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insulina suficiente o cuando ésta no logra actuar en el organismo porque las células no responden
a su estímulo.
Para comprender mejor el concepto de diabetes se tiene que explicar más extensamente qué son
la glucosa y la insulina:
Glucosa
Es una forma de azúcar que constituye la principal fuente de energía para el cuerpo humano y que se obtiene
a través de los alimentos. Cuando llegan al tubo digestivo, los alimentos contienen básicamente hidratos de
carbono, grasas y proteínas; estos hidratos de carbono son los que dan lugar a la glucosa.
Insulina
Es una hormona que se encarga de recoger la glucosa y almacenarla en el hígado, los músculos y el tejido
adiposo. Para entrar en las células, la glucosa necesita de la insulina que se produce en el páncreas cuando
se comen alimentos que contienen hidratos de carbono. Sin embargo, para que la insulina sea efectiva deben
cumplirse dos condiciones:
1. Que el páncreas produzca insulina en cantidad suficiente.
2. Que las células sean capaces de detectar la insulina y respondan permitiendo su acción.
Además de la insulina, el páncreas produce otra hormona llamada glucagón, que ejerce el efecto contrario.
El glucagón se fabrica en situaciones de ayuno y tiene la misión de movilizar las reservas
de glucosa almacenadas por la insulina para que las células puedan utilizarlas cuando lo precisen.
Tipos de diabetes
Hay dos tipos principales de diabetes:
Diabetes gestacional: Se diagnostica durante el embarazo y puede desaparecer después del parto.
Diabetes inducidas: Por fármacos (por ejemplo, los corticoides) o por enfermedades genéticas muy poco
frecuentes (pancreatitis crónica, etc.).
Tratamiento de la diabetes
En el caso de la diabetes de tipo 1, el tratamiento es siempre la administración de insulina de por vida.
En la diabetes tipo 2, en general, se puede empezar por un programa de dieta y ejercicio cardiosaludables. Si
esto no basta, es posible que el médico recomiende tomar antidiabéticos orales. Cuando los fármacos
tampoco son suficientes, será necesario añadir insulina.
Insulina
Es el pilar del tratamiento de la diabetes tipo 1, pero también forma parte del tratamiento de la diabetes tipo
2. La insulina se debe administrar mediante una inyección subcutánea. Existen diferentes tipos
de insulina que se diferencian fundamentalmente en el tiempo que tardan en hacer efecto y su duración
(ultrarrápida, rápida, intermedia y lenta).
Con las diferentes pautas y tipos de insulina se intenta imitar lo que hace un páncreas de una persona
sin diabetes. Las insulinas rápida y ultrarrápida se utilizan en cada comida para imitar el pico
de insulina que produce el páncreas y asimilar los nutrientes ingeridos. Las insulinas lentas y ultralentas
intentan imitar la secreción basal del páncreas (es la insulina que produce entre comidas o por la noche para
mantener estables los niveles de glucosa en sangre).
Antidiabéticos orales
Sólo son útiles en la diabetes tipo 2. Cuando con la alimentación y el ejercicio no es suficiente para controlar
este tipo de diabetes, se recurre a diferentes fármacos que ayudan a que el páncreas produzca
más insulina o a que actúe mejor la que produce por sí mismo.
Hay disponibles seis tipos de medicamentos para la diabetes en forma de píldora: metformina (una biguanida),
sulfonilureas, tiazolidinedionas, meglitinidas, biguanidas, tiazolidinedionas, inhibidores de la alfaglucosidasa e
inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4).
Diabetes y Anestesia.
Los anestésicos pueden alterar el metabolismo de los carbohidratos, y cuando se combinan con el
estrés quirúrgico, la anestesia tiene definitivamente un efecto hiperglucemiante. No hay un agente
específicamente contraindicado para pacientes con Diabetes Mellitus ni tampoco un agente
específicamente benéfico para ellos.
Conviene que el paciente diabético consuma un desayuno normal antes de las citas con el
odontólogo para evitar la hipoglucemia. Son preferibles las citas a primeras horas de la mañana,
porque en ese lapso la concentración de corticosteroides endógenos suele ser mayor y el
organismo tolera mejor los métodos estresantes.
