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el Grupo analitico con adolescentes Pilar Cubillos P. En este capitulo intentaré describir lo mas vividamente posible la participacién de un muchacho en un grupo analitico, procurando generar a partir de las vifietas clfnicas el estimulo para reflexionar acerca de cdmo el dispositivo grupal puede impactar positivamen- te en el desarrollo de un adolescente. En la primera parte realizo una breve sintesis acerca de algunos planteamientos que D. Melt- zer sostiene acerca de la grupalidad adolescente, los cuales me han ayudado a comprender ciertas dificultades encontradas en el joven. Posteriormente abordo ciertos planteamientos teéricos relacionados con la manera de entender psicoanaliticamente a un grupo, revisan- do parte de las conceptualizaciones tedricas de Bion acerca de la funci6n continente-contenido, y de Baranger sobre el concepto de campo. Finalmente, la presentacién del caso clinico y su participa- cin en el grupo terapéutico. Importancia del grupo en la adolescencia Como bien sabemos, la adolescencia es un perfodo de la vida en donde se enfrentan una multiplicidad de duelos que imponen al adolescente un lento trabajo de elaboracién (por el rol y el cuerpo infantil, por la bisexualidad y por los padres de la infancia). El grupo de pares puede ser entendido como un lugar de transicion en este pe- riodo de duelos y de separacién de los padres, en donde se desplaza la dependencia de las figuras parentales hacia el grupo de pares. El adolescente deja de ser un nifio en la familia y se transforma en un miembro del grupo. Meltzer (1998) profundiza acerca de las 129 implicancias que tiene para el joven la participacién en la “comuni- dad de adolescentes”. Al momento de enfrentar la desidealizacién de los padres de la infancia que todo lo sabjan y todo lo podian, emerge la confusién que abarca distintas reas del funcionamiento adoles- cente, configurandose lo que se conoce como crisis de identidad. El adolescente se enfrenta a “tomar la decision de aceptar temporaria- mente la identidad de ser un simple adolescente en la comunidad de los mismos, o bien ser un individuo aislado que se ha hecho solo, que tiene una misi6n Gnica en el mundo, grandiosa”. Meltzer describe cuatro comunidades 0 posiciones por las cua- les transita el adolescente: la comunidad adolescente, el nifio en la familia, el mundo de los adultos y el adolescente aislado. Cada una de ellas supone un estado mental particular. El adolescente sano va a transitar entre ellas debido a los intentos de manejar las ansiedades enel contexto de la crisis de identidad. En cada una de estas posicio- nes el joven lidia de distinta manera con la confusién: a) en la comunidad adolescente se idealiza la confusion; b) se identifica con el mundo adulto buscando status, éxito, el joven tenderfa a negar sus confusiones; c) vuelve atrds dentro de la familia, en donde el joven calma sus an- siedades idealizando a los padres y volviendo a verles de manera omnisciente y finalmente; d) el joven aislado intenta manejar la confusién con la omnipotencia y la megalomania. Por otra parte, Meltzer identifica dos tipos de grupos durante la adolescencia: el grupo puberal y el grupo propiamente adolescente. EI grupo puberal es un grupo “homosexual”, y su funcién es basi- camente de contenci6n; se constituye en un “ancla” que le ayuda al adolescente a no volver atras y apegarse a la familia, nia arrojarse a un tunel que le Ileve derecho a la adultez. Una funcién importante de este tipo de grupos es la de mantener alejado todo tipo de sufri- miento, en base a procesos masivos de escisién. Los depositarios de “lo malo” son los otros grupos, 0 los adultos. Cuando comienzan a acercarse al grupo opuesto, y formar pa- rejas, empiezan a formar un nuevo grupo, “el grupo propiamente adolescente”. El funcionamiento de este grupo es cualitativamente diferente, en tanto hay capacidad para la inclusion de las diferencias partiendo por las sexuales. Hay mayor cabida al sufrimiento y pre- ocupaci6n