Sei sulla pagina 1di 6

Philippe Julien – Un retorno a Freud

Capitulo 1

Lacan en 1932 inaugura un periodo que terminará con la invención, el 8 de julio de 1953, de
tres nominaciones: simbolico, imaginario y el real.

Con la tesis de 1932 lacan estudia la paranoia en el sentido psiquiatrico para mostrar que es
una enfermedad del narcisismo. Interpreta el yo freudiano con el narcisismo y no como
sistema percepcion conciencia, a través de los cuales el organismo es adaptado al principio
de realidad. Escritos pagina 169.

En 1936 lacan inventa el estadio del espejo. Ahí liga el yo con la imago. El yo tiene su origen
temporal para todo ser humano en el estadio del espejo como constitución de la imagen del
propio cuerpo.

1946 – el yo (freudiano) tiene una estructura paranoica. Al punto de llegar a definir al


psicoanalisis como “una introducción en el sujeto de una paranoia dirigida”.

Su encuentro con el psicoanalisis viene de su interés por la psicosis. La psicosis se muestra


esencialmente como una perturbación mental de la síntesis psíquica. La síntesis es lo que
llama personalidad. Caso Aimée – Lo que sirve de base a la psicosis es la pulsión agresiva
inconsciente camuflada en ese compromiso que es el delirio. “el delirio se desvanece con la
realización de los fines del acto”.

Es sorprendente comprobar que la relación entre la libido y el yo está en el centro de una


interrogación sobre la demencia precoz y la paranoia para Freud y sobre la psicosis
paranoica para Lacan.

Introducción al narcisismo. La libido inviste no solo al otro sino al yo mismo, de tal manera
que hay dos tipos de elección de objeto: el otro por apuntalamiento, el yo por narcisismo. En
algunos casos, la segunda elección, la elección narcisista de objeto, incluye al otro como
imagen del yo; el otro y el yo son investidos en forma correlativa por la libido.

Lacan arrincona a Freud en una elección: uno o el otro, no los dos; pues el principio de
objetividad del conocimiento solo puede emerger del narcisismo si ya estaba allí en el punto
de partida. Si el yo es esencialmente narcisista, no hay génesis inmanente.

Destino de la pulsion agresiva- base de las psicosis. Quiere decir que hay un primer tiempo
de hostilidad en el sujeto, luego un tiempo de amor narcisista con abandono de hostilidad. La
pulsion agresiva reprimida en la psicosis retorna en el pasaje al acto criminal. La paranoia es
una enfermedad narcisista.

Mi querido semejante, mi espejo


La fuerza del racismo viene de la fascinacion primordial de cada un por su semejante: vision
cautivante de la Gestalt del cuerpo del otro, como espejo. Aquel con el que no puedo
identificarme rompería mi espejo.
Procesos de identificación: Cómo opera una transmision? Freud responde: por el pasaje de
un afuera a un adentro. Lacan realiza este punto y lo radicaliza, yendo a lo más original: el
nacimiento mismo del yo.

El yo es un objeto libidinal llamado narcisista. A través de la fase del espejo, el nacimiento


mismo del yo, o sea el narcisismo primario por Freud.

Al explicar de este modo el narcisismo, Lacan cuestiona su naturaleza según Freud: el niño
no es un ser originalmente cerrado sobre si mismo, para luego abrirse poco a poco al mundo
exterior y salir así del narcisismo. El narcisismo primario define a un ser todo afuera de
entrada librado al otro y sujeto al acontecimiento.

Cuando el niño se reconoce en el espejo, tiene entonces una representación de su cuerpo


distinta de las sensaciones internas de su motricidad-representacion hecha posible por el
carácter de exterioridad de la imagen. El niño tiene de sí mismo una imagen semejante a la
que tiene de otros cuerpos fuera de sí, en el mundo: un cuerpo entre otros.
No hay formación del yo a través de su exteriorización, por un movimiento del interior al
exterior, por una proyección, sino lo contrario: el yo, de entrada, es exteroceptivo o no es.
El otro es quien funciona como espejo, en un sentido estricto: para el niño lobo, es el lobo.

