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Extracto artículo : DECISIONES DE CLAUSTRO O EQUIPO

DOCENTE PARA DISMINUIR LA DISRUPCIÓN EN LAS AULA


Isabel Fernández García

¿Cómo entienden los profesores que se deben gestionar los


conflictos en el aula?
A tenor de lo analizado vemos que existen buenas prácticas, ¿lo saben los profesores o
simplemente es teoría pedagógica que algunos comparten pero la mayoría se muestra ajeno
a todo ello? La realidad nos indica que cuando los profesores piensan juntos, acuerdan
pautas o indicadores de buenas prácticas afloran los conocimientos sensatos sobre el arte-
práctica de enseñar. Este es un ejemplo de decisiones previas al análisis concreto de un
protocolo de actuación en un centro de secundaria de la provincia de Guadalajara. I.E.S.
Arcipreste de Hita: (En Torrego 2008: en prensa)

Estrategias que funcionan en el aula:

1. Refuerzos positivos (elogios verbales y de mirada, reconocimiento del trabajo,


ánimo, proximidad corporal…)
2. Llevar la clase organizada, llevar un guión ¿qué se va a trabajar? ¿con qué
material? ¿cómo se va a evaluar?
3. Adecuada organización del espacio para desarrollar la tarea programada.
4. Silencio del profesor ante la dispersión del aula.
5. Utilizar los turnos de palabra para participar (aprender a escuchar)
6. Cambio de actividad – Replanteamiento del aula.
7. Comunicación con la familia
- agenda escolar
- llamada telefónica
8. Charlar a nivel individual con el alumno/a.
9. Bombardeo de ideas (batería de preguntas sobre lo expuesto en clase, preguntas
selectivas de acuerdo con un nivel de competencia)
10. Reflexión grupal sobre lo acontecido, pregunta al grupo: “¿qué pasa hoy?”
11. Castigo.

Ya en estas indicaciones se proponen una serie de pasos encaminados a un tratamiento


gradual de los conflictos intercalando estrategias de organización y de interacción. El
establecer un protocolo de actuación ayuda a la fuerza, a la intervención del
profesorado, además un equipo con pautas compartidas de actuación, aumenta la
eficacia de éstas.

Vaello (2003) identifica diversos tipos de pautas de actuación en el aula que promueven
el aprendizaje y el buen comportamiento tales como: estrategias de motivación,
estrategias de control, estrategias para mejorar la autoestima, estrategias para captar y
mantener la atención finalizando con estrategias punitivas. En todas ellas se hace gran
hincapié en la necesidad por parte del profesor de conocer y ser capaz de poner en
prácticas una serie de procedimientos en el aula concretos y concisos que asociados a
las formas particulares de hacer de cada profesor son útiles al abordar la conflictividad y
la desmotivación en el aula. .

El repertorio personal de un docente para afrontar el aula es un conjunto de estrategias,


técnicas, rutinas y elementos emocionales que despliega en sus procesos de instrucción
y de interacción. Es difícil e incluso inútil en muchos casos, que un profesor reproduzca
lo que otro hace al dar clase y cómo gestiona el aula, si bien, si es posible introducir
nuevas rutinas y estrategias en el repertorio personal. De ahí el gran valor que cobra la
discusión grupal, y especialmente el modelado vicario de unos profesores hacia otros.
Esto sin embargo, rara vez se da en las conversaciones informales y formales entre
docentes.

Los protocolos de actuación, cuyo fin es dar coherencia a la forma de actuar del
profesorado en el aula, es decir equilibrar esas grandes diferencias de actuación que los
estudios anteriores dicen que existen entre profesores son una gran oportunidad de
aclarar lo que es importante y que debe ser abordado en toda ocasión de forma
contundente, lo que exige un tratamiento graduado con ciertas pautas para el conjunto
de profesores y lo que cada uno solventa con su estilo personal es decir con su “estilo
docente” (Fernández 2007).

1.1 ¿A qué le dan mucha importancia y consideran muy grave los profesores y cómo
dicen que deben actuar?

En las múltiples sesiones de formación que he realizado por todo el territorio de la


geografía española los profesores de forma consistente e inequívoca consideran tres
tipos de conflictos como muy graves y exigen una contestación drástica y contundente.

A) Agresión física, verbal y psíquica (amenazas) hacia profesor o personal


no docente

En este tipo de situación los profesores distinguen claramente entre agresión a un profesor
a diferencia de un compañero de la clase. Consideran que la agresión a un profesor tiene
un nivel superior de gravedad y exigen un tratamiento mucho más contundente. Sin
embargo, hay variaciones en la forma de intervenir en los diferentes grupos de discusión
que está claramente influido con la idea de educación que sostienen o que impera en ese
grupo de profesores y con la población que de forma regular atienden. Veamos tres
ejemplos de protocolos.

- Expulsión inmediata del aula y parte de expulsión. Llamada telefónica a familia y


envío de copia del parte, añadiendo solicitud de su presencia al día siguiente

- Contención. Hablar aparte con el chico. Amonestación si es grave puede llegar a


expulsión. El delegado llama al profesor de guardia para que acompañe al
alumno.
- Amonestar. Expulsar llamando a una persona que le cuide y tranquilice. Sólo se
podrá expulsar definitivamente en aquellos casos en los que se impida totalmente
la marcha de la clase, en caso contrario se pondrá amonestación y se hablará con
el chico/a aparte. Después se trata el tema.

En los tres ejemplos de I.E.S. vemos propuestas más o menos severas y en todos ellos, menos en
uno, surge la necesidad de arbitrar la expulsión con supervisión del alumno, algo que preocupa en
gran medida al profesorado aunque en su práctica diaria a veces descuide.