por el otro, con una disminucién del uso excesivo de la identificaci6n proyectiva y de la tendencia a la actuacion. Grupo analitico ; En el contexto clinico, el dispositivo grupal es una alternativa terapéutica que puede tener multiples beneficios en un adolescen- te. Me interesa por sobre otras consideraciones favorecer las con- diciones para que el grupo pueda ejercer adecuadamente la funcién continente, tarea que puede resultar dificil de alcanzar y sujeta a muchas interferencias. Bion (1966) dio un lugar preponderante en el desarrollo psiquico a la funcién continente, la cual es ejercida inicialmente por la madre en el contacto intimo con su hijo(a). Alude a su capacidad —gracias a su réverie— de recibir y “digerir” las im- presiones sensoriales y afectivas de su bebé, que por su inmadurez no se encuentra en condiciones de metabolizar. Implica recibir, des- cifrar y transformar las proyecciones dolorosas del bebé en conteni- dos comprensibles que sean tolerables para su psiquismo. Distingue elementos alfa y elementos beta; estos tltimos serian impresiones sensoriales-emotivas no procesadas, que no pueden ser ligadas unas con otras y por lo tanto no pueden ser usadas para pensar, sofiar 0 ser guardadas como memoria y tienden a ser vividas como cosas y ser expulsadas en el campo como mera evacuacién. Los elementos alfa, en tanto, derivan de la funcién de contencién exitosa de la madre, y son susceptibles de ser ligados y generar pensamientos y suefios. En relacién a un grupo analitico es importante lograr una circulacién emocional entre los distintos miembros del grupo, y procurar que los intercambios tengan una cualidad emocional, viva, no intelectuali- zada. En este mismo sentido, Neri (1995) plantea que el rol del conductor no consiste tanto en interpretar sino en mantener abiertos los espacios de elaboracién, en permitir que el grupo se mueva entre la raz6n y la emoci6n, entre el vivir una situacién de miedo e impedir que el miedo se vuelva panico (103). 131 Es decir, estar monitoreando constantemente el voltaje emocio- nal del campo. Ahora bien, {qué se entiende por campo? Baranger (2004) sefala que en la teoria del campo, entendemos que personas con una fuerte ligazn emo- cional participan de una misma estructura afectiva organizada por una fantasia inconsciente basica, dispuesta a manifestarse en preocupaciones, recuerdos y representaciones en comiin (70). Para Ferro (2009), el campo es el locus donde confluyen las iden- tificaciones proyectivas y las historias del paciente y el analista, por lo que se encuentra codeterminado por el funcionamiento psiquico del paciente y del analista. En el caso de un grupo, en el campo con- fluyen las identificaciones proyectivas de todos sus miembros. Es la suma de los posibles mundos conformados por los miembros de un grupo, en donde los relatos posibles cobran vida gradualmente. Caso clinico Tuve la oportunidad de conocer a Jorge algunos afios atras, cuando él tenia 15 aijos. Por un perfodo de un afio estuvo en un grupo ana- litico con otros adolescentes, quedando interrumpido su tratamiento debido a que su familia se traslada a otra region del pais por motivos laborales de su padre. Al inicio de la consulta no era un antecedente conocido, por lo que no tuvo influencia en la indicacién del trata- miento. Los padres, que se sentian preocupados por la actitud de Jorge, son quienes gestionan la consulta. Observaban en é1 muchas dificultades para interactuar.con sus pares, no le conocfan amigos, ni menos participacién en actividades con grupos de su edad. Lo notaban extremadamente timido e inhibido, incapaz de salir solo de su hogar. Presentaba motivacién hacia el estudio y buen rendimien- to académico. Los padres consignaban que de pequefio era un nifio muy tranquilo, que no generaba problemas, y sentfan que la llegada del hermano que le sigue —un afio menor— habia sido prematura para todos. Describjan relaciones fraternales dificiles, sin interac- cién afectuosa entre los hermanos. La atmésfera general del hogar era