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Llamamos océanos a las grandes masas de agua que separan los continentes. Son
cinco. El más extenso es el Pacífico, que con sus 180 millones de km2 supera en
extensión al conjunto de los continentes. Los otros cuatro son el Atlántico, el índico, el
Antártico o Austral y el ártico.
Dentro de los océanos se llama mares a algunas zonas cercanas a las costas, situados
casi siempre sobre la plataforma continental, por tanto con profundidades pequeñas,
que por razones históricas o culturales tienen nombre propio.
Fondo oceánico. Con una profundidad de entre 2.000 y 6.000 metros ocupa alrededor
del 80 por ciento del área oceánica.
Cadenas dorsales oceánicas.- Son levantamientos alargados del fondo oceánico que
corren a lo largo de más de 60.000 km. En ellas abunda la actividad volcánica y sísmica
porque corresponden a las zonas de formación de las placas litosféricas en las que se
está expandiendo el fondo oceánico.
Cadenas de fosas abisales- Son zonas estrechas y alargadas en las que el fondo
oceánico desciende hasta más de 10 000 m de profundidad en algunos puntos. Son
especialmente frecuentes en los bordes del Océano Pacífico. Con gran actividad
volcánica y sísmica porque corresponden a las zonas en donde las placas subducen
hacia el manto.
Aguas continentales
El agua presente en los continentes supone el 3% del agua que conforma la hidrosfera,
distribuyéndose básicamente en ríos, lagos, aguas subterráneas y glaciares. En este
artículo abordamos el estudio de las aguas continentales, sus tipos y características
principales.
Lagos
Generalmente este tipo de aguas continentales no tienen salida a ningún río ni al mar,
salvo ciertas excepciones en los que se comunican con ríos que, a su vez, desembocan
al mar. Aquellos lagos que no reciben aportes continuos de agua tienden a desaparecer
con el tiempo. En función de su tamaño, los más pequeños suelen denominarse
lagunas, mientras que aquellos que son muy extensos suelen calificarse como mares
interiores. Generalmente, reconocemos los siguientes tipos:
Lagos glaciares: son aquellos que deben su origen al movimiento de los glaciares
cuando las lenguas de estas grandes masas de hielo erosionan el terreno, conformando
zonas depresivas en las que se acumula el agua del deshielo. Este tipo de lagos
presentan dimensiones variadas en función del tipo de erosión provocado por el glaciar.
Fluviales: este tipo de aguas continentales fluviales suelen encontrarse en valles con
poca pendiente, donde la subida de los ríos anegan los márgenes del mismo quedando
masas aguas estancada.
Ríos
Los ríos se forman, entre otros casos, gracias a manantiales que deben su origen al
emanamiento de aguas subterráneas. Igualmente pueden constituirse gracias a las
precipitaciones y al deshielo de nieves y glaciares.
Aguas subterráneas
Las aguas subterráneas son aguas continentales que surgen por la filtración en el
terreno del agua de lluvia o de ríos y lagos. Parte de esta agua filtrada en el terreno,
emerge a través de la evapotranspiración o a través de manantiales que forman ríos y
lagos.
El agua que se filtra en la tierra pasa gracias a la permeabilización del suelo y a su
composición. En cambio, aquellos poco permeables o cuyos materiales impiden que el
agua filtre, la estancan y no la dejan pasar. La zona de suelo permeable se llena de
agua a través de los poros de las rocas y materiales existentes, conformando lo que se
llama capa freática. Cuando esta capa se encuentra llena de agua, emerge a la
superficie a través de manantiales que nutren a ríos y lagos.
Disponibilidad de agua
Se calcula que en la Tierra hay unos 1.400 millones de km3 de agua. Sin embargo, solo
una pequeña parte es dulce. El resto es salada y se encuentra en forma de hielo o
vapor o situada en lugares inaccesibles.
