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Padres, Menores y Redes Sociales

Colegio Internacional Ausiàs March. Abril 2018

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Contenidos;

Introducción

Los menores frente a las pantallas ¿Uso o abuso de las


tecnologías?

Controles Parentales

Redes de uso común: conozcamos Whatsapp y Facebook

¿Enganchando a los adictos de mañana?

Autocontrol para los padres y madres. Sharenting,


oversharing

Haz lo que digo, no lo que hago: regular el uso de


dispositivos electrónicos a los hijos

Reflexiones finales

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1. INTRODUCCIÓN

Como padres nos planteamos muchas preguntas, intentaremos entre todos


lograr algunas respuestas.

Cada vez más, los menores tienen acceso a dispositivos electrónicos a


edades muy tempranas, y con ello acceso a Internet, redes sociales y la
puerta abierta a todo tipo de peligros y riesgos. Pero, ¿sabemos cuáles son
los nuevos ciberdelitos a los que los menores están más expuestos? ¿Nos
suenan palabros como como: sexting, grooming, sharerenting, sextorsión,
stalking o ciberbullying? ¿Cómo pueden los padres supervisar la actividad de
sus hijos menores en Internet? ¿A qué edad pueden acceder a este tipo de
redes sociales? ¿Pueden los padres subir fotografías de sus hijos menores a
Internet?

Las cifras son contundentes:

En el año 2017 en España, el 84,6% de la población de 16 a 74 años ha


utilizado Internet en los últimos tres meses, cuatro puntos más que en 2016.
Los usuarios de la Red se han elevado en los últimos años.

El uso de Internet es una práctica mayoritaria en los jóvenes de 16 a 24 años,


con un 98,1% en los hombres y un 97,9% en las mujeres.

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Más de 9 de cada 10 jóvenes utilizan prácticamente a diario el ordenador, y
tanto la frecuencia como los usuarios aumentan en los tramos más bajos de
edad.

El uso de TIC por los menores

La proporción de uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación


(TIC) por la población infantil (de 10 a 15 años) es, en general, muy elevada.
Así, el uso de ordenador entre los menores está muy extendido (92,4%), y
más aún el uso de Internet (95,1%).

Como en 2016, el número de menores usuarios de Internet supera al de


ordenador. Por sexo, las diferencias son poco significativas.

Por edades, los resultados sugieren que el uso de ordenador e Internet es


una práctica mayoritaria en edades anteriores a 10 años.

Por su parte, la disposición de teléfono móvil se incrementa


significativamente a partir de los 10 años, hasta alcanzar el 94,0% en la
población de 15 años.

Si hace unos
pocos años el
mundo digital
giraba en torno al PC o al MAC, y éste se situaba en casa, la escuela o el lugar
de trabajo, la movilidad permite sobrepasar estas barreras permitiendo
acceder a Internet desde dispositivos cada vez más reducidos, manejables y
wearables (dispositivo vestible).

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Hablamos de Ipads y de Móviles, pero en futuro podrán ser relojes, gafas u
otros pequeños objetos. Esta creciente accesibilidad está cambiando
numerosas prácticas en el trabajo y en el ocio.

Los niños ya no vienen con un pan bajo el brazo; vienen con un ipad o una
tablet. Además, lo manejan de una manera intuitiva que suele sorprender a
los mayores.

La Tablet se encuentra implantada en el 52% de los hogares. El 64% de los


niños entre 2 y 5 años y 78% de 6 a 11 años utilizan la tablet, y YouTube es la
fuente más usada para ver vídeos online.

INE

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Los videojuegos son utilizados por 8 de cada 10 jóvenes y por numerosos
adultos, ya que generan sentido de comunidad entre quienes comparten las
mismas aficiones.

Posiblemente la función más generalizada de las Tecnologías de la


Información y Comunicación sea la de comunicar o comunicarse con otras
personas.

Si preguntamos a los jóvenes para qué tipo de comunicación utilizan Internet


nos dicen: el más utilizado es enviar y recibir correos electrónicos, seguido de
participar en redes sociales entre 9 de cada 10 jóvenes. Algo más alejado,
aunque con un 70% de casos, encontramos colgar contenidos propios para
ser compartidos. Por debajo del 50% han creado páginas web o blogs, y
telefonean a través de Internet.

Generaciones Z y T

Hoy vamos a hablar principalmente de dos generaciones; la Generación T,


también llamada generación táctil. Niñas y niños nacidos en torno al año
2010, generación que se encuentra en pleno desarrollo intelectual y presenta
uno de los mayores desafíos educativos de la historia.

Es la generación que sigue a la Generación Z, de la que también hablaremos.


Conocida como la generación de las pantallas, los “screenagers”, engloba a
los niños y las niñas que nacieron entre 1994 y 2009, según algunos expertos.

La Generación Z, preadolescentes y adolescentes, es la primera generación


acomodada en las tecnologías y no fascinada con ellas. Nuestras
generaciones sufrimos el efecto novedad (algunos de nosotros seguimos
esgrimiendo el término “nuevas tecnologías”) pero ya no son tan nuevas y,
desde luego, no lo son para ellos.

Nada más fácil que distinguir a un nativo digital de uno que no lo es por su
reacción ante una tecnología aplicada a la vida cotidiana.

Nacidos en un mundo globalizado, marcado por la omnipresencia de Internet


y la telefonía móvil, la Generación Z y la T no han necesitado adaptarse a las
pantallas ni a la tecnología, son los auténticos nativos digitales.

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Su mundo no puede concebirse al margen de los smartphones, o la
tecnología y estas herramientas condicionan su forma de comunicarse con
los demás.

Un apunte: los jóvenes pasan del anonimato a convertirse en foco de


atención de numerosos estudios que buscan conocer sus intereses, gustos y
comportamientos , como una forma de predecir hacia dónde se dirige esta
nueva sociedad hiperconectada, en constante transformación.

Los protagonistas de esta generación no sólo están produciendo cambios en


la economía por su manera de entender el actual ecosistema digital, sino que
sus decisiones y hábitos afectan a los mercados, a los medios de
comunicación y a otros muchos sectores que ahora deben prestar atención a
un nuevo tipo de consumidor. Crowdfunding, couchsurfing, Carpooling o
Carsharing o smart cities serán términos directamente vinculados a esta
generación concienciada en la economía del compartir, reciclar, reutilizar,
etc.

La gran diferencia con las generaciones anteriores viene marcada por el


contexto tecnológico tan diferente en el que han crecido. Mientras que la
Generación X ha nacido con el walkman, el PC de sobremesa o la Game Boy,
los millennials lo han hecho con la tecnología 2G, el portátil y el uso del SMS,
y la Generación Z con la tableta, los smartphones y un entorno donde se usa
de forma masiva WhatsApp para comunicarse.

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Por eso son incapaces de imaginar un mundo sin tecnología. Prácticamente
han abandonado otros soportes para la transmisión de información y de
relación social lo que les está llevando a ser los primeros en convivir de forma
cotidiana con el Internet de las cosas y, por lo tanto, en un mundo mixto
entre inteligencia humana y artificial.

Utilizan herramientas digitales en toda relación social, laboral o cultural y han


construido su seña de identidad con el uso masivo de redes sociales.

Son sociales, a su modo, a través de las redes sociales. Por ello, para
entender su mundo debemos prestar atención a estas plataformas digitales
ya que es el lugar donde están más acostumbrados a interactuar y establecer
relaciones personales en función de sus afinidades, sin importar la edad o la
proximidad física.

El hecho de vivir constantemente conectados supone un reto para ellos, que


deberán saber equilibrar su vida real y cibernética, así como lidiar con el
riesgo de adicción tecnológica y otros peligros relacionados con la privacidad,
el acoso y el cibercrimen.

*Un estudio europeo realizado en 2015 en seis países (Reino Unido, Finlandia,
Bélgica, Italia, República Checa y Alemania) recogía datos tras la observación
de niños de 0 a 8 años y sus núcleos familiares sobre la relación con las
tecnologías digitales, además de entrevistas con niños de entre 6 y 7 años.

De entre sus resultados, es interesante destacar algunos “descubrimientos”


en lo que se refiere a la relación de esos individuos más jóvenes con una serie
de tecnologías digitales , con un elevado grado de “cotidianeidad”.

Los niños viven en un entorno ciertamente tecnificado; pero aun estando en


contacto con numerosos dispositivos y tecnologías, su uso no es intensivo
como cabría esperar, por simple “inmersión”.