de seriedad y poco placer en las interacciones familiares. En la primera consulta, Jorge ingresa con un jockey que le cubre los ojos e impide establecer contacto visual. Muy paranoide, entra y observa 132 con detencidn cl entorno fisico en que se encuentra, Al preguntarle acerca de su conducta refiere: “ me gusta estar preparado en caso de peligro... soy un poco perseguido... estoy en un estado de alerta, todo el dia... desde que empecé a desconfiar de todo, como a los trece afios... (observa el piso de madera de la sala)... lindo piso. Me interesé mds en pensar todo... averiguar todo... soy curioso, me interesa entender como funciona la mente humana”. Agrega: “des- confio de los jévenes, no me siento parte de la juventud, me siento diferente”. Como motivo de consulta, refiere que si bien esta con- forme consigo mismo, le preocupa el odio que siente. “Odio hacia todas las personas que no conozco, voy por la calle y no me gusta ver a nadie... ni la cara... pienso que las personas son una especie de error, y yO me veo superior. Cuando beben, bailan, fuman, encuentro que es una pérdida de tiempo... y después andan orgullosos de ha- berse comido 20 mujeres... gpara qué? Creo que soy mas maduro”. Describe una franca escisiGn en su personalidad: “en mi cabeza hay dos voces, una racional y seria y la otra parte joven” y angustias confusionales: “necesito separarlas para entender mejor las cosas, si no Io hago no entiendo... es como verlo desde dos puntos de vista diferentes”. En otro momento de los contactos iniciales sefiala: “me siento superior cuando me controlo...el descontrol puede llevar a cualquier parte nefasta...”. Algunas preocupaciones en torno a la inclusion de Jorge en un grupo terapéutico La bibliografia (Glasserman, 1979; Torras de Bea, 1996) reco- mienda que la principal indicacién para la inclusién de un ado- lescente en un grupo terapéutico es su hambre social, es decir, su motivacin a establecer contactos interpersonales con pares, con- siderando en este grupo a los jévenes inhibidos 0 fébicos sociales, pero que anhelan la participacién grupal. No podria afirmar que este fuese el caso de Jorge, sino que, mas bien, él adoptaba una ac- titud denigratoria de la comunidad adolescente, ubicdndose en un rol de superioridad, omnipotencia y negacién de sus necesidades de dependencia y afecto, tal como Meltzer ha descrito en relacién al 133 Joven aislado socialmente que no logra ser parte del grupo de pares. Impresionaban sus marcados rasgos esquizoides y hubo que descar- tar una esquizofrenia incipiente. Surgia con cierta claridad un fuerte conflicto fraternal desplazado hacia los pares. Un indicador de cierta esperanza en su capacidad de recibir ayuda surge en las entrevistas diagnésticas al mostrar una evolucién en el curso de las mismas, en donde logra contactarse con cierto suftimiento psiquico. Me sor- prendi6 su capacidad para dar cuenta del estado de su mundo inter- no, el desarrollo de su lenguaje verbal, y la curiosidad por lo que su- cedia en su interior. Relaté en las entrevistas suefios perturbadores Y experiencias de su vida que vivia de modo traumético. Pensé que la participacion en un grupo terapéutico seria beneficiosa para Jorge. La alternativa era una Psicoterapia de frecuencia semanal y tem{ que pudiese reforzar sus defensas. Al principio Jorge rechazé la indi- caci6n, sin embargo, pasado un tiempo de intervencin individual, decidi6 aceptar tener la experiencia. Acordamos evaluar después de un perfodo de tres meses su motivacién a continuar en psicoterapia de grupo. Continué por un perfodo de un afio, con una asistencia regular y sus padres sefialaban que lo notaban motivado. Desde el aspecto contratransferencial me despert6 simpatia y motivacién el emprender un trabajo analitico con él. Pensé que su inclusién en un grupo iba a exigirle un gran esfuerzo, pero que al mismo tiempo era una oportunidad el poder contar con una experiencia de este tipo. Caracteristicas del dispositive grupal EI grupo estaba conformado por siete adolescentes entre 