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Realiza un cuadro comparativo entre los procesos simples, nombrar algunas características.
Realiza un cuadro comparativo entre los procesos complejos, nombrar algunas características.
Noam Chomsky
(Filadelfia, Estados Unidos, 1928) es uno de los pensadores más reconocidos en la actualidad.
Su obra es extensa y multifacética: ha desarrollado teorías, estudios y conocimientos profundos
tanto en el ámbito de la lingüística, la psicología del desarrollo, la filosofía y el análisis político.
Según las investigaciones de Noam Chomsky, los niños nacen con una capacidad innata para el
habla. Son capaces de aprender y asimilar estructuras comunicativas y lingüísticas. Gracias a
la Teoría de la Gramática Universal, Chomsky propuso un nuevo paradigma en el desarrollo del
lenguaje. Según sus postulados, todos los idiomas que usamos los seres humanos tienen unas
características comunes en su propia estructura.
A partir de esta evidencia, el profesor Chomsky deduce que la adquisición del lenguaje durante la
infancia puede ocurrir gracias a la capacidad que tenemos los seres humanos de reconocer y
asimilar la estructura básica del lenguaje, estructura que constituye la raíz esencial de cualquier
idioma.
La Gramática Universal.
La teoría del desarrollo del lenguaje durante la infancia que enunció Noam Chomsky se
fundamenta en un polémico precepto: “El lenguaje humano es el producto de descifrar un
programa determinado por nuestros genes”. Esta postura choca diametralmente con las teorías
ambientalistas del desarrollo, que enfatizan el papel de la influencia del entorno sobre el individuo
y la capacidad de este para ir adaptándose a los diferentes contextos que le tocan vivir.
Además, Chomsky afirma que los niños poseen la habilidad innata para la comprensión de la
gramática del lenguaje, habilidad que van desarrollando a través de sus experiencias y
aprendizajes independientemente de su contexto familiar o cultural. Para designar este artefacto
innato para comprender la gramática, Chomsky usa el término de “Gramática Universal”, común
en todos los sistemas de lenguaje conocidos hasta la fecha.
Es bien sabido que, durante la infancia, existe un período “crítico” durante los cuales nos es más
fácil aprender el lenguaje. Este período de mayor plasticidad cerebral durante el cual somos una
esponja para los idiomas va desde el nacimiento hasta la pre-adolescencia.
Chomsky, a través de su revisión del trabajo del lingüista y neurólogo alemán Eric Lenneberg,
pone el acento en que los niños pasan por una etapa de lo que él denomina “alerta lingüística”.
Durante este período clave, la comprensión y capacidad de aprendizaje de nuevos lenguajes es
mayor respecto a otras etapas vitales. En palabras del propio Chomsky, “Todos pasamos por un
período madurativo específico en que, gracias a los estímulos externos adecuados, nuestra
capacidad para hablar un idioma se desarrollará rápidamente”.
Por tanto, los niños a los que se les enseña varios idiomas durante su infancia y pre-
adolescencia, seguramente serán capaces de adquirir correctamente las bases de estos
lenguajes. Esto no sucede con personas adultas, puesto que su plasticidad, su capacidad de
adquisición de lenguajes ya no se encuentra en tan buena forma.
Según la teoría de Noam Chomsky, el proceso de adquisición del lenguaje solo se produce si el
niño deduce las normas implícitas del lenguaje, como por ejemplo las nociones de estructura
sintáctica o gramática.
Para que seamos capaces de desarrollar y aprender lenguaje durante la niñez, Chomsky
argumentó que todos poseemos un “dispositivo de adquisición del lenguaje” en nuestro cerebro.
La hipótesis de la existencia de este dispositivo nos habilitaría a aprender las normas y
recurrencias que constituyen el lenguaje. A lo largo de los años, Noam Chomsky fue revisando su
teoría e incluyó el análisis de varios principios rectores del lenguaje, en relación con la
adquisición del mismo durante la infancia.