B) Agresión física (pegar, collejas,…), verbal (burlas, insultos, etc.) y


psíquica (amenazas, reírse de, etc.) hacia un alumno

Este tipo de situación causa polémica puesto que unos consideran que la simple colleja es
tema relevante de intervención e incluso de medida drástica y otros consideran que la
forma de interaccionar entre los alumnos está tan plagada de insultos, agresiones físicas en
forma de juego y falta de respeto que es imposible tratar todos los incidentes de la misma
forma. En definitiva, los profesores identifican la necesidad de intervenir cuando existe
riesgo físico, agresión fuerte, insultos que dañan la imagen del alumno, amenazas graves,
etc.

En este apartado siempre surge la necesidad de la contención, de actuar intentando poner


paz, no con frontalidad y con brusquedad puesto que elevaría el tono de la agresión. Todos
coinciden que debe tratarse posteriormente, pero no todos coinciden que se tenga que
notificar a los padres inmediatamente, a diferencia de la agresión de los alumnos a los
profesores que era un requerimiento generalizado.

Contención (separarles) Delegado busca alguien que los atienda. Parte de expulsión.

En centros con servicios de Mediación y resolución de conflictos se dan conclusiones de


este tipo

Amonestación por escrito. MEDIACIÓN

1. CONTENER/SEPARAR (elemento distractor)


2. JEFATURA DE ESTUDIOS
3. FICHA DE REFLEXIÓN que cada alumno escriba que ha ocurrido y cómo se
ha sentido
4. Que el profesor utilice un mensaje en primera persona “me molesta escuchar
que te dirijas al compañero…”
5. Cuando el docente habla de sentimientos suele “conmover”
El estilo docente debe tender al trato individual, hacerle ver que a ti te importa lo
que les pasa.

C) Retar la autoridad del profesor

El matiz de este apartado gira alrededor de qué es retar, dónde está la fina línea de expresar
desagrado con una orden a diferencia de retar. Mostrar intencionalidad de no hacer para
retar al profesor podría ser la definición más ajustada a lo que expresan los profesores. Si
bien en este apartado hay unanimidad ante la necesidad de reforzar dicha autoridad. Surge
el tema de la autoridad y las diferentes versiones, pero impera el corporativismo en el
resultado final en todas las ocasiones. El sentir más patente es que si el profesor pierde la
autoridad se encuentra profundamente desprotegido y le será muy difícil recuperar de
nuevo la relación docente-discente.

Expulsión a J.E. – Si no se marcha: no entrar al trapo, apaciguar la situación y


tratarla posteriormente

Dentro de otro marco de unanimidad surgen otros conflictos que no todos identifican
como muy graves pero que producen honda preocupación y desajuste tales como:

Absentismo crónico
Falta de asistencia
Acumulación de partes.

Esta serie te faltas no deberían causar duda al profesor en su proceder, ni debería existir
diferentes interpretaciones dentro de un mismo claustro, como se expone en Torrego
(2000) se enmarcan dentro de las normas de funcionamiento de un centro escolar, es decir
no están sujetas al arbitrio del profesor de aula y por lo tanto una vez establecidos los
cauces el conjunto de los profesores lo deben realizar con total unanimidad. Es misión de
la Jefatura de Estudios, teniendo en cuenta los Decretos que regulan los Deberes y
Derechos de cada Comunidad Autónoma, regular cómo se va a proceder en ese centro en
particular para llevar a efecto el control, la notificación a padres, las consecuencias y el
traslado en su caso a la Asistencia social o Educadores sociales de la zona.

Tanto el absentismo continuado como la falta de asistencia a intervalos, y retrasos crónicos


son síntomas de desajuste del alumno con el centro escolar debido a múltiples factores:
familiares, personales, sociales, marginación social, diferencias culturales, etc. En última
instancia el profesor debe tener claridad al actuar y notificar a quien proceda sin titubeo la
situación del alumno. Posteriormente el tutor, la jefatura de estudios y posteriormente el
Trabajador social del centro y posible agentes externos tendrán que hacer su aparición si
persiste dicha conducta.

Marcar la falta y comunicar a la familia. Protocolo de absentismo.


Dejar entrar, marcar el retraso, contemplar la posibilidad de recuperar los retrasos (3
retrasos, un recreo, más de tres, 7ª hora). En todos los centros hay registro por escrito
de dichos retrasos.

Retraso sistemático significa tomar medidas específicas desde jefatura de estudios.

Destrozo con intencionalidad (Vandalismo)


Robo a los compañeros o al centro.

Los destrozos y robos significan no sólo la inseguridad que denotan sino y muy
especialmente la falta de confianza en un grupo clase. El tratamiento de estos
comportamientos está muy asociado al trabajo grupal de cooperación y responsabilidad
entre los compañeros. Supone en muchos casos un grave deterioro del ambiente de clase si
la situación se da con frecuencia y un claro indicador de desajuste escolar.

Reponer el material dañado y amonestación.

Investigación o aclaración con interrupción de la clase.

Notificar al tutor.

En caso de robo grande, amonestación, comunicación a Jefe de Estudios

Actuaciones peligrosas que pueden ocasionar daño a otro.

Esta es una consideración que sólo afecta de forma muy grave a las clases de formación
profesional y/o tecnología o en su caso laboratorios de ciencias. Para el profesorado
supone un alto riesgo el juego peligroso en dichas clases y requiere de una serie de rutinas
y normas muy claras desde el primer día de clase que se deben recordar de forma insistente
durante las primeras semanas y no llegar a olvidar en ningún momento del curso escolar.
Sólo sale a la luz en los centros con talleres profesionales con posible peligrosidad en la
utilización de los materiales.

Expulsión de clase, con llamada al profesor de guardia para que acompañe al alumno.
Retirar de la zona de riesgo y hablar con el alumno después.