15 y 17 afios de edad, mixto (Luisa, Bernarda, Maria, Andrea, Francisca, Jor- ge y Roberto). Asistian al grupo una vez a la semana, con sesiones de una hora y media. Estaba concebido como un grupo analitico de duracién indefinida, sin embargo, a fin de cada afio se realizaba una evaluaciGn acerca de las motivaciones a continuar el afio siguiente. La sintomatologia que manifestaban era variada: reacciones depresi- vas, fobias, dificultades en el control de impulsos, en funcionamien- tos que apuntaban a organizaciones limitrofes. En general, el pensa- miento desplegado era de predominio concreto, con dificultades para 134 realizar conexiones entre conductas y afectos, suefios y Tealidad jy terior. Abundaban los silencios los cuales en ocasiones entendj un factor resistencial, anclado en ansiedades esquizoparanoides, Sin embargo, me parece que en muchas ocasiones el silencio fue expre- sidn del vacio, la carencia, lo no representado. La actitud terapéutica en esos momentos fue mucho més activa, intentando conjeturar qué pudiese estar circulando en el campo. Asimismo, debi monitorear constantemente la comprensién que tenian de mis intervenciones. En este trabajo, el acento ha sido puesto en Jorge, por lo que voy a relatar algunos episodios particulares en donde se ilustra su partici- pacién, el impacto que el grupo ha ido ejerciendo en él y él en los demés integrantes. Vifieta clinica N° 1, Sesion 2° mes Ana relata que ha estado muy Iorona: Ana: de la nada me pongo a llorar... llego del colegio y peleo con mi hermana, no me gusta llegar a la casa... anoche tuve una pesadilla, se movian las cosas... llegaba a la casa y el gato salfa corriendo, se movian las cosas y me dio mucho miedo. Relata a continuacién conflictos con sus padres y con su hermana. Ana: le tomo algo y ella se enoja, y como después mis papds me defienden porque soy més chica ella se enoja mas. Luisa: yo cuando tengo pesadillas ando todo el dia mal, y lo peor es no saber porqué se repite. Francisca: si, lo peor es no entender... yo tengo miedo que el sue- fio se haga realidad. Ana: una vez un compaiiero me miré feo y me puse a llorar . Luisa: creo que uno necesita desahogarse de la rabia acumulada, pero yo trato de no demostrar. Francisca: yo también trato de ocultar. Ana: yo también, porque creo.que me van a encontrar tonta. Luisa: cuando he confiado puedo hablar, pero después siempre me fallan. Jorge: yo no confio casi en nadie... prevengo que me traicionen al no contar casi a nadie... 135 Francisca: ¢\ i uando yo he contado algo, a la semana sabian todo de Terapeuta: pienso que estén hablando de experiencias malas que han tenido, Pero también de mucho susto de que aca se repita lo mismo, y eso los angustia. {Podran confiar entre ustedes’... No poder confiar los deja muy solos y sin poder entender qué les pasa. Luisa: ami me gustaria hablar, pero pienso que van a pensar que no digo nada importante, que me traten de “loca, jcdllate!”. Ana: que no te pesquen, pero también me pongo nerviosa de que me miren. Luisa: la mirada de Jorge es intimidante... es raro... y casi no ha- bla. (El grupo asiente acerca de lo intimidante de la mirada de Jorge, y de su no mirada escondida detrds del gorro). Luisa: es que como que esta y no est4, como que estuviera su cés- cara y no él. Jorge: yo sé que mi mirada les va a incomodar, por eso trato de no mirarlas. Fija en mf su mirada, lo cual se ha constitufdo en una conducta ha- bitual en él, oscilando con un mirar hacia el suelo y replegarse del contacto con el resto del grupo. Les sefialo que pareciera que Jorge estd intentando cuidarlas, expresando un gesto amoroso hacia ellas. Frente a esta intervencion, Jorge expresa gestualmente una cierta conmocién: Jorge: detesto llamar la atencién y parece que justamente consigo lo contrario. T: quizds necesitas que te presten atencién pero sin saber de que otra manera conseguirla. Agrego que pareciera que es una necesidad compartida por todos, ser mirados, pero que al mismo tiempo hay mucha angustia en cémo van a ser mirados, si con carifio 0 con desprecio. 