Cuatro elementos

1) una falta de orden orgánico.

El cachorro humano nace prematuro. El humano recién nacido está desde su origen
condenado a la socialización o a la muerte.

2) una diacronía.

Por la visión del otro, el niño anticipa su motricidad futura: aquello que no puede realizar lo ve
realizado en el otro. Primacia de lo visual.
La fascinacion de la imagen del otro lo suscita, lo levanta, lo arrastra, como si sus ojos
llevaran sus gestos. Sonreirá pronto a la sonrisa de su madre, contemplada y ubicada con la
mirada.

3) una totalidad unificada.

Ya en 1934, Wallon señalaba que en la imagen especular el niño por primera vez se ve en su
totalidad y ya no en forma parcial. El espejo opera la victoria sobre la fragmentacion de los
miembros disjuntos y asegura la coordinacion motriz: unidad, dominio y libertad de la
estatura.

El cuerpo del otro visto en su Gestalt, y no una parte, como por ejemplo responder a la
sonrisa de su madre.

4) La libido.

Jubilo. El niño se reconoce; así progresa en el orden del conocimiento de su cuerpo como
objeto en el mundo. Sin negar ese hecho, Lacan pone el acento en otro lado: en el Ah! De
jubilo del niño.
Aquello que se llama sentimiento del cuerpo propio, donde la sensación interoceptiva del
cuerpo proviene de esa matriz que es la imagen del otro. El niño no se exterioriza; ni se
proyecta en una imagen. Por el contrario se constituye según y a través de la imagen
siguiendo el proceso planteado en la segunda tópica de Freud: hay transmision mediante la
identificacion, es decir, por el pasaje de un afuera hacia adentro.
“el sujeto se identifica en su sentimiento de si con la imagen de otro, y la imagen del otro
viene a cautivar en él el sentimiento que tiene de su cuerpo”. Escritos 1984.

De este modo, Lacan al designar por el estadio del espejo el fundamento del yo freudiano,
subvierte la naturaleza del narcisismo primario: no un adentro cerrado sobre sí mismo, sino
un afuera constitutivo de un adentro, una alienación originante.

El imaginario es lo corporal: no el objeto de estudio del biólogo, sino la imagen del cuerpo
humano; la imago latina, aquella que designaba a las estatuas de las divinidades.

Antes de la formación del yo, Melanie Klein situaba la fase paranoide, la que aparece apres
coup con las imagenes plurales de un cuerpo fragmentado, no yoico.

En 1936 Lacan pasa en lugar de ligar al yo al narcisismo, liga el yo a la imagen del cuerpo
propio, el yo es imaginario. Designa desde 1946 a conocimiento paranoico para decir que el
yo tiene una estructura paranoica; tomando prestando a la psiquiatria el término paranoia, lo
convierte en el calificativo mismo del yo y ve allí la estructura fundamental de la locura. El
conocimiento paranoico es una identificacion imaginaria.

Fases del conocimiento paranoico:


1-El otro fija la mirada en mí
2-Veo bien en el otro al objeto malo, pero no me reconozco lo que está mal en mí. Niego lo
conocido.
3-Un tercero puede saberlo. Actúo atacando al objeto malo en esa imagen de mí mismo, que
es el otro. Me destruyo mi imagen destruyendo al otro, para retornar a un estadio antes del
estadio del espejo: masoquismo primordial (Freud), o fase paranoide (Klein)

En efecto, el establecimiento del narcisismo por el estadio del espejo introdujo un


desgarramiento del sujeto con sí mismo. El pasaje al acto suicida suprime ese
desgarramiento: retorno al cuerpo fragmentado. Así, el odio a la imago, odio actuado
sobre ella, es el signo del fracaso del estadio del espejo como necesaria identificacion
imaginaria y fundamento del narcisismo.

