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Universidad Iberoamericana Puebla

Teorema de transporte de Reynolds

Mecánica de fluidos

Luis Alberto Acosta González

08/03/18
Mecánica de fluidos

Teorema de transporte de Reynolds

El teorema del transporte de Reynolds es una expresión matemática muy útil que
relaciona integrales y derivadas y tiene grandes usos en la mecánica de medios
continuos. En su aplicación a este campo, relaciona cómo varían las propiedades
de una masa de control con cómo varían las propiedades de un volumen de control.

Para tener una mejor comprensión del teorema, es necesario definir estos dos
últimos conceptos:

 Volumen de control

Es un volumen al que se le hace un seguimiento. Las masas de control pueden


atravesar un volumen de control. Los volúmenes de control son entidades
geométricas que definimos aparte de los objetos físicos: por ejemplo, el interior de
una caja es un volumen de control cuyo contenido, las masas de control que tiene
dentro, puede variar con el tiempo.

 Masa de control

Es una cierta cantidad de material a la que hacemos un seguimiento. Por lo tanto,


una masa de control es un objeto físico igual que lo es una pelota, pero puede ser
difícil distinguir una masa de control de su vecina (por ejemplo, es difícil distinguir
una masa de agua de otra en medio del océano).

En general, el teorema del transporte de Reynolds relaciona el ritmo de variación en


un dominio móvil (el de la masa de control) y un dominio fijo (el del volumen de
control) o incluso entre varios volúmenes móviles. Es una generalización a
dimensiones múltiples de la regla de Leibniz. Posteriormente se hará uso de
volúmenes y superficies, pero en realidad el teorema es válido para dimensiones
superiores e inferiores. (Acheson, 1990)

A menudo, conocemos las leyes físicas que afectan a los objetos como las masas
de control, pero poner en práctica este conocimiento puede ser muy engorroso. Por

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ejemplo, las ecuaciones del movimiento de una una masa de control de aire (las
leyes de Newton y de conservación de la energía), aunque son conceptualmente
muy sencillas, se vuelven muy difíciles de integrar porque la masa de control puede
desplazarse mucho y acabar en cualquier parte. Como las ecuaciones del
movimiento dependen de las masas de aire del entorno (lo hacen a través de la
presión y los esfuerzos viscosos, por ejemplo) y estas masas de aire pueden
cambiar mucho a cada momento, no es de extrañar que la tarea de calcular el
comportamiento del aire (o el medio que sea) pueda volverse algo formidable con
esta formulación. (Mott, 1996)

Ahora imaginemos un volumen cualquiera, fijo o con un movimiento cómodo de


manejar. Este volumen es un volumen de control y las masas de control pueden, en
general, atravesarlo. Si pudiéramos referir las ecuaciones del movimiento no a las
masas de control, sino al volumen de control, nuestros problemas quizá se volverían
más fáciles de tratar. De esto se encarga el teorema del transporte de Reynolds.

Propiedades intensivas y extensivas

Consideremos una masa de control cualquiera. En un instante de tiempo t, la masa


de control tiene ciertas propiedades (cantidad de movimiento, masa, energía
interna, etc.). Diremos que estás propiedades son 𝐶𝑚 (𝑡). Ahora bien, la masa en
cuestión ocupa un cierto volumen 𝑉𝑚 (𝑡), Podemos asumir que la propiedad 𝐶(𝑡),
que llamaremos extensiva, es la suma de una propiedad intensiva 𝑐(𝑡, 𝑥) distribuida
por los puntos x del espacio ocupado por la masa de control. En la siguiente
ecuación, 𝑑𝑉 representa el elemento diferencial de volumen:

Ritmo de variación de las propiedades de una masa de control

Las masas de control son objetos físicos comunes y corrientes como pelotas, un
lápiz, un vaso, etc. Sus propiedades 𝐶𝑚 (𝑡) tienen un ritmo de variación en el tiempo
(t) que es igual a un término fuente F (la fuerza para la cantidad de movimiento):
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𝑑𝐶𝑚
=𝐹
𝑑𝑡

Aunque no se han expresado explícitamente las dependencias funcionales, el


término F variará, en general, con el tiempo, la región del espacio ocupada por la
masa de control y la distribución de las variables físicas estará determinada por el
movimiento de las masas de control, por muchas que sean, así que el seguimiento
se vuelve muy poco práctico. Es aquí en donde el teorema de transporte de
Reynolds nos puede auxiliar. (Mott, 1996)

Supongamos que existe un volumen de control fijo V que en un preciso instante t


coincide con el volumen 𝑉𝑚 (𝑡) ocupado por la masa de control:

𝑉 = 𝑉𝑚 (𝑡)

La frontera del volumen de control es la superficie representada por S.