En el diabético con control adecuado habrá que incluir vasoconstrictores junto con los anestésicos
locales para asegurar la anestesia profunda. Sin embargo, es mejor no utilizar cantidades excesivas
de adrenalina para que no aumente la glucemia y ello se logra al usar un anestésico local que
contenga una concentración no mayor de 1:100.000 de adrenalina, o su equivalente.
Hipertensión
La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a
medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo. Hipertensión es el término que se utiliza
para describir la presión arterial alta.
Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El número
superior se denomina presión arterial sistólica. El número inferior se llama presión arterial
diastólica. Por ejemplo, 120 sobre 80 (escrito como 120/80 mm Hg).
Uno o ambos números pueden ser demasiado altos. (Nota: Estas cantidades aplican a
personas que no están tomando medicinas para la presión arterial y que no están enfermas.)
Una presión arterial normal es cuando la presión arterial es menor a 120/80 mm Hg la mayoría de las
veces.
Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando la presión arterial es de 140/90 mm Hg o mayor la
mayoría de las veces.
Si los valores de su presión arterial son de 120/80 o más, pero no alcanzan140/90, esto se denomina
prehipertensión.
Tipos de hipertensión
Hipertensión: diagnóstico
El diagnóstico se basa en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos son necesarias
otras pruebas como el holter de presión arterial. Es imprescindible completar el estudio con un análisis de
laboratorio (de sangre y orina) y un electrocardiograma. Para facilitar un diagnóstico es muy importante tener
presente estas recomendaciones:
La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida.
Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
Cuidado con el alcohol. El consumo moderado de alcohol (un vaso de vino al día en las comidas) puede ser
beneficioso, pero si es excesivo provoca el incremento de la presión arterial y otras alteraciones perjudiciales
el corazón y otros órganos.
Controla tu peso. El sobrepeso es una causa de hipertensión. Rebajarlo reduce la presión arterial y
disminuye el riesgo cardiovascular y de diabetes.
Ejercítate. La realización de ejercicio físico regular consigue bajar las cifras de presión arterial. Además,
aumenta la masa muscular y la capacidad de esfuerzo, ayuda a controlar el peso y logra disminuir el riesgo
cardiovascular.
Practica una dieta cardiosaludable. Los hipertensos deben disminuir el consumo de sal y alimentos que la
contengan. También es necesario consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales.
Por último, usar aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en
detrimento de las carnes rojas.
Tratamiento farmacológico. Si eres hipertenso no puedes conformarte con las recomendaciones anteriores,
ya que es posible que debas seguir un tratamiento farmacológico. Los resultados no siempre reflejan una
reducción inmediata de la presión arterial, así que es necesario esperar un poco antes de plantearle al
médico un cambio de medicación. Los fármacos antihipertensivos están agrupados en varios tipos:
1. Diuréticos.
4. Calcioantagonistas.
5. Betabloqueantes.
6. Asociación de fármacos.
Los pacientes que siguen un tratamiento antihipertensivo deben tener en cuenta estos consejos:
Aunque la presión arterial se haya normalizado no hay que dejar de tomar la medicación nunca.
Cumplir estrictamente el tratamiento e intentar mantener siempre el horario de ingesta de las pastillas.
Consulta al doctor si el tratamiento no obtiene resultados, ya que a veces es necesario asociar varios
fármacos para controlar la presión arterial. Revisa también la dieta por si algún alimento (por ejemplo, la sal)
está impidiendo el efecto antihipertensivo de la medicación.
Siendo la hipertensión arterial (HTA) una enfermedad tan frecuente entre los adultos, es muy
común enfrentar pacientes odontológicos que la padecen. Se calcula que casi el 20% de la
población sufre HTA.
Debe personalizarse el uso de los anestesicos en los pacientes hipertensos, ya que cada uno de
ellos está siendo controlado de distinta manera, recibiendo distintos medicamentos solos o
combinados.