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Ahora, una de las grandes preguntas que se hacen los formuladores de política del sector de
telecomunicaciones así como muchos reguladores en la región es cómo cerrar la brecha en
infraestructura en América Latina.
Después de los ciclos de apertura irrestricta y privatización de la década del 90 y la reentrada directa
del Estado como operador en la industria, el modelo de competencia del sector de las
telecomunicaciones en América Latina está llegando a un punto de estabilización. Esta situación se
caracteriza principalmente por tres aspectos.
El tercero es que a pesar de la salida gradual de jugadores no viables a largo plazo, las cuotas
de mercado se han estabilizado en puntos más igualitarios en mercados con, como mínimo tres
jugadores.
Muchos países de América Latina, en particular Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú
están en proceso o han completado el despliegue de redes troncales nacionales de fibra óptica que en
combinación con las redes de larga distancia privadas, proporcionan la infraestructura de transporte
entre los centros poblados.
Las redes troncales toman las comunicaciones en un Punto de Presencia en una ciudad, pero al llegar
al cliente final, requiere la construcción de la última milla, es decir, del despliegue de infraestructura de
conectividad que enlace al usuario final, como hogares, empresas y usuarios, con la red de transporte
de datos. Esto se puede lograr mediante redes de fibra óptica o tecnología inalámbrica como LTE.
• Los operadores privados existentes tales como Telefónica, América Móvil entre otros,
• Un municipio; en muchos casos con una cooperativa de telecomunicaciones de propiedad
municipal, también se puede encargar de la distribución de la energía eléctrica, por ejemplo,
• Un pequeño empresario del sector privado que desee desplegar una empresa que preste
servicios de telecomunicaciones al usuario final.
Mientras que los grandes operadores privados y bien capitalizados tienen la capacidad de soportar la
implementación con deuda o con capital interno, los dos últimos tipos de promotores de proyectos
requieren de financiación ya sea en forma de subvenciones del gobierno desde el Fondo Nacional de
Servicio Universal, o facilidades de crédito a largo plazo en función del nivel de capacidad bancaria del
proyecto.
Sin embargo, existen barreras que impiden el despliegue de última milla para municipios y pequeños
empresarios del sector privado. ¿Cuáles son estas barreras?
Otra barrera es la limitada capacidad técnica. Incluso, si hay fondos disponibles, la falta de
conciencia y el conocimiento por parte del gobierno municipal puede evitar que se desarrolle la
infraestructura y la estructura y el plan de negocios requerido para asegurar la financiación a
largo plazo.
Otra barrera importante es la falta de acceso a los mercados de capitales y adicionalmente los
bancos municipales y comerciales no tienen la capacidad para prestar a ese tipo de proyectos
en la escala necesaria.
Otro ejemplo de los déficit de financiación para proyectos de telecomunicaciones son lo que hemos
llamado los puntos de intercambio de tráfico o IXP por sus siglas en inglés, que son plataformas de
interconexión que optimizan el flujo de tráfico de internet con el fin de reducir los costos de tránsito de
proveedores de servicios de Internet, y en última instancia el costo de la suscripción de banda ancha a
los usuarios finales.
En algunos casos, el nivel de inversión para desplegar un IXP es tan bajo, que los prestamistas no
estarían interesados en la financiación, lo que podría resultar en el retraso de la instalación de una
tecnología que, si se desarrollara, generaría importantes beneficios.
Otro caso interesante es el de Colombia, donde la red troncal nacional de fibra óptica, conocida
como Red Azteca, une aproximadamente 1,000 municipios que no eran servidos en todo el
país. Sin embargo, de manera similar al caso de Argentina, la columna vertebral sólo llega a un
punto en cada municipio y debe complementarse con redes de distribución de última milla en
cada municipio.
Otro caso interesante es la subasta de espectro en la banda de 700 MHz que permite el acceso
a una tecnología que es muy apropiada para desplegar la banda ancha en las zonas rurales.
En este contexto, un fondo común de inversión podría abordar algunas de estas necesidades
de la siguiente manera:
Por último, otro caso sobre el cual vale la pena reflexionar, es el de Perú. Al igual que en los
casos de Argentina y Colombia, el despliegue de redes de última milla de fibra óptica en el Perú
es ahora una prioridad nacional crítica dada la alta construcción de la red dorsal peruana que
es la red troncal nacional propiedad del gobierno.
Sin embargo, el fondo de servicio universal, FITEL, planeó financiar el 100% de los gastos
relacionados con el despliegue de redes de última milla sin pensar en otras fuentes privadas de
financiamiento
Ahora, si quisiéramos resumir los desafíos que enfrenta la región con base en los casos analizados,
podríamos encontrar los siguientes:
Igualmente el despliegue de cables submarinos a otros continentes más allá de América del Norte y el
despliegue continuo de puntos de intercambio de tráfico o IXPs sigue siendo un reto importante en
materia de infraestructura para América Latina.