Por otro lado, las actividades directamente relacionadas con esos elementos
digitales no llegan a constituir el centro de su actividad diaria, haciéndose un
hueco ese entorno ‘online’, eso sí, como “extensión” de muchas de sus
experiencias ‘offline’. Como individuos, son nativos digitales
considerablemente limitados por su capacidad cognitiva: mejoran su

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capacidad operativa en Internet por simple imitación y observación de los
mayores. Los juegos y el consumo de contenidos audiovisuales son sus
principales actividades. No muestran consciencia de lo que es Internet o qué
significa estar ‘online’, lo cual evidencia ese nivel de cotidianeidad.

La tableta es su dispositivo preferido; mientras que los ‘smartphones’ son el


comodín perfecto por su versatilidad y por el hecho evidente de que los
miembros adultos del núcleo familiar siempre lo llevan encima.

Con respecto a la evolución de un segmento demográfico entre los 9 y los 16


años de edad, el estudio europeo EU Kids Online, Riesgos y seguridad en
Internet: los menores españoles en el contexto europeo evidencia la
diversificación de los escenarios de acceso a Internet, por el claro crecimiento
de los smartphones, como primer dispositivo en propiedad de los niños. Los
niños se inician en Internet por primera vez a los 9 años, aunque con
frecuencia ya han tenido el primer contacto desde los 7.

Además del hecho de que, con los datos en la mano, hasta un 15% de los
niños entrevistados nunca había tenido un móvil que no fuera un
smartphone, resulta relevante que esos niños aprecian más la posibilidad que
ofrecen estos dispositivos para su uso en privado, fuera del control de los
adultos del núcleo familiar. En lo que se refiere a usos principales, ha crecido
sustancialmente el uso de redes sociales y aplicaciones de mensajería
instantánea, sobre todo entre los usuarios de esos dispositivos móviles. De
hecho, el número de niños con un perfil público en esas redes ha aumentado
notablemente: de una cuarta parte (25%) en 2010 a casi la tercera parte
(29%) en 2014.

Según este mismo estudio, con frecuencia los menores no conocen las
configuraciones para asegurar la privacidad de su perfil, por lo que un tercio
de éstos son públicos para todo el mundo e incluyen datos personales, como
el teléfono o el domicilio.

Otro estudio de 2015 sobre la Generación Z indica que el 82% reconoce tener
cuidado sobre lo que publica en las redes sociales y el 71% utiliza Facebook
más que otra red social. El 52% de los jóvenes acude a una red social o a
Youtube para realizar una búsqueda relacionada con alguna duda del colegio.

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Aunque en el último año ha habido un vertiginoso desarrollo de nuevas redes
como Snapchat.

Algo que les atrae de esta última app es la rapidez de información y su


interfaz de filtros personalizados ya que les gusta actuar de manera incógnita
y privada, fruto de su conciencia sobre los riesgos e inconvenientes que
implica compartir toda su información en Internet.

Todo este continuo movimiento por distintas redes sociales, plataformas y


aplicaciones digitales en general les hace convertirse en expertos del mundo
online.

Manejan con facilidad varias pantallas –portátil, smartphone, reproductor de


música, ordenador de mesa, televisión– simultáneamente, optan por vídeos
cortos y mensajes rápidos y están totalmente preparados para comprender y
utilizar las innovaciones que aparezcan a corto o medio plazo.

De hecho, serían capaces de enseñar a sus compañeros o parientes de mayor


edad sobre el uso de la tecnología.

Como punto negativo, algunos expertos apuntan que las nuevas


promociones de estudiantes tienen más dificultades para hablar en público y
redactar textos complejos, así como para mantenerse concentrados de
manera prolongada, debido a la generalización de los mensajes cortos y el
uso de los dispositivos digitales como medio de relación social por excelencia.
Este informe también señala que los periodos de atención de los Z son más
cortos, ocho segundos es el tiempo medio que los jóvenes prestan atención
plena a algo en concreto. Pero sus cerebros han evolucionado para procesar
información a velocidades más rápidas y son cognitivamente más ágiles para
manejar desafíos mentales.

Hablamos de unos jóvenes marcados por unos clarísimos rasgos de


diferenciación, lo que algunos autores llaman las 5 íes y las 5 ces: Influencia y
Conexión; Inmediatez y Cortoplacismo; Innovación y Creatividad; Irreverencia
y Contraste; Inquietud y Cambio, y una C con mayúsculas, la de Compartir.

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ATREVIA

2. LOS MENORES FRENTE A LAS PANTALLAS. ¿USO O ABUSO DE LAS


TECNOLOGÍAS?

Las nuevas tecnologías han llegado hace no demasiados años y se han


instalado entre nosotros definitivamente. Se trabaja, se aprende, se divierte
y hasta se enamora delante de la pantalla.

Hoy parece inconcebible que se pueda funcionar sin el correo electrónico, las
redes sociales o Google. Las TIC simplifican y mucho nuestros quehaceres
cotidianos.

Internet ha revolucionado el mundo de las comunicaciones, el


entretenimiento, las compras, el trabajo y otros muchos ámbitos. Estos
cambios son, en principio, positivos.

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Sin embargo, muchos padres tienen aún un perfil tecnológico bajo, lo que
revela la existencia de una brecha digital entre adultos y menores.

Las TIC, como el correo electrónico, la mensajería instantánea y los móviles,


fomentan las relaciones sociales y potencian la integración de los menores en
la vida cotidiana, pero no están exentas de ciertos riesgos (iremos viéndolos).

Las cibertecnologías han facilitado a los niños y adolescentes un horizonte de


conocimientos y experiencias que son, en general, beneficiosos para su
desarrollo personal y social.

Sin embargo, las tecnologías digitales de entretenimiento parecen haber


llevado el concepto de placer a un nuevo nivel y con una disponibilidad y
facilidad de acceso nunca vistos antes en la sociedad moderna. Así, se puede
abusar fácilmente de los ordenadores y, especialmente, de Internet (en sus
diversos recursos, como las redes sociales virtuales, los juegos interactivos,
etc.), de los teléfonos móviles y de los videojuegos. Todos ellos pueden
facilitar la adicción a algunas personas predispuestas.

Con la irrupción de las nuevas tecnologías se ha modificado el proceso


tradicional en la difusión de la cultura y de la información. Son los
adolescentes quienes enseñan a los adultos. Hay padres que se han
incorporado con éxito a las nuevas tecnologías, pero hay otros que se
muestran resistentes por desconocimiento o rigidez mental.

Estas tecnologías están llamadas a facilitarnos la vida, pero también pueden


complicárnosla: Internet y los recursos tecnológicos pueden convertirse en
un fin y no en un medio.

Si hay una obsesión enfermiza por adquirir la última novedad tecnológica en


móviles o las redes sociales se transforman en el instrumento prioritario de
comunicación y de dedicación de tiempo, puede enmascarar necesidades
psicológicas ocultas.

Asimismo, las redes sociales pueden atrapar en algunos casos a los


adolescentes, porque el mundo virtual contribuye a crear en ellos una falsa
identidad y a distanciarles de los demás. Son potencialmente adictivos las
redes sociales, la pornografía on-line, el cibersexo, las webcams, el correo

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electrónico, los casinos virtuales, las compras on-line, los portales de
subastas, los juegos de rol y los videojuegos interactivos, las consolas
portátiles y, en general, la navegación por Internet.

Y el grupo con mayor riesgo de hacer un uso inadecuado de las nuevas


tecnologías es el de los adolescentes. Entrar en una red social resulta muy
fácil, pero salirse de ella no lo es tanto.

¿Qué son y cómo funcionan las redes sociales?

Son espacios virtuales creados para las relaciones interpersonales. Su


objetivo es crear una plataforma en el que las personas registradas puedan
comunicarse, compartir opiniones, emociones o experiencias y, en suma,
interactuar (destacan Facebook, Instagram o Twitter). Están interconectadas
por Internet por diferentes tipos de vínculos (afectivos, familiares, laborales,
sexuales, de amistad, etc.)

Estas redes constituyen un grupo dinámico, en continua evolución (hay


personas que aparecen y otras que desaparecen) y, en general, abierto a
nuevas incorporaciones, lo que posibilita acceder de forma sencilla al
contacto con personas desconocidas. En general, las redes se forman entre
jóvenes que tienen intereses similares, por lo que las relaciones con personas
de otras edades o con intereses distintos son escasas y poco significativas. Sin
embargo, las redes sociales no son patrimonio exclusivo de los jóvenes y
adolescentes. En Facebook, por ejemplo, puede tener cuenta una chica de 20
años y su abuelo de 70 y, además, ambos pueden comunicarse y compartir
fotos.