Grabaciones de vídeo a través del móvil que se utilizan para ridiculizar a otro
alumno o al profesor.

Cada vez se están dando más casos al respecto. De ahí que dentro de los Decretos de
Deberes y Derechos de los alumnos de las Comunidades Autónomas se haga hincapié
especial en este fenómeno. El caso de situaciones que se cuelgan en internet, tras ser
grabadas de forma escondida y fraudulenta, se está incrementando de forma preocupante.
Los profesores manifiestan hondo malestar por las consecuencias que pueden conllevar
hasta el punto de prohibirse totalmente los móviles en los centros escolares. Si bien, en la
mayoría se expone la prohibición de su uso, y no tanto de que lo lleven consigo dado que
los padres reclaman que sus hijos lo tengan para poder comunicarse con los mismos a la
salida del centro escolar, en una emergencia, etc.

Denuncia en caso de grabación por dañar la imagen personal.


Retirada inmediata del móvil.
Amonestación. Notificación a padres y a tutor. Está prohibido su uso se declina
responsabilidad de robo o hurto. Posible denuncia.

No obedecer al profesor de guardia.

En los centros de secundaria el profesor de guardia es vulnerable y muy a menudo tratado


con desdén por parte del alumnado. Surgen críticas del profesorado reivindicando la
necesidad de otorgar más autoridad a los profesores en dicha situación. Sin embargo, la
situación de vulnerabilidad viene dada por la falta de contacto que esos profesores suelen
tener con esos alumnos puesto que no les dan clase o bien son de etapas educativas
distintas en las que los alumnos no los consideran como harían con aquellos profesores que
les dan clase o les han dado clase y han ejercido el rol de profesor en su interacción.

Notificación del hecho a Jefatura de Estudios. Amonestación.

Muchos de estos últimos hechos serían considerados graves y no muy grave por un gran
número de centros escolares, y en realidad el tratamiento posterior en el día a día no es tan
contundente como los tres primeros de la lista.

Entrar en el centros sustancias tóxicas.


Traer al centro objetos punzantes y/o material agresivo no adecuado

Por último sólo mencionar dos aspectos que surgen como preocupación muy grave, si bien
son considerados situaciones que exigen un amplio replanteamiento tanto de medidas
preventivas, educativas como de intervención social. La frecuencia de estos incidentes son
ocasionales pero en su caso producen un profundo malestar y consternación en el conjunto
de la comunidad en caso de hacerse público. Exigen un tratamiento sistémico desde
muchos agentes de la comunidad y externos y aunque sigan los cauces legales normativos
de los incidentes muy graves, todos los centros son conscientes que exigen intervención
social y contacto cercano con la familia.

2. Otros temas que se consideran importantes para el buen


funcionamiento de la clase.
Citaré en este apartado aquellos referidos en especial al ajuste curricular del alumnado.
Destacan tres temas estrellas y en especial el referido a cómo disuadir y posteriormente
intervenir la disrupción en el aula.

a) No traer el material de forma continuada

A partir de cierta edad (13-14 años) las clases suelen constatar la actitud de dejadez y
pasotismo de un pequeño grupo de alumnos, pero significativos que desmotivados, en
situación de abandono escolar dejan de portar el material escolar y su actitud es pasota y
ajena al proceso de enseñanza-aprendizaje. El profesorado es consciente que esto es
sólo un síntoma de un mal de fondo, en realidad un desfondo con respecto a la imagen
de alumno de dicho joven. Posteriormente a la edad de 15 años la situación empeora y
ciertos alumnos pueden mostrarse agresivos y profundamente dañados por el sistema
escolar. Las soluciones son complejas y la estructura escolar a veces no propicia un
apoyo real a este alumnado desfavorecido y desajustado con el sistema.

A pesar de ello, muchos de estos alumnos pueden ser recuperados al sistema, a la clase,
dependiendo de la propuesta curricular que se les ofrezca, la relación que establezcan
con el profesor en cada área y con el sentimiento de ayuda y preocupación hacia ellos
que se brinda. Conscientes de esto, los profesores suelen establecer unas pautas
graduadas en las que se intenta proporcionar vías de solución. Es cierto que algunos
profesores son drásticos y rápidamente elevan el conflicto con posiciones polarizadas
basadas en el buen hacer, es decir con la obligatoriedad que todo alumno lleve el
material necesario al aula que permita el trabajo continuado por el conjunto del
alumnado. Muestro dos propuestas de dos centros diferentes, en uno se gradúa la
intervención, en el otro se gradúa y se proponen rutinas de aula que favorezcan la
prevención e indiquen claramente la forma de proceder.

a. Se le da material o se comparte
b. Se indica en la agenda
c. Hablar y convencerle sobre la necesidad del material.
d. Investigar el porqué de esta conducta, a través del tutor
e. Tener otro material o que hagan otra tarea alternativa que no sea atractiva
f. Privarle de situaciones motivadoras para que quiera participar con el resto
g. Amonestación
h. Plan de seguimiento con los padres
i. Hacer un plan personalizado de seguimiento.

