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Consciente de que los COP plantean peligros importantes y cada vez mayores a la salud
humana y el medio ambiente, en 1995, el Consejo de Administración del Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pidió que se iniciara un proceso
de evaluación de una lista inicial de 12 COP y que el Foro Intergubernamental sobre
Seguridad Química (FISQ), elaborara recomendaciones respecto de la adopción de
medidas a nivel internacional, incluido un instrumento internacional jurídicamente
vinculante.
El Convenio de Estocolmo es un tratado internacional que tiene como finalidad
proteger la salud humana y el medio ambiente frente a los Contaminantes
Orgánicos Persistentes, fijando para ello medidas que permitan eliminar, y cuando
esto no sea posible, reducir las emisiones y las descargas de estos contaminantes.
Asimismo, el Consejo de Administración del PNUMA pidió que el Comité
Intergubernamental de Negociación (CIN), estableciera un grupo de expertos para
elaborar criterios y un procedimiento para determinar otros COP como sustancias
propuestas para futuras medidas a nivel internación
A través del CNRCOP, si dispone de información sobre estos tres productos químicos, le
invitamos a que presente documentación sobre perfiles y medidas de gestión de riesgos,
para que forme parte de los proyectos que se van a desarrollar en el periodo 2009-2010.
Estos proyectos serán presentados en la sexta reunión del Comité de Examen.
El Convenio de Basilea
Sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su
eliminación es el tratado mundial de medio ambiente que se ocupa más exhaustivamente
de los desechos peligrosos y otros desechos
Cuenta con 170 países miembros (Partes) y su objetivo es proteger el medio ambiente y
la salud humana contra los efectos nocivos derivados de la generación, el manejo, los
movimientos transfronterizos y la eliminación de los desechos peligrosos y otros desechos
COMO FUNCIONA…
En primer lugar, el Convenio de Basilea regula los movimientos transfronterizos de
desechos peligrosos y otros desechos aplicando el procedimiento del “consentimiento
fundamentado previo” (los envíos efectuados sin consentimiento son ilícitos). Los envíos
efectuados a un Estado que no sea Parte o desde un Estado que no sea Parte son ilícitos,
salvo que exista un acuerdo especial. Se exige a toda Parte en el Convenio que
promulgue las disposiciones legislativas nacionales adecuadas para prevenir y castigar el
trá- fico ilícito de desechos peligrosos y otros desechos. El tráfico ilícito es delictivo. En
segundo lugar, el Convenio obliga a las Partes en él a asegurar que los desechos
peligrosos y otros desechos se manejen y eliminen de manera ambientalmente racional. A
ese fin, se espera de las Partes que minimicen las cantidades que atraviesan las
fronteras, que traten y eliminen los desechos lo más cerca posible del lugar donde se
generen y que impidan o minimicen la generación de desechos en origen. Se han de
aplicar controles estrictos desde el momento de la generación de un desecho peligroso
hasta su almacenamiento, transporte, tratamiento, reutilización, reciclado, recuperación y
eliminación final.
• Aceites usados
La Conferencia de las Partes, de la cual son miembros todos los Estados que son Parte
en el Convenio, es el órgano principal del Convenio. La Conferencia de las Partes elabora
las políticas que orientarán la aplicación del Convenio y puede adoptar enmiendas de
éste, así como nuevos instrumentos, como Protocolos, si considera que ayudarían a
alcanzar los objetivos del Convenio. La Conferencia de las Partes se reúne como mínimo
una vez cada dos años y trata de alcanzar sus decisiones por consenso.
¿Sabía que? Los informes presentados al Convenio de Basilea indican que cada año se
transportan de un país a otro como mínimo 8,5 millones de toneladas de desechos
peligrosos1.
Sin embargo, muchos países se quejan de que están recibiendo envíos para los que
nunca habían otorgado su consentimiento y de los que no pueden ocuparse
adecuadamente.
