Sei sulla pagina 1di 1

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Interceder no quiere decir hablar al Señor a favor de aquellos que se encuentran en necesidad;
significa dar un paso, un paso que nos lleva al corazón mismo de una situación, que nos lleva allí de una
manera definitiva y hace que no podamos echarnos atrás de ninguna manera, porque ahora nos hemos
entregado y pertenecemos a esta situación. En una situación de máxima tensión, el corazón es el punto
donde el choque se vuelve más violento y el tormento más cruel: ahí es donde se sitúa el acto de
intercesión. Todo compromiso que se vuelve intercesión implica una solidaridad de la que ya no
podemos prescindir. Esta solidaridad la encontramos en Dios: Él se compromete en el mismo instante
en que nos llama con su Palabra a la existencia, sabiendo que le abandonaremos, que le perderemos y
que será Él quien deba encontrarnos de nuevo no allí donde Él está, sino allí donde nos encontramos
nosotros, con todo lo que esto implica (de una conferencia del metropolita A Bloom, ciado en E. Bianchi
–ed.-, Letture per ogni giorno, Leuman 1980, pp. 412 ss).

Potrebbero piacerti anche