De este modo, las redes sociales permiten conectar con amigos, entablar
nuevas relaciones, seguir la pista de relaciones pasadas (por ejemplo, de
antiguos compañeros del colegio) y conocer hasta cierto punto la intimidad
de las personas.

Atractivos de las redes y formación de la identidad personal en la


adolescencia

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Para cualquier preadolescente tener su primer móvil se constituye en un
paso importante para hacerse mayor, algo así como un rito de iniciación a la
adolescencia, lo que supone un grado de autonomía, libertad e intimidad.

En el caso de los más pequeños, los dispositivos tecnológicos, como el


ordenador, los videojuegos o las consolas, desempeñan una función
fundamentalmente lúdica y de entretenimiento.

A partir de la adolescencia, las TIC, además de servir para la diversión y el


ocio, cumplen una función relacional. Las redes sociales cubren necesidades
psicológicas básicas de los adolescentes: hacerse visibles, reafirmar la
identidad ante el grupo, divertirse o estar conectados a los amigos.

La relación entre las personas en los chats es fluida y genera menor ansiedad
que en la vida real, lo que facilita la superación de la vergüenza, la timidez o
el miedo al ridículo. Asimismo, el hecho de publicar fotos en su perfil online o
compartirlas con sus amistades habituales es una actividad de socialización
que contribuye a la formación de la identidad de los adolescentes.

La creación de perfiles en las redes sociales o los blogs personales y el


establecimiento de relaciones afectivas son modos de manifestar su propia
identidad, es decir, de forjar su autoconcepto y de fortalecer su autoestima.

En las redes sociales se vuelcan emociones, se comparte el tiempo libre. El


anonimato produce terror, del mismo modo que asusta la soledad. Si no se

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está en Facebook es como si no se existiese. Ahora bien, las redes sociales
fomentan la participación a distancia, con vínculos que tan fácilmente se
crean como se destruyen. Uno puede creerse popular porque cuenta con
muchas listas de amigos en las redes sociales, sin saber que suelen ser
vínculos débiles.

Estas redes han tenido un gran éxito especialmente entre jóvenes y


adolescentes, que buscan reconocimiento y popularidad. Si bien establecen
una edad mínima para ser usuario de ellas (14 años), acceder es tan fácil
como mentir sobre la edad o la fecha de nacimiento.

Las redes sociales no son en sí ni buenas ni malas, sino que constituyen un


espacio de libre acceso donde entra todo tipo de gente. Es como el parque
en el que juegan los pequeños, hay niños y niñas más movidos o más
tranquilos, hay de todo.

Las motivaciones para recurrir a los social media en jóvenes y adolescentes


son más amplias que en el caso de los adultos. Hay una mayor pluralidad de
intereses (entre otros, ligar, escuchar música o participar en grupos)

Facebook tiene muchas cosas que recuerdan al cole: la importancia de ser


aceptado por el grupo, la compulsión por airear los gustos musicales o
cinematográficos y la necesidad de mostrarse gracioso u ocurrente, así como
la exhibición constante de quiénes son los amigos de uno y, sobre todo, de
cuántos tiene.

¿Cómo piensan los menores?

Estudio del Observatorio de la Juventud en España (INJUVE) enfocado a


adolescentes a partir de los 15 años.

Pregunta 16. Y, ¿consideras muy probable, bastante probable, poco o nada


probable que puedas llegar a quedar con alguien a quien hayas conocido en
Internet?
MUY PROBABLE 9%
BASTANTE PROBABLE 20%
POCO PROBABLE 34%

15
NADA PROBABLE 36%

Es decir, 3 de cada 10 jóvenes no descartan quedar con algún conocido a


través de las redes, mientras que para 7 eso es improbable. Los chicos aquí
son más valientes/ temerarios.

Pregunta 17. ¿Has tenido, tú, que pedir alguna vez – ahora o en el pasado –
ayuda o consejo a tu padre o a tu madre, sobre alguna situación que te haya
surgido en Internet, que tú no pudieras resolver?
Si 9%
NO 91%

En un 70% de los casos a causa de un problema técnico (virus, se ha


estropeado, etc.)

Pregunta 18. Y tu PADRE/MADRE, ¿te ha tenido que pedir alguna vez – ahora
o en el pasado – ayuda sobre alguna situación que le haya surgido en
Internet, que él no pudiera resolver?
SI 35%
NO 60%

Los jóvenes y las nuevas tecnologías

En la adolescencia los jóvenes comienzan a desvincularse progresivamente


de la familia. La escuela es ahora también una vía de socialización con los
compañeros.

La forma de vestir y el consumismo, al hilo de los dictados de la moda, así


como los símbolos de estatus social (la moto o las tecnologías de última
generación), conforman una nueva visión de la vida y de las relaciones
sociales. El atractivo de los móviles y de las redes sociales se enmarca en este
contexto.

Al mismo tiempo que el adolescente desconecta de sus padres —exige


privacidad y autonomía y se rebela ante el control—, se intensifica el uso que
hace de las nuevas tecnologías. Internet, las redes sociales, los móviles o los
videojuegos se convierten en sus señas de identidad, en el canal más

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importante para conseguir información o en el medio estrella para
relacionarse con sus amigos.

Los jóvenes acceden rápidamente a las nuevas tecnologías porque en sus


casas es habitual contar con ordenadores, conexión a Internet y teléfonos
móviles. Como decíamos antes, son además usuarios multitarea, es decir,
que realizan varias acciones simultáneamente (escuchar música en el iPpod,
estar pendientes del móvil y hacer las tareas escolares).

Según un estudio de la Universidad de Stanford, contestar un correo


electrónico, ver un vídeo de YouTube, recibir una llamada telefónica y
atender dos mensajes de Twitter, todo al mismo tiempo, no es bueno. Estos
usuarios multitarea pueden tener más problemas para discernir entre lo
importante y lo accesorio, menor capacidad de concentración y más
dificultad, curiosamente, para cambiar de tarea.

Compartir fotos y vídeos es otro de los atractivos para utilizar las redes
sociales. Internet seduce a los jóvenes por sus características peculiares: la
respuesta rápida, las recompensas inmediatas y la interactividad.

El uso es positivo, siempre que no se deje de lado el resto de las actividades


propias de la vida normal de un joven (estudiar, hacer deporte, ir al cine, salir
con los amigos o relacionarse con la familia).

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Otra cosa bien distinta es cuando el abuso de la tecnología provoca
aislamiento, induce ansiedad, afecta negativamente a la autoestima y le hace
perder a la persona su capacidad de control.

Todo lo que facilite la vida cotidiana a priori es positivo. El problema surge


cuando el joven siente un deseo irrefrenable de adquirir los aparatos más
novedosos, por alto que sea su precio, cuando es incapaz de salir a la calle sin
el teléfono móvil o cuando da muestras de desasosiego más allá de lo
razonable si no puede utilizar este dispositivo.

Conclusión: lo malo no son las redes sociales, sino el uso que se les da.

Control Versus Cuidado

Algunos expertos diferencian entre Control sobre los Hijos y su Cuidado. Así,
resaltan que “el control nunca suena bien; de hecho, no está bien, ya que
demuestra una acción no muy eficaz por parte de los padres. Algo más
importante que eso es la confianza que depositamos en el adolescente”. En
este sentido, los padres no deben controlar, los padres deben cuidar, querer
y mimar.

Además la clave está en que el adulto se interese por las nuevas tendencias y
plataformas digitales y que deje que el adolescente le enseñe. Si la familia
demuestra un verdadero interés en el menor, la cosa saldrá bien.

Para los hijos es valioso que el padre esté interesado, pero de manera
sincera; sienten que ellos pueden trasladarle un conocimiento. La
importancia de la exploración de las nuevas plataformas y del interés
genuino del adulto, para después no llevarse una sorpresa.

Si los padres se interesan, pasan tiempo con sus hijos y les demuestran
seguridad, podrán disfrutar de la intimidad que el adolescente posee en su
mundo digital y no sentirse excluido de
esa parte también. A veces es difícil
conseguir esto. ¿No es cierto?

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“Los adolescentes no tienen a sus mayores como referentes en materia de
redes sociales. Ellos son los nativos digitales, nosotros no. Saben más que
nosotros. Los padres se han de empoderar digitalmente para acompañarles.”

¡Peligro! Adicciones y otros riesgos.

Las redes sociales no están exentas de peligros. Como con cualquier


herramienta depende del uso que se haga de ella. En los casos problemáticos
hay personas que pueden llegar a vivir en Internet y se convierten en
prisioneros de la Red.