Es posible integrar las variables intensivas 𝑐(𝑡, 𝑥) en este volumen para obtener las
variables extensivas 𝐶𝑣 (𝑡) correspondientes:

Un instante después, en el tiempo t+dt, ambos volúmenes no tienen porque


coincidir. Por lo tanto, el ritmo de variación de las variables extensivas en el volumen
de control no tiene porque coincidir con el ritmo de variación de las variables
extensivas en la masa de control, Sin embargo, es posible relacionarlos.

Cada punto x de la frontera de la masa de control se desplaza a una velocidad


𝑣(𝑡, 𝑥). La dirección normal (hacia el exterior) a la frontera del volumen de control
es el vector unitario 𝑛(𝑥). Por lo tanto, la velocidad normal 𝑣𝑛 (𝑥) a la que se separa
la frontera de la masa de control de la del volumen de control es:

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La frontera de la masa de control entra dentro del volumen de control cuando la


expresión anterior es negativa y sale cuando es positiva.

Velocidad normal a la frontera

Cierta parte de la masa de control sale del volumen de control, mientras que otra
parte entra. Fijémonos en un punto x de la frontera del volumen de control.
Definamos un elemento diferencial de superficie de frontera dS alrededor de este
punto. Como el incremento de tiempo dt es extremadamente pequeño, es posible
despreciar cualquier variación de la velocidad 𝑣(𝑡, 𝑥) a la que se desplaza la frontera
de la masa de control entre el instante t y el instante t+dt. En este tiempo, habrá
entrado dentro del volumen de control una pequeña cantidad de materia de volumen
−𝑣𝑛 (𝑥)𝑑𝑡 𝑑𝑆. (Sámano, 2009)

El signo negativo se debe a que, si la velocidad relativa es negativa, el material


entra, mientras que, si la velocidad relativa es positiva, el material sale. Esta
pequeña cantidad de material que entra o sale lleva consigo cierta cantidad
extensiva de propiedades físicas:

La suma (la integral) de esta contribución por toda la superficie de la frontera del
volumen de control será igual a la cantidad de las variables extensivas que habrá
entrado menos la que habrá entrado en el volumen de control en el intervalo de
tiempo entre t y t+dt:

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Elemento de una masa de control que


atraviesa un volumen de control.

Con todo lo analizado, ya es posible relacionar el ritmo de variación en la masa de


control y el ritmo de variación en el volumen de control (Acheson, 1990). En
concreto, el incremento en la variable extensiva 𝐶𝑣 en el volumen de control 𝐶𝑚 en
la masa de control (que coincide en el espacio con el volumen de control en el
instante de interés) más lo que entra y menos lo que sale:

Por otra parte, el ritmo de variación en el volumen de control ha de ser igual a la


suma (la integral) de los ritmos de variación en su interior:

Al juntar lo anterior y simplificando matemáticamente, es posible obtener la


ecuación del transporte de Reynolds:

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El término de la izquierda de la igualdad es el ritmo de variación 𝑑𝐶𝑚 /𝑑𝑡 de las


propiedades de la masa de control, igual al término forzante F que definimos antes,
pero ahora todo es potencialmente más fácil porque se hace uso de variables
referidas no a partículas materiales móviles, sino a puntos fijos del espacio.

Bibliografía

Acheson, D. (1990). Elementary Fluid Dynamics. Oxford University Press.


Mott, R. (1996). Mecánica de fluidos aplicada (4ta ed.). México: Pearson.
Sámano, D. A. (15 de julio de 2009). Mecánica de fluidos . Obtenido de
https://www3.nd.edu/~msen/MecFl.pdf

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