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Cuando Charles Darwin formuló su teoría de la evolución, no tenía idea de la intrincada complejidad de la célula viva.

¿Sería lógico atribuir tal perfección de diseño y organización al ciego azar? Digamos
que usted se topa con un manual sumamente técnico de un millón de páginas escrito
en un código eficaz y elegante. ¿Concluiría que de algún modo se escribió a sí
mismo? ¿Y si fuera tan diminuto que necesitara un microscopio potente para leerlo?
¿Y si, además, contuviera instrucciones específicas para la fabricación de una
máquina inteligente que se reparara y se duplicara sola, compuesta de miles de
millones de piezas que encajaran unas con otras en el momento exacto y de forma
precisa? De seguro, jamás se le ocurriría pensar que dicho libro apareció de la nada.

Nacimiento 12 de febrero de 1809


Shrewsbury, Inglaterra

Fallecimiento 19 de abril de 1882


(73 años)
Down House, Downe, Kent,Inglaterra

Residencia Inglaterra (Reino Unido)

Nacionalidad británico

Campo Biología

Alma máter Shrewsbury (1825)


Cambridge (1831)

Conocido por Fundamentar la actual teoría de la


evolución

Sociedades Royal Society (1839)


Academia Francesa de las Ciencias
(1878)

Premios Medalla Copley (1864)


destacados
La realidad es que suena a ciencia ficción llamar al azar la Primera Causa. Imaginemos
que cierto arqueólogo viera un pedrusco más o menos cuadrado. Seguramente atribuiría
su forma a la casualidad, y es lógico. Pero si luego encontrara el busto de un ser humano
esculpido con todo detalle, ¿diría que es obra de la casualidad? No. Su mente lógica le
diría: “Alguien ha hecho esto”. Utilizando un razonamiento semejante, la Biblia asegura:
“Toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios”
(Hebreos 3:4). ¿Está usted conforme con esta afirmación?

Astrónomos como sir William Herschel y Percival Lowell, del siglo XVIII y XIX,
respectivamente, afirmaron que el planeta rojo bullía de vida inteligente, y la teoría
darwiniana de la evolución pareció fomentar esa idea. No obstante, todas aquellas
especulaciones han quedado en nada. Las imágenes y datos que han aportado los
satélites muestran un terreno árido y una tenue atmósfera, compuesta en su mayor parte
de dióxido de carbono

¿Son compatibles ambas enseñanzas?


¿Es la teoría de la evolución compatible con las doctrinas de la Biblia? Si la teoría evolucionista fuera
cierta, el relato bíblico de la creación del primer hombre, Adán, sería como mucho una narración con
moraleja, pero jamás un suceso histórico (Génesis 1:26, 27; 2:18-24). ¿Pensaba eso Jesús de tal relato
bíblico? Veamos lo que mencionó en una ocasión: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los
hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su
esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo
que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mateo 19:4-6).

Pero normalmente alude a la teoría de que la vida apareció al surgir de la materia inerte células con capacidad de reproducirse,
y de que estas poco a poco se transformaron en seres cada vez más complejos, siendo el hombre el más inteligente. En estos
artículos utilizamos la palabra evolución en este último sentido

MUCHOS investigadores que estudian biología, genética y materias relacionadas lo hacen desde la perspectiva de la teoría
de la evolución, pero esa visión a menudo los ha llevado a falsas conclusiones. Por ejemplo, los primeros darwinistas calificaron
de rudimentarios ciertos órganos, como el apéndice, la hipófisis y las amígdalas. Para ellos, eran vestigios del proceso evolutivo
porque les parecía que ya no cumplían ninguna función en el organismo. Sin embargo, con el tiempo se descubrió su
importante papel, y las antiguas ideas evolucionistas se fueron a la basura.
Algo parecido ha ocurrido recientemente en el campo de la genética. Según las primeras investigaciones, el 98% del ADN
del ser humano y otros organismos carecía de función específica, y muchas personas que estaban influidas por la teoría de la
evolución dieron por hecho que era “chatarra evolutiva”. Su opinión se convirtió en dogma.
Pero de nuevo resultó falsa una suposición basada en el darwinismo. La ciencia descubrió hace poco que ese ADN
“chatarra” es esencial en el organismo, pues produce variedades específicas de ARN (ácido ribonucleico

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