¿Qué es una adicción?

Por mucho que la adicción a Internet y a las TIC no sea equivalente a la


adicción a las drogas y al alcohol, hay muchos aspectos en común.

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Es una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser
humano. Hábitos aparentemente inofensivos (como las compras, el juego de
apuestas o el sexo) pueden convertirse en adictivos e interferir gravemente
en la familia, el ámbito escolar, social o de salud.

Si una persona por distintos motivos es incapaz de diversificar sus intereses y


se concentra exclusivamente en una única actividad, corre el riesgo de
volverse adicto a esa conducta.

Lo que caracteriza a una adicción es: la pérdida de control y la dependencia.

Por ello, el sujeto, ofuscado por el objeto de su adicción, llega a perder el


interés por cosas que anteriormente le resultaban gratificantes.

De este modo, una persona adicta habla por el móvil o se conecta a Internet
buscando el alivio del malestar emocional, es decir, intentando ahuyentar el
aburrimiento, la soledad, la ira o el nerviosismo.

Hay ciertos lugares de Internet que se prestan más a estas conductas de


escape. En concreto, los tres grandes ciberámbitos de evasión son las páginas
web de contenido pornográfico o violento, los sitios de juegos y apuestas y
las comunidades virtuales.

La adicción a Internet y a las redes sociales

Estar enganchado a Internet puede actuar como una droga estimulante que
produce cambios fisiológicos en el cerebro que implican el aumento de la
dopamina y de otros neurotransmisores vinculados al circuito del placer. El
uso de estos dispositivos sirve para alterar nuestro estado de ánimo y la
conciencia y, por tanto, puede producir un subidón similar al generado por la
cocaína. Para algunas personas, el abuso de Internet es tal que su privación
puede causarles síntomas de abstinencia, como, por ejemplo, un humor
depresivo, irritabilidad, deterioro en la concentración y trastornos del sueño.
Llegados a este punto, los jóvenes sienten una necesidad imperiosa de
engancharse a la Red a costa de lo que sea.

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Los principales factores que parecen fomentar las cualidades adictivas de
Internet son : la facilidad de acceso, la disponibilidad (la Red está siempre
disponible), la falta de límites (no hay principio ni fin, es un gran océano), la
experiencia de la distorsión del tiempo mientras se está conectado (lo cual
produce una alteración de la conciencia), la percepción de anonimato y un
sentimiento de desinhibición (la capacidad de representar diferentes roles o
de revelar aspectos ocultos de uno mismo), así como un coste relativamente
bajo.

Un ejemplo de ciberadicción: cuando el niño deja de verse con sus amigos y


se instala frente a la pantalla con sus videojuegos, el adolescente presta más
atención al iPhone que a su novia o el joven revisa compulsivamente su
correo electrónico o sus perfiles en redes. Además, el consumo solitario de
videojuegos se produce frecuentemente con juegos con una intensa carga de
violencia. En todos estos casos hay una clara interferencia negativa en la vida
cotidiana. Las personas adictas a la conexión a las redes sociales
experimentan dependencia y pérdida de control, es decir, muestran una real
imposibilidad de poner freno por sí mismas, a pesar de acarrearles
consecuencias negativas para su salud y bienestar.

Una característica de todas las adicciones es la negación y ocultación del


problema. Es difícil que un adicto se considere como tal, porque conectarse a
Internet o participar en las redes sociales está bien visto, lo hacemos todos,
pero reconocer que se está enganchado a la Red y que eso se ha convertido
en el centro de la vida, supone el reconocimiento de un fracaso o de una
debilidad personal y el reproche familiar consiguiente.

La negación del problema por parte del adicto se mantiene a pesar de


pruebas inequívocas: falta de rendimiento en el colegio, el aislamiento social
o las mentiras reiteradas.

Por lo general, suele ser un suceso muy negativo —fracaso escolar,


trastornos de conducta, aislamiento social, dificultades económicas, presión
familiar— lo que le hace tomar conciencia de su problema tardíamente. De
ahí que frecuente sean los padres u otros familiares, más que la propia
persona afectada, quienes consulten por la adicción de su hijo.

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Los expertos alertan que los adolescentes que pasan mucho tiempo en
Internet tienen más probabilidades de desarrollar una depresión. De hecho,
hay una estrecha relación circular entre la depresión y la dependencia de
Internet.

Por ello, el abuso de las redes sociales virtuales puede facilitar el aislamiento,
el bajo rendimiento académico o laboral, el desinterés por otros temas y por
el ocio activo, problemas económicos, así como una vida sedentaria y la
obesidad.

Si un joven se mantiene alejado de la adicción durante un periodo de 1 ó 2


años la probabilidad de recida baja notablemente.

Otros riesgos

En el mundo de las redes sociales, los niños son un blanco fácil.

Para los padres, el riesgo más importante al que están expuestos los menores
en Internet es la difusión de fotos y vídeos comprometidos (36,9%), seguido
de dar demasiada información sobre ellos mismos a gente que no conocen
(22,9%) y ser acosados u hostigados con el fin de obtener concesiones
sexuales (17,1%), según datos del CIS.

Los riesgos más importantes del abuso de las TIC van en esta linea y son,
además de la adicción, el acceso a contenidos inapropiados, el ciberacoso
entre iguales, el acoso sexual o la pérdida de intimidad.

Acceso a contenidos inapropiados

En Internet, a golpe de tecla, se tiene acceso a informaciones y


comunicaciones de toda índole. Así, en las redes sociales se pueden difundir
contenidos ilícitos, tales como pornografía infantil, apología del terrorismo y
mensajes racistas o xenófobos, o incitar a la comisión de delitos.

Los menores pueden acceder y estar expuestos también a contenidos


nocivos, (pornográfico o violento).

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No se asusten pero, de hecho, la pornografía en Internet es ampliamente
consumida por ellos. Hay niños y niñas de 12 años que han visto porno, ya
que están a un clic.

Asimismo, pueden intercambiarse información sobre anorexia o la bulimia,


incitación para conductas de suicidio o adherirse a grupos extremistas de tipo
político o religioso o a sectas de diferente especie.

Este tipo de contenidos afecta a todos los usuarios de Internet, pero en los
menores el riesgo es mucho mayor por la curiosidad propia de la
adolescencia.

Ciberacoso entre iguales (ciberbullying)

Maltrato físico, psicológico y verbal continuado que se lleva a cabo entre


compañeros de la misma edad o similar por medios online. Se da
especialmente entre los 12 y los 15 años.

El ciberacoso adquiere diversas formas, como los insultos, las burlas y el


desprestigio, la difusión de imágenes comprometedoras o de falsos rumores
sobre el acosado, la suplantación de la identidad de la víctima, la
manipulación de fotografías o la creación de perfiles falsos con los datos de la
víctima.

Características principales son la indefensión de la víctima y la falta de


provocación por parte de la misma, el desequilibrio, ya sea a nivel físico o
psicológico, entre el acosador y el acosado, la complicidad del entorno (a
veces por la pura ignorancia de la situación) y la persistencia en el tiempo.

¿Cómo podemos detectar que algo está ocurriendo?


El niño o la niña puede empezar a sufrir unos cambios tanto físicos o
psicológicos como sociales:

-llantos a escondidas

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-pérdida de peso
-ansiedad
-dolores de cabeza
-falta de apetito
-sudoraciones
-ataques de pánico
-cambios de humor
-miedo a ir al colegio
-aislamiento
-disminución del rendimiento académico

Ciberacoso sexual (grooming)

Un adulto se hace pasar por la misma edad de nuestro hijo o hija para ganar
su confianza, amistad y cariño, para, finalmente, obtener algún tipo de
beneficio sexual, muchas veces con chantaje o intimidación.

Si se detecta algún comportamiento extraño en los pequeños, lo primero y


fundamental es escucharles, pero con paciencia, al principio les costará
hablar; intentar saber qué les está ocurriendo, no culpabilizarles nunca ni
reprocharles lo que hayan hecho, que sepan que les vais a proteger y
acompañar y que van a estar seguros.

A continuación, contactar con el Centro Escolar para que sepan qué le está
ocurriendo al menor y que puedan hacer una intervención conjunta con
vosotros. Y después, denunciar, según sea el hecho, al organismo
competente que pueda ayudaros a solucionar el problema.

