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HERNÁNDEZ MONTOYA, 1

Derecho Matrimonial
Profesor: Pbro. Raymundo Tristán
Helder Hernández Montoya, Teología II

Reporte de Lectura: El matrimonio en el CIC (cc. 1055-1165)

En el CIC encontramos todo lo necesario para la celebración valida, licita y fructuosa del
matrimonio como sacramento. Lo primero que debemos discernir para la celebración del
sacramento es la condición en la que se encuentra cada contrayente: c. 1066 Antes de que se
celebre el matrimonio debe constar que nada se opone a su celebración válida y lícita.

Para ello, la Iglesia pide una serie de requisitos dentro de los cuales encontramos la correcta
instrucción de los contrayentes sobre lo que implica el sacramento y la presentación
matrimonial con el fin de aprobar que no existe ningún impedimento.

También nos presenta dos afirmaciones básicas que me parece importante resaltar:

1. El matrimonio sacramental nace del consentimiento entre varón y mujer bautizados.


2. El código de derecho canónico resalta dos características esenciales del matrimonio
sacramental: la unidad y la indisolubilidad.

El matrimonio sacramental nace del consentimiento entre varón y mujer bautizados.

El CIC deja claro que el ministro del sacramento no es el sacerdote o diácono válidamente
ordenados, sino los mismos contrayentes, son ellos quienes a través de su LIBRE consentimiento
se confieren el sacramento del matrimonio.

Pongo “LIBRE” en mayúsculas porque la libertad de consentimiento es uno de los factores que
más afectan en la valides de dicho sacramento. Ser libre significa no obrar por dolo y no estar
impedido por una ley natural o eclesiástica.
En el código encontramos varios factores que pueden distorsionar el consentimiento: razón
(edad, capacidad), juicio insuficiente (formación) e incapacidad psíquica (alteración). c.1095.

Otro aspecto que me parece importante resaltar es el rol que juega el sacerdote o el diácono
(debidamente autorizados) en el sacramento del matrimonio, su rol es, ser testigos calificados.
Esta presencia del sacerdote o diacono en el sacramento es indispensable (no es si queremos o
no), el CIC es claro: 1108 § 1. Solamente son válidos aquellos matrimonios que se contraen ante
el Ordinario del lugar o el párroco, o un sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que
asistan, y ante dos testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los cánones que siguen…

El código de derecho canónico resalta dos características esenciales del matrimonio


sacramental: la unidad y la indisolubilidad.

El matrimonio canónico está unido a la ley natural: Unidad e indisolubilidad. Exige estas dos
condiciones, si falta alguna, no puede existir matrimonio cristiano.
Es el consentimiento de los contrayentes es lo que da paso la unidad e indisolubilidad entre los
cónyuges. La unidad y la indisolubilidad son partes esenciales del matrimonio.
HERNÁNDEZ MONTOYA, 2

c. 1056 Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el
matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento. En clase vimos
que la procreación es también una parte esencial del matrimonio.
El matrimonio es para siempre y lo único que puede disolver esta naturaleza del matrimonio es
la muerte de uno de los cónyuges.
La unión matrimonial como sacramento del hombre y la mujer es indisoluble: Dios mismo la
estableció: “lo que Dios unió, que no lo separe el hombre” (Mt 19,6).
El CIC deja claro que el sacramento del matrimonio supone un contrato sui generis, que
establece un consorcio total en las vidas de un hombre y una mujer.

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