Sei sulla pagina 1di 9

El Código Civil, De las Obligaciones y sus Fuentes

Antecedentes

El Código Civil Ecuatoriano es una adaptación del Código Civil Chileno, redactado por el
jurista venezolano Andrés Bello[i], quien inició la redacción del mismo en 1840, siendo
entregado al Congreso de ese país, en 1855, autoridad que lo aprueba ese mismo año,
entrando en vigencia el 1 de enero de 1857, sustituyendo así las leyes hispanas heredadas
de la Corona Española, que hasta entonces, se habían mantenido como rezago del viejo
sistema jurídico colonial. La fuente más importante del Código de Bello, fue el Código Civil
Napoleónico, en materia de obligaciones y contratos; y, las Siete Partidas de Alfonso X[ii].

En Ecuador, el Código Civil actual entró en vigencia el 1 de enero de 1961, y desde esa
fecha ha tenido dos codificaciones oficiales en 1970 y en el 2005. A diferencia de su origen
en el Código Civil Chileno, el Código Civil Ecuatoriano no contiene el Título Final, (entrada
en vigor), pero conserva el Título Preliminar y los cuatro libros, en forma idéntica en su
estructura, aunque haya variaciones en algunos de sus contenidos; perteneciendo por
tanto al derecho latino al igual que otros Códigos latinoamericanos que tomaron el Código
de Bello, como el del Salvador, 1859; Nicaragua, 1867; Honduras, 1880 a 1899, y,
nuevamente, desde 1906; Colombia, 1887; y, Panamá, 1903 a 1916[iii].

La similitud entre el Código Civil ecuatoriano y el chileno, han servido para enriquecer la
jurisprudencia de nuestro país, pues en más de una ocasión se han tomado las doctrinas
de ilustres tratadistas chilenos, así como jurisprudencia de ese país, para tratar de resolver
los casos puestos en conocimiento de los tribunales ecuatorianos.

El Título Preliminar hace referencia al concepto de ley, su promulgación, su


obligatoriedad, los efectos en el tiempo y el espacio, su derogación y su interpretación.
También define las palabras legales de uso corriente, trata del parentesco y de la
representación legal, define el dolo, la culpa, la fuerza mayor, la caución y las presunciones,
y establece la forma de contar los plazos.

El libro I, denominado De las personas, otorga un tratamiento normativo extenso no solo


a las personas naturales sino también hacia las personas jurídicas. En cuanto a las
primeras desarrolla la institución del matrimonio, la filiación, el derecho de familia, de los
tutores y curadores.

El libro II, denominado De los bienes, y de su dominio, posesión, uso y goce, refiere los
principios básicos sobre la propiedad, la naturaleza jurídica de los bienes, modos de
adquirir el dominio, regulación de los derechos reales, estableciendo sus límites y
contenido.

Por su parte, el libro III, titulado De la sucesión por causa de muerte y las donaciones entre
vivos regula lo concerniente a las sucesiones (testadas e intestadas, guardas, albaceas,
herederos, legatarios, etc.) y de las donaciones entre vivos.
Finalmente, el libro IV, denominado De las obligaciones en general y de los contratos,
objeto de la presente obra, en cuyo acápite se desarrolla y regula todo lo relacionado a
obligaciones y contratos, formas de manifestación de la voluntad, sus causas, efectos,
vicios y condiciones que hacen de una relación jurídica válida para que surtan todos sus
efectos en la sociedad.

DE LAS OBLIGACIONES

I. DEFINICIÓN Y ELEMENTOS

• Definición

La palabra obligación etimológicamente deriva de la voz latina obligare[iv], que significa


atar, amarrar, ligar; y puede ser definida como el vínculo jurídico que se da entre dos o
más partes y que tienen por objeto dar, hacer o no hacer algo.

Siguiendo el concepto de Alessandri y Somarriva[v], obligación “…es un vínculo jurídico


establecido entre dos o más personas, por virtud del cual una de ellas –el deudor, debitor–
se encuentra en la necesidad de realizar en provecho de la otra –el acreedor, creditor– una
prestación”.

Alessandri en su libro Teoría de las Obligaciones elabora una definición más clara, cuando
sostiene “La obligación es un vínculo jurídico qua coloca a una persona determinada en la
necesidad de dar, hacer o no hacer alguna cosa, respecto de otra, también determinada”.