Sexting

Se refiere a la acción de enviar fotos o vídeos de carácter erótico/sexual de


manera voluntaria a una pareja o amigo, normalmente a través del teléfono
móvil. Esta es una actividad que se ha puesto muy de moda entre nuestros
jóvenes y muchas veces, dada la falta de madurez por su edad, no son
capaces de ver el riesgo y peligro que conlleva realizar este tipo de acciones.
El problema, además, no es solo que la persona reenvíe el contenido y viole
su intimidad, sino que puede incurrir en la ‘sextorsión’ y hacerle chantaje a
cambio de no publicar las fotos.

24
Pornovenganza (Revenge porn)

La publicación de imágenes pornográficas que tiene como objetivo último


causar un mal a otra persona que no ha consentido el uso en público de sus
fotos íntimas, es un fenómeno que está creciendo, siendo las mujeres las
afectadas en casi todos los casos.

En general, hay personas que caen en un exhibicionismo y fomentan


conductas histriónicas y narcisistas. En las redes sociales se cuentan
demasiadas confidencias y se cuelgan demasiadas fotos y contenidos. A su
vez, hay muchos voyeurs, a los que gusta ver lo que publica la gente en su
muro o sus fotos. Las redes sociales no pueden convertirse en la versión
moderna de un viejo patio de vecinos.

LEVANTE EMV

25
Comisión de delitos y responsabilidad legal de los adolescentes y de los
padres

La sensación de anonimato en Internet en general, y en las redes sociales


puede llevar a los adolescentes a creer erróneamente que las conductas
delictivas gozan de impunidad. Nada más lejos de la realidad. Los
ordenadores dejan rastro, y de su seguimiento y localización se encargan los
Cuerpos de Seguridad del Estado a través de las unidades especializadas en
investigación de delitos tecnológicos.

Según la legislación española (Ley de Responsabilidad Penal del Menor), a los


menores a partir de los 14 años se les puede exigir responsabilidad penal. Y el
desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.

Los padres también tienen obligación de conocer qué tipo de acciones son
legalmente punibles, ya que pueden ser considerados responsables
subsidiarios de los delitos cometidos por sus hijos.

A las personas menores de 14 años no se les exige responsabilidad penal. Los


padres o tutores tienen una responsabilidad civil solidaria con el menor
infractor.

En cuanto a los adolescentes mayores de 14 años y menores de 18, son


juzgados por tribunales especializados en menores.

En la Red deberíamos aplicar una norma general de buen uso para evitar
cualquier tipo de problema: comportarse con respeto y educación y no hacer
en Internet lo que no haríamos cara a cara.

Consejos para transmitir a los adolescentes…

–Piensa bien la información que quieres compartir antes de hacerlo. Su


difusión siempre es mayor de lo que crees.
– Nunca publiques datos personales.
– No respondas a provocaciones o amenazas. Ponlo siempre en conocimiento
de los adultos; ellos sabrán qué hacer.
– Nunca compartas tus claves de acceso.

26
– Si eres víctima de acoso a través de la Red, ¡denúncialo!

¿Cuándo se encienden las luces rojas de alarma?

Un adolescente se conecta a las redes sociales para divertirse, comunicarse o


jugar. No hay, por ello, motivos para la preocupación cuando la conexión a
Internet no interfiere negativamente en sus obligaciones ni en su tiempo
libre. En cambio, las principales señales de alarma de una dependencia a las
TIC o a las redes sociales son:

-Privarse de sueño para estar conectado.


-Descuidar otras actividades importantes.
-Pensar en la Red constantemente, y sentirse irritado excesivamente cuando
falla o resulta muy lenta, sintiendo de forma compulsiva la necesidad de
estar conectada a las redes sociales o a la cuenta de correo electrónico.
-Al ser consciente de la dependencia adquirida, intentar limitar el tiempo de
conexión, pero sin conseguirlo, así como perder la noción del tiempo
transcurrido.
-Mentir sobre el tiempo real conectado a la Red o jugando a un videojuego.
-Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el rendimiento en los
estudios.
-Sentir euforia cuando se está delante del ordenador. Conectarse al
ordenador nada más llegar a casa, meterse en Internet nada más levantarse
(o en medio de la noche, si el adolescente se despierta) y ser lo último que se
hace antes de acostarse, así como reducir el tiempo de las tareas cotidianas,
tales como comer, dormir, estudiar o charlar con la familia, configuran el
perfil de un adicto a Internet o a las redes sociales.

Más que el número de horas de conexión a la Red, lo determinante es el


grado de interferencia negativa en la vida cotidiana.

La dependencia está ya instalada cuando hay un uso excesivo con pérdida de


control, aparecen síntomas de abstinencia (ansiedad, depresión, irritabilidad)
ante la imposibilidad temporal de acceder a la Red y se producen
repercusiones negativas en la vida cotidiana. En estos casos engancharse a
una pantalla supone una focalización atencional, reduce la actividad física,
impide diversificar el tiempo y anula las posibilidades de interesarse por

27
otros temas. El sujeto muestra un ansia por las redes sociales y se produce un
flujo de transrealidad (la experimentación de vivencias anómalas) que
recuerda la experiencia de las drogas.

Límites entre las conductas normales y las adictivas:


-Pérdida de control.
-Fuerte dependencia psicológica.
-Pérdida de interés por otras actividades gratificantes.
-Interferencia grave en la vida cotidiana.

Las Pantallas, una bomba de dopamina

Un uso abusivo de las pantallas de móviles y tablets puede provocar


trastornos del lenguaje y del sueño en los más niños.

Desde pequeños estamos consumiendo aplicaciones que se han diseñado


para hacernos adictos a las pantallas, con los siguientes peligros: alteraciones
del sueño, del rendimiento escolar, de concentración o de agresividad si se lo
intentamos quitar.

En los casos más graves se requiere el ingreso en hospital y tratamiento de


desintoxicación parecido al de las drogas. Es un problema que va en
aumento, y los padres han de estar alerta.

Los móviles no deben ser las niñeras tecnológicas, ni el primer juego


estimulante que les demos. Los niños han de tocar y experimentar el mundo
real. ¿No creéis?

En los primeros años de vida, nada de pantallas. Muchos expertos ya


recomiendan que los menores de 2 años no miren ninguna pantalla. Y
después, ir limitando el uso a una hora al día, supervisados por un adulto y
nunca antes de ir a dormir.

Y a la pregunta que se hacen muchos padres… ¿Móvil a partir de qué edad?


Más adelante lo veremos pero algunos expertos recomiendan a partir de los
12.. Pero sobre todo, con un buen ejemplo de uso de los padres.

28
Las pantallas también tiene consecuencias en los adultos, muchos ya adictos
a la dopamina que nos proporcionan las recompensas que se reciben con los
‘me gusta’ o los comentarios aduladores.

Algunos líderes de la industria de la redes sociales, como uno de los


cofundadores de Facebook, reconocen que esta Red se basa en el
funcionamiento del cerebro, y en particular, de los circuitos neuronales de la
recompensa. Esta recompensa proporciona una dosis de dopamina, la
conocida como ‘hormona de la felicidad’, al cerebro.

3. CONTROLES PARENTALES

Hay muchas aplicaciones efectivas para controlar los dispositivos electrónicos


de los hijos. Algunas de ellas son:

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- Secure Kids
- Qustodio
- Parental Clic
- Screen Time

https://www.youtube.com/watch?time_continue=50&v=SREwlZoA3BE

En la web del Instituto Nacional de Seguridad encontraremos algunas otras y


sobre todo la explicación paso a paso de cómo activarlas. Internet Segura for
Kids | https://www.is4k.es /

Con Programas como Google SafeSearch, los padres pueden filtrar las
búsquedas de los chicos, al ocultar los sitios que incluyen contenido –
imágenes y videos– de adultos.

Además pueden proteger los ordenadores o dispositivos electrónicos de los


menores mediante una contraseña, para evitar que cualquiera pueda
modificarla.

Google Play también permite configurarse para miembros de la familia de 13


años en adelante o para menores de 13.

Netflix, la plataforma para ver series y películas, ofrece la opción kids. Dentro
de usuarios se encuentra la opción para ver contenido seguro Kids para
público infantil.

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En los dispositivos Windows o en IOS Mac se puede crear un perfil de
usuario, limitándolo a ciertas páginas webs, juegos, se puede poner límite de
tiempo para establecer un horario adecuado.

YouTubeKids cuenta con estas opciones:

-Temporizador, con el que los padres pueden fijar un límite de tiempo. La


aplicación avisa al niño cuando el tiempo de sesión ha terminado para que el
padre no tenga que ser el malo de la película.
-Configuración de búsquedas, para limitar los videos a los preseleccionados
por la app.
-Configuración de edad, para adaptar el contenido mostrado por la
aplicación en función de la edad de los niños: preescolar o edad escolar.

