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III Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVIII

Jornadas de Investigación Séptimo Encuentro de Investigadores en Psicología del


MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires,
2011.

EL ENCUADRE EN EL TRATAMIENTO
DE NIÑOS CON PROBLEMAS DE
SIMBOLIZACIÓN.

Bó, María Teresita.

Cita: Bó, María Teresita (2011). EL ENCUADRE EN EL TRATAMIENTO DE


NIÑOS CON PROBLEMAS DE SIMBOLIZACIÓN. III Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología
XVIII Jornadas de Investigación Séptimo Encuentro de Investigadores
en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires.

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EL ENCUADRE EN EL TRATAMIENTO DE NIÑOS
CON PROBLEMAS DE SIMBOLIZACIÓN
Bó, María Teresita
Secretaría de Investigación, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires

RESUMEN constituye el conjunto de dispositivos necesarios para


El establecimiento del encuadre es de vital importancia que esta transferencia se instale, se actualice y ofrezca
al interior de toda la clínica psicoterapéutica, especial- elementos de trabajo al analista.
mente de aquella que se fundamenta en la teoría psi- En la clínica de niños y adolescentes con problemas de
coanalítica. En este artículo se desarrollan las concep- simbolización, el establecimiento de la transferencia es
tualizaciones de diversos autores psicoanalíticos en re- uno de los ejes principales de intervención, no sólo en
lación a las características teóricas y clínicas del encua- los momentos iniciales sino durante todo el tratamiento.
dre como fundamento para profundizar en las particula- En el marco del proyecto de investigación “Problemas
ridades del mismo al interior de la clínica de niños con de aprendizaje: compromiso psíquico e intervenciones
problemas de simbolización. clínicas especíicas”, llevado a cabo por los equipos de
investigación de la Cátedra de Psicopedagogía Clínica
Palabras clave de la Facultad de Psicología de la UBA, se profundiza
Encuadre Transferencia Tratamiento en el tema de las intervenciones clínicas. Se observa
que éstas se focalizan en aspectos ligados al encuadre,
ABSTRACT al conlicto psíquico en su carácter restrictivo y a la di-
THE SETTING IN THE TREATMENT OF CHILDREN namización de la actividad relexiva.
WITH PROBLEMS OF SYMBOLIZATION Jean Laplanche (1987, 38) sostiene que lo propiamente
The setting is crucial in any psichotherapeutic clinic, especíico del psicoanálisis es la situación clínica. Lo
specially in those based on psichoanalytical theories. que Freud persigue, como base para el desarrollo de la
The thoughts of different authors concerning about the- teoría, es la posibilidad de encontrar un procedimiento
orical and clinical characteristics as a foundations to que permita la investigación del inconsciente, diferen-
deepen children´s symbolic disorders are developed in ciando el psicoanálisis de las otras psicologías. Freud
this article. funda un método nuevo para aplicarlo a un dominio
también nuevo, el inconsciente, dominio difícil de acce-
Key words der por otras vías que las de la asociación libre, al inte-
Setting Transference Treatment rior de un encuadre previamente deinido y estructurado
que induce a la transferencia.
Laplanche deine tres grupos de elementos relaciona-
dos con lo formal de la situación analítica, que inducen
El encuadre en la teoría psicoanalítica a la regresión y por tanto coadyuvan a la instalación de
El trabajo terapéutico requiere de la activación de víncu- la transferencia:
los transferenciales que soporten los elementos primiti- - Elementos que se relacionan con lo formal de la situa-
vos que aparecen en el curso de los tratamientos. El es- ción, con el setting analítico
tablecimiento y la estabilización del encuadre colaboran - Factores vinculados con el discurso demandado y con
a que estos vínculos se generen y se mantengan. el discurso dado en respuesta: regla fundamental, aso-
Podemos considerar encuadre al conjunto de condicio- ciaciones libres e intervenciones del analista
nes necesarias para que una situación terapéutica ten- - Aspectos vinculados al rehusamiento de cualquier re-
ga lugar. El encuadre determina las coordenadas espa- lación real por fuera del setting establecido
cio-temporales de realización, pero también incluye to- El primer grupo incluye los aspectos que conforman el
dos los aspectos dinámicos que organizan los hechos espacio analítico: especíicamente el sitio y tiempo del
que se producen en su interior. análisis (lugar, hora, frecuencia), pero es también un es-
Toda relación humana tiene elementos de transferencia pacio donde circula un tipo de energía particular. Se tra-
en la medida en que ocasionan identiicaciones, despla- ta de un espacio con características tópicas pero tam-
zamientos de afecto, incluso situaciones regresivas. bién energéticas, ya que lo que circula es energía pul-
Pero la transferencia que se produce en análisis tiene sional, libidinal. Por tanto, para que la situación terapéu-
un carácter especíico ya que genera la actualización tica se constituya, se harán necesarios los elementos
de los vínculos habidos con los objetos primarios. La re- vinculados a los otros dos grupos.
petición de modalidades de circulación del afecto, en André Green (2003, 58) deine al encuadre como “el
transferencia, habilita un espacio clínico en el cual es conjunto de condiciones de posibilidad requeridas para
posible intervenir terapéuticamente. El encuadre clínico el ejercicio del psicoanálisis, lo cual abarca las disposi-