La imago como causa psiquica de la identificacion “tiene por funcion realizar la


identificacion resolutiva de una fase psíquica, esto es, una metamorfosis de las
relaciones del individuo con su semejante” Escritos p 178. Por esto las
perturbaciones del espacio y del tiempo de los “fenomenos elementales” de la
psicosis paranoica son deficiencias del modo imaginario, ese modo según el cual el
sujeto constituye su mundo en la realidad social.

La experiencia analitica es definida entonces por Lacan como un proceso donde se


“reconstituye la imagen “restaurada en su realidad propia” de causa psíquica. Escritos
pagina 79. Inducir al sujeto en una paranoia dirigida. Dirigirla sobre la imagen del
psicoanalista, del modo que todo el kakon ignorado por el sujeto sea progresivamente
proyectado sobre ella, para que el analista se lo retorne a través de la nominacion de
su origen histórico.

MAS ALLA DEL PRINCIPIO DE REALIDAD. La imagen silenciosa del psicoanalista es


una página blanca sobre el cual se imprimen los trazos de la imagen que actúa el
sujeto hablante y sufriente. De este modo se dibuja de a poco un retrato de familia
“imagen del padre o de la madre, del adulto omnipotente, tierno o terrible, bienhechor
o castigador, imagen del hermano, niño rival, reflejo de sí o compañero”. Escritos, p
84.
Por la palabra surgida de su imagen, tiene al sujeto un espejo en el que pueda esta vez
reconocerse en aquello que constituye la unidad de su yo al fin instaurada.

TOMA LA NOCION DE YO CORPORAL EN EL YO Y EL ELLO DE FREUD.


Lacan toma de Freud el yo, pero le agrega la dimensión simbólica.

Lacan comienza en 1953 a exponer la relación del simbólico con el imaginario. Esa relación
es planteada como siendo de primacia. La prevalencia del simbolico sobre el imaginario es
aquella misma del ideal del yo sobre el yo ideal.

Habría primero en el niño el imaginario del espejo y luego, en un segundo tiempo, por la
presencia del adulto, la instauración del simbólico, que determina el imaginario.

Cuando se hable del júbilo, preguntar por qué??? la respuesta:

Aquello que Freud establece por la relación entre el yo ideal (idealich) y el yo (ich) es la
identificación imaginaria. Si el niño muestra jubilo por anticipar en el espejo de su
semejante el dominio, la prestancia y la estatura que no tiene, es porque el yo ideal,
imagen del otro, es la matriz formadora del yo. El niño tiene una representacion de sí
mismo como imagen del cuerpo.

“El yo es, en el origen, un yo corporal, no se solo un ser de superficie, sino, él mismo,


la proyección de una superficie”. Pagina 27 el yo y el ello.

En 1953 agrega que la imagen no está nunca a punto si solo permanece a nivel
imaginario. Yo ideal-yo. A esta relacion se superpone otra dimension que le aporta
regulacion y resolucion: la dimension simbólica, que es el ideal del yo.
En efecto, el niño está inscrito desde antes de su nacimiento en un universo simbólico
que determina su lugar. Ese orden subordina al orden imaginario; la palabra de
nominación en el Otro, lugar de los significantes, se une con la visión del otro.
La alienación imaginaria por la cual el sujeto ve su deseo en la imagen del otro, se
duplica con la alienación simbólica por la cual el deseo del sujeto es reconocido como
deseo del deseo del Otro. (con mayuscula). Por la palabra, el sujeto se reconoce en lo
que ve. El elemento tercero, simbolico, coloca al sujeto en un punto desde donde su
propia imagen está a punto.
La introyección simbólica del ideal del yo sobre el yo se corresponde con la
proyección imaginaria del yo sobre el yo ideal. Tal es el movimiento incesante de ida y
vuelta que escande la historia del sujeto. Es por la asunción hablada de su historia que
el sujeto lleva a cabo la realización de su imaginario.