Estos principios, como la existencia de gramática y varias reglas sintácticas, son comunes a
todos los lenguajes. En cambio, existen otros elementos que varían dependiendo del idioma que
estudiemos.
Tal como explica Chomsky, el lenguaje humano nos permite expresar infinidad de ideas,
informaciones y emociones. En consecuencia, el lenguaje es una construcción social que no para
de evolucionar. La sociedad va marcando las pautas sobre las normas y usos comunes del
lenguaje, tanto en su versión oral como en la escrita.
De hecho, es muy común que los niños empleen el lenguaje de forma muy particular: mezclando
conceptos, inventando palabras, deformando otras, construyendo las frases a su manera… Poco
a poco, su cerebro va asimilando las reglas y recurrencias del idioma, cometiendo cada vez
menos errores y usando con propiedad el amplio abanico de artefactos que les brinda el
lenguaje.
Grupo 2:
Skinner:
Jean Piaget:
La Psicología Genético-Cognitiva: Desde la mitad del Siglo XX y hasta nuestros días se han
impuestos principios de la Psicología Genético-Cognitiva. Entre sus representantes se
pueden citar a Piaget, Inhelder, Bruner, Flavell y Ausubel.
Piaget Piaget (1896-1976): Biólogo, pedagogo y psicólogo suizo, afirmaba que tanto el
desarrollo psíquico como el aprendizaje- son el resultado de un proceso de equilibración.
Los resultados del desarrollo psíquico están predeterminados genéticamente. Las estructuras
iniciales condicionan el aprendizaje. El aprendizaje modifica y transforma las estructuras, y
así, permiten la realización de nuevos aprendizajes de mayor complejidad. El aprendizaje es
un proceso de adquisición en un intercambio con el medio, mediatizado por las estructuras
(Las hereditarias y las construidas). Los mecanismos reguladores son las estructuras
cognitivas. Los mecanismos reguladores surgen de los procesos genéticos y se realizan en
procesos de intercambio. Recibe el nombre de Constructivismo Genético. Todo proceso de
construcción genética consta de:
Asimilación: Es el proceso de integración de las cosas y los conocimientos nuevos, a las
estructuras construidas anteriormente por el individuo.
Acomodación: Consiste en la reformulación y elaboración de estructuras nuevas debido a la
incorporación precedente.
Los dos ítems forman la adaptación activa del individuo, para compensar los cambios
producidos en su equilibrio interno por la estimulación del medio. El grado de sensibilidad
específica a las incitaciones del ambiente, o Nivel de Competencia, se construye a medida
que se desarrolla la historia del individuo. Las estructuras lógicas son las resultantes de la
coordinación de acciones que el individuo ejerce al explorar la realidad objetiva.
Para Piaget, son cuatro factores los que intervienen en el desarrollo de las estructuras
cognitivas:
-Maduración
-Experiencia física
-Interacción social
-Equilibrio
El conflicto cognitivo provoca el desarrollo del niño. Éste conflicto puede ser perturbador del
desarrollo, si se convierte en conflicto afectivo. El aprendizaje se refiere a conocimientos
particulares; el pensamiento y la inteligencia son instrumentos generales de conocimiento,
interpretación e intervención. Según Piaget, existe una estrecha vinculación entre la
dimensión estructural y afectiva de la conducta. La inteligencia y la afectividad son
indisociables. No existe cognición sin una motivación, y por ende, no hay motivación que no
esté conectada con un nivel estructural, es decir, cognitivo.
Grupo 4:
Vygotsky:
Aquellas actividades que se realizan de forma compartida permiten a los niños interiorizar las
estructuras de pensamiento y comportamentales de la sociedad que les rodea, apropiándose
de ellas.