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ciones materiales que rigen las relaciones entre anali- los caminos para que los aspectos pulsionales primiti-
zando y analista”. Sostiene que, ijadas desde un primer vos y las modalidades tempranas de vínculo se mani-
momento, estas condiciones resultan un convenio entre iesten en el espacio terapéutico. Y no serán los hechos
las partes cuyo objetivo será evitar eventuales discusio- efectivamente acaecidos los que persiga la escucha
nes en el futuro y posibiliten que los conlictos que pue- analítica sino la subjetividad del relato y las vivencias in-
dan aparecer durante el tratamiento sean aquellos que conscientes que, merced a la asociación libre, aparez-
surjan efectivamente de la transferencia. can en el discurso del analizado.
Él distingue entre condiciones materiales del encuadre De esta manera el encuadre produce un espacio y visi-
y la regla fundamental. La regla fundamental consiste biliza sus límites. Se delimita el adentro y el afuera y
en pedirle al analizado que diga todo lo que le aparezca aparecen las fronteras que los diferencian. Este espacio
en mente, sin censurar nada, aún las ocurrencias que interno generará, a su vez, las condiciones para la apa-
aparentemente no tengan que ver con su problemática rición de aspectos de intimidad, abriéndose a las dife-
o aquellas que conciernan al analista o a su ámbito. rencias entre lo privado y lo público.
Considera que esta regla es la única exigencia del ana- El encuadre en la clínica psicopedagógica grupal
lista en cuanto al trabajo del analizante, qué este acep- En la clínica psicopedagógica grupal es frecuente que
tará aún cuando sea una regla imposible de cumplir. Pe- los terapeutas se vean en la necesidad de trabajar en la
ro esta regla tiene para Green un cometido muy impor- construcción de modalidades de tramitación de lo ínti-
tante, al funcionar como tercero, instancia superior a la mo. Los vínculos parentales atrapantes producen cap-
cual ambos, paciente y analista, acatan. De esta mane- turas que diicultan el acceso a la constitución del espa-
ra ambos aceptan una legalidad que los trasciende y cio de lo privado, el proceso de narcisización se realiza
que funciona como garante de que lo que ocurra en ese fallidamente y hay isuras en los límites Yo/noYo. Hay ni-
ámbito especial que es la sesión analítica, será utilizado ños que tienen grandes diicultades para responder a
en beneicio de la cura y no en ningún otro propósito. cualquier requerimiento del campo social si no están
Este autor agrega que, además de exigirle el cumpli- apuntalados por la presencia de algún adulto.
miento de la regla fundamental, se le solicita al pacien- Por otra parte, una vez instaladas las barreras de la re-
te que se abstenga de hacer nada. Invita a una especie presión, y construidos los diques necesarios para evitar
de soliloquio dirigido a alguien que no está del todo pre- la aparición de aspectos reprimidos, se generan en los
sente allí. niños y adolescentes sentimientos de vergüenza que
De acuerdo a la concepción de Green, podemos distin- atentan contra la posibilidad de compartir sufrimientos y
guir dos aspectos importantes del encuadre analítico: padeceres. Cuando los mecanismos defensivos son ex-
- una matriz activa, compuesta por las asociaciones li- cesivamente rígidos, la palabra se encuentra amenaza-
bres del paciente y la atención y escucha lotantes del da y los niños se llaman al silencio. En estos casos los
analista, acompañadas de la necesaria neutralidad be- terapeutas son testigos de un retraimiento excesivo a
névola. Esta matriz compone el par dialógico en el cual espacios de verdadera clausura psíquica, que distan
enraíza el análisis también de constituir lo que consideramos espacios de
- un estuche, que incluye el número y duración de las intimidad.
sesiones, la periodicidad, las modalidades de pago, etc. El espacio de intimidad se vincula con lo que Winnicott
La matriz activa es para él la alhaja que requiere de un llama “la capacidad de estar a solas”. Este autor consi-
estuche adecuado para su lucimiento y conservación. dera que esta capacidad es el resultado de los vínculos
Piera Aulagnier (1986, 170 y ss), sostiene que es impo- crecientes y satisfactorios con los primeros objetos de
sible en el curso de un tratamiento analítico, separar los amor. Si estos son capaces de sostener positivamente
efectos de sentido de las cargas de afecto a ellos adhe- a los niños en los primeros momentos de la vida y de ir
ridos y que ambos, fuerza y sentido, son responsables promover la autonomía creciente, tanto psíquica como
con igual fundamento de la organización del espacio- material, serán adultos que propicien esta capacidad
tiempo que encuadra los encuentros terapéuticos. Air- para estar a solas. Winnicott dice que en un primer mo-
ma esta autora que el encuadre deberá ser instaurado mento el bebé puede “estar a solas en presencia de
en aras de favorecer la movilización y la reactivación de otro”. Para ello hace falta un adulto que acompañe y
la forma infantil del conlicto psíquico. Y añade que la sostenga pero sea también capaz de alejarse oportuna-
presencia y el respeto por el encuadre tienen además la mente, sabiendo que es importante para ese niño pero
función de ser garantes de la distancia que separa la que no es ni será todo para él.
realidad psíquica de la realidad material, a in de esta- El fortalecimiento del encuadre viabiliza la circulación
blecer los límites necesarios para que la realidad psíqui- de aspectos de intimidad y de circulación del afecto al
ca no sea obligada a un silencio que pudiera forzarla a interior del tratamiento y su consolidación genera condi-
actuar en la realidad exterior o dentro de su propia rea- ciones mínimas suicientes para el despliegue de aque-
lidad corporal, las tensiones resultantes. Lo propio del llos aspectos que previamente no encontraron vías ade-
encuadre es, para ella, construir y delimitar un espacio cuadas de tramitación.
vincular que permita poner la relación transferencial al En los tratamientos grupales, el encuadre deberá gene-
servicio del proyecto analítico. Esto implica que el ana- rar aspectos transferenciales en relación al/los terapeu-
lista dispondrá su escucha clínica al servicio de allanar tas, pero también se deberán tener en cuenta la instala-