136 Comentarios Esta sesién expresa temores ligados a una etapa inicial del tra- tamiento con adolescentes en donde surgen fuertes ansiedades es- quizoparanoides, y una tematica central que gira en torno a lograr alcanzar una atmésfera de confianza que les permita expresarse con mayor libertad. Resulta paradojal que comenzando a verbalizar su desconfianza se va construyendo justamente un clima de confian- za, en donde dichos afectos puedan ser expresados. Por otra parte, comienzan a desplegar los conflictos fraternales y las dificultades €n sus relaciones interpersonales, en las que parece haber un pre- dominio de vinculos hostiles Y poco confiables. La inclusién de un Suefio y la perplejidad que expresan frente a lo que no entienden, me parecen expresidn de su necesidad imperiosa de poder contar con un continente que pueda cumplir de modo adecuado su funcién de réve- rie, que les ayude a comprender aquellas angustias no metabolizadas ni significadas. El modo como Jorge interactia cuando escucha al resto es peculiar, y perturbador en un primer momento. Sin duda sur- gen muchas inquietudes acerca de si fue acertada su inclusi6n en el grupo, de la posibilidad de que se transforme en un chivo expiatorio, © bien que perturbe en exceso las comunicaciones entre los demas miembros. La intervencién que otorga un sentido amoroso hacia el resto de sus compaiieros de grupo, “protegiéndoles de su mirada”, result6 perturbadora para Jorge, pues su percepcién acerca de si mis- mo era de un joven que sdlo alojaba mucho odio en su interior. Virteta clinica N° 2, Sesion 4° mes Durante una parte de la sesién, una joven relata las dificultades que ha tenido con su pololo y amigas. Su relato esta cargado de emocio- nalidad, de amores y desamores, encuentros y desencuentros. Luego comienza a relatar algunas dificultades con su curso en el colegio. Jorge parece escuchar desde una actitud distante, esquizoide. Fran- cisca le pregunta: Francisca: {Qué te desagrada? Jorge: La actitud... son ratas... me da rabia que copien, hay alguien que se esfuerza por un buen resultado y el resto copia. 137 Francisca: Pero todas las personas hacen a veces algo deshonesto. Jorge: No es correcto... hasta los papas no hacen las cosas bien, son débiles, yo soy el tinico que acata los castigos, ellos son muy flexibles con mi hermano pequeiio. Francisca: A mi me pasa algo parecido. Mi mama reta a mi her- mano chico y no hace nada, no le pone mano firme y conmigo se pone dura. T: Estan hablando de sentimientos penosos que se transforman en mucha rabia. Jorge: desde pequefio... me siento sin papas porque trabajaban mu- cho, quedabamos siempre solos en la casa y ellos no estaban... me veo a mi mismo como mi propio padre y madre. T: Penoso... Jorge: no importa, ya no los necesito. T: {Serd quiz4s una manera en que te las has ingeniado para no sen- tir dolor ni angustia ni rabia porque no estan, y a veces fallan? Francisca: Yo creo que eso causa que Jorge no tenga juventud, y se encierre... cuando sea viejo va a decir nunca disfruté mi juven- tud por estar pendiente de los demés: que los padres no ponen reglas, que la gente es estupida... ,y en qué te entretienes? Jorge: Me gusta aprender de la naturaleza humana... ver c6mo ac- tua Ja gente... me distraigo para que pase el tiempo, segin mis padres me vuelvo frio e insensible. Francisca: Me das susto... tomando a las personas como cosas... como que podrias de repente llegar y decir “jy qué pasaria si pongo una bomba?”