- Informar debidamente al inicio - Facilitarle el material si son


de curso del material y forma de primeras veces.
trabajo de cada asignatura por - Facilitarle que se ponga con
parte del profesor otro compañero a trabajar.
- Revisar en cada área la - Hablar con el chico y hacerle
situación de cada alumno con comprender la importancia que
respecto al material tiene tener todos los días el
- Coordinar el préstamo de material.
material desde cada área con la - Buscar alternativas
profesora PTSC, en su caso metodológicas para intentar
notificar el caso irregular al engancharlos.
tutor para aclarar la situación - Informar a los padres, solicitar
con los padres/madres su supervisión.
- Tener material sobrante en cada - Hablar con el tutor o profesor
departamento para casos de referencia, para indagar
delicados o situaciones sobre sus dificultades.
imprevistas - Amonestación.
- Proveer de armarios con - Promover castigos
cerradura en las aulas para recuperados que le motiven e
guardar materiales y trabajos inciten a proseguir sus estudios
de los alumnos y para material de forma normalizada.
suplementario del profesor. - Derivación a programas
complementarios de atención
personalizada y
profesionalizada (PROA,
Educadores Sociales, talleres
de pre-formación profesional,
etc.)

b) No traer los deberes, no realizar deberes

Los deberes suelen ser tema de polémica dado que se entiende que a menudo sólo un
pequeño grupo de alumnos lo realiza. Se ve claramente la diferencia entre centros con alto
nivel de fracaso escolar, es decir con alumnado con desfase curricular generalizado o en
zonas desfavorecidas de aquellas de clase media donde impera una vinculación cercana
entre la escuela y la familia. A pesar de esto hay factores metodológicos importantes. Los
deberes son las actividades escolares con menos equidad del sistema. Esto es debido a la
diferencia existente entre alumnos y alumnos de apoyos y refuerzos familiares conducentes
al estudio además de las diferentes capacidades del alumnado al enfrentarse a la tarea. Las
condiciones de vida no son iguales en casa para todos los alumnos y el esfuerzo personal
exclusivamente no siempre equilibra la desigualdad social.

A menudo los alumnos no realizan la tarea escolar por vagancia, falta de interés,
desmotivación, dificultad e incomprensión con la tarea, falta de consistencia en el profesor
al demandar su realización o simplemente porque son aburridos y se aprende poco. El
profesorado sólo argumenta que a menudo no los hacen y que esto trae consecuencias
malas para el propio alumno.

Sin embargo, el conjunto de profesores no ha repensado en ningún momento el sentido de


los deberes, qué solicitar y qué no es tan interesante y por lo tanto no tienen ideas, ni
propuestas para favorecer la realización de los mismos más allá de comunicárselo a los
padres y que ellos supervisen el trabajo en casa. En muchos centros a través de los
proyectos PROA y de compensación externa existen grupos de “acompañamiento al
estudio” y de “apoyo al estudio” fuera del periodo lectivo, al que acuden algunos alumnos,
muchos menos de lo que inicialmente se valora que podrían hacer uso de ese servicio.
Los deberes a menudo son una continuación de aquellas tareas que no han podido
realizarse en clase por falta de tiempo, otras ejercicios especialmente diseñados en los
libros de texto para tal fin y en raras ocasiones actividades creativas o de indagación que se
solicita al alumno que realice a través de búsqueda de información. A menudo el profesor
no ha realizado un repaso previo sobre la idoneidad de la realización de dicho trabajo y ni
la explicación de los procesos a realizar para hacerlos. A menudo los alumnos no los
entienden y tienen serias dificultades en su ejecución. Como infiere Marchena (2006) son
sobre aprendizajes recién adquiridos en los que los alumnos tienen un sinfín de dudas que
les imposibilita su realización y por lo tanto dejan de hacerlos.

De ahí la necesidad de formular unos procesos didácticos creativos y cuidadosos sobre los
procedimientos más idóneos al presentar los deberes a los alumnos, a menudo las prisas y
el toque del timbre precipitan los deberes para casa.

c) Alumnos que molestan, no dejan dar la clase, etc. Disrupción continuada

Los profesores consideran como GRAVE los temas de este apartado y especialmente
aquellos relacionados directamente con la disrupción, con no dejar dar clase, interrumpir
constantemente, no atender y hablar insistente, etc. Para ello se elabora el protocolo que
intenta aclarar los niveles de intervención. Veamos los pasos que dos grupos han diseñado
para sus centros dentro del PLAN DE CONVIVENCIA y que se incluyeron parcialmente
posteriormente dentro del parte de amonestaciones como aclaración sobre el tratamiento
que se ha realizado antes de la expulsión para el conjunto del profesorado.

Es evidente que esta serie de pasos no los realizará ningún profesor en su totalidad, y que
muchos manifiestan que la expulsión o amonestación de un alumno del aula es
consecuencia de un conjunto de conductas inadecuadas, con intervención directa del
profesor a lo que el alumno no ha respondido de forma adecuada tras lo cual recibe la
amonestación o la expulsión del aula.