Por otro lado, el crecimiento de la población mundial en los últimos años, el aumento
del consumo para usos no domésticos en las zonas urbanizadas y el incremento de la
superficie de cultivos de regadío, hacen que, en muchos lugares la cantidad de agua
existente se vea superada con creces por la demanda. En estos casos donde el
requerimiento de agua es superior a la disponibilidad del recurso, se habla de escasez.
Las poblaciones más pobres son las más afectadas, ya que un 50% de los habitantes
de los países en desarrollo se encuentra expuesto a fuentes de agua contaminada. El
cambio climático produce efectos sobre los recursos hídricos. Con una tendencia
perceptible hacia condiciones meteorológicas extremas más frecuentes es probable que
las inundaciones, sequías, avalanchas de lodo, tifones y ciclones aumenten. Es posible
que disminuyan los caudales de los ríos en períodos de flujo escaso y que la calidad del
agua empeore debido al aumento de las cargas contaminantes y la temperatura.
El suelo es la base sobre la que crecen las plantas, en él debe edificarse cualquier
sistema de riego. Debe ser regable, es decir, capaz de sostener rendimientos
suficientemente altos para pagar los costos de establecimiento, más los costos de
operación y conservación del área. (Aguilera, 1996) El agricultor debe ser capaz de
lograr un beneficio con el riego sin causar daños al suelo. A continuación se presenta
una breve descripción de las características de los suelos que se relacionan más
directamente y afectan el diseño y operación de un buen sistema de riego.
Los diferentes tamaños de las partículas del suelo, las mezclas entre ellas, sus
características químicas debido a su constitución y la influencia de agentes externos le
dan a los suelos agrícolas rasgos muy particulares. Un suelo consiste en diferentes
combinaciones de estas partículas. Se reconocen doce texturas distintas, a saber:
arcilla, arcilla arenosa, arcilla limosa, migajón, migajón arcilla, migajón limo, migajón
arenoso, migajón arcillo-arenoso, migajón arcillo-limoso, arena, arena migajosa y limo.
Algunas veces, por comodidad, la bibliografía cita sólo tres grupos de texturas que son:
Agricultura
El manejo del agua, tanto para la agricultura de temporal como de riego, incrementó la
producción de alimentos durante los últimos 50 años, apoyando a una población
mundial y disminuyendo las hambrunas. Se estima que para el año 2030, como
resultado del crecimiento demográfico, la población será de alrededor de 8,300 millones
de personas, por lo que los patrones de agricultura tendrán que adaptarse a la
demanda en el consumo de alimentos. Para producir alimentos diarios para una
persona se pueden necesitar alrededor de 5,000 litros de agua; por eso, la producción
de alimentos y de fibras vegetales requiere la mayor proporción de agua dulce de
origen natural para consumo humano, o cerca de 70% del agua que se extrae.
Doméstico
Los requisitos básicos humanos de agua para beber, para la higiene, el baño y la
preparación de alimentos son de 50 litros por persona por día (1,825 metros cúbicos al
año). Un recién nacido en un país desarrollado consume una cantidad de agua de 30 a
50 veces mayor que un recién nacido en un país en vías de desarrollo. En 1990 más de
mil millones de personas tenían acceso a menos de 50 litros de agua al día. Una
persona que vive en una ciudad de un país desarrollado utiliza, en promedio, 526 a 633
litros de agua al día, que se distribuyen de la siguiente manera.
Industria
http://repasosdegeografia.blogspot.com/2011/11/aguas-oceanicas.html
https://naturaleza.paradais-sphynx.com/hidrosfera/aguas-continentales.htm
https://naturaleza.paradais-sphynx.com/hidrosfera/aguas-continentales.htm
http://aquabook.agua.gob.ar/1024_0
http://www.academia.edu/9340996/LA_RELACI%C3%93N_AGUA-
SUELO_EN_LA_AGRICULTURA
INSTITUTO TECNICO VOCACIONAL MIXTO
THEODORE SCHULTZ
Nombre:
Carlos Alfredo Linares Salazar
Grado:
5to. Bachillerato en Mecánica Automotriz
Catedra:
Ciencias Sociales
Catedrático:
Rosa María Salazar
Clave:
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