. Comentarios Francisca capta con agudeza la deshumanizacién con que Jorge trata a las personas, y cémo desde su actitud esquizoide se distan- cia de un contacto humano atemorizante. Los celos, la necesidad frustrada, las fallas paternas lo envuelven en un estado de confusién probablemente generado por el fuerte impacto que tienen las emo- ciones en él. Pareciera que se intenta defender ubicdndose rigida- mente en un retiro narcisistico, megalomanfaco, en donde reniega 138 ido concebido por padre y madre en una s necesidades afectivas. Francisca inclu- ye una dimensién temporal: el tiempo pasa, en algtin momento en el futuro seran adultos. Percibe cémo Jorge, al ubicarse en lo que pudiésemos llamar refugio psiquico (Steiner, 1997), se encuentra malgastando experiencias posibles de ser vividas, pierde el goz0 yel disfrute de la vida. La temporalidad en Jorge parece muy distinta en una no vida que hace del tiempo una experiencia tediosa, teflida de vacfo y muerte, como un condenado esperando llegar al cadalso. Me pregunto {como escuchard Jorge las palabras de Francisca? jPodran resonar en su interior? Y para Francisca este intercambio, jle pet mitira contactarse con un aspecto también propio, ligado a lo des- tructivo, y también ligado a nuestra condicién humana? jAquello que ella pierde cuando también rechaza los vinculos y se retira? En este sentido, podemos tener como conjetura que en los intercambios dentro del campo se despliegan miiltiples proyecciones en los otros Jatinamente para lograr miembros, que deberén ser rescatadas paul una mejor integraci6n. En el caso particular de Jorge, es un aspecto libidinal de si mismo, vinculante. origen (haber si unién sexual), como de su tanto de su Vinteta clinica N°3, Sesion 8° mes Andrea comienza la sesion relatando malestares estomacales. Se ha sentido intoxicada por comer en exceso comida chatarra. Agrega que ademés se encuentra con mucho suefio por lo mismo, pues ha dor- mido mal. Bernarda, quien no habja asistido a la sesién la semana pasada, explica el motivo: el aniversario de un afio del fallecimiento de su madre, por lo que junto a sus hermanas van al cementerio y realizan una breve ceremonia que coincidfa con la hora. Luisa se- jiala que su pololo fue al cementerio, a visitar la tumba de su padre recientemente fallecido. Luisa: También fue a ver a mi papé (fallecido varios afios atrds) y a mi abuela... cuando me conté, le pregunté “zy qué te dijo?”... me sent muy mal... fui a encerrarme al bafio... no tengo no- cién de que est muerto sino que anda de viaje... T: ,Perder la nocion de la realidad es lo que te hizo sentir tan 139 mal? Luisa: Si... es que se m anda de viaje. .. Bernarda: A mi también me pasa, cuando estoy 4 veces le digo, “ya, chao, me voy a mi ca: que no estoy de Visita, esa es ahora mi casa T: Es tan triste... Perder a al; mama, el papa... borra que no esta -- realmente pienso que donde mi hermana *... y Se me borra guien tan querido y cercano como la (Son adolescentes a quienes les resulta muy dificil nominar los afec- tos, dar cabida a los Sentimientos penosos ligados a las pérdidas. Tengo Presente a “alguien intoxicado” como una imagen que surge desde el inicio de la sesi6n). Silencio. Andrea: Uno se queja de Ilena de repente, cuando se compara con los dolores ajenos. Relata la pérdida de la madre y el padre de un amigo suyo, quien a pesar de todo lucha por salir adelante, y piensa en su futuro. Agrega: “No llora, es super fuerte...”. Frente a esta intervencién les pregunto acerca del Horar como signo de debilidad. Surgen los temores de ser ubicados en el lugar de generar léstima, ser vistos débiles, y con- cuerdan en que prefieren no demostrar mucho. T: Temen no recibir lo que necesitan, cuando alguien esta triste necesita ser acogido, entendido, acompajiado, no ser tratado como un perro con pulgas. Les hablo acerca de la fortaleza de quien puede sentirse apenado cuando le sucede algo triste. “A veces es tanto el dolor... poder ha- blar permite ir procesando un poco lo vivido”. Andrea relata a con- tinuaci6n, en detalle, su historia de pérdidas y abandono tempranos, logrando dar cuenta de una historia viva, cargada de afectos. Se ge- nera un clima reflexivo. Jorge: de lo que he escuchado del resto, la desdicha ha sido inflin- gida por otros. Explica que Heg6 un poco atrasado a la sesién porque se sentfa mal. La primavera le produce alergia, y se encuentra ademas con dolor 140 de cabeza y est6mago, (Pienso en la coincidencia con Andrea, quien también Hega con malestares somaticos). T. (Quizas haya algo que te