Los procedimientos de amonestación, expulsión son muy parecidos en los centros


escolares. En algunos existen 3 niveles de notificación: incidente (de tono leve),
amonestación y por último la expulsión del aula y derivación a Jefatura de Estudios o el
aula de expulsados que puede denominarse con diferentes apelativos. En la actualidad en
ciertas Comunidades Autónomas se ha legislado la obligatoriedad o posibilidad de
habilitar a los centros con Aulas de Convivencia con matices diferentes al aula de
expulsados. Se trata de crear un aula, o un trato especial a través de los profesores
encargados de cuidar o atender el aula de convivencia para mejorar y buscar soluciones
educativas y recuperadoras de aquellos alumnos que de forma repetida son expulsados y
que no reaccionan positivamente hacia los cambios que se les demanda para una situación
adecuada en el aula. Es decir aquellos alumnos que de forma reiterada se convierten en los
alumnos “disruptivos”, “inadaptados” y que dificultan de forma evidente la marcha
normalizada de las clases.
No es tema de este artículo profundizar en esta propuesta de resolución de conflictos de
forma organizada (Aula de Convivencia), sin embargo los protocolos son consecuente
parte de los pasos a realizar previos a la derivación de los alumnos al Aula. Es por ello que
se crea una coherencia de actuación antes y después de ser tratados por los tutores de
convivencia del aula de convivencia, dado que la mayoría del claustro, siempre hay
honrosos disidentes, despistados o profesores ausentes que no comparten estos
procedimientos, percibe los conflictos con actitud parecida e intenta abordarlo desde una
gran gama de actuaciones.
1. Silencio 1. Mirada
2. Replicar la conducta para que entiendan el 2. Silencio
efecto de esa conducta. 3. Gestos (movimiento en el aula, invasión de territorio,…)
3. Utilizar el humor y la ironía. 4. Uso del currículo (inclusión en tarea)
4. Mirada penetrante. 5. Llamar por su nombre
5. Invadir territorio. 6. Uso de humor, ironía con delicadeza,…
6. Establecer ayudas entre los alumnos. 7. Explicitar conducta incorrecta: breve, contundente y
7. Lenguaje gestual. clara.
8. Utilizar el elemento sorpresa. 8. Explicar consecuencias
9. Bajar el tono de voz o pasar a la pizarra. 9. Cambiar de sitio ( o acercarlo al profesor)
10.Llamada rápida verbal: nombre, conducta 10.Asignar nuevas tareas (incluso breves: por tiza, folios,
indebida. De forma corta, contundente y biblioteca, agua…)
rápida. 11.Time out (Tiempo fuera) dentro del aula
11.Incluir al alumno en el proceso, para que 12.Dar positivos y negativos
siga la marcha de clase. 13.Darle varias opciones para reconducir la situación y que
12.Mandar una tarea diferente. escoja la que considere más conveniente con sus
13.Indicarle las consecuencias de su mal consecuencias.
comportamiento 14.Castigo de recreo y/o realizar tareas a 7ª hora con el
14.Dar varias opciones al alumno. profesor
15.Cambiar de sitio. 15.Copiar las normas
16.Tiempo fuera (dentro del aula) 16.Hablar con el alumno aparte
17.Notificación en la agenda de la conducta 17.Nota en la agenda
indebida para los padres 18.Amonestación
18.Positivos y negativos que inciden en la 19.Si reitera, hablar con tutor
evaluación final 20.Hablar con los padres previa consulta al tutor, con
19.Castigo de recreos registro de la visita
20.Hablar con el tutor. 21.Expulsar y enviar el parte a la familia.
21.Llamada a los padres 22.En casos muy graves, previo tratamiento adecuado
22.Indagación de los alumnos sobre lo que (tutores de convivencia, jefatura,…), el equipo docente
sucede en el aula junto a jefatura y el departamento de orientación se
23.Amonestación reunirá para decidir y aplicar medidas de actuación.
24.Expulsión
Los profesores comienzan la intervención con indicaciones no verbales para disuadir al
principio de las conductas inapropiadas en el aula. El término apropiado es relevante en
cuanto que depende del umbral de tolerancia del profesor que se establezca un nivel u otro
de conducta apropiada o inapropiada. Es verdad que dependiendo de la asignatura y del
estilo personal del profesor ciertas conductas dentro del aula serán censuradas o no por el
profesor. En definitiva los alumnos se tienen que acostumbrar al estilo personal del
profesor, a sus formas de entender el control del aula y a sus rutinas en el proceder al
impartir la clase para actuar correctamente en cada asignatura.

A pesar de ello, la reiterada llamada de atención por parte de un alumno es reconocido por
todos los profesores como tema de intervención, si bien cada uno muestras tendencias
personales, estilos de afrontarlo diverso que unos pueden aprender de los otros o por lo
menos reflexionar sobre ello. La utilización de lenguaje no verbal, (silencios, miradas,
gestos, invasión de territorio, movimiento dentro del aula, etc.) es compartido como buena
práctica de forma general. Todos los profesores indican que lo llevan a cabo y que les
resulta útil.

Algunos rápidamente utilizan la llamada verbal, el nombre, describir la conducta


indebida, enunciar las consecuencias de la conducta indebida, y muchos pasan del gesto
rápidamente a niveles altos de intrusión con atención verbal hacia la conducta indebida del
alumno disruptivo y amenazas. Si el profesor da grandes saltos en la escalera de
intervención, es decir pasa del nivel 3 al 15 ha desperdiciado un gran repertorio que le
facilitará el tratamiento del conflicto con el alumno , si además no se atiende al contexto y
a las necesidades de replanteamientos curriculares con ciertos individuos las posibilidades
de que surjan grandes conflictos y dicha clase sea altamente conflictiva aumentan.

Sin embargo, en los protocolos de actuación y especialmente en el proceso de elaboración


de dicho protocolo se obvia lo oportuno de incluir en el repertorio personal del docente
muchas otras alternativas, tales como utilizar el humor (una broma sencilla), promover
la ayuda entre los alumnos (sentarlos juntos para que se ayuden), incluir al alumno en
el currículo (decirle que siga leyendo, hacerle que opine sobre lo que se está haciendo,
introducir un elemento de sorpresa en la explicación que llame su atención, cambiarse el
profesor de sitio, pasar a la pizarra, invadir territorio, etc.) que disuade sin dar
protagonismo a la llamada de atención por parte del alumno disruptivo.

Dos cautelas se mencionan en este nivel de intervención, “no entrar al trapo”, es decir no
comenzar con un gran sermón o largo monólogo por parte del profesor sobre lo que hace
incorrectamente el alumno, y “llamar la atención de forma breve y contundente” sin
dejar espacio de réplica a modo de aviso claro y conciso. Facilitar que el alumno justifique
la conducta indebida con una serie de argumentos que claramente ponen en tela de juicio
los modos de actuar en el aula es considerado una gran pérdida de tiempo y sobretodo de
poder. El alumno utiliza estos momentos de petición incongruente con el proceso de
instrucción, con la marcha de la clase. para ganar tiempo, romper el ritmo de la clase y
crear confusión en el conjunto del grupo.
Muchos profesores en esta fase de intervención consiguen disuadir y convencer al alumno
para que se contenga, se incorpore a la marcha de la clase o por lo menos no siga
molestando de forma llamativa el proceso de grupo. Otros manifiestan la importancia de
una buena vinculación personal con el alumno, conocerle bien y saber ofrecerle aquello
que se sabe que le es favorable y responderá positivamente a ello.