Apliquemos la lógica:
es recomendable estar cerca de donde están navegando. Tener el ordenador
en una área central y pública de la casa suele ser buena idea, evitando que
los menores estén encerrados en las habitaciones .

4. REDES DE USO COMÚN: CONOZCAMOS FACEBOOK Y WHATSAPP

Whatsapp

Whastapp es más que un servicio de mensajería, a través suyo se comparten


contenidos. Es “gratuito”, entre comillas, porque en Internet cuando algo es
gratuito el precio eres tú y lo son tus datos, que cedes amablemente a esta u
otras plataformas cuando aceptas las condiciones de uso. Esto se resume en
que lo que cuelgas en Facebook o envías por Whatsapp no te pertenece. FB
ya anunció que va a ceder esos datos a empresas terceras, con lo que es
posible que el siguiente paso sea que recibamos spam o publicidad
segmentada en base a nuestras conversaciones. Clara muestra de esto: la
posible influencia en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

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Whatsapp pertenece a Facebook, que la compró, con lo cual nuestros datos
pertenecen también a Mark Zuckerberg.

Se trata de una herramienta útil y con muchas posibilidades siempre que se


haga un buen uso de ella, que es lo que debemos enseñar a nuestros niños.

Lo que los padres deben saber de Whatsapp:

1. Whatsapp es una red social. No es un simple servicio de mensajería, como


muchos creen. Permite hacer grupos, enviar imágenes, vídeos, links, etc. Ahí
está el peligro: Facebook, Twitter y otras están registradas como redes
sociales, es por ello que deben cumplir unas normas. Como Whatsapp no
está considerada como red social, esto hace que esté sometida a pocas
presiones y que su seguridad no sea tan precisa.

2. La cuestión de la inmediatez es extremadamente delicada. En décimas de


segundo, los jóvenes envían fotos estando borrachos, o con gestos
sugestivos… Es muy fácil que si se actúa con tanta celeridad se equivoquen y
no tomen buenas decisiones. A lo mejor tienen suerte tres horas después,
cuando se les ha pasado el “calentón”, de pensar en las consecuencias de lo
que han hecho, pero ya es demasiado tarde.

3. ¿Qué sucede con toda esa información, esos mensajes, fotografías que los
niños se intercambian entre sí? ¿Alguien puede acceder a ellas? No lo
sabemos… Una de las principales críticas sobre la seguridad de Whatsapp es
precisamente el desconocimiento que se tiene sobre si la compañía guarda
copias de la información enviada, dónde se alojan y qué nivel de seguridad se
aplica a esa información.

4. Puede facilitar el acoso. Por el solo hecho de que un extraño tenga tu


número, si tu Whatsapp le acepta, deja expuesta tu foto de perfil. El posible
acosador inmediatamente puede tener demasiada información. Puede saber
cómo eres físicamente, la hora a la que te conectas, y la hora de tu último
mensaje.

5. Es posible configurar el Whatsapp para que no se sepa la hora de última


conexión o si has leído los mensajes.

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Facebook

La edad de uso es de 13 años. En nuestro país se incrementa hasta los 14


años , igual que en Corea del Sur.

Según la compañía, “cuando descubrimos la existencia de una cuenta de un


menor de 13 años, la eliminamos de inmediato junto con toda la información
asociada. Si ves una cuenta de un menor de 13 años, puedes informárnoslo.
Si eres padre o madre o tutor legal, puedes solicitar información de la cuenta
de tu hijo antes de que la eliminemos.

Ten en cuenta que estás solicitando datos de la cuenta de tu hijo, así que te
pediremos que nos proporciones una copia de una declaración certificada en
la que consten tus derechos como padre o madre o tutor legal junto con tu
reporte”.

¿Como reportar un problema de privacidad en Facebook? Por ejemplo, una


fotografía o video que vulnera la intimidad de mi hijo.

Si tiene menos de 13 años, mediante un formulario.

Si tiene entre 13 y 17 años, “no podemos actuar en nombre de tu hijo si tiene


más de 13 años, a menos que esté incapacitado mental o físicamente para
reportarlo por sí mismo. Te sugerimos que hables de este problema con el
adolescente y que le ayudes a enviar su propia solicitud para eliminar este
contenido. Si quieres más información sobre cómo mantener la seguridad de
los menores en Facebook, visita nuestro centro de seguridad”.

5. ¿ENGANCHANDO A LOS ADICTOS DE MAÑANA?

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Aunque suene increíble, existen Redes sociales para menores: Messenger
Kids o Talkyds, son algunas de ellas.

Una aplicación de Facebook lanzada el pasado mes de diciembre es


Messenger Kids, un videochat que facilita el control de los padres. Y que está
diseñada para niños de 6 a 12 años.

Según Facebook, “es perfecta para los más pequeños ya que es posible crear
una cuenta sin necesidad de tener número de teléfono asociado. Además,
serán los propios padres quienes, desde su cuenta de Facebook, y si así lo
desean, crearán la cuenta de sus hijos, y aprobarán o rechazaran las
solicitudes y los contactos con los que el niño puede comenzar una
conversación”.

Por contra, más de un centenar de expertos en el desarrollo de la salud de la


infancia critican que supone “crear presión en los pequeños para unirse a una
red social, ya que simplemente a esa edad no están preparados para tener
redes sociales. No saben qué es la privacidad ni qué contenidos son
adecuados para compartir.”

A través de la realidad aumentada, Facebook Kids permite agregar coloridos


stickers y máscaras a las fotos y videos. Son precisamente estos elementos
los que hacen tan atractivas como peligrosas las redes sociales. "No es que
sean malas, pero sí son seductoras, porque llevan a los niños a otros mundos
de forma inmediata”.

Talkyds, el whatsapp para menores

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Es una aplicación que tiene por objetivo “preparar en un uso responsable a
los pequeños para el Whatsapp o Facebook”. Dirigida a menores de edades
entre los 7 y 11 años, hace imposible que un menor se registre sin el
concurso de sus padres, que pueden monitorizar la actividad comunicativa y
detectar rápidamente si hay riesgo de ciberacoso.

Según sus responsables, esta aplicación no ha nacido para controlar a los


niños. Lleva un sistema de control, pero lo que pretende es que los niños
adquieran unos hábitos de uso responsable.

Talkyds se ha desarrollado bajo el asesoramiento de los Cuerpos y Fuerzas de


Seguridad del Estado. Cuenta con gestor de contactos, que permite que los
padres sean los únicos que puedan aceptar solicitudes de amistad y evitar
que se agreguen a desconocidos. Tiene un gestor de tiempo de uso para que
los niños utilicen la aplicación en franjas horarias que no sean de estudio o
sueño; un sistema de envío de imágenes que impide el almacenamiento o
captura de las mismas por parte del receptor; o un sistema de localización.

Además cuenta con detector de palabras ofensivas pensado para evitar casos
de acoso cibernético. Cuando el menor usa lenguaje ofensivo, tanto el padre
del emisor como el del receptor reciben una alerta.

Talkyds no sólo penaliza el lenguaje ofensivo, sino que también premia el uso
correcto de la gramática, y lo hace con un sistema de recompensa por
puntuación que permitirá a los menores participar en un sorteo para
conseguir premios.

De los chats para niños, ninguno reúne todos estos filtros de seguridad.

6. AUTOCONTROL PARA LOS ADULTOS: SHARENTING, OVERSHARING

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Una práctica muy común es el Sharerenting. El término proviene de share
(compartir) y parenting (crianza).

Consiste en subir fotos y detallada información de nuestros hijos e hijas a las


redes sociales, con el objetivo de lograr reconocimiento de nuestros
contactos a través de sus ‘me gusta’ o comentarios.

Esto enlaza con el oversharing, es decir, el síndrome de compartirlo todo en


la red. Una sobreexposición que nos sitúa en el centro de la diana porque a
mayor información personal publicada en Internet más expuestos quedamos,
y más grave es si se trata de los menores.

Más del 50% de los padres cuelgan fotos de sus hijos que les pueden
avergonzar.

En EE.UU. los padres suben a Instagram o Facebook un promedio de 1.000


fotos de su hijo antes de que cumpla cinco años. Y el 92% de los menores en
EE.UU. ya tiene una identidad digital a los dos años.

https://www.youtube.com/watch?v=IfkVssZAtRU

Creo que todos deberíamos hacer una reflexión sobre esto, tratando de
mantener al margen a nuestros pequeños.

