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Nos sentamos cómodamente con la columna derecha sin forzar, los brazos apegados al

cuerpo para facilitar posturas, manos hacia arriba.

Sentimos que todos los músculos del cuerpo ceden a la vez a la gravedad de la Tierra.

Comprobamos nuestro estado de relajación.

DEDOS DE LOS PIES, PLANTA, TOBILLOS, PANTORILLAS, RODILLAS, MUSLOS, GLUTEOS,


ESTOMAGO, CINTURA, PECHO , ESPALDA, HOMBROS , BRAZOS ,MANOS , DEDOS,
MUSCULOS DE HOMBROS HACIA EL CUELLO, MSCULOS DE HOMBROS HACIA LA NUCA,
NUCA, CUELLO, MENTON, MANDIBULA, LENGUA, COMISURA BOCALES, BOCA, MEJILLAS
OREJAS, SIENES, GLOBO DEL OJO, PARPADOS, ENTRECEJO, FRENTE Y CUERO
CABELLUDO.

En este estado procedemos a ubicarnos en nuestra Glándula Pineal, que se encuentra en el


centro del cerebro.

Sintiéndola, como una esfera centellante de luz o perla incandescente.

Recuerda ordenar en forma interna.

Esta esfera de luz ilumina ambos hemisferios del cerebro, para intensificar, siente que gira
hacia la derecha iluminando el h.c derecho, y luego al izquierdo iluminando el otro lado.

Por medio de esto activamos la red hemisférica cerebral, en colaboración con la activación
de la Pineal.

De los rayos lumínicos que emanan de la esfera y que sobre salen por nuestra cabeza, nos
conectamos con nuestra presencia YO SOY.

A través de este ejercicio activamos la red de conexión con el universo.

Mantén esta activación, en forma simultánea.

Desde la glándula pineal activada y brillante, bajan dos rayos de colores hacia nuestro
corazón, EL RAYO ROSA Y EL RAYO AMARILLO, formando un gran sol bicolor.

Este se expande en armonía con nuestra respiración, sin forzar, alternando los colores rosa,
amarillo.

Al inspirar, respiramos la energía universal de la fuente, y al exhalar lo expandimos por


medio de nuestro sol en nuestro corazón, en nuestro interior primero, luego al exterior y así
abarcando mucho más, abarcando todo el planeta.

A través de este ejercicio activamos la red de sintonía con la energía madre amorosa.
Simultáneamente mientras estas dos activaciones funcionan, agregamos la tercera.

Sentimos como los rayos del arcoíris pasan por nuestros brazos, para salir por las yemas de
los dedos, en largos rayos de colores que también podemos expandir hasta donde
queramos.

Mediante este ejercicio activamos la red de energía creativa desde los campos de creación
superior, hacia nuestra expresión física.

Mantenemos estas activaciones en marcha, agregamos la cuarta activación.

Sentimos como una espiral violeta eléctrico nos envuelve desde los pies hasta fundirse en
las luces en nuestra cabeza, es nuestro sello energético.

Sintamos las 4 activaciones que nos sitúan en armonía y libertad, amor que somos.

Volvemos a centrarnos en nuestra pineal, potenciando su luz, visualizándola como un


umbral luminoso.

Ante ese portal, nos conectamos con nuestra presencia yo soy, observamos dentro del
umbral, recordamos la actitud mental del niño interno descubriendo este universo, en paz,
solo fluyendo, sin intelecto ni análisis, sin comparaciones, solo sentir.

Podemos apartar turbiedades usando los rayos de colores.

Estamos frente el portal, mas allá la luz, morfo generativos, la creación divina.

Desde la presencia yo soy, somos espectadores de esta realidad.

Podemos observar flujos, elementos, situaciones desconocidas.

Estamos conectados en este triángulo de luz una red entre la pineal y el cuero pituitario.

Desde la presencia yo soy, podemos ingresar en este espacio, sintiendo el amor


incondicional.

Conectándonos con la divinidad, con la fuerza.

Este ejercicio termina cuando estemos listos.

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