pueda haber perturbado y tu cuerpo habla? Jorge: No creo... quizas el dolor de cabeza es porque estaba bajo un arbol y me cayeron muchas hojas en la cabeza porque unos niflos movieron las ramas, algo tendrian las hojas... (Me sobresalto frente a la concretud psicética en su respuesta). T: (Y qué podrian tener las hojas? Jorge: No lo sé... algo tendrian... (Pienso que puede estar dando cuenta de un proceso de fragmenta- ci6n y evacuacién en las multiples hojas, que luego le son devueltas violentamente. Decido, sin embargo, tomar esta imagen como parte de un suefio y ver cémo el grupo pudiera elaborarla). T: Pensaba que describes las hojas como trozos de algo muy pesa- do que deja un dolor en la cabeza... no hojas de rbol... pero {Si tomamos esa escena como parte de un sueiio... qué se les ocurre?... Silencio T: Recordé el dolor de est6mago de Andrea y su intoxicacién con papas fritas... el dolor de cabeza de Jorge, jcon qué se habr4 intoxicado?... {qué podrén representar las hojas? Andrea: Tai dijiste que habfan nifios chicos que movian el arbol, tpico que son nifios que juegan y gritan... {quizds eso te dio rabia y te hizo doler la cabeza? Jorge sonrie. Me da la impresién que se siente entendido. Al final de Ia sesién se acerca, sefiala que lamenta haberse atrasado y se despide afectuosamente de mi y del resto de los integrantes del grupo. Comentarios Surge como primer contenido en la sesién las molestias somati- cas, asociadas a una indigestidn. Este contenido se transforma en una imagen que me acompajia en mi réverie durante toda la sesién. 141 Comienzan a desplegar distintas escenas en el campo: el cemente- rio, como una realidad que aturde. Frente a las pérdidas negadas, la realidad que irrumpe con la ausencia y hace doler. Surgen los temores acerca de la capacidad del grupo para conte- nerles. {Sera el grupo como una buena madre que acoge, tranquiliza y entiende los Ilantos del bebé? 0, por el contrario, {sera un grupo mala-madre que les rechace y les deje solos con sus dolores? Andrea nos permite, a través de su narracién, acompaiiarla en su historia, con mucha emoci6n compartida por los distintos integran- tes del grupo. Resulta muy interesante como logra que vivamos con ella su experiencia, aportando calidez a la atmésfera grupal. Al intervenir Jorge, en un primer momento impacta por la poca resonancia emocional que expresa en su participacién. En ese mo- mento me encontré en una encrucijada: pasar por alto su verbaliza- cidn que daba cuenta de un razonamiento psicético, tan alejado de la atmésfera grupal, que parecia romper con el clima alcanzado de mayor contacto con los afectos. Opté, guiada por la imagen de “al- guien indigestado, adolorido”, por tomarlo como un personaje que ya habia sido introducido al inicio de la sesién, y confiar la capaci- dad de elaboraci6n del grupo. Andrea logra capturar la experiencia humana del juego de otros nifios y sus gritos, y cémo es transformada en hojas de plomo —que caen— sobre la mente, y hacen doler. En el contexto grupal, podria- mos pensar que estaba aludiendo al impacto que la existencia de sus compafieros-hermanos tienen sobre él. ,Sdlo rabia contenida? yO calidez a la cual cuesta acoger como propia? Reflexiones finales Si bien el trabajo con Jorge quedé interrumpido, me parece que su participacién en el grupo analitico fue beneficiosa. Pude observar algunos cambios en e! joven que probablemente estén asociados a una disminuci6n de sus ansiedades paranoides: al sexto mes de su participacién en el grupo aproximadamente, Jorge realiz6 un viaje a la ciudad en donde vivia el inico amigo que habia tenido y de quien se habia distanciado. Logré resolver el conflicto nunca hablado, lo 142 cual le significé un sentimiento de gran bienestar. Por on a we atrevi6 a salir de su casa solo y tomar micro, adquirien lo : — para asistir al grupo. Comenzé a interactuar con la oe sala de espera, actitud radicalmente diferente a la observada : isual, sino terioridad en donde no era capaz de establecer contacto visual, sin jue mantenia