Guía para compartir fotos de los hijos en las redes sociales

·Compartir información de los hijos puede no ser grave si se hace desde la


cuenta de los adultos. El mayor riesgo pasa por crearles cuentas propias y
postear desde ahí.
·Permitir a los hijos “vetar” aquella información que ellos quieran.
·Asegurarse de que en las fotos siempre estén vestidos.
·Siempre tener en mente “cómo se sentirán sus hijos el día de mañana
cuando se enfrenten a un post sobre ellos que hicieron sus padres”.

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7. HAZ LO QUE DIGO, NO LO QUE HAGO: REGULAR EL USO DE DISPOSITIVOS
ELECTRÓNICOS A LOS HIJOS

Información sobre el uso y el control de las redes sociales

El uso de las TIC y de las redes sociales impone a los adolescentes y adultos
una responsabilidad de doble dirección: los jóvenes pueden adiestrar a los
padres en el uso de las nuevas tecnologías, de su lenguaje y sus posibilidades;
los padres deben enseñar a los jóvenes a usarlas en su justa medida.

Esto supone:

-Limitar el uso de dispositivos tecnológicos y pactar las horas de uso.


Establecer períodos de desconexión del ordenador cuando se está en casa o
los fines de semana es muy saludable.
-Facilitar la relación social cara a cara con otras personas.
-Potenciar aficiones tales como la lectura, el cine, etc.
-Estimular el deporte y las actividades en equipo, como las vinculadas al
voluntariado.
-Fomentar la comunicación y el diálogo en la propia familia.

Establecer límites con sentido común

El sentido común ayudará a establecer algunos acuerdos con los hijos como:
limitación del tiempo de conexión a la Red en la infancia y adolescencia (no
más de 1,5-2 horas diarias, con la excepción de los fines de semana, en los
que se puede ser más flexible con el horario), la ubicación de los ordenadores
en lugares comunes (el salón, por ejemplo) y el control de los contenidos.

Algunos consejos de seguridad básicos son:

1. No colgar fotos ni comentarios comprometedores.

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2. No agregar a nuevos contactos desconocidos.
3. No dar datos personales, como dirección, teléfono, correo electrónico
4. No descargar programas o archivos desconocidos
5. Tapar la cámara de la webcam hasta que se vaya a utilizar

La familia, los padres deben ser un ejemplo coherente y sostenido en el


tiempo de pautas de conducta positiva. No podemos pretender que hagan
un uso moderado de las redes si nosotros no prescindimos del móvil,
estamos hasta muy tarde frente al televisor o navengando por Internet.

La clave para un uso más inteligente de estos dispositivos: no solo utilizarlos


para entretener y tranquilizar a los niños (a modo de “niñera tecnológica”),
sino también para que saquen provecho, que aprendan a la vez que se
diviertan, o que se acerquen al mundo de la lectura, por ejemplo.

Algunas de las pautas para un uso adecuado de Internet y de las redes


sociales:

1. Las redes sociales son para entretenerse y conectar con los amigos, pero
no para evitar el aburrimiento ni para sustituir las relaciones cara a cara .
2. Las Redes no son confidenciales, y menos después de conocerse la
obtención de datos de más de 50 millones de personas de Facebook. Por ello,
hay temas que no es adecuado hablar o tratar, y datos personales e íntimos
que es mejor no revelar.

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3. Conviene establecer un momento del día para entrar en la red social y
hacerlo únicamente en ese momento. No hay que encerrarse en la
habitación.
4. El tiempo de conexión a Internet y a las redes sociales, debe ser limitado.
Hay que ponerse un tope de tiempo no superior a 1-2 horas al día y
respetarlo.
5. La conexión a la Red debe ser con un objeto concreto (por ejemplo, hablar
con los amigos). No tiene sentido conectarse sin saber para qué: esta
navegación sin rumbo suele desencadenar muchos naufragios.
6. Las redes sociales no deben interferir en la vida real (estudios, familia,
relaciones interpersonales cara a cara, aficiones, etc.) ni afectar a los hábitos
de sueño .
7. Debemos evitar utilizar Internet o las redes sociales como premio o
castigo.

Uso adecuado en función de la edad

Lo que es actualmente objeto de estudio son los límites de edad, el tipo de


tecnologías involucradas y la cantidad de tiempo diario invertido.

Hay consenso en que los menores, especialmente los más pequeños,


consumen abusivamente las nuevas tecnologías. Pasan cada vez más tiempo
frente a la televisión, el ordenador o las videoconsolas, llegando a estar cerca
de cinco horas diarias frente a una pantalla.

Los menores españoles están conectados a Internet durante más de 1 hora


diaria y ven la televisión otras 3,5 horas más. Además, esta exposición
prolongada de los niños a las pantallas se produce a edades muy tempranas,
incluso antes de cumplir los dos años.

Según la Academia Americana de Pediatría, estos serían los límites:

-los niños menores de dos años no deberían estar expuestos a ningún tipo de
pantalla.
-Entre los dos y los siete años el niño no más de una o dos horas de
televisión. Ni ordenadores ni videoconsolas.

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-Entre los siete y los doce años, el tiempo máximo de exposición a las
pantallas no más de dos horas diarias, sin conexión online. Los móviles
deberían utilizarse a partir de los doce años; por debajo de esta edad,
deberían estar sujetos a un estricto control por parte de los padres.
-A partir de los trece años, tres horas diarias el tiempo de exposición a
Internet, televisión, móvil y consolas, bajo supervisión.

Riesgos asociados a una exposición prolongada de los niños a las pantallas…

• Obesidad.
• Sueño irregular.
• Déficit de atención.
• Menor rendimiento académico.
• Agresividad.
• Dificultades en el desarrollo del lenguaje y adquisición de vocabulario.

Decálogo para padres

Internet y redes sociales

✓Establece de manera consensuada junto a tus hijos el tiempo que necesitan


estar conectados a Internet, incluyendo el tiempo de estudio y el de ocio.
✓ Procura que haya un adulto en casa durante el horario de conexión del
menor.
✓ Interésate por los hábitos de ocio de tus hijos, incluidos los relacionados
con las redes sociales e Internet. Pídeles que sean ellos quienes os instruyan
en alguna aplicación, qué ventajas tiene y cómo se utiliza.
✓ Ubica el ordenador en una zona de uso común. En caso de que no sea
posible y sólo pueda ubicarse en la habitación del hijo, coloca la pantalla de
manera que pueda verse desde la puerta dónde está conectado.
✓ Navega y chatea de vez en cuando con tus hijos. Así podrás conocer sus
hábitos y preferencias y se creará un clima de mayor confianza entre ambos.
✓Edúcalos en que no deben facilitar su dirección, números de teléfono ni
datos personales por la Red.

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✓ Procura estar presente cuando tus hijos den de alta su perfil en una red
social. Lee con ellos la política de privacidad y de uso de datos y el peligro de
facilitar datos sensibles.
✓ Asegúrate de que entienden que hay comportamientos que pueden
considerarse delitos y qué consecuencias legales tienen para ellos y para los
padres.
✓ Hasta los 13 años sería recomendable que conocieses las contraseñas de
las cuentas de correo de tus hijos.
✓A cualquier edad, los padres deben interesarse por los amigos de sus hijos
(contactos del chat y de sus redes sociales).
✓Conciénciales en la necesidad de no chatear con desconocidos.

No hay que ser un experto, pero procura conocer las herramientas que
manejan los hijos y en un momento dado que sean ellos quienes te las
enseñen.

✓Existen programas de control parental como los vistos anteriormente que


permiten limitar el tiempo de conexión a Internet, las páginas a las que
puede acceder y el tipo de juegos. Puede ser una herramienta muy útil si no
puedes estar en casa para supervisar el comportamiento de tu hijo.
✓Desde el control parental y el historial podemos supervisar en qué páginas
ha navegado el hijo.
✓Si no utilizas tarifa plana, controla la factura del teléfono.
✓Consigue una buena comunicación con tu hijo para que te cuente si recibe
algún tipo de información amenazadora o desagradable.
✓ Instrúyele en que es importante mantener la educación y las buenas
formas en Internet como en el resto de la vida. “No hacer nada que no haría
en la vida real, siempre expresarse de manera positiva, aceptar que los
demás se equivocan, no gritar, no ofender, mostrar indiferencia ante los
insultos o revisar lo que ha escrito antes de enviarlo”, entre otras normas.

Videojuegos

✓Establecer el período del día en que se pueden usar.


✓ No deben utilizarse como recompensa o como forma de castigo, ni es
recomendable prohibirles su uso porque pueden volverse demasiado
atractivos.

