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El sentimiento de unidad en los rituales del capoeira y los bailes chinos

Integrantes: Sebastian Garcia, Victor Diaz, Sergio Basaez


Para efectos de este trabajo, realizaremos una comparación entre los bailes chinos de
la zona central de Chile y la roda da capoeira proveniente de Brasil, estableciendo distintas
variables de análisis que nos permitan relacionar ambas práctica sonoras, logrando observar
así similitudes y diferencias entre ellas; las variables a analizar estarán enfocadas en tres
ámbitos de lo que significa cada una de estas músicas. Una primera variable apunta a lo
propio de la música, es decir, a los instrumentos, al ritmo y a la oralidad como subcategorías
de análisis; una segunda variable estará referida a la representatividad de estas músicas,
expresado en los actores que participan, la vestimenta de ellos, y la danza o el baile que haga;
finalmente, la última variable está referida al carácter ceremonial de la música (ritual), por lo
que compararemos tanto el origen y contexto de este, como la finalidad o motivo que tiene
para ser realizado. Lo relativo a cada práctica musical, será desglosado mediante estos
conceptos que servirán de guía al momento de conocer cada una de sus características.
Partiendo por el apartado de musicalidad, los bailes chinos utilizan como instrumentos
principales las flautas (hechas artesanalmente y con un único sonido), el tambor y el bombo.
Se sigue un ritmo binario marcado por el bombo y el tamborero, quien es el guía principal de
la agrupación al indicar los movimientos y pasos de danza que deben seguir los demás chinos
casi como en un gesto de dirección; también guía la dinámica e intensidad del baile. Las
flautas producen un sonido rajado y fuerte, que suena homogéneo y continuo durante lo que
dure el encuentro. Definiendo de mejor manera la disposición de los instrumentos, el grupo
está
“formado por dos hileras paralelas de unas diez personas con flautas cada una,
un tamborero al centro adelanté y un bombo al centro atrás. El nombre hace alusión a
la danza que acompaña siempre la acción de tocar las flautas. El tambor guía las
"mudanzas" o pasos de danza que se suceden en el tiempo e, indirectamente, las
variaciones de dinámica (rápido lento, despacio-fuerte) que va realizando el "baile" a
lo largo del avance de la procesión"1.

En lo que respecta a la oralidad, ésta está presente al momento en que el alférez debe
dirigirse a alguna estación del circuito o bien al encuentro con otro alférez, quedando

1
Pérez de Arce, 1996:45
relegada la palabra sólo a la lírica; el canto durante la música es reemplazado por el sonido
continuo de las flautas de los chinos.
En el caso de la capoeira en lo que concierne a la musicalidad, este estilo se
caracteriza por la utilización de instrumentos como el berimbau, el caxixi, el atabaque, el
agogô, el pandeiro, el reco-reco y el xequere, todos de origen africano; entre estos, el
berimbau es el que más destaca ya que se acompaña de muchos otros similares que van dando
cierta melodía disonante a la canción, a la vez de seguir el ritmo de las percusiones. Respecto
del ritmo, se utilizan principalmente ritmos binarios de origen africano liderados por el
berimbau grave (gunga), instrumento encargado de dar inicio, término y dinámica al juego y a
la roda. En cuanto a la oralidad, los cánticos están principalmente ligados a la capoeira en sí,
debido a sus orígenes en la esclavitud durante el período colonial brasileño y al cotidiano de
las personas participantes, dándole así una identidad única a cada roda; a través de los
cánticos es que se liga el pasado, el presente y el futuro de la capoeira, pues sus versos cargan
la historia de ella consigo. El canto dentro de la capoeira, es guiado por una voz principal que
se ve acompañada de todos los otros integrantes que responden al llamado del guía.
Comparando ambos casos en lo que respecta a la oralidad por ejemplo, es posible
encontrar a priori diferencias tangibles, que radican principalmente en la fuente de esta, en el
baile de los chinos la oralidad es liderada por los músicos y sus flautas, se transmite por
familias y los niños aprenden principalmente observando de sus anteriores generaciones.
Mientras que en capoeira, son los diversos cánticos entonados durante el desarrollo del juego
los que transmiten la tradición a través de la voz,
“Paralelamente a los testimonios, otra fuente de gran riqueza en lo referente a la
transmisión de tradiciones, son los cánticos que se presentan durante las rodas. Su
análisis permitió la identificación de tres funciones básicas:
1.-Función ritual: Animación de la roda junto a las palmas y los instrumentos.
2.- Elemento de mantenimiento de la tradición: Dictado por sus contenidos.
Reavivando la memoria de la comunidad de la capoeira acerca de los acontecimientos
importantes en su historia (liberación, quilombos, guerra del Paraguay, fugas de la
policía…) y de los personajes famosos de las rodas de la Capoeira.
3.- Espacio dinámico de constante repensar de esa misma historia: Ayudando a
esclarecer los principios éticos en las rodas y de la inserción de la capoeira así mismo
como del elemento negro de la sociedad.”2
Como se aprecia en la cita, el capoeira presenta una oralidad con un carácter bastante
concreto y tangible, que apunta a mantener viva la tradición y conmemorar su historia. La
similitud radica en que los cantos son realizados por todos los participantes del ritual; en el
caso del baile chino el alférez canta versos improvisados y es respondido por el coro de
chinos, y en la capoeira todos cantan al unísono en la roda para avivar el juego. por lo que
surge el concepto de unidad como factor común en ambos rituales.
Continuando con el apartado de representatividad, en el caso de los bailes chinos cada
grupo tiene un sentimiento de identidad fuerte con su baile y el pueblo al que representan.
Aspectos como la vestimenta, el baile y la música varían según su pueblo y zona de origen, y
es muy importante a la hora de las grandes fiestas de chinos de distintas zonas ya que es ahí
donde surge cierta competencia y se muestra la identidad propia de cada grupo. Hay una
estética china que por lo general consiste en una camisa con un color característico y un gorro
o sombrero bien adornado y llamativo, que los identifica con su comunidad y los distingue de
otras agrupaciones de chinos. El baile exige un sobreesfuerzo físico que los chinos dejan
pasar debido al éxtasis producido por el ritual, dejando de sentir cansancio y dolor. El baile
consiste principalmente en giros y saltos constantes dirigidos por el tamborero, agachándose
y cambiando el peso de un pie al otro, mientras al mismo tiempo tocan la flauta soplando de
manera fuerte y repetida.
Por otra parte, en la capoeira participan tres tipos de actores que dan vida a la roda
(rueda): los jugadores quienes simulan la pelea al interior de la roda, los músicos que guían la
pelea dando inicio y final a la misma con su ritmo, y los espectadores que conforman la roda
a la espera de su turno, que apoyan a la música avivando el canto.
“Los capoeirista forman un círculo de cinco metros de diámetro. En la roda destacan
los instrumentos musicales: berimbau, pandeiros y ocasionalmente agogo y reco-reco.
Los mestres más antiguos son unánimes al condenar la utilización de atabaque
(también llamado timbal) en la roda de Capoeira”3

