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LOS HIJOS LEGITIMOS

Rodrigo Saldarriaga S.
Medellín, Agosto 31 de 1989.

Transcripción realizada por Frank David Bedoya Muñoz para el


Proyecto: Biografía de Rodrigo Saldarriaga. Archivo original del Pequeño Teatro de Medellín.

“Detrás de cada gran fortuna hay un


gran crimen”. Balzac.

Ahora se oye el coro de lamentaciones de los que ayer fueron sus testaferros, sus
secuaces; esta burguesía, no propiamente paradigma de moralidad, ayer arrodillada y
obnubilada por las riquezas sin medida de la mafia, llenos de envidia y tratando de
emular con ellos, se sienten hoy traicionados y mal tratados por quienes fueron sus
amigos. Ella que le enseñó a la mafia la ley de la ganancia sin límites, ella que adiestró
las conciencias de esta sociedad y creó su moralidad, ella que manipuló la economía y
el poder ahora llora, arrepentida, porque sus cuervos le atacan sus ojos; por esto no es
de sorprenderse con las declaraciones del ratoncito Juan ni con la “elegante” carta de
don Fabio; el alcalde le da a la mafia categoría de inteligente y el jefe de ella trata al
alcalde de hombres de casta. ¡Qué vergüenza! Pero es apenas natural que después de
una amistad tan larga los afectos llamen a las dificultades y renazcan los amores en
peligro.

¿Cuántas veces vimos en las páginas económicas de la gran prensa noticias sobre las
negociaciones de estos nuevos caballeros?
¿Cuántas en las páginas del agro sus empresas, sus caballos, su ganado?
¿Cuántas en las páginas sociales sus novias, sus matrimonios, las fiestas de sus
princesas quinceañeras?
¿Cuántas en las páginas de la frivolidad los vimos acompañados en los cocteles más
exclusivos con la crema de esta sociedad?

Esta burguesía abrió las puertas de sus familias a los “mejores partidos” entregó a sus
hijos sin dote al mejor postor, les abrió los portones del arribo. La firma de esta
burguesía está estampada en el mismo renglón con la firma de la mafia, ¿o quién les

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vendió sus mejores tierras? ¿Quién les vendió las mejores fincas, las mejores casas?
¿Quién les vendió el alto Poblado? ¿Quién Llanogrande, Santa Fé? ¿Quién les vendió
todo lo que ellos tienen ahora?

Esta burguesía inescrupulosa permitió sus dólares, fueron gerentes de sus clubes
deportivos, asesoraron sus inversiones, les abrieron negocios de joyas y de arte, les
llevaron sus contabilidades y sus juicios, les diseñaron sus mansiones, les decoraron
sus casas y sus mujeres, compartieron el coñac y el aguardiente, las Islas del Rosario y
las piscinas, les dio la posibilidad de ser nuevos amos y sumisa convivió con ellos.

Sólo un pequeño número de hombres de la burguesía detectaron el peligro y se


opusieron a esa aventura, ese pequeño número de justos o fueron desheredados del
poder o están muertos o están en quiebra.

La mafia encontró una sociedad propicia y abonada, no la inventó; la burguesía le había


abierto el camino. La ética de esta sociedad, trazada por una burguesía inmoral entregó
a todo un pueblo desprotegido política, económica y moralmente a los narcotraficantes,
sino ¿cómo entender las mulas, los traquetos, los sicarios y mercenarios? Un pueblo
desmoralizado por años y años viendo como su clase dirigente se enriquece sin el
menor esfuerzo y aparecen salvadores dispuestos a pagar mejor el trabajo, un hombre
con los principios de esta sociedad e irredento económicamente busca el mejor pago
para su trabajo cualquiera que él sea; todo sicario hace su trabajo para conseguir la
casita para su mamá y para comprar un amuleto de la Virgen María.

Esta guerra declarada es compleja. ¿Quiénes están dónde y dónde están quiénes?

Esta guerra es justa, pero ¿con quién contamos para hacerla?

¿Con un ejército corrupto que ha sido infiltrado sin piedad lo mismo que todos los
cuerpos armados?

¿Con una clase política timorata y más que corrupta abaló a la mafia?

¿Con unos gremios insensibles, que sólo leen en los balances las cifras de las ganancias
netas después de habérselas gastado?

¿Con unos banqueros inescrupulosos a los que un gobierno también inescrupuloso


puso entre rejas o les impidió el ahorro?

¿Con una izquierda guerrillera y terrorista que le enseñó a la mafia “la combinación de
todas las formas de lucha” y que vivió del gramaje y del tráfico de las visas
internacionales?

¿Con un imperio que aporta al mercado de la droga y lo único que le duele es la fuga de
sus dólares?

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Para no ser pesimista hay que pensar que tal vez esta confrontación saque a flote “el
veneno del fondo del pantano” y florezcan las nuevas ideas y las nuevas posiciones
políticas y sociales que necesita esta amargada y aterrorizada sociedad.

Leyendo a Marx en “La guerra civil en Francia”, meditando sobre la Gran guerra o sobre
el ascenso del nazismo al poder trata uno de comprender para no perder las esperanzas.
Desgraciadamente somos un pueblo que ni siquiera tiene la cultura de la guerra y es
poco el recurso espiritual para afrontarla, porque aún para la guerra es necesaria una
larga tradición. Todo hecho humano y la guerra lo es, requiere de la reflexión y de un
espíritu preparado para enfrentarlo.

¿Seremos capaces de enfrentar esta guerra como una posibilidad defensiva y llegar al
fondo para convertirla en una ofensiva por el progreso del hombre?

Rodrigo Saldarriaga S.

Medellín, Agosto 31 de 1989.

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