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La diabetes mellitus es una enfermedad que se produce cuando el páncreas no puede fabricar

insulina suficiente o cuando ésta no logra actuar en el organismo porque las células no responden
a su estímulo.
Para comprender mejor el concepto de diabetes se tiene que explicar más extensamente qué son
la glucosa y la insulina:

Glucosa
Es una forma de azúcar que constituye la principal fuente de energía para el cuerpo humano y que se obtiene
a través de los alimentos. Cuando llegan al tubo digestivo, los alimentos contienen básicamente hidratos de
carbono, grasas y proteínas; estos hidratos de carbono son los que dan lugar a la glucosa.

Insulina
Es una hormona que se encarga de recoger la glucosa y almacenarla en el hígado, los músculos y el tejido
adiposo. Para entrar en las células, la glucosa necesita de la insulina que se produce en el páncreas cuando
se comen alimentos que contienen hidratos de carbono. Sin embargo, para que la insulina sea efectiva deben
cumplirse dos condiciones:
1. Que el páncreas produzca insulina en cantidad suficiente.
2. Que las células sean capaces de detectar la insulina y respondan permitiendo su acción.
Además de la insulina, el páncreas produce otra hormona llamada glucagón, que ejerce el efecto contrario.
El glucagón se fabrica en situaciones de ayuno y tiene la misión de movilizar las reservas
de glucosa almacenadas por la insulina para que las células puedan utilizarlas cuando lo precisen.

Tipos de diabetes
Hay dos tipos principales de diabetes:

Diabetes mellitus tipo 1


La diabetes mellitus de tipo1 es frecuente que se diagnostique antes de los 35 años, aunque puede
presentarse a cualquier edad. Las células del páncreas encargadas de fabricar insulina se destruyen y dejan
de generarla. Suele tener una aparición brusca.

Diabetes mellitus tipo 2


La diabetes mellitus de tipo2 habitualmente se diagnostica en la edad media de la vida (por encima de los
40 años), aunque existen casos infrecuentes en jóvenes. Se produce esencialmente por una progresiva
resistencia de las células (especialmente del hígado y los músculos) a la acción de la insulina producida.
También existen dos tipos de diabetes coyunturales:

Diabetes gestacional: Se diagnostica durante el embarazo y puede desaparecer después del parto.

Diabetes inducidas: Por fármacos (por ejemplo, los corticoides) o por enfermedades genéticas muy poco
frecuentes (pancreatitis crónica, etc.).

¿Cómo se diagnostica la diabetes?


Primeros síntomas de la diabetes
La hiperglucemia o elevación de los niveles de azúcar en sangre es la responsable directa de los síntomas
típicos de la diabetes. De ahí que sea importante conocerlos para facilitar su diagnóstico:
 Necesidad de orinar con mucha frecuencia, también llamada poliuria.
 Tener mucha sed: polidipsia.
 Tener mucha hambre: polifagia.
 También suele aparecer debilidad, pérdida de peso y molestias digestivas. No obstante,
la diabetesmellitus tipo 2 puede no presentar síntomas durante años y diagnosticarse por un análisis de forma
casual.

Diagnostico clínico de la diabetes

Existen actualmente cuatro formas clínicas de diagnosticar la diabetes mellitus:


 La aparición de síntomas de hiperglucemia y una analítica pueden confirmar niveles de glucosa iguales o
mayores a 200 mg/dl.
 Una analítica en ayunas detecta niveles de glucosa en sangre iguales o superiores a 126 mg/dl. Para que la
medición sea correcta, no se puede ingerir ningún alimento calórico 8 horas antes de la analítica.
 Realizando un test de sobrecarga oral a la glucosa, consistente en tomar 75 g de glucosa diluida en agua y
permanecer en reposo durante las dos horas siguientes. A continuación, se miden las cifras de glucosa y se
comparan con las tomadas antes de la prueba. Unas cifras iguales o superiores a 200 mg/dl confirmarían el
diagnóstico de diabetes.
 Mediante una analítica especial que nos dice cómo han estado los niveles de glucosa en la sangre en los
últimos 3 meses que se llama Hemoglobina glicosilada (Hb1Ac), y que si es igual o superior a 6,5% el
diagnóstico de diabetes está establecido.

¿Cuál es el nivel de glucosa normal?


Se habla de prediabetes cuando existe una elevación de los niveles de glucosa en sangre, pero ésta no
alcanza el mínimo para considerarse diabetes. Se da en dos situaciones que son factores de riesgo de
aparición de diabetes y de enfermedades cardiovasculares:
 Cuando los niveles de glucosa en ayunas están entre 100 y 125 mg/dl.
 Cuando dos horas después del test de sobrecarga oral a la glucosa los niveles de glucemia están entre 140 y
199 mg/dl.