Según la Teoría Sociocultural de Vygotsky, el papel de los adultos o de los compañeros más
avanzados es el de apoyo, dirección y organización del aprendizaje del menor, en el paso
previo a que él pueda ser capaz de dominar esas facetas, habiendo interiorizado las
estructuras conductuales y cognoscitivas que la actividad exige. Esta orientación resulta más
efectiva para ofrecer una ayuda a los pequeños para que crucen la zona de desarrollo
proximal (ZDP), que podríamos entender como la brecha entre lo que ya son capaces de
hacer y lo que todavía no pueden conseguir por sí solos.
Los niños que se encuentran en la ZDP para una tarea en concreto está cerca de lograr
poder realizarla de forma autónoma, pero aún les falta integrar alguna clave de pensamiento.
No obstante, con el soporte y la orientación adecuada, sí son capaces de realizar la tarea
exitosamente. En la medida en que la colaboración, la supervision y la responsabilidad del
aprendizaje están cubiertas, el niño progresa adecuadamente en la formación y
consolidación de sus nuevos conocimientos y aprendizajes.
Son varios los seguidores de la Teoría Sociocultural de Vygotsky (por ejemplo: Wood, 1980;
Bruner y Ross, 1976) que han sacado a colación la metáfora de los ‘andamios’ para hacer
referencia a este modo de aprendizaje. El andamiaje consiste en el apoyo temporal de los
adultos (maestros, padres, tutores…) que proporcionan al pequeño con el objetivo de realizar
una tarea hasta que el niño sea capaz de llevarla a cabo sin ayuda externa.
Una de las investigadores que parte de las teorías desarrolladas por Lev Vigotsky, Gail Ross,
estudió de forma práctica el proceso de andamiaje en el aprendizaje infantil. Instruyendo a
niños de entre tres y cinco años, Ross usaba múltiples recursos. Solía controlar y ser ella el
centro de atención de las sesiones, y empleaba presentaciones lentas y dramatizadas a los
alumnos con el objetivo de evidenciar que la consecución de la tarea era posible. La doctora
Ross se convertía así en la encargada de prever todo lo que iba a ocurrir. Controlaba todas
las partes de la tarea en las que trabajaban los críos en un grado de complejidad y magnitud
proporcionado a las habilidades previas de cada uno.
El modo en que presentaba las herramientas u objetos que era objeto de
aprendizaje permitía a los niños descubrir cómo resolver y realizar por sí mismos la tarea, de
un modo más eficaz que si solamente se les hubiera explicado cómo solucionarla. Es en este
sentido que la Teoría Sociocultural de Vygotsky señala la “zona” existente entre lo que las
personas pueden comprender cuando se les muestra algo frente a ellas, y lo que pueden
generar de forma autónoma. Esta zona es la zona de desarrollo próxima o ZDP que antes
habíamos mencionado (Bruner, 1888).
La Teoría Sociocultural del psicólogo ruso Lev Vygotsky tiene implicaciones trascendentes
para la educación y la evaluación del desarrollo cognoscitivo. Los tests basados en la ZDP,
que subrayan el potencial del niño, representan una alternativa de incalculable valor a las
pruebas estandarizadas de inteligencia, que suelen poner énfasis en los conocimientos y
aprendizajes ya realizados por el niño Así pues, muchos niños se ven beneficiados gracias a
la orientación sociocultural y abierta que desarrolló Vygotsky.