• Los desechos electrónicos y eléctricos, como los teléfonos celulares y las computadoras
1. Material de dragado
2. Lodos de depuradoras
3. Vertido de descartes de pesca o materiales resultantes de las operaciones de
manipulación de pescado
4. Buques y plataformas, u otras construcciones en el mar
5. Materiales geológicos inorgánicos inertes
6. Materia orgánica de origen natural
7. Objetos voluminosos inocuos generados en instalaciones aisladas (como pequeñas
islas) sin posibilidad de otras opciones de eliminación
Con posterioridad, en 2007, se aprobaron las enmiendas para incluir una nueva categoría
de material susceptible para su vertido al mar, los flujos de CO2 para su secuestro en
estructuras geológicas submarinas.
Este protocolo de enmienda, recoge además los avances y prescripciones que tienen su
origen en la Conferencia de Río de Janeiro (1992) y los principios de cautela y de quien
contamina paga, además de prohibir la incineración en el mar y la exportación de
residuos.
Dentro del ámbito del Protocolo, se han redactado unas “Directrices generales” y
“Directrices específicas” para algunos de los desechos cuyo vertimiento está permitido. En
ellas se detallan pormenorizadamente los procedimientos para la evaluación de los
desechos, la selección de la zona de vertido, los procedimientos de vigilancia, de
caracterización, etc.
El Convenio de Londres y su Protocolo de 1996, también se van adaptando al progreso
científico mediante el denominado “Grupo Científico” que es el que, en reuniones anuales,
prepara desde el punto de vista técnico los diferentes documentos que se adoptan en las
reuniones de Partes Contratantes. España, a través del MAGRAMA participa en las
reuniones del grupo científico
Estrategias marinas
Las Estrategias Marinas, instrumento de planificación del medio marino creado al amparo
de la Directiva 2008/56/CE, de 17 de junio de 2008, por la que se establece un marco de
acción comunitaria para la política del medio marino (Directiva marco sobre la estrategia
marina), tienen como principal objetivo, la consecución del Buen Estado Ambiental (BEA)
de nuestros mares a más tardar en 2020. La transposición de dicha directiva al sistema
normativo español se recoge en la Ley 41/2010, de 29 de diciembre, de Protección del
Medio Marino.
Los 11 descriptores del Buen Estado Ambiental, establecidos por la Directiva son D1:
Biodiversidad, D2: Especies alóctonas, D3: Especies explotadas comercialmente, D4:
Redes tróficas, D5: Eutrofización, D6: Integridad de los fondos marinos, D7: Alteraciones
de las condiciones hidrográficas, D8: Contaminantes y sus efectos, D9: Contaminantes en
los productos de la pesca, D10: Basuras marinas y D11: Energía, incluido ruido
submarino. Estos 11 descriptores suponen el punto de referencia sobre los que
determinar el buen estado ambiental del medio marino.
Con la finalidad de avanzar hacia la consecución del objetivo lograr o mantener un buen
estado ambiental del medio marino a más tardar en el año 2020, se establecieron las
siguientes fases, que deben abordar los Estados Miembros:
Una evaluación inicial de las aguas marinas, que comprendiera un análisis del estado
ambiental actual, de los principales impactos y presiones, así como del análisis
económico, social y del coste que supone el deterioro del medio marino
La definición del buen estado ambiental, de acuerdo a los 11 descriptores del buen
estado ambiental, para cada subregión marina.
La propuesta de objetivos ambientales e indicadores asociados para las aguas
marinas, con objeto de orientar el proceso hacia la consecución del buen estado
ambiental del medio marino
El establecimiento de Programas de seguimiento coordinados, para evaluar
permanentemente el estado ambiental de las aguas marinas
La elaboración y puesta en marcha de Programas de medidas, necesarios para lograr
o mantener el buen estado ambiental del medio marino
La Constitución señala que la zona marítimo-terrestre, las playas, las aguas interiores, el
mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental
son bienes del DPMT, y la Ley de Costas precisa estos conceptos.
Bienes tan valiosos y anhelados por todos como las playas, las dunas, los escarpes, las
bermas, los acantilados, las marismas, los humedales litorales, etc, son de DPMT, tanto
para su protección, como para su garantía de disfrute público.
Todos debemos tener garantizado el derecho de disfrute de estos bienes del DPMT eso
sí, con usos adecuados, que ni comprometan su integridad física, ni impliquen que los
demás no puedan disfrutarlos también.