Recogiendo las definiciones elaboradas, entendemos por obligación el vínculo jurídico por
el cual una persona o más personas, se obligan para con otra o más personas, a dar, hacer
o no hacer algo.

• Características

De la definición se concluye que la obligación tiene las siguientes características:

• Es un vínculo, porque es un lazo entre acreedor y deudor.

• Es un vínculo jurídico, porque es exigible por parte del acreedor al deudor, no es un lazo
moral o ético.

• Tiene por objeto, dar, hacer o no hacer algo, es decir una prestación o una abstención,
que debe ser real, posible y lícita.

• Los sujetos activos y pasivos de la obligación deben ser determinados o determinables,


pero de forma clara porque la obligación es un derecho personal exigible a determinada
persona, en contraposición a los derechos reales.

• Elementos
De las definiciones ensayadas se desprende son dos los elementos de las obligaciones:
elemento subjetivo y elemento objetivo.

- Elemento subjetivo

Conformado por los sujetos de la obligación, son dos: el sujeto activo que es el acreedor y
el sujeto pasivo que es el deudor.

Los sujetos, tanto activo como pasivo, pueden ser sujetos únicos o múltiples, y en este
último caso, la consecuencia es que tienen un tratamiento especial en la norma por los
efectos que produce, como se analizará más adelante.

Asimismo, los sujetos deben ser determinados o determinables, es decir, es válida la


obligación que tenga una indeterminación temporal o provisoria. Ejemplos citados de
forma tradicional son los títulos al portador o las obligaciones propter rem o
ambulatorias[vi].

- Elemento objetivo

Siguiendo la lógica de la mayoría de autores, la prestación es un activo del patrimonio del


acreedor, mientras que es un pasivo en el patrimonio del deudor, porque es algo que debe
dar, hacer o no hacer. El elemento objetivo es la prestación que el deudor debe al acreedor.
Para que nazca la obligación, el objeto debe ser determinado, posible y lícito.

II. DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

Las obligaciones nacen de hechos o actos jurídicos que constituyen sus antecedentes o las
fuentes de donde emanan las mismas, ya Borda define a fuente como “hecho, acto o
disposición legal en que se origina la obligación”[vii].

En nuestro Código Civil, encontramos el artículo 1453 C.C., que conforme la doctrina
clásica[viii], dispone que son cinco las fuentes de las obligaciones, a saber: la ley, el
contrato o las convenciones, los cuasicontratos, los delitos y los cuasidelitos. En la segunda
parte de este libro, nos encargaremos del contrato como fuente de obligaciones.

En concordancia con el artículo 1453 C.C., encontramos el artículo 2184 C.C, que también
hace alusión a las fuentes, cuando dice “Las obligaciones que se contraen sin convención,
nacen, o de la ley, o del hecho voluntario de una de las partes. Las que nacen de la ley se
expresan en ella”.

• La ley

Es la fuente remota de las obligaciones, porque algunos autores en ese sentido señalan que
para que existan obligaciones, es necesario que la ley determine que así es. Esta fuente
está definida en el artículo 1 C.C., por el cual la ley es una declaración de la voluntad
soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o
permite.

• Cuasicontrato

Esta fuente de las obligaciones no tiene un alcance claro en la norma ecuatoriana, sino que
es referida en varios artículos que hacen mención de su existencia y que tratan de explicar
lo que hemos de entender por esta figura. El artículo 2184 C.C., dice que las obligaciones
que se contraen sin convención, nacen, o de la ley, o del hecho voluntario de una de las
partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella; y, en su inciso segundo dice si el hecho
de que nacen es lícito, constituye un cuasicontrato.

La doctrina ha ensayado definiciones de cuasicontrato, pero todas han sido criticadas y


atacadas pues ninguna ha condensando exactamente su contenido, sin embargo podemos
decir que el cuasicontrato es un hecho lícito de donde nacen obligaciones sin que exista
acuerdo de voluntades.

La diferencia fundamental entre el contrato y el cuasicontrato, es que en éste último no


hay un acuerdo de voluntades, aunque sí la voluntad de un individuo que obliga a otro,
como en el caso de la agencia oficiosa.