Grupo1:
Noam Chomsky
En pleno auge del conductismo americano Noam Chomsky (1969) presentó una teoría que
suscita uno los debates más polémicos de la historia de la psicología en la que expone con
crudeza las razones que hacen insostenible la explicación conductista sobre la adquisición
del lenguaje: • La teoría conductista carece de evidencia empírica. Los errores típicos que
cometen los niños: “poní” (en lugar de puse), “decí” (en vez de “dije”) etc., muestran que son
reglas (y no refuerzos ambientales) las que regulan el habla infantil. • La teoría conductista se
muestra incapaz de explicar la creatividad del lenguaje característica del hablante, es decir,
su capacidad para construir un número infinito de mensajes distintos, que quizá no hayan
sido nunca oídos y, por tanto, jamás reforzados, para expresar un mismo significado. • La
teoría conductista olvida la distinción entre competencia y actuación, entre el conocimiento
que tenemos sobre la gramática de nuestra propia y el uso que hacemos de la misma en
situaciones concretas. • El proceso de adquisición del lenguaje seguiría un ritmo más lento si
se debiera a los mecanismos de aprendizaje que postula la teoría skinneriana. • El habla que
escuchan los niños se compone con frecuencia de oraciones incompletas y gramaticalmente
imperfectas Quizá los orígenes de este polémico debate se remonten a las diferencias de
base existentes entre la naturaleza del lenguaje defendida por ambos autores. El
conductismo defiende el carácter lineal del lenguaje y considera, por lo tanto, que la
producción del mismo ocurre mediante un proceso de selección determinado por las fuerzas
asociativas existentes entre el repertorio de palabras que posee el emisor. Para Chomsky,
por el contrario, el lenguaje es ante todo “... un núcleo formal de reglas sintácticas al que se
subordinan los demás componentes del lenguaje” (Chomsky, 1957). Sus ideas suponían un
cambio revolucionario en el quehacer de la lingüística ocupada hasta entonces en describir
los elementos que componían el lenguaje y, por tanto, en elaborar los criterios taxonómicos
que permitieran tal descripción. Sin embargo, Chomsky quiso hacer de la lingüística una
ciencia explicativa, una ciencia capaz de explicar la creatividad del lenguaje, la capacidad
que tenemos las personas para comprender y producir enunciados 23 nuevos, oraciones que
no hemos oído jamás (Aitchison 1992), y la recursividad, la posibilidad de alargar hasta el
infinito las oraciones insertando sucesivamente cláusulas en los puntos adecuados (Juan
llegó tarde. Juan, cansado de esperar a Javier, llegó tarde. Juan, cansado de esperar a
Javier, el primo de Susana, llegó tarde). Las oraciones no son lineales, cada una de ellas
posee una estructura interna que debe ser conocida por el hablante y reconocida por el
oyente, a pesar de que sus límites no estén delimitados externamente. La producción y la
comprensión de frases nuevas requieren el conocimiento, no necesariamente consciente, de
las reglas que rigen la producción de tales estructuras. Chomsky intentó, de hecho, idear un
procedimiento capaz de generar el número infinito de frases que pueden aparecer en una
lengua natural y que sólo pertenezcan a esa lengua y este intento hizo, como señala Searle
(1974), que su teoría recibiera el nombre de Gramática Generativa. Pero la complejidad que
caracterizaba las reglas que proponía esta gramática generativa contrastaba con la rapidez y
aparente sencillez con la que los niños, rodeados con frecuencia de un ambiente lingüístico
repleto de frases erróneas e incompletas, comenzaban a hablar. Por ello, Chomsky (1965) se
mostró de inmediato partidario de una teoría innatista con respecto a la adquisición del
lenguaje; propuso la existencia de un mecanismo lingüístico responsable de esta adquisición
que denominó “Dispositivo para la Adquisición del lenguaje” (D.A.L.) y afirmó que este
mecanismo actuaba con independencia del resto del sistema cognitivo humano. Chomsky
(1985) propuso como prueba de la existencia de este Dispositivo Innato para la Adquisición
del Lenguaje la presencia de una gramática universal1 , es decir, de un conjunto de
principios formales que son comunes a todas las lenguas, como son la distinción entre sujeto
y verbo, entre verbo y objeto, la presencia de nombres, verbos, adjetivos etc. Consideraba
que estos principios adoptaban formas distintas en las diferentes lenguas según el valor que
en cada una de ellas adoptan sus diferentes parámetros. Por ejemplo, la presencia de un
sintagma nominal es un principio universal; el parámetro, lugar que ocupa el núcleo en ese
sintagma nominal, puede adoptar valores distintos: antes o después de los determinantes. La
tarea a la que se enfrenta el niño al adquirir el lenguaje consiste en descubrir la forma que
adoptan los principios universales en la lengua de su comunidad. Se trata de un proceso
deductivo, (no inductivo), pues en el conocimiento innato se encuentran tanto los principios
universales aplicables a todas las lenguas, como el conjunto de parámetros o de alternativas
que deben fijarse en función de la lengua concreta que el niño aprende; adquirir el lenguaje 1
Con esta gramática universal Chomsky simplifica las reglas gramaticales formuladas en la
inicial gramática generativa. Vuelve a simplificar estas normas en Programa Miniminalista
(Chomsky, 1990) presentado más como un programa de investigación que como una teoría.