 Cuando los niveles de Hb1c están entre 5,5 y 6,4%.

Por debajo de estos niveles, no hay diabetes.

Tratamiento de la diabetes
En el caso de la diabetes de tipo 1, el tratamiento es siempre la administración de insulina de por vida.
En la diabetes tipo 2, en general, se puede empezar por un programa de dieta y ejercicio cardiosaludables. Si
esto no basta, es posible que el médico recomiende tomar antidiabéticos orales. Cuando los fármacos
tampoco son suficientes, será necesario añadir insulina.

Insulina
Es el pilar del tratamiento de la diabetes tipo 1, pero también forma parte del tratamiento de la diabetes tipo
2. La insulina se debe administrar mediante una inyección subcutánea. Existen diferentes tipos
de insulina que se diferencian fundamentalmente en el tiempo que tardan en hacer efecto y su duración
(ultrarrápida, rápida, intermedia y lenta).
Con las diferentes pautas y tipos de insulina se intenta imitar lo que hace un páncreas de una persona
sin diabetes. Las insulinas rápida y ultrarrápida se utilizan en cada comida para imitar el pico
de insulina que produce el páncreas y asimilar los nutrientes ingeridos. Las insulinas lentas y ultralentas
intentan imitar la secreción basal del páncreas (es la insulina que produce entre comidas o por la noche para
mantener estables los niveles de glucosa en sangre).
Antidiabéticos orales

Sólo son útiles en la diabetes tipo 2. Cuando con la alimentación y el ejercicio no es suficiente para controlar
este tipo de diabetes, se recurre a diferentes fármacos que ayudan a que el páncreas produzca
más insulina o a que actúe mejor la que produce por sí mismo.
Hay disponibles seis tipos de medicamentos para la diabetes en forma de píldora: metformina (una biguanida),
sulfonilureas, tiazolidinedionas, meglitinidas, biguanidas, tiazolidinedionas, inhibidores de la alfaglucosidasa e
inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4).

Diabetes y Anestesia.
Los anestésicos pueden alterar el metabolismo de los carbohidratos, y cuando se combinan con el
estrés quirúrgico, la anestesia tiene definitivamente un efecto hiperglucemiante. No hay un agente
específicamente contraindicado para pacientes con Diabetes Mellitus ni tampoco un agente
específicamente benéfico para ellos.

Conviene que el paciente diabético consuma un desayuno normal antes de las citas con el
odontólogo para evitar la hipoglucemia. Son preferibles las citas a primeras horas de la mañana,
porque en ese lapso la concentración de corticosteroides endógenos suele ser mayor y el
organismo tolera mejor los métodos estresantes.

En el diabético con control adecuado habrá que incluir vasoconstrictores junto con los anestésicos
locales para asegurar la anestesia profunda. Sin embargo, es mejor no utilizar cantidades excesivas
de adrenalina para que no aumente la glucemia y ello se logra al usar un anestésico local que
contenga una concentración no mayor de 1:100.000 de adrenalina, o su equivalente.
Hipertensión

La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a
medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo. Hipertensión es el término que se utiliza
para describir la presión arterial alta.

Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El número
superior se denomina presión arterial sistólica. El número inferior se llama presión arterial
diastólica. Por ejemplo, 120 sobre 80 (escrito como 120/80 mm Hg).

Uno o ambos números pueden ser demasiado altos. (Nota: Estas cantidades aplican a
personas que no están tomando medicinas para la presión arterial y que no están enfermas.)

 Una presión arterial normal es cuando la presión arterial es menor a 120/80 mm Hg la mayoría de las
veces.

 Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando la presión arterial es de 140/90 mm Hg o mayor la
mayoría de las veces.

 Si los valores de su presión arterial son de 120/80 o más, pero no alcanzan140/90, esto se denomina
prehipertensión.

Si tiene problemas cardíacos o renales, o si tuvo un accidente cerebrovascular, es posible que


el médico le recomiende que su presión arterial sea incluso más baja que la de las personas
que no padecen estas afecciones

Tipos de hipertensión

 La hipertensión primaria o esencial supone un diagnóstico por exclusión. El facultativo


determina esta forma cuando no halla ninguna causa directa de la hipertensión arterial, es
decir, no tiene un origen detectable externamente.
 La hipertensión secundaria puede desarrollarse a causa de determinados medicamentos
(por ejemplo, preparados hormonales como la píldora anticonceptiva o de otras patologías
que provocan un incremento de la presión arterial. Por ejemplo, una enfermedad renal o un
trastorno metabólico como el llamado síndrome de Cushing.

Hipertensión: diagnóstico
El diagnóstico se basa en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos son necesarias
otras pruebas como el holter de presión arterial. Es imprescindible completar el estudio con un análisis de
laboratorio (de sangre y orina) y un electrocardiograma. Para facilitar un diagnóstico es muy importante tener
presente estas recomendaciones:
 La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida.

 Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.

 Hay predisposición familiar, aunque se da también en personas sin antecedentes.


Hipertensión: tratamiento y prevención
El mejor tratamiento de la hipertensión es una buena prevención que evite su aparición. Para ello es
fundamental seguir un estilo de vida cardiosaludable:
 No fumes. El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, las personas hipertensas
fumadoras multiplican el efecto perjudicial del tabaco. Dejar de fumar tiene unos efectos positivos superiores a
cualquier medicación para la hipertensión.

 Cuidado con el alcohol. El consumo moderado de alcohol (un vaso de vino al día en las comidas) puede ser
beneficioso, pero si es excesivo provoca el incremento de la presión arterial y otras alteraciones perjudiciales
el corazón y otros órganos.

 Controla tu peso. El sobrepeso es una causa de hipertensión. Rebajarlo reduce la presión arterial y
disminuye el riesgo cardiovascular y de diabetes.

 Ejercítate. La realización de ejercicio físico regular consigue bajar las cifras de presión arterial. Además,
aumenta la masa muscular y la capacidad de esfuerzo, ayuda a controlar el peso y logra disminuir el riesgo
cardiovascular.

 Practica una dieta cardiosaludable. Los hipertensos deben disminuir el consumo de sal y alimentos que la
contengan. También es necesario consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales.
Por último, usar aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en
detrimento de las carnes rojas.
Tratamiento farmacológico. Si eres hipertenso no puedes conformarte con las recomendaciones anteriores,
ya que es posible que debas seguir un tratamiento farmacológico. Los resultados no siempre reflejan una
reducción inmediata de la presión arterial, así que es necesario esperar un poco antes de plantearle al
médico un cambio de medicación. Los fármacos antihipertensivos están agrupados en varios tipos:

1. Diuréticos.

2. Inhibidores del sistema renina angiotensina (IECA).

3. Antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA-II)

4. Calcioantagonistas.

5. Betabloqueantes.

6. Asociación de fármacos.

Los pacientes que siguen un tratamiento antihipertensivo deben tener en cuenta estos consejos:

 Aunque la presión arterial se haya normalizado no hay que dejar de tomar la medicación nunca.

 Cumplir estrictamente el tratamiento e intentar mantener siempre el horario de ingesta de las pastillas.

 Consulta al doctor si el tratamiento no obtiene resultados, ya que a veces es necesario asociar varios
fármacos para controlar la presión arterial. Revisa también la dieta por si algún alimento (por ejemplo, la sal)
está impidiendo el efecto antihipertensivo de la medicación.

 El tratamiento debe compatibilizarse siempre con el estilo de vida cardiosaludable.


Hipertension y anestésicos

Siendo la hipertensión arterial (HTA) una enfermedad tan frecuente entre los adultos, es muy
común enfrentar pacientes odontológicos que la padecen. Se calcula que casi el 20% de la
población sufre HTA.

Debe personalizarse el uso de los anestesicos en los pacientes hipertensos, ya que cada uno de
ellos está siendo controlado de distinta manera, recibiendo distintos medicamentos solos o
combinados.

En los pacientes hipertensos controlados deben emplearse anestésicos locales CON


vasoconstrictor, en dosis terapéuticas y concentraciones adecuadas, no mayores a 1:100,000 para
la epinefrina (xylocaína) y 1:20,000 para la levonordefrina (carbocaína), o bien felipresina
(Cytanest) a 1:2,000,000. La Asociación Americana del Corazón (AHA) y la Asociación Dental
Americana (ADA) recomiendan emplear vasoconstrictores adrenérgicos en pacientes con
enfermedades cardiovasculares controladas, en dosis máxima de 0.2 mg de epinefrina y 1.0 de
levonordefrina. Esta es la cantidad contenida en 20 mL de anestésico (11 cartuchos) a una
concentración de 1:100,000 de epinefrina; pocos procedimientos dentales requieren tal volumen
de anestésico. Aunque su uso es considerado seguro, algunos autores recomiendan limitar la dosis
en los pacientes hipertensos controlados a 0.054 mg de epinefrina (tres cartuchos).

Las contraindicaciones para el empleo de vasoconstrictores adrenérgicos son:

- En los hipertensos no controlados o en etapas 3 y 4,

- Pacientes que reciben betabloqueadores adrenérgicos no cardioselectivos, como son


propranolol, atenolol, metoprolol, timolol, etc., o antidepresores tricíclicos. El empleo de
betabloqueadores adrenérgicos o con antidepresivos tricíclicos obliga al cirujano dentista a
seleccionar en su paciente un anestésico local con un vasoconstrictor diferente, no adrenérgico,
como la prilocaína con felipresina, que actúa a nivel venular y no influye en la presión arterial.

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