La no competud de la imagen. En el pasado del sujeto esta funcion del reconocimiento


por instauración del ideal deel yo puede haber faltado. Hubo imposibilidades ligadas a
la historia del sujeto, que hacen que ciertas partes de la imagen del yo no sean vistas
jamás porque no fueron reconocidas. Y bien, dice Lacan: eso es el inconsciente”. Le
seminaire, 1975. p188.

Lo decisivo es esto, ya que hay una posibilidad de una identificación simbólica


determinante del estatuto de imagen: “mama”, “papa”.

En el proceso analítico, aquello que se encuentra son justamente imágenes


inconstituidas y regresivas del sujeto, ligadas a tales momentos y acontecimientos del
pasado. Con la asociacion libre se revelan agujeros, puntos de fractura, todo eso no
historizado que fue una fijación: lo no visto en el espejo. Y esto porque ha faltado una
palabra en la historia del sujeto, palabra amordazada que sólo se encuentra latente en
los síntomas, inhibiciones y angustia.

A través de lo simbolico se determina a un sujeto. Se historiza, se subjetiva por el


significante.

“El papel de las representaciones-palabra se vuelve ahora enteramente claro. Por su


mediación, los procesos internos de pensamiento son convertidos en percepciones.
Es como si hubiera quedado evidenciada la proposición: «Todo saber proviene de la
percepción externa». A raíz de una sobreinvestidura del pensar, los pensamientos
devienen percibidos real y efectivamente {lohklich) —como de afuera—, y por eso se
los tiene por verdaderos” p.25. El yoy el ello.
Es fácil inteligir que el yo es la parte del ello alterada por la influencia directa del
mundo exterior, con mediación de P-Cc: por así decir, es una continuación de la
diferenciación de superficies. Además, se empeña en hacer valer sobre el ello el influjo
del mundo exterior, así como sus propósitos propios; se afana por reemplazar el
principio de placer, que rige irrestrictamente en el ello, por el principio de realidad.
Para el yo, la percepción cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión. El yo
es el representante [reprásentieren] de lo que puede llamarse razón y prudencia, por
oposición al ello, que contiene las pasiones” p. 27.

El yo es sobre todo una esencia-cuerpo; no es sólo una esencia-superficie, sino, él


mismo, la proyección de una superficie.'29

Los efectos de las primeras identificaciones, las producidas a la edad más temprana,
serán universales y duraderos. Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, pues
tras este se esconde la identificación primera, y de mayor valencia, del individuo: la
identificación con el padre. p33.

http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=446

______________________________________________________

soy donde no pienso. pienso en el lugar del Otro, soy pensado.

Ese otro que le mira tras el espejo y que le cautiva, pronto aprenderá que es él, incluso
se le dirá: “mira, ese eres tú”. Imagen que hasta entonces no se percibecomo siendo
entero, imagen que anticipa una maduración del dominio motriz que por el momento
no se tiene. Imagen del yo, la primera identificación según Lacan. Esta identifiación es
alienante: primero que me reconozco en un otro, y al estar en desventaja motriz con el
progenitor, por lo que se instaura una matriz ideal que el sujeto buscará. La agresión
por ejemplo, es el retorno a mi cuerpo fragmentado: en el momento en que ya no se
sostiene la identificación con el otro, la imagen falla.

La elaboración de la figura del otro (y más tarde del Otro con mayúscula o gran otro)
es capital en Lacan. El otro, en tanto viene a ser otro como yo, mi semejante, como se
dice, viene a ocupar precisamente el lugar que mi imagen ocupaba en el espejo, en el
sentido de que por ser la experiencia del espejo formadora, simplemente no hay otro
lugar.

Potrebbero piacerti anche