silencio y la cabeza gacha. . : Si bien lo particular del proceso grupal que generé estos cambios conductuales no resulta especifico, me atrevo a aventurar algunas conjeturas: Neri (1995) plantea que el grupo terapéutico otorga la oportu- nidad de sentirse con un lugar en el mundo, con derecho a vivir y ocupar un espacio afectivo. En el caso particular de Jorge, me parece que tuvo la oportunidad de ser parte de una “comunidad adolescen- te”. A pesar de sus peculiaridades, fue progresivamente aceptado y me atreveria a decir estimado en el grupo. A diferencia de un grupo de pares en donde se idealiza la confu- sin, tal como Meltzer lo sostiene, en el grupo terapéutico se con- jugan otras variables. Tenemos un encuadre, la presencia del adulto como lider de un grupo de trabajo, en donde una de las funciones que cumplimos es ayudarles a comprender sus confusiones en un contexto afectivo. Uno de los objetivos terapéuticos que tenfa al incluir a Jorge en un grupo era ayudarle a adquirir una mayor movilidad entre las dis- tintas comunidades, pues se encontraba rigidamente atrincherado, aislado, fuera de los intercambios emocionales y sociales propios de su edad. Un signo patognoménico de patologia bastante seria. El odio a las emociones genera vinculos desapasionados, sin vida. La propia mente puede ser atacada en la capacidad de sentir emociones, como defensa extrema frente al sufrimiento que estas implican y a la turbulencia con que amenazan. El ataque a la funcién vinculante de la emoci6n lleva a severas perturbaciones, entre ellas la psicosis y la falta de crecimiento mental (Bion, 1988, T. de Bian- chedi, 1999). 143 Las emociones ¢ 7 ‘onmocionaban a slags 1onaban a Jorge, y su participacién en UPO teranéutic. tansicional rset foes” haberse los adolescentes en log ne a torbellinos emocionales vividos por como bien sefiala Neti rigoe aa €n sus contextos sociales. Tal bios afectivos y Stine 7 ferapeuta debe velar por intercam- niveles que iobiepasene 7 Dee miembros, sin que alcancen Pienso que la fee eit a de contencién del grupo. timiento de cierta sean si 7 un lider adulto gener6 en Jorge un sen- a pripatigt ae im que i permitio sostener su asistencia Widcrlitteeitotiics $ con actos con él fueron cruciales, en donde ‘spacio y sentirse entendido. : Expresaba un deseo de “saber acerca” de la psiquis humana, sin implicarse emocionalmente. Intent6 mantenerse constantemente fuera del campo, pero pareciera que ello es imposible. Indefectible- mente era parte del campo en donde cada uno de los miembros del grupo impactaba sobre él y era impactado por éste. Con el tiempo logré despertar la simpatia en sus compafieros de grupo, los padres consignaron que asistia motivado al grupo, y desde mi contratransfe- rencia Jorge me producfa mucho interés, aunque en ocasiones tam- bién bastante inquietud. Sabemos que la adolescencia reactiva los conflictos tempranos no resueltos. En Jorge el impacto por la Ilegada de sus hermanos no fue adecuadamente elaborado. El grupo de hermanos, frente a la ausencia de los padres, puede constituirse en un grupo sostenedor, 0, por el contrario, pueden primar los afectos negativos y despertar in- tensas odiosidades. Me parece que estos vinculos fraternales fueron desplazados hacia la comunidad adolescente. El grupo terapéutico omenzar a tramitar los afectos des- constituido en una experiencia constituy6 una oportunidad de ct plegados y sensaciones quizas nunca nombradas. A pesar de todas las limitaciones y dificultades en el trabajo con un grupo de estas caracteristicas, poder contar con una experiencia de este tipo es una oportunidad para adolescentes en donde existe un déficit, principalmente de las funciones parentales de contencién. Sin duda Jorge requeria de un trabajo analitico prolongado, pero la- mentablemente no fue posible. Sin embargo, habiendo sido consignada esta primera experiencia terapéutica ‘como una ex expe- riencia positiva, ere aoe volver a pet, ayuda en-un _ fatto ceacanb: :

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