24 no consiste, por tanto, en aprender los centenares de reglas gramaticales que rigen la
producción de oraciones en esa lengua, sino en establecer el valor adecuado de una serie de
parámetros previamente conocidos (Pinker, 1984). La teoría chomskyana suscitó también
fuertes críticas tanto desde la psicología como desde el campo de la lingüística y de la
filosofía. Searle (1974) señala el que posiblemente sea el principal defecto de Chomsky: su
incapacidad para ver la conexión esencial entre el lenguaje y la comunicación, el considerar
que las oraciones son como objetos abstractos que se producen y entienden con
independencia de las funciones comunicativas que desempeñan y que explican su
existencia. Otros autores cuestionan la escasa importancia que esta teoría atribuye a la
exposición al input lingüístico y el carácter deductivo con el que se caracteriza el proceso de
adquisición del lenguaje (Akhtar, 1999) y otros autores, tras observar el proceso de
adquisición de algunos niños, denuncian que sus emisiones parecían burlar las predicciones
derivadas de la gramática universal (Bloom, 1970). No obstante, la influencia de Chomsky ha
sido tal que comienza a ser norma habitual dicotomizar las perspectivas teóricas sobre la
adquisición del lenguaje diferenciando, como Sebastián (2003) y Tomasello (2006) los
siguientes dos grupos: a) Las teorías formalistas de carácter innato que suponen que la
gramática está constituida por un conjunto de reglas similares a las reglas algebraicas b) Las
teorías cognitivo-pragmáticas que afirman que la gramática constituye el medio por el que el
hablante consigue expresar de forma significativa sus intenciones comunicativas. Estas
perspectivas niegan la existencia de una gramática universal que dirija la adquisición del
primer lenguaje. Veamos con más detalle, los argumentos que esgrimen las perspectivas
teóricas situadas en este segundo grupo.
Grupo 2:
Skinner:
Jean Piaget:
Grupo 4:
Vygotsky:
De acuerdo con lo mencionado, el autor considera que el primer lenguaje del niño es
esencialmente social, producto de la relación con su entorno más cercano, para que más
adelante sus funciones comiencen a diferenciarse y con ello su lenguaje se encuentre
dividido en forma egocéntrica y comunicativa, las mismas que el autor señal que son
sociales. El lenguaje social emerge cuando el niño transfiere las formas de comportamientos
sociales, participantes a la esfera personal, al interior de las funciones psíquicas. El lenguaje
egocéntrico, extraído del lenguaje social, conduce a su debido tiempo al habla interiorizada,
que sirve tanto al pensamiento autista como al simbólico. El lenguaje egocéntrico como
forma lingüística aparte, es un eslabón genético sumamente importante en la transición
desde la forma verbal a la interiorizada, ésta última se refiere a la capacidad de abstracción
de símbolos que permiten codificar situaciones y comprenderlas oportunamente. Hasta ese
punto nuestro esquema de desarrollo contrasta tanto con el tradicional esquema conductista
como con la secuencia de Piaget y con ello dicho esquema queda planteado de la siguiente
manera: primero el lenguaje es social, luego es egocéntrico y finalmente es interiorizado.