2
J. Martín, 2003:19
3
J. Martín, 2003:29
La vestimenta de los jugadores o bailarines consiste en el torso desnudo, con
pantalones holgados y descalzos (en el caso de las mujeres, se utiliza algo para cubrir el
pecho); por su parte los músicos y espectadores tienen la misma vestimenta, solo que se suele
agregar una prenda para el torso. A partir de esto, el baile o jogo (juego), consiste en la danza
de dos capoeiristas de manera dinámica y con una coreografía espontánea dirigida a simular
ataques y responder con esquivas a ritmo de la música, teniendo como objetivo el demostrar
la superioridad sobre el compañero de juego. El movimiento base es la ginga, un movimiento
rítmico de todo el cuerpo acompañando el toque del berimbau, con la finalidad principal de
mantener el cuerpo relajado y el centro de gravedad del cuerpo en permanente dislocamiento,
pronto para esquivar, atacar, contraatacar o huir, que se contrapone a otras artes marciales
estáticas; muchos dicen que los movimientos son la recreación de los ataques de distintos
animales mezclados con la malicia del hombre blanco.
En este apartado, nuevamente nos encontramos con diferencias bastante importantes
entre ambas prácticas, ya sea por la vestimenta o más aún por los tipos de movimientos que
se dan durante el baile, pero la idea de unidad se mantiene presente en las dos situaciones
expresada de igual manera. Al igual que en la música, como vimos anteriormente, tanto en la
vestimenta como en el baile existe una noción de unión respecto de la práctica que se está
dando, utilizando un traje que identifique a todos los participantes que interpreten estos
ritmos y siguiendo una coreografía que funcione producto de la interacción de los individuos
que llevan la música. En este sentido, tanto en el baile chino como en la capoeira se da un
juego de pregunta y respuesta basado en la comunión de estos movimientos; mientras en un
caso, las flautas suenan acorde a un movimiento contrario entre los que se agachan y los que
se levantan (manteniendo un metro de 2/4), en la capoeira la danza implica una conexión
entre los participantes, ya que al ritmo del berimbau se hacen golpes al aire de pies que son
respondidos con esquivas y volteretas por el otro participante, sintetizando la danza en una
simulación del combate que se mantiene mientras van rotando los contendores.
Como tercer variable de análisis, el elemento que otorga una importancia mayor a
estos bailes es el carácter ceremonial que tienen, formados a partir de un contexto
sociocultural y un devenir histórico determinado. En este sentido, el baile chino es una
tradición religiosa que pertenece a pueblos de la zona central y al norte chico de Chile. Sus
orígenes remontan a los indígenas precolombinos, que de cierta manera lograron que su
tradición resistiera y se adaptara frente a la invasión y represión de los españoles con su
evangelización. El baile es solo una de las tantas actividades que se realizan en esta fiesta
ritual, pero su objetivo principal es venerar a los santos católicos; la palabra chino es de
origen quechua y significa servidor, lo que implica el servicio de los músicos a la devoción de
Dios.
Para contextualizar el ritual nos quedaremos con la siguiente cita:
“consiste básicamente en "sacar a pasear" una imagen sagrada por el lugar
acompañada de música y danza. El paseo de la imagen consiste en una procesión que
recorre el pueblo muy lentamente, con música instrumental compuesta por todas las
orquestas de flautas tocando simultáneamente, produciendo una polifonía de gran
intensidad sonora. La procesión se detiene al pasar frente a altares dispuestos a lo
largo del circuito, se callan las flautas y se "saluda" a la imagen. El "alférez"
desarrolla entonces un tema relacionado con la imagen sagrada, en cuartetas
improvisadas, cantadas en un estilo musical simple y repetitivo, respondido por el
coro de chinos”4
Esta fiesta ritual abarca no solo la música, sino que también la veneración a los santos
católicos. El conocimiento de la biblia se ve plasmado en los versos improvisados que canta
el alférez, quien es respondido por el coro de chinos . Estas orquestas danzan mientras tocan
y cumplen una especie de sacrificio simbólico y físico hacia una deidad religiosa . Este baile
por lo general dura dos horas; participan muchas personas y tanto músicos como espectadores
forman parte de la fiesta ritual.
Respecto de la capoeira, su origen se remonta a los esclavos africanos traídos hacia
Brasil durante los tiempos de la colonia, quienes camuflaban un entrenamiento marcial por
medio de baile y música. La Invasión a Pernambuco por parte de los holandeses (1624-1630)
provoca desestabilidad en la administración portuguesa del Brasil, generando fugas masivas
de esclavos, quienes al ser capturados y esclavizados nuevamente comienzan a desarrollar la
capoeira a modo de preparación para futuros enfrentamientos contra esclavistas. Si bien el
origen se remonta a una preparación marcial oculta en un baile entre dos jugadores, donde se
pretende demostrar la superioridad del uno sobre el otro, posteriormente se ha mantenido
como un arte marcial expresada por medio del baile, en donde no existe una demostración de
fuerza y violencia como tal. El carácter ceremonial entonces radica en la conjunción de la