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✓ Cuando están cansados, nerviosos o han dormido poco, no son buenos
momentos para utilizar videojuegos.
Si su hijo padece epilepsia, debes consultar con un especialista para saber si
es conveniente su uso.
✓Es importante que la habitación esté bien iluminada e imponer pausas de
quince minutos cada hora de juego para evitar problemas de visión.
✓Compra juegos adecuados para su edad.

Teléfono móvil

✓ El teléfono móvil es un instrumento para comunicarse, no es un juguete.


Edúcale en el uso coherente del móvil.
✓Reflexiona si es necesario que tu hijo se lleve el teléfono móvil al colegio.
¿Es el niño quien lo necesita o el padre para quedarse tranquilo?
✓Durante la noche, la comida, en el estudio, el teléfono debe estar apagado.
✓Establece un límite razonable de consumo mensual y hazle responsable del
gasto (con su paga, con tareas a realizar, etcétera).
✓En situaciones de uso extremo y alteraciones de conducta debes consultar
a un profesional.

Consejos para los propios adultos en el uso de las nuevas tecnologías

1. Haz caso sólo a la información que estás buscando, sin distraerte con otras.
Fija un tiempo para navegar por Internet.

Ten siempre presente el objetivo por el que te conectaste, si no, podemos


pasar horas y horas . Recuerda que el tiempo en Internet vuela, no dejes que
se te escape.

2. No te creas todo lo que veas en Internet; hay mucha información falsa y


errónea.

Debemos ser críticos a la hora de seleccionar la información y buscar páginas


oficiales o con suficiente crédito, que nos garanticen la fiabilidad de su
contenido.

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3. Evita usar tu nombre, apellido o fecha de nacimiento en tu dirección de
correo .

Cuantos menos datos personales escribas en la Red, mejor. Eso te ayudará a


protegerte.

4. Desconfía cuando te toque o te ofrezcan algún premio; es probable que te


pidan algo a cambio.

Nadie regala nada en Internet.

6. Cuando reenvíes mails, escribe las direcciones con copia oculta (CCO) para
no revelarlas.

Recuerda borrar las direcciones anteriores si aparecen en el mensaje.


Debemos proteger nuestra dirección de correo y la de nuestros contactos.

7. Piensa bien las cosas que publicas en las páginas de redes sociales, ya que
cualquier persona puede ver esa información.

Usa los filtros de privacidad y antes de colgar una foto o publicar cualquier
contenido piénsatelo dos veces y valora si de ello se puede derivar algún tipo
de consecuencia negativa para ti o para otros. No cuelgues nada mientras
conduces, enfadado o si has ingerido alcohol.

8. Protege también la intimidad y privacidad de tus amigos.

Antes de publicar y/o etiquetar una foto en la que aparezcan tus amigos,
pídeles permiso. Antes de transmitir una información sobre alguien, piensa si
a esa persona le gustaría que lo hicieras; si no estás seguro, pregúntaselo.

9. Si te conectas a la Red en un sitio público, cuida al máximo tus


contraseñas.

Elige aquella opción en la que no se quedan guardadas en el equipo. De esa


manera evitas que el que venga detrás pueda entrar en tu cuenta o en tu red
social.

43
8. REFLEXIONES FINALES

¿Dónde acudir cuando existe un problema de adicción a las TIC?

Muchos padres se sienten desorientados a la hora de buscar ayuda ante


síntomas de adicción a las tecnologías de su hijo.

Hablamos de esas situaciones en las que un padre o madre detecta que ya


hay un problema, y que necesita ayuda: el menor está más de 3 o 4 horas al
día con el móvil en casa, no desconecta para sentarse a comer o cenar, ha
dejado de salir los fines de semana con sus amigos y prefiere quedarse en
casa en el ordenador, está más triste o agresivo de lo normal, no come, ha
perdido peso, está hasta altas horas de la madrugada online y no duerme,
etc.

Ese tipo de comportamiento, ya tipificado como ‘adicción a las Nuevas


Tecnologías’, es, por desgracia, cada vez más común entre los menores. Lo
que debemos detectar como padres, madres o tutores es cuándo traspasa
esa línea de lo que podríamos considerar como ‘normal’ en la época de
hiperconexión en la que nos encontramos a cuando ya hay una verdadera
dependencia.

¿Donde podemos acudir por aquellas situaciones que puedan afectar a


vuestros hijos o hijas como un uso abusivo de las TIC, o situaciones
relacionadas con las seguridad personal, la protección de datos y la
reputación digital, hackeo de perfiles, si están sufriendo acoso online o
ciberbullying o habéis detectado que están haciendo sexting en Snapchat?

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Estas son algunas de las Instituciones nacionales más importantes a las que
recurrir:

Chaval.es (www.chaval.es)
Iniciativa del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, puesta en marcha
por Red.es para responder a la necesidad de salvar la brecha digital entre
padres, madres, tutores y educadores respecto al avance de los menores y
jóvenes en el uso de las TIC. Ofrece recursos de sensibilización y formación
sobre la suplantación de identidad.
Oficina de Seguridad del Internauta (www.osi.es)
Proporciona información y soporte necesarios para evitar y resolver los
problemas de seguridad que pueden existir al navegar por Internet.
Pantallas Amigas (www.pantallasamigas.net)
Iniciativa que tiene como misión la promoción del uso seguro y saludable de
las nuevas tecnologías y el fomento de la ciudadanía digital responsable en la
infancia y la adolescencia. Algunas de sus actividades principales son la
creación de recursos didácticos, sesiones y jornadas formativas y estudios,
con especial énfasis en la prevención del ciberbullying, el grooming, el
sexting, la sextorsión y la protección de la privacidad en las redes sociales.
Dispone de una línea de ayuda para niños y adolescentes ante situaciones de
peligro en Internet.
Instituto Nacional de Ciberseguridad (www.incibe.es)
Es la entidad de referencia para el desarrollo de la ciberseguridad y de la
confianza digital de los ciudadanos, la red académica y de investigación
española (RedIRIS) y las empresas, especialmente para sectores estratégicos.
Padres 2.0 (www.padres20.org)
Organización que trabaja en la defensa de la infancia frente a los problemas
de Internet, centrado especialmente en la prevención del ciberacoso y la
adicción a Internet y al Juego online. Ofrece recursos de sensibilización y
formación, así como una línea ayuda para la mediación y asistencia
psicológica y jurídica.
Fundación Alia2 (www.alia2.org)

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Organización que trabaja para proteger los derechos de los menores en
Internet, fomentando un uso seguro y responsable de la Red. Ofrece recursos
de sensibilización y formación, así como una línea de ayuda para niños y
adolescentes víctimas de abusos en la Red.
RedAbogacía española (www.abogacia.es)
RedAbogacía es un portal de servicios telemáticos para los abogados y los
colegios de abogados. En esta página padres y docentes pueden informarse
sobre cuestiones legales.
Policía Nacional. BIT Brigada de Alertas Tecnológicas (www.policia.es)
Entre las funciones de la Brigada de Investigación Tecnológica está la de velar
por la seguridad de los internautas y de los ciudadanos en general. Por ello y
a través de las alertas tecnológicas mantienen informados sobre todo aquello
que pudiera afectar a nuestra seguridad; los últimos timos en internet, spam,
hoax, etc.
Guardia Civil. GDT Grupo de Delitos Telemáticos (www.gdt.guardiacivil.es)
El Grupo de Delitos Telemáticos fue creado para investigar, dentro de la
Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, todos aquellos delitos que se
cometen a través de Internet.

9. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

-Informe de Juventud en España 2016. Instituto de la Juventud (Injuve)


-Revista de Estudios de Juventud. Diciembre de 2016.
-Adicción a las redes sociales y nuevas tecnologías en niños y adolescentes.
Guía para educadores. Enrique Echeburúa Odriozola y Ana Requesens Moll,
2012.
-Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la
Información.
-Menores y nuevas tecnologías: los nuevos retos en el sector legal en España.
Miriam Guardiola Salmerón.
-www.pantallasamigas.net
- Hábitos de uso en Internet y en las redes sociales de los adolescentes
españoles. García, A., López-de-Ayala, M.C., Catalina, B. Comunicar 2013, XXI

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-Lectura digital infantil. Dispositivos, aplicaciones y contenidos. Araceli
García-Rodriguez y Raquel Gómez-Díaz.
-Youtube
-www.elperiodico.com
-www.abc.es

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Gracias,

Pablo Martín Carreras pablomartinca@gmail.com

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