Pasada la llamada de atención en los protocolos antes de comenzar con medidas de tipo
punitivo siempre surgen medidas para darle oportunidades al alumno de incorporarse
en el trabajo del grupo (incluir al alumno en el proceso, mandar una tarea diferente, dar
varias opciones, asignar nuevas tareas para retirarle del contexto que le distrae o fomenta
la conducta indebida, etc.).

A partir de este momento surgen unas primeras medidas de tipo sancionador de orden
menor a los ojos del profesor (cambiar de sitio, tiempo fuera, poner positivos y negativos).
Es significativa la dificultad que muchos profesores manifiestan al intentar cambiar al
chico de sitio. De hecho muchos profesores no lo practican aunque otros lo hacen
habitualmente. Es significativo que aquellos profesores que manifiestan que lo utilizan de
forma normalizada a su vez indican que no suelen tener muchos problemas con el
alumnado, o que los cambian habitualmente de sitio por necesidades metodológicas,
(trabajo en parejas, trabajos en grupo, apoyo y ayuda entre compañeros, alumnos tutores,
etc.) es decir que incorporan una serie de propuestas metodológicas activas y atrevidas a
los ojos de los otros profesores.

Sin embargo, prioritariamente el profesorado suele mover al alumno disruptivo de dos


formas muy diferenciadas, “acercándolo al profesor” y fijando un lugar específico para él
o ella que posteriormente se le exigirá que mantenga en las clases sucesivas o bien
“retirándole a lugares apartados pegados a la pared en aislamiento”. Ambos casos traen
consecuencias importantes. El alumno que se acerca al profesor si lo percibe como ayuda y
mejora de su estatus en el aula lo aceptará e incluso lo apreciará, otros sin embargo lo
verán como un castigo innecesario y continuamente reclamará su vuelta a su sitio de
elección. Aquellos alumnos que son retirados por los márgenes de la clase, aislados suelen
sentirse desconectados y rara vez se unen de nuevo al proceso de aula. Requiere en todo
caso un hablar con el chico a parte que será otra de las medidas en lugares más elevados de
la escalera, y una supervisión cercana y continua por parte del profesor de la marcha del
ritmo de trabajo del alumno.

El siguiente nivel de intervención incluye movimiento del aula (cambiar al chico de


sitio, tiempo fuera) se considera que ambas propuestas representan un nivel medio-alto de
intervención en el aula. El cambio de sitio es escaso pues como ya he comentado suele
producir problemas al profesorado el que se realice sin gran alboroto y sin dar demasiada
atención al alumno en cuestión. A pesar de ello los profesores lo suelen indicar en las
observaciones de los partes como una estrategia cuyo incumplimiento o ineficacia justifica
la expulsión de clase o el parte de amonestación.

A la vez “tiempo fuera” que también es utilizado por un grupo pequeño de profesores se
considera un estadio intermedio previo a la expulsión de clase. El tiempo fuera tiene un
claro componente de reflexión, de tiempo para que los ánimos se apacigüen, es decir
permitir un breve periodo de tiempo para que el alumno se retire del lugar en el que se
encuentra y desde donde mantiene la conducta indebida y piense en la necesidad de
relajarse e incorporarse al trabajo del aula con normalidad transcurrido ese tiempo. Los
profesores expresan las siguientes dificultades:

a) Cuando se les retira a un rincón los demás están pendientes de lo que están
haciendo y se les da la atención prioritaria que es exactamente lo que se quería
evitar.
b) Si se les saca del aula al pasillo pueden simplemente deambular libremente por
todo el centro y causar mucho alboroto a los otros. Las jefaturas de estudio
claramente se oponen a esta opción.
c) Los alumnos al poco empiezan a solicitar su reincorporación al grupo y supone un
esfuerzo grande de contención para el profesor.

Aquellos profesores que tienen incorporado con normalidad dicha modalidad de disuasión
lo utilizan de varias formas:

a) Indicándole al alumno que cuando se sienta preparado solicite con un simple gesto
al profesor su requerimiento.
b) El profesor es quien indica cuándo debe reincorporarse y mientras tanto debe
permanecer en silencio de pie al final del aula y atento a lo que está sucediendo en
la clase.
c) Se le solicita que de pie al fondo del aula siga la clase con el libro o con el
cuaderno y por lo tanto debido a la molestia que le supone pronto quiera
incorporarse de forma normalizada a la clase.

Lo que se evidencia es que hay un grupo de profesores que entienden que es muy
aconsejable y otro que incluso ni conoce el término anglosajón y no lo practica. Los
profesores (maestros) en centros de secundaria lo suelen utilizar con normalidad, los
profesores de secundaria tienen más reticencias a su uso si bien se va incorporando a su
repertorio personal poco a poco. En todo caso, todos los centros y grupos han manifestado
que esta técnica no debe ser con expulsión del aula, sino dentro del aula y con una
cuidadosa supervisión por parte del profesor.

Dentro de las medidas claramente punitivas clásicas que sistemáticamente aparece en la


discusión y se incluye en los protocolos es el uso de refuerzos y castigos (positivos y
negativos) además de copiar las normas del aula o la norma que se ha infringido por parte
del alumno un número de veces. Los profesores siguen usando estas estrategias con
normalidad, es verdad que muchos no las utilizan pero aquellos que así lo hacen
manifiestan su satisfacción, especialmente con respecto a los positivos y negativos los
cuales redundan en la nota de evaluación dado que existe una serie de puntos en los
criterios de evaluación en los que la actitud y el comportamiento están recogidos.