Los cuasicontratos están previstos a partir del artículo 2185 C.C., y son tres los principales,
esto es, agencia oficiosa, pago de lo no debido y el cuasicontrato de comunidad. De la forma
en la que está redactada la norma, se entiende que no son los únicos cuasicontratos que
existen y así lo ha manifestado de forma unánime los autores, poniendo como ejemplos de
cuasicontratos contemplados, como el de la aceptación de una herencia o legado o el
depósito necesario de que se hace cargo un adulto que no tiene la libre administración de
sus bienes, pero que está en su sana razón[ix] constituye un cuasicontrato que obliga al
depositario sin la autorización de su representante legal.

Explicaremos brevemente los ejemplos de cuasicontratos contenidos en la norma.

- Agencia Oficiosa

El artículo 2186 C.C., dice que la agencia oficiosa o gestión de negocios ajenos, llamada
comúnmente gestión de negocios, es un cuasicontrato por el cual el que administra sin
mandato los negocios de alguna persona, se obliga para con ésta, y la obliga en ciertos
casos.

El agente oficioso, llamado gerente, es una persona que de buena fe se entromete en la


gestión de negocios de otro, y dicha intromisión causará efectos jurídicos tanto para él,
como para quien se efectuó dichas gestiones.

A pesar que el artículo 2187 C.C., establece que el agente oficioso o gerente tiene las
mismas obligaciones que el mandatario; el contrato de mandato es diferente a la agencia
oficiosa, pues en el primero existe un encargo expreso por parte del mandante, por lo cual
el mandatario tiene la representación; mientras que en la agencia oficiosa no hay un
encargo expreso, y el gerente actúa sin representación.

- Del pago de lo no debido

Otro tipo de cuasicontrato es el pago de lo no debido, y está contemplado en el artículo


2195 C.C. Ocurre cuando una persona por error ha hecho un pago, y prueba que no lo
debía, en esas circunstancias tiene derecho a repetir lo pagado, con la salvedad del inciso
final que se explica más adelante.

Ante dicha situación, el que pago mal puede accionar contra quien recibió el pago,
teniendo éste último la posibilidad de confesar el pago, en cuyo caso, el actor deberá
probar que no era debido (artículo 2198 C.C.); pero si el demandado niega el pago, toca al
demandante probarlo; y probado, se presumirá indebido.

Una vez probado el pago no debido, el demandado tendrá como principal obligación la
restitución de lo que recibió, para lo cual la buena y mala fe, serán determinantes en las
consecuencia que dicha restitución genere.

Según el artículo 2200 C.C., el que ha recibido dinero o cosa fungible que no se le debía,
está obligado a la restitución de otro tanto del mismo género y calidad; pero si lo recibió
de mala fe, esto es, a sabiendas de que no era acreedor, deberá también los intereses
corrientes.

Asimismo, según el artículo 2201 C.C., el que ha recibido de buena fe no responde de los
deterioros o pérdidas de la especie que se le dio en el falso concepto de debérsele, aunque
hayan sobrevenido por negligencia suya; salvo en cuanto le hayan hecho más rico. Pero
desde que sabe que la cosa fue pagada indebidamente, contrae todas las obligaciones del
poseedor de mala fe.

Por último, encontramos el artículo 2202 C.C., por el cual si el que recibió la cosa de buena
fe, la vendió, está sólo obligado a restituir el precio de la venta, y a ceder las acciones que
tenga contra el comprador que no le haya pagado íntegramente. Si se hallaba de mala fe
cuando hizo la venta, está obligado como todo poseedor que dolosamente ha dejado de
poseer.

Es claro que el que pagó indebidamente tiene la posibilidad de repetir el pago, debiendo
indicar que la obligación inicial continuará toda vez que el acreedor verdadero no tiene
por qué sufrir los errores del deudor, siguiendo el adagio además de que “quien paga mal,
paga dos veces”. Siendo la regla general la repetición, habrá situaciones excepcionales en
las cuales el que pago mal, no puede repetir, y son:

ü Cuando con el pago indebido ha cancelado una deuda ajena, y en consecuencia de ese error
suyo, el acreedor ha suprimido o cancelado un título necesario para el cobro de su crédito
(artículo 2195 C.C.). De todas formas, podrá intentar contra el deudor las acciones del
acreedor. Esto es una consecuencia lógica del tratamiento que da el Código Civil al pago,
pues como veremos oportunamente, cualquiera puede hacer el pago por un tercero,
siendo éste totalmente válido, y con ello extinguir la obligación.