4
Pérez de Arce, 1996:40
música como fiesta, y la danza como método de ejercicio del cuerpo y de técnicas de defensa,
en por de una comunión dentro de la roda.
Teniendo en cuenta lo analizado en los párrafos anteriores, y a modo de reflexión
final, la historia de ambas prácticas bajo una mirada ceremonial radica en un aspecto de
comunidad y unión de los integrantes de cada música, tanto en lo que comprende lo interno al
rito, como en la idea de mantener una tradición viva por medio de la enseñanza y la palabra.
En el caso de los bailes chinos, el baile se produce en conjunto como forma de venerar a la
virgen y a los santos, en un trance colectivo producido por el desgaste físico y la falta de aire
como forma de penitencia (aspecto muy propio de los resabios indígenas por cierto), mientras
que en la capoeira, la devoción no va hacia una divinidad sino más bien a su propio ideal de
libertad y resistencia frente a la opresión del colono, lo que implica una unión de los esclavos
(posteriormente de los bailarines) en comunión y enseñanza con su gente.
Comprender ambas prácticas en un sentido de unidad para que sean llevadas a cabo,
sea por fe religiosa o por alimento del cuerpo para la resistencia del grupo, implica entender
que ambos casos se dan bajo una lógica de arte-proceso al momento de ejecutar esta música;
el sentido del rito se entiende cuando los chinos o los contendores se unen en armonía
polifónica y rítmica al momento de interpretar la música, y es esta misma unión lo que aviva
el espíritu cristiano o afro en un ascenso de liberación espiritual, tal y como lo hacían las
distintas culturas tribales del mundo. La música producida a partir de la unidad de un grupo,
más allá de una simple orquesta, produce tal sensación en el alma de los intérpretes que
difícilmente podría desaparecer esta sensación a futuro, ya que “es posible que ella se
mantenga incólume a lo largo de los siglos, sin cambios, como algo que no se toca, sagrado y
trascendente”5.

5
Donoso, 1997:94
Bibliografía
- Pérez de Arce, José. 1996. “Polifonía en fiestas rituales de chile central”, Revista
musical chilena, Vol 50, N° 185, pp. 38-59
- J. Martín, Pedro. 2003. Ao som do berimbau. Barcelona: Editorial Alas
- Donoso, Jaime. 1997. Introducción a la música en veinte lecturas. Santiago:
Ediciones UC

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