Hasta este nivel los profesores no suelen manifestar la necesidad de “hablar con el
alumno a parte”, lo cual se realiza dependiendo del profesor con un matiz u otro. Hay tres
formas estándar de hablar con el chico a parte.

a) Los profesores que son capaces de salir con el alumno del aula al pasillo cerca de la
puerta y hablar unos breves momentos con el chico en el que le solicitan su
complicidad para mitigar la situación para establecer un marco de acuerdo. En
estos casos los profesores suelen sermonear en privado y conseguir que el alumno
acceda a sus peticiones. Los profesores que realizan esta versión suelen confiar y
consiguen que el resto de la clase espere o trabaje autónomamente sin gran
alboroto a pesar de su ausencia. En definitiva suelen tener buen control y manejo
de aula y son respetados por el alumnado, suelen tener buen nivel de autoridad.
b) Hablar con el alumno en el último segmento de la secuencia formativa “despedida
y cierre” de la clase, en el que junto a la mesa del profesor, o en el camino a la
puerta antes de salir del aula el profesor solicita unas palabras con el alumno para
anunciarle el siguiente paso si siguen las cosas de esa forma, se enuncian posibles
cambios que se van a realizar en la siguiente clase, explicarle sus sentimientos y
necesidades sobre lo que ha sucedido en la clase, promover un acuerdo breve con
el alumno, etc. Son los momentos finales de la clase cuando el resto está
cambiando los libros, sale al pasillo se levanta a coger o hacer diferentes cosas y
entre el movimiento se cita al alumno para un breve encuentro.
c) Entrevista posterior en cualquier momento cuando el profesor tenga tiempo para
atenderle para fijar un acuerdo serio que puede ser oral o por escrito a través de
contratos o compromisos con la rúbrica de ambas partes. En este momento es
cuando el alumno suele descubrir que realmente le importa y es una verdadera
oportunidad de humanizar la relación deteriorada.

En última instancia, no se usa con la frecuencia que era de esperar por diferentes
motivos: los profesores se sienten ofendidos por el alumno disruptivo y no consideran
que una charla en privado pueda realmente ser eficaz. A la vez piensan que su
autoridad quedará mermada si ceden o conceden ciertas prerrogativas al alumno
disruptivo. Por otro lado, la falta y la rapidez de los tiempos escolares no favorece la
posibilidad de encuentros para aclarar la situación, y aveces la inseguridad de ciertos
profesores sobre su propio proceder en el aula al gestionar el conflicto con el alumno
les inhibe enfrentarse cara a cara por miedo a perder, etc. Sin embargo, es
posiblemente una de las estrategias más potentes y necesarias en los protocolos de
actuación si realmente se quieren tratar los problemas de disrupción desde la raíz del
problema. La vinculación emocional y personal que puede conllevar es clave para una
mejora de la relación y con ello con un respeto hacia el hacer del profesor en el aula.
En los últimos escaños se sitúan cuatro medidas importantes previas a la amonestación
y expulsión del aula. “Castigos de recreos”, “nota en la agenda”, “hablar con el
tutor” y “hablar con los padres”.

El uso de castigos de recreo acarrea una doble lectura de los mismos: para unos
representa algo indeseable para los alumnos, algo que por lo tanto les inhibirá de
volver a realizar la conducta indebida y para otros un despropósito dado que los
alumnos que suelen acabar castigados son aquellos que más necesidad tienen de
expansionarse, correr, saltar y todo lo demás que conlleva el recreo. Por lo que hay
profesores que lo utilizan y otros que no. En general en casi todos los centros
manifiestan que quién castiga debe supervisar al castigado, es decir, no se crea una
organización interna que lo ampare aunque tampoco se inhibe que un profesor
determinado lo pueda llevar a cabo bajo su supervisión. Por lo tanto él que castiga es
castigado a su vez a permanecer con el alumno o alumnos en ese periodo de tiempo.
Lo suelen utilizar profesores muy entregados a la docencia y con sincero interés por
una mejora de la relación con el alumnado curiosamente.

El castigo de recreo suele ir acompañado con trabajo no realizado en el aula, o con


trabajo escolar complementario que el alumno ha de realizar en solitario o con un
grupo de castigados en un aula determinada durante el recreo. A menudo los
profesores que castigan en la hora de recreo aprovechan para entablar esa conversación
informal con el alumno que les facilita averiguar diferentes aspectos del mismo que
desconocían y en ocasiones en vez de hostilidad se fraguan los cimientos de una futura
buena relación interpersonal. Dependen mucho los resultados de este castigo de la
actitud del profesor al supervisar el castigo y del nivel de rencor que muestre el alumno
por habérsele impedido estar con sus amigos en ese periodo del día tan especial para
muchos.

La nota en la agenda es posiblemente una de las estrategias de intrusión elevada que


más profesores manifiestan utilizar. Supone una notificación a los padres del hecho
ocurrido y una solicitud de complicidad por su parte. Por desgracia las notas en la
agenda de los alumnos está plagado de incidentes negativos y muy pocos positivos. Es
bien conocido que a menudo el alumno disruptivo que paulatinamente va cambiando
de actitud no se le reconoce con tanta claridad esa nueva disposición positiva y se
reitera en una percepción negativo del mismo. De ahí que no es frecuente, aunque si
muy aconsejable que se escribieran mensajes positivos cuando el alumno mejora
parcialmente o muestra interés a diferencia de su historial anterior de tono negativo. A
menudo los profesores se quejan que los padres no responden en algunos casos y que
incluso acaban defendiendo a sus hijos a capa y espada y se establece un nuevo frente
de conflicto que es la relación con la familia.