ü Tampoco podrá repetir cuando se trate de una obligación natural de las contempladas en
el artículo 1486 C.C. Esto responde a la esencia misma de las obligaciones naturales.

En concordancia con lo dicho, el artículo 2197 C.C., sin embargo, permite la repetición aún
de lo que se ha pagado por error de derecho, cuando el pago no tenía por fundamento ni
aún una obligación puramente natural.

Finalmente, el pago de lo no debido no se presume donación. Sin embargo esta presunción


es de hecho, admitiendo prueba en contrario, pues el que recibió el pago, deberá probar
que el que pagó tuvo perfecto conocimiento de lo que hacía, tanto en el hecho como en el
derecho.

- Del cuasicontrato de comunidad

La denominación utilizada por el Código ha sido criticada, pues no toda comunidad es


cuasicontrato y no todo cuasicontrato es comunidad. El artículo 2204 C.C., define a este
cuasicontrato como la comunidad de una cosa universal o singular, entre dos o más
personas, sin que ninguna de ellas haya contratado sociedad o celebrado otra convención
relativa a la misma cosa.

El ejemplo más claro de cuasicontrato de comunidad es la herencia, enunciado así en el


artículo 2206 C.C., que manda que si la cosa es universal, como una herencia, cada uno de
los comuneros está obligado a las deudas de la cosa común, como los herederos en las
deudas hereditarias.

En cuanto a los derechos de los comuneros, éstos son los mismos que el de los socios en el
haber social.

• De los delitos y cuasidelitos

Definidos también en el artículo 2184 C.C., la norma dice que si el hecho es ilícito y
cometido con intención de dañar, constituye un delito. Si el hecho es culpable, pero
cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito. Para que estas figuras
constituyan fuente de obligaciones deben haber causado daño, caso contrario no tienen
importancia en el mundo jurídico civil. Del artículo citado se desprende que la principal
diferencia entre el uno y otro es que en el delito hay dolo, esto es, intención deliberada de
causar daño; mientras que en el cuasidelito habrá culpa en los términos contemplados en
el Código Civil.

También cabe hacer la diferencia entre delito civil y delito penal, entendido el primero
como el hecho ilícito que causó daño y que genera obligaciones, pero que no tiene sanción
penal a diferencia del delito penal. La sanción penal recae sobre la conducta violatoria de
la norma, con o sin daño de un tercero.
Artículo publicado en el Libro “De las Obligaciones y Contratos Civiles”.

Editorial Corporación de Estudios y Publicaciones

[i] Andrés Bello, fue uno de los pensadores más lúcidos y reconocidos de Latinoamérica
en el siglo XIX. Filósofo, pensador, humanista, políglota, docente, jurista, político, literato,
nacido en Caracas en 1781 y muerto en Santiago de Chile en 1865. Durante su vida en Chile
como Rector de la Universidad de Chile, redactó el Código Civil Chileno. Su pensamiento,
fue de impacto, incluso después de su muerte.

[ii] Información obtenida de la página web http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/-


segundo-ciclo-basico/historia-geografia-y-ciencias-sociales/historia-de-chile-evolucion-
de-larepublica/2009/12/406-1661-9-el-codigo-civil-de-andres-bello.shtml, visitada el 7
de marzo del 2014, a las 13h11.

[iii] Ibid.

[iv] Diccionario Jurídico Espasa, Editorial Espasa Calpe S.A., Madrid, España, 2007, página
1047.

[v] Vodanovic, Antonio, Curso de Derecho Civil, basado en las explicaciones de los
profesores de la Universidad de Chile, Arturo Alessandri Rodríguez y Manuel Somarriva
Undurraga, Tomo III, De las Obligaciones, Editorial Nascimiento, Chile, página 7.

[vi] Son obligaciones de carácter especial que guardan estrecha vinculación a un derecho
real, de tal forma que están atadas al bien, pero no dejan de ser obligaciones personales.

[vii] Borda, Guillermo, Manual de Derecho Civil, Décima Tercera Edición, Editorial La Ley,
Buenos Aires, Argentina, 2008, página 29.