PSICOLOGÍA CLÍNICA Y PSICOPATOLOGÍA 19


ción y aianzamiento de las transferencias laterales. Di- Cuando esta estructura se ha constituido fallidamente
chas transferencias habilitarán y facilitarán la circula- nos encontramos con chicos con escasa o nula autono-
ción pulsional entre los miembros del grupo. mía, que sólo funcionan en presencia y con el sostén
En este sentido se hace necesario trabajar con los con- del adulto a su lado. Chicos con diicultades para fanta-
ceptos de relaciones de asimetría y simetría y poder sear o imaginar o, por el contrario, con irrupciones fan-
conceptualizar cómo estos aspectos de despliegan al tasmáticas aterrradoras. El funcionamiento simbólico
interior de un grupo de tratamiento. se encuentra obturado, especialmente en aquellas acti-
Piera Aulagnier (1994, 253) sostiene que entre analista vidades que requieren de cierta creatividad. En los me-
y analizante debe existir una relación de asimetría, que jores casos son chicos que incorporan conocimientos
no es del orden de lo puramente descriptivo ya que per- pero de una manera rígida y repetitiva. Buenos copis-
tenecen a un registro de lo inconsciente y de lo que -en tas, malos creadores.
ese orden- sucede en el espacio terapéutico. Esta rela- En el aspecto identiicatorio, la estructura encuadrante
ción asimétrica se sustenta en que el analizante no es- facilita el investimiento de la imagen que apuntala la
pera de la situación analítica lo mismo que el analista. constitución del Yo. El objeto acompaña este proceso
El analizado espera que la terapia le permita apropiarse de verdadera uniicación corporal, sosteniendo desde la
de un conocimiento sobre su realidad psíquica que lo mirada, desde el discurso y desde el deseo.
habilite a ejercer un derecho y un poder tanto sobre sus La estructura encuadrante posibilita la constitución de
aspectos pulsionales como simbólicos. El analista es- investiduras estables de sí mismo que luego devendrán
pera que su paciente alcance esa experiencia, no para en posibilidades sustitutivas para investir nuevos obje-
ser objeto de su amor ni de su proyecto, sino para que tos, diferentes y lejanos de los objetos primarios, y faci-
continúe su proceso de ser autónomo. lita el establecimiento de un espacio interno. Este espa-
El fenómeno que permite hablar de asimetría con mayor cio interno es un verdadero espacio potencial para la re-
fundamente se vincula a las fuerzas en juego de la rela- presentación constituido por un fondo de ausencia de
ción transferencial. Estas fuerzas se encuentran en una una presencia ya efectivamente habida.
posición profundamente diferente ya que, cuando el En la medida en que el encuadre apuntala la constitu-
analizante demanda una relación pasional de su analis- ción de un espacio de circulación libidinal, diferencia un
ta, se encuentra con la negativa de responder a ese adentro y un afuera, facilita la aparición de aspectos
amor. Esto genera la proyección de aspectos conlicti- pulsionales primitivos a los cuales propone nuevos mo-
vos de la subjetividad, al obturar la satisfacción del afec- dos de ligadura, funciona a la manera de prótesis de
