Las personas con síndrome de Down tienen un mayor riesgo de sufrir
obesidad y sobrepeso, su estatura tiende a ser menor a la de la edad media y su actividad física es menor, por tanto, los requerimientos energéticos son menores.
Es importante que, como en todo plan nutricional, este debe de
ser personalizado, tomando en cuenta cada una de las necesidades especiales del individuo, algunas recomendaciones generales son: 1. Tener una alimentación variada incluyendo cereales, frutas, vegetales, carnes y derivados, leche y productos lácteos. 2. En caso de alguna alteración gastrointestinal como reflujo evitar alimentos ácidos y en caso de estreñimiento promover el consumo de agua y fibra (cereales integrales, frutas y verduras). 3. Evitar los alimentos que causen algún tipo de intolerancia o alergia. 4. El consumo de grasas debe ser limitado, se deben preferir las de origen vegetal como el aceite de oliva y el de girasol. 5. Favorecer el uso de técnicas culinarias sencillas como el asado, al horno, cocidos, al vapor o a la plancha y moderar el uso de técnicas culinarias en las que se utilicen gran cantidad de grasa como frituras, guisos o rebozados. 6. Cocine con imaginación, elaborando recetas apetitosas y saludables. 7. Si se tiene algún problema de masticación, los alimentos se deben de adecuar modificando su textura para su fácil deglución. 8. Las personas con síndrome de Down tienen conciencia del cuidado hacia su salud, por tanto, debe promoverse la actividad física y el consumo de una dieta equilibrada, moderada y variada.