal
protagonista del proceso.

En el proceso civil moderno el juez no puede conservar una actitud pasiva que tuvo en
el proceso de otros tiempos. Es un principio del derecho público moderno que el estado
hallase interesado en el proceso civil; no ciertamente en el objetivo de cada pleito, si no
en que la justicia de todos los pleitos se realice lo más rápidamente y lo mejor posible ( )
El juez, por tanto, debe estar provisto también en el proceso civil de una autoridad
que careció en otros tiempos (Chiovenda, 1992, Pág. 136)

IX. Principio de Oralidad (Art. 16 CPC)

Esta es una de las principales novedades del CPC, pues constituye un cambio radical en
todo lo que concierne al proceso civil, desapareciendo el tradicional procedimiento escrito,
siendo sustituido por audiencias en presencia judicial. El principio de oralidad significa
que, en primer lugar, que en los actos procesales predomina lo hablado sobre lo escrito,
como modo de expresión y comunicación entre los diferentes sujetos que intervienen en
el proceso.

De antemano sabemos que prácticamente no hay régimen alguno de derecho positivo


exclusivamente oral, sino que todos son mixtos. Entre las ventajas de la oralidad se
encuentran las siguientes:

 Garantiza la publicidad del proceso y el control crítico de la actividad jurisdiccional,


obliga al Juez a una mayor actividad pues dirige personalmente la audiencia, mantiene
contacto directo con las partes y sus representantes y defensores, consecuentemente,
el Juez estará en mejores condiciones de obtener una convicción derivada de su
apreciación directa de los medios de prueba.

 Posibilita la concentración efectiva en el desarrollo del proceso, ya que será el mismo


Juez el que conocerá del proceso en su totalidad.

 Ligada a la oralidad aparece la inmediación que supone el conocimiento directo y la


comunicación personal de las partes, los litigantes y el juzgador.
X. Principio de Inmediación (Art. 17 CPC)

Este principio exige que el sentenciador tenga el mayor contacto personal con los
elementos subjetivos y objetivos que conforman el proceso. Por ello, esencial que el juez
que debe pronunciar la sentencia haya asistido a la práctica de las pruebas de que extrae
su convencimiento, y haya entrado, por lo tanto, en relación directa con las partes, con los
testigos, con los peritos y con los objetos del juicio, de forma que pueda apreciar las
declaraciones de tales personas y las condiciones de los sitios y cosas litigiosas,
fundándose en la impresión inmediata recibida de ellos y no en referencias ajenas. Lo
anterior constituye una atribución exclusiva a la autoridad judicial de la capacidad de
dirección directa, efectiva o inmediata del proceso y del debate procesal con criterios de
legalidad e imparcialidad, es por ello que la oralidad es el mejor medio para alcanzar la
inmediación, de manera más eficiente que la escritura, pues la comparación y el análisis
se facilitan bastante más cuando los elementos de prueba son recibidos por todos los
sujetos del proceso, de manera concentrada y continua, como se realizara en el juicio
oral.

XI. Principio de Concentración (Art. 18 CPC)

Este principio también es consecuencia de la oralidad que debe de presidir todo el nuevo
sistema procesal civil. La doctrina distingue en el principio que analizamos dos puntos de
vista complementarios: el que se refiere a la actividad procedimental y el que atañe al
contenido del proceso.

 El primero supone que los actos procesales se desarrollen en una sola audiencia, y si
ello no es posible, en varias próximas temporalmente entre sí, de modo que el juez, en
el momento de dictar sentencia, conserve en su memoria las manifestaciones
realizadas por las partes y el resultado de las pruebas prácticas.

 El segundo se refiere la concentración a las cuestiones prejudiciales, previas e


incidentales, evitando, en la medida de lo posible, su tratamiento separado y las
impugnaciones con efecto suspensivo. Se intenta de este modo no paralizar o diferir el
negocio principal, dotando al proceso de mayor utilidad y eficacia.

XII. Principio de Celeridad (Art. 19 CPC)

El principio de celeridad, es la expresión concreta de la economía por razón de tiempo.


Los plazos, normas expeditas y sancionadoras de la dilación innecesaria. Una justicia
tardía no es justicia.

XIII. Principio de Convalidación (Art. 20 CPC)

Cuando las normas procesales regulan actos en que el fin es predominantemente el


interés de las partes, al ser infraccionadas, no necesariamente se produce la nulidad
absoluta, decretable de oficio, sino que la falta de reclamación convalida lo actuado. Este
es el principio de convalidación.
Es una aplicación extensa del principio de Preclusión Procesal en cuanto a los medios de
impugnación e incidentes de nulidad. No reclamada la nulidad ni propuesto el recurso, lo
irregular se confirma, se convalida. (Ortiz Urbina, año, Pág.)

XIV. Principio de Preclusión Procesal (Art. 135 CPC)

La palabra “Preclusión” fue introducida por Chiovenda en el léxico procesal, y proviene de


la voz latina praeclusio, que significa clausurar, cerrar (el paso), impedir. La preclusión ha
sido definida como el efecto de un estadio del proceso que al abrirse clausura,
definitivamente, el anterior, exigiendo que se establezcan una serie de lapsos de tiempo
para que cada parte lleve el correspondiente escrito y este se comunique a la parte
contraria, ocurriendo algo muy similar con las resoluciones del juez, Es necesario, por
tanto, dividir el proceso en fases o períodos que sólo se desarrollan ordenadamente
mediante el criterio de la preclusión. Esto es que el procedimiento se cumple por etapas
que van cerrando la anterior.

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