to al interior del setting analítico. una estructura encuadrante no del todo consolidada.
El sostén de las condiciones encuadrantes funcionará En los comienzos del tratamiento les cabe a los tera-
como garante que minimiza el riesgo de que la relación peutas generar las condiciones para estabilizar el en-
transferencial se transforme en una relación pasional, cuadre. Si bien parecería que esta tarea es una de las
manteniendo las fuerzas en juego en niveles que no más sencillas dentro del trabajo del analista, en la clíni-
atenten contra el desarrollo del proceso analítico sino ca psicopedagógica grupal nos encontramos con mu-
que generen posibilidades de elaboración y transforma- chos pacientes a los que les resulta muy diicultoso ade-
ción psíquicas. cuarse a las condiciones del encuadre. Chicos que no
Por otra parte, en la clínica de niños y adolescentes con pueden quedarse quietos, que interrumpen constante-
problemas de simbolización nos encontramos, con fre- mente, que no pueden escuchar a los otros chicos. To-
cuencia, con pacientes con escaso caudal representa- das las intervenciones ligadas a generar y a consolidar
cional, debido a coniguraciones psíquicas con poco ni- aspectos del encuadre resultan de gran importancia te-
vel de individuación y autonomía. En estos casos el en- rapéutica. No son, de ninguna manera, meros ordena-
cuadre funciona como una prótesis de la estructura en- dores materiales, sino verdaderos ordenadores psíqui-
cuadrante primitiva, constituida fallidamente. cos, condiciones necesarias para que todo trabajo de
André Green (1994, 2003) deine a la estructura encua- asociación y elaboración pueda realizarse posterior-
drante como aquella al interior de la cual se ha constitui- mente.
do y subjetivado la actividad psíquica de un individuo, El desarrollo de la idea de espacio transicional, de D.
dando cuenta de la unidad del psiquismo y de la mane- Winnicott, resulta también de gran importancia a la ho-
ra en que se establece la separación primitiva con el ob- ra de profundizar en la temática del encuadre. Fue pre-
jeto. La existencia de la estructura encuadrante permite cisamente como resultado de la observación del niño y
la constitución de la estructura narcisista, facilitando el de la situación analítica cómo este autor despliega los
pasaje de la fusión primitiva con el objeto a una organi- conceptos de objeto, espacio y fenómenos transiciona-
zación psíquica con autonomía creciente, que permita les. El espacio transicional es “una zona intermedia de
el advenimiento del Yo. La estructura encuadrante fun- experiencia a la cual contribuyen la realidad interior y la
ciona como marco que deine la relación adentro/afue- vida exterior” (D.W. 1971, 19)
ra, Yo/noYo y que acompaña el pasaje del predominio El objeto transicional deja lugar para el proceso de ad-
del placer de órgano al predominio del placer de repre- quisición de la capacidad para aceptar diferencias y se-
sentación, en un primer momento alucinatorio, luego mejanzas, ya que describe el viaje del niño, desde lo
fantaseado y inalmente simbólico. subjetivo puro hasta la objetividad. Green (1996, 235)

