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En 1933 Sartre conoce la fenomenología husserleana por boca de su amigo Raymond Aron y por la
lectura del libro de Emmanuel Levinas titulado La teoría de la intuición en la fenomenología de
Husserl así como del libro de Georges Gurvitch Las tendencias actuales de la filosofía alemana
ambos publicados en 1930. Entre 1933 y 1934 Sartre es becado para estudiar en el Instituto francés
de Berlín. Allí comienzan sus lecturas fenomenológicas: las obras publicadas de Husserl y Sein und
Zeit de Heidegger. Al finalizar dicha investigación escribe La trascendencia del ego en 1934
(publicado en Recherches Philosophiques en 1937). Dicho ensayo, a pesar de ser una discusión
intra-fenomenológica con Husserl, fue calificado retrospectivamente como la primera señal de la
llamada “muerte del sujeto”, tópico dominante del pensamiento francés de los años '60 y '70. En el
mismo año, Sartre escribe el artículo “Una idea fundamental de la fenomenología de Husserl: la
intencionalidad” (publicado en NRF en 1939)
“'Él la comía con los ojos'. Esta frase y otros muchos signos indican bastantemente la ilusión
común al realismo y al idealismo según la cual conocer es comer (…) ¿Qué es una mesa,
una roca, una casa? Cierto conjunto de 'contenidos de conciencia', un orden de esos
contenidos. ¡Oh filosofía alimentaria! (…) En vano los más sencillos y más rudos de entre
nosotros buscaban algo sólido, algo, en fin, que no fuese el espíritu; no encontraban en todas
partes sino una niebla blanda e igualmente distinguida: ellos mismos.”
En las antípodas del planteo egológico e inmanentista de Husserl, Sartre plantea una noción de
intencionalidad que se identifica punto por punto con la noción de trascendencia: “'estallar hacia'
[s'éclater vers], arrancarse [s'arracher]”. Que la conciencia es intencionalidad es lo mismo que
decir que la conciencia es acto y que la conciencia es trascendente. Sartre no usa el término
trascendental para referirse ni a la conciencia ni al ego. No hay lugar para lo trascendental en la
fenomenología sartreana sino para lo trascendente. Es importante mantener la distinción de dos
sentidos opuestos de trascendencia:
1. Referida a la conciencia y sus actos: capacidad de ir más allá de lo dado (de la facticidad).
2. Referida a los objetos: cualidad de estar ontológicamente fuera de la conciencia.
4) Des-sustancialización de la conciencia
“La conciencia se ha purificado, es clara como un gran viento, nada hay ya en ella, salvo un
movimiento para huir, un deslizamiento fuera de sí. Si por un imposible entráseis 'en' la
conciencia, seríais presa de un torbellino que os arrojaría fuera, junto al árbol, en pleno
polvo, pues la conciencia carece de 'interior'; no es más que el exterior de ella misma y son
esa fuga absoluta y esa negativa a ser substancia las que la constituyen como conciencia.”
5) Des-personalización de la conciencia
“Imaginaos ahora una serie ligada de estallidos que nos arrancan a nosotros mismos, que no
dejan ni siquiera a un 'nosotros mismos' el tiempo necesario para formarse detrás de ellos,
sino que nos lanzan, al contrario, más allá de ellos, al polvo seco del mundo, a la tierra ruda,
entre las cosas; imaginaos que somos rechazados y abandonados así por nuestra naturaleza
misma en un mundo indiferente, hostil y reacio; habréis comprendido el sentido profundo
del descubrimiento que Husserl expresa en esta frase famosa: 'toda conciencia es conciencia
de algo'.”
Más aún no es sinónimo de personalidad. Esto quiere decir que la conciencia se des-solidariza del
ego por completo. Existe una diferencia ontológica fundamental entre la conciencia y el ego. La
conciencia es trascendencia (en el primer sentido) y el ego es trascendente (en el segundo sentido) y
ambos sentidos son ontológicamente contrapuestos. El ego, a su vez, no es ni el sujeto de la
experiencia ni una sustancia psico-fisiológica. Es una unidad objetiva sintética e ideal.
“Si la conciencia trata de recuperarse, de coincidir al fin con ella misma, en caliente, con las
ventanas cerradas, se aniquila. A esta necesidad que tiene la conciencia de existir como
conciencia de otra cosa que ella misma Husserl la llama 'intencionalidad'.”
Este es el tema central de los pasajes que leeremos de El ser y la nada: la imposibilidad de la
identidad del para-sí como fundamento de la conciencia pre-reflexiva.
Dos posiciones que sostienen esta teoría: 1. Teoría de la presencia formal del yo (Husserl y Kant).
2. Teoría de la presencia material del Yo (Psicología).
Crítica a Husserl:
El próximo paso será definir qué significa que la conciencia sea un absoluto en tanto es una
conciencia no posicional de sí misma.
1. Uno de los modos en que Sartre interpreta la intencionalidad en Una idea fundamental de la
fenomenología de Husserl: la intencionalidad, es como trascendencia y nihilización, esta
consideración se contrapone al modo en que Husserl desarrolla el concepto en la II
Meditación ya que para Husserl la intencionalidad como propiedad fundamental de la
conciencia es compatible con la inmanencia de su vida y por ello toda trascendencia del
objeto se funda en la inmanencia de la conciencia intencional. Podemos preguntarnos
entonces ¿qué tipo de problemas específicos del planteo husserliano de la inmanencia de la
conciencia resuelve esta concepción/interpretación sartreana de la intencionalidad
husserliana en términos de trascendencia? Un punto de partida Monográfico consistiría en
reconstruir estos problemos y fundamentar frente a ellos la pertinencia de esta interpretación
sartreana. Dicho de otra forma, qué defensa filosófica podemos hacer de la trascendencia de
la intencionalidad frente a su descripción inmanente husserliana
2. Sartre en el texto en cuestión considera necesario una despersonalización de la conciencia
como modo de marcar una diferencia ontológica entre conciencia y ego. Citemos de nuevo:
“Imaginaos ahora una serie ligada de estallidos que nos arrancan a nosotros mismos, que no
dejan ni siquiera a un 'nosotros mismos' el tiempo necesario para formarse detrás de ellos,
sino que nos lanzan, al contrario, más allá de ellos, al polvo seco del mundo, a la tierra ruda,
entre las cosas; imaginaos que somos rechazados y abandonados así por nuestra naturaleza
misma en un mundo indiferente, hostil y reacio; habréis comprendido el sentido profundo
del descubrimiento que Husserl expresa en esta frase famosa: 'toda conciencia es conciencia
de algo'.” A partir de esta expresión podemos justificar la necesaria des-solidarización
sartreana entre la conciencia y el ego. Un punto de partida monográfico puede centrarse en
reconstruir esta argumentación sartreana en detalle y -como respuesta a ella- reconstruir los
argumentos husserlianos con los cuales se podrían marcar los límites y dificultades que tiene
una objeción de este tipo. Es decir, ¿qué problemas fenomenológicos trae una
despersonalización de la conciencia como la propuesta por Sartre si la analizamos y
evaluamos en términos husserlianos?