[viii] Alessandri en su libro Teoría de las obligaciones, así como otros autores, no está de
acuerdo con esta clasificación de las fuentes de las obligaciones, pues la considera falsa y
superficial concluyendo que son solamente dos las fuentes, esto es: el contrato y la ley. El
primero porque es fruto de un acuerdo de voluntades en donde la ley nada tiene que ver,
pues se forma en base el principio de la autonomía de la voluntad. Las partes libre y
conscientemente quieren generar una obligación y crear un vínculo al que se someterán
en las condiciones que ellas establezcan. Por otro lado, la segunda fuente será la ley, que
determina cuándo nacen las obligaciones, otorgando efectos a ciertos hechos o actos, que
sin ser voluntad del hombre, le imponen el cumplimiento de ciertas prestaciones o
abstenciones. Sostiene que en el delito, en el cuasidelito y en el cuasicontrato no existe una
voluntad de los involucrados en generar obligaciones, por lo tanto no son fuentes de las
obligaciones por sí solas, sino en virtud de lo que dispone la ley. Aunque la opinión de este
ilustre tratadista tiene sustento, creemos que extrema la posición, porque todo nace de la
ley, incluso los efectos del contratos, pues la ley permite el uso de los principios como el
de autonomía de la voluntad, en otras palabras estirando más la figura, diríamos que la
única fuente es la ley, criterio que nos parece extremo.

BIBLIOGRFÍA
Andrés Bello, fue uno de los pensadores más lúcidos y reconocidos de Latinoamérica en el siglo XIX.
Filósofo, pensador, humanista, políglota, docente, jurista, político, literato, nacido en Caracas en 1781
y muerto en Santiago de Chile en 1865. Durante su vida en Chile como Rector de la Universidad de
Chile, redactó el Código Civil Chileno. Su pensamiento, fue de impacto, incluso después de su muerte.

[ii] Información obtenida de la página web http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/-segundo-ciclo-


basico/historia-geografia-y-ciencias-sociales/historia-de-chile-evolucion-de-larepublica/2009/12/406-
1661-9-el-codigo-civil-de-andres-bello.shtml, visitada el 7 de marzo del 2014, a las 13h11.

[iii] Ibid.

[iv] Diccionario Jurídico Espasa, Editorial Espasa Calpe S.A., Madrid, España, 2007, página 1047.

[v] Vodanovic, Antonio, Curso de Derecho Civil, basado en las explicaciones de los profesores de la
Universidad de Chile, Arturo Alessandri Rodríguez y Manuel Somarriva Undurraga, Tomo III, De las
Obligaciones, Editorial Nascimiento, Chile, página 7.

[vi] Son obligaciones de carácter especial que guardan estrecha vinculación a un derecho real, de tal forma que
están atadas al bien, pero no dejan de ser obligaciones personales.

[vii] Borda, Guillermo, Manual de Derecho Civil, Décima Tercera Edición, Editorial La Ley, Buenos Aires,
Argentina, 2008, página 29.

[viii] Alessandri en su libro Teoría de las obligaciones, así como otros autores, no está de acuerdo con
esta clasificación de las fuentes de las obligaciones, pues la considera falsa y superficial concluyendo
que son solamente dos las fuentes, esto es: el contrato y la ley. El primero porque es fruto de un acuerdo
de voluntades en donde la ley nada tiene que ver, pues se forma en base el principio de la autonomía
de la voluntad. Las partes libre y conscientemente quieren generar una obligación y crear un vínculo al
que se someterán en las condiciones que ellas establezcan. Por otro lado, la segunda fuente será la
ley, que determina cuándo nacen las obligaciones, otorgando efectos a ciertos hechos o actos, que sin
ser voluntad del hombre, le imponen el cumplimiento de ciertas prestaciones o abstenciones. Sostiene
que en el delito, en el cuasidelito y en el cuasicontrato no existe una voluntad de los involucrados en
generar obligaciones, por lo tanto no son fuentes de las obligaciones por sí solas, sino en virtud de lo
que dispone la ley. Aunque la opinión de este ilustre tratadista tiene sustento, creemos que extrema la
posición, porque todo nace de la ley, incluso los efectos del contratos, pues la ley permite el uso de los
principios como el de autonomía de la voluntad, en otras palabras estirando más la figura, diríamos que
la única fuente es la ley, criterio que nos parece extremo.

[ix] Alessandri, Arturo, Teoría de las Obligaciones…, Ob. Cit., página 17.

Potrebbero piacerti anche