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agrega que el concepto de objeto transicional reclama BIBLIOGRAFÍA
la noción de espacio transicional, que funciona como Aulagnier, P. (1975), La violencia de la interpretación. Amorrortu
una actualización y una elaboración de los momentos Editores. Buenos Aires
fundantes de esos procesos de autonomía, cuya pro- Aulagnier, P. (1979), Los destinos del placer. Paidós. Buenos Aires
longación acompañará la experiencia cultural de la su-
Aulagnier, P. (1985), El aprendiz de historiador y el maestro-brujo.
blimación. Amorrortu Editores. Buenos Aires
La clínica psicopedagógica grupal es también un espa-
Bó, T. (2006) “Intervenciones”, en Tratamiento de los problemas
cio posibilitador de la creación de objetos, en el cual los
de aprendizaje. Wettengel y Prol (comp.) Noveduc. Buenos Aires
pacientes adquieren o recuperan la posibilidad de in-
vestimiento y catectización de objetos que ya estaban Bó, T. (2011). “Logros y avatares en los procesos simbólicos”, en
Actualización en psicoanálisis de niños 2010. AEAPG - n° 33 -
disponibles pero aún no objetalizados. Se juega enton- Buenos Aires
ces como un espacio potencial, transicional, necesario
Freud, S. (1915) Trabajos metapsicológicos (J.L. Etcheverry Trad.)
para el despliegue creativo. Tomo XIV Buenos Aires Amorrortu.
Este espacio es muy variable y depende de las expe-
Freud, S. (1915) Conferencias de introducción al psicoanálisis (J.L.
riencias vitales de cada uno. Para que haya habido ex-
Etcheverry Trad.) Tomo XV y XVI. Buenos Aires Amorrortu
periencia de objeto y espacio transicionales, fue requi-
sito la presencia de una madre “suicientemente buena”, Freud, S. (1915) Duelo y melancolía (J.L. Etcheverry Trad.) Tomo
XIV Buenos Aires Amorrortu.
capaz de una presencia efectiva y amorosa y también
de una ausencia que frustrara solamente en la medida Green, A. (1986) Narcisismo de vida, narcisismo de muerte (J.L.
Etcheverry Trad.) Buenos Aires Amorrortu.
que el niño pudiera ir tolerándolo.
Muchos de los chicos que nos consultan han atravesa- Green A. (1994) El trabajo de lo negativo (I. Agoff Trad.) Buenos
Aires Amorrortu.
do fallidamente estas experiencias. Las relaciones pri-
mitivas capturantes, los excesos de certezas de las i- Green, A. (1995), La metapsicología revisitada. Eudeba. B.Aires
guras parentales, las desestimaciones de los aspectos Green, A. (2003), Ideas directrices para un psicoanálisis contem-
creativos y fantasmáticos de los chicos, atentan contra poráneo. Amorrortu Editores. Buenos Aires
la posibilidad de espacios de transicionalidad. El espa- Kaës, R. (1994). La palabra y el vínculo. Procesos asociativos en
cio clínico constituirá una nueva oportunidad para el de- los grupos. Amorrortu Ed.
sarrollo de estos aspectos si los terapeutas están aten- Kaës, R. (1995). El grupo y el sujeto del grupo. Elementos para
tos a intervenir promoviendo las condiciones adecua- una teoría psicoanalítica del grupo. Bs. As. Amorrortu Ed.
das. La estabilización del encuadre colaborará a que
Schlemenson, S. (2004), Subjetividad y lenguaje en la clínica
“las fuerzas en juego”, según palabras de P. Aulagnier, psicopedagógica. Paidós. Buenos Aires
no irrumpan desordenadamente, ni se pongan al servi-
Wettengel, L y Prol, G (comps.) (2009), Clínica psicopedagógica
cio de las pasiones descontroladas, sino que puedan ir- y alteridad. Noveduc. Buenos Aires
se tramitando cada vez más simbólicamente, con pro-
Winnicott, D (1973), Realidad y juego, Ed. Gedisa, Buenos Aires
ducciones autónomas y creativas.

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