Por último, los profesores hablan con un adulto que conoce mejor al alumno, el
tutor y los padres. Algunos profesores manifiestan que cuando tienen un problema de
índole grave en el aula inmediatamente se ponen personalmente en contacto con las
familias y buscan su apoyo, creen fielmente que esta comunicación es necesaria y que
les facilita una mejoría en la adaptación del alumno al aula. Otros sin embargo,
expresan que el tutor ha de ser consultado previamente puesto que el profesor puede no
conocer ciertos temas importantes o casuísticas personales del alumno lo cual puede
redundar en agravar el problema en vez de mejorarlo. No parece tan claro que estas
estrategias las utilicen los profesores antes de amonestar, ni de expulsar sino
simultáneamente como elemento consultivo y de apoyo para llegar a una visión más
precisa de la situación personal del alumno.

Por último se aborda la amonestación (notificación por escrito de la conducta o actitud


de un alumno) o la expulsión del aula que actualmente está aceptada e incluida en los
Reglamentos de Derechos y Deberes de los alumnos y de Convivencia de todas las
comunidades autónomas.

3. Los temas leves y el arte de disuadir

Existen un sinfín de conductas y actitudes que pueden molestar en clase, en este caso
depende mucho de las rutinas del profesor como hemos visto a través de todo este escrito.
Citaré exclusivamente los más recurrentes para los que se suele proponer el arte personal
de cada profesor, el sentido común y las estrategias de persuasión y saber disuasorio.
Algunos de ellos están regulados por las normas de funcionamiento (comer y beber en
clase, traer el uniforme, retrasos injustificados, etc.) y otros como las pintadas, limpieza
en el aula, suele ser tema de coherencia de actuación del equipo docente que debería
mantener el buen orden en la clase de forma consistente y por lo menos al salir del aula
velar porque quede en situación razonable para la siguiente clase.

Una de las grandes quejas que mantiene el profesorado al respecto es la falta de unificación
de actuación en pequeños detalles de la ecología del aula que podrían servir de ayuda al
buen clima de aula. Como temas recurrentes en los grupos de discusión citaremos:

Comer y beber en clase


Pintadas en las mesas y zócalos, y/o deterioro de
murales o trabajos expuestos.
- Reparación inmediata del daño. (Limpiar, reponer,
pagar, etc.)
- Notificación inmediata a Jefatura de Estudios.
- No comenzar la clase sin que haya limpieza en el aula.
- Amonestación por escrito dependiendo del daño
ocurrido
- Llamada a las familias dependiendo del daño ocurrido
- Servicios a la comunidad para restaurar el daño al
conjunto
Desorden de mobiliario
Retrasos injustificados entre clase y clase
No hacer las tareas.
Recoger material antes de que suene el timbre.
Hacer tareas de otras asignaturas en clase.
Interrumpir de forma leve.
Manchar la clase, echar papeles, etc.
Otras que molesten al profesor

4. Conclusiones
Se puede mantener desde la investigación pedagógica que existen una serie de pautas de
actuación en el aula conducentes a promover buenos climas de aula. Los profesores
mantienen estilos personales de actuar en el aula que podemos considerar su “estilos
docente”. Si bien los profesores son conscientes que hay ciertas estrategias que
favorecen mayor bienestar en el aula dado que los alumnos se muestran más motivados,
considerados e identificados con los procesos de enseñanza-aprendizaje. Dentro de estas
estrategias destacan, para unificar la coherencia y actuación del profesorado, las
relacionadas con el control y manejo de los conflictos en el aula.

Promover una serie de estrategias para atender a la conflictividad en el aula es una


necesidad que los claustros comprenden que facilita la coherencia de actuación, refuerza
la autoridad, y crea las condiciones para un buen clima de centro. Para llevar a cabo esta
reflexión es necesario que los profesores puedan y quieran reflexionar juntos sobre la
práctica docente que de hecho y con sinceridad está ocurriendo en el aula. A la vez la
experiencia nos dice que esto es posible, que los claustros y en especial los equipos
docentes ante un buen liderazgo que impulse esta reflexión y la búsqueda de los
acuerdos y compromisos, abren vías de colaboración y de entendimiento entre ellos que
actualmente no son usuales.

De la misma forma observamos que la elaboración de normas en un centro escolar para


el alumnado significa en parte, redefinir las pautas de actuación del profesorado tanto
para prevenir como para intervenir los conflictos en el aula. La buena práctica docente
es una de las claves para abordar la disrupción, dentro de esta práctica hay varios
apartados que no hemos desarrollado (organización del aula, currículum, buenas
prácticas de instrucción, motivación del alumnado, relaciones interpersonales, etc.),
aunque las estrategias de “control y manejo de aula” son esenciales al intervenir los
conflictos y por lo tanto deberían ser tema de discusión que aflorara en las charlas
formales e informales entre profesores para contrastar los diferentes estilos y buscar
mejoras personales en el repertorio de cada profesor.
Ante las nuevas propuestas de Aulas de Convivencia que aparecen en los Reglamentos
de Derechos y Deberes de los alumnos de diferentes comunidades autónomas y la
incorporación de estas medidas organizativas en los centros es necesario un repensar el
sentido de las mismas y los procedimientos previos antes de derivar a un alumno a las
mismas. Esta propuesta puede servir de ejemplo para aquellos centros que sinceramente
quieran revisar sus prácticas y formalizar sistemas más comprensivos y que atiendan
con mayor eficacia los conflictos que surgen con naturalidad en las aulas. Además el
proceso de revisión y aclaración conjunto favorece la formación del profesorado,
especialmente novel, que a menudo se ve con grandes dificultades al enfrentarse en
solitario ante la disrupción en el aula.

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